bromatologia tomo 1

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13 1 Tema Una Visiòn desde la Economía Una visiòn desde la Economìa Autor Invitado: Lic Guillermo Luciano Licenciado en Economía Profesor Adjunto Ordinario de la Cátedra de Economía II de la Licenciatura en Nutrición Facultad de Bromatología Universidad Nacional de Entre Ríos

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bromatologia tomo 1universidad nacional de entre rios. argentina

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13

1Tema

Una Visiòndesde la Economía

Una visiòn desde la Economìa

Autor Invitado: Lic Guillermo Luciano

Licenciado en Economía Profesor Adjunto Ordinario de laCátedra de Economía II de la

Licenciatura en NutriciónFacultad de Bromatología

Universidad Nacional de Entre Ríos

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Uno de los temas que más preocupan a nues-tra sociedad hoy es el consumo descontrolado que tienen los países ricos sobre los recursos naturales estratégicos, sin considerar las conse-cuencias que esto tiene para el planeta y las futu-ras generaciones. Si a esto se suma que se malo-gran un volumen equivalente de recursos apro-vechables, por el manejo irresponsable de los detritus de los procesos industriales, el panora-ma de los próximos años resulta inquietante.

Simultáneamente, es la primera vez en la his-toria de la humanidad que grandes mayorías aceptan resignadamente ser privadas de los bie-nes esenciales, sin provocar el colapso de la sociedad que los excluye. Esto es diferente a lo que sucedía en la antigüedad, donde las socie-dades que no daban respuestas al conjunto de sus individuos colapsaban y desaparecían.

Podríamos decir entonces que el actual siste-ma de integración social, económica y política de los distintos países de la tierra avanza hacia un futuro por lo menos incierto que estaría caracterizado por:

la distribución de la riqueza cada vez más regresiva o sea que los que más tienen, acumu-lan cada vez más y los que menos tienen, cada vez tienen menos.

el consumo descontrolado de recursos naturales, estamos consumiendo en pocos lus-tros el total de las reservas de recursos plane-tarios, estratégicos para la sobrevivencia, como la biodiversidad, la atmósfera o el agua potable.

Hay muchas formas de ver la condición de la

INTRODUCCIÓN

LA ECONOMÍA ES UNA CIENCIA SOCIAL

Economía como Ciencia Social, para no abundar en un concepto que se desarrollará a lo largo de este texto. Decimos que la Sociedad aparece cuando los individuos, en la búsqueda de la reso-lución de sus problemas de sobrevivencia, deben asociarse en grupos que exceden los lími-tes de los núcleos familiares.

En ese momento aparecen los temas que con-forman el núcleo de nuestra ciencia y que a con-tinuación referiremos.

Desde que existe la humanidad, han estado

presente siempre dos problemas que configuran el núcleo de la ciencia económica: cómo se pro-ducen los bienes que conforman el exceden-te social y cómo se distribuyen.

En los albores de la sociedad humana, los individuos se autoproveían de los elementos que necesitaban para subsistir y reproducirse, pero con el correr del tiempo, adquirieron la capaci-dad de generar un número mayor que los nece-sarios para la subsistencia.

Es entonces cuando aparece un excedente que queda disponible para otros fines, a decidir por el conjunto social. De esta clase de bienes, que se denominan excedente social y de su des-tino, se ocupa nuestra ciencia.

Durante milenios la producción del exceden-te se resolvió por la recolección y la caza y su asig-nación la efectuaban los líderes grupales, a tra-vés de la autoridad que emanaba de su fuerza, de su astucia o simplemente de costumbres ancestrales.

Posteriormente la agricultura revolucionó la forma de la organización humana, ya que volúme-nes desconocidos hasta entonces de alimentos y bienes, permitieron hacer mas complejas las rela-ciones del grupo social y aumentar dramáticamen-te el número de individuos que los conformaban.

EL EXCEDENTE

Una visiòn desde la Economìa

Tema

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Uno de los temas que más preocupan a nues-tra sociedad hoy es el consumo descontrolado que tienen los países ricos sobre los recursos naturales estratégicos, sin considerar las conse-cuencias que esto tiene para el planeta y las futu-ras generaciones. Si a esto se suma que se malo-gran un volumen equivalente de recursos apro-vechables, por el manejo irresponsable de los detritus de los procesos industriales, el panora-ma de los próximos años resulta inquietante.

Simultáneamente, es la primera vez en la his-toria de la humanidad que grandes mayorías aceptan resignadamente ser privadas de los bie-nes esenciales, sin provocar el colapso de la sociedad que los excluye. Esto es diferente a lo que sucedía en la antigüedad, donde las socie-dades que no daban respuestas al conjunto de sus individuos colapsaban y desaparecían.

Podríamos decir entonces que el actual siste-ma de integración social, económica y política de los distintos países de la tierra avanza hacia un futuro por lo menos incierto que estaría caracterizado por:

la distribución de la riqueza cada vez más regresiva o sea que los que más tienen, acumu-lan cada vez más y los que menos tienen, cada vez tienen menos.

el consumo descontrolado de recursos naturales, estamos consumiendo en pocos lus-tros el total de las reservas de recursos plane-tarios, estratégicos para la sobrevivencia, como la biodiversidad, la atmósfera o el agua potable.

Hay muchas formas de ver la condición de la

INTRODUCCIÓN

LA ECONOMÍA ES UNA CIENCIA SOCIAL

Economía como Ciencia Social, para no abundar en un concepto que se desarrollará a lo largo de este texto. Decimos que la Sociedad aparece cuando los individuos, en la búsqueda de la reso-lución de sus problemas de sobrevivencia, deben asociarse en grupos que exceden los lími-tes de los núcleos familiares.

En ese momento aparecen los temas que con-forman el núcleo de nuestra ciencia y que a con-tinuación referiremos.

Desde que existe la humanidad, han estado

presente siempre dos problemas que configuran el núcleo de la ciencia económica: cómo se pro-ducen los bienes que conforman el exceden-te social y cómo se distribuyen.

En los albores de la sociedad humana, los individuos se autoproveían de los elementos que necesitaban para subsistir y reproducirse, pero con el correr del tiempo, adquirieron la capaci-dad de generar un número mayor que los nece-sarios para la subsistencia.

Es entonces cuando aparece un excedente que queda disponible para otros fines, a decidir por el conjunto social. De esta clase de bienes, que se denominan excedente social y de su des-tino, se ocupa nuestra ciencia.

Durante milenios la producción del exceden-te se resolvió por la recolección y la caza y su asig-nación la efectuaban los líderes grupales, a tra-vés de la autoridad que emanaba de su fuerza, de su astucia o simplemente de costumbres ancestrales.

Posteriormente la agricultura revolucionó la forma de la organización humana, ya que volúme-nes desconocidos hasta entonces de alimentos y bienes, permitieron hacer mas complejas las rela-ciones del grupo social y aumentar dramáticamen-te el número de individuos que los conformaban.

EL EXCEDENTE

Una visiòn desde la Economìa

Tema

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1 Luego las diversidades de intereses, amplitud

de los escenarios geográficos, y la cada vez más numerosa nómina de miembros, fue generando una de las instituciones más antiguas que reco-noce la historia humana: El Mercado.

El Mercado ha estado presente a lo largo de milenios, desde el inicio de las sociedades regis-tradas, resolviendo en parte uno de los dos pro-blemas que ocupan a nuestra ciencia: cómo se distribuyen los bienes.

El Mercado ha sido también un gran facilita-dor en la misión de asignar los recursos, dado que es una de las formas mas eficaces que tie-nen los hombres para expresar sus preferencias individuales.

Pero finalmente el gran salto en la historia humana respecto a la producción de bienes se produjo con la Revolución Industrial, y a partir de allí se conformó un nuevo universo de relacio-nes sociales que dieron lugar a la sociedad moderna.

Los grandes agregados económicos, los com-plejos problemas generados en la producción de bienes, las elaboradas técnicas necesarias para su administración y finalmente, y por sobre todo, la inédita manera de apropiarse y alternarse en la cúspide de la organización humana. Todo esto ha quitado la transparencia a los fenómenos liga-dos a lo Económico ya referidos, como son la forma en que la sociedad produce y distribuye los bienes.

No nos olvidemos que el 2% de los hombres controla el 50 % de toda la riqueza generada por la humanidad y que el 10% cuenta con el 85% del total ( Fuente Naciones Unidas).

Si pensamos esta ciencia en términos de quantum de productos, complejidad de merca-dos y relaciones productivas, nos resultará impo-sible entender por qué la Ciencia Económica apa-

rece recién en 1776, como se acepta conven-cionalmente, con la monumental obra de Adam Smith INQUIRY INTO THE NATURE AND CAUSES OF THE WEALTH OF NATIONS- Investigación Acer-ca de la Naturaleza y causa de la Riqueza de las Naciones - puesto que todos los fenómenos enunciados en el párrafo anterior, estaban pre-sentes antes de esa fecha.

En el detalle de la evolución del pensamiento de la ciencia que desarrollaremos intentaremos ver que en el cuerpo de debate conocido como: El Discurso de los “Economistas Clásicos” que se inicia con Smith y culmina con Carlos Marx, se presenta un universo completo, con principio y final, referido a la estructura del sistema de pro-ducción inaugurado en las postrimerías del siglo XVIII.

La profecía de Marx acerca del colapso inevi-table de este modo de organización social y sobre todo su análisis descarnado de las impli-cancias éticas que tiene la vieja teoría del valor – trabajo, esbozada por los fisiócratas y desarro-llada por los clásicos en el esquema analítico marxista, es superada con el pragmatismo de los nuevos economistas “neoclásicos”. Esta corriente que consolida Alfred Marshall, el insig-ne fundador de la Escuela Económica de Cam-brigde, se resuelve drásticamente al sostener que el centro de la ciencia económica no está ocupado por la Teoría del Valor sino por los temas referidos al Dinero, dado que éste es la constante omnipresente en todos los fenóme-nos económicos.

El encanto que la economía tuvo siempre para las mentes matemáticas se expresaba en la historia de la ciencia, periódicamente con planteos que no recogían mayores adeptos.

Pero fue en este período donde las teorías de Jeremías Bentham enunciadas temprana-mente en el siglo XIX, y a su vez basadas en los viejos planteos de los Hedonistas Griegos, que sostenían que el hombre es una máquina de pla-cer, y que en su búsqueda está la explicación de

sus actos y de este modo encontraron el marco adecuado para su formulación.

Francis Edgewoth - 1845 - 1926 - en su libro PSICOLOGÍA MATEMÁTICA propuso la resolu-ción del tema económico aceptando el supuesto que cada hombre es una “perfecta máquina en busca de placer” y desarrolla complejas ecua-ciones matemáticas para explicar su conducta.

Muy lejos están estos planteos de los primi-genios postulados de Adam Smith acerca de la naturaleza moral de la conducta de los hombres.

En la actualidad nada queda de la claridad conceptual y de la expresión de los primeros eco-nomistas.

Si hacemos un inventario de los términos eco-nómicos habituales en las crónicas especializa-das de los diarios, nos encontraremos con dece-nas y decenas de palabras y expresiones en inglés, latín, francés e incluso italiano que se uti-lizan habitualmente para designar hechos o fenó-menos generalmente sencillos, casi diríamos comprensibles y cotidianos, que si fueran nom-brados en castellano, todos entenderían. Esto lamentablemente no es así, ya que aparecen habitualmente en los diarios términos como def-fault, ex ante, ex post, libor, ceteris paribus, cros-sover, paper, passing, etc., aunque la lista podría llenar varias páginas.

Cuando pensamos en leyes de la ciencia siempre lo hacemos valorando a éstas como sentencias inapelables, que son el resultado del descubrimiento de las normas de conducta implícitas en los fenómenos analizados.

Este enfoque tiene que ver con las leyes de las ciencias duras, que en realidad se han esta-blecido al descubrir las relaciones esenciales de las cosas en el mundo físico-matemático y sus conductas inalterables ligadas a ellas.

Estas leyes rigen el universo mas allá de la pre-sencia de una inteligencia que las elabore y un caso típico es la Ley de la Gravedad que afecta la vida de todos los seres, aún antes de que New-ton desentrañara sus misterios.

Sin embargo las leyes de la economía se ajus-tan a las normas que rigen la sociedad o sea a construcciones culturales de los hombres, las que sólo tienen vigencia en los períodos en que son establecidas y aceptadas.

Una de las formas mas eficaces para lograrlo

es dificultar el acceso a la ciencia de los no espe-cialistas y eso se logra en primer lugar encriptan-do su conocimiento con un lenguaje inentendi-ble por las personas comunes.

Esto oculta el verdadero objeto de la Econo-mía y dificulta su comprensión. Tal vez una res-puesta a este problema sea que esa dificultad tiene como fin el impedir el acceso de los ciu-dadanos comunes a sus contenidos, ya que esto significaría la posibilidad de que dichos ciudada-nos quisieran modificar o subvertir algunos pro-blemas de la situación actual de la sociedad.

La regresividad de la distribución del ingreso es la norma de todos los países en la actualidad y a pesar de eso el orden social vigente se repro-duce permanentemente, recreando una y otra vez en forma corregida y aumentada las condi-ciones que lo generaron y que garantizan su per-petuación.

Ya no es posible actuar como si fuéramos prescindentes de la responsabilidad de conser-var los limitados recursos con que cuenta el pla-neta, como una forma de garantizar uno de los mandatos primordiales de los seres vivos, como es la reproducción de la especie.

Mientras la humanidad en estado primitivo extraía los bienes naturales de un modo que hoy consideraríamos “sustentable” y hasta “orgáni-co” en la actualidad lo hace generalmente de un modo predatorio e insostenible.

EL MERCADO

LAS LEYES ECONÓMICAS

Una visiòn desde la Economìa

Tema

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1 Luego las diversidades de intereses, amplitud

de los escenarios geográficos, y la cada vez más numerosa nómina de miembros, fue generando una de las instituciones más antiguas que reco-noce la historia humana: El Mercado.

El Mercado ha estado presente a lo largo de milenios, desde el inicio de las sociedades regis-tradas, resolviendo en parte uno de los dos pro-blemas que ocupan a nuestra ciencia: cómo se distribuyen los bienes.

El Mercado ha sido también un gran facilita-dor en la misión de asignar los recursos, dado que es una de las formas mas eficaces que tie-nen los hombres para expresar sus preferencias individuales.

Pero finalmente el gran salto en la historia humana respecto a la producción de bienes se produjo con la Revolución Industrial, y a partir de allí se conformó un nuevo universo de relacio-nes sociales que dieron lugar a la sociedad moderna.

Los grandes agregados económicos, los com-plejos problemas generados en la producción de bienes, las elaboradas técnicas necesarias para su administración y finalmente, y por sobre todo, la inédita manera de apropiarse y alternarse en la cúspide de la organización humana. Todo esto ha quitado la transparencia a los fenómenos liga-dos a lo Económico ya referidos, como son la forma en que la sociedad produce y distribuye los bienes.

No nos olvidemos que el 2% de los hombres controla el 50 % de toda la riqueza generada por la humanidad y que el 10% cuenta con el 85% del total ( Fuente Naciones Unidas).

Si pensamos esta ciencia en términos de quantum de productos, complejidad de merca-dos y relaciones productivas, nos resultará impo-sible entender por qué la Ciencia Económica apa-

rece recién en 1776, como se acepta conven-cionalmente, con la monumental obra de Adam Smith INQUIRY INTO THE NATURE AND CAUSES OF THE WEALTH OF NATIONS- Investigación Acer-ca de la Naturaleza y causa de la Riqueza de las Naciones - puesto que todos los fenómenos enunciados en el párrafo anterior, estaban pre-sentes antes de esa fecha.

En el detalle de la evolución del pensamiento de la ciencia que desarrollaremos intentaremos ver que en el cuerpo de debate conocido como: El Discurso de los “Economistas Clásicos” que se inicia con Smith y culmina con Carlos Marx, se presenta un universo completo, con principio y final, referido a la estructura del sistema de pro-ducción inaugurado en las postrimerías del siglo XVIII.

La profecía de Marx acerca del colapso inevi-table de este modo de organización social y sobre todo su análisis descarnado de las impli-cancias éticas que tiene la vieja teoría del valor – trabajo, esbozada por los fisiócratas y desarro-llada por los clásicos en el esquema analítico marxista, es superada con el pragmatismo de los nuevos economistas “neoclásicos”. Esta corriente que consolida Alfred Marshall, el insig-ne fundador de la Escuela Económica de Cam-brigde, se resuelve drásticamente al sostener que el centro de la ciencia económica no está ocupado por la Teoría del Valor sino por los temas referidos al Dinero, dado que éste es la constante omnipresente en todos los fenóme-nos económicos.

El encanto que la economía tuvo siempre para las mentes matemáticas se expresaba en la historia de la ciencia, periódicamente con planteos que no recogían mayores adeptos.

Pero fue en este período donde las teorías de Jeremías Bentham enunciadas temprana-mente en el siglo XIX, y a su vez basadas en los viejos planteos de los Hedonistas Griegos, que sostenían que el hombre es una máquina de pla-cer, y que en su búsqueda está la explicación de

sus actos y de este modo encontraron el marco adecuado para su formulación.

Francis Edgewoth - 1845 - 1926 - en su libro PSICOLOGÍA MATEMÁTICA propuso la resolu-ción del tema económico aceptando el supuesto que cada hombre es una “perfecta máquina en busca de placer” y desarrolla complejas ecua-ciones matemáticas para explicar su conducta.

Muy lejos están estos planteos de los primi-genios postulados de Adam Smith acerca de la naturaleza moral de la conducta de los hombres.

En la actualidad nada queda de la claridad conceptual y de la expresión de los primeros eco-nomistas.

Si hacemos un inventario de los términos eco-nómicos habituales en las crónicas especializa-das de los diarios, nos encontraremos con dece-nas y decenas de palabras y expresiones en inglés, latín, francés e incluso italiano que se uti-lizan habitualmente para designar hechos o fenó-menos generalmente sencillos, casi diríamos comprensibles y cotidianos, que si fueran nom-brados en castellano, todos entenderían. Esto lamentablemente no es así, ya que aparecen habitualmente en los diarios términos como def-fault, ex ante, ex post, libor, ceteris paribus, cros-sover, paper, passing, etc., aunque la lista podría llenar varias páginas.

Cuando pensamos en leyes de la ciencia siempre lo hacemos valorando a éstas como sentencias inapelables, que son el resultado del descubrimiento de las normas de conducta implícitas en los fenómenos analizados.

Este enfoque tiene que ver con las leyes de las ciencias duras, que en realidad se han esta-blecido al descubrir las relaciones esenciales de las cosas en el mundo físico-matemático y sus conductas inalterables ligadas a ellas.

Estas leyes rigen el universo mas allá de la pre-sencia de una inteligencia que las elabore y un caso típico es la Ley de la Gravedad que afecta la vida de todos los seres, aún antes de que New-ton desentrañara sus misterios.

Sin embargo las leyes de la economía se ajus-tan a las normas que rigen la sociedad o sea a construcciones culturales de los hombres, las que sólo tienen vigencia en los períodos en que son establecidas y aceptadas.

Una de las formas mas eficaces para lograrlo

es dificultar el acceso a la ciencia de los no espe-cialistas y eso se logra en primer lugar encriptan-do su conocimiento con un lenguaje inentendi-ble por las personas comunes.

Esto oculta el verdadero objeto de la Econo-mía y dificulta su comprensión. Tal vez una res-puesta a este problema sea que esa dificultad tiene como fin el impedir el acceso de los ciu-dadanos comunes a sus contenidos, ya que esto significaría la posibilidad de que dichos ciudada-nos quisieran modificar o subvertir algunos pro-blemas de la situación actual de la sociedad.

La regresividad de la distribución del ingreso es la norma de todos los países en la actualidad y a pesar de eso el orden social vigente se repro-duce permanentemente, recreando una y otra vez en forma corregida y aumentada las condi-ciones que lo generaron y que garantizan su per-petuación.

Ya no es posible actuar como si fuéramos prescindentes de la responsabilidad de conser-var los limitados recursos con que cuenta el pla-neta, como una forma de garantizar uno de los mandatos primordiales de los seres vivos, como es la reproducción de la especie.

Mientras la humanidad en estado primitivo extraía los bienes naturales de un modo que hoy consideraríamos “sustentable” y hasta “orgáni-co” en la actualidad lo hace generalmente de un modo predatorio e insostenible.

EL MERCADO

LAS LEYES ECONÓMICAS

Una visiòn desde la Economìa

Tema

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1918

1El hombre primitivo disfrutaba a través del

nomadismo de territorios infinitos para extraer los bienes necesarios para la vida, en la actuali-dad la mayor parte de los elementos esenciales para la vida se encuentran en proceso de agota-miento. Recordemos también que en la anti-güedad todos los miembros del grupo eran nece-sarios y funcionales para lograr su subsistencia, mientras que en la actualidad, producto del avan-ce tecnológico y del paradigma de la sociedad moderna que es la ganancia, cada vez son menos los invitados al universo de la abundancia y más los excluidos.

Finalmente en la antigüedad las sociedades que no sustentaban a todos sus miembros, cual-quiera fuera su rango en ella, terminaban por

Del Paternalismo Autoritarioal Mercado Exclusor

Una visiòn desde la Economìa

colapsar, mientras que en la actualidad vemos la dualidad de realidades de opulencia, que coe-xisten en tiempo y espacio, con marginación extrema. Recordemos que aún en la cerrada estructura de castas de la India los seres que se ubicaban en la base de la pirámide social, los parias, lograban alimentarse y cobijarse dentro de ella, a diferencia de la actualidad que, aún en las sociedades desarrolladas, es común el espectáculo de seres humanos revolviendo la basura para poder comer.

Aunque esto en términos históricos sea insostenible, en el corto plazo crea una ilusión de permanencia por aquello que dijo alguna vez John Maynard Keynes - 1883 - 1946 -: “... a quien le importa el largo plazo si a largo plazo estamos todos muertos...”

A continuación veremos que la historia de la Economía como Ciencia Social, es la historia de la resolución de dos interrogantes, presentes siempre en la organización humana:

¿Quién realiza el esfuerzo para la obtención del excedente social (entendiendo por exceden-te aquellos bienes que no son consumidos en el proceso de su obtención)?

¿Quién se apropia de este excedente?

La historia de la Sociedad es también la historia de las diferentes respuestas que ha ido elaborando el hombre a estos inte-rrogantes. Quién asig-naba el trabajo y quién se quedaba con los bie-

nes, tuvo durante dece-nas de milenios una reso-

lución obvia y aceptada por todos.

Recordemos que él o los individuos que logra-ban detentar el poder de la sociedad daban res-puestas a estos interrogantes y el resto acepta-ba pasivamente no imaginando otra posibilidad, salvo la rebelión.

En la antigüedad la lucha entre pueblos era la base junto con la esclavitud del sistema de obtención de medios de subsistencia y, por la generación del excedente, de riqueza.

La mayor parte de la población estaba forzada

a trabajar en la obtención de alimentos y quienes labraban la tierra eran forzados a hacerlo por las tradiciones aceptadas por todos o por la fuerza.

Los excedentes agrícolas así obtenidos garantizaban el sostenimiento de las complejas estructuras de poder y de su correcta resolución dependía la continuidad del régimen. Tan dra-mática era esta relación que los Estados que no garantizaban la alimentación de sus súbditos sucumbían y desaparecían.

A lo largo de casi toda la historia humana el

EN LA ANTIGÜEDAD

Tema

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1918

1El hombre primitivo disfrutaba a través del

nomadismo de territorios infinitos para extraer los bienes necesarios para la vida, en la actuali-dad la mayor parte de los elementos esenciales para la vida se encuentran en proceso de agota-miento. Recordemos también que en la anti-güedad todos los miembros del grupo eran nece-sarios y funcionales para lograr su subsistencia, mientras que en la actualidad, producto del avan-ce tecnológico y del paradigma de la sociedad moderna que es la ganancia, cada vez son menos los invitados al universo de la abundancia y más los excluidos.

Finalmente en la antigüedad las sociedades que no sustentaban a todos sus miembros, cual-quiera fuera su rango en ella, terminaban por

Del Paternalismo Autoritarioal Mercado Exclusor

Una visiòn desde la Economìa

colapsar, mientras que en la actualidad vemos la dualidad de realidades de opulencia, que coe-xisten en tiempo y espacio, con marginación extrema. Recordemos que aún en la cerrada estructura de castas de la India los seres que se ubicaban en la base de la pirámide social, los parias, lograban alimentarse y cobijarse dentro de ella, a diferencia de la actualidad que, aún en las sociedades desarrolladas, es común el espectáculo de seres humanos revolviendo la basura para poder comer.

Aunque esto en términos históricos sea insostenible, en el corto plazo crea una ilusión de permanencia por aquello que dijo alguna vez John Maynard Keynes - 1883 - 1946 -: “... a quien le importa el largo plazo si a largo plazo estamos todos muertos...”

