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Brasil Argentina 1870-1930 Economía USA UK - Historia de América Latina

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Oscar Granados Erazo**

RESUMEN

Argentina y Brasil se convirtieron a finales del siglo XIX en dospaíses que, basados en un modelo exportador, lograron vin-cularse rápidamente al sistema económico internacional deuna forma más profunda, en comparación con lo que habíanpodido conseguir durante el periodo colonial. La hegemoníaeconómica británica fue pieza fundamental en el proceso deambos países, sin demeritar los avances alemanes, francesesy estadounidenses. Por otra parte, en el resto de Latinoamérica,Estados Unidos avanzaba rápida y fuertemente en el fortale-cimiento de su hegemonía económica; en los casos de Ar-gentina y Brasil esta situación fue un proceso lento y diferente,que generó una transición económica de la hegemonía britá-nica a la estadounidense.

rev.relac.int.estrateg.segur.5(2):13-38,2010

* Documento final del proyecto de investigación «Imperialismo, fi-nanzas y política exterior: El poder capitalista 1780-1914» hacien-do referencia a la transición hegemónica en Suramérica.

** Director Gerente de Hisbruck Ltd. Investigador en The RothschildArchive Forum. Investigador en la Universidad Externado de Co-lombia. Profesor-Investigador en la Maestría de Relaciones y Nego-cios Internacionales, Universidad Militar Nueva Granada, Bogotá,Colombia. [email protected]

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Palabras clave: Brasil, Argentina, hegemonía económica, inversión extranjera, globalización,comercio exterior

ABSTRACT

Argentina and Brazil at the end of the nineteenth century became two countries which, basedon an exporting model, managed to link quickly to the international economic system, in adeeper way that they could have achieved during the colonial period. The economic Britishhegemony was a fundamental piece in this process for both countries, without disregarding theGerman, French, and American advances. On the other hand, in the rest of Latin America, theUnited States moved ahead rapidly in the strengthening of its economic domination; in Argen-tina and Brazil this was a slow and different process, that originated an economic transition fromthe British to the American hegemony.

Key Words: Brazil, Argentina, economic hegemony, foreign investment, globalization, foreigntrade

INTRODUCCIÓN

Los procesos imperiales han diferido unos a otros; su evolución se ha gestado en diferentesmomentos históricos, determinando sus características, avances, derrotas y caídas. Los últimosimperios, el británico y el estadounidense, los primeros imperios anglosajones y anglófonos(Ferguson, 2004, p.63), han mostrado cierta cercanía en sus características; sin embargo, esbastante llamativo el proceso de desvanecimiento del Imperio británico y el inmediato reempla-zo del mismo por los Estados Unidos, pues esta transición se dio en un periodo de tiempo muycorto, en el que el contexto político y económico norteamericano se había definido principal-mente durante el siglo XIX. Situación algo similar a lo experimentado por el Imperio Británico enel siglo XVIII, durante la expansión capitalista, comercial y marítima del Imperio Holandés, quele permitió su consolidación política y económica para lograr una posición hegemónica duranteel siglo XIX.

Los instrumentos bajo los cuales los imperios, una vez establecidos, llevan a cabo los diversosprocesos de expansión a otros territorios, por lo general son de carácter impositivo y coloniza-dor. Los casos de los Imperios Británico y Estadounidense, durante los siglos XIX y XX enSuramérica, tienen unas características diferentes, a pesar del poder que se vivía con la salida delImperio Español y el Imperio Portugués por los procesos de independencia de principios delsiglo XIX. Aunque Estados Unidos en ese periodo aún no contaba con la fortaleza y capacidadeconómica, naval y política que tenía el Imperio Británico, sí tenía intenciones futuras de fijar suposición en el continente americano. En su mensaje anual ante el Congreso en 1823 el presi-

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dente James Monroe determinó, lo que un siglo después concretaría el Presidente Roosevelt ensu política del Buen Vecino, tratando de aminorar las acciones estadounidenses de principios desiglo en la política interna de países vecinos como Cuba, Colombia, Haití, República Dominica-na y Nicaragua.

