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Cambio institucional, derechos de propiedad y productividad
en las comunidades campesinas <*> Daniel Cotlear
En muchos lugares de la sierra peruana, la comunidad tiene una gran influencia sobre la forma en que las familias organizan su producción. Durat.s te el último siglo ha habido un incremento muy grande de la población en comunidades, el mismo que, unido a la mayor comercialización de la producción campesina ocurrida en las últimas décadas, ha conducido a un gran aumento de la presión sobre la tierra. El proceso de cambio detonado por esto, conjuntamente con la difusión de la tecnología moderna, ha afectado diversos aspectos de la organización comunal. En este artículo sefíalaremos algunos de los vínculos entre la intensificación de la agricultura, la innovación institucional y el cambio tecnológico.
Nuestro argumento central es que el sistema comunal de producción fue un arreglo institucional eficiente mientras la tierra fue abundante y el trabajo fue relativamente escaso. El sistema permitió la existencia de procesos de producción caracterizados por una alta productividad del trabajo, pero
(*) Este artículo se basa en un capítulo de un ' libro mío actualmente en preparación (véase Cotlear 1988). Quiero agradecer valiosos comentarios recibidos a esta sección del libro de Bruno Kervyn, Marisol de la Cadena, David Lehmann y Miguel Jaramillo.
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ello fue obtenido al costo de una baja productividad de la tierra. Una vez que la presión por tierra se incrementó y la fuerza de trabajo se hizo abundante, hubo la necesidad de transformar el sistema, reemplazándolo por uno que proveyera incéntivos para obtener una mayor productividad de la tierra. Esto indujo al cambio institucional.
Las "instituciones" son los sistemas públicos de reglas que especifican ciertas formas de acción como permisibles, otras como prohibidas, y estipulan ciertas sanciones y defensas cuando las reglas se violan. Las instituciones regulan la conducta de las personas entre sí y en relación a sus propiedades, estableciendo las "reglas del juego" (Runge 1 984 : 807). Las instituciones son necesarias para coordinar la conducta y reducir la incertidumbre en el dominio de la interacción humana.
Una fuerte limitación de la teoría económica convencional en el análisis de situaciones tales como la que abordamos aquí es que asume a las instituciones -junto cqn la disponibilidad de recursos, tecnología y "gustos"como dadas exógenamente. Para explicar el desarrollo y la disolución de los sistemas comunales andinos de cultivo, necesitamos un planteamiento que endogenice el cambio institucional. La teoría de la Innovación Institucional Inducida propuesta por Hayami y Ruttan proporciona las herramientas necesarias. Ellos afirman que
"la anticipación de los logros latentes a ser conquistados por la superación del desequilibrio resultante de los cambios en la demanda del producto y el cambio tecnoló~ico, representa una inducción poderosa a la innovación institucional '(Ruttan y Hayami 1984 ).
ru, ,. Esta perspectiva sobre las fuentes de la demanda de un cambio insti-
tucional es similar a la opinión de Marx:
''En una cierta etapa de su desarrollo, las fuerzas productivas de la sociedad entran en conflicto con las relaciones de producción existentes o -lo que no es sino la expresión formal de lo mismo- con las relaciones de propiedad en cuyo seno han funcionado anteriormente. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas estas relaciones se transforman en sus trabas" (Marx 1971: 21 ).
La esencia del planteamiento es que la propiedad y el derecho de toma de decisiones son variables de elección económica. No son, pues, impuestas sobre un sistema económico desde el exterior, sino que se desarrollan al interior de ese sistema y están destinadas a cumplir funciones económicas específicas. El tema central de este artículo lo constituye la transformación de una característica vital de la institución comunal: el derecho de propiedad. Uno de los aspectos cruciales de los derechos de propiedad es su rol como mecanismos de coordinación social de la conducta individual; ellos especifican los derechos de alguien a usar determinados recursos en relación
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con otros. Furubotn y Pejovich han definido la noción de los derechos de propiedad de la siguiente forma :
" .. . los derechos de propiedad no se refieren a las relaciones entre el hombre y las cosas, sino, por el contrario , a las relaciones conductuales sancionadas entre los hombres, relaciones que surgen de la existencia de las cosas que los hombres usan. La asignación · de derechos de propiedad especifica las normas de conducta -en relación a las cosas- que cada uno y todos deben observar en sus interacciones con otras personas o el costo a pagar por no observarlas. El sistema prevaleciente de derechos de propiedad en la comunidad puede describirse , entonces, como un conjunto de relaciones económicas y sociales que definen la posición de cada individuo con respecto a la utilización de recursos escasos" (Furubotn y Pejovich 1972: 1139).
Los derechos de propiedad constituyen un mecanismo especial de conducción que induce a los agentes económicos a comportarse de cierta manera y a evitar comportarse de otra manera (Dahlman 1980: 3). En la literatura de la Innovación Inducida, los economistas estudian las características respecto a la obtención de eficiencia en los varios tipos de sistemas de derechos de propiedad. Los estudios muestran cómo, dependiendo del contexto particular, algunos tipos de sistemas de incentivos rinden un mejor resultado que otros. Seguiremos este planteamiento para explicar las fuerzas que condujeron al establecimiento del sistema de Descanso Regulado Comunalmente y a su posterior abolición ; para hacerlo de_bemos comprender los incentivos que este sistema proporciona.
Propondremos una hipótesis que tiene la ventaja de explicar el desarrollo del sistema de tenencia como resultado endógeno de los cambios en los sistemas de cultivo. El sistema de tenencia no se verá como una institución fijada por la ley o la tradición que actúa como contexto de las relaciones sociales y económicas, sino más bien como producto -ella misma- de fuerzas sociales y económicas.
Los economistas clásicos hacen una distinción entre tierra cultivada y tierra virgen. Es natural que , escribiendo en tiempos en que los colonos europeos estaban cultivando lenta y progresivamente tierra casi vacía, ellos enfatizaran la importancia de la tierra virgen. Plantearon una dicotomía entre la expansión de la producción en el "margen extensivo", por la creación de nuevos campos, por un lado, y a través del cultivo más intensivo de campos ya existentes, por el otro . Este-planteamiento puede ·ser una simplificación útil , pero es inadecuado para una teoría general del desarrollo agrícola. Según Boserup, la debilidad de este planteamiento clásico es más fácilmente comprensible si se recuerda que muchos tipos de agricultura no utilizan campos permanentes, sino que cambian los cultivos de parcela en parcela (Boserup 1965 ; Ruthemberg 1980). Este hecho es fundamental ya que de ahí se deduce que en los tipos primitivos de agricultura no existe una clara distinción en-
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tre tierra cultivada y tierra virgen, y que es igualmente imposible distinguir claramente entre la creación de nuevos campos y el cambio de métodos en los campos ya existentes. Esto conduce a dejar de lado la distinción entre campos cultivados y tierra virgen y a sugerir más bien que consideremos una serie de tipos de uso de tierra que fluctúan desde el caso extremo de tierra verdaderamente virgen, es decir, tierra que nunca se ha cultivado, pasando por tierra cultivada a intervalos cada vez menores, hasta esa parte del territorio en la cual se siembra un cultivo tan pronto como el anterior ha sido cose-chado. ·
De la misma manera, la dicotomía entre tierra "privada" y "comunal'' es una sobresimplificación de la realidad. También abandonaremos esta distinción y argumentaremos que existe un continuo en los derechos de propiedad, que va de un polo "puramente comunal" a otro "puramente privado". Se mostrará la existencia de fuertes lazos entre la intensidad de cultivo de la tierra y el establecimiento de derechos de propiedad.
Antes de seguir adelante, es preciso hacer una advertencia al lector. El autor es un economista, y tanto los historiadores como los antropólogos pueden sentir que la riqueza de los estudios sobre comunidades hechos en sus respectivas disciplinas· se pierde en este trabajo. Esto se debe en parte a las limitaciones que enfrenta un economista al entrar en terrenos ajenos a su disciplina, pero es también una necesidad: si no nos abstraemos de la complejidad del mundo real, será imposible distinguir lo que es esencial de lo que es secundario y no podremos entender las fuerzas que están transformando a las comunidades campesinas.
El artículo está organizado de la siguiente manera. En la primera sección, se describe la estructura institucional de las comunidades campesinas, explicando la forma en que ésta condiciona la actividad económica de las familias individuales que las componen. Una de las principales fuerzas que conducen a la formación y posterior transformación de las comunidades fue el colapso demográfico que siguió a la conquista española y la posterior expansión de los siglos XIX y XX. En la segunda sección se describen algunos detalles de esta evolución, que servirá como contexto para explicar las fuerzas que produjeron la transformación de las comunidades. En la tercera sección se describe brevemente la evolución de la estructura agraria del período colonial, explicando el lugar que las comunidades ocuparon a lo largo del período. La sección cuatro es una breve historia de la evolución de los derechos .de propiedad en las comunidades. Allí explicaremos la orientación hacia la privatización de las tierras agrícolas y enfatizaremos los vínculos que se dan entre la transformación del sistema de propiedad, la estructura física de la comunidad y la estructura institucional de la toma de decisiones. Las siguientes secciones intentan dar una explicación económica de las causas y efectos del proceso de transformación institucional. En la sección cinco se propone .una hipótesis que explica la evolución de los derechos de propiedad al interior de la comunidad. La sección seis analiza algunos efectos de largo plazo del proceso de
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privatización sobre la eficiencia productiva. En la sección siete se analizan algunas de las posibles implicancias distributivas del proceso. El artículo finaliza con una sección que resume las principales conclusiones alcanzadas.
J. LA ESTRUCTURA INSTITUCIONAL
Cualquier descripción de una comunidad "típica" implicará necesariamente simplificaciones tanto en relación a su transformación histórica como a las variaciones regionales. Reconocemos esta limitación, pero caracterizaremos una comunidad representativa con una serie de "hechos estilizados'' que capturan lo que consideramos esencial del sistema, tal como se encuentra hoy en día en las comunidades tradicionales . Las tres características esenciales están relacionadas con la estructura física, el sistema de derecho de propiedad y la estructura institucional de toma de decisiones.
La tierra se divide en cultivable y de pastoreo. La tierra cultivable está a su vez dividida en pequeñas parcelas; cada familia cultiva varias parcelas dispersas en un área mayor. El lugar de residencia se concentra en un pueblo, que está situado cerca a la mejor tierra, por lo general en la parte más baja. Es frecuente que al interior de los poblados existan pequeños huertos destinados a la producción de hortalizas.
La tierra puede dividirse en tres círculos concéntricos que rodean el poblado. El círculo más cercano a éste se cultiva en forma intensiva. En esta zona el cultivo se realiza casi todos los años, con períodos estacionales de descanso. En estos lotes se realiza una cantidad relativamente grande de trabajo en actividades de mejoramiento de la tierra, tales como abono, reparación de cercas o nivelación de terreno, en comparación con la pequeña cantidad de trabajo que se invierte en estas mismas actividades en el terreno situado a mayores distancias.
Las tierras del segundo círculo se ubican, por lo general, a una o dos horas de camino a pie desde el pueblo, cuando se cargan las herramientas e insumos para el trabajo. Están situadas principalmente en las faldas de los cerros que rodean el pueblo. Por lo general existen accidentes topográficos, tales como quebradas u hondonadas, que originan. divisiones en este círculo. En algunos casos, las divisiones naturales son complementadas por cercos de piedra hechos por los agricultores. Las zonas divididas suelen ser de un tamaño similar y comprenden una gran área. Sin embargo, cuando se cultivan, se puede distinguir un gran número de parcelas independientes. El número de divisiones varía de comunidad en comunidad, fluctuando con frecuencia entre seis y doce. Todos los años, dos o tres de estas grandes divisiones están cultivándose, mientras que las otras se dejan en descanso y se utilizan para pastoreo extensivo. Cada año, una de las divisiones cultivadas anteriormente se deja en descanso 'Y se cultiva una nueva división. Nos referiremos a aquellas divisiones a las que les toca ser cultivadas por su denominación española de "turno''( 1 ). En vista de que las autoridades de la comunidad regulan cuáles
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han de ser las divisiones que, cada año, han de dejarse en descanso y cuáles han de cultivarse, nos referiremos al sistema del segundo círculo como ''descanso regulado comunalmente" (DRC). El círculo interno es, usualmente , mucho más pequeño que el círculo intermedio, ocupando una superficie equivalente quizás a una décima parte del terreno mantenido bajo el DRC. No obstante, tal como lo explicaremos luego, existe una tendencia a la expansión del círculo interno hacia las tierras del círculo intermedio.
La existencia del DRC ha sido documentada para una gran banda de los Andes centrales por Orlove y Godoy (1986). Ellos pudieron reunir información de 51 comunidades en el centro y sur del Perú y en el oeste de Bolivia, situadas entre 1 Oº 20' S y 18° 50' S. El rango de alturas de las tierras de DRC en estas comunidades va de 2400 a 4200 m.s .n.m. El rango de precipitación pluvial es de 300 a 1270 milímetros por año. Los autores subrayan que no puede identificarse el DRC con la producción de papa pues hay pro-ducción campesina de papa fuera del rango de latitudes donde se observa el DRC y porque en las tierras de DRC se siembra también una variedad de otros cultivos.
El tercer círculo de las comunidades está mucho más alejado del poblado y se usa exclusivamente para el pastoreo. Suele estar constituido por las tierras más altas (por encima de los 4,000 metros sobre el nivel del mar) o por terrenos pantanosos y sin drenaje. La proporción de tierra de este círculo varía según la disponibilidad de tierras con estas características.
El sistema de propiedad combina y sobrepone la propiedad privada con la propiedad comunal. Las parcelas de tierra cultivada son propiedad privada de las diferentes familias (con restricciones comunales en su uso que explicaremos más adelante), mientras que las pasturas pertenecen al conjunto de familias . En el círculo externo, todos los miembros de la comunidad tienen el derecho de pastorear su ganado. Algunas veces hay reglas formales en relación al número de animales que pueden ser pastoreados, pero casi nunca son obedecidas(2 ). En el círculo intermedio, la tierra que se está cultivando es privada mientras dura el cultivo. Luego de la cosecha y durante el descanso, los derechos de propiedad de una familia quedan "en suspenso" y todos los miembros de la comunidad tienen el derecho de utilizar los rastrojos y los pastos de cualquier parcela para alimentar a sus animales. En otras palabras, en el círculo intermedio, donde prevalece el DRC, las tierras de propiedad privada se convierten en área de pastoreo colectivo cuando la comunidad designa un "turno'' particular para el descanso . Mientras las tierras del círculo más distante son las más comunales, las del círculo interno son las más privatizadas. El D RC no se aplica en esta zona y cada familia decide qué y cuándo cultivar con poca interferencia por parte de la comunidad(3 ). Son raros los títulos legales de propiedad y, cuando existen, usualmente cubren solamente una parte del terreno en el círculo interno; las transacciones comerciales relacionadas con la propiedad de la tierra están restringidas mayormente a ese terreno.
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En relación a la estructura institucional de la toma de decisiones, se ha hallado que ciertas decisiones se toman privadamente en tanto que otras, colectivamente. Bajo las condiciones actuales, quizás la decisión más importante que se toma colectivamente sea el número y la elección de los "turnos" que las familias pueden cultivar cada año. Adicionalmente, en la zona del DRC existen reglas de cultivo que limitan las decisiones privadas, tales como la elección comunal de una fecha para la cosecha, luego de la cual se permite que los animales pastoreen en los campos. En la práctica, esta regla limita la elección de cultivos al agricultor individual y conduce a una cierta homogeneidad en la rotación de cultivos. Las decisiones comunales pueden, asimismo, afectar el uso de los recursos comunes por parte de familias particulares, así como la organización de trabajos comunales, tales como el mantenimiento de canales de regadío o de carreteras, o la construcción y reparación de la iglesia del pueblo. La comunidad puede exigir a sus miembros contribuciones en mano de obra para la construcción y mantenimiento de obras públicas y para servicio en cargos públicos, pero por lo regular no puede imponer tributos en dinero o especies. Las contribuciones en mano de obra son en la actualidad muy pequeñas. Una encuesta halló que en Antapampa las familias contribuyen 11.1 días de mano de obra adulta al año, esto ·es, menos del 1.So/o de su disponibilidad de mano de obra adulta residente (Gonzales 1984: 111 ). En consecuencia, el grado de influencia de la comunidad sobre las decisiones productivas de las familias individuales depende principalmente de la existencia del sistema de descanso regulado comunalmente ( !)RC) en la tie"a cultivable y del cumplimiento de las reglas relacionadas con el uso de los recursos comunes. Por tanto, en este artículo centraremos nuestro interés en la evolución del DRC y el proceso de privatización de la tierra. En vista de la gran importancia del DRC, distinguiremos comunidades "tradicionales" y comunidades "modernas", según mant~ngan o no el sistema.
2. LA EVOLUCION DEMOGRAFICA
Con la conquista vino el colapso demográfico: de alrededor de nueve millones de habitantes que pudo haber existido en el Perú en tiempos de la llegada de los españoles, en los cincuenta años siguientes, la población cayó a poco menos de un millón de indígenas, y medio siglo después quedaron apenas unos 600 mil. El colapso fue más fuerte en la costa . A partir de una población original que, según muchos estimados, era por lo menos tan numerosa como la de la sierra, la población indígena de la costa fue reducida a números insignificantes. Con pocas excepciones, la población nativa desapareció, siendo reemplazada parcialmente por europeos y africanos. La caída fue igualmente severa en las partes bajas de la sierra norte. La zona de la sierra propiamente dicha (del Callejón de Huaylas al lago Titicaca) también ingresó a la espiral de la caída demográfica, pero de forma menos severa. En la sierra , luego de los primeros cincuenta años, la población había sido reducida a un
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tercio o a la cuarta parte de su tamaño inicial, y cincuenta años después era solamente un sexto del tamaño que llegó a tener en el período de pre-conquista( 4 ). La caída de la población continuó en el Perú por un largo período, que no terminó hasta luego de la gran epidemia de 1 719 (Sánchez Albornoz 1984 ).
La población permaneció luego relativamente estable por alrededor de un siglo, creció lentamente a fines del siglo XVIII y principios del XIX, y desde entonces aceleró su crecimiento. En 1850, la población total era todavía menor a dos millones; en 1900 había casi duplicado este tamaño y en los siguientes cincuenta años casi se triplicó nuevamente (Sánchez Albornoz y Moreno 1968: 197). Solamente hacia mediados de este siglo, cuando la tasa de crecimiento poblacional llegó a niveles nunca antes logrados, se alcanzó el tamaño de la población pre-conquista en la sierra. El'segundo tercio de este siglo ha sido testigo de una fuerte emigración de la sierra: de cada cuatro individuos nacidos en esta región entre 1940 y 1981, tres emigraron; sin embargo, en ese mismo período la poblaciónrural de la región creció en 41 o/o.
La baja densidad poblacional en la sierra posterior a la conquista y su lenta evolución se reflejaron en los métodos de reclutamiento de mano de obra para la economía moderna de la costa. En el período colonial se importaron esclavos negros. En el siglo XIX, la mano de obra contratada se trajo del Asia. Luego, en el mismo siglo esto se complementó con el "enganche'' , un sistema por el cual a los campesinos de la sierra los reclutaban en sus propios poblados, mediante un adelanto de salarios con el fin de motivarlos a migrar durante los meses de baja actividad agrícola. Este sistema desapareció para el reclutamiento de cortadores de caña recién a inicios de la década de 1960, cuando los hacendados finalmente consiguieron establecer un proletariado permanente en las haciendas costeñas (Scott 1976: 336).
