CAPITULO SÉPTIMO ROJAS NO PASARÁ

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CAPITULO SÉPTIMO ROJAS NO PASARÁ 1. En la batalla por la defensa de la democracia, Rojas no pasará El tono y la intensidad con que los poderosos se referían a Rojas reflejaban el criterio de apropiación del país y la tenacidad para defender sus privilegios. Mostra- ban también que así Rojas ganase las elecciones muy difícilmente encontraría el ca- mino libre a la presidencia. Por lo anterior, de nada valía el discurso de Rojas que de plaza en plaza prometía reconciliar y gobernar con unos y otros, que afirmaba no tomar represalias, ni siquiera sus declaraciones de perdón: "Desde este sitio perdono de nuevo a quienes me calumniaron, porque esas calumnias me tienen en el sitio prefe- rencia!, me tienen marchando triunfante con los hombres y las mujeres de Colombia que tanto han sufrido, en línea segura al Palacio de los Presidentes" 1 . La virulencia del discurso que conformaba la contrapropaganda del Frente Nacional enrarecía el ambiente y presagiaba el fraude. Las intervenciones directas del presidente Lleras Restrepo y de los expresidentes Lleras Camargo y Ospina Pérez, enunciadas en forma furiosa, agresiva, despreciativa, clasista y envenenada en contra de Rojas, incidían para que en el ámbito regional los mandatarios del Frente Nacional imitaran tal con- ducta y pusieran al servicio de la candidatura oficial toda la maquinaria del Estado. Los anapistas olieron el fraude e incorporaron a su discurso electoral la prevención. Meses antes, todavía en 1969, Alberto Zalamea decía: "(...) queremos advertir que si esa voluntad soberana del pueblo no es respetada, o es obstaculizada o transformada por la coacción y el fraude, va a ser difícil evitar el precipitamiento de un terrible cataclismo social" 2 . A su vez, el Comité Ejecutivo de la ANAPO en Antioquia que apoyaba las luchas del movimiento sindical de la región declaró días antes de las elecciones: La ANAPO consciente de su responsabilidad histórica, y como representante del sector político popular más importante del país, manifiesta su apoyo a la justa lucha de los trabajadores y advierte que si el gobierno del Frente Nacional, por medio del fraude o la violencia, viola la voluntad popular y soberana expresada en el veredicto de las urnas el próximo 19 de abril, sumará sus fuerzas políticas caudalosas a las de todo el pueblo revolucionario colombiano, para que la protesta del pueblo unido se convierta así en la salida revolucionaria que el pueblo viene buscando frente a la dominación voraz de una casta privilegiada durante más de 150 años de vida republicana 3 . 1. Véase: Intervención de Rojas ante las mujeres en agosto de 1969. En: Alerta, septiembre 15 de 1969, p. 8. 2. Alerta, julio 29 de 1969, pp. 7 y 8. 3. Alerta, abril 14 de 1970, p. 8. 183

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CAPITULO SÉPTIMO

ROJAS NO PASARÁ

1. En la batalla por la defensa de la democracia, Rojas n o pasará

El tono y la intensidad con que los poderosos se referían a Rojas reflejaban el criterio de apropiación del país y la tenacidad para defender sus privilegios. Mostra­ban también que así Rojas ganase las elecciones muy difícilmente encontraría el ca­mino libre a la presidencia. Por lo anterior, de nada valía el discurso de Rojas que de plaza en plaza prometía reconciliar y gobernar con unos y otros, que afirmaba no tomar represalias, ni siquiera sus declaraciones de perdón: "Desde este sitio perdono de nuevo a quienes me calumniaron, porque esas calumnias me tienen en el sitio prefe­rencia!, me tienen marchando triunfante con los hombres y las mujeres de Colombia que tanto han sufrido, en línea segura al Palacio de los Presidentes"1. La virulencia del discurso que conformaba la contrapropaganda del Frente Nacional enrarecía el ambiente y presagiaba el fraude. Las intervenciones directas del presidente Lleras Restrepo y de los expresidentes Lleras Camargo y Ospina Pérez, enunciadas en forma furiosa, agresiva, despreciativa, clasista y envenenada en contra de Rojas, incidían para que en el ámbito regional los mandatarios del Frente Nacional imitaran tal con­ducta y pusieran al servicio de la candidatura oficial toda la maquinaria del Estado. Los anapistas olieron el fraude e incorporaron a su discurso electoral la prevención. Meses antes, todavía en 1969, Alberto Zalamea decía: "(...) queremos advertir que si esa voluntad soberana del pueblo no es respetada, o es obstaculizada o transformada por la coacción y el fraude, va a ser difícil evitar el precipitamiento de un terrible cataclismo social"2. A su vez, el Comité Ejecutivo de la ANAPO en Antioquia que apoyaba las luchas del movimiento sindical de la región declaró días antes de las elecciones:

La ANAPO consciente de su responsabilidad histórica, y como representante del sector político popular más importante del país, manifiesta su apoyo a la justa lucha de los trabajadores y advierte que si el gobierno del Frente Nacional, por medio del fraude o la violencia, viola la voluntad popular y soberana expresada en el veredicto de las urnas el próximo 19 de abril, sumará sus fuerzas políticas caudalosas a las de todo el pueblo revolucionario colombiano, para que la protesta del pueblo unido se convierta así en la salida revolucionaria que el pueblo viene buscando frente a la dominación voraz de una casta privilegiada durante más de 150 años de vida republicana3.

1. Véase: Intervención de Rojas ante las mujeres en agosto de 1969. En: Alerta, septiembre 15 de 1969, p. 8.

2. Alerta, julio 29 de 1969, pp. 7 y 8. 3. Alerta, abril 14 de 1970, p. 8.

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2. El rumor del fraude crece como espuma

El rumor de que Lleras no entregaría el poder a Rojas creció como espuma. En todas las manifestaciones los anapistas prevenían a sus seguidores del posible robo de las elecciones. En Palmira, ante una gigantesca concentración en enero de 1970, MER pidió a todos sus seguidores lanzarse a la calle el 19 de abril en manifestación perma­nente para vigilar el inminente triunfo. Dijo que ante la amenaza de no serles entregado el poder, se respondería adecuadamente: "Rojas Pinilla con su pueblo no necesita que le entreguen el gobierno porque nosotros con nuestras fuerzas, vamos a tomarlo el siete de agosto en la plaza de Bolívar frente a los ciudadanos de Colombia"4. Sin embargo aclaró: "Tenemos plena confianza en que las Fuerzas Armadas harán respe­tar el triunfo popular de Rojas Pinilla porque sabemos que sus millares de soldados, suboficiales y oficiales, están ansiosos de que les sean reivindicados sus derechos y se les devuelvan las prestaciones sociales, cosa que no se atreven a hacer las oligarquías dominantes"5. A su vez el general Rojas en Neiva hizo un llamado a las reservas militares en todas sus categorías para que colaboraran con la vigilancia en las eleccio­nes y así evitar cualquier intento de tergiversar el resultado electoral. Hizo allí tam­bién un cálido elogio de las fuerzas militares, expresando su serena confianza en que ellas estarían a la altura de su deber y que serían fieles a su juramento de respeto a la Constitución, acatando y haciendo acatar el resultado de las urnas6. Jorge Villaveces, el viejo gaitanista vinculado ahora a la ANAPO sentenció "Si a Gustavo Rojas le roban la presidencia, que Dios salve a la república"7. De igual manera los anapistas denun­ciaron que los embajadores y cónsules tenían instrucciones precisas de copar registros para que apareciera gran votación en el exterior por Pastrana. Citaron el caso de Venezuela donde la embajada estaba legalizando la situación de los colombianos indocumentados con la condición de que votasen por el candidato oficial8.

