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1.1 Discapacidad
1.1.1. Conceptos iniciales
Según el XII Censo General de Población y Vivienda 2000, una persona con
discapacidad "Es aquella que presenta una limitación física o mental de manera
permanente o por más de seis meses que le impide desarrollar sus actividades en
forma que se considera normal para un ser humano".
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) se entiende por discapacidad
“Cualquier restricción o impedimento de la capacidad de realizar una actividad en la
forma o dentro del margen que se considera normal para el ser humano”.
Y como las anteriores, podemos encontrar cientos de definiciones por diversos
organismos que definen la discapacidad a su manera, sin embargo, uno de los desafíos
de principios del siglo XXI, es la integración social y productiva de personas con
capacidades restringidas, concepto que actualmente reemplaza a los tradicionales
términos populares “discapacitado” o “minusválido” (Grunewald, 2000).
Durante la década de 1970 hubo una fuerte reacción entre los representantes de las
organizaciones de personas con discapacidad y de profesionales en el ámbito de la
discapacidad en contra de la terminología de la época. Los términos "discapacidad" y
"minusvalía" se utilizaban a menudo de manera poco clara y confusa, lo que dio una
mala orientación para la formulación de políticas y la acción política. La terminología
reflejaba un enfoque médico y de diagnóstico que hacía caso omiso de las
imperfecciones y deficiencias de la sociedad circundante (ONU, 1993).
Según la OMS, las capacidades son una cuestión propia del individuo y comprende los
factores que determinan la condición física de las personas, la cual es resultado de la
sumatoria del bienestar integral corporal, mental y social, que define quien es capaz y
quien es menos capaz. Bajo este enfoque, nos damos cuenta que el término
discapacidad se resume al gran número de limitaciones funcionales que se registran
en la población, que puede ser por una deficiencia física, intelectual o sensorial,
condiciones médicas o enfermedades mentales.
La valía, en cambio, representa la relación entre la capacidad de una persona y el
medio físico que la rodea. Por lo que la minusvalía es la perdida o limitación de
oportunidades de participar en la vida de la comunidad en igualdad con los demás
(OMS, 1993). El término minusválido implica una capacidad restringida con el medio, y
allí nos ubicamos quienes no encajan en el modelo “adulto joven de sexo masculino”
que fue tomado como referencia para el diseño urbanístico y arquitectónico en general.
Así el niño no puede transitar por la ciudad sin el cuidado de sus mayores, el segmento
de la tercera edad carece del equipamiento urbano para sus necesidades de libre
desplazamiento, junto a aquellos que tienen restricciones motoras, visuales y auditivas,
que hoy son poco advertidos debido a las barreras arquitectónicas y urbanísticas que
impiden su integración a la vida activa. Se suman a ellos sus parientes directos y los
discapacitados transitorios tales como las personas embarazadas, enyesadas,
discapacitados viscerales, entre otros (Grunewald, 2000).
Por lo tanto, podemos decir que por un lado las capacidades o discapacidades son
temas médicos, y por el otro las valías o minusvalías son temas de todos, porque todos
somos minusválidos en algún momento de nuestra vida (Di Santo). Como lo menciona
la Ley General de las Personas con Discapacidad de nuestro país, donde el artículo 2
define a las personas con discapacidad como “Toda persona que presenta una
deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que
limita la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria, que
puede ser causada o agravada por el entorno económico y social”, en la cual se hace
referencia a que las personas discapacitadas pueden ser tanto permanentes como por
un estado transitorio.
En el 2001, la Organización Mundial de la Salud aprobó una clasificación internacional
del Funcionamiento, Discapacidad y Salud que sugiere el correcto enfoque de dichos
conceptos y hace una clara distinción entre discapacidad y minusvalía, los cuales se
han empleado en diversas áreas como la rehabilitación, la educación, estadística,
política, la legislación, la demografía, la sociología, la economía y la antropología.
1.1.2. Clasificación de la Discapacidad
A nivel mundial, el instrumento CIF “Clasificación internacional del funcionamiento, de
la discapacidad y de la Salud”, tiene por objetivo brindar un lenguaje unificado y
estandarizado y un marco conceptual para la descripción de la salud y los estados
“relacionados con la salud”. El instrumento se basa en una perspectiva ecológica en la
que la discapacidad de una persona es la “resultante de la interacción entre su
discapacidad y las variables ambientales que incluyen el ambiente físico, las
situaciones sociales y los recursos” (IMSERSO, 2001).
