Título: Las enfermeras mejoran la salud de los pacientes ...
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MONOGRAFÍA PRESENTADA EN EL MARCO DEL IV CONCURSO BIALET MASSÉ 2014/2015
Riesgos Psico-sociales en establecimientos de salud privados de la
ciudad de La Plata: impacto en la salud de las trabajadoras
enfermeras y asistentes a cargo de atención y cuidado de pacientes.
Yolanda Luisa COAGUILA GÓMEZ (Coordinadora) y Ana MILLAN
Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina de La Plata (ATSA)
Categoría C: Trabajadores, delegados gremiales y empresarios del sector
estudiados
1. Resumen
Las condiciones del medio ambiente en el ámbito laboral, están muy relacionadas con los
factores de riesgo que afectan la salud psico-fìsica de los trabajadores a lo largo del tiempo,
influyendo también en las condiciones laborales. El trabajo tiene efectos positivos y negativos
sobre la salud de la población activa y sus respectivas familias. Asimismo, el campo laboral está
influido por las políticas sociales y económicas tanto nacionales como internacionales.
La precariedad laboral es un conjunto de fenómenos que afectan la salud mental y física de los
trabajadores. Entre estos fenómenos podemos contar la informalidad, el sentido de injusticia
ante la posibilidad de la pérdida de trabajo y la polifuncionalidad de tareas impuesta por la
organización de las instituciones, tema que será tratado en este trabajo. También se abordará el
impacto sobre las trabajadoras en contacto con las agresiones, gritos y el sufrimiento de los
pacientes. Otro tema que será parte del estudio es la relación particular que se da con los
pacientes y trabajadoras de la salud en los Centros privados de salud: relación pacientes-cliente
y enfermera o asistente geriátrico.
2. Acerca de las autoras
Yolanda Luisa Coaguila Gómez, DNI.18862969, Profesión Lic. en Enfermería, estudios
realizados UNLP. Sede Facultad de Ciencias Médicas; Participé (2013) en la capacitación sobre
CYMAT. Condiciones y Medio Ambiente en el Trabajo; durante el 2014 Talleres del Concurso
“Bialet Massé”.
Actualmente me encuentro trabajando en un Centro Especializado de Discapacitados, desde
hace siete años, Realizando funciones de enfermera, delegada gremial perteneciendo a ATSA,
Asociación de los trabajadores de la Sanidad Argentina, La Plata.
Email: [email protected]
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Ana Millán, DNI. 21.666.580. Cursando actualmente la carrera de Gerontología en La
Universidad de Maimónides. Participe (2013) en la capacitación sobre CYMAT. Condiciones y
Medio Ambiente en el Trabajo, durante el 2014 Talleres del Concurso Bialet Massé.
Actualmente trabajo en un Geriátrico Privado, desde hace dieciocho años. Realizando funciones
de asistente geriátrica, delegada gremial de ATSA, Asociación de los trabajadores de La Salud
Argentina La Plata.
Email: [email protected]
3. Introducción
Esta investigación y las inquietudes que aquí se plantean surgen principalmente del rol de las
autoras como trabajadoras de la salud, como así también de la lectura de investigaciones sobre
las condiciones laborales de los y las trabajadores y sus consecuencias.
En el siguiente trabajo se analizarán dos Centros de salud privados de la ciudad de La Plata: un
geriátrico y un establecimiento de rehabilitación de discapacidad psicomotriz.
Si bien los Centros de salud estudiados difieren en especialidades, ambos pertenecen al ámbito
privado y están nucleados por la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA)
La Plata. Se trata de establecimientos de baja complejidad en los que trabajan entre 15 y 20
empleados y empleadas y se asisten alrededor de 15 pacientes permanentes y 15 transitorios. En
uno de los Centros, la totalidad de las trabajadoras son mujeres y en el otro hay un solo varón.
Por otro lado en ninguno de los Centros analizados se cumple con reglamentaciones vigentes.
En este estudio se buscará indagar dimensiones específicas que aparecen en la relación paciente-
asistente geriátrico y enfermera y forman parte de los riesgos psicosociales que afectan a las
trabajadoras: una de las dimensiones relacionada al carácter privado de los establecimientos en
el que analizaremos las relaciones paciente- asistente geriátrica y enfermera, siendo el paciente
también un cliente; y otra, relacionada con la especificidad del trabajo de las asistentes
geriátrico y enfermeras, que implica la exposición al sufrimiento, agresiones y sonidos
constantes emitidos por los pacientes. Dicho enfoque desde una perspectiva colectiva y no
individualista para encontrar mejores soluciones.
Los principales motivos que nos llevaron a realizar este estudio son la necesidad de mejorar
nuestras condiciones laborales y la de nuestras compañeras, ya que observamos que en el
transcurso del tiempo se deteriora la salud, estando expuestas a diferentes riesgos. Asimismo,
creemos que es importante visibilizar estas condiciones para que estas problemáticas se
conozcan, se piensen y se den soluciones.
4. Objetivos del estudio
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Conocer la relación entre la salud-enfermedad-trabajo e identificar el vínculo entre los y las
trabajadores de la salud y su medio ambiente de trabajo.
Indagar, identificar y visibilizar los riesgos psicosociales vinculados a las trabajadoras de la
salud, en dos establecimientos de salud privados en ciudad de la Plata.
Explorar problemáticas específicas que aparecen en la relación paciente-asistente geriátrico y
enfermera en Centros de salud privados de La Plata.
Estudiar las vivencias y percepciones acerca del impacto de los riesgos psicosociales sobre la
vida y la salud de las trabajadoras de la salud.
Suministrar información a la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) La
Plata acerca de las relaciones entre el trabajo y la salud, con el objeto de contribuir a modificar y
mejorar sus condiciones y medio ambiente de trabajo.
Proponer programas de prevención para los y las trabajadores de la salud privada, para mejorar
las condiciones laborales.
5. Procedimientos metodológicos utilizados
Este estudio se realizó a través de herramientas metodológicas cuantitativas y cualitativas. La
construcción de los datos e información se construyeron por medio de entrevistas y observación
participante.
Asimismo se indagaron diferentes fuentes: datos oficiales estatales; regulaciones, normas y
leyes; datos censales, bibliografía y proyectos de investigación relacionados al tema de estudio.
6. Marco teórico o conceptual
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como el estado completo de
bienestar físico y social que tiene una persona. Esta definición es el resultado de una evolución
conceptual, ya que surgió en reemplazo de una noción que se tuvo durante mucho tiempo, que
presumía que la salud era, simplemente, la ausencia de enfermedades biológicas. A partir de la
década de los cincuenta, la OMS revisó esa definición y finalmente la reemplazó por esta nueva,
en la que la noción de bienestar humano trasciende lo meramente físico. La Organización
Panamericana de la Salud aportó luego un dato más: la salud también tiene que ver con el medio
ambiente que rodea a la persona.
El doctor Floreal Ferrara tomó la definición de la OMS e intentó complementarla,
circunscribiendo la salud a tres áreas distintas:
a) La salud física, que corresponde a la capacidad de una persona de mantener el intercambio y
resolver las propuestas que se plantea. Esto se explica por la historia de adaptación al medio que
tiene el hombre, por lo que sus estados de salud o enfermedad no pueden estar al margen de esa
interacción.
