C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

201
La Serie Universitaria de la Fundación Juan March presenta resúmenes, realizados por el propio autor, de algunos estudios e investigaciones - llevados a cabo por los becarios de la Fundación y aprobados por los Asesores Secretarios 'de los distintos Departamentos. · El texto íntegro de las Memorias correspondientes se encuentra en la Biblioteca de la Fundación (Castello, 77. Madrid-6). La lista completa de los trabajos aprobados se presenta, en forma de fichas, en los Cuadernos Bibliográficos que publica la Fundación Juan March. Estos trabajos abarcan las siguientes especiaiidades: Arquitectura y Ur,banismo; Artes Plásticas; Biología; Ciencias Agrarias; Ciencias Sociales; Comunicación Social; Derecho; Economía; Filosofía; Física; Geología; Historia; Ingeniería; Literatura y Filología; Matemáticas; Medicina, Farmacia y Veterinaria; Música; Química; Teología. A ellas corresponden los colores de la cubierta. Edición no venal de 500 ejemplares, que se reparte gratuitamente a investigadores, Bibliotecas y Centros especializados de toda España. Estos trabajos fueron expuestos por sus autores en La reunión sobre «Datación mediante Carbono-14» celebrada en La sede de la Fundación Juan March el día 14 de abril de 1978. Fundación Juan March Fundación Juan March l ! C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica Reunión 1978 FJM-Uni 77-Car C-14 y Prehistoria de la Penínsu 10316 16 111111111111111111 Biblioteca FJM Fundación Juan March (Madrid)

Transcript of C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Page 1: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

La Serie Universitaria de la Fundación Juan March presenta resúmenes, realizados por el propio autor, de algunos estudios e investigaciones -llevados a cabo por los becarios de la Fundación y aprobados por los Asesores Secretarios 'de los distintos Departamentos. ·

El texto íntegro de las Memorias correspondientes se encuentra en la Biblioteca de la Fundación (Castello, 77. Madrid-6).

La lista completa de los trabajos aprobados se presenta, en forma de fichas, en los Cuadernos Bibliográficos que publica la Fundación Juan March.

Estos trabajos abarcan las siguientes especiaiidades: Arquitectura y Ur,banismo; Artes Plásticas; Biología; Ciencias Agrarias; Ciencias Sociales; Comunicación Social; Derecho; Economía; Filosofía; Física; Geología; Historia; Ingeniería; Literatura y Filología; Matemáticas; Medicina, Farmacia y Veterinaria; Música; Química; Teología. A ellas corresponden los colores de la cubierta.

Edición no venal de 500 ejemplares, que se reparte gratuitamente a investigadores, Bibliotecas y Centros especializados de toda España.

Estos trabajos fueron expuestos por sus autores en La reunión sobre «Datación mediante Carbono-14» celebrada en La sede de la Fundación Juan March el día 14 de abril de 1978.

Fundación Juan March

Fundación Juan March

l ! C-14 y Prehistoria de la

Península Ibérica

Reunión 1978

FJM-Uni 77-Car C-14 y Prehistoria de la Penínsu

10316 1 6

111111111111111111 Biblioteca FJM Fundación Juan March (Madrid)

Page 2: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 3: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March

Serie Universitaria

77

C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

M. ALMAGRO-GORBEA F. BERNALDO DE QUIROS G.A.CLARK R. DE BALBIN-BEHRMANN G. DELIBES J. J. EIROA U. ESPINOSA M. FERNANDEZ-MIRANDA M.D.GARRALDA A.GONZALEZ

M.GONZALEZ F. GUSI P.LOPEZ B. MARTI C. MARTIN DE GUZMAN A. MORALES A.MOURE C. OLARIA M. SIERRA L. G. STRAUSS

Fundación Juan March ·Castelló, 77. Teléf. 225 44 55

Madrid - 6

Fundación Juan March (Madrid)

Page 4: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

La Fundación Juan March no se solidariza necesariamente con las opiniones de los autores cuyas obras publica.

Depósito Legal: M-407 86-1 97 8 I.S.B.N. -84- 7075 - 110- 7 _ Ibérica, Tarragona, 34. - Madrid·

Fundación Juan March (Madrid)

Page 5: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Los trab<úus contenidos en el presente volumen fite­ron expuestos por sus autores en la reunión sobre «C-14 y Prehistoria de la Pen{nsula Ibérica » cele­brada en la sede de la Fundación Jua11 March, bajo la dirección de D. Mart{11 Almagro-Gorbea y D. Manuel Fernández-Miranda, quienes se ha11 cuidado también de preparar esta edición.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 6: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

L 1 -Fundación Juan March (Madrid)

Page 7: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

- • -/ ~I ' ' .~ '. ¡l r. / • ' ¡ , -- • .• J .. • : ·, , - - - • •

1 N D.I CE . ._¡ " : ~ l - ~

. . . . ' - . ~ ! ·.' ... ¡ ·, . -.. ; : : . ,· . ; !

Página

DATACION ABSOLUTA Y RESTOS HUMANOS EN LA PENINSULA IBERICA . ....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

por Mª. D. Garralda (Universidad Complutense de Madrid).

CRONOLOGIA DEL PALEOLITICO Y EPIPALEOLITICO PENINSULARES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

por F. Bernaldo de Quirós (Universidad Compluten-se de Madrid) y A.Maure (Universidad de Valladolid)

CRONOLOGIA DE LAS INDUSTRIAS DEL WURM TAR-DIO Y DEL HOLOCENO TEMPRANO EN CANTABRIA : CONTRIBUCIONES DEL PROYECTO PALEOECOLOGICO DE LA RIERA ... . . . . . . . . .. .. .. .. . . . . . . .. . .. . . .... 37

por L. C. Strauss (Universidad de Nuevo México), G. A. Clark (Universidad Estatal de Arizona) y M. Gon-z ález Morales (Universidad de Oviedo)

LA PROBLEMATICA CRONOLOGICA DEL NEOLITICO PENINSULAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

por P. López (Instituto Español de Prehistoria C.S .I.C)

COVA DE L'OR (BENIARRES, ALICANTE). NUEVOS DA-TOS SOBRE EL NEOLITICO DEL ESTE PENINSULAR . . . 57

por B. Marti (Universidad de Valencia)

CUEVA FOSCA: NUEVAS FECHAS DE C-14 PARA EL NEOLITICO MEDITERRANEO DE LA PENINSULA IBE-RICA ..... . ....................... . . . . .... ." .... .. 61 -

por C. O/aria y F. Gusi (Servicio de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas de la Diputación de Castellón).

CRONOLOGIA ABSOLUTA Y FAUNA DOMESTICA . . . . . 65 por A. Morales (Universidad Autónoma de Madrid)

Fundación Juan March (Madrid)

Page 8: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

PROBLEMATICA ACTUAL DE"'LA CRONOLOGIA RA­DIOACTIVA EN RELACION CON LA TRADICIONAL DURANTE EL MEGALITISMO Y EL ENEOLITICO . . . . . . 71

por R. de Balbi'n-Behrmann (Universidad de La Lagu-na)

CARBON0-14 y FENOMENO CAMPANIFORME EN LA PENINSULA IBERICA.. .. .......................... 83

por G. Delibes (Universidad de Valladolid)

EL BRONCE MEDIO PENINSULAR Y SU CRONOLOGIA RADIOACTIVA................ . ............ .. . .. . 95

por R. de Balbz'n-Behrmann (Universidad de La Lagu-na)

LAS DATACIONES PARA EL BRONCE FINAL Y LA EDAD DEL HIERRO Y SU PROBLEMATICA. ... . ... . . . . 101

por M. Almagro -Garbea (Universidad de Valencia)

EL CERRO DE SANTA ANA (ENTRENA, LOGRONO) Y SUDATACIONC-14 . .... ... ..... ... . .............. 111

por U. Espinosa y A . González (Instituto de Estudios Riojanos)

DATACIONES RADIOCARBONICA, ARQUEOLOGICA Y AMBIENTAL EN LA CUEVA DEL ASNO (SO RIA) . . . . . . . 113

por J. J. Eiroa (Universidad de Zaragoza)

BARCHIN DEL HOYO (CUENCA) Y SUS FECHAS DE C-14 .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

por M. Sierra (Museo Nacional de Etnología)

LA PREHISTORIA BALEAR Y SUS DATACIONES ABSO-LUTAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125

por M. Fernández-Miranda (Universidad Complutense de Madrid)

DATACION ES C-14 PARA LA PREHISTORIA DE LAS IS-LAS CANARIAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145

por C. Martz'n de Guzmán (Instituto Español de Pre-historia, C.S.I.C.)

CONSIDERACIONES FINALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153

APENDICE: INDICE DE FECHAS ARQUEOLOGICAS DE C-14 PARA ESPANA Y PORTUGAL.... . ..... . . . . . . . . . 155

Fundación Juan March (Madrid)

Page 9: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

1 NTRODUCCI ON

En el campo de la Arqueología, de la misma manera que ocurre en otras disci­plinas científicas de carácter histórico, la Cronología ocupa un lugar importante den­tro de un proceso de investigación, no como finalidad única de un estudio pero sí co­mo factor indispensable para alcanzar el conocimiento más exacto posible de una de­terminada seriación histórica_ En Arqueología se definen, en principio, dos clases de Cronología, relativa y absoluta, según sus formas de estudio sean o no comparativas. En realidad, sin embargo, puede decirse que todas las maneras de medir el tiempo que existe en nuestra ciencia son relativas, pues obligan siempre a la alusión a un momen­to cronológico concreto -el nacimiento de Cristo, por ejemplo- pero, por razones operativas, se separan las dataciones absolutas de las relativas, pues sus métodos son bien distintos y mientras que las primeras hacen siempre referencia a un punto con­vencional cronológico admitido, las segundas son solo comparativas entre sí.

La investigación arqueológica tradicional ha utilizado, casi de manera exclusiva, los sistemas de cronología que llamamos relativos, pues los absolutos, debido en gran parte a su falta de puntualidad, carecieron del desarrollo adecuado en su aplicación a esta ciencia_ El grado de precisión en la datación, dentro de los esquemas temporales propios de cada época a la que se aplica el método arqueológico, se convirtió así en uno de los problemas más acuciantes a resolver, particularmente en el campo de laAr­queología prehistórica, donde las referencias a un hecho histórico bien documentado y aceptado universalmente terminan en un espacio de tiempo insignificante dentro de las magnitudes en que actualmente se mueve esa fase de la Historia. Una serie de téc­nicas de laboratorio han venido a resolver parcialmente estas cuestiones, si bien a su vez han planteado otros nuevos problemas, y entre ellas destaca sin duda, por la gen e­ralización en su aplicación y la efectividad de sus resultados, el denominado método de datación mediante la medición del carbono radiactivo residual en materia orgáni­ca muerta.

El método del Carbono-14, como se le conoce de manera abreviada, ofreció sus primeros resultados en 1.949, cuando Libby, que sería más tarde Premio Nobel de Química como consecuencia de estos estudios, dió a conocer los trabajos que desde unos años atrás venía desarrollando en unión de sus colaboradores Anderson y Ar­nold. La base del método no es sino una aplicación más de los efectos que la radiación produce sobre la tierra, tema sobre el que se venía investigando prácticamente duran­te toda la primera mitad del siglo XX desde que Hess descubriera en 1.911 la existen-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 10: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

2

cia de La radiación cósmica. En síntesis, la aplicación a efectos geocronológicos parte de La propia esencia de la formación del C-14. Los neutrones inducidos de la radia­ción cósmica y el Nitrógeno producen una reacción nuclear en la atmósfera como consecuencia de la cual aparece el isótopo radiactivo C-14. Este isótopo, aparente­mente, se mezcla con el C-12 y pasa a formar parte de los seres terrestres mientras estos están vivos. Al morir, el intercambio entre el ser vivo y la atmósfera deja de pro­ducirse y el C- 14 se desintegra paulatinamente y se reduce a su mitad cada 5.568 mios, según las primeras estimaciones de Libby, que en la actualidad se han corregido y con-

. vertido en 5. 730, aunque por razones de operatividad se siga manteniendo la primera en publicaciones científicas salvo indicación en contra. La medida de la cantidad de carbono radiactivo residual en cualquier materia que posee carbono como elemento formativo permite conocer el número de aiios que esa materia dejó de estar viva. En la práctica, y según los estudios más recientes, esta medición es posible hasta fechas en torno a los 70.000 años de antigüedad, pero en plan experimental se han logrado _ya dataciones en torno a Los l 00.000 años, aunque en fechas tan elevadas Los proble­mas por contaminación de las muestras en el enriquecimiento artificial radiactivo ori­ginan alteraciones en los resultados que por el momento son de difícil solución. __

El sistema pareció en los años cincuenta la solución definitiva para los arqueó­logos en materia de datación dentro del ámbito cronológico admitido por el método. Sin embargo muy pronto comenzaron a presentarse un gran número de problemas que hizo necesarias una serie de calibraciones y correcciones en su empleo. Desde cuestiones de correlación cronológica con fechas obtenidas por otros medios, en par­ticular las de procedencia dendrocronológica, ·hasta los problemas de selección y tra­tamiento de las muestras a medir, siempre sometidas a una posibilidad notable de contaminación, se podría citar una ya considerable lista de causas que inciden sobre el proceso, bien en el laboratorio o bien en la aplicación de los resultados con crite­rios históricos. No obstante, y sin olvidar que en muchos de sus aspectos se trata to­davía de un método experimental, su empleo ha significado una auténtica revolución en la mayoría de los casos y ha llegado a modificar substancialmente muchas de las teorías que hace ve inticinco años eran consideradas inamovibles por los prehistoria­dores.

En España el uso de este sistema de datación empezó hace unos veinte años pe­ro sólo en los diez últimos hemos contado con un lab oratorio en nuestro país. El re­traso por un Lado en la incorporación de esta técnica de datación y sus escasas posibi­lidades de empleo, por otro, por las que ha pasado en algunos momentos, hace que La lista de fechas para nuestra Arqueología, incluso anotando las obtenidas en laborato­rios extranjeros, sea todavía baja, pero quizá ya suficiente como para plantearse los problemas y avances que ofrece y la necesidad de marcar una línea de investigación para el futu ro más coherente que las que hasta ahorá se han seguido. Por ello, y si­guiendo las indicaciones y recomendaciones dadas en el último Congreso de la Unión Internacional de Ciencias Pre y Protohistóricas sobre la necesidad de recoger en cada país el estado actual de la investigación en este campo, consideramos que este podría ser un buen momento para reunir en torno a una mesa a distintos especialistas espa­ñoles en el tema procedentes de áreas de investigación muy distintas y así hacer un balance de lo hasta ahora logrado y contribuir a sentar las bases futuras de actuación.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 11: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

3

En la reunión se trató, a partir de una serie de comunicaciones y ponencias, li­bremente elegidas por cuantos respondieron a la convocatoria de los organizadores, la problemática de la aplicación de este método de datación, evidenciándose en algu­nos casos la exigencia de criterios diferenciados a la hora de su utilización y también de la interpretación de los resultados desde una óptica histórica. Es evidente que des­de la aparición de la obra ya clásica de W. F. Libby Radiocarbon Dating, publicada en 1.952 y de cuya segunda edición existe una versión española, Datación radiocarbó­nica, Labor, 1970, han sido muchos los estudiosos del tema que han discutido un sin­fín de cuestiones en torno a los muchos problemas que en la actualidad están plantea­dos. Los trabajos de J.C. Vogel, recordemos por ejemplo su Remarks on the C-14 Me­thod, Helinium, 9 (1.969), o H.T. Waterbolk, entre ellos Working with Radiocarbon Dates en las Actas del VIII Congreso de la U./.S.P.P., Be/grado, J. 971, _v sobre todo las recopilaciones editadas bajo la dirección de /.U. Olsson, Radiocarbon Variations and Absolute Chronology, Estocolmo, 1.970, y T. Watkins, Radiocarbon: Calibration and Prehistory, Edimburgo, 1. 975, pueden citarse como ejemplos en los que una se­rie de estimaciones defendidas por autores con criterios distintos han ido pucu a po­co perfilando la actual situación científica del empleo del C-14. Muchos de los pro­blemas tratados en esas publicaciones podrían reunirse en los siguientes puntos:

1. Determinación de la relación existente entre el material arqueológico en senti­do estricto y la materia orgánica empleada para la obtención de la datación. Debe te­nerse presente que el grado de relación entre la muestra y el momento histórico a que verosímilmente se asocia puede ser muy variable: en algunos casos puede fechar un momento puntual que coincide de manera absoluta con el empleo del material en análisis, por ejemplo la madera de un pecio o los restos alimenticios, pero en otros puede existir una cierta diferencia cronológica, por ejemplo entre una tumba y las ce­nizas de un ustrinum cuya vida al servicio de una necrópolis puede ser dilatada.

2. Contaminación de la muestra. Probablemente el problema más importante que incide sobre el método de datación. Las infiltraciones de ácido húmico, raices, inter­cambio de carbonatos, etc. o Las modificaciones estructurales debidas a la actividad de animales, como por ejemplo los roedores, alteran los resultados. e11 alf!unos casos de muy substancial manera. Las contaminaciones más frecuentPs. de nrigPn orf!ánico, son tratables co11 facilidad en el laboratorio, si se indica al mismo co11 precisió11 lapo­sición de la muestra y las posibles incidencias que puedan afec tarla. Las mudificaciu­nes debidas a animales, que se traduce11 frecue11lemente e11 errores de urdP11 estrati­gráfico, so11 más di.ficiles de detectar y depe11den totalmente de la calidad del trabajo de campo. Otras alteraciu11es más complejas, como el llamado efecto Suess, o regre­sión de La tasa de C-14 desde el siglo )(]X como consecuencia de la utilizació11 masiva de combustibles antiguos, o el efecto bomba que provoca el aume11 to del co11 tenido de C-14 desde el comienzo de las primeras pruebas 11ucleares, afectan también al mé­todo pero de manera muy restringida y dificilmen le recuperable. Según los estudios más recientes, la contaminación en las muestras no parece revestir f!ra n importan cia en fechas por debajo de 6.000 años y solamente en las fechas a11tiguas la contamina­ción reciente se revela como importante, mientras que la antigua parece que tiene siempre un interés mínimo.

3. Calidad de fecha post quem de las dataciones C-14. La materia orgánica emplea­da en las muestras tiene, habitualmente, una antigüedad mayor que los objetos ar­queológicos a que se asocia. Ese margen cronológico es peque1lo en casos corno cerea-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 12: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

4

les, cuero, tela, etc., donde puede llegar incluso a ser mínimo o inexistente, pero al­canza con facilidad los 100 años cuando se trata de muestras tomadas a partir de ár­boles de vida corta, aumenta todavía más en especies longevas o en troncos reutiliza­dos, a veces repetidas veces,· y puede ser absolutamente imposible de precisar en mues­tras de cenizas, carbones y similares, aunque formen parte de un contexto arqueoló­gico bien preciso. Estos márgenes de error, lógicamente, ganan en importancia cuan­do se trata de fechas cercanas a nosotros y por el contrario son de menor interés en dataciones antiguas.

También el tipo de muestra y su interpretación funcional determinan, en cierto · modo, el resultado cronológico: un poste de cabaña suele tener, cuando se utiliza, bas­tantes años, mientras que la madera que se emplea para un hogar momentáneo es pro­bablemente reciente. La correcta interpretación del hallazgo que se va a someter a da­tación es, por consiguiente, fundamental a la hora de valorar el resultado de la medi­ción. Por otro Íado es conveniente recordar que muchos de estos problemas quedan obviados cuando el arqueológo maneja series de fechas y no resultados aislados. La conexión estratigráfica de las muestras y la crítica comparativa de los resultados ob­tenidos para un yacimiento o un territorio bien determinado suelen ser dos maneras idóneas de verificar la exactitud de una datación C-14.

4. Problemas de calidad y estimación estadística de los laboratorios. La precisión en los distintos laboratorios no es la misma pues depende de la calidad de sus instala­ciones, competencia del e-quipo científico, correcciones de las fracciones isotópicas, como la C-13/C-l 2 que se realiza en ciertos centros, etc. La comparación de resulta­dos, sin embargo, entre muestras de distintos centros suele ser satisfactoria para los mismos y salvo errores de e~timación generalizados que se derivan del método de aná­lisis empleado en cada caso, no suelen ser importantes para el arqueólogo. Debemos repetir una vez más que el C-14 es un método todavía en fase experimental, que son varios los sistemas de medición acti.talmente en uso y que por tanto es lógica la exis­tencia de diferencias en las estimaciones cronológicas según laboratorios.

5. Por último debe tenerse en cuenta el problema de las correcciones y calibracio­nes a que los resultados se han visto cometidos en estos últimos años. Los contrastes de las fechas C-14 con las obtenidas mediante el sistema de medición dendrocronoló­gico o su comparación con fechas históricas egipcias, han arrojado una serie de dife­rencias apreciables que exigen el empleo de determinadas variables sobre las datacio­nes primeras y las que en la actualidad siguen todavía el sistema Libby. La calibración dendrocronológica de las fechas C-14 es un hecho indiscutible, aunque la aplicación de un baremo preciso de valor universal sea cuestión aún por resolver. Parece claro que el C-14 contenido en la atmósfera ha sufrido modificaciones a lo largo del tiem­po y lo mismo la composición isotópica del C-02 del aire, pero la medición estadísti­ca de estas variaciones y su incidencia sobre el sistema de datación en estudio no es conocida todavía con precisión. Los resultados C-14 deben ser siempre contrastados con dataciones arqueológicas de otro tipo y, aunque supongan un avance importante en la estructuración de la moderna investigación arqueológica, no deben aceptarse a ciegas, pues son muchos, como hemos visto al repasar algunos entre los más impor­tantes, los factores que inciden sobre ellos a la hora de ofrecernos su información fi­nal.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 13: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

5

De los resultados alcanzados en ~ ~te Coloquio dan fe las páginas que siguen, editadas gracias al mecenazgo de la Fundación luan March que nos ofreció asimismo su sede para celebrar nuestra reunión, en la esperanza de que puedan ser útiles a cuan­tas personas se interesan por estos temas desde campos de investigación y estudio muy distintos.

Madrid, 14 de Abril de 1.978.

Martín ALMAGRO-GORREA Manuel FERNANDEZ-MIRANDA

Fundación Juan March (Madrid)

Page 14: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

L Fundación Juan March (Madrid)

Page 15: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

7

DATACION ABSOLUTA Y RESTOS HUMANOS EN LA

PENINSULA IBERICA

M. D. Garralda

Muy pocos son los restos humanos hallados en el ámbito de la Península Ibéri­ca que han sido datados por cualquiera de los diversos métodos de cronología abso· luta, sobre todo en lo que se refiere a los tiempos Paleo! Íticos y Mesol Íticos. En este trabajo, vamos a hacer un recorrido de los yacimientos en que aparecieron restos an­tropológicos, datados o analizados, comentando los detalles que resulten de interés, desde nuestro punto de vista.

1. Paleolítico

Gibraltar.- De los tres yacimientos de Gibraltar que proporcionaron restos huma­nos, Devil's Tower, Forbes' Ouarry y Genista, solamente uno, el primero tiene una datación de C14

' si bién disponemos del análisis fluorínico de los tres (cuadro nú­mero 1).

100 F/ F º/o P2 0 5°/o P2 Os Nº/o

Devil's Tower 0,22 2,3 Forbes Ouarry 0,37 1,5 .. 0,22 Genista Cave:

Molar infantil 0,24 1,27 0,89 Molar Dicerorhinus 0,21 0,69

Cuadro núm. 1 .- Análisis fluorínico de los restos humanos de Gibraltar.

Vamos a comentar, en primer lugar la fecha del C14. En Devil's Tower, Garrod

encontró en 1926 un cráneo infantil acompañado de Musteriense superior (Garrod,

Fundación Juan March (Madrid)

Page 16: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

8

1928) y presentando la típica morfologla de los neandertales europeos (Buxton, 1928) . Según las referencias de Oakley y Waechter (1971 ), Garrad recogió una mues­tra muy pequeña (GrN 2488) que fué datada en más de 28 .050 a. C. ( > 30.000 B.P.) sin que quede claro en su trabajo si, el cráneo, en concreto, pertenece a este nivel, A2, o al A3, cuya edad se calcula en alrededor de 50.000 B. P. en base a la fecha de C 14

(GrN - 1473) que data el nivel G, Musteriense, de Gorham's Cave en 45 .750 a. C. (47. 700 ± 1 .500 B. P.) Pertenezca bién a uno u otro nivel, las fechas de C 14 están to­talmente de acuerdo con la adscripción de este ejemplar a la raza neandertal.

Sobre los resultados de los análisis fluorínicos poco podemos indicar, como no sea la similitud existente entre el contenido en F º/o del niño de Devil's Tower y los dos molares, infantil humano uno y de Dicerorhinus otro, de Genista Cave, de los que no es segura su pertenencia al Musteriense (Oakley y Waechter, 1971 ). El contenido en flúor del cráneo femenino de Forbes Ouarry es 1 igeramente superior, pero nada nos aporta solo este número , unicamente Útil en el caso de poder compa­rarlo con más datos de su mismo yacimiento y nivel.

Baño/as (Gerona).- En abril de 1887, P. Alsius y L. Roura descubrieron en los depó­sitos travertinos de un antiguo lago, y a cinco metros de profundidad, una mand Íbu­la fragmentada e incrustada en un pequeño bloque travertino . Posteriormente a su primera publicación (Hernández Pacheco y Obermaier, 1915), Alcobé, con ayuda de un torno de dentista la liberó de la ganga en que estaba, una muestra de la cual fué enviada a la Universidad de California, obteniéndose la datación de 17 .600 ± 1.000 B. P. = 15.650 a. de C. (Berger & Libby, 1966). La fecha así obtenida resulta inadmisible desde cualquier punto de vista; al publicarla la Revista Radiocarbon ya señaló que seguramente se trataba de un caso de contaminación del travertino anti­guo por travertino más reciente o de que una mand Íbula antigua hubiese caído en travertino reciente (Almagro, 1970).

AntropolÓgicamente la mand Íbula fué clasificada siempre como perteneciente a un individuo probablemente femenino del tipo Neandertal (Horno sapiens neander­talensis; Hernández Pacheco y Obermaier, 1915; Mac Curdy, 1915; Sergi, 1918; Alcobé, 1958). Recientemente Lumley (1971-72) ha publicado un extenso estudio

sobre esta mandíbula de Bañolas, en que, sin la menor referencia bibliográfica dice que la terraza donde fué encontrada "fechada a menudo en el WÜrm, [ .... ],podría ser más antigua y atribuida al Riss-Würm" (Lumley, 1971-72, pág. 1 ). Ignoramos cual es, en el momento actual, la datación que geológicamente perece más visible para Pste travertino, pero, por las razones que aludimos antes al hablar de la fecha

14 ' ·' · ' del C , creemos que esta es una cuest1on que debe tomarse con precauc1on y con toda la objetividad posible.

Es muy arriesgad o concluir diciendo que "por su situación estratigráfica este fósil, anterior a los neandertales, presenta toda una gama de caracteres a la vez ar­cáicos y más o menos evolucionados" (Lumley, 1971-72, p . 89); aparte de los pro­blemas sobre su verdadera datación, los caracteres morfológicos y métricos de la mand Íbula de Bañolas caben perfectamente dentro del ámbito de variación de lapo­blac ión neandertaloide de Europa occidental, cuyo reducido número de ejempl ares nos enmascara su variabilidad intraracial.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 17: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

9

Carigüela 111 F º/o P2o5°/o 100 F Nº/o Nº Fusté P20s

Nivel 2: H. Sapiens Sin determinar 0,24 5,873 mandíbula

H. Sapiens 0,17 26,5 0 ,6 2,24 5,874 parietal

H. Sapiens Sin determinar 1,35 5 ,878 tibia

C. Elaphus 0,4 21,7 0,2 nulo 6,544 mandíbula (muestra lavada)

Nivel 3: Felis Sin determinar 0,25 6,575 húmero

Nivel 6 : H. Neandertal 0,1 20,8 0,5 O, 17 5,875 parietal n. 1

C. Elaphus 0,17 26,7 0,6 nulo 6,541 mandíbula

Nivel 7: H . Neandertal 0,08 21,0 0,04 nulo 5,876 parietal n. 2

B. Primigenius Sin determinar 0,37 6,605 cráneo

Carigüela 11

Nivel 7: H. Neandertal =

Nivel 9: Frontal de Cari-güela 111 . Sin determinar nulo 5,877

·cuadro número 2.- Análisis fluorínico de los restos humanos de La Carigüela.

Carigüela (Piñar, Granada).- En 1955 J. C. Spahni encontró en los niveles de la Cue­va de La CarigÜela 6, 7 y 9, pertenecientes al Musteriense, dos fragmentos de parien­tales -(1 y 5) y un frontal infantil (2). Asimismo una mandíbula (4) y un fragmento de parietal (5) fueron hallados en el nivel 2, y una tibia (6) en el 3; ambos niveles vienen dados por Spanhi como Musteriense con débil influencia auriñaciense (García Sánchez, 1960). si bién un posterior estudio de Lumley (1969) demostraría que la totalidad del conjunto era musteriense. De todos los restos humanos y algunos de animales fueron enviadas muestras a K. Oakley, que las sometió al análisis fluorínico resultando lo expuesto en el cuadro número 2 (Almagro et al. 1970). Al no propor­cionar esta técnica una fecha absoluta como el C14 y lo Único que podemos discer­nir de estos resultados es que la cantidad de contanido en flúor es semejante en va­rias de las muestras, si bien es muy importante que el frontal infantil, la tibia y la mandíbula no proporcionaron dato alguno (Garralda & lrwin, 1971 ).

Este es el problema que, para los antropólogos plantea CarigÜela, es decir les po­sible afirmar la coetaneidad en este yacimiento del Hombre de Neandertal y del

Fundación Juan March (Madrid)

Page 18: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

10

hombre moderno, a quién indudablemente pertenecen la tibia y la mand Íbula, en base solo a estos datos? . Nos resulta muy difícil admitir esto tan a la ligera, y cree­mos necesario advertir, como personalmente pudimos comprobar al participar en la nueva campaña de excavaciones de 1969, que la excavación de Spanhi no ofreció su­ficientes garantías. Dado que justo los tres ejemplares de hombre moderno pertene­cen a las capas 2 y 3, subyacentes a la 1 con industria neol Ítica y restos humanos, planteamos serias dudas sobre su autenticidad estratigráfica, es decir su coetaneidad con el Musteriense y, por tanto, sobre la asociación Hombre de Neandertal -Hombre Moderno- Musteriense en este yacimiento. Esperamos que nuevas y serias excavacio­nes en esta cueva, de importancia excepcional, permitan aclarar alguna vez este pro­blema.

Cava Negra (Játiva, Valencia).- En los niveles musterienses de la Cova Negra de Játi­va, Gonzalo Viñes encontró en 1933 un parietal derecho fragmentado, excelente­mente estudiado por Fusté ( 1953) que lo atribuye a Horno sapiens neandertalensis. También de este ejemplar realizó Oakley el análisis fluorínico (Garralda e lrwin, 1971), cuyos resultados aparecen en el cuadro número 3; lamentablemente estos da­tos no permiten deducir nada tampoco sobre la datación de este fósil.

Parpal!ó (Mondubar, Valencia).- En el curso de una excavación realizada en 1930, L. Pericot encontró un cráneo fragmentado entre los niveles Proto-Solutrense y So­lutrense (Pericot, 1924); perteneciente a un individuo juvenil, del tipo de Cro-Mag­non (Alcobé, 1942) . Para esta cueva Davidson (1974) publicó tres fechas de C14 ,

dos de las cuales vamos a comentar aquí.

La primera es la BM. 858 formada por vértebras de C. ibex y C. elaphus halla­das con "industrias anteriores al Solutrense" sin indicación de profundidad (Alma­gro, 1975), la fecha que proporciona es superior a 38.050 a. C. ( > 40.000 B. P.). La segunda, BM.859, son dos muestras unidas de huesos y cornamenta de C. elaphus procedentes del nivel Solutrense inferior entre los 6,5 y 7 m. de profundidad, fecha­das en 18.540 a. C. (20.490 ± ~gg B. P.).

Visto lo expuesto por Davidson (1974) y Almagro (1975) en sus comentarios a estas fechas, parece probable que podamos relacionar la segunda con la que corres­pondería al nivel en que fué hallado el cráneo, lo que está totalmente de acuerdo con su pertenencia al tipo de Cro-Magnon del Paleal Ítico superior. De este mismo ejemplar se dispone del análisis fluorínico (cuadro número 3) también realizado por Oakley (Garralda & lrwin, 1971 ); al igual que, con Cova Negra, es necesario advertir que nada positivo nos aportan estos datos, por habérsele enviado solamente una muestra del cráneo.

En los niveles magdalenienses de este mismo yacimiento Vilanova (1872 y 1893) encontró una mandíbula femenina y cuatro molares estudiados por nosotros (Garralda, 1975). Los caracteres métricos y descriptivos de estos ejemplares coinci­dían con los de la población europea del Paleolítico superior con la que fueron com­parados. Del Magdaleniense 111 de El ParpallÓ, en que parece fueron recogidas estas piezas, hay también una fecha de C14 (BIRM-519) de 13.796 B. P. (11.864 a. C. en Almagro, 1976), y que; resulta algo sorprendente por ser muy tardía (Bernaldo de

Fundación Juan March (Madrid)

Page 19: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

11

Ouirós y Moure, 1978). pero que, desde el punto de vista antropológico no plantea ningún problema.

100F/ Fº/o P2 Os º/o P2 Os

Cova Negra 0,08 0,3 0,25 Parpalló 1 0,06 0,06 0,3 Barranc Blanc 1 0,38 Barranc Blanc 2 O, 15

Cuadro núm. 3.-Análisis fluorínico de los restos de Cava Negra, Parpalló y Barranc Blanc.

Barranc 8/anc (Rótova, Valencia).- En 1951 M. Jordá y J. y P. Cubero recogieron un fragmento de frontal en un nivel que entonces se creyó del epigravetiense, de la covacha del Barranc Blanc y que es denominado Barranc Blanc 1. Dos años más tar­de, Pericot y Alcobé, encontraron un cráneo juvenil, Barranc Blanc 2, aún pendien­te de estudio. De ambos ejemplares envió Fusté una muestra a Oakley para realizar el análisis fluorí nico, cuyos resultados (Garralda & lrwin, 1971) aparecen en el cua­dro número 3; lamentablemente, de nada sirven en cuanto a la datación absoluta de dos ejemplares tan interesantes, cuya datación arqueológica parece ser Auriñaciense según Fortea (*)y no Epigravetiense, como se había publicado hasta ahora.

Tito Bustillo (Ribadesella, Oviedo).- En el nivel le del Magdaleniense de Tito Bus· tillo, Moure y Cano encontraron en el verano de 1975 dos dientes humanos estudia­dos por nosotros (Garralda, 1976) . De dicho nivel, 1 e, hay dos fechas de C 14 , publ i­cadas por Moure y Cano (1976). La primera de ellas es la 1-833 1, extraida de Patella vulgata, y que da 11.920 ± 300 a. C. ( 13.870 ± 220 B. P.); la segunda, obtenida de huesos no identificables es de 11.570 ± 300 a. C. (13.520 ± 220 B. P.). En este caso, datación y resultados antropológicos están totalmente de acuerdo, ya que el estudio de los dientes demostraba su perfecta inclusión en el ámbito de variabilidad de la dentición de la población europea del Paleo! Ítico superior.

Los Azules (Cangas de Onís, Oviedo).- La cueva de Los Azules 1 está siendo excava­da por un equipo dirigido por J. Fernández Tresguerres, quién, en el curso de la campaña de 1974 encontró los primeros indicios que permitieron identificar un en­terramiento emplazado entre los niveles azilienses 3ª y 3c . La excavación de dicho túmulo fué realizada durante la campaña del 75, y diÓ como resultado un esqueleto humano enterrado en una fosa, junto con diversos conjuntos funerarios ( Férnández­Tresguerres, 1976) . Este interesante descubrimiento está bien fechado por el C 14 ,

que indicó 7.480 a. C. (9.430 ± B.P.) para el nivel 3a (muestra CSIC 216) y 7.590 a. C. (9.540 ± 120 B.P.) para el 3d (muestra CSIC 260). con lo que el momento de rea­lización del enterramiento queda comprendido entre ambas (Fernández-Tresguerres, 1976).

(*)Comunicación personal.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 20: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

12

Los resultados antropológicos del estudio que sobre el hombre de Los Azules 1 estamos a punto de publicar demuestran que, por su gran robustez y elevada estatu­ra, puede ser considerado como perteneciente al grupo de formas evolucionadas del tipo de Cro-Magnon "sensu lato", tan corrientes en este momento de transición cul­tural (Garralda, 1977). Algunos caracteres arcáicos, presentes en el esqueleto y en la dentición ( Legoux, 1978). evidencian el aislamiento en que estas poblaciones astu­rianas debieron vivir, según se confirma en otros yacimientos. Para el aspecto que nos interesa aquí, resultados antropológicos y datación absoluta, están totalmente de acuerdo.

Urtiaga (Deva, Guipúzcoa).- En 1936, y en la parte superior de un nivel pertenecien­te al Magdaleniense final y sobre el cual había un nivel Aziliense, Barandiarán y Aranzadi exhumaron un cráneo masculino, B. 1936 (Barandiarán, 1953). Una duda persiste sobre la verdadera pertenencia de este ejemplar al Magdaleniense o al Azi­liense, lo cual no obsta para su atribución a este grupo de Cro-Magnon evolucionado a que antes aludíamos (Marquer, 1963). Altuna (1972) publicó una fecha de C14

(CSIC 64) de 8.330 a. C. ( 10.280 ± 190 B. P.) para el nivel D de este yacimiento, Magdaleniense final, en que parece haberse encontrado el cráneo BI.

En este mismo yacimiento, y en la base del nivel C, caracterizado por una in­dustria Aziliense, se encontraron en 1935 otros dos cráneos UA 1 y UA2 , separados del anterior por una qipa de 50 ó 30 cm. de espesor (Barandiarán, 1947). Los carac­teres morfoscÓpicos y métricos de ambos ejemplares permiten atribuirlos también al tipo de Cro-Magnon evolucionado, con una cara más alargada, que los aproximaría a los Protomediterráneos (Marquer, 1963). Para este nivel, también Altuna (1972) pu­blicó una fecha de C14 (CSIC 63) extraída de una muestra de conchas que da 6.750 a. C. (8.700 ± 170 B.P.). Esta fecha es bastante posterior a la que correspondería al hombre de Los Azules 1, lo que puede estar de acuerdo con los caracteres más mo­dernos de estos ejemplares Azilienses, a su vez hallados en una zona en que nunca, hasta ahora, han aparecido individuos con caracteres tan arcáicos como en Asturias.

11. Mesolítico

Muge (Portugal).- Tres de los yacimientos Mesol Íticos de Muge han proporcionado restos humanos de enorme interés y sobre los que hay un excelente estudio antropo­lógico (Ferembach, 1974). También los tres han proporcionado las siguientes fechas de C14 :

Moita de Sebastiao: muestra Sa-16, extraída de madera carbonizada procedente de la capa más antigua : 5.400 a. C. (7 .350 ±350 B. P.) según Roche (1960).

Cabe90 de Amoreira : de él hay una muestra (Sa-195) de madera carbonizada de la ca­pa más antigua de este yacimiento y que da 5.080 a. C. (7 .030 ± 350 B. P.) según Roche ( 1960). La otra, correspondiente a la Última fase de ocupación es la Sa-194, que proporciona 4.100 a. C. (6.050 ± 300 B. P.) según Roche (1960) .

Cab~o de Arruda: también de este yacimiento hay dos muestras, una (Sa-197) co­rrespondiente al nivel más antiguo (4.480 a. C.= 6.430 ± 300 B. P.) y otra de la

Fundación Juan March (Madrid)

Page 21: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

13

parte superior (Sa- 196), que proporciona 3.200 a. C. (5. 150 ± 300 B. P.) según Roche (1960).

Desde el punto de vista antropológico, la población encontrada en estos yaci­mientos, pertenece a tres grupos raciales (Ferembach, 1973): Protomediterráneos, los más numerosos, algunos braquimorfos y persistencias cromañoides.

Este es otro de los casos en que datación absoluta y resultados antropolÓgicos están totalmente de acuerdo, coincidiendo ya claramente con todos los datos que tenemos sobre estas poblaciones Meso! Íticas de la cuenca mediterránea y litoral atlántico.

No vamos a extendernos más; a partir de este momento fechas absolutas para el Neol Ítico y períodos sucesivos y problemática antropológica se entrelazan, sin presentar mayores problemas, por lo que no creemos necesario comentarlas aquí.

Resumiendo lo anteriormente expuesto podemos concluir que solo los restos humanos de Los Azules 1, Tito Bustillo y Muge están perfectamente datados, ofre­ciendo también bastante seguridad los del Parpalló, Devil's Tower, y Urtiaga. Del resto de los que aquí comentamos, los ejemplares de Forbes Ouarry y Cova Negra carecen de datación absoluta, así como clara procedencia estratigráfica, al igual que la mandíbula de Bañoles, cuya fecha de C14 es totalmente inadmisible. El conjunto de Barranc Blanc debiera ser estudiado seriamente para determinar así su datación arqueológica y, si es posible, la absoluta . Por Último sobre CarigÜela planteamos la duda de la atribución al Musteriense de los restos de hombre moderno, esperando que nuevas y serias excavaciones aclaren este problema.

Del conjunto de este trabajo se deduce la escasa información de que, en lama­yoría de los casos, disponemos los antropólogos, salvo excepciones que han quedado bién patentes en la exposición. Dado que la mayoría de los restos fósiles aquí rese­ñados provienen de excavaciones muy antiguas, es de esperar que la actual colabora­ción interdisciplinaria y la seriedad de los nuevos métodos de trabajo ayuden a resol­ver este problema.

Referencias bibliográficas

ALCOBE, S. (1942): "Cráneo humano" en PERICOT, L. (1942)

ALCOBE, S. (1958): "Die Neandertaler Spaniens" in GJl.R. von KOENIGS WALD, ed.: "Hundert jahre Neanderthaler". Utrech, pp. 9-18.

ALMAGRO, M. (1970): "Las fechas del C-14 para la Prehistoria y la Arqueo­logía peninsular". Trabajos de Prehistoria, Vol. 27 pp.9-42.

ALMAGRO, M. (1975): "C-14, 1975. Nuevas fechas para la Prehistoria y la Arqueología peninsular". Trabajos de Prehistoria, Vol. 32, pp. 16 7-175.

ALMAGRO, M. (1976)! "C-14, 1976. Nuevas fe chas para la Prehistoria, y la Arqueología de la Península". Trabajos de Prehistoria, vol. 30, pp. 311-318.

ALMAGRO et alii. (1970): "Avance a la investigación arqueología, geocrono­logía y ecología de la cueva de La Carigüela {Piñar, Granada)" Trabajos de Prehis­toria, vol. 27, pp. 45-60.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 22: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

14

AL TUNA, J. (1972): "Fauna de mamíferos de los yacimientos prehistóricos de Guipúzcua ". Munibe, 24.

BARANDIARAN, J. M. de (1947): Exploración de la cueva de Uriiaga (en ltziar, Cuipúzcoa). Gernika-Eusko-Jakintza,pp. 113-128 y 285-306. ~

BARANDIARAN, J. M. de (1953): "El hombre prehistórico en el país Vas­co". Ed. Vasca Ekin, Buenos Aires. 267. p.

BERGER, R. & LIBBY, W. F. (1966): UCLA Radiocarbon Dates V. "Radio­.carbon", 8, pág. 40.

, 1

BERNALDO DE QUIROS Y MOURE (1978): "Cronología del Paleolítico y Epipaleolítico peninsulares a través de (¿;s dataciones absolutas". Véase en este mis­mo volúmen.

BUXTON, L.H.D. (1928): Véase GARROD, BúXTON et al. 1928.

CURDY, G. C. Mac (1915): "Neanderthal Man in Spain: The Lower jaw of Bañolas ". Am. Anthrop., N. S. 17, pp. 759- 762.

DA VID SON, l. (1974): Radiocarbon Dates for the Spanish Solutrean ". Antiquity, 48, pág. 63.

FEREMBACH, D. (1973): "Les Hommes du Bassin Mediterranéen a rEpipa­léolithique ". Fundamenta, Reihe B, Band 3.

FEREMBACH, D. (1974): "Le gisement mésolithique de Moita do Sebastiáo (Muge, Portugal): Anthropologie". Direcr;ao-Geral dos Assuntos Culturais, Lisboa.

FERNANDEZ-TRESGUERRES, J. (1976): "Enterramiento Aziliense de la Cueva de Los Azules I (Cangas de Onís, Oviedo)". Bol. del Instituto de Estudios Asturianos, núm. 87. Oviedo, pp. 273-288.

FUSTE, M. (1953): "Pariental neandertalense de Cova Negra (Játiva)". Servi­cio de Investigaciones Prehistóricas, Serie de Trabajos Varios, 17.

GARCIA SANCHEZ, M. (1960): "Restos humanos del paleolítico medio y superior y del neo-eneolítico de Píñar (Granada)" Trabajos lnst. Bernardino de Sa­hagún, vol. 15, núm. 2, pp. 17-72.

GARRALDA, M. D. (1975): "Nuevos restos humanos de la Cueva de El Par­palló (Cundía), Valencia)". Archivo de Prehistoria Levantina, XIV, pp. 37-46 - 1 lámina.

GARRALDA, M. D. (1976):'Vientes humanos del Magdaleniense de Tito Bus­tillo (Asturias)" en MOURE y CANO (1976) Oviedo.

GARRALDA, M. D. (1977): "El esqueleto Aziliense de Los Azules l (Cangas de Onís, Oviedo)" Actas 1 Congreso de Antropología de Barcelona, marzo 1977 {en prensa).

GARRALDA, M. D. & IRWIN, H. (1971): "The Fossil Hominids of Spain in iOAKLEY, CAMBELL & MOLLESON: "Catalogue of Fossil Hominids. Part. 11: Europe". Trustees of the British Museum (Natural History ), London 1.971.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 23: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

15

GARROD, BUXTON, ELLIOT SMITH & BATE (1928): "Excavations of a Mousterian Rock-Shelter at Devil's Tower, Gibraltar". J. R. Anthrop. lnst., 58, pp. 37-48.

HERNANDEZ PACHECO, E. y OBERMAIER, H. (1915): "La mandíbula neandertaloide de Bañolas". Comisión de Investigaciones Paleontologicas y Prehistó­ricas, Men. núm. 6, Madrid.

LEGOUX, P. (1978): "Etude odontologique de l'hemi-mandibule droite de Los Azules". en Programa y Resúmenes de las Comunicaciones. J. Simposio de An­tropología y Biología de España, Madrid, 28-31 de Marzo.

LUMLEY, H. (1969): "Etude de l'outillage Mousterien de la Grotte de Cari­güela". L'Anthropologie, t. 73, núm. 3-4, pp. 165-206.

LUMLEY, M. A. (1972): "La mandíbula de Bañolas". Ampurias, T. 33-34, 1971-72, pp. 1-91.

MARQUER, P. (1963): "Contribution a l'étude anthropologique du peuple basque et au pro ble me de ses origines raciales". Bull. et Mém. de la Société d' Anthro­pologie de París, T. IV, XIe série.

MOURE, A. y CANO, M. (1976): "Excavaciones en la cueva de "Tito Bustillo" (Asturias) Trabajos de 1975". Instituto de Estudios Asturianos.

OAKLEY, K. P. & WAECHTER, J. d'A (1971): "The Fossil Hominids: Gibral­tar", in OAKLEY, CAMPBELL & MOLESON: "Catalogue of Fossil Hominids, Part. 11: Europe". Trustees of the British Museum (Natural History). London.

PERICOT, L. (1942): "La cueva del Parpalló (Gandía)". Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid.

ROCHE, J. (1960): "Le gisement Mésolithique de Moita do Sebastiáo (Muge, Portugal)": Lisboa.

SERGI, S. (1918): "La mandibola di Bañolas". Riv. di Antropologia, 22, pp. 311- 315.

VILANO V A y PIERA, J. (1872): "Origen, naturaleza y antigüedad del Hom­bre". Madrid.

VILANO V A y PIERA, J. (1893): "Memoria geognóstico-agrícola y prehistóri­ca de Valencia". Madrid.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 24: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 25: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

17

CRONOLOGIA DEL PALEOLITICO Y EL EPIPALEOLITICO

PEN 1 NSU LAR ES

F. Bernaldo de Ouirós y A. Maure-Romanillo

El presente trabajo intenta pasar revista y comentar las dataciones absolutas ob­tenidas hasta el presente en yacimientos paleol Íticos y epipaleol Íticos de la Península Ibérica. A fin de dar coherencia al estudio hemos optado por un comentario porme­norizado de las fechas pertenecientes a cada uno de los complejos industriales: el Mus­teriense, el Auriñacience-Perigordiense, el Solutrense, el Magdaleniense y los distintos complejos Epipaleolíticos. En la misma medida se intenta establecer comparaciones con la cronología de horizontes culturales semejantes pertenecientes a otras regiones de Europa Occidental, lo que evidentemente implica una comparación también de las propias subdivisiones, pues -al menos en el caso de la Península Ibérica- tienen un ca­rácter mercadamente regional.

En la medida de lo posible se ha intentado también la cor'relación de las fechas con otros tipos de datos cronológicos, y muy especialmente con los cambios climáti­cos würmienses o postglaciares, lo que permite plantear la problemática de nuestro paleol Ítico dentro de un contexto europeo. No obstante, como estas oscilaciones cli­máticas no afectan por igual a las diferentes regiones, un paralelismo sin reservas pue­de originar equívocos. Las fechas que ofrecemos a continuación proceden de mues­tras tratadas por el método del carbono 14, a excepción de la datación paleomagnéti­ca del nivel arqueológico situado bajo las pinturas de la Cueva de Tito Bustillo (Ko­pper, 1973).

Debido a la extensión y duración del Paleo! Ítico, las fechas permiten un análi­sis puntual en el que pueden ser integrados y estructurados los datos arqueológicos. Las nuevas investigaciones en paleobotánica, microfauna, sedimentología, etc. pro­porcionarán en breve un nuevo marco sobre el que trabajar. Aunque por el momento el número y la repartición de las fechas no es todo lo grande que fuera de desear, cree­mos encontrarnos en condiciones de establecer a grandes rasgos el marco cronológico de estas primeras industrias.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 26: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

1

18

l. Musteriense

La propia extensión cronológica de esta cultura solo ha permitido la datación de las series terminales del Musteriense, especialmente aquellas que en, muchos casos podrían representar un cierto tipo de perduración. Desgraciadamente, por esto no dis­ponemos de una gran cantidad de fechas. En nuestra península solo podemos contar con cuatro fechas de clara atribución Musteriense, todas ellas procedentes de los ya­cimientos de G!braltar. Junto a ellas hemos de considerar también una serie de datacio­nes que, aunque pertenecientes desde un punto de vista arqueológico a periodos más . antiguos, nos han proporcionado fechas muy recientes.

En primer lugar hemos escogido la muestra UCLA 930: 17.600±1 .000 B.P. (Ber­ger y Libby, 1966) obtenida sobre travertino, y que se utilizó para datar la mandíbu-la de Bañolas. Esta fecha es evidentemente moderna tanto si pensamos en una atribu­ción de estos restos al H. sapiens neandertalensis (Alcobé, 1958) como al grupo de los anteneandertales ( Lumley, 1972) Otras dataciones que incluimos en este lugar son las de las Gandaras de Boudiño, 1-2175: 18.000 ± 300 B.P. y 1-2174: 26.700 ± 2.500 ó 3.600. B. P. (Butzer, 1967). Este yacimiento; de adscripción cultural no excesivamen­te situada, pero en el Paleo! Ítico 1 nferior (Aguirre , 1964; Echaide 1971). representa fechas muy -bajas que le llevarán hasta un momento paralelo al Paleol Ítico Superior.

Las fechas que poseemos para estos primeros momentos del Paleo! Ítico en nues­tra península son las siguientes:

Ref. Edad B. P. Procedencia Clasificación Muestra

GrN-1556 49.200 ± 3.200 Gorham's Cave ; nivel G Musteriense sp . Madera carboni zada

GrN-1678 > 47 .000 Gorham's Cave; nivel G Musteriense sp . Humus GrN-1473 47 .700 ± 1.500 Gorham's Cave; nivel G Musteriense sp . Madera carbonizada GrN-2488 > 30.000 3 600 Devil's Tower ; nivel 3 Musteriense 1-2174 26.700 ± 2:500 Gandaras de Boudiño Pal. 1 nferior

1-2175 18 .000 ± 300 Gandaras de Boudiño Pal . 1 nferior UCLA 930 17.600 ± 1.000 Bañolas Aso c. manci íbu la Travertino

Como hemos visto, solo las fechas de Gibraltar (Gorham's Cave y Devil's To­wer) pertenecen a un nivel específico. Según Waetcher (1964) los niveles de Devil's To­wer y Gorham's Cave podrían pertenecer a un mismo momento. Las fechas parecen indicar contemporaneidad si pensamos en el "mayor que" de Devil's Tower. Por otro lado el nivel G de Gorham's presenta un musteriense avanzado con abundantes hojas. GeocronolÓgicamente han sido situados por Zeuner ( 1963) en una fase del Wurm 11, lo que estaría de acuerdo con las fechas.

11. Auriñaciense y Perigordiense

Los comienzos del Paleal Ítico Superior no se encuentran excesivamente bien fechados. Para estas series del Perigordiense y el Auriñaciense solo tenemos dataciones seguras en los niveles de la Cueva de Morin (González Echegaray y Freeman, 1973b) y del Reclau Viver (Corominas 1946) . Junto a estas hemosincluidounaseriedefechas relacionables con estos momentos del inicio del Paleolítico SÚperior.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 27: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

19

Una de estas fechas es BM 858 : >40.000 B. P. para los niveles anteriores al So­lutrense, sin indicar profundidad, de la Cueva del Parpalla. La muestra está realizada sobre vertebras de Capra ibex y Cervus elaphus y en nuestra opinión parece antigua para las series encontradas en dicha cueva, y bien podrían pertenecer a niveles arqueo­lógicos sin determinar debajo de los niveles gravetienses que, según Pericot (1963). no son excesivamente antiguos.

Respecto a la clasificación de los yacimientos cantábricos, hemos utilizado una división atendiendo a una terminología esquemática que creemos más Útil que la sis­tematización francesa, de difícil adecuacion a esta región. (Bernaldo de Quirós, 1977). Las series son: 1) Perigordiense Inferior Cantábrico, definido en el nivel 1 O de Cueva Morin, con puntas de Chatelperron que podríamos relacionar con el Perigordiense 1 de Peyrony ( 1936) (González Echegaray 1971 b) . 2) Auriñaciense Arcaico Cantábri­co, como aparece en Cueva Morin, con abundantes hojitas Dufour y tipos ya auriña­cienses. 3) Auriñaciense Tipico Cantábrico, con tipos claramente auriñacienses, como hojas auriñacienses y azagayas de base hendida. 4) Auriñaciense Evolucionado Cantá­brico, al que encontramos en los niveles superiores de Morin y El Otero, caracteriza­do por azagayas losángicas y aplanadas que abarcarían los estadios 111 y IV de la series francesas. 5) Perigordiense Superior Cantábrico, con la presencia de elementos del Perigordiense V, como los buriles de Noailles o las puntas de Font-Robert, ya que no parecen existir series evolutivas a partir de un perigordiense 1 V con puntas de La Gravette . Las fechas que poseemos para estos momentos son las siguientes:

Ref. Edad B. P. Procedencia Clasificación Muestra

BM·858 t>40.000 Parpalló Anterior al Solutrense Huesos Sl-951 -A 36.950 ± 6.580 Morin, nivel 10 Perigordiense 1 nferior Carbón Sl-954 32.415 ± 865 Morin, nivel 7/6 Auriñaciense típico Carbón KN -1/920 29.690 ± 560 Mallaetes, nivel XII Auriñaciense evolucion . Carbón Sl-955 29.515 ± 840 Morin, nivel 7 Auriñaciense típico Carbón Gr .N-1455 28.700 ± 200 Gorham's Cave, n . D Auriñaciense Madera carb. Sl-951 28.610 ± 560 Morin, nivel 10 Perigordiense 1 nferior Carbón Sl-956 28.515 ± 1.285 Morin, nivel 8_¡¡_ Auriñaciense Arcaico Carbón Sl-952 28.435 ± 540 Morin, 8¡¡_ Auriñaciense Arcaico Carbón Sl-952-A 28 .515 ± 735 Morin, nivel 8~ Auriñaciense Arcaico Carbón Sl-955-A 28.055 ± 1.490 Morin , nivel 7 Auriñaciense Típico Carbón Gr.N-1363 27.860 ± 300 Gorham's Cave, n. Q Auriñaciense s/p Madera carb. Sl-953 20.710 ± 340 Morin , nivel 5~ Perigordiense Superior Carbón w.o. 3-4625-112 19.340 ± 780 Lezetxiki, n. 111 Auriñaciense evolucion. Huesos M-1016 18.700 ± 800 Reclau Viver; 4 .8-5m. Auriñaciense Huesos M-1015 16.560 ± 600 Reclau V.; 4 .6-4. 8m. Auriñaciense Huesos M-1020 16.200 ± 500 Reclau V .; 2.2-3. 2m. Auriñaciense Huesos M-1017 14.750 ± 600 Reclau V .; 3.2-3. 4m. Perigordiense Huesos M-1018 14.800 ± 600 Reclau V. ; 3.4-3. 6m. Perigordiense Huesos

Si exceptuamos la ya citada de El Parpalló, sin referencia clara a la estratigrafía cultu­ral, vemos que para el Perigordiense Inferior solo tenemos una fecha, procedente de Cueva Morin, para su nivel 10, del 36.950 ± 6.580 B. P., cuya desviación es muy gran­de. Esta fecha es de difícil comparación, pues para Francia las que tenemos del

Fundación Juan March (Madrid)

Page 28: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

20

Perigordiense Inferior proceden esclusivamente de Arcy-sur Cure, nivel 8 (Leroi-Gour­han, 1964). Las fechas son GrN- 1742: 33.860 ± 250 y GrN- 1736: 33.500 ±400 B. P. (Delibrias y Evin, 1974). Como vemos, son fechas más avanzadas, de difícil corre­lación. Más moderna, y más de acuerdo con la estratigrafía, es la datación Sl-951 (28.610 ± 560 B. P.), también del Perigordiense Inferior de Cueva Morin.

El Auriñaciense Arcaico está datado sólamente en Cueva Morin. Las fechas no provienen exactamente de los niveles del Auriñaciense Arcaico cantábrico, sino de los enterramientos Morin 1yMorin111, aunque ambas, 28.515 ± 285 y 28.435 ± 540 B. P., resultan relativamente modernas (González Echagaray y Freeman, 1973). Para este periodo vendrían bien fechas como las del Abri Pataud nivel 14 (Gr.NA610: 33.300 ± 760 y GrN- 4720: 34.250 ± 675) (Movius, 1963).

El Auriñaciense Típico con azagayas de base hendida no esta directamente da­tado. Las 'únicas fechas que poseemos proceden de Cueva Morin, donde en las exca­vaciones del Conde de la Vega del Sella (1921) se encontraron piezas de este tipo. Desgraciadamente en las excavaciones realizadas entre 1966 y 1969 no se encontró ninguno (González Echegaray y Freeman, 1971a, y 1973b). De este periodo tene­mos dos dataciones, una procedente del nivel 7, 29.515 ± 840 B.P. y otra del con­tacto entre los niveles 6 y 7, 32.415 ± 865 B.P. Fechas semejantes podrían ser GrN-4258 : 30.800 ± 500 B. P. y GrN-4296 : 31.000 ± 320 B. P. y GrN-4509 : 31 .200 ± 410 B. P. procedentes de la Cueva de Cotes ( Delivrias y Evin 1.974). Otras fechas serian GrN-1493 : 31.400 ±350 B. P. del yacimiento de la Quina y co­mo más reciente la del Auriñaciense 1 del Abrí Du Facteur, GsY . 67 : 27.890± 2000 (Delivrias y Evin 1974).

El Auriñaciense Evolucionado Cantábrico solo datado en Lezetxiki, con la fe­cha W.O. 3-4625-112: 19.340 ± 780 B. P. cronología que parece temprana si la comparamos con fechas solutrenses (Altuna, 1972).

Respecto a las fechas del área mediterránea, destacan la del nivel XI 1 de la Cue­va de Mallaetes KN-1/920 : 29.690 ± 560. Esta muestra se presenta para un nivel con azagayas de sección aplanada. Quizás las dataciones más semejantes serían del Auriña­ciense 11 de la Rochette GrN-4530: 28.860 ± 300 B.P. y el Auriñaciense 1 evolucionado de Caminade Gr. N-1419 : 29.100 ± 300 (Delibrias y Evin 1974). Las fechas de Gor­ham's Cave representan niveles con auriñaciense indeterminado.

Un problema muy interesante lo plantean las fechas del Reclau Viver (Coromi­nas 1946), pues representa una serie muy reciente si consideramos la aparición de las azagayas de base hendida y el resto del material (Sonneville Bordes, 1973), aunque presenta una evidente correlación "estratigráfica .

111. Solutrense

El Solutrense es una cultura de gran extensión en nuestra península y relativa­mente bien estudiada. En la Región Cantábrica los estudios de Jorda ( 1963), Corchon ( 1971) y Straus (1974) nos dan una visión bastante completa de la cultura a pesar de las ideas encontradas de estos autores. Así, para Jorda y Corchon tendríamos una evo­lución desde un Solutrense Inferior con puntas de cara plana, un Solutrense Medio con puntas romboidales y un Solutrense Superior con puntas de muesca. Por el con-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 29: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

21

trario, Straus cree en la existencia de un solo momento en el Solutrense cantábrico (Straus, Clark y Morales, 1978). Junto a las fechas de Solutrense hemos incluido la datación Gr.N 5817: 17.050± 140 del nivel F de Urtiaga (Altuna, 1972), asociada a una industria indeterminada debajo de los niveles del Magdaleniense.

Las dataciones procedentes del área mediterránea proceden de dos localidades, la cueva del ParpallÓ (Pericot 1942) y la Cueva de Mallaetes ( Fortea y Jorda, 1976) . En ambos yacimientos seguimos la clasificación cultural indicada por los autores, adapta­da a la problemática especial que representa esta región. Las fechas con que podemos contar para el Solutrense español son las siguientes:

Ref. Edad B.P. Procedencia Clasificación Muestra

KN-1/920 21 .710 ± 650 Mallaetes, nivel VI Solutrense Inicial carbón GaK 6984 20.970 ± 620 Riera, nivel 23.3 Solutrense Superior madera carb. GaK 6981 20.690 ± 810 Riera, nivel 22 Solutrense Superior carbón

BM 859 20.490 ± 900 Parpalló, 6.5-7 m. Solutrense 1 nferior huesos 800 Birm 520 20.166 Parpalló Sol . Inferior o Protosol. husos KN-1/919 20.140 ± 460 Mallaetes, nivel Va Solutrense Medio carbón GaK 6447 19.820 ± 390 Riera, nivel 20 Solutrense Superior carbón

BM 861 18.080 ± 850 Parpalló, 4.75-5 m. Solutrense Superior 750 cuerna

GaK 6983 18.200 ± 610 Riera, nivel 14 Solutrense carbón GrN 5993 17.950 ± 150 Aitzbitarte IV, n. VIII Solutrense Superior -

Birm 521 17.896 Parpalló Solutrense Superior CSIC 258 17.420 ± 200 Chufin, nivel 1 Solutrense Superior hueso GaK 6446 17.210 ± 350 Riera, nivel 18 Solutrense Superior carbón GaK 6444 17.070 ± 230 Riera, nivel 13 Solutrense Superior carbón GrN 5817 17.050 ± 140 Urtiaga, nivel F lnd. Indeterminada hueso GaK 6445 16.900 ± 200 Riera, nivel 13 Solutrense Superior carbón KN-1/918 16.300 ± 1.500 Mallaetes, nivel 111 Solutrense Superior carbón GaK 6450 15.860 ± 330 Riera, nivel 22 Solutrense Superior carbón GaK 6449 15.600 ± 570 Riera, nivel 15 Solutrense Superior carbón M 1019 13.200 ± 600 Reclau Viver, 2-3.2m. Solutrense

Las fechas de la Región Cantábrica se reducen a tres yacimientos: La Riera (Clark y Straus, 1977a y b), Cueva Chufin (Cabrera, 1977) y Aitzbitarte IV (Altu-na, 1972). Las dataciones de la cueva de La Riera son de gran interés pues cubren un espacio muy amplio desde el 20.970 ± 620 del nivel 23 hasta el 16.900 ± 2000 del ni­vel 13. Es de esperar que la pronta publicación de los materiales nos permita conocer de un modo más completo la problemática de este yacimiento (Straus, Clark y Mora­les 1978). La fecha de Cueva Chufin CSIC 258 para un nivel con puntas de muesca y azagayas de bisel central esta dentro de una evolución clásica, del mismo modo que la de Aitzbitarte 1 V del 17 .950 ± 150, con la presencia de puntas de muesca.

