Caballos Famosos en La Historia

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CABALLOS FAMOSOS EN LA HISTORIA. BUCEFALO. DESCRIPCION Y ORIGENES: Bucéfalo era un caballo del cual no se sabe su raza con exactitud aunque se cree que era de origen oriental, era de color negro azabache y de alzada no muy grande, su nombre significa en griego “cabeza de buey”, apodo que recibió al parecer por el aspecto redondo de su cara y la anchura considerable de su frente donde además tenía una mancha blanca en forma de estrella, Bucéfalo era un caballo bello con poderío y rebeldía que despertaba el asombro de propios y extraños. ALEJANDRO MAGNO Y BUCEFALO: Cuenta el historiador griego Plutarco en el capítulo dedicado a Alejandro y Cesar de su obra “Vidas paralelas” (a la cual debe su fama, pues es una serie de biografías de ilustres personajes griegos y romanos que constituye una importante fuente de información sobre la antigüedad por la gran cantidad de anécdotas y detalles históricos que contienen) que el encuentro entre Alejandro (cuando contaba con 12 años) y Bucéfalo se produjo de la siguiente manera: "Trajo un tesalino llamado Filónico el caballo Bucéfalo para venderlo a Filipo en trece talentos, y habiendo bajado a un descampado para probarlo pareció áspero y enteramente indómito, sin admitir jinete ni sufrir la voz de ninguno de los que acompañaban a Filipo, sino que a todos se les ponía de manos. Desagradóle a Filipo y dio orden de que se lo llevaran por ser fiera e indócil; pero Alejandro, que se hallaba presente dijo: -Qué caballo nos perdemos! Y todo por no tener conocimientos ni resolución para manejarlo! A lo que replicó Filipo, algo molesto por la suficiencia de su hijo: -¿Acaso tú lo manejarías mejor que estos que tienen más años y más experiencia que tú? -Por supuesto que sí; a este ya se ve que lo manejaré mejor que nadie - respondió Alejandro. -¿y cuál ha de ser la pena de tu temeridad -preguntó Filipo- si no lo consigues? -¡Por Zeus -exclamó el joven- , pagaré el precio del caballo! Echáronse a reír y convenidos en la cantidad, marchó al punto a donde estaba el caballo, tomóle por las riendas y, volviéndole, le puso frente al sol, pensando, según parece, que el caballo, por ver su sombra, que caía y se movía junto a sí, era por lo que se inquietaba. Pásolo después la mano y le halagó por un momento, y viendo que tenía fuego y bríos, se quitó poco a poco el manto, arrojándolo al suelo, y de un salto montó en él sin dificultad. Tiró un poco al principio del freno, y sin castigarle y aún tocarle le hizo estarse quieto. Cuando ya vio que no ofrecía riesgo, aunque hervía por correr, le dio rienda y le agitó usando de voz fuerte y aplicándole los talones. Filipo y los que con él estaban tuvieron al principio mucho cuidado y se quedaron en silencio; pero cuando le dio la vuelta con facilidad y soltura, mostrándose contento y alegre, todos los demás prorrumpieron en voces de aclamación. Más del padre se refiere que lloró de gozo, y que besándole en la cabeza luego que se apeó le dijo: -¡Hijo mío, busca un reino igual a ti, porque en la Macedonia no cabes!" Frente a esta tradicional y razonada descripción de la doma de Bucéfalo, en el texto del Pseudo-Calístenes sobre la vida del conquistador griego, encontramos otra versión. Allí,

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CABALLOS FAMOSOS EN LA HISTORIA.

BUCEFALO.

DESCRIPCION Y ORIGENES:

 

Bucéfalo era un caballo del cual no se sabe su raza con exactitud aunque se cree que era de origen oriental, era de

color negro azabache y de alzada no muy grande, su nombre significa en griego “cabeza de buey”, apodo que recibió

al parecer por el aspecto redondo de su cara y la anchura considerable de su frente donde además tenía una mancha

blanca en forma de estrella, Bucéfalo era un caballo bello con poderío y rebeldía que despertaba el asombro de propios

y extraños.