Una característica crucial del período durante el cual se establecieron las comunidades andinas fue la abundancia de tierra en relación con la cantidad de mano de obra. Más adelante explicaremos cómo esto fue un factor determinante en la evolución de la estructura agraria en .términos de la forma~ ción de haciendas y de cbmunidades indígenas. En particular se verá que la forma de organización de las comunidades es apropiada para una economía abundante en tierras. Asimismo, se verá cómo el veloz crecimiento de lapoblación en el último siglo, junto con la creciente comercialización de la agricultura campesina, fueron los principales factores que condujeron a la transformación de las instituciones comunales. Una vez que cesaron las condiciones bajo las cuales había evolucionado el ordenamiento institucional original, se desarrolló la necesidad de una innovación institucional.
3. LA EVOLUC/ON DE LA ESTRUCTURA AGRARIA
El desarrollo de las haciendas del Perú dependió de la dinámica de la población y de la demanda de producción(5). Los trabajos más recientes
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muestran que contra lo que constituía la creencia usual de la década de 1950, las grandes haciendas de la sierra no fueron heredadas de los tiempos colonia· les, ni fueron manejadas principalmente como símbolos improductivos de status (Keith 1970: 3440). El colapso demográfico del período colonial inicial facilitó la concentración de la tierra a través de dones reales y de transacciones comerciales, pero, al mismo tiempo, la falta de una fuerza de trabajo condujo en muchos casos a la demora en la formación de las haciendas.
La mayor parte de las grandes haciendas de la sierra se formaron recién durante el boom de la lana a fines del siglo XIX. En ese momento, la población había crecido y la tierra ya no era tan abundante como antes. Las haciendas crecieron mucho apropiándose de la tierra de las comunidades vecinas en un episodio doloroso y a menudo violento que reforzó en las comunidades la tendencia hacia la escasez de tierra causada por factores demográficos.
Trabajos recientes han mostrado, asimismo, que la visión prevaleciente en los años cincuenta había exagerado la importancia cuantitativa de las haciendas en los Andes. Caballero ha estimado que, en lo que puede ser su período de mayor expansión, éstas ocupaban alrededor del 200/0 de la mano de obra de la sierra; a lo más, la mitad de la tierra total (incluyendo pasturas) y una proporción mucho menor de la tierra cultivable (Caballero 1981 ). Informaciones correspondientes al período anterior a la reforma agraria de 1969 muestran que la mitad de la tierra total estaba en predios de más de 50 hectáreas, pero que solamente el 200/0 de la tierra cultivable estaba en grandes ·propiedades(6 ). La última información disponible (correspondiente a 1972) ha mostrado que en la actualidad la sierra está ocupada principalmente por pequeños propietarios: el 90ó/o de las propiedades tiene menos de diez hectáreas y comprenden aproximadamente el 650/0 de la tierra(7). La mayoría de estos agricultores eran familias campesinas agrupadas en comunidades campesinas(8).
4. LA EVOLUCION DE LOS DERECHOS DE PROPIEDAD EN LAS COMUNIDADES
Durante el período colonial, los principales conceptos sobre la propiedad de la tierra se basaban en la idea de que toda pertenecía a la corona. Estas posesiones se entregaron a los españoles, a la Iglesia y a comunidades indígenas. La tierra no fue entregada a indígenas individuales, sino a comunidades indígenas; una cierta cantidad de esta tierra comunal fue luego adjudicada temporalmente a un indígena para su uso en la producción agrícola. Si bien era frecuente la existencia de una serie de instituciones de ayuda mutua , la producción agrícola era asumida privadamente por cada familia. El ganado era de propiedad privada de las familias individuales, pero se pastoreaba en tierras comunales a las cuales solamente tenían acceso miembros de la comunidad. Si bien a un indígena se le adjudicaba una parcela de terreno desuco-
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munidad , ésta no tenía la calidad de propiedad privada permanente. Esta política continuó hasta la época de la guerra de la Independencia (Adams 1959 : 18).
Luego de un Decreto Real , el Virrey Toledo estableció que las tierras comunales en las reducciones deberían ser redistribuidas cada tres años (Adams 1959: ·16). La tierra pertenecía a la comunidad y debería ser redistribuida periódicamente entre las familias miembros en proporción al número de sus componentes. Las evidencias halladas en algunas fuentes sugieren que en algunos lugares estas redistribuciones periódicas eran simplemente confirmaciones rituales de los· derechos de un individuo sobre parcelas que tenía anteriormente, con pequeños reajustes para incorporar a las nuevas parejas y los cambios en el tamaño de la familia(9). Sin embargo, en otras regiones ocurrieron redistribuciones frecuentes. Existen evidencias de que incluso en la década de 1950 existían redistribuciones periódicas de la tierra. Estas redistribuciones estaban vinculadas con el inicio del cultivo de zonas comunales que habían estado en descanso por períodos prolongados (turnos)(} 0). El mismo funcionario de la comunidad que estaba a cargo de decidir las zonas en las cuales se cultivaría , repartía la tierra para las familias individuales . El derecho al usufructo de estas parcelas permanecería en la familia individual durante los años en que la tierra estaba en uso. Una vez que la tierra entraba en descanso -normalmente luego de dos o tres años- todos los derechos sobre la totalidad de las parcelas revertían a la comunidad y la tierra se usaba como pastura comunal. Bajo este sistema, las familias no adquirían derechos específicos sobre determinadas parcelas de tierra, pero tenían un derecho general como miembros de la comunidad a quienes, cada año, se asignaba tierra suficiente para la subsistencia. Es probable que el sistema de redistribuciones periódicas se estableciera en regiones con abundante tierra de baja calidad, donde la comunidad cultivaba cada dos o tres años en las faldas de un cerro diferente , regresando a la misma parcela solamente luego de largos períodos, y donde ésta se cultivaba solamente unas pocas veces por generación. Hay pocas evidencias que sugieran que la tierra más intensamente usada y de mejor calidad cambiase de mano con esta frecuencia. El patrón común fue que la mayor parte se cultivaba bajo un régimen de descanso regulado comunalmente, que incluía largos períodos de descanso; las áreas que se encontraban en esta situación estaban abiertas para pastoreo comunal. La comunidad decidía cuáles áreas podían ser cultivadas y cuáles tenían que permanecer en des-canso.
La Independencia del Perú frente a España trajo un cambio en el status legal de las comunidades. El decreto de Bolívar de 1824 removió la inalienabilidad de que gozaban bajo la legislación colonial, aboliendo el sistema de tenencia comunal y decretando que las tierras comunales deberían ser distribuidas entre los cabezas de familia, incluyendo el derecho a venta . Si bien se dieron particiones de facto de la tierra en muchos lugares durante el período colonial, parece claro que la nueva legislación aceleró los procesos legales de
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privatización de algunas de las tierras comunales. La mayor parte de las evidencias sugieren, no obstante, que la mayoría de las particiones ocurrieron a fines del siglo XIX y prtncipios del XX. Si bien la nueva legislación aceleró la partición y privatización, es posible que algunos autores hayan exagerado sus efectos(l l ). Así, en algunos lugares una parte de la tierra ''comunal'' ya había sido privatizada de facto antes de que la legislación entrara en vigor, y la privatización continuó incluso luego de que el Presidente Leguía incorporara en la Constitución de 1920 una serie de artículos intentando prohibir más particiones de tierras comunales. La ley jugó solamente un rol secundario en relación a estos cambios, tal como lo muestra el hecho de que hoy en día la mayor parte de la . propiedad privada no tiene títulos legales(l 2 ). La privatización fue facilitada por la legislación de Bolívar, pero las fuerzas que condujeron a ella fueron más profundas y se basaron en la presión creciente por la tierra. La mayoría de autores que han estudiado la privatización de la tierra en comunidades específicas utilizando un~ . perspectiva de largo plazo, la vinculan con el rápido·crecimientó de' la población(l 3). Hubo presiones adicionales sobre la tierra a partir de la pérdida de territo1ios comunales a través de la expansión de las haciendas. En el siglo XX, la presión se hizo aun mayor debido a la comercialización creciente de la agricultura campesina.
A principios del siglo XIX, en muchos lugares la densidad poblacional era aún baja y la tierra era todavía abundante. Más aún, el caos que prevaleció en . las décadas posteriores a la independencia significó que , aunque el tributo indígena no fue. inmediatamente abolido, a menudo rio era cobrado eficientemente, y muchos campesinos regresaron a la pequeña producción para la subsistencia, disminuyendo así la presión por la tierra . Existen evidencias numerosas que demuestran que en las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras décadas de este siglo se dio un intenso proceso de privatización de la tierra. Cotler (1959 : 41-50) describe cómo es que durante el período 1900-1935, en San Lorenzo de Quinti -sierra de Lima- las comunidades ''vendieron'' la tierra a sus propios miembros. La mayor parte de las veces estas tierras ya eran de usufructo privado, pero los derechos de propiedad -que incluían el uso de la tierra, la herencia y el derecho a venta- se formalizaron recién entonces. En muchas partes de la región andina se hallan procesos similares; EOr ejemplo, en Huanec en 1888 y l 908 (Castro Pozo 194 7), en Muquiyauyo en 1904 (Adams 1959), en Acolla a inicios del siglo XX (Mallon 1983 ), diversas comunidades de la zona de Huarochirí y en una isla del lago Titicaca a principios de siglo (Matos et al. 1958; Matos 1964; Tshópik 1946) y en diversas comunidades del valle de Chancay durante las primeras décadas de este
. siglo (Matos 197 6 ). Por ló general sucedía que luego de la formalización de los derechos de propiedad privada -que usualmente consistía en la emisión
· de documentos legales- en un sector, éste era retirado del sistema de descanso comunalmente regulado y los propietarios eran libres para cultivar con algunas restricciones comunales.
La privatización se daba progresivamente, por zonas, en una comuni-
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dad. La mejor tierra siempre era la primera en repartirse. En una segunda etapa se privatizarían turnos específicos o parte de éstos. Cuando esto ocurría, la tierra podía ser formalmente retirada del sistema del DRC. Degregori y Golte describen cómo en la comunidad de Pacaraos, luego del aumento de la población en el siglo XIX hubo un esfuerzo concertado para hacer asequibles las tierras que habían sido abandonadas en el período colonial inicial. Posteriores aumentos en la población condujeron a particiones formales de la tierra . En 1902 tuvo lugar la primera partición de tierras irrigadas. Le siguieron diversas parcelaciones, siempre en'áreas irrigadas, hasta que todas ellas fueron privatizadas en 1933. Recién en 1954 se iniciaron las particiones formales de tierras no irrigadas. A inicios de la década de 1950, casi el 900/0 de la tierra seguía siendo "comunal"; ésta estaba bajo el sistema de DRC, donde el derecho de usufructo era normalmente ratificado para cada familia, cada vez que el turno ingresaba al cultivo. En 1936 y 1958 hubo casos probatorios que demostraron que la comunidad era capaz de intervenir en el usufructo de estas tierras. En ambos años, grupos de jóvenes comuneros protestaron porque no había tierra disponible para ellos y pudieron obligar a la comunidad a acordar una nueva partición de tierra. La nueva partición se realizó alternando a los comuneros viejos y jóvenes para lograr una mayor equidad en la distribución de los lotes(l 4).
Desde entonces, por décadas. o incluso por siglos, en muchos pueblos coexistieron diversos sistemas de propiedad de la tierra y en muchas comunidades aún coexisten hoy en día. En la mayor parte de las actuales comunidades, la única tierra comuna] es la pastura( 15 ). Cuando la tierra comenzó a escasear, los derechos de propiedad tendieron a una mayor privatización. Esto implica dos procesos diferentes, pero estrechamente relacionados. El primero se refiere al desarrollo de los derechos de usufructo y transferencia de la tierra (por herencia, alquiler o venta). El segundo es la crecienle independencia del campesinado en relación a la toma de decisiones concernientes al usufructo de la tierra. En este sentido, la privatización implica una mayor libertad para decidir cómo, cuándo y bajo qué condiciones se utilizará la tierra(l 6). El término "propiedad" no ha evolucionado como un concepto dicotómico en el que la tierra es o privada o comunal.. Por el contrario, los derechos de propiedad han pasado por una serie de diversas etapas donde ambos aspectos han evolucionado simultáneamente. En cada etapa, los derechos al usufructo y a la transferencia de este derecho son más sólidos y las reglas menos restrictivas.
La mayor parte de la tierra privada de las comunidades no ha sido privatizada formalmente; hay pocos documentos legales para la mayor parte de la tierra y no existen registros legales para ella. Cuando existen documentos legales, generalmente el grado de interferencia comunal sobre los derechos al usufructo de la tierra es menor; en el caso de que no existan, los derechos de propiedad se establecen a través del reconocimiento comunal del derecho de una familia a cultivar una determinada parcelai Esto es común parti-
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cularmente para la tierra de los turnos ; en este caso, si la familia no recultiva una determinada parcela luego del lapso de un período normal de descanso, puede perder su derecho a ella. El autor ha observado turnos recientemente iniciados en Accha, Cusco, donde las familias que no podían cultivar un lote lo araban levemente, marcando una "X" en la parcela. Asimismo, las invasiones de tierras de haciendas en la década de 1970 ocurrieron usualmente en el período de siembra. Los campesinos sentían que la invasión y la arada inmediata de la tierra les daban mayores derechos a reclamarla.
Las principales características de la historia de la evolución de los derechos de propiedad en las comunidades andinas se pueden resumir de la siguiente manera. La forma original de propiedad de la tierra era comunal; las familias comuneras tenían derecho a cultivar y pastorear en el área de la comunidad y todos los no comuneros eran excluidos de tales derechos. Cada familia tenía un derecho general a que se le asigne periódicamente tierra "fresca" para el cultivo. Las familias retenían derechos exclusivos sobre parcelas específicas solamente mientras durara el ciclo de cultivo; estos derechos se perdían cuando la tierra entraba nuevamente en descanso. El sistema se estableció luego de ocurrido el colapso demográfico; con éste, la tierra se había hecho abundante y se abandonó el cultivo de tierra de baja calidad. Asimismo, en este período no se hicieron grandes trabajos de mejoramiento de tierras. En vista . de que las comunidades tenían abundante tierra a su disposición, una familia de comuneros no tenía ningún interés particular en regresar precisamente a la misma parcela que había cultivado en una ocasión anterior. En estas condiciones, la familia que necesitaba una parcela simplemente debía hallar una adecuada, o la asamblea comunal o la autoridad competente le deberían asignar una. Esto se haría independientemente de quién había cultivado antes determinadas parcelas. Bajo condiciones de abundancia de tierras, solamente era importante el derecho a cultivar en las tierras comunales. No había incentivos para obtener derechos sobre parcelas particulares, salvo tal vez para la mejor tierra, cuya cantidad era mucho más limitada.
La base del sistema original fue la abundancia de tierra. La creciente presión sobre ella fue lo que condujo al cambio. Cuando las parcelas comenzaron a escasear, los comuneros deseaban recultivar una parcela determinada antes de que el período normal de descanso hubiese terminado o prolongar el cultivo de otra por un año más que el usualmente reglamentado. Cada año ingresaba al cultivo una fracción mayor de tierra; la comunidad regresaba a los mismos "turnos" más frecuentemente y la tierra más pobre fue destinándose crecientemente al cultivo. En estas condiciones, se hizo cada vez más difícil hallar parcelas de la mejor tierra que no hubieran sido ya tomadas por alguna otra familia. Cada familia se apegó más a la parcela que había estado cultivando en ocasiones anteriores. De esta manera, bajo la creciente presión por mejores tierras, el período de descanso se redujo y los comuneros se hicieron más concientes de la necesidad de desarrollar derechos especiales sobre parcelas particulares( 17 ). Desde entonces, el desarrollo de derechos informales
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de propiedad siguió rápidamente al incremento de la intensidad de cultivo de la tierra.
El apego de familias individuales a determinadas parcelas se hizo cada vez más importante con la disminución gradual del período de descanso y la reducción de la parte del territorio que no se había usado para cultivo. La creciente escasez condujo al cultivo más frecuente de la tierra; esto permitió, a su vez, que se mantuvieran las "huellas de cultivos anteriores", tanto bajo la forma de límites físicos entre las pequeñas parcelas sin cercar (a menudo rocas u ondulaciones de terreno), como fuertemente en la memoria de los vecinos, que podían recordar haber pre.senciado cómo anteriormente una familia había cultivado una determinada parcela. Esto sería imposible si un turno fuese cultivado solamente una o dos veces en una generación( 18 ).
5. EL SISTEMA DE DESCANSO REGULADO COMUNALMENTE Y LA PRODUCTIVIDAD: UNA HIPOTESIS DE INTERPRETACION
Nuestra hipótesis es que el sistema de descanso regulado comunalmente es una forma eficiente de organización para comunidades donde l{l tie"a es relativamente abundante y la mano de obra, relativamente escasa. El sistema productivo constituyó una producción mixta de cultivos y ganado. Estos se requerían no sólo para obtener una producción variada y disponible para el consumo, el intercambio y el ahorro, sino también en razón de las numerosas interacciones productivas que existen entre estas dos actividades (por ejemplo, se requiere animales para el transporte, para producir estiércol, para el arado, etc.). La tierra era relativamente abundante con respecto a la mano de obra, por lo que un sistema eficiente de organización debería conducir a una alta productividad del trabajo; en vista de la abundancia relativa de la tierra, el rendimiento podría permanecer a bajos niveles. Estas condiciones de producción mixta y alta productividad de la mano de obra se lograron por: (a) pastoreo del ganado en pasturas naturales (este sistema tiene un requerimiento menor de mano de obra y mayor de tierra en comparación con alternativas tales como la producción de forraje o el cultivo de pastos), y (b) cultivo de la tierra que ha sido mantenida en descanso por largos períodos; este sistema implicaba que varias parcelas tendrían que ser dejadas en descanso para cultivos futuros por cada parcela que ha sido cultivada en un determinado año, y que son innecesarias las prácticas intensivas en mano de obra para restaurar el nivel de fertilidad de una parcela.
La razón principal por la cual el sistema de DRC evolucionó, en lugar de un sistema privado de fincas independientes, es la diferencia en el tamaño óptimo de tierra para la agricultura y la ganadería. Los requerimientos de mano de obra en el pastoreo se reducen cuando se le destinan grandes extensiones. Las zonas de pastoreo se denominan frecuentemente "echadero'' o "botadero''; es decir, la zona en la cual simplemente se "arrojan" los animales. En el caso de grandes extensiones, los animales son simplemente dejados
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libremente; por el contrario, el pastoreo en pequefias parcelas requiere cuidar a los animales activamente para evitar el peligro de dafios en cultivos vecinos. A diferencia de la ganadería, en la producción agrícola no se obtienen economías de escala aumentando el tamafio de una parcela a unidades mayores que la correspondiente a un día de labor de un equipo de trabajo(l 9). Es más, las familias prefieren dividir su producción agrícola en parcelas separadas, buscando condiciones naturales que favorezcan una producción diversificada y una dispersión de parcelas que reduzca el riesgo de que la producción sea dafiada por condiciones atmosféricas. Por ello, en la agricultura no existe ningún incentivo para tener grandes campos destinados al cultivo y hay en cambio una marcada preferencia por parcelas fragmentadas. El DRC permite cambiar la configuración del territorio durante su período de uso para actividades agrícolas, en la misma área de terreno.
En resumen, había necesidad de un sistema institucional que permitiera altos niveles de productividad de mano de obra en la producción de cultivos y ganado. El pastoreo de ganado requiere grandes extensiones de terreno y la agricultura, pequefias parcelas dispersas que tienen que ser dejadas en descanso por largos períodos. Nuestra hipótesis es que para cubrir estas condiciones se desarrolló el sistema de Descanso Regulado Comunalmente. Ellas no se habrían obtenido en predios independientes consolidados, donde el tamafio de cada uno de ellos sería demasiado pequefio para obtener una economía de escala en el pastoreo y donde no se habría logrado la dispersión de lotes deseada en la agricultura(20).
