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Jaume Mensa Valls 242 Platón y Sócrates, psicagogos Las “palabras mágicas” de Sócrates y la cura del alma (Cármides 157a) Jaume Mensa Valls Universidad Autónoma de Barcelona [email protected] Trad. Jaume Martínez Anglí [Sòcrates:] −L'ànima, estimat meu, es cura amb unes certes paraules màgiques; aquestes paraules màgiques consisteixen en belles raons. Plató, Càrmides157a 1 1 Plató, Càrmides 157a, en Plató (1932), Diàlegs. II. Càrmides, Lisis, Protàgores. Textoy traducción de Joan Crexells, 2a edición a cargo de Carles Riba, Barcelona, Fundació Bernat Metge, p. 16. (N. del T.) La cita reza, literalmente: “El alma, estimado mío, se cura con ciertas palabras mágicas, estas palabras mágicas consisten en bellas razones”. Prefiero dejar la cita en su traducción catalana, pues el lector podrá entender porqué el que esto suscribe mantiene la expresión palabras mágicas” (paraules màgiques), en vez de “ensalmos”, y “bellas razones” (belles raons) en vez de “buenos discursos” o “bellos discursos”.

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  • Jaume Mensa Valls

    242

    Platn y Scrates, psicagogos

    Las palabras mgicas de Scrates y la cura del alma

    (Crmides 157a)

    Jaume Mensa Valls

    Universidad Autnoma de Barcelona

    [email protected]

    Trad. Jaume Martnez Angl

    [Scrates:] L'nima, estimat meu,

    es cura amb unes certes paraules mgiques;

    aquestes paraules mgiques consisteixen en belles raons.

    Plat, Crmides157a1

    1 Plat, Crmides 157a, en Plat (1932), Dilegs. II. Crmides, Lisis, Protgores.

    Textoy traduccin de Joan Crexells, 2a edicin a cargo de Carles Riba, Barcelona,

    Fundaci Bernat Metge, p. 16.

    (N. del T.) La cita reza, literalmente: El alma, estimado mo, se cura con ciertas palabras mgicas, estas palabras mgicas consisten en bellas razones. Prefiero dejar la cita en su traduccin catalana, pues el lector podr entender porqu el que esto suscribe mantiene la

    expresin palabras mgicas (paraules mgiques), en vez de ensalmos, y bellas razones (belles raons) en vez de buenos discursos o bellos discursos.

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

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    Resumen: Scrates es presentado en el Crmides de Platn como un brujo que

    con unas palabras mgicas puede hacer pasar la jaqueca del joven Crmides.

    Examinado detenidamente el dilogo de Platn, queda claro que solo la palabra y la

    reflexin (el lenchos), la filosofa en definitiva, tienen este poder curativo. La

    maestra Socrticacontina operando en los dilogos platnicos y transmiten una

    fuerza teraputica y purificadora, que nos ayudan a examinar nuestra propia

    vida. La funcin de los dilogos platnicos es guiar el alma del lector (psicagoga) en

    el camino de la filosofa. Y aqu radica precisamente su permanente actualidad.

    Palabras clave: Scrates, Platn, psicagoga, cura del alma, lenchos, Crmides.

    Abstract: Socrates is presented in Plato's Charmides as a warlock, who has the

    power to cure the headache of Charmides with some magic words. Properly

    considered the dialogue of Plato, it is evident that only the word and the reflection

    (lenchos), the philosophy ultimately, is endowed with healing power. The Socratic

    mastery continues to operate in the Platonic dialogues and they convey a

    therapeutic power, whichhelp us to examine our own lives. The purpose of the

    Platonic dialogues is to guide the soul of the reader (psicagoga) in the way of

    philosophy. And here lies precisely its current value.

    Keywords: Socrates, Plato, psicagogia, care of the soul, elenchus, Charmides.

  • Jaume Mensa Valls

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    Planteamiento

    Estudiar la vida o el pensamiento de Scrates no es nada fcil. Jams escribi

    una obra y para conocer su vida y su pensamiento nos hemos de fiar de unas

    fuentes que no solo no coinciden, sino que adems son contrapuestas. El

    comedigrafo Aristfanes (s. V-IV a. C.), en el ao 423 a. C., es decir, casi

    veinticinco aos antes de la muerte de Scrates (399 a. C.), en Las nubes o Les

    bromes, si preferimos el ttulo de la versin del helenista Manuel Basalch, de la

    FundaciBernatMetge-2 caracteriza a Scrates como un sofista que vive en las

    nubes, que investiga los fenmenos naturales y los dioses, que es el responsable de

    una escuela. Estrepsades, un hombre que lo ha perdido todo por los caprichos de

    su familia, obliga a su hijo Fidpides a frecuentar el pensadero (phrontisterion) con

    el objetivo de aprender el discurso injusto que Scrates ensea: as, cree, se podr

    defender de los acreedores. Una vez que Fidpides aprende el discurso injusto,

    padre e hijo tienen una discusin ms o menos banal. Resultado de esta

    controversia, Fidpides vapulea a su padre y el discurso injusto que haba aprendido

    de Scrates le sirve para justificar ese acto. El padre se da cuenta del error que ha

    cometido al obligar a su hijo a ir a la escuela de Scrates y prende fuego al

    phrontisterion. Parece que Aristfanes quiere advertir al espectador o lector de los

    peligros que pueden comportar el movimiento sofstico.

    En cambio, Jenofonte (430-350 a. C.) y Platn (427-347 a. C.) presentana un

    Scrates que es maestro de virtud, el hombre ms justo de su tiempo afirma

    Platn en la Carta VII. Jenofonte destaca de Scrates un gran dominio de s mismo

    (encrateia), su autonoma (autarqueia), la resistencia (cartera) frente a las adversidades 2 Aristfanes (1970), Comdies. II. Traduccin de Manuel Balasch, Barcelona,

    Fundaci Bernat Metge, 1970.

    (N. del T.) Versin en lengua catalana. La obra referida como Les bromes, significa,

    literalmente,Las brumas, aunque admite acepciones como nieblas o nubes.

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    fsicas o psicolgicas. No nos proponemos en estas pginas presentar, y an menos

    intentar resolver, la llamada cuestin socrtica3. Nuestro objetivo es mucho ms

    modesto: analizar simplemente una caracterstica de Scrates tal y como lo presenta

    Platn, especialmente en un dilogo de los llamados de juventud o socrticos, el

    Crmides, y, despus, con la ayuda de la hermenutica de Hans-Georg Gadamer, nos

    preguntaremos por la posible actualidad de esta caracterstica estudiada y, en

    general, de los dilogos platnicos. La caracterstica de Scrates que nos interesa es

    su capacidad de curar por medio de la palabra, con bellas razones.

