Breve vexilología de los estandartes y banderas de combate chilenas en el siglo xix

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BREVE VEXILOLOGÍA DE LOS ESTANDARTES Y BANDERAS DE COMBATE CHILENAS EN EL SIGLO XIX POR PATRICIO GREVE MÖLLER Introducción A muchas personas puede incomodarles la palabra vexilología, pero es el término correcto para definir el estudio de la historia y el simbolismo de las banderas. De hecho, la palabra vexilología combina el término vexillum, que en latín significa bandera, con la raíz griega logia, que indica el estudio de las banderas. Hoy, la lexicografía acepta el término y sus derivados. La bandera es para el soldado el símbolo de la Patria y del deber. En la enseña de su cuerpo militar está cifrada su honra de guerrero y su fe de ciudadano. Por la bandera, se sacrifica en aras del heroísmo sin angustias y sin zozobras. Por la bandera, ejecuta proezas inmortales que la historia perpetúa. La bandera es el lábaro de redención que lo guía a la victoria o a la inmolación, con el alma llena de alegría y la frente iluminada por la luz de la gloria. Es difícil precisar un tema tan apasionante como son las representaciones físicas del alma de una unidad militar de infantería, caballería o artillería. Sus inicios se pierden en el pasado militar del mundo, con sus múltiples coloridos, formas y composiciones, desde las más artísticas hasta las más prácticas. Es así como hoy, el nombre primitivo para designar estas enseñas militares, ha cambiado a “coronelas,” nombre que no nos pertenece históricamente y al cual, desde 1997, se ha denominado “erróneamente” a las banderas que utilizaban las antiguas unidades del siglo XIX y XX en Chile Aun así, este nombre de bandera, es poco utilizado; y sí es más común escuchar el de “estandarte” en la generalidad de los casos, incluso dentro de documentos de este mismo periodo. Partiremos por definir estos términos; es así como el Diccionario Militar del capitán Oscar Kaplan C. (oficial de Estado Mayor de Chile), editado por el Instituto Geográfico Militar en 1944, define lo siguiente: Bandera: Insignia de género (lienzo, lanilla, seda) generalmente rectangular, sujeta a un asta y que por su forma, color, o por el escudo o leyenda que lleva, sirve para dar a conocer la nación a que pertenece, siendo en su más elevada significación, el símbolo de la nacionalidad y viva representación de la Patria. Estandarte: Insignia que usan las unidades del Ejército. Consiste en un lienzo con los colores nacionales, pendiente de un asta.

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BREVE VEXILOLOGÍA DE LOS ESTANDARTES Y

BANDERAS DE COMBATE CHILENAS EN EL SIGLO XIX

POR PATRICIO GREVE MÖLLER

Introducción

A muchas personas puede incomodarles la palabra vexilología, pero es el término correcto para definir el estudio de la historia y el simbolismo de las banderas. De hecho, la palabra vexilología combina el término vexillum, que en latín significa bandera, con la raíz griega logia, que indica el estudio de las banderas. Hoy, la lexicografía acepta el término y sus derivados.

La bandera es para el soldado el símbolo de la Patria y del deber. En la enseña de su cuerpo militar está cifrada su honra de guerrero y su fe de ciudadano. Por la bandera, se sacrifica en aras del heroísmo sin angustias y sin zozobras. Por la bandera, ejecuta proezas inmortales que la historia perpetúa. La bandera es el lábaro de redención que lo guía a la victoria o a la inmolación, con el alma llena de alegría y la frente iluminada por la luz de la gloria.

Es difícil precisar un tema tan apasionante como son las representaciones físicas del alma de una unidad militar de infantería, caballería o artillería. Sus inicios se pierden en el pasado militar del mundo, con sus múltiples coloridos, formas y composiciones, desde las más artísticas hasta las más prácticas. Es así como hoy, el nombre primitivo para designar estas enseñas militares, ha cambiado a “coronelas,” nombre que no nos pertenece históricamente y al cual, desde 1997, se ha denominado “erróneamente” a las banderas que utilizaban las antiguas unidades del siglo XIX y XX en Chile

Aun así, este nombre de bandera, es poco utilizado; y sí es más común escuchar el de “estandarte” en la generalidad de los casos, incluso dentro de documentos de este mismo periodo.

