Caballero · 2014. 6. 24. · GABRIELA DALLA CORTE Universidad Nacional de Rosario Universitat de...

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9 788480 213011 Gabriela Dalla-Corte Caballero

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  • CoHecció «Humanitats» Núm.l

    DE SÚBDITOS DEL REY A CIUDADANOS DE LA NACIÓN

    (Actas del 1 Congreso Internacional Nueva España y las Antillas)

    CENTRO DE INVESTIGACIONES DE AMÉRICA LATINA

    (COMP.)

    .~ior 1{ _!! UNIVERSITAT '9J .JAUME•I UNIVERSITAT JAUME•I

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  • BIBLIOTECA DE LA UNIVERSITAT JAUME l. Dades catalogratiques

    CONGRESO INTERNACIONAL NUEVA ESPAÑA Y LAS ANTILLAS (ler : 1997 : Castelló

    De súbditos del rey a ciudadanos de la nación : actas del 1 Congreso Internacional Nueva España y las Antillas 1 Centro de Investigaciones de América Latina (comp.). - Castelló de la Plana: Publicacions de la Universitat Jaume I, D.L. 2000

    p.: il.; cm.- (Humanitats; 1) Bibliografía ISBN 84-8021-301-9 l. Mexic-Civilització-S. XV-XX-Congressos. 2. Antilles-Civilització-S. XV-

    XX-Congressos. l. Universitat Jaume I (Castelló). Publicacions de la Universitat Jaume I, ed. II. Centro de Investigaciones de América Latina, comp. III. Títol. IV. Serie

    930.85(72)"15/19"(063) 930.85(729)" 15/19"(063)

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    © Del text: Els autors, 2000

    © De la present edició: Publicacions de la Universitat Jaume 1, 2000

    Edita: Publicacions de la Universitat Jaume I. Servei de Comunicació i Publicacions Campus del Riu Sec. Edifici Rectoral i Serveis Centrals.

    12071 Castelló de la Plana Tel. 964 72 88 19. Fax 964 72 88 32 http://sic.uji.es/publ e-mail: [email protected]

    ISBN: 84-8021-301-9

    Imprimeix: Castelló d'impressió

    Diposit legal: CS-21-2000 FOTOCOPIAR LLIBRES

    NOÉSLEGAL

    SUMARIO

    Presentación ............................................ 9

    LA ESTRATEGIA DE LA MONARQUÍA

    FRANCISCO JAVIER PIZARRO: La imagen de las Antillas. Entre el mito y el tópico .................................. 19

    VICENT ÜRTELLS CHABRERA: El papel de las ciudades en la organización del territorio centroamericano ............. 39

    GusTAVO GERARDO GARZA MERODIO: El espacio de los españoles americanos en la ciudad de México durante la segunda mitad del siglo XVIII ............................... .49

    Mª RosARIO DE FÁTIMA HALcóN ÁLVAREZ-ÜSSORIO: Algunos aspectos de la urbanística oaxaqueña .................. 63

    LuiS NAVARRO GARCÍA: Fluctuaciones de la política colonial española de Carlos !JI a Isabel!! ...................... 75

    MANUEL CHUST CALERO: Las consecuencias de la praxis constitucional: América en la constitución de 1837 ....... . 93

    LEIDA FERNÁNDEZ PRIETO: La política agraria de España en Cuba y la institucionalización de la enseñanza superior, 1880-1892 ............................... 115

    IMILCY BALBOA NAVARRO: Repartos de baldíos y realengos. La política de rehabilitación tras la Guerra de los Diez Años .... 129

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  • 6 SUMARIO

    EL ESPACIO DE LOS CRIOLLOS

    PAULA MuEs ÜRTS: Guadalupe. Rescate criollo de la cultura novohispana .... _. ................................ 151

    JAVIER GóMEZ MARTÍNEZ: Mecanismos barrocos de autoafirmación criolla en la Nueva España ............. 163

    GABRIELLA DALLA CoRTE: Espacios y estrategias de la integración. El linaje catalán de los Alsina desde el Caribe al Río de la Plata ......................... 177

    DORIA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ: Notas para el estudio del estanco del tabaco en Cuba en el siglo XVIII .................. 205

    JosÉ A. PIQUERAS ARENAS: Disputar el mercado sin ganar la nación. El comercio de importación cubano al final de la colonia ..................................... 217

    LA MOVILIZACIÓN DE LOS CIUDADANOS

    MANUEL FERRER MUÑOZ: México, 1810-1821: movilización del criollo y pasividad indígena ...................... 241

    MANUEL FERRER MUÑOZ Y MARÍA BONO LóPEZ: El indio ante la independencia en los escritos de El Pensador Mexicano ... 257

    SALVADOR BROSETA PERALES: La construcción de la imagen del Héroe en la prensa insurgente ....................... 273

    EDUARDO MIRANDA ARRIETA: Los campesinos del sur de México durante y después de la Guerra de la Independencia ...... 285

    SUMARIO

    MOISÉS GUZMÁN PÉREZ: Cádiz y el ayuntamiento constitucional en los pueblos indígenas

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    de la Nueva España, 1820-1825 ...................... 305

    ÓsCAR ÁLVAREZ GILA y JosÉ Mª. TÁPIZ FERNÁNDEZ: Propaganda y actitudes ante la independencia cubana: los Tercios Vascongados (1869) ............................... 325

    JOSÉ LUIS LUZÓN Y GABRIELLA DALLA CORTE: Espacio criollo y espacio colonial. Los voluntarios y la batalla de La Habana en la Guerra de los Diez Años .............. 339

    DESPUES DE LA INDEPENDENCIA

    CARMEN ALMODÓVAR MuÑoz: ¿Cómo analizan los historiadores cubanos dentro del contexto «republicano» las relaciones surgidas al calor del98 entre Cuba y Estados Unidos? .... 369

    JoAN FELIU FRANCH: Relaciones artístico-comerciales tras la independencia. La importación de la cerámica valenciana ....................................... 387

    ANNA ALCALDE VILLANUEVA: Ciudadanos y sufragio universal. 1870-1907 .............................. 397

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  • ESPACIOS Y ESTRATEGIAS DE LA INTEGRACIÓN. EL LINAJE CATALÁN DE LOS ALSINA DESDE EL CARIBE AL RÍO DELAPLATA1

    GABRIELA DALLA CORTE Universidad Nacional de Rosario Universitat de Barcelona

    La construcción de redes sociales y de parentesco en el período co-lonial americano es uno de los temas de mayor actualidad en las cien-cias sociales, desde la perspectiva de la Antropología, la Historia social y la Historia de la familia. Mediante el análisis de documentación pa-trimonial y notarial, la historiografía ha insistido en que los negocios fundados en el parentesco y en la organización familiar constituyeron uno de los fundamentos de la historia coloniaF y condicionaron los vín-culos colonia/metrópoli por medio de la ~ispersión de comerciantes ha-cia diversos espacios geográficos, siell)pre en función del interés y del «cálculo racional» (personal, comunal o familiar). 3

    Pierre Vilar incorpora los conceptos de «aventura» y «aventurero» al referirse a la actuación de quienes se marchaban de la costa catalana y corrían los riesgos de la «Carrera de Indias». Encuentra la causa de es-

    l. Este trabajo forma parte de una investigación mayor que desarrollamos gracias a una Beca del Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI), Agencia Española de Cooperación Internacional.

    2. Sólo para citar ejemplos, BRADING, D. A. Mineros y comerciantes en el México Borbónico, 1763/1810, México, Fondo de Cultura, 1983; KiczA, John. Empresarios co-loniales. familias y negocios en la ciudad de México durante los Borbones, México, Fondo de Cultura, 1986.

