Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

download Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

of 72

Transcript of Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    1/72

    CATEQUESIS DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI

    SOBRE EL APSTOL SAN PABLO

    CON OCASIN DEL AO PAULINO

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    2/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 2 de julio de 2008

    El ambiente religioso y cultural de san Pablo

    Hoy comienzo un nuevo ciclo de catequesis, dedicado al gran apstol san Pablo. Comosabis, a l est consagrado este ao, que va desde la fiesta litrgica de los apstoles SanPedro y San Pablo del 29 de junio de 2008 hasta la misma fiesta de 2009. El apstol sanPablo, figura excelsa y casi inimitable, pero en cualquier caso estimulante, se nos

    presenta como un ejemplo de entrega total al Seor y a su Iglesia, as como de granapertura a la humanidad y a sus culturas.

    As pues, es justo no slo que le dediquemos un lugar particular en nuestra veneracin,sino tambin que nos esforcemos por comprender lo que nos puede decir tambin anosotros, cristianos de hoy. En este primer encuentro, consideraremos el ambiente en elque vivi y actu. Este tema parecera remontarnos a tiempos lejanos, dado quedebemos insertarnos en el mundo de hace dos mil aos. Y, sin embargo, esto slo esverdad en apariencia y parcialmente, pues podremos constatar que, en varios aspectos,el actual contexto sociocultural no es muy diferente al de entonces.

    Un factor primario y fundamental que es preciso tener presente es la relacin entre elambiente en el que san Pablo nace y se desarrolla y el contexto global en el quesucesivamente se integra. Procede de una cultura muy precisa y circunscrita,

    ciertamente minoritaria: la del pueblo de Israel y de su tradicin. Como nos ensean losexpertos, en el mundo antiguo, y de modo especial dentro del Imperio romano, losjudos deban de ser alrededor del 10% de la poblacin total. Aqu, en Roma, su nmeroa mediados del siglo I era todava menor, alcanzando al mximo el 3% de los habitantesde la ciudad. Sus creencias y su estilo de vida, como sucede tambin hoy, losdistinguan claramente del ambiente circunstante. Esto poda llevar a dos resultados: o ala burla, que poda desembocar en la intolerancia, o a la admiracin, que se manifestabaen varias formas de simpata, como en el caso de los "temerosos de Dios" o de los"proslitos", paganos que se asociaban a la Sinagoga y compartan la fe en el Dios deIsrael.

    Como ejemplos concretos de esta doble actitud podemos citar, por una parte, el durojuicio de un orador como Cicern, que despreciaba su religin e incluso la ciudad deJerusaln (cf.Pro Flacco, 66-69); y, por otra, la actitud de la mujer de Nern, Popea, ala que Flavio Josefo recordaba como "simpatizante" de los judos (cf. Antigedades

    judas 20, 195.252; Vida 16); incluso Julio Csar les haba reconocido oficialmentederechos particulares, como atestigua el mencionado historiador judo Flavio Josefo (cf.ib., 14, 200-216). Lo que es seguro es que el nmero de los judos, como siguesucediendo en nuestro tiempo, era mucho mayor fuera de la tierra de Israel, es decir, enla dispora, que en el territorio que los dems llamaban Palestina.

    No sorprende, por tanto, que san Pablo mismo haya sido objeto de esta doble y opuestavaloracin de la que he hablado. Es indiscutible que el carcter tan particular de lacultura y de la religin juda encontraba tranquilamente lugar dentro de una institucin

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    3/72

    tan invasora como el Imperio romano. Ms difcil y sufrida ser la posicin del grupo dejudos o gentiles que se adherirn con fe a la persona de Jess de Nazaret, en la medidaen que se diferenciarn tanto del judasmo como del paganismo dominante.

    En todo caso, dos factores favorecieron la labor de san Pablo. El primero fue la cultura

    griega, o mejor, helenista, que despus de Alejandro Magno se haba convertido enpatrimonio comn, al menos en la regin del Mediterrneo oriental y en OrientePrximo, aunque integrando en s muchos elementos de las culturas de pueblostradicionalmente considerados brbaros. Un escritor de la poca afirmaba que Alejandro"orden que todos consideraran como patria toda la ecumene... y que ya no se hicierandiferencias entre griegos y brbaros" (Plutarco,De Alexandri Magni fortuna aut virtute,6.8). El segundo factor fue la estructura poltico-administrativa del Imperio romano, quegarantizaba paz y estabilidad desde Bretaa hasta el sur de Egipto, unificando unterritorio de dimensiones nunca vistas con anterioridad. En este espacio era posiblemoverse con suficiente libertad y seguridad, disfrutando entre otras cosas de unexcelente sistema de carreteras, y encontrando en cada punto de llegada caractersticas

    culturales bsicas que, sin ir en detrimento de los valores locales, representaban untejido comn de unificacin super partes, hasta el punto de que el filsofo judo Filnde Alejandra, contemporneo de san Pablo, alaba al emperador Augusto porque "haunido en armona a todos los pueblos salvajes... convirtindose en guardin de la paz"(Legatio ad Caium, 146-147).

    Ciertamente, la visin universalista tpica de la personalidad de san Pablo, al menos delPablo cristiano despus de lo que sucedi en el camino de Damasco, debe su impulso

    fundamental a la fe en Jesucristo, puesto que la figura del Resucitado va ms all detodo particularismo. De hecho, para el Apstol "ya no hay judo ni griego; ni esclavoni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jess" (Ga 3, 28).Sin embargo, la situacin histrico-cultural de su tiempo y de su ambiente tambininfluy en sus opciones y en su compromiso. Alguien defini a san Pablo como"hombre de tres culturas", teniendo en cuenta su origen judo, su lengua griega y su

    prerrogativa de "civis romanus", como lo testimonia tambin su nombre, de origenlatino.

    Conviene recordar de modo particular la filosofa estoica, que era dominante en eltiempo de san Pablo y que influy, aunque de modo marginal, tambin en elcristianismo. A este respecto, podemos mencionar algunos nombres de filsofosestoicos, como los iniciadores Zenn y Cleantes, y luego los de los ms cercanos

    cronolgicamente a san Pablo, como Sneca, Musonio y Epicteto: en ellos seencuentran valores elevadsimos de humanidad y de sabidura, que sern acogidosnaturalmente en el cristianismo.

    Como escribe acertadamente un experto en la materia, "la Estoa... anunci un nuevoideal, que ciertamente impona al hombre deberes con respecto a sus semejantes, pero almismo tiempo lo liberaba de todos los lazos fsicos y nacionales y haca de l un ser

    puramente espiritual " (M. Pohlenz,La Stoa, I, Florencia 1978, p. 565). Basta pensar,por ejemplo, en la doctrina del universo, entendido como un gran cuerpo armonioso y, por tanto, en la doctrina de la igualdad entre todos los hombres, sin distincionessociales; en la igualdad, al menos a nivel de principio, entre el hombre y la mujer; y en

    el ideal de la sobriedad, de la justa medida y del dominio de s para evitar todo exceso.Cuando san Pablo escribe a los Filipenses: "Todo cuanto hay de verdadero, de noble, de

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    4/72

    justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio,todo eso tenedlo en cuenta" (Flp 4, 8), no hace ms que retomar una concepcin muyhumanista propia de esa sabidura filosfica.

    En tiempos de san Pablo exista tambin una crisis de la religin tradicional, al menos

    en sus aspectos mitolgicos e incluso cvicos. Despus de que Lucrecio, un siglo antes,sentenciara polmicamente: "La religin ha llevado a muchos delitos" ( De rerumnatura, 1, 101), un filsofo como Sneca, superando todo ritualismo exterior, enseabaque "Dios est cerca de ti, est contigo, est dentro de ti" (Cartas a Lucilio, 41, 1). Delmismo modo, cuando san Pablo se dirige a un auditorio de filsofos epicreos yestoicos en el Arepago de Atenas, dice textualmente que "Dios... no habita ensantuarios fabricados por manos humanas..., pues en l vivimos, nos movemos yexistimos" (Hch 17, 24.28). Ciertamente, as se hace eco de la fe juda en un Dios queno puede ser representado de una manera antropomrfica, pero tambin se pone en unalongitud de onda religiosa que sus oyentes conocan bien.

    Adems, debemos tener en cuenta que muchos cultos paganos prescindan de lostemplos oficiales de la ciudad y se realizaban en lugares privados que favorecan lainiciacin de los adeptos. Por eso, no suscitaba sorpresa el hecho de que tambin lasreuniones cristianas (las ekklesai), como testimonian sobre todo las cartas de san Pablo,tuvieran lugar en casas privadas. Entonces, por lo dems, no exista todava ningnedificio pblico. Por tanto, los contemporneos deban considerar las reuniones de loscristianos como una simple variante de esta prctica religiosa ms ntima. De todosmodos, las diferencias entre los cultos paganos y el culto cristiano no son insignificantesy afectan tanto a la conciencia de la identidad de los que asistan como a la participacinen comn de hombres y mujeres, a la celebracin de la "cena del Seor" y a la lecturade las Escrituras.

    En conclusin, a la luz de este rpido repaso del ambiente cultural del siglo I de la eracristiana, queda claro que no se puede comprender adecuadamente a san Pablo sinsituarlo en el trasfondo, tanto judo como pagano, de su tiempo. De este modo, su figuraadquiere gran alcance histrico e ideal, manifestando elementos compartidos yoriginales con respecto al ambiente. Pero todo esto vale tambin para el cristianismo engeneral, del que el apstol san Pablo es un paradigma destacado, de quien todostenemos siempre mucho que aprender. Este es el objetivo del Ao paulino: aprender desan Pablo; aprender la fe; aprender a Cristo; aprender, por ltimo, el camino de una vidarecta.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    5/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 27 de agosto de 2008

    La vida de san Pablo antes y despus de Damasco

    En la ltima catequesis antes de las vacaciones hace dos meses, a inicios de juliocomenc una nueva serie temtica con ocasin del Ao paulino, considerando el mundoen el que vivi san Pablo. Hoy voy a retomar y continuar la reflexin sobre el Apstolde los gentiles, presentando una breve biografa. Dado que dedicaremos el prximomircoles al acontecimiento extraordinario que se verific en el camino de Damasco, laconversin de san Pablo, viraje fundamental en su existencia tras el encuentro conCristo, hoy repasaremos brevemente el conjunto de su vida.

    Los datos biogrficos de san Pablo se encuentran respectivamente en la carta a Filemn,en la que se declara "anciano" presbtes (Flm 9), y en losHechos de los Apstoles,que en el momento de la lapidacin de Esteban dice que era "joven" neanas (Hch7, 58). Evidentemente, ambas designaciones son genricas, pero, segn los clculosantiguos, se llamaba "joven" al hombre que tena unos treinta aos, mientras que se lellamaba "anciano" cuando llegaba a los sesenta. En trminos absolutos, la fecha denacimiento de san Pablo depende en gran parte de la fecha en que fue escrita la carta aFilemn. Tradicionalmente su redaccin se sita durante su encarcelamiento en Roma, amediados de los aos 60. San Pablo habra nacido el ao 8; por tanto, tena ms o menossesenta aos, mientras que en el momento de la lapidacin de Esteban tena treinta. Esta

    debera de ser la cronologa exacta. Y el Ao paulino que estamos celebrando sigueprecisamente esta cronologa. Ha sido escogido el ao 2008 pensando en que naci mso menos en el ao 8.

