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Diez años de pensamientoambiental

En 1991, y sirviendo como catalizador político el conflicto quese vivió en la Conca de Barberà contra la instalación de vertede-ros, el Gobierno de la Generalitat decidió crear el Departamentode Medio Ambiente. La protesta-que llegó a ser violenta- de la Cataluña interior hizo sonar las alar-mas en la Plaza Sant Jaume. Se convertía en un tema prioritariodecidir qué infraestructuras necesarias para Cataluña, se construíanaquí o allá y bajo qué criterios ambientales. De estamanera, AlbertVilalta, persona vinculada y bien considerada por los movimien-tos ambientales, fue nombrado conseller de un departamento denueva creación:Medio Ambiente. Su principal tarea era poner ordenen Cataluña desde el punto de vista ambiental, es decir, cons-truir una serie de instalaciones sobre el territorio. Depuradoras,centros de tratamiento de residuos, vertederos, etc... instalacio-nes absolutamente necesarias para garantizar el desarrollo de Cata-luña bajo parámetros europeos. En el contexto español, una vezmás, Cataluña iba por delante.Paralelamente, gracias a la mediación de Jaume Cabaní, el enton-ces nuevo conseller Vilalta decidió que la acción se había de comple-mentar con el pensamiento. La idea original, el código genético deesta publicación, era bien sencilla: crear un cuerpo de reflexiónteórico sobre el pensamiento ambiental. Se trataba de propor-cionar un espacio y de dar a conocer las principales corrientes ypensadores, deCataluña y delmundo, que trabajan en temas ambien-tales. Posteriormente, los consellers Pere Macias, Joan IgnasiPuigdollers y Felip Puig han tomado el relevo, han mantenidocon vida el proyecto original y lo han visto crecer.

En estas páginas, se ha escrito sobre reciclaje; sobre una nuevacultura del turismo; sobre la cumbre de la Tierra de Río de Janeiro;sobre los modelos de ciudad; sobre el producto ecológico; sobrela cultura del agua; sobre Gaia y las redes de la vida; sobre econo-mía ecológica; sobre energía; sobre superpoblación; sobre biodi-versidad; sobre producción limpia; sobre diseño ecológico; sobreel coche; sobre las migraciones; sobre el concepto de sostenibili-dad; sobre agricultura; sobre educación ambiental; sobre la histo-ria del ecologismo en Cataluña; sobre el cambio global y el Medi-terráneo; sobre el futuro territorial de Cataluña; sobre la gestión delas tierras del interior; sobre la sociedad del riesgo; de nuevo sobrela escasez de agua; sobre democracia ambiental; sobre los espa-cios naturales; sobre globalización, empresas y consumo crítico;sobre residuos urbanos... Han colaborado los especialistas demayorrenombre, en gran parte gracias a la disposición y esfuerzo de todoslos miembros del Consejo de Redacción.Precisamente y como ya había ocurrido antes, la labor de losmiem-bros del Consejo ha sido clave para conmemorar los treinta núme-ros y los diez años de vida deMedi Ambient. Tecnologia i Cultura.En este número, presentamos un grupo de once pensadores y cien-tíficos, con similitudes humanas e intelectuales, que consideramosfundamentales en el ámbito del conocimiento ambiental actual.Hemos creído, fieles al código genético de la revista, que presen-tar un pequeño grupo de hombres y mujeres que ha pensado ypiensa sobre el medio ambiente era el mejor regalo para nues-tros lectores.•Lluís RealesDirector de Medi Ambient. Tecnologia i cultura

Editorial

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Svante ArrheniusLos albores del cambio climáticoJosep Enric LlebotUniversidad Autónoma de BarcelonaMiembro del Instituto de Estudios Catalanes

Svante Arrhenius (1859-1927), físico suecoque llegó a ser rector de la Universidad deEstocolmo y director del Instituto Nobel.Desarrolló la teoría química de la ionizaciónde los electrolitos, trabajo por el que obtuvoel premio Nobel en 1903. En 1895 presentóuna comunicación en la que sugería que sise reducía o incrementaba la concentraciónde un constituyente menor de la atmósfera,el dióxido de carbono, en un cuarenta porciento se podían originar retroacciones queprovocasen el avance o el retroceso de losneveros. Por este motivo, se le puedeconsiderar pionero del posible origenantrópico del cambio climático actual.

"La Tierra recibe los rayos del Sol, que penetran sumasa y se convierten en calor no luminoso. La Tierraposee el calor interno con que fue creada, que conti-nuamente se disipa en la superficie y, finalmente, laTierra recibe los rayos de luz y de calor de inconta-bles estrellas, entre las cuales se encuentra el sistemasolar. Éstas son las tres causas generales que deter-minan la temperatura de la Tierra." 1 Joseph Fourier(1824)Podemos pensar que el cambio climático es unconcepto nuevo, generado y utilizado para desig-nar una serie de fenómenos que se dan desde no hacemás de quince años y, probablemente, acertaremos.La climatología, como ciencia, no se ha tenido encuenta hasta hacemuy poco, cuando se constató, porun lado, el profundo desconocimiento que se teníade los mecanismos importantes que caracterizan elsistema climático; por otro lado, se ha constatado lanecesidad de disponer de una buena capacidadpredic-tiva, también en lo que se refiere al clima.Hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX nose empezó a prestar atención al clima y al trabajode los climatólogos. La climatología era conside-rada una ramamenor de lameteorología que se dedi-caba simplemente a la compilación de datos. Un clima-tólogo era una persona que describía el clima,habitualmente a nivel del suelo, y se le valoraba enrazón de los datos útiles que aportaba para la agri-cultura y para la construcción de infraestructuras. Paraestas tareas, se pensaba que bastaba con reunir y tratargrandes cantidades de datos y extensos análisis esta-dísticos sobre el tiempo meteorológico. Se creíaque el comportamiento del clima en el pasadocercano era una guía adecuada para el tiempo delfuturo. Así pues, hasta la década de 1950, el climano era más que una adición del comportamientodel tiempo meteorológico diario y hay que tener encuenta que, por aquel entonces, el estudio del tiempometeorológico se encontraba en un estado embrio-nario. En este contexto, eran pocos los que sabíande los trabajos de Arrhenius, el primer científico querealizó el cálculo de lo que pasará en la atmósferacuando ésta tenga el doble de dióxido de carbono dela cantidad existente al principio de la era indus-trial. En este artículo se pretende realizar una pequeñaaproximación a la generación de los conceptos deefecto invernadero y de cambio climático, atribui-dos al físico francés Joseph Fourier y al químico físicosueco Svante Arrhenius respectivamente, tanto desde

el punto de vista estrictamente científico como desdeun enfoque social.

Carnot y Fourier: los inicios

Podríamos decir que, simbólicamente, por lo quese refiere al cambio climático, la historia empiezaen 1824. En aquel año, el ingeniero francés SadiCarnot 2 publicó su trabajo Réflexions sur la puissancemotrice du feu et sur les machines propes à dévelop-per cette puissance. El siglo XIX sería el siglo del desarro-llo de los conceptos fundamentales de la termodi-námica y el trabajo de Carnot fue uno de los puntosclave, que rompió con el newtoniano de la mecá-nica clásica. Sadi Carnot afirmaba en 1824: "Es al calora lo que hay que atribuir los grandes movimientosque caracterizan la Tierra; a él se deben las agita-ciones de la atmósfera, el ascenso de las nubes, laslluvias y otros meteoros, las corrientes de agua porla superficie del globo, de las que el hombre utilizauna pequeña parte; incluso los temblores de tierray las erupciones volcánicas se deben al calor".Sin embargo, aunque conceptualmente Sadi Carnotesmuy importante no solo para la física sino tambiénpara lo que hoy denominaríamos ciencias ambien-tales, ya que sus estudios conducen al reconocimientode los límites del aprovechamiento de los recursosenergéticos, su referencia al funcionamiento de laTierra no fuemuchomás lejos. En elmismo año, 1824,fue el físico Jean Baptiste Joseph Fourier, conocidopor la ley de Fourier de conducción del calor y porel desarrollo de las series de Fourier, útil herramientamatemática para el análisis de funciones, quien propor-cionó una visión pionera en cuanto al papel ener-gético de la atmósfera.Fourier era un hombre con intereses diversos y ampliasfacultades. Además de ser miembro perpetuo de laAcademia Francesa de las Ciencias, amigo de Napo-león y barón, fue también profesor de matemáticas,policía, gobernador de Egipto y egiptólogo. Se leconoce sobre todo por su obra Théorie analytique dela chaleur (1822), pero es en el artículo3 Remarquesgénérales sur les températures du globe terrestre et desespaces planétaires –publicado como resumen de unaintervención ante la Academia Francesa de las Cien-cias y fundamentado en trabajos previos realizadosy publicados entre 1807 y 1809 sobre el calentamientodel planeta y el movimiento periódico del sistemasolar– donde resume sus consideraciones sobre loque hoy denominamos efecto invernadero. El afán deFourier, como el de Carnot, era reconocer los fenó-menos generales. Por lo tanto, extraía abstraccionesde las causas secundarias y de los detalles numéri-cos para alcanzar una visión del funcionamientotérmico de la Tierra, en parte también porque nopodíahacer otra cosa, pues, como todos sus contemporá-neos y muchos de los que le sucederían, no dispo-nía prácticamente de datos meteorológicos. Fourierescribió sobre el sistema solar: "... está ubicado en unaregión del universo donde todos los puntos tienenuna temperatura común y constante, determinada porlos rayos de luz y de calor que envían todos los astrosdel entorno. La Tierra está así sumergida en la tempe-ratura fría del cielo planetario y, por otro lado, secalienta gracias a los rayos solares, cuya diferentedistribución produce la diversidad del clima". También

escribió: "la temperatura aumenta por la interposiciónde la atmósfera, ya que el calor encuentramenos obstá-culo al penetrar por el aire cuando es luz que cuandotiene que atravesarla convertido ya en calor oscuro".Asimismo, se atribuye a Fourier la primera adver-tencia sobre el hecho de que las actividades huma-nas pueden influir en el clima. Fourier afirmaba: "elestablecimiento y el progreso de las sociedades huma-nas, así como la acción de las fuerzas naturales, puedencambiar notablemente y en regiones extensas el estadode la superficie del suelo, la distribución de las aguasy los grandesmovimientos del agua. Estos efectos sonsusceptibles de hacer variar, en el transcurso demuchossiglos, el grado de calor medio". No obstante, la ideade que las actividades humanas afectan al compor-tamiento de la atmósfera ya se documenta en el filó-sofo Teofrasto, discípulo de Aristóteles, quien sospe-chó que cambios en los usos de zonas del territoriopara aumentar la superficie cultivable, como el drenajede zonas húmedas o la eliminación de bosques,comportaban cambios en los períodos de frío o decalor de una determinada zona. TambiénDavidHume,dosmil añosmás tarde, sugirió que los cambios climá-ticos de Europa podían deberse al avance de la super-ficie cultivable.

Tyndall y las propiedades radiactivas de losgases

Podemos afirmar que los primeros pasos de lo quehoy es el ámbito de la investigación sobre el cambioclimático se establecieron durante la segunda mitaddel siglo XIX. Tanto el irlandés John Tyndall como elsueco Svante Arrhenius tuvieron amplios interesescientíficos y realizaron sus singulares investigacionesclimáticas únicamente como parte de sus numero-sos campos de investigación.Muy diferente es la situa-ción actual: la investigación es necesariamente muyespecializada y existe un gran número de científi-cos, institutos y organizaciones que se dedican a lainvestigación sobre el clima.Comohemosmencionado anteriormente, JohnTyndallnació en Irlanda y era ingeniero de formación. Trabajóen las propiedades magnéticas de los cristales, en latransmisión del calor a través de estructuras orgáni-cas, en las propiedades físicas del hielo y en las propie-dades radiactivas de los gases, entre las que estudióespecialmente la absorción en la región del infrarrojopróximo y a temperaturas muy diferentes de las quese dan en el ambiente terrestre. Era muy aficionadoal excursionismo y, motivado por sus excursiones alos neveros alpinos, en 1854 empezó a interesarseen la geología, especialmente en cuestiones relacio-nadas con la presión y la pizarra. En 1859, Tyndallinició una serie notable de experimentos sobre laspropiedades radiactivas de diversos gases. Determinóy publicó4 que la absorción de la radiación terrestrepor el vapor de agua y por el dióxido de carbonopresentes en la atmósfera tiene un papel importanteen la explicación de fenómenosmeteorológicos comoel enfriamiento nocturno, la escarcha y las heladasy, posiblemente, la variación de los climas duranteel pasado geológico.También intentó explicar el color del cielo, trabajandoen la polarización y la difusión de la luz por molé-culas de aire y polvo. Naturalmente, influyeron en

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él las condiciones ambientales, científicas y mate-riales. La atmósfera cargada de polvo y contamina-ción del Londres de mediados del siglo XIX ayudóa Tyndall, entonces ya miembro de la Royal Societyde Londres, a plantearse y a plantear de una formabrillante, aunque prudente, la idea revolucionariade que los cambios de la temperatura del planetaasociados a las variaciones de los constituyentes acti-vos de la atmósfera, en lo que respecta a su radiación,podían haber producido algunas de las variacionesclimáticas constatadas por los geólogos.No obstante, la geología, como toda la historia natu-ral, era objeto de apasionadas discusiones. En la épocaenqueTyndall exploraba conminuciosidad las propie-dades radiantes del vapor de agua y del dióxido decarbono, las declaraciones de Louis Agassiz sobre losperíodos glaciales de la historia climática de la Tierraprodujeron acaloradas discusiones científicas. Toda-vía tenían que pasar muchos años antes de que elmundo científico y la opinión pública aceptasen laalternancia de períodos cálidos y fríos en el transcursode la dilatada historia de la Tierra y de las especiesque la habitan.Las propuestas de Tyndall apenas llamaron la aten-ción, ya que nadie podía imaginar en aquellos tiem-pos que unos constituyentes tan minoritarios en lacomposición atmosférica como el vapor de agua oel dióxido de carbono pudiesen desestabilizar el equi-librio energético de la atmósfera e inducir la transi-ción de un clima cálido a un clima frío, aunque fueseen miles de años. Otras consideraciones generaronmucho más interés, como las causas astronómicasformuladas bastantes años después porMilutinMilan-kovitch.Hoy en día, la paleoclimatología es un compo-nente interdisciplinario imprescindible para lacomprensión del clima y se podría afirmar que Tyndallfue uno de sus iniciadores.

Svante Arrhenius y el cambio climático

Hasta hace poco, Svante Arrhenius era conocidotan solo por sus contribuciones en el campode la elec-troquímica, por las que obtuvo el premio Nobel deQuímica en 1903. Arrhenius nació enUppsala (Suecia),en 1859, justamente cuando John Tyndall realizabalos experimentos sobre la absorción de la radiaciónpor parte de algunos gases atmosféricos. Fue elsegundo hijo de una familia vinculada por el trabajodel padre a la universidad de Uppsala, fundada en1477 y desde entonces motor cultural de la ciudady del país. Como era común en aquella época, elpequeño Arrhenius estudió hasta los ocho años encasa con un tutor y, hasta su ingreso en la universi-dad, asistió a la escuela de la catedral de la ciudad. Yaen la universidad, inició estudios de física, química,latín, historia, geología y botánica. Completó su primertítulo en física y empezó a preparar lo que enton-ces se conocía como licenciatura en filosofía. A pesarde la historia y el prestigio de la universidaddeUppsala,cuando Arrhenius acababa sus estudios, el departa-mento de Física atravesaba un período difícil, conimportantes problemas que incluso habían llegadoa ser de dominio público. Esto impulsó a Arrheniusa marcharse a Estocolmo, donde trabajó en el Insti-tuto de Física de la Academia Sueca de Ciencias con

Erik Edlund, un profesor de física interesado en lameteorología.En Estocolmo, Arrhenius también estudió químicacon Otto Petterson y utilizó sus conocimientos defísica en el análisis de problemas de electroquímica,lo que culminó en la redacción de una tesis sobrela teoría química de los electrólitos, publicada en 1884.La comisión de evaluación no se mostró muy sensi-ble a las aportaciones del trabajo teórico de Arrheniusy no lo valoró con lamáxima calificación. Este trabajofue la base por la que, posteriormente, Arrhenius reci-biría el premio Nobel juntamente con otros dos elec-troquímicos:WilhemOstwald y JacobusH. van’t Hoff.Al igual que los profesores que evaluaron su tesisdoctoral, los profesores de química de la universidadde Estocolmo no sabían apreciar el trabajo de Arrhe-nius, que decidió cambiarse al politécnico de Rigapara trabajar con Wilhem Ostwald. La colaboracióncon Ostwald y una valiosa ayuda de la Academiade Ciencias le permitieron visitar numerosos labo-ratorios europeos y trabajar con prestigiosos cientí-ficos de la época, como Ludwig Boltzmann, en Graz,Friedrich Kohlrausch, en Wurzburgo, y Jacobus H.van’t Hoff, en Amsterdam. Estos contactos sirvieronal inquieto e imaginativo Arrhenius para completarsu teoría sobre la disociación electrolítica, lo cualpropició que, después de un largo período posdoc-toral de seis años, Arrhenius obtuviese suprimer puestoestable como profesor de física en la Escuela Supe-rior de Estocolmo.Además de estabilidad, este puesto le permitió dispo-ner de un laboratorio en el que pudo completar sutrabajo de electroquímica. Fundó, entonces, la Socie-dad de Física de Estocolmo, de la que fue el primersecretario. Esta sociedad, de espíritu abierto, reuníaa físicos, geólogos, meteorólogos y astrónomos. En1895, le promocionaron a catedrático de física y fuerector de la Escuela Superior de Estocolmo entre 1896y 1902. Asimismo, fue elegido miembro de la Acade-mia Sueca de Ciencias en 1901 y, como ya hemosdicho, recibió el premio Nobel en 1903. Duranteeste período se casó en dos ocasiones y tuvo cuatrohijos: uno de su primermatrimonio con una estudiantey ayudante suya, Sophia Rudbeck, y tres de su matri-monio con Maria Johansson. Fue también el primerdirector del Instituto Nobel de Física y Química y,al final de su carrera científica, se interesó por proble-mas teóricos de inmunoquímica y por la divulga-ción de la ciencia. Reconocido por el mundo cientí-fico de la época, entre otras actuaciones significativas,en 1914 pronunció la conferencia Tyndall en la RoyalInstitution deGranBretaña, conferencia que lo vinculóformalmente al otro científico del siglo XIX que inicióel conocimiento de las propiedades radiantes de laatmósfera trascendentes para el fenómeno del cambioclimático. Arrhenius falleció en octubre de 1927 enEstocolmo, tras haber sufrido un infarto a los sesentay seis años, a raíz del cual disminuyeron sus facul-tades hasta tener que abandonar sus responsabili-dades al frente del Instituto Nobel, medio año antesde su muerte.Cabe destacar el papel de la Sociedad de Física deEstocolmo en la estimulación del interés de Arrheniuspor la física de la Tierra, del mar y de la atmósfera.El contacto científico con geólogos, meteorólogos yoceanógrafos despertó en Arrhenius el interés por

algunos problemas planteados en el ámbito de estasciencias. Su formación en física y química le permi-tió introducirse fácilmente en el análisis teórico defenómenos eléctricos de la atmósfera, como el estu-dio de los rayos y de las influencias del Sol y de laLuna en el estado eléctrico de la atmósfera, o en eldesarrollo de una teoría sobre la formación del sistemasolar. No se interesó mucho por la parte experimen-tal y de observación, sino que su trabajo fue mayo-ritariamente teórico y consistía en aplicar sus cono-cimientos a observaciones y medidas, muy limitadasentonces, realizadas por otros.En 1895, Arrhenius presentó en la Sociedad de Físicade Estocolmo una comunicación, hoy consideradapionera, donde sugería que una reducción o un incre-mento del 40% en la concentración de un compo-nente menor de la atmósfera, el dióxido de carbono,podía provocar retroacciones que podían explicarel avance o el retroceso de los neveros. En su inves-tigación, Arrhenius desarrolló un modelo de equili-brio de energía que consideraba los efectos radiac-tivos del dióxido de carbono y del vapor de agua atemperatura ambiente y estudiaba las respuestas deestemodelo a cambios en las concentraciones de CO2.Su trabajo se publicó el año siguiente 5 y, naturalmente,heredaba los resultados recientes de Josef Stefan sobrela ley de emisión de radiación en función de la cuartapotencia de la temperatura, de Léon Teisserenc deBort sobre la estimación del albedo de las nubes endiferentes latitudes, de Knut Ansgström sobre los valo-res de los coeficientes de absorción del dióxido decarbono y del vapor de agua, y de Alexander Buchansobre las medias de temperaturas en todo el planeta.El modelo formulado y elaborado por Arrhenius erabastante simple y realizaba estimaciones sobre la refle-xión de la radiación por la superficie terrestre y lasnubes o las retroacciones producidas por la capade nieve que, teniendo en cuenta los conocimien-tos actuales, hoy consideraríamos rudimentarias osimplemente erróneas. Arrhenius llegó a la conclu-sión de que las variaciones del contenido de dióxidode carbono y de vapor de agua de la atmósfera puedentener una gran influencia en el equilibrio de calordel sistema climático. Llegó a esta conclusión despuésde realizar cálculos amano que incluían entre 10.000y 100.000 operaciones (entonces no existía ningúnsoporte mecánico de cálculo) en lo que hoy deno-minaríamos diferentes escenarios de contenido dedióxido de carbono de la atmósfera (considerandoque el CO2 que había entonces era 1, lo calculó parasituaciones en las que el CO2 fuese 0,67; 1,5; 2,0;2,5; y 3,0). Realizó los cálculos para las cuatro esta-ciones del año y discriminando por la latitud. A partirde sus cálculos, Arrhenius concluyó de forma gene-ral: "... si la cantidad de carbónico aumenta en progre-sión geométrica, la temperatura variará en progresiónaritmética". Asimismo, Arrhenius dedujo que la varia-ción de la temperatura será mayor cuanto mayorsea la cantidad de dióxido de carbono y cuanto másalta sea la latitud, y que será mayor en invierno queen verano. En general, Arrhenius predijo un ascensode la temperatura al duplicarse el contenido de CO2

atmosférico de 5 a 6 grados.Sorprende el hecho de que las predicciones de Arrhe-nius sean tan similares, desde el punto de vista cuan-titativo, a los resultados actuales obtenidos mediante

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sofisticados modelos de circulación general. Proba-blemente, en esta similitud estriba también la consi-deración general del físico sueco como el iniciadorde la temática del posible origen antrópico del cambioclimático actual. No obstante, es importante señalarqueArrhenius, en su trabajo, inicialmentemiraba haciael pasado, ya que lo que pretendía era hallar la causade la evolución de los ciclos climáticos glaciales delpasado, con el cálculo de la probabilidad de gran-des variaciones en el contenido del dióxido de carbonoen tiempos geológicos relativamente cortos.Llegó a estos resultados gracias a los estudios de suamigo y colega, el geólogo Arvid Gustaf Högbom,quien investigó lo que hoy denominaríamos el ciclodel carbono. Högbom sostenía, en contra de la ideamás generalizada de la época, que durante la histo-ria geológica de la Tierra se han producido grandesvariaciones en las fuentes y los procesos de desapa-rición del carbono que han conducido a cambiossustanciales en el contenido atmosférico de dióxidode carbono. En sus trabajos sobre el ciclo del carbono,Högbomutilizabamuchos componentes plenamentevigentes hoy, como el papel regulador de los océa-nos y la actividad volcánica, a la queHögbom conce-día el protagonismo, como principal fuente de CO2

de la atmósfera. Sin embargo, desde la perspectivadel geólogo sueco, ni quemar combustibles fósiles nieliminar bosques influía en el contenido atmosfé-rico de carbono, ya que la formación de sedimen-tos y de carbonatos o la descomposición de los sili-catos eran procesos geológicos naturales a los queél otorgaba mucha más importancia desde un puntode vista cuantitativo. Högbom calculó que el CO2

atmosférico es del orden de magnitud de todo elcarbono fijado en el mundo orgánico y, comparán-dolo con el carbono emitido a la atmósfera a causadel uso del carbón, vio que este último represen-taba una proporción muy pequeña (inferior al unopormil). El trabajo deArrhenius de 1896 fue una impor-tante aportación a la cuantificación de estos efectos,a pesar de quemás tarde cuestionaría las causas. Efec-tivamente, el modelo de Arrhenius permitió el cálculodel aumento de la temperatura en el Ártico o entre losparalelos 40 y 50, y mostró que las variaciones delcontenido de CO2 atmosférico podían dar cuentade las eras glaciales e interglaciales.La perspectiva histórica permite enmarcar el trabajode Arrhenius tomando como referencia la situaciónactual de los conocimientos sobre el cambio climá-tico. Una de sus contribuciones más importantesfue la elaboración de unmodelo cuantificado a partirde datos obtenidos por observación, en contraste conlos análisis más frecuentes entonces, de cariz cuan-titativo. Sin embargo, la información de la que dispo-nía Arrhenius no era de gran calidad. Por ejemplo,la idea de que las erupciones volcánicas eran la prin-cipal fuente del carbónico atmosférico era simplistay estaba relacionada con los conocimientos geoló-gicos de la época. La información espectroscópica deque se disponía entonces era muy primitiva: no setenía información completa sobre la absorción de laradiación infrarroja, especialmente en la banda conlongitudes de onda superiores a 9,5 micrómetros6,muy importante tanto para el dióxido de carbonocomo para el vapor de agua, y lamayoría de los datosse referían amedidas de la presión atmosférica, presión

que si bien se da en la superficie terrestre no es lapresión que hay en las capas medias y altas de latroposfera. La imprecisión de la información espec-troscópica fue una de las principales críticas que reci-bió el trabajo de Arrhenius en dos aspectos. Por unlado, el efecto del vapor de agua, que es muchomás abundante que el CO2, y que absorbe toda laradiación infrarroja en una banda espectral que, segúnlos datos de que se disponían entonces, coincidía conuna banda de absorción del gas carbónico. Por lotanto, al duplicarse el contenido dedióxido de carbono,aumenta la capacidad de absorber radiación, pero nola absorción real7. Por otro lado, la saturación: siuna determinada cantidad de CO2 absorbe una canti-dad de radiación, aunque dupliquemos la cantidadde gas carbónico, no se duplica necesariamente laradiación absorbida, puesto que hay unmomento enel que ya se ha absorbido toda la radiación que sepuede absorber.A principios del siglo XX, Arrhenius siguió traba-jando en su teoría del clima. Consciente de la fragi-lidad de sus datos espectroscópicos, continuó estu-diando el ciclo del carbono y la absorción de laradiación de onda corta y de onda larga, llegando abandas de absorción considerables 8. Además, publicósus trabajos de forma poco técnica con el objetivode que llegasen a unpúblico amplio 9. Revisó el trabajode Fourier, Tyndall y otros investigadores, y habló dela teoría del invernadero, refiriéndose a la atmós-fera.Arrhenius utilizaba su modelo para señalar que latemperatura observada de la Tierra es treinta gradossuperior a la que tendría si se consideran exclusiva-mente factores geométricos (o, lo que es lo mismo,una Tierra sin atmósfera) y que la causa de esta dife-rencia radica en el papel de la atmósfera, lo que hoydenominamos efecto invernadero. Con su modelotambién demostró que una atmósfera sin dióxidode carbono tendría una temperatura unos veintiúngrados inferior. No solo como científico, sino comoatento observador de la evolución de la sociedadde su tiempo, Arrhenius se dio cuenta del rápido incre-mento de las emisiones antrópicas de dióxido decarbono a causa de las actividades industriales ymani-festó que era probable que los avances de la indus-tria y de la sociedad desarrollada en general condu-jesen en el transcurso de pocos siglos a una atmósferamás rica en CO2 y, por lo tanto, más cálida.Las investigaciones de Arrhenius, junto con su visióndesde la perspectiva de un ciudadano de un paísseptentrional, con un clima riguroso y frío, y su visiónpositivista del progreso le llevaron a escribir: "Mediantela influencia de unporcentaje cada vezmayor de ácidocarbónico en la atmósfera podemos esperar disfru-tar de períodos con un clima mejor y más templado,especialmente en las regiones más frías del planeta,lo cual significará que la tierra producirá cosechasmejores ymás abundantes que incidirán en beneficiodel género humano"10. He aquí, pues, la primeramención moderna de los impactos antrópicos en elcambio del clima.

Epílogo

La visión actual del trabajo de Arrhenius a veceshace sonreír a los investigadores. Probablemente tuvo

la suerte que un investigador siempre busca, perotambién teníamucha intuición. La coincidencia de suspredicciones con los resultados de las simulacionesde los grupos más avanzados actuales, a pesar deser meramente fortuitos, no dejan de sorprender.Tampoco es banal sumención de los impactos, puntoen el que actualmente se ha avanzadomucho. La visiónoptimista de Arrhenius choca con la enorme capa-cidad de la sociedad moderna de incidir en el ciclodel carbono y de modificar el equilibrio energéticode la atmósfera, pero también en este contexto sehabla hoy de un desplazamiento de determinadoscultivos hacia las latitudes frías. En definitiva, a vecesla arrogancia que nos da la tecnología nos hace olvi-dar ymenospreciar el esfuerzo y el trabajo del pasado.Poco más de cien años después de que Arrheniushablase de cambio climático, hoy intentamos simple-mente mejorar, introduciendo matices a todo lo queél hizo.•Referencies

1Joseph Fourier. Conferencia pronunciada en la Acadé-mie Royale des Sciences en 1824 y publicada en"Remarques générales sur les températures du globeterrestre et des espaces planétaires"AnnalesdeChimieet de Physique, 27 136-167, (1824)

2 Sadi Carnot "Réflexions sur la puissance motricedu feu et sur lesmachines propes à développer cettepuissance" Paris:Bachelier, (1824)

3Joseph Fourier "Remarques générales sur les tempé-ratures du globe terrestre et des espaces planétaires"Annales deChimie et dePhysique, 27 136-167, (1824)

4 John Tyndall, "On the absorption and radiation ofheat by gases and vapour, andon thephysical connec-tion of radiation, absorption and conduction" Phili-sophical Magazine, 22, 167 – 194; 273 – 285, (1861)

5Svante Arrhenius "Über den Einfluss des atmosphä-rischen Kohlensäuregehalts auf die Temperaturder Erdoberfläche" Bihang 22 102, (1896); "On theinfluence of Carbonic Acid in theAir upon the Tempe-rature of theGround"PhilisophicalMagazine 41 237-76, (1986)

61 micrómetro = 10-6 metros = 0,000001 metros7Esta crítica al trabajo de Arrhenius aparecía en unaprestigiosa publicación de la Sociedad AmericanadeMeteorología en 1951: C.E.P. Brooks a "Compen-dium of Meteorology", T.F.Malone ed. , AmericanMeteorological Society, p. 1004, (1951)

8Svante Arrhenius, "Lehrbuch der kosmishen Physik",Leipzig, S. Hirzel (1903)

9Svante Arrhenius, "Worlds in theMaking: The Evolu-tion of theUniverse", Harper and brothers, NewYork,(1908)

10Ver nota 9

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Takashi AsanoSabio en regenerar aguaRafael MujeriegoCatedrático de Ingeniería Ambiental de laUniversidad Politécnica de Cataluña (UPC)

Takashi Asano (1937), ingeniero de origenjaponés, es un pionero y un reconocidoexperto en el ámbito de la regeneración,reciclaje y reutilización del agua. Desde laUniversidad de California de Davis, estadodonde escasea este recurso hídrico, hasacado adelante varios trabajos y estudiossobre el aprovechamiento seguro del aguaregenerada. Muy vinculado a un grupo deinvestigación de la Universidad Politécnicade Cataluña, Asano ha sido galardonadorecientemente con el premio Fundación deAgua de Estocolmo. Todo un sabio del H2O.

