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    -V'N ". 7 6 ESTILSTICAYRETRICA

    que las principales teoras literarias han dado a e;ta cuestin; en

    el ( 15;, intentaremos; proporcionar un enfoque distinto, relacionado con todo lo dicho en el presen.cs prrafo.

    14, La cefintcin del al i t e r a t u r a

    Uno de los problemas recurrentes en la teora c e la literaturadel siglo xx es el de la definicin de a literatura, o mejor dicho,de los ctiracteres especficos de la lengua literaria (o potica,

    aunque incluyendo en este trmino tambin la prosr). La cuestinfue planteada de marera explcita por los formalistas rusosactivos en Mosc y Leningrado en jos aos que van de 1915a 1930, para ser recogida ms tarde por los estruc turalistas delCrculo Lingstico de Praga (en las l'tsisde 1929 y en sucesivosescritos)y por cuantos hasta el preserte han estadc conectados,directa o indirectamente,con esta tradicin de estudios, que hadominado- en el campo lerico, en ratn a que otras corrientesde estudios literarios, como la marxisla, a menudo han eludido

    las cuestiones de teora v tcnica literarias (aunque ms re,un ,estudioso marxiste haya terminado per hacer propas las hiptesis fundamentales del formalismo); Rechazada la perspectiva *esttica, que en Italia, con Croce, haba de desalentar la construccin de cutlquier posible teora literaria, los formalistas intenta- vron identificar en eljnismp lenguaje d !Kphra KtefarJ* .1* m* . , rvpronta, la esencia de la llieraredad: el objeto de la eienla de

    la literatura escriba Jacobsoh en 1921 en un ens/o sobre lapoesa rusa contempornea no es la literatura, sirio la litera-1riedad, que es lo que hace de una obre determinad.- una obra1literaria (1521:15). Precisamente a Jakobson, uno de los padresdel formalismo ruso, instalado despus en Praga,,y, desde 1942,emigrado a los Estados Unidos, se debe la formulacin msmadura yun .culada de la leona u n, especifico hcrario.

    En su fa osa ponencia de 1960, Jakcbson destaca, como ya se ha sealado ( 4), los seis factores esenciales que intervienen ,en todo actc de comunicacin verbal: el em iso r dirige a undestinatario t n mensajeque tiene por obfeto cierto contexto(elasunto de qu< se habla); el mensaje se formula en un cdigo(unalengua comr al emisor y a! destinatario) y se transmite medante;1 contacto, esto es, a travs de un canal (por ejemplo, Jas ondassonoras o rado, el telfono, la escritura, etc.). Sobre ia base deestos seis factores, Jakobson indica otras tantas funciones dellenguaje, cada una d e las cuales se caracteriza por orientarse

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    s>\ esJ-odUo -de W (b o c e to Arvie-l

    7 o O O . * t :^ : k4 ' -f-G & ?> >dSNGUA y L.ITEJ ATURA V

    haca uno de los seis fa ctores: la funcin emotivase orienta haciel emisor (exclamacin, interjecciones, etc.); la corativa hacia e,

    destinatario (vocativo, imperativo, etc.); la refereacial hacia elcontexto (una tercera persona, animada o inanimada); la

    metaling :stica had a el cdigo (cuando hablamos de un lenguaje); la ftiza hacia el contacto (si comprobamos el canal, por

    t ejemplo, con el diga al telfono); la funcinpotica consiste enel nfasis puesto en el mensaje como tal, como fin en s mismo (1960:3 58) Segn Jakobson, las funciones casi nunca se presen

    tan en estado puro; prevalecer o predominar una funcin sobrelas dems oventualmentc presentes. Partiendo de esta predominancia, conseguiremos distinguir, pongamos por caso, entre unsoneto de Ciarcilaso, en *1 que prevalecer la fund n potica, y un eslogan publicitario rimado, en el cu e prevalecer la funcinconativa (compra X) o la referencia! (X es bueno, por tanto,cmpralo).

    La teora de las funde nes, en la versin jakobsoniana, constituye la formulacin ms elab orad a de la oposicin anticipadaya por los primeros formalistas y. los estructuralistas pragueses entre lengua potica y lee gu a estndar, que, a su vez, se funda ,en la idea

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    plano de la expresin una semitica denotativa (con sus dospianos) y por contenido un contenido connottivc producido portos que Hjelmslev denomina carmenadores. Muchos tericos (lela literatura han utilizado esta distincin para oponer la lengua

    potica (hngua de la connotacin) a la lengua comn (lengua c ela denotacin). Para poner un ejemplo elemental, Ve/ mezzo d tl cammin di nostra vitan puede analizarse en su contenido literal(denotativo), pero, al rr argn de ste, presentar toda una seriede connotadores: en particular retricos (la metfora del cami-no#, el uso de nuestra# sn lugar de ni, el significado del mediodel camino), para no hablar de los onnotadores mtricos (estaespecial secuencia de palabras significa un endecaslabo, que

