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CANTOSDE TRABAJO
DE LLANO
3 Publicaciones sobre el patrimonio cultural inmaterial
de 4
Ministerio de Cultura
REPÚBLICA DE COLOMBIA
Mariana Garcés Córdoba
MINISTRA DE CULTURA
María Claudia López Sorzano
VICEMINISTRA DE CULTURA
Enzo Rafael Ariza Ayala
SECRETARIO GENERAL
Juan Luis Isaza Londoño
DIRECTOR DE PATRIMONIO
Adriana Molano Arenas
COORDINADORA GRUPO DE PATRIMONIO
CULTURAL INMATERIAL
Viviana Cortés Angarita
Ruth Florez Rodríguez
Patricia Navas Röthlisberger
Ángela Sofía Rincón Soler
Luisa Fernanda Sánchez Silva
GRUPO DE PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL
Santiago Martínez Caicedo
REDACCIÓN Y ELABORACIÓN DE TEXTOS
Poliedro
CONCEPTO EDITORIAL Y DISEÑO
WWW.POLIEDRO.COM.CO
Juanita Escobar
Págs. 7, 10, 11, 15, 17, 20, 21, 29, .
Sebastián Londoño
Págs. 13, 39, 40, 41, 43.
FOTOGRAFÍA
Revista Cantos de Trabajo de Llano
Ministerio de Cultura
Carrera 8 Nº 8-09
Línea gratuita 01 8000 913079
¿QUÉ ES
PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL?LA PALABRA PATRIMONIO SE
escucha mucho en nuestros días. Se
señala una antigua casa del barrio
La Soledad en Bogotá y se dice “es
patrimonio”. La gente visita los muy
turísticos pueblos coloniales de
Boyacá o Santander y piensa “estos
son lugares patrimoniales”. Pareciera
entonces que lo patrimonial estuviera
ligado con la colonia, con una especie
de legado dejado en nuestro país por
los conquistadores. La realidad, sin
embargo, va mucho más allá.
Colombia, en la historia de la
construcción del país que es hoy en
día, ha sido el territorio de encuentro,
mezcla y mutación de tradiciones
indígenas ancestrales, saberes
africanos importados a la fuerza, y el
legado europeo cargado a su vez de
la influencia de otros pueblos. Esta
confluencia de culturas ha venido
generando una enorme diversidad
de manifestaciones expresivas
durante los siglos de encuentro e
intercambio, tanto en la arquitectura
de nuestros pueblos y ciudades –sus
legados sólidos y visibles– como en
los saberes, las acciones, rituales,
costumbres y tradiciones que día tras
día utilizan las diferentes comunidades
del país para mostrar su pertenencia
al territorio y celebrar su lugar en el
mundo.
En este último punto concentraremos
nuestra atención: las manifestaciones
culturales inmateriales. Allí donde
una comunidad hace uso de su
conocimiento sobre el territorio que
habita, lo celebra, se identifica como
grupo a través de esa celebración,
le canta a su tierra y a su fiesta; allí
donde las comunidades emplean
sus antiguos saberes para recordar
su espiritualidad, para solucionar
conflictos internos, para amortiguar
el peso del duro trabajo cotidiano, para conmemorar la llegada al
mundo de un nuevo ser humano o darle la despedida a uno que se
va, entre muchas otras formas, se está manifestando el patrimonio
inmaterial de la nación.
Los continuos procesos de intercambio y mutación cultural han
puesto algunas de estas tradiciones en riesgo, y es por eso que el
Ministerio de Cultura, a través de la Dirección de Patrimonio, lleva
a cabo la construcción de una Lista Representativa de Patrimonio
Cultural Inmaterial en el país (LRPCI). En ella se consignan los
procesos culturales que se llevan a cabo en diversas zonas del
país, desde las selvas amazónicas hasta el norte desértico, y
que son vitales no solo para la identificación como colectivo
de las comunidades que las viven –para la perpetuación de sus
conocimientos en el tiempo– sino también para la diversidad de
gentes que comparten estas tierras y se llaman a sí mismos
“colombianos”.
Algunas de estas manifestaciones están en serio peligro de
desaparecer y, en casos tan extraordinarios como el de los Cantos
de Trabajo del Llano que ocupan el presente texto, han necesitado
de intervenciones de naturaleza urgente como la documentación
intensiva de la memoria existente sobre la práctica, la identificación
de portadores y la elaboración de exhaustivos análisis sobre su
condición que han desembocado en la creación de un PESCU o Plan
Especial de Salvaguardia de Carácter Urgente. La socialización de
procesos como éstos es vital para que en el futuro se haga cada
vez menos necesario implementar Planes de Salvaguardia de
tipo urgente y sea posible que los esfuerzos de las instituciones
culturales dejen de estar dirigidos a una dramática “salvaguardia” y
pasen a centrarse sobre la transmisión, el análisis, la discusión y el
disfrute de nuestras manifestaciones culturales inmateriales.
Las nubes se han acumulado
desde temprano en la tarde y han
terminado por esconder el cielo
que cubre las vastísimas llan-
uras del Casanare. Aunque aún
no anochece y el horizonte está
teñido de un color violeta oscuro
sobre el que se dibujan las silu-
etas de árboles escuálidos, es
evidente que viene una tormenta
y que vientos fuertes no tardarán
en silbar, acompañados del es-
truendo de los truenos y el mur-
mullo afilado de la lluvia que más
que caer, se desliza sobre el aire
húmedo y borroso que se respi-
ra en esta región. Bajo este cielo
oscuro trabajan los arrieros que
conducen un centenar de reses
hacia un hato lejano: hacer “la
saca”, le llaman a aquel tránsito
fatigoso. Ni siquiera han cumplido
aún con la mitad de su recorrido
y saben que tendrán que pasar
la noche en medio de la sabana,
bajo la lluvia que seguramente
esperará a la parte más oscura
de la noche para desplomarse
sobre ellos. El murmullo de los
insectos y de los monos colorados
que venía acompañándolos des-
de temprano en la mañana como
una música apaciguadora emp-
ieza a desvanecerse poco a poco.
“Con aguacero ventiao no hay
araguato que duerma”, recuerda
para sí mismo uno de los llaneros:
ni ellos ni los monos van a tener
una noche tranquila. En la distan-
cia se escucha de pronto el grito
de la última garza que anuncia
que ha encontrado refugio para
la noche y las reses empiezan
a ponerse nerviosas. El sol cae
sobre el horizonte. El cabrestero,
que va cabalgando al frente del
grupo, da la orden de detenerse.
Los hombres desmontan a sus
caballos, rodean al ganado y
se preparan para la noche que
tendrán que pasar velando a las
reses. Se escuchan los primeros
truenos y los acompañan destel-
los lejanos que iluminan las nubes
enormes. El ganado empieza
mugir bajito, como expresando su
preocupación. Los llaneros saben
que las reses son nerviosas pero
también que sus voces, aunque
roncas, les son familiares y que
sus oídos ya están acostumbra-
dos a los cantos que el cabrestero
estuvo entonando durante toda
la mañana. Sin tener que decirse
nada, uno de los arrieros empieza
a entonar una sencilla estrofa que
interrumpe el silencio de la noche
y los demás le siguen uniendo sus
voces a la de él: “En mi tierra está
tronando como queriendo llover!”.