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b) La salud mental, el rendimiento óptimo dentro de las capacidades que posee, relacionadas
con el ámbito que la rodea. La salud radica en el equilibrio de la persona con su entorno de ese
modo, lo que le implica una posibilidad de resolución de los conflictos que le aparecen.
c) La salud social, que representa una combinación de las dos anteriores: en la medida que el
hombre pueda convivir con un equilibrio psicodinámico, con satisfacción de sus necesidades y
también con sus aspiraciones, así goza de salud social.
La OMS, luego de caracterizar el concepto de salud, también estableció una serie de
componentes que lo integran: el estado de adaptación al medio (biológico y sociocultural), el
estado fisiológico de equilibrio, el equilibrio entre la forma y la función del organismo
(alimentación), y la perspectiva biológica y social (relaciones familiares, laborales, hábitos, etc).
La relación entre estos componentes determina el estado de salud, y el incumplimiento de uno
de ellos genera el estado de enfermedad.
Otro aspecto en el que se centra la caracterización de la OMS es la organización de la salud
pública. Con esto se hace referencia a todas las medidas que puedan tomarse desde los
organismos gestionados por el Estado para la prevención de dolencias y discapacidades, para la
prolongación de la vida y para la educación de los individuos. Afirma la OMS que “la salud es
parte de la responsabilidad de los gobiernos”.
En el ámbito laboral, la OMS también se pronuncia al hacer referencia a la salud ocupacional.
Con este término se entiende a la actividad que promueve la salud de las personas en sus
ámbitos laborales. Tiene que ver con las condiciones físicas del trabajador, pero también con lo
psicológico.
Se han realizado diferentes estudios sobre los trabajadores de la salud como por ejemplo el de
La Secretaría de la Salud Laboral y Medio Ambiente de la UGT Madrid sobre los riesgos
laborales asociadas al sector de Residencias de personas mayores con el objetivo de mejorar y
aumentar la seguridad, satisfacción y motivación de los que desempeñan su labor en geriátricos,
previniendo los riesgos laborales.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define los factores psicosociales como:
“Las interacciones entre el contenido, la organización, la gestión del trabajo y las condiciones
ambientales, por un lado y las funciones y las necesidades del trabajadores por otro. Estas
interacciones pueden ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores según sus
percepciones personales y su experiencia” Los Factores psicosociales son las condiciones que se
encuentran presentes en el trabajo y que tienen capacidad para afectar al bienestar y la salud de
los trabajadores, se tratara de identificar en los dos centros de salud.
Por otro lado, la noción de condiciones y medio ambiente de trabajo (CyMAT) nos servirá de
contexto general para estudiar específicamente riesgos psicosociales del trabajo. Utilizaremos
la noción denominada "renovadora" por oposición a la "tradicional", (Neffa, 1988).
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Según el investigador Julio Neffa, las condiciones y medio ambiente en el trabajo son una
diversidad de elementos que interactúan en relación con la producción y actividad del trabajador
y trabajadora que repercute en la salud de las mismas: física, psíquica y mentalmente.
Las condiciones del medio ambiente del trabajo, están constituidas por los factores socio-
técnicos y organizacionales del proceso del trabajo.
En este sentido, los riesgos psicosociales del trabajo pueden definirse según Gollac (2001),
como "los riesgos para la salud física, psíquica, mental y social que son generados por las
condiciones y medio ambiente de trabajo"
Asimismo, los riesgos o "factores de riesgo" psicosociales se han definido por la OIT (1986)
como: Las interacciones entre el contenido, la organización y la gestión del trabajo y las
condiciones ambientales, por un lado, y las funciones y necesidades de los trabajadores, por
otro. Estas interacciones podrían ejercer una influencia nociva en la salud de los trabajadores a
través de sus percepciones y experiencia.
Cox & Griffiths (1995), proponen que los daños a los que hace alusión la definición anterior
podría no llegar a darse o si se dan serían leves o fácilmente reversibles, por tanto aportan la
siguiente definición de riesgo psicosocial: “aquellos aspectos de la concepción, organización y
gestión del trabajo así como de su contexto social y ambiental que tienen la potencialidad de
causar daños físicos, sociales o psicológicos en los trabajadores.”
Por factor de riesgo de origen psicosocial según la Agencia Europea de Salud y Seguridad en el
Trabajo, OSHA, 2000 se entiende: “todo aspecto de la concepción, organización y gestión del
trabajo así como de su contexto social y ambiental que tiene la potencialidad de causar daños
físicos, sociales o psicológicos en los trabajadores.”
Los riesgos psicosociales perjudican la salud de los trabajadores, causando estrés y a largo plazo
enfermedades cardiovasculares, respiratorias, inmunitarias, gastrointestinales, dermatológicas,
endocrinológicas, músculo-esqueléticas y mentales. Por lo tanto, el estrés y el malestar físico y
psíquico que sufren muchos trabajadores son resultado de una mala organización del trabajo y
no de problemas individuales o de personalidad. Desde la entrada en vigor de la Ley 31/1995 de
Prevención de Riesgos Laborales todas las empresas están obligadas a proteger la salud de sus
trabajadores, entendiendo la salud según lo definido por la OMS en 1.946 como: “el estado de
completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones y/o
enfermedades.” Para asegurar esta protección deben realizar una evaluación de riesgos de todos
y cada uno de los puestos de trabajo para prevenir los accidentes y las enfermedades
profesionales, donde se incluya los riesgos psicosociales. Se trata normalmente de una
evaluación multifactorial que tiene en cuenta aspectos de la tarea, la organización del trabajo, el
ambiente, el desempeño, etc.
Se entienden como Riesgos Psicosociales: el estrés laboral, el burnout, el mobbing, y la
violencia física. El estrés laboral, es el conjunto de reacciones emocionales, cognitivas,
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fisiológicas, y del comportamiento a ciertos aspectos adversos o nocivos del contenido, el
entorno o la organización del trabajo. El bornout o síndrome de estar quemado: es la respuesta
al estrés laboral crónico integrado por actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con
las que se trabaja y hacia el propio rol profesional, así como la vivencia de encontrarse
emocionalmente agotado. El mobbing o acoso en el trabajo es la situación en que una persona o
grupo de personas ejercen una violencia psicológica externa, de forma sistemática, durante un
tiempo prolongado sobre otra persona en el lugar de trabajo. La violencia física la entendemos
ampliamente, incluye las conductas verbales o físicas amenazantes, intimidatorias, abusivas y
acusaciones relativas a la producción de un daño corporal más o menos inmediato.
Siguiendo los factores reconocidos en criterios técnicos, como son las Guías adoptadas por la
AESST y las Notas Técnicas Preventivas específicas del INSHT, los factores de riesgo
psicosocial se pueden clasificar básicamente en dos grandes áreas:
El ambiente o “entorno objetivo” (dimensión colectiva). Este grupo de factores o
desencadenantes de riesgos psicosociales se subdivide en tres: relativos al ambiente físico o
material de trabajo, a la organización y al contenido de las tareas.