 

ALEJANDRO MAGNO Y BUCEFALO:

 

Cuenta el historiador griego Plutarco en el capítulo dedicado a Alejandro y Cesar de su obra “Vidas paralelas” (a la cual

debe su fama, pues es una serie de biografías de ilustres personajes griegos y romanos que constituye una importante

fuente de información sobre la antigüedad por la gran cantidad de anécdotas y detalles históricos que contienen) que el

encuentro entre Alejandro (cuando contaba con 12 años) y  Bucéfalo se produjo de la siguiente manera:

 

"Trajo un tesalino llamado Filónico el caballo Bucéfalo para venderlo a Filipo en trece talentos, y habiendo bajado a un

descampado para probarlo pareció áspero y enteramente indómito, sin admitir jinete ni sufrir la voz de ninguno de los

que acompañaban a Filipo, sino que a todos se les ponía de manos. Desagradóle a Filipo y dio orden de que se lo

llevaran por ser fiera e indócil; pero Alejandro, que se hallaba presente dijo:

 

-Qué caballo nos perdemos! Y todo por no tener conocimientos ni resolución para manejarlo!

A lo que replicó Filipo, algo molesto por la suficiencia de su hijo:

-¿Acaso tú lo manejarías mejor que estos que tienen más años y más experiencia que tú?

-Por supuesto que sí; a este ya se ve que lo manejaré mejor que nadie - respondió Alejandro.

-¿y cuál ha de ser la pena de tu temeridad -preguntó Filipo- si no lo consigues?

-¡Por Zeus -exclamó el joven- , pagaré el precio del caballo!

 

Echáronse a reír y convenidos en la cantidad, marchó al punto a donde estaba el caballo, tomóle por las riendas y,

volviéndole, le puso frente al sol, pensando, según parece, que el caballo, por ver su sombra, que caía y se movía junto

a sí, era por lo que se inquietaba. Pásolo después la mano y le halagó por un momento, y viendo que tenía fuego y

bríos, se quitó poco a poco el manto, arrojándolo al suelo, y de un salto montó en él sin dificultad. Tiró un poco al

principio del freno, y sin castigarle y aún tocarle le hizo estarse quieto. Cuando ya vio que no ofrecía riesgo, aunque

hervía por correr, le dio rienda y le agitó usando de voz fuerte y aplicándole los talones. Filipo y los que con él estaban

tuvieron al principio mucho cuidado y se quedaron en silencio; pero cuando le dio la vuelta con facilidad y soltura,

mostrándose contento y alegre, todos los demás prorrumpieron en voces de aclamación. Más del padre se refiere que

lloró de gozo, y que besándole en la cabeza luego que se apeó le dijo:

 

-¡Hijo mío, busca un reino igual a ti, porque en la Macedonia no cabes!"

 

Frente a esta tradicional y razonada descripción de la doma de Bucéfalo, en el texto del Pseudo-Calístenes sobre la

vida del conquistador griego, encontramos otra versión. Allí, se cuenta que Bucéfalo era un caballo de hermosa figura,

pero dominado por un furor salvaje que lo llevaba al extremo de la antropofagia (comer carne humana), motivo por el

que Filipo decidió construirle una jaula de hierro donde echaría a todos aquellos que desobedecieran sus leyes. Brutal

y homicida, Bucéfalo se rodeó de restos humanos, pero cuando, con quince años, Alejandro descubrió la celda del

animal y se acercó al caballo, éste extendió sus patas delanteras y relinchó suavemente, como si le reconociera como

su amo, y el joven príncipe pudo sacarlo sin ayuda de los criados y cabalgar con él por la ciudad, dominado por una

completa docilidad. Esta versión resulta fabulosa e irreal por lo que nos quedamos con la de Plutarco.

 

Se dice que desde entonces Bucéfalo sólo se dejaba montar por Alejandro, aunque permitía ser cuidado por sus

sirvientes.

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Alejandro fue un gran cuidador de su caballo. Nunca se acostaba sin tener la seguridad del buen cuidado, alimentación

y descanso idóneo de su caballo. Estos cuidados explican la longevidad de Bucéfalo que llegó a vivir 30 años.

 

Bucéfalo conocía bien a Alejandro. Relinchaba cuando le oía, y éste le acogía con caricias al llegar y le premiaba con

manzanas.

 

De naturaleza resistente y muy rápida, Bucéfalo se adaptaba perfectamente a la labor de ser el caballo de un gran

personaje histórico. Con una gran doma, entraba en batalla cuerpo a cuerpo con Alejandro y la compenetración entre

ambos era admirable.

 

Los jinetes de aquella época no usaban sillas de montar, sino solo una especie de manta, y las bridas. A pesar de la

incomodidad de cabalgar de esta manera, Alejandro y Bucéfalo recorrieron miles de kilómetros, y lucharon en muchas

batallas.

