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1 CAPÍTULO 3: ENTREVISTAS (Antonio Viedma Rojas) CAPÍTULO 3: ENTREVISTAS ...............................................................................................1 PRESENTACIÓN DEL CAPÍTULO ...............................................................................2 3.1. NOCIONES BÁSICAS .................................................................................................2 3.1.1 CONVERSACIÓN, ENTREVISTAS E INVESTIGACIÓN SOCIAL ....................3 3.1.2. TIPOS DE ENTREVISTA ......................................................................................5 3.1.3. USOS DE LA ENTREVISTA .................................................................................8 3.1.4. VENTAJAS Y LÍMITES DE LA ENTREVISTA ................................................. 10 3.2. ENTREVISTAS DESDE LA PERSPECTIVA CUALITATIVA ................................... 12 3.2.1. DISEÑOS DE INVESTIGACIÓN CON ENTREVISTAS ABIERTAS ................. 12 3.2.2. LA ENTREVISTA ABIERTA EN LA PRÁCTICA ............................................... 13 3.2.3. ENTREVISTAS HISTÓRICAS ............................................................................ 24 LECTURAS RECOMENDADAS...................................................................................... 30 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 31

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CAPÍTULO 3: ENTREVISTAS

(Antonio Viedma Rojas)

CAPÍTULO 3: ENTREVISTAS ............................................................................................... 1

PRESENTACIÓN DEL CAPÍTULO ............................................................................... 2

3.1. NOCIONES BÁSICAS ................................................................................................. 2

3.1.1 CONVERSACIÓN, ENTREVISTAS E INVESTIGACIÓN SOCIAL .................... 3

3.1.2. TIPOS DE ENTREVISTA ...................................................................................... 5

3.1.3. USOS DE LA ENTREVISTA ................................................................................. 8

3.1.4. VENTAJAS Y LÍMITES DE LA ENTREVISTA ................................................. 10

3.2. ENTREVISTAS DESDE LA PERSPECTIVA CUALITATIVA ................................... 12

3.2.1. DISEÑOS DE INVESTIGACIÓN CON ENTREVISTAS ABIERTAS ................. 12

3.2.2. LA ENTREVISTA ABIERTA EN LA PRÁCTICA ............................................... 13

3.2.3. ENTREVISTAS HISTÓRICAS ............................................................................ 24

LECTURAS RECOMENDADAS ...................................................................................... 30

BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................... 31

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PRESENTACIÓN DEL CAPÍTULO

La entrevista es una de las formas de producción de información empírica más comunes e importantes de la investigación social. Los distintos niveles de apertura en la comunicación entre investigador e investigado, la variedad de instrumentos utilizados y su capacidad para producir distintos tipos de información permiten que esta práctica pueda ser aplicada desde perspectivas, campos y disciplinas con objetos y objetivos de conocimiento muy diferentes. La adecuación de la entrevista a estas necesidades ha tenido como resultado la creación de prácticas tan heterogéneas como la encuesta a través de cuestionario estandarizado, la entrevista abierta o cualitativa, las historias orales y de vida o las entrevistas focalizadas grupales, entre otras muchas.

A pesar de las diferencias formales que existen entre todas ellas, hay aspectos teóricos y metodológicos comunes. Es en este espacio donde la primera parte de este capítulo adquiere sentido. Su objeto es realizar una revisión de las características compartidas por los diferentes tipos de entrevistas. Su objetivo es proporcionar un punto de partida que permita comprender la relación, diferencias y similitudes que tienen estas prácticas de investigación. En concreto, el despliegue de esta primera parte del capítulo comienza con una reflexión sobre la necesidad de establecer fronteras entre la conversación y la entrevista de investigación social; continúa con un análisis de los distintos tipos de entrevista atendiendo a las características de la información producida; sigue con la exposición de los usos de la entrevista en la investigación social y concluye con una reflexión sobre las ventajas, inconvenientes y límites de esta práctica.

En la segunda parte del capítulo son expuestas con detalle las dos prácticas de entrevista más importantes creadas desde la perspectiva cualitativa de investigación: la entrevista abierta, también llamada en profundidad o cualitativa, y la entrevista histórica. A través de ellas, podremos hacernos una idea clara de las diferencias que produce la apertura y los distintos objetivos en la producción de información mediante entrevista.

Dada la importancia que ha adquirido la encuesta por cuestionario estandarizado en las ciencias sociales, se ha considerado oportuno que su exposición se realice de forma separada. En consecuencia, en este capítulo sólo se exponen las cuestiones básicas de la entrevista con cuestionario estandarizado.

3.1. NOCIONES BÁSICAS

En esta primera parte se aborda el análisis de las nociones básicas de la entrevista, el espacio común de la definición de la práctica. Así, nos preguntamos en qué se diferencia la entrevista de la conversación, qué normas sociales la afectan, qué tipos

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de entrevista se han generado, sus ventajas frente a otros modos de observación y sus límites.

3.1.1 CONVERSACIÓN, ENTREVISTAS E INVESTIGACIÓN SOCIAL

La conversación es una de las situaciones sociales que con mayor asiduidad realizamos en nuestra vida cotidiana. A través de ella obtenemos información directa sobre el modo en que los demás experimentan, interpretan y conciben el mundo del que hablamos. Como contrapartida, les ofrecemos una información similar durante el proceso comunicativo que se produce en la conversación. Aun cuando en apariencia la conversación puede parecer simple interrogación y respuesta, sus efectos sociales van mucho más allá del acto del habla que la identifica. Situación social de carácter pragmático y proceso comunicativo regulado por normas sociales compartidas, la conversación no es sólo un modo de acceder a la comprensión de la realidad social que nos rodea, la conversación es, sobre todo, una situación social en la que la misma sociedad se produce y reproduce.

Aunque la simula, la entrevista crea una situación comunicativa distinta a la conversación. La interrogación y la respuesta, al igual que en la conversación, son la base práctica de su proceso comunicativo. A través de la entrevista también podemos obtener información sobre el modo en que otros experimentan, interpretan y conciben el mundo. Sin embargo, una distinción importante se produce entre la conversación y la entrevista: quien formula las preguntas busca lo desconocido y quien las responde expone lo que hasta ese momento sólo él conoce. Sin duda, esta asimetría hace que la situación de entrevista adquiera un sentido más próximo a la lógica del descubrimiento que a la de la reproducción social —aun cuando la difusión de la propia entrevista o sus resultados tenga ese efecto reproductor posteriormente—.

Pero las diferencias no se quedan solamente en los efectos de la asimetría expuesta; otras cuestiones de fondo como la interrogación desde la norma social (Callejo, Gómez y Casado 2004)1

1 En este libro se realiza una reflexión sobre la reconstrucción de las normas sociales en la práctica de la investigación social que resulta de gran interés. Algunas cuestiones conceptuales clave sobre prácticas como la entrevista, el grupo de discusión, las historias de vida y la observación participante son abordadas con precisión y clarifican diferencias fundamentales. Este capítulo y los siguientes deben parte de su exposición a lo extraído de sus páginas.

o la búsqueda de la confesión (Ibáñez 1979; Vallés 1997) hacen que la entrevista se diferencie aún más de la conversación. Aunque las propuestas teóricas de estas reflexiones en los autores citados se refieren a las entrevistas de investigación social, un ejemplo de entrevista periodística muy conocida nos puede servir de ayuda para entender esta diferencia. Nos referimos a la entrevista que el presidente Nixon concedió al periodista Frost después de haber

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pasado dos años de su renuncia. Esta entrevista ha sido recientemente llevada al cine2

Los escándalos, el comportamiento y la renuncia forzada a la presidencia de Nixon habían dejado claro para muchos americanos que el Presidente había superado los límites del poder que le atribuía el sistema democrático. Además, una mala sensación había quedado en la opinión pública porque Nixon en su renuncia no había admitido públicamente su error, no lo había confesado. Nixon concede la entrevista con la intención de lavar su imagen. El equipo que prepara la entrevista para Frost lo hace para conseguir que Nixon confiese sus errores públicamente. En estos términos, Frost se dirige a Nixon desde la norma social. El objetivo de la entrevista no era comprender el modo en que Nixon interpretaba el mundo o los detalles de sus estrategias políticas de acuerdo con la norma, el objetivo era conseguir una confesión en la que aceptara y explicara públicamente por qué había actuado fuera de ella. Frost lo consigue cuando él mismo se aleja de la norma de la entrevista y cruza los límites acordados.

y también ha sido editada una reflexión sobre cómo se planificó (Frost 2007).

Estamos acostumbrados a consumir entrevistas periodísticas en las que estas posiciones se marcan con claridad. Asimismo, las entrevistas clínicas y terapéuticas, más próximas a la investigación social, mostraron también el potencial aporte de la confesión para descubrir actitudes y comportamientos fuera de la norma (Ibáñez 1979). ¿Pero, qué ocurre cuando el tipo de conocimiento que se quiere producir con la entrevista se debe ceñir a los planteamientos formales de la investigación social? La respuesta es clara, la entrevista de investigación social se aleja aún más de lo que entendemos cotidianamente por conversación y entrevista en general (Kvale 1996).