    Scrates, el brujo

    Efectivamente, en el Fedn, en la conversacin que Scrates tiene con sus

    discpulos antes de ingerir la cicuta que ha de poner fin a su vida, Cebes le

    pregunta: Pero, Scrates, dnde encontraremos un buen encantador[del alma],

    puesto que t vas a abandonarnos?.4 O en el Menn (80a), Menn confiesa sentirse

    embrujado por Scrates. Estos son solo dos de los varios fragmentos del corpus

    platnico que presentan a Scrates como encantador, mago, ensalmador, chamn.

    Y este es tambin el tema de un libro publicado hace poco por Nicolas Grimaldi

    intitulado Socrate, le sorcier.5 Grimaldi argumenta que las diversas caractersticas que,

    segn el historiador y fenomenlogo de las religiones Mircea Eliade (1907-1986)

    3 Recientementese ha traducido al cataln una obra de referencia sobre el tema: Strauss,

    Leo (2006), El problema de Scrates, Barcelona, Prtic i Barcelonesa d'Edicions. Vase,

    tambin, el prlogo de Jordi Sales y Josep Monserrat, El nostre coneixement de

    Scrates, pp. 7-25. Sobre Scrates recomendamos especialmentelos estudios de Luri,

    Gregori (2004), Guia para no entender a Scrates, Madrid, Trotta; y, del mismo autor

    (1998), El proceso de Scrates. Scrates y la transposicin del socratismo, Madrid, Trotta. 4 Platn, Fedn 78a, en Platn, Obras completas de Platn, trad. Patricio de Azcrate,

    tomo quinto, Madrid 1871, p. 53. 5 Grimaldi, Nicolas (2004), Socrate, le sorcier, Pars, PUF.

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    definen al chamn, se cumplen de una u otra manera en el Scrates de Platn.6 La

    primera de estas caractersticas es que el chamn cura; y Scrates, por ejemplo, en el

    Crmides tambin cura. La segunda caracterstica es que enfrenta a las personas

    consigo mismas, con su propia identidad. Esto es, comenta Grimaldi, lo que

    Scrates hace a Alcibades o a aquellos discpulos con quien practica el mtodo

    mayutico descrito en el Teeteto (150a-ss). La tercera caracterstica es que el chamn

    se siente habitado, posedo, por espritus, est convencido de tener una misin

    divina. Baste recordar en este sentido el damon de Scrates y la tarea que lleva a

    cabo como una misin divina. Y finalmente habra una cuarta caracterstica: el

    chamn practica un conjunto de tcnicas para liberarse del cuerpo. Grimaldi ve este

    rasgo en la exposicin del sentido de la vida entendida como praeparatio mortis del

    Fedn o incluso en la ascensin del filsofo hacia el bien de los libros VI y VII de la

    Repblica (509b-c; 517b-c). Ciertamente, este no es un tema nuevo en los estudios

    platnicos y ya haba sido tratado por otros autores, como, por ejemplo, Pedro Lan

    Entralgo (1908-2001), el cual le dedica el tercer captulo, La racionalizacin

    platnica del ensalmo, de su magnfico libro La curacin por la palabra en la antigedad

    clsica (Madrid, 1958), libro que, por cierto, no he visto citado en el opsculo de

    Grimaldi.7

    6 Eliade, Mircea (1976), El chamanismo y las tcnicas arcaicas del xtasis, Mxico,

    FCE. 7 Para un resumen de la primera parte del libro de Grimaldi, Nicolas (2004), L'homme

    aux yeux de Taureau, pp. 9-32, vase Ramon Alcoberro, Scrates el brujo. Al margen de

    un libro de Nicolas Grimaldi, dentro de

    http://www.alcoberro.info/planes/socrates2.htm(17 de agosto de 2014). La expresin

    yeux de toureau / ojos de toro, mirada taurina hace referencia al conocido

    fragmento del Fedn (117b, en Platn I, Madrid: Gredos, 2011, p. 690, trad. Carlos Garca

    Gual) sobre la muerte de Scrates: Y al tiempo tendi la copa a Scrates. Y l la tom, y

    con cunta serenidad, Equcrates, sin ningn estremecimiento y sin inmutarse en su color

    ni en su cara, sino que, mirando de reojo, con su mirada taurina, como acostumbraba, al

    hombre, le dijo: -Qu me dices respecto a la bebida sta para hacer una libacin a algn

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    Nosotros no seguiremos el hilo argumentativo de Grimaldi. Intentaremos

    averiguar a partir de los textos platnicos, especialmente del Crmides, en qu

    consiste esta dimensin de brujo o chamn de Scrates, llenarla de contenido,

    relacionarla con otras caractersticas del Scrates de Platn. Efectivamente, la

    palabra epoid -encantamiento- o derivados aparece ms de 50 veces en el corpus

    platnico; de estas, 20 las encontramos en uno de los primeros dilogos, los

    llamados socrticos, el Crmides; y 14 en una obra de senectud, Las leyes. Platn

    utiliza a menudo la palabra epoid para referirse de forma descriptiva y casi siempre

    con connotaciones negativas a las prcticas tradicionales de hechizo o magia. Otras

    veces, la utiliza en un sentido metafrico. Es el caso de El banquete (202e-203a): en

    la narracin del discurso de Diotima, Scrates menciona el hechizo (epoid) como

    una de las funciones de Eros. En el Eutidemo (290a) encontramos la distincin entre

    el hechizo stricto sensu, el cual va dirigido a animales; y el hechizo propio de los

    logopoio, es decir, de las personas que, con discursos, saben encantar a los oyentes.

    Epoid en este segundo sentido es la palabra eficaz, la palabra que provoca unos

    efectos en el oyente.8

    dios? Es posible o no? Tan solo machacamos, Scrates dijo-, la cantidad que creemos precisa beber. Lo entiendo respondi l-. Pero al menos es posible, sin duda, y se debe rogar a los dioses que este traslado de aqu hasta all resulte feliz. Esto es lo que ahora yo

    ruego, y que as sea. Y tras decir esto, alz la copa y muy diestra y serenamente la apur de

    un trago. Los ojos de buey eran un rasgo caracterstico de Scrates. Platn [Teeteto 143e,

    en Platn II, Madrid: Gredos, 2011, pp. 425-6, trad. lvaro Vallejo Campos] pone en boca

    de Teodoro, cuando presenta Teeteto a Scrates, las siguientes palabras: se parece a ti,

    porque tiene la nariz chata y los ojos prominentes; y Jenofonte [Banquete, II, 19, en

    Apologa. Banquete. Recuerdos de Scrates, Madrid: Alianza Editorial, p. 82, trad. Jos

    Antonio Caballero Lpez], hace hablar as a Scrates: O bien os res porque, teniendo

    ms tripa de lo conveniente, quiera ponerla a la medida?. Y tambin V, 5-7 [ob. cit., p.

