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CARTA DE NAVEGACIÓN BIT`CORA BRÚJULA 3 / UNA TAREA INMENSA / El Director 6 / UN NUEVO TIMONEL, UN MISMO RUMBO / El Director 8 / LOS HONESTOS DEL BARRIO / León Trahtemberg 10 / DEMOCRACIA Y CORRUPCIÓN / Víctor Hortel / ARGENTINA ˝NDICE 24 / EL VOTO PARA LOS MILITARES / Marcial Rubio Correa 27 / RELACIONES CIVILES-MILITARES EN AMÉRICA LATINA: EL CASO PERUANO / Jorge Ortiz Sotelo 38 / RACISMO EN EL PERÚ REPUBLICANO / Wilfredo Ardito Vega 46 / LA SITUACIÓN DE LAS TRABAJADORAS DE HOGAR EN LIMA / Jeannette Llaja 54 / AL PADRE JORGE DINTILHAC / Margarita Guerra MartiniØre 57 / ¿QUÉ PUEDE HACER LA FILOSOF˝A POR NOSOTROS? / Carlos Castillo Rafael 67 / SERVICIOS TRANSFRONTERIZOS DE ASESOR˝A JUR˝DICA DENTRO DEL MARCO DEL TLC / Raœl Lozano Merino 74 / CELEBRACIÓN DEL CASTELLANO / Eduardo GonzÆlez-Viaæa / ESTADOS UNIDOS 78 / CIUDADAN˝A Y MEDIOS EN AMÉRICA LATINA: ALCANCES Y PROYECCIONES / Carlos A. Camacho Azurduy / BOLIVIA 87 / OBSERVATORIO DE MEDIOS / CØsar Ulloa Tapia / ECUADOR 91 / EL LIBRO Y LA LECTURA 93 / EL LIBRO EN LA CULTURA HUMANA / Rossana Passoni 102 / EL LIBRO, LA LECTURA Y LA CONQUISTA DE LA LIBERTAD / Ismael Francisco Nœæez SÆenz 113 / EL CONTINENTE DEL SABER / Ricardo Luis Villanueva Meyer 123 / DEL LEER Y OTRAS COMPAÑ˝AS / Víctor Francisco Casallo Mesía VIENTO EN POPA PROA AL NORTE MAPA MUNDI LOS DE ABORDO 134 / RELACIÓN DE AUTORES

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1BRÚJULA

CARTA DE NAVEGACIÓN

BITÁCORA

BRÚJULA

3 / UNA TAREA INMENSA / El Director6 / UN NUEVO TIMONEL, UN MISMO RUMBO / El Director

8 / LOS HONESTOS DEL BARRIO / León Trahtemberg10 / DEMOCRACIA Y CORRUPCIÓN / Víctor Hortel / ARGENTINA

ÍNDICE

24 / EL VOTO PARA LOS MILITARES / Marcial Rubio Correa27 / RELACIONES CIVILES-MILITARES EN AMÉRICA LATINA:

EL CASO PERUANO / Jorge Ortiz Sotelo38 / RACISMO EN EL PERÚ REPUBLICANO / Wilfredo Ardito Vega

46 / LA SITUACIÓN DE LAS TRABAJADORAS DEHOGAR EN LIMA / Jeannette Llaja

54 / AL PADRE JORGE DINTILHAC / Margarita Guerra Martiniére57 / ¿QUÉ PUEDE HACER LA FILOSOFÍA POR NOSOTROS? / Carlos Castillo Rafael

67 / SERVICIOS TRANSFRONTERIZOS DE ASESORÍA JURÍDICADENTRO DEL MARCO DEL TLC / Raúl Lozano Merino

74 / CELEBRACIÓN DEL CASTELLANO / Eduardo González-Viaña / ESTADOS UNIDOS78 / CIUDADANÍA Y MEDIOS EN AMÉRICA LATINA:

ALCANCES Y PROYECCIONES / Carlos A. Camacho Azurduy / BOLIVIA87 / OBSERVATORIO DE MEDIOS / César Ulloa Tapia / ECUADOR

91 / EL LIBRO Y LA LECTURA93 / EL LIBRO EN LA CULTURA HUMANA / Rossana Passoni

102 / EL LIBRO, LA LECTURA Y LA CONQUISTADE LA LIBERTAD / Ismael Francisco Núñez Sáenz

113 / EL CONTINENTE DEL SABER / Ricardo Luis Villanueva Meyer123 / DEL LEER Y OTRAS COMPAÑÍAS / Víctor Francisco Casallo Mesía

VIENTO EN POPA

PROA AL NORTE

MAPA MUNDI

LOS DE ABORDO

134 / RELACIÓN DE AUTORES

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Año 6 Nº 8Abril-Junio 2005

DIRECTORAlejandro Sakuda Moroma

CONSEJO DE REDACCIÓNGuillermo Velaochaga MirandaBeatriz Boza DibósRoque Benavides GanozaJavier Recuenco MurilloAntonio Blanco BlascoAlejandro Sakuda Moroma

COORDINACIÓNSolange Hernández Blas

CORRECCIÓN DE ESTILOOswaldo Gavidia

REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓNAEG-PUCP, Pontificia UniversidadCatólica del PerúAv. Universidad, Cdra. 18 s/nSan Miguel, Lima 32, PerúTelf. (51-1) 626-2000, anexo 3500Correo electrónico:[email protected]

PRODUCCIÓN GRÁFICAduArtes (51-1) 247 27 88

ISBN 1813 - 5110Depósito legal 2001 - 1304

BRÚJULA

AEG-PUCPCONSEJO DIRECTIVOPRESIDENTEProf. Juan Carlos Crespo L. de C.(Letras y Ciencias Humanas)VICEPRESIDENTEIng. Antonio Blanco Blasco(Ingeniería Civil)

SECRETARIODr. Alberto Varillas Montenegro(Derecho)

TESOREROCPC Antonio Alonso Martín deVidales(Ciencias Contables)

VOCALESDra. Teresa Cisneros de Palacios(Educación)Dra. Carmen Esteves Ostolaza(Química)Dr. Aldo Italo Panfichi Huamán(Ciencias Sociales)

PAST PRESIDENTESr. Alejandro Sakuda Moroma(Periodismo)

MIEMBRO NATODr. Guillermo Velaochaga Miranda(Derecho)

COMITÉ CALIFICADORPRESIDENTEDr. Juan Carlos Ibarra Schambaher(Derecho)Dra. Isabel Victoria Landa Fitgerald(Química)Sr. Javier Recuenco Murillo(Periodismo)

REPRESENTANTES DE LA PUCPDr. Raúl Zamalloa Armejo(Derecho)Ing. Jorge Rodríguez Hernández(Ingeniería Mecánica)

Los artículos solo expresan la opiniónde sus autores. La Dirección se reservael derecho de selección y publicaciónde las colaboraciones recibidas. Lapublicación de las colaboraciones estásupeditada a disponibilidad de espacio.No se devolverán las colaboracionesrecibidas.

Revista de ideas de la Asociación deEgresados y Graduados de la PontificiaUniversidad Católica del Perú

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3BRÚJULA

TIEMPOS DIFÍCILES LOS QUE DEBE AFRONTAR EL PAPA BENEDICTO XVI.

Los problemas del mundo están lejos de haberse solucionado y, por elcontrario, se agravan: la pobreza se agudiza, el hambre asoma con crudeza, laviolencia no tiene cuándo acabar y, por ende, las zonas de conflicto aumentandía a día.

La humanidad continúa siendo flagelada por esas construcciones socialesllamadas racismo, discriminación, inequidad, exclusión, en suma, por la injus-ticia social, ante la indiferencia de quienes detentan el poder económico ysocial. Esta situación también está marcada por una mayor entrega alconsumismo, al boato, al sensacionalismo.

Cierto es que el nuevo Vicario de Cristo, como antes Juan Pablo II, no esresponsable de tal situación; pero es indudable que con toda la autoridad

Una tareaINMENSA

CARTA DE NAVEGACIÓN

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moral que significa estar en el trono de San Pedro puede decir su palabraautorizada a las grandes potencias, a los organismos multilaterales, a las gran-des transnacionales, a los que más tienen, a fin de que este estado de cosasque tanto preocupa a la humanidad se acabe o -cuando menos- cambie y nospermita avizorar un mundo más justo, fraterno y solidario.

Para ello es necesario retornar a las fuentes. Ver en el Evangelio, y hasta enun acontecimiento más cercano como el Concilio Vaticano II, el reflejo de unaIglesia preocupada por los más pobres y los más humildes, sin dejar de ser unainstitución moderna, abierta al mundo y a las nuevas ideas.

La revitalización de la Iglesia pasa por el rol que debe cumplir el PapaBenedicto XVI: ser un pastor. Un pastor ha de estar comprometido con los quemás sufren y atento evidentemente a un mundo cambiante, donde hoy puedeestar variando la correlación de fuerzas con un retorno a la bipolaridad, aunquecon actores diferentes, y es necesario situarse en tal escenario para actuar enconsecuencia a fin de que ella no perjudique a las naciones pobres que son, afin de cuentas, las que pagan la factura de esta competencia por la hegemoníamundial.

En América Latina, y concretamente en el Perú, aspiramos a que nues-tra Iglesia, como lo proclamó en Puebla y Medellín, se identifique con lasnecesidades de los que menos tienen y más sufren, para que la construc-ción de ese hombre nuevo que reclamaba Jesús se haga realidad mástemprano que tarde.

Nuestros países, por ser los más pobres, padecen las consecuencias nosolo de la inequidad y la injusticia, sino del abuso del poder, del atropelloa los derechos elementales, de la impunidad y la inmoralidad. Las leccio-nes, los mensajes y las acciones de León XIII, Juan XXIII o Paulo VI, paramencionar solo a algunos pontífices, no han surtido el efecto deseado yde allí que estemos como estamos.

Cierto es que ello no depende únicamente de lo que diga o haga elPapa, pues es tarea propia de quienes -como los peruanos que vivimosaquí- debemos posibilitar y construir con esfuerzo propio, con decisión ydeseo de cambiar las cosas ese bien común tan anhelado.

La Asociación de Egresados y Graduados, al igual que toda la humani-dad, se llenó de dolor ante la desaparición de Juan Pablo II y hoy, ante el

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nuevo Papa, ve renacer la esperanza de que su pontificado, con la ayudade Dios, contribuirá a establecer la paz y la justicia social en el mundoentero, donde la prioridad sean los más olvidados.

El humo blanco que anunció la elección del nuevo pontífice fue también unaseñal para nosotros los laicos, para que como miembros del pueblo de Diosasumamos nuestro rol y no seamos indiferentes ante la injusticia que nos agobia.

DE ESA ACCIÓN DEPENDERÁ NUESTRO FUTURO.

El Director

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Un nuevo timonel,un mismo rumbo

LA ASOCIACIÓN DE EGRESADOS Y GRADUADOS DE LA PONTIFICIA UNI-VERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ eligió, en comicios realizados en marzo úl-timo, al profesor Juan Carlos Crespo López de Castilla como su nuevo presi-dente, lo que marca una nueva etapa en su desarrollo institucional.

La elección del profesor Juan Carlos Crespo ratificó la vocación de los exalumnos de mantener una institución comprometida con el cambio y con eldevenir de la propia Universidad, hoy en franco proceso de crecimiento tantoen lo académico cuanto en lo institucional.

Para todos los que participamos en el proceso electoral estaba claro que laAsociación debía continuar en la senda por la que transitó desde su fundacióny, por ello, eligió una directiva donde se conjugan la experiencia institucionalcon el ímpetu de quienes quieren seguir contando con una entidad pujante,de cara a un mundo globalizado donde debe imperar la calidad, sin descuidar-ni mucho menos olvidar- la solidaridad y la justicia social para poder contri-buir a la eliminación de las barreras de la inequidad en el país.

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El crecimiento alcanzado por la Asociación es significativo, tanto en locualitativo cuanto en lo cuantitativo. Ello se refleja no solo en los servicios quebrinda, sino en el moderno local con que cuenta, así como en el número cadavez creciente de asociados y de los beneficios que se otorgan merced a losconvenios suscritos con entidades públicas y privadas, amén de becas y prés-tamos académicos, entre otros.

Son pocas las instituciones que, como la Asociación de Egresados y Gra-duados, pueden exhibir un cúmulo de actividades que benefician a sus miem-bros, lo que sin duda contribuye a que a la fecha se tengan más de 16,000asociados.

Ciertamente, hay todavía mucho por hacer. Por ello, es que la comunidaduniversitaria confía -dados los altos méritos que los adornan- en que la gestióndel profesor Juan Carlos Crespo y de los ex alumnos que lo acompañan en elConsejo Directivo y en el Consejo Calificador habrá de contribuir grande-mente al desarrollo institucional y, consiguientemente, a consolidar y reforzartanto la imagen cuanto el prestigio de nuestra alma máter.

Los asociados tenemos, al respecto, una gran responsabilidad. De nuestraparticipación dependerá que la Asociación siga creciendo para que aquellosque egresan de la Universidad Católica no pierdan el vínculo con su casa deestudios y, al mismo tiempo, fortalezcan su vocación de servicio a favor de lacomunidad y, por ende, del país.

El nuevo Consejo Directivo y su Consejo Calificador pueden dirigir o ad-ministrar la Asociación de Egresados y Graduados, pero somos los asociadoscon nuestra participación y nuestro interés en el desarrollo de la misma quie-nes le damos vida porque somos, además, la razón de ser de esta institución,tan nuestra como suya.

La hora presente llama a la acción porque, como lo decía Francis Bacon,"Sólo a Dios y a los ángeles les está reservado ser espectadores".

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L e ó n T r a h t e m b e r g

Loshonestosdel barrio

En el Perú hemos llegado a tal nivel de corrupción que nadie confía en nadie.

Mucha gente piensa que toda decisión judicial se compra, los ascensos en la

Policía y las Fuerzas Armadas se logran juntando bolsas de dinero, los contra-

tos de profesores o elección de directores de UGEL (Unidad de Gestión Edu-

cativa) solo son posibles previa coima, las resoluciones del CNM (Consejo

Nacional de la Magistratura) son motivadas partidariamente, las acusaciones o

archivo de las denuncias en el Congreso dependen de los padrinazgos políti-

cos, y que en toda licitación pública los altos funcionarios reparten las comi-

siones que provee el ganador, lo que se facilita al dejar que se venzan los

plazos de ley para proceder a las adjudicaciones directas.

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¿QUÉ HACEREN UNA SITUACIÓN COMO ESTA?

Apelar a los procedimientos legales nogarantiza la corrección de los procesos ni lainexistencia de amarres. Pensemos en laopción de acudir a la reserva moral que tie-nen los pueblos y crear un sistema deauditorías con personalidades que observenlos procesos y se pronuncien públicamentesobre sus resultados.

De lo que se trata es de que en cadaprovincia se identifique a las personalida-des del lugar más notables y confiables, quehayan tenido una reconocida trayectoria devida que haya sido ética y profesionalmenteimpecable, y que puedan ser invitadoscomo fedatarios o auditores sociales porparte de las instituciones que quieran ga-rantizar ante la comunidad la limpieza desus actos, con el peso que les da su presti-gio y honestidad.

Puede incluir a jubilados del Poder Ju-dicial, catedráticos, docentes, religiosos,científicos, periodistas, oficiales (r) de las

Fuerzas Armadas y Policiales, y otrosmiembros notables de la comunidad co-nocidos y reconocidos por sus calidadespersonales y profesionales. Sería comocrear una asociación de los "honestos delbarrio", a quienes se podría acudir paralos fines indicados.

Para ello no se requiere ley alguna por-que nadie puede objetar que se invite a ob-servadores a cualquier sesión en la que sedecida sobre contratos, licitaciones o nom-bramientos. La iniciativa podrían tomarla lospresidentes regionales, alcaldes, ministroso cualquier otra autoridad que quisiera te-ner una especie de "ISO-Honestidad" parasu gestión.

Esto le conviene a la autoridad limpiaporque le da un certificado de buena con-ducta, a la ciudadanía porque se aseguraque estos procesos sean limpios, a losfedatarios porque les reconoce un rol so-cial y al país porque le da una salida frentea la telaraña de corrupción.

¿POR QUÉ NO INTENTARLO?

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EXISTEN GRAVÍSIMAS FORMAS DE CO-RRUPCIÓN. Durante los años ochenta ynoventa se ha apreciado en distintos paísesuna suerte de corrupción generalizada quearrasaba con toda la sociedad.

Tal el caso de Italia, que presentaba unsistema donde todo el mundo, en mayor omenor medida, lucraba de esta atmósfera

V í c t o r H o r t e l / A r g e n t i n a

Democraciay

corrupción

INTRODUCCIÓN

Durante los últimos quince años, las prácticas de corrupción atravesaron en todo el mun-

do una transformación de tal envergadura que, actualmente, se presentan como una de

las principales amenazas a la democracia y las sociedades modernas.

de corrupción generalizada. Existía unaaceptación tácita de todo tipo de corrup-ción porque todos -tanto los que estabancerca como lejos del poder� parecíanbeneficiarse de alguna manera.

De igual manera, distintos hechos de larealidad contemporánea nacional imponenla necesidad de encarar con decisión un

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plan de lucha contra la corrupción gene-ralizada, que oscurece la imagen del paísen el exterior. Estos hechos son, funda-mentalmente, la reiterada mala califica-ción que obtiene en los últimos años laRepública Argentina en los organismos in-ternacionales que evalúan la situación decorrupción en todos los países, a la luzde las opiniones vertidas por empresariosque deben operar en ellos, y los resulta-dos de las encuestas que recogen el re-clamo unánime y mayoritario de erradi-car este mal social.

Actualmente, la forma más grave de co-rrupción es aquella que se grafica como elmatrimonio entre la corrupción política ylas distintas formas de mafia internacional.Nos encontramos con la globalización dela corrupción, lo que exige respuestasglobales para su erradicación.

CONCEPTO GENERALDE CORRUPCIÓN POLÍTICA

Existe coincidencia en que el conceptode corrupción fue originalmente utilizadopara definir el proceso de deterioro de pro-ductos biológicos, como resultado de la in-suficiencia o fin de las funciones vitales. Yse lo generalizó metafóricamente hacia lascuestiones que hacen a la moral, es de-cir, para definir el deterioro de valoresreconocidos por la sociedad, con o sinsanción jurídica.

Puede entenderse por corrupción políti-ca toda transgresión de normas dentro deun determinado orden social, en este caso,de una sociedad política como totalidad or-ganizada, poseedora de una cierta raciona-lidad. Esta transgresión cuestiona, en algu-na medida, la supervivencia razonable deesa totalidad.

Desde el punto de vista normativo po-drá afirmarse que la corrupción política esun atentado o transgresión de unas deter-minadas normas, principios y valores quese consideran importantes para la existen-cia y mantenimiento de un orden social jus-to y razonable, y, en consecuencia, dignode ser vivido.

El primer gran problema para comba-tir la corrupción política consiste en de-terminar qué clase de normas han de servioladas para que se pueda hablar de co-rrupción y no de otro tipo de fenóme-nos.

La corrupción política puede ser enten-dida como violación de normas jurídicas ytambién morales. Se podría afirmar que lacorrupción política es como un conjunto defaltas y delitos que no siempre se puedenprobar y que amenazan con extenderse portodo un tejido social, económico y políti-co-estatal.

La corrupción, por consiguiente, puedeser tanto una desmesura (¿inmoralidad?,¿imprudencia?) en el uso de fondos públi-cos como la compra (ilegal=delito) de de-

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cisiones políticas (generalmente de conte-nido económico).

La corrupción política tiene que ver, in-dudablemente, con problemas normativos.

La corrupción política se refiere a la vidapolítica y se especifica por los sujetos pro-tagonistas de su producción. Vida políticaes vida pública, esto es, lugares, sedes e ins-tituciones en los que están comprometidosintereses públicos o generales; y se puederestringir su alcance a la vida institucionalde los distintos aparatos del Estado y a laconducta de los sujetos que intervienen enla vida política institucional dentro de losaparatos del Estado.

No obstante y en función de la indigna-ción social, la corrupción política tambiénpodría abarcar otros aspectos u otros ámbi-tos, como la corrupción de empresarios oejecutivos pertenecientes al sector privado.

Corrupción significa un cierto desordensocial que tiene el riesgo de extenderse.Cuanto mayor sea la expansión, más nega-

tiva resulta su valoración. Se habla de co-rrupción política cuando se advierte la exis-tencia de desviaciones morales y jurídicasgeneralizadas de una importante gravedadinstitucional.

La corrupción se caracteriza por consti-tuir transgresiones que tienen una alta do-sis de clandestinidad, de ocultismo y de fal-ta de pruebas, lo que lleva pensar que exis-ten más actos de corrupción política quelos que realmente se pueden probar. Todoesto crea un grave desasosiego e indigna-ción social.

En principio, la corrupción está defini-da en los códigos penales de todos los paí-ses. Sin perjuicio de ello, de manera casisistemática, se puede afirmar que tales de-finiciones �en su gran mayoría- no repre-sentan las formas actuales de corrupción.

La corrupción está en el centro de unanebulosa de crímenes y delitos que estánligados; pero el solo delito de corrupciónno da cuenta de la complejidad del fenó-meno, ni de la multiplicidad de delitosconexos.

No obstante que en algunos países re-sulte alto el número de casos denuncia-dos de corrupción, son muy pocas las sen-tencias condenatorias por tal delito. Ocu-rre que los magistrados no pueden pro-bar los extremos exigidos por las normaspenales.

La prueba es casi imposible de obtenery los magistrados deben recurrir a otros ar-

el solo delito decorrupción no dacuenta de lacomplejidad delfenómeno, ni de lamultiplicidad dedelitos conexos.»

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tificios y otros artículos del Código Penal paracondenar estos hechos.

Hoy, la naturaleza de la corrupción hadevenido sumamente sofisticada, al puntoque la torna prácticamente invisible. Se hatransformado en algo tan discreto y pasa pormecanismos tan engorrosos que los códi-gos penales no llegan a encuadrarla demanera correcta.

La profesora Barbara White-Harris, dela Universidad de Oxford, afirma que: �lacorrupción no se reduce al soborno, sinoque se extiende a la evasión fiscal, a la ex-plotación laboral, y distorsiona la ética quedebe regir una sociedad. Cuando lo difíciles ser un funcionario no corrupto, la socie-dad se encuentra al borde del colapso, por-que se puede entrar en un proceso de de-terioro vertiginoso� (y) puede dar lugar ala creación de verdaderas mafias, que usansus propios métodos para mantener sus si-tuaciones de privilegio, las cuales, una vezenquistadas en la sociedad, son muy difíci-les de extirpar� No se ve el prometido rei-no de la competencia económica y la trans-parencia política, sino a elites nacionalescada vez más inclinadas a utilizar métodosmafiosos� (Liberalization and the NewCorruption, IDS Bulletin, abril de 1996).

Se puede afirmar que la situación des-crita por la profesora White-Harris se co-rresponde con la de la República Argentinaen la percepción de los medios de difusiónmasiva, en la de instituciones y organismos

internacionales y en la de nuestra propiasociedad.

Lo que caracteriza a nuestro tiempo estanto la existencia de una mayor concien-cia y conocimiento de este mal social �dadoque estamos en sociedades democráticasavanzadas donde todo lo político se cono-ce mejor-, como la exigencia de un mayornivel de salud social a la conducción políti-ca que en sociedades autoritarias y subde-sarrolladas.

La mayor sensibilidad, conciencia y co-nocimiento de lo que debe ser y es un or-den social hacen más exigentes a las socie-dades avanzadas e, incluso, generan una es-pecial preocupación y recelo de que estetipo de mal social se extienda hasta límitesintolerables que podrían cuestionar grave-mente el sistema como sistema democráti-co. La sensibilidad democrática es una delas motivaciones más fuertes que han servi-do para alertar sobre la corrupción política.

La más importante evolución respectode la percepción de este flagelo es de losorganismos internacionales como el FondoMonetario Internacional, el Banco Mundialy la Cooperación Andina de Fomento. Hacequince años no se hablaba del problema ylos economistas de estos organismos no in-cluían a la corrupción como criterio de aná-lisis para la calificación como buena o malade la administración de los países conproblemas. Hoy la situación ha cambia-do radicalmente y consideran que el éxi-

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to de un programa de ayuda financieraestá, cada vez más, ligado a la cuestiónde la corrupción.

No obstante ello, la corrupción ha au-mentado; así lo demuestra, por ejemplo, lamasa de dinero emitida por todo tipo detráfico que, además, de resultar creciente,se encuentra íntimamente ligada a la co-rrupción de administradores y de hom-bres políticos y se invierte en aquellossectores donde resulta posible reciclarcapitales negros.

Principalmente, el aumento de la co-rrupción se explica por la verificación decambios culturales. En todo el mundo setransformó la opinión pública sobre el roldel Estado y del mercado. Dicha transfor-mación presenta aspectos positivos y nega-tivos; positivos, porque en muchos paísesel Estado se mostraba incompetente e in-capaz en su gestión económica, gastandomucho dinero de sus contribuyentes demanera incorrecta; negativos, porque endiversos países hubo un exceso que desva-lorizó al Estado en su función de represen-tante del bien común y de la cosa pública,y ciertos funcionarios y políticos se sintie-ron capaces de franquear la ética pública,considerando al Estado como una suerte decaja común en la cual podían hundir susmanos.

Por otra parte, se advirtieron transfor-maciones ideológicas que privilegiaron, porejemplo, la eficacia inmediata en detrimen-

to del respeto a los procedimientos. Ha exis-tido en estos países una confusión entremercado y ausencia de reglas, esto que erró-neamente se denomina capitalismo actualy que en realidad obedece a la caracteriza-ción del capitalismo salvaje de los años vein-te del siglo pasado en los Estados Unidos.

CONCEPTO RESTRINGIDO

En un sentido más restringido, es posi-ble entender también la corrupción políti-ca como el aprovechamiento de un cargoo función pública en beneficio de interesesprivados o particulares compartidos.

Tal concepto forma parte de la inmora-lidad política, que es un tipo de desviaciónde las conductas de los políticos respecto adeterminadas normas morales. Toda corrup-ción política es una inmoralidad política,pero no toda inmoralidad política puedeentenderse estrictamente como una co-rrupción.

un tipo dedesviación de lasconductas de lospolíticos respecto adeterminadasnormas morales.»

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En opinión de diversos autores, la co-rrupción política dice fundamentalmentemás de la inmoralidad de los políticos quedel uso ilegal del poder, dado que el pro-blema de la corrupción política preocupa ala ciudadanía como un fenómeno de inmo-ralidad política.

Sin perjuicio de ello, resulta necesariohacer muchísimas precisiones al respecto,toda vez que no cualquier inmoralidad delos políticos interesa a una sociedad demo-crática y pluralista. No toda transgresiónmoral es percibida por la sociedad comoun caso de corrupción política.

En los Estados democráticos de derechotoda política está sometida necesariamentea una moral mínima socialmente aceptada,que no es otra cosa que el derecho. Segúnesta tesis siempre hay algo de moral en lapolítica.

En toda política, al menos en una so-ciedad avanzada, hoy se respetan reglasestablecidas que expresan, entre otros,valores morales fundamentales para am-plios sectores sociales. La moralidad bá-sica de la política es lo que en definitivase denomina el principio de legalidad,que vale para todos y también para lospolíticos. La existencia del derecho es unaforma de asegurar que determinados con-tenidos morales van a ser respetados ose va a intentar que se respeten a travésde un aparato de fuerza organizado comoes el derecho.

La corrupción política también puede serdelincuencia. La delincuencia política es unaforma, la más radical, de corrupción política(delitos cometidos por políticos en el ámbi-to de sus actuaciones como sujetos públi-cos). Y los políticos �como cualquier otrociudadano� serán corruptos en ese sentidoradical del concepto si no respetan la legali-dad vigente. Salvo casos excepcionales dedesintegración social, los políticos no sue-len ser en este sentido corruptos, luego, noson delincuentes. Los políticos suelen cum-plir con esa moralidad primera, esa morali-dad asumida y expresada como voluntadgeneral que es la ley.

No obstante no todo lo que debe ha-cerse (por los políticos o por cualquier ciu-dadano) está recogido por el derecho. Haymuchas normatividades concéntricas y tan-gentes que determinan la conducta huma-na. Lo que está claro hoy es que el derechono regula tantos ámbitos de la práctica hu-mana como controlaba en otras épocas,cuando llegaba hasta controlar las concien-cias. Es una evidente y común convicciónde nuestro tiempo que el derecho no estápara ser buenos a los hombres en un senti-do estrictamente moral.

La necesidad de formular un conceptorestringido deriva de una amplia opiniónpública que entiende que la corrupciónpolítica es algo más que simple delincuen-cia. En este sentido, el problema más espe-cífico que se plantea es si los políticos han

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de cumplir y respetar otras reglas, ademásde las jurídicas, esto es, unas llamadas re-glas morales, normas que prohiben o man-dan cosas que no están prohibidas o man-dadas por el derecho. En otras palabras, lacuestión más debatida es si los políticos tie-nen deberes morales que no tendrían jurí-dicamente que cumplir. El problema es, enotras palabras, si la moralidad de los políti-cos (no su simple legalidad) es una exigen-cia no sólo privada, sino pública, una exi-gencia que puede ser planteada por los ciu-dadanos (por el público).

La gravedad de la corrupción políticanace de la importancia de ejemplificacionesque tienen los comportamientos políticos.Sus corrupciones tienen más repercusionesa las que pueden tener los actos de otrosciudadanos que también puedan sercorruptos.

Hoy la sociedad exige que los políticossean no solamente legales sino tambiénmorales, es decir, que respeten normas queno son sólo jurídicas, sino también normasmorales. Tal exigencia de la sociedad es unfenómeno perfectamente constatable. Sindiscutir si esta exigencia es justificada o noy para qué fines, están claras dos cuestio-nes: primero, que la opinión pública y laciudadanía plantean frecuentemente talexigencia; segundo, no se sabe exactamentecuáles son esas reglas morales que debencomplementar las reglas jurídicas y confor-mar la conducta de los políticos.

Debemos preguntarnos entonces si exis-te una ética política, una moral específicapara los políticos y, en última instancia, sise puede justificar morales especiales segúnlos estatus o las funciones de determinadosindividuos.

En principio, parece razonable hablar demorales especiales o morales profesionalesfrente a una moral común. La moral ordi-naria sería aquella que responde a las ca-racterísticas básicas de todo ser humano;mientras que la moral profesional se derivade la especificidad de determinados pape-les y estatus sociales, moral que permite larealización de actos que desde el punto devista de la moral ordinaria estarían prohibi-dos (o mandados). Así, se habla de la moraldel médico, del abogado, del magistrado,del militar o del sacerdote.

También parece correcto afirmar que noes posible una plena coincidencia entre unamoral de lo privado (de los ciudadanoscomo sujetos privados) y una posible moralde lo público (de los políticos como sujetospúblicos). Quizá haya una razón importan-te que explica que existan morales diversas-situacionales- y es que no hay principiosmorales incondicionados. Lo político con-diciona y transforma principios morales másgenerales o comunes. Así, los deberes de lavida pública se pueden enfrentar a los de-beres de la vida privada, como chocan lalealtad a los amigos y el deber de imparcia-lidad propio de la vida pública.

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Max Weber distinguía entre una éticade la convicción y una ética de la res-ponsabilidad. La primera está basada enuna ética de principios, incondicional,que obra bien y deja el resultado en lasmanos de Dios o a la responsabilidad delos demás. La segunda, la ética de la res-ponsabilidad, insta a tener en cuenta lasconsecuencias previsibles de la propiaacción.

Weber se inclinaba más por la ética dela responsabilidad y admiraba a aquelloshombres maduros que sienten la responsa-bilidad por las consecuencias, por lo queafirmaba que �la política se hace con la ca-beza, pero no solo con la cabeza� y carac-terizaba a los �profetas quiliásticos� como�odres llenos de viento que no sienten real-mente lo que están haciendo�.

Ahora bien, sean de una moral especialy/o común, la pregunta se torna inevitable:¿cuáles son esas normas morales que pue-den llevar, en caso de ser incumplidas, a lallamada corrupción política y no a una sim-ple inmoralidad?

MORALIZACIÓN

Sin perjuicio de reconocer que no exis-te un procedimiento legitimado para deter-minar de modo concreto una moralidadpública que vaya más allá del derecho, seadvierten experiencias políticas y moralesde las que pueden obtenerse criterios para

entender qué clase de inmoralidad consti-tuye la corrupción política.

A modo de ejemplo, la sociología políti-ca podría señalar criterios. El estudio de laopinión pública indica que los ciudadanos�cada vez con mayor énfasis� sentencianque los �políticos debieran cumplir las pro-mesas electorales�, �que no debieran asig-narse salarios o dietas desproporcionados�,�que no debieran utilizar los fondos públi-cos para gastos lujosos o suntuarios�, �queno debieran favorecer a compañeros delpartido, a amigos y parientes para cubrircargos de libre designación�, �que no de-bieran mentir�, �que no debieran antepo-ner sus intereses privados o partidistas a losintereses generales�. En síntesis, estamoralización apunta a valores como la aus-teridad, la solidaridad, la veracidad, el buenejemplo, etc., los que según la ciudada-nía conducirían a una política más ra-zonable.

esta moralizaciónapunta a valorescomo laausteridad, lasolidaridad, laveracidad, el buenejemplo.»

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La importancia de la moralización de lapolítica como superación de la corrupciónpolítica (no de la simple delincuencia de lospolíticos) reside en que puede constituir unaexcelente vía no solo para alcanzar unamayor vinculación entre representantes yrepresentados, sino también para alcanzaruna vida social más razonable y no simple-mente más justa.

La exigencia hacia los políticos es queestos deben sintonizar de mejor manera losvalores e ideales sociales mayoritarios queno han sido recogidos por las normas jurí-dicas, pero que evidentemente sirven a unamayor eficacia del ordenamiento jurídico ya una mejor convivencia política.

En este sentido, ser moral significa sermás democrático, esto es, identificarse conlas exigencias morales (no jurídicas) quederivan de los modelos de praxis social (sec-toriales/globales) mayoritariamente compar-tidos y que no pueden contenerse lógica yrazonablemente dentro de un ordenamien-to jurídico.

Debe exigirse a los políticos una mayorsensibilidad democrática que les permitasaber cómo actuar más allá de lo que lasleyes exigen y de acuerdo con lo que quie-re su pueblo, para lo cual deberán estar dis-puestos a escuchar las críticas y los deseosque una sociedad democrática manifiesta,bien directamente (elecciones, consultas) obien indirectamente (por medio de institu-ciones públicas, movimientos sociales, aso-

ciaciones privadas, medios de comunicaciónsocial, etc.).

El problema de la corrupción no esuna cuestión solo política o económica,sino que es una cuestión social. La socie-dad debe trabajar en construir una cul-tura de la legalidad.

EL SISTEMA

Sin perjuicio de considerar que la de-mocracia lleva sobre sus espaldas un carga-do saco de paradojas y de promesas in-cumplidas, resulta claro que la causa dela corrupción política y de su expansiónno es la democracia. La corrupción polí-tica no es un motivo para cuestionaréticamente la democracia.

