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© 2014 American Academy Of Orthopaedic Surgeons AAOS Comprehensive Orthopaedic Review 2 1563 I. Patología del tendón de Aquiles A. Anatomía 1. El tendón de Aquiles es el tendón más largo del cuerpo humano. 2. Está compuesto por la confluencia de dos múscu- los: a. El sóleo. b. Las cabezas medial y lateral del músculo ge- melo. 3. Está inervado por el nervio tibial. 4. Es la única unidad musculotendinosa que cruza dos articulaciones importantes del organismo. También experimenta una rotación interna de 90°, de forma que las fibras del gemelo interno asientan por detrás de su inserción en el calcáneo. Estos dos factores parecen contribuir a las mayo- res tensiones que soporta el tendón de Aquiles. 5. Función. a. El tendón de Aquiles actúa como inversor del talón, porque discurre justo medial al eje de rotación del retropié. b. Es el principal flexor plantar de la articulación del tobillo. c. También actúa como flexor débil de la rodi- lla, debido a su contribución a la inserción del músculo gemelo en los cóndilos femorales pos- teriores. 6. El tendón de Aquiles está rodeado por un para- tendón, no por una vaina tendinosa genuina. a. La lubricación del tendón está asistida por dos bolsas, una anterior (retrocalcánea) y una pos- terior (superficial) al tendón. b. La ausencia de una vaina sinovial genuina y la anatomía local generan una región vascular limítrofe en el tendón 2-6 cm por encima de la inserción en el calcáneo. 7. El nervio safeno externo discurre por la línea me- dia entre los vientres musculares de los dos geme- los hasta la unión musculotendinosa, donde cruza por encima hasta la porción lateral del tendón. Esta estructura corre riesgo durante los abordajes posteriores al tendón de Aquiles. B. Clasificación: Los trastornos del tendón de Aquiles se clasifican según la nodularidad, localización del dolor y presencia o ausencia de eritema y calor (Tabla 1). C. Tendinitis/paratendinitis aguda 1. Fisiopatología. a. La sobrecarga puede provocar inflamación dentro del paratendón. b. También puede desarrollarse inflamación den- tro de la bolsa retrocalcánea. c. Con menor frecuencia, una artropatía infla- matoria (p. ej., espondilitis anquilosante) o la administración de fluoroquinolonas se han re- lacionado con tendinitis aguda. 2. Evaluación. a. Los pacientes refieren con frecuencia un cam- bio en su actividad (p. ej., mayor intensidad o tipo de actividad) o en el calzado que utilizan. b. Los síntomas consisten en dolor, hinchazón y calor. c. La exploración física revela una hinchazón fu- siforme leve, calor y dolor con la palpación en todo el rango de movilidad. 3. Tratamiento. a. El tratamiento no quirúrgico, que tiene una tasa de éxito del 65%-90%, consiste en re- ducción de la intensidad de las actividades, fisioterapia con fortalecimiento excéntrico y modalidades (p. ej., iontoforesis, fonoforesis, ultrasonidos), fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), hielo, elevación del talón, férulas nocturnas e inmovilización ocasional (yeso o bota de “quita y pon”) en los casos más graves. Capítulo 139 Patología tendinosa de tobillo y pie Simon Lee, MD; Johnny Lin, MD 11: Tobillo y pie El Dr. Lin o un familiar inmediato han recibido apoyo ins- titucional o a la investigación de Arthrex. Ni el Dr. Lee ni ningún familiar inmediato han recibido nada de valor ni poseen acciones (u opciones sobre acciones) de ninguna compañía comercial o institución relacionadas directa o indirectamente con el tema de este capítulo.

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Page 1: Capítulo 139 Patología tendinosa de tobillo y pie › AAOS › pdf › AAOS_cap_139.pdf · I. Patología del tendón de Aquiles A. Anatomía 1. El tendón de Aquiles es el tendón

© 2014 American Academy Of Orthopaedic Surgeons AAOS Comprehensive Orthopaedic Review 2 1563

I. Patología del tendón de Aquiles

A. Anatomía

1. El tendón de Aquiles es el tendón más largo del cuerpo humano.

2. Está compuesto por la confluencia de dos múscu-los:

a. El sóleo.

b. Las cabezas medial y lateral del músculo ge-melo.

3. Está inervado por el nervio tibial.

4. Es la única unidad musculotendinosa que cruza dos articulaciones importantes del organismo. También experimenta una rotación interna de 90°, de forma que las fibras del gemelo interno asientan por detrás de su inserción en el calcáneo. Estos dos factores parecen contribuir a las mayo-res tensiones que soporta el tendón de Aquiles.

5. Función.

a. El tendón de Aquiles actúa como inversor del talón, porque discurre justo medial al eje de rotación del retropié.

b. Es el principal flexor plantar de la articulación del tobillo.

c. También actúa como flexor débil de la rodi-lla, debido a su contribución a la inserción del músculo gemelo en los cóndilos femorales pos-teriores.

6. El tendón de Aquiles está rodeado por un para-tendón, no por una vaina tendinosa genuina.

a. La lubricación del tendón está asistida por dos bolsas, una anterior (retrocalcánea) y una pos-terior (superficial) al tendón.

b. La ausencia de una vaina sinovial genuina y la anatomía local generan una región vascular limítrofe en el tendón 2-6 cm por encima de la inserción en el calcáneo.

7. El nervio safeno externo discurre por la línea me-dia entre los vientres musculares de los dos geme-los hasta la unión musculotendinosa, donde cruza por encima hasta la porción lateral del tendón. Esta estructura corre riesgo durante los abordajes posteriores al tendón de Aquiles.

B. Clasificación: Los trastornos del tendón de Aquiles se clasifican según la nodularidad, localización del dolor y presencia o ausencia de eritema y calor (Tabla 1).

