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EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPO UN SIGLO DE RESISTENCIA INDGENALuis Guillermo Hernndez

EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPOLuis Guillermo Hernndez

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EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPO UN SIGLO DE RESISTENCIA INDGENALuis Guillermo Hernndez

EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPOEdicin Digital

Luis Guillermo HernndezPublicacin Pstuma

EDICIN PARA INTERNETEste libro fue editado para Internet por la empresa SQUIDWARE, C.A. con la Autorizacin de la Sociedad Bolivariana del Estado Zulia y la Academia de Historia del Estado Zulia. 12-10-2010.

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EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPO UN SIGLO DE RESISTENCIA INDGENALuis Guillermo Hernndez

HOMENAJE DE LA SOCIEDAD BOLIVARIANA DEL ESTADO ZULIA EN EL CUATRICENTENARIO DE LA MUERTE DEL CACIQUE NIGALE MARACAIBO 1607-2007

Publicacin Pstuma de su AutorPor la Sociedad Bolivariana del Estado Zulia y de la Academia de Historia del Estado Zulia.

MARACAIBO-20074

EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPO UN SIGLO DE RESISTENCIA INDGENALuis Guillermo Hernndez

AGRADECIMIENTOS-DEDICATORIASA la Sociedad Bolivariana del Estado Zulia, de la cual somos miembros desde hace 26 aos y la cual ha auspiciado esta obra en honor al Cacique Nigale, epnimo de su ciudad cultural popular; y a la Academia de Historia del Estado Zulia, con quienes hemos compartido 29 aos de cofrada, muchas veces con enfrentamientos verbales fuertes, por las distintas concepciones historiogrficas que manejamos y los cuales, desde luego, no han disminuido la relacin personal y de compaerismo. A Jess Molina Balzn, docente de extensa trayectoria y presidente actual de la Sociedad Bolivariana del Estado Zulia, quien ha efectuado mltiples esfuerzos para lograr ver en letras de imprenta esta investigacin. A Ilya Izaguirre, actor, director y autor de teatro, quien nos proporcionara informacin sobre sus montajes sobre la figura del Cacique Nigale, en un interesante proyecto, el Teatro del Agua, auspiciado por CORPOZULIA, en la isla de San Carlos, dentro de los talleres del Grupo de Teatro Mampara. A Yldefonso Finol, Alciro (Amado) Pereira Parra y a Pablo Nigal Palmar Paz, autores de trabajos sobre el Cacique Nigale. Deseamos reforzar este agradecimiento a Yldefonso Finol, por quien conoc la figura heroica de Nigale, inspiradora de esta investigacin; y as mismo, a Alciro (Amado) Pereira Parra, real cronista de las islas, quien suministrara informes sobre Nigale y el municipio insular, permitiendo la reproduccin de un dibujo elaborado para su obra Nigale, el Moiss de los A, en imprenta. Espero que lean este estudio, con la gran pasin que los caracteriza, aunque discrepen de algunos de los planteamientos que emitimos como historiadores.

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A Roln Emiro Iguarn, Valdo Cardone Borges, Anbal Rodrguez Silva y Jess ngel Semprn Parra, grandes amigos del campo de la cultura, desde los ya lejanos tiempos de la Asociacin Cultural Rmulo Gallegos. A Enrique Arenas, sempiterno amigo, quien siempre ha salvado las semejanzas por encima de las diferencias y de quien tanto he aprendido en el campo de las letras. A Roberto Simancas, poeta, amigo, colaborador siempre, o simplemente, compaero de una noche de bohemia, con las populares cervecitas y la conversacin interminable sobre cualquier tema que se presente en esa tertulia y que nos cause inquietud. A los pintores Johnny Espina y Daniel Paz, al escultor Benito Almarza y al dibujante Amado Nervo Pereira Alvarado, artistas visuales creadores de la figura de Nigale. A todos los habitantes de la Isla de Zapara, ilustre cuna del Cacique Nigale, sobre todo a los educadores Francisco Antonio Rodrguez Lpez (Piita) y Yibisay Rodrguez, su hija y al pescador Leonardis Vlchez, cordiales informantes en Zapara.

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CONTENIDO DEL LIBROAGRADECIMIENTOS-DEDICATORIAS...................................................................5 PRLOGO.................................................................................................................9 NOTA PREVIA......................................................................................................... 11 CAPTULO PRIMERO.............................................................................................22POBLACIN NDIGENA PREHISPNICA............................................................................................... 22 EN LA CUENCA DEL LAGO DE MARACAIBO........................................................................................22

CAPTULO SEGUNDO........................................................................................... 43UN SIGLO DE HISTORIA Y DE RESISTENCIA INDGENA..................................................................43 EN LA CUENCA LACUSTRE (1499-1598)...................................................................................................43

CAPTULO TERCERO.......................................................................................... 118ABUSOS CONTRA LOS INDIGENAS Y SU..............................................................................................118 TRAGEDIA DURANTE LA COLONIA......................................................................................................118

CAPTULO CUARTO............................................................................................ 128EL CACIQUE NIGALE Y SU TIEMPO......................................................................................................128

CAPTULO QUINTO..............................................................................................157LA CUENCA DEL LAGO DE MARACAIBO ..........................................................................................157 DESPUS DE LA MUERTE DE NIGALE..................................................................................................157

CAPTULO SEXTO............................................................................................... 165A CUATRO SIGLOS DE LA MUERTE...................................................................................................... 165 DEL CACIQUE NIGALE..............................................................................................................................165

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CRONOLOGA DEL CACIQUE NIGALE..............................................................180Durante su trayectoria vital...........................................................................................................................180 Nacimiento a la gloria inmortal.....................................................................................................................182

FUENTES SOBRE NIGALE Y SU TIEMPO......................................................... 216Fuentes Documentales....................................................................................................................................216 Fuentes Bibliogrficas....................................................................................................................................218 Fuentes Hemerogrficas.................................................................................................................................220

APNDICES..........................................................................................................221 APNDICE I:......................................................................................................... 222COMO PROBLEMA JURDICO Y MORAL...........................................................................................222 POR ARTURO USLAR PIETRI...................................................................................................................222

APNDICE II:........................................................................................................ 235 OTRAS FUENTES UTILIZADAS..........................................................................259 BIOGRAFA Y VIDA CULTURAL DEL AUTOR....................................................276Publicaciones...................................................................................................................................................277

ACERCA DEL AUTOR..........................................................................................278

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PRLOGOEn la obra El Cacique Nigale y su Tiempo, el autor ha pretendido crear un instrumento que permita una mejor comprensin de los hechos que ocurrieron durante la poca del Encuentro de las dos Etnias y de la conquista despiadada del imperio espaol en las regiones ribereas del Lago de Maracaibo. En la obra se encontrar un valioso contenido distribuido en seis captulos, los cuales plasman el conocimiento bsico de los pobladores indgenas, el recorrido panormico de carcter histrico por los cien aos transcurridos desde el encuentro de las dos culturas, la europea y la americana indgena, la inmensa tragedia de la poca colonial, el despojo y los malos tratos a manos de los invasores, los aspectos biogrficos del valiente Cacique Nigale, en el violento tiempo que le toc vivir, algunas nociones sobre aculturacin de los actuales a o paraujanos, como descendientes de las etnias, zapara, toas, sinamaicas y aliles. Las enseanzas propuestas en cada uno de los captulos pretenden hacer que el lector oriente, tanto en la escuela, en la casa, como en la calle, partiendo de los principios esenciales expresados por el autor. Siendo el presente trabajo de investigacin estructurado siguiendo estrictamente los hechos histricos ocurridos en su poca y buscando que el lector pueda llegar a tener claras las ideas y hechos importantes del quehacer del Cacique Nigale. El Cacique Nigale, en especial sobre su valenta y arrojo frente al invasor. Ese gran Cacique era reconocido por los principales aborgenes que vean en l, al dirigente unificador de las etnias, al guerrero batallador y al mrtir libertador de su pueblo, por lo tanto debemos humanizar la figura del Cacique Nigale, para ponerlo a convivir con el quehacer nacional. Esta obra producto de una dilatada experiencia literaria y de investigacin, refleja no slo una profunda sensibilidad socialhistrica por parte del autor, sino tambin un concepto profundo de educacin, al representarla como un proceso de ayuda al educador, al nio y al

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adolescente. Es una gran satisfaccin para m escribir estas lneas y felicitar al Dr. Luis Guillermo Hernndez, por su brillante carrera como escritor e investigador y por ofrecernos este oportuno texto, a cuatro siglos de la muerte del Cacique Nigale.

Esp. Jess Enrique Molina BalznPresidente de la Sociedad Bolivariana del Estado Zulia

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NOTA PREVIAEn este estudio histrico regional del Zulia, con aproximaciones biogrficas a la figura del Cacique Nigale, se ha intentado acercarse lo ms posible, a travs de la investigacin, al violento tiempo que le tocara vivir a Nigale, a su etnia indgena zapara y a otros grupos aborgenes, pobladores de la cuenca del Lago de Maracaibo, a su gran resistencia ante la penetracin europea de su espacio vital y al terrible etnocidio efectuado por muchos de esos invasores, quienes les robaron el oro, les arrebataron su libertad y los esclavizaron, y casi acabaron con la existencia de aquellas etnias aborgenes de la regin lacustre, no solo con unas armas superiores a las suyas, sino tambin a travs del engao, de la traicin y de la alevosa, adems de irles arrancando lentamente, su autntica identidad de pueblo, representada bsicamente en la lengua propia que los identificaba y en otros aspectos de su cultura autctona. Para lograr el propsito bsico de esta investigacin, de base cientfica y de finalidad didctica, dirigida a los nios y jvenes en especial y a la comunidad venezolana en general, se usar un lenguaje sencillo, en forma de narracin y comprensible para cualquier nivel socio-cultural del lector, a pesar de lo crudo de la temtica planteada, para lo cual se ha dividido en varios captulos. El primer captulo se dedicara a un leve conocimiento de los pobladores indgenas prehispnicos en la regin lacustre, provenientes de las grandes familias: aruacos, caribes y chibchas, destacando, en una forma somera, las caractersticas tnicas que los identificaba y sus costumbres socio-culturales fundamentales, para luego emparentarlos con sus descendientes, las cuatro etnias actuales que pueblan el Estado Zulia y una parte de Colombia. En el segundo captulo, se hara un recorrido panormico de carcter histrico, por los cien aos transcurridos, desde el llamado Descubrimiento o Encuentro de dos culturas, la europea y la americana, efectuado en el Lago de Maracaibo, entonces una autntica alberca cristalina, el 24 de agosto de 1499 y aquel ao de 1598, con