 

Bucéfalo acompañó a Alejandro por toda su campaña en Asia contra el Imperio Aqueménida hasta que murió durante

la Batalla del Hidaspes, librada por el ejército macedonio en el año 326 A.C. contra el ejército del rey indio Poros.

Aunque Algunas fuentes dicen que murió durante el transcurso de esta batalla (como Arriano, Diodoro Sículo, Justino,

etc.), otras versiones dicen que murió después, ya fuera de sus heridas o por causas naturales, a la edad de 30 años,

siendo esta última versión la más creíble ya que su avanzada edad no lo hacía apto para entrar en combate.

 

LA CIUDAD DEDICADA AL CABALLO:

 

Tal fue el dolor de Alejandro Magno ante la pérdida de su caballo que hizo que fundarán una ciudad, “Alejandría

Bucefalia” cerca de la tumba de Bucéfalo (De la cual actualmente sólo se puede conjeturar su ubicación, según las

fuentes, parece claro que se construyó en el banco Oeste del río Hydaspes, y se cree que este sitio está localizado

frente al moderno pueblo de Jhelum, en la provincia del Panyab, al noreste del actual Pakistán), lo cual no debe

sorprender si se piensa, ante un mapa del mundo, lo que entre ambos hicieron: un Imperio de más veinte millones de

kilómetros cuadrados.

 

BABIECA.

De pelaje blanco y al parecer de raza Andaluza, fue criado en un convento español. Según se cuenta, era un caballo obediente, ágil y lleno de brío, ideal para la guerra. Es muy conocida la última batalla que ganó el Cid, gracias en

gran medida a su brioso caballo. El cuerpo sin vida del Cid, fue atado a la silla de su corcel que a todo galope

marcho frente a las tropas del Cid, levantando la moral de los soldados y amedrentando a los moros, que al ver semejante escena, pensaron que el Cid se había levantado de entre los muertos para seguir luchando. Tras la muerte de Rodrigo Díaz, Babieca no volvió a ser montado y murió dos años más tarde a la increíble edad de 40 años.

MARENGO

Napoleón el Jinete…

 

Si bien sus cualidades militares lo convirtieron en el más grande comandante de la historia, Napoleón Bonaparte nunca

destaco como un buen jinete, la mayoría de los historiadores están de acuerdo en que fue un jinete mediocre y lo

comprueba el hecho de prefería los caballos tordos, que son los de temperamento más dócil, y que nunca montó un

caballo mal domado. Su constitución física (escasa estatura, piernas cortas, torso prominente) no le favorecía

demasiado para destacar en el arte de la equitación. Constant, su ayudante de cámara, cuenta en sus memorias que

todos los ejemplares destinados para él  eran adiestrados para recibir toda clase de molestias sin moverse, para lo que

se les daban latigazos en la cabeza, se tiraban cohetes y disparos junto a sus orejas, para que no se asustasen en la

refriega dela de la batalla, y se hacían pasar por entre sus patas cerdos y ovejas. Las caídas del emperador fueron

frecuentes y muchas de ellas están documentadas.

 

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Por tanto se está lejos de la imagen idealizada como la que le muestra sobre una fogosa montura galopando por los

hielos del San Bernardo. Sin embargo, Bonaparte compensaba sus carencias como jinete, con una energía y una

resistencia que le hacían objeto de admiración incluso entre sus veteranos cazadores a caballo.

 

Sus Caballos…

 

Napoleón gustaba de dar a sus caballos nombres mágicos o mitológicos, -como Cyrus, Tauris, Nerón, Tamerlán,

Epicurien y Cerbére- otros llevaron nombres de lugares geográficos o de batallas victoriosas. Así Cyrus fue rebautizado

Austerlitz y también tuvo un Jaffa, un Friedland, un Wagram, un Montevideo y un Córdoba. Otros llevaron el nombre de

su región de origen, como Cantal, Calvados, Girsors, Kurde, El Cir, Alí, Styne, Emir, Sheik y Gonzalve. En cambio,

otras monturas recibieron nombres más imaginativos como Roitelet, Intendant, Ingenu, Coquet, Numide y Embelli. Sus

caballos preferidos eran los árabes, que trajo de Egipto, los españoles (quince de ellos regalo de Carlos IV en agosto

de 1800) los rusos (ofrecidos por Alejandro) los bávaros (bestias enormes que le hacían parecer demasiado pequeño),

los sirios, los americanos de la Plata y los tucos.