Los datos del área mediterránea comienzan con la discutida fecha del nivel VI de la Cueva de Mallaetes: KN-1/920: 21.710±650, con puntas de cara plana (Fortea Y Jorda, 1976). Esta muestra es más antigua que las dataciones que tenemos para el Solutrense de Francia, como Laugerie-Haute: GrN-1888: 20.890±300 (Delibrias y

Fundación Juan March (Madrid)

Page 30: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

22

Evin, 1974) . Es interesante destacar sin embargo que esta fecha representa el nivel HI, con un Solutrense Inferior, por lo que no tenemos dataciones para un Protosolutren­se. Por esto se mantiene la problemática, especialmente en la relación entre los niveles Protosolutrenses y el Perigordiense VII del tipo de Corbiac, con puntas de cara plana (Bordes, 1974) . Las restantes dataciones del Solutrense Inferior provienen de la Cue­va del Parpalló y son BM 859:20.490±900 ó 800 B.P . (Davidson, 1974) y Birm 520: 20.166 B.P. (Bofinger y Davidson, 1977). Son fechas relacionables con el Solutrense Inferior de Laugerie Haute, que junto a la datación antes citada, presenta en el mismo

· yacimiento GrN-4573 :20.750±150, GrN-4469:20.160±100 y GrN-4446: 20.810± 230 B. P. para el nivel 12 (Delibrias y Evin, 1974).

El Solutrense Medio solo aparece datado en les Mallaetes en su nivel Va, KN-1/ 919 : 20.140 ± 460 B.P., algo antigua si la comparamos con las del Solutrense Medio de Laugerie Haute, como GrN -4495 : 19.740±140 B. P. y GrN-4495 : 19.600±140 B.P. (Delibrias y Evin , 1974), pero que podrían ir perfectamente dentro de la evolu­ción específica del Solutrense en la Región Mediterránea.

El Solutrense Superior presenta varias dataciones en la cueva del Parpallo, co­mo B.M. 861 : 18.080 ± 850 Ó 750 B.P. para el nivel entre 4.75 y 5 m. y Birm 521 : 17.896 B.P. para niveles con puntas de pedúnculo y aletas. En la Cueva de Mallaetes nos aparece datando el nivel 111 con KN-1/918 : 16.300 ± 1.500. Estas fechas indican una larga evolución del Solutrense Superior Mediterráneo que podría terminar con la de Reclau Viver, M-1019 : 13.200 ± 600 para el nivel entre 2 y 3 m. 1Aunque son fechas modernas si las comparamos con las Magdalenienses, no estan en oposición a otras de la misma zona, como podría ser Birm 519 : 13.796 B.P. para el Mag­daleniense 111 de la cueva del Parpallo (Aparicio 1971 ).

IV. Magdaleniense

El complejo industrial magdaleniense, con 19 dataciones absolutas, es, sin lugar a dudas, el que presenta un mayor catálogo de fechas de todo el Paleo! Ítico Superior español. A ellas habría que añadir otras dos, que -aún recogidas sin un contexto ar­queológico definido- cronológicamente son contemporáneas de estas industrias. Se tratan de las fechas Gif 1721 de Ojo Guareña (Burgos)(Delibrias, Guillier y Labeyrie, 1974:53) y la HAR-520 de la Rambla del Agua Amarga (Murcia) (Ollet, 1977).

La fecha de Ojo Guareña, 15.600 ± 300 B.P.; procede de madera carbonizada perteneciente a una antorcha , recogida en la superficie de la parte inferior de la "Ga­leria de las Huellas". La segunda viene de una muestra de conchas recogida en un ni­vel de terraza fluvial con industria del Paleol Ítico Superior sin determinar.

De las restantes dataciones absolutas, 15 han sido recogidas en yacimientos de la Región Cantábrica, dos en el área mediterránea (una de Cataluña y otra en Valen­cia) y otras dos en las estribaciones de la Sierra de Cuenca, a unos 180 Km. de la cos­ta levantina . En algunas de estas estaciones, principalmente en las del Norte de la Pe­nínsula, se han realizado también análisis polÍnicos, que permiten conocer la evolu­ción paleobotánica y paleoclimática del final del Pleistoceno y comienzos del Post­gl aciar, aunque estos yacimientos no siempre son los mismos en que se han obtenido las dataciones, por lo que muchas de las correspondencias con oscilaciones climáticas

Fundación Juan March (Madrid)

Page 31: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

23

tardiglaciares se han efectuado de una forma indirecta.

A fin de facilitar la comprensión de la terminología, la secuencia que utilizare­mos para el Magdaleniense Cantábrico será la sigu iente : 1) Magdaleniense Inferior Cantábrico, definido y estudiado especialmente por González Echegaray (1960 y 1971) y Utrilla Miranda (1976a), que tradicionalmente se correlaciona con el Magda­leniense 111 del sistema de Breuil. 2) Magdaleniense Medio Cantábrico (Magdalenien­se IV de Breuil), muy escasamente representado, ha sido conceptuado por Jordá (1958) y Utrilla Miranda (1976a y 1997b) y su propia existencia no está perfecta­mente establecida. 3) Magdaleniense Superior Cantábrico o Magdaleniense Superior Inicial, caracterizado por la presencia de arpones, la falta de microli tos característi­cos de la transición al Aziliense, y por una proporción variable de raspadores y buri­les que ha permitido hablar de más de una facies. Ha sido definido especialmente por A. Moure (1970 y 1974). 4) Magdaleniense Final Cantábrico, difícil de separar del Aziliense a falta de fósiles-directores en hueso, se caracteriza sobre todo por un acen­tuado proceso de microlitización. En todo caso, hay que señalar la inex istencia de una evolución lineal de las industrias, lo que permite la contemporaneidad de algunas de estas "etapas" y la presencia de profundas diferencias dentro de cada una de ellas. En la relación de fechas que incluso a continuación se incluye entre paréntesis la clasif i- . la relación de fechas que incluimos a continuación se añade entre paréntesis la clasifi­cación según el sistema clásico, en el caso de haber sido utilizada en las publicaciones.

Ref. Edad B.P. Procedencia Clasificación Muestra

GaK 6980 17.160 ± 430 La Riera, nivel 10 Magd . Inferior Carbón GaK 6448 16.420 ± 400 La Riera , n ivel 11 Magd. Inferior Carbón Gif 1721 15.600 ± 230 Ojo Guareña --- Madera carb. M-829 15.500 ± 700 Altam ira Magd . Inferior {11 1) Carbón CSIC 155B 15.400 ± 300 Tito Bustillo, 1 a Magd . Superior Conchas M-830 15.300 ± 700 El Juyo, nivel Vi Magd. Inferior (111) Madera carb . GaK 2549 15.200 ± 412 La Lloseta , [j . Magd . Med io (IV) Madera carb. CSIC 155A 15.180 ± 300 T ito Bustillo, 12. Magd. Superior Conchas

14.800 T ito Bustillo, p inturas Magdalen iense 111 /V Paleomagnet ismo CSIC 80 14.350 ± 300 . T i to Bu stillo, pinturas Magd. 111 ó Super ior Carbón CSIC 154 14.250 ± 300 T ito Bustillo, 12_ Magd . Superior Carbón CSIC 261 14.220 ± 180 T ito Bustill o, 12. Magd . Superi or Carbón 1-9840 14.000 ± 520 Verdelpino, V!! Magd . Superior Huesos M-828 13.900 ± 700 Altam ira Magd . Inferior Conchas 1-8331 13.870 ± 220 Tito Bustillo, 1~ Magd. Superi or Conchas BIRM -519 13.796 Parpalló Magadalenien se 111 --1-8332 13.520 ± 220 Tito Bustillo, 1 ~ Magd . Superior Huesos 1-9841 12.930 ± 470 Verdelpino, V./!!; Magd . Superior Huesos HAR-520 12.220 ± 130 Rambla del Agua Amarga Paleo! ítico Super ior s/c Conchas 1-9240 12.050 ± 190 Ekain n. Vlb (superf .) Magd. Final - -M-1023 11.470 ± 500 Bora Gran de Serigná Magd . (IV , V ó VI) s/e --GaK 6982 10.890 ± 430 La Riera, nivel 4.2 Magdaleniense Fin al Carbón CSIC 64 10.280 ± 190 Urt iaga, n ivel Q. Magdalen iense Fin al Conchas

Para el Magdaleniense Inferior Cantábrico se dispone de dataciones absolutas de estratigrafías seguras en la Cueva de Altamira (M-829) y en el nivel VI de la Cueva de El Ju yo (M-830) (Crane y Griffin, 1960 : 30 y 46; Almagro Garbea, 1970: 13) . Jun-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 32: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

24

to con argumentos faunisticos y paleobotánicos, ambas podrían respaldar la atribu­ción de esta fase al final del interestadial de Lascaux, en un ambiente de clima mode­rado caracterizado por un biotopo de bosque y un predominio de ciervo entre los ani­males capturados (González Echegaray, 1973). Obviamente, también deberían perte­necer al Magdaleniense Inicial los materiales de los niveles 10 y 11 de La Riera, que aunque no esté totalmente determ inado desde un punto de vista arqueológico, han si­do fechados en época anterior a Altamira y El Juyo en las muestras Gak 6448 y Gak 6980 (Clak y Straus, 1977a: 355; Straus, Bernardo de Ouirós, Cabrera y Clark, 1977: 243). Más problemática puede ser la fecha M-828, obtenida de una muestra de con- . chas del mismo nivel de Altamira que la M-829, pero cuyo resultado la hace notable­mente más moderna que las de Magdaleniense Superior. También muy sorprendente es la fecha 81 RM -519 (13 .796 B.P.i (Aparicio Pérez, 1971 : 11 -14; Almagro Garbea, 1976:307), atribuida al Magdaleniense 111 de El ParpallÓ.

Para el Magdaleniense Medio (IV) la Única datac ión procede de la muestra A (Gak 2549) de La Lloseta (Clark, 1971 y 1972), sensiblemente parecida a las del-Mag­daleniense Superior de la inmediata cueva de Tito Bustillo, que comentamos más ade­lante. La propia clasificación arqueológica de los niveles de La Lloseta se encuentra actualmente en revisión , apuntándose hacia un posible Magdaleniense Superior. Des­graciadamente, es un problema que habrá que posponer hasta una futura excavación (Utrilla Miranda, 1976b : 820 y 824).

El Magdaleniense Superior Cantábrico se desarrolla ya en el ambiente cl imático trio del Tardiglaciar, y su evolución paleoclimática ha podido ser parcialmente recons­truida a través de los diagramas poi í nicos (Leroi -Gourhan, 1971 a y 1971 b; Boyer­Klein, 1976 y LÓpez García , 1977) y de los estudios de la fauna (Altuna, 1972 y 1976) A este horizonte con fauna y flora fria se corresponden las muestras realizadas sobre diferentes materiales en el nivel 1 (capas a y c) de Tito Bustillo (CSIC 155A y B, CSIC 154, CSIC 261, 1-8331e1-8332) (Maure y Cano, 1976:131). Conviene seña­lar que las dataciones más altas proceden de análisis de conchas de Patella y Littorina, y otro tanto puede decirse de las dos fechas más modernas, obtenidas de conchas y huesos no identificables. Las dataciones entre 14.250 y el 14.220 B.P . proceden de carbón vegetal y son las que coinciden con los resultados de la muestra CSIC 80 de la sa la de las pinturas rupestres (Almagro Basch, García Guinea y Berenguer Alonso, 1972 :471) y con la datación paleomagnética (Kopper, 1973 : 319).

Con industrias de tipo Magdaleniense Superior y flora y fauna tardiglaciares, disponemos de dos dataciones del nivel V del Abrigo de Verdelpino (Cuenca) (Maure, Fernández-Miranda, Morales y LÓpez, 1977), Aunque las muestras 1-9840 e 1-9841 proceden de las capas B y A respectivamente, la industria no presenta diferencias de­masiado significativas, de todas formas, no podrán ser observadas hasta futuras exca­vaciones. La fecha perteneciente a la capa más moderna se corresponde con una se­cuencia polÍnica del final del Tardiglaciar (LÓpez García, 1977:83) . En todo caso, no nos atrevemos a asegurar que las capas A y B del nivel V de Verdelpino representen más de un horizonte cultural identificable (Maure y LÓpez García, 1978).

El Magdaleniense Final ha sido datado en la superficie del nivel VIQ. de la Cueva de Ekain (Barandiarán Maestu, 1977:45) en el 12_050 ± 190 B.P. Desde el punto de vista arqueológico, el estrato VIQ.de Ekain se caracteriza por un elevado porcentaje

Fundación Juan March (Madrid)

Page 33: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

25

de hojitas y puntas de borde rebajado, mayor Índice de buril que de raspador y va­rios fragmentos de arpones cilíndricos (Barandiarán y Altuna, 1977). En la capa 4.2 de la Riera la muestra Gak 6982 fue datada en el 10.890 ± 430 B.P. en un contexto con arpones de doble hilera de dientes (Straus, Clark y González Morales, 1978).

Aunque sin estratigrafía precisa, la fecha M-1023 ( 11.470 ± 500 B.P.) debe atri­buirse al final del Magdaleniense, ya que en el yacimiento de Bora Gran de Serigná (Gerona) las ocupaciones fueron clasificadas, en su día, como Magdaleniense IV. V y VI con arpones de una y de dos filas de dientes (Crane y Griffin, 1960: 146; Almagro Gorbea, 1970: 15). Para terminar, la fecha más tardía de este momento, incluso pos­terior a algunas del Aziliense, es la denominada CSIC 64, perteneciente a la parte su­perior del nivel D de Urtiaga (Barandiarán y Sonneville-Bordes, 1964) que diÓ el re­sultado de 10.290±180 B.P. (Altuna, 1972:171; Almagro Gorbea, 1973:313).

La comparación entre las fechas españolas y las de yacimientos ultrapirenaicos resulta púramente indicativa, ya que si las secuencia son distintas -al menos en parte­cualquier intento de correlación sería escasamente significativo. En el caso concreto del Magdaleniense Cantábrico, los paralelos más próximos se encuentran en la Región de Aquitania, donde sus dataciones de C-14, como todas las de Francia, han sido sis­tematizadas dentro de La Prehistoire Franr;aise, dirigida por H. de Lumley, en un tra- · bajo de Delibrias, Guillier, Evin y Thommeret (1976: 1511-1513).

No son muy frecuentes las dataciones francesas de niveles arqueológicos del · Magdaleniense 111, que es el que tradicionalmente se correlaciona con el Magdalenien­se Inferior Cantábrico. El Laugerie-Haute Est, este horizonte se dató en el 13.970 ± 480 B.P. En la Grotte de Duruthy, también en la circunscripción de Aquitania. la ca­pa 5 diÓ una fecha del 14.180 ± 200 B.P. En ambos casos las ocupaciones parecen más recientes que Altamira, El Juyo y La Riera. Otro tanto puede decirse del Magda­leniense 111 de La Crose (RÓdano-Alpes) con fechas del 14.330± 260 B.P. y del 14.850 ±350 B.P. En cuanto a fechas más antiguas, pertenecientes al Magdaleniense Inferior francés, podemos citar el Magdaleniense 1 (16.750 ± 250 B.P.) y el Magdale­niense 11 (17.040 ±440 B.P.), de Lassac (Rosellón-Languedoc) y el Magdaleniense O (18.260 ±360 B.P.) de Laugerie-Haute Est.

Más numerosas son las fechas del Magdaleniense IV o del Magdaleniense Medio sin especificar. Entre las Últimas, destaca la serie de los hogares del nivel D de La Co­lombiere ( Ródano-Alpes), que van entre el 15.500 ± 700 y el 11.750 ± 600 B.P. En la Grotte de Duruthy, capa 4, el Carbono 14 proporcionó fechas del 13.510±120 y el 13.840 ±210 B.P., muy semejantes a los resultados del nivel 7 de La Made!aine: 13.400 ± 300 B.P. Todas estas series se encuentran relativamente próximas a las del Magdaleniense 111 de El Parpalló, a algunas de las de Altamira, y a las del nivel le de Tito Bustillo, y se encuentran entre las dataciones de los niveles VA y VB de Verdel­pino.

Dentro del Magdaleniense Superior, las fechas aquitanas más antiguas. paraleli­zables con el nivel la de Tito Bustillo, pertenecen a la capa IX de La Flageolet 2. La parte superior del estrato fue datada en el 14.11 O± 690 B.P. y la base en el 15.250 ± 310 B.P. El Magdaleniense V de los niveles 13 y 5 de La Madelaine diÓ fechas más recientes, del 13.070 ± 190 y el 12.750 ± 240 B.P., respectivamente. El Magdalenien­se VI de la Gare de Couze fue datado en el 12.430 (Magdaleniense V ó VI) y en el

Fundación Juan March (Madrid)

Page 34: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

26

11.750 B.P. En la capa 11 de Le Flageolet 2 la cronología obtenida fue del 12.870± 390 B.P. y en el nivel 7 de La Madelaine del 12.640±260 B.P. Estratos clasificados como Magdaleniense Final van del 12.300±400al 10.750±60 B.P. en Pinceventy tienen una de sus fechas más recientes en el 10.480± 200 B.P. de Le Morin, quizá la Única cercana a Urtiaga D, y sensiblemente más moderna que algunas estaciones azi­lienses francesas.

V. Epipaleolít,ico y Mesolítico

Las 28 dataciones absolutas conocidas hasta el presente en la Península Ibérica, proceden fundamentalmente de tres zonas: la Región Cantábrica, el litoral mediterrá­neo y los concheros del Muge, en Portugal. A su vez, la clasificación arqueolÓgica de los yacimientos de procedencia permite atribuirles a diversos complejos industriales: Aziliense, Asturiense, concheros postasturienses, Epipaleol Ítico Mediterráneo (micro­laminar y geométrico) y Epipaleol Ítico Portugués. Como en otras ocasiones, se inclu­ye un Índice sistemático de fechas, al que seguirá un comentario regional.

Ref. Edad. B.P. Procedencia Clasificación Muestra

GaK 6985 14.760 ± 400 la Riera, nivel 3 Inferior Aziliense Camón CSIC 34 13.300 ± 2.700 Conchero Campig Salou, n. f Epipaleol ítico Conchas Ly 1400 11.760 ± 240 Zatoya, n . 11 (Inferior) Aziliense ly 1399 11 .480 ± 270 Zatoya, n . 111 (Inferior) Aziliense GaK 2550 10.506 ± 309 La lloseta, B (Conchero) Postasturiense (? ) Carbón GaK 2548 10.400 ± 515 El Cierro Aziliense Ma::lera carb. KN/1-9'15 10.37G ± 105 Mallaetes, n. VI Epigravetiense CSIC 174 10.300 ± 180 Arenaza, n . 111 Mesolíticos/e CSIC 173 9.600 ± 180 Arenaza 1, n. 11, lecho Q Meso! ítico s/e CSIC 260 9.540 ± 120 Los Azules 1, n. Q Aziliense Gif 130 9.470 ± 400 Santimamiñe, n. 7 No especif icado Huesos 1-9239 9.460 ± 185 Ekain, n . IV (base) Aziliense CSIC 216 9.430 ± 120 los Azules 1, n. ~ Aziliense GaK 6884 9.290 ± 440 Mazaculos 11, conchero Asturiense Carbón 1-51 50 9.000 ± 150 Morin, Estrato geol. 27 Postazi liense CSIC 63 8.700 ± 170 Urtiaga, n . ~ Aziliense Conchas GaK 2906 8.650 ± 185 Penicial, conchero Asturiense Madera carb. GaK 2909 8.650 ± 309 La Riera - I!_ Asturiense Carbón Ly 1398 8.150 ± 170 Zatoya, n. 11 (Superior) Aziliense Ly 1198 7.550 ± 200 Botiqueria deis Moros, n. 2 Epipaleol ítico geométrico Sa -16 7 .350 ± 350 Moita do Sebastiao Epipaleol ítico Madera carb. Sa- 195 7 .030 ± 350 Moita do Sebastiao, n. 39 Epipaleol ítico Madera carb. GaK 2907 7.000 ± 175 Coberizas, n. 1 !!. Asturiense Carbón GaK 2908 6.860 ± 165 Bricia - ~ Asturiense Carbón Sa- 197 6.430 ± 300 C. de Arruda, n . 41-45 Epipaleol ítico Madera carb. Sa- 194 6.050 ± 300 C. de Amoreira, n. 3-4 Epipaleol ít ico Madera carb. 1-4030 5.780 ± 120 Tarreron, n. 111 Epipaleol ítico Final (? ) Carbón GaK 2547 5.760 ± 185 les Pedroses, conchero Postasturiense Carbón Sa- 196 5.150 ± 300 C. de Arruda, n. 3-6 Epipaleol ítico Carbón HAR -180 5.120 ± 620 Barranco de los Grajos, n. 4 Epipaleol ítico (? ) Carbón GaK 2551 4.594 ± 680 La Loseta, ~- Conchero Postasturiense

Fundación Juan March (Madrid)

Page 35: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

27

En primer lugar, hemos de comentar las dataciones absolutas procedentes de la Región Cantábrica española. El complejo industrial Azi/iense presenta algunos proble­mas de delimitación con el Magdaleniense Final. Y, si desde un punto de vista arqueo­lógico la delimitación es bastante difícil, tampoco el C-14 aporta datos definitivos en este sentido. La teoría clásica, planteada en principio por J. Carballo (1924: 109-118). apunta por un lado a la filiación paleolítica del Aziliense del Norte de la Península, y -por otro al origen local de esta cultura. González Echegaray se ha inclinado en dife­rentes ocasiones por situar la transición del Magdaleniense Final al Aziliense en la os­cilación de Allerod (González Echegaray, 1966:7 y 1975:56), si bien es cierto que al­gunas dataciones absolutas del Magdaleniense Final parecen ser posteriores (Urtiaga, nivel C, Riera, nivel 4.2). Contrariamente, y como veremos más adelante, un buen nú­mero de depósitos azilienses pueden ser datados en el Postglaciar, contemporánea­mente al Sauveterriense francés.

Dejando aparte el nivel 3 inferior de La Riera, obtenida en zona revuelta, las dataciones más antiguas para el Aziliense cantábrico proceden de los sectores inferio­res de los niveles 111 y 11 de Zatoya (Navarra), que dieron las fechas Ly 1.400 (11.760 ±240 B.P.) y Ly 1.399 (11.480 ± 270 B.P.), ambas recientemente publicadas . por l. Barandiarán (1977:45-46). También conviene destacar por su antiguedad la fe­cha Gak 2548 (10.400 ±515 B.P.) obtenida por Clark (1971 : 1255), en la Cueva del Cierro, si bien hay que tener en cuenta que la muestra no fue recogida en el curso de una excavación, y por ello puede caber alguna duda sobre su atribución concreta.

Especialmente importante para el conocimiento del Aziliense cantábrico son las fechas de la Cueva de Los Azules 1, en Cangas de Onís (Asturias). En efecto, la muestra CSIC 260 (9.540 ±120 B.P.) y CSIC 216 (9.430± 120 B.P.) procedentes de las capas D y A respectivamente, sirven, no sólo para datar uno de los yacimientos azilienses más importantes de la Región Cantábrica, sino que también delimitan la cronología del importante enterramiento descubierto en 1974 (Fernández Tresgue­rres, 1976a:276 y 1976b:769-770). Igualmente fundamental, por tratarse de una ex­cavación moderna y por el interés objetivo del yacimiento, es la fecha 1-9239 (9.460 ± 185 B.P.), procedente de la base del nivel IV de Ekain (Guipúzcoa). recientemente publicada por Barandiarán Maestu (1977:45). Más problemática es la interpretación del nivel 7 de Santimamiñe, que -si bien su cronología no está muy lejos del mundo del que tratamos (Gif 130, 9.470 ± 400 B.P.)- su atribución a un determinado com­plejo cultural ha sido bastante discutida (Delibrias, Guillier y Labeyrie, 1976:88; Al­magro Gorbea, 1970: 13).

Aunque no hay fechas absolutas para los niveles superiores de Cueva Morin (González Echegaray y Freeman, 1971 y 1973), el nivel Aziliense puede ser datado antequem por la muestra 1-5150(9.000±150 B.P.), obtenida en el travertino cemen­tado que recubre al nivel 1, que es el estrato geológico 27 (Butzer, 1973:273).

Conviene subrayar que alguna de las fechas obtenidas en depósitos azilienses son de cronología claramente Boreal. Es el caso del nivel C de Urtiaga (CSIC 63; 8.700 ±1708.P.) (Altuna, 1972:171;AlmagroGorbea, 1973:313),ydelapartesu­periordel nivel 11 de Zatoya (Ly 1398: 8.150 ±170 B.P.) (Barandiarán Maestu, 1977 :45-46).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 36: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

28

En lo que se refiere a las dataciones procedentes de concheros asturienses, es de destacar la coincidencia de una parte de las fechas con las del Aziliense. la más an­tigua obtenida recientemente en el curso de excavaciones sistemáticas es la denomi­nada Gak 6884 (9.290 ± 440 B.P.), procedente del conchero de la Cueva de Mazacu­los 11 (La Franca, Asturias) (González-Morales, 1978). Dos fechas idénticas han sido recogidas en los concheros de la Cueva de El Penicial, de Nueva (Gak 2906: 8.650± 185 8.P.) y de La Riena 8 (Gak 2909: 8.650±309 B.P.) (Clark, 1971 :1255). Más re­cientes, la fecha Gak 2907 de Coberizas diÓ un resultado de 7.000± 175 B.P., y la Gak 2908 de Bricia A, 6.860±165 B.P. (Clark, 1971:1255).

Concheros postasturienses han sido datados por Clark en Les Predoses y La Llo­seta, ambas en el concejo de Ribadesella. El primero de los yacimientos diÓ una fecha Gak 2547 del 5.760±185 8.P., y el segundo (muestra C) fue del 4.594 ±º680 B. P. (Gak 2551 )_ Por el contrario, la muestra 8 de La Lloseta -Gak 2550- dió el sorpren­dente resultado de 10.506 ± 309 B. P., que -en opinión de Clark- constituye la Única contradición en la serie cronológica recogida en concheros asturianos (Clark, 1976: . 129)_ -

Finalmente, en la Región Cantábrica existen otras estaciones clasificadas como Epipaleol Íticas o Mesol Íticas sin atribución a un complejo cultural determinado. En Arenaza (Vizcaya), los niveles 11 y 111, con industria de estilo Tardenoisiense muy particular han dado las fechas CSIC 173 y 174(9.600±180y10.300±180 8.P.) (Apellaniz y Altuna, 1976:123 y 157; Almagro Gorbea, 1976: 308). El nivel 111 de Tarrerón (Santander) con escasa industria, diÓ una cronología absoluta del 5.780 ± 120 8.P. (1-4030) (Apellaniz, 1971 :98; Almagro Gorbea, 1971 :282).

Para la Región Mediterránea española, la fecha más antigua procede del nivel C del conchero de Camping Salou (CSIC 34: 13.300 ±2.700 B.P.), con materiales"de tipo Aziliense". La industria Epigravetiense ha sido datada en el nivel VI de Mallae­tes en el 10.370 ± 150 B.P. (KN-1915) (Fortea y Jordá, 1976: 165 y 166). Así mismo, la única fecha para el Epipaleol Ítico de tipo geométrico viene de Botiquería deis Mo­ros, nivel 2, en que la muestra Ly-1198 fue datada en el 7.550 ± 200 8 .P. (Barandia­rán Maestu, 1976: 183). Ambos complejos han sido sistematizados por J. Fortea (1973) . Con ciertas reservas en cuanto a su clasificación arqueolÓgica, puede añadir­se la industria de tipo Epipaleol Ítico, en un contexto acerámico, del nivel 4 del Abri­go Grande del Barranco de los Gajos (HAR-180 : 5.120 ± 620 8.P.) (Otlet y Slade, 1974:188).

Los concheros del rio Muge (Portugal) proporcionan otra importante serie de dataciones absolutas, publicadas por Roche (1957: 297), Delibrias y Roche (1965: 2005-2006) y recopiladas por Almagro Gorbea (1970: 15-16). Los resultados obteni­dos en Moita do Sebastiao son los más antiguos del conjunto: en la base del depósito, la muestra Sa-16 diÓ una fecha de 7.350 ±350 B.P.; en el nivel 39, la muestra Sa-195, 7 .030 ± 350 B.P. En Cabe<;o de Arruda, nivel 41-45, la datación es 6.430 ± 300 B.P. (Sa-197) y en Cabe<;o de Amoreira, niveles 3-4, el 6.430 ± 300 B.P. (Sa-194) . Lacro­nología de los niveles 3-6 del Cabe<;o de Arruda, proporcionada por la muestra Sa-196 es 5.150 ±300 B.P.

La relación con complejos culturales semejantes se reduce en esta ocasión al Aziliense francés, Único que desde un punto de vista arqueolÓgico presenta caracte:

Fundación Juan March (Madrid)

Page 37: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

29

res comunes con el del Norte de la Península Ibérica. Como en otras ocasiones, las fechas utilizadas como_paralelos proceden del trabajo anteriormente citado de G. De­librias, M-T. Guillier, J. Evin y J. e Y. Thommeret (1976: 1499-1514). Previamente, conviene señalar que -a escepción del nivel 111 y el sector inferior del 11 de Zatoya- el resto de las fechas del Aziliense cantábrico van del 9.540 B.P. de Los Azules 1 al 8.150 8.P. del nivel 11 superior de Zatoya.

Las fechas absolutas del Aziliense francés son escasas, pero casi en su totalidad son anteriores a las cantábricas. En la circunscripción de RÓdano-Alpes, tres muestras del nivel D de Saut du Loup dieron fechas de 11.500± 380, 11.750 ± 300 y 12.080 ± 310 8.P. En Abri Gay, la muestra Ly 725 fue datada en el 11.660 ± 240 B.P. En la circunscripción de Borgoña, el Aziliense fue datado en Varennes lés Mac;:on en el 11.860 ± 190 8.P. Finalmente, en los Pirineos Centrales el nivel 7 de la Grotte de Pe­gourie se fechó en 12.250 ± 350 8.P. Sin embargo, hay también fechas más moder­nas: en Pont d' Ambon (Aquitania), el nivel 3 se fechó en 10.350 ± 190 y 9.830±180 8.P. En Franco Condado, aparte de la fecha de Thoys (10.220± 650 B.P.) encontra­mos la Única datación más moderna que las españolas en el nivel superior de Varen­nes lés Mac;:on: 8.080 ± 280 8.P.

Por si estos datos dejasen alguna duda respecto al carácter más tardío -al menos en ·parte- del Aziliense cantábrico, en Francia nos encontramos con una larga serie de yacimientos sauveterrienses cuyas fechas pueden paralelizarse con las del Aziliense es­pañol. En el propio yacimiento del Thoys, ya citado, los estratos sauveterrienses que se le superponen dieron fechas de 9.390 ± 150 y 9.350 ± 300 8.P. En Rouffignac, las dataciones de las capas 4a, 4b, 4c, y 5a, (Sauveterriense) van del 8.370 ± 100 al 8.750 ± 75 8.P.

En conclusión, y si bien no puede afirmarse sin lugar a dudas que el Aziliense cantábrico sea muy posterior al pirinaico o al aquitano (siempre pueden descubrirse asentamientos más antiguos), lo que no ofrece lugar a dudas en su perduración en el Norte de la Península Ibérica durante una buena parte del Postglaciar, época en que ya el Sauveterriense francés estaba bien desarrollado.

Conclusiones

La cantidad de dataciones absolutas conocidas para el Paleolítico y el Epipaleo-1 Ítico peninsular es relativamente importante, sobre todo si tenemos en cuenta la abundancia de las mismas en determinadas regiones de la Península Ibérica. En total, se dispone de 97 fechas para el periodo objeto de estudio, que se reparten de la si­guiente forma: 4 para el Musteriense, 19 para el complejo Auriñaciense-Perigordiense, 20 para el Solutrense, 23 para el Magdaleniense y 31 para el Epipaleol Ítico. Pese a que a partir de ellas es posible por lo menos un intento de cronología, éste tropieza con dos dificultades importantes: la concentración de datos en determinadas regiones (especialmente en la Cornisa Cantábrica) y en determinados yacimientos, contrastada con la ausencia total o casi total de información concerniente a la mayor parte de la Península y la falta de muestreos de un mismo complejo cultural representado en di­ferentes yacimientos.

Para el Musteriense se dispone tan solo de la cronologías obtenidas en Gorham's Cave y Devil's Tower, ambas en Gibraltar. Las fochas, como ya se ha señalado, aportan

Fundación Juan March (Madrid)

Page 38: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

30

bastante poco al conocimiento de esta cultura. Que nosotros sepamos, tan solo se han intentado análisis de C-14 en otro yacimiento Musteriense español: la Cueva de La Er­mita (Moure y Delibes, 1972). cuyos resultados son tan aberrantes que no merece la pena su inclusión en el presente catálogo.

También el comienzo del Paleol Ítico Superior presenta gran cantidad de proble­mas de Índole cronolÓgica, debidos sobre todo a la escasez de fechas disponibles. Los niveles del Perigordiense Inferior solo están representados en Cueva Morin, donde presentan una datación del 36.950 B.P., que desde luego no permite la posibilidad de comparación con cualquier otra región. El Auriñaciense presenta también diferencias entre el área cantábrica y el área mediterránea. En la primera, SÓlamente disponemos de las fechas de Cueva Morin para el Auriñaciense Arcaico y para el Auriñaciense Tí­pico, mientras que en la costa mediterránea podemos contar con las del Auri­ñaciense 11 de Mallaetes y con la discutible serie de Raclau Viver, que -en caso de ser aceptadas- nos llevarian a un momento paralelo al Solutrense y al comienzo del Mag­daleniense. El Perigordiense Superior Final cantábrico coincide, por su parte, con los primeros momentos de la serie de La Riera.

El Solutrense español presenta una evolución bien diferenciada en dos regio­nes. En el Norte de la Península, en que solo es conocido el Solutrense Superior, des­tacan las fechas de Aizbitarte IV, Chufin y -sobre todo- la serie de La Riera. A partir de estos datos puede deducirse que el final del Solutrense cantábrico se desarrolla pa­ralelamente al inicio del Magdaleniense Francés. El Solutrense de la franja mediterrá­nea (Solutrense Ibérico) presenta una secuencia cultural diferente, apareciendo nive­les con puntas de cara plana en el 21.710 B.P. del nivel VI de ParpallÓ (Fortea y Jor­dá, 1976). Por el contrario, las fechas más modernas de ambas zonas pertenecen res­pectivamente al nivel 15 de la Cueva de La Riera (15.600 B.P.) y al 2-3 de Raclau-Vi­ver ( 13.200 B.P .) , fecha ésta Última en contradicción con la más antigua datación Magdaleniense del área levantina.

Desde un punto de vista arqueolÓgico, faltan por ahora ocupaciones relaciona­das con el Magdaleniense 1 y 11 clásicos, que -por otro- lado, tampoco están bien fe­chados en Francia. Nuestras series comienzan hasta ahora en el Magdaleniense Infe­rior, que habitualmente se relaciona con el Magdaleniense 111 del sistema de Breuil, y que parece desarrollarse durante el fin del interestadial WÜrm lll-IV, con un clima templado-húmedo y un biotopo de bosque con el ciervo como especie predominante. A este momento pueden pertenecer las dataciones de El Juyo, ParpallÓ y Altamira, y en éste Último lugar se trata de uno de los estratos relacionables con las famosas pin­turas polícromas. El Magdaleniense con arpones parece tener una larga duración a través del WÜrm IV, desde las fechas más antiguas de Tito Bustillo a la del nivel D de Urtiaga.

Finalmente, es de destacar el carácter tardío del Aziliense cantábrico. Aunque sea poco conocida la fecha de la transición del Magdaleniense Final al Aziliense, re­sulta evidente su larga perduración regional mientras en Francia se desarrolla el Sau­veterriense. La escasez de fechas para el resto de las culturas Epipaleol Íticas de la Pe­n Ínsula Ibérica impide cualquier intento de interpretación cronolÓgica de las mismas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 39: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

31

Referencias bibliográficas

AGUIRRE, E. (1964), Las Gándaras de Budiño, Porriño (Pontevedra), en Exca­vaciones Arqueológicas en España, 31. Madrid.

ALCOBE, S. (1958), Die Neanderthaler Spaniens, enNeanderthal Centenary, págs. 9-18.

ALMAGRO GORBEA, M. (1970). Las fechas de C-14 para la Prehistoria y la Arqueología Peninsular, en Trabajos de Prehistoria, 27, págs. 9-42.

ALMAGRO GORBEA, M. (1973), C-14, 1973, Nuevas fechas para la Historia y la Arqueología Peninsular, en Trabajos de Prehistoria, 30, págs. 311-318.

ALMAGRO GORBEA (1976), C-14, 1976. Nuevas fechas para la Prehistoria y la Arqueología de la Península, en Trabajos de Prehistoria, 33, págs, 307-317.

ALTUNA, J. (1972), Fauna de mamíferos en los yacimientos prehistóricos de Guipúzcoa, en Munibe, 1-4, 464 págs., 70 figs . y XXVII lams.

AL TUNA, J. (1976), Los mamíferos del yacimiento prehistórico de Tito Busti­llo (Asturias), en págs. 151-194 de MOURE ROMANILLO, ].A. y CANO-HERRERA, M. Excavaciones en la cueva de "Tito Bustillo" {Asturias) : Trabajos de 1975.

APELLANIZ CASTROVIEJO, J. Ma. (1971). El Mesolítico de la Cueva de Ta­rrerón y su datación por el C-14, en Munibe, 1, págs. 91-104.

BARANDIARAN, J .M. y AL TUNA, J. (1977). Excavaciones en Ekain (Memo­ria de las campañas de 1969-1975), en Munibe, 1-2, págs. 3-58.

BERGER, R. y LIBBY, W. F. (1966). UCLA Radiocarbon Dates V, en Radio­carbon, 8, pág 480.

BERNALDO DE QUIROS, F. (1977), El Paleolítico Superior Inicial de la Re­gión Cantábrica, en Actas del XIV Congreso Nacional de Arqueología (Vitoria, 1975). Zaragoza. págs. 151-15 6.

BOFINGER, E. y DA VIDSON, l. (1977). Radiocarbon age and Depth: a statis­tical treatment of two sequences of dates Spain, en Joumal of Archaeological Scien­ce, 4, págs. 231-234.

BORDES, F. (1974). Notes de Typologie Prehistorique, en Zephyrus, 25, págs. 53-61.

BOYER-KLEIN, A. (1976). Análisis polínico de la Cueva en Tito Bustillo (As­turias), en págs. 203-206 de MOURE ROMANILLO, J.A. y CANO-HERRERA, M. Excavaciones en la Cueva de "Tito Bustillo" (Asturias): Trabajos de 1915. lnstituto de Estudios Asturianos. Oviedo.

BUTZER, K. L. (1976), Geomorfology and stratigraphy of the Paleolíthic site of Budiño (Prov. Pontevedra, Spain), en Eiszeitalter and Gegerwart, 18, págs. 82 y ss.

BUTZER, K. L. (1973), Notas sobre la geomorfología regional de la parte occi­dental de la provincia de Santander y la es tratigrafía de Cueva Morin, en págs. 269-276 de GONZALEZ ECHEGARAY, J. y FREEMAN, L.G., Cueva Morin: Excava­ciones de 1969.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 40: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

32

CABRERA, V. (1977), La Cueva de Chufin, en Actas del XIV Congreso Nacio­nal de Arqueología. (Vit oria, 1975). Zaragoza. Págs. 155-165.

CARBALLO, J . (1924). Prehistoria Universal y especial de España. Madrid. 426 páKs. 146 figs.

CLARK, G. A. (1971). The Asturian of Cantabria: subsistence base and the evidence for Postpleistocene Climatic Shifts, en American Anthropologist, 73, págs. _ l 24'1- 1257.

CLARK, G.A. (1972), El Asturiense en Cantabria, en Trabajos de Prehistoria, 29, pág. 17.

CLARK, G.A. (1976), El Asturiense Cantábrico. Biblioteca Prehistórica Hispa­na, XIII. Madrid. 370 págs. 65 figs.

CLARK, G. A. y STRAUS, L. G. (1977a),. La Riera Paleoecological Projet: Pre­liminary R eport, 1976 Excavations, en Current Anthropology, 18, 2, págs. 354-355.

CLARK, G. A. y STRAUS, L. G. (1977h). Cueva de La Riera: Objetivo del " "proyec to paleoecologico" e informe preliminar de la campaña de 1976, en Boletín del IDEA, 90-91, págs. 4B9-505.

CORCHON, M.S. (1971), El Solutrense en Santander. Institución Cultural de Cantabria. Santander, 183 págs. XXI láms.

CORO MINAS, J. M. (1946), La Cueva del R eclau Viver de Serinya, en Anales del lnstituo de Estudios Gerundenses, I , págs. 209-223.

CRANE, H. R. y GRIFFIN, J. B. (1960), University of Michigan Radiocarbon Dates V, en Radiocarhon, 2, pág. 30.

DA VIDSON, l. (1974), Radiocarbon dntes for Spanish Solutrean, en Antiquity, 48, pág. 63.

DELIBRIAS, G. y EVIN, J. (1971), Sommaire des datations C-14 concernant la Prehistoire de France, 1: dates parues de 1955 a 1971, en Bulletin de la SPF, 71, págs. 149-156.

DELIBRIAS, G., GUILLIER, T. y LEBEYRE. J. (1966), Gif Natural Radio­carbon Measurements, ll, en Radiocarhón, 8, pág. 88.

DELIBRIAS, G., (1974), Gif Radiocarbon Measurements, VIII, en Radiocar­hon, 16, pág. 53.

DELIBRIAS, G., GUILLIER, M.T .• EVIN.J.y THOMMERET,J. y Y. (1976), Datations absolues des depóts quaternaires et des sites prehistoriques par la methode du Carbone 14, en La Prehistoire Franr;aise, l, vol. 2. págs, 1499-1514.

DELIBRIAS, G. y ROCHE, J. (1965), Chronologie absolute des amas coqui­lliers mesolithiques de Muge (Portugal}, en C.R. des Séances de l'Academie des Scien­ces de París, 260 págs. 2005-2006.

ECHAIDE, M.D. (1971), La industria lítica del yacimiento de Boudiño (Ponte­vedra, España}, en Munihe, l págs. 125-154.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 41: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

33

FERNANDEZ TRESGUERRES, J. (1976a), Enterramiento aziliense de la Cue­va de Los Azules I (Cangas de Onís, Oviedo), en Boletín del IDEA, 87, págs. 273-288.

FERNANDEZ TRESGUERRES, J. (l 976h), Azilian burial fr om Los Azules l, A sturias, Spain, en Current Anthropology, 17, 4, págs. 769-770.

FORTEA, J. (1973), Los complejos microlaminares y geométricos del Epipaleo­lítico Mediterráneo español. Salamanca. 549 págs. 11 4 figs. y X V láms.

FORTEA, J. y JORDA CERDA, F. (1976), La Cueva de Les Mallaetes y los problemas del Paleolítico Superior del Mediterráneo Españ ol, en Zephyrus, 26-27, págs. 129-166.

GONZALEZ ECHEGARAY, J. (1960), El Magdaleniense III de la Costa Cantá­brica, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 26, págs. 69-1 OO.

GONZALEZ ECHEGARA Y, J. (1966), Sobre la cronolog ía de la glaciación würmiense en la costa cantábrica, en Ampurias, 28, págs. 1-1 2.

GONZALEZ ECHEGARAY, J. (1971), A preciaciones cuantitativas sobre el Magdaleniense III de la Costa Cantábrica, en Munihe, 2-3, págs. 323-327.

GO N ZALEZ ECHEGARA Y, J. (1973 ), Consideraciones climáticas y ecológi­cas sobre el Magdaleniense III en el Norte de España, en Zephyrus, 23-24 , págs, 167-187.

GONZALEZ ECHEGARAY, J. (1975), Clima y ambiente durante el Paleolíti­co, en págs. 35-62 de La Prehistoria de la Cornisa Cantábrica, Institución Cultural del Can tabria, Santander.

GONZALEZ ECHEGARA Y, J. y FREEMAN, L. G. (l 971a), Cueva Morin: ex­cavaciones 1966~1968 . Patronato de las Cuevas Prehistóricas de la Provincia de San­tander, VI. Santander. 446 págs., 174 figs.

GONZALEZ ECHEGARAY, J. y FREEMAN, L. G. (197lh), El Chaterperro­nense, en Cueva Morin: excavaciones 1966-68. págs. 165-190.

GONZALEZ ECHEGARAY, J. y FREEMAN, L. G. (1973a), Cueva Morin: ex­cavaciones de 1969. Patronato de las Cuevas Prehistóricas de la Provincia de Santan­der, X. Santander. 301 págs. , 92 figs. y X IV láms.

GONZALEZ ECHEGARAY, J. y FREEMAN, L. G. (1973h),Cronolog ía del ya­cimiento, en Cueva Morin: excavaciones de 1969. Págs. 295-298.

GONZALEZ MORALES, M. R. (1978), Excavaciones en el conchero asturiense de la Cueva de Mazaculos JI (La Franca, Ribadedeva, Asturias), en Boletin del IDEA, 93-94 (en prensa).

JORDA CERDA, F. (1958), Avance al es tudio de la Cueva de la Lloseta (Ardi­nes-Ribadesella, Asturias). Oviedo . 100 págs., 11 figs.

JORDA CERDA, F. (1963), El Paleolítico S uperior Cantábrico y sus industrias, en Saitabi, X III, págs. 3-27.

KOPPER, S. (1973), Datación paleomagnética de las pinturas del Paleolítico Superior de la Cueva de Tito Bus tillo, Asturias (España), en Trabajos de Prehistoria, 30,págs. 319-32 3.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 42: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

34

LEROI-GOURHAN, A. y Arl. (1964), Chronologie des Grottes d'Arcy-sur­Cure (Yanne), en Gallia Prehistoire, VII, págs., 1-64.

LEROI-GOURHAN, Arl. (1971a), Le fin du Tardiglaciaire et les industries pre­historiques. (Pyrennés-Cantabres), en Munibe, 2-3, págs. 249-254.

LEROI-GOURHAN, Arl. (197lb), Análisis polínico de Cueva Morin, en págs. 359-365 de GONZALEZ ECHEGARA Y, J. y FREEMAN, L.G., Cueva Morin: exca­vaciones 1966-68.

LOPEZ GARCIA, P. (1977), Análisis polinílico de Verdelpino (Cuenca), en págs. 81-83 de MOURE ROMANILLO, J. A . y FERNANDEZ-MIRANDA, M., El Abrigo de Verdelpino {Cuenca). Noticia de los trabajos de 1976, en Trabajos de Pre­historia, 34, págs. 31-83.

LUMLEY, M.A. (1972), La mandíbula de Bañolas, en Ampurias, 33-34, págs. 1-91.

MOURE ROMANILLO, J. A. (1910),Problemas Generales delMagdaleniense Superior Cantábrico, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 36, págs. 352-382.

MOURE ROMANILLO, J. A. (1974), Magdaleniense Superior y Aziliense en la Región cantábrica Española. Tesis doctoral: publicación en ex tracto. Madrid. 34 págs.

MOURE ROMANILLO, J. A. y CANO-HERRERA, M. (1976), Excavaciones en la Cueva de "Tito Bustillo" (Asturias): Trabajos de 1975. lnstituto de Estudios As­turianos. Oviedo. 231 págs., 34 figs.

MOURE ROMANILLO, J. A. y DELIBES DE CASTRO, G. (1972), El yaci­miento musteriense de la Cueva de La Ermita (Hortiguela, Burgos), en Noticiario Ar­queológico Hispano, 1 (Prehistoria), págs. 11-44.

MOURE ROMANILLO, J. A., FERNANDEZ-MIRANDA, M., MORALES, A. y LOPEZ GARCIA, P. (1977), El Abrigo de Verdelpino (Cuenca). Noticia sobre los trabajos de 1976, en Trabajos de Prehistoria, 34, págs. 31-83.

MOURE ROMANILLO, J. A. y FERNANDEZ-MIRANDA, M. (1978), The Ca­ve of Verdelpino (Cuenca, Spain), en Current Anthropology, 19, 1, págs. 149-150.

MOURE ROMANILLO, J. A. y LOPEZ GARCIA, P. (1978), Los niveles pre­neolíticos del Abrigo de Verdelpino (Cuenca), en Actas del XV Congreso Nacional de Arqueología (Lugo, 1977). Zaragoza.

MOVIUS, H. L. (1963), L'Age du Perigordien, de l'Aurignacien et du Proto­magdalenien en Frunce sur de la base des Datacions au C-14, en Aurignac et l'Aurig­nacien, VI-IX, págs. 131-142.

OTLET, R. L. (1977), Harwell Radiocarbon Meassurements JI, en 1Radiocarbon, 19,3, págs. 400-423.

OTLET, R. L. y SLADE, B. S. (1974), Harwell Radiocarbon Meassurements I, en Radiocarbon, 16, 2, págs. 187-188.

PERICOT, L. (1942), La Cueva de Parpalló (Gandía). Madrid.

PERICOT, L. (1963), L'Aurignacien et le Perigordien en Espagne, en Aurignac et l'Aurignacien, VI-IX, págs. 85-92.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 43: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

35

PEYRONY, D .. (1933), Les industries aurignaciennes dans le basin de la Ve­zere. Aurignacien et Perigordien, en Bulletin de la SPF, 30, págs. 543-559.

ROCHE, J. (1957), Premier datation du Mesolithique portugues par la methode du carbone-14, en Boletin da Academia des Sciencias de Lisboa, Nova serie, 29, págs. 292 y SS.

SONNEVILLE-BORDES, D. de (1973), Le Paleolithique Superieur en Catalog­ne. Homenaje a L. Pericot. Barcelona, págs. 12-18.

STRAUS, L. G. (1974), Notas preliminares sahre el Solutrense de Asturias, en Boletin del IDEA, 82, págs. 483-504.

STRAUS, L.G., BERNALDO DE QUIROS, F., CABRERA, V. y CLARK, A. G. (1977), New radiocarbon dates for the Spanish Solutrean, en Antiquity, 5, pág. 243.

STRAUS, L. G., CLARK, G.A. y GONZALEZ MORALES, M.R. (1978), Cro­nología de las industrias del Würm tardío y del Holoceno temprano en Cantabria: contribuciones del proyecto paleoecológico de La Riera, en Coloquio sobre "Proble­mas de datación mediante C-14 en la Prehistoria Española". Madrid.

UTRILLA MIRANDA, P. (1976a), Las industrias del Magdaleniense Inferior y Medio en la Costa Cantábrica. Tesis doctoral, publicación en extracto. Zaragoza. 63 págs., 1 O figs.

UTRILLA MIRANDA, P. (1976b), La región asturiana mediante los inicios del Magdaleniense, en Boletín del IDEA, 88-89, págs. 801-853.

VEGA DEL SELLA, Conde de la (1921), El Paleolítico en Cueva Morin (San­tander). Memorias de la Comisión de Investigaciones Prehistóricas y Paleontológicas, núm. 29. Madrid.

WAETCHER, J. A. (1964), The excavation of Gorham 's Cave (Gibraltar): 1951 -54, en Bull. Institut of Archeology, 4, págs. 189-222.

ZEUNER, F. E. (1953), The chronology of the mousterúm at Gorham 's Cave, en Proc. Prehistoric Society, l 9.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 44: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

l Fundación Juan March (Madrid)

Page 45: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

37

CRONOLOGIA DE LAS INDUSTRIAS DEL WURM TARDIO Y DEL HOLOCENO TEMPRANO EN CANTABRIA:

Contribuciones del proyecto Paleoecológico de la Riera

L. G. Straus, G. A. Clark y M. R. González

Introducción

Uno de los fines del Proyecto PaleoecolÓgico de La Riera es el desarrollo de una cronología objetiva con la cual se podrían comparar conjuntos del Paleal Ítico su­perior tardio y Mesol Ítico de la región cantábrica sin recurso excesivo al empleo de los supuestos tipos "fósiles directores" o a los esquemas de una llamada "evolución" tecnológica. Puesto que la variabilidad entre conjuntos industriales puede ser a causa de diferencias funcionales y estil Ísticas, además de las temporales, los artefactos sir­ven solamente como indicadores muy inexactos de edad. El objetivo de este proyecto es de controlar en detalle las condiciones ambientales y la cronología, para explicar las diferencias entre los conjuntos industriales (y faunísticos) a través de la secuencia estratigráfica de un yacimiento habitado durante un tiempo muy largo por grupos prehistóricos. En suma, empleando datos ambientales y cronológicos recogidos recien­temente por colegas españoles, esperamos poder comparar conjuntos individuales de La Riera con otros subcontemporáneos de yacimientos cantábricos colocados en si­tuaciones topográficos y a altitudes diferentes o similares a La Riera. De esta manera se podría describir y explicar cambios en los sistemas explotativos de grupos de caza­dores-recolectores en esta región geográfica durante el Pleistoceno terminal y post­Pleistoceno temprano.

El propósito de esta nota es de presentar la secuencia de fechas C-14 obtenidas hasta ahora en las cuevas de La Riera y de Mazaculos 11 en el oriente de Asturias. Las determinaciones han sido hechas por el Laboratorio de Radiocarbono de la Universi­dad Gakushuin (Tokyo, Japón), empleando la vida media de Libby de 5.570 años.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 46: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

38

Solutrense

La Riera: Nivel Número de Muestra Edad: Años B. P. Edad: Años B. C.

13 GaK-6445 16,900 ± 200 14,950 13 GaK-6444 17,070 ± 230 15.120 14 GaK-6983 18,200± 610 16,250 15 GaK-6449 15,600 ± 570 13.650 18 GaK-6446 17,210 ± 350 15,260 20 GaK-6447 19,820 ± 390 17 ,870 22 GaK-6981 20,690 ± 810 18,740 22 GaK-6450 15,860 ± 330 13,910 23,3 GaK-6984 20,970± 620 19,020

La fecha número 6450 del Nivel 22 es totalmente erronea. La muestra ha sido tomada del viejo perfil de la trinchera del Conde de la Vega del Sella, y por esta ra­zón debe de estar contaminada. Las fechas de los niveles 14, 15 y 18 no estan de acuerdo con el orden estratigráfico. La fecha número 6449 parece ser demasiado re­ciente, mientras que el 6983 (Nivel 14) y el 6446 (Nivel 18) casi se solapan al nivel de una desviación estandard de sus valores medios.

Se han encontrado puntas solutrenses clásicas (y lascas con retoque invasor) en los niveles 13 a 25, justificando así la atribución de dichos estratos a la unidad cultu­ral-estratigráfica solutrense en términos tradicionales. Puntas de base cóncava y de muesca, indicadores tradicionales del llamado "Solutrense superior cantábrico" (Jor­dá 1963: 10). provienen de los niveles 20, 22, 23, 23, 1, 23.2, 23.3 y 24 (es decir en la parte inferior de la secuencia). mientras que las hojas de laurel eran más frecuentes en los niveles superiores como el 15, 16 y 20. La ausencia de los primeros tipos de pun­tas en los niveles superiores podría ser un accidente del muestreo. Pero su presencia en los estratos de base, fechados alrededor de 20 a 21.000 años B. P., desmiente la validez de la subdivisión de colecciones solutrenses cantábricas distribuidas en su­puestas fases cronológicas basadas en tipos "fósiles directores". Otros niveles que contienen puntas de base cóncava y de muesca en Aitzbitarte (GuipÚzcoa) y en Cue­va Chufín (Santander) han sido fechados a 17,950 ± 100 B. P. y 17,420 ± 200 B. P., respectivamente (Altuna 1972; Cabrera y Bernaldo de Ouirós 1977).

La secuencia de La Riera, ahora una de las mejor fechadas de Europa, indica una duración temporal para la tecnología característica solutrense en la España can­tábrica de 21,000 a 17 ,000 años B. P. Una extensión similar esta indicada por las fe­chas de los yacimientos levantinos del ParpallÓ y de Les Mallaetes, resumidas por Bo· finger y Davidson (1977) y por Fortea y Jordá (1976). Hay un total de ocho fechas de radiocarbono para las supuestas f.ases inferior, medio y superior del Solutrense del yacimiento clásico de Laugerie-Haute en Les Eyzies (Francia). Aunque su orden no coincide con la estratigrafía, estas fechas indican una extensión cronológica de 21,000 hasta aproximadamente 19,000 años B. P. (Delibrias y Evin 1974). En cam· bio, los yacimientos de Oullins, Chabot y Solutré en el Valle del RÓdano tienen fe­chas para depósitos solutrenses que van de casi 20,000 hasta un poco menos de 17,000 B. P. (Delibrias y Evin 1974). sin tomar en cuenta su atribución a fases espe-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 47: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

39

cíficas dentro del esquema tradicional de subdivisión solutrense. Solutré, por ejem­plo, es un Solutrense "medio" con clásicas puntas de laurel, que tiene alrededor de 17 ,000 años B. P., segÚ n dos fechas de C-14. Estos casos, como el de La Riera, su­gieren el peligro de explicar la variabilidad industrial solutrense Únicamente por un teórico desarrollo tecnológico en la elaboración de las puntas a través del tiempo.

Magdaleniense

La Riera: Nivel

4.2 10 11

Número de Muestra

GaK-6982 GaK-6980 GaK-6448

Edad: Años B. P.

10,890 ±430 17,160 ±440 16,420 ±430

Edad: Años B. C.

8.940 15.210 14,470

Los niveles 12 a 4.2 han sido clasificados arqueológicamente como "magdale­nienses", por su posición en la estratigrafía de La Riera y por la ausencia de puntas solutrenses. La rica industria Ósea del Nivel 4.2 incluye dos fragmentos de un arpón magdaleniense clásico, además de un fragmento de un hueso plano grabado con la fi­gura de un animal y signos geométricos. El hecho de que los conjuntos 1 Íticos de los niveles 1 O a 12 se parezcan mucho al del Nivel 13, especialmente por estar dominados por hojitas de dorso, demuestra probablemente la existencia de una continuidad téc­nolÓgica considerable entre las ocupaciones solutrenses más recientes y el Magdale­niense. Además había probablemente un isomorfismo funcional entre todas estas ocu­paciones de la cueva. Más de la mitad de la colección de piezas retocadas del Nivel 4.2 consiste en hojitas de dorso. Porcentajes altos de los diversos tipos de hojitas de dorso también caracterizan otros ciertos conjuntos clasificados como "Magdalenien­se superior" (con arpones) en Tito Bustillo (Maure y Cano 1976) y Ekain (Barandia­rán y Altuna 1977) y "Magdaleniense inferior cantábrico" en La Lloseta (Jordá 1958), por ejemplo.

Los niveles "magdalenienses inferior" 1 O y 11 de La Riera, cuyas fechas del C-14 estan en orden inverso a sus posiciones estratigráficas pero que se solapan a una desviación estandard, preceden claramente los depósitos "magdalenienses inferior" de las cuevas de Altamira, El Juyo y La Lloseta, que datan de 15,500 a 15,200 B.P. (Grane y Griffin 1965; Clark 1976). Tienen, en cambio, una edad parecida al supues­to nivel "magdaleniense superior temprano" F en Urtiaga (sin arpones), que data de alrededor de 17,000 B. P. (Altuna 1972). Las fechas de los niveles 10 y 11 y la del Nivel 4.2 de La Riera enmarcan la serie de fechas del C-14 para el "magdaleniense superior inicial" de la cercana Cueva de Tito Bustillo. Estas Últimas van de 14,250 B. P. hasta alrededor de 13,500 B. P. (si no se incluyen las determinaciones hechas sobre concha) (Moure y Cano 1976). También la serie de La Riera encuadra la fecha de aproximadamente 12,000 B. P. para el nivel "magdaleniense superior" Vlb de Ekain (Barandiarán y Altuna 1977). La determinación del Nivel 4.2 de La Riera (10,890 ± 430 B. P.) se acerca mucho a las fechas asociadas con un conjunto "mag­daleniense final" en Urtiaga (Nivel D: 10,280 ± 190) (Altuna 1972) y otro descrito en El Cierre como "magdaleniense final" o "aziliense" ( 10,400 ± 500) (Clark 1976).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 48: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

40

Aziliense

La Riera: Nivel Número de Muestra Edad: Años B. P. Edad: Años B. C.

3 inferior GaK-6985 14,760 ±400 12,810

Esta determinación es muy errónea y tiene que ser rechazada. Más determina­ciones de los estratos superiores que yacen justo por debajo del conchero asturiense en La Riera serian muy Útiles y estan en proyecto. En la ausencia de arpones caracte­·rÍsticos y de microl Ítos geométricos (que no siempre se encuentran en niveles del Aziliense cantábrico), las distinciones entre conjuntos del "Magdaleniense tardio" y del "Aziliense" son bastante problemáticas. Los dos tipos de industrias forman un continuo tecnológico y pueden ser variables en composición de yacimiento en yaci­miento a causa de diferencias de actividad. Este ejemplo nos da más motivo para el empleo de fechas independientes radiométricas en las comparaciones entre conjun­tos industriales.

El Único arpón aziliense encontrado en las nuevas excavaciones en La Riera procede de unos sedimentos algo revueltos (''Nivel 2.1") que yacían justamente por debajo de los restos concrecionados del conchero asturiense en una esquina del ya­cimiento. El pequeño conjunto 1 Ítico de este depÓsito 2.1 se parece bastante a los de los niveles 4.1, 3 inferior y 3 superior, que estan dominados por hojitas de dorso, con microgravettes y puntas azilienses.

Asturiense

Mazaculos 11: Nivel 3.3 (Excavaciones González Morales) Fecha: 9,290 ± 440 B. P. (7.340 B. C.) - Núm. de Muestra: GaK-6884

La Riera : Conchero concrecionado (Excavaciones Clark-1969) Fecha: 8,650 ± 300 B. P. (6.700 B. C.) - Núm. de Muestra: GaK-2909

La fecha de la Cueva de Mazaculos 11 (La Franca, Asturias) es de una muestra de carbón recogida por González Morales durante la excavación del conchero estra­tificado in situ. Proviene de una costra estala~ Í tica a la base de la secuencia astu­riense (Nivel 3.3). El análisis ha sido hecho bajo los auspicios del Proyecto Paleoeco­IÓgico de la Riera. Es la fecha más antigua que se conoce de un conchero asturiense. Incluso cuando se sustrae el valor de una desviación estandard (440 años) del valor medio (9.290). queda más antigua aún que las fechas de 8650 B. P. de los concheros de La Riera y Penicial (Clark 1976). De hecho es solo muy poco más reciente que las fechas de dos niveles azilienses en la Cueva de los Azules 1 (9.540 y 9.430) (Fernán­dez-Tresguerres 1976). del nivel aziliense IV en Ekain (9.460 B. P.) (Barandiarán y Altuna 1977) todos los tres con arpones de sección plana), y del Nivel 6 de Santima­miñe, que es un "Magdaleniense final" (9.470 B. P.) con arpones cil Índricos (Maure 1975).

El Nivel C de Urtiaga es un estrato azi/iense, pero data más recientemente que el Asturiense de-La Riera y Penicial (8.650 B. P.) (Altuna 1972). En Cueva Morín, el Aziliense yace por debajo de una costra estalél!JllÍtica que data de 9.000 B. P. (But­zer 1973). Aunque Clark (1976) ha demostrado que el verdadero Asturiense cantá-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 49: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

41

brico existía hasta alrededor de 7.000 B. P. (en Coberizas y Bricia), parece ser posi­ble que conjuntos azilienses y asturianos tempranos hayan sido depositados contem­poráneamente, a causa de la evidencia del radiocarbono de una "interestratificación" en el periodo entre 9.500 y 8.500 B. P. La hipótesis de que podrían representar fa- · cies estacionales o funcionales de un mismo sistema de asentamiento y explotación económica merece más investigación.

Conclusiones

La secuencia de fechas que se ha resumido aquí de La Riera y de otros yaci­mientos cantábricos sugiere la siguiente cronología aproximada para las unidades cul­turales-estratigráficas del Paleal Ítico superior tardío y Mesol Ítico de la región :

Solutrense: 21,000 - 17,000 B. P. Magdaleniense: 17,000 - 9,500 B. P. (con la división "inferior" - "superior"

hacia 15,000 años B. P.)

Aziliense y Asturiense temprano: 9,500 - 8,500 B. P.

Asturiense tardío: 8,500 - 7,000 B. P.