Partiremos por definir estos términos; es así como el Diccionario Militar del capitán Oscar Kaplan C. (oficial de Estado Mayor de Chile), editado por el Instituto Geográfico Militar en 1944, define lo siguiente:

Bandera: Insignia de género (lienzo, lanilla, seda) generalmente rectangular, sujeta a un asta y que por su forma, color, o por el escudo o leyenda que lleva, sirve para dar a conocer la nación a que pertenece, siendo en su más elevada significación, el símbolo de la nacionalidad y viva representación de la Patria.

Estandarte: Insignia que usan las unidades del Ejército. Consiste en un lienzo con los colores nacionales, pendiente de un asta.

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Al respecto, hay un tercer término, sinónimo de los anteriores, que es el de insignia; al cual, el Diccionario Larousse Ilustrado de 1951, define como: “pendón, estandarte, bandera.” Este término, procede del latín “señales.”

Estos tres términos, a pesar de las definiciones implícitas, se mezclan espontáneamente en el argot militar chileno, desde los albores independentistas en Chile hasta 1843, en que la proliferación de insignias militares obliga al Gobierno de la época a intentar normalizarlas definitivamente, lo que solo se lograría en 1892.

Las primeras banderas de guerra

Sus inicios se pierden en los albores independentistas de Chile, en el segundo decenio del siglo XIX. Quizás, su comienzo se remonta a la creación de las primeras unidades militares chilenas durante la Patria Vieja, en 1811, o al Ejército de Los Andes; pero lo más probable es que estas noveles insignias hayan nacido históricamente a partir de 1817, en que el Director Supremo don Bernardo O’Higgins crea el primer Ejército propiamente Nacional, por decreto de 21 de febrero de 1817.

Durante el período denominado Patria Vieja (1810 – 1814), las unidades chilenas utilizaron como insignia la enseña patria de esa época o bandera de guerra (blanco, azul y amarillo), la que desaparece en 1814, junto con el período histórico aludido; aunque se siguió utilizando en expediciones posteriores secundarias a Chile (1817) de Cabot y Freire, antes del cruce de los Andes; por emigrados chilenos, por orden expresa de San Martín. Fue la última vez que los colores azul, blanco y amarillo ondearon sobre el suelo de Chile.

A partir de 1817, las nuevas unidades chilenas formadas en febrero, reciben como bandera – insignia la nueva bandera nacional de “Transición”, de las tres franjas (azul, blanco y rojo). Aunque en este período aparecieron numerosas banderas de diferentes estilos y formas, convirtiéndose en una verdadera anarquía.

Posteriormente, la anterior, es modificada en el mismo año de 1817 por la actual tricolor con la estrella solitaria. Esto ocurrió por decreto el 18 de octubre de 1817, a pesar de encontrarse perdido el documento y su texto; aun así, la enseña patria había sido enarbolada el 12 de febrero del mismo año en la Plaza de Armas de Santiago, ante el pueblo, y su ejemplar conservado por el Museo Histórico Nacional.

Las banderas – insignias desde 1817 a 1843

El 18 de febrero de 1826, debido al ingente abuso con que se usa la bandera nacional de guerra, aún para objetos que ninguna relación tienen con el servicio e intereses de la República; se decreta su regulación y uso. En el artículo 1º, entre otras cosas, se indica lo siguiente: “el pabellón nacional de tres cuarteles, blanco, azul y encarnado

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con la estrella blanca en el cuartel azul, sólo puede tremolarse en los ejércitos...”. Por tanto, ella debió ser la insignia que fue llevada por las expediciones chilenas al Perú en 1837 y de 1838 – 1839, bajo el mando primero del almirante Manuel Blanco Encalada, y después por Manuel Bulnes; es esta la enseña de la estrella solitaria que flameó en Portada de Guías, Matucana, Buín, Pan de Azúcar y Yungay.

