C3_T.2_Pérez Arroyo_Arquitectura-Industria

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lntroducción Cuando una iguana entró en mi cuarto de estar En realidades siempre posible que esto ocurra, la arquitectura actual ha roto las barreras entre el exterior y el interior. La arquitectura entendida como refugio, es algo optativo y más próxima a su idea tradicionalque a la que pueden ofrecernos los nuevos materiales y las nuevas técnicas constructivas. El pasodel exterior al interior en una construcción modernaparece haber perdido la rigidez conocida. El concepto de hueco en fachada ha desaparecido, puestoque todo el cerramiento es un hueco si asíse desea. La casaen cuestión, a la que yo me refiero, era de una sola planta y nos separaba de la arena del exterior un simple vidrio de grandes proporciones. Otras veceshabíaocurrido algo parecido, aquel animal salía de lo más oscuro de la vegetación próxima y miraba con curiosidad desde el exterior del vidrio, que palpaba con su lengua nerviosa y veloz. Aquel día las grandes paredestransparentes estaban abiertas, un sencillomotor las hacía deslizarse entre dos láminasde aluminio.El exterior, muy caliente, hacía más atractiva una investigación por el interior de Ia casa. El pavimento era el mismo dentro y fuera,el techo se prolongaba en una gran marquesina. Sólo la sensación de penum- bra y frescorpermitíadiferenciar el espaciointeriordel exterior. Cuando abrí la puerta, la iguana había entrado, sentí sus patas resbalando sobre el pavimento, hizo garrasobre la alfombra y escapó rápidamente. La arquitectura ha modificado también el valor jerárquicode los espaciosinteriores; cada vez más flexibles, libres de estructuras. Esta tendencia es general y no requiere ningunaexplicación. Simplificar los vínculos de uso parece una tendencia natural, los límites estarán en los materiales o en las técnicas constructivas. Existe una tendencia generalizada a la construcción más ligera y de mayor valor añadido. Progresivamente llegana la obra componentes más elaborados, más flexibles. Los componentesconstructivos se colocan con mayor facilidad aún cuando sus prestaciones son más amplias.La construcciónes cada vez menos dependientede factores geométricoso ambientales. Paranosotros, la fabricación de coches o de relojes, o lavadoras, es natural y coherente con Ia sociedad a la que se dirigen. Nadie aceptaría un modelo antiguo con pocas prestaciones, siempreexigi- bles. 5ólo la arquitectura se permite vivir fuera de sus posibilidades reales. J. Summerson se preguntaba en 1941sobre la difícilsituación del arquitecto frente a la ingeniería, huyendo aquél de las exigencias más profundas del funcionalismo arquitectónico. El Arte con mayúsculas, los problemas de Estilo, ocupan las discusiones académicas del sigloxlx. El nuestro también se enredaen discusiones diversas. El Arte hoy, ocupa el valor de la utopía, pero quizá es la utilizaciónexplícitade Ia historia, como un medio de fundamentación del trabajo arquitectónico o el abandono de la metodología de trabajo moderna,lo que más nos inquieta. 1 I I I

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lntroducción

Cuando una iguana entró en mi cuarto de estar

En real idad es siempre posible que esto ocurra, la arquitecturaactual ha roto las barreras entre el exterior y el interior.

La arquitectura entendida como refugio, es algo optativo y máspróxima a su idea tradicional que a la que pueden ofrecernos losnuevos materiales y las nuevas técnicas constructivas.

El paso del exter ior al inter ior en una construcción moderna parecehaber perdido la r igidez conocida. El concepto de hueco en fachadaha desaparecido, puesto que todo el cerramiento es un hueco si así sedesea.

La casa en cuestión, a la que yo me refiero, era de una sola planta ynos separaba de la arena del exter ior un simple vidr io de grandesproporciones. Otras veces había ocurr ido algo parecido, aquel animalsalía de lo más oscuro de la vegetación próxima y miraba concuriosidad desde el exter ior del v idr io, que palpaba con su lenguanerviosa y veloz.

Aquel día las grandes paredes transparentes estaban abiertas, unsenci l lo motor las hacía desl izarse entre dos láminas de aluminio. Elexterior, muy caliente, hacía más atractiva una investigación por elinter ior de Ia casa. El pavimento era el mismo dentro y fuera, el techose prolongaba en una gran marquesina. Sólo la sensación de penum-bra y frescor permit ía di ferenciar el espacio inter ior del exter ior.

