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CACAO

VENEZOLANO

Artes / @jorgecontrerasart Redacción / Anais Bello Diseño y Diagramacion / @Lydia Solymar

Xocolatl Trading | CACAO VENEZOLANO

s difícil imaginar que del Caribe y la espesura del forastero es autóctono de la alguien piense en cacao Amazona. Aromático, fino de cuenca del río Amazona. fino de aroma y no calidad y con cepas propias, El cacao es un árbol de flores

piense en Venezuela. Expertos, las semillas de cacao que se pequeñas y discretas que

degustadores y conocedores

dicen, y con mucha razón,

que el cacao venezolano es

el mejor del mundo.

Tampoco llegarían a pensar

que el cacao, genéticamente

hablando, es oriundo de esta

tierra caliente, bañada por

las aguas

siembran en Venezuela son únicas e inigualables. Investigaciones científicas determinaron que el cacao criollo nació, hace unos 4000 años, en el Sur del Lago de Maracaibo, en Venezuela. Mientras que, el grano

contrastan con la fortaleza

de sus maracas. Crece a la

sombra en climas tropicales

y con suelos despejados que

permitan la filtración de los

rayos solares. En

Venezuela existen tres

tipos: criollo, forastero

y trinitario. Mazorca alargada y Mazorca redonda Es el cruce del cacao puntiaguda, de un con muy pocos forastero y criollo. suave color amarillo surcos, su color Es una mazorca con rasgos naranjas, es de un amarillo alargada con surcos posee 10 surcos suave. Su interior profundo de un color profundos que la está repleto de violeta vibrante. Sus caracterizan. Sus almendras violetas semillas tienden a semillas son entre y alargadas. ser de marrones a blancas y violetas, moradas, son largas dependiendo del tipo. y planas.

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Las bondades del cacao venezolano tienen su origen en la botánica de esta tierra agraciada. Tierra fértil con un clima tropical que da cabida al desarrollo de la semilla. El cacao es fruto que requiere de condiciones excelsas para su cultivo. Pero, sobre todo, necesita un ingrediente secreto: la gracia de sus cultivadores, de su pasión. Atributos todos, difícil muchas veces de conjugar en una misma zona. El mejor cacao del mundo es el de Venezuela, su exquisitez es una verdad categórica, el paladar de los consumidores de chocolates en el mundo lo certifican. Razón para que no haya chocolate en el mundo que se precie de ser un buen chocolate si no contiene una porción de cacao venezolano, sea cual sea su variedad.

CARENERO

l mar Caribe es un eterno vendaval. De costa a costa el viento portentoso no

cesa de capitanear el embate de las olas, las dirige a la orilla como un navegante feliz. La espuma del agua batiéndose en la arena produce un aroma tan subyugante como el repique de los tambores bajo el sol. Así es Barlovento ese costado de tierra plantada de cacao y de orillas de playas cubierta de cocotales en la costa norte de Venezuela, asiento de varios pueblos. Pueblos hechiceros, de “tierra ardiente y del tambor” y fino aroma y de mucho embeleso. Carenero es uno de ellos. Antaño puerto de

embarque de diversos productos agrícolas, en especial el cacao. Pueblo que da nombre a un grano de cacao fino de aroma, que con el transcurrir de ancestrales cosechas es referencia de la calidad de nuestro cacao. En efecto, Carenero es un exclusivo grano de cacao trinitario, híbrido de las plantas de cacao criollo y de cacao

forastero, que da como resultado, una mazorca morada con punta alargada y surcos profundos. Después de un proceso de beneficio: fermentación y secado, adquiere un fino aroma a frutas, maltas y nueces para hacer de Carenero, uno de los cacaos más buscado a nivel mundial, desde tiempos de la colonia.

