Casaldaliga Pedro - La Muerte Que Da Sentido a Mi Credo

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PEDRO CASALDÁLIGA Obispo de São Felix do Araguaia LA MUERTE QUE DA SENTIDO A MI CREDO Diario 1975 - 1977 DESCLÉE DE BROUWER Colección TERCER MUNDO/TERCERA IGLESIA CRÓNICA PROLOGO A DOS VOCES DESDE MATO GROSSO Junio de 1977. En un lugar tranquilo de este inmenso y trágico Mato Grosso, Pedro Casaldáliga escribe nuevas páginas para su libro «¡Yo creo en la Justicia, y en la Esperanza!». Lo edita en francés “Editions du Cerf” y piden al autor que añada en la primera parte («La vida que da sentido a mi credo»), cuanto ha sucedido desde que cerró el relato en el verano de 1975. Han ocurrido desde entonces demasiadas cosas graves que afectan vitalmente al obispo Pedro y a toda su Iglesia, al pueblo sertanejo y al pueblo indio sembrados por las codiciadas tierras de esta «Prelatura de São Félix», al entero país brasileño y a toda esta América Latina que «está pasando por el fuego y por la sangre». Y que afectan a cuantos, desde cualquier parle del mundo, se hagan sensibles a este dolor continental. Pedro refleja todas esas cosas en su nuevo relato trenzado de vivencias, confesiones, fragmentos de su Diario, documentos, testimonios y denuncias; escrito, lógicamente, en el estilo de la primera parte de su citado libro. En francés sale todo en la primera edición de su «credo». En España seria defraudar a los lectores de las tres ediciones de la versión original, privarles del nuevo capítulo; y sería una falta de respeto añadir estos cincuenta folios a la cuarta edición. He llegado junto a Pedro cuando él redacta los últimos folios, y le parece ideal ofrecer este escrito en español en un nuevo libro, que abre la colección «Tercer Mundo/Tercera Iglesia». Pedro Calsaldáliga es hoy uno de los mejores testigos de esa Tercera Iglesia que nace en el Tercer Mundo. No sin razón «confesaron» y «anunciaron» a todas las Iglesias, los veinte obispos brasileños que concelebraron en São Félix una Eucaristía de «solidaridad» con su obispo y su pueblo brutalmente perseguidos: «Con sencillez reconocemos y acogemos el testimonio de la Iglesia de São Félix, asumida como instrumento de Dios para alertarnos e iluminamos en la hora presente» (Mensaje desde São Félix, 19 agosto 1973). Aquí, en el Brasil, arde aún el tiroteo público que abrió hace cinco meses el obispo y terrateniente Dom Geraldo Proença Sigaud, al acusar de comunistas a sus hermanos en el episcopado Tomás Balduino y Pedro Casaldáliga, y al pedir para éste -como si él fuera un juez militar- la inmediata expulsión del país. Desde la televisión y la prensa, y desde el sigilo diplomático de la Nunciatura que hizo llegar las «pruebas» al Vaticano, el debate ha saltado a la calle y al mismísimo Parlamento. Los periódicos están publicando las múltiples

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Buen libro de reflexion teologica

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PEDRO CASALDÁLIGAObispo de São Felix do Araguaia

LA MUERTEQUE DA SENTIDO

A MI CREDODiario 1975 - 1977

DESCLÉE DE BROUWER

Colección TERCER MUNDO/TERCERA IGLESIA

CRÓNICA PROLOGO

A DOS VOCES DESDE MATO GROSSO

Junio de 1977. En un lugar tranquilo de este inmenso y trágico Mato Grosso, Pedro Casaldáligaescribe nuevas páginas para su libro «¡Yo creo en la Justicia, y en la Esperanza!». Lo edita en francés“Editions du Cerf” y piden al autor que añada en la primera parte («La vida que da sentido a mi credo»),cuanto ha sucedido desde que cerró el relato en el verano de 1975.

Han ocurrido desde entonces demasiadas cosas graves que afectan vitalmente al obispo Pedro y atoda su Iglesia, al pueblo sertanejo y al pueblo indio sembrados por las codiciadas tierras de esta «Prelaturade São Félix», al entero país brasileño y a toda esta América Latina que «está pasando por el fuego y por lasangre». Y que afectan a cuantos, desde cualquier parle del mundo, se hagan sensibles a este dolorcontinental.

Pedro refleja todas esas cosas en su nuevo relato trenzado de vivencias, confesiones, fragmentos desu Diario, documentos, testimonios y denuncias; escrito, lógicamente, en el estilo de la primera parte de sucitado libro.

En francés sale todo en la primera edición de su «credo». En España seria defraudar a los lectores delas tres ediciones de la versión original, privarles del nuevo capítulo; y sería una falta de respeto añadir estoscincuenta folios a la cuarta edición.

He llegado junto a Pedro cuando él redacta los últimos folios, y le parece ideal ofrecer este escrito enespañol en un nuevo libro, que abre la colección «Tercer Mundo/Tercera Iglesia». Pedro Calsaldáliga es hoyuno de los mejores testigos de esa Tercera Iglesia que nace en el Tercer Mundo. No sin razón «confesaron» y«anunciaron» a todas las Iglesias, los veinte obispos brasileños que concelebraron en São Félix unaEucaristía de «solidaridad» con su obispo y su pueblo brutalmente perseguidos:

«Con sencillez reconocemos y acogemos el testimonio de la Iglesia de São Félix, asumida comoinstrumento de Dios para alertarnos e iluminamos en la hora presente» (Mensaje desde São Félix, 19 agosto1973).

Aquí, en el Brasil, arde aún el tiroteo público que abrió hace cinco meses el obispo y terrateniente DomGeraldo Proença Sigaud, al acusar de comunistas a sus hermanos en el episcopado Tomás Balduino y PedroCasaldáliga, y al pedir para éste -como si él fuera un juez militar- la inmediata expulsión del país. Desde latelevisión y la prensa, y desde el sigilo diplomático de la Nunciatura que hizo llegar las «pruebas» al Vaticano,el debate ha saltado a la calle y al mismísimo Parlamento. Los periódicos están publicando las múltiples

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declaraciones personales y colectivas cursadas a diario a los protagonistas y a los centros del poder militar yeclesiástico: El acusador es acusado, y los acusados están siendo absueltos y aclamados «públicamente».Los poemas de Pedro y su libro «¡Yo creo en la Justicia y en la Esperanza!», escritos «utilizados» comoflagrante «cuerpo del delito», son perseguidos por unos pocos y buscados por muchos para leer en suintegridad el valiente testimonio que Dom Sigaud ha mutilado y tergiversado en un montaje indigno quetermina por ser la mejor campaña de propaganda gratuita que se le puede hacer a un libro.

Entre unas y otras cosas -el clamor popular, la presión internacional y la prudencia de Romarectamente informada por la autoridad del episcopado brasileño, que apoya decididamente a los doscalumniados- la expulsión de Pedro se hace inviable.

¿Qué nuevo período se abre ahora?Al encontrar a Pedro escribiendo las páginas de este libro, me ha dicho confiadamente: «Presiento que

se me concede dejar las cosas claras por escrito. Como si esto fuese mi testamento». Yo temo -y Pedro espera- que al cerrársele al Enemigo la vía de la expulsión, se abra una nueva

oportunidad para la muerte. Aquí, el omnipotente poder injusto (el Enemigo) dispone a capricho de la últimainjusticia.

El conocido escritor cristiano Arturo Paoli, Hermanito del Evangelio comprometido con los pobres,huido de la trampa de la muerte que le tendió la represión en Argentina, me diría días después en lasmontañas venezolanas, donde ahora vive su compromiso con la contemplación y la liberación: «Pedro es unhombre que vive en peligro de muerte, y hay que ayudarle alertando a la opinión pública».

«Me siento cada día más próximo a la esperada hora», escribe Pedro en su Diario. Y sigue: «Dehecho, la muerte rondaba, como diría García Lorca. Y uno la sentía, sobre todo cuando llegaba la noche o porciertos caminos o delante de ciertas miradas y uniformes».

Yo sé, desde hace tiempo, que Pedro vive asediado por la muerte. (Sabemos ciertamente de trestentativas para matarle.) Y sé que él lo sabe. Y sé que no teme la muerte y que la espera. («Que te rondaré,morena...») Bromeando, muy seriamente, se lo he reprochado ahora de tú a tú: «Te va a contrariar Dioshaciéndote vivir noventa años. Y tendrás que morir viejecito y con tranquilidad, bien asistido, en un sillón biencómodo o en una señora cama». Él se ríe y repite aquello: «Que te rondaré, morena»...

He leído de un tirón este escrito de Pedro y veo que todo él lo atraviesa la muerte. La muerte real,desnuda, cruel, perseguida –esperada- por la esperanza de Pedro, que, nacida de la cruz de Jesús, es másimplacable aún que la misma muerte. «Temida, llamada; vendida, comprada; sentida, mentida; callada,cantada»... La muerte que le llegó, inmerecida, al jesuita João Bosco que cayó a los pies de Pedro destrozadosu cerebro por la bala dum-dum disparada a bocajarro por la mano del número llamado Ezy, el cual huyó, fuedetenido luego y ya anda suelto. La muerte que asoló la aldea de los indios Bororo en Meruri, segando abalazos las vidas del misionero Rodolfo y del indio Simão. La misma muerte viene persiguiendo y alcanzando,desde antes, al pueblo de sertanejos, retirantes, peones e indios, que por eso se interponen entre el pueblo yla muerte esos hombres -Rodolfo, João..- y son matados. (Escribe Pedro en este libro: «La extrema derechaamenaza a varios obispos, con la muerte incluso. Es otra vez, quizás más que nunca, hora de martirio». Y«martirio» es testimonio-con-muerte. Sigue Pedro: «Que el Espíritu de Jesús nos llene de una alegre decisiónde testimonio»}. Es la misma muerte que mata en el pueblo a los sin nombre. «Muchas muertes matadas-otra vez habla Pedro- dentro de la región de la Prelatura. No sé cómo enfrentar este doloroso misterio. Semata exasperadamente».

Sin ninguna duda, se nos impone como título de este libro la frase que me asalta espontánea yabsolutamente perfilada: «La muerte que da sentido a mi Credo». Se lo digo a Pedro y me dice con firmeza:«Sí, oye. Sí. Sí».

Por si no hubiera bastante, provocado por mis bromas -muy en serio-, Pedro, que es poeta, creaversos sobre la muerte que ronda. Su «Romancillo de la muerte» es voz suya -su alma- que canta en coplasel desafío de la Esperanza a la «muerte rondera». Pedro cerrará así esta crónica-prólogo tramada entre losdos, entre los dos hablada.

Y, por si aún fuera poco, días después dialogamos seriamente sobre esa muerte rondera (preparamosel libro «Diálogos» , y a la pregunta «¿Qué significan para tí ahora esas muertes, la muerte, tu propiamuerte?», me responde Pedro: «Recordando la expresión española, diría que, por un lado, esas muertes, lamuerte presente así en mi vida, en mi pueblo, me hace la pascua. No deja de ser muerte. Nunca he perdido-ni siquiera cuando pido el martirio- la sensibilidad de la muerte. La muerte continúa siendo para mí lo másserio de la vida. Me hace la pascua. En algunos momentos casi me ha desesperado y yo le he preguntado aDios por qué tantas muertes estúpidas, sin sentido al parecer, muertes de hambre, por distancias, por notener un mínimo de infraestructura, asistencia médica, etc.; por tanta injusticia; muertes matadas, como sedice aquí, muertes enloquecidas. Por otra parte, claro, es la Pascua del Señor. Yo tengo fe, tengo esperanza.A ti te he dicho varias veces que aquí mi esperanza se ha agudizado, se ha afilado como una cuchilla amedida que ha ido cortando la carne de la muerte presente. Sólo puedo tener esperanza; no existe otraposibilidad. ¿Cómo podría enfrentar yo tanta muerte, en mí y en los otros, en los pobres y en los pequeños,en los inocentes, muertes causadas sobre todo por la injusticia, si no fuese a fuerza de Esperanza? Es laPascua del Señor: ¡en fin!: entonces es muerte pero también es resurrección. No veo muy bien cómo;

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costándonos mucho, al pueblo y a mí, pero es resurrección. Veo en la Esperanza, que es tan fuerte cuantociega».

Basta. Callo ya. Justificado y ambientado el presente libro con esta crónica-prólogo, dejo a Pedro lapalabra, doy paso a sus versos y a su voz:

ROMANCILLO DE LA MUERTE

Ronda la muerte rondera, la muerte rondera ronda. Lo dijo Cristo antes que Lorca.

Que me rondarás, morena, vestida de miedo y sombra. Que te rondaré, morena, vestido de espera y gloria.

(Frente a la Vida, qué es tu victoria? El, con su Muerte, fue tu derrota)

Tú me rondas con silencio, yo te rondo en la canción. Tú me rondas de aguijón, yo te rondo de laurel.Que me rondarás,que te rondaré.Tú para matar,yo para nacer.Que te rondaré,que me rondarás.Tú con guerra a muerte,yo con guerra a Paz.

(Que me rondarás en mí o en los pobres de mi Pueblo, o en las hambres de los vivos o en las cuentas de los muertos.

Me rondarás bala, me rondarás noche, me rondarás ala, me rondarás coche. Me rondarás puente, me rondarás río, secuestro accidente, tortura, martirio. Temida, llamada;vendida, comprada;sentida, mentida;callada, cantada..!)

Que me rondarás, que te rondaré, que te rondaremos, todos,

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yo y Él.

Si con Él morimos, con Él viviremos.

(Con Él muero vivo, por Él vivo muerto)

¡Tú nos rondarás, pero te podremos!

Pedro Casáldáliga

Yo pongo aquí mi firma como testigo de «testigos». Con inmensa gratitud a Pedro, a todos los suyosdel Mato Grosso, equipo y pueblos, y «al Dios que da a los hombres tal poder» (tal amor) como ha dado,desde Jesús y por El, a los muchos profetas que ya murieron matados, a los que nos acompañan voceando elJuicio del Señor del Amor, y a los que serán profetas después aún, mientras sea necesario en este reino de lamuerte, sombría tierra en que sembramos la vida (no sin morir) y la esperanza (no sin desesperarnos algunasveces), hasta que suceda que, por el amor y la justicia (¡háganse ya. Señor!), la vida de cada ser humanotenga el mismo sacratísimo valor para todos los nacidos. Mientras tanto, «ninguno de nosotros se siente muylejos de la muerte en esta hora».

Pedro: quienes hacen su agosto a costa de la muerte que ronda a tu pueblo, se seguirán rasgando lasvestiduras. Oligarcas y represores, y sus peones ciegos (siempre habrá algún obispo que se les una), teseguirán llamando subversivo, violento, comunista. Ensuciarán tu nombre, tal vez las Nunciaturas pacten contus acusadores, y, ciertamente, continuarán, algunos, matando al pueblo. Frente a todo, porque la muerteronda, mientras ella no nos quite la voz, hay que seguir gritando, Pedro. Que el Amor te administre la ira y laesperanza. Y la vida... No olvides mi «amenaza», que yo guardo tu réplica: «Si, como tú me amenazas. Diosme hace vivir más de noventa años, si muero, como dices, en un sillón bien cómodo o en una señora cama,en todo caso, la cercanía de esta muerte habrá sido para mí un formidable sacramento». Y me subrayaste lasdos últimas palabras...

Contigo y tu pueblo, en Jesús, el Cristo, para todos.Teófilo Cabestrero cmf

1En mi libro de la colección «El credo que ha dado sentido a mi vida», ¡Yo creo en la justicia y en la

esperanza!, con el número 20 de la primera parte (pág. 121) daba una síntesis panorámica de mis recelosacerca del Brasil, en aquel verano de 1975, sobre todo por lo que se refería a nuestra Amazonia y a la suerteamenazada de sus hombres y mujeres, olvidados por los programas oficiales. Daba también el estado deánimo de la Iglesia de São Félix en aquella hora de callada siembra.

En «Alvorada» de mayo comunicábamos una novedad amarga:

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Coincidiendo con la «Semana del Indio», los indios de nuestra región, sobre todo los Karajá, y todoslos que amamos sinceramente al Indio, hemos vivido un hecho entristecedor:

La Hermana Mercedes, la querida «Lubedero» de los Karajá, enfermera del Hospital del Indio, enSanta Isabel de la Isla del Bananal, fue destituida injustificadamente de su cargo.

El Presidente de la Funai, General Ismarth, declaró a la propia Hermana Mercedes que esa destituciónera «por orden superior de la Aeronáutica»; y que la Funai no tenía ningún reparo que hacer al trabajoprofesional de la Hermana...