 

Marengo… 

 

Era un caballo tordillo de raza árabe con 1.45 metros de alzada (que recibió su nombre después de la victoria

monumental obtenida en la batalla de Marengo, Italia el 14 de julio de 1800),  fue importado de Egipto a Francia en el

año 1799, a la edad de seis años.  

 

Marengo era descrito como un caballo fuerte, valiente y de gran resistencia física y mental (por eso fue que se convirtió

en el preferido de Napoleon de entre los 120 de los que se componía su cuadra), pues como botón de muestra se tiene

el siguiente suceso de su campaña en España: viéndose obligado a interrumpir la persecución de Moore para dirigirse

a Francia, ante la creciente amenaza de Austria, Napoleón se lanzó a una épica cabalgada a lomos de marengo desde

Valladolid hasta Burgos: 120 kilómetros en tres horas y media, por caminos infestados de guerrilleros. Llegó

prácticamente solo, sin volver la cabeza, dejando atrás a sus cazadores de escolta, generales y mariscales.

 

Marengo acompaño al Comandante durante las batallas de Austerlitz (1805), Jena-Auerstedt (1806), Wagram (1809), y

la célebre batalla de Waterloo (1815). Fue herido en ocho ocasiones y hasta sobrevivió la recordada retirada de Moscú

en 1812, batalla en donde, como anécdota, se cuenta que el tordillo se asustó ante una liebre en aquel terrible invierno

ruso, y terminó tirando de la montura al emperador francés. Aquello fue tomado como una premonición de la futura

derrota.

Finalmente, sus días junto a Napoleón acabaron tras la batalla de Waterloo. Allí, el famoso tordillo fue capturado por el

ejército inglés, y Lord Petre lo llevó a Inglaterra, donde el General Angerstein (de la Guardia de Granaderos) lo compró.

Con 27 años, Marengo fue dispuesto como padrillo del Haras New Barnes en donde prestaría servicios sin destacar

mucho.

 

A los 38 años, una edad realmente avanzada para un caballo, Marengo murió. Su esqueleto aún se exhibe en el

Museo Nacional de la Armada de Sandhurst, aunque versiones modernas han puesto en discusión de que se trate del

Marengo real.

ARETE

México, DF.- Hace 64 años, para ser más exactos el 29 de julio de 1948, Londres se vistió de gala con la inauguración

de la décimo cuarta edición de los Juegos Olímpicos, los segundos celebrados en aquella ciudad inglesa, luego de

haber sido la sede en 1908.

 

México acudió a esta justa olímpica en donde el equipo ecuestre, encabezado por el general Humberto Mariles Cortés,

fue lo más destacado de nuestra delegación, tras la obtención de dos medallas de oro, una de plata y dos más de

bronce en dicha disciplina.

 

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En efecto, Mariles Cortés fue el deportista mexicano más destacado, ya que sumó tres preseas en total, dos doradas y

un bronce. Dichas victorias le costaron al militar sangre, sudor y lágrimas, pues asistir a las Olimpiadas no fue sencillo.

 

Mariles era todo un jinete experimentado: para los juegos de Berlín 1936, recibió todo el apoyo de quien fuera

presidente de la República, Lázaro Cárdenas, quien lo envió a la justa con la intención de aprender todo para regresar

al país y conformar un equipo realmente competitivo para eventos futuros.

 

El estallido de la Segunda Guerra Mundial le permitió Humberto seguir trabajando con sus pupilos para mejorar en todo

lo que se pudiera y así tener una destacada actuación en Londres ’48.

 

Sin embargo, como explica “defensamexico.activoforo.com”, no contaba con que días antes de partir a Europa, el

entonces presidente de México, Miguel Alemán, le pediría no acudir a la cita olímpica, pues no había nivel para ganar,

“mucho menos sin compiten con esas carretas de caballos y con ese tuerto”, afirmaba.

 

¿A quién se refería como ese tuerto, el licenciado Alemán? Se trataba, nada más y nada menos que de “Arete”, el

rocín que precisamente jineteaba Mariles Cortés y quien sería pieza importantísima en los triunfos de este destacado

mexicano en aquellos juegos.

 

Casi una década anterior a estas olimpiadas, Humberto Mariles había conocido la fama, tanto a nivel nacional como

internacional, al ganar distintas competencias, tales como un concurso en Chile. Estas victorias las hizo montando a

“Resorte”, un caballo gallardo, que poseía gran porte y un paso cadencioso.