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la aparicin pblica de Nigale como cacique de la etnia zapara, para ms tarde, unificar y encabezar la gran resistencia aborigen de la cuenca lacustre. Ese primer encuentro doble de las culturas, de los europeos con los indgenas americanos, muy pronto se iba a convertir en triple, al aadirles el componente negro, con el vergonzante comercio de naturales del continente africano, para convertirlos en esclavos, en las nuevas tierras americanas. Al ir incursionando en el tiempo del recorrido histrico, se intentar seguir la extensa ruta de la justa resistencia indgena, desde el momento inicial del Encuentro hasta llegar al atroz etnocidio, efectuado por muchos de aquellos conquistadores europeos, durante la llamada conquista, colonizacin y poblamiento, en este caso, de la cuenca del Lago de Maracaibo, ubicada en la denominada Tierra Firme, crmenes perpetuados a pesar de las concepciones morales y de las numerosas protecciones jurdicas de los monarcas hispanos, del propio papado y sobre todo, de la abnegada labor de los misioneros. Para el abordamiento de un tema tan polmico, debera intentarse su estudio con una especial sensatez, a pesar de lo difcil, sin dejarse dominar por el apasionamiento ideolgico, emocional o sentimental, sino tratando de entender la mentalidad, tan diferente a la actual, de aquellos hombres europeos del siglo XVI, quienes venan de la oscuridad de la poca medieval y estaban en el camino, de apenas despertar al deslumbrador Renacimiento. Como es muy conocido, esa resistencia indgena sera consustancial con la llegada del europeo a las tierras americanas y con intervalos, existira no slo en el siglo XVI, estudiada en este trabajo, sino que se prolongara durante las dos centurias siguientes de la dominacin espaola, es decir los siglos XVII y XVIII, y aun ms ac, ya constituida la nacin venezolana, a los siglos XIX y primera mitad del XX. En la poca estudiada del siglo XVI, el primero de la llegada del europeo invasor, la resistencia indgena se centralizara en varias zonas de la cuenca del Lago de Maracaibo, la del norte encabezada por los onotos y alcojolados, nombres genricos que se les daban a los zaparas, aliles, toas, sinamaicas y arubaes, al parecer, todos de origen aruaco; la zona que

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podramos considerar intermedia, de parautes, misoas, moporos y tomoporos; y la del sur, bsicamente por los quiriquires durante el siglo XVI y parte del XVII, aunque existan otras etnias, como los bubures, buredes, pemenos, guanaos, macoas, carates y chaques, la mayora de ellas llamadas coronados o motilones por los cronistas, sembrando una confusin de varios siglos, entre la autntica diferenciacin de los indios caribes y de los de origen chibcha, lo cual gracias a los estudios modernos de lingstica, pudo hacerse al fin, en la primera mitad del siglo XX, conocindose entonces, que los chibcha eran los indgenas bar y los caribes eran los yukpa. En esa resistencia indgena, en la poca estudiada, muy poco apareceran los wayu y los cocinas, de origen arauco y muy pronto retirados hacia las pampas guajiras donde s plantearan su resistencia en muchas ocasiones, as como los caquetos, vecinos de las regiones falconianas, aruacos tambin de origen y exterminados, casi en su totalidad, por los gobernantes de los comerciantes welser. El tercer captulo, en forma sinttica, tratara sobre la inmensa tragedia de los indgenas en la poca colonial, el despojo y los maltratos sufridos a manos de los llamados conquistadores y los sistemas de explotacin utilizados por ellos, tales como repartimientos y encomiendas, as como el papel jugado por las misiones. El cuarto captulo y central de la obra, abarcara los aspectos biogrficos, muy pocos conocidos del valiente Cacique Nigale, en el violento tiempo que le tocara vivir, iniciado desde su isla natal Zapara, para pronto conocer la guerra invasora y la servidumbre desde muy nio, recuperar la libertad ansiada y lograr obtener el despertar de sus dotes de lder y su especial carisma, que le permitiran efectuar la unidad de esa resistencia indgena de las diferentes etnias en toda la regin de la llamada Laguna de Maracaibo, as como el engao y la traicin utilizada para poderlo apresar y por ltimo, su alevosa muerte, en la Nueva Zamora de la Laguna de Maracaibo, al ser ahorcado, muy posiblemente hacia el 24-26 de junio de 1607, despus del exterminio de su nacin zapara y de las otras existentes en las mrgenes de esa regin lacustre, como eran los aliles, toas, sinamaicas, parautes

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y misoas, entre otras, en un gran genocidio, por slo aspirar a poder disfrutar de la libertad plena, en el espacio que siempre haban habitado, hasta la llegada del invasor europeo. En esos aos de intensa lucha y de resistencia aborigen, la existencia de lder de Nigale se iba a imbricar totalmente con la de su pueblo, como un verdadero caudillo de la autntica libertad humana, motivado por un ideal colectivo. El quinto captulo, servira para exponer algunas nociones sobre la aculturacin de los actuales a o paraujanos, como descendientes de las etnias zapara, toas, sinamaicas y aliles, entre otras, despus de la alevosa muerte de Nigale y sobre todo de la resistencia aborigen permanente en el sur de la Laguna, de los quiriquires y de los llamados motilones, en una forma muy resumida, lo cual sera ampliado en un futuro estudio, sobre los siglos XVII y XVIII del podero colonial espaol, en la actual regin zuliana. Queremos dejar constancia, desde ahora, que el propsito inicial del autor, es ir redactando en varios libros de investigacin, La Provincia de Maracaibo en la poca Colonial, desde luego con las necesarias imbricaciones nacionales y neogranadinas, ya que esa temtica sido muy poca y mal tratada de conjunto, en los estudios regionales. Desde luego, sern obras similares a sta, de carcter divulgativa, donde la sencillez didctica no elimine a la investigacin cientfica, pero sin tecnicismos y al alcance de todos, en especial de los nios, jvenes, estudiantes, docentes y comunidades en general. Con ese fin, estamos redactando, una amplia cronologa de los acontecimientos fundamentales sucedidos en esa poca, as como tratando de localizar todas las fuentes necesarias, las cuales nos puedan ayudar sobre manera, en esa titnica misin de investigacin histrica regional. El sexto captulo, a cuatro siglos de aquellos trgicos das, correspondera a los reconocimientos actuales, a la siempre presente memoria de Nigale, el gran dirigente indgena, y a su valeroso pueblo, sacrificados en la eterna lucha por la libertad y en la constante bsqueda de la independencia de las potencias extranjeras e invasoras del sagrado suelo de sus antepasados. Desde luego que,

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entre esos permanentes y justicieros recuerdos a su memoria, estara la construccin del monumental Puente Nigale, sobre el Lago de Maracaibo, el cual en estos momentos se est iniciando; la exaltacin al Panten del Zulia de la memoria de Nigale, ya que no se pueden localizar sus restos mortales; el logro del mayor conocimiento y difusin del nombre del Cacique Nigale, sobre todo a travs de la realizacin de montajes teatrales, msica, artes visuales, publicacin de obras histricas y otras actividades culturales en general, para evocar en una forma digna y constructiva, con amplios fines didcticos para la niez, juventud y comunidades, estos cuatro siglos de su alevosa muerte; por ltimo y no menos importante, por su intensa valor social, sera el rescate de Zapara, su isla natal, cuyos habitantes viven en condiciones muy deplorables e indignas de los descendientes del gran Cacique Nigale. La importancia del conocimiento de estos crudos planteamientos, del verdadero proceso de la formacin de la nacionalidad, deber mirarse sin miedo y sin odio hacia ese pasado colonial, que queramos o no, nos pertenece como historia de un pueblo, como herederos de un ayer, que nos podra servir para explicar y entender mejor el presente y para luchar en la bsqueda de la construccin de un futuro distinto y superado para la regin y el pas. No se puede ignorar que las fuentes histricas conservadas, fueron escritas por los vencedores y que no existen versiones indgenas, por ser stos pueblos grafos, sin escritura, sin embargo, entre lneas, puede leerse, a veces, la verdad histrica de aquel terrible momento, ya que en todos los tiempos hubo simpatizantes de la justicia contra el maltrato de los indgenas y muchos de los documentos conservados as lo comprueban, sobre todo, aquellas polmicas desatadas por los frailes religiosos, las reales cdulas y los llamados juicios de residencia de los gobernantes, con muchos testigos honestos de aquellos dinmicos momentos histricos, adems de las imborrables huellas dejadas por la etnografa y por la antropologa. Esta primera investigacin se centralizar en algunas fuentes documentales, revisadas y analizadas en el Archivo General de Indias, por el respetado Hermano Nectario

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Mara, uno de los investigadores de la poca colonial venezolana que siempre actuara conscientemente, conservando la suficiente objetividad, hasta donde le fue posible, a travs de la revisin analtica de la autntica documentacin conservada. No se descarta totalmente la versin suministrada por Fray Pedro Simn, Cronista de Indias, quien sera casi contemporneo de los sucesos narrados y aludira a ste y a otros temas histricos, usando cierta fantasa descriptiva, lo cual lo acercara ms a la literatura que a la historia, por aquello de lo real maravilloso del territorio y de los habitantes americanos. Esa curiosa imagen as construida, ha sido repetida, hasta la saciedad, por los cronistas y otros escritores posteriores, al narrar esos sucesos de la resistencia aborigen. Se leyeron todas las fuentes conocidas sobre el tema y desde luego, casi se descartaron los escritos de algunos cronistas, al referirse a la vida de Nigale y a su poca, ya que no aportan casi nada y suelen ser, simples repeticiones o bien, exaltaciones con tintes poticos o ideolgicos, que velan casi totalmente la verdad y estn muy lejos de la autntica versin histrica del acontecer de un proceso, para ser dignas de ser conocidas por los actuales venezolanos, quienes verdaderamente piensan, analizan y no aceptan ya, las abundantes mentiras que han escrito los numerosos seudo-historiadores, quienes han ido tergiversando, con frecuencia, los autnticos sucesos histricos que el pas ha sufrido y vivido, en su extenso transcurrir histrico. As, a travs del fenmeno social y humano de la resistencia indgena y de la figura ilustre de Nigale, como su unificador, se estara reconstruyendo aquella historia del siglo XVI en la cuenca del Lago de Maracaibo, con acercamientos someros a la historia de la Provincia de Venezuela y de otras zonas del continente americano y sobre todo de aquellas poblaciones venezolanas y neogranadinas, las cuales iran formando la llamada regin histrica del Lago de Maracaibo y su circuito agroexportador, como la ha denominado, con gran acierto, el historiador marabino Germn Cardozo Galu. Esa regin histrica, de importancia capital para la historia de la economa, la vida socio-cultural y las comunicaciones, puede