De la corrupción política provienenmuchas de las críticas al Estado democráti-co. Los ciudadanos se quejan de los políti-cos, pero terminan quejándose del Estadoa quienes esos políticos dicen representar.Tal cuadro de situación está llevando aimponer de nuevo la ley del más fuerte,propia de un estado pre-social que legi-tima a los titulares del poder económico,quienes promueven solo la eficiencia yla productividad y no hablan de justiciani de solidaridad.

La corrupción política nace fundamen-talmente de las carencias e insuficiencias dela moral cívica y pública que necesita todasociedad política para sobrevivir. Las socie-

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dades no se perpetúan únicamente por laexistencia de un tejido jurídico-normativo;necesitan además un tejido social moral ynormativo. La corrupción no podrá redu-cirse a límites tolerables mientras no hayaun tejido social hilvanado por una moralcívica y pública en el ámbito político, y másallá del ámbito político y entre todos los ciu-dadanos, desde los políticos hasta los estu-diantes primarios.

Todos nos indignamos frente a los altosniveles de corrupción política, pero tambiénexisten los profesores universitarios que nodan clases, los alumnos que se copian,aquellos que siempre tratan de obtenerventajas ilegales, los sistemáticos evasoreso defraudadores al fisco, los empresariosque corrompen a políticos corruptos, losciudadanos que viven entre lujos suntuo-sos cuando existen miles de desocupa-dos y personas que carecen de las nece-sidades mínimas indispensables. Los po-líticos no son los únicos corruptos. Comoenseña Meinecke, hay que superar la ideaque la política es mala por definición oque es una relación que necesariamenteva a llevar a lo inmoral.

Dentro de un sistema social hay instan-cias y estructuras de especial virtualidadrespecto de la conformación moral de lavida política. En esta inteligencia, se puedeafirmar que la corrupción política sepreconstituye en el mundo de lo privado,en esa sociedad civil que preexiste a la vida

política organizada. Los políticos no nacende la nada, ni vienen de lugares especiales,sino que son personas que han sido forma-das y determinadas por las exigencias desocialización de un mundo privado de enor-me fuerza constitutiva para otras estructu-ras colectivas y públicas. De este modo, elsistema económico, muchas veces, deter-mina más las formas políticas. Lacompetitividad feroz, el insaciable afán deéxito y de lucro, la desmedida afición al di-nero, etc., son, sin duda, además de fuen-tes de energía para el mundo económico yempresarial (privado), los valores en los quese educa a los jóvenes.

Enseña Ignacio Ramonet en su artículo�Los nuevos dueños del mundo� que �en-tre las personas que más influyen en elmundo ya no se encuentra ningún jefe deEstado o gobierno. Hoy manda una nuevaespecie: los señores del dinero�.

El desprestigio de la política y del Esta-do está haciendo que los centros de lasgrandes decisiones que afectan interesesgenerales (transporte, salud, educación,comunicaciones, etc.) se ubiquen en elámbito de lo privado, donde la raciona-lidad de las decisiones que afectan a esosintereses no se toman bajo las exigenciasde la igualdad y de la publicidad que soncaracterísticas propias de un Estado de-mocrático de derecho.

�Los sinvergüenzas públicos no son sinolos sinvergüenzas privados a los que se les

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ha dado por comerciar con el bien comúnpara su personal provecho�.

En una sociedad políticamente desarro-llada con una alta racionalidad democráti-ca, el trabajo político suele ser un nobleservicio a los demás, al interés general, yestá impregnado de un altruismo que estámuy lejos de lo que se ha dado en llamar laseducción del poder.

PERCEPCIÓN INTERNACIONALY COSTOS DE LA CORRUPCIÓN

La Argentina siempre aparece en el gru-po de los países más corruptos incluidos enel �Índice de percepción de la corrupción�elaborado por Transparencia Internacional,ubicación que se encuentra en estrechavecindad con la de Rusia y Colombia. So-bre un total de diez puntos (los mejoresubicados �Holanda, Canadá, NuevaZelanda, Suecia, Finlandia y Dinamarca- tie-

nen más de nueve puntos), la Argentinaobtuvo, para 1997, 2,81 puntos, cifra quea su vez fue un 50% inferior a la obtenidaen 1995. Este descenso indica un acelera-do y constante incremento de los nivelesde corrupción en nuestro país.

Desde otro punto de vista, los expertosseñalan que el impacto de la corrupción enla economía puede ser equiparado a unincremento impositivo. Según Peter Eigen,chairman de Transparencia Internacional, lacaída del puntaje de la Argentina desde el5,24 obtenido en 1995 al 2,81 de 1997equivale a un aumento mayor al 8% en latasa impositiva.

Por su parte, el �Informe sobre el desa-rrollo� del Banco Mundial señala la impor-tancia del costo de la corrupción en térmi-nos de menor inversión y menor crecimien-to. Al respecto, el Foro Económico Mundialseñala que, en su ranking de competitividad-sobre 49 países y en el período 1995/96-,la Argentina cayó del puesto 29 al puesto37. Este empeoramiento de lacompetitividad de la Argentina también esregistrado por la Universidad de Lausanne(Suiza), la cual, a su vez, correlaciona la caí-da de la competitividad con el aumento dela corrupción: los sondeos de la Universi-dad de Laussane ubican a la Argentina en-tre los cinco países más corruptos, en lainmediata vecindad de Rusia y diez pues-tos por encima de Chile y Brasil (Clarín 2/9/97).

el trabajo políticosuele ser un nobleservicio a losdemás, al interésgeneral...»

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También el Fondo Monetario Internacio-nal opina respecto del costo económico dela corrupción. Preocupado porque los paí-ses generen fondos para pagar la deuda, enun documento de su directorio señala: "lasdeficiencias de gestión del gobierno soca-van la confianza del mercado privado�.yreducen el flujo de capital y de inversiones"("Pautas para gestión de gobierno", Directo-rio del FMI, documento interno, 1997).

En relación con los costos económicosde la corrupción y refiriéndose específica-mente al caso argentino, Paul Volker (ex ti-tular de la Reserva Federal de los EstadosUnidos de América) señaló: "se puede ace-lerar el crecimiento en la medida que serespete la transparencia en los negocios yse penalicen las conductas inapropiadas. Delo contrario, las inversiones pueden reti-rarse ocasionando una crisis".

Por su parte, la Iglesia tampoco es ajenaal fenómeno de la corrupción, ya en el Se-

gundo Plenario de Obispos de 1997, Mon-señor Estanislao Karlic relacionó la corrup-ción con el incremento de la brecha entrericos y pobres: "la cuestión argentina es fun-damentalmente moral", dijo. Y agregó: "ennuestro país son muchos los que tienen unaactitud contraria a la ley moral, que se hainstalado como una anticultura que disuel-ve la sociedad en una multitud deindividualidades egoístas. Esto constituyeuna profunda herida a la nación, porqueno se es sociedad sino en la medida en quese vive la amistad social".

LA CRISIS ÉTICA

Una encuesta de Gallup efectuada ensetiembre de 1996 permitió verificar unhecho preocupante: el 58% de los argen-tinos pensaba que ser una persona ho-nesta no servía, en el país, para alcanzarel éxito.

A principios de 1989, solo tres de cadacien personas mencionaban la corrupcióncuando se les preguntaba cuál era el prin-cipal problema que tenía el país. En 1992,tres de cada diez personas incluyeron la co-rrupción entre los grandes males de la vidanacional.

En 1989, una nota formal del embaja-dor norteamericano a nuestro canciller des-tapó el Swiftgate, escándalo que puso a lacorrupción en la agenda pública de los ar-gentinos.

las deficiencias degestión del gobiernosocavan la confianzadel mercadoprivado�.y reducenel flujo de capital yde inversiones.»

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El Swiftgate demostró que el Poder Judi-cial opera solamente sobre una pequeñaporción del fenómeno de la corrupción: lamayoría de los casos no se denuncia; delos pocos que se denuncia, la mayoría re-sulta imposible de probar; y de los pocosque llegan a probarse, la mayoría no llega asentencia.

En 1990 y los años siguientes, las de-nuncias se incrementaron considerable-mente. La respuesta política consistió endesplazar a los jueces y fiscales que investi-gaban y designar en sus lugares a abogadoscuya mayor virtud fuera la lealtad. El Dr.Moreno Ocampo señala que, al antiguoproblema de la corrupción, se le sumó ladeslegitimación del Poder Judicial.

La gran aliada de la corrupción, comotantas veces se ha dicho, es la impunidad.En la Argentina de los años noventa, lamen-tablemente, la Justicia no cumplió efectiva-mente ese papel. Por su subordinación alpoder político o por su directa connivenciacon intereses económicos, algunos juecesse convirtieron en una pieza más del table-ro de la corrupción institucional.

La Argentina no supo o no pudo -almenos de momento- mejorar la calidadde las estructuras del Estado, lo que re-sulta indispensable para cualquier intentode lograr que la corrupción deje de serun componente sistemático de la vidanacional y se convierta en una variable con-trolable.

Si bien nadie puede afirmar seriamenteque la sociedad de nuestro tiempo es máscorrupta que las anteriores, sí puede seña-larse que la percepción del fenómeno de lacorrupción se ha generalizado.

CONCLUSIÓN

La lucha contra la corrupción es fun-damental para salvar, justamente, la de-mocracia y no debe hacerse sin importarlos medios, o sin importar el espíritu. Elobjetivo esencial consiste en restaurar elbuen funcionamiento del sistema políti-co de la democracia. Hay que ser pru-dentes para que esta lucha contra la co-rrupción no sea manipulada y posterior-mente convertida en una lucha contra lademocracia. Estos puntos van juntos: lalucha contra la corrupción y la defensade la democracia.

La corrupción es un mal moral, perotambién político y económico; paulatina-

La gran aliada de lacorrupción, comotantas veces se hadicho, es laimpunidad.»

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mente, deteriora la democracia y consti-tuye el más peligroso enemigo de cual-quier sistema socioeconómico basadosobre la competencia y la igualdad deposibilidades.

Que un régimen dictatorial se desmoro-ne porque es corrupto no provocará el lamen-to de nadie ya que quizás muera de su pro-pio vicio. Pero no hay alternativas a la muertede la democracia a causa de la corrupción.

¿Cómo se elimina la corrupción? El pro-blema tiene facetas culturales, que resul-tan imposibles de modificar por medio deuna ley. El Estado deberá trabajar intensa-mente en las aristas institucionales y le-gales, en el corto y mediano plazo, va-liéndose de una clara y decidida accióncoordinada de los órganos de control delEstado y, fundamentalmente, del PoderJudicial.

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M a r c i a l R u b i o C o r r e a

El voto paralos militares

El derecho al voto no tuvo una historia fácil en el Estado moderno y la razón es que otorga

poder para determinar a los gobernantes dentro del sistema democrático. Solo para dar

una pincelada de su evolución en nuestro país durante el siglo XX, en la Constitución de

1933 no tenían participación en las elecciones nacionales los menores de veintiún años,

ni las mujeres, los analfabetos, los miembros del clero, los militares y los policías. Todos

ellos lo fueron adquiriendo progresivamente en el tiempo: las mujeres para las elecciones

de 1956, el clero para las de 1962, los analfabetos y mayores de dieciocho años para las

de 1980 y, ahora, los militares y policías según las decisiones del Congreso de la República.

VIENTO EN POPA

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LAS RAZONES PARA RETIRAR EL VOTO acada grupo fueron distintas y variaron a lolargo de la historia. Los militares, por ejem-plo, tuvieron voto y derecho a ser elegidosa cargos públicos durante el siglo XIX. Des-de luego, aquellas elecciones eran muy dis-tintas a los complejos procesos electoralesde hoy en los que participan más de quin-ce millones de ciudadanos.

Durante el siglo XX, los organismos en-cargados de elaborar las Constitucionesdel Perú consideraron que el voto military policial no debía producirse. Las razo-nes que dieron fueron, en resumen, lassiguientes:

l Los militares y los policías poseen armasy pueden pretender imponer sus deci-siones electorales a través de la presiónmaterial con la fuerza que el propio Es-tado les ha encomendado para el con-trol de la seguridad interior y exterior.

l El Perú es un país en el que los golpesmilitares han sido frecuentes, y per-mitir la inquietud política en los cuar-teles y las comisarías favorece estospronunciamientos de fuerza inconsti-tucionales.

l Las discrepancias políticas al interior delas Fuerzas Armadas y de la Policía pue-den conducir a fraccionamientos insti-tucionales peligrosos.

l El derecho al voto de quienes ahora sonprácticamente doscientas mil personasforzará al desarrollo de campañas polí-ticas al interior de cuarteles y comisa-rías, generando desorden en el trabajodisciplinado que corresponde en ellos,y se producirá infiltración de activistascon fines políticos.

l Los jefes podrán imponer el sentido delvoto a sus subordinados.

l Las Fuerzas Armadas y la Policía son ins-tituciones neutras que deben estar com-pletamente alejadas de la vida política.

La historia, sin embargo, demostró al-gunas cosas importantes. La primera deellas, que los golpes militares no dependen

los golpes militares nodependen de que losmilitares y los policíasvoten o no, sino decondiciones nacionalese internacionalesfavorables bien para lademocracia o para latiranía.»

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de que los militares y los policías voten ono, sino de condiciones nacionales e inter-nacionales favorables bien para la demo-cracia o para la tiranía1. La historia del sigloXX hizo ver que sin derecho al voto de mili-tares y policías hubo muchos golpes deestado hasta 1980 y que, después de di-cho año, el único golpe en un cuarto desiglo fue el del propio Presidente de laRepública el 5 de abril de 1992, que nopudo sostenerse por el ambiente inter-nacional hostil.

También se constató que, no obstantecarecer del derecho al voto, los militares ypolicías se formaban opinión política, dis-cutían sobre ella y, en muchos casos, se afi-liaban a fuerzas políticas y participaban enprocesos electorales cuando terminaban sucarrera. Es obvio que el interés político noles había aparecido por el hecho del retiro:ya desde el servicio activo militaban políti-camente en forma reservada. Ante estoshechos, es mejor que su participación polí-tica sea hecha a la luz del día.

Finalmente, los militares y policías tie-nen que ver con las grandes decisiones po-líticas nacionales en los campos más diver-sos, también, su suerte individual es enmucho determinada por ellas. Es más, porcanales institucionales debidos, la opinión

de las Fuerzas Armadas y de la Policía Na-cional del Perú es consultada sobre diver-sos asuntos de Estado en la actualidad.

Si todo ello es cierto, parece adecuadoque los militares y los policías voten en elpaís. Contribuirán a elegir a quienes nos go-biernen expresando su punto de vista. Ade-más, el voto que se les reconozca romperáuna de las grandes barreras existentes en-tre la civilidad y los medios castrenses, y seefectuará un progresivo e indispensableacercamiento entre ambos sectores de laperuanidad.

Desde luego, la forma como se organi-ce la votación de militares y policías es tras-cendental para garantizar que su voto sealibre, sin presiones de la jerarquía de las ins-tituciones. El peor escenario que podemosimaginarnos es el de mesas de votacióndentro del cuartel y de la comisaría paraque voten militares y policías exclusivamen-te. En ese caso, muchas desnaturalizacionesdel voto son posibles.

Los organismos electorales deben ana-lizar el problema técnica y políticamente:deben hacer que militares y policías voten,como también organizar la votación de talmanera que la ciudadanía quede con latranquilidad de que su derecho de sufragiono fue manipulado.

1 Normalmente a quien da un golpe de Estado se le dice dictador, pero esa no es la palabra correcta. Eldictador es un gobernante legítimo. El ilegítimo se llama tirano.

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VIVE UNAEXPERIENCIA

TOTAL

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ENRIQUE

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J o r g e O r t i z S o t e l o

RelacionesCiviles - Militares

en América Latina:el caso peruano

Uno de mis profesores en el programa de historia de la Pontificia Universidad

Católica del Perú solía decir en clase, refiriéndose a mí, que entonces era

teniente primero: �Los marinos no hacen nada; pero eso sí, desde muy tem-

prano�. Sus palabras reflejan uno de los lados de la medalla en las siempre

complejas relaciones entre civiles y militares: la del profundo desconocimien-

to que sobre los temas militares existe en la mayor parte de la sociedad y,

particularmente, entre quienes crean corrientes de opinión pública (políticos,

intelectuales y medios de prensa).

1 Una versión preliminar de este trabajo fue presentado en 1998 en la reunión que sobre temasde defensa llevó a cabo el desaparecido IRELA en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia. En la versiónque se publica, con la autorización del autor, se han modificado las citas del estudiooriginal.

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LA OTRA CARA DE LA MEDALLA está dadapor la negativa percepción que los milita-res tienen de los civiles y sus instituciones -especialmente las públicas-, a quienes con-sideran desorganizados, caóticos, corruptos,poco patriotas, etc.

Ambas percepciones han llevado a quelas relaciones entre la sociedad civil perua-na y sus fuerzas armadas nunca hayan sidofáciles. Esta situación ha hecho peligrar odetener en numerosas oportunidades lavida democrática del país, agregando asínuevos argumentos para ambos grupos. Así,los civiles señalan que los militares sonprepotentes y poco democráticos; mientrasque estos últimos se han impuesto desdelos años iniciales de la república el papelde �salvadores de la patria� cada vez queesta se encuentra en peligro por la inepti-tud de los políticos2.

Sin embargo, en la medida en que nosacercamos a unos y a otros, encontramosque existen muchos puntos de interés co-mún, sobre los cuales, lamentablemente, nohemos sido capaces de crear mecanismosde comunicación eficaces. Los pocos quese ensayaron hasta principios de esta déca-da, como los cursos de defensa que se dic-

taban en el entonces Centro de Altos Estu-dios Militares (CAEM) -hoy Centro de AltosEstudios Nacionales (CAEN)- y eventualesreuniones sobre temas de seguridad orga-nizados por entidades no gubernamenta-les, no contribuyeron de manera significa-tiva a acortar la distancia que separa la so-ciedad peruana (erróneamente llamada so-ciedad civil, con una �mentalidad civil�) deese segmento constituido por quienes sir-ven en sus Fuerzas Armadas (con una �men-talidad militar�)3.

¿A qué se debe esta situación de mutuodesconocimiento y desconfianza? ¿Cuál esla situación actual en las relaciones civilesmilitares en el Perú? ¿Por qué fracasaron losintentos por acortar la distancia que separaa unos de otros? Y, finalmente, ¿qué se pue-de hacer para mejorar las relaciones entreciviles y militares en el Perú?

Desde que las sociedades fueron hacién-dose más complejas en su organización yhubo necesidad de que parte de ella pro-tegiera al resto, se presentaron conflictossobre el uso de ese poder y la forma decontrolarlo. Es así que en la Atenas del sigloV a.C. encontramos un elaborado mecanis-mo que permitía a los ciudadanos tener un

2 Si bien en los últimos años han aparecido varios trabajos sobre el militarismo en el Perú, consideramoscomo esenciales los de Víctor Villanueva, Daniel M. Masterson, y editado conjuntamente por HugoPalma y Alejandro San Martín que aparecen en la bibliografía.

3 Bernales, Enrique. �Comentarios al panel Aspectos operativos de las relaciones civiles-militares�, p. 278. Eltexto se encuentra en el libro Nuevas amenazas a la seguridad y relaciones civiles entre militares en unmundo en desorden editado por E. Obando. Ver bibliografía.

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cercano control de los estrategas. Estas difi-cultades no han desaparecido con los años,sino que cada pueblo o sociedad, al mar-gen del grado de desarrollo alcanzado, haido encontrando fórmulas propias para so-brellevarlas, con resultados muy variados.A ello se agrega que en la medida en que laguerra fue variando de magnitud seincrementaron los ámbitos comunes de ci-viles y militares, surgiendo en muchos ca-sos situaciones conflictivas, usualmente entorno a la decisión de emplear la fuerza, ala asignación de recursos y a la participa-ción que las fuerzas armadas podían llegara tener en la vida política de una nación.

En el caso peruano, este tipo de proble-ma se ha presentado en forma endémica a

lo largo de nuestra historia republicana; yha dado como resultado algunas actuacio-nes poco eficaces en el campo de batalla,severas limitaciones en recursos económi-cos -que pueden llegar a afectar la moralcastrense- y una larga lista de gobernantesque han salido de los cuarteles4.

Todo ello ha causado un claro distan-ciamiento entre la elite civil y los militares,particularmente entre los políticos, intelec-tuales y hombres de prensa, grupo que enconjunto orienta a la opinión pública delpaís. A pesar de dicha actitud, la mayor par-te de la población mantiene una relaciónbastante aceptable respecto a las fuerzasarmadas, conforme lo ha comprobado elestudio llevado a cabo recientemente porHugo Palma y Alejandro San Martín5. Ellono implica que no existan localidades o gru-pos que rechacen la presencia o actividadmilitar bajo determinadas circunstancias,especialmente como consecuencia de lalarga guerra interna que se ha llevado y selleva aún contra el terrorismo.

Pero al margen de estas percepciones,nuestra élite civil tiene muy poco interés yconocimiento sobre la temática de defensa

4 De los setenta y tres presidentes que ha tenido el Perú desde 1821, cincuenta y uno han salido de loscuarteles, lo cual ha motivado que algunos militares llegasen a considerar la presidencia de la República comola culminación de su carrera. Recuerdo que en los años setenta, en la ceremonia de graduación en la EscuelaMilitar de Chorrillos, un subteniente que había obtenido la espada de honor declaró que aspiraba llegar a serpresidente de la República.

5 Palma y San Martín ratifican, en cierta medida, lo sostenido por Tricia Juhn y Enrique Pumar en su conferencia�Civil-Military Relations in Latin America: Lessons Learned�.

la mayor parte dela poblaciónmantiene unarelación bastanteaceptablerespecto a lasfuerzas armadas»

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y usualmente considera a los militares comomuy poco preparados, prepotentes y cul-pables de todas las crisis que ha vivido elpaís. Los militares, a su vez, �ven con des-dén a una sociedad civil que se desgarracon sus propias uñas, que fracasa en susintentos de armar sociedad y construir unpaís�. Para ellos, los civiles son, además decaóticos, corruptos y poco patriotas, losverdaderos culpables de haber llevado alpaís a situaciones de crisis que luego losmilitares tienen que resolver mediante eluso de la fuerza. Según esa peculiar pers-pectiva, las fuerzas armadas son el único o�verdadero valor nacional�6.

Conforme manifestó el ex presidentegeneral de división Francisco MoralesBermúdez: �Hace falta que los militares sesensibilicen y que no interpreten las crisiscoyunturales como amenazas a la seguri-dad interna y que los políticos se den cuen-ta que la defensa no se improvisa y que esindispensable para alcanzar los objetivosnacionales�7.

Desde que en 1980 se restableciera lademocracia en el Perú, las relaciones entrela Fuerza Armada y el Poder Ejecutivo hanvariado de tono de manera sensible. El pre-sidente Fernando Belaunde (1980-85) dejóprácticamente de lado el tema del control

civil sobre las fuerzas armadas. Su sucesor,Alan García Pérez (1985-90), intentó co-rregir esta situación y en sus primeros dosaños -en los que gozó de innegable popu-laridad- logró imponer algunas medidasdrásticas, como la creación del Ministeriode Defensa y el recorte sustantivo de losgastos destinados a ese fin. En los noventa,el presidente Alberto Fujimori supo sacarventaja de la crítica situación castrense res-pecto al desarrollo de la guerra contra elterrorismo para cimentar su poder. Asu-miendo desde un primer momento un com-promiso directo en la conducción políticade la lucha contra el terrorismo, Fujimoriganó las simpatías de los militares, que exi-gieron a su vez medidas legales que facili-taran la represión del terrorismo. Esas me-didas encontraron oposición en el Congre-so, lo que llevó a que en abril de 1992 elpresidente lo cerrara y asumiera funcionesdictatoriales. Meses antes se había asegu-rado la fidelidad personal de los altos man-dos militares al decretar que los comandan-tes generales de los tres institutos seríandesignados por él y permanecerían en elcargo hasta que él los considerara conve-niente, aun después del tiempo legal depasar al retiro8. Esta situación, que por unlado limitaba las aspiraciones de quienes se

6 Texto de avisos publicitarios colocados a mediados de 1997 en diversas partes de Lima.7 Morales Bermúdez Cerruti, Francisco. �Las Fuerzas Armadas y el Proyecto Nacional�, p. 92.8 Dio de baja a varios almirantes y oficiales superiores de la Armada que habían apoyado abiertamente a su

opositor, el escritor Mario Vargas Llosa.

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consideraban con derecho a ejercer el man-do de su institución, no son novedosas enlas fuerzas armadas peruanas, pues se ejer-cieron con regularidad desde los años ini-ciales de la república hasta bastante entra-do el siglo XX. Lo peligroso de esa fórmulafue el compromiso político que esos coman-dantes generales asumieron en torno a lafigura del presidente, quien en retribuciónles dio plena libertad para manejar temasdelicados como la subversión así como lasmayores prebendas posibles, derivando enla corrupción de muchos integrantes de laalta jerarquía castrense.

Dada su estructura vertical, esa situacióngeneró en enorme desprestigio para las fuer-zas armadas y trajo como consecuencia unasuerte de represalia democrática, que final-mente afecta a la sociedad en su conjuntopues daña un bien público vital: la seguri-dad nacional.

Lo cierto es que para que la sociedadperuana pueda prosperar en un marco de-

mocrático, elevando las condiciones de vidade sus integrantes y asegurando su seguri-dad interna y externa, debe encontrar fór-mulas apropiadas para que las relacionesentre civiles y militares sean armoniosas yfluidas. Una de las razones por la que éstano se ha logrado todavía es la carencia deuna masa crítica de expertos civiles en te-mas militares tales como estrategia, presu-puesto, inteligencia, tecnología; lo que obligaa los gobiernos a consultar usualmente conlos propios militares sobre estos temas, si-tuación incómoda tanto para unos comopara otros.

Revertir esta situación pasa por contarcon un núcleo civil experto en asuntos dedefensa nacional y por capacitar a una elitemilitar en temas de política, economía ysociedad. Esto último se debe lograr refor-mando los programas académicos de lasescuelas superiores, mientras que lo prime-ro requiere que las universidades o institu-ciones académicas asuman el reto de ofre-cer cursos sobre temas como seguridad,defensa nacional, estrategia y otros.

La posibilidad de constituir un núcleocivil altamente capacitado en asuntos dedefensa no constituye una idea nueva. Yahace medio siglo se fundó el Centro de Al-tos Estudios Militares con el propósito deformar a los futuros mandos militares. Apartir de 1955, dicho centro abrió sus puer-tas a civiles con el objeto justamente deconstituir un núcleo humano altamente ca-

afecta a lasociedad en suconjunto puesdaña un bienpúblico vital: laseguridadnacional.»

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pacitado en temas de defensa. A pesar deque muchos de los civiles graduados en elCAEM llegaron a ocupar puestos de impor-tancia en la vida pública peruana, no logra-ron constituir ese núcleo que permitiera ala sociedad ejercer un control apropiado desus fuerzas armadas, pues los temas de altapolítica en asuntos de defensa, salvo unabreve excepción en los últimos años, conti-nuó en manos de militares (Ministerio deDefensa, Secretaría de Defensa, SistemaNacional de Inteligencia o los otros nom-bres que adoptó).

Entre las diversas razones para explicaresta falta de éxito podemos mencionar elaparente deterioro que sufrió el CAEM du-rante los años del gobierno militar del ge-neral Velasco, la prolongada crisis econó-mica del país o lo poco realista que resulta�convertir� en expertos en temas de defen-sa a civiles que, luego de seguir dichos cur-sos, continuaban su actividad profesional enotros campos.

También se han llevado a cabo otrosesfuerzos por crear foros en los cuales civi-les y militares puedan debatir temas de in-terés común. En ello jugaron papel impor-tante algunas organizaciones no guberna-mentales, como el Centro Peruano de Estu-

dios Internacionales (CEPEI)9 y también lasescuelas de guerra, donde no resulta extra-ño escuchar a políticos, líderes de opinióno expertos extranjeros10. Sin embargo, estotuvo algunas limitaciones por el excesivocelo de los mandos militares para no com-prometer públicamente a sus instituciones,dejando el debate a generales y almirantesretirados, quienes difícilmente podían asu-mir puntos de vista críticos sobre la políticade defensa. Si a esta suerte de diálogo desordos agregamos que estos esfuerzos, va-liosos como fueron, fueron eventuales, ten-dremos una mejor idea del porqué de sufracaso en la creación de una corriente depensamiento común, civil y militar, en tor-no a los temas de defensa.

9 Entre otros, publicó trabajos o ediciones realizadas por Hugo Palma, Alejandro San Martín, Enrique Obandoy Fernando Pardo Segovia.

10 También existe la Asociación Peruana de Estudios para la Paz y algunas otras en las que tienen participaciónactiva generales y almirantes en retiro.

excesivo celo delos mandosmilitares para nocomprometerpúblicamente asus instituciones»

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Esta situación ha variado de manerasustantiva desde finales de los años noven-ta, cuando la guerra contra la subversión yla innegable corrupción que afectó a algu-nos de los altos mandos militares generó unmayor interés en los medios académicos.Es así que el tema comenzó a ser tratadoen el Instituto de Estudios Peruanos, laAsociación Pro Derechos Humanos, elInstituto de Defensa Legal11, el Institutode Estudios Políticos y Estratégicos12, laComisión Andina de Juristas, el Centro deEstudios Estratégicos en Defensa y Segu-ridad13 y varias otras entidades.

Pero si realmente queremos formar unnúcleo civil de expertos en temas de segu-ridad y defensa, debemos orientar nuestrosesfuerzos a establecer programas de mayoraliento bajo los usuales rigores académicosde un curso universitario regular. Aun cuan-do se corra el riesgo de crear una especiali-dad con pocas posibilidades inmediatas, esindudable que tanto al Estado como a las

propias fuerzas armadas les conviene con-tar con un grupo �bisagra� que permita ca-nalizar aquellos aspectos políticos vincula-dos a la defensa, evitando bochornosassituaciones como las de la dramática re-ducción presupuestal vivida en los últi-mos tres años para el sector Defensa queha llevado a una situación crítica a la se-guridad nacional.

El constituir un núcleo militar capaci-tado en aspectos políticos, económicos ysociales también ha sido un objetivo quelas propias instituciones castrenses se im-pusieron hace ya varias décadas14. La-mentablemente, para que ese tipo de for-mación tenga éxito se requiere una pro-funda transformación del sistema educa-tivo en las fuerzas armadas peruanas,dándole una orientación y conducciónmás cercana a los sistemas universitarios.

La otra vía de formar ese núcleo -en-viar a oficiales a seguir cursos regularesen las universidades peruanas y extran-

11 Publica un interesante boletín electrónico (En la mira), así como una serie editorial (Democracia y FuerzaArmada).

12 Publicó varios libros, entre ellos uno de Masterson, así como unos "Estudios Eventuales".13 Lleva a cabo un importante esfuerzo formativo a través de su curso Dirección Estratégica para la Defensa y

Administración de Crisis.14 Refiriéndose a los años sesenta, el general de división (r) Sinesio Jarama señala en el libro editado por E.

Obando Nuevas amenazas a la seguridad y relaciones civiles entre militares en un mundo en desorden: �Laspromociones que egresan del CAEM traen nuevos mensajes, traen una nueva mentalidad� Aparece la figurade una Fuerza Armada profesional, participativa, identificada con la problemática del país, con una perspec-tiva más clara del desarrollo social frente a la insurgencia de ideologías socialistas. Esta Fuerza Armada a su vezse siente competitiva frente a una sociedad civil que aparece más grande, con atisbos de luminosidad paraseñalar los problemas cruciales del país, pero sin la fuerza de un liderazgo que le permita encauzar lassoluciones integrales del país� (p. 274).

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jeras- también se ha puesto en práctica,aunque en menor escala. No obstante,es creciente el número de miembros delas fuerzas armadas que ha cursado o cur-sa actualmente estudios universitarios,muchos de ellos por cuenta de su propiainstitución pero la gran mayoría por ini-ciativa propia, buscando así mejorar susperspectivas económicas.

Cabe, sin embargo, señalar que lasáreas universitarias que mayor atracti-vo ejercen en los militares son aque-llas vinculadas a la economía y a la in-geniería15, ámbitos que requieren sercomplementados con temas políticos ysociales. Es por ello que si se desea atraeral personal militar hacia áreas de estudioque se vinculen más a estos dos últimos

grandes temas habría que crear los incenti-vos adecuados.

La revisión de los programas de los cen-tros académicos castrenses para incluir te-mas que faciliten la interacción civil-militarestá igualmente vinculada a la transforma-ción del sistema educativo en las fuerzasarmadas. Hay que recordar que la forma-ción de los oficiales ha sufrido un notoriocambio en los últimos treinta o cuarentaaños. El asombroso avance tecnológico quese ha vivido en esos años llevó a que seincrementaran los cursos de ese género,haciendo que muchas veces se disminuyala atención a la formación en el ámbito delas ciencias sociales y de las humanidades.La solidez de una sociedad descansa justa-mente en la convicción de sus integrantesde que ella es justa y que tiene un destinocomún dentro del orden legal constituido.El aprender esto no puede reducirse a even-tuales cursos de Constitución o de Dere-chos Humanos para todo el personal mili-tar, como se dispuso a principios de los no-venta; el tema debe enfrentarse en formaintegral, contribuyendo así a formar unamentalidad más comprometida con la ideadel soldado ciudadano.

Obviamente, esto último requiere, a suvez, plantear otros temas, uno de los cua-

15 Por ejemplo, son muy pocos los oficiales que han hecho una segunda carrera en el ámbito de las humanida-des. En el caso de la Armada, sabemos de cinco graduados durante el siglo XX. En el caso del Ejército, sunúmero es ligeramente mayor.

contribuyendo asía formar unamentalidad máscomprometida conla idea del soldadociudadano»

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les son las limitaciones que la sociedad pe-ruana ha impuesto a sus militares, talescomo el derecho al voto y a expresar suopinión libremente, siempre que ello noafecte la seguridad nacional. Este conceptomuchas veces ha sido devaluado por el abu-so del secreto, lo que creó un ambientepoco favorable a la transparencia en temasque no afectaban aspectos vitales de la se-guridad nacional.

Finalmente, desde nuestro punto de vis-ta y con algunas variaciones, la idea de in-cluir en los programas universitarios asig-naturas como defensa nacional, seguridady estrategia podría resultar la base de unasolución integral. Sin embargo, hay que serconscientes de que resultaría iluso suponerque este tipo de curso pueda ser dictadoen dos o más universidades del país, puestanto la escasez de especialistas con forma-ción académica en estos tópicos como po-siblemente la inicial ausencia de estudian-tes lo harían poco viable. Por ello, conside-ro que la solución debe encaminarse porestablecer una institución en el ámbito uni-versitario (llámese instituto o programa) quetenga a su cargo tanto la investigación comola docencia de este tipo de temas. Esta en-tidad podrá reclutar a sus investigadores ydocentes entre aquellos profesionales (civi-les y militares) que muestren un interés se-rio en esta temática. Es muy probable queuna entidad de este género encuentre unainicial resistencia castrense, que considera-

rá invadido un ámbito que estima exclusivoy excluyente; pero la propia seriedad conque se traten los temas de seguridad iráhaciendo que esa relación se torne másfluida.