    En cualquier caso, naci en Tarso de Cilicia (cf. Hch 22, 3). Esa ciudad era capitaladministrativa de la regin y en el ao 51 antes de Cristo haba tenido como procnsulnada menos que a Marco Tulio Cicern, mientras que diez aos despus, en el ao 41,Tarso haba sido el lugar del primer encuentro entre Marco Antonio y Cleopatra. SanPablo, judo de la dispora, hablaba griego a pesar de que tena un nombre de origenlatino, derivado por asonancia del original hebreo Sal/Saulo, y gozaba de la ciudadanaromana (cf.Hch 22, 25-28). As, san Pablo est en la frontera de tres culturas diversas

    romana, griega y juda y quiz tambin por este motivo estaba predispuesto afecundas aperturas universalistas, a una mediacin entre las culturas, a una verdaderauniversalidad. Tambin aprendi un trabajo manual, quiz heredado de su padre, queconsista en el oficio de "fabricar tiendas" skenopois (Hch 18, 3), lo cual

    probablemente equivala a trabajar la lana ruda de cabra o la fibra de lino para haceresteras o tiendas (cf.Hch 20, 33-35).

    Hacia los doce o trece aos, la edad en la que un muchacho judo se convierte en barmitzv ("hijo del precepto"), san Pablo dej Tarso y se traslad a Jerusaln para sereducado a los pies del rab Gamaliel el Viejo, nieto del gran rab Hillel, segn lasnormas ms rgidas del farisesmo, adquiriendo un gran celo por la Tor mosaica (cf.Ga 1, 14;Flp 3, 5-6;Hch 22, 3; 23, 6; 26, 5).

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    6/72

    Por esta ortodoxia profunda, que aprendi en la escuela de Hillel, en Jerusaln,consider que el nuevo movimiento que se inspiraba en Jess de Nazaret constitua un

    peligro, una amenaza para la identidad juda, para la autntica ortodoxia de los padres.Esto explica el hecho de que haya "perseguido encarnizadamente a la Iglesia de Dios",

    como lo admitir en tres ocasiones en sus cartas (1 Co 15, 9; Ga 1, 13; Flp 3, 6).Aunque no es fcil imaginar concretamente en qu consisti esta persecucin, desdeluego tuvo una actitud de intolerancia. Aqu se sita el acontecimiento de Damasco,sobre el que hablaremos en la prxima catequesis. Lo cierto es que, a partir de entonces,su vida cambi y se convirti en un apstol incansable del Evangelio. De hecho, sanPablo pas a la historia ms por lo que hizo como cristiano, y como apstol, que comofariseo. Tradicionalmente se divide su actividad apostlica de acuerdo con los tresviajes misioneros, a los que se aadi el cuarto a Roma como prisionero. Todos losnarra san Lucas en losHechos de los Apstoles. Sin embargo, al hablar de los tres viajesmisioneros, hay que distinguir el primero de los otros dos.

    En efecto, en el primero (cf. Hch 13-14), san Pablo no tuvo la responsabilidad directa,pues fue encomendada al chipriota Bernab. Juntos partieron de Antioqua del Orontes,enviados por esa Iglesia (cf. Hch 13, 1-3), y despus de zarpar del puerto de Seleucia,en la costa siria, atravesaron la isla de Chipre, desde Salamina a Pafos; desde allllegaron a las costas del sur de Anatolia, hoy Turqua, pasando por las ciudades deAtala, Perge de Panfilia, Antioqua de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, desde donderegresaron al punto de partida. Haba nacido as la Iglesia de los pueblos, la Iglesia delos paganos.

    Mientras tanto, sobre todo en Jerusaln, haba surgido una fuerte discusin sobre siestos cristianos procedentes del paganismo estaban obligados a entrar tambin en lavida y en la ley de Israel (varias normas y prescripciones que separaban a Israel delresto del mundo) para participar realmente en las promesas de los profetas y para entrarefectivamente en la herencia de Israel. A fin de resolver este problema fundamental parael nacimiento de la Iglesia futura se reuni en Jerusaln el as llamado Concilio de losApstoles para tomar una decisin sobre este problema del que dependa el nacimientoefectivo de una Iglesia universal. Se decidi que no haba que imponer a los paganosconvertidos el cumplimiento de la ley de Moiss (cf. Hch 15, 6-30); es decir, que noestaban obligados a respetar las normas del judasmo. Lo nico necesario era ser deCristo, vivir con Cristo y segn sus palabras. De este modo, siendo de Cristo, erantambin de Abraham, de Dios, y participaban en todas las promesas.

    Tras este acontecimiento decisivo, san Pablo se separ de Bernab, escogi a Silas ycomenz el segundo viaje misionero (cf.Hch 15,36-18,22). Despus de recorrer Siria yCilicia, volvi a ver la ciudad de Listra, donde tom consigo a Timoteo (personalidadmuy importante de la Iglesia naciente, hijo de una juda y de un pagano), e hizo que secircuncidara. Atraves la Anatolia central y lleg a la ciudad de Trade, en la costanorte del Mar Egeo. All tuvo lugar un nuevo acontecimiento importante: en sueos vioa un macedonio en la otra parte del mar, es decir en Europa, que le deca: "Ven aayudarnos!". Era la Europa futura que le peda ayuda, la luz del Evangelio. Movido poresta visin, entr en Europa. Zarp hacia Macedonia, entrando as en Europa. Trasdesembarcar en Nepoles, lleg a Filipos, donde fund una hermosa comunidad; luego

    pas a Tesalnica y, dejando esta ciudad a causa de las dificultades que le provocaronlos judos, pas por Berea y lleg a Atenas.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    7/72

    En esta capital de la antigua cultura griega predic, primero en el gora y despus en elArepago, a los paganos y a los griegos. Y el discurso del Arepago, narrado en los

    Hechos de los Apstoles, es un modelo sobre cmo traducir el Evangelio en culturagriega, cmo dar a entender a los griegos que este Dios de los cristianos, de los judos,no era un Dios extranjero a su cultura sino el Dios desconocido que esperaban, la

    verdadera respuesta a las preguntas ms profundas de su cultura.

    Seguidamente, desde Atenas se dirigi a Corinto, donde permaneci un ao y medio. Yaqu tenemos un acontecimiento cronolgicamente muy seguro, el ms seguro de todasu biografa, pues durante esa primera estancia en Corinto tuvo que comparecer ante elgobernador de la provincia senatorial de Acaya, el procnsul Galin, acusado de unculto ilegtimo. Sobre este Galin y el tiempo que pas en Corinto existe una antiguainscripcin, encontrada en Delfos, donde se dice que era procnsul de Corinto entre losaos 51 y 53. Por tanto, aqu tenemos una fecha totalmente segura. La estancia de sanPablo en Corinto tuvo lugar en esos aos. Por consiguiente, podemos suponer que llegms o menos en el ao 50 y que permaneci hasta el ao 52. Desde Corinto, pasando

    por Cencres, puerto oriental de la ciudad, se dirigi hacia Palestina, llegando a CesareaMartima, desde donde subi a Jerusaln para regresar despus a Antioqua del Orontes.

    El tercer viaje misionero (cf. Hch 18, 23-21,16) comenz como siempre en Antioqua,que se haba convertido en el punto de origen de la Iglesia de los paganos, de la misina los paganos, y era el lugar en el que naci el trmino "cristianos". Como nos dice sanLucas, all por primera vez los seguidores de Jess fueron llamados "cristianos". Desdeall san Pablo se fue directamente a feso, capital de la provincia de Asia, donde

    permaneci dos aos, desempeando un ministerio que tuvo fecundos resultados en laregin. Desde feso escribi las cartas a los Tesalonicenses y a los Corintios. Sinembargo, la poblacin de la ciudad fue instigada contra l por los plateros locales, cuyosingresos disminuan a causa de la reduccin del culto a Artemisia (el templo dedicado aella en feso, elArtemision, era una de las siete maravillas del mundo antiguo); por eso,san Pablo tuvo que huir hacia el norte. Volvi a atravesar Macedonia, descendi denuevo a Grecia, probablemente a Corinto, permaneciendo all tres meses y escribiendola famosa Carta a los Romanos.

    Desde all volvi sobre sus pasos: regres a Macedonia, lleg en barco a Trade y,despus, tocando apenas las islas de Mitilene, Quos y Samos, lleg a Mileto, donde

    pronunci un importante discurso a los ancianos de la Iglesia de feso, ofreciendo unretrato del autntico pastor de la Iglesia (cf. Hch 20). Desde all volvi a zapar en un

    barco de vela hacia Tiro; lleg a Cesarea Martima y subi una vez ms a Jerusaln. Allfue arrestado a causa de un malentendido: algunos judos haban confundido conpaganos a otros judos de origen griego, introducidos por san Pablo en el rea deltemplo reservada a los israelitas. La condena a muerte, prevista en estos casos, se leevit gracias a la intervencin del tribuno romano de guardia en el rea del templo (cf.

    Hch 21, 27-36); esto tuvo lugar mientras en Judea era procurador imperial AntonioFlix. Tras un perodo en la crcel (sobre cuya duracin no hay acuerdo), dado que, porser ciudadano romano, haba apelado al Csar (que entonces era Nern), el procuradorsucesivo, Porcio Festo, lo envi a Roma con una custodia militar.

    El viaje a Roma toc las islas mediterrneas de Creta y Malta, y despus las ciudades de

    Siracusa, Reggio Calabria y Pozzuoli. Los cristianos de Roma salieron a recibirle en lava Apia hasta el Foro de Apio (a unos 70 kilmetros al sur de la capital) y otros hasta

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    8/72

    las Tres Tabernas (a unos 40 kilmetros). En Roma tuvo un encuentro con los delegadosde la comunidad juda, a quienes explic que llevaba sus cadenas por "la esperanza deIsrael" (cf.Hch 28, 20). Pero la narracin de san Lucas concluye mencionando los dosaos que pas en Roma bajo una blanda custodia militar, sin mencionar ni una sentenciade Csar (Nern) ni mucho menos la muerte del acusado.

    Tradiciones sucesivas hablan de que fue liberado, de que emprendi un viaje misioneroa Espaa, as como de un sucesivo periplo por Oriente, en particular por Creta, feso y

    Nicpolis, en Epiro. Entre las hiptesis, se conjetura un nuevo arresto y un segundoperodo de encarcelamiento en Roma (donde habra escrito las tres cartas llamadaspastorales, es decir, las dos enviadas a Timoteo y la dirigida a Tito) con un segundoproceso, que le result desfavorable. Sin embargo, una serie de motivos lleva a muchosestudiosos de san Pablo a concluir la biografa del apstol con la narracin de san Lucasen losHechos de los Apstoles.

    Sobre su martirio volveremos a hablar ms adelante en el ciclo de nuestras catequesis.

    Por ahora, en este breve elenco de los viajes de san Pablo, es suficiente tener en cuentaque se dedic al anuncio del Evangelio sin ahorrar energas, afrontando una serie deduras pruebas, que l mismo enumera en la segunda carta a los Corintios (cf. 2 Co 11,21-28). Por lo dems, l mismo escribe: "Todo esto lo hago por el Evangelio" (1 Co 9,23), ejerciendo con total generosidad lo que l llama "la preocupacin por todas lasIglesias" (2 Co 11, 28). Su compromiso slo se explica con un alma verdaderamentefascinada por la luz del Evangelio, enamorada de Cristo, un alma sostenida por unaconviccin profunda: es necesario llevar al mundo la luz de Cristo, anunciar elEvangelio a todos.

