Capítulo 3, 'La economía mundial actual, crisis y ajuste' (1)

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    1. El estallido de la crisis1.1. La evidencia de la crisis1.2. El carcter de la crisis: ms all de la coyuntura y de los "ciclos"

    2. La respuesta del capital a la crisis: el ajuste fondomonetarista2.1. El ajuste como respuesta a la crisis2.2. El papel del FMI y la universalizacin del ajuste

    3. Los planes de ajuste: teora y aplicacin3.1. Aspectos tericos y marco general del ajuste3.2. Los ejes del ajuste: privatizacin, desregulacin y apertura externa

    3.2.1. Privatizacin3.2.2. Desregulacin3.2.3. Apertura

    3.3. La otra cara del ajuste: su dimensin poltica4. Resultados de las polticas de ajuste

    4.1. Destruccin econmica4.2. Regresin social

    5. Significado del ajuste: salida de la crisis o profundizacin de las contradicciones?

    La secuencia que vincula la crisis y el ajuste "fondomonetarista" define la evolucin dela economa mundial en el perodo reciente. Este tercer captulo se dedica a estudiar dichasecuencia. Para ello, tras mostrar la constatacin emprica de la crisis y abordar su carcter, seanaliza la aplicacin de las polticas de ajuste incluyendo una referencia al papel de la teora enellas. Se concluye con la evaluacin de sus implicaciones as como de su significado estructural.

    1. El estallido de la crisis

    En la segunda mitad de los aos sesenta comienzan a aflorar algunos elementosindicativos de las dificultades que encuentra la economa capitalista para mantener el ritmo decrecimiento de los aos anteriores. El agravamiento de esas dificultades deriva en los primerosaos setenta en la explosin de una profunda crisis, manifestada en multitud de indicadores:estancamiento de la produccin, la inversin y la productividad, inflacin, desempleo,desequilibrios internacionales (comerciales, financieros y monetarios), etctera.

    Las expresiones ms significativas de esta explosin fueron la declaracin de quiebra

    Captulo 3

    La economa mundial actual:

    crisis y ajuste (Xabier Arrizabalo Montoro)

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    Una consecuencia inmediata de esto es el incremento de la tasa de desempleo en estos pases. En los aos 1973-79 el promedio ser del 5,2 (6,7% en EEUU y 7,2% en Canad) contendencia creciente, especialmente en los pases europeos (ibdem, 21). Segn datos de laOCDE, slo en el sector siderrgico se pas de 1.950.000 empleos en 1974 a 1.625.000 en 1980(Gill; 1983, 365).

    Un elemento novedoso de este perodo es la coexistencia de estancamiento e inflacin,lo que dar lugar a la expresin "estanflacin". Efectivamente, de modo simultneo a ladesaceleracin del crecimiento se observa una marcada tendencia a la elevacin del nivelgeneral de precios en las economas de la OCDE, que se sitan en el 10,0% promedio entre1973 y 1979 (ibdem, 22).

    El aumento de la inflacin surge como consecuencia de la dursima pugna que seestablece entre los distintos sectores por la generacin de ganancia y, sobre todo, por suapropiacin. En un contexto en el que el circuito parasitario D-D' revalida su enorme auge yaexplicado anteriormente.

    En el desencadenamiento de la crisis, otro factor importante es la dislocacin monetariay financiera internacional. La cual, a su vez y unida a los anteriores, va a influir de forma claraen la desaceleracin del ritmo de crecimiento del comercio internacional que en la dcada de lossetenta crecer a un ritmo promedio anual del 5% frente al 8,5% del decenio anterior (ibdem,24).

    Sin embargo, el factor determinante de la crisis radica en la cada de la rentabilidad delcapital (o tasa de ganancia) en el terreno productivo. Segn Gauthier (tomado de Torres; 1995,51), en EEUU la tasa de ganancia disminuy del 12,7% en 1966 al 3,5% en 1975 mientras enFrancia, en promedios anuales, cay en el perodo 1973-80 un 1,6% frente a un crecimiento del0,5% en 1964-73.

    En el marco de las relaciones de produccin capitalistas, la rentabilidad de los distintosusos posibles del capital constituye el nico criterio que se toma en consideracin para decidir a

    cul de ellos dirigir los capitales. La prdida de ganancia de la inversin productiva intensificarla tendencia a destinar una parte considerable de ellos al mbito financiero-especulativo. Entodo caso, a la cuestin relativa al papel del deterioro de la rentabilidad en la crisis, medular para comprender el funcionamiento del capitalismo actual, se volver en el apartado siguiente.

    1.2. El carcter de la crisis: ms all de la coyuntura y de los "ciclos"

    Durante los primeros aos posteriores al estallido de la crisis, las interpretaciones"oficiales" sostenan que sta era de carcter coyuntural. Es decir, se tratara de un mero traspistemporal atribuible a los problemas del sistema monetario internacional y/o a los choques petrolferos. Sin embargo, las causas de la crisis hundan sus races en fenmenos mucho ms profundos.

    Como explican Cize y otros (1990, 151),"Las condiciones de valorizacin del capital, que haban comenzado a deteriorarse despus

    de mediados de los aos 60, estn siempre orientadas a la baja. En los Estados Unidos y en los principales pases capitalistas, la parte de los beneficios en el valor aadido bruto y las tasas derendimiento del capital fijo bruto descienden (...).

    Es en este contexto de doblegamiento de la rentabilidad del capital en el que laconcurrencia entre los grupos capitalistas se agudiza, y en el que los trusts petrolferos dejan subirlos precios del petrleo en 1973. Hay que resituar el 'choque' petrolfero en un contexto inflacionistamundial de lucha reforzada por la distribucin y la redistribucin de la plusvala mundial. Los

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    generan, haciendo posible lareanudacin de la acumulacin" 1.Adems de pretender conceptualizar a la crisis como coyuntural tambin se la ha

    definido como cclica. La discusin sobre los ciclos largos en la economa capitalista ha sidofrecuente y polmica. Entre los autores que afirman la existencia de estos ciclos de en torno a40/60 aos (20/30 aos en su fase ascendente y otros tantos en la descendente) se encuentranKondratieff o Mandel (aunque ste denomina a cada fase "onda larga", dos ondas constituyen,de hecho, un ciclo).

    Aparte de las dificultades tcnicas para corroborarlos empricamente por la carencia de bases estadsticas de largo plazo fiables y detalladas, hay dos aspectos centrales para cuestionarde raz estas teoras.

    En primer lugar, el de que incluso considerando la existencia de fluctuaciones que danlugar a perodos ascendentes y descendentes en el devenir histrico del capitalismo, stas noaseguran la perpetua reproduccin del sistema en el tiempo que pudiera hacer correcto el uso deltrmino "cclico". Esto es as debido a que la resolucin de las crisis que reordenan elfuncionamiento del sistema capitalista, no responde a ningn esquema lineal de tipocronolgico, ni, por supuesto, a ningn mecanismo automtico.

    Y de cualquier manera, en segundo lugar, porque la forma que toman los perodos decrecimiento y recesin estn directamente vinculados a la propia evolucin histrica,cuantitativa y cualitativa, del marco general, es decir, de la economa capitalista mundial. Porello, incluso la existencia de elementos compartidos en los distintos perodos de crisis (o deauge) no elude el carcter peculiar y nico (en definitiva, histrico) de cada uno de ellos. Enltima instancia, una concepcin cclica de la economa (en el sentido expuesto) es ahistricacuando, como se ha expuesto en la presentacin, el carcter histrico de los procesos sociales esuna de sus notas caractersticas bsicas.

    En consecuencia, la crisis que se analiza no es un fenmeno explicable por elcomportamiento cclico de la economa capitalista ... que no existe como tal en la realidad. Por

    eso, se conceptualiza la evolucin histrica del capitalismo como irregular y no como cclica2

    .Es importante resear que la discusin acerca de los ciclos de largo plazo no es unacuestin balad. Las interpretaciones que plantean su existencia sostienen implcitamente laviabilidad de una nueva fase de auge capitalista, es decir, de una reedicin del carcter progresivo (en el sentido, fundamentalmente, del potencial desarrollo de las fuerzas productivas) del que en una poca dispuso. Tendencia contraria a los procesos de destruccin deellas que se experimentan en la actualidad: desempleo, cierre de explotaciones industriales,ganaderas, agrcolas, pesqueras, etctera3.

    En efecto, como se expondr seguidamente, la propia crisis incorpora los elementos quellevan a su reproduccin. Especialmente, a travs de la orientacin masiva de capitales a losmercados financieros, lo que dispara la liquidez internacional ... detrayendo recursos de laeconoma real ... de la que se nutre (en realidad, de la que parasita) la economa de laespeculacin. Precisamente esta elevada liquidez -"oferta de crditos"- est en el origen de lo

    1 Para un anlisis detallado de las crisis capitalistas as como de las distintas interpretaciones no "ortodoxas" puede verse Gill (1996, 567-625 y 784-789). 2 Una excelente referencia sobre este tema la constituye el texto de Day titulado "La teora de los grandes ciclos: Kondratieff, Trotsky y Mandel" en

    IZQUIERDO, Manuel P. (1979);Los ciclos econmicos largos. Una explicacin de la crisis? , Akal, Madrid (197-222). En realidad, el planteamiento "pro-cclico" se basa en ltima instancia en algo tan simple como que despus de tocar fondo necesariamente se pasa a crecer. Ni siquiera esto es cierto. Como sueleexpresarse grficamente: "hemos tocado fondo ... pero seguimos escarbando!".

    3 No debe olvidarse que, a su vez, esta posicin tiene tambin las implicaciones polticas que se exponen en el primer captulo.

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    que posteriormente conformar la crisis de la deuda externa de los pases subdesarrollados. Y la poltica que se adopta frente a la crisis, el ajuste fondomonetarista, no slo no va a resolverlasino que intensificar las contradicciones que la explican por la destruccin econmica que provoca. Una materializacin importante de esto es el resurgimiento de problemas recurrentesde realizacin (de demanda).

    Todo ello deriva de la aplicacin estricta de la lgica capitalista de bsqueda de la mayorganancia, en un contexto en el que la rentabilidad de la inversin productiva siguedeteriorndose. Segn Armstrong y otros (tomado de Torres, 1995, 73), el beneficio en los pases de la OCDE presenta una tasa de crecimiento negativa, tanto en el perodo 1960-73 (-2,8% en promedio anual) como en el 1973-89 (-0,9%).