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lograr entreverse, en una forma remota, en el comercio de los pueblos aborgenes prehispnicos y desde luego, en los caminos seguidos en la poca colonial, desde 1499 hasta el momento de la independencia y ms tarde, del surgimiento de la nacin venezolana, tras un largo proceso de formacin, solidificado en el siglo XIX y comienzos del XX. Se ha construido una Cronologa del Cacique Nigale, para sintetizar los datos de su trayectoria vital y tambin, de su reconocimiento histrico post-mortem, a travs de los estudios, crnicas y artculos que se han escrito sobre l y sobre sus acciones de caudillo aborigen zapara, quien con su extensa resistencia a lo largo del tiempo, se equiparara con el gran cacique Guaicaipuro y con la etnia de los indios caracas, en la historia de la resistencia indgena nacional. As mismo, se han elaborado las Fuentes Documentales, Bibliogrficas y Hemerogrficas sobre Nigale y su tiempo, para facilitar su estudio a los que deseen investigar ms profundamente ese tema u otro, relacionado con su importante poca histrica, cuando estaban naciendo los ms remotos orgenes de la historia escrita de la regin de Maracaibo y del pas. Del mismo modo, se han incluido, las Otras Fuentes Utilizadas en esta investigacin, en los distintos captulos del estudio, desde luego que se tratado de efectuar una seleccin de las principales, muy difcil porque se ha escrito mucho sobre el siglo XVI en la cuenca del Lago de Maracaibo, aunque no todo es de gran importancia y trascendencia. Se han aadido dos Apndices, que se han credo muy necesarios. El primero reproducira un extenso y reconocido ensayo del doctor Arturo Uslar Pietri, donde con su gran lucidez intelectual, ha planteado el problema de La conquista de Amrica como problema jurdico y moral, temtica discutida desde hace ms de quinientos aos y la cual siempre seguir planteando polmicas interminables, porque se deben conocer los diversos planteamientos que se han efectuado, no para excitar los odios entre los nacionales americanos y espaoles, sino para tratar de razonarlos y de ser posibles entenderlos, con la dinmica histrica de los tiempos. Con la inclusin de este valioso trabajo ensaystico del ms importante

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escritor venezolano del siglo XX, solamente se desea abrir la eterna discusin sobre algo que no debi haber sucedido nunca, pero que lamentablemente se realiz, como todos los grandes crmenes de la humanidad contra el derecho de gentes, que durante siglos se han consumado contra la libertad, a travs de las conquistas violentas de los pueblos, de las muertes injustificadas y de la esclavitud de sus legtimos habitantes, guerras justas, segn algunos, tratadas de justificar desde siempre, como lo podemos apreciar desde la poca remota de la Grecia clsica, por los escritos del gran filsofo Aristteles. En el segundo apndice, bajo el ttulo: Diccionario biogrfico e histrico, se intentara conocer algunas de las figuras estudiadas, en pequeas entradas biogrficas, como inicio de la elaboracin de un amplio y necesario Diccionario Biogrfico del Zulia. Una Iconografa, por ltimo, concluira este volumen, reproduciendo algunas ilustraciones histricas y sirviendo a la vez de cronista, escrito y grfico, sobre los reconocimientos actuales a Nigale y a su etnia zapara, a cuatro siglos de su muerte y en especial, sealando el estado deplorable de la Isla de Zapara, para intentar estimular su rescate, como digna cuna del Cacique Nigale. Este trabajo, se inscribe en la nueva concepcin y valorizacin de la historia, en este caso regional del Zulia, rescatndola como maestra de la vida, segn la concepcin clsica, para que las actuales y futuras generaciones de zulianos y de venezolanos, conozcan los momentos estelares de sus emblemticas figuras, en este caso, de los valientes dirigentes indgenas, que dieron su vida en la pionera lucha contra el invasor europeo y cuya sangre derramada, estuvo clamando durante esos tres siglos de dominacin, por la aparicin de una figura providencial, extraordinaria y predestinada, que continuase y dirigiese esa lucha, hasta lograr la expulsin del suelo nativo, de aquellos invasores, que un 24 de agosto de 1499, haban llegado al Lago de Maracaibo, para iniciar esas tres centurias de dominio hispano, frreas cadenas que rompera la espada victoriosa del Libertador Simn Bolvar y el insigne valor de los hroes, quienes lo acompaaron en la gesta de la independencia sudamericana.

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La figura carismtica del valiente Cacique Nigale, actualmente empezando a ser reconocida como uno de los ms importantes jefes indgenas de la regin zuliana y por ende, del pas, ha sido muy desafortunada y ha corrido con muy mala suerte, ya que la llamada historia tradicional casi lo ha ignorado, lo ha condenado al ms injusto olvido, lo cual es peor que la muerte fsica. Sin embargo, esa misma versin de la historia, ha exaltado a muchos otros caciques indgenas del resto del pas y sobre todo, del centro de la nacin. Es imposible conocer la causa de esa ignorancia, quizs sea el centralismo imperante desde siempre, en la necesaria divulgacin de la llamada historia nacional. La solucin que debemos aportar los zulianos a esos centralistas acrrimos, no puede ser revanchista contra ellos, sino sencilla, creadora y patritica, al elaborar obras sobre la identidad regional y sobre la autntica memoria del pueblo zuliano a travs del tiempo. As, se ira dando a conocer la historia real y verdadera, dulale a quien le doliese, de una de las regiones ms importantes del pas, tanto histrica como econmicamente, donde nacera el nombre de la Patria, Venezuela, el 24 de agosto de 1499, en el Golfo de Venezuela y donde terminara su guerra de independencia, con la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, el 24 de julio de 1823, adems de su inmensa riqueza petrolera aportada al fisco nacional y la gran produccin agrcola y pecuaria, sobre todo de carnes, leche, pltanos y tantos otros productos que han podido alimentado al pas durante siglos. Las fuentes del conocimiento histrico y su divulgacin popular a travs de todos los medios de difusin, tienen la gran obligacin, en este caso, de dar a conocer al verdadero Cacique Nigale, a su real figura histrica, al hombre valiente y aguerrido, al dirigente unificador de las etnias, al guerrero batallador y al mrtir de la libertad de su pueblo. Ese sera el camino correcto del rescate de la figura heroica de Nigale, a cuatrocientos aos de su muerte, ya que en estos nuevos tiempos del tercer milenio, de cambios muy fundamentales en las mentalidades, debemos humanizar a la figura de Nigale para ponerlo a convivir con las comunidades y a conversar con su pueblo, en una comprensible y amena charla

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sobre su personalidad y su poca, tan desconocidas para todos. Sin mitificarlo, ni quererlo convertir en una fra estatua de mrmol, ni tampoco en un personaje novelesco, digno de la exaltada fantasa de un creador literario, ni hacerlo emerger como un ser casi divino, endiosado, el cual podra conmover los sentimientos de un pueblo tan regionalista como el zuliano, pero nunca sera el autntico jefe indgena, aquel que luch y dio la vida por un ideal colectivo y libertario para su pueblo, el cual ha conservado su nombre ilustre, en la memoria colectiva de la tradicin. Ese sera el Nigale que desea rescatar la Sociedad Bolivariana del Estado Zulia, para hacerlo epnimo de una ciudad cultural popular, ubicada probablemente en territorio del municipio Mara o en otra zona vecina, quizs en el propio terruo natal de Nigale, la isla de Zapara. En el ao 2006, al anunciarse, la construccin del segundo puente sobre el Lago de Maracaibo, inicialmente concebido con el nombre de Puente Padilla, por razones de autntica justicia histrica y gracias a una acertada decisin del Gobierno Nacional, presidido por el Comandante Hugo Chvez Fras, se iba a conocer que el ilustre nombre del cacique zapara, sera inmortalizado en una obra de ingeniera moderna, el monumental Puente Nigale, el cual cruzar el espacio lacustre, como ayer lo hiciera su epnimo Nigale en una canoa, con la finalidad de unificar a toda la cuenca del Lago de Maracaibo, por cuyo territorio luchara y morira el jefe zapara. A la vez, comunicara al estado petrolero por excelencia, con el resto del pas y an, con otros pases del continente americano, como lo soaron el Libertador Simn Bolvar, el Mariscal Antonio Jos de Sucre y el General Rafael Urdaneta, ste ltimo mximo paladn marabino de la independencia, cuyo ilustre nombre ha ostentado el actual Puente sobre el Lago de Maracaibo desde 1962, al cual vendra a unirse esta moderna estructura de comunicacin en honor al Cacique Nigale, hroe civil y figura trascendente de la resistencia indgena venezolana, cuyo nombre es honra y prez de la zulianidad y desde luego, mximo orgullo de la nacionalidad venezolana y de los descendientes indgenas de todo el continente americano, quienes sufrieron por

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ms de tres siglos, el yugo de las cadenas del podero espaol, manteniendo su constante lucha por la ansiada libertad.

