Buscando a los púnicos en el Noroeste

download Buscando a los púnicos en el Noroeste

of 24

Transcript of Buscando a los púnicos en el Noroeste

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    1/24

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078

    -X

    BUSCANDO A LOS PNICOS EN EL NOROESTE

    Alredo Gonzlez Ruibal*

    Raael Rodrguez Martnez**Xurxo Ayn Vila***

    RESUMEN: En el presente artculo pretendemos analizar de manera sinttica el impacto del mundo pnico en elNW de la achada atlntica ibrica a partir de nes del s. VI a.C. a mediados del s. I a.C. Para ello, presentamos unaserie de contextos revisados recientemente que contribuyen a reinterpretar las relaciones atlnticomediterrneas,analizando a los agentes indgenas implicados, el carcter y los ciclos del comercio y dejando una serie de nuevas vasabiertas para el uturo de la investigacin.

    PALABRAS CLAVE: Intercambio, Emporia, Oppida, Comercio pnico, Comercio tardopnico, Galaicos, Edaddel Hierro.

    LOOKING FOR THE PUNICS IN THE NORTHWEST OF IBERIA

    ABSTRACT: In this article we explore the evidence related to the impact o the Punic world in the NW o theIberian Peninsula rom the late 6th century BC to the mid1st century BC. For that, we present a series o contextsrevised recently, which contribute to interpret the relations between the Atlantic and Mediterranean worlds duringthe Iron Age. We look at the indigenous actors involved in the trade, the character and cycles o exchange and suggest some new research lines or the uture.

    KEY WORDS: Exchange, Emporia, Oppida, Punic rade, Late Punic rade, Gallaecians, Iron Age.

    Recibido: 13 de mayo de 2010/Aceptado: 15 de octubre de 2010/Fecha de publicacin: 6 de abril de 2011.

    1. INTRODUCCIN

    La zona al norte del ro Mondego, en la achada atlntica peninsular, ha quedado al margen de los

    estudios eniciopnicos hasta hace poco tiempo, a pesar de que importaciones mediterrneas se venan detectando en castros del noroeste peninsular desde los aos 20 del siglo pasado1 y su nmero seincrement signicativamente desde nales de los aos 702. Estos materiales pasaron desapercibidos

    * [email protected]. Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento. CSIC. San Roque, 2. E15704Santiago de Compostela.

    ** [email protected]. Diputacin de Pontevedra. Pazo Provincial. Servicio de Inraestructuras. Avda. de MonteroRos, s/n. E36071 Pontevedra. Director del proyecto Excavaciones arqueolgicas en A Lanzada, nanciado por laDiputacin Provincial de Pontevedra 2010.

    *** [email protected]. Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento. CSIC. San Roque, 2. E15704 Santiagode Compostela. Miembro del proyecto Excavaciones arqueolgicas en A Lanzada, nanciado por la DiputacinProvincial de Pontevedra 2010.

    1 LOSADA, A. 1943; LORENZO, X. 1956; BOUZA, F. 1957.2 SILVA, A.C.F. 1986; NAVEIRO, J. 1991.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    2/24

    578 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    lgico que conviene aclarar es el de mediterrneo. Cuando hablamos de infuencias o

    importaciones mediterrneas no lo hacemosteniendo en cuenta la geograa sica, sino lacultural. Entendemos que desde un punto devista cultural Lixus o Gadir son mediterrneos,al igual que las noras MaPascual A4, rente a los torques o el castro de Santa rega queseran culturalmente atlnticos, de la mismamanera que la cultura bereber es esencialmente mediterrnea y no atlntica por mucho queexistan comunidades bereberes en la vertiente

    atlntica.

    2. LOS GALAICOS

    Las comunidades que se encontraron lospnicos a su llegada al noroeste, a nales delsiglo V a.C. se hallaban en pleno proceso detransormacin. Precisamente ese perodo marca el cambio entre la Primera y la Segunda Edaddel Hierro en la zona. Hasta ese momento, el

    noroeste se haba caracterizado por una considerable homogeneidad cultural: predominaban en toda la regin castros pequeos de unahectrea o menos, con arquitectura de plantacircular poco monumental, con recuencia enmateriales perecederos, y orticaciones donde predominaban los aterrazamientos, osos yterraplenes. La ocupacin del espacio era pocodensa y se caracterizaba por la localizacin delos poblados en lugares elevados, desde los que

    se podan explotar suelos ligeros. A partir de nes del siglo V a.C. muchos de estos pobladosse abandonan y se multiplican en cambio lospoblados en ondo de valle. Estos nuevos cas

    por diversas razones: en primer lugar se encuentra la propia tradicin investigadora regional,

    que llev a la publicacin de muchos materialesrelevantes en medios locales de escasa diusinpor ejemplo, el primer ragmento de cermica griega de la provincia de Pontevedra, publicado en la revista del Museo de Pontevedra3.En segundo lugar, y en relacin con el primerpunto, debemos tener en cuenta la vacilacin delos propios descubridores, quienes por su altade amiliaridad con los materiales mediterrneos propusieron recuentemente cronologas

    errneas o describieron los objetos con vaguedad para evitar arriesgarse con dataciones queen aquellos momentos se habran consideradoherticas4. Finalmente, es necesario reconocer que entre los estudiosos del mbito mediterrneo no se valoraron en su justa medida los hallazgos pnicos de Galicia y el norte de Portugalpublicados en medios de mayor impacto5, conlo que la zona que aqu abordamos permanecial margen de la gran narrativa de la colonizacin

    eniciopnica de Iberia.La revisin de materiales de excavaciones

    antiguas en Galicia6, el descubrimiento de nuevos yacimientos7 y la continuacin de las excavaciones en yacimientos clsicos8 ha permitidouna reinterpretacin del comercio mediterrneo y el impacto del mundo pnico en la antigua Callaecia9. Es necesario en este punto, hacer constar que nuestro uso del trmino pnico no tiene que ver con los cartagineses,

    sino que se reere al mbito cultural enicio dela segunda mitad del siglo VI a.C. en adelante,siguiendo una de las acepciones de pnicocomnmente aceptadas10. El otro uso termino

    3 HIDALGO, J.M. y COSAS, F.J. 1978.4 CALO, F. 2008.5 Por ejemplo SUREZ OERO, J. y FARIA, F. 1990 o PEA, A. e HIDALGO, J.M. 2000.6 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007.7 Por ejemplo SUREZ OERO, J. 2004; ABOAL, R. y CASRO, V. 2007.8 AYN, X. 2005 y 2008.9 Cf. GONZLEZ RUIBAL, A. 2006.10 Cf. AUBE, M. E. 1992; VAN DOMMELEN, P. y GMEZ BELLARD, C. 2008.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    3/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 579

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    IX a.C., junto a alguna cuenta de pasta vtreay otros elementos que revelan infuencias me

    diterrneas, como bulas de bronce doble resorte y Acebuchal, alguna cermica pintaday cuchillos aalcatados. Donde se aprecia unapresencia ms uerte del mundo enicio o tartsico14 es en el curso bajo del Duero, lo cualno es de extraar, dada su proximidad al enclave orientalizante de Santa Olaia y la existencia de numerosos materiales de importacinen poblados indgenas cercanos, como Crastoy Conimbriga15. En la zona de Oporto se han

    documentado varios hallazgos de joyas de evidente infuencia orientalizante, como los tesoros de Malhada y Baio16. Aparte de los restosmateriales en s, contamos con las ambiguasreerencias de la Ora de Avieno, en las que sedescribe el comercio tartsico en las Casitrides. Creemos que la opcin ms verosmil parala localizacin de las Casitrides son las rasgallegas17, ricas en estao y con muestras deimportante actividad metalrgica en la transi

    cin del Bronce al Hierro18. De hecho, en estosmomentos del Hierro Inicial las costas de lasRas Baixas se llenan de grandes depsitos dehachas de bronce de aleacin ternaria, muchosde los cuales se ubican en el entorno inmediato de castros con ocupacin antigua. Este es elcaso del depsito de seis hachas de taln todava con el cono de undicin descubiertas en elcastro de Punta do Muio de Vento, en Vigo.En cualquier caso, el comercio con tartsicos

    y pnicos no debi ser particularmente intenso, dada la escasez de materiales caractersticosorientalizantes particularmente noras y cermica de engobe rojo.

    tros se dotan de deensas complejas y, al menosen la orla costera, se caracterizan por una arqui

    tectura en piedra monumental y una ocupacindel espacio muy densa11. Pese a que los poblados incrementan de tamao, no suelen superarlas dos hectreas, al menos hasta mediados delsiglo II a.C. cuando se empieza a imponer losoppida en la parte meridional de lo que se conocera desde poca de los romanos como Ca-llaecia. Los oppida constituyen lugares centralesdesde un punto de vista poltico y econmico,similares a los de otras partes de la Europa tem

    plada en estos momentos. odo parece indicarque estaban gobernados por una clase aristocrtica que, entre otras cosas, captaba las importaciones procedentes del medioda peninsular.Durante la Segunda Edad del Hierro se desarrollan tecnologas de poder caractersticas, lasms llamativas de las cuales son la orebrera enoro torques y arracadas y la escultura. El noroeste ibrico es la zona ms apartada del Mediterrneo donde se desarrolla una elaborada

    tradicin estatuaria en piedra. Buena parte dela que se conserva es ornamentacin arquitectnica de santuarios y casas aristocrticas. anto la orebrera como la estatuaria revelan unagran infuencia mediterrnea12.

    3. ANTES DE LOS PNICOS

    Aunque el comercio con el mundo mediterrneo creci exponencialmente a partir del

    siglo V a.C., lo cierto es que el noroeste no eradesconocido para los mercaderes procedentesdel sur al menos desde el Bronce Final13. Elhierro aparece en el noroeste a partir del siglo

    11 CARBALLO, L.X. 1996; PARCERO, C. et al. 2007: 182203; GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007; AYN,X. 2008: 936951.

