Carpinteria de exteriores

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17 I Carpintería exterior 17.1.- Introducción. Realizar una abertura en un cerramiento es un modo de establecer una relación entre interior y exterior, sea esta física o visual. Puertas y ventanas permiten, mediante diferentes mecanismos, regular esta relación; el empleo de vidrios posibilitará la entrada de luz, que puede regularse mediante diversos sistemas; los herrajes de cierre y apertura permiten, a su vez, controlar acceso y ventilación. En las relaciones entre interior y exterior también son importantes, como es lógico, el tamaño y la situación del hueco. Los requisitos que deben cumplir las carpinterías de exterior no son diferentes de los del resto del cerramiento. Los principales son que se refieren al control de la temperatura, a la estanquidad al agua, al control de las condensaciones y a la resistencia al viento y estanquidad al aire. Pero, pese a ser idénticos estos requisitos, no son idénticos los niveles de exigencia a los que sometemos a las carpinterías. Nuestras ventanas y puertas de exterior son los puntos más sensibles de una envolvente de edificación, y, por este motivo, la carpintería es uno de los elementos de mayor precisión de entre los usados en la construcción arquitectónica. El correcto ensamblaje entre piezas de la carpintería, y entre ésta y el resto de la envolvente, es esencial. Por ello, las carpinterías se prefabrican en taller al 100% (de ahí el nombre de carpintería de taller) y se instalan en obra con métodos de construcción seca, de entre los cuales el atornillado sobre precerco es el más habitual. Como consecuencia, las zonas más sensibles serán siempre las juntas entre piezas prefabricadas; esto es, entre el vidrio y la carpintería y entre la carpintería y el cerramiento. La mejora de los productos empleados en las juntas, desde el EPDM (Etileno Propileno Dieno tipo M) hasta los sellados neutros, ha permitido reducir problemas de patología en estas juntas, antes habituales. 01 Trabajos de carpintería en la India Central. En algunas regiones la carpintería sigue haciéndose directamente en el edificio en construcción, adaptándose a los huecos, por lo general variables, que se dejan en el cerramiento. 17.2.- Materiales y formas. Las carpinterías de exteriores se fabrican habitualmente con perfiles de diferentes materiales. En la industria nacional es posible encontrar fabricantes de acero laminado, chapa de acero plegado, aluminio, cloruro de polivinilo y madera. El acero se emplea ya poco en puertas o ventanas, aunque fue muy usado durante años. Hoy sigue utilizándose en fachadas ligeras. Las carpinterías de acero pueden tener problemas de ajuste (en galces, juntas…) y también de corrosión, si no se realiza un mantenimiento correcto. Los perfiles de aluminio son muy habituales. Permiten diferentes acabados, desde el anodizado tradicional al lacado, pasando por los teñidos obtenidos mediante baños en anilina. Además, ajustan bien y tienen un mantenimiento sencillo. El principal problema que ofrecen es que el aluminio es muy buen conductor del calor, y puede generar problemas de puentes térmicos; por ello, los perfiles suelen incorporar mecanismos de rotura de puente térmico. El cloruro de polivinilo o PVC también es corriente y versátil, y ofrece tantas opciones como el aluminio. Además, el

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17 I Carpintería exterior

17.1.- Introducción.

Realizar una abertura en un cerramiento es un modo de establecer una relación entre interior y exterior, sea esta física o visual. Puertas y ventanas permiten, mediante diferentes mecanismos, regular esta relación; el empleo de vidrios posibilitará la entrada de luz, que puede regularse mediante diversos sistemas; los herrajes de cierre y apertura permiten, a su vez, controlar acceso y ventilación. En las relaciones entre interior y exterior también son importantes, como es lógico, el tamaño y la situación del hueco.

Los requisitos que deben cumplir las carpinterías de exterior no son diferentes de los del resto del cerramiento. Los principales son que se refieren al control de la temperatura, a la estanquidad al agua, al control de las condensaciones y a la resistencia al viento y estanquidad al aire. Pero, pese a ser idénticos estos requisitos, no son idénticos los niveles de exigencia a los que sometemos a las carpinterías. Nuestras ventanas y puertas de exterior son los puntos más sensibles de una envolvente de edificación, y, por este motivo, la carpintería es uno de los elementos de mayor precisión de entre los usados en la construcción arquitectónica. El correcto ensamblaje entre piezas de la carpintería, y entre ésta y el resto de la envolvente, es esencial.

Por ello, las carpinterías se prefabrican en taller al 100% (de ahí el nombre de carpintería de taller) y se instalan en obra con métodos de construcción seca, de entre los cuales el atornillado sobre precerco es el más habitual. Como consecuencia, las zonas más sensibles serán siempre las juntas entre piezas prefabricadas; esto es, entre el vidrio y la carpintería y entre la carpintería y el cerramiento. La mejora de los productos empleados en las juntas, desde el EPDM (Etileno Propileno Dieno tipo M) hasta los sellados neutros, ha permitido reducir problemas de patología en estas juntas, antes habituales.

01 Trabajos de carpintería en la India Central.

En algunas regiones la carpintería sigue haciéndose directamente en el edificio en construcción, adaptándose a los huecos, por lo general variables, que se dejan en el cerramiento. 17.2.- Materiales y formas.

