Carta Geológica #19

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EDITORIAL ASOCIACIÓN DE GEÓLOGOS EGRESADOS DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL Personería Jurídica Resolución 0808 • junio 8 de 1966 email: [email protected] [email protected] www.agunal.com AGUNAL No. 19 • BOGOTÁ, D.C. - NOVIEMBRE 2013 NUEVA CARTA GEOLÓGICA LOS GEÓLOGOS, EL GREMIO Y LAS ORGANIZACIONES: EL QUE ES BUENO PARA COBRAR ES MALO PARA PAGAR En el No. 18 de relanzamiento de nuestra Nueva Carta Geológica, publicamos el reporte sobre el Primer Encuentro de Organizaciones Geocientíficas Colombianas, durante el cual se presentó la Propuesta de Plan Estratégico para la Geología en el país, realizada por la Sociedad Colombiana de Geología, la Asociación de Geólogos de la Universidad Nacional de Colombia (AGUNAL) y el Consejo Profesional de Geología. Este importante documento también publicado en nuestra última Nueva Carta Geológica, inicia afirmando que:“El geólogo no es ajeno a los fenómenos sociales, políticos y económicos, no se debe aislar solamente para generar conocimiento (cientifismo), debe estar comprometido con la sociedad y dispuesto a interactuar con otros profesionales”. Desafortunadamente la actitud de la gran mayoría de los colegas, durante más de medio siglo de presencia oficial de la geología en el país, parece desmentir tan importante afirmación. Desco- nocemos la importancia de la existencia de organizaciones que trabajan por el crecimiento de la geología en Colombia, porque ignoramos que son muchas las profesiones que no las tienen; en este panorama es obvio desconocer la importancia de una institución como el Consejo Profesional de Geología, encargado de regla- mentar el ejercicio del quehacer del geólogo, mediante la Ley 9ª de 1974, porque igualmente ignoramos que son muchas las profesiones, que en este país carecen de un órgano que regule su ejercicio. Así las cosas, es normal que muchos colegas recién egresados le soliciten a un órgano científico como la Sociedad Colombiana de Geología, la expedición de su matrícula profesional. Una vez se entiende que la ins- tancia encargada de expedirla es el Consejo Profesional de Geología, se procede a realizar el trámite con ur- gencia, porque “hay que salir a trabajar y a devengar”. Poco o nada se piensa en el impacto social de nuestra profesión, ni en que pertenecemos a un gremio que necesariamente se relaciona con otros, y mucho menos en que somos parte de una sociedad nacional y de otra mundial. Queremos estar bien y que nos vaya bien, porque tuvimos la agudeza mental de elegir una de las profesiones mejor remuneradas en Colombia. El para- digma es vincularse con una entidad del sector hidrocarburos, o con una minera porque “el gobierno se com- prometió a arrancar la locomotora”. Y como me empieza a ir bien, porque tengo empleo en un país donde campea el desempleo, y además mi sueldo es cuantioso, entonces no debo gastar tiempo pensando en cómo le esté yendo al país, “¡Porque si yo estoy bien es porque el país está bien!”. ¡Que patética esta actitud cómoda de indiferencia de los geólogos e ingenieros geólogos! Porque el bien- estar individual no necesariamente es consecuencia del colectivo, y resulta fácil olvidar que la provisión de nuestros empleos suele ser consecuencia de esas oleadas inversionistas que llamamos “booms”, petroleros o mineros, neoliberalismo puro, pero los colegas detestan que se les mencione el término, ya que aborrecen la política, porque “tengo que montarme en el boom y aprovechar mi cuarto de hora”.

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Nueva Carta Geológica - No. 19 • noviembre 2013

EDITORIAL

ASOCIACIÓN DE GEÓLOGOS EGRESADOSDE LA UNIVERSIDAD NACIONAL

Personería Jurídica Resolución 0808 • junio 8 de 1966

email: [email protected] [email protected]

www.agunal.comA G U N A L

N o . 1 9 • B O G O T Á , D . C . - N O V I E M B R E 2 0 1 3

NUEVA CARTA GEOLÓGICA

LOS GEÓLOGOS, EL GREMIO Y LAS ORGANIZACIONES:EL QUE ES BUENO PARA COBRAR ES MALO PARA PAGAR

En el No. 18 de relanzamiento de nuestra Nueva Carta Geológica, publicamos el reporte sobre el Primer Encuentro de Organizaciones Geocientíficas Colombianas, durante el cual se presentó la Propuesta de Plan Estratégico para la Geología en el país, realizada por la Sociedad Colombiana de Geología, la Asociación de Geólogos de la Universidad Nacional de Colombia (AGUNAL) y el Consejo Profesional de Geología.