Las voces resuenan en el espacio
sin límites de la llanura y apa-
gan el sonido lejano de los true-
nos. Las reses somnolientas se
agrupan las unas con las otras en
un grupo cada vez más cerrado.
La lluvia empieza a caer despacio.
Queda toda una noche por delan-
te, pero los cantos serán buena
compañía.
ENCUENTRO NACIONAL DE BANDAS MUSICALES DE PAIPA
MÚSICA VALLENATA TRADICIONAL
PALABRERO WAYUU
Cantos de trabajodel Llano
Ya se le olvido al llanero
arrebiatar a la cola,
no se escucha la bandola
ni las maracas resuenan;
el arpa de penas llena
hace gemir sus bordones,
el rosal no da botones
ni los naranjales flor.
De mí llano su dolor
comprende el alcaraván,
y hasta los güéreres van
buscando un mundo mejor
La sabana está desierta,
se acabaron sus vacadas,
se acabaron sus yeguadas
y sus noches de parrando.
El llano está agonizando
no lo queremos salvar.
GETULIO VARGAS BARÓNN O S TA L G I A D E MI L L A N O
\ L A VIDA EN EL LL ANO:
RESPETO POR L A
NATURALEZA Y TRIUNFO
SOBRE L AS DIFICULTADES DE
L A VIDA GANADERA.
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HASTA HACE ALGUNAS DÉCADAS
era imposible visitar incluso las
partes más remotas de los llanos
orientales sin escuchar voces
por todas partes. Aun estando en
medio de las extensísimas sabanas
donde el horizonte se vuelve
una línea que da la impresión de
ser la orilla misma del mundo, a
los innumerables sonidos de la
naturaleza –desde los gritos de las
garzas sabaneras o los chapoteos
y gruñidos de los chigüiros en
sus marjales, hasta los cantos de
los monos rojos que viven en los
densos bosques que rodean los
humedales- se unían los cantos de
los llaneros que transportaban el
ganado de un lado a otro, muchos
de ellos anunciando el traslado
de su sustento y su forma de vida.
“!Cante, cabrestero, que el ganao
no es robao!”, era la invitación
que hacía un popular dicho entre
llaneros: el silencio en el llano
ha estado siempre asociado a lo
ilícito, lo oculto, y esa era una de
las varias razones por las que los
llaneros cantaban durante sus
largas marchas por las llanuras,
haciendo la “saca”, o el transporte
del ganado para llevarlo a la venta
o al intercambio. Los llaneros, que
siempre ha valorado enormemente
el trabajo duro, la honestidad y
una relación muy estrecha con el
paisaje y los animales, cantaban
para proclamar que estaban
presentes y que los llanos, a pesar
de su inmensidad, eran su dominio
a la vez que su fuente de vida. Los
cantos anunciaban el respeto a la
naturaleza, al mismo tiempo que el
triunfo sobre las dificultades de la
vida ganadera. A estos satisfechos
cantos de “arreo” o “cabrestero”
se sumaban otros como los de
“vela” que se cantaban durante las
noches para mantener tranquilo al
ganado que solía ponerse nervioso
cuando caía la lluvia sobre el llano
y los truenos se hacían escuchar
en toda su grandeza, resonando sin
obstáculos sobre el vasto espacio
INTRODUCCCIÓN
Introducción
10
LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
abierto. Saber cantar solía ser un
requisito para ser vaquero y poder
sobrevivir en las sabanas.
Y no solo en la llanura se cantaba:
en los hatos y fincas, en las
granjas y corrales, en los pueblos
y veredas, en los picaderos y los
establos se cantaba también
durante las labores domésticas,
especialmente aquellas
relacionadas directamente
con el ganado: el ordeño y la
domesticación del ganado
salvaje o cimarrón, así como
de los caballos. Durante estas
labores se entonaban también
canciones que tenían muchísimos
propósitos: calmar a los animales,
recordar la tradición oral,
compartir con otros los ritmos
de los momentos cotidianos,
rendirle homenaje al campo y
al trabajo mismo. Los cantos de
trabajo eran la puntuación que
separaba y enmarcaba las tareas
cotidianas: estos no eran cantos
de fiesta ni ceremoniales, eran
por el contrario cantos humildes
que celebraban la cotidianidad y
dignificaban el trabajo. Cantos que
no interrumpían las faenas del día a
día sino que se insertaban en ellas
naturalmente, acompañándolas
de manera armónica. Los cantos
de trabajo daban ritmo a la vida y
eran una parte central de lo que
significaba ser un llanero laborioso.
¿Eran o son? Pareciera que hoy en
el llano ya no se canta al ganado.
Aunque se escuche muchísima
música, aunque las parrandas
que celebran fiestas religiosas,
sociales y familiares sigan tan
vivas como siempre y otros ritmos
tradicionales como el vallenato
se hayan hecho populares en los
Llanos Orientales, la gente ha
dejado de cantar como parte de
su cotidianidad. Sí, se canta, pero
ya no al trabajo. Sea porque los
jóvenes ya no quieren aprender
los cantos de sus familiares más
viejos, sea por vergüenza o temor
a parecer anticuados, por los
cambios culturales y económicos
que han agrietado la identidad de
la gente de los llanos, la verdad es
que los cantos que en los llanos
celebraban el trabajo diario están
en serio peligro de desaparecer.
No todo está perdido, desde luego,
y la inclusión de estos cantos
dentro de la Lista Representativa
de Patrimonio Inmaterial de la
Nación es un importante paso para
revitalizar esta manifestación
que va mucho más allá de ser una
expresión puramente musical: si
se olvidaran los cantos de trabajo
se perdería uno de los más bellos
homenajes al trabajo duro y a la
naturaleza que se haya jamás
compuesto en nuestro país.
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\ CON LOS CANTOS DE
TRABAJO SE ENMARCABAN
L AS L ABORES DEL DÍA
A DÍA, SE CELEBRABA
L A COTIDIANIDAD Y SE
DIGNIFICABA EL TRABAJO.
NO ES UNA EXAGERACIÓN DECIR
que aquello que se construyó
como “la cultura llanera” gira en
torno a la ganadería y a todas las
actividades relacionadas. Aunque
en los llanos actuales conviven
habitantes rurales, urbanos y
semiurbanos provenientes de
diferentes regiones que se dedican
a diversas actividades económicas,
y, aunque históricamente en la
región hayan también ocurrido
intercambios entre campesinos
andinos, llaneros, varios grupos
indígenas y colonos de diferentes
lugares, algunos dedicados a la
agricultura y otros al comercio, los
llanos han mantenido su unidad
cultural gracias a la ganadería y
ha sido ella la que ha dotado de
identidad a la región junto con
una actitud muy propia frente
al trabajo, como epicentro no
sólo de la vida económica sino
de la manera en que los llaneros
perciben el mundo.
