Casa Posada Barrientos

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Investigador Principal Luis Fernando González Escobar Co-Investigador Alejandro Salazar Correa Colaboración de Marta Salazar Jaramillo Medellín, 4 de abril de 2006 FUNDACIÓN FERROCARRIL DE ANTIOQUIA La Casa Posada Barrientos Investigación Histórica

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Casa de la lectura Infantil

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Investigador Principal Luis Fernando González Escobar Co-Investigador Alejandro Salazar Correa Colaboración de Marta Salazar Jaramillo

Medellín, 4 de abril de 2006

FUNDACIÓN FERROCARRIL DE ANTIOQUIA

La Casa Posada Barrientos Investigación Histórica

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CONTENIDO

1. Introducción

2. La ciudad de finales del siglo XIX

3. La arquitectura en Medellín en el último cuarto del

siglo XIX

4. Las casas quintas de la Avenida La Playa

5. La arquitectura de la casa Posada/Barrientos

6. La casa Posada/Barrientos en los documentos

notariales

7. Un techo de Zinc que le hace sombra a una historia,

Crónica de una casa convertida en mito urbano

8. Sitios de consulta

9. Bibliografía

10. Anexos

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La casa Posada/Barrientos en medio de la sede de Comfenalco a la izquierda y la Clínica Soma a la derecha. Al frente carril de La Avenida La Playa. Fotografía Sergio López, 2006, Fundación

Ferrocarril de Antioquia

INTRODUCCIÓN

Aprisionada entre dos culatas de sendas edificaciones de

dudosa arquitectura moderna, la casa aparece hundida,

abandonada e irremediablemente perdida. El paramento o la

línea de fachada del resto de la cuadra la oculta y la hace

aparecer lejana, ajena del tráfago y el ajetreo de la Avenida La

Playa. En el fondo su decoración, formas y el mismo deterioro

le dan al transeúnte la imagen de una casa varada en el

tiempo y la posibilidad

de imaginar su propia

historia, cualquier

historia.

La llamada, en los

últimos años, Casa

Barrientos, entre la

Clínica Soma y la sede

de Comfenalco-La Playa,

es la única sobreviviente

de las casas quintas que

construyeron los ricos

burgueses de Medellín

desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, a

lado y lado de la quebrada Santa Elena, sobre las avenidas

Derecha e Izquierda.

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Son realmente pocos y significativos los ejemplos de esa

arquitectura doméstica urbana del siglo XIX que aún perdura

sobre La Avenida La Playa y el resto del centro de Medellín. De

las demoliciones para construir parqueaderos, ampliar calles y

avenidas, o levantar nuevas casas o edificios, de arquitectura

más contemporánea o a la última moda, de buena o dudosa

calidad, acaso quedan la casa Barrientos, junto a la de Pastor

Restrepo –en la esquina Suroriental del Parque de Bolívar-,

como los ejemplos más significativos.

En tal sentido, para la ciudad, es valioso

conservar este referente arquitectónico a

pesar de los llamados a su demolición

por su estado ruinoso,

descontextualización urbana o carencia

de méritos arquitectónicos. No hay duda

que la casa Barrientos no fue la mas

destacada, sobresaliente o fastuosa de

las casa quintas burguesas; hubo otras

de mayor volumen y espacialidad, de

mejores condiciones materiales y

tecnológicas o de valores formales y

arquitectónicos, pero todas lamentable y

implacablemente desaparecieron.

Es casi necesario reconocer que por descarte la casa se vuelve

valiosa. A medida que una a una van cayendo las otras casas,

ésta comienza a adquirir preeminencia, hasta ser

Corredor de la fachada principal, fotografía de Fabio Gallego, 2006.

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5

individualizada, nombrada como casa Barrientos y valorada

hasta ser incluida en los inventarios patrimoniales de la ciudad.

Es que ella es un testimonio de más de 120 años de

arquitectura y de historia urbana. Y como único centinela a

orillas de la quebrada Santa Elena amerita ser salvado.

La valoración de los últimos decenios se enfrenta al

desconocimiento sobre la historia de la casa. La poca

importancia de esta casa o la preeminencia de las otras casas

quintas prácticamente la mantuvieron en el anonimato, al

punto que no aparece ni en las guías ni en los álbumes de

Medellín que fueron tan comunes en la primera mitad del siglo

XIX. Tampoco existen casi fotos en los archivos de los

principales fotógrafos de la ciudad.

Así, de su poca o relativa importancia de los primeros años

pasó a la preeminencia de los últimos decenios,

constituyéndose en un referente obligado hasta alcanzar el

carácter de mito urbano. Para valorarla se le dotó de un

expediente histórico poco fehaciente, pues no se soporta en

una investigación histórica rigurosa, mientras se le atribuían

autores, hechos o acontecimientos en proporción directa al

halo de misterio que la casa emanaba.

Es claro que investigaciones históricas que se relacionan con

arquitecturas domésticas como en el caso de la Casa

Barrientos, enfrenta grandes dificultades para ser asumidas. En

primer lugar al ser una vivienda particular implica buscar en

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6

archivos familiares, donde con mucha frecuencia –la mayoría

de las veces-, los descendientes de los primeros propietarios

han quemado todos los papeles por intrascendentes, estorbar o

considerar carentes de valor, por lo cual es difícil encontrar

algún papel que de cuenta de la casa, su genealogía, sus

características técnicas, cambios espaciales y formales, entre

otros aspectos; en otros casos quienes fueron los últimos

propietarios no dejaron descendencia o son parientes lejanos

con ningún o pocos nexos, por lo cual tampoco conservan

archivos o documentos que pudieran servir a esclarecer la

historia de la casa. Cuando pasan a entidades oficiales, como

en este caso, la Institución receptora recibe el inmueble y su

correspondiente escritura y nada más.

Una vivienda de este tipo pocas veces tiene un fondo

documental en los archivos oficiales, salvo el de las escrituras

y los negocios registrados en notarias, a no ser que haya

entrado a un proceso judicial donde se puede encontrar otro

tipo de información. Este es el caso de la casa comúnmente

llamada Barrientos, que para documentarla se ha tenido

muchas dificultades, más dudas que certezas.

Para esta indagación se ha acudido, entre otros, a los archivos

notariales -1ª , 2ª, 3ª y 4ª, tanto en el Archivo Histórico de

Antioquia como en la propia Notaría 4ª en el Centro o en el

fondo que se encuentra en Envigado-, a posibles informaciones

en el Archivo Histórico de Medellín, en el Archivo Arzobispal,

archivos parroquiales de La Candelaria, la Veracruz y San José;

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7

en la Fundación Antioqueña de Estudios Sociales, la Biblioteca

Pública Piloto –Sala Antioquia y Archivo Fotográfico-, Biblioteca

de la Universidad de Antioquia, en este caso en búsqueda de

información de la prensa del siglo XIX. Pero también se ha

buscado información en fuentes orales de diversa índole,

muchas veces con una relación indirecta que directa.

Más que argumentar la dificultad que genera esta situación es

resaltar el por qué se ha convertido en un gran mito histórico

urbano de Medellín. Ante la evidente carencia de fuentes

ciertas, aún para los mismos especialistas en la historia urbana

y de la arquitectura, los vacíos se han llenado con inferencias,

suposiciones o una gran dosis de imaginación.

Las diversas narraciones le han construido una historicidad

fantasiosa que difícilmente se soporta en las pruebas

documentales. Esto hace necesario revisar desde el nombre

con el cual se la conoce hasta replantear el arquitecto

supuestamente responsable del diseño y ejecución de la obra;

en primera instancia es claro que la casa debería comenzar a

ser reconocida como Posada Barrientos, en tanto fue la familia

Posada quien la mandó construir y la familia Barrientos la que

la ocupó buena parte del siglo XX, a partir de 1925 cuando la

compraron, pero ya hacía muchos años que existía tal y como

hoy se conoce. Como se verá mas adelante es poco probable

que sea el arquitecto francés Charles Carré el responsable de

su diseño y construcción, tal y como se informa en muchas

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fichas técnicas, en documentos varios o en guías

patrimoniales.

Con lo investigado se pueden discutir y poner en entredicho

varias de las afirmaciones predominantes, pero aún es

insuficiente para tener certezas. Se puede tener ya claro que

los Barrientos fueron poseedores por cerca de 60 años la casa,

pero no fueron sus promotores iniciales, ni contrataron a

Carré, pero no hay pruebas documentales como para señalar

un diseñador o constructor de la casa.

Por eso este trabajo aborda, hasta donde la documentación lo

ha permitido, una aproximación a la casa desde la tradición de

la propiedad, pero más allá, en lo que concierne a sus procesos

constructivos, cambios espaciales, formales y arquitectónicos,

a una hipótesis que se sustentan en el diálogo con el estudio

patológico de la edificación, en correlación con los momentos

temporales definidos por los cambios de propietarios y con los

momentos históricos de la arquitectura en la ciudad. De esta

manera se establece una lectura de contextos, donde se infiere

la formalización arquitectónica, las características constructivas

y los probables responsables de la obra, por lo que sucedió en

la ciudad en los años de construcción y transformación de la

casa. Si bien no aparece un autor cierto si es posible aventurar

los probables autores por las condiciones del medio y quiénes

eran los más importantes y activos responsables de la

arquitectura.

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9

De esta manera el informe, en sus cuatro capítulos iniciales, da

cuenta de cómo Medellín en el último cuarto de siglo XIX hace

el transito de la Villa a la ciudad, acentúa su centralidad

económica y política regional, acelera su ritmo de vida, define

nuevas aspiraciones y transformaciones urbanas, y cambia la

forma de concebir la arquitectura. Son estos años en donde la

Avenida La Playa consolida su importancia urbana por la

construcción de las casa quintas, entre ellas la construida por

la familia Posada, que en el siglo XX será de los Barrientos.

Los primeros capítulos permiten ver el escenario y la razón de

su implantación allí, lo mismo que las razones de esta

arquitectura, lo mismo que sus características y los

responsables de su ejecución. De esta manera, sin precisar el

autor de la casa se muestra el panorama y los probables

responsables.

En el numeral 5 se da una aproximación a los momentos de

cambio material, tecnológico, espacial y formal de la

arquitectura de la casa. Allí se parte de hipótesis, que surgen

de contrastar el estudio de la patología realizado por la

Fundación Ferrocarril de Antioquia, con la investigación

contextual histórica y los documentos notariales de la vivienda.

En buena parte es debido al diálogo establecido con el John

Jairo Acosta, arquitecto de la Fundación.

Haciendo uso de los documentos notariales se hace un

seguimiento a la tradición de la propiedad desde el siglo XIX

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hasta el presente. De igual manera allí se da cuenta de las

genealogías familiares de los primeros y los últimos

propietarios, que permite en este numeral 6, también, una

aproximación a las dinámicas urbanas en el siglo XIX.

El numeral 7 es una crónica periodística, elaborada por Marta

Salazar, en la que se pretende dar cuenta de los

entrecruzamientos tan disímiles frente a la percepción, lectura

o historicidad de la casa que la elevan al rango de mito urbano.

Allí se da cuenta de lo planteado en estudios históricos,

supuestamente rigurosos, hasta las diversas ideas formadas

por tradición oral o por lo que le sugiere al transeúnte la vejez,

el abandono y lo extraño de sus formas, pasando por la

información que dan los catálogos oficiales.

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LA CIUDAD DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX

En noviembre de 1875 la Villa de Medellín celebró el segundo

centenario de la fundación. Después de la procesión por las

calles y como parte de la celebración, el eminente médico

Manuel Uribe Ángel pronunció un discurso desde el atrio de la

catedral, ubicada en la Plaza Mayor, en el que hizo un repaso

histórico del momento fundacional, del discurrir lento, gradual

y sostenido que se había cumplido desde entonces para llegar

a ese momento, el estado precario y las dificultades de la

existencia en los tiempos anteriores y un elogio a la “prospera

situación presente” que se vivía en la Villa; y se preguntaba:

Pero ¿qué es esta ciudad, se dirá por algunos, que se

tiene el aire de hacer aparecer en este momento como

importante y valiosa? Medellín no es ciertamente,

responderé yo, una ciudad populosa como Teherán la de

Oriente, ni opulenta como Tiro, ni comercial como

Alejandría, ni culta como Atenas, ni sabia como Paría, ni

monumental como Roma, ni rica como Londres, ni

gloriosa como Berlín, ni espléndida como Nueva York;

pero en cambio es la ciudad adolescente y hermosa de

estas regiones, y vista por su aspecto físico, es la

ciudad blanca de los Andes, la ciudad pulcra de

América, la ciudad bella de Colombia, la ciudad risueña

de Antioquia, que extendida muellemente sobre la

pintoresca planicie de Aburrá, fecundizada por su río,

refrescada por sus torrentes, sombreada por sus

árboles, contesta graciosamente y con donaire, el

saludo de atención que le dirigen los viajeros, desde las

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altas cumbres de sus montañas, cuando vienen a

visitarla1

Luego de esta descripción lírica, que no pretendía según él ser

poética, enumeró las razones por las cuales veía un cambio en

el estado de cosas, las mismas con la cuáles apoyar el

optimismo con el que veía el futuro:

...Medellín, desde su punto de vista social, tiene una

Escuela para las Artes, numerosos planteles para la

educación elemental, Colegios y Universidad para la

instrucción de profesores, un clero respetable, un

Cuerpo médico ilustrado y humanitario, hábiles

1 En Celebración del 2º Centenario de la Fundación de la Villa de Medellín, Medellín, Imprenta del Estado, 1875.

Vista de la Villa de Medellín en 1875, fotografía de Pastor Restrepo, reproducción del Libro de Oro de Medellín, 1675 – 2 de noviembre – 1975, Editorial Bedout S. A.

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jurisconsultos, ingenieros civiles, artesanos, honrados e

inteligentes, mineros que la enriquecen, comerciantes

que la honran, asilos de beneficencia y caridad,

telégrafo eléctrico para su correspondencia, biblioteca

para su instrucción, habitantes robustos y dóciles, ideas

sanas, moderación de carácter y laboriosidad.

Y Medellín, en cuanto a comodidades para la vida, tiene

edificios capaces, ornamentación regular, sólidos

puentes, aseadas calles, paseos deliciosos, alimentación

frugal, sana y abundante, aguas exquisitas, baños

imponderables, lindísimos campos, aire purísimo,

atmósfera clara, cielo espléndido y tantas ventajas, en

fin, que yo prolongaría hasta el fastidio su enumeración,

si quisiera ponerlas de manifiesto, para explicar por este

medio, la causa del tierno amor que todos dedicamos a

ciudad privilegiada2.

En buena medida el médico Uribe Ángel tenía razón para

celebrar el presente y ser optimista con el futuro, pues hacía

sesenta y dos años que le habían otorgado el título de ciudad,

casi cincuenta años de nombrarla capital de Antioquia y apenas

siete años que la elevaron a rango de ciudad episcopal y por lo

cual trasladaron la sede episcopal a ella, con lo que había

consolidado la centralidad política, religiosa, además de la

económica, pues a ella se fueron a vivir los principales

capitalistas y allí convergía la actividad comercial de buena

parte de Antioquia y de las nuevas fronteras de colonización.

2 Ibíd.

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Medellín se había erigido en el principal centro urbano de

Antioquia, por encima de la antigua capital colonial –Santa Fé

de Antioquia- y de San Nicolás de Rionegro, que le disputó la

preeminencia, al menos en la primera mitad del siglo XIX.

Incluso su importancia hacia que se destacara en el concierto

nacional, de la recién creada República de Colombia, al punto

que para 1851 era la cuarta ciudad de Colombia y para 1870 la

tercera, pasando de 13755 a 29765 habitantes, entre uno y

otro año, según los censos de esos mismo años.

Pero al mismo Uribe Ángel le tocaría observar por veintinueve

años más como ese optimismo que respiraba en 1875 se volvía

realidad, alcanzando a no sólo ser testigo sino cronista de los

cambios; ya en 1885 en su famosa Geografía del Estado de

Antioquia, señalaba como en esos diez años Medellín había

entrado “en el camino de su prosperidad y progreso…se le ha

visto en estos últimos tiempos seguir como por encanto y

como tocada por la vara de un mago, para adquirir

proporciones de altísima importancia. Medellín es hoy una

población de índole especial…”3

Un punto de partida importante fueron los proyectos

educativos, viales y económicos de la administración de Pedro

Justo Berrío y, en parte, de Recadero de Villa. Berrío le dio un

viraje a la educación, trayendo una misión alemana para a

educación secundaria y estableciendo la Escuela de Artes

3 Manuel Uribe Ángel, Geografía General de Estado de Antioquia en Colombia –edición crítica a cargo de Roberto Luis Jaramillo-, Medellín, Ediciones Autores Antioqueños volumen 11, (1885) 1985, pág. 125

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Oficios y reestructurando y reabriendo la Universidad de

Antioquia. Con lo cual en Medellín quedaron los únicos centros

de educación superior de todas las provincias.

Con Berrío y Villa como gobernadores de Antioquia, se impulsó

un plan vial, definiendo la construcción primero de un carretero

al Magdalena y luego de un camino de rieles, es decir, un

Ferrocarril, que se comenzó a construir en 1875. Así mismo la

construcción de los carreteros Norte y Sur, que llevaban de

Medellín a Barbosa y de Medellín a Caldas, respectivamente, y

los caminos al Oriente -el valle de San Nicolás por Santa

Elena-, de Occidente –al río Cauca- por el Boquerón y del Sur,

por Caldas hacia Fredonia. Con este plan se definía aún más la

centralidad de Medellín y el valle del Aburrá, pues lo

comunicaba con los nuevos centros urbanos surgidos de la

colonización a la vez que lo conectaba con los mercados de la

metrópoli siguiendo la ruta del río Magdalena a la costa Caribe.

Si bien el Ferrocarril tendría demasiados problemas, se

demoraría en su construcción y en su llegada a Medellín, cada

kilómetro construido en estos años potenciaba el optimismo y

los mercados. Así que las conectividades establecidas en el

último cuarto del siglo XIX, el aumento de la movilidad, la

disminución paulatina de fletes y la ampliación de los mercados

permitieron el surgimiento de varias casas comerciales.

Pero los comerciantes también habían incursionado en la

actividad minera, pues requerían del oro y la plata para sus

transacciones externas e internas. Ayudados por la llegada de

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nuevas tecnologías, la explotación minera no sólo amplió sus

fronteras sino que incrementó su productividad, haciendo de la

Villa en trance de ciudad en el centro de sus actividades, como

lo señala un viajero francés a finales del siglo XIX:

Medellín es el corazón y el estómago de la región del

oro, es la bomba aspirante-impelente de las grandes

minas colombianas. No porque éstas estén situadas en

las inmediaciones de la ciudad, sino porque es a ésta a

la que afluyen, donde convergen los negocios, los

informes y los lingotes, los propietarios y los

arrendatarios de las minas aglomeradas en los cinco o

seis puntos donde se concentra la explotación aurífera:

Remedios, Amalfi, Cruces de Cáceres, Marmato,

Concepción, Andes4.

Como consecuencia de lo anterior se dio el incremento de los

capitales de sus inversionistas. Ayudados por la acumulación

de capitales del comercio y la minería, el paso siguiente fue la

incursión en la actividad bancaria, que tiene un primer auge en

los años setenta y ochenta cuando se establecen las primeras

casas bancarias o bancos, y en las actividades manufactureras

que tendrán un desarrollo en estos años. En el espacio urbano

o en sus afueras surgen las “fábricas” de chocolates, jabones,

cervezas, locería y aún telas, lo que sería el preámbulo al

desarrollo de los primeros centros fabriles en el primer decenio

del siglo XX.