    106], refirindose a los ojos de buey: Porque los tuyos solo ven en lnea recta, mientras

    que los mos, por ser saltones, ven tambin de lado. 8 Cf. Lan Entralgo, Pedro (1958), La curacin por la palabra en la antigedad clsica,

    Madrid: Revista de Occidente.

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    El Crmides de Platn

    El Crmides es uno de los dilogos de juventud de Platn, escrito antes del

    primer viaje a Sicilia (c. 387).9 El escenario es la palestra de Tureas, al comienzo de

    la guerra del Peloponeso. Scrates ha vuelto de la batalla de Potidea (432-429 a. C.).

    Los parientes de Platn, Crmides ( 403 a. C.) y Critias (460-403 a. C.), que aos

    despus formaran parte del gobierno de los Treinta tiranos, son los

    deuteragonistas. El dilogo es claramente apologtico, es decir, Platn quiere

    delimitar la influencia de Scrates sobre Critias y Crmides. Queda claro que Critias

    no habra seguido ms a Scrates despus del ao de la fecha dramtica; s lo habra

    hecho Crmides, pero, adems de Scrates, tambin reciba la influencia de su

    primo Critias. Crmides es todava un muchacho de futuro incierto, que nada entre

    las tranquilas aguas de la seduccin socrtica y las ms turbias de la influencia de su

    autoritario tutor Critias. Recordemos que Crmides y Critias murieron el ao 403

    en la batalla de Muniquia que propici la cada de los Treinta y el restablecimiento

    de la democracia.

    Pues bien, Scrates vuelve a Atenas y sus amigos le piden informacin sobre

    la batalla de Potidea; l, en cambio, les pregunta por el estado de la filosofa en

    Atenas. Concretamente, si hay algn joven que se distinga por su saber y por su

    9 Sobre el Crmides, adems de la bibliografa que ms adelante indicaremos, vase

    Brisson, Luc; Robinson, Thomas M. (2000), Plato: Euthydemus, Lysis, Charmides.

    Proceedings of the V Symposium Platonicum (International Plato Studies, vol. 13), Sankt

    Augustin. Destacamos el artculo de Brisson, Luc, Lincantation de Zalmoxis dans le Charmide (156d-157C), pp. 278-286; vase tambin: Schamp, Jacques (2000), L'homme

    sans visage. Pour une lecture politique du Charmide, dentro de LAntiquit Classique, 69, pp. 103-116; Tsouna, Volua (2001), Scrates te la conneissance de soi: quelques

    Interpretations, en Philosophie antique, 1, pp. 37-64; Wenzel, Serge (1995),

    La"sophrosyne"chez Platn. Essai sur le Charmide , en tudes clsicas, 7, pp. 28-70.

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    belleza. Critias le explica que sobresale su primo Crmides por su belleza entre los

    jvenes. Scrates quiere hablar con l para ver si tambin sobresale por su saber.

    Critias se inventa una excusa para que Crmides y Scrates se encuentren, llama a

    Crmides y le dice que Scrates conoce un remedio que le curar la jaqueca que

    tiene a menudo. Scrates recuerda la escena de la siguiente manera:10

    Sin embargo, como me pregunt [Crmides], si saba un remedio para el mal de

    cabeza, le respond, no sin dificultad, que saba uno. -Qu remedio es? me dijo. Le

    respond que mi remedio consista en cierta yerba, pero que era preciso aadir

    ciertas palabras mgicas; que pronunciando las palabras y tomando el remedio al

    mismo tiempo se recobraba enteramente la salud; pero que por el contrario las

    yerbas sin las palabras no tenan ningn efecto.

    En qu consiste este medicamento?:11

    Es tal su poder, que no curan solo los males de cabeza. Quiz has odo hablar de

    mdicos hbiles. Si se les consulta sobre males de ojos, dicen que no pueden

    emprender solo la cura de ojos, y que para curarlos tienen que extender su

    tratamiento a la cabeza entera; en igual forma imaginar que se puede curar la cabeza

    sola despreciando el resto del cuerpo, es una necedad. Razonando de esta manera,

    tratan el cuerpo entero y se esfuerzan en cuidar y sanar la parte con el todo.

    Scrates explica a Crmides que aprendi este remedio de un mdico tracio

    10

    Platn, Crmides 155e, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, pgina

    213. 11

    Platn, Crmides 156b, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p. 213.

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    de la escuela de Zalmoxis. Tanta era la fama de Zalmoxis que incluso se crea que

    poda conceder la inmortalidad.12 Segn Zalmoxis, el buen mdico -y los mdicos

    griegos no lo eran, de buenos- debe actuar de la siguiente manera:13

    Zamolxis, nuestro rey, y por aadidura un Dios, pretende que si no debe

    emprenderse la cura de los ojos sin la cabeza, ni la cabeza sin el cuerpo, tampoco

    debe tratarse del cuerpo sin el alma; y que si muchas enfermedades se resisten a los

    esfuerzos de los mdicos griegos, procede de que desconocen el todo, del que por

    el contrario debe tenerse el mayor cuidado; porque yendo mal el todo, es imposible

    que la parte vaya bien. Del alma, deca este mdico, parten todos los males y todos

    los bienes del cuerpo y del hombre en general, e influye sobre todo lo dems, como

    la cabeza sobre los ojos. El alma es la que debe ocupar nuestros primeros cuidados,

    y los ms asiduos, si queremos que la cabeza y el cuerpo entero estn en buen

    estado.14

    12

    Eliade, Mircea (1970), De Zalmoxis Gengis-Khan. tudes comparatives sur les

    religions et le folklore de la Dacie et de l'Europe Orientale, Pars, Payot, especialmente pp.

    31-80. 13

    Platn, Crmides 156d-157a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I,

    pp. 214-215. 14

    Este y otros textos de Platn sugieren la conveniencia de tratar la enfermedad

    psicosomticamente y establecen unos fundamentos tericos sobre los que habra sido

    posible de asentar una psicoterapia. La medicina occidental, hipocrtica y galnica, fue

    evolucionando en direccin contraria, es decir, hacia lo que J. Ortega y Gasset y los

    historiadores de la medicina llaman corporalismo naturalista. Vase, en este sentido, los

    interesantes estudios de Lan Entralgo, Pedro (1957), La racionalizacin platnica del

    ensalmo y la invencin de la psicoterapia verbal, en Archivos Iberoamericanos de

    Historia de la Medicina, 9, pp. 133-160; y, del mismo Lan Entralgo, Pedro (1958), el ya

    citado La curacin por la palabra en la Antigedad clsica, Madrid, Revista de Occidente.

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    Y el alma, podemos preguntarnos cmo se cura? As lo explicaba el mdico

    tracio:15

    Querido mo, aada, se trata al alma, valindose de ciertas palabras mgicas. Estas

    palabras mgicas son los bellos discursos. Gracias a estos bellos discursos, la

    sabidura toma raz en las almas, y, una vez arraigada y viva, nada ms fcil que

    procurar la salud a la cabeza y a todo el cuerpo.