En los llanos el trabajo ha sido
siempre lo más importante y si
hay algo que distingue a la cultura
llanera de otras presentes en
Colombia es que el mismo adjetivo
“llanero” implica, ante todo, una
ocupación. Sea la de aguatero,
arriero, vaquero, becerrero o
cualquiera de las muchas otras
actividades que giran en torno a la
ganadería, todas se definen como
tareas propias del llanero. En los
Llanos Orientales se es llanero de
obra y no de palabra.
En los llanos existe también un
fuerte sentido de propiedad: es
un deber de quien decide vivir y
trabajar en el llano tener tierra (así
como también tener ganado, claro
está) y saber cómo utilizarla para
El trabajo en los llanos
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
\ TODOS LOS ASPECTOS DE LA
VIDA EN LOS LLANOS ESTÁN
CONECTADOS DE ALGUNA U
OTRA FORMA A LA TRADICIÓN
GANADERA DE LA REGIÓN.
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INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
la ganadería, ser responsable de
conocerla, y además establecer
un intenso vínculo con ella. La
tierra ha de recorrerse -a caballo,
por supuesto; pues sólo a lomo
de caballo pueden conocerse bien
los llanos- tantas veces como
sea necesario para familiarizarse
con sus recovecos, sus trochas,
sus bosques, sus pantanos,
sus pozos, sus ríos y sus demás
riquezas. La primera parte del
trabajo del llanero es entonces
conocer su territorio y estamparlo
en su memoria. En su oficio, el
llanero no dista mucho de un
explorador o un cartógrafo, pues
primeramente ha de saber cómo
navegar en la inmensidad
de las sabanas y encontrar
siempre la ruta adecuada.
Solamente después de tal
familiaridad con el terreno puede
llegar entonces la ganadería
misma, una actividad que en
esencia –y como tradicionalmente
ha sido practicada en los llanos de
Colombia y Venezuela– depende
del conocimiento del entorno
y del respeto a la naturaleza.
El trabajo ganadero en el llano
comprende principalmente una
serie de labores de movimiento y
búsqueda. Como si de nómadas
se tratara, los llaneros no
dejan de desplazarse nunca;
cabalgan la mayor parte de sus
vidas, buscando a las reses,
coleándolas, nariceándolas,
lazándolas, marcándolas y
luego conduciéndolas a través
de trochas larguísimas en un
trabajo que se repite
sin cesar.
Incluso en las fincas y hatos, en
donde no se cabalga tanto, el
trabajo no se detiene. En la cocina
las mujeres preparan desde muy
temprano el café, la carne, la
yuca y el plátano que le darán
de desayuno a los vaqueros, y
no dejarán de cocinar y hacer
sus labores caseras hasta bien
entrada la noche pues también
tienen que preparar las demás
comidas del día y asegurarse de
que la vida en el hato marche a la
perfección y cada quien cumpla
con sus tareas. Los muchachos,
que aún no son lo suficientemente
\ LOS LL ANEROS VAN TRAS
L AS RESES, L AS ATAN, L AS
ENFIL AN Y L AS GUÍAN,
UNA Y OTRA VEZ, EN UN
PROCESO CONSTANTE DE
COMUNICACIÓN CANTADA.
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INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
diestros para ser vaqueros y
recorrer la sabana, recogen leña,
alimentan a los caballos, traen
agua de los pozos, reparan los
corrales y hacen mandados
mientras que otros más
experimentados ordeñan y cuidan
de las caballerizas.
En los llanos no se deja de
trabajar nunca. Uno de los más
populares lemas con los que los
Jesuitas respaldaban su trabajo
de evangelización y aculturación
en la Orinoquía rezaba: “El trabajo
es el primer deber del hombre en
la naturaleza”, y es evidente que
en los llanos esta simple máxima
no cayó nunca en el vacío y fue
escuchada y aceptada como parte
de la identidad de los llaneros. Por
eso los cantos de trabajo pueden
verse esencialmente como
una extensión natural de esta
necesidad de moverse y mantener
vivo a toda costa el dinamismo del
que depende el trabajo ganadero;
un trabajo que además siempre
empieza temprano y termina
tarde: los cantos de trabajo son
asimismo una manera de medir el
tiempo, de hacer más amenas las
oscuras madrugadas, de pasar
las noches en vela y de celebrar
la llegada de un nuevo día. La
ganadería es un mundo en sí
mismo, es una labor que tiene un
ritmo cuyos secretos solamente
el llanero conoce bien.
\ EL PRIMER TRABAJO DE
UN LL ANERO ES CONOCER SU
TERRITORIO Y ESTAMPARLO
EN SU MEMORIA.
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1819
Localización
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
“El Orinoco es una materialización
del tiempo”, escribió Alejo
Carpentier, indicando su papel
como fuente de vida, como limo
de razas ancestrales y como
presencia eterna en el paisaje del
norte de Suramérica. Pablo Neruda
lo llamó a su vez una corriente de
“tinieblas bautismales”, advirtiendo
que más que una fuerza mítica de la
naturaleza, el Orinoco es un torrente
que aunque aviva con su fuerza
el paisaje por donde se extiende,
no por ello deja de inspirar respeto
y hasta temor. Se trata de un río
caudaloso, colosal, cuya cuenca
ocupa una extensión de tierra
vastísima –un millón de kilómetros
cuadrados- que comparten
Colombia y Venezuela, en donde se
encuentran humedales, manglares,
morichales, médanos, junglas,
ciénagas, piedemontes y sabanas
que abarcan un universo entero de
diversidad.
Las sabanas ocupan la mayor
parte de este territorio, que en
Colombia se extiende sobre
los departamentos de Arauca,
Casanare, parte del Guaviare, Meta
y Vichada. Los denominados Llanos
Orientales conforman la mayor
extensión contigua de pastizales
que puede encontrarse en el norte
del continente suramericano.
La riqueza de la Orinoquía es
inagotable y, sin embargo,
aunque se describieran hasta el
más mínimo detalle todos sus
accidentes geográficos, sus
características físicas, cada
piedrecita, cada especie animal
S I G U I E N T E P Á G I N A
o hasta cada hoja de cada árbol,
apenas si se lograría transmitir
una sutil impresión de la principal
característica de esta zona: su
inmensidad. Los llaneros no
exageran cuando dicen que el
llano es vasto, imponente, colorido
e inabarcable. El poeta Eduardo
Carranza, en su Alabanza del
Llano, lo describió así:
Un cielo “tan ancho como el
día” y una tierra “casi toda aire”
son imágenes que evocan una
sensación de libertad sin límites
que ninguna cartografía podría
pretender trazar o abarcar.