    Por eso, la crisis supone la quiebra del perodo de crecimiento del perodo posblico quese ha calificado no como "edad de oro" del capitalismo sino como "huida hacia delante". Endefinitiva, la crisis supone la quiebra del intento de revertir la situacin de crisis crnicasubyacente a lo largo de todo el siglo XX. La crisis es la expresin de la cada de la tasa deganancia basada, crecientemente, en la esfera de la circulacin: en el predominio del capitalfinanciero, en la preponderancia de la exportacin de capitales sobre la de productos, en larelativa autonoma de los circuitos financieros respecto a los de produccin de mercancas, en larenta de monopolio, en las relaciones de dominacin entre Estados y en el componenteespeculativo por sobre el componente productivo. Es decir, no se trata de una crisis capitalistams. Es la crisis del imperialismo, de la fase suprema del capitalismo.

    Hasta aqu se han expuesto los aspectos fundamentales relativos al estallido de la crisis ysu evolucin durante los aos setenta, haciendo un apunte sobre su carcter. A continuacin seanaliza el transcurso de las dcadas de los 80 y los 90 caracterizadas por la adopcin de planesde ajuste en respuesta a la crisis, para concluir volviendo a la discusin sobre el carcter de lacrisis con el estudio del significado de dichas polticas.

    2. La respuesta del capital a la crisis: el ajuste fondomonetarista

    En los aos setenta no se produjo un cambio radical de orientacin en la polticaeconmica para hacer frente a la crisis. El arraigo de las polticas predominantes en los aos 50y 60, la confianza en que la crisis fuera pasajera y la fortaleza de las organizaciones sindicales lodificultaba4. Sin embargo, la dcada de los ochenta se inicia con cambios importantes. Lallegada al gobierno de Thatcher en Gran Bretaa (1979) y de Reagan en EEUU (1980) suponeun marcado punto de inflexin porque consolida el intento de respuesta estructural a la crisis.Intento al que, bajo la tutela del FMI y el BM, se adhieren impecablemente gobiernos dedistintas definiciones ideolgicas.

    2.1. El ajuste como respuesta a la crisis Como se ha sealado, el estallido de la crisis es la ruptura del marco preexistente de

    valorizacin del capital y su expresin es la cada de la tasa de ganancia. Este estallido no esrepentino sino que viene anunciado por la existenca previa de dificultades crecientes para la

    4 Este ltimo punto es muy importante. De hecho, la profundizacin del ajuste en los 90 se encuentra con ellas como obstculo. Por eso, como se ver msadelante, uno de los objetivos prioritarios de las polticas de "acompaamiento" del ajuste es el de debilitarlas.

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    realizacin de la ganancia en el terreno productivo (en la "economa real"), es decir, para larealizacin del circuito D-M-P-M'-D'. La orientacin de los capitales hacia la especulacin,circuito D-D', agudiza las dificultades haciendo an ms profunda la crisis.

    La reproduccin econmica necesita la produccin de ms valor puesto que en el proceso D-D' no se produce incremento de valor, sino nicamente su apropiacin (dado que este proceso vive del otro, al que parasita). Por ello, la persistencia y profundizacin de la crisis, delas dificultades de valorizacin, obliga al capital a tratar de obtener una mayor ganancia en elcircuito productivo (para hacer atractiva la inversin de recursos en ella y, sobre todo, paragenerar la ganancia que nutre a la especulacin). El mecanismo que se dispone para ello es laadopcin de medidas tendentes a recomponer el espacio de ganancia.

    El conjunto de estas medidas es lo que se conoce como polticas de ajuste. Sus ejescentrales son la privatizacin, la desregulacin y la apertura externa (todo ello traducido enrecortes sociales).

    Esta cuestin es resumida de forma elocuente por Cize y otros (1990, 151):"Pero restaurar las condiciones de valorizacin del capital impone destruir los capitales

    insuficientemente rentables, reducir una parte considerable de los costes de produccin, dicho de

    otro modo, incrementar la explotacin del trabajo. Se trata tambin de modificar la intervencin del Estado: las subvenciones a los sectores juzgados no rentables deben ir a los sectores rentables. Todolo que aos de lucha haban arrancado a los clculos estrechamente privados, debe regresar a laesfera de la rentabilidad financiera: escuela, sanidad pblica, transporte colectivo, audiovisual,correos y telecomunicaciones, viviendas de proteccin social ..." .El objetivo de estas medidas que conforman los planes de ajuste es la citada

    recomposicin de las condiciones que permiten la valorizacin del capital. Para ello, se tratan deutilizar dos mecanismos. Por una parte, la ampliacin de los espacios de acumulacin yganancia a costa del sector pblico (mediante las privatizaciones) y de la ruptura de los marcosregulatorios nacionales (a travs de la apertura y desregulacin externa). Por otra parte, elensanchamiento de los mrgenes de ganancia en todos los sectores (va recortes sociales,

    desregulacin laboral, etctera).En definitiva, lo que buscan estas polticas es la recuperacin de la tasa de ganancia(ampliar la diferencia entre D' y D) a travs del abaratamiento del componente FT (fuerza detrabajo) en M. Es decir, del aumento de la explotacin, de la reduccin del salario real. Elsalario real no es una cuestin individual sino una relacin social. No es slo el salario nominalcorregido por la inflacin sino que incluye tambin todos los distintos tipos de remuneraciones,directas o indirectas, presentes o futuras, de que disponen los trabajadores en una sociedad. Y,en concreto, el salario diferido (pensiones) y el salario indirecto (acceso gratuito o subsidiado aservicios sociales como educacin, sanidad, telecomunicaciones, transporte colectivo, etctera).Por eso, los distintos componentes del ajuste tienen un objetivo ltimo comn: la reduccin delsalario. Va la deslocalizacin facilitada por la apertura externa, la introduccin de la lgica

    privada en sectores como la educacin, la sanidad o las pensiones, la desregulacin laboral o losrecortes sociales directos, los resultados perseguidos son los mismos.En los apartados 3, 4 y 5, tras estudiar el papel que juega la teora en relacin al ajuste,

    se va a analizar con cierto detalle su aplicacin, sus resultados y su significado estructural. Loque s conviene recalcar es que su implantacin no es una cuestin meramente circunstancialsino que obedece de forma directa a la bsqueda de una respuesta a la persistencia de la crisis.

    2.2. El papel del FMI y la universalizacin del ajuste

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    Los organismos financieros y monetarios internacionales (FMI y BM) tienen unaresponsabilidad directa en la aplicacin de las polticas de ajuste. En el captulo primero se havisto que uno de los pilares del orden econmico de posguerra acordado en Bretton Woods erael poder atribuido al FMI ya que, bajo la forma de control de la estabilidad monetaria y delequilibrio de las cuentas externas de los pases, se le habilitaba para imponer y controlar polticas de ajuste. Comoquiera que la explicacin que dan de los desequilibrios externos es laexistencia de un exceso de absorcin (de gasto nacional, de demanda) basado en aumentos de laoferta monetaria sin base real, lo que a su vez provoca inflacin, el FMI vincular laestabilizacin al ajuste (Lichtensztejn y Baer; 1986, 63-82).

    A pesar del control estadounidense de estos organismos, hasta el estallido de la crisis fueEEUU directamente quien, en la prctica, llev el mayor peso en la gestin de las relacioneseconmicas internacionales, relegando a estas instituciones a un papel secundario. Sin embargo,a partir del inicio de la dcada de los ochenta son el FMI y el BM quienes pasan a desempearun papel protagonista.

    Cronolgicamente, este cambio se vincula en primer lugar a la renegociacin de ladeuda externa de los pases endeudados, tanto de los subdesarrollados como de los del bloquede la ex-URSS (o Consejo de Ayuda Mutua Econmica, CAME) bajo la clusula decondicionalidad del FMI5. Y, tras la cada de los regmenes del CAME, se reforzar muyactivamente con la adopcin de polticas abiertamente orientadas a la restauracin de relacionesde produccin capitalistas en estas economas6.

    Pero no es nicamente en los pases subdesarrollados y en los del antiguo CAME dndese van a aplicar las polticas de ajuste. Tambin en las economas desarrolladas se implantan.Sin embargo, en ellas el papel del FMI/BM es distinto. La capacidad de imposicin, de tutela,que tiene en los pases subdesarrollados no la tiene igual en ellos. Este punto es importante.

    La aplicacin del ajuste en los llamados pases desarrollados tiene relacin directa con la pugna competitiva entre ellos. Por eso, su regulacin intenta coordinarse/imponerse por el

    imperialismo dominante, el estadounidense, en otros foros: la OCDE o el Grupo de los 7. No obstante, en este terreno se est produciendo una intensificacin de la intervencindel FMI en Europa occidental, mostrando su subordinacin a EEUU. Por ejemplo, en losinformes sobre la necesidad de "flexibilizacin" o desreglamentacin del mercado de trabajo (enrealidad, de destruccin y liquidacin del proceso histrico de consolidacin legal de lasconquistas obreras). De manera que comienzan a percibirse intentos de una mini-tutela del FMIen la UE. Este tema es retomado en el apartado 4.2 del captulo cuarto.

    En todo caso, lo cierto es que actualmente se aplican polticas de ajuste en todas lasreas del mundo. Imponindose desde distintos foros y con distintos ritmos en sumaterializacin por las resistencias que generan (es decir, por la lucha de clases). Polticas que, a

    5 La "ayuda" del FMI para la renegociacin de la deuda"est subordinada a la adopcin por los pases deudores de medidas correctivas" (Discurso deJacques de Larosire, ex-Director General del FMI, reproducido en el Boletn del FMI, 14/6/82). Es, por tanto, una ayuda condicional:"la condicionalidad serefiere a la obligacin, impuesta por el Fondo a los pases miembros que desean recurrir a sus recursos, de adoptar las polticas de ajuste econmico (...). Elvncul o entre el financiamiento y el ajuste esten el centr o de la condicionalidad" (Boletn del FMI, 15/3/1982). Ambas citas estn tomadas de Cize y otros(1990, 36).

    6 Pero no debe olvidarse que las polticas de ajuste ya estaban aplicndose en estos pases antes de la cada del muro de Berln en 1989. Lo cual no essorprendente considerando la poltica de colaboracin que mantenan desde mucho tiempo atrs, su creciente vinculacin a la economa capitalista mundial (quecuestiona de raz cualquier pretensin relativa a la existencia de dos "estructuras econmicas mundiales") e incluso la observacin de los currculos de la mayorade los actuales gobernantes de estos pases.