Las carpinterías de exteriores se fabrican habitualmente con perfiles de diferentes materiales. En la industria nacional es posible encontrar fabricantes de acero laminado, chapa de acero plegado, aluminio, cloruro de polivinilo y madera.

El acero se emplea ya poco en puertas o ventanas, aunque fue muy usado durante años. Hoy sigue utilizándose en fachadas ligeras. Las carpinterías de acero pueden tener problemas de ajuste (en galces, juntas…) y también de corrosión, si no se realiza un mantenimiento correcto.

Los perfiles de aluminio son muy habituales. Permiten diferentes acabados, desde el anodizado tradicional al lacado, pasando por los teñidos obtenidos mediante baños en anilina. Además, ajustan bien y tienen un mantenimiento sencillo. El principal problema que ofrecen es que el aluminio es muy buen conductor del calor, y puede generar problemas de puentes térmicos; por ello, los perfiles suelen incorporar mecanismos de rotura de puente térmico.

El cloruro de polivinilo o PVC también es corriente y versátil, y ofrece tantas opciones como el aluminio. Además, el

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PVC es un buen aislante térmico, por lo que no precisa de sistemas de rotura del puente. Hay, sin embargo, dudas con respecto de su durabilidad, aunque los ensayos realizados ofrecen suficientes garantías.

La madera que se emplea en carpinterías de exterior debe ser siempre madera estabilizada, de densidad aproximada 600 kg/m3, complementada en los herrajes por acero inoxidable o aluminio. Es un buen material para exteriores, si bien requiere de un cierto mantenimiento.

Para las juntas de carpintería se emplean diferentes materiales plásticos, entre ellos el EPDM (Etileno Propileno Dieno tipo M) y el neopreno (u otras variantes del poli-cloropreno). Los sellados se hacen con productos neutros.

Por lo que se refiere a las formas de los huecos y los sistemas de apertura, se adjunta a continuación un croquis con los principales. Casi todos ellos pueden combinarse de muchas formas. Se recomienda revisar el vocabulario incluido al final de los apuntes.

02 Sistemas de apertura.

Existen múltiples sistemas de apertura. Los más habituales son los reflejados aquí, que pueden combinarse de diversos modos. Los códigos abreviados de representación de cada sistema que se adjuntan proceden del catálogo de Technal - Saphir.

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17.3.- El Código Técnico.

El código Técnico de la Edificación regula las carpinterías exteriores en el DB Ahorro de Energía y Aislamiento Térmico HE1 Limitación de la demanda energética, poniendo el énfasis en la condición de estos elementos como partes de la envolvente de edificación. Hace referencia a 6 parámetros obligados para caracterizar una ventana, si bien existen normas relativas a otras 6 características, cuyo estudio es de carácter voluntario:

Características obligatorias 1. Transmitancia térmica 2. Condensación superficial 3. Resistencia a las acciones del viento 4. Permeabilidad al aire 5. Propiedades frente a radiación solar 6. Aislamiento al ruido aéreo

Características voluntarias 1. Estanquidad al agua 2. Reacción al fuego 3. Resistencia a cargas permanentes 4. Emisión de sustancias peligrosas 5. Resistencia al impacto 6. Resistencia a apertura y cierre repetido

Es llamativo que la estanquidad al agua de la ventana no sea tratada por el CTE cuando los otros dos parámetros relacionados, resistencia al viento y permeabilidad al aire, sí lo están. Por otra parte, las características que exige el Marcado CE de la ventana sí incluye a estos tres parámetros, AEV, así como la emisión de sustancias peligrosas que el CTE omite. Transmitancia térmica.

La transmitancia térmica de la ventana es función de la zona climática, del porcentaje de huecos en la fachada (Sv) y también de la transmitancia límite del muro (UM).

Se evalúa por separado la transmitancia de los perfiles y la del vidrio. En la práctica, una vez definido el tipo de carpintería, se determina mediante tablas la transmitancia del vidrio.

03

Zona climática.

Zonificación dinámica según capital de provincia.

Material Transmitancia PVC 3 cámaras 1,8 W/m2•K PVC 2 cámaras 2,2 W/m2•K Madera 500 kg/m3 y 60 mm 2,0 W/m2•K Madera 700 kg/m3 y 60 mm 2,2 W/m2•K Metálico con RPT 12mm 3,2 W/m2•K Metálico con RPT 4mm 4,0 W/m2•K

04

Tabla de relación material-transmitancia.

Para tres tipos de material: PVC, Madera y metal. Según el criterio de severidad climática de invierno (5 categorías designadas de A a E) y de verano (4 categorías designadas de 1 a 4) existen 20 casos posibles de los cuales sólo 12 se dan en la realidad, dando origen a las 12 zonas climáticas definidas en el CTE.