Sin embargo, no define los diferentes tipos de discapacidades que existen, y cada autor
hace su propia clasificación. Por lo anterior, cabe mencionar que de aquí en adelante,
se usara la clasificación de discapacidades del INEGI, quien ha elaborado un conjunto
de clasificadores para codificar los tipos de discapacidades que existen para los censos
de Población y Vivienda.
En la elaboración del clasificador de discapacidades no se aplicaron criterios clínicos o
médicos, ya que la información que se clasifica consiste en las descripciones que la
población puede proporcionar; en cambio sí se consideró el diseño de la pregunta del
cuestionario censal, dado que las opciones de respuesta pueden agruparse en tres
grandes áreas: motriz, sensorial y mental. Este agrupamiento es usado
tradicionalmente por los profesionistas vinculados con el tema cuando se comunican en
un lenguaje coloquial, no técnico (INEGI, 2000).
Tabla 1. Clasificación de las discapacidades
MOTRIZ
SENSORIAL
Visual
Auditiva
De lenguaje
MENTAL
FUENTE: INEGI. Las personas con discapacidad en México.
1.1.2.1. Discapacidad sensorial
Dentro de la categoría de la discapacidad sensorial, encontramos la discapacidad
visual, la discapacidad auditiva y otros tipos de discapacidades relacionadas con
disminución de algunos de los sentidos, por ejemplo la hipoagusia que es la
disminución en la sensación del gusto (Villegas).
1.1.2.1.1. Discapacidad visual
Se considera que tenemos una discapacidad cuando al compararnos con la mayoría,
no podemos hacer lo que ellos hacen. Desde ese punto de vista, Marta Cabrera nos
dice que la discapacidad visual existe cuando no podemos ver lo que la mayoría ve.
Pero solamente cuando, a pesar de utilizar lentes u otras estrategias, con ninguno de
nuestros dos ojos logramos beneficiarnos de la información visual que requerimos para
aprender, para trabajar o para realizar las actividades cotidianas y cuando, además, ya
los médicos especialistas comprobaron que no existe tratamiento para mejorar,
entonces estamos hablando de auténtica discapacidad visual. Muchos confunden esta
discapacidad con la ceguera, pero muy pocos saben que en realidad existen cuatro
personas con baja visión por cada persona ciega y, sin embargo, todos ellos son
hombres o mujeres con discapacidad visual (Cabrera, 2008).
1.1.2.1.2. Discapacidad auditiva
En la Guía para la atención de público con discapacidad y adulto mayor se menciona
que la Discapacidad auditiva es un término amplio que se utiliza para referirse a todos
los tipos de pérdida auditiva. Se refiere a la falta o disminución en la capacidad para oír
claramente debido a un problema en algún lugar del aparato auditivo. La pérdida de la
audición puede fluctuar desde la más superficial hasta la más profunda, a la cual
comúnmente se le llama sordera. El término sordera se refiere al impedimento auditivo
cuya severidad no permite a la persona percibir los sonidos y el lenguaje hablado,
incluso usando audífono.
La discapacidad auditiva aparece como invisible, ya que no presenta características
físicas evidentes. Se hace notoria fundamentalmente por el uso del audífono y en las
personas que han nacido sordas o han adquirido la pérdida auditiva a muy temprana
edad, por el tono de voz, el que en muchos casos es diferente al común de la gente
(Guevara, 2004).
En estos casos podría evidenciarse un escaso desarrollo de lenguaje oral, debido a
que la persona nacida sorda no tiene disponible su aparato auditivo, esencial para el
desarrollo natural y espontáneo del lenguaje oral. Las personas sordas tienen a su
disposición la vía visual, por este motivo su lengua natural es visual gestual como la
lengua de señas y no la auditiva verbal, como el lenguaje oral. En cuanto al uso del
lenguaje, se hace una distinción entre prelingual y post lingual que establecen si la
hipoacusia o sordera están presentes antes o después de la adquisición del lenguaje.
La pérdida severa de la audición en las etapas tempranas de la vida tendrá efectos
importantes en el desarrollo de un niño o niña y en su adquisición del lenguaje oral
(Guevara, 2004).