C. Tendinitis/paratendinitis aguda

1. Fisiopatología.

a. La sobrecarga puede provocar inflamación dentro del paratendón.

b. También puede desarrollarse inflamación den-tro de la bolsa retrocalcánea.

c. Con menor frecuencia, una artropatía infla-matoria (p. ej., espondilitis anquilosante) o la administración de fluoroquinolonas se han re-lacionado con tendinitis aguda.

2. Evaluación.

a. Los pacientes refieren con frecuencia un cam-bio en su actividad (p. ej., mayor intensidad o tipo de actividad) o en el calzado que utilizan.

b. Los síntomas consisten en dolor, hinchazón y calor.

c. La exploración física revela una hinchazón fu-siforme leve, calor y dolor con la palpación en todo el rango de movilidad.

3. Tratamiento.

a. El tratamiento no quirúrgico, que tiene una tasa de éxito del 65%-90%, consiste en re-ducción de la intensidad de las actividades, fisioterapia con fortalecimiento excéntrico y modalidades (p. ej., iontoforesis, fonoforesis, ultrasonidos), fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), hielo, elevación del talón, férulas nocturnas e inmovilización ocasional (yeso o bota de “quita y pon”) en los casos más graves.

Capítulo 139

Patología tendinosa de tobillo y pieSimon Lee, MD; Johnny Lin, MD

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El Dr. Lin o un familiar inmediato han recibido apoyo ins-titucional o a la investigación de Arthrex. Ni el Dr. Lee ni ningún familiar inmediato han recibido nada de valor ni poseen acciones (u opciones sobre acciones) de ninguna compañía comercial o institución relacionadas directa o indirectamente con el tema de este capítulo.

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2. Evaluación.

a. Los pacientes tienen una historia más prolon-gada de síntomas de dolor a medida que aumen-ta el uso.

b. Hallazgos típicos en la exploración física.

• Engrosamiento nodular en el tendón que se desplaza con el rango de movilidad del tobillo, lo que indica patología dentro del tendón de Aquiles.

• Dolor que, si no hay una paratendinitis aguda, generalmente sólo se localiza sobre el área tumefacta.

c. El diagnóstico es clínico, pero las radiogra-fías pueden revelar calcificaciones dentro del tendón en caso de enfermedad prolongada. La resonancia magnética (RM) (Figura 1) y la ecografía permiten delimitar la localización exacta y el porcentaje de degeneración dentro del tendón.

3. Tratamiento.

a. El tratamiento inicial es el mismo que para la tendinitis aguda y consiste en reducción de la intensidad de las actividades, fisioterapia con fortalecimiento excéntrico y diversas modali-dades (p. ej., iontoforesis, fonoforesis, ultraso-nidos), AINE, hielo, elevación del talón, féru-las nocturnas e inmovilización ocasional (yeso o bota removible) en los casos más graves.

b. Tratamiento quirúrgico.

• Tendinosis insercional crónica: se resecan la porción afectada del tendón y la bolsa retrocalcánea. A menudo se efectúa la des-compresión ósea de cualquier porción pro-minente del calcáneo posterior. Se eliminan los espolones calcificados en la inserción del tendón, y éste vuelve a unirse al calcá-neo.

• Tendinopatía crónica de la sustancia me-dia: se reseca la porción afectada del ten-dón, y éste se repara en primera instancia, si es posible.

• Tanto en la tendinosis insercional como en la tendinopatía de la sustancia media, debe-ría considerarse una transferencia de tendón

b. El desbridamiento quirúrgico de un paratendón cicatrizado o inflamado tiene una tasa de éxito del 70%-100%, pero sólo está indicado cuando ha fracasado el tratamiento no quirúrgico. Las complicaciones más habituales de la cirugía se relacionan con la cicatrización cutánea.

D. Tendinitis crónica/tendinosis

1. Fisiopatología.

a. La tendinitis crónica y la tendinosis se caracte-rizan por cambios degenerativos crónicos den-tro del tendón.

b. No se conoce el mecanismo exacto que con-duce a la degeneración tendinosa, pero se cree que se desarrolla después de una tendinitis aguda prolongada.

c. El tendón de Aquiles puede estar afectado en su inserción o dentro de la zona media, nor-malmente a unos 2-6 cm de la inserción.

d. Los pacientes con tendinitis crónica o tendino-sis suelen ser más ancianos que los que presen-tan tendinitis o paratendinitis agudas.

e. Entre los factores de riesgo figuran la hiperten-sión, la obesidad, el uso de esteroides (orales o inyecciones locales) y el uso de estrógenos.

Tabla 1

Clasificación de la patología del tendón de AquilesDiagnóstico Nodularidad Localización del dolor Eritema y calor

Tendinitis/paratendinitis aguda No Todo el tendón; el ROM no tiene efecto Sí

Tendinitis/paratendinitis con tendinosis Sí Todo el tendón; el ROM no tiene efecto Sí

Tendinosis Sí Se desplaza con el ROM NoROM: rango de movilidad.

Figura 1 Tendinosis crónica del tendón de Aquiles. A, Reso-nancia magnética (RM) axial ponderada en T1 que muestra cambios degenerativos sustanciales en la cara anterior del tendón de Aquiles (flecha). B, RM sagital ponderada en T1 del mismo tobillo que muestra una afectación tendinosa mayor del 50% (flecha)

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• Con un protocolo de rehabilitación funcio-nal acelerada temprana se han descrito re-sultados clínicos similares a los obtenidos con la intervención quirúrgica. Además, el protocolo de rehabilitación reduce las complicaciones de tejidos blandos asocia-das a la cirugía (p. ej., complicaciones de la herida).

b. Los objetivos del tratamiento quirúrgico son restaurar la tensión apropiada y reparar la unidad musculotendinosa.