- Verano + Severidad climática 1 2 3 4

A A3 A4 B B3 B4 C C1 C2 C3 C4 D D1 D2 D3

- Invierno

+ E E1

05 Tabla de severidad climática.

Relación de temperaturas máximas y mínimas invierno - verano. Si bien el CTE no hace referencia a la norma UNE 85.220:86, los datos, mapas y tablas que aporta coinciden con esta norma, por lo que la severidad climática

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de verano que menciona el CTE no se ve reflejada en ningún sitio, ya que la norma mencionada sólo contempla una situación invernal. Está claro que en el año 1986 nadie se preocupaba del aire acondicionado, pero hoy es una realidad incluso a nivel doméstico, por lo que el CTE tiene aquí una de sus principales áreas de mejora, ya que actualmente permite un despilfarro energético en zonas donde el uso de aire acondicionado es intenso. Por ello, en términos generales, con los valores de transmitancia de los distintos materiales y los requerimientos térmicos de cada zona climática se puede inferir que las ventanas que se pueden poner según la zona climática son:

Zona A-B. Dado que se omite la severidad dinámica de verano, se admite todo tipo de carpintería. Estas zonas comprenden el litoral de Tarragona a Huelva (<200 m de altitud) Zona C. No se debe aplicar aluminio sin RPT Zona D. No se debe aplicar aluminio sin RPT o aluminio con RPT de 4 mm. Zona E. No se puede aplicar aluminio de ningún tipo.

Condensación superficial

Ya en la norma NTE-CT-79 se trataba el tema de la condensación superficial pero no se establecían exigencias respecto a la carpintería. El CTE exige la comprobación de la limitación de condensaciones superficiales basándose en la comparación del factor de temperatura de la superficie interior fRsi y el factor de temperatura de la superficie interior mínimo fRsi,min para las condiciones interiores y exteriores de cada localidad corres-pondientes al mes de enero. Estas condiciones se indican en el apartado G.1 de la sección HE del CTE. La relación entre el factor de temperatura de la superficie interior fRsi y la transmitancia del cerramiento U, se define por la siguiente ecuación:

fRsi = 1 – U/4 ; es decir, U = 4*(1- fRsi)

Para la comprobación de la limitación de condensaciones superficiales en los cerramientos y puentes térmicos se debe comprobar que el factor de temperatura de la superficie interior es superior al factor de temperatura de la superficie interior mínimo.

Categoría espacio

Zona A

Zona B

Zona C

Zona D

Zona E

CH5 0,80 0,80 0,80 0,90 0,90 CH4 0,66 0,66 0,69 0,75 0,78 CH3 0,50 0,52 0,56 0,61 0,64

06 Factores de temperatura.

Valores de fRsi, min. Factor de temperatura de la superficie interior mínimo. Clase de higrometría 5 (CH5) Espacios en los que se prevea una gran producción de humedad, tales como lavanderías y piscinas (70%).

Clase de higrometría 4 (CH4) Espacios en los que se prevea una alta producción de humedad, tales como cocinas industriales, restaurantes, pabellones deportivos, duchas colectivas u otros de uso similar (62%).

Clase de higrometría 3 (CH3) o inferior Espacios en los que no se prevea una alta producción de humedad. Se incluyen en esta categoría todos los espacios de edificios residenciales y el resto de los espacios no indicados anteriormente (50%).

Para viviendas se dan los siguientes valores:

Zona climática fRsi,min Umax (W/m2•ºK) A 0,50 2,00 B 0,52 1,92 C 0,56 1,76 D 0,62 1,56 E 0,64 1,44

07 Zona climática.

Valores de vivienda. El fRsi,min también puede calcularse mediante expresiones matemáticas, si bien es un procedimiento engorroso.

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Resistencia al viento.

El CTE presta bastante atención a este tema y es más exigente que la normativa hasta ahora existente (NBE-AE88 y NTE-ECV88) porque la presión de cálculo se incrementa. Con la actual redacción del CTE puede interpretrarse que el refuerzo de la ventana puede variarse según la altura de la misma en el edificio, si bien toda la información se presenta desde el punto de vista de la ventana más solicitada, es decir, la más alta.

La presión de viento de diseño de la ventana es función del tipo de terreno, de la zona isotaca, de la cota superior de la ventana más alta del edificio, del tipo de fachada (expuesta, lateral) y de la flecha frontal admisible.

A partir de 20 m. de altura, más de 6 plantas, en terrenos de tipo I, II o III, la ventana deberá tener una clasificación Clase 5 o Clase Exxxx, recordando que la clase 5 es la más exigente en la actual norma y que especificar una clase Exxxx obliga a hacer ensayos específicos con una alta probabilidad de obtener una “ventana sin clasificar” al no cumplir con la exigencia de no sobrepasar un 20% la permeabilidad al aire del reensayo.

Clase de viento P1 P2 P3 1 400 200 600 2 800 400 1200 3 1200 600 1800 4 1600 800 2400 5 2000 1000 3000

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Clase de viento.

Según UNE EN 12210.

Presión Ensayo Medida P1 Deformación Flecha frontal

P2 Ciclo presión/succión Funcionalidad

P3 Seguridad Presión máxima

09 Ensayos de resistencia al viento.

Listado de ensayos para diferentes clases, y medidas a registrar.

Sin embargo, para terrenos tipo IV o V y cotas superiores a 20 m. la ventana deberá clasificarse, al menos, como clase 4, por lo que en los centros de ciudades de gran parte del país con edificios de 5/6 plantas, las ventanas podrán ser clase 2 o Clase 3.