4 Pierre D’Espagnat, Recuerdos de la Nueva Granada, Bogotá, Biblioteca Popular de la Cultura Colombiana Viajes – Volumen III, Editorial A B C, 1942, pág. 252.

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Medellín, a finales del siglo XIX, se había convertido en la

ciudad del comercio y el dinero, a él y sólo a él se debía el

cambio en sus rutinas y sus dinámicas. La apacible Villa

decimonónica se transformó en un centro de ajetreo y tráfago.

Así lo percibieron distintos viajeros extranjeros que llegaron a

sus calles y plazas a finales del siglo. El ingeniero inglés Jorge

Brissón al penetrar en la ciudad hacia 1891 le llamó la atención

la “animación y la actividad”, en una ciudad de calles aseadas

y bien conservadas, con dos días de mercado –martes y

viernes-, donde todo era “trabajo y tráfico”5. Brisson vio a los

arrieros conduciendo las recuas, los vendedores ambulantes

con su variedad de mercancías, las carretas tiradas por

caballos para llevar mercancías o recoger las basuras, los

policías con sus uniformes azul oscuro, los emboladores, las

negras con los cantaros de leche en la cabeza, los obreros –

mujeres y hombres- descalzos, los comerciantes y

administradores, abogados y médicos, y profesores con

sombrero de copa y moda europea con retraso de cuarenta

años. Eso vio y describió Brisson del tráfago urbano. Ya no era

la quieta aldea descrita por Charles Saffray, otro viajero a

mediados del siglo.

Otro tanto percibió el francés D’Espagnat hacia 1898, cuando

entró por el norte de la ciudad por una ancha y animada vía,

pavimentada con pequeñas piedras. Al pasar el puente sobre la

Santa Elena y entrar a la “plaza de Berrío”, encontró mucha

actividad a “la moderna”, y apuntó luego de su estadía: 5 Jorge Brisson, Viajes por Colombia en los años de 1891 a 1897, Bogotá, Imprenta Nacional, 1899. pág. 62.

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Habría desde luego muchas otras cosas, y muy útiles -

desde el punto de vista comercial, agrícola y minero, se

entiende- que anotar respecto de esta región de

Antioquia, más moderna por sus ideas que el resto de

Colombia, más activa en el sentido de los negocios, más

perseverante en transformar, en crear, pero también

más triste, más exclusiva en su constante preocupación

de ganar dinero6

Brisson y D’Espagnat coincidieron en destacar el ambiente

urbano, la animación, cierta modernidad, pero también les

6 Pierre D’Espagnat, Recuerdos de la Nueva Granada…Op. Cit., pág. 249.

Panorámica de Medellín en 1890, fotografía de Pastor Restrepo, Archivo Fotográfico Biblioteca Pública Piloto, reproducida del libro El Concejo de Medellín protagonista del desarrollo de la capital antioqueña 1900 - 1999, Medellín, Concejo de Medellín, 2000, pág. 37

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desalienta que todo está dedicado al “comercio y el tráfico” o

su opuesto, el enclaustramiento familiar y doméstico. No había

casi distracciones, ni restaurantes, ni escenarios públicos, ni

actividad social, pues como señalaba el segundo, era natural

que “en Medellín casi no se reciba, que se salga poco, que se

viva una vida de familia que, vista desde la calle por el que

está de paso, parece estricta y de un aspecto más bien

rígido”7.

En la ciudad del comercio y el dinero había surgido una nueva

clase social, los burgueses que, para D’Espagnat, “tienen un

espíritu más áspero, más yanqui, tienen algo de positivo, de

cruelmente practico, algo a lo que en definitiva se subordinan

todas las tendencias sociales, hasta las mismas relaciones que

consideran como algo infinitamente secundario y de mera

forma”. Esa burguesía pragmática, positivista y rentista es la

que alentará con su espíritu y forma de concebir el mundo, las

transformaciones de la ciudad. Ya en la educación, en lo social,

en lo urbano o lo arquitectónico, comenzó a expresarse desde

el decenio de la conmemoración del segundo centenario

fundacional de la Villa. Así la instrucción, si bien logró

consolidar un espacio importante, estaba dirigida a promover

hombres prácticos que permitieran seguir generando el

progreso y la civilización que pretendía la clase dirigente, con

las profesiones tradicionales o las nuevas profesiones liberales,

especialmente la ingeniería –civil o de minas-, que se convertía

en uno de los ideales educativos; y, por otro lado, el

7 Ibíd., pág. 250.

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mejoramiento de las habilidades técnicas mediante la

instrucción impartida en la Escuela de Artes y Oficios, con lo

que se aseguraba la mano de obra calificada para la ejecución

de las obras.

Los ingenieros para medir, cuantificar, dirigir, mejorar las

explotaciones trazar y abrir nuevos caminos, construir los

puentes o, también, dimensionar la ciudad, dibujarla e incluso

diseñar sus nuevos espacios. Los planos de Medellín de 1875 y

1889 fueron elaborados por los estudiantes de ingeniería de la

Universidad de Antioquia, el primero, y de la Escuela de Minas

el segundo; en ellos los estudiantes daban cuenta tanto de los

adelantos académicos y técnicos sino que daban cuenta del

cambio de la fisonomía urbana, la extensión de la malla, los

límites físicos alcanzados, el crecimiento poblacional y el

surgimiento de los nuevos espacios.

Mientras que para 1875 son 29760 habitantes, catorce años

después son 37237, es decir, 7477 pobladores más, lo que

equivale a un incremento en un cuarto de su población en esos

años. Ese crecimiento poblacional es absorbido por una malla

urbana que creció hacia dos polos fundamentales: el sector de

Villanueva, al norte del marco de la Villa, superando la

quebrada Santa Elena y llegando hasta La Loca, algo que se

había iniciado desde los años cincuenta por iniciativa de Tyrrell

Moore, pero que comienza a tener mayor poblamiento desde

finales de los años setenta cuando se propuso la construcción

de la nueva catedral, presidiendo la plaza que se bautizó como

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de Bolívar; el otro polo fue al oriente de la Villa, más allá del

“Parque de San Francisco”, superando la quebrada La Palencia,

siguiendo el camino hacia Rionegro, con los loteos que Modesto

Molina realizó a partir de 1876, lo que permitiría consolidar el

barrio Oriente, donde se implantaría la primera Plaza de

Mercado a principios de los años noventa. Desde entonces los

burgueses entendieron del loteo de fincas y la especulación

periurbana como uno de los grandes negocios.

En esa malla urbana que se extendió al oriente y al norte,

superando quebradas y zanjones, se implantaron las nuevas

sedes y escenarios urbanos que soñó la burguesía para su

nuevo entorno urbano. Para corresponder a los deseos dejaron

atrás la plaza colonial y se incorporó el parque de inspiración

europea; primero fue el parque de Bolívar, que entre 1888 y

1892 se construyó con sus rejas, jardines y arborización, y

luego fue la transformación de la plaza Mayor o de la

Candelaria, entre 1892 y 1895, para dar paso al Parque de

Berrío, también con rejas, jardines y arborización, sumado a la

estatua del patricio local con lo que se le reconocía el haber

iniciado el proceso transformado. Ambos espacios fueron

trazados por los estudiantes de ingeniería y el de Berrío fue

diseñado por el Ingeniero Antonio J. Duque, quien

precisamente estudió en la Escuela de Minas.

Para hacer el Parque de Berrío, fue necesario liberar la Plaza

Mayor o de La Candelaria de la actividad del mercado. Una

propuesta que tuvo mucho de higiene y otro tanto de estética.

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Para la burguesía era inconcebible que Medellín, la que ya se

preciaba de sus adelantos, mantuviera el mercado público al

aire libre y en la misma Plaza principal, con las consecuencias

del bullicio, mugre, malos olores y basuras. De ahí surge la

necesidad del traslado del mercado a una plaza cubierta y la

conversión de la plaza principal en un parque, como

efectivamente ocurrió a partir de 1888 cuando se decidió hacer

la concesión a Rafael Flórez quien construyó e inauguró en

1891 la Plaza de Oriente, luego llamada de Flórez, por el

apellido de su promotor. Liberada la plaza del pueblo mercader

se dio paso al parque en memoria de un prohombre regional.

Pero entre 1892 y 1894 se licitó y construyó otra plaza de

mercado en el sector de Guayaquil, al sur de la ciudad, en este

caso desarrollada por un grupo de inversionistas encabezada

por Coroliano Amador. Con esto la ciudad mejoró su imagen

urbana, se dotó de una nueva infraestructura y empezó a

funcionalizar la espacialidad urbana.

Las plazas de mercado apenas fueron una parte de todo lo

ejecutado en estos decenios finales del siglo XIX. A pesar de su

visión pragmática, o tal vez por ella misma, la clase dirigente

dotó de sedes a las principales instituciones educativas,

gubernamentales, religiosas y aún de beneficencia. Entre los

años setenta y ochenta, fueron destinados recursos para

construir la sede –el “palacio”- de la Asamblea Legislativa, el

gobierno Ejecutivo y el Tribunal Superior, el Palacio de Correos

y Telégrafos, la sede de la Escuela de Artes y Oficios, el Asilo

de Locos –“manicomio”-, la reforma del Teatro y aún la

Page 23: Casa Posada Barrientos

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construcción de la Biblioteca Pública y el Museo de Zea. Estos

años fueron de gran auge constructivo no sólo por estas obras

arquitectónicas sino por los distintos puentes urbanos, en todo

lo cual se destacó el uso del ladrillo y la ejecución por parte de

la mano de obra local, pues, como apuntaba el mismo Uribe

Ángel, “las artes y oficios han llegado en la capital á

condiciones sumamente recomendables, y entre ellos el arte

del albañil figura en primera línea”8

Pero, sin duda, la obra de mayor impacto y significación fue la

construcción de la nueva catedral. La vieja catedral existente

no merecía buenos comentarios ni de propios ni de extraños,

como tampoco se consideraba que correspondiera a la dignidad

de la sede episcopal. El mismo Uribe Ángel señalaba que la

catedral estaba muy lejos de corresponder a la altura de su

destino, era un edificio malísimo y por eso la ciudad había

comprendido “la necesidad que tiene de un templo

monumental, en armonía con sus actuales exigencias

religiosas, y ha puesto los cimientos de una gran catedral

sobre el lado nordeste de la gran plaza de Bolívar. Las bases

para este edificio presuponen gran costo y muchos años para

su construcción”9

Las autoridades religiosas y políticas, las fuerzas económicas y

sociales, se comprometieron con un proyecto que en un primer

momento superó sus propias expectativas, al punto de poner

el proyecto al borde del fracaso y comprometer más esfuerzos 8 Manuel Uribe Ángel, Geografía General…Op. cit., pág. 128. 9 Ibíd., pág. 127.

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y años de los pensados. Ese primer esfuerzo comenzó en 1874

y culminó en 1876, cuando el proyecto diseñado y dirigido por

el italiano Felipe Crosti fue suspendido por la guerra civil de

aquel año; reiniciado en 1882 nuevamente se suspendió en

octubre 1883 pues se consideró al arquitecto como incapaz y

los planos irrealizables. El sueño de la catedral de Crosti sólo

alcanzó a aflorar del suelo. Una tercera etapa se inició en

noviembre de 1889, con la llegada de Charles Emilé Carré

quien elaboró los planos y dirigió la obra hasta marzo de 1894,

cuando regresó a Francia; para esta fecha la monumental obra

estaba a nivel de muros y columnas, y seguiría bajo la

dirección del maestro local Heliodoro Ochoa. La obra no sólo

mostró la calidad de la mano de obra local sino que influyó

para que la arquitectura religiosa, comercial y privada de los

dos últimos decenios del siglo XIX, tuviera en el ladrillo el

signo característico, ya con los diseños del arquitecto Carré o

de los maestros de obra local, que siguieron mostrando sus

habilidades, destrezas y conocimientos adquiridos.

La construcción de la nueva catedral era un referente simbólico

de lo religioso pero también de la dimensión del cambio que

sufría la ciudad, expresada en la arquitectura religiosa y la

civil, en los espacios y recintos urbanos y en el trazado de la

las calles, al punto de plantearse el primer plano de Medellín

Futuro en 1890; por eso, para 1893, se decía en la prensa de

otras ciudades de Colombia que “Medellín ha progresado

rápidamente en los últimos años, ha construido plazas y

parques, calles de diez y seis metros de anchura, casas de

Page 25: Casa Posada Barrientos

25

Parque de Bolívar en 1905, con sus jardines y fuente central. Al fondo, a la derecha, la casa de Pastor

Restrepo. Foto Melitón Rodríguez. Reproducción del Libro de Oro de Medellín, 1675 – 2 de noviembre – 1975,

Editorial Bedout S. A.

varios pisos que le dan aspecto de elegante de ciudad

moderna10. Como se lee la imagen que habían labrado los

pragmáticos burgueses en el espacio público también la habían

trasladado a sus propias viviendas, que construyeron ya fuera

en el área urbana o en las proximidades de ésta, aprovechando

las vías construidas; una saturación que mereció el comentario

maravillado de Brisson, quien

no pudo dejar de compararlo

con sus propios referentes:

“En torno a la ciudad hay

casas de recreo en sitios

pintorescos cubiertos de

bosque. El valle presenta un

aspecto que recuerda el de

las campiñas europeas en

torno de las grandes

ciudades, y verdaderas

carreteras parten de la

ciudad en diferentes

direcciones”11.

Los capitales adquiridos y

acumulados los comenzaron

a reflejar en sus viviendas.

La austeridad de las casas

propia de los decenios

10 Periódico Ferrocarril de Cali, trascrito en el periódico La Correspondencia núm. 14, Medellín, 14 de diciembre de 1893, pág. 57. 11 Jorge Brisson, Viajes por Colombia…Op. Cit., pág. 60.

Page 26: Casa Posada Barrientos

26

anteriores dio paso a la decoración interior y exterior. Lo que

anteriormente era una virtud comenzó a considerarse un signo

del pasado y se acogió el lujo como la máxima expresión de los

tiempos. Y el lugar por excelencia del lujo fueron las casas a

orillas de la Santa Elena, bautizada por el viajero

santandereano Hermes García en 1907, como el “paseo de las

quintas”, donde “moran grandes capitalistas, [que] ostenta

edificios suntuosos; algunos de ellos pueden valer mas de cien

mil pesos oro están construidos con refinamiento

arquitectónico y en sus terrazas y jardines lucen fuentes y

esculturas de bronce o de mármol”12

Obviamente no toda la ciudad era así, no toda estaba

remozada y mostraba esa cara de progreso, de nuevas

maneras y formas, pero el mismo García no dejaba de aspirar,

como seguramente gran parte de la burguesía y de la

dirigencia local, a que esto ocurriera mas temprano que tarde:

“Medellín tiene también, como es natural en una antigua

ciudad no del todo remozada, calles estrechas, edificios

vetustos y barrios de apariencia pobre. El progreso del

buen gusto que allí se respira a cada paso, borrará

estos vestigios, enluciendo el cuerpo de la ciudad toda

como lo está el espíritu”13

12 Hermes García, En la Tierra de Robledo, Caracas, Empresa El Cojo, 1908, pág. 44. 13 Hermes García, En la Tierra de Robledo, Caracas, Empresa El Cojo, 1908, pág. 44.

Page 27: Casa Posada Barrientos

27

LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA DE LA CIUDAD DE

MEDELLÍN EN LOS AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XIX14

El progreso deseado, perseguido e incorporado por las elites a

diferentes escalas, había cambiado los conceptos, los hábitos y

gustos que se reflejaron en las casas de la nueva burguesía. Es

claro que quedaban atrás los viejos caserones, demolidos por

el progreso insaciable, y cuyos lotes eran subdivididos, pero,

¿cuál era el estilo moderno que se pregonaba ya desde los

años setenta y ochenta del siglo XIX?, acaso, ¿la casa de

Pastor Restrepo construida a principios de los años setenta en

la esquina suroeste de la plaza de Bolívar y diseñada por Juan

Lalinde, y las quintas periurbanas en el eje de la quebrada

Santa Elena de Santiago y Tulio Ospina y de Gabriel Echeverri,

construidas a finales de los años ochenta?.

Entre la primera y la última hubo una variada propuesta

arquitectónica que incluyó las construcciones diseñadas por

Felipe Crosti, mucho antes de caer en desgracia por el fracaso

en el proyecto de la catedral, aunque ya para ese tiempo había

dejado la ciudad. Crosti diseñó y construyó varias casas entre

ellas las de Celedonio Restrepo, Tomás Quevedo, Cipriano

Isaza –en la calle Carabobo-, Jorge Bravo –en la calle Cúcuta-,

y el Palacio Amador –en la calle Palacé-, una de sus más

reconocidas obras. Ya para 1877 en la prensa local se decía

14 Este aparte forma parte de un capítulo inédito de la investigación de Luis Fernando González Escobar, Medellín Arquitectura y Ciudad 1870 – 1932 Los orígenes y la transición a la modernidad, tomo II, maestros, arquitectos y arquitectura, Medellín, 2001/2006.

Page 28: Casa Posada Barrientos

28

Grabado de la casa de Pastor Restrepo en el Parque de Bolívar, decenio de los 80, siglo XIX, tomado de la Revista Colombia Ilustrada de Bogotá.

que “Medellín está tomando una nueva y variada faz bajo el

aspecto arquitectónico gracias al joven F. Crosti, que con sus

conocimientos científicos ha creado el buen gusto entre

nosotros por sus graciosas y elegantes construcciones”15; años

después se le reconocería que la obra de este arquitecto había

cambiado “bastante nuestra arquitectura colonial”.

También se destacaron

los proyectos del

mencionado Juan

Lalinde como las casas

de Pastor Restrepo –

plaza de Bolívar-,

Manuel Uribe Ángel –

calle Palacé con el

Codo-, Pablo de Bedout

–en Junín, entre La

Playa y Caracas-,

Wenceslao Restrepo –

también en Junín-, el Chalet de la Montaña de Fernando Vélez

–en Pedregal-, y una obra que si bien no es de arquitectura

doméstica, también marcó un punto de inflexión en la

arquitectura urbana, como fue el Hotel Plaza en la calle

Boyacá, con sus tres pisos y elaborado historicismo.

15 Boletín del Comercio núm. 10, Medellín, 14 de septiembre de 1877, pág. 37.

Page 29: Casa Posada Barrientos

29

Un interesante punto comparativo de la arquitectura de

Medellín de estos años la hizo Carlos E. Restrepo en una carta

enviada en 1879 desde la ciudad de Río de Janeiro:

Al principio nos disgustó mucho por haber conocido

la parte vieja que es de calles mui estrechas...i

casas mui chiquitas por el estilo de las que hizo

Crosti...Después conocimos la parte nueva que se

compone de los barrios Botafogo, Tiyuca, San

Cristóbal, Río Comprido i dos o tres más i esta si

nos gustó, pues las casas son mui bonitas i bien

construidas siempre al estilo de Crosti, i don Juan

Lalinde i de un costo monstruoso por ejemplo una

como la de don Pastor Restrepo en una calle

principal pero a una milla del centro cien o ciento

cincuenta mil pesos [...] En cuanto a cosina(sic) y

casa les llevamos muchas ventajas, sobre todo en

comodidades de la última16

Renovación frente a la arquitectura colonial, conocimientos

científicos y buen gusto aplicado a la arquitectura, un estilo

definible e identificable, casas pequeñas pero con comodidad,

que cambiaban la amplitud de los caserones y su incomodidad,

aquella arquitectura tosca de que hablaba el personaje en un

texto del escritor local Camilo Botero Guerra. El estilo moderno

entonces estaba relacionado con una renovación formal,

espacial y técnica de las casas de habitación de las familias de 16 Carta dirigida a Concepción Callejas de Restrepo, Río de Janeiro, 3 de septiembre de 1879, Correspondencia de Carlos E. Restrepo, Biblioteca Pública Piloto.

