Cateter_Cambio de Cateter_17 Enero

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  • 8/16/2019 Cateter_Cambio de Cateter_17 Enero

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    Cambiar de pielUN SERVICIO DE ORIENTACIÓN DE CALIDAD ES CLAVE PARA AHUYENTAR ELTEMOR Y SENTIRSE RENOVADA FRENTE AL DESAFÍO DEL CÁNCER.

    En diciembre les comentésobre la mala pasadaque me jugó el catéterport, el receptor a tra-vés del cual recibo losmedicamentos. Sucedióque la zona de mi pecho

    alrededor del dispositivo estaba enrojecidae inflamada. El cuadro no pintaba bien, porlo que decidieron aplicar la medicacióna través de la vena de mi antebrazo hastaque el riesgo de infección cediera. Estuveen observación un par de semanas, mien-tras se decidía cuál sería la nueva estrategia.

    Entre tanto, empecé a ver más de cerca micuerpo y a registrar sus transformaciones.

    Pasé la víspera de la celebración de fin deaño tomándome selfies de la zona supra-mamaria (entre la mama y la clavícula) en laque me colocaron el receptor. La idea eraayudar a que mi médico tratante opinarasobre el cambio de color y la apariencia dela piel. La señal de alarma se activó cuandoel contorno pasó de rojizo a blanco. Eraevidencia de que la piel se había abiertoporque mi organismo había rechazado elimplante.

    Esa parte blanca que toqué y de texturadura resultó ser nada menos que la mem-brana de silicona (material con el que sefabrican los catéteres), que es la que se pin-cha con una aguja especial para hacer pasarla medicación. Este sistema que inicial-mente me había colocado el médico debajode la piel quedó desprotegido. Estaba avista y paciencia. Así que el primer catéterfue reemplazado por uno nuevo. Este estácolocado unos centímetros por encima de lamama para que los tejidos grasos lo cubran(le hagan una ‘camita’) y así evitar que elorganismo lo vuelva a expulsar como ocu-rrió con el primer receptor.

    Con mi querida enfermera Mora*, a quienconozco hace dieciocho años, cuando metopé cara a cara con el cáncer la primeravez, siempre conversamos sobre la impor-tancia de que los pacientes y familiaresseamos proactivos para recibir educacióny consejería que nos oriente sobre lo quedebemos esperar antes de recibir un trata-miento para tomar decisiones basadas enevidencias.

    Por Bomba de [email protected]

    Ilustración Luciano Lozano/Getty Images

    Esta es la décima entrega de una serie de textos en primera persona que documentan la experiencia de

    una mujer frente a un desafío.

    PRIMERAPERSONA

    El martes 22 de diciembre inicié misegundo ciclo de quimioterapia y hoy cele-bro ese día porque conocí a María*. Ella hasido, además de Mora, la única profesionalde la salud que ha dedicado poco más deveinte minutos en explicarnos a mí y a mifamilia sobre el tipo de quimio que recibiríaen las siguientes doce semanas (conse-cuencias y cuidados requeridos). Luego, uti-lizando una maqueta nos enseñó un caté-ter (sus funciones y cuidados especiales).Este nuevo catéter, localizado cerca de micorazón, se llama Boby. Prometo quererlo y‘apapacharlo’ porque – este a diferencia delprimero - ya no es un elemento extraño:conozco la forma que tiene, su textura y elrol que cumple en mi organismo. Sin duda,Mora y María han amadrinado este pro-ceso de querencia.

    No me canso de repetir que tengo ánge-les que me tienden la mano para andarpor el camino de la ilusión. Las enfermeras jugaron un rol fundamental en esta historia.Fue su insistencia la que me hizo tomarconciencia de la importancia y de los cui-dados especiales que debemos tener conestos tipos de implantes.

    El otro puerto, morada temporal delprimer receptor, ya está cicatrizando yahora solo espero que la piel se regenerecon rapidez, aunque siempre quedenpequeñas huellas que nos recordarán lasexperiencias vividas. El cuerpo conserva elregistro de las batallas que va librando.

    Domingo 17 de enero del 2016 29