Luis Guillermo HernndezMiembro de Nmero de la Academia de Historia del Estado Zulia

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CAPTULO PRIMEROPOBLACIN NDIGENA PREHISPNICA EN LA CUENCA DEL LAGO DE MARACAIBO Pueblos milenarios Las huellas primigenias del hombre americano han sido buscadas con gran inters, casi desde el mismo momento del llamado Encuentro de dos Culturas, anteriormente denominado por la historia europeizante como Descubrimiento de Amrica. Diversas teoras se han elaborado sobre su origen, a veces contrapuestas, aceptndose en general que ese ser humano debi venir muy posiblemente de Asia, quizs por lo que era entonces el istmo de Behring, para ir bajando y poblar todo el territorio americano, en un proceso lento y continuo de miles de aos, probablemente entre 25.000 o ms aos. A Venezuela debieron llegar apenas hace 8.000 a 15.000 aos, por tres vas principales: el Este, el Sur y las Antillas, ocupando el territorio en oleadas sucesivas, poseyendo diferentes lenguas y creencias religiosas, adems de distintos niveles culturales. Algunos eran meros recolectores y cazadores; otros apenas elementalmente pescadores; varios comenzaban ya a tener una agricultura en diversos grados de evolucin; y un ltimo grupo eran los navegantes, guerreros y agresivos, como los caribes. La historia escrita de la hoy regin zuliana comienza con ese Encuentro de Dos Culturas, efectuado en el Lago de Maracaibo, como se ir narrando en esta investigacin, ya que los habitantes prehispnicos eran grafos, es decir que no utilizaban la escritura. De ellos, como huellas histricas, han quedado solamente: la tradicin transmitida oralmente, casi siempre a travs del relato mtico; los restos arqueolgicos, que estn permitiendo deducir gran parte de esa historia ignorada; la lingstica de esas etnias, cuyo detallado estudio ha logrado conocer ms cientficamente el origen de los aborgenes y de sus grandes naciones, en

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este caso, de la cuenca del Lago de Maracaibo; y desde luego, los testimonios escritos de los cronistas europeos, los cuales sin haber logrado sustituir a la memoria colectiva de los pueblos, fueron asumidos de manera preponderante por los estados nacionales del siglo XIX, excluyendo as, una vez ms, a los grupos locales de la posibilidad de saber su historia fuera de la mediacin de los sacerdotes de turno, como bien lo ha expresado Emanuele Amodio, quien ha considerado, que hay que re-descubrirse tambin en el mbito de la historia y no solamente saberse en el mundo del mito. Hasta hace pocos aos y la mayora de los libros de textos todava lo recogen as, sembrando una gran confusin en el estudiantado y en el pblico en general, por lo cual no deba permitirse su circulacin, se ha sostenido la existencia de dos grandes troncos familiares indgenas en la regin del Lago de Maracaibo: los aruacos y los caribes, sin embargo, desde la segunda mitad del siglo XX, el estudioso de las lenguas indo-americanas, el etnlogo francs Pal Rivet y el misionero Cesreo de Armellada, ya haban podido comprobar la presencia de otra tercera familia de indgenas prehispnicos, los chibchas, confundida durante cerca de cuatro siglos y medio, con los caribes, bajo la denominacin comn de motilones, por la forma comn de cortarse el pelo como los frailes. Esa comprobacin fue publicada por sus autores, con el ttulo: Les indiens motilons, en Journal de la Societ des Americanistes de Pars en el ao 1950, lograda a travs del estudio comparativo de un vocabulario motiln (bar), recogido por el misionero capuchino Francisco de Catarroja en 1738, titulado Vocabulario de algunas vozes de la lengua de los indios motilones, que avitan en los montes de las provincias de Santa Marta y Maracaybo, con su explicacin en nuestro idioma castellano, manuscrito que haba pertenecido al escritor Arstides Rojas y que actualmente reposa en la Academia Nacional de la Historia de Caracas, con un catecismo en lengua yukpa, escrito entre 1755 y 1777, por algn misionero capuchino cuya identidad se ignora y recogido por otro misionero de la Misin de Maracaybo, fray Francisco Javier de Alfaro en 1788, a la vez que recopilaba y traduca un

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vocabulario de la lengua motilona (bar), titulados en forma respectiva: Catecismo en lengua india para instruccin de los indios coyamos, sabriles, chaques y aratomos, el primero y Voces castellanas de la lista nmero 2, traducidas en lengua motilona, el segundo, localizados sus manuscritos en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid. Ms tarde, en 1960, el antroplogo de origen alemn Johannes Wilbert propondra la denominacin de bar, para los descendientes de la familia chibcha, la cual desde entonces se ha utilizado. La regin del Lago de Maracaibo sera poblada en oleadas sucesivas de grupos humanos, siendo los ms antiguos, los cazadores-recolectores, entre 6.000 y 10.000 aos A.C., quienes seran seguidos ms tarde, por los grupos sedentarios, quizs 4.000 aos A.C. Su distribucin social y poblacional, en la cuenca lacustre, debi partir de las mnimas condiciones geogrficas, sobre todo climticas, de cada zona del lago, para lograr la supervivencia humana. As, Emanuele Amodio, de la Universidad Central de Venezuela, ha propuesto el estudio de esos pobladores prehispnicos, dividiendo la cuenca lacustre en cinco sub-sistemas tnicos, lo cual pareciese muy adecuado para su estudio, desde el punto de vista histrico y geogrfico. El primer sub-sistema tnico estara constituido por los pobladores del Golfo, de la Barra y de sitios circunvecinos, como los grupos indgenas: aliles, toas, zaparas, sinamaicas y arubaes, ya citados en las primeras narraciones coloniales, como onotos y alcojolados. El segundo sub-sistema tnico se iba a corresponder con la Guajira, es decir, con los grupos indgenas wayu y cocinas. El tercer sub-sistema tnico estara constituido por Perij y la costa occidental del lago, con los grupos indgenas buredes, chaques, guanaos (coanaos), macoas y mapes, generalmente conocidos como motilones o coronados. El cuarto sistema tnico correspondera al sur del lago y a su costa oriental, tambin denominados coronados, con los grupos indgenas pemenos, bubures, quiriquires y parautes. El quinto sistema tnico correspondera a la costa oriental del lago, en su centro y parte norte, el cual comprendera el grupo indgena de los caquetos.

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A travs de la trayectoria histrica, sobre todo de los cronistas espaoles, con su carga ideolgica y religiosa, esos nombres fueron cambiando, por distintas causales, en las cuales influira frecuentemente la situacin geogrfica de los grupos indgenas, la mayora de las veces sin dar preferencia a su origen tnico, por lo cual sera necesario y perentorio, ir recuperando los testimonios antropolgicos y arqueolgicos para poder enfrentarlos a los historiogrficos, en la bsqueda del mejor y real conocimiento cientfico. Las primeras descripciones indgenas de los pueblos palafticos de la cuenca lacustre, seran ofrecidas por Amrico Vespucio, a raz del 24 de agosto de 1499, momento del Encuentro de las Dos Culturas en el Lago de Maracaibo, al referirse a los pueblos palafticos de la barra de Maracaibo, en su primera carta de 1500. Sera el cronista de Indias, Gonzalo Fernndez de Oviedo, al narrar la primera entrada a la cuenca lacustre de Ambrosio Alfnger en 1529, en su obra Historia General y Natural de las Indias, publicada en 1535, quien se referira a los indios onotos, de la zona del actual ro Limn, por la costumbre de pintarse con ese producto vegetal rojizo, proveniente de las semillas de la planta bijao u onoto. Varias de esas parcialidades indgenas que habitaban las regiones lacustres y su comarca, sobre todo las que vivan en tierra, seran citadas por Esteban Martn en 1534, en su Declaracin de una lengua, al describir la segunda entrada de Ambrosio Alfnger y su recorrido por la cuenca del lago durante casi dos aos, la cual le costara la vida. Ms tarde, el gobernador Juan Prez de Tolosa, en su relacin de 1546, ya expona el comercio de los indios onotos del norte con los bubures del sur de la laguna, intercambiando el pescado por el maz, en un trueque habitual. Rodrigo de Argelles y Gaspar de Prraga, en su importante relacin de 1579, sin citar nombres de grupos indgenas, aludiran a su gran exterminio por los welser; se referiran a los indios que vivan en las viviendas palafticas sobre el agua, quienes utilizaban cuatro lenguas diferentes como forma de expresin, aunque en parte se entendan unos con otros; y tambin comentaran que, los indios que vivan en tierra, en una comarca de veinte leguas,

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utilizaban siete lenguas diferentes de expresin y no se entendan unos con otros, a no ser con intrpretes. No poda faltar el cronista en verso, Juan de Castellanos, quien en su Elegas de varones ilustres de Indias, haba cantado: Caquetos, guanaos y coyones, / aratomos, cocinas y timotos, / girahara de bravas condiciones, / los cuicas, guahiguas, los itotos, / todas extendidsimas naciones, / y otras algunas ms, que Dios mediante, / habremos de decir ms adelante /. Gracias a los estudios antropolgicos, arqueolgicos e historiogrficos, a continuacin se tratar de describir, en muy forma breve, la gran familia o nacin de procedencia de las diversas parcialidades indgenas de la cuenca del Lago, para detenernos en su correspondencia con las cuatro etnias que han sobrevivido en la actualidad: a, wayu, yukpa y bar, las dos primeras de origen aruaco, la tercera caribe y la ltima chibcha.

Aruacos

1.- Aruacos

Los indgenas que vivan en la cuenca lacustre y cuyo origen perteneca a la nacin aruaca, arwaca, arawah, arahuaca o arawaka, como variadamente ha sido denominada esa gran familia indgena, haban desplazado a los pueblos primigenios que habitaban la zona y que tenan un nivel socio-cultural muy primitivo, de los cuales no conocemos absolutamente nada, porque emigraron a

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otras regiones de Amrica o fueron asimilados por los aruacos invasores, perdiendo su identidad racial y lingstica. Los aruacos eran uno de los grupos tnicos ms importantes del sur del continente americano y de las islas antillanas y sus descendientes seran los primeros indgenas con quienes hicieron contacto los espaoles, en aquel Encuentro de Dos Culturas, en el Lago de Maracaibo, el 24 de agosto de 1499. Varias de las etnias correspondientes a los aruacos estaban establecidas en pueblos de agua, con sus palafitos como viviendas y dedicados a la pesca, en el Golfo de Venezuela, en las islas de la Barra y en la periferia del Lago. Se hicieron presentes en el actual territorio venezolano, aproximadamente 1.500 aos antes de la llegada de los europeos, es decir hacia el inicio de la era cristiana. Tenan estatura mediana, cara redonda, pelo liso y cuerpo bastante musculoso. Actualmente son conocidos como los a o paraujanos, significado de gente de la costa del mar, sin embargo a la llegada del europeo y durante gran parte del perodo colonial fueron denominados con muy diversos nombres. As, en las primeras citas de pueblos indgenas, en el tiempo de la primera entrada de Ambrosio Alfnger a la regin lacustre en 1529, apareceran los onotos, en la regin del actual ro Limn, denominacin genrica surgida de su costumbre de pintarse con ese polvo vegetal. Ms tarde, se les citara como alcojolados, por usar una pintura o tintura derivada del alcohol, para teirse la cara y sobre todo, desde los ojos hasta las orejas, de color negro, que algn cronista quiso atribuirle a un trofeo de guerra.