    Me parece que la conclusin de esta breve resea de los viajes de san Pablo puede ser:ver su pasin por el Evangelio, intuir as la grandeza, la hermosura, es ms, la necesidad

    profunda del Evangelio para todos nosotros. Oremos para que el Seor, que hizo ver suluz a san Pablo, que le hizo escuchar su palabra, que toc su corazn ntimamente, noshaga ver tambin a nosotros su luz, a fin de que tambin nuestro corazn quede tocado

    por su Palabra y as tambin nosotros podamos dar al mundo de hoy, que tiene sed deellas, la luz del Evangelio y la verdad de Cristo.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    9/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 3 de septiembre de 2008

    La conversin de san Pablo

    La catequesis de hoy estar dedicada a la experiencia que san Pablo tuvo en el caminode Damasco y, por tanto, a lo que se suele llamar su conversin. Precisamente en elcamino de Damasco, en los inicios de la dcada del ao 30 del siglo I, despus de un

    perodo en el que haba perseguido a la Iglesia, se verific el momento decisivo de lavida de san Pablo. Sobre l se ha escrito mucho y naturalmente desde diversos puntosde vista. Lo cierto es que all tuvo lugar un viraje, ms an, un cambio total de

    perspectiva. A partir de entonces, inesperadamente, comenz a considerar "prdida" y"basura" todo aquello que antes constitua para l el mximo ideal, casi la razn de serde su existencia (cf. Flp 3, 7-8) Qu es lo que sucedi?

    Al respecto tenemos dos tipos de fuentes. El primer tipo, el ms conocido, son losrelatos escritos por san Lucas, que en tres ocasiones narra ese acontecimiento en los

    Hechos de los Apstoles (cf. Hch 9, 1-19; 22, 3-21; 26, 4-23). Tal vez el lector mediopuede sentir la tentacin de detenerse demasiado en algunos detalles, como la luz delcielo, la cada a tierra, la voz que llama, la nueva condicin de ceguera, la curacin porla cada de una especie de escamas de los ojos y el ayuno. Pero todos estos detalleshacen referencia al centro del acontecimiento: Cristo resucitado se presenta como unaluz esplndida y se dirige a Saulo, transforma su pensamiento y su vida misma. El

    esplendor del Resucitado lo deja ciego; as, se presenta tambin exteriormente lo que erasu realidad interior, su ceguera respecto de la verdad, de la luz que es Cristo. Y despussu "s" definitivo a Cristo en el bautismo abre de nuevo sus ojos, lo hace ver realmente.

    En la Iglesia antigua el bautismo se llamaba tambin "iluminacin", porque estesacramento da la luz, hace ver realmente. En Pablo se realiz tambin fsicamente todolo que se indica teolgicamente: una vez curado de su ceguera interior, ve bien. SanPablo, por tanto, no fue transformado por un pensamiento sino por un acontecimiento,

    por la presencia irresistible del Resucitado, de la cual ya nunca podr dudar, pues laevidencia de ese acontecimiento, de ese encuentro, fue muy fuerte. Ese acontecimientocambi radicalmente la vida de san Pablo. En este sentido se puede y se debe hablar de

    una conversin. Ese encuentro es el centro del relato de san Lucas, que tal vez utiliz unrelato nacido probablemente en la comunidad de Damasco. Lo da a entender el coloridolocal dado por la presencia de Ananas y por los nombres tanto de la calle como del

    propietario de la casa en la que Pablo se aloj (cf.Hch 9, 11).

    El segundo tipo de fuentes sobre la conversin est constituido por las mismas Cartasde san Pablo. l mismo nunca habl detalladamente de este acontecimiento, tal vez

    porque poda suponer que todos conocan lo esencial de su historia, todos saban que de perseguidor haba sido transformado en apstol ferviente de Cristo. Eso no habasucedido como fruto de su propia reflexin, sino de un acontecimiento fuerte, de unencuentro con el Resucitado. Sin dar detalles, en muchas ocasiones alude a este hecho

    importantsimo, es decir, al hecho de que tambin l es testigo de la resurreccin de

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    10/72

    Jess, cuya revelacin recibi directamente del mismo Jess, junto con la misin deapstol.

    El texto ms claro sobre este punto se encuentra en su relato sobre lo que constituye elcentro de la historia de la salvacin: la muerte y la resurreccin de Jess y las

    apariciones a los testigos (cf. 1 Co 15). Con palabras de una tradicin muy antigua, quetambin l recibi de la Iglesia de Jerusaln, dice que Jess muri crucificado, fuesepultado y, tras su resurreccin, se apareci primero a Cefas, es decir a Pedro, luego alos Doce, despus a quinientos hermanos que en gran parte entonces vivan an, luego aSantiago y a todos los Apstoles. Al final de este relato recibido de la tradicin aade:"Y por ltimo se me apareci tambin a m" (1 Co 15, 8). As da a entender que este esel fundamento de su apostolado y de su nueva vida.

    Hay tambin otros textos en los que expresa lo mismo: "Por medio de Jesucristo hemosrecibido la gracia del apostolado" (Rm 1, 5); y tambin: "Acaso no he visto a Jess,Seor nuestro?" (1 Co 9, 1), palabras con las que alude a algo que todos saben. Y, por

    ltimo, el texto ms amplio es el de la carta a los Glatas: "Mas, cuando Aquel que mesepar desde el seno de mi madre y me llam por su gracia tuvo a bien revelar en m asu Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carneni a la sangre, sin subir a Jerusaln donde los Apstoles anteriores a m, me fui aArabia, de donde nuevamente volv a Damasco" (Ga 1, 15-17). En esta "auto-apologa"subraya decididamente que tambin l es verdadero testigo del Resucitado, que tieneuna misin recibida directamente del Resucitado.

    As podemos ver que las dos fuentes, los Hechos de los Apstoles y las Cartas de sanPablo, convergen en un punto fundamental: el Resucitado habl a san Pablo, lo llam alapostolado, hizo de l un verdadero apstol, testigo de la Resurreccin, con el encargoespecfico de anunciar el Evangelio a los paganos, al mundo grecorromano. Al mismotiempo, san Pablo aprendi que, a pesar de su relacin inmediata con el Resucitado,deba entrar en la comunin de la Iglesia, deba hacerse bautizar, deba vivir en sintonacon los dems Apstoles. Slo en esta comunin con todos poda ser un verdaderoapstol, como escribe explcitamente en la primera carta a los Corintios: "Tanto elloscomo yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habis credo" (1 Co 15, 11). Sloexiste un anuncio del Resucitado, porque Cristo es uno solo.

    Como se ve, en todos estos pasajes san Pablo no interpreta nunca este momento comoun hecho de conversin. Por qu? Hay muchas hiptesis, pero en mi opinin el motivo

    es muy evidente. Este viraje de su vida, esta transformacin de todo su ser no fue frutode un proceso psicolgico, de una maduracin o evolucin intelectual y moral, sino quelleg desde fuera: no fue fruto de su pensamiento, sino del encuentro con Jesucristo. Eneste sentido no fue slo una conversin, una maduracin de su "yo"; fue muerte yresurreccin para l mismo: muri una existencia suya y naci otra nueva con Cristoresucitado. De ninguna otra forma se puede explicar esta renovacin de san Pablo.

    Los anlisis psicolgicos no pueden aclarar ni resolver el problema. Slo elacontecimiento, el encuentro fuerte con Cristo, es la clave para entender lo que sucedi:muerte y resurreccin, renovacin por parte de Aquel que se haba revelado y habahablado con l. En este sentido ms profundo podemos y debemos hablar de conversin.

    Este encuentro es una renovacin real que cambi todos sus parmetros. Ahora puede

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    11/72

    decir que lo que para l antes era esencial y fundamental, ahora se ha convertido en"basura"; ya no es "ganancia" sino prdida, porque ahora cuenta slo la vida en Cristo.

    Sin embargo no debemos pensar que san Pablo se cerr en un acontecimiento ciego. Enrealidad sucedi lo contrario, porque Cristo resucitado es la luz de la verdad, la luz de

    Dios mismo. Ese acontecimiento ensanch su corazn, lo abri a todos. En esemomento no perdi cuanto haba de bueno y de verdadero en su vida, en su herencia,sino que comprendi de forma nueva la sabidura, la verdad, la profundidad de la ley yde los profetas, se apropi de ellos de modo nuevo. Al mismo tiempo, su razn se abria la sabidura de los paganos. Al abrirse a Cristo con todo su corazn, se hizo capaz deentablar un dilogo amplio con todos, se hizo capaz de hacerse todo a todos. Asrealmente poda ser el Apstol de los gentiles.

    En relacin con nuestra vida, podemos preguntarnos: Qu quiere decir esto paranosotros? Quiere decir que tampoco para nosotros el cristianismo es una filosofa nuevao una nueva moral. Slo somos cristianos si nos encontramos con Cristo. Ciertamente

    no se nos muestra de esa forma irresistible, luminosa, como hizo con san Pablo paraconvertirlo en Apstol de todas las gentes. Pero tambin nosotros podemosencontrarnos con Cristo en la lectura de la sagrada Escritura, en la oracin, en la vidalitrgica de la Iglesia. Podemos tocar el corazn de Cristo y sentir que l toca el nuestro.Slo en esta relacin personal con Cristo, slo en este encuentro con el Resucitado nosconvertimos realmente en cristianos. As se abre nuestra razn, se abre toda la sabidurade Cristo y toda la riqueza de la verdad.

    Por tanto oremos al Seor para que nos ilumine, para que nos conceda en nuestromundo el encuentro con su presencia y para que as nos d una fe viva, un coraznabierto, una gran caridad con todos, capaz de renovar el mundo.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    12/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 10 de septiembre de 2008

    La concepcin paulina del apostolado

    El mircoles pasado habl del gran viraje que se produjo en la vida de san Pablo tras suencuentro con Cristo resucitado. Jess entr en su vida y lo convirti de perseguidor enapstol. Ese encuentro marc el inicio de su misin: san Pablo no poda seguir viviendocomo antes; desde entonces era consciente de que el Seor le haba dado el encargo deanunciar su Evangelio en calidad de apstol. Hoy quiero hablaros precisamente de esanueva condicin de vida de san Pablo, es decir, de su ser apstol de Cristo.

    Normalmente, siguiendo a los Evangelios, identificamos a los Doce con el ttulo deApstoles, para indicar a aquellos que eran compaeros de vida y oyentes de lasenseanzas de Jess. Pero tambin san Pablo se siente verdadero apstol y, por tanto,

    parece claro que el concepto paulino de apostolado no se restringe al grupo de los Doce.Obviamente, san Pablo sabe distinguir su caso personal del de "los apstoles anteriores"a l (Ga 1, 17): a ellos les reconoce un lugar totalmente especial en la vida de la Iglesia.Sin embargo, como todos saben, tambin san Pablo se considera a s mismo comoapstol en sentido estricto. Es un hecho que, en el tiempo de los orgenes cristianos,nadie recorri tantos kilmetros como l, por tierra y por mar, con la nica finalidad deanunciar el Evangelio.