Los temores frente a un posible fraude se legitimaron cuando los expresidentes Lleras Camargo y Ospina Pérez, enemigos acérrimos de la candidatura de Rojas, fue­ron incorporados en las deliberaciones de la Corte Electoral convirtiéndose en juez y parte del debate. El Registrador Nacional del Estado Civil designó delegados suyos en todos los municipios de Colombia. Aunque sus delegados eran liberales y conservado­res, sólo fueron tenidos en cuenta aquellos que pertenecían al Frente Nacional9. El Ministro de Gobiemo Carlos Augusto Noriega se desplazó por todo el país a finales de la campaña creando 500 nuevas inspecciones de policía para poder establecer mesas de votación en localidades apartadas bajo la vigilancia de las autoridades oficiales. Los anapistas advirtieron el peligro: "En los corregimientos hay dos individuos claves: el inspector de policía y el delegado del registrador municipal que generalmente es el cacique de la vereda. Es bueno advertir que todos los registradores del estado civil y los delegados de los registradores pertenecen a la misma corriente. Con estas personas

4. 5. 6. 7. 8. 9.

Aíerta, enero 31 de 1970, p. 7. Ibid. Alerta, enero 31 de 1970, p. 10 Alerta, marzo 19 de 1970, p. 3. Aíerta, abril 4 de 1970, p. 1. Ibid., p. 2.

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en cada inspección de policía es con quienes el gobierno pretende montar la más escandalosa maquinaria de fraude que registra la historia"10. El ministro había pedido a los colombianos a través de la televisión que escogieran entre la democracia y la dictadura.

Alerta dedicó un amplio espacio a explicar las maneras en que podría cometerse fraude y cómo evitarlo. De igual modo impartió consignas a los reservistas para la jornada electoral:

Todos los comandos seccionales tanto de ANAPO como de Patrianal deberán obrar con­juntamente en todos los actos de la jornada electoral para contrarrestar por todos los medios el fraude cubriendo con personal de reservistas aquellos lugares de mayor peligro como son corregimientos e inspecciones de policía. El reservista que habite en zonas rurales deberá constituirse en jefe de nuestro movimiento para cumplir y hacer que se cumpla la legalidad11.

Junto a la descalificación de Rojas venía la de sus seguidores. Los adversarios de Rojas no tuvieron la delicadeza de averiguar la procedencia moral, política, cultural e ideológica de los mismos; y mucho menos darse a la tarea de leer sus escritos, de hojear las páginas de Alerta y analizar los artículos de contenido teórico y político que allí se publicaban. Para los anapistas no se tuvo la menor consideración o respeto. El Tiempo los tildaba de tumulto caótico, engendro reaccionario de falacia'2. A su vez, el letrado Calibán apuntaba: "La candidatura del general Rojas es pura diversión de gentes ociosas. Sería para un país del más bajo subdesarrollo intelectual"13. Justamen­te se trataba de una candidatura para un país del más bajo subdesarrollo como Colom­bia, y por eso Rojas repelía en plazas públicas:

Unos afirman y hablan, de que todos nosotros los de Alianza Nacional Popular, dirigen­tes, clase media y pueblo, somos una mesnada de hampones. Nosotros con orgullo les podemos decir a los oligarcas, que Alianza Nacional Popular con sus dirigentes, con su clase media y con su pueblo, es el corazón del espíritu y la honestidad de la República. En el parlamento, tenemos oradores iguales o superiores a cualquiera de los que están juz­gando ahora al ministro Peñalosa, y no debiera decirlo, pero tengo que repetirlo a través de estos micrófonos: que se levante una sola mujer que se pueda equiparar a María Euge­nia Rojas de Moreno Díaz en la lucha por los desamparados14.

No faltó la réplica de los intelectuales que se habían formado, que se estaban formando en la ANAPO O que ya estaban formados y militaban en el movimiento, a las andanadas de Calibán. Jaime A. Rincón desde las páginas de Alerta sostuvo que los privilegiados no tenían derecho a denigrar de las debilidades del anapismo popular ya que si cometía el delito de la vulgaridad y la ignorancia, no era la culpa del pueblo sino de los privilegiados que teniendo la obligación, no le habían dado instrucción15.

10. Alerta, abril 10 de 1970, p. 8. 11. Alerta, abril 15 de 1970, p. 10. 12. El Tiempo, abril 15 de 1970, p. 4. 13. El Tiempo, marzo 8 de 1970, p. 4-14. Aíerta, septiembre 25 de 1969, p. 8. 15. Alerta, noviembre 30 de 1969, p. 3.

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Pastrana, el candidato ilegítimo que era para sourdistas y belisaristas se convirtió en el legítimo de la clase dirigente de Colombia conformada por el círculo de los grandes rotativos liberales de la capital. Pastrana Borrero era el único con el pasaporte de buena conducta y comportamiento para que continuaran los privilegios del grupo social colombiano que no estaba dispuesto a incomodarse de nuevo como sucediera durante el mal recordado cuatrienio de Rojas. No importaba que la vía fuera la elec­toral. Los liberales pastranistas acusaban al colombiano común de desmemoriado por­que revaloraba y reivindicaba a Rojas, pero ellos mismos habían olvidado la tiranía de Ospina; evadían el tema de las persecuciones y las numerosas muertes liberales de entonces: "Hay hechos tan respetables y dignos de admiración y alabanza, como el que representa la formidable acción que viene adelantando el expresidente Ospina Pérez, cuya conducta prócera lo revela como un conductor democrático de eximias calidades", cditorializaba Eí Tiempo16. Opinando sobre el bando adversario, los libera­les oficialistas llamaban a que los conservadores se unieran alrededor de Ospina, de quien decían representaba dentro del conservatismo la bandera de la democracia. Sólo así se podría evitar que Rojas ganara la pelea, que los otros candidatos renuncia­ran a favor de Pastrana por recomendación expresa y perentoria del liberalismo aso­ciado al expresidente Ospina, siendo este último de ingrata recordación en la masa ignara del liberalismo.