El 22 demarzo de 2001, DíaMundial del Agua, se hizopública la concesión del Premio del Agua de Esto-colmo a Takashi Asano, profesor de la Universidadde California en Davis. Takashi Asano pasaba a serasí el undécimo laureado con este prestigioso premioque la Fundación de Agua de Estocolmo viene conce-diendo anualmente desde 1990.El comité responsable de la concesión de este premioha querido resaltar que el Premio del Agua de Esto-colmo le ha sido concedido a Takashi Asano conmotivo de sus sobresalientes contribuciones al usoeficiente del agua en el campo de la regeneración,el reciclado y la reutilización del agua residual, a travésde sus desarrollos teóricos, su investigación apli-cada y su adaptación y promoción a nivel interna-cional.Takashi Asano se ha convertido en uno de los exper-tos más famosos en el campo del aprovechamientoseguro del agua regenerada durante los últimos 20años. Al final de la década de los años 70, y durantetoda la década de los años 80, Asano ha contribuidoa la implantación y a la investigación de la reutili-zación del agua desde su puesto en el California StateWater Resources Control Board (CSWRCB). Esta inves-tigación se plasmó inicialmente en el Manual Prác-tico de Riego con Agua Residual Municipal Regene-rada, publicado por el estado de California en 1984y posteriormente traducido al castellano en 1990, conel apoyo de laGeneralitat de Catalunya y de la Univer-sidad Politécnica de Cataluña. Estos trabajos culmi-naron en los California Water Reclamation Criteria,que han servido de base para lamayoría de los proyec-tos y normativas internacionales en el campo de laregeneración, el reciclado y la reutilización del agua.Asano ha actuado como catalizador de avances tecno-lógicos y como mediador entre científicos, ingenie-ros y políticos de zonas áridas y semi-áridas delmundo,donde el agua es más necesaria y donde su precioalcanza las cotas más altas. Takashi Asano ha dedi-cado la mayor parte de la última década a viajar portodo el mundo, asesorando a diversos países en lagestión de los recursos hídricos, el uso eficiente delagua, el ahorro de agua y la reutilización del agua.Entre sus aportacionesmás destacadas hayquemencio-nar la formación en 1987 del Grupo Especializado dela InternacionalWater Association (IWA) sobre Rege-neración, Reciclado y Reutilización del Agua. Tras 8años en la presidencia del grupo, le sucedimos en estatarea en 1995, durante el segundo Simposio Inter-nacional sobre Regeneración, Reciclado y Reutiliza-ción del Agua, celebrado enCreta. Al término de nues-

tra presidencia del Grupo Especializado, durante elPrimer CongresoMundial del Agua celebrado en Parísen julio de 2000, el grupo ha quedado consolidadoentre los dos más numerosos de la IWA.La conmemoración de los 10 años de existencia dela revista Medi Ambient nos brinda una excelenteoportunidad para glosar la persona del profesor Asano,colaborador y amigo personal desde hace ahora 16años y protagonista de excepción de la evoluciónde la ingeniería ambiental durante la segunda mitaddel siglo XX. El texto que aparece a continuación recogela semblanza y las reflexiones recogidas durante unreciente encuentro con Takashi Asano, en la queanaliza la evolución seguida por la gestión de los recur-sos hídricos y la sensibilidad sobre elmedio ambiente,tal como él la ha vivido desde que inició sus estu-dios en California en 1963.El crecimiento continuo de la población mundial, lacontaminación de las aguas superficiales y subte-rráneas, la desigual distribución de los recursos hídri-cos y las sequías periódicas que afectan a extensaszonas del mundo han despertado la imaginacióndel profesor Asano en su condición de ingenieroambiental e ingeniero de recursos hídricos. La Ley delAgua Limpia (Clean Water Act) de 1972 en los Esta-dos Unidos estableció la tipología de las aguas aptaspara la navegación y la pesca en los ríos, los estuariosy los canales del país. Bajo esta ley de protecciónde la contaminación, todas las estaciones depura-doras de aguas residuales de titularidad pública debíancumplir con un nivel mínimo de tratamiento secun-dario, lo que implicaba unas concentraciones dedemanda bioquímica de oxígeno y de materia ensuspensión inferiores a 30 mg/l. Numerosas esta-ciones depuradoras necesitaron una remodelaciónpara alcanzar niveles muy superiores de tratamiento(filtración a nivel terciario) y de reducción de nutrien-tes (nitrógeno y fósforo), debido a que sus vertidosse realizaban en medios acuáticos ecológicamentesensibles de los Estados Unidos. Como resultado detodos estos esfuerzos, las estaciones depuradorasde aguas residuales municipales han venido produ-ciendo unos efluentes con unos elevados nivelesde calidad, que han despertado, lógicamente, uncreciente interés como fuente fiable de agua paralas ciudades sedientas y el medio ambiente ignorado.La reutilización de agua ha pasado a ser un elementoimportante de la planificación de los recursos hídri-cos en numerosas partes del mundo, incluyendoEspaña y otros países mediterráneos, y una solu-ción viable para las restricciones de agua en riego agrí-cola y de jardinería.El profesor Asano ha realizado un trabajo pioneroen el campo de la regeneración, el reciclado y la reuti-lización del agua en los Estados Unidos y en muchasotras partes del mundo. Su trayectoria en este campose inició con su incorporación en 1978 a la Oficina deRecicladodel Aguadel CSWRCBen Sacramento, proce-dente de su actividad docente en la Universidad delEstado deWashington. En 1980 fue designado profe-sor asociado del Departamento de Ingeniería Civily Ambiental de la Universidad de California enDavis,donde ha llevado a cabo su tarea investigadora prin-cipal. Entre sus temas de investigación cabe destacar:1) la planificación y el análisis de proyectos de reuti-lización de agua, 2) la evaluación tecnológica de las

aplicaciones de reciclado y de reutilización industrialde agua, 3) el riego agrícola y la recarga de acuífe-ros con agua regenerada, 4) el análisis económicode la reutilización del agua, 5) la evaluación de tecno-logías de tratamiento y de fiabilidad de los proce-sos de tratamiento y 6) la evaluación cuantitativadel riesgo microbiano asociado al uso de agua rege-nerada mediante los virus entéricos.Takashi Asano nació en Sapporo, Japón, en 1937, yse graduó en la Universidad deHokkaido en Sapporo,en 1959. Tras su graduación, trabajó en una compa-ñía petrolífera de Tokio yOsaka durante cuatro años.La compañía le envió a los Estados Unidos en 1963para estudiar el control de la contaminación indus-trial del agua en la Universidad de California enBerke-ley, donde obtuvo la maestría en ingeniería civil ysanitaria en 1965. De allí pasó a trabajar dos añosen la Oficina de Distrito de la Bahía de San Fran-cisco del Departamento de Recursos Hídricos delestado de California. Una beca pre-doctoral completade la National Science Foundation le permitió termi-nar sus estudios de doctorado, en 1970, en inge-niería ambiental y de recursos hídricos en la Univer-sidad deMichigan en Ann Arbor. Desde entonces, haseguido una continua y brillante trayectoria que le hallevado a convertirse en una de las mayores autori-dades en el campo de la regeneración, el recicladoy la reutilización del agua.Nuestra relación profesional con el profesor Asanose inició en octubre de 1985, con motivo de unainvitación del Consorci de la Costa Brava (CCB) paraparticipar en unas Jornadas Técnicas sobre reutili-zación planificada del agua que se celebraron enCastell-Platja d’Aro. Desde nuestra posición en la ETSde Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de laUniversidad Politécnica de Cataluña hemos venidocolaborando estrechamente con el profesor Asano enproyectos nacionales e internacionales durante todosestos años. La realización de esta entrevista ha sidoun motivo de satisfacción para rememorar y refle-xionar sobre el desarrollo de nuestra relación perso-nal y profesional en torno a la protección del medioambiente y la gestión de los recurso hídricos.Sobre las razones que le llevaron a estudiar la rege-neración, el reciclado y la reutilización del aguahace ahoramás de 20 años, el profesor Asano explicaque "Más allá de la ingeniería sanitaria y ambientalque estudié durante mi estancia en la Universidadde California en Berkeley, tuve un interés especial enestudiar ingeniería de los recursos hídricos en laUniversidad deMichigan enAnnArbor. Por otra parte,trabajé como docente y ejercí la ingeniería ambien-tal tradicional en las Universidades de Montana ydel Estado de Washington, al final de los años 70 ya principios de los 80. El desarrollo de la ingenieríaambiental que conocemos actualmente se inició alprincipio de los años 50 y el campus de Berkeleyera una de las mejores universidades para estudiaringeniería sanitaria y ambiental. El plan de estudiosincluía ingeniería civil, química, microbiología, saludpública e ingeniería química. El programa de estudiosera muy competitivo, a la vez que muy satisfacto-rio. La Universidad deMichiganme ofreció una exce-lente ocasión para aprender ingeniería de los recur-sos hídricos, así como las bases químicas y bioquímicasde la ingeniería ambiental". Y añade: "los años 1987

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y 1988 fueron unos años muy secos y con intensassequías en California y otros estados del oeste ameri-cano. El gobernador de California, el Honorable JerryBrown, publicó un decreto-ley por el que creaba laOficina de Reciclado del Agua, dentro del CSWRCB.Fue en septiembre de 1978 cuando regresé a Cali-fornia para ocupar el puesto recién creado de espe-cialista en regeneración de agua, en la oficina delCSWRCB en Sacramento. La persistencia de la sequíay el gran énfasis que se otorgó a la creación de recur-sos adicionales de agua hicieron que la reutiliza-ción del agua pasara a ser una de las primeras prio-ridades del estado de California, permitiéndome,así, la posibilidad de llevar a cabo numerosos estu-dios e investigaciones aplicados durante esos años".Durante esos años, enMonterrey, California, se llevóa cabo un notable estudio sobre la viabilidad y la segu-ridad del riego agrícola con agua municipal regene-rada para cultivar productos hortícolas de consumocrudo. De este estudio, el profesor Asano recuerdaque "el MonterreyWastewater Reclamation Study forAgriculture (MWRSA) fue un estudio de campo desiete años de duración sobre los efectos del riego conagua regenerada sobre los cultivos, los suelos y lasaguas subterráneas. A lo largo de este estudio dedemostración, llevado cabo entre 1978 y 1987, fuimoscapaces de demostrar la absoluta seguridad del aguaregenerada y de los cultivos hortícolas producidoscon ella. Este estudio tuvo una gran significación encuanto que nos permitió demostrar que la conjuncióndel proceso de tratamiento terciario y de las técni-cas de riego funcionaban de forma fiable, que los agri-cultores estaban satisfechos y que 7 años de estudiode campo habían permitido probar su seguridad ysu aceptación por parte del público".A raíz de sus trabajos sobre reutilización de aguasen California, el Consorcio de la Costa Brava (CCB)le invitó a las primeras Jornadas Técnicas sobre Reuti-lización Planificada del Agua, celebradas en 1985.Sobre aquel viaje, el profesor Asano recuerda: "Miesposa y yo habíamos visitado España en varias ocasio-nes como turistas. Sin embargo, visitar la Costa Bravaen 1985 fue una de las experiencias más entraña-bles que recuerdo, a la vez que el inicio de una largay continuada amistad y de una excelente colabora-ción profesional en España. El primer Simposio Inter-nacional sobre Regeneración y Reutilización del Aguacelebrado en 1991 en Castell-Platja d’Aro marcó elinicio de las actividades internacionales sobre reuti-lización planificada del agua. Las actas fueron publi-cadas por la International Water Association (IWA)dentro de la serie Water Science and Technology,en el volumen 24 (1991), nº. 9". Y añade: "Ser origi-nario de Sapporo, la islamás septentrional, fría e inver-nal de Japón, hizo que siempre tuviera una especialdeseo de conocer España, debido a mi fascinaciónpor su clima, su gentes, su historia y su cultura. Algomuy similar al interés por España que existe actual-mente en Japón, basada en la admiración por sumúsica, sus danzas y su cultura. Creo que mi estan-cia en California ha aumentado todavía más mi fasci-nación por España. Por tanto, el simposio de la CostaBrava me dio la oportunidad de realizar una inmer-sión total en España. Gracias a la labor de introduc-tor de RafaelMujeriego, saludé y tuve ocasión de cono-cer al profesor Josep Arnau, entonces Presidente

del CCB, y a Manel Serra y Lluís Sala. Durante nues-tra visitas al campo deGolf Mas Nou, el primer campode golf regado con agua regenerada en la Costa Brava,conocimos al profesor Aurelio Hernández y al Sr.Tompson, gerente del campode golf. Fue unmomentomuy emotivo para mí constatar que la reutilizaciónplanificada del agua era una realidad en España y quese estaba propagando por la región mediterránea".Sobre el libro Riego con Agua Residual MunicipalRegenerada, coeditado con el doctor Pettygrove, quetuvo un gran éxito en Estados Unidos y que, en 1990,fue traducido y editado en español, el profesor Asanoseñala: "cuando empecé a trabajar en la Oficina deReciclado del Agua en 1978, una de las necesida-desmás apremiantes era la elaboración y publicaciónde unmanual práctico del estado de California sobreel riego agrícola y de jardinería con agua regene-rada. En este proyecto colaboré con el doctor StuartPettygrove de la Universidad de California en Davis.El informe resultante fue publicado inicialmente porel estado de California en 1984 y posteriormente deforma comercial por Lewis Publishers en Ann Arbor,Michigan. Fue una gran satisfacción que Rafael Muje-riego realizara la edición y publicación de estemanualpráctico en español en 1990, con el patrocinio de laGeneralitat de Catalunya y la Universidad Politécnicade Cataluña. Tengo entendido que es una publica-ción ampliamente utilizada en España y países dehabla española. He visto el libro durante mis viajesa Chile, Costa Rica y México, lo que me resulta muygrato"Durante los últimos años, el profesor Asano ha seguidodos grandes áreas de investigación: la fiabilidad delos procesos de tratamiento y la evaluación cuanti-tativa del riesgomicrobiológico. Sobre su labor inves-tigadora explica que:"Considerando que la reutilización es una forma alter-nativa de suministro de agua, la fiabilidad del rendi-miento y de la explotación de la planta de regene-ración de agua es un aspecto de enorme trascendencia.Teniendo en cuenta que las exigencias de calidad delagua en ríos, lagos y canales serán críticos en Españadurante los próximos años, permítanme que analicecon detalle los aspectos relativos a la fiabilidad y alriesgo sanitario de la reutilización de agua. Estoyconvencido de que estos temas de investigación seránde interés práctico en España, al igual que ya lo sonla vigilancia sistemática de la calidad del agua y laimplantación de las normas de calidad del agua.Si contemplamos la situación de California en los años60, nuestros ríos y torrentes del sur del estado eranprácticamente efluentes de agua residual proceden-tes de las ciudades y poblaciones situadas aguas arriba,a pesar de que la mayoría de ellos disponía de insta-laciones de tratamiento secundario. Las actividadesde recreo con inmersión en el agua por parte de losniños era una gran preocupación, especialmentepor las posibilidades de infección con virus entéricos.El Pomona Virus Study fue realizado a finales de losaños 70, convirtiéndose en el fundamento de la segu-ridad sanitaria en lo que se refiere a la reutilizacióndel agua. Fue entonces cuando se llevó a cabo elproyecto deMonterrey antesmencionado, con objetode verificar las observaciones y valorar los efectos delriego sobre los cultivos, los suelos y las aguas subte-rráneas. Esos estudios constituyen la base del último

borrador (noviembre de 2000) de losCriterios deReci-clado del Agua del Departamento de Servicios Sani-tarios de California".Y añade Asano, "una de las preocupaciones realesque suscita el uso de agua regenerada es su posibleefecto sobre la salud pública. Con objeto de anali-zar el riesgo que este uso conlleva necesitábamosrealizar una valoración del riesgo, utilizando los datosdisponibles de la vigilancia sistemática con virus enté-ricos. La fiabilidad de una planta de regeneraciónde agua puede evaluarse en función de su capaci-dad para producir de forma sistemática un agua rege-nerada de calidad aceptable. Hay dos tipos de proble-mas que pueden afectar al rendimiento y a la fiabilidadde una planta de regeneración de agua: 1) los proble-mas derivados de la variabilidad del agua residualafluente, a pesar que la planta de regeneración deagua debe estar diseñada, explotada y mantenidaadecuadamente y 2) los problemas debidos a averíasmecánicas, deficiencias de diseño y errores de explo-tación. Para el primer tipo de problemas, la evalua-ción previa de la variabilidad de la calidad del aguaresidual afluente y la adopción de las medidas capa-ces de asegurar la fiabilidad de la explotación sonlos aspectos demayor importancia a la hora de proyec-tar los sistemas de regeneración y de reutilizaciónde agua. Con respecto al segundo tipo de problemas,los fallos de explotación y demantenimiento son cita-dos conmucha frecuencia como las principales causasde un rendimiento deficiente de las instalaciones.En consecuencia, la fiabilidad del sistema de rege-neración es función tanto de la fiabilidad intrínsecadel proceso comode la fiabilidadmecánica delmismo".Precisamente, los resultados de estos estudios fueronpublicados en el Journal Water Environment Rese-arch, en 1998, y merecieron la Medalla Jack McKeede la Water Environment Federation en 1999. Sobreello, recuerda Asano que "el artículo fue elaboradoconjuntamente con uno de mis estudiantes gradua-dos y varios colegas. Fue una gran satisfacción reci-bir este galardón.He de añadir que el objetivo de obte-ner un agua prácticamente libre de virus que se planteaen los Criterios de Reciclado de Agua de Californiano debe interpretarse como que la utilización prác-tica de ese agua no conlleva ningún riesgo. Las difi-cultades encontradas a la hora de correlacionar lapresencia de agentes infecciosos (patógenos) conla aparición de enfermedad y con su significaciónepidemiológica hace que siempre exista un ciertoriesgo de infección asociado a la exposición al aguaregenerada. Sin embargo, esto no significa que la prác-tica de la regeneración y reutilización de agua seainsegura comparada con otras fuentes de agua dispo-nibles. La seguridad de las técnicas de regeneracióny de reutilización del agua se define en cada caso porel nivel aceptable de riesgo establecido por las auto-ridades competentes en gestión de riesgos y confir-mado por la población, ante la necesidad de incor-porar tales actividades dentro de una gestión integradade los recursos hídricos".En lo que se refiere a sus planes futuros, el profesorAsano señala que "una vez terminada la edición dellibro Regeneración y Reutilización del Agua, publi-cado por Technomics Publishing Co. Inc., en 1998, hecomenzado a reflexionar sobre la conveniencia deescribir un libro de texto sobre la reutilización del agua.

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Creo que ha llegado el momento de escribir una obrasobre este tema y deseo poderme concentrar en suelaboración en fechas próximas. Para completar elproyecto adecuadamente y poder reflejar la realidadpráctica de la reutilización del agua, visitaré variospaíses. España ha sido mi primer destino en mayode 2001, y allí he podido constatar el progreso reali-zado desde mi primera visita en 1985. He aprendidomucho de la experiencia española en reutilización delagua. He podido analizar los temas relativos a cali-dad del agua con las autoridades españolas dedicadasa la gestión integral de los recursos hídricos, así comosobre las formas de establecer directrices de calidaddel agua y de aplicar las reglamentaciones.Otra actividad que me interesa es ayudar a paísesen vías de desarrollo a superar los problemas de conta-minación del agua y de restricciones de agua, al igualque a implantar formas fiables de reutilización delagua. Los requisitos de calidad aplicables al agua rege-nerada en países en vías de desarrollo se establecencon frecuencia en relación con los recursos limita-dos disponibles para obras públicas y otros siste-mas de protección sanitaria, que pueden producirbeneficiosmuchomayores en proporción a los fondosinvertidos. Estos países no disponen con frecuenciade sistemas cerrados de alcantarillado y de instala-ciones de depuración de agua residual, por lo quela reutilización del agua se percibe como una fuenteesencial de agua y fertilizantes para la agricultura.La mayor preocupación que la utilización de aguaresidual para riego representa para lamayoría de estospaíses es que el agua residual bruta o inadecuada-mente tratada contiene, en ciertos casos, numero-sos helmintos entéricos, tales como ascaris y trichu-ris, así como otras especies más nocivas ("beeftapeworm"). Estos agentes infecciosos, junto con otrospatógenos microbianos, pueden perjudicar la saludtanto del público que consume los cultivos conta-minados con el agua residual como de los trabaja-dores y de sus familias". Y añade: "la OrganizaciónMundial de la Salud (OMS) recomienda que los culti-vos de consumo crudo deberían regarse con aguasresiduales que hayan sido depuradas al menos conun proceso biológico y hayan sido desinfectadas demodo que su contenido de coliformes no superalos 100 NMP/100 ml en un 80% de las muestras. Loscriterios recomendados por la OMS para el riegocon agua regenerada han sido aceptados por diver-sos países mediterráneos como un objetivo razona-ble para el diseño de tales instalaciones. Algunos paísesde la Región del Golfo Pérsico, comoAbuDhabi y losEmiratos Árabes Unidos, han construido reciente-mente instalaciones para la regeneración de aguapara riego adoptando criterios de reutilización másestrictos, similares a los incluidos en las normativascalifornianas. La adopción de criterios de calidadmásexigentes está motivada por el deseo de mantenerunos niveles de salud pública considerablemente altos,evitando la introducción de patógenos en la cadenaalimentaria, al margen del coste económico que ellopueda suponer. En definitiva, todos estamos deacuerdo en que estas actividades suponen un granreto para todos nosotros. Espero que las experienciasespañolas supongan una contribución destacada paralos demás paísesmediterráneos, tanto del norte comodel sur".

Desde una perspectiva orientada al futuro, el profe-sor Asano está convencido de que esta fuente alter-nativa de agua es una oportunidad para nuestra socie-dad: "Reitero la tesis repetida durante el último cuartode siglo de que el tratamiento avanzado de las aguasresiduales municipales e industriales permite dispo-ner de un efluente tratado de tan alta calidad queno debería ser vertido de forma indiscriminada, sinoque debería ser aprovechado para diferentes usos.Esta convicción, unida a la constatación de las crecien-tes restricciones de agua y los problemas de protec-ción ambiental, proporciona un marco de referen-cia realista para la incorporación de la regeneracióny la reutilización del agua enmuchas partes delmundo.La reutilización no potable de agua, tales como el riegoagrícola y de jardinería, la utilización para fluxores engrandes edificios de oficinas y el uso del agua paramejora estética y ambiental constituyen hoy día opcio-nes importantes y realistas de reutilización planificadadel agua". Para el profesor Asano "la reutilizacióndel agua es un elemento del desarrollo y gestión delos recursos hídricos que proporciona opciones alter-nativas e innovadoras para la agricultura, los muni-cipios y la industria. Los esfuerzos de lucha contrala contaminación que se están llevando a cabo enmuchos países proporcionan efluentes tratados quepueden considerarse como fuentes complementarias,a un coste comparable al de los recursos hídricosdisponibles, especialmente cuando se tienen en cuentalos enormes costes económicos y los efectos ambien-tales tan desfavorables que el desarrollo de nuevasfuentes de suministro puede tener. No obstante, lareutilización de agua no es la única alternativa dispo-nible a la hora de planificar las formas de satisfacerlas necesidades futuras de recursos hídricos. El ahorrode agua, el reciclado de agua, la gestión y el usoeficiente de los suministros actuales y el desarrollo denuevas fuentes de suministro basado en la gestiónintegrada a nivel de cuenca hidrográfica son otrasposibles alternativas. La reutilización del agua no sólotiene implicaciones para la salud pública sino querequiere también una evaluación detallada de la plani-ficación de las infraestructuras y de las instalacio-nes, de la ubicación de las plantas de depuraciónde agua, de la fiabilidad del tratamiento, del análisiseconómico y financiero y de la gestión de las compa-ñías de agua, en cuanto que exige una integraciónefectiva del abastecimiento de agua y del suminis-tro de agua regenerada.El que la reutilización del agua llegue a ser apropiadaen un caso determinado depende de unas cuidado-sas consideraciones económicas, de los usos poten-ciales del agua regenerada, del carácter restrictivode las normas de vertido y de una visión políticaque considere deseable la conservación de los recur-sos hídricos en contraposición al desarrollo de nuevosrecursos, y ello por encima de consideraciones de tiposanitario y económico. Disponemos actualmente deprocesos suficientemente contrastados para depu-rar el agua residual y potabilizar el agua, y con capa-cidad para producir un agua de la calidad que se deseeen cada caso. Por esta razón, la reutilización delagua merece un lugar prominente y ha de jugar unpapel importante en la optimización de la planifica-ción y en el uso y gestión eficiente de los recursoshídricos en muchas partes del mundo.

A pesar de que los suministros de agua en EstadosUnidos son, en términos generales, suficientes parasatisfacer las demandas de todos los aprovechamientos,ciertas áreas y regiones tienen considerables proble-mas de abastecimiento. Estos problemas incluyenlas restricciones resultantes de unos sistemas de distri-bución inadecuados, la sobreexplotación de acuífe-ros y la degradación de la calidad de las fuentes desuministro de aguas superficiales y subterráneas, talcomo manifestó el Water Resources Council en suinforme de 1978. A medida que la demanda de aguaaumenta, la regeneración y la reutilización del aguaadquieren una importancia creciente como fuente deagua para satisfacer una parte de esta demanda".Y añade Asano que "la regeneración de agua resi-dual y la reutilización planificada de efluentes depu-rados guardan una estrecha relación con el sumi-nistro de agua dulce de una región, lo que explica quelos proyectos de reutilización de agua se implantentanto en zonas concretas con escasez de agua comoen zonas metropolitanas extensas donde se registrauna elevada demanda de agua. Mediante la planifi-cación de la gestión integrada, el uso de agua rege-nerada puede proporcionar a la compañía de sumi-nistro de aguas una flexibilidad suficiente como parapermitirle responder a puntas breves de demanda yaumentar la fiabilidad del suministro a largo plazo,sin tener que construir instalaciones de almacena-miento y transporte adicionales, con los costes econó-micos y ambientales que ello puede suponer. Además,la reutilización del agua reduce simultáneamente lacontaminación de los recursos hídricos, en cuantoque ofrece la posibilidad de imponer restricciones alos vertidos en aguas continentales superficiales yen aguas marinas. El deseo expreso de proteger lacalidad sanitaria de las playas y las aguas costerasambientalmente sensibles, como las de las costasmedi-terráneas españolas, el oeste de Florida o el sur deCalifornia, pueden requerir la implantación de lími-tes de vertido más estrictos, hasta llegar a la prohi-bición absoluta de vertidos de aguas residualesdepuradas. La adopción de límites de vertido progre-sivamente más estrictos han llevado a zonas coste-ras como Limasol, en Chipre, y San Diego, en Cali-fornia, a implantar la regeneración y reutilizaciónde sus efluentes en los últimos años".•

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Ildefons Cerdà:Personalidad e ideologiaSalvador Rueda.Biólogo y director de la Agencia de EcologíaUrbana de Barcelona

Ildefons Cerdà (1815-1876), ingeniero decaminos de formación, fue, en realidad, unhombre polifacético, una especie de espíriturenacentista trasladado al siglo XIX.Ingeniero, urbanista, arquitecto, jurista,economista, político, miliciano, Cerdà es unode los referentes del urbanismo moderno yde una aproximación sistémica a la ciudad.En sus tiempos se sabían muchas menoscosas que en la actualidad –no se habíadesarrollado la teoría de sistemas, niaspectos básicos de la termodinámica, ni dela autoecología– pero este hijo de Centellesfue un innovador que planteó un modelo deurbanización sostenible de acuerdo con larealidad social del momento.

Ildefons Cerdà Sunyer1 nació el 23 de diciembre de1815 en lamasía El Serdà, una propiedad que su fami-lia poseía desde el siglo XIV en Centelles, en la Planade Vic. Pese a su ascendente rural, los Cerdà erangente demundo; tanto el abuelo como el padre perte-necían a aquellas generaciones que, en plena rees-tructuración de la economía catalana, habían vincu-lado sus intereses al comercio con América, hechoque sin duda estimuló el espíritu abierto y las inquie-tudes del joven Ildefons, así como su fe en el progreso.Al no ser Ildefons el primogénito y, por tanto, here-dero de la familia, su vida se encaminó hacia el estu-dio. Primero viajó a Barcelona, donde inició sus estu-dios de arquitectura, matemáticas, náutica y dibujo enla Junta de Comercio, para proseguir más tarde suformación en la Escuela de Ingenieros de Caminos deMadrid, donde se licenció en 1841.Aquel mismo año empezó a desarrollar su actividadprofesional, ocupando diversos cargos en el cuerpode ingenieros de caminos de las provincias deMurcia,Teruel, Tarragona, Valencia, Gerona y Barcelona.El año 1848 constituyó un verdadero punto de infle-xión en la vida y obra de Cerdà, ya que su matrimo-nio con Clotilde Bosch y la muerte prematura desus dos hermanos mayores, Ramon (1808-1837) yJosep (1806-1848), junto a la desaparición de su padre(1787-1844), lo convirtieron en heredero de un patri-monio considerable. La conjunción de estos facto-res llevó a Cerdà a solicitar la baja del cuerpo de inge-nieros de caminos en 1849, para dedicarseexclusivamente a sus estudios de urbanismo.Ya en la década de los años cincuenta, Cerdà se aden-tró en el mundo de la política activa y fue elegidodiputado a las Cortes en la legislatura de 1851 porel segundo distrito de Barcelona, como integrantede una candidatura progresista en la que compartíacartel con Estanislau Figueres, Pascual Madoz y JacintF. Domènech. A partir de aquel logro, Cerdà no aban-donó nunca su actividad política, que se articuló entorno a tres instituciones: diputado en el Congreso deMadrid, regidor en el Ayuntamiento de Barcelona(1854-56 y 1863-66) y diputado provincial. Finalmente,entre mayo de 1873 y enero de 1874, fue designadopresidente interino de la Diputación de Barcelona.Fue en la década de los años cincuenta cuando elurbanista sentó las bases del futuro Ensanche deBarce-lona, al apreciar que la ciudad no podía ampliarsemás, pues estaba circundada por unas murallas que

la ahogaban e impedían su crecimiento físico e higié-nico. Precisamente tras una epidemia de cólera, elgobernador PascualMadoz hizo efectivo el expedientede demolición de las murallas.En 1856, Ildefons Cerdà elaboró un estudio sobre laclase obrera, en el que analizó las necesidades socia-les, económicas y alimentarias de la Barcelona de intra-muros. Dada su relevancia, el estudio se incluyó comoapéndice en la Teoría general de la urbanización.A pesar de sus aportaciones, la personalidad de Cerdàdespertaba recelos.Destituido del Ayuntamiento barce-lonés por el capitán general Zapatero en 1856, Cerdàfue encarcelado en dos ocasiones. Con todo, enmayode 1860, el Gobierno promulgó un real decreto queaprobaba –de forma irrevocable– el Plan Cerdà, quefue finalmente inaugurado por la reina Isabel II eldía 4 de octubre de 1860, en medio de un clima fríoprovocado por la controversia que desde el primermomento había suscitado dicho plan, tanto por elasunto del concurso como por cuestiones como laamplitud de las calles o la distribución de las cargasde la tarea urbanizadora, aspectos que ralentizaron elritmo constructivo de la nueva Barcelona.Además de proyectarla, Cerdà dirigió su obra. Su parti-cipación en el Ensanche se puede resumir en cifras:entre 1860 y 1865 fue asesor técnico del Estado; entre1863 y 1866, regidor del Ayuntamiento y, entre 1863y 1865, desde la iniciativa privada, director facultativode la sociedad Fomento del Ensanche de Barcelona.Entre 1870 y hasta su muerte, en el año 1876, Cerdàdesplegó su actividad estudiando y reclamando todoun abanico de obras de infraestructura para el Ensan-che. Pese a todo, el Plan Cerdà no tardó en ser objetode modificaciones, entre las que destacaron la cons-trucción de las cuatromanzanas de casas, el aumentode la altura de los edificios, la supresión de los jardi-nes interiores de lasmanzanas y la progresiva amplia-ción de la profundidad edificable.El 21 de agosto de 1876, mientras tomaba unos bañosde vapor en Caldas de Besaya (Santander), ignorandoque padecía una afección cardiaca, sufrió un síncopemortal. El día 23 de agosto el diario La Imprentapublicóuna nota necrológica que rezaba como sigue: «El señorCerdà era liberal y tenía talento, dos circunstanciasque en España perjudican y suelen crear muchosenemigos...».

Cerdà, una figura polifacètica

Cabe ahora complementar este apunte biográfico condatos sobre la figura polifacética que fue Cerdà, datosque nos ayudarán a comprender la magnitud de suobra y, en parte, su vigencia aún en nuestros días.

Cerdà, ingeniero de caminos

En septiembre de 1835, Cerdà se desplazó a Madridpara iniciar sus estudios como ingeniero de cami-nos, canales y puentes, formación básica que concluyóen 1841.A lo largo de aquellos años, Cerdà se forjó un carác-ter propio de la Escuela, caracterizado por el esprit dela géometrie.Tal como exponeM. Angelón: «Creía quela conducta seguida debía ser producto de un cálculoy origen de una demostración. Cerdà era, si se mepermite la expresión, un hombre algebraico». Ange-

lón concluye caracterizando la personalidad de Cerdàcomo sigue: «Cerdà pensó como un sabio, demos-tró como un matemático y sintió como un niño».

Cerdà, urbanista

De todas las facetas, la de urbanista es sin duda la quemás se le adecua. En primer lugar, por haber fundadoesta disciplina con la Teoría General de la Urbani-zación. En segundo lugar, por haberse ocupado deldiseño del Anteproyecto del Ensanche de Barce-lona en 1855, del Proyecto de Reforma y Ensanche deBarcelona en 1859 y de la Reelaboración de dichoproyecto en 1863. Y en tercer y último lugar, por haberdirigido durante quince años la construcción realdel Ensanche, encargándose de diversas tareas degestión directa o indirecta y la coordinación, y actuandocomo impulsor, canalizador y asesor tanto de la admi-nistración pública como de los particulares.

Cerdà, arquitecto

Con su rigor característico, Cerdà dedicó al estudiode la casa esfuerzos analíticos ingentes en forma escritay estadística y sintetizó gráficamente propuestas deviviendas para distintas categorías sociales y con dife-rentes grados de complejidad, que abarcaban desdela casa aislada hasta la colectiva.

Cerdà, jurista

En sus propuestas para las ciudades deMadrid yBarce-lona, Cerdà propició una nueva legislación sin prece-dentes ni en la legislación española ni en la extran-jera.En Cuatro palabras sobre el Ensanche (1861) desa-rrolló ampliamente el sistema de compensación y latécnica de reparcelación, que consistía en distribuirdemanera justa los beneficios y cargos entre los propie-tarios, quienes obtenían terrenos regulares y edifi-cables enproporción a la parcela aportada. Este sistemase incluyómás tarde en el Proyecto de Ley de PosadaHerrera y, un siglo más tarde, en la Ley del Suelode 1956.

Cerdà, economista

Cerdà asentó las normas de la infraestructura, las dela división de la propiedad y las de atribución delas parcelas del terreno de la nueva Barcelona.

Cerdà, político

Cerdà consideraba la política «comounacienciaprác-tica», ya que «cuanto no es práctico no era políticaparaél».Consecuente con esta idea, desde elmomentoen que decidió dedicarse a la ciencia urbanizadora,ejerció la actividad pública. En su primera compa-recencia pública, Cerdà se presentó como diputadoa las Cortes de Madrid en 1851 y resultó elegido porel Distrito 2º de Barcelona como integrante de unacandidatura progresista a la que también pertenecíanEstanislau Figueres, Pascual Madoz y Jacint F. Domè-nech. A partir de aquelmomento, Cerdà no abandonónunca del todo la actividad política, que articuló entorno a tres instituciones: diputado en el Congreso de

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Madrid, regidor en el Ayuntamiento de Barcelonaen dos períodos (1854-1856 y 1863-1866) y dipu-tado provincial, concretamente como vicepresidentede la Diputación de Barcelona, durante el período de1873 a 1874.Tal como señala Estapé, en la evolución política deCerdà se produce una radicalización progresiva,que se refleja en «el talante rectilíneo e inflexibledel antiguo liberal de 1841, del demócrata de 1850y del republicano de la etapa final».

Cerdà, miliciano

La pertenencia de Cerdà a la Milicia Nacional, cuyosorígenes se remontan a las Cortes de Cádiz (1812), fueuna faceta esencial de su trayectoria.El 4 de julio de 1855 tuvo lugar una huelga generalque conmocionó a Barcelona y sus alrededores. Antela difícil situación, las fuerzas militares de la Capita-níaGeneral se retiraron a los cuarteles, lo cual provocóque laMilicia se hiciera responsable del orden público.En este marco especial, la actuación de Cerdà comomáximo responsable de laMilicia permitió desactivarla huelga, acontecimiento que le condicionó en elfuturo. Por primera vez, su actitud fue mal vista porlos militares y por los elementos más reaccionarios,lo cual lo llevó a prisión al final del régimen. A partirde aquel momento, Cerdà mantuvo un estrechocontacto con el mundo obrero.

El origen del urbanismo y sus instrumentos

Fue Ildefons Cerdà quien inventó, a mediados delsiglo XIX, el término urbanismo, con el que abordaruna realidad con graves disfunciones, para cuya reso-lución se requería un sentido interdisciplinario y laimaginación suficiente para utilizar y crear los instru-mentos técnicos, económicos, legales y sociales querespaldaran el nuevo concepto.De esta manera, Cerdà expuso en su obra magna:"colocado en la alternativa de inventar una pala-bra o de dejar de escribir sobre una materia que, amedida que he ido profundizando en su estudio, lahe creídomásútil a lahumanidad,hepreferido inven-tar y escribir que callarme; el uso de una palabranueva no puede ser censurable, siempre y cuandola necesidad lo justifique y lo abone a un fin lauda-ble" (Cerdà, I., 1867).Sin embargo, la nueva palabra no se circunscribía aconsideraciones de vecindad entre viviendas, desus ventajas e inconvenientes, de la relación entrela calle y las casas, etc., sino que englobaba, asimismo,el análisis de aspectos propios de otras disciplinasaplicadas. «...Y observé losmuchos y complicados inte-reses que juegany luchany se combaten enestos gran-des palenques donde se concentran y bullen todoslosdeunacomarca,avecesdeunaprovinciaydistrito,a veces de una nación entera; y me convencí de laparte muy principal que, no voluntaria sino forza-damente, forman en esas luchas los intereses mate-riales, los morales, los administrativos, los políticosy los sociales y los de la salud pública y del bienestardel individuo, que son casi siempre sacrificados ala prepotencia de aquellos...»En la nueva idea que trataba de definir expuso elconcepto de sistema conmás omenos claridad: ... «lo

primero que seme ocurrió fue lanecesidaddedarunnombre a ese mare-magnum de personas, de cosas,de intereses de todo género, demil elementos diversos,que, sin embargode funcionar, al parecer, cada cuala su manera, de un modo independiente, al obser-varlos detenida y filosóficamente, se nota que estánen relaciones constantes unos con otros, ejerciendounos sobre otros una acción a veces muy directa yque, por consiguiente, vienen a formar una unidad.El conjuntode todas estas cosas, sobre todo en supartematerial, se llamaciudad;mas comomi objetono eraexpresar esamaterialidad, sinomás bien lamaneray sistema que siguen esos grupos al formarse, y cómoestán organizados y funcionan después todos loselementos que los constituyen, es decir, que, ademásde la materialidad, debía expresar el organismo, lavida, si así cabe decirlo, que anima a la parte mate-rial, es claro y evidente que aquella palabrano podíaconvenirme.»El origen del término lo busca en la palabra urberomana, que expresa todo lo incluido dentro del espa-cio circunscrito por el surco perimetral que los roma-nos abrían con los bueyes sagrados: "... con la aper-tura del surco urbanizaban el recinto y todo cuantoen él se contuviese; es decir, que la abertura de estesurco eraunaverdaderaurbanización; esto es, el actode convertir en urbe un campo abierto o libre.He aquí las razones filológicas que me indujeron ydecidieron a adoptar la palabra urbanización, nosólo para indicar cualquier acto que tienda a agru-par la edificación ya regularizar su funcionamientoen el grupo ya formado, sino también el conjuntode principios, doctrinas y reglas que deben aplicarsepara que la edificación y su agrupamiento, lejos decomprimir, desvirtuar y corromper las facultades físi-cas,morales e intelectuales del hombre social, sirvanpara fomentar su desarrollo y vigor y para acrecen-tar el bienestar individual, cuya suma forma la feli-cidad pública.»Éste es, pues, el origen del término urbanismo, unnuevo concepto interdisciplinario que relaciona loscomponentes físicos con la actividad humana quese desarrolla en un espacio teóricamente cerrado. Noobstante, hasta muy recientemente, esta visión deconjunto no ha constituido la regla aplicada por lamayoría de los autores de realizaciones urbanas.Las soluciones aportadas se hanmediatizado por visio-nes teleológicas y fragmentadas, que han intentadoresolver problemas concretos y parciales sin aten-der a la resolución de los conflictos que los enmas-caraban, provocando con ello disfunciones secun-darias de una envergadura que difícilmente justificabala solución dada.Una de las características que hace que la urbaniza-ción de Cerdà siga considerándose actual es justa-mente la aportación de una visión de conjunto dela urbe, concebida con vistas a resolver los conflic-tos más acuciantes de su época (la higiene, la movi-lidad, la trituración de lo construido, la reducciónde la injusticia, etc.). De este modo, Cerdá aportaba,a unmismo tiempo, soluciones de conjunto y de deta-lle a problemas inherentes a la urbanización, comoson la dialéctica privado-público, privacidad-socia-bilidad, campo-ciudad, etc.La nueva concepción de ciudad y el nuevo enfoquemetodológico con el que I. Cerdà procuró aproxi-

marse a la realidad le obligó a crear nuevos instru-mentos para abordar los conflictos que requerían solu-ción.Esta actitudmetodológica antepone los fundamentosaxiológicos de la urbanización a la proyección técnica,o facultativa como gustaba de llamarla él, y abordala problemática de una manera integral, analizando,valorando y profundizando en los aspectos políticos,económicos, sociales, higiénicos, administrativos yjurídicos de la urbanización (Bassols M., 1995).