En junio, y en Goiânia, bajo el patriarcal auspicio de don Fernando, el arzobispo, siempre acogedor ysiempre en la brecha del compromiso con los hermanos, se celebraron dos importantes reuniones que, a mimodo de ver, marcan época en la pastoral de la Iglesia del Brasil:

- El Encuentro de Iglesias de la Amazonia Legal, sobre los problemas de Tierra y Migración, y- La I Asamblea Misionera Indigenista, organizada por el CIMI («Conselho Indigenista Missionário»).En el primer encuentro se creaba la «Comisión Pastoral de la Tierra» (CPT), actualmente con catorce

organismos regionales -además del Secretariado central-, esparcidos por las áreas más candentes del Brasil,por lo que a Tierra se refiere, y que está dinamizando la conciencia y la responsabilidad de la Iglesia nacionaly de la opinión pública en torno a la problemática agraria.

En el segundo, se trazaban las líneas de acción y la programación concreta de la nueva Pastoral Indi -genista, con referencia a la Tierra, Cultura y Autodeterminación del Indio; y con referencia a la Encarnación,Concientización y Pastoral Global, por parte de los misioneros indigenistas y sus Iglesias.

Este Documento de la I Asamblea Misionera Indigenista equivale a la Carta Magna del CIMI, válidapara un largo futuro, piedra de toque para toda pastoral renovadamente responsable -antropológica yevangélica- entre los Pueblos indígenas.

El día 7 de julio hube de publicar una «Nota de esclarecimiento» por las insidiosas noticias aparecidasen la TV Globo -la red nacional de Televisión con mayor audiencia en todo el Brasil- sobre una supuesta hoja«Alvorada» que estaría firmada por mí e ilustrada fantásticamente por una cruz y una hoz, con «un texto de laChina comunista» (!); y en la cual yo estaría incitando al Pueblo a la lucha armada, por medio de losSacramentos...

Nadie en la región de la Prelatura vio esa hoja fantasma que la TV Globo hacía ver a todo el Brasil. Sobre esa ridícula noticia -concluía yo- quiero sólo recordar:1. Hojas semejantes fueron de hecho esparcidas por las fuerzas de la Represión, en São Félix, el día

19 de agosto de 1973, y en otras áreas del País, incluso dentro de algunas iglesias.2. No es novedad la campaña de difamación que se está moviendo, en el País, contra algunos

Prelados, como por ejemplo, Don Ivo Lorscheider, Secretario General de la CNBB, y don Paulo Evaristo Arns,cardenal arzobispo de São Paulo.

3. Es curioso que esa noticia de la TV Globo coincidiese con la celebración del Encuentro Pastoral dela Amazonia sobre problemas de Tierra y Migración.

4. Cualquier persona más o menos informada sobre la coyuntura nacional y la relación Iglesia-Sistemay, en este caso, sobre los intereses y vínculos de la Red Globo, podrá comprender fácilmente el significado deesa cobarde campaña.

El día 17 de agosto de 1975 -cerrando la novena de la Asunción, Patrona de São Félix-inaugurábamos la Catedral.

La primera iglesita del lugar, hecha en parte de adobes de barro, no soportó los tornados de aquellaorilla abierta del Araguaia y tuvimos que derribarla. La nueva iglesia, nuestra catedral, está casi en la falda delotero que ampara la ciudad, en el centro de las nuevas calles por donde São Félix se expande.

Pedrito la planeó y dirigió las obras. Sencilla, como un galpón funcional, pero hermosa. Doce columnasde quina, estriadas, sostienen la techumbre cruda, recordando los doce Apóstoles. Unas «peneiras» de pajade los indios Tapirapé hacen de portalámparas y dos «potes» Karajá, de pila bautismal.

Don Aloisio Lorscheider, Presidente de la CNBB, nos acompañó en la fiesta de la consagración de lacatedral, marcando conmigo de «urucum» rojo las cruces labradas en las columnas. Y asistió a la pieza teatralque yo escribí y la muchachada representó aquellos días, «Povo de Deus no sertão». Esa representación hizorevivir, a viejos y jóvenes, algunos con lágrimas, el itinerario realmente vivido por los indios acorralados y porlos «sertanejos retirantes» de la región. Más tarde esa especie de auto sacramental sertanejo sería incluidoen los autos de mi proceso como un documento subversivo. ¡No hay nada más «subversivo» que la dura vidadel Pueblo, efectivamente!

De España, en nombre de tantos amigos fieles, nos acompañó José María Alsina, con su cabezablanca luminosa y su afectuosísimo corazón.

La presencia de don Aloísio ya era un gesto peculiar de solidaridad, porque se estaba fraguando, poraquellos meses, un nuevo intento de expulsarme del Brasil.

«Alvorada» publicaba, el 20 de setiembre, un «Comunicado urgente», firmado por el Equipo Pastoralde la Prelatura, bajo este título: Querem expulsar do País nosso bispo Pedro.

En él se subrayaba que ese proceso de expulsión pretendía considerarme como simple ciudadanoextranjero, prescindiendo de mi condición de obispo. (Yo soy obispo «accidentalmente», como diría más tarde,

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ya en mayo de 77, un editorial de O Estado de São Paulo que también pedía, desafiando las agallas delGobierno, mi extradición inmediata). El propio Nuncio Apostólico, don Carmine Rocco, ejerciendo susfunciones de diplomático, barruntó junto a algún obispo muy significativo qué éxito podría tener, dentro de laIglesia brasileña, esa nominalista distinción. El «Comunicado urgente» recordaba:

Ahora, en julio y agosto, el delegado de Policía de São Félix y otros oficiales venidos de Barra doGarças y Cuiabá han buscado con insistencia fotografías de don Pedro. Y algunos de ellos han anunciadoque en breve estallaría algo muy grave contra el obispo y los padres de São Félix.

Elementos oficiales han alertado a don Pedro sobre el peligro que su vida corría; le han avisado que seestaba instruyendo un proceso contra él y que podría ser preso a cualquier hora.

También el Presidente de la Funai recientemente ha prohibido a don Pedro y a otros dos misionerosentrar en áreas indígenas; dando orden de prisión en el caso de que visitasen esas áreas.

Decía cómo la CNBB acababa de tomar oficialmente medidas; cómo la opinión pública y la solidaridadde la Iglesia nacional se estaban manifestando profusamente; que varios obispos, por intermedio del cardenalArns, llevaban al Papa una palabra de protesta contra la maniobra del Gobierno y un voto de amistad paraconmigo.

El «Comunicado» advertía aún:Aunque un día fuera expulsado, don Pedro Casaldáliga, dentro o fuera del País, continuaría siendo el

único obispo legítimo de esta Prelatura de São Félix. Ningún poder de este mundo puede quitarle a don Pedroel carácter de obispo nuestro que el Espíritu Santo le confirió en aquella consagración del 23 de octubre de1971 que todos nosotros acompañamos emocionados.

En octubre «Alvorada» reproducía el clima de amenazas que se cernía sobre el Pueblo de laPrelatura; desmentía la desmentida de «autoridades del Gobierno Federal» que negaron ante la Presidenciade la CNBB la existencia de cualquier intento de expulsarme; y recogía la onda de adhesiones y de comuniónque nos llegaba de toda la Iglesia nacional y de otras partes del País y del extranjero.

Y en noviembre la misma «Alvorada» notificaba, con la comprensible satisfacción, con apostólicarevancha, digamos, el encuentro de don Paulo Evaristo con Pablo VI:

El Papa se mostró muy sensible y solidario para con el Pueblo de Dios de estos «sertôes» y con suobispo perseguido.

Al final, dijo el Papa a don Paulo Evaristo que los obispos y misioneros que trabajan en estas regionesson verdaderos héroes y que tocar al obispo de São Félix sería tocar al propio Papa. Esto último, subrayado,como no era para menos...

Así las cosas, la aldea Tapirapé acababa de recibir una “visita amenazadora” de la Dra. Giselda,geóloga, del Dr. Alceu del DGPC, del Sr. Quirino, agrimensor, y del jefe del Puesto indígena local, Sr. JuraciAndrade, todos de la Funai, acompañados por el Dr. Eduardo, uno de los directores de la CompañíaTapiraguaia -que es la hacienda que les discute a los indios Tapirapé el indiscutible derecho a sus tierras-.

La visita fue realmente agresiva: para los indios y para la Misión. Con la amenaza incluso de transferirlos Tapirapé al Parque Xingú o a la Isla del Bananal. A lo cual un Tapirapé respondió noblemente que ellos «noeran ganado de la Funai para ser llevados de un lugar para otro». Y a las insinuaciones de la Dra. Giseldasobre quién les habría dicho a los indios que aquella área era suya, otro Tapirapé replicó: «Nosotros tambiéntenemos cabeza y sabemos pensar y sabemos lo que necesitamos».

Delante de eso, pienso que no es de asombrar que se quiera expulsar del Brasil a un obispo que, al finy al cabo, es extranjero, cuando se expulsa tan fácilmente de su habitat ancestral a los más legítimoshabitantes de esta Tierra.

Era tiempo de expulsión, en todo caso. El P. Francisco Jentel, salido del Brasil en la más inocente paz «romana» -para algunos-, volvió al

Brasil, con todos sus derechos, al parecer, en diciembre de aquel año de 1975. Y en Fortaleza, huésped dedon Aloísio, era secuestrado violentamente en plena calle por agentes del Ejército y trasladado a la Jefaturade la Policía de Fronteras, de Rio, desde donde fue oficialmente expulsado, el día 16.

El Gobierno pretendió dar explicaciones, basándose en un supuesto «pacto» que habría hecho con laCNBB, en orden a la salida definitiva de Jentel; pero la CNBB -su Presidencia- lo negó rotundamente.

Yo escribí una carta pública sobre la expulsión de Francisco, bajo el clima agridulce de aquellaNavidad:

«Nuestro Padre Francisco acaba de ser expulsado de Brasil. El Gobierno del País con esta injusticia cierra toda una cerca espinosa de injusticias con que ciertos

terratenientes, políticos, militares y policías venían apretando, hace años, la vida y el trabajo del P. Francisco. Pero ésta es, entre todas, la mayor injusticia porque es la injusticia públicamente oficial. El decreto de

expulsión del Padre fue accionado por el Ministro de Justicia, Armando Falcão, y firmado personalmente por elpropio Presidente de la Nación, Ernesto Geisel.

Con esta expulsión del P. Francisco es el Brasil oficial quien se ensucia las manos y el corazón en lainjusticia. Porque quien expulsa al P. Francisco no es el Pueblo del Brasil.

Quien lo expulsa es el poder del dinero de las grandes Empresas nacionales y extranjeras: la codiciade esas Compañías latifundistas, como la Codeara, cuya deshumanidad todos nosotros hemos sufrido en la

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propia carne y hasta en la vida de los hijos; la fuerza arbitraria de esos políticos, militares y policías al serviciode ese dinero y de esa codicia y no al servicio del Pueblo y de la Patria...

Para ellos la víctima única de esa expulsión es el P. Jentel.Para nosotros, la verdadera víctima de esta injusticia es, una vez más, el Pueblo.Para esos dueños del dinero, de la política y de la fuerza expulsar al P. Francisco es satisfacer una

venganza y acallar una voz intrépida que los incomodaba en sus inconfesables proyectos.Para Dios y para nosotros la expulsión del Padre Francisco es un nuevo sacrificio humano y cristiano

que se junta al sacrificio libertador de Jesús.Para Dios y para nosotros la expulsión del P. Francisco, ausente, será una voz más de justicia y de

Evangelio, presentes, que nadie podrá acallar.En la madrugada del día 16 de este mes de diciembre, el P. Francisco fue embarcado hacia Francia,

prohibiéndosele volver nunca más al Brasil.No hemos podido aún hablar con él, ni hemos recibido carta suya después de su expulsión... Sabemos

sin embargo lo que él piensa y lo que él siente en esta hora.Por causa del Evangelio, por amor a los Pobres, él vino a este interior del Brasil hace 21 años. Y por la

causa del Evangelio de los Pobres él fue perseguido y condenado y sufrió prisión y fue ahora brutalmentesecuestrado y finalmente expulsado del País.

Esta fue su causa. Y esta causa continúa. El Evangelio de Jesús debe ser para nosotros, como para elP. Francisco, la luz que nos trace el camino y la fuerza que nos comprometa hasta la prisión y la muerte enfavor de los hermanos oprimidos y pobres.

Esta causa continúa.- porque vosotros, los indios, no sois respetados y ni siquiera se cuenta con vosotros en el llamado

Desarrollo del Brasil,-y vosotros, «posseiros» y familias emigrantes, aún no tenéis tierra ni derecho y cada vez parece

apagarse más la esperanza de tenerlos un día.-y vosotros, trabajadores de esta región sin ley, os estáis quedando sin ley y sin trabajo.Las Haciendas de ganado se multiplican y se multiplica también su confusión y hasta su fracaso. El

INCRA se siente cada vez más impotente, y la represión sobre los que defienden la tierra y el derecho de lospobres, cada vez aprieta más inhumana. Y hasta muchos, dentro y fuera de la Iglesia, se están cansando degritar la verdad y de esperar luchando y de juntar las fuerzas de la liberación.

Nosotros, hermanos. Pueblo de Dios de esta Prelatura de São Félix, para ser fieles al Evangelio deJesucristo y para no dejar infecundo el sacrificio de nuestro P. Francisco expulsado, debemos reaccionar connuevo coraje.

Dios está con nosotros. Y el verdadero Brasil también. Con nosotros está la Historia que camina haciala Justicia, hacia la Libertad, hacia la Fraternidad.

Somos el Pueblo de la Esperanza. Y la Esperanza nadie la expulsa de nuestro corazón. Sabremosrezar. Sabremos mantenernos firmes. Sabremos plantar. Defenderemos nuestra tierra y nuestros derechos. Ynos uniremos a todos los que, como nosotros, sufren y como nosotros luchan y esperan.

Y vamos a celebrar esta Navidad de 1975 en compañía de nuestro P. Francisco, cada vez máspresente en medio de nosotros.

Navidad es un misterio de fe; pero es también un reventar de vida. Jesús nace verdaderamente allídonde nace un brote de justicia, donde los hombres se reconocen y se aman como hijos de Dios, donde losoprimidos se liberan.

Sea ésta, para toda la Prelatura de São Félix, una Navidad de verdad, hermanos». (SEDOC, nº 89,marzo de 1976).

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Entré en 1976 por la puerta de una sala de cirujía. El día 6 de enero, fiesta de la Luz, por ser laEpifanía del Señor, fui operado de catarata en el ojo izquierdo. Por la mano experta del Dr. Durval, de Goiânia.Con ello conseguí unos días de reposo y de oración, al abrigo de la siempre fraterna acogida de losClaretianos de la avenida Paranaíba. Escuché radio a destajo. La BBC, particularmente, que ya le es familiara uno. Y pude hacer un balance de la música (y de las necedades) que le proporcionan al Pueblo tantasemisoras de Radio y de Televisión...

De esa catarata guardo el recuerdo de un poema que escribí, ya viendo nubladamente, en el mes deagosto anterior, camino de Meruri, acompañado de cuatro indios Tapirapé y rumiando polvo, preocupaciones ycarretera, al sol empañado por la humareda rojiparda de las «queimadas» del Latifundio:

OJOS NUEVOS

Entonces veré el sol con ojos nuevosy la noche y su aldea reunida;la garza blanca y sus ocultos huevos,la piel del río y su secreta vida.

Veré el alma gemela de cada hombreen la entera verdad de su querencia;y cada cosa en su primer nombrey cada nombre en su lograda esencia.

Confluyendo en la paz de Tu Mirada, veré, por fin, la cierta encrucijada de todos los caminos de la Historia

y el reverso de fiesta de la Muerte. ¡Y cebaré mis ojos en Tu Gloria, para ya siempre más ver, verme y verte!

Para Semana Santa escribí otro «auto sacramental sertanejo», sobre la Pasión y Muerte del Indio entrenosotros: «Paixão e Morte de Txetxuiâ». Txetxuiâ es el modo fonético con que los Tapirapé hablan de Jesús...

La pasión del Indio -su Pasión- se hacían cada día más presentes en mi vida. El día 16 de mayo la Comisión Pastoral de la Tierra publicaba un documento enérgico apelando en

favor de los posseiros de Cascalheira y Ribeirão Bonito, tantas veces acorralados por la arbitrariedad de losterratenientes invasores y de la policía y últimamente bajo la acción, todavía no descifrada, de ErlanePenalva, mitad ladrón, mitad instrumento de fuerzas mayores. El propio Dr. Francisco de Barros Lima, un díapresidente de nuestra inquisición policial y ahora jefe de la policía Federal en el Estado de Goiás, me decíamás tarde que Penalva «nos había tratado mal a todos: a los posseiros, al obispo, a la policía...».