    ' adems, junto con los versos que s.juen, contribuye a formar,a significan por medie de la rima cierto diseo estrfico), etc.El hecho es que, s todo eso es ciertc, tambin lo es que ningnmensaje verbal se agots. en su contenido denotativo. Si, ponga,mos por caso, tengo un acento dialectal o regional, puedo comu-nicarlo voluntaria e involuntariamente, incluso diciendo sloHoy hace buen da. Si tengo uu acento estndar perfecto, .es

    justamente esto lo que comunico; mi acento estndar. Para no

    hablar de Int articuladas estrategias retricas que todo hablantepone en prctica cada da y que pertenecen tambin ai plano delcontenido conmutativo. En sustancia, por as decir, la connotacines una tercera dimensin, dei signo lingstico: la expresin y elcontenido c.e un mensaje (tanto de una palabra como de undiscurso ilimitado) llevan siempre consigo contenidos aadidosque podrn ser ms o menos intencionales o estar ms o menosestructurados, pero que s unca faltan. La connotacin, as pues,no es en realidad una marca de literariedad: afecta toda ma-nifestacin lingstica. Los tericos de la literatura que se hanapresurado < aplicar en su campo esta nocin empezando porBarthes simplemente han renovado el arsenal formalista, peroid lian modificado la ptica del fonnal.une. (dando a esta etique-ta una acepcin amplia). De hecho, la hiptesis de que en ellenguaje potico se puedar distinguir rasgos especficos est anpor demostrar.

    15. L a p r c t i c a de l a l i t e r a t u r a

    Para poder afirmar que existen prop edades instrinsecas del

    objeto literario y, por tanto, para de:inir la literatura, sehabra de demostrar que aqullas son especficamente literarias,

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    esto es, que aparecen de una forma u otra ) en una medidavariable en todos,,os textos n:a y exclusivamente literarios.Hemos visto que para Jafcobson, la Iiterariedad consistira en ellenguaje que se refleja a s mismo; el mensaje se pondra ;nevidencia principalmente mediante la repeticin o, mejor dicto,la repeticin vanada de una misma figura fnica (1960: 36.1).Tal definicin puede i ervir como el ive interpretal iva de la poesa,en part :ular, de la cue se base en un sistema de versificacinregular o libre, en el que la repeticin (del nmsro de las poti-ciones, los acentos, lis rimas, etc.) desempee una funcin importante: pero difcilmente puede aplicarse a la pe esa de tendencia prosstica y an menos a la prosa, en la que no es cmododescubrir de qu manera se pone en primer plano el mensaje.

    Volvamos entonces a la nocin ja l obsoniana de dominante. ise toma el eslogan rimado publicitario y la poesa de un poetacontemporneo, en verdad el primero presentar! una cantidadmayor de figuras fnicas (versos reculares, estrofas, rimas, etc.)que la segunda (que puede estar compuesta en versos libres, sinrima ni aliteracin); pero subsiste el lecho para J&cobsonde queen el eslogan la fund!n potica es necundaria y no dominantemientras que dcrmnsrfi en la poesa tic un poeta contemporneo,En realidiid, la identificacin de la dominante queda siempre

    confiada ni pblico, En una enciclopedia medieval en verso hoypodemos ver como deminante la funcin potica (porque noestamos habituados a buscar la ciencia en los tex:os en verso);i.a los umiecupuiuua uu tutor. w n b lu la fundn uuoJrante ser. la referencia! (si nu sencillamente la mctaiinguisica,como en el caso de los tratados retrico-gramaticales, tambinen verso, que abundan m la Edad Media latina y romance). Delmismo modo, para alejamos por un momento del imbito literario, podemos colgar en Lt pared un vie.o anuncio de ,'a Coca-Cola,tomndolo como un objeto esttico, tfin en s mismo, aunqueno bebamos Coca-Cola ri tratemos de difundir su consumo. Tododepende de cmo usemos ios objetes y los textos con los queentremos en contacto; u e objeto o un texto, adquiere una dimensin esttica slo desde el momento que se la atribuyamos,disponindonos a mirarlo de cierto modo, y esto, i. veces, conindependencia de las intenciones de quen lo produjo

    Tngase t i cuenta que til perspectiva ;lo es imaginable desde laptica del final del siglo XX, que ias revoluciones artsticas y literarias dela segunda mitad delx jx y do! xx han ensanchado, casi hasca el infinito,las fronteras ce lo esttico, al infringir polmicamente los ^cdigos consolidados y ganar para el arte lo que ste tradicionalmente- rechara (el

