Cambio de Trinchera (1)

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Cambio de trinchera Las experiencias deben socializarse Me-ti decía: “No debe perpetuarse a nadie en un cargo público porque tenga “experiencia” en ese campo concreto. Deberá aprender a transmitir su experiencia en vez de usufructuarla como una propiedad” Me-ti/Libro de los cambios. Bertold Brecht Queridas compañeras, queridos compañeros de los Campamentos Dignidad de Extremadura: Mediante esta carta quiero comunicaros mi desvinculación de las responsabilidades cotidianas en los Campamentos Dignidad. Muchas de vosotras y vosotros sabéis que lo llevo planteando hace ya mucho tiempo pero esta lucha nuestra es tan absorbente –y, al tiempo, tan acogedora- que nunca era el momento idóneo. El 1 de febrero de 2013 terminé mi último empleo como educador social en el Instituto Ildefonso Serrano de Segura de León. El día 20 de ese mismo mes, un grupo de locos y locas de Mérida plantaron las tiendas de campaña en la puerta de la oficina de empleo. Entonces, un viento irresistible de dignidad y de coraje me sacudió, a mí como a tantos otros: el viento generoso y valiente de la gente más humilde, el vendaval de la fraternidad obrera. Y así, hasta ahora. En estos casi tres años hemos conseguido poner en pie un poderoso movimiento popular, una comunidad de lucha contra el paro y la precariedad. Hemos contribuido a echar a un gobierno regional ruin y a levantar herramientas destituyentes como las Marchas de la Dignidad. Desde el suelo hemos alzado una cultura unitaria, un estilo sencillo e insobornable, un movimiento social que une la pelea por el pan cotidiano con la aspiración a los grandes cambios sociales. Ahora empieza otra etapa en la lucha de los Campamentos Dignidad. Nuevos campamentos pugnan por nacer en Zafra, Villanueva de la Serena, Montijo y otras muchas poblaciones de Extremadura e incluso de fuera de Extremadura. Y las elecciones generales, cualquiera que sea su resultado, abrirán a los movimientos sociales la posibilidad y la necesidad de inéditos desafíos. Comienza una etapa que requerirá nuevas respuestas, nuevas miradas, nuevas improntas. Y, como siempre, habrá que defenderse de la rutina, de los automatismos, del “ya todo está dicho”. Por las dos razones, las del movimiento y las mías propias, creo que es el momento de cambiar de trinchera. Claro está que no dejo la lucha social ni cuestiono la utilidad de los Campamentos Dignidad. Todo lo contrario: me siento 1

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Cambio de trinchera

Las experiencias deben socializarse

Me-ti decía: “No debe perpetuarse a nadie en un cargo público porque tenga “experiencia” en ese campo concreto. Deberá aprender a transmitir su experiencia en vez de usufructuarla como una propiedad”

Me-ti/Libro de los cambios. Bertold Brecht

Queridas compañeras, queridos compañeros de los Campamentos Dignidad de Extremadura:

Mediante esta carta quiero comunicaros mi desvinculación de las responsabilidades cotidianas en los Campamentos Dignidad. Muchas de vosotras y vosotros sabéis que lo llevo planteando hace ya mucho tiempo pero esta lucha nuestra es tan absorbente –y, al tiempo, tan acogedora- que nunca era el momento idóneo.

El 1 de febrero de 2013 terminé mi último empleo como educador social en el Instituto Ildefonso Serrano de Segura de León. El día 20 de ese mismo mes, un grupo de locos y locas de Mérida plantaron las tiendas de campaña en la puerta de la oficina de empleo. Entonces, un viento irresistible de dignidad y de coraje me sacudió, a mí como a tantos otros: el viento generoso y valiente de la gente más humilde, el vendaval de la fraternidad obrera. Y así, hasta ahora.

En estos casi tres años hemos conseguido poner en pie un poderoso movimiento popular, una comunidad de lucha contra el paro y la precariedad. Hemos contribuido a echar a un gobierno regional ruin y a levantar herramientas destituyentes como las Marchas de la Dignidad. Desde el suelo hemos alzado una cultura unitaria, un estilo sencillo e insobornable, un movimiento social que une la pelea por el pan cotidiano con la aspiración a los grandes cambios sociales.

Ahora empieza otra etapa en la lucha de los Campamentos Dignidad. Nuevos campamentos pugnan por nacer en Zafra, Villanueva de la Serena, Montijo y otras muchas poblaciones de Extremadura e incluso de fuera de Extremadura. Y las elecciones generales, cualquiera que sea su resultado, abrirán a los movimientos sociales la posibilidad y la necesidad de inéditos desafíos. Comienza una etapa que requerirá nuevas respuestas, nuevas miradas, nuevas improntas. Y, como siempre, habrá que defenderse de la rutina, de los automatismos, del “ya todo está dicho”.

Por las dos razones, las del movimiento y las mías propias, creo que es el momento de cambiar de trinchera. Claro está que no dejo la lucha social ni cuestiono la utilidad de los Campamentos Dignidad. Todo lo contrario: me siento orgulloso de pertenecer a este movimiento, de haber participado con muchos otros en su construcción. Cada día que pasa estoy más convencido de que el principal instrumento de transformación social y de auténtica unidad popular son los movimientos sociales. Cada día desconfío más de los caminos trillados y de los atajos electorales. Pero sí dejo la primera línea, las reuniones, el duro batallar del activismo diario.

Agradezco a todas las compañeras y compañeros de los Campamentos Dignidad su afecto constante y su permanente enseñanza. El fuego purifica, repetía muchas veces nuestro compañero José Gimenez Lorente, cuando nos encontrábamos en algún callejón sin aparente salida. No es el fuego el que purifica Jose, es el pueblo cuando lucha.

¡Viva el pueblo, vivan los Campamentos Dignidad!

21 de noviembre de 2015, Asamblea de los Campamentos Dignidad de Extremadura celebrada en Badajoz

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