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Imprime: Gráficas ORMAG Avda. de la Industria, 8 28108 Alcobendas (Madrid) Tel.: 91 661 78 58 [email protected] Dep. legal: M. 39317-1977 EN ESTE NÚMERO, ENTRE OTROS TRABAJOS - Mentir por decreto (pág. 1) - Consideraciones del Abad Mitrado Dom Anselmo Álvarez (pág. 3) - Una memoria que envilece, por José Utrera Molina (pág. 5) - Hablemos de la Fundación Francisco Franco, por Pío Moa (pág. 8) - El trágico episodio del Cuartel de la Montaña, por Eduardo Palomar Baró (pág. 9) - La otra historia del campo de concentración de Castuera, por Ángel David Martín Rubio (pág. 13) - Falleció Manuel Tarín, por R. Gamazo Rico (pág. 26) - Deterioro del Patrimonio Histórico Castrense, por Jesús López Medel (pág. 29) - Mártires de la fe (y de España), por José Javier Esparza (página última) • Y las acostumbradas secciones de Libros, Cartas y Recortes de Prensa BOLETIN INFORMATIVO Núm. 111 Julio-Septiembre 2007 CARTA DE LA REDACCIÓN.—60 Mentir por decreto E l proyecto de ley de la llamada «Memoria Histórica» ha alcanzado ya la aprobación de las Cortes. Es una ley que impone una historia oficial y di- vide a los españoles porque vulnera el pasado y miente a favor de unos con perjuicio de otros; falsifica hechos ciertos y, por tanto, excluye de la histo- ria a media comunidad; fabula sobre una dolorosa etapa al pintarla como hu- bieran deseado que ocurriera. El gobierno de Zapatero, con su escolta de comunistas y separatistas, inten- ta con esta ley crear una nueva identidad política, la de una España heredera de una República que nos presentan mitificada, edénica y que, sin em- bargo, no resiste el más ligero aná- lisis, pues fue una época de muer- tes, extremismos, anarquía política en la que socialistas, comunistas, anarquistas se alzaron contra ella, en el intento de la Revolución de Asturias y en la proclamación del Estat Catalán por Companys, am- bos en 1934, las dos sublevaciones que obligaron a la intervención del ejército dejaron centenares de víc- timas. Una historia olvidada que tuvo el antecedente de la victoria electoral de la derecha y que ha- bía determinado Largo Caballero, el líder socialista con su desafío: «Si gana la derecha, iremos a la revolución», como así sucedió por- que socialistas, comunistas y anar- quistas no luchaban por la lega- lidad republicana, sino por la revolución. (continúa en pág. 2) LA MISA EN EL VALLE DE LOS CAÍDOS EL SÁBADO 17 DE NOVIEMBRE A LAS CINCO DE LA TARDE C OMO es tradicional, y con carácter esen- cialmente espiritual y cristiano, la Funda- ción Nacional Francisco Franco ha organi- zado la Misa con que anualmente honra el eterno descanso de las almas del Caudillo, Generalísimo Franco, José Antonio Primo de Rivera y de to- dos los Caídos por España, que se celebrará el pró- ximo sábado día 17 a las cinco de la tarde, en la Ba- sílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. La Fundación invita a sus benefactores, amigos y a cuantas personas lo deseen, a sumarse a este ac- to de oración y recuerdo. Pedimos a cuantos se propongan asistir a la ce- remonia religiosa que anticipen la llegada al Va- lle evitando aglomeraciones, que con toda segu- ridad retrasarían el acceso normal a la Basílica. Desde la Estación de Autobuses, sita en Ronda de Atocha, 12 (Empresa Ruiz), a partir de las 13:30 horas, funcionará un servicio de transporte colecti- vo de ida y vuelta al precio de 17 .

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Imprime:Gráficas ORMAGAvda. de la Industria, 8 28108 Alcobendas (Madrid)Tel.: 91 661 78 [email protected]. legal: M. 39317-1977

EN ESTE NÚMERO, ENTRE OTROS TRABAJOS

- Mentir por decreto(pág. 1)

- Consideracionesdel Abad MitradoDom Anselmo Álvarez(pág. 3)

- Una memoriaque envilece, por José Utrera Molina(pág. 5)

- Hablemosde la FundaciónFrancisco Franco, por Pío Moa (pág. 8)

- El trágico episodiodel Cuartel de la Montaña, por Eduardo Palomar Baró(pág. 9)

- La otra historia delcampo de concentraciónde Castuera, por Ángel David MartínRubio (pág. 13)

- Falleció Manuel Tarín, por R. Gamazo Rico (pág. 26)

- Deterioro del PatrimonioHistórico Castrense, por Jesús López Medel(pág. 29)

- Mártires de la fe (y de España), por José Javier Esparza (página última)

• Y las acostumbradassecciones de Libros,Cartas y Recortesde Prensa

BOLETININFORMATIVO

Núm. 111Julio-Septiembre 2007

CARTA DE LA REDACCIÓN.—60

Mentir por decreto

El proyecto de ley de la llamada «Memoria Histórica» ha alcanzado ya laaprobación de las Cortes. Es una ley que impone una historia oficial y di-vide a los españoles porque vulnera el pasado y miente a favor de unos

con perjuicio de otros; falsifica hechos ciertos y, por tanto, excluye de la histo-ria a media comunidad; fabula sobre una dolorosa etapa al pintarla como hu-bieran deseado que ocurriera.

El gobierno de Zapatero, con su escolta de comunistas y separatistas, inten-ta con esta ley crear una nueva identidad política, la de una España heredera deuna República que nos presentanmitificada, edénica y que, sin em-bargo, no resiste el más ligero aná-lisis, pues fue una época de muer-tes, extremismos, anarquía políticaen la que socialistas, comunistas,anarquistas se alzaron contra ella,en el intento de la Revolución deAsturias y en la proclamación delEstat Catalán por Companys, am-bos en 1934, las dos sublevacionesque obligaron a la intervención delejército dejaron centenares de víc-timas. Una historia olvidada quetuvo el antecedente de la victoriaelectoral de la derecha y que ha-bía determinado Largo Caballero,el líder socialista con su desafío:«Si gana la derecha, iremos a larevolución», como así sucedió por-que socialistas, comunistas y anar-quistas no luchaban por la lega-lidad republicana, sino por larevolución.

(continúa en pág. 2)

LA MISA EN EL VALLE DE LOS CAÍDOSEL SÁBADO 17 DE NOVIEMBRE

A LAS CINCO DE LA TARDE

COMO es tradicional, y con carácter esen-cialmente espiritual y cristiano, la Funda-ción Nacional Francisco Franco ha organi-

zado la Misa con que anualmente honra el eternodescanso de las almas del Caudillo, GeneralísimoFranco, José Antonio Primo de Rivera y de to-dos los Caídos por España, que se celebrará el pró-ximo sábado día 17 a las cinco de la tarde, en la Ba-sílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

La Fundación invita a sus benefactores, amigosy a cuantas personas lo deseen, a sumarse a este ac-to de oración y recuerdo.

Pedimos a cuantos se propongan asistir a la ce-remonia religiosa que anticipen la llegada al Va-lle evitando aglomeraciones, que con toda segu-ridad retrasarían el acceso normal a la Basílica.

Desde la Estación de Autobuses, sita en Rondade Atocha, 12 (Empresa Ruiz), a partir de las 13:30horas, funcionará un servicio de transporte colecti-vo de ida y vuelta al precio de 17 €.

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¿Es que además tenemos queolvidar los años de plomo, cuandoen 1937, en Barcelona, y en plenaGuerra Civil, los comunistas quese habían hecho con el poder li-quidan a los revolucionarios delPOUM y a los anarquistas, en unaorgía de asesinatos, confesionespor torturas que recrean los mé-todos más brutales del estali-nismo?

¿Es que tenemos que olvidaresos millares de miembros de laIglesia española asesinados en lazona republicana? Estremece elconocimiento de la saña, la cruel-dad utilizada con estos mártirespor los milicianos de la Repúbli-ca. Ahora con motivo de la beati-ficación de 498 de ellos, se reabrendebates en los que se ataca a laIglesia, porque ofendida hastaesos límites de destrucción en lavida de sus miembros, en sus tem-plos, en la zona roja, se acogió alamparo y a la protección de la Es-paña nacional y no dudó en cali-ficar de Cruzada el levantamien-to del 36.

La ley de la memoria históricaha sido presentada falazmente, co-mo necesidad de ayudas para lasvíctimas de la Guerra Civil en ellado republicano y su reivindica-ción, y no es verdad porque ya hahabido leyes de reparación a lasvíctimas que incluyen partidasmuy importantes en las prestacio-nes económicas, reconocimientode situaciones profesionales, y has-ta exhumación de cadáveres parasu enterramiento final. Además,en estos treinta años, prensa, ci-ne, televisión y libros han reivin-dicado, sin medida y sin rigor,aquellos lamentables sucesos.

En el preámbulo de la ley —queya se empieza a llamar de la false-dad histórica—, cuyo texto se haatribuido Zapatero, se exalta a losbrigadistas y a los «guerrilleros delmaquis». Aquéllos fueron una par-ticular fuerza, convocada y utili-zada por los comunistas, y los ma-quis un intento de reiniciar laGuerra Civil, bajo dirección co-munista también, y ni unos niotros pueden ser presentados co-mo defensores de los valores de-mocráticos.

Zapatero, en un alarde de ci-nismo sin precedentes, se refiere ala República, como ejemplo moraly positivo, cuando todo el mundosabe que fue un vendaval de luchascallejeras, atentados y muertes;una funestísima etapa que culmi-nó con el asesinato de Calvo So-telo, líder de la derecha parla-mentaria, por un sicario socialista,que utilizó una camioneta oficial,con armas y el apoyo de la Guar-dia de Asalto.

Es una ley, la de la memoria,que se muestra traspasada por elrencor de los herederos de los ven-cidos en la Guerra Civil y que ini-cia su andadura en tiempos derevuelta, acrecentada con un ex-tremismo nacionalista, que antela debilidad del Estado, muestraprepotente sus fines independen-tistas; en un tiempo de crecientedebilidad provocada por un secta-rismo sin límites, con el fin decambiar el modelo constitucional;comunistas, socialistas y separa-tistas siguen viviendo el profundorencor por las derrotas de 1934 y1936; por eso pretender traer to-da referencia histórica a la políti-ca de Franco, que acompañadopor su pueblo, dejó tantas eviden-tes muestras de eficacia en obrasde dimensión verdaderamente re-

(viene de la pág. 1) volucionaria. No habrá placas yaque conmemoren aquellos esfuer-zos en los planes transformadoresde las cuencas y los regadíos, ni enlos pueblos creados por las obrasde colonización, ni en los panta-nos que nos han permitido el de-sarrollo más eficaz; ni se tolera-rán las cruces que en los murosparroquiales recuerdan los nom-bres de los caídos; amenazan (y asíconsta en un artículo de la ley)con retirar ayudas y subvencionesa instituciones, iglesias incluidas,que no retiren placas ni mencio-nes de la guerra o del franquismo.Un chantaje revisionista, que re-zuma bien claramente el espíritude esta ley con la que los comu-nistas se vanaglorian abiertamen-te de haber suprimido «toda equi-distancia en las referencias a losdos bandos». Institucionalizan lasdos Españas y, por tanto, en loscallejeros de los pueblos sólo ha-brá los nombres de la nomencla-tura marxista, y se erigirán esta-tuas de sus dirigentes; sólo habrámemoria que cuente con rencor lahistoria que se desea anular. Conprisas nerviosas, antes de la apro-bación parlamentaria se han bo-rrado en Cáceres los nombres delos héroes de Baler, que a tantollega la ignorancia perversa. Se re-tirarán miles de placas de las fa-chadas de las viviendas que cons-truyó Franco y se pondrán nuevosnombres a las cosas, como si na-die hasta entonces las hubiera co-nocido. La ley condena tambiénun tiempo, aquél en que los espa-ñoles siguieron a Franco, por Es-paña en la gran marcha de la paz,en el común esfuerzo que elevómuy alto a una Patria que man-tuvo su unidad y logró la reconci-liación que ahora salta por los aires.

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SON abundantes y dolorosos.Viví los acontecimientos en elcorazón de Madrid hasta fina-

les del 37, cuando mi familia —loque quedaba de ella— fue evacuadaa la fuerza. Desde principios del 36fui testigo, con tres años, de la ten-sión en las calles, de actos vandáli-cos y atentados. Percibía claramen-te la zozobra que se vivía, aunqueno alcanzara a interpretarla. Duran-te los meses de guerra vividos en lacapital compartí a mi manera el pá-nico de la vecindad y de las familiasamigas ante los efectos de la guerra,y sobre todo de las detenciones ymuertes que se producían constan-temente. Conservo recuerdos nítidosde muchos de aquellos hechos.

Viví la situación familiar de for-ma especialmente traumática debi-do, por una parte, a la escisión en lasadhesiones políticas y en las actitu-des religiosas, fuertemente polari-zadas en direcciones contrarias. Al-gunos familiares muy próximosmilitaban o simpatizaban con gru-pos de la izquierda radical. Hubo en-

tre ellos un comisario político, acti-vista enardecido, participante en elasalto al Alcázar de Toledo y en otrasnumerosas acciones. Huido a Fran-cia y detenido por los alemanes, ter-minó en el campo de concentraciónde Mauthaussen, donde murió en cir-cunstancias similares a las de tantosotros españoles. Dejó esposa y treshuérfanos, a dos de los cuales he te-nido la suerte de localizar hace só-lo algunas semanas. Conservo su fo-to con el flamante uniforme de sugrado. Otro más combatió volunta-rio en las filas republicanas y murióen combate; esta vez fueron cuatrolos huérfanos.

Por otra parte, conocí dos muer-tes en mi familia directa: la de mipadre, asesinado el 18 de agosto del36 por sus convicciones católicas;la de mi hermana mayor, de treceaños, muerta en la tarde del 24 dediciembre del mismo año, a conse-cuencia de un bombardeo de la avia-ción nacional. Algún tiempo des-pués mi madre fue encarceladadurante unas semanas. En dos oca-

siones yo salvé la vida milagrosa-mente. Lograron ocultarme por en-tonces las dos detenciones y el finalde mi padre. Pero aquella noche deNavidad no pude sustraerme al tre-mendo dolor que nos envolvía cuan-do mi madre regresó de identificarlos restos de mi hermana; muchasveces me he preguntado quién pu-do ordenar aquel bombardeo enaquella tarde. Hoy, en la Basílica delValle, soy custodio, de entre otrosmiles estos tres caídos: mi padre, mihermana y uno de mis tíos, separa-dos por las ideas, unidos en el abra-zo del Padre común.

En el diseño del nuevo horizon-te de la sociedad española pareceperfilarse cada vez más una volun-tad de exclusión hacia quienes, porno identificarse con él, se consideraque carecen de legitimidad para for-mar parte del mismo. Exclusión quealcanzaría no sólo a sectores políti-cos, sino al conjunto de la sociedadque no participa de esas perspecti-vas. En ellas se contempla la susti-tución de la imagen de España en la

Consideraciones de don Anselmo Álvarez Navarrete,Abad mitrado de la Basílica de la Santa Cruz

LOS PRIMEROS QUE TESTIMONIARON EL PERDÓN FUERON LOS MÁRTIRES

Soy custodio de miles de caídos, entre los que se encuentran mi padre,mi hermana y uno de mis tíos

Los suscriptores de nuestro Boletín saben del pensamiento de don Anselmo Álvarez a través de sus homilíasen los funerales por los Caídos en la Basílica de la Santa Cruz. Es un orador de ideas muy claras, discurso fluido ypalabra fácil. En obsequio de los lectores que nos han expresado el deseo de conocer otros manifestaciones del Abad,nos hemos permitido seleccionar algunas declaraciones sobre temas concretos del mayor interés:

Recuerdos personales de la guerra civil

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que se ha reconocido la mayoría denuestro pueblo, pero que hoy es ob-jeto, por determinados sectores, deuna censura global y de un proyec-to alternativo, entendido en línea deantítesis, de evolución y progreso.

Estamos ante lo que parece unaactitud decidida de desterrar del fu-turo lo que no comparta esta nuevaracionalidad, tendente a cambiar lamemoria y el sentido histórico deEspaña y a proceder a su reinven-ción. Una parte de la sociedad es-pañola vería así discutidos la razóny el derecho de aquellas ideas y va-lores que le son propios. Y ello ennombre de la verdad y libertad quehan encontrado su expresión finalen una nueva sabiduría, superadorade los conceptos de la vieja ortodo-xia filosófica o religiosa.

Obsesión por mantenerse en el poder democrático

Esta tendencia considera obvia laposesión permanente del poder de-mocrático para sí misma. En ella seda espontáneamente la gestión natu-ral de la verdad, de la justicia y delbienestar de la nación. Sólo en ellaestá la legitimación para ejercerlo,porque es ella la que conoce las cla-ves del gobierno racional, la que po-see conciencia plena de las necesi-dades y derechos del pueblo. Porconsiguiente, sólo dentro de ella seposee siempre el derecho moral,cuando no también el democrático,de dirigir la sociedad. Ella es su van-guardia y su referente ético. En ellaestá la encarnación del poder del pue-blo, la interpretación natural de susintereses, la clase a la que corres-ponde liderar la historia nueva, por-que tal es la voluntad de la mayoría.

Un mesianismo de esta natura-leza nos puede retrotraer al pasado,cuando parecía que sólo se dejabasitio en España para una parte de

ella, posibilitando así la formaciónde dos comunidades antagónicas. Lavuelta a un estado de cosas seme-jante podría suscitar de nuevo reac-ciones imprevisibles, porque mu-chos no aceptarán resignarse alexpolio de sus convicciones y a lacapacidad de defenderlas.

Las utopías comportan un ele-mento a la vez dinámico y convul-sivo, o pueden encerrar simplemen-te una realidad más prosaica:cuando sólo se cree en la historiasólo se cree y se espera en el poder.Por eso, su posesión o su pérdida seconvierten en cuestión absoluta-mente vital, a la que se supeditantodos los objetivos políticos.

No se respeta la memoria de la guerra

Lo que está en juego no es sólola guerra civil, sino el conjunto defactores históricos, morales e ideo-lógicos que concurrieron en ella. Se-tenta años después no se renuncia aderrotar dialéctica y políticamentelas ideas y los símbolos que enton-ces obtuvieron la victoria, los másesenciales de los cuales sobrevivenen la conciencia profunda de mu-chos españoles. Tal vez por eso nose supera la memoria de la guerra:porque resurge con fuerza la hosti-lidad contra lo que entonces fue elpatrimonio de valores humanos, es-pirituales y nacionales cuya defen-sa asumió la mitad de España.

Una herida abierta

Ese perdón ha sido pronunciadomuchas más veces por unos que porotros. Empezaron a testimoniarlo losmártires. Les ha seguido no pocas ve-ces la Iglesia cuando ha tenido pre-sentes sus propios errores o culpas y

los de sus hijos. Esa Iglesia que hacontribuido, tanto al menos comocualquier otra institución de la na-ción, a poner los fundamentos de lanueva democracia y a estabilizar lasociedad. También los vencedores hi-cieron gestos significativos de re-conciliación, como el de reunir bajolas mismas bóvedas y la misma ora-ción a los caídos de ambos lados. Pe-ro frente al perdón se pueden levan-tar los mismos muros que frente a laverdad y la historia; entonces no en-cuentra resonancia. Como la paz queel Evangelio invita a dar, vuelve alque la ofrece si no halla respuesta.La paz y el perdón llevan al desarmeen quien los da y en quien los acoge;pero no se aceptan cuando no hay vo-luntad de apaciguamiento.

Memoria, olvido y falsificación

Se está utilizando no para sumemoria, sino para su olvido o sufalsificación. Se recrea la historiapara hacerla coincidir con la que sehubiera deseado que fuera. Se de-rriban sus muros como los de Jeri-có: al son de nuestras trompetas. Sies necesario, se utiliza para hacer laguerra ideológica. Aprendemos tanpoco de ella porque cada uno nosempeñamos en seguir haciendonuestra propia historia, a imagen denosotros mismos; esto es lo únicoque importa.

Las condiciones sociológicas es-taban dadas. Pero, entre nosotros, elproblema era, y es, de naturalezamoral: contra nuestras obstinacio-nes ni siquiera la Gracia es eficazen ocasiones. Desde luego, no sonlas soluciones políticas las que cu-ran las heridas del espíritu; unaConstitución o un sistema políticosno sustituyen nunca al Evangelio ya la Paz de Cristo.

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VIVIMOS un tiempo en que la estupefacción,el asombro y la sorpresa indignada reinanpor doquier. Nuestra existencia, normalmen-

te tranquilizada por los muchos años que ha vividosin mortales sobresaltos, contempla ahora sin darcrédito a lo que ve el perfil resignado de la actualsituación española donde todo nuestro ser físico ymoral se revela con la amarga angustia de la im-potencia. ¿Es posible que un solo hombre, me refıeroclaro está, al Presidente Zapatero, albergue tal cau-dal de odio en su alma para ser capaz de recondu-cir la historia de España a una situación de con-flicto, de confrontación y de reverdecimiento deantiguos rencores? Por haber ejercido función po-lítica durante muchos años, me he abstenido siem-pre de realizar una crítica ligera y apresurada re-ferida a los que ostentaban responsabilidadespolíticas, pero en esta ocasión no tengo más reme-dio que lanzar mi «yo acuso» a quien increíblementepor una incomprensible nostalgia del pasado estádispuesto a abrir de nuevo las zanjas que los añoshabían cubierto de hierba apacible.

La principal tarea del gobernante es tratar sinduda de obedecer el código de sus convicciones sinproducir detrimentos insoslayables en aquellos quese sitúan en una posición adversa. La prudencia esuna virtud superior a la astucia, la serenidad la cla-ve de cualquier género de comportamiento respon-sable. La demagogia temeraria deja de ser un errorpara convertirse en un mal incalculable. Insisto enque volver otra vez a recordar lo que el tiempo hacubierto con su peso y con su valor es un disparatede tremendas e insospechadas consecuencias. Elejercicio de la reconciliación nacional lo llevamosa cabo hace mucho tiempo. En las filas del frente dejuventudes, donde yo me honré en pertenecer, jamásse habló de rojos ni se lanzaron vituperios contralos que considerábamos adversarios. Yo pertenezcoa una generación que no hizo la guerra, pero fui tes-tigo con nueve años de la tragedia que asoló a nues-tra tierra. En mi propia familia, sentí el desgarrónque suponía esta lucha fraticida. Un hermano de mimadre, comandante de la Guardia Civil en Albace-

te, fue fusilado y rematado horas después a bayo-netazos en el hospital naval de Cartagena. Mientrastanto, en otro lugar, de nuestra misma tierra, un her-mano suyo, pertenecía al ejército republicano. Mori-ría después en el exilio. Nadie puede, pues, acusar-me, y como a mí, a centenares y miles de españolesde haber fomentado una moral cainita. Mejor quememoria histórica, cabría decir olvido histórico,porque aunque creemos que la situación originadapor la República española demandaba una soluciónquirúrgica y la verdad no puede estar en modo al-guno en dos sitios, los que servimos unos ideales dejusticia y de amor no nos podemos resignar ahoraa refugiarnos en un silencio cómplice, ante lo queacontece actualmente en la vida española, es decir,con la ruptura de su unidad, con la suicida disgre-gación que esta ley supone, con la sumisa acepta-ción de culpabilidades no existentes y con el olvidode hechos reales que muchos de nosotros contem-plamos en nuestra primera juventud atónitos y pre-maturamente desesperados. Esta demagogia socialnos puede conducir de nuevo a un enfrentamientoque no existe, a una lucha apagada en el tiempo yen la razón, a un conflicto señalado tan sólo por unamemoria que pretendió la integración y que no sus-citó nunca el ánimo de contienda entre los españo-les. La responsabilidad histórica del actual Presi-dente, tiene caracteres de enormidad, es un saltomortal, una daga venenosamente afilada para quese introduzca de nuevo en el corazón de los espa-ñoles y que también produce un hecho que quizásno hayan tenido en cuenta los legisladores: Que elactual Rey de España, que lo es de todos los espa-ñoles, aceptó en su día la legitimidad histórica del18 de julio. La condena total al Régimen no admi-te excepciones e incorpora a la figura del Rey a es-ta condenación.

De todo lo escrito me gustaría señalar un ejem-plo claro de cómo actuamos la mayoría de los hom-bres que ostentamos responsabilidades políticas enel Régimen anterior. En cierta ocasión, el Gober-nador Civil de una provincia española, cuyo nom-bre no hace al caso, recibió una carta desgarrada

UNA MEMORIA QUE ENVILECE

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y patética de un miembro del Partido Comunistacondenado a muerte en la prisión de Burgos. Enaquella carta se dirigía al gobernador del que ha-bía tenido noticias, y sabía que actuaba en su mi-sión con generosidad y con justicia. Al recibir lacarta el hombre que ostentaba la responsabilidadde gobierno en la provincia, se trasladó a la capi-tal de España para lograr cumplir el deseo de quienrogaba poder asistir a su madre gravísimamente en-ferma, en los últimos días de su vida. Aquel gober-nador consiguió el traslado del recluso a la provin-cia de Ciudad Real y éste permaneció junto a sumadre hasta que recibió las últimas palotadas detierra. Este militante del Partido Comunista viveaún, se llama Benito Ruiz y habita en la calle Ciu-dad Real de Miguelturra. Él dio siempre muestras—porque quedó indultado años después— de una

gratitud fervorosa y conmovida dirigiendo a quienhabía realizado aquellas gestiones cartas significa-tivas por su nobleza y generosidad. No bastaría conconocer esta anécdota a la que podríamos sumarcentenares de actos que evidenciaban por parte delos vencedores o de los hijos de los vencedores unánimo de reconciliación definitiva. Es posible quela fuerza mediática desatada a favor de la corrienteque ha originado el Presidente del Gobierno, creanlo contrario, pero yo afirmo en este artículo que eltiempo pasará factura de este colosal error y quelos españoles veremos claramente que en la ange-lical sonrisa del Presidente Zapatero no había na-da más que la turbia mirada de un rencor inaba-tible.

José UTRERA MOLINAAbogado

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LA FUNDACIÓN NACIONAL FRANCISCOFRANCO NECESITA VUESTRA AYUDA

A NUESTROS BENEFACTORES Y AMIGOS:

LA NOTA QUE SIGUE HA SIDO HECHA PÚBLICA A TRAVÉS DE NUESTRA PÁGINAWEB Y DIRIGIDA DE MANERA GENERAL A TODOS LOS ESPAÑOLES.

LAS AFIRMACIONES SOBRE NUESTRAS ACTIVIDADES QUE SE HACEN EN ESTE TEX-TO, YA LAS CONOCÉIS VOSOTROS A TRAVÉS DE NUESTRO «BOLETÍN», PERO NUESTRASOLICITUD DE A YUDA ECONÓMICA LA EXTENDEMOS HOY, A LOS NUESTROS, A TODOSVOSOTROS PARA QUE LO HAGÁIS EN LA MEDIDA DE VUESTRAS POSIBILIDADES Y QUEEXTENDÁIS ESTA PETICIÓN ENTRE VUESTROS AMIGOS, PORQUE SÓLO ASÍ NUESTRAFUNDACIÓN, CON TODO LO QUE REPRESENTA, Y MÁS AHORA, CON SUS TRABAJOS YTESTIMONIOS, DEJARÁ DE EXISTIR.

Tenemos serias dificultades económicas para continuarrealizando nuestras tareas, que no son otras que dejar testi-monio cierto de un tiempo de la Historia de España que es,y no tenemos nada que ocultar, el tiempo de Francisco Fran-co. Y este es nuestro único propósito porque la Fundaciónno promueve ni propone acción política alguna.

