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2 Domicilio Desconocido ODRADEK ODRADEK Domicilio Desconocido 3 Nota de reclamo íctima de una de esas lluvias que por varias semanas insistieron en agarrarla Vdesprevenida, Betty entró a la Biblioteca con la cartera aferrada al pecho, el rímel un poco corrido y una media sonrisa culposa. Y después de deshacerse de la bolsita transparente con la que había intentado proteger inútilmente el brushing recién hecho, explicó otra vez la seguidilla de olvidos de paraguas que la había dejado a la intemperie por el resto de la temporada. Mientras el único socio presente en la Sala de Lectura miraba por la ventana el final del chaparrón, Betty se acomodó en su escritorio y sacó del cajón del medio, con una displicencia demasiado impostada, una libretita negra repleta de su caligrafía prolija y apretada. Y avanzando muy despacio de una página a otra, se ocupó por un par de horas de completar los pocos blancos que quedaban, con una voluntad hecha a fuerza de evidente horror vacuo. A la hora del cierre, y con el tecito ya en la mano, Betty levantó la vista de las hojitas repletas y comentó lo lejana que parecía la tormenta. Y sin decir “agua va” se lanzó con la enumeración caótica de las cosas que esperaban en una caja etiquetada como “objetos perdidos”, que estaba en el depósito y que debería llamarse, si uno consideraba la estricta circunstancia que los había hecho convivir originalmente, de “objetos encontrados”. Y me contó además, de la diferencia entre lo que puede preferirse dejar olvidado, y de los riesgos que entrañaba devolver o reclamar algunas cosas, y de los momentos raros pero lúcidos en los que se tiene la certeza de que querer recuperar algo es más costoso que buscar un sustituto. María Martha GIGENA esinformado, falaz, insidioso, ignorante y mala leche. Así es el contenido del artículo que nuestro D colega M. Quintero publicara en Odradek de enero (nº 30) acerca del cantautor más interesante que ha dado la Argentina en las últimas dos décadas. Zambayonny (que así se escribe) no es solamente un singular talento 100% venido del interior del país (Bahía Blanca, dato que refuta una de las acusaciones de Quintero) sino también el más creativo a la hora de maridar lo soez con lo profundo. Imperdonable error el juzgar sus creaciones por el simple uso de un vocabulario cotidiano que, lejos de ser emparentable con el Rodolfo Zapata citado en el artículo de marras, no es sino un trampolín para reflexionar sobre lo absurdo de la existencia actual, el desamor, la vacuidad y lo que de verdad debería movernos en la vida. Allí están, para quien quiera disfrutarlas, las geniales “Tres cosas de la vida” y “Yo los considero mis hermanos”. Ennumeración de trilogías en la primera, con la certeza irrefutable de que en esta vida “tenés que elegir, mi amor, todo no se puede tener”. Listado de perdedores y mediocres a los que de seguro pertenecemos –aunque nos duela - en la segunda. Hermanados con el autor que se asume como una más de las millones de almas que el sistema regurgita, por defectuosas, día a día. Si la crítica a cierta progresía que compone parte del público actual de Zambayonny –ahora que es carne de los medios masivos- no es del todo incorrecta, tampoco es, sin embargo, responsabilidad del artista sino más bien de la manera en que se lo difunde. Quintero asume en su crítica la misma postura que aquello que denosta: incompresión e intolerancia hacia una manera no intelectualizada de hablar de lo que cuenta a la hora en que se apagan las luces, se duermen los trenes, se acaba el vino y se van las putas. Para escribas como él, Zamba se lamenta: “qué cagada, no entienden nada”. Adrián DRUT Nota: Las letras y canciones de Zambayonny – así como también el material audiovisual de este artista mayúsculo - pueden encontrarse en Internet en su sitio web : http://zambayonny.wordpress.com/ Nota del Editor: conociendo el temperamento de Quintero, y viendo las grietas que el texto aquí presentado deja para una futura respuesta, proponemos a los contendientes proseguir el intercambio de ideas utilizando el blog de Odradek (www.odradek- odradek.blogspot.com). También invitamos a participar a quienes se quieran sumar ya sea a favor o en contra del pelotudo éste de Sambayoni. Yo lo considero mi hermano. i dios es negro, bisexual y estúpidamente M joven, diecinueve añitos. Escuché el comentario a media voz de una señora entrada en carnes, que almorzaba en la mesa contigua de un restorán con precios para clase media. Te va a servir de poco, aunque nunca se sabe , pensé divertido y mi propio pensamiento me resultó refrescante, tanto, que la señora del comentario, a quien tenía de frente, como si me hubiera leído la conciencia, dio vuelta la cara poniendo gesto de asco, no por la comida, supongo, porque siguió la masticación, pero tampoco podría afirmarlo. Engullendo milanesa a la napolitana con ensalada de tomate, huevo y cebolla, pensé después: si Dios existiera o existiese..., y me quedé ahí, digo, dándole vueltas a ese pensamiento. Al empujar el prominente bolo alimenticio con un trago de borgoña, saqué mi pequeña conclusión apresurada: siempre es mejor confiar que sí existe, sentirse inferior y, de paso, demandar ayuda. Lo demás no sirve, me convencí, cuanto más insignificante se sienta o le hagan tragarse que es a la persona, con mayor fervor aceptará la existencia de alguien superior, y hasta se exaltará por las bondades de una licuadora. Obviamente, escrutando a la señora, insistí con el pensamiento: nunca se sabe, quién te dice..., y generé mi oportunidad invitándola con la mente, mediante la repetición, a que me volviera a mirar. Entonces le guiñé un ojo con mi