1.1.2.2. Discapacidad motriz
La discapacidad motriz, se origina por una deficiencia física, es decir, la pérdida o
anormalidad en la estructura anatómica de los sistemas osteo-articular (huesos y
articulaciones), nervioso o muscular. Existe una limitación en el área motora o falta de
control de movimientos, de funcionalidad y/o de sensibilidad, que impiden realizar las
actividades de la vida diaria de manera independiente o realizarlas como las hace el
común de las personas. La discapacidad motriz o física es visible a través de
manifestaciones concretas en el cuerpo: ausencia, malformación o insuficiencia
funcional de un miembro, alteración en la movilidad de o las extremidades afectadas y
problemas de coordinación - y el uso de elementos auxiliares o ayudas técnicas - silla
de ruedas, bastones, prótesis, entre otros. La utilización de estos implementos es para
compensar la deficiencia, evitar la progresión hacia otra deficiencia y mejorar la
autonomía (Guevara, 2004).
1.1.2.3. Discapacidad mental
Según la Organización Mundial de la Salud, la deficiencia mental es un trastorno
definido por la presencia de un desarrollo mental incompleto o detenido, caracterizado
principalmente por el deterioro de las funciones concretas de cada etapa del desarrollo
y que afectan a nivel global la inteligencia: las funciones cognitivas, del lenguaje,
motrices y la socialización. Esta discapacidad abarca toda una serie de enfermedades
y trastornos, dentro de los cuales se encuentra el retraso mental, el síndrome Down y la
parálisis cerebral (Guevara, 2004).
De acuerdo a este organismo, el diagnóstico de discapacidad mental depende de las
siguientes variables:
• Que la condición haya comenzado antes de los 18 años.
• Que los resultados que arrojen los test de inteligencia sean significativamente
menores al promedio de la población.
• Que existan limitaciones significativas en las capacidades adaptativas de la
persona. El diagnóstico plantea que éstas deben darse, a lo menos, en dos de
las siguientes áreas:
Comunicación
Cuidado personal
Vida en el hogar
Habilidades sociales
Uso de la comunidad y de sus recursos
Autodeterminación
Salud y Seguridad
Habilidades académicas funcionales
Tiempo libre y trabajo
1.1.3. Discapacidad Permanente
Todas las discapacidades descritas anteriormente se conocen como discapacidades
permanentes, ya que su diagnóstico no contempla mejoría, independientemente de su
tratamiento (Grünewald, 2000).
1.1.4. Discapacidad Temporal
Se trata de deficiencias adquiridas a consecuencia de algún accidente que provoca una
inmovilidad limitada y cuyo pronóstico de recuperación es predecible, considerando
aspectos como la inmovilidad, terapia física, etc. También se consideran dentro de este
segmento a mujeres embarazadas, ya que su capacidad de movimiento y locomoción
esta temporalmente afectada y caminan en forma claudicante, lenta o insegura. Un
grupo de las mismas esta compuesta por mujeres que estadísticamente tienen más
probabilidades de complicaciones de parto o dar a luz un bebe prematuro junto a
aquellas con condiciones médicas crónicas o con problemas en embarazos previos, de
nutrición, entre otras causas (Grünewald, 2000).
1.1.5. Personas de la Tercera edad
En la etapa de la tercera edad es posible que se presenten varias de las
discapacidades descritas anteriormente. Se entiende por vejez la etapa de la vida de
los seres humanos que comprende la categoría de edad desde los 60 años en
adelante. Por envejecimiento se comprende el proceso natural e irreversible de
cambios biológicos, psicológicos y sociales que experimenta toda persona desde su
vida intrauterina, a lo largo de toda su existencia, para culminar con la muerte. Entre
sus principales características, cabe señalar que se presenta de manera diferente entre
un individuo y otro; que les ocurre a todos los seres vivientes; que en las últimas
décadas las expectativas de vida son de 70 años y más; que el proceso de
envejecimiento es único (Guevara, 2004).