Page 30: Casa Posada Barrientos

30

la elite en primer lugar, sin dejar de desconocer los efectos en

el resto de la arquitectura domiciliaria de la ciudad. Es el

momento donde la arquitectura pasó de las casas de dos pisos

a tres pisos, del cambio de la monotonía urbana, de la

uniformidad encalada de los períodos precedentes, con la

introducción de materiales y formas, entre ellas la arquitectura

en inglés que decía Manuel Uribe Ángel, que la gente no

entendió, los petit hotel, las casas burguesas urbanas, las

casas quintas suburbanas, las casas campestres renovadas. A

pesar de los primeros intentos de arquitectura industrial e

institucional, de los inicios de la construcción de la nueva

catedral, es un momento donde la edificatoria de la vivienda es

la más importante, en donde ocurren fundamentales

transformaciones, especialmente en el lenguaje historicista que

no entró a la arquitectura urbana por las grandes obras.

Retomando las palabras de Manuel Uribe Ángel en 1892, que la

ciudad hubiera asumido un aspecto grandioso “ya sea que se

vea por la faz de la arquitectura, ya se le considere por el lujo,

ya por el refinamiento artístico”. Para Uribe Ángel las casas del

pueblo eran casas pequeñas, “pero bien gobernadas”, en

donde a veces tenían la arrogancia de exhibir alfombras, papel

de colgadura, interesantes cuadros, uno que otro quinqué y

hasta espejos grandes en marcos dorados. Entre tanto la clase

acomodada tenía casas prolijamente embaldosadas,

entabladas o entapizadas, empapeladas la mayoría y provistas

de ricos y costosos muebles. Pero la “mayor parte de nuestras

habitaciones urbanas cuentan un solo piso; hay bastantes que

Page 31: Casa Posada Barrientos

31

tienen dos, y unas cuatro o cinco que van hasta tres, de

imitación que imita un poco las europeas de tercer orden, en

su aspecto y distribución; pero esta moda no ha calado en el

gusto del pueblo, quien le ha dado en decir que están hechas

en inglés y que no las entienden”17.

El cambio de altura no fue lo mas destacado. Las limitaciones

técnicas no permitían, aún, cambiar el perfil urbano desde las

viviendas, como si ocurría con las nuevas iglesias o los edificios

institucionales. Pero lo que no tenían en altura lo tendrían en

los materiales, la concepción espacial y, sobre todo, en las

formas y la decoración.

En unos casos se destacaron las casas en ladrillo. La utilización

de este material no sólo fue en los puentes, iglesias, edificios

institucionales sino en algunas de las principales viviendas.

Esta renovación tecnológica determinó a su vez un cambio

estético. La tapia sólo permitía fachadas planas y encaladas, el

ladrillo implicó nuevas formas, texturas y color. Columnas

cuadradas, libres o adosadas, frisos, cornisas, frontones,

jambas, etcétera, de ladrillo cocido, comenzaron a aparecer en

el paisaje urbano. Así fueron construidas casas como la del Dr.

Ricardo Restrepo –muchos años después la sede del Club

Unión- en 1885 o la de Paulina Villa a finales del decenio, entre

muchas otras. El caso del Hotel Plaza es aún más ilustrativo,

en tanto la edificación alcanzó los cuatro pisos; el primero de

los cuales tenía unas arcadas, con arcos de medio punto, el 17 Carta de Manuel Uribe Ángel a Isidoro Laverde Amaya, 21 de junio de 1892, en Isidoro Silva,...Op. Cit., págs. 16 y 17.

Page 32: Casa Posada Barrientos

32

segundo piso con un grupo de cuatro arcos de medio punto en

el centro y puertas ventas rematadas con frontones

triangulares a ambos lados; el tercer piso con arcos rectilíneos

y el cuarto piso rematado por una gran hastial, profusamente

decorado.

No obstante, antes del uso intensivo

del ladrillo, el lenguaje había

cambiado sustancialmente. Basta

señalar los ejemplos paradigmáticos

de las casas de Pastor Restrepo o

Manuel Uribe Ángel, ya

mencionadas, las cuales son una

muestra representativa de esa

arquitectura aspirada y desarrollada

entre los años 70 y 80 del siglo XIX.

Construidas en el tradicional tapial,

la cubierta, los balcones y la

carpintería de madera y metálica

destacaron por su singularidad. Las

cubiertas en teja de barro, también

tradicional, no fueron techos con

faldones planos como era la costumbre, sino que se rompían

con una profusión de lumbreras, o especie de tejados saledizos

sobre la pendiente, que en parte querían ser especies de

manzardas. La plenitud encalada de fachadas se trataba de

romper con los balcones saledizos, debajo de los balcones una

Hotel Plaza, propiedad de Pastor Restrepo, ubicado en la Calle Boyacá. Reproducida de

Revista Ilustrada, julio 9 de 1898

Page 33: Casa Posada Barrientos

33

decoración a la manera de metopas y las esquinas con una

especie de almohadillado.

En todos estos casos hace irrupción en los balcones la reja de

hierro colado, profusamente decorada. Además la carpintería

de madera se destaca por sus florituras en puertas, ventanas,

hastiales, tornapuntas,

columnas o barandas; por

eso los remates de los

arcos no son rectilíneos sino

escarzanos, los tímpanos de

las puertas con arco de

medio punto con una

decoración radial y el

entablerado de puertas y

ventanas incluyeron por

primera vez un ajedrezado

juego de vidrios planos y de colores, entre otros destacados

aspectos.

Obviamente de este desarrollo no eran responsables sólo los

principales “arquitectos” de la ciudad, como el caso de los

mencionados Juan Lalinde y Felipe Crosti, sino otra serie de

ingenieros –Luis G. Johnson, para citar sólo uno-, “maestros de

obra” -como Erasmo Rodríguez, Gonzalo Velásquez o

Heliodoro Ochoa-, y un importante número de ebanistas –

Simón Caballero, Emeterio Ortiz, Rafael y Nepomuceno

Calderón, entre otros-, que se habían formado en el último

Casa de Mr. Badian, en la Calle Colombia, año de 1910. Reproducido de Medellín el 20 de julio de 1910, S.M.P.

Page 34: Casa Posada Barrientos

34

cuarto del siglo XIX, recogiendo la herencia de otros ebanistas

extranjeros y colombianos; precisamente de Nepomuceno

Calderón se elogió con largueza la construcción de la escalera

en la casa de José María Amador, ubicada en la Avenida

Derecha de la quebrada Santa Elena:

“una hermosa escalera, toda de madera y de forma y de

estilo enteramente nuevo para nosotros…la obra en

referencia la componen tres cuerpos, formando los dos

primeros un arco elíptico de mucha elegancia; no se

encuentra en la obra ni un solo tornillo ni clavo, pues la

constituyen ajustes hechos matemáticamente y en

perfecta armonía con las leyes que determinan la

resistencia de materiales. Nos llamó sobremanera la

atención varias piezas de metal, fundidas por el mismo

señor Calderón, y sin temor de equivocarnos, podemos

asegurar que es la mejor obra de ornamentación que se

ha fundido en el país”18

Es necesario señalar que Calderón se había demorado tres

años en la elaboración de la obra, pero se ponía como ejemplo

de las virtudes y destrezas adquiridas por la mano de obra

local en estas “artes”, al punto de reconocer ese nuevo estilo

que se apoderó de la ciudad. Mano de obra, materiales,

influjos, capitales y momento histórico, se conjugaron para

renovar la faz urbana y dotarla de una arquitectura que colmó

las expectativas de la burguesía dominante, con la cual

demostraron el ascenso y esplendor adquirido.

18 Periódico El Progreso núm. 64, Medellín, 28 de junio de 1893, pág. 255.

Page 35: Casa Posada Barrientos

35

LAS CASAS QUINTAS DE LA AVENIDA LA PLAYA

Por más de ciento cincuenta años la quebrada Santa Elena

estuvo a espaldas del poblamiento de la Villa. Fuente

proveedora del agua de la pila de la Plaza y, después, sitio de

descargas, nunca las fachadas principales estuvieron de frente

a sus orillas.

El General Luciano A. Restrepo, en un texto publicado en La

Miscelánea en 1898, rememoraba como en tiempos de la

niñez, es decir, en el primer cuarto del siglo XIX, “a lo largo de

la quebrada sólo había lo que los campesinos y todos llamaban

La Playa, es decir, bastos terrenos, anegadizos, cubiertos de

despojos que la quebrada amontonaba allí. Por esas

playas,…sólo contaban unos pocos ranchos de paja, lo más

lejos posible de la corriente amenazadora19

Luego, a finales del segundo cuarto del siglo XIX, el panorama

a orillas de la quebrada aún era precario pero ya algunos de

los comerciantes más importantes visualizaban las

posibilidades de este sector como sitio de sus residencias,

como fue el caso de Gabriel Echeverri y de Mariano

Santamaría:

la banda derecha del arroyo Santa Elena, cubierta de

guayabales, manglares y naranjos, sólo contaba con

19 Citado en Alberto Bernal Nicholls, Miscelánea sobre la historia los usos y las costumbres de Medellín, Medellín, Universidad de Antioquia Dirección Académica y de Extensión Cultural, mayo de 1980, pág. 45

Page 36: Casa Posada Barrientos

36

estas casas: la de una señora Rojas, quien vendió a Don

Gabriel Echeverri las tierras aledañas al Este y al Oeste,

casa que ocupaba entonces Don Francisco Botero A.; la

de Ascensión Piza, comprada luego por Don Mariano

Santamaría, y la de doña Luz Mesa, de dos pisos con

pinturas de brocha gorda en todas sus paredes, entre

otras la imagen de San Cristóbal, casa que tenía

puertas de arco y se hallaba ubicada al Oriente del sitio

que ocupa el Circo España.

Igualmente despoblado se hallaba a la sazón la banda

izquierda del arroyo Santa Elena, pues del Puente de

Junín hacia arriba, sólo había estos edificios: el de don

Luis Velásquez, donde se encuentra hoy la casa de Don

Antonio José Gutiérrez; el de Don Alberto Arteaga, que

poseyó después Don Alejandro Uribe Upegui; y más

adelante algunas casas pajizas y una de tejas de la

familia Arroyave y en la “Vuelta de Guayabal” la de Don

Joaquín López de Mesa”20

Sólo a mitad del siglo XIX, al mismo momento que se planteó

el desarrollo del proyecto urbano de Villa-Nueva, también se

comenzaron a construir casas cuyas fachadas principales

miraran la quebrada y a organizarse sus calles laterales para

formar un paseo, en este sector que se conocía como

“Quebrada Arriba”, por ubicarse arriba de la plaza, punto

geométrico y de referencia de la Villa.

20 Agapito Betancur, en La Ciudad 1675 – 1925 Medellín en el 5º Cincuentenario de su fundación, Medellín Tipografía Bedout, 1925, pág. 23

Page 37: Casa Posada Barrientos

37

Precisamente Gabriel Echeverri, quien como vimos compró allí,

y uno de los más prestigiosos comerciantes de la Villa en su

labor en pro del progreso de la misma emprendió obras

constructivas y de embellecimiento urbano, entre ellas la

adecuación de las

orillas de la quebrada,

rectificando su

recorrido,

construyendo los

muros en piedra,

configurando las dos

calles paralelas y

arborizando el

recorrido entre el

puente de Palacé y la

calle de El Palo, con

semillas de ceibas y

árboles, traídas de sus

fincas a orillas del río Cauca en suroeste. Ya para 1875, cuando

la celebración del segundo centenario, el paseo se había

consolidado con las dos avenidas –La Izquierda, al sur y la

Derecha al norte- y se había extendido hasta la calle de

Girardot, es decir, un recorrido de seis cuadras irregulares

entre las que estaban las calles de Junín y el Palo, que tenían

continuidad a ambos lados, aunque la del Palo sin puente en

ese momento, además la calle Caldas en la Avenida Izquierda,

la calle Sucre en la Avenida Derecha, y la calle de Ricaurte que

le daba continuidad a la Avenida Izquierda hacia el Oriente. Por

Foto de acuarela del sector de Quebrada Arriba, en 1859, Fotografía de Melitón Rodríguez, Archivo Fotográfico Biblioteca

Pública Piloto.

Page 38: Casa Posada Barrientos

38

eso en 1885 se decía que el “riachuelo Santa Helena tiene por

uno y otro flanco dos malecones sombreados en parte por

frondosos árboles, y además casas lujosas de propiedad

particular”21.

Árboles frondosos,

protegidos por pretiles

circulares en piedra, que

ocultaban las fachadas

de las casas, cuyas

ramas se extendían

sombreando la corriente

del agua por un lado y

los senderos peatonales

por el otro, es la imagen

idílica que dejan ver las

fotografías en el presente pero también la buscada y

proyectada por la burguesía entonces, y la percibida por los

viajeros y cronistas en su momento:

Al uno y al otro lado de la quebrada Santa Elena se

levantan malecones de piedra que sostienen puentes de

fierro y cal y canto. Sobre la calzada existe una alameda

de acacias y árboles frondosos, alternados con palmeras

que reflejan en la base de las hojas una luz color

púrpura, en las orillas del torrente. Se levantan en los

costados de la avenida edificios de ladrillo rojo en forma

de quintas encantadoras con verjas artísticas de hierro,

21 Manuel Uribe Ángel, Geografía General…Op. cit., pág. 130.

Quebrada Santa Elena y Avenida La Playa en 1910. Reproducido de Medellín el 20 de julio de 1910, S.M.P.

Page 39: Casa Posada Barrientos

39

jardines, surtidores de agua y departamentos ricamente

decorados. Las habitaciones de los señores J. M.

Amador, Tulio Ospina y algunas otras de la ciudad no

quedarían desairadas en las avenidas de los Campos

Elíseos, tanto por su gracia en lo exterior como por el

boato de sus salones y aposentos”22

En el último decenio del siglo XIX el paseo de la Avenida La Playa ya

no se sustentaba sólo en el recorrido peatonal, los carruajes y los

árboles, sino que la esencia estaba en las distintas casas que se

construyeron desde los años setenta, que cada vez fueron mas

elaboradas y complejas, como lo destacaba el cronista anterior hacia

1893.

Las primeras casas aparentemente no variaban en mucho del común

denominador de la arquitectura en el marco de la Villa: casas de muros

de tapia encalada, con cubierta en teja de barro, en forma de U o L,

girando a partir de un patio interior, pero la ubicación en las afueras

permitía variaciones imposibles de hacer al interior: un retiro generoso

de la fachada con respecto a la calle para generar un antejardín,

separado por muros en tapia y un corredor a lo largo de la fachada

principal. En general eran casas de gran simpleza pero que marcaban

una ruptura con las viviendas al interior de la malla urbana, pues,

fundamentalmente, estaban levantadas sobre el nivel del piso de la

calle, es decir, en una especie de podium en tierra, estrategia de

emplazamiento que era utilizada contra las frecuentes crecientes de la

quebrada, pero que fue aprovechado para darle mayor realce e imagen

a la vivienda, inclinación que también servía a los propósitos del

22 Periódico Ferrocarril de Cali, reeditado en el periódico La Correspondencia núm. 14, Medellín, 14 de diciembre de 1893, pág. 57.

Page 40: Casa Posada Barrientos

40

antejardín en tanto servían para exponer las diversas ornamentaciones

y arborizaciones.

La disposición espacial no varió

mucho en los años setenta y

ochenta, pero la introducción

del ladrillo, el elaborado trabajo

de la madera y la introducción

del vidrio y la forja, permitieron

cambios formales más

elaborados y de mayor riqueza.

Las más sencillas de estas

nuevas casas se mantuvieron

de un solo piso, pero de dos

tipos diferentes: las que siguieron con el corredor y las que lo

eliminaron. En el caso de las primeras, el corredor se enriquece al

cambiar las columnas de madera –cuartones simples- por columnas en

lenguaje historicista –basa, fuste y capital- terminadas en tornapuntas,

las barandas pasan a ser rejas o balaustradas, y si bien se mantiene el

rígido ritmo de vanos, las puertas ventanas se elaboran con vidrios y se

decoran en frisos y jambas. Entre tanto, las casas que eliminaron el

corredor frontal, total o parcialmente, pasaron a rematarse con cornisa

corrida y áticos continuos. En unos casos se jerarquizó el acceso con

un porche en el eje de simetría, soportadas en columnas historicistas.

Se amplió el tamaño de los vanos y hubo más variedad en los arcos,

que ya no fueron rectilíneos sino escarzanos o de medio punto.

Las mas complejas y elaboradas fueron las que pasaron a ser de dos

pisos, en las cuales aparecen altillos, balcones, gabinetes, corredores

Casas en la Avenida Derecha sobre la calle Córdoba. Reproducido de Medellín el 20 de julio de 1910, S.M.P.

Page 41: Casa Posada Barrientos

41

en el primer y segundo piso, arcadas y columnas de diferentes formas,

almohadillados, frontones y claves, en un variado repertorio.

En todos los casos los muros en tapia, que le daban un aire privado a

los antejardines, se cambiaron

por pretiles de ladrillo –con

diferentes aparejos y formas

inscritas-, rejas continuas en

hierro forjado o separadas en

trayecto por machones

rematados con elementos

decorativos y una portada que

evidenciaba la importancia de

la vivienda. En los antejardines

se introdujeron los surtidores y

las esculturas.

De la casa de la Señora Rojas, que comprara don Gabriel Echeverri a

mediados del siglo XIX, a las casas de finales del siglo hay una enorme

distancia, en materiales, formas y fastuosidad; entre estas últimas se

destacaron, en la Avenida Derecha, la casa del padre Enrique Uribe, la

mandada a construir por Coroliano Amador para su hijo José María, la

que después de 1910 se convirtió en el Palacio Arzobispal o la de Luis

María Escobar; y en la Avenida Izquierda la de Manuel María Escobar,

una de las más imponentes y prestantes, como que fue llamada la

“casa presidencial” por haber sido el sitio de hospedaje del presidente

de la República González Valencia, en su visita a la ciudad en 1910,

aparte de ser el escenario de la fastuosa fiesta de homenaje. Frente a

ellas la casa Posada Barrientos fue apenas un punto intermedio.

Casa de Manuel María Escobar en la Avenida Izquierda. Reproducido de Medellín el 20 de julio de 1910, S.M.P.

Page 42: Casa Posada Barrientos

42

LA ARQUITECTURA DE LA CASA POSADA BARRIENTOS

No existe, como se ha insistido, fuentes o documentos que

permitan aseverar la fecha exacta de construcción de la Casa

Posada/Barrientos ni quién fue el responsable del diseño y la

ejecución. Por el contexto urbano y arquitectónico ya descrito,

por las relaciones que se pueden establecer entre momentos

históricos y el trabajo de diagnóstico de la patología actual de

la casa, es posible aventurar la hipótesis de tres momentos

históricos de la casa.