En los casos de las transiciones Solutrense - Magdaleniense inferior y Magda­leniense superior - Aziliense, sin embargo, hay continuidades fundamentales en la re­presentación de tipos de Útiles 1 Íticos, a pesar de cambios entre los limitados números de tipos "fósiles directores", tales como las puntas foliadas 1 Íticas y los arpones de asta.

Aunque el número de fechas del radiocarbono de los depósitos del Pleistoceno tardío y del Holoceno temprano, está aumentado, y produce la esperanza de ciertas comparaciones objetivas entre conjuntos industriales en un futuro cercano, se acon­seja cierta cautela. La relación no lineal e inconstante entre la edad del radiocarbono y la edad cronológica verdadera, además de los problemas de contaminación tan evi­dentes entre las fechas existentes, sugieren que las determinaciones del radiocarbono de este periodo tienen que ser consideradas solamente como fechas "absolutas" en un sentido relativo. Puesto que medios de calibración faltan actualmente, esta situa­ción es inevitable. Sin embargo, con el empleo del radiocarbono y de estudios pa-leo ambientales detallados como bases de comparación, se podría investigar la natu­raleza de la variabilidad entre yacimientos y entre niveles, reconstruir aspectos de los modos de vivir prehistóricos, y, un día, explicar cambios en la adaptación humana.

Nota

Contribución núm. 12 del Proyecto PaleoecolÓgico de La Riera, subvenciona­do por una beca de la Fundación Nacional de la Ciencia (N.S.F .) de los Estados Uni­dos de América. Se agradece las correcciones de la versión en castellano hechas por María del Carmen Rapado de Straus ..

Fundación Juan March (Madrid)

Page 50: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

42

Post-scriptum

La Riera: Nivel 3 (parte superior) (Aziliense? ) : Muestra de hueso (más de 1.000 gramos) ha

sido enviado al Museo Británico (Londres), y se espera el resultado de su análisis den­tro del plazo de varios meses.

Nivel sn (parte superior) (Magdaleniense): Ly-1646: 10.340 ± 560 B. P. Esta fecha, hecha sobre unos 300 gramos de fragmento de hueso por J. Evin de la Universidad de Lyon, procede de la parte superior de la capa de arcilla sn, just.o por debajo del nivel 4.2. Las fechas de estos niveles (5n y 4.2) se solapan a una deviación standard, dando edades a finales del Pleistoceno para las industrias que hay que cali­ficar por la fuerza como "magdaleniense superior".

Nivel 10 (Magdaleniense): Ly-1645 : 12.360 ±670 B. P. Fecha de cola~no de hueso que no concorda en absoluto ni con la otra de carbÓn del nivel 10, ni con las de los niveles precedentes (11, 13, 14, etc.). Es seguramente (aún inexplicablemente) demasiado joven, y tiene que ser rechazada.

Nivel 26. Una mu~"tra de unos 300 gramos de fragmentos de hueso no tenia sufi­ciente colageno para poder ser fechada por el laboratorio de la Universidad de Lyon. Otra muestra de más de 1.000 gramos esta en análisis en Lyon. Este estrato de arcilla de base, que no contiene restos de carbón, incluye una industria paleolítica superior pre-solutrense.

Referencias bibliográficas

AL TUNA. J. 1972. Fauna de mamíferos de los yacimientos prehistóricos de Guipúzcoa, Munihe 24: 1-464.

BARANDIARAN, J. M. y J. ALTUNA 1911.Excavaciones en Ekain, Munihe 29:3-58.

BOFINGER, E. y l. DAVIDSON 1911.Radiocarbon age and depth: a statisti­cal treatment of two sequences of dates from Spain, Journal of Archaeological Scien­ce 4:231-243.

BUTZER, K. 1973. Notas sobre la geomorfología regional de la parte occiden­tal de la Provincia de Santander y la estratigrafía de Cueva Morín, en Cueva Morío: Excavaciones 1969 (]. González Echegaray, L. Frecman, et al.) Santander, pp. 269-276.

CABRERA, V. y F. BERNALDO DE QUIROS 1977. The Solutrean site of Cueva Chufín, Current Anthropology 18:780-781.

CLARK, G. A. 1976 El Asturiense cantábrico, Biblioteca Prehistórica Hispana 13.

CRANE, H. y J. GRIFFIN 1960. University of Michigan radiocarbono dates V, Radiocarbon 2:31-48.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 51: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

43

DELIBRIAS, J. y J. EVIN 1974. Sommaire des datations l 4C concernant la préhistoire en France, Bulletin de la Société préhistorique frani;aise 74: 149-156.

FORTEA, J. y F. JORDA 1976. La cueva de Les Mallaetes y los problemas del paleolítico superior del Mediterráneo español, Zephyrus 26 - 27: 129-166.

FERNANDEZ-TRESGUERRES, J. 1976. Azilian burial from Los Azules I, Asturias Spain, Current Anthropology 17: 769-770.

JORDA, F. 1958 Avance al Estudio de la Cueva de la Uoseta, Oviedo. 1963 El Paleolítico superior cantábrico y sus industrias, Saitabi, 8: 3-22. •

MOURE, J. A. 1975 Cronología de las industrias tardiglaciares en el Norte de España, Trabajos de Prehistoria 32:21-34.

MOURE, J. y M. CANO 1976. Excavaciones en la Cueva de Tito Bustillo, Oviedo.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 52: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

L Fundación Juan March (Madrid)

Page 53: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

45

LA PROBLEMATICA CRONOLOGICA DEL NEOLITICO

PENINSULAR

P. López

Seguiremos en nuestro estudio un orden geográfico, comenzando por Cataluña y siguiendo la línea costera, para ver a continuación las regiones del interior.

Encontramos en Cataluña una serie de yacimientos atribuidos al Neol Ítico an­tiguo, basándose en la tipología de sus materiales, principalmente en la cerámica, ele­mento que podemos decir ha servido de "fósil guía" para el encuadre cronológico y cultural de muchos yacimientos. Ninguno de los excavados hasta el momento presen­te han proporcionado muestras que pudieran ser analizadas, ya que en su totalidad se hallaban revueltos. Sus materiales, como ya hemos indicado, se estudiaron de acuerdo a una tipología establecida y se compararon con otros materiales proceden­tes de yacimientos franceses. Teniendo en cuenta que la cerámica presentaba el mis­mo tipo de decoración, generalmente impresa con una concha de Cardium edu/e, se consideró que deberían pertenecer cronológicamente al mismo momento que otros yacimientos del Mediterráneo Occidental, fechados por C-14, encuadrables en el 50 milenio a. C. No sabemos mucho más de su economía. No puede hablarse de agricul­tura puesto que no se han encontrado restos de vegetales que pudieran servir para la determinación de una etapa agrícola. La presencia de molinos de mano nos puede in­dicar una economía recolectora . El emplazamiento de las cuevas nos lleva a pensar en actividades de tipo pastoril que podrían ser alteradas con la caza, datos que pue­den deducirse de la presencia de restos de Capra hircus, Cervus e/aphus, Sus scrofa, Bos taurus, además de restos de Pectúnculos, Cardiums y Cypreas.

Tras esta oscura etapa del Neol Ítico inicial catalán nos encontramos con una no menos complicada. Entre el Neol Ítico inicial y la segunda etapa claramente defi ­nida en Cataluña y conocida como "Cultura de los sepulcros de fosa", queda un va­cio cultural que en los Últimos años se ha querido completar con el denominado "Grupo de Montboló", considerado como un Neol Ítico medio primitivo, que com­pletaría la secuencia en esta región. (Guilaine, 1972). El yacimiento de Montboló es-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 54: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

46

tá situado en los Pirineos Orientales, en la localidad del mismo nombre. Su influen­cia cultural no es profunda, penetrando hasta Ariege, conociéndose también en el . Rosellón .

La presencia de asas tubulares ha sido lo que ha hecho considerarlo como mo­mento posterior al Neol Ítico antiguo, a pesar de que la casi totalidad de sus materia­les continu an con las características propias de ese momento. A partir de escasos da­tos se han buscado una serie de paralelos a lo largo de yacimientos españoles situa­dos en la costa mediterránea, principalmente en la catalana. La fecha de este yaci-miento es : Gif-1709. 6450 ± 170 B. P. = 4.500 a. C. (sobre carbón) .

Los yacimientos españoles con los que se ha comparado, y que entre otros po­demos citar la Cueva del Pasteral, Cova del Bisbe en Olot (Gerona), Cueva de Can Montmany en Pallejá, Cueva del Toll, Bauma de l'Espluga, etc., no solo carecen de fechas de C-14 con las que se podía comparar, sino que además se trata de yacimien­tos revueltos, es decir que ni siquiera tenemos un criterio estratigráfico al que poder atenernos. Por esta razón debemos desistir de considerar, en el momento presente, el grupo de Montboló como un estadio intermedio válido .

La etapa final del Neol Ítico en Cataluña está representada como hemos indica­do más arriba, por la cultura denominada "de los sepulcros de fosa" . Su originalidad está en el tipo de enterramiento, Única manifestación conocida, realizado en fosa o en cista, con un tipo de ajuar que le diferencia notablemente de la etapa anterior. P. Bosch Gimpera ( 1.920) los consideró como una civilización típica, con una fuerte personalidad respecto a las otras culturas catalanas. Apuntó una cronología alta pa­ra ellos, considerándolos por la talla del sílex y la presencia de cuentas de calaita en sus ajuares, dentro de los comienzos del Eneol Ítico, a pesar de que no tenían meta­les. Maluquer sería el primero que señalase el parecido de esta cultura con las medi­terráneas de Chassey en Francia y de Lagozza en Italia, pudiéndose establecer una corriente cultural con características muy similares en todo el Mediterráneo Occi­dental. (Maluquer de Motes, 1.949) . Estudios posteriores han demostrado efectiva­mente que el ajuar de estas sepulturas se aproxima al encontrado en los yacimientos correspondientes a la cultura de Chassey-Laggoza-Cortaillod.

La comparación establecida en la industria 1 Ítica con yacimientos franceses muestra que las piezas catalanas pueden considerarse de tradición tardenoisiense, con claros paralelos en las culturas indicadas, tanto en sus fases antigua y reciente. Podemos decir lo mismo de la cerámica, aunque falten algunos elementos típicos de las culturas mediterráneas como son las asas de Flauta de Pan o las pintaderas. Ele­mentos de gran interés han sido los vasos de boca cuadrada, en los que se ha querido ver una influencia danubiana. Su escaso número, así como las condiciones de los ha­llazgos hacen difícil poder concretar una hipótesis de su origen, siendo de momento poco seguras las comparaciones con vasos de este tipo aparecidos en la estratigrafía de la cueva de Arene Candide en Liguria, o en las cuevas francesas como la de Rou­cadour, en la capa 81, Grotte Calade en Nant, o en la estación de Eckbolskeim en Al­sacia.

Entre los objetos de adorno son de destacar las cuentas de calaita, elemento que indicaría desde el primer momento una cronología situable en la fase final del Neol Ítico o comienzos del Eneol Ítico, hecho confirmado igualmente por la aparición

Fundación Juan March (Madrid)

Page 55: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

47

en una de las sepulturas, de dos puntas de flecha en bronce. La presencia de calaita está atestiguada en los dólmenes del l'Herault, de cronología similar a las fosas cata­lanas. Podemos citar así mismo el grupo de dólmenes languedocienses, cronológica y tipolÓgicamente atribuibles a la cultura Chassey, el dolmen de Roucayrol en Mont­pellier, el de Lamalou, y otros muchos.

La cronología indicada y basada en los elementos de las sepulturas sería con­firmada por. el C-14. La primera fecha se obtuvo sobre una muestra de huesos de un esqueleto del estrato VI de una sepultura de Sabasona (Vich-Barcelona) 1-1 .518 4.310 ± 140 8_ P.= 2 .360 a. C. El análisis efectuado por otro laboratorio sobre hue­sos de la misma sepultura, dió una fecha ligeramente más baja: C.S.l.C. 31 IAB-2 4 .070 ± 130 B. P. = 2.120 a. C. Esta fecha sirvió para confirmar la anterior, debien­do situar esta cultura en un momento de transición entre el Neol Ítico y el comienzo de la metalurgia.

Fechas similares, correspondientes a la cultura de Cortaillod en Suiza, apare­cen en el yacimiento de Egolzwill 3: 2.800 a. C. o en el de Saint Leonard en el valle superior del RÓdano con fecha idéntica . En el Norte de Italia encontramos paralelos en el yacimiento de Lagozza di Besnate, fechado en el 2.840 a . C., en la capa 18 de Arene Candide, fechada en el 3.050 a. C., o en la Romita di Asciano, fechable entre el 3.000 y el 2.300 a. C. (Sauter, 1955). Francia presenta dataciones similares en la cultura de Chassey. Tomamos como ejemplos la cueva de l'Eglisse, fechada en el · 2.860 a. C., o el Abrigo de Chateauneuf, en el que sus niveles Chasseens son fechados a partir del 2 .800 - 2.600 a. C. (Courtin, 1962).

La región valenciana va a presentar otro problema; al contrario que en Catalu­ña, las Únicas fechas que tenemos hasta el momento son las correspondientes al deno­minado Neol Ítico antiguo. Desde el comienzo de la investigación en la región desta­caron dos yacimientos por la importancia y calidad de sus materiales. Se trata de la cueva de la Sarsa (Bocairente-Valencia) y la Cova de l'Or (Beniarrés-Alicante).

La Cova de l'Or es hasta el momento el Único yacimiento que tiene datados al­gunos de sus niveles. Desde 1918 en que se tuvo noticia de su conocimiento hasta la actualidad, ha ido pasando por una serie sucesiva de campañas de excavación que han proporcionado gran cantidad de material, no solo industria 1 Ítica, Ósea, cerámi­ca, sino también abundantes restos de cereal carbonizado. En la campaña de 1957-8 s~ distinguieron 7 niveles, y sería en 1960 y 1963 cuando se tomaron muestras de ce­real del nivel inferior. Fueron analizadas por M. Hopf, dando como resultado la pre­sencia de Triticum monococcum, Triticum dicoccum, Triticum aestivum-compactum, Hordeum vulgare, var, nudum. Parte de este cereal fue el que sirvió para realizar las dataciones de C-14:

H. 1754/1-008

KN - 51

6.265 ± 75 B. P. =4.315 a. C.

6.510 ± 160 B. P. =4.560 a. C.

Estas fechas, a pesar de que fueron obtenidas sobre muestras de dudosa validez estra­tigráfica ponian de manifiesto la antigüedad del Neol Ítico en esta zona, siendo com­parables a las obtenidas en otros yacimientos del Mediterráneo occidental para este mismo periodo, y con caracteres culturales semejantes.

Recientemente, y procedentes de las excavaciones actuales tenemos conoci-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 56: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

48

NEOUTICO PENINSULAR. DATACIONES C-14

A. C. CATALUÑA LEVANTE SURESTE ANDA LUCIA MESETA NORTE PORTUGAL

6000 - CSIC 1538

5700

.CSIC 247

5200 HAR 179 -

GIF 1368 4700

KN-51 H 1754

Gr.N. 6638 Sa. 198 4200 CSIC 53-54

CSIC 58 CSIC 59

-3700 -

CSIC 246

-3200 CSIC 1508

Gr.N . ? CSIC-1528 Gr.N 4924 ---K-361

Gr.N.5734,Gr.N .? Gr.N . 5628

2700 -CSIC1518

-

1.1.518 2200 CSIC 31

Las siglas subrayadas son consideradas como fechas válidas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 57: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

49

miento de otras fechas, obtenidas sobre muestras perfectamente estratificadas. Se trata igualmente de cereal, asociado a cerámica cardial en los niveles inferiores y me­dios y a cerámicas más variadas en los superiores:

4.770 a. C. para el nivel inferior 4.670 a. C. para el nivel medio 4.030 a. C. para el nivel superior

(6.820 B.P.) (6.620 B.P.) (5.980 B.P.)

El interés de estas nuevas fechas está (véase comunicación en esta misma sec­ción) en que vienen a confirmar las anteriores, y demuestran que en los niveles in­feriores pueden obtenerse todavía fechas más altas, hecho que ocurre paralelamen-te en todos los yacimientos europeos del Neo! Ítico antiguo . Son de gran interés igual­mente los datos que van obteniéndose en cuanto a la fauna y al cereal de estas exca­vaciones recientes. Los niveles cardiales presentan en 1 í neas generales fauna salvaje, aunque comienza a aparecer algo de oveja doméstica y bueyes muy viejos, posible­mente domésticos. En las capas superiores, postcardiales, el porcentaje de fauna do­méstica es más elevado, aunque sigue practicándose la caza . El cereal ha sido analiza­do por nosotros, y los resultados que tenemos hasta el momento presente no coinci­den con los análisis anteriores, ya que hemos encontrado Únicamente Triticum aesti­cum-compactum, siendo en los yacimientos del Mediterráneo occidental el más abun­dante .

Sin contexto cultural tenemos una fecha procedente de la Ereta del Pedregal en Navarrés (Valencia). Se trata de una muestra de materia vegetal situada en el es­trato VI 11 v que sirvió para establecer un diagrama poi Ínico. ClimatolÓgicamente co­rresponde al Atlántico, periodo, que corresponde con el Neol Ítico en toda Europa: de con el Neolítico en toda Europa:

M - 754 : 6.130 ±300 B. P. =4.180 a. C. (Menéndez Amor, 1961) .

Las fechas obtenidas en Levante se situan en un horizonte cronológico y cul­tural perfectamente encuadrable en el marco del Mediterráneo Occidental. Podemos citar como ejemplos más conocidos la cueva de Arene Candide en Liguria. Sus nive­les cardiales son fechados en el 4.350 a . C. En Córcega tenemos fechas similares en el abrigo de Araguina-Sennola, en Bonifacio (CÓrcega) : 4.700 ± 140 a. C. y 4.480±140 a. C. para sus niveles cardiales. En Francia, el abrigo de Chateauneuf en Martigues es­tá fechada en el 5.570 ± 240 a. C. para los niveles cardiales, y el 4.750 ± 200 a. C. pa­ra los Epicardiales. La cueva de Gazel, en Salleles Cabardes, se fecha entre el 4.900± 90 y el 4.090 ± 3.000 a. C. para sus niveles cardiales y Epicardiales respectivamente (Guilaine, 1975) .

En la zona del Sureste nos encontramos con un Único yacimiento datado por este método. Se trata del Abrigo Grande del Barranco de los Grajos en Cieza (Mur: cia). El análisis se realizó sobre huesos de animal de los niveles 1 y 2 :

HAR-179 lllAbrigoGrande2 : 7.200±160B.P. =5 .220a . C. (fecha corregida al 5.470 a. C.)

Parece ser, según su excavador, que los niveles de los que procede la muestra contenían industria de sílex no geométrica, cerámica lisa y cerámica decorada con impresiones. El problema está en que no tenemos datos suficientes como para consi­derarla válida, ya que no tenemos noticia de la existencia de una estratigrafía segura que corrobore esta datación. Si con el tiempo pudiera conseguirse en alguna zona no

Fundación Juan March (Madrid)

Page 58: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

50

removida sería de gran interés esta fecha ya que es mucho más alta que la Última con­seguida en la cova de l'Or.

La región andaluza presenta culturalmente una serie de aspectos que se diferen­cian del resto de la zona costera mediterránea. La cerámica impresa que parece defi­nir culturalmente el Neol Ítico inicial mediterráneo queda en esta zona desdibujada, ya que son escasísimos los fragmentos aparecidos, careciendo en la mayoría de los casos de estratigrafía como es el caso de los fragmentos aparecidos en la cueva de Nerja, la del Higueron (ambas en la provincia de Málaga), o en la del Picado (Cádiz) . El Único yacimiento en el que parecen situarse sobre niveles Paleol Íticos es en la Ca­rigÜela (Piñar-Granada). Hasta el momento presente no tenemos fechas de C-14 que puedan ayudar en el establecimiento de fases cronológicas.

A continuación hay que plantearse el problema del Neol Ítico medio final, con una serie de rasgos culturales bastante similares a lo largo de la región, rasgos que se diferencian del resto de la zona costera. Siguiendo la 1 Ínea de la costa de Este a Oeste, el primer yacimiento con fechas de C-14 perteneciente a este momento es el de los Murciélagos de Albuñol (Granada). Esta cueva ha sido numerosas veces mencionada en la bibliografía por la originalidad de sus materiales, principalmente por los tejidos de esparto y por la presencia de una diadema de oro. Tenemos que tener en cuenta que el yacimiento estaba practicamente destruido en el momento de su hallazgo, y los materiales fueron recogidos de una escombrera situada a la entrada, a excepción de los tejidos y de la diadema. Por su cerámica, no muy abundante, adornos y esca­sos elementos Óseos, hay que relacionar el yacimiento con este Neol Ítico medio-final andaluz, caracterizado por una decoración de cordones, asas de pitorro, y brazaletes de calcita o pizarra.

Los materiales "discutibles" como encuadrables en este momento son las zapa­tillas, cestos y distintos tejidos de esparto, así como la diadema de oro . Todo este material estaba asociado a un enterramiento colectivo situado en el interior. LasJe­chas de C-14 son las siguientes:

C.S.l.C. 246. Murciélagos 1 y 2 5.400 ± 80 B. P. = 3.450 a. C.

C.S.l.C. 247. Murciélagos3 7.440±100 8.P.=5.490a. C.

La primera de estas fechas se obtuvo sobre una muestra de esparto, y podemos relacionarla cronológicamente con el Neol Ítico final andaluz, aunque el hecho de que el esparto estuviera, como ya hemos indicado, asociado a un enterramiento colectivo, nos inclina a situarlo culturalmente en un momento del Bronce inicial. La segunda de estas fechas, obtenida sobre una muestra de madera quemada nos parece excesivamen· te alta para este contexto cultural.

Siguiendo la línea de la costa tenemos el yacimiento de la cueva de Nerja (Má­laga). Muestra de trigo, cebada y bellotas recogida en un silo del subestrato 16 o 18 que correspondería según su excavador a un nivel de transición a la Edad de los Me­tales, dada la presencia de cerámica a la almagra, considerada por Pellicer como de fe­chas posteriores al final del Neol Ítico.

GrN - ? 5.065±40 8.P. = 3.115a.C.

Esta fecha es interesante, no solo por situar cronológicamente el momento fi­nal del Neol Ítico andalúz en esta zona, sino porque demostraba que la cerámica a la

Fundación Juan March (Madrid)

Page 59: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

51

almagra era más antigua de lo que se había venido considerando, demostración con­firmada, como veremos más adelante, por las fechas ofrecidas por la cueva de los Mur­ciélagos de Zuheros(CÓrdoba),donde esta cerámica aparece un milenio antes.

Frente al mundo costero, encontramos el grupo del interior, el que Pellicer (1 .967) denominó "Occidental", y que está muy bien representado en la cueva de los Murciélagos de Zuheros (Córdoba). Su elemento más característico es la formida­ble cerámica a la almagra, tanto en vasos lisos como en los decorados con incisiones. Según los resultados de la Última campaña de excavaciones, realizada en 1969, el ni­vel IV pertenece al Neolítico , con un silo de cereal y abundante cerámica. Esta está decorada con incisiones, siendo de pasta uniforme y de buena cocción. Aparece así mismo cerámica decorada con cordones, impresiones, y la más importante es la deco­rada a la almagra, siendo esta se excelente calidad. La economía está basada en la . agricultura y en la ganadería, pudiendo señalar que la fauna encontrada pertenece ca­si totalmente a animales domésticos, pudiendo destacarse la presencia de Ovis aries L. Sus scropha L. Bos tiirus L. Capra. El cereal está en estudio. Las fechas de C-14 son de un gran interés, ya que vienen a plantear la cuestión de un Neol Ítico que cultural­mente se situa en el final de esta fase y que cronológicamente coindice con la fase ini­cial:

Estrato IV: IAB 10 + IAB 22 Madera carbonizada

C.S.l.C. - 59 5.930±130 B. P. = 3.980 a. C.

Estrato IV: IAB 4. Trigo y bellotas carbonizadas : C.S. l.C. - 54 6.190±130 B. P.= 4 .240 a. C.

IAB 5. Trigo y bellotas carbonizados: C.S.l .C. - 53 6.190±130 B. P. = 4.240 a. C.

IAB 6. Cereal carbonizado : C.S. l.C. - 55 6.170±130 B. P.= 4 .220 a. C.

Estrato V: IAB 7. Restos de madera carbonizada: C.S.l.C. - 56. 5.960±130 B. P. = 4 .010 a. C.

IAB 8 . Bola de cereal carbonizado: C.S.l.C. - 57 5.980±130 B. P.= 4.030 a. C.

Estrato IV: IAB 9. Madera carbonizada : C.S.l.C. - 58 6.100±130 B. P. = 4.150 a. C.

IAB 11 . Cereal y bellotas carbonizados (=IAB 4 y IAB 5) Gr.N. 6640 6.196± 458.P. =4.200 a.c .

IAB 13. Cereal carbonizado : Gr.N. 6639 6.025 ± 45 B. P. = 4 .075 a. C.

Estrato V: Madera carbon izada : IAB 14 Gr.N . 6638 6.250 ± 35 B. P.= 4.300 a. C.

El interés de estas fechas, como ya hemos señalado antes, está en que presen­tan una cronología muy alta para el tipo de materiales que aparecen. De aquí hay que deducir la presencia de un Neol Ítico completamente diferente al del resto de la región, debido quizá a corrientes culturales distintas llegadas a la Península en el quinto milenio. Lo que es más interesante es la presencia de cerámica a la almagra, subiendo la fecha en más de un milenio respecto a la de Nerja. Teniendo en cuenta

Fundación Juan March (Madrid)

Page 60: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

52

todo esto tenemos que suponer que el Neol Ítico medio-final perduró en esta región más de 1 .000 años, poniendo como fecha tope la de la cueva de Nerja, marcando un momento de transición a las primeras fases de la metalurgia.

Además de los yacimientos mencionados hasta ahora, conocidos desde tiempo y excavados, tenemos referencia por amabilidad de Gabriel Rodríguez de la existen­cia de un importante yacimiento en la provincia de Jaén. Se trata de la Cueva del Na­cimiento, situada en Pontones. Descubierta en 1965, se realizó una cata de reconoci­miento en 1972 que señaló una importante estratigrafía . (Rodríguez, 1976) . El son­deo facilitó los siguientes niveles y dataciones:

Nivel A : Capa 1: Capa removida con hogar, con cenizas e industria neolítica deter­minada . Gif. 2367 : 1.110 d.C.

Capa 2: Hogar con cenizas y carbones. Industria perteneciente a un Neolítico antiguo con cerámica impresa, e industria 1 ítica laminar Gif. 1368 : 4 .830 a. C. (6.780 B. P.).

Nivel B : Capa 3: Hogar con cenizas y carbones. Industr ia asimilable a un horizonte Me­solítico, con material lítico abundante pero poco variado. Fauna abundante, destacando la presencia de Helix nernoralis. Gif. 3471 : 5 .670 a. C. (7.620 B. P.) .

Nivel D: Capa 5 : Presencia de un hogar estructurado con abundantes restos de carbo­nes. Industria encuadrable en un horizonte del Paleal ítico Superior. Gif.3472: 9.250a.C. (11 .200B.P.).

Como puede verse, la excavación de este yacimiento puede suponer el estable­cimiento de una secuencia cultural completa. La fecha del Neol Ítico antiguo, si real­mente corresponde a un nivel que pueda estudiarse adecuadamente, vendrá a confir­mar la temprana Neolitización de nuestra Península.

En el interior de la Península, en la zona de la Meseta, tenemos hasta el mo­mento un Único yacimiento perteneciente al Neol Ítico, y que tenga sus niveles fecha­dos por C-14. Se trata del abrigo de Verdelpino situado en la provincia de Cuenca. Se han realizado en él dos campañas de excavaciones dando resultados que han dado lu­gar a una serie de acaloradas discusiones que mas tarde veremos.

En la primera de las campañas, realizadas en 1972, se efectuaron 2 cortes per­pendiculares entre sí. El primero de ellos presentó tres estratos de los cuales, el 111 era el Único que contenía materiales. La industria lítica , de tipo laminar, estaba for­mada, casi en su mayoría, por los denominados "cuchillos de hoz". Junto a estos apa­recieron raspadores, buriles, un perforador y denticulados. La cerámica de este nivel estaba compuesta por un fragmento de superficies alisadas decorado con acanaladu­ras y cinco fragmentos lisos. Se recogió una muestra de huesos de animales inidenti­ficables. Esta fuédatada: C.S.l.C. 150 B.: 5.170±130 B.P. =3.220a. C. Esta fecha , teniendo en cuenta las características de sus materiales, encaja perfectamente en un Neol Ítico evolucionado del mismo tipo que el que aparece en el resto de la Pen ínsu­la.

El corte núm . 2 o free ía cuatro estratos, de los cuales el 11, 111 y 1 V, presentan materiales. El nivel 11 ofrece una industria 1 Ítica de las mismas características que el nivel 111 del corte 1. Está formada por "cuchillos de hoz" buriles, raspadores, hojas, lascas retocadas y una punta de largo pedúnculo. La cerámica está compuesta por

Fundación Juan March (Madrid)

Page 61: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

53

fragmentos decorados con incisiones, puntillado, etc. habiendo un alto porcentaje de fragmentos lisos. La fecha de C-14, obtenida como en el caso anterior sobre huesos de animales inidentificables es: C.S.l.C. 151 B: 4 .630 ± 130 B. P.= 2.680 a. C. Esta fecha, aunque algo más alta que la anterior, equivale igualmente por sus caracteres culturales, a un Neol Ítico evolucionado, sin que haya grandes problemas en su atri­bución. El nivel 111 presenta las mismas características en las cerámica. Varia la in­dustria 1 Ítica, ya que el elemento predominante son los raspadores, acompañados de buriles y material microl Ítico. La datación de este nivel se obtuvo también sobre hue­sos inidentificables. C.S.l.C. 152 B: 5.120 ±130 B. P.= 3.170 a. C. Corresponde a un nivel de cerámicas decoradas, ~ncuadrable en el mismo momento que los niveles anteriores, aunque quizá más conexionado a un momento más antiguo. El problema de este yacimiento comienza al revisar el estrato IV de este corte. Se trata de un ni­vel en el que la industria 1 Ítica presenta una ruptura respecto a los niveles anteriores (superiores). Desaparecen los "cuchillos de hoz", a pesar de que la característica de este nivel es la talla laminar. El elemento más característico es el buril, acompañado de raspadores, lascas y hojitas de dorso rebajado. La cerámica está representada ex­clusivamente por 19 fragmentos de los considerados tipolÓgicamente "atípicos", de un tamaño muy reducido, y sin decoración. Junto a esta característica peculiar: ce­rámica lisa en la base del Neol Ítico, sorprende la datación de C-14 atribuida a este ni­vel: C.S.l.C. 153 B; 7 .950 ± 150 B. P. = 6.000 a. C. Esta datación, no solo es la más antigua de la Península para un horizonte con cerámica, sino que además se pone a la cabeza de las fechas obtenidas hasta el momento en el Mediterráneo Occidental. Los autores, en los resultados de la segunda campaña(Moure y Fernández-Miranda, 1977), señalan la relación de la industria 1 Ítica de este nivel con la de los niveles infe­riores, considerados como Magdalenienses. En cuanto a la cerámica establecen una serie de comparaciones con otros yacimientos, tanto peninsulares como extrapenin­sulares, con el fin de demostrar que Verdelpino no es el Único yacimiento donde apa­rece cerámica lisa por debajo de la decorada. Sin entrar en discusiones, hemos de a­puntar que los yacimientos peninsulares con los que se compara Verdelpino, no son precisamente casos que sirvan para aclarar la secuencia del Neol Ítico en nuestra Pe-n Ínsula, y en cuanto a los yacimientos franceses e italianos nos parece arriesgado ha­cer comparaciones ffrmes ya que, como podemos ver en las fases siguientes, respon­den a problemáticas algo diferentes de las peninsulares. De todos modos, la fecha del 6.000 a. C., asociada a cerámica lisa la tenemos ahí, y es de esperar que pueda confir­marse con nuevos hallazgos de fecha similar.

El análisis poi Ínico efectuado en el yacimiento situa los niveles inferiores, con­siderados culturalmente como Magdalenienses, en un momento final del Tardiglaciar, mientras que los Neol Íticos se sitúan en el Holoceno, siendo dificil palinolÓgicamen­te diferenciar cada una de las fases de este debido a la igualdad de la curva arbórea. (LÓpez, 1977).

El Neol Ítico en la Costa Cantábrica está en fase de iniciación, ya que, a diferen­cia de la riqueza que presenta la región en yacimientos paleal Íticos, son muy pocos los datos seguros sobre este momento. La primera cuestión con que nos encontramos es que aparecen una serie de yacimientos que "cronológicamente" corresponden al Neol Ítico, pero que "culturalmente" son de fases anteriores. De aquí tenemos que deducir una Neolitización tardía para la región Norte, hecho que por otra parte se contradice con los resultados que parece se están obteniendo en algunos yacimientos.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 62: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

54

En primer lugar tenemos una serie de yacimientos considerados como Postastu­rienses, pero que no podemos decir sean Neolíticos, aunque cronológicamente enca­jan perfectamente en este momento. Se trata en primer lugar de Les Pedroses (El Car­men-Asturias) . Se ha atribuido al Postasturiense por el tipo de fauna malacológica aparecida, principalmente, por la ausencia de Patel/a vulgata Sautuola, y la presencia de Mytilus edulis, indicador de condiciones cálidas. Gak. 2547 : 5.933 ± 185 : 1,03 = 5.760 B. P. = 3.810 a. C. (Se efectúa la división por 1,03 para pasar la vida me­dia que establece Clark de 5.730 años a 5.568). Ocurre lo mismo en el yacimiento de la Lloseta en sus niveles Postasturienses. La Lloseta (muestra B) Gak: 2551 4.594 ± 680 : 1,03 = 4.460 B. P. = 2 .510 a. C.

Como neol Íticos tenemos el nivel IV de los Husos, yacimiento situado en el grupo del mismo nombre en la provincia de Vizcaya. Su excavador lo considera para­lelizable al Neolítico Final catalán por la presencia de vasos ovoides con mamelones, asas tuneliformes y microlitos. Puede establecerse la fecha del 3.000 a . C. para su fa ­se f inal, dedución hecha porque el nivel situado inmediatamente encima, el 111 B, y que culturalmente corresponde al inicio de la metalurgia tiene una datación de C-14, facilitada por el Lababoratorio de ISOTOPES de New Jersey.

ISOTOPES W. O. 1-5. 949: 4 .730±110 B. P.= 2.780 a. C.

Otro grupo conocido en la región es el de Santimamiñe, con caracteres simila­res al de los Husos pero siñ dataciones absolutas. Dentro de él se incluye el yacimien­to, recientemente excavado y publicado, de Arenaza. Esta cueva se encuentra situa­da en San Pedro de Galdames (Vizcaya). El interés del yacimiento está en la presen­cia de un fragmento de cerámica cardial en un nivel revuelto, hecho que indica que se pasó por un momento perteneciente al Neol Ítico. Según su excavador, aunque la existencia de un fragmento de cerámica en un nivel revuelto no es significativa, la presencia de microlitos en los niveles inferiores, sin cerámica, así como un hacha pu­limentada, parecen indicar que la cerámica cardial correspondería a un momento del Neolítico antiguo. (Apellaniz, 1975) .

El nivel 11, considerado como Precerámico se subdivide en dos fases, una tardía con microlitos, y una anterior sin ellos, pero con pulimento. La datación de C-14 : C.S.l.C . : 7 .650 ± 180 a . C. Esta fecha nos parece excesivamente alta para este mo­mento, y habrá que esperar el resultado de otros análisis. El nivel 111 presenta un con­junto diferente del anterior con dos fases. La fase b (nivel 111) representa un mundo distinto, perteneciente o similar a Tarrerón, Marizulo, correspondiendo al final del mundo Paleal Ítico del Pais vasco, y fechado en C.S.!.C. - 8 .350 ± 180 a. C. El frag­mento de cardial se atribuye al nivel le, considerado Neol Ítico, y se ha comparado con la Cava de l'Or, debiéndose fechar aproximadamente en el 40 milenio (3.300 a. C.). aunque no existen datos absolutos.

Viendo todo esto creemos firmemente en que hay que hacer una revisión de fechas, materiales y paralelismos, ya que es muy difícil poder sacar conclusiones de materiales tan éscasos.

1

Los Últimos datos que podemos facilitar del Neol Ítico peninsular corresponden a Portugal. Este periodo se encuentra en medio de otros dos bién documentados por fechas de C-14, debido a la importancia de sus yacimientos. Estos son, el Mesol Ítico, estudiado principalmente en los concheros del Muge, y el Megalitismo.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 63: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

55

La datación más antigua que tenemos para el Neol Ítico portugués proviene de Salemas, yacimiento situado en Ponte de Lousa. La muestra de madera fue recogida en la arcilla del nivel 111 en un nivel de Paleol Ítico superior. Posteriormente se com­probó que se trata de una sepultura neol Ítica, incluso se vieron materiales posterio­res. Sa-198 : 6 .320 ± 350 B. P. = 4.370 a . C.

La aceptación de esta fecha es dificil, ya que como vemos no está nada clara la situación de la muestra, pudiendo estar contaminada. Caso de confirmarse en análisis futuros, vendría a completar otras fechas de la Península en el Neol Ítico antiguo, pu­diendo de este modo paralelizar el inicio del Neol Ítico en Portugal con el de la zona mediterránea. A pesar de carecer de dataciones absolutas, podemos incluir en un mo­mento del Neol Ítico inicial yacimientos como el del Escoural (Montemor-0- Novo, Alto Alemtejo). Punta de Sagres, Santarem, Figueira da Foz, todos ellos con cerámi­ca cardial (Guilaine , 1970) .

Otra fecha, pendiente de comprobación es la de la Lapa do Fumo (Sesimbra). Procede de una muestra de madera de ramas de árbol procedente del estrato B, con­siderado como Neolítico medio, con placas de esquisto decoradas, agujas, etc. K-361 : 4.040±160 B. P. = 2 ~ 090 a . C.

El problema que planteamos a continuación es todavía puesto en duda por par­te de ciertos investigadores. Se trata de la atribución de la primera parte del Megali­tismo al Neol Ítico final peninsular. Se señala la presencia de cerámica cardial en algu­nos monumentos megal Íticos. Esto se explica por la larga pervivencia de este tipo de cerámica hasta entrar en contacto con los primeros grupos megal Íticos. Lo que si es evidente es que el megalitismo comienza en Portugal en fechas paralelas al desarrollo del Neol Ítico medio-final del resto de la Pen Ínsula. Esto lo demuestran las fechas ob­tenidas por el C-14. La fecha más antigua es la de Orca dos Castenairos (Fragoas, Vi­la Nova de Paiva , Viseu, Beira). Se trata de una sepultura con corredor. La muestra sobre la que se ha obtenido la fecha es una madera carbonizada del estrato más pro­fundo del nivel arqueológico . Gr. N. 4924 : 5 .060 ± 50 B. P.= 3 .110 a. C. Esta fe­cha es confirmada, y subida por un análisis de termoluminiscencia, dando la fech a del 3.710 a. C. (Comunicación personal de J. Fortea). Esto viene a demostrar que el Megalitismo se desarrolla en el interior del país a la vez que el Neol Ítico medio en cuevas, como es el caso de Furninha en Peniche, o el yac imiento de la Casa de Moura en Cesareda . La datación de Orca dos Castenairos se confirma con la de Carapito 1 (Concelho Aguiar da Beira, Viseu, Beira Alta) : Gr.N . 4.850 ±40 B. P. =2 .900 a. C. Fechas similares, asociables por sus caracteres culturales al Neol Ítico final encontra­mos en: Dolmen de Orca de Seixas (Moimenta da Beira, Beira Alta) Gr.N. 5 .734 : 4.900 ± 40 B. P.= 2.950 a . C. Lapa do Bugio (Azoia , Sesimbra) . Gr.N . 5 .628 : 4.850 ± 45 B. P.= 2 .900 a . C. La fase final de los dólmenes con corredor viene fe­chada en Praia das Macas: KN ? 4.250 ± 60 B. P. = 2.300 a. C. en un fragmento de madera carbonizada recogida en la cámara occidental, que contenía, según Leisner material, considerado todavía como Neol Ítico. La fase posterior de la cultura me9a-I Ítica ofrece ya "tholoi" y otros caracteres culturales, paralelizables con la fase de los Millares l.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 64: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

56

Referencias bibliográficas

APELLANIZ, J. M. (1975): Excavaciones en la cueva de Arenaza 1 (San Pedro de Galdames. Vizcaya). Primera campaña, 1.972. Neolítico y Mesolítico final. Noti­ciario A rqueológico Hispano, pág. 1-154.

BOSCH-GIMPERA, P. (1.920): Generalitats sobre els sepulcres no megalitics catalans. A .l.E.C. VI, pág. 472.

COURTIN, J. (1.962): Le Néolithique de la Provence. M.S.P.F. 11.

GUILAINE, J. (1.970) : Le Néolithique antique au Portugal. B.S.P.F. Etudes et travaux, 67, págs. 304-322.

GUILAINE, J. (1.972): La bauma de Montholó. Le Néolithique de Montholó. Extensión, chronologie, affinitiés avec les autres cultures de la Mediterranée occiden­tal.

GUILAINE, J. (1.975): Les recentes orientations du Néolithique ancien en Mé­diterranée occidental. Archaeologia atlantica, 1. pág. 2.

LOPEZ GARCIA, P. (1.977): Análisis polínico de Verdelpino (Cuenca) Apén­dice JI a Maure y Fernández-Miranda, 1.977.

MALUQUER DE MPTES, J. (1.949): La cultura de Lagozza en Cataluña. R e­vista di Studi Liguri, XV, pág. 46.

MENENDEZ AMOR, J. (1.961): Resultados del análisis polínico de una serie de muestras de turba recogidas en la Ereta del Pedregal (Navarrés. Valencia). Archi­vo de Prehistoria levantina, IX, págs. 97-99.

MOURE, A. y FERNANDEZ-MIRANDA, M. (1.977): El abrigo de Verdelpino (Cu~ca). Noticia de los trabajos de 1.976. Trabajos de Prehistoria, 34 págs. 33-83.

PELLICER, M. (1967): Las civilizaciones neolíticas hispanas. Raíces de Espa­ña, págs. 27-46.

RODRIGUEZ, G. (1978): La Cueva del Nacimiento (Pontones-) aén) Papeles del Laboratorio de Arqueolog ía de Valencia (En prensa).

SAUTER, M. R. (1955): Sepultures a cistes du Bassin du Rhóne et civilisations palafittiques, Sibrium, JI, págs. 133-139.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 65: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

57

COVA DE L'OR (BENIARRES, ALICANTE).

NUEVOS DATOS SOBRE EL NEOLITICO DEL ESTE PENINSULAR

B. Martí

En el conjunto de los yacimientos neol Íticos que actualmente conocemos en la Península Ibérica, el grupo formado por los yacimientos valencianos es, sin duda, el que presenta una mayor densidad y una mayor riqueza de materiales; nombres co­mo los de la Cava de la Sarsa (Bocairente, Valencia) y Cava de l'Or aparecen siempre como puntos de referencia obligados en las síntesis peninsulares. Los trabajos reali­zados en los Últimos años contribuyen a realzar la importancia de este grupo con las excavaciones de la Cava de les Cendres (Moraira, Alicante). dirigidas por Llobregat, Cava Fosca (Ares del Maestre, CastellÓn) por Olaria, Cava de la Sarsa por Asquerino, etc.; y la reanudación de las excavaciones por parte del S.l.P. en la Cueva de la Coci­na (Dos Aguas, Valencia) dirigidas por Fortea, y en la Cava de l'Or.

En el caso de Or, que centra ahora nuestra atención, las campañas realizadas entre 1955 y 1958 pusieron de manifiesto la existencia de una secuencia estratigráfi­ca que permitiría estudiar, además, la evolución de los ricos materiales neol Íticos procedentes de otros yacimientos, especialmente de Sarsa. Si bien esto Último no pudo llevarse a cabo de modo inmediato, el estudio de dos muestras de cereales y su datación por medio del C14 hicieron de Or uno de los piiares básicos en la considera­ción de un Neol Ítico de cerámicas impresas cardiales, agricultor y ganadero, en la primera mitad del V milenio a. de C. Las dos muestras de cereales proven Ían de la pared norte del Sector H-3, correspondiendo a su séptima y Última capa, si bien a di­ferente profundidad dentro de esta, y el análisis de c 14 diÓ las fechas de 4.315 ± 75 a. de C. (H -1754/1208) y 4.560±160 a. de C. (KN-51 ). En la capa séptima abunda­ban de modo especial los fragmentos de cerámica cardial, que era predominante en el conjunto de los hallazgos de las cuatro capas inferiores, y también aparecía la de­coración incisa; por el contrario, en las tres capas superiores la cerámica aparecía sin decoración (FLETCHER, 1963; SCHUBART y PASCUAL, 1966; HOPF, 1966) .

Fundación Juan March (Madrid)

Page 66: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

58

Participando del fenómeno general a toda la cuenca del Mediterráneo occiden­tal, en los Últimos años la evolución de las culturas neol Íticas peninsulares ha sufrido una importante matización a la que esperamos contribuir con el estudio y publica­ción de los materiales de Or y con las nuevas excavaciones en el yacimiento inicia­das en 1975 por Pascual y nosotros (MARTI, 1977; FLETCHER y PLA, 1977). Si­guiendo la división del yacimiento realizada en las primeras campañas. Los trabajos actuales afectan a los llamados Sectores J y K; situados ambos en la parte cercana a !a entrada del yacimiento pero en lados opuestos.

El Sector J , sobre el que trabajamos en 1975 y 1976, se encuentra en las inme­diaciones de las zonas excavadas en 1955-1958 y limitado por la gran depresión lon­gitudinal de la parte central, producida en gran parte por las intensas remoliciones a que fue sometido el yacimiento hasta su protección definitiva en 1972. De las cua­drículas en excavación sólo en dos de ellas se alcanzó la base de la estratigrafía, las denominadas J-4 y J-5, revelando una potencia que oscila entre 170 y 190 cm. Los estratos muestran un acusado buzamiento desde el ángulo SO. de las cuadrículas mo­tivado tanto por la inclinación general del yacimiento en el sentido N.-S., como por el corrimiento provocado por la depresión central antes mencionada.

El estudio de las campañas de excavación se encuentra en estado avanzado. La fauna ha sido clasificada por Pérez Ripoll distinguiéndose la presencia de animales domésticos como Ovis, Capra, Sus, Bos y Can is; entre los animales salvajes se en­cuentran restos de Cervus elaphus, Capra pyrenaica, Oyctolagus cuniculus, etc. Las semillas proporcionaron abundantes muestras en la casi totalidad de los niveles y se hallan en estudio por parte de LÓpez García. La sedimentología fue objeto de espe­cial atención por parte de Gallart Martí, quién así mismo realiza el estudio de la tec­nología cerámica y su posible evoluc ión estratigráfica, y también se procedió a la metódica recogida de los carbones cuyo análisis por el método del C14 fue realizado en el Gabinete de Aplicaciones Nucleares a las Obras Públicas para tres muestras pro­cedentes de la cuadrícula J-4, proporcionando los siguientes resultados:

C 11 - M 1. 5.980 ± 260 B. P. = 4.030 a. de C. Corresponde a la Capa 6, entre 95 y 100 cm. de profundidad.

C 12 - M 2. 6 .630 ± 290 B. P.= 4.680 a. de C. Corresponde a las Capas 14 y 15, entre 140 y 153 cm . de profundidad.

C 13 - M 3. 6.720 ± 380 B. P.= 4.770 a. de C. Corresponde a las Capas 16 y 17, entre 153 y 165 cm. de profundidad.

La primera muestra procede de la Capa 6 que es una capa intermedia, de con­tacto, entre los Estratos 111 y IV . El Estrato 111 está formado por una tierra compac­ta, muy concrecionada y de color blanquecino, cori escasas piedras de pequeño tama­ño. El Estrato IV presenta una coloración rojiza con abundantes restos carbonosos y semillas, así como algunas piedras de mayor tamaño. Las otras dos muestras proce­den del estrato inferior, el VI, cuya parte superior presenta un tono rojizo con abun­dantes carbones, semejante al Estrato IV, pero que a medida que se profundiza in­tensifica su coloración hasta terminar la potencia fértil de la estratigrafía con abun­dantes piedras y escasa tierra entre ellas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 67: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

59

Las conclusiones que se pueden extraer de estas dataciones poseen un marcado carácter de provisionalidad teniendo en cuenta los estudios que actualmente se reali­zan sobre el conjunto de las tres Últimas campañas de excavación y que afectan no sólo al Sector J, de donde proceden las dataciones, sino también al Sector K con ca­torce metros cuadrados en excavación y donde hemos encontrado los mejores testi­monios de la evolución postcardial del yacimiento. Las dos dataciones del Estrato VI confirman la habitación del yacimiento en la primera mitad del V milenio a. de C., lo que coincide con una de las dataciones anteriores y también con lo observado den­tro del marco del Neol Ítico de las cerámicas impresas cardiales en el ámbito del Me­diterráneo occidental donde, a nuestro juicio, han sido valoradas en exceso las data­ciones extremas del amplio espectro de fechas absolutas que se poseen. En el caso de Or esta cronología de la primera mitad del V milenio correspondería a niveles muy ricos en cerámicas cardiales, junto a las que podemos encontrar decoraciones de cor­dones 1 isos, digitados o ungulados, algún pequeño mamelón, etc. 1 ndustria 1 Ítica pre­dominantemente laminar con presencia de geometrismo, siempre mayoritariamente trapezoidal, y rica industria Ósea y de elementos de adorno. La datación de la capa sexta, 4.030 a. de C., plantea cuestiones de mayor actualidad en los estudios sobre la evolución del Neol Ítico peninsular que aquellas relativas al proceso de neolitización . con el que se relacionan las dos anteriores y sobre él ya expresamos nuestra opinión al estudiar parte de los materiales de Oren el sentido de que sigue centrado en la tri­logía Mallaetes-Cocina-Or con recientes aportaciones de gran importancia cuales son los avances de los resultados obtenido en Botiquería deis Moros (Mazaleón, Teruel) excavada por Barandiarán, la aparición de cerámicas impresas cardiales en Cocina se­gún comunicación de Fortea, etc.

Volviendo sobre la evolución del Neol Ítico, Or demuestra con total seguridad la existencia de una importante secuencia post-cardial en el este peninsular que no puede simplificarse bajo la denominación de niveles de cerámicas lisas bruñidas y que se opone tanto a las hipótesis de la sustitución de las cerámicas cardiales por otras lisas, esquema que se mantiene en otras áreas más septentrionales con escaso fundamento, como a las hipótesis que postulan una larga perduración de las cerámi­cas cardiales hasta enlazar con el Eneol Ítico. A modo de resumen de los resultados obtenidos hasta el momento diríamos que los niveles profundos de Or, donde el predominio de las cerámicas cardiales es absoluto, dan paso de modo gradual a unos niveles con amplia gama de decoraciones impresas no cardiales, incisas, acanaladas, plásticas, etc. Este cambio en el predominio podría situarse por el momento en tor­no a la fecha proporcionada por la capa seis de J-4, 4.030 a. de C., y de hecho tales especies cerámicas aparecen representadas entre los materiales de dicha cuadrícula. Es decir, que los resultados de las nuevas excavaciones, entre los que incluyen estas dataciones, y el estudio de los materiales de las campañas anteriores, revelan con gran nitidez la existencia de un mundo de cerámicas decoradas no cardiales, interme­dio entre el Neol Ítico de las cerámicas impresas cardiales o primera fase neol Ítica, y la transición Neol Ítico-Eneol Ítico representada por las cerámicas peinadas, las deco­raciones grafitas, a menudo con motivos geométricos y formas carenadas en los va­sos, etc. Este mundo de cerámicas correspondiente a lo que denominamos segunda fase neol Ítica puede reconocerse fácilmente entre los materiales de Sarsa y Or, y apa­rece muy bien representado en Cova Fosca, pudiendo armonizarse, a nuestro juicio,

Fundación Juan March (Madrid)

Page 68: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

60

con lo que sabemos de otras áreas como Andalucía y Cataluña.

La brevedad de esta exposición no debe, sin embargo, conducir a un aumento de la confusión. En primer lugar diremos que si bien nos limitamos aquí fundamen­talmente a la cerámica, las variaciones se extienden igualmente a la industria 1 Ítica, como se desprende de la consideración de sus porcentajes, de la evolución del geome­trismo, de la aparición de nuevos tipos como pueden ser las truncaduras oblÍcuas re­tocadas dentro de los elementos de hoz, la aparición de la punta de flecha de retoque bifacial en los momentos ya muy avanzados, las grandes hojas que caracterizarán al Eneol Ítico, etc. Nuevos adornos y tipos de cuentas, rica industria Ósea, etc.

En segundo lugar, ha de rechazarse, excepto con muy acusado sentido de sínte­sis o resumen, la pretensión de establecer horizontes cerrados en la sucesión de esti­los cerámicos o de conjuntos industriales, y ello también es aplicable a lo que acaba­mos de exponer. Las secuencias evolutivas propuestas para otras areas del Mediterrá­neo occidental en los Últimos años, presentan muchas más dificultades que ventajas, nacidas de un esquematismo excesivo ligado al fósil director y al C14 con un sentido escasamente crítico. Problemas sobre los que no podemos detenernos aquí por cuan­to exigen una discusión pormenorizada que comprenda desde los presupuestos teóri­cos a la obtención concreta de los datos arqueológicos.

Referencias bibliográficas FLETCHER, D. 1963: "Nuevos datos sobre las relaciones neolíticas entre las

costas españolas y del Mediterráneo Oriental". Homenaje a P. Bosch Gimpera, Mexi­co, págs. 167-172.

FLETCHER, D. y PLA, E. 1977: "Cincuenta años de Actividades del S.I.P. (1927-1977)". Trabajos Varios del S.I.P., núm. 57, Valencia.

HOPF, M. 1966: "Triticum monococcum L. y Triticum dicoccum Schübl, en el Neolítico antiguo español". Archivo de Prehistoria Levantina, XI, Valencia, págs. 53-73.

MARTI, B. 1977: "Cava de l'Or (Beniarrés, Alicante)_ Vol. I " Trabajos Varios del S.I.P. , núm. 51, Valencia.

SCHUBART, H. y PASCUAL, V. 1966: "Datación por el C-14 de los es tratos con cerámica cardial de la Coveta de l'Or". Archivo de Prehistoria Levantina, X I, Va­lencia , págs. 45-51.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 69: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

61

CUEVA FOSCA: NUEVAS FECHAS DE C-14 PARA

EL NEOLITICO MEDITERRANEO DE LA PENINSULA IBERICA

C. Olaria y F. Gusi

Es evidente que por ahora apenas poseemos dataciones absolutas para el Neol í­tico inicial de nuestras costas mediterráneas. Sin embargo, en muchas ocasiones su­plimos esta carencia cronológica siguiendo pautas tipolÓgicas que a nuestro juicio se han dado como válidas con demasiado apresuramiento. Nos referimos en concreto a los tipos cerámicos. Usualmente la existencia de cerámica cardial o impresa ha deter­minado por sí misma un periodo inicial o antiguo para el Neol Ítico de la Península Ibérica. Sin tener en cuenta que, en numerosas ocasiones, existen yacimientos en los que prácticamente este tipo cerámico es inexistente y que, sin embargo, pertenecen cronológica y culturalmente a un periodo inicial neol Ítico. Dentro de estos yacimien­tos se encuentra Cueva Fosca (Ares del Maestre, CastellÓn). La situación de esta ca­vidad, en el interior de la Provincia, es sumamente interesante por hallarse muy pró­xima, menos de 1,5 km. en 1 Ínea recta, del famoso conjunto de pinturas rupestres del Cingle de la Gasulla y Cueva Remigia; y a menos de 0,5 km. de las pinturas de Racó Molero, y rodeada de un conjunto de yacimientos prehistóricos todavía por in­vestigar. Desde 1975 el Servicio de 1 nvestigaciones Prehistóricas y Arqueológicas de la Diputación de Castellón viene realizando una serie de campañas arqueológicas en Cueva Fosca, de las que en breve se publicarán los resultados. Lamentablemente en ella fueron practicadas con anterioridad, una serie de remoliciones clandestinas, que destruyeron los niveles superiores más recientes, y sus materiales fueron mezclados totalmente, por lo que su estudio es de nulo interés científico, si bien está claro que pertenecerían a una fase neol Ítica media o reciente, puesto que la potencia de tie­rras removidas alcanzaba algo más de 1,20 m. de espesor sobre nuestro Nivel Super­ficial excavado. En futuras campañas podremos estudiar estos niveles gracias a que una pequeña porción de la cavidad pudo salvarse de estas remociones.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 70: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

62

Como resultado de las excavaciones realizadas, actualmente en curso de estu­dio, hemos podido diferenciar claramente dos momentos culturales: una fase neol í­tica antigua y una fase mesol Ítica con industria microlaminar acompañada de un po­bre componente geométrico. Dentro de la fase neol Ítica tenemos por ahora el resul­tado de cuatro análisis de c14:

1-9867 5.715 ± 180 . . . . . . . . . . . 3.765 8 . C . CSIC-356 7.100 ± 70 . . . . . . . . . . . 5.150 8.C . CSIC-357 7.210 ± 70 ... .. .. .. . . 5.260 8. c. CSIC-353 7.640 ± 110 . . . . . . . . . . . 5.690 8.C .

De esta serie, tan sólo la primera fecha de 3 .765 8. C. nos parece demasiado baja y necesita de nuevas comprobaciones; es posible que la muestra sufriera alguna alteración debido a encontrarse recogida dentro del nivel superficial próximo al con­tacto de las remociones citadas. Por otra parte la cavidad contiene filtraciones, que aunque son escasas pudieran haber penetrado en esta capa superficial. Las tres data­ciones restantes corresponden a los niveles: 1, IA, 18, de la fase del Neolítico Anti­guo. Las cerámicas de este horizonte presentan decoraciones incisas, acanaladas, al­gunes puntillados y decoraciones de cordones. La cerámica impresa está ausente, mientras que en.los niveles removidos se encuentra en buena cantidad aunque en ba­jo porcentaje con respecto. a la incisa. Otra nota de interés en cuanto a la cerámica de este nivel 1 es que en una proporción notable aparecen los engobes a la almagra. La industria 1 Ítica es abundante : lascas, láminas, raspadores, hojitas de dorso rebaja­do y esporádicamente algún util geométrico. La seriación de fechas para este nivel 1, puede diferir por el hecho de haber sido realizadas por diferentes laboratorios. La primera (3.765 8. C.) de Teledyne lsotopes ha sido calculada sobre una vida media de 5.730; mientras que las restantes del Laboratorio Rocasolano están calculadas con una vida media de 5.570 años.

Para la fase mesol Ítica tenemos una sola datación:

1-9868 8.880 ± 200 . . . . . . . . . . . . . 6.930 8 . C.

Esta fecha sin embargo es preciso ratificarla con nuevos análisis, puesto que aislada no nos da la suficiente confianza. En este horizonte la cerámica desaparece por completo y la industria 1 Ítica, si bien sigue siendo abundante, presenta una mez­cla de Útiles macrol Íticos con una serie microlaminar y escasos geométricos.

La fauna en ambas fases es muy abundante, aunque por el momento no pode­mos determinar los tipos por hallarse en curso de estudio.

A la vista de los resultados cronológicos por el C 14 , Cueva Fosca constituye hoy por hoy uno de los yacimientos clave para la comprensión del Neo! Ítico medi­terráneo peninsular, no sólo por la novedad que presenta su misma situación, sino por su mismo componente en cuanto a cultura material se refiere. No queremos sin embargo precipitar concJu.siones acerca de la problemática que presenta, pero sí que­remos al menos reflexionar brevemente sobre el eSCé!SO conocimiento que todavía poseemos sobre el desarrollo cultural neo! Ítico, y dejar abierta la puerta de las-posi­bilidades, que no parece limitarse estrechamente a la visión que por ahora defende­mos. Parece bastante probable que dentro de la complejidad del mundo neo! Ítico se

Fundación Juan March (Madrid)

Page 71: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

63

formasen ·cuando menos grupos culturales diferenciados, cuyas pautas culturales no estuvieran relacionadas entre sí, siguiendo unos patrones de comportamiento dife­rentes, que en determinados casos, quizá con el tiempo, llegaran a conectar (como sería el caso de la penetración de la cerámica impresa en una fase neol Ítica avanzada para ciertas áreas geográficas). Las cronologías que más se aproximan sin duda a nuestro yacimiento, nos la proporciona la Cueva de los Murciélagos (Albuñol, Gra­nada) con 5.490 B.C., acompañada de un material cerámico muy semejante a Fosca. Así mismo en cuanto a datación se refiere, estaría dentro del marco cronológico del yacimiento del Barranco de los Grajos (Cieza, Murcia), que diÓ 5.220 B. C., fechan­do niveles con cerámicas lisas e impresas.

TipolÓgicamente las cerámicas de Fosca se encuentran más emparentadas con el mundo neol Ítico andaluz, como lo demuestra la misma existencia de engobes a la almagra, que propiamente con el mundo neol Ítico mediterráneo de cerámicas impre­sas.

Sin duda son todav Ía escasas las investigaciones dentro del Neol Ítico peninsu­lar, así como lo son también las dataciones de C 14 que tenemos hasta ahora. Faltan por tanto mayores comprobaciones para llegar a unas conclusiones firmes. Las fe­chas de radiocarbono de Fosca mantienen cuando menos el debate acerca de la pro­blemática de la periodización neolítica y, presentan al mismo tiempo diferentes "fó­siles directores" que hasta ahora parecían exclusivos o característicos de otras áreas geográficas y otros marcos cronológicos.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 72: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 73: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

65

CRONOLOGIA ABSOLUTA Y FAUNA DOMESTICA

A. Morales

Las faunas domésticas (1) representan un fenómeno reciente dentro del con­texto paleontológico, pero precisamente por este hecho constituyen una interesante fuente de datación de los períodos geológicos más cercanos.

La cronología que estas faunas aportan a la ciencia puede ser de dos tipos:

a. absoluta, cuando existen fuentes históricas o documentos fidedignos que atestiguen una determinada importación o aparición de especies en un determinado lugar y cuando existen dataciones absolutas como es el caso del C-14.

b. relativa, cuando la evidencia se limita Únicamente a la interpretación de representaciones gráficas, utensilios osiciados con estas faunas o, más co­munmente, restos Óseos de las especies en cuestión.

La aparición de las principales especies domésticas en nuestro suelo reviste una serie de problemas, que aunque sea de manera somera, no podemos dejar de mencio-nar:

A) En primer lugar hay que diferenciar a las faunas cuyos agriotipos existen o existieron en la península ibérica durante las fases protohistóricas sincrónicas con la época de domesticación. En la primera categoría tendríamos al cerdo, al conejo y al perro cuyos agriotipos respectivos, Sus scrofa, L. y Canis lupus L., (jabalí y lobo) existen en la actualidad en nuestro suelo. En la segunda categoría tendríamos Única­mente al ganado vacuno, todo descendiente del uro (Bos primigenius, Bojanus, 1778) (2) especie extinguida totalmente.

B) Dentro del grupo de especies cuyos agriotipos no existeron en la península

(1) Debido a la confusión reinante en cuanto a la nomenclatura taxonómica de las especies do­mésticas y a la disparidad de criterios existentes, utilizaré solo dos nombres comunes.

(2) El gato doméstico procede de la subespecie Felis silvestris lybica Forster, 1. 780 de nuestro gato montés, encontrándose por tanto en una situación especial . La etología de la subespecie española, F. s. tartessia Miller, 1907 parece indicar que en nada ha estado relacionada con la aparición de estirpes domésticas en nuestro suelo.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 74: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

66

ibérica encontramos las siguientes especies (el agriotipo entre paréntesis):

1. Oveja (Ovis ammon, L. 1.758)

2. Cabra (Capra aegagrus, Erxeleben, 1.777)

3. Caballo (Equus przewalskii, Poliakov, 1881)

4. Asno (Equus (=Asinus) asinus L., 1.758)

5. Gallina (Gallus gal/us L., 1.758)

La problemática que ambos grupos reportan es obviamente distinta, ya que, mientras el segundo grupo no admite dudas en cuanto a su identificación (siempre que exista material osteolÓgico diferenciable). el primer grupo debe tratarse con es­pecial cuidado debido a la similaridad de la osteomorfología y al hecho de que la os­teometría no es siempre un criterio diferencial válido, ya que todas las especies que aquí consideramos muestran un fuerte dimorfismo sexual (con excepción del conejo y, en menor grado, de los équidos) y una serie de subespecies de muy diferente talla.

Por todo ello, la cronología de la domesticación, puede, en muchos casos, ser un capítulo confuso dentro del cuadro general de la metodología cronológica por lo que sólo se utilizará como complemento de técnicas adicionales de datación, de la misma manera que se han utilizado las sucesiones faunísticas durante el Pleistoceno en toda Europa (Kowa/ski, 1967, Chaline, 1972).