El gran beneficiado de la retirada española y portuguesa de Suramérica fue el Imperio Británicoque, manteniendo los lineamientos o parámetros de la Santa Alianza, la intención de establecer-se en estos territorios y las palabras desafiantes de los estadounidenses, logró consolidar unaestrategia de puertas abiertas con la que buscó enlazar su fortaleza económica con los avancespolíticos y económicos de los Estados nacientes, donde se podía aplicar con rigor el término deestado en el sentido europeo (Hobsbawn, 1987, p. 31).

Aunque los británicos pudieron beneficiarse y hacer un acompañamiento durante parte impor-tante del siglo XIX en los negocios, empréstitos, nuevos proyectos y, en ocasiones, en decisionespolíticas en la llamada periferia del Imperio, para la primera era de la globalización ya se empe-zaba a ver la incipiente influencia francesa, posteriormente alemana y, por último, estadouni-dense. El gran poder económico y político que reinó durante el siglo XIX fue el del ImperioBritánico, que sería relevado por el Imperio Estadounidense entrado el siglo XX de una formarápida y sencilla, de tal manera que este hecho se registró con poca notoriedad y trascendenciaen el continente, pero que, en últimas, significó una reconfiguración de la hegemonía económi-ca en tierras americanas.

Acciones como la guerra contra España, la llegada estadounidense a Cuba, el avance en PuertoRico y República Dominicana, la construcción de un territorio a cualquier precio y la posteriorinfluencia en la política y la democracia suramericana durante el siglo XX, muestran un imperiocon unas estrategias y acciones diferentes a las del Imperio Británico, el cual, durante el sigloXIX, había tenido una estrategia enfocada hacia lo económico y al beneficio de los negociosfinancieros y productivos, y no hacia la penosa necesidad de intentar anexar territorios america-nos en cualquier espacio y ante cualquier oportunidad. Ya en el momento en que Estados Uni-dos tiene la capacidad para continuar con la anexión de territorios como cualquiera de losimperios pasados, se iniciaría una nueva era imperial.

Suramérica sería entonces el lugar en el que los imperios desarrollarían los procesos productivosnecesarios para alcanzar sus objetivos económicos, diferente a lo que sucedía en África y enAsia, donde la colonización y la imposición fue la estrategia de la carrera imperial europea definales del siglo XIX, al punto que la fiebre del imperialismo se adueña de los gabinetes europeosprogresivamente (Mommsen, 1969, p.137). Aunque los británicos y americanos estuvieroninteractuando en todo Suramérica, la profundización de las relaciones financieras y productivasmás importantes se dieron, para el caso británico, en Argentina y Brasil, principalmente, seguidode Chile y Perú. Estos espacios serían abordados tímidamente por los estadounidenses, hasta elmomento en que se involucraron en toda Latinoamérica con acciones contundentes como la

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separación de Panamá del territorio colombiano, la agresividad de los procesos productivos dela United Fruit Company no sólo en Colombia, sino en gran parte de Centro América, la impo-sición económica y fiscal en algunos territorios bolivianos, el desplazamiento de los empresarioschilenos en la consolidación de los procesos productivos de su país y en otras acciones quedemostraban la intención de establecer su poderío a cualquier precio en Suramérica y en todoel continente americano.

¿Cómo fue y cómo se hizo esa transición?, ¿cómo los estadounidenses relevaron a los ingleses suposición económica dominante? Son preguntas que habitualmente no se plantean sino que seresponden con el simple proceso de asumir el cambio. El propósito de este documento es revisarcómo se configuraron los imperios británico y estadounidense en Argentina y Brasil, cómo se diosu participación en la estructuración económica y política de los nuevos Estados y cómo se gestóese cambio hegemónico en la época más sobresaliente de las exportaciones y su vinculación a laeconomía mundial, punto de partida de los avances económicos e industriales del siglo XX. Yestablecer si fue un cambio de prioridades y estrategia de los directores de las estructuras impe-riales, o simplemente el ascenso de otro imperio que veía en Argentina y Brasil un lugar indicadopara forjar su interés nacional y su intención hegemónica; factores que transformarían profunda-mente la estructura económica y política de Latinoamérica, así como los cimientos de las rela-ciones internacionales con las potencias mundiales durante el siglo XX.

