Caracter propio de los centros

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CARÁCTER PROPIO DE LOS CENTROS “CRISTO CRUCIFICADO” INTRODUCCIÓN El instituto de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, fiel al espíritu de sus fundadoras, María Seíquer Gayá y Amalia Martín de la Escalera, es esencialmente apostólico, orientado a la educación de la infancia y la juventud. Al presentar hoy el Carácter Propio de “Cristo Crucificado”, según pide el art. 22 de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación, y en conformidad con los principios básicos de la Constitución Española, pretendemos expresar la identidad de nuestros Centros: quiénes son, qué ha- cen, cómo funcionan, cómo ofrecen su servicio educativo. Deseamos también que este Carácter Propio, con la debida flexibilidad, sea el marco común de referencia para todas las Comunidades Educativas de los Centros Cristo Crucificado de España, es decir, el eje de convergencia de todas las actividades educativas que se realicen. Manifestamos desde aquí claramente, que nuestra propuesta educativa está basada en los principios doctrinales de la Iglesia Católica y arranca de su misión docente y evangelizadora: es oferta de servicio a aquellas familias de nuestro país que deseen una educación cristiana para sus hijos. Destaca en el Carácter Propio el valor de la Comunidad Educativa como principio vital de toda la tarea de formación integral. Esta Comunidad se construye al asumir todos los que la formamos la responsabilidad global del Centro. Por eso se en- tiende la participación en la vida del Centro como un derecho y un deber de correspon- sabilidad y coherencia que tenemos todos los componentes de la Comunidad Educativa para hacer vida los principios que aquí presentamos. Este Documento presenta un ideal de escuela que no existe en la realidad, pero en el que queremos inspirarnos cuando nos dispongamos a elaborar nuestros Proyectos Educativos y a programar las diversas acti- vidades del Centro. Presenta lo que nuestros Centros quieren ser y esto hace que la defi- nición del Carácter Propio se convierta en un estímulo para todos los miembros de la Comunidad Educativa. PARTE PRIMERA - IDENTIDAD DE NUESTROS CEN- TROS EDUCATIVOS. Los Centros de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado se identifican ante la sociedad como confesionalmente católicos, y están animados por la voluntad decidida de servicio al hombre y a la sociedad, dentro de la misión de la Iglesia, con una opción definida hacia los sectores más necesitados. 1. LOS ”CENTROS CRISTO CRUCIFICADO” Las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado consideramos la escuela como el lugar más apto para la realización de nuestra acción apostólica. En ella podemos cumplir con particular eficacia nuestra tarea de Evangelización, ya que su misión es formar integralmente al hombre según el modelo de Cristo, y capacitarlo para el progre- sivo conocimiento de la Verdad. Intentamos desarrollar, unificar y enriquecer la personalidad de los alumnos gra- cias a una acción:

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Caracter propio de los Centros

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CARÁCTER PROPIO DE LOS CENTROS “CRISTO CRUCIFICADO”

INTRODUCCIÓN

El instituto de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, fiel al espíritu de sus fundadoras, María Seíquer Gayá y Amalia Martín de la Escalera, es esencialmente apostólico, orientado a la educación de la infancia y la juventud. Al presentar hoy el Carácter Propio de “Cristo Crucificado”, según pide el art. 22 de la Ley Orgánica del Derecho a la Educación, y en conformidad con los principios básicos de la Constitución Española, pretendemos expresar la identidad de nuestros Centros: quiénes son, qué ha-cen, cómo funcionan, cómo ofrecen su servicio educativo. Deseamos también que este Carácter Propio, con la debida flexibilidad, sea el marco común de referencia para todas las Comunidades Educativas de los Centros Cristo Crucificado de España, es decir, el eje de convergencia de todas las actividades educativas que se realicen. Manifestamos desde aquí claramente, que nuestra propuesta educativa está basada en los principios doctrinales de la Iglesia Católica y arranca de su misión docente y evangelizadora: es oferta de servicio a aquellas familias de nuestro país que deseen una educación cristiana para sus hijos. Destaca en el Carácter Propio el valor de la Comunidad Educativa como principio vital de toda la tarea de formación integral. Esta Comunidad se construye al asumir todos los que la formamos la responsabilidad global del Centro. Por eso se en-tiende la participación en la vida del Centro como un derecho y un deber de correspon-sabilidad y coherencia que tenemos todos los componentes de la Comunidad Educativa para hacer vida los principios que aquí presentamos. Este Documento presenta un ideal de escuela que no existe en la realidad, pero en el que queremos inspirarnos cuando nos dispongamos a elaborar nuestros Proyectos Educativos y a programar las diversas acti-vidades del Centro. Presenta lo que nuestros Centros quieren ser y esto hace que la defi-nición del Carácter Propio se convierta en un estímulo para todos los miembros de la Comunidad Educativa. PARTE PRIMERA - IDENTIDAD DE NUESTROS CEN-TROS EDUCATIVOS.