Los llanos inspiran pensamientos
sobre la libertad y, al mismo
tiempo, recuerdan a quien
los visita el alcance de la
naturaleza. Ante su presencia
es fácil fantasear con imágenes
primigenias de hombres sentados
junto al fuego en medio de la
noche, con nada más que la
inmensidad misma ante ellos,
atentos a los caprichos de las
fuerzas de la naturaleza y en
armonía con su entorno. Con
menos nostalgia pero tal vez más
precisión que Eduardo Carranza,
José Eustasio Rivera escribió que
la llanura “es el desierto, pero allí
nadie se siente solo: son nuestros
hermanos el sol, el viento y la
tempestad.” Los llanos son una
zona donde lo elemental aún vive
y se manifiesta.
"Aquí está el llano, escrito de ríos. El llano azul de ríos. Tierra casi toda aire .Aquí está
el llano extendido hasta el cielo. El llano sin principio ni fin como los cuerpos. El llano
que se prolonga de palmera en palmera como el mar de ola en ola.
Aquí está el llano empapado de sol como la mar de sal.
Aquí está la llanura y en la palma de su mano está la línea de la suerte de mi Patria.
Esa línea es azul y se llama río Meta.
Aquí está el llano, firmamento de tierra, patio de Colombia, lleno de naranjos. El llano,
el llano, el llano tan ancho como el día. Yo le canto de pie, a grito herido y hasta enron-
quecer. En pie sobre mi arpa yo lo canto."
río orinoco
ARAUCA
CASANARE
VICHADA
META
GUAVIARE
NO E
S
LLANOS ORIENTALESCOLOMBIA / SUR AMÉRICA
2021
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ar \ UN CABRESTERO Y L AS
RESES QUE GUÍA ENTRAN AL
RÍO EN L A TIERRA QUE ES
“CASI TODA AIRE”.
EL GANADO LLEGÓ AL CONTINENTE
suramericano a través de los
españoles y las primeras reses
entraron a lo que hoy es territorio
colombiano por Santa Marta en
1525, para luego extenderse y
reproducirse exponencialmente
en varias regiones del país, con un
éxito a veces incluso desmesurado:
se cuenta que en el Valle de Upar
de finales del siglo XVI la cantidad
de ganado era tan magnífica que
los pobladores de la región podían
darse el lujo de sacrificar a las
reses para aprovechar únicamente
su cuero y se deshacían de la
carne arrojándosela a los perros y
animales carroñeros.
Es irónico que los españoles
nunca pensaron que traer ganado
al Nuevo Mundo pudiera ser una
potencial fuente de riqueza: la
Nueva Granada era ya por aquella
entonces, ante los miopes ojos
de la corona española, una
colonia cuya única función era la
provisión de metales preciosos;
la actividad ganadera debía ser
apenas suficiente para satisfacer
la demanda doméstica y nada
más. Sin embargo, no contaban
con que el clima y la geografía
de su colonia serían ideales
al punto de que los bovinos
importados del viejo mundo
encontrarían allí –al principio en
la región atlántica, luego en otros
territorios- un paraíso donde
crecerían y prosperarían de manera
prácticamente espontánea, para
la enorme sorpresa de los primeros
ganaderos, quienes progresaron
inmensamente sin necesidad de
apoyo oficial.
La exploración exhaustiva de
la Orinoquía por los fervorosos
buscadores de El Dorado en
el Siglo XVI, se presentó como
una oportunidad única para
la ganadería pues implicó el
“descubrimiento” de los Llanos
Orientales. Las llanuras de la
Historia
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
región entonces bautizada con
el nombre de San Martín (que
hoy comprende el territorio entre
los ríos Meta y Guaviare) y del
Casanare, se convirtieron en
gigantes emporios ganaderos que
transformaron completamente
el panorama y la cultura de la
región. Uno de los más grandes
cambios ocurridos en el paisaje
llanero, debido al fomento de la
colonización de la región, fue la
apertura de trochas extensísimas
por las que empezaron a transitar
arrieros que arriesgaban sus vidas
transportando, a través de caminos
traicioneros y resbaladizos, no
solamente ganado para la venta
en la región andina sino, al regreso
de las sabanas, mercancías como
herramientas, muebles, textiles
y productos agrícolas que venían
de las ciudades del interior del
país: las trochas ganaderas se
convirtieron así en la primera ruta
comercial que unió la próspera y
urbana zona del altiplano con el
oriente colombiano.
Durante el siglo XVI y hasta bien
entrado el XVIII, la ganadería que
se practicaba en los llanos era
extensiva, lo que quiere decir que
se fundamentaba en el uso por
parte de las reses de vastísimas
superficies de llanura que se
aprovechaban como bien común
y en donde los animales eran
controlados y conducidos a través
de trabajos como el cabresteo
y el rodeo para ser negociados
y aprovechados una vez al año.
En los llanos de antaño no había
cercas ni límites entre los hatos o
fundaciones y las únicas divisiones
que contaban eran las naturales
como los ríos o quebradas. La
sabana se consideraba propiedad
de todos y se podía ser dueño de
las reses, más no de la tierra. En la
época de la ganadería extensiva el
paisaje no había sido transformado
de manera tan radical como la que
puede verse en los llanos actuales,
ya que el forraje se utilizaba mucho
más cuidadosamente, y hasta los
mismos animales eran diferentes
a sus contemporáneos: tras
varias generaciones, las distintas
clases de ganado europeas se
habían cruzado produciendo razas
nuevas -mejor adaptadas a las
condiciones sabaneras, aunque
también más nerviosas y difíciles
de dominar-. Ejemplo de estas
razas son las conocidas como la
criolla o casanareña, Al mismo
tiempo, muchos animales habían
regresado a su estado salvaje,
apareciendo así el ganado cimarrón
que ocupaba la sabana y al que
quienquiera que domesticara y
luego marcara podía considerar
propiedad suya. Esta era, en
términos elementales, una de las
“leyes del Llano” , según la cual
la tierra era de todos y las reses
libres podían ser tomadas por quien
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tuviera la habilidad para hacerlo.
Mientras que la ganadería se
consolidaba como la actividad
comercial preponderante, un
enorme cambio cultural ocurrió
entre la temprana colonización del
siglo XVI y el auge de la ganadería a
finales del siglo XVII, representado
por los procesos y conflictos que
resultaron en la fuerte integración
de las culturas de diversos grupos
indígenas con las expresiones
culturales de los nuevos colonos
venidos del interior del país. Estos
procesos resultaron en una serie
de sincretismos entre los cuales la
música es quizás el más notable.
La música, y especialmente
el canto, resultó ser el común
denominador de todos los grupos
involucrados en la colonización
de los Llanos Orientales. Cuando,
por ejemplo, la Compañía de Jesús
llegó a la región en el siglo XVII
con intenciones de aculturación
y evangelización, su principal
herramienta para conseguir la
confianza de los habitantes de
la región fue el establecimiento
de escuelas de música en las
que se enseñaba incluso a
fabricar los instrumentos mismos
-aprovechando la inclinación
artesana de casi todos los
llaneros-, para luego pasar a tocar
y a cantar himnos cristianos con su
acompañamiento.