    Al fin y al cabo, el propio FMI pona a Ceaucescu como ejemplo de gobernante responsable porque, merced a la imposicin de un dursimo plan deajuste, Rumania pagaba deuda. Camdessus, actual Director Gerente del Fondo, lo reconoci en una convulsa conferencia pronunciada en Madrid en diciembre de1994, aunque aclar tambin que era porque Ceaucescu les engaaba con los datos (?). Por supuesto, solamente el grave deterioro social y el marco polticodictatorial no hubieran sido obstculo para seguir sealndolo como ejemplar.

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    travs de la privatizacin, la desreglamentacin y en parte la apertura (en parte, porque enrelacin a ella hay diferencias muy importantes entre reas por la propia competenciainterimperialista) buscan la reduccin del costo del trabajo para la recuperacin de espacios devalorizacin del capital (en gran medida mediante el instrumento clsico del "ejrcito industrialde reserva", es decir, el desempleo pero tambin el empleo precario o subempleo).

    En este caso, la explicacin que se da es, adems de los desequilibrios externos enalgunos casos, la necesidad de luchar contra la inflacin y el dficit pblico as como la mejorade la competitividad.

    De cualquier manera, es muy importante tener en cuenta que, bajo la coartada de los problemas en la balanza de pagos, de los aumentos del nivel de precios o de los desequilibriosen las cuentas pblicas, las que se ponen en marcha son polticas que persiguen unatransformacin estructural de las economas que permita la recomposicin del espacio devalorizacin del capital. Es decir, hay que diferenciar las argumentaciones de carcter puntual,relativamente especficas en cada caso, y la cuestin de fondo que subyace en todos ellos: la persistencia de la crisis.

    Un punto de debate actual en la Unin Europea (UE) ejemplifica muy bien este tema.Desde la aprobacin de los acuerdos de Maastricht en 1991, la excusa para la aplicacin delajuste es el cumplimiento de los criterios de "convergencia" que tericamente debe conducir enenero de 1999 al "euro" como moneda nica. Sin embargo, ya se comienza a plantear lanecesidad de asegurar el mantenimiento del ajuste incluso posteriormente. Concretamente se propone que el tope mximo de dficit pblico respecto al PIB del 3% (uno de los cincocriterios), se reduzca en los aos siguientes por debajo de un tope del 1%.

    Resumiendo, las polticas de ajuste no surgen, obviamente, de forma casual sino comointento estratgico de respuesta a la crisis. Su consolidacin se produce a escala mundial, esdecir, se universaliza su aplicacin. En este proceso las instituciones de Bretton Woods, FMI yBM, desempean un papel central tanto en los pases subdesarrollados y del antiguo CAME

    como en los pases llamados desarrollados.

    3. Los planes de ajuste: teora y aplicacin

    Contextualizadas las polticas de ajuste en cuanto a su origen y objetivo general, acontinuacin se va a detallar su contenido ms preciso para poder evaluar posteriormente susresultados y significado. Ms concretamente, se trata de responder a las siguientes cuestiones:qu marco terico da cobertura a las polticas de ajuste y cmo lo hace?, cmo se materializasu aplicacin? y, para ello, qu requisitos necesitan en el plano poltico?

    3.1. Aspectos tericos y marco general del ajuste

    En el mbito de las llamadas ciencias sociales la teora juega un papel peculiar. Como yase ha dicho en la presentacin, el anlisis neutral no existe y, en la prctica, las recomendacionestericas no son sino la racionalizacin -generalmente a posteriori- de intereses determinados.Por ejemplo, por qu Smith en su obra "Una investigacin sobre la naturaleza y causas de lariqueza de las naciones", publicada en 1776, llega a la conclusin "terica" de que los pasesdeben liberalizar su comercio internacional? Sencillamente, porque en esa poca, el mayordesarrollo (la mayor productividad) industrial de Gran Bretaa le permite a la burguesa

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    britnica inundar con sus productos los mercados exteriores ... a condicin de que disminuyanlos obstculos al comercio internacional (es decir, la propuesta de Smith). Este mismorazonamiento es aplicable a las polticas recomendadas por Keynes en la "Teora general sobrela ocupacin, el inters y el dinero" en 1936, por Prebisch en sus primeros textos en la CEPALentre 1949 y 1951, etctera.

    Por otra parte, incluso en los casos de mayor identificacin explcita de una polticaeconmica con las recomendaciones de una teora, cuando los intereses de los sectoresdominantes chocan con stas, son aquellos los que prevalecen. Ejemplos de esto se puedenencontrar en los numerosos episodios de intervencin estatal en Chile durante la dictadura dePinochet (que era asesorada personalmente por "aspticos" tericos "anti-intervencionistas"como Friedman o Harberger). O en la privatizacin de empresas pblicas rentables cuando sedeclara tener por objetivo la reduccin del dficit pblico7.

    En el caso de las polticas de ajuste, el FMI no reconoce adscripcin a ninguna teora.Sin embargo, el referente terico fondomonetarista subyace claramente en las "cartas deintenciones" que acuerda con los gobiernos. Aunque a lo largo de su historia se han producidoalgunos cambios, stos se han dado por circunstancias externas al propio FMI (como con laruptura del esquema de paridades fijas).

    En el perodo reciente, el FMI ha sintetizado aportaciones tericas diversas con el objetode suministrar una cobertura terica a la aplicacin de las polticas que demanda la situacin decrisis. Como explican Lichtensztejn y Baer (1986, 70-71),

    "El resultado final de la integracin de esas diferentes (aunque no antagnicas)aproximaciones tericas, podra sintetizarse en los siguientes trminos: el dficit de la balanza de pagos y la inflacin son desequilibrios generados por una capacidad de demanda (deseo de comprarapoyado con dinero y crdito) superior a las posibilidades inmediatas de la oferta interna y lacapacidad para importar, que induce descensos de las reservas monetarias internacionales" .Esta sntesis har que las polticas de estabilizacin y las de ajuste (en principio ms

    centradas, respectivamente, en la lucha contra los desequilibrios internos -inflacin y dficit

    pblico- y los externos -desequilibrios en la balanza de pagos-) tiendan a confundirse en unasola. Esto genera contradicciones importantes como los efectos inflacionarios derivados de lasdevaluaciones aplicadas para intentar atajar los dficits comerciales.

    En definitiva, el diagnstico en el que se apoya el FMI para la aplicacin de las polticasde ajuste se encuadra en el paradigma neoliberal que se consolida como dominante frente alkeynesiano previo. Su fundamento principal consiste en la consideracin de que la"competencia perfecta" de los agentes econmicos, a travs de su "libre" participacin en elmercado, permite llevar a ste al equilibrio (en realidad, volver al equilibrio inicial) asegurandola mayor eficiencia posible. De manera que toda intervencin estatal, al alterar el libre juego delas fuerzas de mercado, impide el logro de dicho equilibrio. Las ideas que subyacen son las de la"mano invisible" de Smith y el "equilibrio general" de Walras8. Resumiendo (ibdem, 74),

    "el enfoque que subyace en las polticas de estabilizacin que postula el FMI concibe el dficit de labalanza de pagos y la inflacin como un fenmeno circunstancial originado en una falla o desvo del funcionamiento econmico estimado normal; esto es, en condiciones de equilibrio y estabilidad bajoel supuesto de mercados que operan en competencia perfecta. La responsabilidad en el origen deesas distorsiones monetarias, que se expresan en una sobrevaluacin cambiaria, un exceso dedemanda global y una excesiva expansin crediticia, se adjudica en definitiva al errneo manejo de

    7 Kaldor afirma que el monetarismo es una"justificacin ideolgica de las medidas antisociales" (tomado de Torres; 1995, 154). Sobre este tema puede verseArrizabalo (1995; 165-170).

    8 Este tema se encuentra desarrollado con mayor detalle en Arrizabalo (1995; 123-137).

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    las polticas econmicas que impiden el libre funcionamiento de los mercados" .Sobre la base de la teora liberal clsica, en este paradigma se funden el monetarismo y

    la economa de oferta (incluyendo la teora de las decisiones pblicas o "public choice" y la delas expectativas racionales).

    Los autores monetaristas (Friedman) y neomonetaristas o de la "nueva macroeconomaclsica" (Lucas, Barro) parten de la teora cuantitativa del dinero, segn la cual un aumento en lacantidad de dinero lleva a un aumento de la misma proporcin en el nivel de precios. Por ello,critican el planteamiento keynesiano de que polticas fiscales o monetarias expansivas puedantener efectos sobre la economa real en el largo plazo (e incluso algunos afirman que ni siquieraen el corto). Por el contrario, sostienen que el aumento de la masa monetaria que implican,acaba provocando aumentos en los precios que anulan esos efectos.

    A su vez, esto les lleva a sostener que la curva de Phillips es vertical, es decir, que existeuna "tasa natural de desempleo", acundose dos conceptos:"NAIRU" ( Non Accelerating Inflation Rate of Unemployment o tasa de desempleo no inflacionista) y"NAWRU" ( Non Accelerating Wage Rate of Unemployment o tasa de desempleo no aceleradora de los salarios),esto es, tasa a la cual los aumentos de salarios no sean inflacionistas (que su aumento no supereal de la productividad). Por tanto, se debe flexibilizar el mercado de trabajo para que se llegue"espontneamente" a la "tasa natural de desempleo".

    Sin embargo, en un informe de 1989 la OCDE reconoce que durante las dcadas de los70 y los 80 ambas tasas crecieron de forma significativa (ms que duplicndose en los siete pases ms industrializados), mostrando que la llamada "tasa natural de desempleo" tiende alnivel efectivo de desempleo (Gill; 1996, 719).

    Esta cuestin es muy importante porque supone implcitamente la aceptacin delmecanismo clsico del "ejrcito industrial de reserva", es decir, de la presin que un fuertecontingente de mano de obra desempleada ejerce a la baja de los salarios (y, por esta va, a lacontencin de precios)9. Como se ver con ms detalle en el ltimo apartado de este captulo,

    estas polticas cambian el instrumento central utilizado en la bsqueda de aumentos en la tasa de plusvala que permitan recuperar la de ganancia. As, el mecanismo inflacionario paradigmticodel perodo anterior es sustituido por la existencia de elevados porcentajes de la poblacin activaen situacin de desempleo o subempleo.