A continuación veremos que la historia de la Economía como Ciencia Social, es la historia de la resolución de dos interrogantes, presentes siempre en la organización humana:

¿Quién realiza el esfuerzo para la obtención del excedente social (entendiendo por exceden-te aquellos bienes que no son consumidos en el proceso de su obtención)?

¿Quién se apropia de este excedente?

La historia de la Sociedad es también la historia de las diferentes respuestas que ha ido elaborando el hombre a estos inte-rrogantes. Quién asig-naba el trabajo y quién se quedaba con los bie-

nes, tuvo durante dece-nas de milenios una reso-

lución obvia y aceptada por todos.

Recordemos que él o los individuos que logra-ban detentar el poder de la sociedad daban res-puestas a estos interrogantes y el resto acepta-ba pasivamente no imaginando otra posibilidad, salvo la rebelión.

En la antigüedad la lucha entre pueblos era la base junto con la esclavitud del sistema de obtención de medios de subsistencia y, por la generación del excedente, de riqueza.

La mayor parte de la población estaba forzada

a trabajar en la obtención de alimentos y quienes labraban la tierra eran forzados a hacerlo por las tradiciones aceptadas por todos o por la fuerza.

Los excedentes agrícolas así obtenidos garantizaban el sostenimiento de las complejas estructuras de poder y de su correcta resolución dependía la continuidad del régimen. Tan dra-mática era esta relación que los Estados que no garantizaban la alimentación de sus súbditos sucumbían y desaparecían.

A lo largo de casi toda la historia humana el

EN LA ANTIGÜEDAD

Tema

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1paradigma de la organización social fue la Auto-ridad, ya sea proveniente de la fuerza, de la tra-dición o del temor religioso.

El punto de inflexión fue, hace dos mil años, el discurso de Jesús de Nazareth.

Su mensaje proclamando la igualdad de todos ante los ojos de Dios, fue rápidamente adoptado por los sectores más bajos de la esca-la social de su época.

En primera instancia fue la religión de los

esclavos, de los postergados, de los humildes y no es para menos ya que subvertía los valores ancestrales sosteniendo que (....) todos los hombres eran iguales en dignidad ante los ojos de Dios y que incluso “los últimos serán los pri-meros en el reino de los cielos “.

Para entender lo revolucionario de este men-saje recordemos que la esclavitud durante miles de años había sido considerada una institución aceptada, incluso para los griegos fundadores del pensamiento filosófico moderno.

Aunque hoy nos parezca inaceptable Aris-tóteles afirmaba que:

“ ...los esclavos son propiedades animadas. La naturaleza hace distintos los cuerpos de los hombres libres que los de los esclavos, estos son vigorosos para los trabajos pesados; aque-llos en cambio, erguidos y elegantes, ineptos para estos trabajos, pero útiles para la vida civil. La naturaleza se ocupa que algunos sean libres y otros esclavos”.(Extraído del libro de Claudio Tozzi : ECONOMISTAS GRIEGOS Y ROMANOS).

Con la aparición del cristianismo ya nada será

igual. La esclavitud pasará a ser una institución for-

zada y amoral, y el hombre para seguir usufruc-tuándola deberá modificar formalmente su ropa-je, para poder “asimilarla” sin mayores conflictos.

Los Romanos se apropiaron, valiéndose de la conquista, de territorios, bienes y de valores culturales, pero una vez establecido su control, regularon estos cambios con leyes. Es así que desarrollaron el cuerpo doctrinal que regula los derechos sobre las cosas, vigente hasta nues-tros días y que conocemos como el Derecho Romano ( Corpus Jurus Civilis ).

Sobre la base de la necesidad de garantizar el derecho de propiedad, reglamentaron legal-mente dos derechos de las personas y que tie-nen vigencia hasta hoy: 1) el de establecer con-tratos y 2) el de heredar bienes a sus descen-dientes.

La transición a la Edad Media no significa la desaparición de la esclavitud ni la depre-dación de otros pue-blos, como modo de obtener riquezas.

La maquinaria política, militar, de comunicaciones, etc. del Imperio Romano es reemplazada por pequeñas autono-mías regionales. La Iglesia Católica que durante los primeros años de la Era Cristiana estaba sig-nada por la clandestinidad de las catacumbas, dejó de estar sumergida en la reserva y la perse-cución para ocupar un rol cada vez más destaca-do en la organización social.

El otrora fluido comercio que circulaba por las vías romanas a lo largo y a lo ancho de Europa, pasa a verse cada vez mas limitado por la insegu-ridad al desaparecer el control del ejército impe-rial y aparecer los salteadores de caminos. Las regulaciones regionales, impuestos y trabas al

comercio que cada feudo o porción en la que se había dividido el imperio, imponen nuevas for-mas a la circulación de mercaderías. El intercam-bio cultural, consecuencia inevitable del perma-nente movimiento de ejércitos y mercaderías, languidece en un progresivo estancamiento por la nueva realidad geopolítica.

La transición a la Edad Media no significa la desaparición de la esclavitud y de la apropiación de la riqueza de otros pueblos como modo de obtener riquezas, pero sí instala un debate sobre la legitimidad moral de los procedimientos sociales.

El conocimiento científico pasa a ser una constante oportunidad para la herejía en la medi-da que sus postulaciones contraríen lo que la ortodoxia considera como establecido en él: “or-den natural” y por lo tanto pasa a estar severa-mente controlada por la ahora visible superes-tructura religiosa.

Se inaugura la era del iusnaturalismo: así como existe un orden en la naturaleza que expli-ca los hechos del mundo físico y al que el hom-bre accede a través de la ciencia, existe un orden natural en la organización de las cosas que nos es revelado por la doctrina y a cuyos designios debe ajustarse la acción de los hombres para alcanzar la salvación.

Salgamos por un momento del monasterio y

vayamos al campo, a observar como se producen los bienes sociales por antonomasia, o sea los ali-mentos. Veremos allí agricultores que roturan la tierra con rudimentarias herramientas, la espal-da doblada sobre los surcos, vestidos con andrajos, y unidos al terreno que deben cultivar por irrenunciables vínculos que determina la “Ley Natural”.

No son hombres libres, tampoco esclavos a la

usanza romana, son “Siervos de la Gleba”.

Con arreglo a las leyes medievales, un cam-pesino no era dueño de sí mismo, todo (incluida la tierra que trabajaba, sus animales, su casa y hasta su comida) pertenecía al señor feudal. En esta organización social, los campesinos esta-ban obligados a trabajar para su señor, que les concedía a cambio una parcela de tierra para cul-tivo propio.

Su vida estaba llena de penalidades ya que les estaba prohibido marcharse del feudo sin per-miso. Para ellos la única manera de obtener la libertad era ahorrar el dinero necesario para com-prar un lote de tierras o casarse con una persona libre. Los cultivos y la cría del ganado absorbían toda la jornada, los métodos eran anticuados e ineficaces.

En la Europa medieval, más del 90% de la población vivía en el campo y trabajaba la tierra. Las tierras de cultivo alrededor de una aldea se dividían en tres grandes lotes, según su calidad: aptas para trigo, centeneras y medio centene-ras. A los campesinos se les atribuían parcelas en cada lote, de manera que las tierras buenas y malas quedaran equitativamente repartidas.

Los campesinos cosechaban sus parcelas propias, pero también ayudaban en los grandes cultivos, para arar campos y segar y recoger el heno. Una cosecha mala era una amenaza de hambre para todos.

La comida en la Edad Media variaba, como siempre, con arreglo a sus medios. Los nobles pudientes podían permitirse una gran variedad de alimentos, incluyendo los frutos secos, las almendras y las especias asiáticas, productos muy caros y algo fundamental: las carnes de caza, reservadas exclusivamente al señor feudal.

La gente del pueblo comía un pan moreno y tosco hecho de trigo con centeno o avena, ver-duras de huerta, y escasas veces carne, en especial de cerdo, de sus existencias caseras.

EL IMPERIO ROMANO

LA EDAD MEDIA

LOS SIERVOS DE LA GLEBA

Una visiòn desde la Economìa

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1paradigma de la organización social fue la Auto-ridad, ya sea proveniente de la fuerza, de la tra-dición o del temor religioso.

El punto de inflexión fue, hace dos mil años, el discurso de Jesús de Nazareth.

Su mensaje proclamando la igualdad de todos ante los ojos de Dios, fue rápidamente adoptado por los sectores más bajos de la esca-la social de su época.

En primera instancia fue la religión de los

esclavos, de los postergados, de los humildes y no es para menos ya que subvertía los valores ancestrales sosteniendo que (....) todos los hombres eran iguales en dignidad ante los ojos de Dios y que incluso “los últimos serán los pri-meros en el reino de los cielos “.

Para entender lo revolucionario de este men-saje recordemos que la esclavitud durante miles de años había sido considerada una institución aceptada, incluso para los griegos fundadores del pensamiento filosófico moderno.

Aunque hoy nos parezca inaceptable Aris-tóteles afirmaba que:

“ ...los esclavos son propiedades animadas. La naturaleza hace distintos los cuerpos de los hombres libres que los de los esclavos, estos son vigorosos para los trabajos pesados; aque-llos en cambio, erguidos y elegantes, ineptos para estos trabajos, pero útiles para la vida civil. La naturaleza se ocupa que algunos sean libres y otros esclavos”.(Extraído del libro de Claudio Tozzi : ECONOMISTAS GRIEGOS Y ROMANOS).

Con la aparición del cristianismo ya nada será

igual. La esclavitud pasará a ser una institución for-

zada y amoral, y el hombre para seguir usufruc-tuándola deberá modificar formalmente su ropa-je, para poder “asimilarla” sin mayores conflictos.

Los Romanos se apropiaron, valiéndose de la conquista, de territorios, bienes y de valores culturales, pero una vez establecido su control, regularon estos cambios con leyes. Es así que desarrollaron el cuerpo doctrinal que regula los derechos sobre las cosas, vigente hasta nues-tros días y que conocemos como el Derecho Romano ( Corpus Jurus Civilis ).

Sobre la base de la necesidad de garantizar el derecho de propiedad, reglamentaron legal-mente dos derechos de las personas y que tie-nen vigencia hasta hoy: 1) el de establecer con-tratos y 2) el de heredar bienes a sus descen-dientes.

La transición a la Edad Media no significa la desaparición de la esclavitud ni la depre-dación de otros pue-blos, como modo de obtener riquezas.

La maquinaria política, militar, de comunicaciones, etc. del Imperio Romano es reemplazada por pequeñas autono-mías regionales. La Iglesia Católica que durante los primeros años de la Era Cristiana estaba sig-nada por la clandestinidad de las catacumbas, dejó de estar sumergida en la reserva y la perse-cución para ocupar un rol cada vez más destaca-do en la organización social.

El otrora fluido comercio que circulaba por las vías romanas a lo largo y a lo ancho de Europa, pasa a verse cada vez mas limitado por la insegu-ridad al desaparecer el control del ejército impe-rial y aparecer los salteadores de caminos. Las regulaciones regionales, impuestos y trabas al

comercio que cada feudo o porción en la que se había dividido el imperio, imponen nuevas for-mas a la circulación de mercaderías. El intercam-bio cultural, consecuencia inevitable del perma-nente movimiento de ejércitos y mercaderías, languidece en un progresivo estancamiento por la nueva realidad geopolítica.

La transición a la Edad Media no significa la desaparición de la esclavitud y de la apropiación de la riqueza de otros pueblos como modo de obtener riquezas, pero sí instala un debate sobre la legitimidad moral de los procedimientos sociales.

El conocimiento científico pasa a ser una constante oportunidad para la herejía en la medi-da que sus postulaciones contraríen lo que la ortodoxia considera como establecido en él: “or-den natural” y por lo tanto pasa a estar severa-mente controlada por la ahora visible superes-tructura religiosa.

Se inaugura la era del iusnaturalismo: así como existe un orden en la naturaleza que expli-ca los hechos del mundo físico y al que el hom-bre accede a través de la ciencia, existe un orden natural en la organización de las cosas que nos es revelado por la doctrina y a cuyos designios debe ajustarse la acción de los hombres para alcanzar la salvación.

Salgamos por un momento del monasterio y

vayamos al campo, a observar como se producen los bienes sociales por antonomasia, o sea los ali-mentos. Veremos allí agricultores que roturan la tierra con rudimentarias herramientas, la espal-da doblada sobre los surcos, vestidos con andrajos, y unidos al terreno que deben cultivar por irrenunciables vínculos que determina la “Ley Natural”.

No son hombres libres, tampoco esclavos a la

usanza romana, son “Siervos de la Gleba”.

Con arreglo a las leyes medievales, un cam-pesino no era dueño de sí mismo, todo (incluida la tierra que trabajaba, sus animales, su casa y hasta su comida) pertenecía al señor feudal. En esta organización social, los campesinos esta-ban obligados a trabajar para su señor, que les concedía a cambio una parcela de tierra para cul-tivo propio.

Su vida estaba llena de penalidades ya que les estaba prohibido marcharse del feudo sin per-miso. Para ellos la única manera de obtener la libertad era ahorrar el dinero necesario para com-prar un lote de tierras o casarse con una persona libre. Los cultivos y la cría del ganado absorbían toda la jornada, los métodos eran anticuados e ineficaces.

En la Europa medieval, más del 90% de la población vivía en el campo y trabajaba la tierra. Las tierras de cultivo alrededor de una aldea se dividían en tres grandes lotes, según su calidad: aptas para trigo, centeneras y medio centene-ras. A los campesinos se les atribuían parcelas en cada lote, de manera que las tierras buenas y malas quedaran equitativamente repartidas.

Los campesinos cosechaban sus parcelas propias, pero también ayudaban en los grandes cultivos, para arar campos y segar y recoger el heno. Una cosecha mala era una amenaza de hambre para todos.

La comida en la Edad Media variaba, como siempre, con arreglo a sus medios. Los nobles pudientes podían permitirse una gran variedad de alimentos, incluyendo los frutos secos, las almendras y las especias asiáticas, productos muy caros y algo fundamental: las carnes de caza, reservadas exclusivamente al señor feudal.

La gente del pueblo comía un pan moreno y tosco hecho de trigo con centeno o avena, ver-duras de huerta, y escasas veces carne, en especial de cerdo, de sus existencias caseras.

EL IMPERIO ROMANO

LA EDAD MEDIA

LOS SIERVOS DE LA GLEBA

Una visiòn desde la Economìa

Tema

Page 10: bromatologia tomo 1

Es muy interesante ver en forma sucinta la

evolución de la actividad comercial y su influen-cia en la evolución histórica del período que esta-mos considerando.

Como decíamos anteriormente, rotos los hilos conductores establecidos por los romanos, la interrelación entre los distantes territorios del ahora desaparecido imperio había quedado en manos de quienes no tenían otro espacio social para desarrollar su vida.

En aquellos años dedicarse al comercio era asumir la peor de las ocupaciones ya que era una actividad para parias, desplazados o exilia-dos. Ni siquiera cuando llegaban a las pequeñas ciudades medievales a ejercer sus destrezas mercantiles eran aliviados de esa carga: tenían que acampar extramuros, fuera del “burgo” (ciu-dad) del otro lado de las defensas, condenados siempre a vivir en peligro.

Hoy puede parecernos inverosímil esto, ya que su enorme desarrollo nos ha llevado actual-mente a hablar de “economía de mercado”.

En la era de los shoppings y de los hipermerca-dos, de los ministerios de comercio y de los trata-dos de comercio internacional, hablar de la falta de legitimidad de la actividad comercial, más que un anacronismo risueño nos suena a mentira.

Sin embargo en el transcurso de los siglos, la propia naturaleza de su actividad los hizo ir lenta-mente conformando lo que finalmente sería una nueva clase social: la burguesía, el paradigma del modelo social que sucedería al orden medie-val y que se caracterizaría por la consolidación de esta nueva forma de acumular riquezas.

Mientras los campesinos, generación tras generación, sólo eran estimulados a producir su subsistencia (carentes de interés en acumular, ya que el señor feudal tomaba todo lo produci-do ejerciendo arbitrariamente sus privilegios) los comerciantes, en cambio, iban poco a poco generando los excedentes económicos, básica-mente en forma de metales y piedras preciosas que finalmente le otorgarían el control social.

El vehículo de esta dramática transformación en la consideración pública fue que el sosteni-miento de los privilegios cortesanos exigía a los señores feudales contar con ejércitos, que les per-mitiesen defenderse de las pretensiones de veci-nos sobre sus territorios o avanzar ellos mismos sobre tierras y riquezas aledañas a sus feudos.

Para lograr esto, era necesario pagar a los sol-dados mercenarios, enseñarles artes militares, como el esgrima o la caballería y por supuesto ali-mentarlos y dotarlos de armaduras, caballos, armas, etc. Para solventar estos gastos tuvieron que recurrir a las tiendas de los comerciantes, que eran los únicos que se ocupaban de las pro-saicas y heréticas artes de acumular riquezas.

Y las dos partes tenían algo para dar y algo para recibir.

Los señores feudales daban privilegios y exclusividades comerciales en los territorios que administraban a cambio de financiamiento y los mercaderes prestaban recursos financieros o embarcaciones, a cambio de privilegios comer-ciales que significaban ganancias en retribución.

Las grandes autopistas de la era medieval eran los ríos y los mares, las unidades de trans-porte que permitían las vías fluviales y marítimas eran significativamente mas eficientes que las que posibilitaban las maltrechas carreteras, ade-más de permitir, a través del mar Mediterráneo alcanzar los objetos de supremo deseo de aque-lla época que eran las exóticas mercaderías que venían de Oriente.

Cuando mayor era el porte de las embarcaciones y

más eficaces sus siste-mas de navegación mayor era la ganancia a alcanzar por sus propie-tarios. Cuando mas era la mercadería transpor-tada y mas rápidos los

viajes, mas ganancias.

Es famosa la alocución de Cristóbal Colón a los Reyes de

España reclamándoles fondos para su aventura marina:

(...)“Vosotros sabéis Vuestras Majestades que las riquezas todo lo pueden, con ellas se com-pra la dignidad, el poder, la felicidad e incluso hasta lugares en el cielo.” (Claudio Tozzi Op. Cit.)

Mientras la Iglesia Católica a través del Santo Oficio obligaba a Galileo a afirmar que la Tierra era el centro del Universo, a los mercaderes les importaba muy poco que la tierra fuera cuadra-da, redonda o alargada, lo único que les intere-saba era adquirir el conocimiento que les permi-tiera obtener más riquezas.

El conocimiento entonces no sólo era obser-vado por los teólogos sino que la nueva clase social en ascenso, la burguesía, se afanaba por adquirirlo aunque con mas prosaicos fines.

Un hecho destacado en esta evolución con-ceptual fue el invento de la imprenta de tipos móviles por parte de Gutemberg a mediados del siglo XV, que terminó con el monopolio eclesiás-tico de las bibliotecas ya que hasta entonces los libros se reproducían manualmente en forma artesanal y los monjes eran los únicos que tenían medios, cultura y tiempo para hacerlo.

Entonces los monasterios se erigían en admi-nistradores del conocimiento: aquellos libros que contenían información contraria a lo que la Iglesia consideraba el “orden natural”, eran clau-

surados al acceso público e incluidos en el index de los libros prohibidos.

La imprenta, al difundir masivamente los libros, puso la lectura al alcance de los laicos , ter-minando así con el milenario monopolio del cono-cimiento por parte de la Iglesia.

Esta explosión del conocimiento, y la avidez que tenía la sociedad por ellos, y los valores esgrimidos por la burguesía en ascenso empeza-ron a modificar el orden medieval.

Los comerciantes fueron adquiriendo con el tiempo un enorme poder llegando a costearse ejércitos y flotas, construyendo ciudades hermo-sas como Venecia, disputando y logrando el con-trol del Papado.

Habían pasado muchos siglos desde que los Teólogos Católicos afirmaran que comprar algo para venderlo a un precio mayor al de la compra era pecado.

No sólo había dejado de serlo sino que con la Reforma Protestante, la búsqueda de riquezas ya no era pecado sino que, para este nuevo orden que se estableció en Europa, lograrla era deseable para el “plan divino”.

La ruptura de la ética medieval que condena-ba la acumulación de riquezas, como móvil de la existencia, no era suficiente para las nuevas cla-ses entronizadas en el control social.

Para los “Barones” del comercio – tomando esta expresión no en un sentido nobiliario sino como se lo hace habitualmente en representación simbólica del poder logrado por algún sector o cla-se- entronizados en el poder en esta Nueva Era, se hizo entonces necesario la inauguración de un nuevo discurso social que legitimara sus instru-mentos de ascenso social y de control político.

Una nueva concepción se asoma en el hori-zonte: hacer dinero y acumular riquezas ya no es pecado, muy por el contrario el progreso econó-

2322

1

EL ADVENIMIENTO DE LABURGUESÍA

Una visiòn desde la Economìa

DE LOS CLERIGOS A LOS COMERCIANTES

Tema

Page 11: bromatologia tomo 1

Es muy interesante ver en forma sucinta la

evolución de la actividad comercial y su influen-cia en la evolución histórica del período que esta-mos considerando.

Como decíamos anteriormente, rotos los hilos conductores establecidos por los romanos, la interrelación entre los distantes territorios del ahora desaparecido imperio había quedado en manos de quienes no tenían otro espacio social para desarrollar su vida.

En aquellos años dedicarse al comercio era asumir la peor de las ocupaciones ya que era una actividad para parias, desplazados o exilia-dos. Ni siquiera cuando llegaban a las pequeñas ciudades medievales a ejercer sus destrezas mercantiles eran aliviados de esa carga: tenían que acampar extramuros, fuera del “burgo” (ciu-dad) del otro lado de las defensas, condenados siempre a vivir en peligro.

Hoy puede parecernos inverosímil esto, ya que su enorme desarrollo nos ha llevado actual-mente a hablar de “economía de mercado”.

En la era de los shoppings y de los hipermerca-dos, de los ministerios de comercio y de los trata-dos de comercio internacional, hablar de la falta de legitimidad de la actividad comercial, más que un anacronismo risueño nos suena a mentira.

Sin embargo en el transcurso de los siglos, la propia naturaleza de su actividad los hizo ir lenta-mente conformando lo que finalmente sería una nueva clase social: la burguesía, el paradigma del modelo social que sucedería al orden medie-val y que se caracterizaría por la consolidación de esta nueva forma de acumular riquezas.

Mientras los campesinos, generación tras generación, sólo eran estimulados a producir su subsistencia (carentes de interés en acumular, ya que el señor feudal tomaba todo lo produci-do ejerciendo arbitrariamente sus privilegios) los comerciantes, en cambio, iban poco a poco generando los excedentes económicos, básica-mente en forma de metales y piedras preciosas que finalmente le otorgarían el control social.

El vehículo de esta dramática transformación en la consideración pública fue que el sosteni-miento de los privilegios cortesanos exigía a los señores feudales contar con ejércitos, que les per-mitiesen defenderse de las pretensiones de veci-nos sobre sus territorios o avanzar ellos mismos sobre tierras y riquezas aledañas a sus feudos.

Para lograr esto, era necesario pagar a los sol-dados mercenarios, enseñarles artes militares, como el esgrima o la caballería y por supuesto ali-mentarlos y dotarlos de armaduras, caballos, armas, etc. Para solventar estos gastos tuvieron que recurrir a las tiendas de los comerciantes, que eran los únicos que se ocupaban de las pro-saicas y heréticas artes de acumular riquezas.

Y las dos partes tenían algo para dar y algo para recibir.

Los señores feudales daban privilegios y exclusividades comerciales en los territorios que administraban a cambio de financiamiento y los mercaderes prestaban recursos financieros o embarcaciones, a cambio de privilegios comer-ciales que significaban ganancias en retribución.

Las grandes autopistas de la era medieval eran los ríos y los mares, las unidades de trans-porte que permitían las vías fluviales y marítimas eran significativamente mas eficientes que las que posibilitaban las maltrechas carreteras, ade-más de permitir, a través del mar Mediterráneo alcanzar los objetos de supremo deseo de aque-lla época que eran las exóticas mercaderías que venían de Oriente.

Cuando mayor era el porte de las embarcaciones y

más eficaces sus siste-mas de navegación mayor era la ganancia a alcanzar por sus propie-tarios. Cuando mas era la mercadería transpor-tada y mas rápidos los

viajes, mas ganancias.

Es famosa la alocución de Cristóbal Colón a los Reyes de

España reclamándoles fondos para su aventura marina:

(...)“Vosotros sabéis Vuestras Majestades que las riquezas todo lo pueden, con ellas se com-pra la dignidad, el poder, la felicidad e incluso hasta lugares en el cielo.” (Claudio Tozzi Op. Cit.)

Mientras la Iglesia Católica a través del Santo Oficio obligaba a Galileo a afirmar que la Tierra era el centro del Universo, a los mercaderes les importaba muy poco que la tierra fuera cuadra-da, redonda o alargada, lo único que les intere-saba era adquirir el conocimiento que les permi-tiera obtener más riquezas.

El conocimiento entonces no sólo era obser-vado por los teólogos sino que la nueva clase social en ascenso, la burguesía, se afanaba por adquirirlo aunque con mas prosaicos fines.