El motivo fundamental del alejamiento se debe a la diferencia entre los objetivos que rigen la producción de conocimiento científico y los que lo hacen en la producción de conocimiento popular. Acumulación, búsqueda de explicaciones generales, utilización de procedimientos empíricos conocidos y publicación de los resultados son las condiciones básicas que impone el modo de proceder de la ciencia. Flexibilidad, conocimiento cotidiano, particularidad, ámbito privado son las condiciones del conocimiento cotidiano. Además, la entrevista de investigación social sirve para producir un registro que tanto previa como posteriormente ha sido planeado para ser analizado a la luz de una posición teórica o con la intención de crearla. La interacción importante no es tanto la que se produce entre el investigador y el entrevistado durante la situación de entrevista como la que se da entre el investigador y el registro que se produce. El sujeto observado es un ejemplo que corrobora o produce discursos que serán utilizados para explorar o comprender su mundo. Pero, en cualquier caso, lo importante para el investigador será el conocimiento producido a partir de ella. La potencialidad se encuentra en la capacidad del ejemplo de su discurso no en la relación entre investigador e investigado (Ferrara 2008).

2 La película se ha titulado en España: “El desafío Frost contra Nixon”.

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3.1.2. TIPOS DE ENTREVISTA

Los criterios de clasificación de entrevistas utilizados más comúnmente en la bibliografía especializada suelen atender a cuestiones como la apertura en la interacción entre entrevistador y entrevistado, el grado de estandarización de los instrumentos utilizados, la temporalidad en la aplicación de la entrevista, el objeto de la investigación, los objetivos, el número de participantes, etc. Como quiera que la elección de un criterio u otro es una decisión que debe dar cuenta de un objetivo y considerando que el nuestro es permitir la ubicación de una manera sencilla de las diferentes prácticas de interrogación que van a ser expuestas a lo largo del libro, se ha decidido utilizar el tipo de información que se produce durante la entrevista como primer criterio de diferenciación.

Desde esta perspectiva, las entrevistas pueden ser ubicadas en dos grandes grupos: a) aquellas que producen registros codificados con la intención de ser transformados en datos numéricos, susceptibles de análisis estadístico; y, b) aquellas que producen registros verbales para ser examinados a través del análisis sociológico del discurso. Aun cuando parecen opuestos, ambos tipos de información son complementarios en la investigación social. En muchos casos, su articulación es imprescindible para poder abordar objetos de estudios tan complejos como con los que trabajan habitualmente las ciencias sociales (Callejo, Viedma 2006).

La entrevista con cuestionario estandarizado es la forma más común de producir registros codificados. Su denominación más difundida es la de encuesta por muestreo. Sus rasgos principales son: a) recogida de información a través de entrevistas cara a cara o vía telefónica3

3 Existen modalidades de encuestas autocumplimentadas que entendemos no estarían dentro la producción mediante entrevista

; b) utilización de cuestionario estandarizado en el que se incluyen distintos tipos de preguntas y respuestas cerradas o con niveles de apertura muy pequeños; y, c) aplicación de la entrevista a un grupo de personas suficiente

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como para que sean estadísticamente representativas del conjunto de la población de estudio (muestra).

La situación de entrevista en la encuesta está condicionada por el modo en que se realiza la interrogación-respuesta, el objetivo de la entrevista y las peculiaridades del proceso comunicativo creado para su desarrollo. El cuestionario es el medio que articula la comunicación. El entrevistador realiza una pregunta tras otra según el orden que se establece en el cuestionario y registra las respuestas de acuerdo con un sistema de codificación predeterminado. Además, previo al proceso de recogida, los entrevistadores reciben consignas concretas sobre la forma en que se deben aplicar los cuestionarios y las condiciones o situaciones de entrevista que deben ser consideradas.

El objetivo de la encuesta no es conocer tanto la opinión de cada uno de los entrevistados sobre el tema o experiencia concreta de la que se trate como clasificar a los entrevistados según el grado de adscripción a las respuestas que previamente el investigador ha considerado para su registro. Esto significa que la entrevista pierde la posibilidad de descubrimiento de lo que discursivamente se encuentra fuera de la norma social (Callejo; Gómez; Casado 2004). Es decir, el hecho de ofrecer un cuestionario cerrado con preguntas y respuestas codificadas implica que su construcción derive del conocimiento previo del investigador. Aun cuando este conocimiento sea profundo y a pesar de las pruebas o investigaciones previas, es lógico pensar que pueda haber respuestas diferentes a las previstas por el investigador que no podrán ser registradas. Aunque para solucionar este problema es habitual la introducción de respuestas que permiten rechazar la adscripción como “no sabe / no contesta” o respuestas abiertas es lógico pensar que los discursos más transgresores de la norma social queden fuera.

La tercera de las condiciones que afecta a la encuesta es la consideración de que la situación social de entrevista se puede repetir un elevado número de veces en contextos diferentes y entre distintos actores sin que esto afecte a los resultados. De este planteamiento, podemos deducir que ni las características sociales de los sujetos ni las influencias del proceso comunicativo producido durante la entrevista son consideradas a priori como elementos perturbadores. No es difícil anticipar que esta posición teórica ha sido refutada hace tiempo. El rechazo ante la situación de entrevista, el entrevistador o la manera en que se formulan las preguntas es un problema conocido con el nombre de reactividad y debe ser tenido en cuenta. Por ejemplo, en espacios en los que la privacidad es un elemento importante, es preferible la utilización del cuestionario autocumplimentado porque la comunicación cara a cara suele ser rechazada. Asimismo, la relación entre entrevistador y entrevistado produce un fenómeno denominado reflexividad que afecta al proceso comunicativo y puede tener como resultado el cambio en las respuestas del entrevistado para conseguir la aceptación del entrevistador. Esta situación se hace más visible cuando las preguntas incluyen valores socialmente compartidos y el entrevistado responde de acuerdo a esa norma (deseabilidad social) o cuando el entrevistado considera que debería tener un

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conocimiento y, por tanto, una opinión formada de lo que se le pregunta y responde al azar para no mostrar su desconocimiento (Corbetta 2003).

Todo este conjunto de características enunciadas hace que la interacción que se produce en la entrevista a través de cuestionario estandarizado pueda ser considerada como una situación social diferenciada. La difusión de esta práctica y de sus objetivos la hacen ya reconocible socialmente. Cuando por la calle se nos acerca una persona con un cuestionario en sus manos y nos solicita nuestra colaboración, cuando el agente censal llama a nuestra casa, cuando recibimos una llamada telefónica para que les demos nuestra opinión o cuando a la salida de los colegios electorales nos solicitan a quién hemos votado todos anticipamos que esa situación social es específica y que nos van a realizar una encuesta. Es quizá por este motivo por el que incluso en los manuales de metodología la encuesta no es considerada como una entrevista. Sin embargo, a pesar de su cierre, las limitaciones en la producción de la interacción y las peculiaridades enunciadas la base comunicativa de la encuesta es similar a la de una entrevista.

Las entrevistas que producen registros verbales suelen ser categorizadas en función del grado de libertad con el que el investigador interroga al entrevistado. Los instrumentos de producción de información (cuestionario y guión de conducción) que se utilizan durante la entrevista son la medida de referencia. La división clásica toma como base la metáfora de la construcción y propone la existencia de tres categorías: entrevistas estructuradas, semiestructuradas y no estructuradas. Los dos tipos extremos son fácilmente identificables porque o bien se aplica un cuestionario que “estructura” la interacción comunicativa o bien es el propio investigador quien propone sin cuestionario ni guión los temas a tratar. El cuestionario en la entrevista estructurada limita la interrogación pero no la respuesta. Como en el caso de la encuesta, las preguntas deben ser formuladas en el mismo orden y de la misma manera a todos los entrevistados. Esta limitación es la que sin duda condiciona el proceso comunicativo. A diferencia de la encuesta, las respuestas de los entrevistados son abiertas, sin límites y producen registros verbales.

En las entrevistas no estructuradas la base de la interrogación está en los temas que interesan al investigador. Su trabajo durante la entrevista es proponer y animar la respuesta dejando la iniciativa en la exposición al entrevistado. Tan sólo las divagaciones deben ser reconducidas. Durante la entrevista pueden ir apareciendo nuevas áreas de interés desconocidas para el investigador que pueden ser incorporadas a la interrogación. Aunque este tipo de entrevista es la más parecida a una conversación libre, no hay que olvidar que el propio investigador hace las labores de mediación, eso sí, una mediación abierta y reflexiva.

El mayor problema de definición de este tipo de entrevistas se produce en las semiestructuradas. En principio, el instrumento que sirve para diferenciarlas es el guión de conducción. Pero el guión puede crearse con muy diferentes grados de detalle. En algunos casos, el guión puede ser similar a un índice temático, lo que nos

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conduciría hacia el extremo no estructurado, en otros casos, por el contrario, el guión puede ser tan detallado que se asemeje a un cuestionario. Sea como sea el guión, en las entrevistas semiestructuradas el entrevistador tiene plena libertad para formular las preguntas según su criterio y el entrevistado para exponer sus respuestas.