Esta confianza en la música como
actividad unificadora fue producto
de la importancia que ésta había
tenido en la región, incluso
desde antes de la llegada de los
primeros colonos. En algunos
de los cantos de trabajo que aún
pueden escucharse es posible
detectar melodías similares a
los cantos de grupos indígenas
como los Sikuani, que se cantaban
en los llanos desde tiempos
inmemoriales. Con la llegada de
los primeros europeos llegaron los
melismas andaluces que tenían
lejanos orígenes en refinados
cantares árabes y además los
primeros instrumentos como las
vihuelas, guitarras pequeñas que
terminarían por popularizarse
enormemente por toda la región y
que solían acompañar a los arrieros
en sus jornadas incluso en tiempos
tan recientes como la mitad del
siglo XIX. Pero el instrumento
quizás más importante fue uno que
introdujeron los jesuitas y sin el que
la música llanera es inconcebible:
el arpa. Los exploradores de la
Compañía de Jesús, habiendo
aprendido de sus experiencias
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
similares en Paraguay, habían
llevado a sus misiones de
descubrimiento por el Orinoco una
gran cantidad de instrumentos
musicales y además manuales
detallados sobre cómo fabricarlos
y tocarlos, libros sobre cómo
iniciar a los neófitos en el solfeo
y catecismos llenos de himnos,
entre muchas otras herramientas
de pedagogía musical. Alguna
vez en la cuenca del Orinoco se
vio a hombres europeos haciendo
el enorme esfuerzo de arrastrar
pesadas arpas por entre la jungla
y los pantanos, todo con el fin
de poder atraer los indígenas a
quienes pretendían “convertir en
hombres”, y de quienes decían que
“la fábula de Orfeo, de quien fingió
la Antigüedad que con la música
atraía las piedras, se verifica con
ventaja en las misiones de estos
hombres [los indígenas], porque es
cosa reparable cuanto les encanta
y embelesa la música.” Orfeo,
intérprete de la lira, era el ideal que
tenían los jesuitas en mente para
sus estudiantes indígenas y el arpa
era un hermoso símbolo del papel
que podía representar aquel ideal
en el encuentro entre culturas.
Los jesuitas lograron difundir
la música a tal grado entre la
población indígena y criolla que
tras su expulsión en 1767 la música
nunca cesó y la fabricación de
instrumentos se convirtió en
una importante labor artesanal
en la región. Ausentes los
sacerdotes, las melodías de sus
himnos fueron transformándose
lentamente -incluso en la
ausencia de instrumentos, pues
muchos cantos, incluidos los de
trabajo se cantan a capella- en
cantos populares que en lugar de
ensalmos y tedeums adaptaban
leyendas antiquísimas, refranes,
dichos e historias sobre la vida
llanera. En los años que siguieron
la música, y especialmente el
canto, se afianzaría cada vez más
entre los llaneros como una parte
imprescindible de su cultura y
como un elemento natural de su
vida cotidiana, tan natural como
la ganadería misma y fuertemente
vinculado a ella.
En pleno siglo XX, aun tras la
llegada de la tecnificación y de la
ganadería intensiva -que estableció
principios como la propiedad
privada, la traída de especies
nuevas de ganado más dóciles
como el cebú y la explotación
intensa del forraje y el territorio,
además de la llegada de carreteras
y automóviles que remplazaron
las trochas y cabresteros- no
dejaba de escucharse en los
Llanos Orientales que allí “el
que no baila toca, el que no toca
canta, y el que no canta, silba.”
Los llanos han cambiado mucho
y hoy siguen cambiando día a día,
pero la hermosa sonoridad propia
de la región -manifestada no sólo
2627
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
en la música sino en los sonidos
naturales, los japeos y silbos,
los cantos a capella y los
sonidos propios del trabajo- ha
permanecido como una
fuerte constante.
Los cantos de trabajo surgieron
como la manifestación más
esencial y desadornada de esa
atmósfera mestiza y sincrética en
la que la música ha sido siempre
una precondición para poder hacer
parte de la vida social. Cantar,
más que una habilidad artística,
era en las sabanas una manera
de hacer parte de la comunidad y
pertenecer en plenitud al mundo
llanero. La música llanera ha sido
desde hace mucho tiempo una
celebración del mestizaje y de la
belleza sin par de la naturaleza,
y dentro de ese repertorio donde
se ubican el Joropo, los Pasajes,
el Contrapunteo y demás ritmos
llaneros, los cantos de trabajo,
que no se acompañaban de
música instrumental y estaban
fuertemente adheridos a los
sonidos y al vocabulario de los
quehaceres llaneros, se situaban
como la más primordial de las
expresiones musicales, producto
de un impulso vital ligado al trabajo,
a la vida en la inmensidad de las
sabanas y a la tradición oral de
un conjunto de culturas disímiles
que finalmente, y a pesar de sus
diferencias, encontraron un punto
de encuentro en un inmenso
territorio compartido.
Sin embargo, esta armonía se
encuentra seriamente amenazada,
y con ella los cantos de trabajo. La
razón por la cual en los llanos ya no
se le canta al ganado se desprende
del cambio total que ha ocurrido en
el mundo llanero que les dio origen,
pues aquel mundo que desbordaba
de música de la naturaleza, que
inspiró incontables imágenes
poéticas sobre la inmensidad del
mundo natural y en el que se usaba
un vocabulario particular dedicado
a la ganadería, tristemente ya
no existe. La urbanización de la
Orinoquía, la aparición de cercas
para separar la tierra, la llegada
de la industria de extracción de
hidrocarburos, los desastres
ecológicos y el desplazamiento,
aunados a muchos otros factores
producto de la industrialización
y la tecnificación de la ganadería
misma, han causado una
separación irremediable entre los
habitantes urbanos de los llanos y
la ganadería que se practicaba en
un pasado que ya aparece como
CANTAR, MÁS QUE UNA HABILIDAD ARTÍSTICA, ES EN LAS SABANAS UNA MANERA DE HACER PARTE DE LA COMUNIDAD Y PERTENECER EN
PLENITUD AL MUNDO LLANERO.
demasiado remoto para poder
acercarse a él y recuperarlo.
Aquellos que antes recorrieron los
llanos y cantaban a sus reses ya
están muy viejos y al haber sido
despojados de su antigua manera de
vivir, han sido despojados también
de toda autoridad frente al nuevo
orden económico, cultural y social
que se ha superpuesto a la fuerza
sobre el que solía pertenecerles
como llaneros. Ellos ya no hacen
parte del mundo de los más
jóvenes, para quienes los cantos de
trabajo podrían hoy aparecer como
manifestaciones incomprensibles,
recitadas en un idioma extraño
que ya no refleja el paisaje y las
circunstancias económicas que
les rodean día a día. Aunque la
sonoridad y la inmensidad de los
llanos no hayan dejado de estar
presentes, el trabajo que podía
beneficiarse en su admiración sí.