Los acontecimientos históricos descritos anteriormente muestran cómo los derechos de propiedad fueron, originalmente, de una naturaleza general -el derecho a recibir algún terreno-, pero, a medida que aumentaba la presión sobre la tierra, evolucionaron hacia derechos específicos sobre parcelas particulares. En este punto, aún prevalecía el intercalamiento de cultivos con largos períodos de pastoreo, pero con la mayor presión sobre la tierra, una parte de ésta fue sacada del DRC, haciéndose más privatizada. Por otro lado, la intensidad de cultivo en algunos de los turnos se aumentó a través de un cultivo más frecuente. En cada etapa del proceso de transformación, los campos elegidos en primer lugar para cultivos más frecuentes están entre los relativamente adecuados para el siguiente paso en el desarrollo hacia patrones más intensivos de uso de la tierra.
Un observador que analiza un corte transversal del territorio de una · comunidad podría inclinarse a interpretarlo en términos de una teoría geográfica estática de uso de la tierra. Diversos autores se han visto tentados a explicar los diferentes tipos de uso de la tierra como adaptaciones estáticas a diferencias en las condiciones naturales, en vista de que, al parecer, cada parte del territorio de la comunidad se usa en la forma más adecuada(2 l ). Algunos autores han relacionado los diferentes sistemas de cultivo hallados en las comunidades tradicionales (privatizados y en descanso de tumos colectivos) con diferencias en la calidad de la tierra, lo que, a menudo, se ve claramente
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por simple inspección(22). La tierra privatizada suele estar a menor altitud, protegida de las heladas; con frecuencia es menos empinada que la tierra de los turnos y la calidad del suelo es mejor. Esto proporciona, aparentemente, alguna base para una teoría ecológica de la determinación de sistemas de cultivo.
La hipótesis de que el sistema del DRC ha sido establecido como una forma de adaptación a la ecología de los Andes ha sido examinada utilizando tests empíricos meticulosos por Orlove y Godoy (1986). La hipótesis ecologista básica es que los descansos, acompañados de los depósitos de bosta de los animales que pastan en las tierras en descanso, son esenciales para la regeneración de la tierra. Más específicamente, las ventajas de los descansos son las siguientes. Primero, al reducirse la proporción de tiempo en que la tierra está descubierta de su capa vegetal, el descanso protege el suelo contra la erosión causada por el correr del agua. Segundo, los pastos que crecen durante el descanso tienen raíces hondas que pueden absorber nutrientes que son devueltos a la capa superficial del suelo durante la preparación de la tierra. Tercero, existen beneficios agronómicos al incorporar la materia orgánica de los pastos en la tierra. Cuarto, los suelos se benefiéian con los excrementos de los animales que pastan sobre ellos. Por último, los descansos contribuyen a reducir las pérdidas en la producción de tubérculos causadas por los nemátodes, pues las poblaciones de nemátodes se debilitan cuando carecen del alimento que les brindan las raíces de la papa.
Orlove y Godoy no encuentran suficiente evidencia para probar la hipótesis ecologista. Utilizando una muestra de 42 comunidades donde se aplica el DRC encuentran que el período de descanso es en promedio suficiente como para permitir el mantenimiento de los niveles de 'nutrientes y la estructura física del suelo, pero en 9 de las 42 comunidades, el período de descanso es insuficiente. Al examinar el problema en mayor detalle, plantean una hipótesis derivada que afirma que, de ser cierta la hipótesis ecologista , entonces a mayor altura debieran haber descansos más prolongados debid_o a que los beneficios del descanso son más lentos a mayores alturas, puesto que la menor temperatura reduce el crecimiento de las plantas y la actividad de los microorganismos. El análisis empírico, sin embargo, muestra que estas relaciones no se dan en la realidad. Los autores explican estos resultados sugiriendo que la presión demográfica y la comercialización pueden haber empujado los sistemas de DRC a una menor adaptación ecológica. Esta explicación se ilustra con información diacrónica obtenida en algunas comunidades.
En muchos aspectos, la teoría ecologista que asigna características inmutables al uso de la tierra debidas a límites fijos e intangibles de su capacidad productiva, está errada. En primer lugar, el sistema de .DRC comparte muchas características con otros sistemas que se han visto cambiar, en particular, con el Sistema de Campo Abierto que predominó en Inglaterra en el Medievo y que era similar al D RC en la alternancia del uso de la tierra . Este sistema fue abólido con la introducción de los cercamientos (enclosures). En
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los siglos XV y XVI, esto dio como resultado la transformación de campos cultivables abiertos y de pasturas comunes en pasturas privadas. El segundo movimiento del mismo tipo, en el siglo XVIII, implicó la conversión de tierra arable manejada comunalmente en unidades operadas privadamente. Hoy en día existe acuerdo en que hubo un aumento sustancial de la productividad de la tierra asociado a ese movimiento y que el cultivo se intensificó cuando se diseñaron cercamientos para propósitos agrícolas (Postan 1972; Parker y Jones 1975; McCloskey 1975; Thirsk 1967; Dahlman 1980). Asimismo, existen evidencias contemporáneas que demuestran que los sistemas similares al D RC también existieron en Africa y que la intensificación ocurrió ahí incluso en décadas recientes (Ruthemberg 1980: 76; Dumont 1966: 66; Savonnet 1970: 34).
Por otro lado, las cifras globales para la sierra del Perú también muestran una clara tendencia hacia la intensificación del uso de la tierra. Por ejemplo, la proporción de tierra cultivable en descanso cayó de 41 o/o en 1964 a 330/0 en 1971 (23 ). Esto demuestra, una vez más, que el uso de la tierra es más maleable que lo que podría sugerir una perspectiva ecológica rígida.
La evidencia histórica de las comunidades campesinas también demuestra que es errada la teoría ecológica estática sobre el uso de la tierra , teoría que ignora la influencia del hombre en la transformación de las características de ésta. Muchas de las diferencias en calidad no son naturales, sino hechas por el hombre. Por lo general, el ''círculo interno" de tierra que rodea al pueblo es la mejor tierra de la comunidad y, en la mayoría de los casos, la ubicación del pueblo ha sido elegida por esta razón. No obstante, la diferencia en la calidad de la tierra se ha visto acentuada por la acción del hombre: gran parte del sistema de irrigación es construido por él; la calidad del suelo es mejorada por un abonamiento más frecuente, así como por la protección más cuidadosa contra la erosión producida por el agua; la tierra se hace más llana por medio del terrajeo e incluso la .protección contra las heladas depende en ocasiones de las defensas hechas por el hombre, tales como la siembra de una hilera de árboles. Los inc{:ntivos para invertir en estas mejoras son mayores cuando la tierra se cultiva más frecuentemente . El retorno a las inversiones en mejoras del terreno en una propiedad usada intensamente es mayor que en las tierras comunales o que en las que se encuentran bajo el DRC, por lo que también se invertirá mayor cantidad de mano de obra en esta tierra. Esto implica que la correlación observada entre la calidad de la tierra y la intensidad del cultivo no se debe solamente a una causalidad de la primera a la segunda. La mayor intensidad del cultivo también conduce a mejoras en la calidad de la tierra.
El planteamiento ecologista señala que las características de la tierra determinan la intensidad "técnicamente posible'' del cultivo. No obstante, las evidencias históricas sugieren que, en los Andes, el sistema de cultivo está fuertemente influenciado por el patrón de asentamiento humano y por los cambios que éste experimenta. La comunidad suele ser un asentamiento nu-
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cleado; la intensidad del cultivo disminuye en círculos concéntricos desde las huertas domésticas adyacentes a las casas hasta los campos dispersos y perif éricos. Con el uso de tecnologías tradicionales, la fertilidad se ha mantenido en las áreas cercanas a la vivienda, debido al uso de desechos de las casas y de los excrementos del ganado. En el círculo más distante, la fertilidad se mantiene a través de largos períodos de descanso. Las distancias al círculo intermedio de DRC son largas y los caminos son dificultosos. Esto implica que el viaje ocupa una gran proporción del trabajo de un día. Cuando se decide sobre la asignación de mano de obra entre las parcelas distantes y las parcelas cercanas, el costo del viaje se convierte en un elemento considerable. Incluso si no hubiera diferencias en la calidad de la tierra, las ganancias por un día de trabajo en las parcelas distantes serían menores debido a que en el viaje se invierte una gran proporción del tiempo. Por lo tanto, si se destina mano de obra entre parcelas de tal forma que se uniformice la productividad marginal del trabajo, se destinará a las parcelas distantes una cantidad menor de ésta. Una forma de hacerlo es introduciendo prácticas menos intensivas en mano de obra para el cultivo de las parcelas más distantes(24 ). La forma más importante de reducir la intensidad de la mano de obra en la producción es, no obstante, dejando la tierra en períodos prolongados de descanso. Este procedimiento permite al suelo recuperar su fertilidad por medio de procesos naturales sin ningún gasto de mano de obra y, por tanto, origina un mayor retorno para la mano de obra que se utiliza en el cultivo(25).
Uno de los acontecimientos que, a menudo, ha transformado el uso de la tierra en el sistema de círculos, ha sido el cambio en el patrón de asentamiento humano, que altera el costo del transporte hacia las zonas más remotas de las comunidades. El proceso ha consistido generalmente en el establecimiento de nuevos caseríos ("anexos") en las zonas altas de la comunidad, donde el cultivo es menos intensivo. Estos nuevos poblados se originan, a menudo, a partir de residencia,s provisionales de familias de la comunidad principal que durante algunos meses del afio llevan el ganado a las zonas más remotas de ésta. Cuando la población aumenta, los asentamientos suelen hacerse más permanentes: éstos se componen de las familias con menos tierras en la comunidad y que inicialmente se especializan como pastores al cuidado de los rebaños de los comuneros de las tierras bajas. La agricultura se confina, inicialmente, a huertos cercanos a las chozas. En muchos casos, estas estancias han aumentado de tamaño, y se desarrolla un conflicto entre los pobladores de las zonas altas y los de las zonas bajas, en el cual los primeros quieren excluir a los segundos del uso de los recursos. de sus zonas, en tanto que los últimos siguen exigiendo acceso a las pasturas y derecho a la tierra de los turnos en los cuales se han establecido los nuevos pobladores. A menudo, los pobladores altinos han logrado salir victoriosos del conflicto y han restringido a los pobladores de las zonas bajas el ingreso a sus tierras. Un caso de éstos, documentado por Samaniego, describe cómo, poco después de que el anexo obtuvo su independencia, se aumentó bruscamente la intensidad del
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cultivo del terreno que anteriormente apenas se cultivaba: " . . . las autoridades de Ahuac otorgaron licencias para convertir la pastura comunal en tierra de cultivo •privado y más o menos dos tercios de las tierras ... fueron así transformadas" (Samaniego 1978 : 61 ).
En muchos casos, los anexos recientemente independizados se convirtieron en comunidades y establecieron el sistema de DRC en sus tierras. En vista de la gran discrepancia que existe entre las 614 reducciones originales de la época colonial y las aproximadamente 4500 comunidades, reconocidas oficialmente y no reconocidas, de hoy en día, parece claro que un gran número de ellas son escisiones de las originales(26). Cuando se toman en cuenta los costos del transporte hasta el terreno, es fácil comprender que la partición de la comunidad responde a fuerzas económicas. En la sierra centro y sur, el patrón de asentamiento humano ocurre en una forma concentrada(27). Bajo estas condiciones, en la medida en que la población crece, incluso con tierra abundante, el costo de transporte hacia el terreno será mayor. La división del pueblo permitirá acercar físicamente a los trabajadores hacia su tierra, reduciendo costos de mano de obra. Por tanto, luego de la partición y con el mismo esfuerzo humano, la producción se puede aumentar de una forma importante.
Nuestro argumento central ha sido que la presión sobre la tierra es la principal fuerza que conduce al cambio institucional. En muchos casos, ella ha llevado al aceleramiento de la rotación de los "turnos". Cada turno ha sido cultivado con mayor frecuencia y durante un período más prolongado; las huellas de cultivos anteriores ya no se _perdían y se convertían más bien en marcas permanentes que identificaban las parcelas a las que cada familia regresaría cada vez que se cultivara el turno. La primera forma de cambio institucional fue el desarrollo de estos derechos de propiedad informal. Los derechos consuetudinarios de propiedad privada sólo se pueden mantener ahí donde existan huellas de cultivos anteriores. En consecuencia, los derechos privados solamente se pueden desarrollar allí donde la intensidad del cultivo es lo suficientemente elevada como para dejar señales permanentes.
La rotación sectorial no puede ser acelerada indefinidamente. Una vez que el período de descanso se ha reducido al tiempo mínimo que permita la recuperación de los niveles normales de fertilidad a través de mecanismos naturales, una mayor reducción del período de descanso iniciará una tendencia hacia la erosión y la pérdida de fertilidad. Esto se puede compensar con prácticas intensivas en mano de obra, pero en este punto es posible que los costos que implica la coordinación de un DRC altamente preciso sean mucho más altos que los beneficios obtenidos en un descanso comunal corto: de ahí el abandono del D RC en algunas zonas. Las preguntas que surgen de inmediato son: ¿Por qué este cambio está más difundido en unas zonas que en otras? ¿Por qué el DRC ha sido totalmente disuelto en algunas comunidades, mientras sigue siendo obligatorio en la mayor parte de la tierra de otras comunidades? Hay dos razones que explica~ estas diferencias. La primera es que la pre-
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sión sobre la tierra varía de un lugar a otro. En algunas zonas, la disponibilidad original de tierra era mayor o se había perdido menos tierra por causas externas, tales como las haciendas. Asimismo , el crecimiento de la población ha sido diferente en las diversas zonas debido a una serie de razones, entre las cuales la migración es prominente. Una fuente principal de diferencia relacionada con la presión sobre la tierra es la referida a la comercialización de la producción agrícola. Allí donde ha alcanzado un alto grado -generalmente cerca a los mercados urbanos-, la presión sobre la tierra puede ser considerablemente mayor que en las zonas donde la producción agrícola sigue siendo principalmente una actividad de autoconsumo, independientemente de la densidad de la población.
El segundo factor que explica los diversos desarrollos hallados en diferentes áreas es la adopción de la tecnología moderna . El punto crucial es que el aumento de la intensidad de cultivo implica una reducción del período de descanso , y a partir de ahí las funciones de descanso tendrán que ser sustituidas por otras fuentes. En la agricultura, el descanso sirve para diversos propósitos, de los cuales algunos de los más importantes son : impedir el agotamiento de la fertilidad del suelo, reducir el crecimiento de malas hierbas y limitar la diseminación de enfermedades de las plantas. Estos objetivos también pueden lograrse con el uso de fertilizantes químicos, herbicidas y pesticidas. En otras palabras, los insumos industriales pueden sustituir el descanso y, de hecho, así sucede en la agricultura de alta tecnología. .
Sin embargo, los insumos químicos no son el único sustituto para el descanso: la proliferación de malas hierbas puede impedirse con una deshierba constante; los parásitos se pueden sacar a mano de cada planta atacada o ésta misma se puede arrancar ; asimismo, existen pesticidas tradicionales basados en el uso de hierbas especiales(28). La fertilidad del suelo se puede preservar aplicando abono y materia vegetal o a través de la introducción de prácticas que reduzcan los efectos de la erosión.
Así, hay tres formas de enfrentar el problema: 1) el descanso; 2) la aplicación de insumos industriales; y 3) el uso de prácticas intensivas en mano de obra. Haciendo uso de las cifras globales a nivel nacional, Boserup ( 1981) ha demostrado, utilizando una muestra de países, que la intensidad del cultivo aumenta con el nivel tecnológico y con la densidad de la población. Los países con un alto nivel tecnológico usan menos descanso que los países cuyos niveles tecnológicos son menores y que tienen densidad poblacional similar. La explicación principal es que en los primeros está mucho más difundido el uso de los químicos industriales. También _está demostrado que en los países densamente poblados, en todos los niveles tecnológicos, predomina el cultivo anual o el multicultivo (Boserup 1981 : 20).
A partir de este argumento surge la siguiente pregunta: si se puede obtener una mayor producción a partir de una cantidad fija de tierra reduciendo el período de descanso con el uso de técnicas tradicionales, ¿por qué es necesario, para cambiar el sistema, esperar hasta que la presión sobre la
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tierra aumente? Si se puede obtener una producción mayor, ¿no sería preferible el sistema de cultivo intensivo, independientemente de cuál sea la presión sobre la tierra? La respuesta es que este sistema producirá altos rendimientos por hectárea, pero a costa de una menor producción por hora de trabajo. En vista de las ganancias menores de la mano de obra en una determinada zona, los cambios en el rendimiento por hectárea y en el producto promedio por trabajador -con una cantidad fija de tierra- se mueven en direcciones opuestas. En consecuencia, si la tierra es abundante se preferirá el sistema menos intensivo; cuando la presión de la tierra aumente, se elegirá el sistema más intensivo de producción y la misma cantidad de tierra rendirá una producción capaz de alimentar a más personas, pero los trabajadores tendrán que trabajar más horas por día y más días por año para producir el mismo producto per cápita que habían obtenido antes con un esfuerzo menor(29).
Esto todavía nos deja abierta la pregunta de por qué la introducción de la tecnología moderna podría precipitar el cambio institucional. La respuesta es que el uso de fertilizantes químicos permite que la intensidad del cultivo aumente de forma tal que incremente la productividad de la tierra y del trabajo(30). Más aún , esto puede lograrse incluso a niveles relativamente bajos de uso de mano de obra por hectárea.
El abandono total del DRC se ha hallado más comúnmente en las cercanías de los grandes centros urbanos. Hay tres factores que explican por qué esto ocurre así. En primer lugar, los menores costos de transporte han conducido a una participación más temprana en el mercado, así como a un alto grado de comercialización de la producción. La producción campesina en las cercanías de las grandes ciudades ya no está destinada al consumo para la subsistencia y enfrenta una demanda elástica que ha elevado la presión sobre la tierra. En segundo lugar, hoy en día el cambio del DRC a cultivos más intensivos está relacionado , generalmente, con la introducción de insumos químicos modernos : la disponibilidad de éstos es más alta en las cercanías de las ciudades. Asimismo, a mayores distancias, los precios relativos de la tierra y de la mano de obra en relación a los de los insumos modernos hacen menos favorable la adopción de éstos, ya que los costos de transporte aumentan para los insumos modernos y los de los insumos tradicionales tienden a caer. Por último, la difusión de insumos modernos es más rápida allí donde se dispone de infraestructura de apoyo , y ésta se halla más comúnmente en los alrededores de las ciudades. Allí donde es más común la existencia de carreteras locales que facilitan el transporte al campo, es más probable que existan instalaciones para almacenamiento y más fácil obtener crédito con bajos costos de tramitación, los servicios de extensión son más comunes y de mejor calidad y los niveles de educación son más altos.
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6. EFECTOS DE LARGO PLAZO DE LA PRIVA TIZACION SOBRE LA PRODUCTIVIDAD
¿Cuáles son las consecuencias del abandono del sistema DRC para el desarrollo? La privatización de la tierra se origina en una situación de presión creciente sobre la misma. Surge de una tendencia a aumentar la intensidad del cultivo, para reasignar más tierra de uso en pastoreo extensivo hacia un uso más intensivo en la producción agrícola. ¿Implica este cambio un aumento de la productividad de la tierra? Se podría utilizar el razonamiento de "preferencias reveladas'' para argumentar que si las familias individuales escogieran aumentar la intensidad del cultivo de su tierra , podrían elegir racionalmente hacerlo solamente si el cambio de tierra de pastoreo en tierra agrícola fuera rentable y, en una situación de escasez de tierras, este cambio implicara un aumento en la productividad de la misma(31 ). Aunque no disponemos de medidas precisas de la ganancia potencial proveniente del cultivo más intensivo de la tierra , la información existente sugiere que ella es muy grande. Por ejemplo, las estadísticas globales disponibles para la sierra muestran que el valor bruto de la producción por hectárea es casi quince veces mayor en producción agrícola que en crianza animal(3 2 ). Esta comparación, sin em bargo, debe ser considerada sólo indicativa dadas las diferencias en calidad existentes entre las tierras destinadas a los dos usos.