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    ruido en la nueva msics, el objeto utilitario en las artes figurativas, todUforma de produccin lnjfstica en la literatura, etc). Por otra parte, lamisma problemtica de la especificidad I terara no tendra sentido en un contexto cultural distinto del moderno. En la Edad Media y el Renac

    miento, por ejemplo, la diferencia entre iterario y noli tira do (si extendemos al pasado una terminologa que en muchos aspet tos resulta inadecuada) :s relativamen: e neta: es liter.irio un nmero restringido degneros, cada uno muy codificado, y pos tanto ni siquiera se plantea la cuestin di textos ambigjos, que'hoy dudaramos en etnsderar como literatura t que se recupe-an como literarios, cuando no ran reputados tales en si origen. Es significativo un ejemplo aducido por Jakobson (19J3-34). l>e! poeta checo Mcha(1810-l36) se han conservado algunasobras de kspiracin romi.ntica en las que se canta en tonos delicadosei amor por Lorij pero tambin se ha publicado pstumarnente un diario

    en el que s< da cuenta de la misma histonit de amor en trminos mucho ms explcitos, con toda ch.se de detalles ms bien Intimos acerca de sus encuentros. Jakobson hace notar que una obras semejante habra sido inconcebible en la poca d iMicha; si Juego ha sido posible recuperarlay publicarla po r tanto, hac er de ella una obra literaria, es porque hacambiado, se ha dilatado, nuestra idea de la literatura, e incluso, si Micha hubiera sido un eontemporilneo de Joyc o'Lawrence (Jakobson escriba en los aot treinta, pero ahora podramos aumentar el nri ero de ejemplos), habra publicado el diaria y dejado inditos sus tiernos poemasfricas. Segn Jakobson, si uioriu Je Mche tambin es una obra de art

    con un fin en si misma y jior ello hoy podemos leerlo como literatura,De hecho, como ya se ha dicho, podemos tomar como literatura tambincosas con mucha menor finalidad en si mismas, basta abiir cualquierhistoria de la literatura pan. convencerse; todo depende da qu disposicin adoptemos ante el texto. De esta.apertura virtiialraet fe limitada.ctet campo literario, alcanzada en el siglo xs. surge la necmitdad. de establecer criterios intrnsecos de literaredad, ja ra rem ediaras! el derrumbamiento de los cnones.

    Obviamente, eso no impide que en su inmensa mayora los textos que percibimos corno literarios se hayan producido en origen como literarios o, ai menos, con referencias a gneros establecidos. En estos casos, eiescritor suele remitir explcitamente a los cdigos, las tradiciones, las convenciones i comprendida ti violacin de ios normas), que a veces lesirve; d : martas tpicas u iiUiiedad y constituyen un patrimoniolingstico, retrico y cultural comn a quie* escribe y a quien lee. Eltexto est as lleno de seale y orientado en cierta direccin; si estaorienarin ye las seales se ii.tegran en el horizonte de expectativas dellector, la atribucin del texto a la literatura resultar, por asi decir, natural y casi sustancial a la obra. De ah una ilusin de objetividad

    que, aun formando parte del proceso de la comunicacin literaria, nodeja, con todo, ce ser una ilusin.

    llegados a este punto, quedar claro qse Ja cuestin se con-templa de maneras diversas. El problema no estriba en distinguir

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    lo que hace literario un texto, porque esto es imposible y lateoras contemporneas no han hecho al respecto ms queamontonsr contradiccin sobre contradiccin; se (rata ms bierde comprender c mo funciona un terto literario.

    Como cualquier otra forma de discurso, el discurso literariose relaciona con un contexto determinado y se funda en unconjunto ce reglas y convenciones compartidas por los partid*pantes. Por ejemplo, en un texto en el que el autor emplea elvocativo y la segunda persona (Trae, Jarifa, trae tu mano...,escribe Espronceda), cualquier lector sabe que aquella segundapersona no va dirigida a Si; como sabe que los contenidos de unanovela pueden ser imaginarios, no referidos a hechos reales; otambin, que no debe tomar un texto literario corto fuente deinformacii, sobre la situacin del mundo, porque un escritor noposee ninguna autoridad especial al respecto, etc. Estas convenciones pueden comporta.' tambin qus, en ciertas culturas, seprivilegie el mensaje cono tal, pero est claro, como subrayaMary Loulsu Pratt (1977: 88), que es el lector quien coloca elmensaje en un primer plano, no el men saje a s mismo. De estemodo se explica por qu cabe tomar por literatura lo que no lo

    , era en |. Venciones de! tutor o tambin por no literario (aun

    que ms rara mente) un discurso concebido como literario. Unavez se ha efectuado la opsracin de reconocer un tixto comoliterario, se le somete dentro de una comunidad a un tt atamientoparticular, qus respond a determinadas condiciones simblicasffi. "Vi ' ** * v ;

