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www.derechoycambiosocial.com ISSN: 2224-4131 Depósito legal: 2005-5822 1 Derecho y Cambio Social CARACTERÍSTICAS PERSONALES DE JÓVENES CON Y SIN ANTECEDENTES VIOLENTOS María Jesús Hernández Jiménez 1 Fecha de publicación: 15/01/2018 Sumario: 1. INTRODUCCIÓN. 2. MÉTODO: 2.a) Participantes. 2.b) Instrumentos. 2.c) Procedimiento. 2.d) Diseño y análisis de datos. 2.e) Resultados. 3. DISCUSIÓN. 4. BIBLIOGRAFÍA. Resumen: Este estudio analiza las características personales y psicológicas de jóvenes perpetradores de actos violentos con y sin antecedentes. En la introducción se hace una breve revisión de tales características revisadas en estudios previos y su influencia en el comportamiento violento. La muestra, seleccionada por conveniencia, estuvo compuesta por un total de 100 jóvenes de Valencia entre los 14 y 18 años (M=16,44, DT=1,79). Los resultados descriptivos indican que los jóvenes perpetradores de actos violentos puntúan más alto en actitud negativa hacia al estudio y absentismo escolar y realizan más conductas violentas y disruptivas. En su mayor parte provienen de familias monoparentales y son consumidores de cannabis. Sin embargo, estos jóvenes no muestran indicios de trastornos psicopatológicos en comparación con sus coetáneos sin antecedentes violentos. Estos resultados evidencian que la violencia en la población joven es un tema de crucial importancia para ser tenida en cuenta desde los diferentes sectores de la sociedad, lo que justifica la necesidad de elaborar y poner en práctica programas de prevención adaptados a este colectivo y a sus peculiares características. 1 Doctora en Psicología | Universidad Internacional de Valencia | [email protected]

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Derecho y Cambio Social

CARACTERÍSTICAS PERSONALES DE JÓVENES CON Y SIN

ANTECEDENTES VIOLENTOS

María Jesús Hernández Jiménez1

Fecha de publicación: 15/01/2018

Sumario: 1. INTRODUCCIÓN. 2. MÉTODO: 2.a)

Participantes. 2.b) Instrumentos. 2.c) Procedimiento. 2.d)

Diseño y análisis de datos. 2.e) Resultados. 3. DISCUSIÓN. 4.

BIBLIOGRAFÍA.

Resumen: Este estudio analiza las características personales y

psicológicas de jóvenes perpetradores de actos violentos con y

sin antecedentes. En la introducción se hace una breve revisión

de tales características revisadas en estudios previos y su

influencia en el comportamiento violento. La muestra,

seleccionada por conveniencia, estuvo compuesta por un total de

100 jóvenes de Valencia entre los 14 y 18 años (M=16,44,

DT=1,79). Los resultados descriptivos indican que los jóvenes

perpetradores de actos violentos puntúan más alto en actitud

negativa hacia al estudio y absentismo escolar y realizan más

conductas violentas y disruptivas. En su mayor parte provienen

de familias monoparentales y son consumidores de cannabis. Sin

embargo, estos jóvenes no muestran indicios de trastornos

psicopatológicos en comparación con sus coetáneos sin

antecedentes violentos. Estos resultados evidencian que la

violencia en la población joven es un tema de crucial

importancia para ser tenida en cuenta desde los diferentes

sectores de la sociedad, lo que justifica la necesidad de elaborar

y poner en práctica programas de prevención adaptados a este

colectivo y a sus peculiares características.

1 Doctora en Psicología | Universidad Internacional de Valencia |

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Palabras clave: Violencia; jóvenes; características psicológicas;

factores de riesgo.