Se trata, en síntesis, de un proyecto delargo plazo, que vaya más allá de lo coyun-tural y que permita crear un espacio de diá-logo sobre temas trascendentales en estarelación. Los académicos que se involucrenen esta propuesta deberán renunciar encierto modo al protagonismo que puedeotorgar el análisis de lo cotidiano para ir atemas de más largo aliento como son losroles y misiones que las fuerzas armadas de-berán cumplir en un ambiente de paz con-tinental; la mayor tecnificación; la reduc-ción de efectivos; el voto militar; el gastoen defensa; el sistema de toma de decisio-nes; los campos de cooperación en cienciay tecnología, en contribución al desarrollo yen la lucha contra la pobreza, etc.; todosellos, temas que han comenzado a ser tra-

ha sido devaluadopor el abuso delsecreto, lo quecreó un ambientepoco favorable ala transparencia»

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tados en diversos foros tras la caída del régi-men de Fujimori.

Por otro lado, debe mejorarse los meca-nismos de control civil sobre las fuerzas ar-madas, respetando un grado adecuado deautonomía institucional en asuntos internosy evitando situaciones de innecesario mal-trato como fue el caso del ex ministroOlivera y su ingreso a la Base Naval delCallao en el 2001.

16 Masterson,, D.M., pág. 192-201

Tal como Daniel Masterson señala en sutrabajo sobre el militarismo peruano:��no hay un único líder militar que puedallevar a las fuerzas armadas a adoptar unamisión realista y positiva para el siglo XXI. Estosólo puede suceder si la integridad institucionalde las fuerzas armadas es restaurada y se res-tablece un vínculo de confianza y apoyo mu-tuo entre la nación peruana y sus institucio-nes castrenses.�16

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W i l f r e d o A r d i t o V e g a

Racismoen el Perú

RepublicanoEn países con grupos étnicos diversos, con clara presencia de mestizaje, en los

que se encuentran indígenas, negros y blancos, el hablar de racismo, parece

estar fuera de contexto; pero es precisamente eso lo que ocurre en varios

países latinoamericanos. El Perú es solo un ejemplo de cómo prácticas racistas

y discriminatorias están arraigadas en la vida cotidiana.

EXISTE LA TENDENCIA EN CÍR-CULOS POLÍTICOS Y ACADÉMICOSde considerar que, al ser el Perú unpaís mestizo, es imposible hablar deracismo y problemas étnicos. Sin em-bargo, el elemento racial es perma-nentemente tomado en cuenta por losperuanos.

Según la ideología del mestizaje,las identidades originarias (española,indígena y negra) se habrían fundidoen una sociedad distinta, que no pue-de ser identificada con ninguna de lastres colectividades. La verdad es queno todos los peruanos son mestizos:la población rural de la sierra sur es

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casi en su totalidad indígena, como lo son250.000 nativos amazónicos. Existe, a lavez, un sector cuyos antepasados europeosllegaron al Perú hacia finales del siglo XIX yque se autodenominan blancos. Ni los in-dígenas ni los descendientes de europeosson mestizos; y sus patrones culturales ycondiciones de vida son abismalmente di-ferentes, como revela cualquier estadística,desde el grado de instrucción hasta la mor-talidad infantil.

1. UN PASADODE DOMINACIÓN ÉTNICA

La independencia del Perú fue un mo-vimiento de élites criollas, que no repre-sentaban los intereses indígenas. La nue-va república proclamó como idioma ofi-cial el castellano, que solo hablaba en-tonces el 10% de la población. De igualforma, se disolvieron las comunidadesindígenas, permitiendo que los hacenda-dos se apropiaran de las tierras comuna-les y sometieran a los indígenas a un ré-gimen similar al feudalismo, incluyendolos castigos físicos. El control efectivo delterritorio estaba en manos de los hacen-dados. Solo estos o las personas de suentorno podían desempeñar cargos pú-blicos, como subprefecto, gobernador yjuez de paz. Durante las pocas eleccio-nes que se produjeron, la población in-dígena no podía participar porque para

ser elector era necesario tener determi-nados ingresos.

Esta dominación étnica explica las re-beliones indígenas, siendo las más cono-cidas las de Atusparia y Rumi Maqui, to-das aplastadas violentamente por el Ejér-cito, protegiendo los intereses de los te-rratenientes.

Los indígenas amazónicos sufrieron unproceso similar de exclusión: desde la dé-cada de 1860, su territorio fue concedi-do por el Estado a empresarios peruanosy extranjeros, para quienes los indígenasdebían trabajar. Millares murieron en lasplantaciones de caucho y las expedicio-nes para capturar indígenas y venderlospara el servicio doméstico duraron hastabien entrado el siglo XX. La ocupacióndel territorio y la estigmatización de losnativos como �salvajes� reflejan la impo-sibilidad de reconocer que son tambiénperuanos con derechos.

La migración europea del siglo XIX re-forzó los patrones de segregación racial alno producirse el mestizaje que había ocu-rrido en la Colonia: los europeos llega-ron con sus familias y las relaciones deparentesco se establecieron solamentecon los sectores criollos, haciéndolosmenos mestizos.

El tratamiento a los migrantes muestrauna sociedad escindida étnicamente: los eu-ropeos fueron desde un inicio incorpora-dos a las clases dominantes en calidad de

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ciudadanos: podían ser autoridades y adqui-rir grandes propiedades1. Por su parte, losmigrantes chinos eran en la práctica consi-derados como esclavos, debiendo trabajarde manera forzosa en las haciendas.

2. CAMBIOS SOCIALESY CAMBIOS EN LA IDENTIDAD

La composición estamental de la socie-dad fue minada por una serie de cambios alo largo del siglo XX, a veces bajo la formade procesos sociales masivos y en algunoscasos, por decisiones políticas.

Uno de los factores más importantes fuela migración interna: desde los años 50, laconstrucción de carreteras permitió a mu-chos indígenas abandonar la sierra. Comoresultado, las ciudades de la costa se ex-pandieron considerablemente, cambiandosu composición étnica2. Al interior de es-tas, se produjo el desplazamiento de la po-blación blanca de sus lugares tradicionalesde residencia, trabajo, estudio, culto e, in-cluso, cementerios para alejarse de los nue-vos habitantes.

En la región amazónica, los migrantesandinos entraron en una confrontación te-

rritorial con los indígenas; pero contabancon el apoyo de las instituciones estatales,que percibían la colonización como unavance para la integración de la región. Deesta forma, la migración incrementó lamarginalidad de los indígenas, que ahoraconstituyen apenas la décima parte de lapoblación de la Amazonía.

La migración ha tenido muchas conse-cuencias culturales: se mantienen tradicio-nes como las fiestas religiosas, pero losmigrantes evitan hablar quechua o aymarapor temor a ser menospreciados y las nue-vas generaciones ignoran dichos idiomas.Un fenómeno similar se manifiesta en rela-ción a la vestimenta: muchas personas, es-pecialmente los varones, renuncian a lavestimenta tradicional, dada la estigma-tización que implica3. Los cambios de ves-timenta han llegado a las propias comuni-dades campesinas y en menor medida a losgrupos amazónicos.

Un segundo factor que aceleró loscambios sociales fue la Reforma Agrariade 1969. Al disolverse los latifundios yentregarse la tierra a los campesinos, seprodujo una rápida expansión de la edu-cación formal, dado que las escuelas ha-

1 Los principales héroes de la Guerra del Pacífico son hijos de inmigrantes europeos: Miguel Grau (alemán)y Francisco Bolognesi (italiano).

2 Hubo congresistas que plantearon la construcción de un muro o un sistema de peajes para disuadir a losmigrantes andinos.

3 Las mujeres suelen conservar más su vestimenta tradicional, pero lo normal es que la deje si pretende estu-diar en la universidad o acceder a un empleo remunerado, incluso como empleada doméstica.

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bían sido prohibidas por los hacendados. Apesar de la deficiente calidad de la educa-ción, ha disminuido el analfabetismo y seha incrementado el manejo del castellano4.El acceso a la universidad es ahora una posi-bilidad para miles de peruanos sin tomaren cuenta sus rasgos físicos o la actividadde los padres.

El efecto más notable de estos fenó-menos es que la identidad como �indí-gena� desaparece. Quienes se mantienenrealizando labores agrícolas, se percibena sí mismos como campesinos. Quienesviven en las ciudades, se autodenominande acuerdo al departamento o provincia

de origen. La nueva generación asume laidentidad del lugar donde vive.

El gobierno de Velasco considerabaque �indio� e �indígena� eran términospeyorativos, que debían ser reemplaza-dos por �campesino�, como un vocablocon una connotación positiva. La pobla-ción andina aceptó esta nueva identidad,porque había internalizado una percep-ción negativa del término indígena. Loscambios señalados muestran la voluntadde dar una imagen distinta. En la pobla-ción urbana, se intenta inclusive forzarcambios en la apariencia física5.

Los indígenas amazónicos sí hanconservado su identidad, siendo muyconscientes de que son distintos a losforáneos. Manifiestan demandas étni-cas, desde el idioma hasta el territorio.Sin embargo, en ambos casos, se hamantenido la percepción despectivahacia campesinos andinos y nativosamazónicos por parte de las autorida-des y la población urbana. Inclusive,debe señalarse que la población mi-grante incorporó esta percepción des-pectiva respecto a los campesinos.

4 La escuela es percibida como un instrumento para adquirir rasgos culturales diferentes, especialmente elmanejo del castellano. Por ello, muchos padres rechazan la educación bilingüe intercultural. Dado el altogrado de deserción escolar, se piensa que los pocos años que los niños estén en el colegio deben ser encastellano. Aprender a leer y escribir en lengua materna no parece tener mucho sentido porque no existe unaproducción gráfica significativa en estos idiomas.

5 Son frecuentes prácticas, como teñirse el pelo en las mujeres y raparse el cabello en los varones (ocultando elcarácter lacio, propio de la raza andina).

el acceso a launiversidad esahora unaposibilidad paramiles de peruanossin tomar encuenta sus rasgosfísicos»

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3. LA EXPERIENCIADE VIOLENCIA ÉTNICA

Uno de los datos más sorprendentes delInforme Final de la Comisión de la Verdad yReconciliación es revelar que durante elconflicto armado murieron 40.000 perso-nas más de las que oficialmente se creía6.En realidad, para el Perú oficial la gran ma-yoría de fallecidos, campesinos de hablaquechua, jamás había existido. No teníandocumentos de identidad, propiedades, vín-culos con sectores urbanos. Su peso en laeconomía y la política nacional era nulo.

A diferencia de fenómenos similaresproducidos en Argentina o Chile, estasvíctimas no eran asesinadas por una po-sición ideológica, sino por criteriosétnicos. Para Sendero Luminoso, la es-tructura comunal era parte del �viejo or-den� que debía ser abolido. Por ello, seprodujeron numerosas masacres entre lapoblación más tradicional, tanto enAyacucho como, años después, entre lapoblación asháninka.

En cuanto a policías y soldados, asumie-ron como indicios de sospecha los rasgos

físicos de los campesinos. Masacres, eje-cuciones, torturas y violaciones eran co-metidas de manera sistemática y genera-lizada7, sabiendo, como los hacendados dealgunas décadas atrás, que estos crímenesno serían sancionados. El campesino era sim-plemente un ser sin derechos.

Una década después, durante el gobier-no de Alberto Fujimori, millares de las mu-jeres sobrevivientes fueron esterilizadas con-tra su voluntad8. Muchas personas de laszonas urbanas lo justificaron, aduciendoque las familias indígenas tienen pocas po-sibilidades para atender bien a sus hijos. Laviolencia con que se llevó a cabo el proce-so pasaba a un plano secundario. Se asumeque la población andino-campesina no sabe

6 Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Conclusión 2. Se destaca que la mortalidad deeste período es mayor que la suma de todas las guerras internas y externas padecidas por el Perú desde1821.

7 Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Conclusión 55. El gobierno de Belaúnde concentrala mayor cantidad de víctimas.

8 Las huestes del Ministerio de Salud tuvieron un accionar mucho más amplio que el conflicto armado. Dichoaccionar se extendió a todas las zonas rurales.

...estos crímenes noserían sancionados.El campesino erasimplemente un sersin derechos.»

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lo que es bueno para ella misma, como sifueran niños o menores de edad.

En todo caso, crímenes como la viola-ción sexual, el genocidio o la esterilizaciónforzada no parecen tan graves si se come-ten contra la población andina y amazónica;y esta percepción mantiene una tradiciónde impunidad. Ni el Ministerio Público niel Poder Judicial ni los medios de comuni-cación brindaron atención a lo que ocurríaa la población.

El Informe Final reiteró la indiferenciade la población urbana, blanca y mesti-za frente al sufrimiento de las víctimas.El psicólogo Jorge Bruce declaró hacepoco que, en el fondo, los blancos abri-gan la fantasía de que el Perú sería mejorsi la población indígena simplementedesapareciera. Normalmente no se llegaa verbalizar, pero los hechos demuestranque es un sentimiento más generalizadode lo que se quiere admitir.

La propia violencia política incrementólos prejuicios negativos hacia los habitantes

de la sierra, generalizándose la sospecha deque podían ser terroristas, que eran de se-res violentos y �resentidos�, es decir, perso-nas que desconocen su ubicación social yatribuyen al otro la responsabilidad por suspropios problemas.

Este último prejuicio muestra las rela-ciones que los blancos establecen con elresto de la población. Al tiempo que seniega toda vinculación a la pobreza de losindígenas, se considera que estos les de-ben una actitud de respeto y sumisión, ala cual puede corresponderse con un tra-to benevolente. Cuando un peruano deascendencia indígena exige un trato hori-zontal o señala una situación de injusti-cia, la percepción de los blancos es sen-tirse agredidos y desconcertados.

4. EXCLUSIÓN ÉTNICAEN EL PERÚ ACTUAL

Actualmente, para muchos peruanos derasgos mestizos y andinos, las mayores po-sibilidades económicas, un elevado nivel deeducación u ocupar un determinado cargopúblico garantizan un trato respetuoso y elpleno ejercicio de sus derechos, lo cualgenera que los rasgos físicos terminen vol-viéndose invisibles. Sin embargo, en casoque no sean evidentes estos elementos, lapersona puede todavía sufrir maltrato y dis-criminación, dado que se le atribuirá unacondición social inferior (y en el Perú, esta

la propia violenciapolítica incrementólos prejuiciosnegativos hacia loshabitantes de lasierra.»

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condición justifica el maltrato). Por ello, laspersonas que tienen las mencionadas ca-racterísticas deben permanentementeenfatizarlas.

A un desconocido indígena o de rasgossimilares todavía se le atribuye falta de edu-cación, ineficiencia, irracionalidad, suciedado propensión al delito. Estos prejuicios, jun-to con el criterio estético, se esgrimen paramantener prácticas segregacionistas en dis-cotecas y otros centros de diversión, dondela selección racial de los clientes se realizade manera abierta y ninguna autoridad in-terviene. La segregación racial tiene una ex-plicación económica: un sector de blan-cos adinerados está dispuesto a pagar porespacios a los que solo ellos tengan ac-ceso9. En cuanto a la problemática labo-ral, subsiste la percepción de que losblancos brindan una imagen de eficien-cia y modernidad.

Es posible que a largo plazo varias deestas restricciones disminuyan si aumen-ta el nivel económico y educativo de lapoblación mestiza y andina urbana. Lospatrones de consumo de estos sectorespodrían generar inclusive cambios en ma-teria de publicidad y empleo, como se

produjo con la población de ascendenciaoriental.

Sin embargo, para los indígenas andinosy amazónicos en las zonas rurales, la ex-periencia continúa siendo de permanen-te segregación. El Estado y el resto de lasociedad actúan como si ellos no existie-ran. Ninguna norma estatal se traduce asus idiomas. No se ha planteado ningúnmecanismo de inclusión hacia ellos porparte del Estado. Esta población se en-cuentra totalmente excluida de la tomade decisiones. La política estatal y regio-nal asume intereses políticos partida-rios en los cuales no existe mayor prio-ridad por las necesidades básicas de es-tos sectores10.

9 Una compañía de tarjetas de crédito que ofrece a sus clientes preferenciales un lobby especial en elaeropuerto dispuso que no se entreguen dichas tarjetas a empresarios de rasgos andinos, aunque tuvieranla solvencia necesaria, dado que su presencia en el lobby podría molestar a los clientes blancos.

10 En el Cusco, uno de los departamentos con esperanza de vida más baja y mortalidad infantil más alta, eldinero originariamente destinado para ayuda social ha sido derivado a la construcción de palcos en elprincipal estadio de la ciudad.

un sector deblancosadinerados estádispuesto a pagarpor espacios a losque solo ellostengan acceso.»

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BIBLIOGRAFÍA

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exclusión social: Una Perspectiva psicoanalítica�. Lima, 2003 (texto inédito).-Comisión de la Verdad y Reconciliación. Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, en

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1999 (texto inédito).-Manrique, Nelson, 2003, Sendero Luminoso y las Zonas Liberadas. Wilfredo Ardito (ed.), Justicia y Violen-

cia en las Zonas Rurales. La Experiencia de la Región Andina, pp. 75-90.

CONCLUSIONES

Pese a las muchas experiencias de mo-vilidad social producidas en el Perú en losúltimos cincuenta años, el factor étnico esuna frecuente causal de restricción o viola-ción de derechos fundamentales.

Hace veinte años, Sendero Luminoso cap-tó la frustración de centenares de jóvenesquienes sentían que, a pesar de tener mayor

educación, seguían sufriendo el rechazoy la discriminación de los grupos de po-der. Actualmente, las pandillas y otras for-mas de violencia son la manera como secanaliza esta frustración. Reconocer a losperuanos indígenas como ciudadanos conderechos es una necesidad fundamental,no sólo por justicia hacia las víctimas dela exclusión, sino para garantizar nuestraviabilidad como país.

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MUCHAS VECES, LA COTIDIANEIDADaunada a dinámicas perniciosas como la dis-criminación tiene efectos nefastos en laspercepciones de los seres humanos, quie-nes terminan naturalizando la violación de

J e a n n e t t e L l a j a

Se necesita empleada.

Se ofrece baja remuneración,

14 horas diarias de trabajo y

sin salida los fines de semana

La situación de lastrabajadoras de hogar

en Lima

Sistemas de discriminación laboral permanente establecidos y sin ayuda legal, son habitua-

les en Lima, Quito, Bogotá o en cualquier otra ciudad andina,en las que las trabajadoras del

hogar o trabajadoras domésticas sufren una triple exclusión y discriminación por su condi-

ción étnica, de género y socioeconómica.

los derechos de otras personas. Por ejem-plo, en Lima resulta casi natural que, con eleslogan �se reserva el derecho de admisión�,muchos establecimientos impidan el ingre-so a quienes rompen con el patrón de ser

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humano blanco con capacidad adquisitiva.Incluso, fue de mayor gravedad que duran-te las décadas del 80 y el 90 muchas limeñasy limeños vivieran a espaldas de una guerrainterna que, aunque antes denunciada, solorecientemente ha sido tomada en serio conel informe de la Comisión de la Verdad yReconciliación; este visibilizó cómo la dis-criminación étnica y racial es un problemafundamental de la sociedad peruana cuan-do reveló que aproximadamente el 80% delos muertos tuvieron como lengua maternael quechua y que la mayoría de las viola-ciones sexuales y otras formas de violenciasexual fueron cometidas contra campesinaspobres que vivían en pueblos y comunida-des de la sierra sur del país: Ayacucho,Huancavelica y Apurímac.

Entre estas situaciones, aparentemen-te naturales, encontramos el caso de lastrabajadoras del hogar, quienes para con-seguir una ley que mejorara sus condicio-

nes, tuvieron que escuchar a congresistasque relativizaban sus derechos, así comoa atribuladas señoras de clase media quecalificaban de imposible el pago de susgratificaciones en Navidad y en FiestasPatrias, o que amenazaban con despedir-las si es que la ley llegaba a otorgarse. Eneste proceso, la participación de las ONGsy otras organizaciones que protegen losderechos de las mujeres fueron tenues,mostrando uno de los pendientes másgrandes de la agenda feminista y de losderechos humanos.

Pero, ¿cuál es la situación de las milesde trabajadoras del hogar en nuestro país?,¿qué formas de dominación se escondenen el trato y maltrato hacia ellas? ¿qué me-canismos de subordinación entre mujeresse reproducen en las relaciones patrona-tra-bajadora del hogar? Las líneas que siguenson solo una rápida mirada para un pro-blema que las feministas hemos eludidopor mucho tiempo pero que ya no pode-mos silenciar.

LAS EMPLEADAS DOMÉSTICASTAMBIÉN TIENEN DERECHOS

El 30 de marzo se celebró el Día de la tra-bajadora del hogar en varios países de laregión1. Pocos conocen la fecha y casi na-die que ese día, en 1988, se formó la Confe-

1 Bolivia, Colombia y Perú.

aproximadamenteel 80% de losmuertos tuvieroncomo lenguamaterna elquechua»

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deración Latinoamericana y el Caribe deTrabajadoras del Hogar, instancia que ac-tualmente congrega a veinticinco organi-zaciones de once países y que tiene comouna de sus finalidades visibilizar su pro-blemática.

El desconocimiento de la fecha se vin-cula a un desconocimiento general del tema,pues pese a la enorme presencia e impor-tancia de este trabajo en la vida cotidianade las mujeres y hombres de nuestros paí-ses, la realidad de las trabajadoras del hogares invisible o decorativa para sociedades quebajo la careta de modernidad esconden ylegitiman vulneraciones sistemáticas de de-rechos e, incluso, formas de esclavitud.

El desarrollo personal y profesional demuchas personas (entre las que incluimos ahombres y a mujeres) se debe al apoyo per-manente que tienen en sus casas. El cuida-do de los hijos, la limpieza de la casa, lapreparación de alimentos, entre otras co-sas, implican no solo un desgaste físico pocoreconocido, sino también un nivel de res-ponsabilidad importante.

Pero y ¿qué derechos tienen estas tra-bajadoras? Es común, en nuestros países,que ellas se encuentren a disposición de suempleadora o empleador durante las vein-ticuatro horas del día, que su sueldo estémuy por debajo al salario mínimo estable-

cido por el Estado para cualquier trabajador,que no tenga ningún tipo de seguro médiconi de jubilación, y que no tenga acceso arecursos eficaces e inmediatos para hacervaler sus derechos. Todo ello se encuentraen franca contradicción con los derechos decualquier trabajador.

Pero, además, encontramos otros dere-chos vulnerados, especialmente, a las em-pleadas que trabajan bajo la modalidad de�cama adentro�2, así podemos hablar de laviolación del derecho a la intimidad, a laeducación, a la integridad física o psicoló-gica o, incluso, a la libertad sexual. En esesentido, es común que empleadoras oempleadores se inmiscuyan en las decisio-nes personales de las trabajadoras domés-ticas incluso en las vinculadas a sus relacio-nes sentimentales y el desarrollo de su vidasexual, como también que existan muchoscasos de violencia psicológica y hasta física,y que resulten comunes los casos de abusosexual silenciados.

Estas situaciones se agudizan cuandonos enfrentamos a niñas o adolescentes,a quienes, con el pretexto de cuidarlasse les limitan derechos fundamentalescomo educación y salud; ellas, por suedad y desarrollo, tienen menos recursospara poder defenderse. El fenómeno delas ahijadas y sobrinas son una forma en-

2 Llamamos trabajo del hogar �cama adentro� cuando la trabajadora duerme en la casa de sus empleadores.

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cubierta de explotación infantil pues, através de él, muchas familias acceden atrabajo gratuito, sin más compensaciónque dar una cama y comida.

La afectación de estos derechos se dajunto al quiebre del derecho a la no discri-minación, el que es reconocido por las cons-tituciones de nuestros países3 y múltiplestratados internacionales

El agente perpetrador de estasvulneraciones no solo es el individuo quefunge de empleador o empleadora en cadacaso concreto, sino también el Estado, cuan-do promueve una legislación discriminatoria(Perú o Bolivia) que les concede menosderechos que los otorgados a cualquier otrotrabajador o cuando no tiene capacidad dereacción ante las acciones cometidas porsus ciudadanos.

LA TRENZA DE LA DOMINACIÓN4:SER MUJER, SER INDIA Y POBRE

Pero ¿qué existe detrás de esta siste-mática vulneración de derechos a las em-pleadas domésticas? ,¿del interesado si-lencio que circunda el tema en debates

jurídicos y políticos? Como la respuestaes compleja, tomaremos el caso de Lima,la capital del Perú, una ciudad costeña quecongrega a más de siete millones de ha-bitantes y en la que trabajadoras del ho-gar lucharon por una ley que finalmenterecogió la mitad de los derechos que tie-ne cualquier trabajador5.

Creemos que en ellas se reúnen tres delas condiciones que determinan su condi-ción de discriminadas y excluidas: La condi-ción de género, su condición étnica y final-mente su condición social.

Su condición de mujeres las ubica en elesquema de las construcciones sociales quedeterminan qué es ser mujer y qué es servarón. Así, la capacidad reproductiva de las

3 Art.2, inciso 2, de la Constitución Política del Perú; art. 21 de la Constitución de la República Bolivarianade Venezuela; art. 23, inciso 2, de la Constitución Política de la República del Ecuador; art. 13 de laConstitución Política de Colombia. En el caso de la Constitución de la República de Bolivia, si bien no seseñala expresamente la palabra discriminación, su artículo 5 señala que �todo ser humano� goza de losderechos, libertades y garantías reconocidos por esta Constitución, sin distinción de raza, sexo, idioma,religión, opinión política o de otra índole, origen, condición económica o social u otra cualquiera�.

4 Frase acuñada por Marfil Francke en Perú.5 Ley 27986

su condición de mujereslas ubica en el esquemade las construccionessociales que determinanqué es ser mujer y qué esser varón.»

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mujeres ha sido la excusa idónea para asig-narles determinados roles y funciones entrelos que encontramos el cuidado de los hijos,la limpieza de la casa y la preparación de ali-mentos, es más, siempre se ha consideradoque estas tareas son desarrolladas pues existeuna habilidad, cualidad o atributo biológicoque las facilita y que el espacio en el quedeberían realizarse es el de la casa. Históri-camente ello determinó que las mujeres deculturas occidentales o con clara influenciaoccidental, como la peruana, se vieran rele-gadas al espacio privado.

Con el devenir del tiempo, la lucha delmovimiento de mujeres y el desarrollo de losderechos humanos, las mujeres han vistomejoras en el ejercicio de sus derechos en elámbito público, pues si bien existen temaspendientes relacionados a la discriminación yviolencia de género, es indudable el recono-cimiento de su presencia en el ámbito deltrabajo, la política y la economía.

Ello ha determinado algunas modificacio-nes en los roles y estereotipos de género; sinembargo, el desprecio sobre el trabajo de-sarrollado en el ámbito doméstico persis-te y es tan fuerte que ni siquiera se leconsidera como trabajo. Ello desconocesu aporte al país en términos económi-cos, sociales y culturales con el pretextode que no proporciona ingresos medibles.

La imposibilidad de revertir este despre-

cio ha determinado que el desarrollo de mu-chas mujeres en el ámbito público no se baseen una distribución equitativa de roles y es-pacios entre hombres y mujeres, sino quetenga como trampolín el trabajo de otrasmujeres, quienes, por distintas razones, seencuentran en una situación de mayor preca-riedad. En este caso, la mujer no se desen-tiende del trabajo doméstico, pues normal-mente lo supervisa, sino que lo encarga a otrapersona de su sexo.

Así, son las trabajadoras del hogar las querealizan el trabajo reproductivo y se conta-gian irremediablemente del menosprecio alas labores domésticas, labores en las que lapersona es contratada por el solo hecho deser mujer. Ello tiñe no solo su relación con losempleadores, sino también con el Estado, elque es incapaz de reivindicarlo como trabajono remunerado y ofrecer garantías para suprotección como a cualquier otro trabajador.

Las mujeres terminan vulnerando los de-rechos de otras mujeres en base a la discri-minación de género imperante en nuestrassociedades y que, por tanto, tienen como pro-blema de fondo la injusta distribución de lasresponsabilidades familiares de manera equi-tativa entre hombres y mujeres.

Pero el análisis no termina en ese punto,por el contrario, habría que preguntarnos quéotros elementos juegan en estas relaciones.Siguiendo la pista que nos deja Rivera6, po-

6 Rivera, Silvia. Bircholas. Trabajo de mujeres: explotación capitalista y opresión colonial entre las migrantesaymaras de La Paz y El Alto. La Paz: Colectivo Editorial Pirata, 1991, p. 3.

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dríamos señalar que Lima tiene las caracte-rísticas de una sociedad post colonial, en laque se ha sufrido un despojo étnico o de-culturación impuesta (o autoimpuesta) queha creado situaciones de autonegación entodos sus sectores sociales; por ello, es muydifícil encontrar personas que se autodefi-nan indígenas y resulta común que el califi-cativo cholo o chola sea utilizado para des-preciar a quienes tienen rasgos indígenas,característica que es compartida por casi latotalidad de peruanos y peruanas.

En este tipo de sociedades, biológica-mente mestizas7, la raza constituye un ele-mento diferencial simbólico, más que bio-lógico; así, se desarrolla un sistema deoposiciones (blancos e indígenas) en elque se estigmatiza al otro buscando re-

afirmar la diferencia y evitar un posiblecontagio. En ese contexto se dan una se-rie de desprecios escalonados, donde cadacual se afirma contra el grupo que consi-dera inferior, configurándose una socie-dad pigmentocrática8.

Esta sociedad, que niega su raíz indíge-na, termina atribuyendo a las trabajadorasdel hogar una serie de característicasestereotipadas que justificarían la restricciónde sus derechos: son sucias, cochinas, tor-pes, ladronas, ignorantes, etc.

Así, se desarrollan conductas para re-vertir estas supuestas características: selas higieniza al darles un mandil blanco yse evita que contaminen a la familia alrestringirles espacios cotidianos como lamesa, el baño o el ingreso a la piscina oplayas privadas. Existe el caso de una pla-ya privada de Lima en la que se exhibeun cartel que señalaba: �Prohibido queentren al mar perros y empleadas domés-ticas�.

Por otro lado, existe la sensación deque se civiliza a las trabajadoras del hogary, por lo tanto, que se les hace un favor aldarles elementos para que dejen de ser sal-vajes, ya que se les enseña a usar la escoba,la línea blanca, etc.

7 Existe un dicho peruano popular que señala: �El que no tiene de minga tiene de mandinga�, dando asícuenta de los distintos procesos de mestizaje en acaecidos en la sociedad peruana, en los que participa-ron las raza indígena, blanca, negra e, incluso, oriental.

8 Rivera, ob. cit, p. 3

resulta común queel calificativocholo o chola seautilizado paradespreciar aquienes tienenrasgos indígenas.»

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Finalmente, en estas sociedades moder-nas, el cuerpo de estas mujeres se ha con-vertido en una expresión de poder y estatussocial, ya que su ubicación posterior en lascaminatas, en los buses, en los paseos dancuenta de elegancia.

Pero, además, este menosprecio se re-produce escalonadamente, pues se sueleencontrar a trabajadoras domésticas de fa-milias acomodadas que tienen a su servicioa otras trabajadoras del hogar en sus casas,a las que terminan tratando de indias.

Sin embargo, a pesar de no concederlesla calidad de sujetos de derechos, se valoraaquellas características que facilitan su ex-plotación: existe una preferencia por con-tratar mujeres provincianas, en especialaquellas que han trabajado en actividadesagropecuarias, quienes estarían acostum-bradas al trabajo y tendrían un soporte so-cial precario o nulo en la ciudad. Así, lasaparentes cualidades son utilizadas pararestringirles derechos.

Obviamente, las relaciones entre las tra-bajadoras del hogar y sus empleadores sonmuy complejas, pues se ven inmersas enmensajes ambiguos e incluso contradicto-rios, sin que ello quite el halo demarginación y exclusión que acompaña sucotidianeidad. La violencia y la restricciónde derechos, muchas veces va acompaña-da de un trato paternal, de cariño, que nonecesariamente implica la consideración delotro como sujeto de derechos. De ahí que

no resulte extraño la nominación de hijita oahijada, entre otras, que se utiliza tanto paramanifestar cariño como para restringir dere-chos.

Además del género y la etnia, existe unelemento adicional que acompaña a casi latotalidad de mujeres que acceden a este tipode trabajo: nos referimos a su precariedadeconómica.

Históricamente, la pobreza siempre hasido motivo de desprecio; sin embargo, estasituación se ha agudizado en sociedades enlas que el Estado ha optado por economíasde libre mercado. Esto se debe no solo por-que con ella este fenómeno tuvo un creci-miento sin precedentes, sino porque sedesarrolla en base a supuestos individualis-tas que responsabilizan a los ciudadanos delos avatares de su vida. Así, técnicamente,todas las personas nos encontramos en igual-dad de condiciones para competir en unmercado laboral, de bienes, de tecnología,de capital, etc., en el que el pobre terminasiéndolo porque lo desea o porque es un

la violencia y larestricción dederechos, muchasveces vaacompañada deun trato paternal;de cariño...»

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incapaz. Los valores que imprime esta ideo-logía aunados a viejos lastres de discrimina-ción por género, raza o etnia terminan legi-timando la vulneración sistemática de lastrabajadoras del hogar. Por ello, el logro deuna legislación adecuada tiene múltiples di-ficultades.

UNA LEY A MEDIAS PARA LAS TRABAJA-DORAS DEL HOGAR

La experiencia peruana da cuenta de lasresistencias existentes en el poder legislati-vo de adoptar una legislación coherente conuna visión de derechos humanos; así, ba-sándose en las particularidades del trabajodel hogar, como la cercanía subjetiva entrelas partes o la prestación de cama y comida,se pretendía no reconocer derechos o res-tringirlos.

En este sentido, mediante la Ley27986 y su Reglamento9 se desconocióel derecho a una remuneración mínima(prevista legalmente para cualquier traba-jador) y el derecho a la licencia por ma-ternidad. Si bien se reconoció el derechoa ocho horas de trabajo, a este curiosa-mente se le agregó el calificativo de efec-tivo, cono lo que se introdujo un concep-to poco claro en este tipo de relación la-

boral10. Se le reconoció el derecho al se-guro social obligatorio, a un día de des-canso semanal, a quince días de vacacio-nes (cuando cualquier trabajador cuentacon treinta días), a una compensación portiempo de servicios equivalente al 50%de la remuneración mensual (cuando cual-quier trabajador tiene derecho al 100%) yel derecho a dos gratificaciones anualesequivalentes al 50% de la remuneraciónmensual (cuando cualquier trabajador tie-ne derecho al 100%).

