Buenos Aires a pedal

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64 Mayo 2011 64 Mayo 2011 Manía Bici BUENOS AIRES A PEDAL TEXTO: CONSTANZA COLL | FOTOS: MYRIAM MELONI Una hoja de ruta con los mejores circuitos para hacer en la Ciudad. Qué es Masa Crítica y algunos personajes divertidos de la escena bicicletera local.

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Circuitos para hacer en Bicicleta, de día, de noche y hasta El Tigre.

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ManíaBiciBuenos aires a pedal

texto: constanza coll | fotos: MyriaM Meloni

Una hoja de ruta con los mejores circuitos para hacer en la Ciudad. Qué es Masa Crítica y algunos personajes divertidos de la escena bicicletera local.

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De paseo por las calles empedradas, muy coloridas, del barrio de La Boca.

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yungas bolivianas

C uarenta ciclistas fueron atropellados el pasado 25 de febrero en la ciudad de Porto Alegre, en el sur de Brasil. Ocurrió en una bicicleteada masiva, un automovilista que perdió

la paciencia y no pudo soportar que por esa vez, esa tarde de verano, las bicicletas pasaran primero. Tocó bocina, puteó a los gritos y a las tres cuadras, cuando ya no pudo aguantar ir a “paso de bicicleta”, pisó el acelerador a fondo y se dio a la fuga. Dicen que la primera Masa Crítica porteña después de la tragedia fue gigante, que llegaron a sumar más de dos mil personas frente al Obelisco.

Esta vez no son tantos; imposible contar, digamos seiscientos. La cuestión es que amaneció con tormenta y a muchos les dio fiaca, pero en el blog estaba claro que la movida no se suspendía: “Llueve, truene o nieve, hay Masa Crítica en Buenos Aires. La única alerta es para los autos: llueven bicis en la ciudad”. De todas maneras, a las cuatro de la tarde el cielo se despeja contra todo pronóstico y la Masa empieza a tomar forma. Los ciclistas llegan de todos los barrios porteños y de la provincia también -pedaleando, claro- y se acomodan donde pueden. Vienen solos, en pareja y de a grupos, se reconocen con desconocidos de otras veces, toman mate, escuchan música, charlan de arte, medio ambiente y política.

“El sesenta por ciento somos hippies y el resto son aficionados de la bicicleta, ecologistas y curiosos”, calcula Julián Haddad, de 27 años, matemático del CONICET y con una planta de albahaca de

sombrero. “Es puramente ornamental -dice, señalándose la cabeza-, vengo a la Masa a divertirme, porque me gusta ver que somos cada vez más y que, por lo menos un domingo al mes, podemos tapar el paso de los autos. Es nuestra pequeña venganza”. Vanina Duran, 44 años, rubia de perlitas y súper outfit deportivo, insiste en este último punto: “Los autos nos pasan finito todo el tiempo, ésta es una forma de andar seguros por la ciudad, de mostrar que hay tránsito ciclista, que existimos y somos muchos”.

La Masa es una manifestación política, una procesión pacífica bajo la consigna de “un auto menos”, frase que se repite en banderas, carteles y remeras dibujadas a todo color con florcitas, corazones y hojas de marihuana. Pero no todo es paz y amor setentista, también hay personajes darkis, palermitanos de Ray Bans retro y botitas Vans, familias con chicos, representantes de la cultura gay y mucho extranjero, como Manahan Stuart, un chef australiano que viaja por el mundo desde hace ocho años corridos. No es su primera Masa: ya anduvo pedaleando por la causa en Barcelona, San Francisco y Nueva York: “Es una forma de

vení a la masaEsta movida autoconvocada tiene su encuentro el primer domingo de cada mes, a las 16 horas, frente al Obelisco. También organizan salidas las noches de luna llena. Más información en www.masacriticabsas.blogspot.com.

IZQUIeRDA: Una fachada a todo

color en el muy turísticoCaminito. DeReCHA: Una

multitud de bici-maníacosrecorre la ciudad el primer

domingo de cada mes, reclamando

su espacio.

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CoMo LAs AGUJAs DeL ReLoJ:

por las nuevas bicisendas de la ciudad; un turista

más por la causa bicicletera; cuánto sale alquilar en La Bicicleta Naranja; dos inglesas

pedalean por los barrios del sur.

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líMite sur

si uno hiciera una lista con los pros y contras de andar en bici por la ciudad, estresada y contracturada como está, quedaría claro que es, por lo

menos, una opción a considerar: entrenás las piernas y el corazón, gastás menos, evitás el tránsito y aportás tu gratito de arena a la cuestión ambiental. Un auto menos. Con esta lista en mente, y siguiendo la tendencia eco-friendly en las grandes metrópolis del mundo, Buenos Aires inauguró este año 25 kilómetros de bicisendas y estaciones donde los porteños pueden retirar y usar por dos horas, gratis, su bicicleta amarilla.