    Por tanto, san Pablo tena un concepto de apostolado que rebasaba el vinculado slo algrupo de los Doce y transmitido sobre todo por san Lucas en los Hechos de losApstoles (cf. Hch 1, 2. 26; 6, 2). En efecto, en la primera carta a los Corintios haceuna clara distincin entre "los Doce" y "todos los apstoles", mencionados como dosgrupos distintos de beneficiarios de las apariciones del Resucitado (cf. 1 Co 15, 5. 7).En ese mismo texto l se llama a s mismo humildemente "el ltimo de los apstoles",comparndose incluso con un aborto y afirmando textualmente: "Indigno del nombre deapstol por haber perseguido a la Iglesia de Dios. Ms, por la gracia de Dios, soy lo quesoy; y la gracia de Dios no ha sido estril en m. Antes bien, he trabajado ms que todosellos. Pero no yo, sino la gracia de Dios que est conmigo" (1 Co 15, 9-10).

    La metfora del aborto expresa una humildad extrema; se la vuelve a encontrar tambinen la carta a los Romanos de san Ignacio de Antioqua: "Soy el ltimo de todos, soy unaborto; pero me ser concedido ser algo, si alcanzo a Dios" (9, 2). Lo que el obispo deAntioqua dir en relacin con su inminente martirio, previendo que cambiaracompletamente su condicin de indignidad, san Pablo lo dice en relacin con su propiocompromiso apostlico: en l se manifiesta la fecundidad de la gracia de Dios, que sabetransformar un hombre cualquiera en un apstol esplndido. De perseguidor a fundadorde Iglesias: esto hizo Dios en uno que, desde el punto de vista evanglico, habra podidoconsiderarse un desecho.

    Qu es, por tanto, segn la concepcin de san Pablo, lo que los convierte a l y a losdems en apstoles? En sus cartas aparecen tres caractersticas principales que

    constituyen al apstol. La primera es "haber visto al Seor" (cf. 1 Co 9, 1), es decir,

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    13/72

    haber tenido con l un encuentro decisivo para la propia vida. Anlogamente, en lacarta a los Glatas (cf. Ga 1, 15-16), dir que fue llamado, casi seleccionado, porgracia de Dios con la revelacin de su Hijo con vistas al alegre anuncio a los paganos.En definitiva, es el Seor el que constituye a uno en apstol, no la propia presuncin. Elapstol no se hace a s mismo; es el Seor quien lo hace; por tanto, necesita referirse

    constantemente al Seor. San Pablo dice claramente que es "apstol por vocacin" (Rm1, 1), es decir, "no de parte de los hombres ni por mediacin de hombre alguno, sino porJesucristo y Dios Padre" (Ga 1, 1). Esta es la primera caracterstica: haber visto alSeor, haber sido llamado por l.

    La segunda caracterstica es "haber sido enviado". El trmino griego apstolos significaprecisamente "enviado, mandado", es decir, embajador y portador de un mensaje. Porconsiguiente, debe actuar como encargado y representante de quien lo ha mandado. Poreso san Pablo se define "apstol de Jesucristo" (1 Co 1, 1; 2 Co 1, 1), o sea, delegadosuyo, puesto totalmente a su servicio, hasta el punto de llamarse tambin "siervo deJesucristo" (Rm 1, 1). Una vez ms destaca inmediatamente la idea de una iniciativa

    ajena, la de Dios en Jesucristo, a la que se est plenamente obligado; pero sobre todo sesubraya el hecho de que se ha recibido una misin que cumplir en su nombre, poniendoabsolutamente en segundo plano cualquier inters personal.

    El tercer requisito es el ejercicio del "anuncio del Evangelio", con la consiguientefundacin de Iglesias. Por tanto, el ttulo de "apstol" no es y no puede ser honorfico;compromete concreta y dramticamente toda la existencia de la persona que lo lleva. Enla primera carta a los Corintios, san Pablo exclama: "No soy yo apstol? Acaso no hevisto yo a Jess, Seor nuestro? No sois vosotros mi obra en el Seor?" (1 Co 9, 1).Anlogamente, en la segunda carta a los Corintios afirma: "Vosotros sois nuestra carta(...), una carta de Cristo, redactada por ministerio nuestro, escrita no con tinta, sino conel Espritu de Dios vivo" (2 Co 3, 2-3).

    No sorprende, por consiguiente, que san Juan Crisstomo hable de san Pablo como de"un alma de diamante" (Panegricos, 1, 8), y siga diciendo: "Del mismo modo que elfuego, aplicndose a materiales distintos, se refuerza an ms..., as la palabra de sanPablo ganaba para su causa a todos aquellos con los que entraba en relacin; y aquellosque le hacan la guerra, conquistados por sus discursos, se convertan en alimento paraeste fuego espiritual" (ib., 7, 11). Esto explica por qu san Pablo define a los apstolescomo "colaboradores de Dios" (1 Co 3, 9; 2 Co 6, 1), cuya gracia acta con ellos.

    Un elemento tpico del verdadero apstol, claramente destacado por san Pablo, es unaespecie de identificacin entre Evangelio y evangelizador, ambos destinados a la mismasuerte. De hecho, nadie ha puesto de relieve mejor que san Pablo cmo el anuncio de lacruz de Cristo se presenta como "escndalo y necedad" (1 Co 1, 23), y muchosreaccionan ante l con incomprensin y rechazo. Eso suceda en aquel tiempo, y nodebe extraar que suceda tambin hoy.

    As pues, en esta situacin, de aparecer como "escndalo y necedad", participa tambinel apstol y san Pablo lo sabe: es la experiencia de su vida. A los Corintios les escribe,con cierta irona: "Pienso que a nosotros, los apstoles, Dios nos ha asignado el ltimolugar, como condenados a muerte, puestos a modo de espectculo para el mundo, los

    ngeles y los hombres. Nosotros, necios por seguir a Cristo; vosotros, sabios en Cristo.Dbiles nosotros; mas vosotros, fuertes. Vosotros llenos de gloria; mas nosotros,

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    14/72

    despreciados. Hasta el presente, pasamos hambre, sed, desnudez. Somos abofeteados, yandamos errantes. Nos fatigamos trabajando con nuestras manos. Si nos insultan,

    bendecimos. Si nos persiguen, lo soportamos. Si nos difaman, respondemos conbondad. Hemos venido a ser, hasta ahora, como la basura del mundo y el desecho detodos" (1 Co 4, 9-13). Es un autorretrato de la vida apostlica de san Pablo: en todos

    estos sufrimientos prevalece la alegra de ser portador de la bendicin de Dios y de lagracia del Evangelio.

    Por otro lado, san Pablo comparte con la filosofa estoica de su tiempo la idea de unatenaz constancia en todas las dificultades que se le presentan, pero l supera la

    perspectiva meramente humanstica, basndose en el componente del amor a Dios y aCristo: "Quin nos separar del amor de Cristo? la tribulacin?, la angustia?, la

    persecucin?, el hambre?, la desnudez?, los peligros?, la espada? Como dice laEscritura: "Por tu causa somos muertos todo el da; tratados como ovejas destinadas almatadero". Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos am. Puesestoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ngeles ni los principados ni lo

    presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criaturaalguna podr separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jess Seor nuestro"(Rm 8, 35-39). Esta es la certeza, la alegra profunda que gua al apstol san Pablo entodas estas vicisitudes: nada puede separarnos del amor de Dios. Y este amor es laverdadera riqueza de la vida humana.

    Como se ve, san Pablo se haba entregado al Evangelio con toda su existencia;podramos decir las veinticuatro horas del da. Y cumpla su ministerio con fidelidad ycon alegra, "para salvar a toda costa a alguno" (1 Co 9, 22). Y con respecto a lasIglesias, aun sabiendo que tena con ellas una relacin de paternidad (cf. 1 Co 4, 15), eincluso de maternidad (cf. Ga 4, 19), asuma una actitud de completo servicio,declarando admirablemente: "No es que pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino quecontribuimos a vuestro gozo" (2 Co 1, 24). La misin de todos los apstoles de Cristo,en todos los tiempos, consiste en ser colaboradores de la verdadera alegra.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    15/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 24 de septiembre de 2008

    San Pablo y los Apstoles

    Hoy quiero hablar sobre la relacin entre san Pablo y los Apstoles que lo habanprecedido en el seguimiento de Jess. Estas relaciones estuvieron siempre marcadas porun profundo respeto y por la franqueza que en san Pablo derivaba de la defensa de laverdad del Evangelio. Aunque era prcticamente contemporneo de Jess de Nazaret,nunca tuvo la oportunidad de encontrarse con l durante su vida pblica. Por eso, trasquedar deslumbrado en el camino de Damasco, sinti la necesidad de consultar a los

    primeros discpulos del Maestro, que l haba elegido para que llevaran su Evangeliohasta los confines del mundo.

    En la carta a los Glatas san Pablo elabora un importante informe sobre los contactosmantenidos con algunos de los Doce: ante todo con Pedro, que haba sido elegido como

    Kephas, palabra aramea que significa roca, sobre la que se estaba edificando la Iglesia(cf. Ga 1, 18); con Santiago, "el hermano del Seor" (cf. Ga 1, 19); y con Juan (cf. Ga2, 9): san Pablo no duda en reconocerlos como "las columnas" de la Iglesia.Particularmente significativo es el encuentro con Cefas (Pedro), que tuvo lugar enJerusaln: san Pablo se qued con l 15 das para "consultarlo" (cf. Ga 1, 19), es decir,

    para informarse sobre la vida terrena del Resucitado, que lo haba "atrapado" en elcamino de Damasco y le estaba cambiando la vida de modo radical: de perseguidor de

    la Iglesia de Dios se haba transformado en evangelizador de la fe en el Mesascrucificado e Hijo de Dios que en el pasado haba intentado destruir (cf. Ga 1, 23).

    Qu tipo de informacin sobre Jesucristo obtuvo san Pablo en los tres aos sucesivosal encuentro de Damasco? En la primera carta a los Corintios podemos encontrar dos

    pasajes que san Pablo haba conocido en Jerusaln y que ya haban sido formuladoscomo elementos centrales de la tradicin cristiana, una tradicin constitutiva. l lostransmite verbalmente tal como los haba recibido, con una frmula muy solemne: "Ostransmito lo que a mi vez recib". Insiste, por tanto, en la fidelidad a cuanto l mismohaba recibido y que transmite fielmente a los nuevos cristianos. Son elementosconstitutivos y conciernen a la Eucarista y a la Resurreccin; se trata de textos ya

    formulados en los aos treinta. As llegamos a la muerte, sepultura en el seno de latierra y a la resurreccin de Jess (cf. 1 Co 15, 3-4).

    Tomemos ambos textos: las palabras de Jess en la ltima Cena (cf. 1 Co 11, 23-25) sonrealmente para san Pablo centro de la vida de la Iglesia: la Iglesia se edifica a partir deeste centro, llegando a ser as ella misma. Adems de este centro eucarstico, del quevuelve a nacer siempre la Iglesia tambin para toda la teologa de san Pablo, paratodo su pensamiento, estas palabras tuvieron un notable impacto sobre la relacin

    personal de san Pablo con Jess. Por una parte, atestiguan que la Eucarista ilumina lamaldicin de la cruz, convirtindola en bendicin (cf. Ga 3, 13-14); y por otra, explicanel alcance de la misma muerte y resurreccin de Jess. En sus cartas el "por vosotros"

    de la institucin se convierte en "por m" (Ga 2, 20) personalizando, sabiendo que enese "vosotros" l mismo era conocido y amado por Jess y, por otra parte, en "por

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    16/72

    todos" (2 Co 5, 14); este "por vosotros" se convierte en "por m" y "por la Iglesia" (Ef5,25), es decir, tambin "por todos" del sacrificio expiatorio de la cruz (cf.Rm 3, 25). Porla Eucarista y en la Eucarista la Iglesia se edifica y se reconoce como "Cuerpo deCristo" (1 Co 12, 27), alimentado cada da por la fuerza del Espritu del Resucitado.