La contrapropaganda del liberalismo tenía dos paradestinatarios, según afirmaba El Tiempo: todos aquellos que ignoraban lo sucedido en el gobierno de Rojas y quie­nes habiéndolo vivido lo habían olvidado "como consecuencia de las promesas necias y mentirosas que ha hecho durante diez años de costosísima e irresponsable campaña electoral"17. Los editoriales apuntaban hacia los adeptos a la campaña, columnas en­teras, fotografías, caricaturas, bocadillos, etc. Tenía sin cuidado a los liberales el contradestinatario de sus mensajes porque, según señalaban, los seguidores de Rojas simplemente aspiraban "a recuperar lo que perdieron el 10 de mayo"18. Con todo, el análisis era simple. Mirado con detenimiento, el desespero liberal era reflejo de una batalla por la reconquista del imaginario popular que sus partidarios habían dilapida­do desde 1958. En la coyuntura de las elecciones de 1970 la historia pasaba su cuenta de cobro. El pueblo liberal se les había escapado y sin él peligraba su legitimidad como partido y sobre todo peligraba la legitimidad del Frente Nacional, del que eran los directos fabricantes y del que se usufructuaban. Por ello, sin éxito alguno, llamaban a gritos a los conservadores para que superaran sus divisiones, las que ellos, los liberales, habían estimulado para gobernar sin incomodidades.

En 1970 el monopolio del imaginario popular que era manejado como patrimonio del bipartidismo tradicional estaba a punto de desintegrarse. La ANAPO había derriba­do el dominio que las casas Ospina y Gómez tenían sobre los conservadores de abajo. Su principal electorado era de procedencia conservadora y con los anapistas habían aprendido y asimilado otra srmbología. Ahora que la ANAPO incorporaba a su ideología paradigmas liberales tanto como algunos de sus voceros, el monopolio del imaginario

16. Eí Tiempo, marzo 8 de 1970, p. 4. 17. El Tiempo, marzo 17 de 1970, p. 4. 18. Ibid.

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popular del que se habían apropiado los partidos políticos amenazaba con llegar a su fin. Conquistar ese imaginario popular era el primer paso por parte de la ANAPO, y las elecciones revelarían hasta dónde se había avanzado en esta dirección. De triunfar el anapismo el proceso de plasmar nuevas visiones de mundo se fortalecería, y con ellas se moldearía un nuevo imaginario popular. De otra manera, empezaría a verse, a analizarse, a considerarse la dictadura y con ella todo el fenómeno de la reconquista y de los reconquistadores de manera negativa. Otra historiografía tomaría cuerpo. Esto era lo que estaba enjuego y por eso la intensidad de la campaña, su dramaticidad, sus excesos y sus resultados.

El establecimiento hacía sus propias cuentas y trazó su estrategia electoral revi­viendo un supuesto pasado nefasto liderado por Rojas, ignorando conscientemente procesos político-culturales que desde entonces habían vivido los colombianos. Para 1970 Rojas era, a pesar de él, una creación colectiva, una fabricación en la que con­fluían esfuerzos incluso de sus enemigos, que contribuyeron a la construcción de su imagen de héroe y a su mitificación, por lo menos entre alguna parte de la sociedad colombiana de entonces.

3 , Alber to Zalamea en defensa de la independencia del anapismo liberal

En febrero, el Comando Nacional de ANAPO anunció que para preservar la jerar­quía y la disciplina del movimiento, Rojas seleccionaría personalmente los integran­tes de las listas del partido por ambas alas al Congreso. Para mantener los principios democráticos se dijo que los jefes departamentales serían electos por votación popular. Todos los militantes fueron advertidos de que era necesario estar a paz y salvo con las finanzas para poder aspirar a ser incluidos en alguna lista19. No obstante se presenta­ron disensiones. La más seria de ellas tuvo lugar en la propia capital. Alberto Zalamea denunció al liderazgo conservador anapista de intentar privar al ala liberal de su "derecho de representación apropiada". La crisis explotó cuando Zalamea constituyó una lista disidente liberal justificando que la ANAPO era una alianza entre liberales y conservadores y no fusión de los dos partidos20. Sin embargo, habría que agregar que Bogotá era una plaza conquistada por María Eugenia desde 1964 y difícilmente la ANAPO cedería beneficios a otra lista distinta a la concebida por la dirección del movimiento.

Zalamea promulgó un extenso documento que explicaba lo que estaba aconte­ciendo:

El liberalismo de Bogotá y Cundinamarca que represento no ha roto con el general Rojas. Ni él con nosotros, pues las adhesiones de los amigos no se desautorizan. El liberalismo votará por el general Rojas contra el Frente Nacional para abrir una nueva etapa histórica. Pero el liberalismo también votará por Alberto Zalamea para defender con autoridad sus legítimos derechos e impedir se vuelvan a repetir errores en otras épocas. Lo que está ocurriendo en las filas rojistas es muy natural. La fracción conserva­dora pretende impedir que los liberales tengamos representación en el Senado y el Con-

19. Eí Sigb, febrero 20 de 1970, p. 8. 20. El Tiempo, abril 14 de 1970, p. 1.

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cejo y obligarnos a votar por nombres conservadores. Con el objeto de dividir nuestra fuerza que es poderosa porque en Bogotá la mayoría del rojismo es liberal, se ha lanzado otra lista de gentes que sí aceptan la dirección conservadora y que nosotros no incluimos en la lista del liberalismo rojista. A mí no me parece mal que haya otra lista. En cuanto más listas haya, más votos habrá para el general Rojas. Pero es el pueblo, es la opinión pública quien debe decidir. Lo importante es que el elector pueda comparar las listas y tenga la libertad de escoger. En nuestra lista están los viejos trabajadores y luchadores del anapismo revolucionario creadores de este movimiento, los liberales erguidos y dignos, los que no claudican ni se arrodillan ante la intransigencia, los dirigentes de provincia olvidados, los capitanes de los barrios, los representantes de la juventud... Nuestra lista es la de los revolucionarios auténticos. Nosotros no creemos que la revolución la puedan hacer los reaccionarios. Por eso el pueblo anapista nos respalda y no se va a dejar des-orienrar por los interesados en que sólo se vote por listas conservadoras. Hay que votar por Rojas para la presidencia, pero para que pueda controlar la situación nacional se requieren hombres de carácter, gentes capacitadas, dispuestas a seguir levantando la voz cada vez que su conciencia lo considere necesario. Todo el que quiera derribar el Frente Nacional debe votar por Rojas y por las listas de Zalamea. Nada podrá contra nosotros, ni la injuria, ni la calumnia, ni la mentira sistematizada, ni la amenaza. Tenemos la razón y vamos triunfar. Llevaremos a Rojas al poder. Que el pueblo escoja entre el carácter y la cobardía, entre la inteligencia y la mediocridad. La ANAPO es una alianza y no una fusión. Los capitanes populares liberales exigen juego libre y noble. Nuestra lucha contra la oligarquía liberal sigue adelante21.