Instrumentos de carácter legal yadministrativo

Cerdà captó en toda su intensidad que la urbaniza-ción comportaba un cambio social de gran magni-tud y que, para instrumentar dicho cambio, se reque-ría una nueva legislación. Ante la laguna existente, seofreció a llenarla con una importante reflexión que lepermitió aportar ideas, conceptos y técnicas jurídi-cas auténticamente transformadoras, que, no obstante,toparon con la mentalidad de la época y aún hoysorprenden por su vigor, capacidad imaginativa yestrategia operativa.Utilizando la analogía como criterio hermenéutico,construyó la teoría de la planificación urbanísticaestructurando las secuencias procedimentales deun modo que, en sus perfiles básicos, jamás ha sidosuperado (Bassols M., 1995). El plano como síntesisgráfica; los medios económicos, legales y adminis-trativos que deben utilizarse para desarrollarlo (plano estatuto económico), y las ordenanzas de cons-trucción y de policía urbana constituyen la síntesis dela planificación urbanística.Fue en las ordenanzas de construcción del Ensan-che donde concentró su atención, al considerar quelas ordenanzas de policía existentes estaban sufi-cientemente reglamentadas y que era necesario apli-carlas con vigor.Cerdà creía que "... la construcciónurbanahaperma-necido estacionaria a causa de haberse amoldadoa las contingenciasde la industriaydelarte conmenos-precio de los estudios de economía política, higieneydeadministraciónquedeben considerarse como susnaturales e inseparables auxiliares".De esta manera, Cerdà instituyó que los planos yotra documentación técnica de las obras de utilidadpública debían ir acompañados por unpliegode condi-ciones técnicas para su ejecución y por los reglamentospara su conservación y policía después de ejecu-tada la obra.Según Bassols, las bases axiológicas del urbanismode Cerdà se resumen en los siguientes puntos:a) la aglomeración urbana de edificaciones genera,por sí misma, una comunidad de intereses recíprocosentre las fincas urbanas que justifica la intervenciónpública y permite hablar de unos derechos o situa-ciones activas o pasivas y de interés público,b) en atención a esta misma comunidad, el criteriopara determinar el límite del intervencionismo urba-nístico público se expresa según el siguiente axioma:«el jefede familiamandaenel interiordelhogardomés-tico, la autoridad interviene cuando las familias seponen en contacto, dirige y reglamenta sus relacio-nes y armoniza sus intereses y sus derechos respec-tivos».

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Las ordenanzas de la construcción son un compen-dio de fórmulas operativas, las nuevas figuras concep-tuales que constituyen el primer ejemplo del Dere-cho urbanístico de ámbito supramunicipal. Con ellas,Cerdà se anticipó al concepto de zonificación de usos,distinguiendo entre las categorías de uso edificado(estancias privadas, usos industriales y administrati-vos) y uso del suelo sin edificar (paseos, parques,jardines, plazas, etc.). Reservó a los usos industria-les unas zonas concretas de Barcelona y prohibiósu instalación en otras.Las unidades de referencia fueron el sistema viarioy las manzanas, así como las ordenanzas tradicio-nales, el solar o el edificio.A parte de las obras de urbanización, reguló, también,las obras subterráneas en función del orden de progra-mación, canalización y disposición de galerías paraaguas e instalaciones de gas, lo cual representa unaanticipación de lo que hoy se conoce comourbanismosubterráneo (Bassols, 1995).Disponía de medidas específicas para la determina-ción, disposición, separación y superficie de lasmanza-nas, así como para la formación de los solares y ladelimitación de la altura de los edificios por construir,todo ello de conformidad con los imperativos dehigiene, salubridad y comodidad que justificaban esteintervencionismo tan pormenorizado y que alcan-zaban su máxima expresión en la exigencia de unfondo de jardín igual a la superficie de construcciónen las manzanas y edificios.Cerdà denominó "policía de obras" lo que hoy seconoce como disciplina urbanística. Bajo este títuloreunió un conjunto de soluciones y previsiones, apli-cables desde la iniciación de las obras hasta su conclu-sión. Así reguló de una manera racional aspectostan actuales como: la caducidad del permiso de obras,la responsabilidad de la construcción, el régimende derribos, la recepción de las obras, el certificadofinal de las obras y la demolición en caso de desa-justes. Almismo tiempo, como cierre del proceso edifi-cador, Cerdà, profundamente preocupado por la habi-tabilidad higiénica, estableció un control dehabitabilidad higiénica y un control de habitabili-dad de la construcción, según los cuales toda viviendacon construcción viciosa, defectos de ventilación, faltade limpieza, insuficiencia del cubo atmosférico, esca-lera, falta de servicios higiénicos, etc. se considera-ría inhabitable, sería desalojada y se colocaría en lafachada el siguiente cártel: "casa interdicha por causade salubridad" (art. 321) (Bassols op cit).

Medidas de carácter económico

La aspiración de Ildefons Cerdà en el orden econó-mico se orientaba hacia la búsqueda de una fórmulao dispositivo de financiación de la acción urbaniza-dora.Cerdà consideró que la reforma y el ensanche de unaciudad era una obra de utilidad pública y en dichaobra incluyó un inventario que contemplaba tanto lasobras de superficie como las subterráneas. Estableciólosmecanismos para la financiación de las redes urba-nas y la repartición de cargas y beneficios.Cerdà no consideraba de justicia para la financia-ción de las obras ni el sistema de expropiación ni laaplicación de impuestos extraordinarios, ni tampoco

el sistema de préstamos públicos, que implicaba «pagarmuy caro a un propietario el derecho de hacerlemás rico».Su sistema de financiación se basaba en que los gastosdebían correr a cuenta de aquéllos a quienes la obraproporcionara beneficios. Consideraba que nadiepodía enriquecerse a costa de los demás.Continuando con la exposición de Bassols (1995),la concreción de estos principios se resume en elsiguiente cuadro de situaciones:a) Para la apertura de calles nuevas en las afuerasde las poblaciones, ya sea para convertirlas en sola-res o para abrir la calle en el seno de una manzanacerrada con el fin de edificar en ella, deben ser lospropietarios interesados en dicha apertura quienesabonen el importe del terreno y de todos los acce-sorios de alcantarillado y cañerías de todo tipo para,una vez construido, cederlo todo a la municipali-dad y al dominio público in perpetuam.b) Para la reforma interior de las poblaciones, Cerdàpropuso la técnica francesa adoptada en París deexpropiar las dos zonas colaterales de la vía públicay abordar su urbanización con unidad de criterio ygestión. Tal como el propio autor subrayó: «la admi-nistración propietaria de esta triple zona tiene, esverdad, la obligación de costear la calle con todossus accesorios pero, al propio tiempo, tiene el dere-cho exclusivo de aprovecharse de todas las ventajasque la apertura de la misma calle puede proporcio-narle...». No obstante, Cerdà consideraba injustoque el coste de esta obra de urbanización fuera a cargode la Administración, ya que redundaría en beneficiode los propietarios colindantes.c) Para salvar estos inconvenientes, propuso que seconcediera una serie de ejecuciones temporales porespacio de treinta años y que se construyera en laszonas expropiadas.Introdujo, asimismo, la técnica de la reparcelacióny los perfiles del sistema de compensación, antici-pándose varias décadas (más de cuarenta años) a laprimera formulación de este tipo, que tuvo lugar enAlemania con la aprobación, en 1902, de la ley cono-cida en el derecho urbanístico compuesto como LeyAdickes.La propuesta de Cerdà constituye, efectivamente,un sistema equitativo de repartición de los beneficiosy perjuicios entre los propietarios. De este modo,según sus propias palabras, los beneficios del Ensan-che «no deben repartirse entre los propietarios por elmerocaprichodelacosoode la suerte como los premiosde la lotería, sehaceprecisoque los propietariosmismosse apresuren, cada uno por su parte, a hacer que ladistribución sea igual y equitativa. Es decir, queaqué-llos que por casualidad se encontrasen más favore-cidos han de ser los primeros en ceder una parte desus mayores ventajas, inmerecidas e injustas, a losque por esamisma casualidad se vieranmenos bene-ficiados». Como afirma Bassols, en estas palabras seaprecia la formulación de dos principios que infor-man sobre el urbanismo moderno y que aparecenrecogidos en la legislación urbanística contemporá-nea: "la prohibición de la lotería del planteamientourbanístico y la repartición entre los afectados delos beneficios y cargas derivados de dicho plantea-miento".

Medidas de organización

Para el desarrollo de los objetivos técnicos, econó-micos y jurídicos, propuso nuevas fórmulas de orga-nización. Así, para dar salida al concepto de la repar-celación, articuló la idea de construir unamancomunidad o comunidad transitoria entre todoslos propietarios de parcelas de terreno comprendidasen unamanzana, integrada por la superficie bruta total(limitada por los ejes de las calles que la circundan)y la superficie, independientemente del número depropietarios partícipes, quienes componen una únicaentidad y tienen los mismos derechos y deberes(pro indiviso). (Bassols, M., 1995).Propuso también en las ordenanzas la creación del"Consejo de Salubridad y Construcción para aseso-rar a todos los Ayuntamientos del Ensanche en la apli-cación de la ordenanza."Contempló la representación de todos los implicados:de la Administración y del Gobierno, del derecho, dela economía, de la higiene, de la estadística y de losfacultativos de la viabilidad, de la edificación y dela industria.En opinión de Cerdà, la gestión urbanizadora no debíaser consumida por la Administración, lo cual le llevóa proponer que se adjudicara a una empresa privada,un concesionario, la obra mediante subasta pública,en analogía con la legislación de los ferrocarriles.

Instrumentos de carácter técnico ofacultativo

A lo largo de este artículo se aprecia que la ciudadproyectada por el fundador del urbanismo presentatodavía hoy una gran modernidad.Las propuestas técnicas que formuló a partir de lasegunda mitad del siglo XIX son muchas y muy varia-das y, sin pretensión de hacer una descripción exhaus-tiva de su obra facultativa, resulta de interés desta-car algunas de sus propuestas conceptuales,parcialmente ejecutadas.Cerdà, calificado por F. Estapé (1994) de socialistacientífico y bajo ningún concepto de socialista utópico,y por A. Soria (1995) de planificador liberal, buscóla resolución de diversos conflictos que afectaban ala ciudad de principios del siglo XIX. Por un lado,procuró construir una sociedad lomás igualitaria posi-ble (F. Estapé, I Jornadas Internacionals. Cerdà, urbsy territori, 1995) y, como afirma el propio Estapé,de no haber sido por intereses mezquinos, la Barce-lona proyectada por Cerdà habría sido la primeraciudad jardín del mundo (si bien habría que matizaresta expresión). Fruto de esta búsqueda de igual-dad son los estudios que Cerdà realizó sobre el costede la vivienda, con el fin de hacer asequible unavivienda digna a la clase obrera en contra de losintereses de los especuladores del suelo, y sus traba-jos sobre alimentación, presupuesto familiar, condi-ciones laborales de la clase obrera, densidad de pobla-ción y mortalidad, estudios todos ellos recogidos enla "Monografía estadísticade la clase obrera». La reso-lución final fue determinar diversas rentas para unmismo edificio, de manera que el precio de los pisosmás próximos a la calle fuera más elevado y la cuan-tía fuera disminuyendo a medida que se ascendía.Ami parecer, aquí estriba una de las explicaciones de

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la vivacidad y la estabilidad en el tiempo del Ensan-che de Barcelona.Otra preocupación de Cerdà fue resolver los proble-mas de la falta de salubridad, fruto de la congestióny la ausencia de las infraestructuras y normas bási-cas de higiene, tanto en la edificación como en lainfraestructura pública.He aquí algunos párrafos de la recién hallada "Teoríade la construcción de ciudades", seleccionados porA. Cabré y F. Muñoz (1995), en los que se refleja demanera clara y explícita la voluntad deCerdà por resol-ver los problemas de salud pública:"... observaremos que en dichas casas no penetra laluz que todo lo vivifica, no se encuentra espacio sufi-ciente paramoverse y lo que esmás todavíani siquierael aire para respirar, no puede esto llamarse vivir encasas sometidas a las reglas que, especialmente enbeneficiode la saludpública, establece la civilización.Esto no es más que encaramar colocados en estan-tes a los seres racionales unos sobre otros....El aire, la luz, el espacio y el agua que la natura-lezahaechadoalrededordenosotros con tantaprofu-sión (.....) abundan y abundarán siempre para todoel mundo; y sin embargo en la habitación del ricolo mismo que en la del pobre se dispersan con unaavaricia verdaderamente criminal".Tomando estos aspectos como punto de partida paradefinir algunas características de la vivienda, Cerdàpropuso crear pisos de superficie generosa (200 m2aproximadamente), con objeto de resolver, por unlado, la intimidad del individuo en el hogar y las condi-ciones adecuadas de salubridad e higiene (aire, luz,ventilación, etc.).Tras considerar en una primera etapa la vivienda comoparte elemental de la ciudad, entendió posteriormenteque la célula básica estructurada era la manzana ointervía, que constituía una pieza del mosaico quecomponía el entramado de vialidad, donde la conti-nuidad del movimiento obligaba a ocuparse de lasvías en su totalidad, y no una por una.La importancia que para Cerdà asumió tal entra-mado le obligó a estudiar con detenimiento los nudosy los enlaces, ya que era en ellos donde peligrabala continuidad del movimiento.De este modo, en su propuesta urbanística, Cerdàcomenzó por definir la estructura del conjunto, esdecir, el entramado, para después ir descendiendoal resto de elementos. La secuencia que propuso,según Soria, A. (1995), es la siguiente:1º. Las redes como tales, ya que cada red viaria presentaventajas e inconvenientes que es preciso conocer,dada la influencia decisiva de estos en el diseño dela ciudad y en su funcionamiento.2º. El tramo, es decir, las características de las callesentre intersecciones.3º. Los nudos y el cruce de vías. Los famosos chafla-nes del Ensanche de Barcelona son fruto de un análi-sis concienzudo de la continuidad del movimiento.4º. Los espacios delimitados por los tramos y nudos,que es lo que se conoce como manzana o isla y queCerdà definió como intervías.5º. La edificación y los jardines que ocupan las inter-vías.Es interesante destacar la reducción al absurdo queCerdà hizo de los trazados radioconcéntricos. Si la redes radial, sería lógico que las calles se fueran ensan-

chando a medida que se acercan a los centros gene-radores de tránsito, tal como "se ensancha el caucede un río o cada riachuelo que a él confluye" (Cerdà,I., 1861), y además sería "indispensable que hayaenel centro suficienteholgurapara elmovimientoqueallí habrá de reinar, y no se halle cuajado de edifi-cios" (Cerdà, I., 1861).En suma, el sistema radial o radioconcéntrico, parapoder funcionar, exige un centro vacío y vías de secciónque se amplíen a medida que se aproximen a éste.Pero ¿qué tipo de centro es un centro vacío? (Soria,A., 1995).Todo ello explica la razón de ser de la cuadrículadel Ensanche de Barcelona, articulada mediante elgran eje longitudinal que es la Gran Via de les CortsCatalanes.Como afirmábamos anteriormente, Cerdà propone lamanzana como célula elemental del diseño propia-mente urbano, en contraposición con el edificio, quese convierte en la unidad elemental del diseño arqui-tectónico. La base del diseño de la ciudad se compone,para el inventor del concepto de urbanismo, de la redviaria en su totalidad, por un lado, y de lasmanzanas,por el otro. Es en las intervías donde se da unarespuesta integrada a las necesidades de habitabili-dad y de vialidad y, por tanto, son las intervías las quedeben convertirse en el módulo de crecimiento dela ciudad.Cerdà es consciente de que "la formaymagnituddel‘intervías’ determina la formay lamagnituddel 'solar',el cual, a la vez, determina la forma y magnitud delos edificios" (Cerdà, I., 1861).Es decir, sin intervías ni solares de determinadas carac-terísticas no es fácil construir viviendas adecuadas.Por todo esto, para Cerdà, toda legislación de lavivienda que deje de lado ciertas variables relativasa las intervías será siempre incompleta e ineficaz (Soria,A., 1995).La famosa manzana abierta, con chaflanes y rode-ada de amplias vías constituye el intento de Cerdà porencontrar un nuevo equilibrio entre vialidad y habi-tabilidad. Así, abre la manzana y mejora la habitabi-lidad de las viviendas, dotándolas de dos fachadas(una a la calle y otra a un amplio jardín interior, enun intento por ruralizar la ciudad); proyecta una cuadrí-cula de amplias avenidas que facilite la circulacióndistribuyéndola de forma uniforme, traza las esqui-nas a modo de chaflanes y aumenta la superficie delas intersecciones con el fin de evitar atascos (Adrià,A., 1995).Tal como se ha explicado, la visión del concepto deurbanismodeCerdà era una visión integradora, inclusosistémica, cuyo afán era lograr un equilibrio entrediversos pares de nociones opuestas y complemen-tarias: campo-ciudad, soledad-sociabilidad, quie-tud-movimiento y regularidad-variedad (Soria, A.,1995).Uno de estos pares complementarios destaca porsu difusión:«Ruralizado lo urbano: urbanizad lo rural». Noobstante, tal y como sostiene el autor anteriormentecitado, esta frase no debe entenderse exclusivamenteen términos espaciales o físicos. Así por ejemplo, paraCerdà, ruralizar lo urbano no consistiría exclusiva-mente en introducir parcelas de vegetación en cadacasa, manzana o barrio, sino en hacer compatibles

la tranquilidad y el aislamiento propios del campo conel movimiento y la sociabilidad propios de la ciudad.Esta complementariedad la plasma también en lacombinación entre los pequeños detalles y las visio-nes de conjunto. Como afirma A. Soria, Cerdà seadelanta a la noción que hoy en día ha puesto en bogala teoría del caos: "No siempre los grandes efectosprovie-nen de grandes causas, sobre todo cuando se secun-danycoadyuvan, lleganaproducir efectosde lamayortrascendencia; y esto lo mismo en el orden físico queen el ordenmoral. Ladificultad en tales casos consisteen encontrar y distinguir estas causas pequeñas yen saberdarles la importanciaque semerecen, lo cualno se improvisa, sino que es siempre obra del tiempo,de la observación y del estudio" (Cerdà, I., 1861).Se trata de una afirmación que suscribirían los teóri-cos de los sistemas disipadores enzarzados en desen-trañar la complejidad de los sistemas y en diseñar teji-dos urbanos lo suficientemente flexibles para englobarlamáxima información organizada. Sin saberlo, Cerdàproyectó un tejido urbano que hoy presenta lamayorcomplejidad conocida en un radio demás demil kiló-metros alrededor de Barcelona. Éste es, tal vez, elpunto fuerte del Ensanche y también su proyecciónde futuro, ya que, a lo largo de la historia, ha logradoir adaptándose a las nuevas actividades económicasy propias de la sociedad civil. La diversidad de laspersonas jurídicas que contiene lo convierte en elespacio central de un territorio muy amplio.No obstante, la visión sistémica que I. Cerdà impri-mió a su obra fue subvertida, ya en su tiempo, a causade la envidia, la especulación y las visiones parcia-les y cortas de miras.En el siglo y medio transcurrido desde que Cerdàelaboró su plan, se han ido sucediendo ordenanzasespeculadoras que han ido recortando el diseño deCerdà y, con ello, la teoría que lo sustentaba. Alprincipio se rellenaron los interiores de las manzanasque habían de dotar de verde la «mitad» del Ensanche,que habían de llenar de contenido lamitad de esa vidaciudadana relacionada con la quietud, el aislamiento,el relax y el placer de leer un libro o tomar el sol juntoal rumor del agua de una hipotética fuente. El «robo»de estos espacios verdes explica, en parte, el desas-tre de la proliferación ulterior de las segundas resi-dencias, que sitúa nuestro país en el primer lugardel mundo, con las subsiguientes consecuenciasambientales. La presión que supuso únicamente eldesarrollo de la otra mitad de la vida ciudadana, ladestinada a la relación, al intercambio y al contacto,obligó al ciudadano barcelonés a buscar fuera de laciudad lo que ésta no era capaz de proporcionarle.Cabe decir, empero, que el destino de las edifica-ciones, la mayor parte de un solo piso, en el inte-rior de lamanzana ha permitido dotar al Ensanche deuna flexibilidad y capacidad de adaptación de laque adolecen otros tejidos urbanos. La proliferaciónde pequeños talleres, almacenes y, en los últimos tiem-pos, aparcamientos ha ido dando respuesta a los retosque el paso del tiempo ha ido planteando.Las ordenanzas ulteriores, hasta la época de Porcio-les, se han ocupado en gran parte de aumentar la alturade los edificios, los cuales, a medida que han idocreciendo, han ido proyectando sombras sobre otrosedificios. Uno de los criterios de diseño, hoy de rabiosaactualidad, tiene que ver con el comportamiento ener-

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gético de los edificios. La orientación hacia el sol yla existencia de zonas de sol y sombra en un edifi-cio crean lasmejores condiciones para generar corrien-tes cruzadas, que, como es de todos sabido, consti-tuyen la mejor solución para regular la temperaturadel interior de los edificios. Las propuestas recien-tes, consistentes en dividir pisos con un afán en cier-tos casos especulador y en otros con la intenciónde amoldar las viviendas a las estructuras familiaresactuales, son nefastas por lo que respecta a la efica-cia energética.

Después de Cerdà han sido pocos los urbanistasque han aportado visiones integrales, tal vez porquelos encargos no planteaban la posibilidad de cons-truir una nueva ciudad. Ahora bien, los planificado-res de este siglo, en especial tras la aparición de unnuevo medio de locomoción: el automóvil, que hadeterminado una nueva forma de urbanización, hantenido la posibilidad de crear no una, sino muchasciudades (si nos atenemos a la superficie construida)y los resultados no pueden ser más desalentadoresy parciales.

Escenarios generadores de conflictos, elurbanismo como instumento para labúsqueda de soluciones

El tifus, la tuberculosis, el cólera, etc., epidemias todasíntimamente relacionada con la ciudad intramuros,densa, con una población hacinada y edificios tritu-rados, carente de la infraestructura mínima de sanea-miento, justifican la aparición de una nueva disciplina,el urbanismo, que demuele las murallas y los barriosinsalubres, concibe amplias avenidas arboladas y cons-truye infraestructuras de saneamiento, alojamientospopulares, plazas y parques públicos.Las mejoras que ofrecía la nueva ciudad en combi-nación con el descubrimiento de los agentes pató-genos de la tuberculosis, el cólera, el tifus y la peste,así como otras mejoras sanitarias y de salud pública,conllevaron un aumento de la esperanza de vida yuna disminución de la mortalidad infantil.Para Ildefons Cerdà, los conflictos principales querequerían una solución en la planificación y cons-trucción de la ciudad eran los relativos a la higieney la salubridad, la equidad y la reducción de la injus-ticia social y la movilidad. Esta necesidad de planifi-car nuevas ciudades en función de los nuevos conflic-tos no se retomó hasta la aparición en escena de LeCorbusier y el surgimiento del funcionalismo.Entre tanto, quizá cabe destacar la figura de E. Howardy el movimiento de la ciudad-jardín, que pretendíanresolver el conflicto campo-ciudad surgido en la ciudadindustrial a causa de la contaminación atmosférica,sonora y visual, y de la insalubridad. Se trataba decrear la ilusión de vivir en el campo, viviendo en laciudad. Posteriormente, el Plan regional de Geddesamplió la planificación territorial y regional y prolongóla ciudad-jardín a extensas periferias, intentando,sin éxito, conservar las áreas de suelo fértil para usoagrícola.La equidad y la reducción de la injusticia que los prime-ros urbanistas y socialistas utópicos contemplaban enel diseño de los nuevos asentamientos –recuérdenselos esfuerzos realizados por Cerdà por conocer y cuan-

tificar las condiciones de vida y las posibilidades econó-micas de los menos favorecidos, esfuerzos recogi-dos en su obra "Monografía estadística de la claseobrera"– los condujo a proponer soluciones formalesy funcionales diversas, algunas de las cuales, comoen el caso del Ensanche, con consecuencias palpa-bles y permanentes. Hoy en día la separación delos grupos sociales en el espacio en función de lasdiferencias económicas, étnicas, religiosas, etc., escausa de conflictos sociales, de inseguridad y de incer-tidumbre en el futuro. La delincuencia, la droga, eltrabajo sumergido, el control no democrático del espa-cio por parte de grupos que aplican reglas de juegoajenas al estado de derecho son, entre otros, los conflic-tos emergentes de una sociedad rural que la sociedadsegregadora ha fomentado y sigue fomentando.La resolución de conflictos en la era industrial ha estadopresidida por una mejora de higiene y salubridad y,en general, por unamejora de las condiciones de vida,tanto en el ámbito laboral (reducción de la jornada detrabajo y aumento de la higiene y la sanidad), comoen lo relativo a las condiciones de habitabilidad dela vivienda y del espacio urbanizado por una parte delos grupos sociales.En las ciudades occidentales, parte de los conflictosse han resuelto a través de una serie de normas edifi-cadoras y urbanísticas de planes y proyectos. Contodo, las características y las dimensiones de algu-nos conflictos actuales obligan a que, sin olvidar loque, entre otros, Cerdà resolvió, se deba destacar unasnuevas bases teóricas de planificación. Unas basesque aborden el funcionamiento de la ciudaddemaneraintegrada, sistémica. Cuando Cerdà elaboró su apro-ximación sistémica de la ciudad no se había desa-rrollado ni la teoría de sistemas, ni aspectos básicosde la termodinámica y de la autoecología, que hoypermiten comprender las relaciones esenciales de lossistemas abiertos. No se le podía pedir, por tanto, quecomprendiera la naturaleza de los nuevos conflic-tos y los plasmase en el diseño de su propuesta. Noobstante, tengo el convencimiento de que, en vistasde la profundidad de sus teorías y del grado de intui-ción que incorporaban, Cerdà aplicaría todos cono-cimientos actuales para resolver los nuevos conflic-tos y, seguramente, formularía un nuevomarco teóricopara llevarlo a cabo.•

Referéncias

1Las referencias biográficas a Cerdà se han estraídode los textos recogidos con motivo de la MuestraCerdà.

Bibliografía

• Bassols, M. 1995. IldefonsCerdàdavant l’ordenaciójurídica de l’urbanisme: aportacions i anticipa-cions. I Jornadas Internacionals. Cerdà, urbs y terri-tori.

• Cerdà, I. 1867. Teoría General de la Urbaniza-ción. Reforma y Ensanche de Barcelona. Institutode Estudios Fiscales, 1968.

• Cerdà, urbs i territori, 1994. Catálogo de la expo-sición del mismo nombre.

• Soria, A. 1995. Actualidad de la Teoría de Cerdà.I Jornadas Internacionals. Cerdà, urbs y territori.

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Gro Harlem BrundtlandDivulgadora de la sostenibilidadIgnasi DoñateAbogado experto en temas ambientales

Gro Harlem Brundtland (1939) es unamédico sueca especializada en saludpública. Primera ministra de Suecia durantediez años, en 1983 asumió la presidencia dela Comisión Mundial de Medio Ambiente yDesarrollo. El trabajo más conocido de estacomisión es el llamado "Nuestro futurocomún" o "Informe Brundtland" en que seestablecen las bases del concepto dedesarrollo sostenible. Mujer con una granvocación política e internacionalista, en laactualidad es la directora general de laOrganización Mundial de la Salud (OMS).

"Estamos viviendo en un mundo donde la líneadivisoria entre los que tienen y los que no tienen siguecreciendo, un mundo donde tan solo unos pocosprivilegiados tienen acceso a los frutos de larevolución tecnológica. Nuestro reto es construirun puente sobre esta línea divisoria. Nosotrospodemos hacerlo al tiempo que mejoramos losaccesos: el acceso a los recursos, el acceso a losproductos, el acceso a la información y a latecnología, y el acceso a los sistemas de salud, sicontamos con la infraestructura y con lasinstituciones que pueden hacerlo posible."Con estas palabras, pronunciadas recientemente porGro Harlem Brundtland en la 54ª Asamblea Mundialde la Salud (14/05/01), se puede presentar a quienactualmente y hasta el año 2003 ocupará el cargode Directora General de la Organización Mundialde la Salud (OMS) y a la que se recordará mundial-mente como la divulgadora del principio de la soste-nibilidad o del desarrollo sostenible.En 1983, el entonces Secretario General de las Nacio-nes Unidas invitó a la doctora GroHarlemBrundtlanda formar y presidir la Comisión Mundial de MedioAmbiente yDesarrollo. Esta comisión, conocida sobretodo por haber desarrollado el amplio concepto polí-tico de desarrollo sostenible, hizo público su trabajoen abril de 1987 con la elaboración del informe "Nues-tro futuro común", mundialmente conocido como"Informe Brundtland".

La sostenibilidad: un concepto polisémico

La sostenibilidad es un concepto polisémico que corres-ponde a una pluralidad de dimensiones:- la sostenibilidad comoprincipio ético (tener en cuentala conservación del ambiente y de los recursos natu-rales para las generaciones futuras);- la sostenibilidad como principio económico (utili-zar los recursos naturales de acuerdo con la capaci-dad de regeneración de los mismos);- la sostenibilidad como modelo de análisis socio-político (la integración de los factores ambientales entodas y cada una de las políticas sectoriales), y- la sostenibilidad comoprincipio jurídico (el derechofundamental del ser humano a un ambiente adecuadose corresponde con el compromiso internacionalde los países demantener los ecosistemas y los proce-sos ecológicos esenciales para la biosfera).

Referencias biográficas

Gro Harlem Brundtland nació en Oslo, Noruega, el20 de abril de 1939. Se licenció enmedicina y se espe-cializó en salud pública. Dedicó los diez primerosaños de su vida profesional al sistema de salud públicade supaís, en el ámbito de la investigación.Haocupadocargos públicos durante más de veinte años, diezde ellos como Primera Ministra de su país.Así pues, la primera opción profesional deBrundtlandno fue ni el ambientalismoni la política. Comodoctora,la disciplina que eligió fue la rehabilitación, una espe-cialidad conuna gran evolución después de la SegundaGuerra Mundial y una pasión heredada de su padre.CuandoGroHarlem tenía diez años, su familia se tras-ladó a los EstadosUnidos, donde su padre había obte-nido una beca de la Fundación Rockefeller. Tras regre-sar a Noruega, su padre volvió a trabajar en elextranjero, esta vez en Egipto como experto en reha-bilitación de las Naciones Unidas. Estos desplaza-mientos sembraron en ella desdemuy joven las semi-llas del internacionalismo.La doctora Brundtland heredó otra pasión de su padre:el activismo político. A los siete años se inscribió enla sección infantil delMovimiento Laborista deNoruega,donde siguió trabajando desde entonces hasta lide-rar la victoria electoral de su partido en tres ocasio-nes.El sentido de la conciencia global se desarrolló ensu mente despierta, como madre joven y doctorarecientemente graduada, cuandoGroHarlemBrund-tland ganó una beca en la Escuela de Salud Públicade Harvard. Allí, trabajando junto a eminentes exper-tos en salud pública, la visión que la doctora Brund-tland tenía de la salud se amplió más allá de los lími-tes del ámbito de la medicina para empezar aintroducirse en temas ambientales y de desarrollohumano.En 1965, de vuelta en Oslo, trabajó en el Minis-terio de Sanidad en temas de salud infantil, así comoen el departamento infantil del Hospital Nacional yde la Ciudad deOslo, donde fue nombrada Directorade los Servicios de Salud Escolar de Oslo. Y supocombinar estas tareas con sacar adelante a su fami-lia y representar a Noruega en conferencias interna-cionales.En 1974 se ofreció a la doctora Brundtland el cargodeMinistra deMedioAmbiente. Enunprimermomentodudó en aceptar el cargo, pues consideraba que notenía suficiente experiencia en temas ambientales. Sinembargo, su convicción respecto al vínculo existenteentre salud y medio ambiente le hizo cambiar deopinión. Así fue como, a lo largo de los años 70, obtuvoun reconocimiento internacional en los círculosmedio-ambientales y una reputación política en su país.Ocupó el cargo hasta 1979. Entretanto, en 1977 seconvirtió en miembro del Parlamento de Noruega.En 1981, a la edad de 41 años y como líder del PartidoLaborista, fue elegida por primera vez Primera Minis-tra de Noruega. GroHarlemBrundtland era entoncesla personamás joven y la primeramujer que ocupabaeste cargo en su país. Posteriormente sería PrimeraMinistra en otros dos períodos: de 1986 a 1989 y de1990 a 1996. En total, la doctora Brundtland ha sidoJefe de Gobierno de Noruega durante más de diezaños.

En 1983, atendiendo a la preocupación creciente dela doctoraBrundtlandpor temas de significación global,el entonces SecretarioGeneral de las Naciones Unidasla invitó a formar y presidir la Comisión Mundial deMedio Ambiente y Desarrollo. Aceptó el cargo ynombró a los miembros de la Comisión, sobre todoconocida por haber desarrollado el amplio conceptopolítico de desarrollo sostenible. En abril de 1987 hizopúblico el informe "Nuestro futuro común".Tal como ellamisma explica en el prefacio del informe(edición castellana: “Nuestro futuro común”. Comi-siónMundial deMedio Ambiente yDesarrollo. AlianzaEditorial, S.A. Madrid, 1988), "Mis reflexiones y mivisióndel asunto se fundamentaban también enotroshechos de mi experiencia política: el trabajo prece-dente de la Comisión Brandt sobre cuestiones norte-sur y de la Comisión Palme sobre cuestiones de segu-ridad y desarme, comisiones de las que he formadoparte". Durante el período de redacción del informe,en 1986, fue nombrada Vicepresidenta de la Inter-nacional Socialista.Las recomendaciones de la Comisión Mundial deMedio Ambiente yDesarrollo condujeron a la Cumbrede la Tierra-Conferencia de las Naciones Unidas sobreMedio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro, en1992.Una vez finalizado su último mandato como PrimeraMinistra, en octubre de 1996, fue elegida DirectoraGeneral de laOMSel 13 demayode 1998. A esta últimaelección contribuyeron sus diferentes facetas y capa-cidades como doctora, política, activista y gestora.

El nacimiento de la Comisión Mundial sobreMedio Ambiente y Desarrollo

En 1983, el entonces Secretario General de las Nacio-nes Unidas solicitó a Gro Harlem Brundtland queformase y presidiese una comisión especial inde-pendiente que aceptase el reto de redactar un informeque constituyese "un programa global para el cambio".La Asamblea General quería realizar un llamamientourgente a todos los estados del mundo con el fin deproponer estrategias ambientales a largo plazo quepermitiesen alcanzar un desarrollo sostenible parael siglo XXI.Tras el objetivo de la Comisión yacía la preocupaciónpor incentivar una mayor cooperación entre paísescon diferentes niveles de desarrollo, mejorando almismo tiempo los mecanismos con los que la comu-nidad internacional debería tratar demaneramás eficazlos problemas ambientales y ayudando a definir sensi-bilidades comunes que permitiesen elaborar unprograma de acción a largo plazo.Según indica la propia doctora Brundtland comoPresi-denta de la Comisión: "Cuando, en 1982, se empezóadiscutir sobre las atribuciones de laComisión, hubovoces que querían limitar el ámbito de trabajo a las'cuestionesmedioambientales'. Por fortuna,no se cayóen este fácil error. El 'medioambiente' es el entorno enel que vivimos todos y el desarrollo es lo que hace-mos todos para intentar mejorar nuestra vida en elentorno quenos rodea.Muchas cuestiones críticas desupervivencia están relacionadas con un desarrollodesigual, con la pobreza y con el crecimiento de lapoblación.Porestemotivo, los vínculos entre lapobreza,

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la desigualdad y la degradación ambiental consti-tuyen un tema básico de análisis".Así fue como se creó la ComisiónMundial sobreMedioAmbiente yDesarrollo envirtudde laResolución38/161de la Asamblea General de las Naciones Unidas enotoño de 1983. El Secretario General nombró Presi-denta a Gro Harlem Brundtland, entonces líder delPartido Laborista noruego, y Vicepresidente al doctorMansour Khalid. Fueron ellos dos los que, posterior-mente, designaron al resto de comisarios que deberíanintervenir en la elaboración y redacción del informe.

La sostenibilidad como principio jurídico

Un grupo de juristas expertos internacionales trabajópara la Comisión y formuló una "Propuesta de prin-cipios legales para la protección ambiental y el desarro-llo sostenible" que representó el punto de partidade la sostenibilidad como principio jurídico. No soloconstituyó la base jurídica de los principales conve-nios aprobados en la Cumbre de la Tierra de Río deJaneiro, sino también del V Programa de Acción de laComunidad Europea y demuchas constituciones esta-tales que introdujeron posteriormente en sus redac-ciones el derecho individual a un medio ambienteadecuado y de calidad.