    12 LADRA, X.L. 1999.13 GONZLEZ RUIBAL, A. 2004.14 ORRES, M. 2005.15 CORREIA, V.H. 1993.16 SILVA, A.C.F. 1986.17 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007.18 SIERRA, J.C. 1978; AYN, X. et al. 2008.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    4/24

    580 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    Los abundantes lotes de cermicas de importacin descubiertos en castros galaicos nos

    permiten hablar de ciclos de comercio, los cuales pueden ponerse en relacin con tendenciaspanmediterrneas. Y aunque reconocemos queresulta necesario realizar ms excavaciones enyacimientos con buenas estratigraas, en el momento actual contamos con datos sucientespara poder distinguir al menos dos ases claras deintercambio26: la pnica propiamente dicha ca.450150 a.C. y la tardopnica 15050 a.C..Mientras que la primera muestra unas caracters

    ticas muy idiosincrsicas que revelan la importancia de las decisiones locales en la conguracin del comercio durante la segunda etapa, sibien no se pierde la peculiaridad galaica, es obvioque el noroeste se integra mucho ms en la koinde consumo del mediterrneo occidental.

    4.1. El ciclo pnico mediados del siglo Va.C.fnales del siglo III a.C.

    Mientras que hasta el siglo V a.C., como vimos, la llegada de navegantes meridionales eraespordica pese a que sus ltimos enclaves seencontraban a las puertas mismas del noroeste,en los ltimos decenios del siglo V el panorama cambia radicalmente. De hecho, parecemosasistir a una explosin de comercio Fig. 1 quese refeja en diversos mbitos: en la gran extensin geogrca en la que se localizan importaciones, el gran nmero de materiales algenos,

    su diversidad y la presencia ornea en los castros galaicos. La explosin comercial de nalesdel siglo V a.C. podra explicarse por la reorganizacin de las comunidades enicias del Estre

    4. LOS CICLOS DE COMERCIO(S. V-I A.C.)

    En la actualidad, se puede decir que no existe un castro del noroeste situado en la zona litoral y con ocupacin entre el 450 y el 50 a.C.que no haya suministrado algn elemento deorigen mediterrneo pnico, griego o ibrico.Sin embargo, est armacin requiere de matices para que cobre todo su signicado histrico.La zona que concentra ms hallazgos es la situada entre la desembocadura del Duero, donde se

    sita el importante emporio de Cale Oportoy el norte de las Ras Baixas. Pasado Finisterre,la presencia pnica se desvanece rpidamente, aexcepcin de dos polos comerciales de relevancia: la Baha de A CoruaCastro de Elvia19 y,en menor medida, la Campa orres Gijn20.Es cierto que el norte gallego y el Cantbricoson peor conocidos arqueolgicamente que lasRas Baixas, pero tambin lo es que castros excavados en extensin, como Borneiro Cabana, A

    Corua21, Punta dos Prados22 o Punta Langosteira Cano Pan en prensa no han orecido msmateriales pnicos que escasas cuentas de pasta vtrea. Estos elementos ornamentales se documentan tanto en castros del prelitoral comodel interior en recientes intervenciones arqueolgicas en poblados como Castuelo Laxe, ACorua23, Pena Redonda24 o Castro da OurelaPalas de Rei, Lugo25. Esta cada brusca del comercio que se advierte entre la achada occiden

    tal y la septentrional tiene su correlato en la quese produce entre la costa y el interior. La presencia de cermica pnica se desploma a los pocoskilmetros del litoral.

    19 BELLO, J.M. y GONZLEZ AFUERA, B. 2008.20 MAYA, J.L. y CUESA, F. 2001.21 ROMERO MASI, A.M. 1987.22 PARCERO, C. et al. 2009.23 Comunicacin personal de Diego Piay.24 GONZLEZ RUIBAL, A. 2004b.25 LVAREZ MERAYO, I. 2009.26 GONZLEZ RUIBAL, A. et al. 2007.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    5/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 581

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    castros portugueses ms cercanos al litoral estnlocalizados a una distancia considerable del mar,

    al contrario que los gallegos, que se ubican directamente en cabos martimos; 4 La achada occidental galaica dispone de abundantes depsitosde estao, mientras que en el caso de Portugal losmayores depsitos se ubican en el interior, en lazona de rassMontes, lo que explicara la aparicin de materiales pnicos a lo largo del Mio,en castros de interior como Cidadelhe29.

    cho de Gibraltar que habra tenido lugar desdeun siglo antes y las transormaciones econmi

    cas ocurridas en la zona27, pero tambin habraque tener en cuenta las exploraciones cartaginesas que se producen durante este perodo. La expedicin de Himilcn, en concreto, tuvo comoobjetivo explorar la costa atlntica europea28. Esprobable que el mayor conocimiento geogrcodel extremo occidente y de sus potencialidadeseconmicas estimularan el comercio pnico ensentido lato con el noroeste.

    Distribucin de los hallazgos

    Ya hemos sealado que la distribucin delos hallazgos mediterrneos no es homogneaa lo largo del noroeste. La mayor densidad demateriales pnicos, griegos e ibricos en la costaportuguesa y las Ras Baixas parece lgica, dadoque est zona es la que se sita ms cerca de losasentamientos de la rbita pnica. Sin embargo,es necesario analizar esta cuestin con algo ms

    de detalle. Realmente la densidad de hallazgos essuperior en las Ras Baixas gallegas que en la costa norte de Portugal. En un rea similar tenemos18 yacimientos que han suministrado materialesde importacin del siglo V al III a.C. en la zonalitoral y prelitoral de las Ras Baixas y la cuencainerior del Mio, rente a 8 poblados en el reacomprendida entre la Ra de Aveiro y la cuenca del Lima. Indudablemente la arqueologa enGalicia ha sido ms activa y se ha divulgado ms,

    pero existen otro tipo de razones que pueden explicar esta distribucin dierencial de hallazgos:1 la rasa litoral portuguesa dispone de pocos lugares aptos para la construccin de castros, rentea la recortada y abrupta costa gallega; 2 la costaportuguesa carece de buenos ondeaderos, a excepcin de Porto, mientras que las Ras Baixascuentan con numerosos puertos naturales; 3 los

    Fig. 1. Yacimientos con importaciones pnicas (fines dels. V a.C.-fines del s. III a.C.). No se han considerado loscastros donde slo aparecen cuentas de pasta vtrea.Figuran numerados algunos de los sitios mencionados

    en el texto: 1. Elvia-Brigantium; 2. Neixn; 3. Castrovite;4. A Lanzada; 5. Toralla; 6. Punta do Muio de Vento; 7.A Forca; 8. Coto da Pena; 9. As Ermidas; 10. Cidadelhe;

    11. Porto; 12. Romariz

    27 GONZLEZ WAGNER, C. 1993.28 HUSS, W. 1985: 8485.29 SILVA, A.C.F. 1986: 4043.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    6/24

    582 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    comunidades del interior de Callaecia parecenhaberse dado resistencias a los procesos de je

    rarquizacin que se aprecian ms al sur y en lazona de las Ras Baixas. Dichas resistencias sematerializan en una arquitectura mucho menosmonumental, una cultura material menos diversicada y ornamentada y la prctica inexistenciade materiales de prestigio, en particular joyas.Las importaciones, pues, no habran tenido unlugar en la economa moral de las sociedades delinterior. Por otro lado, en zonas donde s existe una orebrera abundante, lo ms probable

    es que el poder de las elites se basase ms en lasjoyas, el ganado y la guerra que en captar materiales orneos35. Las comunidades del litoral,por el contrario, haban estado en contacto conel comercio meridional desde inicios de la Edaddel Hierro y haban comenzado un proceso dejerarquizacin desde momentos tempranos. Estos contactos debieron de ser una de las causasque omentaron la aparicin de lugares centralesen la costa sudoccidental de Callaecia y no en el

    norte o el interior de la regin.

    Materiales de importacin

    Lo que caracteriza a los materiales de importacin durante el ciclo pnico es su heterogeneidad. Encontramos objetos de procedenciagriega, algunos claramente abricados en la zonadel Estrecho noras, cermica comn, askoi,materiales que podran proceder de otras zonas

    del mbito cultural pnico, como la costa malaguea e Ibiza36 y nalmente otros de origen msincierto dentro del mundo pnico cuentas depasta vtrea oculadas. Es dicil saber, adems,si la cermica comn y pintada que se localiza

    La otra cuestin que merece ser explicada esel rpido declive de las importaciones en el no

    roeste ms all de la costa misma, hasta su prctica total desaparicin pasados los 30 kilmetros lineales del litoral. Por poner un ejemplo:mientras que en el Castro Grande de Neixn,situado en la costa norte de la Ra de Arousa ACorua aparecen 263 ragmentos de cermicapnica30, en Castrovite, localizado a 35 kilmetros de la costa y muy bien comunicado con elmar a travs del valle del ro Ulla se conocenslo media docena de ragmentos de cermica

    importada31. En otras zonas de la geograa peninsular el comercio de griegos, enicios y pnicos no desciende tan abruptamente como enGalicia. Materiales griegos, por ejemplo, penetran en gran cantidad y sin problemas en el interior de Extremadura, a ms de 200 kilmetrosde la costa32. La orograa galaica no parece unargumento convincente, aunque pueda tener supeso. De hecho, desde nes del siglo I a.C. en lospoblados del interior de Callaecia aparecen nu

    tridos lotes de noras Haltern 70, antes de quelas vas romanas pudieran acilitar su llegada33.