Abstract: This study analyses personal and psychological

characteristics of youth with and without violent records. In the

introduction there is a short review of these characteristics

previously mentioned in research and its influence on violent

behavior. The convenience sample consisted of 100 boys

adolescents from Valencian from 14 to 18 years old (M=16,44,

DT=1,79). The descriptive results show that youth who

perpetrate violent acts has higher scores in negative attitude

toward study, more truancy and violent and disruptive

behaviors. Most of them belongs to single-parent families and

consume cannabis. Nevertheless, these adolescents do not show

psychopathologycal disorders in comparison with those without

violent records. These results clarify that violence in young

people is a relevant topic to be taken into account from

community, which justifies itself the need to design and develop

prevention programs adapted to these young people and their

charateristics.

Keywords: Violence; youth; psychological characteristics; risk

factors.

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1. INTRODUCCIÓN

La adolescencia es un periodo especialmente crítico entre la juventud,

caracterizada por inconfundibles y notables cambios físicos, cognitivos,

comportamentales y sociales. Como sostienen Torregrosa, et al. (2011),

algunos de estos cambios han sido relacionados con el desarrollo de

posibles conductas de riesgo (consumo de tóxicos, imprudencias...), y

problemas de ajuste psicosocial, entre los que destacan los

comportamientos violentos y antisociales que en su extremo pueden derivar

en delincuencia. Otra de las formas de violencia que se detecta en la

actualidad es aquella en la que los roles se invierten y son los menores,

principalmente en etapa adolescente, los que violentan y maltratan a sus

padres, hecho conocido como violencia filioparental (Del Moral, Varela,

Suárez y Musitu, 2015).

Son numerosas las investigaciones que han tratado de indagar en los

factores explicativos de los comportamientos antisociales y violentos de los

y las adolescentes y jóvenes. El contexto familiar, social y escolar con las

múltiples variables que lo conforman son un ejemplo de ello (Justicia et al.,

2006). En el contexto escolar, se considera el aula como una comunidad

multidireccional donde se comparten gran diversidad de objetivos y tareas

de aprendizaje dentro de un entorno social diverso tanto por su origen y

capacidad, como por sus intereses y expectativas (Pereira, 2011). Las aulas

son en numerosas ocasiones el escenario de conductas de tipo disruptivo y

violento convirtiéndose en una realidad cada vez más latente que afecta a la

estabilidad de la comunidad escolar (Ramírez y Justicia, 2006).

Cabe señalar la importancia de los tipos sociométricos, diversas

investigaciones, (Aparisi et al, 2015 y Estévez, Martínez y Jiménez, 2009),

aseguran que existe relación entre el grupo de iguales y la adaptación social

y académica de los estudiantes. Los jóvenes considerados populares son

predictores de rendimiento académico. Por el contrario los jóvenes

ignorados presentan más problemas de autoestima, soledad y peor ajuste en

todos los sentidos, con bajo rendimiento académico, relaciones conflictivas

con compañeros y profesores. Esto indica que alumnos populares y

promedio presentarán buen ajuste escolar y normalmente no presentarán

problemas de conducta y conflicto. En estudios posteriores los resultados

muestran que las aptitudes intelectuales resultan un predictor significativo

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de los tipos soiométricos, ya que a medida que aumenta la puntuación en

las diferentes aptitudes intelectuales los estudiantes presentan mayor

probabilidad de ser nominados positivamente por sus compañeros (Ingles,

et al.2017).

Si nos trasladamos al contexto social cabe resaltar que el consumo y

abuso de sustancias tóxicas se han comprobado como variables influyentes

en los comportamientos violentos (Moñino et al., 2013; Pelegrín y Gracés

de Los Fayos, 2008; Sanabria y Uribe, 2009) incluida la violencia contra la

pareja (González-Ortega, Echeburúa y Corral, 2008; Vagi et al., 2013),

aunque no se puede hablar de una relación causal. Si bien existe una

estrecha relación entre consumo de alcohol y drogas y actos violentos y

delictivos y más las circunstancias en que concurren ambas variables

(Pascual, et al., 2011).

