Cardeña / Linares / Astete

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Rosario Cardeña / Mariel Linares / Jorge Astete en los Recomendados del "VP Semanario".Publicaciones hechas en Arequipa o por autores arequipeños.

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  • 13ArequipaLunes, 16 de noviembre de 2015CULTURAL

    CONFERENCIA PRONUNCIADA EN BUENOS AIRES

    P U B L I C A C I O N E SPRNCIPE NEGRORosario Cardea (Altazor, 2014)Premio Altazor de Novela 2014)

    Novela corta a manera de una sentida carta a la persona amada. Retrata la historia de Roxana Gue-vara (poeta consagrada en su ciu-dad), su amor por un compaero de universidad y su encuentro 20 aos despus. Con un gran sentido lrico, Rosario Cardea explora la natura-leza humana, especficamente feme-nina, y nos ofrece una historia inge-niosa y entretenida.

    UNILATERALMariel Linares(Cuervo Editores, 2015)

    Libro de poesa publicado en se-tiembre de este ao, muestra las distintas consecuencias del amor unilateral, ese que deja recuerdos que pueblan todo y con cada situa-cin regresa a la mente. Extrao mis ojos que te ven y se pierden. El resultado pstumo del amor uni-lateral.

    DIATRIBA CONTRA EL ESPEJOJorge Astete Alarcn(Doce ngulos, 2015)

    Libro de poemas que trata sobre el lado melanclico del quehacer ju-dicial. Versos limpios dan a conocer un mundo en el que no todos son di-chosos. Cmo me gustara regalar-le un alma /a esta masa esculpida sin gesto, / gritarle en la cara / que el amor no se construye en palacios de justicia.

    Por: Stefan ZweigDe todos los miste-

    rios del universo, ningu-no ms profundo que el de la creacin. Nuestro espritu humano es ca-paz de comprender cual-quier desarrollo o trans-formacin de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no haba existido cuando nace un nio o, de la noche a la maana, germina una plantita entre gru-mos de tierra nos vence la sensacin de que ha acontecido algo sobre-natural, de que ha esta-do obrando una fuerza sobrehumana, divina. Y nuestro respeto llega a su mximo, casi dira, se torna religioso, cuan-do aquello que aparece de repente no es cosa perecedera. Cuando no se desvanece como una flor, ni fallece como el hombre, sino que tiene fuerza para sobrevivir a nuestra propia poca y a todos los tiempos por venir la fuerza de durar eternamente, como el cielo, la tierra y el mar, el sol, la luna y las estre-llas, que no son creacio-nes del hombre, sino de Dios. A veces nos es dado asistir a ese milagro, y nos es dado en una esfe-ra sola: en la del arte. Les consta a todos que ao tras ao se escriben y publican diez mil, vein-te mil, cincuenta mil libros, se pintan cientos de miles de cuadros y se componen cientos de mi-les de compases de msi-ca. Pero esa produccin inmensa de libros, cua-dros y msica no nos im-presiona mayormente. Nos resulta tan natural que los autores escriban libros, como que luego los encuadernen y los libreros, por ltimo, los vendan. Es ste un pro-ceso de produccin re-

    El misterio de la creacin artsticagular como el hornear pan, el hacer zapatos y el tejer medias. El milagro slo comienza para no-sotros cuando un libro nico entre esos diez mil, veinte mil, cincuen-ta mil, cien mil, cuando uno solo de esos cuadros incontables sobrevive, gracias a su entelequia, a nuestro tiempo y a mu-chos tiempos ms. En este caso, y slo en ste, nos apercibimos, llenos de veneracin profunda, de que el milagro de la creacin vuelve a cum-plirse an en nuestro mundo. Es sta una idea subyugante. He aqu un hombre o una mujer. Tienen el mismo aspecto que cualquier otro, duer-men en camas como las nuestras, comen senta-dos a la mesa, van ves-tidos como nosotros. Le encontramos en la calle, acaso frecuentbamos el mismo colegio que l, y hasta puede darse el caso de que hayamos sido compaeros de banco; exteriormente, ese hom-bre no se distingue en nada de nosotros. Pero de pronto ese solo hom-bre da cumplimiento a algo que nos est negado a todos nosotros. No vive slo el tiempo de su exis-tencia propia, porque lo que cre y realiz sobre-pasa la existencia de to-dos nosotros y la vida de nuestros hijos y nietos. Ha vencido la mortali-dad del hombre y ha for-zado los lmites en que, por lo comn, nuestra vida propia queda ence-rrada inexorablemente. Ahora bien, cmo reali-z aquel hombre ese mi-lagro? Llevando a cabo simplemente aquel acto divino de la creacin, en virtud del cual surga algo nuevo de la nada. Su cuerpo terrenal, su esp-ritu terrenal han creado

    algo indestructible, y el esfuerzo repentino de ese solo hombre nos ha permitido convivir con el arcano ms profundo de nuestro mundo, el misterio de la creacin. En mrito de qu en-cantamiento, de qu ma-gia, consigue tal hombre superar los lmites del tiempo y de la muerte? Consideremos primero la forma meramente ex-terior de su accin. Si ha sido msico, compuso unas cuantas notas de la escala de tal manera que forman una melo-da nueva, que luego se grava en la memoria de cientos, de miles y aun de millones de hombres, despertando en todos ellos la misma sensacin de una armona nueva. Si ha sido pintor, cre con los siete colores del espectro, y mediante la distribucin peculiar de luces y sombras un cuadro que, despus de haberlo visto por prime-ra vez, nos ha resultado inolvidable. Si ha sido poeta, no hizo ms que reunir unos pocos cente-nares de palabras unos pocos centenares de los cincuenta o cien mil que constituyen nuestro idioma, de tal manera que result de ello un poema inmortal. Visto superficialmente, no ha hecho gran cosa, pero bendecido por el genio, ha realizado algo que destruy la fuerza, por lo dems inexorable, de lo perecedero. Ha creado algo que es ms persis-tente que la madera que toco, ms persistente que la piedra de que est construida esta casa, ms duradero, sobre todo, que nuestra propia vida. Por medio de l, lo inmortal se ha hecho visible a nuestro mundo transitorio.