mejor jeta de lagarto al sol, pero me vi sorprendido en mi buena fe, ya que la señora entrada en carnes me sonrió con una sonrisa libidinosa, como si en lugar de estar mirando mi fea jeta de lagarto, estuviera o estuviese admirando un enorme postre helado hecho de crema pastelera recubierto de chocolate. Sergio FOMBONA abía, otra vez, que mostrar simpatía. Sonría, el cliente la mira. Sí, avanzaba resuelto hacia H ella. –¿Qué se le ofrece? No puedo creer que sea verdad, que pueda elegirte. Ella se dió cuenta de que un rubor le alteraba el semblante que había compuesto con esmero, para afrontar las horas de trabajo. Dijo sí, lo que quiera(s). La “s” era una promesa. El encargado escuchaba como un director de teatro burlado por una actriz que se empeñaba en salirse del libreto. No podía intervenir porque sería peor. No podía, ella había avanzado por su cuenta: pasame a buscar a la salida –fue lo último que escuchó. Espero que no me cueste mucho, susurró el cliente, como si hablara con una puta...con una trabajadora sexual. Ya en Las Violetas, entre vitrales y espejos, ella dijo que le cobraría pero que no era una trabajadora sexual. En la cama no le gustaba hacer nada, le gustaba que le hicieran todo. -¿Todo? –indagó la voz. Ella respondió que ya desnuda no tenía prejuicios ni deberes. -Ni papeles, agregó la voz con una ironía irritada. Ella no podía detener la deriva resuelta de sus palabras, tampoco podía volver al trabajo y enfrentar el enojo del encargado. Le hacía recordar al padre. Y a la madre. Y a un bombero vecino. Le dijo al cliente un nombre cualquiera. -¿Solamente María? Sí, solamente María. Entonces, retrucó el cliente, solamente Mario. Pactado el precio llegaron al Albergue Transitorio, sin papeles, prejuicios ni deberes. María se comportó como una virgen, Mario se puso a realizar el milagro de provocarle algún deseo que le hiciera apartar la mirada del televisor donde dos mujeres, justamente, le hacían de todo a un hombre inmóvil extendido en la cama como estaba ella. Por fin, ella aleteó con sus muslos y suspiró con alegría. ¡No estoy pintado!, soy un hombre y tengo derecho a vivir de una mujer si la protejo. Quizá Mario era un santo, porque le dijo que aunque no era joven inventaría algún servicio sexual para mujeres maduras que exigen su derecho al sexo, aunque la experiencia misma las tenga sin cuidado. Y así, como una cosa resuelta, estuvieron siempre juntos y el horizonte de la penuria desapareció. Mario era dulce, la acompañaba a comprar a su antiguo trabajo. María era feliz al poder humillar, una y otra vez, al encargado. Nunca quisieron saber sus nombres. Cuando no querían llamarse María y Mario, en perfecta reciprocidad se llamaban con la palabra encanto. Encanto tocame aquí, encanto date vuelta para allá. Germán GARCIA Como una cosa resuelta a gente de MDS es muy fiel al lugar. Diría importante en la trama de esta historia) le había que casi casi son fanáticos que han avisado de nuestra estancia. C. -me había dicho establecido una especie de tácito pacto alguna vez K.- no quiere a ninguno de los L de eterno retorno. O sea, todos se conocen habitantes permanentes de MDS y nadie aunque no se saluden; cada uno sabe que al tampoco quiere a C. Es un odio mutuo, verano siguiente las caras del lugar serán sostenido por el tiempo y la indiferencia. Eso reconocibles. Por eso, el año en el que Coco también lo sorprendió a Coco. puso un pie en esas playas, algo pareció salirse Otro de los protagonistas del lugar es L., un de lugar. hombre alto, también canoso como C., de lentes Coco es una persona naturalmente curiosa. y pocas palabras. L. trabaja en la despensa y se Todo para él es objeto de pregunta, de encarga del reparto de mercadería, aunque a interrogación, de duda. Y qué mejor lugar para veces también atiende el sector carnicería, el la intriga que ese pueblo costero misterioso. kiosco y la línea de cajas. L. sabe dónde uno se Porque hay un par de personajes que no hospeda sin necesidad de más de dos o tres pasaron inadvertidos para Coco. Uno de ellos es datos básicos: “casa blanca, postigos azules”, C. por ejemplo. Es una especie de baqueano, de C. (no voy a dar nombres porque temo cuáles topógrafo de MDS, y yo creo que la gente sean las consecuencias) es en realidad una menosprecia el verdadero talento de L. mujer de unos cincuenta y tantos años, que Confieso que a mí es uno de los personajes que harta de la vida en Buenos Aires y enamorada más confianza me inspira, hasta diría que le de un hombre un tanto aventurero, decidió tengo cariño. No así Coco. dejar todo e instalarse en este pueblo al que no L. es empleado de los hermanos G., dueños de hay día que no deje de maldecir. Aquí se dedica casi todos los negocios del lugar. No solamente a hacer budines, cuya venta aumenta tienen la despensa los G., sino que también es ostensiblemente en verano, aunque durante el suya la ferretería y el único restaurante que está resto del año los ofrece en una ciudad cercana. sobre la playa. Cabe aclarar que no hay mucho Yo suelo comprarle budines a C. y Coco también más que eso en el pueblo, por eso, según Coco, lo hizo apenas la conoció. los hermanos G. han establecido un monopolio La primera vez que Coco vio a C. le impactaron con ribetes delictivos en MDS. Y esa hipótesis - su delgadez, sus canas y el color de la piel cuya verificación será objeto de nuestros curtida por el aire de mar. Ella llegó a la casa en próximos relatos- fue lo que convirtió a Coco en bicicleta y como un espectro golpeó a la puerta el DETECTIVE COCO LOCO. para ofrecer sus tortitas. En realidad no llegó Vanesa PAFUNDO porque sí, sino porque K. (alguien muy Coco loco Pienso y luego insisto “Tipos”-Miguel FLORIO