Para los no-locales, naturistas que buscan una manera alternativa de conocer los barrios y sus historias, hay emprendedores que hicieron de la bici un negocio. Uno de los más instalados es La Bicicleta Naranja, con sedes en Palermo y San Telmo, que esta tarde sale con un grupo de trece por las calles adoquinadas, plazas y parques de la zona sur. Valentina (33) y Federico (37) son colombianos, viven en Nueva York desde hace diez años y están recorriendo la Reina del Plata con la excusa de un casamiento. En la primera parada, donde la guía señala primero en inglés y después en castellano la casa de José Lezama y la Iglesia Ortodoxa Rusa,

protestar contra la dictadura del motor, Buenos Aires no es muy amigable para los ciclistas, pero cada ciudad tiene lo suyo, ¿no?”, pregunta, con el casco puesto y los pies en los pedales de una tremenda mountain bike.

Cerca de las 17:30 la Masa se despierta de la siesta y empieza a hacer ruido. Aplaude, chifla, agita. Es momento de descomprimir. Los primeros ciclistas cortan el tránsito de la 9 de Julio y dejan pasar al resto de la Masa, que da un par de vueltas a la Plaza de la República antes de enfilar hacia el Sur.

- ¿Y si llovía?- Si llovía, venía igual -dice Yanina

Toledo, levantando los hombros-. El mes pasado hicimos Masa con luna llena y se largó una tormenta increíble… ¡terminamos todos abajo de un puente compartiendo el fueguito de unos cartoneros! -y, a partir de la anécdota, recuerda otro punto a favor de las bicis-: “Es el medio de transporte más democrático”.

- ¿Cómo es el circuito hoy?- Improvisamos, no hay uno que dirija, la

Masa tiene vida propia. Igual, como algunos recorridos se venían repitiendo, está corriendo la bola de que vamos a poner distintos destinos en la rueda de una bicicleta y jugar a la tómbola.

Yanina se sube a una playera negra y se aleja por la 9 de Julio sin saber que, a las 21.15 horas, terminará bajo una lluvia espesísima en el barrio de Avellaneda.

los neoyorquinos charlan con otra pareja, de canadienses, sobre el tránsito en Buenos Aires. “Un caos”, resume el más gritón de los cuatro, dibujando un Big Bang con las manos.

Las paradas son cortas: sólo quince minutos para estirar las piernas y tomar un poco de agua. Salimos de San Telmo y pasamos por abajo de la autopista hasta la Boca, damos la vuelta a la bombonera, caminamos entre los tangueros de Caminito y, llegando al final del recorrido, unas chicas londinenses insisten en un recreo para probar el choripán de Costanera Sur. Rhiannan Jones, rubia de ojos claros, estudiante de Filosofía y Literatura Inglesa, separa las piernas calculando que la grasa caiga directo al piso sin arruinar su vestidito azul, y da el primer mordiscón. “Goooood”, le dice al parrillero, con la boca todavía llena. El chori es una experiencia gastronómica más en su viaje de tres meses por Latinoamérica.

pedaleando los barrios del surEste paseo que organiza La Bicicleta Naranja es de dificultad baja y dura 4 horas. Sale todos los días del Pasaje Giuffra 308, en San Telmo, y cuesta $145 por persona.

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Con ojos de gato

son las ocho y ya es de noche en Plaza San Martín. La gente está de paso, camina apurada sin reparar en nada ni nadie… hasta que nos pasa por al lado.

Entonces, algunos miran el tumulto de bicis de reojo, curiosos, y otros más atrevidos frenan, toquetean y preguntan: “¿Son de caña?”. Pintadas de color verde seco y con el cuadro y manubrio de bambú, las bicicletas choperas de Urban Biking son una creación de Nicolás Masuelli, un estudiante rosarino de 26 años que tuvo una muy buena idea. Las bambucicletas cuestan entre 2.500 y 6.000 pesos, según el modelo (las hay hasta con cambios).

“Éste es uno de los circuitos que más salen, la ciudad es otra cosa de noche”, nos adelanta Daniel Lucero, guía de tours a pedal desde hace dos años, y arrancamos con una buena pendiente cuesta abajo. Para los que no acostumbramos la zona de Retiro, menos en bicicleta y una noche de jueves, andar en bici es casi surrealista. Si durante el día los autos te amagan la trompa, los colectivos ni te registran y los peatones se quejan con gestos y

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vocabulario de cancha -incluso cuando andás por las bicisendas, todavía no hay cultura bicicletera en Buenos Aires-, de noche es un paseo naif con aires lisérgicos; el grupo va con la sonrisa puesta y tarareando canciones, haciendo bromas y, los más románticos, agarrados de la mano.