María Eugenia respondió:

En ninguna forma se ha querido desconocer derechos al liberalismo. Lo que sucede es que como este es movimiento conjunto, integrado por los dos partidos, los liberales anapistas resolvieron votar por las listas de senado y concejo encabezadas por mi nom­bre. Esta es una demostración de la importancia de lo que estamos haciendo para desem­bocar en algo nuevo y distinto a los desgastados partidos tradicionales. Como yo no he sido militante de ningún partido en forma beligerante, los liberales se sienten mejor representados en mí que en antiguos o recientes dirigentes del viejo liberalismo22.

Nacho Vives apoyó las directrices de la ANAPO y produjo una declaración que desautorizaba prácticamente a Zalamea: "En mi opinión no debe haber lista de ANAPO

liberal para concejo de Bogotá ni para Senado por Cundinamarca, en vista de que es necesario que todos los anapistas votemos por María Eugenia quien encabeza las listas para Senado y Concejo, a fin de que ella derrote estruendosamente los nombres de Darío Echandía y Virgilio Barco"23.

La crisis que provocó Zalamea cinco días antes de las elecciones fue aprovechada por los adversarios de Rojas para mostrarle a los liberales el destino que les esperaba: "Lo sucedido debe servirles de advertencia a los 80 mil liberales que adhirieron al ex supremo en las últimas elecciones. Si quieren ser los esclavos del ex dictador, sigan con él y acepten todas las arbitrariedades que invente con su hija y sus secuaces"24.

21. Véase Eí Sigb abril 15 de 1970, p. 1. 22. Aíerta, abril 16 de 1970, p. 6. 23. Aíerta, abril 14 de 1970, p. 8. 24. El Tiempo, abril 15 de 1970, p. 4.

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4. Cametización y mecanismos de cooptación del anapismo. La propaganda visual y el problema de la financiación electoral

La campaña electoral ha debido ser no sólo la más controvertida sino también la más cara de lo corrido del siglo. María Eugenia, quien sabía por qué lo decía, denun­ció en Aíerta los peligros de imitar los sistemas publicitarios de los Estados Unidos: "Su acción en una democracia determina que no sea elegido el mejor, sino el más tutelado y financiado. Y esa condición rompe con el proceso democrático, ya que se establece un factor específico, como es el poder del dinero en la escogencia de los mandatarios y en la sumisión inevitable de su mandato"25. Señalaba la dirigente que se estaba vendiendo un presidente con las mismas normas y métodos con que se lanzaba un producto de consumo sin que nadie preguntara el origen de esas sumas. Así las cosas se establecía una contraprestación que empañaba el comportamiento del gobernante y los costos de la campaña al final corrían por cuenta del pueblo a través de devaluaciones, impuestos que se reflejaban en la carestía. Es posible que esta re­flexión de María Eugenia, que correspondía a los finales de 1969, haya influido para que la ANAPO se viese en la necesidad de neutralizar el impacto de la propaganda del adversario pagando páginas enteras de su propia publicidad en los grandes rotativos nacionales como El Espectador. No dudamos que en la financiación de la campaña la ANAPO haya contado con donaciones y con dineros venidos de los sueldos de sus parlamentarios y diputados pero fue posible ante todo por su contribución popular. "Gran parte de la financiación de ANAPO la hizo el bolsillo de los militantes y la otra parte, menos gruesa los jefes regionales, los jefes nacionales. La parte principal la hizo los muchos pocos con que la gente contribuía a los actos de la campaña"26.

La amplia participación popular a la que convocó la ANAPO se vio reflejada en sus maneras de representarse a sí misma. La mística tenía aquí su mayor revelación. La financiación, más que provenir de acaudalados ciudadanos, tenía su origen en las actividades populares que emprendía la militancia. La venta del carné y de los perió­dicos regionales y los festivales constituyeron las fuentes por excelencia de la finan­ciación popular. Los vivos colores distintivos del movimiento: azul, blanco y rojo que simbolizaban la unión de liberales y conservadores desde la pureza del blanco de la paz, decoraban las casas anapistas, estaban en las banderas que flameaban en las manifestaciones, sobre los carros, las motos o los caballos de los desfiles; sobre los hombros de los militantes. Se llevaban en pañoletas, ruanas o faldas. En las páginas centrales de Aíerta estaba diseñado un afiche que los anapistas podían pegar en sus ventanas, residencias o en las paredes de sus vecindades: Una foto de Rojas ataviado de su uniforme militar estaba acompañada de mensajes como el siguiente: "Ahora Sí le toca al pueblo. Y el pueblo ya escogió: ROJAS PRESIDENTE". En las sedes de la ANAPO no faltaba un gigante afiche en el que aparecía Rojas vestido de militar, la misma foto que el país conocía desde los años de su gobiemo. También estaba la foto de Paulo VI. En la casa rojista de Medellín había además un afiche con la foto del padre Yepes. En otras casas anapistas junto al afiche de Rojas permanecía el de María Eugenia con sus

25. Aleña, diciembre 15 de 1969, p. 3. 26. Entrevista del autor con Marco A. Castaño en Bogotá el 22 de noviembre de 1991.

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dos hijos pequeños; el del cura guerrillero Camilo Torres, y por supuesto el de Jorge Eliécer Gaitán. En las sedes de Santander nunca faltó la de José Antonio Galán.

Sonaba tanto el triunfo de Rojas, que la ciudadanía comenzó a acudir a los co­mandos barriales y municipales de la ANAPO a hacerse al carné de militante, ¡por si las moscas! No era una innovación surgida durante el curso de la campaña. Desde 1962 los anapistas eran cametizados, pero las condiciones como se desarrollaba el debate electoral de 1970 presionaron realmente a millares de personas a hacerse al carné anapista. La inminencia del triunfo de Rojas que produjo la contrapropaganda, suma­do a la agresividad y beligerancia con que los anapistas habían hecho la política durante el Frente Nacional previno a los colombianos. Es muy posible que hubieran hecho sus cuentas y que vieran en la adquisición del carné una identificación que les facilitaría todo al arribar Rojas al poder. Evitarían retaliaciones y persecuciones y podrían acceder a productos de primera necesidad baratos o con mayor facilidad a las promesas que Rojas había hecho en la campaña. Para los rojistas auténticos era un orgullo poseer el carné e incluso pagaban con satisfacción su precio. Sin duda, la cametización fue uno de los medios de financiación que más le sirvió al movimiento para afrontar los costos de la campaña y el mejor de los mecanismos de cooptación. Hacia los comienzos de abril de 1970 Aíerta reportaba en dos millones los colombianos cametizados.

El viernes santo de la Semana Mayor de 1970 los anapistas de San Gil, Santander, distribuyeron entre los niños pobres de la ciudad bolsas de pan con la leyenda impresa de Viva Rojas. Para esta fecha todavía se descubrían bustos del general Rojas en las mismas poses de la época de la dictadura, como sucedió por ejemplo en Flandes, Tolima, al término de una espectacular manifestación presidida por el dirigente Artu­ro Villegas Giraldo. En el estadio de fútbol del Barrio Cevillar en Barranquilla, se realizó la concentración de los barrios tuguriales. Allí fue ovacionado José Ignacio Vives cuando fustigó a los integrantes de las oligarquías que según dijo aspiraban a seguir usufructuando el poder contra el querer del pueblo colombiano. Vives fue sacado a hombros y paseado por más de diez cuadras27.