No obstante, cabe señalar, según estudios recientes, la baja

percepción existente entre los adolescentes españoles y el riesgo asociado

al consumo de alcohol (Suárez-Relinque, et al., 2017)

Otros factores implicados serían la propia personalidad del sujeto y

sus circunstancias (Esbec y Echeburúa, 2016).

La estructura y composición familiar, los estilos educativos, la

interacción comunicativa, la relación de apego entre padres e hijos o la

vivencia de conflictos parentales entre los que destacan la situación de

separación y divorcio (Arias, 2013; Pons-Salvador, 2007), son importantes

factores de riesgo a considerar en la manifestación de conductas violentas

en la adolescencia (Carrasco y González, 2006), como también en la

percepción negativa de sí mismo, la escuela, la autoridad y la familia en

general (Justicia y Cantón, 2011).

En cuanto a trastornos psicopatológicos la investigación es más

escasa pero apunta en direcciones claras que ayudan a la propuesta y

desarrollo de intervenciones psicológicas y educativas para con este

colectivo. Entre los principales trastornos prevalentes en la adolescencia

que pueden dar lugar a la manifestación de conductas violentas

encontramos el trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico,

fobia social y escolar, ansiedad por separación, estrés postraumático,

trastorno de conducta, trastorno límite de personalidad, consumo de

sustancias, etc. (Ruiz, 2014) y otros factores como baja autoestima,

alexitimia, impulsividad, irascibilidad y rigidez cognitiva (Páramo, 2011).

En casos de violencia en la pareja joven los agresores muestran en la

mayoría de las ocasiones, déficit en habilidades sociales y de resolución de

problemas, actitudes negativas hacia la pareja (actitudes sexistas, errores de

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atribución, dominación masculina, celos patológicos), alexitimia (Moral y

Ramos-Basurto, 2015), como también indicios de trastorno obsesivo

compulsivo, trastorno dependiente de la personalidad, psicopatía y

dependencia emocional excesiva, entre otros (Fernández-Montalvo y

Echeburúa, 2008; González-Ortega et al., 2008; Hernando, García y

Montilla, 2012; Muñoz y Echeburúa, 2016).

Es importante destacar cuando se trata de relaciones de pareja

jóvenes que la investigación se ha centrado en la mujer como víctima y el

hombre como agresor y en ocasiones es violencia recíproca. La alexitimia

constituye un potencial factor de riesgo de violencia de pareja por sus

características de un vínculo inseguro, un estilo pasivo de afrontamiento,

un déficit de empatía y dificultados para regular y controlar emociones

(Moral, J. y Ramos-Basurto, S. (2015). La alexitimia es un trastorno muy

relacionado con la depresión, cuando está presente en la etapa adolescente,

en la que las emociones se viven de manera más intensa es necesario

prestar atención y ofrecer el apoyo profesional necesario para llevar dicha

etapa de la manera más sana, libre y responsable posible.

Siguiendo con la variable sexo, se puede afirmar que los chicos son

más propensos a recurrir a agresiones físicas y amenazas y las chicas

tienden más a menospreciar y a aislar socialmente (Benítez y justicia,

2006)

Además, la violencia está relacionada con la alta morbimortalidad en

estas edades y asociada a un mayor consumo de drogas legales e ilegales,

prácticas sexuales de riesgo e ideas y conductas suicidas (Paniagua y

García, 2003; Acero, Escobar y Castellano, 2007; Ramírez y Núñez, 2010).

A pesar de los avances en el conocimiento de las conductas violentas

en la etapa adolescente y la juventud, es cierto que en este sector de la

población las muestras de estudio no han sido, en muchas ocasiones, lo

suficientemente representativas para poder generalizar los resultados. La

revisión anterior deja entrever que la adolescencia supone una etapa

complicada en la que confluyen multitud de factores que, en el peor de los

casos, se traducen en comportamientos violentos. Es por ello que, con el

ánimo de seguir indagando este trabajo se plantea conocer por una lado el

perfil diferencial en relación con las características personales y

psicológicas de jóvenes perpetradores de violencia y por otro, de aquellos

que no presentan estos antecedentes con la finalidad a corto plazo de

implantar programas de prevención en el contexto educativo y social.