Ninguna autoridad entre tanto se preocupó de cortarle los pasos, a pesar de la publicidad que el casoPenalva tuvo.

Llegó el mes de julio. Y en Meruri -la entrañable aldea de los indios Bororo- se hizo una histórica«Alianza en la sangre», entre el Indio y la Misión.

A las 11 de la mañana del día 15 de julio, la Colonia Indígena de Meruri, al este de Mato Grosso, fueatacada por 62 fazendeiros armados, cuyas tierras están dentro de la reserva Bororo que empezara a serdemarcada por la FUNAI, la antevíspera.

El P. Rodolfo Lunkenbein, misionero salesiano, de 37 años de edad, y el indio Simão Cristino fueronmuertos, otros cuatro Bororo quedaron heridos. Uno de los atacantes también murió, alcanzado por una balaperdida de sus propios compañeros («Movimento», julio de 1976, n.° 56).

Aquel mismo día 15 yo había escrito una carta al P. Rodolfo y a su compañero, el buen P. Ochoa,colocando en mayúscula el nombre de RODOLFO, por una inconsciente distracción que iba a ser profética.Aquel hombre, alemán, generoso, alto de cuerpo y de espíritu, limpio en sus ojos de chiquillo azules y abiertosiempre en sonrisa, iba a sellar, el primero, los compromisos asumidos en la I Asamblea Misionera Indigenistade Goiânia.

Ya el Misionero no moría «matado» por el Indio, como en las antiguas historias. Moría por el Indio,amado en la totalidad de su ser y de sus derechos, no visto apenas como un alma que salvar. Moría por laTierra del Indio que estaba siendo invadida, demostrando así saber muy bien cómo, según el ParlamentoIndio de San Bernardino, de octubre de 74, «el indio es la propia tierra».

Y el Indio, en este caso el dulce y fiel SIMÃO, aquel que «nunca zangava», moría por el Misionero.«Sólo para "acudir" al Padre», como decía el viejo cacique Eugenio -Aidji Kuguri-, Simão moría y otros cuatro

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Bororo quedaban heridos. Sólo para socorrer al Padre: «de manos limpias, de cuerpo limpio», que «ni siquierauna navaja tenían consigo».

Yo fui a Meruri, con Leo, tres días después. Nunca más olvidaré aquel otero preciso en el azul, losgrandes árboles temblando, el agua muda y las hojas en revuelo, la plaza, casi colonial, al sol y suimprovisada campana, las Misioneras salesianas en blanca desolación y los Indios todos cantando en aquellamisa que celebramos por los Mártires, con un lamento indio que sobrecogía, durante la comunión.

Puse toda mi alma en aquella misa, palabra. Y entregué al cacique Eugenio el báculo -mitad borduna,mitad remo- de pau-brasil que los indios Tapirapé me habían ofrendado en mi consagración episcopal. Conello yo les daba a los Mártires, a los Bororo, a la Misión salesiana de Meruri, el mejor tesoro que yo tenía.

Aquella noche escribí en el «Livro de Presença» de la Misión: Esta tarde hemos celebrado, con la Muerte gloriosa de Cristo, la muerte gloriosa de Rodolfo y de

Simão; la sangre de Tereza, de Lourenço, de Zezinho y de Gabriel; la angustia y solidaridad de Ochoa, de losBororo, de los Misioneros Salesianos de Meruri.

El 15 de julio pasa a ser una fecha histórica en la Historia de la nueva Iglesia Misionera. Rodolfo ySimão son otros dos mártires, perfectos en el amor, según la Palabra de Cristo; el Indio ha dado la vida por elMisionero; el Misionero ha dado la vida por el Indio.

Para todos nosotros, indios y misioneros, esta sangre de Meruri es un compromiso y una esperanza.¡El indio tendrá tierra! ¡El Indio será libre! ¡La Iglesia será india!Con un abrazo de la Iglesia indígena y sertaneja de São Félix...Escribí también, para la solemne misa funeral de la catedral de Goiânia una Letanía penitencial, que

reproduzco aquí porque expresa lo que siento acerca de la culpa colectiva, la obstinada ignorancia, que nostoca reparar, como Sociedad y como Iglesia, en nuestro comportamiento para con los Pueblos indígenas:

- «Por todos los pecados de la antigua y de la nueva Colonización que están aplastando, durantesiglos, los Pueblos indígenas de nuestra América, os pedimos perdón...

- Por los pecados de la propia Iglesia, tantas veces instrumento del antiguo y del nuevo colonialismo...- Por el orgullo y la ignorancia con que despreciamos la cultura de los Pueblos indígenas, en nombre

de una civilización hipócritamente llamada cristiana...- Por la expoliación de las tierras del Indio y la destrucción de la naturaleza en que él vive, causadas

por el Latifundio y los intereses de las grandes empresas nacionales o multinacionales, o por el turismoirrespetuoso...

- Por la inhumana violencia con que pretendemos transformar las comunidades indígenas en nuevasvíctimas de nuestra civilización de lucro y de consumo, a pretexto de una ilusoria integración...

- Por la incapacidad en descubrir el «Verbo sembrado», las raíces de Evangelio, en la vida simple ycomunitaria de los Pueblos indígenas...

- Por la falta de solidaridad de la conciencia nacional; por la falta de honestidad o de eficiencia de lasautoridades responsables; por la omisión de la Iglesia; por todos los pecados del Pueblo brasileño contra losderechos de nuestros hermanos indios...

- Porque tantas veces pretendemos aislar el problema indígena del problema global de todos losmarginados del País, en la ciudad y en el campo...

- Por la falta de vocaciones dispuestas a encarnarse, como Jesús, en la cultura, en el martirio y en laesperanza de los Pueblos indígenas...

- Por los que mataron a nuestros hermanos, Simão y Rodolfo, por los que encubren este crimen, portodos los que matan, día tras día, al Indio, nuestro hermano...

- Por nuestra falta de esperanza en ese Mundo Nuevo que debemos construir, donde todos losPueblos seremos libres y hermanos, siendo vuestro Pueblo...

- Perdón, Señor, perdón.

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0ctubre. Día 2. Estoy en Santa Terezinha. Y en los días de la hermana luminosa de Lisieux. Leo «Lesmains vides» de C. de Meester. Y la presencia ejemplar y estimulante de Teresa me acompaña de nuevo.

Las noticias del País son más o menos dramáticas. Don Adriano, de Nova Iguaçu, fue secuestrado,golpeado, humillado. La extrema derecha amenaza a otros obispos, con la muerte incluso.

Es, otra vez, quizás más que nunca, hora de martirio.Estos días me siento como acariciado por el Espíritu. Anteayer pedí especialmente -y será esta una

petición normal en adelante- «la caridad, el testimonio de vida y de palabra, la contemplación y el martirio»...Todo es posible aún. Y Dios quiere dar. Sus manos están llenas para compensar nuestras manos

vacías.Dice Teresa:«Au soir de cette vie, je paraîtrai devant Vous les mains vides... Lorsque je paraîtrai devant mon Epoux

Bien-Aimée je n'aurai que mes désirs à Lui presenter».Aquella palabra también de Teresa que siempre me ha confortado tanto:«Le Bon Dieu ne saurait inspirer des désirs irréalisables...», es verdadera. Nuestro Dios es el Dios de

la Promesa fiel. Su Gracia es una vocación que El mismo cumple en nosotros misericordiosamente: Dios esAmor eficaz. Jesucristo es la garantía cierta, el «sí» de Dios».

«Día 7. Hemos tenido estos días -4, 5, 6-, y en la acogedora soledad de la colina de la iglesia, el En-cuentro Indigenista de la Prelatura. Con la participación de cuatro indios Tapirapé. Ha sido muy familiar y muyconcreto. Y tengo la esperanza de haber dado un paso decisivo en el atendimiento a los indios Karajá. Es unautopía, sí. O sea, es Esperanza. Los Karajá son nuestros hermanos más marginados, aquí. Por eso nosdebemos más a ellos».

«Día 16 Diamantino. Ha sido una semana de sangre y de testimonio. Otra vez. Tres meses después dela muerte del P. Rodolfo, y dentro de nuestro Regional del CIMI, el P. João Bosco PENIDO BURNIER, que noscompañó en el Encuentro de Santa Terezinha, moría, víctima de una bala y de la Justicia. En Ribeirão Bonito.Cuando él y yo reclamábamos de la Policía por los malos tratos a que ella estaba sometiendo a dos pobresmujeres del lugar.

Cayó a mis pies.Su sangre fecundó nuestro suelo, nuestra vida, el futuro de nuestra Iglesia, de este Pueblo del sertão

-indios, posseiros, peones-.Esta muerte ha despertado la conciencia de la Iglesia nacional. Espero que sea de un modo profundo y

duradero.Yo me he sentido muy próximamente afectado. Quizás el martirio está más cerca que nunca.Que el Espíritu de Jesús nos llene de una alegre decisión de testimonio».Transcribo el relato que escribí para el Boletín del CIMI, noviembre de 1976:

«Muerte y testamento del P. João Bosco»

Encuentro indigenistaComo coordinador del Regional del CIMI, en el nordest del Mato Grosso, el P. João Bosco vino a la

Prelatura de São Félix, para acompañarnos en el Encuentro Indigenista anual de la Prelatura. Fue durante los

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días 4, 5 y 6 de octubre. En SantaTerezinha, MT. En aquella Santa Terezinha de los posseiros, de la Codearay del P. Francisco Jentel...

Ya en su venida el Padre realizaba así un viejo sueño de infancia: ver el Araguaia, el gran Araguaia delas leyendas y narraciones, decía él. De São Félix a Santa Terezinha viajó de «voadeira», por el Beroká de losKarajá, durante unas seis horas. Bajo una lluvia imponente en el último trecho, en un verdadero bautismo deAraguaia.

El Encuentro fue en la vieja casa, en la vieja iglesia del «morro», herencia de los misioneros dominicosde la Prelatura de Conceição. Participamos, además de los miembros del Equipo Pastoral de la Prelaturadirectamente dedicados al servicio del Indio, otros miembros del mismo Equipo, y cuatro indios Tapirapé. (Ysus esposas y niños también nos acompañaron en la libre participación que es de derecho).

El Encuentro ventiló los temas de la Tierra, Escuela, Choque Cultural, Población Circundante, Turismo(sobre todo, el Hotel Fluctuante), atendimiento a los Karajá, Comunicación entre los Tapirapé y los Karajávecinos. Bautismo y vida cristiana...

En un clima de total simplicidad y realismo.El P. João Bosco participó a sus anchas, expansivo, feliz. Contribuyendo con oportunas acotaciones.

Siempre en aquella su actitud de mediación, pero también cada día más comprometido con la CausaIndígena, cada día más solidario con la misión del CIMI. (Preocupado con que el CIMI fuese acogido en lasMisiones tales, con que el CIMI pudiese intervenir en tal área. Asumiendo el compromiso de concretar tema,lugar, fecha, clima para el Encuentro Regional del CIMI en el próximo año de 77...)

Se sintió feliz, sobre todo, y emocionado, en la visita a la aldea Tapirapé, una vez terminado elEncuentro. Fuimos para allá en el célebre «mondrongo» de las Prelaturas de la Amazonia Legal, enfrentandoramas y puentes frágiles, jugueteando con el grupo Tapirapé, sudando.

(Creo que el P. Joao vino a São felix para expansionarse, para rezar, para morir. Fueron muy intensosaquellos últimos días suyos!)

Era el día 7 de octubre. Aquella noche de claro de luna -de ese claro de luna único que tenemos allí, enel sertão- hubo una charla magnífica con los hombres Tapirapé, según la costumbre de la tribu, echados osentados sobre las esteras de paja, en los troncos. (La casa central la «takana», había sido quemada, esteaño, en homenaje ritual a uno de sus principales constructores, que había fallecido).

El P. João Bosco vibró con esa larga, sosegada, profunda conversación: el alma de la aldea aflorando,y el Bautismo, otra vez, y lo que sería ser cristiano sin dejar de ser indio, y la cultura de los indios y susderechos... «Fue una charla maravillosa, Pedro», repetía el P. João Bosco.

Aquella tarde y la mañana siguiente visitó la aldea, conversó, se mezcló familiarmente con losTapirapé, recibió un collar de presente... Y celebramos, en la casa humilde, igual, de las Hermanitas, una Misaconmovedora: «Yo te bendigo. Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y prudentes y las hasmanifestado a los pequeñuelos...». En el suelo, sobre las esteras de paja, antes de la comida, una Eucaristíade testimonio indígena total.

Ribeirão BonitoEl Padre y yo regresamos a São Félix el día 8. Y allí permaneció él conmigo un día más, porque yo

necesitaba encaminar algunas providencias en la «curia». El día 11, a las 6 de la mañana, tomamos el«expresso» Xavante de la línea São Félix-Barra do Garças y a la una de la tarde llegamos a Ribeirão Bonito,un lugarejo, todavía área de la Prelatura, de mil y tantos habitantes.

Este fue el último viaje consciente del P. João Bosco. Por la carretera iba comparando la tierra, lashaciendas, los hombres de la región, con la realidad, igual y diversa, del área de Diamantino. El P. João Boscoera muy observador, minucioso.

El poblado celebraba las fiestas de Nuestra Señora. Aparecida, patrona del lugar. Yo iba a RibeirãoBonito para acompañar al Pueblo en esas fechas. Y este año íbamos a decidir cómo construir la iglesia, puesel villarejo tiene apenas una chabola, semiabierta, de barro y paja, para sus celebraciones.

El P. João Bosco decidió pernoctar allí: conocería el personal del equipo que allí trabaja y conocería alPueblo. Al día siguiente proseguiría su viaje hacia Barra, Cuiabá, Diamantino... y la lejana aldea de sus indiosBakairi.

Sólo que los planes de Dios eran otros.Cuando llegamos a Ribeirão, en seguida nos sentimos tocados por un cierto clima de terror que flotaba

sobre el lugar y sus alrededores. La muerte del soldado Félix, de la Policía Militar, muy tristemente conocidohacía cinco años, en la región, por sus arbitrariedades y hasta crímenes, y muerto en una última provocativaarbitrariedad, trajo al lugar un gran contingente de policías, y con ellos la represión arbitraria y hasta la tortura.

Así y todo, el Pueblo celebraba las fiestas de la Patrona. Aquella tarde el P. João Bosco acompañó alPueblo, rezando y cantando, en la procesión al arroyo local (de ahí el nombre de «Ribeirão Bonito») en dondese bendijo el agua del Bautismo que iba a ser administrada al día siguiente. Y en esa procesión,providencialmente, fueron filmadas las últimas escenas de la vida del P. João Bosco.

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Dos mujeres, sobre todo, doña Margarita y doña Santana, estaban sufriendo en la Comisaría,impotentes, y bajo torturas, esa represión inhumana: un día sin comer ni beber, de rodillas, brazos en cruz,agujas en la garganta y debajo de las uñas...

Eran más de las seis de la tarde, y sus gritos se oían desde la calle: «¡No me golpeen!» Decidí ir a laComisaría, para interceder por ellas. Un muchacho de la Misión quiso acompañarme. Temí por él y no se lopermití. El P. João Bosco, que estaba leyendo, rezando, como leyó y rezó mucho durante esos días queconvivió con nosotros en la Prelatura, se empeñó en acompañarme.

La oscuridad que se acercaba, la arena en la calle, el terror perceptible en el aire, en el silencio, nosacompañaron.

Cuando llegábamos al terreno de la pequeña Comisaría local, cercado de alambre, el cabo Juracisalía. Posiblemente nos vio llegar. Volvió, pocos minutos después, con el cabo Messías y dos soldados; lostres últimos, de uniforme. En una camioneta del «Bracinho» -edecán de la Policía, según el calificativo delPueblo del Ribeirão- dirigida en aquel momento por su hijo, de 12 años, Genivaldo Pedro Nunes.

La camioneta paró al lado de la Comisaría. Y los policías nos esperaron en hilera, con actitud agresiva.Pasamos la cerca de alambre que iba a ser también cerco de muerte. Yo me presenté como el obispo de SãoFélix, dando la mano a los soldados. El P. João Bosco se presentó también.

Y tuvimos aquel diálogo, de tal vez tres o cinco minutos. Sereno de nuestra parte; con insultos yamenazas, incluso de muerte, por parte ellos. Cuando el P. João Bosco dijo a los policías que denunciaría asus superiores las arbitrariedades que estaban practicando, el soldado Ezy Ramaltho Feitosa saltó hasta él-tres metros apenas- dándole una bofetada fortísima en el rostro. Inútilmente intenté cortar ahí el imposiblediálogo: «João Bosco, vámonos...». El soldado, seguidamente, descargó también en el rostro del Padre ungolpe de revólver y, en un segundo gesto fulminante, el tiro fatal, en el cráneo.