Sin mucho esfuerzo, podríamos imaginar un eje en el que se situaran todos los tipos de entrevista atendiendo al grado de apertura en la interacción pregunta-respuesta (Patton 1990). En un extremo se situaría la encuesta, a continuación la entrevista estructurada, la semiestructurada y en el otro extremo la entrevista no estructurada. Pero el desarrollo práctico ha hecho que los límites en las distintos tipos de entrevista no sean tan definidos. Por ejemplo: la encuesta puede introducir preguntas de respuesta abierta para algunos temas exploratorios o complejos de enunciar. Esto la situaría en la zona de las entrevistas estructuradas. Por el contrario, las entrevistas estructuradas pueden incluir grupos de preguntas codificadas que permitan conocer algunos rasgos de la muestra, lo que las llevaría al límite de la encuesta. Del mismo modo, las entrevistas semiestructuradas con un guión muy poco detallado no se diferencian demasiado en la práctica de las entrevistas no estructuradas. En suma, aunque la clasificación nos sirve para distinguir algunas cuestiones clave no hay que olvidar que la entrevista que produce registros verbales se produce en una situación social flexible.

3.1.3. USOS DE LA ENTREVISTA

La variedad de modelos de entrevista desarrollados ha permitido que su uso se haya extendido a campos de investigación y temáticas muy diferentes. Este proceso de especialización ha dado como resultado que cada tipo de entrevista tenga unas capacidades y potencialidades propias. La decisión de utilizar un modelo u otro de entrevista en una investigación debe tomarse considerando el grado de adecuación de cada modelo de entrevista concreto a los objetivos, condiciones, necesidades y tipo de información a obtener. No hay que olvidar tampoco que en los diseños de investigación es habitual la articulación entre la encuesta y las entrevistas de registro verbal u otras prácticas cualitativas para poder cubrir niveles y objetivos diferentes4

La entrevista con cuestionario estandarizado parte de una idea: el entrevistador conoce las respuestas más probables a las preguntas que realiza. La formulación de las preguntas y las respuestas deben adecuarse por tanto a un conocimiento compartido para que sean comprendidas por el entrevistado. Además, se considera que la estandarización entre preguntas y respuestas permite que la entrevista se reproduzca un número ilimitado de veces. Con estos supuestos y los que provienen del marco de

(Callejo, Viedma 2006). Observemos los distintos usos de la entrevista en función de estas características diferenciales.

4 Las reflexiones sobre la articulación en el diseño de investigación con diferentes prácticas son un elemento clave. En el capítulo 2 de este libro se hace un repaso profundo y preciso sobre este asunto que puede aclarar

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la teoría muestral y la teoría de probabilidades se plantea que cuando se realizan un número suficiente de entrevistas a una muestra de una población, los resultados de la muestra pueden ser inferidos a la población de referencia. Por otro lado, la estandarización de las preguntas y respuestas se basa en la transformación de conceptos en variables y de éstas en sus distintas dimensiones. Las respuestas ofrecidas al entrevistado son las dimensiones de la variable. El objetivo final del análisis de la encuesta es la relación entre variables que se da en los distintos grupos sociales observados.

Todo este conjunto de características hacen que la encuesta sea un instrumento muy adecuado cuando se quiere conocer la forma en que se distribuye una población numerosa respecto a sus acciones u opiniones. La perspectiva de investigación desde la que se plantea la encuesta es por tanto la distributiva (Ibáñez 1996a). Los usos de la encuesta se remontan a finales del siglo XIX cuando Weber planteó el estudio de problemas sociales y condiciones de vida. Su difusión a todos los campos de la investigación social y su uso generalizado en la producción de datos estadísticos oficiales demuestran su potencialidad5

Los usos de los distintos tipos de entrevistas de registro verbal también pueden ser observados atendiendo al grado de libertad con que el investigador obtiene la información. Por tanto, seguiremos la división clásica de entrevistas estructuradas, semiestructuradas y no estructuradas en la exposición.

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En uso de las entrevistas estructuradas según Corbetta (2003) es adecuado en tres circunstancias especiales: cuando la singularidad de las situaciones observadas es elevada y cada entrevistado ofrece posibilidades de respuesta diferentes que hay que considerar; cuando la complejidad en las dimensiones del tema estudiado no se pueden estandarizar; y, cuando la cultura del entrevistado no haya integrado la entrevista con cuestionario como una situación social normal. Además, hay que tener en cuenta que la lógica de la perspectiva distributiva debe formar parte de los objetivos de la investigación. Es decir, la entrevista estructurada es adecuada cuando, además de las circunstancias propuestas por Corbetta, lo que se pretende es clasificar a una población relativamente numerosa. Los niveles de estudio exploratorio o descriptivo son los más adecuados para el uso de este tipo de entrevistas.

La flexibilidad en los casos de las entrevistas semiestructuradas y no estructuradas permite un uso de ellas mucho más extenso. En la práctica sus usos no son muy diferentes. Las categorías propuestas por Alonso en el uso de la entrevista en profundidad pueden dar una idea muy aproximada de los campos temáticos en las que pueden ser utilizadas estos dos tipos de entrevista.

1. Reconstrucción de acciones pasadas: enfoques biográficos, archivos orales, análisis retrospectivos de la acción, etc.

5 No abundaremos en los usos de la encuesta puesto que van a ser expuestos en profundidad en el capítulo que se habla sobre esta práctica.

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2. Estudio de las representaciones sociales personalizadas: sistemas de normas y valores asumidos, imágenes y creencias prejuiciales, códigos y estereotipos cristalizados, rutas y trayectorias vitales particulares, etc.

3. Estudios de la interacción entre constituciones psicológicas personales y conductas sociales específicas: estudios, por ejemplo, sobre agresividad, violencia, las llamadas conductas desviadas, etc., donde el grupo de discusión tampoco suele funcionar por la tendencia la dispersión y falta de homogeneidad de las trayectorias y respuestas individuales.

4. Prospección de los campos semánticos, vocabulario y discursos arquetípicos de grupo y colectivos sobre los que luego vamos a pasar un cuestionario (Alonso 1998).

Esta categorización plantea dos usos generales de la entrevista: uno de carácter exploratorio y otro de carácter explicativo. En el apartado cuarto queda de manifiesto el carácter exploratorio. La entrevista se convierte en un medio para obtener información que será utilizada para confeccionar un cuestionario. El apartado primero, en el que se plantea el estudio de las vidas de los sujetos considerando su dimensión histórica, la entrevista no estructurada es la más adecuada. Tanto en la primera como en el resto de las categorías la entrevista sirve como medio en la búsqueda de la compresión. Es decir, cualquiera de estos usos convierte a la entrevista en un medio de producción de información con carácter propio.

3.1.4. VENTAJAS Y LÍMITES DE LA ENTREVISTA

El momento de la entrevista es una de las fases del proceso de investigación que con mayor dificultad puede ser controlado. Aun cuando se tomen medidas para eliminar los posibles sesgos en la respuestas que el entrevistador puede introducir con su comportamiento, su expresión verbal, su forma de vestir o la manera en que guía la interacción no se nos puede escapar que la entrevista es una situación social que cambia cada vez que se produce. La situación de entrevista no es un experimento de laboratorio en el que todos los factores puedan ser controlados. La entrevista es una situación experimental cuyo resultado depende de las circunstancias en que se produzca la interacción, de las expectativas de rol que se plantee el entrevistado antes y durante la entrevista y de la experiencia práctica del entrevistador para conducirla.

Si analizamos la influencia de esta falta de control sobre los resultados respecto a la variedad y flexibilidad de los tipos de entrevista, observaremos que tanto en los casos de entrevistas de estímulo-respuesta (encuesta y entrevista estructurada) como en los casos de entrevistas abiertas el efecto es similar. En ambos casos, el entrevistador necesita crear un clima de confianza para que las respuestas del entrevistado se ofrezcan con el menor sesgo posible, en ambos casos el entrevistador debe adecuar el

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proceso comunicativo a las características del entrevistado y en ambos casos debe evitar que su influencia y sus valoraciones influyan sobre la respuesta.

Aunque la conducción de los distintos tipos de entrevista sea diferente, la calidad de los resultados siempre se ve afectada por la capacidad del entrevistador para crear esa situación social de manera adecuada a los objetivos de la observación. Resulta fácil anticipar que conseguir producir esta situación social no es sencillo y que la experiencia práctica del investigador para provocarla es la verdadera limitación de esta práctica de investigación.

Si el entrevistador consigue superar esta limitación, las ventajas de la entrevista como modo de observación se relacionan con su:

Capacidad para producir información con características muy diferentes, susceptible de ser analizada desde distintas perspectivas de análisis.

Capacidad de acceder a situaciones sociales difícilmente observables con otras prácticas de investigación como la observación participante o las prácticas grupales (espacios privados o semiprivados).

Flexibilidad en el diseño, lo que facilita el acceso a distintos niveles de investigación y, en el caso de las entrevistas abiertas, la apertura de nuevos campos.

Capacidad para acceder a sujetos con dificultades para leer y escribir.

Además de la experiencia práctica del entrevistador, las limitaciones más importantes de la entrevista están relacionadas con la expresión verbal de los sujetos observados y con los efectos que la interacción cara a cara produce sobre ellos. Las limitaciones relacionadas con la expresión verbal vienen dadas por la limitada capacidad para comprender las preguntas o para exponer las respuestas. El desconocimiento de la lengua o la distancia en el tipo de lenguaje utilizado puede producir la paralización de la comunicación, en el caso de las entrevistas abiertas, o la adscripción a respuestas que realmente no han sido comprendidas. La dificultad para exponer las respuestas se produce habitualmente en grupos sociales que no están acostumbrados a producir un discurso prolongado sobre sus acciones. En cualquiera los casos las limitaciones de la expresión verbal están relacionadas con el aislamiento social de las personas que se interroga, con su nivel educativo o con su conocimiento de la lengua.