Cuando abrí la puerta, la iguana había entrado, sentí sus patasresbalando sobre el pavimento, hizo garra sobre la alfombra y escapórápidamente.

La arquitectura ha modif icado también el valor jerárquico de losespacios interiores; cada vez más flexibles, libres de estructuras. Estatendencia es general y no requiere ninguna expl icación. Simpl i f icar losvínculos de uso parece una tendencia natural , los l ímites estarán en losmateriales o en las técnicas constructivas.

Existe una tendencia general izada a la construcción más l igera y demayor valor añadido. Progresivamente l legan a la obra componentesmás elaborados, más f lexibles.

Los componentes construct ivos se colocan con mayor faci l idadaún cuando sus prestaciones son más ampl ias. La construcción escada vez menos dependiente de factores geométricos o ambientales.

Para nosotros, la fabricación de coches o de relojes, o lavadoras, esnatural y coherente con Ia sociedad a la que se dir igen. Nadieaceptaría un modelo ant iguo con pocas prestaciones, siempre exigi-bles. 5ólo la arquitectura se permite viv ir fuera de sus posibi l idadesreales.

J. Summerson se preguntaba en 1941 sobre la di f íc i l s i tuación delarquitecto frente a la ingeniería, huyendo aquél de las exigencias másprofundas del funcional ismo arquitectónico.

El Arte con mayúsculas, los problemas de Estilo, ocupan lasdiscusiones académicas del s iglo xlx. El nuestro también se enreda endiscusiones diversas. El Arte hoy, ocupa el valor de la utopía, peroquizá es la ut i l ización explíc i ta de Ia histor ia, como un medio defundamentación del t rabajo arquitectónico o el abandono de lametodología de trabajo moderna, lo que más nos inquieta.

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R. Argul lol ha descri to como un trágico error de nuestro siglo, elhaber creído en un sentido de la Historia, nahora sabemos -creemos

adivinar- que la Histor ia no t iene un sent ido en cuya persecución nosoodamos or ientap.

Sigue exist iendo una disociación entre lo que la sociedad actualpuede pedir a los arquitectos y su arquitectura, y lo que éstos dan. Elalejamiento de las opciones de la industr ia convencional es sorpren-dente.

Alejarse de la industr ia y de las posibi l idades que los nuevos,mater iales o sistemas pueden proporcionarnos es alejarse del hombrey-de la cul tura que éste ha creado. Las manifestaciones de la actualarquitectura son incultas cuando se alejan de la potencial idad de laindustr ia contemporánea.

Ninguna manifestación art íst ica puede vivir s in ideas en un vacíomimético y repet i t ivo. Las ideas, en una sociedad que ha sust i tuido losant iguos mitos por un profundo conocimiento de la técnica, encuen-tran una referencia inmediata en el universo tecnológico. Mi preocupa-ción está más en <qué> es posible producir y no tanto en el upor quén oel ncuándo>. La obviedad con la que esto se consig4 el llamadoexpresionismo tecnológico, la <Alta tecnología> tan de moda, no sonimportantes. Es fundamental , en cambio el conocimiento profundo dela industfia en general y de los materiales, productos, semi productos ycomponentes de los que, ya hoy, disponemos.

Las nuevas posibi l idades que Ia técnica construct iva puede propor-cionar deben contemplarse, por las mismas razones, con una mayoratenc¡ón; la desaparic ión de los l ímites arquitectónicos clásicos, elmejor control ambiental y la posibi l idad de construir con componen-tes f lexibles, así como el incremento de confort que una edif icaciónmoderna suministra, significará a corto plazo, cambios muy importan-tes en la producción masiva de arquitectura.

Hablar de grandes construcciones o de producción masiva dearquitectura, despierta probablemente el rechazo en quienes Ia entien-den en términos de arte, de un modo u otro minori tar io. En real idad elnivel de la cul tura arquitectónica de un país hoy, debe medirse por suproducción media y general .

De nuevo volvemos a la imagen de los productos industr ialescontemporáneos. A su valor de indicadores del desarrol lo, a suaceptación y comprensión generales. La producción mayoritaria deespacios habitables, de cualquier dimensión, mide el nivel general de lacultura de cualquier país.

Un l ibro como el que presentamos, signi f ica todo esto.

Madrid, septiembre 1989