Pero antes de empezar, una pasadita por los pubs irlandeses de la calle Reconquista. ¿Down Town Matías o John John?, ésa es la cuestión. Tengo que admitir que circular en este ambiente after-office con el casco puesto, la bici bajita y el ojo de gato titilándome en la cola, fue como estar en una pecera y ser el ejemplar más caribeño, un bicho exótico en exposición. Después de una cerveza fría en la vereda, enfilamos alegres para Puerto Madero y Daniel “se pone serio” para contarnos del Puente de la Mujer, diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava, que costó seis millones de dólares en diciembre de 2001 y tiene un gemelo mayor en la ciudad de Dublín, el Samuel Beckett. En este tramo del tour, el guía nos advierte que podemos llegar a tener problemas con la Prefectura, que para el gobierno porteño está todo bien con las bicis por las peatonales alrededor de los diques pero que los oficiales de la marina,

cada vez que se acuerdan, hacen respetar los carteles rojos de “prohibido circular en bicicleta”. Esta vez no pasa nada.

Salimos de esta burbuja con el metro cuadrado más caro de la ciudad, que ya tiene su propia zona roja y una villa que no para de crecer a pocos metros, la Rodrigo Bueno, y pedaleamos hasta la Fuente de la Nereidas de Lola Mora, la Casa más Rosada que nunca, el Cabildo, el Obelisco y el Teatro Colón, frente a la instalación temporal de atriles y césped, homenaje al artista plástico Carlos Gallardo. Las tres horas y media del recorrido se sintieron recién a la mañana siguiente, en los cuádriceps y gemelos especialmente, ese dolor placentero, vanidoso, del hacer ejercicio.

buenos aires nocturnaEl tour nocturno de Urban Biking tiene una dificultad baja y dura 3 horas y media. Sale con reserva precia de Av. Santa Fe 702 (Museo de Armas del Círculo Militar) y cuesta $ 200 por persona. Más información en www.urbanbiking.com

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De IZQUIeRDA A DeReCHA: Paseo

nocturno por Puerto Madero hasta el Puente de

la Mujer; los graffitis acompañan todo el

recorrido sur; las bambucicletas rosarinas.

ABAJo. La Casa Rosada de noche.

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LP

Voy en tren, Voy en BiCi

este tour se vende como una maratón a pedal de Capital Federal al Tigre, pero el título es un poco engañoso, la

realidad es que los primeros 18 kilómetros hasta La Lucila se hacen en el furgón del tren Mitre. Menos mal, todavía queda la mitad del recorrido para andar en bici. “No es imposible llegar pedaleando, lo hemos hecho, el problema es volver”, desafía Julián (27) con los ojos exageradamente abiertos. Bike It es un emprendimiento que arrancó hace un par de años junto a su par profesional María, y que hoy ocupa el puesto número 2 en el ranking de las mejores rutas porteñas de Trip Advisor.

En las primeras cuadras la ansiedad nos hace correr un poco, saber que hay que llegar o llegar y que todavía faltan unos trece kilómetros -Julián no lo dice, algunos

bicicleteada al deltaEste paseo que propone Bike It termina con una remada en canoa, dura alrededor de 8 horas y cuesta $ 280. El punto de encuentro es en Florida y Marcelo T. Alvear, a las 9.30 horas. Más información en www.bikeit.com.ar

lo pensamos por haber googleado distancias antes de salir-, pero enseguida el

ritmo paseandero se impone sin decir nada y relaja al grupo.

Esta vez somos siete, dos argentinos, tres amigas españolas y

una pareja de ecuatorianos, no hace falta doblar al inglés. El primer descanso es en Barrancas de Alvear, Martínez, un punto panorámico del Río de la Plata y la ciudad a lo lejos, y al rato volvemos a parar en la Reserva Natural de Rivera Norte, donde la guía que cierra el grupo se queda con las playeras verdes mientras el resto hace una visita corta al lugar. En diez minutos vimos mariposas inmensas, carpinchos y comadrejas, gaviotas, golondrinas, gorriones y otras tantas aves que no supimos reconocer.

Seguimos camino por la senda para bicicletas del Tren de la Costa hasta la Catedral de San Isidro, donde la feria de artesanías nos hace perder el buen timing: los extranjeros se demoran comprando souvenirs tangueros, mates y cuchillos con huesos y pieles de vaca o conejo. Julián espera al grupo de vuelta con tereré de naranja y alfajores Jorgito. “Hay que reponer azúcares”, dice, mientras reparte los víveres. Es la primera vez de la mayoría con el mate en su versión helada, y en general no gusta. Después de tres horas y pico de pedalear, llegar al Puerto de Frutos y ver las lanchas y veleros navegar el Delta no tiene precio.

De ARRIBA A ABAJo: en bici por el

Paseo La Victoria en tigre; un detalle de las

bambucicletas; una estudiante inglesa pedaleando por los

parques de Buenos Aires.