    Creemos que puede haber por lo menos dosmotivos que expliquen esta ausencia: en primerlugar, el actor ya sealado de la distribucin delas vetas estanneras en el noroeste. Aunque enel interior de Galicia existen importantes minas de estao, tambin las hay cerca del litoral,a veces en el entorno mismo de los castros costeros, como en el caso de Neixn34, por lo que

    el comercio poda tener su principio y su n enel mismo enclave costero. Los puertos, por lotanto, no cumpliran el mero papel de intermediarios, como sucede en otros lugares. El segundo motivo es de naturaleza sociopoltica. En las

    30 AYN, X. 2008b.31 GONZLEZ RUIBAL, A. y CARBALLO. L.X. 2001.32 JIMNEZ VILA, F.J. y OREGA, J. 2006.33 NAVEIRO, J. 1986, 1991 y 1996.34 AYN, X. et al. 2008.35 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007: 405410.36 ID. 2004a.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    7/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 583

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    son Romariz Aveiro; Oporto; San Loureno,Castelo de Faria y As Ermidas Braga, castroeste ltimo de donde procede un ragmento delekanis; Castromao Ourense; Recarea A Corua; Campa orres Asturias, Castro Grandede Neixn A Corua un posible cuenco deorigen tico40, entre otros castros41.

    El lote de material procedente del Estrecho

    de Gibraltar lo componen sobre todo norasMaPascual A4 y derivados Fig. 2. Este contenedor aparece en numerosos poblados: Romariz al sur del Duero, Coto da Pena Viana doCastelo, junto a la desembocadura del Mio,Castro Castrio de Coia, Punta do Muio deVento y Montealegre Ra de Vigo, Neixn y

    en los castros es de origen propiamente pnicoo turdetano.

    Por lo que se reere al material griego, se trata de cermicas de barniz negro datadas a lo largodel siglo IV a.C. Fragmentos de crteras de campana de guras rojas han aparecido en Fozara37y A Forca38 ambos en el sur de Pontevedra ySanto Estevo da Facha Braga, Portugal39. De

    A Forca se conoce tambin un ragmento de plato de pescado datado en la segunda mitad del siglo IV a.C. Santo Estevo da Facha es el pobladoque ha suministrado un nmero ms elevado deimportaciones: una docena de ragmentos pertenecientes a pelikes y kylyx, adems de la mencionada crtera. Poblados con cermicas griegas

    Fig. 2. nforas Ma-Pascual A4 y derivadas en castros galaicos: A. Punta do Muio deVento (Pontevedra); B. Montealegre (Pontevedra); C. Castro Grande de Neixn (A Corua);

    D. A Lanzada (Pontevedra); E. Coto da Pena (Viana do Castelo)

    37 HIDALGO, J.M. 1978.38 CARBALLO, L.X. 1987.39 ALMEIDA C.A.F. et al. 1981.40 AYN, X. et al. 2008b: 118, g. 11; paralelos en BARROS, P. 2005.41 DOMNGUEZ PREZ, J.C. 2005: 9; GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007: g. 4.159.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    8/24

    584 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    de tal calidad. En todo caso se puede considerarque se trata de versiones realizadas en alares deambiente pnico en la costa portuguesa.

    Los materiales procedentes de otras zonas delmbito cultural pnico son cuantitativamentemenos destacables que los anteriores pero igual

    mente importantes. Este lote estara compuestopor contenedores anricos en la lnea de los procedentes del rea del Estrecho MaPascual A4y derivados y habra que destacar el posible ejemplar de MerlinDrapier 5 individualizado tras larevisin de los materiales procedentes de las excavaciones antiguas de A Lanzada45. Al igual que

    A Lanzada Ra de Arousa y en la baha de ACorua42. Asociadas a estas noras se localizantambin cermicas comunes de pasta blanca oamarillenta y textura jabonosa, en ocasionespintadas con bandas de color burdeos. Mencin aparte merecen los platos de borde pintado

    identicados en A Lanzada43 Fig.3, similaresa los de Castillo de Doa Blanca y Cerro Macareno que J.C. Domnguez Prez44 consideraimitaciones galaicas, por no corresponderse conexactitud a los modelos andaluces. No obstante,es necesario descartar esta posibilidad, pues lasproducciones cermicas galaicas jams gozaron

    Fig. 3. Platos a torno pintados de A Lanzada

    42 NAVEIRO, J. 1982.43 SUREZ, J. y FARIA, F. 1990: 327.44 2005: 10.45 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007: g. 4.161, 1.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    9/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 585

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    les de atribucin segura. Es posible que los confictos blicos en la Pennsula Ibrica primero

    la Segunda Guerra Pnica, despus las GuerrasLusitanas y entremedias diversas campaas militares retrajeran el comercio. Posiblementeslo emporia bien establecidos como A Lanzada Pontevedra mantuvieran el contacto conel sur, como lo prueba la presencia en este castro de las escasas noras grecoitlicas y MaC1 localizadas en el noroeste54. noras grecoitlicas aparecen tambin en el castro de ElviaA Corua55, que se convierte en lugar central

    en estas echas, y Campa orres56. Lo cierto esque es a partir de mediados del siglo II a.C. ycon ms uerza a partir del 125 a.C. cuando elintercambio con el mundo mediterrneo reaparece con vigor en Callaecia. De hecho, podramos hablar ahora de una nueva explosincomercial, que se refeja tanto en la abundanciade importaciones como en el nmero de sitiosque las reciben Fig. 4. El nal del ciclo se podra situar a mediados del siglo I a.C. En este

    momento hacen irrupcin las noras LC67 ylos modelos ms antiguos de la Haltern 70, enparalelo al nal de la hegemona de las comunidades del Estrecho en el comercio con el noroeste. Los romanos llevaban tiempo intentando hacerse con las rutas del estao. En el ao 96a.C. Publio Craso mando una expedicin conel objetivo de explorar dichas rutas, a la cual sigui la expedicin de Julio Csar en a.C. en el62 a.C., que lleg hasta Brigantium. A partir

    de entonces podremos hablar ya de comercioromano en Callaecia.

    en el caso de las producciones del Crculo delEstrecho, tambin aparecen cermicas comunes,

    entre las que destacan jarras como las documentadas en el Castro Grande de Neixn46 o en Baroa47 y con stas askoi y un perumario como losde A Lanzada48 o Castro Grande de Neixn49. Lapenetracin de estos materiales hacia castros delinterior es limitada, as se documentan algunosragmentos de cermica comn en algunos yacimientos, pero no se conoce ningn ejemplar denora pnica que no sea en enclaves litorales.

    Mencin aparte merecen los recipientes de

    pasta vtrea sobre ncleo de arcilla. Se han encontrado ragmentos en los castros de As Ermidas y Penices Braga, Castro Grande y Castro Pequeno de Neixn A Corua, ValdamioOurense y Chan de Brito Pontevedra. Parecen corresponderse con aryballoi en todos loscasos. Exceptuando los ejemplares del CastroGrande de Neixn50 y Chan de Brito51, que sepodra llevar al siglo III a.C., el resto se datan enlos siglos VIV a.C.52

    4.2. El ciclo tardopnico inicios del siglo IIa.C.mediados del siglo I a.C.

    La implicacin de los galaicos en la Segunda Guerra Pnica como soldados al servicio deCartago demuestra hasta que punto las interacciones entre las comunidades del noroestey los navegantes pnicos haban creado estrechos lazos, ms all del comercio53. Del perodo

    comprendido entre nales del siglo III a.C. ymediados del II a.C. se conocen pocos materia

    46 AYN, X. et al. 2008.47 CALO, F. y SOEIRO, . 1986.48 GONZLEZ RUIBAL, A. 2004a.49 AYN, X. et al. 2008.50 AYN, X. et al. 2008d: 8286.51 LADRA, X.L. 2009.52 AVARES, A.A. et al. 2001.53 SIL., Pun. 3.344ss.54 NAVEIRO, J. 1991.55 BELLO, J.M. y GONZLEZ AFUERA, B. 2008.56 MAYA, J.L. y CUESA, F. 2001.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    10/24

    586 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    bin con un incremento notable en el nmerode poblados. Los ltimos dos siglos antes de la

    era son testigos de un crecimiento poblacionalimportante en Callaecia, seguramente debidoa la intensicacin agrcola que ocurre con elpaso de la Primera a la Segunda Edad del Hierro. Otro elemento que aecta a la distribucinde los hallazgos dentro de las reas sealadas esel surgimiento de los oppida. Signicativamente,los lugares centrales algunos de ellos pobladosde 20 hectreas o ms aparecen en el mismomomento en que observamos esa nueva explo

    sin de comercio con el sur ca. 150/125 a.C..Estos grandes castros se convierten en polos deatraccin del comercio tardopnico. En particular, atraen enormes cantidades de noras cuyocontenido se utiliza en banquetes patrocinadospor las elites que estn al rente de los oppida. Enalgunos depsitos rituales, como el de Castelodo Neiva Viana do Castelo, Portugal aparecendos cascos de bronce, tres vasos de procedenciaitlica del mismo metal y un colador utilizado

    para ltrar el vino, junto a noras Dressel 157.El papel clave que juega el vino en la economapoltica de los oppida sin duda acto como acicate para el comercio a partir de mediados delsiglo II a.C.

