Caminando Con Jesus

Primera Lección

Dios viviendo entre nosotros

(Estudio en Mateo Cap. 1)

1.- Versículo para Memorizar

"Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol delante de mi. Como

la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo" (Salmo 89:36,

37).

2.- Enseñanza Bíblica

Uno de los errores en los que incurrimos con frecuencia, estriba en mirar a Dios como

alguien distante, que no tiene conciencia de nuestro dolor, que no comprende nuestras inquietudes o que simplemente no se compadece de nuestra debilidad y las tentaciones

que enfrentamos cada día. ¡Tremendo error! Dios conoce todo nuestro ser, no solo porque

nos creó sino porque además, Él se hizo hombre y habitó entre nosotros.

Su advenimiento fue profetizado, entre otros siervos, por Daniel: "En esa visión

nocturna, vi que alguien con aspecto humano venía entre las nubes del cielo. Se

acercó al venerable Anciano y fue llevado a su presencia, y se le dio autoridad,

poder y majestad. ¡Todos los pueblos, naciones y lenguas lo adoraron! ¡Su dominio

es un dominio eterno, que no pasará, y su reino jamás será destruido!" (Daniel 7:13, 14. Nueva Versión Internacional)

2.1.- De la descendencia de David

Cuando vamos al texto, en Mateo 1:1-17, encontramos que se hace una alusión directa a

la genealogía del Señor Jesús. Mateo buscó dejar claro que, terrenalmente por su

proximidad a José, Jesús provenía de la línea de Abraham y David, por tanto,

estrechamente ligado a la historia del pueblo de Israel.

Respecto al reinado del amado Jesús, encontramos del abanico enorme de profecías y

textos del Antiguo Testamento, alusivos al Mesías, dos que compartimos con todos: "Tu casa y tu reino durarán para siempre delante de mí; tu trono quedará establecido

para siempre. Natán le comunicó todo esto a David, tal como lo había recibido por

revelación." (2 Samuel 7:16, 17. Nueva Versión Internacional)

Igualmente considere: "Su descendencia será para siempre, y su trono como el sol

delante de mi. Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el

cielo" (Salmo 89:36, 37).

Algo en lo que insistimos: nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vino en cumplimiento de

los anuncios hechos por Dios a sus profetas sobre la llegada de un Ungido, y segundo, su

gobierno es para siempre.

2.2.- Nacimiento del Señor Jesús

La descripción del nacimiento del Señor Jesús la hallamos en Mateo 1:18-25. En este pasaje objeto de análisis, es importante considerar los nombres, de José (versículo 19) (Gr. Dikaios) que traduce Justo, derecho, conforme a las leyes de Dios y del hombre.

Igualmente Jesús (versículo 21) que traduce "Jehová es salvación".

En cuanto a José, permitió que Dios lo utilizara como instrumento en el plan de Dios (versículos 20, 24). En reiteradas ocasiones, como lo relata el Evangelio, se dejó guiar por

el ángel de Dios. Incluso, fiel a su Creador, no infamó a María repudiándola por estar

embarazada, obviamente por obra del Espíritu Santo, cuando José no se había llegado a

ella (versículo 19. Cf. Deuteronomio 24:1)

Si vamos a los versículos 24 y 25 hallamos que Dios cumplió una promesa hecha en el

Antiguo Testamento de morar con Su pueblo: "Por eso, el Señor mismo les dará una

señal: La joven concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel." (Isaías 7:14. Nueva Versión Internacional)

Lo invitamos a reflexionar en el hecho de que en Jesucristo, Dios vino a morar con

nosotros, por tanto trajo Salvación y acercó absolutamente a quienes profesamos fe en Él, permitiéndonos acercarnos confiadamente al trono divino.

3.- Preguntas para Reflexionar

a.- ¿De qué manera cumplió Dios sus promesas de enviar un Salvador para Su

pueblo?

b.- ¿De qué manera nos beneficiamos de que Dios haya cumplido sus promesas?

c.- ¿Cuál fue la misión del Señor Jesús?

d.- ¿Qué significa el Señor Jesús para su vida?

4.- Lecturas Devocionales para la semana

Lunes: Sal 123:1-4

Martes: Sal 124:1-8 Miércoles: Sal 125:1-5

Jueves: Sal 128:1-6;

Viernes: Sal 147:1-20

Sábado: Ecl 3:1-15

Domingo: Is 26:1-21.

-- Segunda Lección –

Aún los sabios del mundo se rinden a Jesús, el Señor (Estudio en Mateo Cap. 2)


"Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los clanes de Judá, saldrá el que

gobernará a Israel; sus orígenes se remontan hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales."

(Miqueas 5:2. Nueva Versión Internacional)


Cuando vemos la forma agresiva como el mundo actual está siendo invadido por toda

suerte de filosofías que dejan de lado a Dios, encontramos en el segundo capítulo del Evangelio de Mateo que aún los sabios se rindieron al Salvador, nuestro Señor Jesús.

En el momento de su nacimiento Israel se encontraba dividida en cuatro Distritos: en el

Sur, Judea; en el centro, Samaria; en el norte, Galilea y en el sudeste, Idumea. Herodes el Grande tenía bajo su jurisdicción a Jerusalén.

2.1.- Un Salvador que nació en un lugar humilde

Resulta interesante que mientras las filosofías de la antigüedad presentan a sus exponentes como hombres relevantes y en algunos casos de línea aristocrática, el amado

Señor Jesús nació en un lugar humilde, en un poblado humilde, tal como fue profetizado con decenas de años de antigüedad: "Pero de ti, Belén Efrata, pequeña entre los

clanes de Judá, saldrá el que gobernará a Israel; sus orígenes se remontan

hasta la antigüedad, hasta tiempos inmemoriales." (Miqueas 5:2. Nueva Versión

Internacional)

A esto debemos sumar una consideración, y es que los sabios (versículo 1) vinieron al

Salvador. Como se recordará, la tradición histórica señala que eran sabios provenientes de

Babilonia. Conocían las profecías, bien porque eran descendientes de los judíos que se

quedaron allí tras el exilio o porque tuvieron contacto con el pueblo judío radicado en

territorio babilónico.

Hay que recordar además que el Señor Jesús era el cumplimiento de una promesa divina

sobre un gobierno justo.

2.2.- El poder político se conmovió

¿Por qué se produjo una reacción tan prevenida por parte de Herodes (versículo 3)? Porque como recordará, él representaba al poder político tradicional, subyugado a Roma,

sujeto a las conveniencias, y temía que al levantarse un líder, tambaleara su gobierno.

Además tuvo conciencia que era profetizado, de la línea de David.

Aunque las autoridades religiosas de la época conocían las las profecías sobre el Mesías,

e incluso en donde nacería, no pudieron reconocer el tiempo de Dios (versículos 4-6)

2.3.- Dios se vale de medios sobrenaturales

Cuando alguien espera que ocurran milagros sólo por vías de lo que se puede explicar a la luz de la ciencia o con la lógica, está perdiendo una enorme oportunidad de que ocurran

los milagros. Jamás podemos desconocer que nuestro amado Dios tiene su propia forma

de obrar. En el caso de los magos, fueron advertidos y guiados por una estrella. ¿Acaso es

esto imposible para un Creador como el nuestro, que hizo los cielos y la tierra?

(versículos 2, 7, 5)

2.4.- El hombre no puede impedir los planes divinos

Cuando leemos los versículos del 7 al 12 en el segundo capítulo de Mateo, descubrimos que para nuestro amado Padre celestial no hay nada imposible y absolutamente nada

detiene lo que quiere hacer en medio de Su pueblo. Por esa razón debemos permanecer en

el centro mismo de Su voluntad.

Algo que no quiero dejar pasar por alto, es que el tributo que le rindieron los magos y

que hallamos en el versículo 11, tiene un enorme significado. Trajeron presentes: oro,

como a Rey; incienso, como a Dios y mirra, como a hombre. Probablemente cuando estos

sabios visitaron al niño Jesús, tenía alrededor de dos años.

Dios guardó a su Hijo Jesús, como lo había profetizado en Oseas 11:1. Lo llevó a Egipto

(versículos 13-15) donde los eruditos creen que habían colonias judías que se formaron

durante la gran cautividad (ver Jeremías 1:43, 44)

Al mandar a sacrificar a los niños menores de dos años, Herodes sustentó el poder en la

arbitrariedad y el genocidio (versículos 16-18).

2.5.- Dios tiene muchas maneras de hablar

Alguien comentó hace pocos días que escuchaba la voz de Dios guiándolo y que, cuando iba a las Escrituras, encajaban esas palabras perfectamente con lo que decía allí. Siempre

es importante pedirle al Padre celestial que confirme tales orientaciones. Y viene al caso

este asunto cuando consideramos el hecho de que el Señor hablaba a José en sueños (ver

Mateo 1:20, 21; 2:13; 19, 22).

Por último y mirando detenidamente los versículos del 19 al 23, concluimos que los

propósitos de Dios encajan perfectamente con la simetría de unas fichas de rompecabezas.

Si esperamos en Él, cumplirá su propósito. Él hará la obra en Su tiempo perfecto.


a.- ¿Considera que hoy los poderes del mundo se rinden a nuestro amado Dios como

rindieron tributo los magos al niño Jesús?

b.- ¿De qué manera la indiferencia de las autoridades del mundo pueden influir

negativamente en el comportamiento del pueblo?

c.- ¿De qué medios se vale Dios para obrar milagros en medio de Su pueblo?

d.- ¿Acaso por mucho que el hombre se oponga puede detener los planes de Dios?

e.- ¿De qué forma considera que Dios habla a su vida?


Lunes: Isaías 30:18-26

Martes: Isaías 40:1-11 Miércoles: Isaías 54:1-17

Jueves: Eze. 37:1-14

Viernes: Daniel 6:1-28

Sábado: Jonás 4:1-11

Domingo: Sofonías 3:1-20.

Tercera Lección

Llamados a una nueva vida

(Estudio en Mateo Cap. 3)


"En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y

diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 3:12)


El ministerio de Juan el Bautista fue el primer avivamiento histórico del Nuevo

Testamento y tuvo lugar después de 400 años sin que Israel escuchara la voz de un

profeta. Él era el Elías prometido, un hombre que, además de consagrado al Señor, traería

un mensaje de renovación espiritual para su tiempo y aún para nosotros.

2.1.- Dios llama a su pueblo al arrepentimiento (versículos 1, 2). El centro mismo del

mensaje de Juan el Bautista se orientaba en dos direcciones. La primera, llamar al pueblo

a un arrepentimiento, y la segunda, en anunciar el Reino de los Cielos en medio del pueblo.

En cuanto al arrepentimiento, vale la pena que recordemos el origen griego de esta palabra. Es metanoeo que traduce: percibir posteriormente. Significa cambiar de opinión o

de propósito. En el Nuevo testamento implica un cambio encaminado a mejorar. Por esa razón aseguramos siempre que el Evangelio es, además de transformador, el paso inicial

para el crecimiento personal y espiritual.

Ahora analicemos la concepción de Reino de los Cielos. Comienza con la presencia del

Señor Jesús en el corazón del hombre. Se aplicará en plenitud cuando se juzgue la maldad

del género humano.

El llamamiento de este profeta novotestamentario es válido también para nuestro tiempo:

estamos llamados a arrepentirnos de una actitud pecaminosa y a permitir que Dios

gobierno todo nuestro ser. Por esa razón debemos abrirle las puertas de nuestro corazón.

2.2.- Las profecías de Dios se hacen realidad (versículo 3). Resulta interesante que

cuando Dios nos promete algo, bien sea porque nos habló a través de Su Palabra o a

través de un siervo suyo, en una predicación, queremos que el mensaje se cumpla de

inmediato.

Igual ocurría con los israelitas. Esperaban el cumplimiento de los anuncios divinos, bien

fuera a corto plazo o de la manera que ellos creían que iba a ser. Un ejemplo claro lo ofrece

la profecía de Isaías, en el capítulo 40, versículo 3. Anunciaba el arribo de un siervo que

traería un anuncio trascendental, sin embargo no supieron entender cuándo era el tiempo de Dios. "Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad

calzada en la soledad a nuestro Dios." (Isaías 40:3. Cf. 2 Reyes 1:8) También resulta

interesante que miremos la profecía de Malaquías tocante a Juan el Bautista: "He aquí,

yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El

hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia

los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición." (Malaquías 4:5, 6).

Juan era un siervo humilde, utilizado por Dios de manera extraordinaria, como quiera

que despertó la conciencia del pueblo (versículo 5). Su palabra tenía tal respaldo del Padre

celestial que salían a escucharle de Judea, Jerusalén y las provincias alrededor del Jordán.

2.3.- El proceso del cambio hacia Dios.- Cuando vemos las Escrituras encontramos

que el mensaje de Juan el Bautista encerraba tres pasos fundamentales hacia el cambio,

los mismos que debemos aplicar a nuestra existencia:

a.- Arrepentimiento

b.- Confesión de pecados

c.- Bautismo

Una mirada detenida al libro de Hechos, capítulo 19, versículos 4 y 18 nos arroja luces sobre el particular.