    Antes de prescribir la medicina a Crmides (es decir, las hojas de la planta)

    para la jaqueca, Scrates deber averiguar si su alma es sana o no, es decir, si es

    sensata, tal como asegura Critias, o no:16

    Si ests [Crmides] ya en posesin de la sabidura, como lo pretende mi querido

    Critias; si eres suficientemente sabio, nada tienes que ver con las palabras mgicas

    de Zamolxis o de Abaris, el hiperblico, y debo en este instante ensearte el

    remedio para el mal de cabeza; pero si por el contrario piensas tener an algo que

    aprender, es preciso que yo te hechice antes de hacerte conocer el remedio. A ti

    toca decirme si participas de la opinin de Critias, si crees tu sabidura completa o

    an incompleta.

    Scrates asegura a Crmides que si tiene sensatez sabr qu es, porque:

    15

    Platn, Crmides 157a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p. 214. 16

    Platn, Crmides 158b-c, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p.

    216.

  • Jaume Mensa Valls

    252

    Evidentemente, si posees la sabidura, eres capaz de formar juicio sobre ella,

    porque residiendo en ti, si de hecho reside, es una necesidad que se haga sentir

    interiormente, y hacindose sentir, no puedes menos de formarte una opinin

    sobre la naturaleza y caracteres de la sabidura; no lo crees as?.17

    Despus de varios intentos, Crmides primero y Critias despus, no logran

    encontrar ninguna definicin de sensatez que resista las objeciones de Scrates. Y

    ya hacia el final del dilogo, Scrates vuelve a preguntar a Crmides si tiene

    sensatez. Crmides le responde:18

    Por Jpiter! Scrates, no s si poseo o no poseo la sabidura.

    Es prcticamente la misma respuesta que haba dado al principio de la

    conversacin con Scrates (158b). Queda claro que Crmides no solo no se conoce

    a s mismo, pues si se conociera sabra si es sensato o no, sino tambin que no es lo

    suficientemente sensato, porque si lo fuera, sabra qu es la sensatez. As pues,

    Scrates no podr darle el remedio, porque Crmides no sabe qu es la sensatez y

    no sabe tampoco, pues, si tiene sensatez o no.

    Ahora bien, en el transcurso del dilogo Crmides ha progresado. En la

    primera pregunta de Scrates en el sentido de si tena o no sensatez, Crmides

    haba respondido en funcin de lo que crea que diran las otras personas o de

    17

    Platn, Crmides 158e, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p. 217. 18

    Platn, Crmides 176a-d, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p.

    252.

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    253

    factores ajenos a la naturaleza de la sensatez. Haba dicho Crmides:19

    Si niego que soy sabio, me acuso a m mismo, lo que no es razonable; y adems

    doy un ments a Critias y a muchos otros que me creen sabio, a lo que parece. En el

    caso contrario, hago yo mismo mi elogio, lo que no es menos inconveniente. Yo no

    s qu responder.

    En cambio, ahora, despus del dilogo con Scrates, Crmides ha

    respondido por l mismo, ha devenido ms consciente de su carencia, quiere ser

    discpulo de Scrates, porque pienso tener gran necesidad de tus palabras mgicas

    (176b). Y, de alguna manera, ya ha empezado a tomar, aunque sea solo una

    pequea dosis, las palabras mgicas de Scrates, las bellas razones.

    Digresin. Qu son las palabras mgicas?

    Qu son, sin embargo, las palabras mgicas (epoidai), las bellas razones

    (kalo lgoi) que tienen la virtud de producir la sensatez o la sabidura? En qu

    consiste propiamente el hechizo de Scrates? La palabra epoidai es utilizada en un

    sentido alegrico. Evidentemente, las palabras mgicas (epoidai) no son, obviamente,

    frmulas de tipo ritual, sino que la fuerza o dnamis de estas palabras mgicas o

    bellas razones es intrnseca a la misma palabra, es una fuerza natural de la palabra

    eficaz. Estas bellas razones no son ms que el lencos o refutacin socrtica. El

    hechizo es una metfora del lencos, de la misma refutacin que Scrates ha llevado a

    19

    Platn, Crmides 158d, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p. 217.

  • Jaume Mensa Valls

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    cabo conversando con Crmides.20

    Para entender mejor qu significa el lencos socrtico haremos una digresin.

    En la Apologa de Scrates (23b), Platn nos presenta la prctica socrtica del lencos

    como la misin que le ha encomendado el dios:21

    Continu mis indagaciones, no solo entre nuestros conciudadanos, sino entre los

    extranjeros, para ver si encontraba algn verdadero sabio, y no habindole

    encontrado tampoco, sirvo de intrprete al orculo, haciendo ver a todo el mundo,

    que ninguno es sabio. Esto me preocupa tanto, que no tengo tiempo para

    dedicarme al servicio de la repblica ni al cuidado de mis cosas, y vivo en una gran

    pobreza a causa de este culto que rindo a Dios.

    Presentando la tarea de Scrates como una misin divina, Platn de alguna

    manera lo defiende de la acusacin de impiedad: Scrates obedece a la divinidad y

    es consecuente hasta el final con su misin, hasta el extremo de descuidar los

    asuntos de su propia casa y de vivir en la mayor pobreza. Scrates ha practicado el

    lencos con toda clase de personas: poetas, polticos, artesanos. El principal

    20

    Cf. supra los estudios citados de Pedro Lan Entralgo y sobre todo la introduccin de

    Louis-Andr Dorion a la siguiente edicin: Platn (2004), Charmide. Lysis. Traduction

    indite, introduction et notes par Louis-Andr Dorion, Pars, GF Flammarion,

    especialemente, p. 119, nota 37: Quels sont ces beaux discours (kalo lgoi) qui font

    natre la sagesse dans les mes? [...] Les discours propres faire natre la sagesse

    ressortissent la dialectique socratique, qui consiste principalement dans la pratique de la

    rfutation [...]. Comme la suite du dialoque le montre clairement, les incantations

    auxquelles Charmide doit se soumettre, s'il dsire gurir son mal de tte et devenir sage,

    correspondent en fait aux rfutations que Socrate lui administre. En las pginas siguientes

    tendremos especialmente en cuenta la introduccin citada de Louis-Andr Dorion (pp. 11-

    76) y las notas finales a la traduccin (pp. 112-157). 21

    Platn, Apologa de Scrates 23b, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo

    I, p. 57.