El documento se divide en cuatro secciones; una primera donde se revisa la configuración y elavance temporal y espacial de los imperios británico y estadounidense, partiendo de un esque-ma teórico; en una segunda sección las características y elementos propios de Argentina y Brasilcomo un destino imperial; en una tercera sección se analizará la forma como se estructura esecambio hegemónico y, finalmente, una sección de conclusiones.

1. LA CONFIGURACIÓN IMPERIAL

La configuración imperial británica y estadounidense se puede determinar a partir de los ele-mentos propios de un imperialismo económico tradicional, donde esa configuración, más alláde un proceso de avance territorial y el costo que significa su gestión como lo hizo el mismoImperio Británico en Asia y África en diferentes momentos de su hegemonía o, el imperio espa-ñol y portugués durante los siglos XVI y XVII, fue un proceso más sencillo de imposición delcapital económico y financiero, que condujo al establecimiento de ciertas estructuras como laparticipación de las casas comerciales, la impartición de créditos a los gobiernos y la instaura-ción de compañías para la explotación y exploración de los recursos naturales.

Una estrategia cercana a la holandesa usada un siglo atrás, donde se tenía como estrategia unimperio altamente rentable y flexible de bases comerciales que se extendían a lo largo del océa-no Atlántico e Índico, fue la que desarrollaron en Suramérica, tanto los británicos como los

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estadounidenses, ante la imposibilidad de avanzar territorialmente como lo hacían en otroslugares, posiblemente como lo sucedido en algunos pequeños lugares del Caribe. La suprema-cía comercial holandesa se basó en una adhesión estricta a la lógica de poder capitalista y no ala lógica del poder territorialista (Arrighi, 1999, p. 240), esta última utilizada por los españoles yportugueses en Suramérica siglos atrás.

Determinando esa lógica de poder capitalista, es necesario contemplar un elemento primordialde la economía política en la configuración económica de los imperios y es el concepto deexpansión material desarrollado por Carl Marx, que soporta los avances económicos de losimperios, sin ser una teoría que explique directamente al imperialismo, pero que es funcional enla medida en que plantea una explicación a los fenómenos políticos desde una perspectivamaterialista y económica (Winslow, 1931, p. 715). Aunque existen diferentes planteamientosteóricos del imperialismo económico, la teoría de Carl Marx, y los ajustes que hacen Hobson,Braudel y Arrighi, para explicar las características del imperialismo con los ciclos sistémicos deacumulación, es la más indicada para comprender la estrategia que los imperios británico yestadounidense utilizaron en los casos de Argentina y Brasil, siendo similar a la utilizada por losholandeses a finales del siglo XVI hasta finalizar el siglo XVIII.

Al centrar la atención en las fuerzas materialistas o económicas como principales determinantesdel cambio histórico, Marx revolucionó el pensamiento de las ciencias sociales, pues a partir de unesquema basado en la filosofía de la historia de Hegel y el método dialéctico, estableció a lamateria, superando a la idea hegeliana, como motor de los conflictos; de esta manera, logró ins-taurar al materialismo dialéctico como método para comprender y explicar el cambio histórico.