La casa original de tapia. Un primer momento que corresponde

probablemente desde los años setenta hasta los ochenta del

siglo XIX. Es desde el momento de su construcción, antes de

1879, cuando se tiene certeza de su existencia por haber sido

legada por su madre a las cinco hermanas Arango, hasta

cuando fue transformada en otra fecha incierta a finales de los

años ochenta.

Su disposición espacial y formal era la propia de la arquitectura

convencional que dominaba en muchas casas de campo y

suburbanas de la Villa. Esto es, una casa de “tapia y tejas”, de

un solo piso, pequeña y compacta. La planta que giraba

alrededor de un patio, en este caso no un patio central sino

lateral. Las columnas de los corredores alrededor del patio en

madera sobre basamentos de arcillada cocida; un corredor

exterior, también con columnas de madera, que daba al

Page 43: Casa Posada Barrientos

43

antejardín y desde el cual se dominaba las avenidas Izquierda

y Derecha de la quebrada Santa Elena.

Como todas las casas de tapia eran rígidas, donde dominaban

más los llenos que los vacíos, por las mismas condiciones

constructivas y estructurales. Superficies planas, encaladas,

donde apenas sobresalían las ventanas y el marco de la

puerta, con alguna decoración a nivel del dintel, con una

especie de frisos. El corredor era un embarandado de madera

redonda.

Desde el principio se distinguía por estar en un altozano, una

especie de eminencia natural, que se aprovechaba para

emplazarla en un nivel superior al de la calle, con lo cual evitar

las probables inundaciones, por las reiteradas avalanchas de la

quebrada Santa Elena, que de tanto en tanto se desbordaba

generando situaciones de riesgo y temor en la Villa.

La casa quedaba emplazada distante de la Avenida Izquierda

por el antejardín y el muro en tapia, en donde lo único

sobresaliente era la parte central, donde el muro se convertía

en portada por el aumento de la altura y la coronación con un

tejado.

Intervención y transformación. Un segundo momento entre

finales de los años ochenta y antes de 1895, como lo atestigua

la primera foto conocida tomada por Paulo Restrepo ese año.

Page 44: Casa Posada Barrientos

44

Se pasó de un piso a dos pisos, al menos en la parte frontal,

donde se construyó un desván o buhardilla con lumbreras,

para lo cual hubo necesidad de incluir en el extremo nor

occidental de la fachada un cuerpo especial para una escalera

en caracol, que conectaba el primer piso con el corredor del

segundo piso y la buhardilla.

Espacialmente la casa

también fue transformada

pues fue ampliada al

agregarse varias

habitaciones en el costado

occidental; además, lo más

importante, fue alargada

para construir un patio

posterior más pequeño que

el primero, e incluir a

continuación un baño de

inmersión, que daba al solar

posterior. La nueva

disposición espacial implico

cambios en los muros de

tapias para generar los ejes y

circulaciones. En la parte

occidental incluyó la

conversión del zaguán en un

túnel, con arcos de medio punto, que llevaba al solar.

Detalle de arco de medio punto en el túnel que comunica desde el acceso al patio posterior. Fotografía de Sergio

López, Fundación Ferrocarril de Antioquia, 2006

Page 45: Casa Posada Barrientos

45

El cambio más significativo estuvo en la parte de la decoración

general de la casa. Para esto hubo necesidad de romper las

tapias, con el fin de ampliar los vanos para las puertas y

ventanas. Las tapias intervenidas se confinaron con ladrillos.

Puertas y ventanas tuvieron dimensiones más generosas que

las anteriores y, algunas de ellas, fueron más anchas que

altas, especialmente la puerta principal del acceso y hacía los

espacios sociales de la casa, para dar jerarquía e importancia a

cada uno.

Es la época donde la casa adquiere un aire más historicista,

por el trabajo los maestros carpinteros, en puertas, ventanas,

altillos, escaleras, tribunas y demás. Hay un trabajo de

carpintería muy similar a la realizada por el Maestro

Nepomuceno Calderón, quien fue a su vez el constructor de las

escaleras internas y de la

carpintería de la casa de

José María Amador, al

frente de la casa

Posada/Barrientos, luego

conocida como la casa

Arzobispal.

Es destacable el trabajo de

carpintería del cuerpo de

escalera, que es una caja

de madera, trabajada con

esmero en sus cuatro costados, parcialmente en el cuerpo del

Interior de la caja de la escalera. Fotografía de Sergio López, Fundación Ferrocarril de Antioquia, 2006.

Page 46: Casa Posada Barrientos

46

primer piso y totalmente en el segundo. Ventanas con arcos de

medio punto, cuyos tableros una parte, la inferior, son

totalmente en madera y en

la parte superior, hasta el

tímpano del arco, se

cambian por vidrios de

colores, para formar un

gran vitral, que tamiza

hermosamente la luz hacia

el interior de la escalera.

Incluye además el trabajo

de calados en montantes,

frisos y columnas inscritas

de madera, con clara

referencia historicista.

Además el trabajo de la

escalera en caracol, con su

pasamano curvo y las

columnas torneadas y el

remate en un chapitel de

lámina coronado con un

gallo.

El trabajo de carpintería

desarrollado en estos años

incluyó la baranda del

Detalle de escalera e interior de la caja. Fotografía Sergio López, Fundación Ferrocarril de Antioquia, 2006

Detalle de Lumbrera, Fotografía Alejandro Salazar, 2006.

Page 47: Casa Posada Barrientos

47

corredor mirador del segundo piso, la armadura de la cubierta

–con jabalcones y tornapuntas torneados-, y la crestería y

otros aditamentos en las lumbreras de ese segundo piso.

También formó parte de este gran cambio, la verja de la calle,

en donde la tapia le dio paso a una reja metálica sobre un

pretil de ladrillo cocido con decoraciones. Reja que también le

fueron puestas a la escalera de acceso, en forma de abanico.

Habría señalar que para 1895 el acceso por la verja no se hacía

por el centro sino por el costado occidental, siguiendo el eje del

Fachada de la Casa Posada Barrientos en 1895, Fotografía de Paulo E. Restrepo, Archivo Fotográfico de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín.

Page 48: Casa Posada Barrientos

48

zaguán, pero años después le fue construida a una portada

también de hierro, que es la existente en el día de hoy, la cual

ya aparece en una foto de 1922.

Esta es la forma arquitectónica que ha conservado la casa

desde finales del siglo XIX y que muestra la fotografía de 1895

tomada por Paulo E. Restrepo, el primer registro fotográfico

conocido.

Una tercera etapa se puede plantear después de la compra por

parte de la familia Barrientos Uribe en 1925 hasta la actualidad

Vista hacia la Avenida La Playa y el Palacio Arzobispal, desde el segundo piso de la casa, 1922. Reproducción tomada de la Revista Antioquia por María, núm. 19. Se observa la

puerta central en la verja.

Page 49: Casa Posada Barrientos

49

cuando se amplió la casa hacia el solar, para disponer mayor

espacio para la servidumbre, contar con una cocina más amplia

y área para servicios. Es una intervención de poca factura

donde se utiliza madera y bahareque para las divisiones de

alcobas de la servidumbre, cuarto útil, despensa y cocina, en

un segundo piso.

Es más una etapa más de pérdidas que de ganancias tanto

para la casa, como de esta en relación con el contexto urbano.

Las adiciones no son de buena calidad y apenas hay una labor

de mantenimiento de la casa, que incluyen las sucesivas capas

Avenida La Playa, reproducción del Álbum de Medellín en 1956. A la Izquierda aparece el Palacio Arzobispal, a la derecha se alcanza a ver la verja de la casa Posada Barrientos.

Page 50: Casa Posada Barrientos

50

de pintura en ventanas, puertas y paredes, que ocultan, en el

último caso el papel de colgadura.

Pero la acción negativa para la casa en este periodo se inicia

con el cambio que experimentó la Avenida La Playa, al pasar

de una avenida peatonal a una vehicular, implicando la

cobertura de las aguas de la quebrada Santa Elena. Desde los

años treinta esa conversión en una vía de alto tráfico vehicular

incidió en la perdida del predominio residencial a favor del

comercial, institucional y,

fundamentalmente, de servicios.

Las antiguas casonas y casas

quintas cedieron sus espacios para

los nuevos usos o fueron demolidas

para construir edificios que

cumplieran con este fin.

La casa Posada Barrientos quedó

flanqueada por edificaciones de

varios pisos. A ambos costados, el

oriental y el occidental, las nuevas

obras generaron cambios en

cimentaciones y muros

medianeros, con las consecuencias

de desestabilización de paredes,

muros, etcétera. El parte oriental

fue construido el edificio del Club

de Profesionales, hoy sede de la Caja de Compensación

Interior del Club de Profesionales en los años cincuenta, hoy sede Comfenalco La Playa.

Reproducción del Álbum de Medellín en 1956

Page 51: Casa Posada Barrientos

51

Familiar de Antioquia –Confenalco sede La Playa-, un edificio

funcionalista, de cinco pisos, inicialmente de buena factura que

luego ha sido desfigurado. En la parte occidental se construyó

la sede de la Clínica Soma, un edificio del doble de altura que

el Club de Profesionales, cuya culata apabulló aún más la casa.

En los años ochenta, con la muerte de Federico Barrientos, el

último miembro de la familia que habitó la casa, y el proceso

de sucesión, la casa entró en un deterioro notable por los usos

inadecuados a que se le sometió –por ejemplo, venta de

mercados populares-, por el saqueo y el vandalismo;

desaparecieron así apliques, decoraciones, lámparas, vidrios de

puertas y ventanas, y un largo etcétera que, sin embargo, no

hicieron perder el encanto y, por el contrario, aumentaron el

misterio de esta vieja casona.

Page 52: Casa Posada Barrientos

52

LA CASA POSADA BARRIENTOS

EN LOS DOCUMENTOS NOTARIALES

El punto de partida obligado para una indagación sobre esta

casa, como es obvio, es la compra por parte de la familia

Barrientos. El primer dato que

aparece consignado en los registros

de las entidades administrativas y/o

legales de la ciudad sobre la ruta

histórica es el número de la

escritura de 2.951 del 14 de

diciembre de 1.925. Efectivamente y

como el imaginario social ha dictado

y aceptado por décadas, la “Casa

Barrientos” hizo parte de los

bienes de la familia de este apellido.

Pero la compra y posesión de parte

de ésta familia es apenas una parte

de la historia de la casa en el siglo

XX. A partir del registro notarial de

1925 se abre una puerta al pasado,

mediante el cual se puede seguir la

huella de sucesivas compras y

ventas de este inmueble, que se

remontan a los años setenta del

siglo XIX, una fecha más lejana de

lo que se pensaba en términos históricos sobre la casa.

Primera página de la escritura 2.951, por la cual los Barriendo Uribe compraron la casa en

1925. A.H.A.

Page 53: Casa Posada Barrientos

53

Entrega en sucesión: Ventas de particulares:

Núcleo Familiar Barrientos Uribe:

Page 54: Casa Posada Barrientos

54

La familia Barrientos compró la casa en colectivo, como un

patrimonio familiar. Cinco hermanos a saber: Miguel, Federico,

Juan Carlos, Emilia e Isabel Barrientos Uribe, la adquirieron por

partes iguales el año de 1.925. La compraron al señor

Bernardo Álvarez G. por un valor de treinta mil ciento cinco

pesos oro, recibiendo por este valor según la escritura 2951:

Una casa de tapia y

tejas, con su

correspondiente

solar y demás

mejoras y

anexidades, entre

las cuales cuenta

paja y media de

agua de la llamada

del distrito de

diámetro diez

líneas; una

instalación eléctrica

de diez focos, con

contador propio y

sus acueductos de entrada y salida de

agua, inmueble situado en esta ciudad,

en la avenida izquierda de la Quebrada

“Santa Elena”

Firma de los cinco hermanos Barrientos, en la escritura 2.951 de 1925, mediante la cual compraron la casa a

Bernardo Álvarez. A.H.A.

Page 55: Casa Posada Barrientos

55

En el año de 1.925, de acuerdo con el documento de

compraventa, la casa contaba con un lote de terreno adjunto

con el que se seguía manteniendo la estructura original del

terreno sobre el que se planteó en su momento la construcción

de una casa exenta sin paramentos y rodeada de vegetación, a

la usanza de la época sobre la Quebrada Santa Elena y su

famoso paseo.

Pero, anterior a los Barrientos Uribe, se sucedieron varias

familias. Remontando a 1919, y entre ese año y la fecha de la

compra por los Barrientos, la casa fue motivo de sucesivas

negociaciones haciendo parte de un intrincado nudo de

negociaciones, en el que muchos apoderados son poseedores

de pequeños derechos legales sobre la propiedad. La escritura

1.815 de agosto 12 de 1.925 menciona además de la posesión

de un derecho sobre el inmueble por parte del Banco de Sucre

S.A, que en ese momento se encontraba en liquidación, un

número considerado de accionistas o participantes sobre el

derecho de propiedad del inmueble.

a) Tomás Uribe W., varón, mayor de edad y vecino de

este municipio, obrando en su carácter de liquidador

sustituto del Banco de Sucre, Sociedad Anónima de este

domicilio, hoy en liquidación.....b) Jorge Escobar Ch. ...

procediendo en su carácter de liquidador de Vásquez

Correa & Cía, Sociedad Regular....c) Joaquín Cano...

socio gestor de “J Cano & Cía...d) Germán

Olano...apoderado general de Ricardo Olano...e) Jesús

M. López V... obrando en su condición de apoderado de

Page 56: Casa Posada Barrientos

56

los acreedores de José María y Jorge Uribe A; f) Gonzalo

Mejía, obrando en su propio nombre; y g) Obdulia

Gaviria de Uribe... [Figuran muchos otros, hijos de esta

última señora y herederos de Lisandro María Uribe].

En la escritura 1815, los anteriores poseedores vendieron la

casa a Bernardo Álvarez G., que reunificó los derechos de la

propiedad bajo un único derecho, luego de que esta se hubiera

convertido prácticamente en un bien de remate en el que dicho

inmueble representaba solo un valor de flujo comercial, hecho

seguramente ocasionado por la liquidación del Banco de Sucre

S.A (propiedad de los hijos de Lisandro María Uribe) y otras

firmas comerciales, en estos años de crisis económica en la

ciudad.

La casa llegó a ser propiedad del variado grupo que le vendió a

Bernardo Álvarez por la venta que hiciera de ella el señor

Maximiliano Correa J., el 23 de noviembre de 1.925 en la

escritura 2.159 consignada en la Notaría 1ª del Circuito de

Medellín. En esta fecha la casa llevaba en manos del señor

Correa seis años, luego de haberla comprado a Antonio J.

Gutiérrez en 1.919.

Antes de la venta de 1919 por el señor Gutiérrez, tres de los

costados circundantes de la propiedad le pertenecían al mismo

señor Gutiérrez, luego de compras sucesivas que hubo de

hacer a los vecinos que desde el siglo XIX tenían las

propiedades, las que debieron ser efectuadas durante poco más

de tres decenios en las que la casa permaneció en poder de

Page 57: Casa Posada Barrientos

57

éste. Para 1.919 la casa solo contaba con dos vecinos: por el

frente o norte con propiedad de Heliodoro Arango P., y por el

occidente con la propiedad de Isaac Restrepo P.

Los que pudiéramos decir que fueron los vecinos originales del

predio, aparecen nombrados en la escritura 387 del 22 de

marzo de 1.888 en la que el señor Antonio J. Gutiérrez compró

la propiedad a Víctor Arango y a sus hijos, como herederos de

la señora Dolores Posada de Arango, esposa y madre

respectivamente de los anteriores.

Los colindantes de la propiedad figuran de esta manera en el

año de 1.888:

“Por el frente o norte, con la expresada avenida

[Avenida Izquierda de la quebrada Santa Elena, hoy

Avenida La Playa] por el costado de arriba ú oriente,

con fincas de la señora Helena Vásquez de Gutiérrez, y

Natalio Arango, por el centro o Sur, con propiedad del

Señor Joaquín Posada Jaramillo, y por el otro costado ú

occidente con finca de la señora Clotilde Tirado de

García.”

De esta descripción de linderos y cruzando datos con las

escrituras anteriores se podría deducir que el señor Gutiérrez,

comprador en ese momento de la casa, era un posible heredero

de la propiedad de la señora Helena Vásquez de Gutiérrez

colindante por el oriente, y que además, en los años

posteriores a la compra de la casa fue adquiriendo los terrenos

Page 58: Casa Posada Barrientos

58

de la señora Clotilde Tirado de García, del señor Joaquín

Posada Jaramillo y de su hija Sara Posada, representada por su

padre para vender su derecho, como consta en la escritura 387

de 1.888.

La descripción de la casa y anexos negociados en dicha

escritura de 1888 figuran así:

“Una casa de tapias y tejas, con su correspondiente

solar, situada en esta ciudad, en la avenida izquierda de

la Quebrada “Santa Helena”, y comprendida dentro de

estos linderos... La finca vendida queda con la

servidumbre de recibir las aguas lluvias de la finca de la

Señora Vásquez de Gutiérrez; y con las del acueducto a

su favor para el desagüe del agua que viene al surtidor

del patio del frente, que atraviesa el patio de la casa

colindante al occidente para ir al surtidor de la otra casa

que sigue en la misma dirección. Es condición de la

venta no poder quitar ni ensuciar el agua que viene del

surtidor del patio de enfrente de la casa, pues los

vendedores se reservan el derecho de hacer uso de esa

agua en el surtidor que se encuentra en el patio de

enfrente de la casa que habitan que es la que queda al

occidente de la Señora Clotilde Tirado de García – La

finca vendida tiene además la servidumbre pasiva de

recibir el agua viva que tiene la Señora Helena Vásquez

de Gutiérrez, en su casa colindante cuya agua pasando

por las comunes de ambas casas va a salir a la

quebrada principal (Santa Helena) –Todos los cercos

con excepción del que da a la calle son de medianía por

Page 59: Casa Posada Barrientos

59

mitad entre los colindantes, menos en una parte en que

en el costado de occidente construyó un pretil el

otorgante Víctor Arango, y que es obligada a sostenerlo

hoy la señora Clotilde Tirado de García por ser dueña de

la casa donde esta construido dicho pretil. Es obligación

tanto de los vendedores como del comprador sostener

en buen estadio la cañería que conduce el agua para las

casas, desde donde se toma en el acueducto público,

hasta que llegue al surtidor de la casa vendida,

haciendo los gastos por mitad... En esta venta se

incluye además un lote de terreno, o sea la mitad del

solar de la casa quinta del señor Antonio J., que da

frente a la calle de Colombia, parte del solar o lote de

terreno que linda...”

Ahora bien, remitiéndonos a ese último documento encontrado

sobre la propiedad objeto de investigación, y coligiendo sus

datos con los nombres e informaciones paralelas en las demás

escrituras, podemos inferir que la familia Posada fue en un

momento no solo dueña del predio de la casa sino de terrenos

y bienes aledaños que conformaron antes de las sucesivas

divisiones por derechos de herencia, hijuelas y otras figuras

legales, un solo bloque de terreno que era parte del patrimonio

familiar.