Los Centros de Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado se identifican ante la sociedad como confesionalmente católicos, y están animados por la voluntad decidida de servicio al hombre y a la sociedad, dentro de la misión de la Iglesia, con una opción definida hacia los sectores más necesitados. 1. LOS ”CENTROS CRISTO CRUCIFICADO”

Las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado consideramos la escuela como el lugar más apto para la realización de nuestra acción apostólica. En ella podemos cumplir con particular eficacia nuestra tarea de Evangelización, ya que su misión es formar integralmente al hombre según el modelo de Cristo, y capacitarlo para el progre-sivo conocimiento de la Verdad.

Intentamos desarrollar, unificar y enriquecer la personalidad de los alumnos gra-cias a una acción:

• Atenta a cada persona • Abierta al mundo y a los problemas humanos • En referencia a los valores del Evangelio

Nos constituimos en Comunidad Educativa que desea comprometerse y colabo-

rar en la consecución de una sociedad nueva y más justa, buscando su sentido pleno en Cristo Crucificado.

Como Centros católicos se proponen como objetivo la formación integral del alumno mediante el desarrollo armónico y progresivo de su personalidad humana y cris-tiana.

Promovemos una enseñanza religiosa de acuerdo con las orientaciones de la Iglesia católica y posibilitamos una catequesis en la que se expresa y celebra comunita-riamente la fe.

En los Centros de “Cristo Crucificado”, por fidelidad a su condición cristiana y por su opción de servicio a la sociedad, adoptamos una actitud de acogida y respeto entre educadores, familias y alumnos. Estamos abiertas a todos los que deseen el tipo de educación que en ellos se imparte. Esto no puede llevar por parte del Instituto a la re-nuncia o alteración del proyecto educativo inspirador.

Estamos abiertas al entorno socio-cultural, a la familia, a la parroquia, a través de actividades extraescolares.

Intentamos vivir en un ambiente sencillo, de familia, de trabajo en equipo, con una actitud fraterna que nos abre a la solidaridad universal.

Los Centros de “Cristo Crucificado” procuran la financiación pública, como un derecho de los padres y como una opción justa en una sociedad democrática que debe favorecer la igualdad de oportunidades.

En su organización y estructura se busca la actitud de servicio y no el sentido de lucro. 2. ESTILO DE NUESTROS CENTROS.

En nuestras tareas educativas no hemos de perder de vista el Carisma propio del Instituto, que nos compromete a trabajar en la restauración cristiana de la sociedad, principalmente en zonas rurales, por medio del testimonio de nuestra vida, y por ello el estilo propio de nuestros Centros está caracterizado por los siguientes rasgos:

• Transmitir el conocimiento del amor misericordioso de Cristo, muerto y resuci-tado por nosotros, que nos muestra el valor redentor de la Cruz.

• Conocimiento de María y el lugar que ocupa en la Historia de la Salvación. • Capacidad de perdón y amistad. • Alegría y sencillez en un clima de fraternidad, acogida y diálogo. • Una atención preferente a los más necesitados y de solidaridad con los que su-

fren. • Responsabilidad en el trabajo, con todo lo que supone de entrega personal, gra-

tuidad y servicio. • Participación esperanzada en la labor educativa, haciendo realidad visible la co-

rresponsabilidad y la comunión. • Conciencia y compromiso en la construcción de un mundo más humano y fra-

terno. Esto mismo debemos proponernos en las obras que son prolongación del Centro: actividades extraescolares, movimientos de juventud, educación para el ocio, asociación de ex-alumnos, etc.