Cualquier incremento a -corto plazo observado o cualquier comparación estática como la descrita anteriormente subestimarán las ganancias a largo plazo del cambio de sistema. El abandono del DRC y la privatización total de la tierra introducen dos factores cruciales que cambian las tendencias de largo plazo. El primero es que el nuevo sistema proporciona más incentivos para una adopción más rápida y extendida de la tecnología moderna. El segundo factor que tiene implicancias de largo plazo consiste en que la tendencia establecida hacia la erosión de la tierra debida al sobrepastoreo de pasturas comunales y a la falta de incentivos para la inversión en mejoramiento de tierra en las tierras comunales, se revierte. El mecanismo preciso de este proceso se explica en los siguientes párrafos.
a) Cambio tecnológico
Hemos señalado anteriormente que la introducción de la tecnología moderna es un factor que acelera el cambio en el sistema de cultivos. La relación de causalidad entre el cambio tecnológico y el cambio institucional corre en ambas direcciones, ya que este último también tiene el efecto de reforzar la adopción de tecnología moderna. Aquí delinearemos brevemente la forma en la cual esto ocurre, resumiendo algunas de las conclusiones de pruebas empíricas discutidas en otro lugar (Cotlear 1988: caps. VII y VIII).
La adopción de nuevas tecnologías por parte de las familias campesinas ocurre por etapas. En las primeras etapas se usa solamente pequeñas can-
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tidades de insumos químicos; es recién en etapas posteriores cuando se da el uso de innovaciones biológicas junto con un uso intensivo de fertilizantes químicos. En las etapas iniciales, el rendimiento por hectárea se incrementa muy levemente, pero la producción total de la finca aumenta en forma consi-, derable, principalmente porque el uso de fertilizantes está asociado a la reducción del período de descanso de la tierra, en otras palabras a una elevación en la intensidad del cultivo . Al limitar el aumento en esta intensidad de cultivo, el sistema de DRC reduce el incentivo para adoptar fertilizantes químicos en las tierras de turnos. Esta es una razón para la diferencia ya observada entre la tierra privatizada y la tierra de turno en lo que se refiere al uso de fertilizantes químicos.
Este efecto desincentivador del DRC sobre la adopción de la tecnología moderna se combina con el hecho de que hay costos de aprendizaje del uso de nuevas tecnologías. En vista de que las ganancias económicas de la in~ versión en aprendizaje son proporcionales a la cantidad de tierra en que se usan las nuevas tecnologías, la falta de incentivo para usar fertilizantes en los turnos puede reducir el incentivo para el aprendizaje y, en consecuencia, también afectará el uso de nuevas tecnologías en las tierras privatizadas.
La homogeneidad de los procesos de producción hallados bajo el DRC no es simplemente una cuestión de intensidad de cultivo y de patrones de rotación. Al fijar el calendario agrícola, éste afecta a otras decisiones, tales como el momento adecuado para la aplicación de los insumos, el tipo de prácticas y el número de deshierbas o de terrajeos. Incluso la elección de las variedades de un cultivo está restringida a .aquellas cuyo período de maduración corresponda a las reglas comunales.
La homogeneidad de la producción en el DRC se basa en el uso de "mejores prácticas", que, bajo la tecnología tradicional, han sido probadas a través de muchas generaciones. La tecnología moderna no es simplemente nueva, sino que está cambiando constantemente conforme se introduce nuevos insumos en el mercado. El descubrimiento de la mejor manera de tomar ventaja de la nueva tecnología requiere mucho de prueba y error. Más aún, con un rango mayor de elección, las "mejores prácticas" pueden ser diferentes para parcelas diferentes o para las necesidades de familias diferentes. Por ello, la adecuación a la nueva tecnología ocurrirá en diferentes direcciones y, en vista de que las tecnologías modernas están en constante cambio, este proceso continuará indefinidamente. En estas condiciones, las reglas del DRC son una traba que limita la flexibilidad requerida para la producción.
Algunos de los autores que han escrito sobre el proceso de disolución del DRC no han comprendido las fuerzas que conducen a este proceso y las nuevas posibilidades que éste abre. Por ejemplo, luego de presentar una excelente descripción del proceso de intensificación de la agricultura y de describir diversas formas alternativas en las cuales el DRC se ha disuelto en lascomunidades de la región del Mantaro, Mayer no sólo no reconoce las fuerzas que conducen a la privatización y el rol de la tecnología moderna en este
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proceso, sino que incluso llega a decir que:
" ... la efectividad del trabajo de extensión puede verse robustecida en estos sistemas (de DRC), donde se siembran grandes áreas con el mismo cultivo y al mismo tiempo y donde, por tanto, existen posibilidades de efectuar un control coordinado y una fertilización adeéuada. En estas situaciones . .. aquellos aspectos (de la tecnología) que forman parte del dominio comunal deben tratarse a ese nivel de forma similar a una campaña electoral ; esto es , convenciendo a todos los intereses divergentes al interior de la comunidad" (Mayer 1981: 78).
Además de ignorar las inmensas dificultades en el manejo de un servicio de extensión que estas actividades implicarían, este argumento obvia el punto más general que explica por qué el DRC restringe la adopción de nuevas tecnologías. El DRC implica la imposición de regulaciones rígidas que permitan la coordinación eficiente de productores individuales con procesos de producción muy similares; es decir, con intensidades, rotaciones de cultivo y técnicas similares para el cultivo de cada producto. Por el contrario, la introducción de la tecnología moderna conduce a un período de transición con una mayor diferenciación de los procesos de producción. Una vez que se introduce la tecnología moderna, la coordinación ya no se puede basar en la repetición individual de los mismos procesos de producción, ya que ellos difieren entre una y otra familia , al menos hasta que un nuevo equilibrio económico y tecnológico sea obtenido .
b) Erosión de la tierra
La propiedad comunal de las pasturas en una comunidad sobrepoblada y desarticulada no proporciona los incentivos para la conservación de la tierra a largo plazo. Parte de los logros del abandono del DRC se han obtenido retirando la tierra de lo que se ha convertido en una forma ineficiente de pastoreo. En momentos en que la tierra era abundante , el pastoreo común era un sistema eficiente; daba a los miembros de la comunidad acceso a las abundantes pasturas sin tener que enfrentar los altos costos que implica la definición y administración de la propiedad privada en el campo. Asimismo, los derechos de pastoreo comunal proporcionan una defensa útil contra la incertidumbre ambiental donde las lluvias -más que la tierra- son un recurso escaso. Cuando las precipitaciones son variables, en lugar de demarcar el campo y esperar que la lluvia caiga en su propia parcela, la gente puede preferir un sistema que le permita trasladar su ganado de una zona a otra(33 ). En vista del incremento de la población y de la pérdida de cohesión social de la comunidad, el pastoreo comunal ha conducido al sobrepastoreo y, a la larga , esto causa erosión y reduce la capacidad de carga de la pastura , así como los efectos benéficos del descanso para la producción agrícola .
En una zona de pastoreo de una determinada extensión y con una
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determinada productividad de pastos, el producto por animal dependerá del número de animales en pastoreo. Si la tierra es abundante, la producción por animal estará al máximo. Si se añade ganado a un canchón de pastos, bajará el producto por animal(34) . El problema potencial con el pastoreo cQmunal es que, cuando las familias de una comunidad tienen acceso irrestricto a las pasturas comunales, el número de animales por hectárea tenderá a ser mayor y el producto por animal será más bajo que si la tierra de pastoreo fuese privada; asimismo, el producto total tenderá a ser menor(35).
El pastoreo comunal irrestricto puede conducir, a corto plazo, a ineficiencias en la producción; es decir, el producto total es menor que el que se puede lograr con los mismos insumos totales. Es necesario señalar que el problema reside en la falta de restricciones. Formas altamente institucionalizadas de pastoreo comunal pueden traer resultados que se aproximen a los del pastoreo individual. La organización comunal podría restringir el tipo, edad y cantidad de ganado de cada familia, así como la duración del pastoreo. Asimismo, se puede pedir a las familias que contribuyan, con diversos insumos, a la mantención o mejoramiento de la pastura comunal. El problema es que la debilidad de la organización comunal implica que la comunidad es incapaz de hacer cumplir las reglas de este tipo(36). El sobrepastoreo en las comunidades ha llegado a un alto nivel; en 1972, la cantidad de ganado por hectárea de pastura fue cinco veces mayor en las zonas campesinas que en las grandes haciendas e incluso los expertos técnicos consideran que la densidad hallada en estas últimas es innecesariamente grande(37).
La restricción individual que se re.queriría para evitar el sobrepastoreo podría provenir de una combinación de cooperación individual con presión social. Los incentivos para la cooperación pueden ser altos en un poblado tradicional si los beneficios de hacer trampa en el corto plazo fueran menores que el costo social impuesto a quienes violen las reglas. Una vez que el ganado a comunidad alcanza el máximo nivel de soportabilidad de la tierra, para evita l sobrepastoreo, cualquier incremento en la población comunal tendría que e tar acompañado por una reducción en la cantidad de ganado promedio por familia. Esto implica que, en la medida en que la población crece, también debería aumentar la presión sobre el individuo. Los cambios que han ocurrido en las comunidades durante las décadas de alto crecimiento poblacional han · hecho que esta restricción sea difícil de cumplir. El efecto de la presión social se ha hecho menos poderoso en la medida en que la comercialización, el desarro}\o de los medios de comunicación y la mayor movilidad espacial cambian los pesos relativos que los individuos asignan a sus diferentes fuentes de gratificación, haciendo que la importancia relativa de la consideración social de los conciudadanos sea menos apreciada que la satisfacción obtenida por el consumo privado. También se han debilitado los mecanismos para la presión formal a cooperar, ya que la comunidad ya no puede suspender a un individuo sus derechos a tener acceso a la tierra , y en vista de que los tribunales y la policía pocas veces se comprometerán a
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hacer que las reglas comunales se cumplan. A largo plazo, el sobrepastoreo puede conducir a problemas de degra
dación de pasturas y erosión de suelo, en la medida en que los altos niveles de carga llevan al dominio de una vegetación más pobre o dejan poca vegetación para proteger el suelo de las laderas frente a las lluvias. Esto se hace más serio por el hecho de que no existen trabajos comunales para la mantención de las pasturas. Dado el pastoreo comunal, con muchos propietarios que tienen un pequeño número de cabezas en pastoreo en las tierras comunales, no resulta económicamente atractivo para ninguna persona individual el invertir en insumos para mejorar las pasturas. Los beneficios de estos insumos se distribuirían entre todos aquellos que usen la tierra mejorada, mientras el costo recaería sobre un solo inversionista .
Los insumos y prácticas de mejoramiento de pasturas toman muchas formas, que incluyen conservación de forraje, drenaje, abastecimiento de agua potable, remoción de flora inferior y cercado para permitir el pastoreo y la fertilización rotativa. Una práctica de particular importancia es el abstenerse de usar la tierra de pastoreo en épocas inapropiadas. El momento y la densidad de carga de los pastos afectan enormemente la productividad de los mismos. Si éstos son utilizados fuertemente durante las estaciones de crecimiento lento, las especies valiosas que crecen durante estas estaciones serán exterminadas y la pastura se verá poblada por especies menos valiosas que crecen durante la estación de crecimiento fuerte, ct1ando hay un exceso de pastura; esto conduce a la degradación de las pasturas (Crotty 1980). En décadas recientes, una hierba de baja calidad (kikuyo) ha llegado a dominar las pasturas en las alturas medias de los Andes (2,000-4,000 metros); pareciera que éste es el resultado del sobrepastoreo en esas zonas. Si se deja sin pastorear parte de la tierra durante la época de crecimiento, la pradera resultante puede conservarse y utilizarse como forraje durante la estación seca, cuando éste adquiere un valor mayor. Bajo condiciones de pastoreo comunal, la familia individual no puede esperar sacar ganancias de la abstención de pastoreo en la tierra mejorada; racionalmente, el principio que guía al individuo que opera en tierra de pastoreo comunal donde no existen restricciones, debe ser: lo que no se pastorea se pierde. Si la familia individual mantiene a su ganado fuera de los pastos comunales con el fin de conservar especies valiosas o forraje para la estación de descanso, los pastos que este ganado no ha consumido alimentarán al ganado de otras personas.
La estructura de incentivos es tal que se dará una tendencia a la subinversión en las tierras comunes. Es probable que los propietarios de ganado inviertan mucho más mano de .obra y capital en mejoras de sus propias tierras que en la aplicación de insumos para mejorar la calidad de la pastura de las tierras comunes. Posiblemente, algunos de estos trabajos -que también pueden tener efectos sobre la productividad agrícola de una parcela- se hagan en las parcelas de los turnos en mayor medida que en las tierras de pastoreo permanente, ya que las familias individuales tendrán un incentivo para
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invertir en las parcelas que usarán cuando el turno ingrese a la producción agrícola. No obstante, solamente en aquellos años en que la tierra esté en cultivo se obtendrán ganancias provenientes de las inversiones en estas parcelas. Esto reduce su rentabilidad y conduce a la subinversión en estas zonas y a la sobreinversión relativa en las parcelas totalmente privadas(38).
c) Efectos negativos que la privatización tiene s<Jbre la eficiencia
Es posible que luego de la privatización existan algunos efectos negativos sobre la productividad, así como existen los efectos positivos mencionados anteriormente. Uno de estos efectos negativos es que, a corto plazo, hasta que el stock total de ganado se reajuste a la menor cantidad de tierra de pastoreo comunal y el forraje cultivado se haga más común, el grado de sobrepastoreo aumentará en las pasturas comunes. Este efecto de corto plazo puede hacerse permanente si se atraviesa el límite de resistencia de la tierra comunal, llevándola a un punto de erosión en el que ya no es posible la recuperación.
Se ha observado un alto grado de fragmentación en la agricultura andina. En algunas zonas se ha hallado un promedio de cuarenta parcelas por familia , bajo cultivo simultáneo (Figueroa 1984: 16 ). Esta fragmentación corresponde en parte a una actitud contra el riesgo, ya que los campesinos prefieren sembrar en varias parcelas para reducir la probabilidad de cosechas catastróficas. En ciertas parcelas las condiciones pueden ser adversas, pero la posibilidad de que eso ocurra en todas es menor que en el caso de sembrar sólo en algunas de ellas(39). A menudo cada familia tendrá, en un turno, diversas parcelas, que siembra cuando el turno está en actividad. Si el número deseado de parcelas está en cultivo mientras el sistema de turnos está en acción, una vez que se abandona el DRC tal vez la fragmentación puede hacerse de pronto demasiado grande. Cada año habrá mucho más parcelas disponibles para el cultivo, situadas a una distancia cada vez mayor entre unas y otras; este patrón puede mantenerse por un largo período, hasta que cambien los patrones de herencia y se desarrolle un mercado para la tierra, permitiendo a las familias consolidar su tenencia de tierra en el número deseado de parcelas.
Tal como se ha explicado anteriormente, las familias de las comuni·dades andinas establecen sus derechos de propiedad sobre la tierra usándola en la producción de cultivos. En vista de la falta de títulos formales , los derechos al cultivo deben ejercerse con alguna regularidad con el fin de evitar posibles pérdidas o apropiación por parte de otra familia . Una consecuencia negativa posible del término de los turnos es que algunas familias pueden verse obligadas, por necesidad, a establecer sus derechos de propiedad cultivando una mayor extensión de terreno del que elegirían en otras condiciones. Esto podría conducir a ineficiencias de muchos tipos. Por ejemplo, si las familia s enfrentan una restricción de capital, se verán obligadas a distribuir una canti-
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Es probable que la distribución de las ganancias provenientes de la ,atización sea desigual. Esto ocurrirá en vista de que las familias tienen di-
1erentes ingresos y riqueza, así como diferentes extensiones de tierras; estas diferencias también existen en sus contactos con los agentes externos que pueden generar cambios tecnológicos y comercialización de su producción, así como en la educación y calificación de sus miembros. También difieren en la forma en que destinan su mano de obra, ya sea en la comunidad o en la migración ( estacional y a largo plazo) y, en muchos casos, en sus aspiraciones -que se reflejan en sus preferencias entre mano de obra y descánsO- y en sus actitudes hacia la migración de los hijos. Estas diferencias implican que, incluso si la presión sobre la tierra se siente por todos los miembros de la comunidad, no existirá consenso respecto a la forma de privatización. .
La privatización informal al interior del sistema de D RC ha conducido a la existencia de una distribución desigual de la tierra en cada turno; algunas familias tienen más tierra que otras y, por tanto , obtendrían más ganancias si esa tierra fuera privatizada . Pueden haber diferencias importantes en la calidad de la tierra de un turno, y las familias con mejor calidad de tierra tendrán un interés mayor en la privatización. Las familias con tierra abundante pueden, por otro lado, tener poco interés en un turno particular, en comparación con los incentivos que enfrentan las que tienen pocas tierras.
Una razón importante para las diferentes preferencias relacionadas con la incorporación de la tierra en cultivos más intensos son las diversas inclinaciones a comprar y a usar insumos químicos. Las diferencias en los factores socio-económicos tales como la disponibilidad de tierras o los bienes y las di-
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f erencias en la educación formal , o en relación a contactos de extensión y acceso a crédito, son algunos de los factores que influyen en la adopción de insumos químicos(40). La mayor parte de las familias que aumentan la intensidad de cultivo de sus tierras lo hacen con el uso de fertilizantes químicos. Por tanto, aquellas familias que tienen una posición favorable a la adopción de la tecnología moderna tenderán a estar entre las que están a favor de la privatización total de la tierra.
La oposición a la privatización de un turno surgirá en vista de que ésta reduce la disponibilidad de la propiedad comunal. Todas las familias dependerían más de sus propios recursos y menos de la propiedad común . Aquellos con menos recursos privados sufrirán más, ya que ganarán poco excluyendo a otros de sus terrenos privados y, por otro lado , perderán al ser excluidos de la tierra que anteriormente era comunal. En segundo lugar, privatizar la propia tierra con el fin de sacar los beneficios implicará darle un uso agrícola más intensivo. Adicionalmente, los efectos negativos de la privatización descritos en la sección anterior serán más dañinos para algunos. Por ejemplo, las familias más pobres pueden preferir la migración estacional , pero, en vista de que no hay títulos de propiedad para gran parte de las tierras y de que los derechos de propiedad tienen que ser restablecidos por el uso constante, se verán obligados a aumentar la intensidad del cultivo y a destinar a la agricultura más recursos que los que desearían invertir. Finalmente, entre quienes se oponen a la privatización se puede hallar a los parientes de migrantes, que no sólo sienten que han resuelto su problema de mano de obra excedente, sino que, con el dinero que les envían sus parientes, están acumulando ahorros para luego convertirlos en ganado y necesitan, por lo tanto, más pasturas( 41 ).