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2.- Islas de la Barra en la poca colonial

Sin embargo, muy pronto, esos grupos indgenas de los aruacos, empezaron a ser nombrados por las crnicas e informes, con denominaciones que parecen, en general, provenir de las zonas geogrficas donde vivan. As, los zaparas y toas, habitantes de esas dos islas de la barra; los sinamaicas, de la laguna del mismo nombre; los aliles, que fueron confundidos con los anteriores, porque vivan en la misma corriente fluvial, actualmente el ro Limn, pero ms profundamente; los arubaes, habitantes de la vecina isla de Aruba y de zonas del golfo; los caquetos, mejor conocidos, por ser una poderosa etnia desde los tiempos de Juan de Ampes y habitar la regin falconiana y las zonas vecinas de la regin oriental de la cuenca lacustre, casi exterminados en los gobiernos de los welser y cuyos sobrevivientes emigraron a otras regiones, para evitar el genocidio total. Se ha sugerido, sobre todo por el estudioso Alfredo Jahn, que esas etnias coloniales del golfo y de las islas de la barra, seran un nico grupo tnico, con una lengua comn, que deba ser el a o paraujano actual, desde luego con algunas diferencias dialectales, que le permitieron a las lenguas, intrpretes de la poca,

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poderse entender con ellos, como lo ya sealaban los alcaldes Rodrigo de Argelles y Gaspar de Prraga en 1579 y tambin, aliarse muy estratgicamente en 1606-1607, para la gran resistencia indgena, bajo el mando unificado del Cacique Nigale. La actual familia a o paraujana es sobreviviente de los aruacos de la poca colonial en el norte de la Laguna, cuyo elemento ms caracterstico ha sido la vivienda o palafito, construida sobre el agua, utilizando la madera de mangle y siendo sostenido por estacas incrustadas en el lago, con techos y paredes de enea, que se comunican entre s por pasarelas de madera como puentes, siendo a su vez interconectadas por canoas. Su alimentacin estaba centralizada en el pescado, por ser habitualmente pescadores, acompaado por pltanos y por algunas otras legumbres. Trabajaban el mangle y la enea, con sta ltima construyendo cestos, esteras, sombreros y otras creaciones de artesana en general. En la actualidad, han perdido gran parte de su identidad cultural de nacin prehispnica y sobre todo, el idioma, perteneciente al grupo lingstico aruaco o arawah, no slo por vergenza tnica, sino tambin por el intenso mestizase con los criollos y con los guajiros, habindose adaptado a sus costumbres, por lo cual solamente se han censado 17.500 personas como a, que viven bsicamente en los pueblos de la Laguna de Sinamaica, como El Barro, Boca de Cao y Sinamaica; o en el propio Lago de Maracaibo, en el Barrio Nazaret de San Rafael de El Mojn y en Santa Rosa de Agua, de Maracaibo. Entre ellos es muy frecuente el cultivo de la poesa popular, que expresan en las dcimas, donde han transmitido sus inquietudes y sus problemas diarios de carcter vital. Adems, exista en la regin del lago otros grupos indgenas aruacos de gran importancia, diferenciados de los antes nombrados, era la familia wayu o guajira, con lenguas semejantes, que parecen provenir de un tronco comn y originario, que haban sufrido separaciones milenarias, adems de no ser pescadores, vivir en tierra, dedicarse a ser cazadores-recolectores, teniendo una

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agricultura incipiente y ser criadores de animales europeos introducidos en sus predios. Estaban establecidos en la pennsula de la Guajira, resistente al extranjero invasor y cuyo nombre significara nosotros mismos, con un sub-grupo llamado cocinas, a quienes se les ha atribuido haber sido marginales de los wayu, por ejercerse como pescadores y haber sido citado en varias ocasiones, como ladrones y vivientes del pillaje. Los wayu o guajiros, sobrevivientes de la poca colonial, son el grupo indgena ms numeroso del pas, actualmente viviendo en la pennsula de la Guajira, en la zona nor-occidental de Venezuela y nor-oriental de Colombia, adems de su dispersin en algunas ciudades del pas, principalmente en Maracaibo, calculndose su poblacin en 175.000 habitantes, quienes mantuvieron su identidad racial, por su constante resistencia aborigen y as, lograron evitar la asimilacin por los criollos, mientras pasaban de nmadas a pastores y ganaderos. Socialmente estn constituidos por clanes matrilineales, asociados a un animal del cual creen descender, como los Urianas del tigre; los Pushainas del bquiro; los Epinayes del venado; los Epieyes del buitre; los Ipuana del halcn; los Arpushianas del zamuro; los Jusayes de la culebra cascabel; los Sapuanas del alcarabn; los Jayayis del perro y los Hualiys de la perdiz, entre otros. Su vivienda o boho est construida con varillas de Yotojoro, corazn seco del cardn, con dormitorio, enramada y cocina, adems de los corrales para las ovejas y cabras. En cuanto al vestido, el hombre ya casi no usa el guayuco sino la ropa occidental, sin embargo las mujeres lucen sus mantas, de origen espaol, asimiladas muy pronto durante la conquista, de diversos colores, acompaadas de collares y brazaletes, con sandalias de borla de lana o algodn y con pinturas en el rostro, para poder protegerse del sol. Al llegar a la adolescencia, la joven wayu debe sufrir un encierro denominado blanqueo, para prepararse para la vida social y matrimonial, es decir para ser una majayura, que puede ya casarse. Entre sus bailes tpicos existen: la Yonna y el Baile de la Cabrita, generalmente acompaados de fiestas, con chirrinche o licor. Para efectuarse el matrimonio, el novio deber cancelar una dote, en ganado, collares o dinero. Los

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wayu tienen su propia ley guajira, donde se debe pagar cualquier dao o derramamiento de sangre, y de no cumplirse, puede llegarse a la violencia y hasta la guerra entre los clanes. Otras muchas costumbres y ceremonias confluyen en la vida del wayu, imposibles de sealar en esta breve alusin, sin embargo no puede dejarse de sealar sus ceremonias fnebres, con su velorio y entierro, en tres ocasiones a travs del tiempo, ya que segn sus creencias, los muertos van a Jepira, la tierra de los indios muertos, situada en la pennsula de la Guajira colombiana, donde se transforman en Yoluja o espritus de los muertos, que pueden comunicarse con los vivos, sobre todo a travs de los sueos, adems de poderse transformar en juy, lluvia o en wanulu, espritu portador de enfermedades y muertes, para poder regresar a la tierra. Por ltimo, no podemos dejar de sealar la gran importancia de su idioma, el wayuunaiki, el cual actualmente ha dejado de ser una lengua grafa, para convertirse en un idioma que puede escribirse, gracias a la creacin de gramticas y diccionarios, sobre todo por Miguel ngel Jusay, recopilndose cuentos, leyendas y mitos, adems de escribirse otros tipos de obras de su investigacin y an creacin, como novelas y poesa.

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Caribes

3.- Dibujo de Mujer Caribe Charles E. Taylor (1888)

Constituyeron la ltima invasin aborigen a la regin lacustre, antes de la llegada del europeo, alrededor de 1.000 aos antes de ellos y en oleadas sucesivas, penetraron al territorio lacustre desde el mar, bien desde el Caribe o desde el Atlntico, a donde llegaron siguiendo la va de los grandes ros, porque eran grandes navegantes, adems de feroces y rpidos guerreros, quienes con su grito de guerra, muy altivo y pedante: Ana karine rote, amucon paparoro itoto manto (Solo los caribes son hombres, todos los dems son sus esclavos), cayeron sobre el resto de los aborgenes primitivos que haban sobrevivido y as mismo sobre los aruacos, en terribles guasbaras, llegando a dominar el lago en su casi totalidad, ya que los aruacos que les ofrecieron mayor resistencia fueron los wayu y fueron desplazados a la inhspita pennsula de la Guajira, por la presin guerrera de los belicosos caribes, sobreviviendo tambin parcialmente algunas etnias como los zaparas, toas, sinamaicas y aliles, en el norte de la laguna. En esos diez siglos desde la llegada de los caribes hasta la venida de los europeos, se extinguieron familias aborgenes en la cuenca lacustre y tambin se dara el fenmeno de la

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transculturizacin, originndose etnias de ascendencia caribe, sobre todo en el sur del lago, en sus reas occidentales y sur-orientales. Es decir, que tras el dominio de los aruacos durante varios siglos, se iba a

producir un reasentamiento y seran desplazados de sus tierras por los caribes y quizs la resistencia que opusieron y que les permitira conservar una porcin de ellas, sera el apoyo de los caquetos, poderosa etnia aruaca establecida en el norte del actual estado Falcn, sin embargo, las mejores tierras, las llanuras cubiertas de bosques, las sabanas regadas por ros, los caminos fluviales y el pie del monte andino, las perdieron y quedaron en manos de los caribes, amos y seores del lago bsicamente en su totalidad. Esos habitantes prehispnicos no conocan las herramientas de hierro ni de bronce, para poder aprovechar los troncos de las selvas y su agricultura era muy primitiva, sembrando despus de haber quemado fragmentos de terreno, por lo cual dieron la espalda a la tierra y se vincularon al agua lacustre o fluvial, que les daba pescado, sal e independencia, adems de protegerlos de las bestias y mosquitos, por lo cual construyeron sus viviendas sobre el lago, los conocidos palafitos. Desde luego, se dedicaron a comercializar el pescado, que obtenan en gran cantidad por el uso del barbasco y lo intercambiaban por sal, a veces por maz y yuca, y ms tardamente por el cacao. En esa visin comercial iban a participar en grado sumo, los indgenas de la cordillera, de un grado de cultura superior, sobre todo los timotes, que venan por los ros y traan maz, algodn, cacao y hasta miel, naciendo as, el comercio lacustre y fluvial con la cordillera, a lo cual cooperaban los indgenas del norte de la laguna, que provean de sal. Ms tarde, el trueque comercial ira evolucionando y se intercambiaran utensilios de cermica, tejidos de algodn, tabaco y adornos de oro, entre otros objetos, sin embargo slo los aborgenes andinos tenan una organizacin planificada, lo cual no lograran los indgenas lacustres, quienes adems, no posean conciencia de la necesidad de la unin y vivan dispersos en grupsculos, sin ninguna visin de la geografa y de la economa, presente en los llamados conquistadores, que a pesar