Es en esta escritura de 1.888 donde la señora Dolores Posada

de Arango figura como propietaria del bien y trasmite por

causa de muerte la propiedad a sus hijos y a su esposo. Este

último con permiso legal otorgado por sus hijos hace negocios

Page 60: Casa Posada Barrientos

60

con la propiedad y otros bienes que se encuentran registrados

en los libros de registro e instrumentos Públicos de la época.

La necesidad posterior al hallazgo de este documento es la

búsqueda de la causa mortuoria de Dolores Posada de Arango y

la consecución de la sucesión donde aparezcan los bienes

transferidos en herencia. Todo esto con la finalidad de

encontrar nuevos datos e informaciones que aclaren la génesis

de la casa.

Ahora bien, contando con la fecha de 1.888 último documento

hallado donde esta registrada la venta del inmueble, podemos

decir que la denominada “Casa Barrientos”, fue construida para

la familia Posada Jaramillo, antes de 1879, al menos en su

versión original, como se ha planteado en el aparte de la

arquitectura de la casa. El señor José Lorenzo Posada y Doña

Dolores Posada de Arango, fueron los primeros habitantes y

poseedores; una hija de estos, Dolores Posada Jaramillo, la

recibió en 1879 como herencia de su madre, y ésta la legó a

las cinco hijas que había tenido en su matrimonio con Víctor

Arango. De ahí que se halla denominado la casa como “Posada

Barrientos”, por ser aquellos los primeros poseedores y los

segundos por ser los propietarios en el siglo XX y ser los que

están en el imaginario de la ciudad como los dueños de la casa.

Ahora, los documentos muestran claramente que la casa

original fue construida mucho antes de la llegada a la ciudad

del arquitecto francés Charles Emilé Carré, a quien se le

Page 61: Casa Posada Barrientos

61

atribuye el diseño y construcción de la casa. Como se podrá

observar, ya existía previamente una casa cuando el llegó a

mediados de 1889

Los títulos y documentos encontrados entre 1.888 y 1.925 no

hacen referencia a ninguna modificación del bien inmueble,

pero esto no descarta la remodelación que se hizo antes de

1895. Dicha intervención se debió ejecutar mientras estuvo en

posesión de la casa el señor Antonio J. Gutiérrez, lo que podría

incluir entre los probables ejecutores de la remodelación al

arquitecto Carré, pues estaba en la ciudad para el periodo 1889

– 1894; no obstante, el tipo de intervención, las características

materiales y formales, no lo hacen posible pues su obra se

ejecutó totalmente en ladrillo y el manejo que hizo del lenguaje

arquitectónico es muy lejano al ejecutado en esta casa, el cual

parece mas obra de maestros locales.

El olvido de que los miembros de la familia Posada fueron

quienes se hicieron cargo de la construcción de la casa nos

indica no sólo el sometimiento que el presente ha hecho para

recomponer el pasado sino también su tendencia a olvidarlo. La

hoy famosa y mal llamada “Casa Barrientos” no solo hace parte

de nuestros actuales mitos urbanos, con una historia

truculenta, sino que también una buena puerta para descubrir

las memorias perdidas de un Medellín que aun tiene secretos

para legos y profanos.

Page 62: Casa Posada Barrientos

62

Genealogía familiar, genealogías urbanas

En la toponimia urbana de Medellín aun se encuentran vestigios

de la costumbre decimonónica de hacer memoria del lugar y

sus edificios a través de los apellidos de sus fundadores o

gestores. Es así como algunas de sus edificaciones más

representativas históricamente siguen atravesando las épocas

con el nombre y apellido de los que alguna vez fueron sus

habitantes o dueño. Edificios como los ahora populares Carré y

Vásquez, el Pasaje Sucre, el Palacio Amador, la Casa

Barrientos, el Edificio Moore, el edificio Olano, entre otras,

hicieron parte de una lista que era interminable en la primera

mitad del siglo XX.

Esta estrategia social de la memoria, de apariencia inocua en

su época, nos permite ver hoy ver la práctica colectiva de la

nominación del lugar como uno de los objetos de estudio

directo para la investigación urbana y arquitectónica; bajo esta

premisa un apellido es, no solo un objeto de memoria -

imaginaria o real-, sino también una puerta para la indagación

histórica. Del cruce de este objeto con el paisaje de sus

circunstancias urbanas, sociales, arquitectónicas, históricas y

políticas es que surge la posibilidad de reconstruir un panorama

general que arroje luces sobre algunos espacios e inmuebles

arquitectónicos que hoy recupera la ciudad en sus esfuerzos de

no perder imágenes y memorias de otras épocas. La necesidad

de recuperación y resignificación de estos espacios es a su vez

Page 63: Casa Posada Barrientos

63

la resignificación del presente y el reconocimiento de que todo

presente esta hecho de “pasados”.

Siglo XX versus siglo XIX

Mientras que la historia urbana del siglo XX en Medellín ha sido

objeto permanente de varios estudios, la correspondiente del

siglo XIX presenta serias dificultades a la hora de ser

afrontada. Uno de los problemas tácitos para el abordaje del

siglo XIX es la escasez de fuentes objetivas que se relacionen

directamente con el espacio. El encuentro de gráficos, dibujos,

fotografías, grabados, planos y esquemas de la ciudad o de

alguna edificación se reduce drásticamente a medida que se

indagan las décadas anteriores a 1.890.

Las generalidades descriptivas de la ciudad no cubren ni se

detienen en las unidades que integran su conjunto, a parte de

las edificaciones representativas socialmente, solo las

excepciones llegan a ser mencionadas en la historia como

valores importantes de la vida urbana.

Esta dificultad ya mencionada de relacionar la historia urbana

del siglo XIX con el cotidiano social de una ciudad como

Medellín, proviene, además de la escasez de fuentes, de la

escasez de objetos arquitectónicos de este siglo en relación con

los habitantes comunes de la ciudad. Es de anotar que una

gran parte del valor que se ha depositado sobre algunas

edificaciones de este siglo –las que sobreviven- esta

Page 64: Casa Posada Barrientos

64

determinada en gran parte por su antigüedad más que por la

relevancia o no que tuvieron en el contexto de su época. La

valoración del vestigio se constituye en un mecanismo para

recordar otros valores, algunos que inclusive el vestigio ya no

posee, ya por haber sido desprovisto de ellos o porque nunca

los tuvo. En este caso podríamos decir que un valor intrínseco

de nuestro objeto de estudio es ser relator de imágenes y

visiones de una Medellín no conocida.

Es claro que la “Casa Posada Barrientos” no era un objeto

arquitectónico único de la época. Algunas fotografías muestran

como la arquitectura doméstica que imperaba en la zona de la

Quebrada Santa Elena, tanto en quebrada arriba como en

quebrada abajo, conformaba un conjunto relativamente

homogéneo de casas quintas con arquitecturas palaciegas que

combinaban su emplazamiento geográfico en el centro urbano

de Medellín con la atmósfera bucólica que les proporcionaba la

quebrada a cielo abierto. Ese conjunto integraba

eclécticamente valores de la arquitectura de tapia de la región,

con imágenes de las arquitecturas europeas.

La ausencia de documentación planimétrica sobre la casa, su

concepción, diseño y construcción, obliga a complementar el

trabajo descriptivo que de la casa se ha hecho a del uso de las

genealogías y el estudio de títulos de la época, como un

recurso a mano para relacionar la casa con su contexto original

y para adjuntar a la investigación tres factores consecutivos en

la génesis urbana de Medellín: familia, casa, ciudad.

Page 65: Casa Posada Barrientos

65

Casa y familia

Los Barrientos Uribe

La familia Barrientos Uribe, fue conformada por Don Alejandro

Uribe Fonnegra y Doña María Josefa Uribe Gaviria, de esa

unión nacieron cinco hijos: Miguel, Federico, Juan, Emilia y e

Isabel. Estos cinco hijos adquirieron la casa en el año de 1.925

y vivieron en ella hasta mediados de la década del ochenta,

cuando murió el último de ellos, Federico, no dejando

herederos y tampoco registros documentales o fotográficos

sobre la casa. Al no dejar herederos, luego de un proceso de

trece años, las

propiedades y acciones

que quedaron pasaron a

manos del Instituto

Colombiano de Bienestar

Familiar en 1996.

No es claro si los padres

de los Barrientos Uribe

habitaron la casa. La

compra de los Barrientos

Uribe en 1925 desestima

la afirmación que ellos contrataron al arquitecto Carré para el

diseño de la casa, como se afirma algunos documentos, ni

mucho menos el padre de ellos, como se afirma en otro

trabajo.

Federico Barrientos, el último de la zaga de los Barrientos Uribe. Foto cortesía del señor Abraham García

Page 66: Casa Posada Barrientos

66

Los Correa

Los miembros de la familia de Maximiliano Correa son posibles

habitantes de la casa entre los años de 1.919 a 1.925, año en

que la casa entra en etapas sucesivas de compras y ventas. El

señor Correa entregó en su momento la casa al Banco de Sucre

en un negocio que cita además de la entrega del bien, la

liquidación de Vásquez y Correa que hace pensar en algún

vínculo familiar de este con dicha sociedad.

Los Gutiérrez Vásquez

Anterior al señor Correa es el señor Antonio J. Gutiérrez el

propietario de la casa por tres décadas, el señor Gutiérrez fue

poseedor de varios predios en la zona desde los años de 1.880

en adelante, no solo por posible heredero familiar de Elena

Vásquez de Gutiérrez, sino por compras encontradas de

terrenos aledaños a la Casa Posada Barrientos y también de

ésta a don Víctor Arango e hijos.

La mención de los anteriores nombres y apellidos son el inicio

de la genealogía familiar que es de verdadero interés para el

estudio y que da inicio al entendimiento del valor de la “Casa

Posada Barrientos” en el contexto actual de la ciudad y de la

historia urbana. Se puede verificar en la cronología de las

escrituras encontradas, los personajes de la vida comercial de

Medellín que tuvieron algún vínculo con este bien y las

relaciones de negocios entre ellos y/o sus familias. Que incluye

Page 67: Casa Posada Barrientos

67

además de casas comerciales, entidades bancarias y familias,

urbanizadores, pensadores de la ciudad, y visionarios desde

entonces de la Medellín del siglo XX.

La familia Arango Posada

La familia Arango Posada se formó de la unión de Don Víctor

Arango Jaramillo y Doña Dolores Posada Jaramillo, de esta

unión nacieron cinco hijas a saber Emilia, Elisa, Buenaventura,

Maria Jesús, Mercedes y Matilde.

Estas cinco hijas heredaron la “Casa Posada Barrientos” por la

sucesión de su madre y autorizaron la venta del predio a su

padre con un poder conferido por ellas y sus respectivos

maridos en el año de 1.887.

Doña Dolores Posada

Para el encuentro del bien anterior a 1.887, año en que se

autoriza la venta a Antonio J. Gutiérrez, se necesitaba

encontrar la mortuoria de la señora Posada de Arango muerta

en diciembre del año 1.879. La sucesión no fue hallada en los

luego de revisar folio por folio los archivos de la Notaría 1ª ni

en la Notaría 2ª, en las fechas posteriores a la muerte de la

señora Posada de Arango.

Esta dificultad obligó a recurrir a las sucesiones de su esposo y

de sus hijas para hallar los demás bienes heredados por ellos y

Page 68: Casa Posada Barrientos

68

establecer un contexto de propiedades y también de

transacciones comerciales, tanto alrededor de la casa

investigada como de las actividades familiares de los Arango

Posada alrededor de ellos. La herencia del predio de la “Casa

Posada Barrientos” era una parte de un sinnúmero de

propiedades que aparecen en el estudio de títulos. Luego de la

lectura de los protocolos y las escrituras encontrados en la

revisión, se puede inferir que la herencia legada por Doña

Dolores Posada de Arango a sus hijas provenía también por

herencia de su propios padres Don José Lorenzo Posada y

Doña Gertrudis Jaramillo.

Los Posada

En la genealogía de Gabriel Arango Mejía figuran como una

familia numerosa. El cruce de esta genealogía con los negocios

consignados en las notarías 1ª y 2ª en el decenio de 1.880 los

presenta como poseedores de varios globos de terreno en

Medellín, en sus fracciones aledañas y en otros distritos o

municipios. Los terrenos de Guayabal en la fracción de Belén,

El Poblado, también llamado El Aguacatal, el barrio de

Quebrada Arriba, las calles Junín, Cundinamarca, Palacé,

Pichincha, Girardot, etc., globos de terreno, casas y fincas en

Andes, Fredonia, Jericó, Girardota, Caldas, El Retiro y otros.

En la investigación se hallaron varios títulos que hacen

referencia a bienes ubicados en la Avenida Izquierda de la

quebrada Santa Elena en los que esta la propiedad de doña

Page 69: Casa Posada Barrientos

69

Sara Posada vecina por el costado oriental de la “Casa Posada

Barrientos”. Sara Posada era sobrina de doña Dolores e hija

don Joaquín Posada Arango (ver testamento en el Folio 219 de

1.893 de la Notaria Primera)

También se encontró la referencia de una casa identificada en

la escritura 1.402 con el número 243 sobre la avenida

izquierda, este bien fue heredado por Mercedes Arango Posada

de su madre y hallado en la sucesión de sus bienes luego de su

muerte en 1.927.

Don Víctor Arango

El padre de los Posada Arango era hijo de Don Manuel Arango

Vélez y Doña Rafaela Jaramillo. Era un próspero comerciante,

prestamista, minero y negociador de bienes en la ciudad. Sus

movimientos comerciales se centraron en dos sociedades

conocidas: una con Natalio Arango, su sobrino, con quien

realizó infinidad de negocios inmobiliarios, y la otra como socio

y líder fundador de la firma comercial conocida como Víctor

Arango e hijos en la cual participaban activamente su familia,

hijos, nietos y yernos. La firma comercial Víctor Arango e

hijos, tuvo como gerente a Carlos E. Posada Arango (nieto),

hijo de Buenaventura Arango Posada e Ismael Posada.

Page 70: Casa Posada Barrientos

70

SUCESIONES

Si bien la sucesión de la madre de los Posada Arango es la que

da cuenta del origen del título de la propiedad de la familia

Posada sobre la hoy llamada “Casa Barrientos”, es a través de

la sucesión de don Víctor Arango Jaramillo que se da luz sobre

la importancia de esta familia en la vida urbana, social y

comercial de Medellín.

Don Víctor muere el primero de agosto del año 1.907 en su

finca “El Bermejal” a la edad de 86 años y es enterrado en el

cementerio de San Pedro. En ese momento estaba casado en

segundas nupcias con Ana Rosa Londoño Posada, matrimonio

para el cual necesitó solicitar dispensas eclesiásticas por

vínculo familiar directo. Don Víctor realizó su testamento en el

año de 1902 cuando contaba con 81 años enumerando bienes

muebles e inmuebles, derechos sobre minas y también algún

listado desglosado sobre su ganado (al cual le tenía nombre).

Una copia de este testamento acompaña su sucesión en el libro

DESCENDENCIA DE DON VÍCTOR ARANGO

Hijas Esposos

Elisa Arango de Cock Alfredo Cock Pemberty

Maria Jesús Arango de Restrepo Eugenio Restrepo

Matilde Arango de Escobar Justino Escobar

Buenaventura Arango de Posada Ismael Posada (Primos Hnos.)

Mercedes Arango Soltera

Emilia Arango Soltera

Page 71: Casa Posada Barrientos

71

de folios de octubre del año 1907, que comprende los fojas

1031 a 1110, de la Notaría 2ª.

Una vista rápida del listado de bienes consignados en el

testamento destaca los siguientes:

• La finca EL Bermejal con un valor

estimado en

1.200.000 pesos oro

• Los baños El Edén con un valor

estimado en

1.000.000 pesos oro

• Un solar en La Ladera que tenia de

vecinos a los herederos de Natalio

Arango su sobrino, con un valor

estimado en

20.000 pesos oro

• Una casa quinta de tapias en

Quebrada Arriba con un valor

estimado en

180.000 pesos oro

• Un solar en la calle de Estrada 60.000 pesos oro

• Una mediagua de tapias en la calle

de Estrada

25.00 pesos oro

El testamento hace descripción exhaustiva de los derechos

sobre diferentes minas en Girardota, Copacabana, Don Matías,

Pácora y otros municipios de Antioquia y el viejo Caldas, y

también de la posesión de tierras en “El Bermejal”, en la que se

incluye la extensión, enumeración de límites del predio y de los

predios vecinos colindantes y el nombre de sus dueños. Estos

terrenos fueron fundamentales para el desarrollo de la parte

nororiental de la ciudad, desde finales del siglo XIX, pues allí se

Page 72: Casa Posada Barrientos

72

trazaron los barrios de Campo Valdés y Aranjuez. En las tierras

del Bermejal don Víctor poseía varios tejares donde se

producían ladrillos con fines de construcción en los proyectos

urbanos.

La historia de los barrios del nororiente y el noroccidente quedó

ligada a la descendencia de Víctor Arango Jaramillo, quienes

recibieron los bienes de esta herencia en el año de 1.919. Los

matrimonios y las relaciones familiares de las hijas Arango

Posada ligan nuevos panoramas alrededor de la historia urbana

de Medellín. El caso mas visible que permite comprender esa

nueva génesis urbana iniciando el siglo XX alrededor de la

posesión de tierras es el que se puede ligar a las acciones

emprendidas por miembros de la familia Cock, de donde

proviene Don Alfredo Cock Pemberty, hijo de William Cock y

Ana Pemberty, y padre de Víctor, Gabriel, Alfredo, Ana,

Dolores, Elisa, Juan de Dios y Julián Cock Arango, estudiados

por algunos investigadores en la conformación urbana del

noroccidente de la ciudad.

De las sucesiones de las hijas de Don Víctor Arango y de un

estudio detallado de los bienes y negocios que figuran en estas,

al igual que las sucesiones de sus esposos, se puede llegar a la

conclusión de que la mal llamada “Casa Barrientos” además de

ser un objeto de estudio sometido a recuperación

arquitectónica para ser integrado de nuevas maneras al tejido

de la ciudad, es también en la actualidad un objeto propicio

para la reconstrucción de una genealogía ya no de los

Page 73: Casa Posada Barrientos

73

apellidos, sino de la historia misma de la formación de Medellín,

una genealogía urbana que precisa de otros siglos en la que

sus personajes, acontecimientos, barrios y construcciones van

tomando asiento en los aposentos de nuestra memoria.

Page 74: Casa Posada Barrientos

74

UN TECHO DE ZINC QUE LE HACE SOMBRA A UNA

HISTORIA23. Crónica de una casa convertida en mito

Tratar de construir un relato coherente sobre un mito urbano

de Medellín es como meterse en una encrucijada. Los mitos

urbanos están en permanente cambio, se transforman, mutan,

y van dejando retazos de memoria, pedacitos de tela que

arman y desarman la colcha.

En la venta de frutas afuera de la casa por la avenida La Playa,

se puede ver mucho movimiento, por allí transitan miles de

personas diariamente, algunas caminan desprevenidas,

ninguna a la misma velocidad, todo se mueve rápidamente,

excepto ciertas personas que, como una llamada, sienten los

ecos de la casa Barrientos, paran, la miran y, a veces, hasta se

atreven a llamar al Celador. Desde este lado de la calle se

puede mirar como esta casona vieja, casi caída, se roba la

atención de algunos desde hace varios días.