Resumen de la propuesta de principioslegales para la protección ambiental y eldesarrollo sostenible aprobados por el grupode expertos en derecho ambiental de laComisión Mundial de Medio Ambiente yDesarollo

I. Principios, derechos y deberes generales

1.- Todos los seres humanos tienen el derechofundamental a un ambiente adecuado para susalud y bienestar.2.- Los estados deben conservar y utilizar el ambientey los recursos naturales en beneficio de las genera-ciones actuales y futuras.3.- Los estados deben conservar los ecosistemas ylos procesos ecológicos esenciales para el funcio-namiento de la biosfera, preservar la diversidad bioló-gica y respetar el principio del óptimo rendimientosostenible en el uso de los recursos naturales vivosy de los ecosistemas.4.- Los estados deben instaurar modelos adecuadosde protección ambiental y de seguimiento de loscambios, y publicarán los datos sobre la calidadambiental y la utilización de los recursos.5.- Los estados realizarán o exigirán evaluacionesambientales previas a las actividades proyectadas quepuedan afectar al ambiente de manera significativao a la utilización de un recurso natural.6.- Los estados deben informar en un plazo oportunoa todas las personas que puedan estar afectadas signi-ficativamente por una actividad proyectada, les garan-tizarán la igualdad de acceso y un proceso justo deacuerdo con los procedimientos administrativos y judi-ciales.7.- Los estados garantizarán que la conservación seconsidere una parte integral de la planificación y ejecu-ción de las actividades de desarrollo y ayudarán aotros estados, especialmente de países en vías de

desarrollo, en apoyo de la protección ambiental y deldesarrollo sostenible.8.- Los estados deben cooperar de buena fe con otrosestados en la aplicación de los derechos y obligacionesmencionados.

II.- Principios, derechos y obligaciones enrelación con los recursos naturales y lasinterferencias transfronterizas

9.- Los estados deben utilizar los recursos naturalestransfronterizos de manera razonable y equitativa.10.- Los estados deben prevenir o eliminar cualquierinterferencia ambiental transfronteriza que puedacausar o sea causa de un daño considerable (ver lasexcepciones previstas en los artículos 11 y 12).11.- Los estados adoptarán todas lasmedidas deprecau-ción razonables para limitar el riesgo cuando realiceno autoricen ciertas actividades beneficiosas pero peli-grosas y deberán garantizar que se otorgue unacompensación sustancial por el daño causado aunqueno se conociese su carácter nocivo cuando éstas seiniciaron.12.- Los estados deberánmantener negociaciones conel estado afectado sobre las condiciones equitativasbajo las cuales deberá llevar a cabo una actividad,cuando se planifique realizar o cuando se autoricenactuaciones que provoquen un daño transfronte-rizo de consideración, pero, aun así, muy menor alcoste de prevención. (Si no se llega a un acuerdo,ver el artículo 22.)13.- Los estados, como mínimo y en último término,deberán aplicar las mismas pautas de conducta y deimpacto que aplican internamente por lo que se refierea los recursos naturales y a las interferencias trans-fronterizas (es decir, no hacer a los demás lo queno harían a sus propios ciudadanos).14.- Los estados deben cooperar de buena fe conlos demás estados para alcanzar una utilización óptimade los recursos naturales transfronterizos, así comouna prevención efectiva o la eliminación de las inter-ferencias ambientales transfronterizas.15.- Los estados de origen deberán proporcionarcon tiempo la información que corresponda a otrosestados por lo que se refiere a los recursos natura-les y a las interferencias ambientales transfronteri-zas.16.- Los estados deberán comunicar previamente ycon tiempo las actividades previstas que puedancomportar efectos transfronterizos de considera-ción, deberán proporcionar la información sobrelasmismas que corresponda a los demás estados afec-tados y deberán realizar o exigir una evaluaciónambiental previa.17.- Los estados de origen deberán consultar, enuna primera fase y de buena fe, a los demás esta-dos afectados sobre las interferencias reales o poten-ciales derivadas del aprovechamiento de un recursonatural o ambiental.18.- Los estados deberán cooperar con los estadosafectados en la vigilancia, investigación científica yaprobación de pautas en lo que respecta a los recur-sos naturales y a las interferencias transfronterizas.19.- Los estados deben desarrollar planes, por si llegael caso, en previsión de situaciones de emergenciacomo las derivadas de las interferencias ambienta-

les transfronterizas y deberán avisar rápidamente,proporcionar la información adecuada y cooperar conlos estados afectados cuando se produzcan las situa-ciones de emergencia.20.- Los estados deben garantizar un acceso equita-tivo, un proceso establecido y un tratamiento igual enlos ámbitos administrativos y judiciales a todas laspersonas que están o pueden estar afectadas por inter-ferencias transfronterizas derivadas de su utiliza-ción de un recurso natural o del ambiente.

III. Responsabilidad estatal21.- Los estados deberán detener las actividades queinfrinjan una obligación internacional en relación conel ambiente y deberán compensar el daño causado.

IV. Resolución pacífica de conflictos22.- Los estados deberán resolver sus controversiasambientales por medios pacíficos. Si en el plazo de18meses no se ha alcanzado un acuerdomutuo sobrela solución o losmedios para resolver el conflicto, éstedeberá someterse a una conciliación y, si no se resuelve,se someterá después a un arbitraje o a un procedi-miento judicial, a petición de cualquiera de los esta-dos afectados.

La debilidad y la grandeza de lasostenibilidad

La Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas(1972) ya realizó un llamamiento para incorporar lasostenibilidad como principio jurídico: "También elmarco jurídico internacional se debe reforzar nota-blemente para respaldar el desarrollo sostenible". Sibien el derecho internacional relativo al medioambiente ha evolucionado rápidamente desde laConferencia de Estocolmo, todavía hay que superarimportantes vacíos y deficiencias en el proceso detransición hacia el desarrollo sostenible.Como explica el profesor Ramón Martín Mateo, elprincipal problema del principio es su reducida efec-tividad y la falta de exigibilidad jurídica. Aun así,después de Río no se puede decir que a la sosteni-bilidad le falte toda trascendencia práctica en dere-cho, dado que la sostenibilidad se inscribe en la órbitade los grandes principios que deben guiar la orde-nación de las conductas de los diferentes estados queintegran las Naciones Unidas. Pero, más allá de estehecho, las distintas corrientes ideológicas provocanel actual confusionismo terminológico ("desarrollodurable", "crecimiento sostenido", "crecimiento soste-nible"...) y los estados evitan una formulación legalquedeterminedeberesconcretosyquecapacitealosparti-culares para exigir su cumplimiento por la vía judicial.Es políticamente correcto que la formulación jurídicadel principio vaya más atrasada que la formulaciónde la sostenibilidad como principio ético, como prin-cipio económico o como modelo de análisis socio-político. No es, pues, de extrañar que no fuese unjurista, sinoGroHarlemBrundtland (doctora-política-activista), quien divulgase la sostenibilidad comoprincipio universal. Y, así, mundialmente ya sehabla de una tercera gran transición: la sociedad soste-nible.•

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Ivan IllichEl visionario injustamenteolvidadoJosep Puig i BoixDoctor en Ingeniería Industrial

Ivan Illich (1926), filósofo y teólogoaustríaco, es un crítico acérrimo de lasinstituciones. Ha dedicado buena parte desus esfuerzos intelectuales a poner en dudael culto que las sociedades industrializadasprofesan a instituciones como la escuela, eltransporte, la medicina. Illich ha acuñadolos términos "ciencia del pueblo" y "sociedadconvivencial". Desde una perspectivapropiamente ecológica, Illich hareflexionado sobre el modo de producción,el uso de la energía, el agua, el suelo... Unavisión filosófica fresca y radicalmentediferente de los planteamientos habituales.

Con el titular de este artículo se iniciaba en LeMondede l’éducation (julio- agosto 1999) un reportaje sobrelo que ha significado el pensamiento de Ivan Illich enla crítica radical de las instituciones que permiten lareproducción del sistema productivista de generaciónde bienes y servicios.La personalidad de Ivan Illich brilla hoy aún conmás fuerza que cuando empezó a publicar los resul-tados de las investigaciones realizadas en el CIDOCde Cuernavaca (estado de Morelos, México) que élmismo cofundó. En unmundo inmerso en el procesode globalización, uniformizador y destructor de cultu-ras, agresor de sistemas naturales y desconcertadorde sistemas sociales, releer los análisis profundos yradicales de Illich nos permite comprender por quéla sociedad evoluciona como lo está haciendo. Y,precisamente por sus análisis radicales (para llegara la raíz de las cosas), la clarividencia de Ivan Illich haido resultandomolesta a los sistemas de dominio queimperan en el planeta. Por esta razón, muchos diri-gentes de turno hacen todo lo que está en sus manospara mantenerlo en el olvido.Los textos de Illich se tradujeron a numerosos idio-mas y se publicaron enmuchos diarios y revistas, tantocomerciales como alternativos. Pero, en Cataluña, nohemos podido leer ninguno de sus libros en cata-lán, a pesar de que algunas asociaciones ecologis-tas catalanas propusieron su candidatura al PremioCataluña, con el aval de Raimon Panikkar, entre otros.En cambio, hemos podido leer algunos de sus librosen castellano: el editor Carlos Barral publicó cuatroobras de Illich en la "Breve biblioteca de respuesta"en la década de los 70 y una editorial deMadrid publicóotra a finales de los 80. En cambio, en México sehan publicado todas sus obras. En España también sepublicaron escritos suyos en El País, El Viejo Topo(1ª época) e Integral (1ª época).En Cataluña hemos tenido la oportunidad de leer aIllich en catalán gracias al trabajo pionero de infor-mación y de difusión realizado por el Colectivo dePeriodistas Ecologistas, a finales de los años 70 y prin-cipios de los 80. En el semanario Canigó se publicóuna primera entrevista a Ivan Illich firmada por XavierGarcia. Posteriormente, Josep Català realizó otraque se publicó en el semanarioElMón (1982). Tambiénel diario Avui se hacía eco del IV Simposio deECOROPA–Acción Ecológica Europea, que tuvo lugaren la Universidad de Kassel (Alemania, 1980) y dondeIvan Illich expuso los resultados de su investigaciónsobre el ShadowWork. En este simposio participaronotras personalidades relevantes del mundo naciente

del ecologismo: Denis de Rougemont, EdwardGolds-mith, Nicholas Georgescu-Roegen y Petra Kelly, entreotros. También asistieron Xavier Garcia (autor de lacrónica publicada en el Avui) y Santiago Vilanova,quien presentó sus tesis sobre el econacionalismo(posteriormente publicadas en forma de libro en 1981:L’Econacionalisme: Una alternativa catalana dinsuna Europa ecològica, Ed. Blume, Barcelona). Alasumir la dirección del Diari de Barcelona, SantiagoVilanova hizo posible la difusión de muchos textosde Ivan Illich a través de las páginas de "El Brusi".Posteriormente, la revista Via Fora también publicóalgunos a lo largo los 90.

Tuve la oportunidad de conocer personalmente a IvanIllich en Barcelona, con motivo de una conferenciaque pronunció en el Colegio de Ingenieros Indus-triales de Cataluña cuando visitó nuestro país en 1980,invitado por el profesor Pere Escorsa, catedráticode economía en la UPC y director del curso "Desarro-llo industrial", en el que participó Ivan Illich. Poste-riormente, su trabajo "El derecho al desempleo crea-dor" fue publicado en el libro El desarrollo industrialde los 80, que recopilaba todas las aportaciones de laspersonas que habían intervenido en dicho curso.Para seguir su obrameha sido de gran ayuda el trabajode una persona del equipo de Ivan Illich, ValentinaBorremans, quien dirigió durante doce años el CIDOC.En 1982 empezó a publicar los cuadernos de Tecno-Política, un servicio de información y de difusiónde artículos sobre tecnologías alternativas, sus condi-ciones sociales y sus implicaciones políticas. En Tecno-Política aparecieron muchos escritos de Ivan Illich.Pero, ¿quién es Ivan Illich? Ivan Illich nació en Viena(Austria), el 4 de septiembre de 1926, en el seno deuna familia de propietarios rurales. Estudió en lasEscuelas Pías de la capital austríaca (1936–1941), dedonde le expulsaron en aplicación de las leyes anti-semitas (su padre, croata católico, estaba casadocon una judía sefardita). Acabó sus estudios secun-darios en Florencia (Liceo Scientifico Leonardo daVinci, 1942). Cursó estudios en ciencias naturales(especialidad de química orgánica y cristalografía) enla Universidad de Florencia (1945–1947), a la vez quese licenciaba en filosofía (1944–1947) y, más tarde, enteología (1947–1951) en la Universidad Gregorianade Roma. Se doctoró en historia en la facultad de Filo-sofía de la Universidad de Salzburgo (1951) con unatesis doctoral titulada The Philosophical and Metho-dologicalDependenceofArnoldToynbee, que lemere-ció la calificación summa cum laude.Illich fue seleccionado por el Vaticano para la carreradiplomática, pero prefirió ejercer de cura. El cardenalSpellman le nombró vicario de la iglesia de la Encar-nación deNueva York, una parroquia frecuentada porfeligreses de ascendencia irlandesa y puertorriqueña.En 1956 abandonó Nueva York para hacerse cargodel vicerrectorado de la Universidad Católica de SantaMaría (Ponce, Puerto Rico). Puso fin a su relación conesta universidad al no estar de acuerdo con la prohi-bición, impuesta por el obispo de la diócesis, de votara un gobernador favorable al control de la natali-dad.De vuelta a Nueva York, trabajó como profesor enel departamento de Sociología de la Universidad deFordham (1960–1983) y, paralelamente, participó

en la fundación en 1961 del CIDOC – Centro Inter-cultural de Documentación en Cuernavaca (México),del que fue director. Los seminarios organizados enel CIDOC (1961–1976) convirtieron a este centro enuna auténtica universidad informal; enseguida fue unlugar donde se analizaban los problemas del desarro-llo y un foco de difusión de alternativas a la socie-dad tecnológica. En 1968, al topar con la jerarquíaeclesiástica, el CIDOC se secularizó y, al poco tiempo,Illich abandonó el sacerdocio (1969).Ha sido profesor invitado en la Universidad de Kassel(Alemania, 1979–1981);miembro del Instituto de Estu-dios Avanzados de Berlín (1981); regents professor enla Universidad de California, Berkeley (1982); profe-sor invitado en la Universidad de Marburgo (Alema-nia, 1983–1986), asociado alMuseoNacional deBavieraen la organización de una gran exposición sobre lahistoria de la peregrinación en las culturas orienta-les y en el desarrollo conceptual para unmuseo sobrela historia de la idea de la escolarización en el Baye-risches Schulmuseum (1984); profesor visitante enel Pitzer College (Claremont, California, 1984); miem-bro invitado en elCollege of Engineering de la Univer-sidad de California, Berkeley (1984); miembro visi-tante en el Instituto de Historia Italo-Germánica dela Universidad de Trento (1985); miembro de la juntade gobierno del Dallas Institute of Humanities andCulture (1985); profesor invitado de humanidadesy ciencias en el departamento de Filosofía de laPennsylvania State University (desde 1986); profesorinvitado en el programa de doctorado de arquitecturaen laUniversidaddePensilvania (desde1990); titular dela cátedraKarl Jaspersde laUniversidaddeOldemburgo(1990–1991); y profesor invitado en la Universidad deBremen (desde 1991). Reside en Cuernavaca y, desdehace un tiempo, lucha contra un tumor en el rostro.Definir la obra y la actitud de Illich no es tarea fácil.Michel Bosquet dijo de él: "es un católico subver-sivo que contempla las sociedades industrializadascon una perspectiva de muchos siglos". El mismoBosquet, bajo el seudónimo de André Gorz, lo cali-ficaba como "uno de los espíritusmás subversivos delsiglo" en un largo artículo en el que resumía el pensa-miento de Illich, publicado en LeNouvelObservateur(11 de septiembre de 1972). El filósofo alemán ErichFromm, en el prólogo de Celebration of Awarenessutiliza la expresión "radicalismo humanista" para refe-rirse a Illich. Radicalismo entendido no comodoctrina,sino comoactitud vital. Este radicalismo, según Fromm,se basa en el lema De omnibus dubitandum: tododebe cuestionarse y todo debe someterse a la crítica,pero, en especial, aquellos conceptos y postuladosque se consideran inmutables, sólidamente estable-cidos, aquéllos que "son así porque siempre han sidoasí". Y humanista porque el ser humano es el puntode partida de sus reflexiones.Ivan Illich ha dedicado buena parte de sus esfuer-zos a erosionar el culto que las sociedades indus-trializadas rinden a determinadas instituciones: laescuela, el transporte, lamedicina…Esta labor se llevóa cabo en el marco del CIDOC, el Centro Intercultu-ral de Documentación. Allí se organizaron inconta-bles seminarios sobre las vías y losmedios para evitarque en Latinoamérica se produjese una expansión delmonopolio radical de la industria y de la domina-ción profesional. En estos seminarios se exploraron

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las condiciones en las que los beneficios de la cien-ciamoderna podrían utilizarse de forma equitativa enuna sociedad, no solo para las personas, sino porlas personas. La teorización que allí se hizo de losconceptos "ciencia por el pueblo" y "ciencia del pueblo"son básicos para cualquiera implicado en los ámbi-tos de la ciencia y la tecno-ciencia.Allí se acuñó el término "herramienta convivencial"para referirse a dispositivos, programas e institucio-nesmodernas quepermiten que la gente comúngenerevalores de uso que liberen de las necesidades produ-cidas por los bienes comercializados. Allí se tratóde manera especial la creciente dependencia popu-lar respecto a los bienes intangibles, es decir, los servi-cios. Se exploraron específicamente las vías y losmedios que las personas podían utilizar para vivirsin el diagnóstico y la terapia profesional de sus nece-sidades; necesidades como aprender, como la asis-tencia sanitaria, como tener tutores de administracióno de lugares de trabajo.También allí se concretó lo que se quería decir cuandose hablaba de "sociedad convivencial": una socie-dad donde lo que la gente crea o realiza personal-mente, en grupos primarios, ocupa el centro de laeconomía; una sociedad en la que se da prioridad aestas actividades, a través de las cuales las personasdeterminan y satisfacen sus necesidades; una socie-dad en la que se asigna valor social a los bienes entanto que fomentan la habilidad de la gente para gene-rar valores de uso.El propio Illich reconocía que "no es fácil imaginaruna sociedad donde la organización industrial estu-viese equilibrada y compensada con modos deproducción distintos, complementarios y de elevadaeficiencia. Estamos tan deformados por los hábitosindustriales que ya no nos atrevemos ni a conside-rar el abanico de posibilidades. Para nosotros, renun-ciar a la producción enmasa significa volver a las cade-nas del pasado o adoptar la utopía del buen salvaje.Pero si queremos ampliar nuestro ángulo de visiónhacia las dimensiones de la realidad, tendremos quereconocer que no existe una única forma de utilizarlos descubrimientos científicos, sino al menos dos ycontrapuestas. Una consiste en la aplicación del descu-brimiento que conduce a la especialización de lastareas, a la institucionalización de los valores, a lacentralización del poder. En ella, la persona humanase convierte en un accesorio de la megamáquina,en un engranaje de la burocracia. Pero hayuna segundaforma de hacer que el invento resulte fructífero. Aqué-lla que aumenta el poder y el saber de cada uno alpermitir el ejercicio de su creatividad, con la únicacondición de no coartar esta misma posibilidad alos demás".Hoy, metidos de lleno en el debate sobre la llamadaglobalización y los supuestos beneficios que, segúndicen sus apóstoles, nos aportará la mercantiliza-ción de todo lo que pasa en elmundo, conviene recor-dar lo que escribió Ivan Illich: "si queremos, pues,hablar sobre el mundo del futuro, diseñar los entor-nos teóricos de una sociedad del futuro que no seahiperindustrial, tenemos que reconocer la existen-cia de escalas y de límites naturales. El equilibrio dela vida se expande en varias dimensiones y, frágil ycomplejo, no transgrede ciertos marcos. Hay umbra-les que no se deben cruzar. Tenemos que recono-

cer que la esclavitud humana no fue abolida por lamáquina, sino queúnicamente adoptó unnuevo rostro,ya que al traspasar un umbral, la herramienta se trans-forma de servidor en déspota. Cruzado un umbral,la sociedad se convierte en una escuela, un hospitalo una cárcel. Es entonces cuando empieza la grantrampa. Precisamente, es importante ubicar dónde seencuentra este umbral crítico para cada componentedel equilibrio global. Entonces será posible articularde una forma nueva la tríada milenaria que formanla persona humana, la herramienta y la sociedad. Llamosociedad convivencial a aquélla en la que la herra-mienta moderna está al servicio de la persona inte-grada en la colectividad y no al servicio de un cuerpode especialistas. Convivencial es la sociedad en la quela persona humana controla la herramienta".El trabajo de investigación crítica de Ivan Illich sobreel monopolio del modo industrial de producción ysobre la posibilidad de definir conceptualmente otrosmodos de producción postindustrial lo condujo, enprimer lugar, al análisis de la instrumentación educa-tiva. Sus conclusiones fueron: "1. La educación univer-sal mediante la escolarización obligatoria es imposi-ble. 2. Condicionar a lasmasasmediante la educaciónpermanente no soluciona en nada los problemas técni-cos, pero esto resulta moralmente menos tolerableque la antigua escuela. Estos sistemas son instrumentosde condicionamiento, poderosos y eficaces, queprodu-cirán en serie unamano de obra especializada, consu-midores dóciles, usuarios resignados. Tienen aspec-tos seductores, pero su seducción oculta la destrucción.Tienen aspectos que destruyen, de forma sutil e impla-cable, los valores fundamentales. 3. Una sociedad queaspire a repartir equitativamente el acceso al saberentre sus miembros y a ofrecerles la posibilidad deencontrarse realmente debería reconocer los límitesa la manipulación pedagógica y terapéutica asociadaal crecimiento industrial y que nos obliga a mante-ner este crecimiento por debajo de determinadosumbrales críticos".En una de sus últimas entrevistas publicadas, IvanIllich reconocía que "no había conseguido empren-der una auténtica gran reflexión sobre la educa-ción", a diferencia de lo que ha ocurrido con sus refle-xiones sobre la medicina (su obra Némesis médicaes todavía hoy, 25 años después de su publicación,una referencia para los estudiantes de las facultadesde medicina).Entre 1972 y 1975, Illich dedicó buena parte de sutiempo a analizar los efectos inhabilitantes respectoa la salud de un estilo de vidamedicalizado. Empiezasu obra Némesis médica afirmando: "El estableci-miento médico se ha convertido en el mayor peli-gro para la salud. El impacto descapacitador del controlprofesional sobre la medicina ha alcanzado propor-ciones de epidemia. ‘Yatrogénesis’, el nombre de estanueva epidemia, procede de los términos griegosiatros (médico) y genesis (origen). (…) Los límites ala atención profesionalizada de la salud son una cues-tión política de interés creciente. Que sean unos lími-tes u otros dependerá en granmedida de quién tomela iniciativa al formular su necesidad: las personasorganizadas para la acción política que cuestionenel statu quo de poder profesional, o los profesiona-les de la salud que intenten expandir su monopolioaúnmás. (…)Mi argumento es que la persona profana

y no elmédico tiene la perspectiva potencial y el poderefectivo para detener la epidemia yatrogénica en curso.(…) La ‘salud’, ante todo, es una palabra cotidiana quese utiliza para designar la intensidad con la que laspersonas individuales hacen frente a sus estados inter-nos y a las condiciones de su entorno". Y finaliza laobramencionada con las siguientes palabras: "La saluddesigna un proceso de adaptación. No es el resultadodel instinto, sino una reacción autónoma y cultural-mente formateada a una realidad creada culturalmente.Designa la capacidad de adaptación a entornoscambiantes, de crecer y demadurar, de curarse cuandose padece algún daño, de sufrir y de esperar pacífi-camente la muerte. La salud abarca también el futuroy, por tanto, incluye la angustia y los recursos inter-nos para vivir con ella".Valentina Borremans, persona que trabajó con Illich,cree que una sociedad moderna disfrutará de unasalud excelente cuando se cumplan dos condiciones:1. que la sociedad distribuya lo que produce de formaequitativa, y 2. que la sociedad produzca la canti-dad de bienes y servicios necesarios para dotar equi-tativamente a las personas de las herramientas queprecisen para alcanzar el nivel más efectivo de acciónautónoma.Hoy, en pleno debate sobre la energía en Cataluña,conviene recordar lo que escribió Ivan Illich en 1974:"Creer en la posibilidad de altos niveles de energíalimpia como solución a todos losmales constituye unerror de juicio político. Es imaginar que la equidad enla participación del poder y el consumo de energíapueden crecer juntos. Víctimas de esta ilusión, loshombres industrializados no ponen el menor límiteal crecimiento del consumo de energía y este creci-miento continúa con la única finalidad de proveercada vez a más gente de más productos proceden-tes de una industria controlada cada vez por menosgente. (…) Mi tesis sostiene que no es posible alcan-zar un estado social basado en la noción de equi-dad y aumentar al mismo tiempo la energía dispo-nible, a no ser con la condición de que el consumode energía per cápita se mantenga dentro de unoslímites". Y prosigue: "ahora es necesario que los polí-ticos reconozcan que la energía física, una vez que hatraspasado una determinada barrera, se vuelve inevi-tablemente corruptora del entorno social. Aunquese llegase a producir una energía no contaminantey a producirla en cantidad, el uso masivo de ener-gía siempre tendrá sobre el cuerpo social el mismoefecto que la intoxicación por una droga físicamenteinofensiva pero psíquicamente esclavizante. Unpueblopuede elegir entre una droga sustitutiva y una desin-toxicación realizada a voluntad, pero no puede aspi-rar simultáneamente a la evolución de su libertad yconvivencialidad, por un lado, y a una tecnologíaintensiva en energía, por el otro".Illich consiguió hacer de su obra Shadow Work unalectura agradable gracias a sus análisis de los valo-res vernáculos y de las actividades de subsistenciacaracterísticas de las sociedades vernáculas, aplica-dos a la interpretación de la relación entre el tropiezode un grupo de europeos con un nuevo continente(ahora hace ya algo más de 500 años) y la gramá-tica castellana de Elio Antonio de Nebrija, publicadaen Salamanca el mismo año del "descubrimiento"de América. En esta obra se muestra la complemen-

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tariedad entre colonizar y dominar nuevos territo-rios con mercenarios y armas y colonizar la lenguaviva del pueblo con una nueva arma, la gramática,imponiendo una nueva lengua a través de un nuevotipo de mercenario: el letrado.Hoy, que en nuestra sociedad ya se considera al aguauna mercancía más y hay quien se plantea enviarlaarriba y abajo, conviene recordar las reflexiones deIllich sobre el agua (realizadas a raíz de un debatepúblico sobre la conveniencia de construir un granlago en el centro mismo de la ciudad de Dallas yque fue la contribución delDallas Institute ofHuma-nities and Culture al debate): "Los sueños siemprehan dado forma a las ciudades, las ciudades siem-pre se han inspirado en sueños y, tradicionalmente,el agua ha avivado tanto los sueños como las ciuda-des. Tengo serias dudas de que el agua urbana toda-vía pueda conectar los sueños y las ciudades. La socie-dad industrial ha convertido el agua en H2O, unasustancia con la que no se puede mezclar el aguaarquetípica. (…) La historia del H2O como sustitutodel agua se puede escribir de muchas maneras. Yola trato aquí como la degradación ingeniada de unasustancia que la hace refractaria, incapaz de condu-cir la metáfora que nosotros y nuestros hijos necesi-tamos. Debo insistir en el hecho de que el agua, a dife-rencia del H2O, es una construcción histórica querefleja, paramejor o para peor, el elemento fluido delalma. El H2O actual puede desentonar mucho con lasaguas por las que suspiramos en nuestros sueños".No querría acabar esta reseña de la obra de Ivan Illichsin citar uno de los documentosmás bonitos y profun-dos que he leído: la declaración de Hebenshausensobre el suelo, redactada conmotivo de un homenajea Robert Rodale, impulsor de la agricultura ecoló-gica en los EE.UU., que tuvo lugar en diciembre delaño 1990 enOldemburgo. Sirva esta declaración pararecordar que, hoy, esta fina piel de nuestro planetaque es el suelo está siendo gravemente agredida entodo el mundo. La destrucción de suelos fértiles, através de su envenenamiento o de su desapariciónbajo el asfalto y el hormigón, clama al cielo. Y noparece que el afán de "desarrollar" los suelos férti-les vivos que rodean nuestras ciudades y pueblos, confines lucrativos, vaya camino de detenerse, sino todolo contrario. Se olvida así que la buena salud ecoló-gica de los suelos, juntamente con la del agua y ladel aire, forman la base material necesaria para quelas sociedades humanas y las personas disfruten delos bienes y servicios para mantenerlos en un buenestado de salud ecológica."El discurso ecológico sobre el planeta Tierra, el hambreglobal y las amenazas a la vida nos exige mirar haciael suelo, humildemente, comofilósofos. Estamos plan-tados en el suelo, no en la tierra. Del suelo venimosy al suelo tiramos nuestros excrementos y nuestrosrestos. Y, sin embargo, el suelo –su cultivo y nues-tra servidumbre de él– se encuentra sorprendente-mente ausente entre los aspectos clarificados por lafilosofía en nuestra tradición occidental.Como filósofos exploramos lo que está bajo nues-tros pies, porque nuestra generación ha perdido suarraigo en el suelo y en la virtud. Al hablar de virtud,nos referimos a la forma, el orden y la dirección dela acción, informados por la tradición, vinculados allugar y calificados por las opciones practicadas dentro

de nuestro alcance habitual; nos referimos a prácti-cas reconocidas como buenas en una cultura localcompartida que realzan la memoria de un lugar.Hemos observado que esta virtud se encuentra tradi-cionalmente en el trabajo, el oficio, el asentamientoy el sufrimiento sustentados no por una tierra abstracta,unmedio ambiente o un sistema energético, sino porunos suelos particulares enriquecidos por las huellasde estas acciones. Y, no obstante, a pesar de estevínculo fundamental entre el suelo y el ser, entre elsuelo y el bien, la filosofía no ha generado los concep-tos que nos permitirían relacionar la virtud con el suelocomún, algo totalmente diferente de manejar elcomportamiento en un planeta compartido.Fuimos arrancados de nuestros vínculos con el suelo–las conexiones que limitaban la acción y que posi-bilitaban la práctica de la virtud– cuando la moder-nización nos aisló de la simple mugre, de la angus-tia, de la carne, del suelo y de la tumba. El sistemaeconómico que nos ha absorbido –a algunos de buengrado opor la fuerza, a otros a un elevado coste– trans-forma a las personas en pequeños fragmentos inter-cambiables de población, regidos por las leyes dela escasez.Las letrinas y el calor de la lumbre son difícilmenteimaginables para las personas dependientes de losservicios públicos y almacenadas en cubículos amue-blados. El pan es una mera sustancia alimenticia,cuando no calorías o un alimento difícil de digerir.Hablar de amistad, religión y sufrimiento compartidocomo estilo de convivencialidad –una vez que seha envenenado y cubierto el suelo de cemento– resultaun sueño académico para la gente desperdigada alazar en vehículos, oficinas, cárceles y hoteles.Como filósofos, ponemos el énfasis en el deber dehablar sobre el suelo. Para Platón, Aristóteles yGaleno,esto se sobrentendía, pero no ocurre lo mismo enla actualidad. El suelo, en el que puede crecer la culturay donde se puede cultivar trigo, se pierde de vistacuando se define comoun subsistema, sector, recurso,problema o explotación agraria –como tiende a hacerla ciencia agrícola.Como filósofos, ofrecemos resistencia a esos exper-tos ecológicos que predican respeto por la ciencia,pero fomentan el menosprecio por la tradición histó-rica, el aroma local, la virtud terrenal y la autolimi-tación.Con tristeza, pero sin nostalgia, reconocemos el carác-ter pretérito del pasado. Por lo tanto, con modestia,intentamos compartir lo que vemos: algunas conse-cuencias de la tierra que ha perdido su suelo. Y nosfastidia el menosprecio por el suelo que observa-mos en los discursos que practican algunos ecolo-gistas de salón. También somos críticos respecto aalgunos románticos bien intencionados, luditas ymísti-cos que exaltan el suelo y lo erigen en lamatriz no dela virtud, sino de la vida. Así pues, hacemos un llama-miento para construir una filosofía del suelo: un análi-sis claro y disciplinado de la experiencia y el recuerdodel suelo sin los cuales no pueden existir la virtudni una nueva forma de subsistencia.• "

Bibliografía

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• Illich, I. (1973),Tools forConviviality, Harper & Row(Traducción al castellano: La convivencialidad,Barral Ed., Barcelona, 1978; Ed. J.Mortiz, México,1974).

• Illich, I. (1974), Energy and Equity, Harper Torch-books (Traducción al castellano: Energía y equi-dad, Barral Ed., Barcelona, 1974; publicado conjun-tamente con El desempleo creador en un solovolumen por Ed. J.Mortiz, México, 1974).

• Illich, I. (1975),Medical Nemesis, Calder & Boyards(Traducción al castellano: Némesis médica, BarralEd., Barcelona, 1977; Némesis médica: la expro-piación de la salud, Ed. J.Mortiz, México, 1974).

• Illich, I. et alii. (1977),DisablingProfessions, MarionBoyards

• Illich, I. (1978), Toward a History of Needs, Pant-heon

• Illich, I. (1978), The Rigth to Useful Unemployment,Marion Boyards

• Illich, I. (1981), ShadowWork, Marion Boyards• Illich, I. (1982), Gender, Pantheon (Traducción alcastellano: El género vernáculo, Ed. J.Mortiz,México,1990).

• Illich, I. (1985), H2O and the Waters of Forgetful-ness, Dallas Institute of Humanities and Culture(Traducción al castellano:H2Oy lasaguasdel olvido,Ed. Cátedra, Madrid, 1989; Ed. J.Mortiz, México,1991).

• Illich, I. y B. Sanders (1988), ABC: The Alphabeti-zation of the Popular Mind, North Point

• Illich, I. (1991), In the Mirror of the Past: Lecturesand Addresses 1978-1990, Marion Boyards

• Illich, I. (1993), In the Vineyard of the Text: ACommentary to Hugh’s Didascalion, The Univer-sity of Chicago Press

(Únicamente se han indicado las primeras edicio-nes de cada obra, ya que han sido reeditadas por dife-rentes editores.)

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James E. LovelockEl precio de la independenciaJordi BiguesPeriodista y ecologista

James Lovelock (1919), médico y biofísicoinglés, se aficionó desde niño a la naturalezay al diseño de objetos. Esta habilidad deinventor le ha permitido crear treintapatentes, hecho que le ha permitido actuarcon independencia económica para poderinvestigar. En 1979 formuló la hipótesis, quedespués se convirtió en teoría. En la misma,James Lovelock sostiene que la cooperaciónha sido tan importante como la lucha parael mantenimiento de la vida en la Tierra. Muycriticado por el establishment científico, esindiscutible que la concepción del mundovivo y de la Tierra ha cambiado a partir delas aportaciones de este sabio británico.