Confirmando lo anterior tenemos tres ejemplos que expresaremos en detalle. Tenemos que tener en cuenta, que la anarquía en diseños aún persistía en este periodo.

En 1838, le cupo a la Provincia de Aconcagua ser representada en aquella jornada por un cuerpo de milicias formado de sus hijos. Este cuerpo llevó por título el de la tierra en que se había organizado y con él se distinguió brillantemente durante toda la campaña, especialmente en las terribles batallas de Pan de Azúcar y Yungay, en que numerosísimos de los suyos cayeron en la brecha peleando como los más bravos, y siempre en derredor del “estandarte” que Aconcagua les había confiado como enseña de su nombre.

El “estandarte” del batallón Nº 1 “Aconcagua”, era una sencilla bandera nacional, de género finísimo, ostentando en su campo azul una hermosa estrella bordada de hilo de plata. El asta es gruesa, barnizada de negro. La lanza (alabarda) es de bronce plateado, en la cual se ve el número del cuerpo a que pertenece; la bandera se sostenía al asta por medio de un grueso cordón tricolor de seda, terminado en dos borlas. Son sus dimensiones aproximadas 110 x 220 cm, siendo el asta de 220 cm de largo. Esta bandera había sido obsequiada al batallón, por las señoras de San Felipe, el día 8 de febrero de 1838. Entre aquellas patriotas matronas figuraba doña Beatriz Navarro, y una señora Martínez.

El mismo día 8 se bendijo en la Iglesia Matriz, de la ciudad nombrada, y fue entonces cuando don Fernando Urízar Garfias, comandante del cuerpo que iba a entrar en la expedición, comprometió a los oficiales que lo acompañaban, por medio de una proclama, a que la condujesen triunfante hasta la capital del Perú. Abierta la campaña, el “Aconcagua”, que era el cuerpo más numeroso del Ejército, pues se componía de 900 plazas, marchó a ella, llevando la bandera el soldado distinguido de la 3º compañía Lorenzo Fritis, quien la cargaba solo en las marchas, pues en combate la tomaba el subteniente de la misma, don Pablo Navarro.

Un segundo ejemplo es el del batallón “Valparaíso.” El estandarte mide poco más de 2 metros de largo sobre poco más de uno de ancho. Es de seda, ricamente recamado de oro y franjeado por cordones y flecos del mismo material. La estrella que mide una tercia, es de bordados de plata, y en ambos centros, pues es estrella doble, tiene un grueso brillante, que no sería más rico aunque fuera verdadero; para ser aquilatado le basta estar colocado en el centro de la estrella chilena. Bajo la estrella figura en letras de oro la leyenda “Batallón de Línea Valparaíso.” Al lado opuesto está toda la gloria del estandarte, que se cifra en 3 premios colocados sobre él con posterioridad a 1839. Son estas 3 leyendas de oro entre laureles del mismo metal, que recuerdan otras tantas victorias obtenidas por el Batallón. Dice la primera: “Portada de Guías, 21 de Agosto de

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1838.” La segunda: “Batalla de Yungay, 20 de Enero de 1839.” La tercera: “Puente del Buín, 8 de Enero de 1839.”

Y como tercer y último ejemplo, tenemos el estandarte de caballería del regimiento “Cazadores a Caballo.” Sus dimensiones principales son 100 x 100 cm; con una estrella de 5 puntas central de 70 cm de diámetro. El estandarte es de paño de seda rojo, franjeado por cordones y flecos de oro, además de laureles y dibujos (espadas cruzadas, banderas cruzadas, corno de cazador y carabina cruzada, y flor) en las 4 esquinas. La estrella es de delgadas planchas triangulares de plata finamente unidas por una franja perimetral de unión con el paño rojo, cosida a la semiesfera en relieve en el centro, en un círculo de laureles. En el relieve de seda está representado el escudo nacional según ley de 24 de junio de 1834.