Como se desprende del cuadro de presiones de viento de la norma, las exigencias para determinadas zonas pueden ser realmente bajas, sin embargo, una menor resistencia al viento significa una mayor deformación de la ventana lo que permite un mayor intercambio no controlado de aire entre el exterior e interior de la misma, por lo que el aislamiento térmico y la atenuación acústica se verá perjudicada.

Si bien la norma de clasificación indica la clase de flecha frontal relativa A (<1/150), en la práctica debe limitarse sólo a las clases B (<1/200) o C (<1/300) para asegurar un correcto funcionamiento de los cristales:

Vidrio monolítico: B (<1/200) Vidrio laminar: B (<1/200) Doble acristalamiento: C (<1/300)

Es decir, una ventana con vidrio con cámara que presente un ensayo de resistencia al viento clase Ax, no debería ser admitida porque los cristales se romperán.

10 Mapa de isotacas.

Mapa de zonas con igual velocidad de viento.

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Permeabilidad al aire.

La permeabilidad al aire de una ventana es función de la zona climática, el tipo de terreno, la altura sobre el terreno y la presión promedio del viento según la zona eólica.

Es preciso notar que el tipo de terreno no guarda relación con el criterio homónimo empleado en la Resistencia al Viento de la Ventana, distinguiendo sólo si es en el centro de grandes ciudades, zona urbana, zona rural o terreno abierto.

11 Mapa de presión promedio de viento.

Según UNE 85.220:86. Todo ello da como resultado que las ventanas sean clase 1 o clase 2, y especificando una clase 3 en los Pirineos, el extremo occidental de Galicia y la costa de Huelva y Cádiz, si el terreno es abierto. Propiedades frente a la radiación solar.

Dado el generalmente bajo U de un muro (0,66 – 0,94 W/m2·ºK), las mayores pérdidas y ganancias energéticas de un edificio se producen a través de las ventanas y en particular a través del acristalamiento. Hasta ahora no se hacía mención expresa en la normativa a esta situación, bastando el cálculo del Kg global del edificio. El CTE hace expresa mención al cálculo del factor solar del hueco y define que ha de calcularse para los perfiles y para el acristalamiento.

Por factor solar se entiende el cociente entre la radiación solar a incidencia

normal que se introduce en el edificio a través del acristalamiento y la que se introduciría si el acristalamiento se sustituyese por un hueco perfectamente transparente. A su vez, el factor solar modificado es el resultado de multiplicar el factor solar por el factor de sombra definido como la fracción de la radiación incidente en un hueco que no es bloqueada por la presencia de obstáculos de fachada tales como retranqueos, voladizos, toldos, salientes laterales u otros. Si bien estos factores tienen expresiones matemáticas que los definen, lo usual es obtenerlos de las tablas que el CTE incorpora.

El factor solar y el modificado dependen del porcentaje de huecos en la fachada, de la orientación de la fachada y de la carga interna del edificio.

El porcentaje de huecos es el cociente entre la superficie total de huecos y la superficie total de la fachada, por lo que es siempre menor o igual a 1. Este tema suele tener importancia a partir de un Sv > 30%. Por carga interna se entiende la capacidad de generación al interior de un espacio del edificio en función de su habitabilidad, iluminación, presencia de equipos y máquinas, etc., definiéndose:

A) Espacios con baja carga interna. Espacios en los que se disipa poco calor. Son los espacios destinados principalmente a residir en ellos, con carácter eventual o permanente. En esta categoría se incluyen todos los espacios de edificios de viviendas y aquellas zonas o espacios de edificios asimilables a éstos en uso y dimensión, tales como habitaciones de hotel, habitaciones de hospitales y salas de estar, así como sus zonas de circulación vinculadas.

B) Espacios con alta carga interna. Espacios en los que se genera gran cantidad de calor por causa de su ocupación, iluminación o equipos existentes. Son aquellos espacios no incluidos en la definición de espacios con baja carga interna. El conjunto de estos espacios conforma la zona de alta

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carga interna del edificio. Dada la mayor superficie del acristalamiento en la ventana respecto a los perfiles, la adecuada selección del vidrio es fundamental para controlar las pérdidas y ganancias energéticas, siendo siempre recomendable usar doble acristalamiento, vidrios de capa, vidrios de control solar y vdrios de baja emisividad

Tipo de vidrio Características Precauciones

Control Solar

Reducen aportes

energéticos por soleamiento.

Verificar falta de ganancia

energética o complementarse

con vidrios de baja emisividad para situaciones de

invierno. En orientaciones expuestas han de

colocarse al exterior del doble

acristalamiento, para evitar un

efecto invernadero.

Baja emisividad

Reducen pérdidas de

calor desde el interior del

edificio. En doble

acristalamiento pueden

colocarse al interior o al

exterior. Muy eficaces

en orientaciones no expuestas.

Al absorber y reflejar más energía

que un vidrio

convencional, deben templarse

para evitar roturas. En ventanas

correderas puede provocarse una alta

acumulación de calor al estar

abierta la ventana, rompiendo

los cristales.

12

Tipo de vidrio.