Históricamente, desde finales del siglo XVII Barlovento se convierte en un emporio cacaotero. Trayectoria que consolida con la extensión de su área de cultivo al fundarse nuevos pueblos como Curiepe y Birongo. Que junto a

Caucagua, Panaquire, El

Guapo y Río Chico. La mano de obra empleada en el cultivo y procesamiento del cacao, en todos estos

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pueblos, es nativa. Ciertamente, hombres y mujeres barloventeños se dedican con tesón al cultivo, a la cosecha y al beneficio de esta prodigiosa semilla. El cacao representa la principal fuente de trabajo de la zona. La plantación del cacao es una actividad ancestral que se trasmite de generación en generación. En

el beneficio de la almendra se incorporan todos los miembros de la familia, lo que representa un valor sentimental que unido al ritual de San Juan Bautista, acompañado por el

retumbe de los tambores hacen que el cacao represente para Barlovento más que un cultivo un modo y estilo de vida. La separación de la almendra de cacao del mucílago es un trabajo de mujeres. Ellas son las responsables de la fermentación en cajas de maderas por aproximadamente 7 días. También, dan vueltas a los granos para que reciban iguales cantidades de oxígeno.

Los hombres llevan los granos a grandes patios de secado y vigilan que reciban las caricias del sol por 3 horas diarias. Luego, los niños seleccionan las más grandes para su venta. Sin duda, el cacao carenero es un orgullo para de Venezuela, para el mundo. El aroma del cacao Carenero queda impregnado en todo aquel que pasa, así sea visita, por sus nobles de calle.

CARENERO


EL CACAO REPRESENTA LA PRINCIPAL FUENTE

DE TRA BAJO DE LA ZONA. LA PLANTACIÓN DEL CACAO ES UNA ACTIVIDAD

AN CESTRAL QUE SE TRASMITE DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN.

EN EL BENEFICIO DE LA ALMENDRA SE INCORPORAN TODOS LOS

MIEMB ROS DE LA FAMILIA, LO QUE REPRESENTA UN VALOR SENTIMENTAL QUE UNIDO AL

RITUAL DE SAN JUAN BAUTISTA

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ablar de Ocumare de la Costa, es disfrutar de su clima de montañoso, de

su exuberante paisaje de selva tropical, de su hermosa playa, de su acervo cultural- religioso, donde la música de fiesta y los cánticos delatan la semblanza de sus habitantes y brinde una suerte de gusto a su prodigioso cacao. Encajado en la falda del Parque Nacional Henry Pittier, en el estado Aragua, centro del país, Ocumare de la Costa es desde antaño unos de los

pueblos cacaotero más famoso de Venezuela y del mundo. Pueblo donde las bondades de la naturaleza y la gracia y el temple de sus pobladores permiten que nazca el mejor cacao del mundo. Recorrer los caminos de Ocumare de la Costa es impregnarse de un cifrado pero fulgente aroma que al son de los tambores y del sudor de los bailadores y de los deslumbrantes colores de las máscaras y de los trajes de los danzantes, en un solo destino; en un mismo sabor. Fisgonear en los pequeños y discretos solares en Ocumare de la Costa que guardan con timidez las pequeñas plantaciones de cacao, es ir descubriendo a cada paso, la pasión del

ocumareño con sus ancestros y con su destino de pueblo. Junio, San Juan Bautista, tambor y plegaria, danza y colores, parranda y arena, sudor y caderas, tabaco y humo, humo y dioses. África y orgullo; como única arma posible para conquistar en una sola oración a las montañas y playas de Aragua; que no hay el mejor cacao que el ocumareño. Europa, a lo largo y ancho de todos sus puertos, tuvo el privilegio siglos atrás de descubrir y degustar este manjar tan divino como exótico. El cacao de Ocumare es considerado el mejor del mundo; criollo y trinitario, posee fuerte aroma frutal, nueces y malta.

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Ocumare de la Costa cuenta con una metodología de beneficio única en el país. La receta del cacao de Ocumare conserva en cada etapa toda su tradición colonial, desde el local hasta la selección de

granos, pasando por el secado a cielo abierto y la supervisión que hacen posible la verdadera magia del cacao. En una antigua casa, a las afuera de Ocumare, en cajones de

madera cubiertas con hojas de su planta por un lapso máximo de 7 días, se fermenta la semilla. Tiempo en que el grano expone todos los sabores