En los llanos de antaño, lo más
importante era la relación con el
espacio y los cantos de trabajo
representaban un desafío a ese
mismo espacio, a su infinita
extensión y a la posibilidad de su
conquista por medio del trabajo
duro. En los llanos actuales lo
único que importa es el tiempo,
la velocidad, y en este contexto
los cantos de trabajo aparecen
como un uso superfluo del tiempo,
como una anomalía o un derroche
dedicado a una naturaleza
que debe estar en constante
transformación. Ya no hay tiempo
para la nostalgia y por eso la
marginalización del mundo llanero
tradicional ha causado que la
relación orgánica que existía con el
trabajo y la tierra haya desaparecido
para ser remplazada por una visión
desmemoriada del trabajo y la vida.
2829
LA PRIMERA CONDICIÓN QUE DEBE
cumplirse antes de poder ordeñar
a una vaca y entonar el primer
canto de ordeño es que el animal
tenga un nombre. Aunque al
parecer en los llanos a las vacas
ya no se les ponen nombres, los
ordeñadores cuentan que antes
a las vacas con una manchita
pequeña en medio del pelo
negro de la frente les llamaban
Lucero, a las que tenían manchas
redondas y pequeñas Media Luna,
o a las muy blancas Luna Clara,
aunque el repertorio de nombres
era tan variado que también
había vacas llamadas Carpeta,
Tormenta, Gaviota o Alcaldía.
Desde que nacían, las vacas
recibían un nombre y a él
debían acostumbrarse poco a
poco, sobre todo para poder
reconocer a sus ordeñadores
y habituarse al sonido de sus
voces que se habrían de repetir
cada día. Voces, en plural,
puesto que el ordeño tradicional
era una actividad social donde
intervenían las familias enteras,
desde los más pequeños hasta
los mayores, y en una mañana
Los Cantos
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
CANTOS DE ORDEÑO
Muñequita, Muñequita, Muñequita
que eres de color pintao
aquí yo estoy otra vez
el que siempre te ha ordeñao.
\ A L AS VACAS SE LAS
ORDEÑA LLAMÁNDOLAS POR EL
NOMBRE QUE RECIBIERON AL
NACER –LUCERO, MEDIA LUNA–
Y CANTÁNDOLES PARA QUE
SE TRANQUILICEN.
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3031
podían estar todos los miembros de una familia ordeñando al mismo
tiempo, alternando sus cantos y labores con chismes, historias y
carcajadas. El ordeño era tal vez la actividad llanera más importante
donde no existían distinciones de edad ni sexo para poder participar.
Todos en los llanos debían aprender a ordeñar, y el ordeño era una
labor que se transmitía siempre con el ejemplo, de padres a hijos.
Los cantos de ordeño tenían muchos propósitos. Primero que todo,
el canto debía servir para recordar el nombre del animal y estrechar
el vínculo con sus dueños a través de él. Por eso pueden encontrarse
cantos tan sencillos como una simple rima con el nombre de la vaca,
como este para una res llamada Pomarrosa, un canto para saludarla
en la mañana:
Tras escuchar su nombre, Pomarrosa se prepararía para la llegada
de su dueño, bramando o mugiendo bajito, y entonces la segunda
labor del canto -calmar al animal- estaría cumplida. Los cantos eran
una manera de controlar a las vacas que tenían un temperamento
muy fuerte y que no se dejaban ordeñar, pues los cantos a menudo
se acompañaban de sonidos y palmaditas en las ancas del animal,
comunicándole que estaba segura. Estos cantos eran casi siempre
improvisados, totalmente libres en temática y longitud, excepto por
el hecho de que siempre debían contener el nombre del animal para
reiterar su importancia. El nombre de la vaca era tan significativo, que
a menudo los ordeñadores, con el fin de ayudar a recordárselo a los
jóvenes becerreros que luego pasarían también al banco de ordeño,
improvisaban adivinanzas cantadas como esta, a la que los otros
tenían que responder:
¡El que tiene soga enlaza
y el que no se va a la cola
Pomarrosa, Pomarrosa!
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
S I G U I E N T E P Á G I N A
Tiene las patas manchadas
tiene la cara frontina,
cinco letras del clavel
y cuatro de la gallina
¡Clavellina, Clavellina, Clavellina!
Pero los cantos tenían aún más
propósitos. Según dicen algunos
llaneros, cantarle al ganado
no solamente lo calmaba sino
que aumentaba su producción
de leche. Cantar durante el
ordeño era también una forma
de acompañar los innumerables
sonidos de la naturaleza que
llenaban las mañanas de los
llanos, como homenaje al
comienzo de un nuevo día. Los
madrugadores llaneros unían
sus voces a los mugidos de sus
vacas, al ruido de los insectos, al
canto de los gallos.
En los cantos de ordeño, mucho
más que en los demás cantos
de trabajo, se siente un especial
afecto por las horas de la mañana
y un anhelo por establecer un
vínculo fuerte y duradero con
los animales que son el soporte
fundamental de la región. Estos
cantos eran además los únicos
entre todos los cantos de trabajo
que ocupaban el espacio íntimo
de la vida doméstica, del corral,
de la familia y que no implicaban
un desafío a la inmensidad
de la llanura ni un viaje o
desplazamiento por el campo.
O R D E Ñ A D O R
B E C E R R E R O
3233
ENTRE TODOS LOS CANTOS DE
trabajo, el canto de cabrestero
o arreo es el que más nostalgia
inspira en quienes alguna vez
lo escucharon por las sabanas,
pues es el que muchos llaneros
sienten más cercano a la esencia
misma del llano y de la gandería.
Ómar Pérez Belisario, un llanero
del Casanare, recuerda el canto
de cabrestero como “un grito de
esta tierra, de este llano” y como
“un canto que nace de la tierra”,
como la palabra misma del llano.
La labor del cabrestero, el llanero
que va a la cabeza de un grupo
de vaqueros que realizan largas
marchas conduciendo cientos
o hasta miles de cabezas de
ganado por la inmensidad de
las llanuras de la Orinoquía, es
la imagen más emblemática
del duro trabajo de llano y la
que más se puede asociar con
la libertad que encarnan los
cantos de trabajo, esto porque
se trata de un canto móvil, que
marcha a caballo, que se mueve
por las sabanas, anunciando la
existencia misma de los llaneros.
El trabajo denominado de llano
consistía principalmente en
perseguir, arrear y conducir al
ganado en la llanura abierta, en
separar unas reses de otras con
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
LOS CANTOS CANTOS DE CABRESTERO
En el llano hay un refrán
que lo tienen por agüero:
que el que no sabe cantar
no sirve pa´ cabrestero
el fin de conducirlas a los corrales para su vacunación, marcación,
herraje y demás, o en sacarlas por las trochas para su negociación
o separación en una faena que hasta mediados del siglo pasado
consistía en conducir a las reses desde el llano hasta Santander,
Sogamoso u otras zonas más cercanas en el altiplano. Este trabajo
tenía varios oficios muy bien definidos, el más importante de los
cuales era el de cabrestero o guía. El cabrestero era el encargado de
dirigir las labores de llano, “ajilar” al ganado, es decir asegurarse de
que fuera marchando organizadamente, e iba siempre al frente. El
cabrestero era quien debía conocer mejor los caminos –o sea, ser un
buen “baquiano”- y tener la capacidad de liderazgo que solamente la
amplia experiencia en las labores a campo abierto podía conceder.