Obviamente, la norma no revierte la si-tuación reseñada, más cuando casi no seaplica; sin embargo, se ha convertido en untermómetro para evidenciar las incoheren-cias de una sociedad aparentemente mo-derna y un Estado que emite un doble dis-curso, el de respeto de derechos humanosy el desinterés por instalar mecanismos queaseguren su ejercicio.

En ese sentido, es importante que todaslas personas reconozcan las razones que legi-timan la diaria vulneración de derechos de lastrabajadoras del hogar, visibilizando la discri-minación racial o étnica, de género y de con-dición social que atraviesan nuestras socieda-des, y de la que somos cómplices los profe-sionales, políticos, amas de casa e, incluso,los defensores de derechos humanos.

9 Decreto Supremo N° 015-2003-TR10 El Reglamento señala que se entiende por período de trabajo efectivo aquel en el que el trabajador se

encuentre desempeñando efectivamente las órdenes impartidas por el empleador.

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M a r g a r i t a G u e r r a M a r t i n i é r e

Al PadreJorge Dintilhac

Al cumplirse un año más de la fundación de la Pontificia Universidad Católica del Perú por

el padre Jorge, con el apoyo de un grupo de profesionales católicos, resulta de la mayor

importancia recordar los inicios y los escollos que debieron sortear para lograr su estable-

cimiento.

1

ESTE GRUPO ESTABA INTERESADOen mantener la presencia de una for-mación católica para las nuevas gene-raciones de intelectuales en esos añosdifíciles, como fueron los de las prime-ras décadas del siglo XX, alimentados

por tendencias liberales, masónicas, ma-terialistas, ateas, laicistas y contrarias,en general, a todo lo que significaba unapostura confesional y de adhesión a laSanta Sede, la cual, por otro lado, tam-bién mostró sumo interés en la consti-

1 Discurso pronunciado durante el homenaje al padre Jorge Dintilhac organizado por la Pontificia Univer-sidad Católica del Perú y la Asociación de Egresados y Graduados en la Plaza Francia el martes 22 de marzodel 2005.

PROA AL NORTE

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tución de una Universidad Católica enel Perú.

No fue tarea fácil la del padre Jorge, pueshasta ese momento -1916/1917- solo exis-tían universidades estatales, no obstante queel origen de las mismas -en el siglo XVI-había estado en las órdenes religiosas.Cuando da inicio a las gestiones para con-seguir la autorización de su constitución,se encuentra con la negativa de aceptarla apertura de un Estudio General, quefue la fórmula primera con la cual se tra-tó de establecer este nuevo centro deestudios superiores. Se alega que la edu-cación debe estar a cargo del Estado apesar de que, en esos años, ni las muni-cipalidades ni el gobierno central dispo-nen de los medios económicos ni delpersonal suficiente para atender los co-legios y la educación superior.

A pesar de los obstáculos primeros, seinsiste con la propuesta. Lo paradójico dela controversia es que, para sacar adelan-te el proyecto, se tiene que apelar al prin-cipio de la "libertad de enseñanza" quepropugnaban los mismos enemigos de laIglesia; pero que, en realidad, ellos no loaplicaban al negarle a esta el derecho deconformar un centro de estudios en elcual, evidentemente, se daría una ense-ñanza de tan buena o mejor calidad quela impartida en las universidades existen-tes, respecto de las cuales las críticas arre-ciaban porque mantenían una estructuraque ya se consideraba arcaica.

El momento no era propicio para unaempresa de tal envergadura. Asumir suconstrucción era enfrentarse con enemigospoderosos que, abierta o subrepticiamen-te, agotarían todos los recursos para impe-dir su apertura, como el aprovechamientode los diarios para montar una campañaanticatólica. Asimismo, las Cámaras seránmovidas para impedir que el Estudio Ge-neral de esta filiación llegue a buen puerto.

A pesar de lo anterior, es cierto tambiénque la Universidad de San Marcos no res-pondía adecuadamente a las expectativasde los estudiantes porque en ella todavíaimperaban los métodos y las ideas propiasde la corriente positivista cuando en Euro-pa ya había sido superada y, más bien, sehabía entrado a la difusión del pensamien-to idealista, lo cual de alguna manera signi-

Asumir suconstrucción eraenfrentarse conenemigos poderososque, abierta osubrepticiamente,agotarían todos losrecursos paraimpedir su apertura.»

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ficó un respaldo para los planteamientos delnuevo centro de estudios superiores que seaspiraba establecer. Esto no significó que hu-biera una identificación plena entre los nue-vos planteamientos y la filosofía que movíael padre Dintilhac, pero sí era una opciónque entraba a lidiar con un cierto anquilo-samiento al cual harían referencia los mis-mos universitarios que entre 1918 y 1919plantearon la necesidad de la reforma enlas universidades estatales.

Finalmente, es importante subrayar elvalor que tuvieron el padre Jorge y quieneslo acompañaron en la dura batalla que selibró en Lima y que culminó en 1917 con laautorización de la apertura de la que seríaUniversidad Católica y que representaría la

postura de la Iglesia frente al avance delpensamiento materialista y ateo. Esto debemovernos a reflexionar sobre cómo la obrainiciada por estos promotores tiene unasmetas, una misión que cumplir; no es sim-plemente una universidad más, donde loque imparte sea exclusivamente su com-petencia académica; nace con un encargoque sus fundadores afrontaron con grandenuedo y que quienes nos hemos forma-do en esta casa de estudios debemos con-tinuar si queremos ser fieles a quienes nosprecedieron y a esa misión, cual es mante-ner el pensamiento y los principios católi-cos en la preparación de los nuevos profe-sionales y, en general, dar testimonio de loque significa ser cristianos.

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¿Qué puede hacerla filosofía

por nosotros?¿Qué hacemos con el resto de nuestra vida,

nosotros los que hemos pasado su mayor parte en

la más esencial ignorancia?

Friedrich Nietzsche, �El retorno de lo idéntico� (esbozo).

C a r l o s C a s t i l l o R a f a e l

Tal vez sea cierto que con la filosofía no se pueda ajustar el mundo. Quizá la

crítica de Marx, en su tesis undécima contra Feuerbach, aún siga vigente: �Los

filósofos se han encargado de interpretar el mundo, de lo que se trata es de

transformarlo�. Si ello fuera así, nada más tentador que creer en la inutilidad de

la filosofía, en su pobreza para producir resultados, en su escasez para hacer

algo que ahora tenga cierto valor.

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¿QUÉ PUEDE HACER LA FILOSOFÍA conrespecto a la agonía de Irak, a la pobrezaque desangra a países enteros o a la violen-cia que, como en el caso del Perú, ha pasa-do de ser una práctica estatal en los gobier-nos militares o un atributo malsano de gru-pos armados y terroristas a un signo de bar-barie de la sociedad civil que hace justiciacon sus propias manos? La pregunta indagasobre cuál es la función de la filosofía en lasociedad actual, si es que en verdad tienealguna.

La filosofía nació con el excedente detiempo libre. En la antigua Grecia, el ociofue la ocasión para que ciertas personas sededicaran a cuidar o cultivar su espíritu.Ahora, predomina la negación del ocio, esdecir, el negocio, el quehacer en virtud delcual el valor de las cosas depende de suutilidad, mesurable o cuantificable en tér-minos económicos. Y, aun cuando la cien-cia y la técnica facilitan considerablementeesa posibilidad de disponer del mayor tiem-po libre, es incierta la calidad de ese tiem-po a causa del quehacer que con él seviabiliza. En escenarios tercermundistas,donde el sobrante de tiempo aprovecha-ble es a menudo la coyuntura privilegia-da para seguir laborando en jornadasextras que aseguren la manutención, lafilosofía aparece como una gran imperti-nencia, un asunto fuera de propósito, unvocablo nacido de un humor desazona-do y displicente.

A uno y otro lado de la línea ecuatorial,el mundo de vida nacido del matrimoniodel capital y la lógica del mercado ha he-cho invisible el significado de la filosofía ydevaluado su importancia. El filósofo, pocomenos que convertido en un apátrida, esexpulsado en silencio de las ciudades cos-mopolitas bajo la acusación de inutilidad yobsolescencia de su faena, comprometidacon los asuntos del pensamiento. En oca-siones, el mercado tolera las actividades fi-losóficas (conferencias, congresos, libros yrevistas) como una exquisitez sospechosade frivolidad cuando asume el valor agre-gado sugerido por las leyes comerciales y elmarketing. Bajo esta luz, si vale algo hacerfilosofía es porque corresponde a la tablade valores consentida por la mano invisibledel mercado. De lo contrario, su discrepan-cia con esos valores condena a la filosofía ala misma inutilidad con la que Zeus castigóa Sísifo, obligándolo a llevar eternamente ala cima de una colina una piedra, que no

el ocio fue laocasión para queciertas personas sededicaran a cuidaro cultivar suespíritu.»

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termina una y otra vez de rodar, exigiendoun renovado y vano esfuerzo.

Acaso, si la filosofía es inútil y, por ellomismo, libre de la lógica del mercado, delreino de la utilidad mensurable, es tambiénapta para arrancarnos de ella. Pero, antesde eso, filosofar quizá sirva para dar cuentade cuál es la condición humana en un mun-do extrañamente complacido con solamen-te ser un complejo y variopinto mercado.Pensar al hombre y a su mundo de vida enel contexto de clientes, compradores, ven-dedores, proveedores, empresas, produc-tos, bienes, etc., es una tarea que la filoso-fía, sin embargo, sabe muy bien hacer des-de sus inicios.

Según una larga y conocida tradicióndoxográfica fue Pitágoras (ca. 582-497 a.C.),el primero en acuñar las voces �filósofo� y�filosofía�. Cuenta Cicerón en el libro V desus Tusculanas (siguiendo lo apuntado porHeráclides Póntico en su obra Sobre lamuerte aparente o Sobre enfermedades) queLeón de Fliunte preguntó al filósofo deSamos cuál de las artes valoraba más.Pitágoras con sobriedad le respondió quelo suyo era ser un filósofo. Ante el descon-cierto de León, quien ignoraba qué era lopropio del filósofo y lo que lo distinguía delos demás hombres, Pitágoras le aclara quela vida humana se asemeja a una feria (esdecir, a un mercado de mayor importanciaque el común, ubicado en paraje público ydías señalados, donde se suceden fiestas que

se celebran con tal ocasión) a la cual concu-rren unos, los más, atraídos por una sed in-quebrantable de fama; otros, también enbuen número, acuden incentivados por eldeseo ubérrimo de vender y comprar; mien-tras que, solo algunos, llegan con el únicoafán de observar con esmero lo que allíacontece y de qué modo. En tanto que lamayoría de los hombres asumen la vidacomo oportunidad inmejorable para tentarla gloria o servir al dinero, solo unos pocosla hacen causa exclusiva para contemplarlas cosas procurando comprenderlas. Estosúltimos, estudiosos infatigables, a tiempocompleto, del mundo que cobija y se re-crea con la vida de los hombres, aman porsobre todo las cosas el saber. De allí que seles llame con justicia filósofos.

De manera que la filosofía es una ciertadisposición al mundo de vida, disposiciónestrechamente ligada a lo que se enjuicia yreconoce como valioso en él. Decir que elfilósofo es un amatorem sapientiae es des-

la mayoría de loshombres asumen lavida comooportunidadinmejorable paratentar la gloria oservir al dinero.»

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tacar determinado tipo de vida y, en talmedida, cierto fin del hombre que, en laescena contemporánea, resultan serinactuales, intempestivos, impertinentes. Lacomparación de Pitágoras del mundo de loshombres con una feria refiere no solo elcarácter transitorio de ese mundo sino, so-bre todo, el distraimiento o la falta garrafalde compresión de ese carácter por los lla-mados a ser parte de su acontecer. En me-dio de un mercado, en lo que menos sepiensa es, sin duda, en el valor de las cosas,de la vida y los hombres, salvo el hecho deacatar el valor de compra que ellos tienen:el precio comercial que revelan sus etique-tas y con las que se silencian las incómodaspreguntas vitales.

Sin pretender un reduccionismoobjetable, la visión del mundo sugerida porPitágoras da cuenta de tres tipos de vida,en los que sin mayor violencia podríadefinirse la vida de cualquiera: la dedicada

al lucro, la consagrada a la fama o el reco-nocimiento y la entregada a la compren-sión de las cosas. Cabe puntualizar que taltipología luego, con algunas variantes, seráreplanteada por Platón. En su República, élhabla del hombre avaro, dominado por laparte concupiscible de su alma e inclinadoal placer que le proporciona la riqueza; delhombre ambicioso, avasallado por la parteirascible de su alma y proclive, por lo mis-mo, al mando y al renombre; y del filósofoen posesión y pleno ejercicio de la parteracional de su alma, entusiasmado únicamen-te por el bienestar que le procura el saber.Posteriormente, Aristóteles, en su Ética aNicómaco y en su Ética a Eudemo, identifi-cará respectivamente esos tres principalesmodos de vida con: la vida voluptuosaguiada por el placer; la vida políticainquietada por el honor y el merito; yla filosófica, cuya felicidad sin más esla sabiduría. Por estas consideraciones,no es inexacto afirmar que los tres esti-los o ideales de vida comentados porPitágoras eran ampliamente reconociblesen la antigua Grecia.

No obstante, ¿hasta qué punto esasideas, de las que nos separan dos mil qui-nientos años, están aún vigentes? ¿Será jus-to decir que la vida globalizada y la quepredomina al interior de los Estados, espe-cialmente en el contexto de Occidente,moderno y capitalista, es una vida dispues-ta sin mayor opción al mercado, regulado y

...hombre avaro,dominado por laparte concupisciblede su alma einclinado al placerque le proporcionala riqueza.»

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empollado por ella? ¿No es acaso el propó-sito del consumismo y la lógica del capitalinvolucrar a todos los seres humanos en unavida cuyo pleno sentido se resuelve en unabúsqueda infatigable del lucro y la ganan-cia, comprando y vendiendo? ¿No son aho-ra los fines de la vida (aunque resulte sos-pechoso el plural) deudores o expresionesde una vida concebida básicamente para elnegocio o el placer, en una carrera por po-seer bienes, o bien porque se carece deellos o, en su defecto, para asegurar la con-tinuidad de su posesión? Ahora, la tecnolo-gía asegura más tiempo libre, pero ¿qué sehace con él?, ¿chatear, conociendo a mu-chas personas y a nadie en particular, enuna renuncia, entre otras, a la lectura de unlibro, en nombre de la distracción que cir-cula por la red? ¿Es hoy el tiempo libre unaoportunidad demandada para cultivar el es-píritu, para pensar en lo que de esencial tie-ne las cosas, sin adquirir nada para sí? ¿Yqué pasa con los que luchan por evitar que

el mundo se perpetúe como el lugar dondese intercambian mercaderías, como el es-cenario donde a todo se le asigna un pre-cio, incluyendo al hombre mismo, a su viday a sus ideas? Quien toma distancia de lalógica del mercado y la abraza con la miradade su intelecto, dejando que la realidad so-bre la que superpuso los utensilios de la fe-ria aparezca y se muestre como es, sin eti-quetas que la prejuzguen, ni precios que laempobrezcan, ¿acaso no acaba siendo unpersonaje muy incomodo para los que re-gentan, usufructúan y viven del mercado,tanto como lo fue Sócrates para los ateniensesdel siglo V antes de Cristo?

La filosofía nos da incomodidad. La filo-sofía nos hace caer en la cuenta de que lacomodidad o seguridad con las que el mer-cado promociona sus derechos sobre elmundo son promotores de la renuncia delhombre a sí mismo, a su vida, y al propiomundo. Kant, en el prólogo a su Crítica dela razón pura, enfatiza: �El ansia de saberes una disposición natural en el hombre�.Acercarse al mundo dispuesto a aprenderde él es una actitud innegociable que cadacual debiera validar frente a los poderes deturno, dispuestos a toda costa a comprar,ofertar o malbaratear lo que nos confieredignidad y nos hace humanos. No es laposesión de riquezas o, parafraseando aPlatón, las concupiscencias correspondien-tes al comer y beber, a los placeres eróticosy a cuanto viene tras ello, lo que nos identi-

¿acaso no acabasiendo un personajemuy incomodo paralos que regentan,usufructúan y vivendel mercado...»

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fica como seres humanos. En cambio, sí loes el esfuerzo por conocer más allá de loque simplemente se muestra en los esca-parates de cualquier comercio. Tal esfuer-zo de exponer la realidad al filo del pensa-miento tomó muchos caminos, muchasmetas, a lo largo de la historia de la filoso-fía. En cada momento histórico la metareplanteaba la disposición del hombre ha-cia el mundo, transformando su relacióncon sus pares y las cosas. En la antigua Gre-cia, era la búsqueda del principio (arché) detodas las cosas. En la Europa cristiana y me-dieval, fue el intento lúcido, brillante, perotambién problemático, de fundamentar elmundo de vida sobre la base de la fe, de lareligión, en Dios. En la modernidad, el pro-yecto consistió en fundamentar el saber yel mundo desde el ideal de racionalidadmatemática del sujeto. En el contexto con-temporáneo, a causa de la crisis de esaracionalidad moderna, las metas se han dis-

gregado en muchas, tantas, que han termi-nado ahogadas, ocultas y, en más de un caso,asimiladas por la mundialización de la eco-nomía. Esta globalización pone en entredi-cho el rol de la filosofía, dentro del propósi-to de la realización espiritual del hombre.Pues, si bien son inobjetables los grandespasos dados en lo referente al desarrollotecnológico y material (sin mencionar lasprofundas desigualdades subsistentes en lospaíses pobres), espiritualmente, sin embar-go, tras las posibilidades y comodidades eco-nómicas, cunde una aguda desmoralización,que nos coloca de cara ante la preguntaapremiante: ¿qué hacer para superarla?

Cuando se tiene una pregunta o disyun-tiva semejante, por lo general, se asume lalógica más inmediata: hacer aquello que�convenga�. Prácticamente, el escenario denuestras decisiones, interpreta lo conve-niente en función casi exclusiva y excluyen-te al dictum del mercado. Para hacer algo,el agente evalúa la utilidad inmediata de suacción pues, de no haber tal margen de uti-lidad o este ser exiguo, dudará en embar-carse en aquella empresa. De manera sor-prendente, en cualquier faceta de nuestravida, la lógica por la cual se decide qué ha-cer no es otro que el razonamiento costo-beneficio: invierto cierto tiempo, cierto es-fuerzo, en la medida en que vislumbro laobtención de alguna estimable compensa-ción. Aun cuando esa lógica puede ser váli-da y oportuna para explicar ciertas cosas y

el proyectoconsistió enfundamentar elsaber y el mundodesde el ideal deracionalidadmatemática delsujeto.»

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juzgar ciertos eventos y ciertas facetas de lavida, ya Aristóteles había advertido del peli-gro de extender un criterio de valoración,sobre todo en lo concerniente a los actoshumanos, desconociendo el que sea pro-pio a cada ámbito de la vida y del saber. Launiversalización de la lógica del capital yde la relación costo-beneficio a toda la es-fera de la sociedad -incluyendo lo relacio-nado a los temas morales o políticos- con-cuerda, ahora más que antes, con la des-cripción del mundo, sustrato de la que sesustancia nuestra vida, como un mercado.

Incluso, la difundida crisis de la mo-dernidad -de cómo el proyecto modernose convirtió en fábula a causa de su con-fianza candorosa en el avance de la hu-manidad hacia la prosperidad económicay material, sin descuidar el bienestar edu-cativo, espiritual- cabe ser interpretada,también, en clave de una mercantilizacióndel mundo de vida. Esta mercantilizacióncomienza cuando el hombre deja de ser

un fin en sí mismo y pasa a ser un medioo un escalón -cuando no un obstáculo-para ir más arriba persiguiendo los objeti-vos que el mercado, con su implacablepublicidad, nos ha forzado a interiorizar.Lograve de esta instrumentalización de la vidahumana es que desvaloriza la perspectivadesde dónde comprender lo que es elhombre, la forma de valorar sus fines, elmodo de justificar a qué debe dar impor-tancia, a qué debe dar valor.

La filosofía nos plantea la res-ponsabilidad de comprender críticamentela situación problemática de nuestrasociedad contemporánea. La acciónconcreta, devenida en urgente por estadecisiva articulación del mundo en tantomercado, es pensar sobre las normas deacción que guían la vida de los hombres ensu tránsito por este escenario mercantil. Yese pensar, entre nosotros, no estáinmediatamente disponible. Debe serconquistado por sobre las creenciasoficializadas en la era global, al amparo deuna ciencia y técnica que han renunciado aguiar al hombre, confabulándose más biencon su sometimiento a un mundo sinvalores, o con �valores� negociables ycomerciables.

Para los griegos, la mejor disposición delhombre hacia el mundo era intelectual, lainaugurada por la búsqueda del conoci-miento (sophia). Encaminamiento lucido,decisivamente superior a la disposición lo-

crisis de la moder-nidad ...cabe serinterpretada...enclave de unamercantilizacióndel mundo devida.»

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gística o deliberativa de la techne, (términodel cual procede nuestra palabra �técnica�).El saber hace valer su primacía respecto dela técnica debido a que la acción que dirigela techne es una acción de producción ofabricación (poiesis) de algo: un algo queno es el ser humano, que le es extraño a él,que está fuera del hombre mismo, pero quese le enfrenta, alentado por la consignamercantil, como una realidad amenazanteque le disputa a su artífice su valía, su razónde ser. Contrariamente, la acción que go-bierna a la sophia no es el comercio concosas ajenas al hombre. Es la conducta de lavida misma del ser humano, es decir, sumanera más auténtica de existir: dispuestohacia el mundo desde el pensamiento quepone en evidencia su acontecer. La filoso-fía devuelve, pues, al hombre hacia sí mis-mo, lo encara respecto de sí. Ellaautotransparencia su relación con el mundoque se abre ante él.

Con la filosofía el hombre deliberateniendo en cuanta al mundo quecontribuye a transparentarlo, esclarecerlo,valorarlo. A la visión del mundo comomercado le es inherente la techne, un saberhacer las cosas para tener éxito en elnegocio de vérselas con las cosas y conhombres convertidos en otras tantasrealidades instrumentalizadas. Mas elhombre que opone un gran no a sucosificación se hace a sí mismo con su saber,su bíos theoretikos, enraizado al mundo, a

la empiria cotidiana, en virtud de un ver sinotro fin que el ver mismo. La autonomíadel conocimiento, su autarquía, en términosde una pura actitud de percibir, es unadisposición de penetrar y desfondar elentramado complejo de la vida, aquella quea fin de cuentas entretiene y afana con suapariencia festiva de feria. Quizá por ello,Ludwig Wittgenstein en su Investigacionesfilosóficas sostiene que: �La filosofía exponemeramente todo y no explica ni deducenada. Puesto que todo yace abiertamente,no hay nada que explicar. Pues lo que acasoesté oculto, no nos interesa. Se podría llamartambién �filosofía� a lo que es posible antesde todos los nuevos descubrimientos einvenciones.�

¿Cambiar al hombre o la sociedad? Si seopta por lo primero, uno se hará sospecho-so de suscribir una respuesta conservadora.Si se elige lo segundo, se habrá probado ladefensa de un radicalismo receloso. En cual-quier caso, el cambio del hombre implica latransformación de la sociedad que lo dispo-ne o indispone hacia ese cambio. Aunque,ciertamente, esta transformación social esun evento que solamente ocurre cuando susartífices dejan de encandilarse por el lucroo el renombre. En cualquier caso, en mediode este círculo vicioso, la filosofía forja unasociedad autónoma, libre del influjo delmercado, porque hace de los hombres es-píritus libres. La libertad humana es hacerlas cosas nuevas, cambiar, de ser el caso, la

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tabla de valores que ha enjuiciado la vidaen lugar de valorarla y vigorizarla con esaplenitud y excelencia. Los griegos a la �ex-celencia del obrar� llamaban areté, que no esla misma de la que hablan hoy los asolapadosdefensores del mercado en sus manuales deautoayuda. La areté es la plenitud del hom-bre, es la expresión más auténtica de sí mis-mo, lo que más lo dignifica, le da valor, lohace ser. De suerte que si el mundo sobre-venido en un gran mercado se halla de espal-das a la disposición dignificante del ser huma-no, solamente le resta a este tratar de trans-formarlo. Y, aun cuando tal vez ello no seaposible hacerlo con la filosofía, dicha inutili-dad hay que entenderla en la medida en quela filosofía se guarda el hacer algo decisivopor nosotros: el disponernos hacia esa tareainstigándonos a expresar los propios pensa-mientos, superando el conformismo, la indi-ferencia o la apatía.

Con la filosofía, probablemente, no sepueda cambiar el mundo; pero sí nuestradisposición hacia él. Haber privilegiadodeterminados fines de la vida, como losdefendidos por el mercado mundial, nosolo explica por qué Irak sucumbe actual-mente, los países tercermundistas se em-pobrecen más y la violencia social arreciaentre nosotros. Haber encumbrado dis-cursos, economicistas o no, que avalan laacumulación de riqueza y el placer queella media, explica también por qué elsaber filosófico acaba siendo un sabercontra alguien: un saber articulado frentea otros pretendidos saberes que predis-ponen al hombre a dejarse abrazar por lamano omnívora e invisible del mercado.De allí la incomodidad, independencia yvalor de la filosofía. De allí su caráctercontestario.

Karl Popper, en La lógica de la investiga-ción científica, decía que el único métodode la filosofía es enunciar claramente lospropios problemas y examinar críticamentelas diversas soluciones propuestas. Filosofar,en otras palabras, es apropiarse de una acti-tud crítica con la cual encarar las tropelíasdel mundo contemporáneo, enmascaradastras representaciones sofisticadas nacidas dela inestabilidad de la bolsa, la ascendenciade las transnacionales, el poder de las insti-tuciones financieras locales y predominan-temente internacionales, la sofisticación delos circuitos comerciales, la bancarización de

con la filosofía,probablemente, nose pueda cambiar elmundo; pero sínuestra disposiciónhacia él.»

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la vida, la enmarañada dependenciacrediticia, la inflación, la depresión, el des-empleo, la deuda externa impagable, lasdesigualdades sociales y económicas, elusufructo, el negocio, el lema �todo ytodos tienen su precio�, la corrupción decuello y corbata, la producción en seriede más personas metalizadas, la compe-tencia que excluye la valía del otro, eléxito mensurable en términos dinerarios,la fetichización de las cuentas y las tarje-tas de débito, el reconocimiento circu-lante fijado por la moda o la pertenenciaa la masa anónima que rinde culto al ca-pital. En fin, un mundo codificado en ci-fras e inventado por la práctica comercialque hace, a los invitados a su mesa, caeren el sueño de acceder a zonas VIP por-que se presume ser una very importantperson.

Pero si, situados en un mundo como este,tan solo nos detenemos por unos instantesa echarle una mirada sin ánimo de buscarnada para sí, tan solo estimulados por el afánde comprender por qué estamos en mediode él, siendo cómplices de su lógica; si sólopor unos segundos hemos caído en la cuen-ta de los fines convencionales de nuestravida, y de si vale la pena lo que estamoshaciendo de nosotros, de los demás, denuestro mundo de vida; si todavía abruma-dos por el secreto encanto del dinero, ad-vertimos las desigualdades e injusticias queella cría, entonces, tal como lo insinuó elfilósofo de Samos hace más de dos milquinientos años, la filosofía ya habrá hechomucho por nosotros. La filosofía nos habráalejado del mundo para devolvernos a él deotro modo, de un modo más libre, desinte-resado y humano.

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LA PRIMERA OPCIÓN

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MAESTRIA

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R a ú l L o z a n o M e r i n o

Serviciostransfronterizos deasesoría jurídica

dentro del marco del TLC

1. INTRODUCCIÓN

La práctica profesional de la abogacía se encuentra atravesando por un periodo

de características sin precedentes. La mayor interrelación económica, social y

política, y las nuevas tecnologías y los avances científicos han creado un nuevo

orden económico internacional. Las distancias se han acortado. Las telecomu-

nicaciones y la informática han modificado el funcionamiento de la sociedad

moderna.

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ESTA PROGRESIVA TRANSFORMACIÓNSOCIAL nos ha permitido ser testigos, enlos últimos diez años, de la expansión delos bufetes internacionales de abogados depaíses desarrollados a partir de la mayorinterrelación de los negocios internaciona-les, del avance del Derecho Corporativo,así como de la harmonización legislativa ylos esfuerzos de unificación legal de institu-ciones como UNCITRAL y UNIDROIT. Estaexpansión puede atribuirse a diversas cau-sas, dentro de las cuales podemos destacarla búsqueda del crecimiento para obtenermayores beneficios de la prestación de ser-vicios de asesoría legal, el dominio de de-terminadas economías sobre otras más dé-biles y la elaboración de instrumentos in-ternacionales que han surgido para regularsituaciones que antes no existían, y queahora se presentan como parte natural delmundo globalizado del cual somos parte.

El fenómeno de la globalización im-pone, a los abogados del nuevo milenio,un gran reto. Debemos tener claro queel ejercicio profesional ya no se encuen-tra limitado por las fronteras geográficas,que estas no son más un obstáculo parael ejercicio profesional trasnacional. Deahí el compromiso y la responsabilidad decontribuir de modo decisivo a la edifica-ción de un nuevo orden social, económi-co y político internacional.

Es a inicios del 2004 que entra en esce-na la negociación del Tratado del Libre Co-

mercio de los países andinos con los Esta-dos Unidos de América. Desde entonces,el Ministerio de Comercio Exterior y Turis-mo ha venido negociando la propuesta deEE.UU. respecto al comercio de servicios.Esta propuesta incluye una sección referen-te al rubro de prácticas profesionales de laabogacía, en la cual se establece comolineamiento de acción: �alentar la elabora-ción de normas y criterios mutuamenteaceptables para el otorgamiento de licen-cias y certificados a proveedores de servi-cios profesionales , así mismo alentar a losorganismos pertinentes (colegios profesio-nales) a elaborar procedimientos para elotorgamiento de licencias temporales a losproveedores de servicios profesionales dela otra parte�.

Es así que puede resultar útil revisar enqué términos han sido suscritos acuerdossimilares por otros países de la región en loreferente a los servicios legales transfronte-rizos. Con el fin de lograr este objetivo espreciso hacer mención de cómo se ha tra-tado este tema en la Unión Europea, en elTratado de Libre Comercio del Norte (NAF-TA) y en el Tratado de Libre ComercioEE.UU.- Chile.

2. LA ABOGACÍA TRANSNACIONAL ENLA UNIÓN EUROPEA

La Unión Europea en su marcha progre-siva ha visto necesario definir normas unifor-

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mes, que sean aplicables a todo abogadode la Comunidad, en su actividad inter-nacional sea cual fuere el Colegio de Abo-gados al cual pertenece. Si la Unión Euro-pea es, en gran medida, una construcciónjurídica, como tantas veces se ha dicho yrepetido, no puede dudarse de la funcióny responsabilidad activas que correspon-den a los juristas de los Estados Miem-bros que la integran.

Alguna de ellas son: el Tratado Constitu-tivo de la Comunidad Económica Europea,que se refiere al derecho de establecimien-to y servicios; la Directiva 77/249/CEE delConsejo de fecha 22 de marzo de 1977,dirigida a facilitar el ejercicio efectivo de lalibre prestación de servicios por los aboga-dos; el Código de Deontología de los Abo-gados de la Comunidad Europea de fecha28 de octubre de 1988; la Directiva del

Consejo 89/48/CEE del 21 de diciembrede 1988, relativa a un sistema general dereconocimiento de los títulos de enseñan-za superior que sancionan formacionesprofesionales mínimas de tres años; y elReglamento de Procedimiento del Tribu-nal de Justicia de la Comunidad Europeadel 19 de junio de 1991, en el cual seestablece los derechos y obligaciones delos asesores y abogados.

El artículo 4.1 de la Directiva 77/249señala lo siguiente: las actividades relativasa la representación y a la defensa de clien-tes ante los tribunales o ante las autorida-des públicas se ejercerá en cada EstadoMiembro de acogida en las condiciones pre-vistas para los abogados establecidos en esteEstado, excluyéndose cualquier condición deresidencia o de inscripción en una organiza-ción de tal estado.1

La mayor parte del comercio de servi-cios jurídicos todavía se desarrolla en el pla-no transfronterizo o mediante la estanciatemporal de personas físicas que viajan encalidad de profesionales individuales o comoempleados/ socios de una firma de aboga-dos extranjera establecida. El comercio deservicios jurídicos por intermedio de filialestodavía es muy limitado, ya que con fre-cuencia los proveedores consideran dema-siado altos los costos y las dificultades que

1 Garcia Velasco, Inocencio. La libertad de ejercicio de la profesión de la abogacía en la ComunidadEuropea.2a ed. Salamanca: Librería Cervantes, 1992, p. 52.

El comercio deservicios jurídicospor intermedio defiliales todavía esmuy limitado.»

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comporta el establecimiento de una presen-cia comercial, especialmente si se compa-ran con los obstáculos relativamente bajosque encuentran las transaccionestransfronterizas.2

3. LA PRÁCTICA TRANSFRONTERIZA DELA ABOGACÍA EN EL TRATADO DE LIBRECOMERCIO CON AMÉRICA DEL NORTE( NAFTA)

El Tratado de Libre Comercio de Améri-ca del Norte (NAFTA) es un acuerdo regio-nal entre los gobiernos de Canadá, de losEstados Unidos Mexicanos y de los EstadosUnidos de América para crear una zona delibre comercio. Dicho acuerdo entró en vi-gencia el 1 de enero de 1994. Fue creadapara eliminar obstáculos al comercio y faci-litar la circulación transfronteriza de bienesy servicios entre los territorios de las partes,como también para promover condicionesde competencia leal en la zona de libre co-mercio, entre otros fines.

Si bien el Tratado de Libre Comercioestablece la paulatina eliminación de res-tricciones aduaneras y arancelarias conel fin de formar una zona económica co-mún constituye un medio con el cual

México busca atraer inversión extranjerapara la recuperación y crecimiento de sueconomía, el Tratado no solo comprendelos bienes y servicios mercantiles, sinoque también incluye los servicios profe-sionales que resultan importantes para lastransacciones comerciales en una zona delibre comercio. Así, el TLC contempla uncapítulo relativo a la prestación interna-cional de servicios o prestacióntransfronteriza de servicios, entre ellos,los jurídicos.3 En efecto, en este capítulose establece un compromiso por cada unade las partes para implementar un pro-grama de trabajo que permita elaborarprocedimientos comunes en todo su te-rritorio para la autorización de consulto-res jurídicos extranjeros.

Durante las negociaciones para la ela-boración del TLC, se discutió la cuestiónde la prestación internacional de serviciosjurídicos. El gobierno estadounidense pe-día la apertura total para el desempeñoprofesional de sus abogados en México yCanadá, además de que introdujo la figu-ra del consultor jurídico extranjero, quese temía que a la larga podría usarse comovía para la instalación de despachos ex-tranjeros en el país.4

2 United States International Trade Commission. "Recent Trends in US Services Trade", Annual Report,1997.

3 Idem, p.132.4 Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A.C. 80 años en la defensa de los valores del Derecho: 1922-

2002, 1a. ed. México DF: 2002, p.129.