Este importante documento también publicado en nuestra última Nueva Carta Geológica, inicia afirmando que:“El geólogo no es ajeno a los fenómenos sociales, políticos y económicos, no se debe aislar solamente para generar conocimiento (cientifismo), debe estar comprometido con la sociedad y dispuesto a interactuar con otros profesionales”. Desafortunadamente la actitud de la gran mayoría de los colegas, durante más de medio siglo de presencia oficial de la geología en el país, parece desmentir tan importante afirmación. Desco-nocemos la importancia de la existencia de organizaciones que trabajan por el crecimiento de la geología en Colombia, porque ignoramos que son muchas las profesiones que no las tienen; en este panorama es obvio desconocer la importancia de una institución como el Consejo Profesional de Geología, encargado de regla-mentar el ejercicio del quehacer del geólogo, mediante la Ley 9ª de 1974, porque igualmente ignoramos que son muchas las profesiones, que en este país carecen de un órgano que regule su ejercicio.

Así las cosas, es normal que muchos colegas recién egresados le soliciten a un órgano científico como la Sociedad Colombiana de Geología, la expedición de su matrícula profesional. Una vez se entiende que la ins-tancia encargada de expedirla es el Consejo Profesional de Geología, se procede a realizar el trámite con ur-gencia, porque “hay que salir a trabajar y a devengar”. Poco o nada se piensa en el impacto social de nuestra profesión, ni en que pertenecemos a un gremio que necesariamente se relaciona con otros, y mucho menos en que somos parte de una sociedad nacional y de otra mundial. Queremos estar bien y que nos vaya bien, porque tuvimos la agudeza mental de elegir una de las profesiones mejor remuneradas en Colombia. El para-digma es vincularse con una entidad del sector hidrocarburos, o con una minera porque “el gobierno se com-prometió a arrancar la locomotora”. Y como me empieza a ir bien, porque tengo empleo en un país donde campea el desempleo, y además mi sueldo es cuantioso, entonces no debo gastar tiempo pensando en cómo le esté yendo al país, “¡Porque si yo estoy bien es porque el país está bien!”.

¡Que patética esta actitud cómoda de indiferencia de los geólogos e ingenieros geólogos! Porque el bien-estar individual no necesariamente es consecuencia del colectivo, y resulta fácil olvidar que la provisión de nuestros empleos suele ser consecuencia de esas oleadas inversionistas que llamamos “booms”, petroleros o mineros, neoliberalismo puro, pero los colegas detestan que se les mencione el término, ya que aborrecen la política, porque “tengo que montarme en el boom y aprovechar mi cuarto de hora”.

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Y nuestra profesión deriva entre épocas de gran demanda de geólogos y geocientíficos que llamamos de “vacas gordas”, y otras cuando las multinacionales de los hidrocarburos y la minería abandonan el país, o se reducen a su mínima expresión. Entonces los empleos que ofrece el Estado Colombiano, normal-mente mal remunerados se nos hacen apetecibles, “porque estamos en tiempo de vacas flacas”. Ahí es cuando reflexionamos sobre las causas por las cua-les perdimos nuestro empleo, por ejemplo, por la lle-gada indiscriminada de profesionales extranjeros al país. Unos pocos reflexionan de manera tardía, que “como a Colombia le estaba yendo mal, tal vez tarde o temprano a mí también me tenía que ir mal”, enton-ces recordamos que nuestro gremio tiene organiza-ciones: reguladora de nuestra profesión, que nos ex-pidió una licencia para que la ejerciéramos en Colombia (Consejo Profesional de Geología), sindical de primer grado y gremial (AGUNAL), y hasta científi-cas (Sociedad Colombiana de Geología, Asociación Colombiana de Geólogos y Geofísicos del Petróleo, Asociación Colombiana de Hidrogeólogos).

A las organizaciones las llamamos a cuentas “¡Porque ellas son las culpables de esta crisis de des-empleo de la geología en Colombia!”, las conmina-mos a que se pronuncien “¡Porque para eso existen!”. Pero no reflexionamos en que nunca hemos querido pertenecer a ninguna de ellas, devengamos un exce-lente salario pero no deseamos pagar cuotas de afi-liación, porque los beneficios gremiales nos tienen que llegar “de gratis”. Mucho menos vincularnos a la Junta Directiva de uno de esos organismos sin ánimo de lucro, porque somos profesionales preparados en los más altos niveles académicos, nómina de impor-tantes empresas del sector minero-energético, siem-pre muy ocupados, que merecemos la mejor remune-ración. La actitud de los colegas con respecto a las organizaciones geocientíficas nacionales, la expresa mejor ese dicho popular que dice: “el que es bueno para cobrar es malo para pagar”.