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o puede ser de otra manera, no hay posibilidad alguna que la

mezcla de tranquilidad y sabor en el Caribe no tengan como resultado final, algo fantástico: el cacao de Puerto Cabello. Fruto silvestre bendecido por la magia del mar Caribe, el clima y la vegetación de montaña, más el sudor de hombres y mujeres que hacen que en Puerto Cabello, en la localidad de Patanemo, rincón remoto de la geografía venezolana, en la cordillera centro norte

costera, en Carabobo. Basta con el solo aroma de las plantas exóticas y frutales que perfuman toda la bahía, para cultivar ahí el mejor cacao del mundo. Detrás del mejor cacao del mundo se encuentra una historia que no deja por más ser asombrosa y repleta de los sinsabores de los primeros años del nuevo continente, América. Los esclavos africanos fueron los primeros pobladores de esta tierra, con el esfuerzo de su sudor se plantaron en Patanemo, en busca de una sola cosa: paz. ¡Paz

tenemos!, fue el clamor de los centenares de negros que llegaron a esta costa huyendo de la crueldad de la esclavitud. Este grito más tarde devino en el nombre de “Patanemo”, que significa la búsqueda y la obtención de la paz que tanto anhelaban. Paz, envuelta en el más puro, fino y exquisito cacao del mundo. Y así, por más de dos siglos Patanemo fue el centro de producción y de venta de la mejor y más exquisita variedad de cacao. Llegando a ser ésta variedad la más codiciada en Europa. Pero, a finales siglo XVIII el

“OCUMARE DE LA COSTA CUENTA CON UNA METODOLOGÍA DE BENEFICIO ÚNICA EN EL PAÍS. LA RECETA DEL CACAO DE OCUMARE CONSERVA EN CADA ETAPA TODA SU TRADICIÓN COLONIAL, DESDE EL LOCAL HASTA LA SELECCIÓN

DE GRANOS, PASANDO POR EL SECADO A CIELO ABIERTO Y LA SUPERVISIÓN QUE HACEN POSIBLE LA

VERDADERA MAGIA DEL CACAO”

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panorama cambia: la abolición de la esclavitud liberó la mano de obra negra, fundamental en el desarrollo y expansión del cultivo. Ahora, los negros no estaban obligados a trabajar en las plantaciones. Aunado a las constantes tensiones políticas y la aparición del

petróleo en suelo venezolano que transformó la economía sustituyendo el modelo agroexportador por el modelo de explotación petrolera, que produjo el vertiginoso abandono del campo venezolano. El cacao fue uno de los cultivos más perjudicado y con él los

pueblos cacaoteros. Patanemo tuvo que esperar más de un siglo para recuperar su vocación de productor de cacao. A finales del siglo pasado, en la década de los 90, gracias a la voluntad y al tesón de los pobladores de Patanemo, se

reactivó la siembra y cosecha de cacao. Desde entonces el cacao de Patanemo ha vuelto a adquirir

17 su prestigio en el paladar de artesanos y chocolateros del mundo.

En Patanemo encontraremos un grano trinitario exquisito. Grandes almendras de cacao, con un color violeta oscuro y tostado, combinados con unos delicados aromas que contienen un penetrante sabor a cacao y la sutileza de las frutas cítricas y dulces; madera, nueces y un agudo aroma a canela. El cacao de Patanamo atraviesa por un exhaustivo proceso de fermentación de entre 5 y 6 días en cajas de maderas forradas con hojas. Y un proceso de

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volteo que asciende cada 24 horas. Para, luego, ser secado durante cinco días por tres horas diarias, en grandes patios que datan de la colonia.

PUERTO CABELLO


“PATANEMO TUVO QUE ESPERAR MÁS DE UN SIGLO PARA RECUPERAR SU VOCACIÓN DE PRODUCTOR DE CACAO… DESDE

ENTONCES EL CACAO DE PATANEMO HA VUELTO A ADQUIRIR SU PRESTIGIO EN EL

PALADAR DE ARTESANOS Y CHOCOLATEROS DEL MUNDO”.

RÍO CARIBE

Embrujo que ha hecho del Oriente de Venezuela, una tierra de aroma y sabor, una tierra de gracia como la

bautizó Cristóbal Colón cuando puso pie en la arena mojada de sus playas. Adentrarse en la península de Paria o en otro lugar de Sucre, es circundar en una atmosfera de aroma de cacao tal como si

estuviésemos dentro de una chocolatería. Río Caribe es una población costera ubicada al norte del estado Sucre, a unos 550km de Caracas. Reconocida por sus hermosas playas y su increíble actividad pesquera.