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Domicilio DesconocidoODRADEK ODRADEKDomicilio Desconocido

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Nota de reclamo

íctima de una de esas lluvias que por varias semanas insistieron en agarrarla Vdesprevenida, Betty entró a la Biblioteca

con la cartera aferrada al pecho, el rímel un poco corrido y una media sonrisa culposa. Y después de deshacerse de la bolsita transparente con la que había intentado proteger inútilmente el brushing recién hecho, explicó otra vez la seguidilla de olvidos de paraguas que la había dejado a la intemperie por el resto de la temporada. Mientras el único socio presente en la Sala de Lectura miraba por la ventana el final del chaparrón, Betty se acomodó en su escritorio y sacó del cajón del medio, con una displicencia demasiado impostada, una libretita negra repleta de su caligrafía prolija y apretada. Y avanzando muy despacio de una página a otra, se ocupó por un par de horas de completar los pocos blancos que quedaban, con una voluntad hecha a fuerza de evidente horror vacuo. A la hora del cierre, y con el tecito ya en la mano, Betty levantó la vista de las hojitas repletas y comentó lo lejana que parecía la tormenta. Y sin decir “agua va” se lanzó con la enumeración caótica de las cosas que esperaban en una caja etiquetada como “objetos perdidos”, que estaba en el depósito y que debería llamarse, si uno consideraba la estricta circunstancia que los había hecho convivir originalmente, de “objetos encontrados”. Y me contó además, de la diferencia entre lo que puede preferirse dejar olvidado, y de los riesgos que entrañaba devolver o reclamar algunas cosas, y de los momentos raros pero lúcidos en los que se tiene la certeza de que querer recuperar algo es más costoso que buscar un sustituto.