Es crucial que entendamos la importancia de los órganos gremiales, científicos, sindicales y regulado-res de nuestro gremio geológico y geocientífico, en que estos no surgieron por generación espontánea, ni siguen existiendo porque sí. Es titánico el trabajo no remunerado que han hecho y siguen haciendo unos pocos geólogos e ingenieros geólogos, para que es-

tas organizaciones no se acaben;igualmente son cada vez menos los colegas dolientes del Consejo Profesional de Geología, la Sociedad Colombiana de Geología o AGUNAL, prácticamente hay que supli-carles para que hagan parte de una Junta Directiva, y los más jóvenes siguen siendo los eternos ausentes, mientras los pocos que aceptan la invitación lo hacen para: defender sus intereses personales, la mayoría de las veces; los de la empresa a la cual prestan sus servicios, unas pocas; los de la organización sin áni-mo de lucro a la cual deberían apoyar, casi nunca.

De poco le sirve a nuestro gremio tener muchas organizaciones, cuando es indiferente por naturale-za, dado que está constituido por profesionales que creen poder sustraerse de la realidad nacional y mundial, debido a que solucionaron sus problemas económicos. ¡Si me está yendo bien, no necesaria-mente a mi gremio y al país le tiene que estar yendo bien!, la fortaleza de nuestras organizaciones es responsabilidad de todos nosotros, en vez de llamar-las a pedirles cuentas debemos fortalecerlas, vincu-lándonos como asociados y miembros de sus Jun-tas Directivas. Ser indiferente a ellas es ser indiferente a la profesión que ejercemos, al gremio al que pertenecemos, a nuestra sociedad y hasta al planeta que aprendimos a estudiar.

Henry Villegas VegaDirector Nueva Carta Geológica

Ex Presidente Sociedad Colombiana de Geología

Dr. Orlando Navas Camacho, actual Presidente del Consejo Profesional de Geología, presidiendo el Primer Encuentro de Organizaciones Geocientíficas Colombianas, durante el XIV Congreso Colombiano de Geología (2 de agosto de 2013).

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Análisis jurídicos, sociales, económicos, ambien-tales y de derechos humanos, son la base para la expedición de la nueva Ley de Minas que se encuen-tra aún en discusión; la multiplicidad de intereses en juego generan un mayor nivel de estudio para el legis-lador, el cual trabaja bajo la tensión de un intento falli-do por reglamentar la actividad minera del país. Aún tenemos el sinsabor que dejó la caída de la Ley 1382 de 2010 que reformó el Código de Minas, y que pocos meses después de promulgada fue declarada inexe-quible por la Corte Constitucional, mediante fallo de constitucionalidad No. C-366 de 2011.

La demanda de inconstitucionalidad impetrada por la Comisión Colombiana de Juristas, tuvo como fundamento primordial que la norma no garantizaba la consulta previa a pueblos indígenas y afrodescen-dientes, desconocía parámetros de orden constitucio-nal como los estatuidos por el art. 330 de la Constitu-ción Política, y específicamente los contenidos en el Convenio 169 de la OIT.

Este histórico fallo de la Corte, fue proferido en el efecto diferido, o también llamado constitucionalidad temporal, es decir que la Corte declara la inconstitucio-nalidad de la norma, pero da un plazo al legislador para que promulgue una nueva normatividad que cumpla las máximas constitucionales, y mientras transcurre dicho plazo permite la aplicación de la norma atacada. El pro-blema radica en que dicho plazo venció el pasado 11 de mayo de 2013, y a la fecha la rama Legislativa del poder público en cabeza del Congreso de la República, no ha proferido la tan esperada reforma al Código de Minas, reviviendo indefectiblemente nuestra antigua legisla-ción minera contenida en la Ley 685 de 2001.

