Burxanito y el Misterio de la Cueva de los Conejos · Hay que reconocer que Illi era un poco...

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Burxanito y el misterio de la cueva de los Conejos Burxanito y el Misterio de la Cueva de los Conejos Un cuento sobre la historia de Purchena para niños y niñas de todas las edades. Textos de Manolo Sola Ilustraciones de Mª Paz Chantar

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Burxanito

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Burxanito y el Misterio de la Cueva de los Conejos Un cuento sobre la historia de Purchena para niños y niñas de todas las edades. Textos de Manolo Sola Ilustraciones de Mª Paz Chantar

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A Alejandra y Mª José, mis asesoras.

A Belén, mi inspiración.

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Una especie de prefacio

Tardé unos años en conocer por qué Purchena se llamaba como se llamaba. Lo aprendí fuera del colegio. Tardé otros pocos años más en saber el significado del nombre de Purchena. Lo aprendí fuera del Instituto. He conocido algo, quizás no mucho, sobre la historia de Purchena fuera del ámbito educativo. Mi ejemplo es uno entre muchos.

Gracias a la iniciativa de la Asociación Cultural Gremio Luna, del AMPA Gustavo Villapalos de Purchena, del Área de Cultura del Ayuntamiento de Purchena y con el patrocinio y subvención de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía, estamos intentando que los niños y niñas de Purchena, los jóvenes y todos y todas en general, podamos acercarnos a nuestra historia, al menos básicamente, desde un punto de vista lúdico y divertido. Esto es lo que ha buscado el proyecto Vive tu historia, un proyecto organizado entre todos y todas, voluntarios y voluntarias, asociaciones y entidades públicas. Si el resultado ha merecido la pena, los lectores tendréis que decidirlo. Si es así, seguiremos con nuevas historias de Burxanito y sus amigos.

Manolo Sola

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Manolo Sola

Burxanito y el Misterio de la Cueva de los Conejos

Ilustraciones de Mª Paz Chantar

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Lo que más le gustaba a Burxanito era jugar todos los días en la Cueva de los Conejos. La cueva se encontraba justo debajo de la gran Alcazaba de Burxana, la ciudad donde vivía Burxanito. Todos los días él y su amigo Illi subían las empinadas cuestas que, entre callejuelas estrechas, llevaban hasta la Gran Torre del Agua, justo al lado de la Cueva y allí pasaban horas enteras jugando. No sabían por qué aquella cueva les atraía tanto y tampoco por qué se llamaba así. Nunca habían visto un conejo por allí. Burxanito e Illi eran amigos desde muy pequeños y siempre habían vivido en Burxana, una pequeña gran ciudad árabe del Reino Nazarí de Granada que, con el paso del tiempo, muchos años después, pasaría a llamarse Purchena. Burxanito era hijo de Ibrahim Abenedir, el Alcaide musulmán de la ciudad e Illi era hijo

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de un escribano judío. A pesar de que tenían religiones diferentes, esto nunca había sido un obstáculo para su amistad. Incluso había cristianos en el pueblo. Nunca había pasado nada...hasta ahora. Corría el año 1487 y los dos amigos sabían por sus padres que algo raro estaba ocurriendo porque los mayores andaban muy preocupados. Incluso les habían escuchado decir algo de marcharse porque el peligro se acercaba. A pesar de lo extraño del asunto, Burxanito e Illi decidieron subir otra vez a la cueva para jugar como siempre. Bueno, como siempre no. No lo sabían aún, pero aquella tarde iba a ser diferente porque algo extraño iba a pasarles. Comienza aquí el misterioso suceso de La Cueva de los Conejos. Como hemos dicho la cueva se encontraba junto a la Torre del Agua que se llamaba así porque dentro de ella había un manantial que hacía inexpugnable la Alcazaba. Desde la cueva podía admirarse justo enfrente, unos metros más abajo, la Gran Mezquita. Ésta era muy famosa en todo el Reino y la principal mezquita de todo el valle. Incluso un gran viajero llamado Ibn Battuta había escrito sobre ella.

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Burxanito e Illi siempre habían jugado en el exterior de la cueva porque unas rocas desprendidas la habían tapiado. Sus padres les habían prohibido que intentaran pasar entre las rocas porque era muy peligroso. Además entre los habitantes de Burxana se había extendido el rumor de que la cueva era una entrada de un pasadizo subterráneo que comunicaba la Alcazaba con la Atalaya, una torre vigía situada al otro lado del Río Almanzora. Los dos niños no creían en esa leyenda. Era una más de las historias que se contaban en el pueblo. Aquella tarde, Burxanito mientras jugaba a esconderse tras las rocas del interior, observó que una de ellas se había movido un poco, dejando un pequeño hueco del que salía una luz blanca muy tenue.