Gaia, según la mitología griega, es la diosa de laTierra, el elemento primordial del cual surgen lasrazas divinas. Cuenta Hesíodo que nació por símisma, después del caos y en oposición a él. Sinintervención masculina, engendró a Urano (elCielo), las montañas y Ponto (el mar). De su uniónincestuosa con Urano nacieron los titanes, losgigantes y los cíclopes. Urano odiaba a sus hijos ylos condenó a habitar en las profundidades de Gaia,quien, como venganza, entregó a Cronos una hozde acero. Al caer la noche, cuando Urano cubrió aGaia, Cronos lo castró y, con la sangre de la herida,fecundó de nuevo a Gaia, de la que nacieron laserinas, los gigantes y las ninfas. Gaia se unió, denuevo en incesto, a Ponto y engendró cincodivinidades marinas: Nereo, Taumante, Forcis, Cetoy Euribia.Año 1978. James E. Lovelock tiene que decidir unnombre para bautizar su teoría. Entre los que barajase cuentan: Arca, Madre Tierra, Geofisiología, Gea...Decide entonces compartir sus dudas con WilliamGolding (1911-1993), su vecino enCornualles. El escri-tor le sugiere la denominación deGaia, antiguonombredeGea, lamadre Tierra griega, una palabra que puededar buen resultado como recurso poético y, además,tiene cuatro letras (lo cual, en inglés, equivale a decirque se trata de una palabra con peso). Así se originael título del primer libro de Lovelock: Gaia, a newlookat life on theEarth, publicado en 1979 porOxfordUniversity Press.Desde aquel momento, Gaia, una denominaciónbiocéntrica o, en palabras de Ramon Folch, un felizrecurso poético, capta la atención de todas las áreasdel saber humano con connotaciones científicas, reli-giosas, filosóficas, simbólicas y poéticas.En 1985, Gaia da nombre alAtlas Gaiade la gestió delplaneta, primer libro publicado (en catalán) por laEditorial Gaia, que, seis años después, publicaGaia,una ciència pràctica de la medicina planetària, unlibro divulgativo con ilustraciones. Gaia es tambiénel nombre adoptado por una fundación y diferentescolectivos de activistas que intentan encontrar unarespuesta a la búsqueda actual de la antigua espiri-tualidad perdida. Se trata, en fin, de lo que Riane Eislerrevela en su libro El cáliz y la espada (1987) y de loque la escritora Isabel Allende define con estas seduc-toras palabras como «la diosa oculta en las sombrasde nuestra memoria genética».En esencia, y siguiendo de nuevo la argumentaciónde Riane Eisler, la búsqueda de la sabiduría mística

de antaño es la búsqueda de la espiritualidad máspropia de una sociedad solidaria que dominadora. Laevidencia mítica y arqueológica señala que, en otrotiempo, tal vez la cualidad más notable de la mentepredominante fuera el reconocimiento de su unici-dad con toda la naturaleza, una cualidad que yaceen la raíz misma de la veneración neolítica y cretensea esta diosa. Cada vez con más frecuencia, el trabajode los ecólogos modernos, unificadores de las cien-cias fragmentadas y simplificadoras, apunta a que estacalidad más precoz de la mente, a menudo relacio-nada en nuestra era con un cierto tipo de espiritua-lidad oriental, era infinitamente más avanzada quela ideología actual destructora del medio ambiente.En realidad, esto anticipa nuevas teorías científicas,en el sentido de que toda materia viva que habiteen la Tierra, junto con las que habitan en la atmós-fera, los océanos y el suelo forman un sistema de vidacomplejo e interconectado.En opinión de Lewis Thomas (1913-1993), la pala-bra utilizada para denominar a la Tierra en las prime-ras lenguas indoeuropeas, hace miles de años (nadiesabe exactamente cuántos), era dhghem. A partir deesta palabra, que significa simplemente tierra, surgela palabra humus, que es el resultado del trabajo delas bacterias del suelo y –algo sin duda aleccionador–también es la raíz de la quederivanhumilde yhumano.Es cierto que James Lovelock huye de esta telarañaentre el conocimiento científico (cuyo fin es desen-trañar el funcionamiento de todo) y el conocimientosimbólico (cuyo fin es desentrañar el sentido de todo)invocando, por ejemplo, un estrambótico apoyo ala energía nuclear de fisión que lo aleja del acti-vismo ambiental. Sin embargo, no siempre consi-gue librarse de esta nebulosa y se presenta como«portavoz de las bacterias y de las formasmenos atrac-tivas de vida, que no suelen tener quien abogue porellas. Mi ámbito es toda la vida, menos la del serhumano» (1991).Más tarde, James Lovelock sugiere que su papel essimilar al de un honrado sindicalista. «No somos niadministradores ni amos de la tierra. Tan sólo somostrabajadores elegidos como representantes de losdemás seres vivos del planeta. Todos los seres vivosson miembros de nuestro sindicato y están indigna-dos por las diabólicas libertades quenos hemos tomadocon su planeta y con sus vidas» (1991). En la mismadirección, el norteamericano Dave Foreman, funda-dor del grupo radical Earth First declara que los huma-nos, «lejos de ser el sistema nervioso central de Gaia,somos un cáncer que la está consumiendo». Añosdespués, en Barcelona, el 25 de enero de 1995, comoinvitado a pronunciar una conferencia con el suge-rente título de Losderechoshumanosnobastan, JamesLovelock confiesa al periodista Luis Ángel FernándezHermana: «No soy el delegado sindical de los seresvivos. No son ellos los que están en peligro de extin-ción, somos nosotros».Los fundamentalistas tecnológicos y los integristascientifistas descalifican de inmediato la hipótesis Gaia,a la que tildan de visionaria, mística y teleológica.La propia LynnMargulis aclara en la segunda ediciónnorteamericana de FiveKingdoms.An IllustratedGuideto the Phyla of life on earth (1988) el carácter meta-fórico de la impresionante ilustración de la portadadel libro: una mano dibujada que sostiene entre el

pulgar y el índice un bombón, que no es otra cosaque la famosa fotografía de la Tierra tomada por lanave espacial Apolo VIII el 21 de diciembre de 1968.«En ciertos casos, las críticas queme han hecho partende la idea de queGaia es un concepto teleológico quepresenta a la Tierra como una entidad superior, concapacidad de decidir lo que es mejor para el planeta.Al no dar con la manera de explicar los mecanis-mos homeostáticos (las condiciones de estabilidad delos organismos sanos) para el control planetario, niegansu existencia. Con objeto de frenar tales críticas, algu-nos colegasme han aconsejado que prescinda de utili-zar la palabra Gaia para designar mi teoría. He deconfesar que, en algún momento, he estado a puntode tirar la toalla y rebautizarla con el nombre de geofi-siologíaglobal, términomás acertadopara un conceptocientífico» (1980). Finalmente, concluye esta confe-sión afirmandoqueGaia o la geofisiología no se contra-dicen con los valores humanos de la bondad y lacompasión. Por geofisiología concibe la ciencia deGaia, una ciencia quepretende explicar cómo funcionala Tierra viva.Entre la primera hornada de detractores destacanRichard Dawkins, autor del bestseller El gen egoístay profesor de zoología en la Universidad de Oxford,y W. Ford Doolittle, prestigioso biólogo molecular.«Estas críticas fueron muy constructivas. Comprendíque debía madurar más mi explicación y que habíapensado demaneramuy intuitiva. Preparé unmodelocientífico al que denominé Daisyworld o mundo delas margaritas.» De hecho, la hipótesis se convirtióen teoría tras llevar a cabo las investigaciones quela han verificado y han abierto nuevas áreas de inte-rés.En el número 8 de esta revista, dedicado a Gaia: lasredes de la vida, James Lovelock explicaba a LluísReales: «Daisyworld es unmodelo informático con unplaneta compuesto únicamente por dos especies demargaritas: unas oscuras y otras claras. El modelodemuestra que la temperatura de la superficie delmundo aumenta a la par que la de las margaritas…En la última fase, se alcanza un estado de equilibrioentre la cantidad de uno y otro tipo de margaritas,un equilibrio que demuestra ser óptimo para su creci-miento. De este modo, el sistema tiende a autorre-gularse en función de los rayos solares que recibe».Entre el parágrafo que comienza por "El número 8 deJeanPaulDeléage recordará en suHistòriade l’ecologia(1991), en la que dedica un capítulo a la teoría Gaia,que "Lovelock cree que la crítica más perniciosapara sus ideas es la que pretende argüir que su teoríano aporta nada nuevo, que sus argumentos ya se cono-cían desde hacía tiempo". Esta crítica tiene un fondode verdad. Efectivamente, la hipótesis geofisioló-gica se inscribe dentro de la tradición filosófica y cien-tífica deHumboldt y los románticos alemanes del sigloXIX, y de Vladimir I. Vernadsky y G. Evelyn Hutchin-son del siglo XX. Por estemotivo, a Lovelock le resultafácil recordar que la ciencia normal se negó a incluiren su campo de investigación algunos fenómenosconocidos y observados, pues no encontraba ningunaexplicación de los mismos en el marco de los para-digmas dominantes.Sin embargo, no sólo encontró detractores. «Desde1972 mantengo una estrecha colaboración con laeminente bióloga LynnMargulis. Son pocos los cien-

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tíficos que comparten nuestro punto de vista. Lamayo-ría de ellos tiende a descartar nuestras ideas, que tildande "fantásticas" y "metafóricas". Parecen concebir lametáfora como algo peyorativo, inexacto y, por tanto,en absoluto científico. Y no obstante, la verdaderaciencia está llena de metáforas y crece a partir demodelos imaginarios, que van puliéndose, después,mediante ajustes que los amoldan a la realidad». Ensuma: cuando hablo de un planeta vivo, «no piensode forma animista en un planeta con sensibilidad nien piedras capaces de moverse por su propia volun-tad o medios. Pienso en otras cosas que la Tierra escapaz de hacer, como regular el clima de forma auto-mática, no como un acto voluntario, sino dentro delos límites estrictos de la ciencia» (1991).Y es que el mensaje de James Lovelock, como nopodría ser de otramanera, está infectado por el deve-nir de la ciencia y el movimiento ecológico. Pese atodo, James Lovelock se manifiesta a menudo sobrelos problemas ecológicos que afectan al planeta,buscando respuestas e incluso utilizando un lenguajeque lo aleja de los escépticos dictámenes científicoso ahistóricos. El hecho de haber sido capaz de cata-lizar en una teoría una visión global le ha obligadoa utilizar un lenguaje etnocéntrico, comprensible, queha ido abandonando poco a poco. Este compro-miso ha tenido consecuencias nefastas para su carrera.Así, por ejemplo, no ha sido galardonado con el PremioNobel como su amigoWilliamGolding, quien lo obtuvoen 1983 por El señor de lasmoscas (1954). Y vivir bajoun estigma no resulta fácil, ni siquiera para un cien-tífico independiente.El hecho es que toda esta combinación de cosas fueenfriando progresivamente su lenguaje. Por un lado,el ecologismo fue distanciándose de su teoría. «Laadopción de la hipótesis Gaia por parte del ecolo-gismo delata o un pensamiento confuso o un antro-pocentrismo latente» (AndrewDobson, 1990). Si Gaiaes un sistema que se autorregula, será capaz de reac-cionar al comportamiento de la especie humana y, enel fondo, no debemos preocuparnos por nuestrosactos. Ésta sería la justificación de la que bebería elfundamentalismo tecnológico y el integrismo queabogan por un conformismo religioso según el cualno es necesario cambiar el sistema, ya que todo searreglará.James E. Lovelock nació el 26 de julio de 1919 en Letch-worth, en el condado de Hertfordshire, situado enel sudoeste de Inglaterra, y allí pasó con sus abue-los sus primeros seis años de vida. Sus padres pose-ían una tienda de marcos y láminas en Brixton, unpopular barrio en el sur de Londres. Allí inició su vidaescolar, de la que guarda un recuerdo espantoso.De espaldas a la escuela, en la biblioteca de Bitons,se convirtió en un lector empedernido. Satisfizo supasión desmedida por la lectura y fue un alumnosobresaliente.El padre, un naturalista aficionado a dar paseos porel campo, despertó en su hijo la veneración por lavida. «De niño, todo me parecía maravilloso. Y sigoigual. Mi infancia no ha concluido. El día que pierdala ilusión por elmundohabrá llegado la hora de buscarun lugar donde cavar mi tumba.»A los 18 años entró a trabajar en una empresa químicalondinense y empezó a cursar estudios de química,formación que concluyó en Manchester. En 1939, a

las puertas del conflicto bélico, y tal vez influidopor Bertrand Russell, se declaró objetor de concien-cia y no participó en la Segunda Guerra Mundial, oal menos no en el campo de batalla, pues, durantela guerra, trabajó en el Instituto Nacional de Investi-gación Médica de Londres, en el que se llevaban acabo todo tipo de experimentos con fines bélicos bajola dirección de Henry Dale primero y de CharlesHarrington después.Concluida la guerra y licenciado en medicina y biofí-sica, James Lovelock empieza a estudiar las alergiasy a cavilar la que treinta años más tarde se converti-ría en su hipótesis. Observa la influencia de las corrien-tes de aire sobre estas afecciones y, con el instrumentalde la época, consigue medir la humedad y la tempe-ratura del aire, pero no el desplazamiento de lasmasasgaseosas. Ello le impulsa a concebir aparatos sensi-bles a determinados gases y sustancias, como el humodel tabaco.Sigue colaborando con el Instituto Nacional de Inves-tigaciónMédica de Londres hasta 1961, salvo durantedos períodos que pasa en Harvard y Yale. Su fami-lia se sustenta con tres mil dólares anuales, tienetres hijos y completa sus ingresos vendiendo mediolitro de sangre al mes a cambio de cincuenta dóla-res.La estancia en Estados Unidos le permite perfeccio-nar sus conocimientos y concluir el ElectronCaptureDetector, un aparato capaz de medir la presencia dedeterminadasmoléculas. Son precisamente sus detec-tores los que permiten calcular la presencia y concen-tración de plaguicidas sintéticos en las cadenas trófi-cas de todo el planeta, unos estudios que suscitaronla denuncia de Raquel Carson en el libro La Prima-vera silenciosa (1962).Los captadores de electrones para descubrir y medirlos PCB, los óxidos de nitrógeno y los clorurofluo-carbonatos (CFC) en la atmósfera permiten a MarioMolina y Sherry Rowland formular la teoría del dete-rioro de la capa de ozono estratosférico provocadopor los freones contenidos en los aerosoles y los plás-ticos como el poliestireno.En 1961, la agencia espacial estadounidense (NASA)recibe noticias de la existencia de nuevos detecto-res e invita a James Lovelock a formar parte del equipoinvestigador de la primera misión lunar, Surveyor,en Houston (Texas). «En los años sesenta era posi-ble predecir, casi con total seguridad, que en Martey Venus no había vida, lo cual, para ser sincero, nogustó nada ami patrocinador. La estancia se prolongódurante dos años, en los que combinó su labor conla actividad docente como profesor de química enel Baylor College of Medicine. Su resumen de estaexperiencia es el siguiente: «mi reacción a la conquistadel espacio ha sido exactamente la contraria a la dela comunidad científica. Ésta ha visto en ella la posi-bilidad de realizar descubrimientos fuera de nues-tro planeta. Paramí, fue la ocasión de contemplar porprimera vez la Tierra en su totalidad. Desde enton-ces, la Tierra se me apareció como una persona enla que todos los elementos, vivos e inertes, eran inter-dependientes». Así, observando Marte, Lovelockempezó a comprender la Tierra.Sin interrumpir su colaboración con la NASA, regresóa su país y se estableció en la población rural deBower-chalke, en Devon, donde trabajó como profesional

independiente y consultor para las empresas ShellReserach y Pye Unicam. Su laboratorio de investi-gación, la Coombe Mill Experimental Station, seencuentra en el garaje de su casa, donde se dedicaa diseñar ingeniosos aparatos paramedir gases atmos-féricos de alta precisión. «Estoy escribiendo desde unahabitación adosada al que otrora fue un molino deagua que obtenía toda su energía del río Carey. Elmolino de Coombe sigue siendo un lugar de trabajo,ahora un laboratorio, un rincón en el que paso largotiempo. La descripción del lugar donde se escribees importante para entender lo escrito. Trabajo aquí,en mi casa. No existe otro modo de trabajar en tornoa un tema tan poco convencional como Gaia. Lasinvestigaciones y las expedicionesme hanmantenidoocupado cerca de veinte años. Esta actividad me hacompensado económicamente y me ha permitidoinventar y perfeccionar instrumentos científicos».En 1987, durante una nueva visita a Barcelona, JamesLovelock bromeaba al respecto con el periodista TomásMata, de la revista Integral. A lo largo de la entre-vista mantenida en el Hotel Colón, Lovelock expli-caba que su interés por los aparatos se remonta alos cinco años, cuando su padre le regaló un par depilas conectadas a varias bombillas. «Siempre he creídoque la ciencia era algo que debía hacerse en casa,como escribir, pintar o componermúsica. No en vano,no es de extrañar que un artista haga en casa su trabajocreativo. Imaginar a un artista pintando retratos enel Departamento de Bellas Artes de una universi-dad o a un novelista desplazándose a diario al Insti-tuto de Escritura Creativa resulta absurdo. ¿Y porqué entonces la ciencia no se puede hacer en casa?»Durante unas vacaciones estivales en la costa de Irlanda,en 1966, observó el viento del Atlántico, limpio y trans-parente, y el viento procedente de Europa, una nieblaoscura. Insatisfecho por aquellas interpretaciones tandispares, dos años después, y aprovechando el despla-zamiento estival familiar, utilizó un cromatógrafo degases equipado con un captador de electrones paradetectar los SO3, los óxidos de nitrógenos y los CFCcontaminantes. La detección de este gas artificial lollevó a continuar con sus estudios y, años después,tras muchas solicitudes, consiguió tomarmuestras enla Antártida, a bordo del barco Shackleton.Las treinta patentes que posee le permitieron actuarcon independencia económica y poder investigar. «Nohabría podidodesarrollar la teoría deGaia si no hubierasido independiente. Ni siquiera hoy en día es posi-ble obtener becas para estudiar un tema como éste.Si hace diez años hubiera querido trabajar en esto,el director del laboratorio me habría dicho: no debe-rías perder el tiempo en estas cosas, no es serio, hasde trabajar en algo importante.»Pero lo hizo igualmente, aún haciendo caso omisoa todos los consejos. En 1979 formuló su hipótesis,Gaia, según la cual: las condiciones físicas y químicasde la superficie de la tierra, de la atmósfera y de losocéanos han sido y siguen siendo adecuadas parala vida, gracias a la presenciamisma de la vida, lo quecontrasta con la sabiduría convencional, según la cualla vida y las condiciones planetarias siguen caminosseparados, adaptándose la primera a las segundas.Posteriormente corroborará la hipótesis y la conver-tirá en teoría. En 1988 publica The Ages of Gaia; en1991,HealingGaia: practicalmedicine for thePlanet

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y, en el año 2000, Homage to Gaia: the life an inde-pendent scientist.La hipótesis Gaia sostiene que la evolución de lasespecies no es independiente o paralela al entorno.Los darwinistas y los neodarwinistas defienden quela evolución es el resultado de la competencia entrelas especies y el entorno. James Lovelock sostieneque la cooperación ha sido tan importante como lacompetición para la supervivencia de la vida en laTierra, con lo cual se alinea con las teorías de Kropot-kin (1842-1921), el autor ruso anarcocomunista deMutual Aid a factor of Evolution (1892).Suele decirse que, una vez formuladas, las teorías querevolucionan la ciencia suelen ser consideradas comodesviaciones heréticas de la doctrina establecida. Sólodespués, cuando llegan las pruebas, se convierten enrealidades capaces de cambiar el mundo. La de Love-lock es una de ellas. En un artículo del año 2000, elprestigioso diario The Independent titulaba: «Themanwho changed the world» (el hombre que cambió elmundo). En una apasionada defensa de Lovelock,el profesor Richard Guerrero afirmaba que pode-mos dividir nuestra concepción del mundo vivo yde la Tierra en dos épocas. Antes de James Love-lock, cuando nuestro concepto de vida consistía enindividuos, poblaciones o comunidades de seres vivosque residían en unmundo esencialmente estable, conunas condiciones físicoquímicas permisivas y deter-minadas por las leyes de la física y de la química. Ydespués de la revolución lovelockiana, tras la cualla vida ha cesado de consistir en un grupo de orga-nismos adaptados a su entorno mediante una rela-ción determinada por leyes externas. No es que lascondiciones especiales de la Tierra hayan permi-tido el desarrollo y la evolución de la vida sobreella, sino que es la propia vida la que ha determinadoel desarrollo y la evolución de las condiciones adecua-das para su supervivencia en la Tierra.•Bibliografía para entender la teoría de Gaia

• Gaia. Una nueva visión de la vida sobre la Tierra.• James E. Lovelock.HermannBlumeEditors.Madrid,1983. Primer libro editado en versión original en1979, en el que se explica la hipótesis sobre Gaia.

• Las edadesdeGaia.Unabiografíadenuestroplanetavivo. James E. Lovelock. Tusquets Editors. Barce-lona, 1993. Segundo libro editado en 1988, en versiónoriginal, con una presentación de Ricard Guerrero.

• Gaia. Implicaciones de la nueva biología. Variosautores. Editorial Kairós. Barcelona 1989. Artícu-los presentados en el congreso de la LindisfarneAssociation, en 1981.

• Gaia. Una ciencia para curar el planeta. JamesE. Lovelock. Edicions Integral. Barcelona, 1992.Edición ilustrada de divulgación.

• Microcosmos.Cuatromilmillonesdeañosde evolu-ción desde nuestros ancestros microbianos. LynnMargulis i Dorion Sagan. Tusquets Editors, 1995.Brillante libro de artículos dedicados a temas cola-terales a la teoría Gaia

• Los equilibrios de la vida. La teoría Gaia completalas propuestas darwinistas sobre la evolución dela vida en laTierra.Varios autores. Ciencia y Tecno-

logía, suplemento de LaVanguardia. Número 241,sábado 21 de enero de 1995. Número especial dedi-cado a la visita de Lovelock a Barcelona.

• Gaia. Les xarxes de la vida. Varios autores. MediAmbient, tecnologia i cultura número 8. Barcelona,1995. Revista del Departamento deMedio Ambientededicada monográficamente a la teoría Gaia.

• Labiosfera. Vladimir I. Vernadsky. FundaciónArgen-taria. Madrid, 1997. Introducción de RamonMarga-lef sobre el libro escrito por el científico ruso enlos años 20.

• Homage to Gaia. The life of an independent scien-tist. James E. Lovelock. Oxford University Press.New York, 2000. Actualización biografiada de lateoría Gaia.

Ramón MargalefMaestro de ecólogos y deecologistasJoandomènec RosDepartamento de Ecología, Universidad deBarcelona

Ramon Margalef (1919) ecólogo, limnólogo,oceanógrafo y planctólogo es, posiblemente,el científico y naturalista catalán de mayorrenombre internacional. Maestro deecólogos y ecologistas, Margalef harealizado destacadas aportaciones en elámbito de la ecología, aunque sin descuidaren ningún momento el entorno social. Cabedestacar su empeño por explicar a todo elmundo de una manera sencilla,especialmente a los niños, todos aquellosconocimientos que el estudio de lanaturaleza le ha desvelado.

Si es cierto, como se ha dicho en más de unaocasión, que para proteger la naturaleza hay queamarla y para amarla hay que conocerla,difícilmente encontraríamos en nuestro país unestudioso de la naturaleza que haya contribuido mása este conocimiento (y, por lo tanto, a la protecciónde la naturaleza) que el profesor Ramon Margalef.Margalef acaba de cumplir seis décadas de vidaactiva dedicada a la investigación científica en losámbitos de la limnología, la oceanografía y laecología, y en todos ellos ha creado escuela, aquíy en el extranjero. Es uno de los ecólogos másrespetados en todo el mundo, no solo por el trabajoingente que ha realizado en cada una de estasdisciplinas, de las que se puede decir sin exagerarque fue el pionero e impulsor en España, sinoporque esta tarea de investigación que le hizorecorrer buena parte de las aguas continentales dela península Ibérica y estudiar el Mediterráneo, lasrías gallegas, el mar Caribe y el área de afloramientode las costas del Sahara, entre otras, ha idoacompañada de la publicación de trabajos y librosseminales y rompedores en teoría ecológica y enecología general.Un resumen en el limitado espacio que permiten estaspáginas sería por fuerza demasiado sintético e injusto,por lo que me remito a lo que yo mismo (Ros, 1991)contaba sobre su vida y su obra en el volumen dehomenaje que hace diez años le dedicamos sus discí-pulos y colegas (Ros & Prat, 1991), a la biografíaque publicó la Fundación Catalana para la Investi-gación (Bonnín, 1994) y a la panorámica históricade los estudios ecológicos en los países catalanes(Camarasa, 1989), de la que Margalef es el protago-nista más conspicuo. No es exagerado afirmar quedesde la aparición de sus primeras publicaciones sobreteoría ecológica, en las décadas de los 50 y los 60,hasta el último de sus libros (demomento),OurBiosp-here (1997), la aportación de este naturalista y ecólogoa la comprensión del funcionamiento de la biosferaha sido inmensa y ha gozado de reconocimiento inter-nacional. (Lo que se espera de un elogio es quehaga quedar bien a la persona en cuestión, pero lascartas de apoyo que recogimos en el departamento,procedentes de profesionales de todo el mundo,con ocasión de la preparación de su candidatura alpremio Ramón y Cajal de investigación científica, quele fue concedido en 1984, constituyen un impresio-nante y variadísimo abanico de testimonios de reco-nocimiento de su labor en los diversos campos dela ciencia ecológica que ha cultivado.)

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Las primeras de estas publicaciones sobre teoría ecoló-gica son sus artículos "La teoría de la informaciónen ecología" (1957), donde proponía la aplicación demétodos de la teoría de la información al estudiode la diversidad de especies de un ecosistema, quese publicó al año siguiente en inglés en la revistaGene-ral Systems, y "On certain unifyingprinciples in ecology"(1963), así como su libro Perspectives in ecologicaltheory (1968). Este último tuvo gran influencia en todoelmundo (se tradujo a diferentes idiomas, entre ellos,al castellano en 1978) y supuso la difusión de sus ideassobre la organización y el funcionamiento de la bios-fera. Ecología (1974a), La biosfera, entre la termo-dinámica y el juego (1980b), Limnología (1983a),Teoría de los sistemas ecológicos (1991d), Oblik Bios-fer (1992b) yOurBiosphere (1997) son continuas pues-tas al día de esas ideas.Como ya he comentado anteriormente, en estas pági-nas no pretendo glosar al Margalef ecólogo, sinosimplemente ofrecer una pincelada de una facetamenos conocida de nuestro gran naturalista, peroparalela a las demás mencionadas: su interés por elsignificado y el papel ecológico de nuestra especiedentro de la biosfera. Su mensaje defiende que elser humano es una especie animal más, muy nume-rosa (y muy poderosa, gracias al uso de energíaexterna), pero sometida a las reglas del juego quelas leyes físicas y biológicas imponen a todo servivo; y que su papel de modificador profundo delentorno, lo que hemos convenido en denominar"impacto ecológico o ambiental", es otra de lasmuchasperturbaciones a las que están sometidos los ecosis-temas del planeta y a las que éstos se han adaptadopor evolución (de la que también somos el resultado,no conviene olvidarlo). Esta visión, que a menudocontrasta con la imagen catastrofista que nos ofre-cen los ecologistas desde hace medio siglo –y quesi se quiere situar en el tiempo es contemporánea alas de Rachel Carson (1962), Garrett Hardin (1968)y los Ehrlich (década de 1970), por mencionar treshitos importantes en la difusión al gran público de lasrelaciones entre el hombre y su entorno–, tiene elmérito de fundamentarse en una teoría ecológica sóliday de base científica.Por esta contribución a la comprensión del papeldel hombre dentro de la biosfera (hace tiempo queMargalef afirmaque el programaMAB,ManandBiosp-here, de la UNESCO, dirigido al estudio de las rela-ciones entre el hombre y la naturaleza y a fomentarla conservación de ésta en un mundo transformadopor los seres humanos, debería haberse llamadoMIB,Man in Biosphere) no dudo en añadir a las facetasya universalmente reconocidas deMargalef (de natu-ralista, ecólogo, limnólogo y oceanógrafo) la de conser-vacionista o ecologista, en su variedad de teóricode la conservación y/o del ecologismo. Quizá estaetiqueta no será del agrado del colectivo que la utiliza,merecidamente o no, pues pueden no comulgarcon algunas de las ideas de Margalef que los mediosde comunicación han difundido de tanto en tanto(véase la información que se aporta a este respectomás adelante). No obstante, desde aquí me gustaríadecirles que no opinen hasta haber leído los princi-pales textos del profesor Margalef, que semencionanen la bibliografía.

Al profesorMargalef tampoco le gusta que se le definacomo ecologista, de manera que le pido disculpasy, si es preciso, lo matizaré: maestro de ecologistas,como lo ha sido de ecólogos. Del mismo modo, nole gusta que las preguntas que suelen formularlelos periodistas, que saben que tratan con un "sabiode la ecología", se refieran a los residuos urbanos,la contaminación del Mediterráneo o la protección dela biodiversidad, aunque puede opinar sobre todosestos puntos y tiene ideas muy claras. Simplementecree que éstos no son los verdaderos problemasambientales; que los medios, los políticos y tambiénalgunos ecólogos, por razones quizá nodel todo confe-sables, han contribuido a crear una imagen deformadade la ecología (lo que él llama "la ecología de palay escoba", que únicamente se ocupa de tareas delimpieza y cuidado del entorno); y, sobre todo, quela naturaleza es tan maravillosa y su estudio tan inte-resante que ocuparse de estas bagatelas del medioambiente es perder un tiempo valioso que es mejordedicar a averiguar los mecanismos de su funciona-miento general.Por eso, los periodistas no acaban de entender que"pase" de estos temas:«En mis diferentes encuentros con los periodistasme he visto repetidamente implicado en conversa-ciones de este género: "ElMediterráneo, ¿estámuerto?""No, que yo sepa." "Entonces, ¿hay vidanormal en susaguas?" "En cuarenta años, la composición químicade sus aguas libres y las diferentes poblaciones deorganismos que viven en ellas prácticamente nohan cambiado." "Pero, entonces, ¿cómoes que la gentese queja de la contaminación creciente, los pesca-dores pescancada vezmenos y, de tanto en tanto, nosasusta laabundanciaexcesivademedusaso lasmasasimponentes de mucílago y los residuos de hidrocar-buros en las playas, que hay que sumar a la porque-ría que sobre lasmismas playas amontonan los turis-tas y las poblaciones costeras?" Entonces pronuncioun largo discurso que, naturalmente, no es posiblesintetizar o se sintetiza mal. Por eso, parece que unosea un cínico o un ciudadano inconsciente e irres-ponsable.» (Margalef, 1990a).El público en general tampoco acaba de comprendereste aparente desinterés por los problemas ambien-tales, sobre los que a menudo ironiza:«...hace unas semanas tuve que pronunciar otro"sermón" en relación con el Mediterráneo, acercade cuyo acontecer en el curso de los 40 últimos añosme creo relativamente informado, dentro de lo quecabe. Chocó que no fueramás catastrofista y caí prontoen la cuenta de cómo hubiera debido ser un lenguajemás correcto políticamente, que, para ser sincero, mehubiera dado repelús: "Sí, en efecto, el Mediterrá-neo se estámuriendo, aunque quizá nopodamos decirque está totalmente muerto. Con nuestro esfuerzo,si movilizamos debidamente a la gente, y con la ayudade los gobiernos, aún hay esperanzas de podersalvarlo". Y, motivada la gente, podría proseguir elrelato explicando las desgracias presentes y las quese avecinan si no obramos adecuadamente.» (Marga-lef, 1996).«Actualmente, la ecología goza de gran predicamentoen los medios de comunicación y en la propagandapolítica. Los resultados son mixtos: no vale aquello

de que, bien omal, lo importante es salir en los perió-dicos. Mucho esfuerzo y dinero se han invertido enestudios ambientales de calidadmuy dudosa y cuyosresultados, además -no sabemos si hay que añadirafortunadamente- suelen permanecer archivados.»(Margalef, 1991d).Pero nos equivocaríamos si, como el periodista o laaudiencia (o los políticos) que el propio profesorMargalef menciona en estas citas, creyésemos que lascosas terrenales (los problemas ambientales) no inte-resan a nuestro personaje. Él mismo definió haceyamuchos años la relación entre la ciencia de la ecolo-gía y elmovimiento conservacionista o ecologista: "Laecología es al ecologismo lo que la sociología es alsocialismo". Hay quien ha querido ver en esta fraseunmenosprecio tanto por una determinada forma depolítica como por los movimientos de defensa de lanaturaleza, pero amíme gustamás creer que el profe-sor Margalef quería decir que tanto una como otranecesitan unabase científica sólida para que sus progra-mas y acciones paramejorar la sociedad o para prote-ger la naturaleza tengan sentido y puedan entusias-mar a los ciudadanos.Y prefiero esta segunda lectura porque el profesorMargalef es el vivo ejemplo de estamanera de actuar.Cuando tantos indocumentados se han sumado alas reclamaciones (muy amenudo justas) de los ecolo-gistas, que exigen protección para especies y hábi-tats, sostenibilidad en el uso de recursos, energías yprocesos limpios, etc., conviene recordar que quienha puesto el dedo en la llaga de las adversidadesambientales han sido generalmente los científicos que,comonuestro protagonista, conocen de primeramanolos problemas, comprenden los efectos sobre la natu-raleza y, muy importante, se han atrevido a hacer-los públicos. Dejemos que, de nuevo, sea Margalefquien nos delimite los campos de acción respecti-vos de ecólogos y ecologistas:«Los movimientos ecologistas, como buena parte delas religiones organizadas, promueven un sincerosentimiento de culpa que, a veces, lleva a adoptarbuenas decisiones personales. Llevarlas a la prác-tica resulta, a menudo, difícil. ¿Qué puede hacer elciudadano normal ante las complicadas estructuraseconómicas que también pesan sobre él y su entorno?Intentar mejorar el planeta es importante, pero esono nos debe distraer de ocuparnos de nuestroentorno... Una función positiva de los movimientosecologistas es facilitar la percepción común de queexiste un límite superior a todo y estimular, discre-tamente, las motivaciones culturales para buscar lareparación deseable. La función del ecólogo consisteen reconocer, a partir de la observación de la natu-raleza, losmecanismos físicos y biológicos en los siste-mas globales, mientras que el ecologista, intuyendoo recogiendo la percepción social de los posibles lími-tes… debe ayudar a generar motivaciones o reac-ciones "reparadoras". También podríamos hablarde la función de religar la percepción de los límitescon una ética de actuación.» (Margalef, 1990b).«Los ecólogos y los "paraecólogos" (=ecolocos) estánsensibilizando a la gente e incrementando su respon-sabilidad. Si se escucha a los profetas, si la gente seda cuenta, las catástrofes pueden evitarse. La ecolo-gía puede realizar esta tarea y falsificar, con optimismo,