Bajo esta perspectiva, el marco normativo vigente se encuentra en la Ley 685 de 2001 (Código de Mi-nas) y Ley 1450 de 2011 (Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014). En relación a este último es preciso des-tacar los siguientes aspectos reglamentados por los artículos 106 a 114 ibidem:

a) Prohibición de utilización de dragas, minidra-gas, retroexcavadoras y cualquier otro tipo de maqui-

naria para la el ejercicio de la actividad minera, de quienes la ejercen sin contar con un título minero de-bidamente inscrito en el Registro Nacional Minero, que impone a estos infractores multas de hasta 1.000 salarios mínimos Legales mensuales vigentes, sin contar con las acciones penales y administrativas a que haya lugar, así como el decomiso de estos ele-mentos. Ordena igualmente el rechazo de plano de las solicitudes de título minero a estas personas natu-rales o jurídicas, que estén ejerciendo actividad mine-ra en las circunstancias antes anotadas.

b) Necesidad de establecer estándares claros para diferenciar entre minería ilegal e informal, orde-nando fijar dichos parámetros a fin de respetar el de-recho al trabajo y al mínimo vital de los mineros infor-males. Fue demandada la inconstitucionalidad de este artículo, pero la Corte Constitucional en provi-dencia C-398 de 2012 se declaró inhibida de fallar sobre el mismo, por ineptitud de la demanda de in-constitucionalidad instaurada.

c) Importancia de determinar los minerales de in-terés estratégico, a fin de delimitar las áreas que se encuentren libres para ser otorgadas por concesión especial, mediante proceso de selección objetiva y sacarlas del mercado minero ordinario.

d) Ordena la elaboración del Plan Nacional de Orde-namiento Minero, dentro de un término no superior a tres (3) años contados a partir de la vigencia de dicha Ley.

e) Incluir como casual de suspensión por un plazo máximo de seis meses y la posterior caducidad del título minero, el incumplimiento grave de las obligacio-nes técnicas de seguridad, fijadas en el reglamento técnico de seguridad e higiene minera.

f) Delegar al INGEOMINAS, hoy SERVICIO GEOLÓGICO COLOMBIANO, la publicación de la lista de los titulares mineros que se encuentren en la fase de explotación, y que cuentan con las licencias ambientales requeridas, así como los agentes auto-rizados para comercializar minerales. Esta norma tiene como finalidad, que a partir del 10 de enero de

DE CARA A LA REFORMA MINERA EN COLOMBIA. EL ANTES Y EL AHORA

Doctora Angélica Pilar Aldana Rivera • Asesora Jurídica CPG

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2012, los compradores y comercializadores de mi-nerales, solo pueden adquirir estos productos a los agentes enlistados. Faculta a las autoridades a ena-jenar los minerales decomisados,y su producto des-tinarlo a la erradicación de la minería ilegal.

En conclusión, el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014, es la base del legislador para la expedi-ción de la nueva normatividad minera, la cual espera-mos todos los sectores públicos y privados, cuente con la reglamentación de diversos aspectos de im-portancia social y política, procedimientos técnicos y ambientales para la formalización de la minería, re-

“LA CRISIS ESTRUCTURAL DELSERVICIO GEOLÓGICO COLOMBIANO-SGC”

Guillermo Parrado Lozano. Químico MSc. Esp. Presidente – Asociación Nacional de Servidores Públicos del SGC, ASOGEOCOL

Breve reseña Histórica

A las disciplinas Geológica y Química, se atribu-yen en buena medida los avances del discurso y la praxis geocientífica en Colombia (López de Mesa, 1970). En la reseña sobre “Historia de la Química en Colombia”, cita el Dr. Ramiro Osorio Osma como pre-cursores del quehacer científico en el Nuevo Reino de Granada a los Sabios José Celestino Mutis, Alejandro de Humboldt y Francisco José de Caldas; en la épo-ca republicana se destacan entre otros los Químicos Jorge Tadeo Lozano (1771–1816), Liborio Zerda (1830–1919) y el autodidacta Profesor Eduardo Lleras Codazzi (1885–1960), y como entidades precursoras de los estudios de la disciplina Química en Colombia a la Escuela de Minas de Medellín (1886) y al Labora-torio de la Fábrica de Municiones del Ministerio de Guerra (1927). Estos contribuyeron desde sus caren-cias a la creación de una institución de servicios e in-vestigaciones químicas (el extinto “Laboratorio Quími-co Nacional”, creado en 1928, Decreto No. 86), que supliera “las necesidades de la incipiente industria nacional que empezó a desarrollarse a raíz de la Pri-mera Guerra Mundial” (Osorio, R. 1985).