Las condiciones subjetivas (dimensión individual). Son aquellos factores que van generando o
no peligros concretos para la salud del trabajador según la percepción que éste tenga de ellos y
de sus capacidades para hacerles frente. Esta percepción, que llamamos entorno subjetivo o
psicológico, está influida: por las características de la persona y por sus relaciones
interpersonales.
El concepto de riesgo también implica varios sentidos: puede referirse a los factores de riesgo
por una parte y por otra a los daños que estos provocan sobre la salud. Pueden ser físicos,
psíquicos (afectivos y relacionales) y mentales (cognitivos), pero si bien ambas acepciones están
fuertemente ligadas, se debe tener cuidado para no confundirlos.
Los riesgos psicosociales son aquellas características de las condiciones de trabajo que afectan a
la salud de las personas a través de mecanismos psicológicos y fisiológicos a los que se llama
estrés.
¿Qué es el estrés? Un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y del
comportamiento a ciertos aspectos negativos del contenido, la organización o del entorno de
trabajo. Las personas experimentan estrés cuando sienten que existe un desequilibrio entre lo
que se les exige y los recursos con que cuentan para satisfacer dichas exigencias.
Cuando la situación de estrés se prolonga, sin resolver de forma satisfactoria las situaciones que
enfrentamos, puede dar lugar a enfermedades: cardiovasculares, respiratorias, inmunológicas,
gastrointestinales, dolor de espalda y trastornos músculo esqueléticos, trastornos de salud
mental, entre otros.
Otro de los riesgos es el temor a la pérdida del empleo, por no estar calificado a las exigencias y
demandas de la organización. A su vez otro de los riesgos más destacados es la sobrecarga
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mental, que implica exigencias para la resolución de problemas, la responsabilidad por sus
consecuencias o la falta de preparación en actividades introducidas.
1. Desarrollo
Centros de salud
De modo general, existen diferentes criterios para clasificar los establecimientos de salud, según
sea su complejidad, la resolución de riesgos, las tecnologías implicadas, etc. Esta clasificación
permite definir los niveles de atención, concentrar actividades y establecer qué recursos son
necesarios según el tipo de establecimiento. Según la Resolución 47/2001 sobre las Normas de
Categorización de Establecimientos y Servicios de Rehabilitación “Se entiende por
categorización de establecimientos (...) el procedimiento de clasificación de los prestadores, (...)
conforme criterios preestablecidos que tienen en cuenta la discapacidad a tratar, las prestaciones
que éstas requieren, y fundamentalmente los recursos necesarios para poder efectivizarlas.
Deberá existir una relación entre los recursos que dispone el prestador y su capacidad de
resolución de problemas de salud. Se acepta generalmente que si los recursos son los adecuados,
es más probable que los resultados sean más favorables que si los recursos no son los
apropiados”
En cuanto al Centro de rehabilitación de discapacidad en particular, el decreto 3.020 de la
Provincia de Buenos Aires reglamenta los establecimientos destinados a la atención de personas
con discapacidad. Allí se especifica cuáles son los alcances de dichos Centros: “se trata del
servicio que se brinda al niño, joven o adulto con discapacidad severa o profunda, con el objeto
de posibilitar el más adecuado desempeño en su vida cotidiana mediante la implementación de
actividades que tiendan a alcanzar el máximo desarrollo posible de sus potencialidades. El
objetivo de este tipo de establecimientos es evitar la internación de los pacientes y favorecer la
consolidación del vínculo familiar de los mismos.” Para ello la ley especifica cuáles serán los
requisitos generales en cuanto a la planta física y a los recursos humanos indispensables para
atender a la población del establecimiento. Según la normativa, el equipo mínimo exigido para
la atención de 30 concurrentes es: un cargo de Director que podrá ser ocupado por cualquiera de
los profesionales que integran el equipo, un Médico, un Psicólogo, un Trabajador Social, un
Terapista Ocupacional, Orientadores en número de 1 cada 10 concurrentes y Auxiliares de
Orientador en número de 2 cada 30 concurrentes.
Asimismo, cuando el centro funcione como hogar, es decir cuando el establecimiento asistencial
incluye internación y la misma tenga como finalidad otorgar cobertura a los requerimientos
básicos esenciales de hábitat, alimentación y atención especializada a personas con discapacidad
carentes de grupo familiar o cuando el mismo no es continente; deberán sumarse a los
profesionales antes mencionados, enfermeras o enfermeros y nocheros.
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Surge a simple vista que lo regulado no se cumple en los Centros estudiados y esto tiene
consecuencias para las trabajadoras que allí se desempeñan. En primer lugar porque cada
disciplina establece cuales son los alcances de cada una de ellas y sus incumbencias. Esto
permite que pueda llevarse adelante la promoción y protección integral de la salud de quienes
concurren a dichos establecimientos, aportando cada disciplina sus saberes y colaborando en el
trabajo interdisciplinario, en pos del cuidado del paciente y del trabajador.
Lo mismo ocurre en el geriátrico aquí estudiado. La Ley Nº 14.263 regula el funcionamiento de
estos establecimientos tanto de gestión pública y privada, con o sin fines de lucro, en todo el
territorio de la provincia de Buenos Aires. Allí se establecen diferentes categorías: categoría A,
A1, A2; B y C. El caso aquí estudiado corresponde a la categoría A1 que abarca las residencias
de adultos mayores de baja complejidad.
Allí se especifica que la categoría del geriátrico deberán contar con: “Un Director de Salud,
quien deberá ser profesional de la salud de grado universitario, habilitado para el ejercicio de su
profesión en el ámbito de la provincia de Buenos Aires y contar con antecedentes suficientes y
formación comprobada en Administración y/o Gestión de Servicios de Salud o Salud Pública
(...) Todo el personal del establecimiento geriátrico se desempeñará bajo su responsabilidad
inmediata (...) Esta categoría de establecimiento geriátrico deberá contar con: Un médico; una
cocinera, quien deberá haber realizado el curso de manipulación de alimentos; enfermeros o
auxiliares de enfermería y mucamas:
a. Hasta veinte (20) camas habilitadas: tres (3) enfermeros o auxiliares de enfermería y tres (3)
mucamas.
b. De veintiuno (21) a cuarenta (40) camas habilitadas: cinco (5) enfermeros o auxiliares de
enfermería y cuatro (4) mucamas.
c. Más de cuarenta (40) camas habilitadas: cada diez (10) camas o fracción que exceda ese
número, se incorporarán dos (2) enfermeros o auxiliares de enfermería y una (1) mucama.
En el geriátrico donde se realizó esta investigación desempeñan su labor diez asistentes
geriátricas divididas en tres turnos con su respectiva franquista; turno mañana -06 a 14hs.-,
turno tarde -14 a 22hs. y turno nocturno -22a 06 hs. También acompañan a las asistentes en sus
funciones una mucama que se ocupa del lavado de ropa, colabora con la limpieza del
establecimiento y dos personas más que desempeñan su labor en la cocina haciendo un total de
trece trabajadoras.
Así, como en el caso del Centro de rehabilitación las normas vigentes tampoco se cumplen.