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sus propias predicciones. Es mejor que las predic-ciones resulten falsas que tener la dudosa satisfacciónde decir: "Ya os lo habíamos advertido".» (Margalef,1973a).Ramon Margalef, el naturalista de renombre inter-nacional como ecólogo, limnólogo, oceanógrafo yplanctólogo que ha integrado en un corpus teóricocoherente el funcionamiento de la biosfera, ha hechoprecisamente eso: "a partir de la observación de lanaturaleza, reconocer losmecanismos físicos y bioló-gicos en los sistemas globales". Y explicar de quémanera nuestra especie está alterando estos meca-nismos. Puede sorprender el hecho de que, entrelos cuatro centenares de artículos científicos y la docenalarga de libros que el profesor Margalef ha publi-cado a lo largo de su prolífica carrera, figuren unnutrido número de textos dirigidos a explicar, preci-samente, el papel del hombre dentro de la biosfera.(Sin pretender ser exhaustiva, la bibliografía delfinal del artículo recoge buena parte de lo que hapublicado en este campo). Existe una razón bien clara:«Entretanto, la destrucción de bosques persiste, laerosión sigue siendo importante, empezamos amodi-ficar demanera preocupante la concentración de CO2

en la atmósfera y es posible que incidamos en el climadel futuro. Al lado de esto, la contaminación pareceun problema secundario, aunque lo suficientementenotable comopara estimularmovimientos de reaccióny, en general, una actitud de mayor respeto hacia lanaturaleza. El respeto depende del conocimiento yde la admiración, a lo que va ligado. Una serie deactuaciones públicas se orientan a evitar la degra-dación de áreas naturales selectas, que pueden servirtambién de centros educativos, pero la defensa dela naturaleza no es solo eso, sino que exige cuidartambién cualquier porción de tierra, esos rinconesllenos de basura o descuidados que están convirtiendoel país en un inmenso suburbio.» (Margalef, 1985).Después de un cuarto de siglo de estudio de las comu-nidades acuáticas de la península y las islas, Marga-lef publicó "El concepto de polución y sus indica-dores biológicos" (Margalef, 1969), donde acota elsignificado del término y describe las característicasfisicoquímicas así como las especies que indican quela situación ambiental "normal" de ríos y lagos estáalterada por causas antropogénicas. Posteriormente(Margalef, 1974a, 1977a, 1980a) situaría la contami-nación en un contexto ecológico general y la defi-niría en función del mismo:«… polución significa que algo se encuentra fuerade lugar, y, como consecuencia de ello, las propie-dades de cierto fluido son diferentes de lo habitual.La polución resulta del desequilibrio entre entradao producción y salida o descomposición de ciertosmateriales... y siempre existe una relaciónmuy directaentre la intensidad de polución y la capacidad de trans-porte…La polución es la ausencia del retorno, laobstrucción del ciclo natural.» (Margalef, 1974a).La frase que sigue a las anteriores ("Por eso, el mejorremedio para combatir la polución en los cursos deagua, consiste en obligar a tomar el agua por debajodel nivel donde se hacen los propios vertidos.") se hatomado a menudo como una boutade, pero, comotantas otras afirmaciones de Margalef, contiene unmensaje de racionalidad y sentido común que se suele

echar de menos en nuestro trato con la naturaleza.Son también frecuentes las malas interpretaciones delectores u oyentes casuales que no captan el núcleodel mensaje. Eso es lo que ocurrió con unamagníficaexposición pensada y creada por el profesor Marga-lef, LaEcología, promovida por laDiputación deBarce-lona y de la que nuestro personaje elaboró un deli-cioso librito (Margalef, 1985).Un estudio realizado sobre esta exposición demos-tró, entre otras cosas, que todavía estamos lejos desaber qué diantre hacemos en estemundo, comoespe-cie biológica. Se hizo una encuesta a los visitantesde la exposición con el fin de averiguar lo que habíanentendido, lo que más y lo que menos les habíagustado, y lo que les había sorprendido. Los resul-tados son chocantes y, al mismo tiempo, alecciona-dores (Prats & Flos, 1991). Por ejemplo, de todoslos ámbitos de la exposición (el planeta azul, laenergía y la producción, la diversidad, la selecciónnatural, el lenguaje de la naturaleza, el ritmo de lavida, el bosque y el hombre) el que menos gustó yel que menos entendió el público fue el referido aeste último. Se retrataba al hombre como una espe-cie más (mucho más capaz de modificar el entornoque las demás, pero, al fin y al cabo, una pieza másdel gran rompecabezas que es la biosfera), mensajeque no gustó ni fue entendido (Ros, 1999a).Es cierto que algunos aspectos complejos del funcio-namiento de la biosfera pueden resultar relativamentedifíciles de comprender para el ciudadanomedio (losciclos biogeoquímicos, el papel del océano y de laatmósfera como reguladores del clima, la interaccióny regulaciónmutua de las poblaciones de especies quecomparten un mismo hábitat, los mecanismos de laevolución biológica, etc.), pero el profesorMargalef seha esforzadopor poner estos conocimientos al alcancede todo el mundo y lo ha hecho en un lenguaje ricoy sugestivo, con una narrativa ágil y agradable, carac-terísticas (conocimientos profundos, pluma fácil ydiversa) propias de los mejores naturalistas-divulga-dores, desdeBuffon hastaWilsonpasandoporBrehm,desdeHuxley hastaAttenboroughpasandoporGould.Prescindiendo de sus textos más científicos (que, noobstante, están lejos del gris "académico" que suelentener los libros de texto), citaré sólo tres de los dirigi-dos al gran público, así como dos secciones intro-ductorias para enciclopedias de gran difusión. Setrata de un encantador librito por su sencillez y breve-dad, que sirvió comomanual en un curso de la UNED(Margalef, 1977b); un éxito de ventas, que primeroformóparte deuna enciclopedia tambiéndegran tirada(Margalef, 1981); unaactualizaciónmuyacertada (Marga-lef, 1992a) y sendas aportaciones a dos enciclope-dias de historia natural (Margalef, 1989, 1993a).Dicho de otramanera, cuando se nos presenta el abecéde la ecología con rigor y en un lenguaje al alcancede todos, en libros, artículos de divulgación y capí-tulos de enciclopedias de gran tirada, bien escritosy formalmente bellos, el problema no debe de estaren el mensaje ni en el vehículo, sino en el receptor.Retomaré este aspectomás adelante, pero ahora siga-mos con el ecólogo y ecologista que es el profesorMargalef.Son notables las contribuciones de Margalef a unadisciplina que hace un tercio de siglo todavía no estaba

bien definida, que justo empezaba a relacionar laecología con los problemas humanos y que rebasabalos ámbitos relativamente bien establecidos de la ecolo-gía humana o de la antropología social. Se trata dela aplicación de las ideas y los principios ecológi-cos a los problemas humanos, ya sean ambientaleso no: demografía y economía; uso, conservación ygestión de recursos; contaminación y degradaciónambiental, etc. El postuladobásico deMargalef sostieneque hay que considerar al hombre como parte de labiosfera en un contexto ecológico general. Sin llegar,por fortuna, al escándalo y al rechazo que en sumomento produjo la inclusión de nuestra especieentre las demás del reino animal, por lo que se refiereal comportamiento individual y social, en buena parteinscrito en el patrimonio genético y modulado porel ambiente (que es el mensaje de Wilson en Socio-biology, 1975), nuestro orgullo como especie nonos acaba de permitir aceptar esta dependenciahumana del entorno (Ros, 2001). También entra enjuego el hecho de que, en nuestro país, nunca seha asimilado del todo la realidad de la evolución:«…la aportación de la teoría de la evolución ha consis-tido en mostrar la continuidad genética del hombrecon el resto de la naturaleza viva. Creo que la ecolo-gía nos está haciendo ver la unidad funcional delhombre con el resto de la biosfera y del planeta. Perola cultura contiene muchos conflictos y las afirma-ciones anteriores corresponden a la opinión de cier-tos grupos. En otros despiertan un rechazo consi-derable… La norma tan antigua según la cual no sepuede gobernar a la naturaleza, si no es conocién-dola y obedeciéndola, despierta más irritación queentusiasmo entre las penúltimas hornadas de inte-lectuales.» (Margalef, 1983b).«... nuestra sociedad, española y catalana, no ha asimi-lado las teorías biológicas de la evolución. La inte-lectualidad no ha asimilado la inserciónmuy profundadel hombre dentro de la naturaleza. Nuestra cultu-rita no lo admite. La naturaleza y el hombre se venmuy diferentes. Decir que el hombre no está rela-cionado con el resto de la vida parece ser una espe-cie de defensa.» (Margalef, 1999).Las primeras incursiones del profesorMargalef en estecampo que podríamos calificar de interacción delhombre con el resto de la biosfera, tomando unpréstamo del título de uno de sus artículos funda-mentales (Margalef, 1973a), se remontan a hace másde treinta años. Ya son evidentes en Perspectives inecological theory (Margalef, 1968), pero, según suspropias palabras:«[en 1970] empecé a interesarme más seriamentepor las implicaciones humanas y sociales de la ecolo-gía, que hasta entonces había consistido para mí enel estudio y la contemplación de organismos acuáti-cos.» (Margalef, 1983b).En efecto, en aquella época dedicó al tema algunosartículos iniciales (Margalef, 1970a, 1970b, 1971, 1972,1973b); la formalización del mensaje se encuentraespecialmente desarrollada en el artículomencionado(Margalef, 1973a), en el correspondiente capítulode su Ecología (Margalef, 1974a), en la introducción(Margalef, 1976) de Natura, ús o abús? (Folch,1976[1988]) y en un artículo redactado diez añosdespués de la famosa Conferencia de las Naciones

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Unidas sobre elmedio humano en Estocolmo (Marga-lef, 1983b). Cabe destacar que, en la segunda edicióndeNatura,ús oabús?, de 1988, con bastantes cambiosa lo largo del texto general del libro, no se modificóla introducción del profesor Margalef, lo cual indicahasta qué punto su planteamiento era actual haceun cuarto de siglo (y sigue siéndolo ahora).En los dos capítulos introductorios de las enciclo-pediasmencionadas (Margalef, 1989, 1993a) se acabade pulir esta presentación, que, asimismo, ha sidoobjeto de ampliación y refinamiento en otras contri-buciones posteriores, generales o centradas en laconservación, la explotación y la gestión de la bios-fera, la economía de la naturaleza, los vínculos entreeconomía y ecología, el paisaje, la biodiversidad, lapredicción ecológica y diversos aspectos sociales(Margalef, 1974b, 1979, 1980c, 1982b, 1984a, 1987,1988a, 1988b, 1990b, 1990c, 1990d, 1990e, 1990f,1991a, 1991b, 1993a, 1993b, 1994a, 1994b, 1995, 1996a,1998, 2000a, 2000b). Algunas de estas contribucionesdeberían ser de lectura obligatoria para algunos polí-ticos y gestores delmedio, como las que explican queel papel ecológico de los ríos no se limita a transportaragua para que nuestra especie se apropie de ella(Margalef, 1982aa, 1996b) o las que explican porqué es tan difícil hacer predicciones en ecología (Marga-lef, 1991c, 1994c).No sabría condensar convenientemente en el espa-cio de este artículo la diversidad y profundidad de lascontribuciones del profesor Margalef a la compren-sión de nuestro papel dentro de la biosfera. Además,dada la abundancia de fuentes fácilmente consulta-bles, tampoco quiero arrebatar a los lectores que toda-vía no le conozcan el placer de descubrir el pensa-miento ambiental de este naturalista y ecólogo quees, a la vez, un humanista:Es difícil plantearse y plantear de manera razona-blemente completa, que no olvide aspectos esen-ciales ni dé lugar a críticas que obliguen a empezaruna y otra vez, la problemática de las relaciones entreel hombre y la naturaleza y de lo que se conoce comola defensa de la naturaleza. Esta problemática implica,en parte, sentido común y, en parte, ecología –quees una ciencia y como tal no toda es sentido común–,pero también contiene elementos más emotivos queincluso implican la concepción que tengamos deluniverso. (Margalef, 1976).Para lamayoría de los temas relacionados con la ecolo-gía, prefiero los poetas a los abogados y me sientomás inclinado a la fantasía, a los sentimientos y a lainspiración que al rigor, la coherencia e incluso laresponsabilidad. En mi consideración de los proble-mas ambientales, me sientomás atraído por el origende los problemas y lo que nos dicen sobre los meca-nismos de la biosfera que por las soluciones… Nose trata de manifiesta insensibilidad, sino de preo-cupación por el hecho de que con mucha frecuen-cia las actuaciones aceptadas como "ecológicamentecorrectas" contribuyen a acentuar las desigualdadesen las oportunidades de las que dispone la humani-dad. (Margalef, 1997).Bastará, por lo que se dirá a continuación, con unaspinceladas. El mensaje del profesor Margalef partede una obviedad para un biólogo: reconocer que elhombre es una especie más dentro de la biosfera,

con las limitaciones biológicas y ecológicas que todastienen,peroqueutiliza recursosnoestrictamentealimen-tarios (materias primas, herramientas, espacio paraconstruir campos de cultivo, carreteras, habitáculos,etc.) y, especialmente, recursos energéticos en mayormedida que ninguna otra especie animal. Es la ener-gía exosomática, que, a diferencia de la endosomática,nopasa por dentro del cuerpo. Almetabolismo internoo biológico que compartimos con el resto de seresvivos, nuestra especie añade uno externo o culturalque hemos llevado a unas cotas inigualadas por losdemás organismos. Se trata de la acción conjunta delnúmero creciente de individuos de nuestra especie yde la capacidad cada vez mayor de utilizar energíaexterna para modificar el entorno, lo cual degrada lanaturaleza, deteriora la biodiversidad y agota los recur-sos, al tiempoque crea desigualdades sociales, econó-micas y políticas (norte y sur) que, paradójicamente,tienen mayor incidencia sobre la especie humanaque sobre el conjunto de la biosfera, acostumbrada asufrir adversidades bastante peores.Esta degradación ambiental antropogénica tiene unascaracterísticas y unos efectos sobre los ecosistemasque no la hacen diferente, salvo en la magnitud, dela que tiene lugar por perturbaciones naturales, y laexplotación humana de los recursos se rige por lasmismas normas que la explotación ecológica en gene-ral. El resultado de ello es la banalización de los ecosis-temas, el rejuvenecimiento de las comunidades, lapérdida de la diversidad original y su sustituciónpor unas cuantas "malas hierbas" (vegetales y anima-les) y especies plaga que afectan negativamente anuestros recursos. Como el hombre es una especiemás, que actúa sobre el entorno según pautas ecoló-gicas ya establecidas, resulta bastante evidente quealgunas de estas actuaciones son insostenibles parala naturaleza y/opara nuestra especie, y eso enmuchosaspectos que, en principio, podríamos considerarfuera de los circuitos reguladores de los ecosiste-mas. Todo esto y más, tan fácil de ver y de hacerver desde un punto de vista ecológico, resulta difí-cil hacérselo entender a ciudadanos y gobernantes:Podemos imaginar a la humanidad pulsando el acele-rador del planeta: damos más gas y nos comemosla diversidad;mientras que si conservamos unamarchalenta la diversidad se podría mantener. Sin embargo,el hombre necesita cada vezmás recursos. ¿Qué vamosa hacer? Dentro de lo inevitable quedan dos opcio-nes. Si aceleramos por igual los flujos sobre todo elplaneta, la pérdida total de diversidad seguirá siendoimparable. Otra posibilidad sería distribuir la presiónde manera desigual: acelerar la explotación hastael límite que permita la tecnología disponible en unasáreas, y disminuir en lo posible la explotación en elresto, con la esperanza de que allí la diversidad nodisminuya tanto. Esto es lo que se piensa cuando,después de haber destruido totalmente los bosquesprimarios de la zona templada, ponemos el grito enel cielo para que se respete la Amazonia. Porque seve como la única posibilidad de no mantener a unnivel demasiado bajo el promedio de la diversidad dela biosfera, en la medida en que este promedio tengasignificado. (Margalef, 1990g).Estos desiderata, perfectamente defendibles en elámbito de la ecología, coinciden de manera notable

con las sugerencias de paisajistas y arquitectos, peromuchomenos con las actividades depolíticos y econo-mistas. Los "tecnócratas" son gente práctica y poreso pueden entender la ecología. Lo esencial es añadirprioridad a los objetivos a largoplazo. Este es unpuntode partida muy modesto. El objetivo final consisteen dominar y restringir el flujo de energía. Un efectosecundario sería reducir el poder de los estados ypropi-ciar una cooperación más efectiva entre todos losgrupos humanos. Yprobablemente ahí estribe elmayorimpedimento a poner en práctica de forma efectivaincluso los proyectosmásmodestos, aplicandopuntosde vista ecológicos a problemas prácticos en lamedidaen que éstos afectan al poder o al control. En laactualidad, el nombredel juego es competencia, basadaen la expansión, y es difícil imaginar que esto puedatener un final. Incluso si se tiene en cuenta esta posi-bilidad, lomás natural es intentar por todos losmediosllegar al momento decisivo en las mejores condicio-nes de prosperidad y de capacidad de control. (Marga-lef, 1973a).Esta impermeabilidad de la sociedad en general, yde los políticos y gestores en particular, a las causasprofundas de la problemática ambiental y a la mejormanera de resolverla tiene mucho que ver con hábi-tos que arrastramos, comoespecie, desdequeelmundoera grande e inexplorado y nuestros antepasadospodían explotar recursos aparentemente ilimitados, ycomo ciudadanos, debido a carencias de formaciónderivadas tanto de la visión judeocristiana del papeldel hombre en el mundo ("Dios dijo: Hagamos alhombre a imagen y semejanza nuestra; y domine a lospeces del mar, y a las aves del cielo, y a las bestias,y a toda la tierra, y a todo reptil que se mueve sobrela tierra"; Gén. 1:26) como del diseño de los progra-mas curriculares de nuestras escuelas y universidades.Precisamente para intentar superar estas carencias, elprofesor Margalef señaló en un importante artículo(Margalef, 1984b) aquellos "Hechos sencillos sobre lavida y el ambiente que no hay que olvidar a la horade preparar libros de texto para nuestros nietos". Resu-midos, son los siguientes:1) La energía externa es un factor clave que explicael éxito del hombre como especie y que hay que teneren cuenta al considerar su impacto sobre el ambientey su supervivencia.2) La física impone restricciones generales: máquinasy ecosistemas no pueden girar de la misma manerados veces seguidas; los equilibrios ecológicos son tanimposibles como las economías estables.3) Hay que tener en cuenta el espacio y las fronte-ras (a través de las cuales se produce tránsito demate-ria y de energía).4) Los sistemas ecológicos, que a menudo se hansimplificado paramodelarlos como sistemas binarios,son bastantemás complejos, pues son el resultado dela historia, la termodinámica y el procesamiento dela información.5) Hay dos grandes tipos de cambios en los ecosis-temas: cambios procedentes del exterior, a menudorápidos, impredecibles y catastróficos, y cambioscontrolados desde dentro, lentos y predecibles.6) Estos cambios pueden estar asociados a diferentestipos de evolución: macroevolución (interrumpida)y microevolución (gradual).

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Estos conceptos básicos que deben enseñarse a losniños (y a los más mayores) para que entiendaneste mundo en el que vivimos y que se nos estáhaciendo pequeño, pobre y feo porque no lo sabe-mos mimar son el mejor resumen del mensaje deRamon Margalef, como ecólogo y como ecologista.Sin embargo, también hay espacio para otras actitu-des:«... no puedo dejar de pensar en el bombardeo conti-nuado al que están sometidos los niños, con la visiónfalaz de una naturaleza disfrazada –televisión, dino-sauriomanía–. Me parece grave el alejamiento real demuchos niños de ciudad de la naturaleza, así comola escasa tendencia o el poco esfuerzo que se poneen despertar su interés por la naturaleza… Me preo-cupa que esté disminuyendo el interés por los itine-rarios de naturaleza, museos, etc… El acuario de laBarceloneta desapareció sin que se informase de elloy el proyecto de crear un jardín botánico mínima-mente digno para Barcelona se pierde entre los sueñosde las grandezas olímpicas. La presentación de la natu-raleza en losmuseos se está degradando…Quizá losmaestros no sabemos lo suficiente. Pero…más bienes cuestión de sensibilidad… la información y el poderacumulados por nuestra civilización se pueden permi-tir con arrogancia impedir la entrada de más infor-mación y… nos cerramos a la adquisición de la sabi-duría.» (Margalef, 1991d).«Reflexionando sobre nuestra Tierra y su cubierta vivapodríamos llegar a ver el mundo como una obra dearte. No existen todos los elementos ni todos loscompuestos químicos imaginables. Alguien podrá verla gracia de lo trascendente. Ante una obra de artegenuina generalmente no pensamos –por lo menos,yo no pienso– en otras imágenes o no imágenesque habría podido expresar un artista, elmismo artista.El universo se puede ver con la calidad de una obrade arte que transmite una información no gratuita queencapsula al menos toda una historia pasada, difí-cilmente o en absoluto repetible, y seguramenteaúnmás cosas. ¿Debemos considerar el universo comoobra de arte, porque es uno entre un número infi-nito de universos posibles o pensables y nosotroshemos llegado por selección natural a atrevernos arealizar consideraciones de este tipo? ¿Y por qué,en este mundo, queda tanto espacio para el sufri-miento y para la culpa?» (R. Margalef, 2000a).En la cubierta de uno de sus libros más conocidos(Margalef, 1992a) se puede ver el fragmento de untapiz del siglo XVI en el que un anciano inmovilizadopor unos grilletes parece estar estudiando unasconchas, mientras a su alrededor se desarrolla unaescena bélica impresionante. En la explicación dela ilustración, el autor comenta que "se necesita valorpara estudiar la diversidad biótica entre tanta adver-sidad", seguramente en referencia a sus propios y difí-ciles comienzos comonaturalista, en el ambiente nadapropicio, ni sobre el terreno ni en el laboratorio, dela Cataluña y la España de la posguerra. Amíme gustadarle otra interpretación. A menudo, a los naturalis-tas se les ha criticado esa actitud de ir a la suya, impa-sibles ante los acontecimientos de estemundo, gene-ralmente turbulentos, de los que se suelen aislar ensus torres de marfil. El Margalef maestro de ecolo-gistas no se ha aislado del entorno social, sino todo

lo contrario: ha aplicado los conocimientos que elestudio de la naturaleza le ha desvelado al mundoque le rodea, difícilmente explicable en su globali-dad desde las diferentes ópticas al uso, parciales y porlo tanto sectarias.Según J. Gould (1991), existen dos tipos de natura-listas. Los galileanos (de Galileo) se deleitan en losenigmas intelectuales de la naturaleza pero, sin negarsu visceral belleza, se esfuerzan por encontrar expli-caciones científicas (el propio Gould sería un ejem-plo). En cambio, los naturalistas franciscanos (de Fran-cisco de Asís) simplemente disfrutan de la naturalezay la exaltan con palabras: son los poetas de la natu-raleza. Según E. O. Wilson (1998), el mundo, en sucomplejidad multifacética, se puede explicar a partirde unos mismos principios generales, básicamentefísicos, que son aplicables tanto a las ciencias comoa las humanidades; eso es la llamada consiliencia.Recientemente he dedicado una recopilación de artí-culos y ensayos sobre ciencia (Ros, 1999b) "A RamonMargalef, naturalista galileano y científico consilienteavant la lettre…".•

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Ian L. McHargProyectar con la naturalezaJosé M. Baldasano RecioCatedrático de Ingeniería AmbientalUniversidad Politécnica de Cataluña (UPC)

Ian McHarg (1920-2001), arquitecto ydivulgador científico, es autor de un libroclave y que se anticipó a su tiempo en lo querespecta a los grandes problemasambientales. Design with Nature (Proyectarcon la naturaleza), publicado en 1969,relaciona la ecología con la planificación yla ordenación territorial. Con este trabajo,McHarg se anticipó a la necesidad de laevaluación ambiental antes del desarrollo yla construcción de infraestructuras y trazóel camino para una convivencia entre elartefacto –el objeto– y la naturaleza.

Ian L. McHarg nació en 1920 en Clydebank (Esco-cia) ymurió el pasadomes demarzo. Fue un pionerode la arquitectura del paisaje, de la planificación ecoló-gica, además de profesor emérito de la Universidadde Pensilvania, donde fundó el departamento de arqui-tectura del paisaje, y donde ejerció como directordurante tres décadas. También ha sido consideradoun académico, un divulgador televisivo y un defen-sor del medio ambiente. En 1990, el presidente Bushle premió con laNationalMedal of Art; y el año 2000,recibe el Japan Prize in City Planning.La obra Design with Nature, editado el 1969, ha sidosu trabajo científico más influyente. Con la publica-ción de este libro, McHarg emerge de entre un redu-cido grupo de profesores universitarios, escritores yactivistas ambientales que, en EstadosUnidos, comien-zan a orientar y llamar la atención pública hacia elmedio ambiente a principios de los años sesenta.DesignwithNature es un texto que se anticipó a cues-tiones patentes actualmente y en el que se puedendescubrir ideas de extraordinaria vigencia. En 1992John Wiley & Sons publicó la segunda edición, y enel año 2000 fue traducida al castellano por la edito-rial GustavoGili. La principal contribución deMcHargcomo profesor coincide con su estancia en la cáte-dra del departamento de arquitectura del paisaje delaUniversidad de Pensilvania entre 1954 y 1987, dondeluego fue profesor emérito. Desarrolló un programainterdisciplinar único e influyente, incorporandoprofe-sionales de distintas disciplinas. Utilizó en sus clases,de forma conjunta, tanto métodos de taller comode trabajo de laboratorio y campo. Dicho departa-mento universitario se convirtió en un referente en suespecialidad. McHarg también completa su trayec-toria con una incansable actividad de conferenciantey con trabajos de divulgación, especialmente en tele-visión.Design with Nature se escribe quince años despuésde que McHarg fuera contratado por la Universidadde Pensilvania para crear un nuevoprogramade arqui-tectura del paisaje. El presidente de la ConservationFoundation le convenció para escribir este libro, porqueconsideraba necesario, crucial en aquellos momen-tos -y también en la actualidad- que se escribieraun libro que relacionara la ecología con la planifi-cación y la ordenación territorial. Con este libro,McHarg adelanta la necesidad de la evaluación ambien-tal previa al desarrollo y construcción de infraes-tructuras, propone un método de estudio específi-camente orientado a la planificación territorial y allana

el camino para la convivencia entre el artefacto (objetoproyectado) y la naturaleza. En definitiva, define técni-cas para el desarrollo de nuevas herramientas de inven-tario y análisis espacial.No debemos olvidar que cuando se escribe este libro,en el año 1969, poco se entendía del significado dela ecología fuera de un contexto estrictamente cien-tífico o no se sabía cómo introducir los procesos natu-rales en la planificación y en la realización de proyec-tos. Por este motivo, se ha convertido en un textoclásico y de referencia, que se utiliza como libro detexto en muchas universidades y que aparece enuna amplia gamade colecciones bibliográficas.Guardauna estrecha vinculación con la protección del medioambiente, con las ciencias ambientales, con la arqui-tectura del paisaje, así como con la planificación terri-torial. En Europa aún estamos adoptando tímidamentelas evaluaciones ambientales estratégicas en los planesy programas.Pero conviene mencionar también, que, durante losaños sesenta del siglo pasado, eran muy pocos losdefensores del medio ambiente, así como el númerode ciudadanos interesados en el tema. Al conceptode desarrollo sostenible, todavía le quedaban unoscuantos años para ser simplemente enunciado (1987).Entonces no se había oído hablar de Seveso, Cher-nóbil, Bhopal, Love Canal, Times Beach, Valdez,etc. No existían indicios del cambio climático, ni dela desertización, ni de la reducción de la capa deOzono. Apenas se comenzaba a ahondar en los temasde calidad del aire y de las aguas, y los residuos nohabían alcanzado el nivel de problema que hoy supo-nen.En Estados Unidos, donde se inició y lideró el movi-mientomedioambiental, por aquel entonces sólo exis-tía un pequeño círculo de iniciados. Sin embargo, losseguidores, personas preocupadas por los problemasmedioambientales que estaban emergiendo, fueroncreciendo de forma insospechada. En ese contextose escribió el libro. Todavía habían de pasar variosaños para que la preocupación por elmedio ambientese convirtiera en una inquietud prioritaria en la agendaglobal."Proyectar con la naturaleza", una traducción muyacertada del título original inglés al castellano, ofreceuna combinación singular de ideas donde la Tierraen su conjunto, y no sólo la región, se presenta comoun ecosistema vivo, y en consecuencia dinámico,donde se integran los procesos y los factores biofí-sicos con los humanos al objeto de fundamentar lasdecisiones de planificación y de proyecto. Todos estosconceptos se intentan resumir en el siguiente párrafo,extraído del libro "Human Ecological Planning atPennsylvania " (1981)."Las posibilidades de crear una ecología humana pare-cen viables por una nueva ampliación e integraciónde las disciplinas científicas existentes. La ecologíaestá acostumbrada a integrar las ciencias del mediobiofísico. Si ampliamos la ecología añadiendo la etolo-gía, introducimos el comportamiento como una estra-tegia adaptativa. Si la ampliamosmás allá con la etno-grafía y la antropología podemos incluir el estudio delcomportamiento humano como adaptación. Si, final-mente, la ampliamos en la antropología médica y laepidemiología podemos cerrar el ciclo examinando

el medio natural y humano en términos de salud ybienestar."Sus propuestas son cercanas, contienen elementos desimilitud, a la Teoría de Gaia desarrollada por Love-lock y Margulis (1979), en la que la vida no se adaptade forma aleatoria a un medio inerte, sino que es elproducto derivado de todas las interacciones que creaun ecosistema vivo, sano o insano, sintrópico o entró-pico.El libro surge de diferentes cursos teóricos plantea-dos con enfoques innovadores. Del curso titulado"Ecology of theCity" (La ecología de la ciudad), y prin-cipalmente del curso impartido por McHarg, titu-lado "Man and Environment" (El hombre y el medioambiente). En él se abordaba la evolución de lamate-ria, la vida y el hombre; las distintas formas en las que,desde la filosofía o desde la religión, se había conce-bido la naturaleza. Intentaba recoger la dependen-cia del hombre de la naturaleza desde un punto devista fisiológico y psicológico para concluir presen-tando la visión de la ecología.Pero también surge de la praxis, de la realizaciónde proyectos y planes orientados a la solución deproblemas cada vez demayor tamaño y complejidad.Tanto desde la experiencia docente como de la profe-sional. Su participación profesional en numerososplanes y proyectos, fuera y dentro de Estados Unidos,contribuyen a desarrollar la actual práctica de la plani-ficación territorial integrando el medio ambiente, acontrastar las teorías, a consolidar sumétodode trabajo,a trasladar a su trabajo las ideas y los métodos desa-rrollados. Pero también a conceptualizar la práctica.En uno de sus trabajos adoptó un sistema de indi-cadores ambientales para orientar el desarrollo delmunicipio de Medford (1974), aspecto tan en bogahoy día en el desarrollo de las Agendas 21 nacidas dela Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollode Río de Janeiro de 1992. También estableció lasidoneidades de uso para cada suelo.Según las propias palabras deMcHarg (para la ediciónde 1992):"Proyectar con lanaturaleza, se proponía dar respuestaa toda una serie de deficiencias obvias. La primera deellas era la ausencia de cualquier noción medioam-biental en la planificación, que en aquellos momen-tos era un proceso exclusivamente socioeconómico.La segunda era la falta de integración entre las distin-tas cienciasmedioambientales; los geólogos, losmeteo-rólogos, los hidrólogos, etc., conocían muy bien lasciencias físicas, pero no las de la vida; por otra parte,los ecólogos y los biólogos conocían modestamentelos procesos físicos. Por lo demás, los científicos engeneral no mostraban interés alguno por los valo-res o por la planificación; finalmente, no existía unaaproximación teórica que abordara el problema delas adaptaciones humanas.""Proyectar con lanaturaleza supuso una respuesta acada uno de estos problemas descritos y, de hecho,proporcionó una metodología para incorporar losdatos medioambientales a los procesos de planifi-cación. El enfoque dominante en los estudios de ecolo-gía se amplía integrando la totalidad de las cienciasmedioambientales. La cuestión de los valores sepresentó como esencial dentro del movimiento dedefensa del medio ambiente (y podemos añadir,

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también en el hecho de planificar y proyectar) y seconfiguró una teoría. Me permitiría sugerir que estecarácter integrador es el rasgo principal de la meto-dología de la planificación ecológica."Es la mezcla especial de profundización científica ydiseño constructivo lo que convierte a este libro enuna aportación excepcional.Al establecer la necesidad de una intervención cons-ciente, de una valoración ética, de una organiza-ción ordenada y de unos planteamientos estéticosdeliberados que tengan en consideración todos y cadauno de los aspectos del entorno, McHarg no poneel énfasis únicamente en el proyecto o en la natura-leza por separado, sino en la proposición, por loque implica de cooperación entre el hombre y la natu-raleza. No pretende imponer el diseño de un modoarbitrario, sino utilizar al máximo el potencial quela naturaleza ofrece, sin olvidar las necesarias restric-ciones que impone. De este modo, al incorporar lanaturaleza en su totalidad, sabe que el espíritu delhombre, como parte de ella que es, posee algo muyvalioso para añadirlo a ese potencial.La teoría central de McHarg es que la ecología debeestar en el fundamento de las ciencias que intervie-nen y repercuten en el ambiente. Para ello, es nece-sario un reajuste básico de carácter filosófico, éticoy estético, que detenga la destrucción del planeta.El método de McHarg consiste en comprender losprocesos que configuran el territorio y utilizarlos comofundamento del proyecto. El método analiza los siste-mas biofísicos y socioculturales del lugar para desve-lar donde deben ser establecidos usos del suelo espe-cíficos. Como el mismo ha resumido repetidas veces:"Elmétodo define lasmejores áreas para un uso poten-cial del suelo y la convergencia de todos o casi todoslos factores considerados propicios para ese uso enausencia de otras condiciones. Las áreas que reúnenestas características se estiman intrínsicamente idóneaspara el uso del suelo considerado...(...) Pidamos ala tierra que muestre dónde están los mejores luga-res. Establezcamos criterios para diversos tipos deexcelencia que respondan a una amplia variedadde alternativas. Busquemos no sólo el más amplioelenco de excelencias diferenciadoras entre distintosemplazamientos para ciudades, sino también elmayornúmero de alternativas dentro de cada una de ellas"Para alcanzar este objetivo, es fundamental un procesointerdisciplinar de recogida y análisis de los datos.El reconocimiento (survey) debe preceder al proyecto,y el proyecto debe liderar la acción. McHarg estruc-tura la cronología del dispositivo que debe organi-zar la investigación. Recoger la información de losdistintos componentes (geología, condicionesmeteo-rológicas, hidrología, suelos, vegetación, vida animal,para culminar con los usos del suelo). Luego se repre-senta en mapas la distribución espacial de la infor-mación. Utilizando el proceso denominado análisisde idoneidad (suitability analysis), estos mapas seestructuran en capas que representan un determinadoespacio (layer cake) y se superponen o combinan(overlaymapping) para desvelar losmodelos de terri-torio y para identificar tanto las limitaciones como lasoportunidades de usos potenciales.Esta representación en capas facilita una explica-ción del área de estudio, de manera que cada uno

de los niveles depende de las características de lascapas inferiores, cada capa incrementa la explicación;todo ello da como resultado el modelo descriptivobiofísico. Elmodelopermite plantear que zonas puedenresultar más adecuadas para un determinado uso ycuáles más desaconsejables. Es decir, permite buscarlos lugares en los que se dan el mayor número decaracterísticas favorables, con limitadas característi-cas perjudiciales. Desarrolla una metodología, queengloba mediante la incorporación de los aspectosmedioambientales del territorio, el eterno problemapara el hombre de donde localizar sus actividades.McHarg da también una enorme importancia a losinventarios, tanto en los aspectos de contenido comometodológico, la aplicación de sumétodo exige inven-tarios muy elaborados. Los avances tecnológicosmediante los satélites actuales facilitan su realización.Los inventarios constituyenunadescripcióndelmundo,o ecosistema objeto de estudio, como procesos queactúan recíprocamente, como sistema de valores yvariedad de medios que muestran grados de adap-tación para los organismos, hombres y usos del suelo.Todo ello podría manifestar la forma intrínseca. Sepodría ver que hay grados de salud y enfermedad.Los inventarios deben incluir tanto los artefactos delhombre como los procesos naturales.Lógicamente, su obra no ha estado exenta de críticas.Algunos proyectistas y profesores criticaron aMcHargpor promover un "determinismo ambiental" donde elconocimiento ecológico parecía la fuente de todoconocimiento proyectual. Desde la perspectiva ecoló-gica -en una temprana revisión del libro realizadaen 1971-, se concluye que el conocimiento científico,elitista, tecnocrático legitima el poder y la autoridaddestructivos. Y, aunque la planificación fuera una acti-vidad política y social, no estrictamente ecológica,reconocían el atractivo de la visión compresiva que"Proyectar con la naturaleza" ofrece.El método de McHarg, conocido también como elmétodo de las transparencias, facilitó el desarrollo delos actuales Sistemas de InformaciónGeográfica (SIG),sobre todo gracias a un grupo de investigación deHarvard que, motivados por sus conferencias de losaños sesenta, desarrollaron los primeros programasde ordenador de este tipo. Así, J. Dangermond, presi-dente y fundador de ESRI (Environemntal SystemsResearch Institute), autores de ArcInfo y ArcView, afir-mabaque el profesorMcHarg "había creado el contextoen el que el SIG pudiera florecer" (Thompson 1991).Los Sistemas de Información Geográfica han incre-mentado y constituyen un importante instrumentometodológico actual en la evaluación de los impac-tos y riesgos ambientales. Una de las mayores contri-buciones de un SIG se debe a la capacidad paraintegrar datos en un formato cartográfico referenciadoy potenciar fuertemente la capacidad analítica y deduc-tiva. Su interés está ligado a las posibilidades que ofre-cen para describir y analizar la información distribuidaespacialmente, tanto en el análisis espacial de los datosde partida, como en el análisis espacial de los resul-tados que se obtienen; así como su evolución en eltiempo.A principios de los años setenta McHarg elaboró unplan global de calidadmedioambiental para la Agen-cia de Protección Ambiental de Estados Unidos

(USEPA), que condujo a la institucionalización demuchas de sus ideas en la evaluación ambiental delos proyectos federales. Realizó en los años setentaevaluaciones de impacto ambiental pioneras.Al colaborar, desde la Universidad de Pensilvania, conla USEPA en la elaboración de los inventarios ambien-tales nacionales en los años setenta, influyó en la polí-tica ambiental de su país, vanguardiamundial en esosmomentos. La realización del Día de la Tierra se debeen parte a las ideas de McHarg.La "National Environmental PolicyAct," constituye laprimera leymedioambiental de Estados Unidos en unsentido estricto. Parte del tipo de lenguaje que se utilizaen la misma, proviene de su libro Proyectar con laNaturaleza. Sumetodología dio lugar al denominado"Environmental Impact Analysis and Statement"(Evaluación de Impacto Ambiental), que constituyela base que ha permitido introducir los aspectosmedio-ambientales en los proyectos, tanto de infraestructuracomo de ingeniería industrial, en todo el mundo.A McHarg le interesó la cuestión de los valores. Laplanteó desde el punto de vista de la polémica quesiempre ha existido entre el hombre y la naturalezaen las distintas actitudes occidentales, ejemplificadacon toda claridad, en la narración de la Creaciónque se recoge en el Génesis, y que comparten tantoel cristianismo como el judaísmo. Le interesaba cues-tionar la actitud cultural dominante enOccidente frentea la naturaleza y proponer una perspectiva dife-rente, dispuesta a reconocer los valores de la natu-raleza y de evaluar las decisiones múltiples propiasde la planificación. Defiende una concepción ecoló-gica más acorde con la experiencia, y una vía capazde mantener y enriquecer la biosfera, la salud delhombre y su bienestar. Indica: "el sistema económicode valores debe ampliarse en un sistema relativoque abarque los procesos biofísicos y las aspiracio-nes humanas".Se plantea y adopta una posición en que la natura-leza no es el enemigo que el hombre debe conquis-tar, sino que es tratada como aliada y amiga. Respectoa la cuestión de ¿porqué tienenvalor elmedioambientey los recursos naturales?, McHarg se decanta poruna posición que posteriormente se ha llamado laética de la tierra, donde la naturaleza no humana tieneun valor intrínseco, inherente, y posee, por tanto,derechos morales y naturales (Azqueta 1994). Enconfrontación con el otro extremo, donde encon-tramos las posturas que comparten una ética antro-pocéntrica; que lo que confiere valor a las cosas,incluido el medio ambiente, es su relación con elser humano (las cosas tienen valor en tanto en cuanto,y en la medida en que se lo dan las personas). Sigueel trabajo de Hipócrates en su famoso Tratado delos aires, las aguas y los lugares, en el que, por primeravez se enfoca la vida del hombre tanto desde el puntode vista de la salud como desde el de la enferme-dad, como dependiente de las fuerzas de la natura-leza. A diferencia de los primeros filósofos griegos,que concebían al hombre como algo aislado. Comopodemos ver, el problema no es nuevo.Toma en consideración, la existencia de un vacío signi-ficativo. Mientras la atención principal de los proble-mas medioambientales se centra en el aire, las rocas,el agua, el suelo, las plantas, los animales y los ecosis-

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temas, apenas se contempla el estudio de los siste-mas sociales. McHarg señala:"todos los sistemas están sujetos a la necesidad dedescubrir el más adecuado de los entornos posi-bles, adaptándolo y adaptándose ellos mismos parahacerlo aún más adecuado. Un entorno adecuadoes el que responde al máximo de necesidades plan-teadas por un usuario, con el mínimo esfuerzo deadaptación posible. En este sentido, un desarrolloapropiado conllevaría un mínimo de intervención.Una adecuación sintrópica revelará el gran triunfoevolutivo, así como la salud de las distintas espe-cies y de los ecosistemas. Las patologías y las enfer-medades excesivas, por otra parte, ponen de mani-fiesto el desajuste entrópico; es decir, la existencia deun sistema que resulta incapaz de alcanzar la adecua-ción al medio, incapaz de adaptarse o de adaptarlo".En sus libros y en su trabajo intenta determinar losprocesos para planificar un medio ambiente autore-novable y equilibrado; que contenga todos aque-llos ingredientes necesarios para que se den en élla prosperidad biológica del hombre, la coopera-ción social y el aliento espiritual. ¿No nos suena estoa lo que hoy en día denominamos desarrollo soste-nible?.Este artículo intenta ser un pequeño homenaje aeste hombre que ha dedicado su vida a establecer ymejorar nuestra relación con la naturaleza. Nadamejorque acabar con sus propias palabras:"Tenemos ante nosotros una tarea: comprender elfuncionamiento del planeta, regular nuestras actua-ciones teniendo en cuenta estos conocimientos, restau-rar la Tierra, devolverle su verdor...(...) En la búsquedade la supervivencia, del éxito y de su realización, laperspectiva ecológica ofrece una aproximación valio-sísima. Muestra el camino por el que el hombre seriaenzima de la biosfera: administrándola, mejorando laadecuación creativa del entorno humano, llevandoa cabo el proyecto del hombre con la naturaleza"•Bibliografía

• AzquetaD. (1994)ValoraciónEconómicade laCali-dad Ambiental. McGrawHill, 299 pp.