Sin un ay, el mártir -el mártir, sí- cayó, tieso; pensé que muerto. El aire se congeló, y la noche. Meincliné sobre el herido, lo llamé, respondió. El cabo Juraci comentó, tal vez aliviado, tal vez irresponsable:«Fue un tiro para asustarle...». Y aún quiso explicarme el hecho, con triste superioridad de suboficial:«¡Soldado..!»

Pedí el coche, pedí que me ayudasen a cargar en él al herido. Dos de los policías, efectivamente, meayudaron. Y el niño conductor y yo llevamos al Padre al dispensario que la Prelatura tiene en el lugar, a 300metros apenas de la comisaría.

El Dr. Luis y la Hermana Beatriz, enfermera, ambos de nuestro equipo, intentaron hacer lo imposible. Ytodos nosotros, allí presentes, y el pueblo, los hombres sobre todo, acompañamos, ansiosos, solidarios. ElPueblo comentaba con palabras gravísimas: «Si fuera uno de nosotros, uno está acostumbrado, es cosa decada día...; pero un Padre... ¡Esa policía se está hundiendo mucho!...».

Aquella noche, se suspendió el acto de la Novena, con Misa, a la Patrona, para mayor seguridad. detodos, en primer lugar. Y se pidió al Pueblo que volviese a sus casas, para rezar, a esperar.

En la primera limpieza de la sangre, coagulada, en el parietal derecho, aparecieron hilachas de lamasa encefálica. «Pronóstico reservado, Pedro...», me dijo, angustiado, el Dr. Luis.

¿Qué hacer? Salir de noche para un lugar con recursos, en ese caso significaría viajar unas 15 horas,hasta Goiânia. La Policía, por otra parte, según el comentario del Pueblo, nos estaría esperando al acecho, enla carretera de Barra do Garças, que es también el camino de Goiânia.

Hasta las 10 de la noche, imaginábamos poder llamar, por la radio local, alguna avioneta, para lamadrugada siguiente.

Agonía de mártirEntre tanto, el P. João Bosco vivía, consciente y generoso, su agonía de mártir, fuerte, sufrido, en

oblación. Invocó varias veces el nombre de Jesús. Ofreció varias veces su sufrimiento por los Indios, por elPueblo. Por el Pueblo de nuestra Prelatura, por el Pueblo de su Prelatura de Diamantino. Se acordó del CIMI,de don Tomás Balduino, su presidente. Lamentó con nostalgia conmovedora: «Siento no haber tomado notade lo que los indios (Tapirapé) conversaron...». Recibió la Unción, de mis manos, lúcido y fervoroso. En latín,porque él rezaba en latín su breviario, hasta el último día. Le recordé, una y otra vez, que al día siguiente erala fiesta de Nuestra Señora Aparecida, y él asentía y ofrecía de nuevo su dolor.

Apretaba mi mano, la mano del P. Máximo. Bromeó con éste, aún. Nunca quiso escupir en el suelo oen la pared -ni a pedido del médico-, siempre comedido en sus gestos.

Su última palabra inteligible fue la palabra, de Pablo -«He acabado mi carrera»- o la palabra del propioJesús -«¡Todo está consumado!»-. Intentó incorporarse y dijo, solemne: «¡Don Pedro, hemos acabado nuestratarea!».

Después, ya más de las diez, noche y expectativa adentro, en una camioneta escoltada por un cocheamigo, el médico, la Hermana y yo salimos, con el padre, bajo el suero, respirando él como un motor cansado,por la carretera de São Félix, por la desastrosa carretera del Xingú, en busca de un taxiaéreo de la «Taxi-Aéreo Goiâs» que sabíamos pernoctaba en una hacienda. Fueron cuatro horas de mortal ansiedad. El P. JoãoBosco fue santificando, con el resto de su vida, ofrecida al viento de la noche y a Dios, aquellas carreteras,aquellas haciendas, donde tantas vidas humanas, anónimas, sufrieron y fueron sacrificadas. Fue aquel un vía

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crucis de Redención por los caminos de la Amazonia Legal, por las tierras de los indios, de los posseiros, delos peones.

A las cinco de la madrugada, cuando la luz todavía intentaba delimitar el horizonte, volamos haciaGoiânia, hacia el Instituto Neurológico de la Avenida T. Todo era inútil, médicamente. El P. João Bosco estabacon el cerebro ya «muerto», en estado de vasoplegía.

La noticia corrió por Goiânia, por el País, por el extranjero. Don Fernando, la CNBB, los PadresJesuitas, el CIMI, la familia Burnier, la Prensa...

Y todos sentimos luego que aquella vida inmolada se tornaba testimonio y conmoción. Era unmisionero entre los indios quien moría, y moría para libertar de la tortura a dos pobres mujeres del Pueblo delinterior.

Al otro día, la capilla ardiente y, sobre todo, la Misa, en la catedral de Goiânia, expresaríanmagníficamente ese valor de testimonio, ese martirio de Caridad y por la Justicia. Y esa comunión de laIglesia del Centro Oeste (Mato Grosso y Goiâs) y de tantos lugares del Brasil.

Diamantino y São Félix, particularmente, con Guiratinga -el triángulo misionero del Nordeste del MatoGrosso- quedábamos como sellados por una alianza de compromiso y de testimonio.

La vida nace de la muerteEn Diamantino, donde el P. João Bosco fue sepultado, por derecho incuestionable de Misión, el Pueblo

participó de la Misa y del entierro con una fe expansiva, victoriosa. Un editorialista de «O Estado de SãoPaulo» no iba a entender por qué se presentaban en la iglesia las camisas del Padre manchadas de sangre,ni por qué se traducía «remisión» por «Liberación» -que es para nosotros, una remisión plena-. El Pueblo esquien entiende de sus mártires... Tampoco entendía bien esa historia aquel terrateniente que comentaba, esamisma noche, en el hotel: «Esos padres... imaginan que... ¡Sólo tienen peones con ellos!...».

Un periodista lloró, en la Misa, cuando alguien dijo que «la Libertad se compra con la sangre y la Vidanace de la muerte». El sí que entendió.

Los padres Jesuitas divulgaron un óptimo documento que, entre otras lecciones de humildad y decompromiso, agradece a los indios, a los posseiros y a los peones, porque educaron al P. João Bosco en elEvangelio. Esos Jesuitas también entendieron.

Cuando enterrábamos, bajo el calor del Mato Grosso, casi al medio día, el cuerpo-semilla del P. JoãoBosco Penido Burnier, misionero y mártir, junto a la alambrada -símbolo de todas las cercas del Latifundio queoprimen el Pueblo de nuestra Amazonia- Dios puso una señal en el cielo: el arco iris ciñó de Gloria y de Paz lanube oscura que flotaba entre el sol y la tierra, en aquella hora.

El Pueblo planta la Cruz y derriba la cárcel. Como es de tradición en el Brasil, el Pueblo de RibeirãoBonito, Cascalheira y alrededores quiso celebrar la Misa del 7° dia por el querido difunto P. João.

Convidaron a las otras comunidades de la Prelatura, con un folleto que presentaba dos manostraspasadas, con las sogas rompiéndose, las rejas al fondo y esta palabra de Jesús: «Ven, bendito de miPadre, porque yo estaba preso y tú me visitaste».

La Misa fue el día 19 de octubre, en la choza-capilla del lugar; y los textos, los cantos y las expresionesespontáneas del Pueblo manifestaron muy al vivo lo que aquella Misa significaba:

«Estamos aquí hoy... para celebrar la pasión y muerte del P. João Bosco, en la esperanza y en la Fede la Resurrección en Jesucristo».

«Hemos venido también para manifestar nuestra unión y nuestro deseo de Liberación».«Que nuestra presencia sea una protesta silenciosa contra los opresores, los explotadores,

representados por la policía, responsable de tantas injusticias y tanto sufrimiento del Pueblo».«Que esta celebración nos haga más conscientes de nuestra propia fuerza..., de que somos nosotros y

sólo nosotros que conseguiremos nuestra libertación”.«Que la sangre derramada por el P. João Bosco nos comprometa en esta jornada».Y cantaban: «Resucité, aleluya, y aún estoy con vosotros, aleluya!»Y luego: “¡Gloria a Cristo que saca a su Pueblo de la esclavitud!».Se leyó también el Éxodo (2, 23-25 y 3,7-10): los gritos del Pueblo que subían hasta Dios y la decisión

que el Señor toma de libertarlo.Y una Carta del Pueblo del lugar a los Cristianos: «Hermanos, aquí en nuestro lugar, la Pasión y Muerte de Cristo se ha hecho presente y se ha

renovado en el Padre João...Como le sucedió a Jesucristo, el P. João fue muerto porque defendía la verdad, la justicia y la libertad.Él era una espina en los pies de los poderoso y opresores. Por eso encontraron el modo de hacerlo

callar: lo asesinaron.Como decía Lourenço, indio Bororo, cuando asesinaron al P. Rodolfo, en Meruri: «Las armas son el

argumento de los cobardes».Esta muerte no es aislada. En otras partes del Brasil, obispos, sacerdotes, políticos, estudiantes,

obreros y labradores son presos, torturados y muertos por la misma causa: la causa de la Justicia, la causadel Pueblo.

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Pero la muerte no es el fin. La muerte es paso para la Vida. Y esta muerte nos hace despertar......Tenemos un compromiso. Un compromiso con nuestra liberación... ...Hay que tener fe y creer que todos somos personas, que todos somos iguales. No hay que tener

miedo delante de la fuerza de los grandes. Nosotros somos fuertes. ¡El Pueblo unido tiene a Dios consigo!»Como Evangelio, se leyeron estos versículos de Juan (15,12-13; 18): «Dijo Jesús: Mi mandamiento es

éste: amaos los unos a los otros como yo os he amado. El mayor amor que uno puede tener por sus amigoses dar la propia vida por ellos. Si el mundo os odia, recordad que primero me odió a mí. Coraje: Yo he vencidoal mundo».

Después de las lecturas, el celebrante, P. Máximo Paredes, convidó al Pueblo a expresarse. Y elPueblo habló; con una lúcida pasión:

«Hay un gran silencio ahora, pero durante estos días no hemos vivido en silencio y paz delante de unamuerte tan injusta».

«El P. João murió en lugar nuestro, porque no tuvimos el coraje de ir juntos hasta allí».«Es hora de saber de qué lado uno está: si del lado del Pueblo o del lado de los "tiburones"». «Hemos despertado con esta muerte. No podemos seguir aguantando, apaleados como perros». «Todos juntos somos fuertes». «El P. João murió porque defendió la libertad de dos mujeres del Pueblo. Es bueno recordar que por

esta misma causa el obispo y el personal de la Misión son llamados comunistas y subversivos». «Gente, luchamos por lo que es nuestro. No debemos tener miedo. Somos fuertes, juntos». «El P. João no murió, él cotinúa vivo entre nosotros..»..Y luego cantaron: «Creemos, Señor, que has de salvar a tu Pueblo». Y, en el ofertorio: «ofrendamos al

Señor un mundo nuevo, el futuro de su Pueblo». Y, en la comunión: «No hay mayor prueba de amor que darla vida por el hermano». Y, al final de la Misa: «Somos un Pueblo de gente, -somos el Pueblo de Dios.-Queremos tierra en la Tierra; -ya tenemos tierra en el Cielo».

Después de la Misa, las mujeres que habían sido torturadas convidaron al Pueblo a rezar un rosariopor el P. João y luego, siguiendo la costumbre cristiana del Pueblo, se llevó una gran Cruz, de madera de«candeia», incorruptible, al lugar del asesinato. En procesión, con velas encendidas y una lámpara de gas enlas manos del celebrante, llenando la noche de destellos y de un religioso silencio de oración.

Llegando al lugar del martirio, se plantó, honda, la cruz. La inscripción de la tablilla decíaelocuentemente: «Aquí el día 11-X-1976 fue asesinado por la policía el P. João Bosco, por defender laLibertad».

De pronto el silencio se rompió y el Pueblo volvió a expresarse, incisivo:«Ellos pueden sacar esta cruz, pero nosotros no olvidaremos, pondremos otra».«Esta cárcel sólo ha servido para prender y maltratar a gente pobre: posseiros y peones. Nunca se vio

en ella un rico».«Mañana, si un hermano nuestro es preso injustamente, ¿tendremos el coraje de venir aquí todos

como hoy, para libertarlo?»«La cruz representa nuestra liberación; esta cárcel representa la persecución, la tortura, el asesinato y

todo lo que nos aterroriza».«Entre la Cruz y la cárcel, es mejor echar la cárcel».Varios de los presentes declararon que ya habían sido presos allí injustamente y que allí habían sido

maltratados.Fue entonces cuando el Pueblo -dice la relación de «Alvorada», el 21 de octubre de 1976- decidió abrir

las puertas de la cárcel para que jamás nadie fuese allí preso y maltratado, injustamente. Y el Pueblo todoparticipó con mucha ira y sed de justicia.

Quien no podía destruir, animaba...Todo el Pueblo, allí reunido, centenares de personas, participó en la destrucción, «con las manos, con

palos, con piedras; fueron incluso a buscar hachas. Quien no podía acercarse, aplaudía y gritaba animando».«¿Será eso violencia? (preguntó alguien y se respondió a sí mismo): Violencia es ellos matar al Padre

y quema nuestras casas».Alguien, en el Brasil y en el exterior, ha calificado ese gesto del Pueblo del Ribeirão como de una

pequeña «derribada de la Bastilla». Muchos han vibrado con ese gesto. Porque eran muchedumbres delPueblo, de los Pueblos, las que hablaban por medio del Pueblo del Ribeirão.

Conste que yo no estaba allí. Estaba en Goiânia y en Cuiabá, en los trámites de entierro, proceso,escritos, subsiguientes a la muerte del P. João Bosco. Supe de lo acontecido dos días después. Pero en laintroducción del susodicho relato de «Alvorada» expreso bastante claramente mis sentimientos acerca delsuceso:

«...El Pueblo ha hecho del P. João Bosco un mártir suyo. Y ha descubierto en la muerte generosa delmisionero una señal del Evangelio de la Liberación...

El Pueblo celebró la Eucaristía, plantó la Cruz y derribó la cárcel,todo en un solo gesto.

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Se podrá discutir la táctica de los gestos del Pueblo. Sin embargo, cuanto menos tácticos, másespontáneos. Y acaso no tendrá el Pueblo sus gestos proféticos? Los gestos del Pueblo son la voz del Puebloy la voz del Pueblo es la voz de Dios.

El juicio que hagamos de esos gestos y de esa voz dependerá de la distancia o de la proximidad enque vivamos del sufrimiento, de la angustia y de la Esperanza del Pueblo. Dependerá de la medida en quevivamos el Evangelio del Hijo de Dios encarnado en la hora y en la historia de un pueblo, dentro de la Historiade la Humanidad, y Muerto y Resucitado para transformar esa Historia en Misterio de Salvación».

«Sin odio al odio y sin miedo a la Libertad», añadía yo, «proseguiremos nuestro camino, seguros delAmor que nos amó hasta el fin».

Otros, sin embargo, se sintieron con miedo ante ese gesto de Libertad del Pueblo. Y se organizó unaaparatosa represión que iba desde los interrogatorios formales hasta las insidias y las amenazas.

Lo de menos era hacer justicia. Todo el mundo sabe cómo los torturadores del Pueblo y el asesino delPadre se movieron a sus anchas y cómo, una vez presos, tres de ellos, Ezy incluido, huyeron de la prisión,después de arreglar sus maletas como quien prepara un viaje de vacaciones.

Ezy continúa libre y el proceso está encallado. Como está prácticamente encallado el proceso contralos asaltantes y asesinos de Meruri, del cual proceso han sido dispensados los verdaderos responsables:João Mineiro, José Antonio Miguez, Nonato Rocha. ¡Este incluso fue elegido alcalde, después, por el Partidodel Gobierno..!

La Policía Federal que estuvo luego varios días en el Ribeirão, quería arrancar del Pueblo el falsotestimonio de mi presencia e intervención allí, por ocasión de la Misa del 7.° día y la derribada de la cárcel.Pero el Pueblo -que se presentó voluntariamente y en masa, para declarar- tuvo una declaración invariable:

«Fuimos todos nosotros, fue el Pueblo»Yo me acordé muchas veces, aquellos días, de la respuesta del Pueblo de Fuenteovejuna, en el drama

clásico español:-«¿Quién mató al Comendador?-Fuenteovejuna, señor.-Y quién es Fuenteovejuna?-¡Todos a una!»El Dr. Helio, presidente de la Investigación de la Policía Federal, quiso mostrar la gravedad del

acontecimiento como un hecho de ámbito nacional. El Pueblo fue amenazado, entonces y después, muchasveces, en sus declaraciones, con la venida de batallones enteros, de paracaidistas incluso...