Todas estas falencias en el ámbito laboral repercuten sobre el trabajo que se realiza y las
trabajadoras. Por este incumplimiento de las normas las trabajadoras realizan funciones que no
les corresponden dejando de lado funciones a las que deberían abocarse. Esto hace que el
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trabajo pierda eficiencia y repercute en los cuidados de los pacientes y también en la profesión
misma, ya que se desdibuja la verdadera función que deberían realizar.
Asimismo estos vacíos que se dan en los Centros inciden negativamente en la salud y
autoestima de las trabajadoras.
La institución no considera lo expresado como riesgos que afectan a las trabajadoras, éstas
realizan sus funciones con una carga extra de trabajo. Esta carga la definimos como el conjunto
de requerimientos físicos y mentales a lo largo de su jornada laboral. Existe la carga física y la
carga mental. La primera se refiere a los esfuerzos físicos, a la postura de trabajo y la
manipulación. En cuanto a la carga mental, se debe tener en cuenta la información que el
trabajador tiene que procesar, incluidas las pausas y adecuar las tareas a sus propias capacidades
individuales. En los Centros que analizamos esta carga se presenta superando lo tolerable
convirtiéndose en sobrecarga laboral.
Como mencionamos, en ambas instituciones la mayoría de las trabajadoras son enfermeras,
algunas de ellas Licenciadas en Enfermería, otras Asistentes Geriátricas y otras auxiliares
cumpliendo funciones que no les corresponden y no cumpliendo las funciones para las que se
han formado. Ejemplo de esto es lo que manifestó el único trabajador que se desempeñaba como
mantenimiento y que ahora trabaja como auxiliar de enfermería a pesar de no contar con la
habilitación. Frente a la pregunta sobre su función, responde:
“auxiliar asistencial de pacientes, de integración y estimulación. Ordenanza e higiene integral
del establecimiento”; otra trabajadora responde que su función es “polivalente (todas las tareas
en general)” y una tercera empleada asumió ser “asistente geriátrica y limpieza”.
En las entrevistas hemos podido constatar que las trabajadoras del geriátrico muestran
agotamiento psico-físico emocional por la demanda de atención constante de los pacientes,
característico del síndrome de Bournout. Al aumentar la longevidad hay un crecimiento de las
enfermedades cognitivas, como el Alzheimer, demencia senil y otras que requieren atención
especializada para las cuales las asistentes geriátricas no reciben la capacitación permanente
necesaria. La institución no cuenta con todos los profesionales necesarios y se ven sobrepasadas
de trabajo tanto psicológico como físico. Al estar constantemente trabajando bajo esta presión y
trabajos que requieren grandes esfuerzos físicos las trabajadoras manifestaron tener problemas
músculo-esqueléticos, como tendinitis y hasta han sido operadas de columna debido a los
esfuerzos físicos. Así también otra trabajadora manifestó que su diabetes se agravó “por las
exigencias del trabajo”.
Es así que nos preguntamos ¿Cómo conciliar estas diversas tareas, como por ejemplo limpieza y
atención del paciente, para garantizar la salud integral de los pacientes? y lo que más interesa en
este trabajo: ¿Cómo llevar adelante tareas tan diversas, asumiendo roles que no corresponden,
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que enfrentan a las trabajadoras a situaciones que implica resolver problemas para las que no
tienen asistencia?
¿Cómo llevar adelante estas tareas si las enfermeras y asistentes geriátricas se encuentran
haciendo otras?
De acuerdo a la teoría que indagamos lo que sigue se relaciona con el problema de la
precariedad laboral. Es posible identificar que en los dos establecimientos de salud analizados,
el sufrimiento de los pacientes, los episodios agresivos y los ruidos, gritos, llantos, aplausos
repetitivos, que emiten los pacientes tienen como consecuencia el estrés, la sobrecarga mental y
exigencias mencionadas.
Por ejemplo la ecolalia, que es la tendencia a repetir de forma espontánea e involuntaria y
sistemática las últimas palabras pronunciadas por un interlocutor, es un fenómeno de "eco" que
se observa particularmente en personas con demencia o una alteración mental. En psiquiatría la
ecolalia está clasificada entre las estereotipias. Es una forma de comunicación verbal que se
observa por ejemplo en los niños autistas. A estos ruidos constantes están expuestas las
trabajadoras de los dos Centros de salud que analizamos y generan en ellas nerviosismo,
incertidumbre y desgaste emocional. En una de las entrevistas una de las auxiliares refiere:
“María grita y aplaude, pero ya la atendí, me acerco y le preguntó ¿qué te pasa, deseas algo?
¿Qué te duele? y en medio de los gritos y aplausos me acerco… y a continuación viene la
agresión física, insultos, patadas. La verdad no sé, yo no le hice nada. Me voy a casa pensando,
siento que estoy intolerante, a la defensiva… poca capacidad de entender, cansancio... no poder
saber afrontar la situación.”
Estas situaciones que surgen en el ámbito laboral, de riesgo físico, psíquico y mental, que
padecen las trabajadoras de salud, están relacionadas con la precariedad laboral, la
incertidumbre en que se trabaja y cómo afecta en la salud.
Existen diversos conceptos de precariedad laboral. Es un fenómeno de gran diversidad de
dimensiones: en el aspecto económico se deduce que precariedad es por los bajos ingresos,
suspensiones, despidos, reducción del salario, intensificación de la productividad, extensión o
reducción de las horas de trabajo, polifuncionalidad en las tareas.
Desde el aspecto legal jurídico, tipos de contratación que legalizan modalidades precarias de
inserción laboral, cumplimiento de las leyes, en los casos del trabajo clandestino y faltas de
medidas de seguridad e higiene en cuanto a las condiciones del medio ambiente del trabajo. En
estas dos dimensiones, de alguna manera institucionalizada, se legitiman las situaciones
precarias.
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La precariedad laboral se asocia a la inestabilidad laboral, pero lo trasciende. Como fenómeno
laboral y social, consiste en la vulnerabilidad de los trabajadores, consecuencia de las relaciones
que definen la continuidad y el control de su trayectoria profesional. Ello comporta un
incremento de la inseguridad y dependencia del trabajador o trabajadora, tanto en lo que se
refiere a la estabilidad del empleo como a la calidad de las condiciones de trabajo. La
precarización reduce la capacidad y autonomía de los trabajadores para planificar y controlar su
vida profesional y social, a la vez que se da una asimetría de las relaciones de poder entre
capital y trabajo que definen la relación laboral.
A una de las trabajadoras entrevistadas se le preguntó ¿Qué funciones realiza? y respondió:
“Soy auxiliar pero realizo multifunciones. Vienen y te informan que falta personal en la cocina
hoy. Yo necesito el empleo, si le digo que no, toman represalias. Sé que no me corresponde pero
lo hago, la situación está difícil para conseguir trabajo.”
Es posible ver que es un trabajo de riesgo constante, agotador por las cargas horarias y de
exposición al sufrimiento, por lo cual se presenta como trabajo insalubre de acuerdo a la ley
Nacional de Enfermería. La Ley Nacional de la Enfermería 24.004, es muy clara en el art. 24:
“A los efectos de la aplicación de normas vigentes que, para resguardo de la salud física o
psíquica, establecen especiales regímenes de reducción horaria, licencias, jubilación,
condiciones de trabajo y/o provisión de elementos de protección, considérense insalubres las
siguientes tareas de enfermería:
a) Las que se realizan en unidades de cuidados intensivos.
b) Las que se realizan en unidades neuropsiquiátricas.
c) Las que conllevan riesgo de contraer enfermedades infectocontagiosas.
d) Las que se realizan en áreas afectadas por radiaciones, sean estas ionizantes o no.
e) La atención de pacientes oncológicos.
f) Las que se realizan en servicios de emergencia.”