Las enfermedades crónicas que afectan mayormente a la población adulta mayor son
las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Entre las primeras, destacan la
diabetes y la hipertensión arterial; y entre las segundas, prevalecen la bronquitis
crónica y el enfisema pulmonar, todas las cuales al complicarse generan
insospechadas afecciones físicas, sociales, psicológicas y económicas. De todas
formas, todas estas afecciones o sus complicaciones pueden prevenirse si se toman a
tiempo las medidas de autocuidado necesarias. En el ámbito de la salud mental, son
cada vez más frecuentes entre los adultos mayores los trastornos del ánimo, la
depresión, la demencia senil, el Alzhaimer, entre otros. A menudo, estos son problemas
ocultos que requieren un diagnóstico clínico especializado (Guevara, 2004).
1.1.6. Medición de la discapacidad
La necesidad de contar con información estadística sobre la población con
discapacidad se ha incrementado notablemente, razón por la cual a partir de 1981, año
designado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el “Año
Internacional de las Personas con Discapacidad”, comienzan a divulgarse ampliamente
algunas recomendaciones sobre la forma de captar información de este grupo de la
población.
Las recomendaciones aparecen en documentos como: “Elaboración de Estadísticas
sobre Impedidos: Estudio de Casos, 1986”; “Elaboración de Conceptos y Métodos
Estadísticos sobre Impedidos para su Utilización en Encuestas por Hogares, 1988”; etc.
y más recientemente el “Manual de Elaboración de Información Estadística para
Políticas y Programas relativos a Personas con Discapacidad, 1997”.
En nuestro país se han realizado diferentes esfuerzos para determinar el número de
personas con discapacidad y sus características: a través de los intentos de medición
efectuados, entre otros, en las boletas censales de la primera mitad de siglo (en los
censos de 1895, 1900, 1910, 1921, 1930 y 1940); en la Encuesta Nacional de Inválidos
1982, de la Secretaría de Salud (SSA); en el Conteo de Población y Vivienda 1995; y
en el Registro Nacional de Menores con Discapacidad 1995 realizado por el Instituto
Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), el Sistema Nacional para el
Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y la Secretaría de Educación Pública (SEP).
El tema se incluyó en el XII Censo General de Población y Vivienda 2000 por la
necesidad de contar con información detallada sobre la población con discapacidad,
que sirviera de base para el estudio de la incidencia de estos problemas entre la
población y a la vez proporcionara un marco de referencia para realizar estudios
particulares sobre la discapacidad. Otra razón para incluirlo fue aprovechar la
oportunidad que brinda el censo de recopilar datos en forma exhaustiva, y presentar
información con diferentes niveles de agregación geográfica.
1.1.6.1. La discapacidad en cifras
El número de personas con las características de una persona discapacitada crece día
con día; la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estiman que
dicho segmento constituye el 10% de la población mundial, hablamos pues de casi 600
millones de personas y alrededor del 80% de estas personas viven en los países en
desarrollo.
Tabla 2. Distribución de las discapacidades a nivel mundial
TIPO DE DISCAPACIDAD PORCENTAJE DE LA
POBLACIÓN MUNDIAL
Deficiencias Mentales 4 %
Deficiencias músculo esqueléticas 3%
Deficiencias de audición, voz y
lenguaje 2.8%
Deficiencias visuales 0.2%
TOTAL 10%
Fuente: SECTUR, 2005.
Según el Censo de Población y Vivienda del 2000, en nuestro país existían alrededor
de 1 millón 795 mil personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa el 1.8%
de la población total. De los cuales el 73% habita en comunidades urbanas y 27% en
rurales.
En la siguiente gráfica se observa que en los grupos de edad de 10 a 14 y de 60 a 79
años se incrementa el porcentaje de personas con discapacidad. Por el contrario, los
puntos más bajos se presentan en los grupos de edad de 0 a 4, de 15 a 39, así como
en el de 80 años y más. En las personas de 0 a 29 años, las discapacidades con mayor
frecuencia son de tipo mental y de lenguaje, mientras que para la población de 60 años
y más, son la motriz, auditiva y visual (INEGI, 2000).
Gráfica 1. Distribución porcentual de población según grupos de edad y sexo.
FUENTE: INEGI. Las personas con discapacidad en México.
Una persona puede tener más de una discapacidad, por ejemplo: los sordomudos
tienen una limitación auditiva y otra de lenguaje o quienes sufren de parálisis cerebral
presentan problemas motores y de lenguaje. La gráfica 2 muestra la proporción de la
población según el tipo de discapacidad. Cabe aclarar que la suma de los porcentajes
puede superar 100%, por la razón anterior que algunas personas presentan más de
una discapacidad.