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Aquí se siembra uno de los mejores cacaos de Venezuela y el mundo: el trinitario Río Caribe. El cacao trinitario es autóctono de la península de Paria, descendiente directo del cacao criollo y del cacao forastero, lo que, lo lleva a ser considerado el mejor cacao fino de aroma. La leyenda, contada por los pobladores, dice que la semilla fue víctima de un maremoto que azotó la zona de Paria, y la arrastró hasta las costas de la vecina isla de Trinidad y Tobago donde logra desarrollarse como una excelente variedad de cacao. Con el tiempo la semilla cacao trinitario volvió a la tierra que la vio nacer. Una mazorca alargada y de un violeta oscuro protege a una

delicada semilla que posee un fuerte sabor a ácidos frutales combinado con la sutileza de la tierra y de las nueces. Pasear por las calles de Río Caribe es caminar en medio de aquel maravilloso mundo de sol, brisa y olas caribeñas que perfuman la vida; porque sus costas empapadas por aguas cristalinas y espumeantes, no solo bañan a sus pobladores, sino que también humedece al árbol del cacao para que Río Caribe produzca el más famoso cacao de la tierra. A pesar de su cercanía con la costa, el cacao de Río Caribe es cultivado montaña adentro, en la serranía de Paria. Rodeado por el espesor de una selva

tropical, caracterizada por su verdor y la suavidad de su brisa combinada con el aroma del Caribe. Su calidad es originada en su genética que ha permanecido intacta al estar separada del hombre; todo el proceso de cultivo y beneficio es completamente orgánico. Sin embargo, es la ardua faena de los campesinos que labran la tierra y acompañan al proceso de beneficio quienes enriquecen y otorgan aromas únicos en el mundo. El proceso de beneficio del cacao de Río Caribe es uno de los más extenuantes y con mayor dedicación. Una vez cosechada la mazorca, inicia el degüelle, los granos son separados del mucílago, esa

suave y blanca piel aromática que los protege, luego son llevados a fermentar. La fermentación del grano se realiza en cajas de madera cubiertas con hojas durante

6 días. Para que cada grano exponga todos sus sabores y aromas, el campesino los mueve en rondas que aumentan cada 24 horas; de esta forma, garantiza que

cada semilla igual cantidad de oxígeno. Una vez fermentado, viene el secado: los granos son expuestos al sol en patios


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RÍO CARIBE


“EL PROCESO DE BENEFICIO DEL CACAO DE RÍO CARIBE ES UNO

DE LOS MÁS EXTENUANTES Y CON MAYOR DEDICACIÓN. UNA VEZ COSECHADA LA MAZORCA, INICIA EL DEGÜELLE, LOS GRANOS SON

SEPARADOS DEL YUYO, ESA SUAVE Y BLANCA PIEL AROMÁTICA QUE UNE A LOS

GRANOS, LUEGO SON LLEVADOS A FERMENTAR”.

AMAZONAS

Amazonas es el estado más al sur de Venezuela. Resalta por una superficie mayormente indómita. También, por albergar el

pulmón vegetal más importante del mundo. El Amazonas es un modo y estilo de vida tan natural que termina por ser indescriptible a nuestra conducta como habitante. Y como muestra de la

bondad de esta verde y apartada tierra se produce una calidad de cacao de una alta pureza y un alto sabor con aroma a frutas cítricas y dulces, a malta y a flores y un sorprendente, y codiciado, aroma a madera.

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San Juan de Manapiare, pequeño pueblo indígena plantado en la selva amazónica, al sur de nuestro país, selva prodigiosa y sobrenatural. Su cualidad excepcional es una bondad para la naturaleza, más que un pulmón vegetal para la humanidad, es un espejo para que el hombre contemporáneo entienda lo que somos en término de lo que no hemos sido y volveremos a ser. En todo el delta del río Orinoco se cultivan dos variedades de cacao: el criollo y el trinitario. El cacao que se beneficia en San Juan de Manapiare proviene del Orinoco. Es un cacao que brota espontáneo en los

islotes, pequeñas porciones de tierra que se salvan de ser inundadas. La recolecta de las mazorcas es por los indígenas amazonense, los piaroa, curripaca, y yekuana. Cosecha y traslado requieren un largo y laborioso viaje desde los distintos y remotos islotes de ese Dios protector que es el Orinoco que baña las plantaciones de cacao para dar ese exquisito y divino fruto que, después de recorrer ríos y caños en canoas y curiaras por aproximadamente 10 kilómetros -unas 6 millas- llega al centro de beneficio, para ser tratado, por la dedicación de que estos hombres de piel curtida. Una vez separada la semilla