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de venir de una nacin que se estaba constituyendo apenas, despus de la reconquista armada contra los rabes y de la lejana de la familia, posean cierto espritu de disciplina, un mando nico real y la unidad de accin, religin e idioma. Traan caballos y carretas, saban de geografa, historia, poltica y comercio, tenan herramientas de hierro, adems de experiencia en administracin y gobierno, por lo cual muy pronto, usando la fuerza de esa superioridad de conocimiento, a pesar de la inferioridad numrica, iban a poder imponerse en la lucha de justiciera resistencia de los aborgenes y sus caciques, como ha sucedido no slo en la conquista colonial americana sino constantemente en toda la historia de la humanidad, por que el hombre desde el gnesis de su trayectoria vital, siempre ha querido apoderarse de lo ajeno, a travs de la fuerza bruta. Los aborgenes descendientes de la gran familia caribe, muy calumniados histricamente, por haber sido considerados como antropfagos, lo cual al parecer, segn opiniones de algunos estudiosos como Julio Csar Salas, entre otros, no es cierto totalmente, ya que si fueron canbales en algunas ocasiones, no lo hicieron para procurarse el sustento diario, sino en sus ceremonias religiosas y sobre todo, en las celebraciones guerreras, como otros muchos pueblos del mundo, para absorber las energas de los potentes enemigos, sin embargo si eran muy crueles con sus enemigos, esclavizando a las mujeres y a los nios y sacrificando a los varones vencidos. De elevada estatura, delgados, de tez clara y pelo liso, el cual se dejaban crecer hacia atrs, con sus costumbres guerreras, eran considerados inteligentes, valientes, audaces y posean ciertos conocimientos marinos. Trashumantes al principio, de recolectores evolucionaron a cultivadores, convirtindose en pueblos agrcolas donde las condiciones del terreno se los permitan, cultivando el algodn, que les permitira efectuar cierta industrial textil. Entre los numerosos grupos indgenas de origen caribe, genricamente conocidos como coronados o motilones, por traer el pelo rapado como los frailes, se han citado varios de ellos como habitantes de la costa occidental del lago y de las

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sabanas altas de la Sierra de Perij, tales como: buredes, coanoas o guanaos, macuaes, chaques, aratomos y coyamos, entre otros, que son los antecesores de los actuales yukpa de Perij, adems de los sabriles, actualmente denominados japrerias o yankshit, que han sido considerados un grupo indgena de ascendencia yukpa, separado del tronco materno durante mucho tiempo, de ah sus diferencias dialectales. Tambin eran caribes, los bubures, pobladores de la tierra de Xuruara y Puruara, grandes caminantes, de all su denominacin proveniente de la palabra pie, quienes eran agricultores, cosechando el maz, yuca y otros productos, que comerciaban con los grupos indgenas del norte de la laguna; los pemenos, sus vecinos, quienes residan entre la regin de Xuruara y el ro Escalante, siendo comerciantes de la sal, que negociaban con los gerigeris, con los aborgenes de Perij y del piedemonte andino; los quiriquires, kirikiries o gerigeris, de la costa occidental del lago, cuyo nombre caribe significaba los hombres, fueron intensos adalides de la resistencia indgena durante muchas dcadas, grandes comerciantes, sobre todo de la sal, con los grupos aruacos de la barra, con los caquetos, los bubures, los jirajaras y los achaguas; y por ltimo, los parautes, residentes de la regin de Moporo, donde se descargaban los frutos de Carora y de El Tocuyo, en tiempo de la colonia. De todas esas etnias caribes, solo sobrevivieron los yukpa y los japrerias materno por muy largo tiempo. La familia yukpa o yucpa es una etnia de filiacin lingstica caribe, que habita parte de la Sierra de Perij en Venezuela y Colombia, pas donde han sido denominados yukko y en nuestro medio, han sido llamados chaques, motilones mansos, y por otros nombres. A la llegada de los europeos ocupaban las tierras bajas del occidente de Maracaibo, de donde tuvieron que replegarse hacia la Sierra de Perij, donde viven 3.500 individuos, organizados en ocho subgrupos, o

yankshit, stos ltimos sealados como un subgrupo yukpa, separado del tronco

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con ciertas diferencias lingsticas. La base de su economa es el conuco, donde siembran maz, ocumo, malanga, yuca, caraotas, quinchonchos, ame y auyama, adems del caf, barbasco, algodn. As mismo, se dedican a la pesca, la caza, la recoleccin y la ganadera. Sometidos a un proceso de aculturacin progresiva, sobre todo en las partes bajas de la Sierra, vecinas de los misioneros y los criollos, donde se han abandonados las ollas de barro por las de metal y aun de plstico, adems de otros cambios de la sociedad global. La poligamia ha sido sustituida por el matrimonio monogmico y la formacin de la familia responsable. El cacique o jefe llamado iuatpu era escogido de comn acuerdo y por caractersticas carismticas, lo cual casi se ha sustituido por la influencia poltica, contra lo cual se est en un proceso de lucha constante. La vivienda, en general, sigue siendo el tradicional mene, de techo de palma entretejida, de hasta diez metros de largo y sin paredes, sin embargo los misioneros y el gobierno ha intentado implantar la vivienda rural. A pesar del proceso de cristianizacin misionera, en las aldeas alejadas siguen vivas las tradiciones de diversas divinidades mticas, como parte de su identidad cultural de pueblo indgena, como por ejemplo su creencia en un dios supremo e invisible que llaman Osenma, todo lo cual est en peligro de desaparicin. El educador Antonio Prez Esclarn, en un texto muy potico pero doloroso en su contenido, ha pintado la existencia de esos aborgenes caribes: Cuando nace un yukpa, el padre lo baila en la noche, cargndolo en la espalda, cuidando que la luna siempre lo ilumine. Adems, si es varn, tuano (el jefe) tuesta y pulveriza algunas avispas bien bravas, y con el polvo negro junta al recin nacido en la frente y debajo del labio inferior para que, cuando sea adulto, sea gil y valiente para defender a su pueblo, como la avispa kassa. Das ms tarde, cuando el cordn umbilical del recin nacido est bien seco, se arroja a una hoguera y luego se pasa al nio sobre las llamas de sta. Sobre el barro americano, los dedos fros de la luna, y el ardor de la avispa y de la llama, meciendo los primeros vagidos del nio yukpa. Despus ser la vida, como un pequeo ro de soledades y fros,

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anhelando las caricias del sol, la tibieza de las pipas, los latigazos ardientes de la chicha que planta en el espritu relmpagos de entusiasmo y de valor. Entonces, se golpean sus crneos con sus duros arcos de macanilla, y el calor de la sangre en el rostro es un doloroso bautismo guerrero. Y as, hasta que el puo de la muerte aplaste el ltimo pedazo de vida, y otra vez los labios ardientes del fuego sequen el cadver embojotado y amarrado sobre las ramas de un rbol. Durante todo un mes permanecer el cadver en su sepulcro areo y, cuando est suficientemente seco, un grupo de yukpa, ajenos a la familia, van a buscarlo. Cuando regresan con el cadver a hombros, se desparrama por el ranchero un ro de fiesta, cantos, bailes y chicha. El cadver es bailado a hombros por los presentes una y otra vez, hasta que por fin, ebrios de chicha y de cansancio, lo depositan sin ms ceremonias en una cueva, que hace de cementerio. Cuando muere un yukpa, su espritu se va a Chiriguanaya, un monte muy alto y seco, el lugar donde viven los muertos. Hay tres caminos para llegar all: el del gusano, el del sapo y el de las piedras. Los que agarran los dos primeros se pierden, y en su desolado extravo llaman a los vivos, en la voz del trueno. Algunas de esas tradiciones orales y narraciones mticas han sido publicadas por Javier Armato y por Raimundo Medina con algunos maestros de las comunidades yukpa de la Sierra de Perij, entre otros. Los yankshit o japrerias, segn la tradicin oral de ese pueblo aborigen, est considerada como una parcialidad de la etnia yukpa, que antiguamente se denominaba arkajetonch, muy belicosa y que se dedicaba al pillaje, por lo cual fue execrada de la etnia y debi retirarse a sitios muy inaccesibles, evolucionando en sus costumbres originales y quedando reducida a 121 personas, segn censo realizado por Jos Lira Barboza, en marzo de 1992. Habitan en un rea situada sobre el ro Lajas, unos cinco kilmetros aguas arriba de la confluencia de ste con el ro Palmar, en jurisdiccin del municipio Rosario de Perij. Su economa es, bsicamente, de subsistencia, cultivando en su conuco: pltanos, maz, yuca, caraotas, auyama y frijoles; adems poseen algunas cabezas de ganado, para obtener leche, queso y otros derivados lcteos;

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y as mismo, viven de la caza y de la pesca. Utilizan la vivienda tradicional yukpa, el mene, construida con troncos de rboles, no poseen paredes y el techo es de hojas de palmas a dos aguas. Al parecer no practican ritos religiosos, sin embargo atribuyen cualidades mgicas a ciertas partes de los animales, que utilizan en sus collares. No existe ningn jefe con cualidades de mando, sin embargo se observa un cierto respeto constante entre los miembros del grupo. Chibchas

4.- Familia Chibcha

A la llegada de los europeos a la Tierra Firme, esta familia aborigen de unos 80.000 habitantes, resida en la regin occidental, ocupando parte de los Estados Zulia, Tchira, Trujillo y Mrida actuales, donde efectuaron una intensa resistencia indgena contra los llamados conquistadores durante dcadas, por lo cual se le llamara motilones bravos, para tratar de diferenciarlos de los designados motilones mansos, hoy conocidos como yukpa, que correspondan a la familia caribe, por la costumbre comn de usar el pelo cortado o rapado, en forma de casquete alrededor de la cabeza, lo cual originara un extenso proceso de confusin durante cuatro siglos y medio, aclarndose al final el problema, por el estudio de la lingstica de ambos grupos indgenas, ya a mediados del siglo XX, como se ha informado anteriormente. As mismo, durante el perodo colonial, se localizaban en los departamentos de Boyac, Cundinamarca y Santander, en la altiplanicie del Nuevo Reino de