Tipo de vidrio y características asociadas. Estanquidad al agua Esta es la primera característica armonizada que el CTE omite, si bien existe normativa subsidiaria al respecto. La estanquidad al agua exigible a la ventana es función de la zona pluviométrica y la resistencia al viento según lo expuesto anteriormente.

13 Mapa de izonas pluviométricas. La norma UNE 85.220:86 establece criterios poco exigentes al respecto. El criterio de estanquidad al agua es irrelevante para el caso de las zonas IV y V con presiones de viento inferiores a la Clase 2, ya que incluso se permite rebajar un grado la clasificación en casos muy favorables y con ventanas situadas a menos de 3 m en vertical, caso este último muy normal en edificación.

Clasificación Presión de ensayo Método A Método B

0 1A 1B 50 2A 2B

100 3A 3B 150 4A 4B 200 5A 5B 250 6A 6B 300 7A 7B 450 8A -- 600 9A --

14 Ensayos de estanquidad al agus.

Presión de ensayo y clasificación. La exigencia a la ventana normalmente será 4A, especificándose 7A en las zonas I, II o III si la clase de viento es Clase 5 y la distancia vertical entre ventanas es menor a 3 m.

Estas exigencias son bajas debido a que se considera que el caudal de agua utilizado en el ensayo de clasificación supera con creces los datos pluviométricos

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disponibles, lo que nos deja con una norma muy exigente pero con una legislación laxa que permite ventanas de baja calidad en este punto, contradiciendo la exigencia de estanquidad de la LOE para asegurar su no definido concepto de habitabilidad en lo relativo a higiene, salud y medio ambiente.

Reacción al fuego.

El CTE no hace referencia a la reacción al fuego de las ventanas, si bien la norma EN 14.351-1 aclara que la reacción al fuego sólo es exigible a ventanas de tejado. El ensayo y clasificación de este tipo de ventana ha de hacerse según EN 13.501-1, norma que sustituye a la norma UNE 23.721:80.

Resistencia a la acción de nieve y cargas permanentes.

Hasta la fecha ninguna norma anterior o posterior al CTE ha hecho mención a este tema dada su irrelevancia en paramentos verticales. La norma EN 14.351-1 indica que las ventanas de tejado deben verificarse estructuralmente ante estas acciones sobre la edificación.

Emisión de sustancias peligrosas.

El CTE no contiene ninguna exigencia específica al respecto, mientras que la norma EN 14.351-1, base para el Marcado CE de la ventana, lo deja en manos de los estados de la Unión y del fabricante al declarar que “... el fabricante establecerá y hará la declaración apropiada del contenido, de acuerdo con los requisitos legales en el Estado de destino.” Nótese que tal redacción asume un movimiento transfronterizo de la ventana en la Unión Europea.

Resistencia al impacto.

Si bien existe normativa específica sobre la resistencia al impacto de perfiles de PVC, UNE-EN 12.608, el CTE no hace mención a este tema. Los perfiles de PVC para ventanas son el único material que posee esta normativa y que además es

parte de la auditoría de la Marca N de AENOR.

Resistencia a repetidas aperturas y cierres.

El CTE no hace mención a este tema, que básicamente afecta al herraje, si bien existe normativa específica de ensayo y clasificación al respecto, EN 1.191 y EN 12.400.

Clase Ciclos Uso 1 5.000 Ligero 2 10.000 Moderado 3 20.000 Pesado

15 Resistencia a aperturas y cierres.

Clasificación según EN 1191 y EN 12400.. (El apartado 17.3 se basa en los apuntes técnicos de VEKA, que están disponibles en abierto en la página web de esta empresa). 17.4. Fichas técnicas.

Todas las consideraciones anteriores toman forma en un documento funda-mental: la ficha técnica de producto, en la que se especifican las características técnicas (perfiles, sistemas de apertura, herrajes y accesorios), secciones, etc. A continuación se adjuntan diversos ejemplos. Son los siguientes:

1.- Carpintería de aluminio con rotura de puente térmico, abatible de eje vertical y horizontal indistintamente.

2.- Doble carpintería de aluminio deslizante horizontal, con cajón para persiana incorporado.

3.- Carpintería de PVC, abatible de eje vertical y horizontal indistintamente.

4.- Carpintería de PVC, abatible de eje vertical y horizontal indistintamente, con cajón para persiana incorporado.

3.- Carpintería de madera, abatible de eje vertical.

6.- Carpintería mixta de madera y aluminio, abatible de eje vertical.

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17.5. Detalles. Madera. Ventana corredera de dos hojas.

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Madera. Ventana corredera de dos hojas.

Perfiles de cerco y hoja.

Perfiles principales de cerco y hoja en madera (b), en este caso en sección vertical. Se aprecian las cajas para alojar las guías (a) o para recibir el cerco (d) en este caso directamente a la fábrica, sin precerco alguno.

Herrajes de apertura.

Herrajes de apertura y cierre. El mecanismo habitual para el cierre en un punto incluye un herraje con un mecanismo deslizante alojado en la hoja (a) que incorpora un vástago (c) que encaja con el cierre colocado en el cerco.

Junquillo, galce y vidrio.

