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Las nuevas ideas de la arquitectura renacentista cris- talizan en España a lo largo del siglo XVI y lo hacen de forma peculiar; la gran mayoría de las nuevas pro- puestas se ejecutaban en Italia en albañilería, mien- tras que aquí se materializan en piedra, tradición constructiva ampliamente extendida en nuestro país. Los nuevos modos de construir a lo romano o a la antigua conviven además con el arraigado quehacer gótico o moderno, de estructuras y planteamientos bien conocidos y de gran flexibilidad en los sistemas de abovedamiento al adaptarse a cualquier geometría de planta. A lo largo de casi toda la centuria tiene lu- gar en la arquitectura española un proceso interesante en el que, junto a realizaciones plenamente góticas o renacentistas, se manifiestan también todas las com- binaciones posibles entre tradición y modernidad, conceptos que se refieren en unas ocasiones a aspec- tos puramente ornamentales y en otras a tipologías y modos de construir. Desde el punto de vista de la construcción de bóvedas es interesante matizar la dialéctica que se produce en este período, pues hay ejemplos formalmente clásicos que se construyen se- gún procedimientos góticos y al contrario: bóvedas de apariencia gótica construidas por piezas enterizas según los nuevos métodos. Los diversos artífices del Monasterio de El Esco- rial implicados en el diseño y construcción de bóve- das se enfrentaron plenamente al reto de materializar en piedra modelos renacentistas, en la línea que ya habían iniciado Quijano, Siloé, Machuca, Vandelvira o Hernán Ruiz. Los abovedamientos escurialenses se llevaron a cabo en toda la fábrica con gran fidelidad a dos firmes presupuestos: ausencia casi total de de- coración, enlazando en este punto con la tradición ro- mánica y contrastando con la mayoría de las bóvedas renacentistas que se venían realizando en España, y construcción por piezas enterizas, aparejando de for- ma continua la superficie completa de la bóveda. Una de las tipologías empleada con mayor frecuencia fue la bóveda cilíndrica, olvidada durante el período gótico y con escasos ejemplos renacentistas construi- dos antes de El Escorial. En el Monasterio se cons- truyeron bóvedas de este tipo con directrices diver- sas, apartándose en muchas ocasiones del cañón de medio punto y planteando un amplio repertorio de arcos carpanel y bóvedas rebajadas; en los encuen- tros entre bóvedas iguales se desarrolló espléndida- mente el tema de la bóveda de arista; el problema de la apertura de huecos se abordó fundamentalmente mediante la solución de lunetos apuntados, pero tam- bién podemos encontrar ejemplos en el edificio de lo que en el siglo XVI se denominaban «arcos avanza- dos» o encuentro de dos cilindros de diferente radio que da lugar a una curva alabeada de cuarto grado y que en la actualidad conocemos también como «lu- netos». 1 Esta comunicación aborda el estudio de dos bóve- das cilíndricas del Monasterio de El Escorial en las que se materializan los dos tipos de lunetos mencio- nados: una cubre la bodega bajo la cocina del Cole- gio, en el cuadrante noroeste del conjunto, y otra el pórtico principal de acceso en la fachada de poniente, Bóvedas cilíndricas en el Monasterio de El Escorial: dos ejemplos de lunetos Ana López Mozo Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29 enero 2005, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz, 2005.

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Las nuevas ideas de la arquitectura renacentista cris-talizan en España a lo largo del siglo XVI y lo hacende forma peculiar; la gran mayoría de las nuevas pro-puestas se ejecutaban en Italia en albañilería, mien-tras que aquí se materializan en piedra, tradiciónconstructiva ampliamente extendida en nuestro país.Los nuevos modos de construir a lo romano o a laantigua conviven además con el arraigado quehacergótico o moderno, de estructuras y planteamientosbien conocidos y de gran flexibilidad en los sistemasde abovedamiento al adaptarse a cualquier geometríade planta. A lo largo de casi toda la centuria tiene lu-gar en la arquitectura española un proceso interesanteen el que, junto a realizaciones plenamente góticas orenacentistas, se manifiestan también todas las com-binaciones posibles entre tradición y modernidad,conceptos que se refieren en unas ocasiones a aspec-tos puramente ornamentales y en otras a tipologías ymodos de construir. Desde el punto de vista de laconstrucción de bóvedas es interesante matizar ladialéctica que se produce en este período, pues hayejemplos formalmente clásicos que se construyen se-gún procedimientos góticos y al contrario: bóvedasde apariencia gótica construidas por piezas enterizassegún los nuevos métodos.