Las fuerzas de producción, dinámicas y cambiantes, son la antítesis en la dialéctica marxista delas relaciones estáticas de producción. Esto quiere decir que al comienzo de cualquier periodohistórico existe armonía entre ambas, posteriormente, las fuerzas cambiantes de producción (latecnología) no se ajustan a las instituciones de las relaciones de producción existentes y estogenera cambios, no al punto de la revolución social planteada por Marx, pero los suficientespara conducir al ajuste de nuevos esquemas relacionales dentro del proceso de construcción delEstado y nuevas estructuras económicas. Esos procesos van conduciendo a cambios en la formade manejar las actividades de acumulación de capital, dadas por la dinámica de las fuerzas deproducción. En este momento de la historia hay un nuevo estado armonioso entre las fuerzas yrelaciones de producción, pero las fuerzas dinámicas y cambiantes de producción garantizanque surgirán nuevas contradicciones, sin establecer cuál será el momento, debido a que no sonciclos perfectos.

La búsqueda de beneficios del capitalista y su reacción a los cambios de las tasas de retornoexplican en gran parte la dinámica del sistema. Según Marx, los capitalistas tienen un fuerteimpulso a acumular capital y reaccionan al incremento de los salarios y al descenso de susretornos, por lo que trasladan sus actividades productivas a los lugares en donde los salarios sean

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más reducidos, o buscan nuevas actividades, acciones que conducen a los empresarios y ban-queros a presionar a los Estados para que inicien nuevos proyectos expansionistas, o para trasla-dar sus actividades donde el retorno del capital sea cada vez mayor y donde el pago de loscostos reales sea bajo, logrando producir más bienes y servicios con la financiación de nuevasactividades productivas.

De esta forma, el capitalista de Marx entra en el mercado con dinero (M), compra los factores deproducción y procede a producir mercancías (C), consecutivamente intercambia estas mercan-cías por dinero en el mercado y su éxito estará en el rendimiento que obtiene (M’), que es ladiferencia de dinero con la que comienza y la cantidad final. Una economía capitalista se repre-senta por:

Donde: que es el rendimiento del capitalista. El enfoque de Marx para estudiarlas fluctuaciones económicas consiste en examinar las reacciones del capitalista a la variación ensu tasa de retorno, es decir, a la variación de . Estas variaciones alteran la inversión, y lavolatilidad que representa ese cambio es la principal causa de las crisis económicas. El descensode los beneficios perjudica la acumulación de capital y la economía se encamina hacia la depre-sión; al ver que la actividad interna no mantiene la acumulación de capital se requiere buscar lasactividades en mercados internacionales.

Marx pensaba que la acumulación de capital, las economías de escala, el crecimiento de losmercados de crédito y el predominio de la sociedad anónima en la organización de las empresasprovocarían la concentración y la centralización del capital en manos de un número cada vezmenor de personas. La competencia acabaría destruyéndose y la gran sociedad anónima asumi-ría el poder monopolístico. «Con la gran sociedad anónima vendría la separación de la propie-dad y el control, así como una serie de consecuencias sociales negativas: una nueva aristocraciafinanciera, un nuevo tipo de parásitos en forma de promotores, especuladores y consejerosmeramente nominales, todo un sistema de estafa y engaño por medio de malabarismos, agiotajey especulación con acciones. Es producción privada sin el control de la propiedad privada»(Marx, 1926, p. 519).

Complementando la teoría ajustada de Carl Marx con la propuesta de J. A. Hobson, la cualdetermina que la expansión colonial de los países capitalistas se debe en gran parte a una salidadel exceso de ahorro y el exceso de oferta de bienes generados en condiciones de pleno empleo(Hobson, 1902, p. 60), en esta medida se identifica que los dueños del capital, en su proceso deacumulación, fortalecían el avance del imperialismo de los Estados en aras de mantener suretorno, algo que fue propio del imperialismo británico y estadounidense en Suramérica y con-firmado posteriormente por Lenin en su obra Imperialismo el máximo estado del capitalismo,aunque simplemente puede sustentarse sobre la profundización de los negocios internaciona-les, cuando estos no influyen en política.