La entrevista también está limitada por cuestiones de carácter práctico. El tiempo del que disponen el entrevistador y el entrevistado suele estar tasado. Lo habitual es que exista un acuerdo previo sobre la duración de la entrevista. En el caso de las entrevistas que tienen por objeto el relato histórico, como la biografía o las historias de vida, las entrevistas se suceden en varias sesiones de una manera mucho más flexible.

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3.2. ENTREVISTAS DESDE LA PERSPECTIVA CUALITATIVA

En esta segunda parte del capítulo se exponen las características de los dos tipos de entrevistas más comúnmente utilizados desde la perspectiva cualitativa de investigación: las entrevistas abiertas y las entrevistas históricas. En ambos casos, el objetivo es ofrecer una visión general del modo en que se diseñan y aplican cada una de estas prácticas.

3.2.1. DISEÑOS DE INVESTIGACIÓN CON ENTREVISTAS ABIERTAS

El diseño metodológico de investigación se centra en idear y planificar las estrategias más adecuadas para obtener una información acorde a los objetivos a investigar. La función del diseño metodológico es responder a la pregunta: ¿cómo se va a realizar la investigación? La respuesta debe considerar, entre otras, las siguientes condiciones: el tipo de información que se desea obtener, la perspectiva o perspectivas de investigación desde la que se plantea el estudio, el uso que se le dará a la información obtenida, el grado de conocimiento previo que se tenga de la población objeto de estudio, el nivel de acceso a la información, el tiempo disponible para realizar el trabajo de investigación y los recursos económicos y de personal disponibles (Callejo, Viedma 2006). El grado de adecuación de cualquier práctica de investigación variará en función de la relación entre sus características y las condiciones impuestas por cada investigación concreta. Es difícil plantear de una manera genérica el modo en que se deben realizar diseños de investigación con entrevistas abiertas. Parece más adecuado remitir a aquellas situaciones en las que la inclusión de estas prácticas en el diseño ha demostrado ya ser adecuadas.

La entrevista abierta es una entrevista semiestructurada, en la que el investigador cuestiona al entrevistado utilizando un guión de conducción que le sirve de ayuda. El guión es sólo un apoyo y el entrevistador también puede plantear o abrir nuevas temas de interés al hilo de la entrevista. El entrevistado responde sin limitación alguna a las cuestiones solicitadas. Tan sólo la acotación temporal, la voluntad de los implicados en la situación de entrevista, la situación social creada y la saturación en el discurso de los temas propuestos delimitan la producción de información. Por tanto, cualquier diseño de investigación que pretenda conocer en profundidad el modo en que los sujetos interpretan la realidad en la que viven debe considerar la utilización de esta práctica. Si, además, lo que se plantea en la investigación es la búsqueda de un discurso social que circula poco o es desconocido el uso de la entrevista abierta se hace imprescindible.

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La forma en que se produce la interacción cara a cara, permite que la entrevista abierta se adecúe sobre todo a la búsqueda y comprensión de casos tipo. Es decir, la entrevista no es adecuada para recoger el discurso social mayoritario, para eso son más adecuadas las técnicas grupales. El sentido de la entrevista es la observación de casos que indiquen nuevas formas de comprender la realidad social. Por este motivo, la entrevista abierta es una buena forma de apoyar diseños exploratorios que busquen nuevos discursos normativos.

En la mayoría de los casos, este discurso se encuentra entre la población más alejada de la norma social compartida. La capacidad para acercarse a los sujetos y provocar una situación que permita la confesión ha demostrado también que la entrevista abierta es un buen modo de acercarse a las personas que viven en los márgenes.

Pero la entrevista abierta no sólo proporciona discursos. En la medida que el sujeto produce un relato de lo que dice que hace, la entrevista abierta también es capaz de ser se útil para un diseño que busque los conflictos de normas (Callejo; Gómez; Casado 2004). Es decir, un discurso que intente comprender la dialéctica del conflicto entre lo que la gente que habla desde la reivindicación de otra norma social plantea como alternativa a la norma social aceptada.

Además de ser adecuada para estas necesidades, la flexibilidad y apertura en el diseño de la propia entrevista han hecho que su uso se extienda a objetos y objetivos de investigación muy diversos. Así, mediante las entrevistas abiertas se abordan también acontecimientos pasados y relatos de la historia de las personas; se exploran de una forma muy abierta campos desconocidos a través de informantes clave o expertos; se detallan minuciosamente prácticas o acciones de la vida cotidiana de los entrevistados; o, se registran hechos o acontecimientos que el investigador no puede observar directamente y que son observados por entrevistados que actúan de testigos objetivos de la acción.

Si a todo este espectro de posibilidades de diseño le añadimos el potencial de la entrevista abierta a ser utilizada como suplemento, triangulación, complemento o integración en la articulación de perspectivas y prácticas en el diseño de investigación (Callejo, Viedma 2006) podremos plantear que la elección de la entrevista abierta, de su diseño y su apertura sólo puede partir de una profunda reflexión de cada caso concreto de investigación. No hay recetas en el diseño de las entrevistas abiertas. Lo que debe haber es una reflexión del objeto de investigación, de las necesidades de información concreta que debe producir y de las múltiples formas de diseño que ofrece esta práctica.

3.2.2. LA ENTREVISTA ABIERTA EN LA PRÁCTICA

La forma en que se realiza la entrevista abierta no puede ser anticipada con detalle y en todos sus términos. Ya ha sido puesto de manifiesto que la flexibilidad, el grado de

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apertura y las condiciones en que se produce la situación social de entrevista varía cada vez que se realiza la práctica. No hay fórmulas magistrales para aplicar la entrevista, es cierto; sin embargo, hay procedimientos, buenas prácticas y recomendaciones básicas que pueden ayudar en su realización.

En este epígrafe, se analiza el proceso de planificación y ejecución de la entrevista abierta con la intención de ofrecer elementos de juicio que ayuden en la comprensión y realización de la práctica. Es incuestionable, que la división de las fases del proceso expuesto es un artificio analítico, concebido para ayudar en la exposición y en su comprensión. En la práctica, el investigador conjuga muchos de los elementos aquí diseccionados e, incluso, ya los tiene en cuenta en la fase previa de la definición de la investigación. No se puede entender el diseño de entrevistas separado del objeto de investigación y éste sin el diseño del proyecto que los alberga. Antes de comenzar a seleccionar los entrevistados, a crear los instrumentos de recogida o a seleccionar los escenarios ha habido un proceso previo que afectará a todas estas decisiones. La revisión analítica de lo que se haya realizado sobre el tema a tratar, los resultados de otras investigaciones, las categorías utilizadas, las formas de producción de información y sus resultados y los indicios de las condiciones sociales y culturales del objeto de estudio ya están presentes cuando damos el primer paso: la selección inicial de las personas a entrevistar.

La selección de los entrevistados

Salvo que la población objeto de estudio sea muy pequeña o que se trate de censos, lo habitual es que en la investigación social se recurra a una muestra para producir la información que servirá de base en el análisis. En el caso de la entrevista abierta, la selección de la muestra se organiza en torno a los posibles discursos diferentes que se puedan producir entre la población objeto de observación. Así, el criterio más importante de inclusión en la muestra es la capacidad de los sujetos para producir discursos tipo diferentes. Estos discursos se entiende que están relacionados con posiciones sociales o características sociodemográficas que pueden servir como orientaciones de la selección. Es decir, se parte de la hipótesis de que determinados factores sociales influyen en la caracterización del discurso producido y a partir de ahí se seleccionan a los entrevistados. Por ejemplo, en un trabajo sobre consumo de medicamentos antidepresivos se consideró que el sexo, la edad, la clase social, el hecho de vivir solo o en compañía y tener o no tener hijos a cargo podrían ser factores que condicionaran el modo en que se concebía el consumo de estos medicamentos. En función de estas características se confeccionó una muestra inicial que pretendía conocer si realmente se producían diferencias discursivas. Las tipologías que se consideraron fueron 24. Cada persona a entrevistar cumplía una serie de requisitos. Por ejemplo: la muestras 8 era una mujer, cuya edad estaba en el rango de entre 45 y 55 años, de clase media alta, que vivía en pareja sin hijos.

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Hombre Mujer Edad 20-30

Edad 31-44

Edad 45-55

Clase social: media alta

Clase social: media

Clase social: baja

Vive solo soltero

Vive solo (separado y divorciado)

Vive en pareja (con hijos)

Vive en pareja (sin hijos)

Muesta Número

X X X X 1

X X X X 2

X X X X 3

X X X X 4

X X X X 5

X X X X 6

X X X X 7

X X X X 8

X X X X 9

X X X X 10

X X X X 11

X X X X 12

X X X X 13

X X X X 14

X X X X 15

X X X X 16

X X X X 17

X X X X 18

X X X X 19

X X X X 20

X X X X 21

X X X X 22

X X X X 23

X X X X 24

A lo largo del trabajo de campo, el análisis de las distintas entrevistas permite conocer si realmente los factores seleccionados están relacionados con la producción de los discursos tipo. Es posible que durante esta tarea se observe que hay algún grupo que falta o que alguno se satura con antelación por estar condicionado en mayor medida por algún factor. Si es posible, es el momento de incorporar nuevos elementos muestrales o de eliminar los ya saturados.