 

Por aquellos años, en 1938, nacería en Los Altos, Jalisco, en el rancho “Las Trancas”, un potrillo alazán tostado a

quien bautizaron con el nombre de “Arete”, debido a que había nacido con una hendidura en la oreja izquierda. El

animal fue adquirido por el Coronel Rocha Garibay, el cual posteriormente sería entrenado para participar en las

competencias en las que participaban los oficiales del regimiento local, indica “com.org.mx”.

 

Entre 1940 y 1945, “Arete” adquirió gran popularidad en el medio hípico nacional, pues había ganado diversas

competiciones. En 1947, fue vendido al ingeniero Juan Barragán por ocho mil pesos, quien luego terminó cediéndolo a

Casimiro Jean, cabeza del Club Hípico Francés.

 

Durante meses, el caballo estuvo en el olvido, pues como dice “21revista.com”, por una falla orgánica, fue perdiendo

poco a poco la vista del ojo izquierdo e incluso fue castrado, por lo que parecía que lo único que le quedaba era

esperar la muerte en un par de años.

 

Pero las cosas cambiarían radicalmente. En enero de 1948, Mariles visitó el Club Hípico Francés y por azares del

destino, llegó hasta donde estaba “Arete”. Una fuerte atracción sintió este hombre por el animal que no dudó ni un

segundo en montarlo. Prácticamente al instante, se creó una conexión tan fuerte entre ambos, la cual sería el inicio de

una historia llena de éxitos.

 

El general se llevó a “Arete” pues era justo el caballo que necesitaba para superar con éxito las pruebas de una hípica

que iba en plena evolución. “Resorte” era muy rápido, pero no era muy seguro en los saltos, en cambio, “Arete” no era

tan veloz, pero era muy potente y sobretodo, un muy buen saltador.

 

Faltaba siete meses para las Olimpiadas de Londres 1948, así que Mariles apretó las tuercas en los entrenamientos

para llegar en óptimas condiciones con su nuevo “co equipero”. Fue tan buena la preparación que ganaron varias

competencias en Italia y Suiza, por lo que llegaban en condiciones perfectas a la capital del Reino Unido.

 

Aunque hubo algunos fallos en la prueba por equipos, en donde se quedaron con la medalla de bronce, se dice que

“Arete” tuvo un recorrido más que perfecto durante la competencia a nivel individual, hecho que les valió el oro.

 

Tras el éxito obtenido en los Juegos, el general Mariles adquirió a “Arete”, con quien siguió cosechando un par de

victorias más en suelo norteamericano. Desafortunadamente, las alegrías durarían muy poco. Un día, “Arete” se puso a

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jugar con “El Cordobés”, un ejemplar argentino, el cual lo golpeó con una pata en la clavícula derecha, produciéndose

una grave fractura.

 

Varios veterinarios examinaron al caballo, los cuales determinaron que si se le operaba, era prácticamente un hecho

que pudiera seguir compitiendo. Así que “Arete” ingresó a la sala de operaciones en donde se produjo una fatídica

paradoja: la operación había sido un éxito, pero el caballo no logró despertar, quizá por una sobredosis de anestesia.

 

“Arete” fue sacrificado el 4 de febrero de 1952 y sus restos fueron depositados en uno de los jardines del Centro

Deportivo Olímpico Mexicano.

 

“Para el general fue un golpe tremendo. Resintió su pérdida como se resiente la pérdida de un familiar cercano. Si

alguien me lo preguntase, diría que Humberto nunca pudo sobreponerse a ella, simplemente porque jamás encontró a

otro caballo como ´Arete’”, comentó hace ya varios años Alicia Valdés, quien fuera esposa del general Mariles Cortés.

 

Fue así como Humberto Mariles Cortés debió escribir una nueva historia en Helsinki 1952, ahora sombre el lomo de

“Petrolero”, una fórmula que no rindió frutos como lo hiciera cuatro años atrás con “Arete”, pues no hubo ni un solo

triunfo en aquellos olímpicos.

 

En marzo de 2009, el Comité Olímpico Mexicano (COM) decidió rendirle homenaje a este campeón olímpico con la

develación de una escultura en donde se le ve al general Mariles montando a “Arete”, la cual se ubica en la Plaza

Olímpica del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, una obra de arte realizada por el escultor Rubén Rodríguez quien,

en su tiempo, fue alumno del famoso jinete mexicano, publica “desdelasgradas.com.mx”

INCITATUS.

La figura de Calígula, el tercer emperador de la Antigua Roma se nos presenta fomentada por sus locuras y delirios. Este peculiar personaje que reinó tras el imperio de su padre adoptivo Tiberio desde los años 37 hasta el 41 d.C se encuentra envuelto de anécdotas negativas, perversas e irracionales que determinan un grado de locura absoluto en el tirano. Esto se fomentó, entre los variados ejemplos, con la adquisición de su caballo preferido, Incitatus.