El junquillo (c) permite el acabado de la carpintería y el ajuste del vidrio (d) con un galce (a) de unos 5 mm., enmasillado en algunos puntos o en toda la sección. Tradicionalmente se montaba a cara exterior, como se aprecia en el detalle general. En el caso de doble acristalamiento, junquillo y moldura deben tapar la goma (b) del mismo.

Guías y herrajes.

Las carpinterías correderas incorporan al menos dos rodamientos (a) por hoja en la parte inferior, que deslizan sobre diferentes guías y herrajes (d). En estos o en la hoja suelen incluirse juntas de diversos materiales, principalmente caucho EPDM. Para los ajustes en el plano perpendicular al deslizamiento de la hoja se emplean cepillos de diferentes tipos.

Juntas.

El perfil central de las dos hojas incluye un tacón (a) en que ambas rematan a tope. Las juntas paralelas al plano de deslizamiento de las hojas deben tener, como es lógico, una cierta holgura (c). En el encuentro a tope se colocan juntas de diversos materiales, princi-palmente caucho EPDM.

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Madera. Ventana abatible de dos hojas.

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Madera. Ventana abatible de dos hojas.

Perfiles de cerco y hoja.

Perfiles principales de cerco y hoja en madera, en este caso en sección vertical. Se aprecian las cajas para alojar las juntas (a), para recibir el cerco (e) en este caso directamente a la fábrica, sin precerco alguno, o para insertar el vierteaguas (d). También el canal (c) de recogida de aguas y su aliviadero, y la fallanca adosada. Herrajes de apertura.

Herrajes de apertura y cierre. El mecanismo habitual para el cierre en dos puntos es el de cremona, e incluye un herraje con un mecanismo deslizante alojado en la hoja (a) que incorpora una barra que encaja con el cierre colocado en el cerco. En la imagen se aprecian las posiciones cerrado (b) y abierto (c).

Herrajes de apertura.

Herrajes de apertura y cierre. En los montantes superior e inferior se instalan cajas (b) de diversas formas para alojar el vástago de la cremona (a). Normalmente, éste adopta una forma que permite forzar el ajuste en el cierre.

Fallancas.

La hoja suele incluir un vierteaguas, tradicionalmente unido mediante una cola de milano, llamado fallanca. Solía ser una pieza añadida, lo que facilitaba su sustitución. En la junta entre las dos hojas la fallanca se ajusta a 60-45º para permitir la apertura de la primera hoja.

Juntas.

Las carpinterías abatibles incorporan una primera línea de juntas, hasta la que se permite, limitadamente, la entrada de agua, con un canal para su recogida (a); una junta de estanquidad formando un plano en toda la línea de junta de la carpintería (b), normalmente en caucho EPDM; y una junta interior de cierta entidad para romper el efecto vacío que puede producirse en este tipo de juntas.

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Aluminio. Ventana corredera de dos hojas.

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Aluminio. Ventana corredera de dos hojas.

Perfiles de cerco y hoja.

Perfiles de cerco y hoja de carpintería de aluminio con rotura de puente térmico. El ancho total de la sección (a+b+elementos de rotura) ronda los 60-80 mm. Los perfiles suelen incorporar pliegues que permiten que la pieza funcione en cualquier posición (vertical u horizontal) o situación (montante superior, inferior, larguero de fijas o de manos, etc.)

Rotura de puente térmico.

Los perfiles de aluminio pueden incorporar un sistema de rotura de puente térmico (a), que evite un contacto masivo en aluminio entre interior y exterior de las hojas de cercos y perfiles. Se emplean, como materiales, PVC o poliamida reforzada, en forma de bandas o varillas.

Estanquidad y hermeticidad.

Además de los plásticos empleados en las juntas de rotura de puente térmico, las carpinterías de aluminio incluyen otras bandas que garantizan la estanquidad y hermeticidad del sistema. Un juego de lengüetas blandas (a, normalmente en caucho EPDM) y semirígidas (b, en PVC o poliamida reforzada) cierra la entrada de agua.

Refuerzos.

Hoja y cerco suelen organizarse, como puede apreciarse en el detalle 1, en torno a un perfil principal, de sección rectangular o cuadrada (b). Éste puede emplearse, como en el caso del PVC, para alojar un refuerzo (a) en el caso de que las luces a cubrir por los perfiles sean mayores de lo previsto para el perfil inicial.

Vidrios y junquillos.

El vidrio debe alojarse en la carpintería de modo que no sufra contacto con el aluminio. Se aloja en el galce dispuesto para ello y se independiza del aluminio mediante un sistema de gomas estancas (b) que hacen, a la vez, al función de separador y de sellado. El junquillo, que encaja en el perfil principal mediante un simple clic, fuerza el cierre estanco del sistema.

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17.6.- Terminología tradicional.