    3 BLANK, Stephanie.

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    ta migración en la existencia de una población masculina sobrante por las disposiciones excluyentes del sistema jurídico catalán, fundado en la herencia indivisa que tocaba en general al primogénito: « ... seran els fadrins més ben dotats o més aventurers, els qui asseguraran, lluny, amb l'esperaná d'un guany més gran, el prove"iment o la clientela de la bo-tiga, la representació de la companyia, la venda dels carregaments de la barca ... » Esta población constituyó, en términos de Vilar, el «enjambre» humano de la economía catalana en la fase expansiva del siglo xvm.4

    « .. .les correspondéncies comercials van plenes de notícies d'aquests ger-mans, d'aquestes cunyats, d'aquestes nebots, de primer respectuosos i subordinats, després emancipats, disposats a vegades a fer de caps de família ... » El hecho de observar al final de ese proceso la efectiva exis-tencia de un «enjambre humano» hace que gran parte del análisis se con-forme en avizorar la implementa'(ión de reglas en el lugar en el que, en realidad, se manifiestan las estdtegias, entendidas éstas como orien-tación de la práctica no determinada mecánicamente por la búsqueda de la riqueza. Al aludir a la extensión del espacio y la masa numérica del fenómeno, Vilar no utiliza los enfoques basados en las ideas de red so-cio/familiar y de diáspora5 para explicar la instalación de comerciantes en diversos espacios geográfico/económicos, su objeto de la percepción.

    Al utilizar el concepto de «enjambre», Vilar brinda una representa-ción histórica bastante cercana a la de la masa social indiferenciada. Un enfoque de este tipo sólo ofrece una imagen estática y sincrónica, de la construcción de «diásporas» mercantiles en los distintos Virreinatos en que

    4. VI LAR, Pi erre. Catalunya dins l 'Espanya moderna, Recerques sobre els fonaments economics de les estructures nacionals, vol. IV: «La formació del capital comercial>>, Edicions 62, Barcelona; segunda edición 1986, pp. 160/161.

    5. Véase: Y ÁÑEZ GALLARDO, César. Emigración ultramarina y familia catalana en el siglo XIX. Los Moreu Rabassa de Ca/ella~ Accesit Iluro, Caixa d'Estalvis Laietana, 1995, y Saltar con red. La emigración catalana a América, 1830-1930, Tesis Doctoral de la Universidad Autónoma de Barcelona, edición microfotográfica, Bellaterra, 1994. ARECES, Nidia y T ARRAGó, Griselda.

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    lotos) a dejar el hogar paterno8 y buscar en tierras americanas un nue-vo espacio (legítimo y virgen) en el que insertarse.

    En segundo término las colonias, como espacio global, no han sido analizadas bajo una perspectiva regional y comparativa desde España. Las investigaciones de mercado y sociedad que se efectúan desde la dé-cada de los 70 en la propia América han permitido comprobar el im-portante movimiento comercial al interior del continente, así como la existencia de polos regionales de desarrollo y de atracción de mercan-cías que se producían en el espacio interior. 9 El estudio del mercado in-terno americano ha permitido, además, analizar las divergencias regio-nales.10 En España las investigaciones focalizan los vínculos imperiales y las formas de economía y sociedad de América Central y las Antillas, perdiendo de vista el proceso que afectó a los Virreinatos del Perú y el Río de la Plata. Otra vez nuestras investigaciones nos llevan más allá de aquel contorno espacial, obligándonos a mirar al sur, región nueva y ten-tadora para una población «sobrante» del norte español a la que se le permitió muy tarde, en la segunda mitad del siglo XVIII, incorporarse ofi-cialmente a esa gran «aventura» que fue el desembarco a América.

    A partir de estos presupuestos, pretendemos incorporar la perspec-tiva regional al debate historiográfico, tanto para el continente ameri-

    8. DuRÁN IBAS. Memoria acerca de las instituciones del Derecho civil de Catalunya, Barcelona, 1883.

    9. TANDETER, Enrique. Coacción y mercado. La minería de la plata, Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, Cuzco, 1992; TANDETEr, Enrique y LYMAN, Johnson (comp.): Economías coloniales. Precios y salarios en América Latina Sigloxvm, Fondo de Cultura Económica, México, 1992. '

    _10. AssADOURIAN, Carlos Sempat. , en Juan Carlos Grosso y Jorge Silva Riquer (comp.). Mercados e Historia, Instituto Mora, México, 1991. C!AFARDINI, Horado. , en Modos de producción en América Latina, Cuadernos de Pasado y Presente 40, pp. 111/135, México, 1984, (1973). CHIARAMONTE, José Carlos. Formas de sociedad y economía en Hispanoamérica, México Enlace/Grijalbo, 1984. GARAVAGLIA, Juan Carlos. Mercado interno y economía colo~ nial~ México, Enlace/Grijalbo, 1983. GARAVAGLIA, Juan Carlos. Economía, Sociedad y Regwnes, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1987.

    ESPACIOS Y ESTRATEGIAS DE LA INTEGRACIÓN. EL LINAJE CATALÁN DE LOS ALSINA... 181

    cano como para el territorio español. Analizamos, así, tres espacios ge-ográficos diferentes insertos en el Virreinato de Nueva España, el Río de la Plata (diseñado en 1776) y la localidad de Ferrol, en Galicia, re-giones que por su propia historia dieron lugar a dispares estrategias de integración familiar, social y económica de la población catalana, estrategias implementadas en la dispersión comercial y en el control relig;ioso, político, espacial y productivo. Proponemos analizar el pro-ceso desde Calella, una pequeña Villa de la costa del Maresme en Cataluña, enfoque que posibilita relacionar la historia local con la historia general.11 Cal ella nos deja introducir a los agentes (comerciantes y pilotos en este caso), que no son simples órganos de un sistema que los subsume. 12 Bajo esta perspectiva, nos proponemos comprender có-mo y por qué diversos miembros de un mismo linaje de Cataluña tu-vieron en el espacio colonial americano y en la región gallega expe-riencias tan diferentes y cambiantes en el tiempo durante las cuatro décadas que van desde fines del siglo XVIII a las guerras independen-tistas. El período seleccionado, punto de inflexión en la crisis del Antiguo régimen con la consecuente disolución de los Imperios ibéricos, 13 nos muestra experiencias que sólo con gran esfuerzo de abstracción re-duccionista podrían ser descriptas como partes de una «red>> mercantil fundada en estrategias de parentesco conscientes y en un proyecto

    racional.

    11. La documentación utilizada proviene de tres Archivos diferentes: Arxiu de la Corona d'Aragó, Ciudad de Barcelona; Archivo General de la Nación, AGN (Buenos Aires, Argentina) y el Museu-Arxiu Municipal de Cale/la, Barcelona.

    12. Un excelente análisis sobre las posibilidades teóricas de esta elección metodo-lógica en, TERRADAS 1 SABORIT, Ignasi. , en PRAT, Joan y otros (Eds), Antropología de los Pueblos de España, Edit. Taurus Universitaria, Barcelona, 1991.