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Esto significa que a partir de la expansión material (MC), la cual es una acumulación de capital,se genera la expansión financiera (CM’), es decir, que en las fases de expansión material elcapitalismo pone en movimiento una creciente masa de mercancías (incluida la fuerza de traba-jo mercantilizada y los recursos naturales) y en las fases de expansión financiera una crecientemasa de capital-dinero se libera de su forma de mercancía y la acumulación se realiza medianteprocedimientos financieros. En su conjunto, las dos fases constituyen un ciclo sistemático deacumulación completo (MCM’) (Arrighi, 1999, p. 19), el cual se acompaña de los procesos definanciación de actividades comerciales y productivas.

Al verificar la lógica de dominio territorialista (TMT’) se identifica al poder con la extensión delterritorio y la densidad de la población del mismo, y concibe la riqueza-capital como un medioo un subproducto de la prosecución de la expansión territorial. Una lógica de dominio capitalis-ta (MTM’), por su parte, identifica al poder con el grado de control sobre recursos escasos yconsidera las adquisiciones territoriales como medio y subproducto de la acumulación de capi-tal. La lógica de dominio territorialista tiende a incrementar su poder a través de la expansión deltamaño de su contenedor; la lógica de dominio capitalista, por el contrario, tiende a aumentarsu poder acumulando riqueza en el interior de un pequeño contenedor y a incrementar lasdimensiones del mismo tan solo si ello se halla justificado por las exigencias de acumulación decapital (Arrighi, 1999, p.49).

Esta última lógica es la que configura un imperio capitalista, que no ve en el territorio el eje de suavance, sino que se convierte en un medio para incrementar su acumulación de capital, sinnecesidad de una instauración de la propiedad por medio de acciones impositivas sino más biennegociadas, presentándose como un avance económico para el territorio, debido a la experien-cia y capacidad económica, productiva y financiera con la que, por ejemplo, contaban los britá-nicos y estadounidenses en cada uno de los momentos de su expansión.

A partir de estos elementos teóricos se determinan los procesos imperiales británico y estadouni-dense para Suramérica, aclarando que el accionar de los imperios británico y estadounidense enotros lugares fueron producto de una combinación de la lógica de poder territorialista con lalógica capitalista, al punto de trasladarse en ocasiones a la imposición política y militar, como lofueron los casos de Jamaica, Bahamas, Honduras Británica o Guyana para los británicos; PuertoRico, Cuba, Hawái o República Dominicana para los estadounidenses.

La configuración del Imperio Británico fue un proceso que se consolidó paulatinamente, peroque con la Independencia de los Estados Unidos avanzó más rápido de lo que muchos pensa-ban al perder una colonia de esas dimensiones, con una estrategia que extendió el principio decentralización (Nicholson, 1910, p. 158), el cual permitía cohesionar las decisiones en la City deLondres con los vehículos imperiales, los procesos productivos y la acumulación de capital deuna forma simple y sencilla, estableciendo la naciente estructura exportadora como un podero-so motor de crecimiento del ingreso nacional (Cain y Hopkins, 1980, p. 472). El libre comercio

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al interior de sus dominios fue una pieza fundamental, desde los centros de producción enInglaterra hasta el abastecimiento de materias primas y recursos desde Canadá, Australia, Suráfricae India, permitió que el avance de la revolución industrial se diera más rápido y la acumulaciónde capital lograra consolidar nuevas actividades productivas, continuando con el fortalecimien-to de su aparato imperial y su activo estratégico que lo haría amo de los mares por más de cienaños, gracias a su capacidad y fuerza naval.

En el momento que necesitó interactuar con los mercados mundiales, inició la apertura de susmercados e influenció para que los demás países hicieran lo mismo, con la premisa de encon-trar en la Gran Bretaña un lugar para vender cualquier producto y abastecer sus cada vez másgrandes necesidades. «Las llanuras de América del Norte y de Rusia son nuestros trigales;Chicago y Odessa, nuestros graneros; Canadá y el Báltico, nuestros bosques proveedores demadera; Australasia contiene nuestras granjas de corderos; y en Argentina y las praderas occi-dentales de América del Norte están nuestras manadas de bueyes; Perú nos envía su plata, yel oro de África del sur y de Australia fluye hacia Londres; los hindúes y los chinos cultivan tépara nosotros, y nuestras plantaciones de café, azúcar y especias están en todas las Indias.España y Francia son nuestros viñedos y el Mediterráneo nuestra huerta de frutales; y nuestroscampos de algodón, que durante mucho tiempo estuvieron en el sur de los Estados Unidos, seestán extendiendo ahora por todas las regiones templadas de la Tierra» (Citado por Kennedy,1987, p. 250).