En España, pa Ís de extraordinaria riqueza arqueológica, el estudio de estas fau­nas, como el de las faunas, en general, es un fenómeno relativamente reciente (Altuna, 1.965). Por ello, nuestra cronología es mucho más fragmentaria que la del Norte y Centro Europa, donde en algunos casos se han obtenido resultados soprendentes (Bokonyi, 1.974). Cualquier intento de síntesis sobre los eventos cronológicos en re­lación con nuestras faunas domésticas debe, por fuerza, ser Únicamente tentativo e in­completo, pero ello no impide que podamos dar algunas fechas para la introducción de especies domésticas en nuestro suelo.

VACA

L Nivel 4 del Verdelpino (Cuenca) (C-14 : 6.000 a. C.). una falange primera, cal ­cinada y cortada, demasiado pequeña para pertenecer a un uro pués se trata de un animal adulto. (A. Morales, en prensa) .

2. Fase 11 de Tabernas (Almería) (C-14 : 2.700, horizonte neoeneolÍtico) 20 res­tos: 1 diente superior, 1 atlas, 1 vertebra costal , 5 costillas, 1 húmero, 3 radios, 1 femur, 4 tibias, 2 metatarsos, 1 FI (Von den Driesch y Morales, en prensa).

CERDO

1. Nivel 3 de Verdelpino (Cuenca) (C-14: 3.220, 3.176 a. C.). nueve restos Óseos seguros (4 dientes inferiores, 1 radio, y 4 FI) más otros tres posibles (dos costillas y un fragmento de mandíbula) (A. Morales, en prensa) .

2. Fase 11 de Tabernas (Almería) (C-14: 2.700, horizonte neo-eneolÍtico) 21 res­tos identificados: 2 newocráneos, 2 viscerocráneos, 1 mand Íbula, 2 dientes inferio­res, 1 vértebra lumbar, 3 costillas, 1 escápula, 3 húmeros, '1 metacarpo, 1 tibia, 1 tí-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 75: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

67

bula, 1 metatarso, 1 falange primera (Von den Driesch y Morales, en prensa)

OVEJA/CABRA

1. Nivel 3 de Verdelpino (Cuenca) (C-14: 3.220-3.170 a. C.). un total de 16 res­tos (A. Morales, en prensa). Restos: 3 dientes superiores, 1 mandíbula y 6 dientes in­feriores, 2 pelvis y 1 falange tercera.

2. Fase 11 de Tabernas (Almería) (2.700 horizonte neo-eneol Ítico). un total de 115 restos repartidos de la siguiente forma: 2 neurocráneos, 7 dientes superiores, 9 mandíbulas, 7 dientes inferiores, 3 vertebras costales, 17 costillas, 5 escápulas, 1 O hú­meros, 7 radios, 4 metacarpos, 1 pelvis, 14 fémures, 27 tibias, 2 metatarsos (Van den Driesch y Morales, en prensa)

OVEJA

1. Nivel 2 de Verdelpino (Cuenca) (C-14: 2.680 a. C.), un radio (A. Morales, en prensa).

2. Fase 11 de Tabernas (Almería) (2.700 horizonte Neo-eneal Ítico) 13 restos (Von den Driesch y Morales en prensa): 3 primeras falanges, 3 metatarsos, 3 metacarpos, 3 radios, 1 escápula.

CABRA

1. Nivel 3 de Verdelpino (Cuenca) (C-14: 3.220-3.170 a. C.). un astrágalo (A. Mo­rales, en prensa).

2. Fase 11 de Tabernas (Almería) (2.700 horizonte neo-eneol Ítico) 4 restos (Von den Driesch y Morales, en prensa). Restos: 2 primeras falanges, 1 pelvis, 1 húmero.

CABALLO

1. En Verdelpino existen restos de caballos de todos los niveles (en total 23) . Sin embargo, aunque los del nivel dos y tres pueden ser domésticos, los de los niveles cuatro (6.000 a. C.) y cinco ( 12.080 - 10.900 a. C.) son, indudablemente, salvajes. (A. Morales en prensa)

2. Fase 111 de Tabernas, Almería (2.550-2.150 a. C.) 4 restos (Van den Driesch y Morales, en prensa) Restos: 1 escápula, 1 primera falange, 2 dientes superiores.

PERRO

1. Nivel C de Urtiaga (Guipúzcoa) (Aziliense: 8.700 ± 170 (CSIC-63)) 4 restos identificados sin duda alguna (Altuna, 1971) (2 metapodios, 1 ulna, 1 húmero).

2. Cuartamentero (Asturias) (sin nivel) (Asturiense, no hay cronología absoluta) un atlas. (A. Morales, en prensa).

Las siguientes especies domésticas, para cuyas citas no hay cronología de C-14 disponible, son mucho más tardías y raras en nuestros yacimientos arqueológicos:

Fundación Juan March (Madrid)

Page 76: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

68

CONEJO

1. Cerro de la Virgen (Granada), 3 cráneos superiores completos (Von den Driesch y Boessneck (1974) (sin datar por el C-14) .

ASNO

1. Fase 111/IV del Cerro de la Virgen (Granada) (árabe Ó Argar), 23 restos (Von den Driesch, 1972) (sin datar por el C-14)

GALLINA

1. Fase 11/111 del Cerro de la Virgen (Granada) (campaniforme-Argar), 1 coracoi­de (Von den Driesch, 1972) (sin datar por el C-14).

Como apuntábamos más arriba, no existe evidencia osteolÓgica sobre domesti­cación del hurón en la península, por lo que las citas de este deben limitarse a refe­rencias bibliográficas (Plinio, Estrabón, San Isidoro de Sevilla). En un caso parecido se encuentra el gato.

Las fechas numéricas proceden de los datos proporcionados por el análisis del C-14 en los distintos yacimientos por los diversos autores (Algunos de estos están re-sumidos por Martín Alrf!agro, 1974 y 1975) . .

Conclusiones

De lo anteriormente expuesto se observa claramente la escasez de yacimientos arqueológicos donde se estudian, de manera rigurosa, sus faunas domésticas. Estos se limitan al Sudeste peninsular y el país vasco con algún yacimiento disperso por el res­to de nuestra geografía . Con este tipo de datos es difícil hacer generalizaciones, aun­que algunas resulten evidentes:

1. Los animales domésticos de mayor importancia económica son todos ellos es­pecies importadas en nuestro suelo aunque en este se encontrasen ya desde antiguo los agriotipos de algunos de estos (jabalí, uro , lcaballo? ).

2. La fecha de "importación" parece ser más o menos simultánea para todos ellos, localizándose hacia el neolítico medio o final (3.000-2.500) según la cronología del C-14.

3. Esta simultaneidad de aparición de especies, originalmente domesticadas en distintos lugares de origen y en fechas muy diferentes, nos induce a pensar que la im­portación probablemente coincidió con una invasión o la propagación de alguna cul­tura mediterránea, ya que las fechas más antiguas de estas especies en la península ibérica, proceden de estas zonas. Caso de ser así, quedaría descartada, como algunos autores pretenden, una importación terrestre desde Europa y sería más admisible pen­sar en un "transporte cultural" de algún pueblo marinero .

4. El perro, en cambio, parece haber sufrido un proceso de domesticación distin­to, ya que los hallazgos más antiguos proceden del país vasco y cantabria. E'S posible que haya habido una domesticación "in situ" o que proceda de animales europeos. Las fechas de domesti~ación proceden de principios del Holoceno.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 77: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

69

5. Por Último, las demás especies domésticas de importancia económica secunda­ria (gallina, conejo, hurón, asno) proceden de periodos más recientes (Bronce o épo­cas históricas) y, en general, la cantidad de datos que poseemos sobre ellos son dema­siado escasos como para extraer conclusion alguna bien sobre su procedencia o bien sobre su posible domesticación en la península.

Referencias bibliográficas:

l. ALMAGRO GORBEA, M. (1971) - Nuevas fechas para la Prehistoria y la Ar­queología Peninsular - Trabajos de Prehistoria, Vol. 28.

2. ALMAGRO GORBEA, M. (1974) -Cincuenta nuevas fechas para la Prehisto­ria y la Arqueología Peninsular - Trabajos de Prehistoria, Vol. 31.

3. AL TUNA, J. (1965) - Fauna del yacimiento "Castro de las Peñas de Oro" (Va­lle de Zuya, Alava) -Bol. Sancho el Sabio, 9: 3-28.

4. ALTUNA, J. (1974) - Fauna de mamíferos de los yacimientos prehistóricos de Guipúzcoa - Munibe XXIV: 1-464.

5. BOKONYI, Z. (1974) - A History of domesticated animals in Central and Eastern Europe - Budapest.

6. CHALINE, J. (1972)- Les Rongeurs du Pleistocene Moyen et Superieur de France - París.

7. KOWASLKI, K. (1966) - The Stratigraphic importance of Rodents in the Stu­dies on the European Quaternary - Folia Quaternaria, 22.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 78: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

L Fundación Juan March (Madrid)

Page 79: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

71

PROBLEMATICA ACTUAL DE LA CRONOLOGIA RADIOACTIVA EN RELACION CON LA TRADICIONAL DURANTE

EL MEGALITISMO Y EL ENEOLITICO

R. de Balbín-Behrmann

l. Introducción

Los problemas generales que el C14 plantea, parecen ampliarse en la época que nos toca analizar, pues no solamente la transformación sufrida por las cronologías es grande, sino que además se trata de un período en el que encontramos las primeras posibilidades de calibración derivadas de la historiografía egipcia, por lo que las difi­cultades pueden manifestarse en otro punto más.

Estamos por otra parte, en un momento que se admite como primero en la protohistoria europea, situación generativa cuya problemática parece incidir en los diversos autores con una notable virulencia, plasmándose en muchas ocasiones como sistema histórico-filosófico más que como realidad científica concreta.

Las teorías existentes en torno al origen del conjunto megalítico, son abundan­tes y difíciles de resumir aquí, aunque, dentro del necesario esquema podrían sinteti­zarse en dos puntos de vista contrapuestos: orientalista y occidentalista. El segundo de ellos, más antiguo en aparición, comenzó a tener valor a través de los trabajos de Cartailhac (1) y más tarde de Aberg (2), que consideraron se iniciaba el fenómeno en Portugal durante el Neol Ítico final y Eneol Ítico, en los dólmenes sencillos poligona­les y sin túmulo de las regiones de Beira y Tras os Montes, para de all Í pasar al Algar­ve y Alentejo . En la zona española aparecerían más tarde las galerías cubiertas como forma intermedia entre un Eneol Ítico dotado de Campaniforme y el Bronce argárico . Se basa la idea de un sistema evolucionista, utilizado aún después, donde los elemen­tos más simples originarían los más avanzados, dotados todos, sin embargo, del mis­mo significado cultural. Las construcciones con falsa cúpula, tipo tholos y los gran­des megalitos andaluces pertenecerían a un Último momento, terminado con las cistas sencillas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 80: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

72

El esquema de Bosch-Gimpera (3), sucesor de los argumentos expuestos, actua­lizados recientemente (4), apoyaba la aparición de las primeras sepulturas megal Íticas en el norte de Portugal, como producto de una tradición mesol Ítica en la zona, trans­formada ulteriormente en un neol Ítico ganadero, particular y no relacionado con el llamado circunmediterráneo, y que a partir del año cuatro mil antes de Cristo comen­zaría a producir megalitos en Beira y Tras os Montes; el conjunto estaría dotado de elementos materiales de tipo neol Ítico, como la cerámica parduzca y lisa encontrada en el nivel superficial de los concheros de Muge, aunque con ciertas penetraciones del ·neol Ítico llamado de las cuevas. La teoría de este autor, muy poco transformada a lo largo del tiempo, haría de este modo coetáneos el neol Ítico circunmediterráneo de la cultura de las cuevas, la llamada cultura de Almería y la megal Ítica portuguesa, a lo largo del cuarto milenio antes de Cristo.

La teoría de los Leisner (5), fué recogida y comentada por Almagro (6), mani­festando dos versiones distintas de la realidad. La primera publicación de aquellos sobre los enterramientos megal Íticos peninsulares, iría en apoyo de un concepto orientalista, y negaría en un principio el origen del sistema megal Ítico en las cámaras cuadradas o trapezoidales portuguesas. Existiría para ellos tres círculos afines al me­galitismo hispano, el primero y más importante de ellos egeo-troyano, dotado de re­lación etiológica con lo peninsular; reconocieron desde el principio, sin embargo, la existencia de una etapa anterior de tradición microl Ítica y ascendencia capsiense, emparentada con la cultura de Almería. El megalitismo metálico representado por Los Millares ocuparía una fase intermedia y no primera en este desarrollo cultural.

Más adelante, y ante el reconocido desconcierto de Almagro (7), los mismos Leisner tratarían de las diferentes tradiciones representadas por los tholoi y los me­galitos orthostáticos,cuyo mismo ambiente cultural cabría diferenciar. Estos Últimos serían producto de un sustrato europeo, que evolucionado sobre bases neol Íticas apa­recería por vez primera en el conjunto de Reguengos de Monsaraz; las antas o dÓline­nes sencillos de este lugar serían anteriores a los conocidos dólmenes de corredor, y estarían dotados de materiales neol Íticos, en relación con la cultura de Almería más antigua y con el neol Ítico atlántico. Una segunda etapa del desarrollo mega! Ítico esta­ría representada por materiales de factura éneol Ítica y construcciones de fáisa cúpula, posteriores a los dólmenes de corredor según sus averiguaciones en Monsaraz.

Ante este análisis científico, dotado de la minuciosidad y rigor propios de los autores, la teoría occidentalista aparecía sensiblemente apoyada, y esto llevaría a co­natos de síntesis como la de Piggott (8), en el que se descubre un centro occidental originario de los más importantes fenómenos de la época. Este autor, siguiendo de cerca el sistema de los Leisner, establecería la existencia de una antigua tradición me­ga! Ítica en Iberia, con un primer momento constituido por las cistas y donde los se­pulcros de corredor se producirían como conjunción de dos tradiciones distintas, megalitos y tholoi, éstos Últimos aparecidos en Los Millares con anterioridad a los de­más lugares conocidos. Llevando el argumento hasta sus extremos, las tumbas micé­nicas serían posteriores a las eneal Íticas hispanas y derivarían de éstas.

La Última de las síntesis occidentalistas que hemos de exponer es la de Ren­frew (9), cuya composición resulta más compleja, a partir de la utilización de las de­batidas calibraciones de origen dendrocronolÓgico. Este arremete contra el concepto

Fundación Juan March (Madrid)

Page 81: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

73

orientalista, basándose en la insuficiencia de los paralelos arqueológicos, dotado de poco fiables cronologías relativas; sigue de un modo un tanto mecánico, no solamen: te las altas cronologías del C-14, sino también las más calibradas. De este modo le es dado afirmar la existencia de un foco metalúrgico suribérico en el neol Ítico final, y la anterioridad del megalitismo occidental, no ya ibérico, sino atlántico. Se admiten po­sibles contactos e intercambios entre las diversas áreas culturales, las cuales se habrían desarrollado en zonas y momentos independientes.

Tempranamente, y bajo criterios difusionistas (ex Oriente lux), se habría pro­ducido una teoría contraria a la que acabamos de exponer en sus rasgos más caracte­rísticos. Esta sería la orientalista, apoyada por el hiperdifusionismo de Elliot-Smith ( 1 O) y por los paralelos tipológicos propios del sistema arqueológico. Por este proce­dimiento, los megalitos, neo! Íticos, procederían por difusión de Siria y Palestina, y habrían llegado a través del norte de A frica hasta España y Portugal, a lo largo del 40 milenio antes de Cristo, si no antes.

Childe (11), tras un primer momento de aceptación del sistema occidentalista, procedería por el camino ya iniciado en Montelius, aunque de un modo más cultura­lista y resaltando la importancia de los desarrollos regionales en la génesis del fenó­meno. Según esto, los dólmenes occidentales procederían del Mediterráneo oriental, de donde pasarían a Portugal, y de allí a Gran Bretaña, Irlanda y Dinamarca. Desde el Egeo existirían contactos directos con Europa, a través del Danubio y Mediterrá­neo, y desde la Península Ibérica al norte atlántico europeo. El conjunto megalítico, originado por una ideología religiosa y no exactamente por un corrimiento de pue­blos, se encontraría en directa relación con el Minoico y Heládico Primitivo, y se pro­duciría a partir del año 2.700 a. C., ya en época metálica. Los megalitos británicos deben así proceder de los ibéricos y ser consiguientemente posteriores a éstos. Este sistema sería seguido con posterioridad por Daniel ( 12) y Blance ( 13), aunque con sus propias variantes.

En 1963, Almagro y Arribas (14) publican sus trabajos sobre Los Millares, y to­man una clara posición orientalista, basada en los paralelos arqueológicos y en una cronología baja. Así, habría que concebir el fenómeno mega! Ítico como originado en el Cicládico Antiguo y Minoico Medio mediterráneos, y llegado a Almería en fechas aproximadas al año 2.000 a. C., formándose de este modo los sepulcros a partir de los tholoi, de los que las tumbas de corredor, más o menos simples, no serían sino una transformación regional del sistema. Se admite un sustrato fuerte y perdurable de las cerámicas neol Íticas impresas en la misma época, las cuales contribuirían de modo sustancial a la aparición del campaniforme, éste propio de una segunda fase mega! Íti­ca. El esquema originario permite largas perduraciones para toda la cultura, incluso en momentos argáricos.

11. Las transformaciones debidas a la cronología radioactiva

Así la situación, los criterios obtenido a partir del C-14 han consguido provo­car nuevas controversias, aunque parecen inclinarse hacia las posiciones occidental is-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 82: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

74

tas, estableciendo una anterioridad sustancial para los megalitos portugueses (15) .

Las prim eras dataciones que poseemos para Portugal son las de Orca dos Caste­nairos ( 16). con dos muestras: GrN - 4.294 y 4.295, que arrojan la cifra de 5.060±50 = 3.110 y 4 .610 ±50 =2.660 a. C., respectivamente, en construcciones dolménicas orthostáticas. Esto nos sitúa en un ambiente anterior en más de mil años a la cronología de Almagro Basch para Los Millares, y cerca de las fechas ge­nerales que Bosch-Gimpera establece para los primeros momentos del desarrollo me­gal Ítico portugués. La realidad apuntada nos llevaría a una época neol Ítica premetáli­ca, anterior a los primeros asentamientos eneal Íticos peninsulares.

En el mismo sentido parecen manifestarse gran parte de las muestras que po­seemos para el occidetlte ibérico, como las que siguen :

Carapito l. (17) GrN 4.850 ± 40 B. P. = 2.900 a. C.

GrN 4.590 ± 65 B. P. = 2.640 a. C.

Orca das Seixas (19) GrN-5734. 4 .900 ± 40 B. P. = 2.950 a. C. Asimilable a las anteriores y realizadas a partir de carbón de madera del nivel inferior de un dolmen, era considerada como semejante probable a Carapito 1, como así suce­dió.

Lapa do Bugio (20) GrN-5628 4.850 ±45 B. P. = 2.900 a. C., es muy semejante a la anterior, aunque ahora en cueva sepulcral, pero se trata de un ambiente sensiblemente diferente. Aparte de su condición de cueva, la muestra fué tomada de una tumba campaniforme secundaria, por lo que resulta más antigua de lo esperado, correspondiendo quizás al nivel arqueológico original del lugar, cortado por el enterramiento campaniforme. Aún así parece algo antigua para lo que sabemos de las cuevas sepulcrales.

Más adelante, en una fase avanzada de las sepulturas megal Íticas con corredor, y dentro del eneal Ítico según el C-14, nos encontramos con un interesante fenómeno, como es el de Praia das Mac;:as (21 ). Aquí poseemos una cámara de enterramiento a la que se añade un tholos, consiguientemente posterior, y ambos dotados de muestras radiocarbónicas, lo que permite básicamente establecer una sucesión cronológico constructiva para estos elementos. De la cueva sepulcral existen dos fechas:

Praia das Mac;:as. KN?

H

4.250 ± 60 B. P.= 2.300 a . . C.

4 .160 ± 110 B. P. = 2.210 a . C. diferenciadas notablemente de las dos pertenecientes al tholos:

Praia das Mac;:as. H 3.650 ± 100 B.P .='= 1.700 a. C.

KN? 3.640 ± 60 B. P.= 1.690 a. C., dotado de materiales relacionables con Los Millares 1, por lo que estas Últimas data­ciones resultarían un poco excesivamente tardías, en la opinión de Almagro Garbea (22).

El resto de las fechas para megalitos portugueses nos arrojaría una cronología aproximada a las anteriores, como en el caso del tholos de Anta dos Tassos 1 (23):

Fundación Juan March (Madrid)

Page 83: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

75

Anta dos Tassos 1. Sa. 3.800 ± 200 B. P.= 1.850 a. C., o bien épocas tardías como manifiesta :

Penha Verde (24) W-656 3.420 ± 200 B. P.'== 1.470 a. C., ya con ajuar campaniforme.

Fechas como la de Orca de Boadella (25):

Orca de Boadella. GrN-5.629 2.500 ± 40 B. P.= 550 a. C.

Antelas (26) W-655 1.380 ± 300 B. P.= 570 d. C., parecen entradas o pillaje en las tumbas, muy posteriores a la fecha real de las mis­mas, y por tanto indignas de tenerse en cuenta dentro de la cronología que ahora nos toca.

Hasta aquí la realidad ofrecida para estas construcciones por la datación radio­carbÓnica pura, un tanto nueva en comparación con las tradicionales, pero dotada de lógica y coincidencia formal. Sin embargo el problema se complica con la reciente aparición de las dataciones por termoluminescencia, cuyos resultados son notable­mente superiores en época, ofreciéndonos una visión a veces constradictoria y sor­prendente sobre el problema (27).

En la zona de Reguengos de Monsaraz, motivo del análisis de los megalitos sen­cillos, considerados como anteriores a los de corredor, poseemos dos fechas de termo­luminescencia, una en Po90 da Gateira y otra en Gorginos. Ambas galerías, dotadas de un ajuar comparable a El Garcel y también de plaquetas de esquisto, ofrecen la apariencia de primeros enterramientos de tipo individual, y unas dataciones de 4.51 O ± 360 y 4.440 ± 360 a. C. respectivamente, cifras muy altas de mediados del 50 milenio.

En momentos posteriores, dentro de un ambiente considerado como del neol í­tico final, y con ajuares de puntas en silex de base cóncava y plaquetas de esquisto con grabados geométricos, poseemos la fecha del Anta 1 de Comenda da lgreja, dol­men de larga utilización, que incluso posee una varilla de cobre y cerámica oculada tí­picamente eneol ítica. Su cantidad es de 3.235 ± 310 años a. C.; por el método de la termoluminescencia, también muy alta para culturas metalúrgicas.

En el Anta 1 de Farisoa nos encontramos con una realidad comparable a la ya citada de Praia das Ma9as, pero en este caso se trata de la adición de un Tholos a un anta megal Ítica, y las fechas son mucho más antiguas. El anta ofrece un material con­siderado como propio del neol Ítico medio y final portugués, y una fecha de 2.045 ± 260 a. C. por TL., y el corredor de falsa cúpula otra de 2.675 ± 270 a. C., lo cual es en primer lugar contradictorio, pues el tholos ha sido añadido a la construc­ción primaria, manifestando sin embargo una fecha anterior; McKie interpreta esta contradicción como producto del largo uso del enterramiento. Todo ello nos sitúa el conjunto megal Ítico portugués en una época realmente antigua; incluso con muestras de utilización de cobre anteriores a la aparición del mismo en los Millares, según la cronología del C-14, incluso calibrada.

Seguimos con las sorpresas proporcionadas por la termoluminescencia, referi­das en este caso a las cuevas sepulcrales, consideradas en general como concepto in­fluido de los sepulcros de corredor, y que sin embargo poseen una datación en la cue­va núm. 2 de Carenque, de 3.930 ± 340 a. C., anterior a la aquí citada del Anta 1 de

Fundación Juan March (Madrid)

Page 84: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

76

Farisoa, que también es de TL. Todo ello nos coloca en una situación de confusión si seguimos el procedimiento con la suficiente té, y si somos ligeramente críticos nos obli­ga a tratar el sistema con un cierto excepticismo, reconociendo al menos tres cronolo­gías distintas, una para el C-14, otra para el C-14 calibrado, y otra para la termolumi­nescencia. De su conversión en años de calendario no vamos a tratar aquí amplia­mente, ni tampoco de lo que en profundidad significa la problemática de la TL., ya que en este caso solo nos sirve de elemento de comparación y análisis referente al C-14, que es nuestro objeto.

Lo sorprendente del caso es que las fechas otorgadas por TL., no parecen exce­sivamente contradictorias con el C-14 corregido por calibración dendrocronolÓgica, según las teorías de Renfrew (28), lo que permite a Mckie admitir como más razona­bles los aportes cronológicos de este segundo sistema, más que los otorgados por una datación radiocarbÓnica sin calibrar. Bajo nuestro punto de vista la citada calibración encierra aún un número suficiente de problemas, para no ser del todo fiable, y entre ellos se cuentan el de una aplicación discriminatoria y no universal, y también lapo­sibilidad lógica de variaciones regionales, inteligibles si nos percatamos de la peculia­ridad del Pinus aristata, en su formación, crecimiento y situación geográficas, de mo­mento irrepetibles. Ello nos permite dudar moderadamente de una generalización ex­cesiva, pues parece que de momento las correcciones deben referirse a zonas y épocas concretas, dotadas cada una de ellas de una problemática particular. .

Nos corresponde ahora hablar de las fechas que conocemos para los poblamien­tos megal Íticos portugueses, donde ocupa un inevitable primer lugar el de Zambujal. No nos vamos a detener excesivamente en su tratamiento, pues será aquí realizado en profundidad por compañeros más cualificados que nosotros, pero algo debemos de­cir de una excavación tan rica en noticias cronológicas radiocarbÓnicas. Las datacio­nes anteriores a la aparición del campaniform en este yacimiento, nos sitúan en mo­mentos equivalentes a Los Millares, que permiten a su vez ser paralelizados con Vila Nova de Sao Pedro, y esto posee una suficiente lógica cultural y temporal. Estas fe­chas son :

Zambujal (29) GrN-6.671. 4.270 ± 55 B. P. = 2.320 a. C. GrN-7.002 4.050 ± 35 B. P.= 2.100 a. C. GrN-7.003 4.055 ± 40 B. P.= 2.105 a. C.,

lo que nos colocaría en momentos posteriores a los dólmenes portugueses, aunque an­teriores al tholos de Praia das Ma<;:as, siempre según cronologías de C-14 sin calibrar; esto resulta suficientemente consecuente dentro del procedimiento en el que nos mo­vemos. La aparición del Campaniforme a partir de 2.045 a.C. (GrN-7 .004, 3.995 ±40 B. P.= 2.045 a. C.) parece relativamente alta, pero no nos resulta contradictoria en exceso con otras obtenidas por el mismo procedimiento para el andaluz Cerro de la Virgen:

Cerro de la Virgen (30) GrN-5.593 3.890 ± 40 B. P. = 1.940 a. C.

GrN-5.597 3.920 ± 60 B. P. = 1.970 a. C. y algunas más del mismo luga~. o con aquellas que se conocen para

Somaén (31) CSIC-69 4 .620 ± 130 B. P.= 2.670 a. C.

CSIC-68 4.730 ± 130 B. P.= 2.780 a. C. fechas estas Últimas, sin·embargo, bastante debatidas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 85: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

77

De nuevo las dataciones resultan consecuentes dentro del radiocarbono sin calibrar, pero no coinciden con lo que conocemos por el procedimiento TL. para monumentos similares. Los yacimientos de Serra das Bautas y Penedo de Lexim arro­jarían unas fechas de 2.650 ± 260 a. C., y 3.055 ± 290 a. C., para los niveles neolíti­cos o megal Íticos premetalÚrgicos; esto se aproximaría a la cronología calibrada de Los Millares, pero ya sabemos los problemas que la aceptación del método compor­ta.

En lo referente al eneal Ítico español, poseemos una serie de dataciones que va­mos a desarrollar a continuación:

Los Millares (32) KN-72 H-204/247

Almizaraque (33) KN-73 El Barranquete (34) CSIC-82

CSIC-81 Tabernas (34) HAR-155

HAR-298

4.380 ± 120 B. P.= 2.430 a. C. 4.295 ± 85 B. P.= 2.345 a. C. 4.150 ± 120 B. P. =2.200 a. C. 4.300 ± 130 B. P.= 2.350 a. C. 4.280 ± 130 B. P.= 2.330 a. C. 5.370 ± 350 B. P.= 3.420 a. C. 4.030 ± 80 B. P.= 2.080 a. C.

Todas ellas parecen confirmar la cronología establecida para Los Millares, cuya fase eneolÍtica estaría formada ya en la mitad del tercer milenio a. C., y coincidiría razonablemente con las fechas obtenidas para Zambujal. Hay que extraer las fechas de Tabernas, sobre todo la primera, demasiado antigua para el grupo, pero las condi­ciones de obtención de la muestra y la carencia de una secuencia estratigráfica válida, nos permiten dudar de la calidad cronológica de la misma.

Lo que conocemos para las etapas eneal Íticas del Levante y Cataluña parece in­dicarnos una época general más tardía, ya de la primera mitad del segundo milenio, aunque poseamos excepciones como la de El Prado, en Jumilla (36) (HAR-146, 4.080 ± 130 B. P. = 2.130 a. C.), Cueva encantada de Martis (37) (M-1.022, 4.48u ± 250 B. P.= 2.530 a. C.), o Cueva de Toll (38) (4.285 ± 140 B. P. = 2.335 a. C.), cu­yo aspecto cronológico nos llevaría a momentos semejantes a los de Almería. Sin embargo, el estado de remoción de los yacimientos, o bien la inexistencia de con­texto conocido suficientemente, no nos permite tenerlo en excesivo aprecio.

Algo semejante ocurre con la cultura mega! Ítica vasca, cuya datación general parece remetirse a la primera mitad del segundo milenio, y esto no carece de lógica pues es generalmente admitido su desfase cronológico.La Única excepción que pode­mos apuntar es la de la cueva de Marizulo (39) (GrN-5.992, 5.285±65 B.P. = 3.335 a. C.), cuyo ambiente parece eneol Ítico bajo el punto de vista arqueológico, pero cu­ya fecha es excesivamente alta para lo común en la región y también fuera de ella.

111. Posibilidades de interpretación a partir de la cronología radioactiva.

Lo anteriormente expuesto en relación con el C-14, envejece como se ve las cronologías arqueológicas habituales, y sobre todo las orientalistas, ya que formas o~cidentalistas como la de los Leisner o Bosch-Gimpera, comtemplaban ya una anti­guedad de tipo neol Ítico, en relación con materiales premetálicos. Todo esto conlle-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 86: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

78

va una gran cantidad de problemas de entendimiento cultural, de los cuales el prime­ro sería la existencia probada de paralelos formales con el oriente mediterráneo, que a pesar de las novedades cronológicas no conviene olvidar.

En lo que se refiere al fenómeno megal Ítico portugués, el C-14 parece confir­mar una evolución in situ, al menos desde el neol Ítico medio, unida a la aparente ló­gica de una transformación constructiva desde las antas simples hasta los llamados tholoi, pasando por galerías y dólmenes de corredor y también por unas aún mal si­tuadas cuevas sepulcrales, interpretadas como producto de la influencia de aquellos. -Esto vendría en apoyo de la sistemática de Bosch-Gimpera y Leisner, y nos llevaría necesariamente al planteamiento de la posible relación con los elementos neol Íticos almerienses. Este punto de vista es defendido por los citados autores, y también por otros, como Guilaine y McKie (40). que harían retroceder el origen megal Ítico al neol Ítico medio, también en el sureste español. Ambos se refieren a la existencia en el área almeriense de pequeñas tumbas de cámara en piedra seca, sin entrada o con pequeño corredor, planteando las posibles conexiones formales con los megalitos por­tugueses, y anotando el peculiar y debatido caso de las escorias de fundición de El Garcel.

McKie apunta la posibilidad de un temprano contacto mediterráneo desde épo­ca neol Ítica, que habría llevado a la formación metalúrgica peninsular y a su ulterior aparición en el área. Pero este punto de vista, por más ecléctico que sea, no nos per­mite resolver del todo el problema, pues aún reconociendo la posibilidad de una evo­lución in situ desde el neol Ítico, en la cual la aparición de los metales no significaría un cambio radical, no encontramos elementos megal Íticos relacionables en el oriente mediterráneo a lo largo de épocas tan antiguas como el neol Ítico medio . La metalur­gia, por otro lado, tampoco quedaría resuelta con este supuesto contacto, dada la an­tigüedad asignada al fenómeno. Un planteamiento con éste llevado hasta las Últimas consecuencias, nos haría tomar una postura como la de Piggott o Renfrew, y supo­ner una anterioridad al occidente europeo, no solamente para el conjunto megal Ítico, sino también para la metalurgia; tal posición no nos parece por el momento suficien­te probada.

Aun admitiendo la preeminencia occidental para los fenómenos antedichos, se nos plantea otro problema, y este es el de la generalización o regionalización de aque­llos. Para las teorías clásicas, el megalitismo es una real idad cultural, que con varian­tes se manifiesta en un mismo sentido y cronología similar, dentro del continente europeo, pero la exacerbación del occidentalismo puede llevarnos a regionalizar en exceso el problema; según esto, existirían múltiples centros megal Íticos sin auténtica relación, y esto parece contraindicado cuando se observan relaciones materiales y for­males. Se trata a nuestro modo de ver de una tendencia regionalista hoy muy vigen­te, que se observa también en los análisis más recientes del neol Ítico occidental , y que no es imposible, pero todavía no está bastante clarificada.

La problemática expuesta es más o menos adecuada utilizando la cronología• del C-14 sin corregir, y. parece complicarse en el caso de utilizar las calibraciones den­drocronolÓgicas, cuyas posibilidades se confirman en parte con el procedimiento ter­moluminescente. En este Último caso haprÍa que admitir, como se ha dicho, una an­terioridad.y preeminencia absoluta del megalitismo y de la metalurgia occidentales, e

Fundación Juan March (Madrid)

Page 87: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

79

incluso la posibilidad de un reflujo hacia oriente. Esto parece prematuro, aún cuan­do calibremos también las fechas del Oriente mediterráneo, pues entraríamos en con­flicto con las cronologías derivadas de la historia egipcia, y también porque de mo­mento nuestra Única apoyatura para tal afirmación se basa en la cronología radio­carbÓnica.

Para nosotros, el C-14 no es sino un sistema cronológico que se usa en Prehis­toria para efectuar seriaciones cultural-históricas, y tampoco se trata de un procedi­miento de tal perfección que no pueda ser analizado o discutido. Para la época y el lugar que nos ocupan, poseemos aún pocas fechas concatenadas. lo que supone la ca­rencia de un sistema cronológico analizable por completo. Además las calibraciones resultan en esta fase menos adecuadas con nuestros conocimientos arqueológicos que en épocas posteriores. Exponemos así la problemática existente, pero no otorgamos soluciones concretas, dado que los conocimientos que nos aporta este criterio tem­poral, no parecen aún suficientes para hacerlo.

NOTAS (1) CARTAILHAC-E.

Les áges prehistoriques de l'Espagne et du Portugal. París, 1886.

(2) ABERG-N. La civilisation eneolithique dans la Péninsule Ibérique. Upsala, 1921.

(3) BOSCH-GIMPERA-P. Etnolog ía de la Península Ibérica. Barcelona, 1932.

(4) BOSCH-GIMPERA-P. Prehistoria de Europa. Istmo, Madrid, 1975.

(5) LEISNER-G. y V. Die Megalithgriiber der Iberischen Halbinsel. Berlín, 1943.

(6) ALMAGRO-M., ARRIBAS-A. El poblado y la necrópolis megalíticos de Los Millares {Santa Fé de Mondújar, Almería) BY.H., Madrid, 1963. A partir de la página 183 se encuentra una exposición muy adecuada de las

diversas teorías surgidas hasta ese momento.

(7) ALMAGRO-M., ARRIBAS-A. Ob. cit. 1963.

(8) PIGGOTT-S. The Tholos tombs i_n Iberia. Antiquity , vol. X X VII, 1953.

(9) RENFREW-c_.-Before Civilisation. Londres, 1975.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 88: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

80

(10) ELLIOT-SMITH-G. The Migrations of Early Culture. Manchester, 1915.

(11) CHILDE-V.G. Dawn of European Civilization. Londres, 1947.

(12) DANIEL-G. The prehistoric chamber tombs of England and Wales. Cambridge, 1950.

(13) BLANCE-B. Die Anfiinge der Metallurgie auf der Iberischen. Halbinsel. Berlín, 1971.

(14) ALMAGRO-M., ARRIBAS-A. Ob. cit. 1963.

(15) ALMAGRO GORBEA-M. Este autor lleva recogiendo las fechas de C-14 pu­blicadas para la Península Ibérica desde el año 1970 hasta 1976, en Trabajos de Prehistoria. Esta es una recopilación que debe tomarse como referencia básica para lo que aquí se expone.

(16) ALMAGRO GORBEA-M. Las fechas de C-14_para la Prehistoria y la Arqueología peninsular. T. P., vol. 27, 1970.

(17) LEISNER-V., RIBEIRO-L. Die Dolmen von Carapito. Madrider Mitteilungen, 9, 1968.

(18) CUNHA SERRAO-R. da., MARQUES-G. Es tato pré-campaniforme da Lapa do Fumo (Sesimbra). Actas del JI Con­greso Nacional de Arqueología, Coimbra, 1971.

(19) VOGEL-J. C., WATERBOLK-H. T. Groiúngen Radiocarbon Dates X. Radiocarbon, 14, 1972.

(20) VOGEL-J.C., WATERBOLK-H. T. Ob. cit. 1972.

(21) ALMAGRO GORBEA-M. Ob. cit. 1970.

(22) ALMAGRO CORBEA-M. Ob. cit. 1970.

(23) LEINER-V., VEIGA FERREIRA-0. da. Primeiras datas de radiocarbono 14 para cultura megalítica portuguesa. Rev. Guimaráes, LXXIII, 1963.

(24) RUBIN-M., ALEXANDER-C. U. S. Geological Survey Radiocarbon Dates V. American ]ournal of Science, 2, 1960.

(25) VOGEL-J. C., WATERBOLK-H.T. Ob. cit. 1972.

(26) RUBIN-M., ALEXANDER-C. Ob. cit. 1960.

(27) McKIE-E. The Megalith builders. Oxford, 1977.

(28) RENFREW-C. Ób. cit . 1975.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 89: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

81

(29) SANGMEISTER-E. Das Verhiiltnis der Glockenbecherkultur zu den einheimischen Kulturen der Iberischen Halbinsel. Glockenbecher Symposion, Oberried, 1974 (1976).

(30) VOGEL-J. C., WATERBOLK-H.T. Ob. cit. 1972 ..

(31) BARANDIARAN-1. Revisión estratigráfica de la Cueva de la Mora (Somaén, Soria). N. A. Hispánico, 1975.

(32) SCHW ABEDISSEN-H.; FREUNDLICH-J. Koln Radiocarbon Measurements l. Radiocarbon, 8, 1966.

(33) SCHUBAR T-H. Neue Radiocarbon. Daten zur Vor-und Frühgeschichte der Iberischen Halbinsel. Madrider Mitteilungen, 6, 1965.

(34) ALMAGRO GORBEA-M. J. El poblado y la necrópolis de El Barranquete (Almería). A. A. H., 6, Madrid, 1973.

(35) OTLET-R.L., SLADE-B.S. Harwel Radiocarbon Measurements l. Radiocarbon, 16, 1974.

(36) OTLET-R.L., SLADE-B. S. Ob. cit. 1974.

(37) CRANE-H. R., GRIFFIN-J. B. University of Michigan Radiocarbon Dates X. Radiocarbon, 7, 1965.

(38) HOPF-M. Breve informe sobre el cereal neolítico de la cueva de Zuheros. T.P., 31, 1974.

(39) ALTUNA-J. Fauna de mamíferos de los yacimientos prehistóricos de Guipúzcoa. Munibe, 24, 1972.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 90: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 91: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

83

CARBONO 14 Y FENOMENO CAMPANIFORME EN LA

PENINSULA IBERICA

G. Delibes

Si en condiciones normales la valoración de las fechas de C-14 ya plantea por sí misma una serie de problemas técnicos, que no es necesario precisar pues estan en la mente de todos, a la hora de comentar las que poseemos en relación con el Vaso Campaniforme dichas dificultades aumentan en razón de la deficiente y precaria de­finición cultural que de dicho mundo tenemos. Tal deficiencia está motivada, bien porque casi siempre esta cerámica comparece como elemento intrusivo en contextos de habitación que sólo con muchas reservas cabría calificar como estrictamente cam­paniforme, bien por surgir formando parte de ajuares funerarios singulares que refle­jan, en efecto, el paso de unas gentes productoras de vaso campaniforme, pero cuyos habitats, sin embargo, raras veces son identificados_ Esta falta de solidez y consisten­cia del "contexto campaniforme" ha contribuido ocasionalmente, en etapas de crisis, a que se diluya en parte el concepto de cultura aplicado a este mundo, hasta el punto de llegar a elucubrarse sobre si tan sólo fue una moda más que el exponente de un pueblo, de cuyo paso, por otro lado, existen evidencias irrefutables, por ejemplo de Órden antropológico.

Son, pues, diáfanas las razones por la que no resulta sencilla la aplicación del método del C-14 a una cultura todavía mal conocida y peor delimitada, a un mundo. el campaniforme, que ofrece de partida unos problemas de selección de muestras (p . e. contar con un contexto fiable donde efectuar garantizadamente el muestreo), y en segundo término de exactitud en la interpretación de los resultados, en tanto en cuan­to pueden servir para fechar indistintamente ocupaciones culturalmente campanifor­mes, como otras simplem.ente con este tipo de cerámica.

No obstante, el progresivo perfeccionamiento de los sistemas de datación radio­métricos y la multiplicación del número de muestras obtenido para el fenómeno cam­paniforme en Europa han hecho posible el establecimiento de unas premisas para su mejor conocimiento, que dificilmente se hubieran podido alcanzar sin la contribución

Fundación Juan March (Madrid)

Page 92: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

84

de los laborato rios. En efecto, a lo largo de los Últimos años se ha podido demostrar, por ejemplo, que no ex iste uniformidad absoluta -no SÓio decorativa, sino cultural y cronológica- dentro de lo campaniforme, y barajando tipolog Ía y dataciones absolu­tas se han posibilitado unas seriaciones cronológicas para los diferentes modelos de esta cerámica y sus respectivos ajuares que, a grandes rasgos, deben ser aceptadas .ya que para mayores seguridades no se basan exclusivamente en el resultado de una muestra Única, sino en la pauta ofrecida por varias de el las obtenidas en contextos análogos . La incorporación del método del C-14 ha de considerarse en este sentido decisiva para el esclarecimiento de los problemas de definición y difusión que tradi­cionalmente ha planteado esta cultura. En los Paises Bajos y el R in se cuenta dentro de esta moderna 1 Ínea de investigación con los trabajos de Glasbergen, Lanting y van der Waals ( 1); para Francia con los de Guilaine y Bill (2); en 1 nglaterra siguen siendo fundamentales las lineas marcadas por D. L. Clarke (3), y en Italia van tomando cuer­po las iniciativas de Barfield, aunque aqu Í las fechas absolutas continúen siendo muy pocas (4). En la Península Ibérica el número de dataciones para contextos estricta­mente campaniformes también es poco elevado -apenas una veintena-, y por encima de ello hemos de advertir que precticamente la totalidad de las mismas se refieren a campaniformes que podrían denominarse "continentales"; carecemos por lo tanto aún de cronologías correctas y seguras para otros tipos bastante comunes, como los marítimos o los cordadas. Pese a todo, es evidente que con las fechas absolutas que hoy cabe manejar, pueden resolverse ya ciertas cuestiones tradicionalmente oscuras, y, no menos importante, se puede llegar a un planteamiento de otras que hasta en­tonces habían pasado prácticamente desapercibidas.

Por Último, a manera de resumen justificativo de la importancia del radiocarbo­no aplicado al estudio del vaso campaniforme, hemos de referirnos al hecho de que las más modernas síntesis sobre este mundo se justifican esencialmente a través de las fechas -más altas o bajas, para unos tipos u otros, en estas o aquellas regiones- obteni­das por este procedimiento. Es el caso de los trabajos de Guilaine (5) o Harrison (6), que por estos mismos caminos aportan savia renovadora a viejos planteamientos, a ve­ces muy manidos, o los confirman con nuevos elementos de juicio.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 93: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

85

l. Relación de fechas radiométricas para el campaniforme ibérico (7).

Ref. Edad B.P. Procedencia Clasificación Muestra

CSIC-68 4 .730± 130 Somaen , nivel O Inciso Carbón vegetal

CSIC-69 4 .620±130 Somaen, nivel 03 Inciso Carbón vegetal

GrN-6669 4 .025 ± 95 Zambujal IV b Pal mela? Carbón vegetal

GrN-7004 3.995± 35 Zambujal 111 b Pal mela? Carbón vegetal

GrN-7007 3.950± 65 Zambujal IV b Pal mela? Carbón vegetal

1-3985 3.920± 100 Los Husos Inciso Madera

GrN-5597 3.920± 60 Virgen de Orce Campanif . antiguo Madera

GrN-5596 3.920± 35 Virgen de Orce Campanif . antiguo Madera

GrN-5593 3.890± 40 Virgen de Orce Campanif . antiguo Plantas carbonizadas

GrN-7287 3.840± 35 Montefrío, fase V Inciso -

GrN-5598 3.833± 35 Virgen de Orce Inciso Madera

GrN-5764 3.800± 35 Virgen de Orce Inciso Plantas carbonizadas

KN- 3.650± 100 Praia das Mac;:as - Madera

KN -115 3.640± 100 Zambujal Pal mela? Madera

H- 3.640± 60 Paia das Mac;:as - Madera

GrN-6668 3.625± 65 Zambujal IV b Pal mela? Carbón 1-3984 3.600± 100 Gobaederra Puñales lengüeta Hueso

W-656 3.420± 200 Penha Verde Pal mela Madera

1-2290 2.690± 100 Kobeaga Botón en V, brazal Hueso

CSIC-67 2.640± 120 Somaen, revuelto nível O Inciso . Revuelto Carbón vegetal

1-6864 2.610± 130 Coll d'En Bertran Marítimo Hueso

1 L Los planteamientos teóricos sobre el origen y la dispersión del vaso campaniforme a la luz de las fechas del radiocarbono.

Desde los más antiguos estudios sobre el vaso campaniforme de Schmidt, Bosch o Castillo, la Península Ibérica ha figurado siempre entre los lugares más aceptados pa­ra situar el despegue de esta cultura, luego extendida a buena parte de Europa. Más tarde han surgido distintas voces europeistas en contra de tales opiniones, como las de Neustupny, Clarke o Guilaine, cuya justificación es perfectamente factible, pero que, por el momento, vamos a obviar tratando de centrarse en la problemática de la seria­ción de tipos campaniformes en la Península.

Castillo y Bosch defendieron el origen de este mundo en la confusa cultura de las cuevas, en la que rastreaban diferentes decoraciones cerámicas, que después resur­girían con fuerza en los campaniformes continentales, andaluces según Castillo (8). y de la Meseta, concretamente del área del Jalón, en opinión de Bosch (9) . La cristaliza­ción de lo campaniforme surtía efecto, entonces, en las formas sofisticadas, con de­coraciones no menos complejas, de los grupos del valle medio del Guadalquivir y de Ciempozuelos/Sistema Ibérico, surgiendo con posterioridad los tipos marítimos o puntillados de bandas, a los que Castillo_ en principio dudaba en otorgar la gran enti-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 94: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

86

dad que, sin duda, tuvi e ron en nuestro suelo. Tales teorías ha sufrido más tarde mo­dificaciones y puntual izaciones importantes . Savory y Sangmeister ( 10), también pa­ladines en buena parte del origen hispano de la cultura campaniforme, fueron parti­darios de una cuna distinta y un nacimiento en circunstancias bastantes diferentes, en el estuario del Tajo , donde los tipos marítimos, los más antiguos, se habrían origina­do a partir de las culturas precampaniformes de Vila Nova de Sao Pedro.

Actualmente se tienen una serie de evidencias que permiten pensar, efectiva­mente, que el vaso campaniforme marítimo es anterior a los denominados continen­tales (Carmona, Ciempozuelos, Palmella o Salamó), así como otras que sugieren su origen a partir de ciertas cerámicas neol Íticas hispanas. Sobre este Último extremo continúa siendo de gran interés la observación realizada por Pellicer en la cueva gra­nadina de La CarigÜela, paralelizando ciertas cerámicas del neol Ítico final con decora­ción puntillada en bandas, alternando con otras lisas, con los clásicos campaniformes marítimos ( 11), y también es valiosa, aunque cambiando el punto de origen, la hipó­tesis de Harrison, bastante más elaborada que la de Savory o Sangmeister, sobre el na­cimiento de estos campaniformes como evolución desde Vila Nova de Sao Pedro 1 y 11 -en la revisión de Savory-, precampaniformes ( 12) .

Con respecto a su antigüedad, en fechas absolutas apenas nada puede probarse, pero sí hay datos sintomáticos de carácter estratigráfico sobre su anterioridad a los ti­pos continentales. Por referirnos a unos trabajos recientes y desarrollados con una concepción moderna, aludiremos a la observación de Arribas y Malina en el poblado de Los Castillejos de Montefrío, sobre "La prioridad o anterioridad de los tipos pun­tillados, que se inician en los estratos Vla y Vlb, en tanto que los tipos incisos no apa­recen hasta el estrato V 11, debiendo destacar el hecho de que los fragmentos campa­niformes más antiguos han de englobarse dentro del más puro estilo del Vaso Campa­niforme marítimo" (13). En este sentido, aunque su alcance sea menor, no dejará de ser interesante recordar que las dos modalidades, continentales y marítimos -éstos en proporción muy inferior- coexistían en el nivel campaniforme más antiguo del Cerro de la Virgen de Orce ( 11A1), faltando los Últimos en los posteriores ( 14 ).

Otros tipos tradicionalmente asociados en la Península Ibérica al momento cam· paniforme temprano son los llamados cardados, e incluso los simbióticos con decora­ción marít:mo-cordada. Los primeros, poco frecuentes (existen p . e. en Filomena y, muy fragmentarios, en Santimamiñe o Lumentxa) responden al más clásico AOC eu­ropeo; los marítimos con impresiones de cuerdas como sistema de separación de fri­sos, son más frecuentes aunque tampoco demasiado (p .e . Pagobakoitza, Gorostiarán, Filomena, Entretérminos ... ). Un aspecto interesante para tratar de fijar la cronolo­gía relativa de los primeros es su anterioridad en el Bajo Rin, probada por seriaciones de C-14, respecto a los más antiguos tipos marítimos de la región (15), que se supo­nen llegados del estuario del Tajo, vía Bretaña, y consiguientemente la anterioridad de AOC y Marítimo, en términos generales de origen, respecto a los que ofrecen sim­biosis de una y otra decoración.

Es de lamentar la falt a de fechas de C-14 para este mom ento antiguo del cam· paniforme de la Península Ibérica. Realmente sólo contamos con una para especies hispanas genuinamente maritimas, la de :a cista gerundense de Coll d'En Bertran, cu­yo resultado 660 b .B.(1-6864) no puede considerarse satisfactorio ni válido, ya que

Fundación Juan March (Madrid)

Page 95: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

87

ha debido existir contaminación en ta muestra, probablemente debida a una intru­sión hailstáttica (16). Otras posibles, aunque no definitivas pues lejos de precisar el momento de despegue del tipo internacional significarían su esplendor y, acaso, de­cadencia, son las más antiguas del Cerro de la Virgen de Orce, entre 1.970 Y 1.940 B. C. ( GrN - 5593 . 5596 y 5597), pues hacen referencia a la casa campaniforme anti­gua, donde, como hemos podido ver más arriba, coexiste este tipo con los más clási­cos incisos (17) . No obstante, las dataciones obtenidas para ejemplares de este signo en otras zonas del Sudoeste de Europa coinciden en atribuir una gran antigüedad a los mismo, en Francia próxima al 2.200 ( 18), condición que evidentemente habría que hacer extensiva a los ejemplares ibéricos, más ten iendo en cuenta que se trataría de tos precursores de aquellos, conforme a la teoría antes expuesta de 6U aparición pre­coz en Portugal y su pronta difusión atlántica ( 19).

Más controvertida resulta la valoración cronológica de los AOC; precisamente esa condición AOC plantea no pocos problemas en ejemplares tan meridionales, ya que si el origen de estos tipos, que algunos autores sostienen como los más antiguos de Europa Occidental, tradicionalmente se buscó en la cerámica cordada (gran com­plejo septentrional de la Corded ware), más modernamente Ctarke (20) llegó a pensar en un origen más meridional del mismo, en el Medio Rin, con inmediatas progresio­nes hacia Languedoc y Cataluña (tan tempranas como de hacia 2 .150), que no todos los autores han aceptado (21), por no parecer muy posible esa casi autonom Ía del grupo respecto a la cerámica cordada. De lo que no cabe la menor duda es de que uno (AOC) y otro tipo con cuerdas (simbiótico con. marítimo) son importados en Iberia, y de que el segundo, en tanto solución de compromiso entrecordado y marí­timo, tendría que ser posterior a ambas modalidades "primarias".

Para los estilos continentales, et elenco de fechas de C-14 es muy superior en número y sirven para realizar mayores puntuatizaciones. Las primeras dataciones a comentar, evidentemente, son las antiqu Ísimas de la cueva soriana de Somaen sobre muestras recogidas por t. Barandiarán, que se refieren a campaniformes clásicos de es­tilo Ciempozuelos (incisos y pseudoexcisos, sobre vasos y cuencos preferentemente) y que ascienden a 2.780 y 2.670 B.C. (CSIC-68 y 69) . La reciente publicación de las mismas ha levantado una nube de comentarios opuestos; unos acogiendo jubilosamen­te ta antigüedad desmesurada de las fechas y otros criticándolas, más sobre ta base de una "lógica aparente", que desde una postura objetiva y rigurosamente científica. En­tre los primeros se encontró Bosch Gimpera (22) quién, no mucho antes de su muer­te, conoció la segunda de las citadas fechas y la consideró, sin reservas, un argumen­to más, et definitivo, en favor de su tésis sobre et origen de ta cultura campaniforme en la Meseta, concretamente en las especies incisas datados por et moderno procedi­miento . Almagro Gorbea valoró negativamente la primera datación publicada, llegan­do incluso a considerar la posibilidad de que la muestra pudiera haber correspondido a una ocupación más antigua del yacimiento (22), de la que sin embargo no hay evi­dencias, para reconsiderar su postura después, ante la segunda fecha, y valorar con no demasiada convicción la posible existencia de un campaniforme inciso tan antiguo co­mo las dataciones de Somaen insinuaban (24) . Otros autores, como Harrison (25) y Guilaine (26), también se manifiestan bastante escépticos entre ellas; nosotros mis­mos la hemos considerado (cuando sólo conocíamos una de ellas) "tan aislada como incompresible" (27), y ello fundamentalmente por la gran dificultad que entraña la

Fundación Juan March (Madrid)

Page 96: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

88

perduración inmutabl e de unas formas cerámicas y unas decoraciones ( ino sólo de unas decoraciones! ) durante al menos un siglo. La perduración de las decoraciones es más comprensible (incluso conocemos un cuenco Ciempozuelos casi perfecto en un contexto Cogotas 1 (28), fácilmente, por lo tanto, 1.000 años más tardío que los clásicos), pero el hecho de que las formas tampoco hayan evolucionado, nos induce a mirar con alguna desconfianza tan amplio desfase cronológico respecto al Ciempo­zuelos, por ejemplo, de Villabuena del Puente o Fuente-Olmedo, evidentemente ya del segundo milenio a juzgar por sus notables ajuares metálicos (29).

A favor de la alta datación se Somaen -que sería la más alta de Europa para campaniformes típicos-, en cambio, podrían enumerarse algunos argumentos que son, en 1 íneas generales, los esgrimidos por Barandiarán para la aceptación, más obje­tiva y fría que la de Bosch, de estas cronologías (30):

1. La confirmación de la primera fecha con una nueva -aunque significa un peque­ño desfase interno, al ser la del nivel inferior un poco más moderna que la del superior-, y la "calidad y falta de problemas de las muestras, confirmadas por el laboratorio" (31 ).

2. La inexistencia bajo el nivel 03 de niveles fértiles que justifiquen una ocupa­ción anterior de la cueva. Todos los niveles infrayacentes son estériles, de for­mación estalagmÍtica y de depósito de arcillas de decalcificación.

3. Por otra parte, no es ningun argumento concluyente, pero no está de más recor­dar la falta de metal en este nivel de la cueva. Insistimos, sin embargo, que no P.s ninguna prueba definitiva de antigüedad, y podría estar más o menos justifi­cado si tenemos en cuenta que no debe de ser un ambiente sepulcral -en los que proliferan, según sabemos, los ajuares metálicos-, sino de habitación.

Por todo ello, aunque seguimos manteniendo un palpable escepticismo ante es­tas altísimas dataciones, comprendemos la necesidad de tenerlas bien presentes y no descartarlas absurdamente por puros prejuicios, esperando que nuevos análisis de muestras recogidas en contextos análogos, a ser posible próximos geográficamente, las confiemen o, por contrario las rechacen definitivamente.

En el País Vasco tenemos dos fechas muy importantes para el horizonte campa­niforme; una de ell.as, 1.970 B. C. (1-3985) sirve para datar el nivel l lc de la cueva ala­vesa de Los Husos, con un fragmento campaniforme inciso de tipo Ciempozuelos con pasta blanca incrustada. Hay para este nivel una afirmación importante verificada por su excavador, Apellániz, que además podría ponernos en guardia respecto al caracter "ametálico" de Somaen, y es la creencia de que Los Husos por aquel entonces aún no conoce ningún tipo de metalurgia (31 bis). No obstante, es poco probable que en tor­no al -2.000 no se conozca el cobre en el alto Ebro, y ante ello convendría recordar que Los Husos es poco rico en hallazgos, y que incluso_ en niveles claramente de Edad de los Metales éstos son escasísimos -cuando aparecen- pese al gran volumen de tierras extraído en la cueva. Por ello el argumento rígido de que aún no se conoce el metal porque ali í no se ha detectado arqueológicamente nos parece demasiado endeble pa­ra garantizar tan importantes deducciones. Con todo, la segunda fecha de C-14 del Pais Vasco -1.710 B. C. (1 -3984) para Gobaederra, una cueva de enterramientos co­lectivos, parcialmente incinerados, con puñales de lengüeta típicamente campanifor­mes y leznas biapuntadas facilmente asimilables a los tipos anteriores (32)- podría su-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 97: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

89

gerir el momento álgido de lo campaniforme en la región (paralelamente a El Argar, según las fechas de Orce que veremos), pero un momento que, a tenor de la tipología de los citados puñales, tendría que ser aún anterior a los campaniformes Ciempozue­los intrusivos del sepulcro de corredor de San Martín, con un ajuar bastante más mo­derno, de marcado carácter europeo (33). La datación de Kobeaga, ligeramente pos­terior al 750 B.C. (1-2290) es claramente fallida; la existencia en el contexto fechado de algunos elementos inequ Ívocos de horizonte campaniforme (por ejemplo ciertos botones y un brazal) imposibilita realmente cualquier forma de perduración, pues no parece verosímil que los prototipos de hueso con perforación en V allí presentes pue­dan haber rivalizado con los botones de bronce cónicos o semiesféricos y con pasador horizontal que por entonces comercializan los primeros grupos hallstatticos de la re­gión_

Para Andalucia Oriental, la secuencia cronológica obtenida en el Cerro de la Virgen de Orce constituye un testimonio precioso a la hora de fijar el desarrollo del campaniforme continental -sobre todo inciso- de la región. Tiene la ventaja, además, de conformar una auténtica pauta cronológica , fiable desde el momento en que des­cansa sobre cinco fechas sucesivas -más otras inmediatamente pre y postcampanifor­mes- muy bien agrupadas y no sobre una datación aislada, siempre endeble. Ya he­mos indicado que las tres más antiguas de ellas, al menos (entre 1.970 y 1.940 B. C.) además hacen referencia a un momento en el que el campaniforme inciso adquie­re un notable desarrollo, pero en el que todavía comparecen algunos ejemplares marí­timos, en franca regresión. Las dos fechas restantes alcanzan hasta el 1.850 B.C. (GrN -5598 y 5764) , pero en este caso no sabemos con exactitud a que niveles con­cretos deben de vincularse. En Los Castillejos de Montefrío (Granada) la fase V del poblado (estratos VIII y IX) que corresponde a un momento final de la Edad del Co­bre, facilita aún vaso campaniforme inciso tipo Ciempozuelos, incluso con placas de arquero y botones de marfil de perforación en V, mientras que practicamente se da por desaparecido el marítimo, bien representado en los niveles inferiores. La fecha de 1.865 B.C. (GrN-7287) obtenida para la base de esta ocupación V, concretamente para el nivel VI 11 (34) demuestra que aún con posterioridad a este momento el cam­paniforme continental -en este caso Ciempozuelos- perdura en el sector, acaso coin­cidiendo o rebasando los inicios de El Argar A de otras estaciones (35). Un dato de interés, en cualquier caso, es que en Orce a los campaniformes se superpone una ocu­pación de Argar A situada por el C-14 en 1. 785 B.C. (36), con lo que la punta Pal me­la constatada en el nivel campaniforme más moderno, l lc -y nos interesa por tratarse de uno de los fósiles/ guía metálicos más indicativos del campaniforme continental­ha de fecharse necesariamente con anterioridad a dicho momento, prescindiendo de que tales armas puedan y suelan perdurar hasta momentos más modernos, incluso pa­ralelos a El Argar B como ocurre en el mismo yacimiento de Orce (37).

Finalmente, en la orla occidental portuguesa contamos con ciertas referencias cronológicas, pero muy pocas veces asociadas a contextos suficientemente precisos o conocidos, por lo que su valor es bastante relativo al menos por hoy. Una muestra de ello la tenemos en Zambujal donde conocen las cronologías absolutas de las dife­rentes fases urban Ísticas del poblado, mientras no sabemos con exactitud los materia­les campaniformes a que se refieren algunas de ellas. Una primera datación de interés para el campaniforme de este poblado fue facilitada por Schubart en 1965; fechaba

Fundación Juan March (Madrid)

Page 98: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

90

un nivel oscuro en el corte 15 que este investigador consideraba de tránsito inmedia­to entre Vila Nova precampaniforme y campaniforme (38). Los resultados de la mues­tra, 1.690 B.C. ( KN-115) parecían ciertamente modernos para esta situación, y ulte­riores comprobaciones de la misma, modernizando la datación hasta 1.360 y 1.580 B.C. (39), parecen descartar su validez. De las más modernas muestras de Zambujal nos interesa fundamentalmente la GrN-7004, 2.045 B.C., obtenida en la casa V,den­tro del período 11 lb de la fortaleza que, de nuevo, marcaría la aparición del primer vaso campaniforme, el más antiguo del yacimiento, y que, por lo tanto, rectificaría la -anteriormente criticada. Existe un notable desfase interno en las cronologías de los sucesivos periodos de reconstrucción del poblado. GrN-6669 (2.075 B.C.) para la fa­se IVb es más antigua que la GrN-7004 para la 111 b (2.045 B.C.). Ellas, la intermedia Gr.N-7007 (2.000 B.C. para IVb) y la GrN-6668 (1.675 B.C. para la fase IVc, de des­trucción parcial) proceden de ambientes ricos en cerámica campaniforme de tipo Pal­mela, según Sangmeister (39 bis) . Las conclusiones, en tanto no se produzca .la publi­cación monográfica del yacimiento, son parciales pues no conocemos bien los ambien­tes a que hacen referencia la fechas; no obstante permiten situar el inicio del mundo. Palmela al filo del -2.000 cuando menos.

Otras dataciones problemáticas son las de Praia das Mac;as. Las fechas 1.700 y 1.690 B.C. conseguidas en este tholos sobre muestras de madera carbonizada de un poste o soporte del mismo (40). pese a su modernidad merecen una confianza dada su confirmación en laboratorios diferentes, pero de ser correctas no parece fácil que daten efectivamente la construcción del monumento -son demasiado modernas en re­lación con las obtenidas para tumbas de este tipo de claro horizonte Millares del Su­deste- sino más bien la intrusión campaniforme, a la que deberían corresponder el pu­ñal y las puntas Pal mela del corredor de acceso, que Vera Leisner paralelizaba crono­lógicamente, con acierto, con los ajuares de ciertas tumbas ricas de la Meseta, tipo Ciempozuelos (41 ). Recordemos ahora que el hiatus cronológico existente entre los puñales de lengüeta de Gobaederra y Praia das Mac;as es de escasos 10-20 años, por lo que tal vez ahora -en un momento tan tardio- o un poco antes pudo producirse el mo­mento de esplendor de este tipo de armas .