Supimos de la propia Nunciatura que el Presidente Geisel se había mostrado irritadísimo con losucedido en Ribeirão Bonito, en el derribo de la cárcel-comisaría, y que si se demostraba mi participación nohabría fuerza que pudiese impedir mi expulsión del Brasil.

Tres policías, disfrazados de periodistas, pero mal disfrazados, quisieron cogerme por la palabra, enGoiânia, mientras yo grapaba las «Alvorada» que llevarían a los amigos del Brasil la noticia evangélica deaquella gesta popular. Ellos fueron los primeros en recibir, de mis manos, el relato, aún palpitante.

Surgió colectivamente una iniciativa, la mar de lógica. Había que construir la iglesia de Ribeirão Bonitoallí donde fue martirizado el P. João Bosco.

La idea fue del Pueblo y todos la acogimos calurosamente. En el Brasil y fuera del Brasil.Menos la Policía Militar del Mato Grosso.Fue ella quien arrancó la tablilla de la Cruz. Ella quien arrancó la Cruz con la segunda tablilla, esta vez

placa, de hierro. Y esa Cruz bendita ha pasado semanas echada en el suelo de la Comisaría provisoria deRibeirão. Y el Pueblo ha visto cómo algunos policías la insultaban y hasta la escupían.

El día 15 de abril visité en Cuiabá al Coronel Geraldo de Oliveira e Silva, Comandante de la PolicíaMilitar del Estado, para pedirle, en nombre del Pueblo, permiso para construir la iglesia en el lugar del martiriodel P. João Bosco. El terreno es de la alcaldía. Y el alcalde de Barra do Garças, Sr. Wilmar, no tenía el menorinconveniente. La policía disfrutaba apenas derecho de «posse» o utilización de la Comisaría que el propioPueblo había construido allí.

El Coronel Geraldo se cerró en banda, y negó rotundamente el tal permiso. Me dijo que toda laCorporación policial le presionaba en ese sentido: a no ceder. Que la Policía Militar del Estado había sidoofendida por muchos en la ciudad y en el País, por la Prensa sobre todo, a raíz de la muerte del P. JoãoBosco. Que él mismo había recibido innumerables cartas y telegramas llamándole «jefe de asesinos»... Eraun problema de «afirmación de la Policía», subrayó, no aceptar que se construyera la iglesia en el lugar que elPueblo quería. Yo siempre entendí que la única manera de la Policía recuperarse un poco, frente a la opiniónpública, era precisamente aceptar. Pero ¡cada uno tiene su punto de mira..! No hubo modo. Y me limité adecirle, para terminar:

-Entonces, Sr. Coronel, el diálogo está cerrado. Vamos a dejar ese asunto para Dios y para la Historia.La iglesia, naturalmente, se construirá. En otro lugar, no importa. Lo que importa, en todo caso, es la

Iglesia viva que se está construyendo sobre los fundamentos de la sangre mártir.Un día el lugar del martirio del P. João Bosco Penido Burnier será respetado, también públicamente.

Cuando las autoridades sean otras y estén de verdad al servicio del Pueblo... Aún veremos las flores y la

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gratitud crecer allí, en un monumento. La memoria de los santos recupera sus derechos, más tarde o mástemprano. A la Historia me atengo.

Una muerte vivida. Un clamor continentalQuiero también recoger aquí unos fragmentos de la declaración que presté al periódico goiano «O

Popular», el día 14 de octubre de 76. En ella, con palabras mías, reproduzco el pensamiento de muchos entorno a la muerte del P. João Bosco Penido Burnier:

«La muerte del P. João Bosco es un sacrificio más de la Iglesia misionera. Sacrificio en el sentidopositivo, cristiano, de la palabra. Esta tampoco fue una muerte ni "morrida" ni matada, sino vivida. Una muerteasumida por el Evangelio y por el Pueblo...

...Esta muerte es también para mí una señal de la creciente oleada de la persecución contra la Iglesiadel Pueblo, en toda esta América Latina. Ninguno de nosotros se siente muy lejos de la muerte, en esta hora.

En todo caso es una muerte-martirio, es decir, un testimonio y un compromiso de fe y de esperanza.Quien muere así da vida.

...Habremos de hacer que esa sangre del Padre João Bosco no sea inútil. La sangre siempre com-promete.

...La opinión de varios sectores de la Iglesia y de la población en general... coincide en que no sepuede minimizar el hecho considerándolo aislado o eventual. Muchos hechos semejantes están sucediendoen este País y en aquella región, concretamente, como también en toda América Latina.

Todos ellos, de un lado, cuando envuelven a personas de la Iglesia alcanzan a aquellos cristianos-obispos, sacerdotes o seglares- comprometidos por el Evangelio con el Pueblo. De otro lado, todos esoshechos provienen de los poderes -de la, política, del dinero, de las armas, del latifundio- interesados enmantener ese mismo Pueblo en la secular dominación.

El tiro podrá ser de un pistolero o de un soldado, pero ellos son apenas piezas de un sistemainhumano de prepotencia y opresión...

...La impunidad de esos sucesivos crímenes confirma esta opinión. Esos crímenes y esa impunidadmantienen, por ahora, el Pueblo en un clima de terror e impotencia. Sin embargo esos mismos crímenes y esamisma impunidad, un día, mañana, provocarán una reacción del propio Pueblo que -hipócritamente- lospoderosos considerarán violenta, ilegal, subversiva.

Desde un ángulo de fe y de verdadero compromiso con el Pueblo, la persecución y el martirio nointimidan: esclarecen y confirman en la opción y comprometen más seriamente en la trayectoria. Toda estasangre no es muda y se está transformando en un clamor continental por la Justicia y a favor de las justasreivindicaciones y adquisición de todos sus derechos por parte del pueblo indio, labrador, obrero».

(SEDOC, diciembre 1976, 674-675)

«Octubre. Día 19. Debo añadir, a esa petición del día 2, "el don de la alegría".América Latina está pasando por el fuego y por la sangre. La Iglesia de América Latina ha llegado a la

hora del testimonio».(Entre los muchos nombres gloriosos que yo quisiera citar aquí, debo recordar, por lo menos, a Mújica,

a Héctor, a Angelelli; a mi paisano Joan Aisina, cuya biografía en catalán -«Xile al cor»- yo prologué.)«Día 12 de noviembre. La muerte del P. João Bosco, nuestro santo mártir, entre otras cosas, ha

transtornado nuestros programas. Los santos siempre transtornan».

4Aquel otoño, del 24 al 27 de octubre, tuvimos un retiro espiritual en el Centro de Formación de Líderes,

de la diócesis de Goiás -tantas veces acogedora Betania para nuestra Iglesia de São Félix-. Al socaire de las

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verdes montañas silenciosas, calzado de calles de piedra antigua donde los coches a duras penas caminansobresaltándose, y cercado de tradiciones arcaicas, aquel Centro, bajo el cayado pastoral de Don Tomás,ayudado por sus colaboradores -criticados pero consecuentes-, se ha convertido en un foco de irradiaciónpastoral más allá incluso de las fronteras del País. Por sus comunidades eclesiales de labradores,conscientes y responsables, por un ancho magisterio del Pueblo de Dios en hojas multicopiadas y por lafermentadora presencia de la Iglesia de Goiás en las más significativas horas y recodos de la Iglesia nuevadel Brasil.

Dicho sea en honra de Dios y de la Señora Santa Ana, madre de Nuestra Señora y Patrona de GoiásVelho.

El retiro fue orientado por Arturo Paoli, antiguo dirigente de Acción Católica en Italia y amigo deMontini, Hermanito del Evangelio ahora, escritor, contemplativo y comprometido con la verdadera Liberación-que es la total- en esta América Latina. Perseguido también, como es de evangélico derecho en estos casos.

El 12 de noviembre, mi Diario decía así, hablando de ese retiro:«En buena hora para mí que, desde la muerte de João Bosco y por otras referencias y

acontecimientos, me siento cada día más próximo a la esperada hora».De hecho, la muerte rondaba, como diría García Lorca. Y uno la sentía, sobre todo cuando llegaba la

noche o por ciertos caminos o delante de ciertas miradas y uniformes. Testigos presenciales me informaron del intento de matarme, en São Félix, el mismo día 22 de

setiembre en que don Adriano era secuestrado en Nova Iguaçu. ¿Querían, los enemigos del Pueblo, dar una«lección» a la Iglesia del Pueblo, simultáneamente en la ciudad y en el campo? Aquella mañanita yo habíasalido de São Félix para Porto Alegre, a orillas del río Tapirapé, donde el Pueblo celebraba sus fiestas deNuestra Señora de la Liberación, la antigua y barcelonesa Virgen de la Merced, Libertadora de cautivos.

De ese retiro con Arturo Paoli recogí un florilegio de reflexiones sobre Dios, Jesucristo, la Iglesia, laOración, la Vida Religiosa. Voy a copiar algunas:

«Jesús trae una nueva relación (amar es relacionarse, la vida humana es relación);- con el origen (el Padre),- con los otros (los hermanos),- con las cosas. Y nos libera de las antiguas relaciones».«La Iglesia es el lugar donde se hace visible, activa y actual (sacramentalmente) esa nueva relación

que Cristo nos enseñó a vivir».«Jesús nunca negó a Israel. Nunca aceptó a Israel. Ese es el misterio de la Iglesia frente al Mundo».«La Iglesia es, fue y será siempre una tensión entre el culto y la profecía. (La tentación de dar un culto

«puro» a Dios. Herencia de la cultura griega, dualista, maniquea. Falta de formación dialéctica.)»«¿Cómo hace presente la Iglesia la Liberación de Cristo?: - por la lectura (positiva y negativa = crítica) de cada hora; - ayudando prácticamente al Hombre a realizarse, según el plan de Dios, y a realizar el Mundo;-visibilizando la Salvación de Cristo; celebrándola».«Contemplación es aquel descubrimiento por el cual una persona se siente profundamente amada del

Padre, co-amada con los hermanos y amada de ellos, y entre las cosas amadas».«Orar es frecuentar el Señor Jesús».«Cuanto más profundamente entro en la oración, más me siento políticamente comprometido».«Fui a convivir con los pobres porque ellos son el lugar privilegiado donde se manifiesta el Señor».«La Vida Religiosa es anterior al Evangelio y coexiste con él, transformada por él, en la Historia de la

Iglesia. Lo que importa entonces es descubrir la vida religiosa evangélica».«La Vida Religiosa ha fallado porque no ha presentado una alternativa a la sociedad de hoy».«La Pobreza religiosa es la comedia más humorística de la Historia» (cito textualmente, pero estoy de

acuerdo con la cita). Durante ese retiro leí los originales del libro de Fray Mateus Rocha, dominico, sobre la Vida Religiosa

-«Projeto de Vida Radical-, editado por «Vozes» y al que yo puse prólogo. El libro -que concuerda muy biencon las ideas de Arturo Paoli- es un manifiesto, inteligente y comprometedor, sobre la nueva Vida Religiosa.Su señal, su piedra de toque, será el Pueblo: la encarnación socio-política también. Por el Evangelio, claro.(Por el Evangelio, como raíz, savia y plenitud esperada. No por táctica, simplemente).

El libro propone la Vida Religiosa como aquel «santo desvío» (o «desvarío») de ayer, válido tambiénhoy. Y todo él puede sintetizarse en estos tres puntos que son también tres niveles de vivencias:

- conciencia revolucionaria,- actitud profética,- vida radical.

Fray Mateus es un semianacoreta de «Emaús», «al margen de las estructuras» -como él dice-,contemplativo y activo entre los hombres y las criaturas amadas del campo y las montañas de Goiás. Uno deesos «maestros espirituales» que han sobrevivido a tantos magisterios muertos...

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Diciembre. Día... (El Diario se olvidó del día):

«Llegué ayer a São Félix, después de viajar cinco días, desde Goiânia. El puente de los Areôes, caídoy la vieja balsa, hundida. Ciento cincuenta coches esperando. Todo un pueblo.

Pasamos casi dos días Maxi y yo en un "barraco" de peones. (Allí escuché los relatos, vividos porellos, de brutalidades y muertes en tantas haciendas muy conocidas, la Codeara incluida, naturalmente.Macabras muertes en masa, incluso, tiñendo el agua del lago..!).

Allá fuera están tensas las relaciones Iglesia-Estado. Primero y sobre todo por la ComunicaçáoPastoral ao povo de Deus (que la Comisión Representativa de la CNBB publicó el día 25 de octubre).Después -la gota de agua- por la nota de la CPT (Comissão Pastoral da Terra) sobre el P. Maboni (misioneroen la Prelatura de Conceição, al que la Represión atribuyó unas declaraciones malévolas, forjadas bajo latortura)».

La «Comunicaçáo Pastoral ao Povo de Deus» es un documento extraordinario de la Iglesia del Brasil,por la oportunidad de su publicación, por el estilo, todavía nuevo, tan verdaderamente pastoral que pone eldedo del Evangelio en los hechos concretos, con nombres y lugares y responsabilidades. Analiza esos hechosy sus raíces, a la luz de la Palabra de Dios, y devuelve al Pueblo cristiano el eco de compromiso que esoshechos despertaron en los Pastores.

«Nuestra intención -dice, ya en la Introducción- es iluminar con la luz de la Palabra de Dios losacontecimientos actuales» (Meruri, don Adriano, Ribeirão Bonito, Dom Hélder, Censura, Riobamba...) «paraque los cristianos tomen, delante de ellos, una actitud de fe y coraje, una animación parecida con aquélla queda el Libro del Apocalipsis. Al cristiano le está prohibido tener miedo. Le está prohibido estar triste».

El Diario, en ese mismo día X, interpretaba:«Hay unas ciertas ganas de contener a la Iglesia "de la Tierra", a nuestra Iglesia de la Amazonia.Es Adviento. Siempre es Adviento. Ven, Señor Jesús».«En el Encuentro del equipo de la Prelatura, Carlos Mesters nos dio unas deliciosas lecciones de

Biblia. Yo me encontré otra vez con ella, con una fresca sensación de hallazgo, de plenitud. Era el Señor quehablaba y actuaba. Era su Pueblo. Era el luminoso Misterio de la Historia y la Esperanza humanas».

«1977. Enero. Día 6. Epifanía. Día de la Luz manifestada. Día de la fidelidad de la Luz. Día de launiversal Evangelización. Día de la Fe Católica. Día de la Salvación de todos los Pueblos de la Tierra. Día dela Misión. Epifanía del Señor.

"Dios (encarnándose), dice L. Boff, no responde pero vive una respuesta."Sigo deseando la contemplación, el «desierto». Que, en todo caso, deberé hacer dentro de mí, a

fuerza de fe y de escucha. En la oración y en la paz conquistada y gratuita.Llueve. Llueve intensamente.Mañana, Dios mediante, voy a Conceição do Araguaia, para una concelebración de solidaridad con las

Iglesias de Conceição y de Marabú, particularmente atribuladas esta temporada última."(Mientras escribo estas líneas, recibo la noticia de que, otra vez, la tercera, Don Estêváo y Don Alano,

obispos de Conceição y de Marabá, respectivamente, han tenido que responder a Investigación PolicialMilitar, en Belén, con varios de sus colaboradores. Porque esas Iglesias se han comprometido con el Puebloen la problemática de la tierra, sencillamente.

A ambos acabo de enviar un telegrama de comunión total. Ya que nos hacen solidarios en la sospechay en la persecución, seamos -antes y después- solidarios en la comunión fraterna, y en la Esperanza. Todo esAraguaia. Todo es un mismo Pueblo. Todo es una sola Iglesia).

«Anoche -sigue el Diario- hablábamos, con Pedrito, sobre el ministerio sacerdotal. Sobre lasacramentalización. Sobre el pueblo-masa y las comunidades. Que el Espíritu Santo nos muestre el camino.No podemos pretender hacer un gheto puritano. Tampoco debemos desvirtuar la sal, el fermento. LosSacramentos continúan siendo para los hombres; también para los hombres de hoy.

Muchas muertes matadas, dentro de la región de la Prelatura. No sé cómo enfrentar ese dolorosomisterio. Se mata exasperadamente. Se mata porque no se vive. Estamos lejos de la Justicia que hagaposible una alegre convivencia humana en la que la vida tenga valor central».

«Febrero. Día 2. «En Cristo, Dios tiene para siempre rostro humano"."Dios no justifica la permanencia sino el porvenir".Porque fue Jesús y es Jesús para siempre, es el Cristo Señor, ese Hijo de Dios hecho hombre que,

como hombre histórico, revela al Dios verdadero y distinto, Padre de todos los hombres, Señor de todos losPueblos.