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

    255

    beneficiado del lencos, sin embargo, es el mismo Scrates (Apologa, 28e), el lencos es

    el camino de la propia sabidura de Scrates. Si alguno posee lo que se conoce a s

    mismo, se reconocer l a s mismo igualmente; lo que se quiere averiguar (exetsai)

    es si el que posee esta ciencia debe necesariamente saber lo que sabe y lo que no

    sabe, leemos en el Crmides,22 y es el nico tambin que puede ayudar a los otros a

    examinarse. Los sabios son doblemente ignorantes: no saben y no saben que no

    saben. Scrates no sabe, pero sabe que no sabe. Por esta razn el orculo de Delfos

    ha podido decir que Scrates es el ms sabio entre las personas de su tiempo. Solo

    los dioses son verdaderamente sabios. La sabidura humana no es otra que la que

    lleva a Scrates a reconocer y confesar (con irona) la propia ignorancia.23

    Precisamente, algunos estudiosos -v. gr. Louis-Andr Dorion- creen que el carcter

    aportico de algunos dilogos de juventud es una exigencia de esta confesin de

    ignorancia que Platn atribuye a Scrates.24

    En ltimo trmino, segn la misma Apologa de Platn, fue la prctica

    socrtica del lencos la verdadera causa de la condena de Scrates:25

    De esta indagacin, atenienses, han odo contra m todos estos odios y estas

    enemistades peligrosas, que han producido todas las calumnias que sabis.

    22

    Platn, Crmides 167a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p. 241. 23

    Cf. Bosch-Veciana, Antoni (2008), La saviesa nascuda en el Temple de Delfos,

    Barcelona, Facultat de Teologia de Catalunya, Facultat de Filosofia de Catalunya. 24

    Cf., p. e., la traduccin, la introducciny las notas de Louis-Andr Dorion: Platon

    (2004), Charmide; y su libro: Dorion, Louis-Andr (2004), Socrate (Que sais-je?, 899),

    Pars, PUF. 25

    Platn, Apologa de Scrates 22e-23a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit.,

    tomo I, p.58.

  • Jaume Mensa Valls

    256

    Y ms adelante Scrates aade:26

    Lo que os dije en un principio; de que me he atrado muchos odios, que esta es la

    verdad, y que lo que me perder, si sucumbo, no ser ni Melito ni Anito, ser este

    odio, esta envidia del pueblo que hace vctimas a tantos hombres de bien.

    Mediante el lencos el Scrates de los dilogos socrticos hace ver a varias

    personas que lo que crean saber realmente no lo saben. As, en el Eutifrn, el

    sacerdote Eutifrn, que dice saber qu es la piedad, resulta que realmente no lo

    sabe; o en el In, In, el rapsoda especializado en recitar Homero, tambin fracasa

    cuando intenta explicar la razn en virtud de la cual sabe recitar a Homero, pero, en

    cambio, no sabe recitar a ningn otro poeta; o en el Laques, Nicias y Laques

    tampoco consiguen dar una definicin de coraje que resista las objeciones

    socrticas. Tampoco en el Lisis, Lisis o Menxeno no aciertan en definir

    adecuadamente la amistad. Si estas personas se crean sabias y no se queran

    rebajar en reconocer su propia ignorancia, no solo no aprovechaban la misin

    divina que Scrates llevaba a cabo, sino que se enfadaban con Scrates. Si hay

    buena disposicin, el lencos ayuda a progresar. Con el lencos Crmides se ha

    convertido en un poco ms sabio o prudente, es decir, se ha hecho ms

    consciente de sus propios lmites. La finalidad del lencos es hacer mejores a los

    dems (Sofista 230b-c). El lencos ayuda a ser consciente de la propia ignorancia. El

    lencos cura el alma en el sentido que despus ya no se cree saber lo que no sabe y,

    adems, como consecuencia, nace el deseo de saber. Esta es la funcin teraputica

    26

    Platn, Apologa de Scrates 28a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo

    I, p. 67.

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

    257

    del lencos.

    Regreso al Crmides

    Volvemos al Crmides y echamos un vistazo a la forma cmo Scrates lleva

    a cabo el lencos. Los interlocutores son un Crmides que, como hemos visto, no se

    conoce suficientemente ni sabe qu es la sensatez, porque an es joven, pero que

    est dispuesto a aprender, a seguir Scrates, y un Critias que se inquieta, que no

    domina sus reacciones, violento, que cree saber qu es la sensatez pero que en

    realidad no lo sabe. En definitiva, un Critias que no tiene nada que aprender de

    Scrates, que ya es sabio.

    Los personajes del primer dilogo para buscar una definicin de sensatez son

    Scrates y Crmides. Crmides define la sensatez como una especie de calma al

    hacer las cosas. Scrates le hace ver que a veces la rapidez es mejor que la calma. Si

    la sensatez es siempre buena, pues, no puede ser definida como calma. Refutado,

    pues, Crmides intenta una segunda definicin: La sensatez es como una especie de

    vergenza. Scrates, citando a Homero, le dice que, a veces, la vergenza no es

    buena compaera del hombre; en cambio, la sensatez siempre es buena compaera.

    Crmides lo intenta por tercera vez. Ahora Crmides propondr una definicin que

    ha odo decir a otra persona: sensatez es que cada uno haga lo que le corresponde.

    Scrates argumenta que a menudo est bien que los hombres se ocupen de las

    cosas de los dems. Critias, que resulta ser el padre de la definicin -aunque lo

    niegue-, se decide a intervenir. Critias define entonces la sensatez como obrar cada

    uno lo que le corresponde. Obrar, a diferencia de hacer, tiene, segn Critias, un

    sentido superior: es hacer a conciencia, con un sentido moral bien claro. Scrates

    argumenta que, a veces, se hacen cosas buenas sin saberlo; en cambio, la sensatez

  • Jaume Mensa Valls

    258

    es siempre un conocimiento. Critias vuelve a proponer una definicin: la sensatez

    es autoconocimiento. Y este autoconocimiento lo entiende Critias como una

    ciencia universal, una ciencia de s misma y de las otras ciencias. Dice Critias:27

    Pienso, que, nica entre todas las dems ciencias, la sabidura es la ciencia de s

    misma y de todas las dems ciencias.

    Y Scrates sigue:

    Luego ser tambin la ciencia de la ignorancia, si lo es de la ciencia?Sin duda

    (responde Critias). Por consiguiente, solo el sabio se conocer a s mismo, y estar en

    posicin de juzgar (exetsai) de lo que sabe y de lo que no sabe. En igual forma,

    solo el sabio es capaz de reconocer, respecto a los dems, lo que cada uno sabe

    creyendo saberlo, como igualmente lo que cada uno cree saber, no sabindolo.

    Ningn otro puede hacer otro tanto. En una palabra, ser sabio, la sabidura, el

    conocimiento de s mismo, todo se reduce a saber lo que se sabe y lo que no se

    sabe. No piensas t lo mismo?S (responde Critias).