María Martha GIGENA

esinformado, falaz, insidioso, ignorante y mala leche. Así es el contenido del artículo que nuestro D

colega M. Quintero publicara en Odradek de enero (nº 30) acerca del cantautor más interesante que ha dado la Argentina en las últimas dos décadas. Zambayonny (que así se escribe) no es solamente un singular talento 100% venido del interior del país (Bahía Blanca, dato que refuta una de las acusaciones de Quintero) sino también el más creativo a la hora de maridar lo soez con lo profundo.Imperdonable error el juzgar sus creaciones por el simple uso de un vocabulario cotidiano que, lejos de ser emparentable con el Rodolfo Zapata citado en el artículo de marras, no es sino un trampolín para reflexionar sobre lo absurdo de la existencia actual, el desamor, la vacuidad y lo que de verdad debería movernos en la vida. Allí están, para quien quiera disfrutarlas, las geniales “Tres cosas de la vida” y “Yo los considero mis hermanos”. Ennumeración de trilogías en la primera, con la certeza irrefutable de que en esta vida “tenés que elegir, mi amor, todo no se puede tener”. Listado de perdedores y mediocres a los que de seguro pertenecemos –aunque nos duela - en la segunda. Hermanados con el autor que se asume como una más de las millones de almas que el sistema regurgita, por

defectuosas, día a día.Si la crítica a cierta progresía que compone parte del público actual de Zambayonny –ahora que es carne de los medios masivos- no es del todo incorrecta, tampoco es, sin embargo, responsabilidad del artista sino más bien de la manera en que se lo difunde. Quintero asume en su crítica la misma postura que aquello que denosta: incompresión e intolerancia hacia una manera no intelectualizada de hablar de lo que cuenta a la hora en que se apagan las luces, se duermen los trenes, se acaba el vino y se van las putas. Para escribas como él, Zamba se lamenta: “qué cagada, no entienden nada”.

Adrián DRUT

Nota:Las letras y canciones de Zambayonny – así como también el material audiovisual de este artista mayúsculo - pueden encontrarse en Internet en su s i t io web : http://zambayonny.wordpress.com/

Nota del Editor: conociendo el temperamento de Quintero, y viendo las grietas que el texto aquí presentado deja para una futura respuesta, proponemos a los contendientes proseguir el intercambio de ideas utilizando el blog de Odradek (www.odradek-odradek.blogspot.com). También invitamos a participar a quienes se quieran sumar ya sea a favor o en contra del pelotudo éste de Sambayoni.

Yo lo considero mi hermano.

i dios es negro, b i s e x u a l y e s t ú p i d a m e n t e M

joven, diecinueve añitos. Escuché el comentario a media voz de una señora entrada en carnes, que almorzaba en la mesa contigua de un restorán con precios para clase media. Te va a servir de poco, aunque nunca se sabe, pensé divertido y mi propio pensamiento me resultó refrescante, tanto, que la señora del comentario, a quien tenía de frente, como si me hubiera leído la conciencia, dio vuelta la cara poniendo gesto de asco, no por la comida, supongo, porque siguió la masticación, pero tampoco podría afirmarlo.

Engullendo milanesa a la napolitana con ensalada de tomate, huevo y cebolla, pensé después: si Dios existiera o existiese..., y me quedé ahí, digo, dándole vueltas a ese pensamiento. Al empujar e l prominente bolo alimenticio con un trago de borgoña, saqué mi pequeña conclusión apresurada: siempre es mejor confiar que sí existe, sentirse inferior y, de paso, demandar ayuda. Lo demás no sirve, me convencí, cuanto más insignificante se sienta o le hagan tragarse que es a la persona, con mayor fervor aceptará la existencia de alguien superior, y hasta se exaltará por las bondades de una licuadora.

Obviamente, escrutando a la señora, insistí con el pensamiento: nunca se sabe, quién te dice..., y generé mi oportunidad invitándola con la mente, mediante la repetición, a que me volviera a mirar. Entonces le guiñé un ojo con mi mejor jeta de lagarto al sol, pero me vi sorprendido en mi buena fe, ya que la señora entrada en carnes me sonrió con una sonrisa libidinosa, como si en lugar de estar mirando mi fea jeta de lagarto, estuviera o estuviese admirando un enorme postre helado hecho de crema pastelera recubierto de chocolate.