• Algunas ventajas de la reparación quirúrgica son la movilización y la carga de peso tem-pranas, mayor fuerza y una menor tasa de segunda rotura (0%-2% frente a 8%-39%).

• El principal inconveniente es una mayor tasa de complicaciones. Las más comu-nes son las complicaciones cutáneas (5%-10%), como necrosis, infección y adheren-cias. La lesión del nervio safeno externo es una complicación menos habitual.

• La rehabilitación postoperatoria funcional ha mejorado las tasas de recuperación y el rango de movilidad.

F. Roturas crónicas de la sustancia media aquílea (> 3 meses)

1. Fisiopatología: las roturas obviadas o inadver-tidas se diagnostican de la misma forma que un desgarro agudo.

2. Evaluación.

a. Los hallazgos de la exploración física son más sutiles en un contexto crónico.

• Hay menos tumefacción, el hueco palpable es menos evidente y la prueba de Thomp-son puede ser equívoca.

cuando esté afectado más del 50% de éste, y también en los pacientes de edad avanzada (> 55 años) con mala calidad del tejido. La vía más directa de transferencia implica uti-lizar el tendón del flexor largo del dedo gor-do (el más empleado), aunque también se ha descrito el uso del tendón del flexor largo de los dedos o del peroneo lateral corto. El ten-dón transferido puede entretejerse a lo largo del defecto o insertarse directamente en el calcáneo para reforzar la reparación.

E. Roturas agudas no insercionales

1. Fisiopatología.

a. Las roturas agudas se producen mayoritaria-mente entre los 30 y los 40 años de edad.

b. Son más frecuentes en los varones y en los deportistas esporádicos y con mala condición física, de los cuales el 15% pueden tener sínto-mas prodrómicos.

c. La mayor parte de las roturas se localizan a 4-6 cm de la inserción del tendón de Aquiles en el calcáneo, en la región anatómicamen-te hipovascular. En los pacientes con roturas agudas se han identificado cambios degenera-tivos en los extremos tendinosos.

2. Evaluación.

a. La mayoría de las roturas (75%) tienen lugar en el curso de actividades deportivas. El pa-ciente refiere un “chasquido” o la sensación de que le hayan golpeado en el talón durante la lesión; después, presenta debilidad y dificultad para andar.

b. La exploración es más precisa y fiable con el pa-ciente en decúbito prono. La exploración física revela un aumento de la dorsiflexión en reposo con las rodillas flexionadas (Figura 2), un hueco palpable, flexión plantar débil y una prueba de Thompson anormal (ausencia de flexión plan-tar con la compresión de la pantorrilla).

c. El diagnóstico es clínico, pero la RM o la ecografía pueden confirmar la presencia y la localización de la rotura en casos de presen-tación demorada; también permiten verificar la aposición tendinosa para el tratamiento no quirúrgico.

3. Tratamiento.

a. El tratamiento no quirúrgico generalmente se reserva para los pacientes sedentarios o ancia-nos, que tienen múltiples comorbilidades mé-dicas o que deciden no someterse a cirugía.

• El tratamiento consiste en la colocación de férulas o yesos funcionales, al principio en posición equina o flexión plantar de 20°, y rehabilitación funcional temprana con pro-tección adecuada.

Figura 2 Fotografía clínica que muestra una tensión redu-cida en reposo del tobillo derecho del paciente, que indica una rotura aguda o incluso crónica del tendón de Aquiles.

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gordo, flexor largo de los dedos, peroneo lateral corto) después de la escisión de los extremos tendinosos degenerativos.

• La necrosis de los márgenes cutáneos si-gue siendo la complicación más frecuente de cualquiera de los procedimientos qui-rúrgicos debido a la gran extensión de la incisión.

II. Patología del tendón tibial posterior

A. Anatomía

1. El músculo tibial posterior está inervado por el nervio tibial posterior (L4-L5) y se origina en el peroné posterior, la tibia y la membrana interósea.

2. El tendón discurre distalmente por detrás del ma-léolo medial antes de dividirse en tres ramas:

a. La rama anterior se inserta en la tuberosidad del escafoides y el primer cuneiforme.

b. La rama media se inserta en el segundo y el tercer cuneiformes, el cuboides y del segundo al quinto metatarsianos.

• El equino en reposo en decúbito prono a menudo es asimétrico.

• La atrofia de la pantorrilla es más probable en el contexto crónico que en el contexto agudo.

b. El diagnóstico es clínico, pero la RM o la eco-grafía contribuyen a verificar y localizar los extremos tendinosos.

3. Tratamiento.

a. El tratamiento no quirúrgico consiste en fisio-terapia y una ortesis tobillo-pie, que puede ser articulada pero debería incluir un tope de dor-siflexión.

b. Puede intentarse una reparación primaria has-ta tres meses después de la lesión original.

• La reparación quirúrgica después de tres meses consiste en una reconstrucción que incluya un procedimiento de colgajo hacia abajo o una técnica de avance en V-Y (Fi-gura 3) para los defectos menores de 4 cm –o aumentación para los defectos mayores de 5 cm del tendón existente– y/o transfe-rencias tendinosas (flexor largo del dedo

Figura 3 Ilustraciones que muestran la técnica de elongación en V-Y del tríceps sural. A, Una incisión medial se extiende proxi-malmente con una ligera curvatura en S (recuadro). Los extremos del tendón se desbridan y el área de la reparación se prepara creando una ventana de la fascia posterior profunda. B, Se realiza un corte en V en la aponeurosis del tríceps sural, C, Después de la aproximación de los extremos tendinosos, se cierra la aponeurosis. (Reproducida de: Saltzman CL, Tearse DS. Achilles tendon injuries. J Am Acad Orthop Surg 1998; 6[5]: 316-325.)