Un hecho destacado en esta evolución con-ceptual fue el invento de la imprenta de tipos móviles por parte de Gutemberg a mediados del siglo XV, que terminó con el monopolio eclesiás-tico de las bibliotecas ya que hasta entonces los libros se reproducían manualmente en forma artesanal y los monjes eran los únicos que tenían medios, cultura y tiempo para hacerlo.

Entonces los monasterios se erigían en admi-nistradores del conocimiento: aquellos libros que contenían información contraria a lo que la Iglesia consideraba el “orden natural”, eran clau-

surados al acceso público e incluidos en el index de los libros prohibidos.

La imprenta, al difundir masivamente los libros, puso la lectura al alcance de los laicos , ter-minando así con el milenario monopolio del cono-cimiento por parte de la Iglesia.

Esta explosión del conocimiento, y la avidez que tenía la sociedad por ellos, y los valores esgrimidos por la burguesía en ascenso empeza-ron a modificar el orden medieval.

Los comerciantes fueron adquiriendo con el tiempo un enorme poder llegando a costearse ejércitos y flotas, construyendo ciudades hermo-sas como Venecia, disputando y logrando el con-trol del Papado.

Habían pasado muchos siglos desde que los Teólogos Católicos afirmaran que comprar algo para venderlo a un precio mayor al de la compra era pecado.

No sólo había dejado de serlo sino que con la Reforma Protestante, la búsqueda de riquezas ya no era pecado sino que, para este nuevo orden que se estableció en Europa, lograrla era deseable para el “plan divino”.

La ruptura de la ética medieval que condena-ba la acumulación de riquezas, como móvil de la existencia, no era suficiente para las nuevas cla-ses entronizadas en el control social.

Para los “Barones” del comercio – tomando esta expresión no en un sentido nobiliario sino como se lo hace habitualmente en representación simbólica del poder logrado por algún sector o cla-se- entronizados en el poder en esta Nueva Era, se hizo entonces necesario la inauguración de un nuevo discurso social que legitimara sus instru-mentos de ascenso social y de control político.

Una nueva concepción se asoma en el hori-zonte: hacer dinero y acumular riquezas ya no es pecado, muy por el contrario el progreso econó-

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EL ADVENIMIENTO DE LABURGUESÍA

Una visiòn desde la Economìa

DE LOS CLERIGOS A LOS COMERCIANTES

Tema

Page 12: bromatologia tomo 1

mico individual implica necesariamente el pro-greso del conjunto, la prosperidad económica sig-nifica colaboración con el plan divino, la ética individualista se instala en el discurso religioso.

Pero esta reelaboración conceptual necesa-riamente implica una ruptura y nuevos profetas. El Cisma Protestante parte en dos el universo Cristiano y un nuevo pastor inicia el camino de la satisfacción ética a las nuevas clases sociales: Lutero.

Finalmente la ética del lucro, y el beneficio se

imponen como paradig-ma social, estamos ahora a principios del siglo XV.

Los mercaderes avanzan a partir de su

control sobre la riqueza, en la imposición de crite-

rios a toda la sociedad.

Es así que su influencia pasa a ser tan deter-minante que sus valores, sin serlo, se imponen con la fuerza de una doctrina filosófica.

El mercantilismo pasa a ser El Mercantilismo, a pesar de ser una doctrina sin profetas ni pro-puestas filosóficas.

El pragmatismo se apodera del criterio colec-tivo, lo útil y apreciado para la sociedad es lo útil y apreciado para el individuo. La posesión de riquezas es el objeto de la vida de las personas y, por ende, el objeto del Estado es la promoción de las acciones que promueven el incremento de su propia riqueza.

Acumular oro, plata y otros metales precio-

2524

1sos pasa a ser la motivación de los individuos.

En primer lugar, el mecanismo es el mismo que hace ricas a la personas, o sea el comercio, para eso el Estado debe promover las exporta-ciones de bienes a cambio de monedas y meta-les preciosos y debe restringir la compra en el extranjero que signifique la salida de los mismos.

El proteccionismo pasa a ser la doctrina de aceptación general, esto impuesto como Ley por los comerciantes, los que desean que los territo-rios en los que desarrollan su actividad no sean habilitados mas que para ellos.

Simultáneamente, el conocimiento y la inno-

vación pasan a ser considerados prioritarios por quienes en ellos ven una vía apta para el enri-quecimiento.

Los Estados Nacionales se van consolidando por las políticas de frontera cerrada, impulsadas por el Mercantilismo, y así se lanzan por todo el mundo a la caza de riquezas, sin reparar los medios.

Los ricos Estados Europeos compiten entre sí para apropiarse de la riqueza de los pueblos de América a los que expropian brutalmente, como es el caso de México o Perú, primero en sus riquezas en oro y plata y luego esclavizando a sus habitantes.

En nombre del objeto supremo de la acción del Estado, que es la acumulación de riquezas, las civilizaciones enteras son arrasadas, culturas destruidas, pueblos esclavizados y el tráfico de hombres se hace una práctica corriente.

Aldo Ferrer – uno de los mayores historiado-res de la economía latinoamericana - estima en su HISTORIA DE LA ECONOMÍA ARGENTINA, que en el primer siglo de la colonización de América, la población indígena disminuyó de 60.000.000 de individuos a 6.000.000. Semejante holo-causto del que hemos perdido memoria, es muestra cabal de los “valores” impulsados por quienes propiciaban el nuevo orden mundial.

Nació en Kirkcaldy, Escocia, fue uno de los más importantes pensadores de la Ciencia Eco-nómica y es el típico autor que todos comentan y pocos leen, lamentablemente, porque hacerlo es adentrarse en el mundo intelectual de los sabios del siglo XIX, lo que constituye una expe-riencia fascinante.

El conocimiento de su vida y la lectura de la

Teoría de los Sentimientos Morales y Rique-za de las Naciones, nos da la oportunidad de conocer a uno de los autores más interesantes de la Ciencia que nos ocupa.

Smith, enseñaba Filosofía Moral, un muy

amplio cuerpo conceptual que hoy designamos en parte como ciencias sociales, estaba inte-grado por los siguientes campos: teología natu-ral, o sea la explicación del universo a partir de una concepción iusnaturalista, ética, jurispru-dencia y «Utility», es decir, Política y Economía. Sostuvo Smith que:

Dijo Smith, que el hombre era un ser egoísta que buscaba permanentemente su satisfacción personal, pero que cuando se reunía con otros hombres a considerar problema referidos a la organización social, era capaz de acordar crite-rios altruistas y justos para todos los hombres, y que en esta conducta paradojal descansaba la posibilidad de una sociedad mejor.

El gran quiebre que produce la Revolución Industrial en las concepciones sociales radica en

Los Economistas Clásicos

Adam Smith 1723-1790

“El verdadero precio de todas las cosas, lo que todas las cosas cuestan realmente al hombre que quiere adqui-rirlas, es el esfuerzo y la molestia que supone adquirirlas.”

Una visiòn desde la Economìa

EL MERCANTILISMO COMODOCTRINA

Tema

Page 13: bromatologia tomo 1

mico individual implica necesariamente el pro-greso del conjunto, la prosperidad económica sig-nifica colaboración con el plan divino, la ética individualista se instala en el discurso religioso.

Pero esta reelaboración conceptual necesa-riamente implica una ruptura y nuevos profetas. El Cisma Protestante parte en dos el universo Cristiano y un nuevo pastor inicia el camino de la satisfacción ética a las nuevas clases sociales: Lutero.

Finalmente la ética del lucro, y el beneficio se

imponen como paradig-ma social, estamos ahora a principios del siglo XV.

Los mercaderes avanzan a partir de su

control sobre la riqueza, en la imposición de crite-

rios a toda la sociedad.

Es así que su influencia pasa a ser tan deter-minante que sus valores, sin serlo, se imponen con la fuerza de una doctrina filosófica.

El mercantilismo pasa a ser El Mercantilismo, a pesar de ser una doctrina sin profetas ni pro-puestas filosóficas.

El pragmatismo se apodera del criterio colec-tivo, lo útil y apreciado para la sociedad es lo útil y apreciado para el individuo. La posesión de riquezas es el objeto de la vida de las personas y, por ende, el objeto del Estado es la promoción de las acciones que promueven el incremento de su propia riqueza.

Acumular oro, plata y otros metales precio-

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1sos pasa a ser la motivación de los individuos.

En primer lugar, el mecanismo es el mismo que hace ricas a la personas, o sea el comercio, para eso el Estado debe promover las exporta-ciones de bienes a cambio de monedas y meta-les preciosos y debe restringir la compra en el extranjero que signifique la salida de los mismos.

El proteccionismo pasa a ser la doctrina de aceptación general, esto impuesto como Ley por los comerciantes, los que desean que los territo-rios en los que desarrollan su actividad no sean habilitados mas que para ellos.

Simultáneamente, el conocimiento y la inno-

vación pasan a ser considerados prioritarios por quienes en ellos ven una vía apta para el enri-quecimiento.

Los Estados Nacionales se van consolidando por las políticas de frontera cerrada, impulsadas por el Mercantilismo, y así se lanzan por todo el mundo a la caza de riquezas, sin reparar los medios.

Los ricos Estados Europeos compiten entre sí para apropiarse de la riqueza de los pueblos de América a los que expropian brutalmente, como es el caso de México o Perú, primero en sus riquezas en oro y plata y luego esclavizando a sus habitantes.

En nombre del objeto supremo de la acción del Estado, que es la acumulación de riquezas, las civilizaciones enteras son arrasadas, culturas destruidas, pueblos esclavizados y el tráfico de hombres se hace una práctica corriente.

Aldo Ferrer – uno de los mayores historiado-res de la economía latinoamericana - estima en su HISTORIA DE LA ECONOMÍA ARGENTINA, que en el primer siglo de la colonización de América, la población indígena disminuyó de 60.000.000 de individuos a 6.000.000. Semejante holo-causto del que hemos perdido memoria, es muestra cabal de los “valores” impulsados por quienes propiciaban el nuevo orden mundial.

Nació en Kirkcaldy, Escocia, fue uno de los más importantes pensadores de la Ciencia Eco-nómica y es el típico autor que todos comentan y pocos leen, lamentablemente, porque hacerlo es adentrarse en el mundo intelectual de los sabios del siglo XIX, lo que constituye una expe-riencia fascinante.

El conocimiento de su vida y la lectura de la

Teoría de los Sentimientos Morales y Rique-za de las Naciones, nos da la oportunidad de conocer a uno de los autores más interesantes de la Ciencia que nos ocupa.

Smith, enseñaba Filosofía Moral, un muy

amplio cuerpo conceptual que hoy designamos en parte como ciencias sociales, estaba inte-grado por los siguientes campos: teología natu-ral, o sea la explicación del universo a partir de una concepción iusnaturalista, ética, jurispru-dencia y «Utility», es decir, Política y Economía. Sostuvo Smith que:

Dijo Smith, que el hombre era un ser egoísta que buscaba permanentemente su satisfacción personal, pero que cuando se reunía con otros hombres a considerar problema referidos a la organización social, era capaz de acordar crite-rios altruistas y justos para todos los hombres, y que en esta conducta paradojal descansaba la posibilidad de una sociedad mejor.

El gran quiebre que produce la Revolución Industrial en las concepciones sociales radica en

Los Economistas Clásicos

Adam Smith 1723-1790

“El verdadero precio de todas las cosas, lo que todas las cosas cuestan realmente al hombre que quiere adqui-rirlas, es el esfuerzo y la molestia que supone adquirirlas.”

Una visiòn desde la Economìa

EL MERCANTILISMO COMODOCTRINA

Tema

Page 14: bromatologia tomo 1

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1que por primera vez en la historia, el hombre no es asignado por nacimiento ni cualquier otro determinismo a un rol preestablecido en la sociedad, es el libre albedrío y su ambición, lo que lo conduce en el laberinto de la estructura social en la que vive.

Las viejas instituciones de la esclavitud y la

servidumbre ya no son eficaces para proveer al nuevo orden de los individuos, es necesario un nuevo sujeto social, cuyo rol estará definido a partir de la nueva forma de producir los bie-nes económicos.

La máquina requiere a un individuo activo,

que ligue su suerte al resultado de su trabajo, que para mejorar su ingreso deba producir más y que cuando no se requiera más su tarea, se pueda prescindir de él.

En definitiva, nuevas categorías sociales se

inauguran, los hombres dejan la seguridad que por cientos de generaciones les habían provisto sus autoritarios vínculos y son lanzados a la incertidumbre del mercado de trabajo, donde si no se consigue un salario, no hay comida, ni vivienda, ni futuro.

El nuevo orden avanzaba sin freno demolien-do la vieja sociedad. Todos advertían lo que pasa-ba, hasta que llegó Smith y levantando sus bra-zos en un gesto protector, anunció:

... ¡Calma Señores no desesperarse, que el nuevo mundo que asoma contiene en sí mismo las claves de un orden social desconocido hasta el presente, que traerá la mayor prosperidad nunca soñada por el hombre!

Todos estaban deslumbrados, pues era la canción que ansiaban escuchar, y para colmo, el representante de este nuevo orden, exponía sus teorías económicas con una lógica sencilla y sóli-da, que a todos convencía. En un mundo donde reinaba la incertidumbre y el desconcierto, su mensaje era un bálsamo para los espíritus teme-rosos de sus congéneres.

Con Smith se supone que había llegado la hora de la libertad, de la movilidad social, del pro-greso sin límites, del bienestar económico para todos, en fin una vez más en la historia humana alguien proclamaba el bienestar prometido.

La clave estaba en la competencia, que si funcionaba libremente, la sociedad se ajustaba perfectamente, como si una mano invisible la condujera.

Smith dice: “todos los hombres son egoístas, pero si dejamos actuar el mercado y la compe-tencia, en el afán de autosatisfacerse el hombre alcanzará el óptimo de bienestar social.”

De alguna manera, por segunda vez en la his-toria humana se propone una utopía que entu-siasma a todos. Así como las muchedumbres sometidas adoptaron rápidamente el mensaje de Jesucristo, los desconcertados y temerosos ciudadanos de los albores de la sociedad indus-trial se aferraron a la teoría de Smith para encon-trar tranquilizadoras certezas acerca del futuro.

Nació en Surrey, Inglaterra y fue, junto con David Ricardo, el primer economista que refutó

la idílica visión Smithiana sobre el devenir de la historia a partir de la instalación de la economía de mercado.

En un tiempo en que el mundo intelectual euro-peo se maravillaba con las enseñanzas del profe-sor Smith, Malthus se atrevió a oponerse, no desde el panfleto sino desde el análisis. La suya no fue una mera actitud crítica, sino que avanzó desde el universo sintetizado por Smith, hacia una visión superadora y compleja de su teoría.

Con Malthus, y luego con Ricardo, la ciencia económica abandona la edad del candor para entrar en la madurez de los temas que luego la desvelarían.

El primer lugar le corresponde a Malthus con su Teoría de la Población. Según esta, el mundo finalmente colapsaría en hambrunas y miserias porque al irse multiplicando la humanidad por la creciente vocación reproductiva de las clases humildes, la demanda de alimentos superaría con sus permanentes requerimientos, la capaci-dad de generarlos de las tierras cultivables.

Esta observación, en una época donde no había ni registros ni estadísticas más allá de las parroquiales, poseía una fineza de percepción notable y se anticipaban más de cien años a las preocupaciones de igual índole que signaron el siglo XX.

Las previsiones de Malthus, incluso hoy tie-nen cruel vigencia en un mundo en que la mitad de los seres humanos carecen de los elementos básicos que garanticen su existencia digna, y en el que rápidamente agotamos recursos estraté-gicos como el agua potable, la fauna marina y la fertilidad de los suelos.

Hoy estamos todos involucrados en el espe-jismo de pensar que el hombre puede producir todos los alimentos que necesita.

La revolución verde de los cincuenta y el actual boom de la agricultura de labranza cero a

partir de los herbicidas sistémicos han instalado la falsa concepción que el problema del hambre está resuelto, que podemos producir todos los alimentos que necesitamos y que sólo se trata de distribuirlos mejor.

Nada más ajeno a la verdad, el actual incre-mento de la producción mundial de cereales se basa en la utilización de las técnicas de cultivo más agresivas y destructivas que ha empleado el hombre. Estas técnicas de cultivo se basan en la exterminación de la biodiversidad, de los recur-sos de fertilidad; de la contaminación masiva de los acuíferos con herbicidas, insecticidas y fungi-cidas y de la consiguiente desertificación de millones de hectáreas, hoy fértiles, que están amenazadas por estas tecnologías que solo encuentran la razón de su existencia en el incon-trolado e incontrolable afán de lucro de las empresas del sector.

Nació en Londres, Inglaterra, de una familia

Adam Smith es el filósofo que otor-ga una formulación racional al mundo que inaugura la Revolución Industrial.

Thomas Robert Malthus 1776-1834

Una visiòn desde la Economìa

Malthus formuló un vaticinio que hoy resulta estremecedor:

“el crecimiento de la raza humana es exponencial mientras que el de los ali-mentos es lineal y por lo tanto en el futuro la humanidad luchará por el control de ali-mentos escasos para todos”.

David Ricardo1772-1823

Tema

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2726

1que por primera vez en la historia, el hombre no es asignado por nacimiento ni cualquier otro determinismo a un rol preestablecido en la sociedad, es el libre albedrío y su ambición, lo que lo conduce en el laberinto de la estructura social en la que vive.

Las viejas instituciones de la esclavitud y la

servidumbre ya no son eficaces para proveer al nuevo orden de los individuos, es necesario un nuevo sujeto social, cuyo rol estará definido a partir de la nueva forma de producir los bie-nes económicos.

La máquina requiere a un individuo activo,

que ligue su suerte al resultado de su trabajo, que para mejorar su ingreso deba producir más y que cuando no se requiera más su tarea, se pueda prescindir de él.

En definitiva, nuevas categorías sociales se

inauguran, los hombres dejan la seguridad que por cientos de generaciones les habían provisto sus autoritarios vínculos y son lanzados a la incertidumbre del mercado de trabajo, donde si no se consigue un salario, no hay comida, ni vivienda, ni futuro.

El nuevo orden avanzaba sin freno demolien-do la vieja sociedad. Todos advertían lo que pasa-ba, hasta que llegó Smith y levantando sus bra-zos en un gesto protector, anunció:

... ¡Calma Señores no desesperarse, que el nuevo mundo que asoma contiene en sí mismo las claves de un orden social desconocido hasta el presente, que traerá la mayor prosperidad nunca soñada por el hombre!

Todos estaban deslumbrados, pues era la canción que ansiaban escuchar, y para colmo, el representante de este nuevo orden, exponía sus teorías económicas con una lógica sencilla y sóli-da, que a todos convencía. En un mundo donde reinaba la incertidumbre y el desconcierto, su mensaje era un bálsamo para los espíritus teme-rosos de sus congéneres.

Con Smith se supone que había llegado la hora de la libertad, de la movilidad social, del pro-greso sin límites, del bienestar económico para todos, en fin una vez más en la historia humana alguien proclamaba el bienestar prometido.

La clave estaba en la competencia, que si funcionaba libremente, la sociedad se ajustaba perfectamente, como si una mano invisible la condujera.

Smith dice: “todos los hombres son egoístas, pero si dejamos actuar el mercado y la compe-tencia, en el afán de autosatisfacerse el hombre alcanzará el óptimo de bienestar social.”

De alguna manera, por segunda vez en la his-toria humana se propone una utopía que entu-siasma a todos. Así como las muchedumbres sometidas adoptaron rápidamente el mensaje de Jesucristo, los desconcertados y temerosos ciudadanos de los albores de la sociedad indus-trial se aferraron a la teoría de Smith para encon-trar tranquilizadoras certezas acerca del futuro.

Nació en Surrey, Inglaterra y fue, junto con David Ricardo, el primer economista que refutó

la idílica visión Smithiana sobre el devenir de la historia a partir de la instalación de la economía de mercado.

En un tiempo en que el mundo intelectual euro-peo se maravillaba con las enseñanzas del profe-sor Smith, Malthus se atrevió a oponerse, no desde el panfleto sino desde el análisis. La suya no fue una mera actitud crítica, sino que avanzó desde el universo sintetizado por Smith, hacia una visión superadora y compleja de su teoría.

Con Malthus, y luego con Ricardo, la ciencia económica abandona la edad del candor para entrar en la madurez de los temas que luego la desvelarían.

El primer lugar le corresponde a Malthus con su Teoría de la Población. Según esta, el mundo finalmente colapsaría en hambrunas y miserias porque al irse multiplicando la humanidad por la creciente vocación reproductiva de las clases humildes, la demanda de alimentos superaría con sus permanentes requerimientos, la capaci-dad de generarlos de las tierras cultivables.

Esta observación, en una época donde no había ni registros ni estadísticas más allá de las parroquiales, poseía una fineza de percepción notable y se anticipaban más de cien años a las preocupaciones de igual índole que signaron el siglo XX.

Las previsiones de Malthus, incluso hoy tie-nen cruel vigencia en un mundo en que la mitad de los seres humanos carecen de los elementos básicos que garanticen su existencia digna, y en el que rápidamente agotamos recursos estraté-gicos como el agua potable, la fauna marina y la fertilidad de los suelos.

Hoy estamos todos involucrados en el espe-jismo de pensar que el hombre puede producir todos los alimentos que necesita.

La revolución verde de los cincuenta y el actual boom de la agricultura de labranza cero a

partir de los herbicidas sistémicos han instalado la falsa concepción que el problema del hambre está resuelto, que podemos producir todos los alimentos que necesitamos y que sólo se trata de distribuirlos mejor.

Nada más ajeno a la verdad, el actual incre-mento de la producción mundial de cereales se basa en la utilización de las técnicas de cultivo más agresivas y destructivas que ha empleado el hombre. Estas técnicas de cultivo se basan en la exterminación de la biodiversidad, de los recur-sos de fertilidad; de la contaminación masiva de los acuíferos con herbicidas, insecticidas y fungi-cidas y de la consiguiente desertificación de millones de hectáreas, hoy fértiles, que están amenazadas por estas tecnologías que solo encuentran la razón de su existencia en el incon-trolado e incontrolable afán de lucro de las empresas del sector.

Nació en Londres, Inglaterra, de una familia

Adam Smith es el filósofo que otor-ga una formulación racional al mundo que inaugura la Revolución Industrial.

Thomas Robert Malthus 1776-1834

Una visiòn desde la Economìa

Malthus formuló un vaticinio que hoy resulta estremecedor:

“el crecimiento de la raza humana es exponencial mientras que el de los ali-mentos es lineal y por lo tanto en el futuro la humanidad luchará por el control de ali-mentos escasos para todos”.

David Ricardo1772-1823

Tema

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1

Los nuevos agentes económicos, los indus-triales, reclutaban mano de obra para sus fábri-cas entre las multitudes de hambrientos ex cam-pesinos, los que no constituían la clase de ope-rarios que los industriales requerían.

La nueva dirigencia industrial buscaba que los ingresos de sus asalariados estuvieran en relación a su productividad, o sea, en definitiva, que trabajaran lo más posible cobrando lo menos posible, inaugurando de este modo un nuevo tipo de vínculo social que perdura lamen-tablemente en algunos países, hasta hoy.

Surge abruptamente en Europa, una nueva clase social: los asalariados, y los requisitos para ser aceptados en ella eran la laboriosidad, que no era precisamente la virtud que había caracterizado a los siervos de la gleba.

Los nuevos amos, entonces, preferían a los niños, porque no estaban contaminados por las viejas malas costumbres, especialmente para trabajar en los telares, porque sus pequeños dedos eran más eficaces para meter hilos en la urdimbre.

Si bien los niños eran más inquietos y tenían

Una visiòn desde la Economìa

emigrada desde Holanda. Junto a Malthus, son los primeros economistas que le ponen freno a la idílica utopía de Adam Smith.

El tema básico hasta David Ricardo, es la sóli-

da coherencia que Adam Smith otorga al nuevo orden económico establecido por el modo de producción industrial, a partir de su desarrollo teórico sobre la acción de la competencia en la sociedad.

Él, junto con Malthus, terminan con la cando-rosa visión de los primeros tiempos que propo-nía que finalmente el hombre había logrado una forma de organización social que culminaría con los conflictos sociales, y por distintas razones, advierte el problema que a partir de allí, rondará hasta hoy el centro de la escena: los mecanis-mos a través de los cuales se distribuye la riqueza lograda por la actividad económica.

Ricardo advierte que el límite natural que se opone a las utilidades de la actividad industrial, es el paulatino incremento en los precios de los bienes que componen la canasta de subsisten-cia de los obreros.

En la medida que los salarios crecen por la

competencia, este aumento se traslada a los precios de los alimentos, y al aumentar la demanda de estos (los alimentos) su precio sube. Esto aumenta las ganancias de los terra-tenientes que por esta razón son los que se ter-minan quedando con las utilidades del proceso productivo y, según afirmaba Ricardo, los terra-tenientes no están interesados en invertir en desarrollos tecnológicos sino solamente en acu-mular, por lo tanto la dinámica económica se fre-nará y vendrá el estancamiento y la crisis.