Los y las trabajadores de la salud están expuestos a conflictos o situaciones de violencia por
parte de los pacientes, familiares y entre el personal. Estas situaciones son desgastante,
estresante, como también los cambios de conducta de los pacientes propios de sus patologías
(retraso mental, esquizofrenia. hipotonía, epilepsias, psicosis, parkinson etc.) provocando en el
personal desgaste psíquico, físico y mental y agotamiento, modificando la salud de los y las
trabajadores y de su entorno en sus relaciones laborales y personales.
La concepción tradicional consideraba al trabajo como un castigo, el trabajador sufría
accidentes porque los provocaba el mismo. En estos accidentes laborales el empresario
responsabiliza al trabajador.
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Hoy entendemos que el trabajo es una necesidad, un derecho, un valor que dignifica a las
personas y por ello la prevención debería ser fomentada.
Según Dejours las malas condiciones de trabajo son fuentes de peligro para el cuerpo, como los
efectos de los vapores, de las presiones, de la temperatura, de los ruidos ambientales. En este
sentido podemos pensar a las agresiones, ruidos humanos, gritos, llantos, aplausos que se
presentan en los Centros de salud que describimos, como la sumatoria de las condiciones y
medio ambiente del trabajo y sus efectos nocivos sobre lo físico y psíquico de las trabajadoras.
Por su parte en el Centro de rehabilitación de discapacidad psicomotriz funciona en una casa
amplia no diseñada con criterios ergonómicos, teniendo en cuenta las necesidades de los
pacientes ni de sus trabajadoras.
Salud privada
Es posible afirmar que en los Centros de salud privados las normas de eficiencia, eficacia, y
rentabilidad delimitan también la prestación de servicios de salud como en cualquier empresa.
En este esquema los pacientes son clientes, consumidores, usuarios y las y los profesionales de
la salud deben velar por los intereses empresariales de la entidad que los contrata y ejercer una
mediación entre la empresa de salud y el enfermo para conservar sus trabajos. El paciente-
cliente posee exigencias propias de esta relación mediada por lo económico, como son los
reclamos por parte de familiares y de las autoridades por el costo “extra” que tiene la atención.
Así, pudimos notar estas tensiones en un debate donde se planteó el problema de higienizar o no
a un paciente cuando no hay recursos que deberían suministrar los dueños de los Centros. En
este caso particular se trataba del faltante de guantes, durante el turno noche, recurso
indispensable para proteger la salud de las trabajadoras y de los pacientes. La enfermera explicó
que no higienizo al paciente y delegó la responsabilidad en los dueños de dicha institución,
quienes acercaron el faltante después del reclamo. El debate giró en torno a si se debía
higienizar al paciente en el momento, por el riesgo que corrían a pesar de no tener los insumos.
Se reconocen posiciones encontradas entre realizar tareas de riesgo o no a pesar de la falta de
insumos pero sin tener en cuenta la base de la cuestión que es que los insumos no tendrían que
haber faltado. Esto da cuenta del problema moral que genera en el momento de decidir si
atender o no al paciente a pesar de todo. No atender al paciente aún sin recursos pareciera
convertir a los trabajadores en malos profesionales y personas deshumanizadas. Corriendo el eje
de la cuestión, pues la responsabilidad en la falta de insumos no es de las trabajadoras, sino de
quien gerencia los Centros. Así, entendemos que apoyándose en el humanismo de las
trabajadoras niegan responsabilidades.
También las trabajadoras comentan que en muchas ocasiones se les plantean los problemas
estrictamente laborales en términos que trasciende lo profesional y que lleva a las trabajadoras a
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un dilema. Así frente a situaciones como la relatada aparecen comentarios como: “Si fuera tu
familiar te gustaría que le hicieran eso”; “podría ser tu madre o tu hermana”.
Creemos que plantear las cosas en estos términos no beneficia a las trabajadoras, ya que no sólo
cargan con la responsabilidad de su tarea sino con resolver una encrucijada que planteada en
estos términos no se resuelve. Por esto, creemos que esta lógica empresarial se entrecruza con la
idea de paciente como un ser humano frágil y necesitado de compasión y de auxilio altruista y
humanitario y el deber moral de las enfermeras de estar dispuestas a cuidarlos a pesar de que las
condiciones laborales para desarrollar sus tareas no estén garantizadas. En este sentido, frente a
la pregunta de si “alguna vez te sentiste al límite de tus posibilidades en el trabajo”, una de las
trabajadoras responde: “Sí, pero siempre trate de dar lo máximo”
Estos preceptos se entrecruzan en el accionar diario de las trabajadoras de la salud generando
contradicciones y malestares. Esa contradicción y esfuerzo de hacer la tarea de manera lógica,
eficiente y acorde a la moral genera grandes tensiones y una elevada carga psíquica y mental,
que es fuente de fatiga, ansiedad y principalmente angustia.
Este es el marco general, el telón de fondo donde se desenvuelven las trabajadoras, pero
también lo es el escenario cotidiano que las enfrenta a la demanda constante, al sufrimiento y a
sus consecuencias. Si observamos el trabajo en geriátricos vemos que las trabajadoras son
vulnerables a presentar daños físicos y psicosociales al convivir, de forma cotidiana con
ancianos que en muchas ocasiones, tienen un gran deterioro en su salud. Como consecuencia,
sus reclamos de ayuda son constantes, en parte por sus limitaciones físicas, pero también por
carencias afectivas; por lo que el personal se siente superado por la sobrecarga física y mental,
llegando al agotamiento emocional. En este contexto, según Carrillo y Collado, surgen
diferentes cuestiones: apatía, distanciamiento afectivo, intolerancia, irritabilidad, insatisfacción,
frustración, pérdida de capacidad de disfrute, pesimismo y negativismo, entre otros, en el plano
emocional. En cuanto a lo conductual, aparece ausentismo laboral, conductas violentas,
dificultad de concentración, deseos de abandono del trabajo, reacciones de defensa y evasión de
responsabilidades. También se ve afectado lo social: situaciones de conflicto en las relaciones
con compañeros de trabajo, con directivos y aislamiento social.
Son estos algunos de los problemas que las trabajadoras de la salud de los Centros enfrentan a
diario. Como mencionábamos anteriormente, habría un marco general donde se plantean
problemas estrictamente laborales en términos personales o que trasciende lo profesional y que
lleva a las trabajadoras a un dilema; y por otro lado, se presenta como específico y recurrente en
estos Centros de salud, la referencia a trabajar con el dolor y el padecimiento de un ser humano.