Pareciera mentira que un animal pudiera generar tanta devoción a una persona. Si bien muchos casos de amor extremo hacia las mascotas fueron presentados a lo largo de la historia, la relación Calígula-Incitatus supera todas las expectativas, convirtiendo al animal en el caballo más rico y famoso de la historia.

Incitatus cayó en manos del loco emperador durante su reinado, como producto de las continuas importaciones de animales de carrera provenientes de Hispania. Resulta que el emperador quedo completamente obnubilado con la belleza del equino, demostrando inmediatamente su gran devoción hacia el mismo. Esto se fomentó principalmente en la gran caballeriza que le hizo construir… de nada más ni nada menos que de mármol, con incrustaciones preciosas y mantos teñidos con púrpura, el tinte más caro en aquella época y que solo estaba reservado para los miembros de la casa real.

Pero eso sólo fue el comienzo. Como si fuera un miembro más de la realeza, Calígula le concedió al animal un gran palacio con numerosos jardines, los cuales estaban también provistos de 18 sirvientes para su cuidado principal. También se le concedió riquezas, dado que se dice que Incitatus portaba un gran collar de increíbles piedras preciosas y dentro de su lujoso establo tendría pesebres de marfil.

Sabemos de caballos pura sangre que son cuidados como reyes, o de caballos famosos que eran amados por los generales de sus países al punto de permitirles comer en su mesa, pero ninguno de éstos equinos llegó siquiera a asomarse a lo que fue Incitatus, el caballo más poderoso del mundo. Caligula estaba literalmente enamorado de su cab. No solo de bienes materiales sería Incitatus bañado, sino que además se lo casaría con una hermosa y noble mujer de nombre Penelope y, en lo que enloquecería al Senado, se lo declararía como Cónsul de Roma. De esta manera Incitatus pasaría a la historia como el único caballo en haber sido un elevado dignatario de una súper-potencia mundial.

Quizás caligula no estaba tan loco y sus acciones hayan sido solo para enfurecer a los Senadores, a quienes odiaba y despreciaba, como afirman a regañadientes los historiadores modernos. Sin embargo, de algo podemos estar seguros: Incitatus -que en español significa “el veloz”- tuvo una muy buena vida.

NORTHERN DANCER.

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El 27 de mayo de 1961. Nace en la granja Winfields, cerca de Oshawa, en Ontario, Canadá. Fue el primer hijo de

Nearctic (un campeón canadiense) y también era el primogénito de Natalma, que a su vez era hija de un caballo

legendario: Native Dancer, el primer caballo que se hizo famoso gracias a la televisión. El nombre del protagonista

de hoy se lo debe a su abuelo: bailarín, pero del norte (Native Dancer nació en Kentucky).

El encargado de su cría fue Edward P. Taylor, un magnate y criador de purasangres de fama en Canadá.

Curiosamente, os contaré que Northern Dancer era un potro de baja estatura y su dueñono lo pudo vender por los

25.000 dólares que pedía cuando tenía un año, así que se ocupó de su cría.

Con dos años, tras ser domado y entrenado, debutó. Lo montó Ron Turcotte y ganó en el hipódromo de  Fort Erie, en

Ontario, el 2 de agosto de 1963. Un segundo puesto y una nueva victoria en su tercera carrera le valieron que el

propietario decidiera trasladarlo a la cuadra del entrenador principal,un experto argentino llamado Horacio Luro.

Bajo el entrenamiento de Luro, hizo un segundo puesto y luego cinco victorias consecutivas en competiciones para

animales de dos años. En su siguiente año, en 1964, fue cuando triunfó y se consagró, tras ganar en seis carreras

seguidas, incluido el Derby de Kentucky. Su técnica era siempre la misma: empezaba las carreras rezagado, pero

aplicaba un ritmo de carrera constante, de modo que sentenciaba la competición con un demoledor sprint final. Ganaría

una carrera más hasta que, tras una lesión en un tendón, fue retirado a tareas reproductivas, habiendo sido designado

Caballo del Año Canadá, Campeón de tres años de 1964, con 14 victorias en 18 carreras, dos segundos puestos y dos

terceros, y generando unas ganancias de más de 580.000 dólares de la época, un dineral, como os podéis imaginar.