Los diversos artífices del Monasterio de El Esco-rial implicados en el diseño y construcción de bóve-das se enfrentaron plenamente al reto de materializaren piedra modelos renacentistas, en la línea que yahabían iniciado Quijano, Siloé, Machuca, Vandelvirao Hernán Ruiz. Los abovedamientos escurialenses se

llevaron a cabo en toda la fábrica con gran fidelidada dos firmes presupuestos: ausencia casi total de de-coración, enlazando en este punto con la tradición ro-mánica y contrastando con la mayoría de las bóvedasrenacentistas que se venían realizando en España, yconstrucción por piezas enterizas, aparejando de for-ma continua la superficie completa de la bóveda.Una de las tipologías empleada con mayor frecuenciafue la bóveda cilíndrica, olvidada durante el períodogótico y con escasos ejemplos renacentistas construi-dos antes de El Escorial. En el Monasterio se cons-truyeron bóvedas de este tipo con directrices diver-sas, apartándose en muchas ocasiones del cañón demedio punto y planteando un amplio repertorio dearcos carpanel y bóvedas rebajadas; en los encuen-tros entre bóvedas iguales se desarrolló espléndida-mente el tema de la bóveda de arista; el problema dela apertura de huecos se abordó fundamentalmentemediante la solución de lunetos apuntados, pero tam-bién podemos encontrar ejemplos en el edificio de loque en el siglo XVI se denominaban «arcos avanza-dos» o encuentro de dos cilindros de diferente radioque da lugar a una curva alabeada de cuarto grado yque en la actualidad conocemos también como «lu-netos».1

Esta comunicación aborda el estudio de dos bóve-das cilíndricas del Monasterio de El Escorial en lasque se materializan los dos tipos de lunetos mencio-nados: una cubre la bodega bajo la cocina del Cole-gio, en el cuadrante noroeste del conjunto, y otra elpórtico principal de acceso en la fachada de poniente,

Bóvedas cilíndricas en el Monasterio de El Escorial: dos ejemplos de lunetos

Ana López Mozo

Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29 enero 2005, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz, 2005.

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zaguán del Patio de Reyes bajo la Biblioteca. El tra-bajo se apoya en la documentación conservada y enla realización de un levantamiento riguroso de lasbóvedas para plantear una investigación sobre lo quepudo ser su traza original y el proceso constructivoque fue llevado a cabo.2 Por otro lado, este trabajo seenmarca dentro de una tesis doctoral sobre las bóve-das del Monasterio de El Escorial.3

«ARCOS AVANZADOS» EN LA BODEGA BAJO LA

COCINA DEL COLEGIO

El encuentro entre cilindros de diferente radio —sifuera el mismo y los ejes se cortaran tendríamos unabóveda de arista— era una solución bien conocida enEspaña en el siglo XVI. Los manuscritos de canteríade Alonso de Vandelvira y Ginés Martínez de Aran-da explican su construcción;4 ambos prolongan la bó-veda pequeña hasta asomarla al intradós de la gran-de, evitando así el problema de aparejar de formaconjunta las dos piezas, cuestión que sí abordarán losescasos ejemplos de El Escorial. Andrés de Vandel-vira construyó «arcos avanzados» en la cripta y la sa-cristía de la catedral de Jaén (h. 1560 y antes de1579, respectivamente) y en la iglesia del Hospital deSantiago en Úbeda entre 1562 y 1569, todos con laconfiguración constructiva que su hijo Alonso reco-gería en su manuscrito.5 Jean Chéreau construiría,entre 1557 y 1596, lunetos de este tipo en la iglesiade Saint Jean en Joigny, también con aparejo inde-pendiente de la bóveda principal.6

En el Monasterio de El Escorial se construyeron«arcos avanzados» en los sótanos del convento —detamaño muy reducido, bajo el zaguán de entrada—,en el tránsito entre la iglesia y el zaguán de la sacris-tía —también de pequeño tamaño, pero construidoscon mayor esmero— y en una de las dos bóvedasque concentra la atención de este trabajo: la bodegabajo la cocina del colegio (figs. 1 y 2).