Sobre el campo superior izquierdo del paño y entre dos puntas de la estrella, figura en letras de oro la leyenda abreviada “Rto. Cs. a Caballo.” La siguiente leyenda, entre las puntas del campo superior derecho, dice: “Formdo. el 18 Se. d 1816.” A continuación viene el lema, fraccionado entre las puntas inferiores de la estrella “EN LAS BATALLAS” (ubicado a la izquierda), “SIEMPRE VENCEDOR” (ubicado abajo) y “JAMAS VENCIDO” (ubicado a la derecha). Alrededor de la estrella central y en cada punta está toda la gloria del estandarte, que se cifra en 5 premios colocados sobre él con posterioridad a los hechos. Son estas cinco leyendas de oro entre laureles del mismo metal, que recuerdan otras tantas victorias obtenidas por el regimiento, en líneas que descienden al interior del laurel. Dice la primera (punta superior): “Batalla, de MAYPO 5, DE ABRIL, 1818.” La segunda (punta superior derecha): “CONCEP, CION 26 DE, NOVIEMBR, 1820”. La tercera (punta inferior derecha): (aparece ilegible por el daño al paño). La cuarta (punta inferior izquierda): “PORTADA, DE GUIAS, 21 AGOSTO, DE 1838.” La quinta (punta superior izquierda): “BATALLA, DE YUNGAY, 20 ENERO, 1839.”

El decreto de 1843

Cuatro años después de la Guerra contra la Confederación Perú – boliviana, surge este decreto, como la primera gestión oficial para regular las insignias utilizadas por los cuerpos del Ejército y de la Guardia Nacional. Por consiguiente, a partir de este año, las banderas o estandartes, quedan reglamentados en su diseño, color y dimensiones como dice lo siguiente:

Santiago, agosto 7 de 1843.

No habiéndose designado hasta ahora el color de las banderas y estandartes que deben servir de enseña a los cuerpos de Infantería y Caballería del Ejército y Guardias Cívicas;

El Gobierno Decreta:

Artículo 1º El color de la bandera que debe tener cada Batallón del Ejército permanente, será rojo; llevando en su centro la estrella nacional

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bordada con hilado de plata, y alrededor de ella el nombre del Batallón en letras bordadas con hilado de oro.

Artículo 2º El color de las banderas de los Batallones de la Guardia Cívica será azul turquí; llevando en el centro la estrella nacional bordada con hilado de plata, y alrededor de ella el nombre del Batallón en letras bordadas con hilado de oro.

Artículo 3º El color de los estandartes para los cuerpos de Caballería del Ejército permanente, será rojo: llevando en el centro la estrella nacional bordada con hilado de plata, y alrededor de ella el nombre del cuerpo en letras bordadas con hilado de plata.

Artículo 4º El color de los estandartes de los cuerpos de Caballería Cívica, será azul turquí: llevando en el centro la estrella nacional bordada con hilado de plata, y alrededor de ella el nombre del cuerpo en letras bordadas también con hilado de plata.

Artículo 5º Las dimensiones y el género de las banderas de los Batallones de Infantería del Ejército y Guardia Cívica, serán en todo conformes a lo que se previene en el art. 6º, tít. 3º, de la Ordenanza General del Ejército.

Artículo 6º La dimensión de los estandartes de los cuerpos de Caballería del Ejército y Guardias Cívicas, será de tres cuartas en cuadro.

Artículo 7º La dimensión de la estrella para las banderas de los Batallones de Infantería del Ejército y Guardias Cívicas, será la de treinta y dos pulgadas de diámetro, y la de los estandartes la de trece pulgadas ocho líneas.

Artículo 8º El nombre del cuerpo será en letra versalilla sin ningún adorno, y del alto de dos pulgadas cada una.

Artículo 9º Los cuerpos de Infantería y Caballería del Ejército y Guardias Cívicas podrán usar hasta que se les acaben, las banderas y estandartes que actualmente tienen.

Comuníquese e imprímase.

Bulnes.

José Santiago Aldunate.”

Indica la Ordenanza General del Ejército, en el artículo 6º título 3º, aludido en el artículo 5º del decreto arriba mostrado lo siguiente:

“Cada batallón tendrá una bandera del color que designare el gobierno, y el asta de la altura de ocho pies y seis pulgadas, comprendiendo el regatón y moharra. La medida del tafetán de la bandera será de siete cuartas en cuadro: llevará en el centro la estrella nacional, y alrededor de ésta el nombre del batallón.”