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4. LOS SERVICIOS TRANSFRONTERIZOSEN EL TRATADO DE LIBRE COMERCIOENTRE CHILE Y EE.UU.

Dentro del ámbito sudamericano, esChile el primero en haber incursionadoen negociaciones de libre comercio conEE.UU. Por ello, podemos tomar a estocomo punto de partida para un análisisde lo que nuestros vecinos acordaron conel país del norte.

En Chile, los nacionales de EE.UU.pueden prestar servicios de asesoría legalen la medida en que se esté autorizadopara ejercer como abogado. Para ello,cada parte debe garantizar que se permi-ta a un nacional de la otra parte poderejercer o prestar asesoría sobre el dere-cho de cualquier país �donde esté autori-zado para ejercer como abogado�.

Sin embargo, los Estados Unidos se re-servaron todas las medidas existentesdisconformes con las disciplinas de tratonacional, trato de nación más favorecida ypresencia local vigentes en los diversos Es-tados. Además, en cuanto al acceso a losmercados, se ha reservado el derecho deadoptar o mantener cualquier medida queno sea compatible con las obligaciones delos Estados Unidos de América de confor-midad con el artículo XVI del Acuerdo Ge-neral sobre el Comercio de Servicios.

Como podemos observar, existen va-rias reservas por parte de EE.UU. que

muestran su poca disposición a dejar elmercado abierto a una más dinámica en-trada de profesionales chilenos que quie-ran prestar sus servicios en el país delnorte.

5. ROL QUE DEBEN CUMPLIR LOS CO-LEGIOS PROFESIONALES Y LAS INSTI-TUCIONES INTERNACIONALES DE LAABOGACÍA

Existe la necesidad de regular la acti-vidad de los abogados con ejercicio pro-fesional internacional. Este trabajo debe-ría recaer en organismos internacionalesde la abogacía pues estos tienen entre susobjetivos establecer y mantener relacio-nes entre los colegios profesionales a ni-vel mundial. Estas organizaciones tendríandos principales misiones: i) establecer nor-

Existe lanecesidad deregular laactividad de losabogados conejercicioprofesionalinternacional.»

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mas uniformes aplicables a todo abogadoen su actividad transfronteriza, sea cualfuere el colegio al que pertenece, y ii)determinar las sanciones de carácterdeontológico, las que podrían implicar lasuspensión o expulsión definitiva del co-legio de abogados. Esto sería encuadradoen un convenio multilateral favorable paralos países miembros.

Las organizaciones legales y los colegiosprofesionales deben fiscalizar a sus miem-bros, implantando sanciones especificas paraquienes violen las normas deontológicas oayuden a violarlas mediante toda clase deactos que arrastren a inocentes dentro desus acciones. Estos deben de supervisar quese cumplan tres elementos esenciales: com-pleta independencia de los miembros, evi-tar de todo tipo de conflicto de intereses yla obligación de observar el estricto secretoprofesional.

Dentro de las instituciones internaciona-les que buscan y promueven el estableci-miento de un orden jurídico internacionaltenemos, entre otras, a la Unión Interna-cional de Abogados (UIA), con sede en Pa-rís (Francia); International Bar Association(IBA), con sede en Londres (Reino Unido);y la Federación Interamericana de Aboga-dos (FIA), con sede en Washington (EE.UU.);y la Federación Interamericana de Aboga-dos (FIA), con sede en Washington (EE.UU.).Estas promueven el establecimiento de unorden jurídico internacional que permita la

cooperación con otras organizaciones nacio-nales y extranjeras, así como la participa-ción en el desarrollo de la ciencia jurídicaen el ámbito internacional.

6. CONCLUSIONES

El ámbito del ejercicio internacional dela abogacía resulta poco definido por el de-recho. En la práctica, los abogados somoscapaces de resolver conflictos que ocurrenen un mundo globalizado como el nuestro;sin embargo, aún no contamos con una es-tructura predeterminada, adecuada parahacer viable el ejercicio transfronterizo dela práctica legal.

El mundo actual obliga a las sociedadesy a los ciudadanos a tener un conocimientomás cabal sobre sus derechos. Asimismo,exige una protección jurídica y judicial, mo-derna y eficaz que vaya acorde con la ac-tualidad de nuestras sociedades. Sin embar-go, sin una adecuada estructura normativaserá inviable que los profesionales del dere-cho puedan prestar sus servicios en otraszonas geográficas. Surgen tantasinterrogantes:¿Qué pasa con aquellos pro-fesionales que tienen intereses que se vin-culan con distintos territorios y diferenteslegislaciones? ¿Cómo hace un abogado titu-lado en Ecuador para ejercer en México?¿Cómo se desarrollará el futuro abogado enel globalizado mundo de hoy? Todas estasson interrogantes que deberán tener res-

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puesta en el futuro próximo si es que setoma conciencia de la necesidad de adop-tar instrumentos internacionales que regu-len estas situaciones.

Por último, qué debe esperarse de lasnegociaciones del Tratado de Libre Comer-cio entre los países andinos y los EstadosUnidos de América respecto al comercio de

servicios jurídicos transfronterizos es un temaque debemos tener muy claro. Los colegiosde abogados del Perú deben de estar prepa-rados para en el futuro negociar las mejorescondiciones del ejercicio de esta práctica, asícomo una regulación equitativa que permitaa todas las partes tener similares beneficiosde este Tratado de Libre Comercio.

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MAPA MUNDI

E d u a r d o G o n z á l e z V i a ñ a /E s t a d o s U n i d o s

Celebración delcastellano

Hay una buena razón para escribirles estas cartas desde Salem y es que, a

veces, me paso más de una semana sin hablar otro castellano que el que uso

en mis clases sobre novela latinoamericana o el que me escucho cuando can-

to a solas o cuando prendo la radio hispana mientras conduzco en la tarde los

veinticinco kilómetros de pinos y de recuerdos que separan la universidad de

mi casa.

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EL LOCUTOR HA DEJADO DE GRITARpor un momento y para descansar -como esusual- pone una tanda de corridos que mevan a acompañar todo el camino. El mundose desvanece entonces, y una voz o un re-baño de palabras se desparraman sobre losmontes de Oregon y me devuelven el donsecreto de hablar en español. Las más delas veces no presto atención a lo que cuen-tan las canciones pero me basta su sonidopara volver al tiempo en que aprendí a de-cir mamá y papá, mar y candela, rayo y bos-que, amor y amparo; y luego a la época enque las frases se armaron solas y casa, puer-ta, luna invisible, gracia, extensa se convir-tieron en la puerta invisible de la casa delsueño por donde vaga la extensa Luna mien-tras me ilumina la gracia de hablar un idio-ma que tiene gracia por la gracia de Dios.

Se me han ido corriendo las palabras ypodría haber perdido el control de mi ca-rro, pero eso felizmente no ocurrió. Y, aho-

ra, para que no se me vaya de las manos elartículo debo decirles que es un homenajeal idioma con ocasión de ser esta la sema-na en que se conmemora a Cervantes. Esbueno anotar, desde ahora, que el idiomaoral y la literatura llegaron de la mano elmismo día al Nuevo Mundo pues la prime-ra palabra que aquí resonara ��¡¡¡Tierra, tie-rra!!!��fue seguida esa misma noche, en lacabina de la nave capitana, por el diario delAlmirante. Este diario es un documento enel que los hechos reales son menos impor-tantes que las palabras, y donde la imagi-nación de un escritor desaforado que hasurcado toda la Mar Océana y que en bus-ca del ritmo de la prosa describe las islasdel Caribe como si fueran las del Asia iden-tifica esta tierra con aquella de donde lle-gaban los tesoros del rey Salomón, quiereenviar una embajada ante el Gran Khan yestá dispuesto a escalar las montañas delParaíso Terrenal.

Se nos cuenta que el castellano habla-do de entonces tenía un sistema de conso-nantes distinto del actual, pero en vez dedescribirlo, me importa recordar que la pri-mera gramática de la lengua, la de Nebrija,aparecerá tan solo unos días después de quela última carabela hubo partido del Puertode Palos de Moguer. Quizás la siguió comouna nave fantasma por toda la Mar Tene-brosa hasta llegar a la tierra donde se produ-ciría la más formidable inundación de pala-bras que se haya dado en la historia, un fe-

...me ilumina lagracia de hablarun idioma quetiene gracia por lagracia de Dios.»

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nómeno tan solo comparable al que ocu-rriera cuando alguien abrió la misteriosa cajade Pandora y todos los males y los bienes sedesparramaron por el mundo.

España significa �tierra de conejos� y esenombre le fue dado, en el idioma cartagi-nés, por sus descubridores de ese origen. Elgentilicio que corresponde a sus habitantesnormalmente sería el de �españuelos�, perose salvaron de ese nombre gracias a los ve-cinos occitanos del sur francés que inven-taron la palabra �espagnol� o �español� .Pero lo que ellos trajeron no fue un idiomaque perteneciera únicamente a esa tierrade conejos sino que había sido el productode guerras y pasiones que durante más deun milenio habían convocado sobre la pe-nínsula a fenicios, griegos, romanos, celtas,suevos, árabes y a todas las razas fantásti-cas del planeta.

Esa es la razón por la cual Barcelona vie-ne de �Amilcar Barca�, Zaragoza de �CésarAugusto�, Guadalajara y Guadalupe signifi-can en mozárabe �Río de las Piedras� y �Riodel Lobo�, y los mexicanos no saben quecuando llaman a Lupita hablan con �Lobita�o �Lobezna�, ni la mayoría de nosotros sa-bemos que al decir Ojalá estamos pronun-ciando, más que una palabra, toda una fra-se en árabe: �Quiera Dios: Oj-Alá�.

Siempre he pensado que, en vez de nosé cuántos países con peligrosas fronteras,hay en nuestra tierra dos Américas: la delas costas y la de las montañas y mesetas.

Lo primero que separa a la América de lasalturas (Cuzco, México, Quito, La Paz, Bo-gotá, el norte argentino) de aquella bañadapor los mares (Cartagena, La Habana,Veracruz, Puerto Rico, Lima, Buenos Aires)son dos sonidos: el de la erre que raspa,rueda y se descarrila en las sierras y en lacashne del cashnero goshdo, y el de laelle que se produce de forma inimitableen las alturas y que transforma la calleen caye y en cae en las más de estas ciu-dades cercanas al mar, o que haceasolearnos en alguna placha amarichapróxima al Buenos Aires.

Como diría Vallejo, son cosas de es-pañoles. Los castellanos, vecinos de unatierra levantisca pero trágica y triste, seaposentaron en las alturas andinas tan pa-recidas a las de su tierra natal y allí sequedaron a conservar el idioma comoquien apacienta sus ovejas. En cambio,

estamospronunciando, másque una palabra,toda una frase enárabe: �QuieraDios: Oj-Alá.»

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los andaluces buscaron costas calientescomo las suyas y allí nos han dejado el seseo,el ustedes, el yeísmo, la desaparición de lad intervocálica en ado e ido y la aspiraciónde la r, y por eso �Puerto Rico� es ahoraPuetolico, telefoneado es telefoneao, y yovivo es Estaos Unios y pienso que tu amómevamatá. Desde 1493 hasta 1510, el 60por ciento de los españoles en América eranandaluces y el 90 por ciento de las mujereseran andaluzas. Con la incontinencia verbalde estos y aquellas, podemos suponer quebastaban cuatro andaluzas para �andaluzar�al continente.

Las lenguas indígenas hicieron su parte.Pese al exterminio de la mayor parte de lapoblación nativa que se produjera en losprimeros diez años del descubrimiento y laconquista, en ese mismo plazo el castella-no era ya otro idioma y había atesorado casitanta riqueza de léxico como la que habíaganado durante todos los siglos de la domi-nación musulmana. Por su parte, yorubas,caravelís y congos, los dioses vencidos lle-gados en cadenas desde el África, le impri-mieron desde entonces a la lengua de lascostas un ritmo y un misterio que solo cam-biarán cuando se acabe el mundo.

Este es el castellano de América cuyasresonancias entraron también en el inglésde entonces con el caimán, el jaguar y elchocolate, e incluso en la escena deShakespeare, cuyo �Calibán� debe su nom-bre a una alteración de caníbal, y esta pala-bra proviene de Calibe y de Caribe. Entreeste castellano y el de España en el sigloveinte hay una demarcación que marcanCésar Vallejo, Octavio Paz, Pablo Neruda,García Márquez y Jorge Luis Borges, entremuchos otros. Una alumna me preguntóayer si en América Latina hablamos mejoro peor que en España, y yo recordé aBorges, quien decía que: �No he observa-do que los españoles hablaran mejor quenosotros. Hablan en voz más alta, eso sí�. Ysegún mis amigos de Lima, usuarios de lacompañía telefónica, aquellos hacen todolo posible para que la gente se quede muda.

Ahora será mejor que deje el artículoporque los recuerdos se enredan con las pa-labras; y estrella, colina, pinos, pájaros, no-che, madera, esperanza, pereza, calor, sue-ño, amor, vida, vino, papas, tomate y ensa-lada son ahora las señas de un idioma ma-ravilloso en el que inventaré que por fin hellegado a casa.

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C a r l o s A. C a m a c h o A z u r d u y /B o l i v i a

Ciudadanía ymedios en

América Latina:

En América Latina se valoriza en las últimas dos décadas la democracia como

régimen institucional; sin embargo, diversos expertos coinciden en señalar que

aún falta mucho por avanzar para que ésta subsista como una forma de vida

donde no exista una brecha entre la formalidad de la ley, por un lado, y la

conciencia y la práctica de la ciudadanía, por el otro.

alcances y proyecciones

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ESTA PROFUNDA GRIETA se debe a quemuy poco es lo que se avanzó en cuanto atener una gobernabilidad democrática -queconcierne a la relación entre el sistema po-lítico y la ciudadanía- por la falta de adecua-ción de la política y del Estado a las transfor-maciones sociales en curso, producto de ace-lerados procesos de modernización, en laque se ha venido a denominar sociedad dela información.

Esta escasez de gobernabilidad es funda-mentalmente producto de una deficienciacomunicativa expresada en el escaso diálo-go entre actores del sector público, privadoy la sociedad civil tanto a nivel nacional comodescentralizado (local), y la poca importan-cia asignada a estrategias de construcciónde redes de actores y pactos, acuerdos degestión compartida y agendas de responsa-bilidad común. Sin duda, todo ello afecta laviabilidad política de políticas públicas (e.g.reducción de pobreza, género, intercultura-lidad) encaminadas a un desarrollo cada vezmás humano y solidario, lo cual puede po-ner en peligro la legitimidad del régimendemocrático.

¿CIUDADANOS O CONSUMIDORES?

Se percibe que a principios de este siglolos medios de comunicación masiva, al igualque otras instituciones sociales, aportan a laconstrucción de una ciudadanía que puedeser activa y participativa o vinculada exclusi-

vamente al consumo. Uno de los aspectosque favorece en esta dirección es la partici-pación que permiten los medios, lo cual fa-cilita a las personas que puedan ejercer sulibertad de expresión y acceder al espaciopúblico que les fue negado en otras instan-cias (e.g. partidos políticos, organizacionessociales, etc.).

En este marco, los procesos de moder-nización requieren la conducción de unanueva acción política que tome en cuentala mayor y mejor cooperación, participacióne incidencia de los ciudadanos en las deci-siones que afectan sus propias vidas. Dehecho, resulta paradójico que hoy en díaasistamos a un auge de la cultura del yo(privatización de actitudes y conductas) quecontrae drásticamente y cambia de formael ámbito integrador -en tanto espacio com-partido- que representa lo público. Unainteracción que en el omnipresente espa-cio del mercado y la globalización conformaciudadanos-consumidores o ciudadanos-es-pectadores; en ambos casos, apartados enespacios privados e íntimos, bien demarca-dos en sus intereses, pasivos en el juegopolítico del poder respecto a la pertenenciademocrática.

Frente a esta situación, Fernando Calde-rón y Norbert Lechner (1993) se cuestionansi ¿no es el estar-juntos-con-otros, esa co-munidad de semejantes, el espacio propia-mente político de la democracia?, y si ¿pue-de la población de nuestras sociedades lati-

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noamericanas (o sea, nosotros) llegar a serverdadera y plenamente ciudadanos? Valedecir: la gobernabilidad democrática pre-supone ciudadanos activos y participativos,pero ¿qué hace la democracia para for-marlos?, ¿qué mecanismos y procesos dela sociedad de la información apoyan esteproceso?

La gobernabilidad democrática requierepatrones de corresponsabilidad entre el sis-tema político y los individuos como sujetosde derecho convertidos en ciudadanos -apartir de prácticas sociales, sistemas institu-cionales y representaciones culturales - quecomparten algo común en libertad e igual-dad. Todo esto está profundamente ligadoa los procesos de democratización, de edu-cación y de revalorización de los derechoshumanos, especialmente los económicos,sociales y culturales, que deben ser ga-rantizados por las instituciones democrá-ticas.

NUEVOS ESCENARIOS

En los gobiernos de la región, se estáconfigurando en este flamante milenio unnuevo escenario político donde los mediosde comunicación masiva adquieren una cre-ciente influencia en el ejercicio de la de-mocracia y de la política. El Programa de lasNaciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),en Bolivia, propone desde hace algunos añosatrás en su informe de desarrollo humano la

necesidad de buscar mayor congruenciaentre comunicación y política a fin de queambas esferas se potencien para fortalecer,tanto en las instituciones estatales como enla sociedad civil, una cultura políticadeliberativa.

A esta red de relaciones se suma la cul-tura conformando, según Jesús Martín-Bar-bero (1998), un estratégico escenario quele exige a la política recuperar su dimensiónsimbólica -su capacidad de representar elvínculo entre los ciudadanos, el sentimien-to de pertenencia a una comunidad- paraenfrentar la erosión del orden colectivo. Porlo tanto, se teje una red de relaciones entrecomunicación, cultura y política, acopladaspor el puente articulador de la ciudadanía.

En el caso de Bolivia, el restablecimien-to de la democracia en octubre de 1982marcó el inicio de un proceso de cambioorientado a crear las condiciones necesariaspara la edificación de una sociedad justa,

ligado a losprocesos dedemocratización,de educación y derevalorización delos derechoshumanos.»

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democrática y participativa en el marco delrespeto a las garantías constitucionales delas personas. Sin embargo, luego de veinti-dós años de vida democrática se constataque la cultura política de la población se haestancado e incluso empobrecido debido aque se abandonó la educación política so-bre la base de los valores democráticos: unatarea educativa ligada a incentivar el senti-miento de pertenencia a la comunidad -enel marco del diseño de modelos de socie-dad y de Estado- y la convicción de que lasolución de los problemas del país dependedel protagonismo de las personas, es decir,de la participación activa y comprometidaen la esfera pública.

CIUDADANOS SÍ,PERO ¡ACTIVOS Y RESPONSABLES!

Frente a este panorama, la diputada bo-liviana Susana Peñaranda (2001) planteó laurgente necesidad de trabajar desde todoslos frentes en la constitución de una nuevacultura política, capaz de formar una ciuda-danía plena que estimule la conciencia so-bre los derechos y deberes que tienen losseres humanos y fortalezca el sentimientode pertenencia a la comunidad política, aho-ra debilitado por la poca participación en elámbito público. A decir de esta autora, lanueva cultura política debe formar verdade-ros ciudadanos, esto es, ciudadanos activosy responsables.

Por lo tanto, se plantea el reto de en-carar procesos sociales de construcción yfortalecimiento de ciudadanía, o sea, res-ponder a la interrogante sobre cómo lossujetos de derecho se convierten en ta-les a partir de prácticas sociales, sistemasinstitucionales y representaciones cultu-rales. En definitiva, se trata de un proce-so de gestación de las subjetividades in-dividuales y colectivas, de aprendizaje deexpectativas recíprocas y de definición deun espacio de responsabilidad en relacióncon los otros, en general, y con el Estadoo la autoridad pública (otro privilegiado),en particular: ¿qué derechos tengo?,¿cómo las instituciones estatales los pro-tegen y aseguran?, ¿cuáles son mis res-ponsabilidades (y las del otro hacia mí)?

Precisamente, como hace referenciaElizabeth Jelin (1996), el desafío de la tran-sición actual está en la capacidad de combi-nar los cambios institucionales formales conla creación y expansión de prácticas demo-cráticas y de una cultura de la ciudadanía enla cotidianidad. En esta línea, los medios decomunicación masiva adquieren una impor-tancia creciente constituyéndose en esce-nario de debate público y de construcciónde verosimilitud del hecho político y, asi-mismo, en actores del proceso político: enla definición de la agenda pública, en la in-fluencia de líderes mediáticos en la forma-ción de la opinión pública, en la fiscaliza-ción de los actos del gobierno. Esta doble

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cualidad de los medios se explica por lapérdida de legitimidad y credibilidad de lospartidos políticos en Latinoamérica y el de-bilitamiento de sus funciones típicas comomecanismos de expresión de las demandasciudadanas.

Empero, a pesar de que algunos me-dios �alternativos� -especialmente, los decarácter comunitario, educativo y popu-lar- se han constituido en el ámbito derepresentación simbólica donde diversosgrupos de la población por medio de laocupación del espacio público expresansus demandas e intereses, debaten losasuntos públicos y se reconocen comomiembros de una comunidad; estos nopueden transformar estas demandas so-ciales -tarea de representación institucio-nal de la política- en decisiones estatales(políticas públicas).

UNA MIRADA DISTINTAA LA COMUNICACIÓN

En la formación de ciudadanía o, mejordicho, de �ciudadanías� -en plural, hacien-do referencia a la diversidad étnica y cultu-ral de los pueblos sudamericanos-, es im-prescindible comenzar a entender y asignarleun lugar a la comunicación como factor fun-damental para el desarrollo o, como hanplanteado algunos autores latinoamericanosdesde la década de los años 70, una comu-nicación para el cambio social de estructu-

ras injustas de vida para la mayor parte de lapoblación.

Aquí se plantea, entonces, la construc-ción de procesos de diálogo privado y públi-co a través de los cuales se pretende quelas personas -fundamentalmente los gruposmarginados tanto política como económica-mente -decidan quiénes son, qué quieren ycómo pueden obtenerlo y, así, mejoren sucalidad de vida guiados por los principios detolerancia, autodeterminación, equidad, jus-ticia social y participación activa de todos.

Este enfoque propone una nueva agen-da para la comunicación en el marco deldesarrollo, trasladando el énfasis del proce-so a los individuos y las comunidades comoagentes protagonistas de su propio cambio,hacia el apoyo al diálogo y el debate sobretemas claves de interés que afectan a de-terminados grupos, con miras a incorporaradecuadamente información a los diálogosy debates, en suma, hacia un modelo decomunicación horizontal, persona-a-perso-

se explica por lapérdida delegitimidad ycredibilidad de lospartidos políticosen Latinoamérica.»

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na, de muchos-hacia-muchos, de la gente-para-la-gente.

Por todo ello, la comunicación para elcambio social nos permite reflexionar e in-tervenir estratégicamente desde un eje fun-damental: el derecho a la información, queno se reduce a permitir a las personas saberlo que deberían pensar o hacer; sino queotorga sentido a sus vidas y forma a sus as-piraciones, es decir, a tomar el control desus propias vidas y ejercerlas con poder.

Las personas adecuadamente informadastienen los suficientes argumentos para opi-nar sustentadamente, participar en la defi-nición e implementación de acciones decarácter público que afectan directamentesu calidad de vida, controlar socialmente alas autoridades que las representan y sobrelas que han depositado responsabilidades,debatir sobre problemas comunes y tomardecisiones para su presente y futuro. Todoesto es, sin duda, ¡ejercer su ciudadanía deforma plena!

CIUDADANÍA LATINOAMERICANA

La construcción de ciudadanía, en fun-ción del fortalecimiento de los noveles sis-temas democráticos en América Latina,empieza a constituirse en un tema priorita-rio en el ámbito estatal y en sectores nogubernamentales, especialmente en los aca-démicos, donde se carece de reflexión cien-tífica que permita generar nuevos conoci-

mientos al respecto para explicar y compren-der la realidad.

Precisamente, a partir de la reflexióngenerada por el Informe de Desarrollo Hu-mano en Bolivia 2002 (PNUD) se consideraque la ciudadanía es donde se debe sinteti-zar los imperativos de la democracia y deldesarrollo, con un marcado referente delucha contra la pobreza. Porque pobre, ensu dimensión subjetiva, es también aquelque no tiene ciudadanía, a quien sus dere-chos le están siendo arrebatados por un sis-tema que no le permite ser ciudadano y leniega la dignidad.

En Bolivia, esta exigencia de dignidad estambién una demanda de justicia y equidaddirectamente relacionada con el problemade la pobreza, ya que los sectores excluidosreclaman -en el plano de la subjetividad- serrespetados y tomados en cuenta para trans-

la ciudadanía esdonde se debesintetizar losimperativos de lademocracia y deldesarrollo.»

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formarse, con las suficientes oportunidadessociales y políticas, en actores que puedanconfigurar su propio destino en una relaciónde mutua colaboración con los demás.

La democracia debe asumir responsable-mente la tarea de restituir la dignidad de lossectores sociales más afectados, particular-mente los pobres y excluidos y vulnerables,expandiendo los espacios colectivos de de-liberación en los que se desplieguen y am-plíen las capacidades de decisión política entorno a lo público como una manifestacióndel ejercicio ciudadano.

CIUDADANÍA COMUNICATIVA

Si tomamos en cuenta que la informa-ción que circula públicamente proviene fun-damentalmente de los medios, entonces,podemos hablar de una ciudadanía que tam-bién se construye a partir del consumo cul-tural (apropiación y uso) de la ofertamediática, y la que hemos definido conMaría Helena Hermosilla (1995) como ciu-dadanía comunicativa. En esta dirección,planteo un modelo teórico de construcciónde ciudadanía comunicativa (ver GráficoNo.1) sobre la base del ejercicio pleno delderecho a la información, que incorporalos siguientes elementos: formación deopinión pública, participación ciudadana,control social y deliberación pública, enel marco de gestación de espacios públi-cos democráticos.

En este proceso de constitución de laciudadanía comunicativa, es nuclear la pro-ducción -por parte de periodistas éticos yresponsables- y el consumo de informa-ción periodística porque se basa en elprincipio de reducción de la incertidum-bre o de la indeterminabilidad con ten-dencia a cero, introduciendo certidumbreobjetiva, predictibilidad en un ambientede elección o evidencia que conlleva elfundamento del asentimiento. Esta cer-teza, convencimiento o seguridad se lo-gra por medio del despliegue de las fa-cultades del derecho a la información queinfluyen sobre la persona en alguna for-ma de conocimiento; y modifica o trans-forma su comportamiento en un procesode maduración social, donde desarrolla lasvirtualidades de la sociabilidad.

Sin embargo, a pesar de las múltiplesposibilidades de acceso a mayor cantidad ycalidad de información y oportunidades dedifusión de visiones de mundo diferencia-das -con sus aspiraciones, necesidades, ex-periencias y análisis- que permiten las tec-nologías de la información y la comunica-ción en esta �nueva� sociedad informacionalde principios de siglo, se percibe una pro-funda brecha informativa entre los que tie-nen posibilidades reales de acceso, aprove-chamiento y uso, y los que han sido -¡y son!-marginados y excluidos, continuando sin voze invisibles ante un mundo globalizado queparece avanzar sin ellos.

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GRÁFICO 1MODELO TEÓRICO DE CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA COMUNICATIVA (elaboración del autor)

A MANERA DE EPÍLOGO

Para la consolidación de la democracia enAmérica Latina es imperativo que los distin-tos grupos sociales se asuman como ciudada-nos, con capacidad para convertirse -frente ala exclusión y discriminación en que viven-en sujetos capaces de ejercer derechos y de-beres, buscando la participación activa en losespacios donde se toman decisiones (vidapública) que afectan de manera directa su vidacotidiana.

Vista desde este enfoque, la informacióncomo derecho fundamental -reconocido enla Declaración Universal de Derechos Huma-nos de 1948- puede coadyuvar en la forma-ción y ejercicio activo y responsable de la ciu-dadanía en el marco del desarrollo humano.

El modelo teórico de ciudadaníacomunicativa planteado en el presente en-sayo establece que las personas asumen, pormedio del consumo cultural de la oferta in-

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

RECIBIR

INVESTIGAR

FORMACIÓN Y DESARROLLODE

CIUDADANÍA COMUNICATIVA

DIFUNDIR

INFORMACIÓN(Noticias)

OPINIÓN(Opinión-Propaganda)

participaciónciudadana

formación deopinión pública

control social deliberaciónpública

ESPACIO PÚBLICO

ESPACIO PÚBLICO

ESPACIO PÚBLICO

ESPACIO PÚBLICO

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formativa noticiosa, una competencia polí-tica que coadyuva en la generación de esfe-ras públicas, esto es, un conjunto específi-co de roles sociales a través de los cualeslos ciudadanos se interesan sobre un hechode interés público, forman un juicio al res-

BIBLIOGRAFÍA

-Calderón, Fernando y Norbert Lechner. Más allá del Estado, más allá del mercado: la democracia. La Paz:Plural editores/CID, 1998.

-Hermosilla, María Elena. �La educación que viene de los medios: el aporte de los estudios de recep-ción�. En :AA.VV., Los medios, nuevas plazas para la democracia. 1ª ed. Lima: Asociación de ComunicadoresSociales Calandria, 1995, pp.179-186.

-Jelin, Elizabeth. �La construcción de la ciudadanía: entre la solidaridad y la responsabilidad�. En: Jelin,Elizabeth y Eric Hershberg (coordinadores). Construir la democracia: derechos humanos, ciudadanía ysociedad en América Latina, 1ª ed. Caracas: Nueva Sociedad, 1996, pp.113-130.

-Martín-Barbero, Jesús. Las mediaciones de los medios en la construcción de ciudadanía. Conferenciamagistral presentada en el II Festival Internacional Radioapasionados y Televisionarios de América Latina yel Caribe, para Democratizar la Palabra y la Imagen, ALER, AMARC, CIESPAL, FELAFACS, FIP, PROA, RNTC, SCC, VIDEAZIMUT, WACC.Santafé de Bogotá: del 7 al 11 de octubre de 1998.

-Peñaranda del Granado, Susana. �La necesidad de una nueva cultura política ciudadana�. En: Suple-

mento Ventana, La Razón, 7 de enero del 2001, p. 2.

pecto y lo expresan (opinión pública); ade-más de que toman decisiones, fiscalizan ycontrolan, demandan y ejecutan todas aque-llas acciones que los lleven a defender inte-reses comunes en un contexto deliberativo(participación ciudadana).

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AUNQUE PARA ALGUNOS SECTORES,PERIODISTAS Y COMUNICADORES SO-CIALES, la idea de crear un Observatoriode Medios es descabellada, la realidad de-muestra lo contrario debido a la invasión fla-grante de violencia, pornografía y morbo quese transmite a través de los medios de co-municación en la cotidianidad. Irónicamen-te, los programas visuales y productos im-presos que destilan sangre, promocionan elsexo como un objeto más del mercado ydifunden el ámbito social con una fuertedosis de humor negro, son los que registranmayores niveles de sintonía y proyectan una

C é s a r U l l o a T a p i a / E c u a d o r

Observatorio demedios

rentabilidad interesante para múltiples em-presarios. De ahí, la defensa a rajatabla deciertos actores por estos programas que notienen contenido educativo y, mucho me-nos, un criterio claro de formación. Nadade contenido ni continente.

Lo anterior es importante si se toma encuenta que en la actualidad los medios handejado de ser observadores de la realidadpara convertirse en industrias protagónicasdel acontecer político, económico, social ycultural de los pueblos, pues moldean laopinión pública y crean imaginarios socialessobre cualquier tema. Este hecho se explica

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porque las personas dedican un gran por-centaje de su tiempo a consumir productostelevisivos, radiales, impresos y, ahora,virtuales bajo el criterio de que solo así es-tán conectados e informados con inmedia-tez y sin limitaciones de cobertura. Sin em-bargo, bajo el escudo mal entendido de lalibertad de expresión y el libre ejercicio pro-fesional, se transmite lo que sea más allá delas connotaciones que tenga.

Por otro lado, la incidencia de los me-dios es de vital importancia en el análisisya que, desde hace algún tiempo, se lesconsidera como un segundo poder des-pués del económico y un contrapoder fren-te a la esfera política por la eficacia quetienen para llegar a las audiencias, intro-ducir mensajes, persuadir comportamien-tos y crear culturas de consumo, imageny estatus. Esta situación contribuyó paraque los mass media sean consideradosmás que canales e instrumentos informa-

tivos. Hoy, las industrias culturales se hanconsolidado como líderes sin cabezas vi-sibles porque detrás hay intencionalidadesclaras de varios grupos, unas más implíci-tas que otras.

Pero si los medios son un segundo po-der o un contrapoder, ¿por qué no utilizantodas las características tecnológicas y pro-fesionales para mostrar algo diferente a lapropuesta totalizadora de la época contem-poránea: noticias livianas, programas deescándalo, disfraces de supuestas investiga-ciones psicológicas en los hogares, farán-dula con trasgresión a la intimidad, la con-frontación bélica y abierta en las series comoalgo normal? Esta pregunta ha sido plan-teada y comentada en muchas ocasiones yen distintos escenarios; sin embargo, pare-ce que el mensaje no llega o no está biendirigido hacia quienes imponen, dirimen yplanifican sobre lo que se produce, circula,vende y emite todos los días.

A FUEGO LENTO

No se puede omitir que la pasividad y lacrisis de sentido que atraviesan las audien-cias por el bombardeo mediático y la ilu-sión del consumo para escalar a la cima delestatus han creado un ambiente de letargo.Lectores, televidentes y radioescuchas hantirado la toalla antes de que suene la cam-pana. Parece que la programación violen-ta, sexista y mórbida gana espacio a fuego

Parece que laprogramaciónviolenta, sexista ymórbida ganaespacio a fuegolento...»

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lento y persuade de tal manera que las pro-testas al sistema solo se concentran en loscontextos económico y político, mas no in-formativo. Nadie ha salido a desaprobar elmanejo de imágenes, textos y palabrashabladas a pesar de que ha habido inten-tos por evitar la adicción televisiva y la cen-sura de algunos programas por parte de or-ganizaciones sociales.

En esa misma línea, algunos medios hancreado tribunas de defensoría del lector yotro tipo de espacios, pero la solución novas más allá de la corrección de gazaposperiodísticos. De otra parte, también se hanperfilado lugares en la prensa que criticana los medios audiovisuales; pero, al igualque lo anterior, no pasa nada: una críticasin posibilidades de combatir causas yefectos. Hasta cierto punto, se ha pensa-do que la obviedad no aporta mucho por-que se queda en la descripción. Tampocose trata de generar una guerra mediática,sino de lograr el mejoramiento de los pro-cesos comunicativos, bajo el objetivo derealizar productos de calidad enmarcadosen tres ejes: educación, información y en-tretenimiento.