Entre otras actividades, la Fundación ha realizado ungran esfuerzo, también económico, para reunir un muy no-table fondo documental que informatizado constituye ya unimportante archivo, que ha puesto a disposición de los in-vestigadores, cumpliendo, y así ha sido subrayado por el mi-nisterio de Cultura, con el acuerdo que con éste habíamosformalizado. Servimos así también de manera objetiva al ca-rácter cultural de nuestra Fundación, sin restricción alguna,y ya más de trescientos investigadores —profesores de His-toria, alumnos preparando sus tesis, periodistas—, y de ellos

se acercan al centenar, los extranjeros que también han rea-lizado aquí sus trabajos.

Ocioso es decir que no recibimos subvención o ayudaoficial alguna y que vivimos de las aportaciones de nues-tros socios y amigos, pero estos recursos han disminuidocon el tiempo, de manera tal que la vida, la existencia de laFundación está en trance del peor augurio. Puede ocurrir,si no se remedia, que nuestra actividad se interrumpa y conella el importante servicio que con nuestros testimonios do-cumentales hacemos frente a la «memoria histórica».

Hoy apelamos a nuestros conciudadanos, a los que noles atribuimos otra condición que la de españoles, para quenos ayuden a continuar en nuestras tareas y que sepan queno lo hacen a acción partidista alguna, que no ha sido nun-ca objetivo de la Fundación, sino como servicio a la histo-ria de España.

PARA MATERIALIZAR LAS AYUDAS, PUEDEN HACERLO EN NUESTRA CUENTA DE BANKINTER: 0128 - 0010 - 97 - 0500008505

SI ES POR GIRO POSTAL HABRÁN DE REMITIRLO A NUESTRA DIRECCIÓN POSTAL:FUNDACIÓN NACIONAL FRANCISCO FRANCO.

MARQUÉS DE URQUIJO, 10, 2º IZQDA. 28008 MADRID

Es muy importante extender este mensaje, que ya está en nuestra página web (www.fnff.es), a cuantosconsideréis que nos pueden ayudar.

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CON motivo de mi próximo libro,sobre los tiempos de posguerraen España, fui varias veces a

consultar los archivos de la FundaciónFrancisco Franco. Naturalmente, pre-gunté por la acusación que les han he-cho Cebrián y otros de que no permitíanel acceso a historiadores de filiación iz-quierdista, y me dijeron que ello era to-talmente falso. Lo habían desmentidopúblicamente, si bien, como suele ocu-rrir, el desmentido apenas había tenidodifusión. Me comentaron el caso de unasperiodistas progres llegadas allí a «in-vestigar» en plan mataharis, disfrazadascon insignias de Falange y demás, paraaveriguar «la verdad» sobre la Fun-dación, y que les habían hecho reír unrato.

También se ha dicho que, puestoque hay allí muchos documentos delEstado, éstos debieran pasar a orga-nismos oficiales. Quizá. Pero entoncesdebiera ocurrir lo mismo con otras fun-daciones, por ejemplo la Pablo Iglesias,que custodian numerosos documentosde Largo Caballero y del gobierno delFrente Popular. El argumento pierdeademás mucho peso por cuanto quie-nes lo emplean son los mismos que hanmutilado y expoliado el Archivo de Sa-lamanca, y que siempre han entendidoque pueden operar a capricho sobre losbienes del Estado, según el modelo delsaqueado Negrín.

Cualquiera que visite la FundaciónFranco se da cuenta de los escasísimosmedios de que disfruta por compara-ción con, por ejemplo, la citada PabloIglesias. Ésta la frecuenté hace años, ydebo decir que el servicio y la organi-zación eran impecables, ayudados porel escasísimo número de visitas que te-nían, pese al valor de sus fondos (lo querevela algo sobre las acusaciones queesos historiadores vagos suelen hacer-

me en relación con los archivos). Lue-go se ha trasladado a un palacio adap-tado de Alcalá de Henares, cosa que meparece muy bien en cuanto a la profu-sión de medios y ayudas oficiales querevela, aunque haga más incómodo lle-gar a él para quienes viven en Madrid.Archivos valiosos como éstos merecenestar en buenas condiciones.

¿Por qué esta diferencia de medioscon la Fundación Franco, cuyos fon-dos no son menos valiosos? ¿No de-bería ser al revés, puesto que, según noscuentan, el franquismo fue un régimende oligarcas, banqueros y gente adine-rada en general, mientras que el PSOEes un pobre y honrado partido obrero?Pues por dos razones muy simples: por-que esos cuentos son eso, cuentos, co-mo hemos comprobado hasta la sa-ciedad, y porque los «pobres perohonrados» sociatas aspiran desde hacemucho a hacerse con los archivos de laFundación Franco, lo cual pasa porprocurar la ruina de la misma. En fin,un episodio más de saqueo, al estiloNegrín, personaje muy reivindicado porel PSOE en los últimos años, y no envano.

Para arruinar la Fundación han re-currido al embuste sistemático comoel que señalábamos anteriormente, yal chantaje. Vale la pena recordar la es-candalera que armaron cuando el go-bierno del PP le dio una subvenciónpara microfilmar e informatizar losfondos, subvención mucho mejor jus-tificada que las habituales en el PSOE.Como la manipulación de los mediosinformativos en España alcanza gra-dos intolerables, la opinión públicaapenas quedó aclarada de la realidad,y se ha difundido un verdadero miedosocial a cualquier forma de colabora-ción económica con la Fundación mal-dita. Maldita por los saqueadores. Me

contaban que algunas personas que leshabían dado dinero no querían de nin-guna forma que su nombre aparecieseen ningún papel. Esta gente ha conse-guido meter miedo, efectivamente,aunque también debe decirse que na-da hay más amedrentable que la dere-cha española.

Y, por supuesto, el gobierno de Za-po ha retirado cualquier subvención,mientras las otorga generosamente asus paniaguados de oenegés que lo mis-mo se dedican a las lesbianas bolivia-nas que a la educación contra la ciuda-danía. Como siempre, consideran eldinero público de su propiedad parti-cular y para sus usos «progresistas».

Ahora me llega un comunicado dela Fundación Franco, acosada por lafalta de ayuda económica y solicitán-dola para proseguir su tarea, de interéscultural e histórico, tan evidente, comomínimo, como el de la Fundación Pa-blo Iglesias. Pues a ver si hay una res-puesta adecuada y el miedo desciendeunos pocos grados, ya va siendo hora.

Una aclaración, que debiera ser in-necesaria a estas alturas: yo no defien-do al franquismo, sino a la democracia.Pero entiendo que el franquismo ya es-tá en la historia y pasó el momento deponerse en plan heroico contra él. Y en-tiendo también que nuestra democraciaprocede del franquismo, y de ningúnmodo del gran frente antifranquista, queva desde Josu Ternera hasta Juan LuisCebrián, pasando por todos los separa-tistas y nostálgicos de Negrín o parti-darios de la Alianza de Civilizaciones.¿Cómo podría venir de esa gente nadaparecido a la democracia?

La Fundación Franco (FNFF) tieneuna página web en la que puede leersesu comunicado.

Pío MOA

HABLEMOS DE LA FUNDACIÓN FRANCISCO FRANCO

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MADRID, junto con Barcelo-na, eran las plazas que másinteresaban obtener a los mi-

litares que preparaban el alzamiento dejulio de 1936. Pero también eran lospuntos más difíciles para hacer triunfarla sublevación. En sus Instrucciones re-servadas, el general Emilio Mola Vidalya lo había advertido y desde luego nose equivocó.

El Cuartel de la Montaña —de lamontaña del Príncipe Pío, donde se lle-varon a cabo los fusilamientos del 3 demayo de 1808, que inmortalizó Fran-cisco de Goya y Lucientes— fue cons-truido a partir de 1860. Se hallaba si-tuado sobre un ligero promontorioexistente a la entrada de la calle Ferraz.Se trataba de un edificio de grandes di-mensiones de ladrillo y granito, que es-taba estructurado en torno a una plan-ta rectangular con dos grandes patiosinteriores. Sus dependencias alberga-ban cuadras, cuartos de bandera, coci-nas y hasta una prisión. Podía llegar aalbergar hasta 4.000 soldados.

En julio de 1936 se alojaba un re-gimiento de Infantería, otro de Zapa-dores Minadores y un grupo de Alum-brado e Iluminación. E1 18 de julio de1936 los partidos políticos y las orga-nizaciones sindicales afiliadas al Fren-te Popular sospecharon que las tropasallí acuarteladas esperaban el momen-to oportuno para secundar el alzamien-to militar.

Según los planes del general Mola,el golpe en Madrid debía encabezarloel general de división Rafael VillegasMontesinos, pero por circunstancias quetodavía no están muy claras, se encar-gó de sustituirle al también general dedivisión Joaquín Fanjul Goñi, que ca-recía de instrucciones concretas al res-

pecto, a pesar de lo cual, el 19 de julio,sobre las 12:30 de la mañana, acompa-ñado del teniente médico José IgnacioFanjul Sedeño, hijo suyo, se personó enel Cuartel de la Montaña.

El día 19, Madrid amaneció comouna ciudad enfervorizada que esperabauna rebelión militar. Aquella misma ma-ñana, el teniente coronel del Arma deIngenieros Ernesto Carratalá Cernada,jefe del Batallón 1.ª de Zapadores, fueasesinado por sus oficiales cuando in-tentó dar armas al pueblo.

El nuevo Gobierno presidido por Jo-sé Giral Pereira decidió armar a las ma-sas obreras y sindicales. En la noche del19 al 20 de julio dirigió un telegramaal jefe del Gobierno francés en deman-da de ayuda: «Sorprendido por un pe-ligroso golpe militar le ruego nos ayu-de inmediatamente con armas yaviones. Fraternalmente. Giral». Algúntiempo después recabó una ayuda se-mejante del Gobierno de la URSS.

Salvador Madariaga escribió en sulibro España: «El gabinete Giral cesó

EL TRÁGICO EPISODIO DEL CUARTEL DE LA MONTAÑA DE MADRID

HORRIBLE REPRESALIA DE LOS MILICIANOS AL CONQUISTARLO

Asesinados en el patio del Cuartel.

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de ejercer la menor autoridad efectivaen cuanto se armó a los sindicatos. Losministros vivieron durante las primerassemanas de la guerra sitiados en el Mi-nisterio de Marina. El país se entregó alas dos pasiones políticas del español:la dictadura y el separatismo. No huboregión, ciudad, provincia o aldea queno montase su propio gobierno, ni sin-dicato que no se erigiese en la prácticaen Estado independiente. Alguna queotra vez todos estos Estados que pulu-laban en la España de izquierda consa-graban cierta atención a la guerra civil,pero lo que más preocupaba a todo elmundo era cómo hacer la revoluciónproletaria. Planes para incautarse de tie-rras, fábricas, propiedades urbanas sediscutían y ponían en práctica sin másespera, por decisión dictatorial, en ca-da uno de los mil y un Estados totalita-rios en que España se había resquebra-jado. Los hombres de más sentido yexperiencia se daban cuenta del desas-tre al que iba España por aquel caminode anarquía, y a fin de disminuir la dis-tancia entre el Gobierno y la revolución,se dio el poder precisamente al que ha-bía desencadenado el huracán».

Entrega de armas a los milicianos

La experiencia de la abortada revo-lución socialista de octubre de 1934 enAsturias, sirvió al teniente coronel deArtillería Rodrigo Gil Ruiz para pre-parar, a raíz del asesinato de Estado deJosé Calvo Sotelo, un arsenal en el Par-que de Artillería con 300 proyectiles y100.000 cartuchos de fusil. Además, alas 13:30 horas del día 18 de julio, con-siguió la autorización para la entrega de5.000 cerrojos de fusil, depositados enel Cuartel de la Montaña, para com-pletar otros tantos fusiles depositadosen el Parque de Artillería, destinados aarmar a 5.000 milicianos, civiles en de-finitiva.

En el Cuartel de la Montaña habíamás cerrojos, entre 40.000 y 65.000, yel coronel Serra, Primer Jefe del Regi-miento Covadonga 31, que los custo-

diaba, se negó a entregarlos, manifes-tando «que el Cuartel de la Montañamorirá en su puesto antes de entregaruno sólo de los cerrojos de fusil allí de-positados».

Miles de millares de personas voci-feraban: «¡Armas! ¡Armas! ¡Armas!».La Puerta del Sol rebosaba también demadrileños apostados delante del Mi-nisterio del Interior, gritando la mismaconsigna guerrera: «¡Armas! ¡Armas!».Muchos guardias de asalto del cuartelde Pontejos vestían aquel atuendo azulllamado mono que se convertiría en eluniforme provisional de la milicia re-publicana.

El teniente del ejército Paulino Gar-cía Puente, que más tarde llegaría a seruno de los más relevantes jefes repu-blicanos, comentó que no todos los ce-rrojos estaban en la Montaña, sino quehabía unos cinco mil en el Parque deArtillería. En compañía del teniente Ma-ximino Moreno llegó hasta El Parque,donde se encontraba el teniente coro-nel Gil, al que amenazaron con una pis-tola, ordenándole Moreno que le entre-gara los cerrojos, a lo cual Gil contestóque todos los cerrojos estaban en elCuartel de la Montaña.

—Sabemos que tiene algunos aquí—dijo Moreno—. Acompáñenos. Talvez consiga recordar dónde están.

En una habitación al fondo del pa-sillo, vieron pilas de fusiles en el suelo,sin cerrojos. García Puente descubrióentonces montones de cajas de muni-ción y los cerrojos, empezando los sol-dados a encajarlos en los fusiles. El co-mandante Luis Barceló —ayudante deSantiago Casares Quiroga, jefe del Go-bierno de la República, cargo que si-multaneó con la cartera de Guerra— en-tró y vio lo que estaba ocurriendo.

—No van a repartirse armas, a me-nos que lo ordene el ministro. Morenole contestó con virulencia, blandiendosu pistola:

—¡No sea idiota! ¡Vamos a cogerestos fusiles ahora mismo, y no se en-trometa o le volaré los sesos! Los hom-bres empezaron a cargar en los camio-

nes unos cuatro mil fusiles equipadoscon cerrojos. Cuando los camiones semarcharon llegó el capitán Orad de laTorre, asimismo en busca de armas. Gille entregó quinientos de los mil fusilesque quedaban. Los milicianos ya ha-bían comenzado a armarse masiva-mente.

Confusión entre los sublevados. El general Fanjul

El general Joaquín Fanjul Goñi seencontraba en un dilema desde su re-greso de Pamplona, donde había pasa-do los sanfermines con el general Mo-la. Éste le había dado a entender que elviejo e indeciso general Montesinos Vi-llegas era el líder del alzamiento en Ma-drid gracias a su condición de vetera-no, pero poco más que nominalmente;que él, Fanjul, era el auténtico jefe. Pe-ro sin embargo, Mola no se había pues-to en contacto con ninguno de los dos,a pesar de que las guarniciones marro-quíes ya se estaban sublevando.

El 16 de julio de 1936, Fanjul envióun mensajero a Pamplona, con una no-ta para «El Director» (como también sele conocía a Mola): «Es imposible es-perar más». Mola le hizo llegar esta es-cueta respuesta: «Las órdenes ya hansido cursadas a Madrid». A medida quepasaban las horas, Fanjul estaba cadavez más inquieto, más pesimista, mássolo cuando escuchaba los noticiariosde la radio, que no mencionaban nin-gún avance rebelde desde el norte. A to-do ello, se vino a sumar el vehementellamamiento a las armas formulado porDolores Ibárruri, «La Pasionaria»:

«Antifascistas. Españoles patriotas.Frente a la sublevación militar fascista¡todos en pie, a defender la República,a defender las libertades populares y lasconquistas democráticas del pueblo!…Los comunistas, los socialistas y anar-quistas, los republicanos demócratas,los soldados y las fuerzas fieles a la Re-pública han infligido las primeras de-rrotas a los facciosos que arrastran porel fango de la traición el honor militarde que tantas veces han alardeado… To-

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do el país vibra de indignación ante esosdesalmados que quieren hundir la Es-paña democrática y popular en un in-fierno de terror y de muerte. Pero no pa-sarán!».

La cuñada de Fanjul, viendo su an-gustia y estado de ánimo, le sugirió quetomara una decisión por su cuenta, pe-ro el general replicó con firmeza: «Nopuedo hacer nada. Tengo que esperar.He recibido órdenes categóricas de noactuar hasta que me lo ordenen. No ten-go otra alternativa. Soy un soldado ydebo respetar la disciplina».

Hacía mucho tiempo que Fanjul —que había combatido en Cuba y Ma-rruecos— no ejercía un mando militarefectivo. De hecho, al menos desde lasegunda década del siglo había sido másque un militar, un político actuando enlas filas del partido de Maura y despuésen la CEDA. Diputado en 1931 y 1934,se horrorizó por la revolución de octu-bre de 1934, que, encabezada por elPSOE y los nacionalistas catalanes, ha-bían intentado acabar con el gobiernorepublicano.

El día 19 de julio, Fanjul se intro-duce en el Cuartel de la Montaña, ves-tido de paisano y acompañado por suhijo José Ignacio, teniente médico, don-

de en nombre del general Rafael Vi-llegas Montesinos, a quien dice re-presentar y del cual afirma recibe ins-trucciones, se hace cargo del mando dela sublevación militar en la capital dela República, siendo acogido muy fa-vorablemente por el coronel Moisés Se-rra Bartolomé, la mayor parte de los ofi-ciales y algunos pequeños grupos defalangistas que se habían concentradoen el cuartel. Su presencia en el cuartelpodía haber resultado decisiva, pero envez de utilizar las tropas de que dispo-nía para ocupar puntos estratégicos yneurálgicos de la ciudad, optó por per-manecer encerrado a la espera de unoshipotéticos refuerzos que debían lle-garle de Burgos y Valladolid. De esamanera, condenó el golpe al fracaso.

Bombardeo y asalto al Cuartel de la Montaña

Al amanecer del día 20 de julio de1936, los rojos iniciaron el bombardeodel Cuartel. Aviones militares y trimo-tores de la empresa de aviación civilL.A.P.E. arrojan bombas. Después sesuspendió el fuego, enviando un emi-sario con proposiciones de rendición,

que fueron rechazadas. Sobre las 7:00horas entraron en fuego los dos caño-nes de 75 mm, dañando seriamente lafachada. Los intentos de asalto fueroncortados por los defensores, teniendogran número de bajas los atacantes.

El teniente coronel Gil había lle-vado ante el Cuartel un pesado obúsde 155 mm, iniciando el fuego a las10:30, destruyendo la fachada princi-pal, haciendo bajas y creando ruinas.Media hora más tarde, los defenso-res, tras resistir bravamente, optaronpor rendirse, apareciendo la banderablanca.

Salvaje y terrible matanza en el patio del Cuartel de la Montaña

El comandante Ramos, que vio laentrada de los asaltantes en el Cuartel,manifestó: «Cuando se vio llegar estasituación, el coronel del Regimiento conpersonal del mismo y camaradas de laFalange, escondieron cajas de cerrojosde fusil e incendiando otras». «Con laentrada de las masas se realizó la ma-tanza y el tormento más grande que seha conocido para los que dentro del

Cuartel de la Montaña. Destruido, su solar fue ocupado por el templo egipcio de Debod.

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Cuartel quedaban con vida. Jefes, Ofi-ciales, Suboficiales, Sargentos, Cabos ySoldados, con falangistas, fueronmuertos a bayonetazos, hachazos y ti-ros por toda aquella chusma».

El número de muertos superó los 500;de ellos, se estima que la cifra de prisio-neros asesinados tras la rendición es su-perior a 130. Sobre el carácter extrema-damente cruento de aquella salvajeacción, quedó el testimonio de uno de susprotagonistas: el comunista Enrique Cas-tro Delgado, creador del 5.º Regimientode Milicias y miembro del Comité Cen-tral del Partido Comunista de España. Asílo explicó en un célebre pasaje de su li-bro Hombres made in Moscú:

«Ya dentro del Cuartel, alguiendice: “Allí” están los que no han es-capado, serios, lívidos, rígidos... Cas-tro sonríe al recordar la “fórmula”.“Matar..., matar, seguir matandohasta que el cansancio impida ma-tar más... Después... Después cons-truir el socialismo” [... ] Que salganen filas y se vayan colocando a aque-lla pared de enfrente, y que se que-den allí de cara a la pared... ¡Darosprisa! La fórmula se convirtió en sín-tesis de aquella hora..., luego un dis-paro..., luego muchos disparos... Lafórmula se había aplicado con unaexactitud casi maravillosa».

Se produjo una horrible carnicería,desarrollándose numerosas escenas detremenda crueldad y ensañamiento. Losoficiales fueron ejecutados por los másviolentos de los milicianos. Varios sol-dados se entregaron, saliendo con lasmanos en alto, con el semblante desen-cajado, de la noche pasada y de las es-cenas de que habían sido testigos. Elgrupo de milicianos anarquistas que sehabían lanzado sin una vacilación alasalto del Cuartel, desconfiando de la

tana lo asistieron los letrados Fernan-do Cobián y Fernández de Córdoba yManuel Carrión, este último pasante deJosé Antonio Primo de Rivera y ambosabogados presos en el mencionado es-tablecimiento.

Se mantuvieron tranquilos ante susjueces, negándose a repudiar el movi-miento y sin arrepentirse de su partici-pación en el mismo, proyectado para lagrandeza de España. Firmaron la sen-tencia que les condenaba a muerte. Elgeneral Fanjul, que era viudo, contrajomatrimonio antes de ser fusilado.

Recibieron los auxilios espirituales,formalizaron su última voluntad y al al-ba del 18 de agosto de 1936 fueron en-tregados al pelotón encargado de hacerefectiva la sentencia.

José Ignacio Fanjul Sedeño, tenientemédico, hijo de Fanjul, fue conducidoa la cárcel Modelo de Madrid, en la quefue asesinado el 22 de agosto de 1936por milicianos.

Matanzas de militares

José Javier Esparza, en su impor-tante libro El terror rojo en España(Áltera 2005, S.L.), escribe:

«[…] Estas matanzas de militares nopueden entenderse desde el habitual cli-ché de una República legal y legítima quese protege contra la traición de un ejér-cito rebelde: no había tantos traidores.Hay que entenderlo como lo que cabal-mente fue: un episodio de terror revolu-cionario dirigido contra un estamentopreviamente designado como “enemigode clase”. Designado, ¿por quién? In-dudablemente, por los partidos de iz-quierda del Frente Popular, que desde1931 apuntaban hacia el Ejército, en tan-to que institución, como sostén de un ré-gimen explotador e injusto. En su lugarproponían un “ejército democrático” y“popular” purgado de elementos reac-cionarios. Ese es el ejército que los par-tidos del Frente Popular tratarán de con-formar desde el mismo 18 de julio, bajomando político y con militares ideológi-camente afines».

Eduardo PALOMAR BARÓ

RELACIÓN DE CAÍDOS EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑAO ASESINADOS POSTERIORMENTE

EN LA CÁRCEL

– 1 General

– 2 Coroneles

– 1 Teniente Coronel

– 5 Comandantes

– 16 Capitanes

– 31 Tenientes

– 8 Alféreces

– 4 Brigadas

– 9 Sargentos

– 25 Cabos

– 2 Soldados

– 1 Profesor de 1.º de Equitación

– 55 Falangistas

[N. del A.] Enrique Castro Delgado(1907-1964) tras la Guerra Civil se exilió en laURSS, donde permaneció algunos años. Se de-sengañó del comunismo, regresando a España,donde permaneció hasta su muerte. Autor deMi fe se perdió en Moscú y Hombres made inMoscú, obras en las que renunciaba pública-mente a su pasado político.

justicia oficial y de sus trámites, la es-tablecieron por su cuenta, íntimamen-te convencidos de que su conducta erairreprochable. No eran ellos los moral-mente recusables, sino aquellos otrosgrupos, a los que se llamó incontrola-dos, que habían puesto a rédito el valorfrío e implacable de los que, sin serlo,llamaban compañeros. La crueldad delos primeros tenía un móvil revolucio-nario; la de los segundos, con formasmás brutales y repudiables, se inspira-ba, las más de las veces, en venganzaspersonales y en motivos de lucro.

Juicio sumarísimo al generalFanjul. Fusilamiento

Fanjul, que resultó herido, junto consu hijo y el coronel Fernández de laQuintana, consiguió escapar de la ma-tanza, siendo hecho prisionero y con-ducido a la cárcel Modelo. Acusado derebelión militar, fue juzgado, junto conel coronel últimamente citado, en la pro-pia prisión, en juicio sumarísimo, porla Sala VI del Tribunal Supremo. Fan-jul, como abogado, se defendió a símismo. Al coronel Fernández de Quin-

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1. EL MITO DEL CAMPODE CONCENTRACIÓNDE CASTUERA

ALGUNOS años antes de su úl-timo descalabro electoral, Iz-quierda Unida de Extrema-

dura anunciaba el comienzo de unproceso constituyente que habría dellevar a la III República Federal, asícomo la celebración de una serie deactos que fueran caldeando el am-biente mediante la conmemoraciónde la II República. Desde entonces seviene celebrando en el mes de abriluna marcha al lugar en que estuvoubicado un campo de concentraciónen las inmediaciones de Castuera(Badajoz) 1.

No es la primera vez que los co-munistas convierten a la comarca deLa Serena, lo que antaño ellos mismosdenominaron la Extremadura Roja, enescenario de una serie de actividadesreivindicativas en las que cuentan conel respaldo de otros partidos políticos,una red de asociaciones que se mue-ven en torno a la llamada recuperaciónde la memoria histórica, la Universi-dad de Extremadura y una fabulosaprovisión de fondos públicos. La de-claración de intenciones no puede sermás explícita: estamos ante el iniciode una campaña de objetivos pura-mente políticos al servicio de los cua-les se utiliza del pasado al margen decualquier consideración de naturale-za científica.

Difundida ampliamente la leyen-da de las matanzas de la Plaza de To-ros de Badajoz, a pesar de haber sidorefutada por la historiografía más se-

ria, estamos en vísperas del lanza-miento a gran escala de un nuevo mi-to: el de la existencia de un campo deexterminio en Castuera. Y empleamosel concepto de mito en el sentido deuna formulación con cierto funda-mento en una realidad que resultaintencionadamente deformada y quesirve para sostener un determinadosentimiento o conducta, en este casoun proyecto político radical de extre-ma izquierda. Si hay que hablar de ge-nocidio para definir lo ocurrido en lazona nacional y en la posguerra, re-sulta necesario hacer creer que en laEspaña de Franco existieron camposde exterminio y se ha encontrado enel caso de Castuera un formidable ba-luarte propagandístico.

Fue Justo Vila Izquierdo el pri-mero en poner por escrito la leyendade este campo en dos libritos (verda-dero vademécum de la historiografíade extrema izquierda sobre la GuerraCivil en Extremadura) en los que sos-tenía que el campo de Castuera fue«posiblemente la mayor aberración dela posguerra, donde se ensayaron mé-todos de exterminio masivo, utiliza-dos después por los nazis en sus cam-pos de muerte durante la II GuerraMundial», y en esto consistían dichosmétodos:

«Al principio, los muertos eran en-terrados en zanjas abiertas al efecto,sin embargo, dada la gran cantidad depresos condenados diariamente, deci-den poco después enterrar a los mis-mos en bocas de minas abandonadas.Más tarde, el refinamiento, la cruel-dad y la barbarie de los ejecutores lle-gó hasta extremos difícilmente imagi-nables: los condenados eran atadoscon sogas por la cintura, unos a otrosen interminables filas y empujados aculatazos a las bocas de la mina; enmedio de terribles sufrimientos, los

presos recibían desde lo alto bombasde mano y ráfagas de metralla que aca-ban con sus vidas» 2.