En el pasado, la fortaleza de la organización comunal para decretar, hacer cumplir las reglas e imponer formas de conducta social y económica, se basaba en la dependencia de las familias individuales frente a la comunidad para obtener acceso a la tierra . En la medipa en que aumentaban los derechos de propiedad privada, la comunidad iba perdiendo progresivamente la mayor parte de su capacidad de organización efectiva. Ahora es menos capaz de movilizar mano de obra, establecer impuestos y -lo que es muy importanteobligar a que se cumplan sus reglas relacionadas con el uso de la tierra que aún sigue siendo de uso común. Por ejemplo, las comunidades son, al parecer, incapaces de limitar el número de animales por familia que se permite pastorear en las tierras comunes o incluso de imponer un pago por el pasto-reo.
A pesar de esta incapacidad de la comunidad para hacer cumplir sus reglas, el DRC se respeta ahí donde todavía existe. Lo que hace que los campesinos dejen de sembrar en las tierras en descanso no es tanto la legislación comunal como el riesgo de ver que los animales destruyan sus cultivos. Incluso si ellos pudieran hallar al culpable, no pueden reclamar una compensación al dueño pe los animales que han causado el daño en parcelas cultivadas en
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un área destinada al pastoreo. El cultivo bajo estas condiciones requiere cercar las parcelas, pero, sin consolidación, éstas son, por lo general, demasiado pequeñas como para constituir una empresa económica. Por tanto , el sistema de DRC puede permanecer incluso cuando la organización comunal está debilitada ya que el sistema está defendido por la acción espontánea, tomada sin necesidad de la participación activa de la organización comunal. Para privatizar un turno debe haber un grupo de gente capaz de ocupar un gran bloque de tierra del turno por propiedad o alquiler. En estas circunstancias, la ''oposición pasiva" a la privatización no funcionará, ya que habrá poca pastura en las cercanías de este terreno; por lo tanto, se llevarán pocos animales a esta área y se reducirá el riesgo de que los animales ingresen a parcelas cultivadas. Asimísmo, los derechos por compensación se establecerán a favor de los agricultores(42).
Es probable que en las comunidades la desigualdad aumente luego de la privatización. Los ricos se beneficiarán más de una mayor disponibilidad de tierra para el cultivo; asimismo , es posible que también sean más capaces de sacar provecho de la agitación propia del período de transición para obtener tierras por medios ilegales. La red de seguridad contra la pobreza disminuye con la reducción del tamaño de la propiedad comunal. Mientras ésta exista, cada miembro de la comunidad tiene el derecho a usarla; una vez que ella se privatiza, esta seguridad mínima deja de existir o es menor y más disputada y, por tanto , se convierte· en un recurso menos efectivo al cual recurrir en caso de necesidad. Esto puede aumentar la desigualdad no sólo porque los pobres pueden hacerse más pobres, sino también porque serán empujados hacia el mercado de mano de obra. Esto haría más fácil que los más ricos recluten mano de obra y podría bajar los salarios. Si el pobre se hace más pobre o si queda en mejores condiciones dependerá de los efectos subsecuentes que la privatización tenga sobre la productividad agrícola: si ésta aumenta lo suficiente, sus ingresos por empleo propio y asalariado también pueden aumentar.
8. CONCLUSIONES
La "privatización" no se ha dado en forma dicotómica, de la propiedad comunal hacia la propiedad privada. Por el contrario. ha evolucionado como una serie de etapas donde los derechos comunales sobre la tierra se han ido reduciendo progresivamente en la medida en que los derechos de propiedad individual se fortalecían. La privatización implicó dos procesos estrechamente relacionados: el primero se refiere al desarrollo del derecho al usufructo y transferencia -por herencia o venta- de la tierra; el segundo está relacionado con la creciente reducción de las regulaciones que gobiernan el cultivo. La forma más importante a través de la cual la comunidad regula el usufructo privado es limitando el cultivo a algunos años específicos. Esa es la razón por la cual la abolición del D RC está acompañada, por lo general, del re-
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conocimiento legal de los derechos de propiedad privada. Esa es también la razón por la cual cualquier aumento en la intensidad del cultivo se transforma en una forma de privatización. En vista de que los derechos al cultivo de parcelas específicas en un turno existen cada vez que el turno se cultiva, el aumento en la frecuencia del cultivo del tumo implica que cada parcela está bajo usufructo privado por un período mayor, y bajo usufructo comunal por uno menor.
La disolución del sistema comunal de producción ha tenido varios efectos positivos en relación a la productividad de la tierra. Hemos descrito tres efectos principales en relación con esto. El primero es simplemente la consecuencia del cambio en el patrón del uso de la tierra en cultivo. Esto se logra abreviando los períodos de descanso junto con el cultivo más intensivo de la tierra. El segundo efecto, especialmente importante a largo plazo, se origina en la contención parcial de la tendencia hacia la erosión causada por el sobrepastoreo de la tierra en descanso. Luego de la disolución del DRC, hay menos oportunidades de que la tierra sea sobrepastoreada con la consecuente erosión a largo plazo; asimismo, esto trae un mayor incentivo para invertir en el mejoramiento de la tierra. El tercero, que es posiblemente el efecto más importante, es que bajo el nuevo sistema existen más incentivos para la adopción de la tecnología moderna.
Si bien es probable que la eficiencia de la producción se incremente luego del cambio en el sistema, es posible que no todos los miembros de la comunidad logren ganancias a partir de este proceso. Existen diversos factores que también producirán pérdidas y que _aumentarán potencialmente el nivel de desigualdad hallado en la comunidad. En ésta existen diferencias en ingresos y bienes, en contactos con los agentes externos, en composición de edad de las familias y en la elección de una estrategia relacionada con la migración de los hijos. Estas diferencias harán que el cambio beneficie más a algunas familias a través de, por ejemplo, la obtención del acceso a créditos baratos y al aprendizaje del uso de tecnología moderna, obteniendo, consecuentemente, un mayor producto por hectárea (posiblemente aunado a una mayor tenencia de tierra inicial). Esto a su vez podría conducir a una mayor acumulación, que podría reforzar y profundizar las desigualdades originales. Asimismo, la desigualdad puede aumentar en razón de que es posible que, con el cambio, algunas familias pierdan en términos absolutos. Esto ocurrirá parcialmente a través de la pérdida de la tierra en tenencia informal, en el turbulento proceso de legalización de la propiedad, en favor de gente más capaz de manejar los procesos burocráticos. También ocurrirá por el hecho de que la privatización implicará pérdida de recursos comunales, causando una reducción del nivel de la "red de seguridad social" de que disponen los más pobres. Entonces, para ellos será más difícil ganarse la vida a partir del pastoreo de unas cuantas ovejas y, para enfrentar esta pérdida, se verán obligados a vender una mayor cantidad de fuerza de trabajo.
Aquí es necesario señalar que, si bien es cierto que es posible que la
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privatización de la tierra acreciente la desigualdad, no se le debe culpar por todo aumento que ocurra durante el período(43). Ambos, la privatización y el aumento de la desigualdad, son el resultado de una fuerza mayor que es la presión sobre la tierra. En la estructura comunal, las desigualdades en la tenencia de tierra sólo pueden desarrollarse cuando la tierra es escasa. Cuando ésta es abundante, ningún miembro de la comunidad se enriquecerá con el uso de la mano de obra de otros miembros, ya que éstos también tendrán la tierra suficiente para satisfacer sus necesidades.
La interacción entre el cambio tecnológico y el cambio institucional ha sido objeto de un intenso debate. Vernon Ruttan ha estudiado la forma en la cual diversos autores analizan estos cambios; ha encontrado que existe una opinión muy desarrollada -que incluye a autores de diferentes escuelas de pensamiento, como Marx, Veblen y Kuznets- que enfatiza la causalidad que fluye del cambio tecnológico hacia la transformación institucional. Ruttan identifica un planteamiento de "determinismo institucional" donde autores tales como North y Thomas y Polanyi sostienen que la fuente dinámica del desarrollo económico es el cambio institucional y no el cambio tecnológico. La conclusión de Ruttan es que:
" . . . las discusiones relacionadas con la prioridad relativa del cambio técnico o institucional son, por lo general, improductivas. El cambio técnico y el cambio institucional ( ... ) son altamente interdependientes y, por tanto, deben analizarse en un contexto de interacción continua ... Las fuentes de la demanda por el cambio técnico e institucional son muy similares. El alza del precio de la tierra en relación al precio de la mano de obra induce a cambios técnicos diseñados para liberar las restricciones sobre la producción que resultan de la disponibilidad inelástica de la tierra y, al mismo tiempo, induce a cambios institucionales que conducen a una mayor precisión en la definición y asignación de los derechos de propiedad sobre la tierra" (Ruttan y Hayami 1984: 430-431 ).
Nuestro análisis respalda esta opinión. Hemos afirmado que la causalidad corre en ambas direcciones. La adopción de nuevas tecnologías facilita el aumento en la intensidad del cultivo y esto incentiva la privatización de la tierra. Al mismo tiempo, hemos señalado diversas formas por las cuales la privatización permite la adopción más veloz y extendida de los insumos modernos. Hallamos aquí una fuerte relación dialéctica que ha sido inducida por la presión creciente sobre la tierra, ocasionada a su vez por el crecimiento de la población y por la mayor comercialización de la producción campesina.
La teoría económica convencional tiene una tendencia ya sea a abstraer el cambio institucional o a tratarlo como una variable exógena, que no ha de ser explicada por la teoría. Estos planteamientos no son adecuados; en el mundo real, los intercambios en el mercado consumen recursos, los costos de transacción son elevados, la información es escasa y los derechos de pro-
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piedad son difíciles de establecer (Ruttan 1978: 335). Las instituciones se desarrollan como instrumentos para enfrentar estos problemas. Ellas afectan el uso de recursos; algunas son más adecuadas que otras para proporcionar los incentivos para un mejor rendimiento económico en un contexto específico. El análisis anterior dirige la atención a las limitaciones de recursos específicos que las comunidades enfrentan en contextos históricos diferentes. En lugar de invocar la superioridad general de algún tipo de institución, el análisis sugiere que las diversas instituciones son respuestas a los cambios en el medio ambiente económico. En particular, afirma que la innovación institucional responde a la escasez relativa de diferentes factores. Los acontecimientos de las comunidades campesinas, en el último siglo, son consistentes con la opinión de que el cambio institucional ha sido inducido: la fuerza motriz que ha conducido al cambio ha sido la necesidad de un arreglo institucional que pueda responder a la presión creciente sobre la tierra, a través del aumento de su oferta.
El cambio institucional en las comunidades ha consistido en la privatización de la tierra cultivable. Hemos argumentado que es posible que los efectos netos sobre la eficiencia productiva sean positivos. Si se asume una visión de los acontecimientos a largo plazo, esta conclusión requiere .calificación. En el sistema tradicional, la · organización comunal maneja la coordinación de la producción familiar, pero en vista de que las familias individuales ya no se atienen a la organización comunal en cuanto al acceso a la tierra , se sienten menos atadas y abandonan progresivamente el cumplimiento de deberes tradicionales, tales como la colaboración en trabajos comunales o la responsabilidad en cargos públicos no remunerados(44). Esto implica que en el futuro será difícil confiar en la comunidad para otros propósitos organizativos. En particular, se verá muy reducida su capacidad de proporcionar liderazgo y coordinación eficiente para el mantenimiento y la provisión de bienes públicos( 45). Es posible que, a corto plazo, los beneficios provenientes de una mayor productividad agrícola en las tierras recientemente privatizadas sean mayores que los problemas económicos originados por la renovada incapacidad para construir canales de agua o nuevas carreteras. A largo plazo, no obstante, para que continúe el crecimiento agrícola, se necesitará una mayor cohesión comunal con el fin de enfrentar las cuestiones de la irrigación, la construcción de andenes y el desarrollo de obras municipales. Esto requerirá un cambio institucional hacia una sociedad más cohesionada. Esperemos que la estructura democrática de la comunidad, la identificación personal de los campesinos con ella y la memoria de las tradiciones colectivas faciliten estos nuevos cambios, conduciéndolos por un camino igualitario(46). No obstante, queda claro que si bien se puede heredar mucho del viejo sistema, han de hallarse soluciones nuevas y diferentes para los nuevos desafíos, así como para los antiguos, en vista de los cambios en la economía, la sociedad y la tecnología. Las viejas soluciones ya no son viables(47).
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NOTAS
(1) Los nombres locales de los "turnos" varían de región en región. Con frecuencia se han hallado denominaciones (en quechua, aymara o español) tales como laymis, aynoqas, moya, lomas, sectores, entradas.
(2) En algunas comunidades, algunas familias han obtenido derechos exclusivos de pastoreo sobre unli o varias partes de las pasturas.
(3) En algunas comunidades el rastrojo de esta área es comunal, y en otras, si una familia decide cercar o guardar un lote en este sector, puede tener el uso exclusivo de su rastrojo y pastos.
( 4) Estas cifras se han tomado de diferentes capítulos del libro de Cook (1981). Para 1520, hemos tomado como referencia las cifras que Cook propone como las de mayor confiabilidad y las comparamos con las cifras de los censos de fechas posteriores que también son citadas por este autor. Hay que señalar que el autor es extremadamente cuidadoso en recordar constantemente al lector la posible fragilidad de sus resultados. Es posible que por esta razón no dé un resumen cuantitativo de sus resultados, limitándose al uso de adjetivos relativamente vagos relacionados con las tendencias.
(5) Una descripción más detallada de la evolución de la estructura agraria se presenta en cotlear 1988 .
( 6) Caballero 1981 . Estos estimados de tierra bajo grandes propiedades excluyen las tie-
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rras de pastura comunales, que el censo clasifica como "gran propiedad", a pesar del hecho que constituyen pasturas sólo para el uso de pequeñas unidades. Estudios anteriores que siguieron incorrectamente la definición del censo estimaban mayores concentraciones de tierra en grandes propiedades.
(7) Para el último Censo Agrícola (l 972).
(8) En 1969, el gobierno de Velasco cambió el término "Comunidad Indígena" por el de "Comunidad Campesina''.
(9) Ortiz de Zúñiga 1562; Diez de San Miguel 1567, citado por Fuenzalida 1970: 78.
(10) Bandelier 1920: 70; Tschopik 1946: 540; Matos 1964; Tello 1923: 507 y 535, citado por Fuenzalida 1970: 78 y 84-85. Véase también Bourricaud 1962: 108; Alvarez 1925: 20;Celestino 1972.
(11) Véase, por ejemplo, Matos 197 6.
(12) · Los mecanismos para hacer cumplir este tipo de legislación son débiles, tal como lo demostró la imposibilidad del régimen de Velasco de implementar el Reglamento de las Comunidades Campesinas (Winder 1978). Asimismo, es posible que parte del proceso que siguió al decreto de Bolívar fuera simplemente la legalización de parti- -ciones informales anteriores. Al parecer, gran parte de la división de las cooperativas agrícolas de inicios de la década de 1980 habría sido simplemente eso.
( 13) Una de las expresiones más elocuentes de esto fue proporcionada por Adams ( 1959: 23), quien concluye un capítulo sobre "Tierra y Población" señalando que "la presión de la población creciente no es el único factor del ( .. . ) cambio en Muquiyauyo, pero es ciertamente el más importante".
(14) Degregori y Golte 1973: 47-49. En el caso de Lampian se ha documentado eventos similares. Aquí, hasta la década de 1920, los comuneros nuevos disponían de tierras de baja calidad , pero el gran incremento de la población suprimió todo el excedente de tierra (la población creció en un 250/0 ).
(15) A menudo hay algunas parcelas de tierra cultivable que pertenecen a la comunidad y que se usan para obtener rentas para las organizaciones comunales. Estos lotes suman unas pocas hectáreas y no constituyen una proporción significativa de la tierra cultivable.
(16) Mayer (1981 : 78) hizo esta distinción.
(17) El rol de la creciente comercialización de la producción en ese proceso es descrito por De la Cadena (1986).
(l 8) Boserup ( 1965: 80) señala que es una regla general que "bajo todos los sistemas de descanso una familia retiene el derecho exclusivo al lote que ha limpiado y cultivado hasta que la cosecha se realiza, pero el tiempo luego de la cosecha en que puede reclamarse este derecho exclusivo depende del patrón de uso de la tierra en un territorio particular . . . Usualmente, una familia puede retener su derecho a cultivar una determinada parcela durante el período de descanso, a menos que éste sea tan largo que se haya borrado toda huella de cultivo anterior ... ".
( 19) El tamaflo modal de una parcela corresponde usualmente al área que un equipo de trabajo puede trabajar en un día.
(20) No conocemos ningún intento previo de utilizar consideraciones sobre la productivi-
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dad del trabajo para explicar la evolución de las comunidades andinas. Sin embargo , Golte ( J 980) las ha utilizado para desarrollar una teoría acerca de la conducta fami liar, que asume como hipótesis que la conducta de la familia campesina está guiada por un intento de maximizar la productividad del trabajo. Esto se realiza comprometiéndose en actividades que tienen estacionalidades complementarias y que, por tanto, permiten la máxima utilización de la mano de obra a través del año. En la agricultura, esta complementariedad se obtiene cultivando a diferentes niveles de altitud sobre el nivel del mar. Golte concluye que esta estrategia explica por qué los campesinos suelen fragmentar sus propiedades en diferentes pisos ecológicos. Un defecto de esta teoría es que Golte concibe la baja productividad del trabajo como una característica inmutable de la agricultura andina, debida a la baja calidad de los recursos naturales, e ignora totalmente la relación tierra/mano de obra como un determinante de la productividad del trabajo . En su perspectiva, el crecimiento de la población afecta solamente a la migración y no tiene ningún efecto en la técnica de la producción agrícola, la intensidad del uso de la tierra - que pareciera considerar inmutable (cf. p. 71)- o en la productividad del trabajo . Nuestro argumento también difiere del presentado por Golte en que nosotros intentamos explicar no la conducta familiar, sino la organización supra familiar de las comunidades.
(21) Véase,porejemplo,Camino 1978.
(22) Véase , por ejemplo, Figueroa 1984.
(23) Cifras de la Estadística Agraria del Sistema Nacional de Estadísticas Alimentarias del Ministerio de Alimentación . Lima, julio 1976, mimeo . Citado por Caballero (1981 ), Cuadro No. 7. · ·
(24) Esto explica algunas de las diferencias en las prácticas observadas. Por ejemplo , para el barbecho , en las parcelas distantes se usa la "tikpa", y en las cercanas se usa el ''chacmeo" . Estas son dos formas de preparar una parcela que ha sido dejada en descanso para el cultivo de papa, con requerimientos de mano de obra muy diferentes. Véase la descripción de estas prácticas en Mayer 1981: p. 72, y en Horton et al. 1980: 23 y 32-3_6.
(25) Stryker (1976) ha diseñado un modelo formal para explicar la utilización de la tierra en la economía de un poblado, prestando especial atención al costo del transporte de la vivienda a la parcela.
(26) Algunas son también ex haciendas que, en décadas recientes, a través de tomas de tierra, la venta privada o la reforma agraria , se han convertido en comunidades legalmente reconocidas.
(27) Por el contrario, en los asentamientos de la sierra norte , que son relativamente recientes, como en Chota , Cajamarca, o en las ex haciendas que últimamente han sido parceladas entre sus trabajadores, no hay un poblado nuclear. Las viviendas se han construido de forma dispersa, cercanas más bien a las principales chacras de la familia.
(28) Tales como el uso de la ''muña'' para proteger las papas de insectos, luego de la cosecha. También existen prácticas manuales, tales como matar el "utushcuro", cuando éste se convierte en gusano, removiendo la tierra.
(29) Robinson y Schujter (1984) hart sugerido un argumento adicional que puede reforzar el efecto descrito y explicar por qué podría elegirse diferentes tecnologías a diferen-
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tes niveles de presión sobre la tierra . Según ellos, hay un "cruzamiento'' (reswitching) de las funciones de producción, donde a bajos niveles de uso de mano de obra, una tecnología caracterizada por largos períodos de descanso rinde el más alto producto posible en una cierta cantidad de terreno. No obstante, a altos niveles de uso de mano de obra, esta tecnología deja de ser eficiente y una tecnología diferente, con un período de descanso menor y un abonamiento intensivo, rinde un producto mayor.