Gráfica 2. Distribución porcentual de la población según tipo de discapacidad
Los motivos que producen discapacidad en las personas pueden ser variados, pero el
INEGI los clasifica en cuatro grupos de causas principales: nacimiento, enfermedad,
accidente y edad avanzada.
FUENTE: INEGI. Las personas con discapacidad en México.
De cada 100 personas discapacitadas:
• 32 la tiene porque sufrieron alguna enfermedad.
• 23 están afectados por edad avanzada.
• 19 la adquirieron por herencia, durante el embarazo o al momento de nacer.
• 18 quedaron con lesión a consecuencia de algún accidente.
• 8 debido a otras causas.
Gráfica 3. Causas principales que producen discapacidad en México
Particularmente en Sonora, durante 1996 se realizó un registro de los menores
discapacitados en el estado, cuyos resultados podemos apreciar en la tabla 3. En ese
año existían en Sonora 43,238 menores con discapacidad, concentrándose la mayoría
entre los 6 y 12 años de edad. Las discapacidades más recurrentes fueron debilidad
visual con 30%, seguido de dificultad en el lenguaje con 16% y debilidad auditiva con
12%.
FUENTE: INEGI. Las personas con discapacidad en México.
Gráfica 4. Distribución de menores con discapacidad por edad en Sonora (1996)
Tabla 3. Registro de menores con discapacidad en Sonora
CONCEPTO CANTIDAD
Total de Menores con Discapacidad 43,238
Menores con Ceguera 459
Menores con Debilidad Visual 12,921
Menores con Sordera 917
Menores con Debilidad Auditiva 4,948
Menores con Mudez 346
Menores con Dificultad en el Lenguaje 6,848
Menores con Dificultad Neuro Motriz 458
Menores con Amputaciones 187
FUENTE: WORDENABLE. Los niños con discapacidad.
Menores con Malformaciones Congénitas 1,090
Menores con Parálisis Cerebral 315
Menores con Deficiencia Mental 2,100
Menores con Epilepsia 594
Menores con Síndrome de Down 328
Menores con Autismo 1,013
Menores con Otra Discapacidad 17,016
FUENTE: INEGI, DIF Sonora, SEC (1996).
1.2 Accesibilidad
El término accesibilidad proviene de “acceso”, acción de llegar y acercarse, o bien
entrada o paso. Aplicado al uso del espacio o de objetos y tecnologías, y
especialmente con relación a ciertos segmentos de población con dificultades
funcionales, la palabra adquiere un matiz menos neutro, más expresivo de los
beneficios que se derivan de la interacción con el entorno o con otras personas
(IMSERSO, 2002).
La accesibilidad brinda a los habitantes de una ciudad, seguridad y comodidad en el
uso de los diferentes espacios y servicios que la conforman. Por eso, en nuestro país
durante el gobierno de Vicente Fox, se elaboro el documento denominado
Recomendaciones de Accesibilidad, que tenia por objeto elaborar las recomendaciones
que sirvieran a los especialistas del ramo de la planificación, y construcción de
ciudades e inmuebles, sensibilizándolos y brindándoles las herramientas necesarias
para construir espacios accesibles y al mismo tiempo, eliminar las barreras físicas,
arquitectónicas y urbanas, de transporte y comunicación, para permitir el libre acceso y
uso a personas con discapacidad a todos los espacios construidos.
1.2.1 Barreras
En todas las ciudades existen obstáculos que impiden o dificultan el acceso físico a un
establecimiento. Tales obstáculos se conocen como “barreras físicas” (por ejemplo,
puertas giratorias, escaleras, desniveles, etc.).
Las barreras físicas son de índole material y se presentan cuando las dimensiones y/o
diseño obstaculizan la autonomía e independencia de las personas -con o sin
discapacidad- (Brun, 2004). Dentro de ellas, podemos diferenciar:
• Barreras arquitectónicas: en edificios públicos y/o privados, ya sean destinados
a educación, trabajo, esparcimiento o vivienda (por ejemplo, edificio de oficinas
cuyo acceso a desnivel carece de rampas).