PARTE SEGUNDA - EDUCACIÓN CRISTIANA I. EDUCACIÓN INTEGRAL.

En nuestros centros queremos:

• Ayudar a los alumnos a descubrir y potenciar sus posibilidades físicas, psíquicas e intelectuales y afectivas, y aceptar sus propias cualidades y limitaciones.

• Propiciar el crecimiento de la dimensión social de los alumnos. • Potenciar el desarrollo de su dimensión ética y trascendente, encaminar nuestra

acción educativa a la búsqueda del sentido de la existencia humana, y presentar el mensaje de Jesucristo sobre el hombre, la vida, la historia y el mundo.

Estas tres dimensiones constituyen una unidad en la persona humana, que crece

y madura a través de la educación según la edad y situaciones de cada uno. Así preten-demos que nuestros alumnos lleguen a ser cristianos que:

• Potencien la dignidad de la persona humana redimida. • Se comprometan en la construcción de una sociedad más justa y fraterna. • Descubran los valores evangélicos, viviéndolos en una sociedad pluralista. • Se abran a la experiencia del encuentro con la persona viva de Jesucristo.

Este ideal implica también a los educadores, que con los alumnos y sus padres

participan en el itinerario común de formación continua, respeto y mutua comprensión. II. FORMACIÓN RELIGIOSA.

La referencia a la dimensión trascendente res una realidad tan amplia e impor-tante en las culturas de los diversos pueblos, que nadie puede ignorarla sin quedar pri-vado de algo fundamental en su formación humana. El cristianismo, por tanto, es objeto de enseñanza en nuestros Centros porque pertenece a la dimensión cultural, hasta tal punto que es uno de los elementos constitutivos de la cultura occidental. Por eso la en-señanza religiosa escolar:

• Supone un estudio sistemático de la religión cristiana, y en concreto, de la reli-

gión católica. • Quiere dar respuesta a los grandes interrogantes existenciales que se plantean a

la persona humana. • Contribuye a la formación de una actitud crítica y comprometida respecto a la

sociedad. • Es impartida en un marco de respeto y de libertad y nos permite ofrecer a los

alumnos la posibilidad de plantearse la propia existencia según el Evangelio.

El respeto a la persona nos mueve a promover la formación de unos alumnos conscientes, libres y responsables, a través de un planteamiento fundamentado y crítico del tema religioso.

De este modo, pretendemos que los alumnos no creyentes puedan confrontar su situación de incredulidad con las perspectivas de la fe; los que están en situación de

búsqueda puedan reflexionar y clarificar sus dudas, y los creyentes puedan integrar la propia opción religiosa en la cultura, y capacitarse así para dar razón de su fe.

III. VALORES PRIORITARIOS.

Lo que define y especifica el tipo de educación que queremos ofrecer a la socie-dad es la referencia a una concepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo, jun-to con la propuesta de una síntesis entre fe, cultura y vida. Por eso pretendemos favore-cer el diálogo entre cultura y fe, con el fin de propiciar la debida síntesis por parte de los creyentes de la Comunidad Educativa. Para los educadores, la presentación y asimila-ción crítica de la cultura, supone también la adquisición de una serie de criterios valora-tivos, que determinan la propia concepción de la vida y del hombre. Pero no queremos contentarnos con presentar una serie de valores de carácter cristiano como simples obje-tos de estima, sino como generadores de actitudes humanas. Algunas de esas actitudes son:

• La libertad respetuosa y la responsabilidad consciente. • La sincera y permanente búsqueda de la verdad y la crítica equilibrada y serena. • La solidaridad y el espíritu de servicio para con los demás, y la sensibilidad por

la justicia. • La especial conciencia de ser llamados a actuar como revulsivo en una sociedad

injusta y alejada de las exigencias del Reino.