2.4.- Volverse a Dios comprende llevar frutos.- Frente a la actitud de los religiosos de la época, sujetos a tradiciones humanas, Juan el Bautista expresó un duro

cuestionamiento (versículo 7), dejando sentado que era necesario que su pretendido

cambio se viera corroborado por los frutos (versículo 8). Arrepentirse tiene dos elementos

estrechamente ligados, el primero es reconocer el pecado que se cometió, y el segundo,

compungirse, es decir, sentir el dolor de haber ofendido a Dios con una firme determinación de cambio. La conversión, término del griego epistrefo, significa volverse del

pecado; dar un giro total.

Hay además otro aspecto que les hizo notar Juan y es que no serían salvos por su directa

ascendencia del linaje de Abraham sino por una conversión sincera (versículo 9). Quienes no se arrepienten, traen sobre su vida el juicio divino, principio que se aplicaba a la época

y también a nosotros hoy (versículo 10).

2.5.- El bautismo de poder.- Cuando vamos a las Escrituras, tocante el bautismo

anunciado por Juan, hallamos dos clases: el primero, bautismo en agua, y el segundo, con

el Espíritu Santo y fuego, que sería el que traería el amado Señor Jesús.

El propio Maestro se sometió al bautismo en las aguas del Jordán (versículos 13 al 18).

Aunque el propio Juan reconoció la grandeza del Señor Jesús, Él prefirió, con humildad

como lo vemos en el versículo 15, someterse al bautismo.

Tal como el profeta Isaías lo anunciara, el Espíritu Santo vino sobre el Hijo de Dios--.

Isaías 11:2; 42:1. Sin duda la presencia de Su divino Espíritu se moverá en nosotros,

cuando sometidos a Él, dejemos que reine conforme a Su voluntad.


a.- ¿He asumido una actitud de verdadero arrepentimiento de mis pecados?

b.- ¿Confío plenamente en las promesas de Dios para mi vida? ¿Estoy afanado, en mis fuerzas,

para que se cumplan ahora mismo espero en el tiempo del Señor?

c.- ¿He aplicado en mi vida los tres pasos ligados al proceso de cambio hacia Dios?

d.- ¿Mi arrepentimiento del pecado ha sido sincero? ¿Se evidencia cambio en mi forma de

pensar y de actuar?

e.- ¿Permito que la presencia del Espíritu Santo se mueva en mi vida con poder?


Lun.: Malaquías 1:1-5 Mar.: Malaquías 1: 6:14 Mié.: Malaquías 2:1-9 Jue.: Malaquías 2: 10-12; Viernes: Malaquías 2:13-16 Sábado: Malaquías 2:17 Domingo: Malaquías 3:1-4.

Cuarta Lección

En el poder de Dios vencemos la tentación (Estudio en Mateo Cap. 4: 1-11)


"El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda

palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4: 5)


La tentación está siempre a la puerta. No es algo nuevo. Siempre ha sido así y sin duda, seguirá ocurriendo. Por esa razón estamos llamados a permanecer firmes, tomados de la

mano del Señor Jesucristo quien nos fortalece. Bajo Su poder, nada ni nadie nos

derrotará.

2.1.- El Espíritu Santo nos fortalece para vencer la tentación.- Cuando leemos el

pasaje Escritural con detenimiento, descubrimos que si el Espíritu Santo se mueve en

nosotros con poder, porque le dejamos actuar, podremos vencer la tentación (versículo 1).

Ese mismo Espíritu de poder estaba en el amado Jesús, en su condición cien por ciento

divina y cien por ciento humana.

Ahora, cuando abordamos el tema de la tentación, es necesario que consideremos

algunos aspectos prácticos como el hecho de que Satanás aprovecha la debilidad de la

carne (versículo 2). Cuando el Maestro tuvo hambre, inmediatamente vino a traer tropiezo, tentándolo para que cediera a los deseos físicos. No podemos desconocer que todos

estamos expuestos a situaciones en las cuales la carne puede ser tentada. Recordemos

siempre que el Tentador se aprovecha de la naturaleza humana débil. Ahora, la tentación

no es pecado; pecado es ceder. Transgredir los principios que el amado Padre celestial ha

trazado para su pueblo. Nuestra actitud permanente debe ser estar en guardia frente a las

tentaciones que pone el diablo en nuestro camino.

2.2.- Las tres dimensiones de la tentación.- Como usted y yo, el amado Señor Jesús

fue tentado en todo, pero venció. "Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que

traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades,

sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar

misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:14-16).

Cuando miramos la tentación, vocablo que proviene del griego peirasmos que traduce

pruebas, es necesario que miremos que podremos enfrentar:

a.- Tentación física (versículos 3, 4).- Fue la que experimentó el Señor Jesús cuando

Satanás le hizo notar que podría superar el hambre con solo pedir a las piedras

convertirse en pan. El amado Salvador le respondió asido de la Palabra, que es una

espada de dos filos (Cf. Efesios 6:17) y le hizo notar que es la Palabra alimento para el

pueblo de Dios (Deuteronomio 8:39. Resaltó tácitamente que en la balanza entre lo físico y lo espiritual, prima lo espiritual. Tal vez en su vida lo tiente Satanás en el plano

económico, en la salud o en la necesidad de aceptación.

b.- Tentación de poder (versículos 5-7).- Aunque Dios prometió guardar a sus siervos

por obra de sus ángeles ministradores (Salmo 91:11, 12), el amado Señor Jesús dejó

sentado:

a.- Que cumpliría en sujeción, el plan de Dios.

b.- Que el poder espiritual sería para honrar y glorificar al Señor.

Hay quienes pretenden que el poder de Dios sea utilizado para bien propio y mal de los demás. ¡Tremendo error! En todo milagro que ocurre, debe ser Dios quien honre y glorifique su Nombre.

- Tentación de gloria (versículos 8-11).- Satanás tiene dominio sobre el mundo, a través del pecado (versículo 8). También y fruto del mover pecaminoso que hay acendrado en el género humano, el diablo se glorifica porque hombres y mujeres, con su comportamiento, se rinden a él. Ahora, él ofrece gloria pasajera a quienes le tributan sujeción. Ha ocurrido con gobernantes, políticos, artistas, empresarios y con infinidad de personas que quieren poder, sin medir el alcance de las consecuencias que traerá su decisión. Frente a esa nueva tentación de adorarle, que le hiciera el enemigo, el Maestro le resistió (versículo 10) y el tentador tuvo que huir (versículo 11. Cf. Santiago 4:7).


a.- ¿Dependo de Dios y de Su divino Espíritu para vencer la tentación?

b.- ¿Qué hago cuando viene a mi vida la tentación?

c.- ¿He dejado que Satanás traiga desaliento a mi vida cristiana mediante pensamientos de

derrota?

d.- ¿He buscado la gloria de los hombres antes que agradar a Dios?

e.- ¿Resisto a Satanás cuando trae tentación a mi vida?


Lun.: Malaquías 3:5 Mar.: Malaquías 3: 6-12 Mié.: Malaquías 3:13-15 Jue.: Malaquías 3:16-18; Vie.: Malaquías 4:1-3 Sáb.: Malaquías 4:4-6

Dom.: Josué 1:1-10.

Quinta Lección

Llamados a ser pescadores de hombres

(Estudio en Mateo Cap. 4: 12-25)


"Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado

Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos

entonces, dejando al instante las redes, le siguieron." (Mateo 4:18-20)


Una pregunta que escucho con frecuencia se refiere a "¿Qué hacer para estar

debidamente preparado en el propósito de ganar almas para Cristo Jesús?". La respuesta

es que, quien anhela ser un ganador de almas está cumpliendo una Comisión que le delegó el Señor Jesús. Y Él es quien ofrece las posibilidades de que la persona pueda

cumplir la misión. Nada hay imposible para Él. Nos llena de Su presencia y, además, nos

permite rendir frutos. Ese es uno de los aspectos centrales de la Lección que abordaremos

el día de hoy.

2.1.- La presencia del Señor Jesús transforma los pueblos (vv.12-16).- Siglos atrás

Dios a través del profeta Isaías anunció que pueblos, en apariencia irrelevante, serían

testigos directos de la luz proveniente de Dios. Recuerde que gran parte del ministerio del

Señor Jesucristo se desarrollo en Galilea, que esencialmente era tierra de gentiles. Él con Su presencia y desenvolvimiento les trajo dos elementos que son esenciales, no solo para

el crecimiento de una región sino de sus habitantes y que son la esperanza y la

Salvación. Aunque ese territorio vivía en tinieblas, vio abiertas las puertas para un nuevo

amanecer en Dios. Dios trajo liberad al pueblo de la opresión de sus enemigos.

Aplicado ese criterio a nuestro tiempo entendemos que si permitimos que el Señor

Jesucristo reine sobre nuestros pueblos y ciudades, necesariamente se producirá un

cambio.

2.2.- El arrepentimiento es clave para estar en la voluntad de Dios (v. 17).- Al igual que ocurrió con Juan el Bautista (Cf. Mateo 3:1,2), el ministerio del Señor Jesús estuvo marcado por un claro llamamiento al arrepentimiento del pueblo, enfatizando que el Reino de Dios se ha acercado. Igual en nuestros días, a menos que nos rindamos al Señor y reconozcamos nuestros pecados con disposición de cambio, no se producirá un obrar conforme a Su voluntad en nuestro

ser.

Ahora, ¿qué significa arrepentimiento? Es volvernos del pecado con la firme determinación de no incurrir en la misma situación de pecado en la que pudiéramos estar desenvolviéndonos.

2.3.- Dios utiliza como poderosos instrumentos a quienes estén dispuestos a dejarse

moldear (versículos 18-22)

¿A quiénes utiliza Dios? A quienes están dispuestos a que Él trate con ellos. Una persona arrogante, que no reconozca su pecado, difícilmente será utilizada por Dios. Si bien es cierto Simón—quien después sería conocido como Pedro—y Andrés su hermano, estaban ocupados pero fueron llamados por el Señor Jesús. Ese encuentro personal con el Salvador cambió el curso de sus historias.

El amado Maestro los llamó a ser pescadores de hombres (Lucas 5:10), igual que usted está convocado a ser un ganador de almas para el reino de Dios. Él es quien nos capacita. No depende de nosotros.

Ahora, recuerde siempre que el llamamiento de Dios implica tres elementos importantes: a) Renuncia (v. 22) b) Confianza (v. 22) Obediencia (v. 22).

2.4.- El ministerio del Señor Jesús ha sido siempre integral (versículos 23-25).- Al leer cuidadosamente las Escrituras descubrirá que el ministerio del amado Jesús estuvo siempre marcado por la integralidad. Igual hoy. Se ocupa de nuestro cuerpo físico y de nuestro ser espiritual. Ha sido, es y será por siempre el Sanador (v. 23). No solamente predicaba el Evangelio,

también traía sanidad. Él puede hacer algo nuevo por usted hoy (v. 24).


a.- ¿Se ha preguntado alguna vez qué se necesita para estar debidamente preparado para cumplir la Gran Comisión?

b.- ¿Qué ocurre en un pueblo, ciudad, estado o Nación cuando le permitimos a Jesucristo que reine?

c.- ¿Qué significa arrepentimiento de qué manera debemos aplicarlo a nuestra vida?

d.- ¿Ha tenido ya un encuentro personal con el Señor Jesucristo?

e.- ¿Qué significado tienen para usted la Renuncia, la Confianza y la Obediencia?

f.- ¿Ha experimentado el poder transformador e integral del Señor Jesucristo en Su vida?


Lun.: Mateo 5:38-48 Mar.: Mateo 16:13-20 Mié.: Lucas 4:16-30 Jue.: Juan 3:16-21; Vie.: Juan 10:7-21 Sáb.: 1 Corintios 1:18-31 Dom.: 2 Corintios 4:1-8.

Sexta Lección

Las Bases para ser feliz (Estudio en Mateo Cap. 5: 1-12)


"Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad. " (Mateo

5:4, 5. Nueva Versión Int.)


Con frecuencia encontramos en las Librerías toda clase de textos en los cuales,

supuestos gurús de la modernidad, abordan el tema de la felicidad y proponen fórmulas,

muchas de ellas inverosímiles pero atractivas. Por fuera de Dios, con las metodologías que

nos ofrece el mundo, difícilmente encontraremos paz interior, que a su vez se refleja en lo

exterior. Cuando tomamos conciencia de éste hecho es necesario volcarnos a las

Escrituras y nada mejor que estudiar en detalle, en oración y con un espíritu reflexivo, los primeros versículos del capítulo 5 de Mateo, en donde se encuentran las

Bienaventuranzas.

2.1.- Dispuestos a dejarnos tratar por Dios (vv. 1-5).- Uno de los más grandes mensajes del Señor Jesús se dirigió no solo a sus discípulos sino a la multitud que lo

asediaba. Plantea que el reino de los cielos es para quienes son pobres de espíritu. No

los confunda, por favor, con aquellos que son de doble ánimo o simplemente, sin ánimo

interior para hacer nada. Por el contrario, se refiere a quienes se dejan tratar por Dios,

aquellos que se disponen para que Él, como si fuera un alfarero, los moldee (v. 3)

El sufrimiento, que atraviesan decenas de personas, a raíz de familiares que les hacen

la vida imposible, allegados, vecinos o compañeros que los convierten en blanco de sus

críticas o burlas, es conocido por Dios quien no solo les trae consuelo al corazón sino que les fortalece para vencer, por encima de las circunstancias (v. 4).