    El otro texto, sobre la Resurreccin, nos transmite de nuevo la misma frmula defidelidad. San Pablo escribe: "Os transmit, en primer lugar, lo que a mi vez recib: queCristo muri por nuestros pecados, segn las Escrituras; que fue sepultado y queresucit al tercer da, segn las Escrituras; que se apareci a Cefas y luego a los Doce"(1 Co 15, 3-5). Tambin en esta tradicin transmitida a san Pablo vuelve a aparecer laexpresin "por nuestros pecados", que subraya la entrega de Jess al Padre paraliberarnos del pecado y de la muerte. De esta entrega san Pablo saca las expresiones msconmovedoras y fascinantes de nuestra relacin con Cristo: "A quien no conoci

    pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros, para que vinisemos a ser justicia de Dios enl" (2 Co 5, 21); "Conocis la generosidad de nuestro Seor Jesucristo, el cual, siendorico, por vosotros se hizo pobre, a fin de que os enriquecierais con su pobreza" (2 Co 8,

    9). Vale la pena recordar el comentario con el que Martn Lutero, entonces monjeagustino, acompaaba estas expresiones paradjicas de san Pablo: "Este es el grandiosomisterio de la gracia divina hacia los pecadores: por un admirable intercambio, nuestros

    pecados ya no son nuestros, sino de Cristo; y la justicia de Cristo ya no es de Cristo,sino nuestra" (Comentario a los Salmos, de 1513-1515). Y as somos salvados.

    En el kerygma (anuncio) original, transmitido de boca a boca, merece sealarse el usodel verbo "ha resucitado", en lugar de "fue resucitado", que habra sido ms lgicoutilizar, en continuidad con el "muri" y "fue sepultado". La forma verbal "haresucitado" se eligi para subrayar que la resurreccin de Cristo influye hasta el

    presente de la existencia de los creyentes: podemos traducirlo por "ha resucitado y siguevivo" en la Eucarista y en la Iglesia. As todas las Escrituras dan testimonio de lamuerte y la resurreccin de Cristo, porque como escribi Hugo de San Vctor "todala divina Escritura constituye un nico libro, y este nico libro es Cristo, porque toda laEscritura habla de Cristo y tiene en Cristo su cumplimiento" (De arca Noe, 2, 8). Si sanAmbrosio de Miln pudo decir que "en la Escritura leemos a Cristo", es porque laIglesia de los orgenes ley todas las Escrituras de Israel partiendo de Cristo yvolviendo a l.

    La enumeracin de las apariciones del Resucitado a Cefas, a los Doce, a ms dequinientos hermanos, y a Santiago se cierra con la referencia a la aparicin personal que

    recibi san Pablo en el camino de Damasco: "Y en ltimo trmino se me aparecitambin a m, como a un abortivo" (1 Co 15, 8). Dado que l haba perseguido a laIglesia de Dios, en esta confesin expresa su indignidad de ser considerado apstol almismo nivel que los que le han precedido: pero la gracia de Dios no fue estril en l (cf.1 Co 15, 10). Por tanto, la actuacin prepotente de la gracia divina une a san Pablo conlos primeros testigos de la resurreccin de Cristo: "Tanto ellos como yo esto es lo que

    predicamos; esto es lo que habis credo" (1 Co 15, 11). Es importante la identidad y launicidad del anuncio del Evangelio: tanto ellos como yo predicamos la misma fe, elmismo Evangelio de Jesucristo muerto y resucitado, que se entrega en la santsimaEucarista.

    La importancia que san Pablo confiere a la Tradicin viva de la Iglesia, que transmite asus comunidades, demuestra cun equivocada es la idea de quienes afirman que fue san

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    17/72

    Pablo quien invent el cristianismo: antes de proclamar el evangelio de Jesucristo, suSeor, se encontr con l en el camino de Damasco y lo frecuent en la Iglesia,observando su vida en los Doce y en aquellos que lo haban seguido por los caminos deGalilea. En las prximas catequesis tendremos la oportunidad de profundizar en lascontribuciones que san Pablo dio a la Iglesia de los orgenes; pero la misin que recibi

    del Resucitado en orden a la evangelizacin de los gentiles necesita ser confirmada ygarantizada por aquellos que le dieron a l y a Bernab la mano derecha como seal deaprobacin de su apostolado y de su evangelizacin, as como de acogida en la nicacomunin de la Iglesia de Cristo (cf. Ga 2, 9).

    Se comprende entonces que la expresin: "Si conocimos a Cristo segn la carne" ( 2 Co5, 16) no significa que su existencia terrena tenga poca importancia para nuestramaduracin en la fe, sino que desde el momento de la Resurreccin cambia nuestraforma de relacionarnos con l. l es, al mismo tiempo, el Hijo de Dios, "nacido dellinaje de David segn la carne, constituido Hijo de Dios con poder, segn el espritu desantidad, por su resurreccin de entre los muertos", como recuerda san Pablo al

    principio de la carta a los Romanos (Rm 1, 3-4).

    Cuanto ms tratamos de seguir las huellas de Jess de Nazaret por los caminos deGalilea, tanto ms podemos comprender que l asumi nuestra humanidad,compartindola en todo, excepto en el pecado. Nuestra fe no nace de un mito ni de unaidea, sino del encuentro con el Resucitado, en la vida de la Iglesia.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    18/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 1 de octubre de 2008

    El concilio de Jerusaln

    y la controversia de Antioqua

    El respeto y la veneracin que san Pablo cultiv siempre hacia los Doce nodisminuyeron cuando l defenda con franqueza la verdad del Evangelio, que no es otroque Jesucristo, el Seor. Hoy queremos detenernos en dos episodios que demuestran laveneracin y, al mismo tiempo, la libertad con la que el Apstol se dirige a Cefas y a losdems Apstoles: el llamado "Concilio" de Jerusaln y la controversia de Antioqua deSiria, relatados en la carta a los Glatas (cf. Ga 2, 1-10; 2, 11-14).

    Todo concilio y snodo de la Iglesia es "acontecimiento del Espritu" y rene en surealizacin las solicitudes de todo el pueblo de Dios: lo experimentaron personalmentequienes tuvieron el don de participar en el concilio Vaticano II. Por eso san Lucas, alinformarnos sobre el primer Concilio de la Iglesia, que tuvo lugar en Jerusaln,introduce as la carta que los Apstoles enviaron en esta circunstancia a lascomunidades cristianas de la dispora: "Hemos decidido el Espritu Santo y nosotros..."(Hch 15, 28). El Espritu, que obra en toda la Iglesia, conduce de la mano a losApstoles a la hora de tomar nuevos caminos para realizar sus proyectos: l es elartfice principal de la edificacin de la Iglesia.

    Y sin embargo, la asamblea de Jerusaln tuvo lugar en un momento de no poca tensindentro de la comunidad de los orgenes. Se trataba de responder a la pregunta de si eraindispensable exigir a los paganos que se estaban convirtiendo a Jesucristo, el Seor, lacircuncisin, o si era lcito dejarlos libres de la Ley mosaica, es decir, de la observanciade las normas necesarias para ser hombres justos, obedientes a la Ley, y sobre todo,libres de las normas relativas a las purificaciones rituales, los alimentos puros e impurosy el sbado. A la asamblea de Jerusaln se refiere tambin san Pablo en la carta a losGlatas (Ga 2, 1-10): tras catorce aos de su encuentro con el Resucitado en Damasco

    estamos en la segunda mitad de la dcada del 40 d.C., Pablo parte con Bernabdesde Antioqua de Siria y se hace acompaar de Tito, su fiel colaborador que, aunsiendo de origen griego, no haba sido obligado a hacerse circuncidar cuando entr en la

    Iglesia. En esta ocasin, san Pablo expuso a los Doce, definidos como las personas msrelevantes, su evangelio de libertad de la Ley (cf. Ga 2, 6). A la luz del encuentro conCristo resucitado, l haba comprendido que en el momento del paso al evangelio deJesucristo, a los paganos ya no les eran necesarias la circuncisin, las leyes sobre elalimento y sobre el sbado, como muestra de justicia: Cristo es nuestra justicia y "justo"es todo lo que es conforme a l. No son necesarios otros signos para ser justos. En lacarta a los Glatas refiere, con pocas palabras, el desarrollo de la Asamblea: recuerdacon entusiasmo que el evangelio de la libertad de la Ley fue aprobado por Santiago,Cefas y Juan, "las columnas", que le ofrecieron a l y a Bernab la mano derecha ensigno de comunin eclesial en Cristo (cf. Ga 2, 9). Si, como hemos notado, para sanLucas el concilio de Jerusaln expresa la accin del Espritu Santo, para san Pablorepresenta el reconocimiento decisivo de la libertad compartida entre todos aquellos que

    participaron en l: libertad de las obligaciones provenientes de la circuncisin y de la

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    19/72

    Ley; la libertad por la que "Cristo nos ha liberado, para que seamos libres" y no nosdejemos imponer ya el yugo de la esclavitud (cf. Ga 5, 1). Las dos modalidades con quesan Pablo y san Lucas describen la asamblea de Jerusaln se unen por la accinliberadora del Espritu, porque "donde est el Espritu del Seor hay libertad", comodice en la segunda carta a los Corintios (cf. 2 Co 3, 17).

    Con todo, como aparece con gran claridad en las cartas de san Pablo, la libertadcristiana no se identifica nunca con el libertinaje o con el arbitrio de hacer lo que sequiere; esta se realiza en conformidad con Cristo y por eso, en el autntico servicio a loshermanos, sobre todo a los ms necesitados. Por esta razn, el relato de san Pablo sobrela asamblea se cierra con el recuerdo de la recomendacin que le dirigieron losApstoles: "Slo que nosotros debamos tener presentes a los pobres, cosa que he

    procurado cumplir con todo esmero" (Ga 2, 10). Cada concilio nace de la Iglesia yvuelve a la Iglesia: en aquella ocasin vuelve con la atencin a los pobres que, de lasdiversas anotaciones de san Pablo en sus cartas, se trata sobre todo de los de la Iglesiade Jerusaln. En la preocupacin por los pobres, atestiguada particularmente en la

    segunda carta a los Corintios (cf. 2 Co 8-9) y en la conclusin de la carta a losRomanos (cf. Rm 15), san Pablo demuestra su fidelidad a las decisiones maduradasdurante la Asamblea.