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efectuar una elevación del talón de una sola extremi-dad, la artrosis subastragalina y el valgo del tobillo (Tabla 2).

C. Fisiopatología

1. La disfunción del tendón tibial posterior es la cau-sa más habitual de pie plano adquirido.

2. No se conoce la etiología exacta, pero el trastorno se observa con mayor frecuencia en mujeres obe-sas durante la sexta década de la vida.

3. La degeneración del tendón se produce en la re-gión vascular limítrofe, distal al maléolo medial.

D. Evaluación

1. Hallazgos clásicos de afectación prolongada (Fi-gura 4).

a. Colapso del arco longitudinal medial.

b. Valgo del retropié.

c. Abducción y varo del antepié (signo de “dema-siados dedos”).

d. Contractura del tendón de Aquiles.

2. Las etapas más tempranas se asocian a grados va-riables de hallazgos físicos.

c. La rama posterior se inserta por delante en la apófisis menor del calcáneo (sustentaculum tali).

3. El tendón tibial posterior asienta en un eje poste-rior a la articulación del tobillo y medial al eje de la articulación subastragalina. Actúa como inver-sor del retropié y aduce y supina el antepié duran-te la fase de apoyo de la marcha. También sirve como flexor plantar secundario del tobillo.

4. La activación del tendón tibial posterior permite bloquear las articulaciones tarsianas transversas, lo que, durante la marcha, crea un brazo de pa-lanca rígido para el despegue. También se contrae excéntricamente durante la fase de apoyo para re-ducir las fuerzas sobre los ligamentos de soporte del arco medial (es decir, el ligamento calcaneoes-cafoidea plantar).

5. El principal antagonista del tendón tibial poste-rior es el peroneo lateral corto.

6. El desplazamiento normal del tendón es relativa-mente pequeño (2 cm).

B. Clasificación: El estadio de la disfunción del tendón tibial posterior (de I a IV) se asigna valorando el do-lor, la deformidad, la flexibilidad, la capacidad para

Figura 4 Fotografías anterior (A) y posterior (B) que muestran a un paciente con insuficiencia tendinosa del tibial posterior de larga duración. Nótense los hallazgos físicos clásicos: colapso del arco longitudinal medial, retropié en valgo y abduc-ción y varo del antepié (signo de “demasiados dedos”).

Tabla 2

Estadificación de la disfunción tendinosa del tibial posterior

Estadio Dolor Deformidad Flexibilidad

Capacidad para elevar el talón de una sola extremidad

Artritis subastragalina

Valgo del tobillo

I Medial Ausente Normal Sí No No

II Medial y/o lateral Pie plano valgo Normal Dificultad o incapacidad No No

III Medial y/o lateral Pie plano valgo Reducida o fija Incapacidad Posible No

IV Medial y/o lateral Pie plano valgo Reducida o fija Incapacidad Posible Sí

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E. Tratamiento

1. Es posible un tratamiento no quirúrgico en cual-quier estadio.

a. Se ha demostrado que, después de un período inicial de inmovilización, un calzado ortopé-dico moldeado a la medida (como el del Uni-versity of California Biomechanics Laboratory con soportes mediales), una ortesis tobillo-pie vertical doble y la fisioterapia son eficaces para tratar la patología en estadios I y II.

b. La patología en estadios III y IV requiere féru-las que bloqueen el tobillo (ortesis tobillo-pie o férula de Arizona). El tratamiento no quirúr-gico de los estadios III y IV se reserva para los pacientes que no pueden tolerar la cirugía y los que son sedentarios o tienen un bajo nivel de exigencia.

2. Quirúrgico: si fracasa el tratamiento no quirúr-gico, está indicada cirugía. Las opciones quirúr-gicas dependen del estadio de la enfermedad. En cualquier estadio, se realiza simultáneamente una elongación del tendón de Aquiles cuando existe una contractura.

a. La patología en estadio I debería tratarse con una tenosinovectomía.

b. La patología en estadio II puede tratarse con una combinación de una transferencia tendi-

3. En las etapas más tardías, la deformidad del retro-pié y/o antepié puede volverse fija.

4. El paciente también pierde la capacidad de poner-se de puntillas sobre una sola extremidad, por dos motivos:

a. Incapacidad para bloquear las articulaciones tarsianas transversas.

b. Desplazamiento en valgo del calcáneo, que da lugar a debilitamiento del brazo de impulso del tendón de Aquiles.

5. Las radiografías simples revelan:

a. Pérdida del ángulo de Meary (astrágalo-pri-mer metatarsiano).

b. Pérdida del ángulo de inclinación del calcáneo.

c. Grados variables de subluxación periastragali-na.

d. Reducción del ángulo de cobertura astraga-loescafoidea (Figura 5).

6. La RM demuestra grados variables de cambios degenerativos en el tendón y en las articulaciones astragaloescafoidea, subastragalina y tibioastra-galina.

7. La ecografía está asumiendo un papel creciente en la evaluación de la patología del tendón tibial posterior.

Figura 5 Disfunción tendinosa del tibial posterior. A, Radiografía anteroposterior del pie con carga de peso que muestra subluxación periastragalina. Nótese la pérdida de las líneas paralelas esperadas del ángulo de cobertura astragaloes-cafoidea. Nótense también la abducción del antepié y los cambios degenerativos asociados en las articulaciones me-tatarsocuneiforme y cuneiformeescafoidea adyacentes (flechas). B, Radiografía lateral del pie con carga de peso que muestra la pérdida de paralelismo entre el astrágalo y el primer metatarsiano (X), así como la ausencia casi completa del ángulo de inclinación del calcáneo (Y).