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-Mira Illi. Se ve luz dentro del hueco.-dijo muy sorprendido Burxanito. -Si, es cierto. –contestó escamado Illi-Debe ser algún destello del sol que se cuela entre las grietas. -Es muy extraño. Nunca había visto una luz así salir del interior de la cueva. Entremos a mirar por el hueco. Burxanito introdujo su cabeza por el agujero. -¿Qué ves? –Preguntó ansioso Illi. -Nada. Solo luz. Entremos un poco para ver algo más. -No se si debemos. Ya sabes que nos lo tienen prohibido. Además puede ser peligroso. Las rocas pueden moverse. Hay que reconocer que Illi era un poco temeroso. Pero Burxanito tenía un espíritu muy aventurero y no podía dejar escapar la ocasión de entrar por primera vez en el interior de la cueva. -Vamos Illi – dijo Burxanito al tiempo que introducía su cuerpo por el agujero.

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-Voy –dijo poco convencido y un poco acojonadillo Illi- No sé como dejo que me metas en estos líos. Mi padre me va a zurrar de lo lindo como se entere. En unos segundo los dos intrépidos aventureros estaban dentro de la cueva que parecía más grande ahora. Un olor extraño inundaba el ambiente. -¿Tú no hueles nada raro, Illi?-preguntó Burxanito mientras olfateaba el aire. -Bueno es que no he podido aguantarme. A mi esto de las aventuras me da un poco de miedo. -Sigamos no seas quejica. Allí se ve luz.-Burxanito caminaba muy despacio mientras intentaba tranquilizar a Illi. Anduvieron durante unos cuantos metros en línea recta, siguiendo la luz que veían al fondo. Burxanito estaba muy excitado e Illi no dejaba de mirar a todos lados, mientras se agarraba a la chilaba de éste para no perder el contacto y sentirse más seguro. Unos minutos más tarde y, sin que se dieran cuenta, se encontraron en una grande y oscura cavidad. Aún así continuaban advirtiendo una luz que los atraía, sobre todo

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porque era lo único que podían ver. Unos ruidos extraños hicieron que los niños se detuvieran repentinamente. Como en todos los cuentos e historias de cuevas, no podían faltar los murciélagos. -Agáchate Illi. Son cientos de murciélagos. Illi se agachó tan rápido que la chilaba que llevaba se le rajó por detrás. -¡Vaya hombre! –exclamó Illi- Ya se me ha vuelto a romper por donde siempre. Ya verás mi madre el cabreo que pilla. -¡Calla Illi! –susurró Burxanito- ¿No oyes nada raro?. -Perdóname Burxa pero es que cuando llega la hora de comer las tripas me lo recuerdan siempre. -No me refiero a eso –le recriminó Burxanito- si no a ese sonido tan raro que viene de la luz. Parece música. -¡Música eso!. Si parece, como dice mi madre, una espuerta de perros con hambre. -Acerquémonos –le dijo Burxanito a Illi mientras asomaba su cabeza entre unas rocas por donde se filtraba la luz.

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Burxanito volvió a introducir rápidamente la cabeza con una expresión de sorpresa en sus ojos. -¿Qué te pasa Burxa?-parece que hubieras visto un burro volando. -No te lo vas a creer Illi. Acabo de ver nuestro pueblo pero no es nuestro pueblo. -¿Cómo dices?. Estás desvariando Burxanito. Ya sabía yo que el nuevo té que han traído los mercaderes olía muy raro. -Asómate y compruébalo con tus propios ojos. Illi metió su cabeza entre las rocas y al cabo de unos segundos la sacó tan rápido que se cayó para atrás de la impresión. -Debe ser el efecto cueva. –comentó pensativo Illi-. Me han dicho que cuando llevas un rato en una cueva oscura cuando sales de golpe puedes ver visiones. En ese momento, mientras Illi y Burxa se miraban el uno al otro intentando explicarse aquello, una cabeza muy rara apareció de repente entre las rocas y se dirigió a ellos:

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-¿Quiénes sois? Y ¿qué hacéis ahí adentro con esos ropajes tan raros?. Entre la duda y el temor, Burxanito respondió un poco sorprendido: -Yo me llamo Burxanito y éste es mi amigo Illi. ¿Tú quién eres? -Yo me llamo Ginés Carmelo. Pero vosotros me podéis llamar Ginesín ¿Porqué no salís aquí fuera que nos veamos un poco mejor?. Burxanito e Illi obedecieron al niño que decía llamarse de una forma muy rara pero divertida. Cuando salieron a la luz, los dos niños se dieron cuenta de que estaban justo a la entrada de la Cueva de los Conejos, aunque no podían explicarse cómo, ya que habían entrado por el lado opuesto y no habían vuelto hacia atrás. Justo delante de ellos un sorprendido niño, más o menos de su edad, con una vestimenta y unos pelos verdaderamente extraños y un aparato que hablaba, los observaba también muy extrañado. -¿Pero de dónde salís vosotros?-preguntó Ginesín - ¿Todavía lleváis las ropas árabes de los

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Juegos Moriscos?. Pero si estamos en septiembre y los Juegos fueron hace un mes. -¿Los Juegos...qué? –respondieron al unísono Burxanito e Illi. -No se de qué nos hablas-se adelantó Illi- Yo nunca he oído hablar de Fuegos Mariscos. Ginesín soltó una carcajada ante la ocurrencia de aquel personaje. -No he dicho Fuegos Mariscos sino Juegos Moriscos. Bueno ¿quiénes sois? Y que hacíais ahí dentro?. No sabéis que el interior de la cueva es muy peligroso.

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Mientras esto decía Ginesín, Burxanito e Illi miraban con los ojos abiertos el espectáculo que tenían ante si. Efectivamente aquel era su pueblo, Burxana, pero las casas eran diferentes y... ¿Dónde estaba la Gran Mezquita?. En su lugar había... sí, una Iglesia. Los niños sabían perfectamente lo que era una Iglesia, pero es que ahí debía haber una Mezquita y ya no estaba. ¿Y la Alcazaba?. ¡Estaba en ruinas!. Ginesín notó la extrañeza y la sorpresa en las caras de sus nuevos amigos. -Si, mola ¿verdad?. Es la iglesia de San Gines, el Patrón de Purchena. Se construyó en el siglo XVI. Burxanito e Illi volvieron sus cabezas hacía Ginesín y lo miraron como si estuviera loco o hablando en arameo. -¿San Ginés?...¿Purchena?... ¿Siglo XVI?… Pero, ¿qué estás diciendo?. Si estamos en el siglo XV y ahí debe estar la Gran Mezquita de Hisn Burxana de la que ya hablaba Ibn Battuta en el siglo XIV.

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-Aquí está pasando algo muy raro –observó Ginesín-. Vuestros ropajes, esa forma de hablar, conocéis el nombre árabe de Purchena...Contadme desde el principio todo lo que sepáis. Burxanito e Illi le contaron a Ginesín de donde venían y como se habían metido en la cueva aprovechando un hueco entre las rocas. -Entonces... va a ser eso –comentó Ginesín-. La cueva ha funcionado como un túnel del tiempo y os ha hecho viajar al futuro desde el pasado. ¡Qué alucinante!. ¡Y que suerte he tenido de encontraros!. Por un momento los tres niños permanecieron en silencio como si quisieran asimilar lo que les estaba pasando. En ese momento un hombre alto, con gafas y barba, pasaba por el camino junto a la cueva y se quedó mirando a los niños, especialmente extrañado a los dos con vestimentas árabes. Ginesín se adelantó a los pensamientos del hombre y le dijo que estaban probando los trajes de los Juegos Moriscos para el año próximo. Al escuchar aquello, Burxanito e Illi, despertaron de su pequeño trance y Burxanito, tomando la palabra, interrogó a Ginesín:

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-Oye que es eso de Purchena, San Ginés, Iglesia del Siglo XVI, estas casas tan raras con extraños colores, la Alcazaba en ruinas (de la que prácticamente permanecía solo en pie la Torre del Agua). Explícanos rápido o nos vamos a volver locos. -¿Y yo?. Yo también necesito explicaciones. También necesito conocer algo de mi pasado que es vuestro presente. Es una oportunidad única y la tengo que aprovechar para saber algo más del pasado de mi pueblo. -¿Es qué en tu escuela no te cuentan nada?. –preguntó Burxanito. -La verdad es que no demasiado –respondió cabizbajo Ginesín- Sería interesante que nos contaran algo más sobre todo esto, pero a veces se olvida un poco el pasado, especialmente nuestro pasado. Pero cambiemos de tema. ¿Qué os parece si jugamos a contarnos cosas uno al otro y así aclaramos las dudas?. -Perfecto-respondieron al unísono Burxanito e Illi.