    Quizs ya no seamos capaces de comprender plenamente el significado que san Pablo ysus comunidades atribuyeron a la colecta para los pobres de Jerusaln. Se trat de unainiciativa totalmente nueva en el mbito de las actividades religiosas: no fue obligatoria,sino libre y espontnea; tomaron parte todas las Iglesias fundadas por san Pablo enOccidente. La colecta expresaba la deuda de sus comunidades a la Iglesia madre dePalestina, de la que haban recibido el don inefable del Evangelio. Tan grande es elvalor que Pablo atribuye a este gesto de participacin que raramente la llamasimplemente "colecta": para l es ms bien "servicio", "bendicin", "amor", "gracia",ms an, "liturgia" (2 Co 9). Sorprende, particularmente, este ltimo trmino, queconfiere a la colecta en dinero un valor incluso de culto: por una parte es un gestolitrgico o "servicio", ofrecido por cada comunidad a Dios, y por otra es accin de amorcumplida a favor del pueblo. Amor a los pobres y liturgia divina van juntas, el amor alos pobres es liturgia. Los dos horizontes estn presentes en toda liturgia celebrada yvivida en la Iglesia, que por su naturaleza se opone a la separacin entre el culto y lavida, entre la fe y las obras, entre la oracin y la caridad para con los hermanos. As elconcilio de Jerusaln nace para dirimir la cuestin sobre cmo comportarse con los

    paganos que llegaban a la fe, optando por la libertad de la circuncisin y de las

    observancias impuestas por la Ley, y se resuelve en la solicitud eclesial y pastoral quepone en el centro la fe en Cristo Jess y el amor a los pobres de Jerusaln y de toda laIglesia.

    El segundo episodio es la conocida controversia de Antioqua, en Siria, que atestigua lalibertad interior de que gozaba san Pablo: Cmo comportarse en ocasin de lacomunin de mesa entre creyentes de origen judo y los procedentes de los gentiles?Aqu se pone de manifiesto el otro epicentro de la observancia mosaica: la distincinentre alimentos puros e impuros, que divida profundamente a los hebreos observantesde los paganos. Inicialmente Cefas, Pedro, comparta la mesa con unos y con otros: perocon la llegada de algunos cristianos vinculados a Santiago, "el hermano del Seor" ( Ga

    1, 19), Pedro haba empezado a evitar los contactos en la mesa con los paganos, para noescandalizar a los que continuaban observando las leyes de pureza alimentaria; y la

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    20/72

    opcin era compartida por Bernab. Tal opcin divida profundamente a los cristianos procedentes de la circuncisin y los cristianos venidos del paganismo. Estecomportamiento, que amenazaba realmente la unidad y la libertad de la Iglesia, suscitlas encendidas reacciones de Pablo, que lleg a acusar a Pedro y a los dems dehipocresa: "Si t, siendo judo, vives como gentil y no como judo, cmo fuerzas a los

    gentiles a judaizar?" (Ga 2, 14). En realidad, las preocupaciones de Pablo, por una parte,y de Pedro y Bernab, por otro, eran distintas: para los ltimos la separacin de lospaganos representaba una modalidad para tutelar y para no escandalizar a los creyentes provenientes del judasmo; para Pablo constitua, en cambio, un peligro demalentendido de la salvacin universal en Cristo ofrecida tanto a los paganos como alos judos. Si la justificacin se realiza slo en virtud de la fe en Cristo, de laconformidad con l, sin obra alguna de la Ley, qu sentido tiene observar an la purezaalimentaria con ocasin de la participacin en la mesa? Muy probablemente las

    perspectivas de Pedro y de Pablo eran distintas: para el primero, no perder a los judosque se haban adherido al Evangelio; para el segundo, no disminuir el valor salvfico dela muerte de Cristo para todos los creyentes.

    Es extrao decirlo, pero al escribir a los cristianos de Roma, algunos aos despus(hacia la mitad de la dcada del 50 d.C.), san Pablo mismo se encontrar ante unasituacin anloga y pedir a los fuertes que no coman comida impura para no perder o

    para no escandalizar a los dbiles: "Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacernada en que tu hermano tropiece, o se escandalice, o flaquee" (Rm 14, 21). Lacontroversia de Antioqua se revel as como una leccin tanto para san Pedro como

    para san Pablo. Slo el dilogo sincero, abierto a la verdad del Evangelio, pudo orientarel camino de la Iglesia: "El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz ygozo en el Espritu Santo" (Rm14,17). Es una leccin que debemos aprender tambinnosotros: con los diversos carismas confiados a san Pedro y a san Pablo, dejmonostodos guiar por el Espritu, intentando vivir en la libertad que encuentra su orientacinen la fe en Cristo y se concreta en el servicio a los hermanos. Es esencial conformarnoscada vez ms a Cristo. De esta forma se es realmente libre. As se expresa en nosotros elncleo ms profundo de la Ley: el amor a Dios y al prjimo. Pidamos al Seor que nosensee a compartir sus sentimientos, para aprender de l la verdadera libertad y el amorevanglico que abraza a todo ser humano.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    21/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 8 de octubre de 2008

    La relacin con el Jess histrico

    En las ltimas catequesis sobre san Pablo habl de su encuentro con Cristo resucitado,que cambi profundamente su vida, y despus, de su relacin con los doce Apstolesllamados por Jess particularmente con Santiago, Cefas y Juan y de su relacin conla Iglesia de Jerusaln. Queda ahora la cuestin de qu saba san Pablo del Jess terreno,de su vida, de sus enseanzas, de su pasin. Antes de entrar en esta cuestin, puede sertil tener presente que el mismo san Pablo distingue dos maneras de conocer a Jess y,ms en general, dos maneras de conocer a una persona.

    En la segunda carta a los Corintios escribe: "As que en adelante ya no conocemos anadie segn la carne. Y si conocimos a Cristo segn la carne, ya no le conocemos as"(2 Co 5, 16). Conocer "segn la carne", de modo carnal, quiere decir conocer sloexteriormente, con criterios externos: se puede haber visto a una persona muchas veces,conocer sus rasgos y los diversos detalles de su comportamiento: cmo habla, cmo semueve, etc. Y sin embargo, aun conociendo a alguien de esta forma, no se le conocerealmente, no se conoce el ncleo de la persona. Slo con el corazn se conoceverdaderamente a una persona.

    De hecho los fariseos y los saduceos conocieron a Jess en lo exterior, escucharon su

    enseanza, muchos detalles de l, pero no lo conocieron en su verdad. Hay unadistincin anloga en unas palabras de Jess. Despus de la Transfiguracin, pregunta alos Apstoles: "Quin dice la gente que soy yo?" y "quin decs vosotros que soyyo?". La gente lo conoce, pero superficialmente; sabe algunas cosas de l, pero no lo haconocido realmente. En cambio los Doce, gracias a la amistad, que implica tambin elcorazn, al menos haban entendido en lo sustancial y comenzaban a saber quin eraJess. Tambin hoy existe esta forma distinta de conocer: hay personas doctas queconocen a Jess en muchos de sus detalles y personas sencillas que no conocen estosdetalles, pero que lo conocen en su verdad: "El corazn habla al corazn". Y san Pabloquiere decir esencialmente que conoce a Jess as, con el corazn, y que de este modoconoce esencialmente a la persona en su verdad; y despus, en un segundo momento,

    que conoce sus detalles.

    Dicho esto, queda an la cuestin: Qu saba san Pablo de la vida concreta, de laspalabras, de la pasin, de los milagros de Jess? Parece seguro que nunca se encontrcon l durante su vida terrena. A travs de los Apstoles y de la Iglesia naciente,seguramente conoci tambin detalles de la vida terrena de Jess. En sus cartasencontramos tres formas de referencia al Jess prepascual. En primer lugar, hayreferencias explcitas y directas. San Pablo habla de la ascendencia davdica de Jess(cf.Rm 1, 3), conoce la existencia de sus "hermanos" o consanguneos (1 Co 9, 5; Ga 1,19), conoce el desarrollo de la ltima Cena (cf. 1 Co 11, 23), conoce otras palabras deJess, por ejemplo sobre la indisolubilidad del matrimonio (cf. 1 Co 7, 10 con Mc 10,

    11-12), sobre la necesidad de que quien anuncia el Evangelio sea mantenido por lacomunidad, pues el obrero merece su salario (cf. 1 Co 9, 14 con Lc 10, 7); san Pablo

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    22/72

    conoce las palabras pronunciadas por Jess en la ltima Cena (cf. 1 Co 11, 24-25 conLc 22, 19-20) y conoce tambin la cruz de Jess. Estas son referencias directas apalabras y hechos de la vida de Jess.

    En segundo lugar, podemos entrever en algunas frases de las cartas paulinas varias

    alusiones a la tradicin atestiguada en los Evangelios sinpticos. Por ejemplo, laspalabras que leemos en la primera carta a los Tesalonicenses, segn la cual "el da delSeor vendr como un ladrn en la noche" (1 Ts 5, 2), no se explicaran remitindonos alas profecas veterotestamentarias, porque la comparacin con el ladrn nocturno slose encuentra en los evangelios de san Mateo y de san Lucas, por tanto est tomado de latradicin sinptica.

    As, cuando leemos que Dios "ha escogido ms bien lo necio del mundo" (1 Co 1, 27-28), se escucha el eco fiel de la enseanza de Jess sobre los sencillos y los pobres (cf.Mt5, 3; 11, 25; 19, 30). Estn tambin las palabras pronunciadas por Jess en el jbilomesinico: "Te bendigo Padre, Seor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas

    cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeos" (Mt11, 25). SanPablo sabe es su experiencia misionera que estas palabras son verdaderas, es decir,que son precisamente los sencillos quienes tienen el corazn abierto al conocimiento deJess. Tambin la alusin a la obediencia de Jess "hasta la muerte", que se lee en lacarta a los Filipenses (cf. Flp 2, 8) hace referencia a la total disponibilidad del Jessterreno a cumplir la voluntad de su Padre (cf. Mc 3, 35;Jn 4, 34).

    Por tanto, san Pablo conoce la pasin de Jess, su cruz, el modo como vivi los ltimosmomentos de su vida. La cruz de Jess y la tradicin sobre este hecho de la cruz est enel centro del kerigma paulino. Otro pilar de la vida de Jess conocido por san Pablo esel Sermn de la Montaa, del que cita algunos elementos casi literalmente, cuandoescribe a los Romanos: "Amaos unos a otros. (...) Bendecid a los que os persiguen. (...)Vivid en paz con todos. (...) Venced al mal con el bien". As pues, en sus cartas hay unreflejo fiel del Sermn de la Montaa (cf. Mt5-7).

    Por ltimo, en las cartas de san Pablo es posible hallar un tercer modo de presencia delas palabras de Jess: es cuando realiza una forma de transposicin de la tradicin

    prepascual a la situacin despus de la Pascua. Un caso tpico es el tema del reino deDios, que est seguramente en el centro de la predicacin del Jess histrico (cf. Mt3,2; Mc 1, 15; Lc 4, 43). En san Pablo se encuentra una trasposicin de este tema, puestras la resurreccin es evidente que Jess en persona, el Resucitado, es el reino de Dios.

    Por tanto, el reino llega donde est llegando Jess. Y as, necesariamente, el tema delreino de Dios, con el que se haba anticipado el misterio de Jess, se transforma encristologa. Sin embargo, las mismas disposiciones exigidas por Jess para entrar en elreino de Dios valen exactamente para san Pablo a propsito de la justificacin por la fe:tanto la entrada en el Reino como la justificacin requieren una actitud de granhumildad y disponibilidad, libre de presunciones, para acoger la gracia de Dios.