    L.-A. Dorion ha mostrado convincentemente la importancia de este texto,

    porque por un lado establece una relacin entre el conocimiento de uno mismo y la

    declaracin de ignorancia de Scrates (cf. Apologa, 21d); y tambin con el lencos (cf.

    supra, textos de la Apologa).28 Parece claro que esta definicin de sensatez, bien

    entendida, es socrtica. Ahora bien, podemos preguntarnos si es tambin una

    definicin compartida por Platn. Algunos autores argumentan que no es platnica,

    27

    Platn, Crmides 167a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo I, p. 234. 28

    Dorion, Louis-Andr (2004), Introduction, en Plat (2004), Charmide..., pp. 58-68.

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

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    259

    porque queda refutada ms adelante (171c) por el mismo Scrates. Scrates dice:

    Necesariamente, pues, si la cordura es solo la ciencia de la ciencia y de la

    ignorancia, no permitir distinguir el mdico que sabe su oficio del que no lo sabe

    pero lo hace ver o bien se lo piensa, ni tampoco el 'entendido en ningn otro ramo,

    salvo aquel que es de su mismo oficio, tal como ocurre con los otros artesanos.

    Parecera que Platn hace refutar al personaje Scrates el concepto de

    sensatez del Scrates histrico. Incluso, recientemente, en virtud de esta refutacin,

    C. H. Kahn sostuvo que el Crmides no es un verdadero dilogo socrtico.29

    Sabemos que posteriormente Platn se fue distanciando del concepto socrtico del

    lencos, pero si nos fijamos bien el concepto de sensatez refutado no es la definicin

    socrtica (de 169b), sino la mala comprensin que hace Critias. Critias se empea

    en interpretar la definicin de sensatez como autoconocimiento propuesta por

    Scrates como ciencia universal. Ciertamente, Platn caracteriza el personaje

    Critias como una persona que no es capaz de entender bien los conceptos

    socrticos. Critias en el transcurso del dilogo propone definiciones ms o menos

    socrticas, pero no las acaba de comprender bien. Este rasgo tiene tambin una

    finalidad apologtica: a pesar de haber sido durante un cierto tiempo discpulo de

    Scrates, Critias no habra aprovechado su enseanza.

    29

    Cf. Kahn, Charles H. (1998), Plato and the Socratic Dialogue. The philosophical use

    of a literary form, Cambridge, University Press, p. 184.

  • Jaume Mensa Valls

    260

    Del lencos socrtico a la mayutica platnica

    Hemos dicho que Platn en los dilogos de madurez se distancia del lencos

    socrtico. Mejor dicho, lo adapta a una nueva situacin, a unas nuevas necesidades,

    lo transforma en mayutica. Seguramente todos tenemos en mente aquel fragmento

    del Teeteto, un dilogo platnico ya tardo (369-367 a. C.), en el que el personaje

    Scrates compara la actividad de su madre, comadrona de renombre, con su tarea.

    Ella ayuda a las mujeres a dar a luz, Scrates ayuda a los jvenes fecundos a dar a

    luz ideas. Ni la comadrona ni Scrates son fecundos, su misin consiste en ayudar a

    engendrar a las personas que de verdad lo son. El lencos de los dilogos socrticos

    suele ir dirigido a personas que se creen sabias pero que no lo son; la mayutica en

    cambio se dirige a jvenes que son sabios, pero que no lo saben.30 La mayutica

    sera el arte del recuerdo y presupone la reminiscencia, concepto que no aparece en

    los dilogos platnicos hasta despus del primer viaje a Sicilia, lugar en el que

    Platn entr en contacto con los pitagricos. El progreso que hacen los

    jvenes, a medida que avanza el trato, implica sin duda un contexto de

    enseanza institucionalizado, es decir, una escuela como poda ser la Academia

    platnica. Finalmente, el smil de la mayutica recupera rasgos del Scrates brujo y

    chamn. Una de las funciones de las matronas consista precisamente en cantar

    encanteris per tal de desvetllar i alleujar a voluntatelsdolors de part.31

    30

    Cf., para todo este apartado, las observaciones de Dorion, Louis-Andr (2004),

    Socrate, p. 86s. 31

    Ibez Puig, Xavier (2004), Lectura del Teetet: saviesa i prudncia en el tribunal

    del saber, Barcelona, Universitat de Barcelona, p. 101.

    Seguimos en este apartado, Mensa i Valls, Jaume (2007), Scrates i la maiutica

    platnica, pp. 13-25, en Alcoberro, Ramon, ed. (2007), Histries de la filosofia,

    Barcelona, La Busca edicions, 180 p.

    (N. del T.) Se puede traducir como: cantar hechizos con el objeto de despertar y aliviar a

    voluntad los dolores de parto.

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

    261

    Del dilogo socrtico a los dilogos platnicos

    La prctica del lencos socrtico exige un dilogo, un trato personal de t a t,

    un ir adelante y atrs en la conversacin. Presupone tambin un cierto

    conocimiento de la persona con la que se practica y de sus circunstancias

    existenciales. Por ello, Scrates en sentido estricto solo puede practicar el lencos con

    una sola persona a la vez. Platn en sus dilogos ha reflejado perfectamente este

    carcter personal del lencos: Scrates solo dialoga con una sola persona, aunque

    estn presentes varias. No es extrao, pues, que el Scrates histrico se mantuviera

    en el mbito de la oralidad y que no escribiera ninguna obra. Platn, sin embargo,

    va ms all. Platn es el primer filsofo que intuye las posibilidades del texto

    escrito, redacta un conjunto de obras que se nos han conservado. De alguna

    manera, especialmente en los dilogos de juventud, Platn trata de conservar, desde

    un punto de vista apologtico, la memoria de la vida y el carcter de Scrates.

    Ahora bien, Platn es plenamente consciente de los lmites y los peligros del texto

    escrito. Precisamente los dilogos en general y particularmente los dilogos

    socrticos estn escritos de tal manera que estos lmites y peligros queden reducidos

    al mximo. Cules son estos lmites y estos peligros del texto escrito?

    En el Fedro, Scrates afirma:32

    El que piensa transmitir un arte, consignndolo en un libro, y el que cree a su vez

    tomarlo de este, como si estos caracteres pudiesen darle alguna instruccin clara y

    slida, me parece un gran necio...

    32

    Fedro, 275c-277a, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo II, p. 343.

  • Jaume Mensa Valls

    262

    y contina Scrates:

    Este es, mi querido Fedro, el inconveniente, as de la escritura como de la pintura;

    las producciones de este ltimo arte parecen vivas, pero interrogadlas, y veris que

    guardan un grave silencio. Lo mismo sucede con los discursos escritos; al orlos o

    leerlos creis que piensan; pero pedidles alguna explicacin sobre el objeto que

    contienen y os responden siempre la misma cosa. Lo que una vez est escrito rueda

    de mano en mano, pasando de los que entienden la materia a aquellos para quienes

    no ha sido escrita la obra, y no sabiendo, por consiguiente, ni con quin debe

    hablar, ni con quin debe callarse. Si un escrito se ve insultado o despreciado

    injustamente, tiene siempre necesidad del socorro de su padre ; porque por s

    mismo es incapaz de rechazar los ataques y de defenderse.