Pero además de esto, el cabrestero debía saber cantar.
El cabrestero era nombrado por el caporal de sabana, que a menudo
era el dueño de un hato o finca. Junto al cabrestero iban por el
llano los culateros o arreadores, que iban en último lugar, silbando
y apurando al ganado, y también iban los orejeros, que se hacían
a los lados y tenían la labor de buscar a las reses que pudieran
salirse del rodeo. Tanto el cabrestero como sus acompañantes
debían entonar cantos a los que a veces todavía llaman lecos,
es decir, cantos melismáticos, a veces simples e improvisados,
AjJila ajila ganaito
por la huella el cabrestero
pónele amor al camino
y olvida tu comedero
3435
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
S I G U I E N T E P Á G I N A
cuya principal característica
era la potencia, pues debían
resonar y hacerse oír por toda la
llanura. El cabrestero cantaba
fuerte, y sus compañeros le
acompañaban igualmente,
haciendo eco de su voz. A veces
cantaban todos al unísono, a
veces algunos se cansaban
y apenas entonaban gritos y
silbidos, pero lo importante era
siempre que hubiera algún ruido
acompañando a los animales.
Los cantos de cabresteo eran
cantos despreocupados, en
donde el llanero lanzaba un grito
a la naturaleza compartiendo
sin temores los límites de
su memoria, su fuerza y su
creatividad. El cabrestero
improvisaba más que los otros
cantores, era quién conocía más
coplas y refranes para adaptarlos
en sus cantos y también quién se
inventaba algunos versos nuevos
de vez en cuando, siendo estas
habilidades obtenidas tras años
de práctica, observando a sus
mayores cantando y trabajando
en la sabana con el ganado.
Solamente un cabrestero podría
cantar algo como esto:
Démole a andar el camino
que mire que estamos muy lejos
oijejejeeeeeeeeje
ay muy lejos
que apenas tenemos tres días
y nos faltan diecinueve
jeijeeeeeeeeejeeeeeeeje
Ay diecinueve
que ajila, ajila novillito
por la huella el cabrestero
Ay del cabrestero
y nos dice el caporal
que no me le anden tan ligero
ay tan ligero
que se me renquea el ganao
y quedo malo con ellos.
Jeeejejejeeeeeea.
3637
LOS LLANEROS CUENTAN QUE EL
ganado cimarrón y las razas
criollas eran difíciles de controlar
y domesticar. Aquellas reses
que ahora han sido remplazadas
por otras más dóciles eran
asustadizas y temerosas de
los ruidos de la naturaleza,
particularmente durante la noche.
El ladrido de los perros, el galopar
cercano de un caballo, un trueno
anunciando la lluvia e incluso el
mismo silbar del viento podían
despertarlas y descontrolarlas a
tal punto que se “barajustaban”,
unidas en estampidas que para los
llaneros podían representar como
mínimo largas horas recapturando
las reses, o, en el peor de los
casos, accidentes serios, la
disminución de algunas preciosas
cabezas de ganado o incluso la
pérdida de la vida de un vaquero.
Para evitar un acontecimiento
tan grave, a las reses había que
mantenerlas tranquilas, rumiando
pacíficas y atentas. Con este
propósito, durante el período en
que las reses estaban en corrales
o durante la larga marcha de la
saca por las trochas, los llaneros
recurrían a los cantos de vela
que mantenían despiertas a las
reses. En ocasiones donde no
había corrales disponibles, pues
algunas reses tenían fama de ser
tan ariscas que rompían todos
los corrales donde se intentaba
encerrarlas, se recurría también a
rodearlas y a cantarles para que
mantuvieran su formación hasta
que fuera el momento adecuado
para transportarlas.
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
La correa de cuero tieso
no sirve pa’ mandador.
El llanero que no canta
no sirve pa’ velador.
LOS CANTOS CANTOS DE VELA
El caporal, encargado del hato, asignaba a un grupo de veladores cuya
tarea era turnarse en mantener despiertas a las reses: si no se dormía,
no había sorpresas y por lo tanto no había barajuste. Los veladores,
al lomo de sus caballos, rodeaban al ganado durante toda la noche,
acompañándolo entonando cantos mientras cabalgaban en círculos.
Cuando llegaba la hora de cambiar de turno, un llanero podía anunciar
la llegada de su compañero así:
Según algunos llaneros, los cantos de vela debían ser entonados en
tonos más bajos que los de cabrestero para mantener al ganado
calmado, pero sin embargo una condición de la vela era no dejar de
hacer ruido en ningún momento y silbar, japear y vocalizar toda la noche,
aunque a veces el ruido de la conversación y las risas de los veladores
fuera suficiente para cumplir con esta importante condición.
Algunos llaneros eran más aptos para la vela que otros por ser más
atentos y tener más experiencia, pero aunque le tocara velar a un llanero
inexperto, él siempre tenía una muy buena motivación para tomar su
trabajo en serio, pues en los llanos se regaban de finca en finca los
rumores e historias de los viejos sobre desastrosos barajustes ocurridos
durante una vela en la que alguien se había quedado dormido: se contaba
de llaneros que al ser testigos de un barajuste se tragaban el tabaco que
Novillito, novillito,
no te pongas a bramar,
por aquí tiene este negro
que es que le viene a cantar
porque lo acompaña a uste’
no vaya a barajustar
¡Novillo carambas!
3839
estaban fumando, de otros que se
habían roto las piernas, de otros que
habían muerto, de otros que habían
tenido que pasar toda la noche
enlazando reses y de la imposibilidad
total de frenar un barajuste.
Hoy en día el ganado ya no se
barajusta porque las nuevas razas
importadas son más calmadas que
las criollas y también porque los
corrales son más resistentes que
antes y están siempre disponibles.
Hoy las marchas con el ganado
tampoco son tan largas y las reses
ya no pasan las noches rodeadas
por llaneros que les cantan y
las acostumbran lentamente a
sus voces, acompañándolas y
serenándolas. En consecuencia,
los cantos de vela han dejado de
entonarse en los llanos.
MÁS QUE CANTOS EN EL SENTIDO ESTRICTO, las llamadas de
domesticación se reducen a gritos, silbos y japeos que los llaneros utilizan
para llamar la atención del ganado y que muchas veces acompañan a
los demás cantos o los remplazan cuando la garganta del cantor ya está
agotada o cuando hay un llanero que no es particularmente bueno para
lequear, o proyectar la voz con fuerza para el canto.