    Materiales de importacin

    Junto a la aparicin de los lugares centrales,el otro elemento caracterstico del ciclo de co

    mercio tardopnico es la aparicin de un loteestandarizado de importaciones, que viene a poner n a la heterogeneidad de la ase anterior. Laestandarizacin se produce claramente a partirde mediados del siglo II a.C. Es entonces cuandose introduce un paquete de elementos orneossimilar al conocido para otras partes del Mediterrneo central y occidental. En dicho paquetese encuentran las noras Ma C2b especial

    Distribucin de los hallazgos

    La distribucin no diere apenas de la delciclo pnico. Lo comentado en el apartado anterior es vlido, por lo tanto, para este. Lo quese produce, en cambio, es una prolieracin decastros que reciben importaciones en las zonasya descritas, es decir, el litoral y particularmentela zona de las Ras Baixas y la costa portuguesaseptentrional. Esta prolieracin tiene que verno slo con patrones de comercio, sino tam

    Fig. 4. Yacimientos con importaciones del comerciotardopnico (inicios del s. II a.C.-mediados del s. I a.C.).Figuran numerados algunos de los sitios mencionadosen el texto: 1. Elvia-Brigantium; 2. Neixn; 3. Torres deOeste. 4. Alobre; 5. A Lanzada; 6. Montealegre; 7. Vigo;8. Troa; 9. Santa Trega; 10. Castelo de Neiva; 11. Porto

    57 ALMEIDA, C.A.F. 1980.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    11/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 587

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    mentos de cermica campaniense, sobre tododel tipo A, ragmentos de asks pnico y cer

    micas pintadas probablemente ibricas. Pese aque los niveles de nes del siglo III a.C. en adelante son los mejor documentados hasta ahora,da la impresin de que realmente es a partir deentonces cuando el comercio pnico penetracon uerza en A Corua, hecho que puede estarvinculado al espectacular desarrollo de Elvia,uno de los escassimos castros septentrionalesque alcanzan la categora de lugar central. Enlos siglos III o II a.C. se pueden datar tambin

    las noras MaPascual A4 localizadas en labaha de A Corua66. En distintos puntos de laciudad han aparecido, adems, materiales indgenas, campaniense junto a la amosa orre deHrcules y alguna Ma C2b, que indican quehabra un puerto relacionado con el castro deElvia antes de la undacin romana de la ciudad Brigantium.

    De la ase de apogeo del comercio tardopnico 150/2550 a.C. sera el lote de materia

    les mediterrneos identicado en el castro deAlobre Fig. 5, yacimiento ya intervenido en laprimera dcada del siglo XX y que desde el ao2003 ha sido objeto de nuevas campaas de excavacin. En su Nivel III se documentan Dressel 1 de origen itlico, 4 ragmentos de cermicacampaniense del tipo A y 2 del B, al igual queen el caso de Elvia un asks, cermicas comunes ollas, tazas y jarras, 5 kalathoi ibricos delos tipos A2 de Conde, que sera el ejemplar ms

    antiguo, y B6 y un buen nmero de ejemplaresde Ma C2b .7.4.3.0.Otro lote de esta ase comercial tambin se

    identica en el yacimiento de A Lanzada Fig.

    mente .7.4.3.3, Dressel 1 de origen itlico ybtico, noras turdetanas Pellicer D, kalathoi

    ibricos y cermica campaniense58. La cermica campaniense es relativamente escasa, aunqueaparecen diversas ormas de campaniense A y B,procedentes de distintos talleres59. Al lote hayque aadir cermica comn de pasta blanca queresulta muy caracterstica de la achada atlnticadurante el siglo I a.C., desde Lixus, en Marruecos, hasta A Corua. Junto a estos materialesque se repiten sistemticamente y en asociacinse documentan otros como las cuentas de pas

    ta vtrea monocromas, polcromas un ejemplarindito del castro de Vigo, datable en el siglo IIa.C.60 y, mucho ms inrecuentemente, monedas de cecas pnicas de Gadir, Abdera y Ebus-sus. Los conjuntos ms numerosos proceden deBares, al norte de la provincia de A Corua61,y de Santa rega, en la desembocadura del Mio62. Completando el conjunto de materialesmenos recuente, tambin debemos citar lasnoras tipo Campamentos Numantinos .9

    que han aparecido en A Lanzada63 y Catoira yque son adscribibles a las primeras producciones, por los paralelos que presentan con las piezas individualizadas en el Pery Junquera 97 enSan Fernando64 o las noras MaPascual C1como las aparecidas en A Lanzada o en el castrode Alobre inditas.

    Un lote caractersticos del inicio del ciclotardopnico es el de la Fase 3 del Castro de Elvia, documentada en el recinto superior del

    castro65. Las importaciones de esta ase publicadas se puede datar entre nes del siglo III a.C. ynales del siglo II a.C. Incluyen noras grecoitlicas, pnicas aricanas y Dressel 1a; siete rag

    58 GONZLEZ RUIBAL, A. et al. 2007.59 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007: g. 4.169.60 Comunicacin personal de Eduardo Rodrguez.61 SUREZ OERO, J. 1996.62 FERNNDEZ RODRGUEZ, M. 1956.63 SUREZ OERO, J. y FARIA, F. 1990.64 CARREERO POBLEE, P. 2004.65 BELLO, J.M. y GONZLEZ AFUERA, B. 2009.66 NAVEIRO, J. 1982; SEZ ROMERO, A. 2002; DOMNGUEZ PREZ, J.C. 2005: 9.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    12/24

    588 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    5. EL CARCTER DELINTERCAMBIO: LOS EMPORIA

    GALAICOS

    La excavacin en extensin de yacimientos como el Castro Grande de Neixn ACorua68 nos estn permitiendo acercarnosde manera ms precisa a la orma que tomaronlas relaciones entre pnicos y galaicos. En esteapartado veremos la diversa tipologa de lugares de intercambio que existi en el noroeste

    6, aunque en este caso descontextualizado puesprocede de las excavaciones antiguas de las que

    no existe reerencia alguna. El conjunto cermico es similar a los casos anteriores, norasgrecoitlicas, Dressel 1 itlicas, campaniense A,tambin ragmentos de asks, cermicas comunes, mayoritariamente jarras y morteros del tipoIIA67 como los documentados en Brcara o Conmbriga, Ma C2b .7.3.0, .8.2.1.1 y cermicas pintadas ibricas representadas por losocho kalathoi aparecidos.

    Fig. 5. Materiales del comercio tardopnico procedentes del castro deAlobre (Pontevedra): kalathoi, askoi, jarritas de cermica comn, nforas

    T-7.4.3.3 y nfora turdetana

    67 MORAIS, R. 2004.68 AYN, X. 2005 y 2008.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    13/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 589

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    IIaOppida:Se trata de lugares centrales en los que la gestin de los intercambios a larga distancia parece desempear un papel relevante. Buenosejemplos seran el Castelo de Neiva Viana do Castelo, Portugal, Santa rega enla desembocadura del Mio, Pontevedra,Vigo y Montealegre Ra de Vigo, Ponteve

    dra y ElviaBrigantium A Corua. IIbPuertos:Son lugares de intercambio de pequeasdimensiones que pueden ser autnomos odepender de oppida. Buenos ejemplos sonLovelhe, a orillas del Mio, en Portugal, yorres de Oeste, en la desembocadura delUlla Pontevedra.

    Algunos emporia, que podramos denomi

    nar de larga duracin, se undan en los siglosV o IV a.C. pero perduran, transormndose,

    entre la llegada de los pnicos a nales del sigloV a.C. hasta el siglo I a.C. A alta de un trmino ms preciso, denominaremos a estos lugaresemporion, en tanto que lugar en el que tienenlugar relaciones comerciales entre mercaderespertenecientes a distintas comunidades. Losdistintos emporia galaicos se podran englobaren dos tipos principales atendiendo a su crono

    loga y organizacin:

    TipoI:Emporia arcaicos ss. VII a.C.A este tipo perteneceran lugares comoPunta do Muio y oralla, en la Ra de VigoPontevedra. Son lugares de reducidas dimensiones, con importante presencia pnica y un gran peso de lo ritual.

    TipoII:Emporia tardopnicos ss. II a.C.Id.C.

    Con recuencia suplantan a los primerosemporia. Se pueden subdividir a su vez en:

    Fig. 6. Materiales representativos de la fase de comercio tardopnico en A Lanzada: nforaturdetana, Ma C1, kalathoi, vasijas de borde entrante, nfora grecoitlica

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    14/24

    590 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    cuadrangular con tres grandes betilos de granitopulido hincados en el suelo, del que sobresalen

    cerca de medio metro Fig. 7. Asociadas a estaestructura aparecen una gran cantidad de cermicas pnicas, sobre todo ormas antiguas dela MaPascual A471. Sobre este nivel, que sepodra datar a nales del siglo V o a inicios delIV a.C., se construyen tpicas casas castreas depiedra y planta circular a partir del siglo IV a.C.a tenor de los materiales indgenas caractersticos. El lugar continu desempeando laboresde intercambio entre pnicos y galaicos, segn

    prueba la abundancia de cermicas y noras pnicas se habla de cerca de 2.000 ragmentos,hasta su abandono a nales del siglo II a.C. oinicios del siguiente. Los materiales de importacin pnicos ms tardos identicados son noras 7.4.3.3.