"Una cosa es ser manso y otra muy distinta ser menso", dijo alguien. Lo comprendo. Hay quienes confunden una disposición a la paz interior y exterior, con la condición de quien se deja subyugar. Tremendo error. No debe ser así. La mansedumbre es una condición del alma profundamente valorada por Dios. Les acerca a Su divino Reino, el Reino en el que gobierna

sobre nuestros corazones.

2.2.- Dios bendice a quienes tienen un corazón abierto a Su mover (vv.6-9).- El poder de Dios trasciende todo lo que podamos entender. Él trata no solo nuestras enfermedades, trayendo sanidad, sino que además produce transformaciones en nuestra forma de pensar y de actuar. La justicia es uno de los elementos que enfatiza el Señor (v.6). Ser justo es hacer todo en la voluntad de Dios, que a su vez se traduce en bien para quienes nos rodea. Una persona que tiene hambre y sed de justicia, es agradable en la presencia del Señor y además tiene unas

excelentes relaciones consigo mismo, su cónyuge, su familia y quienes le rodean.

La misericordia es otro elemento que valora nuestro Padre celestial. Nace y se fortalece en nuestro corazón (v.7). Está asociada a un corazón limpio en donde no hay rencores, suspicacias, malos deseos y todo el cúmulo de actitudes que no están bien en la presencia del Señor (v. 8).

Plantea además el Señor Jesús que los pacificadores, aquellos que buscan la paz no en sus fuerzas sino en el poder de Dios, son quienes están en el centro mismo de la voluntad de Dios

(v. 9)

2.3.- Firmes en Dios a pesar de la adversidad (vv.10-12).- Las circunstancias atropellan la vida del cristiano. Unas favorables, otras desfavorables. Pero unas y otras no pueden llevarnos a perder la bendición. ¿La razón? En los momentos difíciles es probable que nos prendamos de

la mano de Dios en procura de ayuda, pero en los momentos buenos, es muy probable que nos apartemos de Él creyendo que tenemos todo resuelto. Frente a las persecuciones, debemos volvernos a nuestro Padre celestial, sabiendo que Él nos fortalecerá y llevará a alcanzar la victoria. ¡No permita que las circunstancias le venzan! (vv.10-12)


a.- ¿De qué manera aplico las Bienaventuranzas a mi vida?

b.- ¿Está dispuesto a dejarse tratar por Dios?

c.- ¿De qué manera responde o reacciona usted ante las diferentes circunstancias de la vida?

d.- ¿Ha experimentado persecución? ¿Qué actitud ha asumido al respecto?

e.- ¿Considera que su obrar está en el centro mismo de la voluntad de Dios?


Lun.: 1 Crónicas 16:7-36 Mar.: Nehemías 9:1-37 Mié.: Salmo 19:1-4 Jue.: Salmo 47:1-10 Vie.: Salmo 48:1-14 Sáb.: Salmo 57:1-11

Dom.: Salmo 66:1-20.

-- Séptima Lección –

Tú y yo: la sal de la tierra

(Estudio en Mateo Cap. 5: 13)


"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será

salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los

hombres." (Mateo 5:13)


Una de las frases más contundentes de alguien a quien una vez le compartimos sobre el Evangelio transformador de Jesucristo fue: "No me vuelvo cristiano por el mal testimonio de vida que dan los cristianos". Frase corta pero demoledora. Pero en algunos casos, muy real.

Ese hecho que sin duda usted habrá experimentado a partir de compartir con personas cercanas, debe llevarle a reflexionar, y también a nosotros, que es imperativo revisar la forma como estamos viviendo a Cristo en nuestro día a día.

2.1.- Un testimonio que se construye

Nuestros hechos hablan mucho más que las palabras. Recuerde que podemos construir una máscara, y expresarnos con frases muy almibaradas, pero si esas enseñanzas que recibimos, no las trasladamos a la cotidianidad, sin duda estaremos perdiendo el tiempo.

Es importante recordar que todo cuanto predicó el Maestro era para vivenciarlo, no para que se quedara en la teoría únicamente. No en vano dijo: "Vosotros sois la sal de la tierra". Es probable que olvidemos con demasiada frecuencia quiénes somos y cuál es nuestro papel en la sociedad.

Hay una condición a la que no podemos renunciar, menos cuando profesamos ser seguidores de Jesucristo. Si decimos que somos sus discípulos, debemos obrar en consonancia con lo que decimos.

2.2.- Nuestro testimonio puede menguar

A menos que sigamos firmes, cada día, en nuestro caminar con Cristo Jesús, lo más probable es que mengüemos en el testimonio de vida. El Hijo de Dios lo expresó en los siguientes términos: "…pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?".

Es importante que cada día hagamos una auto evaluación de nuestro testimonio. Probablemente lo que pensamos, decimos o quizá obramos, resulta en detrimento del Evangelio. Es fundamental que ese examen sea juicioso y honesto.

2.3.- Si no damos testimonio de vida, afectamos la Evangelización

Los cristianos evangelizamos con nuestros hechos. "No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres." El mal testimonio que ha dado el pueblo cristiano, va en detrimento de lo que anhelaríamos: que las almas se convirtieran en buena proporción a Cristo.

Es por esta razón que como creyentes debemos orar a Dios para que nos permita recobrar el testimonio de fe que tal vez dábamos cuando recién nos convertimos. Sólo de esa manera podremos asegurar una proclamación efectiva de las Buenas Nuevas.


a.- ¿Cómo considera que es su testimonio de vida cristiana?

b.- ¿Hemos entendido en su dimensión lo que significa ser la sal del mundo?

c.- ¿Cuáles son los factores que inciden en el mal testimonio que dan los cristianos?

d.- ¿Considera que la iglesia cristiana ha menguado en su testimonio de fe?


Lun.: Isaías 12:1-6 Mar.: Isaías 24:1-23 Mié.: Isaías 42:10-17 Jue.: Isaías 49:8-26; Vie.: Jeremías 32:16-35 Sáb.: Lamentaciones 5:1-22 Dom.: Amós 4:13.

Octava Lección

¿Qué ocurre si la sal deja de ser sal? (Estudio en Mateo Cap. 5: 14-16)


"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas

obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos." (Mateo 5:16)


Alguien habló con su vecino: "Quiero ir a la iglesia en la que se congrega", le dijo. "¿Y a qué se debe su interés?", le preguntó. "Porque he visto los cambios en su vida y yo mismo quiero cambiar", respondió el interesado.

Cuando nos movemos en la dimensión de la fe cristiana, sin duda se producirán cambios

en nuestra forma de pensar y de actuar. El poder transformador del Evangelio es justamente eso: un poder transformador. Aunque no nos lo propongamos, finalmente

nuestro amado Señor opera los cambios que considera necesarios, pero es necesario que

primero nos sometamos a Él, con disposición de cambiar.

2.1.- Los ojos del mundo están sobre nosotros (versículo 14)

El Señor Jesús dejó claro que usted y yo somos su imagen ante el mundo. Uno de aspectos sobresalientes de este principio es que reflejamos en nuestros pensamientos y acciones, todo cuando hayamos aprendido del Maestro.

En su enseñanza compartió con todos: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder."(versículo 14) No podemos olvidar jamás que los ojos del mundo están puestos sobre nosotros. Quienes tienen inquietudes por lo espiritual, sin duda para aprender de nuestro testimonio de vida; para quienes son reacciones al Evangelio, para criticar.

No podemos renunciar a nuestra condición de creyentes. Representamos al Señor Jesús y como tal, debemos desenvolvernos. Es a este aspecto al que se refiere al amado Hijo de Dios cuando dice que una ciudad encumbrada no podrá ocultarse jamás, va en contravía de toda lógica.

2.2.- El Señor Jesús espera que demos testimonio de vida (versículo 15)

No podemos ampararnos en la debilidad o la condición humana para andar conforme a la carne, dañando nuestro testimonio de vida. El Señor Jesús lo enseñó así: "Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa."(versículo 15). Un imperativo nuestro es dar testimonio de vida. Es lo que espera el Hijo de Dios.

Es evidente que en nuestro andar con Cristo cometeremos errores, pero no debemos quedarnos ahí. Es necesario levantarnos en victoria y proseguir, sabiendo que si damos cada paso, prendidos de la mano de Jesús, obtendremos la victoria, cambiando nuestras actitudes.

2.3.- Nuestro testimonio de vida glorifica a Dios (versículo 16)

Imagine por un instante que representa al gerente de una gran empresa. ¿Cómo andaría? ¿Descuidado, hablando lo primero que viniera a su cabeza, despotricando y mintiendo sobre los demás, con una visión derrotistas y hablando mal de la empresa en la que participa? Sin duda que no, Pues justo lo que espera Dios de nosotros es que evidenciemos un testimonio que sea ejemplo para el mundo:"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."(versículo 16)

Cuando las personas alrededor nuestro, ven cuál es nuestro andar, sin duda alguna exaltará el nombre del Señor. Él será glorificado.

Es esencial que como creyentes, seamos muy cuidadosos del testimonio de vida. Recuerde que el testimonio puede estimular a otros a que conozcan del Evangelio o por el contrario, que se alejen.


a.- ¿Considera que su testimonio de vida cristiana ha sido un estímulo para que otras

personas vayan a los pies de Jesús?

b.- ¿Qué imagen proyectamos al mundo respecto a Cristo nuestro Señor?

c.- ¿Cuál es la imagen que se llevan de usted como cristiano, las personas que están

alrededor?

d.- Al referirnos al testimonio de vida cristiana, ¿qué espera Dios de nosotros?

e.- ¿Comprende la magnitud de conservar en todo momento en alto el testimonio de vida

cristiana?


Lun.: Salmo 98:1-9 Mar.: Salmo 100:1-5 Mié.: Salmo 103:1-22 Jue.: Salmo 136:1-26; Vie.: Salmo 138:1-8 Sáb.: Salmo 145:1-21 Dom.: Salmo 148:1-14.

Novena Lección

La Palabra de Dios no pasa jamás (Estudio en Mateo 5:17-21)


"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy

pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los

cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos." (Mateo 5:19)


La Palabra de Dios es una. No cambia. Sin embargo y al amparo de que estamos en el

tiempo de la gracia, hay quienes pretender asumir en su vida solamente los versículos que

les convienen. Viven una religión de amaño. Esa es la razón por la que decenas de personas dicen: "No quiero comprometerme con ninguna denominación en particular". Y

aseguran, de paso, que cada quien puede vivir a Cristo a su manera. En cierta medida

tienen razón, pero en otra no. Lo primero es que sí, una persona puede aprender los

principios bíblicos y vivenciarlos, pero –viene lo segundo—es que debe primar la koinonía

que sólo se experimenta al interior de una iglesia cristiana.

2.1.- La vigencia de las enseñanzas de toda la Biblia (Mateo 5:17, 18).

Cuando vamos a las Escrituras, encontramos que todas las enseñanzas son válidas para

nuestro tiempo, excepto las de carácter sacrificial que fundamentalmente están descritas

en el libro de Levítico y que hablan del sacrificio de animales para la expiación del pecado

del pueblo.

No obstante hay recomendaciones que, teniendo origen en Dios mismo, desconocemos.

Un ejemplo: las grasas. Está comprobados los daños que provocan a la salud y que, para

ilustrarlo simplemente, podemos ver de qué manera se manifiestan en el ser humano con

arteriosclerosis. La lista, a partir de allí, es muy extensa.

Otra recomendación Escritural es que no se consuma sangre. Pese a ello en muchos

países es frecuente la elaboración de embutidos a partir de este elemento. Las

consecuencias para la salud son desastrosas. Además, los primeros cristianos, como leemos en Hechos 15, reafirmaron ese principio.

¿Y qué decir del cerdo? Al menos en Latinoamérica es una de las carnes de mayor

consumo. Pero la recomendación divina de no consumirlo (Ver Levítico 11:17) sigue vigente. Si no lo cree, pregúntele a su médico los peligros que encierra consumir este

alimento.

Esto que acabamos de mencionar, solo en lo que comprende a la alimentación. Pero hay

más: las enseñanzas bíblicas aplicables a nuestra relación con Dios y con quienes nos

rodean. Son tan vigentes ahora como lo fueron en el momento en que se socializaron entre

el pueblo. Aplicar tales principios es eficaz. Esa es una de las poderosas razones por las que el Señor Jesús dijo a su pueblo y a nosotros hoy: "No penséis que he venido para

abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde

pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. " (Mateo 5:17, 18).

Cristo especificó que no vino a abrogar (del griego kayaluc) que traduce "desatar,

deshacer, dejar sin validez, anular o abolir. Si Él estuvo en el monte Sinaí se proclamaron las leyes para el pueblo de Dios, que somos nosotros, ¿cómo habría de invalidarlas? Tenga

presente que el amado Señor Jesús es Dios hecho hombre (Ver Juan 16:28; 18:37).

La Ley (del hebreo torah) comprende toda la voluntad revelada de Dios (ver com.