• Barreras urbanísticas: en la construcción o mobiliario urbano, sitios históricos,
reservas naturales y todo espacio libre, de uso público o privado, (por ejemplo,
veredas que tengan obstáculos físicos que imposibiliten la circulación en sillas
de ruedas)
• Barreras en el transporte: en todo el sistema de movilidad, por tierra, agua o
aire, público o privado. La falta de unos medios de transportes disponibles y
accesibles es un obstáculo frecuente, especialmente para las personas con
discapacidad.
• Barreras en la comunicación: en los medios de información televisados,
telefónicos y de señalización (por ejemplo, falta de información en código Braille
para personas ciegas), como asimismo en la interacción lingüística entre
personas.
Tiempo atrás se consideraba que las barreras físicas afectaban solo a las personas con
discapacidad motriz, pero hoy se acepta que su eliminación implicar una mejora en la
calidad de vida de ancianos, niños, embarazadas, ciegos, personas que transitan con
un bebé en brazos o empujando un cochecito, aquellos que transportan mercaderías o
bultos pesados, personas enyesadas, etc. En otros términos, la eliminación de barreras
físicas, al beneficiar a quienes transitoria o definitivamente tienen su movilidad
restringida, nos beneficia a todos (Grünewald, 2000).
No obstante, las barreras físicas no son los únicos obstáculos que tienen que franquear
las personas con capacidades reducidas. También existen barreras sociales o
culturales que se establecen cuando la sociedad valora negativamente a la persona
con capacidad restringida, por no corresponder al modelo humano antropométrica,
mental y funcionalmente “estándar” que ha sido y usa como patrón subjetivo de
evaluación. Por lo tanto, un trato inadecuado a las personas discapacitadas resulta tan
perjudicial –o aún más- que las barreras físicas. Por tanto ambos tipos de barreras,
culturales y físicas, se oponen habitualmente a la integración de personas (Brun, 2004).
1.3 Turismo accesible
El turismo accesible es la actividad turística especializada en otorgar atención, dentro
de los espacios de recreación y descanso, a personas que por razones cualesquiera se
han visto restringidas en su movilización.
Las personas que sufren algún tipo de discapacidad también tienen el derecho de
disfrutar los viajes y las experiencias recreativas. Como cualquier otra persona, el
turista con discapacidad desea visitar lugares con los que se identifica, lugares donde
puedan encontrar descanso, seguridad, comodidad, que sean hospitalarios y,
particularmente, dotados de accesibilidad. Sin embargo, todavía en México, sus
experiencias de viaje se caracterizan por los numerosos contratiempos a los que deben
enfrentarse (Gómez-Mont, Maria).
Con relación al turismo de las personas con discapacidad, se ha buscado operar en
tres niveles de accesibilidad:
1. Accesibilidad física o apertura de los espacios turísticos a las personas con
discapacidad, estableciendo recomendaciones de accesibilidad para el sector turismo.
Con ello, se busca facilitar que las personas con discapacidad accedan a los
establecimientos de hospedaje, restaurantes, zonas de interés turístico, áreas de
recreación, servicios de transporte aéreo, marítimo y terrestre en condiciones de
igualdad y con los mismos derechos de los que son sujetos los restantes segmentos de
la población. Para ello, promovemos obras de infraestructura en hospedajes, terminales
y transportes, incorporando la señalización y simbología correspondiente.
2. Accesibilidad económica o búsqueda de ayudas que faciliten a las personas con
discapacidad acceder a los destinos turísticos. En vista de que todo viaje o trayecto
tiene un costo, se instrumentan convenios de colaboración entre los sectores público,
privado y social del país, quienes acuerdan tarifas preferenciales y paquetes turísticos
facilitadores del viaje, contemplándose además sus necesidades especiales.
3. Accesibilidad social o combate a las barreras culturales que promueven la
discriminación, la falta de oportunidades y la exclusión social. En este terreno se
trabaja por la construcción de una cultura dirigida al buen trato del turista, incluyéndose
atención especial y personalizada para la atención del visitante con discapacidad. En
otra vertiente, se promueve la contratación laboral de personas con discapacidad en la
cadena productiva del sector turismo.