A modo de complemento, se resumen a continuación los principales términos de la tradición de la carpintería de taller. La mayor parte de las definiciones proceden del diccionario de la Real Academia Española (RAE), si bien se han incluido en algunas ocasiones (especificadas con PAR) las dadas por I. Paricio en su Vocabulario (Paricio, 1999). Alamud. RAE (Del ár. hisp. al‘amúd, y este del ár. clás. ‘amūd). 1. m. Barra de hierro, de base cuadrada o rectangular, que servía de pasador o cerrojo para asegurar puertas y ventanas

Aldaba. RAE (Del ár. hisp. alhabba, y este del ár. clás. labbah, literalmente, 'lagarta', por su forma, en origen semejante a la de este reptil). 1. f. Pieza de hierro o bronce que se pone a las puertas para llamar golpeando con ella. 3. f. Barreta de metal o travesaño de madera con que se aseguran, después de cerrados, los postigos o puertas.

Alféizar. RAE (Del ár. hisp. *alfáyza, la que toma posesión). 1. m. Arq. Vuelta o derrame que hace la pared en el corte de una puerta o ventana, tanto por la parte de adentro como por la de afuera, dejando al descubierto el grueso del muro. 2. m. Arq. Rebajo en ángulo recto que forma el telar de una puerta o ventana con el derrame donde encajan las hojas de la puerta con que se cierra.

Armella. RAE (Del lat. armilla, aro). 1. f. Anillo de hierro u otro metal que suele tener una espiga o tornillo para fijarlo.

Baqueta. RAE (Del it. bacchetta). 4. f. Arq. junquillo (moldura redonda).

Bastidor. RAE (De bastir). 1. m. Armazón de palos o listones de madera, o de barras delgadas de metal, en la cual se fijan lienzos para pintar y bordar, que sirve también para armar vidrieras y para otros usos análogos.

Batiente. RAE (Del ant. part. act. de batir). 2. m. Parte del cerco de las hojas de puertas, ventanas y otras cosas

semejantes, en que se detienen y baten cuando se cierran. 3. m. Cada una de las hojas de una puerta o ventana.

Bisagra. RAE (De or. inc.). 1. f. Herraje de dos piezas unidas o combinadas que, con un eje común y sujetas una a un sostén fijo y otra a la puerta o tapa, permiten el giro de estas.

16 Puerta de terraza. Carpintería de madera.

Se aprecian ambas hojas, con cuarterones en la zona inferior, y la falleba o españoleta para el cierre, engarzada en las armellas superior e inferior.

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Bocel. RAE (Del fr. ant. bossel). 2. m. Arq. Moldura convexa lisa, de sección semicircular y a veces elíptica.

Burlete. RAE (Del fr. bourrelet, dim. del ant. bourrel). 1. m. Tira de vendo o tela, con relleno de estopa o algodón, que se pone al canto de las hojas de puertas, balcones o ventanas para que, al cerrarse, queden cubiertos los intersticios y no pueda entrar por ellos el aire en las habitaciones.

Cabio. RAE (De cabrio). 5. m. Arq. Travesaño superior e inferior que con los largueros forman el marco de las puertas o ventanas.

17 Puerta de terraza. Carpintería de madera.

Además de las hojas y la falleba o españoleta, se aprecian el cerco completo, los cuarterones resaltados al exterior, las escuadras metálicas de refuerzo y la fallanca o vierteaguas de protección del galce inferior.

Capialzado. RAE. 1. adj. Arq. Dicho de un arco o de un dintel: Más levantado por uno de sus frentes para formar el derrame o declive en una puerta o ventana.

Charnela. RAE (Del fr. charnière). 1. f. bisagra (herraje de dos piezas). 2. f. gozne (herraje articulado).

Contraventana. RAE. 1. f. Puerta que interiormente cierra sobre la vidriera. 2. f. Puerta de madera que se pone en la parte de afuera para mayor resguardo de las ventanas y vidrieras.

Cremona. PAR. Cerradura formada pro dos pletinas dentadas que se mueven en sentido opuesto al hacer girar entre ellas una rueda con dientes, con la que ambas pletinas entran en sus respectivas armallas.

Cuarterón. RAE (Del fr. quarteron, der. de quart, cuarto). 3. m. postigo (puerta pequeña de algunas ventanas).

Dintel. RAE (De lintel). 1. m. Arq. Parte superior de las puertas, ventanas y otros huecos que carga sobre las jambas.

Entrepaño. RAE. 3. m. Carp. Cada una de las tablas pequeñas o cuarterones que se meten entre los peinazos de las puertas y ventanas.

Españoleta. PAR. Falleba. Varilla fija a la hoja capaz de girar sobre sí misma dentro de esas fijaciones perforadas. En sus extremos tiene unos ganchos que puede introducir en unas horquillas clavadas al marco.

Fallanca. RAE. 1. f. Vierteaguas de una puerta o ventana.

Falleba. RAE (Del ár. hisp. fallába, y este der. de mallab, garra, hoz). 1. f. Varilla de hierro acodillada en sus extremos, sujeta en varios anillos y que sirve para asegurar puertas o ventanas.

Frailero. RAE. 3. adj. Carp. Dicho de una ventana: Cuyo postigo va colgado de la misma hoja y no del cerco.

Galce. RAE. 1.m. Gárgol.

Gárgol. RAE (De gárgola1). 1. m. Ranura en que se encaja el canto de una pieza, como el tablero de una puerta en los

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largueros y peinazos, o la lengüeta de una tabla de suelo en la contigua.