Las restantes dataciones de C-14 para contextos campaniformes ibéricos son mucho más tardías. Las de 740 de Kobeaga, 690 de Somaen y 640 B.C. de la cista de Coll d'En Bertran son claramente resultado de muestras alteradas. Incluso la segunda de ellas no constituye sorpresa para su recolector, l. Barandiarán, que ya sabía prove­nía de una zona removida en época antigua, siendo su objetivo situar el cuando de aquella remolición . La coincidencia grosso modo de todas ellas en el espacio de un siglo, sitúa curiosamente la "intrusión" en las tres estaciones durante época hallstá­ttica .

Más interés comportan las dataciones de Penha Verde y de la cueva de la Va­quera (42), por cuanto su fijación en los inicios de la segunda mitad del segundo mi­lenio ( 1.470 y 1.330 B.C., respectivamente) nos obliga a plantear la cuestión de si existió una cultura c·ampaniforme (no la simple perduración de unas decoraciones, de la que sí hay diversos testimonios) durante el Bronce Antiguo avanzado y el Bron­ce Medio . La primera de ellas, de confirmarse, corroboraría la impresión de que el mundo de Pal mela pudo alcanzar casi imperturbable el 1.400; sin embargo es una fe­cha de escaso uso pues se desconoce con exactitud el contexto que data. La segunda,

Fundación Juan March (Madrid)

Page 99: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

91

para un ajuar típico de las tumbas de la Meseta con vaso, cazuela y cuenco, incluso llevaría la cultura campaniforme hasta finales de dicho Bronce Medio. Ambas son, de momento, excesivamente aisladas para defenderlas a rajatabla, pero no deben descar­tarse a la vista de la perduración del mundo campaniforme de Carmona hasta cerca del año mil, hecho éste bien confirmado con argumentos tipolÓgicos (43).

111. Resumen y conclusiones

1. Prescindiendo momentaneamente de Somaen - lo cual nos obliga a no generali­zar sobre los tipos "continentales"- existen una serie de evidencias de carácter estratigráfico que permiten afirmar la anterioridad de los tipos marítimos res­pecto a los incisos y puntillados geométricos. Faltan, sin embargo, fechas de C-14 válidas para esta modalidad cerámica; sólo una de Orce, hacia mediados del siglo XX, data un nivel en el que coexisten las dos formas de campaniforme alu­didas, aunque el 1 nternacional esté ya en clara regresión.

2. Somaen sugiere un origen aparte para el Ciempozuelos, con anterioridad a la aparición del marítimo, sobre 2.750/2.600. Insistimos en la prudencia que acon­seja su excepcionalidad a la hora de valorarlas, más aún a la vista del largo desa­rrollo de Ciempozuelos (absolutamente clásico por lo menos hasta -1.600, y tal vez más) sin variaciones importantes en cuanto a formas y decoraciones cerámi­cas.

3. El gran desarrollo y esplendor de los tipos "continentales" debe de establecer­ce a partir de inicios del siglo XX en la mayor parte del territorio peninsular. El final del mismo no es tan nítido; en el País Vasco, la Meseta, Bajo Tajo y Valle Medio del Guadalquivir perdura bastante, tal vez hasta el final del Bronce Anti· guo y el inicio del Bronce Medio, e incluso hasta el Bronce Final en el grupo de El Acebuchal. En el Sudeste, donde cuaja bastante rápidamente (circa 1.800) una cultura de gran personalidad del Bronce Antiguo y Medio (El Argar). pron­to es substituida, lo que no obstaculiza la subsistencia allí de algunos elementos habituales entre .los campaniformes más avanzados (botones perforados en V, brazaletes de lados rectos y cóncavos, Palmelas, etc). La fecha más antigua para un puñal de lengüeta puede ser engañosa por lo tardía, ya que no asciende sino a fines del siglo XVI 11 (en Gobaederra, además para un tipo notablemente arcai­co); para una Palmela, sin embargo, hemos de remontarnos cuando menos siglo y medio antes en Orce.

4. La valoración exacta de las persistencias de la cultura campaniforme (no de las decoraciones) no es sencilla, pero contamos con dos aproximaciones bastante indicativas para el grupo de Palmela y el Ciempozuelos hacia 1.470 y 1.330 B. C. respectivamente. En el caso del grupo de Carmona los argumentos para lle· vario hasta 1.200/1.000 son de carácter tipológico.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 100: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

92

NOTAS

(1) VAN DER WAALS, J. D. y GLASBERGER, W. Beaker typesand their distribution in the Netherlands, Palaeohi storia, IV , 1955, p. 5-46, LANTING, J . N. y VAN DER WAALS, J . D. Beaker culture relations in the Lower Rhine Basin, Glockenbecher Symposion , Oberried , 1974, Bussum, 1976, p . 1-80; IDEN Bell Beakers in continental Northwestern Europe, IX Congrés UISPP, Niza, 1976, Colloque XX IV (pretirage), p. 8-32.

(2) GUI LAI NE, J . La civilisation des vases campaniformes dans le Midi de la France, Glocken ­becher Symposion, Oberried, 1974, Bussum, 1976, p. 361-370; 1 DEN Les campaniformes Pyre­-neo-Languedociens. Premiers resultants au C-14, Zephyrus, XXV, 1974, p . 107-120; BILL, J . Die Frühphase der Glockenbecherkultur in Ost-Frankreich, Glockenbecher Symposion , Oberried, 1974, Bussum, 1976, p. 333-349 .

(3) CLARKE, D . L. Beaker Pottery of Great Britain and lreland, Cambridge, 1970.

(4) BARFIELD, L . H. The cultura affinities of Bell Beakers in ltaly and Sicily, Glockenbecher Symposion, Oberr ied, 1974, Bussum, 1976, p. 307-322.

(5) GUI LAI NE, J . Les campaniformes ... , ob. cit.

(6) HARRISON , R. J . Origins of the Bell Beaker cultures, Antiqu ity, XLVIII, 1974, p. 99-1 00.

(7) Omitimos la bibliografía particular de cada una de ellas, pues esta puede consultarse fácilmen­te en los trabajos de Almagro Garbea dedicados a recoger todas las fechas de C-14 publicadas para la prehistoria y la arqueología de la península. Véase ALMAGRO GORBEA, M . Las fechas del C-14 para la prehistoria y la arqueología peninsular, T . de P. 27, 1970, p. 9-43; IDEN C-14, 1971. Nuevas fechas para la prehistoria y la arqueología peninsular, T. de P., 28, 1971, p . 281-286; IDEN C-14, 1972. Nuevas fechas para la prehistoria y la arqueología peninsular, T . de P., 29, 1972, p. 228-242; IDEN C-14, 1973. Nuevas fechas para la historia y la arqueología peninsular, T . de P., 30, 1973, p. 311 -320; 1 DEN C-14, 1974. Cincuenta nuevas fechas para la prehistoria y la arqueología peninsular, T. de P., 31, 1974, p. 279-292; IDEN C-14, 1975. Nuevas fechas para la prehistoria y la arqueología peninsular, T. de P., 32, 1975, p. 167-175; IDEM C-14, 1976. Nue­vas fechas para la prehistoria y la arqueología de la Península Ibérica, T. de P., 33, 1976, p. 307-317. Las abrev iaturas de los laborator ios son las m ism as utilizadas por este autor. En el caso de la fecha de Montefrío, GrN-7287, no publicada en T . de P., la referencia de donde procede se dará intercalada en el texto. Por último, indicar que la fecha del campaniforme de la cueva segoviana de La Vaquera no aparece en la relación, sí citada en el texto, por el hecho de conocer tan sólo su reducción, no el cómputo total de años B.P., ni su variabilidad.

(8) CASTILLO, A . del La cultura del vaso campaniforme. Su origen y extensión en Europa, Bar­celona, 1928, p. 54-56; 1 DEN Cronología del vaso campaniforme en la Península Ibérica, AEArq. , XVI, 1943, p. 401-403.

(9) BOSCH GIMPERA, P. The types and Chronology of western european beakers, MAN, 40, 1940, p. 6-1 O; IDEM Problemas de las civilizaciones del neo-eneolítico occidental y de su crono­logía, IV CICPP, Madrid, 1954, p. 643-655; 1 DEM Los problemas del neo-eneolítico peninsular y el simposio de 1959, Zephyrus, XII, 1961, p. 48; IDEM Cultura megalítica portuguesa y culturas españolas, Rev. de Guimaraes, LXXVI , 1966, p. 260.

(10) SAVORY , H. N . Spain and Portugal, London, 1968; SANGMEISTER, E. Exposé sur la civi­lisation du vase campaniforme, Les civilisations atlantiques, Actes du Premier Colloque Atlanti­que, Brest. 1961 , p . 49-53.

(11) PELLICER, M. El neolítico y el bronce de la cueva de La Carigüela de Piñar (Granada), T. de P., XV, Madrid, 1964, p. 60.

(12) HARRISON, R. J. Origins ... , ob. cit.; 1 DEM The Bell Beaker Cultures of Spain and Portu­gal, ASPR , 35, Cambridge, Massachussets, 1977, p. 29-48. ·

( 1 3) AR R 1 BAS. A . y MO LI NA, F. El poblado de Los Castillejos, en las Peñas de Los Gitanos (Montefrío, Granada) . Resultados de las campañas de 1971y1974, XIV CNArq., V itoria, 1975, Zaragoza, 1977, p. 406.

(14) SCHULE, W. y PELLICER, M. El Cerro de La Virgen, Orce (Granada), 1, EAE, 46, Madrid , 1968, fig . 8.

(15) VAN DER WAALS, J. D . y GLASBERGEN, W. ob. cit.; LANTING, J . N . y VAN DER WAALS, J . D. Beaker culture .. . , ob. cit.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 101: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

93

(16) CURA, M ., GUI LLAINE, J. y THOMMERET, J. et Y. Une datation C-14 du dolmen de Lla­nera (Solsona), Pyrenae , XI, 1975, p . 155. La datación se da ligeramente variada respecto a la or i­ginalmente publicada, "600±130 avant J.C. " .

( 17) Vide nota 14.

(18) La fecha más antigua para campaniforme marítimo en Francia es la de La Balance, 2.155 ± 120 (GUI LAINE, J. Les campaniformes . . . , ob. cit., p. 118) . Teniendo en cuenta que su llegada a los P.P.B.B . fué sin duda más tardía, en su progresión hacia el Norte, son igualmente expresivas las de este lugar y el Bajo Rin entre 2.105±55 y 1.920 ±35 B.C. (LANTI NG, J.N. y VAN DER WAALS, J. D . Bell Beakers in continental. . . , ob cit., p. 15).

(19) Vide nota 12.

(20) CLARKE, D .L . ob. cit., p. 18-19.

(21 )' SAVORY , H. N . Were the first Bell Beakers corded?, en Estudios dedicados al Profesor Dr. Luis Pericot, Barcelona, 1973, p. 222-224 .

(22) BOSCH GIMPERA, P. Tipos y cronología del vaso campaniforme, AEArq., XLIV, 1971, p_ 32.

(23) ALMAGRO GORBEA, M . C-14, 1973, ob. cit., p . 317-318.

(24) ALMAGRO GORBEA, M . C-14, 1976, ob . cit., p. 310-311 y 315-316.

(25) HARRISON, R.J . The Bell Beakers Cultures. __ , ob. cit ., p. 9 ; también R .W. CHAPMAN (The Bell Beaker problem: a solution? , Antiquity, 50, 1976, p . 133) se manifiesta, con cautela, poco dispuesto a la aceptación de estas fechas altas .

(26) GUI LAINE, J. Les campaniformes . . . , ob . cit., p. 119. Al menos ex ige confirmación de las fechas .

(27) DELI BES DE CASTRO, G. El vaso campaniforme en la Meseta Norte española, Studia Ar­chaeologica, 46, Valladolid, 1977, p. 151.

(28) MARTIN VALLS, R. y DELIBES DE CASTRO, G . Sobre la cerámica de la fase Cogotas 1, BSAA, X Lit, 1976, p . 10-12.

(29) MALUQUER DE MOTES, J. Nuevos hallazgos de la cultura del vaso campaniforme en la Meseta, Zephyrus, XI, 1960, p.119-130; MARTIN VALLS, R. y DE LIBES DE CASTRO, G. La cultura del vaso campaniforme en las campiñas meridionales del Duero: el enterramiento de Fuen­te-Olmedo, Monografías del Museo Arqueológico de Valladolid , núm. 1, Valladolid, 1974.

(30) BARANDIARAN, l. y MORENO, G. Die Glockenbecher im Oberem und Mittleren Ebrobec­ken, Glockenbecer Symposion, Oberried, 1974, Bussum, 1976, p. 407-412 . Sobre la problemáti ­ca de la cueva y su moderna revisión estratigráfica BARANDIARAN , l . Revisión estratigráfica de la cueva de La Mora (Somaen, Soria), NAHisp., Prehistoria, 3, Madrid , 1975, p. 9-71.

(31) In litteris, 6-V-1977. Nuestro agradecimiento al Prof. Barandiarán, por las múltiples sugeren­cias que nos real izó en su carta.

(31 bi s) APELLANIZ CASTROVI EJO, J.M . El grupo de Los Husos durante la prehistoria con ce­rámica, Estudios de Arqueología Alavesa, VII, 1973, p. 335.

(32) APELLANIZ, J. M. La datación por el C-14 de las cuevas de Gobaederra y Los Husos 1 en Alava, Estudios de Arqueología Alavesa, 111, 1968, p . 139-145.

(33) BARANDIARAN, J. M . y MEDRANO, D . Excavación del dolmen de San Martín (Laguar­dia), Boletín de la Institución Sancho El Sabio, VIII, 1-2, 1964, p . 41 -66.

(34) ARRIBAS, A. y MOLINA, F. ob. cit., p. 406.

(35) AR R 1 BAS, A . Las bases actuales para el estudio del Eneol ítico y la Edad del Bronce en el Sudeste de la Península Ibérica, Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, 1, 1976, p. 146 y 151.

(36) SCHULE, W. Die Frhmetallzeitliche siedlung auf dem Cerro de La Virgen, in Orce (Granada), Glockenbecher Symposion, Oberried, 1974, Bussum, 1976, p . 420.

(37) SCHULE, W. y PELLICER, M . ob. cit., p 50-65.

(38) SCHUBART, H . Neue radiocarbon-daten zur vor-und Frligeschichte der lberischen Halbin-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 102: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

94

sel, Madr. Mitt., 6, 1965, p. 13-14; IDEM Grabungen in Zambujal. 1964, Madr. Mitt., 6, 1965,p. 57 y ss, nota. 7.

(39) SANGMEISTER, E. Die Glockenbecherkultur der lberischen Halbinsel, Glockenbecher Symposion, Oberried, 1974, Bussum, 1976, p. 434; SCHUBART, H. Datas do radio-carvao para o castro de Zambujal, XIC CNArq., Vitoria, 1975, Zaragoza, 1977, p. 260.

(39 bis) La referencia a los tipos campaniformes relacionados con estas fechas, en SANGMEIS­TER, E. Die Glockenbecher_ _. , ob. cit., p . 435. Un dato que debemos reflejar es que la muestra Gr. N-6669 se valora cronológicamente de distinta forma en los trabajos de Schubart. y Sangmeis­ter citados en la nota anterior, ya que el primero la cuantifica en 4 .055±95 B.P . = 2.105 B.C., _mientras el segundo anota 4 .025 ±95 B.P. = 2.075 B.C. Como en tanto no se edite la monografía del yacimiento no conoceremos el carácter definitivo de una u otra, hemos recogido como válida la segunda, la misma recopilada por Almagro Garbea (C-14, 1976), ob. cit., p. 310). con objeto de evitar posibles confusiones.

(40) LEISNER, V. Primeras fechas de radiocarbono 14 para la cultura megalítica ibérica, VI 11 CNArq., Sevilla-Málaga, 1963, Zaragoza, 1964, p. 207-215.

(41) LEISNER, V. Die Megalithgraber der lberischen Halbin5el. Der Westen, 1/3, Berlín, 1965, p. 288.

(42) Para ésta última, al referencia en ZAMORA CAN EL LADA, A. Excavaciones de la Cueva de La Vaquera, Torreiglesias, Segovia (Edad del Bronce). Segovia, 1976, p. 63. No es , sin embargo, una datación perfectamente fiable, por el carácter revuelto del contexto. Sólamente se publica la reducción en años, B.C., de la muestra CSIC-208.

(43) HARRISON, R.J., BUBNER, T . and HIBBS, V. A. The beaker pottery from El Acebuchal, Carmona (Prov_ Sevilla), Madr. Mitt., 17, 1976, p. 85-87.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 103: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

95

EL BRONCE MEDIO PENINSULAR Y LA

CRONOLOGIA RADIOCARBONICA

R. de Balbín-Behrmann

El Bronce Medio peninsular posee unos comienzos de investigación semejan­tes a los expuestos para el Eneal Ítico, al menos por lo que se refiere a su núcleo al­meriense y surgió al conocimiento científico a través de los trabajos de los herma­nos Siret en Almería . Su entidad se encuentra tan debatida como la de los períodos anteriores, pero por conceptos de otra índole. Superada la versión arcaica de las fa­cies ibérica y céltica en la primera edad del Bronce de 1 beria, debida a los Siret ( 1), se afirmó la versión de Bosch-Gimpera (2), que establecería una división del Argar en dos fases, la primera de ellas subdividida en otras dos. Este esquema ha variado muy poco hasta la actualidad, y los recientes procedimientos de Blance (3), Schu­bart (4) o Arribas (5) admiten la existencia de dos fases fundamentales para el des­arrollo argárico, aunque con ligeras variantes en relación al sistema original.

Para Bosch (6). el origen cultural de este peculiar período se encontraría en un nuevo momento de vitalidad de los almerienses, que, dotados de unos ciertos influ­jos externos conseguirían un conjunto homogéneo, y éste desde el sureste se expan­sionaría hacia el Levante y el resto de las regiones peninsulares, con ligeras variantes de tipo reg ional. Santa-Olalla (7) preferiría un origen oriental completo para esta cul ­tura, estableciendo un desarrollo parcial igualitario de la misma, y Evans (8) preferi­ría tratar de k1 creación cultural in situ, a base de elementos venidos de puntos muy diversos, entre los que se contarían abundantes europeos, como Unetic;:e, Palada, Thapsos, etc .

Los problemas actuales vienen de otros lugares, aunque siempre derivados de una realidad negativa, que es la insuficiente documentación que poseemos para la cultura y las diferencias regionales que cada vez con más fuerza se vienen manifestan­do. El Bronce Medio español fué comunmente denominado cultura de El Argar, y

Fundación Juan March (Madrid)

Page 104: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

96

esta misma denominación significaba ya un punto de vista formado sobre la homo­geneidad de su desarrollo. La actualidad va por distintos derroteros, y admitiendo una cierta relación entre las diversas áreas, se establecen como autónomas la suroc­cidental, la occidental atlántica , la levantina, la catalana, la surmeseteña y la propia­mente argárica . Esta Última parece la más pujante, pero su expansión, si es que de · este fenómeno puede hablarse, posee el suficiente número de excepciones y particu­laridades locales como para tratar de grupos con desarrollo independiente.

Nos encontramos también con la aparente dificultad de establecer subdivisio­nes culturales bajo procedimientos arqueológicos, hecho especialmente grave en lo que respecta al llamado Bronce valenciano, pero aún existente en el propio Argar o en el Bronce del suroeste, por lo que las relaciones son difíciles de establecer, e inc efuso las fechas de C 14 se incluyen dentro de secuencias poco clarificadas. Estamos por tanto en un momento aún difícil y oscuro, en el que las posibilidades de inter­pretación son por desgracia escasas.

La cronología radiocarbónica

Las fechas de C14 que poseemos para la zona argárica han sido recientemente comentadas por Arribas (9) y son:

GrN 5.595 3.865 ± 50 B. P.= 1.915 a.c. GrN. 5.594 3.735 ± 55 B.P. = 1.785 a. C. GrN 6.634 3.625 ± 40 B. P.= 1.675 a. C. GrN 7.286 3.620 ± 35 B. P.= 1.670 a . C. GrN 7.287 3.840 ± 35 B. P.= 1.890 a. C.

Las dos primeras corresponden a Orce, la tercera a Monachil, la cuarta a Puru­llena y la quinta a Montefrío .

La primera y la Última resultarían aún más antiguas que la cronología propues­ta por Bosch-Gimpera ( 1 O) y serían un poco excesivamente altas para el Argar A, en la opinión de Arribas. La Última es desechada por éste por razones tipológicas del ambiente y porque, como sucede en Orce no se trata del área nuclear argánica. Esto parece un tanto apriorístico, cuando el mismo autor admite un 1 Ímite superior para el Argar A sobre el 1.900, lugar en el que aparentemente encajaría la fecha de Mon­tefrío. La primera de Orce, 1.915 a. C., parece desechable, pues se refiere al Argar B y resultaría anterior al Argar A del mismo yacimiento.

La segunda fecha resulta razonable, aunque nuevamente demasiado alta para Arribas, que supone debería ser más tard Ía de 1.785, por tratarse de un lugar externo al área nuclear argárica. Sin embargo, las fechas tercera y cuarta, correspondientes a Monachil y Purullena, 1.675 y 1.670 y relacionadas con- el Argar B antiguo, resultan coherentes con la de Orce ahora indicada, salvando los determinismos geográficos. Las inferencias que el ya citado autor realiza por relación con el Bronce Final de Pu­rullena, tenderían a afirmar lo antedicho, pero se basan en circunstancias, como la estratigráfica en su potencia, aún insuficientemente probadas.

Debemos tratar a continuación del poblado de El Picacho, publicado en 1977

Fundación Juan March (Madrid)

Page 105: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

97

por Hernández y Dug dentro de la serie Excavaciones Arqueológicas en España, y do­tado de dos fechas radiocarbÓnicas:

CSIC-156 CSIC-157

3.450± 120B.P. =1.500 a.c . 3.390 ± 120 B. P.= 1.440 a. C.

sobre muestras de carbón vegetal y granos de cebada del nivel 111 del yacimiento. Las autoras se inclinan por una época correspondiente al Argar 8 de Blance, por las ca­racterísticas generales del poblado y por la fecha de C14 , lo que no es una indicación excesiva; las dataciones, sin embargo, no resultan contradictorias.

El segundo de los grandes grupos de fechas que poseemos para la época, es el correspondiente al Bronce valenciano, con una serie que es la que sigue :

Ereta del Pedregal, M-753 Serra Grossa. Bln-947 Terlinques, 1-4.525 Cabezo Redondo, H-2277 Pie deis Corbs, 0-Catí Foradá, Birm-199 Mas d ' Abad, 1-8.936 Cabezo Redondo,GrN TorrellÓ, 1-7.250 TorrellÓ, 1-6.937 Mas d' Abad, 1-8.935

3.930 ± 250 B. P. = 1.980 a. C. 3.815± 100B.P.=1.865a. C. 3.800 ± 115 B. P.= 1.850 a. C. 3.550 ± 55 B. P. = 1.600 a. C. 3 .531±100B.P.=1 .581 a.c. 3.502 ± 50 B .. P.. = 1.552 a. C. 3.410 ± 90 B.P. = 1.460 a. C. 3.300 ± 55 B. P.= 1.350 a. C. 3.300 ± 190 B. P. = 1.350 a. C. 3.265±90 B.P.=1 .315a.C. 2.960 ± 85 B. P.= 1.010 a. C.

De todas ellas la más discutible es la de Ereta del Pedregal, más propia del Eneol Ítico que del Bronce valenciano, y no incluida en el esquema que Gusi hace ( 11) de esta cultura. Este esquema, basado en cronología radiocarbónica y en la asig­nación de poblados a cada una de sus cuatro fases, adolece, como ya indica el autor de falta de estudios tipolÓgicos y de cronologías relativas concretas, por lo que debe ser considerado como una hipótesis de trabajo. Parece claro que una duración de ca­si mil años en esta versión cultural, es más que suficiente para que se produzcan cam­bios apreciables arqueológicamente, pero por el momento los materiales son excesi­vamente monótonos, y referidos casi siempre a poblados de modo exclusivo, por lo que resulta muy difícil organizar una evolución en fases organizadas. De este modo, las fechas de C14 no nos parecen excesivamente indicativas o analizables.

En relación con este ámbito cultural puede situarse la fecha que poseemos pa­ra el Castillo de Frías ( 12):

CSIC-115 3.470 ± 100 B. P.= 1.520 a. C. , que data de modo comprensible la fase media de desarrollo del citado poblado . Este posee innegables semejanzas con el Bronce valenciano, pero también con otros luga­res del Sistema Ibérico meseteño, y plantea una serie de problemas excesivamente complejos para ser tratados aquí (13). En síntesis podríamos decir que la delimita­ción zonal realizada por Tarradell (14) posee sus excepciones, o bien que se trata de otra de las culturas paralelas que encontramos a lo largo de la Pen Ínsula durante el Bronce pleno, llenas de similitudes y diferencias entre sí.

Debemos tratar en Último lugar de las fechas conocidas para el llamado Bronce del Suroeste, otra cultura de la época con relaciones argáricas, pero no definible co-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 106: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

98

mo argárica, de la cual Schubart ( 15), ha real izado una adecuada síntesis.

Atalaia. KN-1 200

KN-201

KN-1 204

4.240 ± 50 B. P.= 2.290 a. C.

2.740 ± 120 B. P.= 790 a. C.

1.030 ± 40 B. P.= 920 a. C.

La desgracia parece perseguir a este yacimiento, pues las fechas otorgadas son todas inválidas, a pesar de la corrección sufrida en la segunda por error de laboratorio (16), demasiado altas o bajas para ser tenidas en cuanta históricamente . La citada de 790 ó 820 a. C., es considerada por Almagro Gorbea (17) como posible, entendien­do un desarrollo muy reciente en la zona para el Bronce medio. Sea como fuere, ne­cesitamos más fechas de las que poseemos hasta ahora para poder dar una opinión adecuada en torno a la cronología absoluta de este ambiente cultural.

Conclusiones

Fáciles de observar después de lo dicho, que el Bronce Medio es una época aún llena de dificultades cronológicas y de interpretación cultural, dentro de nuestra Pe­n Ínsula. Las cronologías tradicionales no eran más pormenorizadas que las que ahora poseemos, sino que, por el contrario, se apoyaban en escasos elementos comparati­vos, como las famosas cuentas segmentadas en pasta vítrea de Fuente Alamo, que no permitían decir otra cosa sino que la cultura argárica se estaba desarrollando entre los siglos XV y XIII antes de la Era. En general, y dada la falta de cronologías relati­vas y absolutas, todo el período se situa entre el Eneol Ítico y el Bronce Final, lo que es poco decir.

Las cronolog Ías altas, tipo Bosch-Gimpera, parecen llevar las de ganar en cuan­to a la constatación obtenida por el C 14 , pero todavía dentro de unas variables exce­sivas, debidas sobre todo a nuestro pobre conocimiento de la realidad tratada. No fal­tan las contradicciones, como es habitual, y sí nos faltan secuencias relativas y fechas suficientes asociadas a ellas, lo que se une fáticamente a las diferencias regionales re­conocidas y obligatorias de admitir en el estado actual de la cuestión.

La secuencia más abundante conocida es la del Bronce valenciano, pero su fia­bilidad, o bien su capacidad de orientación cronológica no son excesivas, debido nue­vamente a la carencia de sistemas de datación relativa, lo que no solamente dificulta el entendimiento de su propia génesis evolutiva, sino que impide las relaciones arqueo­lógicas suficientes con las demás culturas de la época. No solamente poseemos pocas fechas, sino que éstas son además incorrectas en un elevado número de casos (véase Atalaia), y además las que poseemos fiables no son susceptibles de universalización real en otras zonas, por falta de cronologías relativas. Nos encontramos pues ante un panorama poco alentador, del que deseamos salir, y esperamos hacerlo cuando las ex­cavaciones y fechas relacionadas sean más abundantes.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 107: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

99

Notas

(1) SIRET-K y L.

(2)

(3)

Las primeras edades del metal en el Sudeste de España. Barcelona, 1890.

BOSCH-GIMPERA-P. Etnología de la Península lbérica. Barcelona, 1932. Prehistoria de Europa. Istmo, Madrid, 1975. La Edad del Bronce de la Península Ibérica. A.E.A ., 27, 1954.

BLANCE-B. Die Anfiinge der Metallurgie auf der Iberischen Halbinsel. Berlín, 1971.

(4) SCHUBART-H. Die Bronzezeit im Südwesten der Iberischen Halbinsel. Madrider Forschungen, 9, 1.975.

(5) ARRIBAS-A. Las bases actuales para el estudio del Eneolítico y de la Edad del Bronce en el Sudeste de la Península Ibérica. Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada, 1, 1.976.

(6) BOSCH-GIMPERA-P; Ob. cit. 1.954.

(7) MAR TINEZ SANT A-OLALLA-J. Esquema paletnológico de la Península Hispánica. Corona de Estudios que la Soc. Esp. de Antr. Et. y Prehistoria dedica a sus mártires, Madrid, 1.941.

(8) EVÁ.NS-J. D. Two Phases of Prehistoric Settlement in the Western Mediterranean. lnstitu­te of Archaeol., Londres, 1.958.

(10) ARRIBAS-A. Ob. cit. 1.976. Las fechas:

GrN. 7286. 3.620 ± 35 B. P., y GrN. 7287. 3.840 ± 35 B. P., vienen convertidas a años a. C. co-

mo 1.645 y 1.890. Debe tratarse de un error, pues la conversión da 1.670 y 1.890 respectivamente.

(ll) GUSI JENER-F. Las dataciones de C-14 de la cueva del Mas d'Abad (Coves de Vinromá) Campaña 1.975. Ensayo Cronológico para la periodización del Bronce Valenciano. Cuadernos de Arqueología Castellonense, 2, 1.975.

(12) ATRIAN JORDAN-P. Un yacimiento de la Edad del Bronce en Frías de Albarracín (Teruel). Teruel, 52, 1.974.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 108: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

100

(13) ALMAGRO GORBEA-M. C-14, J .975. Nuevas fechas para la Prehistoria y la Arqueología peninsular. T. P., 32, 1.975.

(14) TARRADELL MATEU-M. El pais valenciano del Neolítico a la iberización. Anales de la Universidad de Valencia, vol. 1.962.

(15) SCHUBART-H. Ob. cit. 1.975.

(16) ALMAGRO GORBEA-M. C-14, 1.976. Nuevas fechas para la Prehistoria y la Arqueología de la Penín­sula Ibérica. T. P., 33, 1.976.

(17) ALMAGRO GORBEA-M. Las fechas de C-14 para la Prehistoria y la Arqueología peninsular. T.P., 27, 1.970.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 109: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

101

LAS DATACIONES PARA EL BRONCE FINAL Y LA EDAD DEL

HIERRO Y SU PROBLEMATICA

M. Almagro-Gorbea

Disponemos en la actualidad de 85 fechas de C-14 para el período comprendido entre el 1.500 y el ±O a. C., es decir el final del Bronce Medio, y todo el Bronce Final y la Edad del Hierro en la Península Ibérica. (Almagro-Gorbea, 1977).

Comparación de fechas de C-14 y arqueológicas

Es del mayor interés comparar la cronología de C-14 con la cronología arqueo­lógica o cronología histórica cor;,parada absoluta para contrastar la fiabilidad de am­bos métodos, pues es en estos períodos cuando en la Península Ibérica se dispone de los más antiguos datos de cronología arqueológica absoluta suficientemente precisos.

Para valorar el final del Bronce Medio se han incluido 11 fechas posteriores al 1.500 a. C., que resultan de bastante fiabilidad; ocho se pueden aceptar sin reservas y dos con precauciones, si bien el margen cronológico comprendido en la desviación es­tad Ística resulta en algunos casos excesivamente amplio. Otras dos fechas KN-1 200 y KN-1 204, de Atalaia, resultan inadmisibles, una por ser excesivamente antigua y otra reciente, desbordando el marco cronológico establecido. El campaniforme de Penha Verde se fecha en el 1.470 ± 200 a. C., (W-565), margen excesivamente amplio pero aceptable en su primera mitad. Faltan fechas de C-14 para esta etapa en Andalucía Occidental y Extremadura. En la Meseta solo la de Los Romeros (CSIC-77) correspon­diente a la Cultura de las Motillas, paralela a la del El Argar - Bronce Valenciano en el S.E. de la Meseta, se puede aceptar con seguridad. La de la Vaquera (CSIC-208) resul­ta inválida por proceder de una estratigrafía revuelta .

En el Sureste las fechas de El Picacho coinciden perfectamente con Argar B al que corresponden arqueológicamente, y la de Cabezo Redondo, también se puede aceptar en principio, si bien nunca se ha publicado debidamente su contexto arqueo­lógico.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 110: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

102

En el Levante, las fechas de Torrelló pueden considerarse como orientativas pe­ro la 1-7250 aparece asociada a una punta de flecha de bronce fechable Únicamente a partir del Bronce Final hasta el inicio del Hierro y además su desviación estadística sobrepasa ampliamente la fecha 1-6937 considerada posterior desde el punto de vista arqueológico. La fecha 1-8936 de Mas d' Abad puede considerarse también como váli­da.

Como Índice de perduraciones culturales de este período se pueden considerar una serie de fechas que corresponden teóricamente ya a un período posterior. La de Atalaia ( KN-201 ), en principio resulta aceptable para el final de esta cultura, ya con­temporánea del pleno horizonte de Huelva. La de 1-8935 de Mas d' Abad es igualmen­te una perduración del Bronce Valenciano ya contemporáneo del Bronce Final. Tam­bién como perduraciones se ha interpretado la fecha Gif-3072 para el Bronce Medio de la Cerdaña.

A partir del 1.200 a. C., y para el Bronce Final típico, anterior al horizonte de Huelva, tenemos algunas fechas de enorme interés. La CSIC-215 corresponde muy bien para el final de esta etapa en la zona Atlática, mient ras que la GrN-5568 resulta excesivamente elevada tanto en relación con la anterior como por su total correlación arqueológica con el horizonte de Huelva. Carecemos en la zona atlántica de otras fe­chas hasta la Edad del Hierro fechada en Borneiro (CSIC-83) en el 520 ± 110 a. C .. En la Meseta las muestras CSIC-163 a CSIC-167 fechan bien la cultura de Cogotas 1 del 1.200 al 1.000 a. C., y coinciden perfectamente con las que Andalucía Oriental ofre­ce para esta misma cultura (GrN-7284 y GrN-7285). Las fechas CSIC-149, CSIC-176 y CSIC-181 parecen en principio también aceptables para dicha cultura pero se carece de suficientes datos sobre su contexto arqueológico.

El horizonte de Huelva que representa una Última etapa del Bronce Final ya en transición a la Edad del Hierro y la aparición de los más antiguos elementos de lasco­lonizaciones mediterréneas queda muy bien fechado por las seis muestras de la Ría de Huelva CSIC-202/207. En relación con las mismas se pueden colocar la fecha GrN-5568 de Monte da Penha que resulta un poco demasiado elevada en relación con su contexto arqueológico típico del horizonte de Huelva y la BM-936 que se puede acep­tar si se considera relacionada con las cerámicas de decoración bruñida externa tipo "Lapa do Fumo" halladas en ese yacimiento aunque sin que esta asociación tenga ga­rantía arqueolÓgica alguna.

Para el período orientalizante tenemos la serie de Medell Ín en Extremadura en la que se evidencia como las fechas de C-14 resultan aceptables en siete casos. Sin em­bargo la imprecisión estadística del C-14 es ya más del triple que la que se obtiene por métodos arqueológicos en estos yacimientos bien estudiados. Además dos fechas, CSIC-36 y GrN-6170, resultan poco precisas y otras tres, las del poblado, CSIC-84/ 84B y CSIC-85, evidentemente inválidas. Lo mismo cabe decir de las tres fechas cono­cidas para la Andalucía Occidental (BM-85, KN-8 y H-1037) que parecen ser excesi­vamente altas. La NPL-70 se puede aceptar si bien se desconoce su correspondencia arqueológica.

En la zona de Málaga los asentamientos fenicios han permitido también una adecuada comprobación del C-14 con fechas arqueológicas precisas. En Toscanos dos fechas son aceptables (H-2276 y KN? ) pero con una imprecisión 5 veces mayor que

Fundación Juan March (Madrid)

Page 111: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

103

la arqueológica y otra (KN? ) resulta totalmente inaceptable. La necrópolis de.Jardín ofrecen dos fechas (GrN-6830/1) precisas y coherentes con su contexto arqueológico. Por el contrario las dos fechas de El Cigarralejo (GrN-5108 y H-2275) coinciden en­tre si pero ofrecen más de 100 años de error con relación a su segura cronología ar­queológica por lo que son inadmisibles.

Peor es la información existente para el cuadrante N.E. de la Península Ibérica. La zona del Bronce Valenciano ya se ha comentado. Cataluña ofrece un total de 12 fechas. De ellas cinco (MC-1113; CSIC-89/91; 1-6864) proceden de niveles revueltos. La de mayor interés tal vez sea la de Agullana cuya cronología parece confirmar el inicio de este yacimiento en fechas algo anteriores de las hasta ahora generalmente propuestas. Con esta fecha de Agullana se puede tal vez relacionar la Gif-? de LIÓ, aunque su contexto arqueológico resulte más impreciso. Las restantes fechas de la Cerdaña (Gif-3072, Gif-2803/4; Gif-1883 y la de Avellanosa) parecen ser aceptables pero se desconoce su contexto arqueológico.

Para el Valle del Ebro solo existe la fecha CSIC-169 de Castillo de Miranda en principio aceptable. El Castro de Henayo ha ofrecido cuatro fechas, dos de ellas de una misma muestra tratada en dos laboratorios distintos y con resultados muy dife­rentes; ninguna de ellas se ajusta a la cronología arqueológica. La fecha de Santima­miñe perece ser algo antigua pari'I su contexto arqueológico pero éste resulta insufi­cientemente conocido.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 112: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

AC

A

C.

5568

57

30

1400

1

50

0

1300

14

00

1200

13

00

1100

11

90

·ooo

10

90

90

0

99

0

80

0

88

0

?O~ 7

80

60

0

68

0

50

0

58

0

40

0

47

0

30

0

37

0

200

270

10

0

160

o 6

0

RE

GIO

IJ

AT

LAN

TIC

A

AN

DA

LUC

IA

SU

RE

STE

Y A

NO

Al.l

JClll

CU

AD

RA

N T

E:

Y S

UR

OE

STE

O

CC

IDE

NT

AL

EX

TR

EM

AD

UR

A

ME

SE

TA

OR

IEN

TA

L NO~F<;TE

~ . ~ ir

1 !H ~

~ ~

... .....

. ::

. .

. '

. ~

:i

~

~ t~

e

~ ~.

&'"

~

1"

11

_,

r .

~ '

Fec

has

de

C-1

4 co

rres

pond

ient

es

al

Bro

nce

Fin

al

y Ja

E

dad

del

Hie

rro

de

la

Pen

ínsu

la I

béri

ca.

Los

tr

azos

gr

ueso

s se

ñala

n la

s fe

chas

ar

queo

lógi

cam

ente

ace

p­ta

bles

.

B. P

. A

C

5 568

C

AU

BR

AO

ll

3350

17

50

3250

16

40

3150

15

00

3050

14

00

2950

12

60

2850

11

20

2750

9

80

-26

50

890

o ~

2550

7

80

2450

6

30

2350

5

30

2250

40

.P

2150

2

70

2050

14

o

1950

15

Fundación Juan March (Madrid)

Page 113: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

105

Validez de las fechas de C-14.

Además del comentario anterior a las fechas de su examen de conjunto surgen algunas apreciaciones útiles para el empleo e interpretación del método de C-14.

De las 85 fechas aquí examinadas solo 41 se pueden considerar totalmente vá­lidas; las 44 restantes no. Las válidas corresponden 1 O al Bronce Medio, 17 al Bronce Final y 14 al Hierro. De las 44 inválidas, 17 corresponden a remoliciones de yacimien­tos: 6 a remoliciones realizadas durante estos perídos aquí en estudio en yacimientos anteriores, y 11 a intrusiones posteriores en yacimientos de estos períodos. Otras 16 se deben a fallos técnicos: 12 originados por la imprecisión estad Ística o otras causas técnicas, difíciles de explicar y 4 por contaminación . A probables errores de interpre­tación arqueológica se deben 3 fechas inválidas y 8 a falta de suficientes datos publi­cados sobre su contexto arqueológico.

En estos momentos en que el contraste entre cronología C-14 y cronología ar­queológica absoluta es posible, es curioso comprobar que las fechas Útiles no supe­ran al 50º/o y que entre las principales causas de invalidez, las 20 debidas a intrusio­nes y errores de interpretación arqueológica a las que se suma 7 insuficientemente publicadas, superan con mucho a las 16 originadas por causas técnicas.

En resumen, en este período de cada 1 O fechas obtenidas sólo 5 son válidas. De las inválidas 3 se deben a causas humanas y sólo 2 a causas técnicas. Estos datos eximen de todo comentario pero es interesante tenerlos en cuenta para otros perío­dos en los que un contraste con cronologías absolutas históricas no sea posible.

Por ello es preciso atenerse puntualmente a las normas de obtención de mues, tras y procurar que estas formen series y a ser posible estratificadas. El buen resulta­do de la serie de Huelva o incluso de Medellín es prueba de ello y además evita el riesgo que implica la interpretación de fechas aisladas. Para facilitar el conocimiento y la discusión se da a continuación la lista de las fechas clasificadas según su validez y los criterios tenidos en cuenta en caso de invalidez:

Fechas del C-14 para la Península Ibérica del 1.500 al± O según su validez y causas de invalidez.

41 Fechas válidas: 10, del Bronce Medio; W-565, KN-201, CSIC-77, CSIC-156/7, 1-7250, 1-6935/7, Gif-3072.

17 del Bronce Final; CSIC-215, GrN-5568, BM-936, CSIC-202/7, CSIC-163/7, GrN-7284/5, (Agullana) , Gif-? (Llo) .

14 del Hierro ; CSIC-83, CSIC-86/7, CSIC-49/52, CSIC-35, H-2276, KN-? (1972/25), GrN-6830/1, CSIC-169, 1973/20.

44 Fechas inválidas: 1 del Bronce Medio: GrN-? (1970/55)

8 de Insuficientemente publicadas :

6 del Bronce Final : CSIC-176, CSIC-181 , Gif-2803/4, Gif-1883 (Avellanosa).

1 del Hierro: NPL-70,

3 por error en la interpretación del contexto arqueológico : Bronce Medio : O

Fundación Juan March (Madrid)

Page 114: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

106

Bronce Final: O 3del Hierro : M-994, Gif-1720, HAR-177 .

11 por Intrusiones posteriores en yacimientos : 4 del Bronce Final: CSIC-149, CSIC-208, CSIC-90/1 7 del Hierro : CSIC-44/48, HAR-178, CSIC-89.

6 por Remoliciones durante este período en yacimientos ante-nares : Bronce Medio: O 1 del Bronce Final: (BM-936)

5 del Hierro : W-635, GrN-5629, CSIC-67, MC-1113, 1-6864.

4 por contaminación : 1 del Bronce Medio : KN-1 204 Bronce Final: 6

4 del Hierro: CSIC-84/85, KN-? (1972/26)

12 por Fallos técnicos : 1 del Bronce Medio : KN-1 200

2del Bronce Final : CSIC-107, 1-8687 9 del Hierro: KN-8, H-1037, BM -85, CSIC-36. GrN-6170, GrN-5108, H-2275, CSIC-106, CSIC-108

En este conjunto de fechas destaca un grupo importante que no son válidas por proceder de remoliciones efectuadas en las yacimientos. Estas remoliciones parecen ser particularmente frecuentes en la Edad del Hierro, al menos para los megalitos, pero ocurre igualmente en otros yacimientos como castros o cuevas (W-655, GrN-5629, BM-936, CSIC-67, MC-1113, 1-6864) y la alta proporción de remoliciones ge­neralizadas en este período hace pensar en una especial actividad de las gentes del inicio del hierro en yacimientos arqueológicos, tal vez atraídos por la búsqueda de tesoros o incluso la reutilización de los yacimientos como viviendas o campamentos. En el futuro una observación más detallada del contexto de las muestras en yacimien­tos de este tipo puede aclarar este hecho que no deja de tener interés como rasgo cul­tural de este período.

Otro problema plantea las intrusiones posteriores que afecta a yacimientos de estos períodos. Así la serie de los túmulos de Pajaroncillo (CSIC-44/48) resultó toda inválida confirmando los saqueos sufridos por el yacimiento en época árabe y en el si­glo XVI 11. Algo semejante ocurre en la cueva de Els Ermitons, (CSIC-89/91) en que las remoliciones han mezclado los estratos, o en el Castillico de Moratalla (HAR-178) que parecen corresponder a otro momento de remoliciones o de ocupaciones de ya­cimientos hacia fines de la Edad Antigua . Las mismas causas pueden explicar las ano­mal Ías de la Cueva de la Vaquera (CSIC-149 y CSIC-208).

Corrección y calibración de las fechas

Nuevos problemas y soluciones plantea la conversión de las fechas convencio­nales en fechas de vida media corregida o calibrada por cualquiera de las tablas exis­tentes (Watkins, 1975)conforme ya se ha señalado para la prehistoria europea. A pri­mera vista este hecho consumado en las técnicas de uso del C-14 viene a complicar la cuestión, no solo por la posibilidad de confusión entre los distintos tipos de escalas cronológicas, sino porque carecemos todavía de suficiente precisión y experiencia pa-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 115: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fase

cul

tura

l V

ida

med

ia 5

.568

Vid

a m

edia

5.7

50

Cal

ibra

cion

Mas

ca

Cal

ibra

ción

cro

nolo

gía

Cro

nolo

gía

hist

óric

a eg

ipci

a ar

queo

lógi

ca

Tran

sici

ón B

.M./B

.F.

1.20

0 1.

300

1.50

0 1.

380/

1.2

90

ca. 1

.200

Cul

tura

Cog

otas

1

1.20

0/1.

000

1.30

0/1.

100

1.50

0/1

.250

{

1.38

0/1

.290

1.

160/

1.0

80

1.20

0/90

0

Dep

ósito

R io

Sil

930

1.00

0 1.

160/

1.10

0 1.

090/

1.01

o

ca. 1

.000

Dep

ósito

Ria

de

Hue

lva

880/

840

930

1.02

0/99

0 1.

000/

930

ca.

850

Agu

llana

11

820

900

990/

940

960/

900

ca.

800

Hen

ayo

111 c

69

0 75

0 85

0 82

0/76

0 ca

. 80

0

Tosc

anos

1

670

750

825

800/

740

ca.

750

Tosc

anos

IV

630

700

800

760/

690

ca.

700

Jard

ín 8

55

0 63

0 70

0 66

0/58

0 ca

. 55

0

Jard

ín 2

2 46

5 55

0 60

0 52

0/42

0 ca

. 40

0

Med

ellín

55

0/45

0 63

0/50

0 70

0/55

0 {6

60/5

80

520/

420

625/

450

Cro

nolo

gía

C-14

sel

ecci

onad

a pa

ra e

l B

ronc

e Fi

nal

y el

Hie

rro e

n la

Pení

nsul

a Ib

éric

a. C

orre

ccio

nes,

cal

ibra

cion

es y

est

imac

ión

cron

ológ

ica

arqu

eoló

gica

.

~ a

;cc

-..

..,n

...,

0>

Ql

<::

Q)

-Q

) o

:i

O"

.e

..,

:S

V>

co ..

C

Q>

co

c:.

..,r

o

iii

"'

O"

¡:;·

"'

e: :r

Q)

e: :i

¡¡;

· g.

Q)

Q)

~ C)

, c. iii

"2.

(ti'¡:¡

. !:E

¡:;·

n0>CC0>~ =r

V>

..,

en

Q)

• o

c.º

' V

>"'

O:l

(t):

i c.~n-:i ~Q)rol)lo g

;3:5

::n

O

3Q)a~=i' :;· ~

i3' ~

~ cu

..,

...

-· n

c.n

ººQ

)

~¡¡;o~c. .. ..

,:sen

e

c.: -

.e

c.

cu ~

e ~

c.

(')

(t)

. O

" o

"'

"'O

Q):

l(t)

Ql

~V>'OQl Ql¡

i¡¡¡

;ro

(')

c::i-

0 ro

...

. ce

:i

¡;¡

m ...,

(t)

:i g

X ~

"'

C'l

3Q)

(')

o (t)

o

:i

"T1

:;·.

..,

c.-

· Q)

e;;

(t)

:i

..., V>-

·~

!:E. '8

;:¡.

<

(')

:i

g; (t)

e:

c.

(t),

-Q

) ¡¡;

· ·"'

:e

~ :i

c.

¡¡;·

º m

.!!!. :

::: Q)

Q)

o

.e.:~ 5..

c.

e: ...,

o (t)

:i

Q

) -

....

"'

c.

Q)

oc:

ro-o

<

"'

¡¡;

(t)

o (')

c.=

C"~o:i'

1 ..,

-V>

et>

Q

) e:

' '

.... ~

Fundación Juan March (Madrid)

Page 116: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

108

Como se puede apreciar, el inicio del Bronce Final que por el Carbono 14 con­vencional se situaba ca. 1.200 a. de C. sube a 1.300 en las fechas corregidas y a 1.500 en las calibradas. Aunque la cronología de este período aún es poco segura un inicio ca. 1.300 se podría admitir, pues incluso corresponder ía mejor con la tendencia ac­tual a subir la cronología de este momento en toda Europa; la fecha del 1.500 sin em­bargo parece resultar en todo punto inadmisible según las evidencias actuales. Las per­duraciones de fechas de culturas del Bronce Medio como la Atalaia o la de Mas d' A­bad subiría igualmente, situándose éstas perduraciones en torno al 900/1000 y 1100/ 1-250 respectivamente, lo que puede ser perfectamente aceptable desde el punto de vista arqueológico. Las fechas del Depósito de la Ría de Huelva, que fechan el hori­zonte de Huelva, Última etapa del Bronce Final, y la del Depósito del R Ío Sil , inme­diatamente anterior a dicho horizonte, resultan más convenientes. El depósito de Huelva pasaría de fecharse en el siglo IX antes de JC. a fecharse en el siglo X según la vida media corregida y calibrada por la cronología histórica egipcia. La calibración del laboratorio MASCA ofrece una fecha un poco alta pero incluso ésta se puede con­siderar admisible dentro de una cronología alta del Bronce Final. Para los C. U. las fe­chas de Agullana corregidas aún podrían aceptarse pero las calibraciones parecen ya altas para una urna del tipo 11 que fué la que proporcionó la fecha.

Las fechas arqueológicamente más seguras como Toscanos y Medell Ín ofrecen una buena concordancia con las fechas de vida media corregida , mientras que de las calibradas la histórica egipcia es aceptable pero la MASCA resulta un poco alta. Pero cualquiera de ellas es preferible a las de vida media convencional, también aceptables f.J • :.i un poco bajas. Las fechas de la necrópolis de Jardín por el contrario resultan más ajustadas a su contexto arqueológico según la vida media convencional que se­gún la vida media corregida o calibrada.

Otras fechas consideradas inválidas según la vida media convencional pasarían a poder ser aceptadas. Así la de Henayo, ya citada, la GrN-6170 de MedellÍn, que se situaría hacia la primera mitad del siglo VI antes de JC . y las GrN-5108 y H-2275 de El Cigarralejo que alcanzarían los mediados del siglo IV antes de JC. Pero en otros casos el problema es al contrario como hemos indicado para la necrópolis de Jardín o las fechas altas de Henayo así como las de Carmona y la noria de Huelva, que evi­dentemente con el empleo de fechas corregidas o calibradas se alejarían aún más de la fecha que teóricamente les corresponde desde el punto de vista arqueológico.

Resumen: Parece evidente que de las fechas de C-14 para el Bronce Final y la Edad del Hierro de la Península Ibérica se ajustan aproximadamente a la cronología arqueo­lógica si bien existen casi un 50º/o de fechas inválidas. La corrección y calibración de las fechas de C-14 ofrece nuevos datos de indudable interés aunque sea convenien­te de momento cierta prudencia en su aplicación pues son todavía insuficientes y tal vez por ello algo contradictorios.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 117: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

109

Referencias bibliográficas

ALMAGRO GORBEA, M. (1977): El Bronce Final y el período orientalizante en Extremadura. B.P.H. XIV.

WATKINS, T. (editor), (1975): Radiocarbon: Calibration and Prehistory. Edinburgh; en espec ial los trabajos de McKERREL, H.: Correction Procedures for c.14 Dates, págs. 4 7 y SS . y Conversion of Standard C-14 Dates to Tree-ring Calendar years: Comparative Data, págs. 11 O y ss.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 118: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 119: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

111

EL CERRO DE SANTA ANA (ENTRENA, LOGROÑO)

Y SU DATACION C-14

U. Espinosa y A. González

El Cerro de Santa Ana es una pequeña meseta situada en las tierras bajas del valle del Ebro, a pocos kilómetros al sur de su cauce. Unos trabajos para extraer gra­va realizados durante 1.976 ocasionaron la aparición de un yacimiento arqueológico en el que llevamos a cabo unos trabajos de salvamento y recogida de material arqueo­lógico subvencionados por el Instituto de Estudios Riojanos de la Diputación Pro­vincial de Logroño. Pudimos así documentar un foso de planta oval de 3' 45 mts. de potencia completamente colmatado por materiales arqueológicos dispuestos en cua­tro distintos niveles.

El ajuar hallado está formado básicamente por cerámica, toda ella fabricada a mano y cocida mediante fuego reductor; en algunos casos, pese a la relativa homo­geneidad técnica de los materiales, algunos recipientes, normalmente de pequeñas dimensiones, presentan superficies bruñidas o pulidas mientras que los de tamaño mayor suelen llevarlas más groseras. La urna carenada con cuello alto y perfil bicóni­co u ovoideo con base estrecha y apuntada es la forma más habitual en el yacimien­to. Las decoraciones de las piezas son muy variadas, con 1 Íneas incisas, impresiones digitales, espatulado, peinado, motivos excisos y pintados bÍcromos, dominando en todos los casos la temática geométrica. Destaca además el hallazgo de cuatro frag­mentos de moldes realizados en arenisca, destinados a la metalurgia del bronce, en un caso para realizar hachas planas, que nos decumenta esa actividad en el desapare­cido yacimiento.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 120: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

112

Datación C-14

Los análisis de C-14 realizados en Teledyne lsotopes y teniendo como base de cómputo 5.568 años, arrojaron los siguientes resultados:

Santa Ana 111-2: 1-10.039, carbón, (o C14 = 302 ± 9) = 2.895 ± 95 B. P. =945 A.C.

Santa Ana 111-1: 1-10.040, hueso, (o C 14 = 265 ± 11) =2.475±120 B.P.=525 A.C.

Una y otra muestra se recogieron en idéntico momento y en el mismo punto del nivel 111, sector norte del foso de Santa Ana, entre los materiales hallados justa­mente bajo una enorme y redonda base pentápoda de gran vasija a unos dos metros de profundidad. Se desestima la posible contaminación de las muestras en la recogi­da o en su emplazamiento dentro del yacimiento, salvo hipotéticas filtraciones de lluvia, por lo que no deja de ser chocante la diferencia de fechas obtenidas por la da­tación radiocarbÓnica, si bien ha de considerarse la distinta substancia sobre la que se opera: asta de cáprido en la muestra 111-1 y carbón vegetal en la 111-2. Queda pen­diente de recibir del laboratorio un comentario al respecto sobre las hipotéticas justi­ficaciones o razones técnicas de esta diferenciación de cuatro siglos entre dos fechas de idéntico nivel y punto de toma dentro del yacimiento.

Comentario

El conjunto de materiales de Santa Ana presenta piezas de diferente tipología y distinta significación cronolÓgica. Algunos de ellos enlazan con los yacimientos del Bronce final e inicios de la edad de hierro, tipo El Redal o Cortes de Navarra, mien­tras que otras piezas parecen tener sus paralelos hacia la Meseta. Dentro de estos son de especial atención los motivos decorativos y de entre ellos destacaríamos, como más representativos, los pintados bÍcromos que nos permiten enlazar Santa Ana con otros poblados del valle del Ebro, tipo San Antonio de Calaceite o el ya citado de Cortes, aunque como es sabido este motivo decorativo está también ampliamente re­presentado en la Meseta en yacimientos del estilo de Sanchorreja, Las Madrigueras, etc. Las piezas con decoración excisa completan la filiación celtizante del yacimien­to, situándolo dentro de la problemática, en revisión en nuestros días, de la valora­ción de los elementos hallstátticos peninsulares.

Con los datos que tenemos nos inclinamos por fechas provisionalmente, nues­tro yacimiento entre los siglos IX-VIII a_ C., lo que debe interpretarse como una fe­cha temprana en comparación con el contexto arqueológico en que se situa el pobla­do. Sin embargo el resultado de la muestra Santa Ana 1J1-1, mucho más bajo, si cua­dra perfectamente con la cronología habitual para poblados similares de la zona. Desde este punto de vista localista destacaríamos, por Último, el estrecho paralelismo que nuestro yacimiento guarda con El Redal.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 121: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

113

DATACION RADIOCARBONICA,AROUEOLOGICA Y AMBIENTAL

EN LA CUEVA DEL ASNO (Soria)

J. J. Eiroa

Los problemas actuales de la datación absoluta en Prehistoria nos conducen hoy a un necesario replanteamiento de la metodología, su aplicación y validez, así como a un estudio completo de los resultados obtenidos hasta ahora en este campo. La datación radiocarbónica, de forma especial, tras haberse generalizado su utiliza­ción, ofrece hoy unas secuencias cronológicas lo suficientemente amplias en casi to­dos los periodos de la prehistoria como para poder anal izar sus resultados y valorar­les, con miras a establecer un criterio válido para su utilización, de acuerdo con los aciertos observados en el empleo del método, relacionando sus resultados con otros criterios cronológicos, como la palinología, el estudio de la fauna, de los sedimentos geológicos, criterios arqueológicos ... etc.

Las recientes correcciones a fechas radiocarbónicas establecidas por el método dendrocronolÓgico, sobre todo en el Nuevo Mundo, así como la variabilidad de fe­chas obtenidas para unas mismas muestras en laboratorios diferentes, nos obliga a es­tudiar la efectividad de las dataciones radiocarbÓnicas de acuerdo con un estudio comparativo con otros métodos de datación absoluta y relativa, enmarcando la fecha de C-14 en un conjunto de datos de valor referencial para todo el yacimiento, tal y como desde hace tiempo vienen propugnando algunos especialistas, (por ejemplo Schmit, 1969, p. 151; Dimbley, 1969, p. 167; Oak/ey, 1968, p. 11 . .. etc.).

Por nuestra parte y dentro de esta directriz investigadora .. hemos tratado de estudiar un yacimiento concreto, desde el punto de vista cronológico, poniendo en juego todas las posibilidades a nuestro alcance, con el fin de obtener una visión de cierta amplitud que nos permita llegar a unas consideraciones finales aceptables, apo­yadas en diversos informes especializados que expliquen, en cierto modo, la relación entre los fenómenos parciales observados en el lugar.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 122: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

114

Nuestro trabajo lo hemos desarrollado en el yacimiento de la Cueva del Asno (Los Rábanos, Soria), en el que durante dos campañas consecutivas (veranos de 1976-1977) hemos excavado 20 cuadros de 1 m. x 1 m., sobre un "vestíbulo" en el que he­mos identificado secuencias culturales pertenecientes al Bronce 1 nicial, que se desarro­llan hasta bien entrada la Edad del Hierro, incluso con algunos hallazgos superficiales de elementos plenamente históricos, asociados al mundo visigodo.

La Cueva del Asno, que se encuentra situada en las coordenadas 41 ° 42' 57" latitud N y 1º 13' 32" longitud E (para ver los detalles de localización y documenta­ción gráfica vease Eiroa, 1978), se ha desarrollado, según el informe sedimentolÓgico, sobre calizas cretácicas que forman en esta zona un anticlinal; su estructura general viene condicionada por los contactos entre distintos estratos calizos y la red de dia­clasas. El aparato hidrológico debió ser bastante activo , ·especialmente en algunos tra­mos en que aparecen formaciones importantes de stalactitas y stalagmitas.

Gran parte de la cueva presenta lugares de habitac ión y enterramiento, espe­cialmente el vestíbulo, en el que se desarrollaron ·1os principales trabajos arqueológi ­cos de nuestras dos campañas, así como en otros sectores más al interior en los que también realizamos la excavación de algunos cuadros.

Los diversos aspectos anal izados hasta el momento, tras los trabajos de excava­ción, nos llevan a unas primeras conclusiones cronológicas que expondremos con ba­se en los informes radiocarbÓnicos, palinolÓgico, paleontológico, geológico y en nuestras propias consideraciones arqueológicas.

Cronología arqueológica

El vestíbulo de la cueva, en el que se desarrollaron, esencialmente, las excava­ciones de las dos campañas, presentó una secuencia de cinco niveles bien diferentes (diferenciación que confirmó el estudio sedimentolÓgico de laboratorio), tres de los cuales ofrecieron abundantes restos arqueológicos, considerándose los dos restantes como arqueológicamente estériles. De arriba a abajo, los niveles se presentaron con las siguientes características, en el Sector A perteneciente al vestíbulo de entrada de la vueva:

Nivel r. - Suelo actual de la cueva, formado por una fina capa endurecida, muy directa­mente relacionado con el nivel inferior en cuanto a su composición .

Nivel a. - De tierra apelmazada, con algunas pequeñas piedras de posible desprendimiento del techo ; contiene abundantes fragmentos de cerámica, varios utensilios de bronce y numerosos de hierro, así como restos de fauna (algunos fragmentos trabajados) y varios restos óseos humanos.

(Hasta X063 en el Cuadro Guía -Cuadro 3-B' - con respecto a la Linea Cero)

Nivel b. - De tierra menos compacta que el a. y más ciara. Contiene abundantes fragmen­tos cerámicos, restos de fauna, algunos restos humanos fragmentados, piezas de silex , hueso y bronce, así como algún fragmento de hierro . En la cota inferior del nivel afloran bloques de piedras de desprendimiento del techo de la cueva.

Estos dos niveles (a . y b.) contienen bolsas de cenizas, restos de cocina, algunas bolsas de arcillas rojizas y carbones vegetales en cierta abundancia .

Nivel c. - Formado por tierra suelta, de color rojizo-amarillento, con grandes bloques pé-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 123: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

115

treos de desprendimiento, algún fragmento óseo de fauna seguramente infiltrn­dos del nivel superior, así como dos fragmentos cerámicos de igual procedencia posible.

Arqueológicamente esteril (Hasta X-132).

Nivel d. -De tierra rojizo-amarillenta, de color más intenso y de formación más compacta que el c ., bajo la cual aparece ya un suelo stalagm ítico muy compacto.

Arqueológicamente esterif : (Hasta X-150) .

Esta estratigrafía es invariable, en sus rasgos esenciales, en toda la zona.

La diferenciación arqueológica aparece lo suficientemente clara como para que podamos hacer referencia a tres etapas culturales bien diferenciadas, por lo que poda­mos hacer referencia a tres etapas culturales bien diferenciadas, por lo menos, etapas que.como veremos, concuerdan bien con la individualización de niveles realizada por los especialistas del Laboratorio de Suelos.

Un primer momento aparece definido en el nivel b., con materiales propios del Bronce 1 nicial: fragmentos de sil ex elaborado (dientes de hoz, cuchillos . .. ) cerámica realizada a mano, con perfiles muy gruesos en unas ocasiones y muy finos en otras, de superficies de variada decoración o lisas, a veces brillante, de cocción generalmen­te buena y con variedad de formas, destacando los vasos de perfiles ovoides y bordes de desplazamiento lateral y curvados abiertos,decorados, en su caso, con incisiones, puntillados, pezones ... formando muy diversos motivos decorativos, junto a elemen­tos de bronce, como punzones, y de hueso.

Un momento cultural posterior se atribuye al Bronce Medio-Final, con una ce­rámica similar en formas y decoración, punzones de hueso y una de bronce, restos Óseos humanos y algunos pocos elementos de hierro, representado en el nivel a., so­bre el que se situa ya el nivel r. y en el que se aprecia la transición a los momentos del Hierro, con fragmentos de este metal y la presencia de un vaso de cerámica exci­sa del tipo de los extrapirenaicos, de muy rica decoración.

La datación radiocarbÓnica, como veremos, ha confirmado, por el momento, estas apreciaciones arqueológicas.