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4. El área más habitual de lesión es una región vas-cular limítrofe justo por detrás del peroné.

5. En los desgarros tendinosos y la inestabilidad se han implicado dos variaciones anatómicas importantes:

a. Una posición baja del vientre del músculo pe-roneo lateral corto.

b. La presencia de un cuarto músculo peroneo (13%-22%), que también puede observarse en el surco y que contribuye a estenosar el túnel fibroóseo.

B. Tendinitis aguda

1. Fisipatología: la tendinitis aguda puede ser conse-cuencia de sobrecarga, predisposición a causa de un retropié en varo o estenosis dentro del túnel peroneo debido a un cuarto músculo peroneo o una posición baja del vientre del músculo peroneo lateral corto.

2. Evaluación.

a. Los pacientes refieren hinchazón y dolor en la porción lateral del retropié/tobillo.

b. La exploración física revela hinchazón y dolor con la palpación; también puede haber una re-ducción de la fuerza.

c. La RM demuestra líquido dentro de la vaina tendinosa peronea.

3. Tratamiento.

a. Tratamiento inicial.

• Un período corto de inmovilización (yeso o bota).

• AINE.

• Hielo.

• Un cuña lateral para el talón en varo ligero.

• Fisioterapia.

b. Los trastornos que no responden a las medidas no quirúrgicas se tratan con tenosinovectomía.

C. Roturas o desgarros tendinosos

1. Fisiopatología.

a. Los desgarros pueden ser debidos a lesiones por inversión o lesiones que causen luxación o subluxación tendinosas.

• La mayor parte de los desgarros tendinosos afectan al tendón peroneo lateral corto, a nivel del surco peroneo.

• Los desgarros del tendón peroneo lateral largo son menos frecuentes y se localizan generalmente en el tubérculo peroneo.

• Los desgarros tendinosos de los músculos peroneo lateral corto y peroneo lateral lar-go son a menudo longitudinales y aparecen típicamente en situaciones crónicas.

nosa y un procedimiento de realineación ósea, normalmente una transferencia del tendón del flexor largo de los dedos y una osteotomía de desplazamiento medial del calcáneo. Tam-bién se han utilizado una artrodesis limitada (primera articulación tarsometatarsiana), una elongación de la columna lateral y una repara-ción del ligamento calcaneoescafoidea plantar, todas ellas en combinación con una transfe-rencia tendinosa.

c. La patología en estadio III se trata con artro-desis del retropié; en la mayoría de los casos, una artrodesis triple. La bibliografía reciente apoya una artrodesis limitada de las articu-laciones astragaloescafoidea y subastragalina en los pacientes con deformidad pero con una articulación calcaneocuboidea indemne.

d. Hay pocos datos científicos para guiar el tra-tamiento de la patología en estadio IV. Sin embargo, el estadio IV con artrosis tibioastra-galina se trata mediante artrodesis panastra-galina. Cuando la articulación tibioastragalina está preservada, la artrodesis del retropié con reconstrucción deltoidea se ha descrito como una opción de tratamiento.

III. Patología de los tendones peroneos

A. Anatomía

1. Los tendones peroneo lateral largo y peroneo la-teral corto están inervados por el nervio peroneo superficial (S1) y se originan en el peroné y la membrana interósea.

2. Los tendones discurren por un canal, el llamado surco peroneo, que se forma en la parte posterior del peroné; además, están estabilizados por un re-borde fibrocartilaginoso y el retináculo peroneo superior.

a. Dentro del surco, el tendón peroneo lateral corto es anterior y medial al tendón peroneo lateral largo.

b. Ambos tendones se curvan por delante alrede-dor de la punta del peroné, de modo que el tu-bérculo peroneo los separa a nivel del calcáneo.

c. Después, el tendón peroneo lateral corto dis-curre distalmente hasta insertarse en la tube-rosidad del quinto metatarsiano.

d. El tendón peroneo lateral largo da un giro de 90° medialmente en el surco del cuboides an-tes de insertarse en la base del primer metatar-siano y el cuneiforme medial.

3. La función primaria de los tendones peroneos es la eversión del retropié. Además, ambos producen flexión plantar del tobillo, y el peroneo lateral lar-go plantiflexiona (prona) el dedo gordo.

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b. La luxación o la subluxación tienen lugar du-rante una lesión por inversión del tobillo dorsi-flexionado, con contracción refleja rápida de los tendones peroneo lateral largo y peroneo lateral corto. El resultado es una rotura del retináculo peroneo superior o el reborde fibrocartilaginoso.

c. En este contexto también pueden producirse desgarros tendinosos longitudinales agudos.

d. Los pacientes describen una sensación de “chasquido” o golpe seco, seguida de dolor e hinchazón.

2. Evaluación.

a. La exploración física revela dolor e hincha-zón variables, dependiendo de la agudeza de la lesión. La luxación o la subluxación pue-den provocarse con la rotación del tobillo o al forzar el pie de una posición de inversión y flexión plantar a una posición de eversión y dorsiflexión.

b. Las radiografías pueden demostrar una fractu-ra por avulsión del peroné distal (fractura del reborde) en la inserción del retináculo peroneo superior. El diagnóstico es clínico; no suelen ser necesarios estudios adicionales.

3. Tratamiento.

a. El tratamiento de las lesiones agudas consis-te en inmovilización con yeso para permitir la cicatrización del retináculo peroneo superior; sin embargo, los resultados suelen ser malos. En deportistas de alto nivel, la reparación agu-da del retináculo peroneo superior, con o sin un procedimiento de profundización del sur-co, es una opción razonable.

b. Las lesiones crónicas requieren desbridamien-to tendinoso y reparación del retináculo pero-neo superior, con o sin un procedimiento de profundización del surco (Figura 6).