    13. Estos conceptos son utilizados para referirse al período por HALPERÍN DoNGHI, Tulio. Reforma y disolución de los Imperios ibéricos, 175 0-1850, Ed. Alianza, Madrid, 1985; FoNTANA, Josep:

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    LA PERCEPCIÓN DE LA DIÁSPORA. MATRICULADOS Y POLÍTICA EN LA VILLA DE CALELLA

    Comencemos por la percepción de los propios habitantes de Calella que estaban habituándose a la transformación de su mundo por la fre-nética actividad mercantil y naval de la segunda mitad del siglo XVIII. Hasta entonces, el sistema político municipal había sido controlado por los propietarios de tierra y los comerciantes más importantes que ocu-paban los cargos de Regidores y Síndicos. Los oficios habían tenido una duración anual hasta 1783 y, según los no matriculados, habían sido cu-biertos por « .. .los más visibles y hacendados; desde 1784 en que se aumentó el número de Regidores de 5 a 7 han circulado en tanto grado los empleos del común ... » Esas personas «del común» no matricula-das creían haber colocado a Calella en una situación realmente venta-josa porque eran los «ilustrados». El Ayuntamiento defendía la gestión de las tres últimas décadas afirmando que « ... desde el año de 1764 se ha puesto la Villa en un estado floreciente de Casas, fábricas, caminos, ca-lles y hecho planes para mejorarla mas ... »

    En la segunda mitad del siglo XVIII Calella se convirtió en uno de los «pueblos marítimos» más importantes de la costa catalana, cuya pobla-ción se benefició con la Matrícula de mar, institución que regulaba el reclutamiento de la marina para el servicio de las naves reales. La ma-trícula representaba un régimen de privilegios para los marineros que tenían el derecho de negarse a servir en oficios de Concejo como ma-yordomías, tutorías o depósitos. No estaban obligados a alojar soldados en sus casas durante el tiempo que trabajaban para la Armada y goza-ban de un fuero judicial especial. Joaquím Llovet menciona el hecho de que el ingreso a la matrícula era libre para los mayores de 14 años y me-nores de 60 que pasaban a ser jubilados. También podían ser registrados los niños de 9 a 14 años dedicados a la navegación y la pesca pero que no gozaban del fuero de Marina. La implantación de la matrícula se realizó en 1751 con ordenanzas que dividieron las costas del país en tres Departamentos: Ferrol, Cádiz y Cartagena. Este último incluía a Barcelona y Matará. La aplicación práctica de las disposiciones escindió la costa

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    catalana en cuatro Provincias: Barcelona, Matará (que incluía a Calella), Sant Feliu de Guíxols y Tarragona (Tortosa sería declarada provincia un poco más tarde). 14

    A pesar de su elevado número, los matriculados de la Villa de Calella seguían hacia fin del siglo xvm sin tener participación en los «oficios de Rfpública». El conflicto entre los dos sectores estalló el ocho de ju-nio d~. 1787, cuando el Rey Carlos III ordenó al Partido de Matará la in-clusió~ de los matriculados en el sistema decisional « ... a fin de que de este modo estubiesen mas hermanadas las Jurisdiziones y se evitase la deshunion que por lo comun reina entre ellas ... » Conociendo el apoyo monárquico al comercio y la navegación, los matriculados de Calella solicitaron de inmediato al Rey que se respetara su número real a la ho-ra de fijar la proporción que ocuparía los empleos municipales. Talco-mo reconoció otra Real Orden unos meses después, los individuos vin-culados a actividades marítimas « ... casi componían la mitad del de aquel pueblo ... », en el que se manifestaba una « ... division y odiosas diferen-cias que constituhian vandos y competencias perjudiciales entre las dos clases de los matriculados y los que no lo eran ... ». 15 Es así que el12 de Abril de 1788, y a raíz de la petición de los matriculados de Calella, el gobierno central elaboró desde Aranjuez un decreto para todo el Reino e Islas adyacentes. Todos los matriculados tendrían derecho a elegir en las elecciones municipales de Alcaldes, Regidores, Diputados del co-mún, Síndico y Personero. El objetivo era que se procediera « ... de bue-na feé y con reciproca armonía de unos y otros ... » Los oficios se dis-tribuirían a proporción del número de vecinos, y durante el servicio público se suspendería el fuero de Marina.

    14. LLOVET, Joaquim. La ",natrícula de Mari la província marítima de Matará al segleXVl/1, Ed. Dalmau, Barcelona, 1980, pp. 17/20 y 33. Cabe agregar que San Sebastián y Bilbao tenían un régimen diferente al resto del Estado.

    15. Museu-Arxiu Municipal de Ca/ella, Administración General. 1-1: Privilegios y Franquicias, nº 629: Real declaración del Consejo de que la proporción para los Officios de República ha de ser entre no Matriculados, y Matriculados, con los de fija residen-cia y hábiles. Año 1792. Cubierta de pergamino.

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    Quienes ocupaban los cargos municipales en Calella16 reaccionaron

    con fuerza contra la decisión de Carlos III, que murió ese mismo año. Los

    Regidores17 presentaron a la Real Audiencia un pedido contra quienes apo-

    yaban el ingreso de todos los Matriculados con voz y voto; en especial

    contra el Alcalde, Jayme Ca y etano Aldaba. Aludieron a los conflictos que

    había padecido la localidad en los últimos años y que « ... a pesar de los in-

    tentos no han sido suficientes para separarles del espíritu de partido ... que

    es obra de la pandilla que aflige a dicha Villa entre Aldaba, Coll y Flaquer ... »1s El rechazo de los matriculados por parte de los no matricu-

    lados era el eje de un sistema político excluyente que llegó formalmente

    a su fin en abril de 1788. Una Real Cédula concedió a los primeros la elec-ción en los oficios Municipales en proporción a su número en el Vecindario.

    Comenzar el artículo con la queja de los Regidores nos permite ana-lizar la concepción que tenían los habitantes de Calella sobre la dis-

    persión geográfica (y las conexiones personales) de su población mas-culina, insumas empíricos de la elaboración de los conceptos de «diásporas» y «redes» en la historiografía actual.19 Para llegar a un acuer-

    16. Por esos años eran el Doctor Juan Mandri, Regidor Decano; Jaime Valls, Regidor; Salvador Estolt i Fullós, Regidor; Juan Dosset, Regidor; Buenaventura Vivó, Regidor; Juan Fullá, Regidor; Buenaventura Mont i Casalins, Síndico Procurador General. En Museu-Arxiu Municipal de Calella, Administración General. 1-1: Privilegios Y Franquicias, Nº 629, fuente citada. .

    17. Se trataba de Joan Mandri, el comerciante Quirico Placies, el fabncante de medias de seda Jayme Valls y el comerciante (luego familiar del Santo Oficio) Josep Alsina i Verjés (hermano de Jaime Alsina i Verjés, radicado en Buenos Aires).

    18. Archivo de la Corona deAragón, Real Audiencia, Expedientes Remitidos a la Real Audiencia. Vistos en el Acuerdo: 14/01/1790, Barcelona. Registro 1209.

    19. El ejemplo más relevante del uso de estos conceptos en PÉREZ PICAZO, M. Teresa y otros ( editors ). Els catalans a Espanya, 1760-1914, Actes del Congrés, Universitat de Barcelona, 1996. Especialmente en los artículos de DELGADO RIBAS y FRADERA BARCEL, Josep María. «La diaspora atlantica: de Cadis a lesAntilles, 1750-1860>>; GóMEZ ~RRAQUINO, José Ignacio. «La expansión de las redes comerciales por Aragón durante el s1glo XV~Il>>; PÉREZ SARRIÓN, Guillermo. ; MusET PoNs, Assumpta: .