Salmos 119: 1, 33; Proverbios 3: 1). La expresión "la ley y los profetas" representa la

división de las Escrituras del Antiguo Testamento en dos partes (Matero 7: 12; 11: 13; 22: 40; Lucas 16: 16; Juan 1: 45 y Romanos 3: 21). Esta clasificación se

encuentra también en la antigua literatura judía (ver 4 Marcos 18: 10). Sin embargo,

la división más común entre los judíos era la triple división: la ley, los profetas y los

salmos (Lucas 24: 44), o, según el título de la Biblia hebrea, "Ley, Profetas y

Escritos". El contexto indica que con toda probabilidad Jesús se estaba refiriendo en

primera instancia a la ley moral y a los estatutos civiles contenidos en los libros de Moisés y confirmados por los profetas.

2.2.- Las enseñanzas de la Biblia son para cumplirlas (Mateo 5:19)

Resulta interesante estudiar la declaración del Señor Jesús cuando dice: "De manera

que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así

enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los

cielos." (Mateo 5:19)

Los maestros de la ley en la época, aunque tenían sobre sus hombros la enorme responsabilidad de enseñar la Palabra, eran quienes invalidaban con sus tradiciones la

misma Palabra (Mateo 15:3, 6¸ Marcos 1: 22, 44; 2: 19, 24; 7: 1-14; Lucas 6: 9). Jesús

mismo era el cumplimiento de las predicciones mesiánicas (Lucas 24:44) y por tal motivo,

ninguna de sus premisas para el pueblo, venía a restarles la importancia que les

correspondían (1 Pedro 1:11; Juan 5:39; Lucas 4:21).

Igual ocurre en nuestro tiempo. Iglesias puede haber. La diferencia la marca la fidelidad

que demuestren a las enseñanzas bíblicas. Como cristianos y si nos declaramos

discípulos, debemos cumplir (del griego pl^roc) que traduce "completar, llenar". Desde la antigüedad quedó claro que algo que identifica al pueblo de Dios es la fidelidad a Sus

enseñanzas (Isaías 59:78).

2.3.- Las Escrituras son para vivenciarlas (Mateo 5:20)

La Palabra de Dios es para vivenciarla. Es uno de los claros postulados que dejó el Señor

Jesús cuando dijo: "Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los

escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 5:20)

Si algo no podemos esperar es que sigamos como siempre, recibiendo Palabra pero

sujetos a nuestros propios principios, y que Dios se agrade de nuestro accionar. En

absoluto. El Señor espera de nosotros un crecimiento personal y espiritual, y ése crecimiento sólo se logra cuando no solamente dependemos de Él sino que vivimos

conforme a Sus enseñanzas.

3.- Preguntas para reflexionar:

a.- ¿Considera usted que es posible vivir la vida cristiana a la manera de cada quien,

sin necesidad de congregarse en ninguna iglesia? ¿Explique por qué?

b.- ¿Cuáles podrían ser las enseñanzas del Antiguo Testamento que podrían estar

abolidas?

c.- ¿Cuáles considera que son los principios bíblicos del Antiguo Testamento que no

tienen aplicación para nuestro tiempo?

d.- ¿Por qué debemos cumplir los principios bíblicos? ¿Cuál es la apreciación que tiene

Dios de los creyentes que obran en consonancia con Su Palabra?

e.- ¿Está usted en consonancia con las enseñanzas bíblicas poniéndolas en práctica

en su vida?

4.- Lecturas Devocionales para la semana:

Lun.: Filipenses 3:1-21

Mar.: Apocalipsis 19:1-10

Mié.: Jonás 2:1-10

Jue.: Nahúm 1:1-14;

Viernes: Malaquías 1:1-14 Sábado: Mateo 11:25-30

Domingo: Juan 4:1-42.

-- Décima Lección –

El amor al prójimo debe ser real (Estudio en Mateo 5: 22-26)

1.- Versículo para Memorizar:

"Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de

juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y

cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego." (Mateo 5: 22)

2.- Enseñanza Bíblica:

Si algo prevalece en una sociedad como la nuestra, es la falta de perdón. A la más leve

provocación o cuando consideramos que algo nos ofende, de inmediato brota la raíz de

resentimiento. El problema radica en que, si queremos agradar a Dios, es fundamental que

sanemos ese sentimiento. Perdonar no es fácil. Ni ahora ni nunca ha sido así. Sin embargo,

estamos llamados a hacerlo, en consonancia con la enseñanza que compartió el Señor

Jesús.

2.1.- Guardar rencor contra el hermano, empaña nuestra vida cristiana (Mateo

5:22)

Decenas de personas aseguran encontrarse a cuentas con Dios. Asisten a una célula o al templo, leen la Palabra diariamente, oran y, en general, se llevan bien con las demás

personas. Pero hay un problema: guardan rencor contra alguien.

¿Qué nos dice la Palabra de Dios al respecto? El Señor Jesús enseñó a sus discípulos y a

nosotros hoy: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será

culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego."

(Mateo 5: 22)

Cuando guardamos rencor hacia alguien, invalidamos el amor de Dios que permanece, a pesar de nuestras actitudes. Quien nos ayuda a perdonar es Aquél que envió a su Hijo

Jesús a morir en la cruz por nuestros pecados. Él nos concede la fuerza para perdonar.

Resulta sumamente interesante que el guardar rencor contra alguien, expresarse mal de él y todo cuanto afecte nuestra relación con el prójimo, sea equiparado con un

mandamiento de tanta trascendencia en la Ley de Dios, como el sexto: No matarás (Éxodo

20:13)

Incluso, es reprobable el llamar al hermano necio (del griego rhaka, transliteración del

arameo rega) que traduce "sin valor, insignificante, estúpido", en una clara alusión

despectiva. Dios no aprueba que nos refiramos en esos términos a nuestro hermano.

Tampoco se puede referir uno a los demás como fatuos (del griego mÇrós) que traduce

"estúpido, tonto", y si nos atenemos a la raíz hebrea, sería moreh, que es a nuestro idioma: "rebelde, contumaz, contencioso". No en vano el Maestro enfatizó que todas

las personas, sin distingo de raza ni credo, son nuestros hermanos (Lucas 10:29-37).

2.2.- Nuestra principal ofrenda para Dios debe ser el amor (Mateo 5:23, 24)

Tal vez en su vida cristiana hay algo que no está marchando bien: sus relaciones interpersonales. No siempre depende de los demás el que haya armonía. Es necesario que, como cristianos, examinemos nuestra vida.

El Señor Jesús enfatizó la necesidad de evaluar de qué manera estamos andando y que,

agradar a Dios, parte de una base: perdonar a nuestro hermano:"Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí

tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces

ven y presenta tu ofrenda." (Mateo 5:23, 24)

Dios espera que perdonemos. Él desea ayudarnos. Basta que nos dispongamos. Él nos

permitirá alcanzar ese estado en el que, con Su divino poder, nos libramos del peso del

resentimiento.

Tenga presente que vivir los principios cristianos (Gálatas 2; 20) es mucho más

importante y de valor ante los ojos de Dios, que cualquier forma externa de religión

(2 Timoteo 3:5).

2.3.- Los problemas deben ser resueltos, con el acuerdo y el perdón (Mateo 5:25,

26)

Estar en constantes diferencias con quienes nos rodean, no representa la voluntad de Dios. Por el contrario, a través de la enseñanza de Señor Jesús aprendemos que Él desea

de nosotros que haya en el corazón arrepentimiento por nuestra actitud, y disposición para

reconciliarnos:

"Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el

camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas

echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante." (Mateo 5:25, 26)

Estar de acuerdo con quienes nos rodean, ni ahora ni nunca será fácil. Siempre habrá

tropiezos. Es algo que está estrechamente ligado al devenir en las relaciones interpersonales. Sin embargo es posible un acuerdo. Es el poder de Dios el que nos ayuda a

lograrlo.

Si miramos el término en el griego original, que es eunoéC hallamos que traduce "tener la mente bien dispuesta (para con alguien)". Esto implica eliminar de nuestro corazón

cualquier predisposición. Esta íntimamente ligado a la palabra griega eunoéÇ que traduce "benévolo, amigable, bien dispuesto, favorable". En tal sentido, ponernos de acuerdo

encierra la disposición de diálogo, sin prevenciones de ninguna índole.


a.- ¿Qué percepción tiene Dios de quien, cumpliendo con todos los mandamientos,

guarda resentimiento contra su hermano?

b.- ¿Acaso recibe Dios la honra de quienes anidan en su corazón rencores contra quienes le han ofendido?

c.- ¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia quien nos ofende, si queremos agradar a Dios?

d.- ¿Cuáles son los pasos que debemos dar para ponernos a cuentas con Dios?

e.- ¿Considera que en su vida guarda amor para quienes le han ofendido?


Lunes: Mateo 5:38-48 Martes: Mateo 16:13-20 Miércoles: Lucas 4:16-30 Jueves: Juan 3:16-21 Viernes: Juan 10:7-21 Sábado: 1 Corintios 18:18-31 Domingo: 2 Corintios 4:1-6.

-- Décimo Primera Lección –

La Palabra de Dios no pasa jamás (Estudio en Mateo 5:27-30)


"Ustedes han oído que se dijo: No cometas adulterio. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón." (Mateo 5:27, 28. Nueva Versión Internacional)


2.1.- Una y más formas de adulterar (Mateo 5:27, 28)

Resulta curioso que al referirnos al adulterio , inmediatamente asociamos el término con la consumación de una relación ilícita. Esa era la perspectiva que por siglos guardó el pueblo judío a partir de las prohibiciones contempladas en la Ley, de acuerdo con Éxodo 20:14 y Deuteronomio 5:18. Esos principios en su esencia no han cambiado en absoluto. Y a ellos se refirió el Señor Jesús cuando les recordó: "Ustedes han oído que se dijo: No cometas adulterio. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón." (Mateo 5:27, 28. Nueva Versión Internacional)

De acuerdo con la Ley, los adúlteros debían ser muertos (ver Levítico 20:10). Adulteran no solo quienes estando casados se comprometen con el integrante de otra pareja. También quien estando casado se relaciona con un hombre o mujer solteros. La diferencia entre adulterio y fornicaciòn, es que esta última se configura cuando la relaciòn se mantiene entre dos personas que no están unidas en matrimonio.

El apóstol Pablo reafirmó la validez de esos mandatos de Dios para su pueblo cuando escribió a los creyentes del primer siglo en Roma y a nosotros hoy: "Porque los mandamientos que dicen: «No cometas adulterio», «No mates», «No robes», «No codicies», y todos los demás mandamientos, se resumen en este precepto: «Ama a tu prójimo como a ti mismo.»" (Romanos 13:9. Cf. Santiago 2:11. Nueva Versión Internacional)

Ahora, como anotábamos al comienzo, el adulterio tiene una y más formas de concebirse. A través de los pensamientos, por ejemplo (Mateo 5:27, 28). Pecados sexuales como ese, comienzan con un pensamiento, una mirada y un contacto impuro.

Materializado, el adulterio afecta las relaciones matrimoniales porque hieren los sentimientos del cónyuge, destruyen la relación padres-hijos y, además, generan una sensación de culpa permanente entre quienes incurren en ese pecado.

2.2.- La determinación de no alimentar el pecado del adulterio (Mateo 5:28)

Como tuvimos oportunidad de analizar, el adulterio va en contravía de la célula fundamental de la sociedad instituida por Dios: la familia. El Señor Jesús dejó claro que no solamente a través del contacto físico se comete adulterio: "Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón." (Mateo 5:28. Nueva Versión Internacional)

Con la difusión de los medios impresos, la producción fílmica y la Internet, de acceso fácil, económico y sencillo a todas las personas, todos los seres humanos tienen posibilidades de accesar a la pornografía, los chistes malsanos, las lecturas eróticas, las conversaciones con alto grado de contenido sexual, la "segunda mirada" que encierra generalmente lujuria, una admiración supuesta y desmedida de la belleza femenina y las fantasías sexuales.

A esto se suma el hecho de que Satanás puede sembrar pensamientos lascivos que son alimentados por las inclinaciones pecaminosas del corazón. El pecado, como tal, es el combustible. Y, por supuesto, los pensamientos buscan ser satisfechos a la más mínima oportunidad.

Es natural la atracción hacia el sexo opuesto, pero no los deseos. Cuando vamos al original griego, encontramos que "Deseo" proviene del término epithuméç y significa "anhelar, desear intensamente, codiciar" Algo que no nos es permitido ni nos pertenece. Uno de los equivalentes hebreos de este concepto es la palabra "Jamad" que vertida al español traduce "desear, complacerse". Es la misma palabra que se traduce como desear en Éxodo 20:17 y Deuteronomio 5:21 (Cf. 53:2). Ahora, ¿en dónde se guarda ese deseo? En el corazón, que proviene del griego kardia. Se refiere más que al músculo que guardamos en la caja torácica, a al intelecto, los afectos y la voluntad (Proverbios 23:7).

Ahora, vamos a las consecuencias. Para ello es importante que leamos de nuevo el texto: "Por tanto, si tu ojo derecho te hace *pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno." (Mateo 5:29, 30)

Ocasión de caer tiene su origen en el término griego Shandalízç, que se asocia con "motivo de tropiezo o el mecanismo que hace funcionar una trampa"(Ver Romanos 11:9; 14:13; Juan 2:10; Apocalipsis 2:14) La instrucción del maestro es sacar ese miembro. No literalmente, lo que implicaría mutilarse, sino poner freno a las inclinaciones naturales de la carne. Lo que se debe controlar esencialmente son los pensamientos. Negarse a contemplar lo malo, es como cegarse al igual que no escuchar la maldad, es como ser sordo o no hablar solazándose en el pecado es como enmudecer.