Para sostener esta peregrina es-cenografía, Vila cita —siempre demanera fragmentaria— testimonioscomo los de Esteban López Ramos,Valentín Jiménez Gallardo y JoséHernández Mulero. Afortunadamen-te, pocos años después, en una publi-cación de dos profesores de la Uni-versidad de Extremadura se recogíanen su integridad los datos proporcio-nados por este último y se podía com-probar el fraude: Hernández Mulerollegó al campo de concentración deCastuera el 24 de octubre y lo aban-donó el 6 de diciembre, fechas en lasque no se registra ninguna muerte, yél mismo reconoce que la historia dela cuerda india era un simple rumordel que oyó hablar después:

«Cerca del campo había unas bo-caminas y algunas noches sentíamosvibrar el terreno, como si hubiera ex-plosiones cerca. Nosotros creíamos queera el maquis que venía. Pero luego nosdijeron que allí hacían la cuerda india,con prisioneros amarrados unos conotros, que tiraban a la mina, vivos,y unos arrastraban a otros, y den-tro de la bocamina les tiraban bom-bas de mano para matarlos» 3.

Naturalmente, Vila Izquierdo, aquien han seguido otros, no había te-nido la decencia profesional de hacer-nos conocer esta importante precisióncronológica. Por su parte, Javier Ro-

FUEGO, HOCES Y MARTILLOS:

LA OTRA HISTORIA DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓNDE CASTUERA QUE NO QUIEREN CONTARNOS

1 Consultado en http://www.nodo50.org/foroporlamemoria/noticias/2005/merida_06042005.htm (10 de junio de 2007).

2 JUSTO VILA IZQUIERDO, La guerrilla anti-franquista en Extremadura, Universitas, Bada-joz, 1986, pp. 69-70. En términos semejantes,cfr. Extremadura: la Guerra Civil, Universitas,Badajoz, 1984, pp. 163-164.

3 JUAN GARCÍA PÉREZ y FERNANDO SÁNCHEZ

MARROYO, La guerra civil en Extremadura, Hoy,Badajoz, 1986, p. 98.

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drigo al hablar del campo de Castue-ra se limita a airear algunos tópicos yalude a una «importante investigaciónlocal» 4 cuyos resultados suponemosdeben encontrarse en los artículos deAntonio D. López5 y José Ramón Gon-zález 6 con una curiosa reiteración dedocumentación y argumentos a pesarde tratarse de autores distintos y queno publican en colaboración. Ahora seanuncia la presentación de un libro deAntonio López Rodríguez con un tí-tulo no menos propagandístico y pre-tencioso: Cruz, Bandera y Caudillo: elcampo de concentración de Castuera.

En el artículo citado, López Ro-dríguez sostenía que el campo de con-centración de Castuera era un «ente»«donde se encerraba a los vecinos “sos-pechosos” de la comarca y donde se ha-cía desaparecer a cualquier individuoque hubiera tenido cualquier tipo derelación directa y activa con la reciénderrotada República» 7. Si considera-mos que fueron varios miles de perso-nas los que tuvieron relación con laRepública en la comarca y si a cual-quiera de ellos se les «hizo desapa-recer», nos encontramos en la líneaargumental de Vila: el campo de Cas-tuera como un lugar de exterminiomasivo, pero los resultados que él mis-mo ofrece después de su propia in-vestigación no avalan tal afirmacióny reducen a unos mínimos las expec-

tativas que aspiraban convertir a Cas-tuera en el Auschwitz extremeño delfranquismo. Su lista provisional de de-saparecidos consta de apenas algunosnombres, la mayoría documentados através de otras fuentes que en ocasio-nes difieren en cuanto a la fecha y lu-gar de muerte. En la mayoría de loscasos, todas estas víctimas pueden seridentificadas documentalmente por suparticipación en las detenciones, fusi-lamientos y demás excesos cometidosen la retaguardia, tanto en Castueracomo en otros pueblos de la comarca.

Como ya se había publicado enotros lugares —aunque López no hagaalusión a ellos en sus breves apunteshistoriográficos—, Castuera fue esce-nario, al igual que otros lugares de laprovincia de Badajoz, de varias dece-nas de ejecuciones irregulares durantelos meses de abril y mayo de 1939; aun-que algunas de ellas se hubieran lleva-do a cabo entre presos sacados direc-tamente del campo (cosa que hastaahora no ha podido demostrarse do-cumentalmente), se trataría de hechosaislados que no vuelven a repetirse ymenos aún en las fechas en que, siem-pre basándose en dudosos testimoniosorales, se pretenden situar las muertesllevadas a cabo en el campo 8.

2. LA NECESARIA Y ELUDIDAEXPLICACIÓNHISTORIOGRÁFICA

Por otro lado, y sin querer restardramatismo a ninguno de estos suce-sos, menos legítimo aún resulta silen-

ciar el contexto de las violencias lleva-das a cabo con anterioridad por los re-volucionarios para convertir unascuantas represalias en un exterminiosistemático de enemigos sociales o po-líticos que no existió porque la inmen-sa mayoría de los que habían apoyadoal Frente Popular rehicieron sus vidas.

Las cifras posteriores al cierre dela Bolsa de la Serena en el verano de1938 no pueden ser más elocuentes ylo ocurrido ahora se repetirá al termi-nar la guerra: de un total de unos seismil prisioneros, un 42,13 por 100 sonconsiderados por la comisión clasifi-catoria afectos al Movimiento Nacio-nal con toda seguridad y un 33,66 por100 con dudas, mientras que única-mente al 24,08 por 100 (1.512 presos)se le atribuyen responsabilidades pe-nales por sus comportamientos du-rante el período revolucionario y se-rían objeto de posterior investigaciónpara formar causa o diligencias pre-vias si los elementos de juicio eran muypoco precisos. Como ocurrirá en 1939,el hecho de haber sido llamado a filasno determinó en modo alguno el pro-cesamiento de nadie ni fue motivo deacusación y ante los tribunales nocomparecieron más que los que fue-ron procesados, que fueron muchosporque muchos eran los delitos, perono todos, ni siquiera la mayoría de losprisioneros del Ejército Popular.

Cualquier análisis que ignore lo queocurrió en los años anteriores carece derigor para explicar lo sucedido a par-tir de 1939. Resulta, por eso, muy sig-nificativo recordar que en un mitin ce-lebrado en la plaza de toros de Badajozel 18 de mayo de 1936, el diputado co-munista por Sevilla Antonio Mije pro-nunció unas palabras en las que apa-recen reflejados con toda claridadcuáles eran los objetivos revoluciona-rios del Frente Popular y cuáles eranlos medios de que los partidos y sindi-catos integrados en dicha coalición ibana servirse para alcanzar ese fin:

«Yo supongo que el corazón de laburguesía de Badajoz no palpitará nor-malmente desde esta mañana al ver có-mo desfilan por las calles con el puño en

4 Cfr. JAVIER RODRIGO, Cautivos. Camposde concentración en la España franquista, 1936-1947, Crítica, Barcelona, 2005, pp. 199-200.

5 ANTONIO D. LÓPEZ RODRÍGUEZ, «El cam-po de concentración de prisioneros de Castue-ra», en JULIÁN CHAVES PALACIOS (coord.), Me-moria Histórica y Guerra Civil: Represión enExtremadura, Diputación de Badajoz, Badajoz,2004, pp. 193-215.

6 JOSÉ RAMÓN GONZÁLEZ CORTÉS, «Origeny desarrollo de los campos de concentraciónfranquistas en Extremadura», en Revista de Es-tudios Extremeños 1 (2006). Consultado enhttp://www.dipbadajoz.es/publicaciones/reex/index.php (12 de septiembre de 2006), y «Pri-sioneros del miedo y control social: El campode concentración de Castuera», consultado enhttp://hispanianova.rediris. es/6/dossier/6d004.pdf (12 de septiembre de 2006).

7 ANTONIO D. LÓPEZ RODRÍGUEZ, ob. cit.,p. 206.

8 Dichos testimonios son, por otra parte,contradictorios. Así, José Luis Gutiérrez Casa-lá recoge los de Máximo Morales González, queformó parte del cuerpo de vigilancia, y Fer-nando Carvajal Dorado, prisionero, ambos du-rante la época de mando del Capitán Navarre-te, quienes coinciden en decir «que no vieron nituvieron conocimiento de que dentro del campose fusilara a algún prisionero» (JOSÉ LUIS GU-

TIÉRREZ CASALÁ, La Guerra Civil en la provin-cia de Badajoz. Represión republicano-fran-quista, Universitas Editorial, Badajoz, 2003,pp. 719-720).

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alto las Milicias uniformadas; al ver có-mo desfilaban esta mañana millares ymillares de jóvenes obreros y campesi-nos, que son los hombres del futuro ejér-cito rojo obrero y campesino de España[…] Este acto es una demostración defuerza, es una demostración de energía,es una demostración de disciplina de lasmasas obreras y campesinas encuadra-das en los partidos marxistas, que se pre-paran para muy pronto terminar con esagente que todavía sigue en España do-minando de forma cruel y explotadoraa lo mejor y más honrado y más labo-rioso del pueblo español» 9.

Desde que en julio de 1936 aquellas«masas obreras y campesinas» —que habían recibido armas del Go-bierno de la República al margen decualquier consideración legal— apro-vecharon para desencadenar la anun-ciada revolución en aquellos lugares enque los militares y paisanos sublevadosno lograron imponerse, se había cum-plido literalmente esta advertencia deldiputado comunista: aquel Ejército Ro-jo se formó para acabar con lo que élllamaba la «burguesía», es decir, todosaquellos que, con independencia de susituación social, no querían someterseal Frente Popular. El terror sembradoen toda la retaguardia sometida a sucontrol iba a mantenerse durante loscasi tres años de guerra y las parcas vic-torias que obtuvieron las armas al ser-vicio del Partido Comunista siemprefueron acompañadas —como ocurrióen Belchite y Teruel a finales de 1937y comienzos de 1938— de asesinatosindiscriminados y selectivos, saqueos,destrucciones y persecución religiosa,igual que había ocurrido en el veranode 1936.

La provincia de Badajoz no fueninguna excepción al panorama quevenimos describiendo y, desde el pri-mer momento, sufrió el terror que erala lógica consecuencia de cómo con-cebía el proceso revolucionario su au-téntico protagonista en la retaguardiapacense: el Partido Socialista, res-ponsable de una política que acabó al

servicio de los designios pro-soviéti-cos del Partido Comunista marginan-do así —con el empleo incluso de lasangre— a los anarquistas como an-tes lo habían sido los republicanos mo-tejados de «burgueses». Varios cente-nares de personas perdieron la vidaen las matanzas con las que socialis-tas y comunistas regaron de abun-dante sangre las comarcas de La Se-rena y Los Montes; miles de vecinosde estos pueblos pasaron por las cár-celes o dejaron en ellas la vida y la sa-lud; durante meses milicianos y diri-gentes políticos se convirtieron endueños de la vida y hacienda de mu-chas personas cuya vida podía de-pender del capricho de uno de aque-llos flamantes revolucionarios, algunosde los cuales se habían de convertiraños después en locuaces testigos ora-les hábilmente interrogados por cier-tos historiógrafos para conmovernoscon sus lamentos por las incomodida-des que tuvieron que sufrir en la pos-guerra.

Sólo por citar uno de los casos ocu-rrido precisamente con vecinos deCastuera, en la mañana del 22 deagosto, veinticuatro detenidos fueronmontados en el tren y, al llegar a lasinmediaciones del apeadero de ElQuintillo, les obligaron a bajar, les hi-cieron varios disparos en las piernas,al caer al suelo les echaron encima le-ña y los rociaron con gasolina, pren-diéndole seguidamente fuego y que-mándolos cuando aún estaban convida. La lista de los asesinados habíasido seleccionada la noche antes enuna reunión del Comité que tuvo lu-gar en el Ayuntamiento. Entre ellos fi-guraban el Párroco, Andrés HelgueraMuñoz, y el primer alcalde que tuvola República en esta población: Ca-milo Salamanca Jiménez.

Si a las «sacas colectivas» añadi-mos otras muertes que se produjeronen forma aislada (las últimas en 1938)en total fueron asesinadas en Castue-ra ochenta y seis personas; si nos re-ferimos a todos los vecinos de este pue-blo, incluyendo a los fusilados en otroslugares, el número total de víctimas

de la represión frentepopulista se si-túa en ciento nueve, una de las cifrasmás altas de la provincia. Por lo quea su origen socio-profesional se refie-re, predomina un grupo de modestosempleados y obreros de distintos ofi-cios, en su mayoría vinculados a Fa-lange Española, organización que yahabía sufrido en esta localidad unatentado contra el jefe provincial Ar-cadio Carrasco (marzo 1936) y el ase-sinato de uno de sus militantes, Leo-poldo Sánchez Hidalgo, pocos díasantes de comenzar la guerra. En su in-mensa mayoría (82,5%) son el resul-tado de extracciones de grupos nu-merosos de detenidos procedentes delos lugares habilitados como prisión,mientras que sólo algunos casos fue-ron muertes aisladas. Teniendo encuenta que las «sacas» se llevaban acabo con un gran despliegue de me-dios, en la inmensa mayoría de estoscrímenes puede hablarse de la parti-cipación de las autoridades locales, asícomo de un contingente de milicias yguardias de asalto a las órdenes de susrespectivos mandos. El mito de la es-pontaneidad en la violencia revolu-cionaria resulta así insostenible y úni-camente se puede hablar de asesinatosirregulares por carecer de toda normajurídica no por haberse llevado a ca-bo sin la anuencia de los dirigentes.

Aún no habían pasado tres añosdesde que el diputado Mije anunciaraen Badajoz la formación del «futuroejército rojo obrero y campesino» cuan-do el Generalísimo Franco anunciabaen el último parte de guerra la derro-ta de aquel Ejército Rojo que, aunquecautivo y desarmado, venía a plantearun serio problema de orden público alnuevo Estado constituido durante losaños de la guerra, ya que debido a sucomposición no podía ser reintegradoautomáticamente a la vida civil.

3. CONCLUSIÓN

A lo largo de estas páginas, hemostenido ocasión de comprobar que —al9 Claridad, Madrid, 19 de mayo de 1936.

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margen de mitos y leyendas— hay va-rios centenares de muertos y presos delos que nadie habla y también eran deCastuera o murieron allí: los asesina-dos por las milicias frentepopulistasen El Arenal, los quemados vivos enEl Quintillo, los fusilados en el Ce-menterio, los detenidos en el Depósi-to municipal y la Ermita de los Már-tires, los presos en los Campos deTrabajo establecidos por el Gobiernode la República mucho antes de lacreación del Campo de Castuera, lossoldados y voluntarios caídos en elfrente de La Serena para liberar a es-ta comarca del horror y sufrimientode dos años de revolución…

¿Qué República era aquella en laque ocurrían sucesos como los aludi-dos? Francisco Largo Caballero, diri-gente socialista condenado a cadenaperpetua por un tribunal del EstadoConstitucional en 1917, colaboradorcon el Dictador Primo de Rivera, mástarde ministro y golpista en 1934, lohabía advertido con toda claridad en1931: si, como debía hacerse en lógicademocrática, las Cortes Constituyen-tes eran disueltas una vez terminadasu función: «Ese intento sólo sería laseñal para que el Partido Socialista yla Unión General de Trabajadores loconsiderase como una nueva provoca-ción y se lanzasen incluso a un nuevomovimiento revolucionario. No puedoaceptar tal posibilidad que sería un re-to al partido y nos obligaría a ir a unaguerra civil» 10. No hacía falta ser unprofeta para vaticinar el futuro de Es-paña, como lo hacía un periódico re-publicano, en los siguientes términos:«¿Qué clase de república y qué clasede democracia es ésta?... Nadie podrállamarse ya a engaño ante lo que seavecina y menos que nadie los mismosrepublicanos a quienes el Sr. Largo Ca-ballero reserva en su República un por-venir tan poco halagüeño» 11.

Cualquiera que se asome a los me-dios de comunicación podrá com-

probar los efectos de la siembra deodio que se está llevando cabo mien-tras se forjan y difunden mitos comoel del campo de concentración deCastuera. Sería preferible que se de-jara reposar a todos los muertos de laGuerra Civil bajo una cruz que fue-ra símbolo de reconciliación, unidady verdad, pero si otros profieren se-guir manipulando la historia y em-plearla como arma al servicio de sudemoledor proyecto político, habrá

que recordarles que fueron los ahorallamados «republicanos» quienes co-menzaron a derramar la sangre desus enemigos sobre las tierras extre-meñas y a todos nos convendría noolvidar lo que ocurrió en 1936 cuan-do las izquierdas, con el Partido So-cialista a la cabeza, dinamitaron elEstado de Derecho.

Ángel David MARTÍN RUBIOUniversidad San Pablo-CEU

(Madrid)

10 Informaciones, Madrid, 23 de noviem-bre de 1931.

11 Ibid.

CON gran solemnidad se celebró enOviedo el LXXI aniversario del18 de julio. La Hermandad de De-

fensores de Oviedo colocó coronas de lau-rel ante el monumento a Francisco Fran-co, Caudillo de España, y asistió a la SantaMisa celebrada en el Templo del Cristode la Paz, parroquia de San Francisco deAsís, que fue ofrecida por todos los Caí-dos por Dios y por España.

El Presidente de la Hermandad de De-fensores de Oviedo se dirigió a los pre-sentes, diciendo: «Hoy hace setenta y unaños Oviedo estaba “tomado” por mili-cianos del Frente Popular. El CoronelAranda es llamado por el Gobernador Ci-vil de la provincia para que hiciera entregade las armas al pueblo. El Coronel se nie-ga diciendo que, para ello, tenía que teneruna orden de sus superiores, que llega aldía siguiente, el 19 de julio. El Coronellee la orden y dice que está completamenteen regla, que va a dar las órdenes oportu-nas para que se cumpla. Se dirige al Go-bierno Militar y ordena meter las clavesy demás papeles en un coche en el queparte para el Cuartel del Regimiento Mi-lán número 32; entra en la Sala de Ban-deras, donde se encuentran varios Jefes yOficiales de diferentes armas y de la Guar-dia Civil, y les dice: «He recibido hoy laorden de entregar todo el armamento quedisponemos para armar al Ejército Popu-lar. Les lee la orden recibida y, en la mis-ma, hay una nota que dice: «Se acata pe-ro no se cumple por ser contraria al honordel Ejército y al interés de la Patria», fir-mada por el Coronel Aranda.

El día 20 una Compañía del Regi-miento Milán 32, con la bandera repu-blicana y a los sones del «Himno de Rie-go» en la plaza de la Escandalera, lee elbando declarando el Estado de Guerra entoda la provincia, que dice: «Vista la de-jación de la autoridad ante los enemigosde la República y de España para apode-rarse de los resortes del poder, he resuel-to asumir el de esta provincia y, por tan-to, ordeno y mando», y termina: «Esperodel patriotismo y la sensatez del puebloasturiano que con su conducta leal y obe-diente, evitará el empleo de las rigurosasmedidas que anteceden, y que dicto parala seguridad de las personas honradas yla salvación de la República».

Los ovetenses y el resto de la provin-cia, recordando la tragedia padecida du-rante la Revolución Marxista de octubrede 1934, no estaban dispuestos a que sereprodujeran las escenas tan espantosascomo las padecidas en aquel golpe de Es-tado cruento contra la República, prime-ra batalla de lo que luego fue el Alza-miento Nacional, y para salvar sus vidasdel terror rojo, se unieron a las FuerzasNacionales, savadoras de España, defen-diendo la ciudad durante tres meses de unenemigo diez veces superior en númeroy dotado de mejor armamento, conquis-tando para Oviedo los títulos de «Invic-ta» y «Heroica» que con orgullo ostentael Escudo de la Ciudad.

!VIVA FRANCO!, !VIVA ES-PAÑA! y ¡ARRIBA ESPAÑA!

Hermandad de Defensores de Oviedo

LXXI ANIVERSARIO DEL «18 DE JULIO» EN OVIEDO

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Libros

NOS encontramos con José Antonio ahora, a travésde los textos, de las «Obras Completas» tras el tra-bajo ingente de Rafael Ibáñez Hernández, que son

el resultado del compromiso fundacional de la Plataforma2003, para conmemorar el Centenario del Fundador de laFalange. Y aquí están, con un retraso requerido por la mag-nitud de la pretensión, ahora lograda en esta edición de susescritos y discursos, reunidos en dos volúmenes —3.000 pá-ginas— necesarios para su mejor manejo.

El esfuerzo del historiador Ibáñez Hernández, que harecogido, ordenado, ampliado y depurado trabajos ante-riores, resulta un testimonio de inmenso valor histórico,tan necesario ahora, de la figura de José Antonio, que en-marca una época de nuestra historia, que movilizó a todauna generación para la ilusión y la esperanza.

Rafael Ibáñez, en la presentación de esta su obra, haofrecido muestra de sus trabajos, indagaciones y descu-

brimientos, que ahora presentamos en parte aquí —la ex-tensión de su texto nos impide hacerlo en su totalidad—,pero creemos que resulta indicativo de su intención y de laimportancia y magnitud de la obra.

Ibáñez ha confiado en que estas Obras Completas deJosé Antonio «se constituyan no sólo en instrumento de re-ferencia fundamental para los estudiosos del fundador dela Falange y de su obra política, sino para cuantos deseenconocer una época de nuestra historia que ha marcado ysigue aún marcando nuestro devenir diario».

Pues ahí están las muestras de las indagaciones y tra-bajos de Ibáñez, cuyo resultado son esos textos joseanto-nianos que ha editado la Plataforma 2003, que tambiénmueven a la emoción de cuantos, entonces y después, se-guimos tras la bandera alzada en 1933.

F. M.

OBRAS COMPLETAS DE JOSÉ ANTONIO

Una fuente segura de textos joseantonianos

NO había concluido aún la Gue-rra cuando la Delegación Na-cional de Prensa y Propaganda

inició la publicación de las obras com-pletas de José Antonio con un primervolumen en donde se agrupaban dife-rentes discursos, recopilación que ten-dría su continuidad ya en 1941 con otrovolumen en el que se recogían sus in-tervenciones en las Cortes, con el signi-ficativo título José Antonio Primo de Ri-vera frente al Parlamento. El interésoficial y la demanda editorial hizo quesobre esta primera versión se solapasenotras dos, una materializada en 1939 enuna edición popular de los discursos fun-damentales de José Antonio —sólo viola luz este primer volumen— y otra encuatro volúmenes aparecida en Barce-lona entre 1939 y 1941, debidos ya alesfuerzo sistemátizador de Agustín delRío Cisneros. Éste contaría con el apo-yo del doctor Enrique Conde Gargollopara la edición de la primera versión delos textos joseantonianos conocida co-mo Obras completas en 1942, año en

que debió salir de la imprenta por dosveces, amén de una tercera en 1945.Apenas cuatro años más tarde vio la luzla última versión organizada sistemáti-camente, al poco reeditada con mayoramplitud. Publicaciones Españolas será

la editorial oficial encargada de sacar ala luz la primera versión cronológica delas textos de José Antonio en 1951, ta-rea asumida a partir de 1954 por la De-legación Nacional de la Sección Feme-nina durante dos décadas— sumando untotal de ocho ediciones—, con lo que seconvirtió en el baluarte de la memoriajoseantoniana.

Con todo, la inquietud existente en-tre las filas falangistas en torno a la di-fusión del pensamiento joseantoniano noquedaba satisfecha. Anhelaban la siste-matización de todos los textos de JoséAntonio y la publicación de unas obrasverdaderamente completas, lo que pro-vocó no pocos debates. Al fin, el acari-ciado proyecto se limitó a la versión quese esperaba definitiva de las obras com-pletas de José Antonio que vio la luz yaal inicio de la Transición, en 1976, de lamano del Instituto de Estudios Políticos,que ha sido desde entonces y hasta aho-ra la principal fuente textual joseanto-niana, a pesar de que la mayor parte dela edición fue destruida.

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No siendo José Antonio Primo de Ri-vera autor que se dedicase a la redacciónsistemática de sus textos, con posteriori-dad a la última edición de sus conocidascomo obras completas han continuadoapareciendo otros textos, cuya difusiónno siempre ha sido lo amplia que debie-ra. Sin duda, la edición más conocida detextos de este tipo es la que realizara susobrino Miguel bajo el título Papeles pós-tumos de José Antonio, obra en la cual sedan como inéditos algunos textos queeran conocidos. Igual que ocurre con losdocumentos que prueban el propósito deJosé Antonio de mediar entre los con-tendientes para evitar la prolongación enel tiempo de lo que fuera la Guerra Civilo un ensayo de historia política. Junto connotas empleadas por José Antonio en sudefensa y correspondencia variada, se pu-blican en sus Papeles póstumos los bo-rradores de otros dos ensayos que pue-den ofrecer mucho a los estudiosos de supensamiento político y algunos de aque-llos «trabajos meramente literarios» cu-ya destrucción rogó en sus disposicionestestamentarias: la novela inconclusa Ala-rico Alfós, la titulada El navegante soli-tario —que retoma algunos personajes dela anterior— y una pequeña colección desus poemas. A cambio parecen escamo-tearse nuevamente al lector otros textos,acaso anecdóticos.

Por otro lado, a lo largo de estos úl-timos años se ha ido produciendo un pe-queño goteo de cartas, ofreciéndonosbreves y dispares destellos de su bio-grafía. Entre esta correspondencia figu-ran algunas cartas que permiten, más alláde la anécdota, captar no pocos maticesde la personalidad y el pensamiento deéste, como las que remitiera a su profe-sor Luis Olariaga, Marichu de la Mora,Miguel Maura, el general José Sanjurjoo el que fuera antiguo ministro de Agri-cultura de la CEDA Giménez Fernán-dez en junio de 1936, cuando el Jefe Na-cional de la Falange ya llevaba semanasprivado de libertad.

Sin duda alguna, la dispersión de lostextos será uno de los problemas que elanterior recopilador afrontó con mayoro menor fortuna. Su indagación debióplantear grandes dificultades, entre las

que no fue menor la existencia de dife-rentes versiones para una misma alo-cución, lo que en muy pocas ocasionesresolvió trascribiéndolas todas. Pero ha-bitualmente, existiendo diversas fuen-tes accesibles, Agustín del Río sólo re-cogió una versión que pasó de esta formaa ser considerada canónica, desechán-dose las demás. En otras oportunidades,el recopilador silenció la fuente de la quetomaba los textos, una falta que no se-ría de gran importancia si no fuera por-que la versión incluida en las obras com-pletas no coincide con la recogida en lafuente más accesible y lógica.

Sin duda alguna, la mayoría de estasdeficiencias tiene su origen en una de-fectuosa tarea de edición literaria. La tos-quedad de los medios empleados —muyposiblemente, trascripciones manuscri-tas insuficientemente contrastadas en lassucesivas versiones— y la ausencia deun rigor metodológico en el tratamientodocumental provocaría no pocos de loserrores detectados. Pero además, pese atratarse de ediciones oficiales, el recopi-lador debió encontrar también dificulta-des de carácter político que hicieron suparticular mella en las obras completasde José Antonio. Esto explica la siste-mática eliminación en las recopilacionesde textos joseantonianos —con la ex-cepción de la publicada en 1976— delúltimo punto de la Norma Programáticade FE de las JONS o la exclusión deaquellos escritos que éste redactase du-rante la permanencia en la cárcel hastasu fusilamiento el 20 de noviembre de1936. A cambio, no faltan las dudas so-bre otros escritos a él atribuidos.

Con esta edición he pretendido ofre-cer una fuente canónica de los textos jo-seantonianos, poniendo a disposición detodos cuantos estén interesados la ver-sión más fiel —o, en su caso, la dispa-ridad de versiones— de cada uno de lostextos, debidamente tratados para su lec-tura, comprensión y manejo. Además,esta recopilación ha de ser un instru-mento fundamental para la comprensiónde la peripecia biográfica de José Anto-nio, útil guía para seguir su trayectoriavital, aunque evidentemente no se tratade una biografía.