    ESPACIOS Y ESTRATEGIAS DE LA INTEGRACIÓN. EL LINAJE CATALÁN DE LOS ALSINA... 185

    do, y también como mal menor, el Ayuntamiento de Cal ella suplicaba a la Real Audiencia de Barcelona que incluyese para los oficios munici-pales sólo a los matriculados con residencia fija. 20 En el pedido descri-bían la situación social de la Villa, en la que los matriculados mayores de 12 años sumaban 337 varones (incluyendo viejos, retirados e inúti-les) que componían sólo 193 familias. Las 350 familias restantes con-taban con 1.025 varones que no pertenecían al fuero de Marina. El pe-dido\afirmaba que los matriculados estaban en su mayoría fuera de_ Calella « ... de manera que de residencia fija sólo son 37, que comprendidos los viejos, e inútiles, quedan solo de hábiles 17 ... », número que les impe-día siquiera contar con una plaza en el Ayuntamiento. Pero lo más im-portante es que los municipales manifestaron que « ... unos se hallan des-tinados en las Pesqueras de Andalucia y Francia; otros por sus intereses en América y otros en los Navíos y buques Reales y como parece no de-ver elegir á años por conceptuarse ausentes y poco habitantes en dicha Villa, si a los de continua residencia ... » Los firmantes de la petición po-dían aceptar suprimir la «odiosa distincion entre vecinos Matriculados y no Matriculados». Pero la condición era que todos se capacitaran pa-ra formar parte del gobierno.

    El 28 de setiembre de 1790 el Síndico Procurador General Buenaventura Mont i Casalins acusó al Alcalde de causar trastornos y de entrometerse «en las cosas del Ayuntamiento».21 Frente a la denun-cia, Aldaba se dirigió a la Real Audiencia sosteniendo que se debía am-pliar la capacidad decisional a los matriculados cuyo número era pro-porcional al de los no matriculados (la clase común) que también se ausentaban de la localidad: « ... hacen poca o ninguna residencia en es-ta villa y por estas y otras causas conocidas por el Real animo del di-

    20. Archivo de la Corona deAragón, Real Audiencia, Expedientes Remitidos a la Real Audiencia. Vistos en el Acuerdo: Ayuntamiento de Calella, Matriculados, Oficios Municipales, Real Cédula, Duda, Declaración, 30/07/1789, Barcelona. Registro 1209, pág. 376.

    21. Archivo de la Corona de Aragón, Real Audiencia, Expedientes Remitidos a la Real Audiencia. Vistos en el Acuerdo: Ayuntamiento de Calella, 28/09/1789, Barcelona. Registro 1209, pág. 584.

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    funto soberano (Carlos III) tuvo por conveniente la asistencia promis-cua de una y otra clace en los empleos municipales ... »22

    Según los no matriculados en 1790, quienes se empleaban aún acti-vamente en la navegación y en las pesquerías no cumplían con los re-querimientos del Ayuntamiento, por los viajes marítimos que los obli-gaban a las largas ausencias de la Villa. Los varones de Calella -como la mayor parte de la población masculina del Maresme- vivían buena parte de su vida lejos de casa, provocando incluso descensos en las cur-vas de natalidad, fenómeno detectado por Pierre Vilar entre las familias de marineros de Arenys de Mar.23 La Representación reiteraba, final-mente, los diferentes destinos de esos varones: la Real Armada, la na-vegación a las Indias, las pesquerías de Andalucía y Francia. En medio de una lucha bastante encarnizada, otra Real declaración de 1792 fijó que los «oficios de República» debían ser cubiertos tanto por varones no matriculados como por matriculados, estos últimos « ... de fija resi-dencia y hábiles ... ».24

    En términos de los contemporáneos, los pilotos matriculados en la Marina estaban «destinados» a diferentes puntos geográficos según sus «intereses» mercantiles. Joaquím Llovet, por su parte, reprodu-ce un párrafo del Apéndice al Reglamento y orden de govierno para las matrículas de la provincia de Matará del año 1786, que hacía re-ferencia a que los marinos se encontraban en «expedición».25 Entre destino e interés, los pilotos -que a su vez se ejercitaban como co-merciantes- se radicaban temporaria o definitivamente en las regio-

    22. Archivo de la Corona de Aragón, Real Audiencia, Expedientes Remitidos a la Real Audiencia. Vistos en el Acuerdo: Ayuntamiento de Calella, Barcelona. Registro 1209, p. 674.

    23. VILAR, Pierre. Cataluña en la España moderna. Investigaciones sobre los fundamentos económicos de las estructuras nacionales. Vol. 2: «Las transformaciones agrarias», Editorial Crítica, Barcelona, 1987, p. 112.

    24. Las mujeres, aún las matriculadas que en algunas ocasiones constituían al 25% de la población de Calella, quedarían excluidas por su sexo del sistema decisional di-recto en voz y voto.

    25. LLOVET, Joaquim. Op. cit., p. 11.

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    nes que más les convenían. La distancia geográfica y la duración de las travesías influían en la decisión migratoria tanto como el tipo de ~ctividad que podían desarrollar los pilotos y marineros para enri-quecerse. En términos generales, esos varones tomaban la riqueza allí donde la encontraban, riqueza que volvía a sus familias que queda-ban en Calella. De acuerdo a la percepción de los Regidores del Ayuntamiento, estos grupos familiares tenían vínculos « ... por los en-la'zes y conexiones de interés y parentesco entre unos y otros ... », diag-nóstico que nos habla de la consolidación de redes parentelares aún antes de producirse la «salida» de Calella. Es decir, el leitmotiv de la diáspora -a medias entre el destino y el interés- estaba determina-do por una especie de homogamia social de los matriculados en la propia Villa, que se expresaba luego en la arena política de la mima localidad (¿único caso del Maresme? ... )

    Ahora bien, es posible considerar que junto al negocio familiar haya funcionado el interés colectivo de una parte de la localidad y, en definiti-va, de toda la Villa ya que su crecimiento dependía del movimiento mer-cantil. Buena parte de la percepción de que los pilotos estaban «destina-dos» se vincula a la representación de la existencia de un centro o referencia, la comunidad y las familias emparentadas por el tipo de actividad pro-ductiva que ejercían y que las llevaba a un relativo aislamiento (incluso matrimonial) de las otras familias de Calella. La reciprocidad entre todos los miembros del grupo era una de las formas de la participación global en los recursos obtenidos.26 De alguna manera, la comunidad se perpe-tuaba por el control de «fuerza de trabajo»: a mayor número de personas confiables (generalmente unidas en linajes amplios con intereses comu-nes), mayores probabilidades de acumulación y sostenimiento de una incipiente economía basada en el riesgo patrimonial y personal.

    Pero de aquí a sostener la idea de una diáspora «racional y cons-ciente» o de la configuración de un modelo de dispersión premeditado

    26. COMAS o' ARGEMIR, Dolores. Trabajo, género y cultura, la construcción de de-sigualdades entre hombres y mujeres, Icaria, 1995, p. 21.

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    hay un gran paso. Bourdieu nos ayuda a pensar la complejidad del «des-tino» y del «interés» personal, especialmente cuando se pregunta cómo se crean las condiciones para que los agentes, al satisfacer sus intereses particulares, contribuyan a producir lo universal. Según el autor, « .. .la acción que guía al sentido del juego tiene todas las apariencias de la ac-ción racional que diseñaría un observador imparcial, dotado de toda la información útil y capaz de dominarla racionalmente ... » En la vida re-alias personas singulares siguen el sentido del juego y eligen uno de los tantos destinos que les brinda el momento histórico que les toca vivir y el tipo de sociedad en que están inmersos. Otra vez Bourdieu nos da elementos para abordar la capacidad de invención y de improvisación de los «agentes» cuando afirma que las condiciones del cálculo racio-nal no se dan en la práctica ya que el tiempo es contado y la informa-ción limitada. « ... Y sin embargo los agentes hacen, mucho más a me-nudo que si procedieran al azar, "lo único que se puede hacer" ... ».27

    Los ejemplos que analizaremos a continuación, tanto en su diversidad co-mo en su similitud, nos ayudarán a pensar la percepción que los Regidores de Calella tenían acerca del destino y el interés de los matriculados que prove-nían de esas 193 familias, que fueron quienes dieron realce y contribuyeron al crecimiento económico de la Villa a mediados del siglo xvm. La dispersión espacial y al fortalecimiento y recuerdo de los vínculos parentelares y per-sonales fueron lazos que aparecían en la memoria colectiva de Calella en mo-mentos de necesidad y urgencia, como una estrategia colectiva.