    El castro de oralla est situado en una pequea isla a 3,5 kilmetros lineales al sudoestede Punta do Muio. Desde los aos 80 se hanrealizado en el yacimiento numerosas interven

    ciones de urgencia que han sacado a la luz un loteimportante de materiales pnicos, incluidos algunos ragmentos de cermica de engobe rojo72.Particular importancia reviste la aparicin de uncipo de granito de un metro y medio de largoen una de las ltimas campaas de excavacin,muy similar a los de oralla. Los betilos aparecen en contextos religiosos eniciopnicos a lolargo del Mediterrneo, desde Byblos a Gadir73:betilos, de hecho, parece que eran las columnas

    del templo de Melkart en Cdiz. El vnculo tpicamente enicio entre religin y comercio seestara, por lo tanto, extrapolando al lejano noroeste ibrico. Un paralelo para los recintos betlicos de Punta do Muio y oralla, tambin enun contexto comercial, podra ser el emplo Bdel amoso emporio de Kommos, en Creta. Se

    en poca tardopnica. En ocasiones llegan hasta momentos muy posteriores: A Lanzada Ra

    de Arousa, Pontevedra, posee importacionesdesde el siglo V a.C. hasta el VI d.C., un marco temporal semejante al que cubre Neixn69.El carcter emprico de Oporto perdura desdeel siglo V a.C. hasta la actualidad. Los cambiosque se advierten en la estructuracin de los lugares de comercio a lo largo de la segunda mitaddel primer milenio a.C. permiten advertir uncarcter considerablemente dierente del intercambio durante el ciclo pnico y el tardopni

    co. Durante el primer perodo parece que tienelugar en un contexto muy ritualizado y local,mientras que el segundo tiene un aspecto msempresarial y globalizado dentro de la koinmediterrnea.

    El intercambio durante el ciclo pnicofnales del s. Vfnales del s. III a.C.

    Los mejores datos sobre emporia tempranos

    proceden de las Ras Baixas, lo cual tiene que vertanto con la lgica de la investigacin como conlos actores geogrcos, geolgicos y culturales ya sealados. De hecho, los dos lugares coninormacin ms elocuente respecto al carcterdel primer comercio pnico se ubican a pocoskilmetros de distancia en la margen sur de laRa de Vigo. Se trata de los castros de la isla deoralla y Punta do Muio de Vento. En amboscasos, las excavaciones se realizaron en el marco

    de intervenciones de urgencia y no han sido divulgadas como debieran70. An as, los datos deque disponemos han permitido cambiar la imagen que tenamos sobre la presencia tempranade los pnicos en el noroeste. Los hallazgos msespectaculares proceden de Punta do Muiode Vento. Aqu se ha localizado una estructura

    69 AYN, X. et al. 2008d: 8228.70 ABAD, E. 1998; HIDALGO CUARRO, J.M. 19901991; SUREZ OERO, J. 2004.71 Ibidem; GONZLEZ RUIBAL, A. 2006.72 HIDALGO, J.M. 19901991.73 SHAW, J.W. 1989.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    15/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 591

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    reconstruir la historia de un complejo recintomonumental erigido en la transicin entre la 1y la 2 Edad del Hierro a escasos metros hacia elinterior con respecto al poblado orticado del

    Castro Pequeno de Neixn78. Originalmente elCastro Grande estaba delimitado y deendidopor un oso de grandes dimensiones y una empalizada, que contaba con un acceso en el reaS conormado por una interrupcin del sistemadeensivo. Esta puerta daba entrada a un recintode carcter no domstico en el que se exhumun amplio conjunto de 16 osas excavadas enel sustrato rocoso que parecen disponerse portodo el interior del espacio, ya que han sido do

    cumentadas en todas las reas excavadas, en losextremos SE y NW del recinto orticado79 Fig.8. Estas estructuras parecen ser osas de almacenamiento de cereal amortizadas ritualmente entre los siglos IVII cal BC mediante una serie de

    trata de un edicio de planta rectangular con unaltar en el que se alzaban tres betilos74.

    Un tercer emporio temprano es el de A Lanzada75. Al contrario que los anteriores, contina

    siendo un punto de reerencia para el comerciohasta la ardoAntigedad. Que sepamos no seha localizado aqu ningn cipo aunque puedeque existiera y que no uera identicado correctamente por los excavadores, pero s apareci enlos trabajos de los aos 70 una estructura delimitada por un murete rectangular y asociada a grancantidad de material pnico76. Esa estructura podra corresponderse con un rea sacra de estilopnico semejante a la de Punta do Muio.

    Finalmente, el lugar de comercio del queposeemos mejor documentacin es el CastroGrande de Neixn, excavado por uno de nosotros77. Las intervenciones arqueolgicas llevadas a cabo entre 2003 y 2008 han permitido

    Fig. 7. Cipo de granito aparecido en Toralla (izquierda) y cipos in situ del castro de Punta doMuio de Vento, sellados por una cabaa de piedra circular de la Segunda Edad del Hierro

    (SINGUL y SUREZ OTERO [2004])

    74 Ibidem: gs. 35.75 SUREZ OERO, J. y FARIA, F. 1990.76 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007: 267.77 AYN, X. 2008b; AYN, X. et al. 2008a, 2008b, 2008c y 2008d; AYN, X. y GONZLEZ, L. 2008;

    GONZLEZ, L. y AYN, X. 2009.78 AYN, X. et al. 2007.79 AYN, X. et al. 2008c: 16475; GONZLEZ, L. y AYN, X. 2008.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    16/24

    592 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    papel importante la citada entrada SE81. De estemodo, a ambos lados de la puerta, en los tramosde oso contiguos, documentamos abundantesmateriales coetneos a los de las osas, entre losque destaca un conchero y dos grandes depsitoscermicos, concretamente en el oso S. El anli

    sis estratigrco y las dinmicas postdeposicionales muestran claramente como nos encontramos ante depsitos intencionales producidospor una actividad antrpica llevada a cabo desdeuera del recinto, a pie de oso. Dentro del conchero82 destaca la presencia de restos aunsticosentre los que se han identicado ragmentos deespecies totalmente excepcionales en el con

    depsitos estructurados conormados por materiales signicativos como vasijas indgenas conrestos de combustin, carbones, ragmentos demolinos barquiormes, escorias, pequeos echados de moluscos y cermica pnica. Entre staltima destacan los restos de un asks ibicenco,

    dos jarritas procedentes del norte de rica conparalelos en Cerdea, Crcega, sur peninsular yachada atlntica vecinos castros de A Lanzaday Baroa, as como imitaciones autctonas decermica mediterrnea80.

    Este conjunto de osas se integraban en todauna escenograa arquitectnica en uso entre lossiglos IVIII cal BC dentro de la que jugaba un

    Fig. 8. Zona de entrada del Castro Grande de Neixn con la localizacin de dos delas jarras pnicas aparecidas

    80 AYN, X. et al. 2008c: 17581; AYN, X. et al. 2008d.81 PARCERO, C. y AYN, X. 2008.82 BEJEGA, V. y FERNNDEZ, C. 2008.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    17/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 593

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    ungentarios, bula de bronce nos remite a unuso ritual de esta arquitectura que delimita el re

    cinto superior del Castro Grande. A su vez, losrestos aunsticos documentados, extraos en elregistro aunstico galaico perro, cochinillos yaves, por el contrario, encajan bien en el mbito eniciopnico86. odo ello revela el carcterestructurado votivo de los depsitos y la naturaleza ritualizada de los intercambios.

    En todos los casos, los primeros emporia conpresencia pnica se ubican en lugares amiliarespara los mercaderes procedentes del sur. Se tra

    ta de paisajes semejantes a aquellos que caracterizan al mundo pnico del Mediterrneo y lazona del Estrecho de Gibraltar: islas cercanas ala costa, cabos que fanquean ensenadas, buenospuertos naturales, desembocaduras de ros queactan como vas de entrada hacia el interior,etc.87 Un rasgo particular de este primer comercio pnico, que ya hemos sealado, es su concentracin en la costa. Aparentemente, los emporiaacaparaban la inmensa mayora de las importa

    ciones, con lo que no actuaban como intermediarios entre productores de metal en el interiory mercaderes en la costa, siguiendo el modeloclsico que parece darse en distintos puntos dela geograa protohistrica europea88.

    El intercambio durante el ciclo tardopnicoss. III a.C.

    Frente al carcter ritualizado de la primera

    ase de comercio pnico, el intercambio tardoadquiere, como decamos, una orma ms empresarial, que est en consonancia con la mayorestandarizacin de los materiales comerciados yla mayor regularidad de los contactos. En rela

    texto del NW como es el caso de un perro, uncochinillo o una gaviota83. En relacin con este

    conchero y con los depsitos cermicos anexosse document tambin una notable cantidad dematerial de importacin as como un gran nmero de ejemplares de jarras tipo oralla, que seempleaban para beber con una prousa decoracin estampillada, empleadas presumiblemente para servir bebidas alcohlicas. A su vez, enel oso N se constata una presencia signicativade cermicas pnicas y la deposicin de objetosaislados como un hacha de hierro de enmangue

    tubular o una botella cermica que tambin parece imitar ormas alctonas, sin parangn en elcatlogo publicado de cermicas castreas documentadas en el noroeste84.

