7/31/2019 Capturas (Calle 20, julio - agosto 2012)

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CAPTURAS TEXTO Y FOTO JOSE NGEL GONZ LEZ

Playa infinita

No sabes por qu has terminado aqu, en el escenario dominical del mar, la enorme asignatura, el dolor de cabeza de cielo, doblado

en pliegues, clandestino en esas matemticas de idas y regresos que ya no puedes traducir... En otro tiempo no demasiado

lejano: an tienes la quemadura del recuerdo en la piel, el mar salpicaba a los perritos de las parejas deportivas. El mar en

domingo era correcto, nada brusco, incluso tmido: permita el abrazo y la convencin de una merienda de clase media, moldeaba

la alegra como si la alegra fuese una patria dcil. El mar te admita y, pese a las trampas mecnicas que empezaban cada

lunes, all estabas, frente al mar, alumbrado por sirenas y naufragios, fronteras imaginadas y futuro... Cmo has terminado as,

intentando traducir el idioma descosido de los ahogados? Quin es culpable de que tengas ahora tanto miedo al mar como

al blanco de los quirfanos? Desde la cncava regin de musgo de la nica roca que te sostiene, no eres capaz de responder.

Ests anulado en la contemplacin de un jeroglfico mandado a construir por un dios necio y sus sicarios. Eres una persona

instruida, un hijo de los tiempos, el orgullo de mam, qu puedes sacar en claro de esta soledad casi aeroportuaria, lejos de

los lpices, el horizonte y la voluntad? Mientras el agua asciende hacia tus pantorrillas, arruinando las deportivas y despertando

algn sentido que considerabas aletargado, despliegas la imagen cierta de un mundo de infinitos arenales, extendido como una

sbana santa en torno a los territorios de la miseria y la soledad. En cada arenal aguarda una persona como t, habitante de un

cuadro inexplicable trazado por un pintor demente. Tienes el derecho a pensar que cada uno de vosotros es una proyeccin del

anterior y un esbozo del siguiente, que la repeticin no conlleva unanimidad, pero determina una simbiosis, leve pero suficiente

para que haya al menos un afn comn al que no merece la pena asignar un nombre, porque donde uno dir justicia, otro escribir

respeto, un tercero rebelin y todos diris lo mismo, las palabras que fundarn la hermandad de los varados, el sindicato de

os o os que acec an en os p egues e as p ayas, as pa a ras que raer n e vue a e verano, as mer en as y os p ces...

En cada playa, desde el primer lobo hasta el que an est naciendo, el aullido ha de ser el mismo: No somos de arena!.

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