del mucílago se procede a la fermentación en cajas de madera cubiertas con hojas de plantas almacenadas en churuatas construidas con barro y bahareque; nada más natural para que el grano reciba la justa cantidad de oxígeno y calor durante unos 6 a 7 días, donde es removido cada 24 horas. Luego, es llevado al sol durante 5 días para que todos los aromas se sellen en el grano. De aquí, la creencia que el mágico secreto de lo extra fino del cacao del Amazonas se debe en parte, a las aguas que arrastran a su paso materia orgánica conformada por árboles y frutos silvestres, restos de faunas y minerales que actúan como fertilizantes;

más la travesía por aguas torrentosas y raudalescas en medio de la más abundante

flora de mayor especie en el planeta y las diversidades de manos indígenas, lo

condimenta para hacer de este cacao, un producto extra fino.


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AMAZONAS


UNA VEZ SEPARADA LA SEMILLA DEL YUYO SE PROCEDE A LA FERMENTACIÓN EN CAJAS

DE MADERA CUBIERTAS CON HOJAS DE PLANTAS ALMACENADAS EN CHURUATAS CONSTRUIDAS CON BARRO Y BAHAREQUE; NADA MÁS NATURAL PARA QUE EL GRANO

RECIBA LA JUSTA CANTIDAD DE OXÍGENO Y CALOR DURANTE UNOS 6 A 7 DÍAS, DONDE ES REMOVIDO CADA 24 HORAS. LUEGO, ES LLEVADO AL SOL DURANTE 5 DÍAS PARA QUE TODOS LOS

AROMAS SE SELLEN EN EL GRANO

SUR DEL LAGO Venezuela es la tierra donde nació la primera semilla de cacao fino de aroma. Botánicos y especialistas lo bautizaron como cacao criollo. Surgió en el Lago de

Maracaibo, un costado de un cuerpo de agua ubicado en el occidente de Venezuela que colinda por un extremo de la falda de la

Cordillera de Los Andes, conformada por los estados Táchira, Mérida, Trujillo y Zulia; su costa sur cuenta con prodigiosas y fértiles tierras. En esas tierras, los

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hispanos a su llegada hallaron grandes arboledas de cacao sembradas por los indígenas de la etnia Caribe. La historia cuenta que durante la colonización los indígenas que cultivan cacao en costa del sur del lago lo resguardaban en las montañas, para evitar cualquier acción de los españoles contra el fruto. Esta protección ancestral es parte de la leyenda del cacao criollo. Hay quienes aseguran que su dulzura radica en el amor que los indígenas de la etnia caribe le profesaron a su cultivo. No podía ser de otra manera, el cacao tan ancestral en la zona, no podía ser opacado en el

futuro por el petróleo que siglos después, del descubrimiento del cacao en el sur del lago, brotara de la entraña de la tierra de la costa oriental del lago. En el lago de Maracaibo se encuentran los campos petroleros más productivos y antiguos de Venezuela. En las tierras al margen de su costa sur es la parte del mundo donde se cultiva el codiciado, y exclusivo, híbrido del cacao criollo porcelana y guasare, reconocido mundialmente por sus propiedades organolépticas. Los especialistas en cacao afirman que su aroma, su sabor y su textura tan delicada como la porcelana

son completamente diferentes a las demás variedades de cacao en todo el planeta. Es un cacao que, sabe a caña de azúcar, a malta y es muy aromático. Considerado por su calidad extrafina el favorito por todos los chocolateros a nivel mundial. Su corteza es muy delgada y suave, con coloraciones rojas, verdes y blancos mates que contrastan con unas almendras grandes y el delicado color de su semilla que varía blanco mate porcelana, a colores cremas y rosados. De allí deriva su nombre.

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SUR DEL LAGO

LOS ESPECIALISTAS EN CACAO AFIRMAN QUE SU AROMA, SU

S ABOR Y SU TEXTURA TAN DELICADA COMO LA PORCELANA SON

COMPLETAMENTE DIFERENTES A LAS DEMÁS VARIEDADES DE

CA CAO EN TODO EL PLANETA. ES UN CACAO QUE, SABE A CAÑA DE AZÚCAR, A

MALTA Y ES MUY AROMÁTICO


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