2.3.- Consecuencias del pecado de adulterio

El adulterio físico o mental tiene sus consecuencias. Esa es la razón por la cual el creyente debe cuidarse de lo que hace, ya que adulterar es pecar contra el propio cuerpo que es templo del Espíritu Santo: "Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños…" (1 Corintios 6:18, 19. Nueva Versión Internacional)

Aquellos que siguen los malos deseos, se dejan arrastrar por la inmoralidad sexual, como lo advirtió el apóstol Pablo: "Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje…"(Gálatas 5:19. Nueva Versión Internacional). Quienes se dejan atrapar por la inmoralidad, entre ellas el adulterio físico y mental, no heredarán el Reino: "¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios." (1 Corintios 6:9, 10. Cf. Efesios 5:5. Nueva Versión Internacional)

En el corazón del cristiano debe haber pureza, la que comienza con la disposición de ser limpios y apartarse del mal, acogiendo así la recomendación paulina: "Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría." (Colosenses 3:5. Nueva Versión Internacional). Bajo ninguna circunstancia podemos permitir que prospere el pecado en nuestro ser. Todos podemos tomar esa decisión (Cf. 2 Timoteo 2:22; 1 Corintios 6;15, 18; Tito 2:12; Santiago 1:14; 2 Pedro 3:3 y 1 Juan 2:16).

Tenga en alta estima su matrimonio. No debe haber impurezas tales como el adulterio, tenga presente la Palabra: "Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales." (Hebreos 13:4. Nueva Versión Internacional). Debemos ser fieles en la mente y en el cuerpo a nuestro cónyuge. Ese es el plan original de Dios para la pareja (Hebreos 13:4; Génesis 2:21-24). Al interior del hogar no debe acunarse el adulterio porque mina su cimentación. Los hijos deben ser educados en este ejemplo (Génesis 18:19; Proverbios 22:6).


a.- ¿De qué maneras se materializa el adulterio?

b.- ¿Se ha visto afectado por pensamientos que el Señor Jesús asocia con adulterio?

c.- ¿Considera que ya no tienen validez los principios acerca del adulterio y fornicación?

d.- ¿Puede definir con claridad la diferencia que existe entre el adulterio y la fornicación?

e.- ¿Está dispuesto a cortar con cualquier elemento que le vincule con información de alto

contenido sexual, estimulante de la inmoralidad?

f.- ¿Está dispuesto a cortar con todo aquello que le motiva a pecar?

g.- ¿Qué dicen las Escrituras acerca de los adúlteros?¿Heredarán el Reino de los cielos?

h.- ¿Hasta qué punto podemos decidir si incurrir o no en el adulterio?


Lunes: Efesios 3:14-21 Martes: Filipenses 2:1-11 Miércoles: Apocalipsis 4:1-11 Jueves: 1 Corintios 1:10-17; Viernes: Apocalipsis 14:6-20 Sábado: Salmo 37:1-17 Domingo: Salmo 37:18-40.

-- Décimo Segunda Lección –

El divorcio, ¿permitido por Dios? (Estudio en Mateo 5:31, 32)


"También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio.

Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación,

hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete adulterio." (Mateo

5:31, 32)


Una de las grandes preguntas que por siglos han formulado los cristianos es: El divorcio,

¿hasta qué punto lo permite Dios? Las opiniones al respecto están divididas. En cierta

medida dependen de la concepción denominacional, sea católica o evangélica. La Biblia

arroja luces sobre el tema aun cuando siempre seguirá sobre el tapete de ¿qué hacer

cuando uno de los cónyuges de manera permanente agrede, verbal y físicamente al contrario?¿Se debe proseguir juntos en tales circunstancias?¿Y qué decir cuando median

amenazas de muerte? Pero, insistimos, no será más que un tema de reflexión porque hoy,

en esencia, nos enfocaremos respecto a la enseñanza del amado Maestro respecto al

divorcio como acto.

2.1.- Legalmente, válido el divorcio, y ¿a los ojos de Dios? (Versículo 31)

Para la sociedad contemporánea el divorcio es algo normal e incluso, previsible. No en vano se supone que de cada diez personas que contraen matrimonia, entre cinco y siete

terminarán separándose de sus cónyuges. Pero el hecho de que socialmente la

determinación unilateral o bilateral de romper la relación, sea algo aceptado, no por esa

razón los cristianos debemos asumirlo (1 Corintios 7:11). En la época del Señor Jesús, el

pueblo judío asumía esa decisión sin que experimentaran mayor traumatismo. Por eso les dijo: "También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, déle carta de divorcio"

(versículo 31)

La palabra repudiar en el original griego es Apoluo, que literalmente traduce: "dejar libre, dejar suelo". (Apo: de, desde y luo, soltar, desligar). Se vierte al español también

como dejarla, lo que les daba ocasión de comprometerse nuevamente, en consonancia con

la concepción machista que prevalecía entre muchos judíos.

También es interesante mirar el término divorcio. Procede del griego Apostasion, que

desagregado significa Ap, partitivo de; y stasis, que es mantenerse. Al verterlo a nuestro

idioma es "abandono", en su significado primario. Mantenerse alejado. Esta palabra griega

y su equivalencia en griego aparecen en Mateo 19:7; Marcos 10:4; y en la Versión bíblica

Septuaginta, en Deuteronomio 24:3; Isaías 50:1 y Jeremías 3:8.

El Maestro aludía en cuanto al repudio y al divorcio, a un precepto contenido en el libro

del Deuteronomio 24:1-4. Allí se daba vía libre a que la mujer recibiera carta de divorcio si

se encontraba indecencia en ella. Los hombres las dejaban libres para que pudieran casarse de nuevo. Ahora, hacía una excepción: el primer esposo no podía pretenderla de

nuevo. Ahora, es evidente que la carta era un pretexto para separarse, en ocasiones ante la

más mínima motivación (Mateo 19:7; Marcos 10:4).

2.2.- Sólo había, en criterio de Jesucristo, una causal de divorcio (Versículo 32)

Es interesante, cuando analizamos el tema del divorcio a la luz de la Biblia, que sólo hay una excepción que abre puertas al divorcio. El Señor Jesús lo explicó de la siguiente manera: "Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere, y el que se casa con la repudiada, comete adulterio." (Versículo 32)

Observe que se trata de fornicación que proviene del griego Pornéia, término genérico que se emplea para designar las relaciones sexuales ilícitas, no solo adulterio, sino también homosexualismo en todas sus manifestaciones y aberraciones como bestialismo. También cuando se daban circunstancias anómalas como una relación con un pariente muy cercano, con la nieta, en incesto, con la nuera, la cuñada o la tía. (Cf. Levítico 6:16).

Frente a todo esto debemos recordar que la voluntad de Dios es la permanencia de la pareja por toda la vida, tal como lo establece Génesis 2:24 "Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne."

Por su parte, Dios a través de la historia de la humanidad dejó sentado su tácito rechazo a la decisión del hombre de repudiar a su esposa: "Mas diréis: ¿Por qué? Porque Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto. ¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud."(Malaquías 2:14, 15).


a.- ¿Qué aprendemos en las Escrituras respecto al divorcio?

b.- ¿Qué concepción tiene la sociedad acerca del divorcio y qué debemos posición debemos

asumir los cristianos?

c.- ¿Cuál es, de acuerdo con las instrucciones del Señor Jesús, la única excepción que abre

puertas a la separación matrimonial?

d.- ¿Comparte Dios el divorcio, a la luz de Malaquías 2:14, 15?

e.- Ante la eventualidad de una crisis matrimonial, ¿cuál podría ser la salida?


Lunes: Isaías 11:1-16 Martes: Isaías 25:1-12 Miércoles: Isaías 55:1-13 Jueves: Isaías 65:8-25; Viernes: Jeremías 23:1-8 Sábado: Jeremías 31:23-40 Domingo: Jeremías 33:1-26.

-- Décimo Tercera Lección –

¿Qué hay de malo en jurar poniendo a Dios por testigo? (Estudio en Mateo 5:33-37)

1.- Versículo para memorizar:

"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo,

porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por

Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey" (Mateo 5:33-35)


Hasta hace unos 50 años, aproximadamente, en los países latinoamericanos tenía validez la palabra empeñada. Era tanto como una Escritura Pública. Pero desde mitad del siglo

pasado, según coinciden muchos estudios, se fue desvalorizando el valor de una promesa y

tomaron fuerza los documentos notariales para obligar que aquello que se prometía, en

efecto se debía cumplir. Paralelamente y entre quienes se confiesan creyentes en el Señor

Jesús, fue avivándose una costumbre que es contraria a las enseñanzas Escriturales: el

jurar. El amado Hijo de Dios propone que digamos simplemente Si o No, dependiendo de las circunstancias.

2.1.- Jurar, ¿Qué dicen las Escrituras? (versículos 33).

Cuando vamos a la historia del pueblo de Israel, hallamos que los judíos quisieron

acomodar los mandatos divinos a su amaño. De ahí que incluso el mandato de no jurar, lo

acomodaron a conveniencia (Cf. Ëxodo 20:7; Levítico 19:12; Números 30:1, 2).

Los israelitas legitimaban el juramento para dar validez a lo que decían, a su palabra. No

obstante, aún si se aplica en nuestro tiempo, es totalmente contrario a lo que Dios espera

de Su pueblo.

El juramento proviene del Hebreo Scheruáh, que entendemos vertido a nuestro idioma

como sagrado, inviolable, supremo, que no implicaba maldición si quien juraba cumplía su

compromiso. Otro término de las Escrituras para juramento es A-lah, en Hebreo que traduce "juramento, execración, imprecación, maldición". Encerraba amenaza de calamidad si

quien lo profería estaba mintiendo. Jurar irreflexivamente desencadenaba maldición porque

se colocaba a Dios como testigo. Para hacerlo, la persona debía levantar la mano derecho

hacia el cielo o colocando la mano sobre el muslo o la cadera. Los Escribas y Fariseos

buscaban artificios para invalidad sus juramentos.

2.2.- Dios no avala el juramento (versículos 34-36)

Bajo ninguna circunstancia Dios avala el juramento. El amado Señor Jesús dejó planteado

que no hay nada que valide la decisión de poner a Dios por testigo. La grandeza de Dios no

se puede traer como testigo, según lo enseñó nuestro Maestro.

2.3.- Nuestra palabra debe ser suficiente para sustentar un compromiso

(versículo37)

El Sí debe ser expresado con fundamento y debe tener tal firmeza, como el No. ¿La razón?

Es imperativo y de buena honra cumplir aquello con lo que nos comprometemos. Cuando leemos en el versículo 37 que "del mal procede", algunos lo traducen como "es del diablo" o

también "del maligno".


a.- ¿Considera que en nuestro tiempo sigue teniendo igual fuerza el compromiso de la

palabra empeñada?

b.- ¿Personalmente considera que usted honra los compromisos o debe jurar como aval

para que le crean?

c.- ¿Qué dicen las Escrituras en cuanto a jurar?

d.- ¿Qué hacían los Israelitas en cuanto al juramento?¿Lo legitimaban?

e.- ¿Cuál era la actitud de los Escribas y Fariseos frente al juramento?

f.- ¿Cuál es la posición que expresó el Señor Jesús en cuanto al juramento?


Lunes: Joel 2:28-32

Martes: Abdías 15:21

Miércoles: Miqueas 2:1-18

Jueves: Miqueas 4:1-5

Viernes: Habacuc 2:5-20 Sábado: Hageo 2:1-9

Domingo: Zacarías 14:1-21.

-- Décimo Cuarta Lección –

El amor al prójimo, más que palabras

(Estudio en Mateo 5:38-48)

1.- Versículo para memorizar:

"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced

bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que

seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos

y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos" (Mateo 5:44, 45).


El ser humano, normalmente, concibe en su esquema mental dos clases de personas: los

amigos y los enemigos. Es algo estrechamente ligado, a su naturaleza pero también a los

condicionamientos culturales y sociales bajo los cuales fue edificado. Cuando escuchamos

al Maestro, nuestro amado Jesús, encontramos que tal frontera no debe existir y propone

como principio para quienes le seguimos, el que derribemos esa pared. En adelante, una línea hacia la cual debemos dirigirnos es amar incluso a quienes nos hacen daño.

2.1.- Del principio de la venganza, al amor (versículo 8)

El Señor Jesús invitó a revisar las pautas que hasta el momento tenían en sus vidas, en

esa búsqueda que les asistía de vivir conforme a la Ley (Cf. Éxodo 21: 14, 24; Levítico 24:

20; Deuteronomio 19: 21) De acuerdo con los derroteros sobre los que se regían los judíos, era válido pagar con la misma moneda. Era una forma de evitar los abusos en el sistema de

justicia que prevaleció por siglos. Si lo analizamos cuidadosamente, es la misma concepción

que prima en nuestro tiempo. La venganza se ha legitimado a fuerza de considerar que "quien la hace, la paga".

2.2.- ¿Cómo manejar el asunto de quienes nos causan daño? (Versículos 39)

Debido a que nos desenvolvemos en medio de un mundo caído, en el que domina el pecado, no podemos pretender que todas las personas tengan un comportamiento amoroso.