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    Como sostuvimos al inicio, analizamos tres espacios geográficos pa-ra volver a los conceptos de espacio social, diáspora y redes: Ferro! (en Galicia ), Veracruz (México) y Buenos Aires (en el Río de la Plata). Comencemos por el primer caso para discutir disparidades en la inte-

    27. BouRDIEU, Pierre. Cosas dichas, Gedisa Editorial, Primera Edición 1988, Buenos Aires, págs. 41 y 23.

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    gración de los individuos en las colonias y en territorios no catalanes de la geografía española. La segunda mitad del siglo xvnr representó para las zonas costeras catalanas un momento de gran crecimiento producti-vo y de florecimiento comercial, que se expresó en la búsqueda de mer-cados a los cuales «exportar» el excedente. A partir de 1760, Galicia em-pezó a figurar entre los objetivos de incipientes comerciantes sin fortuna de Calella que, gracias al riesgo corrido por pequeños y pequeñas «ac-cionistas", reunían considerables sumas de dinero para «comenzar a trac-tar y negociar». 28 Uno de ellos, Quirze Oliver, dedicó varios años de su vida a una migración intermitente: seis meses se radicaba en Ferro! (dedicándose a la cosecha de la sardina), y otros seis meses volvía a la tierra natal donde su padre mantenía a duras penas una pequeña viña con dinero que Quirze enviaba regularmente para sostener la casa familiar. Quirze contrajo matrimonio en Calella, luego de romper un compromi-so matrimonial con una joven de Ferrol. Su esposa Josepa Placies i Martorell fue a vivir con su suegro y pasó a dirigir los destinos econó-micos de la casa.

    A diferencia de la migración estacional de Oliver, José Alsina i Gener se radicó en Ferro! en forma permanente durante treinta años, aunque no perdió sus lazos con Calella a la que volvió los últimos años de su vida. Conocemos su historia personal gracias a un proceso judicial ra-dicado en el Tribunal del Real Consulado de Comercio de Barcelona en 1828, año en que José nombró un representante para acusar a sus pri-mos de no pagarle lo que le correspondía por largos años de trabajo co-mo «dependiente» en la casa comercial de su tío Buenaventura Alsina en Ferro!.29 Este había fallecido en febrero de 1828, dejando como he-

    28. Museu-ArxiuMunicipal de Ca/ella, FonsAlsina, Capsa 1, Núm. 1105: Compañía de Quirze Oliver (administrador) a Galicia, formada per Francisco Alsina, Josep Alsina i Goy, Miquel Martorell, Josep Comas, Joan Rafart. Balance-Inventario, 1767 a 1777. Contiene Notas de Quirze Oliver como negociante particular al margen de la Compañía (1769-1781 ).

    29. Archivo de la Corona de Aragón, Real Audiencia: Procesos seguidos ante el Tribunal del Real Consulado de Comercio de Barcelona, nº 6049: José Alsina i Gener, comerciante de la ciudad de Ferro!, contra Buenaventura Alsina i Viñes, Año 1828.

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    redero a su hijo mayor Buenaventura Alsina i Viñes que vivía entonces en Calella, localidad que seguía siendo el centro gravitacional de la vi-da comercial y familiar de los Alsina i Viñes.

    Por su residencia en Ferro!, José Alsina i Gener recibió un sala-rio anual de 10.000 reales hasta la invasión francesa en España en 1808 que inició un largo proceso de crisis comercial interior. El responsa-ble de la casa comercial, Buenaventura, prescindió de los servicios de su sobrino como dependiente argumentando que la Casa no necesita-ba ni podía pagar sus servicios, pero « ... atendiendo empero á los vín-culos de parentesco ... » que los ligaban, permitió que José se quedara a vivir en Ferrol. En una situación muy ambigua, el dependiente no re-cibió salario alguno hasta que en enero de 1825 su primo José Alsina i Viñes -encargado por entonces de la Casa de Comercio de Galicia-le ofreció cobrar la mitad de lo que percibía diez y siete años antes. Hasta ese momento José Alsina i Gener había trabajado igualmente para su tío, esperando que sobrevinieran mejores tiempos. De su tra-bajo dependían muchas bocas. Su madre, Cristina Gener, y todas sus hermanas vivían de gran parte de lo que él enviaba a Calella anual-mente, similar experiencia a la de Quirze Oliver y otros tantos como ellos. Incluso ambos utilizaban el mismo patrón, Miquel Martorell, pa-ra hacer llegar dinero y bienes a las mujeres que seguían al frente de las economías domésticas. 30

    En 1823 Buenaventura Alsina redactó testamento obligando a sus sucesores a abonar a su sobrino José Alsina i Gener lo que le corres-pondía por el trabajo que había realizado en la casa comercial en Galicia. Un año después, en 1824, José recibió por donación de su tío Francisco Alsina i Costas 500 lliures. A pesar de la distancia y del tiempo, José, que ya no era tan joven, permanecía en la memoria familiar. Aún cuan-do había decidido contraer matrimonio en Ferrol con la gallega Joaquina

    30.

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    de Calella.32 Los tres miembros de la sociedad estaban emparentados por relaciones políticas matrimoniales, pero este vínculo no explica por sí sólo el pacto empresarial de características de tipo moderno. La com-pañía comercial (Alsina, March y Cona33> fue fundada en 1794 con un proyecto de residencia corta de Cona y March en Veracruz, donde tra-bajaban a comisión y a cuenta de la Casa de Calella. No verificamos una integración en otros niveles de la vida de la ciudad, sólo el ansia de enriquecerse rápidamente mediante el aprovechamiento de las caracte-rísticas del capital comercial, basado en el intercambio desigual, y de la penetración en el mercado interno americano cuyo volumen era com-parable al que producían las aguas del Atlántico.34 Si este caso nos sir-ve de ejemplo, el Virreinato de Nueva España dio poco espacio para una integración plena de los catalanes más allá del ámbito comercial, al me-nos hacia fines del siglo xvm.35 El enriquecimiento rápido era el obje-tivo que movía a los varones a radicarse en el Caribe y las Antillas, cu-ya comunicación con España era más fluida y segura; siempre podían volver con facilidad.

    En cambio, el Río de la Plata fue percibido como un territorio nuevo y de escasa organización institucional previa a la estructuración virreina! en 1776, período en el que las Reformas borbónicas permitieron formal-mente a los catalanes la participación comercial directa en las colonias. Este espacio ofrece una perspectiva interesante para analizar la integración política e institucional a partir del caso de Jaime Alsina i Vetjés, primo de Francisco Alsina i Costas y de Buenaventura Alsina, y tío de José Alsina

    32. Miquel tenía otros hermanos, uno de ellos Felicia, que murió en Veracruz el18 de noviembre de 1795, acrecentando el temor de Miquel por el clima y las pestes del Caribe y las Antillas. Otro hermano era Félix, radicado en Cal ella y que tenía contactos permanentes con Francisco Alsina i Costas.

