Breve biografìa de una vida a la deriva

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BREVE BIOGRAFÍA DE UNA VIDA A LA DERIVA (anónima a medias) A mis viejos maestros de marxismo no los puedo entender, unos están en la cárcel otros están en el poder (Poemínimos 1 de Efraín Huerta) Nací un día nublado de julio del ’71. Hijo 2 putativo de la resaca del 68 y su lucha revolucionaria, y biológica de Hilario Ortega y Beatriz Rivera Nuñez. Ambos maestros de rancho de los que forjaron generaciones a fuego lento en cortijos y pueblos a los que se llegaba después de horas de caminata y 1 Creo que cada poema es un mundo. Un mundo y aparte. Un territorio cercado, al que no deben penetrar totalmente indocumentados, los huecos, los desapasionados, los censores, los líricamente desmadrados. Un poemínimo es un mundo, sí, pero a veces advierto que he descubierto una galaxia y que los años luz no cuentan sino como referencia, muy vaga referencia, porque el poemínimo está a la vuelta de la esquina o en la siguiente parada del Metro. Un poemínimo es una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza. Y no lo toques ya más, que así es la cosa, la cosa loca, lo imprevisible, lo que te cae encima o tan sólo te roza la estrecha entendedera -y ya se te hizo.- Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 18 de junio de 1914 - Ciudad de México, 20 de febrero de 1982). Poeta mexicano. 2 Fotos de Memo Vásquez, tomadas del 1er. Congreso Internacional en la red sobre interculturalidad y educación 2010 en: http://www.cii.letra25.com/index.php? option=com_content&view=article&id=81&Itemid=103 y de la página personal del autor.

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BREVE BIOGRAFÍA DE UNA VIDA A LA DERIVA (anónima a medias)

A mis viejos maestros de marxismo no los puedo entender,

unos están en la cárcel otros están en el poder (Poemínimos1

de Efraín Huerta)

Nací un día nublado de julio del ’71. Hijo2

putativo de la resaca del 68 y su lucha

revolucionaria, y biológica de Hilario Ortega y

Beatriz Rivera Nuñez. Ambos maestros de rancho

de los que forjaron generaciones a fuego lento en

cortijos y pueblos a los que se llegaba después de horas de caminata y sudor. Crecí al

vapor, robando luz al sol y aspirando a

crecer para poder irme de casa.

A los 17 me enrolé en

movimientos marxistas que hablaban

de cambio, revolución, socialismo y

comunismo científico con

organizaciones campesinas. Gracias a

eso conocí la selva lacandona unos

años antes de la aparición del EZLN.

Pude hablar con los campesinos y

conocer sus aspiraciones y

1 Creo que cada poema es un mundo. Un mundo y aparte. Un territorio cercado, al que no deben penetrar totalmente indocumentados, los huecos, los desapasionados, los censores, los líricamente desmadrados. Un poemínimo es un mundo, sí, pero a veces advierto que he descubierto una galaxia y que los años luz no cuentan sino como referencia, muy vaga referencia, porque el poemínimo está a la vuelta de la esquina o en la siguiente parada del Metro. Un poemínimo es una mariposa loca, capturada a tiempo y a tiempo sometida al rigor de la camisa de fuerza. Y no lo toques ya más, que así es la cosa, la cosa loca, lo imprevisible, lo que te cae encima o tan sólo te roza la estrecha entendedera -y ya se te hizo.- Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 18 de junio de 1914 - Ciudad de México, 20 de febrero de 1982). Poeta mexicano.2 Fotos de Memo Vásquez, tomadas del 1er. Congreso Internacional en la red sobre interculturalidad y educación 2010 en: http://www.cii.letra25.com/index.php?option=com_content&view=article&id=81&Itemid=103 y de la página personal del autor.

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necesidades. Fueron días de tormento y ansiedad, sintiendo un frío que cala los huesos y

un respeto por la selva que todo te da y todo te quita. También conocí Guatemala y

Belice. Después se fue quitando esa enfermedad (no te curas nunca porque no sólo es

una ciencia, sino una filosofía, una manera de ver el mundo, una concepción de las

cosas y los fenómenos, pero me fui alejando porque al interior del ‘partido’ habían

también corrupción, preferencias, traiciones). Y empecé a pensar que la política, cuando

no es sumisión es manipuleo. Hoy

no pertenezco a ningún “ismo”.

Apenas (y a penas) terminé

el bachillerato, a los 21. Lograron

conseguirme una plaza de maestro.