Hablando con la gente ahí, afuera, con los taxistas, los

vendedores, y algunos transeúntes, aunque la casa les parece

singular, muchos de ellos no saben ni cómo se llama, ni por

qué se mantiene en pie. A las preguntas, responden con

mirada acuciosamente dudosa, ¿cómo? ¿Qué?, ¿de qué está

hablando? Eso sí, los que han oído hablar algo de ella, los

atrapa, ahí se quedan, esta historia, con tanto aire inverosímil,

23 Texto elaborado por Marta Salazar Jaramillo, Publicista, Estudiante de la Maestría en Hábitat, Escuela del Hábitat, Facultad de Arquitectura, Universidad Nacional de Colombia sede Medellín.

Page 75: Casa Posada Barrientos

75

y tantas palabras tan inciertas, permea los imaginarios

urbanos con relatos que se van recreando según en el punto

de vista del que lo narra.

La casa adentro

Desde las escaleras que descienden al antejardín se puede ver

mejor las personas que se acercan a la reja a mirar la casa.

Sus ojos la recorren de arriba hacia abajo. Los que van

acompañados intercambian palabras y finalmente siguen el

recorrido.

“Aquí no hay espantos” dice muy seguro don Orlando Vásquez,

uno de los responsables del cuidado de la casa por estos días,

yo nunca he escuchado nada. Una respuesta muy segura para

una de las historias que más se ha tejido alrededor de los

espantos, los fantasmas que habitan esta casa, que para los

que los han visto, escuchado o mejor sentido, se manifiestan

de muchas maneras: ruidos de copas y fiestas, “…espacios

generosos, entre los cuales el más destacado era el gran salón

del segundo piso, donde se realizaron concurridas reuniones de

la alta sociedad medellinense”24; objetos que se caen, con un

sonido brillante, como de morrocotas de oro, entre otros

sonidos. Por esta casa han pasado varios cuidanderos, uno de

ellos relata en una de las crónicas que se le han hecho a la

24 John Aristizabal, Alejandro Del Valle, Gabriel J, Gómez, Sergio Jaramillo y María Victoria Mesa “Charles Emile Carre (1863-1909)”, en Boletín Cultural y Bibliográfico núm. 34, Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 1995. http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boletin/boleti3/bol34/charles.htm#CASA%20BARRIENTOS%20(1895-1900) .

Page 76: Casa Posada Barrientos

76

casa, sobre estos ruidos que no lo dejaban dormir, que él de

ese cuarto a la entrada que sirve de control, no se movía.

Espantos que han traído también caza fortunas. Los ruidos

deben ser entierros, entierros de la plata, del oro, de las joyas

que tenían los Barrientos. Más de uno ha estado escarbando en

esta casa, tratando de buscar esa guaca que tiene a los

fantasmas inquietos. Cuentos de entierros a los que se les

achaca en parte el deterioro de la casa, manos que removieron

tierra, ladrillos, palos buscando el tesoro enterrado de la

familia.

Para otros más incrédulos, la historia de los fantasmas no los

trama mucho. Lo que los ha llevado a esta casa, es ese aire de

ruina, de deterioro, que le ha dado un halo de misterio, de

intriga, de miedo. A Fabio Gallego, estudiante de Comunicación

Social, las noches en qué le tomó las fotografías la casa le

producía algo, adrenalina, pero él cree que es más una

percepción, un sentir con este tipo de construcciones.

Indagando en esta historia, en la única parte donde se

encuentra más o menos unidad era en la plata que tenía la

familia Barrientos, ahí sí la mayoría de personas se pueden

poner de acuerdo, con el resto de asuntos los terrenos son

movedizos.

La familia Barrientos llegó a esta casa, en muchas fechas, para

unos llegó en 1895, para otros por los lados de 1910 y ahí las

Page 77: Casa Posada Barrientos

77

fechas van cambiando dependiendo de la fuente. Aquí hay una

de las lagunas de información, como en la mayoría de asuntos

históricos de la ciudad. En la Guía de Patrimonio Arquitectónico

del Periódico El Mundo dice: “La casa de habitación de la

familia Barrientos, una de las más acaudaladas de la ciudad de

principios del siglo XX, fue diseñada por el francés Carlos E.

Carré para ser construida con materiales de inmejorable

calidad y finos adornos que fueron encargados del exterior. Allí

vivieron don Alejandro Barrientos Fonnegra, su esposa Josefa

Uribe Gaviria y sus cinco hijos. En la actualidad es única casa

quinta del siglo XIX que se conserva en la Avenida La Playa y

que, tras soportar el uso, el abuso, el abandono y años de

litigio, se prepara para ser restaurada”.

La fecha de construcción aparece en la mayoría de los casos en

1895, fecha que no correspondería a la estadía del arquitecto

francés en la ciudad, como tampoco su estilo arquitectónico

con las otras obras que el construyó en Medellín. En una

crónica de La Hoja de Medellín, el historiador Roberto Luis

Jaramillo, plantea que: “pudo haber sido construida por Juan

Lalinde o Felipe Crosti”. Por ahora no se pueden definir

claramente estos datos

Esta casa se vuelve historia y patrimonio en la ciudad, por ser

de las últimas que quedan de lo que fue el Paseo de La Playa,

no tanto por su arquitectura, ya que en este lugar estuvieron

construcciones mucho más majestuosas, esta vieja casona, es

Page 78: Casa Posada Barrientos

78

entonces un signo en este momento de la ciudad por su valor

histórico.

La casa Barrientos no fue habitada solo por esta familia,

aunque en la mayoría de la literatura se diga que ellos

contrataron al arquitecto para hacerla. Las escrituras, como ya

se vio, hablan de varios habitantes, familias prestantes de la

ciudad que estuvieron primero viviendo en ella, como los

Arango, los Gutiérrez, unos cuantos días los Correa, ellos

también hacen parte de esta historia, también dejaron sus

huellas en este recinto, unas marcas que el peso de la familia

Barrientos borró por lo menos del imaginario mayoría de las

personas de Medellín.

Don Abraham García, enfermero que estuvo a cargo de tres de

los Barrientos en sus últimos días, entra, mira y recorre la casa

con mucha añoranza, la ve deteriorada y la nostalgia se le

dibuja en la cara, inicia su historia y los recuerdos parecen

cobrar vida.

La primera parada la hace en el primer patio, habla del árbol

que había allí, con pasos corticos y rápidos empieza a

deshilvanar la historia de los espacios, aquí era el comedor, al

lado un comedor chiquito para nosotros, continúa hacia al

fondo y se encuentra con el oratorio, habla de un segundo piso

que ya no existe, como una mansarda; sigue su recorrido

hasta la cocina, los cuartos de empleados y el patio trasero, allí

también se detiene y habla de unos brevos hermosos. Don

Page 79: Casa Posada Barrientos

79

Abraham no sabe exactamente cuál fue su fecha de llegada a

esta casa, tampoco sabe cuántos años fueron, su relato es de

aproximadamente 12 años con los Barrientos, aunque el va

contando lo que se le viene a la mente, los silencios en algunos

casos se vuelven más elocuentes que las mismas palabras.

De las hijas se sabe poco, igual que de la muerte de los

padres. De lo poco que se sabe es que tenían profesor privado,

no las dejaban salir a ningún lado, ellas han estado invisibles

en esta historia, tanto que sus nombres se han cambiado, en

algunos textos se llaman Isabel y Emilia y en otros Alma y

Perla, estos últimos, dos nombres más novelescos más dignos

de la historia que de ellas y su familia se fraguó. “Sin

hermosura física, de cabello castaño oscuro, más bien baja y

obesa y de voz ronca, Isabel no tuvo amistades, posiblemente

porque era demasiado retraída y tímida al igual que su

hermana menor Emilia, a quien tampoco se le conocieron

amistades o novios. Era más bien como “mermadita”

ensimismada, callada y físicamente muy distinta de sus

hermanos”25. Este encierro parece que no fue tan voluntario,

no las dejaban visitar de nadie, sólo de algunas primas que

jugaban con ellas. De estas mujeres se sabe poco, algunos

dicen que terminaron locas en el Hospital Mental en Bello, pero

los relatos son nebulosos, inconclusos más difusos que los de

sus hermanos.

25 Martha Isabel Restrepo, “La historia detrás de las ruinas”, en Periódico De La Urbe, Medellín, junio de 2003, pág. 6.

Page 80: Casa Posada Barrientos

80

Los Barrientos llegaron a esta casa, después de dejar la suya

en el Parque de Berrío donde hoy queda el Banco de la

República, de este lugar pasaron a La Playa cuando todavía era

un Paseo con la quebrada Santa Elena incluida. Esta familia fue

muy importante en la ciudad en el siglo XIX y comienzos del

XX, su papá ocupó diferentes cargos públicos, pero la historia

se fue desvaneciendo y la familia se fue desapareciendo,

perdiendo importancia en la historia de la aristocracia de la

ciudad.

La historia, como buen mito, se divide entre los que aseguran

que ellos vivían entre lujos importados de Europa y los que

dicen que eran austeros y hasta amarrados. Esta última

creencia parece tener más consenso entre los que los

conocieron.

Según las historias los “barrientones”, como les decían,

hicieron un pacto de soltería, se prometieron a ellos mismos no

casarse con nadie, no prolongar su especie y aparentemente lo

lograron, aunque después de su muerte aparecieron varios

hijos que reclamaban su herencia.

Don Abraham sigue con su recorrido, y cuando llega al cuarto

nos habla del primer Barrientos que tuvo que cuidar, Miguel,

un hombre grande y acuerpado, que había sufrido un derrame

cerebral. Cuando él llegó, iba a estar apenas quince días, que

era lo que los médicos habían dicho que duraría, pero duró

Page 81: Casa Posada Barrientos

81

cuatro años más, se murió de una bronquitis, según él, y no de

una enfermedad de la próstata como se ha dicho.

Don Miguel, trabajó en Francia, allá supuestamente dejó un

hijo que nunca apareció aunque don Abraham lo estuvo

buscando. Miguel o “miguelón” como también se le conocía,

era el mayor de la familia, según los relatos el más jovial pero

también era el más extraño. Cuando don Abraham llegó,

Miguel llevaba siete años con unas medias puestas que se le

habían adherido a la piel, él con mucho cuidado se las quitó y

le protegió sus pies con una mallita de alambre. Al parecer él

visitaba con frecuencia el Club Unión, en las historias dicen que

leía las cartas a las personas y por eso y otras prácticas

esotéricas se habían ganado el desamor de los habitantes del

Palacio Arzobispal y dicen por ahí que hasta la excomunión.

Un día en el Club Unión: “…un familiar de Ospina Pérez

celebraba la presidencia que acababan de obtener: “!en

nuestra familia cada 25 años tenemos un presidente!” a lo que

Miguel contestó: “en cambio, en nuestra familia cada vez que

hay un bastardo es presidente”, aludiendo al cercano

parentesco que tenían con Marco Fidel Suárez”26.

Alrededor de este personaje también se han tejido muchas

historias en relación con la familia Barrientos, unos hablan que

éste fue concebido en la poceta de atrás de la casa, otros por

26 “La casa de los Barrientos. La última de las casaquintas de La Playa, una mansión llena misterios, se desmorona poco o poco”, en Revista La Hoja. Medellín, abril de 1994, pág. 50.

Page 82: Casa Posada Barrientos

82

el contrario dicen que ese es un parentesco inventado, porque

son dos familias distintas y otros que dicen que son primos

hermanos.

Los tres hermanos Barrientos iban mucho a la finca en Bello,

allí pasaban mucha parte de su tiempo y después de vender

ésta por $250.000.000 al Instituto de Crédito Territorial,

visitaban la que les quedó en San Cristóbal, allá como que

pasaban muchos de sus días.

Para don Abraham, ellos eran buenas personas; él se fue

ganando la confianza, siempre lo trataron muy bien. Relato

que coincide con la historia de don Gildardo, hijo de don

Alonso, un mecánico de Bello, que les hacía favores, muy bien

remunerados por los Barrientos: “mi papá, no los hacía

esperar, cuando ellos llegaban el dejaba lo que estuviera

haciendo”, porque sabía que eso era platica, “esos señores

eran muy amables, respetuosos”.

Después de la muerte de Miguel sus hermanos quemaron

muchos papeles, ellos mismos, no dejaron que nadie les

ayudara, Juan y Federico no querían que de ellos se supiera

nada, relata don Abraham. La casa se fue quedando sola,

vivíamos con una dentrodera y una cocinera que cambiaban a

menudo, me tocaron muchas.

Juan Crisóstomo y Federico también eran profesionales pero

decidieron llevar una vida silenciosa y encerrada

Page 83: Casa Posada Barrientos

83

aparentemente. A la casa no entraba casi nadie, según don

Abraham el apellido, como se ha especulado no importaba, a la

casa entraban pocos, muy pocos amigos, ellos no le hablaban

a la gente sino cuando la conocían mucho de resto no le

dirigían la palabra.

La vida cotidiana de ellos era muy simple, se levantaban, leían

el periódico, miraban las noticias y ya, así se les iban los días,

por eso también se leen relatos de ellos en donde los catalogan

de holgazanes. Tendrían que hablar las paredes para saber a

ciencia cierta qué fue lo que allí pasó, qué los hizo ser de esa

manera.

Otra de sus rutinas era a veces ir a misa a la parroquia San

José, pero en la casa como que no se escuchaban rezos. De

vez en cuando bajaban a la Candelaria, porque les quedaba

más lejos.

Juan, para don Abraham era un ser encantador, le contaba que

su mamá se sentaba en el zaguán todos los sábados a

repartirle monedas a los pobres que bajaban por el Paseo, una

costumbre que el quiso replicar cuando se iban a recorrer los

pueblos de Antioquia en un Jeep viejo pero bien tenido. En

esos viajes, les daban plata a las iglesias y a los pobres.

“Cuando llegábamos a los pueblos, se preguntaba cuál era el

mejor lugar para estar y allí nos quedábamos”. Federico no

estaba muy de acuerdo con el despilfarro de Juan, pero éste

sostenía que era mejor repartirla como ellos quisieran, porque

Page 84: Casa Posada Barrientos

84

igual no sabían a quien se la iban a dejar y cómo se la iban a

gastar.

Juan era el menor, y se murió de un paro cardíaco que le

empezó en San Cristóbal. Ellos eran enemigos de las clínicas y

las drogas, entonces a don Abraham le tocó cuidarlo en la

casa, se murió en el baño, un día mientras el almorzaba. Sobre

su muerte también se ha tendido el halo de la sospecha.

Quizás la historia más famosa y conocida de esta familia, fue la

petición de la clínica Soma para comprarles el terreno para

hacer un parqueadero, la supuesta respuesta de los Barrientos,

fue que mejor ellos compraban la clínica para hacer el

parqueadero de su casa, con una menudita o con una alcancía

que tenían.

Finalmente quedó solo Federico, quizás el más huraño de los

tres, el ya estaba muy enfermo, sufría mucho con los cayos de

los pies, casi no caminaba, se fue mejorando y un día se cayó

por las escaleras, pocos meses después de la muerte de Juan.

Según el relato de don Abraham fue en las escalinatas de la

entrada, pero otras historias hablan que fue de las escalera

que tienen forma de caracol que llevaban al segundo piso.

Sobre esta muerte también se han narrado historias diversas,

si fue una caída inducida o no. Lo cierto es que a los pocos días

de este golpe se murió.

Page 85: Casa Posada Barrientos

85

Estos señores grandes y acuerpados, solteros, con tanto dinero

y en esa época. Eran como un desperdicio, por eso las

habladurías de la gente tampoco se detuvieron para tacharlos

de “maricas”. Su aire huraño y sus vestidos raídos y sucios

debieron ser el espanto para las mujeres de la aristocracia

paisa. Claro que siempre para esta historia está la

contrapropuesta que habla de señores muy elegantes, muy

bien vestidos, que vivían entre los lujos que importaban de

Europa, que sólo se relacionaban con alta alcurnia de Medellín.

¿Cuál de las dos versiones será la verdad?

Por los adornos y los papeles de colgadura de los que todavía

quedan rezagos en la casa, parece haber sido muy lujosa y

ostentosa. Situación contradictoria con todo lo que se ha dicho

de esta familia conocida como avara, es allí donde no se sabe

quienes fueron los que realmente decoraron la casa, de esa

manera, una historia es que las hermanas, porque ellas si se

mantenían al tanto con la moda u otra puede ser que fueron

las familias anteriores de las que allí habitaron. “La vivienda,

con 730 metros cuadrados en el primer nivel y 191 en el

segundo, estaba decorada con el verdadero toque del

continente europeo: lámparas de cristal bacarat, cortinas de

raso, diseños en madera tallada, y coloridos vitrales. El interior

corresponde a la arquitectura tradicional antioqueña con patio

central, zaguán y cómodos corredores, sótano, buhardilla y

balcones”27. Una casa inmensa de la que no se tienen por el

27 Terra.com Espacios. Los tesoros del centro. http://www.terra.com.co/proyectos/espaciosmedellin/interiores/centro/patrimonio.htm

Page 86: Casa Posada Barrientos

86

momento memorias fotográficas para saber como vivían los

Barrientos.

Después de la muerte de la familia Barrientos sin herederos, la

historia se volvió compleja, y llena de matices, todo empieza

cuando algunos familiares dicen que el Albacea Jairo Zapata

tuvo casi secuestrados a Juan y Federico, no los dejaban visitar

de nadie, algunos tenían contacto con ellos pero muy distante

afirma Lia Posada en la entrevista que le dio a la periodista de

La Urbe.

A la apertura del testamento asistió el primo Alfonso Uribe

Melguizo, quién según sus conocimientos se percató de vicios

de nulidad, al ser los testigos a la vez herederos y por lo tanto

demandó el testamento, para que fuera declarado nulo, 17

años después se adjudicó el testamento al ICBF.

Las historias dicen que los Barrientos dejaron su herencia a los

gatos, no se sabe a cuáles porque en la casa aparentemente

solo vivía una perrita, pero en unos personajes tan excéntricos

esta también puede ser una verdad.

Los familiares hablan de las joyas, los lingotes y monedas de

oro, la caja fuerte, los muebles lujosísimos que adornaban la

casa, todo esto si existía se desvaneció. Un camión en una

noche parece el culpable de habérselos llevado, no se sabe

para dónde o si realmente ocurrió. Hay quienes dicen que

fueron a parar a un motel por la autopista.

Page 87: Casa Posada Barrientos

87

Los bienes declarados “mostrencos” parecen haber sido como

tal para el contador, de quién se rumora que aunque recibió

mucho tiempo utilidades de las acciones de los Barrientos, su

situación económica no es muy buena, su paradero es otro de

los misterios de esta casa.

Durante muchos años, la casa estuvo en el limbo, mientras

tanto se desarrollaron ventas de electrodomésticos, un

mercado popular y hasta se guardaron carretillas y carritos de

los venteros ambulantes del sector.

La incertidumbre, la duda y las historias recrean la vida de esta

casa, patrimonio por azar de una ciudad en la que la memoria

a veces pesa.

Page 88: Casa Posada Barrientos

88

SITIOS DE CONSULTA

• Archivo Histórico de Antioquia A.H.A.

• Archivo Histórico de Medellín A.H.M.

• Biblioteca Pública Piloto de Medellín B.P.P.