Pero si Northern Dancer fue un gran campeón en las pistas, su leyenda se agrandó como semental. En 1965 empezó

su nueva ocupación y sus dueños establecieron un precio de10.000 dólares por ‘servicio’. Sus primeros hijos,

nacidos en 1966, demostraron que llevaban los gene de un campeón. De sus 21 primeros vástagos, 10 fueron

campeones en carreras de las llamadas clásicas. Estos datos no hicieron sino agrandar su prestigio como semental.

En 1968 nacieron dos de sus descendientes más famosos: el caballo Nijinsky II y la yegua Fanfreluche. El primero

ganó el 1970 la Triple Corona Inglesa y la segunda fue Caballo del Año 1970 en Canadá.

Northern Dancer fue trasladado a Maryland, Estados Unidos, para seguir con su productiva tarea reproductiva. Tal era

su fama que llegaron a pagarse un millón de dólares por un apareamientocon el caballo canadiense, aun sin

garantía de embarazo.  En 1984, por ejemplo, 14 de sus hijos se vendieron por una media de 3,3 millones de

dólares cada uno y Seattle Dancer, nieto del protagonista de hoy e hijo de Nijinsky II, fue vendido en 1985 por más de

13 millones de dólares, un récord de la época.

En 1987 y a los 26 años, Northern Dancer fue jubilado. Había engendrado a 645 hijos, de los que 146 ganaron

carreras, un porcentaje muy alto. Todavía a día de hoy, descendientes de Northern Dancer (que además de sus

condiciones para las carreras, heredaron su longevidad) siguen triunfando en hipódromos de todo el mundo. Es por

ello que a Northern Dancer se le considera el caballo más influyente e importante del siglo XX. Nuestro protagonista de

hoy falleció el 16 de noviembre de 1990, con 29 años.

PALOMO

PALOMO, el caballo Blanco del libertador Simón Bolívar, el caballo de mil batallas, el caballo de mil pinturas,

el caballo del escudo nacional, el caballo de mil anécdotas, el caballo de la adivinanza infantil “¿De que color es el caballo Blanco de Simón Bolívar?... el caballo consentido del Libertador.

En noviembre de 1814 Simón Bolívar se dirige de Venezuela a Colombia para dar cuenta al congreso de los hechos ocurridos enVenezuela en los años 1813-1814, al llegar a la población deSanta Rosa de Viterbo (hoy departamento de Boyacá-Colombia), agotado por la travesía montado sobre un caballocansado, viejo y enfermo se toma un descanso y realiza gestiones para comprar un caballo y seguir su viajé, trata de comprar o alquilar una hermosa yegua tordilla de gran alzada a un campesino de nombre Juan, el cual se niega a cualquiernegociación pues su esposa Casilda días antes de este encuentro tuvo un sueño en el cual la yegua paria un hermoso Potro blancoel cual se lo regalaría a un gran General triunfador de muchas batallas y los sueños de su esposa siempre se hacían realidad .

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 En 1819 Bolívar comandaba la batalla “Pantano de Vargas” en la Nueva Granada de la cual salen victoriosos los patriotas y héroe de dicha batalla el Comandante Coronel Juan José Rondón, ese día Bolívar recibe uno del más querido y hermoso regalo de manos de un campesino Colombiano llamado Juan el cual con voz muy suave le dice: “General aquí le manda mi esposa Casilda este Caballo Blanco, hijo de la yegua que usted quiso comprar pues es usted el General victorioso que ella vio en su sueño”. El caballo era un hermoso ejemplar blanco de increíble alzada y  con una cola casi hasta el suelo. Bolívar lo bautizo con el nombre de PALOMO, lo monto y dio su primer paseo triunfal en el “Pantano de Vargas”, para luego salir triunfador el 7 de agosto de 1819 en la Batalla de Boyacá e inmortalizarse en la Batalla de Carabobo el 24 de Junio de 1821, donde jinete y caballo salierontriunfadores y sellaron la libertad de Venezuela. El escritor Gustavo Flamerich en su libro Libro “Diversiones en 4 Siglos en Venezuela” presenta una carta donde se describe la afición del libertador por las carreras de caballos: Extracto de la carta: En una carta enviada por Mary Greenup a su esposo Willian Greenup en 1827, le cuenta la tardeque paso con el Libertador en Bogota, disfrutando de unas Carreras de Caballo. En la carta le da cuenta de las carreras de caballos efectuadas en La Floresta (Bogota),  para distraer al Libertador, quien asistió con su Estado Mayor, integrado entre otros por Urdaneta, Córdova y Paris. Los principales protagonistas fueron los caballos: Ayacucho, que gano varias carreras, Bobo, Irlandés, un caballo negro del coronel Bradley y especialmente EL CABALLO DEL LIBERTADOR QUE CORRIO EN LA CARRERA ESPECIAL (Sueepstake)  resultando derrotado, en esta carreracuenta Mary Greenup que apostó un dólar por sugerencia deSimón Bolívar” (¿seria PALOMO?).