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Las banderas y estandartes desde 1843 a 1879

Por lo anterior, a partir de 1843, en forma progresiva se van uniformando las banderas de combate y estandartes de caballería; aún así quedan ejemplos en el tiempo que son la excepción a la regla. Una de las unidades más emblemáticas de la historia militar de Chile, el batallón “Buín” 1º de Línea, reaparece como tal en 1851 en base al disuelto “Valdivia,” sublevado ese mismo año. Esta unidad recibe una bandera de combate reglamentada por el decreto de 1843.

La bandera de combate es de seda roja, ricamente recamada de oro y franjeada por cordones y flecos del mismo material. La estrella que mide un poco más de una tercia, es de bordados de plata con una franja perimetral de 7 cm, orlada con adornos equidistantes entre sí; en el centro, pues es estrella doble, tiene una estrella de 10 puntas rodeada de aura brillante (como de 10 cm), de la cual se prolongan rayos hasta el límite interior de la estrella principal. Sobre (ángulo superior izquierdo) y alrededor de la estrella, figura en letras de oro la leyenda “Batallón Buín 1º de Línea.”

Posterior a la Guerra del Pacífico, alrededor de la estrella central estará toda la gloria de la bandera, que se cifrará en 8 premios colocados sobre ella. Son estas leyendas de oro entre laureles del mismo metal, las que recuerdan victorias obtenidas por el batallón. Las cinco primeras quedan ubicadas entre las puntas de la estrella central. Dice la primera: “Pisagua, 2, de, Novi, 1879.” La segunda: “Dolores, 19, de, Novi, 1879.” La tercera: “Los Angeles, 22, de, Marzo, 1880.” La cuarta: “Tacna, 26, de, Mayo, 1880.” La quinta: “Arica, 7, de, Junio, 1880.” En la esquina inferior derecha queda posicionada la sexta que dice: “Chorrillos, 13, de, Enero, 1881.” En la punta superior derecha queda posicionada la séptima que dice: “Miraflores, 15, de, Enero, 1881.” Y sobre la leyenda del batallón, la octava que dice: “Sangra, 26, de, Junio, 1881.” Lamentablemente, esta bandera es capturada en la Revolución de 1891, en que el batallón la pierde en la batalla de Placilla; siendo quemada posteriormente por los congresistas, de sus restos solo se salva la alabarda.

Otro caso, que tiene referencia con la Guardia Nacional, es el batallón cívico de artillería naval, más conocido como “Naval.” Esta unidad fue organizada en 1864, y prestó servicios en la guerra contra España, a cargo de lanchas cañoneras. Su bandera es de paño azul turquí, orlada de flecos dorados. Posee en seda en relieve, en el centro, un escudo nacional ricamente bordado, rodeado por el nombre de la unidad en la parte superior, que dice: “BATALLON CÍVICO DE MARINA;” y abajo: “VALPARAÍSO.” Completan el conjunto un lazo de seda con borlas doradas, una bufanda de seda tricolor, el asta de madera y la lanza de bronce.

Otro tercer ejemplo es el estandarte del regimiento “Granaderos a Caballo.” Sus dimensiones principales son 60 x 60 cm; su estrella de 5 puntas central, tiene un diámetro de 25 cm. El estandarte es de paño de seda rojo, franjeado por cordones y flecos de oro. La estrella en relieve es de forma prismática. Sobre el paño y alrededor de la estrella, figura en letras de oro la leyenda “Rejimiento de Granaderos a caballo.” Debajo de ésta, la leyenda “Año de 1827.” En las esquinas de la bandera está toda la

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gloria del estandarte, que se cifra en 4 premios colocados sobre él. Dice la primera (esquina inferior derecha): “Guías.” La segunda (esquina inferior izquierda): “Yungay.”

Después de 1884, se agregan dos más; la tercera (esquina superior izquierda): “Chorrillos.” La cuarta (esquina superior derecha): “Miraflores.”

