Catequesis II

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Comunicación y conocimiento de si mismo Se dice que a mayor comuni- cación, mejores relaciones; el conocimiento de sí mismo es un complemento esencial de toda comunicación y de toda relación. La mente y el corazón de este desconcertado y solitario humano están cerrados her- méticamente y la llave de oro para el proceso de autocono- cimiento y auténtica relación con los demás es el Amor. Del Amor se van a generar la confianza, la autovaloración, la tolerancia, la paciencia y otras mil virtudes necesarias para vivir y para que real- LAS RELACIONES HUMANAS EN LA CATEQUESIS Relaciones Fundamentales Dentro de la madurez humana se deben te- ner en cuenta algunos aspectos determina- dos. Entre ellos la ido- neidad para desempe- ñar las funciones de catequista: Facilidad de relacionarse, de dialogo con las diver- sas creencias religiosas y con la propia cultura; idoneidad de comuni- cación, disposición pa- ra colaborar; función de guía, serenidad de juicio, comprensión y realismo; capacidad para consolar y de ha- cer recobrar la espe- ranza” (GCM).

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C om un ic ac ión y

c on o cim ie nt o

de s i m ism o

Se dice que a mayor comuni-

cación, mejores relaciones; el

conocimiento de sí mismo es

un complemento esencial de

toda comunicación y de toda

relación.

La mente y el corazón de

este desconcertado y solitario

humano están cerrados her-

méticamente y la llave de oro

para el proceso de autocono-

cimiento y auténtica relación

con los demás es el Amor.

Del Amor se van a generar la

confianza, la autovaloración,

la tolerancia, la paciencia y

otras mil virtudes necesarias

para vivir y para que real-

L AS R ELACIO NES

HUM AN AS E N LA

C ATE QUES IS

Re la cione s

Fun damen t ale s

“Dentro de la madurez

humana se deben te-

ner en cuenta algunos

aspectos determina-

dos. Entre ellos la ido-

neidad para desempe-

ñar las funciones de

catequista: Facilidad

de relacionarse, de

dialogo con las diver-

sas creencias religiosas

y con la propia cultura;

idoneidad de comuni-

cación, disposición pa-

ra colaborar; función

de guía, serenidad de

juicio, comprensión y

realismo; capacidad

para consolar y de ha-

cer recobrar la espe-

ranza” (GCM).

Page 2: Catequesis II

Am ar al ot r o,

e nt en de r a l o t r o

No es posible introducirse en el

mundo interior de nadie si pre-

viamente no se tiene un interés

y un nexo con él. Este interés ha

de ser necesariamente in-

egoísta y con miras a dar algo, a

dejar algo, a aportar una parte

de sí al proceso del otro. Apren-

der a escuchar es lo primero, si

pretendemos comprender. Como

todos los hombres vemos el

mundo desde nuestra perspecti-

va, fácilmente caemos en la falta

de ecuanimidad cuando se trata

de valorar otros puntos de vista.

La falta de cortesía, el juicio

superficial y la generalización

son acérrimos enemigos de la

legítima comunicación cara a

cara, pues estamos tratando de

ganar terreno en la búsqueda de

la Verdad, de comprender, de

unir para extraer lo mejor, no de

ganar una absurda carrera en la

que está en

juego nuestro

egocentrismo.

Fraternidad reconoce las dife-

rencias entre los hombres pero

también la unidad; es una rela-

ción humana profunda que no

acepta la posesión ni la medio-

cridad en los sentimientos. Las

Relaciones Humanas son fun-

damentales para el desarrollo

del hombre y la civilización. Sin

una debida profundidad provo-

can en el hombre angustia y

vacío. No tienen sentido si no

están basadas en el profundo

sentimiento del “Amor” y si no

buscan una legítima comunica-

ción y acercamiento entre las

personas.

Las relaciones humanas son

fruto de una relación primor-

dial, fundamental: las relacio-

nes con el Padre, con la madre,

con los hermanos y consigo

mismo.

« TENG AN UN

CORAZÓN

LIBRE PARA

AMAR »

Da r a lg o de s í

Es necesario estar dispuesto a

hacer todos los esfuerzos posibles

para entablar unas relaciones

positivas y profundas, pues no se

trata de rozarse con la gente para

guardar una apariencia, sino

compartir el Ser Humanidad y

aceptar que cada cual será dife-

rente en cuanto a experiencias,

virtudes, carencias, sentimientos,

obras, y no solamente aceptarlo,

sino estar dispuesto a entregar

algo de sí mismo: comprensión,

tolerancia, prestar oídos a sus

ideas y sentimientos, amistad, en

una palabra, Amor, para que se

transforme en el corazón de

quien lo recibe en una espiración

de aire puro que le haga saber

que hay quienes pueden expresar

y vivir sentimientos profundos. Es

fundamental no poner condicio-

nes pues en este caso no se está

dando sino cambiando, negocian-

do algo que no es legítimo nego-

ciar.

F rate rn idad

Implica la aceptación de las

personas tal como son, recono-

ciendo sus potencialidades, y

por difícil que parezca, el amor

y respeto por las personas.

Esta es una actitud activa y

digna de practicarse continua-

mente y en toda la comunidad

a la que se pertenezca. La