Los criterios utilizados en este ejemplo para seleccionar la muestra han sido: competencia para crear discursos diferentes, heterogeneidad del discurso según características sociales y reorganización de la muestra en función del análisis de los resultados.

Además de estos criterios de selección básicos, existen otros que han sido recogidos y sistematizados por Vallés (2002) y pueden ayudar a la decisión en la elección de los entrevistados. De entre ellos, el de mayor interés es el que Vallés denomina “criterio de naturaleza práctica”. Este criterio de selección práctico se basa en evaluar el conocimiento previo de los actores sobre el tema de investigación o la realidad observada, su disponibilidad para hablar y su capacidad para comunicar y explicar la información que se requiere.

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Una idea subyace a todos estos criterios de selección de entrevistados: el valor de cada caso está relacionado con su contribución particular a la comprensión del fenómeno estudiado. Más que el número de entrevistas o su heterogeneidad, lo importante es que en la muestra se encuentren presentes todas las perspectivas desde las que los sujetos interpretan en el fenómeno. El final del muestreo es cuando los entrevistados dejan de ofrecer respuestas alternativas en la explicación del fenómeno.

Preparación de la entrevista

Una vez resuelta la composición inicial de la muestra, o simultáneamente, se puede comenzar con la preparación de las entrevistas. En esta fase, hay que tomar decisiones sobre el modo de contactar a los entrevistados, el lugar donde se van a realizar las entrevistas, el tiempo de duración estimado, los contenidos del guión de conducción y la forma en que se va a llevar a cabo el registro.

La contactación de los entrevistados es una tarea que puede resultar compleja y que exige de una preparación cuidadosa. Las características especiales de la entrevista abierta requiere al entrevistado de un esfuerzo temporal y un grado de implicación personal mucho mayor que, por ejemplo, el caso de la encuesta. La contactación debe conseguir un primer compromiso, un acuerdo de colaboración que necesita para producirse del ofrecimiento de una información básica al posible entrevistado. El tema genérico, el lugar, el tiempo que se va a utilizar y la declaración de confidencialidad deben ser expuestos al entrevistado para conseguir su aceptación. En algunos casos, el tema de la entrevista puede suponer un freno. Un ejemplo, el estudio sobre el consumo de medicamentos para la depresión suponía desvelar la condición de enfermo mental en los entrevistados. Aunque en el caso de las mujeres no supuso demasiado problema, en el caso de los hombres esta declaración inicial sí complicó la búsqueda.

El grado de acceso a los entrevistados es también otro de los factores que más condicionan la contactación. Cuando el acceso se limita a la búsqueda de características comunes los problemas de selección se reducen. En estos casos las redes sociales de los investigadores o de sus allegados pueden servir para encontrar a los posibles candidatos. El problema surge cuando los entrevistados tienen características muy difíciles de encontrar, pertenecen a grupos reducidos o viven en contextos sociales restringidos o en los márgenes. En el primer caso la contactación profesional es una solución adecuada, aun cuando hay que tener cuidado con la selección y revisar el cumplimiento de las tipologías solicitadas. En los otros dos casos la solución pasa por la búsqueda de mediadores, porteros o conocidos que nos consigan el acceso. Cuando la restricción tiene que ver con instituciones totales, además del acceso, habrá que conseguir el consentimiento formal de los entrevistados. Es fácil anticipar que la dificultad exige de una mayor preparación y adecuación de la contactación. En cualquier caso, debemos tener en cuenta que una mala contactación puede hacer que la entrevista fracase.

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En teoría, el lugar elegido para las entrevistas debe cumplir con unas mínimas garantías. Las más importantes son: a) que permita la grabación sin ruidos; b) que no tenga connotaciones simbólicas; y, c) que no se produzcan interrupciones. A veces es difícil seleccionar un espacio que cumpla con todos estos requisito. El socorrido uso de espacios públicos como cafeterías, plazas u otros lugares suele traer consigo problemas inesperados. También hay que reflexionar sobre el uso de espacios cargados simbólicamente. Por ejemplo, el uso del despacho del Director de Recursos Humanos en entrevistas a trabajadores; la sala de un servicio médico para tratar temas de salud, etc.

Como en otras cuestiones, el tiempo de duración de una entrevista abierta no está tasado a priori. El diseño temporal oscila en función del objetivo de la investigación, de la concreción del tema a tratar, de la cantidad de información que posea el entrevistado, su disponibilidad, su acceso, etc. Lo normal es que las entrevistas duren algo más de una hora o una hora y media cuando se abordan temas concretos. Cuando la profundidad o la amplitud de la información lo requiera es posible que la entrevista se alargue o que se lleven a cabo varias.

El guión de entrevista, también llamado guión de conducción, es un instrumento de que sirve al entrevistador para controlar la producción de información durante la situación de entrevista. El guión es como un índice temático con diferentes niveles de detalle que permite garantizar que no se queden sin tratar temas relevantes para la investigación. Es particularmente útil cuando se realizan muchas entrevistas o las llevan a cabo varios entrevistadores. En estos casos, el guión es un documento de acuerdo previo en el que se exponen los temas que deben ser tratados.

El hecho de que exista una guía de entrevista no significa que se deba mantener un orden en la interrogación, ni que haya que obviar temas de interés que puedan surgir en el trascurso de la situación. Los temas del guión deberán ir siendo introducidos al hilo del sentido que se vaya produciendo durante la entrevista. Todo lo que signifique forzar la situación para introducir temas alejará a la entrevista de la naturalidad en la producción del discurso. En ocasiones, el guión es un mero recordatorio, una serie de hitos que pueden ser planteados sin seguir una presentación formal de cada tema. El uso del guión debe alejarse del uso que habitualmente se identifica con la situación de la pregunta respuesta que se produce en una encuesta. Si el entrevistado intuye esa lógica, la reproducirá y esperará a que el entrevistador vaya introduciendo temas poco a poco. Esta situación hará que se pierda el hilo de la narración.

Un ejemplo de guía de entrevista se expone a continuación. Esta guía fue utilizado para la realización de un trabajo sobre la situación de la mujer en las Fuerzas Armadas.

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EJEMPLO DE GUÍA DE ENTREVISTA ABIERTA

Trayectorias vitales (origen, familia, antecedentes militares en la familia) Trayectorias formativas (estudios, etc.) Influencias a la hora de tomar la decisión de incorporarse al Ejército Impacto de la decisión en su familia, amigos, compañeros, etc. Si (y cómo) fueron seleccionados o se presentaron voluntarios para sus destinos. Disonancias o consonancias entre la imagen ideal y la realidad del Ejército español:

- actividades - organización - objetivos - compañerismo - cohesión y moral en la unidad - tratos preferenciales o desventajosos por parte de compañeros y superiores

Grado de satisfacción con el empleo. Conciliación vida familiar/social y profesional Percepciones mutuas (hombre/mujer):

- Si se han dado cambios en la unidad, ¿de qué tipo? - Sobre el grado de cualificación de los compañeros del otro sexo. - Si detectan problemas o disfunciones en el trabajo por la incorporación de mujeres - Si las mujeres son más o menos severas o correctas con los subordinados que los

hombres - Si están preocupados por comportarse correctamente en el trabajo con los

compañeros de otro sexo, tanto de nivel superior, igual o inferior. - Si existen suspicacias por parte de los maridos/mujeres o novios/as por la existencia

de unidades mixtas.

El registro de la entrevista abierta suele ser una grabación completa de todo lo que se habla durante la situación. El objetivo de la grabación es permitir la realización de una transcripción íntegra y literal de todo lo hablado. Hoy en día, el registro en soporte de video y audio es relativamente accesible. Sin embargo, excepto en las reuniones de grupo, lo habitual en las entrevistas abiertas es utilizar sólo el registro de sonido.

Lógicamente, la utilización de cualquiera de estos registros debe hacerse con el consentimiento de los entrevistados. Hay que explicar los motivos de su uso y aun cuando la justificación es la mejora de la calidad del trabajo, lo normal es que la justificación vaya acompañada con la garantía de la confidencialidad. Si el entrevistado se niega a este tipo de registro, la única posibilidad que queda es la toma de notas. Esta situación complica la entrevista porque a todas las tareas de conducción hay que añadirle esta extra.

De todos modos, es recomendable que aunque la entrevista se esté grabando el investigador tome nota de las cuestiones que le van surgiendo durante la entrevista. Son notas sobre reflexiones, nuevos temas, apuntes teóricos, relaciones entre temas,

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anotaciones sobre la situación etc. Estas notas se deben hacer de manera natural y sin que afecte al proceso de comunicación.

Situación de entrevista

La variedad de situaciones que se producen durante la entrevista no impide que se pueda anticipar una especie de estructura o escenarios de situaciones comunes. Reiteramos, no hay recetas. Sin embargo, si es posible describir una guía de actuación con unas mínimas normas que en muchos casos apelan al sentido común y que nos permitirán manejar mejor la situación. Legard y otros (2003) hace un repaso de estos posibles escenarios que atiende al proceso de entrevista y que nos puede servir de referencia. La entrevista según Legard puede ser dividida en seis etapas: llegada, introducción de la investigación, comienzo de la entrevista, situación de entrevista, cierre de la entrevista y después de la entrevista. Nosotros añadiremos la contactación porque aunque no es una situación que se produce habitualmente en la propia entrevista influye sobre ella. No abundaremos en la contactación, tan sólo remitimos al lector al epígrafe anterior.