    Hay un aspecto especialmente dbil en la teora cuantitativa del dinero. Se trata de laconsideracin de la oferta de dinero no como endgena (en funcin de la demanda de dinero)sino como exgena (controlada por la autoridad monetaria), lo que impide que la polticamonetaria recesiva recomendada (aumento de los tipos de inters) asegure el objetivo decontrolar la inflacin. En efecto, los numerosos instrumentos existentes de emisin de crdito por el sector privado permiten tanto el aumento de la velocidad de circulacin del dinero(constante para la teora cuantitativa) como el propio aumento de la masa monetaria. SegnSamuelson y Nordhaus, el volumen de crdito en EEUU pas desde 692.200 millones dedlares en 1959 a un billn y medio en 1970 y a 5,6 billones en 1984 (Torres; 1995, 85).Contrariamente a los postulados monetaristas, este ltimo dato se produce precisamente porqueentre 1979 y 1988 el tipo de inters real en promedio fue ms de nueve veces mayor al del perodo 1951-1978 (ibdem, 86)10.

    9 La conocida sentencia del ex-Gobernador del Banco de Espaa, Rubio, de que la tasa de desempleo no deba caer por debajo del 14%, es plenamentecoherente ... en el contexto capitalista en el que la destruccin de fuerzas productivas (por ejemplo, por el lado de la fuerza de trabajo) permite aumentar laganancia ... profundizando tambin las contradicciones. Al igual que la cada de la bolsa neoyorquina como consecuencia de la publicacin del dato de ocupacindel primer trimestre de 1996 que mostraba ... un descenso del desempleo!

    10 Vase la nota nmero 7 del captulo anterior. Hay que tener en cuenta que el mtodo instrumentalista de esta escuela les exime de que los supuestos de sus

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    Esto se constat empricamente en los primeros aos ochenta cuando la aplicacin deestas polticas (especialmente en EEUU y Gran Bretaa) no permiti controlar la masamonetaria. No obstante, la inflacin s se redujo pero como consecuencia de la profundarecesin que provoc cadas en el nivel absoluto de la produccin del -0,1 (1980) y -2,6 (1982)en EEUU y del -2,2 (1980) y -1,3 (1981) en Gran Bretaa (Maddison; 1991, 152). Segn datosde la OCDE, el nmero de desempleados en Gran Bretaa tras los dos primeros aos degobierno de Thatcher (1979-81) pas de 1,3 a 2,5 millones (tomado de Torres; 1995, 112).

    Los autores de la "economa de oferta" (Laffer, Mundell) tambin tienen su referente enla escuela liberal clsica. De acuerdo a la "Ley de Say" (toda oferta crea su propia demanda),sostienen frente a Keynes que hay que estimular la oferta, no la demanda.

    Apoyndose en la teora microeconmica neoclsica (Hayek) de que los determinantesde las elecciones individuales son los precios relativos, sitan como objeto principal de suanlisis la fiscalidad. Su tesis es que el exceso de intervencin del Estado en este terreno(fiscalidad demasiado elevada y demasiado progresiva) desincentiva la inversin productiva. Suformulacin ms conocida es la "curva de Laffer" segn la cual, a partir de un cierto nivel, hayuna relacin inversa entre tipo impositivo y recaudacin fiscal como consecuencia de laralentizacin de la actividad econmica que provoca la alta presin fiscal. Y viceversa, unareduccin de la tasa de imposicin permitira un aumento de los ingresos gracias a su efectoestimulador de la inversin. Como explica Gill (1996, 722, negrita del autor),

    "a la preocupacin por lastagflation [estancamiento e inflacin], la economa de oferta le sustituye por una nueva que designa comotaxflation [inflacin por escasez de oferta debida a la fiscalidadexcesiva]" .La recomendacin consiguiente es la reduccin de los tipos marginales de tributacin y,

    en general, la eliminacin de las disposiciones fiscales que obstaculicen la expansin de laoferta de capital o de trabajo. Por la parte de la oferta de capital, se trata de estimularlafavoreciendo fiscalmente a quien tiene mayor capacidad de ahorro y por tanto de inversin.Segn Gilder (ibdem, 722), la reduccin de las desigualdades pasa por aumentarlas en un primer momento. Por la parte de la oferta de trabajo, el objetivo es desincentivar el desempleoreduciendo su proteccin (como se ver en el apartado 3.2.2.). Coherentemente con sus planteamientos, consideran que la cotizacin patronal a la seguridad social es un "impuestocontra el empleo"***(mirar citas largas)aunque es salario

    El corolario fundamental de estos planteamientos es la propuesta de reducir el Estado almenor grado posible y, particularmente, proceder a una privatizacin sistemtica de empresas yservicios pblicos. Como resume Gill (ibdem, 723), sostienen que

    "el Estado debe no solamente retirarse de las actividades productivas donde entra directamente enconcurrencia con el sector privado, sino tambin reducir al mnimo los gastos asociados a susactividades improductivas de salud y educacin pblicas, de proteccin social y de redistribucin delingreso, al igual que de algunas de sus funciones administrativas o de proveer infraestructuras

    sociales. En esta perspectiva, las funciones del Estado que no puedan ser privatizadas deben ser gestionadas segn las normas de la empresa privada y rentabilizadas, a falta de lo cual debern sereliminadas" .Sin embargo, la aplicacin de estas recomendaciones en los primeros aos 80 ha

    rebatido la curva de Laffer, al incrementar los dficits presupuestarios y la deuda pblica. Nisiquiera la recuperacin econmica que tiene lugar a partir de 1983 consigue revertir latendencia de forma significativa y generalizada.

    Retomando el hilo argumental general, el anlisis de estos dos enfoques permite obtener

    modelos sean realistas.

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    lucha de clases) constituyen el principal factor explicativo de los distintos ritmos e intensidadesde la implantacin de las polticas de ajuste11.

    Precisamente este hecho amerita el estudio con mayor profundidad de la plasmacin delos procesos de ajuste en las distintas reas, tarea a la que se destinan el resto de los captulos.Tambin por eso, el tratamiento de las principales lneas de reestructuracin se analiza acontinuacin con carcter muy sinttico y general.Los ejes centrales del ajuste se orientan a la reduccin selectiva de la regulacin estatalde la economa. De manera que, para el abaratamiento real de la fuerza de trabajo que permita larecuperacin de la tasa de ganancia, se privilegia el papel del desempleo y subempleo masivosfrente al mecanismo inflacionario previo. Su plasmacin especfica toma tres formas: la privatizacin de empresas y servicios pblicos, la desregulacin (o desreglamentacin oliberalizacin) del marco regulador de la economa (particularmente en el mercado de trabajo) yla apertura al exterior en los planos comercial y financiero. A continuacin se abordar cada unade ellas con ms detalle.

    3.2.1. Privatizacin12

    Los procesos de privatizacin no son simplemente un cambio de titularidad dedeterminadas empresas o servicios, que pasan de ser pblicos a privados. Son un procesoeconmico, poltico y social de reestructuracin que (a travs de la transformacin jurdica delcarcter de pblica al de privada de la propiedad de una empresa, de un servicio o de unaactividad econmica), abre nuevos espacios a la acumulacin y ganancia privada,***luego seargumenta todo esto a costa de una an mayor destruccin de fuerzas productivas y de regresinsocial.

    Por qu se privatiza? La explicacin se encuentra ms all de las declaraciones

    oficiales u ortodoxas, expuestas en el apartado anterior, acerca de la conveniencia de reducir laintervencin del Estado, puesto que sta es simplemente la justificacin pseudoterica de laaplicacin de polticas acordes a determinados intereses. Por qu entonces se privatiza? Porqueas se intenta dar una respuesta a la crisis, mediante la bsqueda de nuevos espacios devalorizacin y de ensanchamiento de la ganancia en todos los mbitos.

    Para lo primero se privatizan aquellos sectores o segmentos rentables (o que puedenllegar a serlo) previamente reservados al sector pblico como entre otros, en la sanidad, laeducacin, las telecomunicaciones, las pensiones (que no eran pblicas por casualidad sinofruto, fundamentalmente, de la conquista por la clase trabajadora de su condicin de tales) y para lo segundo se busca reducir los salarios reales. Ambos fenmenos no se dan de formaaislada sino profundamente interrelacionados.

    Los procesos de privatizacin tienen importantes efectos econmicos y sociales. Suanlisis se va a centrar no tanto en los que implica sobre la eficiencia y sobre las cuentas fiscalessino sobre todo en sus impactos sobre el crecimiento y la distribucin del ingreso.

    En cuanto a la eficiencia -de la que no existe una gran evidencia emprica en ningn

    11 Un ejemplo extremo puede ayudar a explicar esta idea. La privatizacin radical del sistema pblico de pensiones en Chile se llev a cabo en solamente oncemeses (en junio de 1980 se promulg la ley y entr en vigor en mayo de 1981), gracias al marco dictatorial que impeda cualquier reaccin en contra. Sin embargo,el incipiente intento de tan slo (comparativamente) abrir la va al desmantelamiento del sistema pblico de pensiones para su posterior y paulatina privatizacinfue uno de los detonantes de la huelga general de noviembre-diciembre de 1995 en Francia.

    12 Este apartado se basa en el epgrafe titulado "El papel de las privatizaciones en el ajuste" (Arrizabalo; 1996).

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    sentido-, nicamente se apuntarn dos cosas: i) que no se puede medir exclusivamente desde el punto de vista monetario-financiero sino que hay que incluir su eficiencia o rentabilidad"social", y ii) que el dogma tan profusamente repetido de que "las empresas privadas siempreson ms eficientes que las pblicas" se tiende a convertir en una suerte de profeca autocumplida por cuanto que las que se privatizan son las empresas o actividades ms rentables (y cuando noes as, su saneamiento previo ***mediante la reestructuracin o a travs de contratos privilegiados, transferencia sintel y parrcial liquidacinasegura la rentabilidad posterior).

    Respecto a las cuentas fiscales, solamente una visin absolutamente miope por"cortoplacista" podra sustentar que vender activos rentables sea positivo para una entidad. Enefecto, de las privatizaciones, en el mejor de los casos puede resultar un ingreso neto en el corto plazo. Los ingresos nominales que para las cuentas fiscales suponen la venta de una empresa pblica presentan la contrapartida de la prdida de participacin en sus beneficios, lo que mstarde o ms temprano acaba convirtiendo la operacin en desventajosa para el Estado***la notamejor en genrica13.

    En relacin al crecimiento, las polticas de privatizacin no tienen el efecto expansivoque se les atribuye en la teora convencional. Desde una perspectiva meramente nominal puededarse un cierto nivel de crecimiento por el incremento de precios. Sin embargo, desde un puntode vista real el resultado tiende a ser negativo por el cierre de todos aquellos segmentos de la produccin no rentables, o de menor rentabilidad, as como por las disminuciones de plantillas.Es decir, por la destruccin de fuerzas productivas que conlleva***14.