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Granada, la actual Colombia, presentando una notable cultura, la cual sera destruida totalmente en pocas semanas, por tres ejrcitos conquistadores en 1539, que iban tras la bsqueda del oro de El Dorado: el de Gonzalo Jimnez de Quesada, desde Santa Marta; el de Nicols Federmn, desde la Provincia de Venezuela; y el de Sebastin de Belalczar, desde el Ecuador. En la regin lacustre, adscritos al proceso de resistencia indgena, iban a incursionar hasta Mrida, La Grita, San Cristbal, San Faustino, Salazar de las Palmas, Ccuta y Pamplona, entre otras poblaciones de las provincias de Maracaibo y Santa Marta, sembrando la zozobra entre sus pobladores, hasta que en 1772, el tesorero interino de Maracaibo Jos Sebastin Guilln lograra la pacificacin, gracias a la labor del intrprete Sebastin Joseph, un bar apresado de nio, cinco aos antes, quien haba aprendido castellano y servira de gua. Sometidos los indgenas a las misiones, en 1813 por la guerra de independencia volveran a la selva, al disolverse esas misiones. A partir de la explotacin petrolera y del acoso de hacendados y ganaderos, debieron volver a la resistencia para defender las tierras de sus antepasados, hasta que en 1960, los capuchinos establecieron el primer contacto pacfico con esos aborgenes, quienes ante el avance de sus adversarios blancos, se haban ido replegndose hacia la Sierra de Perij, sobre la frontera montaosa que separa a Venezuela de Colombia, en torno a la Sierra de Motilones, donde habitan actualmente, muy reducidos en su nmero, aproximadamente 2.200 personas constituyen sus comunidades. Al principio fueron conocidos con el nombre de dobokub y definitivamente como bar, una auto-denominacin que significa hombre, persona. Practican la tala y la quema, para hacer conucos, donde siembran la yuca dulce, los cambures y los pltanos, usando la caza y la pesca como actividades complementarias, sin embargo, aquellos que viven en comunidades organizadas al estilo occidental, se dedican a la ganadera y a la cra de aves y de cerdos. Su vivienda primitiva, el soaikai, el boho o casa comunal de planta elptica, con largos hasta de 30 metros, 10 a 11 de ancho y alturas de 12 a 15 metros, ha sido casi sustituida por la casa

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unifamiliar occidentalizada, de madera y techo de palma, y hasta de zinc y bloques. Han sufrido, desde los aos 60 del siglo XX, un proceso de aculturacin, sin embargo han mantenido una matriz imborrable de su identidad, de solidaridad comunitaria y de un fuerte vnculo con la naturaleza, sobre todo con las plantas y los animales, que conocen ampliamente y as lo demuestran durante la pesca y la caza, as como el uso medicinal de esos productos naturales. Segn sus creencias, Kokebadau, dueo de los peces, los ense a pescar, y Ourondn, la tcnica de la caza. Fabrican esteras y cestas de variados tamaos y actualmente no realizan objetos de alfarera, aunque antes hacan ollas de barro de fondo puntiagudo. Su lengua materna, ha permitido la publicacin de relatos, mitos y cuentos de sus tradiciones orales, en ediciones bilinges, por los escritores bar, Nubia C. Korombara Iskamaibio y Javier Ivn Aandn Achinkai. Su constitucin fsica es fuerte, por su alimentacin rica en protenas y vitaminas, su trax potente y amplio, con piernas musculosas, por lo cual pueden ser atletas destacados. Rostro anguloso, pmulos salientes, ojos achinados, nariz achatada, cabellos fuertes, negros y espesos, adems de una espontnea responsabilidad, respetando las personas y la propiedad ajena. Entre sus ceremonias culturales destacan: el canto de la flecha y el canto de la ducdura. Segn su mitologa, no existe un ser supremo y creador del mundo, sin embargo conciben el caos como antecesor de la existencia actual y as la tierra (itta), plana, sin luz, despoblada de animales y solamente ocupada por vegetales, ya exista, hasta que Sabaseba, personaje que viene del sitio donde cae el sol, ordenara el caos y le dara estructura al mundo, al mismo tiempo que descubrira a los bar dentro de una pia (angadun) y les dara nombre, mientras emergeran de las pias otros personajes, como los ichigbar y los taibabioyi, espritus de la selva los primeros y del agua los segundos. El resto de los seres, tanto los humanos como los animales tienen un origen comn en el relato de una anciana (Sibabio), que mat a su nieto en un acto antropofgico, entonces los padres del muchacho sacrificado, en revancha, quemaron a la vieja y esparcieron sus cenizas, junto con

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la de la lea empleada en la calcinacin, en todas direcciones. De estas cenizas surgira el resto de los grupos tnicos conocidos por los bar, as como los numerosos animales que pueblan su mundo. El gran enemigo de los bar es Dadidd, el diablo, corruptor de la tica y de la armona del grupo, instalado en la selva, tras los rboles, para engaar a los desprevenidos bar. El educador Antonio Prez Esclarn ha aclarado: Contra lo que se pudiera pensar, los bar nunca rindieron ninguna clase de culto ni antes ni ahora- a Sabaseba. Simplemente, es para ellos el prototipo del buen bar y tratan de identificarse con l y asimilar su estilo de vida. El mismo Sabaseba se situ en un plano de igualdad; viva entre los bar (en su mismo boho), hablaba su idioma, coma su comida, vesta como ellos. Incluso se uni a una mujer bar, pero al ser rechazado por el padre de la muchacha, se ausent para siempre, condenando el egosmo de un bar, tan contrario a la tica por l propugnada. Ser la advertencia para el grupo: viviendo en comunidad estn dentro de los planes de Sabaseba. Toda actitud egosta va contra el espritu esencial de la cosmognesis bar. Del mismo modo, ha resumido las creencias del bar para despus de la muerte: Cuando muere un bar, lo dejan en la selva colgado de un chinchorro. Vienen los zamuros, se lo comen, y lo llevan al lugar de los Basumchimba (donde viven los muertos). Una vez all, si han sido buenos los bar, recuperarn su mejor aspecto terrestre, tendrn una muchacha joven como esposa y un conuco frtil donde trabajarn sin cansarse. Pero, sobre todo, se reunirn con todos sus antepasados muertos, realizando con ellos la comunidad ideal. De este modo, vida y muerte quieren ser para el bar una bsqueda y una celebracin de la vida comunitaria.

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ConclusinPodemos concluir este captulo inicial, cuya finalidad es estimular el mejor conocimiento de las etnias indgenas de la cuenca lacustre, en la actualidad y sus antecedentes histricos, sealando que tras las invasiones de los grupos indgenas a la cuenca lacustre, en las oleadas sucesivas de un comn origen lingstico, ya superadas las pocas de las feroces guerras, parece ser que los integrantes de esas tres grandes familias indgenas, haban logrado, al fin, construir un largo tiempo de relativa paz y habitaban en absoluta libertad, la cuenca lacustre, respetando, en sentido general, la zona de influencia de cada una, viviendo con cierto contacto entre s, sobre todo por la unificacin que les proporcionaba el lago como la va de comunicacin, para poder intercambiar comercialmente alimentos y otros elementos de sus culturas, pero tratando de mantener cierta identidad tnica, que era propia y caracterstica de cada grupo indgena. Esa relativa paz y esa ilimitada libertad, iba a ser quebrada por la llegada de visitantes extranjeros, en el ao final del siglo XV de la era cristiana, quienes vinieron para quedarse, asumiendo ansias de conquista y dominacin de los territorios de las etnias indgenas que haban habitado desde haca siglos, la regin de la cuenca del Lago de Maracaibo y donde estaban los restos de sus ancestros.

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CAPTULO SEGUNDOUN SIGLO DE HISTORIA Y DE RESISTENCIA INDGENA EN LA CUENCA LACUSTRE (1499-1598)

Antecedentes

Los espaoles que iban a llegar al hoy continente americano a finales del siglo XV, venan imbuidos de una idea religiosa profunda, por la herencia de lucha contra los infieles, con un gran propsito de unidad y de predominio de la fe catlica como la misin fundamental del hombre. Traan una herencia greco-latina y una herencia cristiana, que se mova entre la oscuridad de la Edad Media y el inicio de la modernidad del Renacimiento, en aquel momento del devenir histrico, cuando iban a localizar un mundo desconocido para ellos, ya que nunca haban visto un indio y nunca haban estado en contacto con una naturaleza tan extraordinaria, de modo que para ellos, sera un encuentro total y nuevo, el cual abrira perspectivas extraordinarias de ajuste, de choque, de encontronazo violento, para iniciar un nuevo proceso histrico en el occidente del mundo conocido hasta entonces y crear as, su propia poca. Es verdad que algunos europeos, como los normandos, haban experimentado efmeras aventuras allende los mares de Occidente y as, los vikingos haban pisado el suelo americano, pero sus expediciones no aadieron nada al caudal de los conocimientos geogrficos de la poca. Otros audaces viajeros haban encaminado sus pasos hacia el lejano y misterioso Oriente, como el misionero franciscano Juan de Plano Cazpini y el francs Guillermo de Rubruquis, que haban ido a Mongolia y sobre todo, los venecianos Nicols Mateo y Marco Polo, quienes en pleno siglo XIII, haban realizado viajes a Catay (China) y permanecido

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por cerca de veinte aos en el Celeste Imperio, donde oiran de Cipango (Japn) y de las 12.700 islas diseminadas en el Ocano ndico, viajes extraordinariamente fascinantes, divulgados por el naciente invento de la imprenta, perfeccionada por el impresor alemn Juan G. Gutemberg a partir de 1439, para crear en las mentes de los jvenes de la poca, un mundo nuevo y atrayente, que debera conocerse. As mismo, algo ms cercano, como el encuentro con las islas Canarias, Azores y Madera, la exploracin de las costas africanas hasta llegar al Cabo de Buena Esperanza, doblado en 1487 por el portugus Bartolom Das, que abra el ansiado camino martimo a la India y a Catay, sin embargo, todava era una ruta demasiado prolongada en el tiempo. No faltara el componente econmico, ya que los rabes se reservaban las rutas del comercio con Oriente, con ese lejano continente asitico muy poco conocido de los europeos, aumentando el precio de los productos exticos y limitando la independencia econmica de los europeos, quienes deseaban tener su propia va martima hacia la India, para obtener fabulosas ganancias con el comercio de las especias. Desde luego, que tambin exista un gran componente de curiosidad cientfica, para superar las antiguas teoras sobre la tierra, algunas de ellas elaboradas en los tiempos lejanos de Alejandro Magno, para adaptarlas o superarlas, con el moderno Renacimiento. Por otra parte, algunos recientes descubrimientos, iban a proporcionar mayor seguridad al navegante, lanzado en medio de las olas, as la brjula le indicaba su rumbo y la plvora sera el arma mortfera, con que las tripulaciones pudieron someter y subyugar a los pueblos de las tierras que encontraran. El despertar del espritu aventurero, la audacia y el desprecio de la muerte, adems de cierta tendencia de carcter mstico, pedan ser satisfechos, ya que el hechizo de lo remoto fascinaba las mentes y los espritus de aquellos hombres, embrujando sus imaginaciones y convirtindolos en buscadores de tesoros y amantes de odiseas, sueos que cada hombre encierra en s mismo bajo tranquilas apariencias. No faltaban quienes se sintieron llamados a llevar el

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Evangelio a los pueblos salvajes de las regiones que se iban encontrando y explorando. Gran parte de los expedicionarios se movieron por la codicia del oro, la brutal sensualidad o bien, el instinto criminal. Aventureros, piratas, vagabundos, delincuentes y utopistas largaban sus velas, arrostraban la soledad de los trpicos y escalaban inaccesibles cumbres; ellos, mucho ms que los estadistas o los cientficos, fueron quienes cargaron con el peso de aquellas grandes exploraciones, consideradas descubrimientos en su tiempo y su historia es un tejido de acciones tan maravillosas como terribles. Los espaoles pobres, demasiado altivos para dedicarse a las labores del campo, cual lo hacan los moriscos; o al comercio, la industria o la banca, cual los judos; y ardiente su sangre todava al recuerdo de la lucha contra los infieles, cedieron fcilmente al espejismo de las riquezas que le aguardaban allende los mares desconocidos.