    Es importante advertir que el reconocimiento d los textos.iterarios se produce en primer lugar dentro de las categoras quelos abarcan, e decir, en gneros literarios enteros. Por gneros

    no habr que entender slo ios institucionalizados, sino toda clasede gneros y subgneros literarios individualizados por medio deLis mismas tcnicas empleadas para analizar el discurso extraliterario (por tanto, con ater. cin a los contenidos, los estilos, laforma de rehzacin, la situacin, etc.). Un texto versificado, aspies, se presenta normalmente como literatura, pero no unacarta personal. :3in embargo, es posible que una serie de factores,da variada natu-aleza, interfieran en nuestras decisiones, hacindenos trasladar un texto de una a otra categora. Una poesa

    particularmente mala, por ejemplo, y que adems aparezca en uncaitexto anmalo, por ejemplo, cantada en a radio, como podraset el caso de u i eslogan publicitario, no se considerar comoliteratura por motivos-esttico;. Al revs, una carta personal, porejenplo, de Quevedo o de Bcquer, o el diano de una nia, como

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    Ana Frank, se podan ver corno iteratura a la par que na poesade ai:tor, tambin por Jos mismos criterios. J'or otra part, antetexto; indiscutiblemente literarios, pero juzgados por consenso

    de la comunidad da los lectores poco o nada atractivos estticamente, no tendemos a plantearnos este tipo de problemas, siconstituyen documentos, por una u otra razn venerables. Comose ve, elreconocmicntoporgne-ospuedeimjlicar derogacionesy cancelaciones, haciendo intervenir valoraciones de orden esttico, histrico, lingiustico y, alguna vez, moral, poltico, etc. Enresumidas cuentas, nos hallamos bien lejos de la literarisdadentenada como cosa en s.

    La nocin de literatura vara, por tanto, segitn las pocas y las

    culturas. De ah! la necesidad de estudiar las formas que en cadaocasin asume lo literario y de des cubrir los modos de reconocerciertos textos como literarios y las formas de ser tratados in lasociedad ( 1*12). De ahf,.sobre todo, la importancia de enfrentarnos i los objetos literarios sin ignorar las categoras ns tu-cionalr en las que durante siglos se ha organizado la produccinliteraria, pero, al mismo tiempo, sometiendo' el corpus de lostextos a un anlisis segn criterios, en buena paite anlogos a lospropuestos por la soclolngstici, la lingstica textual, la teora de los actos lingsticos pata e! anlisis del discurso engeneral. En suma, se trata de ver los textos literarios en retac ncon los clems textos literarios, este es, insertos on una tradicin,y en relacin con ur: contexto histrico sorfal v cultural rr.definitiva, con Jas dems textos no literarios.

    Bbuo g iufIa. Entre las numerosas introducciones a la sociolingstoa,se recuerdan Berruto (1974) por sinttico, Dittmar (973), Marcellesi yGardin (1574), Hyines (1S74), Hudson (i)80) y la recopilacin preparada

    por Gglioii (19 73); adem s, sob re los asp ecto s especficos del lenguaje .hablado, va se Som co ia (1981 ). Sobre a lingstica textual han de te

    ne rse en cuenta los ensayos recopilada; en Conte ( t 77) y en finidn

    (198i) (dorde es importante para una tipologa textua, la contribuciiin

    de Berrutcf, as como Lozi noy otros (1982). El formalismo ruso est bien"enm arcada histricam enti porE rlich (19 4) y expuesto por Garca Berria(19 73 ); la seleccin antolgica ms conocida ha sido reunida por To do ro/

    (1970). Las Tesis de 1929 del Crculo Lingstico de Praga son tambin

    accesibles :n ingls en la antologa de Garvin (1964) de escritos de

    estructural!;,'tas pragueses. Para una discusin critica dla tradicin de formalismo, puede verse Di Giroiamo (1578). E! libro de Prat (1977;

    represe nta uno de los ra ro , intentos re alijados basta ah ora pero son

    preced entes importantes k s ensayos de Ohmann (19 71 y Fish (9 73 -

    1974) de et bozar una teoia literaria sobre bases anlifotraalistas, recu

    rriendo a la teora de ios actos lingsticos, elaborada a partir de la

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    S " en,eI man:o de Ia filosofa inglesa del lenguaje (Austin, Searle,Mofgi f i Vanse' " P^ ,te del fun lamenta! Austin 1962) y d e carie

    n pun o denvfsr n l CUm * en,.SbKl. l97Si y M iy ra! fI98 ' b- En Italia,

    >ustancialista, rno orientado htcia el lector, h sidob S i i s i 0' Pr^ ! 5 iUt0rI S dt 4516 1Jbro