Dentro de las problemáticas indagadas, la agresión y el enfrentamiento con el sufrimiento son
las más recurrentes. Las agresiones son visibles y manifiestas pero las consecuencias de estar en
contacto con el sufrimiento de los pacientes no se reconocen tan fácilmente. Los estudios
realizados, toman como medio ambiente del trabajo “al lugar donde se lleva a cabo el proceso
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de trabajo” y donde pueden haber riesgos o contaminantes físicos, químicos, biológicos,
factores tecnológicos y de seguridad. En cuanto a lo relacionado con ruidos y la exposición de
los trabajadores a los mismos, solo el ruido de la industria y la metalúrgica han sido
debidamente estudiados. Para estas tareas se han perfeccionado las medidas de seguridad e
higiene para preservar la salud de los trabajadores. Sin embargo, nos planteamos qué sucede en
el área de la salud con las voces, ruidos, llantos y la exposición constante al sufrimiento. Lo que
se escucha son los ruidos del dolor, del sufrimiento de los pacientes. Esta exposición, a la que se
ven enfrentadas las enfermeras y asistentes geriátricos es posible considerarla como un factor de
riesgo en la salud de las trabajadoras, si se reconoce como un factor de riesgo del ambiente de
trabajo que rodea. Entre el ambiente y el trabajador existen interacciones que pueden causar
daño a la salud de los trabajadores, provocando consecuencias psicológicas. La exposición a los
diversos sonidos que emiten los pacientes debido a sus dolencias es una constante propia del
ambiente de trabajo de estos Centros.
También surge de las entrevistas, otras aristas que son parte de lo que significa ser trabajadora
de la salud, en el ámbito privado. Con respecto a los familiares de los pacientes en relación a los
empleados, en general el trato es cordial al principio, ya que el residente cuando ingresa
atraviesa una etapa de duelo, al tener que dejar su lugar e integrarse a uno nuevo con personas
que no conoce. Necesita del apoyo de su familia y de los asistentes quienes le brindan toda la
contención necesaria para su adaptación, teniendo en cuenta su estado de salud física y
emocional, y teniendo en cuenta también que la institución carece de profesionales que le
brinden dicha atención. Por ello los familiares se apoyan mucho en las trabajadoras. Luego en
una segunda etapa se abren dos caminos: están aquellos familiares que responden a las
necesidades de los pacientes y de la institución y otros que se alejan de ella y por ende de la
institución por diversos motivos. Como ésta institución es privada y el familiar debe ocuparse
de proveerle la medicación que necesite el paciente, al igual que todos los insumos de uso
personal, le impide eludir al familiar su obligación de ir a la institución. Estas situaciones
sumadas a otras como el malestar que sienten cuando se le solicita dichos insumos porque se le
terminaron antes del tiempo que ellos preveían, al no poder negarse, como desahogo, ya sea por
el gasto extra que ellos esperaban o por el tiempo que demanda, lo expresan a través de la
disconformidad con la atención que se le brinda al residente; tanto más cuando hay un aumento
en la cuota del mes, ya que muchas veces los dueños de la institución esgrimen que los
incrementos de las cuotas se deben a los aumentos salariales.
En este contexto y a los ojos de los familiares, terminan siendo las trabajadoras las culpables de
dichos incremento de cuota. Esto causa tensión en el ambiente familiar-empleado, desvirtuando
la realidad, que en muchas ocasiones es que él empleador aumenta la mensualidad porque
económicamente lo que venía cobrando dejó de redituarle. Los familiares ante la impotencia de
no poder evitar dicho aumento exigen con mayor presión a los empleados, dejando a un lado la
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gratitud que le tenían hasta ese momento. Este desequilibrio en las relaciones también afecta el
vínculo entre los empleados y sus superiores, porque ellos saben que son utilizados como
caballitos de batalla para lograr sus propósitos sin tener en cuenta que obstaculizan el trabajo de
los asistentes y los expone a los malos tratos por parte de los familiares.
Toda esta realidad repercute en los pacientes porque muchas veces superadas por dichas
situaciones, las empleadas descargan su frustración en ellos, olvidando la problemática del
paciente. La relación trabajadora de la salud-paciente se ve negativamente influenciada por
estos avatares de los Centros de salud privada. Muchas veces las trabajadoras se sienten
responsables y culpables, cuando en el caso de suba de cuota o falta de insumos, el responsable
es el dueño de los Centros. Por ello sostenemos que las empleadas trabajan bajo una constante
sobrecarga porque además de desarrollar su labor atendiendo personas vulnerables con variados
niveles de dependencia y presencia de problemas psicológicos, también deben ser tolerantes
con los familiares y sus superiores. Esto implica la posibilidad de experimentar el Síndrome de
Burnout, popularmente conocido como el síndrome de estar quemado pero cuya traducción más
ajustada a su significado sería el “síndrome de estrés laboral asistencial”, ya que surge por el
trato continuado con personas que demandan ayuda de forma constante. En el caso particular
del asistente geriátrico está constantemente atendiendo al residente, ya que cumple con la
función establecida por el Convenio Colectivo de Trabajo 122/75 en su artículo séptimo, inciso
catorce de “efectuar la limpieza o higiene de las habitaciones, muebles y demás dependencias,
servir, suministrar alimentos, ropa limpia, cuidar a los ancianos, vestir e higienizar a los
mismos, suministrarles los medicamentos y efectuarles las curaciones necesarias”. Las
trabajadoras con respecto a esta relación sufren la exposición a las reacciones de los pacientes
no solo físicas, sino también verbales producto de su estado mental. Los más frecuentes son:
gritos constantes, reiterados llamados de atención, agresividad verbal, etc., agravando la carga
mental del trabajador. Este ambiente de trabajo que perdura en el tiempo causa en las
trabajadoras situaciones de estrés y se multiplican los riesgos, ya que, están propensas a padecer
tensiones en forma inconsciente y prolongada.
Como recién mencionábamos, este estado anímico es uno de los factores que genera el llamado
síndrome del “quemado” como consecuencia de la frustración frente a la cotidianeidad de tratar
el dolor o la angustia de los pacientes. Trabajar con estas tensiones y bajo los efectos de estas
polifonías de voces tiene como consecuencia la hipertensión, irritabilidad, nerviosismo, baja
autoestima, sentimiento de impotencia y resignación.
En el caso del Centro geriátrico, la organización del trabajo actual pareciera no contribuir a
disminuir la presión con la que trabajan las asistentes, ya que sienten que la demanda constante
de atención es mucha y se les impone el cumplimiento de objetivos en tiempos determinados e
insuficientes produciendo altos ritmos de trabajo viéndose obligadas a reducir el tiempo de
descanso que disponen.
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Padecer de agresiones y oír constantemente sonidos de dolor y sufrimiento genera ansiedad,
angustia, irritabilidad que muchas veces, según lo expresan, las lleva a modificar el carácter. Las
entrevistadas mostraron preocupación por no saber afrontar y no saber resolver en algunos casos
el problema y que muchas veces sienten miedo de recibir agresiones físicas.
Por otro lado, las enfermeras y asistentes geriátricas deben enfrentarse a las acusaciones de los
directivos a causa de las agresiones. Al respecto, una de las trabajadoras dijo que “la mayoría de
las veces interpretan en contra de nosotras”.
Las trabajadoras sufren acusaciones por incumplimiento o “mal cumplimiento” de tareas y
reciben amonestaciones, llamados de atención (apercibimiento, suspensión y cancelación de las
tareas). Esto provoca malestar, incertidumbre en la relación laboral, manifestando angustia y
miedo a quedar despedida.
