El autor es Joles Sennel

Inicio: Es un Payés que fue a vender las cerezas a la

ciudad.

Nudo: El Payés se encontró a un consumero en mitad del

puente. El consumero le dijo que no podía pasar al menos

que pagase una moneda. El Payés pensó, si gano dos

monedas y tengo que pagar una, sólo ganaré una.

Entonces hicieron un trato. Si el Payés traía la cesta llena

de cerezas el consumero le daba una moneda, y si el

Payés traía la cesta vacía el Payés tenía que pagarle una

moneda al consumero.

Desenlace: El Payés se fue y cuando volvió llevaba la cesta

vacía. Entonces el Payés le dijo al consumero que las

había comido y el consumero le dio una moneda.

El autor de este cuento se llama Francesc Boada.

Inicio: En un convento, hay un fraile muy bajito que su

trabajo es limpiar. Eran tan pobres que no tenían dinero

para comprar una escalera.

Nudo: Un buen día el fraile se encontró un cartel de una

feria de escaleras y planeó un plan para conseguir una sin

pagar nada de dinero. Se fue allí y le pidió a uno la escalera

más pequeña de toda la feria, de Tres peldaños. Fue a otro

señor y le pidió una más grande, de cuatro peldaños, se la

dió. Así de escalera en escalera consiguió una gigante.

Desenlace: le sirvió para llegar a los sitios más altos a

limpiar. Jamás se volvió a preocupar por su estatura.

EL ABUELO

La autora es Luisa Villarta Lopez.

Los personajes que salen en este cuento son el abuelo, el

padre y el nieto.

Principio: El nieto estaba en su casa triste porque el

abuelo estaba en la residencia, y él quería que estuviese

allí con él.

Nudo: Después el niño le pregunta a su padre que si le

puede dar su triciclo al niño que no tenia papá. El padre le

dijo que si. Luego dejó la habitación muy despejada. El

hijo le volvió a preguntar a su padre que si podían ir a por

el abuelo, porque él se sentía muy solo sin su abuelo.

Desenlace: El padre lo estuvo dudando pero al final le dijo

que sí, que traían a su abuelo. Cuando el abuelo llegó, el

nieto se alegro mucho y dijo que de mayor quería ser un

arquitecto y en las casas que iba a hacer, abría una

habitación grande para el abuelo.

PERIQUÍN Y LA BRUJA CURUJA

Autor: A.R. Almodobar

La Bruja Curuja vivía en un castillo muy grande que se comía a

los niños.

Periquín era un niño normal y corriente. Sus compañeros se

reían de él porque era un poco feo. Periquín tenía un único

amigo, era un halcón.Los dos decidieron ir al castillo de la

Bruja Curuja. Periquín le dijo al halcón que se quedara fuera.

Periquín entró y la Bruja Curuja lo atrapó en una jaula. El

halcón salvó a Periquín. Luego ataron a la Bruja Curuja en la

cama y la quemaron. Al final Periquín se caso con la hija del

Rey.

GUILLERMO UN RATÓN DE BIBLIOTECA

AUTOR: ASUN BALZOLA

Guillermo era un ratoncito a quien todos llamaban

Shakespeare porque le gustaba mucho leer ya desde

pequeñito. Un día cogió un libro de la biblioteca y se fue a su

casa a leérselo. Pero él no sabía que se había dejado la ventana

abierta y él tan tranquilo leyendo. Pasó una mariposa por la

ventana y se puso a su lado y Shakespeare se quedo mirándola

y salió corriendo por el pasillo y se escondió en la cocina

debajo de la taza del té .Shakespeare estaba muy asustado y

de pronto el reloj dio la hora e hizo ruido. Shakespeare se

asustó y asomó el hocico. La mariposa estaba a su lado y

Shakespeare la miró y la mariposa se puso a revolotear por el

espejo encontrándose guapísima. Shakespeare se puso a

pensar y dijo que tenía dos problemas ,que se llamaban

Valentina y Jerónima, que eran dos relucientes gatas siamesas

que merodeaban continuamente por el pasillo que separaba la

biblioteca del jardín. Las gatas eran muy bonitas, hasta

simpáticas, pero no con los ratones porque los gatos se comen

a los ratones. Hasta Shakespeare, como cualquier ratón, era el

primero en saberlo, por eso tenía miedo de salir fuera de la

biblioteca pero podía esconderse en cualquier rincón fuera de

la habitación, oteando por el pasillo oyó un silbido de la tetera

donde el agua hervía cantando su canción de todos los días.

Entonces echó a correr más veloz que un súper ratón. Llegó a

la cocina y se escondió detrás de la escoba .Finalmente por el

pasillo, en la oscuridad, brillaron dos ojos azules. Shakespeare

antes de verlos los había intuido y temblaba y se refugió en

medio de un azucarero.