    Y, en cuanto a la distribucin del ingreso. La tendencia recin citada de reduccin deempleo tras cada proceso privatizador (tanto por el cierre de actividades como por la bsquedade una mayor rentabilidad del trabajo ocupado) presiona a la baja los niveles salariales a travsdel mecanismo clsico del "ejrcito industrial de reserva". Pero no es ste el nico mecanismo.Tambin el salario "indirecto" (es decir, el suministro de una serie de bienes y servicios por parte del Estado a precios inferiores al mercado) se ve afectado por los cambios tarifarios que

    aplican los nuevos dueos de una empresa tras su privatizacin (inmediata o posteriormentesegn el grado de competencia). Y el "diferido" (la parte de salario cuyo cobro se aplaza hasta la jubilacin) tambin se reduce por la privatizacin de su gestin (que tambin presenta otrasimportantes implicaciones econmicas y sociales).

    Aadidamente, las reestructuraciones que preceden a la privatizacin de aquellasempresas no rentables pero susceptibles de serlo, refuerzan el contenido redistributivofuertemente regresivo de estas polticas por la transferencia de recursos del Estado al capital privado que suponen.

    Por tanto, la propia esencia de la privatizacin, que es la transferencia de recursosefectivos y/o potenciales del Estado al capital privado, supone, en s misma, una redistribucinde la participacin en el ingreso de las distintas clases sociales. Esta redistribucin se dafundamentalmente entre el capital y el trabajo, de forma netamente desfavorable para ste por

    13 Un ejemplo actual bien ilustrativo (entre los muchos posibles) es la nueva fase de privatizacin de Argentaria. Segn datos oficiales, se prev la recaudacinde aproximadamente 150.000 millones de pesetas. A cambio de ese ingreso el Estado deja de participar en los beneficios en la proporcin privatizada.Comoquiera que las ganancias de Argentaria se sitan en torno a los 75.000 millones de pesetas anuales, considerando que estas ganancias permanezcanconstantes, el Estado dejar de ingresar cada ao unos 18.750 millones. Por tanto, en slo ocho aos (18.750 x 8 = 150.000) lo que el Estado ha ingresado es iguala lo que ha dejado de ganar. A partir de entonces, la operacin ya es deficitaria para el Estado. Dicho ms claramente, "pan" para hoy y hambre para maana. Eso,sin contar los efectos sobre el empleo, sobre la poltica crediticia del banco, sobre el sector industrial, etctera.

    14 Es elocuente ...vase jdbo pases del este l ruso es un buen ejemplo de esto: se predijeron llegadas masivas de inversin productiva que aprovechara lasinfraestructuras existentes, la cualificacin y disciplina del trabajo, el mercado potencial, etctera. Sin embargo, el proceso privatizador no ha sido sino un procesoliquidador, de especulacin y de cierre de sectores productivos. Paradjicamente, la crisis del estalinismo ha acabado ofreciendo luz sobre la crisis delcapitalismo!.***eliminar

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    los mecanismos apuntados. Pero tambin tiene lugar al interior de la esfera del capital.Efectivamente, en ella, aquellos sectores vinculados a los grandes grupos transnacionales (queoperan de forma oligoplica por la tendencia a la concentracin y centralizacin de la propiedaddel capital), sobre todo financieros, refuerzan su posicin dejando cada vez menos espacios paralas pequeas y medianas empresas, especialmente para aquellas que realizan su actividad en elsector industrial.El significado de la privatizacin va ms all de la apertura de nuevos espacios para lavalorizacin del capital (a travs de la cual se hace negocio en sectores como lastelecomunicaciones o los transportes pero tambin en la enseanza, la sanidad, las pensiones yhasta el desempleo, con las agencias privadas de colocacin). A estos procesos les es inherenteotro rasgo: la lgica privada lleva inexorablemente a la liquidacin de todos los segmentos deactividad que no le son rentables, aparejando un fuerte componente de destruccin de fuerzas productivas, (desinversin, desempleo, etctera). Por ejemplo, en la privatizacin de transportesque de forma prcticamente automtica (salvo restricciones legales, generalmente transitorias)se traduce en la eliminacin de las lneas u horarios menos rentables.

    En definitiva, el significado bsico de las privatizaciones no es sino la transferencia deun importante volumen de recursos efectivos o potenciales del Estado al capital. Msespecficamente a determinados segmentos: aquellos dirigidos por el transnacional y enlazadoscon el financiero-especulativo (ms directamente parasitarios). Su otra cara es, obviamente, la prdida de participacin en el ingreso del resto de la poblacin (directa e indirectamente) y porende en su consumo. Es decir, un empeoramiento de sus condiciones de vida.

    Aparentemente, visto as, slo podran darse problemas en el plano poltico o social. Sinembargo, incluso desde la propia lgica del capital se plantean otros problemas. En efecto, loque se propone como un medio para la generacin de nuevos -y tambin mayores- espacios deacumulacin capitalista, redunda en la profundizacin de las contradicciones: entre otras, la preeminencia absoluta de los mbitos financieros que viven de parasitar de los productivos, las

    graves escaseces de demanda (por los altos niveles de desempleo/subempleo y los reducidossalarios reales) y los nuevos impulsos a la ya desaforada concentracin del capital.

    3.2.2. Desregulacin

    La regulacin (o reglamentacin) existente en las distintas economas es la expresinlegal del proceso histrico de lucha de clases que permiti la consolidacin de una serie deimportantes conquistas sociales (derecho de asociacin y huelga, salario mnimo, negociacincolectiva, cobertura de desempleo, vejez y enfermedad, etctera). Las polticas de desregulacino desreglamentacin pretenden por tanto la reduccin o eliminacin de dicho marco legal. Esdecir, la liquidacin de esas conquistas.Como ya se ha visto, el discurso fondomonetarista sostiene que la intervencin delEstado distorsiona el funcionamiento de los mercados, generando desequilibrios e ineficiencia.Adems de a la regulacin de las relaciones econmicas con el exterior, se refiere,especialmente, al mercado de trabajo. En este mercado, el elevado desempleo abierto es ladistorsin (mas no as el subempleo) y la regulacin excesiva su explicacin.

    El FMI (1993, 70) sostiene que"un desempleo alto y en aumento no se debe a una competencia excesiva ni al ritmo vertiginoso delas innovaciones tecnolgicas. Es ms probable que sea obra de mercados de trabajo inflexibles y dela falta de competencia y de avance tecnolgico que padecen los sectores que se ponen al abrigo de

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    desempleo disminuyera (...) por consiguiente aparece como imperativo en algunos dominios de laaccin gubernamental el abstenerse de tomar nuevas medidas que quebrantan el juego de losmercados y el emprender la supresin de las que ya existen" .O tambin el Banco Mundial, en relacin a los pases subdesarrollados, cuando plantea

    (tomado de Cize y otros; 1990, 180) que"un gran nmero de pases en desarrollo han adoptado leyes de salario mnimo para proteger los salarios de determinados grupos de trabajadores. La reforma de estos reglamentos, que solamentedebera asegurar a los trabajadores peor pagados una red de seguridad, satisfar los objetivos deequidad junto a reducir el grado de distorsin" .En definitiva, en torno a la desreglamentacin se da una ofensiva considerable. Sus

    efectos se traducen en un incremento de la precariedad laboral que facilita el abaratamiento deltrabajo y la degradacin de otros aspectos de las condiciones laborales. Consecuencia de todoello es el aumento de la desigualdad as como el deterioro de las condiciones de vida de una parte muy importante de la poblacin. Adems de estos efectos directos hay otras implicaciones,de carcter poltico, que buscan la propia destruccin de toda cohesin social y organizacin declase independiente, como se analiza en el apartado 3.3.

    ***verlo en informes de la verit o secretario de la utds En una intervencin pblica enMadrid (octubre de 1996), refirindose al caso senegals, Gauthier explicaba este punto deforma muy ilustrativa. En la actualidad, el Cdigo de trabajo slo cubre a una parte muyreducida de los trabajadores senegaleses (apenas 40.000 de una poblacin activa de unos tresmillones y medio). Sin embargo, por paradjico que pueda resultar, esa pequea parte es la reglay el resto (la mayora aplastante) la excepcin. Si se aplicar la propuesta existente de eliminarel Cdigo de trabajo, ya todos seran la regla. En tanto exista el Cdigo, el objetivo de todos lostrabajadores ser estar cubiertos por l, lo que fortalece la existencia de organizacionessindicales. Este razonamiento es igualmente aplicable a la situacin del mercado laboral en los pases desarrollados en los que, a pesar de que la mayora de los nuevos contratos sea decarcter precario, stos no dejan de ser excepcionales (en el sentido de que estn fuera de la

    norma).

    3.2.3. Apertura

    Desde los orgenes del capitalismo, su lgica de bsqueda de la mayor tasa de ganancialleva a la internacionalizacin creciente de la actividad econmica. La explicacin es sencilla: para facilitar la realizacin del ciclo D-M-P-M'-D' se requieren, entre otras cosas, ladisponibilidad de materias primas ms baratas (para que comprar M cueste menos D,aumentando as la diferencia entre D' y D respecto a D) y de ms mercados para colocar los productos (que permitan el paso de M' a D') o el traslado (o deslocalizacin) de ciertasactividades productivas para utilizar mano de obra ms barata (para abaratar tambin el costo deM). Y para facilitar asimismo el ciclo D-D', prestando capitales en pases con mayores tasas deinters, actuando en los mercados cambiarios internacionales, etctera.

    Histricamente, los distintos capitales nacionales han reclamado la reduccin y paulatinaeliminacin de las barreras que otros pases ponen al intercambio comercio exterior y almovimiento internacional de capitales. Pero simultneamente, exigan tambin elmantenimiento en sus pases de esos obstculos a la competencia que poda venirles delexterior.

    Adems de la existencia de intereses antagnicos entre capital y trabajo, en elcapitalismo se presenta otra fuente de conflicto importante. Se trata de la derivada de la

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    competencia entre los distintos capitales, cuyos intereses generales respecto al trabajo soncomunes, pero entre ellos son contrarios (como consecuencia de que los espacios de generaciny apropiacin de ganancia son limitados). Estos conflictos se agudizan en perodos de crisis.

    Por otra parte, el proceso histrico de concentracin y centralizacin del capital, tambinintensificado durante la crisis, altera el escenario de competencia (que nunca haba sido"perfecta", salvo en los textos de algunos autores) otorgando poder oligoplico u oligopsnico(es decir, de demanda) a determinados grupos. Y no slo a escala nacional sino tambinmundial.