Sergio FOMBONA

abía, otra vez, que mostrar simpatía. Sonría, el cliente la mira. Sí, avanzaba resuelto hacia H

ella. –¿Qué se le ofrece? No puedo creer que sea verdad, que pueda elegirte.Ella se dió cuenta de que un rubor le alteraba el semblante que había compuesto con esmero, para afrontar las horas de trabajo. Dijo sí, lo que quiera(s). La “s” era una promesa.El encargado escuchaba como un director de teatro burlado por una actriz que se empeñaba en salirse del libreto. No podía intervenir porque sería peor. No podía, ella había avanzado por su cuenta: pasame a buscar a la salida –fue lo último que escuchó.Espero que no me cueste mucho, susurró el cliente, como si hablara con una puta...con una trabajadora sexual.Ya en Las Violetas, entre vitrales y espejos, ella dijo que le cobraría pero que no era una trabajadora sexual. En la cama no le

gustaba hacer nada, le gustaba que le hicieran todo.-¿Todo? –indagó la voz. Ella respondió que ya desnuda no tenía prejuicios ni deberes.-Ni papeles, agregó la voz con una ironía irritada.Ella no podía detener la deriva resuelta de sus palabras, tampoco podía volver al trabajo y enfrentar el enojo del encargado. Le hacía recordar al padre. Y a la madre. Y a un bombero vecino. Le dijo al cliente un nombre cualquiera.-¿Solamente María? Sí, solamente María. Entonces, retrucó el cliente, solamente Mario. Pactado el precio llegaron al Albergue Transitorio, sin papeles, prejuicios ni deberes. María se comportó como una virgen, Mario se puso a realizar el milagro de provocarle algún deseo que le hiciera apartar la mirada del televisor donde dos mujeres, justamente, le hacían de todo a

un hombre inmóvil extendido en la cama como estaba ella. Por fin, ella aleteó con sus muslos y suspiró con alegría.¡No estoy pintado!, soy un hombre y tengo derecho a vivir de una mujer si la protejo. Quizá Mario era un santo, porque le dijo que aunque no era joven inventaría algún servicio sexual para mujeres maduras que exigen su derecho al sexo, aunque la experiencia misma las tenga sin cuidado.Y así, como una cosa resuelta, estuvieron siempre juntos y el horizonte de la penuria desapareció. Mario era dulce, la acompañaba a comprar a su antiguo trabajo. María era feliz al poder humillar, una y otra vez, al encargado. Nunca quisieron saber sus nombres. Cuando no querían llamarse María y Mario, en perfecta reciprocidad se llamaban con la palabra encanto. Encanto tocame aquí, encanto date vuelta para allá.

Germán GARCIA

Como una cosa resuelta

a gente de MDS es muy fiel al lugar. Diría importante en la trama de esta historia) le había que casi casi son fanáticos que han avisado de nuestra estancia. C. -me había dicho establecido una especie de tácito pacto alguna vez K.- no quiere a ninguno de los L