Foto Ns 21. Carné de ANAPO

27. Alerta, abril 5 de 1970, p. 8.

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Como se habrá advertido, desde muy temprano el rojismo tuvo la suerte de contar con el medio radial como aliado. Eran conscientes de su poder y por ello se prestó gran atención a dicha estrategia. Eran emisoras propias o programas concedidos por amigos personales del anapismo dueños de emisoras que tenían un profundo raigambre popu­lar. A la altura de 1970 su sintonía tenía que ver con las voces anapistas que desde ellas se expresaban. En Cali, el dinámico periodista Efraín Motatto y el experimentado político José Ignacio Giraldo transmitían el radioperiódico Somaten, y en Barranca-bermeja La Voz del Petróleo de propiedad del anapista Eduardo García Rueda movili­zaba las masas a favor de la ANAPO. La semana previa a las elecciones el gobierno clausuró el radioperiódico y cerró la emisora. Los barranqueños salieron a la calle a protestar por la medida arbitraria del establecimiento, lo que se convirtió en un mitin político más que fortaleció la imagen del anapismo local.

Alternativamente los ideólogos anapistas disertaron por el Radio Sistema Tricolor de Colombia en una serie de conferencias transmitidas desde el seij de abril en las horas de la noche. Por los micrófonos de la emisora anapista pasaron MER, Manuel Bayona Carrascal, José Jaramillo Giraldo, Samuel Moreno Díaz, Jorge Villaveces y Alvaro Ramos Murillo. A ellos se sumaban dos personalidades cargadas de significados políticos, quienes iniciaban su etapa de anapistas en la radio: Antonio García, vetera­no ideólogo del régimen militar y el líder de origen izquierdista Guillermo Hernández Rodríguez. Circulaban en el país discos de larga duración con los principales discursos de Nacho en el debate Vives-Peñalosa, lo mismo que discursos del general Rojas.

En Bogotá continuaba laborando el Instituto de Enseñanza María Eugenia en el barrio La Victoria, donde se brindaba educación gratuita a centenares de niños. En Bello, Antioquia, fue organizada una banda de guerra integrada por niñas que desfi­laban por las calles al son de marchas en honor al candidato de la ANAPO y ataviadas con los tres colores del movimiento.

Los anapistas respondieron con una campaña propagandística agresiva ante la gran cantidad de contrapropaganda. No tenían el poder de la maquinaria oficial pero habían probado efectividad en la movilización de las masas. Sus dirigentes de base se multiplicaban en los barrios populares como apóstoles de la nueva alianza y se movían entre las zonas marginadas como peces en el agua. La iniciativa personal del simpati­zante anapista hacía que los pequeños comerciantes o negociantes pusieran a disposi­ción de la campaña sus automotores e incluso su propio dinero. No había región que no tuviera su propio medio de expresión escrita e incluso oral. Las simpatías por la campaña de Rojas llegaban a emisoras pequeñas o a locutores que facilitaban la neu­tralización de los mensajes del contradiscurso al servicio del Frente Nacional. En Bogotá los anapistas tenían a Radio Latina y por ella en el radioperiódico habla María Eugenia, que se emitía tres veces al día, podían defenderse y contraargumentar. A través del noticiero se expresaban obreros y todos los que tenían algo que decir contra el sistema. Desde el primero de enero de 1970 estaba en el aire en Cali el noticiero Somatén que se transmitía por Radio Tricolor y que cubría toda la región. Contaban además con el concurso del entusiasta periodista Efraín Motatto que coordinaba todo lo relacionado con información y prensa del movimiento. La zona de Barrancabermeja estaba cubierta por la Voz del Petróleo, una emisora del anapista Eduardo García que irradiaba información y propaganda; en Medellín el periodista Osear Rincón a través

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del radioperiódico Ultimo Minuto editorializó en varias oportunidades a favor de la candidatura del general Rojas.

La ANAPO utilizó ampliamente los espacios públicos para su promoción. Un repor­tero desde Cali declaraba que "la carretera central del Valle como todas las entradas a la ciudad de Cali cuenta con vistosas vallas con la efigie del general. Toda la geo­grafía vallecaucana está afichada con retratos y leyendas alusivas al general Rojas y a María Eugenia"28. Se inventaron nombres para los cuadros que tenían a su cargo la vigilancia de los escrutinios: los capitanes y las capitanas.

5. Los brotes de la cultura popular

Así como en su época de presidente, el ahora candidato recibía innumerables cartas de respaldo que venían acompañadas de numerosas formas literarias como acrósticos, sonetos, romances, epigramas y canciones. Era la manera espontánea como los seguidores de Rojas expresaban sentimientos profundos de adhesión. Más adelan­te cuando el movimiento se convierte en partido político independiente estas formas se multiplicarán, aparecerán himnos, coplas y poemas que se entonarán en los eventos comunicativos que convocará el anapismo. Las siguientes son algunas muestras:

ADELANTE COLOMBIA

Juventud! eres la semilla del porvenir de esta Nación vota por Rojas Pinilla, nuestra única redención. Viejo, azul o liberal, apresurémonos a votar y llevemos al general al palacio presidencial! A nuestra patria salvamos, bien con sacrificios mil, si con mi general triunfamos el diecinueve de abril. Con feroz brío y sin reproche lancémonos a las urnas! antes que llegue la noche con pesares y penumbras. Mi general es la gloria de la gran transformación llevémoslo a la victoria y que él salve la nación29.

28. Alerta, enero 31 de 1970, p. 13. 29. Poema compuesto por Fidel S. Cuellar. En: Alerta, abril lfi de 1970.

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La niña María Felicidad García, de nueve años, quien tenía su padre detenido y residía en el barrio Santa Marta de Bogotá, envió a la redacción de Aíerta los siguien­tes versos:

Tras los muros me desvelo abogando por mi padre, pero nunca será tarde para que salga a educarme. La educación que añoramos la trae Rojas Pinilla en el próximo gobierno de unidad sin mancilla. Todos estamos con Rojas, en el próximo debate, venceremos la batalla sin que se pague rescate. No tengo para darle en este día que se abre su visión como una rosa, más que la rosa azul de poesía cortada por la pluma cariñosa. ¡Viva María Eugenia Rojas!30

A MARÍA EUGENIA ROJAS DE MORENO CAPITANA DEL PUEBLO

Suena el clarín de relumbroso acento y el sol se mira ileso de victoria la tarde se detiene y conmemora la flor de la luz de tu pensamiento. La brisa de los campos sobre el viento entona su canción de azul canora al ritmo del compás, cual yo presiento. También mi lira del rincón ausente canta sus notas de emoción ardiente, homenaje al retorno de ventura. Y en tu marcha triunfal de capitana yo te impondré la flor de soberana con todo el candor de la natura31.