    Este ltimo punto es clave. La vinculacin histrica entre los capitales nacionales y losgobiernos respectivos conform una extensa red de proteccin para estos capitales a los que seles trataba de reservar los espacios de ganancia del pas. El objetivo era obstaculizar lautilizacin de dichos espacios por parte de capitales exteriores y el mecanismo la adopcin de polticas proteccionistas: impuestos a los productos de fuera, restricciones a la entrada y salidade capitales, etctera. Incluso se facilitaba la valorizacin de los capitales nacionales promoviendo sus ventas en el exterior.

    La aplicacin de polticas de ajuste en respuesta a la crisis no puede satisfacersimultneamente los intereses de los distintos segmentos del capital. El predominio y capacidadde influencia de los grandes grupos y corporaciones transnacionales les permite imponer suorientacin: la que les facilite su valorizacin a escala mundial. sta no es otra que unamodalidad especfica de apertura externa materializada en la liberalizacin del comercio y losmovimientos de capital internacionales (mas no as la de la circulacin de trabajadores que esfuertemente restringida y perseguida) o, dicho de otra forma, en el desmantelamiento de la proteccin que reserva los espacios nacionales a los capitales nacionales16.

    Ntese que tambin para este objetivo son funcionales las recomendaciones neoliberalesacerca de la reduccin de la intervencin estatal en la economa (basadas en la teora de lasventajas. Y tambin en este caso hay contradiccin entre la teora y la prctica. Por ejemplo, el

    gobierno de EEUU, como otros, propone la liberalizacin de las relaciones econmicasinternacionales, mientras mantiene todo su entramado de proteccin interna. Es decir, se sugiereun esquema del tipo de: "pongamos vuestros espacios a disposicin de todos, sometidos al juegode la competitividad de cada uno ... pero yo sigo reservndome los mos para m".

    Con lo dicho hasta ahora, pareciera que se trata de un problema que slo afecta alcapital. Sin embargo, no es as ya que se aprovecha la consigna de apertura y liberalizacinexterna para, por una parte, liberalizar internamente en el sentido de liquidar las conquistassociales y, por otra parte, plantear un esquema tramposo de competencia internacional entretrabajadores. De manera que los trabajadores de todos los pases deben aceptar elempeoramiento de sus condiciones de trabajo en aras de una mayor competitividad. Se calificade tramposo porque es similar al del alumno que le pide atodos sus profesores que le regalen elaprobado en su asignatura argumentando que es lanica que le resta para acabar.De hecho, tanto en el informe sobre competitividad del World Economic Forum comoen el del Instituto Internacional de Gestin y Desarrollo, separados desde este ao ("El Pas", 27y 30/5/96) los pases de Europa occidental tienden a perder posiciones mientras otros pasescomo Chile (sic) las ganan. Concretamente en el primero de ellos, se dice que

    "Alemania, nmero 22, debe ese puesto, fundamentalmente, al Estado del Bienestar y a la falta de flexibilidad en el mercado de trabajo, aunque el informe admite su posicin predominante eninfraestructura y tecnologa (...) [Rusia es] el pas menos competitivo de los 49 de que consta la lista

    16 Existen otras modalidades de apertura como la que se podra llevar a cabo a partir del monopolio estatal del comerio exterior.

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    (...) el caso ms desesperado [aunque] la mayor flexibilidad en el mercado laboral mejora un poco el panorama" .Adems, estas polticas tienen efectos negativos en el empleo derivados de la

    liquidacin de parte importante de la base productiva (especficamente industrial) que provocan.La apertura externa implantada por la dictadura en Chile, especialmente entre 1976 y

    1982 es un caso extremo muy interesante de resear. En relacin al cual, adems, no puedenargir los tericos neoliberales que no se siguieran sus recomendaciones. La apertura aceleradae indiscriminada, aplicada de forma prcticamente simultnea en el plano comercial y en elfinanciero, provoc una secuencia en la que la llegada masiva de capitales (la deuda externaaument ms de un 30% en 1979 y del 40% en 1980) financiaba un elevado incremento de lasimportaciones cuyos precios relativos respecto a los productos nacionales se haban abaratadoenormemente (entre 1974 y 1979 el arancel promedio se haba reducido del 94% al 10,1% y lamoneda se apreciaba en trminos reales). En 1981 superaron el 33% del PIB cuando en 1974 nollegaban al 15%. Aumentan especialmente las de carcter suntuario cuya participacin en eltotal pasa del 4% al 14%. La imposibilidad de mantener esta secuencia confluy en el posteriorestallido de la crisis de la deuda.

    Y el corolario fue la brutal crisis de los primeros ochenta en los que, segn datosoficiales, la produccin lleg a caer en un solo ao, 1982, hasta un 14,1% (un 21% la industrial)y el desempleo se elev, 1983, hasta el 28,5% (aunque casi todos los autores lo sitan enrealidad muy por encima del 30%). En todo ello, la apertura tuvo una responsabilidad central(Arrizabalo; 1995a, 283-308 y 235)17.

    En todo caso, en el apartado 4 se analizan con ms detalle las importantes consecuenciasque esta modalidad de apertura externa tiene sobre la actividad econmica y las condicionessociales.

    * * *

    El Banco Mundial, en su "Programa indicativo de accin" presentado en el "Informesobre el desarrollo mundial 1987", resume las transformaciones estructurales que debenaplicarse como sigue:

    "los pases industrializados deben eliminar sus rigdeces econmicas, estructurales (...) Tres reas deaccin son particularmente importantes: primeramente, la reduccin de las barreras comerciales enlos sectores protegidos tales como la agricultura, la siderurgia, el textil, la confeccin, el calzado, elcuero y los astilleros, contribuira poderosamente a aumentar la concurrencia y a promover la flexibilidad (...) el segundo rea de accin concierne al mercado de trabajo, en particular en Europa,donde la falta de flexibilidad ha agravado claramente el paro. La tendencia a fijar los salarios alnivel de las regiones ms prsperas, el inmovilismo geogrfico y profesional, el coste elevado de losdespidos y las pesadas tasas sobre los salarios son otros tantos elementos que han impedido almercado de trabajo funcionar eficazmente (...) la misma gravedad del desempleo supone unobstculo a la mejora de las restricciones comerciales. Los trabajadores temen perder su empleo. Se puede remediar esta situacin suprimiendo los reglamentos sociales intiles y acordando lasindemnizaciones de educacin, de formacin y de mudanza (...) en tercer lugar, (...) la mejora de las subvenciones a la agricultura, combinada con una asistencia en favor de las industrias que debenreestructurarse, contribuira a una mayor flexibilidad" .En definitiva, se trata de que en el estadio de crisis crnica y estructural de la economa

    mundial, el capital, de acuerdo a su lgica de funcionamiento, busca los medios de incrementaro al menos mantener su tasa de ganancia (especialmente considerando la apropiacin creciente

    17 Un anlisis ms detallado se encuentra en Arrizabalo (1995a, 182-189).

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    Como explican Lichtensztejn y Baer (1986, 128),"Aun el propio enfoque de las necesidades bsicas, supuestamente ligado al crecimiento de los pasesagrcolas ms pobres, desbord en la poca de McNamara sus explcitos objetivos econmicos y sociales para acoplarse a consideraciones sobre la seguridad poltica; vale decir, la seguridad pasa constituirse en atributo del desarrollo econmico" .Ya que el propio McNamara, Presidente a la sazn del Banco Mundial (ibdem, 129)

    reconoca en 1977 que"lo que es muy mala economa es permitir que un cultivo de pobreza crezca y se difunda en el seno deuna nacin en tal medida que comience a infectar y erosionar toda trama social" .Si verdaderamente la actuacin del FMI/BM tuviera por objeto combatir la pobreza

    estaramos ante un flagrante caso de esquizofrenia, puesto que al fin y al cabo sus polticas sonlas responsables de su existencia y magnitud. Pero su actuacin, particularmente la del BM, no pretende ese fin. El objetivo real es desmovilizar la oposicin a sus polticas. Esta orientacintomar cuerpo ms claramente desde 1980 con el establecimiento de los"Structural Adjustment Lendings" ("Prstamos para ajuste estructural", SAL). Es decir, prstamos orientados a ayudar ahacer pasar el ajuste promovido por el FMI. Una vez ms se manifiesta el reparto de papeles

    entre ambas instituciones puesto que (ibdem, 15),"como en muchos otros planos de la economa y la diplomacia internacional, la crisis ha servido, pues, para dejar al desnudo y sin falsos pudores las fuerzas en juego y las funciones reales que gobiernan las dos ms grandes instituciones internacionales del moderno capitalismotransnacional" 20.Adems de la canalizacin de fondos para preparar el terreno a la privatizacin, la

    desreglamentacin y la apertura, el BM tiene otra tarea fundamental, en colaboracin con Naciones Unidas. En la bsqueda de la desmovilizacin citada, un instrumento privilegiado es promover la integracin de las organizaciones obreras (ms especficamente los sindicatos) a laco-gestin de las polticas de ajuste.

    Un mecanismo utilizado en este sentido es la poltica llamada de "cooperacin aldesarrollo" en la que bajo pretendidas consideraciones de carcter "humanitario" se escondenotras intenciones. Como reconoca la propia Comisin de las Comunidades Europeas en suDocumento de Trabajo n 5 de 1987,

    "la Comunidad Econmica tiene un inters econmico directo en ayudar al Tercer Mundo puesdepende de ste ms que otras potencias industriales: dependencia energtica (...) dependencia enmaterias primas (...) buscar nuevos mercados de exportacin (...)". As, muchas veces la llamada"ayuda" no son sino prstamos para vender excedentes o tomar posiciones geoestratgicas endeterminadas reas u otras modalidades de igual significado" . No es ste el espacio para analizar pormenorizadamente esta poltica, pero s interesa

    considerar su significado en relacin al ajuste21. Esto se articula crecientemente a travs de lasllamadas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que complementan la actividad delFMI/BM a travs de la financiacin oficial que reciben (gubernamental o intergubernamental),como explica abiertamente el BM al reconocer que una parte importante de su actividad la llevaa cabo a travs de las ONGs22.

    20 ***El esquema de colaboracin entre el FMI y el BM es similar al del "polica bueno" y "polica malo" que, compinchados, se reparten las tareas. El FMI("polica malo") impone la aplicacin de dursimos planes de ajuste, mientras el BM ("polica bueno") pone los fondos para ... facilitar dicha aplicacin.