de eterno retorno. O sea, todos se conocen habitantes permanentes de MDS y nadie aunque no se saluden; cada uno sabe que al tampoco quiere a C. Es un odio mutuo, verano siguiente las caras del lugar serán sostenido por el tiempo y la indiferencia. Eso reconocibles. Por eso, el año en el que Coco también lo sorprendió a Coco. puso un pie en esas playas, algo pareció salirse Otro de los protagonistas del lugar es L., un de lugar. hombre alto, también canoso como C., de lentes Coco es una persona naturalmente curiosa. y pocas palabras. L. trabaja en la despensa y se Todo para él es objeto de pregunta, de encarga del reparto de mercadería, aunque a interrogación, de duda. Y qué mejor lugar para veces también atiende el sector carnicería, el la intriga que ese pueblo costero misterioso. kiosco y la línea de cajas. L. sabe dónde uno se Porque hay un par de personajes que no hospeda sin necesidad de más de dos o tres pasaron inadvertidos para Coco. Uno de ellos es datos básicos: “casa blanca, postigos azules”, C. por ejemplo. Es una especie de baqueano, de C. (no voy a dar nombres porque temo cuáles topógrafo de MDS, y yo creo que la gente sean las consecuencias) es en realidad una menosprecia el verdadero talento de L. mujer de unos cincuenta y tantos años, que Confieso que a mí es uno de los personajes que harta de la vida en Buenos Aires y enamorada más confianza me inspira, hasta diría que le de un hombre un tanto aventurero, decidió tengo cariño. No así Coco.dejar todo e instalarse en este pueblo al que no L. es empleado de los hermanos G., dueños de hay día que no deje de maldecir. Aquí se dedica casi todos los negocios del lugar. No solamente a hacer budines, cuya venta aumenta tienen la despensa los G., sino que también es ostensiblemente en verano, aunque durante el suya la ferretería y el único restaurante que está resto del año los ofrece en una ciudad cercana. sobre la playa. Cabe aclarar que no hay mucho Yo suelo comprarle budines a C. y Coco también más que eso en el pueblo, por eso, según Coco, lo hizo apenas la conoció. los hermanos G. han establecido un monopolio La primera vez que Coco vio a C. le impactaron con ribetes delictivos en MDS. Y esa hipótesis -su delgadez, sus canas y el color de la piel cuya verificación será objeto de nuestros curtida por el aire de mar. Ella llegó a la casa en próximos relatos- fue lo que convirtió a Coco en bicicleta y como un espectro golpeó a la puerta el DETECTIVE COCO LOCO.para ofrecer sus tortitas. En realidad no llegó

Vanesa PAFUNDOporque sí, sino porque K. (alguien muy

C o c o l o c o

Pienso y luego

insisto

“Tipos”-Miguel FLORIO

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ODRADEKDomicilio Desconocido

Año III - Marzo 2009 - Número 32 web: www.odradek.com.arblog: www.odradek-odradek.blogspot.com

correo: [email protected] gratis

Domicilio DesconocidoODRADEK

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- Bueno, ¿cómo te llamas?- Odradek- dice él.- ¿Y dónde vives?- Domicilio desconocido - dice, y ríe; claro que es la risa de alguien que no tiene pulmones. Suena más o menos como el susurro de las hojas caídas.

Franz Kafka

uando el director de esta prestigiosa publicación me encargó que escribiera una columna con relatos para gente de mi edad, entendí que la revista quería rendir, en mi persona, un homenaje a los mayores, a Cescritores que, si bien no permanecen en los primeros puestos de venta, han contribuido, de una u otra

manera, a la historia de la cultura nacional. Pero grande fue mi error. A partir de mi primer relato de la serie “Cuentos seniles”, una andanada de correos electrónicos y mensajes de texto hicieron colapsar los sistemas de comunicación de la redacción. Pronto comprobamos que estábamos en presencia de un verdadero éxito.

- Has descubierto un nicho –me felicitó el director, haciendo la salvedad que en el caso de los cuentos seniles, la proximidad con el nicho era obvia- Lo teníamos tan cerca y nunca lo habíamos visto –dijo.

Publicado el segundo cuento en nuestro número de enero de 2009 la repercusión se multiplicó. Los correos electrónicos alentándome a continuar con nuevos relatos se mezclaron con ofrecimientos de firmas interesadas en promocionar sus productos para combatir el reuma o los cementos para dentadura postiza, u otros de mis lectores pidiendo caracteres más grandes.

El mes de febrero olvidé entregar el texto para la fecha de cierre de la publicación y entonces corrieron por los distintos blogs los rumores acerca de una enfermedad que me aquejaba, o que había conocido a una señora en el chat con quien estaba viviendo una tórrida historia de amor que me mantenía tan ocupado que ponía en peligro la continuidad de los cuentos seniles.

Nada de eso es cierto, con el brío que me da la experiencia, continuaré, mientras el señor director de la revista me permita hacerlo, publicando las historias que tanto nos reflejan y nos emocionan. Tenemos en preparación un blog para compartir sanamente las cuestiones que nos interesan. También desarrollaremos el proyecto de Facebook, con una base donde iremos actualizando día a día las altas, bajas y defunciones de los miembros. Como verán, estamos llenos de proyectos impulsados por la respuesta de nuestros amigos lectores. Es que, lo que quería decir al principio, es que este espacio es un homenaje, no a los escritores, como pensé en un primer momento, sino sobre todo, a los lectores de cierta edad, a ustedes.