PARTE TERCERA. EL ESTILO EDUCATIVO. 1. LÍNEAS EDUCATIVAS DE LOS CENTROS “ CRISTO CRUCI-FICADO

En nuestros Centros queremos formar a nuestros alumnos haciéndoles responsa-bles ”hoy” de su trabajo y corresponsables “ mañana” de sus familias y de la sociedad en que tendrán que vivir, tal como lo expresaron nuestras fundadoras: “... son almas que Jesús pone en nuestras manos para que se las forme para el mañana. Hoy más que nun-ca, se tienen que forjar las almas en verdad y fortaleza de cristianos verdaderos, para que sepan defenderse y vivir como Dios manda”.

Nuestra línea pedagógica se sintetiza en :

• Atención y amor personal a cada alumno, aceptándolo tal como es. • Preferencia por los alumnos que tienen algún tipo de limitación o marginación. • Confianza en las posibilidades de crecimiento personal de cada alumno, utili-

zando la motivación y el estímulo para conseguir la formación y superación de sí mismo.

• Lograr que los alumnos se hagan conscientes del mundo y sus necesidades, así como de sus propias responsabilidades en relación con él, dándoles hábitos de trabajo y de orden que les ayuden a conseguir una sólida cultura con espíritu de servicio y corresponsabilidad: escuela-vida.

• Favorecer la adecuada educación de la libertad, proponiendo objetivos gradua-les, sugiriendo métodos y creando estímulos.

• Educar en la solidaridad y colaboración como un valor que contribuye a reforzar en los alumnos el sentido de la responsabilidad, eliminando todo individualismo, favoreciendo el trabajo en equipo y la participación.

2. DESARROLLO INTELECTUAL Y DE OTRAS CAPACIDADES.

Gran parte del trabajo de nuestros Centros se dirige al desarrollo de las aptitudes intelectuales de los alumnos y de otras capacidades que les preparan para conseguir su autonomía personal. Por eso:

• Damos la debida importancia al trabajo intelectual para que cada alumno llegue al máximo de sus posibilidades. Fomentamos el estudio como búsqueda de la Verdad.

• Damos relieve al dominio de los cauces de comunicación, a la expresión oral y escrita, a la valoración de la imagen y utilización de los medios de comunicación social.

• Intentamos potenciar las técnicas de aprendizaje sobre la acumulación de conte-nidos y equilibrar el trabajo teórico con el manual y el técnico.

• Suscitamos un talante dinámico, no estático; abierto a la necesidad de una conti-nua actualización de los saberes, preparado para la evolución y el cambio como constantes de la vida en todos sus aspectos.

• Educamos en la formación y el crecimiento de la capacidad creativa. • Orientamos para el ocio y su aprovechamiento, fomentando todas aquellas acti-

vidades escolares y extraescolares que favorezcan la educación en el tiempo li-bre y despierten intereses y aficiones según las diversas edades de los alumnos: cultura, deportes, naturaleza.

3. METODOLOGÍA DIDÁCTICA ABIERTA Y FLEXIBLE.

Nuestros Centros aspiran a la concreción de una pedagogía abierta y flexible que sea capaz de integrar en cada momento las ciencias pedagógicas, lo que supondrá una constante actualización. Esta característica exige que el Centro:

• Adapte la metodología a las posibilidades reales y a las necesidades de los alumnos, respetando las disposiciones legales vigentes.

• Potencie y estimule la actividad, la creatividad y la originalidad de los alumnos, individualmente y en grupo, con el fin de favorecer al máximo su autorrealiza-ción.

• Estudie los resultados de la investigación educativa y analice las posibilidades de aplicación a su realidad.

• Lleve a cabo intercambios de experiencias con otros centros y se incorpore a los movimientos de renovación y actualización que repercutan en la mejora de su calidad educativa.

• Evalúe constantemente las innovaciones didácticas, de organización... para veri-ficar su incidencia en la mejora de la calidad de la enseñanza y de la educación.

Queremos, en fin, que nuestros alumnos se sientan felices en su trabajo, en las relaciones con los profesores y compañeros, en todas las actividades que constituyen la vida del Centro. 4. EVALUACIÓN DEL PROCESO EDUCATIVO.