Este estado de cosas se complementa con el ingreso a un periodo donde la guerra había dejadode ser el gasto público más importante. Después de finalizadas las guerras religiosas y la firma delTratado de Westfalia, el Imperio Británico estuvo sumido en un número de guerras incalculablepor más de 150 años, pero con la derrota de Napoleón en Waterloo se iniciaría una paz de másde cien años: Pax Britannica. El trasladar recursos de las actividades productivas, comerciales ybancarias a soportar la economía de guerra debilitaba los avances económicos, pues no permitíala consolidación de la acumulación de capital, tanto de los capitalistas como del Gobierno.

Al reducirse el impacto económico de la guerra, el Imperio Británico prestó poca atención a laconsolidación de un ejército que satisficiere sus necesidades de seguridad nacional, al puntoen que en diversas ocasiones podían estar en una posición vulnerable frente a las eventuali-dades; los británicos no solo mostraron cada vez menos entusiasmo por las intervencionesmilitares en Europa, que siempre serían caras y tal vez inmorales, sino que concluyeron que elequilibrio entre las grandes potencias continentales, que prevaleció generalmente durante losseis decenios siguientes a 1815, hacía innecesario cualquier compromiso en gran escala porparte de Gran Bretaña (Kennedy, 1987, p. 253). Así mismo, el Imperio Británico se fue des-prendiendo de la responsabilidad central de salvaguardar la protección de las colonias quecontaban con su propia estructura de Gobierno, a partir de una resolución de la Cámara delos Comunes en 1862 que determinaba la responsabilidad y el costo de su propia defensamilitar (Nicholson, 1910, p. 170).

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Los Estados Unidos, por otra parte, habían dirigido su acción a la consolidación de un territoriomayor hacia el occidente, y este interés distrajo su atención durante una parte importante delsiglo XIX, es así como es posible discernir que la estrategia estadounidense estaba cimentada enla creencia de que la configuración de un territorio más amplio era fundamental para avanzardentro del sistema económico internacional y de esta manera también consolidarse política-mente como Nación, pues al interior de la misma se presentaban diversos fallos políticos queaños más tarde desencadenarían la guerra de secesión.

Es importante mencionar que la tradición imperial estadounidense se consolidó a partir delmismo proceso de su Independencia en 1776, cuando aún el sistema político americano consis-tía en una confederación de grandes estados independientes y un débil gobierno central (McGuirey Ohsfeldt, 1986, p. 79), con discursos políticos que mostraban el interés de avanzar más allá deaquellos territorios que se habían independizado de la imposición y yugo imperial de los britá-nicos y que, posteriormente, se transformarían en los textos constitucionales de 1787, mostran-do los intereses imperiales de sus gobernantes. Desde George Washington, que hablaba deEstados Unidos como un imperio naciente, Thomas Jefferson, que mencionaba que su constitu-ción era una pieza fundamental para ampliar un gran imperio, el imperio de la libertad, JamesMadison, que abocaba enérgicamente por ampliar la esfera de acción para crear una gran repú-blica, James Monroe, que rechazaba cualquier intervención extranjera en el continente ameri-cano, o los propósitos de desplazar «legalmente» a los indígenas por parte del presidente AndrewJackson, son una pequeña muestra que en un periodo de casi cincuenta años, los presidentes delos Estados Unidos tenían presente la necesidad de conformar y consolidar un imperio que losfortaleciera en la esfera internacional. De esta forma, quizá sea posible afirmar que la influenciade los nuevos grupos económicos que avanzaban en la economía estadounidense fueron losartífices de la institucionalización del imperialismo estadounidense o de sus intereses económi-cos a través del proceso constitucional1.