Por el contrario, lo más probable es que por diversas situaciones hayan quienes –ante lo que

consideran la más mínima provocación o porque no les caemos bien—nos causen daño.

El Señor Jesús deja planteado un esquema en el que se puede identificar claramente la

hostilidad activa de quienes están alrededor y no son cristianos—de quienes no podemos

esperar principios de amor, por supuesto—y la resistencia pasiva, que no responde igual

con el daño que nos causan. El apóstol Pablo instruyó a los creyentes para que venciéramos

el mal con el bien (Romanos 12:21. Cf. 25:21, 22). El amado Salvador, en esta cuarta

ilustración del Sermón del monte parece enfatizar más en la actitud que en el acto mismo.

El propio Señor Jesús sufrió el dolor causado por quienes se alinearon como sus enemigos

(Juan 18: 22-23; Cf. Isaías 50: 6; 53: 7). Es más, en la cruz, pedía perdón por quienes lo estaban martirizando (Lucas 23:34) Una disposición encontramos en el apóstol Pablo

(Hechos 22: 25; 23: 3; 25: 9-10).

2.3.- Más allá de las circunstancias, dar (versículos 40-42)

Si usted se siente inclinado a obrar en consonancia con el mal que le están provocando,

no le culpo. Es lo que quisiera hacer yo y sin duda, lo que quisiera hacer cualquiera que se

siente agredido. Observe que ante la eventualidad de que alguien pidiera la capa (del griego JitÇn que entendemos para nuestro tiempo como una prenda similar a una camisa) o la

capa (del griego Himátion que solía usarse como cobija por la noche y que era

diametralmente distinta de la túnica), el Salvador deja claro que no se debe pedir la

devolución, aunque en el Antiguo Testamento leemos que el acreedor no podía quedarse con

la prenda de una persona, sino devolvérsela al caer la noche (Éxodo 22:26, 27).

2.4.- Cambie todo su esquema de pensar y de actuar (versículos 43-45)

Cuando estudiamos detenidamente el caso nos encontramos con el amor como eje central

del pasaje, en el cual amor implica un amplio abanico de acepciones y aplicaciones. Lo

hallamos aquí como la expresión más pura del amor. Excelso, que no puede ser igualado,

que se sacrifica en bien de otros (Cf. Juan 15:13). Encierra reverencia a Dios y respeto al

prójimo.

Para los judíos el prójimo era otro de su misma nacionalidad. Los demás, eran excluidos.

Esa concepción fue derribada por el Señor Jesús cuando expuso la parábola del Buen

Samaritano (Lucas 10:29-37). La pauta que nos traza el Maestro es la de amar a quienes se declaran nuestros enemigos y bendecirlos. Desear lo mejor para ellos.


a.- ¿Cuál es la actitud que prevalece en nuestra sociedad con respecto a quienes nos

causan daño?

b.- ¿Qué planteó el Señor Jesús con respecto a quienes nos exigen lo que consideramos

es injusto?

c.- ¿Cuál es su reacción frente a quienes le causan daño?

d.- ¿Cuál fue la actitud del Señor Jesús ante quienes le causaban daño?

e.- En adelante, ¿cómo debemos reaccionar ante quienes nos provocan daño?


Lunes: Mateo 13:36-43

Martes: Mateo 20:1-16

Miércoles: Mateo 24:3-28

Jueves: Mateo 24:29-51

Viernes: Juan 3:1-15 Sábado: Hechos 1:1-11

Domingo: Romanos 8:18-27.

-- Décimo Quinta Lección –

Dos formas de expresar misericordia



"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará[g] en público." (Mateo 6:6)


Los seres humanos nos movemos en dos dimensiones. La primera, la que todos pueden

ver. Aquella en la que es posible tener una máscara en la que mostramos aquello que

queremos que vean y, a su vez, lo que los demás quieren ver. La segunda, la dimensión

oculta, aquella que solo Dios conoce. Es en esa dimensión en la que cuanto hacemos puede tener o no valor, dependiendo de si honra o no al Señor.

2.1.- La vida en Cristo frente a la religiosidad (versículo 1).

Dar. Una palabra sencilla. Encierra mucho significado. Es trascendente. Una manifestación que sale del corazón. Puede ser para que nos alaben los hombres al relevar

nuestra generosidad o para exaltar a Dios cono lo que hacemos. Si buscamos la honra

humana, habremos caído en lo que el Señor Jesús identificó como hipocresía, que no es otra cosa que vestir con un manto de piedad el propósito egoísta de ser reconocidos por los

hombres.

Cuando damos con el corazón, con el ánimo de que nuestro Padre sea glorificado,

recibimos dos tipos de recompensas: una, de orden material, porque Dios no se queda con

nada de lo que ofrendemos, sino que nos retribuye por su amor y misericordia; y la segunda

recompensa es de carácter espiritual, representada en bendiciones..

Aquí es importante que aprendamos el sentido de lo que quiso decir Jesús el Señor, a

partir de analizar tres palabras en su idioma original: el Griego. Justicia proviene de la

palabra Dikaisume, que está relacionada con los deberes religiosos. Su raíz primaria es

Dike, que traduce "Costumbre, uso". Denota aquello que es recto. Aprendemos entonces

que el dar, está íntimamente ligado al desenvolvimiento de quien cree en un Dios de misericordia. Pero Limosna, que aparece en el texto, de acuerdo con textos antiguos,

aparece también relacionado con Justicia, es decir Dikaisume. La Limosna vendría a ser

entonces la acción de expresar la misericordia con el dar. También el Maestro aludió a la

Recompensa. Su vocablo griego es Misthos que en nuestro idioma traduce "salario, y

después galardón". También se entiende como premio.

Observe además, una expresión del Señor Jesús cuando dice: "para ser vistos". Proviene

del griego Theáomai que traduce "Contemplar, mirar". Está relacionada con la raíz de la

palabra que traduce teatro.

2.2.- Dos formas de dar (versículo 2)

Cuando aprendemos que el Señor Jesús validó las limosnas, dadas por supuesto con generosidad y no como aquello que nos sobra, entendemos que hay dos formas de dar: calladamente o públicamente. Cuando lo hacemos en silencio, lo hacemos con una motivación propia del corazón generoso, como una manifestación de amor y con el propósito de ayudar. Por el contrario cuando lo hacemos ostentando, ocultamos el objetivo de ser vistos, movidos fundamentalmente por la autoexaltación.

Cuando nos anima la religiosidad, lo que nos anima es ganar puntos más que el sentido de la acción en sí misma. Esta expresión de nuestros pensamientos y actitudes encierra cuatro grandes peligros. El primero, dar esperando recibir; el segundo, considerarnos superiores por que sí podemos dar; el tercero, asumir una actitud de hipocresía, y el cuarto, buscar la vanagloria.

2.3.- Honrando a Dios con lo que damos (versículos 3, 4)

Si damos en secreto, tal como lo enseñó el Señor Jesús, nuestro Padre celestial es testigo. El ve lo que hacemos y nos recompensará. Es su forma de mostrarnos su agrado amoroso por nuestro andar en su presencia, en Su voluntad. Un segundo elemento es que con aquello que damos, más que a nosotros, debemos glorificar al Señor.

Algo que jamás podemos olvidar es que absolutamente todas nuestras obras serán probadas (Cf. 1 Co. 3:12-15)


a.- Cuando hace algo a favor de otra persona, ¿busca el reconocimiento de Dios o de los

hombres?

b.- ¿Cuál es su actitud frente al dar?¿Acaso solo espera recibir?

c.- ¿Cómo califica el Señor Jesús a quienes dan limosna para ser vistos de los hombres?

d.- Si damos en secreto; ¿qué podemos esperar de Dios?

e.- ¿Qué dice la Biblia respecto a como serán probadas nuestras obras?

4.- Lecturas devocionales para la semana:

Lunes: Mateo 2:1-12

Martes: Lucas 2:1-20 Miércoles: 2 Corintios 5:1-10

Jueves: 1 Tesa. 4:13-18

Viernes: 2 Timoteo 2:1-13

Sábado: 2 Pedro 3:1-16

Domingo: Apocalipsis 21:1-27.

-- Décimo Sexta Lección –

La oración que honra y glorifica a Dios

(Estudio en Mateo 6: 5-15)


"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará[g] en público." (Mateo 6:6)


Resulta interesante acudir con curiosidad a una librería cristiana y encontrarnos que

ofrecen infinidad de textos sobre la oración. Importantes, sin duda, pero también llenos de

"misterios" y "fórmulas" que distan mucho de la relación sencilla y práctica que Dios espera

mantener con nosotros. Por esa razón nos proponemos estudiar, a la luz de las Escrituras, el Plan que el Señor tiene para usted y para mí en cuanto al orar.

2.1.- La oración que busca exaltar nuestra espiritualidad (versículo 5)

Quien se desenvuelve bajo principios de religiosidad, sin duda querrá ser admirado por su

espiritualidad. Por esa razón es previsible que quiera ser visto cuando ora delante de Dios

(versículo 5).No obstante, más que el que seamos reconocidos, lo esencial es que nuestro

amado Padre celestial sea honrado y glorificado con nuestra íntima comunión con Él.

2.2.- Dios valora nuestra oración en el lugar secreto (versículos 6-8)

Cuando nos referimos al "lugar secreto", aludimos a ese espacio en intimidad con Dios que

debemos apartar diariamente. Es diferente de la oración comunitaria. Es una comunicación

en la que hablamos con el Padre celestial, pero en la que también tomamos tiempo para

escuchar.

El propio Señor Jesús nos enseñó --y vivió en su día a día--, sobre la necesidad de buscar al Padre en ese "lugar secreto" (Mateo 14:23; Marcos 1:35). Este tipo de encuentros con

nuestro Supremo Hacedor, le agradan a Él pero también nos permiten desarrollar una

relación más estrecha con Él.

Ahora, algo más: cuando somos fieles, Dios se encarga de respaldar nuestra vida de fe.

Obviamente eso debe implicar que en nuestro corazón haya un deseo sincero de estar en el centro mismo de Su voluntad, no pidiendo para satisfacer nuestro egoísmo, sino para que

Él sea glorificado. Otro elemento que debe acompañarnos es la perseverancia.

Cabe resaltar la expresión del Señor Jesús "No uséis vanas repeticiones", proviene del

griego Battalogé que traduce "parlotear, hablar sin pensar, charlar mucho". Es la única vez

que aparece en la Biblia.

2.3.- Nuestra oración debe honrar y glorificar al Señor (versículos 9-15)

El modelo de oración del Señor Jesús, conocido como el Padre Nuestro, es el más conocido en todo el mundo. Probablemente desde niño o niña lo ha repetido infinidad de veces. Hoy le invitamos para que repita cada línea de manera reflexiva, tomando como base el texto Escritural.

En el pasaje aprendemos sobre la necesidad de reconocer la grandeza de Dios así como su santidad (versículo 9). Tomar nota de que es poderoso y su poder se manifiesta en el cielo y en la tierra, es decir, en todo lo creado (versículo 10). Guardar en nuestro corazón gratitud porque Él, nuestro amado Padre, es un amoroso proveedor (versículo 11) y que es quien perdona nuestros pecados (versículo 11). Esta disposición perdonadora, nos compromete a usted y a mí, a perdonar a quienes nos causan daño. También nos motiva a reconocer que es Dios quien nos fortalece para no caer en la tentación (versículo 13).

Si algo desea el Señor en nosotros es que haya sinceridad. Escuchar aquello que brota de nuestro corazón, no la mera palabrería para "halagarle" como si de esta manera pudiéramos obtener favores de Su parte (versículo 7) Recordemos siempre que, de antemano, Dios conoce cuáles son nuestras necesidades y cuáles serán nuestras peticiones (versículo 8).


a.- ¿Por qué es importante que nuestras oraciones estén en el centro mismo de la voluntad

de Dios?

b.- ¿Qué significa para usted el "lugar secreto"?

c.- ¿Cómo son sus oraciones delante de Dios?

d.- ¿Reconoce en sus oraciones el poder, la grandeza y la santidad de Dios?

e.- ¿A través de la oración reconoce a un Dios que provee todo lo que necesitamos?

f.- Si Dios perdona nuestros pecados, ¿cuál es nuestra actitud hacia quienes nos ofenden?

g.- De acuerdo con el modelo que enseñó el Señor Jesús, ¿qué debemos hacer cuando enfrentamos la tentación?


Lunes: Apocalipsis 22:1-21 Martes: Juan 1:114 Miércoles: Génesis 1:1-31 Jueves: Génesis 2:4-25 Viernes: Deuteronomio 4:15-40 Sábado: Deuteronomio 10:12-22 Domingo: 1 Reyes 8:12-30.

-- Décimo Séptima Lección –

¿Ayuna para Dios o para el hombre? (Estudio en Mateo 6:16-18)


"Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus

rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su

recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no

mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público." (Mateo 6:17, 18)


El Señor Jesús con el pasaje que estudiamos en la Lección de hoy, enseñó a sus discípulos

y a nosotros hoy, sobre la importancia de ayunar. Fundamentalmente es un ejercicio

espiritual. Él mismo lo practicaba. Incluso hay registro bíblico de que por espacio de 40 días

y 40 noches no consumió alimento, aunque al parecer sí agua (Mateo 4:1, 2; Lucas 4:1, 2). Es claro que Él, nuestro amado Salvador, no hizo nada que a nosotros nos resulte imposible

(Hebreos 2:17; 4:15).