Para ello he revisado uno por uno to-dos los textos conocidos —seguro quealgunos han escapado a las pesquisas yquizá asomen ahora, al calor de esta edi-ción—, recurriendo a las fuentes pri-marias o reproducciones fidedignas: laprensa nacional y extranjera, los perió-dicos falangistas de la época, el Diariode Sesiones de Cortes, la correspon-dencia original, los sumarios judicia-les… Así, esta nueva edición aparecedepurada de las manipulaciones antesmencionadas, libre de los antiguos erro-res de trascripción, con la versión ínte-gra de los textos; incluso, en aquelloscasos de discursos con distintas versio-nes —por ejemplo, las correspondien-tes a las distintas crónicas publicadaspor diferentes periódicos— se ha opta-do por incluirlas todas, pues en el fon-do de esta manera se informa de las di-versas percepciones que los aspañolestuvieron en su momento del mensaje deJosé Antonio. En todo caso, se ha rese-ñado la fuente empleada para la tras-cripción de cada texto, de modo quesiempre se podrá contrastar la versiónque ofrecemos en esta recopilación, só-lo en contados documentos hemos deconformarnos con la versión ofrecidapor el anterior recopilador, dada la im-posibilidad de acceder a la fuente pri-maria. Además, incorpora los textos quehasta ahora habían sido hurtados a loslectores, lo que supera el centenar de re-gistros.

Para la ordenación de los textos, esindiscutible que el criterio cronológicoresulta el más apropiado, entre otros mo-tivos porque permite percibir la evolu-ción personal e ideológica de José An-tonio, amén de traslucir los principaleshitos de su biografía y de la trayectoriadel movimiento nacionalsindicalista. So-bre esta premisa, no obstante, se derivana una posición secundaria los borrado-res existentes de algunos textos, pri-mando —lógicamente— las redaccionesdefinitivas. Tratándose de una edicióncronológica, se han revisado y ajustadolas fechas de los textos incluidos, sub-sanando algunos errores significativos.

Consciente de la importancia de ubi-car cada uno de los textos en su contex-

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to espacial y temporal para alcanzar sumás exacto significado, se han incorpo-rado en esta edición algunos instrumen-tos básicos, como un aparato de notasaclaratorias y un exhaustivo apéndiceonomástico con sucintas reseñas biográ-ficas de todos y cada uno de los perso-najes mencionados, manteniendo —ade-más— los titulares o entradillas que ensu caso acompañaron a la primera ver-sión conocida. Respecto de las interven-ciones parlamentarias, se han mantenidolas palabras pronunciadas por otros di-putados en aquellos casos en que su lec-tura resultaba necesaria para la com-prensión de lo dicho por José Antonio enel palacio de la Carrera de San Jerónimo.

Al tratarse en muchos casos de in-tervenciones orales —sujetos, por tanto,a la arbitrariedad del taquígrafo— o detextos escritos con premura, ha sido ne-cesario revisar la puntuación con el só-

lo propósito de clarificar el sentido delos textos, sin intentar aplicar con rigorlas normas hoy al uso. Además, los erro-res detectados en las fuentes manejadashan sido debidamente señalados o sub-sanadas en beneficio de la comprensióndel texto, aunque algunos se han trascri-to en nota para mantener la vinculacióndebida con el origen de la información.Por otro lado, el lector podrá conoceraquellos errores o manipulaciones másreveladoras o que alteraron significati-vamente el sentido de las palabras origi-nales en las versiones del anterior reco-pilador mediante el empleo de diversasnotas. De esta manera, sin interferir la lí-nea argumental de cada texto, se con-serva una mínima relación entre esta edi-ción y las versiones previas, fueran laoriginaria o las trascripciones anteriores.

Rafael IBÁÑEZ HERNÁNDEZ

primeros años del siglo XX. El sistemade la Restauración, cuyo principal autorfue Cánovas del Castillo, era pura y sim-plemente el caciquismo como única for-ma de integrarse en el régimen y de lle-gar a disponer del poder, ilusión máximade todo político que se precie; si la raízera mala, la planta era todavía peor,puesto que la política se reducía a unalucha por el poder; una vez alcanzado,la única finalidad para quien lo disfru-taba erá mantenerlo y cerrar el paso atodo posible cambio o competidor.

En ese sentido la obra que comenta-mos tiene mucho interés, pues pone per-fectamente al descubierto los entresijosde una política que iba dirigida a todomenos a procurar el bien de los ciuda-danos; una clase política envejecida,ventajista y que recurría a todas las tri-quiñuelas posibles para perpetuarse, ha-cía imposible una gobernación dirigidaa mejorar el mísero nivel de vida de losmás pobres. Simultáneamente estaba ce-rrada a cualquier intento de moderniza-ción y mejora; en este sentido el autor,cuya admiración por Calvo Sotelo pa-rece evidente, relata detalladamente lasdificultades tremendas que encontró es-te hombre para poder acceder a diputa-do en las Cortes. Esta es una de las par-tes más significativas del libro.

Después de presentar y denunciar lasituación de España, gracias a la que sedenominaba «vieja política», el autornos introduce en los entresijos de la lla-mada Dictadura del general Primo deRivera. Aquí aparece una de las incon-gruencias de la obra que reseñamos, puessi, como deja demostrado fehaciente-mente el autor, el sistema político esta-ba viciado en todos sus aspectos y eraincapaz de abordar los problemas realesde España, resulta muy extraño que seacoja la llegada de la Dictadura con to-da clase de sarcasmos, burlas e insinua-ciones acerca de la personalidad del Dic-tador. A pesar de ello, el autor no dejade reconocer que la actuación del Mar-qués de Estella fue acogida con generalsatisfacción y agrado, no sólo por lapoblación española en general, sino tam-bién por la mayoría de los que ya en-tonces se comenzaban a llamar intelec-tuales. El desacuerdo, por otra parte muy

Libros

RODRÍGUEZ LABANDEIRA, JOSÉ: España antes del odio.Calvo Sotelo en la política de su época (1902-1931).Editorial Claudia, Madrid, 2007, 518 págs.

EL profesor Rodríguez Lavandei-ra acaba de publicar el libro rese-ñado, cuya lectura deja al lector

sumido en un cierto desconcierto por-que, en definitiva, queda sin saber a quéatenerse en cuanto a todo lo consignadoen sus numerosas páginas. ¿Escepticis-mo en todo lo que relata? ¿Elogio de laactuación de Calvo Sotelo en aquellosaños? ¿Condena de la Dictadura de Pri-mo de Rivera? ¿Justificación de la II Re-pública? Todo puede ser a la vez.

El autor demuestra un buen conoci-miento de los documentos que manejareferidos al lapso de tiempo transcurri-do entre el principio del siglo XX y el 14de abril de 1931, fecha en que se pro-clamó de forma claramente ilegal laII República que tanto daño había deproducir en España, incluso antes quesu conclusión en una tremenda guerracivil, ahora añorada por quienes ni la vi-vieron ni tienen la más remota idea delclima de violencia e ilegalidad casi per-

manente en que se movió aquel nefastosistema.

Comienza el relato con un estudiodetallado, minucioso y muy concreto delclima político existente en Galicia en los

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limitado, sólo procedía de quienes sevieron expulsados del poder. Es decir,los viejos e incapaces políticos.

En este aspecto llama también laatención la facilidad con la que el señorRodríguez Labandeira denuncia la par-ticipación de Alfonso XIII en el golpede Estado de Primo de Rivera; es ciertoque el Rey, al igual que la mayoría delos españoles, comprendía que el siste-ma canovista era ya imposible en lascondiciones de España en aquel mo-mento y que era necesario buscar unaalternativa. De ahí a admitir como unhecho incontrovertible que el monarcaimpulso y apoyó la actuación de Primode Rivera va mucha distancia. Puede quefuera así, pero hay que demostrarlo deforma fehaciente y el autor no lo hace;las intenciones del monarca en aquellosmomentos nadie las conoce, aunque, da-da su inteligencia, comprendiese la im-posibilidad de mantener en sus términosla Constitución de 1876.

Al examinar la brillante actuación deCalvo Sotelo, tanto durante el Directo-rio militar como, más tarde, como Mi-nistro de Hacienda del Gobierno civil dePrimo de Rivera, el autor expone conbrillantez los logros que obtuvo y susesfuerzos para dotar a España de una le-gislación municipal y provincial queterminase de una vez con el caciquismoimperante hasta entonces. El éxito en es-ta materia fue muy importante, si bienincompleto debido a la falta de conti-nuidad que supuso el intento posteriorde volver a la anterior situación.

En 1930 Alfonso XIII, con enormedesacierto, prescindió de Primo de Ri-vera sin tener plan alguno para estable-cer un sistema más democrático y ade-cuado a las condiciones de España enaquel momento. Para completar el error,los dos gobiernos que se sucedieron in-tentaron el restablecimiento de la situa-ción anterior, empresa disparatada e im-posible que determinó la caída de laMonarquía, producida mediante la uti-lización espuria de los primeros resul-tados de unas elecciones municipales.Es decir, técnicamente mediante un gol-pe de Estado que supuso un origen ile-gal para lo que iba a ser una nefastaII República.

Al relatar estos acontecimientos, ellibro no añade nada nuevo a lo que yaes archisabido, pero reconoce y ensalzala magnífica labor de Calvo Sotelo, nosólo en el ámbito de la política local, si-no también en cuanto a la mejora de laHacienda Pública y sus intentos para lo-gran implantar un sistema fiscal másequitativo y justo.

La incongruencia del libro se man-tiene cuando reconoce tanto la impo-sibilidad de continuar con el sistema caci-quil y oligárquico vigente en 1923 comolos logros de la Dictadura al acabar conel terrorismo, singularmente en Catalu-ña, poner fin a la guerra de Marruecos yrealizar un plan de Obras Públicas queacabó con el paro y dotó a España de unabuena red de comunicaciones por ferro-carril y carretera. En lo político, por muyDictadura que fuese, intentó democrati-zar la vida local y lo consiguió en parte.Si esto es presentado así en el libro, ¿aqué viene tanta burla, tanta frase hirien-te, tanto desprecio de Primo de Rivera yde su Dictadura, tanto juego de palabras

y tanta suficiencia del autor? Misterio, otal vez trate de hacerse perdonar su de-fensa de aquel gran español que fue Cal-vo Sotelo.

Terminaré recogiendo un párrafoacerca del separatismo catalán que figu-ra en el interesante Apéndice Documen-tal del libro. Decia así Primo de Riveraen su contestación a un escrito dirigidoal Rey por varias sociedades catalanas,que lleva fecha 6 de diciembre de 1923:

«… conste, pues, que no ha sido el Es-tado español el que ha perseguido o tra-tado de perseguir el caso de la lengua ca-talana, sino un partidismo catalán el queviene, con saña consentida hasta ahorapor debilidad o por exceso de prudencia,persiguiendo el idioma español y elimi-nando sus manifestaciones como cosa ne-fasta, con evidente daño de la Patria y dela región catalana, especialmente…».

La Historia se repite, al igual que hoydía se sigue cultivando el odio que aca-bó precisamente con la vida de CalvoSotelo y de miles de españoles.

Armando MARCHANTE GIL

URQUIOLA, PELLO: Mi palabra en Bertsos. Un libro im-portante en vascuence y en castellano.

PELLO Urquiola, de Leiza, es unhablante nativo del vascuence. Nolo aprendió en la escuela, sino en

su casa, en el barrio Gorriztarán, dondesiempre se ha hablado. Y no ha apren-dido nunca ni a corregir su habla con unmodelo culto o unificado de euskera nia escribirlo con ninguna norma ortográ-fica.

El lector debe tener presente que Pe-llo ha cantado todos estos bertsos, queno fueron pensados ni para ser escritosni para ser leídos, sino para ser escu-chados. Esto explica, junto al descono-cimiento del euskera batua, la forma apa-rentemente incorrecta de la escritura dela poesía en estas páginas. Se trata delvascuence tradicional de Leiza escritocasi fonéticamente por un bertsolari queno fue alfabetizado en euskera y que encastellano recibió una formación esco-lar limitada.

Los distintos vascuences de Nava-rra, los dialectos eusquéricos habladosen la Comunidad Foral de Navarra, hansido los grandes olvidados en las últi-mas décadas. Pello Urquiola utiliza aquícasi una transcripción de oído de suspropias palabras, ya que nunca aprendióa escribir la lengua de su hogar y noquiere utilizar las formas unificadas delnuevo euskera oficial. Esta forma deltexto no debe dar lugar a críticas de losfilólogos, ya que obedece a una libre de-cisión del hablante que, en definitiva, loque hace en este caso es convertir en len-gua escrita un dialecto navarro que ca-da vez se recuerda menos.

Nosotros queremos publicar este li-bro como testimonio perenne de home-naje al vascuence de Leiza, el mejor deellos, según decía un ilustre leizarra, An-tonio Lizarza.

Pascual TAMBURRI

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Libros

HAN pasado sesenta y seis añosdesde la apertura por Alemaniadel frente ruso en la II Guerra

Mundial. Lo que empezó como demos-tración de la enorme maquinaria bélicadel ejército alemán, tardaría aún algúntiempo en mostrar la debilidad de suspies de barro. Pocos podían pensar en-tonces que Rusia sería la tumba del máspoderoso ejército del mundo después delde Napoleón y que iba a seguir su mis-ma suerte.

Entre ellos no estaban, desde luego,los españoles. Al conocerse la iniciacióndel ataque el 22 de junio de 1941, unainmensa manifestación confluyó por laGran Vía madrileña hacia su cruce conla calle de Alcalá, donde se alzaba, im-ponente, el Yugo y las Flechas que ca-si ocultaba la sede de la Secretaría Ge-neral del Movimiento. En su mayoríaeran estudiantes y jóvenes de todos lossectores sociales que no habían podidoparticipar en la recién concluida con-tienda española, pero sentían todavía vi-brantes sus ideales. Otros muchos eranex combatientes y víctimas en las quedolía aún el hueco dejado por padres yhermanos a causa del terror desatado enla llamada zona roja.

En todos se mezclaba un doble sen-timiento de reparación de tanto daño cau-sado, cuya responsabilidad no dudaba enatribuirse a la URSS, y de solidaridadcon el pueblo alemán, que no sólo habíaayudado a derrotar al comunismo enEspaña, sino que se aprestaba a comba-tirlo en su territorio. A ambos se unía elensueño juvenil de emprender en un es-cenario tan lejano como Rusia el gran re-to de la guerra. Aún no había mostradoésta el horror de su lado más cruel, y con-servaba, por consiguiente, todo el ro-mántico atractivo de gloria y aventura.Por ello, cuando el entonces Ministro Ge-neral del Movimiento, Ramón SerranoSuñer, lanzó su grito «¡Rusia es culpa-ble!», la respuesta fue unánime.

Desde el punto de vista político, sinembargo, había otros condicionamien-tos que el autor de este libro resume muybien: Hitler ejercía insistente presión so-bre España para que entrara en la gue-rra y le permitiera ocupar Gibraltar. As-piración del mayor interés estratégicopor cuanto la ocupación de la base faci-litaría a Alemania el control del estre-cho y del norte de África. Pese al justi-ficado agradecimiento por la ayudagermana en la guerra civil, que no se re-cataban en recordarle, Franco venía re-sistiendo esta pretensión jugando cuan-tas bazas le permitía su debilidad. Lasituación llegó a tal extremo que, segúnescribió Fernández-Coppel, se llegó atemer su ocupación en contra de la vo-luntad de Franco, a quien Hitler hizo lle-gar un ultimátum a través del Almiran-te Canaris: «El 10 de agosto España debeestar dispuesta al ataque de Alemania alPeñón».

En último extremo el fracaso italia-no en Grecia y la oportunidad de atacara Rusia desviaron el empeño alemán,dando a España oportunidad de interve-nir en un frente distante de sus fronte-ras y hacer de la Rusia culpable un ob-jetivo propio. Sería un gravísimo errorpensar que sólo se trataba de un gestosimbólico. Si esta era la intención sub-yacente, el entusiasmo con que fue aco-gido por los miles de voluntarios queintegraron la División Azul pronto lodesmintió. Por la unidad española pasa-ron cerca de 50.000 voluntarios. Unos5.000 dejaron allí su vida, se produje-ron 17.000 bajas y unos cuantos milesde prisioneros que aún tardaron en vol-ver a su patria en diversas expedicionesque inauguró el buque Semiramis.

Si bien la heroica actuación de lafuerza militar terrestre es bien conociday ha producido abundante bibliografía,la denominada Escuadrilla Azul ha pa-sado más desapercibida. El libro de Jor-ge Fernández-Coppel está, pues, plena-

mente justificado. El autor, miembro denúmero del Instituto de Historia y Cul-tura Aeronáuticas del Ejército del Aire,aviador él mismo y piloto de Iberia, esamigo personal y compañero de muchosde los supervivientes de aquella aven-tura. Alguno de ellos le ha facilitadodocumentación personal, anécdotas eimpresiones recogidas en entrevistas di-rectas que nutren el relato de importan-tes detalles y cálida humanidad. Trasuntaa lo largo de los años el recuerdo de lapropia peripecia vital y de los camara-das que la compartieron, y muy en es-pecial de aquellos que perdieron la vidaa su lado.

La legendaria Escuadrilla Azul estu-vo en realidad integrada por cinco que serenovaron en sucesivos relevos. Esta cir-cunstancia permite al autor desarrollar sunarración en otros tantos capítulos queanalizan con detalle la campaña de cadauna de ellas. Con abundante documenta-ción gráfica y escrita, a cuya recopilacióny estudio ha dedicado más de diez añosde trabajo, tiene un interés fundamentalpara quienes se hayan especializado enla investigación del arma aérea en laII Guerra Mundial, y, aunque más mar-ginalmente, en la propia contienda espa-ñola. La razón es que muchos de los in-tegrantes de la escuadrilla, habían sidoya camaradas de armas en nuestra gue-rra, y se encontraron también en Rusiacon pilotos alemanes que habían forma-do parte de la Legión Condor. Entre ellosel propio general Richthofen, último je-fe de aquella unidad, y el mítico WernerMölders, que había sido el primero en al-canzar las cien victorias aéreas y osten-taba el honor de ser el máximo «as» dela Legión. Tampoco las máquinas y tác-ticas de vuelo les eran desconocidas, puesbuena parte de ellas habían sido experi-mentadas en nuestra guerra.

El libro está abundantemente ilus-trado con fotografías de los protagonis-tas y dibujos a todo color de los apara-tos utilizados en acción tanto por lospilotos españoles como por sus opo-nentes soviéticos. Entre ellos los fa-mosos Messerschmitt y Focke Wulfen sus diferentes modelos, y los popula-res «ratas» rusos Poliarkov, los Yakolev,

FERNÁNDEZ-COPPEL, JORGE: La Escuadrilla Azul. Lospilotos españoles en la Luftwaffe. La Esfera de los Li-bros, Madrid, 2.ª ed., 2007, 207 págs.

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Ilyushin e incluso Douglas americanosutilizados por la URSS. Ofrece tambiénmapas del teatro de operaciones, los uni-formes y diversos equipos de los miem-bros de la Escuadrilla, recuerdos, con-decoraciones y otras militaria. No dejade ser sumamente significativo, en prue-ba de la continuidad que unía a sus in-tegrantes con nuestra guerra, la elecciónde la famosa divisa de la escuadrilla Gar-cía Morato Vista, suerte y al toro, comoemblema propio de cada una de las cin-co escuadrillas que operaron en Rusia,con pequeñas modificaciones de diseño.

El autor señala cierta frustración en-tre los integrantes de la Escuadrilla Azulpor no poder actuar conjuntamente consus compañeros de armas de la División.No fue una elección propia, sino del al-to mando alemán. Recoge una carta delcomandante Julio Salvador al entoncesjefe del Estado Mayor del Aire, Eduar-do González Gallarza, que le expresalos deseos en este sentido del GeneralMuñoz Grandes para que «no estuviesetan apartado como lo estuvo el coman-dante Salas». Aunque en su definitivodestino es indudable la asignación delmando alemán, el propio comandanteSalvador da a enterder que el afán de im-ponerse en las nuevas tácticas de la gue-rra moderna y el deseo de actuar en unfrente activo también influyeron.

Los 164 aviones derribados en 4.944servicios de guerra y 611 combates, nojustifican a juicio del autor la decepciónde algunos participantes que consideranque la calidad de los pilotos españolespodría haberles asegurado un número aúnmayor de victorias. La desproporción delos medios y hombres empleados por losefectivos totales de la Luftwaffe, el ma-yor tiempo en campaña, frente a los trein-ta meses de los españoles, y la diversidadde teatros de operaciones explican de so-bra estas diferencias. Sea como sea, asesde la aviación española como GonzaloHevia Álvarez-Quiñones (doce derribosen Rusia) o Salvador Díaz Benjumea(veinticuatro en nuestra guerra), tambiénpresente en Rusia, dejaron muy altos ellistón del valor y calidad de los pilotosespañoles. Hasta dieciséis Medallas Mi-litares individuales consiguieron los in-

tegrantes de la Escuadrilla Azul, por nohacer enumeración de las numerosas con-decoraciones alemanas que les fueronotorgadas.

El sesgo de la guerra cambió de for-ma evidente a partir de la batalla de Sta-lingrado y aunque ello no hizo dismi-nuir la moral, empezaba a cundir laimpresión de que la suerte de las armasalemanas estaba echada. La rápida y bri-llante ofensiva de las primeras campa-ñas se atascó en un frente estabilizadoque dejaba poco margen al entusiasmoy a las acciones individuales, orientadasa la defensiva cuando no a cubrir las ine-vitables retiradas. La fatiga del material,sometido a duras condiciones climáti-cas, y las dificultades con que empeza-ba a encontrarse la muy poderosa indus-tria militar germana, también se dejabansentir en su despliegue logístico. El au-tor, en un resumen final, describe estasdificultades en la impresión general deque el material disponible comenzaba aestar «cansado», acusaba la falta de re-visiones adecuadas, la carencia de re-puestos —que se suplían con piezas vie-jas— y muchos de los aparatos quehabían sido alcanzados no podían ser re-parados.

Las cinco Escuadrillas estuvieron su-cesivamente al mando de los comandan-tes Salas, Salvador, Ferrándiz, Cuadray Murcia Rubio. El libro se enriquececon la biografía de los diecinueve caí-dos cuyos nombres vale la pena consig-nar aquí para su honor y recuerdo: te-niente Luis de Alcocer, teniente AlfonsoRuibal, comandante José Muñoz Jimé-nez, capitán Arístides García López-Rengel, teniente Ricardo Bartolomé, al-férez Antonio Navarro, teniente NarcisoGarcía, capitán Antonio Menéndez-Con-de, teniente Alejandro Pérez González,alférez Eduardo García Amigo, alférezLuis Chicharro Lammamié de Clairac,capitán Álvaro Borrás Marimón, alférezLuis Estébanez Vela, teniente EnriquePareja, teniente Fernando Sáchez-Arjo-na, teniente José Cavanilles Vereterra,teniente Estanislao Segurola y el caboTomás Zaro Rubio.

Entre los que han vivido para con-tarlo se encuentran nombres ilustres que

alcanzaron los más elevados empleosde nuestro Ejército del Aire, entre elloslos ya citados Salas Larrazábal, capi-tán general; los tenientes generales Cua-dra Medina y Salvador Dinz Benjumea,ministros del Aire ambos; Galarza Sán-chez, teniente general; Emiliano Bara-ñano Martínez, teniente general, yEduardo Gavilán —al que Fernández-Coppel ha dedicado una muy intere-sante biografía—, teniente general yúltimo jefe de la Casa Militar de Franco.

Es evidente, por tanto, el interés deesta obra que, incluso para un lector noespecializado, tiene el atractivo de estarescrita en un tenguaje que elude deli-beradamente la retórica para centrarseen el dato preciso y la anécdota que con-tribuye a acercarle los acontecimientosy humanizar los personajes. Tras la an-cestral pasión por la caza dominante du-rante el combate aéreo, no es raro per-cibir el respeto por el enemigo y lacompasión por el hombre, que se reite-ran en los partes de vuelo, como «des-graciadamente al piloto no se le abrió elparacaídas».

El azar y la necesidad se reflejan enotras que muestran su perentoriedad co-tidiana. Así la relatada al autor por elpropio protagonista: Conocido por suscompañeros como Paco el Minero, elteniente Hermenegildo Menéndez ten-nía en solitario la dura misión de pilo-tar el Junker que enlazaba en puenteaéreo Berlín y las líneas españolas. Surumbo atravesaba una zona infestadade partisanos y francotiradores que leobligaban a poner a prueba toda su pe-ricia para sortearlos. Pese a ello en unade esas escaramuzas fue herido seria-mente por una bala de ametralladoraque le había perforado el talón iz-quierdo, continuando con gran esfuer-zo su vuelo hasta tomar tierra en Os-trovo. Allí le sometieron a una primeracura, tras la que reanudó su tarea. Cuan-do FernándezCoppel le pregunta cómole permitieron continuar el vuelo enesas condiciones se limitó a contestar:«¡Era la guerra!».

Gonzalo CEREZO BARREDO

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Libros

EL título es acertado, impactante,y el subtítulo aclaratorio: «El pa-sado franquista de los maestros

de la izquierda». La nueva publicaciónde Áltera se lee desde el comienzo conun interés creciente. César Alonso de losRíos no sólo es un bien conocido perio-dista con su labor en la COPE, PopularTelevisión, Tele Madrid, etc., sino queposee un elevado nivel cultural y un evi-dente conocimiento de los personajes ylos hechos, tal y como se demuestra a lolargo de la obra.

Hace ya algunos años Alonso de losRíos trató con gran éxito el tema del me-morialismo con La verdad sobre Tier-no Galván, demostrando con este nue-vo libro el acertado tratamiento del tema.En la introducción a Memoria Históri-ca y Oportunismo relata el fraude y ladefraudación causada por el Congresode Intelectuales de 1984, montado porel PSOE, donde se perdió una gran oca-sión para la recuperación crítica de lamemoria histórica.

Dedica el primero de los capítulos aPedro Laín Entralgo, en quien algunosquisieron ver a un nuevo José Antonioque ocupase el lugar de «el Ausente»,analizando la compleja personalidad dequien si en los días anteriores al 18 dejulio, era un joven médico desconcerta-do profesionalmente y desnortado polí-ticamente pudiera convertirse en pocotiempo en uno de los ideólogos del Mo-vimiento Nacional. Alonso de los Ríos,investigador a fondo de los personajestratados, demuestra cómo entre los To-var, Ridruejo, Halcón, Caballero… se-rá Laín quien durante nuestra guerra másse reconoce en el nazismo y quien citacon mayor frecuencia a Hitler. Contra-dicción con el gran intelectual EugenioMontes, prosista excepcional y uno delos hombres más cultos de la España delsiglo XX, quien demuestra la contradic-ción entre el nacionalsocialismo dondeel Estado lo es todo con la persona por-tadora de valores eternos.

Pedro Laín y Dionisio Ridruejo sa-len de la guerra como los dos grandes

líderes de la juventud, más intelectual elprimero, más político el segundo.

Laín gana la cátedra en 1942 graciasa la depuración posterior a la guerra, ya lo largo de los años llegará a rector dela entonces Universidad Central, prote-gido por Ruiz Jiménez y comenzandosu caída en desgracia. Laín acusará alRégimen de convertirle posteriormenteen un «paria», aunque un «paria» elegi-do más que nadie en tantas reales aca-demias, y a partir de 1963 no existirámanifiesto político que no estuviera fir-mado por él en primer o segundo lugar.Dice textualmente el autor : «El que ha-bía montado, con algunos otros, los apa-ratos ideológicos del régimen de Fran-co amparaba ahora la contestación contraéste».