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2. MÉTODO

2.a) Participantes:

La muestra participante estuvo compuesta por un total de 100 adolescentes

de la Comunidad Valenciana todos ellos varones. Cincuenta de ellos

pertenecían a un instituto de educación secundaria con edades

comprendidas entre los 14 y 18 años (M = 14,84, DT = ,74), y los restantes

cincuenta provenían de Servicios Sociales de la Generalitat Valenciana (M

= 16,44, DT = 1,79). Para la selección de los participantes se utilizó el

muestreo no probabilístico intencional o por conveniencia utilizando como

criterio la accesibilidad a la muestra y proximidad geográfica. La muestra

del instituto fueron los adolescentes matriculados entre 2º y 4º curso de la

ESO (sin antecedentes) y para aquellos con antecedentes, se recurrió al

expediente registrado en el centro de menores a los que tenía acceso el

equipo investigador.

2.b) Instrumentos:

La obtención de información se realizó a partir de varios instrumentos. Por

un lado, se utilizó un cuestionario elaborado ad hoc para los objetivos

concretos de esta investigación. Tras la descripción de las instrucciones

para su cumplimentación se incluye un primer apartado con los datos

sociodemográficos (sexo, edad, nacionalidad, estado civil, datos escolares y

consumo de sustancias tóxicas) y a continuación se presentan tanto las

preguntas cerradas con respuestas dicotómicas (sí/no, positivo/negativo,

etc.) y opción múltiple, como otras abiertas dejando espacios para recoger

las respuestas. La duración para su cumplimentación por parte de los

adolescentes fue de unos 40 minutos. A continuación se describen algunas

de las variables del cuestionario utilizadas para esta investigación:

Características del menor: “¿estás a gusto con tu forma de ser?”,

“¿qué es lo que más te gusta de tí?”, “¿te sientes responsable cuando

algo relacionado contigo o con alguien cercano a tí, sale mal?”, “¿te

agobias mucho cuando tienes algún problema?”, “¿cómo lo resuelves

normalmente?”

Características del contexto escolar: “¿cómo calificarías tu

comportamiento en el aula: positivo o negativo?”, ¿te gusta aprender

y lo consideras importante para tu persona y futuro?”, “¿estás

repitiendo curso?”, “¿acudes con asiduidad al centro educativo?”.

Características de la familia de origen: “¿sueles comentar con tus

padres lo que te preocupa?”, “¿tienes en cuenta cuando tus padres te

dan algún consejo?”, “¿sientes que tus padres te comprenden o

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escuchan lo que tienes que decir?”, “¿consideras que tus padres se

ponen en tu lugar?”, “¿te animan a que expreses emociones?”, “la

comunicación que tienes con tus padres, ¿es fluida o mala, o

irregular?”, “¿qué crees que es más importante para tus padres, que

respetes a los demás o que les obedezcas?”.

Para completar la información anterior se utilizó el EPQ de Eysenk

(Cuestionario de personalidad para niños y adultos) que constituye una

prueba de autoinforme sencilla para la evaluación de la personalidad

(Sandin, et al., 2002). Se presenta en dos versiones, el EPQ-J para niños y

adolescentes y el EPQJ-A para adultos. En esta ocasión, se hizo uso del

EPQ-J permitiendo un diagnóstico rápido de posibles problemas de

conducta y personalidad y orientación escolar. Es de aplicación tanto

individual como colectiva para lo cual se necesitaron alrededor de 20

minutos por sesión grupal e individual. Para la evaluación de la empatía

cognitiva y afectiva se utilizó el test TECA (López-Pérez, Fernández-Pinto

y Abad, 2008) que proporciona información tanto de los componentes

cognitivos de la misma (adopción de perspectivas y comprensión

emocional) como de los afectivos (estrés empático y alegría empática).