Desde el punto de vista arqueológico, pues, estamos ante un yacimiento en cueva bastante típico para estas etapas a las que nos referimos. El vestíbulo de la cue­va fué, durante un largo periodo, lugar de habitación y de enterramiento. Y, dados los hallazgos de restos humanos en otros sectores de la cueva, especialmente en el lla­mado por nosotros Sector B, denominado popularmente "el osario", estamos tam­bién ante una cueva sepulcral que debió servir a tal función seguramente hasta tiem­pos históricos.

En el Sector B (a unos 45 m. de la entrada) se excavaron seis cuadros de las mismas dimensiones que en el Sector A, además de una zona intacta situada en un di­vertículo del lado S.E. del "salón" llamado "el osario". En esta zona intacta, que no­sotros denominamos Frente A, pudimos identificar un nivel arqueológico semejante , por su contenido en materiales, al nivel a. del Sector A, con la presencia sobre el mis­mo de cerámica excisa. Los fragmentos cerámicos de este nivel son semejantes en to­do a los aparecidos en el mismo nivel del Sector A, aunque hacemos notar la ausen­cia de materiales 1 Íticos elaborados y de metal.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 124: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

r

Fundación Juan March (Madrid)

Page 125: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

117

En definitiva, creemos que las fechas radiocarbÓnicas de la Cueva del Asno n.os conducen a la evidencia de una permanencia, más o menos estable, de las gentes del Bronce en las tierras del Alto Duero, con una evidente evolución hacia etapas poste­riores, sin descartar la posibilidad de contactos con otras áreas semejantes en filiación cultural y la pervivencia de la tradición del Bronce hasta la Edad del Hierro e, inclu­so, hasta momentos ya plenamente históricos.

Cronología botánica

Con el fin de intentar una reconstrucción del paisaje floral del entorno del ya­cimiento con base en la identificación del polen contenido en los niveles arqueológi­cos a partir de las plantas actuales, se enviaron las correspondientes muestras al Labo­ratorio de PalinologÍa de León, junto a muestras de flora actual del contorno. Una vez identificadas estas, ha sido posible tomar un número standar de granos, a partir de muestras en una sección estratigráfica vertical y contar el número de cada especie, pudiendo establecerse un porcentaje tipo para cada nivel y especie en particular.

La recogida de muestras se hizo siguiendo las indicaciones del Laboratorio que las estudió y las pautas indicadas por Deenvey (Deenvey, 1944, p . 138 yss), aunque teniendo en cuenta las especiales condiciones que impone una cueva para este tipo de estudios, tal como la posibilidad de que las frecuencias de polen pueden haber sido adulteradas porque los habitantes de la cueva llevaran allí plantas diversas, o porque los animales transportasen polen en su piel, al igual que la acción del viento, trans­portando polen de otros lugares alejados. También es posible que en una cueva, debi­do a los derrumbamientos de rocas, el polen pueda entrar a través de los intersticios y encontrarse varios metros debajo de su nivel verdadero.

Pese a todos estos inconvenientes, que hemos tenido en consideración, los re­sultados pueden ser aceptables como buenos, sobre todo teniendo en cuenta el mag­nífico trabajo realizado en el Laboratorio por el equipo del Dr. F. H. Cramer. En re­sumen, los resultados obtenidos sobre muestras recogidas en el Cuadro e-b del Sector A, son los siguientes:

Nivel r. - Polypodiaceae ... ..... .......... .... ........ .. .... .. .. 54'5º1o Pinus .. ..... ........... ... .......... ...... ............... . 6 '5 " Gramíneas .. .. .......... ..... ... ...... ......... .. ....... . 7 Aspidium? ..... .. .... ... ...... .......... .. .............. 6

Y algún ejemplar de Garyophyllaceae, Betulacesae, Malva y Polypodium.

Nivel a. - Posible Quercus ... ...... .... .... ... ...... .... ...... . Polypodiaceae .............................. .... ....... . Pinus .. ........ ........ .... ...................... ... ..... . . O i psacaceae ......... ... .... .... ........... ...... ... ... . .

7 ºlo 63 10'5 ..

4

Y en cantidades muy pequeñas: pólenes de las familias Liliaceae, Betulaceae, Caryophyllaceae y un ejemplar de Tilia.

Nivel b. -Posible Quercus .... .... .... ......................... 8 ºlo Polypodiaceae .... .. .... .... ... ... .. .. ... ... ......... . 52 Pinus ..... .... .. ..... .. ...... ... .. ... ... .. .. .... .......... 17

Fundación Juan March (Madrid)

Page 126: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

118

Dipsacaceae ... ... .. .... ........ ... ... ... :. ........ .. . 6 '5 "

Y algún polen de Compuestas, Caryophyllaceae , Lil iaceae, Alnus, y Polypodium.

Nivel c . - Polypodiaceae......... ... ..... .... ... ........... .... .. 55 O/o Pinus .. ... ..... ...... ... ....... ... .......... .... .. ... .... . 30 D ipsacaceae .. .. . . . ... .. . .. . .. .. .. . . .. . . . . . .. . . . . . . . . . 5

Y algún ejemplar de Palypod ium y uno de Chenopodiaceae.

Nivel d . -Polypodiaceae .. .. .. ..... ..... .. ..... ... .... .. ... .... . 53'5º/o Dipsacaceae ............... ........................... 5'5 " Gramíneas .. ................... ...... ............... .... 5'5 " Pinus ........ ............................................. 11 ' 5 "

Y algunos ejemplares raros de Caryophyllaceae , Compuestas, Dryopteris y un problemático Juncaceae.

En todos los niveles se observó una cantidad muy pequeña de Gramineas

Hay que hacer notar que el posible Ouercus está mal conservado, lo cual difi­culta sensiblemente su interpretación, problemática incluso con ejemplares en buena conservación .

Los resultados finales en porcentajes se ofrecen considerando como raros todos los palinomorfos que no llegan a un 3º/o.

En cuanto a las Gramineas, hay alguna que tiene una medida parecida al Triti­cum, lo que no excluye la posibilidad de que sea otro género, debido a la semejanza a nivel microscópico de la estructura de los pólenes de la familia Gramineas.

A título informativo y en resumen, dejando el estudio más en profundidad pa­ra el informe oficial de la Memoria, podemos decir que el ambiente que ofrece este estudio es el de un conjunto formado por helechos, pino, cardo, plantas herbáceas y leñosas, hierbas bulbosas y tuberosas en gran diversisdad, posibles avellanos, abedu­les y alisos (las Batulaceae tienen más de 70 especies), tilos, posibles espinacas, acel­gas y remolacha (las chenopodiaceae tienen más de 70 especies) y un conjunto muy variado de hierbas (las Caryophyllaceae tienen más de 2.000 especies), cardo y posi­ble junco.

Cronológicamente la vida del yacimiento se debió desarrollar entre las fases Subboreal (del 2.500 al 700 a. C.) y la Subatlántica (del 700 a la actualidad), de acuerdo con los estudios de Blytt y Sernader, actualizados para Francia recientemen­te por H. de Lumley y su equipo de trabajo (Lum/ey, Renault-Miskovsky, Miskovsky y Guilaine, 1976, pp. 3-16).

Durante la fase Subboreal, más cálida y seca que 1a anterior (Atlántica), se des­arrolla en Europa la encina, haya, abeto, así como una gran variedad de hierbas. Y en el Subatlántico, continúa el desarrollo del haya, especialmente, y del matorral alto y bajo, entre otras. En las regiones mediterráneas, sin embargo, el nuevo clima eviden­cia la degradación paulatina del bosque, ofreciendo en su lugar la t ípica vegetación mediterránea actual. En esto hay algunas variantes en las tierras de mayor altitud, co­mo en el caso de la región soriana.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 127: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

119

En Francia, (zona Atlántica). por ejemplo, el Subboreal se caracteriza por un aumento de la humedad y el desarrollo del pino, olmo, haya y abeto, así como hier­bas muy variadas. Y en Subatlántico, en la misma área, continua el mismo proceso, con algunas variantes, y la modificación de la vegetación por la actividad humana.

El aspecto vegetal de la zona en la que se encuentra la Cueva del Asno, por ser tierra de Meseta y estar a una altitud considerable, presencia la existencia de un bos­que mixto y una vegetación abundante que no desentona en absoluto con lo quepo­demos observar, en términos generales, en otras áreas durante las mismas fases post­glaciares mencionadas.

En este caso, estimamos que la cronología botánica concuerda en su aspecto general con la cronología arqueológica, la radiocarbónica y, como veremos, la geoló­gica y paleontológica.

Cronología paleontológica

El estudio de los restos de la fauna hallada en el yacimiento, realizado en el La­boratorio de Paleontología de la Sociedad Aranzadí ·de San Sebastián, por el Dr. Al­tuna, nos ofrece una variedad de anímales que, en resumen, se puede esquematizar as1 :

Bós tau rus ... .. ............ .. .. .. .. .... .... ... 24 fragmentos

Ovis aries/Capra hircus .. ... ..... .. ... . 61

Sus se ro fa.......... .............. ...... ...... . 1 O Equus caballus ....... ................ ... 9

Cervus el aph us ... .. ...... .. .... ... .... .. 8

Vulpes vulpes .. .......... ...... ..... .. .... 3

Le pus capen sis ........ ........... ... .. .. 7

Oryctolagus cuniculus ... ..... .... ... 3

En definitiva, bóvidos, cérvidos, cáprídos, su ideos, équidos, cánidos y lepÓridos. Ningún ejemplar definitorio del Würmíense estrictamente, sino fauna típica del perio­do al que asignamos el desarrollo cultural de la cueva.

Así, pués, desde el punto de vista paleontológico, existe también una correla­ción cronológica. No obstante, somos conscientes de que resulta arriesgado inferir el cl ima del pasado en los huesos hallados en un yacimiento. Siempre debe reconocerse el hecho de que los huesos habitualmente fueron llevados all Í, en su mayor parte, por cazadores y que no constituyen una muestra total de las especies que rodeaban el lu ­gar. Muchos anímales pueden vivir en una variedad climática, y las especies más sen­sibles acaso no fueran cazadas. También debe recordarse que las inferencias acerca de la tolerancia climática de una especie presuponen que la tolerancia no ha cambiado con el paso de milenios . Si el clima puede deducirse a partir de la fauna , es obvio que la fase climática a la que se refiere debe encajar en una secuencia.

Creemos que en nuestro caso encaja en la secuencia general de la cueva.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 128: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

120

Cronología geológica

Geológicamente y según el informe del Laboratorio de Suelos de la Estación Experimental "Aula Dei" del CSIC {Zaragoza), el conjunto estratigráfico analizado puede agruparse en dos entidades bien diferenciadas; la formada por los estratos r., a. y b.; y una segunda formada por el c. y el d .. Ambos grupos presentan diferencias significativas que podemos resumir así: los colores del paquete de estratos más re­cientes {r., a. y b.) presentan "hues" más amarillos {10YR) que los más antiguos {c. y d .) que tienen un mayor componente rojo (7'5 YR), un contenido de carbonatos más bajo y así mismo unos más altos contenidos en materia orgánica, nitrógeno y fósforo total.

El análisis granulométrico y los parámetros de él derivados indican que no ha habido ningún proceso de clasificación o de selección previo a la acumulación del se­dimento . Los coeficientes de equigranulidad son semejantes para los sedimentos en estado natural y para los descarbonatados. Para el paquete de estratos más antiguo (c . y d .) se nota una mayor abundancia de arenas gruesas en relación a las finas en el sedimento natural que en el descarbonatado lo que podr ía indicar una mayor partici­pación del clastismo frente a alteraciones por disolución en estos sedimentos frente a los más recientes.

Si consideramos el contenido en P total como un Índice de grado ocupación relativo parece que a lo largo de toda la columna estratigráfica se va incrementando el grado de ocupación conforme los estratos van siendo más recientes. Los niveles de P total encontrados se corresponden claramente con los encontrados en otras cuevas española (Los Casares y Zatoya) y son hasta 10 veces superiores a los encontrados en abrigos (Mazaleón y Costalena) .

En los estratos r. y a. se ha apreciado una fuerte contaminación con sales solu­bles destinadas tal vez a la fabricación de polvora o procedentes de abonos minerales, lo cual no resulta extraño ya que la cueva debió ser utilizada por loz cazadores mo­dernos.

Así, pues, también desde el punto de vista geológico existe una correlación cronológica con los demás aspectos que hemos tratado, al comprobar el paralelismo existente entre el indice de ocupación evidenciado por el contenido de P total y el Índice de acumulación evidente desde el punto de vista arqueológico.

Conclusión

Por medio de un estudio de conjunto de los factores determinantes de una eta­pa cronológica, podemos entrever el aspecto global de un yacimiento, de formabas­tante aproximada a la realidad, de tal manera que sea posible aventurar una hipótesis de trabajo valedera, en este caso, para la obtención de una primera conclusión. La importancia de estos estudios es tal que hoy se hace netesaria la realización de este tipo de pruebas comparativas entre los distintos aspectos que puedan servir de guía cronológica para la interpretación de un yacimiento. Está claro que la datación ra­diocarbÓnica, puesta hoy en tela de juicio por algunos autores y, en otras ocasiones, corregida por otros métodos de datación absoluta, no siempre es rotundamente váli­da por sí sola. Es necesaria la confirmación de fechas por otros métodos de datación que puedan ofrecer una visión más completa del fenómeno en estudio, especialmen­te desde el punto de vista arqueológico, sin descartar cualquier otro informe parcial.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 129: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

121

Referencias bibliográficas

AITKEN, M. J. (1961) "Physic and Archeology" New York. "In terscience ...

DEEVEY, E. S. Jr. (1944) "Pollen Analysis and Mexican Archeology" Ameri­can Antiquity. Vol. JO.

DIMBLEBY, G. W. (1969) "Pollen Analysis" en Science in Archaeology. Lon-don.

EIROA, J. J. (1978) "Dos fechas radiocarbónicas para las tierras del Alto Due­ro" "Saguntum" Papeles del Laboratorio de Arqueología de Valencia, num. 13 (en prensa).

HOLE, F. y HEIZER, R. (1977) "Introducción a la Arqueología Prehistórica" Fonde de Cultura Económica. México-Madrid.

LUMLEY, H. de.; RENAULT-MISKOVSKY,J.; MISKOVSKY,J.C.; GUILAI­NE, J. (1976) "Le Cadre Chronologique et Paléoclimatique dy Posglaciaire" En ''La Prehistoire Franc;aise" to //. Editions du C.N.R.S. de Francia-París.

MOLINA, F. y ARTEAGA, C. (1975) "Problemática y diferenciación en gru­pos de la cerámica con decoración excisa en la Península Ibérica" Cuadernos de Pre­historia de la Universidad de Granada. tO. /.

OAKLEY, K. (1968) "Cronología del hombre fósil" Edit. Labor. Barcelona.

SCHMID, E. (1969) "Cave Sediments and Prehistory" en "Sc ience in A rchaeo­logy" Londres.

SCHUBART, H. (1974) "La cultura del Bronce en el Sudeste peninsular" Mis­celanea Arqueológica. XXV Aniversario de los _Cursos de Ampurias. tº. //. Barce­lona.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 130: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 131: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

123

BARCHIN DEL HOYO (CUENCA) Y SUS FECHAS DE C-14

M. Sierra

El yacimiento del que nos ocupamos se sitúa en la Submeseta sur con coorde­nadas 39° 39' 18" latitud norte y 2º 03' longitud oeste, enclavado en la provincia de Cuenca, al final de la Serranía e inicios de la Mancha. Es un poblado con un solo nivel de habitación que hemos situado dentro del siglo IV, de acuerdo con los mate­riales aparecidos en el nivel de incendio del mismo, en las comparaciones estableci­das con otros poblados, como asim Ísmo en las referencias históricas escritas, y que los análisis de Carbono 14 vienen a confirmar.

Recogimos diferentes muestras de madera quemada en lugares diversos, como también trigo contenido en vasijas que aparecen entre restos de cenizas, con idea de poder establecer unas fechas que, al coincidir o no, nos confirmarán o rechazarán nuestra hipótesis de trabajo. El resultado fué positivo como explicaremos tras la ex­posición de los análisis realizados en las muestras:

Barchin 1 :

Barchin 2:

Barchin 3:

CSIC-325 : 2.160 ± 50 B. P. 210 A.C .

CSIC-327 : 2.250 ± 50 B. P. = 300 A.C.

CSIC-328: 2.270 ± 50 B. P. 320 A.C.

La muestra núm. 1, de cereal, fué tomada en la parte inferior izquierda de la cuadrícula D 1 , lado N.O. Junto a un montón de adobes en el nivel de incendio, es­taba la vasija en la que apareció el grano, identificado como trigo por nosotros, junto con tierra. La muestra núm. 2 de madera quemada se recogió en la cuadr Ícula C 1 , a 27 cm. de profundidad, en el lado N.O. La tercera se tomó en el lado derecho del muro que está en el lado S.O. de la zona excavada. Era como la núm. 2 de madera quemada, a una profundidad de 45 cm.

Tenemos, pues, dos grupos de muestras, la número 1 y las número 2 y 3. Se­gún ellas, la conclusión inmediata que se desprende es la destrucción del poblado a fines del siglo 111 determinada por Barchín l. Aquí el trigo, cuya duración en estado

Fundación Juan March (Madrid)

Page 132: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

124

de aprovechamiento es de una cosecha, se encuentra contenido en una vasija lo que implica una fecha de la edad del Carbono 14, que se adecúa al suceso arqueolÓgico, muy segura. En cuanto al otro grupo, la coincidencia de las fechas en las dos mues­tras, tomadas una al norte y otra al sur del poblado, nos proporciona un apreciable grado de fiabilidad, que se traduce en la formación coetánea que tiene la edad del C-14 con el momento en que existe una población en el cerro. Nos situamos, pues, en el siglo IV a. C. con florecimiento pleno en el siguiente en cuyos años finales su­cumbirá.

Las dos fechas más antiguas nos dan a entender la existencia de un poblado desde fines del siglo 1 V con los elementos tí picos de la zona que se deben poner en rela­ción con el pueblo de los olcades, recogiendo seguramente tradiciones culturales de origen muy distinto pero con una clara personalidad propia: asila labor de ataujía de plata sobre materiales de hierro, los motivos decorativos de algunas piezas cerámi­cas a base de elementos geométricos realizados en color rojo vinoso, la ornamenta­ción a base de estampillados y las piezas de barniz rojo de tipo ibérico y tradición anterior. Otros yacimientos de la zona, como Tebar y Reillo, en las inmediaciones de este nuestro, o la más conocida necrópolis de las Madrigueras en su fase más mo­derna nos ayudan a comprender este momento histórico del que también las fuentes escritas, Polibio y Tito Livio básicamente, nos dan alguna infonnación.

La fecha más moderna, 210 a. C., aunque algo baja, parece corresponderse con la destrucción del poblado y, a juzgar por los indicios arqueolÓgicos, el abandono precipitado del mismo tras su incendio. Tanto Polibio como Tito Livio nos hablan de escaramuzas entre Anibal y los olcades y otros pueblos, carpetanos y vacceos, que se enfrentan al general cartaginés tras la campaña de este en la Meseta en 220 a. C. La destrucción de este pequeño recinto, unos 10.000 m2

, cuya vida sin duda debió ser corta, probablemente fué una consecuencia de estas luchas, en conexión también con la, al parecer, desaparición de los olcades como grupo tribal,posiblemente por asimilación cultural a los celtíberos o más improbablemente a los oretanos, tras la guerra púnica. En cualquier caso son escasas las fuentes escritas sobre el tema, como para inclinarse por una solución definitiva y aun es poco lo excavado en el yacimien­to para que la información arqueológica supla a la escrita y resulte concluyente. El interés y la coherencia entre si de las dataciones parecen estar fuera de toda duda y sobre los resultados definitivos de nuestros estudios ya infonnaremos en su día cuando concluyamos el trabajo de campo.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 133: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

125

LA PREHISTORIA BALEAR Y SUS DATACIONES ABSOLUTAS

M. Fernández-Miranda

Gracias en gran parte, a la actividad investigadora desarrollada en los Últimos años en Mallorca y Menorca por W. Waldren, tenemos para estas dos islas, en particu­lar para la primera de ellas, un buen número de dataciones absolutas de C-14 que ha­cen que sea, por el momento, la región española donde en más ocasiones y con mejo­res resultados se ha aplicado este método. (Fernández-Miranda y Wald ren, 1974, Fernández-Miranda, 1978) . Afortunadamente, y salvo algunos casos que comentare­mos por su espectacularidad o novedad, las dataciones coinciden en 1 Íneas generales con las que hasta ahora tenemos realizadas por otros medios, en particular las de tipo estratigráfico, por lo que se puede comenzar diciendo que probablemente Mallorca y Menorca se caracterizan por la casi falta de problemas en la aplicación de este méto­do y la correlación de sus resultados.

Vamos a recordar brevemente los períodos arqueológicos en que nosotros divi ­dimos la prehistoria de Mallorca, para después poder encajar en ellos los diferentes resultados cronológicos. Los primeros indicios que tenemos del poblamiento de las islas se remontan al quinto milenio, sino antes, y están definidos por unos individuos sin cerámica que viven seguramente de la recolecCión y sobre todo de la caza del Myo­tragus balearicus, especie de antilopino aberrante característico de la fauna cuaterna­ria de la isla, cuya extinción seguramente se debe precisamente a haber servido como princ ipal recurso alimenticio, y con toda seguridad el mamífero de mayor tall a y más abundante en la fauna autóctona.

Tras esa primera fase, aún incierta y sobre la que en gran medida no se pueden hacer sino conjeturas, viene otra que denominamos "horizonte de las cerámicas inci­sas", con fechas aproximadas entre 2.000 y 1.800, que se caracteriza sobre todo por unas cerámicas decoradas con motivos geométricos incisos, que en ocasiones parecen recordar a algunas producciones campaniformes y que desconoce la presencia del me-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 134: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

126

tal. La tercera fase, entre 1.800 y 1.300 aproximadamente, la llamamos Bronce pre­tal ayótico y se define por la presencia de Útiles de ese metal, enterramientos en cue­vas artificiales de planta sencilla o alargada y tipos cerámicos equivalentes a los carac­terísticos del Bronce desarrollado del Mediterráneo occ idental. A partir de 1.300 co­locamos la cultura talayótica con sus construcciones en torre sobradamente conoci­das y una división en dos subperiodos, uno más antiguo, entre 1.300 y 700 que equi­vale a un Bronce Final Mediterráneo occidental, y otro reciente , ya con presencia de Hierro , que abarca desde el 700 hasta el cambio de era, momento en que el proceso de ac ulturación iniciado tras la conquista romana de las islas a fines del siglo 11 a. C. parece que ha producido ya la desaparición de la mayor parte de los elementos cultu­rales ind Ígenas, si bien, como veremos, algunas manifestaciones autóctonas continuan desarrollándose incluso tras el cambio de era.

l. Periodización por cronología absoluta.

A. Isla de Mallorca. Para el período más antiguo destacan dos yacimientos: Son Matge, que es bási­

co para estudiar todo el problema de la evolución del poblamiento de la isla, y Mule­ta, cueva cuya importancia mayor es de tipo paleontológico, si bien también tiene da­taciones de interés histórico . La fecha de C-14 más alta que poseemos hasta ahora en Mallorca procede precisamente de este segundo yacimiento y su medición fue QL-128: 57 .000 00 B.P. datación que debe corresponderse con el final del primer in­terglaciar würm iense. La muestra está tomada en el núcleo central de una columna estalagmÍtica que se formó en una brecha de la llamada "cueva inferior", de las que componen el yacimiento, formación estalagmÍtica que, al parecer, ya estaba inactiva cuando el espacio circundante empezó a colmarse. Ello refleja un ambiente húmedo en la isla en el momento equivalente al WÜrm 1/11 continental, pero sin que esa com­paración tenga más sentido que el puramente cronológico dadas las características geológicas y paleoclimáticas del archipiélago.

La col matación del depósito de la cueva inferior, donde los restos de Myotra­gus balearicus son muy abundantes, debió realizarse sin duda de forma lenta y en un ambiente climático muy similar durante bastante tiempo . El depósito está constitui­do en uno de los sectores de la excavación por una ingente aglomeración de huesos de Myotragus balearicus, cuyas dataciones, por el momento, oscilan entre 28.600 B.P. (U.C.L.A. -1704 D), en muestra de huesos de ese animal medida por el método de racemización de aminoácidos, y 5.185 (KN-640 c) en muestra de naturaleza simi­lar medida mediante C-14 . En otro de los sectores se formó junto a la columna una sedimentación tipo "pseudo-varves", con niveles de inundación progresivos que de­muestran un régimen constante de pluvialismo, prob.ablemente de caracter anual, pe­ro del que todavía desconocemos su posible correlación con los niveles datados de manera absoluta mediante el C-14, pues esta zona es totalmente estéril desde el pun­to de vista de la macrofauna. Todo este conjunto de dataciones no tiene, ciertamen­te, interés arqueológico, pero hemos creido interesante incluir aquí algunos comenta­rios que pueden resultar de interés a los estudiosos de la fauna y los cambios climáti­cos cuaternarios en la isla. (Waldren y RossellÓ-Bordoy, 1.975).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 135: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

127

1. El hombre precerámico Los primeros indicios de la ocupación humana de Muleta están fechados en

3.985 (KN-640 d). Se trata de un esqueleto parcialmente conservado (Waldren, 1975, pág. 90) de un tipo sapiens "enterrado" en el nivel de Myotragus balearicus que fe­chamos en 5.185. En Son Matge una fecha de 3.800 a. C. (1-5516) se asocia a un nú­cleo de sílex, otra 4.730 a. C. (QL-29) presenta huesos de Myotragus balearicus con huellas de haber sido cortados y una tercera, 3.870 a. C. (C.S.l.C.-177). parece refle­jar un intento de domesticación de este animal, a partir de un nivel de excrementos de Myotragus balearicus que está cortado por una especie de murete a modo de rudi­mentario redil. Estas dataciones, junto con algunos pobres materiales arqueológicos recogidos en niveles relacionables con ellas, son por el momento los indicios más an­tiguos que tenemos del poblamiento de las islas.

A partir de aquí, las restantes dataciones absolutas que poseemos sirven, de acuerdo con los elementos de juicio arqueológicos y estratigráficos, para establecer la periodización que más atrás esbozábamos y que en 1 Íneas generales queda plantea­da, con sus fechas máximas y mínimas, de la manera que vamos a explicar a continua­ción .

2. Horizonte de las cerámicas incisas

Cuatro muestras resumen básicamente este horizonte . Dos proceden de Son Matge y dieron por resultados 1.720 y 1.870 a. C. (OL-24 y Y-2682); la primera co­rresponde a un probable hogar y la segunda está tomada en el nivel inmediatamente inferior, si bien entre ellas hay, al menos en la zona en que se tomaron las muestras, una capa de concreción calcárea que permite pensar en un espacio de tiempo relati­vamente dilatado entre ambos niveles. Estas dos fechas marcan al 1 Ímite m Ínimo y máximo para este período en cronología absoluta, dataciones que se confirman con las de otros dos yacimientos como Son Gallard, con 1.840 a. C. (Y-5515), o Ca Na Cotxera, 1.800 a.C. (Y-5515), interesante esta Última pues constituye el Único asenta­miento al aire libre que conocemos hasta ahora para este grupo cultural. Las mues­tras de Son Matge fueron de carbón vegetal, y lo mismo de la de Son Gallard ; la de Ca Na Cotxera es confusa y no conocemos con precisión sus datos complementarios (Cantarellas Camps, 1.972 a y b).

3. Bronce pretalayótico.

El hecho de que la mayoría de los yacimientos de esta época, las característi ­cas cuevas artificiales de enterramiento, hayan sido excavados o expoliados hace ya algún tiempo, conlleva el que sea esta una fase en la que escasean las dataciones ab­solutas por falta de muestras. La datación más significativa procede de Son Matge, 1670 a. C. (C.S.l.C.-179). pues otra de Muleta que fue publicada en principio como 1.960 a. C. (Y-2359) ha sido luego rectificada, pasando a 960 a. C. (Stuiver, 1969), fechas ambas que de todos modos en ningún caso coinciden con la arqueológica, pe­ro dada la confusión en los resultados es esta una cuestión que no admite ningún ti­po de consideración por el momento. La otra fecha para esta fase procede de Son Marroig (Y-1856) con el resultado 1.520 a. C. La muestra de Son Matge está real iza­da a partir de carbón vegetal y la de Son Marroig de restos humanos de interpretación muy confusa.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 136: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

128

4. Talayótico /

Para este período tenemos varias dataciones, algunas de gran interés por el sig­nificado histórico que suponen. La más alta, por el momento, es la de Son Servera (P-1438) con 1.310 a. C. que parece confirmar el comienzo en torno a esas fechas de este período con talaiots aislados. De Son Matge hay una fecha, 1.250 a. C. (Y-2667). que tiene el interés de estar tomada en un nivel en el que apareció una espada de po­mo redondo asociada a cerámicas indiscutiblemente talayóticas de la fase antigua ini­cial. La fecha quizá pueda parecer algo alta para estas armas en la zona de Mallorca, pero el tipo de Son Matge, con un botón en la parte superior del disco de la empu­ñadura, es sin duda un ejemplar de fecha alta en Europa, con paralelos entre el Bron­ce Medio y el reciente en modelos italianos y franceses, como, por ejemplo, las espa­das tipo Rovereto (Bianco Peroni, 1.970, lám . 41, pág. 277).

Para la evolución del habitat más antiguo de este período Talayótico 1, las da· taciones de S'lllot, Es Figueral de Son Real y Ses Paises con muy reveladoras. En S'lllot una muestra tomada sobre el suelo (Hv-1716). que debe corresponderse lógi­camente con el inicio del desarrollo del poblado, dió un resultado de 1.130 a. C. mientras que otra, tomada en el nivel inmediatamente superior (Hv-1717). dió 1.010, la misma que tenemos en Es Figueral de Son Real (Y-1856) para un momento de ha­bitat talayótico antiguo que, por causas que desconocemos, se abandona unos años después. Por Último la fecha de Ses Paisses, tomada en un nivel de incendio de la ca­sa núm. 12 (Gif-1247). demuestra la vida del poblado en 950 a. C. Parece pues que, al menos como hipótesis ya que aún son pocas las dataciones que poseemos, los po­

blados mallorquines deben comenzar a desarrollarse en torno al año 1.100 a. C., tras una fase en la que ya existía el talaiot, aislado o en grupo, como lugar de habitación, pero en la que aún no se había llegado a la idea de recinto total o parcialmente amu­rallado que veremos desarrollarse en la isla después, hasta la romanización. Las mues­tras que hemos citado están todas obtenidas a partir de carbón vegetal, con maderas en mayor o menor grado carbonizadas.

La datación más moderna para este período procede, de momento, de Muleta (Sl.-552) con un resultado de 815 a. C. en ambiente de cerámica talayótica no bien de'terminado, pero que parece corresponderse con tipos de la fase antigua asociados a restos de una capra. Muleta, junto con Son Matge, son dos de las pocas excepcio­nes que demuestran la posible utilización de las cuevas en la zona montañosa de la isla como lugar de habitat hasta fechas bien avanzadas.

5. Talayótico 11

Para la fase final de la prehistoria mallorquina tenemos el mayor número de fe­chas. Destaca el lote de Son Matge, con un total de siete dataciones entre 120 a. C. (QL-7a) y 690 a.c. (QL-27). todas ellas obtenidas en ambiente de enterramientos en cal, típicos de esta fase y que aquí se fechan con las cronologías absolutas más extre­mas. Sobre este yacimiento volveremos más adelante a causa de su interés como ejem­plo de aplicación del método a que estamos haciendo referencia.

Junto a las fechas de Son Matge, otras dataciones nos ayudan a dar cronología a distintas actividades de esta fase. Así, en S'lllot la fecha 740 a.C . (Hv-1717),con mate­riales ya de esta fase talayótica 11, nos demuestra la perduración de la vida en un po-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 137: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

129

blado que comenzó a existir en la fase anterior. La fecha de Muleta 230 a. C. (S.1.-651 a) confirma la utilización de la cueva en la zona montañosa como lugar de habi­tat como ya decíamos en el período anterior. Las dataciones de Son Real/ lila deis Porros ( 1-4584 y 1-4524), confirman la coexistencia del tipo de enterramiento de estas necrópolis con las de cuevas con cal, y lo mismo la de Son Maimó, 420 a.C. (OL-144), con sus característicos ataudes en madera.

B. Isla de Menorca

Los trabajos de arqueología prehistórica en la isla de Menorca son mucho más escasos que los realizados en la mayor del archipiélago, lo que explica, en cierta ma­nera, que el número de dataciones absolutas sea hasta la fecha muy bajo, si bien el interés cronológico de las mismas es considerable no solo ya por ser pocas las quepo­seemos sino porque proceden de un mismo yacimiento y fechan muy bien su evolu­ción cultural.

El Único yacimiento del que tenemos fechas absolutas es el de Torralba d' en Salord, estación formada por los restos de un gran poblado en la que venimos traba­jando desde hace algunos años en el sector del recinto de taula y aledaños. Para el re­cinto de taula tenemos dos fechas del mayor interés. Una de ellas (C.S.l.C.-142), con un resultado de 230 a. C., nos data el nivel inferior del recinto, en un ambiente de ce­rámicas campaniense A, Ibérica, gris de tipo ampuritano, ánfora greco-itálica e indí­gena hecha a mano. La otra (OL-1 .090) diÓ como resultado 150 d . C. y está tomada en una capa de carbón vegetal que en algunas zonas cierra por arriba el nivel 11, fecha el abandono antiguo de la construcción antes de que comiencen a derrumbarse las pa­redes del recinto y nos demuestra la continuidad en el uso de este recinto religioso en un momento ya bien avanzado de la romanización, uso que se confirma por la presen­cia en el nivel 11 de cerámicas augústeas y otras producciones del siglo 1 de la era .

Las otras dos dataciones de Torralba d' en Salord plantean una problemática diferente. Una de ellas (OL-1089) diÓ como fecha 890 a. C. a partir de una muestra de huesos de animales tomada en una concavidad de la roca recubierta por el suelo , en parte artificial, que sirve de base al recinto de tau la en algunos sectores. La otra (OL-1164) proporcionó un resultado de 880 a. C. para un nivel con cerámica talayó­tica de una construcción colocada inmediatamente al sur del recinto de taula y arra­sada en parte al construirse este. El interés de estas dos fechas estriba en que en el actual momento de los trabajos parece confirmar que el recinto de tau la está cons­truido sobre otro edificio más antiguo destruido para levantar el más moderno.

Estas son las cuatro Únicas dataciones menorquinas. A la espera de continuar los trabajos en Torralbad' en Salord y de que otros yacimientos proporcionen nue­vos datos absolutos: ei interés de estas fechas está claro al permitirnos comprobar, enlazándolas en cierto modo, una estratigrafía vertical con otra horizontal que por el momento nos facilitan los Únicos datos seguros que tenemos en Menorca para una aproximación a la evolución de su prehistoria a partir de una información científica con elementos bien demostrables desde el punto de vista arqueológico .

11. Observaciones sobre la aplicación del método a la prehistoria balear.

La utilización de los sistemas de cronología absoluta ha venido , en los Últimos años, a modificar en un gran número de casos los planteamientos que los arqueólo-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 138: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

130

gos ten Íamos de nuestras secuencias históricas documentadas exclusivamente a par­tir de los métodos de periodificación que podríamos llamar tradicionales. En nues­tro ·país, la aplicación de estos nuevos sistemas de datación es aún relativamente es­casa, si la comparamos con otros de entre los europeos e incluso de fuera del conti­nente . A esta escasez de información se une el que, salvo en contados casos, la pues­ta en práctica de programas de datación absoluta de manera sistemática ha brillado por su ausencia y, por lo general, lo que se ha hecho ha sido obtener fechas de forma aislada para tal o cual yacimiento y en cada caso siempre en un número muy corto de análisis. Si a ello unimos el desconocimiento, también en muchos casos, de las fe­chas erróneas debido al recelo, por parte de algunos especialistas, para su publicación, los errores que frecuentemente se observan al comparar diferentes publicaciones de un mismo análisis, y, sobre todo, las equivocaciones que los prehistoriadores come­ten, en muchos casos, a la hora de interpretar los resultados por desconocimiento profundo de los principios en que se basa el método y aún de sus expresiones en los resultados, veremos que el panorama de aplicación de este sistema de datación en Es­paña es, por el momento y en general, pobre y propicio para generar frecuentes erro­res a la hora de la utilización de sus resultados.

En el estado actual de la investigación, los sistemas de datación absoluta de la­boratorio parece que deben ser dirigidos a fechar seriaciones estratigráficas claras, con lo que no hacemos sino recordar el principio genérico de que la cronología abso­luta, metodológicamente hablando, debe aplicarse tras la obtención de la relativa, o, en los casos en que las columnas estratigráficas no son posibles, utilizar el sistema en conjuntos de yacimientos con similitudes tipolÓgicas claras para de esta forma poder conocer la amplitud cronológica de una determinada cultura o fase característica a partir de varios puntos distintos. Aplicando en una de estas dos direcciones los méto· dos de datación absoluta es como se consigue su mayor utilidad, y ello implica la ne­cesidad de que existan adecuadas programaciones de investigación centradas sobre temas relevantes, huyendo del muestreo aislado o aleatorio, del que en la Península Ibérica tenemos demasiados ejemplos, que por un lado son poco Útiles al proceso de la investigación arqueológica, pero que por otro, además, ha provocado que en los Úl­timos años algunos especialistas se hayan dedicado, invirtiendo el proceso lógico de toda investigación prehistórica, a real izar sistematizaciones de supuesto valor históri­co exclusivamente a partir de fechas de cronología absoluta, sin analizar a fondo la problemática de cada una, su contexto arqueológico, sus posibles interpretaciones di­ferenciadas, etc. consiguiendo, eso si, una forma muy sencilla y cómoda de hacer sín­tesis que para nosotros no significa más que lo que puede seguirse de una serie de fe­chas colocadas en orden numérico.

Hacemos estas consideraciones previas porque, pensamos, pueden servir de in­troducción a la valoración de un yacimiento, el de Son Matge, dentro de la isla de Mallorca, que sin duda es ejemplo claro de como debe ser usado .el método del C-14 en el estudio de una secuencia arqueológica. No es el Único ya de nuestro país con muestreo abundante pero si uno de los mejor documentados y sobre el que vamos a hacer las consideraciones metodológicas que consideramos más adecuadas.

Son Matge es la clave, por el momento, de la evolución histórica de la prehisto­ria mallorquina. Se trata de un abrigo rocoso, situado en las primeras estribaciones de la zona alta de la isla, en las inmediaciones del pintoresco pueblo de Valldemossa,

Fundación Juan March (Madrid)

Page 139: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

131

donde un equipo dirigido por W. Waldren lleva ya varios años dedicado a su estudio. Hasta ahora se han obtenido un total de dieciocho muestras y todas ellas, menos .una que luego comentaremos encajan perfectamente con el esquema que hasta ahora te­nemos de lo que fué la prehistoria de Mallorca.

Un primer lote de siete fechas tomadas en el llamado corte estratigráfico fron­tal (Férnández-Miranda y Waldren, 1.974, fig. 1 núm. 1 a 7) data con todo detalle la evolución de tres niveles con enterramientos en cal propios, como ya hemos dicho, de la fase final de la cultura talayótica. Las muestras fueron tomadas personalmente por Waldren y los análisis fueron hechos por M. Stuiver. Los resultados no pueden ser más espectaculares ya que pese a alternarse en los muestreos materias distintas, el carbón y la cal , la solución de las siete mediciones encaja perfectamente con la se­rie estratigráfica, teniendo en cuenta, además, que estas siete muestras fueron las Úni ­cas analizadas y que por lo tanto no se trata, en los resultados, de un muestreo selec­cionado por los datos abtenidos. La muestra núm . 1(QL-7a) tomada en el nivel 1, a 15 cms. de profundidad, diÓ un resultado de 120 a . C. Inmediatamente bajo ella, la nº 2 (QL-11 c). tomada en una 1 Ínea de carbón que separa los estratos 1 y 11 de cal, diÓ el resultado de 220 a. C .. Las nº 3 y 4 (QL-9 y QL-1 a), tomadas en el nivel 111, dieron respectivamente 250 a. C. y 280 a. C., la primera situada a -30 cms. y la segunda a -50 cms. La muestra nº 5(QL-5 c) son unos carbones que como en el caso de la nº2 formaban una pequeña capa separando esta vez los estratos 11 y 111; su resultado fue 290 a. C. Por fin, las no 6 y 7 (QL-2o y QL-11). tomadas en el estrato 111, que es el Último que presenta enterramientos en cal, a 90 cms. de profundidad pero en puntos separados, dieron respectivamente los resultados 620 y 750 a. C.

La característica forma de enterramiento en cal del Talayótico 11 consiste, abre­viadamente, en disponer los cadáveres, aparentemente sin ningún orden, dentro de gruesas capas de cal en las que también aparecen los ajuares, formando todo una ma­sa compacta y muy dura, que dificulta notablemente la individualización de enterra­mientos y ajuares en la excavación. Son Matge presenta tres niveles de esta clase de enterramientos y las dataciones dadas permiten hacer algunas consideraciones sobre su utilización como necrópolis. El nivel cimero manifestó en superficies materiales augústeos. Suponiendo que las fechas obtenidas de los niveles de carbón que separan los estratos sean puntuales, al menos -lógicamente- más que las de los propios estra­tos, tendríamos que pensar en unos doscientos años de duración en la utilización del estrato 1, de manera continuada, y u nos 120 para el uso del estrato 11 . Las fechas ob­tenidas en los propios niveles a partir de cal, muestran en parte, esa continuidad del uso y manttenen una lógica cronología lineal según la profundidad que fueron toma­das. El estrato 111, sin embargo, parece estar demasiado alejado cronológicamente de su inmediato superior. Ciertamente hay treinta centímetros de distancia entre las muestras nº 5 y las 6 y 7 pero si comparamos esa norma con la cronología/distancia estratigráfica de los niveles anteriores vemos que la distancia continua siendo, al pa­recer, excesiva. Sin embargo este problema puede tener una solución bantante lógica , que planteamos al menos como hipótesis general para casos similares de datac ión ab­soluta . Descartado el posible hiatus entre los entratos V y V 1, del que, al menos en la excavación, no hay ningún indicio, es interesante fijarse que las muestras 6 y 7, am­bas obtenidas en el mismo estrato y a la misma profundidad, pero en diferente pun-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 140: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

SO

N M

AT

GE

. M

uest

ras

de C

-14.

Mue

stra

Nat

ural

eza

Perfi

l Es

trato

R

esul

tado

B.P

. C

onve

rsió

n A

.C.

Perio

do c

ultu

ral

QL-

7a

Cal

Fron

tal

1 2.

070

±120

12

0 T

alay

otic

o 11

QL

-11

c C

arbó

n y

cal

Fron

tal·

1/1

1 2.

170

±100

22

0 T

alay

otic

o 11

QL-

9 Ca

l Fr

onta

l 11

2-20

0 ±1

00

250

Tal

ayot

ico

11 Q

L-1a

Ca

l Fr

onta

l 11

2.23

0 ±1

00

280

Tal

ayot

ico

11 Q

L-5

c C

arbó

n Fr

onta

l 11

/111

2.24

0 ±

70

290

Tal

ayot

ico

11 Q

L-2o

. C

arbó

n Fr

onta

l 111

2.

570

±100

62

0 T

alay

otic

o 11

QL

-11

Cal

Fron

tal

111

2.70

0 ±

80

750

Tal

ayot

ico

11 Q

L-98

6 H

ueso

s an

imal

es

? ?

2.82

0 ±

50

870

Tal

ayot

ico

1 Y

-266

7 C

arbó

n Fr

onta

l IV

3.

200

±100

1.

250

Tal

ayot

ico

1 C

SIC

-180

C

arbó

n N

E/SW

11

1/IV

3.48

0 ±

80

1.53

0 Pr

etal

ayót

ico

CSI

C-1

79

Car

bón

NE/

SW

IV

3.62

0 ±

80

1.67

0 Pr

etal

ayót

ico

QL-

24

Car

bón

Fron

tal

VII

3.67

0 ±1

00

1.72

0 C

erám

ica

inci

sa

Y-2

682

Car

bón

Fron

tal

VIII

3.

820

±120

1.

870

Cer

ámic

a in

cisa

C

SIC

-178

C

arbó

n N

E/SW

IX

3.

980

±170

2.

030

Myo

tragu

s ba

lear

icus

Q

L-98

8 C

arbó

n ?

? 4.

650

± 9

0 2.

700

? 1-

5516

C

arbó

n Fr

onta

l X

IV

5.75

0 ±1

15

3.80

0 M

yotra

gus

bale

aric

us

CSI

C-1

17

Excr

emen

tos

de

M. B

alea

ricus

N

E-SW

XI

5.

820±

360

3.87

0 M

yotra

gus

bale

aric

us

QL-

29

Hue

sos

de M

. B

alea

ricus

N

E/SW

X

II 6.

680±

120

4.73

0 M

yotra

gus

bale

aric

us

Obs

erva

ción

: Pa

ra l

a co

rres

pond

enci

a en

tre l

os d

os c

orte

s es

tratig

ráfic

os c

itado

s en

el c

uadr

o, té

ngas

e en

cue

nta

que

el ni

vel

IX d

el pe

rfil f

ront

al e

quiv

ale

al ni

vel

11 de

l pe

rfil

N E/

SW.

-w N

Fundación Juan March (Madrid)

Page 141: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

133

to, presentan ciento treinta años de diferencia entre si. A un lado las oscilaciones en los sistemas de medición, que pueden en parte explicar esa diferencia, es necesario pensar que el tipo de acumulación de cal que se extiende en capas por cada estrato del yacimiento puede representar oscilaciones notables de fecha, debido a la utiliza­ción en extensión de cada plano de ocupación de la necrópolis. Si en un perfil que en su punto más extenso mide seis metros y medio puede haber entre dos muestras una variación de ciento treinta años, no parece entonces muy extraña, la distancia de las fechas obtenidas en las dataciones 6 v 7 respecto de la no 5.

La muestranº 8 (Y-2667) del mismo perfil estratigráfico está tomada en la ba­se del estrato IV, a 120 mes. de produndidad. Es un nivel que en algunas zonas está formado casi exclusivamente por carbón, lo que parece indicar un momento de incen dio de notable intensidad a juzgar por la potencia que presenta, pero en ciertas zonas se diversifica, con una capa de tierras que contiene materiales carámicos de la fase ta­layótica 1 y la espada de pomo macizo que ya hemos comentado; algunos bloques desprendidos sobre este nivel, en la zona de la visera del abrigo, que ocupan el lugar correspondiente al nivel superior, parecen confirmar, junto con el incendio que se trata de una fase de abandono de, al menos, esa zona del yacimiento, pues la fecha QL-986, 870 a. C. demuestra que la separación cronológica entre los estratos 111 y IV de la zona en estudio no puede hacerse extensible a todo el abrigo. Es, no obs­tante sorprendente este salto en la datación entre esos dos estratos, máxime si tene­mos en cuenta que los niveles que se corresponden a la fase talayótico 1 son de habi­tación y no parece entonces muy lógico que la zona interior del abrigo sea precisa­mente la que no se use. Es uno de los problemas que plantea la aplicación del C-14 a Son Matge y nosotros creemos que una posible explicación puede ser el que la utili­zación del estrato 111 en sus inicios haya supuesto una cierta remodelación del perfil original. A este efecto, notamos que el estrato V, con cerámicas pretalayóticas pero del que no tenemos datación absoluta, asciende notablemente en el perfil ya citado en la zona inmediata a la pared del abrigo, donde se situa casi superficial mente y lue­go, ya fuera del abrigo hay una notable acumulación de materiales que pueden inter­pretarse como un reacondicionamiento de la zona a fin de facilitar la colocación de la primera capa de enterramientos en cal. Sería una especie de fosa abierta en el sue­lo y ella habría provocado la reducción de la potencia del estrato cuestionado.

Las dos siguientes dataciones del yacimiento, siguiendo el orden cronológico que llevamos, también merecen algún comentario. Están tomadas en otro de los per­files estratigráficos del yacimiento, el denominado NE/SW, pero su correspondencia con el anterior está perfectamente documentada desde el punto de vista de la suce­sión estratigráfica. (Fernández-Miranda y Waldren, 1974, fig. 2, nº 15 y 16). Se tra­ta de las muestras C.S. l.C-180 y 179; la primera está tomada en la 1 Ínea de separa­ción de los estratos 111 y 1 V del corte citado, formada por carbón vegetal, que 1 imita

Fundación Juan March (Madrid)

Page 142: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

134

un estrato pretalayÓtico, el IV, de otro Talayótico antiguo, el 111. Su resultado fue 1.530 a. C., fecha que va bien si el nivel de carbón se pone en contacto con el estrato inmediatamente inferior, lo que parece lógico. Representa algo más de trescientos años de antigüedad sobre la muestra Y-2667, cuya equivalencia corresponde al estra­to 11 del corte NE/SW. La segunda diÓ 1.670 a. C., en muestra tomada en la zona me­dia del nivel IV también a partir de carbón vegetal y en un indiscutible ambiente de cerámicas pretalayóticas. El interés de estas dos dataciones, a la luz de lo que venía­mos diciendo en el párrafo anterior, queda fuera de toda duda al demostrar la validez del método en relación con la periodificación estratigráfica incluso cambiando de per­fil para el muestreo, pues ya es sabido que en ocasiones estos desplazamientos en la columna de obtención de muestras puede suponer alteraciones notables en los resul­tados a causa de la presencia de distintos elementos contaminantes o de su alteración en la intensidad de la contaminación, sobre todo en abrigos vivos de estructura calcá­rea y con exudaciones frecuentes (Férnández-Miranda y Moure, 1.974, pág. 316) .

Volviendo al corte frontal, las muestras nº 9 y 1 O del croquis citado, que seco­rresponden ya con el horizonte de las cerámicas incisas, han dado los siguientes resul­tados: la más alta, QL-24, situada a 200 cms. de profundidad, en el estrato VII, diÓ 1.720 a. C., mientras que la posterior, Y-2682, procedentes del estrato V 111 y situada a 250 cms. de profundidad, diÓ 1.870 a. C. Ambas son fechas que encajan muy bien con la sistematización arqueológica en uso y con la seriación cronológica que venimos manteniendo .

A partir de esa fecha, las siguientes dataciones, vinculadas ya a la presencia de Myotragus balearicus, plantean una serie de cuestiones del máximo interés para la pro­blemática de la ocupación más antigua de la isla, Hasta ahora todas ellas estaban to­madas en niveles que desconocían el uso de la cerámica, pues para todos los autores el horizonte de las cerámicas incisas, al que ya hemos aludido, venía siendo interpre­tado como el más antiguo de esa clase en Mallorca. Sin embargo, una reciente data­ción, cuyo estudio definitivo en conexión con la estratigrafía del yacimiento está aún por hacer, nos viene a provocar la posibilidad de que en fecha más alta existan ya ce­rámicas en la isla, lo que por otro lado no parece ilógico pues, al contrario, lo que si resulta bastante incomprensible es que la producción cerámica no llegue a la isl a an­tes del año 2.000 a. C. La muestra, OL-988 con una datación de 2.700 a. C. está aso­ciada a un estrato por debajo de los que contienen cerám icas incisas, en el que apare­cen restos de recipientes 1 isos que, grosso, modo, parecen recordar perfiles de tonele­te tipo Cortaillod. Se trata de una datación que está aún en estudio por W. Waldren y que, de confirmarse, nos plantearía el primer problema importante en la interpreta­ción del yacimiento. En efecto, en un nivel que suponemos más moderno por su da­tación absoluta , C.S.l.C .-178 : 2.030 a. C., no aparece ningún tipo de cerámica y lo mismo ocurre en los que le rodean , todos ellos con restos de Myotragus balearicus e indicios de poblamiento -esa misma fecha, 2.030, data unos posibles hogares en los que aparecen huesos de Myotragus balearicus quemados y con huellas de haber sido descarnados- cuestión esta que desarrollaremos a continuación . Queda de todos modos planteado el posible conflicto que nos ocasiona la fecha OL-988, a la espera de la documentación arqueológica complementaria bien conocida e interpretada.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 143: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

135

Junto con la muestra C.S.l.C .-178, otras varias de Son Matge nos sirven para plantearnos el tan debatido tema del hombre precerámico mallorqu Ín . En el denomi­nado corte estratigráfico frontal repetidamente citado, tenemos una muestra a partir de carbón, 1-5516, obtenida en el estrato XIV y a 325 cms. de profundidad, en un horizonte que es el más bajo de un paquete de estratos bastante horizont.ales que en todos los casos contienen restos de Myotragus balearicus. El resultado de la datación,

con un núcleo de sílex como Única intromisión de posible origen humano, es 3.800 a. C., fecha muy próxima a la de la muestra C.S.l.C.-177, también de Son Matge pero procedente del corte NE/SW, tomada en el estrato XI de ese perfil que se correspon­de con el inmediatamente inferior al XIV del otro corte, cuyo resultado fue 3.870 a. C. en un ambiente de acumulación de huesos de Myotragus balearicus, y dentro de un estrato en el que da la sensación que se intentó meter a este animal en una espe­cie de rudimentario redil, probablemente con afán de domesticación, afán que sabe­mos resultó fallido, según se desprende de su posterior pero rápida extinción. La tex­tura granulométrica de este nivel XI del corte NE/SW, su coloración, bien distinta del precedente, y sobre todo la presencia de abundantes piedras formando el estrato, in­dica con bastante claridad la existencia de un cambio climático, con el suficiente fria como para producir una acumulación de pequeñas lajas desprendidas del techo del abrigo, fenómeno que debe durar algo más de unos mil años, entre 3.870 a. C., que es la ya citada fecha del estrato XI, y desde algo antes de 4.730 a. C., muestra OL-29, tomada casi en la base del estrato XI 11, a 375 cms. de profundidad. Por debajo un ni­vel de arenas parece indicar nuevamente una sedimentación lenta en ambiente más se­co y dulce. Este fenómeno de gelifracción durante un período bastante prolongado podría significar la existencia de una oscilación térmica en la 1 Ínea de los "suelos he­lados" que durante el Pleistoceno parecen sustituir en las zonas altas de Mallorca a los fenómenos glaciares propiamente dichos .

Estas fechas de Son Matge, con el tope por el momento en 4.730 a. C., nos pro­porcionan alguna información sobre el posible primer poblamiento del hombre en Mallorca a que más atrás aludíamos. El nivel fechado en 4.730 a . C. está formado, entre otros elementos, por una acumulación notable de Myotragus balearicus con huellas de cortes artifü:iales en muchos de sus huesos. En el nivel que se data 3.870 a. C. es donde, como ya dijimos, parece haber indicios relativamente claros de un proceso de domesticación y en el que se fecha en 2.030 a. C. no hay duda sobre la existencia de huesos de ese animal cortados, quemados y con huellas de haber sido descarnados. Esta Última fecha es, por otro lado, la más moderna que tenemos para la presencia de la especie en la isla, pues en las que se meten en el segundo milenio el antilopino ha desaparecido ya . Con estos datos y los de Muleta más antiguos ya cita­dos parece que no cabe duda que, en el actual estado de la investigación, el C-14 nos permite plantear una hipótesis muy verosimil que resumimos de la siguiente manera. En los primeros años del quinto milenio algunos hombres llegan a la isla, sin que se pueda descartar que lo hagan de manera casual, y aprovechan por vez primera la car­ne de este animal como elemento de subsistencia mediante la caza; unos años des­pués, ya en el cuarto milenio, se intenta la domesticación de la especie, o cuanto me­nos una predomesticación consistente en encerrar algunos animales en un rudimenta­rio redil, experimento que sin duda fracasa pues el Myotragus balearicus vuelve a ser cazado hasta los Últimos años del tercer milenio, fecha en que parece que el hombre

Fundación Juan March (Madrid)

Page 144: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

136

provoca su extinción en Mallorca. Señalemos. por Último, como elemento de apoyo para estas altas cronologías, la datación del posible "enterramiento" de Muleta, de­nominación impropia pues se trata de unos restos muy rodados, fechado en 3.985 a. C. (KN -640 d), pues otra muestra que diÓ un resultado más alto, 8.735 a. C., no es fiable a causa de la escasa cantidad de hueso utilizada en el análisis.

111. Planteamientos de caracter general deducidos de la aplicación del C-14 en la Isla de Mallorca.

El escaso número de muestras que tenemos procedentes de la Isla de Menorca, que no admite muchas más observaciones de las ya hechas, ha determinado que cen­tremos nuestros planteamientos generales a partir de la mayor de las Baleares, parti­cularmente desde las deduciones que se siguen del yacimiento de Son Matge como ejemplo de unidad de estudio estratigráfico/cronológico, y del conjunto de las esta­ciones arqueológicas restantes que facilitan, según hemos mostrado ya, la periodiza­ción absoluta dentro de un territorio que por su caracter insular está perfectamente determinado desde el punto de vista geográfico. Las conclusiones sobre esta segunda posibilidad de aplicación del método de datación que nos ocupa aparecen ya de ma­nera clara en la parte de sistematización previa que realizamos páginas atrás para la prehistoria de Mallorca . Parece por lo tanto innecesario volver a ocuparse aquí del te­ma, salvo, quizá, insistir en el carácter de estudio unitario de un ambiente territorial forzosamente restringido, lo que facilita la solución del engorroso problema de la de­terminación de áreas geográficas en el estudio de la arqueología prehistórica. El tra­bajo sobre Islas como Mallorca de tamaño relativamente reducido no cabe duda que proporcionan al investigador una primera base sólida de estudio, como es la fijación exacta de un ámbito físico, cuestión ésta que dificilmente es trasladable a áreas terri­toriales de mayor envergadura. Vaya en nuestro descargo el considerar que es esta una ventaja entre un cúmulo de dificultades derivadas también del propio factor de insularidad que no aparecen, lógicamente, cuando se estudian grupos culturales en contextos territoriales de amplitud mayor.

Más interés tienen, sin duda, los planteamientos y ?bservaciones que se pueden derivar de un yacimiento como Son Matge, sobre el que hemos centrado nuestro tra­bajo por las razones ya expuestas. Decíamos más atrás, haciendo un planteamiento que calificábamos de principio genérico, que la datación absoluta por medios quími­co-físicos tiene un especial sentido cuando las fechas que proporciona están estructu­radas de acuerdo con una columna estratigráfica clara. En Son Matge, si exceptua­mos la cuestión de la muestra OL-988 cuya problemática ya quedó expuesta, todo el sistema de cronología absoluta descansa y confirma la relativa a partir de niveles ar­queológicos o paleontológicos. Vamos a fijarnos, a modo de ejemplo pero también de proyección sobre casos más generales, en algunos de los puntos que a nuestro jui­cio revisten una mayor importancia.

En primer lugar podíamos hablar de la coordinación que se produce, dentro de un mismo yacimiento, entre resultados obtenidos a partir de muestras tomadas en di­ferentes perfiles de una excavación . Según se desprende de lo que hemos expuesto, y con las problemáticas concretas que hemos ya analizado, el que en Son Matge se ha­yan intercalado muestras procedentes de puntos diferentes no interrumpe en ningún

Fundación Juan March (Madrid)

Page 145: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

137

caso la seriación, lo que ya de por si constituye una observación interesante pues en otros yacimientos ocurre con cierta frecuencia que esos cambios en la toma de mate­rial para analizar provoca modificaciones en el resultado. (Fernández-Miranda/Moure, 1974).

El segundo punto son las divergencias de resultados entre laboratorios, que en algunos métodos, como por ejemplo la corrección dendrocronolÓgica de resultados de C-14, ha mostrado variaciones notables en los resultados (McKerrel, 1975. a, pág. 85) . En Son Matge hemos utilizado cuatro centros distintos, si bien uno de ellos de manera más intensiva, y el intercalado de muestras de diferentes laboratorios, siste­ma éste de estudio que se puso en práctica de forma deliberada, diÓ resultados satis­factorios, aunque por razones obvias de tipo económico no hemos podido, como hu­biera sido nuestro deseo, llegar a simultanear muestras idénticas, pues ello hubiera encarecido notablemente esta fase de investigación en el yacimiento.

La tercera y Última observación se refiere a la naturaleza de las muestras toma­das. En el abrigo de Son Matge se tomaron muestras de cal, carbón vegetal, huesos de Myotragus balearicus, excrementos de este mismo animal y huesos de animales diver­sos sin clasificar. En total cinco tipos distintos, que pueden ser seis pUes en una oca­sión se mezcló carbón vegetal y cal por imposibilidad de obtener la cantidad mínima exigible del primero. Lógicamente siempre que se pudo se eligió el carbón, por ser el elemento más idóneo según todos los tratadistas, pero la inclusión de otros tipos de muestra se hizo de manera intencionada a fin de comprobar posibles irregularidades. La inclusión de la cal como muestra fue sugerida por Stuiver, que estaba interesado en experimentar con ella en horizontes asociados a otra clase de muestreo. Por las mismas razones que exponíamos en el párrafo anterior, no se hicieron tomas simul­táneas de un mismo nivel, salvo en el caso de las muestras (OL-20 y OL-11, que como se recordará están tomadas en un mismo nivel y a la misma profundidad pero en pun­tos relativamente distanciados del perfil. La muestra de carbón, en este último caso, 750 a. C., dió ciento treinta años más de antiguedad que la realizada a partir de la cal con lo que, como hipótesis hasta que tengamos más elementos de juicio, puede plantear­se que al menos entre estos dos elementos no prevalece la tesis ultimamente desarro-1'1ada por elgunos colegas, sobre todo en dataciones del Neol Ítico de Francia meridio­nal, acerca de la menor antigüedad de las muestras de carbón respecto de las restan­tes. A partir de los datos de Son Matge nos atrevemos a proponer la hipótesis de la igualdad y correlación de resultados desde una serie de muestras de distinta naturale­za, lo que por supuesto no significa hacer este planteamiento extensible a cualquier tipo de muestra pues sabemos que está ya comprobado que ciertas materias, por ejemplo las conchas (Thommeret, 1976), presentan oscilaciones notables respecto de dataciones obtenidas a partir de carbón vegetal.

Estas son, de forma resumida, las tres conclusiones de caracter general que creemos de mayor repercusión para la problemática en que nos movemos, dentro del conjunto de deducciones y planteamientos hipotéticos de nuevo cuño que se pueden esbozar a partir de la información que hemos manejado desde un yacimiento bien concreto. Sin duda alguna, ciertas observaciones entre las que hemos hecho a lo largo de las 1 Í neas precedentes, deben ser aún ampliamente discutidas antes de darles la ca­tegoría de genéricas. Somos conscientes de que yacimientos de la importancia de Son Matge no son frecuentes en nuestro país y que tampoco en la mayoría de los casos se

Fundación Juan March (Madrid)

Page 146: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

138

puede contar con los medios que el equipo excavador del abrigo posee. En todo caso hemos querido exponer aquí, para ser sometidas a discusión, cuantas conclusiones_. e hipótesis se nos ocurren en el momento de la redacción de estas líneas. No cabe duda que la velocidad con que avanzan los sistemas de estudio entre los que se encuentra el C-14 probablemente desarbole en poco tiempo algunas de las consideraciones que anteceden, pero creemos que el interés de lo que hasta ahora se ha logrado en la Isla de Mallorca en la aplicación del C-14 como método de datación absoluta está fuera de cualquier discusión y puede ser un buen ejemplo que sirva, cuanto menos, para .marcar una pauta a seguir en este tipo de investigación_

Apéndice: Correcciones y calibraciones de las dataciones C-14 del yacimiento de Son Matge (Valldemossa, Mallorca).

En el cuadro adjunto recogemos una serie de correcciones y calibraciones a par­tir de las dataciones C-14 vida media 5.568 años, estimación que es la que hemos uti­lizado siempre hasta ahora siguiendo el esquema clásico de interpretación de resulta­dos propuesto por Libby y universalmente aceptado_ Sin embargo, como es sabido, en los años siguientes a las primeras sistematizaciones y hasta nuestros d Ías algunos investigadores han contestado parcialmente al sistema de Libby en lo que respecta a la vida media del C-14 o en sus estimaciones absolutas como resultado de comparar­las con otras, particularmente las obtenidas por medios dendrocronolÓgicos o con las fechas históricas egipcias, o de valorar alteraciones recientes en la atmósfera que, al parecer, pueden afectar la regulación del C-14 en los seres vivos. Con las principales de estas sistematizaciones (McKerrell, 1975 b, pág_ 110 y ss) hemos elaborado una ta­bla comparativa redondeando, para facilitar su comprensión, las fechas de Son Matge según períodos culturales y de acuerdo con una estimación fecha más alta/fecha más baja para cada uno de ellos, y sobre las equivalencias resultantes (véase cuadro) vamos a hacer un breve comentario. Obviamente interesa señalar que, aunque en algunos ca­sos las dataciones de Son Matge sean representativas del comienzo o del final de un período cultural en Mallorca en otras ocasiones SÓio responden a la fecha de documen tación de esos horizontes en el yacimiento, por lo que las equivalencias que se apun­tan no deben interpretarse de manera absoluta en lo que se refiere a la periodización general de la prehistoria de la isla, cuya síntesis ya se esbozó con alguna argumenta­ción de tipo arqueológico y cronológico 1 Íneas atrás. No se trata, por consiguiente, de establecer equiparaciones cronológicas de valor absoluto, aunque en ocasiones se planteen así las hipótesis, sino de analizar a partir de un yacimiento con periodiza­ción cultural bien fechada mediante C-14 los posibles factores de variabilidad crono­lógica según resultados que no sean exclusivamente los procedentes de la estimación C-14 vida media 5.568 años.