    Contrariamente, el discurso oral se escribe directamente en el alma, es un

    discurso vivo que dialcticamente engendra el conocimiento en el discpulo. En

    consecuencia con estas afirmaciones, en la Carta VII (344c-d) Platn llega a la

    conclusin de que si un autor es serio no fijar por escrito las cosas ms elevadas, y

    si lo hace es porque ha perdido el juicio.

    Podramos preguntarnos: por qu razn escribi Platn los dilogos? Si en ellos

    no existen las cosas ms elevadas o serias, qu son, pues, los dilogos? Estos

    dilogos expresan la verdadera filosofa de Platn, es decir, la filosofa oral del

    interior de la Academia, que, por otra parte tambin es atestiguada por Aristteles

    (384-322 a. C.)? Tienen razn los autores de la Escuela de Tbingen (Krmer,

    Reale, etc.) cuando defienden un nuevo paradigma interpretativo de Platn basado

    en las doctrinas no escritas mencionadas y en parte atestiguadas por Aristteles, y a

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

    263

    la luz de estas doctrinas no escritas interpretan los dilogos? No es ciertamente este

    el tema de estas pginas.33 Nos es suficiente constatar que gracias a los dilogos de

    Platn, el lencos que Scrates practicaba con los sabios de la poca o con aquellos

    jvenes que realmente queran progresar, en cierto modo tambin lo practica con

    nosotros, lectores de los dilogos. Leer los dilogos es pensar con Scrates y sus

    interlocutores. La sabidura socrtica es siempre el resultado de un dilogo y no el

    fruto de una reflexin personal de tipo introspectivo. La tarea del filsofo es

    examinar, en dilogo, la vida: una vida que no es examinada es una vida que no

    merece ser vivida (Apologa ... 38a).

    Hans-Georg Gadamer y los dilogos platnicos

    H. G. Gadamer (1900-2002) dedica un apartado de la segunda parte de

    Verdad y mtodo a caracterizar la dialctica platnica.34 El objetivo del apartado, La

    primaca hermenutica de la pregunta, es dilucidar la estructura lgica de la apertura.

    Esta estructura de la apertura es una caracterstica de la conciencia hermenutica y,

    tambin, un presupuesto de la experiencia. Toda experiencia es abierta, es decir,

    puede ser de esta manera o de esta otra manera. La experiencia es como una

    33

    Sobre esta cuestin, en los ltimos aos ha habido una viva polmica. Vase en este

    sentido, como defensor de la interpretacin de Tbingen-Miln, Reale, Giovanni (2003),

    Por una nueva interpretacin de Platn. Relectura de la metafsica de los grandes

    dilogos a la luz de las doctrinas no escritas, Barcelona, Herder; y, en sentido contrario,

    La verit nascosta. Oralit e scrittura in Platone e nella Grecia classica, Roma, Carocci.

    En mi resea (Faventia, 28 [2006], pp. 219-222) de este ltimo libro, el lector interesado

    encontrar una breve sntesis de los argumentos de cada interpretacin. 34

    Gadamer, Hans-Georg (1977), La primaca hermenutica de la pregunta, en

    Gadamer, Hans-Georg (1977),Verdad y mtodo, Salamanca, Ediciones Sgueme, pp. 439-

    477. Para el texto alemn, cf. Gadamer, Hans-Georg (19906),Wahrheit und Methode.

    Grundzge einer philosophischen Hermeneutik (Gesammelte Werke, 1), Tbingen, J.C.B

    Mohr (Paul Siebeck), pp. 368-384: Der hermeneutische Vorrang der Frage.

  • Jaume Mensa Valls

    264

    pregunta que abre varias posibilidades de respuesta. Y del mismo modo que la

    experiencia autntica es siempre experiencia de nuestra finitud y de nuestros lmites,

    tambin la forma lgica de la pregunta es constituida por una negatividad radical, es

    decir, es el saber del no saber.

    La pregunta, para ser realmente una pregunta, debe tener siempre un sentido.

    Y este sentido de la pregunta orienta el sentido que debe tomar la respuesta.

    Preguntar es situarse en una determinada perspectiva. Preguntar es una tarea difcil.

    Platn en los dilogos hace ver a travs del personaje Scrates que preguntar es

    ms difcil que responder. A menudo, cuando los interlocutores de Scrates quieren

    evitar la incomodidad de responder a las preguntas de Scrates intentan

    intercambiar los papeles, es decir, hacen preguntas a Scrates. El resultado es

    siempre un fracaso.35 Detrs de estos elementos dramticos est la distincin entre

    el habla autntica y el habla inautntica. Quien habla inautnticamente, es decir,

    quien quiere tener razn, considera que es ms fcil preguntar que responder.

    Ahora bien, de hecho esta persona tampoco pregunta realmente, porque ya cree

    saberlo todo. En los dilogos, Platn pone de manifiesto que la pregunta es previa

    a todo conocimiento. Preguntar significa abrir. En esta apertura, la respuesta no

    est fijada. Preguntar es descubrir que la cosa por la que se pregunta es

    cuestionable. Preguntar es dejar en el aire la respuesta, dejar la respuesta abierta.

    Hay, por lo tanto,que ponderar bien los pros y los contras.

    La apertura de la pregunta tiene tambin sus lmites. Hay en esta apertura

    una delimitacin que le es inherente. Toda pregunta abre un horizonte. El

    planteamiento de la pregunta fija este horizonte. Una pregunta sin sentido es una

    35

    H. G. Gadamer menciona en este sentido la polmica del Protgoras entre Scrates y

    Protgores sobre la forma de hablar, es decir, si era necesario hacerlo con discursos largos

    (macrologa) o con preguntas y respuestas breves (braquiloga).

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

    265

    pregunta mal planteada, es una pregunta que no abre posibilidades. Una pregunta

    sin sentido no tiene respuesta. Una pregunta sin sentido ha perdido la orientacin.

    Si la pregunta se plantea correctamente, es decir, si es una pregunta abierta,

    entonces comprende siempre lo preguntado tanto en el s como en el no. La

    respuesta a una pregunta implica siempre una decisin por el s o por el no, por los

    argumentos favorables o por los argumentos contrarios. Pero la respuesta a una

    pregunta todava no es saber. Saber significa tambin resolver las objeciones

    contrarias, ver su debilidad. Gadamer recuerda en este sentido la estructura de la

    dialctica medieval (quaestio).36 Saber implica ponderar los argumentos contrarios,

    tomarlos seriamente en consideracin, determinar su valor exacto. Todo saber es

    fundamentalmente dialctico. Esta primaca de la pregunta muestra tambin el

    lmite que conlleva todo mtodo.