1.3.1. Demanda del turismo accesible
En el mercado turístico internacional, el segmento de las personas con discapacidad y
las necesidades de un turismo accesible, adquieren cada día mayor relevancia. De
igual manera, el segmento de los adultos en plenitud ha crecido considerablemente, y
requiere de servicios para su descanso y diversión, similares a los de las personas con
discapacidad.
Según la Secretaria de Turismo, muchas personas con discapacidad viajan alrededor
del mundo llevando su silla de ruedas, bastón, muletas o andaderas. Por lo general,
viajan en temporada baja para evitar congestionamiento, y se hacen acompañar de
familiares y amigos, ya que en la mayoría de los casos requieren de alguna asistencia
en sus traslados; su gasto promedio es significativo en comparación con los demás
segmentos y su estadía promedio es de 10 a 15 días.
Organizaciones como Keroul –institución canadiense que busca facilitar la accesibilidad
al turismo a las personas con discapacidad- calcula que entre Estados Unidos y
Canadá, principales países emisores de turistas a México y en 17 países de Europa
Occidental, existen 94 millones de personas con discapacidad, de los cuales se estima
un mercado potencial de 61 millones que tienen la capacidad de viajar, tanto en
términos económicos como en desplazamiento. Sólo en Estados Unidos, principal país
emisor de turistas hacia México, la población con discapacidad suma alrededor de 54
millones de personas.
Por años, Europa ha sido el destino más importante para este segmento de mercado,
pero la tendencia en los últimos años consiste en la búsqueda de países exóticos que
ofrezcan comodidad y seguridad, como lo son Kenya, Sudáfrica, Nueva Zelanda y los
latinos como Brasil, Costa Rica y Perú (SECTUR, 2005).
A estos porcentajes debe añadirse la discapacidad que aparece por el desgaste
natural, proceso al que llegan las personas de la tercera edad. De acuerdo a las
proyecciones realizadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para el
2025 el 56% de la población mundial habrá cumplido 60 años, lo que indica que
estamos convirtiéndonos en sociedades de viejos. Por ejemplo, en Australia más del
50% de las personas adultas mayores presentan algún tipo de discapacidad y en
Canadá se estima que es del 46%. Los mismos porcentajes pueden ser aplicados a
México (Gómez-Mont, María).
1.3.2. Leyes y reglamentos sobre discapacidad y turismo accesible
La Ley Federal de Turismo, publicada en el Diario Oficial de la Federación en el año de
1993, a través de sus articulados se anticipa a los derechos de las personas con
discapacidad contenidos de la Convención Internacional (Gómez-Mont, María).
Dicha ley establece en su título primero, capítulo único, artículo 2, fracción X lo
siguiente: “Esta ley tiene por objeto… Garantizar a las personas con discapacidad la
igualdad de oportunidades dentro de los programas de desarrollo del sector turismo”.
Posteriormente, en el Capítulo III, Zonas de Desarrollo Turístico Prioritario, el artículo
16 señala la obligación siguiente: “La Secretaría, en coordinación con las dependencias
y entidades de la administración pública federal que corresponda, así como con
gobiernos de las entidades federativas y de los municipios y con los sectores social y
privado, impulsará la creación o adecuación de la infraestructura que requieran las
zonas de desarrollo turístico prioritario, considerando también las necesidades de las
personas con discapacidad”.
Con relación a la promoción turística, el artículo 19, párrafo segundo le asigna al
Consejo de Promoción Turística de México (CPTM): “la política de promoción turística
atenderá en todo momento al desarrollo integral del país, considerando a las personas
con discapacidad”.
Entre las obligaciones de Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) se
encuentra la establecida en el artículo 28, fracción IV: “Ejecutar obras de infraestructura
y urbanización, y realizar edificaciones e instalaciones en centros de desarrollo turístico
que permitan una oferta de servicios turísticos; para dicho fin el Fondo deberá tomar en
cuenta en la ejecución de dichas obras las necesidades de las personas con
discapacidad”.
Finalmente, en el Título Quinto, Capítulo I referido a la Operación de los Prestadores de
Servicios, artículo 32, segundo párrafo, la ley federal es muy clara al establecer que:
“En la prestación de servicios turísticos no habrá discriminación por razones de raza,
sexo, discapacidad, credo político o religiosos, nacionalidad o condición social”.