Todos los aspectos y dimensiones de la escuela y del proceso educativo deben ser, en algún momento, objeto de evaluación: el plan de estudios, el trabajo docente, el programa educativo, la organización escolar, así como los diversos ámbitos del creci-miento y maduración de los alumnos, es decir, los aspectos cognoscitivos, afectivos, sociales, religiosos. Este proceso de evaluación global es un estímulo y una orientación constante para verificar el nivel de calidad y adecuar las actividades formativas a las necesidades de los alumnos y del Centro, consiguiendo así la mejora de la acción educa-tiva. PARTE CUARTA - COMUNIDAD EDUCATIVA

La Comunidad Educativa se constituye por la armónica integración de sus diver-sos grupos, cuyos miembros se comunican periódicamente sus realizaciones, objetivos e ilusiones, en el marco de un proyecto educativo común. La integración armónica se ma-nifiesta mediante una participación efectiva y una acción educativa coherente.

Forman parte de la Comunidad Educativa:

• La entidad titular: Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado. • Los alumnos. • Los profesores. • Los padres o tutores. • El personal administrativo, de servicio y demás colaboradores.

La responsabilidad que se asume al formar parte de la Comunidad Educativa se

puede definir en los siguientes objetivos:

• Compartir la capacidad educativa aportando, en espíritu de servicio, las compe-tencias, habilidades y experiencias.

• Tener en cuenta las diferentes edades, experiencias, capacidades, preparación y acompañar su desarrollo en el trabajo respectivo.

• Esforzarse en construir una comunidad viva, en la que cada uno, buscando el bien de los demás, trata cuanto se refiere al Centro como algo propio y que in-teresa a todos,

• Ponerse en actitud de aprender, porque todos en la Comunidad pueden dar y re-cibir, es decir, aprender los unos de los otros.

La construcción de esta Comunidad es un objetivo último que, impregnado de

idealidad, se transforma en compromiso que se asume al determinarse a formar parte de la misma. En la medida en que la Comunidad educativa se convierte en cristiana, los creyentes se sienten acompañados en el testimonio de su fe, y pueden aprender a vivir como miembros de la gran comunidad que es la Iglesia.

1. ENTIDAD TITULAR.

La Entidad Titular del Centro, como creadora del mismo, es la última responsa-ble de su dirección, funcionamiento y gestión, ante la sociedad, la Administración y la Comunidad Educativa. Para la realización de esta labor, la Entidad Titular:

• Ejerce su responsabilidad para expresar y dar continuidad a los principios que definen la educación que queremos ofrecer,

• Inspira y da coherencia al Proyecto educativo y al Reglamento de Régimen In-terno.

• Vela de manera particular por la cohesión entre los que formamos esta Comuni-dad, por la coherencia y la calidad de la educación.

• Delega funciones y estimula el ejercicio de las diversas responsabilidades y par-ciales asignadas a los órganos de gobierno unipersonales y colegiados.

• Asume los derechos y deberes que dimanan de las relaciones contractuales con el personal.

• Fomenta aquel clima de libertad y participación que hace que todos los miem-bros de la Comunidad educativa, y de modo particular el profesorado, podamos disponer de los medios necesarios para realizar el trabajo que nos ha sido enco-mendado de forma digna y responsable.

Este servicio de coordinación, específico de la Entidad Titular a través de sus

miembros delegados, estimula y anima el trabajo y la participación de profesores, alum-nos, padres y demás colaboradores, logrando que el bien del Centro Educativo esté por encima de los intereses peculiares de cualquiera de sus miembros. 2. LOS ALUMNOS

En nuestra acción educativa partimos de un principio básico: el alumno es el protagonista de su propia formación y el centro de la Comunidad Educativa. Por tanto, cuanto realizamos en la escuela tienen un objetivo muy claro y preciso: ofrecer al alumno ocasiones de crecer y madurar en todos los aspectos de su personalidad. Por ello:

• Los alumnos se deben iniciar en la participación para conseguir así la madurez y responsabilidad que necesitan para afrontar con espíritu solidario las situaciones y dificultades de cada día.

• Los alumnos participan activamente en la organización del Centro a través de los órganos colegiados que les corresponde.

• Se considera positivo y se fomenta el asociacionismo de los alumnos. • La orientación vocacional y profesional, personalizada y en grupos, será, ade-

más, el medio por el que el alumno vaya logrando vivencialmente la síntesis personal de los diversos aspectos de su educación.