(30) Una prueba empírica de esta ·afirmación puede encontrarse en Cotlear 1988, capítulo VI.
(3 l) El problema que este argumento presenta es que ignora el carácter público de la tierra de pastoreo. En términos privados, el costo de oportunidad de la tierra -para una familia- es bajo, en vista de que su uso alternativo es el pastoreo común y, por tanto, solamente una pequeña fracción de los beneficios provenientes del pastoreo reditúa al propietario. En vista de que el beneficio total del aumento en la producción agrícola reditúa a la familia, en tanto que toca a la familia solamente una pequeña parte del costo de retirar esa tierra del pastoreo , ella estará a favor de la privatización de sus parcelas y del cambio hacia una agricultura más intensiva.
(32) Las cifras se han tomado de Caballero 1981 : Cuadros Nos. 6, 7 y 27, del Censo Agrícola de 1972, ONERN, y de las Estadísticas del Ministerio de Alimentación para 1972.
(33) Runge (1986) sugiere este argumento.
(34) Aquí se denomina "producción'' a una combinación de rendimiento en leche, lana y peso.
(35) Modelos formales que explican este problema pueden hallarse en Das Gupta y Heal (1979) y Knight ( 1980). Hardin (1968) presenta uno de los primeros intentos modernos por explicar la "Tragedia del Común".
(36) En algunas comunidades, la gente se refiere a un tope en el número de animales permitidos. No obstante, es posible que esto sea un recuerdo del pasado de reglas que ya no son obligatorias. El tope es vago y hay grandes diferencias en el número de animales que cada familia tiene. Asimismo, no hay un funcionario de la comunidad que esté a cargo de recoger las contribuciones o de ver que se cumplan las regulaciones relacionadas con el número de cabezas de ganado.
(37) Cifras del censo agrícola de 1972, citadas por Caballero 1981: Cuadros Nos. 12 y 13. .
(38) Tal como se ha señalado antes, esto aumentará las diferencias entre las parcelas privadas y las parcelas de turno en lo que se refiere a la calidad de la tierra .
(39) Figueroa (1984) desarrolla este argumento en su integridad, utilizando informaciones de las comunidades andinas.
( 40) Esto se demuestra empíricamente en Cotlear 1988, capítulo VIII .
(41) Esta es una razón que explica la generosidad de los migrantes -observada a menudo-, quienes en las décadas de 1950 y 1960 hacían con frecuencia grandes donaciones a sus comunidades de origen, destinadas a obras colectivas.
(42) Esta fue la forma como en Huando , Huancavelica, se abandonó el DRC. A fines de la década de 1950, un grupo de migrantes regresó de las minas para establecerse en
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la agricultura. Obtuvieron un buen crédito de promoción, alquilaron grandes partes de un ''turno" que habíari sido dejadas en descanso e introdujeron por primera vez el uso intensivo de fertiHzantes químicos. Tuvieron un gran éxito y, en los años siguientes, fueron imitados por otros. Para ilustrar las presiones políticas durante la abolición del DRC, véase Degregori y Coite (1973) y Mayer (1977). Se requiere mayor investigación empírica y un cuerpo de análisis más riguroso en este campo. Una hipótesis obvia a considerarse es que es frecuente que el libre manejo en la defensa de los derechos comunales facilite las pequeñas coaliciones que buscan el éxito de la privatización.
(43) Esta es una exageración que comete, por ejemplo, Mallon (l 983).
( 44) En este sentido, la experiencia andina desecha totalmente la principal hipótesis de otro exponente de la teoría de la innovación institucional inducida : "Planteamos la hipótesis de que la estructura social se hace más cerrada y más cohesionada en respuesta a una mayor necesidad de coordinar y controlar el uso de recursos cuando éstos se hacen cada vez más escasos" (Hayami y Kikuchi 1981 : 22).
(45) El aprovisionamiento de bienes públicos en la agricultura puede transformarse, en algunas situaciones, en el cuello de botella para el crecimiento. Véase Boyce 1985, en relación a una econo.mía política de los problemas involucrados en la irrigación.
( 46) En aras de la igualdad, se podría especular sobre la posibilidad de "saltar" la etapa de la privatización. Creo que esto sería dificil, posiblemente llevaría a un lento crecimiento económico y tendría que ser impuesto artificialmente; está claro que el sistema no puede ser "congelado'' .Y se debe permitir que aumente la intensidad del cultivo. Esto resulta ''naturalmente" en la privatización, ya que la semilla de la propiedad privada ya está presente en el sistema de turnos bajo la forma de derechos informales para cultivar parcelas específicas cada vez que el "turno" ingrese al cultivo . La única forma de remontar la privatización sería convirtiendo a las comunidades en cooperativas o fundos estatales, donde el uso de la tierra -y de la mano de obra- sería decidido centralmente. Tal como lo sugiere la ·experiencia con las cooperativas creadas luego de la reforma agraria de la década de · 1970, es posible que esto sea ineficiente y con seguridad sería totalmente impopular entre los campesinos.
( 47) Por ejemplo, en vista de las mayores desigualdades, ya no sería equitativo exigir contribuciones idénticas a todos los miembros de la comunidad . Dado el amplio rango de actividades en que están involucradas las diferentes familias, ya no será eficiente exigir que todos contribuyan con tiempo de trabajo durante el mes de descanso agrícola, cuando muchos de ellos pueden hallarse en migración estacional. En vista de la gran monetarización de la economía, podría ser más fácil exigir más bien contribuciones en dinero .
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Revista Andina, año 6
COMENTARIOS
Epifanio Baca Centró Las Casas
Apartado 4 77 Cusco, Perú.
No cabe duda que este estudio de D. Cotlear constituye un valioso aporte que, desde un enfoque económico, contribuye a clarificar la visión de las transformaciones ocurridas y en curso en las comunidades campesinas de la sierra peruana. En efecto, explicar los cambios en el sistema comunal de producción como resultado histórico de cambios producidos en la escasez relativa de los factores de producción, principalmente tierra y trabajo, constituye una aproximación original, que aporta valiosos elementos para una mejor comprensión de la dinámica agraria en el largo plazo. Nuestro comentario estará focalizado en .dos aspectos del estudio que consideramos centrales.
El estudio sugiere la existencia de un cambio trascendental: la reducción progresiva de los derechos comunales sobre la tierra en la medida en que los derechos de propiedad individual se fortalecen. Este proceso de privatización se ve como el resultado de la creciente presión demográfica sobre la tierra, ocurrida principalmente en el presente siglo. Este proceso demográfico hizo que se pase de una situación en que la tierra era abundante y la mano de obra escasa a otra en que ocurre lo contrario; y es esta nueva situación, caracterizada por la escasez de tierra y la abundancia de mano de obra, la que indujo al fortalecimiento de los derechos de propiedad individual en desmedro de los controles comunales. Es decir, que el proceso de privatización implicó el desarrollo del derecho de usufructo y de transferencia de la tierra, así como la creciente reducción de las regulaciones que gobiernan la producción agrícola en lascomunidades campesinas.
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Corlear: Cambio institucional
En este sentido, la disolución del sistema del descanso regulado comunalmente (DRC) es presentada como la prueba fehaciente que revela la existencia de un cambio institucional: drástica reducción de las regulaciones y decisiones colectivas y fortalecimiento de los derechos de propiedad y decisiones priv,das. Es aquí donde quiero realizar una primera observación.
A mi juicio, y visto el problema desde la sierra sur, existe un cierto sobredimensionamiento de la importancia concedida al manejo colectivo de los "turnos" en la organización comunal. Tengo serias dudas de que "la decisión más importante que se toma colectivamente sea ( o haya sido) el número y la elección de los turnos que las fa. milias pueden cultivar cada año". Esta práctica dejó de existir hace varios años. Lo que se observa en muchas comunidades es que la secuencia que guía el uso de los diferentes turnos es ya conocida desde hace varios año~ y no se requiere más decisión comunal al respecto, salvo excepciones. Existe otro tipo de decisiones colectivas que conciernen, por ejemplo, a la asignación del agua de riego, la fijación de fechas de siembra y cosecha, la conservación de los caminos y canales de riego, etc., que también tienen bastante importancia en la institución comunal.
En otra parte, el autor alean.za argumentos muy sugerentes (pero también discutibles) sobre los posibles efectos, en el largo plazo, de la privatización en la productividad. Inclinándose por una opción bastante optimista, sugiere que el proceso de disolución del DRC estaría acompañado de efectos positivos, a saber: 1) el de incentivar la adopción de tecnología moderna; 2) el de contener la tendencia a la erosión de los suelos en descanso por el sobrepastoreo; y 3) la abreviación de los períodos de descanso y el cultivo · más intensivo de la tierra. Acertadamente no. descarta la posibilidad
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Estudios y Debates __________________________ _
de que se den también ciertos efectos negativos, como la agudización de las desigualdades existentes entre campesinos.
Para demostrar cómo la privatización incentiva la adopción de tecnología moderna, argumenta que el uso de fertilizantes está asociado a la reducción del período de descanso de la tierra ( o la elevación en la intensidad del cultivo de la tierra). La idea que está en la base de este argumento es que, al limitar el aumento en la intensidad del cultivo, el sistema de DRC reduce el incentivo para adoptar fertilizantes químicos en los "laymis" . Esta falta de incentivo puede a su vez desincentivar el aprendizaje de nuevas tecnologías. Aquí viene nuestra segunda observación. En primer lugar, pensamos que si la disolución del · DRC no está acompañada del cercamiento de las parcelas, no aparece claro cómo esta disolución pueda ofrecer las garantías necesarias para la intensificación del cultivo en base al uso de fertilizantes químicos. Es decir, que si bien este cambio otorga mayor flexibilidad en las decisiones de producción ( sobre todo en el qué, cómo, con qué frecuencia y en qué momento cultivar), nada asegura que no vaya a provocar también discordancias en los calendarios agrícolas de las diferentes familias y a aumentar el riesgo de que los cultivos sean dañados por el ganado de los mismos comuneros. Por ello, el cercamiento de las parcelas (cuyo costo puede resultar muy alto en relación a los beneficios que genera) parecería ser una condición necesaria para que la privatización induzca a cambios técnicos significativos.
En segundo lugar, consiaerando las condiciones de producción (en términos de inestabilidad de precios, demanda relativamente estancada, tierras de baja calidad, escasez de agua) en que operan las comunidades campesinas, es igualmente posible argumentar que el efecto de la disolución del DRC sobre la adopción de nueva tecnología puede ser nulo y, por qué no, negativo. La erosión y el empobrecimiento de los suelos que se observan en muchas comunidades pueden ser interpretados como el resultado ( en el mediano plazo) de la intensi-
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ficación en el uso de las tierras sujetas a los turnos.
Finalmente, quiero reiterar la gran importancia de la perspectiva de investigación abiert.a por Cotlear y la necesidad de profundizarla y nutrirla desde diversas experiencias concretas. El instrumental teórico que ofrece es valioso para el estudio de la dinámica agraria en las comunidades campesinas. Es más, este enfoque tiene la gran ventaja de desembocar en propuestas concretas de política agraria.
Jesús Guillén Marroquín Centro Las Casas
Apartado 4 77 Cusco, Perú
La publicación del artículo .de Cotlear constituye un nuevo paso en la comprensión de la dinámica de las comunidades campesinas. La importancia del mismo radica fundamentalmente en el tratamiento riguroso de los cambios institucionales en las comunidades, elemento fundamental en su devenir. Con los créditos y las cualidades del trabajo valdría la pena indicar, quizás como acto de contrición, que muchos investigadores agrarios hemos observado la importancia del tema, pero no hemos hecho los esfuerzos por tratarlo, probablemente por mantener ( conciente o inconcientemente) la idea de la persistencia de una comunidad campesina basada en la propiedad y gestión colectiva e igualitaria de la tierra. En esto, la historia oficial y la herencia de los mitos, entre otros factores, tienen una gran influencia.
En este sentido, la lectura del artículo nos trae a la memoria el impacto desmitificador del trabajo de Adolfo Figueroa (La Economía Campesina de la Sierra del Perú. Fondo de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1981 ), cuando afirmaba que los campesinos, pese a estar organizados en comunidades, se comportaban como unidades económicas individuales con una racionalidad particular.
Revista Andina, año 6
Esta y otras proposiciones vivificaron el interés por el estudio de las economías campesinas y de las comunidades, tradición que Cotlear continúa con este trabajo.
El tema que Codear nos presenta puede ser resumido como "el pasaje histórico de la propiedad colectiva a la propiedad individual en las comunidades andinas". Es decir, es el estudio de una de las proposiciones centrales de la sociología rural y eje de una gran cantidad de investigaciones en otras latitudes del planeta. Sin embargo , nuestro autor enfrenta el tema desde una visión diferente, utilizando sobre todo variables económicas dentro de un marco histórico de largo plazo , quizás la única manera aceptable de abordar el tema . La entrada metodológica que nos propone responde, como el autor advierte, a su formación profesional, pero sobre todo a que permite elaborar una matriz de análisis que ayuda a captar lo esencial del tema de investigación. En este sentido, establece una relación funcional entre la presión sobre la tierra, la difusión tecnológica y los cambios en la organización comunal, entendidos, para los fines del trabajo, como las modificaciones en los derechos de propiedad .
La proposición de Cotlear es conocida en la literatura y ha servido para investigar otros casos. En 1969, Georgescu-Roegen utilizó un esquema parecido, pero sin considerar el cambio tecnológico (The lnstitutional Aspects of Peasant Communities: An Analytical View on Subsistence Agriculture and Economic Development. Clipton y R. Wharton Jr. editores). La introducción y el tratamiento que Cotlear hace de esta variable valorizan su trabajo, entre otras cosas, porque permiten comprender la velocidad con que los campesinos pueden pasar de la intensificación al incremento de la productividad de la tierra.
La argumentación del autor en base a las variables señaladas como causas del cambio en los derechos de propiedad es convincente, especialmente cuando utiliza la historia demográfica de la sierra y su · relación con los cambios en los derechos de propiedad al
No. 1, Julio 1988
Cot/ear: Cambio institucional
interior de las comunidades. Sin embargo , como en los modelos de crecimiento neoclásicos, el crecimiento de la población como factor decisivo en los cambios de la presión sobre la tierra aparece como una variable exógena, es un dato que no está explicado por otras variables, excepto cuando se refiere al colapso demográfico luego de la conquista. Hubiera sido interesante intentar endogeneizar también el crecimiento demográfico dentro de la propuesta . Esta observación parece explicar el mejor tratamiento del aumento de la presión sobre la tierra a causa de la pérdida de recursos comunales a manos de los hacendados que por efecto del crecimiento demográfico.
Un poco para ilustrar nuestra observación: hubiera sido importante que el autor trate los efectos demográficos de la privatización de las tierras del primer círculo para tener una mejor comprensión del mismo proceso en el área del DRC. Igualmente, aunque en otro sentido, si aceptamos los efectos de la disolución del DRC e inferimos que ellos pueden traducirse en un incremento de la producción y el ingreso, sería· pertinente interrogarse sobre el futuro de las comunidades: ¿acaso esto implicará la continuación de la tendencia demográfica registrada anteriormente?; si fuera el caso, ¿qué limites tendrían la intensificación y el progreso tecnológico?; llevado al extremo ¿acaso esto podría conducir a que un exceso de atomización de la tierra determine nuevamente un proceso de socialización de la tierra cgmunal?
El caso del progreso tecnológico es dife- · rente. Aquí sí es evidente que se trata de un elemento exógeno, a pesar de las manipulaciones que los campesinos efectúan : experimentación en escala reducida, uso parcial y progresivo de los elementos, etc.
Los argumentos de Cotlear dejan pocas dudas sobre la influencia de la comunidad cuando la existencia del DRC es un elementb central de la estructura comunal. En cambio, quedan algunos vacíos por la ausencia de un tratamiento empírico de la importancia del DRC. En términos de su-
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perficie, adelanta que representaría diez veces el área del círculo interno, pero no nos dice cuánto podría significar su producción y/o el valor de la producción. Esto puede ser importante pues, como señala Georgescu-Roegen, las comunidades de campesinos no buscan el control de los factores como fondos o stocks, sino como flujos (el ingreso proveniente de la tierra). Asumiendo que el valor de las cosechas producidas en el DRC fuese reducido en relación al valor de la producción del círculo interno , el control comunal sería también de una magnitud menor a la enunciada y, concomitantemente, la desaparición del DRC significaría la pérdida de una influencia menor sobre la vida de los comuneros. Esto obligaría a buscar otras variables que contribuyan a explicar la influencia de las comunidades sobre sus miembros y, viceversa , cuando el DRC pierde importancia. Claro que esto no quiere decir que ignoremos la importancia microeconómica del DRC ( cuando existe y cuando desaparece), sobre todo considerando los actuales niveles de pobreza campesina. En todo caso, nuestro planteamiento puede entenderse como la necesidad de ampliar y profundizar las propuestas del trabajo de Cotlear.
Retornando el hilo, creemos que la importancia y el tratamiento de la articulación de los comuneros con el resto del aparato productivo a través del intercambio de mercancías, servicios de factqres y flujos migratorios, merecerían una mayor atención en la determinación de los cambios institucionales.
Aunque hoy día la idea de la comunidad igualitaria ha sido superada (por lo menos en los círculos académicos y entre los propios comuneros), el rol del DRC añade nuevos elementos para la comprensión de las desigualdades al interior de las comunidades. Asimismo, hay que remarcar el impacto de la~ diferentes oportunidades de acceso a la tecnología moderna sobre el mismo fenómeno. En cambio, notamos una menor rigurosidad en el tratamiento del .impacto de la disolución del DRC sobré las diferen-
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cías y la diferenciación campesina. Se sabe que en general la nueva tecnología es empleadora de mano de obra, de modo que se podrían esperar cambios importantes en el mercado de trabajo que sería necesario explorar. Del mismo modo, la experiencia de la Revolución Verde parece demostrar que la tecnología moderna tiene un sesgo hacia la profundización de la desigualdad. En este sentido, compartimos con el autor la esperanza de que la comunidad cree los mecanismos pará hallar un equilibrio al interior de sus miembros.
David Lehmann Centre for Latin American Studies
West Road Cambridge CB3 9EF
Reino Unido
Muchos expresarán su desacuerdo con Daniel Cotlear, criticando su falta de detalle histbrico o la ausencia de un análisis antropológico en su trabajo. Pero eso no debe · distraer de la innovacibn ideológica radical que, conciente o inconcientemente, nos propone este artículo. Esta innovación tiene dos vertientes: una es el esfuerzo de minar la polaridad entre lo colectivo y lo individual que tiende a dominar, implícitamente, las discusiones sobre comunidades campesinas. Cotlear propone sustituir esa polaridad por la idea de una gama de posibilidades que van de un extremo al otro, y propone la misma sustitución para la polaridad, igualmente habitual, entre tierra cultivada y tierra virgen. La otra vertiente de la · innovación propone superar la deificación de la comunidad campesina -en este caso la andina , pero por implicación valdría para cualquier parte del mundo- para enfocarla como caso específico de lo que se podría llamar la provisión de bienes pú · blicos. Para él , la comunidad entendida como institución reguladora de la rotación del suelo no es ni una religión ni un aspecto de la identidad colectiva, sino una institución que en ciertas condiciones definidas fue útil para un conjunto social heterogéneo. Es curioso que Cotlear parezca extrañarse de que la institución sobreviviera
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cuando las condiciones que la crearon estaban desapareciendo; al lado de su teoría de la interacción entre innovación_ tecnológica e institucional cabría otra teoría sobre el proceso por el cual las instituciones se desvinculan de las condiciones en las cuales tienen su origen, para describir cómo tanto ellas como los intereses que van creando desarrollan capacidades de auto-preservación, prolongando más allá de su vida "natural" instituciones que preservan una apa· riencia también "natural" y cuyas funciones reales difieren tanto de las que asistieron a su creación como de las que ellas aparentan servir. (Así el latente Merton también reaparece . . . ).