Desde el año de 2001, La Secretaría de Turismo elaboró un Manual de
Recomendaciones de Accesibilidad para el Sector Turismo. Entre sus objetivos se
encuentra promover la construcción de obras y adaptaciones en los espacios turísticos
para recibir, en condiciones de calidad y con una adecuada preparación, a las personas
con discapacidad, trabajar por la asimilación, en la sociedad mexicana, de una cultura
de la accesibilidad, así como asentar las bases desde el turismo para la integración de
las personas con discapacidad a la comunidad. Este Manual ha sido repartido a los
sectores público, privado y social que colaboran y participan en el desarrollo de la
actividad turística nacional.
En el 2005 se publico la Ley General para personas con Discapacidad, en la cual en el
Capitulo IV referido a las facilidades arquitectónicas, de Desarrollo urbano y de
Vivienda, artículo 13, menciona: “Las personas con discapacidad tienen derecho al libre
desplazamiento en condiciones dignas y seguras en espacios públicos. Las
dependencias de la Administración Pública Federal, Estatal y Municipal vigilarán el
cumplimiento de las disposiciones que en materia de accesibilidad, desarrollo urbano y
vivienda se establecen en la normatividad vigente. Los edificios públicos que sean
construidos a partir del inicio de la vigencia de esta Ley, según el uso al que serán
destinados, se adecuarán a las Normas Oficiales que expidan las autoridades
competentes, para el aseguramiento de la accesibilidad a los mismos”.
Además, en el artículo 15 se menciona que para facilitar la accesibilidad en
infraestructura básica y espacios públicos se contemplará: “Que sean de carácter
universal y adaptados para todas las personas; Que cuenten con señalización e
incluyan tecnologías para facilitar el acceso y desplazamiento, y que posibiliten a las
personas el uso de ayudas técnicas, perros guía u otros apoyos, y que la adecuación
de las instalaciones públicas sea progresiva.
Durante el Gobierno de Vicente Fox Quesada, se elaboro el Manual de
Recomendaciones de Accesibilidad por la Oficina de Representación para la
Promoción e Integración Social para Personas con Discapacidad, Espacios Dignos y la
Universidad Iberoamericana. Este documento presenta una serie de recomendaciones
generales de accesibilidad física considerando los requerimientos especiales de las
personas con discapacidad.
El 30 de mayo de 2006 fue publicada, en el Diario Oficial de la Federación, la política
de un turismo para todos. Sobresale de entre sus varias líneas estratégicas “la
importancia de generar una cultura de accesibilidad en los destinos turísticos, mediante
la creación de esquemas interinstitucionales que otorguen estímulos directos al sector
privado para la construcción y adecuación de espacios con el fin de dar cabida a
personas con discapacidad y adultos mayores”.
1.4. Recomendaciones de Accesibilidad para el Servicio de Hospedaje
El hospedaje en particular, es uno de los elementos más importantes en un viaje, ya
que de la comodidad de sus instalaciones, dependerá el descanso placentero de los
turistas, que repercutirá en que la experiencia del viaje sea única; para ello hay que
considerar que en el caso de las personas con discapacidad, las instalaciones
dedicadas a ellas tengan condiciones que faciliten y hagan más agradable su estancia
(SECTUR, 2001)
El Manual de Recomendaciones de accesibilidad de la Secretaría de Turismo, señala
como deben ser y que deben incluir los accesos como los estacionamientos,
andadores, escaleras, rampas, puertas y banquetas. También enlista las características
de los servicios como hospedaje, transporte, sanitarios, restaurantes, albercas,
monumentos, museos, discotecas y equipamiento de apoyo como elevadores, pisos,
barandales, bebederos, teléfonos públicos, entre otros.
El Manual de Recomendaciones de accesibilidad de la Oficina de Representación para
la Promoción e Integración Social para Personas con Discapacidad, señala que los
hoteles y moteles deberán contar con habitaciones accesibles para su uso por
personas con discapacidad, de acuerdo a la siguiente dosificación:
• Hoteles de hasta 100 habitaciones: una habitación accesible por cada 25.
• Hoteles de 101 a 200 habitaciones: cuando menos 5 habitaciones accesibles.
• Hoteles de 201 ó más habitaciones: cuando menos una habitación accesible por
cada 100 y no menos de 6.