(Acabo de leer un buen libro de Christian Duquoc: «Jesús, Hombre libre»),Martirio, el testimonio de la palabra, de la vida, de la muerte.

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«Día 25. Copio estas reflexiones de Héctor Borrat, director que fue, en Montevideo, de la penetranterevista «Víspera», cerrada por la represión. (Estas reflexiones son de un artículo suyo: "El postconcilio desdeAmérica Latina", publicado en «El Ciervo»):

"...Suele mantenerse esa empecinada pretensión de "unidad", abstracta y por encima de las disputas,que tantos pastores confunden con la "koinonia".

...Conservadores, desarrollistas y revolucionarios comparten una desesperanzada memoria deJesucristo. Bajo signos ideológicos contrapuestos, sus imágenes de El quedan ancladas en el pasado. Lorecuerdan, pero no Lo esperan. Privándolo de su futura parusía Lo privan de contemporaneidad. Lo dejanmuerto, veinte siglos muerto, y por tanto sin poderes para, convocar la asamblea de fe, sin poderespara libertar esta tierra y esta historia".

Estoy leyendo el libro de Hans Küng, «Ser cristiano». Me gustan el enfoque y el aliento de "Suma".Quizás el sentido socio-político sea demasiado "europeo"...

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Del 8 al 17 de febrero de 1977 celebramos, en Itaici, cerca de São Paulo, la XV Asamblea General dela CNBB.

Fue una Asamblea notable, por varias razones. En ella se lanzó el documento 'Exigências Cristãs deuma Ordem Política' , aprobado por la casi totalidad del Episcopado, con sólo tres votos en contra. Estedocumento completa, en la esfera de los principios, aquel documento profético de la Comisión Representativa,«Comunicação...».

Pedagógico y fundamental, este documento de Itaici da, en varios apartados breves, las líneasmaestras de un orden político nuevo, sencillamente humano, cristianamente humano, mejor:

-La Salvación inaugurada por Cristo-La Misión de la Iglesia-El hombre, ser social- El origen de la sociedad política-Los Modelos-Derechos y deberes del Estado-Deberes de las personas para con el Estado-El Bien Común-La Marginación como negación del Bien Común-La Participación-Libertad y Seguridad-Regímenes de excepción-El desafío del Desarrollo-La Comunidad Internacional.

Hubo otras cosas buenas en la. Asamblea de Itaici.

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La presencia, cordial y activa, de varios observadores evangélicos, dando un aliento de Ecumenismoque confortaba. Una notable abertura del Episcopado, en materia de Liturgia, con la aprobación del«Directorio para la Misa con grupos populares». El testimonio de varios obispos, perseguidos por laRepresión: Don Adriano, Don Estêvào, Don Alano. La nueva conciencia del Episcopado, y lógicamente detoda la Iglesia nacional, gradativamente, frente a las Regiones Misioneras del país.

Hubo sus cositas malas. La enemiga contra el CIMI, comprada por intereses no eclesiales oalimentada por notable desconocimiento de la realidad indígena. Una obsesiva enemiga, por parte dealgunos, ciertamente no comprometidos con el Indio. Durante tres días de CIMI sí, CIMI no, el CIMI estuvo enla picota como una especie de adversario público número 1, causante de no sé cuántas discordiasdiplomáticas...; pero el Indio no apareció en la disputa.

Casi cinco años de CIMI, con un análisis minucioso de la realidad indígena, por parte de losinquebrantables Egydio y Iasi; con tantos cursos y encuentros de mentalización renovador; con las asambleasde los Jefes Indígenas, que el CIMI posibilitó y que marcan hito en la recuperada esperanza de esos Pueblos«condenados a morir»; con tanta apasionada voluntad de encarnación sincera, entre los Indios, por parte losmisioneros nuevos, al estilo de Thomaz Lisboa; con los riesgos de tantos y con las muertes, recientes aún, deRodolfo, Simão y João Bosco..., y ... esa historia toda del CIMI se ignoraba o se olvidaba, por unas palabrasmás o menos fuertes, que la política oficial justificaba de sobras. Ciertamente el nombre de Rangel Reis,Ministro del Interior, no pasará a la historia del Brasil como un nombre glorioso: por los derroteros que impusoa la FUNAI, por lo que dijo de las Misiones y por la oscura insensibilidad que está demostrando ante latragedia y los derechos de la Causa indígena.

También, a mi manera de ver, surgió como negativa la vieja obsesión por una apariencia de unidad enel Episcopado que, como dice Borrat, no corresponde a la «koinonia» ni se compagina con un pluralismoadulto. Tenemos miedo de resfriarnos al aire libre. Tenemos miedo de aparecer con nuestros defectos, que elPueblo de Dios nos ayudaría a corregir. Quizás no tenemos bastante fe en la Iglesia, llevada por el Espíritu. Yciertamente damos muy poca audiencia a la opinión pública dentro de la Iglesia, que es Pueblo aunque tengasu Jerarquía.

Por ese mismo motivo la Asamblea se portó un poco quisquillosa con la Prensa y la trató, en variosmomentos, como se trata a un chiquillo. Digo lo que los periodistas dijeron. Sin embargo, parece que sobreese particular hay un verdadero propósito de enmienda.

Pero, en resumidas cuentas, la Asamblea de Itaici fue una señora Asamblea del Episcopado brasileño.Por obra y gracia de Dios, por obra y habilidad de Don Ivo, el secretario, y porque el Episcopado del Brasil hacrecido en juventud de espíritu -y de Espíritu- y en compromiso con la realidad de su Pueblo.

En la Asamblea hubo sus dimes y diretes, nunca de tono mayor. Y los tuvimos también Don GeraldoSigaud, arzobispo de Diamantina, en Minas Gerais y yo. Por causa del prólogo de Ernesto Cardenal a mi libro"Tierra nuestra, Libertad"; por la referencia que yo tuve que hacer a un ex-presidente del CIMI, y porque DonSigaud se permitió insinuar, hablando de un tal Prelado, que yo habría entregado a la Prensa el texto, aún nodefinitivo, del Documento sobre Política. Pero todo eso, digo, en tono menor. Incluso le ofrendé a Don Geraldoun ejemplar de «Tierra Nuestra...», con una dedicatoria cordial.

Sería bueno apuntar aquí cómo las fuerzas de Seguridad acompañaron la Asamblea, amenazando conreabrir procesos si publicábamos el Documento y recogiendo, por sofisticado montaje de captación, lo que sedecía en aquel verde cenáculo. Pero eso ya ha pasado a ser rutina en el Brasil y en otras muchas partes denuestra América atenazada.

Asi las cosas, el día 30 de marzo escribía en mi Diario:«Don Sigaud entrega al Nuncio sus pruebas contra mí, dice la radio hoy».Casi inmediatamente después de la Asamblea de Itaici, el arzobispo de Diamantina lanzó a la Prensa

-el día 26 de febrero- una denuncia contra mí y contra Don Tomás Balduino, obispo de Goiás, culpándonos deprincipales responsables por la tensión entre la Iglesia y el Estado y de cómplices de la infiltración comunistaen el Brasil. Tachándonos de comunistas rojos, simplemente.

El arzobispo pedía además que yo fuera removido del País, acusaba también a los dominicos decomunistoides y reclamaba una intervención gubernamental en las indefensas Comunidades de Base.

Obispos y no obispos, periodistas, humoristas, militares, políticos y Pueblo entraron en la polémica. Yentre iras y rezos y consideraciones y algunos chistes rasgados, la polémica ha venido arrastrándose hastahoy, en pleno mes de mayo, primavera allí en mis Iberias y novena del Divino aquí, en mi Brasil.

Solamente otro obispo. Don José Pedro Costa, arzobispo de Uberaba, también en Minas Gerais-donde, por contraste, tengo tan buenos amigos, además del queso y del dulce de leche- apoyó públicamente,sin mayores insistencias, la posición de Don Sigaud.

Muchos hermanos en el Episcopado y muchas comunidades eclesiales y organismos de Cultura ymuchos amigos de todo el País y del exterior nos han demostrado, a Tomás y a mí, su incondicionalsolidaridad. Han llovido cartas y telegramas, otra vez, como en los días de Jentel o de João Bosco o en lasotras tentativas de expulsarme. El «Boletín de diocese de Goiás» publicó, el día 6 de abril de 1977, en númeroextraordinario, una verdadera antología de solidaridad.

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El Gobierno se ha mantenido a discreta y regodeada distancia. Si nosotros nos echábamos los trastosa la cabeza, dentro de casa, para qué intervenir los de fuera.

Cuando mucho, el líder del Partido del Gobierno en el Senado Federal, senador Eurico Rezende,además de vocear que el libro -este Credo- estaba entrando clandestinamente en el País -cosa que megustaría que explicase-, se permitió poner las cosas en su lugar -en el lugar de él, quiero decir-: ¡No setrataría, de un obispo comunista, sino de un comunista vestido de obispo...!

El Nuncio, una vez más, ha sido diplomático. A mi Vicario General que lo visitó en Brasilia, el día 10 demayo, no le dijo ni sí ni no, y le advirtió formalmente que si declaraba algo a la Prensa, él, el Nuncio, diría«que era mentira». Uno que no es diplomático, no entiende nada de nada en esas materias.

De todos modos, ya el Nuncio, Don Carmine Rocco, se había prestado a comparecer ante las cámarasde la TV Globo recibiendo de Don Sigaud «las pruebas» de la acusación...

El mismo Nuncio, por otra parte, y Don Aloísio, en tonos muy franciscanos -siempre franciscano él-,nos pidieron a todos los obispos del Brasil que guardáramos silencio sobre el caso, porque ya se trataba deun proceso encaminado a la instancia superior de la Santa Sede.

Y fue en ese momento de armisticio de la cuestión, cuando el arzobispo de Diamantina, por medio desu Vicario General, Monseñor José Augusto Ferreira, entregó al «Jornal do Brasil» y a la opinión pública, eldía 4 de mayo, su dossier de acusaciones.

Tratábase de un conglomerado de textos, casi todos extraídos de mis libros pero fuera de su contexto ytruncados muchas veces en su punto esencial. Venían las acusaciones en tres enormes páginas delperiódico, por apartados. Y por apartados y en el mismo «Jornal do Brasil», el día 8 de mayo, respondí yo.

Transcribo esa respuesta, sintética pero suficiente para quien la lea de buena fe. Dije y repito que noguardo el menor resentimiento contra Don Geraldo. El ha sido usado, un poco inconscientemente, por laRepresión y por los intereses del Latifundio. Ese «escándalo episcopal» se echó a la calle para encubrir la luzy el grito del Documento de Itaici y para avanzar el marco en la persecución contra la Iglesia del Pueblo,contra nuestra Iglesia de la Amazonia.

Refleja, también, claro, un reaccionarismo eclesiástico -sobreviviente al Vaticano II y recalcitrantecontra él- que quisiera mantener en su status quo el pensamiento teológico y la vida comunitaria de la Iglesia:haciendo de la Tradición un pasado estático y sirviendo al juego del status quo de nuestra Sociedad deprivilegios y dominaciones. Porque no hay modo de separar lo uno de lo otro, si la Iglesia no es una Sociedadaparte sino el fermento evangélico en la masa de los Hombres, una Luz -compañera o incómoda, según loscasos- dentro de la oscura Ciudad Secular.

Pero como yo creo que Dios tiene sus carambolas, pienso que esta tragicomedia político-episcopalacabará siendo servicio de Redención.

“D.PEDRO CONTESTA ACUSAÇOES DE D. GERALDO”

Por qué responderMe parece importante, en términos de episcopado, por espíritu de colegialidad, dejar claro que

preferiría no responder: el asunto está en la Santa Sede y sería mejor dejar que las cosas siguieran su propiocurso. Sin embargo, la publicidad que la Prensa ha dado al documento de denuncias de Don Sigaud meobliga a responderlo, aunque sea sumariamente.

Esta respuesta me parece un deber pastoral. Yo se la debo a la Iglesia del Brasil y a la opinión públicade todo el País.

No tengo nada personalmente contra Don Sigaud, sinceramente. Hasta creo que él actúa con la mejorbuena voluntad eclesial y que sigue los dictados de su conciencia. Por eso mismo no he querido entrar enpolémica. No voy a responder a Don Sigaud sino al documento presentado a la opinión pública, porque estedocumento es simplemente un conglomerado tendencioso de textos mutilados y que no expresancorrectamente mi pensamiento y mi actitud.

Es evidente que mis escritos sólo tienen valor probatorio si se publican íntegros y dentro de sucontexto. Varios de los textos citados en el documento están truncados en sus puntos más significativos.

Por otro lado no hay posibilidad de publicar en el Brasil, por ejemplo, mi libro «Yo creo en la Justicia yen la Esperanza», como no tengo posibilidad de hablar por la radio y la televisión.

Esta documentación que el Arzobispo de Diamantina ha entregado a la Prensa y ha presentado a laSanta Sede, hace mucho tiempo que está en las manos de los diferentes órganos de la Seguridad y sé, defuentes oficiales del propio Congreso Nacional, que fueron los militares de la llamada «línea dura» los queentregaron la documentación, pronta, al Arzobispo.

Admito que Don Sigaud no concuerde conmigo en las ideas sociopolíticas y hasta en la pastoral y en lateología, pero en eso veo, sencillamente, una manifestación normal del pluralismo que, afortunadamente, laIglesia está viviendo cada vez con más libertad, sobre todo a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II.Evidentemente ese pluralismo no podría sobrevivir en un clima de denuncias y sanciones.

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Sobre los textosLos textos citados en las denuncias son públicos. El libro «Yo creo en la Justicia y en la Esperanza»

tiene varias ediciones en español, ya fue traducido al italiano y ahora se está traduciendo al francés. Lospoemas de «Tierra Nuestra, Libertad» también ya fueron editados en español y en francés y se estápreparando la publicación en italiano. El propio «Jornal do Brasil», no hace mucho, publicó una pequeñaantología de esos poemas.

En cuanto al prólogo de «Tierra Nuestra, Libertad», quiero dejar bien claro que no fui yo quien lo pidió.Fue la propia editora quien convidó a Ernesto Cardenal para escribirlo. Yo no lo conozco (personalmente, aCardenal), aunque lo admiro en su poesía y en su opción de vida.

Otros documentos citados por el Arzobispo de Diamantina fueron sacados del boletín de la Prelatura,«Alvorada», cuyo tiraje es de 1.600 ejemplares mensuales y que también es remitido a la CNBB, a muchosobispos, al INCRA y a otros órganos que actúan en la región.

El documento-denuncia hace también referencia a reuniones del CIMI, Consejo Indigenista Misionero,citando declaraciones, de las cuales el propio Don Sigaud tiene duda, en cuanto a sus autores: si fui yo o DonTomás, puesto que se trata de declaraciones orales...

Sobre su posición sociológicaDecir que estoy «contra todo y contra todos» es una afirmación que no necesita ser respondida. Estoy,

incluso, a favor de la utopía. Ciertamente estoy a favor del Evangelio, por el cual estoy arriesgando mi vida;sobre todo, a favor del Evangelio de las Bienaventuranzas y del Anuncio de la Buena Nueva a los Pobres, a.los Prisioneros, a los Ciegos. Y estoy apasionadamente a favor de los indios, de los posseiros y de lospeones, como también de toda esta naturaleza amazónica que está siendo destruida, profanada.

Estoy también muy a favor de la conversión de los opresores que, una vez convertidos, dejarían deoprimir.

Sobre su posición políticaNunca jamás dije, ni en público ni en particular ni en mis escritos, que fuera comunista.

Categóricamente, no lo soy. Puede subrayar. Don Sigaud, o su documento, confunde constantementecomunismo con socialismo. Cuando el documento afirma que yo me habría manifestado como siendocomunista, simplemente calumnia. «Por el momento -dice Don Sigaud- me limito a probar que él defiende elcomunismo. El mismo es quien lo afirma».

También es calumnia decir que confundo cristianismo con comunismo o subversión, o afirmar que meconfesé adepto de Fidel Castro o decir que es grande el número de obispos que hicieron opción por elcomunismo: lo cual ya es calumnia colectiva.

Yo dije, públicamente, que soy anticapitalista, eso sí, y que opto por un socialismo democrático. La Filosofía y la Historia ayudan muy bien a distinguir las cosas.

Sobre el régimen brasileñoNunca rompí con el Régimen. Porque nunca me vinculé a él. Y nunca pienso vincularme a ningún

Régimen. Quiero ser libre para predicar el Evangelio.Mi afirmación de que los poderes económicos imponen la ley y amordazan la justicia en el Brasil, u

otras (afirmaciones) semejantes, son compartidas por la Orden de los Abogados del Brasil, por lospronunciamientos oficiales de la Oposición, por editoriales de periódicos; entre los cuales los del propio«Jornal do Brasil» y «O Estado de São Paulo», por ocasión de la sorprendente reforma judiciaria. Sontambién estas las opiniones de un gran número de intelectuales y de la opinión pública más esclarecida delPaís.