La llegada. El proceso efectivo de entrevista comienza con el momento en que el investigador conoce por primera vez al entrevistado. Los primeros momentos son clave para establecer la relación. Hay que rebajar la tensión y eliminar cualquier sensación de ansiedad. Una breve conversación que no debe versar sobre el objeto de la investigación, servirá para intentar crear un clima confortable y aclarar los roles.

Introducir la investigación. Este es el momento en el que el investigador introduce por primera vez el objetivo de la entrevista. También es el momento en que se reitera la confidencialidad de la información y se solicita de nuevo el permiso para realizar la entrevista. La situación debe ser tranquila y segura para el entrevistado. No debe haber elementos que distraigan o amenacen la conversación.

Comienzo de la entrevista. La apertura de la entrevista debe servir para conseguir una importante información sobre el contexto social y vital del entrevistado. Aunque en los modelos de cuestionario cerrado este requerimiento puede introducir reactividad, en la entrevista abierta es un modo de establecer confianza. Claro está estas preguntas deben ser propuestas como meros caminos de apertura al conocimiento inicial, no como un formulario o interrogación cerrada. Es una manera de comenzar a conseguir lo que Alonso (1998) llama “el contrato comunicativo”. Las trayectorias vitales, la familia, el trabajo son tópicos que ayudan a abrir esta primera puerta.

Durante la entrevista. Una vez superada las primeras fases y cuando la confianza ha comenzado a gestarse, el investigador debe ir introduciendo los temas de investigación. El mejor modo de hacerlo es seguir el hilo del discurso ofrecido por el entrevistado. Una serie de estrategias que sirven de orientación para producir la

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información serán descritas posteriormente. La repetición, el silencio, la aclaración, el estímulo, entre otras, permitirán profundizar y pasar por todos los tópicos propuestos.

El cierre de la entrevista. El final de la entrevista va siendo anunciado al entrevistado con frase que indican que estamos a punto de concluir. “Para finalizar vamos a….” “Bueno, ahora que estamos acabando…”. Es el momento del repaso, de la aclaración de los temas que se han quedado sin explicar suficientemente. Es el modo de regresar a una situación social de normalidad, el de recuperar los roles más cercanos a la conversación.

Después de la entrevista. Cuando se apaga la grabadora, la entrevista no se ha terminado definitivamente. Lo que ocurre en ese momento también es importante y debe ser observado. La despedida debe ser calurosa, agradecida y permitir la vuelta a la normalidad. Ahora bien, la despedida es en algunas ocasiones el momento de la confidencia del entrevistado, cuando desaparece la reactividad ante los instrumentos de grabación. No es difícil oír: “bueno, ahora que eso ya no está grabando le voy a decir…”. En realidad es la muestra de un fracaso. No se ha establecido la suficiente confianza. Pero tan importante es lo que se dice como lo que se oculta y por qué se oculta. No hay que tener dudas y registrar con detalles, cuando estemos solos, la confesión final.

Estrategias durante la entrevista

Aun cuando existen entrevistados que son capaces de exponer y profundizar en el discurso de una forma natural, lo normal es que haya que utilizar ciertas estrategias para conseguir pasar por los tópicos propuestos. Utilizaremos una recapitulación de las propuestas Vallés (1997), Corbetta (2003) y Legard y otros (2003). Para facilitar la comprensión se han dividido las estrategias en dos categorías: aquellas acciones orientadas a mejorar la relación y aquellas que sirven para orientar las intervenciones.

1. Facilitando la relación con el entrevistado:

a. Expresiones de interés y atención. Mantener el contacto visual y expresar con frases o gestos el seguimiento del discurso permite al entrevistado conocer si está cumpliendo las expectativas. El entrevistador debe ser cuidadoso para diferenciar en su comportamiento el mantenimiento del interés con la demostración de aprobación por el relato.

b. Establecer la ausencia de juicios de valor. Aclarar al entrevistado que no hay respuestas correctas o incorrectas. Lo que se busca es la exposición de lo que el entrevistado considera.

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c. Cuidar el tono de voz y el lenguaje corporal. Es muy importante controlar la expresión, el tono y el modo en que el investigador se comporta. Estos códigos son las señales que percibirá el entrevistado y que le servirán como elemento de juicio.

d. Dar tiempo al entrevistado para que responda con tranquilidad. Este aspecto parte de una condición previa, el diseño de la entrevista debe considerar el tiempo necesario para abordar con calma los temas de interés.

e. Controlar situaciones con alta emotividad. A veces se producen situaciones en las que el entrevistado sufre, se enfada, llora o muestra su ira. Normalmente estas situaciones se pueden anticipar observando la forma en que se expresa o en el lenguaje corporal. La primera acción es evitar la situación sin evitar que los entrevistados dejen de hablar. Si la situación cuestiona la entrevista, el investigador debe dejar al entrevistado que decida si quiere continuar o no. Parar la grabación, descansar y dar tiempo para que decida.

2. Orientando las intervenciones.

a. No asumir el discurso del entrevistado como propio cuando no se comprende íntegro. En muchas ocasiones asumir el discurso como algo claro impide que el entrevistado profundice en la explicación. Es esencial comprender los distintos significados que el entrevistado puede ofrecer.

b. Pausa o silencio. Permite al entrevistado la reflexión, la búsqueda en su memoria, la evocación. Es una manera de mostrar respeto y reducir la directividad. Por el contrario, a veces, el silencio es incómodo. Es una solicitud de aclaración. Hay que tener cuidado para que esta estrategia no rompa el ritmo discursivo.

c. Elaboración. Se pretende que el individuo profundice en las respuestas, aportando más detalles y matices que pueden resultar relevantes en el proceso interpretativo del tema de estudio. Las invitaciones del entrevistador se hacen al finalizar la intervención del sujeto o un poco después. Las fórmulas habituales son similares a ‘comprendo’, ‘continúe’, ‘¿y después?’, ‘¿qué sintió en ese momento?’. De esta forma se manifiesta verbalmente interés y se deja fluir el discurso del entrevistado.

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d. Evitar frases o comentarios que indiquen al entrevistado que el tema estás cerrado y que lo dicho es suficiente. Por ejemplo: “ya sé”, “está bien” “…de acuerdo”.

e. Repetición. Esta táctica muestra dos opciones, una que puede consistir en repetir una pregunta, formulándola de forma distinta, u otra que consiste simplemente en repetir alguna expresión o palabra de la respuesta del entrevistado: “Si he escuchado bien, usted me ha dicho que…”. La segunda alternativa es más deseable que la primera y suele proponerse unos minutos más tarde que lo haya hecho el entrevistado. De este modo se hace patente, con más intensidad, el interés del investigador.

f. Recapitulación: Se pone en práctica mucho después de que se haya manifestado el entrevistado con alguna expresión que resulte de interés para el investigador. Se le pide al sujeto que haga una reelaboración de lo que ha dicho, la mayoría de las veces, de forma retrospectiva.

g. Aclaración. En ocasiones es preciso solicitar al entrevistado que aclare algún punto de su intervención, especialmente cuando las tácticas de elaboración han fallado y no se percibe que ese punto vaya a ser tocado en lo que queda de conversación. Esta solicitud se hace pidiendo algún detalle cronológico o mediante preguntas directas tales como ‘¿por qué creyó que…?’, ‘¿qué ocurrió entre el momento en que ….. y?’o ‘¿cómo tomó esa decisión?’

El análisis

Una vez producida la entrevista hay que dar respuesta al modo en que se realiza el análisis. Es decir, ¿cuál es el procedimiento para convertir los materiales producidos por las entrevistas en un informe que aporte luz al problema de investigación? y ¿cómo se lleva a la práctica? Veamos a continuación algunas indicaciones generales acerca del proceso de análisis de las entrevistas en profundidad:

1. El primer paso consiste en la transcripción de la información grabada y de las notas que haya tomado el investigador durante las situaciones de entrevista. Con esto ya tenemos el material básico para proceder al análisis.

2. A continuación, se procede a realizar una primera lectura de las transcripciones. En el caso de que haya múltiples entrevistadores es conveniente que cada uno haga la lectura de las que realizó. De este modo, se podrá hacer una verificación de la calidad de la transcripción. Y lo más

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importante, se empezarán a anotar códigos tentativos para ir agrupando expresiones que irán surgiendo en las restantes entrevistas.

3. Una vez señalados diferentes fragmentos del texto que pueden ser relevantes para la investigación, éstos deben ser evaluados a la luz de la posible influencia que haya tenido en ellos la propia situación de entrevista. A mayor peso reconocido de la mediación, menor peso de lo expresado y a la inversa.

4. Una vez finalizadas las lecturas que el investigador considere oportunas, deberá situar bajo una misma rúbrica los fragmentos discursivos que correspondan a un mismo código o tema de interés para el estudio. Esta clasificación puede hacerse de forma manual o electrónica. En este punto es importante no perder la identidad de los productores de los diferentes fragmentos.

5. Después se realiza un análisis de los intracódigos, centrado en los distintos fragmentos incluidos en cada código.

6. Se ponen en conexión las diferentes interpretaciones que se han dado en torno a las distintas dimensiones y temas reflejados. Es el momento de sustentar los distintos perfiles sociales que se han sometido a estudio, integrando las distintas partes y el conjunto de la investigación.