30. Ibid. 31. Poema compuesto por Jesús Gómez Q., en Ibid.

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HIMNO DE PATRIANAL

Firmes y adelante, reservas de Colombia, sin temor alguno que la patria os llama, tierra soberana, nuestro amor es tuyo, y tu gran bandera tremolando está. Al grandioso nombre de este movimiento... tiembla el enemigo, y huye de la lid. Nuestra es la victoria, y uno es el deseo, una es la esperanza y firmes todos son. Muévese potente esta acción patriota de los días gloriosos marchamos en pos; somos sólo un cuerpo, y como soldados gritaremos siempre viva Patrianal

CORO Firmes y adelante, reservas de Colombia sin temor alguno que la patria os llama... tierra soberana, nuestro amor es tuyo, y tu gran bandera tremolando está.

6. En el aniversario 22 del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán

En plena campaña electoral se cumplieron los 22 años del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Aíerta dedicó las ediciones del nueve y diez de abril de 1970 a la memoria del caudillo inmolado. Un trascendental editorial equiparó a Rojas con Gaitán, a los rojistas con los gaitanistas, a la identidad de ambos programas ideológicos y prédicas políticas. Los contenidos de los discursos de Gaitán coincidían con la lucha a la que estaba comprometida la ANAPO. Definían la oligarquía en los mismos términos que Gaitán:

[...] la concentración del poder total en un pequeño grupo que labora para sus propios intereses, a espaldas del resto de la comunidad. [Lo mismo ocurría cuando se referían al país nacional]: pertenecemos al país nacional, al pueblo de todos los partidos que va a combatir contra el país político, contra las oligarquías de todos los partidos. Se emplea­rán contra nuestro movimiento todos los medios: la calumnia, el desconocimiento del problema, la propaganda falaz. Nada de eso ha de arredramos. Vamos a ganar la batalla. Ellos se creen las únicas gentes importantes y por eso al pueblo lo desprecian32.

Los anapistas que habían militado en el gaitanismo concurrieron a todas las acti­vidades preparadas para el aniversario. Visitaron el Museo donde reposan sus restos mortales y depositaron flores en el sitio donde fue ultimado. Un rojista de ahora y viejo gaitanista expresó en uno de los mítines "Jefe: hoy venimos a anunciarte que el 20 de abril te traeremos el parte definitivo de victoria. La causa por la cual al sacrifi­cio no se ha perdido en el olvido. El 19 de abril derrotaremos a las oligarquías y el 20 estaremos ante vuestra tumba depositando la victoria del pueblo"33. Eran las palabras

32. Véase Aleña, abril 9 de 1970, p. 2. 33. Aíerta, abril 10 de 1970, p. 2.

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de Gloria Gaitán para Aíerta, quien no dudaba del triunfo de la ANAPO pero que declaró que las oligarquías no le permitirían a Rojas asumir el poder.

7. El cierre de campaña

Vamos a trabajar para que el pueblo suba su nivel económico y tenga las atenciones que merece la persona humana. Para que viva con la dignidad que le corresponde en un gobierno cristiano que no quiere hambre, la miseria, la explotación ni la angustia en ninguno de los hogares de la patria34.

El cierre de la campaña electoral de la ANAPO se programó para el sábado cuatro de abril. La militancia de todo el país fue convocada, bajo la consigna de copar total­mente la Plaza de Bolívar y las calles adyacentes, a la Manifestación de la Victoria, como fue denominada. Ese día Bogotá vivió en las horas de la tarde una verdadera fiesta política35. Miles de manifestantes llegados de todo el país se congregaron en la Plaza de Bolívar. La curiosidad pública contribuyó a que estuvieran allí, además de las delegaciones de todas partes, los habitantes de Bogotá que gozaban con la espectacu-laridad que distinguía a las formas anapistas de hacer la política. La plaza de Bolívar estaba atiborrada. No se la había visto así desde la llegada del Papa Paulo VI en 1968. Los reporteros oficiales del anapismo calcularon en 120 mil personas el mitin. Aunque realmente a la plaza le caben 60 mil personas, es posible que los reporteros anapistas hayan tenido en cuenta la gente que estaba a las afueras y en las partes altas de los edificios, o también es posible que hayan exagerado.

Las mujeres que desfilaron desde el parque de la Independencia ataviadas de ruanas con los colores de las insignias de la ANAPO llenaron de colorido la fiesta. Miles de mujeres en cabeza de MER y con el grito de Rojas sí, otro no, con carteles alusivos a la resurrección de SENDAS, recorrieron 18 cuadras a lo largo de la carrera séptima demostrándole al establecimiento su reconocimiento al general Rojas y portando pancartas que las definían como representantes de las madres, de las hijas y en gene­ral de la mujer colombiana que aspiraba a un gobiemo justo. Desde las altas edifica­ciones de la carrera séptima los curiosos saludaron el desfile con pañuelos blancos.

En el acto central hablaron MER, Alberto Zalamea, Hernán Vergara, José Jaramillo Giraldo y el propio Rojas. José Ignacio Vives no pudo asistir por una fuerte laringitis que lo mantuvo en cama. María Eugenia se declaró emocionada y agradecida por el éxito de su convocatoria. Se detuvo en pormenorizar su militancia política alejada de los intereses de los partidos tradicionales y les recordó a los manifestantes y escuchas de todo el país apartes de su biografía política: "Me han conocido como una mujer sincera, enjugando las lágrimas de las viudas de la violencia, fundando salacunas, cubriendo la desnudez de los niños desterrados, visitando a los guerrilleros en sus

34. Discurso del candidato Rojas Pinilla en la manifestación de cierre de campaña el 4 de abril de 1970 en la Plaza de Bolívar. Véase Alerta, abril 7 de 1970, pp. 8 y 11. Las siguientes citas correspon­den a esta fuente.

35. Al respecto puede verse Rojas María Eugenia. Rojas Piniüa mi padre. Bogotá, Panamericana Formas e Impresos, S.A., 2000, p. 393.

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madrigueras selváticas, buscando trabajo a los desocupados, hospitales a los moribun­dos y llevando a los hijos de los pobres el regalo del Niño Dios en las noches navide­ñas". Recordaba lo anterior para dar la esperanza de una segunda etapa que no solo merecía ella sino también el pueblo:

Yo quiero ganar el poder a fin de emprender una gran obra en beneficio de las zonas abandonadas, pues no es justo que los barrios ricos tengan todas las comodidades y los barrios pobres carezcan de todos los servicios. Quiero que la luz de mercurio no sólo se esparza en las zonas elegantes, sino que vaya hasta el más olvidado y destartalado tugurio, donde se cuecen las más desgarradoras escenas de hambre y de miseria. Quiero que todos los barrios tengan agua y alcantarillado, que sus calles sean transitables y que no haya desamparo ni haya niños durmiendo bajo los grandes pórticos, cubiertos con harapos y con papeles en las frías e insoportables noches de la capital.