    A lo largo de la 2 Edad del Hierro este recinto monumental experiment una reordenacin que lleva pareja la ereccin de una muralla de tierra con muro de contencin interno depiedra y la apertura de una nueva puerta. A nales s. II a.C. tanto las osas como los osos se ha

    bran colmatado completamente. En el s. I a.C.el acceso SE es denitivamente clausurado.

    odo este registro exhumado en el CastroGrande de Neixn permite undamentar la hiptesis de su conversin en un autntico emporio en el que se mezclan inextricablementelas unciones comerciales y rituales, en el que selleva a cabo una prctica ritualizada de renegociacin de la identidad, mediante la realizacinde banquetes85. La localizacin de todos estos

    materiales pnicos en la entrada SE, as comoel posible enterramiento de un perro y la deposicin votiva de elementos de cultura materialcastrea de carcter excepcional enmangue deasta de crvido, hacha de hierro, imitaciones de

    83 BEJEGA, V. et al. 2008: 3739.84 AYN, X. et al. 2008b: 1249, gs. 135.85 AYN, X. 2008b; FERNNDEZ, M. 2008.86 Sobre los sacricios de perros en el contexto de banquetes unerarios: NIVEAU DE VILLEDARY, A.M. y FERRER,

    E. 2004.87 NAVEIRO, J. 1991: 149; GONZLEZ RUIBAL, A. 2006; WACHSMAN, S. et al. 2009.88 RUIZ ZAPAERO, G. 19831984; DIELER, M. 1989.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    18/24

    594 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    A lo largo de sus dos siglos de existencia,Santa rega import una enorme cantidad de

    material mediterrneo, especialmente noras.Si bien los niveles mejor conocidos son los augusteos y JulioClaudios, en los cuales los ragmentos de noras llegan a representar el 50%de los materiales recuperados, en realidad elproceso comercial haba comenzado con mpetu bastante antes, como lo prueban las numerosas noras Dressel 1 itlicas y bticas, 7.4.3.3,varios ejemplares de kalathoi ibricos del noreste peninsular tipo A2 y Fontescaldes93, cer

    mica comn y de almacenaje procedente de lazona del Estrecho, siete cuentas oculadas de pasta vtrea y un nmero indeterminado de cuentas monocromas94 y varias monedas de Gadir95.Adems, Santa rega es el castro del noroesteque ha proporcionado un nmero ms elevadode cermica campaniense de los tipos A y B almenos ocho piezas publicadas. El volumen decomercio identicado en Santa rega se corresponde bien con el aspecto ms empresarial que

    adquiere el intercambio durante esta ase. Loselementos de carcter religioso, sin embargo, nodeban ser del todo inexistentes en Santa rega.As lo hace pensar la existencia de una escultura de bronce de Hrcules, semejante a las queaparecen en la zona del Estrecho y que podrarelacionarse con un santuario a Melkart96. Laestatua, hoy desaparecida, apareci en la partems alta del castro, una zona que en los oppida sedestina siempre a nes rituales/ceremoniales.

    Desconocemos en gran medida como uncion la redistribucin de materiales mediterrneos dentro y uera de estos castros. Por loque se reere al exterior, parece que existi unacierta redistribucin de las importaciones hacia

    cin con esta nueva ase se pueden sealar diversos puntos de desembarque que han oreci

    do materiales preaugusteos y que han ido apareciendo en excavaciones de urgencia urbanasen las ciudades de A Corua, Vigo O Areal yPontevedra. En los dos primeros casos, los ondeaderos se encuentran en relacin directa conoppida que articulan las relaciones comerciales.En esta seccin nos detendremos en dos ejemplos caractersticos de lugares de comercio durante el ciclo tardopnico: el oppidum de Santarega y el pequeo castro de orres de Oeste.

    Con sus 20 hectreas, Santa rega es el op-pidum ms grande de Galicia y uno de los mayores del noroeste89. Su posicin estratgica esexcelente, en la cumbre de un monte que domina la desembocadura del Mio Fig. 9, ronavegable en la Antigedad a lo largo de 800estadios90. La importancia comercial de la zonano comienza con la undacin del castro a mediados del siglo II a.C., sino que se retrotraeal menos al siglo IV a.C. En ese momento se

    unda a sus pies el pequeo castro de A Forca91que ha suministrado varias cermicas pnicasy griegas. Este poblado, de hecho, debi de seruno de los que pas por el proceso de sinecismoque dio lugar al oppidum de Santa egra, puestoque se abandona a nales del siglo II a.C. Naturalmente, a 300 metros de altura sobre la costainmediata, el oppidum no era el lugar en el quetenan lugar las transacciones comerciales. Sinembargo, Estrabn92 menciona una isla y dos

    ondeaderos en la boca del Mio, que permitenatracar a los barcos. Estos ondeaderos, desconocidos arqueolgicamente, seran homlogos al puerto de A Corua en relacin a Elviay O Areal para Vigo.

    89 PEA, A. 2001.90 SR., III 3.4.91 CARBALLO, J.X. 1987.92 III 3.4.93 GONZLEZ RUIBAL, A. 20062007: 527528.

    94 CARBALLO, J.X. 1994.95 FERNNDEZ RODRGUEZ, M. 1956.96 GONZLEZ RUIBAL, A. 2006: 141.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    19/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 595

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    El castro de orres de Oeste es un caso biendierente99. Se trata de un poblado de menos dedos hectreas, localizado en un estrechamientodel ro Ulla, a unos 4 km de su desembocadura Fig. 10. Originalmente, deba de ser o bienuna isla o una pennsula. orres de Oeste se ubi

    ca ms all del lmite septentrional del rea delos oppida, con lo que sera un emporion independiente, encargado de canalizar las importaciones mediterrneas y distribuirlas a lo largodel Ulla. Nuevamente, el emplazamiento es sumamente estratgico, como demuestra la entidad de los restos entre el Bronce Final el mayordepsito acutico de armas del noroeste y laalta Edad Media torres de vigilancia construidas en el siglo X contra las invasiones vikingas.

    El Ulla es, despus del Mio, la ms importanteva de penetracin hacia el interior de Galicia.Signicativamente, cerca de su desembocadura,en la isla de Cortegada, se localiz un pecio depoca augustea cargado con noras Haltern 70y sigillata itlica100. El barco segua sin duda laruta abierta por los pnicos siglos atrs: la cer

    castros menores en la perieria del oppidum. Aslo probara la aparicin de algunas importaciones en pequeos poblados, como la cermicacampaniense de Pedra Moura97, un castro situado a 25 km lineales al norte de Santa rega. Esprobable que las importaciones de asentamien

    tos mayores y con un lote ms considerable demateriales algenos tambin pasaran por el ltro de Santa rega. Este sera el caso de roaPonteareas, a 50 km de Santa rega, aguasarriba del Mio en donde se han documentadocermicas comunes, kalathoi y noras 8.2.Dentro de los oppida, la inormacin ms interesante procede no del rega sino de Elvia98,aunque el patrn es seguramente extensible aotros oppida del noroeste. En Elvia el 90% de

    la cermica campaniense y el 100% de las noras grecoitlicas e itlicas aparecen en el recintosuperior del castro. Probablemente esta particular distribucin se deba al uso de la cermicaalctona en contextos rituales patrocinados porlas elites del oppidum, como se sabe que sucedea partir de poca JulioClaudia.

    Fig. 9. Vista hacia el sur desde la cima del oppidum de Santa Trega y materiales caractersticos del comerciotardopnico: nforas T-4.7.3.3 y cermica campaniense

    97 RODRGUEZ PUENES, E. et al. 19901991.98 BELLO, J.M. y GONZLEZ AFUERA, B. 2008.99 NAVEIRO, J. 2004.100 ID. 1984.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    20/24

    596 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    y un ejemplar de nora rodia, lo que conormaun conjunto similar a otros documentados para

    este momento en la Pennsula como Tarraco102.Dado el volumen de comercio meridional

    en Callaecia durante los dos siglos antes de laera, resulta verosmil que comunidades de mercaderes procedentes de las ciudades del Estrechovivieran en los castros galaicos, sino todo el ao,al menos una parte. Determinados materialeslocalizados excepcionalmente en aquellos castros que tienen un mayor nmero de objetosexticos nos hacen pensar en esta posibilidad.

    Nos reerimos en concreto a los ungentariosy morteros identicados en sitios como Montealegre y A Lanzada103. Se trata de arteactosasociados a unas prcticas culturales muy caractersticas del Mediterrneo y que no llegaron atener aceptacin en el noroeste, ni siquiera bajola dominacin romana.

    CONCLUSIONES Y NUEVAS VASDE INVESTIGACIN

    Las intervenciones arqueolgicas de los ltimos aos y la relectura de yacimientos ya conocidos ponen uera de toda duda la importanciadel comercio pnico con el noroeste de la Pennsula Ibrica durante la segunda mitad del primermilenio a.C. En realidad, la recuentacin de lascostas galaicas por parte de los pnicos no tienenada de extraordinario, dada la gran riqueza enestao y oro de la zona. En este artculo hemos

    pasado revista a las pruebas de dicha presencia, atravs de los materiales importados y de los lugares en que tuvo lugar el intercambio emporia.Por motivos de espacio, no hemos abordadoaqu la cuestin de las infuencias pnicas en lasculturas galaicas, pero es obvio, a partir de losdatos materiales y las uentes escritas, que dichainfuencia ue decisiva en los desarrollos tecno

    mica comn pnica localizada ms al interior deGalicia apareci en Castrovite, junto al ro Ulla,a 35 kilmetros lineales de orres de Oeste101 en

    un nivel datado en el siglo V a.C.Los materiales de importacin recuperadostanto en el castro de orres de Oeste como en lasinmediatas dragas del Ulla cubren un radio queva desde el siglo II a.C. hasta el siglo I d.C. Porlo que se reere al lote de materiales de pocatardopnica, hay que destacar nuevamente las7.4.3.3, las Dressel 1, las cermicas comunes

    Fig. 10. Ubicacin del castro de Torres de Oeste en ladesembocadura del Ulla y materiales de importacin

    pre-augusteos: nfora rodia, T-4.7.3.3 y CampamentosNumantinos

    101 GONZLEZ RUIBAL, A. y CARBALLO, L.X. 2001: 48.102 DAZ, M. y OIA, P. 2003.103 GONZLEZ RUIBAL, A. et al. 2007: 67.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    21/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 597

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    vegantes orneos durante la Primera Edad delHierro son muy escasos y, con recuencia, dudo

    sos: se pueden sealar un par de ragmentos deplato de engobe rojo y un posible ragmento deurna Cruz del Negro procedentes de A LanzadaPontevedra y un pie de trpode uera de contexto del Castro Pequeno de Neixn. Es posibleque nuevas excavaciones en castros antiguos delnorte de Portugal y la zona del Bajo Mio permitan arrojar luz sobre esta intrigante cuestin.

    lgicos, el arte y la mitologa poltica de las comunidades de la Callaecia meridional104.