• McHarg, Ian L. (2000) Proyectar con laNaturaleza.Editorial Gustavo Gili, 197 pp.

• ThompsonW. (1991)ANatural Legacy: IanMcHargand His Followers. Planning, noviembre: 14-19.

Mario MolinaDe la investigación alcompromiso ambiental.Joan Albaiges.Químico, investigador del Consejo Superior deInvestigaciones Científicas (CSIC)

Mario Molina (1943), ingeniero químicomejicano, doctorado por la Universidad deBerkeley, ha dedicado su carrera científicaal conocimiento de los procesos químicosque controlan la formación ydescomposición del ozono en la atmósfera.Precisamente por haber descubierto lascausas de la formación del agujero de ozonoen la Antártida, recibió en 1995, ex aequocon Rowland y Crutzen, el premio Nobel deQuímica.

"La ciencia en sí misma no es ni buena ni mala",responde Mario Molina, Premio Nobel de Químicaen 1995, al ser interrogado sobre el impacto que elprogreso industrial tiene tanto en el medio ambientecomo en nuestra salud. "Lo que haga la sociedadcon la ciencia, es decir, la tecnología, es otroasunto."Roald Hofmann, Premio Nobel de Química en 1981,parece coincidir con esta apreciación. "No existenmoléculas malas, existe negligencia y maldad en losseres humanos", escribe en el recorrido imagina-tivo, casi poético que realiza por el mundo de laquímica en su libro The same and not the same 1. Ycomenta algunos ejemplos. La talidomida, que tieneconsecuencias nefastas si se administra durante losprimeros estadios del embarazo, ha demostrado serde gran utilidad para el tratamiento de los procesosinflamatorios asociados a la lepra, e incluso existenindicios sobre su capacidad para inhibir la replicacióndel VIH del SIDA. El óxido nítrico, o NO, es un conta-minante atmosférico que contribuye a la formacióndel ozono, pero también es un neurotransmisor funda-mental para nuestro organismo. Precisamente el ozono,protagonista de la obra científica de nuestro perso-naje, y generador del nefasto smog fotoquímico,causado primordialmente por los tubos de escape delos automóviles, actúa también como protector frentea la radiación solar. Por este motivo se habla de unozono "bueno" y de un ozono "malo", el primero loproduce la naturaleza y se encuentra en la estratos-fera, a una distancia de entre 15 y 50 km de altitud,mientras que el segundo lo genera la actividad humanay se halla en la troposfera. El ozono estratosféricoactúa como filtro de las radiaciones ultravioletascon una longitud de onda inferior a 300 nm, unasradiaciones que entrañan un gran peligro para lasdiversas formas de vida en la Tierra. Por otro lado,el ozono troposférico, que representa únicamente un10% de lo que rodea la Tierra, pero cuya concentra-ción ha aumentado durante las últimas décadas enelHemisferioNorte y, sobre todo, en las grandes ciuda-des, contribuye a acentuar el efecto invernadero ycomporta riesgos para la salud.Mario Molina ha vivido demanera intensa y compro-metida esta ambivalencia del progreso científicodurante su carrera como investigador. Una carreraconsagrada a la comprensión de los procesos quími-cos que controlan la formación y descomposición delozono en la atmósfera y que le valieron el Nobel deQuímica, compartido ex aequo con Rowland y Crut-zen, por el descubrimiento de las causas de la forma-ción del agujero de ozono sobre la Antártida, un verda-dero talón de Aquiles para el Universo.

Lo conocí en un congreso que se celebró en 1993enOaxaca (México) y al que ambos fuimos invitadospara exponer nuestros trabajos. Su presentación,centrada en el efecto que los clorofluorocarbonos, losCFC, tienen sobre el ozono estratosférico, al margende su indudable valor científico, no sólo fue didác-tica, sino también exigente con la sociedad industrial,a la que instó a tomar mayor conciencia frente a laproblemática ambiental. Me sorprendió su modode combinar el rigor científico con la capacidad decomunicación y la preocupación por los problemasreales del ambiente. "Lo que verdaderamente memotiva -–ha afirmado en repetidas ocasiones– es llevara cabo investigaciones fundamentales y comprobarque no son incompatibles con el hecho de reportarbeneficios para la sociedad. Lograr ambas cosas esuna experiencia sumamente gratificante".

Los inicios

Mario Molina nació en Ciudad de México, en 1943,en el seno de una familia acomodada. Tras cursarlos estudios primarios en Suiza, siguiendo una costum-bre familiar, y aprender a tocar el violín con destreza,se formó en ingeniería química en la UNAM, dondese graduó en 1965. Él mismo confiesa que, en granmedida, su trayectoria se debe a la fascinación que,desde niño, ha sentido por la experimentación cien-tífica, fascinación que lo llevó a transformar un cuartode baño en desuso de su casa en un laboratorio, dondepasó largas horas compartiendo sus juegos de químicacon una tía suya experta en la materia.El dominio del alemán le facilitó realizar un posgradode dos años en cinética de las polimerizaciones enla Universidad de Friburgo, y ampliar con ello susconocimientos en diversas áreas de la química física.Finalmente, en 1968, se trasladó a la Universidad deBerkeley para cursar el doctorado junto al grupodel profesor Pimentel, con el objetivo de estudiar ladinámica molecular utilizando los láseres químicosque aquel mismo grupo había descubierto algunosaños antes. Durante esta estancia conoció a Luisa Tan,quien más tarde se convertiría en su esposa y cola-boradora.Su trabajo dentro del grupo de Pimentel, de quienguarda un excelente recuerdo como maestro, versósobre la distribuciónde la energía interna en los produc-tos de las reacciones fotoquímicas. Tuvo que fami-liarizarse con el empleo de los láseres químicos y lainterpretación de las señales de la emisión láser. Enaquellos años de movimientos estudiantiles contrala guerra del Vietnam, Molina hubo de enfrentarseal hecho de que sus herramientas de investigación,los láseres químicos, se utilizaran también como armas.Aquello le hizo reflexionar sobre la responsabilidadsocial del científico, un tema con frecuencia presenteen su discurso. ¿Por qué lo hacemos? ¿Podrían emple-arse mejor los recursos de los que disponemos? ¿Laciencia es buena o es mala? "En cualquier caso–concluía– quiero estar implicado en investigacionesque sean beneficiosas para la sociedad, no en inves-tigaciones con finalidades destructivas."Al acabar el doctorado en Berkeley, en 1972, Molinay su esposa se trasladaron a Irvine (California), conobjeto de unirse al grupo de Rowland, pionero en

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la investigación de las propiedades químicas de losátomos con exceso de energía translacional y produ-cida por procesos radiactivos. Rowland le ofreciócolaborar en un proyecto consistente en estudiarlos comportamientos en la atmósfera de ciertoscompuestos químicos industriales sumamente iner-tes, los CFC (principalmente FCl3 y CF2Cl2), cuyaacumulación ya había demostrado James Lovelock,si bien no había señalado ningún efecto nocivo 2.Efectivamente, los freones presentaban unas propie-dades singulares. Se podían comprimir y vaporizarcon facilidad y prácticamente no sufrían alteracio-nes con el paso del tiempo, lo cual los hacía aptosparamuchas aplicaciones. Además, no era previsibleque su empleo provocara problema alguno. En 1930,su inventor inhalaba vapores de CFC y soplaba sobreuna vela encendidapara demostrar que estos compues-tos no eran ni tóxicos ni inflamables. Hasta los añosochenta, los CFC posibilitaron la aparición de nuevastecnologías y productos, como los refrigeradoresmodernos, el aire acondicionado de automóviles yhogares, los materiales plásticos esponjosos (emple-ados, entre otras cosas, como aislantes), el lavadoen seco o bien el almacenamiento en recipientes apresión de fármacos, cosméticos, insecticidas, colo-rantes y muchos otros productos, para ser dispen-sados en forma de aerosol. Su producción se dupli-caba cada cinco años. "¿Cómo podía imaginar queunos productos tan comunes como los desodorantesfueran los causantes de un problema de alcancemundial", se pregunta Molina.

El descubrimiento

Así explica el propioMolina la evolución de los acon-tecimientos 3. "Tres meses después de llegar a Irvine,Rowland y yo desarrollamos la teoría de la fotodi-sociación del ozono por los CFC. No obstante, en prin-cipio, los resultados no parecían demasiado intere-santes, ya que, de hecho, los CFC eran transparentesa la radiación ultravioleta de la baja atmósfera y,por tanto, sus efectos eran poco relevantes. Sinembargo, averiguamos que los freones podíanmigrarhacia las capas altas de la atmósfera e incluso llegara la estratosfera, y allí sí podían ser destruidos porla radiación solar con una menor longitud de onda,provocando radicales Cl y ClO, capaces de desen-cadenar una serie de procesos de consecuencias extra-ordinarias, la principal de las cuales era la destrucciónde la capa de ozono estratosférico que envuelve laTierra y que nos protege, precisamente, de la radia-ción solar ultravioleta más peligrosa. Fuimos cons-cientes de la gravedad del problema cuando cons-tatamos que, dadas las cantidades de CFC producidasindustrialmente, si no se establecía un control delas emisiones, en pocas décadas el ozono situado aunos 40 km de altitud podía verse reducido en un30 ó 40 %, un efecto muy superior al poder destruc-tor de los óxidos de nitrógeno de origen antrópicoo natural que varios años antes ya había apuntadoCrutzen 4. Los resultados eran tan alarmantes que loprimero que pensamos es que nos habíamos equi-vocado en los cálculos.Ante la magnitud del problema decidimos intercam-biar información con los colegas expertos en inves-

tigación atmosférica y viajamos aBerkeley para comen-tar la situación con el profesor Johnston, conocidopor sus trabajos en torno al impacto de los vuelossupersónicos en la capa de ozono estratosférico. Johns-ton nos informó de que varios meses atrás dos cien-tíficos, Cicerone y Stolarski, habían llegado a conclu-siones similares respecto al papel catalítico de losátomos de cloro en la estratosfera, en relación con lasemisiones de ácido clorhídrico de los volcanes y eluso de perclorado amónico en los transbordadoresespaciales. Convencidos por fin de la correcta inter-pretación de nuestros datos, publicamos los resul-tados en la revista Nature en junio de 1974 5.Era la primera vez que existían pruebas de los efec-tos adversos de una actividad industrial a escala global.Pese a ello, el descubrimiento apenas tuvo resonan-cia. Al margen de las prohibiciones del uso de aero-soles con CFC, que aprobaron en 1977 varios países,como EE.UU., Canadá y Suecia, apenas se registraroncambios significativos, ya que la estratosfera quedabamuy lejos de las preocupaciones de la gente y delos políticos. Sin embargo, el hecho sentó un impor-tante precedente en la aplicación del principio deprecaución, que establece la necesidad de actuar,incluso pese a no disponer de pruebas concluyentes,si existen indicios de posibles daños irreversibles.Afortunadamente, años más tarde se corroboró demanera fehaciente la gravedad del problema. A ellocabe añadir que nuestro descubrimiento tuvo lugardiez años antes de que el movimiento ecologista seorganizara y gozara de una cierta capacidad de influen-cia. Por este motivo, ante la inexistencia de organi-zaciones mediante las cuales impulsar un cambio,decidimos, no sólo comunicar el descubrimiento ala comunidad científica, sino también al gran públicoa través de los medios de comunicación. Era el únicomodo de conseguir que el conjunto de la sociedad seimplicara en el problema y adoptase lasmedidas nece-sarias para mitigarlo. "Fue entonces cuando me dicuenta de que había dejado de hablar como cientí-fico y había pasado a hacerlo como un ciudadanopreocupado", afirma Molina.Entre tanto,Molina fue designadoprofesor de la univer-sidad y se vio obligado a establecer su propio grupode trabajo, en el que también colaboró su esposa,Luisa. Su pasión por la labor experimental, culti-vada desde la infancia, se vio obstaculizada por la acti-vidad académica que debía llevar a cabo. Por estemotivo, tras pasar seis años en Irvine, en 1982 deci-dió aceptar un puesto no académico en el Jet Propul-sion Laboratory del California Institute of Technology(Laboratorio de Reactores del Instituto de Tecnologíade California). Allí trabajaría con un grupomás redu-cido, pero tendría la oportunidad de realizar su sueñode continuar experimentando con sus propiasmanos.Aquella situación de aparente desinterés por las reper-cusiones ambientales de los CFC se desvaneció rápi-damente en 1985, cuando Farman y sus colabora-dores en el British Antarctic Survey (Informe sobrela Antártida Británica) publicaron los sorprendentesdatos sobre la depresión estacional de la capa deozono en la Antártida 6. En tan sólo diez años, de 1980a 1990, las concentraciones de ozono registradasdurante la primavera austral, en octubre, en la HalleyBay Station, habían descendido de 300 a 150 unida-

des Dobson, muy por encima de las previsiones,dejando prácticamente sin protección frente a la radia-ción solar un territorio de dimensiones similares aEE.UU.. Lo más sorprendente era que los efectos deunos productos consumidos principalmente en elHemisferio Norte se dejaban sentir mayoritariamenteen el Polo Sur, lo cual podía contribuir a tomar concien-cia de los límites de nuestro planeta y de la necesidadde preocuparse por su salud a escala mundial. Pero,¿por qué el efecto estaba tan localizado, en el espa-cio y en el tiempo?Los modelos de circulación atmosférica del ozono,que se vienen estudiandodesde hacemás de cincuentaaños, a partir de las observaciones deDobson (1920),implican un transporte vertical desde la troposferahacia la estratosfera en los trópicos y un flujo advec-tivo hacia latitudes mayores, que aumenta especial-mente en primavera. Por otro lado, en invierno seforman unas nubes estratosféricas polares (polar stra-tospheric clouds o PSC), compuestas por cristalesde hielo y ácido nítrico sólido, que constituyen elsustrato necesario para que, al aumentar la radia-ción solar en primavera, se produzcan una serie dereacciones heterogéneas, que comportan la producciónde cloro a partir de la fotodisociación de los CFC.Ese cloro será precisamente la fuente de radicales quedestruirán el ozono. Esta coincidencia de factoresno se da en el Ártico, donde las PSC desaparecen antesde que exista una radiación solar suficiente, capaz deproducir radicales de cloro.Molina y su esposa Luisa contribuyeron de manerasignificativa a la comprensión de las reacciones quími-cas que se desencadenan en las nubes polares y, enunos experimentos de simulación realizados en labo-ratorio, identificaron nuevas fotoreacciones de deri-vados del cloro (ácido clorhídrico, óxido y peró-xido de cloro, etc.) sobre cristales de hielo, queconducen a la formación de radicales de cloro y permi-ten explicar la rápida disminución del ozono en laestratosfera polar 7.

El reconocimiento científico

El 11 de octubre de 1995, al llegar a su despachotras un día normal de clase como profesor de cien-cias ambientales en el Department of Earth, Atmosp-heric and Planetary Sciences del Massachussets Insti-tute of Technology (Departamento de Ciencias dela Tierra, la Atmósfera y Planetarias de Instituto deTecnología de Massachussets), en Boston, donde sehabía trasladado en 1989, Mario Molina recibió unallamada de la Academia Sueca. Se le había concedidoel Premio Nobel de Química, ex aequo con F.S.Rowland, compañero suyo en la Universidad de Cali-fornia, en Irvine, y Paul Crutzen, del Instituto deQuímica Max Planck, en Maguncia, por su contri-bución pionera, según reza el título de concesión,al conocimiento de los procesos químicos que contro-lan la formación y la descomposición del ozono enla estratosfera. Con la explicación de losmecanismosquímicos que condicionan la capa de ozono estra-tosférico, concluye el documento, los galardonadoscontribuyeron a salvarnos de un problema ambien-tal mundial de consecuencias catastróficas para elplaneta y para la humanidad. Era la primera vez que

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la Academia Sueca concedía el Premio Nobel a unaactividad de investigación relacionada con el impactodel ser humano en el entorno."Me alegra celebrar y compartir este reconocimientocon todosmis colegas, estudiantes y amigos, pasadosy presentes, los cualesme han acompañado a lo largode los últimos veinte años de mi vida académica yconfío en que sigan haciéndolo en los años venide-ros. Mi deseo es continuar trabajando comprometi-damente por el bien delmedio ambiente y de la huma-nidad" 8. "Es sumamente gratificante ver como desdela investigación se pueden tratar problemas que afec-tan a la sociedad demanera directa", afirmabaMolina."Este galardón pone de manifiesto que la preocu-pación científicamás fundamental puede tener reper-cusiones importantes en nuestro mundo."Con la mayor parte del premio, Molina constituyóun fondo de ayudas para jóvenes de países en vías dedesarrollo, particularmente de América Latina, paradesarrollar investigaciones en ciencias ambientales.Dado el gran número de problemas ambientalesque padecen estos países, entre ellos la deforestación,la desertización, la polución de las aguas y la conta-minación del aire, Molina considera crucial implicara la juventud de estas regiones en la búsqueda de solu-ciones. "Los expertos escasean en los países en víasde desarrollo, y estos países también tienen que parti-cipar en las negociaciones internacionales para asegu-rar un futuro sostenible, por lo que deben poder optara una formación adecuada. El mundo ha de trabajaren equipo, de manera que el desarrollo no se realiceen detrimento delmedio ambiente, como ha ocurridoen el pasado."La actividad científica de Molina no se detuvo ensus revolucionarias predicciones. Su grupo ha conti-nuado trabajando en la química y en lamicrofísica delos aerosoles de diversos tipos, para comprendermejor,por ejemplo, los procesos que tienen lugar en las partí-culas de hielo o en la superficie de las partículas atmos-féricas. Ha desarrollado nuevas técnicas instrumen-tales para el estudio básico de los procesos químicosatmosféricos, lo cual le ha permitido indagar en lacinética de una gran variedad de reacciones queocurren en la atmósfera, así como en losmecanismosde diversas reacciones fotoquímicas que se regis-tran en la troposfera y que pueden tener consecuenciasimportantes, sobre todo en las grandes concentra-ciones urbanas.Un problema que le preocupa especialmente, porqueafecta a su ciudad natal, Ciudad de México, es el dela contaminación urbana originada por el tráfico auto-movilístico.Molina recuerda que, cuando era pequeño,la mayor parte de los días podía ver los volcanesque rodean la ciudad, mientras que ahora eso es algoprácticamente imposible. A partir de un análisis inte-grado de los factores de riesgo, económicos y polí-ticos, junto con la investigación y la obtención de datossobre el terreno,Molina pretende encontrar, en el casode Ciudad de México, el modo de fortalecer las polí-ticas ambientales de las grandes ciudades. En estesentido, cabe remarcar su interés por desarrollarméto-dos de gestión ambiental, con planteamientos técni-cos, pero también interactivos y educativos, con elobjetivo demejorar tanto los procesos como la capa-cidad institucional para la toma de decisiones. Éste es

el cometido de un importante proyecto dirigido juntoa su esposa y financiado por la Comisión AmbientalMetropolitana, el Banco Mundial y el MIT 9.Con ello,Molina espera que los argumentos y las estra-tegias que hicieron posible detener la degradación dela capa de ozono en la estratosfera sirvan tambiénpara reducir la formación de ozono en la tropos-fera, originada principalmente por las emisiones decombustibles fósiles y, de ese modo, aligerar elproblema del recalentamiento del planeta.

La conexión entre ciencia y política

Uno de los aspectos más destacables de los trabajosdeMolina y Rowland fue no solamente recibir el primerreconocimiento del Nobel a una actividad ambiental,sino el hecho de constituir uno de los pocos casosen que el hallazgo científicoprovocó un amplio debatesocial, que culminó con la redacción de un tratadointernacional, el Protocolo deMontreal (10). Los cien-tíficos preveían que, si no se producía una actua-ción internacional conjunta, la capa de ozono se agota-ría de manera grave a lo largo de las décadasposteriores, lo cual conllevaría inevitablemente unincremento de los casos de cáncer de piel, la mermade las cosechas y grandes daños para la vida acuática.Ciencia y política demostraron entonces su razónde ser, que no es otra que la de guiar adecuadamenteel progreso de la sociedad.El Programa de la ONU para el Medio Ambiente(UNEP) canalizó la respuesta gubernamental a estaproblemática a través de las Convenciones de Viena(1985) yMontreal (1987). El 16 de septiembre de 1987,la diplomacia ambiental internacional aprobaba elProtocolo deMontreal, por el cual se restringía el usode las sustancias químicas que habían demostrado serperjudiciales para la finísima capa de ozono estra-tosférico que nos protege de la peligrosa radiaciónultravioleta procedente del sol.El Protocolo de Montreal ha conformado el intentomás ambicioso llevado a cabo para combatir la degra-dación ecológica a escalamundial. Los compromisosque recogía fueron ratificados pormás de 150 países,tanto ricos como pobres, pese al impacto que elacuerdo les podía suponer, por razones muy distin-tas en unos y otros. Este protocolo marcó tambiénel comienzo de una nueva etapa en cuanto a diplo-macia ambiental, que prosiguió con la Conferenciade Río y cuyo último exponente fue el Convenio deEstocolmo sobre los compuestos orgánicos persis-tentes. No cabe duda de que parte del éxito de gesta-ción y posterior gestión se debió al papel queMolinadesempeñó en la sensibilización de los responsa-bles públicos, de los medios de comunicación y delpúblico en general sobre el significado de sus descu-brimientos.El proceso no fue fácil. Las tesis deMolina y Rowlandfueron puestas en duda por científicos, políticos y,muy especialmente, por la industria. Mientras unosse preguntaban si el fenómeno observado simple-mente formaba parte de un ciclo natural, los otrosse oponían a cualquier restricción en la produccióny uso de los CFC. Elmismo año que recibían el Nobel,en el Congreso de los EE.UU. se alzaban voces cues-tionando la existencia del agujero de ozono y, por

tanto, poniendo en duda que los freones constitu-yeran el cuerpo del delito. ElmismoEstado deArizonadeclaró no válido el Protocolo deMontreal en su terri-torio. Ante estas reticencias, Molina declaraba públi-camente: "Les invito a viajar a la estratosfera paracomprobar cuánto cloro hay y convencerles de queprocede de los freones" 11.El agrio debate se centraba en el hecho de que el aero-sol marino, las erupciones volcánicas o los incen-dios forestales enviaban cantidades de cloro a la atmós-fera miles de veces superiores a las de toda laproducción de freones a lo largo de la historia, sin queexistiera constancia de que la capa de ozono se hubieravisto afectada. Otros, entre ellos Rush Limbaugh enThe way things ought to be o Dixy Ray en Trashingthe Planet, hablaban incluso de fraude. Pero habíanpasado por alto un dato importante. El cloro proce-dente de las fuentes naturalesmencionadas era hidro-soluble, de manera que quedaba retenido, con laslluvias, en las capas bajas de la atmósfera, mientrasque los CFC eran insolubles e inertes y podían llegarhasta la estratosfera. Por otro lado, la presencia desodio o de cloruro de metilo, asociadas respectiva-mente al aerosolmarino o a la combustión de biomasaterrestre, son prácticamente nulas en la estratosfera.La determinación de 30 especies cloradas, realizadaen 1985 con los instrumentos colocados en satélitesy naves espaciales, y los correspondientes balancesdemasa de las distintas especies, dejaron patente queel cloro estratosférico estaba estrechamente relacio-nado con los CFC. Ya en 1987, Molina y su esposaLuisa habían logrado identificar en laboratorio la seriede reacciones que probaban aquella relación. Hoy nocabe duda alguna de que las concentraciones de CFCy cloro en la estratosfera han aumentado paralela-mente y la teoría que sostiene que el agujero de ozonose origina en reacciones químicas en las que el clorodesempeña un papel esencial está consolidada.El reto principal para el futuro será reforzar el Proto-colo de Montreal, con vistas a evitar, entre otros, elmercado negro de CFC. En 1995, la producciónmundial de freones se había reducido en un 76% y seespera su eliminación total para el año 2010. Con todo,las concentraciones en la estratosfera siguen aumen-tando y las estimaciones actuales indican que, si serespeta el Protocolo, la capa protectora de ozonono quedará restablecida hasta el año 2045.

Epílogo

MarioMolina ha recibido numerosas distinciones quehonran a las personas que han contribuido a lamejorade la gestión y la protección del ambiente. Entre ellasdestacan el Tyler Award (1983), lamedalla de la NASAal Mérito Científico (1989) y el Premio Sasakawa delUNEP (1999).En 1994, Molina fue designado por el presidente Clin-ton como uno de los 18miembros del Consejo Asesoren Ciencia y Tecnología, creado con objeto de ayudara adaptar la política científica y tecnológica a las nece-sidades del país, estrechando las relaciones entrelos sectores productivos, gubernamentales y acadé-micos. Posteriormente, en 1997, fue invitado a la CasaBlanca para colaborar en el diseño de una campañade sensibilización social sobre el efecto inverna-

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dero. El presidente Clinton solicitó a los científicospresentes que trabajasen para convencer al públicode que el recalentamiento del planeta era un problemacausado por el ser humano y de que no podíamospasar esa responsabilidad a las generaciones futu-ras, a menos que abordásemos responsablementeel reto del cambio climático. Molina declara explíci-tamente que, si se observan las tendencias futuras,la conclusión es clara y preocupante. Los registrosexistentes indican que, en varias décadas, los nive-les de anhídrido carbónico en la atmósfera serán supe-riores a los registrados en los últimos cincuentamillo-nes de años. Molina es beligerante en lo que respectaa la defensa del medio ambiente, pero en absolutoalarmista. "Nunca he dicho que nos acerquemos al findel mundo."Actualmente, Molina dedica menos tiempo al labo-ratorio y más a conversar con políticos y medios decomunicación para convencerles de la importanciade los problemas ambientales que afectan al planeta.Sin embargo, afirma que le alegra compartir ratos consus doctorandos o posdoctorandos, quienes consti-tuyen un verdadero estímulo intelectual. "Les intentohacer ver que la obtención de resultados relevantesrequiere paciencia y perserverancia. La clave estáenmantener viva la capacidad de fascinaciónmás alládel propio sistema. Por otro lado, la docencia meobliga a transmitir los conocimientos a los estudian-tes, con espíritu crítico y abierto, y a replantearmecontinuamente las mismas ideas. Después de todosestos años, considero que la actividad científica ydocente son complementarias. Cuando empecé ainvestigar el comportamiento de los freones en laatmósfera me movía casi exclusivamente la curiosi-dad científica. Ahora me abruma el hecho de habercontribuido no sólo a la comprensión de la químicaatmosférica, sino también a la mejora global delentorno." •Referencias

1 Roald Hoffman, The sameandnot the same, Colum-bia University Press, Nueva York, 1995. 294 págs.

1 J. E. Lovelock, R.J. Maggs y R.J. Wade, “Halogena-ted hydrocarbons in and over the Atlantic”. Nature,241, 194-196 (1973).

1 MarioMolina,Autobiografía. FundaciónNobel, 1995.1P.J. Crutzen, “The influence of nitrogen oxides onatmosphere ozone content.” Q.J.R. Meteorol. Soc.,96, 320-325 (1970).

1 M.J. Molina y F.S. Rowland, “Stratospheric sink forchlorofluoromethanes: chlorine atom catalyseddestruction of ozone.” Nature, 249, 810-812 (1974).

1 J.C. Farman, B.G. Gardiner y J.D. Shanklin, “Largelosses of total ozone in Antarctica reveal seasonalClOx/NOx interactions.” Nature, 315, 207-210 (1985).

1 M.J.Molina, T.L. Tso, L.T.Molina, F.C.Y.Wang, “Antarc-tic stratospheric chemistry of chlorine nitrate, hydro-gen chloride and ice: release of active chlorine.”Science, 238, 1253-1257 (1987).

1 M. J.Molina, “Polar ozone depletion (Nobel Lecture)”.Angew. Chem. Int. Ed. Engl., 35, 1778-1785 (1996).

1Programa Integral sobre Contaminación Urbana,regional y global: Estudio de Caso de la Ciudad de

México. Informefinal.M.J. Molina, L.T. Molina. Insti-tuto Tecnológico deMassachusetts. Agosto 2000. 73págs.

1 H.F. French, Aprendre de l’experiència de l’ozó, a,L’estat del món 1997 (Ed. Lester R. Brown), World-watch Institute (versión catalana, Centre Unescode Catalunya), 1997. págs. 177-200.

1 S. Nemecek, Mario Molina. “Rescuing the ozonelayer.” Scientific American, Nov. 1997.

Vandana ShivaLa mirada ética del SurJoana DíazQuímica. Directora del centro de Estudios deInformación Ambiental (CEIA)

Vandana Shiva es directora de la ResearchFoundation for Science, Technology andNatural Resource Policy, con sede en laIndia. Vandana Shiva es una mujerparticular. Ni feminista, ni ecologistaclásica. Activista e investigadora, trabaja enla conexión entre la mujer y lasostenibilidad. Propone una formaalternativa de entender la vida, la economía,la sociedad, la fertilidad i la biodiversidad.

Existe una línea de pensamiento en torno a lasostenibilidad que la asocia irremediablemente a lafeminidad. Esta comprensión del desarrollo enfunción de la naturaleza femenina elude la idea dela sostenibilidad como estrategia, con un plan deacción y medidas correctoras que emprender. Encambio, plantea un modelo de desarrollo que sigueel ritmo y las condiciones de la vida biológica,según la gestionan sus responsables naturales.El desarrollo así entendido implica ahorro (en el sentidode economía y eficacia en la administración de losrecursos); implica durabilidad para asegurar la conser-vación de la familia, de la especie, e implica, asimismo,la defensa de unos valores determinados, en línea conel proceso educativo de los niños para su correctasocialización e integración en el contexto cultural.Los defensores (o defensoras, para no caer en rigi-deces del lenguaje, ya que son mayoría femeninalas referencias intelectuales sobre el tema) de estemodelo se basan en datos antropológicos que confir-man el papel fundamental de la mujer en la conser-vación de la especie humana. El estudio del hombreprimitivo revela que el hombre cazador aportabatan sólo una pequeña parte del sustento de la fami-lia. Era lamujer quien cultivaba, mantenía los alimen-tos, criaba a sus vástagos y, en definitiva, asegurabala perduración de su familia. La caza era una litur-giamasculina de demostración de poder y fuerza, conun papel limitado sobre la gestión de la especie.La caza tecnológica actual continúa siendo cosa dehombres (principalmente). Cuando la mujer decideparticipar en ella, como sucede cada vez más en elmundo industrializado, los efectos saltan a la vista:desaprovechamiento de los recursos, descenso demo-gráfico y pérdida de valores o deficiencias en la educa-ción. Sin pretender que todo ello sea responsabilidadúnica de los cambios de rol de la mujer, sí sirve paraejemplificar la insostenibilidad delmodelomasculino.El modelo femenino de sostenibilidad, por decirlo dealguna manera, implica una gestión "diferente" dela economía, de la biodiversidad de los mercados yde las relaciones.Vandana Shiva pertenece a una generación de muje-res "diferentes". Su perfil no encaja en los tópicos femi-nistas, ni tampoco en el ecologismo clásico. Muchabibliografía lo define como ecofeminismo, si bienquienes podrían ser las principales protagonistas deeste movimiento no acaban de sentirse cómodascon esta etiqueta. Probablemente porque su condi-ción de distintas no les permite colgarse etiquetas.Vandana Shiva es directora de la Research Founda-tion for Science, Technology, and Natural ResourcePolicy de la India. Su particular contribución al movi-

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miento ambientalista es justamente la conexión entrela mujer y la sostenibilidad. Esto le valió en 1993 elRight LivelihoodAward, conocido comoPremioNobelAlternativo. Su visión, como la de otras mujeres deeste singular grupo, se basa en una forma alterna-tiva de entender la vida, la economía, la sociedad,la fertilidad y la biodiversidad. La defensa de estaúltima se ha convertido precisamente en el centrode sus trabajos de investigación y de activismo.

La fertilidad y la defensa de la vida

El ecofeminismo estudia la economía y la sociedaddesde distintas posiciones, según provenga del Norteo del Sur. Existen, no obstante, puntos comunes ensu reflexión, como los que hacen referencia a lavida y al hecho de que las mujeres tengan una capa-cidad innegable para defenderla en todas sus formas,haciendoprevalecer los derechos de los niños y asegu-rando también los derechos de las generaciones veni-deras. El discurso ecofeminista hace un llamamientoa la capacidad de las mujeres por encontrar solu-ciones concretas e inmediatas a losmúltiples desafíosactuales. En definitiva, alaba la capacidad femeninade gestionar la complejidad, una habilidad impres-cindible en el reto de la sostenibilidad.Esta voz aunada del ecofeminismo, que concibe lasostenibilidad como la gestión de la propia vida, seha enriquecido con elementos socioeconómicos inte-resantes. Las mujeres, más que usuarias del medio,son consumidoras y administradoras de recursos.Como afirma la profesora británica Mary Mellor,muchos de los trabajos tradicionalmente femeninosno han estado remunerados y se contabilizan única-mente en la economía de subsistencia.No estánpresen-tes en la economía valorada, masculina, que apre-cia la ciencia y la tecnología y que valora la razón yel intelecto por encima del sentimiento y el cuerpo.Una economía desligada del cuerpo está desconec-tada también de la ecología y es una economía queno entiende su propio ciclo vital. La economía valo-rada está desvinculada del territorio, es una econo-mía individualizada y no relacionada con el medioambiente. La otra economía, en cambio, está conec-tada con el territorio y también con las personas, evitael daño y adopta una actitud protectora con elmedio1.El vínculo entre economía y territorio lo establecetambién Agnès Bertrand, directora del Institut pourla Relocalisation de l’Economie. La relocalizaciónde la economía busca el retorno de la sociedad a laactividad local. Para Bertrand, la actividad local, natu-ral en la sociedad, aunque presente enmuchas comu-nidades europeas y en el resto delmundo, estámargi-nada por el mercado global. Es necesario recuperarluchando contra la globalización. Para las mujeres,relocalizar significa valorar la vida y, en este sentido,la globalización es estéril y conduce a la muerte delterritorio y, por tanto, de la propia vida.La fertilidad es una condición natural de la mujer.Las mujeres de todo el mundo han aplicado las habi-lidades que les otorga su condición biológica a la acti-vidad cotidiana. Para las mujeres, la fertilidad implicala defensa de la vida y, simultáneamente, sostenibi-lidad.