    Valga un ejemplo para ilustrar la argumentacin: del crdito de 424 millones de dlares concedido a Argentina por el Banco Interamericano deDesarrollo (BID) el pasado 1 de noviembre, ms del 75% (320) son para la reforma de los sistemas provinciales de Seguridad Social, es decir, para avanzar en su privatizacin "a la chilena". O dicho de otro modo, para apoyar la poltica fondomonetarista. Datos tomados del diario "El Pas" (2/11/96).

    21 Un estudio ms detallado puede encontrarse en Arrizabalo (1997). 22 En BM (1996b, 10) se explica que la intervencin de las ONGs en los proyectos financiados por el Banco que se remonta a veinte aos atrs, actualmente se

    ha convertido en uno de los pilares de la actividad del Banco, de manera que tras el final de los 80, esta relacin se ha reforzado notablemente tanto cuantitativa

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    Entre los tareas que se persiguen con la financiacin de las ONGs se encuentran ladesmovilizacin de los sectores populares estimulndoles a que, en lugar de reivindicarderechos, "mendiguen" ayudas, sustituyendo los espacios de organizacin polticaindependientes del Estado, por nuevos mbitos dependientes de l (lo que se traduce enfrecuentes episodios de corrupcin de dirigentes). Adems, con la excusa de la orientacin"humanitaria" se utiliza masivamente mano de obra muy precaria e incluso gratis. Se busca sucolaboracin en los procesos de privatizacin cubriendo la liquidacin de la cobertura pblicade determinados derechos (salud, educacin, vivienda) por la caridad de las ONGs. Y,finalmente, la legitimacin social de la "inevitabilidad" del ajuste23.

    Hay multitud de ejemplos de esta colaboracin. Se pueden citar dos, relevantes yrecientes. Uno es la intervencin militar de EEUU en Somalia presentada como humanitaria,que responde a la llamada de las ONGs que demandaban la "pacificacin" de la zona para poderllevar a cabo su tarea. Sin embargo, desde tiempo antes, haba informes que planteaban laurgencia de una intervencin militar de EEUU en Somalia por razones ... estrictamenteeconmicas vinculadas a la situacin geogrfica del pas (en relacin a las principales vasmartimas de transporte de productos tan importantes como el petrleo).

    El otro se produce tras la invasin estadounidense de Hait y consiste en, a peticin delas ONGs, el envo masivo de donaciones de arroz procedente de EEUU al pas caribeo. Surecepcin consigui arruinar la produccin local de arroz, obviamente incapaz de competir conla que llegaba gratuitamente. El resultado final fue que, gracias a las ONGs, el arroz seguallegando del exterior pero a precios internacionales, con impactos negativos sobre la balanzacomercial, el empleo y el propio precio del arroz en el mercado haitiano.

    Como se aprecia, en ambos casos las ONGs cumplen fielemente las tareas para las quese les financia.

    La importancia del ajuste es de tal magnitud que, de hecho, se constituye en la lnea principal de fractura. Sus consecuencias negativas para la mayora de la poblacin exigen la

    adopcin de toda una serie de instrumentos para garantizar su aplicacin sin que se desate lacontestacin de forma generalizada y organizada. Los aspectos reseados tratan de cumplir ese papel pero el tema sigue estando abierto como se expresa por doquier. Es precisamente por laimportancia de los sindicatos en este sentido, por lo que se les intenta hacer co-responsables delajuste. Un ejemplo ilustrativo lo ofrece Naciones Unidas al invitarlos a su "Cumbre para elDesarrollo Social" celebrada en Copenhague en marzo de 1995, ofrecindoles dos posiblesfrmulas: formar parte o de las delegaciones de las ONGs o de las gubernamentales. Es decir, enambos casos cuestionando su independencia. Sobre esta cuestin se volver en el ltimoapartado de este captulo.

    4. Resultados de las polticas de ajuste

    como cualitativamente. Y se dan datos:"la colaboracin operacional entre el BM y las ONG aument en grado significativo durante los ltimos diez aos. Mientras que en el perodo 1973-88 slo el 6% de todos los proyectos financiados por el Banco prevean algn tipo de participacin por parte de lasOrganizaciones No Gubernamentales, stas participaron en alrededor del 30% de todos los proyectos financiados por el Banco en el ejercicio de 1993, y entreel 40% y el 50% de los proyectos aprobados en los ejercicios de 1994 y 1995"). Prueba de la importancia de las ONGs en este sentido es que"en 1993, los programas de las ONGs internacionales representaron e l 14% de toda la asistencia para el desarrollo, o US$ 8.500 millones" (ibdem, 1).

    23 Resultan ilustrativas en este sentido las palabras del Ministro de Hacienda chileno, Aninat, en octubre de 1996 como presidente de la Asamblea delBM/FMI. Destaca la integracin en el discurso de la preocupacin social y su concrecin prctica que recomienda descaradamente la privatizacin de serviciossociales al hablar de la"necesidad urgente deuna mayor ef ici encia y un a ori entacin ms selectiva del gasto social (...) la prestacin privada de servicios sociales financiados por el sector pblico es slo un e jemplo de las nuevas posibilidades de aumentar la eficiencia" ("La poca", 6/10/96).

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    En los apartados anteriores ya se han avanzado elementos importantes relativos a losresultados de la aplicacin de las polticas (tanto coyunturales como estructurales) queconforman los planes de ajuste. Por otra parte, en los siguientes captulos del libro se estudiancon ms detalle para cada una de las reas. Por ello, en este apartado nicamente se van aabordar de forma general y muy sinttica.Tambin se ha estudiado ya la responsabilidad directa del FMI/BM en la implantacindel ajuste y por tanto en sus resultados. Esta aclaracin no es balad puesto que constantementese producen declaraciones de empleados o ex-empleados de estos organismos que les eximen deninguna responsabilidad en ellos. Por ejemplo, Feito (VVAA; 1994, 46-47) al afirmar que

    "la dureza del proceso de ajuste, la cada de los niveles de vida que tiene que sufrir el pas paraequilibrar sus cuentas exteriores vendr determinada esencialmente por la gravedad de la situacinde partida, por las condiciones de la demanda mundial y por la oferta de financiacin internacional,no por las medidas de que configuran el proceso de ajuste del FMI, medidas que vienen impuestas por el estado de esas variables (...) una situacin como la descrita no deja alternativas a la polticaeconmica (...) no se debe culpar al programa de poltica econmica diseado por el FMI deamenazar la estabilidad social de estas naciones, sino a las condiciones de la economa

    internacional, al marco institucional que regula las relaciones internacionales y a la polticaeconmica instrumentada en el pasado por estos gobiernos que permiti que sus desequilibriosalcanzarn tamaa magnitud" .Una ltima aclaracin respecto a la evaluacin de los resultados. Interesan tanto los

    relativos a los objetivos declarados como, especialmente, al objetivo implcito de fondo, esdecir, el restablecimiento de las condiciones de valorizacin del capital24.

    4.1. Destruccin econmica

    Los planes de ajuste se inscriben en el esquema neoliberal segn el cual asegurar laestabilidad de los mercados garantiza el crecimiento y, por ende, la mejora de las condiciones devida de la poblacin. Es decir, plantea dos relaciones causales encadenadas. Ninguna de las doses constatada empricamente.

    La estabilidad no garantiza el crecimiento y menos si el instrumento para lograrla son las polticas monetaristas. Recurdense los casos citados de EEUU y Gran Bretaa en los primerosochenta o el caso chileno en el mismo perodo, en el que 1982, el ao de menor inflacin(9,9%), es tambin el de mayor cada de la produccin (-14,1%) y en donde la posteriorrecuperacin del crecimiento ha ido acompaada de mayores niveles de aumento de los precios(Arrizabalo; 1995, 284 y 298).

    Y el crecimiento econmico tampoco certifica la disminucin de las deficienciassociales. Es ms, en muchos casos se basa en su mantenimiento y profundizacin, como en elcaso del elevado crecimiento reciente de China o del propio Chile durante los ltimos aos de ladictadura y los primeros de la transicin.

    Desde el punto de vista instrumental y cortoplacista, las polticas de ajuste logranalgunos de sus objetivos, aunque no siempre. Por ejemplo, en muchos casos se consiguecontrolar la inflacin. Sin embargo, las contradicciones que incluyen dificultan la consecucinde otros. Es el caso del de la reduccin de los dficits pblicos, complicada por el efecto

    24 Como sealan Lichtensztejn y Baer (1986, 99-100),"Ms que la evaluacin de los objetivos formales de equilibrio (financiero y de precios) en el corto plazo (...) lo esencial de esas polticas sera comprender sus eventuales efectos reestructuradores sobre la dinmica de la acumulacin y las relaciones de poder econmico" . Sobre esto y sobre la responsabilidad del FMI en el ajuste puede verse Arrizabalo (1995; 123-124).

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    recesivo de las polticas antiinflacionarias adoptadas que restringen los ingresos fiscales,mientras incrementan los gastos de compensacin.

    Desde el punto de vista estructural, el ajuste tambin tiene resultados ambiguos. Por una parte, es evidente que la ampliacin de espacios de ganancia realizada mediante la apertura y las privatizaciones (que tambin hacen disminuir los salarios indirectos y diferidos) y el deteriorode las condiciones laborales (especialmente del salario) por la desreglamentacin favorecen laacumulacin. Pero tambin lo es que los mecanismos utilizados conducen a la destruccin productiva y a la orientacin masiva de capitales a la especulacin. Por ejemplo, con la yareseada liquidacin de segmentos de actividad (los no rentables desde la lgica privada),derivada de las privatizaciones.

    Consecuencia de las polticas de ajuste es el renovado impulso que reciben lasactividades de carcter especulativo, parasitario. En 1984 slo el 5% de los contratos responde aentrega de mercancas. En 1986 slo las transacciones de eurodlares en Londres era 25 vecessuperior al comercio internacional (en 1979, 6 veces) y en 1992 el movimiento de los nueve principales mercados de divisas era de 910.000 millones de dlares (el doble de las reservas deoro de los pases industrializados), 1,2 billones en 199425.

    La destruccin de fuerzas productivas es la otra cara del enorme crecimiento de laespeculacin, del parasitismo, y se plasma en todos los mbitos de la actividad productiva.Especialmente en la industria (sobre todo, en subsectores como la siderurga, los astilleros,etctera) pero tambin en la agricultura, ganadera, minera, pesca, etctera. En este sentido, la poltica comunitaria en la UE es paradigmtica. Opera a travs de la subvencin directa delcierre de segmentos importantes de la actividad productiva en estos sectores (o incluso de lamulta cuando se sobrepasan las cuotas asignadas), como se explica en el captulo cuarto.