    Uno de los interrogantes que todava plantea el noroeste es la ausencia de trazas evidentesde comercio enicio, pese a la existencia de unimportante asentamiento enicio o tartsico enla desembocadura del Mondego: Santa Olaia105.Existen elementos indirectos que nos hablan delimpacto de la colonizacin enicia peninsular,pero los arteactos claramente vinculables a na

    104 Cf. GONZLEZ RUIBAL, A. 2006.105 ORRES, M. 2005: 201203.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    22/24

    598 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    BIBLIOGRAFA

    ABAD VIDAL, E. (1998): Excaacin arqueolgica en la parcela n 24 del castro de la isla de Toralla (Vigo), Santiago de

    Compostela, Inorme indito depositado en el Servizo de Arqueoloxa de la Xunta de Galicia.ABOAL, R. y CASRO, V. (eds. (2006): O castro de Montealegre, Moaa, Ponteedra, Noia, oxosoutos.ALMEIDA, C.A.F. de (1980): Dois capacetes e tres copos em Bronze do Castelo de Neiva, Gallaecia, 6: 245255.ALMEIDA, C.A.F. de, ALMEIDA, C.A.B. de, SOEIRO, . y BAPISA, A.J. 1981: Escaaoes arqueolgicas em

    Santo Estao da Facha, Cmara Municipal de Ponte de Lima, Ponte de Lima.LVAREZ MERAYO, I. 2009: Sondaxes arqueolxicas no castro da Ourela, S. XurxoAugas Santas, Palas de Rei

    Lugo, en P. Varela Campos coord., Actuacin Arqueolxicas 2007, Xunta de Galicia, Santiago, pp. 589.AUBE, M. E. (1992): Tiro y las colonias fenicias de Occidente, Crtica, Barcelona.AYN VILA, X. coord., (2005): Os Castros de Neixn: A recuperacin dende a arqueoloxa dun espazo patrimonial. Serie

    Keltia, 30,Noia, oxosoutos. (2008): Os Castros de Neixn II: de espazo natural a paisaxe cultural. Serie Keltia,40, Noia, oxosoutos. (2008a: A Round Iron Age: Te circular house in the hillorts o Nortwwestern Iberian Peninsula, e-Keltoi: Jour-

    nal of Interdisciplinary Celtic Studies, 6: 9031003.

    2008b:Escaacin arqueolxica nos castros de Neixn. Campaa de 2008

    , Inorme Valorativo depositado en la Direccin Xeral de Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia.AYN VILA, X.M. y GONZLEZ PREZ, L. 2008: Escavacin arqueolxica no Castro Grande de Neixn, Boiro A

    Corua, en P. Varela Campos coord., Actuacins Arqueolxicas. Ano 2006, Xunta de Galicia, Santiago, pp. 3537.AYN VILA, X .M., MOLEDO SANIAGO, X., GONZLEZ PREZ, L. y GONZLEZ GMEZ DE AGE-

    RO, E. (2008a): Etnoarqueoloxa e paleometalurxia de Os Castros de Neixn Boiro, A Corua, en M.L. Lpez Otero y J.M. lvarezCampana coord., Introduccin minera no Barbanza. (Boiro, 20-27 de xaneiro de 2007),Ribeira, pp. 83-120.

    AYN VILA, X.M., GONZLEZ PREZ, L., FRANCO FERNNDEZ, M.A., LAO PIEIRO, A., BEJEGAGARCA, V., GONZLEZ GMEZ DE AGERO, E., MOLEDO SANIAGO, X. y ARIZAGA CASRO,. 2008b: Escavacin arqueolxica no Castro Grande de Neixn: campaa 2005. Sntese de resultados, enX.M. Ayn Vila coord.: Os Castros de Neixn II: de espazo natural a paisaxe cultural. Serie Keltia, 40, Noia, oxosoutos 99139.

    AYN VILA, X.M., GONZLEZ PREZ, L., VAAMONDE DAZ, J.P., FRANCO FERNNDEZ, M.A., LAO

    PIEIRO, A., BEJEGA GARCA, V., GONZLEZ GMEZ DE AGERO, E., MOLEDO SANIAGO, X. yARIZAGA CASRO, . 2008c: Escavacin arqueolxica no Castro Grande de Neixn: campaa 2006. Sntesede resultados, en X.M. Ayn Vila coord.: Os Castros de Neixn II: de espazo natural a paisaxe cultural. Serie Keltia,40, Noia, oxosoutos 14391.

    AYN VILA, X.M., RODRGUEZ MARNEZ, R., GONZLEZ PREZ, L. y GONZLEZ-RUIBAL, A.(2008d): Arrecendos pnicos: un novo anaco de arbalos no Castro Grande de Neixn Boiro, A Corua, Cua-dernos de Estudios Gallegos, .55, vol. 121: 7392.

    AYN VILA, X.M., RODRGUEZ MARNEZ, R.M., GONZLEZ RUIBAL, A., GONZLEZ PREZ, L., ARIZAGA CASRO, . y FRANCO FERNNDEZ, M. A. 2007: Un espacio monumental de la 2 Edad del Hierro: el recinto superior del Castro Grande de Neixn Boiro, A Corua, en A. Fanjul Peraza coord., Estudios a-rios de Arqueologa castrea. A propsito de las excaaciones en los castros de Teerga (Asturias), everga, pp. 189209.

    BARROS, P. 2005: Cermicas ticas no circuito do Estreito do ExtremoOcidente Peninsular. Quinta de Queimada,Ilhu do Rosrio, Faro e avira, en F.J Jimnez vila y S. Celestino Prez coords., Actas del III Simposio Internacio-

    nal de Arqueologa de Mrida, Protohistoria del Mediterrneo Occidental, vol. II, Mrida, pp. 931946.BELLO DIGUEZ, J.M. y GONZLEZ AFUERA, B. (2008): Elvia, yacimiento abierto. Investigacin e intervenciones arqueolgicas en el castro de Elvia A Corua: estado de la cuestin, Fredes, 5: 32938.

    BEJEGA GARCA, V. y FERNNDEZ RODRGUEZ, C. 2008: O aproveitamento dos recursos marios no Castro Grande dO Neixn, en X. Ayn Vila coord., Os Castros de Neixn II: de espazo natural a paisaxe cultural.Serie Keltia,40, Noia, oxosoutos, pp. 195222.

    BEJEGA GARCA, V., FERNNDEZ RODRGUEZ, C. y FUERES PRIEO, M. N. 2008: Los restos aunsticos de O Castro Grande de Neixn Boiro, A Corua: Anlisis zooarqueolgico, Fredes, 5: 3342.

    BOUZA BREY, F. 1957: O castro de Alobre e os contactos entre a Bretaa e a Galicia na poca romana, en Home-naxe a Florentino Lpez Cueillas, Galaxia, Vigo, pp. 73110.

    CALO LOURIDO, F. 2008: O Castro de Baroa Porto do Son, A Corua, publicacin en DVD de los I Encon-tros Arqueolxicos de Barbanza (26-27 de febrero de 2007), Xunta de Galicia, Concello de Boiro, Boiro.

    CALO LOURIDO, F. y SOEIRO, . 1986: Castro de Baroa. Campaas 1980/84. Arqueoloxa/Memoria, 6, Xuntade Galicia, Pontedeume.

    CANO PAN, J.A. e. p.: Arquitectura y sociedad en un poblado de la Primera Edad del Hierro en el noroeste de laPennsula Ibrica, en Homenaje a M. D. Fernndez-Posse, Madrid.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    23/24

    Buscando a los pnicos en el noroeste 599

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    CARBALLO ARCEO, L.X. (1987): Castro da Forca. Campaa de 1984. Arqueoloxa/Memorias, Xunta de Galicia, ACorua.

    (1994): Catlogo dos materiais arqueolxicos do museu do Castro de Santa Trega: Idade do Ferro, Padroado do Monte

    de Santa rega, A Guarda. 1996: Os castros galegos: espacio e arquitectura, Gallaecia, 14/15: 309357.CARREERO POBLEE, P.A. (2004): Las producciones cermicas de noras tipo campamentos numantinos y su

    origen en San Fernando Cdiz: los hornos de Pery Junquera, en D. Bernal y L. Lagstena eds, Figlinae Baeticae.Talleres alfareros y producciones cermicas en la Btica romana (ss. II a.C-VII d.C, vol. 2, Oxord, pp. 427440.

    CORREIA, V.H. (1993): Os materiais prromanos de Conmbriga e a presena encia no baixo vale do Mondego,Estudos Orientais, 4: 229283.

    DIAZ M. y OIA, P. 2003: Valoracin comercial de arraco: importaciones cermicas entre el siglo III a.C. y ladinasta julioclaudia, Bolskan, 20: 6782.

    DIELER, M. (1989): Greeks, Etruscans, and thirsty barbarians: Early Iron Age interaction in the Rhne Basin oFrance, en . Champion, Centre and Periphery. Comparatie Studies in Archaeology, Routledge, LondresNuevaYork, pp. 129144.