3. LOS PROFESORES

En nuestros Centros, los profesores:

• Son educadores, es decir, su tarea va más allá de lo que comporta la transmisión sistemática de una serie de conocimientos.

• Establecen relaciones de franca colaboración con los compañeros de trabajo, de-rivadas de la comunicación, la solidaridad, el trabajo en equipo, la coherencia y continuidad de la tarea educativa que realizamos entre todos.

• Desempeñan un papel decisivo en la vida del Centro, ya que están directamente implicados en la preparación, realización y evaluación del Proyecto Educativo.

• Se corresponsabilizan de la acción educativa global e intervienen en la gestión del Centro mediante los órganos de gobierno unipersonales o colegiados.

• Dan a su trabajo formativo un sentido coherente con el “carácter propio” del Centro y el tipo de educación que de él se deriva, de acuerdo con la Entidad Ti-tular.

• En la selección del profesorado se habrá de tener en cuenta el “carácter propio” que en este documento se define. Se advertirá, además, que la coherencia con el mismo supone un razonable compromiso de comportamiento moral cristiano.

• Nuestros Centros dan prioridad a la formación permanente del profesorado, co-mo personas y como profesionales de la educación, colaboran, asimismo, acti-vamente para que alcancen un nivel de justa retribución económica, juntamente con la debida estabilidad y seguridad en el trabajo.

4. LOS PADRES

Los padres, primeros responsables de la educación, participan activamente en la vida de nuestros Centros:

• Al confiar sus hijos a nuestros centros en razón de su identidad y carácter pro-pio, tienen una peculiar responsabilidad: el Centro necesita su colaboración y soporte, su vigilancia para que se mantenga y actualice constantemente el tipo de educación que se ha comprometido a ofrecer a la sociedad.

• Los padres de nuestros alumnos han de conocer suficientemente el tipo de edu-cación que imparte el Centro, para poder colaborar más eficazmente en su reali-zación.

• La concepción del Centro como complemento educativo, subsidario ,busca una conexión que estreche las relaciones Centro-familia.

• El ambiente familiar desempeña un papel esencial y determinante en las actitu-des y los valores que el hijo interioriza en los primeros años de su desarrollo.

• Nuestros Centros están dispuestos a promover la formación permanente de los padres de sus alumnos como educadores de los propios hijos.

• La cooperación entre los padres y el Centro, cuando es constante, produce fe-cundidad, coherencia y seguridad, y contribuye a alcanzar un buen nivel en la calidad de la formación completa.

• Las familias que han elegido el Centro por razones ajenas a su “Carácter propio” saben que, por el hecho de ser cristiano, respetará el pluralismo y acogerá a to-

dos los alumnos sin distinción. Ellas, respetarán el tipo de educación que impar-te el Centro, ya que ha sido objeto no sólo de opción positiva, sino de adhesión por parte de muchas familias de la misma comunidad educativa y por ello, tie-nen derecho a que su elección se mantenga. Además, debe tenerse encuentra el respeto al resto de los padres.

La vía normal de participación es la Asociación de Padres; por medio de ella:

• Se adecúan los medios necesarios para poder garantizar en cada momento una

eficaz colaboración en la marcha del Centro • Se promueven y organizan actividades educativas complementarias y extraesco-

lares, o ambas, para favorecer la formación integral de los alumnos. • Se recogen, expresan y defienden los intereses del conjunto de las familias que

forman la comunidad educativa. • Se canaliza la participación corresponsable de los padres en los diversos órganos

colegiados del Centro. 5.- PERSONAL DE ADMINISTRACIÓN Y SERVICIOS. El personal de administración y servicios colabora en la labor educativa del Centro, desempeñando diversas responsabilidades, y forma parte, con plenitud de sentido, de la Comunidad educativa a cuya integración y realización contribuye. Participa en la ges-tión del Centro a través del Consejo Escolar y la Junta Económica. Como los demás estamentos de la Comunidad Educativa, el personal de administración y servicios tiene ocasión de compartir todo lo que el Centro es y todo lo que el Centro ofrece, ya que todo es posible porque todos aportan iniciativas, ilusión y trabajo según las respectivas competencias y responsabilidades. PARTE QUINTA - FORMA DE GESTIÓN 1. LA PARTICIPACIÓN EDUCATIVA Y SUS CRITERIOS.