Zalamea exaltó la presencia del liberalismo alrededor del general Rojas y enjuició el sistema del Frente Nacional, del que dijo que "ha demostrado ser incapaz e incom­petente para gobernar la república y por eso debe ser reemplazado por un orden social justo". Vergara, a nombre del Movimiento por un Voto en Conciencia, expresó su adhe­sión y la de sus compañeros a la candidatura de Rojas, elogiando sus condiciones de gobernante y su posición cristiana frente al problema demográfico. Aprovechó la opor­tunidad para reproducir verbalmente lo que hasta la saciedad había expresado por escrito. Explicó que apoyaba la candidatura del general Rojas por entenderla como un compromiso de desmontar "la gigantesca maquinaria anticonceptiva" del gobierno36

y orientar la política de población según las encíclicas pontificias, en particular Mater et Magistra, de Juan XXIII y Populorum Progressio y Humanae Vitae de Paulo VI37.

Jaramillo Giraldo se refirió a los planteamientos de su campaña cuatro años atrás para demostrar cómo se había hecho realidad su consigna de entonces: "hoy Lleras, mañana lloras". Rojas a su vez, que era ovacionado y saludado con batir de pañuelos blancos, llamó a rendirle un homenaje a la mujer colombiana "cuyos votos van a llevar al Palacio de los Presidentes al candidato de los pobres".

Enseguida habló Rojas como siempre lo hacía, comparando las dos épocas. Sinte­tizó su propuesta programática. Se refirió a los inconvenientes de la justicia política que imperaba en Colombia y de la cual él había sido víctima y se comprometió a estimular la justicia ordinaria que juzgaría a los hombres por sus actos delictivos y no la política. Relató que recibía cotidianamente cartas de presos políticos desde las cárceles y comparó esta situación con la anterior a la del 13 de junio de 1953:

Antes de esa fecha solamente lo estaban de presos liberales. Ahora, con el Frente Nacio­nal, las cárceles están llenas de presos políricos liberales y conservadores, que piden que les abran las puertas para volver al seno de su familia e incorporarse a la vida normal del

36. Vergara se refería a las organizaciones que bajo el estímulo del gobiemo de Lleras Restrepo implementaban los métodos anticonceptivos: Profamilia, la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina, el Ministerio de Salud, el Instituto Colombiano de los Seguros Sociales y el Instituto de Bienestar Familiar.

37. Véase discurso pronunciado por Hernán Vergara D. en la manifestación del general Rojas Pinilla, el día 4 de abril de 1970, en Alerta, abril 10 de 1970.

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país. Y yo les digo, lo mismo que a esas gentes que están en los montes por esta maldita situación económica que agobia y acaba con las clases trabajadoras; también habrá am­nistía para vosotros, porque yo quiero que todo el pueblo colombiano se una bajo las banderas nacionales y se reincorpore a sus hogares.

Rojas se refirió a la cantidad de carteles que la oligarquía había hecho pegar en las paredes de las ciudades colombianas sobre la masacre de los estudiantes en 1954 y evocó el nombre del general Navas Pardo como responsable de esos acontecimientos, y que sin embargo no había sido judicializado. Rojas enfatizó en su reiterada posición frente al costo de vida: "Aunque les duela al señor Presidente y a los economistas jóvenes y viejos, vuelvo a decir que vamos a rebajar el costo de vida para que esta situación sea menos angustiosa en el hogar humilde". En una lúcida salida oratoria, oportuna para defenderse de todo tipo de acusaciones dijo: "Vamos a gobernar con eso que ellos llaman democracia pero que no lo aplican... ¿qué es un gobiemo tiráni­co?, se preguntó. El gobiemo que gobiema para unas pocas familias, como este que llaman del Frente Nacional. Por eso, vamos a remediar la explotación en que viven los transportadores, los agricultores, todos en general".

Los discursos que se escucharon en la Plaza de Bolívar sintetizaban toda una propuesta política en beneficio de las economías pequeñas y medias. A favor de un desarrollo de la infraestructura del país y de impulsar la construcción de un Estado Nacional acorde con los nuevos tiempos. No hubo improvisaciones programáticas ni teóricas. Se trató de la reiteración y reafirmación de tesis consabidas, lo mismo que de la confirmación de una comunión entre un pueblo que estaba seguro de que Rojas les solucionaría sus problemas por la vía de la austeridad, el abaratamiento del costo de vida y el desarrollo de un país del que disfrutaran no unos pocos sino todos y un candidato que se legitimaba sólo en el pueblo. Por eso, no era una coyuntura de corto plazo de la que hacía uso el General en la Plaza de Bolívar. Reiteró cada una de sus prédicas como siempre lo hacía y con el acostumbrado énfasis:

Ante esta estatua del Libertador digo que vamos a apoyar con dinero al colono fronteri­zo para que haga patria, para que viva bien, para que lleve con dignidad la bandera nacional [...] vamos a mermar los impuestos, porque el pobre no se puede quitar el pan de la boca para que se convierta en el dólar turístico que gastan los políticos. Y se va a acabar el negocio de la educación, no más cambio de textos, no más costosos uniformes [...] vamos a convertir los cuarteles en escuelas, en colegios, en universidades. Vamos a con­vertir nuestros batallones de infantería en batallones de construcción para que los sol­dados regresen al campo a modernizar las casas de sus padres, las del campesino, las de la gente que vive abandonada parece que de Dios y de los hombres [...]. El dinero que venga de fuera entrará a Colombia pero no saldrá de los bancos nacionales. Vamos, sí a dar garantías al capital, porque de lo contrario no hay garantías para el trabajo. Pero lo que sí deben saber estos señores de las oligarquías es que se acabaron los enriquecimientos ilícitos y rápidos de las influencias telefónicas. El serrucho, los negociados, se van a acabar [...]. En cada municipio, en cada gobernación, en cada ministerio y con dirección central en la Presidencia de la república, estará la oficina de reclamos a donde el pueblo libremente llegue a poner sus quejas contra la incapacidad o la arbitrariedad de las auto­ridades, contra las venganzas que se ejerzan, para que yo destituya de inmediato al fun­cionario responsable y pueda así proteger al pueblo.

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Finalmente Rojas en tono exaltado llamó a votar. El éxito de la manifestación de la ANAPO el cuatro de abril en Bogotá hizo volcar a miles de ciudadanos a los coman­dos centrales en busca del carné de militante. Los editores de Aíerta explicaron tal avalancha así: "Ser rojaspinillista ya ha dejado de ser el crimen que creían los oligarcas, para convertirse en el honor de pertenecer a un movimiento triunfante que se dirige hacia el poder, sin que haya fuerza humana que lo impida"38.