Permite predecir si una persona va a mostrar empatía en una situación

emocional completa. Su aplicación fue tanto individual como colectiva con

una duración alrededor de 30 minutos.

2.c) Procedimiento:

La información recogida a partir de los instrumentos seleccionados se

recogió en el centro educativo en Marzo de 2011. Durante las sesiones, el

investigador realizaba una breve explicación sobre los objetivos y

estructura de los cuestionarios, recordando a los estudiantes el anonimato.

Para el acceso a la información de los menores con antecedentes violentos,

se recurrió a los informes de cada uno de ellos existentes en los expedientes

de Servicios Sociales de la Generalitat Valenciana. Dichos expedientes

contaban con información a través de entrevista personal similar al

cuestionario elaborado para la investigación además de la cumplimentación

de los test EPQ-A y J y TECA.

2.d) Diseño y análisis de datos:

Este estudio se basa en un diseño de investigación ex post facto descriptiva

transversal. La recolección de la información a partir de los instrumentos

previamente mencionados permite el planteamiento de un posterior análisis

cuantitativo descriptivo básico. La variable independiente que permitió la

comparación entre grupos fue la pertenencia a no al grupo de jóvenes con

antecedentes de violencia. Las variables dependientes fueron el

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comportamiento en el aula, actitud y motivación hacia el aprendizaje,

repetición de curso, absentismo escolar, consumo de tóxicos, núcleo y

dinámica familiar, entre otras.

Para los análisis se calcularon estadísticos descriptivos a partir de

frecuencias y porcentajes, medias y desviaciones típicas que permitieron

describir la muestra y conocer las características generales que presentaban

los adolescentes en las diferentes variables objeto de estudio. Los análisis

de relación entre variables consistieron en pruebas Chi-cuadrado de

Pearson para conocer la existencia o no de asociación significativa y la V

de Cramer (V) para medir la fuerza de la asociación. La comparación de

ambos grupos que constituyen la muestra se realizó a partir de la prueba t

de Student, estableciéndose como p valor < ,05. Dada la no distribución

normal de la muestra se estimó utilizar el valor de t de Student cuando no

se asumen las varianzas iguales.

2.e) Resultados:

Características del grupo de adolescentes con antecedentes violentos:

Comenzando con las variables sociodemográficas de la información

recogida de los informes de Servicios Sociales, se obtuvo que la media de

edad de los menores que cometieron el delito violento se situaba en los

15.63 años (DT=1,03) y fueron juzgados aproximadamente un año después

de haberlo cometido (M=16,56; DT=1,30). Los principales delitos

cometidos tenían relación con el robo con fuerza, apropiación indebida,

lesiones, violencia de pareja, maltrato/daños, torturas/integridad moral,

trato degradante, otros delitos contra la persona, agresión sexual,

prostitución/corrupción de menores, amenazas, hurto, daños/vandalismo

(ver Tabla 1). En cuanto a la escolarización, mientras que el 64,9% no

estaba escolarizado por edad, del 35,1% que sí tenía la edad para estarlo, un

16,7% estaba escolarizado, un 11,1% no lo estaba porque la familia así lo

quería y un 2,8% no lo estaba porque el participante no lo deseaba.