    Y el corolario de esta destruccin de fuerzas productivas se expresa en la infrautilizacinde la mano de obra disponible, tanto por el desempleo abierto como por su uso precario.

    Incluso el crecimiento que muestran los indicadores en determinados aos, como en la

    segunda mitad de los ochenta, basado en la destruccin previa y en el espacio generado por elajuste, no permite la recuperacin del empleo. Hoy da constituye un lugar comn afirmar que para que se reduzca el desempleo, el crecimiento del PIB debe ser superior al 3%. Como apuntaGill (1996, 724)

    "tras la recesin de 1980-82, los pases de la OCDE han conocido un cierto crecimiento en el cursodel resto de la dcada, de 1983 a 1990, a una tasa anual media del orden del 3%, mientras que elempleo no aumentaba ms que a un ritmo anual del 1,5% y que la tasa de ahorro, en lugar deaumentar con las reducciones de las tasas marginales de imposicin, disminua en el curso de ladcada en la casi totalidad de los pases de la OCDE" .Incluso el propio FMI (1993, 70) reconoce que la reduccin del desempleo es ms lenta

    que el aumento.La destruccin de fuerzas productivas derivada de las necesidades del capitalismo actual

    se expresa tambin en la depredacin de los recursos naturales. Facilitada por ladesreglamentacin emprendida, esta depredacin, que la contabilidad nacional no considera,hipoteca las posibilidades de crecimiento futuro. Sin embargo, s hay estimaciones de sumagnitud. Por ejemplo, para el sector pesquero chileno, Gmez Lobo (1991, 18) calcula sucrecimiento (promedio anual en 1980-89) restndole al dato oficial del 8,8% el consumo decapital natural a ritmos superiores a los que posibilitan su renovacin (estimado en 4,2%), de

    25 Datos de Tobin, Walter y Fitzgerald tomados de Torres (1995, 137). Otro dato: en 1984, la deuda pblica y privada en EEUU era de cuatro billones dedlares frente a los 400.000 millones de 1960 (ibdem, 138)

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    manera que se sita en un mucho ms modesto 4,6%.

    4.2. Regresin social

    Las polticas de ajuste y la destruccin productiva a la que conducen tienen efectosnegativos en las condiciones de vida de la poblacin. El primer mbito en que se plasman es laelevada proporcin de la fuerza de trabajo que se encuentra sin empleo (ms del 10% en la UE)o con empleo precario.

    As, hay dos rasgos en el mercado de trabajo, el exceso de oferta y sudesreglamentacin, que presionan los salarios a la baja. Unidos a la poltica de privatizacionesque reduce el salario indirecto y el salario diferido, suponen una autntica desvalorizacin de lafuerza de trabajo.

    Thurow ("El Pas", 23/5/96) lo ilustra de forma elocuente:"Una vez ajustados a la inflacin, los salarios reales semanales de los trabajadores norteamericanosque no ocupan puestos de direccin (alrededor del 80% de la mano de obra) son un 19% ms bajos

    que en 1972. Mientras que, en 1995, los salarios reales del trabajador medio descendieron, laremuneracin de los presidentes ejecutivos creci en ms de un 30%. Estos resultados son simplemente inaceptables en una economa norteamericana en la que el PIB 'per cpita' real haaumentado un 45% en el mismo perodo" .Tortosa estima que entre 1979 y 1992 los salarios ajustados a la inflacin cayeron un

    20,3% y Galbraith que en la dcada de los ochenta, mientras las rentas procedentes de losintereses aumentaron un 150%, los salarios slo lo hicieron en un 97% (Torres; 1995, 126 y154).

    Al hilo de estos resultados, algunos autores comenzaron a hablar de "deuda social". Y aintentar estimar su monto. Para el caso chileno, Vuskovic (1991, 15-16) aborda la cuestincomo sigue:

    "los que tuvieron empleo sufrieron disminuciones de sus remuneraciones reales respecto a lasremuneraciones promedio de 1970 (para no llevar la comparacin a las todava ms altas de 1971-1972) que acumuladas a lo largo del perodo 1974-1989 equivaldran a unos 40.000 millones dedlares actuales. Y los puestos de trabajo perdidos respecto de los que se habra tenido demantenerse la tendencia del empleo del lapso 1960-1973, valorados segn el salario promedio de1970, representan una prdida adicional equivalente a unos 25 mil millones de dlares: una deuda social que casi cuadruplica el total de la deuda externa acumulada por la dictadura" . Pero adems de la prdida de participacin directa del trabajo en el ingreso por el

    elevado desempleo y los bajos salarios, la distribucin final del ingreso se concentra an mscomo consecuencia de la reduccin del gasto pblico social. Entre los pases de la OCDE, estefenmeno se da de forma muy marcada en Gran Bretaa y en EEUU. Concretamente en laeconoma estadounidense"37 millones de obreros americanos no tienen cobertura social" y "el grado de desigualdades entre las familias est en su ms alto nivel desde los aos 30" (NYT yBBUM respectivamente, tomados de Cize y otros; 1990, 171). Segn un trabajo del Instituto deEstudios Fiscales (tomado de Calcagno y Calcagno; 1995, 204), en Gran Bretaa durante ladcada de los 80, slo el decil ms rico aument su participacin en el ingreso (un 9,5%),reducindola todos los dems, hasta en un 10,7% el ms pobre, mientras en EEUU aumentaronsu participacin los tres ms ricos (hasta un 6,4% el mayor) disminuyndola los siete ms pobres (hasta un 8,7% el ms pobre).

    La traduccin de todos estos fenmenos es el tremendo deterioro de las condicionesmateriales de vida de la inmensa mayora de la poblacin mundial. Este deterioro, agudizadodesde la aplicacin generalizada de los planes de ajuste del FMI/BM, se constata en los pases

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    subdesarrollados y en aquellos en los que el capital fue expropiado (antiguo CAME) perotambin en los llamados desarrollados.

    Incluso el propio sistema de Naciones Unidas a travs de la CEPAL (1992, 2-3)reconoce que en Amrica Latina tras la aplicacin de polticas de ajuste para el pago de la deudadurante los aos 80, la poblacin que se encuentra en situacin de pobreza ha aumentadoalcanzando en 1990 a 195,9 millones de personas (un 45,9% de la poblacin total). La mismatendencia se observa en el nmero de indigentes (93,5 millones, un 22%). Pero tambin sedispara el nmero de pobres en la UE donde aumentan en 20 millones entre 1970 y 1987 o enEEUU donde alcanzan la cifra de 36 millones en 1992 (Torres; 1995, 129-130)

    Asimismo, empeoran otros indicadores, dramticos, como el del hambre. Sutcliffe(1996, 159-160) expone que

    "de manera muy general, las cifras sugieren que una quinta parte de la poblacin mundial (un cuartode la poblacin de los pases en desarrollo y la mitad en los continentes ms afectados) sufren unainfralimentacin severa. La proporcin de los que no tienen una dieta adecuada seguramenteascender a cifras mucho ms elevadas. Lo que s se puede afirmar es que las deficiencias en la primera necesidad de la vida, la alimentacin, es un problema de la mayora de los seres humanos. En aos recientes la evidencia sugiere que el problema no mejora (...) el nmero absoluto de personas que sufren infraalimentacin muy severa est aumentando" .Estos datos resultan escandalosos cuando la humanidad tiene de sobra capacidad

    tecnolgica y de recursos para resolver esta situacin. Parece evidente por tanto que lo quefallan son las reglas del juego, es decir, las relaciones de produccin capitalistas.

    En efecto, estas tendencias son coherentes con la lgica del capital. Especialmente en loque se refiere al deterioro salarial en la medida en que, al aumentar la tasa de plusvala,ensancha el margen de ganancia. Sin embargo, tambin refuerzan las contradicciones. Porejemplo, al debilitar la demanda total de manera que se dificulta la realizacin de dicha ganancia(es decir, su materializacin monetaria a travs de la venta, del paso de M' a D'). El caso espaoles paradigmtico de este fenmeno por el estancamiento del consumo privado a que llevan la

    magnitud del desempleo y el decaimiento de los salarios.* * *

    Una certera sntesis de los resultados de las polticas de ajuste la ofrece Valenzuela(1991; 153-154):

    "(...) visto desde el ngulo de la asignacin de los recursos, le otorga primaca al principio de laregulacin oligoplica. Como al mismo tiempo predica un aperturismo econmico indiscriminado,tenemos que de hecho privilegia la regulacin monoplica transnacional.

    En cuanto a su contenido ms preciso, en primer lugar se podra caracterizar como unamodalidad especfica e histricamente determinada, de reconstitucin de la tasa de ganancia. Paraello, se apoya fundamentalmente en la elevacin de la tasa de plusvala. Para lograrlo, se busca

    congelar o controlar la expansin de los salarios reales y, para tales efectos, los mecanismos que se privilegian son la dilatacin del ejrcito de reserva industrial y la coaccin directa o extraeconmica. En cuanto a los agentes o grupos sociales impulsores, el modelo se asienta en el capital

    transnacional y una delgada capa de capitalistas nacionales. stos funcionan como una oligarqua financiera en cuyo seno se privilegian los espacios circulatorios. En cuanto a las ramas o sectores dedesarrollo preferente, amn de los financieros e improductivos, deben recalcarse los sectores deexportacin, primarios y semimanufactureros.

    El esquema no se limita a una drstica elevacin de la tasa de plusvala. Al mismo tiempo provoca una modificacin sustancial en las modalidades de reparto de la plusvala social. Apuntandoa lo bsico, tendramos: i) retraccin del beneficio empresarial y mayor peso de la plusvala que setraduce en intereses; ii) especialmente por la va de los intereses, crecimiento de la masa de plusvala, absoluta y relativa, que fluye al exterior. Como consecuencia de lo anotado, desestmulo a

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    la acumulacin productiva en general y, en particular, a la ms pesada y de ms largo perodo demaduracin.

    La alta tasa y masa de plusvala combinada con los bajos niveles de la acumulacin productiva dan lugar a la emergencia de agudos y recurrentes problemas de realizacin. Por lascaractersticas del modelo, ni el gasto (o dficit) estatal ni un eventual supervit externo, pueden jugar como palancas resolutivas. De hecho, son la expansin del consumo suntuario y otros gastos

    improductivos, los mecanismos que se privilegian para suavizar los problemas de realizacin delexcedente. De aqu, el parasitismo esencial del modelo. La configuracin econmica estructural que precipita el ideario neoliberal, da lugar a

    consecuencias de largo plazo o tendenciales: i) menores ritmos de crecimiento; ii) mayorinestabilidad en el cur