Los estudios geológicos sistemáticos se dan ini-cio en nuestro país con la creación de la Comisión Científica Nacional en 1916, pero antes se habían destacado los trabajos del Coronel de Ingenieros Joaquín Acosta, quién en 1840 escribió el primer es-

tudio geológico de Colombia; Stuebel, Reiss y Kartsen (1868), H. Hettner (1884), Sievers (1888), H. Stille (1906), Roberto Schiebe (1923), Enrique Hubach (1924), Otto Stutzer(1926), Emil Grosse (1931) y Oppenheim (1940). La Universidad de An-tioquía y la Escuela de Minas de Medellín (fundada esta en 1886 y posteriormente en 1939 adscrita a la Universidad Nacional de Colombia), fueron las insti-tuciones pioneras en la estructuración de una es-cuela geocientífica basada en las teorías de los pre-cursores del pensamiento geológico como Hutton, Lyell, Chamberlain, de Martone, entre otros. El Insti-tuto de Geología y Geofísica de la Universidad Na-cional tuvo vida hasta 1965, cuando en la reforma universitaria del Dr. José Félix Patiño se transformó en el Departamento de Geología (hoy de Geocien-cias), integrante de la Facultad de Ciencias (Durán, L.G. 1999; López de Mesa, L. 1970). El Servicio Geológico Colombiano (anteriormente INGEOMI-NAS) tiene su origen en 1916, cuando se creó y or-ganizó la Comisión Científica Nacional, a la que se le encomendó realizar la cartografía geológica, la ex-ploración de los recursos minerales y el estudio del subsuelo. Este organismo fue reemplazado en 1940 por el Servicio Geológico Nacional, al cual se le ane-xó en 1953 la Planta Metalúrgica de Medellín y los Laboratorios de Fomento Minero de las ciudades de Pasto e Ibagué, y adoptó en ese momento el nombre de Instituto Geológico Nacional (http://www.sgc.gov.co/Intranet/Nosotros/Historia.aspx).

querimientos claros frente a los soportes financieros, que deben presentar las empresas para subscribir los contratos de concesión minera, requerimientos míni-mos para acceder a las prórrogas contractuales, así como el ámbito de competencia de manera exclusiva en cabeza del gobierno nacional, en lo que concierne con la designación de las zonas permanente o transi-toriamente excluidas de esta actividad.

Hoy, marcha sin carril y sin rumbo la tan esperada locomotora minera, soportada en 10 artículos del Plan Nacional de Desarrollo y en una norma resucitada de entre los muertos.

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En 1968, en el marco de la reforma del Estado de la Administración Lleras Restrepo, mediante Decreto 3161, se crea una nueva entidad: el Instituto Nacional de Investigaciones Geológico – Mineras, INGEOMI-NAS (sigla que conservó hasta 2011), fruto de la con-creción funcional del Servicio Geológico Nacional (fundado en 1938, Durán op. cit), el Laboratorio Quí-mico Nacional (1928) y el Inventario Minero Nacional. La catástrofe de Armero obligó al Estado Colombiano a legislar sobre el estudio de los riesgos geológicos, asignándole dicha tarea a INGEOMINAS mediante el Decreto Ley No. 3815 de 1985. Ha sido una tarea ar-dua para este instituto de investigación, ya que para el tiempo de la tragedia no contaba con personal espe-cializado en Vulcanología, en un país no familiarizado con las amenazas volcánicas.

Después de sucesivas reestructuraciones, en 2011 mediante la expedición del Decreto No. 4131, el INGEOMINAS pasa a su actual denominación de “Servicio Geológico Colombiano, SGC”, entidad de Ciencia y Tecnología, adscrita al Ministerio de Minas y Energía. Son pues casi cien (100) años, de esta emblemática institución estatal de las Geociencias, cuyos determinantes de su crisis estructural se revi-saran a continuación de manera somera.

Los Determinantes De La crisis:eL enfoque misionaL y Las capaciDaDes operativas

Hacia finales de la década de los 80´s el INGEO-MINAS (Instituto Nacional de Investigaciones Geo-lógico-Mineras), tenía alrededor de novecientos (900) Funcionarios y algunos pocos contratistas,

distribuidos en una Sede Central (Subdirecciones Administrativa y Financiera, Exploración Geológica, Geología Aplicada, Geofísica e Investigaciones Químicas) y siete Direcciones Regionales (Noro-riente, Pacífico, Caribe, Alto Magdalena, Norocci-dente, Sur y Oriente).

A mediados de los 90´s, en el INGEOMINAS (Ins-tituto de Investigaciones en Geociencias, Minería y Química) ya se tenían alrededor de setecientos cin-cuenta (750) Funcionarios de planta, y un número creciente de Contratistas, las Subdirecciones au-mentaron a siete (Administración de Recursos, Infor-mación y Servicios, Geología, Minería, Ingeniería Geoambiental, Geofísica y Química) y las Regiona-les cambiaron su denominación a las de las ciuda-des sedes (Medellín, Cali, Cartagena, Ibagué, Buca-ramanga, Manizales, Popayán y Pasto).