Tabla 1. Frecuencias y porcentajes de los delitos cometidos por adolescentes con

antecedentes violentos:

F %

Robo con fuerza 1 2.38

Apropiación indebida 1 2.38

Lesiones 2 4.77

Violencia de pareja 16 38.08

Maltrato/daños 11 26.18

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Torturas/integridad moral 2 4.77

Trato degradante 2 4.77

Otros delitos contra la persona 1 2.38

Agresión sexual 1 2.38

Prostitución/corrupción de menores 1 2.38

Amenazas 2 4.77

Hurto 1 2.38

Daños/vandalismo 1 2.38

Total 42 100%

Comportamiento escolar, consumo de sustancias tóxicas, convivencia y

contexto familiar y presencia de trastornos psicológicos:

En primer lugar, los estadísticos referentes a las diferentes características

implicadas en el comportamiento escolar mostraron diferencias entre los

grupos en el comportamiento en el aula (χ2= 25,50, p < ,01, V= ,51), la

actitud y motivación hacia el aprendizaje (χ2= 40,89, p < ,01, V= ,66), el

repetir curso (χ2= 9,21, p < ,01, V= ,66) y el absentismo escolar (χ

2= 47,30,

p < ,01, V= ,73). Los adolescentes con antecedentes violentos tenían, en un

porcentaje significativamente mayor que aquellos que no presentaban

antecedentes, peor comportamiento en el aula, menor actitud y motivación

hacia el aprendizaje, habían repetido más veces curso y practicaban en

mayor medida el absentismo escolar, Existen por tanto diferencias

significativas entre ambos grupos, encontrándose en un nivel educativo

más alto los sujetos sin antecedentes violentos (Tabla 2).

Tabla 2. Frecuencias y porcentajes de la muestra según características escolares

Adolescentes con antecedentes

de delitos

Adolescentes sin antecedentes

de delitos

n % n %

Comportamiento en

el aula

Positivo 16 32.0 41 82.0

Negativo 34 68.0 9 18.0

Total 50 100.0 50 100.0

Actitud hacia el

aprendizaje

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Baja 35 79.5 7 14.3

Moderada 8 38.7 28 57.1

Alta 1 16.1 14 28.6

Total 44 100.0 49 100.0

Repetir curso

Sí 14 58.3 11 22.4

No 10 41.7 38 77.6

Total 24 100.0 49 100.0

Absentismo escolar

Sí 30 75.0 2 4.2

No 10 25.0 46 95.8

Total 40 100.0 48 100.0

Consumo de tóxicos

No consumen 29 65.00 23 46.00

Solo alcohol 2 5.00 25 50

Solo cannabis 7 15 1 2

Alcohol y

cannabis 7 15 2 2

Total 45 100.0 50 100.0

En cuanto al consumo de tóxicos, también se encontraron diferencias

estadísticamente significativas entre los grupos (χ2= 26,13, p < ,01, V=

,54). En la misma Tabla 2 se muestra el patrón de consumo es distinto para

los dos grupos. La mayor parte de los participantes con antecedentes de

delitos violentos no consume ningún tipo de tóxico (65%) aunque los que

lo hacían, consumían, en su mayoría, cannabis o cannabis y alcohol. La

mitad de aquellos sin delitos violentos, sin embargo, consumían alcohol

(50%), pero eran muy pocos los que consumían cannabis (2%) o cannabis y

alcohol (2%).

Por lo que respecta al núcleo familiar o de convivencia de los

adolescentes, los resultados mostraron diferencias estadísticamente

significativas entre los dos grupos de comparación. Por una parte, el 29,5%

de los adolescentes con antecedentes de delitos violentos no vivía con su

padre biológico, mientras que todos los adolescentes sin antecedentes sí

(χ2= 13,34, p <, 01, V= ,40). También en el caso de las madres biológicas,

el 12,5% de aquellos con antecedentes con riesgo de exclusión social no

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convivían con ellas, mientras que en todos los casos de los adolescentes sin