La tesis sustentada por Cotlear no es sacrilegio ; no implica que el campesinado no tenga identidad colectiva o que carezca de una vida ritual o social muy intrincada. Pero sí implica que esas dimensiones de la sociedad no van necesariamente a la par con la regulación colectiva del acceso a la tierra . La idea de que la disolución-de esas funciones de las instituciones comunales iba a la par con la disolución de la identidad y de la vida social tenía que ser atacada, y Cotlear ha propiciado la polémica requerida.
La tesis de la privatización y sus beneficios provocará sin duda las reacciones pavJovianas correspondientes, sobre todo tal vez entre cierto público europeo y norteamericano. Pero aquí nuevamente se trata de hacer saltar oposiciones estériles: el análisis de Cotlear tiene como trasfondo no sólo la privatización de la tierra, sino también una apropiación privada de bienes públicos escondida detrás del mito de la comunidad .
Confieso que es en el tema de los bienes públicos que el análisis me dejó a la espera de una mayor profundización. Si a cualquier grupo Je corresponden necesidades institucionales para la provisión de bienes públicos y si el DRC correspondió a la situación de la sierra durante un largo período de tierra abundante y mano de obra escasa, entonces ¿cuáles son los bienes públicos que hoy corresponde proveer, cuando la dotación de recursos se ha invertido? Cotlear tendrá sus críticos más exitosos entre los que ven en ella la defensa de un individualismo desenfrenado sin contexto insti-
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tucional. Las citas de Marx no serán argumento suficiente contra los que querrán clasificarlo, junto al ya célebre Hernando de Soto, como apóstol del individualismo desenfrenado. Por eso cabría -tanto a Cotlear como a Soto- avanzar en el tema de los bienes públicos requeridos en ese futuro privatizado que Cotlear prevé con tanto entusiasmo.
Los bienes pú blirns requeridos hoy son los que se esperan de un Estado desarrollista : por una parte caminos, subsidios, crédito, etc. y, por otra, cooperativas de servicios que puedan restringir los costos de producción y de transacción para los productores y otros miembros de una colectividad dada. La institución que "ayer" (y paso por alto, por mi propia ignorancia histórica, las idealizaciones del pasado que puedan haberse infiltrado en la exposición) aseguraba el mecanismo institucional para resolver un problema colectivo, hoy, en otras condiciones, tendrá que proporcionar el mecanismo que prevenga el deterioro ecológico, que favorezca el acceso a mercados y la difusión de la información, la provisión de servicios sociales, etc. Todo eso requeriría de una transparencia poco manifiesta en la vida comunal descrita por los informes de campo, pero sin tal mecanismo dudo que la privatización rinda los frutos previstos en este análisis.
Benjamín S. Orlove Div. of Environmenta/ Studies
University of California Davis, CA 95616
Estados Unidos
Este artículo forma parte de una corriente innovadora e importante en el análisis de las economías y sociedades andinas. Hasta fines de la década pasada, los economistas de formación tradicional o ignoraban los sistemas agrarios andinos o los reducían a casos tristes que, por falta de capitales o por malas condiciones naturales, no gozaban de ninguna dinámica. Sus intentos de explicación formaban una línea muy aparte de los esfuerzos vigorosos y productivos de antropólogos e historiadores. (Las pocas excepciones, como Juan Martínez Alier y
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Shane Hunt, examinaban haciendas, mayormente en relación a las comunidades campesinas.)
Con algunos trabajos de la primera mitad de los años ochenta, como los· libros de Golte (J 980), Caballero (1981), F igueroa ( 1981) y Gonzales de Olarte ( 1984), algunos economistas empezaron un diálogo con los demás investigadores de temas andinos. Utilizaron ideas como verticalidad y reciprocidad y construyeron sus modelos en base a las formas locales y regionales de organización andina, en vez de las que se encuentran en las economías de capitalismo avanzado. Presentaron las lógicas y dinámicas de la agricultura andina, buscaron sus orígenes y consideraron sus futuras trayectorias posibles. Sus esfuerzos amplían los debates en el campo de los estudios andinos al mismo tiempo que los utilizan y aprovechan.
El presente trabajo de Cotlear se incorpora claramente en esta nueva línea de estudios económicos, como ya lo hizo en su artículo anterior ( 1984) sobre migración, que apareció en esta misma revista. Argumenta que el proceso de privatización de terrenos agrícolas comunales ha sido largo y ha estado influenciado por los contextos sociales comunales, y que dicho proceso se explica por cambios en densidades demográficas, en alternativas comerciales y en posibilidades tecnológicas. Si bien la privatización de la tierra permite un incremento en su productividad, trae a la vez varias consecuencias negativas, entre ellas un deterioro ecológico y una brecha entre campesinos ricos y pobres.
Como el mismo autor señala, su posición implica una ampliación analítica de las posiciones económicas anteriores; él es de los primeros en considerar la productividad de la tierra como factor importante, en notar las tendencias en el interior de las comunidades campesinas que empujan hacia un uso más intensivo de tecnologías llamadas "modernas", en prestar la importancia debida a las fluctuaciones demográficas en zonas rurales. Estos puntos representan logros importantes, si bien no siempre son tan innovadores como él mismo sugiere ( Por ejemplo, son varias las personas, como 'Ma-
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yer [ 1985], que presentan la adaptación ecológic¡¡ como . elemento dinámico en vez de estático).
Su artículo ofrece una aplicación detallada de análisis económico de los sistemas de "descanso regulado comunalmente" (DRC) y de las raíces y consecuencias de la privatización de la tierra y del colapso de dichos sistemas. Recuerda mucho su artículo anterior en esta revista, que trajo una ampliación sobre el debate acerca del papel de la migración . En este aspecto, el artículo presenta algunos resultados que seguramente van a ser tratados en el libro, próximo a publicarse, del mismo autor, Desarrollo campesino en los Andes: innovación tecnológica e institucional en tres regiones a düerente nivel de modernización. El presente artículo, por los límites de espacio, se basa mayormente en una comparación de períodos, implicando relaciones de . causa y efecto entre procesos simultáneos (de crecimiento demográfico y comercial, de cambio tecnológico y de disminución del número y efectividad de los sistemas de DRC) ; el libro, que por su título promete comparar estos sistemas no sólo a través del tiempo, sino también a través del espacio, permitirá seguramente hacer un examen más detallado de los múltiples factores que influyen en los sistemas de DRC. El artículo abre ya nuevos aspectos en el diálogo entre economistas, antropólogos e historiadores; el futuro libro abrirá otros más.
REFERENCIAS COTLEAR, Daniel. "Desigualdad, derechos
de propiedad y migración en las comunidades andinas: un estudio de caso de siete comunidades campesinas de la sierra sur", Revista Andina, 2, 2 : 435-486. Cusco, 1 984.
MA YER, Enrique. "Production zones". En : Shozo Masuda, Izumi Shimada y Craig Morris reds. Andean ecology and civilization: an interdisciplinary perspective on Andean ecoloaical complementarity. University of Tokyo Press. Tokio, 1985, pags. 45-84.
(Las demás referencias aparecen en la lista del artículo de Cotlear).
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José Osctítegui A. Pontificia Universidad Católica del Perú
Apartado 1761 Lima 100, Perú
El objetivo del trabajo comentado es explicar el cambio institucional ocurrido en las comunidades campesinas, en particular el cambio en el sistema de propiedad, pero considerándolo como resultado de decisiones económicas tomadas por sus miembros no en el corto, sino en el largo e, incluso, en el muy largo plazo. Es decir, el trabajo es un intento de endogeneizar el cambio institucional.
Como es evidente, un estudio de este tipo tiene que tener basamento histórico. El autor hace una revisión histórica somera ( tan somera que a veces nos preguntamos si el argumento se está refiriendo a los siglos XVII, XVIII, XIX o XX) de la evolución demográfica, la evolución de la estructura agraria y la evolución de los derechos de propiedad en las comunidades, con Jo cual fundamenta sus conclusiones centrales.
El estudio es, fundamentalmente, un estudio del Sistema de Descanso Regulado Comunalmente (D RC), que es el sistema que impera en las tierras propiamente comunales, sobre las cuales la comunidad, institucionalmente, ejerce su autoridad .-
Las conclusiones, expresadas a manera de hipótesis, son que la evolución de una situación en la que la comunidad controlaba el acceso a las tierras y las distribuía y redistribuía período tras período, a otra en la que ya· existen derechos específicos de los comuneros sobre parcelas particulares, se debió al desarrollo de una presión cada vez mayor sobre la tierra. En palabras del autor: "Nuestro principal argumento ha sido que la presión sobre la tierra es la princi: pal fuena que conduce al cambio institucional". Esta presión se ha expresado tanto en la forma de crecimiento poblacional como en la forma de un aumento de la demanda de los mercados urbanos. El sistema de propiedad comunal sería un arreglo institucional eficiente mientras exista abundancia relativa de tierra y escasez de mano de obra, pero dejaría de serlo cuando la tierra se hace escasa y la mano de obra abundante. El argumento es que cuando aumen-
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ta la presión sobre la tierra es necesario aplicar medidas que eleven su productividad (vía, por ejemplo, cambios tecnológicos, como semillas mejoradas, insumos químicos, etc.), pero si la propiedad es comunal, no existen los incentivos para ello, a menos que la comunidad tenga mecanismos fuertes para ejercer su control y autoridad, lo que no es el caso. Por Jo tanto, la forma comunal de propiedad tiene que dar paso a la propiedad privada.
El estudio es muy interesante, pues aunque no pretende que el desarrollo social tenga una direccionalidad determinada, sí indica que habría una cierta racionalidad económica de los grupos humanos (en este caso, las comunidades campesinas), que los lleva a que, ante cambios en un contexto determinado, tengan que procesar los cam-· bios institucionales correspondientes.
El caso es que en la situación a la que el trabajo se refiere, el contexto es una sociedad con una creciente mercantilización de todas las actividades, que recibe y se informa de los avances de la ciencia y la cultura occidental, aunque no siempre se encuentre en condiciones de aprovecharlos. Es dentro de este contexto que se encuentra la comunidad campesina. Los cambios que ocurren en ella, incluidos los cambios institucionales en el sistema de propiedad, son resultado de una interrelación compleja entre la comunidad y su contexto y , difícilmente pueden ser captados en toda su magnitud si pretendemos explicarlos como resultado de la acción de una variable en la que se resume toda la relación.
Otros enfoques, desde otras riberas del pensamiento social, han venido sosteniendo; desde bastante tiempo atrás, que el proceso de··descomposición de las comunidades (cuyo equivalente conceptual, en términos del trabajo de Cotlear, sería el proceso de cambio institucional) tiene que ver con la "penetración del capitalismo", entendida ésta, en sus expresiones más generales, principalmente como diferenciación campesina al interior de las comunidades y mayor vinculación al mercado. El marxismo, como es conocido, ha encontrado en el "desarrollo de las fuerzas productivas" uri concepto que · resume la multiplicidad de variables que influyen en los cambios de las relaciones de producción (que serían incompleta-
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mente traducidos como cambios institucionales, si usamos la conceptualización utilizada por Cotlear). Sin embargo, para este enfoque, la relación entre "desarrollo de las fuerzas productivas" y cambio en las "relaciones de producción" no puede ser expresada como la relación entre una variable dependiente y una variable independiente. Es por esto que el análisis marxista es esencialmente histórico.
El trabajo que analizamos enfrenta un problema que no es particular a él, sino que es común en los trabajos económicos. Este problema consiste en la necesidad que tienen los economistas de controlar de manera explícita algunas variables, mientras se permite la acción de otras, muy en el estilo del experimento dentro de fas ciencias físicas. En este trabajo no está muy claro qué variables se controlan, pe.ro, implícitamente, sí qué variables son las que están actuando . Estas son el cambio institucional como variable dependiente y la presión sobre la tierra (entendida como resultado del crecimiento poblacional y de una creciente vinculación con el mercado) como vari~l?le independiente. El problema es que de esta manera se pueden perder aspectos dinámicos que deben entrar en el razonamiento. En el caso particular que estamos viendo, no es sólo la presión sobre la tierra la que está actuando, sino todo un contexto, dentro del cual, entre otros factores, tenemos que considerar la existencia y las posibilidades de aplicación de nuevas tecnologías en el cultivo. Cuando se afirma que a mayor ·presión sobre la tierra se da un cambio institucional más acelerado, parece no tenerse en cuenta que no puede utilizarse el "caeteris paribus" para todo lo demás, porque también están cambiando simultáneamente, entre otras cosas, la tecnología que hace posible el uso de insumos químicos y biológicos. Esto es importante porque seguramente los resultados serían diferentes si es que no estuviera presente esta tecnología. Al respecto, sería interesante tener en cuenta la experiencia china, en base a la cual sería difícil decir que en el año 1949, cuando triunfa la revolución dirigida por Mao y se instaura un régimen colectivista, la presión sobre la tierra era baja y que ahora, como la presión es mayor, hay una cierta tendencia a la privatización del cultivo
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de la tierra, sin tener en cuenta la multiplicidad de aspectos que el concepto de "desarrollo de las fuerzas productivas'' puede encerrar.
Lo que se afirma con esto no es la inutilidad del trabajo ni muchísimo menos; se trata solamente de ubicar sus posibles limitaciones cuando lo miramos desde un punto de vista menos "económico" y más desde el conjunto de las ciencias sociales. El trabajo de Cotlear es un trabajo de frontera, no sólo porque pretende endogeneizar el cambio institucional, lo cual no es común en la economía, sino también porque se ubica en el límite entre la economía y las demás ciencias sociales. Como el autor mismo lo afirma, éste es el trabajo de un economista que intenta abstraer lo esencial de la complejidad del mundo real, tratando de entender los factores que están detrás de las fuerzas que están transformando a las comunidades campesinas. Sin embargo, al parecer, las herramientas del análisis económico todavía no son lo suficientemente adecuadas para captar, en su necesaria amplitud, los problemas del cambio.
Vida/ Pino Zambrano Asociación "Guamán Poma"
Jirón Retiro 346 Cusco, Perú
Los vínculos entre intensificación de la producción agrícola en las comunidades campesinas andinas, los cambios tecnológicos y la transformación institucional de las mismas son el tema del artículo que nos presenta Daniel Cotlear. Lo central de su trabajo es, como el mismo señala, que "el sistema comunal de producción fue· un arreglo institucional eficiente mientras la tierra fue abundante y el trabajo relativamente escaso. El sistema permitió la existencia de procesos de producción caracterizados por una alta productividad del trabajo, pero ello fue obtenido al costo de una baja productividad de la tierra" .
No intentaré negar o afirmar la validez del planteamiento que hace Daniel Cotlear por razones simples : por un lado, el artículo es bastante explicativo, sugerente y general y, de otro, no hay la información empírica suficiente que refuerce lo tratado en el
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artículo. En ese sentido, mi comentario estará orientado a buscar preguntas y sugerencias a una parte del artículo: la relación entre intensificación de la agricultura y los cambios tecnológicos.
En primer lugar, no me parece adecuado señalar que el sistema comunal de producción fue eficiente mientras la tierra fue abundante y el trabajo escaso; sobre ello, la explicación teórica me parece suficiente; es decir, a cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas le corresponde un cierto grado o forma de organización social que genera relaciones de producción que articulan o vinculan estos procesos. Si aceptamos esto como válido, veremos que la organización productiva comunal correspondía a la manera de explotación del medio ; vale decir, al modo cómo se hacía la agricultura, entendida ésta como un conjunto de conocimientos y prácticas para producir y reproducir especies domesticadas bajo ciertas condiciones naturales y que sirven para satisfacer las necesidades humanas. Por ello, la producción se halla en estrecha relación con: a) El medio natural (calidad y cantidad de
recursos) . b) El ecosistema transformado (andenes,
camellones, cochas, sistemas de irrigación, infraestructura, etc.).
c) Los medios de producción (herramientas, fertilizantes, semillas).
d) La cantidad y calidad de especies vegetales y animales (stock genético).
e) Las técnicas y prácticas productivas (siembra, formas de surcos, distanciamiento de plantas, labores culturales, cosecha, etc.).
f) Los intercambios de productos, insumos y servicios.
g) La importancia de la población y las necesidades sociales de consumo (alimentación y nutrición).
h) La organización social productiva. Estos elementos forman un todo y cons
tituyen un sistema agrario; el cambio o modificación en uno de estos elementos entraña cambio y modificación en los otros y ello tiene límites muy marcados que permiten o posibilitan que los sistemas se mantengan en relativo equilibrio. Si uno o varios de estos elementos sufren distorsiones muy grandes, arrastran a todo el sistema a
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un punto que es insostenible y entran inevitablemente en crisis.
En las antiguas sociedades agrarias, el propio sistema agrario iba creando mecanismos que permitían superar la crisis. La velocidad y las formas de búsqueda de estas alternativas definen la evolución de los distintos sistemas agrarios en el mundo ; cada una de las civilizaciones ha seguido caminos diferentes, con medios diferentes y factores sociales y políticos distintos, etc.
En resumen, la organización comunal corresponde a la forma de explotación y producción del medio.
En segundo lugar, me sorprende mucho la afirmación en el sentido de que "el sistema permitió la existencia de procesos de producción caracterizados por una alta productividad del trabajo, pero ello fue obtenido al costo de una baja productividad de la tierra'' . He leído el trabajo con detenimiento y no he encontrado referencias precisas en relación a los rendimientos. Es necesario que el autor explique cuál es la relación que se dio entre el modo o la forma de explotación ( medio, especies, herramientas, prácticas, etc.), la densidad de la producción (rendimientos) y la cantidad de gente que podía vivir por hectárea cultivada; es decir, es ne·cesario conocer cuáles son los niveles de producción en relación superficie/hombre y de allí calcular la producción agrícola global y recién después de este ejercicio definir las características precisas de los sistemas de producción en los Andes.
Finalmente, lo que el autor señala en relación a los círculos de distribución espacial y productiva en las comunidades es importante y muy útil para entender los sistemas de producción; sin embargo, quisiera hacer algunas observaciones puntuales en relación al sistema de Descansos Regulados Comunalmente (DRC). El autor, al restringir el segundo círculo DRC solamente a los descansos, comete tres errores: l. El segundo círculo DRC no es solamente
desqnso, sino también riego y en ciertos casos regula el funcionamiento de la mano de obra. Hay comunidades campesinas muy organizadas más en el manejo y control del riego que en la regulación de los descansos.
2. No se puede restringir la restitución de la fertilidad del suelo al descanso y no
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hacer referencias, por ejemplo, a la rotación de cultivos, cultivos asociados, cambios de variedades y especies, etc., que son prácticas muy comunes en el segundo círculo espacial de DRC.
3. Esta visión "descansista" conduce al autor a terminar definiendo a las comunidades como tradicionales o modernas según mantengan o no el sistema de DRC. En conclusión, me parece que el presen
te artículo resulta bastante útil para ir configurando la evolución y la caracterización de los sistemas de producción andinos, lo cual servirá de base para la elaboración y aplicación de políticas regionales para el desarrollo agrario de la sierra.