Otro hecho que agudiza el problema esla falta de profesionales dentro de los me-dios e instituciones relacionadas con el área.En la mayoría de casos, se ha creído que lariqueza de la información radica en el ma-nejo de la cámara, la grabadora y el micró-fono, dejando lo más esencial a la deriva: el

contenido. ¿Será que siempre están los queno son o que son los que nunca están? Esindudable que esta interrogante abre la po-lémica sobre la validez del empirismo, sinperder de vista que esta situación tiene uncarga histórica, pues la mayoría se ha hechoen las trincheras. Entonces, ¿dónde quedanlas universidades y centros de formación su-perior? ¿Por qué no se han renovado losparadigmas comunicacionales y los eternosde siempre?

Desde otra perspectiva, el privilegio yentronización de la imagen también hareconfigurado el manejo de los medios,pues la fotografía fija y en movimiento hanganado terreno en el periódico, la televi-sión e Internet. Eso no quiere decir quela letra ha perdido la batalla, porque nose trata de una confrontación entre estasmanifestaciones, sino más bien que en-tramos en una era donde la lógica de in-formar y comunicar responde al uso de

Otro hecho queagudiza elproblema es lafalta deprofesionalesdentro de losmedios...»

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otros códigos -valga aclarar que no es lomismo informar y comunicar-. Se imponela imagen de impacto, la fotografía dechoque, el ángulo que releva lo aparenteoculto y que sobrepasa el histrionismo.

EL QUINTO PODER

Como respuesta a la problemáticaabordada, en octubre de 2004, aparecióen la revista Tintají un diálogo esclarece-dor sobre la realidad de los medios. Elintelectual español Ignacio Ramonet lan-zó un dardo mordaz y aparentementedescabellado. Se refirió al «quinto poder»,el cual consiste en la creación de un «Ob-servatorio de Medios». El director de LeMonde Diplomatique expresó que «paracrear este quinto poder he venido propo-niendo que se establezca un Observato-rio de Medios, el cual no tiene la voca-ción de dominar o de ejercer un poder,sino tiene la vocación de criticar los ex-cesos y las imperfecciones de los medios.Yo creo que hasta los mismos gruposmediáticos hoy día deberían comprenderla necesidad de que exista una crítica paraque ellos mismos puedan corregir sus erro-res». Esta iniciativa debe convocar a to-dos los sectores de la sociedad, caso con-trario se podría generar una postura ex-cluyente.

¿CRÍTICA O REALIDAD?

Ramonet opinó sobre el papel de losmedios bajo el siguiente enfoque: «se hanolvidado de su misión cívica, de su misión deservicio público preocupados por cuestionesde rentabilidad y de provecho; pero el olvi-darse de su papel hace que el público se ale-je de ellos. Además, la mayoría de los gran-des medios ya no están dirigidos por periodis-tas, eso era antes, hoy están dirigidos porempresarios. En la actualidad para dirigir unaempresa periodística no hay que hacer unaescuela de periodismo sino una escuela decomercio». Contundente, frío, pero lamen-tablemente cierto. Esta realidad atraviesa elglobo y responde a una tendencia del siste-ma. Nada es gratuito. A pensar. Amén.

VARIACIONES

«La creación de un Observatorio deMedios es necesaria debido a la invasión

flagrante de violencia, pornografía y morboque se transmite».

«La pasividad y crisis de sentido queatraviesan las audiencias por el

bombardeo mediático ha creado unambiente de letargo».

«En la actualidad, la lógica de informary comunicar responde al uso de otros

códigos. Se impone la imagen».

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EXPERTOS

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LICENCIATURA

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El libroy

la lecturaNadie duda hoy que el libro es un instrumento fundamental de preservación y

difusión de la cultura y, por lo tanto, un aliado estratégico para derrotar la

ignorancia, construir ciudadanía, inculcar valores y, en suma, fomentar el desa-

rrollo humano.

�LA IMPORTANCIA DEL LIBRO RA-DICA no solo desde la perspectivadel goce íntimo, sino desde el pun-to de vista de la cultura de un país,ya que es el que con más fuerza

contribuye a la construcción de laidentidad nacional�.1

La lectura, a su vez, �es la baseprincipal del desarrollo cultural y queuna buena oferta de libros, abundan-

1 Juárez Centeno, Carlos; Susana Borgarello y Francisco Cipolla. �Entre realidad y ficción: lainformación como derecho humano en la Argentina Postmoderna. El libro�.

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te, diversificada y accesible al ciudadanoa través de una buena red de librerías ybibliotecas es imprescindible para la exten-sión del hábito lector�.2

Por ello es que la Asociación de Egresadosy Graduados apoya con entusiasmo el con-curso de ensayo �El libro en la cultura hu-mana� (que organiza con el Banco del Librode la Pontificia Universidad Católica delPerú), convencida como está de que única-mente con una política y una estrategia ade-cuadas se podrá fomentar el libro y su lec-

tura a fin de democratizarlos para que al-cancen a todos los peruanos.

Fruto de ese concurso son los cuatroensayos que reproducimos y que fueronescogidos al azar entre un centenar de tra-bajos presentados por ex alumnos de nues-tra Universidad, quienes analizan desde susparticulares puntos de vista cuál es la im-portancia del libro.

El lector encontrará un rico material parael análisis y la reflexión, amén de una bue-na lectura.

2 Lanzas, Fernando. �La lectura y el libro�. Nueva Revista de Política, Cultura y Arte, Nº 94, julio-agosto2004, Madrid.

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R o s s a n a P a s s o n i V a l l e

El libro en lacultura humana

Principio con un cuestionamiento que me parece fundamental en cuanto co-

rresponde al objetivo último de la lectura: ¿Por qué lee el hombre? Al tratar de

encontrar una respuesta a la pregunta formulada, puede inmediatamente aso-

mar otra gran interrogante: ¿por qué el hombre escribe? A continuación pre-

sentaré algunas meditaciones sobre el ser humano que tengo fe nos conduci-

rán a responder esas preguntas.

EL HOMBRE ES, POR NATURALEZA,un ser curioso que se encuentra encontinua búsqueda de la verdad y lafelicidad. Además, ha descubierto quedebe desarrollarse en diferentes aspec-tos debido a que está formado pormente, cuerpo y alma.

Por su condición de ser social,conforme ha ido conociéndose a símismo y al mundo que lo rodea, havisto la necesidad de comunicarlo alos demás. Entonces, pinta, canta, di-buja, construye, retrata, toca e inter-preta a la luz de aquello que aprende.

I

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De igual manera, escribe sobre sus sen-timientos, experiencias, descubrimientos,conocimientos, pensamientos, sueños y, enfin, sobre todo cuanto se puede expresar.

El afán del hombre no es el de ensimis-marse, al contrario, busca relacionarse deuna u otra forma con sus semejantes. Alrespecto, recuerdo haber leído un libro encuyo prólogo el autor agradecía a sus lecto-res el desear conversar sobre el tema conél, así como a él, escribiéndolo, le gustabaimaginar que estaba conversando con ellos.No solo se trata de comunicarse, por su-puesto; sino, más ampliamente, de com-partir con los demás su concepción y supercepción de las cosas, las cuales gozaríande una reducida valía de provenir de la ob-servación de un solo individuo.

Por otro lado, es trascendental el papelde la historia. El hombre nace con el legadode sus predecesores y en el devenir de suvida carga con su historia personal. Cicerón,

en su obra retórica De Oratore, escrita en el55 a. C., otorga a la historia el epíteto demagistra vitae. El mayor orador romano y clá-sico de la prosa latina expresó de esta formaque el pasado adiestra y enseña cómo con-ducirse en el futuro. En este contexto, soncomprensibles las razones por las cuales mimaestra de historia nos alentaba a estudiar lamateria: �Podemos aprender mucho y nocometer los mismos errores que nuestrosantecesores cometieron.� Si no fuese de esamanera, caminaríamos siempre sobre nues-tros pasos sin avanzar, la sucesión de las ge-neraciones sería vana y el hombre no sería unser pensante, inteligente y reflexivo, pasaríaa ser una máquina de repeticiones.

Por lo tanto, escribimos porque desea-mos comunicar a los demás y leemos paraaprender de los demás.

II

Como lo he indicado líneas arriba, esimportante ser conscientes de los nexosentre el presente y el pasado (y por lo tantode la inevitable tendencia de las cosas hu-manas a evolucionar y mutar, en un sentidoo en otro).

Muchas veces nos sorprende constatarque, en la diversidad de tantos fenómenoslejanos en el espacio y en el tiempo, hayentre ellos una coherencia a la cual no secontrapone la asidua voluntad de criticar ysuperar el pasado.

escribimos porquedeseamoscomunicar a losdemás y leemospara aprender delos demás.»

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El conocimiento del pasado y del presen-te forma parte de la cultura humana; sin em-bargo, ella también es modo de vida, impac-to con los problemas puestos por la historia yrespuesta adecuada en el ámbito individual ysocial. Nótese que se emplea la expresióncultura humana. Esta distinción es relevanteporque actualmente se sabe que los insectosy los animales vertebrados -al tener un len-guaje, utilizar herramientas y construir suscasas- también poseen una cultura.

La cultura puede ser expresada a travésde palabras, imágenes, sonidos, entre otrasmanifestaciones; pero el medio de difusiónque prevalece, por innumerables razonesque más adelante comentaré es el libro. Alrespecto, la UNESCO en el Informe sobre laeducación en el mundo 2000 sostiene losiguiente: �Los libros y el acto de leer cons-tituyen los pilares de la educación y la difu-sión del conocimiento, la democratizaciónde la cultura y la superación individual ycolectiva de los seres humanos. En estaperspectiva, los libros y la lectura son y se-guirán siendo con fundamentada razón ins-trumentos indispensables para conservar ytransmitir el tesoro cultural de la humani-dad, pues al contribuir de tantas maneras aldesarrollo, se convierten en agentes activosdel progreso.�

Efectivamente, a través de los libros po-demos conocer (analizar y observar) la evo-lución de las comunidades, del estado nó-mada a los problemas de la era de la

genética, del trueque a una economía alta-mente diferenciada, del dominio monárqui-co a la participación democrática, de las tri-bus a los organismos supranacionales, de lareligiosidad mágica al amor de Dios a travésde los hermanos. Ha sido un camino fatigo-so e involucionista, pero que progresa haciametas que, en la medida en la que no hansido alcanzadas, implican la responsabilidady el empeño de cada uno.

Cada libro nos muestra un ámbito nue-vo de la realidad, amplía los horizontes delser humano permite la formación de la opi-nión, pues cada persona piensa y ve las co-sas desde su propio punto de vista. Comolo han expresado acertadamente MargaritaGómez y otros autores mexicanos en La lec-tura en la escuela, la lectura debe ser consi-derada: �Como un proceso interactivo decomunicación en el que se establece unarelación entre el texto y el lector, quien alprocesarlo como lenguaje e interiorizarloconstruye su propio significado. En esteámbito, la lectura se constituye en un pro-ceso constructivo al reconocerse que el sig-nificado no es una propiedad del texto, sinoque el lector lo construye mediante unproceso de transacción flexible en el queconforme va leyendo, le va otorgandosentido particular al texto según sus co-nocimientos y experiencias en un deter-minado contexto.�

De acuerdo a la psicopedagoga venezo-lana Doris Gicherman, la lectura: �Desde

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el punto de vista psicológico, ayuda a com-prender mejor el mundo como a noso-tros mismos, facilita las relaciones inter-personales, su desarrollo afectivo, moraly espiritual y en consecuencia, la capaci-dad para construir un mundo más justo ymás humano.�

III

A continuación presentaré un conjuntode impresiones sobre el papel del libro du-rante los estudios universitarios. Ellas son,en gran parte, el fruto de mis experiencias yobservaciones como alumna y como asis-tente de cátedra (debo decirlo, durante unbreve periodo) en dos cursos científicos im-partidos en mi alma máter. Cabe insistir enque las situaciones aquí recogidas son frutodel trabajo con alumnos que se especializa-rán en alguna rama de la ingeniería y, enpocos casos, en alguna ciencia.

Muchos alumnos ingresan a las carrerasde ciencias argumentando que no les gustaleer. Ahora bien, el científico tiene que leertanto de ciencia como el humanista de le-tras. Por otro lado, las especializaciones hanhecho que hoy los científicos solo lean cien-cias y este es uno de los grandes problemasde la cultura. ¿Cómo podemos formar cul-tura así? Puedo desarrollarmeprofesionalmente y ser muy bueno en micampo, pero ¿qué hay de los demás aspec-tos humanos?

No se reconoce que para comprender,consolidar, aplicar y construir la persona debeleer. Efectivamente, al menos en el caso delos estudiantes de ciencias, esto se percibeen algo tan cotidiano como una actividadrealizada en clase en la que los alumnosdeben analizar una situación que se les pre-senta y resolver un problema concreto. Unacantidad considerable de alumnos se da porvencido antes de intentar la resolución delproblema y quienes se aventuran a desa-rrollarlo cometen errores derivados de unamala interpretación del texto. Sea por unamala lectura o una ineficiente compren-sión del texto, los alumnos no son capa-ces de cumplir con los objetivos de laactividad propuesta.

De igual manera, cuando el estudiantedebe presentar una investigación o un in-forme como resultado de una experienciarealizada en un laboratorio, la estrategia másusada es el famoso copy/ paste con la quecopian literalmente las páginas de Internet

la estrategia másusada es el famosocopy/ paste con laque copianliteralmente laspáginas deInternet.»

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sin ni siquiera comprender lo que en ellasse dice. Su desentrenamiento en la lecturahace que comparar textos, explicarlos oemitir una opinión acerca de ellos sea unatarea titánica. Asimismo, incurre repetida-mente en faltas ortográficas y discordanciasgramaticales.

El alumno no se concentra en aprenderlos contenidos del curso, pues se tiene quepreocupar por entender los textos y, es más,el docente y el jefe de práctica se convier-ten en traductores o intérpretes.

En un estudio titulado La importancia dela lectura y su problemática en el contextoeducativo universitario. El caso de la Univer-sidad Juárez Autónoma de Tabasco (México),realizado por Ariel Gutiérrez y Roberto Mon-tes de Oca, se concluye que las deficien-cias antes mencionadas se traducen en:�Bajos índices de participación en clases,deficiencias en el desarrollo de sus investi-gaciones escolares, adquisición de un esca-so vocabulario, menor dominio de la expre-sión oral y escrita, poca información sobreel acontecer mundial, nacional y estatal,bajo aprovechamiento de los beneficios queles proporciona el sistema bibliotecario,desmotivación al considerar el acto de leercomo una valoración negativa de obligato-riedad, además de que están inmersos enuna cultura de la fotocopia en forma de an-tologías y compilaciones de lecturas frag-mentadas (que muchas veces no llevanmayores referencias bibliográficas sobre las

fuentes originales de las que fueron fotoco-piadas) obstaculizando con ello, la consultade los textos originales en las bibliotecasuniversitarias divisionales�.

En mi opinión, solo a través de un cam-bio de actitud se logrará revalorizar al librocomo fuente de cultura. Dicho cambio debeempezar por los educadores, quienes de-ben desestimar la idea del libro como sim-ple instrumento de éxito en los estudios,para abrir al estudiante el horizonte de be-neficios que este les ofrece. El profesor quelee y se actualiza constantemente trasmitea los estudiantes entusiasmo, apertura ha-cia los ámbitos de conocimiento nuevo, asícomo la visión de estar emprendiendo unaaventura durante el aprendizaje. Más preci-samente, se debe explotar todo el poten-cial formativo de los libros enfatizando enel estímulo de la curiosidad intelectual ycientífica, el desarrollo de la capacidad deanálisis, el espíritu crítico y la observaciónque permitirán a la persona lograr un mayordespliegue en el ámbito en el que se des-envuelve y colaborar en la formación de supersonalidad.

Dada la ignorancia de su valor, no se amaal libro porque no se le conoce y sin conoci-miento no existe relación.

Un libro debe ser un instrumento ade-cuado a las exigencias culturales específicasde las personas, proporcionales a sus realescompetencias y verdaderamente útiles parapromover el desarrollo de sus capacidades

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y así hacerlas participar personal y activa-mente en el proceso de su formación. Si-multáneamente, debe ser capaz de intere-sar a las personas en desarrollar su curiosi-dad cultural, estimular en ellas la sensibili-dad hacia las diferencias, las afinidades y lasrelaciones entre lugares, tiempos y gentediversa, contribuyendo a la formación de unasolidaridad supranacional.

Así como la ciencia se encuentra en elnivel más alto del pensamiento racional, elarte está en el nivel más alto del pensamien-to imaginativo. Y esto ocurre con todas lasmanifestaciones culturales. Muchos sistemaseducativos cometen el error de recortar estetipo de materias y hasta las consideran comosuperfluas. Sin embargo, estos cursos sonútiles para todos, incluyendo para los futu-ros técnicos de una sociedad tecnócrata. Porlo menos, les serviría no perder el gusto porla invención que nace de la crítica, del jui-cio y de la voluntad de superar el pasado.Por ello, es tan importante, como necesa-rio, que la universidad contribuya a ampliarla formación lingüística y cultural de sus es-tudiantes, su capacidad de relacionar fenó-menos y procesos de diversa naturaleza ypertinencia disciplinaria (políticos, económi-cos, literarios, científicos, etc.).

Volviendo al problema de la especializa-ción, aquellos alumnos que inician sus estu-dios de especialidad necesitan leer libros yrevistas especializadas, por lo cual deben sercapaces de hacer una búsqueda bibliográfi-

ca discerniendo entre los textos disponiblesaquellos que le son útiles, crearse una opi-nión acerca del tema, poderlo discutir, eva-luar la calidad del texto, entre otras cosas.

Si bien es cierto que el ingreso de gru-pos de estudiantes cuyos niveles lingüísticosy culturales están por debajo de los requeri-dos ha obligado a las universidades a abrircursos obligatorios de lectura y escritura -como talleres de comprensión de lectura-,estas estrategias están destinadas a fracasarsi no enfrentan al texto como punto centraldel problema.

Ahora bien, los problemas relacionadoscon la lectura los arrastran desde la escuela,donde antes que nada les deberían enseñara leer los textos invitando a los alumnos aconocer los varios métodos de lectura, y autilizarlos. Según el resumen ejecutivo delinforme Aptitudes básicas para el mundo demañana - Otros resultados del Proyecto PISA2000, el Perú participó en el Programa In-ternacional de Evaluación de Estudiantes PISA

crearse unaopinión acerca deltema, poderlodiscutir, evaluar lacalidad deltexto...»

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2000. De cuarenta y tres países analizadosen los conocimientos y destrezas de los jó-venes de quince años en la aptitud para lalectura, el país de desempeño más alto fueFinlandia y el de más bajo fue el Perú. Másdel cincuenta por ciento de la poblaciónescolar se ubicó por debajo del primer ni-vel, es decir, que los estudiantes tienen se-rias dificultades para utilizar la lectura comoun instrumento para avanzar y ampliar susconocimientos y destrezas en otras áreas.

No es difícil imaginar cuáles son las cau-sas de estos resultados. Además del hechode que en muchos lugares de nuestro paísse vive una hambruna desgarradora, no secuenta con las instalaciones adecuadas parala enseñanza ni con el material necesario;la mayoría de profesores tampoco se en-cuentra lo suficientemente calificada.

Año tras año, leemos en los diarios quelos gobiernos se llenan la boca diciendo quehay que invertir en la educación; sin embar-

go, poco o nada se hace. Están convencidosque regalando unas cuantas computadorasa una unidad escolar se soluciona el proble-ma del acceso a la cultura y que estas son elsustituto perfecto de las bibliotecas. El ac-ceso a la cultura va a ser una realidad cuan-do un buen porcentaje de las inversiones sedirija a procurar que cada estudiante cuentecon los textos que necesita. Esto debido aque aún muchos textos importantes soloestán disponibles en libros o revistas y queel uso de las computadoras será limitadomientras no se logre que cada alumno ten-ga una.

¿Qué hacer ante este panorama? En otrospaíses se hacen grandes esfuerzos para su-perar la dificultad en la adquisición de li-bros. En Venezuela, por ejemplo, hacecuarenta años a un grupo de mujeres sele ocurrió crear un programa de canje delibros para que los padres no tuvieran quegastar tanto dinero. El Banco del Libro,como se llama ese programa, resultó muyexitoso y se están ideando otros meca-nismos similares.

Buenos ejemplos de sistemas educati-vos son el francés y los anglosajones. Ellosse basan en hacer que el alumno adquierala costumbre de expresarse de manera es-crita mediante composiciones e investiga-ciones individuales que culminan en la es-critura de artículos o informes. Así, el libro yla biblioteca son elementos básicos en laformación de los jóvenes. Sea en la escue-

no se cuenta conlas instalacionesadecuadas para laenseñanza ni conel materialnecesario.»

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la, en la universidad o en cualquier institu-ción dedicada a la educación deberíameditarse profundamente la frase que re-sume lo que debería ser el motor de todoslos educadores y de todos los estudiantes:�Non scholae sed vitae discimus�. Con ella,Séneca nos exhorta a no conformarnos entener como meta de nuestros estudios undiploma, un grado; sino el ideal, tratar deinstruirse y prepararse para las futuras bata-llas de la vida.

Ahora bien, yo preguntaría: ¿cómo sepuede vivir sin leer? Nunca dejamos deaprender, por lo tanto, nunca debemos de-jar de leer. El profesional que deja de leerse desactualiza, pues el mundo no caminasino corre. Sin embargo, hay una razón máspoderosa por la que el hombre no debedejar de leer y es que la lectura humaniza,pues hace que estemos en continuo con-tacto con nuestro lado humano, con nues-tro yo más profundo, con nuestro Creadory por tanto, con todos los que nos rodean.Y en la medida que yo sea más humano,seré más libre, me acercaré más a la reali-dad y a la felicidad.

IV

Vivimos en una sociedad en la cual, porun lado, la tecnología y la cultura avanzanaceleradamente (tanto que han hecho quecambien nuestros hábitos), por lo que re-quiere de personas capaces y competentes

que se formen continuamente; y en la cual,por otro lado, se intenta asesinar no solo losvalores, sino también la expresión del serhumano a través de la propaganda que nosvende ideas falsas de felicidad y de éxitobasadas en la comodidad, en el materialis-mo y en la ley del menor esfuerzo. Esta cri-sis es consecuencia directa del alejamientode la cultura de la vida.

Juan Pablo II establece un criterio paradetectar la autenticidad de la cultura huma-na: el valor moral de una cultura y la solidezde su orientación moral �se pueden medirde alguna manera por su razón de ser a fa-vor del hombre y en la promoción de sudignidad a cualquier nivel y en cualquiercontexto�. Es allí donde la universidad, a tra-vés de un proceso constructivo, debeincentivar una cultura en la que los valoressean los pilares y la palabra el instrumentode su propagación.

A nivel mundial existen actualmentecampañas para el fomento de la lectura:

nunca dejamos deaprender, por lotanto, nuncadebemos dejarde leer.»

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campañas de dinamización lectora en biblio-tecas públicas, promoción y ferias del libro,fundaciones, propaganda a través de los di-versos medios de comunicación como revis-tas, diarios y radio. Celebro que algunos dia-rios de nuestro país se estén preocupandopor rescatar el valor del libro a través de pro-mociones y campañas en las cuales estáncolocando los libros más al alcance de todos.

Para quienes gozamos y nos sumergi-mos en las páginas de los libros es difícilimaginar que las imágenes o el Internetpuedan alguna vez reemplazar a tan su-

blime manifestación de la cultura. Espe-remos que las futuras generaciones sepandarle el lugar que le corresponde y sigasiendo por mucho tiempo uno de losmejores amigos del hombre.

Para concluir, me parece oportuno otor-garle la palabra a aquel argentino que fueraun pensador brillante y un escritor de inefa-ble creatividad, Jorge Luis Borges:

�Que otros se jacten de las páginas quehan escrito; a mí me enorgullecen

las que he leído�.

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QUIEN HAYA DESCUBIERTO EL GUS-TO POR LA LECTURA no dudará en pre-sentarla y defenderla como una de las acti-vidades más placenteras; quien haya des-cubierto el valor de los libros, del continentey del contenido, seguramente los tiene porbienes invalorables. La lectura realmentenos transforma en seres multidimencionales,atemporales, infinitos; la lectura puede fun-cionar a la vez como una ventana a vidaspasadas y un cristal que nos permite ver el

EL LIBRO,LA LECTURA Y LACONQUISTA DE

LA LIBERTAD

I s m a e l F r a n c i s c o N ú ñ e z S á e n z

futuro, una terapia de introspección guiadao una oportunidad para encontrar nuestrapropia identidad; los libros a su vez son nues-tra escuela, nos enseñan, nos orientan, noscorrigen, pero también son nuestra fugahacia mundos imaginarios. Sin embargo, detodas las funciones que el libro y la lecturapueden desempeñar en nuestras vidas qui-zás la más valiosa -aunque muchas vecesimperceptible- es la reflexiva. La lectura entanto posibilidad de reflexión, en tanto ins-

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trumento de la razón, constituye un perma-nente reencuentro con nuestra naturalezae inteligencia, con nuestra civilización, ensuma con la capacidad de ser libres y deevolucionar, é allí su esencia y poder. Porello creo que reflexionar sobre el libro y suaporte a la cultura humana inevitablementenos invita a revisar su contribución al mile-nario proceso de concreción del valor de lalibertad a través de la conquista de la razón,ello nos permitirá interpretar a su vez el role importancia de la lectura en el contextohistórico. Sea pues aquí la búsqueda de lalibertad nuestro eje temático, pues estoyconvencido de que este valor por sobre losdemás ha marcado y marcará la evoluciónde la convivencia humana.

II

El libro ha evolucionado con nosotrosy por tanto con la libertad; la lectura a suvez ha cumplido diversos roles en esteproceso evolutivo. Desde sus orígenes yformas primigenias �sean los bloques debarro mesopotámicos, los papiros egip-cios, los códices griegos o romanos, etc.�, siempre encerraron el poder de liberaral ser humano.

En el amanecer de nuestra civilización,el libro como obra de arte como arte-factofue instrumento del hombre para vencer ala muerte y a la finitud. Fue así el continen-te de todos nuestros conocimientos, fue el

vehículo de nuestra civilización hacia laperpetuidad, lo fue para los egipcios, paralos sumerios, para los babilonios, los ju-díos, los chinos, los indios, los griegos,etc. Estos pueblos �rodeados de leyenday realidad, pero sobre todo impregnadosde conocimiento� nos legaron el Libro delos muertos, el Código de Hamurabi, elteatro y los cantos homéricos, entre otrosejemplos valiosos.

Tal era el poder de los libros que desdeque los griegos produjeran la mayor canti-dad de valores y conocimientos que hoyinspiran nuestra cultura (empezando por lademocracia), el poder de los pueblos, rei-nos, e imperios que los sucedieron estuvoíntimamente ligado a la posesión de aquelconocimiento que cientos y cientos de li-bros perpetuaban celosamente. No es ex-traño por ello que aquellos gobernantes quemejor atesoraron y valoraron los libros ha-yan sido en su momento los más podero-sos. El rey Salomón, Alejandro Magno yJustiniano son importantes ejemplos histó-ricos sin los cuales por cierto, ni el �Cantarde los Cantares�, ni la Biblioteca deAlejandría, ni el Corpus Iuris Civilis hubie-ran existido jamás.

Así las cosas, el libro como base de da-tos social, como CD-ROM cultural, poten-ció nuestra convivencia humana al hacerlade largo plazo y aligeró la carga de la trans-misión oral del conocimiento, momento enel cual se detuvieron aquellos grupos hu-

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manos que finalmente nunca conocieron lalibertad de la cual hoy gozamos. En todotiempo y cultura el libro contribuyó al mo-mento fundacional de una civilización y asu perpetuidad; y la lectura liberó al ser hu-mano de las limitaciones propias de su na-turaleza y entorno.

III

Mas allá de este primer aporte a la cul-tura humana, pasarían algunos siglos paraque el libro pudiese desatar completamen-te su poder libertador; antes de ello, trata-ría de ser dosificado y usado por las clasesdominantes para legitimar su poder políti-co, tradicionalmente basado en la fuerza oel concurso de los dioses. El conocimiento,por tanto, debía ser controlado y el arte dela lectura quedar reservado sólo para unoscuantos predestinados a convivir con aquelpoder.

Muchos de los libros fundacionales decada cultura estuvieron administrados porlos sacerdotes y, en realidad, lo fuerontambién los libros de ciencia y de reflexiónen general; y, ya sea por su oposición aldogma dominante o por su valioso conte-nido, terminaron siendo poseídos por unospocos, cuando no destruidos. La historianos cuenta como Qin Shi Huang (213 a.C.)�el mismo que dispuso la construcción dela muralla china� la emprendió contratodo libro que a su entender no contu-

viera un conocimiento práctico, yendo asía parar a la hoguera los libros sobre lasartes chinas.

En Occidente, el proceso de control dela producción editorial marchó al paso delcrecimiento del poder temporal de la Igle-sia (¿acaso era a la inversa?) y los monaste-rios con el tiempo se volvieron depositariosdel saber debido a que los reyes a quienesregularmente aconsejaban �a la par queevangelizaban� los dotaron de los recursosnecesarios para una costosa actividad edi-torial que prácticamente terminaron pormonopolizar los copistas. No obstante, fueun periodo oscuro para la cultura occiden-tal, fue un periodo irreflexivo, un periodoen el que el poder basado en la estirpe o larelación con Dios no quería ceder ante laposibilidad de convertir la razón humanaen la fuente del mismo, pues ello hubieraimplicado compartirlo cuando no perder-lo. En Occidente, durante la Edad Media,al control sobre la circulación y producción

y el arte de lalectura quedarreservado sólopara unos cuantospredestinados aconvivir con aquelpoder.»

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de libros se añadió la imposición de terri-bles sanciones para aquellos que desafiasenla verdad oficial administrada por unos po-cos. La lectura se volvió entonces un actocasi secreto, un pecado para quienes noestuvieran autorizados; no es casualidadque a partir del siglo IX se impusiera en losmonasterios la lectura silenciosa, hasta en-tonces impracticada1.

A pesar de ello es evidente que pormás control que hubo, por mas represiónque se impuso, la sola edición de un ejem-plar informal, es decir, fuera de las cáno-nes establecidos, contribuyó a incremen-tar el poder de lo libros, poder que al fi-nal no pudo ser contenido por sus intere-sados guardianes.

Felizmente para la humanidad, la situa-ción fue distinta en Oriente, en donde losárabes tras recapacitar sobre la nefasta ex-periencia de haber quemado la Bibliotecade Alejandría, empezaron a atesorar el co-nocimiento griego y a desarrollar las cien-cias sobre la base de los libros de Aristóteles(los que quedaban). Avicena, Al-Khwarizmi,Averroes, Al Razi, entre otros, elevaron aunmás con sus obras sobre álgebra, aritméticay medicina el edificio de la cultura huma-na. Gracias a ello, gracias a que en Orientea diferencia de Occidente, los libros pudie-ron leerse y circular prácticamente sin opo-

sición, no solo podemos disfrutar hoy de Lasmil y una noches o de la numeración arábiga,sino que el mundo pudo preservar para síbuena parte del conocimiento producidohasta entonces. Otro tanto ocurrió con Chi-na, y aunque allí se conoció el barbarismodel constructor de la muralla, con posterio-ridad a él, los libros fueron la oportunidadde un inmenso pueblo para liberarse de lapobreza ascendiendo social y económica-mente en una estructura administrativaeminentemente meritocrática.

IV

Muchas causas o razones se han esgri-mido para explicar el feliz paso de la EdadMedia a la Edad Moderna; y se nos ha en-señado en la escuela los condicionamientospolíticos, sociales, y económicos de estetránsito; no obstante, entre todos ellos y apropósito de nuestro tema, debemos resal-tar la invención de la imprenta por el ale-mán Johann Guttenberg, quien en 1456reveló al mundo la posibilidad de difundirel conocimiento entre todos aquellos quelo buscasen.

Creo que no es una casualidad que elprimer libro impreso entonces haya sidola Biblia, especulo que Guttenberg real-mente comprendió el alcance de Juan8,32 : �la verdad os hará libres� y, cierta-

1 Según se menciona en el Suplemento �Fondo Negro� del diario La Prensa de Bolivia.(enero 2004),publicado en: www.laprensa.cpm.bo/fondo_negro/20040104/art01.htm

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mente, fue así, la verdad de la razón libera-ría al hombre de la opresión.

La imprenta fue para el libro, lo que lainvención del fuego fue para la humanidad,un momento de luz y transformación paranuestra civilización. La trascendencia de esteinvento fue tal que su demanda generó unareacción en cadena realmente vertiginosapara la época. Entre 1450 y 1500 se impri-mieron más de 6000 títulos diferentes, ysolo la ciudad de Venecia antes de 1500contaba ya con 417 imprentas. Este proce-so fue irreversible y aun cuando se dilató endemasía la importación de esta tecnología alas colonias americanas, por obvias razonescontrolistas, finalmente la imprenta arribótanto a México en 1536 como a Perú en1544 2.

En el ámbito de las relaciones humanascreo que el libro, tras la imprenta, lo cam-bio todo. Se habló entonces de un Renaci-miento, iniciado no solamente sobre textoscontemporáneos que sin duda se produje-ron, sino sobre los textos clásicos por mu-chos años olvidados, quizás hasta escondi-dos. Renacieron la pintura, la literatura, lafilosofía, las matemáticas, las ciencias y ar-tes en general.

Sin embargo, de todos los cambios queel libro ayudó a propiciar con el impulso de

la imprenta, el más significativo �a mi pare-cer- se produjo en el ámbito de la educa-ción. La difusión de libro y de sus distintoscontenidos disminuyó costos y democratizóel conocimiento, el cual había sido por tan-to tiempo manejado por las clases dominan-tes. La capacidad de lectura se convirtió enuna demanda social realmente importantepues a través de ella se podía dominar elconocimiento, el fuego de la razón. Tal fuela necesidad que incluso para 1588 el inge-niero italiano Agostino Ramelli llegó a in-ventar el escritorio giratorio de lectura, uninvento aparentemente maravilloso y nece-sario �para algunos- que permitía visualizary leer por lo menos 10 libros a la vez3.

La lectura produjo entonces un círculovirtuoso que llevó a cada vez mayor deman-da de educación, libros y de reflexión y amayor reflexión mayor conciencia de las in-

2 Cagliani, Martín A. Historia de la Imprenta, publicada en �La Página del Conocimiento y del Saber�:webs.sinetics.com.ar/mcagliani/imprenta.htm

3 La Prensa. Suplemento Fondo Negro, ibid. loc.cit

a través de ellase podíadominar elconocimiento,el fuego de larazón...»

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justicias sociales que se vivían. No es casualque entonces la reflexión política florecieray jugara un rol central en los siglos sucesi-vos, baste recordar que en el año 1511 apa-reció el Elogio a la locura de Erasmo deRótterdam, en 1516 la Utopía de TomásMoro y en 1521 El príncipe de Maquiavello,obras todas que hasta el día de hoy ilumi-nan la discusión política.