riesgo convivían con ellas (χ2

1 = 6,27, p <, 05, V de Cramer = ,26). Cuando

se compara el número de personas con el que conviven, se observa que

existen diferencias estadísticamente significativas en las medias (t85 = -

2,911, p < ,01), siendo mayor para los adolescentes con antecedentes de

delitos violentos (M= 4,51 frente a M= 3,74). En el caso del abuso de

tóxicos por parte de los progenitores, aunque sin relación estadísticamente

significativa para el caso de las madres (χ2= 2,75, p < ,01, V= ,18), sí se

observa una relación para el caso de los padres (χ2= 6,27, p < ,05, V= ,29),

siendo mayor el porcentaje de menores con antecedentes de delitos

violentos que tienen padres que abusan de sustancias tóxicas, comparado

con los adolescentes sin antecedentes. En cuanto a la presencia de

enfermedad física, ésta no mostró relación cuando se encuestaba por los

padres (χ2= 0,05, p > ,05, V= ,01), pero sí cuando se hacía por las madres

(χ2= 4,32, p < ,05, V= ,23), siendo esto más frecuente el tener madres que

padecían dichas enfermedades en el grupo de participantes que habían

cometido delitos violentos. Finalmente, también se observó una relación

entre la presencia de antecedentes de delitos violentos y el que la madre

hubiese padecido malos tratos (χ2= 15,39, p < ,01, V= ,46). Estos resultados

se detallan en la Tabla 3, y apuntan a que los contextos familiares menos

estructurados parecen claramente relacionados con este tipo de delitos.

Tabla 3. Frecuencias y porcentajes de la muestra en función de las características de la

convivencia y el contexto familiar:

Adolescentes con

antecedentes de

delitos

Adolescentes sin

antecedentes de

delitos

n % n %

Convive con el padre biológico

Sí 31 70.5 38 100.0

No 13 29.5 0 0.0

Total 44 100.0 38 100.0

Convive con la madre biológica

Sí 42 87.5 47 100.0

No 6 12.5 0 0.0

Total 48 100.0 47 100.0

Padre con abuso de sustancias

Sí 6 19.4 1 2.3

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No 25 80.6 43 97.7

Total 31 100.0 44 100.0

Madre con abuso de sustancias

Sí 2 5.7 0 0.0

No 33 94.3 47 100.0

Total 35 100.0 47 100.0

Padre con enfermedad física

Sí 3 9.4 4 8.9

No 29 90.6 41 91.1

Total 32 100.0 45 100.0

Madre con enfermedad física

Sí 5 13.9 1 2.1

No 31 86.1 47 97.9

Total 36 100.0 48 100.0

Malos tratos a la madre

Sí 11 40.7 2 4.3

No 16 59.3 44 95.7

Total 27 100.0 46 100.0

En cuanto a los distintos trastornos psicológicos, no se encontró

ninguna relación estadísticamente significativa entre tener o no

antecedentes de delitos violentos y ningún tipo de trastorno psicopatológico

en general (χ2= 1,03, p > ,05, V= ,10), trastornos de personalidad (χ

2= 1,95,

> ,05, V= ,14); trastorno del estado de ánimo (χ2= 1,03, p > ,05, V= ,10) y

trastornos neurológicos (2= 0,78, p > ,05, V= ,10). En los casos de los

trastornos del control de impulsos, ansiedad, conducta alimentaria y

psicótico-esquizofrénicos, no pudieron calcularse estadísticos dada la

ausencia de estas patologías en los dos grupos de comparación.

3. DISCUSIÓN

El objetivo de este estudio era analizar el perfil personal y psicológico de

los jóvenes con y sin antecedentes violentos para establecer una

comparativa entre ambos. Tal y como muestran los análisis descriptivos,

los jóvenes perpetradores de actos violentos presentan peores hábitos y

habilidades escolares, peor comportamiento en el aula, menor motivación

ante el estudio y más presencia de absentismo escolar. Esto coincide con

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los resultados de Sanabria y Uribe (2009) que encuentran mayores