La construcción del sector del Monasterio quecomprende el ángulo noroeste del conjunto, dondehabrían de ubicarse el Colegio y el Seminario, cuyaterminación no apremiaba como el resto, fue acometi-da en último lugar. La postrera piedra de la fábricafue de hecho colocada, el 13 de septiembre de 1584,en la cornisa del Patio de Reyes sobre el aula de teo-logía del Colegio. La institución, hospedada desde1575 en el Convento del Monasterio, no ocuparía sin

embargo su ubicación definitiva hasta 1587 (Busta-mante 1994, 429, 591–92). La documentación conser-

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Figura 1Planta de sótanos del Monasterio de El Escorial (–18 pies).Esquema general de estancias basado en el levantamientorealizado con M. A. Alonso Rodríguez en 2001; señaladaen color gris, la sala bajo la cocina del Colegio que se estu-dia en esta comunicación

Figura 2Bodega bajo la cocina del Colegio del Monasterio de El Es-corial (fotografía de la autora por cortesía de PatrimonioNacional)

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vada sobre el proceso constructivo de la zona que nosocupa es menos prolija, quizá debido a la celeridadcon que la obra fue llevada a cabo. En abril de 1577Juan de Minjares, aparejador único de cantería en lareal fábrica desde 1576, redactaba junto con Fray An-tonio de Villacastín las condiciones para construir lostres patios del palacio público en el ángulo noreste,incluyendo cimientos, aljibes, «las bobedas que se leshordenare debaxo de tierra labradas a picon y quetenga cada hilada pie y quarto de diente y otro tantode lecho y con las lunetas que se les hordenare . . .Yten que si algunas obras se les mandare hazer en lapartida del colesio lo hagan como se les hordenare»(Bustamante 1994, 550–51). Por otro lado, en diciem-bre de 1579 se contrataban los cuartos del Seminarioen la fachada norte, incluyendo la torre de poniente yla cocina del colegio (Bustamante 1994, 570–73);7 lacimentación podría estar ya construida, incluida labodega bajo la cocina, pues no hay especificaciones

al respecto. En marzo de 1580 se concertaba la cons-trucción de las bóvedas, aljibes y cimientos del «quar-to del colesio», obra fundamentalmente de ladrillo, almenos en cuanto a bóvedas se refiere, por lo que noparece probable que este contrato incluyera la bodegabajo la cocina.8 En marzo de 1581 se contrataba laobra de la torre del zaguán (lucerna) y refectorio delcolegio (brazo oriental adyacente) sobre unos cimien-tos ya levantados y nivelados hasta un pie por debajodel «suelo olladero de toda la casa»;9 no sería desca-bellado pensar que la bodega, brazo septentrional dela lucerna a la cota de los cimientos, estaba ya cons-truida. En enero de 1583 se concierta la construcciónde la bóveda de la cocina sobre unos muros ya alza-dos, contratados en 1579.10 Los datos que se despren-den de la documentación analizada no permiten fijaruna fecha exacta pero sí establecer un período,1577–1581, en el cual probablemente fueron cons-truidas las cantinas o estancias de sótano del Colegio.

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Figura 3Planta y secciones de la bodega bajo la cocina del Colegio del Monasterio de El Escorial

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La bodega bajo la cocina del Colegio del Monaste-rio de El Escorial es una sala de 31 pies de ancho porcasi 55 de largo (8,637 m por 15,309 m) a la que seaccede exclusivamente desde el «Patio y corral y fe-ruicio dala cozina del colegio y feminario», segúndefinición de Herrera en el Sumario de las Estampas.Otras estancias en las cantinas del edificio, de sec-ción transversal similar y altura también comprome-tida, tienen su cubrición resuelta con una única bóve-da de cañón longitudinal rebajada: se trata de lassalas bajo las primitivas cocina, ropería y refectoriodel convento, en el primer caso de cantería y el restode ladrillo. La inexistencia de una premisa de diafa-nidad en el espacio propició seguramente la cubri-ción de la bodega del Colegio de modo diferente: sedispusieron dos bóvedas de cañón paralelas en senti-do longitudinal, apoyadas en los muros perimetralesy en cuatro pilares alineados en el eje de la habita-ción, replanteados cuidadosamente para liberar cincopasos transversales idénticos de 2,39 m de anchuraresueltos también con bóvedas de cañón.11 Un arcoescarzano, porción de un círculo de 4,14 m de diáme-tro, conforma la directriz de las dos bóvedas princi-pales que no llegan por tanto a completar el mediocañón, situándose su arranque a la misma cota que elde las cinco bóvedas transversales (fig. 3). La confi-guración que se está describiendo produce inevita-blemente el encuentro entre los diferentes cañonessegún curvas alabeadas de cuarto grado. El conjuntodel abovedamiento completo de la sala está apareja-do por hiladas horizontales continuas, con piezas queconforman la arista del luneto sin trasdosarlo.

El análisis de la solución teórica obtenida como in-tersección de los cañones descritos presentaba ciertasdiferencias importantes con lo realmente construido:por un lado, la geometría de la arista del luneto en lazona central de la línea alabeada se apartaba clara-mente de la línea teórica; por otro, el problema delaparejo de la bóveda secundaria al encontrarse sus hi-ladas obligadas por la principal, con la aparición deuna hilada desproporcionadamente ancha en la clave—resuelto en la práctica con aparejos independientescomo los construidos por Vandelvira y Chéreau—brillaba por su ausencia. La búsqueda de una soluciónpara disponer un tamaño normal en las hiladas centra-les de las bóvedas secundarias llevó a Juan de Minja-res a construir una solución peculiar (fig. 4).