Alonso de los Ríos desmonta el mi-to civil catalán: D’Ors, Pla, Destino, Vi-cens y Vives poniendo de relieve la vin-culación de tantos representantes delpensamiento catalán con el Régimen deFranco, y la sistemática manipulaciónhistórica posterior. Vicens Vives con ar-tículos de apoyo al III Reich.

El autor analiza profundamente la per-sonalidad de José Luis López Aranguren,«profesor feo, católico y sentimental, fi-liforme…», que en los años sesenta y se-tenta fue el intelectual antifranquista porexcelencia, quien en su juventud estuvoen contra de la II República, también selevantó con Franco el 18 de julio de 1936,no llegando a enfrentarse con el Régimenhasta pasado un cuarto de siglo.

Adquiere especial relieve la des-cripción de Dionisio Ridruejo en el ca-pítulo: «Ridruejo, del negro al rojo», des-cubriendo facetas desconocidas cual sutirón por el socialismo, a la vez que lacomprensión de las prácticas usurariasfamiliares, no dejando de ser curioso lajustificación en algún texto del presta-mismo rural como una alternativa máshumanizada. Utopía socialista, simbo-logía fascista. Ridruejo explicará poste-riormente en su etapa socialdemócratasu distanciamiento de la derecha que pre-

tendía aniquilar a la izquierda de una re-gión (Castilla) básica para la instalacióndel Régimen. Especial interés reviste elapartado dedicado a Ridruejo entre Fran-co y Serrano.

«Tovar sabía alemán», tal es el in-genioso título del capítulo dedicado al,en efecto, buen conocedor del idiomagermánico y de las interioridades del ré-gimen hitleriano. Nadie ganó en falan-gismo a Tovar y ningún otro pudo tenermás sentido de la disciplina. Concibió aFalange, describe Alonso de los Ríos,como al «pueblo de todas sus clases ygrupos, hecho un haz y sometido vo-luntariamente al yugo de sus deberes».Dejaría muy tarde sus creencias, bienentrados los años cincuenta. Un viaje alos Estados Unidos le descubre las ex-celencias democráticas; está en la líneade Laín y Ruiz Jiménez; sería uno de lospadres fundadores de El País.

Otros personajes serán el padre Lla-nos, «De El Pardo al Pozo», Gozalo To-rrente Ballester, tan conocido por la opi-nión poco preocupada por la cultura, porla adaptación televisiva de una de susnovelas, con el que reproduce una ju-gosa entrevista. Antólogo y biógrafo deJosé Antonio Primo de Rivera, escribióel texto más radicalmente opuesto al li-beralismo económico y político.

Ruiz Jiménez y su traumática rup-tura, Areilza y la causa monárquica, suevolución desde «Reividicaciones de Es-paña» hasta su comprensión del nacio-nalismo vasco y su frustración cuando elactual Jefe del Estado, en una caracte-rística maniobra borbónica, prescinde deAreilza y hace presidente al ambiciosoy más manejable Suárez.

Por último, los hermanos menores:José María Castellet y Alfonso Sastre,pasando sin evolución de Falange al Par-tido Comunista.

El libro es una denuncia implacable,precisa y exacta de la falsificación de lamemoria histórica. César Alonso de losRíos no especula, demuestra, el pasadofranquista, falangista y hasta nazi de tan-tos intelectuales reverenciados por la iz-quierda.

Fernando PAZ

ALONSO DE LOS RÍOS, CÉSAR: Yo tenía un camarada.Ediciones Áltera, Barcelona, 2007, 238 págs.

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EN este libro el autor, Doctor enHistoria y especialista en la Es-paña del siglo XIX, aborda en sus

principales episodios la rápida trayec-toria de la Primera República Española.Este período de la Historia de Españaduró menos de un año, tuvo cuatro pre-sidentes y una vida tan breve como in-tensa, llena de incidentes, disturbios einestabilidad.

El autor expone cómo la visión es-trecha, partidista y personalista impidióque cuajara un régimen que la revolu-ción de 1868 había presentado cual al-go posible.

Sin duda la frustrada experiencia dela I República, cuya bandera siguió sien-do la roja y gualda, supone uno de losperíodos más convulsos en la agitadaHistoria de España. Anteriormente, ytras el destronamiento de Isabel II, el la-mentable espectáculo de ver a los espa-ñoles mendigando por esos mundos unrey. El todavía hoy oscuro asesinato delgeneral Prim impidió que la arriesgaday problemática solución de continuacióndel régimen monárquico con una dinas-tía extranjera cuajase y se asentase. Conla muerte de Prim, enemigo de la solu-ción republicana, pero clarividente endesterrar para siempre a los Borbones,con su famoso «jamás, jamás, jamás»(aunque para mala suerte de España vol-verían dos veces más), se frustaría esacasi imposible solución monárquica apesar de las buenas disposiciones deAmadeo de Saboya.

La I República vino sin republica-nos, pero como decía Castelar, la revo-lución de Septiembre de 1868 llevabaen su seno la República.

La obra del Dr. Martí Gilabert resul-ta altamente recomendable para los quequieran conocer siquiera básicamente tannefasto período histórico, sentando lasbases para todos aquellos que quieranampliar y pormenorizar los aconteci-mientos. El libro posee una característi-

ca principal: su afán sintetizador, sin pa-ja ni relleno alguno. Los acontecimien-tos se trazan esquemática y claramente.Las figuras de tres de los presidentes detan brevísimos períodos de mando: Fi-gueras, Pí y Margall, Salmerón, asomanen su verdadera dimensión. Particular-mente se destaca el acusado sectarismode Pí y Margall, y el utopismo, a vecestan interesado, de Salmerón.

Al lado de ellos la figura de Caste-lar destaca muy por encima de todos, asícomo su devoción por España, por en-cima incluso, según propia afirmación,de los valores de la libertad, de la de-mocracia y de la misma república.

Adquiere un interés especial la des-cripción de España inmersa en tres gue-rras: la carlista, donde hubo ocasionesde conseguir el triunfo, aunque no tanclaramente como en la I guerra carlista,la guerra de Cuta, y la cantonal.

Ésta representa uno de los períodosmás aciagos de toda la Historia de Es-

paña, y de forma concisa el autor relatalos dislates cantonalistas (superadoresde los separatismos que vemos al co-menzar el siglo XXI, pero quien sabe siprecursores): Toro separándose de Za-mora, Betanzos de La Coruña, Lorca deMurcia, y un largo y grotesco etcétera,adquiriendo mayor relieve y peligrosi-dad el cantón de Cartagena por la fuer-za de gran parte de la Armada sita en subase naval.

El autor relata el episodio de Pavía,analizando la relación de Pavía y Cas-telar, la regencia de Serrano, a quien sepuede considerar quinto presidente dela I República y la restauración borbó-nica.

También y de forma clara y sucintase analiza el sentido antirreligioso de laI República, la persecución al clero, losdesmanes y asesinatos cometidos porlas turbas, pequeño, prolegómenos delos que sucederían durante la II Repú-blica.

Obra, en fin, precisa y necesaria pa-ra comprender tan aciago período, y ex-traer enseñanzas para los tiempos que seavecinan.

Ángel MAESTRO

MARTÍ GILABERT, FRANCISCO: La Primera República Es-pañola. 1873-1874. Ediciones Rialp, Madrid, 2007,162 págs.

EL eurodiputado popular y ex mi-nistro del Interior, Jaime MayorOreja y el periodista César Alon-

so de los Ríos publican el libro Esta grannación, otra nueva aportación de «LibrosLibres». En él, Jaime Mayor explica, porejemplo, por qué durante la que él de-nomina «tregua-trampa» de la ETA, Az-nar se refirió a los miembros de la ETAcomo pertenecientes al «Movimiento deLiberación Nacional Vasco». Jaime Ma-yor ofrece su visión política sobre lo querepresenta el desafío de la ETA a la so-ciedad española. Según el eurodiputado,el denominado «proceso de paz» con to-do lo que implica, interesa bastante a losespañoles, dado que «Zapatero hará to-

ALONSO DE LOS RÍOS, CÉSAR, y MAYOR OREJA, JAIME: Es-ta gran nación. Editorial Libros Libres, Madrid, 2007,176 págs.

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do lo posible para que la ETA no se sien-ta frustrada. No busca Rodríguez Zapa-tero la derrota de la ETA, busca más susatisfacción política». Por ello el políti-co del Partido Popular tiene la impresiónde que «España está viviendo ahora lamisma situación que en 1997. Estamosvolviendo a vivir aquellos días de las ma-nos blancas…». Aquí asoma en MayorOreja ese utopismo centrista, pues es biensabido lo poco que le importaba a la di-rección de la ETA, las manos blancas, ycomo no se encontraba precisamente lle-na de terror ante tales exhibiciones.

En el libro Jaime Mayor evoca suinfancia en un País Vasco pacífico y elprogresivo deterioro que fue sufriendola convivencia al ir emergiendo el na-cionalismo durante la transición a la de-mocracia. Resultaría más exacto queMayor Oreja dijese provincias vascon-gadas, pues además de que histórica-mente nunca ha existido un «País Vas-co», ya faltaría que utilizase el horribleinvento del demente Arana: «Euska-

di», al calificar erróneamente el territo-rio se utiliza el lenguaje del adversario.

Sobre aquella etapa recuerda el he-cho de que en Vascongadas la Transiciónfue muy cruenta, a diferencia de lo quesucedió en el resto de España. Se lamen-ta el eurodiputado de los esfuerzos que«hemos tenido que hacer unos y lo queha hecho el PNV a la hora de traer la de-mocracia». Más dosis de ingenuidad, ple-na de los planteamientos de la UCD, con-troladora del actual PP, una vez«purgados» los antiguos dirigentes de AP,pensando que el PNV constituía el me-jor antídoto contra la ETA. Mucho másrealista resultaba el ex cura Arzallus conaquella famosa frase de que «Unos mue-ven el árbol y otros recogen las nueces».

No obstante, el libro reviste interés alexponer las reflexiones y el testimoniode las vivencias políticas del que fue undestacado ministro del Interior, valoradoen la época de Aznar y hombre fuerte enla lucha contra el terrorismo de la ETA.

Juan MARIÑAS

mación del prologuista podría ser elresumen y conclusión de la obra.

El profesor Woods discurre conamena erudición fundamentada sobreun excelente trabajo de recopilación ysistematización de datos históricos queresponden puntualmente al título dellibro. La iglesia es luz en las tinieblasde la barbarie, crea universidades, seinteresa por la ciencia y es principalpromotora de las Artes: a la acción yprotección de la Iglesia debe Europala mayor parte de su Patrimonio Ar-tístico. Hombres de la Iglesia ponenlos cimientos del Derecho internacio-nal y del penal. El amor cristiano, lacaridad, cambió profundamente elmundo de los desvalidos. Al decir delautor del libro que comentamos, es im-posible registrar todas las obras de caridad realizadas por religiosos y re-ligiosas, parroquias, cofradías, orga-nizaciones laicas de ayuda, misione-ros, etc. Durante siglos no hubo máshospitales, manicomios, orfelinatos yescuelas que los creados, sostenido,regentados y asistidos por organismosdependientes de la Iglesia. Pocos, muypocos, de los numerosos y fehacien-tes datos históricos que aporta el pro-fesor Woods en defensa de su tesis,pueden ser negados, ni siquiera resul-tarían polémicos para el lector malin-tencionado.

Esta impagable acción, sacrifica-da y tenaz de la Iglesia, fue reconoci-da, valorada y agradecida por creyen-tes y algún ateo de la talla de Voltaire.Pero la desarraigada y desventuradaEuropa cayó en un vergonzante esta-do de amnesia voluntaria y, por tanto,de ignorancia culpable. Al negarle re-conocimiento constitucional a la esen-cial contribución de la Iglesia a laconstrucción y consolidación de Eu-ropa, se desprecia la vida y la obrade millones de europeos beneméri-tos que a lo largo de siglo dedicaronsus afanes y talentos a la empresa eu-ropea.

A. A. ZAMORA

WOODS JR., THOMAS E.: Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental. Prólogo del Cardenal An-tonio Cañizares, Ciudadela Libros, Madrid, 2007,276 págs.

ESCRIBIÓ Simone Weil: «…creo que no es posible renun-ciar a las ideas cristianas sin

degradarse; unas ideas cuyas raíces sehallan en el pensamiento griego y enel proceso secular que ha alimentadonuestra civilización europea durantesiglos». Con esta cita como argumen-to de autoridad pone fin el profesorThomas E. Woods Jr. su libro: Cómola Iglesia construyó la civilización oc-cidental. La versión española está pre-cedida de un prólogo esclarecedor delcardenal Antonio Cañizares. «En cier-to modo —escribe— hasta podríamosdecir que el cristianismo irrumpe enla historia como la religión de la Ra-zón». La sorprendente y cierta afir-

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PARA el novelista Puskin la leal-tad es la más noble de las virtu-des sociales. La lealtad no pesa,

decía Manolo Tarín con el convenci-miento de quien la practicaba inde-fectiblemente. Dejad, pedía, que iniciemi conferencia con versos del Roman-cero: «El bien de la lealtad, por ningúnprecio es comprado». Bien pudo aña-dir de su cosecha: «No se compra ni sevende, se da». Esto y nada más hizoManolo Tarín Iglesias todos sus días.Vivió en estado de lealtad donde cre-cen la recia hombría, la honesta pro-fesionalidad, la amistad indeclinable,las virtudes familiares y sociales, el pa-triotismo. Su epitafio perfecto sin suspalabras: «No renuncio ni me arre-piento de mis lealtades».

Manuel Tarín Iglesias falleció el pa-sado día 15 de julio en Barcelona, don-de había nacido hace ochenta y sieteaños. Era uno de los representantes ge-nuinos de una época singular del pe-riodismo barcelonés, a la altura del me-jor de España. A veces con tópicos setraman las biografías más verosímiles.Para ponderar las excelencias de unprofesional suele decirse que es un pe-riodista de raza; quizá la característicamás importante del distinguido espe-cimen sea la condición de testigo, el sen-tido de la oportunidad para estar pre-sente en los acontecimientos. ManoloTarín se las arreglaba para estar allí.Creo que fue el único periodista queasistió al juicio sumarísimo de LuisCompanys; leída la sentencia, pudoacercarse al condenado e intentó dar-le alguna esperanza: —No desespere,honorable; yo estuve condenado amuerte por los suyos, y aquí me tiene.—Éstos no condonan, le replicó Com-panys. En efecto, Manolo Tarín fue de-

tenido y condenado a muerte por unTribunal Popular a poco del Alza-miento Militar; contaba poco más dedieciséis años; fue indultado y perma-neció preso hasta el final de la guerra.Ya había sufrido otra dolorosa peripe-cia; acababa de cumplir catorce años,cuando su padre, republicano, fue ase-sinado por los anarquistas en una re-vuelta revolucionaria de 1934.

Quedamos tú y yo, me ha comen-tado María Haydée Alonso, la viuda

de Manolo. Haydée me ha tenido alcorriente de las bajas en la vieja re-dacción de La Prensa, donde todos losredactores éramos amigos.

Entonces —años cincuenta del pa-sado siglo— Manolo llevaba las sec-ciones de información sindical y su-cesos. Empezaba a despegar confuerza, con decisión hasta hacerse unafigura de referencia en la prensa es-crita y radiofónica. Pilotó la recupe-ración y consolidación de Radio Bar-celona con el descubrimiento eincorporación de profesionales de ca-tegoría; creó los Premios Onda que tu-vieron origen en la revista del mismotítulo; dirigió El Noticiero Universal,el popular Siero, y colaboró en La Van-guardia, El Alcázar, Ya y otras im-portantes publicaciones. Hasta se per-mitió incursiones en la novela con lacolaboración de Paco Martínez Soriaestrenó en el entrañable teatro Talia.Fruto de vivencias personales es suaportación al mundo editorial: Losaños rojos, valiente libro de dramáti-cas memorias; Pena de vida, donde seadvierte la técnica del buen redactorde sucesos y «Pierre Laval», único pe-riodista-testigo. Manolo Tarín alcan-zó a ver desde un tejado al políticofrancés, durante su brevísimo asilo enel aeropuerto de El Prat. Con la Tran-sición le llegó el exilio interior al bri-llante periodista, espejo de lealtades.Supo soportar con indeclinable ánimodificultades y lacerantes ingratitudes.Publicaba donde admitían sus artícu-los y daba conferencias donde lo lla-maban para que contara verdades,mientras rumiaba su dolor por la Ca-taluña que veía apartarse de España.

R. GAMAZO RICO

Nunca le pesó la lealtad:

FALLECIÓ MANUEL TARÍN,PERIODISTA DE FAMA, ESCLARECIDO

EJEMPLO DE ESPAÑOL Y CATALÁN

VÍCTOR DE PLATADE LA FUNDACIÓN

LA colaboración de ManoloTarín con nuestra Funda-ción fue amplia, entusiasta

y generosa, como articulista y con-ferenciante. Nunca se negó a de-sarrollar los temas que se le suge-rían casi siempre relacionados conFranco y Barcelona, desplazán-dose desde esta ciudad de su resi-dencia. Su labor periodística fuereconocida por la Fundación, quele concedió el Víctor de Plata 1980por trabajos literarios publicadosen los periódicos madrilenos YA yEL ALCÁZAR y los barcelonesesLA VANGUARDIA y HOJA DELLUNES. En un acto solemne ce-lebrado por esta casa, recibió elgalardón de manos de la Duquesade Franco, nuestra Presidenta, que,junto con su esposo, le había dis-pensado una larga amistad.

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Necrológicas

UN NAVARRO LEALIn memoriam (a Javier de Lizarra)

HA MUERTO RAMÓN PITA DA VEIGA

EL 16 de agosto ha muerto enMadrid Ramón Pita da Veiga.Patrono de nuestra Fundación,

presente allí donde había una mani-festación de lealtad al tiempo en elque sirvió, y en el que fue, con ta-lento, tacto, dedicación y entusiasmo,Vicesecretario Nacional de RelaciónSocial, Secretario General del Con-sejo Nacional de Trabajadores y Pro-curador en Cortés por la Organiza-ción Sindical.

En ese mundo del trabajo se mo-vió Ramón Pita, con el espíritu que allíse conocía como «veneno sindical»,es decir, la plena identificación con lostrabajadores y el espíritu de justiciasocial. Era un mundo en que se resol-vían gratuitamente a los trabajadoresconsultas laborales, actos de concilia-ción en las magistraturas del trabajo,y bueno es decir ahora, en esta épocaen que se utiliza una falsa «memoriahistórica», que la organización sindi-cal en la que Ramón Pita fue sin dudauna de sus piezas clave, se lograron enaquel tiempo porcentajes altísimos deavenencias en los actos de concilia-

ción y en sentencias favorables a lostrabajadores. Y así también fue, la Or-ganización Sindical, fundamental enel desarrollo económico y social quetransformó a España, de rural en ur-bana, industrial y de servicios y quecontribuyó poderosamente al desarro-llo de las clases medias.

Ramón Pita da Veiga era gallego,de El Ferrol, de familia de hermanosentre ellos estuvo el que fue presti-gioso Ministro de Marina Gabriel, ysu origen también fue determinante enlas muestras de habilidad en el en-frentamiento de los problemas, conhumor constante para a veces durasdecisiones en momentos difíciles queenvolvía con unas reservas de ternuray un sentido práctico ante los hombres,la vida y las cosas.

Estuvo en un sindicato difícil, eldel metal, donde se ganó el afecto y elrespeto de todos. Y la cita de siempre:«Ahí, en aquellos puestos no se podíaestar si no se estaba de verdad junto alos trabajadores y su justicia».

Y una anécdota final. Una au-diencia con Franco. En la entrevista,

cordial, distendida, brotan muchos re-cuerdos de El Ferrol y de la familiaPita, que demuestra la gran memoriay el afecto del Generalísimo. Y comono, sale el tema sindical, y ahí seña-la Franco la necesidad de ser muyavanzado y esta afirmación no resul-ta nada sorprendente si recordamossu trayectoria, su preocupación socialdesde aquellos días iniciales de Bur-gos del 36.

Y llegados aquí, y para finalizar,¿cómo no recordar dos voces oídasen la misa de despedida de Ramón?Una voz, la temblorosa de su nietaMarta: «Fuiste ejemplo para nosotrosde aquello que podemos ser en la vi-da: personas honradas, enteras y dig-nas». Otra la muy firme de su her-mano José María en la homilía: «…la integridad moral que refleja la po-sesión de una conciencia iluminadapor la fe… La entrega a los más ne-cesitados de justicia. El amor inmen-so a la familia. Es el mejor testamen-to de un cristiano».

¿Qué mejor homenaje a Ramón Pi-ta da Veiga? Es el de muchos que leconocimos. Descanse en Paz.

Félix MORALES

AL recordar tantos años deamistad con Francisco Javierde Lizarza Inda, me viene a

la memoria, como síntesis de su per-sonalidad, estas palabras de su crea-ción en su Agudeza y arte de ingenio:«La palabra de un navarro debe valertanto como el juramento de un par-ticular».

Esta frase parece definir tambiénla virtud de la lealtad que, de cara aDios, es fidelidad. Una y otra muy po-co contempladas y practicadas hoy.

Lealtad y fidelidad son —escribióHello— «el honor de las relaciones».

Ciertamente, deben de brillar en éstas,en todas y, más singularmente, de ca-ra a Dios y a los hombres, en las cre-encias, y en la práctica coherente connuestras creencias.

Javier nunca mitigó con eufemis-mos el lema «Dios, Patria, Fueros,Rey» del Carlismo Tradicionalista.Presidió desde su cuna toda su vida.Vida plena de hechos en defensa deese ideal de caballeros. Sus setenta ynueve años han dado mucho de sí.

Nacido en Pamplona, sus raíceseran de Leiza, de donde era su padre,«don Antonio» por antonomasia para

todo requeté navarro en aquellos añosde lucha y victoria que salvaron en-tonces a España. Como su padre, Ja-vier fue alto, buen mozo, de porte dis-tinguido, ojos claros, penetrantes enuna cara «royisca» —así se dice enNavarra— coronada por abundante pe-lo blanco que le daba un aire «norte-americano». Y no en vano, pues su mu-jer, Bárbara Fulford, es californiana yel propio Javier fue asesor y abogadode importantes empresas estadouni-denses, algunas cinematográficas, y deahí su amistad con productores y ac-tores de la «otra banda», tales comoOrson Welles y James Stewart, entreotros nombres famosos.

Pero no voy a relatar aquí su que-hacer jurídico, profesional, sino a re-

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lacionar brevemente sus trabajos enpro de sus ideales, así como su talan-te amical, ese que consiste en dar máspruebas de amor que recibirlas. Javierfue amigo de todos, cualesquiera quefueran las discrepancias políticas.

«Persona difícil de olvidar —es-cribió Pío Moa—, generoso, valiente,honrado, alegre y discreto, esas cuali-dades que antes abundaban en Espa-ña, pero que ahora, en todo caso, vancediendo ante la inversión de valoresque entiende la picaresca, la cobardía,la euforia trivial y el más indigno es-píritu chismoso como virtudes (sic) acultivar para entrar en la modernidado no se sabe dónde».

Organizador nato, como lo fue supadre en la guerra, Javier «hacía ca-beza», descubría e impulsaba muchasactividades, casi todas ellas —comolas de «don Antonio»— encaminadasa defender los tradicionales valoresque hicieron grande a Navarra dentrode la patria común española.

Valores católicos como el gran im-pulso que dio a la «Real Congregaciónde San Fermín de los navarros», de lacual era —después del Rey de Espa-ña, Patrono y Prefecto nato y vitaliciodesde 1684— su más alta representa-ción. O como las «Javieradas» en«Nuevo Baztán», el enclave que pudoser propiedad navarra en la hoy Co-munidad madrileña (¡y bien que tra-bajó Javier para ello!).

Valores históricos y sociales, re-gionales y nacionales, a través —doyunos pocos ejemplos— de la «Comi-

sión de navarros en Madrid», siempreen la primera línea en la defensa delser de Navarra contra los ataques in-cesantes del separatismo antiespañol,de las Fundaciones socioculturales«LEIRE» e Ignacio M. de Larramen-di, de las publicaciones en periódicos(El Pensamiento Navarro y El Alcá-zar) y revistas (Razón Española, Apor-tes, VERBO), y muy especialmente,pues fue editor, director y colabora-dor, del Boletín Carlista de Madrid,desde su número 1 (julio de 1993) al94 (marzo-abril de 2007). En este bole-tín colaboraron maestros del tradicio-nalismo como Álvaro d’Ors, RafaelGambra, Federico D. Wilhelsem, etc.,constituyendo en su conjunto un pron-tuario de la tradición como tarea deperfección.

¡Y qué decir de los libros y folletosen los que intervino como autor, pro-motor y… protector! Dirigidos todos adar ideas verdaderas sobre hechos ver-daderos. Así los cinco libros reeditadosen 2006 en un volumen —Navarra fuela primera (1936-1939)— para dejarconstancia de la intervención de Nava-rra en el Alzamiento, en la «cruzada».Así también los trece folletos sobre losTercios de Requetés, obras todas cuyosautores están en la mente de todos y enlos que la intervención de Javier fue de-cisiva. Obras que narran hechos vivi-dos, testimonios de personas que, nocomo otros autores, sólo han leído so-bre lo que cuentan en sus libros.

Además, ¡cuánto más!: el cuidadode su Archivo, el de su padre, aumen-

tado por Javier, y que esperamos no sedisgregue ni se difumine, la presenciaconstante en los actos de amigos y co-rreligionarios: Haro, Isúsquiza, Liza-so, Eguaras; en las celebraciones delos Mártires de la Tradición, todas ellasorganizadas, de modo admirable, porJavier y Bárbara, su mujer.

¿Quién recogerá y continuará estelegado de «obra bien hecha» quenos deja Javier? El pensamiento tradi-cionalista con sus principios funda-mentales, basados en gran parte en elderecho natural, no es el que hoy pre-domina. La unidad en cuantos piensany obran en consecuencia, en base aaquellos principios, fue siempre pre-dicada y querida por Javier, aunque nofaltaron los que le achacaron —aúndentro del carlismo— afanes de noto-riedad e interés en romper tal unidad.Pero no era tal: Javier fue uno de lospatronos de la «Fundación NacionalFrancisco Franco», y desde ésta traba-jó por la unidad porque creyó —y yocon él— que los principios tradiciona-les predominaron, una vez alcanzadala Victoria de 1939, en los años de or-den y de paz bajo la jefatura militar deFranco, quien, además, admiró a Na-varra y las virtudes —fe, coraje, ale-gría y lealtad— de los navarros.

«Por sus obras los conoceréis». Lasde Javier dieron, y siguen dando, fru-tos que beneficiarán a la Tradición Car-lista. Y los dará en el futuro, a menosque en Navarra, y en toda España, searrumben los principios cristianos quele dieron el ser y las unieron.

Hoy, aquel «¡por Dios y por Espa-ña!» debiera presidir otra vez a los quetrabajamos por la Patria. Esta consi-deración —¡qué mayor unidad!— lle-vó a Javier a considerar la historia —pasado, presente y futuro— como uncampo en el que caben todos los es-pañoles que quieran trabajar por aquelalto, simple y desnudo ideal contra losque «quieren arrancarnos la memoriay vendar los ojos de la Historia».

J. Javier NAGORE YÁRNOZ

BOLETININFORMATIVO

Esta modesta publicación es obradel esfuerzo entusiasta

y desinteresado de unos pocos

A todos nos corresponde su promoción recomendando suscribirse a cuantos participan

de los mismos ideales

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«LO que no es tradición esplagio», era expresión diá-fana, del gran maestro don

Eugenio D’Ors —de cuya amistad ytrato me precio desde mi etapa uni-versitaria y profesional, con nuestrosencuentros en su casa de Madrid en lacalle de Sacramento n.º 1—. Aplicadoal Ejército, al militar, a lo castrense,la tradición es casi norma. Cuentan deciertas discrepancias, no hace mucho,respecto de si había de celebrarse o nouna Misa en la entrega de despachosen Marín. Las discrepancias o crite-rios entre el mando militar y la auto-ridad ministerial eran evidentes. Co-mo había de presidir el acto el Rey, laopinión de éste —según tengo enten-dido— fue: «Sígase la tradición» (laEucaristía con la Salve Marinera).