Rodrigo Sánchez Instituto Regional de Ecología Andina
Apartado 37 Huancayo, Perú
Sin lugar a dudas, el artículo que tenemos en manos imprimirá un nuevo rumbo en las investigaciones rurales en el Perú. En esta medida puede ser caracterizado como pionero. Formula un excelente esquema de investigación: el enfoque, antes no abordado en nuestro medio, de la relación entre el cambio institucional, la tecnología y la productividad. Pero también, como tal, plantea interrogantes cuyo esclarecimiento se hace impostergable. Por otro lado, es un trabajo provocador porque, si bien sus premisas y conclusiones son discutibles en varios aspectos, tiene la virtud de sembrar inquietud. Esto hace que el texto sea de por sí de gran utilidad y trascendencia. , Comencemos por algunos de los aspectos discutibles para Juego referirnos a los interrogantes. El primer aspecto nos parece ser el convencimiento del autor de la necesidad de "endogeneizar" el análisis; es decir, explicar la disolución de las comunidades andinas, los cambios tecnológicos y la productividad a través de factores principalmente internos. Nuestra tendencia a pensar· que todos estos hechos pueden ser entendidos únicamente a través de una visión de con-
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junto de la interacción de causas internas y externas nos sugiere que el planteamiento de Cotlear en este artículo entra en contradicción con recientes aserciones que sostienen la estrecha vinculación de los cambios rurales con procesos y demandas procedentes del desarrollo urbano y regional.
Un segundo punto es aquello de que la privatización e intensificación de la explotación de la tierra conducen a mejorar la calidad de ésta, aumentar la productividad y, con ello -parece sugerirse-, elevar las tendencias del desarrollo económico . Esta hipótesis se orienta a demostrar la ineficiencia de los sistemas comunales a partir de un único factor, cual es el cambio en la estructura de propiedad. Tanto la mejora de la calidad de la tierra como la elevación de la productividad pueden, en efecto, haberse producido en los terrenos privados, en comparación a los eventualmente maltrechos cultivos o crianzas comunales. Pero tales tendencias tienen sus límites a largo plazo que son marcados por la polarización de la tenencia de la tierra en pocas manos y los efectos nocivos de la artificialización de los ambientes a falta de una explotación coordinada y planificada . Bajo formas de explotación privada y, especialmente, bajo formas de estructura parcelaria que cubren la mayor parte del agro serrano, encontramos también fenómenos de sobreexplotación y maltrato de los recursos a causa de criterios inmediatistas de producción y de las influencias mercantilistas.
A los costos ecológicos de la privatización y los límites de su incremento productivo , que valdría la pena analizar, se suma un tercer aspecto que señalar. El autor considera el incremento productivo en su contenido puramente económico. La omisión de los beneficios sociales en cualquiera de los procesos tecnológicos o de cambio de propiedad puede conducir a conclusiones incompletas.
Finalmente , nuestra cuarta observación se refiere a la elección de los sistemas rotativos comunales como el elemento esencial de la estructura comunal. Esta decisión lle-
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va al autor a establecer una dicotomía muy restringida,: .l,os cultivos en terrenos comunales versus los cultivos en las parcelas privadas. Se identifica lo comunal únicamente con Jo primero y se separa a los segundos como extraños y opuestos. A nuestro entender, el aspecto central de la organización comunal radica justamente en las relaciones entre cultivos comunales y familiares , la interacción y complementariedad entre ambos, la coordinación de las unidades productivas parcelarias mediante un ente suprafamiliar. El control colectivo de la tierra no es lo único que mantiene la participación de los comuneros. De ser así habríamos asistido ya a una más rápida disolución de esta institución como consecuencia de la creciente privatización. En efecto, la cÓmunidad se ha mostrado fortificada allí donde es capaz de ofrecer beneficios amplios, concesión de parcelas, pastos, infraestructura, maquinaria, insumos, oportunidades de trabajo, crédito, etc. Es importante tomar en cuenta la amplia experiencia reciente de cooperativas y empresas comunales, en las cuales no todo ha sido negativo.
La eficiencia comunal podría ser medida en· base a otros parámetros de estructura, teniendo en cuenta los pasos iniciales de modernización que se observa. Si bien las unidades productivas familiares tienen en algún momento más incentivos para adoptar nuevas técnicas, estas unidades, a su vez, pueden constituirse en elementos impulsores de cambios en las actividades comunales, así como recibir de la comunidad facilidades y servicios para su beneficio. Desde esta perspectiva , el cambio institucional sería el que consiste en el paso de una organización tradicionál ( con escasa capacidad para conducir con éxito aquella relación comunidad-familia y adoptar tecnologías nuevas) hacia otra que disponga de una tecnología más avanzada, así como también de un grado mayor de organización.
Este panorama plantea nuevos interrogantes que van más allá de las relaciones de propiedad: ¿en qué condiciones se está produciendo ese cambio hacia la comunidad
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modernizada?, ¿puede la comunidad campesina competir en eficiencia económica, social y ecológica con otros tipos de empresas y unidades de producción en las nuevas condiciones en que actúa? Pero también habría que preguntarse acerca de las relaciones que puede mantener la comunidad con los demás sectores de la economía regional y nacional: ¿puede la comunidad constituirse en una institución con relativa autonomía de manera que sea eficiente para su propio beneficio y no en favor de instancias ajenas que controlan los capitales, la tecnología y el mercado?
Toda esta nueva problemática surge justamente de la lectura del trabajo de Daniel Cotlear, que es ampliamente copioso en sugerencias y por Jo tanto muy orientador . Estas son las más importantes características que uno puede reclamar de un estudio riguroso.
Sebastián Tallacagua Casilla 1996
La Paz, Bolivia
Durante la época de la colonia, las comunidades campesinas andinas en general fueron afectadas de una u otra manera en la tenencia de la tierra, la estructura organizativa comunal, la caída demográfica de la población nativa, etc .
Las comunidades originarias o tradicionales nunca habían sentido ni escuchado algo parecido al sistema de Descanso Regulado Comunalmente, por lo menos en las actuales provincias de Camacho , Manco Kapac y Omasuyos, a no ser que la transmisión de generación a generación ya no se practique hace bastante tiempo y que hayan desaparecido por completo seí'lales físico-materiales que atestiguaran la existencia del DRC.
Estas comunidades andinas, situadas a orillas del Lago Titicaca y que aproximadamente son cien, tienen programas de asistencia técnica agrícola y casi todas son comunidades originarias o tradicionales.
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Para nosotros, son comunidades ong1-narias aquellas que nunca fueron haciendas y que, por lo tanto, conservaron muchas tradiciones y costumbres, así como la estructura social, económica y política de la comunidad. Las otras comunidades campesinas, llamadas hoy ex haciendas, surgen en el proceso de formación de haciendas inclusive hasta la Revolución Nacional de 1952; posteriormente optaron por el retomo a las comunidades originarias en sus tradiciones y costumbres; en cuanto a la tenencia de la tierra, optaron por el camino de la parcelación individual familiar .
Las comunidades originarias son las más típicas, con todas las características de una comunidad representativa de esta región andina del Lago Titicaca del Altiplano boliviano. Dichas características no parecen estar comprendidas en el sistema de Descanso Regulado Comunalmente probablemente por lo siguiente:
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El espacio territorial de cada una de estas comunidades es muy limitado y no pasa de una hora de caminata de un extremo a otro. No se practica el descanso en terrenos cultivables; es decir, todos los años son cultivadas las parcelas familiares cercanas o distantes de la vivienda familiar. No son de consideración la introducción y uso de tecnologías modernas, hecho que podía haber conducido a una transformación en cultivos intensivos. Algunas parcelas familiares no cultivadas durante uno o más años al interior de la comunidad son resultado de la migración a la ciudad. Son insignificantes los terrenos de pastoreo, por lo general no aptos para labores agrícolas. Mientras no estén cultivadas las parcelas de familias individuales dentro del calendario agrícola, éstas pueden servir de es-
parcimiento de los ganados menores, más que de pastoreo, por cuanto al tiempo de recoger la cosecha las familias dejan las parcelas cultivadas sin pasto alguno, las mismas que son aprovechadas por sus propios ganados familiares. Luego, en la época de invierno, cuando todo se seca y cuando las parcelas aún no están cultivadas, sirven de esparcimiento más que de campo de pastoreo comunal. La influencia de la comunidad sobre las decisiones productivas de.las familias no existe. Estas decisiones se limitan a actividades como la reparación o construcción de escuelas, caminos vecinales o ramales o alguna iglesia. No existert divisiones de tierras en tres círculos concéntricos que rodean a la comunidad poblada, sino · que t,odas las
· parcelas familiares privatizadas se cultivan 'por igual anualmente, estén situadas cerca o lejos de la vivienda familiar campesina de estas comunidades. Por lo visto, no parece tener vigencia el
sistema de Descanso Regulado Comunalmente en las comunidades andinas aymaras situadas a orillas del Lago Titicaca, aunqu~ el artículo en cuestión ampliaría su radió de influencia a estas comunidades, situadas entre 2400 a 4200 m.s.n.m ., en el rango de precipitación pluvial de 300 a l 270milímetros por año, en el oeste de Bolivia.
Los otros aspectos que expone el artículo no han podido merecer comentario ni críticas por las limitaciones del tiempo y las modalidades exigidas para ello. De todas maneras, creo que son muy interesantes e importantes las investigaciones emprendidas por 'el economista Daniel Cotlear y estamos de acuerdo en que es necesario comprender las fuerzas que están transformando a las comunidades; sólo así podemos ini-
, ciar un proyecto entre las comunidades campesinas o andinas.
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RESPUESTA
Daniel Cotlear . PADI
Máximo Abril 506 Lima 11, Perú
David Lehmann inicia su comentario augurando un debate con un cariz mayormente ideológico, en el que las críticas se originarían en una imagen idealizada de comunidades campesinas organizadas en torno a la propiedad y gestión colectiva e igualitaria de la tierra. Afortunadamente, la riqueza de los comentarios recibidos muestra que Jesús Guillén tiene razon cuando afirma que, al menos en los círculos académicos, la idea de la comunidad igualitaria ha sido superada. Muchos de los comentarios van más allá del análisis presentado en el artículo, proponiendo nuevas preguntas y líneas de investigación; me limitaré aquí a discutir algunas de las críticas planteadas, tomando primero las críticas metodológicas y luego algunas de las precisiones puntuales, para terminar refiriéndome a vacíos en el análisis que han sido subrayados por los comentaristas y requieren de una nueva agenda de investigación .
Rodrigo Sánchez opir.a que me concentro exclusivamente en factores internos como determinantes del cambio institucional, mientras estudios recientes han mostrado la vinculación de los cambios en zonas rurales con procesos procedentes del desarrollo urbano y regional. Creo que es más preciso afirmar que lo que examino son las manifestaciones internas de cambios globales. Así, por ejemplo, ei · incremento en la presión por la tierra es un factor "interno", pero que es ocasionado por: 1) el crecimiento demográfico originado por cambios a nivel macro en la economía, salud, educación y nutrición; 2) pérdida de tierras por el crecimiento de haciendas durante el siglo XIX, ocasionado por cambios en los patrones de
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Cotlear: Cambio institucional
comercio internacional y en la tolerancia del sistema político regional y nacional; 3) mayor comercialización de la producción campesina, condicionada por el crecimiento de la demanda urbana y los canales regionales de intermediación. El otro factor crucial que impulsa la transformación es la adopción de insumos modernos, y esto puede verse como un fenómeno "interno", pero que es posibilitado por la difusión de nuevas tecnologías que vienen del resto de la economía.
José Oscátegui y Bruno Kervyn(*) consideran simplista afirmar la existencia de una causalidad que va del cambio institucional al cambio técnico. Coincido con ellos, pero me sorprende la observación, pues repetidas veces he insistido que la causalidad corre en ambas direcciones. En el caso de Kervyn, el comentario es doblemente sorprendente, pues mientras en la página 577 manifiesta escepticismo sobre la existencia de efectos de -la privatización sobre la intensificación de la agricultura, algunas páginas más arriba coincide con mi argumento al afirmar que "nuevas técnicas que permiten una intensificación de la agricultura ( ... ) conducen a un cambio institucional, lo que permite a su vez un posterior progreso técnico. La relación entre cambio técnico e institucional es dialéctica: efectos y causalidades son recíprocos" (Kervyn 1987:571).
En el artículo afirmo que la forma más importante a través de la cual la comunidad regula el usufructo privado de tierras agrícolas es limitando el cultivo a algunos años específicos a través del sistema de turnos. Kervyn, en cambio, considera que la organización comunal depende muy poco de la
(*) KERVYN Bruno . "El estudio económico del cambio técnico en la agricultura andina: A_propósito de dos libros de Figueroa y Cotlear", Revista Andina, 5,2: 565-579. Cusco, 1987.
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existencia de los turnos, por lo que "la desaparición de estos sistemas no la afecta mayormente" (p. 575) . Esta conclusión se basa en varios errores de interpretación. Primero , Kervyn (como también Epifanio Baca) piensan equivocadamente que la importancia del DRC está en la decisión de qué turno cultivar cada año . Esto es totalmente secundario; lo importante es qué proporción de la tierra de una familia puede cultivarse cada año: que sea 500/0, como ocurre en comunidades con DRC, donde la mitad de las tierras de cultivo deben dejarse de lado para el usufructo comunal de pasturas, u 800/0 , como se observa en comunidades que han abandonado el DRC, es crucial para determinar la productividad y los ingresos de las fincas familiares. En otro lugar, comparando la productividad de fincas campesinas en Cusco en regiones tradicionales (con DRC) y más modernas (sin DRC), encontré que la productividad por hectárea de estas últimas duplicaba a las primeras y que 700/0 de la diferencia se debía a la reducción de las áreas en descanso(*).
El segundo error de Kervyn es suponer que el sistema de posesión tampoco se ve afectado, pues los turnos ya están divididos en parcelas individuales (p. 575) . Pero ésa es precisamente la razón por la que cualquier incremento en la intensidad de cultivo, asociado al abandono del sistema de turnos, se convierte en una forma de privatización : en vista que los derechos de propiedad sobre parcelas específicas en un turno existen cada vez que el turno se cultiva -y se pierden cuando el turno está en descanso y es asignado al pastoreo comunal-, el aumento en la frecuencia del cultivo implica que cada parcela está bajo usufructo privado por un período mayor y bajo usufructo comunal por uno menor. Posiblemente la confusión de este comentarista se origina en que se mantiene dentro de las concepciones dico-
(*) Estos resultados se presentarán en . Cotlear 1988 ( en prensa): Desarrollo Cam
pesino de los Andes, IEP.
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tómicas convencionales entre propiedad privada o comunal y tierra cultivada o virgen, mientras que en los Andes ambas características se dan sobre un eje continuo y la concepción dicotómica resulta inadecuada.
Kervyn y Pino consideran que pongo demasiado énfasis en la agricultura de secano y subrayan la importancia de la de riego. Sin duda, el riego es importante, tanto por su potencial para el crecimiento futuro como para la existencia de instituciones de coordinación de agricultores que comparten canales y deben mantenerlos y racionar el agua. Pero si nos referimos a las comunidades actuales, la importancia relativa de las dos es una cuestión empírica y no especulativa. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares Rurales (ENAHR) de 1984, sólo el 200/0 de las tierras de cultivo en sierra tienen riego, y esta cifra es probablemente menor en las comunidades, pues: l) existen marcadas dificultades metodológicas para medir las tierras de secano que se encuentran en descanso , por lo que parte de éstas son clasificadas como pastos naturales, subestimándose así el volumen total de tierras cultivables y, por tanto, sobreestimando la proporción que se encuentra bajo riego; 2) una parte considerable de las tierras de riego son conducidas por pequeños y medianos agricultores que no son comuneros; y 3) gran parte de la infraestructura de riego contiene agua solamente durante la época de lluvias. Es decir que si nos referimos a las tierras de las comunidades campesinas, debemos concentrar la atención en la agricultura de secano, y allí el sistema de turnos tiene gran importancia.
Kervyn continúa sus críticas en una larga enumeración de lo que serían mis errores, pero que reflejan más bien una lectura apurada de mi texto. Así, según él, yo llego a la conclusión que "el sistema de turnos impide la fertilización química" (p. 577, el subrayado es mío), siendo mi argumento que el DRC hace que el cambio sea más lento, no que impida el cambio, lo cual es empíricamente incorrecto .
Revista Andina, año 6
----------------------- Cotlear. Cambio institucional
Mi argumento es que la obligación de dejar la tierra en descanso durante períodos largos desincentiva el uso de fertilizantes. Sin DRC, un agricultor puede decidir fertilizar la tierra para prolongar un ciclo de cultivo durante más de dos años y para acortar el ciclo de descanso e iniciar el cultivo sin esperar que la tierra recupere la fertilidad a través de procesos naturales. Con descansos prolongados, obligados por el DRC , la fertilización artificial es poco rentable , pues
\ en tierras descansadas los fertilizantes provocan aumentos muy pequeños en los rendimientos . Cuando la comunidad toma la decisión de utilizar un turno como pastizal durante ocho años, ningún agricultor individual puede elegir extender el ciclo de cultivo o acortar el de descanso, por lo que ganaría poco utilizando fertilizantes .
El aprendizaje del uso de nuevas técnicas es una inversión con un costo que se expresa en tiempo, experimentación y en errores en el uso de los insumos. Al decidir si debe o no realizar esta inversión , el agricultor debe evaluar el posible retorno económico . Con la nueva tecnología , el ingreso neto por hectárea cultivada se incrementará en x intis; el retorno total a la inversión dependerá del número de hectáreas cultivadas con la nueva tecnología : si es una hectárea , el ingreso se incrementará en x; si son tres hectáreas, en 3x. Kervyn piensa que sólo importa el valor de x (p . 578) y por ello pierde de vista el efecto de no introducir la nueva técnica al DRC sobre la tecnología aplicada a las tierras que están fuera del DRC: un campesino podría decidirse a invertir en aprender el uso de una técnica nueva si pudiese aplicarla a sus dos hectáreas de papa; si sólo Je resulta rentable aplicarla al cuarto de hectárea de la zona baja, puede preferir invertir en un pequeño negocio en la feria de los sábados y continuar con el uso de la tecnología tradicional en las dos hectáreas de papa.
No. 1, Julio 1988
Rodrigo Sánchez se refiere a un vacío importante en mi análisis. Es posible que el cambio tecnológico permita incrementar la intensidad de cultivo de manera sostenida, pero es probable que esto tenga un límite más allá del cual mayor intensidad en el uso del suelo puede llevar a una depredación de los recursos, con lo que toda ganancia en el corto plazo se perdería , y con creces , en el largo plazo. Ignoramos cuál es el umbral a partir del cual la agricultura se vuelve depredadora, y éste es un tema que requiere de estudios cuidadosos. Esto no debe ser entendido como aceptación del argumento de que existe un único sistema ecológicamente estable , pero es necesario entender los límites de lo tolerable y, lo que es aún más importante, es crucial iniciar investigaciones agronómicas dirigidas a permitir la existencia de un equilibrio agroecológico superior , compatible con las mayores necesidades de una población más numerosa ; sin duda , aquí la agroforestería , los andenes y camellones y las irrigaciones jugarán un papel importante .
Finalmente , coincido con Lehmann cuando señala que el mayor vacío en mi análisis se refiere al tratamiento del tema de los bienes públicos. En el corto plazo, la difusión de nuevas tecnologías puede poner a la agricultura campesina en un mayor nivel de productividad e ingresos. Pero para que esto se extienda hacia el largo plazo se requiere de cambios en infraestructura que abarcan unidades mayores a la finca individual: inversiones en sistemas de riego, infraestructura para la defensa de laderas y arborización serán necesarias y requerirán de nuevas formas de organización comunal ; deberá haber también investigación agronómica y políticas macroeconómicas apropiadas para que el crecimiento sea continuo y esto requiere de formas de organiza_ción social mayores, capaces de presionar sobre el Estado .
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