IV. Patología del tendón tibial anterior

A. Aspectos generales

1. El músculo tibial anterior está inervado por el nervio peroneo profundo (L4) y su origen prima-rio es la porción anterolateral de la tibia.

2. El tendón tibial anterior pasa por debajo del re-tináculo de los extensores superior e inferior y se inserta en la cara medial de la base del primer me-tatarsiano y el primer cuneiforme.

3. Actúa como principal dorsiflexor del tobillo y también invierte el retropié.

4. El músculo dorsiflexiona el pie como preparación para el golpe del talón durante la fase de oscila-ción tardía de la marcha, y se contrae excéntrica-

b. Factores etiológicos.

• Compresión del peroneo lateral corto entre el tendón peroneo lateral largo y la parte posterior del peroné.

• Luxación/subluxación de los tendones.

• Reducción del aporte sanguíneo (región vascular limítrofe).

• Cambio agudo de dirección alrededor del peroné.

• Inestabilidad del tobillo.

2. Evaluación.

a. Los síntomas son similares a los de la tendinitis.

b. Los resultados de la exploración física tam-bién son similares, pero la luxación o la sub-luxación pueden provocarse durante la explo-ración con eversión contra resistencia.

c. La RM revela desgarros longitudinales en el tendón, pero estos pueden confundirse con un cuarto músculo peroneo.

3. Tratamiento.

a. No quirúrgico. El tratamiento no quirúrgico inicial es el mismo que para la tendinitis agu-da. La tasa de éxito es baja.

b. Quirúrgico. Los pacientes en los que fracasa el tratamiento no quirúrgico son candidatos a cirugía.

• Rotura parcial aguda.

0 Desbridamiento y reparación del desga-rro.

0 Tenodesis con el tendón sano si hay ro-tura o es anormal más del 50% del ten-dón afectado.

0 Si hay talón en varo, se añade al proce-dimiento una osteotomía de desplaza-miento lateral del calcáneo.

• Rotura completa.

0 No es habitual una rotura completa.

0 El paciente presenta una limitación acu-sada de la fuerza de eversión.

0 El tratamiento en el contexto agudo es una reparación terminoterminal.

• Enfermedad crónica: se trata mediante te-nodesis con el tendón sano o transferencia del flexor largo de los dedos si están afecta-dos ambos tendones.

D. Luxación/subluxación de los tendones

1. Fisiopatología.

a. Un surco peroneo superficial y su estenosis son factores predisponentes.

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3. Tratamiento.

a. Roturas completas.

• En el contexto agudo, se practica una re-paración terminoterminal si el tendón es normal.

• La lesión suele ser una avulsión de la in-serción tendinosa y puede requerir anclajes con sutura o túneles óseos para una fija-ción apropiada (Figura 8).

mente después del golpe del talón para frenar la progresión al pie plano.

B. Laceración o rotura

1. Fisiopatología.

a. Los tipos más habituales de patología tendino-sa son las laceraciones y las roturas cerradas (Figura 7).

b. Las roturas cerradas son consecuencia de una contracción excéntrica fuerte en individuos jóvenes o de roturas por erosión en pacientes ancianos con diabetes, artritis inflamatoria o inyecciones locales previas de esteroides.

2. Evaluación.

a. Los pacientes con lesiones crónicas del tendón tibial anterior refieren dificultades para despe-gar el pie durante la marcha.

b. En el contexto agudo, el paciente describe un “chasquido” seguido de hinchazón en la por-ción anterior del tobillo.

c. La exploración física revela hinchazón del to-billo anterior en el contexto agudo, aunque puede ser mínima en el contexto crónico.

d. Se observa un patrón de marcha equina (steppage) similar al pie caído.

e. En la exploración física también se aprecian de-bilidad en la dorsiflexión y ausencia de un ten-dón palpable durante la dorsiflexión resistida.

Figura 6 Fotografía intraoperatoria que muestra una luxa-ción crónica de los tendones peroneos. Nótense la fibrosis y el engrosamiento del paratendón y el retináculo peroneo superior (con la pinza de Ad-son), que no está adherido al peroné a este nivel. Nótese también la reparación del tendón peroneo corto con una sutura corredera que tubulariza el resto del tendón.

Figura 7 Resonancia magnética sagital ponderada en T1 que muestra la “vaina vacía” de un tendón del tibial anterior roto y retraído (marcado con una cápsula de gel).

Figura 8 Fotografía intraoperatoria que muestra un tendón del tibial anterior roto, fijado con una sutura de sujeción antes de la reparación.

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C. Tenosinovitis

1. Fisiopatología.

a. Es habitual que se produzca una tenosinovitis estenosante en el túnel fibroóseo posterior al astrágalo.

• En los pacientes con tenosinovitis crónica puede formarse un nódulo que cause dolor “en gatillo”.

• La tenosinovitis estenosante es más fre-cuente en los bailarines y gimnastas (acti-vidades que implican una flexión plantar máxima).

b. La tenosinovitis puede coexistir con un pinza-miento posterior del tobillo y el hallazgo de un os trigonum.

2. Evaluación.

a. Los síntomas incluyen dolor en la porción pos-teromedial del tobillo y dolor en gatillo o cre-pitación.

b. La exploración física revela dolor con la fle-xión resistida de las articulaciones IF y dolor en gatillo con el rango de movilidad activa o pasiva. La flexión plantar forzada también puede provocar dolor al recrear un pinzamien-to del tobillo posterior.

c. La RM puede demostrar líquido alrededor del tendón y/o un cambio de señal en su interior.

3. Tratamiento.

a. No quirúrgico.

• El tratamiento inicial no es quirúrgico.

• Incluye reposo relativo, hielo, AINE y fisio-terapia.

b. Quirúrgico.