Prembulo Colombino

Era la dcada final del siglo XV en la Espaa milenaria y mestiza, poca del reinado de Isabel de Castilla y de Fernando de Aragn, de la Casa de Trastamara, denominados los Reyes Catlicos, quienes haban iniciado la unificacin y ampliacin de los territorios espaoles, consolidados desde el 2 de enero de 1492 cuando haba terminado el podero de los rabes en la Pennsula Ibrica, con la reconquista de Granada, despus de 780 aos de dominio musulmn, adems de la expulsin de los judos de Espaa. Mientras tanto, un espaol, Rodrigo Borgia, con el nombre de Alejandro VI, ocupaba el trono de San Pedro en Roma como papa y se iban a localizar nuevas tierras allende los mares. Por las capitulaciones de Santa Fe, del 17 de abril de 1492, la Corona de Castilla iba a autorizar al navegante genovs Cristbal Coln, para organizar una expedicin hacia las tierras orientales que se crean del Gran Khan. Por ellas, Cristbal Coln y sus descendientes, eran nombrados: Virrey, Almirante y

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Gobernador de las tierras localizadas, con derecho al diezmo de las rentas y productos de ellas. Asociado con los hermanos Pinzn y con la ayuda del piloto Juan de la Cosa, Coln partira del puerto de Palos de Moguer, el da 3 de agosto de 1492, con tres embarcaciones, la Pinta, la Nia y la Santa Mara, sufriendo grandes percances, hasta que, a las dos de la madrugada del viernes 12 de octubre de 1492, el marinero Juan Rodrguez Bermejo conocido como Rodrigo de Triana avistara tierra, y as llegara a la isla de Guanahan, la cual denominara San Salvador, visit otras tres islas del archipilago de Las Bahamas durante tres meses, dndoles nuevas denominaciones, como Santa Mara de la Concepcin, la Fernardina y la Isabela; as mismo, encontr a otras mayores, Colba o Cuba, denominndola Juana y Hait, bautizada como La Espaola, donde conocera al cacique Guanacagari y construira el Fuerte de Navidad, dejando 39 hombres al mando del capitn Diego de Arana. Emprendera el retorno el 4 de enero de 1493, para llegar a Espaa en marzo del mismo ao, despus de siete meses de ausencia, enviando Coln su famosa Carta (Islas Canarias, 15 de febrero-14 de marzo de 1493) a los Reyes Catlicos, muy pronto traducida a mltiples idioma, notificndoles todos los detalles y experiencias de su viaje, describindoles las Indias Occidentales y a sus habitantes, los indios, a los cuales haba descubierto, segn su propia concepcin.

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5.- Juan de la Cosa

Al mismo tiempo que, el papa Alejandro VI, espaol de Valencia, con sus dos bulas Inter coetera, del 3 y 4 de mayo de 1493, exhortaba a los Reyes Catlicos a continuar en la propagacin de la fe y concedera a Espaa todo lo que descubriese al occidente y al medioda, y a Portugal todo lo que descubriese al oriente y medioda, a partir de una lnea de polo a polo, que pasase 100 leguas ms all de las islas Azores, concediendo a la Corona de Espaa todas y cada una de las gracias, privilegios, exenciones, facultades, libertades, inmunidades, letras e indultos concedidos anteriormente al rey de Portugal sobre la India Oriental. El rey Juan II de Portugal no aceptara la lnea de demarcacin ni la nueva bula Dudum siquidem del papa, emitida el 26 de septiembre de 1493 y tras largas conversaciones entre ambos reinos, debera trazarse una nueva lnea de demarcacin, desviada a 370 leguas a partir de Cabo Verde, acuerdo logrado a travs del Tratado de Tordesillas, firmado el 17de junio de 1494, cuando ya se haba efectuado el segundo viaje colombino.

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6.- Mapa de Juan de la Cosa

Esa segunda expedicin haba salido de Cdiz el 25 de septiembre de 1493, con 17 naves y 1.500 hombres, entre ellos: Juan de la Cosa, Alonso de Ojeda, fray Bartolom de las Casas, fray Bartolom Boyl como representante del Papa, Pedro Margarit, Juan Ponce de Len y Diego lvarez Chanca. Cristbal Coln iba a arribar a numerosas islas caribeas, denominndolas como: Deseada, Dominica, Mariagalante, Santa Mara de Guadalupe, Santa Mara de Montserrat, Santa Mara la Redonda, Santa Mara la Antigua, San Martn, Santa Cruz, Santa rsula y el archipilago de las Once mil vrgenes y localizara a la ms grande de todas, Borinquen, llamada entonces San Juan Bautista y actualmente, Puerto Rico. El 3 de noviembre, al llegar a La Espaola, donde haba dejado un fuerte, Coln se encontrara con la muerte de todos sus hombres, cometida por el cacique Canoab, por lo cual se dirigira hacia el norte y fundara la primera ciudad en esa isla, llamndola La Isabela, el 6 de enero de 1494, dndole sus primeras autoridades municipales, presididas por su hermano Diego. Enviara como explorador de la regin del Cibao, en bsqueda de oro, al temerario Alonso de Ojeda, quien apresara a Canoab y localizara las primeras muestras de oro que se enviaran a Espaa. Tambin, explorara a Juana (Cuba), la cual crea tierra firme y localizara la isla de Jamaica, a la cual denominara Santiago y al

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archipilago que llamara Jardn de la Reina, adems de fundarse otra ciudad, Nueva Isabela, en 1496, hoy Santo Domingo, retornando Coln a Espaa en el mes de junio de 1496 y por diversas causas permanecera dos aos en la Corte, mientras por Real Cdula se establecan los repartimientos en La Espaola.

7.- Segundo Mapa de Juan de la Cosa

Solamente a partir del da 30 de mayo de 1498, zarpara de Sanlcar de Barrameda, en una flotilla de seis naves la tercera expedicin colombina, la cual pasara por la isla de Madera y las Canarias, para abastecerse y enviara tres naves a La Espaola. Rumbo al sur, avistara la Tierra Firme, el 31 de julio de ese ao, cuando el marino Alonso Prez vera una isla con tres montes juntos, a la cual Coln denominara Trinidad. Al da siguiente, pasara por el Cabo La Playa, Punta Galea y Punta Arenal, para llegar al delta de un gran ro, el caudaloso Orinoco, recorrera los estrechos de Boca de Serpiente y Boca de Dragn y el amplio golfo de Paria, donde bajaran a tierra varios de los navegantes, Pedro Torreros, Andrs del Corral, Hernando Pacheco y Juan Quintero, tomando posesin de la tierra a nombre de los Reyes de Espaa, por enfermedad de Coln. Estaban por primera vez en el territorio continental sudamericano, sin saberlo, y

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ms tarde, avistaran las islas de Margarita, Coche y Cubagua, es decir las costas de la actual Venezuela, llamndola Tierra o Isla de Gracia, por el desconocimiento de saber que era ya el continente y creyendo estar en el paraso terrenal bblico y el 15 de agosto seguiran su ruta hacia La Espaola. Sin embargo el historiador y acadmico espaol Juan Manzano Manzano ha tratado de demostrar que ese recorrido se haba realizado despus de su segundo viaje, en 1494, partiendo desde La Espaola, acompaado de su hermano Diego, Juan de la Cosa y Pedro Alonso Nio, explorando y visitando las costas actuales de Cuman y Paria, hasta la desembocadura del ro Orinoco, lo cual Cristbal Coln mantendra en secreto, quizs por haberse apropiado de una cantidad grande de perlas en Margarita y la costa de Cuman, sin informar a la Corona. Esta afirmacin de Manzano, pudiese explicar la detencin de Coln despus de su tercer viaje y las expediciones parianas, realizadas posteriormente por algunos de sus acompaantes. Concluido ese tercer viaje, el marino genovs iba a retornar preso a Espaa en 1500 y solamente en 1502, Coln volvera a organizar un cuarto viaje, que lo llevara a recorrer las costas centroamericanas, fundando la localidad de Beln, en la costa de la actual Panam, la cual debera abandonarse por la hostilidad indgena y se retirara a Jamaica, para regresar definitivamente a Espaa, el 7 de noviembre de 1504, cuando estaba muriendo su protectora, Isabel la Catlica, dejando como heredera a su hija Juana I y como regente a su viudo, Fernando el Catlico. As finalizara la brillante experiencia como navegante de Cristbal Coln, quien morira sin saber que haba encontrado para la historia de occidente, un Nuevo Mundo, el continente de la esperanza, buscando un camino hacia las especies asiticas de las Indias Orientales, al cual ni siquiera se le dara su nombre, sino que le sera usurpado por un compatriota suyo, el florentino Amrico Vespucio, a quien le quiso rendir un homenaje el gegrafo alemn Martn Waldseemller en

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1507, por creer errneamente que ese navegante italiano haba localizado aquellas tierras allende los mares, mientras Cristbal Coln haba muerto casi olvidado, en la ciudad de Valladolid, Espaa, el 21 de mayo de 1506. Ese Nuevo Mundo, como se le conocera, con sus tierras encontradas, las Indias Occidentales, a las cuales los europeos iban a considerar desc