2.1.- ¿Cuántos tipos de oración hay?

Para quien inicia la experiencia maravillosa de un encuentro personal con el Señor

Jesús, conocer acerca de la importancia del ayuno, y por supuesto, cuántas clases hay:

a.- Abstención de alimento sólido pero no de agua.

b.- Ayuno absoluto, en el que no hay consumo ni de alimentos ni de agua.

c.- Ayuno parcial, en el cual solamente se consumen frutas.

2.2.- ¿A quién agradamos con el ayuno? (versículo 16)

Con frecuencia vemos a personas que asumen dos tipos de actitudes: la primera, anuncian a los cuatro vientos que están absteniéndose de alimentos, y la segunda, asumen esa práctica de manera callada. Todo depende de a quién se busca glorificar con el ayuno.

El ayuno lo realizamos fundamentalmente para agradar a Dios, no para impresionar a los hombres. Caminamos en santidad delante de nuestro Supremo Hacedor, no de quienes están alrededor, prestos a descubrir cualquier error con el fin de ridiculizarnos o criticarnos.

La Iglesia neotestamentaria ayunaba, como lo registran las Escrituras (Hechos 13:2, 3; 14:23; 27:33).

2.3.- El ayuno acompañado de oración (versículos 17, 18)

Hay quienes ayunan más por obliga que como parte de una disposición nacida en el corazón de alguien que buscan honrar, glorificar y alabar al Señor. Esta práctica espiritual debe estar en consonancia con la voluntad de Dios que encontramos expresada en los siguientes cuatro componentes:

a.- El ayuno honra y glorifica a Dios. Hay varios registros bíblicos que sustentan este principio. No es para exaltar nuestra súper-espiritualidad sino para que nuestro amado Dios

tenga todo el reconocimiento (Cf. Zacarías 7:5; Lucas 2:37: Hechos 13:2)

b.- Con el ayuno expresamos humillación delante de Dios. Reconocemos su poderío y que simplemente somos sus servidores (Esdras 8:2; Salmo 69:10; Isaías 58:3). Es una forma de reconocer su poder ilimitado, ante el cual nos rendimos. También fruto de Su misericordia,

recibimos la gracia (1 Pedro 5:5).

c.- El ayuno nos permite disfrutar de la intimidad con Dios. Es un período en el que tomamos tiempo para orar, leer la Palabra y meditar en ella. Gracias a esta comunión con Él,

logramos intimidad en Su presencia (Isaías 57:15; 58:6-9).

d.- Con el ayuno, expresamos nuestro arrepentimiento sincero por el pecado individual, social y nacional. En etapas específicas del pueblo de Israel, ayunaban para reconocer

delante de Dios las transgresiones que habían cometido (1 Samuel 7:6; Nehemías 9:1, 2).


a.- ¿Con cuánta frecuencia practica el ayuno?

b.- ¿Qué concepto le merece el ayuno?

c.- ¿A quién buscamos agradar con el ayuno, a Dios o a los hombres?

d.- ¿Por qué razón podemos afirmar que el ayuno honra y glorifica a Dios?

e.- ¿Recuerda qué motivaciones nos asisten cuando ayunamos?


Lunes: 2 Reyes 19:1-19 Martes: 1 Crónicas 29:1-25 Miércoles: Job 9:1-12 Jueves: Job 12:1-25; Viernes: Job 26:1-14 Sábado: Job 37:1-24 Domingo: Job 38:1-21.

-- Décimo Octava Lección –

¿Dónde están tus tesoros más preciados? (Estudio en Mateo 6:19-21)


"No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón." (Lc. 12.32-34)


Una de las inclinaciones comunes de todo ser humano es atesorar cosas. ¿Quién, por

ejemplo, no ha volcado todo cuanto tiene para hacerse rico comprando lotería? ¿Acaso no

ha soñado con tener un mejor empleo, que no solo le de estatus sino que además tenga una

excelente remuneración económica? Ahora, si está en esta carrera de tener más y más, pregúntese, ¿qué está haciendo por su vida espiritual?

2.1.- ¿Dónde están nuestros tesoros? (versículo 19)

Piense por un instante en alguien que ocupa su vida en amasar una pequeña fortuna. Con

el paso de los años y fruto de mucho esfuerzo, logra superar la precariedad económica que

enfrentó desde la niñez y alcanzar solidez financiera a través del montaje de pequeñas empresas que crecieron hasta convertirse en verdaderos emporios. Tenía 55 años cuando

un día, el que menos esperaba y fue al médico, se encontró con la sorpresa de que estaba

propenso a cualquier enfermedad producto de los afanes. Murió a los 59 años como

consecuencia de un infarto. Lo más grave es que estuvo tan ocupado en tener dinero, que

jamás se ocupó de su vida espiritual y partió a la eternidad sin Jesucristo en su corazón.

Cuando vamos al texto del versículo 19, encontramos que la traducción más aproximada a nuestro lenguaje es "no sigan haciendo tesoros", es decir, que una vez tomemos conciencia de que si solo estamos pensando en lo material, debemos cambiar de actitud. Quien acumula bienes materiales por lo general está tratando de asegurar un mañana, un futuro con solidez; lo complejo es que nunca somos dueños del mañana, ni siquiera del hoy y es menester que estemos preparados para partir en cualquier momento, tomados de la mano del Señor Jesucristo.

En el Reino de Dios lo físico, lo que compramos o podemos vender, no cuenta. Ahora, si tenemos algún bien, el propósito es que esté al servicio no solo nuestro sino para cubrir las necesidades de

nuestras familias y para ayudar a quien pudiera necesitarlo (Cf. 1 Tesalonicenses 4: 11; 2

Tesalonicenses 3: 10; 1 Timoteo 5: 8; Proverbios 10:12).

Ahora bien, la palabra griega th"saurós que se traduce aquí como "tesoro" se refiere a todo aquello tangible que adquirimos terrenalmente. A este afán de adquisiciones se suma la pasión que domina a sinnúmero de personas, de amar aquello que poseen, incluso por encima de cualquier cosa, por supuesto incluyendo su vida espiritual. El Salvador les advirtió a sus discípulos y a nosotros hoy, que tales posesiones tienden al desgaste, a desaparecer, que es lo que entendemos en la palabra que se traduce en el texto Reina Valera como "corrompen" y que procede del griego

afanízÇ.

2.2.- Tesoros para el Reino de Dios, ¿cuáles son? (versículo 20)

Hay dos clases de tesoros que podemos hacer: los primeros y más importantes, vivir para Dios, en oración, vida cristiana práctica, compartiendo el Evangelio a otros, ayudando a quienes lo necesitan. Pasar de las palabras a los hechos. Es entrega por el amor de Jesús nuestro amado Señor. Esos bienes espirituales se "depositan", por decirlo así, en el Banco Celestial, en el Reino.

La segunda clase de tesoros son los terrenales. Cristo no prohíbe que los tengan, en absoluto, sino que se haga a través de ellos una buena inversión de tiempo y posesiones. No olvidar que si

poseemos algo, es porque Dios lo ha permitido, nos lo ha prestado (Para ampliar más, lea: Mateo

6: 19; cf. Lucas 12: 33).

Jamás podemos olvidar que los tesoros que guardamos en el cielo son permanentes y no se ven afectados por nuestros enemigos terrenales ni por el deterioro que produce el paso del tiempo. En los cielos, nuestras posesiones se valorizan; en la tierra, se desvalorizan.

2.3.- ¿Dónde están nuestros tesoros?

¿Qué es un tesoro? Esencialmente es todo aquello a lo cual se aferra una persona. No importa el valor. Para un mendigo su capa, con la que se protege en las noches frías, es su tesoro. Para otro, sin embargo, puede ser el carro que tanto le tocó conseguir. Pero afincarse en esas posesiones, y no en Dios, es perjudicial para el cristiano. Estamos llamados a poner nuestros tesoros en los cielos, en el banco de Dios.

Como creyentes en el Señor Jesús estamos llamados a revisar en dónde estamos

colocando los tesoros que conseguimos y, si la vida espiritual, la valoramos como debe ser:

como un tesoro que tenemos que guardar, en ese trasegar diario delante de Dios, buscando

agradarle.


a.- De acuerdo con el texto bíblico, ¿qué considera usted que son los tesoros?

b.- ¿Por qué en el mundo se corrompen nuestros tesoros?

c.- ¿Por qué en el cielo no se corrompen nuestros tesoros?

d.- ¿Cómo está guardando usted sus tesoros?

e.- ¿Ha desperdiciado esfuerzos en acumular tesoros?

f.- ¿Qué cambio se propone aplicar desde hoy?


Lunes: Job 38:22-41 Martes: Job 40:1-24 Miércoles: Salmo 24:1-10 Jueves: Salmo 33:1-22; Viernes: Salmo 102:1-28 Sábado: Salmo 104:1-38 Domingo: Proverbios 8:22-38.

-- Décimo Novena Lección –

¿Cuál es la forma de percibir el mundo que le rodea? (Estudio en Mateo 6:22, 23 )


"La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará

lleno de luz" (Mateo 6:22).


Los seres humanos tenemos nuestra propia perspectiva de cuanto nos rodea. Procesamos

la información que recibimos del entorno de acuerdo con nuestra cosmovisión y, conforme a

la valoración que le damos a cada hecho o circunstancia, hacemos un determinado juicio.

El Señor Jesús enseñó a sus discípulos y a nosotros hoy, sobre la necesidad de guardar

equilibrio y que nuestra mirada de todo cuando acontece, sea conforme al Plan de Dios.

2.1.- ¿Cuál es la perspectiva de todo cuanto nos acontece? (versículo 22)

Si en nuestro corazón hay predisposición hacia los demás, sin duda tendremos una

valoración prejuiciada de cuanto nos dicen o hacen. En la mayoría de las cosas

encontramos que la maldad, más que en quienes están cerca, reside en nuestro corazón, y

eso es lo más preocupante.

En el idioma griego, lámpara proviene de la palabra lucuos que denota un instrumento

para alumbrar, generalmente colocado en un soporte que permitía apreciar todo con

claridad pese a la oscuridad reinante. En este pasaje como en Lucas 11:34, el Señor Jesús lo asocia con el ojo, es decir, nuestra forma de ver y tener una concepción de los

acontecimientos alrededor.

Si tenemos un corazón limpio, obra que solamente realiza el Señor Jesús en nuestras vidas, tendremos una percepción gobernada por el amor, la tolerancia, la comprensión y la

disposición de ayudar si alguien se encuentra errado y manifiesta error en la relación con

nosotros.

2.2.- Es necesario que se produzca un cambio en su vida (versículo 23 a)

Probablemente porque la perspectiva que tenemos desde y hacia los demás está prejuiciada e incluso predispuesta, hayamos tenido problemas con quienes nos rodean y

estemos expuestos a malas relaciones interpersonales, es imperativo que comprendamos la

necesidad de experimentar un cambio en nuestra forma de pensar y de actuar. Dicha

transformación inicia cuando le abrimos el corazón a nuestro Salvador, el Señor Jesucristo.

Tenga la plena certeza de que, cuando se dispone para cambiar, su mundo cambiará. Es

una reacción en cadena. Si la relación con Dios es buena, por supuesto su relación consigo

mismo lo será, y por ende su relación con quienes le rodean.

2.3.- Permita que Dios sea la lámpara para su vida (versículo 23 b)

El proceso de cambio debe edificarse desde una evaluación sincera de quiénes somos, cómo andamos en nuestra vida espiritual y, de qué manera manifestamos amor a Dios y al

prójimo. Ese es el asunto clave. Por esta razón es inaplazable que examinemos cómo anda

nuestra mirada espiritual. En otras palabras, las actividades, motivaciones y respuestas a

los deseos que inclinan al ser humano.

La forma como miramos las cosas, hablando en términos espirituales, es directamente

proporcional a la forma como permitimos que el Espíritu Santo obre en nuestro corazón

(Gálatas 5:22-24)

Cuando descubrimos que nuestros ojos espirituales no son santos, es fundamental que

pidamos a Dios que opere un cambio en nuestro ser.


a.- ¿Cuál es su perspectiva frente a lo que le rodea?¿Actúa movido por los prejuicios?

b.- ¿Ha tenido dificultades con otras personas por interpretar como una burla, una

crítica o una provocación algo que le dijeron?

c.- ¿Cómo son sus relaciones interpersonales?¿Tiene problemas porque tal vez esté

prejuiciado?

d.- ¿Es posible cambiar en nuestras fuerzas a partir de una disposición personal o de

qué manera?

e.- ¿Ha sacado tiempo evaluar cuáles son nuestras motivaciones y a qué deseos

responde su corazón?

4.- Devocionales para la semana

Lunes: Isaías 45:8-19

Martes: Mateo 23:1-12

Miércoles: Juan 1:1-18

Jueves: Hechos 10:24-28;

Viernes: Hechos 14:8-18 Sábado: Romanos 1:16-342

Domingo: 1 Corintios 8:1-13.

-- Vígesima Lección –

Las riquezas, ¿constituyen una atadura en su vida?



.