Esta introducción va como prólo-go a la preocupación central que da tí-tulo a estas líneas: El Ejército, por símismo, es Historia, no sólo de sus Re-gimientos o de sus Cuarteles, sino desu propio espíritu. La familia militar,como cualquier otra familia o institu-ción religiosa o civil, en su haber, guar-da los tesoros de sus tradiciones, no sólo por «custodia», sino porque con-tribuyen a unir, revivir y recrear la ra-zón de ser y de existir de las FuerzasArmadas. No sólo en lo material —mealegra que el tiempo de servicio del sol-dado profesional goce de efectos pasi-vos para la seguridad social: que tu-viera acceso a la Sanidad Militar si esque a ésta no se la hubiere minimiza-do. Incluso en razón del estímulo quepudiera haber— y mucha propagan-da se hace en el reclutamiento del per-sonal no permanente. Esos alicientesno son sólo económicos o materiales,sino de otra índole: ilusión, esperanza,voluntad de servir a la Patria, etc. Yen todo caso que sus medios e instru-mentos defensivos tengan prioridad

presupuestaria y evitar asesinatos porterroristas como en el Líbano.

Partiendo de esas ideas elementa-les, vemos que se adelanta poco en loque ya, en otros trabajos, hemos lla-mado el «patrimonio histórico cultu-ral de los Ejércitos». Cuando veo al-guna noticia positiva sobre elenriquecimiento de un Museo, como elAeronáutico —para el recuerdo delGeneral Hidalgo de Cisneros, Jefe dela Aviación republicana—, cualquierasea la causa por la que se juzgó —y quenosotros conocimos— y se le indultó,me alegra que haya, objetivamente, unincremento más de la Historia Militardocumentada. Pero, por el contrario,vemos cómo continúa el deterioro y eldesdén ante las esculturas del GeneralFranco, tanto la suya como Directorde la Academia General de Zaragoza,que sigue almacenada por el Ayunta-miento, o la que estaba a la entrada delministerio de la Vivienda. Sobre el Mu-seo del Ejército, varios comentarios crí-ticos se publicaron en las ediciones demi libro La Milicia Universitaria. Al-féreces para la Paz. Con su cierre y su«traslado» al Alcázar de Toledo… yque ahora vuelve a la actualidad conocasión de la autenticidad y, en su ca-so, venta de la Tizona del Cid que es-taba en depósito en el museo del Ejér-cito cercano al del Prado. (El generalMarchante se ha referido al temaotra vez.)

¿Qué decir del Museo del Castillode Montjuich, cedido a la Generalidadde Cataluña, por una mera Orden Mi-nisterial, decantándose a la aplicacióndel Estatuto? (libro El Estatuto de Ca-taluña como instrumento jurídico,2006). Estando de director el coronelde caballería Montesinos Espartero,tuve el honor de ofrecer allí una con-ferencia sobre la Milicia Universita-ria, y conocer con detalle la naturale-

za y sentido que ya se había dado alCastillo, como signo de reconciliacióny de historia castrense. En Militares,—n.º 80—, el coronel e historiadorFlores Thies, a este respecto escribe,La última humillación. Lamenta la«cesión» al enemigo, sin contraparti-da… «El Mando ha callado, sin dar-se cuenta de que su falta de valor nosha humillado a todos, militares y nomilitares… El Museo debería ser tras-ladado a otra ciudad española dignade tener y valorar una joya semejan-te. Pero no se almacenará en el Cuar-tel de Bruch, que es, no lo olvidemos,el próximo objetivo del nacionalismoy separatismo catalán».

Por último aprovechar, a quien co-rresponda, que en el desmontaje ypuesta en venta del patrimonio mili-tar (cuarteles, hospitales, residencias,casas militares, terrenos del utiliza-ción militar, etc.) no se haya dado apli-cación prioritaria al mejor equipa-miento armamentístico, que dieranmáxima seguridad a nuestras tropasen misiones llamadas de paz, pero quepor tratarse normalmente como fuer-zas de interposición, el riesgo bélico esinevitable. Desgraciadamente con esasfuertes enajenaciones no se ha visto elincremento actualizado presupuesta-rio con ese destino prioritario. Se es-cribió el 7 de septiembre de 2006 enABC un artículo premonitorio, «Don-de Zapatero se engaña»: «Puede queel presidente crea que la ONU es unorganismo de paz, pero eso no signi-fica que sea un organismo pacifista.La ONU no condena la guerra, con-dena la agresión injustificada». (Elcambio gubernamental no aclara na-da, salvo a la señora Calvo, ministrade Cultura, coautora del desmontajedel A. de Salamanca.)

Jesús LÓPEZ MEDELJurista Académico

DETERIORO DEL PATRIMONIO HISTÓRICO CASTRENSE

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En nuestros días, con extraordinariafrecuencia, la Prensa diaria y demás me-dios de comunicación de masas, denun-cian desde diversos puntos geográficospeninsulares, así como en otras latitudesextranacionales, habituales agresionespsíquicas y físicas al colectivo médico ypersonal sanitario del Sistema Nacionalde Salud por determinados usuarios. Elmismo trato violento suelen recibir losmaestros y personal docente de la ense-ñanza pública, como si se tratara de unacostumbre establecida en una sociedaddeteriorada y decadente. Actitudes in-comprensibles e inadmisibles de tipo pa-tológico, que brotan coincidiendo con lainstauración de la democracia moderna—con peculiaridades atípicas—, en laque todo es admisible y prácticamentenada punible. Existe una hipertrofia li-beral que confunde el concepto de li-bertad con el de libertinaje. Acepcionesdispares no coincidentes.

Tras la implantación de forma pací-fica del régimen de libertades, desde elprimer momento se fue excesivamentegeneroso con el principio de autoridad,fomentando indirectamente el desorden,teniendo que ser etiquetados de autori-tarios por la nueva sociedad emergente.

Los demócratas españoles acepta-ron y toleraron con agrado el tuteo en-tre personas de distinto rango. Médicosy pacientes, maestros y discípulos, sa-cerdotes y feligreses, etc. Trato pater-nal, novedoso y atractivo al principio,si se hubieran mantenido las normas es-tablecidas, que no debieran haberseabandonado.

Finalmente este moderno experi-mento generó la pérdida total de respe-to al superior jerárquico, costumbre tra-

dicional que no supieron conservarquienes tenían obligación moral de per-petuar.

Una desmesurada tolerancia que nose frenó en el momento oportuno, poraprensión a ser descalificados por lasnuevas corrientes políticas, que gestólos graves conflictos sociales actuales,cada vez más peligrosos, que suscitanimportantes y reiteradas protestas delos afectados, exigiendo con urgenciasoluciones inmediatas. Terapéutica deriesgo en la actual coyuntura, ante unalegislación atenuada incapaz de afron-tar con vigor los mencionados conflic-tos, si no se realiza rápidamente una po-sitiva modificación de la ley vigente.

El desconcierto general, fruto de unafilosofía progresista equivocada, se hainfiltrado en algunos de los estamentosmás representativos de la sociedad, ga-rantes de transmitir y perseverar la edu-cación, la formación, la cultura y el res-peto al superior jerárquico.

Debemos entonar el mea culpa ge-neral, desde la familia a los centros deenseñanza, por no haber sabido defen-der desde el primer momento la disci-plina sucumbiendo ante la rebeldía pordebilidad.

Vivimos un momento histórico de-cadente, muy preocupante, impensablehace tan sólo unos lustros, en el que pre-domina la violencia contumaz, auspi-ciada y fomentada por los medios de co-municación de masas.

Escolares flagelados, acosadoscruelmente por sus condiscípulos, sincompasión y alevosía, llegando ocasio-nalmente al homicidio. Maestros inju-riados, agredidos física y psíquicamen-te por sus alumnos y algunos padres.

Médicos cuestionados arbitrariamente,insultados y a veces lesionados por suspacientes en el desempeño de sus fun-ciones. Sacerdotes abucheados y de-nostados sin motivo alguno. Resultadosprevisibles tras conculcarse precipita-damente el principio de autoridad.

Las modernas orientaciones políti-cas han preconizado y divulgado el se-cularismo, el agnosticismo y el relativis-mo. Este último concepto hace referenciaa la «tendencia que afirma la relatividadde toda verdad, actitud o conocimiento».De este modo, todo es posible y nada cen-surable.

El cardenal de Toledo y Primado deEspaña, Monseñor Cañizares, denunciala influencia del relativismo sobre lapropia Iglesia: «La Iglesia debe hacerfrente no sólo al secularismo que inten-ta expulsar a Dios de toda la sociedad,sino también a iniciativas legislativasque abundan en el laicismo y tratan demarginarla como formadora de la con-ciencia ética y moral del ciudadano».

Dr. Manuel Clemente Cera

Cuestión de Palabras

Es muy fácil, como hace don ManuelPulido Mendoza en su carta al directorpublicada el pasado 27 de septiembre enel periódico «Extremadura», acumularpalabras grandilocuentes en relacióncon el campo de concentración que exis-tió en Castuera. Aquello fue un lugardestinado a la «clasificación de la disi-dencia, la reeducación en los valores delnuevo régimen y la represión de los ven-cidos en un proceso sistemático de bru-talidad física y psíquica». Lástima quepara justificar la falta de cualquier re-ferencia concreta haya que recurrir alconsabido expediente de que «faltan re-gistros escritos de tales atrocidades yaún no se han realizado las excavacio-nes de diversas fosas comunes a lo lar-go de toda la comarca de la Serena».

En España llevamos más de treintaaños de pretendida libertad. Ya está biende mentiras. Han tenido tiempo de so-bra para poner sobre la mesa los nom-

CartasCon alguna frecuencia nos llegan cartas en las que se exponenproblemas, se comentan hechos, se ofrecen sugerencias o, sim-plemente, se pregunta. Nuestro Boletín publicará todas aquéllasque, en la línea de esta publicación, reúnan además dos condi-ciones: claridad y brevedad.

Pérdida del principio de autoridad

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Cartas

bres de estas víctimas y si no lo han he-cho (a pesar de que se ha repartido ge-nerosamente dinero público para con-seguirlo) es porque resulta preferibleseguir hablando de miles de personaspara así alimentar el mito.

Dice don Manuel Pulido Mendozaque es «historiador, extremeño y fami-liar de represaliados por el franquismo».El problema es que la historia no co-mienza en 1939 y que hay otros que tam-bién somos historiadores, extremeños yfamiliares de represaliados; en este ca-so represaliados por la República. Losfamiliares de don Manuel Pulido podráninformarle de todo lo que ocurrió enCastuera y no solamente de una parte.Por ejemplo, y solo por citar un caso, enla mañana del 22 de agosto, veinticua-tro detenidos fueron montados en el treny, al llegar a las inmediaciones del ape-adero de El Quintillo, les obligaron abajar, les hicieron varios disparos en laspiernas, al caer al suelo les echaron en-cima leña y los rociaron con gasolina,prendiéndole seguidamente fuego y que-mándolos cuando aún estaban con vida.Entre ellos figuraban el Párroco, AndrésHelguera Muñoz, y el primer alcalde quetuvo la República en esta población: Ca-milo Salamanca Jiménez.

En algo estoy de acuerdo con donManuel Pulido: hay que asumir nuestrahistoria. Pero la historia es conocimientode los hechos ocurridos en el pasado, nodistorsión o selección interesada efec-tuada desde los presupuestos ideológi-cos del presente.

Ángel David Martín RubioUniversidad San Pablo-CEU

(Madrid)

Nadie hizo más que Franco

Hubo un hombre, Francisco Fran-co Bahamonde, a quien se debe la im-plantación de la Seguridad Social, elpleno empleo, el Estado de Obras (cua-trocientos sesenta y cuatro nuevos ygrandes pantanos, nuevas líneas de fe-rrocarril, puertos y aeropuertos). Y lacreación del INI, que colocó a España

en el puesto de IX país industrializadodel mundo. Y los planes de desarrolloen la década de los sesenta. A él se de-be, pues, la gran transformación de lasociedad española. De tal forma que deaquella otra sociedad de pobres y ricos(no muy ricos, pero sí lo suficiente pa-ra causar diferencias estridentes) noqueda más que el recuerdo.

Quede claro que nadie hizo más a fa-vor del pueblo español que el CaudilloFranco, que hoy la izquierda, al no po-der sobresalir por méritos propios, y en-vidiosa de la ejemplaridad de Franco ensu vida pública y privada, llamada «elmilagro español», quiere seguir deni-grándole para poder ocultar las virtudesy los grandes valores de aquel estadistagenial que, con la ayuda de Dios, salvóa España del peligro comunista y de lasegunda y espantosa guerra mundial.

Antonio Sánchez-FortúnResidencia Las Jaras

Cabanillas del Campo (Guadalajara)

Santiago Apóstol en Villadel Prado

A raíz del artículo sobre el «mila-gro» de Santiago Apóstol en la batallade Brunete, han sido muchas las perso-nas que me han escrito para solicitarmás información. Juan, un amigo y co-laborador, se puso en contacto conmi-go para corroborarme algunos hechosque había mencionado en dicho artícu-lo, referentes a Villa del Prado, por loque he decidido continuar la investiga-ción realizando una «labor de campo».

Al llegar a Villa del Prado, aparcarel coche y llamar a Juan para explicar-le dónde nos encontrábamos, la «cau-salidad», que no «casualidad», ha he-cho que fuera en la calle de José Antonio,al lado de la casa señorial que fue Cuar-tel General encubierto de Franco y susgenerales durante la citada batalla deBrunete, en la calle del Álamo, aunqueoficialmente el Cuartel General fuese elpalacete de la finca «el Rincón». De es-te modo evitaban que se conociese porel enemigo su ubicación segura y un po-

sible ataque por sorpresa. El lugar dereunión encubierto del Estado Mayorse conoce como la «casa de Adelita»y está muy cerca de la Parroquia de Vi-lla del Prado, en donde Franco rezabaa Santiago Apóstol durante los duros días de la batalla de Brunete.

Dicha Parroquia está dedicada alApóstol Santiago desde el siglo XV, se-guramente porque el señor de esas tie-rras, don Álvaro de Luna, era Caballe-ro de la Orden de Santiago y no es deextrañar, por tanto, que el Apóstol siem-pre las haya guardado… El edificio esuna maravilla, tanto por fuera como pordentro. En lo más alto del Altar Mayorse encuentra la figura ecuestre de San-tiago Apóstol.

Juan me cuenta que en esta talla tam-bién el Apóstol realizó un «milagro», po-co tiempo antes que el de Brunete, cuan-do el pueblo todavía no había sidoliberado por los nacionales. El FrentePopular decidió convertir la Iglesia engaraje de coches y empezaron a des-valijarla y a destrozar imágenes, perocuando quisieron derribar la imagen deSantiago, situada en lo más alto del Al-tar Mayor como hemos visto, y sólo uni-da al pedestal por las dos patas traserasdel caballo, enganchándola fuertementecon gruesas cuerdas al parachoques deun camión, les fue imposible por más quelo intentaron. Desistieron y se dedicarona disparar sobre la figura fusilándola…Lo más asombroso, según estudio de losrestauradores, fue el afirmar que la su-jeción del caballo al pedestal, además deser holgada, era prácticamente despre-ciable: se salía de toda lógica el no ha-ber podido conseguir los milicianos supropósito y, por tanto, los habitantes delpueblo siempre consideraron este hechocomo extraordinario o «milagroso».

La iglesia ha sido restaurada en va-rias ocasiones. Por supuesto, la prime-ra fue con la entrada de las tropas na-cionales. La última se ha realizado en1992, en la que, a raíz de unas goteras,se han descubierto las pinturas que aho-ra podemos observar en las paredes ybóveda… La verdad es que cualquierrincón es una «joya»: el musco parro-quial, con las bulas del siglo XV, un Cris-to fabricado en marfil, la Corona de la

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Virgen realizada con alhajas donadaspor los parroquianos… En la sacristíapudimos ver el Decreto número 325, fir-mado por Franco, por el cual se nom-braba oficialmente a Santiago ApóstolPatrón de España. Unos días después,el 25 de julio de 1937, Santiago obrabael posible milagro a que nos estamos re-firiendo en Brunete.

Antes de marcharme, otra «casuali-dad»: estando en la plaza del pueblo mecontaron que allí y en la iglesia se ha-bía filmado la película de Rafael Gil conguión de Fernando Vizcaíno Casas: «Y…al tercer año resucitó». Un día inolvi-dable y lleno de sensaciones difíciles deexplicar.

M.ª del Pilar Amparo PérezGarcía (Pituca)

El mejor

Como cada año, con la llegada del18 de Julio, un recuerdo de afecto y ad-miración para el General Franco.

En aquel momento de hace ya se-tenta y un años, sin duda alguna, el Al-zamiento fue lo mejor que le podía pa-sar a España.

Bendita la fecha y bendito el nom-bre, pues, del líder de aquella gesta, elmejor y único gran estadista que ha te-nido nuestro país.

Santiago Rubio Arias-Paz

La Bandera de España es de todos los españoles,incluidos los vascos

El gobierno vasco, el parlamentovasco y la policía vasca se niegan a izarla Bandera de España en sus sedes. Asíque interpretan a su modo lo que dice elartículo 4.2 de la Constitución, es decir,que para ellos «sólo hay obligación deizar la bandera española si ondea la“ikurriña”». Por ello decidieron hacetiempo retirar la «ikurriña» para no te-ner que mostrar la de España. Pero en

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Cartas

muchos ayuntamientos ondea en solita-rio y solo algunas veces con la banderalocal la mal llamada «bandera vasca»,o sea, la «ikurriña», que en realidad esla enseña de los separatistas vascos, ETAincluida. Por ejemplo, en la DiputaciónForal de Guipúzcoa, cuando ondeanbanderas, jamás es izada la de España;en el mástil donde debería figurar la en-seña nacional española siempre apare-ce la «ikurriña». Esto no es solamentede ahora, sino desde mucho tiempo atrás.

En San Sebastián, salvo en la Sub-delegación del Gobierno, en ninguna delas otras dependencias de la Adminis-tración General del Estado ondea laBandera de España, ya que, por lo vis-to, el miedo es contagioso.

El Tribunal Supremo se ha basadopara su reiteración en la Ley 39/1981,de 28 de octubre, cuyo artículo 3.1 es-tablece que: «La Bandera de España de-berá ondear en el exterior y ocupar lu-gar preferente en el interior de todos losedificios de la Administración central,institucional, autonómica, provincial oinsular y municipal del Estado. El ar-tículo 6.1 de dicha Ley dice: «La Ban-dera de España ocupará siempre lugardestacado, visible y de honor».

A mayor abundamiento, no ha sidola citada la primera vez que el TribunalSupremo se ha manifestado al respecto,ya que según sentencia de fecha 14 deabril de 1988: «La enseña nacional de-be ondear a diario en todos los edificiospúblicos, es decir, sin distinción de silos días son o no fiesta nacional, oficialo local».

El gobierno vasco y el parlamentovasco están incumpliendo lo establecidopor la Ley 39/1981, de 28 de octubre,desde hace ya veintiséis años. La llama-da policía vasca la incumple desde haceveinte años, es decir, desde que actúa co-mo tal, naturalmente a las órdenes de lossucesivos gobiernos vascos.

Los llamados nacionalistas vascosdesprecian a la Bandera de España im-punemente, puesto que son tolerados porquien como el gobierno central deberíacumplir y hacer cumplir la Ley 39/1981,ya que «ni siquiera por prudencia polí-tica» está justificado el incumplimientode la Ley, cualquiera que sea. El que de-

linque es un delincuente que comete undelito por quebrantamiento de la Ley,es decir, por violarla.

El 15 de agosto de este año, una vezmás, en el edificio del Ayuntamiento deSan Sebastián, por unas pocas horas, laBandera de España estuvo izada en unmástil secundario, colocado más abajodel que había sido destinado para izarla bandera local, y, para mayor opro-bio, situado el de la Bandera nacionala la izquierda del que ocupaba la «iku-rriña» que fue legalizada como «ban-dera vasca» por aquellos cegatos en to-dos los sentidos de la UCD.

A nadie le debe extrañar a estas al-turas que muchísimos niños y tambiénjóvenes vascos y no tan jóvenes ignorencuál es y cómo es la Bandera de España,porque no la han visto nunca. Sin em-bargo, conocen, según les enseñan de milmaneras, que la bandera vasca, de «lapatria vasca» es la «ikurriña», y son bas-tantes los que saben cómo es la banderade Europa, porque acerca de ella se lesha hablado y explicado, pues en Vas-congadas son demasiados los que se con-sideran, ¡cómo no!, vascos sobre todo,pero también europeos, aunque jamásespañoles. Así se está «educando» a losniños y jóvenes vascos, es decir, con ide-as disolventes, engañosas y antiespaño-las. Por tanto, se les está inculcando elveneno del desamor a España, desper-tando en ellos hasta el odio a ella, Pa-tria como unidad de destino universal detodos los españoles. Como prueba de tanlamentable situación, en un manifiestode las juventudes del PNV, publicado ensu día, se podía leer lo siguiente: «A losjóvenes vascos se les obliga a jurar fide-lidad a una bandera que no es la suya».

Esto mismo vino a recalcar no hacemucho el consejero de ¿justicia? del eje-cutivo vasco: «Yo esa bandera no la co-loco en mi despacho, porque no es mibandera».

Son bastantes más los que hacenlo mismo, pero sin proclamarlo en vozalta.

Carlos Indart GuembeDelegado en Guipúzcoa

de la Fundación Nacional Francisco Franco

Mártires de 1936

Me da pena lo insensibles que sonla mayoría. Pongo un ejemplo: la Igle-sia viene anunciando a bombo y plati-llo la próxima beatificación de 498 már-tires de la persecución religiosa habidaen España (1934 a 1939), a celebrar enRoma el 28 de octubre.

En Internet se anuncia que el Cole-gio Corazón Inmaculado de Madridorganiza un viaje a Roma, como home-naje a tres monjitas, tres hermanas ase-sinadas en septiembre de 1936, abrién-dose el plazo de inscripción con fechalímite el 12 de junio. Se anuncia que se-rá un grupo de máximo cincuenta per-sonas. Pues bien, en Madrid, ciudad demás de cuatro millones de habitantes,no se ha conseguido reunir esas cin-cuenta personas —parece increíble, pe-ro es así—, por lo que las pocas perso-nas apuntadas deciden unirse a otrosgrupos organizados.

Esto ocurre el día en que más de250.000 madrileños se echan a la callepara celebrar que el Real Madrid ha ga-nado la liga de fútbol. ¡Cuánta tontería,cuánta frivolidad, cuánta insensibilidad!A veces me avergüenzo de pertenecer aesta sociedad, tan insensible a los valo-res auténticos, tan proclive a ir detrásde naderías.

Me consuelo pensando que tambiéna Cristo le dejaron solo al final, si ex-ceptuamos las mujeres «piadosas», au-ténticas heroínas, mujeres con corajedonde las haya, que le acompañaron enla Cruz. También en 1936 hubo muchacobardía, mucha gente que miraba paraotro lado y que «no quería líos». Esa ac-titud insensible no evitó la tragedia. Só-lo los valientes, los cristianos de verdad,supieron afrontar con valentía la muer-te, la persecución. Ahí está el ejemplo deesos miles de mártires españoles. Comocatólicos lo menos que podríamos haceres ir a Roma y acompañarles en el actosolemne de su beatificación. Y no excu-sarse con frases del tipo «no me hace ilu-sión ese viaje». Es verdad que no se tra-ta de un crucero por el Mediterráneo. Esmucho más que eso: es acompañar anuestra Madre la Iglesia, en un día her-

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moso, en que declara lo importante quees dar la vida por testimoniar que somosseguidores de Cristo. Eso vale más quetodos los engaños que nos ofrece estemundo. «Laudetur Jesus Christus».

Ignacio Gómez-LanderoEscandón

Saludos desde México

Muchas gracias por tener la defe-rencia de comunicarse conmigo, ha si-do un honor y un orgullo para mí tenernoticias de los que ya considero mis ami-gos que son todos Vdes., pues juntos te-nemos y compartimos el mismo AMORpor todos aquellos que dieron su vidapor nuestra patria común, por aquellosque sacrificaron sus años más bellos co-mo ha sido mi padre, mi tío y todos quie-nes tienen sólo en su pensamiento elAMOR a una tierra llamada ESPAÑA.Admiro y admiraré toda mi vida a esosHÉROES durante el resto de mi vida, ysólo tengo cariño y afecto infinito a to-dos ellos. Cuando el resto de la gente vea unas personas mayores, yo, por el con-trario, veo a auténticos HÉROES quecaminan por la vida sin hacer ruido nillamar la atención, gente que cumpliócon el favor que la patria precisaba enuno, si no el más importante de los peo-res momentos de su larga historia. Y có-mo no, admiro y admiraré a quien supocon su gallardía y valentía llevar la na-ve al mejor puerto en una tempestad ja-más conocida, a todos los valientes ge-nerales que mostraron la senda paracon la ayuda del señor conseguir un país libre, grande y unido.

Siento pena por una patria que vuel-ve a las andadas, que está llena de gen-te egoísta, que olvida su propia historia,llena de gentes que tienen rencor, envi-dia, gentes que sólo miran por su inte-rés. Creo que don Francisco se equivo-có claramente al darles tanto poder aesas regiones que jamás se lo han agra-decido, ni se lo agradecerán, pues sonveletas, caminan según vaya el viento.Es una pena que todo el esfuerzo indus-trial que él creó en Cataluña y Vascon-

gadas no fuera a parar a crear riquezaen otras regiones como Castilla, Extre-madura o su Galicia natal, por ejemplo,si pudiese se lo preguntaría a él mismo,a veces creo que se quiso ganar su afec-to, pero todos nos equivocamos.

Bueno amigos, muchas gracias porsu respuesta, quiero que me considerensu amigo, y estoy a su disposición paracualquier ayuda que precisen. Esperopronto pasarme por las oficinas, y des-de mi humilde posición poder ayudar-les en todo lo que pueda. Sólo les diréuna cosa amigos que tengo muy clara,yo, como cada uno de nosotros, debe-mos la vida a nuestros procreadores,por supuesto, pero sé que también se ladebo al General Emilio Mola, al Gene-ral Francisco Franco, al General Ya-güe y a tantos otros, pues sé que sin ellosy su victoria gloriosa y divina, yo jamáshubiese nacido. GRACIAS A TODOSPOR DARME LA VIDA.

Javier Esteban GómezCuliacán (México)

El alcalde de Navaleno

Durante el fin de semana del 21, 22 y23 de septiembre se iba a celebrar en lalocalidad soriana de Navaleno un festi-val patriota del estilo del Campo D’az-zione italiano o del Nordiska Festivalennoruego. En él iban a intervenir comoconferenciantes personajes de alto re-nombre, entre los cuales se encontra-ban José Luis Jerez Riesco y María Eu-genia Yagüe Martínez del Campo (hijadel General Yagüe). Todo estaba a pun-to: el camping donde se celebraría elencuentro, la comida, bebida, hoteles…Pero cuál es nuestra sorpresa cuandose nos comunica que el ayuntamiento deNavaleno ha decidido vetar el encuen-tro, agarrándose a una cláusula del con-trato de concesión del camping que di-ce que las instalaciones han de cerrarel día 15 de septiembre. Convencidos delas razones políticas que se escondendetrás de esta decisión, nos enteramosde que otros años el camping se haabierto fuera de plazo con el permiso

del ayuntamiento. Por si esto fuera po-co, nuestras sospechas se confirmancuando el alcalde de Navaleno, Sr. He-ras, afirma a este respecto en «El Mun-do-Diario de Soria» que «no va a con-sentir que su localidad se convierta enun paraíso de la ultraderecha». Nues-tra indignación es aún más intensa alconocer quién es el primer edil del con-sistorio: el Sr. Domingo Heras, miem-bro destacado del Partido Popular, vi-cepresidente de la Diputación de Soriay, hasta hace poco, vicepresidente delNumancia C.F., entre otros significati-vos cargos.