    Por ejemplo, la parbola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18, 9-14) imparte unaenseanza que se encuentra tal cual en san Pablo, cuando insiste en que nadie debegloriarse en presencia de Dios. Tambin las frases de Jess sobre los publicanos y las

    prostitutas, ms dispuestos que los fariseos a acoger el Evangelio (cf. Mt21, 31;Lc 7,

    36-50) y sus deseos de compartir la mesa con ellos (cf. Mt 9, 10-13; Lc 15, 1-2)encuentran pleno eco en la doctrina de san Pablo sobre el amor misericordioso de Dios a

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    23/72

    los pecadores (cf. Rm 5, 8-10; y tambin Ef2, 3-5). As, el tema del reino de Dios sepropone de una forma nueva, pero con plena fidelidad a la tradicin del Jess histrico.

    Otro ejemplo de transformacin fiel del ncleo doctrinal de Jess se encuentra en los"ttulos" referidos a l. Antes de Pascua l mismo se califica como Hijo del hombre; tras

    la Pascua se hace evidente que el Hijo del hombre es tambin el Hijo de Dios. Por tanto,el ttulo preferido por san Pablo para calificar a Jess es Krios, "Seor" (cf. Flp 2, 9-11), que indica la divinidad de Jess. El Seor Jess, con este ttulo, aparece en la plenaluz de la resurreccin.

    En el Monte de los Olivos, en el momento de la extrema angustia de Jess (cf. Mc 14,36), los discpulos, antes de dormirse, haban odo cmo hablaba con el Padre y lollamaba "Abb-Padre". Es una palabra muy familiar, equivalente a nuestro "pap", queslo usan los nios en comunin con su padre. Hasta ese momento era impensable queun judo utilizara dicha palabra para dirigirse a Dios; pero Jess, siendo verdadero hijo,en esta hora de intimidad habla as y dice: "Abb, Padre". En las cartas de san Pablo a

    los Romanos y a los Glatas, sorprendentemente, esta palabra "Abb", que expresa laexclusividad de la filiacin de Jess, aparece en labios de los bautizados (cf. Rm 8, 15;Ga 4, 6), porque han recibido el "Espritu del Hijo" y ahora llevan en s mismos eseEspritu y pueden hablar como Jess y con Jess como verdaderos hijos a su Padre;

    pueden decir "Abb" porque han llegado a ser hijos en el Hijo.

    Por ltimo, quiero aludir a la dimensin salvfica de la muerte de Jess, como laencontramos en la frase evanglica: "El Hijo del hombre no ha venido para ser servidosino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mc 10, 45; Mt20, 28). Elreflejo fiel de estas palabras de Jess aparece en la doctrina paulina sobre la muerte deJess como rescate (cf. 1 Co 6, 20), como redencin (cf.Rm 3, 24), como liberacin (cf.Ga 5, 1) y como reconciliacin (cf. Rm 5, 10; 2 Co 5, 18-20). Aqu est el centro de lateologa paulina, que se basa en estas palabras de Jess.

    En conclusin, san Pablo no pensaba en Jess en calidad de historiador, como unapersona del pasado. Ciertamente, conoce la gran tradicin sobre la vida, las palabras, lamuerte y la resurreccin de Jess, pero no trata todo ello como algo del pasado; lo

    propone como realidad del Jess vivo. Para san Pablo, las palabras y las acciones deJess no pertenecen al tiempo histrico, al pasado. Jess vive ahora y habla ahora connosotros y vive para nosotros. Esta es la verdadera forma de conocer a Jess y de acogerla tradicin sobre l. Tambin nosotros debemos aprender a conocer a Jess, no segn la

    carne, como una persona del pasado, sino como nuestro Seor y Hermano, que est hoycon nosotros y nos muestra cmo vivir y cmo morir.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    24/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 15 de octubre de 2008

    La dimensin eclesiolgica del pensamiento de san Pablo

    En la catequesis del mircoles pasado habl de la relacin de san Pablo con el Jessprepascual en su vida terrena. La cuestin era: "Qu supo san Pablo de la vida deJess, de sus palabras, de su pasin?". Hoy quiero hablar de la enseanza de san Pablosobre la Iglesia. Debemos comenzar por la constatacin de que esta palabra "Iglesia" enespaol, como "glise" en francs o "Chiesa" en italiano est tomada del griego

    Ekklsa. Proviene del Antiguo Testamento y significa la asamblea del pueblo de Israel,convocada por Dios, y de modo particular la asamblea ejemplar al pie del Sina.

    Con esta palabra se define ahora la nueva comunidad de los creyentes en Cristo que sesienten asamblea de Dios, la nueva convocatoria de todos los pueblos por parte de Diosy ante l. La palabraEkklsa aparece por primera vez en la obra de san Pablo, que es el

    primer autor de un escrito cristiano. Esto sucede en el inicio de la primera carta a losTesalonicenses, donde san Pablo se dirige textualmente "a la Iglesia de losTesalonicenses" (cf. despus tambin a la "Iglesia de los Laodicenses" en Col4, 16). Enotras cartas habla de la Iglesia de Dios que est en Corinto (cf. 1 Co 1, 2; 2 Co 1, 1), queest en Galacia (cf. Ga 1, 2 etc.) por tanto, Iglesias particulares, pero dice tambinque persigui a "la Iglesia de Dios", no a una comunidad local determinada, sino a "laIglesia de Dios".

    As vemos que el significado de la palabra "Iglesia" tiene muchas dimensiones: por unaparte, indica las asambleas de Dios en determinados lugares (una ciudad, un pas, unacasa), pero significa tambin toda la Iglesia en su conjunto. As vemos que "la Iglesia deDios" no es slo la suma de distintas Iglesias locales, sino que las diversas Iglesiaslocales son a su vez realizacin de la nica Iglesia de Dios. Todas juntas son la "Iglesiade Dios", que precede a las distintas Iglesias locales, y que se expresa, se realiza enellas.

    Es importante observar que casi siempre la palabra "Iglesia" aparece con el aadido dela calificacin "de Dios": no es una asociacin humana, nacida de ideas o intereses

    comunes, sino de una convocacin de Dios. l la ha convocado y por eso es una entodas sus realizaciones. La unidad de Dios crea la unidad de la Iglesia en todos loslugares donde se encuentra. Ms tarde, en la carta a los Efesios, san Pablo elaborarabundantemente el concepto de unidad de la Iglesia, en continuidad con el concepto de

    pueblo de Dios, Israel, considerado por los profetas como "esposa de Dios", llamada avivir una relacin esponsal con l.

    San Pablo presenta a la nica Iglesia de Dios como "esposa de Cristo" en el amor, unsolo cuerpo y un solo espritu con Cristo mismo. Es sabido que, de joven, san Pablohaba sido adversario encarnizado del nuevo movimiento constituido por la Iglesia deCristo. Haba sido su adversario, porque consideraba que este nuevo movimiento

    amenazaba la fidelidad a la tradicin del pueblo de Dios, animado por la fe en el Diosnico. Esta fidelidad se expresaba sobre todo en la circuncisin, en la observancia de las

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    25/72

    reglas de la pureza cultual, de la abstencin de ciertos alimentos, y del respeto delsbado.

    Los israelitas haban pagado esta fidelidad con la sangre de los mrtires en el perodo delos Macabeos, cuando el rgimen helenista quera obligar a todos los pueblos a

    conformarse a la nica cultura helenstica. Muchos israelitas haban defendido con susangre la vocacin propia de Israel. Los mrtires haban pagado con la vida la identidadde su pueblo, que se expresaba mediante estos elementos.

    Tras el encuentro con Cristo resucitado, san Pablo entendi que los cristianos no erantraidores; al contrario, en la nueva situacin, el Dios de Israel, mediante Cristo, habaextendido su llamada a todas las gentes, convirtindose en el Dios de todos los pueblos.De esta forma se realizaba la fidelidad al nico Dios; ya no eran necesarios los signosdistintivos constituidos por las normas y las observancias particulares, porque todosestaban llamados, en su variedad, a formar parte del nico pueblo de Dios en la "Iglesiade Dios" en Cristo.

    En la nueva situacin san Pablo tuvo clara inmediatamente una cosa: el valorfundamental y fundante de Cristo y de la "palabra" que lo anunciaba. San Pablo sabaque no slo no se llega a ser cristiano por coercin, sino que en la configuracin internade la nueva comunidad el componente institucional estaba inevitablemente vinculado ala "palabra" viva, al anuncio del Cristo vivo en el cual Dios se abre a todos los pueblosy los une en un nico pueblo de Dios. Es sintomtico que san Lucas, en los Hechos delos Apstoles utilice muchas veces, incluso a propsito de san Pablo, el sintagma"anunciar la palabra" (Hch 4, 29.31; 8, 25; 11, 19; 13, 46; 14, 25; 16, 6.32), con laevidente intencin de poner fuertemente de relieve el alcance decisivo de la "palabra"del anuncio.

    En concreto, esta palabra est constituida por la cruz y la resurreccin de Cristo, en laque han encontrado realizacin las Escrituras. El misterio pascual, que provoc el virajede su vida en el camino de Damasco, est obviamente en el centro de la predicacin delApstol (cf. 1 Co 2, 2; 15, 14). Este misterio, anunciado en la palabra, se realiza en lossacramentos del Bautismo y de la Eucarista, y se hace realidad en la caridad cristiana.La obra evangelizadora de san Pablo no tiene otro fin que implantar la comunidad de loscreyentes en Cristo.

    Esta idea est encerrada dentro de la etimologa misma de la palabra Ekklsa, que san

    Pablo, y con l todo el cristianismo, prefiri al otro trmino, "sinagoga", no slo porqueoriginariamente el primero es ms "laico" (deriva de la praxis griega de la asambleapoltica y no propiamente religiosa), sino tambin porque implica directamente la ideams teolgica de una llamada ab extra, y por tanto no una simple reunin; los creyentesson llamados por Dios, quien los rene en una comunidad, su Iglesia.

    En esta lnea podemos comprender tambin el original concepto, exclusivamentepaulino, de la Iglesia como "Cuerpo de Cristo". Al respecto, conviene tener presente lasdos dimensiones de este concepto. Una es de carcter sociolgico, segn la cual elcuerpo est formado por sus componentes y no existira sin ellos. Esta interpretacinaparece en la carta a los Romanos y en la primera carta a los Corintios, donde san

    Pablo asume una imagen que ya exista en la sociologa romana: dice que un pueblo escomo un cuerpo con distintos miembros, cada uno de los cuales tiene su funcin, pero

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    26/72

    todos, incluso los ms pequeos y aparentemente insignificantes, son necesarios paraque el cuerpo pueda vivir y realizar sus funciones.

    Oportunamente el Apstol observa que en la Iglesia hay muchas vocaciones: profetas,apstoles, maestros, personas sencillas, todos llamados a vivir cada da la caridad, todos

    necesarios para construir la unidad viva de este organismo espiritual. La otrainterpretacin hace referencia al Cuerpo mismo de Cristo. San Pablo sostiene que laIglesia no es slo un organismo, sino que se convierte realmente en cuerpo de Cristo enel sacramento de la Eucarista, donde todos recibimos su Cuerpo y llegamos a serrealmente su Cuerpo. As se realiza el misterio esponsal: todos son un solo cuerpo y unsolo espritu en Cristo. De este modo la realidad va mucho ms all de la imaginacinsociolgica, expresando su verdadera esencia profunda, es decir, la unidad de todos los

    bautizados en Cristo, a los que el Apstol considera "uno" en Cristo, conformados alsacramento de su Cuerpo.