No me considero responsable por la tensión entre la Iglesia y el Estado, en el Brasil. Cuando mucho,he denunciado, con otros, las causas que provocan esta tensión.

Nunca he defendido ni defiendo la lucha armada o la «derribada» del régimen. Ni las guerrillas. Soy,eso sí, totalmente contrario a toda dictadura, capitalista o comunista, militar o civil. Soy contra toda violencia yfalta de respeto a los derechos humanos, sea en América Latina sea en la Siberia.

Con relación al Che Guevara, que admiro, como admiro a todos los que son capaces de dar la vida poruna causa, pido que se lea íntegramente mi poema, dedicado a él. Como pido que se lean, tambiéníntegramente, los poemas que se refieren al Latifundio, a la propiedad privada y a otros asuntos, citadostruncadamente en el documento Sigaud.

Lo que digo sobre los militares no es una afirmación apriorística. Incluso, tuve y tengo amigos militares.Lo que yo denuncio referente a los militares es la pura y triste historia experimentada en la propia carne delPueblo y de los agentes de Pastoral de esta Prelatura.

Sobre el socialismo democrático

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(Al preguntársele qué entiende por socialismo democrático, D. Pedro Calsaldáliga responde citandouno de sus propios libros: «Yo creo en la Justicia y en la Esperanza», precisamente, donde narra laInvestigación policial a que fue sometido).

Este asunto merecería una respuesta más detallada, por ser más complejo. Aquí yo voy a responderde manera resumida.

Entiendo por socialización la mayor participación posible de todos los ciudadanos, y dentro del mayornivel posible de igualdad, en los bienes de la naturaleza y de la producción.

Para eso, evidentemente, habrá que sacudir y destruir el egoísmo del capital, el privilegio de lasminorías, la explotación del ser humano por el ser humano.

¿Esto es utópico? Sería mucho más utópico el Evangelio. Como está citado en el propio Documento, aSigaud, que me acusa, yo dije que, como cristiano, debo ir más allá que el comunismo: porque creo en laTrascendencia y en la Parusía.

Imagino que el pavor de pensar que un obispo pueda ser comunista viene de considerar al comunismocomo ateo, materialista y esencialmente dictatorial. Gracias a Dios, creo que no tengo nada de ateo, ni dematerialista, ni de simpatizante con ninguna especie de dictadura.

Sobre la muerte de los PadresAcusándome como responsable por el clima de terror en el Mato Groso, el documento acepta

tranquilamente que yo sea apuntado como el responsable por la muerte de los PP. Rodolfo y João Bosco. Yadije a la Prensa y lo repito ahora que el verdadero responsable por todas estas muertes es el propioJesucristo, por Quien yo también desearía morir.

Sobre programas oficialesSolamente ironizo acerca de aquellos programas sociales que encubren injusticias, que amparan el

latifundio y que pretenden substituir lo que el Pueblo necesita por lo que los grandes ambicionan. Por esomismo he denunciado varias veces la actuación de la FUNAI, ciertas actuaciones del INCRA, la policía, elPolamazônia, las multinacionales.

Según el documento -refiriéndose a mis denuncias-, «se puede imaginar el clima creado en el MatoGrosso con tales palabras y actitudes». Es evidente quién está creando en el Mato Grosso un clima deinseguridad y de marginación social...

Además, en aquellos tiempos, cuando escribí críticas a los órganos del Gobierno y a la integración dela Amazonia, el propio Presidente Médici reconocía que «el País iba bien pero el Pueblo iba mal». Y más tardeel Presidente Ernesto Geisel denunció, como un yerro fundamental, la prisa con que se estaba haciendo laintegración de la Amazonia, conforme él mismo dijo a la Prensa.

Sólo me niego al diálogo cuando éste se transforma en complicidad. Yo, personalmente, y todos losagentes de Pastoral de la Prelatura hemos hecho hincapié en mandar relaciones y otros documentos a lasmás variadas autoridades del País y a órganos oficiales.

Nunca maldije a los terratenientes. Maldigo, es verdad, el Latifundio. No tengo odio a nadie.

Sobre la Iglesia y el VaticanoNunca jamás me he manifestado contrario al derecho y al deber del Magisterio del Sumo Pontífice y de

los Obispos, aun cuando haya discordado en aquello que una visión pluralista me permita. No he discordadonunca en materia de Fe.

Hacer la revolución desde dentro de la Iglesia significa, precisamente, continuar fiel a la Iglesia, aunreconociéndola pecadora y peregrina. La renovación es una misión de toda la Iglesia y un llamado constantedel espíritu de Cristo Resucitado. ¿Para qué se habría celebrado si no el Concilio Vaticano II?

Considero la estructura burocrático-económica del Vaticano, y deseo, ardientemente una mayorlibertad evangélica para el Papa, en su misión. Creo que esta mayor libertad evangélica será una gran señalpara el mundo y una maravillosa fuerza ecuménica.

No me consta que la doctrina social de la Iglesia sea el capitalismo, aún habiendo sido muchas veces,por desgracia, práctica suya en la Historia, como lo fue, a veces el feudalismo, el colonialismo.

Sobre el celibatoNunca jamás he condenado el celibato. Muy al contrario: yo, personalmente, he optado por el celibato

y hasta ahora me mantengo en él sin arrepentimiento. Ya formé a muchos seminaristas y religiosos en esaopción. Me gustaría, eso sí, que se desvinculase el celibato del sacerdocio, para que el celibato sea siempreuna vocación, un testimonio libre de oblación evangélica.

Sobre la Iglesia en el Brasil y la CNBB

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Apuntar las Comunidades de Base como un peligro social, me parece no sólo una calumnia comotambién una especie de traición eclesial: equivale a entregar un programa oficial de la CNBB a las fuerzas dela represión.

Quiero dejar claro que de ningún modo fui yo quien entregó el documento de Itaici («Exigências cristâsde uma Ordem Política») a la Prensa y afirmo, categóricamente, que ignoro quién lo entregó. Lamenté deveras el hecho, porque sospeché luego que eso desvirtuaría el impacto del documento en su hora cierta.

No he organizado ningún grupo de obispos. Otra cosa es que unos obispos se encuentren, a puertasabiertas (y aunque fuese a puertas cerradas, añado ahora), para discutir juntos programas comunes. Estasreuniones fueron hechas, muchas veces, durante la propia Asamblea Nacional de la CNBB y en salasabiertas. El Grupo-No Grupo es claro que no existe como grupo organizado. Su propio nombre humorístico loindica.

Alexandre Vanucchi, estudiante muerto, como se sabe, por la Represión, y cuya memoria venero,nunca participó de ninguna de estas reuniones. El participó, con centenares de otros estudiantes, de unacharla pública que yo di, con ocasión de una Asamblea de la CNBB.

El CIMINo soy Vicepresidente del CIMI (cosa que me honraría mucho) y nunca tuve cargo en el mismo.

Concuerdo plenamente con la línea del Consejo Indigenista Misionero y considero ésta del CIMI una de lasmejores obras pastorales de la Iglesia del Brasil en los últimos años. Tal vez, por el momento, sea ésta laúnica esperanza externa, o sea no indígena, real para los Indios.

Sobre teatro y EucaristíaEs calumnia, más que grosera, decir que el copón utilizado en la representación escénica de la

inauguración de la catedral contenía hostias consagradas. La representación era simplemente teatro -unaespecie de auto sacramental- y tenía el único objetivo de servir como preparación para la Eucaristíaverdadera, que se celebró después».

(«Jornal do Brasil», 8-5-1977. Los títulos son del mismo periódico. Los paréntesis son adiciones que heañadido ahora.)

Bajo las primeras impresiones de las denuncias de Don Sigaud, tuve que hacer un alto, en Gurupi,durante tres días. La carretera de Barra do Garças a São Félix estaba cortada por las lluvias. Las denuncias ylas crecidas llegaron al mismo tiempo. Sólo me restaba, como vía de regreso de Goiânia a casa, esperar, aotro lado de la Isla del Bananal, en Gurupi -Belén, Brasilia, buenos amigos y diócesis de Don Celso- un “teco-teco” de retorno, siempre más en cuenta económicamente.

La avioneta no aparecía y fue en esa pausa, de espera y de oración también, cuando escribí esepoema. Suavemente melancólico, un poco irónico, pero esperanzado. En verso uno silba lo que no acaba desaber decir en prosa cruda. Quizás estos versos ayudarán a otros a entender lo que yo he sentido en lamarejadilla de esa historia...

SALMO ENTRE ESPERANZADO Y MELANCÓLICODE UN OBISPO TACHADO DE COMUNISTA

Cansados en la bruma, marineros; labradores al sol;Cansados de mirar los ojos míos¿de ver o de mirar? Cansado de buscar, el corazón,perdido y optimistacomo un niño, en la aurora. bosque adentro, a la Vida;como un barco, al ocaso, mar afuera, a la Muerte;como un destino humano, amado desde Siempre.cansada de ser vieja la cabeza (¿con gripe?, ¿con malaria?)-la campana de la torre, con nido de cigüeñas, a pesar de las leyes-llamada a responder por tantas altas cosas... Cansado, todo entero, del cansanciode tantos compañeros de camino-¡si es que se cansaron!-,Cansado de esperar, en todo caso, siempre.De vivir, de esperar.Cansado y descansando en la Esperanza!La tarde en Gurupi-Belén-Brasilia-

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llueve con sol.La tarde está de brujas. -"Plou i fa sol, les bruixes es pentinen"-.Las plan del jardín de las Hermanas-Hermanas de Jesús Crucificado,hermanas también mías- son plantas de jardín, ni más ni menos, vivas, en flor, creciendo, libremente!Inútilmente llevo tres díasesperandoun «teco» de retornoal Araguaia nuestro,subversivo-subversivo de garzas y de pacús de plata-.No hay vuelo ni hay retorno y hay que esperar la El arzobispo -hermano, digo yo-, por razones de celo, sin duda muy laudables, quiere llevarme a un tribunal condigno.Soy, por lo visto y hecho, peligroso, comunista de mí!

-Igual que un toro en pleno presbiterio, en los tiempos de aquellas buenas misas de las solemnes doce.

Como un sapo, nutrido de luna y de tinieblas, en la patena túrgida. Como un pequeño Judas (traidor) entre los doce traidores... La cosa está tan seria que hay que llevarla a Roma-a la Roma del César y a la Roma del Papa, a la muy vieja usanza conocida-.Hay que llevarla a Roma,a través de las vías diplomáticas, por sagrado O hay que llevarla a cuestas, [supuesto. como una cruz de tantas, sin grandes heroísmos.

Como se lleva un niño, un herido, una azada.O como una bandera de verde natural, al paso de otras muchas,bandera natural del Tercer Mundo, palmera caminante!

Con la verde esperanza-muy natural, muy sobre- de que seamos todos, un poco,cada día-Vaticano II, Vaticano III, Jerusalén II, Belén, Belén I- más libres, más humanos, más hermanos, más nuevos: los fieles, los pequeños sobre todo; incluso los obispos-otra vez pescadores de horizontes,otra vez curtidores de Evangelio,otra vez degollados, las cabezas sin mitra, en las plazas mayores del Imperio, para dar Testimonio.

Mira por dónde, uno se parece a un Lutero cualquiera-haciendo Ecumenismo, de contrabando y Gracia!- (La augusta tradición de los mayores, la insobornable Escuela que nos hizo, ¿qué se hizo?

La mare i els mossens y el Padre Fundador y el Codex, ¿qué se hicieron?)

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La tarde llueve sol, sin muchas precisiones, la luz impenitente!y los muchachos mixtos juegan a pecho abierto,en este claro patio de las buenas Hermanas, sin clausura y sin velos.

Sobre la mesa de esta galería-donde espero y recuerdo,un poco temeroso, la verdad sea dicha;bastante esperanzado, en todo caso, siempre;con un verso en rescoldo,con un libro en la mano,con el alma en Sus Manos, traspasadas de clavos y de Gloria;dispuesto a lo que sea; para que sea díamañana,cada día,para que sea cada día Pascua...!todavía persisten -arrugadas, ¿de miedo?, ¿de vergüenza?- unas flores de plástico, ...tan cerca del jardín!-¿Qué le vamos a hacer?¿Qué no le haremos?¿Qué no le harás, Señor? La Historia se va haciendo de pequeñas historias, también mías. Llueve con sol.-Las brujas peinan luto,prehistóricamente-... Y el Reino va creciendo con los nuevos muchachos, en la Belén-Brasilia.

Don Sigaud, como dije, había mandado las denuncias, vía Nunciatura, a la Santa Sede. La pelotaestaba en Roma.

Y a Roma fuimos a buscarla, Tomás y yo, para no desaprovechar el partido, el crecimiento de lalibertad eclesial, la expresión de la comunión de Fe dentro del pluralismo de opciones concretas. Para que nocontinúen quedándose en los archivos o en las cancillerías eclesiásticas, los conflictos y las aspiraciones de latotal Comunidad eclesial.

Fuimos a Roma, por carta. Enviándole, en manos, a Pablo VI, nuestro Pedro anciano y sufrido, estemensaje que publico aquí porque lo escribimos también para ser público.

A SU SANTIDAD, EL PAPA PABLO VI,CIUDAD DEL VATICANO

Santo Padre:En esta hora, en que el Episcopado Brasileño se siente vulnerado en nosotros y en otros de sus

miembros, sometidos a sospecha, incluso por algún cohermano en el Apostolado, nos creemos en el deberfraterno y apostólico de comunicarnos con Vuestra Santidad.

Reafirmamos, en primer lugar, con jubilosa gratitud, nuestra fidelidad al Señor Jesús, dentro de suIglesia, misteriosamente una y católica, y nuestra plena comunión con Vuestra Santidad, como Pedro delColegio Apostólico y Pastor Universal de la Iglesia de Cristo.

Por las exigencias de esta fidelidad que el Concilio Vaticano II definió, con nueva luz, como un servicioevangélico a los Hombres, en sus sufrimientos y esperanzas, en cada tiempo y en cada lugar de la Historia,estamos siendo juzgados.

No pretendemos justificarnos, ni pedimos una privilegiada atención. Confiamos que Aquel que es elúnico Juez y el Testigo Fiel (Ap 1,5) juzgará un día misericordiosamente nuestras deficiencias.

Queremos apenas expresar a Vuestra Santidad nuestra preocupación -en este rumoroso proceso quenos envuelve- frente a la distorsión de la Doctrina Social de la Iglesia y la instrumentalización de algún

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miembro de sus Organismos. Esto, por razones diplomáticas o por discrepancias de visión, cuando éstasdeberían caber perfectamente en el pluralismo que la vivencia histórica de la única Fe exige.

El Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios entre los hijos de los Hombres nos lleva a asumir, ennuestras respectivas Iglesias, los problemas y aspiraciones que constituyen el substrato de una vida humanacondigna, la infraestructura indispensable para la realización de todos los hijos de Dios -en nuestro caso,particularmente, los indios, los humildes labradores, los emigrados del campo-.

Los últimos Documentos Oficiales de la Iglesia, más directamente preocupados con las exigencias deun nuevo orden socio-político-económico, nos confirman en esta opción.

Esta actitud, que consideramos evangélica y eclesial, engendra sus riesgos y contradicciones y suscitalógicamente prevenciones y hasta la persecución, por parte de los explotadores o privilegiados. Creemos quela Cruz de Cristo es la señal de la autenticidad de la Iglesia. Los siervos no podemos pretender ser mejortratados que el Señor (Jn 15,20).

No tememos posibles sanciones de ningún poder contra nosotros. Nuestras vidas estánsacramentalmente marcadas para el Servicio y el Sacrificio. Nos preocupa, entre tanto, por amargaexperiencia de nuestras propias Iglesias y de tantas Iglesias de esta América Latina, en hora de Martirio y deLiberación, la suerte de los pequeños, el desconcierto y el desamparo en que quedaría el Pueblo de Dios,bajo las represalias de los poderosos, si nosotros, los pastores, pecásemos de omisión por el silencio ofuéramos cómplices por la ambigüedad.

Por eso recurrimos directa y públicamente a Vuestra Santidad cuyo ministerio de Pastor Universalpuede, una vez más, en esta hora, confirmar en la Fe (Le 22,S2) y confortar en la Esperanza a sus hermanos,pastores y fieles.

Renovando el testimonio de nuestra total comunión, pedimos a Vuestra Santidad el aliento de labendición y de la oración apostólica de Pedro.