Golpete. RAE (Del dim. de golpe). 1. m. Palanca de metal con un diente, fija en la pared, que sirve para mantener abierta una hoja de una puerta o de una ventana.

Gozne. RAE (De gonce). 1. m. Herraje articulado con que se fijan las hojas de las puertas y ventanas al quicial para que, al abrirlas o cerrarlas, giren sobre aquel. 2. m. Bisagra metálica o pernio.

Gualdera. RAE (Etim. disc.). 1. f. Cada uno de los dos tablones o planchas laterales que son parte principal de algunas armazones, y sobre los cuales se aseguran otras que las completan, como sucede en las cureñas, escaleras, cajas, carros, etc.

Jamba. RAE (Del fr. jambe, pierna). 1. f. Arq. Cada una de las dos piezas labradas que, puestas verticalmente en los dos lados de las puertas o ventanas, sostienen el dintel o el arco de ellas.

Junquillo. RAE (Del dim. de junco). 3. m. Arq. Moldura redonda y más delgada que el bocel.

Larguero, ra. RAE (De largo). 3. m. Cada uno de los dos palos o barrotes que se ponen a lo largo de una obra de carpintería, ya sea unidos con los demás de la pieza, ya separados, p. ej., los de las camas, ventanas, bastidores, etc. Montante. RAE (Del ant. part. act. de montar). 6. m. Arq. Listón o columna pequeña que divide el vano de una ventana.

Picaporte. RAE (Del cat. picaportes, aldaba). 1. m. Instrumento para cerrar de golpe las puertas y ventanas. 3. m. llamador (aldaba). ~ de resbalón. 1. m. Especie de cerradura cuyo pestillo entra en el cerradero y queda encajado por la presión de un resorte.

Peinazo. RAE. 1. m. Carp. Listón o madero que atraviesa entre los largueros de puertas y ventanas para formar los cuarterones.

Pernio. RAE (Del it. pernio, y este del lat. perna, pierna). 1. m. Gozne que se

pone en las puertas y ventanas para que giren las hojas.

Pestillo. RAE (Del lat. vulg. *pestellus, dim. de pestŭlus, y este alterac. del lat. pessŭlus, cerrojo). 1. m. Pasador con que se asegura una puerta, corriéndolo a modo de cerrojo.

18 Contraventana.

Contraventana de librillo, a la mallorquina, con lamas móviles. Se aprecian las cuatro hojas del librillo, el sistema de apertura y cierre de la mallorquina, los cuarterones en la zona inferior, y la falleba o españoleta para el cierre, engarzada en las armellas superior e inferior. Postigo. RAE (Del lat. postīcum). 2. m. Puerta que está fabricada en una pieza sin tener división ni más de una hoja, la cual se asegura con llave, cerrojo, picaporte, etc. 4. m. Cada una de las puertas pequeñas que hay en las ventanas

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o puertaventanas. 5. m. Tablero sujeto con bisagras o goznes en el marco de una puerta o ventana para cubrir cuando conviene la parte encristalada.

Puerca. RAE (Del lat. porca). 4. f. Pieza de pernio o gozne en que está el anillo

Puerta. RAE (Del lat. porta). 2. f. Armazón de madera, hierro u otra materia, que, engoznada o puesta en el quicio y asegurada por el otro lado con llave, cerrojo u otro instrumento, sirve para impedir la entrada y salida, para cerrar o abrir un armario o un mueble

Renvalso. RAE. 1. m. Carp. Rebajo que se hace en el canto de las hojas de puertas y ventanas para que encajen en el marco unas con otras.

Resbalón. RAE. 2. m. Pestillo que tienen algunas cerraduras y que queda encajado en el cerradero por la presión de un resorte.

Telar. RAE (De tela). 6. m. Arq. Parte del espesor del vano de una puerta o ventana, más próxima al paramento exterior de la pared y que está con él a escuadra.

Ventana. RAE. (Del lat. ventus). 1. f. Abertura más o menos elevada sobre el suelo, que se deja en una pared para dar luz y ventilación. 2. f. Hoja u hojas de madera y de cristales con que se cierra esa abertura.

Vierteaguas. RAE. 1. m. Resguardo hecho de piedra, azulejos, cinc, madera, que formando una superficie inclinada convenientemente para escurrir las aguas llovedizas, se pone cubriendo los

alféizares, los salientes de los paramentos, la parte baja de las puertas exteriores, etc.

19 Decapado de una carpintería.

Se aprecian los cuarterones, los herrajes y la falleba o españoleta para el cierre, así como el anillado de su zona central.

Para ampliar este vocabulario puede ser interesante consultar, además del diccionario de la RAE, las siguientes referencias: García, J. Maderas. Apuntes de construcción. Visión Libros. Madrid, 2006. Nuere, E. La carpintería de Armar española. Mulilla Lería. Madrid, 2003. Paricio, I. Vocabulario de Arquitectura y construcción. Bisagra. Barcelona, 1999. Serra-Hamilton, A. Términos ilustrados de arquitectura, construcción y otros oficios. COAATM. Madrid, 2004. Villanueva, L; Elosúa, M. y Vega, S. (coords.) Diccionario de construcción e inmobiliario. Editorial LID. Madrid, 2004.