    Al decir esto, san Pablo muestra que sabe bien y nos da a entender a todos que la Iglesia

    no es suya y no es nuestra: la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, es "Iglesia de Dios","campo de Dios, edificacin de Dios, (...) templo de Dios" (1 Co 3, 9.16). Esta ltimadesignacin es particularmente interesante, porque atribuye a un tejido de relacionesinterpersonales un trmino que comnmente serva para indicar un lugar fsico,considerado sagrado. La relacin entre Iglesia y templo asume, por tanto, dosdimensiones complementarias: por una parte, se aplica a la comunidad eclesial lacaracterstica de separacin y pureza que tena el edificio sagrado; pero, por otra, sesupera tambin el concepto de un espacio material, para transferir este valor a larealidad de una comunidad viva de fe. Si antes los templos se consideraban lugares de la

    presencia de Dios, ahora se sabe y se ve que Dios no habita en edificios hechos depiedra, sino que el lugar de la presencia de Dios en el mundo es la comunidad viva delos creyentes.

    Merecera un discurso aparte la calificacin de "pueblo de Dios", que en san Pablo seaplica sustancialmente al pueblo del Antiguo Testamento y despus a los paganos, queeran "el no pueblo" y se han convertido tambin ellos en pueblo de Dios gracias a suinsercin en Cristo mediante la palabra y el sacramento.

    Un ltimo detalle. En la carta a Timoteo san Pablo califica a la Iglesia como "casa deDios" (1Tm 3, 15); se trata de una definicin realmente original, porque se refiere a laIglesia como estructura comunitaria en la que se viven cordiales relaciones

    interpersonales de carcter familiar. El Apstol nos ayuda a comprender cada vez ms afondo el misterio de la Iglesia en sus distintas dimensiones de asamblea de Dios en elmundo. Esta es la grandeza de la Iglesia y la grandeza de nuestra llamada: somos templode Dios en el mundo, lugar donde Dios habita realmente; y, al mismo tiempo, somoscomunidad, familia de Dios, que es caridad. Como familia y casa de Dios debemosrealizar en el mundo la caridad de Dios y ser as, con la fuerza que viene de la fe, lugary signo de su presencia.

    Pidamos al Seor que nos conceda ser cada vez ms su Iglesia, su Cuerpo,

    el lugar de la presencia de su caridad en nuestro mundo y en nuestra

    historia.

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    27/72

    AUDIENCIA GENERAL

    Mircoles 22 de octubre de 2008

    La divinidad de Cristo

    en la predicacin de san Pablo

    En las catequesis de las semanas anteriores meditamos sobre la "conversin" de sanPablo, fruto del encuentro personal con Jess crucificado y resucitado, y nosinterrogamos sobre cul fue la relacin del Apstol de los gentiles con el Jess terreno.Hoy quiero hablar de la enseanza que san Pablo nos ha dejado sobre la centralidad delCristo resucitado en el misterio de la salvacin, sobre su cristologa. En verdad,Jesucristo resucitado, "exaltado sobre todo nombre", est en el centro de todas susreflexiones. Para el Apstol, Cristo es el criterio de valoracin de los acontecimientos yde las cosas, el fin de todos los esfuerzos que l hace para anunciar el Evangelio, la gran

    pasin que sostiene sus pasos por los caminos del mundo. Y se trata de un Cristo vivo,concreto: el Cristo dice san Pablo "que me am y se entreg a s mismo por m"(Ga 2, 20). Esta persona que me ama, con la que puedo hablar, que me escucha y meresponde, este es realmente el principio para entender el mundo y para encontrar elcamino en la historia.

    Quien ha ledo los escritos de san Pablo sabe bien que l no se preocup de narrar loshechos de la vida de Jess, aunque podemos pensar que en sus catequesis contaba sobreel Jess prepascual mucho ms de lo que escribi en sus cartas, que son amonestaciones

    en situaciones concretas. Su intencionalidad pastoral y teolgica se diriga de tal modo ala edificacin de las nacientes comunidades, que espontneamente concentraba todo enel anuncio de Jesucristo como "Seor", vivo y presente ahora en medio de los suyos. Deah la esencialidad caracterstica de la cristologa paulina, que desarrolla las

    profundidades del misterio con una preocupacin constante y precisa: ciertamente,anunciar al Jess vivo y su enseanza, pero anunciar sobre todo la realidad central de sumuerte y resurreccin, como culmen de su existencia terrena y raz del desarrollosucesivo de toda la fe cristiana, de toda la realidad de la Iglesia.

    Para el Apstol, la resurreccin no es un acontecimiento en s mismo, separado de lamuerte: el Resucitado es siempre el mismo que fue crucificado. Tambin ya resucitado

    lleva sus heridas: la pasin est presente en l y, con Pascal, se puede decir que sufrehasta el fin del mundo, aun siendo el Resucitado y viviendo con nosotros y paranosotros. San Pablo comprendi esta identidad del Resucitado con el Cristo crucificadoen el camino de Damasco: en ese momento se le revel con claridad que el Crucificadoes el Resucitado y el Resucitado es el Crucificado, que dice a san Pablo: "Por qu me

    persigues?" (Hch 9, 4). San Pablo, cuando persigue a Cristo en la Iglesia, comprendeque la cruz no es "una maldicin de Dios" (Dt 21, 23), sino sacrificio para nuestraredencin.

    El Apstol contempla fascinado el secreto escondido del Crucificado-resucitado y atravs de los sufrimientos experimentados por Cristo en su humanidad (dimensinterrena) se remonta a la existencia eterna en la que es uno con el Padre (dimensin pre-temporal): "Al llegar la plenitud de los tiempos escribe envi Dios a su Hijo,

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    28/72

    nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, ypara que recibiramos la filiacin adoptiva" (Ga 4, 4-5).

    Estas dos dimensiones, lapreexistencia eterna junto al Padre y el descenso del Seor enla encarnacin, se anuncian ya en el Antiguo Testamento, en la figura de la Sabidura.

    En los Libros sapienciales del Antiguo Testamento encontramos algunos textos queexaltan el papel de la Sabidura, que existe desde antes de la creacin del mundo. Eneste sentido deben leerse pasajes como este del Salmo 90: "Antes de que nacieran losmontes, o fuera engendrado el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre t eresDios" (v. 2); o pasajes como el que habla de la Sabidura creadora: "El Seor me cre,

    primicia de su camino, antes que sus obras ms antiguas. Desde la eternidad fuifundada, desde el principio, antes que la tierra" (Pr8, 22-23). Tambin es sugestivo elelogio de la Sabidura, contenido en el libro homnimo: "La Sabidura se despliegavigorosamente de un confn al otro del mundo y gobierna de excelente manera eluniverso" (Sb 8, 1).

    Los mismos textos sapienciales que hablan de la preexistencia eterna de la Sabidura,hablan de su descenso, del abajamiento de esta Sabidura, que se cre una tienda entrelos hombres. As ya sentimos resonar las palabras del Evangelio de san Juan que hablade la tienda de la carne del Seor. Se cre una tienda en el Antiguo Testamento: aqu serefiere al templo, al culto segn la "Tor"; pero, desde el punto de vista del NuevoTestamento, podemos entender que era slo una prefiguracin de la tienda mucho msreal y significativa: la tienda de la carne de Cristo. Y ya en los libros del AntiguoTestamento vemos que este abajamiento de la Sabidura, su descenso a la carne, implicatambin la posibilidad de ser rechazada.

    San Pablo, desarrollando su cristologa, se refiere precisamente a esta perspectivasapiencial: reconoce en Jess a la Sabidura eterna que existe desde siempre, laSabidura que desciende y se crea una tienda entre nosotros; as, puede describir a Cristocomo "fuerza y sabidura de Dios"; puede decir que Cristo se ha convertido paranosotros en "sabidura de origen divino, justicia, santificacin y redencin" (1 Co 1,24.30). De la misma forma, san Pablo aclara que Cristo, al igual que la Sabidura, puedeser rechazado sobre todo por los dominadores de este mundo (cf. 1 Co 2, 6-9), de modoque en los planes de Dios puede crearse una situacin paradjica: la cruz, que setransformar en camino de salvacin para todo el gnero humano.

    Un desarrollo posterior de este ciclo sapiencial, segn el cual la Sabidura se abaja para

    despus ser exaltada a pesar del rechazo, se encuentra en el famoso himno contenido enla carta a los Filipenses (cf.Flp 2, 6-11). Se trata de uno de los textos ms elevados detodo el Nuevo Testamento. Los exegetas, en su gran mayora, concuerdan en considerarque este pasaje contiene una composicin anterior al texto de la carta a los Filipenses.Este es un dato de gran importancia, porque significa que el judeo-cristianismo, antes desan Pablo, crea en la divinidad de Jess. En otras palabras, la fe en la divinidad deJess no es un invento helenstico, surgido mucho despus de la vida terrena de Jess,un invento que, olvidando su humanidad, lo habra divinizado. En realidad, vemos queel primer judeo-cristianismo crea en la divinidad de Jess; ms an, podemos decir quelos Apstoles mismos, en los grandes momentos de la vida de su Maestro,comprendieron que era el Hijo de Dios, como dijo san Pedro en Cesarea de Filipo: "T

    eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" (Mt16, 16).

  • 8/3/2019 Catequesis Del Santo Padre Benedicto XVI Sobre S Pablo

    29/72

    Pero volvamos al himno de la carta a los Filipenses. Este texto puede estar estructuradoen tres estrofas, que ilustran los momentos principales del recorrido realizado porCristo. Su preexistencia est expresada en las palabras: "A pesar de su condicin divina,no hizo alarde de su categora de Dios" (v. 6). Sigue despus el abajamiento voluntariodel Hijo en la segunda estrofa: "Se despoj de su rango y tom la condicin de esclavo"

    (v. 7), hasta humillarse "obedeciendo hasta la muerte y una muerte de cruz" (v. 8). Latercera estrofa del himno anuncia la respuesta del Padre a la humillacin del Hijo: "Poreso Dios lo exalt y le concedi el Nombre que est sobre todo nombre" (v. 9).

    Lo que impresiona es el contraste entre el abajamiento radical y la siguienteglorificacin en la gloria de Dios. Es evidente que esta segunda estrofa est en contrastecon la pretensin de Adn, que quera hacerse Dios, y tambin est en contraste con elgesto de los constructores de la torre de Babel, que queran edificar por s solos el

    puente hasta el cielo y convertirse ellos mismos en divinidad. Pero esta iniciativa de lasoberbia acab en la autodestruccin: as no se llega al cielo, a la verdadera felicidad, aDios. El gesto del Hijo de Dios es exactamente lo contrario: no la soberbia, sino la

    humildad, que es la realizacin del amor, y el amor es divino. La iniciativa deabajamiento, de humildad radical de Cristo, con la cual contrasta la soberbia humana, esrealmente expresin del amor divino; a ella le sigue la elevacin al cielo a la que Diosnos atrae con su amor.

    Adems de la carta a los Filipenses, hay otros lugares de la literatura paulina donde lostemas de la preexistencia y el descenso del Hijo de Dios a la tierra estn unidos entre s.Una reafirmacin de la identificacin entre Sabidura y Cristo, con todas susimplicaciones csmicas y antropolgicas, se encuentra en la primera carta a Timoteo:"l ha sido manifestado en la carne, justificado en el Espritu, visto de los ngeles,

    proclamado a los gentiles, credo en el mundo, levantado a la gloria" (1 Tm 3, 16).Sobre todo con estas premisas se puede definir mejor la funcin de Cristo comoMediador nico, en la perspectiva del nico Dios del Antiguo