Una vez más, los «nuestros» nos cen-suran por miedo a que crezca una al-ternativa política que, de verdad, creaen España y en sus indudables raícescristianas. Es precisamente el PartidoPopular quien se erige en único defen-sor del patriotismo, monopolizándolo, elque veta actividades de este tipo, cuyaintención no es otra más que la de de-fender la indivisible unidad de la naciónespañola. Por otra parte, recordamosque en Covaleda, localidad cercana aNavaleno, se celebró, hace no mucho,un concierto del grupo proetarra «So-ciedad Alkohólica», financiado por lasarcas municipales sin que la Diputaciónni ningún Ayuntamiento cercano (go-bernados por el PP en su inmensa ma-yoría) pusieran el grito en el cielo, co-mo sí han hecho en esta ocasión. LaSubdelegación del Gobierno (que ha pre-sionado al Ayuntamiento y a la GuardiaCivil para que prohibiera Campo Alter-nativo) tampoco fue capaz de prohibireste acto de exaltación del terrorismo.

Como informó un miembro de la Po-licía Nacional a miembros de La Fa-lange de Aranda de Duero, el sistemaque padecemos no persigue a la extre-ma izquierda porque sabe que no van ahacer nada serio en política, mientrasque sí persigue a los patriotas de bue-na voluntad porque sabe que nuestra al-ternativa política es la mejor para la Pa-tria y, si de verdad llega nuestro mensajea todos los españoles, los grandes par-tidos se desmoronarían y no tendríannada que hacer.

Antonio Molero Huerta

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EL pasado día 2 de junio se llevóa cabo la proyectada pere-grinación a1 Santuario de Santa

María de la Cabeza a fin de homenajeara los Capitanes Laureados don Santia-go Cortés y don Carlos Haya, o al Ca-pitán Lillo. Todo ello dentro de la cam-paña que venimos organizando «endefensa de la verdad histórica».

Fueron invitados de honor don Juany doña Paula Cortés Camacho, hijos delheroico Capitán de la Guardia Civil, je-fe de la defensa del Santuario y super-vivientes del asedio rojo. Además demiembros de otras familias de los ase-diados.

Por otra parte estos actos fueron pre-sididos por don Juan León Cordón, Pre-sidente Regional de Fuerza Nueva; donManuel Andino, Jefe Nacional de Fa-lange; don Francisco Agredno Rojas,Coronel de Infantería; doña Berta Küst-ner Rivas, de Fuerza Nueva, y don JoséMaría Corbalán López, Delegado de laFundación Nacional Francisco Franco,Málaga. A los actos que se llevaron acabo, asistieron más de un centenar demilitantes y simpatizantes de las distin-tas Fuerzas Nacionales y DelegacionesProvinciales.

Los actos: A su llegada al Santuariola comitiva se dirigió a la cripta dondereposan los restos del Capitán Cortés,junto al aviador malagueño Carlos Ha-ya y otros defensores del sitio. Tras laoración de los caídos, se depositó unacorona de laurel en la tumba del heroicoCapitán y se entonó el himno «La muer-te no es el final». Su hijo, don Juan Cor-tés Camacho, agradeció emocionado elhomenaje a su padre con unas sentidaspalabras.

El acto central de la jornada consti-tuyó la celebración Eucarística, oficia-da por los religiosos Trinitarios que cus-

todian el Santuario. Como ofrecimien-to de la misa, Juan León pronunció unasbreves palabras dirigidas a la Virgen dela Cabeza pidiéndole protección paraEspaña y todos los presentes. Al final dela misma se cantó la «Salve Regina». Acontinuación los asistentes accedimos alcamarín de la Virgen para depositar, alpie de la imagen, una canastilla de flo-res con los colores nacionales, ofrecidapor la familia Cortés y Berta Küstner deFuerza Nueva.

La jornada concluyó con el tradi-cional almuerzo de hermandad en el Ho-gar de Defensores y Supervivientes delSantuario, cuyo comedor está presididopor un impresionante óleo del CapitánCortés. A los postres se pronunciarondistintos discursos alusivos al acto quecelebrábamos. Con distintos cantos ehimnos se cantó el «Cara al Sol» y sepuso el broche de oro a es jornada.

José María CORBALÁN LÓPEZ

CONMEMORACIÓN DEL LXX ANIVERSARIODE LA DEFENSA DEL SANTUARIO DE SANTA

MARÍA DE LA CABEZA

Stmo. Cristo Mutilado (Málaga).

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Estimado señor Ansón:

Desde hace tiempo quería escribir-le para refutarle su tesis de «… devol-ver la soberanía nacional al pueblo es-pañol, secuestrada en 1939 por elEjército vencedor de la guerra incivil»(El Mundo, 8 de mayo de 2007).

Como usted debe saber, «soberanía»es un concepto jurídico-constitucionaly no un mero término periodístico. Porlo que usted escribe, me da la impre-sión que no conoce el alcance de estetérmino jurídico.

Por cierto, también quisiera señalarque el copyright del término «guerra in-civil» que usted utiliza, corresponde algeneral Mola. Se puede afirmar que éles el primero que lo emplea en algunode sus manifiestos o proclamas a partirdel 18 de julio 1936. ¿Lo sabía usted?

Ya sé que usted ahora no hace másque dar una «vuelta de tuerca» a la tesismachaconamente difundida en época dela «sagrada Transición» y muy espe-cialmente por el ABC de la época en queusted lo dirigía (y que yo recojo deta-lladamente en el vol. IV/1 de mi citadaobra). A título de ejemplo: a) ABC, 22 denoviembre de 1990: «Hoy se cumplenlos primeros quince años del reinado deJuan Carlos I… durante los cuales elRey… ha cumplido la misión históricade devolver la soberanía nacional al pue-blo español»; b)Adolfo Suárez: «El pro-yecto político de la transición tenía ungran objetivo final, lo que en 1976 defi-ní como la devolución de la soberanía alpueblo español…» (Diario 16, «Histo-ria de la transición. 1983»). Nunca, niantes ni ahora, se especificaba en manosde quién estaba la «soberanía nacional»,

que se «devolvía» (sic) al pueblo espa-ñol. Usted ahora, año 2007, es cuandoespecifica que desde abril de 1939 se en-contraba «secuestrada» en manos delEjército español. ¿Y antes de 1939? ¿Enmanos de quién estuvo y en qué fechas?

Datos irrefutables

Entrando en materia le diré que measombra la tesis que usted sustenta. Esuna falsedad. Si no me equivoco, ustednació en 1935. Conociendo también eldato auto-biográfico de que estudió us-ted de niño y adolescente en el elitistaColegio de El Pilar (José María Aznartambién, por cierto… y tantos otros«víctimas de la oprobiosa») me pre-gunto dónde vivió usted con su familiadurante los años de la guerra, cuandoel pueblo español, según usted, gozabade «soberanía nacional». En el Madridrojo, seguro que no. En aquellos añoscircular por las calles de Madrid era ju-garse la vida en personas de la «clasesocial» como la de su familia. Veamosalgunos datos históricos, irrefutables:

1) 14 de abril de 1931: El Go-bierno provisional de la República, porvía telefónica, conmina al Rey Alfon-so XIII a salir del país, antes de la pues-ta del sol, ya que en otro caso no res-ponde de su vida ni de la de su familia.

2) 26 de noviembre de 1931: «LasCortes constituyentes declaran culpa-ble de alta traición… al que fue Rey deEspaña… Como Tribunal soberano dela Nación declara solemnemente fuerade la Ley a don Alfonso de Borbón yHabsburgo-Lorena. Privado de la pazjurídica, cualquier ciudadano español

podrá aprehender su persona, si pene-trase en territorio español. Don Alfon-so de Borbón será degradado de todassus dignidades, derechos y títulos… sinque pueda reivindicarlos jamás ni paraél ni para sus sucesores».

3) Ley de 15 de diciembre de 1938(en plena «guerra incivil» todavía, noaplicable a todo el territorio nacional),firmada por Francisco Franco: «En suvirtud, DISPONGO: Artículo 1: Se de-claran nulas y se dejan sin efecto lasdisposiciones de la Declaración de lasCortes Constituyentes de 26 de noviem-bre de 1931 por las que se declaró cul-pable de alta traición y privado de lapaz jurídica a don Alfonso de Borbón yHabsburgo-Lorena, así como las demásdisposiciones anteriores o posteriores,por las que se produjo limitación o ex-poliación en su patrimonio privado o enel de sus parientes… En consecuencia,se le restituyen todos los derechos queen su calidad de ciudadano español lecorresponden. Y se ordena que se le rein-tegren, así como a los parientes cita-dos… todos sus bienes, derechos y ac-ciones de que fueron despojados…».

Así, pues, basándonos en su tesis, ala muerte de su odiado «dictador», al re-cobrar el pueblo español su «soberaníanacional», los puntos 1) y 2) volveríana estar en vigor… mientras que el pun-to 3) carecería de validez jurídica, yaque tal Ley se promulgó cuando el pue-blo español tenía secuestrada su sobe-ranía «nacional». Más todavía, es unaLey promulgada («dictada») en prime-ra persona, en su condición de Jefe deEstado (lo que usted y tantos pseudo-historiadores le han discutido post-mor-

Sobre «la soberanía nacional secuestrada»

CARTA A LUIS MARÍA ANSÓNSe publica en la revista Fuerza Nueva, como documento, una larga

carta del profesor de Derecho Político de la Complutense Sigfredo Hillers. Del texto que abunda en argumentos contundentes contra la te-sis de Ansón, reproducimos algunos de los puntos que nos han pareci-do más interesantes.

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tem…), sin someterla al Parlamento queentonces no existía todavía (tampoco alConsejo Nacional de Movimiento, queya existía). Ignoro si Alfonso XIII y suadmirado don Juan se lo llegaron a agra-decer. Desde luego, en estos últimostreinta años, a usted no se lo he oído/le-ído mencionar.

4) El actual monarca reinante JuanCarlos I [N.B.: Nombre, como usted sa-be, elegido por Franco, ya que en círcu-los familiares siempre había sido lla-mado «Juanito», y «don Juanito» porparte de respetuosos monárquicos deentonces. Franco le unió el segundonombre de su partida de bautismo paradistinguirlo del padre (testimonio delpropio don Juan)]… accede al trono el22 de noviembre de 1975 después de unsolemne juramento público de lealtad alas Leyes Fundamentales del Régimende Franco y a los principios del Movi-miento Nacional y en virtud de su ante-rior nombramiento por las Cortes —apropuesta personal y directa de Fran-co— el 21 de julio de 1969 (Ley62/1969, del 22 de julio, de la Jefaturadel Estado), también seguido de solemnejuramento y de una declaración públi-ca, retransmitida por televisión, volun-tariamente expresada, como agradeci-miento personal a Franco, por parte delhoy monarca Juan Carlos I.

Como usted bien sabe, el herederode Franco, Juan Carlos I, a la muerte deaquél el 20 de noviembre de 1975 po-día haber declinado el honor de acce-der al trono, de ser proclamado Rey, porcuanto que su padre don Juan (Juan IIIpara usted), se oponía frontalmente ytodavía vivía… y no renunciaba a susderechos a la Corona, al ser el herede-ro legítimo de Alfonso XIII. Sin em-bargo, el actual monarca no renuncia acumplir todas y cada una de las «pre-visiones sucesorias» dispuestas y plas-madas en la legislación (BOE)… de unaNación con la «soberanía nacional» se-cuestrada por el Ejército, según usted afavor del mejor derecho dinástico de supadre don Juan (Juan III para usted).Antes al contrario, es don Juan, el he-redero legítimo de Alfonso XIII, el queen 14 de mayo de 1977 abdica y cede

sus derechos en favor de su hijo, que yallevaba dos años reinando en virtud delas mencionadas «previsiones suceso-rias» decididas por Francisco Franco.

Así, pues, durante dos años en Es-paña existieron para usted dos monar-cas: uno, el que era Rey por haber ac-cedido al trono como sucesor de Franco,de quien recibe «… la legitimidad po-lítica surgida el 18 de julio de 1936, enmedio de tantos sacrificios, de tantossufrimientos, tristes pero necesarios,para que nuestra Patria encauzase denuevo su destino» (don Juan Carlos di-xit… 23 de julio de 1969)… y otro, donJuan (Juan III para usted), heredero le-gítimo y sucesor de Alfonso XIII, supadre, que estaba pendiente de ser elRey de todos los españoles… «cuandoEspaña lo juzgue oportuno», según lecondicionaba en su testamento, firma-do en Roma el 15 de enero de 1941, porel propio Alfonso XIII.

EL pretendido secuestro de la soberanía

Todo lo antedicho por lo que se re-fiere al tema tan importante de la pre-sunta ilegitimidad hasta la Constituciónde 1978, del actual monarca reinante,ya que según su tesis hasta entonces ydesde el 1 de abril de 1939, estuvo se-cuestrada la «soberanía nacional» porel Ejército Nacional, victorioso…

«A mayor abundamiento…» recor-demos ahora algunos datos irrefutablesque reflejan la falsedad de una presun-ta existencia de un Estado de derecho,libre y democrático, representativo dela soberanía del pueblo español… (se-gún usted), hasta la victoria del Ejérci-to Nacional en toda España el 1 de abrilde 1939:

1) Como consecuencia del triunfodel Frente Popular en las elecciones defebrero de 1936 [N.B.: Por cierto nun-ca se especifica el porcentaje de esca-ños, ni los fraudes electorales recurri-dos; repetición de elecciones en variascircunscripciones, etc. Parece como sila victoria hubiera sido del 100% o co-mo si se tratase de una competición

deportiva donde un contendiente se pro-clama vencedor y el otro queda elimi-nado), los desmanes y disturbios calle-jeros («el júbilo popular») son de talmagnitud que se proclama el «estado dealarma» (inicialmente fue el «estado deguerra») en todo el territorio nacional.

2) 13 de julio de 1936: Asesinatodel jefe de la oposición parlamentaria,José Calvo Sotelo, por fuerzas del ordenpúblico (Guardia de Asalto, al mando deun capitán de la Guardia Civil), de uni-forme y en furgoneta oficial, que se pre-sentan en su domicilio por la noche.

3) 18 y 19 de julio de 1936: Cuan-do se confirma la sublevación militar yla publicación de los Bandos de Gue-rra del general Mola, los dirigentes delos partidos y sindicatos que forman elFrente Popular exigen al Gobierno laentrega de armas a sus militantes. Lossucesivos presidentes del Gobierno (Ca-sares Quiroga y José Giral) autorizanel reparto de armas a los milicianos delPSOE, Partido Comunista, UGT, CNT.No sólo se les entrega unos fusiles consu correspondiente munición, sino tam-bién la «licencia para matar».

En poder de los milicianos

La «soberanía nacional» que ustedalude pasa de las Cortes a manos delos milicianos de los citados partidos.Cada miliciano armado, individual-mente considerado, es dueño de vidasy haciendas. Pueden detener y ejecutara quienes les venga en gana. Realizanregistros domiciliarios, desvalijandoa su antojo y llevándose detenidos asus dueños o descerrajándoles un tiroin situ. Desaparece hasta la inmunidadparlamentaria. Los diputados de «de-rechas» son buscados para ser encarce-lados o directamente asesinados. Ustedconoce el caso de Serrano Súñer.

Aparte de los asesinatos individualesestán los asesinatos «organizados». Co-mo ejemplo está el del tribunal popularque establece el Partido Comunista en laCasa de Campo y que conocemos a tra-vés del minucioso relato que hace el di-rigente comunista —luego «renegado»—Manuel Tagüeña en sus «memorias».

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A todo esto conviene recordar: a) laConstitución de 1931 teóricamente envigor había abolido la pena de muerte,y b) el Gobierno «legítimo» de la Re-pública no había declarado el «estadode guerra», si bien sigue en vigor el «es-tado de alarma» decretado en febrerode 1936 que en absoluto autorizaba las«ejecuciones populares».

A partir del 18 de julio de 1936, conla «soberanía nacional» entregada enmanos de los milicianos armados, diri-gidos por los partidos que integraban elFrente Popular, lo descrito anteriormentefue sólo el comienzo de la serie de crí-menes a nivel individual, colectivo (par-tidos) y gubernativo, hasta que se llegaa la victoria total del Ejército Nacionalel 1 de abril de 1939. Intentar descri-birlo con cierto rigor supondría escribirvarios volúmenes. En plan resumen, lotiene usted en el volumen IV/1 de miobra citada.

Legalización de la acción de las turbas

Para refrescarle la memoria, quierolimitarme a la faceta gubernativo-le-gislativa, que suele pasarse por alto…Y con razón, porque era un mero in-tento de «legalizar» en el diario oficial(Gaceta de Madrid) lo que las turbas ylos partidos del Frente Popular ya ha-bía realizado por su cuenta. De entra-da, reiterar lo ya dicho: Las Cortes «li-bres y democráticas» surgidas de laselecciones de febrero de 1936, han de-jado de existir. Los diputados de «de-rechas» que no han podido huir a la Es-paña Nacional, han sido eliminadosfísicamente. Las Cortes «itinerantes»que se reúnen en Valencia y finalmen-te en Figueras no ostentan la «sobera-nía nacional», en modo alguno:

1) Decreto del 8 de agosto de 1936por el que se incorporan los «milicia-nos populares» a las tropas regulares,transformándose en Batallones de Vo-luntarios. Su preámbulo es harto signi-ficativo: «Es propósito del Gobiernopremiar (sic) la heroica actuación de losmilicianos populares (sic) que al lado

de las fuerzas leales a la República, con-tribuyen de manera tan decisiva al aplas-tamiento de la subversión…».

Así, pues, toda la serie de crímenesy desmanes que se han venido come-tiendo —y seguían cometiéndose— le-jos de ser condenados y procesados susautores, son premiados, dándoseles re-frendo oficial, considerándose como«actos heroicos» en defensa de la Re-pública.

2) Decreto del 11 de agosto de1936 por el que se dispone queden clau-surados «como medida preventiva to-dos los establecimientos de las Órde-nes y Congregaciones religiosas que dealgún modo (sic) hubieran participadoen «el movimiento insurreccional».

3) Decreto del 17 de octubre de1936 por el que se prohíbe el culto reli-gioso. Ni qué decir tiene que desde elmismo día del reparto de armas —el tras-paso de la «soberanía nacional» a las mi-licias populares, se ha desencadenado entoda la España Roja o España republi-cana— la más sangrienta persecuciónreligiosa (católica, por supuesto). Segúnautores expertos para encontrar algo pa-recido hay que remontarse a la persecu-ción de los cristianos en la Roma de Ne-rón, Diocleciano, etc. Ni siquiera en laetapa más sangrienta de la revoluciónbolchevique de Lenin (1918-1924).

A este respecto, dos breves acota-ciones:

a) Siempre insisto que es un errorenfocar el tema sobre el número de víc-

timas. De si sobrepasaron los 10.000 o«sólo» fueron 5.500, etc. No. Fue algomás terrible. Se asesinó a TODOS lossacerdotes, monjas, religiosos… por elmero hecho de serlo, junto a un buennúmero de seglares por ser «parecidos»a ellos y a sus familiares, por ejemplo,el hijo de un sacristán de una parroquiade Vallecas (Madrid). Si los que parausted representaban la «soberanía na-cional» (la España Roja o España Re-publicana) no asesinaron a más sacer-dotes, frailes, monjes, etc., fue porqueno pudieron, porque ya no encontrarona ninguno más a quien asesinar, ya queobviamente la longa manu de SantiagoCarrillo, etc., no podía llegar a Sala-manca, Burgos, La Coruña, etc., en laEspaña Nacional o porque habían hui-do y se habían ocultado en el hogar dealguna familia cristiana que se jugó lavida ofreciéndoles refugio, o porque lastropas nacionales entraron a tiempo desalvar sus vidas.

b) La «prudente» o cobarde notade la Conferencia Episcopal Españolacon motivo de la próxima beatificación—¡después de más de setenta años!—de 498 mártires de la Fe (asesinados inodium fidei… circunstancia sobre la queun grupo de sacerdotes separatistas vas-cos de la Comisión Justicia y Paz no tie-ne ni la menor idea de qué es eso…),confirma lo antedicho. La nota señalaque el martirio se produjo en los años1934 (pero sin mencionar para nada laRevolución de Asturias… Al parecer,

El heredero de Franco, Juan Carlos I, podía haber declinado el honor de acceder al trono,

por cuanto que su padre don Juan (Juan III para usted), se oponía frontalmente y todavía vivía… y no renunciaba

a sus derechos a la Corona, al ser el heredero legítimo de Alfonso XIII. Sin embargo, el actual monarca

no renunciaba a cumplir las «previsiones sucesorias» de una Nación con la «soberanía nacional» secuestrada

por el ejército, según usted

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fue una mera coincidencia de fechas…pregúntesele a Santiago Carrillo que es-tuvo allí, de protagonista, junto con supadre, Wenceslao]… 1936, 1937… tam-bién sin mencionar para nada la guerracivil —mera coincidencia de fechas otravez— y en qué bando o zona fueron ase-sinados… fomentando así la estúpiday falsa teoría del «empate»… ya se sa-be: «tan brutos fueron unos, como losotros»… «tantas barbaridades se come-tieron en un bando como en el otro», etc.Por cierto… esa fue la tesis inicial delpartido de Santiago Carrillo para pro-pugnar, en los años cuarenta, la campa-ña de «reconciliación nacional»… Deahí se pasó luego, a partir de los ochen-ta, a la teoría del «desempate», etc.

Es curioso: según esta nota en 1938y 1939 ya no hubo más persecución re-ligiosa… Claro que la hubo, pero evi-dencia lo antedicho: en zona roja ya noquedaban más sacerdotes, monjas y re-ligiosos que asesinar o debido a los triun-fos sucesivos del Ejército Nacional… elmismo que según usted «secuestró» du-rante cuarenta años la «soberanía na-cional». Recuérdese el caso del obispode Teruel, fray Anselmo Polanco, asesi-nado en febrero de 1939, pero ya ha si-do declarado beato y, por tanto, no se in-cluye en estos 498 mártires. En lugar deescribir «1936-1939» o «en zona rojadurante la guerra civil», se indica 1936,1937 para «disimular» mejor…

4) Decreto del 23 de agosto de1936 por el que se crean los Tribunales

Populares. Como quiera que el Gobier-no no puede desautorizar —y muchomenos procesar— a aquellos a quienesha entregado la «soberanía nacional»,convence a partidos y sindicatos delFrente Popular de que era necesario guar-dar las formas para evitar la repulsa delos países occidentales. Como fórmulaidónea se opta por el modelo soviéticode los Tribunales Populares. Es decir, se-guir asesinando «fascistas» o «enemi-gos del pueblo», pero bajo la aparienciade sentencias derivadas de un «juicio jus-to». Según su artículo 1 este Tribunal es-pecial (sic) estará compuesto por tresfuncionarios judiciales. El artículo 2 esharto significativo: «Los jueces popula-res… serán designados por los partidosque integran el Frente Popular y organi-zaciones sindicales afectas al mismo…».Su potestad es omnímoda, no sujeta acondicionante alguno. No se requiere serlicenciado en Derecho… ni saber leer yescribir… El artículo 3 establece que «elprocedimiento será sumarísimo…» y«… en casos de notoria urgencia, el Tri-bunal podrá ser presidido por un solomagistrado, quien actuará como Juez deDerecho» (art. 4).

5) Decreto del 10 de octubre de1936 por el que se crean los denomina-dos «Jurados de urgencia» para juzgar«actos de hostilidad y desafección al Ré-gimen (sic)… no previstos en el CódigoPenal común y en las leyes penales es-peciales»… El artículo 2 lo deja bien cla-ro: «Observar una conducta que sin ser

constitutiva de delito demuestre por losantecedentes y móviles que quien la ejer-ce es persona desafecta al Régimen». Elartículo 4 establece que estos Tribuna-les estarán compuestos por jueces de he-cho (sic) y jueces de derecho. Huelga se-ñalar que los «jueces de hecho» erandesignados «por turno, por los partidospolíticos del Frente Popular u organiza-ciones sindicales afectas al mismo».

A pesar de estos intentos del Go-bierno de proporcionar un «ropaje ju-rídico» a los asesinatos selectivos y/omasivos de las «milicias populares», enun intento de recuperar la credibilidadante el cuerpo diplomático, se siguenregistrando las «prácticas habituales»con los detenidos: las famosas «sacas»y «paseos». La más importante la or-dena Santiago Carrillo con las «sacas»de las cárceles de Madrid y el fusila-miento masivo en Paracuellos de Jara-ma en noviembre y diciembre de 1936,con la excusa de que se acercaban a Ma-drid las tropas nacionales.

Autores tan poco sospechosos parala causa del bando republicano (zona ro-ja) como el soviético Kolstov, narra ensu conocido libro como la cosa más na-tural del mundo la experiencia vividapor él en Alcalá de Henares y Guadala-jara, en actos de «represalia» contra losbombardeos «fascistas»: sacar de lascárceles a los prisioneros y fusilarlos. Acontinuación efectuar nuevas detencio-nes y llenar las cárceles de «rehenes»para responder a nuevos «bombardeosfascistas». En Santander, Bilbao, etc.,ocurre lo mismo con los buques-prisión,al estar abarrotadas las cárceles. Sólocitar la matanza en el Cabo Quilates,igualmente por «represalia» contra laaviación «fascista», que provoca la in-tervención del cónsul británico, horro-rizado por lo que está sucediendo antela pasividad de las «autoridades».

Todo esto no se tuvo en cuenta enépoca de la «sagrada Transición» a lahora de enarbolar la pancarta de la yacitada «teoría del empate». Sirva lo an-tedicho como muestra. Es falso. Para-fraseando a Rodríguez Zapatero: «Esfalso de toda falsedad». Jamás en elBando Nacional se produjeron tales

Respecto a su teoría de «culpabilizar» al Ejército Nacional de un pretendido «secuestro» de la soberanía nacionales curiosa su discrepancia con su admirado don Juande Borbón. En la carta del 15 de enero de 1941 que dirigea su padre A/fonso XIII aceptando su designación comoheredero de la Corona podemos leer: «… organizándosey templándose… el espíritu combativo y patriótico de unEjército que en definitiva había de salvar a España (sic)en el trance tremendo y doloroso de la última Guerra Civil

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«carnicerías» contra presos en las cár-celes.

En cuanto a la pretendida persecu-ción religiosa por parte del «bando fran-quista», creo que huelga cualquier co-mentario… de no ser por la reciente notadel grupo de sacerdotes separatistas vas-cos que anida en la Comisión de Justi-cia y Paz en Bilbao y por una entrevis-ta televisada de Arzallus cuando era«mandamás» en «Euskalerría»: «Bue-no, aquí el que fusiló curas vascos fueFranco»… Él, en su condición de ex sa-cerdote jesuita, sabía perfectamente quedurante los treinta y nueve años de la«oprobiosa dictadura» se fusiló a 16 sa-cerdotes (otros dicen que 14), juzgadosy condenados a pesar de ser sacerdotes,en tanto que bajo el «Euzkadi libre e in-dependiente» de José Antonio Aguirre,en menos de un año (1936-1937), has-ta la entrada de las tropas nacionales, seasesinaron a 47 sacerdotes.