• Si los síntomas persisten puede recurrirse a la cirugía.

• Los procedimientos quirúrgicos consisten en liberación, tenosinovectomía y/o desbri-damiento y reparación del tendón.

VI. Patología de los tendones extensor largo de los dedos y extensor largo del dedo gordo

A. Anatomía

1. Los tendones extensor largo de los dedos y exten-sor largo del dedo gordo están inervados por el nervio peroneo profundo (L5).

2. Los tendones discurren por debajo de los retiná-culos extensores superior e inferior antes de inser-tarse en la base de la falange distal de los dedos respectivos.

• En los pacientes con un bajo nivel de exi-gencia son aceptables la abstención o la ferulización con una ortesis tobillo-pie.

• El desbridamiento, la elongación en V-Y y la reparación son preferibles si se dispone de un tendón sano para el procedimiento.

• Si persiste tejido de mala calidad o no hay un desplazamiento funcional del músculo, pueden efectuarse una reparación con in-jerto de tendón libre o una tenodesis con el extensor largo del dedo gordo para restau-rar la dorsiflexión activa del tobillo.

b. Las roturas parciales o laceraciones pueden tratarse con un yeso exclusivamente.

V. Patología del tendón flexor largo del dedo gordo

A. Anatomía

1. El músculo flexor largo del dedo gordo está iner-vado por el nervio tibial posterior (S1) y se origi-na en el peroné posterior.

2. El tendón flexor largo del dedo gordo discurre por un túnel fibroóseo posterior al retropié que está formado por los tubérculos posterolateral y posteromedial del astrágalo. Después, discurre por debajo de la apófisis menor del calcáneo y por dentro del pie y cruza en posición dorsal al flexor largo de los dedos en el nudo de Henry. Existen múltiples interconexiones entre los tendones del flexor largo del dedo gordo y del flexor largo de los dedos. Distalmente, el tendón flexor largo del dedo gordo permanece en posición dorsal al ten-dón flexor largo de los dedos y al haz neurovascu-lar y se inserta en la falange distal del dedo gordo.

3. La función primaria del músculo es la flexión plantar de las articulaciones interfalángicas (IF) y metatarsofalángicas del dedo gordo, aunque tam-bién actúa como flexor plantar del tobillo.

B. Laceración aguda

1. Fisiopatología: la laceración aguda es el tipo más habitual de lesión tendinosa del flexor largo del dedo gordo.

2. Evaluación.

a. La exploración física revela una pérdida de fle-xión activa de las articulaciones IF.

b. En casos dudosos, la RM puede confirmar la retracción de los extremos del tendón.

3. Tratamiento.

a. Existe controversia sobre el tratamiento de las laceraciones aisladas.

b. Está indicada la reparación de las laceraciones combinadas del flexor largo del dedo gordo y el flexor corto del dedo gordo.

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2. Las laceraciones parciales o las laceraciones en la expansión (capucha) de los extensores sobre la cápsula o distales a ella se deberían tratar de for-ma cerrada, con inmovilización del dedo gordo en extensión.

3. Las lesiones crónicas del extensor largo del dedo gordo o las roturas agudas por erosión pueden tratarse de la siguiente forma:

a. Desbridamiento y reparación.

b. Injerto de tendón libre.

c. Tenodesis con un tendón extensor sano.

4. El tratamiento de las lesiones del extensor largo de los dedos es controvertido.

a. La reparación se efectúa preferentemente en individuos jóvenes y activos.

b. Para justificar la cirugía, los autores que pro-pugnan la reparación aducen que ésta previene la formación futura de una deformidad en ga-rra de los dedos.

B. Fisiopatología

1. La localización superficial de los tendones exten-sor largo de los dedos y extensor largo del dedo gordo los predispone a laceraciones y roturas ce-rradas, aunque estas últimas son extremadamente infrecuentes. La rotura es consecuencia de erosión o contracción excéntrica de alta energía.

2. Se han descrito roturas por erosión en:

a. Pacientes de mediana edad.

b. Pacientes con microtraumatismos repetitivos.

c. Pacientes que han recibido anteriormente in-yecciones de esteroides.

C. Evaluación: La exploración física pone de manifiesto la incapacidad para extender activamente las articu-laciones IF de los dedos.

D. Tratamiento

1. Las laceraciones agudas del extensor largo del dedo gordo que son proximales a la expansión (capucha) de los extensores sobre la cápsula debe-rían someterse a una reparación terminoterminal.

Puntos clave a recordar

Patología del tendón de Aquiles1. En el tendón de Aquiles confluyen las dos cabezas

de los músculos gemelos y el sóleo y está inervado por el nervio tibial.

2. El tendón de Aquiles no tiene una vaina tendinosa genuina, sino que está rodeado por un paratendón.

3. En el tendón existe una región vascular limítrofe unos 2-6 cm por encima de la inserción en el calcá-neo.

4. Los síntomas de tendinitis/paratendinitis aguda se asocian típicamente a sobrecarga o a un cambio en la actividad o la intensidad de ésta.

5. La tendinitis aguda afecta preferentemente a indivi-duos jóvenes y activos, mientras que los pacientes con tendinosis crónica suelen ser más ancianos y sedentarios.

6. Las complicaciones más comunes asociadas al trata-miento quirúrgico de los trastornos del tendón de Aquiles son problemas cutáneos (p. ej., infección, necrosis y adherencias).

7. Las roturas de más de tres meses de evolución o las lesiones crónicas con una afectación mayor del 50% requieren a menudo una reconstrucción con un pro-cedimiento de colgajo hacia abajo, una técnica de avance en V-Y, transferencia tendinosa y/o aumen-tación.

Patología del tendón tibial posterior1. El tendón tibial posterior actúa principalmente

como inversor del retropié y supinador del antepié durante la fase de apoyo de la marcha.