La Guerra del Pacífico 1879 a 1884

Durante este conflicto los estandartes y banderas de combate reglamentados en 1843, encabezaron las memorables acciones de las campañas de 1879-1884. Es así como la bandera de combate del regimiento 2º de Línea cayó en manos de los peruanos durante la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre de 1879, después de la muerte de toda su escolta. Algo similar casi le ocurrió al batallón cívico “Coquimbo” Nº 1 en la batalla de Tacna; en la cual, en un momento de la acción, la escolta quedó completamente rodeada por los enemigos, siendo rescatada por el avance de refuerzos.

En este periodo histórico se crea una pléyade de banderas de combate y estandartes, muchas de las cuales correspondieron a unidades de la Guardia Nacional. Como se ha dicho anteriormente, emergieron banderas fuera de reglamento; de éstas mencionaremos dos casos típicos.

El primer caso corresponde al batallón “Atacama” Nº 1, creado en Copiapó, con los mineros de la zona. Su bandera de combate tuvo la particularidad de ser confeccionada en tela de color burdeo, con la estrella central plateada y en letras de oro la frase: BATALLÓN ATACAMA Nº 1.

Es también notable y particular, la bandera de combate del 2º batallón “Atacama,” de proporciones sobredimensionadas (probablemente la más grande de Chile durante la guerra), confeccionada según los preceptos anteriores a 1843. La bandera de combate es de paño de león tricolor; la estrella blanca es de hilo de plata; y los flecos de toda la bandera de oro.

El tahalí del abanderado era de felpa azul con bordados de oro. El asta estaba forrada con felpa también azul; la bandera llevaba un lazo tricolor con borlas y canutillos de oro. Las letras de la insignia, todas de oro. En el campo azul, además de la estrella, lleva alrededor de esta última la leyenda BATALLON 2º ATACAMA, terminando en laurel dorado. Completa el asta una lanza con estrella de bronce.

Similar a esta última descripción, es la bandera chilena utilizada por el batallón “Cazadores del Desierto,” en que en el campo azul, en lugar de estrella tiene un hermoso escudo y en el centro de la bandera lleva dos inscripciones en letras de oro, dice la primera Dios y Patria, y abajo Cazadores del Desierto.

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Otra singularidad de este periodo es la primera bandera de combate del regimiento “Santiago” de Línea. Sus dimensiones principales son 120 x 100 cm; y su estrella de cinco puntas central está inscrita en un círculo de 20 cm de diámetro. La bandera es de paño burdeos, franjeada por flecos de oro. La estrella es de forma prismática, característico de esta época. Alrededor de la estrella figura en letras de oro la leyenda “REJIMIENTO DE LINEA SANTIAGO.” En la parte superior, en dos líneas dice: “Chile” y “26 de Marzo de 1879.”

Tras la guerra, se agrega toda la gloria a la bandera, que se cifra en 4 premios colocados sobre ella bordados en oro. Dice la primera: “TOMA DE LOS ANJELES”; la segunda: “BATALLA DE TACNA.” Bajo esta línea y centrado, en recuerdo de las otras 2 victorias, dice: “ENERO 1881.” Haciendo un semicírculo cóncavo de izquierda a derecha, las otras dos leyendas dicen: “CHORRILLOS 13” y “MIRAFLORES 15.”

El resto de las banderas de combate en infantería y estandartes de caballería, además de los de artillería, fueron fabricados según el decreto de 1843.

La Revolución de 1891

Desde 1884 hasta 1891, se mantuvieron las banderas de combate en las unidades que no fueron desmovilizadas tras la guerra. Así durante la revolución de 1891, se crearon nuevas banderas de combate y estandartes, como ejemplo para los batallones “Tarapacá” 9º de Línea y “Constitución” 1º de Línea, y en caballería el regimiento “Carabineros del Norte”; entre otras unidades.

Con el término de la guerra civil y al asumir la dirección del nuevo Ejército el general Emilio Körner, en su función de Jefe del Estado Mayor General, entre sus innovaciones se contó la de suprimir las banderas y estandartes antiguos en existencia; con este fin se dictó el Decreto Supremo de 25 de enero de 1892.