El grupo más moderno de fechas, culturalmente pertenecientes al período que llamamos Talayótico 11 ó reciente, queda comprendido en Son Matge entre 100 y 750 a. C. La cronología arqueológica que nosotros venimos proponiendo para esta fase de la prehistoria insular abarca un período de tiempo similar, si bien alcanzando por su lado más bajo la romanización -en el propio Son Matge hay un nivel superfi­cial con materiales augústeos que no está datado por C-14 pero que confirma esa ba­ja cronología- y con la posibilidad de que la fecha límite de 750, pueda elevarse lige-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 147: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

139

ramente, hasta finales del siglo VIII a. C. Ocurre, por consiguiente, que los resul­tados de las distintas calibraciones, a excepción de la fecha obtenida con C-14 vida media 5.730 años, que podría ser aceptada como 1 Ímite, y la fecha más baja de la ca­libración histórica egipcia, resultan excesivamente altos. El resto de las correcciones, todas ellas dentro del siglo IX y algunas incluso acercándose al X a. C., son, de mo­mento, indefendibles a partir de la clasificación de los elementos arqueológicos de es­te período.

Para el período Talayótico 1 o antiguo el problema queda planteado en términos simi­lares. Las fechas para su momento final, que en Son Matge no está datado absoluta­mente resultarían, por comparación con las que se siguen de la datación en nuestro yacimiento, excesivamente altas. Para su inicio, la fecha 1.250 de Son Matge, que ya nos plantea en si misma algún problema por su contexto arqueológico, aunque resul­ta aceptable, se elevaría, en la mayoría de los casos, por encima de la mitad del segun­do milenio a. C., lo que resulta totalmente inverosimil para el material arqueológico que data en el correspondiente nivel. Si consideramos que para el inicio del período Talayótico 1 aún existe otra fecha más alta procedente del talaiot de Son Servera (P-1.438: 1.310 a. C.), con la que algunas de las correcciones irían a parar por enci­ma de 1.600 a. C., esa falta de verosimilitud, siempre a partir de la comparación esti­maciones absolutas/estimación desde los materiales arqueológicos, parece ser aún ma­yor. Sin embargo no deja de ser interesante observar que estas elevaciones en la data­ción del inicio de las construcciones talayÓticas, como es el caso citado de Son Serve­ra, aproxima la fecha de las construcciones en torre de Mallorca a las de Córcega, que ali í se datan a partir de 1.550 a. C. dentro del período torreano 1, según las recientes clasificaciones de la prehistoria corsa, siempre en constante revisión, que equivale a un Bronce Medio incial algo tardío. Conviene indicar, no obstante, que en Córcega y en ese momento las torres son siempre lugares de culto o de enterramiento y solo pa­san a utilizarse como habitación o como establecimiento defensivo en épocas poste­riores. Las hasta ahora altas fechas de Córcega no quedarían así aisladas en el ámbito cultural del Mediterráneo insular occidental, pero convienen no olvidar por un lado la distinta funcionalidad señalada para los monumentos corsos respecto de los ma­llorquines, que parecen ser siempre construcciones de habitación/ defensa, y por otro la similitud entre Cerdeña y Mallorca tanto en fechas como en el tipo de utilización de las estructuras en torre. Estas diferencias y similitudes en un área geográfica relati­vamente pequeña son todavía cuestiones a estudiar que solo tendrán una interpreta­ción coherente y generalizada cuando conozcamos mejor los paralelismos interinsu­lares que por el momento no han sido nunca adecuadamente tratados aunque si abor­dados en innumerables ocasiones.

Las fechas que definen en Son Matge el horizonte cultural del Bronce pretala­yótico no tienen apenas interés desde el punto de vista que estamos abordando en es­te apéndice. Son dataciones muy centrales para el ámbito cultural en cuestión y por tanto imposibles de tomar como referencia a la hora de establecer una problemática cronológica global de 1 Ímites de datación. Ello unido a que carecemos de otros resul­tados para este per Íodo, la fecha de Son Marroig Y-1856 : 1 .520 a. C. entra dentro teóricamente de la cronología de este horizonte pero su contexto arqueológico es impreciso, hace que no podamos plantear cuestión alguna sobre esta fase en lo que se refiere a las estimaciones cronológicas comparativas que estamos tratando. Unicamen-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 148: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

SO

N M

AT

GE

Perio

dos

y C

alib

raci

ón

Cro

nolo

gía

con

Vid

a M

edia

C

orre

cció

n C

orre

cció

n C

orre

cció

n C

alib

raci

ón

Cor

recc

ión

Cro

noló

gica

V

ida

Med

ia

5.73

0 Su

ess

Wen

dlan

d y

Swits

ur

Mas

ca

Den

droc

ro-

His

tóric

a 5.

568

Don

ley

noló

gica

Eg

ipci

a

Tal

ayót

ico

11 {

100

159

60 D

C/1

30 A

C 16

4 14

0 70

/120

60

/180

-

700

777

870

894

888

850/

880

850/

890

770/

830

Tal

ayót

ico

1 {

850

931

1.07

0 1.

082

1.04

2 1.

020

990/

1.02

0 93

0/1.

000

1.25

0 1.

343

1.51

0 1.

589

1.55

6 1.

520/

1.5

60

1.52

0/1.

560

1.43

0/1

.540

p 1

, .

{ 1.

550

1.65

2 1.

7 60/

2 .0

40

1.97

4 1.

942

2.00

0/2

.220

1.

970/

2.06

0 1.

700/

1.8

20

reta

ayo

t1co

l .

650

1.75

4 2.

090

2.10

2 2.

094

2.11

0 2.

080/

2.1

10

1.85

0/1

.970

Cer

ámic

as

{ 1.

700

1.80

6 2.

120

2.16

7 2.

147

2.14

0 2.

090/

2.14

0 1.

910/

2.0

40

Inci

sas

1.85

0 1.

960

2.18

0 2.

359

2.34

2 2.

120/

2.29

0 2.

180/

2.35

0 2.

170/

2.31

0

Myo

tragu

s }

2.05

0 2.

166

2.51

0 2.

615

2.65

1 2.

610

2.52

0/2

.580

2.

510/

2.67

0 B

alea

ricus

? 2.

700

2.83

5 3 .

400/

3 .4

90

3.43

2 3.

425

3 .4 7

0/3

.400

3.

350/

3.5

00

-

Myo

tragu

s }

3.80

0 3.

967

4.58

0 4.

707

4.64

0 4.

590

4.62

0/4.

700

-B

alea

ricus

Gru

pos

cultu

rale

s de

Son

Mat

ge c

on f

echa

s re

dond

eada

s a

parti

r de

las

dat

acio

nes

abso

luta

s C

-14

vida

med

ia 5

.568

año

s y

corr

ecci

o­ne

s m

ás h

abitu

ales

. (M

cKer

rel,

1975

b, p

ágs.

11 O

y ss

).

~ o

Fundación Juan March (Madrid)

Page 149: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

141

te indicar, quizá, que las correcciones a la fecha más alta de Son Matge, exceptuando la lograda con la estimación de C-14 vida media 5 .730, se colocan siempre por enci­ma de 2.000 a. C., fecha que no parece pueda ser aceptada si mantenemos, como creemos debe hacerse a partir de los materiales arqueológicos, la relación entre este momento cultural balear y el horizonte de tipo argárico antiguo, que no parece que en ningún caso de los conocidos admita una cronología tan elevada.

Para el grupo de las cerámicas incisas la fecha más alta de Son Matge, que he­mos redondeado en 1.850, tiene un gran interés. Prescindimos de la datación baja que es más confusa en su relación con materiales arqueológicos y que, aunque está clasificada también dentro del panorama inciso, es posible que corresponda a una fa­se ya avanzada del mismo, quizá dentro de lo que denominamos bronce pretalayó­tico, donde algunos yacimientos continuan manifestando sobre sus cerámicas motivos incisos sencillos que no son, sin duda alguna, más que reflejos de los que aparecen en la época anterior.

Una fecha en torno a 1.850 a. C. con cerámica incisa es por el momento la da­tación más alta para este grupo cultural que nosotros venimos individualizando siem­pre en Mallorca partiendo del hecho de que, si bien en ciertos aspectos formales la decoración de estas cerámicas se puede acercar a tipos campaniformes, la ausencia de metal asociado a ellas les da una evidente personalidad que no puede ligarse al otro grupo, donde el metal es un elemento, a nuestro juicio destacable y definidor. Las correcciones y calibraciones para esta fecha de Son Matge dan resultados siempre por encima de 2.000 a. C., a excepción de la obtenida a partir de la corrección C-14 vida media 5.730 que se acerca también a esa fecha, con 1.960 a . C., disparándose en algu­nos casos incluso por encima de 2.300 a. C. La calibración histórica egipcia de sitúa entre 2.170 y 2.31 O, fechas que no van mal para un horizonte de tipo campaniforme, si bien las bajas que se obtienen a partir de la cronolog Ía vida media 5.568 también son aceptables (Harrison, 1.977, págs. 95 y ss.). Por supuesto, insistimos en que no queremos hacer equivalente_de manera absoluta ambos horizontes culturales, pero si suponer que el de Mallorca debe recoger o influencias directas del otro o formarse a partir de un proceso de ambiente mediterráneo sincrónico con elementos culturales similares. Las fechas de Son Matge que estamos usando quizá resulte incluso algo ba­ja para el grupo en cuestión, pues la de Ca Na Cotxera (Y-5515: 1.800 a. C.) parece que se refiere ya a un momento posterior al de la presencia del tipo de cerámica inci ­sa en el yacimiento, si bien hay que tener en cuenta que se trata de una excavación con grandes dificultades, según se desprende de la memoria correspondiente, que no soluciona la problemática planteada de forma satisfactoria (Cantarellas Camps, 1972 a y b). A partir de 2.050 las dataciones están ya relacionadas con la cuestión del hom­bre precerámico y la extinción del Mvotragus balearicus, temas ambos sobre los que no existen elementos comparativos de tipo arqueológico que puedan usarse para con­firmar o contradecir las fechas que las correcciones proporcionan. Sobre el hombre "precerámico" la información es aún muy escasa, tanto en el caso de Muleta como en el de Son Matge, y si bien su existencia parece probada no hay, por ahora, elementos de juicio suficientes que nos permitan otra observación que no sea la de su aparición en la isla. Sobre el Mvotragus ba/earicus solo podemos defender la tesis de su extin­ción por el hombre pero desconocemos con precisión cual fué su origen y evolución, si bien todo parece indicar una dilatada vida a lo largo del cuaternario mallorquín.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 150: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

142

En síntesis, y de acuerdo con lo que hemos expuesto en las líneas precedentes, creemos que puede esbozarse el siguiente planteamiento para las correcciones y cali­braciones de los resultados C-14 vida media 5.568 de las muestras y resultados proce­dentes de Son Matge. La cronología arqueológica derivada de los elementos materia­les de cultura que documentamos dentro de la isla parecen coincidir con las estima­ciones C-14 vida media 5 .568; esta coincidencia cronológica puede hacerse extensi­ble a las dataciones de C-14 vida media 5.730, pues sus resultados, en principio, son considerados aceptables por nosotros, si bien en algunos casos resultan algo forzados. Para algunos problemas de relación exterior de fenómenos culturales entre Mallorca y fas otras islas del Mediterráneo occidental, ciertas estimaciones cronológicas más elevadas pueden ser consideradas hipotéticamente, si bien partiendo siempre de la ba­se de que, hasta el momento, carecen de confirmación arqueológica en las Baleares y obligan a fechar, a nuestro juicio, excesivamente alto algunos materiales. En esta idea, las correcciones Suess y las calibraciones Masca, normalmente estas en sus estimacio­nes más bajas, parecen ser las más aceptables, pese a que en algunos casos cueste tra­bajo engarzarlas culturalmente. Junto a ellas tenemos la calibración histórica egipcia, que como suele ser habitual proporciona fechas casi siempre algo más altas que las obtenidas a partir del C-14 vida media 5 .568 (McKerrel, 1.975 a, tablas 15 y ss.), pe­ro que en sus estimaciones bajas, dada la amplitud en que se mueven, puede ser com­parable a las dos citadas, acercándose incluso más que ellas a los resultados vida me­dia C-14 5.568 y 5.730 y a las que nosotros proponemos desde el punto de vista es­tratigráfico y arqueológico. En una posición intermedia que dan las correcciones ba­sadas en mediciones de origen dendrocronolÓgico, que unas veces se disparan en sus resultados y otras, sin embargo, se acercan a ponderaciones similares a las tratadas. La falta de un Índice de correlación entre todas ellas impide la estimación conjunta y, en principio, los dos sistemas basados en las estimaciones de la vida media del C-14 parecen ser los más convenientes para Mallorca. Ello no basta para que nos haya pa­recido interesante recoger en este apéndice las distintas correcciones como plantea­miento puramente metodológico que sirva para su posible inclusión en trabajos de mayor amplitud destinados a aclarar la problemática de las variaciones en los resulta­dos C-14 en su aplicación a fechas recientes ..

Referencias bibliográficas

BIANCO PERONI, V. (1970): Le spade nell' Italia continentale. Priihistoris­che Bronzefunde. A bt. IV, l. Munich.

CANTAR ELLAS CAMPS, C. (1.972 a): Cerámica incisa en Mallorca. Palma de Mallorca.

CANTAR ELLAS CAMPS, C. (1.972 b): Excavaciones en Ca Na Cotxera (Mu­ro, Mallorca), en No ticiario A rqueológico Hispánico. Prehistoria, 1.

FERNANDEZ-MIRANDA, M. y MOURE, J. A. (1.974): Verdelpino (Cuenca): Nuevas fechas de Carbono-14 para el Neolítico peninsular, en Trabajos de Prehistoria, 31, PÚKS. 3 11 y SS .

Fundación Juan March (Madrid)

Page 151: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

143

FERNANDEZ-MIRANDA, M. y WALDREN, W. (1.974): El abrigo de Son Matge (Valldemossa) y la periodización de la prehistoria mallorquina mediante los análisis de Carbono-14, en Trabajos de Prehistoria, 31. págs. 297 y ss.

FERNANDEZ-MIRANDA, M. (1.978): Secuencia cultural de la Prehistoria en Mallorca. Biblioteca Prehistórica Hispana XV (en prensa).

HARRISON, R. J. (1.977): The Bell Beaker Cultures of Spain and Portugal, en American School of Prehistoric R esearch, Bull. 35.

McKERREL, H. (1.975, a) : Correction Procedures for C-14 Dates, en Radio· carbón: Calibration and Prehistory (T. Watkins, editor). Edinburgh, pág. 4 7 y ss.

McKERREL, H. (1.975, b): Conversión of Standard C-14 Dates to tree-ring years: comparative data, en Radiocarbon: Calibration and Prehistory (T. Watkins, editor) Edinburgh, pág. 11 O y ss.

STUIVER, M. (1.969) : Yale Natural "Radiocarbon" Measurements, en Ra­diocarbon, 11 , 2.

THOMMERET, J. (1.976) : Difficultés d'interprétation des dates C-14 mesu­rées a partir des coquilles marines, en U.I.S.P.P. , IX Co ngres Nice, colloque 1 (préti­rage), págs. 160 y ss.

WALDREN, W. y ROSSELLO-BORDOY, G. (1.975): Excavaciones en la cue­va de Muleta (Sóller, Mallorca), en Noticiario Arqueológico Hispánico . Prehistoria, 3, págs. 7 3 J SS.

WALDREN, W. (1.975): Excavaciones en la cueva de Muleta (Sóller, Mallorca). Introducción, en Waldren, W. y Rosselló-Bordoy, C. y a citado.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 152: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 153: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

145

DATACIONES C-14 PARA LA PREHISTORIA

DE LAS ISLAS CANARIAS

C. Martín de Guzmán

Los estudios arqueológicos en las Islas Canarias están recorriendo una fase in­termedia que, de una parte, se aleja positivamente de los trabajos subjetivos de la época romántica y, de otra; se aproxima al modelo de lo que actualmente se entien­de por arqueología científica. Este cambio de rumbo ha sido impulsado desde la Uni­versidad de La Laguna y Museo Canario de Las Palmas, en base a la disposición de nuevos recursos humanos extraidos de las jóvenes promociones de investigadores, formados en el departamento de Arqueología de aquella facultad, y a la aportación de otros estudiosos que períodicamente trabajan en las islas, procedentes de otros centros de investigación .

A la vieja idea de una cultura unitaria o pancanaria que los publicistas y divul­gadores denominaron "guanche" en su conjunto y en sentido genérico para todas las islas, se va imponiendo la noción más compleja de una arqueología plural y diferen­ciada en el sentido de que cada isla es un mundo en si misma. Es más; el aislamiento ha sido lo suficientemente intenso como para generar fenómenos singularns, en gra­do tal que cada ambiente insular queda perfectamente distinguido. En esta marcha hacia la diferenciación han intervenido dos fac!_ores principales :

1. Las bases culturales, no siempre coincidentes. 2. Los elementos particulares de cada secuencia cultural.

En el estado presente de los conocimientos, y antes que gravitar en la Órbita de las generalizaciones, convendría intensificar el estudio por islas, y en algunos casos -y dentro de una misma isla- insistir en las sub-áreas geográficas y en el control verti­cal del espacio; es decir, en los distintos pisos altimétricos que en las islas son los res­ponsables de diferenciaciones ecológicas (y culturales) notables, si bien es cierto que en Lanzarote y Fuerteventura, por la uniformidad topológica y climática, el control vertical no puede ser aplicado , pero en el resto de las unidades insulares es factor pri-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 154: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

146

mordial. Los microclimas geográficos parecieran ser, de alguna manera, los motivado­res de otros tantos microclimas culturales. Estos Últimos deben interpretarse de acuer· do, no a los criterios "secuencias" de la cultura sino dentro de una serie de respues­tas simultáneas inscritas en un mismo segmento cronológico .

La problemática cronológica y las fechas radiocarbónicas en el Archipiélago Canario:

La arqueología prehistórica de las Islas Canarias, divagó por los caminos del in­tuicionismo romántico hasta bien entrado el siglo XX. La falta de estratigrafías era en gran parte responsable del estado invertebrado de la prehistoria insular. Uno de los primeros intentos de ordenar cronológicamente el váriado cúmulo de materiales, se debe, en primer lugar, a Pérez de Barradas, quién intenta incorporar la prehistoria canaria al conocimiento científico de su época y establecer las oportunas correlacio­nes. En base al método tipológico distingu Ía las siguientes etapas:

l. Primeros asentamientos: Correspondientes al "Neolítico Pleno", y que se caracteriza por los "concheros", los picos de piedra, y una cerámica burda, sin pintar.

11. "Cultura de las Cuevas": Caracterizada, como su nombre indica, por el hábitat en cue­vas y que trae consigo la práctica de la momificación . A este horizonte habría que asi­milar los grabados rupestres no alfabetiformes, ciertos tipos de cerámica más tardía y las hachas pulidas de cloromelanita. Su portador cultural se denomina "Proto-guan­che", y llega al Archip iélago alrededor del 2.500 B.C ..

111. Las invasiones camitas: Primera invasión : Con aportación de la ganadería, religión monoteista. Pareciera

que se trata de pastores con matriarcado.

Segunda invasión : Aportan estructuras arquitecturales y los elementos tifinagh, así como las necrópolis en túmulos. A ella se debe el florecimiento de la cultura de Gran Canaria, además de las bases anteriores con las que se combina. Al parecer, llega a la isla en tiempos tardíos. Ya en plena época histórica. Probablemente con posterio­ridad al siglo V de la era actual (Pérez de Barradas, 1939, p. 34) .

En 1 í neas generales, y bajo esta Óptica, los datos parecieran recomendar una cronología tard Ía . Así, por ejemplo, las asas-pitorroº tan características de la cerámi­ca de Gran Canaria (y sin entrar en la discusión de sus remotos orígenes orientales) aparecen en el área andaluza como elemento contextual del Neol Ítico tard Ío, e ini­cios del Bronce, aunque ligada a la "cultura de las cuevas" . Por poner una cifra re­donda, estaríamos en una fecha en torno al 2.000 B.C.

Sobre esta impresión de modernidad ya se han pronunciado otros investigado­res. En este sentido Fusté: "De todos modos, las primerns fechas obtenidas para la prehistoria canaria mediante el método del carbono radioactivo afianza más bien la impresión de que los túmulos de Galdar sean más recientes que las cuevas del inte­rior. En efecto, según se dijo ya, el más importante de dichos monumentos funera­rios, el denominado de La Guancha, se ha fechado hacia el año 1.082 de nuestra Era, mientras que las determinaciones efectuadas con objetos procedentes de algunos ya­cimientos del interior, lo sitúan entre los siglos 111 al V 111 de la misma. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las fechas indicadas se refieren a un solo dato de una so­la cueva, por lo que no cabe generalizarlo a todo el período de su utilización y, mu-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 155: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

147

cho menos, a todas las cuevas existentes en cada una de las localidades donde se ha­llan emplazadas" (Fustií, 1962, p. 101).

La carencia de cronolog ías se intentó paliar con procedimientos no estricta­mente radiocarbÓnicos. Así, se ensayó, pero sin grandes resultados, el estudio geocro­nolÓgico de las terrazas pleistocénicas canarias, donde las pocas existentes, por su ca­rácter volcánico, dislocamientos, o coberturas posteriores, hicieron poco viable las conclusiones positivas. Dentro de este programa pstrocinado por El Museo Canario y la Fundación Wenner-Gren de New York, figuraban los trabajos de Zeuner sobre geo­logía y la contribución de Gerda Miess, sobre los trabajos en piel .

Hasta 1970, las fechas radiocarbÓnicas logradas en los yacimientos canarios se limitaban a las islas de Tenerife y Gran Canaria. En la primera y gracias a los esfuer­zos de L. Diego Cuscoy, se había accedido, además, a una síntesis cultural valiosa (Cusca y, 1968) . Pero hay que confesar que sin estratigrafías claras, y sin fechas ab­solutas que jalonaban el proceso, era muy difícil garantizar el orden de la secuencia cultural sin caer en teorizaciones e hipótesis más o menos razonables pero, a la postre tre, subjetivas. Además, la potencia temporal de estas cifras manejadas para Tenerife no cubrían ni siquiera un milenio . Las fechas, todas dentro de nuestra Era, iban del 690 al 1.450. El mismo Cuscoy queriendo remediar esta "modernidad" , e intuyendo una mayor antiguedad y arcaismo de materiales en El Hierro, excava la cueva funera­ria de Hoyo de los Muertos, pero no logra, en el sentido occidental y europeo que se le da al término, obtener una fecha "prehistórica". El C-14, en aquella oportunidad no fué más generoso. Los restos se dataron en el 750 d . C.

Por lo que se refiere a Gran Canaria, la más compleja y rica desde el punto de vista arqueológico, las muestras datadas apenas sumaban la media docena, y si alguna conclusión podía obtenerse, era la de la diferenciación de dos ambientes culturales:

- La Cultura de las Cuevas: En el interior (Acusa y Guayadeque) . A este am­biente corresponde la fecha más antigua, 292 d. C.

- La Cultura de los Túmulos: Con establecim ientos costeros y estructuras se­mi-urbanas. El Gran Túmulo de La Guancha se fechó en 1082 d .C.

Hace ya casi 20 años que se obtuvieron aquellas fechas y en base a ellas se sigue articulando la dicotom Ía cultural que, al menos tipolÓgicamente, es visible en la isla . Las excavaciones no han proporcionado ninguna nueva posibilidad . Una de las oca­siones desaprovechadas y que hubiese esclarecido muchas de las oscuras zonas de la prehistoria isleña, fue la excavación de urgencia de la Cueva Pintada de Gáldar. Tam­poco allí se pudo fechar el contexto claramente asociado de cerámica pintada-cuevas­decoradas-sellos pintaderas-idolillos, que constituyen lo que nosotros hemos denomi­nado "Cultura de la Cueva Pintada". En las recientes excavaciones -aún en marcha­del Valle de Guayedra y Los Caserones tampoco se han podido localizar muestras idóneas; pero es de esperar que, en breve, se logre precisar la cronología de las estruc­turas arquitecturales de piedra seca asociadas a la misma cerámica pintada de la Cu e­va Pintada, y que, evidentemente, evoca claras resonancias mediterráneas. La varie­dad cultural de Gran Canaria demanda un tratamiento muy minucioso; pues, quizá más que ante una larga sucesión de culturas estemos ante un complejo cultural (un auténtico bricolage) que concibe en J.m mismo territorio y en un mismo tiempo a pe­sar de las lógicas interinfluencias. Nuevas excavaciones -científicamente controladas-

Fundación Juan March (Madrid)

Page 156: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

148

en las inmediaciones de la Cueva Pintada podrían cont ribuir a desatar el nudo gor­diano de la arqueología grancanaria . Como ya advirtiera Beltrán (1974). se hace di-f Ícil explicar la "resistencia" hasta pleno siglo XV, de unos repertorios culturales do­cumentados en el Egeo en el V milenio antes de Cristo .

Para la Isla de La Gomera, las recientes excavaciones dirijidas por Pellicer, y los trabajos de J. Francisco Navarro, en la célebre Fortaleza de Chipude, no han pro; porcionado, al parecer, los resultados que las espectativas de antiguedad presagiaban. Sin embargo, aún es prematuro pronunciarse sobre su cronología. En el mismo senti­do de "excavaciones en curso" se encuentran los trabajos de Lanzarote ("Palacio de Zonzamas") y Fuerteventura ("La Atalayita"). Hasta el momento, desconocemos; si han sido obtenidas fechas radiocarbónicas.

Hasta el momento en que redactamos estas 1 Íneas, la contribución más impor­tante de los Últimos años, ha tenido como marco la Is la de Tenerife. Las investiga­ciones de campo iniciadas por Pellicer en 1970, dieron como resultado la localiza­ción de la Cueva de La Arena (Barranco Hondo). En ella se ha podido obtener una estratigrafía (2 metros de potencia total). y varias fechas radiocarbÓnicas que han su­puesto un interesante avance en la ordenación cultural , pero que, al mismo tiempo, ha abierto otros nuevos interrogantes. En una potencia de 2 metros, fueron distin­guidos cuatro niveles que correspondieron a otros momentos de ocupación de la gru­ta. Aún cuando los datos no son lo suficientemente expl Ícitos, ha quedado bien cla­ro que la cueva fue habitada, sucesivamente, a lo largo de 700 años (desde el siglo VI B.C. al siglo 11 de la Era), pero desconocemos quienes fueron sus inquilinos (Pe-

1/icer, 1976). En síntesis, la secuencia cultural ha quedado articulada del siguiente modo:

Nivel 1: 540 ± 60 B.C. Precerámico local. "Comedores de lagartos" Nivel 11 : 20 ± 60 B.C. Cerámica. Pico-vertedero. "Tabonas" . Cápridos. Nivel 111: Aparición de los molinos circulares.

Nivel IV : 150 ± 60 B.C. Intensificación de los molinos circulares.

La ubicación de un nivel "precerámico local" (Nivel 1), con restos de hogares y huesos de lacerta (Lacerta Sthelini Symoni) pareciera indicar la existencia de un Ho­rizonte Arcaico (o Precerámico) , entendido al menos adscrito a algunos de los grupos humanos que habitaron la isla. La primera cerámica está documentada a partir del Ni­vel 11, con un elemento tan evolucionado como el pico-vertedero . En 1 Íneas genera­les, los fragmentos estudiados responden a una factura burda. No obstante Pellicer habla de unos 12 tipos, con predominio de los diseños globulares y semiesféricos (Pe-

1/icer, 1976).

Reclama la atención y plantea nuevas preguntas la ausencia de cerámica de fondo cónico, elemento típico de la arqueología de Tenerife . Quizá la explicación más razonable habría que recabarla a partir de la existencia, para Tenerife también, de culturas diferentes. Es decir, que en un mismo momento pudieron convivir, en un área "los comedores de lagartos" y en otra los grupos pastoriles portadores de los cuencos de fondo cónico . La ausencia de las célebres cuentas segmentadas quedaría explicada a partir del criterio funcional. Si se trata de un hábitat doméstico no es pues raro que las mismas esten ausentes, pues, generalmente, aparecen asociados a ambientes funerarios.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 157: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

149

En el extremo opuesto de las tabulaciones cronológicas suministradas por el Carbono 14, se encuentran las fechas correspondientes a la Isla de La Palma. Des­pués de las excavaciones llevadas a cabo en El Humo y Bel maco, muchas de las espe­ranzas se han vuelto a desvanecer y, para resumirlo en dos palabras, nuestra arqueo­logía canaria ha vuelto a "entrar en crisis" ( Hernández, 1977) . Todas las fechas obte­nidas corresponden a la Era actual, con el insólito caso de que algunas llegan hasta el XVI 1, modernidad repudiada por sus investigadores. En síntesis, y controlando am­bas excavaciones (El Humo y Belmaco), se han podido distinguir cuatro fases princi­pales y sucesivas:

l. Fase Inferior

Fechas radiocarbónicas :

En Belmaco :

En El Humo:

800 d . c. 880 d. C.

1.350d . C.

Los rasgos determinantes de esta cultura serían la dieta alimentaria preferentemen· te marítima. La cerámica de tendencia cilíndrica con ausencia de fondos cónicos y de· coración con metopas, y las sepulturas en cuevas con ritos de cremación.

11. Fase Media (inferior)

Fechas radiocárbónicas:

En Belmaco:

En El Humo:

970 d. C.

1.350d. c. Cerámicas de tendencia cilíndrica y globular, con decoración en bandas en relieve,

con acanaladuras horizontales (para los tipos cilíndricos) y ovas alargadas (para los ti· pos globulares) .

111. Fase Media (superior)

Cerámica de tendencia globular y semi-circular. Decoración en acanaladuras y semi­círculos encajados. Bordes reentrantes. El portador de esta cultura, según M . Hernán· dez, habría que comprenderlo a partir de: "El escaso número de paralelos africanos, tanto en cerámica como grabados, y la abundancia de los atlánticos europeos nos lleva a formular la teoría de que este segundo grupo humano procede del Atlánt ico , con fe· chas de arribada que no podemos precisar, situándolas en torno al tránsito del 11 al 1 milenio a. C. Esta gente podía haber arribado a La Palma desde el Atlántico, con esca· la en Africa, o haber llegado a ambas zonas independientemente (Hernández, 1977) , p . 87). Ya hemos apuntado, en otras oportunidades, que nos parece más cercano remitir los paralelismos alos yacimientos africanos del N .T.S . (Tilemsi, Sudán) o incluso a los motivos de Caf That el Gar, estudiados por Tarradell .

IV. Fase Superior

Fechas radiocarbónicas :

En Belmaco :

En El Humo :

1.020d . C.

1.690d . C.

Cerámica de tipología globular y semicircular, con intensa decoración impresa e in· cisa, que generalmente cubre la casi totalidad de la superficie externa de la pieza. Los fondos quedan lisos sin decorar. Tipos similares estan documentados en el N.T.C., an· tes de la introducción del vasco campaniforme . No obstante , y para ejemplificar su am· plitud cronológica, en el continente las fechas van desde el 4 .280 B. C. (en Baie d ' Etoi· le) al 261 d . C. (en Oum Arouba). Ambos yacimientos en Mauritania. El hábitat de es· ta población sigue siendo las cuevas. Desconocen la agricultura y su economía recurre

Fundación Juan March (Madrid)

Page 158: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

150

a la depredación (frutos silvestres, rizomas de helechos etc.) La fauna asociada a este nivel es la cabra, el cerdo y la oveja. Pareciera que se trata de una población berberófa­na (de las "invasiones camitas" de Pérez de Barradas), llegada a la Isla después de la ro­manización de A frica del Norte, pues ya conocen el molino circular. No obstante, su nivel y repertorios culturales nada tienen que ver con la denominada "Cultura de los Túmulos" de Gran Canaria, con un desarrollo semi-urbano, y resultado y sincretismo de otras culturas y tradiciones que operan en la isla de Gran Canaria.

Conclusiones

1. Hasta el momento, solo para las tres islas principales (Tenerife, Gran Canaria y La Palma) se posee un registro de medidas radiométricas. El mismo, lejos de ser ex­haustivo, apenas ha contribuido a articular la secuencia cultural que, en principio, se ofrece con cifras recientes y con escasa profundidad cronológica.

2. Estos datos, aún insuficientes, parecieran apuntar a la idea de una relativa mo­dernidad del poblamiento del Archipiélago.

3. Frente al carácter bajo, de las fechas, se contrapone la morfología arcaica de los repertorios. Tanto la cerámica como su industria 1 Ítica remiten a correlaciones que no habría ningún inconveniente en remontar más allá del 11 milenio a. C., um­bral provisional en torno al cual se sitúan las primeras oleadas que alcanzan estas islas del occidente africano.

4 . Cada isla actúa como un "mundo aparte". Los elementos distintivos están más acentuados que los "pancanarios". No obstante, en todos ellos se denota una tenden­cia al arcaismo y hacia las circunstancias derivadas del aislamiento geográfico y cultu­ral.

5. Las islas menores aún no han proporcionado fechas radiocarbÓnicas suficientes como para trazar el cuadro mínimo de relaciones. Es muy probable que en este senti­do, las excavaciones en curso (especialmente en Zonzamas, Lanzarote) arrojen luz so­bre estos casi insolubles problemas.

6 . No hay que descartar que factores tan presentes y activos en el Archipiélago, incluso en tiempos recientes, como el vulcanismo o la radioactivación de los suelos, sean los responsables de la contaminación de las muestras y, en consecuencia, alte­ren los resultados radiométricos obtenidos en los laboratorios. En este sentido, y pa­ra paliar en lo posible las dudas, convendría multiplicar las muestras sometidas a con­trol y enviarlas a distintos centros, con el fin de corroborar o desaprobar los resulta­dos.

7. Sin pronunciarnos sobre la más o menos antiguedad del primitivo poblamiento de Canarias, no hay ningún inconveniente para aceptar las supervivencias marginales de muchos de sus elementos a lo largo de los siglos, incluso milenios. La etnología de las culturas ameríndias, australianas o africanas nos ha recordado que un tipo de arte­facto puede seguir utilizándose durante dos o tres mil años, e incluso formar parte de los ajuares de los pueblos sub-actuales. Así las fechas recientes, especialmente las de la Isla de La Palma, volverían a cobrar sentido sin menosprecio alguno hacia su mo­dernidad.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 159: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

151

Referencias bibliográficas

ACOSTA MARTINEZ, P. y PELLICER CATALAN, M. (1976). Excavaciones Arqueológicas en la Cueva de La Arena (Barranco Hondo, Tenerife). En: Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 22, pp. 125-184. Madrid-Las Palmas.

ALMAGRO GORBEA, M. (1970). Las fechas C-14 para la prehistoria y la ar­queología penínsular. En: Trabajos de Prehistoria. Nueva Serie, Vol. 27, pp. 9-43. Apend. IX "Islas Canarias", pp. 29-30. Madrid.

ALMAGRO GORBEA, M. (1970). Algunas observaciones sobre el método del Carbono 14 y la correlación de la escala convencional a base de la dendrocronología. En: Trabajos de Prehistoria. Vol. 32, pp. 318-328.

BELTRAN, A. (1974). Cuestiones sobre la cronología de la Cueva Pintada de Gáldar (G. Canaria}. En: Zephyrus, T. XXV, pp. 309-320.

DIEGO CUSCOY, L. (1968). Los Guanches. Vida y cultura del primitivo ha­bitante de Tenerife. Publicaciones del Museo Arqueológico. Núm. 7. Santa Cruz de Tenerife.

FUSTE, M. (1962). Estudios antropológicos de los esqueletos inhumados en túmulos de la región de Gáldar (Gran Canaria). En: El Museo Canario, Año XXII­XXIII, núms. 77-84, pp. 1-122. Las Palmas.

HERNANDEZ PEREZ, M. (1977). La Palma prehispánica, Ed. El Museo Cana­rio, 103, pp. Las Palmas.

MARTIN DE GUZMAN, C. (1976). Fechas de Carbono 14 para la arqueología prehistórica de las Islas Canarias. En: Trabajos de Prehistoria, vol. 33, pp. 318-328. Madrid.

MONOD, Th. (1965). The late tertiary and pleistocene in the Sahara. En: Afri­can Ecology and human Evolution, pp. 117-229. Chicago.

PEREZ DE BARRADAS, J. (1939). Estado actual de las investigaciones pre· históricas sobre Canarias. En: El Museo Canario, 35 pp.

PELLICER, M. (1975). Estratigrafía en la Isla de La Palma (Canarias). En: XIII Congreso Nacional de Arqueología, pp. 289-292. Zaragoza.

PERICOT, L. (1955). Algunos nuevos aspectos de los problemas de la Prehis­toria canaria. En: Anuario de Estudios Atlánticos Núm. 1, pp. 579-620. Madrid-Las Palmas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 160: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 161: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

153

CONSIDERACIONES FINALES

Tras la lectura de las ponencias y comunicaciones a esta reunión, los partici­pantes en la misma consideraron oportuno plantear la necesidad, a partir de este momento , de sistematizar lo más posible e impulsar los estudios relacionados con el Carbono-14 en la Península Ibérica. En esta sesión de clausura se propusieron una serie de medidas, muchas de las cuales ya habían sido objeto de discusión a lo largo de la jornada, que en síntesis quedan reflejadas en la serie de puntos que se ofre­cen a continuación.

1. Recomendar a los arqueólogos y a las restantes personas interesadas en el tema un mejor conocimiento de los principios teóricos y del manejo prácti­co de la cronología del C-14, convencidos de que gran parte de los resulta­dos no satisfactorios y muchos de los problemas que el uso del sistema de datación tiene planteados en nuestro país se solucionarían si se empleara adecuadamente.

2. Recomendar a los especialistas la publicación de los resultados de los análi­sis de forma adecuada, siguiendo las normas internacionales como las indi ­cadas por la revista "Radiocarbon" o como las que se indican más adelante en las primeras páginas de la recopilación de fechas que sigue.

3. Recomendar .que las fechas obtenidas se publiquen dentro del año desuel a­boración, aunque sea de manera sucinta pero siempre acompañadas del co­rrespondiente comentario sobre su contexto arqueológico y valoración his­tórica realizados por el arqueólogo responsable de la medición .

4. Recomendar contactos más estrechos entre los arqueólogos y los laborato­rios que realicen el tratamiento de la muestra, a fin de que estos posean la adecuada información sobre sus condiciones ambientales, manipulaciones posibles, etc. y aquellos sobre su tratamiento y características.

5 . Realizar una recopilación de las fechas conocidas y publicadas de la Penín­sula Ibérica e Islas Baleares y Canarias que continúe las que hasta ahora se venía realizando en la revista Trabajos de Prehistoria.

Esta recopilación se continuará en el futuro de manera sistemática y con caracter anual para incluir las nuevas fechas que se vayan obteniendo. Se aconseja que esta institucionalización se centre en el Instituto Español de Prehistoria del C.S.l.C .

Fundación Juan March (Madrid)

Page 162: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

154

6. Realizar las gestiones oportunas para que el Laboratorio de Geocronología del Instituto Rocasolano, C.S.l.C., no deje de prestar sus valiosos servicios e incluso potenciar sus instalaciones para atender a la creciente demanda de análisis procedente no solo del ámbito de la Arqueología sino también de otras ciencias interesadas en la aplicación de este método de datación.

7. Recomendar la conveniencia de reuniones especializadas sobre temas de discusión científica como la presente para hacer posible el intercambio de opiniones e ideas que posibiliten la marcha de la investigación, particular· mente cuando se trata de temas interdisciplinares cuya complejidad resulta obviamente mayor.

8. Señalar la urgente necesidad de que en nuestro pais se cree un Centro de Técnicas Aplicadas a la investigación arqueológica que cuente con los nece­sarios elementos y laboratorios, para la realización de investigaciones de acuerdo con las actuales directrices universales de la investigación en el campo de la Arqueología_

9. Proponer la creación de un curso sobre técnicas auxiliares de la Arqueología de carácter interdisciplinar que sirva de orientación a cuantos se interesan en este campo de la ciencia o en sus áreas más próximas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 163: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

155

APENDICE:

INDICE DE FECHAS AROUEOLOGICAS DE C-14 PARA ESPAÑA Y PORTUGAL(*)

( * ) F. Alonso ( 1 nstituto Rocasolano del C.S. l.C.), V . Cabrera (Universidad Nacional de Educación a Distancia) , T . Chapa (Universidad Complutense) y M. Fernández-Mi­randa (Universidad Complutense) .

Fundación Juan March (Madrid)

Page 164: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 165: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

157

Recogemos, a continuación, las fechas de C-14 que existen para la Arqueología de España y Portugal. Las dataciones se ordenan siguiendo un esquema que viene sien· do habitual en este tipo de publicaciones desde la aparición de la Revista Radiocarbon y, de manera más abreviada, a partir de las compilaciones que para la Arqueología de Gran Bretaña e Irlanda viene publicando el Council for British Archaeo/ogy. En Espa­ña, estas recopilaciones venían siendo realizadas hasta ahora por M. Almagro-Gorbea, desde las páginas de la revista Trabajos de Prehistoria , a donde remitimos al lector en el caso de que desee consultar las relaciones allí efectuadas. Ahora el aumento del número de las dataciones y la necesidad, dentro de unos límites prudentes, de su or· denación sistemática, ha hecho aconsejable la incorporación, a modo de apéndice a esta reunión, de las listas de fechas conocidas hasta abril de 1.978. A partir de aquí, y siguiendo la recomendación realizada por la reunión citada en sus consideraciones finales, punto núm. 5, el Instituto Español de Prehistoria del Consejo Superior de In· vestigaciones Científicas se hará cargo, en la medida de lo posible, de dar a conocer periódicamente las nuevas fechas siguiendo el mismo esquema que a continuación se emplea.

1. Paleol Ítico y Epipaleol Ítico/Mesol Ítico 2. Neol Ítico 3. Culturas metalúrgicas 4. Hispano-romano, Medieval y Moderno 5. Islas Baleares 6. Islas Canarias 7. Fechas anómalas y experimentales.

Dentro de cada epígrafe, a excepción de los números 5 y 6 que se justifican por su singularidad cultural respecto del territorio peninsular, se sigue un orden geográfi­co, repitiéndose los yacimientos en los casos en que en ellos aparecen restos cultura· les fechables dentro de dos o más epígrafes de los enunciados más arriba. Para cada datación o grupo de ellas se indica el nombre del yacimiento, término municipal y provincia en que se halla, nombre de la persona que obtuvo la muestra, coordenadas geográficas que permiten su localización, clase de muestra y su situación en el yaci· miento, nombre y número de ella según el laboratorio en que haya sido procesada, resultado B.P. y su conversión B.C. o D.C. Salvo indicación en contra, las dataciones aparecen estimadas con la vida media de Libby, 5.568 ± 30 años, y referencia al año 1.950; estas pueden corregirse multiplicándolas por 1,03 para así obtener fechas con la "nueva" vida media del C-14, estimada en 5.730 ± 40 años. Por Último, la cita de cada datación o grupo de ellas se termina, cuando es posible, con una referencia bi · bliográfica abreviada en la que se incluye, si existe, la publicación en Radiocarbon o, en su defecto, otra publicación en que aparezca citada, preferentemente la más anti· gua o las relaciones de la revista Trabajos de Prehistoria (citada en el texto de forma abreviada T.P . .) Si han sido dadas a conocer por vez primera en la presente reunión se indica meidiante la cita Coloquio C-14 y si aún no han sido publicadas de ninguna manera se señalan como Inéditas.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 166: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

158

Siglas de los laboratorios citados

Birm Bln BM e CSIC Gak Gif GrN Gro H Hv 1 KN L Ly M MC NPL p Q

QL SI Sa T UCLA w wsu y

Birmingham University Berl/n. lnstitut für Ur- und Frügeschichte . British Museum Laboratorio de Obras Públicas. Madrid Instituto Rocasolano del C.S.l.C. Madrid Gakushuin University. Tokio Gif-sur-Yvette. Centre des Faibles Radioactivités. C.N.R.S. Groningen. Natuurkundig Laboratorium der Rijks Universiteit GrN Heidelberg. Physikalisches lnstitut der Universitat Hannover. Niedersachisches Landesamt für Bodenforschung Te/edyne lsotopes Koln. Universitat. lnstitut für Ur- und Frügeschichte Lamont. Columbia University Université de Lyon. Laboratoire de Radiocarbone Michigan University Monaco. Laboratoire de Radioactivité Appliquée National Physical Laboratory. Teddington University of Pennsylvania. Department of Physics Cambridge University. Sub-department of Ouaternary Research Ouaternarv Laboratory. Ya/e Smithsonian lnstitution Sacia y Trondheim. Radio/ogical Dating Laboratory University of California, Los Angeles. lnstitute of Geophysics U.S. Geo/ogical Survey. Washington Washington State University Ya/e. Radiocarbon Laboratory

Fundación Juan March (Madrid)

Page 167: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

159

1. PALEOLITICO Y EPIPALEOLITICO/MESOLITICO

GANDARAS DE BOUDIÑO (Porriño, Pontevedra)

1-2174. Nivel 6a

1-2175. Nivel 6a T.P. 1.970, págs. 12-13

CABE<;:O DE AMOREIRA (Muge) (39º 04' N - 8º 27' W.)

Sa-195. Carbón . Nivel 39 Sa-194 . Carbón . Nivel 3-4 Radiocarbon, 1.965, págs. 237 y 238

CABECO DE AR RUDA (Muge) (39º 03' N - so 28' W.)

Sa-197. Carbón. Niveles 41-45 Sa-196. Carbón . Niveles 3-6 Radiocarbon, 1.965, págs. 237-238

MOITA DO SEBASTIAO (Muge) (39º 6' N - 90 00' W.)

Sa-16. Carbón, brecha de la base Radiocarbon, 1.965, p.ág. 15.

VERDELPINO (Cuenca) (40º 08' 30"N - 1035• 30" E, M . Madrid)

1-9840. Huesos. Nivel Vb 1-9841 . Huesos. Nivel Va T.P., 1.977, págs . 34-60

OJO GUAR EÑA (La Palomera, Burgos) (43º 02' N - Oº 01 ' W.)

Gif-1721 . Carbón de una antorcha Radiocarbon, 1.974, pág . 53.

AL TAMI RA (Santillana del Mar, Santander)

M-828. Conchas . Magdalenien se 111 M-829. Conchas. Magdaleniense 111 Radiocarbon, 1.968 . pág~ 109.

CHUFIN (Riclones, Santander) (43º 17' 32" N - Oº 46' 21" W. M. Madrid)

E. Aguirre 26 700 + 3.600

. - 2.500 B.P. = 24.750 B.C.

18.000 ± 300 B.P. = 16.050 B.C.

J. Roche

7.030 ± 350 B.P. = 5.080 B.C. 6.050 ± 300 B.P. = 4 .100 B.C.

J. Roche

6.430 ± 300 B.P. = 4.480 B.C. 5.150 ± 300 B.P. = 3.200 B.C.

J. Roche

7.350 ± 350 B.P. = 5.400 B.C.

M. Fernández-Miranda, A. Maure

14.000 ± 520 B.P.= 12.050 B.C. 12.930 ± 470 B.P.= 10.980 B.C.

15.600 ± 230 B.P. == 13.650 B.C.

J. González Echegaray 13.900 ± 700 B.P.= 11 .950 B.C. 15.500 ± 700 B.P.= 13.550 B.C.

V. Cabrera, F. Berna/do de Ouirós

Fundación Juan March (Madrid)

Page 168: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

CSIC-258. Huesos. Nivel 1 CSIC-303. Huesos. Nivel 1 CSIC-304. Huesos. Nivel 11 X L. Aniv. Centro Est. Montañeses, 1.976, pág. 364, e inéditas.

JUYO (lgollo, Santander) (43º 26' N - 30 54' 50" W.)

M-830. Carbón . Nivel VI Radiocarbon, 1.968, pág. 46 .

. MORIN (Villanueva, Santander) (43º 21 ' 43" N ·Oº 10' 10" W. M . Madrid)

Sl-951. Carbón. Nivel 10 Sl-951a. Carbón soluble . Nivel 1 O Sl-956. Carbón , Morin 111. Nivel 8a Sl-952. Carbón, Mor ín l. Nivel 8a Sl-952a. Carbón soluble, Morín 1. Nivel 8a Sl-955. Carbón . Nivel 7 Sl -955a. Carbón soluble. Nivel 7 Sl-954. Carbón , contacto niveles 6/7 Sl-953. Carbón . Nivel 5a 1-5150. Carbón, conchero asturiense WSU-501. Humus, filtración N . 6 en N. 9 WSU-500. Humus, filtración N. 4 en N. 6

160

Cueva Morin, exc. 1969, 1.973, págs. 295-298 e Inéditas.

TARRERON (Lanestosa, Santander) (43º 13' 19" N - Oº 14' 19" E.M . Madrid)

1-4030. Carbón . Nivel 111 T.P., 1.971, pág. 282 .

AZULES, Los (Cangas de Onís, Asturias) (43º 21 ' N - 10 26' W, M . Madrid)

CSIC-260. Capa D. CSIC-216. Capa A. T.P., 1.976, pág. 308

BRICIA (Posada de Llanes, Asturias) (43º 25' 30" N - 1º 10' W, M . Madrid)

Gak-2908. Carbón, Asturiense

T.P., 1.972, pág. 230.

CIERRO, El (El Carmen, Asturias) (43º 27' 30" N - 10 25' 15" W, M . Madrid)

Gak-2548. Carbón, Asturiense

T . P., 1.972, pág. 230

COBERIZAS (Posada de Llanes, Asturias) (43º 25' 42" N - 1º 11' 30" W, M. Madrid)

Gak-2907. Carbón. Nivel lb T . P., 1.972, pág. 230

LLOSETA (Ardines, Asturias) (43º 27' 40" N -1º 23' 40" W, M . Madrid)

17.420 ± 200 B.P.= 15.470 B.C. 15.370 ± 200 B.P.= 13.420 B.C. 15.880 ± 200 B.P.= 13.930 B.C.

J. Gonzá/ez Echegaray

15.300 ± 700 B.P.= 13.350 B.C.

L.G. Freeman, J. G/ez. Echegaray

28.610 ± 560 B.P.= 26.660 B.C. 36.950 ± 6.580 B.P.= 35.000 B.C. 28.600 ± 1.285 B.P.= 26.650 B.C. 28.435 ± 540 B.P.= 26.485 B.C. 28.155 ± 735 B.P.= 26.205 B.C. 29.515 ± 840 B.P.= 27 .565 8 .C. 29.055±1.490 B.P.= 26.105 B.C. 32.415 ± 875 B.P.= 30.465 B.C. 20.710 ± 340 B.P.= 18.760 B.C.

9.000 ± 150 B.P.= 7.050 B.C. 25.953 ± 1.600 B.P.= 24.003 B.C. 15.683±1.800 B.P.= 13.733 B.C.

J. M. Apellániz

5.780 ± 120 B.P. = 3.830 B.C.

J. Fernández- Tresguerres

9.540 ± 120 B.P. = 7.590 B.C. 9.430 ± 120 B.P. = 7.480 B.C.

G. A. Clark

6.860 ± 165 B.P. = 4 .910 B.C.

G. A. Clark

10.400 ± 515 B.P. = 8.450 B.C.

G. A. Clark

7.000 ± 175 B.P. = 5.050 B.C.

G. A. Clark

Fundación Juan March (Madrid)

Page 169: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Gak-2549. Carbón . Nivel B Gak-2550. Carbón . Conchero posasturiense Gak-2551. Conchero posasturiense T. P., 1.972, pág. 229 .

MAZACULOS (La Franca, Asturias) (43º 23' 16" N - Oº 35' 18" E, M. Madrid)

Gak-6884. Carbón . Conchero asturiense Coloquio C-14, 1.978.

PEDROSES, Les (El Carmen, Asturias) (43º 37' 30" N - 10 21 ' 10" W, M. Madrid)

Gak-2547. Carbón, conchero posasturiense T. P., 1.972, pág. 230.

PENICIAL (Nueva, Asturias) (43º 26' N - 10 15' W, M. Madrid)

Gak-2906. Carbón, Asturiense T. P., 1.972, pág. 230

RIERA, La (Posada de Llanes, Asturias) (43º 25' N - 1º 10' W. M. Madrid)

Gak-6984. Carbón . Nivel 23.3 Gak-6981. Carbón . Nivel 22 Gak-6450. Carbón . Nivel 22 Gak-6447. Carbón . Nivel 20 Gak-6446. Carbón. N ivel 18 Gak-6449. Carbón. Nivel 15 Gak-6983. Carbón . Nivel 14 Gak-6444. Carbón . Nivel 13 Gak-6445. Carbón . Nivel 13 Gak-6448. Carbón. Nivel 11 Gak-6980. Carbón . Nivel 1 O Gak-6982. Carbón . Nivel 4 .2 Gak-6985. Carbón . Nivel 3 inf. Gak-2909. Carbón . Asturiense Antiquity, 1.977, pág. 243. Coloquio C-14. 1.978.

TITO BUSTILLO (Ribadesella, Asturias) (43° 27' 40" N - 10 22' 40" W.)

CSIC-80. Sala de las pinturas CSIC-155a. Nivel 1al1b. Conchas CSIC-155b. Nivel 1a. Conchas, exterior CSIC-154. Nivel 1a, carbón . 1-8331. Conchas. Nivel l ¡c. 1-8332. Huesos. Nivel 1, c. CSIC-261 . Carbón T. P., 1.975, pág. 176 y SS.

AITZBITARTE IV (Rentaría, Guipúzcoa) (43º 15' 50" N - 1º 53' 20" W.)

GrN-5993. Base nivel VIII (-160 cms .) Munibe, 1.972, pág. 155.

ARENAZA (S. Pedro de Galdames, Vizcaya) (43º 16' 19" N - oo 35' 18" E. M. Madrid)

161

15.200 ± 412 B.P. = 13.250 B.C. 10.506 ± 309 B.P. = 8 .556 B.C. 4.594 ± 680 B.P. = 2.644 B.C.

M.R. González Morales

9.290 ± 440 B.P. = 7.340 B.C.

G. A. Clark

5.760 ± 185 B.P. = 3.810 B.C.

G. A. Clark

8.650 ± 185 B.P. = 6.700 B.C.

G. A. Clark

20.970 ± 620 B.P. = 19.020 B.C. 20.690 ± 810 B.P. = 18.740 B.C. 15.860 ± 330 B.P. = 13.910 B.C. 19.820 ± 390 B.P. = 17.870 8.C . 17.210 ± 360 B.P. = 15.260 B.C. 15.600 ± 570 8.P. = 13.650 8.C. 18.200 ± 610 8.P. = 16.250 8 .C. 17.070 ± 230 8.P. = 15.120 8 .C. 16.900 ± 200 B.P. = 14.950 8 .C. 16.420 ± 430 B.P. = 14.470 B.C. 17.160 ± 440 B.P. = 15.210 8 .C. 10.890 ± 430 B.P. = 8.940 8 .C. 14.760 ± 400 B.P. = 12.810 8 .C.

8 .650 ± 309 B.P. = 6.700 B.C.

M.Almagro Basch, A.Maure

14.350 ± 15.180 ± 15.400 ± 14.250 ± 13.870 ± 13.510 ± 14.220 ±

300 B.P. = 12.400 8 .C. 300 B.P. = 13.230 8 .C. 300 B.P. = 13.450 B.C. 300 B.P. = 12.300 8 .C. 220 B.P. = 11 .920 B.C. 220 B.P. = 11 .560 8 .C. 180 B.P. = 12.270 8.C.

J. M. Barandiarán

17.950± 100 B.P.= 16.000 8 .C.

J. M. Apellániz

Fundación Juan March (Madrid)

Page 170: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

CSIC-174. N ivel 111 CSIC-173. Nivel 11. Lech a O

N.A.H. Preh., 1.975, pág. 123.

EKAIN (Deva, Guipúzcoa) 1-9240. Nivel V l a CSIC-172. Carbón . Nivel V 1-9239. N ivel. IV CSIC-171 . Carbón. Nivel 111

162

Príncipe de Viana, 1.977 , págs . 146-47 é Inéd itas.

GRAJAS, Las (Alava) CSI C-170. Huesos Inéd ita.

LEZETXIKI (Mondragón, Guipúzcoa) (43º 5' 20" N - 2º 31' 55" W.)

1-(W.O. 3-4625-112). Huesos, N ivel lil a Munibe, 1.972, pág. 410.

SANTIMAMIÑE (Cortezubi, Vizcaya) (43º 17' N - 30 1' W.)

Gif-130. Huesos. N ivel 7 Radiocarbon, 1.965, pág. 237

URTIAGA (Deva, Guipúzcoa) (43º 16' 55" N - 20 16' 55' W.)

CSIC-63 . Conchas. N ivel C CSIC-64. Conchas. Nivel O GrN-5817. Huesos. N ivel F T . P. , 1.973, pág. 312

BOTIOUERIA DELS MOROS (Teruel) Ly-1198. N ivel 2 Zeph y rus, 1.976, pág. 183.

ZATOYA (Navarra) Ly-1400. Nivel 111 Ly-1399. N ivel 11 Ly-1398. N ivel 11 , p. superior Pr/ncipe de Viana, 1.977 , pág. 45-46

BAÑOLAS (Gerona) (42º 07' 20" N - 06º 27' E. M . Madr id) UCLA-930. Travertino de la mandíbula Radiocarbon, 1.966, pág. 480

BORA GRAN (Seriñá, Gerona) (42º 11 " N - 06º 26' W. M . Madrid)

M-1023. Sin estratigrafía . Magd . IV, V, VI Radiocarbon, 1 .960, p ág. 148 .

CAMPING SALOU (Tarragona) (41° 04' 20" N - 04° 50' 10" E. M.Mad rid)

CSIC-34. N ivel c., conchas T. P. , 1.971 , pág. 282

10.300 ± 180 B.P. = 8 .350 B.C. 9.600 ± 180 B.P. = 7.650 B.C.

J. A/tuna 12.050 ± 190 B.P. = 10.100 B.C. 13.350 ± 250 B.P. = ·¡ 1.400 B.C. 9.460 ± 185 B.P. = 7.510 B.C.

12.750 ± 250 B.P. = 10.800 B.C.

J. A/tuna 7.380 ± 150 B.P. = 5.430 B.C.

J. M . Barandiarán

19.340 ± 780 B.P. = 17.390 B.C.

J. M. Barandiarán

9.470 ± 400 B.P. = 7.520 B.C.

J. M. Barandiarán

8.700 ± 170 B.P. = 6.750 B.C. 10.280 ± 190 B.P. = 8.330 B.C. 17.050 ± 140 B.P. = 15.100 B.C.

l . Barandiarán 7.550 ± 200 B.P. = 5.600 B.C.

/. Barandiarán 11 .760 ± 240 B.P. = 9 .810 B.C. 11.480 ± 270 B.P. = 9 .530 B.C. 8.150 ± 170 B.P. = 6.200 B.C.

M. Fusté

17 .600 ± 1.000 B.P. = 15.650 B.C.

L. Pericot, J.M. Colominas

'11.470 ± 500 B.P. = 9 .520 B.C.

S. Vilaseca

13.330 ±2.700 B.P. = 11 .380 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 171: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

RECLAU VIVER (Seriñá, Gerona} (42º 09' 30" N - 6º 26' 10" W. M.Madridl

M-1016. Nivel 4,80-5 m. Auriñaciense M-1015. Nivel 4.60-4 m . Auriñaciense

163

M-1020. Nivel 2.30-3. 20 m. Huesos. Auriñaciense M-1018. Nivel 3.40-3. 60 m . Huesos. Perigordiense M-1017. Nivel 3.20-3. 40 m . Perigord iense M-1019. Nivel 2.00-3. 20 m . Huesos. Solutrense

Radiocarbon, 1.960 pág. 147 .

ERMITONS, Els (Sardenes, Gerona} (42º 17' 12" N - 6º 16' 40" E. M . Madrid)

CSIC-197. Huesos Inédita.

AGUA AMARGA, .Rambla de, (Murcia)

J. M. Colominas

18.700 ± 800 B.P. = 16.750 B.C. 16.560 ± 600 B.P. = 14.610 B.C. 16.200 ± 500 B.P. = 14.250 B.C. 14.800 ± 600 B.P. = 12.850 B.C. 14.750 ± 600 B.P. = 12.800 B.C. 13.200 ± 600 B.P. = 11.250 B.C.

A.M. Muñoz

36.430 ± 1.800 B.P. = 34.480 B.C.

M. Walker HAR-520. Conchas terraza fluvial con material pal. Sup. 12.220 ± 130 B.P. = 10.270 B.C. Radiocarbon, 1.977, pág. 400

MALLAETES (Barig, Valencia}

KN.1-915. Nivel VI. Cata W. KN.1-918. Nivel 111, Cata E. KN.1 -919.Nivel Va. Cata E. KN.1-920.Nivel VI. Cata E. KN.1-921 . Nivel XII. Cata E. Zephyrus, 1.976, pág. 134-135.

PARPALLO (Gandia, Valencia) (39º N - 30 25' E. M . Madrid)

BIRM-519. Magd . 111 BI RM-521. Solutrense

BM-861 . Solutrense Superior, 4 . 75. 5 m .

BM-859. Solutrense Inferior, 6.5-7 m .

BIRM-520. Solutrense o Protosolutrense BM-858. Anterior al Solutrense, sin prof. T.P., 1.976, pág. 307 .

FOSCA, Cueva (Ares del Maestre, Castellón)

1-9868. Epipaleol ítico Coloquio C-14, 1.978

DEVIL'S TOWER, (Gibraltar) (36º 08' N - 50 18')

GrN-2488. Musteriense

Radiocarbon, 1.964, pág. 350

GORHAM'S CAVE (Gibraltar) (36º 08' N - 50 18' W.) GrN-1363 . Nivel D . Carbón GrN-1455. Nivel D. Carbón GrN-1678. Nivel G. Humus GrN-1473. Nivel G . Carbón GrN-1556. Nivel G. Carbón Radiocarbon, 1.964, pág. 320

F. Jordá, J. Fortea 10.370 ± 105 B.P. = 8.420 B.C. 16.300 ± 1.500 B.P. = 14.350 B.C. 20.140 ± 460 B.P. = 18.190 B.C. 21.710 ± 650 B.P. = 19.760 B.C. 29.690 ± 560 B.P. = 27.740 B.C.

L. Pericot, l. Davidson

13.796 ? B.P. = 11 .846 B.C. 17.896 ? B.P. = 15.946 B.C.

18.080 ± ~~g B.P. = 16.130 B.C.

20.490 ± 900 800

B.P. = 18.540 B.C.

20.166 ? B.P. = 18.216 B.C. 40.000 B.P. = 38 .050 B.C.

C. O/aria, F. Gusi 8.621 ± 200 B.P. = 6.671 B.C.

D.A.E. Garrad

30.000 B.P. = 28 .050 B.C.

D.A.E. Garrad

27.860 ± 300 B.P. = 25.910 B.C. 28.700 ± 200 B.P. = 26.750 B.C. 47.000 B.P. = 45.050 B.C.

. 47.700 ± 1.500 B.P. = 45.750 B.C. 49.200 ±3.200 B.P. = 47 .250 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 172: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

l Fundación Juan March (Madrid)

Page 173: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

PARCO. Cueva del (Lérida)

CSIC-279. Huesos. Nivel 111. Cardial CSIC-281. Carbón . Nivel IV . Cardial CSIC-280. Huesos. Nivel V Inéditas.

165

CASTEL VI, Can (Les Planes, Barcelona)

CSIC-32. Huesos humanos, adcripción insegura T.P. , 1.971 , pág. 157.

SABASONA (Vich. Barcelona) (41º 57' N - 6º 2' E.M . Madrid)

1-1518. Estrato VI. Huesos humanos CSIC-31 . Sepultura de Fosa 2, Huesos humanos T. P., 1.973, pág. 312

TOLL, Cueva del (Mollá, Barcelona)

? . Muestra de granos con un 97 ,5º1o cebada . T. P., 1.974.