7. Se impone una revisión final de las entrevistas a fin de no olvidar el hilo discursivo de los entrevistados a la hora de afianzar las posiciones fijadas en el informe. Se organizan las distintas secciones de una manera congruente, de acuerdo a una línea argumental definitiva. En este proceso no hay que tener miedo a que se produzcan contradicciones o contrasentidos entre el discurso de los sujetos y los planteamientos que se apuntaban en el inicio. Si esto ocurre, deben ser explicados y si las explicaciones no se sostienen, entonces habrá que replantearse el propio discurso original. No debe caerse, bajo ningún concepto, en esa especie de hedonismo que nace de excluir del informe todos aquellos fragmentos que contradicen los presupuestos del investigador.

En la práctica este modo de proceder no difiere mucho de lo que se hace en el análisis de lo producido por cualquier técnica cualitativa. Pero no hay que olvidar que la diferencia fundamental es que la fase de análisis está integrada en todo el proceso de investigación y que a medida que se van realizando entrevistas se puedan ir analizando y transformando alguna estrategia. El análisis está inmerso en el proceso de obtención de información.

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3.2.3. ENTREVISTAS HISTÓRICAS

Bajo el título de entrevistas históricas, se incluyen en este epígrafe una serie de prácticas cualitativas de entrevista que comparten la perspectiva diacrónica como eje de la observación de los sujetos estudiados. Aunque el modo de observar la temporalidad es un primer elemento de diferenciación importante, esta característica no es suficiente como para distinguir a este conjunto de prácticas; al fin y al cabo, la dimensión temporal impregna toda la investigación sociológica.

Si nos fijamos en la encuesta, la más sincrónica de las prácticas de investigación, en ocasiones se incluye preguntas que pretenden captar la evolución en el tiempo de la acción de los sujetos. Por ejemplo: en un trabajo reciente sobre la incorporación de las mujeres al ejército en España, se les preguntaba sobre las expectativas que las llevaron a tomar la decisión de ingresar en la carrera militar. En el mismo cuestionario se les solicitaba también que consideraran el grado de cumplimiento de estas expectativas iniciales una vez pasados los años. En otro trabajo sobre el uso de la educación superior en prisión, se introdujeron preguntas en el cuestionario a los presos de las que se podía desprender el tiempo de reclusión cumplido, esta estrategia se hizo con la intención de poder examinar el posible efecto que el tiempo de condena cumplido pudiera tener sobre su modo de considerar los estudios. Es decir, el efecto de la institucionalización sobre la decisión y expectativas en el sujeto. Esta pregunta mostró su relevancia cuando otras dimensiones como la decisión de comenzar los estudios, la organización de la elección de las carreras o el número de asignaturas en las que se matriculaban estaban también relacionadas con el tiempo de reclusión. Asimismo, los diseños de encuestas basados en un panel al que se le pasa un cuestionario en múltiples ocasiones a lo largo del tiempo (Familitur, Encuesta de Población Activa, Encuesta de Presupuestos Familiares, etc.…) incluyen por definición la pretensión del análisis temporal entre sus objetivos.

Del mismo modo, en la perspectiva cualitativa la dimensión temporal está imbricada en la producción de información. Los sujetos apelan a su memoria cuando expresan su discurso en función de lo que han hecho o hacen. Incluso cuando se refieren a acciones realizadas en el presente más inmediato, la explicación no deja de ser una respuesta relacionada con su contexto sociotemporal de referencia. Tan sólo las proyecciones y expectativas parecen escapar a esa memoria. ¿Pero, cómo se arma el futuro si no es con la referencia del pasado? El tiempo social es una dimensión que atraviesa el sujeto de estudio, la acotación del objeto y el diseño metodológico en la perspectiva cualitativa de investigación sociológica.

Entonces, ¿qué uso propio de la dimensión temporal caracteriza a las entrevistas históricas para que puedan ser distinguidas a través de él? En primer lugar, en este tipo de prácticas el tiempo sobre el que el sujeto observado reconstruye su acción es el tiempo tal y como él lo concibe, lo recuerda o lo reconstruye durante su relato. No es un tiempo impuesto por el investigador en la interrogación. Es un tiempo social propio del sujeto observado que le sirve además como hilo conductor del relato. Una

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dimensión sobre la que va situando los acontecimientos que han marcado y han dado sentido a su vida. La boda, el nacimiento de los hijos, la muerte de los allegados, los trabajos, los viajes, las nuevas casas, los éxitos vitales o los fracasos son los hitos que le permiten reconstruir temporalmente su historia, sin embargo, su vida es mucho más. El relato temporal se ha de detener en lo cotidiano, en la reflexión sobre lo que le pasó a él y lo que le pasó a otros. Los sucesos provenientes del contexto social, político o económico que coincidieron temporalmente con sus acontecimientos son referencias más o menos alejadas, marcos sociales de su memoria (Halbwachs 2004) en los que se halla inmerso aunque no hayan sido construidos directamente por él. Sus concepciones temporales no son las que se construyen desde las ciencias sociales. Por ejemplo, en un trabajo en el que se pretendía comprender el modo en que los españoles habían vivido y concebían la postguerra, tras un elevado número de entrevistas y miles de páginas de transcripción, lo más relevante fue que el concepto de postguerra no había sido nombrado en ninguna ocasión por los sujetos a los que se les solicitaba el relato. Era la demostración de que el concepto de postguerra no existía para los entrevistados. La postguerra era una construcción teórica que los historiadores habían elaborado para contextualizar y explicar diversas circunstancias, condiciones y acontecimientos históricos que tenían su explicación en un tiempo social condicionado por el fin de la guerra, pero ese concepto pertenecía sólo a la investigación socio-histórica. Es decir, la confrontación del tiempo social del sujeto y del tiempo reconstruido teóricamente por la disciplina es la base del análisis de estas entrevistas y éste sí es un elemento diferencial importante.

En segundo lugar, las entrevistas históricas suelen dar cuenta de relatos temporales extensos. Los trabajos que más revitalizaron esta práctica inicialmente para la sociología (Lewis 1961; Thomas, W.I.; Znaniecki, F. 1958) como la historia del campesino polaco de Thomas y Znaniecki y la Antropología de la pobreza escrita por Lewis a partir de las historias de cinco familias mexicanas emigradas a la ciudad, fueron estudios que observaban periodos vitales muy largos y que marcaron un modo de concebir esta estrategia de observación. Su origen en la historia oral y la antropología llevaron el foco a los relatos biográficos totales. Parecía como si el mejor modo de observar el efecto del cambio social fuese alargar en el tiempo la observación del sujeto. No obstante, las reflexiones de Bertaux (1981; 2005), uno de los autores que más han aportado teóricamente al desarrollo de la práctica, apuntan a que no es necesario utilizar estos largos períodos de observación temporal para obtener buenos resultados de esta práctica. Es una concepción minimalista de la práctica biográfica. La narración de un hecho vital concreto puede ser considerada según Bertaux una historia de vida (Bertaux 2005: 36). Entendida así la cuestión, esta práctica no difiere mucho de los trabajos temáticos que utilizan la entrevista en profundidad como estrategia.

El tercer elemento que inscribe la dimensión temporal y que justifica el uso biográfico de esta práctica es el planteado por Mills (1953) al considerar el uso de la historia en las ciencias sociales:

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“la ciencia social trata de problemas de biografía, de historia y de sus intersecciones dentro de estructuras sociales. Que esas tres cosas —biografía, historia y sociedad— son los puntos coordenados del estudio propio del hombre, ha sido la importante plataforma sobre la cual me mantuve mientras critiqué las diferentes escuelas actuales de la sociología cuyos practicantes han abandonado esta tradición clásica. Los problemas de nuestro tiempo —que ahora incluyen el problema de la naturaleza misma del hombre— no pueden enunciarse adecuadamente sin la práctica consecuente de la opinión según la cual la historia es el fuste del estudio social y sin reconocer la necesidad de desarrollar más una psicología del hombre sociológicamente basada e históricamente significativa. Sin el uso de la historia y sin un sentido histórico de las materias psicológicas, el investigador social no puede enunciar adecuadamente los tipos de problemas que deben ser ahora los puntos de orientación de los estudios.

Esta declaración de Mills ha servido para justificar la necesidad del análisis del sujeto a la luz del tiempo histórico y social en el que ha vivido. La búsqueda de la comprensión de la realidad social se halla en la intersección de esa historia personal puesta en relación con la situación social que ocupa el sujeto Esta posición teórica implica aceptar que la investigación adquiere verdadero sentido cuando el discurso de los sujetos se ponen en referencia con los discursos predominante en los contextos vigentes (Santamarina; Marinas 1997). El relato se produce con la intención de transmitir una memoria personal y colectiva relacionada con un tiempo histórico concreto.

Además de la dimensión temporal y la focalización de la investigación en la perspectiva biográfica del sujeto es necesario realizar otras acotaciones que permitan definir los distintos tipos de entrevistas históricas.