Si bien este nuevo modo de producción es eficaz para producir más y diversos bienes, fra-casa en su deficiente capacidad de distribuir el resultado de este esfuerzo en la sociedad.

La riqueza finalmente, afirma Ricardo, termi-nará en manos del sector más estático de la sociedad: los terratenientes, quienes por actitud la inmovilizarán, acumulándola e impidiendo de ese modo la imprescindible reinversión que nece-sita el sistema económico para su reproducción.

Consecuentemente, el proceso de progreso inaugurado por este nuevo orden social, se estancará, y es aquí donde encontraremos las razones para su otro gran aporte teórico: la Teo-ría de las Ventajas Comparativas. Esta teoría sostiene que los países se deben especializar en producir aquellos bienes para los que están mejor dotados y comprar, a otros países, aque-llos en los que son menos especializados.

Este problema ya ha sido advertido por otros pensadores, pero es Ricardo quien le da la enti-dad teórica que instala el tema en el centro del debate de la Ciencia.

Que los países deben aprovechar las ventajas que otorga la madre naturaleza y especializarse en la producción de aquellos bienes para los que están mejor dotados y, al igual que Smith, anun-ciaba que los hombres buscando su beneficio personal, lograrán, sin proponérselo, el benefi-cio social.

Ricardo proclamaba que los países, produ-ciendo aquellos bienes que mejor sabían y podían, aportaban mayor riqueza a la disponibili-dad universal.

“Al aumentar los ingresos del sector obrero estos demandarán mas alimentos y entonces la ganancia irá a parar a mano de los terratenientes, quienes la acumu-larán sin ponerla nuevamente en inver-siones industriales, lo que paralizará la economía y traerá estancamiento”.

Los SocialistasUtópicos

Abandonando el mundo ideal de Smith, y habiendo avanzado por las visiones de Ricardo y Malthus hacia una mirada más escéptica y rea-lista, la doctrina económica ha ganado una pers-pectiva crítica que es profundizada por quienes se anticipan en pensar un mundo con un nuevo paradigma.

El mundo que se presentaba, algunas déca-das después de establecido el modo de produc-ción industrial, nada tenía que ver con los equili-brios sociales y las satisfacciones de las mayo-rías que habían pronosticado sus exegetas, muy por el contrario, lo que se ofrecía al observador era por lo menos preocupante.

En la Europa, incipientemente industrial, mul-titudes de campesinos eran arrojados a las ciu-dades por los terratenientes, que los expulsaban de sus tierras para poner ovejas. La lana, reque-rida por los nuevos telares mecánicos reciente-mente desarrollados, demandaba infinitamente más cantidad de fibras textiles que los viejos tela-res manuales.

Los desplazados se hacinaban en ciudades sin ninguna infraestructura para contenerlos, en un escenario dantesco de miseria.

Tema

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Los nuevos agentes económicos, los indus-triales, reclutaban mano de obra para sus fábri-cas entre las multitudes de hambrientos ex cam-pesinos, los que no constituían la clase de ope-rarios que los industriales requerían.

La nueva dirigencia industrial buscaba que los ingresos de sus asalariados estuvieran en relación a su productividad, o sea, en definitiva, que trabajaran lo más posible cobrando lo menos posible, inaugurando de este modo un nuevo tipo de vínculo social que perdura lamen-tablemente en algunos países, hasta hoy.

Surge abruptamente en Europa, una nueva clase social: los asalariados, y los requisitos para ser aceptados en ella eran la laboriosidad, que no era precisamente la virtud que había caracterizado a los siervos de la gleba.

Los nuevos amos, entonces, preferían a los niños, porque no estaban contaminados por las viejas malas costumbres, especialmente para trabajar en los telares, porque sus pequeños dedos eran más eficaces para meter hilos en la urdimbre.

Si bien los niños eran más inquietos y tenían

Una visiòn desde la Economìa

emigrada desde Holanda. Junto a Malthus, son los primeros economistas que le ponen freno a la idílica utopía de Adam Smith.

El tema básico hasta David Ricardo, es la sóli-

da coherencia que Adam Smith otorga al nuevo orden económico establecido por el modo de producción industrial, a partir de su desarrollo teórico sobre la acción de la competencia en la sociedad.

Él, junto con Malthus, terminan con la cando-rosa visión de los primeros tiempos que propo-nía que finalmente el hombre había logrado una forma de organización social que culminaría con los conflictos sociales, y por distintas razones, advierte el problema que a partir de allí, rondará hasta hoy el centro de la escena: los mecanis-mos a través de los cuales se distribuye la riqueza lograda por la actividad económica.

Ricardo advierte que el límite natural que se opone a las utilidades de la actividad industrial, es el paulatino incremento en los precios de los bienes que componen la canasta de subsisten-cia de los obreros.

En la medida que los salarios crecen por la

competencia, este aumento se traslada a los precios de los alimentos, y al aumentar la demanda de estos (los alimentos) su precio sube. Esto aumenta las ganancias de los terra-tenientes que por esta razón son los que se ter-minan quedando con las utilidades del proceso productivo y, según afirmaba Ricardo, los terra-tenientes no están interesados en invertir en desarrollos tecnológicos sino solamente en acu-mular, por lo tanto la dinámica económica se fre-nará y vendrá el estancamiento y la crisis.

Si bien este nuevo modo de producción es eficaz para producir más y diversos bienes, fra-casa en su deficiente capacidad de distribuir el resultado de este esfuerzo en la sociedad.

La riqueza finalmente, afirma Ricardo, termi-nará en manos del sector más estático de la sociedad: los terratenientes, quienes por actitud la inmovilizarán, acumulándola e impidiendo de ese modo la imprescindible reinversión que nece-sita el sistema económico para su reproducción.

Consecuentemente, el proceso de progreso inaugurado por este nuevo orden social, se estancará, y es aquí donde encontraremos las razones para su otro gran aporte teórico: la Teo-ría de las Ventajas Comparativas. Esta teoría sostiene que los países se deben especializar en producir aquellos bienes para los que están mejor dotados y comprar, a otros países, aque-llos en los que son menos especializados.

Este problema ya ha sido advertido por otros pensadores, pero es Ricardo quien le da la enti-dad teórica que instala el tema en el centro del debate de la Ciencia.

Que los países deben aprovechar las ventajas que otorga la madre naturaleza y especializarse en la producción de aquellos bienes para los que están mejor dotados y, al igual que Smith, anun-ciaba que los hombres buscando su beneficio personal, lograrán, sin proponérselo, el benefi-cio social.

Ricardo proclamaba que los países, produ-ciendo aquellos bienes que mejor sabían y podían, aportaban mayor riqueza a la disponibili-dad universal.

“Al aumentar los ingresos del sector obrero estos demandarán mas alimentos y entonces la ganancia irá a parar a mano de los terratenientes, quienes la acumu-larán sin ponerla nuevamente en inver-siones industriales, lo que paralizará la economía y traerá estancamiento”.

Los SocialistasUtópicos

Abandonando el mundo ideal de Smith, y habiendo avanzado por las visiones de Ricardo y Malthus hacia una mirada más escéptica y rea-lista, la doctrina económica ha ganado una pers-pectiva crítica que es profundizada por quienes se anticipan en pensar un mundo con un nuevo paradigma.

El mundo que se presentaba, algunas déca-das después de establecido el modo de produc-ción industrial, nada tenía que ver con los equili-brios sociales y las satisfacciones de las mayo-rías que habían pronosticado sus exegetas, muy por el contrario, lo que se ofrecía al observador era por lo menos preocupante.

En la Europa, incipientemente industrial, mul-titudes de campesinos eran arrojados a las ciu-dades por los terratenientes, que los expulsaban de sus tierras para poner ovejas. La lana, reque-rida por los nuevos telares mecánicos reciente-mente desarrollados, demandaba infinitamente más cantidad de fibras textiles que los viejos tela-res manuales.

Los desplazados se hacinaban en ciudades sin ninguna infraestructura para contenerlos, en un escenario dantesco de miseria.

Tema

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3130

1una irrefrenable tendencia a jugar, esto era fácil-mente neutralizado encadenándolos a las máquinas, incluso hasta en los breves momen-tos en que comían su mendrugo.

Las jornadas laborales eran de 14 horas o más, de lunes a domingo, y por supuesto, no se conocían las protecciones sociales.

Si un operario en su trabajo sufría un acciden-te y le era, por ejemplo, amputada una mano, simplemente se lo arrojaba a la calle y era inme-diatamente reemplazado por otro que ansiosa-mente esperaba su oportunidad de conseguir algún ingreso.

Las ciudades carentes de toda infraestructu-ra eran cloacas abiertas; la basura, los líquidos nauseabundos y los animales muertos dificulta-ban el tránsito y las ratas disputaban el espacio, en las miserables y colmadas viviendas, a sus habitantes. Los barrios pobres ofrecían dantes-cos inventarios de todas las miserias y las dife-rencias sociales resaltaban impúdicamente. Los alimentos escaseaban más que nunca, porque las tierras y mano de obra que antes los produ-cían, tenían otro destino, pero la Teoría De Las Ventajas Comparativas de Ricardo apuntaba a resolver este problema proponiendo que los paí-ses industriales se dedicaran a proveer manu-facturas y el resto materia prima y consumido-res.

En ese contexto era lógico que nuevos teori-zadores sociales buscaran otras respuestas, pues era cada vez más evidente que había mucha distancia entre los primigenios ideales y las actuales realidades.

De cualquier manera era tan potente la efica-cia del nuevo modo de producción que a nadie se le ocurría que éste pudiera ser reemplazado por alguno demasiado diferente.

En este contexto social, los valores como la solidaridad, el respeto a la dignidad humana y la misericordia, estaban completamente

ausentes, y por allí vendría la primera respuesta.

Surge así un grupo de pensadores que se les conoce como Socialistas Utópicos, aunque esta denominación les fuera asignada con pos-terioridad, y se debió a que Marx y Engels dife-renciaron su pensamiento denominándolo Socialismo Científico, al ser éste una cons-trucción ideológica que sigue un sistema lógico en su resolución.

Nació en Tréveris, Reino de Prusia, propuso junto a su amigo personal y socio intelectual Frie-drich Engels (1820 /1895) un nuevo método para el análisis de los procesos históricos al que denominaron Materialismo Dialéctico.

Su idea se basaba en considerar que la sociedad humana se determinaba, según se organiza, para producir los bienes y que sobre esta relación fundamental se construyen todas las otras relaciones sociales, conformando la superestructura completa de instituciones que la caracterizan, en cada tiempo histórico.

La estructura social entonces se conforma de modo de garantizar la reproducción y perpetua-ción del modo de producción que la origina: la educación, los medios de difusión de ideas, el sistema jurídico, las fuerzas militares y policia-les y hasta la religión se ajustan al objetivo.

Una visiòn desde la Economìa

Karl marx1818-1883

El sistema educativo y los medios de difusión refuerzan mutuamente el conjunto de ideas que respaldan el orden vigente, actuando como agente propagandístico de la ideología domi-nante.

Las leyes contribuyen a dar permanencia al orden establecido y disciplinan al conjunto social a ajustarse a la normativa imperante. El sistema de seguridad se diseña para defender los intere-ses y las leyes que custodian el orden vigente, etc.

Pero Marx no se detiene allí, sino que avanza sobre la historia y dice que el modo de produc-ción industrial, o la economía de mercado, o el capitalismo, como él sintetiza, está basado en la expoliación que sufren los trabajadores a manos de sus patrones.

Carlos Marx transformó la vieja sentencia acerca de que es lo que otorga valor a las cosas, en un teorema de irrefutable solidez:

Si lo que da valor a las cosas es el trabajo humano empleado en lograrlas, quienes tienen fundamental derecho a ellas son los proleta-rios.

Y si es el esfuerzo de los trabajadores (o pro-letarios) lo que hace posible el progreso de la maquinaria industrial: ¿por qué no son ellos quie-nes tienen su control?

Dijo Marx, entonces, que los trabajadores generan el 100% del valor de las cosas que pro-ducen, pero como retribución no reciben una recompensa equivalente, sino que los capitalis-

tas, pagan como salario un porcentaje menor, reteniendo para sí una parte del valor generado, al que él llamó plusvalía. Por lo tanto, el modo de producción industrial está basado en una exacción: el robo de una clase social a otra, y por esto es inevitable una lucha entre ellas, en la que él pronostica triunfarán los trabajadores inaugu-rando una nueva era con un nuevo modo de pro-ducción: el Socialismo, donde se suprime la pro-piedad privada y los trabajadores toman el con-trol de las decisiones sociales.

Finalmente Marx, recala en Londres, como tantos otros librepensadores, donde completa su monumental obra El Capital, en la que desa-rrolla detalladamente sus teorías con la colabo-ración de su amigo y mecenas Federico Engels.

La estructura del pensamiento marxista alcanza una complejidad y solidez conceptual inédita hasta entonces en las Ciencias Sociales.

Sus detractores entonces pasan a denostarlo y perseguirlo, no refutando teóricamente sus pos-tulados, sino combatiéndolo básicamente por el carácter revolucionario de sus ideas.

Es entonces que la Ciencia Económica se completa, en tanto y en cuanto teorema, llegan-do a las últimas conclusiones posibles.

Marx propone el concepto de Plusva-lía y lo desarrolla en una Teoría Filosófi-ca y económica que concluye que el capitalismo colapsará en forma inexora-ble.

Tema

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1una irrefrenable tendencia a jugar, esto era fácil-mente neutralizado encadenándolos a las máquinas, incluso hasta en los breves momen-tos en que comían su mendrugo.

Las jornadas laborales eran de 14 horas o más, de lunes a domingo, y por supuesto, no se conocían las protecciones sociales.

Si un operario en su trabajo sufría un acciden-te y le era, por ejemplo, amputada una mano, simplemente se lo arrojaba a la calle y era inme-diatamente reemplazado por otro que ansiosa-mente esperaba su oportunidad de conseguir algún ingreso.

Las ciudades carentes de toda infraestructu-ra eran cloacas abiertas; la basura, los líquidos nauseabundos y los animales muertos dificulta-ban el tránsito y las ratas disputaban el espacio, en las miserables y colmadas viviendas, a sus habitantes. Los barrios pobres ofrecían dantes-cos inventarios de todas las miserias y las dife-rencias sociales resaltaban impúdicamente. Los alimentos escaseaban más que nunca, porque las tierras y mano de obra que antes los produ-cían, tenían otro destino, pero la Teoría De Las Ventajas Comparativas de Ricardo apuntaba a resolver este problema proponiendo que los paí-ses industriales se dedicaran a proveer manu-facturas y el resto materia prima y consumido-res.

En ese contexto era lógico que nuevos teori-zadores sociales buscaran otras respuestas, pues era cada vez más evidente que había mucha distancia entre los primigenios ideales y las actuales realidades.

De cualquier manera era tan potente la efica-cia del nuevo modo de producción que a nadie se le ocurría que éste pudiera ser reemplazado por alguno demasiado diferente.

En este contexto social, los valores como la solidaridad, el respeto a la dignidad humana y la misericordia, estaban completamente

ausentes, y por allí vendría la primera respuesta.

Surge así un grupo de pensadores que se les conoce como Socialistas Utópicos, aunque esta denominación les fuera asignada con pos-terioridad, y se debió a que Marx y Engels dife-renciaron su pensamiento denominándolo Socialismo Científico, al ser éste una cons-trucción ideológica que sigue un sistema lógico en su resolución.

Nació en Tréveris, Reino de Prusia, propuso junto a su amigo personal y socio intelectual Frie-drich Engels (1820 /1895) un nuevo método para el análisis de los procesos históricos al que denominaron Materialismo Dialéctico.

Su idea se basaba en considerar que la sociedad humana se determinaba, según se organiza, para producir los bienes y que sobre esta relación fundamental se construyen todas las otras relaciones sociales, conformando la superestructura completa de instituciones que la caracterizan, en cada tiempo histórico.

La estructura social entonces se conforma de modo de garantizar la reproducción y perpetua-ción del modo de producción que la origina: la educación, los medios de difusión de ideas, el sistema jurídico, las fuerzas militares y policia-les y hasta la religión se ajustan al objetivo.

Una visiòn desde la Economìa

Karl marx1818-1883

El sistema educativo y los medios de difusión refuerzan mutuamente el conjunto de ideas que respaldan el orden vigente, actuando como agente propagandístico de la ideología domi-nante.

Las leyes contribuyen a dar permanencia al orden establecido y disciplinan al conjunto social a ajustarse a la normativa imperante. El sistema de seguridad se diseña para defender los intere-ses y las leyes que custodian el orden vigente, etc.

Pero Marx no se detiene allí, sino que avanza sobre la historia y dice que el modo de produc-ción industrial, o la economía de mercado, o el capitalismo, como él sintetiza, está basado en la expoliación que sufren los trabajadores a manos de sus patrones.

Carlos Marx transformó la vieja sentencia acerca de que es lo que otorga valor a las cosas, en un teorema de irrefutable solidez:

Si lo que da valor a las cosas es el trabajo humano empleado en lograrlas, quienes tienen fundamental derecho a ellas son los proleta-rios.

Y si es el esfuerzo de los trabajadores (o pro-letarios) lo que hace posible el progreso de la maquinaria industrial: ¿por qué no son ellos quie-nes tienen su control?

Dijo Marx, entonces, que los trabajadores generan el 100% del valor de las cosas que pro-ducen, pero como retribución no reciben una recompensa equivalente, sino que los capitalis-

tas, pagan como salario un porcentaje menor, reteniendo para sí una parte del valor generado, al que él llamó plusvalía. Por lo tanto, el modo de producción industrial está basado en una exacción: el robo de una clase social a otra, y por esto es inevitable una lucha entre ellas, en la que él pronostica triunfarán los trabajadores inaugu-rando una nueva era con un nuevo modo de pro-ducción: el Socialismo, donde se suprime la pro-piedad privada y los trabajadores toman el con-trol de las decisiones sociales.

Finalmente Marx, recala en Londres, como tantos otros librepensadores, donde completa su monumental obra El Capital, en la que desa-rrolla detalladamente sus teorías con la colabo-ración de su amigo y mecenas Federico Engels.

La estructura del pensamiento marxista alcanza una complejidad y solidez conceptual inédita hasta entonces en las Ciencias Sociales.

Sus detractores entonces pasan a denostarlo y perseguirlo, no refutando teóricamente sus pos-tulados, sino combatiéndolo básicamente por el carácter revolucionario de sus ideas.

Es entonces que la Ciencia Económica se completa, en tanto y en cuanto teorema, llegan-do a las últimas conclusiones posibles.

Marx propone el concepto de Plusva-lía y lo desarrolla en una Teoría Filosófi-ca y económica que concluye que el capitalismo colapsará en forma inexora-ble.

Tema

Page 20: bromatologia tomo 1

Pero si la economía se aleja del debate ideo-lógico pierde instantáneamente su significado, porque se trata precisamente de la verificación de las ideas del hombre sobre la forma de produ-cir y distribuir el excedente social.

Si pretendemos tomarla exclusivamente por sus aspectos instrumentales, en el sentido que propone la escuela neoclásica, o sea, estable-ciendo implícitamente con la introducción de la lógica matemática, que el sujeto de estudio (el hombre y sus relaciones referidas a la produc-ción y distribución del excedente social) no está regido en sus acciones por el libre albedrío, esta-remos diseñando un rango del conocimiento asi-milable a la ciencia ficción ó a las creencias reli-giosas.

El neoclasicismo económico, en ocasiones, se expresa en modelos de un reduccionismo extremo, que carecen de sustento real y reformu-la la economía como una ciencia dura, cumplien-do de este modo el objetivo, siempre buscado por la ideología dominante de no ser cuestiona-da, dado el carácter que le otorga esta estrategia, de tratar de parecer como una verdad revelada.

La gran trampa que permite esta deformación

todos sus objetivos. Entonces la pregunta es: ¿pueden competir en igualdad de condiciones? En el mundo ideal de Smith, al menos teórica-mente, esto era posible, en el mundo actual defi-nitivamente no.

La norma de la economía actual no es la com-petencia sino los grandes agregados económi-cos.

Tomemos las áreas fundamentales de la vida humana: la salud, la educación, la seguridad, la vivienda, etc.

Si el Estado no interviniese ¿quién está en condiciones de proveerse de la salud, la educa-ción de sus hijos, la seguridad pública, etc.?

La segunda postulación es igualmente engañosa: si la inflación es la madre de todos los males económicos y la inflación se produce por-que el volumen de dinero disponible crece más que la producción, entonces la acción básica a realizar es: limitar la emisión de moneda. Si el Estado, que es quien tiene la capacidad de emitir moneda no lo hace, ésta se transforma en un bien escaso y el Estado pierde a su vez la capaci-dad de financiar gastos.

Esto en buen romance significa que al hacer-se el dinero escaso los que lo poseen cobran más caro por él (intereses) y los que no lo tienen deben penar esta circunstancia y ni siquiera pue-den acudir al Estado para resolverla porque aquel tampoco puede emitir. Es un diseño social en el que los Bancos y los grandes agentes económi-cos son cada vez más poderosos y los chicos cada vez más pobres.

3332

1Una visiòn desde la Economìa

La escuala Neoclásica:El Neoliberalismo

es la asimilación de la herramienta matemática en el análisis económico. La tentación es fácil ya que los fenómenos económicos generalmente se cuantifican, expresándose en cifras.

Entonces, ¿qué tendrá de malo utilizar de esta forma la herramienta matemática? ¡Abso-lutamente nada! Lo malo es pensar que la sociedad ajusta su conducta a esta lógica con-ceptual. La sociedad humana no funciona alge-braicamente. Es imposible expresar en una ecuación las variables sociales, so pena de cons-truir representaciones patéticas.

Al sacar el dilema del valor del centro de la discusión, la teoría arranca para un nuevo desti-no.

Ya no se trata de esa incómoda ciencia que en su génesis y objeto cuestiona el orden eco-nómico vigente sino de una disciplina domesti-cada, estéril como ciencia social y sólo justifica-da para perpetuar un sistema económico deter-minado.

Nace el Neoliberalismo. Los viejos concep-tos centrales inaugurados por los Fisiócratas y desarrollados por Smith, son relanzados en

forma de postulados básicos y recitados con más convicción que los propios textos religiosos por los cultores de la nueva doctrina:

Primer postulado: La competencia no debe ser alterada por ningún artificio (intervención estatal, acción humana, etc.) que la afecte por-que el costo a pagar será la ineficiencia global del sistema y la interrupción de su camino a la satisfacción universal.

Friedrich August Von Hayek, uno de los máxi-mos defensores del neoliberalismo sostiene:

Segundo postulado Si se modifican artifi-cialmente los volúmenes de dinero circulante se alteran los equilibrios básicos entre oferta y demanda y se producen desarreglos que termi-narán con el correcto sendero hacia el desarrollo y el bienestar.

Pero veamos por un momento cuales son las consecuencias de estas postulaciones:

En el Primer Postulado si el Estado no inter-viene para regular las acciones sociales, los suje-tos económicos, léase personas, empresas, etc., deberán competir en el cumplimiento de

“…la mínima intervención del Estado y la máxima libertad de los agentes que intervienen en la actividad económi-ca...”

Milton Friedman de la Escuela Econó-mica de Chicago dice: “...la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y sólo puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción”.

En la Argentina el momento apologético de esta doctrina fue durante la dictadura militar instaurada en 1976. En aquel entonces sus mentores agotaban los espa-cios de los medios de comunicación con el mensaje:

Achicar el Estado es agrandar la Nación

Tema

Page 21: bromatologia tomo 1

Pero si la economía se aleja del debate ideo-lógico pierde instantáneamente su significado, porque se trata precisamente de la verificación de las ideas del hombre sobre la forma de produ-cir y distribuir el excedente social.

Si pretendemos tomarla exclusivamente por sus aspectos instrumentales, en el sentido que propone la escuela neoclásica, o sea, estable-ciendo implícitamente con la introducción de la lógica matemática, que el sujeto de estudio (el hombre y sus relaciones referidas a la produc-ción y distribución del excedente social) no está regido en sus acciones por el libre albedrío, esta-remos diseñando un rango del conocimiento asi-milable a la ciencia ficción ó a las creencias reli-giosas.

El neoclasicismo económico, en ocasiones, se expresa en modelos de un reduccionismo extremo, que carecen de sustento real y reformu-la la economía como una ciencia dura, cumplien-do de este modo el objetivo, siempre buscado por la ideología dominante de no ser cuestiona-da, dado el carácter que le otorga esta estrategia, de tratar de parecer como una verdad revelada.

La gran trampa que permite esta deformación

todos sus objetivos. Entonces la pregunta es: ¿pueden competir en igualdad de condiciones? En el mundo ideal de Smith, al menos teórica-mente, esto era posible, en el mundo actual defi-nitivamente no.

La norma de la economía actual no es la com-petencia sino los grandes agregados económi-cos.

Tomemos las áreas fundamentales de la vida humana: la salud, la educación, la seguridad, la vivienda, etc.