En el periodo 1999-2004 el INGEOMINAS (Insti-tuto de Investigación e Información Geocientífica, Minero-Ambiental y Nuclear), integró a su enfoque misional las funciones que en materia nuclear y ra-diactiva venía desempeñando el extinto INEA (Insti-tuto de Ciencias Nucleares y Energías Alternativas), conservándose similar número de Funcionarios de planta y desapareciendo casi por completo el grupo – ya bastante numeroso – de Funcionarios Provisio-nales (toda una generación formada en una incipien-te “Escuela Geocientífica”), y de aquellos también formados en los Niveles de Doctorados, muchos de los cuales pasaron a formar parte del Departamento de Geociencias, el Departamento de Química y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Colombia, y de las empresas privadas, que desde

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mucho antes ya exhibían unos mejores niveles sala-riales, y de valoración y reconocimiento académico, acordes con el Talento Humano muy bien formado a instancias del antiguo INGEOMINAS. Esta “diáspora geocientífica”, empezó a dejar prácticamente priva-do al instituto, de su activo más valioso: su Talento Humano y consecuentemente de su “Escuela Geocientífica” (Parrado, G. 2002).

Para el periodo 2004-2011, quizás la época más aciaga del INGEOMINAS (Instituto Colombiano de Geología y Minería), la institución recibe las funciones de “Administración del Recurso Minero”, provenientes del extinto MINERCOL (Empresa Nacional Minera Li-mitada, “empresa Industrial y Comercial del Estado”), y ve reducida su planta de personal a cuatrocientos (400) Funcionarios, quedando en los actuales dos-cientos cuarenta y dos (242), que siendo todavía ads-critos al extinto INGEOMINAS, fungen desde el 3 de noviembre de 2011 como parte del Servicio Geológi-co Colombiano-SGC. Esto último, producto de una reestructuración fallida que es el reflejo del fracaso de su actual Administración y corolario de esta ineludible crisis, donde el Estado Colombiano (MINMINAS, DAFP, SGC, ANH, Altas Consejerías Presidenciales) dilapidó millonarios recursos económicos en varias Consultorías (McKinsey, Universidad Nacional, AIAP, entre otras conocidas), con resultados inciertos.

El INGEOMINAS, como entidad del Sector Mine-ro – Energético Colombiano, prácticamente fue con-vertida en el “sumidero institucional” del mencionado sector, pues aquí convergieron todas las funciones de las anteriormente liquidadas: Minerales de Co-lombia S.A., MINERALCO; Compañía Colombiana de Uranio S.A., COLURANIO; Sociedad Carbones de Colombia S.A., CARBOCOL; Empresa Colom-biana de Minas S.A., ECOMINAS; Empresa Colom-biana del Carbón Limitada, ECOCARBÓN; Instituto de Asuntos Nucleares, IAN; Instituto de Ciencias Nu-cleares y Energías Alternativas, INEA; y de la Em-presa Nacional Minera Limitada, MINERCOL.

Las posiBLes saLiDas De La crisis: repen-sar eL servicio GeoLóGico coLomBiano DeL siGLo XXi

Para el Instituto Americano de Geólogos Profe-sionales (American Institute of Professional Geolo-

gists, AIPG), el rol de las Geociencias en el desarro-llo nacional se consigna como:

“State geological surveys are vitally important to the economy of each state and to the nation. The information they collect and disseminate is used by other state agencies, by consultants, industry, deve-lopers, and the public as critical input in local and regional economic development plans, resulting in an economic advantage to the state. The information is essential for the responsible and sustainable deve-lopment of a state’s mineral, energy, and water re-sources, safe development and modernization of in-frastructure, protecting the public from losses due to geologic and natural hazards or anthropogenic ha-zards, and the wise use of the state’s natural resour-ces for tourism and recreation. All of these are signi-ficant to the economy of the state and to the nation by providing jobs and various revenues, preventing or minimizing loss due to hazards and natural disas-ters, and by increasing our understanding of the earth’s resources and the need for sustainable use”.

La actual Misión del Servicio Geológico Colom-biano-SGC, está orientada a:

“Contribuir al desarrollo económico y social del país, a través de la investigación en geociencias bá-sicas y aplicadas del subsuelo, el potencial de sus recursos, la evaluación y monitoreo de amenazas de origen geológico, la gestión integral del conocimien-to geocientífico, la investigación y el control nuclear y radiactivo, atendiendo las prioridades de las políti-cas del Gobierno Nacional.”