Esta manifestación no significó el cierre total de la campaña. En los días siguien­tes, se celebraron grandes manifestaciones en Tunja, Bucaramanga y la región del Guavio. La estrategia de los últimos días de la campaña de la ANAPO estuvo consagra­da a la captación del voto joven. Desde la manifestación de cierre de Bogotá el eco­nomista de la Universidad Nacional Héctor Hernando Ruiz, a través de un discurso saturado de patriotismo boyacense llamó a la juventud colombiana a adherir a Rojas. Enseguida se configuraron comandos universitarios en las universidades Nacional, Extemado de Colombia, La Gran Colombia, Javeriana, Colegio Mayor del Rosario, Los Andes y Distrital. Un cartel que mostraba la huella de un pie con un letrero que rezaba Marchamos con Rojas distinguió la convocatoria a la juventud,

8. Las últimas adhesiones

La única organización laboral que apoyó la candidatura de Rojas fue el Sindicato Nacional de Choferes de Colombia. Su presidente, Tancredo Herrán, exhortó al obrerismo colombiano a respaldar al candidato de ANAPO con la justificación de que de llegar al poder éste impondría un control estatal a las importaciones, lo que pre­suntamente abarataría los repuestos39. Herrán fue incluido en el tercer renglón como suplente de Marco A. Castaño en la lista de la ANAPO liberal a la Cámara por Cundi­namarca40. Mientras Castaño había llegado directamente desde el MRL, Herrán lo hacía desde el MRL del Pueblo, es decir desde el Partido Comunista que reaccionó así: "Al no ser incluido en el reglón electoral de sus apetencias, se trasladó con el pecado y sin el género de las toldas del MRL del Pueblo a las toldas de los cuarteles de Rojas. Especuló con el respaldo electoral de sus antiguos compañeros y con el apoyo del Sindicato Nacional de Choferes. El ciudadano de marras no se representa sino a sí mismo y por eso no logró llevarse a nadie en su precipitada fuga hacia ese movimiento de derecha. Tancredo es solo Tancredo".41

Los comerciantes de la Galería Antonio Nariño de San Victorino adhirieron tam­bién al general Rojas:

[...] así como nuestro vivo esfuerzo y nuestra esperanza es el trabajo, así mismo nos sumamos con todas nuestras fuerzas y espíritu de hombres y mujeres sinceros que desean ardientemente verlo en el solio de los Presidentes, defendiendo nuestros derechos y el

38. Alerta, abril 9 de 1970, p. 1. 39. Tancredo Herrán hacía parte de la plana mayor del MRLP. Era el suplente en el Congreso de

Gerardo Bernal. Sobre su traslado a las toldas anapistas véase: Voz Proletaria, abril 2 de 1970, p. 3. 40. Alerta, marzo de 1970, p. 2. 41. Voz Proletaria, abril 2 de 1970, p. 3.

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trabajo de ciudadanos: porque comprendemos que nuestra esperanza y nuestra reden­ción, está en vuestras manos, tal como usted lo ha dicho y lo ha asegurado infinidad de veces en sus elocuentes discursos42.

A su vez, el candidato de la ANAPO recibió personalmente en su residencia la adhesión de un grupo de pequeños industriales y empresarios perteneciente a la Asocia­ción Colombiana de Pequeños Industriales. Por otra parte, eí Movimiento de Izquierda Cristiano, una disidencia del Partido Demócrata Cristiano, adhirió también a Rojas:

...estamos convencidos, el general Rojas es el único capaz de romper este sistema plutocrático e irresponsable, al que combatimos denodadamente: por ser Rojas Pinilla instrumento para librarnos del yugo imperialista y de los monopolios oligárquicos y fundamentalmente, porque el general Rojas tiene al pueblo en su favor, lo que es indiscu­tible, y lo que está con el pueblo es con la Democracia Cristiana43.

Las dos grandes confederaciones -UTC y CTC- dividieron su respaldo así: el Presi­dente de la primera respaldó a Betancur y una mayoría considerable de afiliados a la ere declaró apoyar a Pastrana. Sourdís a su vez manifestaba estar respaldado por sindicalistas de la costa Atlántica.

El cinco de marzo y el nueve de abril Rojas hizo uso de su espacio televisivo para reafirmar sus tesis de demagogia social. Ofreció bajar el precio de la droga, suprimir los impuestos, facilitar la adquisición de maquinaria agrícola, semillas y abonos, lo que a su parecer redundaría en la baja en el precio de los víveres y puso a Dios por testigo de que no tomaría represalias en su gobiemo contra nadie. En la segunda intervención fue categórico en manifestar que Dios ya lo tenía dispuesto y que el siete de agosto el poder pasaría de las manos de la oligarquía a las del pueblo liberal y conservador44.

En tono más reposado, cuando se expresaba por su columna Habla María Eugenia, la dirigente se detenía a explicar el sentido de las propuestas económicas de la ANAPO.

Llamaba a la austeridad en el gasto público. Le preocupaba que el país se desbocara por el consumismo y las formas del mercado que hacían más cara la vida. Rechazaba los lujosos empaques lo mismo que la tendencia del colombiano medio a cambiar de carro y de enseres domésticos anualmente. Rechazaba la posibilidad de la televisión a color y la ropa de marca. Proponía el vehículo único como medio de transporte, que consumiera ACPM y se adaptara a las agrestes condiciones de la geografía colombiana y de fácil adquisición para todos los nacionales45. MER además intervenía por Radio Latina en el radioperiódico Habla María Eugenia que se transmitía en tres emisiones diarias. Para ella, el país debería producir lo que el pueblo esencialmente necesitaba, procurando de esa manera sustraer a los colombianos del consumismo que amenazaba someterlos.

Una ardua e intensa labor desarrollaron los líderes anapistas a lo largo y ancho de Cundinamarca. El sur recibía con entusiasmo una y otra vez al liderazgo departamen-

42. Aleña, abril 12 de 1970, p. 9. 43. Aleña, abril 16 de 1970, p. 9. 44. Ver prensa nacional del 6 de marzo y 10 de abril de 1970. 45. Véase Aíerta, marzo 18 de 1970, p. 3.

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tal del movimiento. Contingentes de personalidades de los dos partidos tradicionales se trasladaban con sus seguidores y con su infraestructura a las toldas de la ANAPO, como en el caso de Girardot donde los periodistas Leo César Diago y Alexis Gutiérrez pusieron a disposición de la propaganda del anapismo a El Vocero, uno de los principa­les periódicos de la región. Los últimos días de la campaña los jefes nacionales con­centraron sus esfuerzos en las zonas para las cuales habían sido designados. Arturo Villegas Giraldo le puso especial atención a la cooptación y organización del liberalis­mo tolimense y Hernando Forero Gómez a la del conservatismo de la misma región.

José Ignacio Giraldo aconsejó a toda la militancia del Valle del Cauca levantarse a las cinco de la mañana para que a las seis estuviera lista a marchar en escuadras sobre las concentraciones electorales. El dirigente prevenía de esta forma las defi­ciencias que pudieran haber en materia de transporte, pues se preveía una avalancha de sufragantes. Recomendaba además que escuadrones de hombres y mujeres debían montar guardia y relevarse alrededor de las mesas de votaciones "para tomar todas las medidas que sean indispensables a fin de reprimir las tentativas de violencia, fraude o coacción, que está impartiendo el directorio pastranista"46.

46. Aíerta, abril 16 de 1970, p. 5.

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