Si el Estado no interviniese ¿quién está en condiciones de proveerse de la salud, la educa-ción de sus hijos, la seguridad pública, etc.?

La segunda postulación es igualmente engañosa: si la inflación es la madre de todos los males económicos y la inflación se produce por-que el volumen de dinero disponible crece más que la producción, entonces la acción básica a realizar es: limitar la emisión de moneda. Si el Estado, que es quien tiene la capacidad de emitir moneda no lo hace, ésta se transforma en un bien escaso y el Estado pierde a su vez la capaci-dad de financiar gastos.

Esto en buen romance significa que al hacer-se el dinero escaso los que lo poseen cobran más caro por él (intereses) y los que no lo tienen deben penar esta circunstancia y ni siquiera pue-den acudir al Estado para resolverla porque aquel tampoco puede emitir. Es un diseño social en el que los Bancos y los grandes agentes económi-cos son cada vez más poderosos y los chicos cada vez más pobres.

3332

1Una visiòn desde la Economìa

La escuala Neoclásica:El Neoliberalismo

es la asimilación de la herramienta matemática en el análisis económico. La tentación es fácil ya que los fenómenos económicos generalmente se cuantifican, expresándose en cifras.

Entonces, ¿qué tendrá de malo utilizar de esta forma la herramienta matemática? ¡Abso-lutamente nada! Lo malo es pensar que la sociedad ajusta su conducta a esta lógica con-ceptual. La sociedad humana no funciona alge-braicamente. Es imposible expresar en una ecuación las variables sociales, so pena de cons-truir representaciones patéticas.

Al sacar el dilema del valor del centro de la discusión, la teoría arranca para un nuevo desti-no.

Ya no se trata de esa incómoda ciencia que en su génesis y objeto cuestiona el orden eco-nómico vigente sino de una disciplina domesti-cada, estéril como ciencia social y sólo justifica-da para perpetuar un sistema económico deter-minado.

Nace el Neoliberalismo. Los viejos concep-tos centrales inaugurados por los Fisiócratas y desarrollados por Smith, son relanzados en

forma de postulados básicos y recitados con más convicción que los propios textos religiosos por los cultores de la nueva doctrina:

Primer postulado: La competencia no debe ser alterada por ningún artificio (intervención estatal, acción humana, etc.) que la afecte por-que el costo a pagar será la ineficiencia global del sistema y la interrupción de su camino a la satisfacción universal.

Friedrich August Von Hayek, uno de los máxi-mos defensores del neoliberalismo sostiene:

Segundo postulado Si se modifican artifi-cialmente los volúmenes de dinero circulante se alteran los equilibrios básicos entre oferta y demanda y se producen desarreglos que termi-narán con el correcto sendero hacia el desarrollo y el bienestar.

Pero veamos por un momento cuales son las consecuencias de estas postulaciones:

En el Primer Postulado si el Estado no inter-viene para regular las acciones sociales, los suje-tos económicos, léase personas, empresas, etc., deberán competir en el cumplimiento de

“…la mínima intervención del Estado y la máxima libertad de los agentes que intervienen en la actividad económi-ca...”

Milton Friedman de la Escuela Econó-mica de Chicago dice: “...la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y sólo puede ser producida por un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción”.

En la Argentina el momento apologético de esta doctrina fue durante la dictadura militar instaurada en 1976. En aquel entonces sus mentores agotaban los espa-cios de los medios de comunicación con el mensaje:

Achicar el Estado es agrandar la Nación

Tema

Page 22: bromatologia tomo 1

Nació en Cambridge, Inglaterra. Al igual que Malthus, y salvando las distancias, Keynes había advertido, en circunstancia de la crisis económi-ca mundial iniciada en 1929, que en realidad no funcionaban los mecanismos automáticos de ajuste que conducirían en cualquier situación la economía a su óptimo desempeño.

Sus detractores respondieron que funcionar funcionaban, sólo que a veces lo hacían en el largo plazo.

Entonces Keynes acuñó su frase célebre: “...a quien le importaba el largo plazo si en ese enton-ces todos estaremos muertos”.

Demostró, además, que en determinado momento la economía se instalaba en equilibrios no deseados, donde reinaba el desempleo y la parálisis de la actividad, sin que se desencade-nasen espontáneamente los remedios a esa situación, y ninguna mano invisible pusiese las cosas de nuevo en su lugar.

La importancia del discurso keynesiano no radica tanto en su propuesta sino en que logró instalarla en la historia concreta y cambiar los parámetros teóricos.

Aristócrata inglés, hijo de Neville Keynes, pro-fesor de Economía en Cambrigde, educado en el prestigioso Eton College, había demostrado tem-pranamente una excepcional habilidad para ganar dinero, amasando una notable fortuna especulando con inversiones bursátiles y des-lumbrando a sus compatriotas con agudas observaciones. Por ejemplo anticipándose a los motivos que llevaron a Europa a la segunda gue-rra mundial con su libro: Las Consecuencias Eco-nómicas de la Paz.

La circunstancia de la segunda guerra mun-dial eximió a la Teoría Keynesiana de demostra-ciones teóricas.

El gasto del Estado en la adquisición de per-trechos bélicos puso a funcionar los mecanis-mos de la economía de EEUU, llevándola a nive-les de actividad desconocidos y haciendo obvios los, hasta entonces, teóricos postulados de Key-nes.

Muchos políticos actualmente aman a Key-nes, lo que ocurre es que siempre les ha venido de maravillas la tesis keynesiana, porque si de las recesiones se debe salir emitiendo y gastan-do moneda, esto significa que el Estado tiene carta blanca para hacerlo, y esto se presta para desarrollar acciones asistencialistas y populis-tas, tan eficaces en las gestiones electorales, sobre todo en los países pobres.

JOHN MAYNARD KEYNES 1883-1946

3534

1Una visiòn desde la Economìa

Keynes, con el peso de su autoridad intelectual y social, termina con el dogma sostenido por los Neoclásicos que: “... el Estado no debe intervenir en la economía” inaugurando una nueva etapa en el capitalismo que dura hasta nues-tros días.

Hemos hecho una más que rápida recorrida por el pensamiento económico desde el origen de la Escuela Clásica. En la actualidad nuevos

EPÍLOGO

horizontes se abren para la teoría económica con las perspectivas que aportan pensadores como Amartya Sen, nacido en Shantiniketan, India, de quien recomendamos la lectura de: “ Econo-mía y derecho de alimentación” y “ Sobre ética y economía”, y los nuevos economistas que hablan del desarrollo sustentable, de quie-nes recomendamos su lectura para quienes quie-ran profundizar en estos temas.

Tema

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Nació en Cambridge, Inglaterra. Al igual que Malthus, y salvando las distancias, Keynes había advertido, en circunstancia de la crisis económi-ca mundial iniciada en 1929, que en realidad no funcionaban los mecanismos automáticos de ajuste que conducirían en cualquier situación la economía a su óptimo desempeño.

Sus detractores respondieron que funcionar funcionaban, sólo que a veces lo hacían en el largo plazo.

Entonces Keynes acuñó su frase célebre: “...a quien le importaba el largo plazo si en ese enton-ces todos estaremos muertos”.

Demostró, además, que en determinado momento la economía se instalaba en equilibrios no deseados, donde reinaba el desempleo y la parálisis de la actividad, sin que se desencade-nasen espontáneamente los remedios a esa situación, y ninguna mano invisible pusiese las cosas de nuevo en su lugar.

La importancia del discurso keynesiano no radica tanto en su propuesta sino en que logró instalarla en la historia concreta y cambiar los parámetros teóricos.

Aristócrata inglés, hijo de Neville Keynes, pro-fesor de Economía en Cambrigde, educado en el prestigioso Eton College, había demostrado tem-pranamente una excepcional habilidad para ganar dinero, amasando una notable fortuna especulando con inversiones bursátiles y des-lumbrando a sus compatriotas con agudas observaciones. Por ejemplo anticipándose a los motivos que llevaron a Europa a la segunda gue-rra mundial con su libro: Las Consecuencias Eco-nómicas de la Paz.

La circunstancia de la segunda guerra mun-dial eximió a la Teoría Keynesiana de demostra-ciones teóricas.

El gasto del Estado en la adquisición de per-trechos bélicos puso a funcionar los mecanis-mos de la economía de EEUU, llevándola a nive-les de actividad desconocidos y haciendo obvios los, hasta entonces, teóricos postulados de Key-nes.

Muchos políticos actualmente aman a Key-nes, lo que ocurre es que siempre les ha venido de maravillas la tesis keynesiana, porque si de las recesiones se debe salir emitiendo y gastan-do moneda, esto significa que el Estado tiene carta blanca para hacerlo, y esto se presta para desarrollar acciones asistencialistas y populis-tas, tan eficaces en las gestiones electorales, sobre todo en los países pobres.

JOHN MAYNARD KEYNES 1883-1946

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1Una visiòn desde la Economìa

Keynes, con el peso de su autoridad intelectual y social, termina con el dogma sostenido por los Neoclásicos que: “... el Estado no debe intervenir en la economía” inaugurando una nueva etapa en el capitalismo que dura hasta nues-tros días.

Hemos hecho una más que rápida recorrida por el pensamiento económico desde el origen de la Escuela Clásica. En la actualidad nuevos

EPÍLOGO

horizontes se abren para la teoría económica con las perspectivas que aportan pensadores como Amartya Sen, nacido en Shantiniketan, India, de quien recomendamos la lectura de: “ Econo-mía y derecho de alimentación” y “ Sobre ética y economía”, y los nuevos economistas que hablan del desarrollo sustentable, de quie-nes recomendamos su lectura para quienes quie-ran profundizar en estos temas.

Tema

Page 24: bromatologia tomo 1

Durante el siglo XX se consolidó la tendencia de las diferencias estructurales en la distribu-ción de los beneficios del desarrollo económico.

Estas asimetrías y diferencias en la distribu-ción de los beneficios del desarrollo económico se originaron en una multiplicidad de factores, difíciles de analizar en este módulo.

Podríamos decir que no fue sólo por una “mala gestión” en las economías de los pueblos afectados, sino también una consecuencia directa de la destrucción de sus culturas ances-trales, de sus organizaciones políticas, del some-timiento a la esclavitud y servidumbre de sus miembros, y en el final, en un proceso de apro-

piación de los recursos natu-rales de sus territorios.

Detengámonos un momento, muy breve-mente en tres de las regiones más afecta-das por el colonialis-mo y tratemos sintéti-camente de reconstruir las razones que las lleva-ron a esta situación.

Antes de la llegada de los europeos el inmen-

so territorio africano estaba poblado por cente-nares de etnias que lo compartían, en un equili-brio más o menos estable logrado a través de miles de años de convivencia, lo que les permitía atender la resolución de sus necesidades ali-mentarias y culturales.

Tomemos como ejemplo lo ocurrido en las fér-tiles llanuras del centro del continente donde se

3938

1

EL COLONIALISMO Y SUSCONSECUENCIAS EN LARESOLUCIÓN ALIMENTARIA

Una visiòn desde la Economìa

Las Perspectivasdel Siglo XX

EL COLONIALISMO

AFRICA

Tema

Page 25: bromatologia tomo 1

Durante el siglo XX se consolidó la tendencia de las diferencias estructurales en la distribu-ción de los beneficios del desarrollo económico.

Estas asimetrías y diferencias en la distribu-ción de los beneficios del desarrollo económico se originaron en una multiplicidad de factores, difíciles de analizar en este módulo.

Podríamos decir que no fue sólo por una “mala gestión” en las economías de los pueblos afectados, sino también una consecuencia directa de la destrucción de sus culturas ances-trales, de sus organizaciones políticas, del some-timiento a la esclavitud y servidumbre de sus miembros, y en el final, en un proceso de apro-

piación de los recursos natu-rales de sus territorios.

Detengámonos un momento, muy breve-mente en tres de las regiones más afecta-das por el colonialis-mo y tratemos sintéti-camente de reconstruir las razones que las lleva-ron a esta situación.

Antes de la llegada de los europeos el inmen-

so territorio africano estaba poblado por cente-nares de etnias que lo compartían, en un equili-brio más o menos estable logrado a través de miles de años de convivencia, lo que les permitía atender la resolución de sus necesidades ali-mentarias y culturales.

Tomemos como ejemplo lo ocurrido en las fér-tiles llanuras del centro del continente donde se

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EL COLONIALISMO Y SUSCONSECUENCIAS EN LARESOLUCIÓN ALIMENTARIA

Una visiòn desde la Economìa

Las Perspectivasdel Siglo XX

EL COLONIALISMO

AFRICA

Tema

Page 26: bromatologia tomo 1

producían alimentos que, a través del comercio, eran distribuidos por un complejo sistema de caravanas en toda África.

Esta posibilidad agrícola despertó la codicia colonial de las potencias Europeas. Campesinos holandeses, conocidos como “boers” - agricultor en holandés -, desalojaron a los primitivos habi-tantes y tomaron para sí estas tierras, expulsan-do y esclavizando sus pobladores originales.

En ellas se descubrió posteriormente oro, entonces los intereses mineros de la Compañía de Sudáfrica (BSAC) de Cecil Rhodes, apoyados por las tropas británicas tomaron el control de todo el territorio, al que se designaría, sin falsa modestia, 'Rhodesia del Sur' en su propio honor.

No es necesario abundar en esta historia para darse cuenta que donde antiguamente existían equilibrios raciales y culturales, logrados a través de milenios de convivencia, la acción de los “co-lonizadores” los transformó en territorios expo-liados, donde las poblaciones nativas otrora prós-peras tribus de agricultores, ahora se habían transformado en multitudes de desarraigados.

Al igual que Zimbabwe, -así se llamó la ex Rho-desia una vez expulsados los europeos-, en Libia, Angola, Namibia, Ruanda, Uganda, Arge-lia, Marruecos, Egipto, etc. se repitió este pano-rama colonial cuyas consecuencias se observan hasta hoy: sociedades desarticuladas, equili-brios tribales alterados y como resultado de esto: guerras civiles, pueblos desplazados, hambre, enfermedades, etc .

Recordemos que desde el siglo XIV y hasta el XVIII, estas mismas naciones junto a Portugal, le agregaron a la pobreza, la sumisión de millones de seres humanos transformados en mano de obra esclava que necesitaban para extraer las riquezas de otros continentes.

La catástrofe social y cultural, ocurrida enton-ces, trajo como lógica consecuencia que millo-nes de africanos dejaran de tener la posibilidad

de autoabastecerse de alimentos, como ocurría anteriormente a la invasión de los europeos.

El hambre en África no se debe a la ignoran-cia de sus habitantes o a la insuficiencia de sus recursos sino al Colonialismo, consecuencia del desarrollo de la moderna Economía de Mercado.

Si analizamos América, bastaría con reiterar la cita que ya hicimos del Dr. Aldo Ferrer, en su libro LA ECONOMÍA ARGENTINA, donde afirma que durante los primeros cien años posteriores a la llegada de los colonizadores españoles la población de América pasó de sesenta millones a ¡seis millones! Esta cifra no es sólo un dato cuantitativo sino una dolorosa realidad.

La Colonización trajo como consecuencia civi-lizaciones enteras arrasadas y esclavizadas en la explotación minera, sociedades destruidas, cul-turas devastadas y sistemas de apropiación de las riquezas.

Es notable destacar que durante los quinien-tos años posteriores a la llegada de los españo-les a América, los barcos vinieron de Europa car-gados con lastre y volvieron llenos de metales preciosos y frutos de la tierra. Paradójicamente el único beneficio en nuestro inventario es que ahora, además, las naciones centro y sudameri-canas les deben cifras fabulosas de dinero: “la deuda externa”, que impide a nuestros países resolver sus problemas con recursos propios.

Lo mismo ocurrió en la India, donde una

sociedad estructurada con una organización ancestral fue desarticulada violentamente por los ingleses, cuando se apropiaron de las fértiles llanuras de ese continente aptas, entre otras

4140

1

AMÉRICA

INDIA

cosas, para el cultivo del algodón. Recordemos que el algodón era necesario para alimentar los nuevos telares mecánicos desarrollados en Euro-pa por la revolución industrial y, de este modo, también transformaron campesinos, antes autoabastecidos por sus propios telares artesa-nales, en “clientes” obligados de la industria tex-til inglesa.

El resultado fue que donde existían Castas, incomprensibles para nuestra cultura occidental pero partes de una conformación social consoli-

Una visiòn desde la Economìa

dada, pasaron a existir pueblos famélicos donde centenares de millones de personas nos ofrecie-ron, a lo largo del siglo XX, espectáculos dantes-cos de hambrunas y marginación.

Queda como interrogante: ¿cuál es la res-puesta de las sociedades modernas desarrolla-das ante el dramático problema del hambre ?

Algunas organizaciones a nivel mundial se ocupan de este problema. Una de ellas es la FAO.

Tema

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producían alimentos que, a través del comercio, eran distribuidos por un complejo sistema de caravanas en toda África.

Esta posibilidad agrícola despertó la codicia colonial de las potencias Europeas. Campesinos holandeses, conocidos como “boers” - agricultor en holandés -, desalojaron a los primitivos habi-tantes y tomaron para sí estas tierras, expulsan-do y esclavizando sus pobladores originales.

En ellas se descubrió posteriormente oro, entonces los intereses mineros de la Compañía de Sudáfrica (BSAC) de Cecil Rhodes, apoyados por las tropas británicas tomaron el control de todo el territorio, al que se designaría, sin falsa modestia, 'Rhodesia del Sur' en su propio honor.

No es necesario abundar en esta historia para darse cuenta que donde antiguamente existían equilibrios raciales y culturales, logrados a través de milenios de convivencia, la acción de los “co-lonizadores” los transformó en territorios expo-liados, donde las poblaciones nativas otrora prós-peras tribus de agricultores, ahora se habían transformado en multitudes de desarraigados.

Al igual que Zimbabwe, -así se llamó la ex Rho-desia una vez expulsados los europeos-, en Libia, Angola, Namibia, Ruanda, Uganda, Arge-lia, Marruecos, Egipto, etc. se repitió este pano-rama colonial cuyas consecuencias se observan hasta hoy: sociedades desarticuladas, equili-brios tribales alterados y como resultado de esto: guerras civiles, pueblos desplazados, hambre, enfermedades, etc .

Recordemos que desde el siglo XIV y hasta el XVIII, estas mismas naciones junto a Portugal, le agregaron a la pobreza, la sumisión de millones de seres humanos transformados en mano de obra esclava que necesitaban para extraer las riquezas de otros continentes.

La catástrofe social y cultural, ocurrida enton-ces, trajo como lógica consecuencia que millo-nes de africanos dejaran de tener la posibilidad

de autoabastecerse de alimentos, como ocurría anteriormente a la invasión de los europeos.

El hambre en África no se debe a la ignoran-cia de sus habitantes o a la insuficiencia de sus recursos sino al Colonialismo, consecuencia del desarrollo de la moderna Economía de Mercado.

Si analizamos América, bastaría con reiterar la cita que ya hicimos del Dr. Aldo Ferrer, en su libro LA ECONOMÍA ARGENTINA, donde afirma que durante los primeros cien años posteriores a la llegada de los colonizadores españoles la población de América pasó de sesenta millones a ¡seis millones! Esta cifra no es sólo un dato cuantitativo sino una dolorosa realidad.

La Colonización trajo como consecuencia civi-lizaciones enteras arrasadas y esclavizadas en la explotación minera, sociedades destruidas, cul-turas devastadas y sistemas de apropiación de las riquezas.

Es notable destacar que durante los quinien-tos años posteriores a la llegada de los españo-les a América, los barcos vinieron de Europa car-gados con lastre y volvieron llenos de metales preciosos y frutos de la tierra. Paradójicamente el único beneficio en nuestro inventario es que ahora, además, las naciones centro y sudameri-canas les deben cifras fabulosas de dinero: “la deuda externa”, que impide a nuestros países resolver sus problemas con recursos propios.

Lo mismo ocurrió en la India, donde una

sociedad estructurada con una organización ancestral fue desarticulada violentamente por los ingleses, cuando se apropiaron de las fértiles llanuras de ese continente aptas, entre otras

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AMÉRICA

INDIA

cosas, para el cultivo del algodón. Recordemos que el algodón era necesario para alimentar los nuevos telares mecánicos desarrollados en Euro-pa por la revolución industrial y, de este modo, también transformaron campesinos, antes autoabastecidos por sus propios telares artesa-nales, en “clientes” obligados de la industria tex-til inglesa.

El resultado fue que donde existían Castas, incomprensibles para nuestra cultura occidental pero partes de una conformación social consoli-

Una visiòn desde la Economìa

dada, pasaron a existir pueblos famélicos donde centenares de millones de personas nos ofrecie-ron, a lo largo del siglo XX, espectáculos dantes-cos de hambrunas y marginación.

Queda como interrogante: ¿cuál es la res-puesta de las sociedades modernas desarrolla-das ante el dramático problema del hambre ?

Algunas organizaciones a nivel mundial se ocupan de este problema. Una de ellas es la FAO.

Tema

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En su presentación este orga-nismo se reconoce a sÍ mismo en el texto siguiente:

“La Organización de las Naciones Unidas para la Agri-cultura y la Alimentación condu-ce las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre. Al brindar sus servicios tanto a países desarrollados como a países en desarrollo, la FAO actúa como un foro neutral donde todos los países se reúnen en pie de igualdad para nego-ciar acuerdos y debatir políticas. La FAO también es una fuente de conocimientos y de informa-ción. La Organización ayuda a los países en desa-rrollo y a los países en transición a modernizar y mejorar sus actividades agrícolas, forestales y pesqueras, con el fin de asegurar una buena nutrición para todos. Desde su fundación, en 1945, la FAO ha prestado especial atención al desarrollo de las zonas rurales, donde vive el 70 % de la población mundial pobre y que pasa ham-bre”.

La FAO busca que el incremento en la produc-ción de los alimentos se logre a través de prácti-cas productivas que: sean sustentables, garanti-

cen la calidad e inocuidad de los alimentos y permitan mejorar las condiciones de salud de la población.

En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, los

países desarrollados impulsaron la creación de organizaciones desti-

nadas a paliar las consecuencias dra-máticas del orden económico vigente.

Pero desde el inicio, y a pesar de su declara-ción de principios, la supremacía de las nacio-nes mas ricas impuso sus condiciones, a pesar de declaraciones como las consignadas. La FAO no ha podido, en mas de cincuenta años de exis-tencia, resolver el problema del hambre.

Para esto basta leer las conclusiones del pri-mer congreso en Roma, en la década del cin-cuenta, en el que se aconseja a los países que sufren el flagelo del hambre abrir sus puertas al comercio internacional, eliminando las barreras arancelarias.

En la práctica las recetas, con que este orga-nismo ha pretendido resolver el problema del

hambre, no atienden a las razones que lo provo-caron sino a elaborar recomendaciones que profundizan en su ejecución las causas que lo generaron. Esto es a pesar que en esos organis-mos trabajan cientos de funcionarios, muchos de los cuales lo hacen en nombre de sinceras vocaciones personales. Podríamos decir que, en todo caso, actúan como bomberos apagando estallidos sociales productos del hambre, y mori-gerando sus efectos en situaciones extremas.

Fijémonos que una de las causas mas evi-dentes de la miseria de los países pobres es pre-cisamente que los países ricos subsidian sus producciones primarias y compiten con ellos en los mercados internacionales, impidiéndoles obtener ingresos razonables y genuinos por sus productos.

Todos sabemos las consecuencias que tuvie-ron para los países pobres, productores de bie-nes primarios, la competencia con los países industrializados y sus sectores agrícolas subsi-diados, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.

No debemos tampoco dejar de mencionar la estrecha colaboración de esta organización con otras entidades internacionales, como el Banco Mundial (BM) con quien comparte una visión desarrollada a la luz de las ideologías de los paí-ses centrales, principales responsables del actual orden económico.

Citaremos al ex vicepresidente del BM, Law-rence Summers quien, en 1992, refiriéndose a la necesidad de trasladar las “industrias sucias” al sur, dijo:

“... Entre nosotros, ¿no debería el Banco Mundial alentar una mayor transferencia de industrias sucias al Tercer Mundo? Numerosos países se encuentran muy limpios, por lo que sería lógico que recibieran industrias sucias (...) Una cierta cantidad de contaminación debería ser realizada en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemniza-

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1

(ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION)

HELPING TO BUILD A WORLD WITHOUT HUNGER(AYUDANDO A CONSTRUIR UN MUNDO SIN HAMBRE)

ciones a pagar por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados. Creo que la lógica económica que existe en la exportación de un cargamento de basura tóxica a un país con salarios más bajos es impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que esto sería mucho menos llamativo en los países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente se muere antes de que el cáncer tenga tiempo de apare-cer”.

No extraña entonces que, a pesar de la intención de este organismo para terminar con el problema del hambre, no logre su objetivo.

Existen problemas estructurales en los que la FAO no incide significativamente, como los pro-blemas relacionados con el comercio mundial y específicamente la política agrícola de los países del hemisferio norte, suscripta por la OMC (Orga-nización Mundial del Comercio), que fomenta políticas que en la práctica consolidan la persis-tencia de la desnutrición y del hambre en el sur.