    33. LLOVET, Joaquim.Alsina, March i Cona (1794-1809), Premio Iluro 1985, Mataró, 1986.

    34. AssADOURIAN, Carlos Sempat. El sistema de la economía colonial, México, Nueva Imagen, 1983.

    35. V. ODDONE, Juan. «El comercio rioplatense ante la crisis del orden colonial>>, en De historia e historiadores, Homenaje a José Luis Romero, México, Siglo XXI, 1982.

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    i Gener. Jaime era originariamente un piloto «segundón», excluido de la herencia familiar, pero llegó a convertirse en uno de los comerciantes más fuertes de Buenos Aires36 recurriendo a «corresponsales» (tal como llamaba a sus parientes y amigos) en La Coruña, Barcelona, Cádiz, Lima y Santiago de Chile. En 1776 creó una Sociedad con Bruno Llobet y Zélis, mientras su hijo Jaime se radicaba con una filial en la provincia de Salta. En 1789 lo encontramos formando parte de un grupo de importantes y so-berbios comerciantes, y « ... solicitando el establecimiento de un Consulado a imitación de otras ciudades ... ».37 Diez años después ya es declarado «ve-cino» de BuenosAires.38 A pocos años de llegar al puerto de Buenos Aires como piloto, Jaime asumió el cargo de Cónsul en el Consulado de Comercio acompañándose del Secretario Manuel Belgrano,39 habiendo participado también en el Ayuntamiento. Tiempo después tomó la dirección de los pe-lotones de catalanes durante las invasiones inglesas de 1806/1807.40

    El crecimiento de la integración a nivel político e institucional de nues-tro actor fue inversamente proporcional al mantenimiento de sus víncu-los con Calella donde vivía su hermano Josep Alsina i Vetjés que era miem-bro del Santo Oficio. La documentación de su tío Josep Alsina i Goy (uno de los accionistas de la compañía de Quirze Oliver en Ferrol), específi-camente su Llibreta de Comptes, 41 contiene la inscripción del envío, en

    36. TJARKS, Germán. El Consulado de Buenos Aires y sus proyecciones en la Historia del Río de la Plata, Buenos Aires, 1962.

    37. Archivo General de la Nación (A.G.N.), Consulado de Comercio, Comerciales, Legajo 14, Expediente 13.

    38. Archivo General de la Nación (A.G.N.), Consulado de Comercio, Comerciales, Legajo 18, Expediente 8.

    39. Belgrano provenía de una familia de comerciantes radicada en Buenos Aires. Su padre era originario de Italia. GELMAN, Jorge.

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    enero de 1786, de 23 docenas de pares de medias de seda por un total de 600 lliures moneda catalana, aprovechando la residencia de su sobrino en Buenos Aires. Es una de las únicas ocasiones en que Alsina i Goy inclu-ye el nombre de Jaime Alsina i Verjés porque estaba intentando abrirse paso hacia el sur de América, estrategia en la que no insistirá.

    No siempre obtuvo Jaime respuestas satisfactorias de parte de sus «iguales» de Calella. En junio de 1802 su primo Francisco Alsina i Costas le escribía desde la Villa solicitándole plata, y en su defecto cueros, a cambio de una partida de medias que le había enviado bastante tiempo antes. Le informaba que « ... el dador de la presente dios mediante seria nuestro primo Don Buenaventura Alsina, a quien el amigo Dn. Mariano Bonaplata (Alsina) le entrega un baul de medias de algodón a comi-sion ... », en una constante utilización de «servicios» de los familiares. Francisco le envía «expresiones» a la esposa de Jaime, una joven de ape-llido Ambroa a quien en apariencia no conoce, y sin rechazar la posi-bilidad de colaboración en futuros pedidos de mercadería por parte del primo en Buenos Aires « ... para determinarme aserie algunas expedi-siones ... », le hace saber cortésmente que « ... todo mi giro es en Veracruz ... ».42 Poco tiempo después Jaime intenta reiniciar el trato so-licitándole el envío de más medias y comentándole el estado del mer-cado en Buenos Aires. Para tentar al primo le hace llegar una lista de precios vigentes y los productos más codiciados que tienen salida en el Río de la Plata. La frase « ... gran privilegio tienen los gorros de al-godon de Bofill por su sobresaliente calidad ... »43 (productos que con-feccionaban otros primos de Calella, los Bofill) no causa el efecto es-perado. Es la última carta que figura en los cuadernos de correspondencia de Francisco Alsina i Costas.

    42. Museu-Arxiu Municipal de Ca/ella, Fons Alsina, Capsa 21: Núm. 189. Copiador de Cartas, particular: Carta a Jaime Alsina i Verjés. Buenos Aires, de Francisco Alsina i Costas, Barcelona, 9 de Junio de 1802.

    43. Museu-Arxiu Municipal de Ca/ella, Fons Alsina, Capsa nº 13, Año 1803: Nº 6058 Carta de Jaime Alsina i Verjés, Buenos Aires, 2 de Enero de 1803. Dirigida a su primo Francisco Alsina i Costas, Calella.

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    Por la lejanía de su residencia Jaime dependía quizás mucho más del mantenimiento de los lazos con sus familiares de Calella. Era a quienes conocía en Cataluña, además de uno que otro comerciante o piloto ca-talán que podía llegar desde Galicia. Jaime había sido uno de los pilo-tos que traficaba con Quirze Oliver en Ferrol y mantenía tratos con su hermano Buenaventura Alsina i Verjés, también hijo segundón, piloto y comerciante radicado por un tiempo en Galicia y en el Río de la Plata. Se conectaba a su vez con J. Llorens i Alsina, su pariente comerciante en Montevideo. No es de extrañar que recurriese a sus amigos y a sus parientes, porque las redes de información funcionaban aceitadamente a pesar de la tardanza en la recepción de la correspondencia que, en el caso de Buenos Aires, demoraba unos seis meses. El interés demostra-do por participar en el aparato político que regulaba el tráfico mercan-til porteño puede estar demostrándonos la conciencia que tenía Jaime de sus riesgos en el Virreinato del Río de la Plata por los vaivenes de una economía tan alejada del centro de poder metropolitano.44 Estas áreas en las que la distancia podía resultar una fuente de invención y liber-tad para los actores sociales, tenían el inconveniente de llevar más fá-cilmente a una crisis patrimonial en caso de no penetrar en las estruc-turas de poder político que se estaban consolidando en Buenos Aires en las dos últimas del siglo xvm.

    Juan Pro Ruiz realiza un seguimiento de las maneras en que ha sido abordado y utilizado el network analysis en los estudios sociales. Buena parte de los abordajes, especialmente los enmarcados en el estructura-lismo y el funcionalismo, hacen pensar en la constitución de un modelo perfecto y cerrado en el que cada cual cumple su rol. Como sostiene Pro Ruiz el mérito del concepto de «red» es que primero busca el conjunto de relaciones para luego definir la estructura social en lugar de dar i.~J · .: ' ta por sentada. Afirma que « .. .los vínculos de carácter primario que se establecen entre los individuos (amistad, parentesco, consanguineld_actY

    / ~· ..

    .,:,;~.,;~= ... 44. MouTOUKIAs, Zacarías. Contrabando y control colonial en el siglo XVII, Ce.n:frl,;· ·

    Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988.