 

 El escritor Jorge Mier Hoffman en su escrito “Un día con Simón Bolívar” describe el amor y las sobre-atenciones que Bolívar tenía para sus Caballos y especialmente con PALOMO: Copia textual “SEPTIEMBRE DE 1828 11:00 AM: Bolívar se dirige a la caballeriza para asegurarse que los caballos se bañaron, comieron, se les revisaron las herraduras, y le fueron peinadas las crines y colas… Personalmente chequea las correas de la  silla de montar y se asegura que estén bien amarradas… Antes de montar “a bautizar al palomo” – dicen de manera jocosa sus oficiales – Bolívar rocía su caballo con el característico aroma de Colonia, que no sólo lo caracterizaba a él, sino también a sus bestias y hasta sus perros… Sus soldados hacían bromas en caso de caer prisioneros, ya que para el enemigo ubicar al General Bolívar no sería nada difícil con sólo seguir la fragancia alemana. Bolívar y su séquito de oficiales se dirigen al Palacio de Gobierno en el centro de Bogotá… a su paso, el pueblo agradecido saluda al presidente; momento que aprovecha el Libertador para hablar con la gente, detenerse para oír las peticiones de algún lugareño, hacer preguntas, consultar necesidades, y conocer la opinión del pueblo… Siempre portaba una pequeña libreta donde hacía anotaciones de las peticiones que hacía el pueblo, además de las respuestas que obtenía a sus preguntas… Decía Bolívar: “si el gobernante quieres saber lo que opina la gente, pregúntale a la gente”… La generosidad del Libertador no es ficción ni mucho menos la mitificación que se ha hecho de su persona: en más de una ocasión se bajó de su caballo y lo regaló a un paisano que admiraba su porte  – te gusta el animal – pregunta Bolívar – no puede gustarme lo que no puedo tener – le responde el aldeano - tómalo es tuyo..! y dejando atónito a ese humilde poblador, monta otro caballo para continuar su marcha” Igualmente el historiador Chileno Vicuña Mackenna escribió sobre Bolívar y su caballo PALOMO:  Copia textual: “Desde Cumaná hasta Potosí nada le ha detenido. Ha destrozado virreinatos, ha borrado todas las líneas de las demarcaciones geográficas: ha rehecho el mundo (…) Su caballo ha bebido las aguas del Orinoco, el Amazonas y del Plata, las tres grandes fronteras que dio la creación al Nuevo Mundo(…)”. La historia no conoce guerrero cuyo caballo de batalla haya ido más lejos y cuyo teatro militar fuera tan extenso (…)”. El Caballo PALOMO muere en 1829 en la Hacienda Mulaló en lo que es hoy el Municipio Yumbo en el Valle del Cauca, Colombia, fue enterrado al lado de la capilla. Las herraduras del animal y diversos elementos que pertenecían al Libertador son exhibidos como testimonio en el Museo deMulaló. PALOMO vive en el recuerdo de todos los venezolanos como el compañero inseparable del Libertador Simón Bolívar. 

WARRIOR.

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Jack Seely, describió la vida de Warrior, "El caballo que los alemanes no podían matar", desde su nacimiento en la isla de Wight y a como el destino, lo ayudó a sobrevivir a una guerra que se cobró la vida de cientos de miles de caballos.

La primera vez el general Seely cabalgó sobre Warrior a través del  fuego de artillería, fue en la batalla de Mons, en la frontera con Francia donde Warrior mostró su raza y en lugar de asustarse con el estruendo de la batalla seguía adelante.

El General Seely:

Los hombres no decían: "Aquí viene el general", decían "Aquí está el viejo Warrior".En una ocasión el General Seely montó otro caballo, una explosión los alcanzó y el animal murió.

Yo tenía tres costillas rotas, pero mi primer pensamiento fue, qué suerte que no era Warrior.Warrior logró sobrevivir a la guerra y a su regreso a casa, participó en el desfile del la victoria de Hyde Park con la caballería canadiense y ya retirado del ejército, ganó una carrera en la Isla de Wight. Warrior murió en 1941 a los 33 años