Sin embargo, el panorama del cotidiano devenir de nuestro SGC es bastante desalentador: la función de ejecutar actividades de “conocimiento y cartogra-fía geológica del subsuelo”, la cual se venía desempe-ñando desde 1916, como uno de los pilares fundacio-nales del antiguo Servicio Geológico Nacional, es ahora de titularidad del Ministerio de Minas y Ener-gía-MINMINAS, como resultado del Acto Legislativo No. 05 de 2011 (Sistema General de Regalías), que modificó el art. 361 de la Constitución Política y por ello fue necesaria la expedición de la Resolución No. 18-1283 de 31 de julio de 2012, mediante la cual el MINMINAS delega al SGC las funciones de “conoci-miento y cartografía geológica del subsuelo”, las cua-

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les en cualquier caso pueden ser “reasumidas por el Ministerio de Minas y Energía cuando lo estime con-veniente”. En otra resolución del MINMINAS (No. 18-0273 de 29 de febrero de 2012), se reafirma la dele-gación de ese ministerio del “....ejercicio de funciones en materia de licenciamiento, vigilancia y control a nivel nacional, de las actividades concernientes a la utilización por parte de usuarios públicos y privados de materiales radiactivos…”. Mientras tanto, desde el 12 de abril de 2012 (Decreto No 714 de 2012) la Agen-cia Nacional de Hidrocarburos, ANH, está a la espera de que el Servicio Geológico Colombiano, SGC, asu-ma “las funciones relacionadas con la administración de la información técnica y geológica de Hidrocarbu-ros y del Banco de Información Petrolera, BIP”, cuyo plazo efectivo vence el 30 de julio de 2014.

Esa es la precaria situación actual de este Servi-cio Geológico Colombiano, SGC. Un acrónimo cen-tenario que nos dice todo, pero que actualmente sig-nifica poco. Un decreto crea al SGC hace dos años, pero no le asigna personal, ni funciones técnicas definidas taxativamente; solamente un marco gene-ral que le permite tener permanencia (más no vigen-cia) en el escenario público-administrativo nacional. Esta es la utopía de constituirnos en una “entidad de Ciencia y Tecnología”, constituida por los geocientí-

ficos peor remunerados del sector minero-energéti-co, una entidad de papel, cuyo cambio de realidades requiere del profundo esfuerzo de toda la Comuni-dad Geocientífica Nacional.

Referencias Bibliográficas / Lecturas sugeridas

López de Mesa, Luis. 1970. “Escrutinio Sociológico de la Historia Co-lombiana”. Editorial Bedout. Medellín. 256p.

Osorio O., Ramiro. 1985. “Historia de la Química en Colombia”. Insti-tuto Colombiano de Cultura Hispánica. Bogotá. 230p.

Acosta R., Carlos. 2007. “La Historia de INGEOMINAS, 1917-2007, 90 AÑOS DE Geología Oficial en Colombia”. Imprenta Nacional de Colom-bia. Bogotá. 300p.

Durán S., Luis G. 1999. “Marco Conceptual: Las Ciencias de la Tierra en Colombia: Pasado, Presente y Futuro” en: “Situación de las Ciencias de la Tierra en Colombia – Visión General”. Sociedad Geográfica de Colombia. Bogotá. 222p.

Díaz, P. Santiago. 2010. “Hombres de Ciencia e Independencia”. Acade-mia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Colección Memorias No. 13. Bogotá. 187p.

Parrado L., Guillermo A. 2002. “Hacia un Modelo de Administración técnica de los Laboratorios del Instituto de Investigación e Información Geocientífica, Minero-Ambiental y Nuclear, INGEOMINAS – Una aproximación prospectiva”. Escuela Superior de Administración Públi-ca, ESAP. Bogotá. 77p.

Becerra A., Diego, Restrepo F., Olga. “Las Ciencias en Colombia: 1783-1990. Una Perspectiva Histórico-Sociológica”. Universidad Pedagógica Nacional. En versión digital disponible en el siguiente link: http://www.docentes.unal.edu.co/omrestrepof/docs/Las%20ciencias%20%20colombia.pdf

EN HORA BUENA… ¡III ENCUENTRO DE LOS GEÓLOGOS DE POZO! Martiniano MenesesGeólogo de Pozo (Wellsite Geologist)

Ser GEÓLOGO DE POZO (WELLSITE GEOLOGIST), genera un clima y un senti-miento especial en quienes nos atrevemos a hablar sobre lo que posiblemente vamos a en-contrar una vez llegamos a un taladro, y co-mienzan las operaciones de perforación. Ha-cer el seguimiento a lo que los duros de la interpretación han pronosticado, y enfocar to-dos los esfuerzos para precisar los puntos de control, de parada de pozo, y evaluar si hay o no manifestaciones y/o presencia de hidrocar-buros en esas benditas Formaciones; y estar preparados para cualquier sorpresa, como por ejemplo cuando se nos aparece una discor-dancia, o una de las tantas fallas que puede complicarnos la vida; todo esto nos obliga a

mantener los ojos bien abiertos y la cabeza en su puesto. Y…¡Ay de nosotros si nos equivo-camos!