La deuda externa incide sobre la seguridad alimentaria, en particular los programas de ajus-te estructural que el FMI (Fondo Monetario Inter-nacional) impone a los países pobres que provo-can la desnutrición y la malnutrición en los paí-ses deudores.

Las patentes que reservan los beneficios de los adelantos tecnológicos en la producción agrí-cola, en particular las modificaciones genéticas de las plantas que son propiedad de empresas agroalimentarias del Norte, les otorgan una pro-tección universal que afecta el acceso a la ali-mentación.

De cualquier manera la opinión que aquí se enuncia no significa que los organismos interna-cionales sean inútiles, por el contrario el debate entre los pueblos es el único camino para resol-ver estos conflictos. Este camino únicamente será fructífero si la ideología propuesta por los

Una visiòn desde la Economìa

FAO / FOOD AND AGRICULTUREORGANIZATION OF THE UNITED NATIONS

Tema

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En su presentación este orga-nismo se reconoce a sÍ mismo en el texto siguiente:

“La Organización de las Naciones Unidas para la Agri-cultura y la Alimentación condu-ce las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre. Al brindar sus servicios tanto a países desarrollados como a países en desarrollo, la FAO actúa como un foro neutral donde todos los países se reúnen en pie de igualdad para nego-ciar acuerdos y debatir políticas. La FAO también es una fuente de conocimientos y de informa-ción. La Organización ayuda a los países en desa-rrollo y a los países en transición a modernizar y mejorar sus actividades agrícolas, forestales y pesqueras, con el fin de asegurar una buena nutrición para todos. Desde su fundación, en 1945, la FAO ha prestado especial atención al desarrollo de las zonas rurales, donde vive el 70 % de la población mundial pobre y que pasa ham-bre”.

La FAO busca que el incremento en la produc-ción de los alimentos se logre a través de prácti-cas productivas que: sean sustentables, garanti-

cen la calidad e inocuidad de los alimentos y permitan mejorar las condiciones de salud de la población.

En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, los

países desarrollados impulsaron la creación de organizaciones desti-

nadas a paliar las consecuencias dra-máticas del orden económico vigente.

Pero desde el inicio, y a pesar de su declara-ción de principios, la supremacía de las nacio-nes mas ricas impuso sus condiciones, a pesar de declaraciones como las consignadas. La FAO no ha podido, en mas de cincuenta años de exis-tencia, resolver el problema del hambre.

Para esto basta leer las conclusiones del pri-mer congreso en Roma, en la década del cin-cuenta, en el que se aconseja a los países que sufren el flagelo del hambre abrir sus puertas al comercio internacional, eliminando las barreras arancelarias.

En la práctica las recetas, con que este orga-nismo ha pretendido resolver el problema del

hambre, no atienden a las razones que lo provo-caron sino a elaborar recomendaciones que profundizan en su ejecución las causas que lo generaron. Esto es a pesar que en esos organis-mos trabajan cientos de funcionarios, muchos de los cuales lo hacen en nombre de sinceras vocaciones personales. Podríamos decir que, en todo caso, actúan como bomberos apagando estallidos sociales productos del hambre, y mori-gerando sus efectos en situaciones extremas.

Fijémonos que una de las causas mas evi-dentes de la miseria de los países pobres es pre-cisamente que los países ricos subsidian sus producciones primarias y compiten con ellos en los mercados internacionales, impidiéndoles obtener ingresos razonables y genuinos por sus productos.

Todos sabemos las consecuencias que tuvie-ron para los países pobres, productores de bie-nes primarios, la competencia con los países industrializados y sus sectores agrícolas subsi-diados, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX.

No debemos tampoco dejar de mencionar la estrecha colaboración de esta organización con otras entidades internacionales, como el Banco Mundial (BM) con quien comparte una visión desarrollada a la luz de las ideologías de los paí-ses centrales, principales responsables del actual orden económico.

Citaremos al ex vicepresidente del BM, Law-rence Summers quien, en 1992, refiriéndose a la necesidad de trasladar las “industrias sucias” al sur, dijo:

“... Entre nosotros, ¿no debería el Banco Mundial alentar una mayor transferencia de industrias sucias al Tercer Mundo? Numerosos países se encuentran muy limpios, por lo que sería lógico que recibieran industrias sucias (...) Una cierta cantidad de contaminación debería ser realizada en países con costos más bajos, con menores salarios, por lo que las indemniza-

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(ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACION)

HELPING TO BUILD A WORLD WITHOUT HUNGER(AYUDANDO A CONSTRUIR UN MUNDO SIN HAMBRE)

ciones a pagar por los daños serán también más bajas que en los países desarrollados. Creo que la lógica económica que existe en la exportación de un cargamento de basura tóxica a un país con salarios más bajos es impecable y debemos tenerla en cuenta. Las sustancias cancerígenas tardan muchos años en producir sus efectos, por lo que esto sería mucho menos llamativo en los países con una expectativa de vida baja, es decir, en los países pobres donde la gente se muere antes de que el cáncer tenga tiempo de apare-cer”.

No extraña entonces que, a pesar de la intención de este organismo para terminar con el problema del hambre, no logre su objetivo.

Existen problemas estructurales en los que la FAO no incide significativamente, como los pro-blemas relacionados con el comercio mundial y específicamente la política agrícola de los países del hemisferio norte, suscripta por la OMC (Orga-nización Mundial del Comercio), que fomenta políticas que en la práctica consolidan la persis-tencia de la desnutrición y del hambre en el sur.

La deuda externa incide sobre la seguridad alimentaria, en particular los programas de ajus-te estructural que el FMI (Fondo Monetario Inter-nacional) impone a los países pobres que provo-can la desnutrición y la malnutrición en los paí-ses deudores.

Las patentes que reservan los beneficios de los adelantos tecnológicos en la producción agrí-cola, en particular las modificaciones genéticas de las plantas que son propiedad de empresas agroalimentarias del Norte, les otorgan una pro-tección universal que afecta el acceso a la ali-mentación.

De cualquier manera la opinión que aquí se enuncia no significa que los organismos interna-cionales sean inútiles, por el contrario el debate entre los pueblos es el único camino para resol-ver estos conflictos. Este camino únicamente será fructífero si la ideología propuesta por los

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FAO / FOOD AND AGRICULTUREORGANIZATION OF THE UNITED NATIONS

Tema

Page 30: bromatologia tomo 1

El agro tuvo dificultades tradicionalmente para incorporarse al mercado, quizás debido a que constituye no sólo un “sector productivo” sino también –y fundamentalmente– un medio de vida de numerosos sectores de la comunidad. En este sentido, el capital, en su largo historial, siempre encontró dificultades para subordinar a los productores agropecuarios, en forma efecti-va, a su lógica de acumulación. Esta situación se explica parcialmente por variados factores socia-les y “naturales” que imponen límites a la acu-mulación de capital en la agricultura; límites que la manufactura, e incluso los servicios, no poseen (véase Georgescu - Roegen, 1969). Más allá de los elementos sociales que pudieron haber incidido sobre estos procesos, y que tie-nen su importancia, está la serie de factores “na-turales” que imponen límites a la capacidad del capital para controlar el proceso productivo: agentes climáticos, el ciclo biológico de la pro-ducción, características del suelo, etcétera. Todos estos factores son limitativos al aumento de la productividad del trabajo mediante la apli-cación de nueva maquinaria y equipos caracte-rísticos del capitalismo industrial.

No puede producirse cualquier producto agro-pecuario en cualquier parte, tampoco en cual-

quier momento: existen factores de suelo, climá-ticos, o bien aquellos vinculados al ciclo biológi-co, que limitan el accionar del proceso de acu-mulación en el medio rural. En consecuencia, los procesos agropecuarios sólo pueden ser cons-truidos en forma paralela, no en línea como ocu-rre en el proceso industrial, y todos comienzan en la fase apropiada del ciclo climático de cada lugar (Georgescu-Roegen, 1969: 524)* Asimis-mo, como destacaremos más adelante, por lo general los alimentos tienen la característica de ser perecederos y, por esta razón, no siempre son fácilmente asequibles al transporte, al comercio y a procesos de globalización.

Ciertamente, una tendencia característica del capitalismo industrial es la intensificación del control del capital sobre el proceso productivo; control que, como decíamos, se ve limitado en el agro por factores “naturales” inherentes al pro-ceso productivo al que hacemos referencia. El agro se basa históricamente en estaciones fijas para la siembra y la cosecha, períodos reproduc-tivos en la producción animal y de plantas de diversa naturaleza, todo lo cual limita las inver-siones de capital y determina la naturaleza de las innovaciones tecnológicas aplicables al sector.

Según algunos autores, estos factores moti-varon que, a lo largo de la historia del capitalis-mo, el capital haya tenido un menor control rela-tivo sobre el agro, permitiendo la supervivencia de productores independientes, sean éstos cam-pesinos o de tipo farmer. Sin embargo, la persis-tencia de pequeños y medianos productores

4544

1países dominantes es neutralizada por nuevas visiones que cambien el paradigma de la organi-zación socioeconómica actual (la ganancia) por otro inspirado en el respeto y la fraternidad uni-versal.

De cualquier manera, el mundo ha ido avan-zando también en la creación de normas y acuer-dos orientados a garantizar la seguridad alimen-taria en general y el uso de técnicas y substan-cias que son de uso corriente en la agricultura.

En el balance de los hechos, los resultados del Neoliberalismo, predominante hoy en el mun-

Lectura Obligatoria

AGROALIMENTACIÓN YGLOBALIZACIÓN

MIGUEL TEUBAL

(*) La producción agropecuaria impone indefectiblemente que tanto el capital como el trabajo se mantengan ociosos en algún momento del período productivo (Georgescu- Roegen, 1969:525)

Una visiòn desde la Economìa

do, han llevado a la civilización a la era conocida como Globalización, la que ha servido para pro-fundizar estos problemas y conflictos.

En este sentido es que hemos creído perti-nente incluir la interesante perspectiva del Dr. Miguel Teubal, quien nos ha autorizado a trans-cribir el siguiente texto de su autoría. Cabe agre-gar que el Dr. Teubal ha sido investigador del CONYCET y Profesor Titular de Economía Agraria de la UBA y es autor de numerosos libros e inves-tigaciones; es además un economista de reco-nocimiento internacional por sus aportes al estu-dio de esta problemática.

Tema

Page 31: bromatologia tomo 1

El agro tuvo dificultades tradicionalmente para incorporarse al mercado, quizás debido a que constituye no sólo un “sector productivo” sino también –y fundamentalmente– un medio de vida de numerosos sectores de la comunidad. En este sentido, el capital, en su largo historial, siempre encontró dificultades para subordinar a los productores agropecuarios, en forma efecti-va, a su lógica de acumulación. Esta situación se explica parcialmente por variados factores socia-les y “naturales” que imponen límites a la acu-mulación de capital en la agricultura; límites que la manufactura, e incluso los servicios, no poseen (véase Georgescu - Roegen, 1969). Más allá de los elementos sociales que pudieron haber incidido sobre estos procesos, y que tie-nen su importancia, está la serie de factores “na-turales” que imponen límites a la capacidad del capital para controlar el proceso productivo: agentes climáticos, el ciclo biológico de la pro-ducción, características del suelo, etcétera. Todos estos factores son limitativos al aumento de la productividad del trabajo mediante la apli-cación de nueva maquinaria y equipos caracte-rísticos del capitalismo industrial.

No puede producirse cualquier producto agro-pecuario en cualquier parte, tampoco en cual-

quier momento: existen factores de suelo, climá-ticos, o bien aquellos vinculados al ciclo biológi-co, que limitan el accionar del proceso de acu-mulación en el medio rural. En consecuencia, los procesos agropecuarios sólo pueden ser cons-truidos en forma paralela, no en línea como ocu-rre en el proceso industrial, y todos comienzan en la fase apropiada del ciclo climático de cada lugar (Georgescu-Roegen, 1969: 524)* Asimis-mo, como destacaremos más adelante, por lo general los alimentos tienen la característica de ser perecederos y, por esta razón, no siempre son fácilmente asequibles al transporte, al comercio y a procesos de globalización.

Ciertamente, una tendencia característica del capitalismo industrial es la intensificación del control del capital sobre el proceso productivo; control que, como decíamos, se ve limitado en el agro por factores “naturales” inherentes al pro-ceso productivo al que hacemos referencia. El agro se basa históricamente en estaciones fijas para la siembra y la cosecha, períodos reproduc-tivos en la producción animal y de plantas de diversa naturaleza, todo lo cual limita las inver-siones de capital y determina la naturaleza de las innovaciones tecnológicas aplicables al sector.

Según algunos autores, estos factores moti-varon que, a lo largo de la historia del capitalis-mo, el capital haya tenido un menor control rela-tivo sobre el agro, permitiendo la supervivencia de productores independientes, sean éstos cam-pesinos o de tipo farmer. Sin embargo, la persis-tencia de pequeños y medianos productores

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1países dominantes es neutralizada por nuevas visiones que cambien el paradigma de la organi-zación socioeconómica actual (la ganancia) por otro inspirado en el respeto y la fraternidad uni-versal.

De cualquier manera, el mundo ha ido avan-zando también en la creación de normas y acuer-dos orientados a garantizar la seguridad alimen-taria en general y el uso de técnicas y substan-cias que son de uso corriente en la agricultura.

En el balance de los hechos, los resultados del Neoliberalismo, predominante hoy en el mun-

Lectura Obligatoria

AGROALIMENTACIÓN YGLOBALIZACIÓN

MIGUEL TEUBAL

(*) La producción agropecuaria impone indefectiblemente que tanto el capital como el trabajo se mantengan ociosos en algún momento del período productivo (Georgescu- Roegen, 1969:525)

Una visiòn desde la Economìa

do, han llevado a la civilización a la era conocida como Globalización, la que ha servido para pro-fundizar estos problemas y conflictos.

En este sentido es que hemos creído perti-nente incluir la interesante perspectiva del Dr. Miguel Teubal, quien nos ha autorizado a trans-cribir el siguiente texto de su autoría. Cabe agre-gar que el Dr. Teubal ha sido investigador del CONYCET y Profesor Titular de Economía Agraria de la UBA y es autor de numerosos libros e inves-tigaciones; es además un economista de reco-nocimiento internacional por sus aportes al estu-dio de esta problemática.

Tema

Page 32: bromatologia tomo 1

campesinos y agropecuarios en la historia del agro mundial no se debe sólo a estos factores sino también a sus luchas por la supervivencia, que han impactado continuamente en el medio rural (véase Wolf, 1973 (1969); entre otros).

La cuestión agraria que se debatió a fines del siglo XIX tenía que ver con la resistencia de los medianos y pequeños productores agropecua-rios frente al embate del capitalismo en sus diversas manifestaciones. Hacia la segunda mitad del siglo XX, esta cuestión asume nuevas dimensiones frente a la irrupción de grandes empresas transnacionales y a los intentos de sub-ordinación de los productores agropecuarios a grandes complejos agroindustriales que integran ampliamente los circuitos del capital, con la con-siguiente pérdida de autonomía de los producto-res agropecuarios. La integración vertical que se produce en la mayoría de las cadenas agroali-mentarias denota una nueva arremetida en con-tra de la autonomía relativa de los productores tanto del primer mundo como del tercer mundo. Esta integración vertical es uno de los elementos adicionales que influye en la pérdida de control de los productores y campesinos rurales sobre sus propios procesos laborales y el producto de su trabajo (Heffernan, 1998)*

A lo largo de muchas centurias, el campesi-nado fue, en gran medida, autosuficiente: pro-ducía sus propios medios de subsistencia y de reproducción, notablemente apartaba cada año la semilla que utilizaría el año siguiente; o sea, se proveía de recursos propios para seguir produ-ciendo. Kautsky destaca cómo el proceso de des-

campesinización en Europa estuvo en gran medi-da asociado a que, en forma creciente, el cam-pesinado se vio obligado a realizar la venta de una parte de su producción en el mercado, muchas veces para poder pagar la renta en dine-ro que requerían los señores feudales. La cre-ciente mercantilización de la producción agrope-cuaria involucraba presiones de diversa natura-leza que influían sobre sus condiciones de vida, sobre el deterioro en el uso del suelo e incluso sobre su supervivencia misma.**

Sin embargo, las clases agrarias en general, desde el campesinado hasta los terratenientes, subsistieron a lo largo de los siglos sin entrar en el mercado o entrando en él en forma limitada. Según Meiskins Wood, hasta el siglo XVI, en el caso inglés “muchos campesinos tenían acceso a los medios de producción, a la tierra, sin tener que ofrecer su fuerza laboral como una mercan-cía en el mercado. Asimismo, terratenientes y funcionarios, con la ayuda de diversos poderes y privilegios 'extra económicos', extraían trabajo excedente de los campesinos en forma de ren-tas o impuestos. O sea, mientras las personas podían comprar y vender toda clase de objetos en el mercado, ni los campesinos propietarios que producían, ni los terratenientes y funciona-rios (del aparato estatal) que se apropiaban de lo que otros producían, dependían directamente del mercado para sus condiciones de auto-reproducción: las relaciones entre ellos no esta-ban necesariamente mediadas por el mercado” (Meiskins Wood, 1998: 18).

En la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, cuan-

(*)La integración de los productos agropecuarios en este circuito implica la mercantilización de ese producto, pero no necesariamente que la explotación agropecuaria se transforme en capitalista. Así mismo, la plena participación de la cadena agro-industrial involucra una mayor integración del productor en el circuito del capital pero con cada vez menor independencia.” (Poltrias, 2000:4)

(**) El mayor desarrollo agrario de Inglaterra con relación a Francia es señalado por Brenner y Meiskins Wood como una precondición importante de la Revolución Industrial. Según estos autores, a fines del siglo XVIII, a la hora de la Revolución Francesa la población rural de ese país, principalmente campesina, era del 85 al 90 % de la población total, a diferencia de Inglaterra donde se había producido una intensa descampesinización. Hacia 1850, cuando la población urbana de Inglaterra y Gales ascendía al 40,8 % de la población total, la de Francia seguía siendo del 14,4% (y la de Alemania el 10,8%) (Meiskins Wood, 1998:15).

do ya se había eliminado la fragmentación y par-celización del Estado que había caracterizado al feudalismo, el agro comienza en forma crecien-te a depender de prácticas capitalistas: reduc-ción de costos, aumentos de productividad, especialización, acumulación e introducción de innovaciones, etc. Así, la pérdida de capacidad para producir su propio alimento refleja la pérdi-da que paulatinamente tuvo el campesinado para mantener su autonomía relativa.

A la par de la difusión que van teniendo las

prácticas inherentes al mercado desde los oríge-nes mismos del capitalismo, la cuestión de la tie-rra, la dicotomía entre los dueños de la tierra y los trabajadores –entre los que producían la riqueza y aquellos que la acumulaban– se trans-forma en una cuestión de fundamental impor-tancia (Hobsbawm, 1980 (1962)). Estas con-tradicciones se manifestaban en los albores de la revolución francesa y de la revolución indus-trial y a lo largo del siglo XIX. Si bien existían cam-pesinos o productores rurales independientes, muchos de ellos estaban sometidos a trabajo for-zoso: eran virtualmente siervos, negros escla-vos, estaban subordinados al sistema de enco-miendas (en las Américas) o a otras formas de sujeción laboral no libres. En menor medida, podían ser arrendatarios o aparceros. En Améri-ca, las plantaciones esclavistas del Caribe, del norte de Sudamérica (particularmente de Brasil) y del sur de lo que se transformaría en los

EE.UU., eran importantes productoras de azúcar, tabaco y, después de la revolución industrial, algodón. La colonia trajo consigo una serie de relaciones “no libres”, por ejemplo, la esclavitud y la semiesclavitud en el medio rural del conti-nente americano.

En sus orígenes, la globalización (mundializa-ción) en materia agropecuaria tiene que ver con el comercio exterior de productos agropecua-rios. Tras el descubrimiento de América se potencia la difusión de nuevos cultivos y anima-les, aptos para la alimentación de la población europea, y se introducen en aquella región cier-tos cultivos originarios de Europa, Asia y África, como la caña de azúcar. En el siglo XVII, el comercio del azúcar y la difusión de su consumo tienen un vínculo muy estrecho con el surgimien-to del capitalismo industrial, así como con la pro-fundización y expansión de mercados basados en el trabajo asalariado. “El capitalismo mundial emerge sobre el pedestal de las agriculturas colo-niales donde plantaciones esclavistas en gran escala prefiguran el auge del sistema fabril, y los sistemas coloniales generan gran parte del capi-tal originario que habría de nutrir el auge de la moderna industria. (…) Las formas capitalistas de producción (y de consumo) surgen en primer lugar en la agricultura, y el comercio alimentario mundial se constituye y sigue siendo esencial para la organización del capitalismo a escala mundial” (Mc Michael, 1998b: 99).

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1Una visiòn desde la Economìa

Tema

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campesinos y agropecuarios en la historia del agro mundial no se debe sólo a estos factores sino también a sus luchas por la supervivencia, que han impactado continuamente en el medio rural (véase Wolf, 1973 (1969); entre otros).

La cuestión agraria que se debatió a fines del siglo XIX tenía que ver con la resistencia de los medianos y pequeños productores agropecua-rios frente al embate del capitalismo en sus diversas manifestaciones. Hacia la segunda mitad del siglo XX, esta cuestión asume nuevas dimensiones frente a la irrupción de grandes empresas transnacionales y a los intentos de sub-ordinación de los productores agropecuarios a grandes complejos agroindustriales que integran ampliamente los circuitos del capital, con la con-siguiente pérdida de autonomía de los producto-res agropecuarios. La integración vertical que se produce en la mayoría de las cadenas agroali-mentarias denota una nueva arremetida en con-tra de la autonomía relativa de los productores tanto del primer mundo como del tercer mundo. Esta integración vertical es uno de los elementos adicionales que influye en la pérdida de control de los productores y campesinos rurales sobre sus propios procesos laborales y el producto de su trabajo (Heffernan, 1998)*

A lo largo de muchas centurias, el campesi-nado fue, en gran medida, autosuficiente: pro-ducía sus propios medios de subsistencia y de reproducción, notablemente apartaba cada año la semilla que utilizaría el año siguiente; o sea, se proveía de recursos propios para seguir produ-ciendo. Kautsky destaca cómo el proceso de des-

campesinización en Europa estuvo en gran medi-da asociado a que, en forma creciente, el cam-pesinado se vio obligado a realizar la venta de una parte de su producción en el mercado, muchas veces para poder pagar la renta en dine-ro que requerían los señores feudales. La cre-ciente mercantilización de la producción agrope-cuaria involucraba presiones de diversa natura-leza que influían sobre sus condiciones de vida, sobre el deterioro en el uso del suelo e incluso sobre su supervivencia misma.**

Sin embargo, las clases agrarias en general, desde el campesinado hasta los terratenientes, subsistieron a lo largo de los siglos sin entrar en el mercado o entrando en él en forma limitada. Según Meiskins Wood, hasta el siglo XVI, en el caso inglés “muchos campesinos tenían acceso a los medios de producción, a la tierra, sin tener que ofrecer su fuerza laboral como una mercan-cía en el mercado. Asimismo, terratenientes y funcionarios, con la ayuda de diversos poderes y privilegios 'extra económicos', extraían trabajo excedente de los campesinos en forma de ren-tas o impuestos. O sea, mientras las personas podían comprar y vender toda clase de objetos en el mercado, ni los campesinos propietarios que producían, ni los terratenientes y funciona-rios (del aparato estatal) que se apropiaban de lo que otros producían, dependían directamente del mercado para sus condiciones de auto-reproducción: las relaciones entre ellos no esta-ban necesariamente mediadas por el mercado” (Meiskins Wood, 1998: 18).

En la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII, cuan-

(*)La integración de los productos agropecuarios en este circuito implica la mercantilización de ese producto, pero no necesariamente que la explotación agropecuaria se transforme en capitalista. Así mismo, la plena participación de la cadena agro-industrial involucra una mayor integración del productor en el circuito del capital pero con cada vez menor independencia.” (Poltrias, 2000:4)

(**) El mayor desarrollo agrario de Inglaterra con relación a Francia es señalado por Brenner y Meiskins Wood como una precondición importante de la Revolución Industrial. Según estos autores, a fines del siglo XVIII, a la hora de la Revolución Francesa la población rural de ese país, principalmente campesina, era del 85 al 90 % de la población total, a diferencia de Inglaterra donde se había producido una intensa descampesinización. Hacia 1850, cuando la población urbana de Inglaterra y Gales ascendía al 40,8 % de la población total, la de Francia seguía siendo del 14,4% (y la de Alemania el 10,8%) (Meiskins Wood, 1998:15).

do ya se había eliminado la fragmentación y par-celización del Estado que había caracterizado al feudalismo, el agro comienza en forma crecien-te a depender de prácticas capitalistas: reduc-ción de costos, aumentos de productividad, especialización, acumulación e introducción de innovaciones, etc. Así, la pérdida de capacidad para producir su propio alimento refleja la pérdi-da que paulatinamente tuvo el campesinado para mantener su autonomía relativa.