El acuerdo entre bóveda principal y secundaria seproduce sin problemas en las cuatro primeras hiladas

de ambas y en ellas la arista del luneto teórico coin-cide con gran exactitud con la realmente ejecutada.El cañón pequeño desarrolla poca altura en su zonacentral y no llega a rebasar la siguiente junta de labóveda mayor, generándose en la solución teórica lahilada ancha ya mencionada, que sin embargo Minja-res no llegaría a construir: la geometría de la directrizde los cañones secundarios fue alterada a partir de lacuarta hilada para solucionar el problema. Por unlado, se dispuso un tramo horizontal central más altoque la clave original de estas piezas, a la cota de lasiguiente junta de la bóveda principal que el lunetono llegaba a alcanzar; por otro, se completó la sec-ción con un arco de circunferencia para enlazar conla directriz original (fig. 5).

Juan de Minjares se enfrentaría años más tarde almismo problema en el zaguán occidental del Palaciode Carlos V en la Alhambra de Granada, bóveda queconstruyó entre 1594 y 1597.12 La solución empleadaen este caso fue diferente: la parte de la bóvedaprincipal que interfiere con la zona alta del lunetoatraviesa la bóveda secundaria interrumpiendo sushiladas, que son entonces aparejadas de forma inde-pendiente en el número de piezas que convenga; laparte central de la arista del luneto es tallada, posi-blemente una vez colocada, sólo en una de las dove-las de la bóveda principal.

LUNETOS APUNTADOS EN LA BÓVEDA DEL PÓRTICO

PRINCIPAL

Los lunetos apuntados resuelven de un modo diferen-te la apertura de luces a través de huecos de directrizsemicircular en una bóveda de cañón: ésta es seccio-nada por dos planos verticales que pasan por los ex-tremos del hueco, formándose en cada caso un arcode elipse —o varios si la bóveda es oval— en el quese habrá de apoyar la superficie intermedia que se dis-ponga hasta el hueco. La arista de encuentro, al tratar-se de una elipse, es más sencilla de trazar que la curvaalabeada del «arco avanzado», pero la bóveda secun-daria es más compleja, constituyéndola una superficiereglada alabeada, íntimamente ligada a la configura-ción de su aparejo. Si los huecos tienen el mismo diá-metro que la bóveda principal el problema no es elque se está planteando, pues aparece de nuevo la bienconocida bóveda de arista con superficies conforma-das por cilindros. Volviendo al caso que nos ocupa, la

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aparición de esa superficie extraña puede ser la razónpor la que esta solución se haya desestimado para re-solver encuentros de bóvedas en los que la secundariatenga mayor desarrollo en longitud; los huecos de lu-ces de los lunetos apuntados suelen apoyarse no mu-cho más atrás de la línea de imposta de la bóvedaprincipal. El modelo, importado de Italia donde se re-solvía fundamentalmente en albañilería, se construyeen España con gran asiduidad en cantería. Las solu-ciones más frecuentes para el corte de piedra de loslunetos o superficies intermedias, que como decíamos

condicionan su geometría, suponen irrenunciable lapremisa del aparejo continuo del conjunto completoy, en general, la regularidad de las juntas de la bóve-da, que quedan interrumpidas al encontrarse con laarista del luneto: de dichos puntos parten las juntas deéste, que pueden después ser trazadas de forma quemantengan paralelismo en planta o se apoyen en lasdivisiones en partes iguales del arco del hueco o para-

mento. El trazado de estos elementos no aparece re-cogido en los textos de cantería del siglo XVI, aunquefue construido con frecuencia.13 Entre los primerosejemplos construidos en España José Calvo López(2000, 167) señala los realizados en la bóveda poligo-nal de la cripta del Palacio de Carlos V en la Alham-bra de Granada y los numerosos llevados a cabo en ElEscorial.