Conoció también esta época la inusita-da contribución de los mecenas, gracias ala cual nacieron las obras más insignes yprosperaron los mayores talentos. Era en-tonces el mundo ideal para la reflexión; fuela época en que Martín Lutero nos invita-ra a reflexionar sobre un libro tan sagradocomo la Biblia bajo una libre interpreta-ción que nada tenía que hacer con la ver-dad oficial de la Iglesia Católica, la cualsintió el golpe como lo sintieron todas lasinstituciones sociales. Frente a esta im-prevista realidad, el poder imperante re-accionó y declaró como su enemigo �unavez más- a nuestro invitado de hoy, el li-bro. La represión fue inevitable.

En 1487 Inocencio VIII dispuso las pri-meras censuras en lo que más tarde se con-vertiría en el Index Librorum Prohibitorum,índice que para 1596 bajo el pontificadode Clemente VIII, incluía cerca de 2100 tí-tulos y que perdurara durante varios siglos

más. De la observancia del Index se encar-gó el Tribunal del Santo Oficio, imponien-do las penas más severas a quien osase leer,editar, o siquiera poseer alguna de las obrasprohibidas; así fue a parar a la hoguera eljoven Ferrante Pallavicino autor del heréti-co libro El príncipe hermafrodita4.

Mas no solo los autores fueron víctimasde esta persecución, los libros mismos su-frieron alteraciones y adecuaciones impre-sionantes para poder circular. El Decamerónde Boccacio, La Celestina de Fernando deRojas y Los sonetos de Petrarca son solo al-gunos ejemplos5.

Sin embargo, ni los controles más se-veros ni las persecuciones más incruen-tas impidieron que el público lector -quesabía agenciarse tanto las ediciones pro-hibidas como las permitidas- experimen-tase la importancia de reflexionar mas alláde su realidad cotidiana. La lectura devinoasí en un acto de rebeldía, en un placercontestatario, en una búsqueda perma-nente de la libertad.

En los siglos XVII y XVIII, se empezó aleer el Leviathan de Thomas Hobbes, se de-mandó con ansias La Enciclopedia deDiderot, se reflexionó sobre las ideas delVoltaire, cuyos libros aparecían con seudó-nimos y muchas veces tenían que ser edita-dos fuera de Francia para evitar la censura.

4 Héctor Abad. El peligro de leer libros. En: Umbral. Revista de Educación, Cultura y Sociedad. FACHSE(UNPRG) Lambayeque. Año III, Nº 5, octubre 2003, pp. 91 y ss.

5 Abad, ob. cit..

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Así, el lector, rápidamente fue dándosecuenta de que su modelo social de convi-vencia podía tomar un giro radical a favorde la libertad y, de hecho, lo tomó en 1789,fecha en la que el sistema de control edito-rial imperante no pudo contener más elembalse social que el mismo había pro-ducido por querer perpetuar en una bur-buja de tiempo una realidad ampliamentesuperada.

V

Con la Revolución Francesa, el libro nosolamente conoció la satisfacción de ver en-cumbrado el valor de la libertad que a lolargo de los siglos sigilosamente había trans-portado, sino que además vio consagrada laansiada libertad de prensa, caro anhelo delos autores y lectores de aquellos y de

todos los tiempos. Fruto de la libertad deprensa y de la incontenible avanzada edi-torial, se siguieron publicando cada vezmás index prohibitorum (solo en el sigloXX se publicaron once de los treinta queexistieron); sin embargo, este vano es-fuerzo tuvo que ser abandonado con sa-biduría un histórico 14 de junio de 1966por el Papa Paolo VI6.

Hoy en día sería muy difícil de imaginarnuestro mundo sin la libertad de edición ycirculación de libros que existe, es decir, sinlibertad de prensa. Hoy este derecho hacobrado tal importancia que, a veces, másallá de sus orígenes, se invoca para res-guardar también la libertad de opinión o lalibertad de empresa. Gracias a la difusiónde la idea de libertad a través de libros in-signes como El contrato social de Rousseau,Los fundamentos de la libertad de VonHayek, La democracia en América de Alexisde Toqueville, entre otros, cayeron lostotalitarismos, se independizaron todas lascolonias, cayó la segregación racial, cayó elmuro de Berlín, cayó el comunismo, caye-ron muchas más fronteras y floreció la inte-gración, la tolerancia, el pluralismo, perosobre todo la democracia. El libro contri-buyó entonces a difundir uno de sus másnobles contenidos, las constituciones, lostratados y los derechos humanos, modelan-do así nuestra forma de convivencia social

6 Indice de libros prohibidos. En: www.corazones.org/apologética/indice_libros_prohibidos.htm

sería muy difícil deimaginar nuestromundo sin lalibertad de edicióny circulación delibros.»

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actual. ¡Cuánto hemos ganado en tan pocotiempo gracias a un instrumento tan senci-llo, cuánto hemos ganado gracias al libro!

VI

En nuestros días, cuando pareciera queel libro ya no tiene enemigos declarados yque ha triunfado en todas sus batallas, elnuevo escenario social le presenta amena-zas �otrora inimaginables- que le imponenbarreras para su cabal desarrollo como ins-trumento de la libertad. Me refiero a losnuevos medios de comunicación con losque a partir de la segunda mitad del sigloXX el libro ha tenido una competencia in-tensa. No creo que alguien pueda negarel inmenso valor de la radio, la televisióne Internet al progreso e integración delas comunicaciones humanas y a la pro-pia difusión del valor de la libertad, delproceso de globalización y de la construc-ción de una ciudadanía mundial basadaen los Derechos Humanos. No obstante,creo que para nadie tampoco es un se-creto que una cultura basada en la ima-gen elimina los momentos y tiempos dereflexión del ser humano.

Un mundo en el cual cada vez con ma-yor fuerza, la verdad de los mass media tien-de a convertirse el la verdad oficial de laspersonas, complota contra el progreso dela razón y contra un sistema educativo que�basado en la mismas se va quedando re-

zagado. Los nuevos medios de comunica-ción, sobre todo la televisión, han advertidoel poder que encerraban los libros y conastucia se lo vienen arrebatando.

Hoy, ya no es necesario leer a LeónTolstoi, si se tiene tres horas disponibles paraver en nuestro canal de cable de preferen-cia, la versión fílmica de Ana Karenina, lomismo ocurre con La ciudad y los perros deMario Vargas Llosa, Cumbres borrascosas deEmily Bronte, entre otras joyas de la litera-tura universal.

Los nuevos medios definen preferenciaselectorales, orientan decisiones, algunos in-cluso parecen hipnotizarnos con publicidadsubliminal y, si bien nos facilitan las cosasen un mundo complejo, al mismo tiemponos crean una inconveniente dependencia.

En estas condiciones, el libro enfrentacuando menos una fuerte competenciadesleal, la competencia de la noticia fácil,de la información enlatada, de la reflexiónen chat, de la novela en video o CD. Si aello sumamos que los individuos, cada vezmás, consumen su tiempo entre el trabajodiario, sus muchas veces descuidadas rela-ciones familiares, y la enorme oferta de en-tretenimiento rápido y fácil, podremos ad-vertir que al libro, a aquel libro instrumen-to de la libertad y de la reflexión, le cuestabastante ganarse un lugar en la vida y tiem-po de las personas. Seamos sinceros y res-pondamos ¿cuántos libros leemos en unaño?

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Quiérase o no, el homo videns sobre elcual escribe Giovanni Sartori7 es un sermenos reflexivo y mucho más aturdido porla avalancha de información que recibe yque no está dispuesto a procesar. Ya de porsí en el campo del lenguaje, se ve una sim-plificación abrupta producto del correoelectrónico que deja mal parados a muchosjóvenes ante el reto de leer y entender aShakespeare, Cervantes o Vallejo.

Como si esto fuera poco, como si el li-bro no tuviera ya una cuesta bastante difícilque remontar, debe enfrentar el lastre so-cial de la piratería, sobre todo en los paísessubdesarrollados. Muchos tratan de expli-car este reprochable fenómeno en la con-dición de pobreza de nuestros pueblos yen los costos prohibitivos de los libros; aellos tendríamos que decirles que nadacomplota en mayor medida contra la po-breza de la gente que restarles la posibili-

dad de reflexionar sobre su propia condi-ción. Con cada �libro usurpado� que seadquiere o se lee, algún potencial autor sedesanima de publicar, pues al no existir hoymás mecenas, ¿qué industria editorial pu-blicará un libro allí donde las personas pre-fieran comprar la versión ilegal de la obra?Y, aun cuando se apueste por la edición,¡Dios no quiera que el libro tenga éxito!pues en este caso los piratas se encargaránde que el autor respectivo no vea un solocentavo como reconocimiento a su crea-ción; paradójicamente, tal vez, la obra sedifunda en el mercado negro de la piratería-que bastante visible es en Lima- pero, ine-vitablemente, el genio y creatividad de aque-llos inspirados correrá el riesgo de ocultarsepara siempre.

Si queremos ser precisos sobre el dañoque el delito de la piratería le produce allibro en el Perú, basta decir que, según lascifras de la Cámara Peruana del Libro, estaactividad, entre el año 1997 y el año 2001,sufrió una impactante caída en la produc-ción del orden del 28% y, en paralelo, larecaudación tributaria disminuyó en el or-den del 39%. Sin embargo, lo más lamen-table es que el número promedio de traba-jadores por empresa se contrajo en un 40%y, aun cuando no se poseen estadísticas re-cientes nada hace pensar que esta situaciónhaya cambiado demasiado, será necesario

7 Sartori, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. Madrid: Taurus, 1998.

debe enfrentar ellastre social de lapiratería, sobretodo en los paísessubdesarrollados.»

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medir el impacto -esperamos positivo- de lareciente Ley de Democratización del Libroy Fomento de la Lectura (Ley Nº 28086) enel sector formal. Por lo pronto, se calculaque actualmente la producción ilegal de li-bros duplica en ventas a la industria formal,lo que lamentablemente nos ubica en unode los últimos lugares de Sudamérica en elramo8.

VII

Autores, empresarios, incluso funciona-rios vienen dando la batalla pues presientenque el libro no podrá vencer por sí solo susnuevos retos, en particular, el que le impo-ne la lucha contra la piratería. No obstante,ningún esfuerzo será suficiente si en el lec-tor no imprimimos el amor o, cuando me-nos, el respeto por lo que los libros repre-sentan y por lo que han contribuido a la di-fusión de la cultura en general y a la concre-ción del valor de la libertad que hoy disfru-tamos, en particular.

Por ello, en nuestros tiempos, la lecturano solo debe ser promovida como instru-mento eficaz de crecimiento personal y deaprendizaje desde el cual podamos comba-tir �es cierto� la alarmante pérdida de lashabilidades mínimas de comprensión de ni-ños y jóvenes, la lectura debe ser promovi-

da hoy más que nunca como un acto decompromiso y consecuencia con el esfuer-zo humano por desarrollar cultura y civiliza-ción. Solo si todos nos enfocamos en eseobjetivo primigenio, por añadidura, los lec-tores dejarán de contribuir con el delito y lajuventud encontrará en la lectura mucho másque una obligación escolar o universitaria.

De este esfuerzo debemos participartodos, los padres, las familias en general,las escuelas, las universidades y demás cen-tros de instrucción superior, los políticos, losmaestros, y por supuesto los lectores. Creoque para empezar podemos intentar pre-sentar el libro a todas las generaciones comouna alternativa a la complejidad de nuestrasociedad.

Si la sociedad es sinónimo de estrés, ellibro lo es de relajación; si la sociedad nos

8 Cámara Peruana del Libro. Análisis de la Industria Editorial en Perú y Estadísticas de América Latina. En :www.cpl.org.pe/camara/dpagpri.htm

compromiso yconsecuencia conel esfuerzohumano pordesarrollar culturay civilización.»

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invita a �hacer� y a �actuar�, el libro nosllama a reflexionar; si la sociedad nos inva-de con su verdad, con los libros podemosencontrar la propia; si la sociedad nos impo-ne límites, con el libro podemos rebasarlostodos (incluso los temporales); y si la socie-dad no asigna roles, con el libro podemosser mil personas a la vez. El libro, quizás, yano tenga que liberarnos de nuestras supers-ticiones o de regímenes totalitarios; no obs-tante, aún tiene mucho que hacer paraliberarnos, esta vez, de la involución, de lamasificación irreflexiva y de la pérdida deidentidad.

Al respecto, soy optimista. Creo quehay muchas razones para tener esperanza,veo la documentada avidez de los niños porla lectura, veo el sincero esfuerzo de las edi-toriales por acercar los libros a las grandes

mayorías, veo a los autores promoviendo suscreaciones y dando la lucha en los propiosdominios de la piratería, veo a los funcio-narios sensibilizarse y fomentar ferias conmayor frecuencia, veo a los políticos po-nerse de acuerdo para dar leyes adecua-das, veo a los medios de comunicaciónescritos obsesionados por inundar de li-bros de todo tipo la ciudad, veo a las uni-versidades esforzándose por la creaciónde conciencia en torno a la importanciadel libro y la lectura. Me veo reflexionan-do y asumiendo una nueva verdad y es-pero sinceramente que todo ello contri-buya a eliminar uno de estos días, porejemplo, el rechazo a la lectura, lainasistencia a bibliotecas pero, sobre todo,el intercambio de subdesarrollo disfraza-do de papel y tinta.

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RADIO SAN BORJA

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CENTRUM CATÓLICA

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R i c a r d o L u i s V i l l a n u e v a

EL CONTINENTEDEL SABER

La palabra continente, como es referida y aparecerá en este ensayo, no desig-

na a ninguno de las cinco masas de tierra geográficas que forman nuestro

planeta. El término está referido a todo lo que tiene la capacidad de tener un

contenido, de estar lleno de algo más que de sí mismo.

No será difícil convenir en que un li-bro es un continente por excelenciapues es muchísimo más que la canti-dad de hojas empastadas que compo-nen su cuerpo físico. Es, pues, una delas más grandes creaciones del hom-bre, una muestra de la superioridadde su cerebro y genio, su capacidad

de abstracción, de representación dela realidad en un medio que no separece en nada a ella misma. Laspalabras, de por sí y como grafías,difieren en demasía de aquello quedesignan, son solo un código, unamanera harto compleja de represen-tación.

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EL PRIMER CONTINENTE

El asombroso progreso y evolución con-seguido por la especie humana desde suaparición sobre la faz de la tierra parecie-ran carecer de una explicación lógica, almenos desde el punto de vista biológico.Especies mucho más fuertes, mejor dota-das físicamente para vencer los obstácu-los que les imponía la naturaleza, termi-naron extinguiéndose o fueron domina-das por el hombre.

Sabemos por los hallazgos hechos enmuchos lugares de la Tierra, que existieronenormes animales, aparentemente invenci-bles, como los dinosaurios, que sucumbie-ron luego por alguna razón desconocida yno están más entre nosotros; en cambio, elhoy llamado homo sapiens, a pesar de suaparente debilidad, es quien finalmentedominó la naturaleza con todas las parado-

jas que dicho estado de control y descontroltrae consigo.

Se dice que el caminar erguido, sobresus dos extremidades inferiores, fue un he-cho clave en la evolución de nuestra espe-cie. Esto tiene mucho sentido, el usar sololas piernas para desplazarse le permitió alhombre tener libres las extremidades supe-riores, con las cuales pudo confeccionar demodo rudimentario las armas que necesita-ba para suplir las carencias físicas que loponían en condición de desventaja frente aotras especies superiores en tamaño y for-taleza física.

Las manos fueron, pues, fundamentalesen el desarrollo de la especie humana. Conellas, se elaboraron herramientas, se cono-ció mejor el mundo a través del tacto, seexperimentaron sensaciones nuevas entrelos mismos seres humanos -afectivas- y na-cieron los primeros artistas a través de laspinturas rupestres, con las cuales el hombrese pudo expresar, simbolizar su entorno, larealidad conocida y desconocida, sus espe-ranzas y temores.

Fueron esos dibujos rudimentarios qui-zás los primeros atisbos de un pensamientosimbólico y representativo exclusivo de losseres humanos. Una escena de caza podíaquerer decir o contar lo que ocurrió aqueldía a manera de información para el restode integrantes de aquella comunidad o tam-bién ser una invitación para que esta se hagaefectiva en la realidad.

el homo sapiens, apesar de suaparentedebilidad, es quienfinalmente dominóla naturaleza.»

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Las necesidades de comunicación pudie-ron convertir aquellos dibujos en un códigoentendible por todos, una incipiente escri-tura podría estar naciendo. Sería un errorcreer que solo caracteres gráficos similaresa los usados hoy en día puedan ser conside-rados escritura: los jeroglíficos egipciosparecíanse más a los dibujos que a las letraso grafías usadas hoy. Hubo que hallar la pie-dra de roseta para descifrarlos y entenderque sí respondían a un código, a unas reglasque los convertían ciertamente en un siste-ma de escritura.

Entonces, desde que el hombre pudohallar una manera de graficar su realidadpodríamos ya pensar en una escritura sies que esta respondía a un código, claroestá. El continente de esta escritura po-día ser un muro, un ceramio o una piezade orfebrería, antecesores de los libros oa los que ya podríamos considerarloscomo tales, es decir, un conjunto depapiros, hojas sueltas o tablas en las quese grababa con un punzón los signos queconstituían las palabras, libro bajo el con-cepto que tenemos de este, hoy.

Tan importante resultó la escritura ennuestro desarrollo cultural que se consi-dera que es a partir de su existencia quepodemos hablar de historia propiamentedicha, siendo lo anterior consideradocomo prehistoria. La escritura permitióregistrar acontecimientos que hoy no co-noceríamos sin su concurso. Los hom-

bres que en su momento la dominarontuvieron una posición de poder por sobrelos demás, convirtiéndose esta en un ve-hículo ideal para difundir conocimientosa los más privilegiados por sobre la igno-rancia del grueso de la población.

El conocimiento y la cultura han sidosiempre armas eficaces para conseguir po-der, para dominar, para sojuzgar y engañarcon facilidad. Muchas civilizaciones de laantigüedad dieron especial y rigurosa edu-cación a las clases dominantes para preser-var así la ventaja que ni el arma más letalpodía ni puede vencer, hay que decirlo conclaridad.

En nuestro territorio, los incas daban es-pecial instrucción a los nobles cuzqueñosen casi todas las disciplinas conocidas en-tonces y, a pesar de no haber contado conun sistema de escritura hasta donde sabe-mos, se brindaba a los orejones un rigurosoentrenamiento y preparación para que lue-go estos ejerzan el poder y lo conservenpara su propia casta.

EL SEGUNDO CONTINENTE

Huelga recordar el enorme bagaje deconocimientos que nos ha legado Grecia,base de la cultura occidental de la que so-mos parte. El desarrollo alcanzado por losgriegos en casi todas las disciplinas conoci-das en la actualidad ?como son la filosofía,astronomía, literatura, pintura, escultura? se

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habría perdido de no ser porque todo ellopreservose a través de los libros, caracteresescritos sobre piedras, cuero, etc.

El conocimiento que ellos nos legaronno habría llegado a nosotros sin la presenciade los libros; pero, aun más, los mismos grie-gos no habrían alcanzado tal desarrollo enlas ciencias humanas y el conocimiento sinestos. La cultura occidental sintetizada en lagriega es también el cúmulo de experien-cias, talentos y logros del género humano através de muchos siglos y que, felizmente,ellos supieron conservar.

Las enseñanzas cristianas plasmadas enel libro más leído, la Biblia, fueron escritas através del tiempo antes de formar el solovolumen que hoy podemos tener en nues-tras manos para el propio provecho: siglosde inspiración divina de los hombres que laescribieron para que a través de ya dos milaños intenten trasformar para bien el mun-do, para hacer de nosotros mejores perso-nas. Estos valores deben sobrevivir al tiem-po, deben anidarse en nosotros mismos parahacernos vivir en un lugar mejor, más civili-zado, con más amor entre los semejantes.Pensar que todo aquello hubiera podido lle-gar a nosotros sin deformaciones solamentea través de la transmisión oral, de genera-ción en generación, sería realmente absur-do. Fue imprescindible que un libro conten-ga tan valiosas enseñanzas para que estashayan podido dar la vuelta al mundo yevangelizarnos a todos.

La época de la Ilustración, de las gran-des universidades europeas, se sustentó enlos libros, el vehículo más eficaz para llevarcultura, para discutir lo establecido, para in-vestigar y cuestionar con base científica. Elansia de saber varios siglos contenida sedesarrolló en las universidades y brindó almundo una nueva visión que buscaba expli-carlo todo con la razón y negar todo lo queno resistiera un análisis lógico y racional.

La Inquisición buscó frenar y negar mu-chas de las cosas que eran comprobablescon la razón, pero que podían negar dog-mas de fe largamente defendidos, así, mu-chos científicos fueron juzgados en sus tri-bunales y obligados a abjurar de sus ciertasteorías o descubrimientos. Cuántos librosfueron entonces echados al fuego para des-truir su contenido. Qué crímenes de lesacultura hemos sido capaces de cometer tam-bién en nombre de ideales absurdos o deverdades sagradas que en algún momento

deben anidarse ennosotros mismospara hacernosvivir en un lugarmejor, máscivilizado.»

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no resisten el menor análisis. Cómo no citaraquí el incendio provocado en la Bibliotecade Alejandría que consumió para siempredatos históricos que hoy serían muy valio-sos y conocimientos que, es posible, haya-mos demorado siglos en volver a obtener, sies que de verdad los hemos recuperado.

EL TERCER CONTINENTE

Y aunque los libros protagonistas de estaparte de la historia son similares a los delíneas arriba, es sumamente importante re-cordarlos porque son testigos y víctimassilentes de la barbarie de la propia especieque los creó.

Es pertinente acordarse ahora de la sol-dadesca chilena ocupando Lima durante laGuerra del Pacífico y utilizando nuestra Bi-blioteca Nacional como cuartel general,devastándola, utilizando las hojas de los li-bros como envoltorios o realizando fogatasque en vez de brindar luz y abrigo nos su-mían en las tinieblas de la ignorancia ygraficaban de modo cruel la pequeñez desu cerebro y de sus propósitos. Tuvo queser luego el gran Ricardo Palma, el bibliote-cario mendigo, quien reconstruyera todoaquello desde los escombros.

Cómo no va a ser valiosa para un país supropia historia, cómo negar la importanciade tener memoria colectiva si de eso de-pende no cometer los mismos errores va-rias veces. En eso que parecemos ser ex-

pertos nosotros los peruanos es en lo quese denota el absoluto desconocimiento quetenemos sobre nuestro pasado, sobre losvalores mismos que sustentaron nuestranacionalidad.

El desapego a la patria es un mal endé-mico al que solo venceremos si consegui-mos reavivar la memoria colectiva de todosnuestros compatriotas, si buscamos el lazocomún que sustenta nuestra identidad, nues-tro ser como peruanos, únicos y distintosmas no enemigos de los demás. Una na-ción sin historia es una nación sin alma. Loslibros son el vehículo adecuado para llevarhasta los rincones más alejados de nuestraagreste geografía el conocimiento que so-bre nosotros mismos debemos tener.

La historia se construye cada día, estáen nuestras manos hacerla mejor o peor.Para ello, así como fueron importantes loslibros en registrar los acontecimientos delpasado, lo son para ser testigos de nuestrodiario y actual vivir, y para que los pensado-res y visionarios puedan sentar las bases denuestro desarrollo.

La sociedad peruana actual necesita delos libros para superarse y salir adelante pueses alarmante el nivel cultural de nuestrapoblación, el más bajo de los últimos años,por no decir décadas, que pone en peligronuestro futuro desarrollo y nuestra existen-cia como una nación cohesionada.

Un alumno que egresa de la secundaria,de muchos colegios nacionales y también

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particulares, muestra una alarmante falta deconocimientos que antes no las tenía ni unegresado de la primaria. Las falencias inclu-yen todas las materias, como son la historia,los conceptos básicos de matemáticas e,incluso, las herramientas básicas para uncorrecto o al menos entendible uso de nues-tro idioma.

La década pasada sumó a su autoritaris-mo una política de seguro voluntaria de atra-so en el nivel educativo de la población. Seavanzó en cuanto a infraestructura educati-va, tanto así que en algún momento no eradescabellado guardar esperanzas de un des-pegue cultural de nuestra juventud; pero lospasos siguientes nunca se dieron y la invo-lución de la que somos víctimas parece notener freno.

El planteamiento de este trabajo busca-ba mostrar al ser humano evolucionandosiempre hacia mejores destinos, descubrien-do y dominando el mundo al cual le tocó

conquistar, siendo también cada vez mejorpersona y viviendo siempre de modo civili-zado. Sin embargo, en el caso peruano, pa-rece ser que luego de caminar hacia delan-te, hemos empezado a retroceder sin que anadie eso le parezca mal.Si hace una gene-ración todos los que egresaban del colegiosabían quién era Miguel Grau y en qué com-bate naval se inmoló por la patria, hoy elnombre del héroe de Angamos es relacio-nado de seguro solamente con la avenidaque lleva su nombre. Si hace no tanto tiem-po esos mismos egresados del colegio sa-bían al menos de modo básico las inciden-cias principales de las dos guerras mundia-les, los elementos químicos más importan-tes, quién era Platón o Sócrates o por lomenos los países limítrofes del Perú; es se-guro que el egresado promedio de hoy des-conoce por completo todo aquello y estámás preocupado por salir y ser partícipe deuna pelea callejera integrando una pandillabarrial o quizás utilizando todo su cerebroen planificar días divertidos y vacíos.

La cultura de los antivalores se ha im-puesto con fuerza, la ley de la selva rige enla ciudad y basta salir un momento parapercatarnos de ello. Los peruanos hemos sidodevorados por la televisión que de un tiem-po a esta parte alcanzó niveles de podre-dumbre nunca antes vistos y con niveles deaudiencia envidiables. Preocupante, perosintomático, que justamente esos televiden-tes sean los principales consumidores de la

hemos empezadoa retroceder sinque a nadie eso leparezca mal.»

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llamada �prensa chicha�, que nada informay que empobrece descaradamente el idio-ma de Cervantes.

EL CUARTO CONTINENTE

Este continente, en apariencia el mismo-hojas de papel empastadas?, difiere en de-masía de los tratados anteriormente por sucontenido, parte vital del concepto que es-tamos manejando.

El libro o el solo uso del signo o de lagrafía sobre un papel era antes sinónimo decultura, información. Hoy, que los mediostécnicos hacen harto sencillo editar revis-tas, periódicos o hasta panfletillos que osanllamarse libros caemos en la cuenta de queel libro, así como puede ser un excelente yhasta ahora insuperado vehículo de difusiónde la cultura e información, es también unpeligroso difusor de la incultura, de losantivalores, de modelos de vida y de con-ducta totalmente ajenos a nuestra identidadnacional.

Baste recordar cuántos libros se han edi-tado contando aspectos de la vida íntima depersonajes del espectáculo o la política,abundando en detalles truculentos quemucho tenían, evidentemente, de inven-tado y muy poco de cierto. El libro converti-do en vehículo para delinquir, pues aquellaprofusa narración violaba derechos consti-tucionales de quien era involuntario e inde-fenso protagonista de este.

También, llegan a los hogares peruanosmuchas ediciones baratas que acompañana los diarios de circulación nacional y quemás de una vez han incurrido en gravísimoserrores históricos o geográficos, brindandoinformación que contrariaba nuestra histo-ria e integridad territorial. Otras veces, setrata de textos escolares que contienen grue-sos errores de sintaxis u ortografía, y quehasta incentivan subliminalmente el consu-mo de sustancias prohibidas o al menos,indebidas.

Es por la importancia que se le reconoceal libro en la difusión de la cultura y los valo-res nacionales que se debe tener escrupu-loso cuidado en lo que se publica y se com-pra para la lectura propia y de los nuestros.En eso hemos de estar juntos autoridades,padres de familia, estudiantes universitarios,escolares y principalmente los editores,quienes muchas veces son motivados poruna muy buena y sana intención y llevan acabo un riguroso control de calidad sobre loque publicará.

EL QUINTO CONTINENTE

Cabe preguntarnos ahora si el libro hade sobrevivir, como tal, al avance inconte-nible de Internet. El acceso a bibliotecasvirtuales abre una posibilidad infinita paradifundir cultura y conocimiento a miles depersonas que pueden estar lejos, físicamen-te, de la propia fuente escrita; pero que por

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este medio electrónico llegan a tener fren-te a sí la imagen de valiosos manuscritos,libros únicos, incunables, que de esta ma-nera casi mágica se reproducen y viajanal mismo tiempo a cualquier lugar delmundo. Ese ejemplar único podría estarsiendo leído, a la vez, por miles de lecto-res en casi cualquier lugar del mundo yestarse conservando ?el original? en lascondiciones y temperatura adecuadas,evitando así su deterioro.

Quizás seamos impávidos testigos de latransformación de un concepto que se hamantenido incólume durante siglos. De aquíen adelante, el libro propiamente dicho darápaso a muchas publicaciones a través de lared y será esta la vía por la cual un textomerecedor de ser contenido en hojas depapel podrá ser �publicado� si cabe el tér-mino. La difusión masiva de Internet es elmayor descubrimiento hecho por el hom-bre �aun cuando esa no haya sido la inten-ción inicial de sus inventores- para llevar elconocimiento y la cultura a casi cualquierhabitante en cualquier punto del planetadesde la invención de la imprenta.

Posiblemente seamos los últimos román-ticos que digamos en voz alta que nada secompara al placer de tener un libro entrelas manos. La sensación que la actividad deleer nos produce ha sido compartida porincontables generaciones que nos han an-tecedido en su paso por este mundo y losbeneficios que tan grata actividad le ha brin-

dado a la humanidad son imposibles de cuan-tificar. Pasará aún un largo tiempo antes deque el maravilloso continente de hojas depapel y pasta de cartón o cuero sea total-mente derrotado, pero sería necio negar quela competencia que la tecnología brinda harála lucha muy desigual y cada vez más.

Ahora mismo, yo, romántico defensordel libro como tal, escribo este texto en uncomputador y me sería sumamente difícilhacerlo con igual rapidez en una hoja depapel. Muchos de nuestros escritores con-temporáneos se niegan a aceptar con facili-dad este medio para escribir sus creacionesliterarias, otros como Gabriel GarcíaMárquez, son entusiastas usuarios de losbeneficios que les brinda la modernidad.

Es por eso que con respecto a Internet,en vez de combatirla y satanizar toda la po-dredumbre que puede difundir con absolu-ta rapidez e impunidad, hemos de rescatarla infinita gama de posibilidades y de cami-nos que nos ofrece en la siempre ardua ta-rea de difundir cultura, conocimiento, co-municación entre hombres situados en losextremos geográficos, ideológicos y econó-micos del planeta. Ya nos hemos dado cuen-ta, en el cuarto continente, que más que elmedio importa el uso que se haga de este.

MÁS QUE CINCO CONTINENTES

Nos ha tocado ser protagonistas, volun-tarios o no, de una revolución. Quizás re-

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acciones similares, de incredulidad, dedesconfianza, se habrán producido en lostiempos de la invención de la imprenta,cuando las clases dominantes y cultas sepercataron que aquella era la herramien-ta que podía permitir cultivar la mente demiles de personas hasta entonces igno-rantes. Cuántas reacciones adversas sepresentan ante la posibilidad de compar-tir una de las armas más grandes que através de la historia ha permitido la exis-tencia de dominantes y sojuzgados: elconocimiento.

El avance tecnológico, cultural e ideoló-gico que permitió gestar el libro es incalcu-lable. Fue y es ante todo, un instrumentode democratización. Las ideas de los gran-des pensadores y precursores de nuestraindependencia se difundieron casi exclusi-vamente de manera escrita, las distanciasgeográficas, entonces mucho mayores porla lentitud de los medios de transporte, solopodían ser vencidas mediante la difusión dela palabra escrita. Así, la América españolapudo bullir con la misma intensidad con lasideas de libertad, igualdad y fraternidad queimpulsaron la revolución francesa y fueronaliciente importante en el ideal de libertaden esta parte del mundo.

El libro ha de existir siempre, quizás seacada vez menos común poder tenerlo en-tre las manos y por ende su definición hayade ampliarse y dejar de circunscribirse aaquel conjunto de hojas empastadas tal y

como lo conocemos hoy en día. Sí, aunquenos cueste aceptarlo, quizás formemos par-te de una de las últimas generaciones quetengan del libro aquella única imagen. Sinembargo, mientras el hombre no pierda sucapacidad creativa y no invente un mejormedio de registrar sus pensamientos y ta-lento que por medio de la palabra escrita,el continente viene a ser lo de menos. Ellenguaje de la palabra tiene una belleza quesupera largamente a la de su propio crea-dor. Es estimulante para quien escribe ylo es también para quien lee. Ambos usa-rán su imaginación y capacidad de abs-tracción y no existirán dos percepcionesiguales aunque nos encontremos frenteal mismo texto.

Eso es lo que el hoy tan de moda videono puede brindarnos. Ni el video ni ningúnotro medio técnico que pretenda represen-tar la realidad de manera más fiel y que deje,por lo tanto, menos espacio a la imagina-ción podrán lograrlo.

Ese es el peligro de habernos automati-zado a tal grado. Muchos hombres y muje-res, en su mayoría jóvenes, se han hechoesclavos del video y les cuesta demasiadotrabajo y tedio el leer un buen libro. Su ce-rebro se ha acostumbrado cada vez más aser estimulado solamente por aquello quepercibe con el sentido de la vista, con infor-maciones que le son dadas absolutamentedigeridas, sin un espacio para una sana críti-ca, para un cuestionamiento intelectual.

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La capacidad de abstracción hizo del serhumano lo que es hoy. El ser humano no es,posiblemente, el único de la creación quepuede pensar; hay otras especies que lo ha-cen muy incipientemente, claro. Pero sí es elúnico que tiene conciencia de su pensamien-to, es decir, piensa y sabe que lo hace.

Es por eso que fomentar desde muy tem-prana edad el hábito de la lectura es unaobligación para con los nuestros, es unadecisión que podrá cambiar en definitiva lahistoria para nosotros y hacer al fin de nues-tro país un lugar mejor para vivir con digni-dad. Para ello se requiere una decisión per-sonal y de índole familiar, y también una deorigen estatal, de parte del gobierno quedirija nuestros destinos. Está de más decirque ha sido hasta hoy moneda corriente quenuestros gobiernos tengan a la educacióncomo última opción a la hora de decidirpolíticas y acciones a tomar. Un pueblo ig-norante podrá ser engañado mil veces, po-drá ser seducido con ofertas que no resis-ten el menor análisis lógico de una mentemedianamente cultivada. Contrariamente alo que han pensado hasta hoy nuestros go-

bernantes, invertir en educación no tienepierde. La tasa de retorno es muy rentable.La tasa de retorno es la inmensa superación,generación tras generación.