A la par de la difusión que van teniendo las

prácticas inherentes al mercado desde los oríge-nes mismos del capitalismo, la cuestión de la tie-rra, la dicotomía entre los dueños de la tierra y los trabajadores –entre los que producían la riqueza y aquellos que la acumulaban– se trans-forma en una cuestión de fundamental impor-tancia (Hobsbawm, 1980 (1962)). Estas con-tradicciones se manifestaban en los albores de la revolución francesa y de la revolución indus-trial y a lo largo del siglo XIX. Si bien existían cam-pesinos o productores rurales independientes, muchos de ellos estaban sometidos a trabajo for-zoso: eran virtualmente siervos, negros escla-vos, estaban subordinados al sistema de enco-miendas (en las Américas) o a otras formas de sujeción laboral no libres. En menor medida, podían ser arrendatarios o aparceros. En Améri-ca, las plantaciones esclavistas del Caribe, del norte de Sudamérica (particularmente de Brasil) y del sur de lo que se transformaría en los

EE.UU., eran importantes productoras de azúcar, tabaco y, después de la revolución industrial, algodón. La colonia trajo consigo una serie de relaciones “no libres”, por ejemplo, la esclavitud y la semiesclavitud en el medio rural del conti-nente americano.

En sus orígenes, la globalización (mundializa-ción) en materia agropecuaria tiene que ver con el comercio exterior de productos agropecua-rios. Tras el descubrimiento de América se potencia la difusión de nuevos cultivos y anima-les, aptos para la alimentación de la población europea, y se introducen en aquella región cier-tos cultivos originarios de Europa, Asia y África, como la caña de azúcar. En el siglo XVII, el comercio del azúcar y la difusión de su consumo tienen un vínculo muy estrecho con el surgimien-to del capitalismo industrial, así como con la pro-fundización y expansión de mercados basados en el trabajo asalariado. “El capitalismo mundial emerge sobre el pedestal de las agriculturas colo-niales donde plantaciones esclavistas en gran escala prefiguran el auge del sistema fabril, y los sistemas coloniales generan gran parte del capi-tal originario que habría de nutrir el auge de la moderna industria. (…) Las formas capitalistas de producción (y de consumo) surgen en primer lugar en la agricultura, y el comercio alimentario mundial se constituye y sigue siendo esencial para la organización del capitalismo a escala mundial” (Mc Michael, 1998b: 99).

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1Una visiòn desde la Economìa

Tema

Page 34: bromatologia tomo 1

Finalmente dos fenómenos ocurridos durante el siglo XX altera-ron dramáticamente la forma de la pro-ducción agrícola, ambos vinculados al ingreso al sector de grandes grupos económicos. Éstos comenzaron a aplicar nuevas técnicas basadas en la utilización de desarrollos científicos especí-ficos, herbicidas, insecticidas, funguicidas, fer-tilizantes sintéticos e ingeniería genética, ade-más de grandes volúmenes de combustibles fósi-les y agua para riego.

Al primero de estos fenómenos se lo conoce como la revolución verde.

En 1943, la Fundación Rockefeller y el Minis-

terio de Agricultura de México decidieron finan-ciar, a Norman Borlaug de la Universidad de Min-nesota, un programa para la obtención de varie-dades de trigo de alto rendimiento.

El aumento de los rindes con las variedades obtenidas fue notable, pasando en el caso del trigo de 0.75 Tn/ha hasta 8 Tn/ha.

El impacto inmediato que tuvo este desarro-llo fue tal que a Borlaug se le concedió el Premio Nóbel de la Paz.

Pero pronto comenzaron a apreciarse los costos y problemas

de estas nuevas técnicas. En el caso de los países pobres el costo de las semillas y

del resto de los componentes de las tecnologías conexas generó mayor dependencia tecnológica y económica y, por supuesto, no resolvió el pro-blema del hambre que, como hemos dicho, no está originado en los rindes agropecuarios sino en la distribución de la riqueza y recursos en el mundo.

Estos sistemas significaron fuertes transfe-

rencias de dinero de los países pobres a los ricos, aumentando las condiciones estructura-les del hambre.

El otro fenómeno es la aparición de la Bio-tecnología.

Técnicamente la Biotecnología es: “... toda aplicación tecnológica que utilice sistemas bio-lógicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o proce-

sos para usos específicos”. - Convenio sobre la Diversidad Biológica - FAO - 1992.

“... Las técnicas basadas en el ADN com-prenden el aislamiento, amplificación, modifica-ción y recombinación del ADN; la ingeniería genética para obtener organismos modificados genéticamente (OMG); el uso de marcadores y de sondas en la cartografía genética y la genó-mica funcional y estructural; y la identificación inequívoca de genotipos por medio de la carac-terización del ADN.”

“... La transgénesis ofrece muchas posibili-dades en los microorganismos, con aplicaciones que van desde la producción (por medio de pro-cesos industriales y agro elaboración) de vacu-nas y medicamentos recombinantes, como la insulina, las hormonas del crecimiento y el inter-ferón, hasta la obtención de enzimas y proteínas especiales. Las vacunas recombinantes tienen numerosas aplicaciones: no sólo se pueden pro-ducir de manera económica, sino que también presentan la ventaja de la inocuidad y la especi-ficidad y permiten establecer una distinción fácil entre los animales vacunados y los infectados naturalmente. La modificación de organismos activadores permite mejorar las propiedades organolépticas y la duración de los productos lác-teos y cárnicos, además de conseguirse tasas de fermentación más previsibles para facilitar la mecanización.”

Transcribimos estos párrafos de documentos oficiales de la FAO, al sólo efecto de poner en evidencia que estos desarrollos tecnológicos están cada vez mas lejos de las posibilidades económicas de los países pobres.

En este sentido es que se destaca que las mul-tinacionales, que controlan actualmente el mer-cado mundial de granos, tienen mas poder eco-nómico que muchos de los países donde desarro-llan sus políticas. Este poder económico se mani-fiesta en que facturan individualmente mas que los PIB de muchos países pequeños y en que los recursos que afectan a la investigación y nuevos

desarrollos son inalcanzables para éstos.

Además, un afianzado sistema legal interna-cional de marcas, patentes y señales, pone el control de estas tecnologías en manos de estas gigantescas empresas monopólicas e incluso, según ellas pretenden, ya no sólo sobre las semi-llas transgénicas sino también sobre todos los productos que se elaboren con ellas.

Todo esto que men-cionamos se realiza sin tomar en cuenta los problemas ecológicos y ambientales deriva-dos del uso indiscrimi-nado de herbicidas sis-témicos, fertilizantes, funguicidas, insecticidas etc., que no sólo contami-nan masivamente suelos y reservorios de agua sino que significan un uso insustentable de recursos como la fertilidad, por ejemplo, además del agua dulce, planteando un escenario mas que preocupante para las generaciones que nos sucederán.

En este entorno se utiliza masivamente maquinaria agrícola que necesita combustible; además, sistemas de riego, represas, canales, etc., que alteran severamente los ecosistemas donde se instalan.

Como ejemplo basta mencionar que para fabricar fertilizantes y productos químicos se emplea petróleo y la agricultura moderna es un gigantesco sistema de conversión de petróleo en alimentos y, por ende, insustentable en el tiem-po, dándose ahora la paradoja de que el perro se muerde la cola, a saber:

a) la producción agrícola es uno de los princi-pales consumidores de petróleo a través del uso de maquinarias, equipos de riego y fertili-zantes derivados del petróleo.

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LA BIOTECNOLOGÍA

Una visiòn desde la Economìa

La Revolución Verde yla Biotecnología

Tema

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Finalmente dos fenómenos ocurridos durante el siglo XX altera-ron dramáticamente la forma de la pro-ducción agrícola, ambos vinculados al ingreso al sector de grandes grupos económicos. Éstos comenzaron a aplicar nuevas técnicas basadas en la utilización de desarrollos científicos especí-ficos, herbicidas, insecticidas, funguicidas, fer-tilizantes sintéticos e ingeniería genética, ade-más de grandes volúmenes de combustibles fósi-les y agua para riego.

Al primero de estos fenómenos se lo conoce como la revolución verde.

En 1943, la Fundación Rockefeller y el Minis-

terio de Agricultura de México decidieron finan-ciar, a Norman Borlaug de la Universidad de Min-nesota, un programa para la obtención de varie-dades de trigo de alto rendimiento.

El aumento de los rindes con las variedades obtenidas fue notable, pasando en el caso del trigo de 0.75 Tn/ha hasta 8 Tn/ha.

El impacto inmediato que tuvo este desarro-llo fue tal que a Borlaug se le concedió el Premio Nóbel de la Paz.

Pero pronto comenzaron a apreciarse los costos y problemas

de estas nuevas técnicas. En el caso de los países pobres el costo de las semillas y

del resto de los componentes de las tecnologías conexas generó mayor dependencia tecnológica y económica y, por supuesto, no resolvió el pro-blema del hambre que, como hemos dicho, no está originado en los rindes agropecuarios sino en la distribución de la riqueza y recursos en el mundo.

Estos sistemas significaron fuertes transfe-

rencias de dinero de los países pobres a los ricos, aumentando las condiciones estructura-les del hambre.

El otro fenómeno es la aparición de la Bio-tecnología.

Técnicamente la Biotecnología es: “... toda aplicación tecnológica que utilice sistemas bio-lógicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o proce-

sos para usos específicos”. - Convenio sobre la Diversidad Biológica - FAO - 1992.

“... Las técnicas basadas en el ADN com-prenden el aislamiento, amplificación, modifica-ción y recombinación del ADN; la ingeniería genética para obtener organismos modificados genéticamente (OMG); el uso de marcadores y de sondas en la cartografía genética y la genó-mica funcional y estructural; y la identificación inequívoca de genotipos por medio de la carac-terización del ADN.”

“... La transgénesis ofrece muchas posibili-dades en los microorganismos, con aplicaciones que van desde la producción (por medio de pro-cesos industriales y agro elaboración) de vacu-nas y medicamentos recombinantes, como la insulina, las hormonas del crecimiento y el inter-ferón, hasta la obtención de enzimas y proteínas especiales. Las vacunas recombinantes tienen numerosas aplicaciones: no sólo se pueden pro-ducir de manera económica, sino que también presentan la ventaja de la inocuidad y la especi-ficidad y permiten establecer una distinción fácil entre los animales vacunados y los infectados naturalmente. La modificación de organismos activadores permite mejorar las propiedades organolépticas y la duración de los productos lác-teos y cárnicos, además de conseguirse tasas de fermentación más previsibles para facilitar la mecanización.”

Transcribimos estos párrafos de documentos oficiales de la FAO, al sólo efecto de poner en evidencia que estos desarrollos tecnológicos están cada vez mas lejos de las posibilidades económicas de los países pobres.

En este sentido es que se destaca que las mul-tinacionales, que controlan actualmente el mer-cado mundial de granos, tienen mas poder eco-nómico que muchos de los países donde desarro-llan sus políticas. Este poder económico se mani-fiesta en que facturan individualmente mas que los PIB de muchos países pequeños y en que los recursos que afectan a la investigación y nuevos

desarrollos son inalcanzables para éstos.

Además, un afianzado sistema legal interna-cional de marcas, patentes y señales, pone el control de estas tecnologías en manos de estas gigantescas empresas monopólicas e incluso, según ellas pretenden, ya no sólo sobre las semi-llas transgénicas sino también sobre todos los productos que se elaboren con ellas.

Todo esto que men-cionamos se realiza sin tomar en cuenta los problemas ecológicos y ambientales deriva-dos del uso indiscrimi-nado de herbicidas sis-témicos, fertilizantes, funguicidas, insecticidas etc., que no sólo contami-nan masivamente suelos y reservorios de agua sino que significan un uso insustentable de recursos como la fertilidad, por ejemplo, además del agua dulce, planteando un escenario mas que preocupante para las generaciones que nos sucederán.

En este entorno se utiliza masivamente maquinaria agrícola que necesita combustible; además, sistemas de riego, represas, canales, etc., que alteran severamente los ecosistemas donde se instalan.

Como ejemplo basta mencionar que para fabricar fertilizantes y productos químicos se emplea petróleo y la agricultura moderna es un gigantesco sistema de conversión de petróleo en alimentos y, por ende, insustentable en el tiem-po, dándose ahora la paradoja de que el perro se muerde la cola, a saber:

a) la producción agrícola es uno de los princi-pales consumidores de petróleo a través del uso de maquinarias, equipos de riego y fertili-zantes derivados del petróleo.

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LA BIOTECNOLOGÍA

Una visiòn desde la Economìa

La Revolución Verde yla Biotecnología

Tema

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b) como el petróleo se agota hay que buscar sustitutos.

c) el sustituto elegido es el biodisel.

d) para producir cereales destinados al biodi-sel hay que aumentar la producción de com-bustibles (porque es un insumo básico en la producción agrícola).

Por lo tanto se reinicia el ciclo una y otra vez y los únicos que salen beneficiados son los gran-des monopolios cerealeros y las compañías petroleras, además de las industrias automotri-ces.

También, tenemos que destacar que este enfoque de la agricultura “industrial” significa ale-jarla cada vez mas de los que necesitan acceder a los alimentos, o sea de los países pobres.

Durante toda la historia humana la agricultura doméstica o artesanal proveyó de alimentos a los sectores mas sumergidos de la población mundial, que paliaban de esta forma su incapa-cidad de incorporarse formalmente a la econo-mía de mercado. En la actualidad el avance en el control de las tierras productivas por parte de los grandes agregados financieros lleva a la creación de grandes latifundios, que desplazan a los pobladores ancestrales de las tierras adquiridas a los cinturones de miseria de las ciudades ale-dañas.

La Argentina está orientada a participar acti-vamente en este proceso.El 13 de febrero de 2.007 se promulgó la Ley Nº 26.093, regla-mentada por el decreto 109, que abre las puer-tas al ingreso del biodiesel y de los capitales a él asociados.

Por supuesto que estos procesos serán deter-minantes para el futuro de nuestro país y nos

debemos un gran debate acerca de este tema. El gran desafío de la humanidad hoy es conci-

liar el progreso y estas nuevas tecnologías con una forma de organización social que incluya a todos los habitantes de planeta y que a la vez sea sustentable.

Una de las mas significativas transformacio-nes que sufrió el capitalismo durante el siglo XX fue el traslado del eje en la obtención de ganan-cias.

Durante la primera mitad, los años de oro, las empresas crecían al impulso de las utilidades obtenidas por la venta de los productos que fabricaban.

El motor del capitalismo eran los empresarios Schumpeterianos* que con su visión y su espíri-tu innovador ofrecían nuevos productos atentos a las demandas sociales. Henry Ford encarna un emblema de esta clase de industriales.

En la segunda mitad del siglo XX, por la coin-cidencia de dos factores derivados de la segun-da guerra mundial: la desaparición de los Esta-dos beligerantes que ya no demandaban enor-mes volúmenes de insumos para la guerra y la disponibilidad financiera, por las ganancias de las empresas que habían trabajado a pleno abas-teciéndolos de pertrechos; determinan que los accionistas, en su afán de resultados económi-cos, presionaran a los ejecutivos de las empre-sas para que lograran ganancias a cualquier cos-to.

Esto hizo que muchas empresas utilizaran sus activos financieros en forma especulativa.

De ésta manera, el modo de obtención de ganancias se trasladó de las gerencias industria-les y de producción a las gerencias financieras. Así la enorme multiplicación de los activos finan-cieros pasó, poco a poco, a controlar la econo-mía.

Los gerentes financieros se convirtieron en

actores claves de los procesos económicos. La mayoría de las veces desconociendo los proce-dimientos industriales en busca ya no de la con-sagración como empresarios eficaces e innova-dores sino del lucro instantáneo, proveniente de operaciones bursátiles y financieras.

La sobre oferta de capitales financieros tam-bién comenzó a operar en el agro y así como desaparecieron los empresarios típicos de los cincuenta también comenzaron a retirarse los agricultores tradicionales, que a fuerza de sudor y jornadas interminables, habían instalado este prototipo social en el imaginario colectivo.

Durante las década de los 90 comenzaron a aparecer los fideicomisos operados por gerentes de finanzas que, a través de la contratación de ingenieros agrónomos y personal idóneo, ingre-saron en el negocio agropecuario con una esca-la y metas financieras desconocidas hasta entonces en el sector.

Esta transformación, que está operando ple-namente en este momento, provoca una de las mas notables consecuencias socioeconómicas sobre el sector agropecuario, que se expresan en la cada vez mayor concentración de la propie-dad de la tierra y en el desplazamiento perma-nente de pequeños y medianos productores del campo a las ciudades.

No es ajeno a este fenómeno el diferencial de costos. Por ejemplo, dado que los árboles en esta región crecen diez veces mas rápido que en el norte de Europa, el costo de la materia prima forestal es más bajo. Esto es así, porque sus cos-tos financieros son mucho menores por la dife-rente productividad que existe entre las tierras

del hemisferio norte y las de los países del Sur.

Pongamos como ejemplo lo que está pasan-do con las tierras forestales en la Cuenca del Pla-ta. La región ribereña, conocida como la franja arenosa del río Uruguay, tiene una aptitud para la producción de pino y eucalipto que práctica-mente duplica las tierras de los países nórdicos, tradicionalmente forestales.

Los árboles que en Suecia, Finlandia y Norue-ga demoran casi un siglo en lograrse aquí, en cambio, se pueden aprovechar a partir de los diez años de plantados, además el valor de las tierras forestales es por lo menos diez veces menor.

Esto significa que cuando las empresas hacen el VAN ( Valor Actualizado Neto) de los flu-jos de fondos y las TIR (Tasa Interna de Retorno) de los proyectos foresto – celulósicos, las utilida-des planeadas para ellos aquí son mucho mayo-res y, por lo tanto, lo suficientemente estimu-lantes como para que estén viniendo masiva-mente los grandes actores del sector a la región.

Además, y redondeando su estructura de cos-tos favorables, aquí no se hacen cargo de los cos-tos de reposición de los recursos naturales que utilizan y destruyen de este modo el aire, el agua y la fertilidad de los suelos.

A esto se le suma el agravante que, a diferen-cia de lo que ocurre en sus propios países, no tie-nen limitaciones para adquirir enormes latifun-dios, concentrando la propiedad de la tierra y desplazando a miles de habitantes rurales hacia las ciudades.

Este proceso de “financiarización” de la pro-ducción agropecuaria, que en la práctica signifi-ca enajenación de recursos y utilidades, si no es controlado se ve como una de las mayores ame-nazas sobre las economías de los países pobres o en vías de desarrollo, dado que a través de él perderán el control de sus recursos naturales, última esperanza de resolver su futuro bienestar.

5150

1

(*)Joseph Alois Schumpeter (1883 – 1950). Uno de los mas prestigiosos e influyentes economistas del Siglo XX. Es reconocido como uno de los mayores especialistas en historia del pensamiento económico.

Una visiòn desde la Economìa

LA FINANCIARIZACIÓN DE LAPRODUCCIÓN

Tema

Page 37: bromatologia tomo 1

b) como el petróleo se agota hay que buscar sustitutos.

c) el sustituto elegido es el biodisel.

d) para producir cereales destinados al biodi-sel hay que aumentar la producción de com-bustibles (porque es un insumo básico en la producción agrícola).

Por lo tanto se reinicia el ciclo una y otra vez y los únicos que salen beneficiados son los gran-des monopolios cerealeros y las compañías petroleras, además de las industrias automotri-ces.

También, tenemos que destacar que este enfoque de la agricultura “industrial” significa ale-jarla cada vez mas de los que necesitan acceder a los alimentos, o sea de los países pobres.

Durante toda la historia humana la agricultura doméstica o artesanal proveyó de alimentos a los sectores mas sumergidos de la población mundial, que paliaban de esta forma su incapa-cidad de incorporarse formalmente a la econo-mía de mercado. En la actualidad el avance en el control de las tierras productivas por parte de los grandes agregados financieros lleva a la creación de grandes latifundios, que desplazan a los pobladores ancestrales de las tierras adquiridas a los cinturones de miseria de las ciudades ale-dañas.

La Argentina está orientada a participar acti-vamente en este proceso.El 13 de febrero de 2.007 se promulgó la Ley Nº 26.093, regla-mentada por el decreto 109, que abre las puer-tas al ingreso del biodiesel y de los capitales a él asociados.

Por supuesto que estos procesos serán deter-minantes para el futuro de nuestro país y nos

debemos un gran debate acerca de este tema. El gran desafío de la humanidad hoy es conci-

liar el progreso y estas nuevas tecnologías con una forma de organización social que incluya a todos los habitantes de planeta y que a la vez sea sustentable.

Una de las mas significativas transformacio-nes que sufrió el capitalismo durante el siglo XX fue el traslado del eje en la obtención de ganan-cias.

Durante la primera mitad, los años de oro, las empresas crecían al impulso de las utilidades obtenidas por la venta de los productos que fabricaban.

El motor del capitalismo eran los empresarios Schumpeterianos* que con su visión y su espíri-tu innovador ofrecían nuevos productos atentos a las demandas sociales. Henry Ford encarna un emblema de esta clase de industriales.

En la segunda mitad del siglo XX, por la coin-cidencia de dos factores derivados de la segun-da guerra mundial: la desaparición de los Esta-dos beligerantes que ya no demandaban enor-mes volúmenes de insumos para la guerra y la disponibilidad financiera, por las ganancias de las empresas que habían trabajado a pleno abas-teciéndolos de pertrechos; determinan que los accionistas, en su afán de resultados económi-cos, presionaran a los ejecutivos de las empre-sas para que lograran ganancias a cualquier cos-to.

Esto hizo que muchas empresas utilizaran sus activos financieros en forma especulativa.

De ésta manera, el modo de obtención de ganancias se trasladó de las gerencias industria-les y de producción a las gerencias financieras. Así la enorme multiplicación de los activos finan-cieros pasó, poco a poco, a controlar la econo-mía.

Los gerentes financieros se convirtieron en

actores claves de los procesos económicos. La mayoría de las veces desconociendo los proce-dimientos industriales en busca ya no de la con-sagración como empresarios eficaces e innova-dores sino del lucro instantáneo, proveniente de operaciones bursátiles y financieras.

La sobre oferta de capitales financieros tam-bién comenzó a operar en el agro y así como desaparecieron los empresarios típicos de los cincuenta también comenzaron a retirarse los agricultores tradicionales, que a fuerza de sudor y jornadas interminables, habían instalado este prototipo social en el imaginario colectivo.

Durante las década de los 90 comenzaron a aparecer los fideicomisos operados por gerentes de finanzas que, a través de la contratación de ingenieros agrónomos y personal idóneo, ingre-saron en el negocio agropecuario con una esca-la y metas financieras desconocidas hasta entonces en el sector.

Esta transformación, que está operando ple-namente en este momento, provoca una de las mas notables consecuencias socioeconómicas sobre el sector agropecuario, que se expresan en la cada vez mayor concentración de la propie-dad de la tierra y en el desplazamiento perma-nente de pequeños y medianos productores del campo a las ciudades.

No es ajeno a este fenómeno el diferencial de costos. Por ejemplo, dado que los árboles en esta región crecen diez veces mas rápido que en el norte de Europa, el costo de la materia prima forestal es más bajo. Esto es así, porque sus cos-tos financieros son mucho menores por la dife-rente productividad que existe entre las tierras

del hemisferio norte y las de los países del Sur.

Pongamos como ejemplo lo que está pasan-do con las tierras forestales en la Cuenca del Pla-ta. La región ribereña, conocida como la franja arenosa del río Uruguay, tiene una aptitud para la producción de pino y eucalipto que práctica-mente duplica las tierras de los países nórdicos, tradicionalmente forestales.

Los árboles que en Suecia, Finlandia y Norue-ga demoran casi un siglo en lograrse aquí, en cambio, se pueden aprovechar a partir de los diez años de plantados, además el valor de las tierras forestales es por lo menos diez veces menor.

Esto significa que cuando las empresas hacen el VAN ( Valor Actualizado Neto) de los flu-jos de fondos y las TIR (Tasa Interna de Retorno) de los proyectos foresto – celulósicos, las utilida-des planeadas para ellos aquí son mucho mayo-res y, por lo tanto, lo suficientemente estimu-lantes como para que estén viniendo masiva-mente los grandes actores del sector a la región.

Además, y redondeando su estructura de cos-tos favorables, aquí no se hacen cargo de los cos-tos de reposición de los recursos naturales que utilizan y destruyen de este modo el aire, el agua y la fertilidad de los suelos.

A esto se le suma el agravante que, a diferen-cia de lo que ocurre en sus propios países, no tie-nen limitaciones para adquirir enormes latifun-dios, concentrando la propiedad de la tierra y desplazando a miles de habitantes rurales hacia las ciudades.

Este proceso de “financiarización” de la pro-ducción agropecuaria, que en la práctica signifi-ca enajenación de recursos y utilidades, si no es controlado se ve como una de las mayores ame-nazas sobre las economías de los países pobres o en vías de desarrollo, dado que a través de él perderán el control de sus recursos naturales, última esperanza de resolver su futuro bienestar.