A la hora de resolver la apertura de huecos enbóvedas cilíndricas, los artífices de las bóvedas delMonasterio de El Escorial se decantaron preferen-temente por la solución de lunetos apuntados, quedenominaban «lunetas», frente a la de «arcos avanza-dos». Sin realizar una enumeración exhaustiva, pode-mos encontrar ejemplos construidos en cantería enlos sótanos de poniente en la pescadería, abiertos so-bre una bóveda oval, o en los cañones de los pasillosde distribución; en los sótanos de las zonas meridio-nal y oriental en bóvedas de cañón, y en bóvedasovales en los corredores perimetrales del ClaustroMayor, patios de Palacio y en los pórticos de la igle-

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Figura 4A la izquierda, luneto teórico; a la derecha, solución real-mente construida. En la planta de ambos dibujos aparecentambién señalados los puntos de la arista obtenidos en latoma de datos

Figura 5Axonometría de la solución construida en las bóvedas de labodega de la cocina del Colegio del Monasterio de El Esco-rial, según la propuesta realizada en esta comunicación

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sia y entrada principal. Entre todos estos ejemplos seha elegido para estudiar en esta comunicación la bó-veda situada en el pórtico principal de la fachada deponiente, zaguán del patio de Reyes bajo la Bibliote-ca, por su mayor luz (figs. 6 y 7).

El lugar en el que se habría de ubicar el pórtico delMonasterio de El Escorial en la fachada de ponienteconstituyó el paso principal de carretería al interiorde la obra, lo que probablemente demoró el comien-zo de su construcción. En septiembre de 1579 seconcertaba la obra, dividida en dos partidas igualessegún el eje de simetría de la entrada, con dos equi-pos de maestros canteros; en enero de 1583 faltabanbóvedas por cerrar, terminándose todo en el mes deoctubre del mismo año (Bustamante 1994, 561–566).

El pórtico principal bajo la Biblioteca es un espa-cio de planta rectangular de 31 pies de ancho (8,637m, igual que la bodega de la cocina del Colegio) por82 1/3 pies (22,938 m) y está cubierto por una bóve-da de cañón rebajada, con un desarrollo en altura de2,99 m y una imposta a 5,96 m del suelo. Cuatro ar-cos transversales ligeramente resaltados respecto alintradós conforman tres sectores en los que se abrenlos huecos de paso al Patio de Reyes en la parteoriental y la puerta principal y dos arcos ciegos en ellado occidental (fig. 8).

La documentación conservada sobre el proceso detraza y construcción de la bóveda del pórtico del Mo-nasterio ofrece de nuevo pocos datos que arrojen luzen la reconstitución del proceso: las condiciones re-dactadas por Juan de Minjares contienen sólo escue-tas y generales referencias.14 La sección transversalde la bóveda fue sin duda el punto de partida: se tratade un arco carpanel de tres centros que no se ajusta,como tantos otros del Monasterio, a los trazados deproporciones fijas conocidos entonces;15 el diseñoparece haberse resuelto situando inicialmente el cen-tro de los arcos de arranque a 9 pies de la imposta dela bóveda, lo que para una luz de 31 pies deja 6,5hasta el eje de simetría; trazando desde cualquiera deestos centros una línea recta inclinada 60º respecto ala horizontal —operación que se puede realizar conel compás, «pinchando» en uno de los centros y«abriendo» hasta el simétrico, pues estamos forman-do un triángulo equilátero— hasta cortar al eje verti-cal de la sección, donde se situaría el centro del arcomedio. El proceso de dibujo a partir de aquí reprodu-ce el de cualquier arco carpanel de centros conoci-dos, pues la única condición que se debe cumplirpara que los arcos de circunferencia a enlazar seantangentes entre sí es que exista alineación entre losdos centros y el punto de encuentro: trazada esta rec-ta, el primer arco se prolonga sólo hasta cortarla; re-trocediendo sobre ella hasta el centro inferior secompleta la figura hasta el eje de simetría. El desa-rrollo en altura de la bóveda no es en este caso undato conocido a priori, pero fácil de tantear hasta en-cajar una solución aceptable desplazando el puntoelegido inicialmente como centro del arco de arran-que. Los datos necesarios para reconstituir el trazadode la sección de la bóveda se tomaron en las zonascercanas a los testeros, pues en el centro se advierte asimple vista una considerable deformación, consta-tándose en este levantamiento una flecha máxima de18,3 cm (fig. 9).16 El espesor que especificaban lascondiciones redactadas por el aparejador Lucas deEscalante en 1569 para las bóvedas del piso bajo delos corredores del Claustro Mayor, 1 pie y ⁄, se ajustaa los datos obtenidos en este trabajo, en el que se si-túan intradós de la bóveda y suelo de la Biblioteca.Juan de Herrera dibujaba en el Quinto Diseño de lasEstampas una bóveda muy delgada, con menos de lamitad del espesor teórico, que tuvo además que serincrementado para nivelar el solado del piso supe-rior.