El decreto de 1892

El 25 de enero, este decreto ordenaba al Ejército de Chile que adoptara como estandarte de combate de sus distintos cuerpos, la bandera nacional. Las banderas de las unidades deberían confeccionarse en seda suelta, con la estrella en realce y plateada; llevaría en letras de oro de 6.5 cm de alto el nombre del respectivo cuerpo. Las astas debían llevar en vez de moharra, un cóndor dorado con sus alas abiertas.

Con este decreto terminan los últimos cambios en las banderas de combate en el siglo XIX. Se puede decir, sin faltar al rigor histórico de cualquier estudio, que desde 1892 en adelante se llegó realmente a unificar los criterios de confección de esta hermosa insignia que portan orgullosas nuestras unidades del Ejército de Chile.

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BIBLIOGRAFÍA

1. “Legislación Militar de Chile” de don Darío Risopatrón Cañas. Edición 1882. Página 429 – 430.

2. Diccionario Militar del capitán Oscar Kaplan C. (oficial de Estado Mayor). Edición 1944. Instituto Geográfico Militar.

3. Nuevo Pequeño Larousse Ilustrado. Diccionario Enciclopédico. Publicado bajo la dirección de Claude y Paul Augé, y la adaptación española de Miguel de Toro y Gisbert. Edición 1951.

4. “Mi Campaña a Lima” de Justo Abel Rosales Justiniano. Manuscrito del Archivo Histórico Nacional. Archivos Varios.

5. “Los representantes de la Provincia de Aconcagua en la Guerra del Pacífico 1879 – 1884” de Florentino A. Salinas. Edición de 1893. Imprenta Albión.

6. “Los Batallones Bulnes y Valparaíso en la Guerra del Pacífico” de René Peri Fagerstrom. Edición 24 de febrero de 1981.

7. “Símbolos Patrios” por Luis Valencia Avaria. Editora Nacional Gabriela Mistral Ltda. Edición de 1974.

8. “Historia de los emblemas nacionales de Chile” por el Coronel (R) don Manuel Reyno Gutiérrez. Artículo publicado en el Anuario de la Academia de Historia Militar.

9. “Reseña Histórica del Nº 1 de Infantería (después Buín 1º de Línea)” de Carlos R. Dinator E., Capitán en el Regimiento de Infantería Buín Nº 1. Edición de 1915.

10. Catálogo del Museo Militar de Chile. 2º Edición. Imprenta de la Fábrica de Munición y Maestranza del Ejército. 1909.

11. “Epistolario inédito de su Campaña como soldado raso durante toda la Guerra del Pacífico 1879 – 1884”, de Abraham Quiroz. “Dos soldados en la Guerra del Pacífico”. Editorial Francisco de Aguirre S.A. Edición 1976.

12. “Álbum Gráfico Militar de Chile. Campaña del Pacífico. 1879 – 1884” de J. Antonio Bisama Cuevas. Tomo I. Sociedad Imprenta y Litografía Universo. Edición de 1909.

Instituciones

1. Museo Histórico Nacional. 2. Museo Histórico y Militar. 3. Museo Regional de Copiapó. 4. Academia de Historia Militar.

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ANEXO

SELECCIÓN DE ALGUNAS FOTOGRAFÍAS

Figura 1:

Bandera de combate del Batallón “Navales” utilizada desde antes de 1879 en color azul turquí para esta unidad cívica. Es apreciable el escudo nacional de esa época, los animales heráldicos aún estaban en su etapa de metamorfosis a los actuales, un caballo a huemul y un águila a cóndor (Museo Naval de Valparaíso)

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Figura 2

Estandarte de combate según reglamento de 1892, del Batallón de Infantería “Lautaro”. No lleva fecha de creación de la unidad.

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Figura 3

Bufanda utilizada en las banderas de combate de 1879, donde se aprecia una “RCH” – abreviación de República de Chile – rodeada por un laurel y el tricolor nacional.

Cortesía del Museo Histórico Nacional.