    Nadie puede ensear a preguntar. Scrates en los dilogos platnicos solo

    crea los presupuestos que hacen posible la pregunta. La opinin hace difcil

    reconocer lo que uno no sabe. La opinin reprime las preguntas (de Critias sobre la

    sensatez de Crmides y del mismo Crmides, por ejemplo). Gadamer observa que

    la opinin tiene siempre una tendencia expansiva, quiere convertirse en opinin

    general. El arte de preguntar no es solo el arte de huir de la fuerza de la opinin, es

    sobre todo el arte de seguir preguntando, es decir, es el arte de pensar. Segn

    Gadamer, la crtica a la escritura de la Carta VII de Platn debe interpretarse en este

    sentido. La dialctica es, pues, el arte de saber conversar autnticamente. En toda

    conversacin autntica es necesario que los interlocutores no argumenten en

    paralelo. La estructura de una conversacin, de un dilogo, solo puede ser de 36

    Tal vez, desde este punto de vista, sugiere Gadamer, se puede entender aquel

    fragmento de la Metafsica (1078b) de Aristteles segn el cual la dialctica es la ciencia

    de investigar los opuestos (incluso de forma independiente del contenido) y si hay una

    nica ciencia para cosas opuestas.

  • Jaume Mensa Valls

    266

    pregunta y respuesta. Es necesario que los interlocutores sigan los argumentos de

    quien argumenta. As es como hay que interpretar los "s" repetidos de los dilogos

    platnicos. Dialogar no es argumentar contra los argumentos del interlocutor sino

    valorar sus opiniones, buscar argumentos que las refuercen, ponerse en su lugar.

    Precisamente, porque Platn hace reforzar mutuamente los argumentos de los

    personajes, sus dilogos tienen tanta actualidad. La productividad mayutica de

    Scrates, en los dilogos de Platn, siempre se limita a las opiniones que

    manifiestan los personajes. Scrates mira la realidad junto con sus interlocutores en

    una unidad de intencin.

    Las crticas de Platn a la escritura deben de entenderse en su contexto. En la obra

    de Platn, argumenta Gadamer,

    aparece una conversin de la tradicin potica y filosfica de Atenas en literatura.

    En los dilogos de Platn vemos cmo la interpretacin de textos cultivada en los

    discursos sofsticos, sobre todo la de la literatura para fines didcticos, concita

    sobre s la repulsa platnica. Vemos tambin cmo intenta Platn superar la

    debilidad de los lgoi, sobre todo de los escritos, a travs de su propia literatura

    dialogada. La forma literaria del dilogo devuelve lenguaje y concepto al

    movimiento originario de la conversacin. Con ello la palabra se protege de

    cualquier abuso dogmtico.37

    Platn en los dilogos nos plantea preguntas, nos dirige las mismas preguntas que

    Scrates haca a sus interlocutores. Leer los dilogos de Platn es compartir puntos

    de vista, valorar argumentos. El lector est invitado a intervenir en el dilogo.

    37

    Gadamer, Hans-Georg (1977), Verdad y mtodo, p. 446.

  • peiron. Estudios de filosofa N1, 2014

    ISSN 2386 - 5326

    267

    Los dilogos de Platn: psicagoga y psiqus terapeia

    Scrates, el brujo que poda curar a Crmides de su jaqueca, pero que

    finalmente no lo hace porque el alma de Crmides an no est lista, es el mismo

    que nos pregunta a nosotros por nuestra propia alma, que nos ayuda a

    examinarnos. Los dilogos de Platn son como espejos que nos reflejan nuestra

    propia imagen, que nos encaran nuestra propia realidad, que desnudan nuestra

    alma. La funcin de los dilogos platnicos es guiar el alma del lector (psicagoga).

    Platn, en el Fedro, pone en boca de Scrates estas palabras: Puesto que el arte

    oratorio no es ms que el arte de conducir las almas.38 La grandeza de los dilogos

    platnicos radica en esta capacidad. El lector es interpelado por los personajes, est

    casi obligado a pensar. Scrates, el brujo, el mediador que hace posible que sus

    interlocutores avancen por el camino de la filosofa, tambin nos invita a nosotros a

    dialogar con los personajes del dilogo. Los dilogos platnicos tienen una gran

    fuerza teraputica, purificadora.39 La filosofa tal como la entenda Platn, las

    38

    Platn, Fedro 271c-e, en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo II, pp. 335-

    336. 39

    Los dilogos platnicos continan teniendo en parte esa fuerza purificadora que El

    sofista atribuye a la conversacin socrtica (sin nombrar a Scrates). Efectivamente,

    leemos en El sofista 230b-d [en Platn, Obras completas de Platn, ed. cit., tomo IV, p.

    54]: Interrogan a su hombre sobre las cosas que l cree conocer y que no conoce; mientras

    se extrava, les es fcil reconocer y juzgar sus opiniones; y entonces, cotejndolas en sus

    discursos, comparan las unas con las otras, y por medio de esta comparacin le hacen ver

    que ellas se contradicen sobre los mismos objetos, considerados en las mismas relaciones y

    bajo los mismos puntos de vista. Viendo esto, el hombre se hace severo consigo mismo e

    indulgente con los dems. Por medio de este procedimiento abandona la alta y elevada

    posicin que tena de si mismo, siendo esta, entre todas las despreocupaciones, la ms

    conveniente para aprender, y la ms segura para la persona interesada. Esto consiste, mi

    querido amigo, en que los que purifican el alma, piensan como los mdicos respecto al

    cuerpo. Estos son de parecer que el cuerpo no puede aprovechar los alimentos que se le

    dan, si no se empieza por expeler lo que puede impedirlo; y aquellos juzgan, que el alma

    no puede sacar ninguna utilidad de los conocimientos que se le dan, si no se cura al

  • Jaume Mensa Valls

    268

    bellas razones, precisamente porque tiene esa fuerza excepcional que ninguna

    palabra puede expresar propiamente, es como un acto de hechizo. En una poca

    como la nuestra en la que los hombres y las mujeres somos constantemente

    persuadidos por los cantos de sirena del fetichismo, la magia, el hechizo, en una

    poca tan proclive a buscar las soluciones fuera de nosotros mismos, en pldoras de

    todo tipo o en los estantes de comercios bien surtidos con productos siempre

    nuevos y milagrosos, Scrates, el brujo de las bellas razones, del poder de la

    palabra, tiene mucho que decir. La grandeza de los dilogos platnicos radica

    precisamente en dar vida a aquel Scrates que muri injustamente, que con sus

    palabras mgicas nos puede ayudar tambin a nosotros a examinar nuestra propia

    vida, a conocernos mejor y a ser ms sensatos.

    enfermo por la refutacin; si refutndole, no se le obliga a avergonzarse de si mismo; si no

    se le arrancan todas las opiniones, que se oponen como un obstculo a los verdaderos

    conocimientos; si no se le purifica, si no se le ensea a reconocer que no sabe ms que

    aquello que sabe y nada ms.