En primer lugar, debemos diferenciar las prácticas de investigación que se basan el estudio de documentos personales escritos producidos de manera independiente y sin ninguna comunicación entre el investigador y la persona que relata su vida o partes de ella. Este tipo de documentos suelen ofrecer una visión retrospectiva de los acontecimientos vividos por el autor. En función del contenido expuesto, estos relatos pueden adquirir forma de diarios, confesiones, memorias, epistolarios o autobiografías. La forma clásica de autobiografía es la que el autor escribe y publica como testimonio personal el relato de su vida sin comentarios. La ausencia de relación entre el autor y el investigador en la elaboración, la incapacidad para seleccionar a los sujetos y la imposibilidad de requerir al autor la explicación de algunos hechos de interés específico para el investigador hace que este material sólo adquiera sentido para la investigación social como documento secundario de apoyo. Es decir, como fuente documental no producida ni controlada por el investigador. El hecho de esta falta de control no significa que lo producido no sea relevante o no pueda ayudar a

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mejorar el conocimiento de la realidad social, lo que significa es que es un material que tiene claras limitaciones y desventajas para ser usado.

Cuando la autobiografía es solicitada o encargada por el investigador muchos de las limitaciones y condicionantes antes expuestas quedan matizadas. La manera en que se produce la información biográfica puede ser conducida por una propuesta temática del investigador al relator autobiográfico, por una guía de preguntas concretas o situaciones sobre las que se quiere conocer o por la petición expresa de profundización en algún momento concreto del relato observado tras el análisis de lo escrito. En cualquier caso, la producción escrita es el modo común de elaboración. El investigador, más que retocar lo escrito por el autor lo que hace es publicar su análisis diferenciándolo de la obra producida por éste. Esta manera de exposición naturalista de los relatados busca también una justificación de la objetividad analítica en su trabajo. El caso del Thomas y Znaniecki (1918-20) en su obra sobre el campesino polaco o la de Edwin Sutherland en The Professional Thief (1937) son ejemplos paradigmáticos de estas estrategias.

Cuando la entrevista es el medio de producción de información verbal utilizado para observar la biografía de los sujetos es cuando realmente podemos comenzar a hablar de entrevistas históricas. En este caso, la entrevista se plantea como una aproximación abierta y muy flexible en la producción; es decir, es una entrevista que no tiene estructura previa y en la que el papel del investigador se remite a ayudar a producir el discurso según lo que el entrevistado considere.

Esta manera de producción de información a través de testimonios biográficos orales ha tenido un largo recorrido hasta que su uso se ha extendido en la sociología. Santamarina (1995: 263-268) expone con detalle las tres etapas por las que a su juicio ha pasado esta práctica, hasta que en las últimas décadas adquirió suficiente relevancia como para ser planteada como una nueva perspectiva de investigación (Bertaux 2005).

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En concreto, Santamarina plantea tres estados de desarrollo diferenciado: el antropologismo conservacionista que trataba de rescatar las historias de las biografías de las últimas formas de vida preindustriales que iban desapareciendo con el proceso de industrialización y la expansión de la colonización. Los estudios de marginación empeñados en dar voz a los que se hallaban inmersos en proceso de exclusión. Los obreros, los inmigrantes, los sujetos que son expulsados del sistema por los cambios sociales y viven en los márgenes de las sociedades modernas. El estudio de las sociedades complejas que extiende el uso biográfico a los grupos sociales que se hallan en las posiciones medias de la estructura social y a campos de observación comunes y muy focalizados ya por la sociología.

En este proceso de desarrollo se produce una diferenciación de suma importancia para la perspectiva sociológica de investigación. La historia oral y la historia de vida se definen como dos prácticas con intereses marcadamente diferentes. La historia oral6

En este proceso de diferenciación metodológica, la historia de vida (“life history”) concebida como exposición de la vida que hace el sujeto de sí mismo se separa del “relato de vida” (“life story”). La diferencia se expresa en que el investigador además de lo dicho por el relator utiliza otros elementos de juicio en la comprensión. (Pujadas 1992:13-14) (Bertaux 2005:9). Junto a la historia de vida hay documentos personales e históricos que sirven de apoyo al sujeto en la construcción del relato y al

había considerado tradicionalmente la producción del relato biográfico como un modo de recoger información sobre la sociedad en la que vive quien relata. La información obtenida servía más como elemento de apoyo para construir el contexto histórico y cultural del sujeto observado que como expresión de la interpretación de la vida que hacía de sí mismo el propio entrevistado. El sujeto es un medio al servicio de la recogida de información sobre el momento histórico en el que ha vivido. En oposición, la historia de vida introduce una visión que no se queda en el análisis de la imagen histórica y social proyectada por el sujeto sino que se centra en la interpretación que el sujeto hace de su vida y de todo el conjunto de actores que le acompañan en su relato. Es decir, lo importante en la historia de vida es el modo en que el sujeto interpreta su vida y relata la interpretación que de esa misma vida hacen otros. Su relato es un discurso que se produce junto con otros discursos que comparten el mismo tiempo histórico y social. Sus vidas son ejemplos de líneas de vida compartidas. A través de ellas, se puede analizar lo que Bertaux (2005) denomina mundos sociales, categorías de situación y trayectorias sociales (Bertaux 2005: 17:20), es decir, a partir de las historias de vida se puede reconstruir la sociedad y la evolución histórica de la misma.

6 El desarrollo de la historia oral tiene su origen en un movimiento que nace en la Columbia University en los años cuarenta del siglo pasado y que tiene un rápido crecimiento en los años sesenta en EEUU. Sus trabajos se centran en proyectos de grabación de personas que habían sido testigos de acontecimiento de relevancia histórica. Posteriormente adquiere un carácter más académico y pasa a Gran Bretaña en donde se crea la revista Oral History en 1972 y que continúa produciendo relatos de historias orales en la actualidad (Corbetta 2003:412). La pretensión es realizar una historia en la que la que la voz popular tenga cabida. El foco se cambia hacia las posiciones medias de la estructura social.

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investigador para buscar otros referentes de análisis. Cartas, fotografías, imágenes, registros personales, objetos y otras elementos hacen referencia al contexto social en el que han vivido los actores estudiados sirven de ayuda al investigador para concretar y analizar la acción relatada. El relato de vida es coral. El que cuenta su vida evoca la de los que le acompañan y deja rastros sobre los que comprobar lo expuesto. El escenario se completa y puede ser completado si es necesario por el investigador recurriendo a otros actores u otros referentes. Los relatos se articulan y se utilizan conjuntamente para analizar más en profundidad el objeto de estudio.

Desde una perspectiva metodológica, el relato de vida no tiene diferencias con la entrevista en profundidad. Las estrategias en la selección de los casos, la conducción de la entrevista, las limitaciones, los problemas y ventajas son muy similares a la de esta práctica. Tan sólo la óptica temporal se sobredimensiona en la selección de los sujetos, en su capacidad ejemplificadora y en la perspectiva de análisis. De nuevo, la apertura y la flexibilidad de la práctica permiten producir documentos e informes muy diferentes (Vallés 1997: 267-277). La lógica de la observación desde la perspectiva cualitativa es la misma que guía el relato de vida cuando aborda el estudio de una manera holística, abierta y en la búsqueda de la comprensión.

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LECTURAS RECOMENDADAS

Alonso, L.E (1998): La mirada cualitativa en Sociología, Madrid: Fundamentos. En este libro se exponen algunos de los planteamientos teóricos sobre la práctica de la entrevista que más han ayudado a su clarificación conceptual. Aunque complejo en algunas de sus explicaciones, el texto es imprescindible para comprender la posición de la entrevista en profundidad respecto a otras prácticas cualitativas. Bertaux, D. (2005): Los relatos de vida. Perspectiva etnosociólogica. Barcelona: Bellaterra. Libro que realiza una aproximación básica a los relatos de vida. En él se ofrece una revisión de la práctica, sus funciones y objetivos básicos. Callejo, J., y Viedma, A. (2006): Proyectos y estrategias de investigación: la perspectiva de la intervención, Madrid: Mc Graw Hill. El capítulo 2 de este libro permite observar los usos de la entrevista en el conjunto de la investigación. Los diferentes tipos de articulación Corbetta, P. (2003): Metodología y Técnicas de Investigación Social. Madrid: Mc Graw Hill. Manual de Técnicas de investigación general, se puede encontrar un extenso análisis sobre la práctica de entrevista clara y detallada. De Miguel, J. M. (1996): Auto/biografías. Madrid: CIS. Colección Cuadernos Metodológicos.

Según expresa el propio autor, este libro puede ser considerado una continuación del texto de Pujadas recomendado en esta misma recopilación. En este trabajo se puede encontrar una profunda reflexión sobre esta práctica que permiten aclarar las diferencias entre las biografías, autobiografía e historias de vida. Pujadas, J.J. (1992:) El método biográfico. El uso de las historias de vida en las ciencias sociales. Madrid: CIS. Colección Cuadernos Metodológicos.

Monografía de la colección de cuadernos metodológicos del CIS interesante porque ser una introducción práctica a la historias de vida. Recoge una buena colección de ejemplos que sirven de referencia. Marina, J.M; Santamarina, C. (ed.) (1993): La historia oral: métodos y experiencias. Madrid: Debate Este libro expone una serie de artículos y trabajos que componen un marco perfecto para comprender el desarrollo y utilización de esta práctica.

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BIBLIOGRAFÍA

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Bertaux, D. Edt. (1981): Biography and Society. The life History Approach in the Social Sciences. London. SAGE.

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Callejo, MJ., Gómez, C., Casado, E., (2004): El techo de cristal en el sistema educativo español. Madrid. UNED.

Callejo, J., y Viedma, A. (2006): Proyectos y estrategias de investigación: la perspectiva de la intervención, Madrid. Mc Graw Hill.

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