• La participación está en función de la Comunidad Educativa. • Los esfuerzos e ilusiones de la Comunidad Educativa convergen en el objetivo

prioritario: la educación integral de los alumnos que aglutina el trabajo formati-vo y justifica la existencia misma del Centro.

• En la Comunidad Educativa todos abandonan los intereses particulares e indivi-duales para dejar paso a los objetivos comunes, especialmente el objetivo priori-tario.

• La Comunidad Educativa se expresa y actúa mediante una participación cons-tante y corresponsable.

• La complejidad de la acción educativa en el Centro exige que todos los que in-tervienen en ella lo hagan de forma orgánica y coordinada, ya que los grados de responsabilidad, capacidad y actuación son muy diferentes, según los distintos niveles y personas.

• Los criterios que nos ayudan a determinar los niveles y ámbitos de participación, son los siguientes:

o La finalidad del Centro: tanto la composición y las competencias de los

órganos colegiados, como las intervenciones personales de padres, profe-sores, alumnos y entidad titular tienen su razón de existir en función del objetivo prioritario del Centro: ser motor eficaz que promueva el desa-rrollo integral del alumno de acuerdo con el “carácter propio”.

o Corresponsabilidad: todos asumen el compromiso de ofrecer la aporta-ción personal de creatividad, apoyo e impulso para llevar a cabo las deci-siones que se toman, y aceptar las consecuencias que de ellas se deriven.

o Subsidiaridad: se determina claramente el campo de acción y las compe-tencias de cada órgano de gobierno, unipersonal o colegiado; a su vez, se favorece el ejercicio de la responsabilidad propia de cada uno, haciendo que los órganos superiores respeten las atribuciones de los inferiores, sin perjuicio de su función directiva de asegurar los fines del Centro.

o Representatividad: todos los miembros de la Comunidad Educativa tie-nen la posibilidad de intervenir en el proceso que conduce a la adopción de decisiones que les afectan, según las leyes vigentes y el Reglamento de Régimen Interior, y los que forman parte de los órganos participativos son elegidos por el grupo al que representan.

o Globalidad: todas las actuaciones se plantean y llevan a cabo con una perspectiva de conjunto, para lograr una convergencia coherente en la realización del proyecto común que convoca a la Comunidad Educativa.

El Reglamento de Régimen Interior recoge el conjunto de normas que

regulan el funcionamiento de nuestros Centros y garantizan la adecuada coordi-nación de todos los grupos y personas que constituyen la Comunidad Educativa. El Reglamento de Régimen Interior se elabora teniendo en cuenta lo preceptua-do legalmente, y respetando cuanto se contiene en este Documento; lo propone la Entidad Titular, y lo aprueba el Consejo Escolar.

2. EL CONSEJO ESCOLAR

Es un órgano colegiado representativo de toda la Comunidad educativa para la etapa de la E.G.B. En su composición están representados todos los grupos de la Comu-nidad Educativa. Para que el Consejo Escolar tenga una buena gestión en el Centro, son necesarias la competencia, la disponibilidad, la coherencia y la capacidad de compromi-so de todos y cada uno de sus miembros. Estas disposiciones se mostrarán:

• Dando prioridad a los intereses globales de la Comunidad Educativa por encima de todas las conveniencias individuales o de grupo.

• Considerando que la atención a las necesidades formativas de los alumnos y la calidad de la educación son el eje que da sentido y coherencia a todas las pro-puestas y decisiones.

• Asumiendo que el diálogo, la comprensión y el respeto son los caminos que ha-bitualmente conducen a los acuerdos que ha de tomar el Consejo Escolar.

La competencias que la Ley asigna al Consejo Escolar exigen de cada uno de sus

miembros: • Asumir como propios los objetivos del Centro y responsabilizarse de promover

y realizar su Proyecto educativo.

• Tener conocimiento de la acción educativa global del Centro y del conjunto de actividades formativas que promueve.

• Compartir la reflexión, el trabajo que comporta la actualización del Proyecto Educativo y la proyección del Centro hacia el futuro.