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    permiten reconstruir la estructura interna de un colectivo ... », la conduc-ta de las personas.45 Sostiene esta hipótesis sin caer en la idea de que ca-da persona, graficada con un «punto» en el plano, encuentra su lugar y es relacionada con otro punto por una línea, imagen que propone Zacarías Moutoukias al afirmar que « .. .lo más evidente es que la red reconstruida puede ser abstraída como un conjunto de puntos, los individuos, vincu-lados por líneas, los lazos sociales ... ». 46 La investigación concreta de Moutoukias propone, sin embargo, un espectro más complejo que la argumentación de esta frase, y señala la importancia de la observación directa de las interacciones por sobre los contextos normativos que no logran explicar las estrategias y la racionalidad limitada de los agentes. 47

    Creemos que el problema más grave en la aplicación del principio de la red es que, en general, se dejan de lado analíticamente a quienes quedaron fuera del entramado. Buenos Aires también recibió a Joan Alsina, que se declaraba «experto» en medición de tierras y cuyo fra-caso económico nos obliga a pensar la idea de solidaridad y de redes so-ciales. Agustín Rivero Astengo menciona erróneamente que Joan Alsina era originario de la Villa de Corcubión, en la provincia de la Coruña. Este equivocación se explica por el hecho de que la mayor parte de los comerciantes que llegaban a Buenos Aires pasaban antes por Galicia co-mo pilotos (como Jaime Alsina i Verjés). El padre de Joan murió en Buenos Aires repentinamente el 28 de diciembre de 1802 mientras se hallaba a bordo del buque Fray José de las Animas, que estaba a punto de salir para otra área que luego se convertiría en la provincia de Corrientes en Argentina. En Corrientes ya vivían los Ferrer (padres del gobernador Pedro Ferrer), parientes de sangre de los Alsina.

    45. PRO RUIZ, Juan. «Las élites de la España liberal: clases y redes en la definición del espacio social (1808-1931)>>, en Historia Social, nº 21, Valencia, 1995, pág. 64.

    .46. MouTOUKIAS, Zacarías. , mimeo. .

    47. MouTOUKIAS, Zacarías.

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    Eran almanaques repletos de noticias sobre astronomía, agricultura, co-mercio e historia,53 ya que Joan se dedicaba en Buenos Aires al oficio de agrimensor. 54 Joan Alsina murió en las calles de Buenos Aires durante las invasiones inglesas defendiendo la Plaza. Bastante antes había con-traído matrimonio con doña María Pastora Ruano, natural de Andalucía. 55

    Luego de su muerte, en 1807 su hijo Juan José recibió del gobierno una recompensa por la muerte de su padre, mientras Pastora se hacía acree-dora de una pensión para sus hijos menores por parte del Cabildo. 56

    Las perspectivas comparativas y de caso brindan la posibilidad de re-lativizar la fuerza de los modelos de redes sociales y de solidaridad como un efecto directo de los vínculos biológicos o políticos del pa-rentesco, o de la pertenencia a un lugar común. Al final del proceso, la existencia de vínculos parentelares de los comerciantes involucrados en estas experiencias puede ser analizada como un tejido de redes, como diásporas pensadas racionalmente por las familias que implementaban negocios desde su propia constitución patrimonial. Pero si considera-mos caso por caso, aún cuando buena parte de los indicios y vestigios se hayan perdido por la ausencia de documentación o por su extravío, estos modelos puros se desvanecen y dejan lugar a las experiencias con-cretas que, creemos, dicen mucho más sobre el proceso y la historia.

    La pequeña localidad de Calella contaba con una población que no llegaba a los 3.000 habitantes a principios del siglo XIX y cuyos varones y mujeres matriculados eran cuestionados por las relaciones de paren-tesco de tipo casi endogámico que sostenían. La «homogamia social»

    53. RIVERO ASTENGO, Agustín. Hombres de la organización nacional, Retratos li-terarios, Buenos Aires, Ed. del Jockey Club de Buenos Aires, 1937, Segunda Serie, págs. 94!95 y pág. 120.

    54. Scorro, José Arturo. Notas biográficas publicadas en la Sección efemérides Americanas de «La nación», 1907!1909, Buenos Aires, 1910, tomo 1: ValentínAlsina.

    55. UDAONDO, Enrique. Diccionario biográfico Colonial argentino, Buenos Aires, Ed. Huarpes, 1965; Y ABEN, Jacinto. Biografías argentinas y sudamericanas, Ed. Metrópolis, Buenos Aires, Tomo 1 (A.B.C.), 1938.

    56. BIEDMA, José Juan y PILLADO, José Antonio. Diccionario biográfico Argentino, Buenos Aires, 1897, págs. 213/227

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    se fundamentó en una efectiva malla de relaciones, aprovechada desde fuera, a la distancia y en el tiempo. Pero debemos relativizar la fuerza de estos conceptos porque podemos tender a rearmar la red como con-clusión de una investigación en lugar de imaginarla como un insumo ex-plicativo del proceso, que es el que verdaderamente hemos de desen-trañar. En términos de Bourdieu, se pueden observar y registrar las interacciones abstrayendo, por medio del objetivismo del procedimien-to, el mundo mental. Pero esas interacciones « ... esconden las estructu-ras que en ellas se realizan .. .lo invisible que lo determina ... ».57

    Esto nos lleva a discutir algunos problemas. El final del recorrido no está en la conciencia de ninguno de los personajes. JaimeAlsina i Verjés relata en sus cartas cómo sus sobrinos, hijos de Buenaventura Alsina i Verjés en Ferrol, llegan a Buenos Aires pasando por diversas áreas ha-cia 1808 en su búsqueda de un buen lugar en el que enriquecerse. También menciona la experiencia de su hijo Juan Alsina i Ambroa, comerciante de Buenos Aires, que fue a estudiar a la Escuela Náutica de Arenys de Mar y huyó de Barcelona durante la invasión napoleónica, radicándo-se finalmente en Montevideo y Chile, momento en el que perdemos su rastro. Notamos en todos estos casos el aprovechamiento de los víncu-los parentelares, especialmente luego de la instalación de los comer-ciantes en diversos puntos geográficos.

    Cada uno de los personajes tiene un «recuerdo» de sus parientes, re-memoran quiénes son y dónde están. Pero esta reminiscencia no es per-manente sino que surge en el momento en que se necesita. El proyecto no es «cosciente» sino que se hace con la historia personal, la historia de América y la historia de Calella en Cataluña. Son trayectorias no siempre coincidentes ya que tienen fuerza y sentidos particulares especialmente durante la crisis que se inicia en América en 1808. Lo notamos claramente con otro caso de «integración» en las colonias, el religioso. En 1809 Josep Alsina i Verjés escribe desde Buenos Aires a su primo Josep María Coll i Alsina, residente en Cuzco, temiendo que los indígenas rebelados de

    57. BOURDIEU, Pierre: op. cit., pág. 130.

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    Chuquisaca y la Paz hubiesen puesto fin a su vida. Josep María estaba de-dicado a la vida religiosa posiblemente por su condición de «segundón» y provenía de la familia Coll, dedicada a la construcción de barcos y al procesamiento de la madera. Josep María fue elegido y aceptado canó-nicamente como Prefecto Apostólico y Comisario de Misiones en Cuzco, justo después de los levantamientos.58 Durante muchos años JaimeAlsina y Josep María Coll no habían tenido contacto alguno. La consagración re-ligiosa de éste provocó la inmediata reacción del comerciante en Buenos Aires, decidido a «recuperar» la ligazón parentelar.