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-Comienzo yo –dijo Ginesín- Siempre me ha llamado la atención saber como se fundó nuestro pueblo. ¿Vosotros sabéis algo? Burxanito, que era uno de los alumnos aventajados, de la Madraza, su escuela, respondió a Ginesín: -Nuestro pueblo se fundó más o menos a finales del siglo IX como un lugar privilegiado para defender el valle. Los marinos de Pechina empezaron a construir la Alcazaba, comenzando con la Torre del Agua que en árabe es la que le da nombre al pueblo: Hisn Burxana, Torre con agua dentro. -Así que con el transcurso de los siglos Burxana ha pasado a ser Purchena. Muy interesante –comentó Ginesín. -Si pero antes de llamarse Burxana y de que los árabes fundaran la actual ciudad a partir de la Alcazaba, aquí hubo otros asentamientos –añadió Illi-. Mi padre, que es judío, me contó que antes esta zona se llamó Illipula, que es una palabra latina de origen semítico, es decir, judío. Ginesín y Burxanito comenzaron a reírse. -¿Se puede saber de que os reís?

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-Ahora entiendo tu nombre Illi –dijo carcajeándose Burxanito-Viene de Illipula. -Pues si –espetó Illi- Mi padre me puso Illipulo en honor al antiguo nombre de Burxana elegido por mis antepasados. -Bueno –dijo Ginesín - ¿Y después qué? Burxanito prosiguió: -Con el paso de los años, Burxana llegó a ser el centro de valle del Almanzora, llegando a tener muchos habitantes y una gran vida cultural, económica y social. Imagínate lo importante que llegó a ser que en ella nacieron personajes como el gran

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escritor Ibn Jalis. Incluso llegó a tener varias mezquitas. Una de ellas fue tan impresionante que un viajero muy importante, uno de los más importantes según cuenta mi padre, Ibn Battuta, comentó lo hermosa y lo majestuoso que era su alminar que incluso se podía mover. Al contar todo esto, Burxanita e Illi, no podían disimular su tristeza. Burxanito levantó la vista hacia Ginesín y le invitó a que hablara. -Como ya sabes Burxana, tu pueblo, mi pueblo, ha llegado a llamarse Purchena –prosiguió Ginesín- Pero antes tengo que decirte que tu gente fue expulsada de Purchena en 1489, tras firmar las capitulaciones de Baza. Burxanito e Illi se sobresaltaron. Ahora comprendían porque los mayores estaban tan nerviosos. Corría el año 1487: ¡solo faltaban dos para que los expulsaran!. -Pero, ¿por qué? –gritó Burxanito- Si todos nos podíamos haber llevado bien. Incluso tenemos

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amigos entre los judíos y los cristianos. ¿Verdad Illi?- Éste asintió con la cabeza. -Han pasado muchos años desde aquello –continuó Ginesín- pero la historia sigue igual. Ahora en un sitio llamado Palestina, se sigue haciendo lo mismo. No hemos aprendido nada. Ginesín prosiguió con la historia. -Tenéis que saber también que entre tanto dolor y tristeza hubo sitio para el honor y la grandeza. Hubo un hombre de la antigua Burxana que no quiso recibir dinero de los Reyes Católicos por entregarles Purchena. Fue el único de los Alcaides árabes que no lo hizo. Se marchó con su familia con la cabeza alta. Que orgulloso estoy de ese antepasado nuestro. Muchos escritores han escrito sobre sus palabras, alguno muy famoso como un tal Antonio Gala que siempre lleva un bastón y habla de una forma extrañamente lenta. El nombre del Alcaide era Ibrahim Abenedir. -¡Mi padre! – exclamó Burxanito – Al menos nos marchamos con dignidad y no vendimos nuestro pueblo.

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-Bueno no todos os marchasteis – habló de nuevo Ginesín-Los que quisieron pudieron quedarse, aunque al cabo de los años los obligaron a convertirse al cristianismo y les dieron un nombre nuevo: Moriscos. -Y ahora nos vas a hablar de los Fuegos Moriscos, ¿no? –preguntó Illi?. Ginesín y Burxanito volvieron a reír con las ocurrencias de Illi. -No son Fuegos, sino Juegos Moriscos –comentó Burxanito- -Juegos Moriscos de Aben Humeya, para ser más exactos –añadió Ginesín- Los musulmanes que se quedaron tuvieron no solo que convertirse a la fuerza, sino que además tuvieron que aguantar muchas injusticias más. Por eso los Moriscos se rebelaron varias veces. Una de ellas, la más importante, nombraron Rey a Aben Humeya, un noble nacido en el pueblo alpujarreño de Valor. Este Rey llegó a Purchena en septiembre de 1569 y convocó unos juegos deportivos y culturales que han llegado a ser muy conocidos.