GRAJOS, Barranco de (Cieza, Murcia) (38º 15' 55" N - 10 22' 54" W. M . Madrid)

HAR-180. Nivel 4 . Carbón HAR-179. Nivel 1 y 2. Huesos Radiocarbon, 1.974, pág. 187-188.

OR, L ' Cueva de (Alcoy, Alicante) (38º 42' N - Oº 28' W.)

K-175411008. Capa VII, granos T.Monococum KN-51. Capa VII, granos T. Monococum C-11-M1. Capa VI, Carbón C-12-M2. Capas 14-15. Carbón C-13-M3. Capas 16-17. Carbón Radiocarbon, 1.966, pág. 243.

ERETA DEL PEDREGAL (Navarrés, Valencia) (39º N - Oº 4' W.)

M-754. Nivel VIII. Materia vegetal, 2 .30 m. R adiocarbon, 1.961 , pág. 121 .

MATUTANO, Cueva (Villafarnés, Castellón)

CSIC-30. Huesos. Neolítico s.p. Inédita.

FOSCA, Cueva (Ares del Maestre, Castellón)

1-9867 CSIC-356 CSIC-357 CSIC-353 Coloquio C-14, 1.978.

ALBUÑOL (Almería)

CSIC-247_ Madera quemada CSIC-246. Esparto Coloquio C-14, 1.978.

NACIMIENTO, Cueva del (Pontones, Jaén)

Gif-1368. Huesos Inédita.

J. Maluquer de Motes 5.790 ± 170 B.P. = 3.840 B.C. 6.170 ± 70 B.P. = 4.220 B.C. 6.450 ± 230 B.P. = 4.500 B.C.

3.470 ± 120 B.P. = 1.520 B.C.

A.M.Muñoz

4.310 ± 140 B.P. = 2.360 B.C. 4.070 ± 130 B.P. = 2.120 B.C.

4 .295 ± 140 B.P. = 2.345 B.C.

M. Walker

5.120 ± 620 B.P. = 3 .170 B.C. 7.200 ± 160 B.P. = 5 .250 B.C.

V. Pascual, H. Schubart, B. Martí

6 .265 ± 6.510 ± 5.980 ± 6.630 ± 6.720 ±

75 B.P. = 4.315 B.C. 160 B.P. = 4.560 B.C. 260 B.P. = 4.030 B.C. 290 B.P. = 4 .680 B.C. 380 B.P. = 4 .770 B.C.

J. Menéndez Amor, F. Florschutz

6.130 ± 300 B.P. = 4.180 B.C.

J. Barceló 7.140 ± 150 B.P. = 5.190 B.C.

C. O/aria, F. Gusi 5.548 ± 180 B.P. = 3.598 B.C. 7.100 ± 70 B.P. = 5 .150 B.C. 7.210 ± 70 B.P. = 5.260 B.C. 7.640 ± 110 B.P. = 5 .690 B.C.

M. Almagro-Garbea 7.440 ±' 100 B.P. = 5.490 B.C. 5.400 ± 80 B.P. = 3.450 B.C.

G. Rodríguez 6.780 ± ? B.P. = 4.830 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 174: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

NERJA (Málaga) (36º 45· 50 .. N - Oº 9' 10 .. W. M. Madrid)

GrN- ? Cámara 1. silo. nivel 16 ó 1 B T.P., 1.971 . pág. 4.

ZUHEROS. Cueva de (Córdoba)

CSIC-59. Nivel IV. Carbón GrN-6639. Nivel IV. Cereal carbonizado CSIC-58. Nivel IV . Carbón GrN-6169. Nivel IV . Cereal carbonizado CSIC-55. Nivel IV. Cereal carbonizado CSIC-53. Nivel IV . Cereal carbonizado

166

CSIC-54. Nivel IV. Trigo y bellotas carbonizadas CSIC-57. Nivel V . Cereal carbonizado GrN-6638. Nivel V . Carbón GrN-6926. Nivel V . CSIC-56. Madera. Estrato V T. P., 1.974. págs. 282 - 283; v 293-294.

M. Hopf, M. Pellicer

5.065 ± 40 B.P. = 3_ 115 B.C.

A.M. Muñoz, A.M. Vicent 5.930 ± 6.025 ± 6.100 ± 6 .150 ± 6.170 ± 6.190 ± 6.190 ± 5.980 ± 6.250 ± 6.295 ± 5.960 ±

130 B.P. = 3.980 B.C. 45 B.P. = 4.075 B.C.

130 B.P.= 4.150 B.C. 45 B.P. = 4.200 B.C.

130 B.P. = 4.220 B.C. 130 B.P. = 4_240 B.C. 130 B.P. = 4.240 B.C. 130 B.P. = 4.030 B.C.

35 B.P. = 4.300 B.C. 45 B.P. = 4.345 B.C.

130 B.P. = 4.010 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 175: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

3. METALURGIA

BORNEIRO, Castro de (Lage, La Coruña) (43º 12' 5" N - 50 15' 15" W. M . Madrid )

CSIC-83. Carbón, casa 4 . nivel C T.P., 1.973,pág. 314

CA TORAi (Pontevedra) (43º 39' N - 50 02' W. M. Madr id)

? Madera de u na rueda T.P., 1.972 , pág. 233

SAN ESTEBAN DEL RIO SIL (Lugo) (42º 25' N - 30 58' W. M . Madrid)

CSIC-215 . Madera astil lan za El Bronce Final . . .. , 1.977 , pág. 522

ATALAIA, Necrópol is (Bajo Alemtejo) (37º 35' N - 40 37' W.)

KN-201 . Carbón, sepultu ra 7 T. P., 1.976, pág. 311

MONTE DA PENHA (Guimaraes) (41º 27' N - 8° 20' W.)

GrN-5568 . A st il madera carbon izada Radiocarbon , 1.9 7 2 . p ág . 7 8

CASTENAIROS, Orca dos (Fragoes) (40º 51 ' N - 70 43' W.)

GrN-4925. Carbón Radiocarbon, 1.967 , pág. 132

PENHA VERDE, (Sintra) (38º 50' N - 90 20' W.)

W-656. Carbón T. P., 1.970, pág. 21

PRAIA DAS MACAS (Sintra) (38º 50' N - 50 47 W, M.Mad r id )

KN- Carbón H- Madera H- Made ra KN- Carbón T P. , 1.970 , pág. 20

167

J. J. Eiroa

2.470 ± 100 B.P. = 520 B.C.

H. Schubart

3.670 ± 45 B.P. = 1.720 B.C.

M. Almagro-Garbea

2.880 ± 70 B.P. = 930 B.C.

2.800 ± 50 B.P. = 850 B.C.

2.880 ± 65 B.P. = 930 B.C.

L. Ribeiro, V. Leisner

4.610 ± 50 B.P. = 2.660 B.C.

3.420 ± 200 B.P. = 1.470 B.C.

V. Leisner

4.250 ± 60 B.P. = 2.300 B.C. 4.160 ± 110 B.P. = 2.210 B.C. 3.650 ± 100 B.P. = 1.700 B.C. 3;640 ± 60 B.P. = 1.690 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 176: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

TASSOS 1., Anta dos (Ourique) (38º 47' N - 3o 27' W. M.Madrid)

Sa- ? Sa-199. Carbón T.P., 1.965, pág. 237

ZAMBUJAL (Torres Vedras) (39º 04' N - 5º 34' W. M.Madrid)

168

GrN-6671. Carbón . Capa 11, estrato azul/ocre, corte 47 GrN-6670. Carbón . Capa 1, estrato amarillo, corte 47

. GrN-7006. Carbón . Estrato gris negruzco, sector A GrN-7005. Carbón . Hogar 1-B, estrato 2, sector A GrN-7003. Carbón . Estrato gris oscuro , hogar 111 GrN-7002. Carbón . Estrato pardo gris, sector A GrN-6669. Carbón. Estrato pardo oscuro 8 GrN-7004. Carbón. Sector A , casa V. horizonte 82 GrN-7007c. Carbón . Estrato negro, casa ZZ KN-l-117c. Carbón . Corte 15, 3,90/4 m. prof. KN-115. Carbón . Corte 15 GrN-6668. Carbón . Estrato pardo rojizo, fase 4c T. P., 1.970, pág. 21 ; 1.976, pág. 31 o MEDELLIN (Badajoz) (38º 54' N - 2º 39' W. M .Madrid)

CSIC-36. Carbón , área A3, cuadrícula 1 CSIC-86. Madera. CSIC-52. Carbón CSIC-87. Madera CSIC-51. Carbón CSIC-49 Carbón CSIC-35. Carbón , área C1, cuadrícula 1 GrN-6170 . Carbón, igual a CSIC-51 CSIC-50. Carbón CSIC-84b.Carbón, igual a CSIC-84 CSIC-85. Carbón CSIC-84. Carbón T. P., 1.970, pág. 24

BARCHIN DEL HOYO (Cuenca) (39º 39' 18" N - 2º 03' W.)

CSIC-325. Cereal, cuadrícula D 1 CSIC-327. Carbón, cuadrícula C1 CSIC-328. Carbón, zona A Coloquio C-14, 1.978.

ECCEHOMO (Alcalá de Henares, Madrid) (40º 29' N - Oº 21 ' 50" E. M. Madrid)

CSIC-163. Carbón , silo 26 CSIC-164. Carbón CSIC-165. Carbón CSIC-167. Carbón El Bronce Final . .. , 1 .977. pág . 529

MANZANARES (Terrazas del Rio, Madrid) (40º 20' N - Oº 9' E.M. Madrid)

CSIC-181. Carbón CSIC-176. Huesos, fracción proteina T.P., 1.975, pág. 169

O. da Veiga Ferraira

3.800 ± 200 B.P. = 1.850 B.C. 3.320 ± 200 B.P. = 1.370 B.C.

E. Sangmeister, H. Hubener, H. Schubart

4.270 ± 4.150 ± 4.090 ± 4.055 ± 4.055 ± 4.050 ± 4.025 ± 3.995 ± 3.950 ± 3.860 ± 3.640 ± 3.625 ±

65 B.P. = 2.320 B.C. 105. B.P. = 2.200 B.C. 40 B.P. = 2.140 B.C . 40 B.P. = 2.105 B.C. 40 B.P. = 2.105 B.C. 35 B.P. = 2.100 B.C. 75 B.P. = 2.075 B.C. 40 B.P. = 2.045 B.C. 65 B.P. = 2.000 B.C. 60 B.P. = 1.910 B.C.

100 B.P. = 1.690 B.C. 65 B.P. = 1.675 B.C.

M. Almagro-Garbea

2.550 ± 2.500 ± 2.490 ± 2.490 ± 2.480 ± 2.450 ± 2.440 ± 2.420 ± 2.380 ± 2.290 ± 2.280 ± 2.280 ±

2.160 ± 2.250 ± 2.270 ±

110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. =

35 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. = 110 B.P. =

M. Sierra

50 B.P. = 50 B.P. =

50 B.P. =

600 B.C. 550 B.C. 540 B.C. 540 B.C. 530 B.C. 500 B.C. 490 B.C. 470 B.C. 430 B.C. 340 B.C. 330 B.C. 330 B.C.

210 B.C. 300 B.C. 320 B.C.

M. Almagro-Garbea

3.100 ± 3.020 ± 3.020 ± 2.990 ±

70 B.P. = 1.150 B.C. 70 B.P. = 1.070 B.C.

100 B.P. = 1.070 B.C. 70 B.P. = 1.040 B.C.

C. Gaibar Puertas

3.050 ± 100 B.P. = 1.100 B.C. 3.050 ± 100 B.P. = 1.100 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 177: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

169

ROMEROS, Los, (Alcazar de San Juan, Ciudad Real)

CSIC-78 Nivel 1. Fase 1, cereal carbonizado CSIC-76. Nivel ? . Fase 2, carbón CSIC-77. Madera. Inicio fase 2 Coloquio C-74, 1.978.

AYLLON (Segovia)

CSIC-342. Carbón . Cast i llo. Nivel Celtibéri co CSIC-343. Carbón . Castillo. N ivel Celt ibérico Inéd i tas.

ASNO, Cueva del (Soria) (41º 42' 57" N - 1º 13' 32" E.)

CSIC-341. Carbón , cuadro 2 c, sector A CSIC.·340. Carbón , frente A, sector B Coloquio C-14. 1.978.

ATAPUERCA (Burgos)

1-9880.Carbón. Nivel 111 1-9881.Carbón. Nivel 111 1-9879. Carbón. Nivel 111 Cuad. Arq. Deusto., 1.976, pág. 195-96

MEDINI LLA, Soto de (Valladolid) (41º 39' N - 40 44' W.)

M-994. Trigo carbonizado , casanº 1.

Radiocarbon, 1.961, pág . 121 .

MORA, Cueva de la (Somaén, Soria) (41º 11' N - 1º 22' E. M . Madrid)

CSIC-68. Carbón . Nivel D-1 CSIC-69. Carbón . Nivel D-3 CSIC-67 . Carbón . Nivel D T. P. , 1.973, pág. 313.

OJO GUAREÑA (La Palomera, Burgos) (43º 02' N - Oº 01 ' W.) Gif-1971. Carbón , bajo capa estalagmítica Gif-1720. Carbón . Sala de las pinturas

Radiocarbon, 1.974, pág. 53.

VAQUERA, Cueva de (Torreiglesias, Segovia) (41º 05' 15" N - oo 22' 15" W. M .Madrid )

CSIC-208. Huesos CSIC-149. Huesos Exc. Cueva de la Vaquera, 1.976, págs. 63 y 71

CANTON, El (Sariego, Asturias) CSIC-329. Carbón 8.1-D .E.A., 1.978 .

MOH IAS, Castro de (Coaña, Asturias) (43º 33' N - 30 3' W. M .Madrid)

CSIC-38. Carbón, vivienda 1 (0'7 m . prof.) CSIC-109. Huesos, casa 16 CSI C-11 O. Carbón , casa 16 8.1.D.E.A., 1.971, pág. 355 ; rect ificación en T.P., 1.972, pág. 234 e Inéd itas.

M. Almagro-Garbea 3_500 ± 120 B.P. = 1.650 B.C. 3-580 ± 120 B.P. = 1.630 B.C. 3.290 ± 120 B.P. = 1.340 B.C.

A. Zamora 2.590 ± 50 B.P. = 640 B.C. 2.250 ± 50 B.P. = 300 B.C.

J. J. Eiroa

3.860 ± 80 B.P. = 1.910 B.C. 3.380 ± 50 B.P. = 1.430 B.C.

3.470 ± 190 B.P. = 1.520 B.C. 3.340 ± 160 B.P. = 1.390 B.C. 3.170 ± 130 B.P. = 1.220 B.C.

P. Palo/

2.175 ± 200 B.P. = 225 B.C.

l. Barandiarán

4 .730 ± 130 B.P. = 2.780 B.C. 4 .620 ± 130 B.P. = 2.670 B.C. 2.640 ± 120 B.P. = 690 B.C.

3.430 ± 100 B.P. = 1.480 B.C. 2.100 ± 70 B.P. = 150 B.C.

A. Zamora

3.280 ± 70 B.P. = 1.330 B.C. 3.060 ± 70 B.P. = 1.110 B.C.

M. A. Bias Cortina 2.690 ± 50 B.P. = 740 B.C.

J. Mart/nez

1.380 ± 100 B.P. = 570 J.C. 1.870 ± 80 B.P. = 80 J.C. 2.050 ± 80 B.P. = 100 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 178: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

GOBAEDERRA, Cueva de (Morillas, Alava) (42º 50' N - Oº 47' E. M . Madrid)

1-3984. Nivel A . Hueso T.P., 1.971 'pág. 283.

170

J. M. Appellániz

3.660 ± 100 B.P. = 1.710 B.C.

GUERRANDIJO, Cueva Sepulcral (lbarronquelna, Vizcaya) (43º 24' N - 10 01' E.M. Madrid)

1-3197. Huesos humanos a 0,40 m. Radiocarbon, 1.969, pág. 82.

.HENAYO, Castillo de (Alegría, Alava) (42º 50' N - 10 11' E. M . Madrid)

1-8687. Carbón. Nivel lile CSIC-107. Nivel lile CSIC-108. Nivel lllb CSIC-106. Nivel lila T. P. , 1.976, pág. 311.

HUSOS 1, Cueva de (El Villar, Alava) (420 35' N - 10 07' E. M. Madrid)

1-3985. Carbón, estrato A T.P. , 1.971, pág. 283

KOBEAGA, (lspaster, Vizcaya) (43º 21' 14" N · 1° 07' 11 " E. M . Madrid)

1-2290. Huesos Radiocarbon, 1.969 , pág. 289 .

MARIZULO (Urmieta, Guipúzcoa) (43º 13' 10" N · 10 58' 10" W. M . Madrid)

GrN-5992. Huesos humanos. Nivel 1, cuadro 1 lc T.P., 1.973, pág. 313

PAJUCAS (Lanestosa, Vizcaya) (43º 13' 22" N ·Oº 14' 56" E. M . Madrid)

1-3153. Huesos humanos Radiocarbon, 1.969, pág. 81 .

SANTIMAMIÑE (Cortezubi, Vizcaya) (43º 17' N · 30 01' W.)

? Nivel cerámico T.P., 1.973, 314 .

FRIAS, Castillo de (Teruel) (40º 20' 20" N · 2º 04' 20" E. M . Madrid)

CSIC-115. Nivel 111. Cereal carbonizado T. P., 1.975, pág. 169

MIRANDA, Castillo de (Zaragoza) (41º 42' 30" N · 2º 45' 30" E.M . Madrid)

CSIC-169. Nivel inicial T.P., 1.975, pág. 169

SANTA ANA, Cerro de (Entrena, Logroño)

1-10039. 1-10040. Coloquio C-14. 1.978 .

3.090 ± 100 B.P. = 1.140 B.C.

A. Llanos

2.640 ± 80 B.P. = 690 B.C. 3.100 ± 110 B.P. = 1.150 B.C. 2.930 ± 110 B.P. = 980 B.C. 2 .920 ± 110 B.P. = 970 B.C.

J. M. Apellániz

3 .920 ± 100 B.P. = 1.970 B.C.

E. No/te y Aramburo

2.690 ± 100 B.P. = 740 B.C.

5.285 ± 65 B.P. = 3.335 B.C.

3.710 ± 130 B.P. = 1.760 B.C.

2.700 ± 100 B.P. = 750 B.C.

P. Atrián

3.470 ± 100 B.P. = 1.520 B.C.

G. Fatás

2.440 ± 80 B.P. = 490 B.C.

U. Espinosa 2.885 ± 95 B.P. = 935 B.C. 2.475 ± 120 B.P. = 525 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 179: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

AGULLANA (Gerona) (43º23' N - 20 52' E.)

CSIC-242. Materia orgánica El Bronce Final ... , 1.977, pág. 536.

BERTRAN, COLL D'EN (Gerona) (42º 04' N - 40 57' E. M. Madrid)

1-6864. Huesos T.P., 1.974, pág. 298

ENCANTADA DE MARTIS, Cueva (Gerona) (42º 11' N - 6º 28' E. M. Madrid)

M-1022. Huesos humanos. Nivel 1.30-1.40 m . M-1021. Huesos. Nivel 3-3.20 m . Radiocarbon, 1.965, pág. 148

LLANERA (Solsona) (41º 53' N - 50 10' E.M. Madrid) MC-1013. Carbón Pyrenae, 1.975, pág. 155

TARRAGONA, (41º 07' N - 40 56' E. M. Madrid)

L-28il. Cenizas, estrato prerromano Science, 1.957, pág. 1.330.

OROPESA LA VELLA (Castellón)

CSIC-345. Carbón Inédita.

171

CANTALLOPS, Cova de (Ares del Maestre, Castellón)

CSIC-347. Carbón Inédita.

CEÑUELA, La (Murcia)

CSIC-140. Carbón casa bronce medio CSIC-141. Carbón casa bronce medio 1 néditas.

CABEZO REDONDO (Villena, Alicante) (38º 38' 35" N - 20 47' 50" E. M. Madrid)

GrN- ? . Poste Depto . 15 H-2277. Poste N. Sector 7. Carbón T. P., 1.970, pág. 22.

CATI FORADA, (Petrel, Alicante) (38º 30' 34" N - 20 59' 40" E. M . Madrid)

BIRM-199. Carbón Radiocarbon, 1.971, pág. 155.

CIGARRALEJO (Mula, Murcia) (38º 3' 12" N - 1º 28' W.)

H-2276-1683. Carbón, tumba 200 GrN-5108.Carbón, tumba 200 Radiocarbon, 1.972, pág. 78.

ERETA DEL PEDREGAL (Navarrés, Valencia) (39º N - Oº 04' W.)

M-753. Nivel Vi, estrato IV , turba Radiocarbon, 1.965, pág. 121.

P. Palo/

2.770 ± 60 B.P. = 820 B.C.

2.610 ± 130 B.P. = 660 B.C.

J. M. Colominas

4.480 ± 250 B.P. = 2.530 B.C. 3.570 ± 250 B.P. = 1.620 B.C.

2.550 ± 90 B.P. = 600 B.C.

2.050 ±

3.210 ±

3.830 ±

4.050 ± 3 .590 ±

3.300 ± 3.550 ±

130 B.P. = 100 B.C.

F. Gusi 70 B.P. = 1.260 B.C.

F. Gusi 70 B.P. = 1.880 B.C.

A. Zamora 70 B.P. = 2.100 B.C. 70 B.P. = 1.640 B.C.

55 B.P. = 1.350 B.C. 55 B.P. = 1.600 B.C.

M. Walker

3.502 ± 150 B.P. = 1.552 B.C.

E. Cuadrado

2.160 ± 46 B.P. = 210 B.C. 2.180 ± 35 B.P. = 230 B.C.

J. Menéndez Amor, F. Florschutz

3.930 ± 250 B.P. = 1.980 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 180: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

JUMILLA (Murcia) 138º 29' 48" N - 10 22' 13" W.)

HAR-358. Huesos Radiocarbon, 1.977, pág. 400.

JUAN CLIMACO (Totana. Murcia) (37º 45' 36" N - 1º 33' 56" E. M . Madrid)

HAR-177. 111. Huesos Radiocarbon, 1.974, pág. 187.

MAS DE ABAD (Vinromá, Castellón) (40º 22' N - 30 46' E. M . Madrid) 1-8935. Nivel 1 1-8936. N ivel 11 T_ P., 1.976, pág. 311

PIC DELS CORBS (Sagunto, Valencia) (39º 42' 30" N - 30 25' E. M . Madrid)

a. ? . Trigo carbonizado T-P., 1.970, pág. 22.

PRADO, El (Jumilla, Murcia) (38º 27' 32" N - 1º 19' 24" W.)

HAR-146. Huesos Radiocarbon, 1.974, pág. 186.

RAMONETE, Rambla de (Lorca, Murcia)

HAR-521. Conchas, superficie Radiocarbon, 1.977, pág. 400

SERRA GROSSA (Alicante) (38º 21' N - 30 14' E. M . Madrid)

Bln-947. Cereal carbonizado T. P., 1.972, pág. 232.

TERLINOUES (Villena, Alicante) (38º 36' N - 2º 47' E. M . Madrid)

1-4525. Nivel destrucción Opto. 1, carbón T. P., 1.971, pág . 283.

TIESTOS, Cueva de los (Jumilla, Murcia) (38º 29' 48" N - 1° 22' 14" W.)

HAR-160. Cebada carbonizada Radiocarbon, 1.974, pág. 187

TORRELLO (Onda, Castellón) (39º 59' N - 3° 39' 40" E. M . Madrid)

1-69-37. Carbón, entre nivel 11 y llla 1-7250. Carbón, nivel 111

172

Cuad. Preh. y Arq. Castellonense, 1.974, pág. 19

ALMIZARAQUE (Almería) (37º 16' N - 10 54' W.)

KN-73. Perfil este , corte occidental CSIC-249. Huesos CSIC-269. Cereal s.p . T. P., 1.970, pág. 118 e Inéd itas.

E. Malina, M. Walker

3.600 ± 80 B.P. = 1.650 8 .C.

M. Walker

2.740 ± 110 B.P. = 790 8 .C.

Fi Gusi Gener

2.960 ± 85 B.P. = 1.010 B.C. 3.410 ± 90 B.P. = 1.460 8 .C.

M. Vega Riuset

3.531 ± 100 B.P. = 1.581 8 .C.

J. Malina

4.080 ± 130 B.P. = 2.130 8 .C.

M. Walker 4.350 ± 88 B.P. = 2.400 8 .C.

E. L/obregat, H. Hopf, H. Schubart

3.815 ± 100 B.P. = 1.865 B.C.

E. Fernández, J. M. Soler

3.800 ± 115 B.P. = 1.850 8 .C.

J. Malina

3.790 ± 115 B.P. = 1.840 B.C.

F. Gusi

3.265 ± 90 B.P. = 1.315 8 .C. 3.300 ± 190 B.P. = 1.350 8.C .

H.Schwabedisen, M.Almagro-Gorbea

4 .150 ± 120 B.P. = 2.200 8.C. 2 .830 ± 60 B.P. = 880 8 .C. 3.860 ± 60 B.P. = 1.910 8.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 181: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

ARGAR, El (Almería)

CSIC-248. Madera Inédita.

BARRANQUETE, El (Nijar, Almería) (36º 50' 10" N - 10 29' E. M . Madrid)

CSIC-81 . Carbón . Tholos 7 CSIC-82. Carbón. Tholo5 7 T. P. , 1.973, pág. 245 .

CARMONA (Sevilla) (37º 26' N - 50 37' 30" W. M . Madrid)

H-1 .03711.550. Carbón . Nivel 111 KN-8 . Carbón . Nivel 111 Radiocarbon, 1.966, pág. 245.

HUELVA, Ria de

CSIC-204. Madera, astíl regatón 24/ 60/ 14 CSIC-205. Madera, astil regatón 24/ 60/ 108 CSIC-203. Madera, ast i l , regatón 24/ 60/106 CSIC-206. Madera, astíl regatón 24/60/119 CSIC-207 . Madera, astíl regatón 32501 CSIC-202. Madera, astíl regatón 24/60/109 Coloquio C-14, 1.978.

173

JARDIN, Necrópolis del (Torre del Mar, Málaga) (36º 45' N - Oº 26' W. M. Madrid)

GrN-6830. Carbón, ci sta 8 t r inchera 5. GrN-6831 . Carbón , tumba tr inchera 6 . T. P., 1.976, pág. 312

MILLARES, Los (Santa Fé de Mondujar, Almería) (36º 59 ' N - 20 28 w .)

H-204/247. Carbón, mura ll a KN-72. Carbón, t umba 19 T.P., 1.970, pág. 18.

MONACH 1 L (Granada)

GrN-6634. Las Bases Actuales . . . , 1.976 , pág. 139 v ss .

MONTEFRIO (Granada)

GrN. Las Bases Ac tuales . . . , 1.976, pág. 139 y ss .

PICACHO, El (Almería) (37º 29' 15" N - 10 27' 20" E.)

CSIC-156. Carbón . Nivel 111 CSIC-157. Cebada. Nive l 111 E. A. E. , 95.

PURULLENA (Granada) (37º 20' 12" N - 30 15' 30" W.)

GrN-7284. Trigo , casa bronce f inal GrN-7285. Carbón . Nivel incendio, Br. fina l GrN-7286. Sepultura Argar B , antiguo Las Bases Actuales . . ., 1.976, pág. 139 v ss.

M. Almagro-Garbea

3.670 ± 70 B.P. = 1.720 B.C.

J.M. Almagro-Garbea

4.280 ± 130 B.P. = 2.330 B.C. 4 .300 ± 130 B.P. = 2.350 B.C.

K. Raddatz

2.400 ± 50 B.P. = 450 B.C. 2.470 ± 120 B.P. = 520 B.C.

M. Almagro-Garbea 2.800 ± 70 B.P. = 850 B.C. 2.810 ± 70 B.P. = 860 B.C. 2.820 ± 70 B.P. = 870 B.C. 2.820 ± 70 B.P. = 870 B.C. 2 .820 ± 70 B.P. = 870 B.C. 2.830 ± 70 B.P . = 880 B.C.

H. Schubart

2.415 ± 30 B.P. = 465 B.C. 2.500 ± 35 B.P. = 550 B.C.

M. Almagro, A. Arribas

4.295 ± 85 B.P. = 2.345 B.C. 4.380 ± 120 B.P. = 2.430 B.C.

A. Arribas 3.625 ± 40 B.P. = 1.675 B.C.

A. Arribas 3 .840 ± 35 B.P. = 1.890 B.C.

F. Hernández, l . Dug

3.450 ± 120 B.P. = 1.500 B.C. 3 .390 ± 120 B.P. = 1.440 B.C.

3.095 ± 3.160 ± 3.620 ±

A. Arribas

35 B.P. = 1.145 B.C. 35 B.P. = 1.210 B.C. 35 B.P. = 1.670 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 182: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

fUOTINTO (Huelva) (37º 41 ' N - 6º 35' W.)

BM-85. Madera de una noria Radiocarbon, 1.961, pág. 43

TABERNAS (Almería) (37º 29' 30" N - 2º 24' 03" W.)

HAR-155. Carbón , 1 m. en sección antigua CSIC-264. Carbón CSIC-265. Carbón

. CSI C-267. Esparto HAR-298. Carbón, 0,50 m . sección ant igua Radiocarbon, 1.974, pág. 186 e Inéditas .

TARAJAL, El (Nijar, Almería)

CSIC-218. Carbón CSIC-219. Carbón CSIC-220. Carbón CSIC-221. Carbón CSIC-222. Carbón CSIC-223. Carbón CSIC-224. Carbón CSIC-225. Carbón CSIC-227. Carbón CSIC-228. Carbón CSIC-229. Carbón CSIC-230. Carbón 1 néditas.

TOSCANOS (Torre del Mar, Málaga) (36º 44' 10" N - Oº 26' 30" W. M . Madrid)

KN- ? Madera, casas E y G KN- ? Madera, estrato IVa H-2276-1766. Madera, nivel 1 T. P., 1.970, pág. 23; 1.972, pág. 233.

CERRO DE LA VIRGEN (Orce, Granada) (37º 40' N - 2º 30' W.)

GrN-5594. Madera, tumba pozo, 3 m. prof. GrN-5764. Carbón . Profundidad 4 m. GrN-5598. Carbón . Profundidad 2 m . GrN-5595. Bellotas y madera, prof. 1 m . GrN-5593. Carbón . Profundidad 4,50 m. GrN-5596. Carbón . Profundidad 2 m. GrN-5597 . Carbón. Profundidad 3,30 m. T.P., 1.972 , pág. 231 y 232

174

British Museum

2.400 ± 50 B.P. = 450 B.C.

M. Walker, F. Gusi

5.370 ± 4.240 ± 4.200 ± 4.110 ± 4 .030 ±

350 B.P. = 3.420 B.C. 60 B.P. = 2.290 B.C. 60 B.P. = 2.250 B.C. 60 B.P. = 2.160 B.C . 80 B.P. = 2.080 B.C.

M. J. Almagro-Garbea 4.050 ± 50 B.P. = 2.100 B.C. 4 .100 ± 50 B.P. = 2.150 B.C. 4.080 ± 50 B.P. = 2.130 B.C. 4.090 ± 50 B.P. = 2.140 B.C. 4.200 ± 50 B.P. = 2.250 B.C. 4 .010 ± 90 B.P. = 2.060 B.C. 3.820 ± 50 B.P. = 1.870 B.C. 4.030 ± 50 B.P. = 2.080 B.C. 4.230 ± 50 B.P. = 2.280 B.C. 4.110 ± 50 B.P. = 2.160 B.C. 4.020 ± 50 B.P. = 2.070 B.C. 3.860± 80 B.P. = 1.910 B.C.

H. G. Niemeyer

2.270 ± 2.580 ± 2.620 ±

3.735 ± 3.800 ± 3.835 ± 3.865 ± 3.890 ± 3.920 ± 3.920 ±

120 B.P. = 120 B.P. = 140 B.P. =

W. Schüle

320 B.C. 630 B.C. 670 B.C.

55 B.P. = 1.785 B.C. 35 B.P. = 1.850 B.C. 35 B.P. = 1.885 8 .C. 50 B.P.= 1.915 8 .C. 40 B.P. = 1.940 8 .C. 35 B.P. = 1.970 8 .C. 60 B.P.= 1.970 8 .C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 183: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

175

4. HISPANO-ROMANO/MEDIEVAL/MODERNO.

MERIDA (Badajoz) (38º 54' 40" N - 2º 39' 10" E. M. Madrid) CSIC-39. Madera. Mitraeum T.P. , 1.970, pág. 24.

AZITAIN (Eibar, Guipúzcoa)

CSIC-79. Madera de un Cristo. Inédita.

MEDINACELI (Seria)

CSIC-93. Carbón . Estrato V (romano) CSIC-94. Carbón. Nivel cerámica Manises XV Inéditas.

SANTA MARIA DE MELQUE (Toledo)

CSIC-143. Cal CSIC-146. Madera. Inéditas.

SOTO DEL REAL (Madrid)

CSIC-213. Carbón . Inédita.

MADRID

CSIC-278. Madera de la-muralla Inédita.

ALBARRACIN (Teruel)

CSIC-231. Madera Torre del Andador CSIC-232. Madera Torre 5 (1) . CSIC-233. Madera. Torre 5 (2) CSIC-236. Madera Torre del Andador CSIC-237. Madera Torre 4 CSIC-238. Madera Torre 3 CSIC-250. Madera Torre circular exterior CSIC-275. Madera Torre del Andador CSIC-276. Madera Torre del Andador Inéditas.

DEHESA, La (Huelva) (37º 42' N - 40 44' W:)

NPL-70. Carbón Radiocarbon, 1.965, pág. 161 .

2.000 ± 100 B.P. = 50 B.C.

F. Vergara 340 ± 30 B.P. = 1.610 J.C.

J. Zozaya 1.780 ± 50 B.P. = 170 J.C.

490 ± 60 B.P. = 1.460 J.C.

L. Caballero 1.850 ± 60 B.P. = 100 J.C. 1.020 ± 60 B.P. = 930 J.C.

L. Caballero 1.650 ± 80 B.P. = 300 J.C.

L. Caballero 170 ± 50 B.P. = 1.780 J.C.

A. Almagro Garbea 1.320 ± 50 B.P. = 630 J.C.

930 ± 50 B.P. = 1.020 J.C. 930 ± 50 B.P. = 1.020 J.C.

1.010 ± 50 B.P. = 940 J.C. 920 ± 50 B.P. = 1.030 J.C. 940 ± 50 B.P. = 1.010 J.C. 960 ± 50 B.P. e 990 J.C. 900 ± 50 B.P. = 1.050 J.C.

1.020 ± 50 B.P. = 930 J.C.

L. V. Salkield

1.810 ± 95 B.P. = 140 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 184: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

176

5. ISLAS BALEARES

5 A. Mallorca

MULETA (Sóller) W Waldren y J. S. Kopper (39º 47' N - 6º 22' E. M . Madrid)

Sl-647. Huesos Myotragus balearicus 25.800 ± 1.480 B.P. = 21.850 B.C. Sl-650. Huesos Myotragu s balearicus 18.735 ± 555 B.P. = 16.785 B.C. Sl-649. Huesos Myotragus balearicus 18.100 ± 600 B.P. = 16.150 B.C. Sl-648. Huesos Myotragus bal earicus 16.335 ± 415 B.P. = 14.385 B.C. Sl-646. Huesos Myotragus balearicus 15.885 ± 655 B.P. = 13.935 B.C. Sl-654. Huesos Myotragus balearicus 14.465 ± 315 B.P. = 12.515 B.C. KN-640. Huesos humanos 10.685 ± 3.517 B.P. = 8 .735 B.C. UCLA-1704. Huesos Myotragus balearicus 8.570 ± 350 B.P. = 6.620 B.C. KN-640b. Huesos Myotragus balearicus 8.448 ± 1.180 B.P. = 6.498 B.C. KN-640c . Huesos Myotragus balearicus 7.135 ± 80 B.P. = 5.185 B.C. KN-640d . Huesos humanos 5.935 ± 110 B.P. = 3.985 B.C. Y-2359. Carbón vegetal y huesos 2.910 ± 120 B.P. = 960 B.C. Sl-552. Carbón vegetal 2.765 ± 120 B.P. = 815 B.C . Sl-651a.Huesosde capra 2.180 ± 115 B.P. = 230 B.C. T.P., 1.970, págs. 25 y 26 ; 1.971, pág. 284; 1.976, págs. 312-313

SON MATGE (Valldemossa) W Waldren y M. Fdez.-Miranda (39º 43' N - 50 19' E.M . Madrid)

OL-29. Huesos. N ivel X 11 CSIC-177. Excrementos. N ivel XI 1-5516. Huesos. Nivel XIV OL-988. Carbón vegetal CSIC-178. Carbón vegetal . Nivel IX Y-2682. Carbón vegetal. N ivel VIII OL-24. Carbón vegetal . Nivel VII CSIC-179. Carbón vegetal. Nivel IV CSIC-180 . Carbón vegetal . N ivel 111 / IV Y-2667. Carbón vegetal. Nivel IV OL-986. Huesos de animales OL-27 . Cal . Nivel 111 OL-20. Carbón . Nivel 111 OL-5c. Carbón vegetal. Nivel 11/111 OL-1a. Cal . Nivel 11 OL-9. Cal. Nivel 11 OL-11c. Carbón y cal. Nivel 1/11 OL-7. Cal. Nivel 1 T.P., 1.974, págs . 297 y ss. Coloquio C-14, 1.978.

6.680 ± 120 B.P. = 5.820 ± 360 B.P. = 5.750 ± 115 B.P.= 4.650 ± 120 B.P. = 3.980 ± 170 B.P. = 3.820 ± 120 B.P. = 3.670 ± 100 B.P. = 3.620 ± 80 B.P. = 3.480 ± 80 B.P. = 3.200 ± 100 B.P. = 2.820 ± 50 B.P. = 2.640 ± 100 B.P. = 2.570 ± 100 B.P. = 2.290 ± 100 B.P. = 2.240 ± 70 B.P. = 2.200 ± 100 B.P. = 2.170 ± 100 B.P. = 2.070 ± 100 B.P. =

4.730 B.C. 3.870 B.C. 3.800 B.C. 2.700 B.C. 2.030 B.C. 1.870 B.C. 1.720 B.C. 1.670 B.C. 1.530 B.C. 1.250 B.C.

870 B.C. 690 B.C. 620 B.C. 340 B.C. 290 B.C. 250 B.C. 220 B.C. 120 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 185: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

SON GALLARD (Deiá) (39º 45' N - 6º 19' E. M . Madrid)

Y-1789. Carbón vegetal Y-2672. Carbón vegetal T.P., 1.970, págs. 26 v 27 ; 1.971, pág. 284.

CA NA COTXERA (Muro) (39º 44' N - 6º 45' E. M . Madrid)

Y-5515. T. P., 1.972, pág. 235.

SON MARROIG (Deiá) (39º 47' N - 6º 22' E. M . Madrid)

Y-1856. Huesos humanos T.P., 1.970, pág. 27

SON SERVERA (Manacor)

(39º 42' N - 30 17' E.)

P-1438. Carbón vegetal Radiocarbon, 1.969, pág. 159.

S'I LLOT (San Lorenzo) (39º 35' N - 70 4' E. M. Madrid)

Hv-1716. Carbón vegetal Hv-1717. Carbón vegetal Hv-1718. Carbón vegetal T.P., 1.970, pág. 28 ; 1.971, págs. 283 v 284

177

ES FIGUERAL DE SON REAL (Santa Margarita) (39º 44' N - 6º 51 ' E.M . Madrid)

Y-1856. Carbón vegetal Y-1857. Carbón vegetal Y-1858. Madera carbonizada Radiocarbon, 1.969, pág . 637

T.P., 1.970, págs. 27 v 29 ; 1.971, pág. 285

SES PAISSES (Artá)

Gif-1247. Madera carbonizada Radiocarbon, 1.971 , pág. 227

SON OMS (Palma de Mallorca)

Y-2666. Madera Radiocarbon, 1.971, pág. 227

SON REAL/ILLA DELS PORROS (Santa Margarita) (39º 30' 45" N - 6º 50' 10" E. M . Madrid)

1-4584. Madera carbonizada 1-4524. Huesos humanos quemados T. P., 1.971, pág. 283.

SON MAIMO (Petra)

OL-144. Carbón vegetal Coloquio C-14, 1.978.

SA PUNTA (Pollensa) (39º 54' N - 6º 45' E. M . Madrid)

CSIC-37 . Madera T.P., 1.970, pág. 28 .

W. Waldren

3_790 ± 80 B.P. = 1.840 B.C. 2.230 ± 100 B.P. = 280 B.C.

C. Cantare/las

3_750 ± 100 B.P. = 1.800 B.C.

W. Waldren

3.470 ± 80 8-P. = 1.520 B.C.

G. Roselló

3.260 ± 60 B.P. = 1.310 B.C.

O. H Frey

3.080 ± 75 B.P. = 1.130 B.C. 2.960 ± 90 B.P. = 1.010 B.C. 2.690 ± 60 B.P. = 740 B.C.

G. Roselló

2_960 ± 80 B.P. = 1.010 B.C. 2-920 ± 80 B.P. = 970 B.C.

990 ± 80 e_p_ = 960 J.C.

G. Lilliu 2_900 ± 100 B.P. = 950 B.C.

G. Roselló 2.530 ± 80 B.P. = 580 B.C.

M. Tarradell

2.430 ± 200 B.P. = 480 B.C. 1.850 ± 95 B.P. = 100 J.C.

C. Veny 2.370 ± 50 B.P. = 420 B.C.

C. Ven y

2.270 ± 100 B.P. = 320 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 186: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

SON PUIG (Valldemossa) (39º 40' N - 6º 20' E. M . Madrid)

Y-2673. Huesos humanos T. P., 1.970, pág. 28.

5 B. Menorca TORRALBA D'EN SALORD (Alaior) (39º 54' 45" N · 40 9' 30" E.)

OL-1164. Huesos de animales OL-1089. Huesos de animales CSIC-142. Huesos de animales OL-1090. Carbón vegetal Coloquio C-14, 1978.

SA NITJA (Mercada!)

CSIC-40. Huesos. Tumba Medieval Inédita.

SA REGANA DELS CANS

OL-145. Carbón vegetal OL-146.Cal Coloquio C-14. 1.978.

178

W Waldren y J. S. K opper

2.180 ± 80 B.P. = 230 B.C.

W. Waldren y M. Fernández-Miranda

2.830 ± 40 B.P. = 880 B.C. 2.840 ± 30 B.P. = 890 B.C. 2.180 ± 50 B.P. = 230 B.C. 1.800 ± 30 B.P. = 150 J .C.

F. Salord 8 10 ± 110 B.P. = 1.140 J.C.

C. Veny

2.450 ± 40 B.P. = 500 B.C. 2 .030 ± 40 B.P. = 80 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 187: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

6. ISLAS GANAR IAS

6 A. Gran Canaria

CUEVAS DEL REY (Tejeda)

179

(11º56' Lat.N.;27º 59' Log.W.1.000m.s.n .m.)

G R0-1191. Madera. Cueva sin funcional id ad específica Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág. 318

ACUSA (12º 00' lat. N.; 28º 00' long. W.; 950 m .s.n.m .)

GR0-1127. Madera . GR0-1188. Piel de Momia Trabajos de Preh istoria, 1.976, pág . 318-19

GUAYADEQUE (11º 48' lat. N. ; 27º 56' long . W. ; 650 m .s.n .m .)

GR0-1189. Piel de Momia. GR0-1190. Madera.

Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág . 319

AGAETE (12º 01' lat. N; 28º 07' long. W; 25 m .s.n .m.)

G R0-1872. Maderas. Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág. 319

GUANCHA, La (Costa de Gáldar) (11º 59' lat . N; 28º 10" long. W; 40 m.s .n .m.)

GR0-1192. Madera. Estructura de un túmulo de enterra-m iento colectivo.

Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág . 320

6 B. Tenerife

ROQUE BLANCO (Valle de la Orotava) (28° 22' lat. N ; 16º 30' long . W; 2000 m .s .n.m .)

T-195. Huesos humanos. Cueva sepu lcral T-195b. Huesos humanos . Proteína . Cueva sepu lcra l T-195a. Huesos humanos. Carbonizados. Cueva sepulcral Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág. 320-2 1

GUARAGACHO

CSIC-168. Conchas carbonizadas Trabajos de Prehistoria , 1.976, pág. 321

Museo Canario

1.665 ± 60 B.P. =

Museo Canario

1.520 ± 1.380 ±

45 B.P. = 60 B.P. =

Museo Canario

1.410 ± 60 B.P. = 1.120 ± 60 B.P. =

285 J.C.

430 J.C. 570 J.C.

540 J.C. 830 J.C.

S. Jiménez Sánchez

950 ± 40 B.P. = 1.000 J.C.

Museo Canario

875 ± 60 B.P. = 1.075 J.C.

L. D. Cuscov

1.260 ± 70 B.P. = 1.380 ± 120 B.P. = 1.230 ± 80 B.P.=

L. D. Cuscov 1.200 ± 60 B.P. =

690 J.C. 570 J.C. 720 J.C.

750 J.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 188: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

180

PALMI LLA,La (Tejina) (28º 30' lat. N ; 16º 15' long. W; 250 m.s.n .m .)

M-1057. Madera de Pinus Cenariensis. Tablón de Cueva funeraria.

Trabajos de Prehistoria. 1.976, pág. 321

HOY A BRUNCO (La Guancha) (28º 18' lat. N; 120 56' long. W. ; 2100 m .s.n.m.)

M-1055. Piel de cabra. Envoltura y fardo funerario, en cueva funeraria.

Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág. 321

GUANCHA,La M-1054. Piel huma-na. Cueva sepulcral Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág . 322.

ENLADR 1 LLADA, La (Tegueste) (28º 30' lat. N ; 12º 38' long. W.)

? Huesos humanos. Cueva sepulcral 7 Huesos humanos. Cueva sepulcral

Trabajos de Prehistoria, 1 .976, pág. 322.

L. D. Cuscoy

1.040 ± 110 B.P. = 910 J.C.

L. D. Cuscoy

930 ± 110 B.P. = 1.020 J.C.

L. D. Cuscoy 780 ± 100 B.P. = 1.170 J.C.

L. D. Cuscoy

800 ± 50 B.P. = 1.150 J.C. 735 ± 75 B.P. = 1.215 J.C.

CABEZAZOS, Cueva de los (Barranco del Agua de Dios, Tegueste) L. D. Cuscoy KN-601.Carbón . Nivel 11 Cueva de habitación 600 ± 45 B.P. = 1.350 J.C.

1.350 J.C. 670 J.C.

KN-602.Carbón vegetal. Nivel 11 cueva de habitación , 600 ± 45 B.P. = CSIC-147 .Carbón . Nivel Inferior 1.280 ± 60 B.P. =

BARRANCO HONDO

CSIC-187. Carbón CSIC-188. Carbón CSIC-189. Carbón Inéditas.

6 C. La Palma

GUINCHOS, Cueva de los (Sta. Cruz de la Palma) (28º 38' lat. N .; 14º 05' long. W.)

CSIC-193. Restos de fauna. Cueva habitación . Nivel IV CSIC-191 . Restos de fauna. Cueva habitación . Base nivel IV CSIC-194. Huesos de cápridos. Nivel 111 (medio-inf. ) CSIC-190. Fauna. Nivel 11 (medio-inf .) CSIC-192. Fauna. Nivel l. Fase Final Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág. 323-24

BELMACO

CSIC-254. Carbón CSIC-255. Carbón CSIC-256. Carbón CSIC-257. Carbón La Palma Prehistórica, 1.977, pág. 9

6 D. Gomera

CHIPUDE

CSIC-195 Inédita.

1.800 ± 1.970 ± 2.490 ±

P. Acosta

60 B.P. = 60 B.P. = 60 B.P. =

150 J.C. 20 B .C.

540 B.C.

M. Pellicer y P. Acosta

700 ± 670 ± 600 ± 370 ± 260 ±

70 B.P. = 70 B.P. =

70 B.P. = 70 B.P. =

70 B.P. =

M. Hernández

1.250 J.C. 1.280 J.C. 1.350 J.C. 1.580 J.C. 1.690 J.C.

930 ± 70 B.P. = 1.020 J.C. 980 ± 50 B.P. = 970 J.C.

1.070 ± 70 B.P. = 880 J.C. 1.150 ± 70 B.P. = 800 J.C.

M. Pel/icer

1.480 ± 60 B.P. = 470 J.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 189: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

ARG

CSIC-262. Conchas CSIC-263. Conchas Inéditas.

6 E. Hierro

HOYO DE LOS MUERTOS (Guarazosa) (27º 50' lat . N; 18º 16' long . W.)

CSIC-144. Huesos humanos. Cueva funeraria CSIC- ? . Madera. Tablón funerario

Trabajos de Prehistoria, 1.976, pág. 323

181

Opto. de Arqueo/ogia. La Laguna 280 ± 60 B.P. = 1.670 J.C. 420 ± 60 B.P.= 1.530 J.C.

L. D. Cuscoy

1.050 ± 60 B.P. = 900 J.C. 1.200 ± 60 B.P. = 750 J.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 190: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

7. FECHAS ANOMALAS

ANTELAS (Beira Alta) (40º 47' N - 8º 12' W.)

W-655. Carbón T. P., 1.970, pág. 21

BOBADELLA, Orca de (Oliveira de Hospital) (47º 23' N - 70 52' W.)

GrN.-5629. Carbón Radiocarbon, 1.972, pág. 129

GIRALDO, Castro de (Evora) (38º 32' N - 8° W.)

BM-936. Carbón

PAJARONCI LLO (Cuenca)

CSIC-44. Carbón. Túmulo 2 CSIC-47. Carbón. Túmulo 95 CSIC-48. Carbón . Túmu lo 81 CSIC-46. Carbón . Túmulo 13 CSIC-45. Carbón . Túmulo 10 T. P., 1.974, pág. 125; 1.975, pág. 170

CASTI LLICO, El (38º 10' 25" N - 2º 11 ' 18" W.)

HAR-178. Huesos Radiocarbon, 1.974, pág. 187

GRAJOS, Barranco de los (Cieza, Murcia)

BI RM-200. Carbón Radiocarbon, 1.971 , pág. 324

ERMITA, La (Burgos)

CSIC-113a. Huesos, Musteriense CSIC-113b. Huesos. Musteriense CSIC-114a. Huesos. Musteriense CSIC-114b. Huesos. Musteriense Inéditas.

182

VAQUERA, Cueva de la (Torreiglesias, Segovia) (41º 05' 15" N - Oº 22' 15" W. M. Madrid)

CSIC-148. Huesos. Campan ifo rmes Inédi t a.

1.380± 300 B.P. = 570 J.C.

2.500 ± 40 B.P. = 550 B.C.

2.685 ± 65 B.P. = 735 B.C.

M. Almagro-Garbea 1.150 ± 60 B.P. = 800 J.C. 1.070 ± 60 B.P. = 880 J.C.

200 ± 50 B.P. = 1.750 J.C. 190 ± 50 B.P. = 1.760 J.C. 190 ± 50 B.P. = 1.760 J.C.

M. Walker

1.500 ± 100 B.P. = 450 J.C.

M. Wa/ker -16.7 ± 13.3 Moderna

A. Maure 4.900 ± 100 B.P. = 2.950 B.C.

11.450 ± 160 B.P. = 9.500 B.C. 6.320 ± 120 B.P. = 4.370 B.C.

13.050 ± 190 B.P.= 11 .100 B.C.

A. Zamora

5.650 ± 80 B.P. = 3.700 B.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 191: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

BARRANOUETE, El (Nijar, Almería) (36º 50' 10" N - 1º 29' E. M. Madrid)

CSIC-201a. Huesos. Bronce Antiguo CSIC-201b. Huesos. Bronce Antiguo Inéditas.

SANTA CATALINA (Cádiz)

CSIC-209. Carbón CSIC-210. Carbón Inéditas.

GARCEL, El (Almería)

CSIC-2S2. Madera Inédita.

ATALAIA (Bajo Alentejo) (37º 35' N - 40 37' W.)

KN-1-204. Carbón sepulcral 5 KN-1-200. Carbón , fosa 11-33, túmulo G T. P., 1.976, pág. 311.

ERMITONS, Cueva Deis (Sardenes, Gerona) (42° 17' 12" N - 6º 16' 40" E.M. Madrid)

CSIC-91. Carbón, estrato 111 CSIC-90. Carbón, estrato 111 CSIC-89. Carbón, estrato 11 T. P., 1.974, pág. 286.

183

M. J. A /magro

840 ± 100 B.P. = 1.110 J.C. 2.570 ± 100 B.P. = 620 B.C.

A. Pascual y J. Mª. Blázquez Actual Actual

P. Acosta 730 ± 100 B.P. = 1.220 J.C.

H. Schubart

1.030 ± 40 B.P. = 920 J.C. 4.340 ± 50 B.P. = 2.290 B.C.

A.M. Muñoz

4.560 ± 120 B.P. = 2.610 B.C. 1.850 ± 80 B.P. = 100 J.C. 1.480 ± 80 B.P. = 470 J.C.

Fundación Juan March (Madrid)

Page 192: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

----,

1

Fundación Juan March (Madrid)

Page 193: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

FUNDACION JUAN MARCH

SERIE UNIVERSITARIA

Títulos Publicados:

l. - Semántica del lenguaje religioso./ A . Fierro (Teología. España, 1973)

2.- Calculador en una operación de rectificación discontinua./ A. Mu/et (Química. Extranjero, 1974)

3. - Skarns en el batolito de Santa Ola/la./ F. Ve/asco (Geología. España, 1974)

4. - Combustión de compuestos oxigenados./ J. M. Santiuste (Química España, 1974)

5. - Películas ferromagnéticas a baja temperatura./ José Luis Vicen t López (Física. España, 1974)

6. - Flujo inestable de los poUmeros fundidos./ José Alemán Vega {Ingeniería. Extranjero, 1975)

7.- Mantenimiento del hígado dador in vitro en cirugía experimental./ José Antonio Salva Lacombe (Medicina, Farmacia y Veterinaria. España, 1973)

8. - Estructuras algebraicas de los sistemas lógicos deductivos./ José Plá Carrera (Matemáticas. España, 19 74)

9. - El fenómeno de inercia en la renovación de la estructura urbana./ Francisco F ernández-Longoria Pinaza (Urbanización del Plan Europa 2. 000 a través de la Fundación Europea de la Cultura)

JO.- El teatro español en Francia ( 1935-1973)./ F. Torres Monreal (Literaturay Filología. Extrajera, 1971)

11.- Simulación electrónica del aparato vestibular./ J. M. Drake Moyana (Métodos Físicos aplicados a la Biología. España, 1974) ·

12. - Estructura de los libros españoles de caballerías en el siglo XVI./ Federico Francisco Curto Herrero (Literatura y Filología. España, 19 72)

13. - Estudio geomorfológico del Macizo Central de Gredas./ M. Paloma F ernández García (Geología. España, 19 75)

14. - La obra gramatical de Abraham Jbn e Ezra./ Carlos del Valle Rodríguez (Literatura y Filología. Extranjero, 19 70)

Fundación Juan March (Madrid)

Page 194: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

15. - Evaluación de Proyectos de Inversión en una Empresa de producción y distribución de Energía Eléctrica./ Felipe Ruíz López (Ingeniería. Extranjero, 19 74)

16.- El significado teórico de los términos descriptivos./ Carlos Salís Santos (Filosofía. España, 1973)

17. - Encaje de los modelos econométricos en el enfoque objetivos-instrumentos relativos de política económica./ Gumersindo Ruíz Bravo (Economía. España, 1971)

18. - La imaginación natural (estudios sobre la literatura fantástica norteamericana)./ Pedro García Montalvo (Literatura y Filología. Extranjero, 1974)

19. - Estudios sobre la hormona Natriurética./ Andrés Purroy Unanua (Medicina, Farmacia y Veterinaria. Extranjero, 1973)

20. - Análisis farmacológico de las acciones miocárdicas de bloqueantes Beta-adrenérgicos./ José Salvador Serrano Malina (Medicina, Farmacia y Veterinaria. España, 19 70)

21.- El hombre y el diseño industrial./ Miguel Durán-Lóriga (Artes Plásticas. España, 1974)

22.- Algunos tópicos sobre teoría de la infomiación./ Antonio Pascual A costa (Matemáticas. España, 19 75)

23. - Un modelo simple estático. Aplicación a Santiago de Chile./ Manuel Bastarreche A/faro (Arquitectura y Urbanismo. Extranjero, 1973)

24. - Moderna teoría de control: método adaptativo-predictivo. Teoría y realizaciones./ Juan Manuel Martín Sánchez (Ingeniería. España, 1973)

25. - Neurobiología ( I Semana de Biología. Conferencias-coloquio sobre Investigaciones biológicas 1977)

26. - Genética ( I Semana de Biología. Conferencias-coloquio sobre Investigaciones biológicas 1977)

2 7. - Genética ( I Semana de Biol9gía. Conferencias-coloquio sobre Investigaciones biológicas 1977)

28. - Investigación y desarrollo de un analizador diferencial digital (A .D.D.) para control en tiempo real./ Vicente Zugasti Arbizu (Fz'sica. España, 1975)

29. - Transferencia de carga en aleaciones binarias./ Julio A. Alonso (Física. Extranjero, 1975)

30. - Estabilidad de osciladores no sinusoidales en el rango de microondas./ José Luis Sebastián Franco (Física. Extranjero, 19 74)

Fundación Juan March (Madrid)

Page 195: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

31. - Estudio de los transistores FET de microondas en puerta común.¡ Juan Zapata Ferrer. (Ingeniería. Extranjero, 1975).

32. - Estudios sobre la moral de Epicuro y el Aristóteles esotérico./ Eduardo A costa Méndez. (Filosofía. España, 19 73).

33. - Las Bauxitas Españolas como mena de aluminio./ Salvador Ordóñez Delgado. (Geología. España, 1975).

34. - Los grupos profesionales en la prestación de trabajo: obreros y empleados. /Federico Durán López. (Derecho. España, 19 75 ).

35. - Obtención de Series aneuploides (monosómicas y ditelosómicas) en variedades españolas de trigo común. /Nicolás J ouve de la Barreda. (Ciencias Agrarias. España, 1975).

36. - Efectos dinámicos aleatorios en túneles y obras subterráneas./ Enrique A/arcón Alvarez. (Ingeniería. España, 19 75).

3 7 - Lenguaje en periodismo escrito. /Fernando Lázaro Carreter, Luis Michelena Elissalt, Robert Escarpit, Eugenio de Bustos. Víctor de la Serna, Emilio A/arcos Llorach y Juan Luis Cebrián. (Seminario organizado por la Fundación Juan March los días 30 y 31 de mayo de 1977).

38. - Factores que influyen en el espigado de la remolacha azucarera, Beta 11ulgaris L./José Manuel Lasa Dolhagaray y Antonio Sil11án López. (Ciencias Agrarias. España, 1974).

39. - Compacidad numerable y pseudocompacidad del producto de dos espacios topológicos. Productos finitos de espacios con topologías proyectivas de funciones reales. /José Luis Blasco Olcina. (Matemáticas. España, 1975).

40. - Estructuras de la épica latina./Mª. del Dulce Nombre Estefanía A lvarez. (Literatura y Filología. España; 19 71 ).

41. - Comunicación por fibras ópticas./Francisco Sandoval Hernández. (Ingeniería. España, 1975).

42. - Representación tridimensional de texturas en chapas metálicas del sistema cúbico./José Antonio Pero-Sanz Elorz. (Ingeniería. España, 1974).

43. - Virus de insectos: multiplicación, aislamiento y bioensayo de Baculovirus. /Cándido Santiago-Alvarez. · (Ciencias Agrarias. Extranjero, 1976).

44. - Estudio de mu tan tes de saccharomyces cerevisiae alterados en la bias íntesis de protdnas. / Lucas Sánchez Rodrzguez. (Biología. España, 1976).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 196: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

45. - Sistema automático para la exploración del campo visual. José Ignacio Acha Catalina. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. España, 1975).

46. - Propiedades físicas de las variedades de tomate para recolecció·­mecánica./Margarita Ruiz Altisent. (Ciencias Agrarias. España

47.- El uso del ácido salicílico para la medida del pH intracelular er. las células de Ehrlich y en escherichia coli. /Francisco Javier García-Sancho Martín. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. Extranjero, 19 74).

48. - Relación entre iones calcio, fármacos ionóforos y liberación de noradrenalina en la neurona adrenérgica periférica./ Antonio García García. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. España, 1975).

49. - Introducción a los espacios métricos generalizados./ Enrique Trillas y ClaudiAlsina. (Matemáticas. España, 1974).

50. - Síntesis de antibióticos aminoglicosídicos modificados./Enrique Pando Ramos. (Quz'mica. España, 1975).

51.- Utilización óptima de las diferencias genéticas entre razas en la mejora. /Fernando Orozco y Carlos López-Fanjul. (Biología Genética. España, 1973).

52. - Mecanismos neurales de adaptación visual a nivel de la capa plexiforme externa de la retina. /Antonio Gallego Fernández. (Biología Neurobiología. España, 1975).

53. - Compendio de la salud humana de Johannes de Ketham. /Mª . Teresa Herrera Hernández. (Literatura y Filología. España, 19 76)

54. - Breve introducción a la historia del Señorío de Buitrago./Rafael Flaquer Montequi. (Historia. España, 1975).

55. - Una contribución al estudio de las teorías de cohomología generalizadas. /Manu el Castel/et Solanas. (Matemáticas. Extranjero, 1974).

56.- Fructosa 1,6 Bisfosfatasa de hígado de conejo : modificación por proteasas lisosomales./Pedro Sánchez Lazo. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. Extranjero, 1975).

5 7. - Estudios sobre la expresión genética de virus animales./ Luis Carrasco Llamas. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. Exiranjero, 1975).

58. - Crecimiento, eficacia biológica y variabilidad genética en poblaciones de dípteros./Juan M. Serradilla Manrique. (Ciencias Agrarias. Extranjero, 1974).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 197: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

1\

f Q~

59. -

60. -

61 .-

62. -

63.-

64. -

65. -

66. -

67 -

68. -

Efectos magneto-ópticos de simetría par en mata/es ferromagnéticos./ Carmen Nieves Afonso Rodríguez. (Física. España, 1975).

El sistema de Serve t./ Angel Alcalá Calve. (Filosofía. España, 19 74).

Dos estudios sobre literatura portuguesa contemporánea./ David Mour?io-Ferreira y Vergilio Ferreira. (Literatura y Filología, 19 77).

Sistemas intermedios. /María Manzano Arjona. (Filosofía. España, 1975).

A la escucha de los sonidos cerca de E. en el 4 He líquido. / Félix Vida! Costa.( Física. Extranjero, 1974). ·

Simulación cardiovascular mediante un computador híbrido. José Ramón Farré Muntaner. (Ingeniería. España, 1976).

Desnaturalización de una proteína asociada a membrana y caracterización molecular de sus subunidades./José Manuel Andreu Morales. (Biología. España, I976).

Desarrollo ontogénico de los receptores de membrana para insulina y glucagón./ Enrique Blázquez Fernández. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. España, 1976).

La teoría de los juegos semánticos. Una presentación./ Juan José Acero Fernández. ( Filosofia. Extranjero, 1974).

El problema de la tierra en el expediente de ley Agraria. / Margarita Ortega lópez. (Historia. España, 1976).

69. - Razas vacunas autóctonas en vías de extinción. (Aportaciones al estudio genético)./ Miguel Vallejo Vicente. (Medicina, Farmacia y Veterinaria. España, 1976).

70. - Desviaciones del sistema y de la norma de la lengua en las construcciones pronominales españolas./ María Antonia Martín Zorraquino. (literatura y Filología. España, 1974).

71. - Sociología del ejército español en el siglo XIX/ Fernando Fernández Bastarreche. (Historia. España, 1977).

72. - la filoso fía hegeliana en la España del siglo X IX/ Juan Francisco García Casanova. (Filosofía. España, 19 76).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 198: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

73. - Procesamiento de datos lingüísticos. Modelo de traducción automática del español al alemán. / Montserrat Meya Llopart. (Literatura y Filología. Extranjero, 1976).

74. - La Constitución de 1931 y la autonomía regional. /Adolfo Hernández Lafuente. (Ciencias Sociales. España, 1976).

75. - El modelo constitucional español del siglo XIX / Miguel Arto/a Gallego. (Historia, 19 79 ).

76.- Estudio de la susceptibilidad magnetoeléctrica en el Cr2 0 3 policristalino, por el método de la constante dieléctrica. /Rafael C. Martín Pérez. (Ciencias Físicas. España, 19 70).

Fundación Juan March (Madrid)

Page 199: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

- - j Fundación Juan March (Madrid)

Page 200: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)

Page 201: C-14 y Prehistoria de la Península Ibérica

Fundación Juan March (Madrid)