Me mandaron a una zona lejana,

Potlula, lo que me ayudó a huir de

este ambiente familiar tan

agobiante (aunque después me di cuenta que vayas donde vayas nunca puedes huir de ti

mismo). Ya tenía 2 hijos con una mujer que ha sido muchas mujeres en mi vida, la que

ayuda, la que muerde, la que avala, la que presiona, la que espera, la que soporta, la que

señala, la que conforta, etc.), así que la responsabilidad y la necesidad me orilló a

cumplir en mi trabajo y a estudiar la U.P.N.3 En la Universidad aprendí muchas cosas,

que ya se me olvidaron, pero conservo la aceptación de la crítica y el ejercicio de la

autocrítica…será por esos que hago puras cosas criticables.

Estando en el magisterio he tenido, como todos, satisfacciones, fallas, momentos

de reconocimiento social por la labor docente y

señalamientos directos por errores en el quehacer

educativo. Por eso creo que los maestros somos

una colectividad con sellos diferentes,

convicciones distintas, personalidades diversas,

obsesiones y compulsiones variadas. Pero esa

pluralidad une, o ata.

3 Universidad Pedagógica Nacional, México.

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De la misma manera como concibo al colectivo docente, concibo al alumnado

que me ha correspondido atender: una diversidad de maneras de pensar en una

diversidad de contextos familiares y sociales que provoca una multiplicidad de

personalidades. Como casi siempre he laborado en el medio rural, mi trabajo ha sido

con indígenas zayaritos de la costa, sierra sur (porque la zona de Potlula abarca parte de

la Sierra Sur) y del Valle. He aprendido mucho, y siempre me llevo más de lo que dejo

en las comunidades. Son 12

años, casi, de llevarse mucho y

dejar poco.

En la actualidad trabajo

en Santiago Matamoros, donde

existe una diversidad cultural

digna del estudio de los

mejores antropólogos por la

variedad de híbridos culturales

que allí convergen y de los que

me gustaría saber más para

actuar más. Por eso también

quiero estudiar. Ojalá.

Me gusta estar acá, en Matamoros, me gusta esa “mezcolanza” de culturas, sus

fiestas de 4 o 5 días, su ‘agüita de lumbre’, su lengua medio indígena y medio

norteamericana. Me gusta. He tenido la oportunidad de cambiar de zona escolar, pero

aquí me atrae y pienso estar unos años. Hay ambientes que favorecen y este es uno de

ellos.

En este quehacer también he ostentado cargos sindicales, lo que da poder. Pero

ese poder no lo ejerzo como vicio, o por placer; no me embriaga, como el amor o las

buenas compañías, lo veo como una responsabilidad que se merece cada día por muchos

días.

Hoy tengo 1 trabajo que generalmente disfruto, 2 obsesiones, 3 necesidades y 4

hijos, la menor de ellos de 2 años en una niña “dulce y tierna” en la que desbordo mi

alegría por vivir porque ella se desborda en alegría cuando me ve y trato de

corresponder con la misma moneda. Siempre pago mis deudas, tarde que temprano.

Todavía no camina, pero no tiene prisa porque no hay a donde llegar.

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De los otros tres podría hablar mucho pero prefiero callar porque hay silencios

que dicen más. Los archivo

todos los días en la pupila.

No he sido el gran padre,

ni el gran maestro ni nada,

pero pongo pasión a lo que

hago y mi casa siempre la

llevo a cuestas como un

caracol.

Ayer llevé esta

biografía de una vida a la

deriva a la U.P.N. y me

dijeron que tenía que

completar como mínimo 3

cuartillas, me dio risa y me

puse a pensar que hasta

cuando escribo mi vida

escribo incompleto. Así

que le voy a agregar lo

siguiente: quiero estudiar

porque quiero nuevas

perspectivas (otras visiones

y ópticas) de lo que soy,

hago, pienso y digo. Y es

que hay que luchar contra

tantos atavismos, contra

milenios de imponer una

manera de ver, de ser y de

sentir. Quiero ser de esos

tipos (que se ven muy

raramente) que son

congruentes: hacen lo que

dicen y dicen lo que piensan. Me mueven también otras cosas, hay una parte de ego.

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Quién puede negar que el estudio incrementa el ego…y en estos tiempos, en la era

vacía, quién no busca un reconocimiento y la elevación de su autoestima.

De mis “filias” y “fobias” seguiremos hablando en otro momento porque

empiezo a aburrirme de estar sentado frente a esta máquina y como ya completé mis

tres cuartillas ya me puedo ir a buscar tareas más placenteras.

Autor: Anónimo

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