    DOMNGUEZ PREZ, J.C. (2005):Materiales pnicogaditanos en los connes del extremo occidente atlntico,Antiqitas

    ,17: 511.FERNNDEZ BLANCAFOR, I. 2008: Banquetes en Neixn. Un caso de estudio en los inicios de la Edad del Hierro

    del noroeste Ibrico. Memoria de Postgrado indita, Universitat Pompeu Fabra, Barcelona.FERNNDEZ RODRGUEZ , M. (1956): La coleccin numismtica del Museo de Santa ecla, El Museo de Pon-

    teedra, 10: 315.GONZLEZ WAGNER, C. 1993: Aspectos socioeconmicos de la expansin enicia en Occidente: el intercambio

    desigual y la colonizacin agrcola, Estudis dHistoria Econmica, 1: 1337.GONZLEZ PREZ, L. y AYN VILA, X.M. 2009: Escavacin do Castro Grande de Neixn Boiro, A Corua,

    en P. Varela Campos coord., Actuacins arqueolxicas. Ano 2007, Xunta de Galicia, Santiago, pp. 4445.GONZLEZ RUIBAL, A. (2003): Facing two seas: mediterranean and atlantics contacts in the northwest iberia in

    the rst millenium BC, Oxford Journal of Archaeology, 23: 287317. (2004a): Un Asks ibicenco en Galicia. Notas sobre el carcter del comercio pnico en el noroeste ibrico, Com-

    plutum, 15: 3344. 2004b: Aln dos castros: o poboado da Idade do Ferro de Pena Redonda Pontecaldelas, Pontevedra, El Museo

    de Ponteedra, 58: 1164. (2006): Past the last outpost: Punic merchants in the Atlantic Ocean 5 th 1st c. BC, Journal of MediterraneanArchaeology, 191: 121150.

    (2006-2007): Galaicos. Poder y comunidad en el noreste de la Pennsula Ibrica, 1200 a.C.-50 d.C. Brigantium, 1819,A Corua.

    GONZLEZ RUIBAL, A. y CARBALLO ARCEO, L.X. (2001): As cermicas de Castrovite, Boletn Auriense,31: 3582.

    GONZLEZ RUIBAL, A., RODRGUEZ MARNEZ, R., LABOAL FERNNDEZ, R. y CASRO HIERRO,V. (2007): Comercio mediterrneo en el castro de Montealegre Pontevedra, Galicia. Siglo II a.C.inicios del sigloI d.C, Archio Espaol de Arqueologa, 80: 4374.

    HIDALGO CUARRO, J.M. (1990-1991): ltimas excavaciones de urgencia en Vigo: castros y yacimientos romanos, Castrelos,34: 191216.

    HIDALGO CUARRO, J.M. y COSAS G OBERNA, F.J. (1978): Importantes hallazgos en el castro A cidade de

    Caneiro Fozara, Ponteareas, El Museo de Ponteedra, 32: 5963.HUSS, W. (1985): Geschichte der Karthager, Beck, Mnich.JIMNEZ AVILA, F.J. y OREGA BLANCO, J. (2006): El comercio griego en Extremadura ss. VIIV a. C., Re-

    ista de Estudios Extremeos, 621: 105140.LADRA FERNNDEZ, X. L. 1999: Anlisis ponderal de los torques castreos, Complutum, 10: 14356. (2009): O castro de Chandebrito Nigrn, en VII Xornadas Castrexas. (Cambre, A Corua, 23-25 de octubre de

    2009), Cambre, en prensa.LORENZO FERNNDEZ, X. 1956: Cermicas castrexas pintadas, Reista de Guimares, LXVI 12: 12538.LOSADA DIGUEZ, A. (1943): Objetos procedentes de las excavaciones de Montealegre Domayo, El Museo de

    Ponteedra, 2: 101105.MAYA, J.L. y CUESA ORIBIO, F. (2001): El castro de Campa Torres. Perodo prerromano, VP Editorial, Gijn.MORAIS, R. 2004: Os almoarizes bticos em Bracara Augusta, en D. Bernal y L. Lagstena eds, Figlinae Baeti-

    cae. Talleres alfareros y producciones cermicas en la Btica romana (ss II a.C.-VII d.C) , vol. 2, Oxord, pp. 545570.NAVEIRO LPEZ, J. (1982): As noras romanas de A Corua II, Brigantium, 3: 6374.

    (1984): Un pecio romano en Cortegada Villagarca de Arosa, en II Coloquio Galaico-Minhoto, vol. 2, Santiagode Compostela, pp. 273283.

  • 8/7/2019 Buscando a los pnicos en el Noroeste

    24/24

    600 Alredo Gonzlez Ruibal et al.

    Maina

    ke,XXXII(I)/2010/pp.577-600/ISSN:0212-078-X

    NAVEIRO LPEZ, J. (1986): El comercio martimo en el N.O. durante poca romana, a travs de las noras, Re-ista de Arqueologa, 57: 4045.

    (1991): El comercio antiguo en el NW peninsular, Monografas Urxentes do Museu, 5. Museo Arqueolxico e His

    trico de San Antn, A Corua. 1996: Registro cermico e intercambios en el Noroeste en la poca romana, en C. Fernndez Ochoa coord.,Coloquio Internacional Los Finisterres atlnticos en la Antigedad: poca prerromana y romana , Electa, Madrid, pp.201214.

    (2004): Torres de Oeste. Monumento histrico e xacemento arqueolxico, Deputacin de Pontevedra, Pontevedra.NIVEAU DE VILLEDARY, A.M. y FERRER ALBELDA, E. (2004): Sacricios de cnidos en la necrpolis pnica

    de Cdiz, Huelva Arqueolgica, 20: 6388.PARCERO OUBIA, C. y AYN VILA, X.M. 2008: Datacins de C14 do Castro Grande de Neixn, en Os

    Castros de Neixn II, oxosoutos, Noia, pp. 33140.PARCERO OUBIA, C., AYN VILA, X.M., FBREGA VALCARCE, P. y EIRA BRIN, A. 2007: Arqueo

    loga, Paisaje y Sociedad, en F.J. Gonzlez Garca coord., Los pueblos de la Galicia Cltica, Akal, Madrid, pp.131258.

    PARCERO OUBIA, C., GARCA VUELA, . y ARMADA PIA, X.L. 2009: Contextos y tecnologas de la

    orebrera castrea: En torno a una nueva arracada de Punta dos Prados Espasante, Ortigueira, A Corua,Com-

    plutum, 201: 83108.PEA SANOS, A. de la (2001): Santa Trega. Un poblado castrexo-romano, Abano, Ourense.PEA SANOS, A. de la e HIDALGO CUARO, J.M. 2000: Los contactos entre el rea galaica y el Mediterr

    neo durante la prehistoria reciente, en M. Bartheleny y M. E. Aubet Semmler coords., Actas del IV CongresoInternacional de Estudios Fenicios y Pnicos, vol. 2, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cdiz, Cdiz, pp.807813.

    PEA SANOS, A. de la y VZQUEZ VARELA, J.M. 1996: Aspectos de la gnesis y evolucin de la cultura castrexa de Galicia, Complutum Extra, 61: 255262.

    RODRGUEZ PUENES, E., OMS BOELLA, V. y ABAD GALLEGO, J.C. (1990-91): Prospeccin y excavacin arqueolgica en Val Mior: poblados orticados, Castrelos, 34: 165189.

    ROMERO MASI, A.M. 1987: Castro de Borneiro. Campaas 198384, Arqueoloxa/Memorias 7, Xunta deGalicia, Pontedeume.

    RUIZ ZAPAERO, G. (1983-1984: El comercio protocolonial y los orgenes de la iberizacin: dos casos de estudio,

    el Bajo Aragn y la Catalua interior, Kalathos, 34: 5170.SEZ ROMERO, A. (2002): Algunas consideraciones acerca de las noras gadiritas MaPascual A4 evolucionadas, Bolskan,19: 289303.

    SHAW, J.W. (1989): Phoenicians in Southern Crete, American Journal of Archaeology, 932: 165183.SIERRA RODRGUEZ, J.C. 1978. Sobre la tecnologa del Bronce Final en los talleres del N.O. hispnico, Studia

    Archaeologica, 47. Departamento de Prehistoria y Arqueologa. Universidad de Valladolid.SILVA, A.C.F. da (1986): A Cultura Castreja do Noroeste de Portugal, Cmara Municipal, Paos de Ferreira.SINGUL, F. y J. SUREZ OERO (eds.) (2004). At o confn do mundo: Dilogos entre Galicia e o mar. Catalogue of

    the exhibition. Museo del Mar. VigoSUREZ OERO, J. (1996): Moedas iberopnicas de Bares, en M.D. Vila ed., O patrimonio histrico da Uniersi-

    dade de Santiago de Compostela, Universidad de Santiago de Compostela, pp. 152153. (2004): Cermicas iberopnicas do Castro de Alcabre, en F. Singul y J. Surez Otero eds., At o confn do mundo:

    Dilogos entre Galicia e o mar. Catalogue of the exhibition, Vigo, p. 38.

    SUREZ OERO, J. y FARIA BUSO, F. (1990): A Lanzada Sanxenxo, Pontevedra. Denicin e interpretacinde un yacimiento castreo atpico: apuntes para un estudio de los intercambios protohistricos en la costa atlnticapeninsular, Madrider Mitteilungen,31: 309337.

    AVARES, A.A, AVARES, M. J. y CARDOSO, J.L. (2001): Os Pnicos no Extremo Occidente. Actas do Coloquio In-ternacional(Lisboa 27 e 28 de outubro de 2000), Universidade Aberta Lisboa.

    ORRES ORIZ, M. (2005): Una colonizacin tartsica en el interfuvio ajoSado?, Reista Portuguesa de Ar-queologia,82: 193213.

    VAN DOMMELEN, P. y GMEZ BELLARD, C. (2008): Rural landscapes of the Punic world, Equinos, LondresOakville.

    WACHSMAN, S., DUNN, R.K., HALE, J.R., HOHLFELDER, R.L., CONYERS, L.B., ERNENWEIN, E.G.,SHEES, P., BLO, M.L.P., CASRO, F. y DAVIS, D. (2009): Te PalaeoEnvironmental Contexts o TreePossible Phoenician Anchorages in Portugal, International Journal of Nautical Archaeology, 382: 221253.