La aportación del Sur

Cuando estas interpretaciones socioeconómicas delecofeminismo se defienden desde el Sur, nos topa-mos con Vandana Shiva. A través de sus trabajos, estapensadora y activistamundialmente reconocida ejem-plifica la forma en que las mujeres de todo el mundohan liderado y continúan dando forma a los princi-palesmovimientos ambientales. Para Shiva, a lo largodel tiempo, lasmujeres han desarrollado ymaduradoestrategias para cultivar la sostenibilidad y han defen-dido el respeto por la tierra y sus recursos. La escri-tora india establece una clara asociación entre la ferti-lidad connatural a la mujer y la fertilidad de la tierra.Los resultados de esta asociación se proyectan en laagricultura y en la forma de asegurar la diversidadde las especies.Para Shiva, una agricultura sostenible equivale auna agricultura basada en la biodiversidad y la descen-tralización. En el modelo de agricultura que defiendese comparte el conocimiento, y las plantas y especiesson una parte de la familia –no una propiedad--. Lasostenibilidad se basa en la renovación de la fertili-dad de la tierra y en la renovación de la biodiversi-dad. Su principal preocupación es la variedad de vidaanimal y vegetal. Shiva denuncia los acuerdos comer-ciales internacionales que permiten a las grandescorporaciones agrícolas patentar plantas, semillas yotros recursos que antes no se habían consideradopropiedad de nadie, para obtener con ello un accesoexclusivo. Proclama que los derechos de propiedadintelectual sobre las semillas y la ingeniería gené-tica aplicada a la agricultura destruyen la biodiversi-dad y la economía de los pequeños agricultores delTercer Mundo.Sin embargo, la defensa de la biodiversidad y la descen-tralización de la agricultura no son una preocupaciónexclusiva del Sur. En Europa semantiene vivo el debatesobre la necesidad de establecer relaciones entre laagricultura y elmedio ambiente. Los principales impac-tos causados por el sector agrícola europeo son el usodel suelo, los fertilizantes, los pesticidas, el consumode agua y la utilización de complementos alimenta-rios para el ganado.Las recientes crisis agrícolas y alimentarias euro-peas han puesto en estado de alerta a gobiernos, polí-ticos, economistas y científicos. Las primeras crisis deengorde del ganado con hormonas han venido segui-das de otros escándalos, como las dioxinas belgas,y han alcanzado un extremo casi apocalíptico conla encefalopatía espongiforme bovina. La seguridadalimentaria, la contaminación, las prácticas agresi-vas de aumento de la productividad en la industriaagrícola y ganadera han puesto sobre la mesa deldebate social y político la necesidad de que se enta-ble una mayor relación con el medio ambiente y selleve a término una creciente aplicación de prácti-cas agrícolas sostenibles.Para arreglarlo hemos introducido en este debate lacuestión de los organismos modificados genética-mente. Los alimentos transgénicos generan muchacontroversia tanto en el ámbito científico como socialy económico. Por un lado, la ciencia no garantizasu riesgo ni su fiabilidad al 100%, hecho que provocamucha confusión al consumidor y la opinión pública

en general. Y por el otro, las multinacionales en unextremo y los activistas en el otro defienden argu-mentos igualmente confusos. Cuesta creer el mensajede las corporaciones multinacionales de biotecno-logía (autodenominadas "de las ciencias de la vida"),según las cuales los transgénicos son la solución alhambre mundial, ya que, sin ingeniería genética,no se podrá asumir nunca la productividad necesariapara alimentar al mundo. En contra de este mensaje,muchas iniciativas agrícolas ecológicas han demos-trado que poseen una productividad muy superiora las grandes explotaciones agroindustriales basa-das en el monocultivo y el uso intensivo de agrotó-xicos. Pero tampoco es posible argumentar científi-camente losmensajes de los activistas, que son, sobretodo, ideológicos.El debate científico y tecnológico sobre los riesgosy las ventajas de los transgénicos, que se desarrollasobre todo en el Norte, contrasta con la batalla socialy económica que libran los pequeños agricultores delos países empobrecidos del Sur. Ellos son los autén-ticos protagonistas de la lucha, quienes, abanderadospor personajes como Vandana Shiva, defienden elconocimiento enriquecido y acumulado durante gene-raciones frente a las multinacionales extranjeras que,con el consentimiento de las instituciones interna-cionales, sustituyen las variedades de semillas autóc-tonas por híbridos patentados y registrados comopropiedad intelectual.Visto así, el tema es, como mínimo, escalofriante.No resulta difícil imaginar que personas comoVandanaShiva aborden el problema de manera apasionada.Ante estos hechos, Shiva habla de robo y falta derespeto mutuo, y emplea términos como biopirate-ría. De cara a actuar, centra su denuncia y sus traba-jos en la defensa de la biodiversidad, un tema funda-mental para ella, tal y como demuestran sus propiaspalabras:"Me siento especialmente atraídapor la biodiversidadcomo el enfoque central de mi trabajo, porque inte-gra, por un lado, los amplios aspectos filosóficos dela democracia de la vida (el valor intrínseco de lasespecies) y, por el otro, actividades muchomás prác-ticas, como la creación de bancos vivos de semillas.También introduce cuestiones importantes sobre losderechosdepropiedad individual. El temade labiodi-versidad puede conectar todos estos niveles de unaforma mucho más obvia que otros asuntos, como elcambio climático. Asimismo, enlaza directamentecon temas de equidad relativos al derecho que todapersona tiene a acceder a un modo de subsistencia,a un lugar en la Tierra.Algunos ambientalistas creen que, para proteger labiodiversidad, esnecesario excluira las personas.Afir-man que existe producción o protección, pero queambas cosas nunca van juntas. He visto granjas debelleza comparable a la de una selva. Creo que esimportante introducir la ecología y la biodiversi-dadenel corazónde laproducción, en lugardedejar-las al margen de ella. La auténtica cuestión, tantopara las personas como para la naturaleza, es hastaqué punto el control sobre las semillas y otromaterialgenético está quedando cada vez más concentradoen manos de quienes únicamente buscan benefi-cios económicos." 2

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Crisis locales, raíces globales: la acción deVandana Shiva

El importante liderazgo de Shiva no estriba única-mente en sus ideas, sino en el hecho de que lasdefiende a través de la acción. Sus investigacionesse ponen en práctica en el instituto de investigaciónque dirige, desde el cual se impulsan numerosas inicia-tivas locales en las que participan directamente laspersonas afectadas.Podría afirmarse que Shiva aplica al pie de la letrala conocida misiva riodiana de "piensa globalmente,actúa localmente". No obstante, incluso de ella extraeuna segunda versión y aclara que también es nece-sario "pensar globalmente y actuar globalmente",buscando las raíces globales de las crisis locales 3.De hecho, es líder del Fórum Internacional sobreGlobalización, junto con RalphNader y Jeremy Rifkin.Esta manera de abordar las crisis locales desde supropia raíz es particularmente característica de algu-nos movimientos ambientales de la India muy cono-cidos.Es el caso, por ejemplo, delmovimientoChipko, creadohace unos treinta años por un grupo de mujeres delos pueblos del Estado deUttar Pradesh. Su lucha, aúnvigente, se dirige contra los proyectos de deforesta-ción que se efectúan sin tener en cuenta a las comu-nidades locales y las arruinan. El movimiento Chipkoorganiza desde los años setenta campos de ecode-sarrollo para formar a la gente del campo en elmante-nimiento de los bosques. Esta iniciativa dio nacimientoal mayor programa de repoblación forestal del paísy cuenta con la implicación directa del gobierno, quesubvenciona los campos y concede fondos a las orga-nizaciones no gubernamentales que participan enellos.Nuestra escritora protagonista centra su acción en lasmultinacionales que roban conocimientos ancestra-les y los patentan. Se sitúa en primera línea de la luchacontra los acuerdos internacionales sobre la propie-dad intelectual. Es su forma de abordar globalmenteun problema local.Hacemás de diez años inició el programaNavdanya,un movimiento para la conservación de la biodiver-sidad y los derechos de los campesinos, dedicado,principalmente, a luchar contra el monopolio de lassemillas. Navdanya significa nueve semillas. Provienede un ritual que practican los pequeños agriculto-res en Fin de Año. Cada familia planta nueve semillasen una maceta y, al cabo de nueve días, las mujereslas comparan en el río, seleccionan las que han dadomejores resultados y las intercambian. Cuando llegala hora de cultivar, todas las familias plantan lasmejo-res semillas disponibles y potencian elmáximo rendi-miento del cultivo general.La agricultura tradicional india dispone de numero-sos y sofisticados sistemas para la selección y mejorade las semillas. Normalmente se encargan de trans-mitirlos las mujeres, a través de la cultura, de maneraque se asegura la solidaridad entre los granjerospara evitar que algunas familias se queden sin reser-vas si sus semillas no son suficientemente buenas.La esencia de estas prácticas es justamente la contra-ria a la que denuncia Shiva en relación a las multi-nacionales de la agricultura industrial.

El programa Navdanya crea bancos de semillas conuna finalidad práctica, no de museo. Shiva inició elmovimiento como un acto político para proveer a losgranjeros de semillas gratuitas con las que pudieranestablecer sus granjas de agricultura sostenible, libresdel sistema de control monopolístico de las multi-nacionales. Hace poco menos de una década, lascorporaciones pioneras en ingeniería genética comen-zaron a introducir programas para convertir a los gran-jeros al uso de sus híbridos modificados. El princi-pal argumento era una importante mejora de laproductividad y una mayor resistencia a las plagas.Para los granjeros participantes, el programa suponíauna gran dependencia de los productos químicos ypesticidas provistos por aquellas mismas empresas y,lo que es más importante, la obligación de comprarsemillas cada año.Este último punto es probablemente el más contro-vertido. Al margen de las valoraciones científicascomprobadas sobre lamayor omenor productividadde los híbridosmodificados y su impacto en el medioy en la salud, la agresiva estrategia comercial de lasgrandes corporaciones contiene elementos socioe-conómicos de una envergadura importante. Los gran-jeros se ven obligados a comprar las semillas despuésde cada cosecha, con independencia de que ésta hayaido bien o mal y de si los precios les han favorecidoo perjudicado. En ocasiones, no tienen más reme-dio que acogerse a créditos (que pueden gestionarlas propias corporaciones) y van acumulandoun riesgoimportante que difícilmente llegará a recaer en lasmultinacionales. Hay un trasvase claro de poder desdelas comunidades de granjeros a las empresas. El temorde los activistas como Shiva es que, a largo plazo, estacadena de hechos acabe con la destrucción total dela biodiversidad, la pérdida de las variedades de semi-llas autóctonas, la total dependencia de los granje-ros de las multinacionales y un mayor uso de pesti-cidas y de créditos. En su extremo, las deudas(derivadas también de las inversiones para adaptarsea la nueva tecnología) obligarían a los granjeros avender sus propiedades a los financieros, que a suvez las venderían a las multinacionales. El resul-tado: el controlmonopolístico del suelo y la producciónde alimentos, agravado por las subvenciones delgobierno auspiciadas bajo los regímenes de la globa-lización económica. Un panorama desolador si nosatenemos a los discursos más radicales.Por fortuna, parece que la estrategia de las multina-cionales no es tan efectiva como se denuncia y, encambio, sí lo son los programas destinados a contra-rrestar los efectos de dicha estrategia. Los programasimpulsados por Shiva incluyen desde la constitucióndebancos de semillas hasta la formaciónde los campe-sinos en agricultura sostenible, pasando por accio-nes a escala global, como la oposición frontal –inte-lectual, activista e incluso política–, hasta la legislaciónpara implementar lasprovisionesdelGATTsobre acuer-dos internacionales de propiedad intelectual.

Neocolonialismo y biopiratería. La ética adebate.

El foco de atención de Shiva en su "pensar global-mente y actuar globalmente" son los acuerdos sobre

derechos de propiedad intelectual. Uno de sus librosmás vendidos es Stolen Harvest. The Hijacking ofthe Global food Supply, en el que realiza una críticaaguda sobre los acuerdos comerciales internaciona-les y su impacto humano y ambiental, poniendo enevidencia los efectos devastadores de la industria agrí-cola sobre los pequeños agricultores, el medio y lacalidad de nuestros alimentos.En este trabajo, Shiva concibe las cláusulas sobre dere-chos de propiedad intelectual del GATT (acogidasahora por laOMC) como el espacio en el que la diver-sidad de la naturaleza y la innovación colectiva demillones de granjeros de todo el mundo pasan a serpropiedad intelectual de una corporación. Patentar(controlar) las semillas es controlar la cadena alimen-taria y ese es el objetivo comercial de las multina-cionales contra las que luchan los activistas4.El hecho de que se puedan patentar semillas conviertea los campesinos en criminales si guardan reservaspara la próxima cosecha. Para Shiva, se trata de unaestrategia brillante de robo de la biodiversidad que lanaturaleza ha provisto y que los granjeros han desa-rrollado. Es el fenómeno de la biopiratería, por el cuallas empresas occidentales se están apoderando desiglos de saber colectivo e innovador acumulado,sobre todo, por las mujeres del Tercer Mundo.Shiva realiza una interesante analogía al exponer quelas patentes son una réplica de la colonización quetuvo lugar hace 500 años. Colón desembarcaba entierra extraña con trozos de papel que denominabacartas patente y que le otorgaban el derecho a recla-mar comopropiedad el territorio hallado en cualquierparte del mundo no gobernado por príncipes cris-tianos 5 Se podría decir que las patentes actualesque se establecen sobre la vida poseen una natura-leza similar, si se entienden únicamente comounhurtopor parte de las corporaciones del conocimiento deformas de vida no conocidas con anterioridad. Obvia-mente, aunque la ideología subyacente a esta argu-mentación es legítima, la cosa no es tan simple.Un aspecto realmente interesante de estemovimientoglobal contra las multinacionales agrícolas y farma-céuticas es su fuerte dimensión ideológica, ética y filo-sófica. La misma Shiva introduce este aspecto reite-radamente en su activismo –como no podría ser deotra manera, debido a su actividad filosófica--. Porejemplo, en la analogía con el colonialismo reciénexpuesta establece una distinción ética importante:la antigua colonización sometió a la tierra, mientrasque la nueva colonización somete a la vida.El discurso de Shiva está plagado de alusiones filo-sóficas. Shiva establece una correspondencia directaentre la agricultura sostenible y la ética del gran-jero. Cuando describe las tareas del agricultor en laIndia aclara que una de ellas es proteger la tierraque cultiva, mantener su fertilidad y la de las semillas.El granjero debe sentirse vinculado a la tierra y asus semillas y debe también asegurar el aprovisio-namiento de éstas para las generaciones venideras.Shiva concibe las tecnologías de la ingeniería gené-tica comoun acto de violencia contra la ética que todobuen granjero debe poseer para considerarse comotal.Hay un aspecto filosófico de su pensamiento queme atrae especialmente: el relativo a la bioética. Shiva

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se opone frontalmente a los argumentos de la biotec-nología que afirman que el problema del hambreen el Tercer Mundo no se puede permitir las preo-cupaciones éticas. Para ella, la dicotomía entre la éticay las decisiones económicas y tecnológicas está impor-tada del mundo occidental, que impulsa, por ejem-plo, la transferencia de tecnología obsoleta. En unode sus artículos, Shiva defendía justamente la nece-sidad de abordar éticamente los problemas del TercerMundo:"La separación entre ética, ciencia y tecnología se basaen la dicotomía cartesiana entre res extensa (mate-ria) y res cognitans (mente), según la cual la menteobjetivaadquiere un conocimientoneutral y objetivode la naturaleza (…).No obstante, el conocimiento no es neutral, sino quees el producto de los valores y de la cultura de quienlo posee. La ética y la ciencia están relacionadas,porque los valores son intrínsecos a la ciencia. La éticay la tecnología están relacionadas, porque los valoresdan forma a la tecnología, modulan las eleccionestecnológicas y determinanquién ganayquiénpierdecon su impacto en la sociedad.Existenmuchas razones por las que la bioética es aúnmás importante para el TercerMundoque paraOcci-dente.En primer lugar, la ética y los valores son elementosdistintivos de nuestra identidad cultural y nuestracivilización plural (…). La compasión y la preocu-pación por las otras especies son inherentes anuestracultura y la bioética se construye sobre esta tradi-ción innata.En segundo lugar, la bioética es especialmente rele-vanteparanosotros, porque labiodiversidady ladiver-sidad humana del Tercer Mundo son las que estánsiendopirateadas por las corporacionesdelNorte (…).En tercer lugar, los valores determinanel contextodeldesarrollo biotecnológico a causa de los factores deseguridad (…).Afirmarque la ética y los valores son irrelevantes parael Tercer Mundo en el contexto de la biotecnologíaes una invitacióna la colonización intelectual. En elpeor de los casos, es una invitación al desastre." 6

La invitación de Shiva a una comprensión diferentede la tecnología y de la ciencia, además de inspira-dora, es digna de reflexión, en especial ahora queel mundo rico comienza a ejercitar una mirada dife-rente, bajo el prisma de los valores.•Referencias

1Mary Mellor, “Dona, Treball i Medi Ambient” (dellibro Sostenibilitat en una Òptica Global, ed Beta,2000)

2PCD Forum ParadigmWarrior Profiles, junio 19963Conferencia en el Mount Holyoke College, noviem-bre 1996

4Shiva, Vandana, Stolen Harvest: The Hijacking ofthe Globalfood Supply. South End Press, 2000

5Entrevista publicada en In Motion Magazine, 19986Artículo "Bioethics: A Third World Issue" publicadoen Internet, 1997

Víctor ToledoLa ecología comprometidaMartí BoadaCentro de Estudios AmbientalesDepartamento de Geografía (UAB)

Víctor Toledo (1945), biólogo mejicano, hacombinado su formación científica conestudios sociológicos sobre economíapolítica, culturas agrarias y sociologíarurales. Toledo es un experto enetnoecología, sus estudios y aportacionesteóricas sobre las relaciones entre lasculturas indígenas y la naturaleza gozan dereconocimiento internacional. Asimismo, hacontribuido en el desarrollo de unadisciplina de reciente creación, la ecologíapolítica, en la que su pensamiento conectacon las aportaciones de la denominada"ciencia postnormal" popularizada porFuntowicz y Ravetz.

Víctor Toledo nació en la ciudad de México en1945. Desde muy joven se incorporó a laUniversidad Nacional Autónoma de México(UNAM), primero como estudiante de preparatoria,después como estudiante de biología (1963-66) enla Facultad de Ciencias y, a partir de 1970, comoinvestigador científico, primero en el Instituto deBiología y, más adelante, en el Instituto de Ecología.Sus primeras investigaciones se centraron en el estu-dio de la diversidad de especies de árboles tropicalesa partir de la teoría de la información. Tales estu-dios, pioneros enMéxico, lo llevaron a interesarse porla interpretación biogeográfica e histórica de los patro-nes de biodiversidad en las regiones cálidas y húme-das de México.Fuertemente impresionado por los graves problemasde deforestación y deterioro ecológico, no tardó dema-siado tiempo en apreciar que era necesario explo-rar las causas sociales de tales impactos y aceptar quelos procesos naturales no pueden estudiarse sin enten-der sus vínculos con la sociedad y viceversa. En1971 realizó una investigación colectiva sobre la "ecolo-gía del ejido", con la que inauguró un nuevo modode abordar la problemática ecológica, formulandouna metodología avanzada que, tres décadas mástarde, devino en un imperativo a escala mundial:los estudios y los análisis interdisciplinarios.A su sólida formación en biología y en ecología fueañadiendo, a partir de los años setenta, una forma-ción social permanente que arrancó en 1976, con unaestancia sabática en la École des Hautes Études enSciences Sociales (Escuela de Estudios Superioresde Ciencias Sociales) de París, y a partir de la cualdesarrolló su formación continua en los campos dela economía política, las culturas agrarias y la socio-logía rural, abriendo siempre nuevos horizontesmeto-dológicos y conceptuales.El planteamiento interdisciplinario le permitió llevara cabo sendos estudios en dos regiones indígenas:la selva Lacandona, en Chiapas, y la cuenca del lagode Patzcuaro Michoacán, una experiencia a la quetuvimos la suerte de acceder y que constituye unmodelo absolutamente avanzado de participacióninnovadora, un modelo que la cultura sostenibilistadel Primer Mundo debería hacer suyo. Consiste enlo que Toledo denomina "diálogo de saberes", reco-nociendo implícitamente otras formas de conoci-miento, más allá del académico, en el que éste últimose combina con los conocimientos empíricos popu-

lares. Una metodología que aplica en diversos estu-dios de comunidades rurales en Veracruz, Oaxaca,Tabasco y Michoacán.Su última aportación a esta perspectiva es la aplica-ción de una metodología socioecológica para inter-pretar la realidad rural de México.Son destacables sus aportaciones, siempre innova-doras, al campo de la etnoecología (el estudio delas relaciones entre las culturas indígenas y la natu-raleza), materia en la que se erige como uno de loslíderes académicosmás destacados delmundo. Actual-mente, la etnotecnología, que ya fue el tema de sutesis doctoral, constituye su principal preocupaciónacadémica. Sus valiosas aportaciones teóricas sobrelas relaciones entre las culturas indígenas y la natu-raleza le han valido un amplio reconocimiento inter-nacional. Es fundador y editor de la revista de circu-lación internacional Etnoecológica.Sus aportaciones también han incidido en la nuevadisciplina de la ecología política. El último de suslibros, recién publicado, ofrece una alternativa origi-nal para la consecución de la paz en Chiapas, a partirla ecología, la sabiduría acumulada por los pueblosindígenas y la búsqueda de una modernidad alter-nativa.A lo largo de susmás de treinta años de trabajo acadé-mico ha desarrolladouna extraordinaria labor de inves-tigación, en docencia y formación; en el campo delpensamiento ambiental, vinculando la ciencia ecoló-gica con la sociedad, y en la interpretación interdis-ciplinaria de las sociedades rurales e indígenas.Su producción asciende a unos doscientas publica-ciones, de las que 130 son trabajos de investigacióncientífica y 65 de divulgación. Entre ellas destacandiez libros y más de 40 artículos arbitrados en publi-caciones internacionales. Ha sido profesor visitanteen universidades de EE.UU. (1988), Venezuela (1996),Cuba (1994), Brasil (1994), Ecuador (1997), Bolivia(1999) y España (1997, 1998 y 1999). Ha recibidoun total de 12 distinciones, entre las que destacanla beca J.S. Guggenheim (1992-93), el Premio alMéritoEcológico (1999) y el Luis Elizondo (2000) del Insti-tuto Tecnológico de Monterrey.

Ciencia y compromiso

Conocimospor vez primera enpersona aVíctor Toledoen 1998, en el Foro Internacional del Ajusco, orga-nizado por el Colegio deMéxico, y quedamos impre-sionados por sus tesis, su fuerza comunicativa y, sobretodo, por el respeto y la influencia que despierta entresus colegas iberoamericanos.Nos sorprendió oír y ver a aquel no tan joven ecólogosocial de quien nos habían hablado y cuyos artícu-los habíamos leído. Nos fascinó que fuera un verda-dero joven académico en su actitud comprometiday a un tiempo innovadora. Su comunicación comen-zaba reconociendo que al imparable proceso globa-lizador, portador de amenazas globales, había queoponer resistencias locales. Una de las fuerzas de resis-tencia eran los grupos culturales, en particular lasalianzas de las comunidades indígenas con su biodi-versidad, que define como neozapatismo ecológicoy a las que da cuerpo en su último libro: La Paz enChiapas: ecología, luchas indígenas y modernidad

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alternativa. En la presentación, A. Bartra insiste en queToledo despliega en este trabajo una lógica impla-cable, basada en consideraciones filosóficas visio-narias, que anuncia un cataclismo planetario verti-ginoso al que califica de inminente, para concluir conuna generosa apuesta civilizadora.Pese a no negar en ningún instante el mal momentode la llamada crisis planetaria, resultado de las crecien-tes tensiones sociedad-medio, nuestro autor coincidecon otros ecólogos en considerar que se podría estara punto de entrar en una fase terminal. Reconociendoel perversometabolismo sociedad-naturaleza, Toledopropone una nueva identidad supranacional y supra-clasista, metahistórica y metasocial para revertir lacrisis planetaria: la identidad del hombre como espe-cie dotada de una conciencia transgeneracional.Toledo llama la atención sobre el hecho de que existauna coincidencia afortunada, coherente y nada casualentre biodiversidad ymulticulturalidad, según la cualla riqueza social y la abundancia natural del planetase encuentran en los mismos lugares, y las comuni-dades rurales, y en particular losmal llamados indios,son guardianes de lamás valiosa de las reservas natu-rales.De forma nuclear, Toledo defiende que, si las rela-ciones entre el hombre y la sociedad se basan enuna especie de proceso de producción en sentidoamplio, la apropiación de la naturaleza correspondeal mundo rural, donde se concentran las activida-des primarias,mientras que el consumo, tanto produc-tivo-industrial como final, está localizado en los ámbi-tos urbanos, donde tienen lugar las actividadessecundarias y terciarias.De este modo, según Toledo, al amenazar a los indí-genas y a los campesinos, el capitalismo salvaje tambiénamenaza la naturaleza, de manera que la resistenciade las comunidades indígenas y campesinas contrael desmantelamiento y la exclusión por este princi-pio representan el germen de la ofensiva civiliza-dora que deberá conducirnos a unamodernidad alter-nativa.Anuestro entender, la tesis toledana, quepuedepresen-tar dificultades de comprensión desde una perspec-tiva intelectual primermundista, se trata de una formu-lación ambientalista progresista, que consideramosun elemento conceptual capaz de desempeñar unpapel relevante en la construcción de la cultura soste-nibilista. Esta cultura enmarcha a la queMartínez Alierdenomina sostenibilidad de baja intensidad, padecefuertes detracciones en origen y ve cómo el primermundo formula planteamientos intelectuales de escasaaplicación.

Crisis ambiental y pensamiento social

Con ocasión de un trabajo de carácter divulgativo,realizado conjuntamente con Toledo, éste insistíaen la necesidad de que tanto la educación como lacomunicación deberían enmarcarse dentro del hechode que estamos viviendo una crisis única en la histo-ria: la crisis de supervivencia de la especie humana,como una amenaza al proceso evolutivo.Para la superación de dicha crisis, el punto clave seríala concienciación social. Es necesario que se produzcaun cambio de actitud, ya que, cuando el individuo

toma conciencia, ésta es ya irreversible y, con todaprobabilidad, insiste, llevará a este individuo a compro-meterse con la defensa de la evolución del cosmos,de la vida y de la propia evolución del ser humanocomo especie.Para Toledo, se trata de que estos procesos se recar-guen a través de la educación ambiental y de la infor-mación científica, ambas a los niveles correspondientesydirigidasanutrirestaconcienciaciónnecesaria.Lasitua-ción actual no hace pensar que se esté avanzando en ladirección y, menos aún, con la intensidad necesarias.En el ámbito político, esta concienciación generaprocesos diversos, en los que individuos de dife-rentes clases sociales, nacionalidades, sexos e histo-rias vitales se convierten en cómplices y se aúnanen defensa de la humanidad y del entorno, dandolugar a unos procesos sociales sin precedentes histó-ricos conocidos y que, pese a las dificultades, resul-tan esperanzadores.De este modo, surge una nueva solidaridad que vamás allá de los intereses de clase y parte concep-tualmente de distintos autores y pensadores. En estesentido, cabe retomar al autor de la teoríaGAIA, JamesLovelock, que representa un buen corpus científicoy nos devuelve en cierta manera al entorno filosó-fico de Teilhard de Chardin, tan demoda en el pensa-miento progresista de los años sesenta y setenta yactualmente recuperado con la idea lovelockianade un superorganismo en el que los individuos somoscélulas que nos integramos a partir de un todo.En línea con el pensamiento de Toledo, se insisteen que la crisis ambiental debe necesariamente tradu-cirse en el lenguaje y la actuación política. Frente ala crisis de ideas políticas e ideológicas en todos losrincones del planeta, el ambientalismo y la nuevacultura de la sostenibilidad pueden constituir unapropuesta esperanzadora, de carácter fuertementerenovador, la cual, con toda probabilidad, dará lugara una filosofía política, si bien la materialización deeste proceso, de producirse, llevará su tiempo.

Hacia la formulación de enfoques híbridos

La reconceptualización de las relaciones entre natu-raleza y sociedad formulada por Toledo plantea un

punto de encuentro con la propuesta formulada porla "Actor-Network Theory", la cual también aboga porun mayor compromiso político y puede contribuira diseñar un futuro socioambiental más justo. En estesentido se pueden encontrar coincidencias con otrosenfoques que pretenden la superación de los dualis-mos y unamayor apertura de las ciencias hacia formasdiscursivas no convencionales.La "ciencia postnormal" popularizada por S. Funto-wicz y J. R. Ravetz (2000), con quien Toledo reconocetener grandes coincidencias, conformaría uno dedichos enfoques alternativos. Estos autores cuestio-nan los fundamentos de la noción de la sociedad soste-nible, organizada en torno a una visión fantasma-górica de la naturaleza, y argumentan que, comocualquiera de las utopías anteriores, probablementeesté abocada almismo destino. Si nos atenemos a queninguna fantasía ideológica puede impedir que lanaturaleza retorne siempre a su sitio, el casi paradigmade la sostenibilidad podría constituir una forma post-moderna de confianza que se resistiría a reconocer elcarácter desequilibrado y turbulento de la naturaleza.Para Funtowicz y Ravetz no es posible encontraruna tradición cultural capaz de aportar un conoci-miento suficiente para el tipo de respuestas predic-tivas que demandan los problemas ambientales delplaneta. Algunas dificultades de esta complejidad radi-can en el carácter elitista de la ciencia y en la supre-macía unívoca otorgada a los científicos, quienes ofre-cen propuestas insuficientes para salir de la crisisambiental. El ideal de racionalidad de la ciencia normalsería no sólo insuficiente, sino enmuchos casos inapro-piado. En parte, esta incapacidad estriba precisamenteen el hecho de que la metodología científica impe-rante es la responsable de la crisis ambiental, un temasobre el que también se ha insistido reiteradamentedesde las ciencias sociales. En opinión de estos auto-res, el reconocimiento de los riesgos ambientalesplanetarios pone de manifiesto que el ideal de racio-nalidad científica ya no resulta apropiado universal-mente. Desde el nuevo postulado de la ciencia post-normal, o "ciencia con la gente", se inaugura un caminoestimulante hacia la democratización del conocimiento.Se insta a nuevas participantes en los nuevos diálogosy se da cabida a diferentes perspectivas y formas de

•Disciplinas híbridas, según V. Toledo

Sociología

Socioecología

Ecología humanaSociología ambiental

HistoriaHistoria ambiental

PolitologíaEcología política

AgronomíaAgroecología

GeografíaEcogeografía

Ecología del paisajeGeografía ambiental

Geognosia

EconomíaEconomía ambientalEconomía ecológica

AntropologíaEcología cultural

Antropología ecológicaEtnoecología

UrbanísticaEcología urbana

Ecología industrial

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conocimiento, enfatizando un revolucionario "diálogode saberes", como señala Víctor Toledo. En la mismalínea, otros autores, comoHoustoun, destacan que latensión derivada de la crisis ambiental constituye unescenario positivo, ya que desvela nuevas formas departicipación/intervención, como el análisis de crite-rios múltiples, en el que incluso el antagonismo seconvierte en un valor intelectualmente motriz. Esamisma tensión fuerza el planteamiento de nuevasformas de participación de abajo arriba y da paso aprocesos innovadores de desfronterización sectorialen los que la interdisciplinariedad se transforma enuna herramienta de trabajo indispensable.Pese a la importancia que merecen, las leyes de lanaturaleza difícilmente pueden explicar las dinámi-cas sociales, del mismo modo que la ecología por sísola tampoco puede englobar todas las modalida-des entre las sociedades humanas y el medio. Deahí que la interdisciplinariedad devenga necesaria, yaque los principios entrópicos imponen límites mate-riales a los fenómenos sociales, aunque no los gobier-nen. Próximo a este último enfoque, Toledo habla entono esperanzador de lo que habría surgido a contra-corriente de la tendencia predominante en la cien-cia contemporánea, la cual promueve la especiali-zación excesiva y la parcelación del conocimiento.Este nuevo planteamiento pretende integrar las cien-cias de la naturaleza con las ciencias sociales y huma-nas y supone una revolución conceptual alimen-tada por una nueva visión geocéntrica y por una nuevaconciencia global, que intentaría superar un "neo-obscurantismo" sin precedentes al cual conduce laespecialización científica en campos inconexos.Toledo comparte la postura crítica de Funtowicz yRavetz, para quienes considerar la ciencia comoúnicomodelo válido de conocimiento y, por consiguiente,descalificar cualquier otra forma de saber en elmundoforma parte de un mecanismo que intenta justificarun sistema de dominación.La expansión civilizadora europea se habría traducido,a nivel epistemológico, en la imposición de una solaforma de conocimiento: la que, arraigada en el racio-nalismo y el pragmatismo, encuentra su modalidadmás sofisticada en la ciencia contemporánea. Noobstante, según Toledo, la ciencia entronizada comoúnica forma de conocimiento legítimo pasa a ser auto-máticamente cientificismo, es decir, asume el cuerpode una ideología. Tomando como ejemplo la peculiarrelación con la naturaleza del trópico húmedo ameri-cano, este autor pone en entredicho la premisa segúnla cual existe un solo conocimientodetalladoy complejode la naturaleza (el científico) y muestra que el modoindígena es la única forma de utilización de los recur-sos del trópico húmedo que ha demostrado poseeruna cierta factibilidad ecológica.El propio Toledo, en un trabajo de Valdivia, habla delsurgimiento de "disciplinas híbridas" como respuestaa la necesidad de trascender la objetividad fragmen-taria mediante una explicación multidimensional ointegradora. Una de ellas sería el principio de comple-jidad de EdgarMorin. Con dicho "principio de comple-jidad" se intenta superar el conocimiento en mundosseparados, propio de la ciencia clásica, en la quelas ciencias sociales no tienen en cuenta el carácterfísico y biológico de los fenómenos humanos, y las

ciencias naturales no tienen conciencia de su adscrip-ción a una cultura, una sociedad, una historia y unosprincipios ocultos que orientan sus elaboraciones.Huelga decir que este planteamiento ha topado conla resistencia de los ecólogos, quienes se esfuerzanpor circunscribir su enfoque al mero estudio de losfenómenos de la naturaleza, concebida como unaentidad pura, prístina e intocable (Gómez-Pompa yKaus; Ehrlich; Wilson).

Disciplinas híbridas, según V. Toledo

Enoposición a estos posicionamientos se han derruidolas barreras de impermeabilidad y pureza discipli-nar en, al menos, ocho áreas del conocimiento, conla subsiguiente aparición de casi una veintena de disci-plinas híbridas, es decir, de formas interdisciplina-res de abordar la realidad ambiental.Pese a todo, Toledo advierte de la enorme dificul-tad teórica y metodológica que entraña un objetode estudio tan complejo y posiblemente inabarcable.El elemento nuclear del pensamiento toledano partede la formulación de Schmidt, según la cual las socie-dades humanas producen y reproducen sus condi-ciones materiales de existencia a partir de su "meta-bolismo" con la naturaleza, una condición que aparecede forma presocial, natural y eterna. Para Toledo, estemetabolismo lo realizan los humanos a través delproceso social del trabajo, un proceso que implicael conjunto de acciones a través de las cuales los sereshumanos, independientemente de su ubicación en elespacio (formación social) y en el tiempo (momentohistórico), se apropian, circulan, transforman, consu-men y excretan productos, materiales, energía y aguaprocedentes del medio natural. Al llevar a cabo estasactividades, los seres humanos consuman dos actos:por un lado, "socializan" fracciones de la naturalezay, por el otro, "naturalizan" la sociedad, al reprodu-cir sus vínculos con elmedio. JoanMartínez Alier plan-tea argumentos similares cuando, por ejemplo, afirmaque la introducción de elementos ecológicos en lahistoria humana no implica la naturalización de lahistoria, sino más bien la "historización" de la ecolo-gía (Guha y Martínez Alier, 1997).Del discursodenuestro ecólogo social queremos subra-yar el concepto de "apropiaciónde la naturaleza" comoprimer acto del proceso metabólico que la especiehumana erigida en sociedad establece con el universonatural. Esta apropiación constituye el acto a partir delcual un sujeto social hace suya una "cosa". En este caso,el concepto se aplica a la acción por la cual los sereshumanos extraen elementos o se benefician de algúnservicio de la naturaleza para transformarlos en unelemento social. Es otras palabras, se trata del acto apartir del cual los humanos hacemos transitar un frag-mento demateria o de energía desde el espacio natu-ral al "espacio social", momento en el que la apro-piación se transformaenproducción (en sentidoestricto,como segundo acto particular del proceso produc-tivo). En este sentido, la apropiación de la natura-leza constituye un acto de interiorización o asimila-ciónde elementos o servicios naturales en el organismo"social").Toledo nos sitúa en una línea magistral, valiente, enuna combinaciónde rigor ybasemetodológica solvente,

en constante innovación, donde las leyes de la natu-raleza y de la sociedad están vinculadas e interactúan.Es ésta una línea de pensamiento y de trabajo acadé-mico que encuentra en la ciencia el punto de partidade un compromiso social irrenunciable, lejos de lospostulados mezquinos del cientifismo elitista.•Bibiliografia

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