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Figura 6Primer Diseño de las Estampas del Monasterio de El Esco-rial dibujadas por Juan de Herrera y grabadas por Perret

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Figura 8Planta y secciones del pórtico principal del Monasterio de El Escorial

Figura 7Pórtico principal en la fachada de poniente del Monasterio de El Escorial (fotografía de la autora por cortesía de PatrimonioNacional)

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El despiece de la bóveda principal está conforma-do por trece hiladas más la clave en cada uno de loscuatro cuadrantes en que dividen el pórtico sus dosejes de simetría, salvo el nororiental que tiene una hi-lada más. Una vez tomada la decisión de la anchurade los huecos de paso y descontando el espesor delos arcos situados sobre ellos, se obtiene el diámetrodel arco directriz del luneto. Los planos verticalesque arrancan de sus extremos seccionando a la bó-veda principal no forman aquí, y tampoco en otrosmuchos ejemplos del propio Monasterio, 45º con laimposta de la bóveda;17 su trazado parece venir con-dicionado más bien por el peralte del luneto. Coneste último criterio se trazaron las «lunetas» delClaustro Mayor: «Estas dhas lunetas an de yr ca-pialçadas un pie en la parte do se juntan las dos aris-tas poco mas o menos mas en la clabe del arco dondecargan las dhas lunetas».18 El peralte fijado en el pór-tico principal podría ser de fl de pie: trazado el vérti-ce del luneto en la sección, la posición en planta apa-rece ya determinada, obteniéndose en este caso unángulo sensiblemente menor de 45º para la proyec-ción de las aristas (la distancia en planta entre losvértices teóricos y los reales alcanza en algunos pun-tos los 26 cm, medida cinco veces mayor que el des-plome máximo, por lo que no es lógico pensar queéste sea el causante de una reducción del ángulo de45º). Resta por decidir el despiece del luneto, resuel-

to aquí por hiladas paralelas en planta coincidentescon las correspondientes de la bóveda principal en suencuentro con la arista.19 La irregularidad que apare-ce consecuentemente en el despiece del hueco del lu-neto es disimulada aquí por la moldura del arco deapoyo (figs. 10 y 11).

CONCLUSIONES

La escasez de ejemplos de «arcos avanzados» —in-tersecciones de cilindros de diferente radio— en elMonasterio de El Escorial indica que se trataba deuna solución que no contaba con el beneplácito desus artífices. No sabemos si rechazaban la configura-ción formal del modelo o la complejidad de aparejar-lo en piedra de forma continua, pero parece claro queevitaron su construcción. El ejemplo estudiado enesta comunicación revela problemas en la realizaciónsolventados con pericia pero de forma excesivamentecompleja: el resultado es un caso inusual en el que elcorte de piedra no se somete a la geometría de la bó-veda intentando además construirla de la forma mássencilla posible, sino que la transforma. Lo que en unprimer análisis de datos parecían irregularidades enla ejecución de las bóvedas secundarias eran en reali-dad alteraciones en la traza original. Juan de Minja-res mejoraría sin duda la solución del problema añosmás tarde en el zaguán occidental del Palacio de Car-los V en la Alhambra de Granada. Sin embargo, y apesar de sus peculiaridades, sería importante consta-tar que la solución construida en la bodega de la co-cina del Colegio del Monasterio de El Escorial po-dría constituir uno de los ejemplos más tempranos de«arcos avanzados» aparejados por piezas enterizas encontinuidad con la bóveda.

Lunetos apuntados fueron construidos con granmaestría en muchos puntos del Monasterio. Esta pre-ferencia podría fundamentarse en la facilidad de suconstrucción, en la flexibilidad de su trazado, en suapariencia formal o, probablemente, en el conjuntode todas ellas.

NOTAS

1. Sobre lunetos es obligada la consulta del trabajo deJosé Calvo López (2000, 165–175) quien aborda elproblema desde el punto de vista teórico y su construc-

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Figura 9Sección transversal de la bóveda del pórtico principal delMonasterio de El Escorial. En línea de trazos, dibujo de ladeformada de la sección en el tramo central

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ción en España en el siglo XVI, analizando el conteni-do de los tratados de la época y realizando referencias alos ejemplos construidos que se citan en esta comuni-cación.

2. La necesidad de obtener datos precisos sobre la geo-metría de las bóvedas, su despiece y su entorno pró-ximo propició la realización de un levantamiento ri-guroso específico para este trabajo. La medición,especialmente en zonas inaccesibles, se llevó a cabocon una estación total láser de lectura directa que fun-ciona sin prisma de reflexión, completándose con cintay distanciómetro. La imposibilidad de radiar todos lospuntos desde un único estacionamiento hizo necesariofundir en un mismo sistema de coordenadas datos to-mados desde bases diferentes (cinco en el pórtico prin-cipal y siete en la bodega del Colegio) mediante pun-tos comunes visados desde cada posición. La nube depuntos finalmente obtenida en cada caso fue analizaday procesada en un programa de CAD en un único ar-

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Figura 10Planta y sección longitudinal de la bóveda del pórtico principal del Monasterio de El Escorial. En los dibujos aparecen re-presentadas todas las juntas e hiladas y con línea de trazos en la sección, la deformada de la bóveda en la actualidad

Figura 11Planta del luneto sureste. Señalada a trazos, línea teórica delluneto «a 45º»

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chivo donde se prepararon todos los dibujos que sepresentan en este trabajo.