Roberto GARRIZ

A los lectores de los cuentos seniles

ctubre escuchó cerrar la puerta y trató de olfatear el Osilencio que la rodeó al

quedar sola. Se tiró de panza al piso y miró hacia arriba. Sobre un armario de la cocina, un armario bajo, verde claro, había un Magritte. Era un original, pero no de Magritte. Sino del señor Shim. También había un Dalí sin terminar. Un minucioso Klimt todavía sin color. Ya no iba más al taller el señor Shim, hacía mucho que no pintaba.

Cuando el señor Shim pintaba, la gata tenía pinceles para jugar. Los que Shim desechaba y los otros también. Podía tomar el agua coloreada de los acrílicos, más sabrosa que el de las acuarelas. O estornudar con fuerza mientras olía el aguarrás vegetal, lo que le producía una ligera acidez pero sobre todo una sensación de liviandad frenética y exasperante que la obligaba a recostarse sobre el lienzo en el que trabajaba su amo.

Un fin de octubre

Siempre se sentía mejor después. Pero ahora Octubre se aburría. El

señor Shim tardaba tanto. Intentó rescatar algún viejo

juguete escondido hundiendo su pata derecha debajo de la heladera. Llegaba a tocar algo pero no lo alcanzaba. Se quedó dormida en esa posición. Sólo un rato. Luego, como si alguien la llamara desde la

ventana rota del Magritte (en realidad fue Sofía, la vecina, quien llamó a alguien en el patio de al lado), giró tan rápido que la cola y la cabeza quedaron encontradas. Tuvo que alinear el cuerpo a la mirada. Relajó el lomo. Calculó la distancia desde la baldosa que ocupaba. El peso de la musculatura recayó sobre sus patas traseras de modo imperceptible, pero notoriamente su silueta de gata esbelta se transformó en una especie de globo que por estática hubiese quedado adherido al suelo. Los ojos verdes abiertos ajustaron tanto las pupilas que sólo podían verse sus bordes externos unidos. Toda ella, un gato, fue una línea rápida en el aire c u a n d o s a l t ó h a c i a e l c u a d r o , penetrándolo. Sin sonido, diluyéndose en él, vaporizándose.

Fue así como desapareció Octubre. Una mañana fresca de verano.

Nora MARTINEZ

Sobre un armario de la cocina, un armario

bajo, verde claro, había un Magritte.

Era un original, pero no de Magritte. Sino

del señor Shim. También había un Dalí sin terminar.

Por ejemplo, estoy seguro de que sos una - No, no tengo. Pero puedo comprarme, qué mina divertida. El lunes al mediodía, sin ir sé yo. Mientras tanto podemos ir a cenar el más lejos, te vi charlando con las de sábado, ¿te parece?- La verdad que te invité a este bar Administración y ellas se morían de risa... - Sí, por ahí, pero dejame ver cómo viene la

porque quería charlar con vos fuera del Me encanta verte siempre de tan buen semana. En todo caso te mando un laburo, para estar más tranquilos... Debés humor... mensajito y te digo.estar sorprendida, me imagino. Tres años - Sí, la verdad es que soy graciosa. Eso es - Ah, sí. Igual es seguro que nos vamos a ver hace ya que entré a la empresa, nunca te porque mando “jaja” al 2020 y me llegan en el laburo, así que de última me decís dirigí la palabra y de repente, te invito a unos chistes increíbles. Mirá, te cuento uno, mañana o pasado.tomar un café. vas a ver, pará que busco en el celu... Ay, no, - Bueno, vemos entonces. Yo ahora me - Bueno, tanto tanto no me sorprendiste. ¡Es este es viejo, pará que tengo uno mejor. No, tengo que ir... porque veo que va a refrescar que tengo un servicio de horóscopo on-line este no... y este es medio verde. Pará... y los tarados de Ohlalá! hoy pusieron que buenísimo! “Alguien de tu entorno laboral - No te hagas drama, no importa. En había que salir con vestidito verde, te sorprenderá con una invitación, realidad, lo que quería decirte es que más sandalias violetas y carterita. Pero no decía acéptala”, así decía el de hoy. Por eso, ya que darme una idea de cómo sos, me saquito y me vine así nomás. Mañana les sabía que me iba a sorprender y la verdad gustaría conocerte mejor, no sé, tal vez escribo, ya a esta altura del año tendrían que que no me sorprendí mucho que digamos. podemos salir a cenar... poner saquito siempre por si acaso, ¿no? En Yo soy de Aries. ¿Vos? - Mirá, para saber bien quién soy, mi fin, te mando un mail o algo y vamos viendo, - Yo de Escorpio. Pero bueno, lo que quería presente, mi pasado, qué me gusta y de qué ¿dale?decirte es que sos muy linda. Me gustás soy fan, así, rápido y de una, te conviene - Sí, dale. Pero ahora corré, corré que ya mucho Flavia. Es cierto que no te conozco entrar a Facebook y buscarme. Ahí está empieza a refrescar y vos así, tan pelotuda.pero cada vez que paso por Secretaría te todo. Bah, no sé, yo digo por si querés saber