Respecto a las acusaciones por parte de los directivos, el Ministerio de Trabajo y el Sindicato
defienden los derechos de los trabajadores y prevén los riesgos o accidentes laborales. De
alguna manera están protegidos, pero no todos. Hay personal de los Centros que desconocen sus
derechos y obligaciones y este desconocimiento lleva a que las autoridades dueñas de los
Centros se aprovechen y las trabajadoras silencien sus reclamos.
El padecimiento de cansancio emocional, trae consigo, frecuentemente, una deshumanización
defensiva, manifiesta en conductas despersonalizadas. En el cuerpo manifiesta dolores de
cabeza, dolores músculo esqueléticos (lumbares), alteraciones cardiocirculatorias, problemas
respiratorios, alteraciones del sueño, alteraciones gastrointestinales, etc.
Es evidente que las condiciones, el medio ambiente y la organización del lugar de trabajo
inciden en la salud de los trabajadores. Por ello es importante detectar los factores de riesgos
laborales que provocan estas respuestas fisiológicas, cognitivas-afectivas y conductuales en las
trabajadoras y dar cuenta que esto también se relaciona con la precariedad laboral.
1. Conclusiones y consideraciones finales
Hemos podido observar que la convivencia de las enfermeras y las asistentes geriátricas con los
diferentes riesgos que hemos mencionado, ha generado a lo largo del tiempo alteraciones en sus
adaptaciones laborales, personales, altos niveles de ansiedad y un sentimiento de incapacidad
para sobrellevar esas problemáticas.
Creemos que es importante adoptar medidas preventivas que no afecten la salud de las
trabajadoras que utilizan como herramienta de trabajo su propio cuerpo corriendo el riesgo de
padecer diversos trastornos poniendo en riesgo constante su propia salud.
Para que ello no ocurra se deben idear e implementar diferentes formas de organizar los tiempos
de trabajo, contar con más profesionales para que las tareas y responsabilidades sean mejor
distribuidas y deben exigirse las condiciones óptimas de trabajo tanto en lo ergonómico, como
en lo tecnológico, económico y organizacional.
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Consideramos que podemos generalizar este análisis a las diferentes instituciones de salud
privadas que cuenten con trabajadores y trabajadoras enfermeras/os y/o asistentes y seguir
pensando y buscando soluciones conjuntas. Pero pensamos también que es necesario tener en
cuenta la particularidad de la organización del trabajo y las personas que trabajan en cada
institución única. Solo así se podrá llevar adelante medidas y acciones efectivas generales.
Las dimensiones analizadas (la conformación de equipos de salud; los riesgos psicosociales
específicos de la profesión de enfermera y asistente; y la relación paciente-cliente propia de las
instituciones de salud privadas) están íntimamente relacionadas con la precariedad laboral.
La no conformación de los equipos de salud necesarios responde a una lógica de minimizar
costos, maximizar la ganancia empresarial perjudicando la atención y salud de los pacientes y la
salud de los y las trabajadores.
Hemos visto que el medio ambiente influye en la salud del trabajador y por esto es importante
considerar que a la hora de pensar soluciones para mejorar, no hay que dejar de tener en cuenta
lo que el medio ambiente de trabajo incluye.
Si la salud es una cuestión de los gobiernos como lo afirma la OMS, creemos que es necesario
que la legislación incluya no sólo establecimientos de salud pública sino, al ámbito privado.
Particularmente, las CyMAT no están reguladas en los Centros de salud privados como en el
ámbito público (Ley 14.226 Comisión mixta de salud y seguridad en el empleo público –
14.408).
El trabajo no produce sufrimiento, sino que son los elementos que interactúan en relación a la
organización del trabajo, es decir, de qué manera se trabaja, cuántos trabajan, en qué
condiciones y con qué recursos cuentan. En esto deberían focalizarse las demandas para
mejorar.
La precariedad laboral en las enfermeras y asistentes geriátricas que se han entrevistado sigue
siendo un sentimiento de explotación. Se lo vive de un modo individual, experimentando un
fuerte sentimiento de injusticia que no conduce al deseo de organizarse colectivamente, aunque
todas tengan el mismo problema.
Los empresarios de la salud quieren minimizar costos con la salud de las trabajadoras pero se
gasta más en el pago de los salarios durante la enfermedad que si se invirtiera más en medidas
de salud y seguridad en el trabajo y se reorganizará la forma de trabajo.
1. Propuestas
Esta investigación realizada en los establecimientos privados de la salud, según los instrumentos
utilizados en la búsqueda de recopilación de datos, se identificó que las condiciones laborales de
las trabajadoras y los riesgos psicosociales que identificamos en el ámbito laboral, están
dañando la salud integral las trabajadoras.
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Proponemos para mejorar las condiciones laborales, las siguientes recomendaciones:
Fomentar el apoyo entre los trabajadores y sus superiores en la realización de las tareas;
por ejemplo, potenciando el trabajo en equipo y la comunicación efectiva. Ello puede
reducir o eliminar la exposición al bajo apoyo social y bajo refuerzo.
Dar lugar a la aplicación de los conocimientos y habilidades y para el aprendizaje y el
desarrollo de nuevas habilidades; por ejemplo, a través de la eliminación del trabajo
estrictamente pautado. Ello puede reducir o eliminar la exposición a las bajas
posibilidades de desarrollo.
Buscar la autonomía en la realización de las tareas y así potenciar la participación
efectiva en la toma de decisiones relacionadas con los métodos de trabajo. Ello puede
reducir o eliminar la exposición a la baja influencia.
Exigir el respeto y el trato justo a las personas, proporcionando salarios justos, de
acuerdo con las tareas efectivamente realizadas y cualificación del puesto de trabajo;
garantizando la equidad y la igualdad de oportunidades para todos. Ello puede reducir o
eliminar la exposición a la baja autoestima.
Fomentar la claridad y la transparencia organizativa, definiendo los puestos de trabajo,
las tareas asignadas y el margen de autonomía. Ello puede reducir o eliminar la
exposición a la baja claridad de rol.
Exigir la estabilidad en el empleo y en todas las condiciones de trabajo (jornada, sueldo,
etc.), evitando los cambios de éstas contra la voluntad del trabajador. Ello puede reducir
o eliminar la exposición a la alta inseguridad.
Proporcionar toda la información necesaria, adecuada y a tiempo para facilitar la
realización de tareas y la adaptación a los cambios.
Adecuar la cantidad de trabajo al tiempo que dura la jornada a través de una buena
planificación como base de la asignación de tareas. Ello puede reducir o eliminar la
exposición a las altas exigencias cuantitativas.
Crear un espacio de reflexión conjunta para que cada grupo o colectivo de trabajo logre:
romper con la racionalidad de lo cotidiano expresarse y hacer conscientes esas
ideologías defensivas y sus causas, elaborar estrategias que le permitan mejorar sus
condiciones de trabajo y así eliminar las fuentes de sufrimiento.
Capacitación para adquirir capacidad de escucha. La capacitación adecuada podría
contribuir a detectar correctamente las causas que desencadenan las actitudes y los
sonidos que emiten los pacientes, que no siempre refieren al sufrimiento o a algo malo.