2. La activación del tendón tibial posterior durante la fase de despegue de la marcha bloquea las articula-ciones tarsianas transversas, lo que crea un brazo de palanca rígido para la impulsión.

3. La disfunción del tendón tibial posterior es la causa más habitual de pie plano adquirido.

4. La patología del tendón tibial posterior se localiza principalmente en la región vascular limítrofe del tendón, desde el maléolo medial hasta su inserción en el escafoides.

5. El colapso del arco longitudinal medial, el retropié en valgo y la abducción del antepié forman la tríada clásica de la deformidad del pie asociada a insufi-ciencia tendinosa del tibial posterior.

6. El signo de “demasiados dedos” y la incapacidad para ponerse de puntillas sobre una sola extremidad son hallazgos clásicos adicionales de la insuficiencia tendinosa del tibial posterior.

7. El tratamiento no quirúrgico de la disfunción tendino-sa del tibial posterior consiste en una ortesis como la del University of California Biomechanics Laboratory para la patología en estadio II y una ortesis tobillo-pie o una férula de Arizona para los estadios III y IV.

Continúa

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Puntos clave a recordar (continuación)

8. El tratamiento quirúrgico de la patología en estadio II implica habitualmente una transferencia del flexor largo de los dedos en conjunción con un procedimiento óseo; en la mayoría de los casos, una osteotomía de desplazamiento medial del calcáneo o una elongación de la columna lateral.

9. El tratamiento quirúrgico de la patología en estadio III corresponde a una artrodesis del retropié, preferen-temente una artrodesis triple.

Patología de los tendones peroneos1. Los tendones peroneos discurren por un canal, llamado

surco peroneo, que se forma en la parte posterior del peroné; además, están estabilizados por un reborde fibrocartilaginoso y el retináculo peroneo superior.

2. Dentro del surco, el tendón peroneo lateral corto es anterior y medial al tendón peroneo lateral largo.

3. La función primaria de los tendones peroneos es la eversión del retropié. Además, ambos producen flexión plantar del tobillo, y el peroneo lateral largo plantiflexiona (prona) el dedo gordo.

4. El área más habitual de lesión es una región vascu-lar limítrofe justo por detrás del peroné.

5. La mayoría de los desgarros de los tendones pero-neos afectan al tendón peroneo lateral corto a nivel del surco peroneo. A menudo son consecuencia de lesiones por inversión.

6. Las roturas completas no son frecuentes; los desga-rros a menudo son longitudinales y suelen aparecer en situaciones crónicas.

7. El tratamiento de las lesiones crónicas de los tendo-nes peroneos consiste en tenodesis con el tendón sano o una transferencia del flexor largo de los dedos si están afectados ambos tendones.

8. La luxación o la subluxación tienen lugar durante una lesión por inversión del tobillo dorsiflexionado, con contracción refleja rápida de los tendones del peroneo lateral largo y del peroneo lateral corto. El resultado es una rotura del retináculo peroneo superior o del reborde fibrocartilaginoso.

9. La luxación o la subluxación pueden provocarse du-rante la exploración física con la rotación del tobillo o al forzar el pie de una posición de inversión y flexión plantar a una posición de eversión y dorsiflexión.

10. El tratamiento de las lesiones agudas consiste en in-movilización con yeso para permitir la cicatrización del retináculo peroneo superior; sin embargo, en depor-tistas de alto nivel, la reparación aguda del retináculo peroneo superior, con o sin un procedimiento de profundización del surco, es una opción razonable.

Patología de los tendones tibial anterior, flexor largo del dedo gordo, extensor largo del dedo gordo y extensor largo de los dedos1. Las patologías más comunes del tendón tibial ante-

rior son las laceraciones y las roturas cerradas.

2. Las roturas cerradas del tendón tibial anterior son consecuencia de una contracción excéntrica fuerte en los individuos jóvenes o de roturas por erosión en los pacientes ancianos con compromiso muscu-loesquelético.

3. La exploración física revela hinchazón, un hueco palpable, debilidad con la dorsiflexión resistida y un patrón de marcha equina (steppage).

4. Las roturas agudas del tendón tibial anterior re-quieren una reparación primaria terminoterminal o un anclaje al hueso mediante suturas. Las lesiones crónicas pueden requerir suplementación con una técnica de avance en V-Y en lugar de un injerto de tendón libre.

5. El tendón flexor largo del dedo gordo discurre por un túnel fibroóseo lateral al tubérculo posterome-dial del astrágalo, sigue por debajo de la apófisis menor del calcáneo y atraviesa el nudo de Henry antes de insertarse en la base de la falange proximal del dedo gordo.

6. Las lesiones más frecuentes del flexor largo del dedo gordo son las laceraciones.

7. Es habitual que se produzca una tenosinovitis este-nosante en el túnel fibroóseo del flexor largo del dedo gordo posterior al astrágalo. Esta lesión es más común en bailarines y gimnastas y puede coexistir con un pinzamiento del tobillo posterior y la presen-cia de un os trigonum.

8. Durante la exploración física, la tendinitis del flexor largo del dedo gordo puede manifestarse como do-lor con la flexión plantar resistida de la articulación IF y como dolor en la parte posterior del tobillo con la flexión plantar enérgica.

9. Es poco frecuente que se produzca una rotura cerrada de los tendones extensor largo de los dedos y extensor largo del dedo gordo; sin embargo, estos tendones, debido a su naturaleza superficial, son proclives a las laceraciones.

10. Las roturas agudas del extensor largo del dedo gordo proximales a la expansión (capucha) de los extensores sobre la cápsula se deberían someter a una reparación terminoterminal; las roturas distales a dicha estructura se pueden tratar por medios no quirúrgicos.

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