El levantamiento se ha podido llevar a cabo gracias a la po-sibilidad de utilizar el instrumental de que dispone elDepartamento de Ideación Gráfica de la Escuela Técni-ca Superior de Arquitectura de Madrid y a la siempreamable disposición tanto de la Delegación de Patrimo-nio Nacional en el Monasterio de El Escorial como dela dirección del Colegio Alfonso XII, para autorizar yfacilitar el acceso en todas las visitas necesarias paracompletar la toma de datos.

3. «Las bóvedas del Monasterio de El Escorial», dirigidapor Enrique Rabasa Díaz, catedrático de la EscuelaTécnica Superior de Arquitectura de Madrid.

4. Vandelvira h. 1575–1591, tít. 30, «Arco avanzado encercha» y Martínez de Aranda h. 1600, Pl. 48–50,«Arco avanzado en bóveda».

5. Datos sobre las obras de Andrés de Vandelvira enChueca Goitia (1971, 151–181 y 195–216) y MoralesMartínez (1989, 174–185).

6. Pérouse de Montclos 1982, 96. Chéreau representa ade-más las bóvedas de esta iglesia en su manuscrito (h.1567–74, f. 102v).

7. En las condiciones y contrato de 1579 no hay referen-cia expresa a la construcción de la cocina; sí aparecesin embargo en la nueva escritura de obligación que fir-man los contratistas en marzo de 1581 debido al falle-cimiento de uno de ellos, en la que se especifica que«se encargaron y obligaron de hazer la obra de canteriay albañiria del quarto del cierço de la scalera que subeal andar de los cinquenta y seys pies que su comiençoes encima de los caños del conduto del agua y feneceen la torre del puniente con todo el cuerpo de la dha to-rre y el quarto de la cocina del colegio hasta llegar a latorre del çaguan» (Bustamante 1994, 584), nombrándo-se sustitutos que se obligaron a proseguir y acabar laobra.

8. «Señor. Francisco Rodríguez y Juan Romero, residen-tes en esta fabrica se an concertado que haran la frogade las bouedas y aljibes y cimientos del quarto del co-lesio a diez y ocho reales la tapia de mamposteria dedoscientos pies quadrados dandoles la piedra adondepuedan allegar a la descargar las carretas y la cal batidauna uez descargada adonde al aparejador le pareciereestar mas acomodada y que haran las bovedas grandesde dos pies de grueso revocadas y cortadas por debajoy bien limpios los ladrillos . . . y la boueda de los alji-bes de asta y frente de ladrillo del grueso . . . y la alva-ñeria de pie derecho de ladrillo de los dhos aljibes deasta y frente de grueso . . . y las bouedillas de los tran-sitos que son de siete u ocho pies de ancho y de gruesoun pie, con las lunetas que se les hordenare» (Busta-mante 1994, 572).

9. Bustamante 1994, 580.10. Bustamante 1994, 585.11. Los datos tomados en todas ellas permiten afirmar, con

la tolerancia que una labra bastante tosca —lógica porotro lado en unas dependencias de servicio— exigeconsiderar, que las hiladas son horizontales y paralelasy que la directriz es circular, aunque este último puntose matizará más adelante.

12. El nombramiento de Juan de Minjares al frente de lasobras del Palacio de Carlos V en la Alhambra de Gra-nada se producía en 1583, pero no juró el cargo hasta1588, realizando en ese período una sola visita a lafábrica real en 1584. En 1592 se contrataba piedrapara la bóveda del zaguán occidental; en febrero de1594 se compraba madera para la cimbra de un terciode la bóveda, que luego sería desmontada y utilizadaen la zona central y en 1597 se ordenaba la aplicaciónde cal sobre el intradós (Rosenthal [1985] 1988,139–145).

13. José Calvo López realiza una clara descripción geomé-trica del problema y analiza los textos del siglo XVIIque sí describen y estudian este tipo de lunetos (2000,166–170).

14. Bustamante 1994, 561–563. Por otro lado, los dibujosun tanto idealizados de Herrera (1589) y los del riguro-so levantamiento de Javier Ortega Vidal (1999) hanarrojado luz oportunamente en puntos clave de este tra-bajo.