    No todas las experiencias son iguales. Ni todos los intereses indi-viduales coinciden. El azar -que, como sabemos, es la confluencia de fuerzas con direcciones diversas- también jugaba su rol, más allá de los proyectos de las personas, de las familias, de la comunidad. Sin embar-go, buena parte de la aplicación teórica a los casos concretos brindan imágenes relativamente estáticas y homogéneas de la construcción de negocios familiares o de las «diásporas» mercantiles. Los modelos de redes de solidaridad parten del supuesto de que los vínculos sociales son casi un efecto directo y obligado de la estructura parentelar biológica. Por ello criticamos los estudios puramente genealógicos que buscan re-construir las diferentes ramas biológicas de un linaje, como si las rela-ciones sociales y culturales fuesen una consecuencia directa y natural de los vínculos surgidos con el nacimiento y la unión matrimonial. Es en este sentido que Bourdieu critica la labor del etnólogo que aborda las relaciones de parentesco como un puro objeto de conocimiento, pa-sando por alto el hecho de que los parientes reales no son posiciones en un diagrama genealógico, sino vínculos que debemos conservar per-manentemente en el recuerdo y en la práctica directa: « ... al precio de un trabajo permanente de mantenimiento ... ».s9

    58. Archivo General de la Nación, Sala IX, 10-2-2- División Colonia, Sección gobierno. Correspondencia particular y comercial. José V. Haedo y Jaime Alsina, 1807!1812. Copiador de Correspondencia comercial de los Sres. Jaime Alsina i Verjés, años 1809/1811, Carta a Josep Maria Coll i Alsina, residente en Cuzco, del 26/09/1809.

    59. BOURDIEU, Pierre: op. cit., págs. 81 y 117.

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    ~.\~~~-.; , .. \ _,~: El parentesco no es sólo una estructura biológica, sino especialm'ente'-~

    un intercambio permanente de favores, de ayudas e, incluso, de co-rrespondencia cuando los miembros se encuentran alejados. Comas D' Argemir señala que el parentesco da contenido a las diversas catego-rías (madre, padre, hijo, esposo) situándolas en una red genealógica.60

    La genealogía no sirve de nada si no se la refuerza y si no se la recuer-da, porque es un entramado que relaciona y jerarquiza los lazos de pa-rentesco, fundados a su vez en los vínculos biológicos. La memoria ge-nealógica debe ser armada a partir de las fuentes que las propias familias consideraban «SU» documentación patrimonial, una expresión familiar de los roles, derechos y atributos diferenciados de cada una de las par-tes. La documentación patrimonial de los Alsina (tanto en Buenos Aires, como en Veracruz y Calella) brinda datos contradictorios de las for-mas de integración de algunos de sus miembros en América e, incluso, en una de las principales escaladas geográficas españolas: Ferrol. Esos actores sociales sufrieron diversos grados de dificultad a la hora de «Cru-zar» la Riera de Calella y lanzarse a la mar buscando un «destino» no siempre seguro. Y que, en la mayoría de los casos, les significó la rui-na personal y el sufrimiento.

    CONCLUSIONES

    La historiografía ha insistido en la veda que sufrió Cataluña en el co-mercio con América hasta las Reformas borbónicas y en el dominio ga-ditano de una geografía que, paralelamente, se iba complejizando a ni-vel económico, social y político. La Monarquía aceptó la constitución de la Junta Particular de Comercio barcelonesa en 1758, según Ruiz i Pablo, como un reconocimiento al crecimiento catalán. La Villa de Calella fue parte de ese proceso que es descripto por el autor con un sentido ca-

    60. COMAS D' ARGEMIR, Dolores. Trabajo, género y cultura, la construcción de de-sigualdades entre hombres y mujeres, Icaria, 1995, p. 37.

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    si profético: « ... Cataluña se repuso y su comercio empezó a florecer y nació entonces la industria fabril algodonera y renacieron otras y em-pezó a desenvolverse la navegación ... ». 61 Pensado en estos términos, el proceso de formación de capital de la zona pierde riqueza y compleji-dad. Y si acordamos con Ruiz i Pablo en que « ... no hay que conceder demasiada influencia a las decisiones humanas en los grandes altiba-jos de las naciones ... »,62 renunciaríamos a analizar la labor concreta y relacional de las personas, que es la que nos permite descubrir el pro-ceso general y su real significación, propuesta metodológica y teórica sostenida, entre otros, por Cario Ginzburg. 63

    Partimos del presupuesto de que sólo un abordaje relacional y comparativo entre España y América permite comprender la confor-mación de espacios comerciales, los desarrollos económicos pro-ductivos de los grupos domésticos y las diferentes trayectorias fa-miliares de un mismo tronco originario que surge en Cataluña. Al hablar de «espacios de la integración» tenemos en cuenta no sólo el contorno físico, sino fundamentalmente la significación social de esa apropiación geográfica. La documentación patrimonial de los diversos Archivos relevados constituye un indicador de la vida co-mercial y familiar, y de la extensión y características de las redes so-ciales, institucionales y familiares que involucraron a los Alsina, en una imagen que supera los límites tradicionales de la familia nucle-ar y nos inserta en el linaje y en el sistema de solidaridad y de so-ciabilidad necesario para llevar adelante la expansión comercial de la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX. Pero estos vín-culos también se explican y son explicados por el tipo de inserción política de los Alsina, como de otras familias de matriculados: los Galup, los Bofill, los Coll, los Costas ....

    61. Ruiz I PABLO, Angel. Historia de la Real Junta Particular de Comercio de Barcelona, 1758!1847, Edicions Nura, Menorca, 1994, pág. 4.

    62. RUIZ I PABLO, Angel. op. cit., pág. 2 63. GINZBURG, Cario y C. PONI. «El nombre y el cómo: intercambio desigual y mer-

    cado historiográficO>>, en Historia Social, n° 10, Valencia, 1991.

    ESPACIOS Y ESTRATEGIAS DE LA INTEGRACIÓN. EL LINAJE CATALÁN DE LOS ALSINA... 203

    Los lazos familiares que aparecen en las fuentes nos hacen sospechar que hay un «aprovechamiento» por parte de todos los miembros del clan (varones y mujeres) más que un programa consciente y prefijado -lo que no significa que no haya previsión. A su vez intuimos una permanente construcción/recuerdo de las genealogías en función de las necesidades concretas y las urgencias. Esto es mucho más claro en un mapeo dia-crónico de los lazos comerciales mantenidos por los diferentes actores

    . sociales. Nuestra intención es rastrear el cambio histórico a partir de lo personal, de las resoluciones individuales/familiares, en un movi-miento permanente de organización y desorganización en el que el es-pacio físico y su control-apropiación-invención juega un rol fundamen-tal a la hora de definir el espacio social y la interacción de los agentes. El caso de los Alsina interesa porque no se trata de una familia de éli-te, objeto permanente de estudio por parte de los historiadores en las úl-timas décadas, sino de sectores en ascenso. Los pilotos, marineros, cor-deleros, calafates64 adquirieron fuera de Cataluña prestigio y status económico, aunque no todos los recorridos se asemejaron. Se sirvie-ron de estrategias diversas de integración comercial, religiosa, políti-ca, educativa. El espacio geográfico tuvo mucho que ver en esta diver-gencia. Mientras Nueva España daba lugar a una inserción económica, comercial y financiera, el Río de la Plata abría puertas a la política en un juego de poder vinculado, en general, con la optimización del tráfi-co. El Consulado de Comercio y la Escuela Náutica son dos ejemplos. Ferrol, por último, representó el inicio de la movilización espacial, que no se detendría hasta cruzar el Atlántico para llegar a América. El espacio geográfico y las historias personales son aspectos de conside-ración a la hora de definir las formas de la economía y la sociedad co-lonial.

    64. GRASES, Pere. «Els Baralt, navegants d' Arenys de Mari llur llinatge a America>>, en Catalans a lesAmeriques i altres escrits, Fundació Miquel Torres, Barcelona, 1990.

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