-Archivo Fotográfico y Sala Antioquia

• Biblioteca Universidad de Antioquia

–Sala Patrimonial y Sala Antioquia-

• Instituto Colombiano de Bienestar Familiar –I.C.B.F.-

-Oficina Jurídica-

• Notaria 4ª de Medellín

FOTOGRAFÍAS

• Archivo Fotográfico Biblioteca Piloto

• Fabio Gallego

• Foto Pérez

• Mauricio Carmona R,

-Serie “Arquitecturas leves Casa Barrientos”-

• Sergio López –Fundación Ferrocarril de Antioquia-

• Reproducciones de libros citados a pié de foto.

FUENTES CONSULTADAS

Periódicos y Revistas

Boletín del Comercio, Medellín, 1877

Page 89: Casa Posada Barrientos

89

Periódico De La Urbe, Medellín, 2003

Periódico El Progreso, Medellín, 1893

Periódico La Correspondencia, Medellín, 1893

Revista Antioquia por María, Medellín, 1922.

Revista Colombia Ilustrada, Bogotá, 188

Revista Ilustrada, Bogotá, 1898

Revista La Hoja. Medellín, 1994.

Bibliografía

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Aristizabal, John, Alejandro Del Valle, Gabriel J, Gómez, Sergio

Jaramillo y María Victoria Mesa “Charles Emile Carre

(1863-1909)”, en Boletín Cultural y Bibliográfico núm.

34, Bogotá, Biblioteca Luis Ángel Arango, 1995.

Bernal Nicholls, Alberto, Miscelánea sobre la historia los usos y

las costumbres de Medellín, Medellín, Universidad de

Antioquia Dirección Académica y de Extensión Cultural,

mayo de 1980.

Brisson, Jorge, Viajes por Colombia en los años de 1891 a

1897, Bogotá, Imprenta Nacional, 1899.

Celebración del 2º Centenario de la Fundación de la Villa de

Medellín, Medellín, Imprenta del Estado, 1875.

Page 90: Casa Posada Barrientos

90

D’Espagnat, Pierre, Recuerdos de la Nueva Granada, Bogotá,

Biblioteca Popular de la Cultura Colombiana Viajes –

Volumen III, Editorial A B C, 1942.

El Concejo de Medellín protagonista del desarrollo de la capital

antioqueña 1900 - 1999, Medellín, Concejo de Medellín,

2000.

García, Hermes, En la Tierra de Robledo, Caracas, Empresa El

Cojo, 1908

González Escobar, Luis Fernando, Medellín Arquitectura y

Ciudad 1870 – 1932 Los orígenes y la transición a la

modernidad, tomo II, maestros, arquitectos y

arquitectura, Medellín, Fundación para el avance de la

Ciencia y la Tecnología Banco de la República,

2001/2006

La Ciudad 1675 – 1925 Medellín en el 5º Cincuentenario de su

fundación, Medellín, Tipografía Bedout, 1925.

Sociedad de Mejoras Públicas, Medellín el 20 de julio de 1910,

S.M.P.

Uribe Ángel, Manuel, Geografía General de Estado de Antioquia

en Colombia –edición crítica a cargo de Roberto Luis

Jaramillo-, Medellín, Ediciones Autores Antioqueños

volumen 11, (1885) 1985.

Page 91: Casa Posada Barrientos

91

ANEXO 1

CRONOLOGÍA DE LA “CASA POSADA - BARRIENTOS” Nº Año ACCIÓN DESCRIPCIÓN

2006

Estudios Preliminares de Restauración Integral

El Municipio de Medellín, por intermedio de la Secretaría de Cultura Ciudadana, encargó a la Fundación Ferrocarril de Antioquia, para la realización de los estudios preliminares para la restauración integral de la Casa Barrientos, los estudios de adecuación arquitectónica de la edificación para el futuro funcionamiento de la sede de la Casa de la Lectura y las gestiones preliminares para su restauración.

873 2005 Nov 18

Permuta entre el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y el Municipio de Medellín, en la Notaría 24

El ICBF le entregó al Municipio de Medellín la Casa Barrientos –Calle 51 núm. 45-57-, con el lote posterior, junto a otro lote ubicado en la carrera 95 del barrio de La América y a cambio recibió un inmueble en la calle 65 C núm. 91-490 (con un área construida de 781 metros cuadrados y un área del lote de 85.531,27 metros cuadrados). El Municipio entró en posesión de la casa el 21 de diciembre de 2005.

1996 Ag. 12

Adjudicación por sucesión al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ICBF, Juzgado 6 de Familia, como “único heredero abintestado”

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar recibió la Casa Barrientos “por adjudicación en sucesión”, por el Juzgado 6 de familia de Medellín, mediante la sentencia 737 del 12 de agosto de 1996, por esta misma sentencia recibió el lote posterior. El lote de la casa con un área de 1295 metros cuadrados, teniendo como linderos: “por el frente o norte, con la calle 51 o Avenida Izquierda; por el costado de arriba u oriente, con propiedad que fue de Natalio Arango, luego edificio Peña, y con propiedad que fue de Sara Posada, hoy edificio Médico, y con predio de Silvia Jaramillo de Restrepo; y por el occidente , con faja de terreno que en permuta se enajenó a inversiones SOMA S.A.- este predio se identifica con a Matrícula Inmobiliaria No. 01N-5123030 y su avalúo comercial es de mil ciento cuarenta y cinco millones quinientos treinta y cinco mil cuatrocientos veintitrés pesos m.l. ($ 1.145.535.423)”. Además recibió una finca en San Cristóbal, un local en la Galería San Vicente del Cementerio de San Pedro y acciones en la Compañía Colombiana de Tabaco, Banco Comercial Antioqueño, Bavaria, Banco de Colombia, Cementos Argos, Grulla, Sidelpa, Tejicondor y Colseguros.Ya se ahbían vendido acciones al señor Jairo Antonio Zapata en Fabricato, Cadenalco, Proleche, Imusa, Cine Colombia, Coltejer, Inversiones Aliadas y Comunidad Ley.

1983 Ene. 17

Juzgado Décimo Tercero Civil del Circuito de Medellín

Por la muerte de Federico Barrientos Uribe se abrió una sucesión mediante un auto, con el fin de presentarse los que consideraran tener derechos a la misma.

959 1982 Compra de Federico Barrientos Federico Barrientos compró la mitad del derecho de la

Page 92: Casa Posada Barrientos

92

Jul. 30

en la Notaría 4ª. casa que poseía la sociedad Zapata Hermanos Colocadores de Seguros Limitada, con lo que el último de los Barrientos Uribe adquiere la totalidad de la casa.

5980 1981 Dic. 30

Compra de Zapata Hermanos, Notaría 5ª.

la sociedad Zapata Hermanos Colocadores de Seguros Limitada le compró a Juan Barrientos Uribe la mitad del derecho que este tenía sobre la casa

610 1979 Nov. 30

Compra de Juan y Federico Barrientos en la Notaría 13

Juan y Federico, le compraron el derecho que había adquirido el año de 1978 el señor Miguel López, por lo cual los hermanos quedan con de a mitad de la casa.

1383 1978 Jul. 27

Compra de Miguel López Hurtado, Notaria 12.

Miguel López Hurtado le compró a Miguel Barrientos Uribe, una tercera parte de los derechos de la casa.

1971 Oct. 1

Adjudicación por sucesión, Juzgado 6 Civil del Circuito de Medellín

El Juzgado 6 Civil adjudicó por sucesión una cuarta parte de la casa por la muerte de Emilia, siendo distribuida entre los tres hermanos varones: Juan C., Miguel y Federico. Esta adjudicación fue registrada el 5 de noviembre de 1971.

1965 Dic. 11

Adjudicación por sucesión, Juzgado 12 Civil del Circuito de Medellín

Por la muerte de Isabel Barrientos Uribe, se adjudicó por sucesión una quinta parte de la casa, en beneficio de los cuatro hermanos: Emilia, Juan C., Miguel y Federico. La sucesión fue registrada el 15 de febrero de 1966.

2951 1.925 Dic 14

Venta de Bernardo Álvarez G. a Miguel Barrientos U. Federico Barrientos U. Juan Barrientos U. Emilia Barrientos U. E Isabel Barrientos U.

Negocio efectuado en la Notaría 2a ante Clímaco Ramos: Una casa de tapia y tejas, con su correspondiente solar y demás mejoras y anexidades, entre las cuales cuenta paja y media de agua de la llamada del distrito de diámetro diez líneas; una instalación eléctrica de diez focos, con contador propio y sus acueductos de entrada y salida de agua, inmueble situado en esta ciudad, en la avenida izquierda de la Quebrada “Santa Elena”...[ y] Un lote de terreno contiguo a la propiedad...

1815 1.925 Ago 12

Negocio efectuado en la Notaria 4a ante Félix Betancur, donde Bernardo Álvarez G., compra la propiedad al Banco de Sucre S.A y otros

Comparecieron los señores a) Tomás Uribe W., varón, mayor de edad y vecino de este municipio, obrando en su carácter de liquidador sustituto del Banco de Sucre, Sociedad Anónima de este domicilio, hoy en liquidación.....b) Jorge Escobar Ch. ... procediendo en su carácter de liquidador de Vásquez Correa & Cía., Sociedad Regular....c) Joaquín Cano... socio gestor de “J Cano & Cía...d) Germán Olano...apoderado general de Ricardo Olano...e) Jesús M. López V... obrando en su condición de apoderado de los acreedores de José María y Jorge Uribe A; f) Gonzalo Mejía, obrando en su propio nombre; y g) Obdulia Gaviria de Uribe...procediendo en su propio nombre, como adjudicataria que fue de una cuota parte del inmueble....(figura un largo listado de hijos y descendientes de esta señora y su esposo Lisandro Maria Uribe con títulos y derechos sobre la propiedad)...

2159 1.921 Nov 23

Negocio efectuado en la Notaria 1a ante Zacarias Cock B. Los compradores adquieren la casa sin modificaciones en la descripción de la escritura anterior.

Venta de Maximiliano Correa J. a Banco de Sucre” Sociedad Anónima de este domicilio, Hijos de Lisandro Uribe y Cía. , en liquidación Sociedad Comercial de este domicilio; Vásquez Correas y Cía. Sociedad Comercial de este domicilio, “J. Cano y Cía.” Sociedad Comanditaria domiciliada en Medellín, y a Ricardo Olano Gonzalo Mejía y Jesús M. López V., en representación este último de los acreedores de José María Uribe H.

Page 93: Casa Posada Barrientos

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1368 1.919 Jun30

Negocio efectuado en la Notaria 1a ante Zacarias Cock B.

Venta de Antonio J. Gutiérrez a Maximiliano Correa J.

387 1.888 Mar 22

Venta de Víctor y María de Jesús Arango en representación de Maria del Carmen Arango (llamada Elisa), y como apoderado de las señoras Buenaventura, Matilde, Mercedes y Emilia Arango a Antonio J. Gutiérrez

Negocio efectuado en la Notaria 2a ante Pedro Faciolince, Una casa de tapias y tejas, con su correspondiente solar, situada en esta ciudad, en la avenida izquierda de la Quebrada “Santa Helena”, y comprendida dentro de estos linderos: “Por el frente o norte, con la expresada avenida; por el costado de arriba ú oriente, con fincas de la señora Helena Vásquez de Gutiérrez, y Natalio Arango, por el centro o Sur, con propiedad del Señor Joaquín Posada Jaramillo, y por el otro costado ú occidente con finca de la señora Clotilde Tirado de García – La finca vendida queda con la servidumbre de recibir las aguas lluvias de la finca de la Señora Vásquez de Gutiérrez ; y con las del acueducto a su favor para el desagüe del agua que viene al surtidor del patio del frente, que atraviesa el patio de la casa colindante al occidente para ir al surtidor de la otra casa que sigue en la misma dirección. Es condición de la venta no poder quitar ni ensuciar el agua que viene del surtidor del patio de enfrente de la casa, pues los vendedores se reservan el derecho de hacer uso de esa agua en el surtidor que se encuentra en el patio de enfrente de la casa que habitan que es la que queda al occidente de la Señora Clotilde Tirado de García – La finca vendida tiene además la servidumbre pasiva de recibir el agua viva que tiene la Señora Helena Vásquez de Gutiérrez, en su casa colindante cuya agua pasando por las comunes de ambas casas va a salir a la quebrada principal (Santa Helena) –Todos los cercos con excepción del que da a la calle son de medianía por mitad entre los colindantes, menos en una parte en que en el costado de occidente construyó un pretil el otorgante Víctor Arango, y que es obligada a sostenerlo hoy la señora Clotilde Tirado de García por ser dueña de la casa donde esta construido dicho pretil.

1879 Dic.

Sucesión a las hijas de Dolores Posada.

A la muerte de la señora Dolores Posada Jaramillo, quien recibió de su padre la casa, la lega a sus cinco hijas: Emilia, Elisa, Buenaventura, Maria Jesús, Mercedes y Matilde

¿? Construcción de la casa original por parte de José Lorenzo Posada, en una fecha no determinada.

Page 94: Casa Posada Barrientos

94

Anexo 2

Notaría 2ª, Escritura 2951, diciembre 14 de 1.925,

Archivo Histórico de Antioquia

VENTA DE BERNARDO ALVAREZ G. A MIGUEL BARRIENTOS URIBE Y

OTROS

Número dos mil novecientos cincuenta y uno. En el Distrito de

Medellín, departamento de Antioquia, República de Colombia, a

catorce de diciembre de mil novecientos veinticinco, ante mí Clímaco

Ramos, Notario Segundo del Circuito de Medellín y los testigos

Francisco Hernández G. Y Eugenio Villa López, varones vecinos del

mismo Circuito, mayores de edad, buen crédito y sin causas de

impedimento, comparecieron el señor Bernardo Álvarez G, varón,

mayor de edad, a quien conozco, y dijo:

Primero. Que vende y transmite en posesión y propiedad a los

señores Miguel Barrientos U. Federico Barrientos U. Juan Barrientos

U. Emilia Barrientos U. E Isabel Barrientos U., varones los tres

primeros, mujeres solteras las dos ultimas, todos mayores de edad y

de este mismo vecindario, por iguales partes, los siguientes bienes:

a) Una casa de tapia y tejas, con su correspondiente solar y

demás mejoras y anexidades, entre las cuales cuenta paja y

media de agua de la llamada del distrito de diámetro diez

líneas; una instalación eléctrica de diez focos, con contador

propio y sus acueductos de entrada y salida de agua,

inmueble situado en esta ciudad, en la avenida izquierda de la

Quebrada “Santa Elena”, que linda: “Por el frente o norte, con

la expresada avenida; por le costado de arriba, o sea por el

Page 95: Casa Posada Barrientos

95

oriente, con propiedad que era de la señora Elena Vásquez de

Gutiérrez, después de Pascual Gutiérrez, hoy de sus

herederos, y predio que era de Natalio Arango, después de

Heliodoro y Belisario Arango B, hoy herederos de Estanislao

Uribe Ruiz, y con propiedad de Antonio J. Gutiérrez; por el

centro o Sur, con propiedad que era de Sara Posada, hoy de

mismo señor Antonio J, Gutiérrez; y por el occidente con

solar del mismo señor Antonio J. Gutiérrez, solar que

pertenece a la casa quinta de este, que da frente a la calle de

Colombia, en parte hasta topar con el predio del señor Isaac

Restrepo P.; da una vuelta hacia le oriente, lindando con

propiedad de este ultimo, y, aquí, hacia el norte, en la otra

parte con predio del mismo señor Isaac Restrepo P.; y

b) Un lote de terreno contiguo a la propiedad que acaba de

alinearse, el cual esta unido por una puerta que linda: “Por el

norte con propiedad del señor Isaac Restrepo P.; por el

oriente con el predio alineado inmediatamente antes; y por le

sur y por el occidente con propiedad del señor Antonio J.

Gutiérrez.

Segundo. Que los inmuebles anteriores los hubo el otorgante por

compra al Banco de Sucre, en liquidación; Vásquez Garcías & Cía, J

Cano & Cia, Ricardo Olano, Jesús Mª López V. Gonzalo Mejía y a

hijos de Lisandro Mª Uribe y Cía y a sus representantes, según

escritura pública número mil ochocientos quince (1.815), de doce

(12) de agosto de mil novecientos veinticinco (1.925), otorgada

ante, el Notario cuarto, de este Circuito, registrada en la ofician

respectiva le día veinticinco (25) de agosto de este año (1925) en el

libro 1 impares, al foli0 55, con el número 1.469 que en copia

entrega a los compradores.

Page 96: Casa Posada Barrientos

96

Tercero. Que de las propiedades de que se trata pesa un gravamen

hipotecario a favor de los vendedores a Álvarez G por la cantidad de

seis mil doscientos ocho pesos seis centavos oro ($6.208.06) por

capital e intereses liquidados hasta el primero (1) de Febrero de mil

novecientos veintiséis (1.926).

Cuarto. Que el precio en que vende y tramita los expresados

inmuebles es el de treinta mil ciento cinco pesos ($30.105) oro, de

los cuales declaras recibidos cinco mil ciento cinco pesos ($5.105) en

dinero efectivo y el resto, o sean veinticinco mil pesos ($25.000)

oro, que los compradores pagaran, como ellos mismo lo dirían más

adelante.

Quinto. Que desde hoy mismo hace entrega material a los

compradores de lo que por este acto los trasmite, con las acciones

consiguientes y con los usos, costumbres y servidumbres activas y

pasivas que legalmente tengan constituidas, o que consten en títulos

anteriores, haciendo especial mención de que el inmueble

determinado con la letra “A” tiene la servidumbre de aguas lluvias de

la casa que era de la señora Vásquez de Gutiérrez colindante al

oriente, en la forma que hoy esta constituido ese servicio , lo mismo

que la servidumbre pasiva que recibe el agua viva de las misma casa

que era de la señora Elena Vásquez de Gutiérrez, agua que pasando

por los excusados de ambas casas va a salir a la “Quebrada Santa

Elena” y a la quebrada “La Palencia”, pues para ambas quebradas

hay derecho de desagüe. Las paredes divisorias todas medianeras,

es decir, de por mitad entre los colindantes, menos en una parte del

costado occidental del edificio, en cuya parte opuesta existe un pretil

de piedra, construido por el antiguo poseedor, señor Víctor Arango,

pretil que debe ser sostenido por el señor Isaac Restrepo P.,

Page 97: Casa Posada Barrientos

97

propietario actual de lo que era del señora Clotilde Tirado de García,

o por sus sucesores en esa propiedad. El agua potable de los

inmuebles viene por un acueducto que principia en la calle de

Ayacucho, sigue por la del Palo hasta llegar a la calle de Colombia,

baja por esta y entra a la propiedad vendida por predios del señor

Antonio J: Gutiérrez, servidumbre que existe desde hace mucho

tiempo a favor de la casa vendida y a cargo del predio que conserva

le señor Gutiérrez en la calle de Colombia que colinda con la casa

que aquí se vende.

Sexto. Que la colindante no tiene vendidos ni comprometidos a otro

los expresados inmuebles, los cuales están libres de todo censo,

embargo judicial, por causa de demanda civil, de anticresis y demás

convicciones resolutorias y que en cuanto hipoteca existe el

gravamen de que trata la cláusula tercera de este instrumento, por

la cantidad de seis mil doscientos ocho pesos, seis centavos

($6.208.06) oro, que vale ese crédito liquidado por capital e

intereses hasta el primero (1) de Febrero de mil novecientos

veintiséis (1.926), día en que cumple el plazo para pagarlo,

obligación que tiene el otorgante y que promete cumplir

oportunamente a fin de dar libres esos inmuebles del gravamen

hipotecario.