• Hacer de su presencia y acción en el Consejo un servicio solidario y generoso al conjunto de la Comunidad educativa.

M. María Seiquer Galla M. Amalia Martín de la escalera Y las Hermanas Apos-

tólicas de Cristo Crucificado. Nuestra propuesta educativa arranca de 1939. En esta fe-cha nuestras Madres fundan el Instituto de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucifi-cado. Desde entonces y tras el correr de los tiempos, las Hermanas Apostólicas de Cris-to Crucificado procuramos favorecer el crecimiento y la maduración de los alumnos en todas sus dimensiones, desde una perspectiva cristiana. El impulso y el espíritu recibido de nuestras fundadoras llega hasta América y sigue vivo hoy entre nosotras en la educa-ción evangelizadora que, enraiza en el amor y la devoción a Cristo Crucificado, libera y personaliza, busca la reconciliación ,la entrega, el servicio y el compromiso por una fraternidad entre todos los hombres. ANEXO 1

1. El derecho a la educación y la libertad de enseñanza.

Todos tienen derecho a la educación, y la sociedad debe ofrecer los medios necesarios para que todos los ciudadanos puedan ejercer dignamente este derecho fundamental en el marco de las libertades proclamadas en nuestra Constitución. En la promoción y tutela de los derechos y libertades referentes a la educación, la so-ciedad y los poderes públicos deben reconocer estos principios básicos:

• Los primeros responsables de la educación de sus hijos son los padres o tutores,

y su derecho-deber respecto a la educación de los propios hijos está por encima del deber educativo de otras personas o instituciones.

• Los padres tienen el derecho de decidir el tipo de educación que desean para sus hijos, el derecho de elegir la escuela que prefieran, y de ser respetados en sus convicciones cuando no tienen posibilidad de opción.

• Los profesores tienen el derecho de desarrollar su función docente con libertad en el marco del lugar docente que ocupan, lugar definido por la naturaleza pú-blica o privada del Centro ( carácter propio9, y por el nivel educativo que les co-rresponde.

• Las personas y los grupos sociales tienen el derecho de crear y dirigir escuelas y de impartir en ellas un tipo de educación determinado, es decir, de definir su ca-rácter propio.

• Los poderes públicos tienen la obligación de hacer posible el ejercicio práctico del derecho de todos a la educación, asegurando la gratuidad de las escuelas y la libertad de enseñanza.

La escuela, por tanto, es una de las respuestas institucionales más importantes al

derecho de toda persona a la educación, y uno de los factores más decisivos para la es-tructuración y la vida de la sociedad.

El derecho a la educación comporta la posibilidad de acceder a una escuela que favorezca: el pleno desarrollo de la personalidad de todos y cada uno de los alumnos, su inserción crítica en el entorno social y su preparación para la vida profesional.

La escuela tiene un valor y una importancia básica entre todas las instancias educativas de nuestra sociedad. De hecho se concibe como la institución social que de una manera más directa, complementa la acción educativa de la familia.

A través de esta acción educativa, la escuela ayuda al alumno a crecer en todos los aspectos de su personalidad, a amar, a vivir comunitariamente y a construir un mun-do más humano.

2. En nuestra sociedad hay diversidad de escuelas.

En nuestro país coexisten diversas visiones del hombre, de la vida y del mundo, que hacen realidad y enriquecen el pluralismo que caracteriza a nuestra épo-ca, en clima de colaboración y respeto mutuos. Para dar respuesta a esta pluralidad, los poderes públicos deben garantizar la creación de diversas escuelas, así como la libre opción de los padres, a escoger la que crean más apropiada para sus hijos.

PRINCIPIOS ADICIONALES.

A. La Entidad Titular en conformidad con el art. 57 de la L.O.D.E. propondrá al Consejo Escolar el Reglamento de Régimen Interno, siguiendo lo establecido en las Leyes y los Principios, declarados en este Carácter Propio.

B. La Entidad Titular podrá modificar este Carácter Propio siguiendo los trámites previstos en la Legislación vigente.

C. Tanto la Entidad Titular como el Consejo Escolar del Centro, evaluarán periódi-camente el nivel de cumplimiento de este Carácter Propio, y pondrán los medios para su mejor consecución.