La escritura permitió, desde su aparición,la conservación de un bagaje inmenso deconocimientos, fruto del esfuerzo y el pen-samiento del género humano a través delos siglos. Ya sea en una piedra, un cuero,papiro, en un libro cosido y transcrito a mano,en alguno editado en la primera imprenta oen uno difundido a través de Internet, ellibro es la herramienta más eficaz para di-fundir el conocimiento y para desarrollar lasmentes brillantes que están a la espera deser cultivadas.

La base del desarrollo de un país, y deuno como el nuestro aun más, se halla en laeducación, la cual es sinónimo de auténticademocracia, explosión benéfica de talentosnunca más desaprovechados ni hechos añi-cos por la pobreza y la falta de oportunida-des. No será difícil concluir que, en estereto, el continente es importante pero lo esmucho más el contenido. Inmensa tareapara todos. Enorme, pero ineludible.

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V í c t o r C a s a l l o M e s í a

Del leery

otras compañías

El código Da Vinci todavía descansa sobre mi velador. Solo me restan cien

páginas y siento pena de acabar una lectura ligera donde cada respuesta entra-

ña una nueva pregunta. Del mismo modo, estas novelas sobre templarios,

códices y otros misterios inventados persistentemente remiten a su versión

algo más sobria y desencantada en El club Dumas.

SI BIEN LEER ESTE LIBRO SOBREAMANTES DE LIBROS podría parecerun placer demasiado autoindulgente,Pérez-Reverte narra esos amores comoencarnados también en pasión, espe-

culación, robo y muerte. En su placi-dez y verdad, la lectura -y no solamen-te el libro- semeja la vida. Por eso aveces apelo a esta novela, en la acti-vidad irrenunciable de todo lector de

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Como profesor se aprende lo que signifi-ca intentar responder a decenas de sensi-bilidades diferentes que recién se intro-ducen al mundo de pensamientos, pala-bras y operaciones mentales que ya sonel ambiente cotidiano del que les hacede guía en su, según el caso, infierno opurgatorio. Por eso, aunque tienta poderinvitar a todos a leer El nombre de la rosa,aprovecho la mayor cercanía del misteriodel folio perdido en Dumas para animar-los -si no han entrado ya- al entusiasmode la intertextualidad y las posibilidadesde suspenso en una descripción interrum-pida o una clave a medio formular.

Podemos hablar hoy con aprecio de lacercanía de ciertas obras, sin renunciar a lacrítica como otra necesidad vital del lectorni entregarnos al número de ventas comoguía absoluto. Sabemos que hablar debestsellers es, por lo menos, equívoco. Para

quien goza como lector común y corriente,la crítica es una sobremesa indispensable trasplaceres tan sensuales como variados: tex-tos frescos, abstractos, fugaces, coloridos,endemoniados, pausados y toda la gamaencarnable en nuestro sentido interno alatravesar una página y la siguiente. Comono siempre el precio significa al sabor de unplato, los rankings de libros pueden ser unaperitivo -picante, tangencial- que en defi-nitiva nunca reemplaza al sentido del gusto.

Gustar es adquirir una disposición pla-centera. El joven alumno ingeniero queempieza a gustar del hasta hace poco fan-tasma de cien páginas se hace disponiblede una forma peculiar cuando me preguntacon qué libro podría regalar e impresionar asu amiga de letras. Quien sonría ante estemodesto comienzo no tiene sino que vol-ver a la clásica pregunta por lo estético en laliteratura. Entre decenas de perspectivas,advertirá el argumento de que leer no ex-cede al libro y al lector singular. En su articu-lación con el horizonte abarcador de la vida,el gusto por la lectura tiene diferentes sen-das, desvíos y posadas. Un pequeño apren-de a recorrer sus primeras páginas persi-guiendo los dibujos que se suceden en unorden que, con el tiempo, se hará más con-ceptual manteniendo, misteriosamente, elpoder sensible de lo material que quedasobre la página. Acompañar esta formacióndel gusto es, pues, disponer la mesa para lalectura y la conversación.

el gusto por lalectura tienediferentes sendas,desvíos yposadas.»

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Nuestra primera obligación es entoncesescuchar lo que nos puedan decir los invita-dos, incluso cuando no hablan explícitamen-te sobre el tema. El caso de los más jóvenesnos puede desinstalar que a sus pocos añosya habíamos leído algunos cuentos de ha-das clásicos o, un poco más tarde, devora-do más de una vez a Verne y Salgari. Hoy,muchos de nuestros mundos cotidianos si-guen siendo ilustres, aunque desconocidos.

IMÁGENES ALREDEDOR DEL LIBRO

Ya no vende sentenciar comoexcluyentes al libro y los mediosaudiovisuales. En todo caso, quien quieraseguir anatemizando hablará, por ejemplo,de un cine y televisión que canibalizan li-bros. Canibalizan porque su propia produc-ción se soporta en la escritura y lectura: encintas, discos o redes, las imágenes se re-gistran en textos. En realidad, ciertos celosfamiliares se adivinan ocasionalmente enalgunos enemigos acérrimos de las imáge-nes frente al texto. Precisemos que al ha-blar de producción audiovisual no nos refe-rimos a los productos financieros ni a losmercaderes mundiales de cintas (o libros),sino a la creación, más o menosseleccionable, que podemos ver y tambiénaprender a gustar.

Aun así, El señor de los anillos podría serun ejemplo reciente de destilación de untexto para su consumo mediático. Nueva-

mente la lectura y la indispensable conver-sación posterior con otros lectores pareceverse privada de su alimento: la animacióngenerada por computadora zanja �por ladecisión de un grupo particular de lectores-el gozo de discutir eternamente sobre elesmeralda de los bosques de Lothlorien, lasluces minerales en los cristales de las gale-rías de Moria o el negro abismal bajo lascapuchas de los jinetes de los Nazgul. Perono solo se ha dibujado la imaginación sinoque también se la ha sometido a tiemposfijados: la lentitud de Barbol y sus ents noresponde a una razón entre espacio y tiem-po medibles, como tampoco la fuerza o pre-mura de los jinetes Rohirrin en su carga fi-nal. De hecho, muchos de quienes leímosya con años por primera vez a Tolkien tuvi-mos que remontar el ritmo de la crónica delos usos y tabacos de la Comarca en la in-troducción, entrenando la paciencia para lospaseos descriptivos de los capítulos siguien-tes. Y, desde luego, valió la pena. Hay rit-mos que cuestan esfuerzo; y, al parecer,desde el cine y la televisión rigen los ritmosesperables, preferibles y tolerables actual-mente.

Esta última afirmación es exagerada. Sies que hay un espectador promedio de cine,este puede encontrarse tan perplejo ante elritmo y (des)articulación temporal deMulholland Drive como el lector que se ini-cia en Joyce o Proust. Lo que resulta intere-sante en la construcción audiovisual son pre-

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cisamente esas articulaciones que permitenatravesar y vincular espacios, remontándo-se semanas o años narrados dentro del mar-co de sesenta o ciento veinte minutos en elreloj de la sala del multicine o del hogar.Aprendimos de niños a reconocer las ocu-rrencias del mundo tridimensional en loscolores delimitados y en movimiento sobrela pantalla o el écran bidimensionales; y asífuimos también encontrando sentido a lassecuencias en paralelo, saltos temporales yla significatividad del movimiento de nues-tro punto de vista resituado por la cámara.Aun la más sencilla producción audiovisuales producción: una construcción de sentidoque no puede ver sino tras ser tematizadacomo creación.

Aprendemos a ver televisión y a ver cine.La afirmación es evidente cuando pensamosen ver cine nórdico, africano o, incluso,centroeuropeo en nuestro país; pero, por loque acabamos de decir, no es menos ciertacuando aplicada a los programas de televi-sión de señal abierta o a las ofertas de tem-porada hollywoodenses. Aficionarse o dis-frutar supone haber aprendido a encontrar-se en y experimentar esos mundos ilumina-dos, encuadrados, colorizados, editados yprocesados a través de cientos de recursosque les dan textura humana. El espacio y eltiempo se entretejen en una significatividadque lleva a pensar si la misma concepciónaislada de estos no es fruto de una com-prensión que ha malentendido la condición

de nuestra experiencia humana. A poco másde cien años de la conquista recíproca en-tre medios audiovisuales y públicos, no he-mos tenido tanto tiempo para caer en lacuenta de cómo se han transformado nues-tras maneras de imaginar, concebir, acercaro sentir, y qué se nos ha revelado sobre es-tas facultades mismas.

En particular, si bien es cierto que estasposibilidades de crear y descubriraudiovisualmente requieren aprendizaje,también lo es que no necesitan una media-ción institucionalizada públicamente comoeducativa. Recurrimos a un maestro y, porlo general, a una escuela para aprender aleer y escribir, pero no para apropiarnos delcine y televisión ordinarios. Ver y escucharse nos aparecen como actividades funda-mentales para el aprendizaje posterior de lalectura y escritura. De ahí que, a pesar delas denuncias contra la televisión y el cinealienantes, la sospecha de comprensión

cómo se hantransformadonuestras manerasde imaginar,concebir, acercaro sentir.»

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sesgada acerca de la condición humana sehaya vuelto más bien contra el libro. Almenos en muchas prácticas cotidianas y paraciertas perspectivas teóricas más o menospostmodernas, la defensa del patrimonio seha invertido en denuncia de elitismo,esquematización, objetividad para la mani-pulación y, por supuesto, individualismo.Simplificando al extremo, se presupone quela televisión, siquiera mediocremente, de-mocratiza; mientras los libros, históricamen-te, se han elitizado. Solamente quedaríaentonces administrar la carga social que re-presenta el libro como medio de instruc-ción masiva (al menos mientras el hipertextoprepare su asalto a las escuelas) y gravar elconsumo de quienes lo tienen como biende disfrute.

Pero también las sospechas invertidas seregistran en textos escritos. La crítica al po-der del logos no se permite renunciar a él.Sin embargo, independientemente de sunecesidad estratégica, escribir y leer consti-tuyen no solo prótesis tecnológicas sino ho-rizontes de experiencia indispensables. Des-de ellos puede empezar a ser comprensiblelo que pueden significar sociedad, ley, de-mocratización o individuo autónomo, no solocomo evidencia vivida sino también comocategorías formales que permiten plantear-se la pregunta por otras formas de serlo.Rodion Raskolnikov y Jean Valjean no sonsólo mundos de sentido inaccesibles paraquien permanece ajeno a la lectura, sino

que son -junto a sus otras encarnacionesintertextuales- la condición de posibilidad delas preguntas que, incluso para los detracto-res de la modernidad, son indispensablespara hablar de cualquier futuro posible quepodamos construir desde nuestro tiempo.

COMPAÑÍA DE LIBRO

Para justificar esta última respuesta, de-tengámonos un poco más en la experienciade leer. Sentado, casi probablemente fren-te a un cuarto ordenado o, mejor, a un jar-dín, veo negro sobre blanco; y esas letrasliberan en mí colores, superficies y miradasfundidas en pensamientos, emociones e,incluso, en lo que me cuesta categorizar.Cuando el ver atraviesa los signos impresosabre un mundo de sentido que tiene su ele-mento en la interioridad del lector. Sin per-turbar físicamente al cuerpo -que permane-ce sentado enfrentando el libro- las expe-riencias sensibles se fundenconceptualmente y conmueven en su nue-va realidad: el horror ante el rojo perso delinfierno y el frío en las laderas de la cabañade Heathchliff se encuentran en el mundosubjetivo de Dante o Emily Bronte.

Pero no solo se resitúa la vivencia sensi-ble, sino que la propia experiencia del flujode la realidad está a disposición del lector.Aunque no pueda cambiar lo que lee, eslibre de volver sobre lo leído, reposar enuna frase, desvelarse persiguiendo un des-

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enlace o detenerse hasta el día siguiente.En el silencio inmóvil del leer, vivencia yreflexión se hacen una misma experiencia,y la realidad, mediada ahora por su recons-trucción escrita, se ha hecho interpelaciónabierta a la posibilidad. Lentamente forma-da a través de los siglos, esta personalidades el nuevo individuo soñado por la ilustra-ción de todas las épocas: la república de loslectores con una opinión capaz de hacerse,desde sus singularidades, pública.

Al poner la realidad al frente en el librono solamente se la sistematiza en un códi-go, sino que, constituida como objeto (lite-ralmente: ahí delante), aparece dispuestacomo una gama de posibilidades realizables.Las primeras formas de escritura atestiguanese poderoso uso de leer y registrar: la con-tabilidad agrícola, demográfica, militar, etc.Si el conocimiento siempre ha sido poder,la escritura ha permitido fundamentalmen-te su concentración y distribución. Pero nosolo se ha podido ordenar y manipular co-sas; la realidad como objeto se ha penetra-do y reconstituido en nuevos mundos.

Las utopías son tan antiguas como loslibros; sin embargo, hay distancia entre laexpresión escrita de sueños, miedos y es-peranzas que animan al jardín de las Hes-pérides o Avalon, y la crítica imaginativa dePlatón, Tomás Moro o Erasmo. En estos, lareflexión ha mediado el discurso que pre-tende persuadir abriéndose camino con elfilo de su ironía. Argumentar en un texto no

es, pues, acumular razones o aforismos, sinoel ejercicio de crear al lector, anticipar suspreguntas, aburrimientos y motivaciones,para hacerle justicia al proponerle el propiopensamiento. Correlativamente el lector seexige una respuesta a la altura de esa ofertade sentido acabada en texto, que es en rea-lidad un resultado a la altura de esa ofertade sentido acabada en texto, que es en rea-lidad resultado de articular todas las correc-ciones previas del autor. En ese mutuo jue-go, donde escritor y lector no tienen porqué coincidir en un mismo sitio o momen-to, el intercambio de pensamientos abre unespacio de encuentro, la imaginación per-suasiva acerca las reflexiones y la razón con-cede al exigir.

Y, sin embargo, hace más de dos milaños, uno de los más penetrantes e imagi-nativos autores griegos deconstruyó �diría-mos hoy- la ficción del escritor que escon-de sus vacíos, intereses y sencillez humanatras su redacción pulcra y definitiva. Incluso

la imaginaciónpersuasiva acercalas reflexiones y larazón concede alexigir.»

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en la sobriedad de las filas de palabras so-bre un papel limpio, el lector puede ser víc-tima de la retórica manipuladora o de, sim-plemente, consumir el libro y sus ideas comonuevas respuestas definitivas -peroreemplazables- cuando el capricho o lasofística lo requieran. El Fedro de Platón �texto escrito, desde luego-, al advertir so-bre la posible corrupción del lector y lospeligros del texto mudo a lo que no sea surepetición, recuerda que también la escri-tura es mediación y, por eso, una herramien-ta que depende de las condiciones concre-tas de quienes la usan, en particular, sus si-tuaciones de poder. La advertencia es im-portante porque aquí la herramienta modi-fica no solo precisamente la memoria sinola forma misma de concebirse del autor. Laresponsabilidad pedagógica en la �Alegoríade la caverna� �y en La consolación de lafilosofía de Boecio o ¿Qué es la ilustración?de Kant- alcanza categoría metafísica cuan-do se cae en la cuenta de que no única-mente se constituye mundo al escribir o leer,sino que la propia noción y experiencia deidentidad de la persona están mediados poresos nuevos mundos alcanzados a través deltexto. En el sentido más profundo concebi-ble, el tejido de la realidad no sólo se hilva-na con la fibra de nuestros sueños, sino queestos sueños tienen consistencia de letras ypáginas.

No es casual, entonces, que esta clásicacrítica al libro esté asociada a la reserva con-

tra los poetas, pues quienes reclaman unainspiración que los invade no siempre estándispuestos a responsabilizarse de sus pala-bras. Pero si bien la poesía teje historias,imágenes o sensaciones, se detiene de for-ma todavía más fundamental en las pala-bras como un espacio semántico irreductiblea una mera colección de términos. Los sig-nificados se articulan en el abrazo inque-brantable entre lenguaje y mundo, que nosolo se distancian para renovarse permanen-temente. La lectura de las primeras poesíasacompaña la fantasía de los niños en la ex-periencia humanizadora que aprende a nom-brar, distinguir y transformar, como en eldescubrimiento de su pequeño cuerpo conlos versos de Gabriela Mistral. Por eso, lacapacidad de crear (revolucionar) el mundoreside en la poesía, ya venga desde el amoro la política, como el cartero en Ardientepaciencia de Skármeta.

El silencio activo del lector realiza estafuerza especialmente explícita en la poesía:la póiesis de un mundo que no es un simpleproducto, sino la praxis misma del lenguaje.La constatamos en los descubrimientosurbanos de Baudelaire o en la superaciónde la referencia ostensiva de los nombresen Mallarmé. El mismo poder es recono-cible, sin el persistente temor a la disolu-ción del hombre moderno, en las senci-llas imágenes de la naturaleza de la poe-sía asiática al descubrir las montañas deLi Bao o en el haiku universal del sapo, la

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luna y el estanque de Basho. Detenerse,sorprenderse y admirar lo más cercano esun efecto nada extraño en el procesomismo del leer poesía.

NO ESTAMOS SOLOS

Entre palabras se imaginan y crean, en-tonces, mundos. Aunque también entreellas se puedan confundir y perder sueños yhombres. El temor de ser Alonso Quijano yno el Caballero de la Triste Figura amenazacon el desequilibrio vital a todo aquel quese pregunta y busca responderse desde suslecturas. Pero esa urgencia desde la ficcióntiene, como en Hamlet, su raíz en ese po-der creador previo del lenguaje, que no nospertenece sino en tanto estamos ya situa-dos mundanamente en él. Las demandas ydecisiones de los otros avanzan en el tiem-po e, incluso, nos arrastran si no responde-mos. Como el lenguaje, la historia de nues-tras decisiones siempre nos excede, y los

textos que escribimos con nuestras palabrasy nuestras acciones -escribimos hechos quequedan como marcas y significados- solocobran sentido desde las lecturas y relatosde los demás. No tenemos, pues, el puntofinal sobre nuestra historia y, como el hom-bre de Las ruinas circulares de Borges, solopodemos aspirar a, disponiendo la historiapara otros, hacernos parte viva de la historiaen la que habremos de desaparecer.

El poder y la palabra han tenido historias-y no solo una historia monológica- en elPerú. Con esfuerzo estamos aprendiendo aaceptar nuestra ignorancia para escucharla yleerla. Por eso nos interesa que la crítica alelitismo de la academia como rodeada desus textos sostenidos en sus citas de la co-munidad intelectual internacional se hayadecantado, más allá de los ataques perso-nales, en una objeción metodológica. Lamediación escrita, como señalamos, fija lospensamientos y los asemeja a cosasanalizables y transformables; pero esa fuer-za también puede ser poder de cosificar ymanipular. El punto crítico no reside enton-ces en la escritura o el conocimiento, sinoen quienes deciden lo que cuenta para serescrito y conocido y en quienes cuentan paraescribir y conocer.

En un montaje reciente del grupo teatralYuyachkani �significativamente titulado �Sintítulo�-, el escribidor pasa por alto, inalcan-zable, las palabras y lenguajes de los quesolo tenían su memoria y su comunidad

como el lenguaje,la historia denuestrasdecisiones siemprenos excede.»

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humanas para sostener las palabras de susvidas y sus muertes. Los informes que hanhecho pública la verdad de estos relatos queparecían tan efímeros como un hálito sonparte de un largo encuentro que se ha debi-do librar también entre libros. Los ritmos,términos, paisajes, modos de apasionarse,luchar y morir en los personajes de Ciro Ale-gría y José María Arguedas han recorrido unbuen trecho para dejarse sorprender por sushijos en los relatos de Edgardo Rivera o Mi-guel Gutiérrez. El encuentro ha venido cu-briendo también la distancia -por ausenciao caricaturización- que los separaba de lamodernidad que ansía hacerse más grandeque el barrio en Mario Vargas Llosa, queironiza esa misma particularidad en AlfredoBryce, o le sonríe sin culpas o nostalgias conAbelardo Sánchez León. Y, finalmente, qui-zás querramos adivinar -reconstruyendo unaantología desde nuestra esperanza personal-en los personajes construidos por CarlosHerrera desde la filosofía, la psicología y lasartes diplomáticas, una mirada sobre �elperuano� que desborda al tipo sociológico yse pregunta por nosotros los participantesen un drama que sigue desenvolviéndose.

Más allá de la apología o la deconstrucciónde la lectura, nuestro interés por el libro nodepende de su ser un conjunto fáctico depáginas, sino que se dirige la acción queenmarca el gesto de pedir, leer, comentar oentregar un libro. Las políticas, sistemas,impuestos, derechos y planes de estudios

cobran sentido sobre un horizonte que com-prende tanto nuestras diferentes caracterís-ticas como nuestras relaciones y posicionesde poder relativas. Solamente así, situadoen el hoy y aquí, el lector o lectora soñadopor la modernidad puede hacer justicia a latradición en que se descubre como indivi-duo a través de la mediación de un textoque lo encuentra con los otros para devol-verlo a sí mismo, a la espera de que ellos lohagan siempre un poco más universal. Ellector se sabe compañero al escribir y leernuestras historias.

ALEJANDRÍAS

Es difícil encontrar hoy zoológicos u ob-servatorios alrededor o dentro de las biblio-tecas. Por su lado, en las librerías se hanhecho comunes los sillones, el café y sobretodo la tertulia que nos es tan querida. Enrespuesta a los tiempos, nuestras bibliote-cas ofrecen ahora conferencias, proyeccio-nes, exposiciones, cursos e innumerablesactividades, donde los terribles abismos delibros y galerías de Borges o Eco estimulanmás bien el interés. Con todo, el aprove-chamiento de las bibliotecas y, en general,el cultivo de la lectura siguen siendo undesafío que nos alcanza a través de los quellegan a nuestro mundo de voces, textos eimágenes audiovisuales.

El sano espíritu que la tradición ha ate-sorado en el recuerdo de la Biblioteca de

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Alejandría nos anima a imaginar un mundode conocimiento integrado por esos rela-tos, libros, cintas, discos y redes. Nuestraslecturas no solo brotaron del mundo de vidaen que fueron escritas, corregidas y publi-cadas, sino que nos llegaron como parte dela vida de quienes las hicieron suyas y su-pieron ponerlas en nuestras manos. Es cier-to que hoy las imágenes han penetrado lostextos y han traído color a periódicos y en-ciclopedias, así como que ya nadie puedellamar impunemente subliteratura a las his-torietas. Pero, como observamos al inicio,la lectura de lo escrito opera como base aestas posibilidades. En este contexto, com-petir no es, como se suele temer, enfren-tarse a un gladiador más joven y con mejorpublicidad, sino una mortal carencia de pers-pectiva.

Si tememos por los jóvenes y niños quehoy no leen o no se imaginan leyendo esporque deseamos para ellos las experien-cias que nos trajeron nuestras lecturas. Siese espíritu de competir no sigue animandoa escucharlos, podremos encontrar -en suspropias y múltiples experiencias de ficcióny realidad- nuevas preguntas a nuestras lec-turas y, muy probablemente, otros autoresy mundos.

La lucha y el desencanto social, así comola terca esperanza sobre el nihilismo no que-daron en Nietzsche o las respuestas siste-máticas y literarias de comienzos del sigloXX. Hoy alcanzan a muchos jóvenes en los

relatos gráficos de Alan Moore y Alex Ross,muchas veces buscados en su idioma origi-nal. En el mismo mundo de las historietas,la distancia y confusión entre sueños y mun-do se hacen crítica social y dilema moralmás allá del psicoanálisis en los relatos deNeil Gaiman. Por otro lado, buena parte delpropio mundo de los videojuegos y su apro-piación por los efectos especiales de laspelículas se formaron en los lenguajes y pai-sajes futuristas de las novelas de WilliamGibson. Y también en nuestras calles, nue-vos oradores y narradores, entre la venta yel espectáculo, reconfiguran su lenguaje ysus públicos como lo hicieron sus predece-sores a través de los siglos cantando en lasplazas. Entre fotocopias, fanzines y correoselectrónicos, estos mundos leídos son asu-midos y recreados por quienes todavía quie-ren escribir, leer y publicar.

Compartir la lectura y atesorar el libro esparticipar en esta conversación entusiasma-

la distancia yconfusión entresueños y mundo sehacen críticasocial y dilemamoral.»

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dos -antes que armados- por el gozo denuestras propias experiencias. Al volver a esegozo originario, revivido en cada nueva lec-tura, seremos, además de convincentes,compañeros en las búsquedas y creacionesde nuestra época, que ya está en manos delos jóvenes. Aunque algunos libros puedanquedar en espera en los estantes por algu-nas temporadas, conocemos la confianza deque las palabras que nos llegaron son parareleerse y rescribirse en su momento. Se

BIBLIOGRAFÍA

-Abram, David. The spell of the sensous � Perception and language in a more-than-human world. NuevaYork: Pantheon Books, 1996.

-Arendt, Ana. La condición human. Barcelona: Seix Barral, 1974.-Edwards, James. The Authority of Language. Tampa: University of South Florida Press, 1990.-Huber, Ludwig. Consumo, cultura e identidad en el mundo globalizad. Lima: IEP, 2002.-Kellner, Douglas. Media Culture: Cultural Studies, Identity and Politics between the Modern and the

Postmoder. Londres: Routledge, 1995.-Nugent, Guillermo. Composición sin título: sobre democracia y diversidad cultural en el Perú. Lima:

Friedrich Ebert Stiftung, 1998.-Ong, Walter. Orality and Literacy � The Technologizing of the Word. Londres: Ruthledge, 1982.-Szlezák, Thomas. Leer a Platon. Madrid: Alianza Editorial, 1991.

hacen escuchar con silencio en las nuevaslecturas de los niños de hoy, entre colores ysonidos, y enriquecen nuestro sentido de loclásico. Haciéndonos disponibles a estostiempos, podemos disponer para sus nue-vos personajes esta experiencia que nos hapermitido construir la casa que los ha acogi-do. Desde las grietas y cobijos de este mun-do, ellos deben saber que ya están escri-biendo su nueva historia. Y que ya todosempezamos a leer sus páginas.

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WILFREDO ARDITO VEGA.- Abogado por la Pontificia Universidad Católica del

Perú y magíster en Derecho Internacional de los Derechos Humanos por la Uni-

versidad de Essex, se desempeña como catedrático universitario. Miembro de la

Mesa para la No Discriminación de la Coordinadora Nacional de Derechos

Humanos, es actualmente el responsable del Programa de Jueces de Paz del

Instituto de Defensa Legal.

CARLOS ALBERTO CAMACHO AZURDUY.- Licenciado en Ciencias de la Co-

municación (UCB-La Paz) y magíster en Comunicación y Desarrollo (UASB), es

miembro del Directorio de la Asociación de Periodistas de La Paz y de la Asocia-

ción Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC). Docente universitario a

nivel de pre y postgrados, se desempeña como consultor en programas y proyec-

tos de comunicación estratégica, así como de investigación, educación y salud

para el desarrollo. Actualmente, es candidato al Doctorado en Comunicación,

Ética y Derecho a la Información de la Universidad Complutense de Madrid y de

la Universidad Diego Portales de Santiago de Chile. www.geocities.com/

carcam2000 [email protected]

VÍCTOR CASALLO MESÍAS.- Licenciado y magíster en Filosofía, ha seguido

estudios de Ingeniería Industrial en la Pontificia Universidad Católica del

Perú (PUCP). Asimismo, ha participado en proyectos de desarrollo educati-

vo intercultural. Actualmente, trabaja en el Departamento Académico de

Comunicaciones y es profesor del Departamento Académico de Humanida-

des de la PUCP.

CARLOS CASTILLO RAFAEL.- Egresado de la Pontificia Universidad Católica del

Perú (PUCP), cursó estudios de Filosofía a nivel de pregrado y postgrado. Se

desempeña como capacitador principal en el Centro de Formación y Capacita-

ción de Conciliadores Extrajudiciales de la PUCP.

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EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA.- Escritor peruano radicado en los Estados Uni-

dos, se desempeña como catedrático en Oregon. Abogado de profesión, tiene

estudios de Lingüística y Literatura en España y de Etnología en la École des Hautes

Études en Sciences Sociales de París. Su libro más reciente, Los sueños de América,

se convirtió en un bestseller en español en Nueva York y lo hizo merecedor del

Premio Latino de Literatura de los Estados Unidos. Ha ganado el Premio Juan

Rulfo, que se concede anualmente en París y México al mejor cuento escrito en el

mundo de habla castellana, como también el Premio Nacional de Fomento a la

Cultura �Ricardo Palma� y el Premio Nacional de Novela �Universo�. Web: http:/

/www.geocities.com/egonzalezviana

MARGARITA GUERRA MARTINIÈRE.- Doctora en Historia por la Pontificia Uni-

versidad Católica del Perú (PUCP), es autora de varias publicaciones especializa-

das en la historia peruana. Profesora principal del Departamento Académico de

Humanidades y directora del Instituto Riva-Agüero de la PUCP, ha desempeñado

diversos cargos académicos. Entre sus publicaciones se encuentran La ocupación

de Lima (1881- 1883): el gobierno de García Calderón, Historia de la educación

peruana en la República : (1821-1876) y La mujer en la conquista y la evangeliza-

ción en el Perú (Lima, 1550-1650).

VÍCTOR HORTEL.- Abogado especialista en Derecho Penal y Procesal Penal,

actualmente ocupa el cargo de defensor general de la Ciudad Autónoma de

Buenos Aires, Argentina. Docente universitario de Derecho Procesal Penal en la

Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Católica de La Plata, ha

forjado su carrera en el área penal del Poder Judicial argentino, institución en la

que ha desempeñado los cargos de mayor relevancia.

RAÚL LOZANO MERINO.- Egresado de la Pontificia Universidad Católica del

Perú (PUCP), ha seguido estudios en la Maestría en Derecho Internacional Econó-

mico y de postgrado en Derecho Mercantil en la Universidad de Salamanca,

España. Fue catedrático de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la

Universidad de Lima y, asimismo, de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas

de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Es profesor visitante de la Universidad

Complutense de Madrid. Árbitro nacional e internacional de la Cámara de Co-

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mercio de Lima, AMCHAN y la División Internacional de la Asociación America-

na de Arbitraje (AAA); se desempeñó como presidente de la Federación

Interamericana de Abogados - FIA con sede en Washington D.C. (2002-2003).

Vicepresidente nacional de la Union Internationale des Avocats -UIA, con sede

en París, Francia; es cónsul honorario de Letonia.

JEANNETTE LLAJA.- Abogada por la Pontificia Universidad Católica del Perú, es

especialista superior en Derechos Humanos por la Universidad Andina Simón

Bolívar, sede Ecuador. Actualmente, es responsable del Área de Servicios de Estu-

dio para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (DEMUS).

ISMAEL FRANCISCO NÚÑEZ SÁENZ.- Abogado por la Pontificia Universi-

dad Católica del Perú (PUCP), actualmente se desempeña como subsecreta-

rio general de la Presidencia de la República. Fue Viceministro de Salud, así

como miembro del directorio de Editora Perú y de Corpac S.A. Obtuvo la

Maestría en Derecho en la PUCP y cursó estudios en el CAEN, así como en

el Programa de Pasantías de la Comunidad Andina de Naciones-BID-Intal. Es

catedrático invitado por la Maestría de Derecho con Mención en Derecho

Civil de la PUCP.

JORGE ORTIZ SOTELO.- Capitán de fragata en retiro, se graduó en Historia en la

Pontificia Universidad Católica del Perú. Llevó a cabo estudios de especialización

en Historia Marítima e Imperial Británica en la Universidad de Londres y se doc-

toró en Historia Marítima en la Universidad de Saint Andrews, Escocia. Ha sido

presidente del Instituto de Estudios Políticos y Estratégicos, y director ejecutivo del

Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza Perú-Ecuador y del Institu-

to Peruano de Economía Social de Mercado. Actualmente, es director ejecutivo

del Instituto Peruano de Economía y Política, y profesor de Estrategia en la Escuela

Superior de Guerra Naval.

ROSSANA PASSONI VALLE.- Egresada de la Facultad de Ciencias e Ingeniería en

el año 2003, es bachiller en Química por la Pontificia Universidad Católica del

Perú. Comprometida con el servicio social tratando de llevar cultura y fé a los más

necesitados, es investigadora del Grupo Yachay.

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MARCIAL RUBIO CORREA.- Abogado, magíster y doctor en Derecho por la

Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), se desempeña actualmente como

vicerrector académico en dicha institución. Es también secretario general de la

Asociación Peruana de Estudios e Investigaciones para la Paz (APEP), presidente

del Tribunal de Etica del Consejo Nacional de la Prensa y miembro de la Comi-

sión Consultiva de la Comisión de Constitución del Congreso de la República. Fue

ministro de Educación en el año 2000 y, anteriormente, concejal de la Municipa-

lidad de Lima.

LEÓN TRAHTEMBERG.- Magíster en Administración y en Educación, es director

general del colegio �León Pinelo�. Conferencista, columnista y consultor interna-

cional, ha merecido las Palmas Magisteriales en Grado de Amauta que otorga el

Estado Peruano. Es autor de trece libros sobre la educación peruana.

CÉSAR ULLOA TAPIA.- Catedrático de Investigación y Proyectos, y de Historia de

la Comunicación de la Universidad Técnica Particular de Loja, es responsable del

Área de Comunicación del Proyecto Binacional Catamayo-Chira, Capítulo Ecua-

dor. Columnista de la Revista Artes, Diario La Hora, Quito-Ecuador, también se

desempeña como editorialista del periódico Crónica de la Tarde, Loja-Ecuador.

Es miembro del Consejo Editorial y columnista de la revista Voz Urbana de Gua-

temala y editorialista de la sección �Sin Tapujos� de la página web www.all-

artecuador.com. Correo electrónico: [email protected]

RICARDO LUIS VILLANUEVA MEYER.- Bachiller en Derecho por la Pontificia

Universidad Católica del Perú, ha trabajado en diversas instituciones, como en el

Tribunal Constitucional (2002-2003). Ganador del Premio Nacional de Cuento

organizado por la Municipalidad de Paucarpata (Arequipa) en el año 1995 y de

los Juegos Florales de la PUCP, categoría Cuento, en 1996; obtuvo una mención

honrosa en el primer Concurso de Cuento organizado por la librería Crisol. Cola-

bora habitualmente con los diarios El Peruano y La Industria de Trujillo.

Page 148: BRÚJULA - aeg.pucp.edu.peaeg.pucp.edu.pe/publicaciones/brujula8.pdf · con nuestra participación y nuestro interØs en el desarrollo de la misma quie- nes le damos vida porque somos,

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Precisión necesaria

El artículo �Tres generaciones de mujeres en la dramaturgia perua-

na contemporánea�, de la doctora Alicia Saco, publicado en la

última edición de �Brújula�, fue el texto de la ponencia que la

autora presentó en el conversatorio �Dramaturgia francesa y pe-

ruana contemporánea�, el 17 de setiembre de 2003, en la Alian-

za Francesa de Miraflores, presentado por el Teatro de la Univer-

sidad Católica y la Embajada de Francia. Hacemos esta precisión

a solicitud de la propia autora. La Dirección.