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(*)Joseph Alois Schumpeter (1883 – 1950). Uno de los mas prestigiosos e influyentes economistas del Siglo XX. Es reconocido como uno de los mayores especialistas en historia del pensamiento económico.

Una visiòn desde la Economìa

LA FINANCIARIZACIÓN DE LAPRODUCCIÓN

Tema

Page 38: bromatologia tomo 1

Este es uno de los grandes temas que los especialistas, profesionales y técnicos involucra-dos en las acciones económicas tendrán que debatir en los próximos años.

Hasta ahora hemos venido funcionando con las visiones y perspectivas desarrolladas en los albores de la civilización industrial, que se han administrado como si los recursos productivos que el hombre utiliza fueran ilimitados y su reproducción y disponibilidad estuvieran garanti-zados eternamente.

Generalmente, las sociedades han actuado como si las consecuencias de los procesos industriales fuesen independientes de quienes los desarrollan e implementan. Actualmente esta concepción está perdiendo adeptos ya que legiones de ciudadanos comunes se transfor-man, día a día, en defensores del medio ambiente.

El debate que se inicia se desarrollará entre otros campos, fundamentalmente en el de las precisiones conceptuales, involucradas en el principio de la “responsabilidad empresaria”.

Si nos detenemos a analizar el desarrollo de este concepto veremos que tiene origen en la per-cepción que poseen las propias empresas de las consecuencias que sus acciones generan sobre la naturaleza, los seres humanos y el universo en general.

De hecho los recursos naturales involucrados en los procesos industriales de aparente disponi-bilidad infinita como el aire, el agua, etc., se utili-zaban, y generalmente se siguen utilizando, sin pagarlos ni reponerlos, como si su disponibili-dad fuera eterna. A esto se le agrega que los desechos producidos por la propia actividad industrial se vuelcan, aún hoy, al ambiente, refi-riéndolos como “externalidades” del proceso en

cuestión. Estos desechos, una vez que superan la frontera física de la fábrica o la planta indus-trial, pasan a ser responsabilidad no de quien los genera sino de quien los recibe, debiendo éste último hacerse cargo de absorberlos, procesar-los y asumir sus consecuencias.

Además de los efectos inmediatos también están los indirectos y mediatos, como son los residuos químicos de la agricultura, que se van depositando sobre las tierras fértiles, los que en el momento de ser liberados son declarados “inocuos” o “inofensivos”, como ocurrió con el DDT, para luego comprobarse sus consecuen-cias nocivas. En el futuro esto también podría darse con la utilización indiscriminada de los gli-fosatos.

En la industria moderna, donde la utilización

de substancias químicas y sintéticas en sus pro-cesos son lo corriente, los agentes involucrados en los mismos pasan a tener responsabilidades sociales que los exceden y comprometen.

Día a día se replantean los roles de las empresas, sus funcionarios y trabajadores, en la medida que pueden ser considerados partícipes necesarios de acciones que pueden o podrían tener consecuencias nefastas para todos.

En este contexto se inició el tema de la Res-ponsabilidad Empresaria. No desde la perspecti-va de los ciudadanos afectados sino desde las visiones de las propias empresas que advirtieron que sus acciones estaban empezando a ser con-sideradas y tenidas en cuenta por la sociedad que las reciben con una mirada atenta y crítica respecto de sus consecuencias.

Debemos tener en cuenta que el postulado de la Responsabilidad Empresaria no arranca tanto desde la perspectiva de prevenir las con-secuencias sociales y ambientales de los proce-sos industriales sino de una cuestión relaciona-da más con la imagen de la empresa en el medio donde desarrolla su actividad y consecuente-mente sus resultados económicos.

Pero esto no invalida que este cuerpo con-ceptual no deba ser desarrollado: muy por el con-trario debería en el futuro ser regulado normati-vamente a efectos de lograr que las “externalida-des” pasen a ser asumidas por las empresas emisoras y la sociedad receptora, en una tarea conjunta.

Existen todavía pendientes grandes debates sociales sobre estos temas.

En el futuro inmediato tendremos que tomar posiciones y reflexionar sobre las problemáticas planteadas e imaginar nuevas, pero seguramen-te no podremos permanecer indiferentes.

Mientras tanto, y aunque sea hasta que el tema se resuelva, parece prudente que el princi-pio de sustentabilidad cobre vigencia efectiva, o sea que debemos utilizar los recursos garanti-zando su reproducción y disponibilidad para las generaciones que nos precedan.

En buen romance podemos decir que los que hasta el presente son considerados como “ex-ternalidades” de los procesos productivos, y por ende sus costos absorbidos por la sociedad, deberán en un futuro ser incluidos en los costos efectivos de las empresas responsables.

La consecuencia inmediata será que los cos-tos económicos de muchas empresas aumenta-rán hasta el punto de hacer inviable a muchas de ellas.

Además cambiará los precios relativos de un inventario importante de bienes con las conse-cuencias que esto supone para la economía en general.

Sustentabilidad implica que se pueden utilizar los recursos disponibles, pero garan-tizando al final de este proceso, que restitui-remos los elementos utilizados en iguales o mejores condiciones que los recibimos. Esto garantiza que queden disponibles para las futuras generaciones.

El universo de temas que se abre a las cien-cias involucradas es enorme.

Por lo pronto el otorgar valores económicos a elementos que antes se consideraban gratuitos y a su vez determinar las relaciones entre éstos y ponderarlas a la luz de esta nueva perspectiva sig-nifica un debate de características novedosas. Esto, por supuesto, excede el escenario de la ciencia económica y debe ser contenido en el marco más general de los acuerdos sociales y de la ética.

Finalmente quizás nos parece oportuno referir que las acciones de todos los agentes que inter-vienen en los procesos productivos tienen res-ponsabilidades en estos temas.

Pero es evidente que un carácter especial la tienen los que ejercen algún tipo de contralor sobre procesos que involucran alimentos, agua potable, medicamentos etc.

Pretender que podemos ser parte, sin inter-venir en el “arte” de las acciones mencionadas, es lo mismo que aceptar la argumentación de quienes justifican su inocencia en el involucra-miento en crímenes de guerra con la expresión “... yo solo cumplía órdenes”.

El conocimiento, a la vez que abrirnos al entendimiento, también nos mete en el mundo de las responsabilidades sociales. Así como cuando se pierde la inocencia, ésta jamás vuelve a ser recuperada; cuando adquirimos conoci-miento, quedamos, mal que nos pese, involu-crados con las implicancias de nuestros saberes.

El conocimiento de alguna manera es nuestra liberación pero también nuestra prisión, porque nos obliga a asumir responsabilidades sobre las consecuencias de nuestros actos.

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LA RESPONSABILIDAD SOCIALDE LA EMPRESA

Una visiòn desde la Economìa

EL USO SUSTENTABLE DE LOSRECURSOS ECONÓMICOS

Tema

Page 39: bromatologia tomo 1

Este es uno de los grandes temas que los especialistas, profesionales y técnicos involucra-dos en las acciones económicas tendrán que debatir en los próximos años.

Hasta ahora hemos venido funcionando con las visiones y perspectivas desarrolladas en los albores de la civilización industrial, que se han administrado como si los recursos productivos que el hombre utiliza fueran ilimitados y su reproducción y disponibilidad estuvieran garanti-zados eternamente.

Generalmente, las sociedades han actuado como si las consecuencias de los procesos industriales fuesen independientes de quienes los desarrollan e implementan. Actualmente esta concepción está perdiendo adeptos ya que legiones de ciudadanos comunes se transfor-man, día a día, en defensores del medio ambiente.

El debate que se inicia se desarrollará entre otros campos, fundamentalmente en el de las precisiones conceptuales, involucradas en el principio de la “responsabilidad empresaria”.

Si nos detenemos a analizar el desarrollo de este concepto veremos que tiene origen en la per-cepción que poseen las propias empresas de las consecuencias que sus acciones generan sobre la naturaleza, los seres humanos y el universo en general.

De hecho los recursos naturales involucrados en los procesos industriales de aparente disponi-bilidad infinita como el aire, el agua, etc., se utili-zaban, y generalmente se siguen utilizando, sin pagarlos ni reponerlos, como si su disponibili-dad fuera eterna. A esto se le agrega que los desechos producidos por la propia actividad industrial se vuelcan, aún hoy, al ambiente, refi-riéndolos como “externalidades” del proceso en

cuestión. Estos desechos, una vez que superan la frontera física de la fábrica o la planta indus-trial, pasan a ser responsabilidad no de quien los genera sino de quien los recibe, debiendo éste último hacerse cargo de absorberlos, procesar-los y asumir sus consecuencias.

Además de los efectos inmediatos también están los indirectos y mediatos, como son los residuos químicos de la agricultura, que se van depositando sobre las tierras fértiles, los que en el momento de ser liberados son declarados “inocuos” o “inofensivos”, como ocurrió con el DDT, para luego comprobarse sus consecuen-cias nocivas. En el futuro esto también podría darse con la utilización indiscriminada de los gli-fosatos.

En la industria moderna, donde la utilización

de substancias químicas y sintéticas en sus pro-cesos son lo corriente, los agentes involucrados en los mismos pasan a tener responsabilidades sociales que los exceden y comprometen.

Día a día se replantean los roles de las empresas, sus funcionarios y trabajadores, en la medida que pueden ser considerados partícipes necesarios de acciones que pueden o podrían tener consecuencias nefastas para todos.

En este contexto se inició el tema de la Res-ponsabilidad Empresaria. No desde la perspecti-va de los ciudadanos afectados sino desde las visiones de las propias empresas que advirtieron que sus acciones estaban empezando a ser con-sideradas y tenidas en cuenta por la sociedad que las reciben con una mirada atenta y crítica respecto de sus consecuencias.

Debemos tener en cuenta que el postulado de la Responsabilidad Empresaria no arranca tanto desde la perspectiva de prevenir las con-secuencias sociales y ambientales de los proce-sos industriales sino de una cuestión relaciona-da más con la imagen de la empresa en el medio donde desarrolla su actividad y consecuente-mente sus resultados económicos.

Pero esto no invalida que este cuerpo con-ceptual no deba ser desarrollado: muy por el con-trario debería en el futuro ser regulado normati-vamente a efectos de lograr que las “externalida-des” pasen a ser asumidas por las empresas emisoras y la sociedad receptora, en una tarea conjunta.

Existen todavía pendientes grandes debates sociales sobre estos temas.

En el futuro inmediato tendremos que tomar posiciones y reflexionar sobre las problemáticas planteadas e imaginar nuevas, pero seguramen-te no podremos permanecer indiferentes.

Mientras tanto, y aunque sea hasta que el tema se resuelva, parece prudente que el princi-pio de sustentabilidad cobre vigencia efectiva, o sea que debemos utilizar los recursos garanti-zando su reproducción y disponibilidad para las generaciones que nos precedan.

En buen romance podemos decir que los que hasta el presente son considerados como “ex-ternalidades” de los procesos productivos, y por ende sus costos absorbidos por la sociedad, deberán en un futuro ser incluidos en los costos efectivos de las empresas responsables.

La consecuencia inmediata será que los cos-tos económicos de muchas empresas aumenta-rán hasta el punto de hacer inviable a muchas de ellas.

Además cambiará los precios relativos de un inventario importante de bienes con las conse-cuencias que esto supone para la economía en general.

Sustentabilidad implica que se pueden utilizar los recursos disponibles, pero garan-tizando al final de este proceso, que restitui-remos los elementos utilizados en iguales o mejores condiciones que los recibimos. Esto garantiza que queden disponibles para las futuras generaciones.

El universo de temas que se abre a las cien-cias involucradas es enorme.

Por lo pronto el otorgar valores económicos a elementos que antes se consideraban gratuitos y a su vez determinar las relaciones entre éstos y ponderarlas a la luz de esta nueva perspectiva sig-nifica un debate de características novedosas. Esto, por supuesto, excede el escenario de la ciencia económica y debe ser contenido en el marco más general de los acuerdos sociales y de la ética.

Finalmente quizás nos parece oportuno referir que las acciones de todos los agentes que inter-vienen en los procesos productivos tienen res-ponsabilidades en estos temas.

Pero es evidente que un carácter especial la tienen los que ejercen algún tipo de contralor sobre procesos que involucran alimentos, agua potable, medicamentos etc.

Pretender que podemos ser parte, sin inter-venir en el “arte” de las acciones mencionadas, es lo mismo que aceptar la argumentación de quienes justifican su inocencia en el involucra-miento en crímenes de guerra con la expresión “... yo solo cumplía órdenes”.

El conocimiento, a la vez que abrirnos al entendimiento, también nos mete en el mundo de las responsabilidades sociales. Así como cuando se pierde la inocencia, ésta jamás vuelve a ser recuperada; cuando adquirimos conoci-miento, quedamos, mal que nos pese, involu-crados con las implicancias de nuestros saberes.

El conocimiento de alguna manera es nuestra liberación pero también nuestra prisión, porque nos obliga a asumir responsabilidades sobre las consecuencias de nuestros actos.

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LA RESPONSABILIDAD SOCIALDE LA EMPRESA

Una visiòn desde la Economìa

EL USO SUSTENTABLE DE LOSRECURSOS ECONÓMICOS

Tema

Page 40: bromatologia tomo 1

A medida que nos informamos nos vamos dando cuenta que los consumos cotidianos de las personas en las sociedades modernas referi-dos a su alimentación, al aire que respiramos, etc, no son inocuos.

Muy por el contrario, y a pesar de lo que hemos creído durante muchos años, una de las principales fuentes de enfermedades de los hom-bres en la civilización moderna encuentra su ori-gen en esta clase de situaciones.

De hecho todos hemos asistido a las modifi-caciones conceptuales dramáticas en la valora-ción de substancias utilizadas en la vida cotidia-na, ya sea en la alimentación, en la vestimenta y en los enseres de uso doméstico etc. que en determinado momento se las consideraba ino-cuas para el hombre y que, con el transcurso de la investigación científica y estudios sobre las consecuencias de su uso, se ha determinado que son nocivas y algunas extremadamente peli-grosas.

El DDT que se utilizó entre otras cosas para combatir la pediculosis con su aplicación directa en la cabeza de los niños, terminó siendo un

El siglo XX ha sido sin duda el siglo de la lucha por la tierra y la reforma agraria en Améri-ca Latina. Entre las reformas agrarias mas importantes se encuentra la de México, a comienzos del Siglo XX, que derivó en un cam-bio sustancial del régimen agrario existente hasta ese momento. Pero también están las de Cuba, Bolivia y Nicaragua que formaron parte de importantes transformaciones o revolucio-nes sociales. Otras reformas más moderadas fueron impulsadas, tras el triunfo de la Revolu-ción Cubana, en el marco de la Alianza para el Progreso, en Perú, Chile, Ecuador y Colombia. Varios movimientos de reforma agraria fueron abortados (Guatemala en 1954, Brasil en 1964) y muchos terminaron siendo “congela-dos” o desbaratados (el de Bolivia del ' 52). Todos tuvieron como antecedente las luchas campesinas que se manifestaron a lo largo del siglo. En la Argentina, fue una problemática que, en lo esencial, y hasta hace muy poco, estuvo ausente.

Según Cristóbal Kay “los cambios institucio-nales involucrados (en la reforma agraria) contri-buyeron sin duda al desarrollo del capitalismo. Tanto los mercados laborales como de tierra se hicieron más flexibles y mejoraron las oportuni-dades de inversión en la agricultura(...) El princi-pal legado de la reforma agraria tiene que ver con el papel que tuvo en acelerar el ocaso de la oligarquía terrateniente y en eliminar los resa-bios institucionales que impedían el desarrollo del mercado y la plena comercialización del agro. Los principales beneficiarios fueron los agri-cultores capitalistas. Aunque la mayoría de los campesinos obtuvieron algunos beneficios, para la mayoría la promesa de la reforma agraria se mantiene inconclusa” (Kay 1988, citado en Teu-

bal, 2003b). Para éste y otros autores, supera-da la etapa de la industrialización por sustitución de las importaciones en América Latina y ante el auge del neoliberalismo, habrían de concluir los movimientos en pro de la reforma agraria. Entre otros factores, se trataba de ir dejando de lado los programas de desarrollo que incluían progra-mas de reforma agraria, a favor de aquellos des-tinados a la expansión de productos de exporta-ción a fin de facilitar el servicio de las deudas externas (Huizer 1999: 1, citado en Teubal, 2003b).

Sin embargo, contrario a lo pronosticado, hacia fines del milenio la cuestión de la tierra y la reforma agraria adquieren una nueva entidad, y sigue viva en muchos países. En México, El Sal-vador, Guatemala, Bolivia, Brasil, Paraguay y en Ecuador surgen nuevas demandas al calor del auge del movimiento campesino, en algunos casos enmarcados en fuertes identidades étni-cas, indigenistas y comunitarias. El acceso a la tierra en las últimas décadas del milenio se transformó en una de las mayores demandas de las organizaciones rurales, fundamentalmente campesinas, en México, Brasil, Colombia, el Perú, Bolivia y Paraguay.

Estas demandas se manifiestan en el marco de cierta autonomía del Estado y de las organiza-ciones estatales o paraestatales establecidas durante anteriores reformas agrarias o utilizadas como instrumentos de control social y político en muchos países. Su lucha también se enmarca no sólo en una lucha contra los terratenientes sino también en contra de grandes empresas trans-nacionales que controlan sectores clave del sis-tema agroalimentario en su globalidad.

5554

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ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Una visiòn desde la Economìa

veneno temible para los seres vivos y la natura-leza, que hoy se encuentra prohibido en todo el mundo o la forma en que se usaba el cloro en particular y los venenos clorados en general, o el tabaco, o la creosota que todavía se sigue usando en nuestro país en la preservación de maderas y que ha sido prohibida en muchos paí-ses.

También en esta lista no podemos omitir los elementos que se utilizan para conservar ali-mentos, que se han usado tradicionalmente en la industria alimenticia, o los colorantes, o los envases.

El inventario es interminable y mayor aún si incorporamos en el análisis sustancias sintéti-cas que hoy son de uso corriente en la agricultu-ra, sobre las que se tienen más interrogantes.

En estos términos es que las responsabilida-des individuales de los agentes involucrados en la producción de elementos que utilizan los hom-bres y muy especialmente los que los deben con-trolar exceden la esfera de sus obligaciones labo-rales para inscribirse en el marco mas general de la ética social.

Tema

Page 41: bromatologia tomo 1

A medida que nos informamos nos vamos dando cuenta que los consumos cotidianos de las personas en las sociedades modernas referi-dos a su alimentación, al aire que respiramos, etc, no son inocuos.

Muy por el contrario, y a pesar de lo que hemos creído durante muchos años, una de las principales fuentes de enfermedades de los hom-bres en la civilización moderna encuentra su ori-gen en esta clase de situaciones.

De hecho todos hemos asistido a las modifi-caciones conceptuales dramáticas en la valora-ción de substancias utilizadas en la vida cotidia-na, ya sea en la alimentación, en la vestimenta y en los enseres de uso doméstico etc. que en determinado momento se las consideraba ino-cuas para el hombre y que, con el transcurso de la investigación científica y estudios sobre las consecuencias de su uso, se ha determinado que son nocivas y algunas extremadamente peli-grosas.

El DDT que se utilizó entre otras cosas para combatir la pediculosis con su aplicación directa en la cabeza de los niños, terminó siendo un

El siglo XX ha sido sin duda el siglo de la lucha por la tierra y la reforma agraria en Améri-ca Latina. Entre las reformas agrarias mas importantes se encuentra la de México, a comienzos del Siglo XX, que derivó en un cam-bio sustancial del régimen agrario existente hasta ese momento. Pero también están las de Cuba, Bolivia y Nicaragua que formaron parte de importantes transformaciones o revolucio-nes sociales. Otras reformas más moderadas fueron impulsadas, tras el triunfo de la Revolu-ción Cubana, en el marco de la Alianza para el Progreso, en Perú, Chile, Ecuador y Colombia. Varios movimientos de reforma agraria fueron abortados (Guatemala en 1954, Brasil en 1964) y muchos terminaron siendo “congela-dos” o desbaratados (el de Bolivia del ' 52). Todos tuvieron como antecedente las luchas campesinas que se manifestaron a lo largo del siglo. En la Argentina, fue una problemática que, en lo esencial, y hasta hace muy poco, estuvo ausente.

Según Cristóbal Kay “los cambios institucio-nales involucrados (en la reforma agraria) contri-buyeron sin duda al desarrollo del capitalismo. Tanto los mercados laborales como de tierra se hicieron más flexibles y mejoraron las oportuni-dades de inversión en la agricultura(...) El princi-pal legado de la reforma agraria tiene que ver con el papel que tuvo en acelerar el ocaso de la oligarquía terrateniente y en eliminar los resa-bios institucionales que impedían el desarrollo del mercado y la plena comercialización del agro. Los principales beneficiarios fueron los agri-cultores capitalistas. Aunque la mayoría de los campesinos obtuvieron algunos beneficios, para la mayoría la promesa de la reforma agraria se mantiene inconclusa” (Kay 1988, citado en Teu-

bal, 2003b). Para éste y otros autores, supera-da la etapa de la industrialización por sustitución de las importaciones en América Latina y ante el auge del neoliberalismo, habrían de concluir los movimientos en pro de la reforma agraria. Entre otros factores, se trataba de ir dejando de lado los programas de desarrollo que incluían progra-mas de reforma agraria, a favor de aquellos des-tinados a la expansión de productos de exporta-ción a fin de facilitar el servicio de las deudas externas (Huizer 1999: 1, citado en Teubal, 2003b).

Sin embargo, contrario a lo pronosticado, hacia fines del milenio la cuestión de la tierra y la reforma agraria adquieren una nueva entidad, y sigue viva en muchos países. En México, El Sal-vador, Guatemala, Bolivia, Brasil, Paraguay y en Ecuador surgen nuevas demandas al calor del auge del movimiento campesino, en algunos casos enmarcados en fuertes identidades étni-cas, indigenistas y comunitarias. El acceso a la tierra en las últimas décadas del milenio se transformó en una de las mayores demandas de las organizaciones rurales, fundamentalmente campesinas, en México, Brasil, Colombia, el Perú, Bolivia y Paraguay.

Estas demandas se manifiestan en el marco de cierta autonomía del Estado y de las organiza-ciones estatales o paraestatales establecidas durante anteriores reformas agrarias o utilizadas como instrumentos de control social y político en muchos países. Su lucha también se enmarca no sólo en una lucha contra los terratenientes sino también en contra de grandes empresas trans-nacionales que controlan sectores clave del sis-tema agroalimentario en su globalidad.

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ALGUNAS REFLEXIONES FINALES

Una visiòn desde la Economìa

veneno temible para los seres vivos y la natura-leza, que hoy se encuentra prohibido en todo el mundo o la forma en que se usaba el cloro en particular y los venenos clorados en general, o el tabaco, o la creosota que todavía se sigue usando en nuestro país en la preservación de maderas y que ha sido prohibida en muchos paí-ses.

También en esta lista no podemos omitir los elementos que se utilizan para conservar ali-mentos, que se han usado tradicionalmente en la industria alimenticia, o los colorantes, o los envases.

El inventario es interminable y mayor aún si incorporamos en el análisis sustancias sintéti-cas que hoy son de uso corriente en la agricultu-ra, sobre las que se tienen más interrogantes.

En estos términos es que las responsabilida-des individuales de los agentes involucrados en la producción de elementos que utilizan los hom-bres y muy especialmente los que los deben con-trolar exceden la esfera de sus obligaciones labo-rales para inscribirse en el marco mas general de la ética social.

Tema

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También en nuestro país hay un resurgimien-to de la lucha por la tierra, quizás por las conse-cuencias del modelo agrario impulsado en déca-das recientes. Se trata de una cuestión que no necesariamente tiene que ver con los movimien-tos para su adquisición o colonización ; más bien tiene que ver con una lucha para no perder la tie-rra. Y esto tiene que ver casi invariablemente

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con el modelo agroalimentario en vigencia.

La lucha por la tierra se manifiesta en todas las regiones del país en donde se expande la soja y el modelo de agricultura industrial: la Región Pampeana, Córdoba, Santiago del Este-ro, y en regiones en donde se hallan asentados desde hace siglos las comunidades indígenas.

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También en nuestro país hay un resurgimien-to de la lucha por la tierra, quizás por las conse-cuencias del modelo agrario impulsado en déca-das recientes. Se trata de una cuestión que no necesariamente tiene que ver con los movimien-tos para su adquisición o colonización ; más bien tiene que ver con una lucha para no perder la tie-rra. Y esto tiene que ver casi invariablemente

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con el modelo agroalimentario en vigencia.

La lucha por la tierra se manifiesta en todas las regiones del país en donde se expande la soja y el modelo de agricultura industrial: la Región Pampeana, Córdoba, Santiago del Este-ro, y en regiones en donde se hallan asentados desde hace siglos las comunidades indígenas.

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