Page 98: Casa Posada Barrientos

98

Anexo 3

Notaría 2ª, Escritura 387, marzo 22 de 1.888,

Archivo Histórico de Antioquia

VENTA DE VÍCTOR ARANGO Y OTROS A ANTONIO J. GUTIÉRREZ

Número trescientos ochenta y siete. En el Distrito de Medellín,

departamento de Antioquia, República de Colombia, a veintidós de

Marzo de mil ochocientos ochenta y ocho, ante mí Pedro Faciolince,

Notario Segundo del Circuito de Medellín y los testigos, Elías

Chavarriaga, y Luis M. Escobar, vecinos del mismo Circuito, mayores

de edad, buen crédito y en quienes no concurre ninguna causal de

impedimento, comparecieron los señores Víctor y María de Jesús

Arango, vecinos de este distrito, mayores de edad y casada la mujer

con el señor Eugenio F. Restrepo, que también es vecino de este

Distrito y mayor de edad, a quienes conoce el infrascrito Notario y

dijeron: Que el primero por sí y como representante legal de su hija

menor Maria del Carmen Arango (llamada Elisa), y como apoderado

de las señoras Buenaventura, Matilde, Mercedes y Emilia Arango,

como consta del poder que le confirieron ante el Notario Primero de

este Circuito, Doctor Román de Hoyos, el veinticinco de Enero de

este año, bajo el número 118, que tengo a la vista... dan en venta

real y enajenación perpetua al Señor Antonio José Gutiérrez, varón,

mayor de edad y vecino de este Distrito, es a saber: Una casa de

tapias y tejas, con su correspondiente solar, situada en esta ciudad,

en la avenida izquierda de la Quebrada “Santa Helena”, y

comprendida dentro de estos linderos: “Por el frente o norte, con la

expresada avenida; por el costado de arriba ú oriente, con fincas de

la señora Helena Vásquez de Gutiérrez, y Natalio Arango, por el

centro o Sur, con propiedad del Señor Joaquín Posada Jaramillo, y

Page 99: Casa Posada Barrientos

99

por el otro costado ú occidente con finca de la señora Clotilde Tirado

de García – La finca vendida queda con la servidumbre de recibir las

aguas lluvias de la finca de la Señora Vásquez de Gutiérrez ; y con

las del acueducto a su favor para el desagüe del agua que viene al

surtidor del patio del frente, que atraviesa el patio de la casa

colindante al occidente para ir al surtidor de la otra casa que sigue

en la misma dirección. Es condición de la venta no poder quitar ni

ensuciar el agua que viene del surtidor del patio de enfrente de la

casa, pues los vendedores se reservan el derecho de hacer uso de

esa agua en el surtidor que se encuentra en el patio de enfrente de

la casa que habitan que es la que queda al occidente de la Señora

Clotilde Tirado de García – La finca vendida tiene además la

servidumbre pasiva de recibir el agua viva que tiene la Señora

Helena Vásquez de Gutiérrez, en su casa colindante cuya agua

pasando por las comunes de ambas casas va a salir a la quebrada

principal (Santa Helena) –Todos los cercos con excepción del que da

a la calle son de medianía por mitad entre los colindantes, menos en

una parte en que en el costado de occidente construyó un pretil el

otorgante Víctor Arango, y que es obligada a sostenerlo hoy la

señora Clotilde Tirado de García por ser dueña de la casa donde esta

construido dicho pretil. Es obligación tanto de lo s vendedores como

del comprador sostener en buen estadio la cañería que conduce el

agua para las casas, desde donde se toma en el acueducto publico,

hasta que llegue al surtidor de la casa vendida, haciendo los gastos

por mitad – Esta finca la hubieron en la sucesión de la Señora

Dolores Posada de Arango, esposa del otorgante Víctor y madre de

las demás vendedoras..... se la venden con sus anexidades en la

suma de ocho mil pesos de ley ($8.000)...que da frente a la calle de

Colombia, en parte hasta topar con el predio del señor Isaac

Restrepo P.; da una vuelta hacia el oriente, lindando con propiedad

de este ultimo, y de aquí, hacia el norte, en la otra parte con predio

Page 100: Casa Posada Barrientos

100

del mismo señor Isaac Restrepo P. ; En esta venta se incluye

además un lote de terreno, o sea la mitad del solar de la casa quinta

del señor Antonio J., que da frente a la calle de Colombia, parte del

solar o lote de terreno que linda: “Por el norte con propiedad del

señor Isaac Restrepo P.; por el oriente con el predio alinderado

inmediatamente antes; y por el sur y por el occidente con propiedad

del vendedor. Segundo. Que el precio de esta venta es de veintiún

mil setecientos cincuenta pesos oro ($21.750) que declara tener

recibidos del comprador a su entera satisfacción Tercero. Que esta

propiedad la hubo el vendedor parte por compra a los señores Víctor

y María de Jesús Arango, procediendo el primero en su carácter de

representante de su hija María del Carmen o Elisa Arango y de

apoderado de Buenaventura, Matilde, Mercedes y Emilia Arango ,

según escritura número trescientos ochenta y siete (387) de

veintidós de marzo de mil ochocientos ochenta y ocho (1.888),

otorgada en la Notaría Segunda de este Circuito, y parte por remate

público en la solicitud del señor Joaquín Posada Jaramillo, para

vender bienes de la menor Sara Posada. El agua fue adquirida por

remate público ante el Concejo Municipal de este Distrito según

diligencia de veintisiete de febrero de mil ochocientos noventa y

cuatro (1.894).

Page 101: Casa Posada Barrientos

101

Anexo 3

ESTUDIO DE TÍTULOS ARCHIVO HISTÓRICO DE ANTIOQUIA

Notaría 1ª.

AÑO 1880

Nº 73 Venta de Antonio Posada Arango a doña Maria Antonia

Belarmina Posada de dos casas ubicadas en la calle

Pichincha.

Nº 174 Cancelación de Víctor Arango a José María Hincapié

Nº 176 Aseguro a Florentino González y Esposa a Víctor Arango.

Hipotecaron casa en Quebrada arriba y finca en el

camino a Rionegro.

Nº 343 Préstamo de Norberto Arango a Andrés Posada Arango

sobre una hipoteca de finca en Guayabal.

Nº 409 José Antonio Posada Arango vende a Lázaro Maria

Posada casa en la calle Palacé.

Nº 442 Venta de derecho de sucesión de José Escobar a Manuel

María, Estanislao y Miguel Jerónimo Posada.

Nº 445 Donación de una casa en la Asomadera (José Posada).

Nº 451 Venta de Francisco Chavarría a Juan Bautista Posada de

una casa en la calle de San Félix.

Nº 453 Venta de una finca de Nacianceno Jaramillo a Luis María

Posada (Yarumalito, Yarumal)

Nº 481 Venta de Juan Francisco Arango Posada y Candelaria

Posada a Agustín Arango de una finca en Belén

Altavista.

Page 102: Casa Posada Barrientos

102

Nº 482 Venta de Juan Francisco Arango Posada y Candelaria

Posada a Fabriciano Arango de una finca en Belén

Altavista

Nº 484 Cancelación de deuda de Andrés Posada Arango a

Norberto Arango sobre hipoteca de finca en Guayabal.

Nº 486 Deuda de Belisario Arango a Norberto Arango sobre

hipotecas de finca El Plan en Fredonia y Guayabal en

Medellín

Nº 491 Amelia Posada paga a Guillermo Escobar sobre hipoteca

en el Poblado

Nº 498 Luis Maria Posada vende a Tomás Cipriano Alejandro

Posada un terreno en Jericó.

Nº 501 Compra de terreno en Heliconia de Gonzalo Arango.

Nº 502 Tomás Cipriano Alejandro Posada vende a Lázaro María

Posada casa en la plaza de Andes

Nº 518 Compra Fabián Posada finca en Jericó.

Nº 561 Venta de Natalio Arango a Daniel Arango finca en

Guayabal

Nº 599 Cancelación de Joaquín Posada Arango a Ramón

Escobar y otros, sobre hipoteca de finca en el Poblado

Nº 604 Venta de Clementina Robledo a Natalio y Víctor Arango

de una casa en la calle Palacé.

Nº 608 Aseguro de Víctor Arango por veinte acciones al banco

de Antioquia sobre hipoteca de una casa en Quebrada

Arriba.

Nº 627 Venta de José Antonio Posada a José María Botero

Vallejo de una casa en el Retiro

Nº 1156 Venta de Alejandro Posada a Luis Maria Posada de una

finca en Andes.

Page 103: Casa Posada Barrientos

103

Nº 1157 Venta de José Antonio Posada Arango a sus hijos

Adelina y Tomás Cipriano Alejandro Posada de la finca

La Florida en Andes

Nº 1158 Venta de José Antonio Posada Arango a Tomás Cipriano

Alejandro Posada –su hijo- de la finca La Esperanza en

Andes

Nº 1226 Venta de una casa de Víctor y Natalio Arango al

presbítero Pablo Tulio Pineda en la calle Palacé

Nº 1314 Entrega de José Antonio Posada Arango y Rafael Arango

a Fabián Posada de una suma de dinero y una finca en

Guayabal

AÑO 1881

Nº 1506 Manuel J. Álvarez vende a Carlos E. Amador un derecho

de la veintitresava parte sobre la mina La Esmeralda en

Yarumal.

Nº 1510 Venta de Castor Maria Arango a Anacleto Velásquez de

una casa de teja en la Plazuela de San José.

Nº 1524 Venta de José Antonio Posada Arango a Francisco

Cadavid de una casa en Maturín dividida en

departamentos llamados el uno La Carnicería y el otro

La Gallera.

Nº 1549 Manuel María Posada vende el Presbítero Joaquín María

Giraldo un terreno en el Parque del Poblado

Nº 1643 Venta de Manuel Posada a Francisco Antonio Álvarez de

una casa en Quebrada Arriba

Nº 1644 Venta de Tomás María Fernández a Rafael Posada de

una casa en Ayacucho

Nº 1668 Venta de Quiteria Escobar de Santa María a Lucio

Posada de un terreno en Jericó

Page 104: Casa Posada Barrientos

104

Nº 2089 Venta de Alberto Álvarez a Nepomuceno Posada de un

globo de terreno llamado Guayabal

Nº 2142 Venta de Eugenio y Bartolomé López de Meza a Natalio

Arango de la veinticuatroava parte de una mina en

Girardota en el paraje Arado del Loco

Nº 2152 Venta de Cecilia Cuartas a Jerónimo Posada de una finca

en Caldas

Nº 2153 Venta de Lázaro Posada a Luis Maria Posada de la

Hacienda el Bosque en Andes

Nº 2231 Venta de José María Mejía a Gaspar y Nicanor Posada de

la finca Raizal en Caldas

Nº 2272 Venta de Lázaro Botero a Ismael Posada de un lote en

la calle La Unión

Nº 2406 Venta del apoderado de Eliseo Escobar y otros a José

Antonio Posada Arango de una casa en la calle Pichincha

Nº 2442 Venta de Alejandro Vélez a Natalio Arango de una casa

en Quebrada Arriba por el camino a Rionegro

Nº 2621 Venta del apoderado de Juana María Fonnegra a Víctor

Arango de una casa situada en el ángulo noroeste que

forman las calles Boyacá y Junín y hasta la quebrada

Santa Elena

Nº 2694 Venta de Inés Posada de Villa a Pablo C. Villa Posada de

un derecho en la Guayabala Barrio de Belén

Nº 2695 Venta de Maria Luisa Natalia y Paulina Villa a Natalio

Arango de una casa en la calle Junín y avenida izquierda

de la quebrada Santa Elena

Nº 2703 Venta de Juan C. Arango a su hermano Ezequiel Arango

de una casa en la calle Girardot

AÑO DE 1.882

Page 105: Casa Posada Barrientos

105

N° 49 Venta de Tomas Cipriano Alejandro Posada a Miguel

Mesa de la mitad de la finca “La Florida” en Jericó

N° 69 Venta del Doctor Andrés Posada Arango a Modesto

Molina de una casa en Belén

N° 70 Venta de José A. Posada a Victoriano Restrepo Uribe de

una casa en la calle de Junín.

N° 84 Venta del Pbro. José Dolores Jiménez a Miguel A.

Arango y Luis María Posada de un terreno en el barrio

San Francisco.

N° 359 Venta de Gaspar y Nicanor Posada a Félix Antonio

Posada de la tercera parte de la finca Raizal en Caldas.

N° 368 Venta de Crisóstomo Posada a Antero Correa de un

terreno en el pasaje la Yurá y el Llano en Envigado.

N° 531 Venta de José Antonio Posada (hijo de Genoveva Vélez)

a Salvador Posada de ocho décimas partes de una finca

en el Guamal.

N° 576 Venta de Víctor Arango a Pablo E. Melguizo de una casa

en la calle de Caldas.

N° 579 Venta del apoderado de Recaredo Villa a Natalio Arango

de una paja de agua de 12 líneas

N° 594 Protocolización del sucesión de Fabián Posada, padre de

Joaquín Posada y esposo de Gerónima Bohórquez.

N° 646 Venta Pedro Herrán a Lázaro María Posada de unas

fincas en Santo Domingo

N° 716 Venta de Belarmina Posada de S. a Justiniano Villa de

una casa en la calle de Pichincha al lado del Coliseo de

la ciudad, donada a la vendedora por José Antonio

Posada.

N° 717 Venta de José Antonio Posada a Belarmina Posada de

una casa en la Plazuela de San Roque, colindante con el

Page 106: Casa Posada Barrientos

106

Palacio Episcopal, con propiedades del Doctor Andrés

Posada Arango y del vendedor.

N° 767 Venta de José Antonio Posada a y Tomas Cipriano

Alejandro Posada su hijo, a Aníbal Posada, de un

terreno contiguo a su hermana Belarmina Posada y de

una manga en la Asomadera.

N° 843 Venta de Baltasar Posada a Daniel Hoyos G., de unos

terrenos en San Carlos.

N° 954 Venta de Luis María Posada a Severiano Londoño de la

novena parte de un terreno en Guayabal.

N° 956 Venta de José Antonio Posada a Jesús María Gómez de

una casa en la calle Niquitao, ángulo noroeste con la

calle San Juan.

N° 1010 Venta de Manuel Díaz y otros a José Antonio Posada

Arango de media finca en Buenos Aires-Jericó.

N° 1284 Venta de Cayetana Sánchez e hijos a Ismael Posada de

una finca con casa de paja en Altavista.

Notaría 2ª.

AÑO DE 1.880

No 122. Venta a de Maria U. á Gaspar Posada de un pedazo de

terreno en la fracción Aguacatal en el poblado.

No 280. Venta de Manuel Posada Arango á Joaquín Gutiérrez

de un terreno llamado “potrero de Don Gaspar” en Hato

viejo.

No 316. Venta de Eugenia Martínez á Luis Arango de un terreno

en Itagüí.

Page 107: Casa Posada Barrientos

107

No 500. Venta de Posada V. Soto a Vespasiano F. de fincas en

Yarumal (Espíritu santo y concepción)

No 511. Venta de Enrique Posada á Luis Velásquez de un

Terreno en Amaga.

No 570. Venta de Juan de Soto á José Arango de una casa en

Manizales.

No 903. Venta de Braulio Posada á Joaquín Mejía de una casa

entre las calles Bolívar y Villanueva en Medellín.

No 1003. Mercedes Arango vende á José M. Tobón de un pedazo

de terreno situado en el Camellón.

No 1151. Venta de José Taborda á Manuel Arango de un terreno

Situado en Guayabal.

No 1177. Venta de Bartolomé Pérez á Gonzalo Arango de una

finca en el Barrio de Ana.

No 1701. Venta de Gregoria Grajales á Rafael Arango Grajales á

Marcelino Arango de un terreno en la Bermejala.

No 1904. Venta de Braulio Arango á Marcelino Arango de un

terreno situado en la Granja en el punto de “Salado de

Correa”.

No 1385. Venta de Lisandro Arango á Bartolomé Pérez de un

terreno en el salado.

No 1395. Venta de Epifanía Posada á Waldo Rodríguez de un

terreno en Sopetrán.

No 1406. Venta de Luis Arango á Antonia Jaramillo de un solar

entre la calle Bolívar y la calle de Casicas.

No 1874. Venta de Mateo Pérez á Joaquín Posada situado en el

pasaje del Pedregal.

No 1182. Venta de Ismael Posada á José Santa de una casa

situada en la Asomadera.

Page 108: Casa Posada Barrientos

108

No 1210. Venta de Escobar y Hermanos á Ismael Posada de una

casa quebrada arriba frente a la playa.

No 1291. Venta de Rudencio Medina á Nepomuceno Posada de un

terreo en Guayabal.

No 1301. Venta de encarnación Vargas de Hoyos á Miguel A.

Posada Arango de una casa situada en la calle de

Ayacucho.

No 1340. Venta de Mariana Arango á Julián Vásquez de un

terreno situado en la calle Junín.

No 1350. Venta de Álvaro Restrepo á Olga Arango de Díaz de una

casa en la calle Boyacá.

Page 109: Casa Posada Barrientos

109

ANEXO 4

SUCESIONES DE LAS DESCENDIENTES DE VÍCTOR ARANGO

Hijas Esposos

Elisa Arango de Cock Hace su testamento en 1.931 a la edad de 64 años, muere de uremia en 1.935 en el barrio de Campo Valdez. Sucesión. Protocolo 1645 de 1.936. Notaría Tercera.

Alfredo Cock Pemberty Sucesión. Protocolo 1306 folio 2.412 de 1.928. Notaría Segunda Figuran entres sus bienes terrenos en Campo Valdez y Aranjuez

Maria Jesús Arango de Restrepo Muerta por descarga eléctrica en la carrera Bolívar el 13 de enero de 1.922. Sucesión. Protocolo 240 de 1.923, Notaría primera.

Eugenio Restrepo Muerto el 22 de mayo de 1.922. No se encontró su sucesión.

Matilde Arango de Escobar Realza su testamento en 1.929 a los 72 años. Muerta el 29 de mayo de 1.931. Sucesión. Protocolo 2774 de 1.931. Notaría Segunda

Justino Escobar Sin datos

Buenaventura Arango de Posada Figura con el protocolo 2717 de 1.923 de la Notaría Segunda. No se encontró

Ismael Posada Figura con el protocolo 2717 de 1.923 de la Notaría Segunda. No se encontró

Mercedes Arango Sucesión. Protocolo 448 de 1.931. Notaría Tercera. Figura una casa con le número 243 de la Avenida Izquierda de la Quebrada Santa Elena, colindante con Isaac Restrepo, con finca de Sofía Llano y Antonio J, Gutiérrez y también con Gabriel Arango Lalinde. Cuya escritura es la 1402 del 15 de noviembre de 1.888, Notaría Primera. En el año de 1.924 Mercedes Arango compra los derechos de herencia de su hermana Emilia sobre esta casa, como consta en el protocolo de la sucesión de Emilia con número 1843 del 11 de septiembre de 1.924 de la Notaría Segunda.

Soltera

Emilia Arango Muerta de una afección cardiaca el 20 de octubre de 1.927. Sucesión. Protocolo 1843 del 11 de septiembrede 1.924. Notaría 2a. Observar consecutivo del protocolo 1842 y desde ahí los folios numerados a lápiz del 1 al 153.

Soltera