conductas de absentismo, bajo rendimiento académico y desinterés escolar

en menores infractores que en no infractores. Por otro lado, datos del

Departamento de Salud y estudios de la conducta de la Universidad de

Colombia apuntan resultados académicos y mayor absentismo escolar en

jóvenes agresores de pareja que en sus coetáneos sin tales conductas

(Basch, 2011). Respecto al abuso de sustancias tóxicas, concretamente el

consumo de alcohol, nuestros datos apuntan que está más extendido en la

población general que en los menores con antecedentes. Es conocido que el

consumo de alcohol es algo extensivo entre los adolescentes en los últimos

tiempos y la edad de inicio cada vez es más temprana. El Plan Nacional

sobre Drogas realiza cada dos años una encuesta denominada ESTUDES

sobre el consumo de alcohol y drogas entre menores de los 14 a 18 años.

En la última realizada en 2014/2015 (Ministerio de Sanidad, Servicios

Sociales e Igualdad, 2016), se pone de manifiesto que a pesar de encontrar

una mejora considerable en el consumo de drogas con respecto a años

anteriores, un 76,8% de jóvenes consume alcohol en grado considerable y

un 25,4% cannabis. En la misma línea, Fossos, Neighbors, Kaysen y Hove

(2007) encontraron puntuaciones moderadamente más altas de consumo de

alcohol en jóvenes de la población general que en jóvenes que habían

perpetrado la violencia de pareja. No obstante el consumo abusivo de

alcohol y drogas se considera un factor de riesgo y de incremento a la

violencia (Muñoz –Rivas, Gámez-Guadix, Graña y Fernández, 2010;

Rothamn et al, 2011).

Los resultados sobre la historia socio familiar de los jóvenes

muestran los cambios que se han ido produciendo en la última década en

las estructuras familiares. Un porcentaje algo inferior al 40% provienen de

familias reconstituidas y monoparentales. Entre los encuestados aparecen

además diferencias significativas siendo los menores con antecedentes

violentos aquellos que no provienen de familias nucleares y no conviven

con el padre biológico o la madre. Son numerosas las investigaciones que

han encontrado relación directa entre el microsistema de la familia referido

a malas relaciones entre los miembros, consumo de sustancias en los padres

y violencia intrafamiliar, con conductas antisociales, violentas y delictivas

juveniles (Cabrera et al., 2013; Rivera, 2016).

Por último, se analizan las características psicológicas asociadas a

adolescentes con y sin antecedentes violentos. Aunque nuestros datos no

apuntan en la dirección de la existencia de tales trastornos en la muestra de

jóvenes agresores, la literatura revisada y la experiencia investigadora y

práctica, nos lleva a considerar que sí existen determinadas peculiaridades

psicológicas en los adolescentes con antecedentes violentos que deben ser

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consideradas a la hora de proponer intervenciones psicoeducativas

específicas con este colectivo y también a modo de prevención con el resto

de adolescentes (González-Brignardello y Carrasco; 2006; Ruiz, 2014). En

este sentido, irían dirigidas estrategias de autobservación y autocontrol para

optimizar habilidades sociales, intensificar y promocionar valores como el

respeto, la integridad de otras personas, la igualdad, tolerancia a la

frustración, control de pensamientos negativos, etc. (Guerra y Bradshaw,

2008). A pesar de las limitaciones que este estudio presenta como son las

derivadas de la selección de los participantes y los instrumentos utilizados,

permite seguir contribuyendo a la detección, conocimiento y prevención de

dificultades interpersonales en la adolescencia a partir del análisis del

comportamiento antisocial y delictivo manifestado por adolescentes

infractores y no infractores, así como la relación con las variables como el

sexo y la edad. Se confirma la necesidad de implantar programas de

prevención dirigidos a las familias y a los colegios para la promoción de

valores de relación personal y social, comunicación interpersonal,

autocontrol, aspectos relacionados con el funcionamiento familiar y de

resolución de conflictos (Arias, 2013; Del Moral et al., 2015; Justicia et al.,

2006; Justificia y Cantón, 2011).

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