Y… bueno ¡Queda mucho por decir pero poco espacio! ¡Ya vendrán otras ocasiones!

Y qué mejor manera de acordarnos de no-sotros mismos que un ENCUENTRO DE LOS GEÓLOGOS DE POZO (WELLSITE GEOLO-GIST). Espacio que nos permite generar char-las para fortalecer nuestros espíritus y valorar nuestro aporte a los procesos, antes, durante y después de la perforación, y a la vez renovar ánimos para seguir construyendo el valor e im-portancia que el Geólogo de Pozo se merece,

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AGUNAL • Asociación de Geólogos Colombianos

en el sector de los hidrocarburos y que quizás nosotros mismos por nuestros temores, no he-mos sabido reconocer. Es por esto, que salu-damos efusivamente el III Encuentro realizado el 10 de octubre en Bogotá, con la presencia de tres colegas que están demostrando que ad-ministrativamente también tenemos un gran potencial. El Geólogo Enrique Velásquez, Vice-presidente de Exploración de ECOPETROL S.A., el Geólogo Juan F. Martínez, Vicepresi-dente Técnico de la Agencia Nacional de Hidro-carburos y el Geólogo Carlos F. Durán, Vice-presidente de Exploración de Hocol.

El evento inició con un saludo especial de bienvenida por parte de AGUNAL, a los casi CINCUENTA (50) colegas asistentes, poste-riormente se hizo un recordatorio de los cole-gas Gustavo Delgado, Carlos Jairo Vesga, Bernardo Herrera, Ariel Solano, Oliverio Rojas y Julio Uscátegui, quienes ya no nos acompa-ñan en este mundo terrenal; finalmente la pre-sentación central por parte de los tres vicepre-sidentes.

El Geólogo Martiniano Meneses realizó la presentación, enfocado básicamente en el pa-pel del Geólogo de Pozo en todas las fases de la perforación, haciendo énfasis en la impor-tancia del trabajo en grupo, con el Geólogo lí-der de la operadora, el ingeniero líder de perfo-ración, el company man o jefe de pozo, los Ingenieros de lodos, brocas, yacimientos, pro-ducción y con los profesionales de la cabina de mudlogging. Incluso mencionó la posibilidad de dar soporte en el manejo relacionado con as-pectos sociales en el pozo.

Posteriormente se realizó un conversatorio en torno a preguntas formuladas en la presen-tación, y sobre la situación particular de nues-tra actividad en el pasado, presente y perspec-tivas de la misma, enmarcada en los planes exploratorios de las diferentes compañías ope-radoras. Eso sí, ¡¡¡No podía faltar el brindis del Geólogo!!!

Aquí algunas de las ideas que surgieron en este III ENCUENTRO DE GEÓLOGOS DE POZO:

• El tema social ha ido tomando más fuerza durante las operaciones de perforación y no somos ajenos a ello.

• No olvidar que somos un agente importante durante la operación de perforación. Como Geólogos de Pozo, debemos mantener un papel activo y determinante.

• La legislación, el entorno y lo que viene su-cediendo con las tarifas entre otros, son ele-mentos que obstaculizan la buena marcha de cualquier proceso exploratorio.

• Hay que alimentar nuestro espíritu de uni-dad. Nos falta mucho por aprender de los in-genieros.

• Frente al Estado no existimos. No participa-mos en la generación ni evaluación de políti-cas para el sector de Hidrocarburos. Ejemplo de ello es la total ausencia de Geólogos en las discusiones de los TLC, en particular, el que se firmó con EEUU.

• Debemos buscar mecanismos que nos per-mitan contar con abogados expertos en Hi-drocarburos.

• Es necesario materializar una escuela para geólogos de pozo.

Todo lo anterior, nos impulsa a aceptar que tenemos problemas de organización. No he-mos logrado materializar y mantener un grupo base. Siempre hemos hablado de los ingenie-ros y con envidia, rabia o tristeza, ¡Decimos que ellos sí pueden! Entonces…, desde ya a preparar el IV Encuentro.

Agradecimientos especiales a las empresas CGA Limitada, Datalog y la UT Gexdes-CSI por su apoyo a la realización de éste y los ante-riores encuentros.

NUEVA CARTA GEOLÓGICABoletín Informativo de AGUNAL

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