Puede ocurrir, cuando meditamos sobre el cúmulo de personas que mueren antes de

tiempo, que las dolencias que llevaron a su fallecimiento fueron más el producto de situaciones imaginarias –tales como las preocupaciones o los afanes--que a la realidad. Nos

inquieta demasiado el mañana, sin detenernos a pensar que quizá ese mañana nunca

llegará.

2.1.- ¿A quién servimos realmente? (versículo 24)

Las riquezas no son malas en sí, lo malo está en el amor desmesurado que profesamos

hacia ellas, cuando se convierten en nuestra principal motivación o cuando le damos demasiado valor a las posesiones materiales y depositamos en ellas toda nuestra confianza.

Si las considera la mayor motivo de seguridad y de felicidad, y le atribuye un supuesto

poder para tener solidez, sin duda la concepción que tiene es errada.

El Señor Jesucristo enseñó sobre la importancia de comprender en qué hemos cifrado

nuestras esperanzas: en Dios o en las riquezas. Ese paso es fundamental porque permitirá

comprender por qué nuestro estancamiento espiritual o los pasos para avanzar en ese

proceso. O servimos a dios o al mundo; no hay otra alternativa (Lucas 16:13)

2.2.- ¿Cuáles son sus motivos de preocupación?(versículos 25 al 30)

El recurso humano está por encima del económico. La vida es mucho más que las

posesiones; sin embargo al invertir los valores, nuestra sociedad privilegia lo monetario

sobre la vida (versículo 25; Cf. 2 Corintios 12:14, 2 Timoteo 5:8).

Dios tiene cuidado de todos los detalles del universo. No permite que ocurra nada que esté

por fuera de su poder perfecto. Si confiamos en el Señor, si estamos en el centro mismo de

Su voluntad, Él tendrá cuidado de nosotros. Imagínese, si aún estando en pecado recibimos

la atención y apoyo del Padre celestial, ¿cuánto más si obramos dentro de Su plan

perfecto?(versículos 26 al 30).

2.3.- Dios es nuestra seguridad para el mañana (versículo 31 al 34)

Cuando depositamos nuestra confianza en Dios, Él se convierte en nuestra seguridad para

el presente y para el mañana (versículos 31, 32). Nuestra preocupación debe estgar volcada

en el reino de Dios y su justicia. Si obramos así, nuestro Padre celestial se manifestará en

nuestra existencia con provisión (versículo 33). Caminando en el Señor, vivimos el presente

para Cristo (versículo 34).


a.- ¿De qué manera le afectan los afanes por el mañana?

b.- ¿Cuál es su mayor motivación en la vida?

c.- ¿Qué lugar ocupan las riquezas en su vida?

d.- ¿Qué es más importante, el recurso humano o las posesiones materiales?

e.- ¿Por qué la sociedad privilegia las posesiones materiales sobre la vida?

f.- ¿De qué manera comprendemos que Dios cuida de nosotros?


Lunes: 1 Corintios 10:23-33

Martes: Efesios 3:1-13

Miércoles: Colosenses 1:15-23;

Jueves: Hebreos 1:1-14 Viernes: Hebreos 4:1-16

Sábado: Génesis 28:10-22

Domingo: Éxodo 33:23.

-- Vigésima primera Lección –

¿A usted le resulta fácil ser juez de los demás?



"No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis

juzgados, y con la medida con que medís, os será medido" (Mateo 7:1, 2).


Los cristianos debemos evaluarnos. ¿Acaso nos convertimos en jueces? ¡Qué lugar ocupa la crítica en nuestra existencia y de qué manera afecta nuestras relaciones interpersonales? Si

revisáramos este tema en nuestras vidas y aplicáramos cambios, sin duda mejoraría nuestra

relación con Dios, con nosotros y con los demás.

2.1.- Llamados a la misericordia, no a juzgar (versículos 1, 2).

Una conocida historia refiere a un militar nazi en la dura época en la que los alemanes

persiguieron a los judíos. Aquél hombre era inflexible. Como ayudador de los organismos militares, señalaba a los demás como autores de crímenes y acciones ilegales tan solo para

procurar justificación en sus muertes. Sin embargo, la historia cambio cuando aquél oficial—

pasados algunos años y tras el derrocamiento ario—terminó siendo juzgado por crímenes y él

mismo se vio ante la realidad de una muerte inminente. Reconoció que le había resultado muy

fácil ser juez, aún sabiendo que estaba obrando injustamente (Cf. Lucas 6:37, 38).

Los cristianos no estamos llamados a juzgar sino a expresar misericordia. Dios, nuestro

supremo Creador, pudo condenarnos por siempre y aplicar a nuestra existencia todo el peso

de su ira; sin embargo, por amor a nosotros, trajo perdón en la obra redentora del Señor Jesucristo. Él enseñó a sus discípulos y también a nosotros hoy: "No juzguéis, para que no

seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida

con que medís, os será medido"(versículos 1, 2). Aunque nuestro Padre celestial podía

juzgarnos, por amor no lo hizo (Cf. Hebreos 4: 12). Solamente Él tiene la prerrogativa de ser

juez, sin embargo en su infinita misericordia no lo hace porque conoce qué hay dentro del

corazón del ser humano (1 Samuel 16:7).

Ahora bien, lo que no perdemos es el privilegio de escoger entre lo bueno y lo malo. En tal

caso, si se requiere que hagamos un sano juzgamiento para no inclinarnos hacia la maldad (Apocalipsis 3:18).

Resulta interesante que haya quienes se quejan de lo duros que son los demás con ellos,

pero en su comportamiento no expresan el más mínimo asomo de misericordia. Por el contrario, sin insensibles (Cf. Marcos 4:24; Lucas 6:38; Mateo 18:23-35). Si usted condena el

hecho de que le ofendan, debe estar dispuesto y además, presto a perdonar al ofensor. No

olvide que podemos ser misericordiosos para con el ofensor sin por ello dejar de reconocer el

mal como tal, expresado en actitudes.

2.2.- ¿Acaso no cometemos errores?

¿No ha pensado que curiosamente nos resulta más fácil encontrar errores en los demás que reconocer los nuestros? Si nos proponemos descubrir las fallas de los demás, los hallaremos

por montones, pero y nosotros; ¿acaso no fallamos? La respuesta es sencilla: cuando se trata

de los demás, podemos juzgar, pero no nos gusta que nos juzguen. Ironías pero a la vez

injusticias de nuestra concepción de la vida.

En las Escrituras leemos que el Señor Jesucristo enseñó: "¿Y por qué miras la paja que

está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?¿O

cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo

tuyo? !!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para

sacar la paja del ojo de tu hermano." (versículos 3-5. Cf. Lucas 6:41)

La palabra paja proviene del griego kárfos que se refiere a una pizca o astillita de madera,

muy pequeña y que pese a ser diminuta, puede resultar muy incómoda en el globo ocular. En

el contexto de lo que dijo el amado Maestro, paja no es otra cosa que una falta menor, que

juzgamos duramente y desestimamos los enormes errores que cometemos, que es el contraste que se hace con viga del griego dokós, que traduce tronco o tablón de madera utilizado para

la construcción de una casa.

Ofrecernos a ayudar a otro con una "crítica constructiva" para ayudarle a cambiar, no es otra

cosa que una manifestación de hipocresía. Actuar así es testimoniar nuestra intolerancia. En

otras escenas del Evangelio, hallamos este tipo de comportamientos (Juan 8:3-11; Lucas 7:36-

39; Gálatas 6:1).

2.3.- Ocúpese en lo esencial (versículo 6).

Para avanzar hacia el final de esta Lección, resulta edificante leer lo que enseñó el Maestro

cuando dijo: "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen." (Versículo 6).

Nuestra prioridad no es enredarnos en los esquemas que traza el mundo, de señalar a los

demás, de no perdonar, de autojustificarse y de moverse alrededor de la antigua ley del Talión: "Ojo por ojo, diente por diente". En cuanto al término perlas tiene fundamento en el griego

margarit"s que en nuestro medio traduce margaritas para referirse a piedrecitas muy

pequeñas que, por su tamaño, podían confundirse con los granos utilizados en la alimentación

de los cerdos.


a.- ¿Qué enseña el Señor Jesucristo acerca de juzgar a los demás?

b.- ¿Cuál ha sido la disposición de Dios hacia usted y yo pese a que por nuestros pecados

merecemos ser juzgados con la máxima inflexibilidad posible?

c.- ¿Estamos llamados los cristianos a juzgar? Si no es así, ¿por qué?

d.- ¿El determinar si algo es bueno o malo no es a la vez juzgar?¿No es correcto que lo

hagamos?

e.- ¿De qué manera nos confronta la actitud dura y señaladora que asumimos con los

demás, frente a la misericordia que esperamos cuando cometemos un error?

f.- ¿Qué nos enseñan los siguientes pasajes Marcos 4:24; Lucas 6:38 y Mateo 18:23-35 acerca de la misericordia?

g.- ¿Qué diferencia encontramos entre paja y viga y qué quería expresar el Señor Jesús al

referirse a estos dos objetos?


Lunes: 1 Reyes 3:31-5

Martes: 1 Reyes 8:54-66

Miércoles: Ester 8:1-17

Jueves: Job 14:1-22; Viernes: Salmo 8:1-9

Sábado: Salmo 53:1-6

Domingo: Salmo 142:1-7.

-- Vigesima segunda Lección –

Una ley del Reino de los cielos: pedir y recibir

(Estudio en Mateo 7:7-12).

1.- Versículo para Memoriza

"Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. "(versículos 7, 8).


Si no recibimos milagros y grandes bendiciones de Dios, a las que tenemos derecho por la

obra amorosa y redentora del Señor Jesús en la cruz a favor nuestro, es porque no pedimos.

El pasaje objeto de estudio nos enseña acerca de

2.1.- Dios atiende nuestras peticiones (versículos 7, 8).

Si algo debemos reconocer es que nuestro amado Dios no desatiende las oraciones de su pueblo, y usted y yo somos eso: Su pueblo. El Señor Jesús enseñó: "Pedid, y se os dará;

buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que

busca, halla; y al que llama, se le abrirá." (versículos 7, 8).

El amado Maestro enseñó una de las leyes inmutables del Reino de los cielos: pedir y recibir.

Eso lo aprendemos en este pasaje. Por supuesto, el sujetarnos a tal legislación divina implica

una cuota de sacrificio en el creyente (Cf. Mateo 7:13, 14; Lucas 14:27-33). Los cristianos

están convocados a desenvolvernos alrededor de estas leyes (versículos 21-27) y desechar a los

líderes religiosos comunes hoy que enseñan doctrinas de error, entre las cuales se encuentra la de no perdonar y permitir que el corazón guarde resentimientos.

2.2.- Dios es un Padre misericordioso (versículos 9, 10).

Nada más apropiado para tocar nuestra sensibilidad, que hacernos reflexionar sobre qué

hacemos con nuestros hijos. ¿Nos preocupamos por proveer a sus necesidades o por el contrario somos insensibles? El amado Señor Jesús enseñó: "¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? "(versículos 9, 10)

Ahora, esta enseñanza de Jesús es probable que le lleve a reflexionar en dos elementos: el primero, ¿cómo es su relación con sus hijos?, y la segunda, ¿Qué actitudes asume como

padre?¿Es amoroso, misericordioso, comprensivo, tolerante? Es evidente que la lección de dar

lo mejor a nuestros hijos, es algo que tenemos que aprender de nuestro amado Creador

(Santiago 1:17), y vivenciarlo en nuestras relaciones interpersonales. Tenga presente siempre,

que Dios quiere para nosotros lo mejor.

2.3.- Dios, Padre pero nuestro más grande maestro (versículo 12).

El Maestro enseñó un principio ineludible y eficaz del Reino de los cielos: "Así que, todas

las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros

con ellos; porque esto es la ley y los profetas."(Versículo 12). Pregúntese, ¿espera de los

demás sólo el bien? Si es así, ¿cómo actúa usted con ellos? (Cf. 1 Juan 4:20; Mateo 25:31-46).

Los cristianos hemos escogido vivir conforme a las leyes del Reino de los cielos. Eso implica

que llevemos a la práctica el principio de amor al prójimo (Mateo 19: 16-19; 22: 39-40; Cf. 1

Juan 4: 21). Esa es la pequeña gran diferencia entre el cristianismo y los sistemas religiosos y

filosóficos imperantes en nuestro tiempo.

3.- Preguntas para reflexionar

a.- ¿Qué hace Dios o cómo responde ante las oraciones de Su pueblo?

b.- ¿Cuál es nuestra actitud cuando oramos?

c.- ¿Qué entiende por leyes del Reino de los cielos y cómo afectan nuestras vidas?

d.- ¿Por qué utilizó el Señor Jesús la figura de un padre de familia para referirse a la forma

como Dios responde a nuestras peticiones?

e.- Cuál es la ley del Reino de los cielos que aprendemos en el versículo 12?¿Cómo lo

aplicamos a nuestra vida diaria?


Lunes: Salmo 143:1-12 Martes: Proverbios 9:1-18

Miércoles: Proverbios 20:1-30; Jueves

Mateo: 7:15-20

Viernes: Mateo 10:34-39

Sábado: Mateo 18:15-22; Domingo: Lucas 12:13-21.

Caminando Con Jesus

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