Fraternalmente, en Cristo, el Señor Tomás Balduino Pedro Casaldáligaobispo de Goiás obispo de São Félix Goiânia-Brasil, 16-V-1977».

En los días posteriores. Don Ivo, el Secretario General de la CNBB, hizo públicas denuncias contra laacción de la Seguridad Nacional que investigaba vidas y bienes de la Iglesia, y manifestó también susolidaridad con Tomás y conmigo.

Por añadidura, que yo no esperaba, el mismísimo «Osservatore Romano», órgano oficioso de la SantaSede, había publicado, el 14 de abril, una crítica bastante favorable de Giovanni Caprile a este mi libro, Yocreo en la Justicia y en la Esperanza.

El comentarista de «L'Osservatore» insiste en que se lea el libro dentro de su contexto, lo que meparece muy razonable; porque fuera del contexto, dice, «ciertas expresiones podrían parecemos paradoxalese inadmisibles».

Conste, sin embargo, que esas ciertas expresiones «fuertes» -sobre la Iglesia y el Vaticano, sobre elGobierno y la Sociedad- que yo escribo en el libro, para mí tienen valor también fuera del contexto quecircundan las aguas del Araguaia y el Xingú y la línea fronteriza entre el Mato Grosso y el Pará. No megustaría que se relativizaran excesivamente las cosas, porque así nos quedaríamos siempre en simplesreformismos o en ambiguas connivencias, justificadas según los meridianos. Hablo del Vaticano sabiendo enqué meridiano está; y hablo del Capitalismo sabiendo que está en todos los meridianos.

Eso, con mi gratitud por el comentario de Caprile que vino como agua de mayo. «No quita lo cortés a lovaliente», dicen en mi celtibérica España.

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«Marzo. Día 30. (Estoy recogiendo los latidos atrasados de mi Diario):«Las cosas surgen por mandato divino, el hombre por llamamiento» (Guardini).«El hombre, única criatura terrestre a la cual Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su

propia plenitud sino en el don sincero de sí mismo a, los demás» (Gaudium et Spes, 24/274).Estoy leyendo «A Graça Libertadora no mundo», de Leonardo Boff.El libro de Boff es una espléndida síntesis -pedagógica, crítica, creativa- de la teología de la Gracia.

(Recuerda lo que aprendimos, bien o mal, y abre nuevos horizontes que no nos mostraron.) Es un libro comorezado. Me hace bien. Me encanta esa visión global de un sólo Dios y una sola Humanidad y un Mundo sólo.La fuerza de «encuentro» que da a la Gracia. Lo «gratificante» que se hace «el día a día» del hombre amadode Dios, en su Hijo hecho hombre. Ireneo estaría muy de acuerdo con esta teología de Boff. Porque realmentela gloria del Dios vivo es el Hombre viviente».

Y aquí terminaba, de nuevo, el intermitente Diario. Es mayo; un poco frío, pero luminoso. Mes de María.Mes del Espíritu.Juntamente con las denuncias y las solidaridades, uno sigue viviendo la solicitud de esta pequeña

Iglesia de São Félix.El problema de la Tierra, que es el problema raíz de la región, sigue igualmente imposible, oficialmente

fatal.Sigue, imperturbable en su programación, aun en medio de los fracasos económicos de tantas

empresas latifundistas, la integración capitalista y multinacional de la Amazonia -que es una verdaderareserva de las multinacionales- y la mecanización selectiva del campo.

Se añade, apenas, el espejismo del financiamiento de tierra y maquinaria que sólo es para los que yatienen recursos y están habituados a la máquina y al banco.

El INCRA se ha parado, en el aire: impotente en sus pequeños funcionarios y cómplice en sus jefes ysus fines. Yo que tanto he recurrido al INCRA, debo declararlo, una vez más, con cierta desesperación.

Los posseiros que han conseguido permanecer en sus lugares (la mayor parte formando poblado o«patrimonio») no consiguen sobrevivir con holgura:

- porque su producción es desvalorizada y por las distancias de todo género que hacen imposible unmercado;

-porque para ellos, los pobres, no hay ningún tipo de apoyo financiero o técnico, ni prácticamenteasistencial.

(Sólo hay un hospital, con un médico, que asista por el Funrural -servicio gratuito de Sanidad PúblicaRural- en la loca circunferencia de 150.000 kilómetros cuadrados. Un puesto de Sanidad en São Félix, conestudiantes de medicina y dentista ahora. Y algún otro servicio esporádico, en la región.

El resto del atendimiento, al alcance de los pobres, está en la iniciativa o en las manos de la Prelatura:la «Únicas», cooperativa de Sanidad, que se ha creado en Santa Terezinha; el dispensario de Ribeirão Bonito;el de Serra Nova; el de Porto Alegre, que ahora se está transformando en cooperativa también...).

Siguen las presiones de los grandes. Curiosamente, la «posse» acaba siendo apenas «ocupación» y elposseiro un ocupante, porque los títulos, verdaderos o arreglados, acaban invadiéndolo todo.

Cito algunas de esas presiones, en nuestra región:- la hacienda de los Abdalla sobre el poblado de Santo Antônio, en el Río das Mortes, queriendo

estrangular incluso el área urbana; (con el tal Decio Felipe que «gerenció» trágicamente la Codeara, degerente allí);

- el acoso de la Piraguassú (ahora también del Grupo Yamaha, japonés, además del Grupo Medeiros)sobre los posseiros antiguos de Porto Alegre;

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- la Tapiraguaia (del Grupo Medeiros-Carneiro) negándose insolentemente a reconocer la tierra de losTapirapé (y la FUNAI, impotente o cómplice);

- sin ninguna solución los moradores de Pontinópolis, de Serra Nova, de Ribeirão Bonito y Cascalheirao de Matinha y Chapadinha y los posseiros de Luciara que ahora están, por ejemplo, en tensión con lahacienda del Banco Boa Vista...

No hay tierra y no hay trabajo. Desde luego no lo hay en los poblados.Los peones han disminuido notablemente, substituidos por las máquinas o escupidos por el Latifundio

que ya no los necesita, una vez concluidos los primeros servicios brutos. Posseiros e hijos de posseiros seestán convirtiendo en peones, más próximos, menos llamativos y más temporales, a veces. Los clásicospeones acabarán siendo «boias-frías» (contratados para el día fríamente), en cualquier lugar...

Para nueva ignominia nacional, y nuevo genocidio -sociológico, por lo menos- en las cuentas históricasdel Sistema, se quieren cortar las tierras indígenas del Parque Indígena del Araguaia y del Parque Nacionaldel Xingú:

«Ya han empezado los trabajos de roturación de la nueva carretera federal -BR-2G2- que cortarátierras indígenas del Parque Indígena del Araguaia y del Parque Nacional del Xingú».

Según el director del Parque del Araguaia, que cubre casi toda la Isla del Bananal, donde viven losindios Karajá, Javaé y Tapirapé (estos fuera de la Isla pero dentro del Parque), el trazado de la carretera yaestá siendo marcado con estacas y pasa cerca del Puesto de Canoanâ.

La carretera unirá el Valle del Araguaia con el valle xinguano, cortando el área indígena al sur.(Recuérdese que el Parque del Xingú ya fue cortado al norte).

Según la denuncia, la FUNAI aun teniendo conocimiento de ese trazado, pues está ampliamentedivulgado en mapas oficiales, «hasta ahora no ha tomado ninguna providencia».

La denuncia es del propio director del Parque del Araguaia, el «sertanista» Sidney Possuelo.Otros sertanistas y antropólogos temen, con demasiada razón, que esta carretera causará los mismos

trágicos problemas que causaron a otras comunidades indígenas las carreteras Cuiabá-Santarém, Cuiabá-Porto Velho, Brasilia-Manaus, Manaus-Caracaraí, Perimetral Norte... (Véase «O Estado de São Paulo», 18mayo, 1977).

Llega el Turismo, eso sí. ¿Habremos de dedicarnos a maldecir a «ese» Turismo como ya hemos tenidoque maldecir el Latifundio?

Llega el Turismo, para los indios fatídico siempre. Como nos lo ha demostrado, en la región, laexperiencia de los sofisticados «hoteles flotantes», por ejemplo.

Ahora la «Goiastur» ha conseguido gratis de la SUDECO el «Hotel Kennedy», de Santa Isabel, en laIsla del Bananal. El hotel será administrado por la Liquigás, dueña de la Suiá-Missu. (A estas alturas todavíaes una incógnita, para mí, y un escándalo para muchos y un latiguillo en manos de los grandes, la cacareadaparticipación del Vaticano en la Liquigás, en la Liquifarm, en la Suiá-Missu).

Para el Pueblo sertanejo el Turismo traerá los ilusorios beneficios momentáneos, que a la larga desin-tegran cultural, moral y socialmente. El Turismo es también un modo de integración violenta y por lo mismodesintegradora.

La vida pastoral continúa, bajo la animación de los diferentes equipos esparcidos por el territorio de laPrelatura. Crece la conciencia y la participación del Pueblo de cada lugar; y están brotando comunidades debase o «bases de Comunidad», humano-eclesial, como yo acostumbro a decir. Estamos reintegrandocríticamente la Religiosidad popular (o la Religión popular, como quiere Eduardo Hoornaert). Luchamos, comocasi todas las Iglesias, entre la sacramentalización y los Sacramentos vividos responsablemente. LaAsamblea anual del Pueblo de Dios de la Prelatura, precedida de asambleas regionales, resulta un eficazinstrumento de cohesión eclesial y compromiso. «Alvorada», nuestra frágil y perseguida «Alvorada», estásiendo un buen servicio de evangélica comunicación. A pesar de las cortapisas oficiales y por motivos desuplencia, atendemos en los campos de la Educación y de la Sanidad...

¿Qué más? Esperamos «contra toda esperanza», cada vez más unidos a toda la Iglesia de laAmazonia que atraviesa, con nueva conciencia, por las mismas angustias y con toda «la Iglesia que nace delPueblo», por el Espíritu, en el Brasil, en América Latina, en el mundo.

Muchos me han preguntado cómo reacciona el Pueblo de la Prelatura ante esas denuncias e intrigasque alcanzan a su obispo (o al equipo de Pastoral). Me parece que nuestro Pueblo ya se está acostumbrandoa ver y a oír la persecución, con sus mentiras.

Además, el Pueblo me conoce y me quiere, como yo lo quiero.Un labrador de «Canabrava», allá por las florestas del río Tapirapé y el Libertade, respondía al

periodista que nos trajo a Santa Terezinha la noticia de las denuncias de Don Sigaud: «No sé lo que es sercomunista... Si ser comunista significa ser un hombre «común», que vive como nosotros y que le abraza auno donde lo encuentra, en ese sentido yo creo que nuestro obispo es comunista».

Ni «L'0sservatore Romano», para mí... En Santa Terezinha, cuando ese labrador de Canabrava hablaba así, estábamos inaugurando iglesia

nueva. Era el día 3 de marzo, aniversario de aquel 3 de marzo de 1972 en que los posseiros defendieron sudignidad frente a la Codeara y la Policía.

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Las últimas vivencias son éstas:

Otro misionero, muy del CIMI y muy amigo de nuestra Iglesia, que fue misionero en la nostálgica Vianade Don Hélio, el P. Alfonso De Caro, acaba de morir, el día 15 de mayo, ahogado -reciente de Eucaristía- en laconfluencia de los ríos Acre y Purús, allá en la Iglesia hermana que pastorea Don Moacyr Grechi.

Se está celebrando en Brasilia -en medio de los muchos interrogantes que flotan, estos días, en el aireenrarecido de la capital- la «Comisión Parlamentaria de Investigación», la CPI de la Tierra; sacando a la luzpública la problemática de la tierra que se vive en el País. Yo habré de prestar declaración el día 15 de junio.El mismo día en que la vieja España va a votar Gobierno, por primera vez después de cuarenta años. Por fin,parece, está queriendo amanecer la Libertad sobre los montes y llanuras de la adusta Patria.

Los estudiantes, estos días -gloriosos utópicos de siempre, primeros siempre en las alvoradas- hansalido a la calle (o han hecho calle de su campus), organizando varias manifestaciones masivas, en lasprincipales capitales del Brasil, reclamando: «Libertades democráticas», «Amnistía a los presos políticos»,«Fin de torturas», «Inmediata liberación de los obreros y estudiantes presos»... Algunos se han solidarizadocon Tomás y conmigo. También un día la Libertad amanecerá sobre esta nueva Patria, verde y amarilla, queuno ha hecho suya, definitivamente.

El Festival Internacional de Nancy -igualmente ahora en mayo- que pretende ensayar un nuevoDiálogo Euro-Latinoamericano, me había convidado a participar. Naturalmente me limité a escribirles unacarta. Si iba, quizás no podría volver. Pero en esa carta les decía todo mi apoyo a esa iniciativadescolonizadora y fraterna. «Mentes y corazones» están mudando, en muchos sectores de las metrópolis delColonialismo.

En junio, bajo la dirección del Secretariado de Misiones del CELAM y con la ayuda -incómoda, paraalgunos, del CIMI- vamos a tener, en Manaus, un Encuentro Indigenista Panamazónico, el primero, y en elcual participarán representantes del Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, Venezuela. El encuentro quiereenfrentar de un modo global la problemática de la Pastoral Indigenista. De un modo continental también.

Yo espero que sea un clarinazo para las responsabilidades indigenistas de la próxima AsambleaEpiscopal Latinoamericana, en 1978. Medellín se olvidó (!) de los 30 millones de indios de América Latina, apesar de la lúcida postura con que miró y asumió el Continente.

Espero asimismo que esa próxima Asamblea Episcopal Latinoamericana no sea un retroceso frente aMedellín -¡ya tan lejano!-. Hay un difuso malestar en torno al CELAM. Hay, también en algún alto dirigente delCELAM, un persistente prejuicio contra Medellín. ¡No vamos a provocar un aborto en retrospectiva de aquelMedellín pentecostal que todavía no hemos asimilado!

Esa Asamblea Episcopal de 1978 deberá reasumir Medellín y completarlo dinámicamente; deberá oírlas bases de la Iglesia de Latinoamérica y comprometerse de verdad con el Pueblo de esta Patria Grande,sometida hoy a tantas dependencias, víctima casi toda ella de Regímenes de fuerza y de la arbitraria idolatríade la Seguridad Nacional. América Latina espera una actitud limpia y consecuente de sus obispos. Ellos veráncómo responden a esa expectativa continental. Sería tan necesario no olvidar, en esa hora clave, que sólo seevangeliza a partir de la Encarnación!

Y hablando aún de la Iglesia de América Latina, quiero anotar aquí también la presencia estimulante deun libro, ya internacional, que me está acompañando estos días. Muy oportuno para sentir con la Iglesia delTercer Mundo. (Ahora ya no basta «sentir con la Iglesia», así, en general, como en los tiempos del santoPadre Ignacio de Loyola). Hablo del libro, estadístico y profético, de Walber Bullmann, A Terceira Igreja e oTerceiro Mundo, editado aquí en el Brasil con ese título.

Hay una Iglesia del Tercer Mundo -Asia, África, América Latina, Oceanía- que debe ser reconocidacomo diferente y autóctona, en fuerza de la misma Catolicidad. Y debe, ella misma, asumir libremente suidentidad original y lanzarse a cumplir su misión, sin complejos, sin mimetismos, dentro del propio mundo;

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Page 31: Casaldaliga Pedro - La Muerte Que Da Sentido a Mi Credo

como debe coadyuvar corresponsablemente en la común Misión, dentro de las otras dos Iglesias -la primera,del Oriente, la segunda, de Europa y Estados Unidos-.

Muchas veces he pensado que la peculiar Misión de esta Iglesia del Tercer Mundo sería, aquí, entresus Pobres y allá, para los ricos:

- denunciar la miseria que oprime, y- anunciar la Pobreza que libera.Acabo de participar en la Misa de la novena del Espíritu Santo. Está llegando Pentecostés. Es, hace

veinte siglos, el Tiempo del Espíritu. Y hay que creer en El con una abierta confianza.El nos penetra como un aceite derramado en nuestros corazones y es su Unción la que nos hace

cristianos, ungidos en el Ungido.El nos lleva, en Iglesia, como un vendaval o como una brisa, pero siempre en el ímpetu salvífico de su

Paz.El pueblo cantaba la envolvente melodía y yo cantaba, Pueblo también, con toda mi necesitada Fe:-«A nós descei. Divina Luz, e em nossas almas acendei o amor de Jesus!»Jesús decía a sus apóstoles, nos decía:«Recibiréis la Fuerza de lo alto y seréis mis testigos, empezando por Jerusalén, hasta los últimos

confines de la Tierra...». (Hch, 1,8).

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