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
LOS CANTOS CANTOS DE DOMESTICACIÓN
HOY EN DÍA EL GANADO YA NO SE BARAJUSTA PORQUE LAS NUEVAS RAZAS IMPORTADAS SON MÁS CALMADAS QUE LAS CRIOLLAS
\ LOS CANTOS DE LL ANO
PODÍAN SERVIR TANTO
PARA GUIAR A UN ENORME
GRUPO A TRAVÉS DE UN RÍO,
COMO PARA MANTENERLO
DESPIERTO EN L AS NOCHES
DE TORMENTA.
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\ DICEN LOS LL ANEROS
QUE L A ALTURA IDEAL
PARA APRECIAR EL
PAISAJE DE LOS LL ANOS
SE CONSIGUE MONTANDO A
LOMO DE CABALLO.
El Futuro
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
SI SE QUIERE CONOCER A UNA
persona enamorada del llano, solo
hay que darle la mano a Carlos
“El Cachi” Ortegón y compartir
con él unas pocas palabras para
quedar atrapado por la magia
de la inmensidad descrita en la
música llanera y el reto al infinito
y a la soledad que significan los
Cantos de Trabajo. Abogado de
profesión y con una sólida carrera
judicial en el departamento del
Meta, en un punto de su vida
retomó sus raíces ganaderas para
dedicarse a la tierra y a exhaltar
su belleza con poesía y música. El
Cachi recuerda la primera vez que
acompañó un arreo masivo de
ganado y cómo quedó petrificado
y emocionado al escuchar los
cantos del cabrestero, mientras
iban llegando al río Tocaría,
en Yopal. Su conocimiento de
primera mano de la tierra llanera
y su formación en leyes y letras le
han permitido articular su amor
por las tierras planas y por la
magia que se ve en ellas todos
los días.
El Cachi Ortegón ha liderado
los procesos de investigación,
documentación y elaboración del
Plan Especial de Salvaguardia
que adelantó el Ministerio de
Cultura para visibilizar y recuperar
la tradición de los cantos de
trabajo del llano, atendiendo al
carácter urgente que amerita
la manifestación. Durante esta
recopilación de información, dice
Carlos que cuando llegaban a
un hato a preguntar por estos
los, la gente se mostraba reacia
a responder; parecía que no
los recordaban o no hacían un
mayor esfuerzo por hacerlo.
Sin embargo, ante el canto
del que recordaba primero,
todos empezaban a cantar y a
rememorar; la búsqueda por la
historia de estos cantos despertó
los recuerdos de los habitantes de
las fincas ganaderas y los hatos, y
a todos los dejó cantando.
A pesar de que el carácter urgente
de las medidas de salvaguardia
que se requieren para esta
manifestación pareciera indicar
\ LOS HOMBRES Y MUJERES
LL ANEROS –COMO DON
HERMES ROMERO– QUIEREN
VOLVER A CANTARLE A L A
TIERRA Y EL ESTILO DE VIDA
QUE TANTO AMAN.
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VOLVERÉ A TRABAJAR LLANO
PUES NO TRABAJO HACE RATO
Y AHORITA ES QUE TENGO GANAS
DE JINETEAR UN POTRANCO,
ANTOJO ‘E JALAR UN RABO,
DESEOS DE QUEBRAR UN CACHO
ILUSIÓN DE SACA’ UN LANCE,
NOSTALGIA ‘E ZUMBAR UN LAZO,
QUIERO ESCUCHAR CUENTOS VIEJOS
BAJO EL EMPALMA’O DE UN RANCHO
Y TOMAR CATÉ CERRERO
POR AHI A GOLPE DE CUATRO,
ESCUCHAR SONAR CHARNELAS,
RELINCHOS, PITIOS Y CANTOS,
MIENTRAS LA CARA’E LA LUNA
LA QUIEBRA UN TROPEL DE CASCOS.
LEVANTAR UN RODEO GRANDE
DE LOS RINCONES DE UN BAJO,
MIRAR QUE UNA SOGA PASA
HUMILLANDO LOS MASTRANTOS,
SENTIR ENORME EN EL PECHO
EL SER DE UN LLANERO NATO
CUANDO CERRANDO UN TRANQUERO
‘LA EL HORIZONTE ARAGUATO.
VOLVERÉ A TRABAJARAL LLANO
INTRODUCCCIÓN LOS CANTOS EL FUTUROEL TRABAJO LOCALIZACIÓN HISTORIA
MI SOGAMI SOGA TIENE SU HISTORIA / Y YO AL MIRARLA ME ACUERDO
CUANDO ME VINE DEL LLANO / QUE LA SOLTÉ DEL SOGUERO,
LA ENROLLÉ BIEN RECOGÍA, / ME LA TRAJE, ACÁ LA TENGO
Y TO’AVÍA HUELE A SABANA, / A ESCOBO DE PARADERO,
A MASTRANTO, A BARRO, A BOSTA, / HUELE A BOTALÓN QUESERO,
A SANGRE DE NARICIADA, / A COLA ‘E POTRO CERRERO,
A MACOLLO DE ARREBIATE / CON JALÓN DE CACHALERO,
HUELE A TOPIA Y A CHAPARRO, / Y TAMBIÉN HUELE A ESPINERO,
A CAMPANILLAL TRONCHAO, / A MANTECA ‘E TALLADERO,
HUELE A PURA TIERRA LLANA / AUNQUE POCO CAYÓ AL SUELO.
que su futuro está en riesgo,
para el Cachi Ortegón aún queda
esperanza de que estos cantos
sigan existiendo y de reactivar
su uso en la cotidianidad de los
llaneros, a pesar de la extinción
de los contextos sociales y
económicos que les dieron origen.
Para él, habilitar espacios de
socialización con los niños y
jóvenes de las escuelas rurales
de la región –una de las medidas
de salvaguardia que se han
venido implementando¬– es
vital pues utiliza elementos del
día a día de estos niños llaneros
para volver su atención hacia los
cantos con los cuales trabajaron
sus antepasados. Muchos niños
que aun viven en contextos
rurales ya saben montar a
caballo, saben silbar y conocen
el nombre de las vacas a las
que ordeñan cada mañana con
sus padres; con esto el principal
terreno de reactivación cantoríl
está abonado. Lo segundo
es que los Cantos de Trabajo
ingresen a la corriente de las
músicas tradicionales, con lo
cual se verían representados en
festivales y concursos a lo largo
de la región binacional. Además,
las escuelas de música llanera
donde se aprende arpa, capachos
y joropo podrían enseñar también
la tradición de los cantos de
vela, de cabrestero, de ordeño
y domesticación como una
herramienta útil en el presente
que conecte a los llaneros con su
complejo pasado y con todas las
variables que se dieron para dar
origen a su tierra y sus tradiciones.
Por ahora resta estar atentos y
escuchar estos cantos que vienen
de una tierra infinita y laboriosa,
que llenan el alma y el corazón.
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