Poder identificar las causas correctas puede contribuir a accionar mejor.
Contención. Formación de grupos de atención y contención de los y las trabajadores en
cada Centro de salud.
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Consideramos fundamental llevar adelante programas de capacitación sobre los riesgos
laborales y los daños que se producen en los ámbitos de salud privados. Esto podría contribuir a
realizar una serie de dispositivos y poder realizar cambios.
Proponemos y apostamos al conocimiento y la formación de los y las trabajadoras de la salud
para encontrar estrategias para la resolución de problemas.
Las prácticas educativas se introdujeron en el proceso de trabajo, para proponer cambios de
mayor impacto. Estas acciones van encaminadas al concepto de Freire “educación permanente”,
como aprendizaje en el trabajo, donde el aprender y el enseñar se incorporan al cotidiano de las
organizaciones, principalmente en relación a la propuesta de tornar al profesional un ser
problematizador. Conocer, aprender y trabajar deben ir de la mano.
Hoy por hoy la educación continua se desarrolla conforme los objetivos de la institución, es
realizada en el ambiente de trabajo, y viene aconteciendo de forma tradicional, no valorando los
saberes preexistentes y la construcción de nuevos conocimientos basados en las experiencias. La
“educación permanente” plantea la intención de cambios en la formación y en el desarrollo
profesional, el contenido a ser estudiado emerge de situaciones vivenciadas por los trabajadores,
y articula esferas como la gestión, los servicios de salud, las instituciones de enseñanza y
órganos de control social.
La Educación Permanente trabaja de forma multiprofesional, busca una práctica
institucionalizada, tiene por objetivo la transformación de prácticas técnicas y sociales, la
periodicidad es continua, se fundamenta en la pedagogía centrada en la resolución de
problemas, donde el resultado es el cambio institucional, la apropiación activa del saber
científico, fortaleciendo al equipo de trabajo. Es un proceso permanente que promueve el
desarrollo integral de los profesionales del sector, empleando situaciones más apropiadas para
alcanzar el aprendizaje significativo. Las capacitaciones y formación debe considerar las
necesidades de los y las profesionales del sector de trabajo, de la institución y la innovación
tecnológica.
Educarnos permanentemente en los términos que nos propone Freire implica fomentar y llevar
adelante espacios de problematización, reflexión, diálogo y construcción de consensos y así
transformarnos y lograr un aprendizaje significativo, poder valorizar el trabajo como fuente del
conocimiento.
La Educación Permanente trabaja en la perspectiva de la transformación, participa del desarrollo
de las acciones de enseñanza de servicio, considera las singularidades, necesidades de
formación y desarrollo para el trabajo en salud, fortaleciendo la atención integral a la salud.
La Educación Permanente surge como una exigencia en la formación del sujeto, buscando
características como: autonomía y capacidad de aprender, basándose en el aprendizaje continuo,
en lo que atañe a la auto-mejora y a la busca de competencia personal, profesional y social.
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Este autor también incluye la “educación de servicio” como práctica educativa integrada en el
proceso de educación en el trabajo, definiendo la misma como un proceso a ser aplicado en las
relaciones humanas, del trabajo, objetivando el desarrollo de la capacidad cognitiva,
psicomotoras y relacionales, así como el perfeccionamiento ante la evolución tecnológica,
contribuyendo de esta manera a la valorización profesional e institucional.
Y además, "La educación de servicio objetiva el desarrollo profesional, fortaleciendo los
servicios de los profesionales más capacitados para el trabajo", es decir, es práctica inherente al
proceso de trabajo, compuesta por acciones educativas en el ambiente de trabajo para hacer que
el profesional consiga relacionar lo que le está siendo transmitido a su práctica diaria.
Se destaca que estos tres tipos de educación descriptos pueden incentivar la transformación
personal y profesional de los y las trabajadores, salvando las dificultades existentes en la
realidad de la enseñanza de los enfermeros, pensando en una enfermería con objetivos
colectivos que deben ser alcanzados por todos los integrantes del equipo.
A partir de las definiciones anteriores, vimos la importancia de la educación en la enfermería y
en los puestos que requieran el cuidado de pacientes y principalmente cómo esos conceptos se
complementan e interactúan entre sí. Sin embargo, es importante aclarar que todo proceso
educativo no tiene un fin en sí mismo sino que es un proceso inacabado.
2. Referencias bibliográficas
NEFFA Julio (1988) “¿Qué son las condiciones y medio ambiente de trabajo? Propuesta
de una nueva perspectiva” Área de Estudios e Investigaciones Laborales/SECYT -
CEIL/CONICET - CREDAL/CNRS – Humanitas. Buenos Aires.
NEFFA Julio (1988) “¿Qué son las condiciones y medio ambiente de trabajo?
Propuesta de una nueva perspectiva” Área de Estudios e Investigaciones
Laborales/SECYT - CEIL/CONICET - CREDAL/CNRS – Humanitas. Buenos Aires.
INFORME DEL COMITÉ MIXTO DE LA OIT/OMS SOBRE MEDICINA DEL
TRABAJO FACTORES PSICOSOCIALES EN EL TRABAJO: Naturaleza,
incidencia y prevención
LEGISLACIÓN http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/220000-
224999/222030/norma.htm
http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/electivas/0
67_psico_preventiva/cursada/teoricos/clase_desgaste_laboral.pdf
Organización Internacional Trabajo httptp://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---
americas/---ro-lima/---sro-san_jose/documents/publication/wcms_227402.pdf Género,
salud y seguridad en el trabajo Hoja informativa.pag.3,4,5.
21
RIESGO PSICOSOCIAL Equipo Técnico de Trabajo Decente de la OIT para
América Central, Haití, Panamá y República Dominicana
www.oit.or.cr
LEY DEL EJERCICIO DE ENFERMERÍA NACIONAL, Ley 24004 (art. 24)
o insalubridad en salud.
Resolución 47/2001-Normas de Categorización de Establecimientos y Servicios
de Rehabilitación e incorpórase las mismas al Programa Nacional de Garantía de
Calidad de la Atención Médica.
PSICOPATOLOGÍA DEL TRABAJO, Dejours. p. 24. Christophe Dejours es
psiquiatra y psicoanalista, profesor titular de la cátedra Psicoanálisis-Salud-Trabajo en
el Conservatoire National des Arts et Métiers. Isabelle Gernet es psicóloga clínica,
profesora en la Universidad Paris-Descartes, Sorbonne-Paris-Cité, Laboratoire de
Psychologie Clinique et Psychopathologie
(EA 4056) y miembro del equipo de investigación “Psicodinámica del trabajo y de la
acción” del CRTD-CNAM.
RIESGO PSICOSOCIAL Fuente: Adaptado de Enciclopedia de
Salud Seguridad en el Trabajo de la OIT.
Educación Permanente, Continuada y de Servicio, Desvelando sus conceptos
http://rpsico.mdp.edu.ar/jspui/bitstream/123456789/126/1/06.pdf
(Gollac, 2011).
Organización Mundial de Salud -OMS- adopta en su Programa
Mundial sobre el Envejecimiento.