En fin, señor Ansón, si sigo escri-biendo terminaré por reproducir páginasenteras del volumen IV/1 de mi obra yacitada. No quiero terminar sin añadir un«apunte» referido al Ejército Nacional,ése que según usted mantuvo secuestra-da la «soberanía nacional» durante cua-renta años. Si repasa el BOE de la épo-ca, podrá comprobar que el 7 de mayode 1938, con la firma de Franco figuraun Decreto por el que se restablece laCompañía de Jesús en la España nacio-nal (en aquella fecha todavía no se ha-bía liberado todo el territorio nacio-nal…). Sin embargo, no encontraráningún otro Decreto restableciendo elculto católico prohibido por Decreto de17 de octubre de 1936 del Régimen le-gítimo, según usted («ilegítimo de todailegitimidad» para mí y para otros mu-chos…). En la España nacional o zonasublevada, no fue necesario restablacer-lo porque jamás se prohibió. En cuantoa las ciudades y pueblos de la zona roja(España republicana) se fue restable-ciendo de facto tan pronto eran libera-dos (sin entrecomillado) por el EjércitoNacional… Así de sencillo. Con la en-trada de las tropas nacionales, victorio-sas, por supuesto… salían de sus refu-gios los sacerdotes y monjas escondidos,

o regresaban de la España nacional adonde habían huido. Tal es el caso de losmonjes benedictinos de la Abadía deMontserrat (los que lograron huir a tiem-po) o de personajes hoy elevados a losaltares como el caso de Escrivá de Ba-laguer o de la religiosa carmelita Mara-villas de Jesús… Por si no lo sabe usted,el primer sacerdote que entra en Madrid,una vez liberado, el 28 de marzo de 1939,procedente de la España nacional es Jo-sé María Escrivá de Balaguer, vestido desotana y subido en un camión del Ejér-cito Nacional… el mismo que, según us-ted, secuestraría la «soberanía nacional»entonces en manos de los milicianos de-mocráticos que, según parece, le prote-gieron a usted de niño y a su familia.

Discrepancia con don Juan de Borbón

Por último, y respecto a su teoría de«culpabilizar» (antes escribiríamos«culpar») al Ejército Nacional de unpretendido «secuestro» de la soberaníanacional, es curiosa su discrepancia odistanciamiento con su admirado donJuan de Borbón (Juan III para usted).En la carta del 15 de enero de 1941 quedirige a su padre Alfonso XIII, acep-tando su designación como heredero dela Corona, podemos leer: «… organi-zándose y templándose… el espíritucombativo y patriótico de un Ejércitoque en definitiva había de salvar a Es-paña (sic) en el trance tremendo y do-loroso de la última Guerra Civil (sic…curioso, él lo escribe con mayúsculas yno escribe «guerra incivil»). Y todavíaañade: «… los sufrimientos padecidospor nuestro pueblo con ocasión de es-ta gran Cruzada nacional (sic)…». ¿Quéle parece? ¿Lo conocía? ¿Se le habíaolvidado?

A mayor abundamiento… 1) Encarta manuscrita que don Juan dirige aFranco, desde Roma, el 28 de diciem-bre de 1937 (días antes de nacer el ac-tual Rey Juan Carlos), tiene el detallede añadir a la fecha: «2.º A.T.» (sic),«II Año Triunfal». ¿Qué le parece? Re-cordemos uno de sus párrafos: «Preci-samente por creer que sirvo de la me-

jor manera posible a España, siguien-do fielmente sus consejos (los de Fran-co), es por lo que, contra mi corazón,no he intentado nuevamente ir a tomarparte con mis compatriotas de mi edaden la Cruzada de la que V.E. es el glo-rioso Caudillo». 2) Un año antes, 7 dediciembre de 1936, don Juan escribe aFranco solicitando respetuosamente au-torización para incorporarse como ma-rino voluntario en el crucero Baleares:«… guerra en la que todos los buenosespañoles de mi edad habrán podidohallar un puesto de combate…» (N.B.:Por supuesto no está hablando «de unoy otro bando». En absoluto, se está re-firiendo al Ejército Nacional, tan de-nostado por usted). «El deseo de ha-llarlo yo también, me mueve a sometera la benévola atención de vuestra ex-celencia mi aspiración… Según noti-cias de la prensa se hallará pronto lis-to para hacerse a la mar el cruceroBaleares, en el que podría prestar al-gún servicio útil, ya que he realizadomis estudios en la Escuela Naval Bri-tánica…». Y sigue escribiendo respe-tuosamente don Juan a Franco: «… yono sé, mi General, si al escribirle asíinfrinjo las normas protocolarias conque es normal dirigirse a un Jefe de Es-tado…». Y su despedida es harto elo-cuente: «Con mis votos más fervientesporque Dios le ayude en la noble em-presa de salvar España, le ruego acep-te el testimonio de respeto con que sereitera a sus órdenes…». Una carta ad-mirable plena de humildad y valentía,solicitando un puesto de combate en elEjército Nacional, después de haber si-do rechazado en dos ocasiones ante-riores… Nada que ver con la figura del«Rey de todos los españoles… de unoy otro bando», etc. A propósito, Fran-co tomó la decisión de no aceptar el pa-triótico ofrecimiento de don Juan… ypoco después el crucero Baleares fuehundido por la escuadra roja, pere-ciendo la mayoría de su tripulación…Ignoro si don Juan o Alfonso XIII enalguna ocasión se lo agradecieron aFranco. Que yo sepa, usted no ha he-cho nunca mención escrita de este he-cho… ¿Me equivoco?

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Recortes de prensa

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Madrid abre la marcha

¿Quién se habría atrevido a ima-ginar en tiempos de Tierno Galván,y en los mejores de Leguina, queel PP podría llegar a ganar en Ma-drid por mayoría absoluta tanto enel Ayuntamiento como en la Co-munidad? Después de la victoriade Esperanza Aguirre ha pasadodefinitivamente a la Historia «el cin-turón rojo» madrileño.

Pero ¿alguna vez fue Madrid unaciudad de izquierdas? Ya en las pri-meras municipales los socialistastuvieron que pactar con el PCE por-que José Luis Álvarez sacó más vo-tos que Tierno. Las mayorías ab-solutas de Álvarez del Manzano yGallardón han terminado con laidea del Madrid rojo.

Pero el triunfo es sólo una prue-ba. En Cataluña las victorias deconvergentes y socialistas han lle-vado a la miseria de Barcelona. Laimagen cosmopolita y abierta leviene de los tiempos de Franco.Fueron los mejores de su Historia.Antes y después de Balmes. Antesy después de Ferrer Guardia. Ver-daguer y D’Ors fueron arrincona-dos y defenestrados por una so-ciedad pobre y provinciana. Lostiempos brillantes iban a ser los dePla, Espriu, Codereh, Gil de Bied-ma, Mendoza… El triunfo del ca-talán se monta sobre la derrota delespañol en Frankfurt. ¿Qué decirdel País Vasco, sumido en el terror,excepción de Europa? En Onda-rroa el Ayuntamiento es tomado«institucionalmente» por los ilega-les. En otros pueblos los ganado-res en las urnas renuncian a los re-sultados. No hay coacción se dice.En realidad hay terror. Las pan-cartas de los verdugos reclaman«democrazia» por las calles.

Hay, en efecto, dos Españas. Ladel triunfo del liberalismo y la en-

soñareada por los totalitarios. Enuna, lo que se entiende en el mun-do civilizado por democracia; enotra, la que se identifica con la au-sencia del Estado de Derecho y laslibertades. La bandera bicolor queha colocado Raúl en la Cibeles esmás que un signo deportivo. Se-ñala un camino.

César Alonso de los Ríos

Retratodel «verdugo» de Lorca

El hispanista lan Gibson retra-ta ampliamente en su última obraa Ramón Ruiz Alonso, tipógrafo ypolítico ultraderechista, conside-rado responsable de la detenciónde Federico García Lorca y su-

puestamente relacionado con ladenuncia que motivaría el fusila-miento del poeta granadino.

Con el libro El hombre que de-tuvo a García Lorca (Aguilar), quese publicó el 12 de septiembre,Gibson, experto conocedor de Fe-derico, pretende además poner«punto y final» a sus estudios so-bre la muerte del artista, segúnaseguró en una entrevista con Efe.

Aunque no es la primera vezque trata al que puede conside-rarse verdugo del dramaturgogranadino, con su último libro elescritor ha querido reunir y orde-nar el material que aglutinaba ensu archivo y centrarse en la tra-yectoria de un hombre, apostilló,«absolutamente fundamental en loque pasó con el poeta».

En su obra, Gibson describe aun Ruiz Alonso que llega a Grana-da en 1932 para trabajar como ti-pógrafo y como propagandista yque se convertiría pronto en unainfluyente personalidad, cuya fa-ma fue más allá de la provincia,después de conseguir un escañocomo diputado en la lista de la

Confederación Española de Dere-chas Autónomas (CEDA).

Según el hispanista, este ultra-derechista, perteneciente a una fa-milia de clase media venida a me-nos y al que llamaron «el obreroamaestrado», llegó a Granada car-gado de «resentimiento y odio».

«Era un maniqueo radical, paraquien todos los socialistas erandiablos; fue un hombre violento,agresivo, que consideró a los ro-jos antiespañoles, puesto que só-lo él y los suyos eran los auténti-cos», añadió Gibson.

En 1936 Ruiz Alonso perdió suescaño y desde entonces empezóa conspirar «contra una democra-cia a la que había llegado a odiar»,para participar después en la re-presión de los republicanos deGranada.

Según Gibson, el interés de aca-bar con la vida de Lorca radicabano sólo en las envidias que des-pertaba por su amplísima fama y«puro genio», sino por su públicacondición de rojo y homosexual.

El Mundo

RECORTES DE PRENSA

Recortes de prensa

El Mundo

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Crispada y dividida

La crispación y división presen-tes en la sociedad española co-mienzan a afectar al interior de laIglesia, según reconocieron ayerimportantes responsables episco-pales, quienes admitieron que loscristianos «no estamos suficiente-mente unidos». La mayor autocrí-tica salió del cardenal de Toledoy vicepresidente de la Conferen-cia Episcopal, Antonio Cañizares,quien señaló en su alocución do-minical que «hay tantas opinionessobre la fe y la moral, grupos y ten-dencias en la Iglesia, que parecedesgarrada, como hecha jirones».

Cañizares apostó por una uni-dad «sin fisuras» entre los cristia-nos frente a «una mentalidad ins-pirada en el laicismo». Pese a ello,tuvo que reconocer que «los quedeberíamos dar ejemplo de unidad,no lo damos suficientemente, esasí». Para el cardenal de Toledo,cada vez es más creciente dichamentalidad laicista en nuestra so-ciedad, que lleva «de forma más omenos consciente a la restricciónde la libertad religiosa, hasta pro-mover un desprecio o ignoranciade lo religioso relegándolo a la es-fera de lo privado y oponiéndose asu expresión pública».

«Reapertura de viejas heri-das».—Para el vicepresidente dela Conferencia Episcopal, la actualdivisión en la sociedad española,«sustancialmente católica en sumayoría», se debe a «tantos en-frentamientos actuales, o por lareapertura de heridas y divisionespasadas que nos conducen a laquiebra». Por ello, indicó, es pre-ciso «de manera urgente y apre-miante, centrarnos más y más yvivir en toda su verdad» la fe cris-tiana, así como «conservar la uni-dad del espíritu con el vínculo dela paz».

«Laicismo dentro de la Igle-sia».—Por su parte, el arzobispode Valencia, Agustín García-Gas-to, alertó ayer de la «difusión dellaicismo dentro de la Iglesia y de

la sociedad», mediante «las conti-nuas sesiones de adoctrinamien-to a las que estamos sometidospor los políticos que nos gobier-nan, de medios de comunicación,y la cultura oficial» y, también, en«las actitudes ruinosas para nues-tra vida espiritual y para nuestralabor apostólica».

Jesús BastanteABC

Tres zamoranos

En un reciente libro de José Ja-vier Esparza, titulado El terror ro-jo en España (Áltera), me tropiezocon una anécdota macabra queexplica mejor que un tratado detropecientas páginas la naturale-za sórdida del conflicto que en-viscó a los españoles durante losaños aciagos de la Guerra Civil.

Quizá la anécdota no me habríasugestionado tanto si no la hubie-sen protagonizado tres zamora-nos como yo mismo. El más cono-cido de los tres es Ángel GalarzaGago, un personaje sórdido, res-ponsable de la hecatombe de Pa-racuellos, a quien misteriosamen-te le tienen dedicada una calle enmi ciudad. Fiscal General del Es-tado durante la primera etapa dela República, en 1933 ingresa enel PSOE, llegando a ser nombra-do por Largo Caballero ministrode la Gobernación en septiembrede 1936, cargo del que sería apar-tado en mayo de 1937, tras de-mostrar una notoria incapacidaden el mantenimiento del orden. Elsegundo protagonista de la anéc-dota es Luis Calamita Ruy-Wam-ba, que como sus apellidos nospermiten suponer era un señor dederechas, propietario de una im-prenta y de un periódico de orien-tación conservadora, El Heraldode Zamora. El tercero en liza, lastbut not least, se llamaba VicenteRueda; regentaba otra imprenta

zamorana más modesta, de signi-ficación izquierdista, que compe-tía en inferioridad de condicionescon la de Calamita, y durante losprimeros meses de la guerra es-tuvo a las órdenes del socialistaAgapito García Atadell, chequistay expoliador, uno de los persona-jes más sombríos de la contienda,cuya ejecución —tras un intentofrustrado de huida a Sudaméricacon los frutos de sus saqueos—sería aplaudida tanto en el bandonacional como en el republicano.

En su juventud, Galarza y Cala-mita habían pretendido a la mis-ma mujer, que terminaría siendonovia del segundo. Despechado,Galarza había abordado a los no-vios al final de una función teatral,increpando a la muchacha que ha-bía sido el motivo de su querellaamorosa y recordando ciertos «fa-vores» presuntos que le habríadedicado antes de iniciar su no-viazgo con Luis Calamita. A lasgroserías respondió Calamita abo-feteando a Galarza, que abandonómohíno el teatro; podemos imagi-nar que ya en ese mismo momen-to empezó a larvar su rencor. Mu-cho tiempo después, el alzamientode los militares sediciosos sor-prende a Luis Calamita Ruy-Wam-ba en Madrid; el 14 de septiembrede 1936, por orden de la DirecciónGeneral de Seguridad, es ingresa-do en la Cárcel Modelo. Un par desemanas después, el ministro Ga-larza escribe de su puño y letrauna circular por la que decreta eltraslado del «detenido Luis Cala-mita, que lo fue por mi orden», a laprisión de Chinchilla. El encarga-do de vigilar el traslado será Vi-cente Rueda, a quien Galarza eli-ge personalmente para la misión.Por supuesto, Calamita no llegójamás a su destino; fue asesinadoen cualquier desmonte por Rue-da, que así vengaba de una taca-da las mermas en el negocio quela imprenta de su rival le hubiesepodido causar en otro tiempo y eldespecho amoroso de su paisanoel ministro de Gobernación. Al me-

nos, Galarza pudo saborear estavez el «sentimiento de participaren una ejecución».

Juan Manuel de PradaMagazine

Cataluñay el tribalismolingüístico

(El Gobierno catalán va a con-sumar el disparate de acentuar eldestierro del castellano en el sis-tema de enseñanza. Hace muchosaños, a propósito de una polémicasobre el tribalismo lingüístico de laEspaña autonómica, Aquilino Du-que mantuvo una interesante co-rrespondencia con Jorge Ferrer Vi-dal. Era 1980. Los argumentos deentonces valen para hoy; valen mástodavía que ayer.)

Muchísimas gracias por tu es-timulante carta, en la que como eslógico respiras por el rasguño ca-talán. Por supuesto, los tiros míosvan dirigidos sin rodeos al vas-cuence ese de ocasión, y si de re-filón le he dado a lenguas que res-peto y admiro, es porque contra loque yo estoy resueltamente escontra su utilización política parala disgregación de España, «patriacomún e indivisible de todos losespañoles», según reza la sacro-santa Constitución.

Voy a tener que puntualizar misideas al respecto, aunque ya lo hi-ce en un artículo sobre PaulinaCrusat aparecido en Índice no ha-ce tanto tiempo… Para mí una co-sa es la literatura catalana y otrael catalanismo literario, como unacosa es la literatura andaluza, quepractico, y otra el andalucismo li-terario, del que abomino. Estoyconforme contigo en que ha sidoCataluña la región española quemás literatura de calidad ha dadobajo el franquismo, y tú estarásconforme conmigo en que ni Pla ni

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Foix ni Sagarra ni Villalonga hanhecho catalanismo, sino literatura,todo lo vernácula que se quiera,pero literatura en el más noble sen-tido del vocablo. De ahí a templargaitas tribales va un largo camino,y si no gasto contemplaciones conAndalucía, no veo por qué las ha-ya de gastar con Cataluña. Cuan-do cualquier mequetrefe se ponea tirar piedras contra el tejado es-pañol para desfogar sus frustra-ciones, lo menos que cabe haceres pisarle el callo que más le due-le, que es el de un idioma del queno está seguro y que, sobre todoen manos torpes, no puede negarsu origen de Juegos Florales. Metemo que entre ese idioma, que esel del periódico Avui y el de Serrad’or, y el de los payeses del Am-purdán, el divorcio es archivincu-lar, como lo es entre el gallego quese habla en las aldeas de Lugo y elgallego que a marchas forzadasestán aprendiendo los clásicos se-ñoritos de La Coruña. El pueblo ga-llego no habla como Celso EmilioFerreiro, q.e.p.d., sino como Cela,Cunqueiro y Valle Inclán, y encuanto a poesía vernácula, no tedigo ningún secreto si te digo quela mejor de todas es la que escri-bió un andaluz, García Lorca, porjuego, claro, que es como hay queescribir poesía. Lástima que el ca-talán no sea tan tentador como elgallego para juegos semejantes.

Yo no hago diferencias entreunas y otras regiones de España.Para mí todas son iguales, y sus de-fectos y sus virtudes los siento co-mo cosa mía. Lo que fustigo, me lofustigo a mí, y mi manera de ha-cerlo es avisando cuando veo quese hacen estupideces. Lo más có-modo sería lavarse las manos, pe-ro para eso hay que ser burgués,tener espíritu, o materia, de bur-gués, de ése que, según Sombart,va a ver lo que saca de la vida,mientras que su contrario, el héroe,va a ver lo que puede dar a la vida.El bilingüismo de la burguesia ca-talana es una cosa muy buena y en-riquecedora en tanto en cuanto sea

un bilingüismo activo, es decir, encuanto se usen con igual soltura yfruición ambos idiomas, que porahora me abstengo de jerarquizaren orden de importancia. Ahora, sisigue adelante ese bestial proyec-to de «catalanizar» la enseñanza,ese bilingüismo va a ser puramen-te pasivo, que es lo que le pasa aPortugal, donde todos entienden ala perfección el castellano, perodonde nadie es capaz de hablarlo.Al fin y al cabo, Portugal tiene lasombra de su imperio como ámbi-to lingüístico, pero mucho me te-mo que Cataluña no tenga, en suMediterráneo, sombra de imperioal que agarrarse, entre otras cosasporque, en ese imperio de las ba-rras aragonesas, lo que se hablófue la lengua de Aragón, o sea, lade Castilla. A la vuelta de unosaños, en la balcanizada penínsulaibérica vamos a estar como en laIndia, donde, con tal de no hablarhindi, los nativos de las distintas«nacionalidades» se entiendenunos con otros en inglés. Todo seapor el santo progresismo… «En fin,pelillos a la mar y parlem la llenguade l’Imperi… català».

Lo malo de estos torneos cul-turales es que se desarrollan, co-mo decían los marxistas, en laspuras superestructuras. En el fon-do y en la base se mueven otrasfuerzas, y a por ellas voy en eseotro artículo («La vida andaluza dePaulina Crusat») que no llegaste aver y sin leer el cual sólo a mediasse entiende el que me comentas.Como formular votos no cuestaningún trabajo, voy a formular elmío particular, en la inteligenciade que no va a ir de momento aninguna parte: España tiene quetener voluntad de Europa y Euro-pa voluntad de imperio. Por des-gracia, Europa tiene hoy por hoyvoluntad de colonia y España vo-luntad de tribu. Qué le vamos a ha-cer, y a mí, que me llamen fascis-ta si quieren o, si quieren ser másexactos, eurofascista, y en amboscasos se equivocarán. Mi actitudhacia las otras lenguas españolas

la abonan dos hechos: uno, que enmi libro sobre Doñana cito a Ma-ragall en catalán, pudiéndolo ha-cer en castellano, porque estimoque todo español culto tiene laobligación de leer por igual todaslas literaturas de su patria; otro,que estoy concluyendo de tradu-cir, en octavas reales, al castella-no, por enésima vez, Os Lusiadas,que este año hace cuatro siglosque se tradujo por vez primera ypor partida doble y que Maeztu re-putaba como la epopeya por ex-celencia de la Hispanidad.

El Brocal

Memoria histórica,fútbol y Pazode Meirás

Aunque el proyecto de ley dememoria histórica ha encallado enla falta de acuerdo, los partidos po-líticos de la izquierda española nocejan en su empeñó de refrescaracontecimientos del pasado. Ayerse dedicaron a ello con eficacia yalumbraron dos proposiciones node ley en el Congreso. La primerafue aprobada por la Comisión deEducación, Cultura y Deporte y enella se insta a la Federación Espa-ñola de Fútbol a reconocer comooficiales los resultados de la Copade la España Libre o de la Repúbli-ca que ganó el Levante en 1937. LaGuerra Civil suspendió las compe-ticiones nacionales, pero en la zo-na donde se instaló el Gobierno re-publicano se disputó un torneo queganó el Levante al Valencia 1-0. Eltrofeo correspondiente figura enlas vitrinas del club valenciano, pe-ro el Congreso ha querido que laFederación haga constar oficial-mente que la copa la ganó el Le-vante. Ya por la tarde, el tema deldebate en el pleno fue el futuro delPazo de Meirás, lugar de veraneode Franco que es utilizado aún por

su familia. IU pidió al Gobierno querecupere las propiedades que re-cibió Franco durante la Dictadura—el Pazo fue adquirido por sus-cripción popular—, aunque los so-cialistas sólo accedieron a pedir alGobierno que «colabore con la Xun-ta de Galicia en las actuaciones queésta solicite sobre el Pazo de Mei-rás». Todo muy relevante y actual.Y después se extrañan los dirigen-tes políticos de los altos niveles deabstención y se quejan de la desa-fección de los ciudadanos hacia eldebate político.

El Mundo (26-IX-2007)

La extintaparroquiade Entrevíascelebra ayunandoel fin del Ramadán

La extinta parroquia de San Car-los Borromeo, situada en el madri-leño barrio de Entrevías y que fuecerrada al culto en abril por el car-denal de Madrid, Antonio MaríaRouco Varela, celebrará este sá-bado el final del Ramadán junto ajóvenes marroquíes «que habitual-mente frecuentan las actividadesde inserción social» del templo, se-gún informa un comunicado de laasamblea de San Carlos.

La celebración incluirá ayuno,rezo y cena en comunidad. Tal y co-mo indicó a Ep el que fuera párro-co, Javier Baeza, «celebraremosuna cena con los hermanos y com-pañeros árabes que están cele-brando el Ramadán». La iniciativasurge después de que chavales dela parroquia les ofrecieran «com-partir un día de ayuno con ellos».La celebración será este sábado«porque el día 13 acaba el Rama-dán y ellos acudirán a las mezqui-tas», recalcó Baeza.

La Razón

Recortes de prensa

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MARQUES DE URQUIJO, 10MADRID

LA beatificación de 498 mártires españoles dela Guerra Civil debe servir para que la ver-dad histórica se imponga sobre tanta men-tira y tanta falsificación como se alienta hoy

desde el poder. La realidad de los hechos fue simple-mente ésta: en España, el 18 de julio de 1936, y al ca-lor de la Guerra Civil, los partidos y sindicatos de iz-quierda emprendieron una revolución; dentro de esarevolución, la aniquilación física del enemigo «de cla-se» fue cosa cotidiana; fruto de esa política revo-lucionaria, tolerada cuando no alentada por las ins-tituciones que controlaba el Frente Popular, fueronasesinadas unas 60.000 per-sonas; en numerosísimos ca-sos que es imposible cuanti-ficar, la causa del asesinatofue la fe católica de la víc-tima; de entre éstos, el nú-mero de víctimas consagra-das —sacerdotes, monjas,frailes— se eleva a una ciframínima de 6.835 personas,con frecuencia después desufrir torturas abominables.

Los 498 próximos beatos forman parte de ese in-menso crimen que fue la represión republicana. El he-cho de que en el otro lado de la guerra también hu-biera persecución y muerte no disminuye ni en unápice la responsabilidad del Frente Popular. La Igle-sia española, en el proceso de beatificación, define alos 498 como «mártires de la fe», título que puede pa-recer aséptico. Desde el punto de vista estrictamenteeclesial es una definición comprensible, pues a los már-tires de todos los tiempos no se los beatifica por habersido asesinados ni tampoco por la cualidad del asesi-no, sino por el hecho de haber entregado su vida ennombre de Dios y de la Iglesia. Pero si desde el puntode vista eclesial es una definición comprensible, des-de el punto de vista histórico no es una definición su-ficiente. Aquí, en esta otra perspectiva, es imprescin-dible preguntarse por la identidad del martirizador,y ésa se corresponde con las fuerzas políticas y sindi-cales que respaldaron al Frente Popular en 1936.

Hoy ningún historiador serio pone en duda la rea-lidad de la persecución religiosa. Los intentos por pa-liar ese crimen tienden a la falsificación de los hechos.Todos los autores que se han inclinado sobre la cues-tión —Martín Rubio, Guijarro, el clásico estudio de

Montero— son taxativos. La prueba documental esabrumadora. La Iglesia católica comenzó a ser per-seguida menos de un mes después de la proclamaciónde la II República. La pasividad oficial —cuando nola connivencia del poder con los agresores— permi-tió que la persecución se enquistara en la vida públi-ca. Las primeras víctimas mortales cayeron durantela revolución de octubre de 1934. El comienzo de laGuerra Civil dio la señal para que la violencia an-tirreligiosa estallara. En muy pocas semanas, la ma-yoría de los templos ardió en la España del FrentePopular, mientras se asesinaba impunemente a los re-

ligiosos y a los seglares quese habían señalado por su fe.¿Quiénes son los asesinos?Las milicias de la CNT/FAI,el PSOE y el PCE, funda-mentalmente, dirigidas y ar-madas por sus cuadros polí-ticos. Habrá que esperar alas protestas del nacionalis-ta vasco Irujo, en el seno delpropio Gobierno republica-no, para que la ola de muer-

te se atenúe. Eso no ocurre hasta bien entrada la pri-mavera de 1937. En julio de ese año, cuando los obisposespañoles publican su carta colectiva, la cifra de reli-giosos asesinados supera ya los 5.000; es decir, la ma-yor parte de la represión ha sido ejecutada en menosde un año. Después, la intensidad de las muertes dis-minuirá, pero no la represión. En Barcelona, en losúltimos meses de la guerra, el temible SIM «republi-cano» todavía perseguirá a quienes oficiaban misasclandestinas en sus domicilios; los detenidos eran en-viados a campos de trabajo forzado; no pocos de ellospertenecían al nacionalismo catalán.

Es deplorable que la izquierda española actual, envez de someter a juicio su propia historia y aplicar laconveniente autocrítica, haya optado hoy por la glo-rificación falsaria de una época y unas gentes que tu-vieron muy poco de glorioso. Cuanto más tiempo tar-de la izquierda española en mirar de frente a su propiopasado, más se enrarecerá nuestra vida pública conlas consecuencias funestas de una peligrosa alucina-ción. Los 498 próximos beatos deberían servir paraque la sociedad española despierte de esta pesadillarevanchista en la que nos ha sumergido la Ley de Me-moria Histórica.

MÁRTIRES DE LA FE

(Y DE ESPAÑA)José Javier ESPARZA