Yanina BOUCHEmiro, y ya me hago alguna idea de cómo sos. en serio cómo soy. ¿Tenés Facebook, no?

Flavia

a cinta plástica delimitaba la escena del crimen. El comisario Canabro miraba los cuerpos mutilados L

intentando imaginar una secuencia de hechos que llevara a tan macabro final. Gonzales, su asistente, tomaba nota, tratando de hacer una especie de inventario de extremidades.-Tenemos hasta el momento doce piernas y veinte brazos señor -le informó.-¿Pero cómo carajo puede ser? ¿Contó bien Gonzales? -le recriminó el comisario.-Si señor. Pero lo más interesante es esto: encontramos veintidós torsos- dijo Gonzales intentando sonar misterioso.-Pero la puta madre Gonzales. ¿Sabe lo que significa eso? -preguntó Canabro al borde del colapso.-¿Qué tenemos a un psicopata como los de las películas?- se ilusionó el joven policía. -No imbécil. Significa que esta noche vamos a pasarla acá, juntando pedazos de personas, en lugar de brindar con nuestras familias y seres queridos por el comienzo del nuevo año -le gritó.Efectivamente, el llamado a la policía informando el macabro hallazgo fue realizado ese mismo treinta y uno de diciembre a las dos de la tarde. Canabro, conocedor de los vericuetos y las jugarretas de la fuerza, sabía que no iba a ser posible completar las actuaciones judiciales de semejante cantidad de cadáveres antes de que el año terminara. -Canabro, confió en usted. Ponga mi gancho en lo que sea necesario, y no me rompa las pelotas- le aclaró el fiscal de turno por teléfono. Canabro dudó un instante y le dio la orden a Gonzales.-Llame a Sondon y que sea lo que Dios

quiera.Pocos minutos más tarde, el auto de Washington Sondon estacionó frente a la escena del crimen. -Canabro, ¿tiene idea de lo que pasó acá? -le preguntó al comisario.-No, solo sabemos que era una especie de cotolengo, lleno de mancos, de rengos, de estropeados. Los familiares los abandonaron acá y no los visitaban nunca. Aparentemente es obra de un loco. Dejó una nota que dice “Nacha no es Evita” y una foto de Nacha Guevara con los brazos y las piernas tachados. -¿Puedo ver esa nota y esa foto? -solicitó Sondon. Gonzales se las entregó y Washington, con un encendedor que sacó de su bolsillo, prendió fuego ambos papeles.-Esto nunca existió –aclaró mientras marcaba un número telefónico en su celular. Dijo algunas palabras en inglés que ni Canabro ni Gonzales entendieron. A los veinte minutos, tres camionetas negras estacionaron frente al cotolengo. Un ejército de hombres se encargó de juntar los restos humanos mientras que Sondon acompañaba a Canabro hasta la salida.-¿Y que va a pasar con Gonzales?-preguntó Canabro. -Va a tener un mejor trabajo-le informó Sondon.

A las doce, Canabro brindó secretamente por Washington Sondon. Gonzales, en cambio, brindó por su nuevo trabajo en la CIA, a las apuradas, mientras hacía las valijas.

Mariano QUINTERO

-Tenemos hasta el momento doce piernas y veinte brazos señor-

le informó.-¿Pero cómo carajo

puede ser? ¿Contó bien Gonzales?- le recriminó

el comisario.

Washington Sondon: detective.

El mes de febrero olvidé entregar el texto para la

fecha de cierre de la publicación y

entonces corrieron por los

distintos blogs los rumores

acerca de una enfermedad que me aquejaba...