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-¿Y cómo habéis conocido la historia de estos Juegos, Ginés? –preguntó interesado Burxanito. -La escribió un escritor llamado Ginés Pérez de Hita en el siglo XVII. Los Juegos son muy interesantes porque son como un puente entre los Juegos Olímpicos de la Antigüedad y los modernos Juegos Olímpicos. Los árabes, tu pueblo Burxanito, los aprendió a su paso por otros lugares a lo largo de los años. Esto lo dicen muchas personas muy conocidas como un señor muy listo que se llama Juan Antonio Samaranch. -¿Y los Juegos de qué van? –Illi preguntó mientras sus tripas sonaban como un tractor viejo. -Los Juegos Moriscos tienen muchas actividades, además de concursos de música y danza. Son originales porque tienen deportes, algunos conocidos, pero otros raros. Los deportes más conocidos son el triple salto, la carrera de velocidad y el tiro con arco. Otros lo son menos como la lucha morisca, que es superdivertida sobretodo cuando luchan Caracacha y el Maleh, o como el levantamiento de la piedra Burxana de 70 kilos de peso que se está convirtiendo en una prueba muy famosa.

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-Esa piedra seguro que la levanto yo con una mano – se jactó Illi. Burxanito y Ginesín volvieron a reírse e Illi añadió: -Bueno ahora seguro que no porque no he comido nada. Pero dame un buen plato de carne de cordero y ya verás, levanto dos piedras como esa. -Además de estos deportes, ¿hay alguno que sea más tradicional? –preguntó interesado Burxanito? -Claro –asintió Ginesín- Está el lanzamiento con honda que es más fácil de lo que parece y el tiro de piedras a mano. En estos dos gana el que rompa más cántaros. Y por último tenemos el levantamiento de ladrillo que es muy interesante también. Al decir aquello los tres niños se sorprendieron al escuchar al unísono las campañas de la Iglesia y la llamada a la oración del almuecín. Burxanito, Illi y Ginesín se dieron cuenta de que era hora de marcharse. Se estaba haciendo de noche y nuestros dos amigos del pasado recordaron que debían volver

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pero no sabían cómo. Los tres, el judío, el árabe y el cristiano, se dieron un fuerte abrazo y se despidieron no sin antes derramar alguna lágrima. Uno de los tres, no sabemos quien pero que importa, dijo que algún día, en algún lugar, volverán a unirse las tres culturas para convivir en paz y demostrar que las religiones no son importantes cuando la cultura, la educación y el respeto por los demás están por encima de ellas. Ginés seguía diciéndoles adiós mientras Burxanito e Illi entraban en la cueva. Ya dentro de ella solo tuvieron que regresar siguiendo la luz que ahora tenían en dirección contraria a la que hicieron unas pocas horas antes. Los murciélagos volvieron a asustar a Illi que se hizo otro siete en la ropa. Cuando salieron de la cueva volvieron a ver su Burxana, tal y como la habían dejado. Un fuerte estrépito se oyó detrás: una roca se había movido y había sellado la Cueva de los Conejos. Burxanito e Illi comenzaron a subir la cuesta con dirección a la Alcazaba mientras intentaban recordar que habían hecho toda la tarde, pues no recordaban nada de lo que les había sucedido. Ginesín, mientras regresaba a su casa, sentía que algo raro le había pasado esa tarde pero no sabía qué, como si todo lo que había hecho se hubiera difuminado dejándole, sin embargo, una

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sensación bonita, pero agridulce al mismo tiempo. Para los tres niños, aquella tarde fue todo un misterio: El Misterio de la Cueva de los Conejos.

Y colorín, colorado, esta Historia aún no se ha acabado.

Continuará...

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(CONTRAPORTADA) Burxanito y sus amigos Illi y Carmelo encontrarán un pasadizo que une el pasado y el presente. Ese pasadizo se encuentra en la Cueva de los Conejos. Acompáñalos y descubre el misterio que encierra la cueva; misterio que te llevarán a conocer un poco mejor la Historia de Purchena y porque se llama Cueva de los Conejos si nunca se ha visto ninguno por allí. Este cuento ha sido posible gracias a la colaboración del Área de Cultura del Ayuntamiento de Purchena, la Asociación Cultural Gremio Luna y el patrocinio de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía por medio del programa de voluntariado y participación en actividades educativas. Por cierto, Manolo Sola, es alto, tiene barba y es Bibliotecario y Responsable de Cultura y Juventud del Ayuntamiento de Purchena. La ilustradora, Mª Paz Chantar no tiene barba, es malagueña y ésta es la primera vez que ilustra un libro.

Consejería de Educación y Ciencia

Concejalía de Cultura Excmo. Ayto. Purchena