15. Óvalos de Serlio, Vignola, Hernán Ruiz y Vandelvira.Sobre este tema, véase Gentil 1996, 77–147.

16. Agradezco las indicaciones de Santiago Huerta sobre laexistencia de un desplazamiento lateral en los apoyosal producirse la deformación de la bóveda. No hace fal-ta aclarar que efectivamente existe: 5,85 cm en la clavedel arco de la embocadura del luneto central de la partedel patio de Reyes y sólo 1,29 cm en el punto simétricodel lado de la fachada principal. La imposta de la bóve-da tiene un desplazamiento en la zona del patio de 2,45cm. El muro de la fachada principal es más grueso,pero también podría argumentarse que había más alturaconstruida en esa parte a la hora de descimbrar la bóve-da y por eso el desplome es menor.

17. Esa era la recomendación de Fray Laurencio de SanNicolás para bóvedas de cañón de medio punto, «por-que fiendo rebaxada, no puede fer la regla igual, ni dar-fe general» (1639, fol. 103v).

18. Bustamante 1994, 237.19. La superficie que así conforma el intradós del luneto

se denomina en Geometría Descriptiva cilindroide,superficie reglada alabeada formada por rectas quese apoyan en dos líneas curvas (arista del luneto yhueco semicircular) y se mantienen paralelas a unplano.

676 A. López

Page 11: Bóvedas cilíndricas en el Monasterio de El Escorial: dos ... · das del Monasterio de El Escorial.3 «ARCOS AVANZADOS» EN LA BODEGA BAJO LA COCINA DEL COLEGIO El encuentro entre

LISTA DE REFERENCIAS

Bustamante García, Agustín. 1994. La octava Maravilladel Mundo. (Estudio histórico sobre El Escorial de Feli-pe II). Madrid: Alpuerto.

Calvo López, José. 2000. «Lunetas y arcos avanzados. Eltrazado de un elemento constructivo en los siglos XVI yXVII». En Actas del 3er Congreso Nacional de Historiade la Construcción, 165–175. Madrid: Instituto Juan deHerrera.

Chéreau, Jean. 1567–74. Livre de l’architecture, manuscri-to conservado en la Biblioteca Municipal de Gdansk conel nº 2.280.

Chueca Goitia, Fernando. 1971. Andrés de Vandelvira ar-quitecto. Jaén: Instituto de Estudios Giennenses y Patro-nato José María Quadrado del CSIC.

Gentil Baldrich, José María. 1996. «La traza oval y la sala ca-pitular de la catedral de Sevilla. Una aproximación geomé-trica». En Qvatro edificios sevillanos. Metodologías parasu análisis, 77–147. Sevilla: Demarcación de Sevilla delColegio Oficial de Arquitectos de Andalucía Occidental.

Herrera, Juan de; P. Perret. 1589. Estampas. Madrid. Colec-ciones completas en la Biblioteca Nacional (Sala de Es-tampas, signatura 8–19) y Biblioteca del Palacio Real deMadrid.

Martínez de Aranda, Ginés. Hacia 1600. Cerramientos yTrazas de Montea, manuscrito conservado en la Bibliote-ca del Servicio Histórico Militar de Madrid; facsímil enMadrid: CEHOPU, 1986.

Morales Martínez, Alfredo J. 1989. «Tradición y moderni-dad, 1526–1563», en Arquitectura del Renacimiento enEspaña, 1488–1599. Madrid: Cátedra.

Ortega Vidal, Javier. 1999. El Escorial; dibujo y lenguajeclásico. Madrid: Sociedad Estatal para la Conmemora-ción de los Centenarios de Felipe II y Carlos V.

Pérouse de Montclos, Jean-Marie. 1982. L’architecture à lafrançaise. XVIe, XVIIe, XVIIIe siècles. París: Picard.

Rosenthal, Earl E. [1985] 1988. El Palacio de Carlos V enGranada. Traducido pore Pilar Vázquez Álvarez. Ma-drid: Alianza Editorial.

San Nicolás, Fray Laurencio de. 1639 y 1664. Arte y vso dearchitectvra. Madrid: s.i. (facsímil en Madrid, Albatros,1989).

Vandelvira, Alonso de. Hacia 1575–1591. Libro de traçasde cortes de piedras, copias manuscritas en Mss. 12.719de la Biblioteca Nacional de Madrid y R. 10 de la Biblio-teca de la Escuela de Arquitectura de Madrid (facsímilde la segunda en Geneviève Barbé-Coquelin De Lisle.1977. Tratado de Arquitectura de Alonso de Vandelvira.Albacete: Caja de Ahorros).

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