A partir de ese momento, el avance territorial estadounidense se daría en dos formas: en primerlugar, se realiza el desplazamiento de los indígenas que no eran una fuerza relevante y tecnoló-gicamente estaba demasiado atrasada como para presentar algo más que una resistencia inefi-caz y esporádica a las hordas de los colonos blancos que abundaban en el oeste, atraídos por laperspectiva de tierras vírgenes (Ferguson, 2004, p. 88); y en segundo lugar, la compra de territo-rios occidentales, la cual se pudo lograr gracias al soporte de su naciente capacidad productiva,que respaldaría la emisión de títulos financieros que funcionaron como garantía de muchos delos empréstitos que se contrataron para esa ampliación territorial y el avance de su monedacomo medio de pago y unidad monetaria instaurada en 1792.

1 Para revisar el análisis de los intereses económicos en la Constitución de los Estados Unidos. Ver Beard(1913) y McGuiare y Ohstfeldt (1984) con un enfoque cuantitativo.

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Así también, como en algún momento la ayuda militar y económica de Francia (1778), España(1779) y Holanda (1780) permitieron la consolidación de la independencia de las trece coloniasbritánicas, el Imperio Británico a través de sus banqueros permitió el avance territorial de losestadounidenses gracias al apoyo de la Casa Bancaria Baring en la estructuración de la opera-ción financiera para la compra del primer nuevo territorio en 1803: Luisiana. Sin embargo, lacompra de territorios hacia el sur y occidente se aceleró con la fuerte barrera británica a laintención de la naciente nación de buscar tierras al norte por medio de la fuerza, en su intentopor lograr disuadir el bloqueo comercial británico. El proceso de adquisición de tierras duraríamás de sesenta años e implicaría una anexión territorial de más de 8 millones de kilómetroscuadrados, uniendo el Atlántico con el Pacífico a un costo financiero de más de setenta millonesde dólares y con algunos enfrentamientos acompañados por la fuerza de las armas (Zevin, 1972,p. 325).

En Suramérica, el Imperio Británico veía a Brasil y Argentina, y en menor medida territorioscomo Chile, Uruguay y Perú, como lugares propicios para su abastecimiento comercial y elavance de sus negocios, de la misma manera que Estados Unidos años después de su consolida-ción política y económica con la finalización de la guerra de secesión y la posterior recuperacióneconómica. Aunque Estados Unidos al finalizar el siglo XIX era parte de la carrera imperial des-atada con la Conferencia de Berlín de 1885 y los británicos, franceses y holandeses habíanavanzado territorialmente en varios lugares del continente americano, su mirada hacia Suraméricatendría una connotación de imperialismo económico y no de imperialismo colonial y territorial,haciendo una variación de la lógica de dominio capitalista, en la que la llegada a nuevos territo-rios era considerada como vehículo para aumentar el nivel de acumulación de capital, multipli-cando el que se había generado años atrás en los procesos productivos y comerciales y generandouna evolución en el nivel de acumulación financiera; aunque cabe resaltar, no fue un procesohomogéneo en toda Suramérica.

2. SURAMÉRICA: ¿OTRO DESTINO IMPERIAL?

¿Qué hizo que los británicos y los estadounidenses no usaran en Suramérica la estrategia queestaban desarrollando en otros lugares del mundo?, ¿cuáles fueron las condiciones para queBrasil y Argentina no tuvieran la misma suerte que algunos territorios en el mar Caribe, desdeCuba hasta Guyana?

En primer término, es importante establecer que tanto Argentina como Brasil tuvieron caracte-rísticas diferentes que beneficiaron su comercio y su evolución económica durante las etapasprevias a la independencia. Así mismo, los intereses británicos en América Latina y su definicióna partir de su estrategia en el equilibrio europeo y la relevancia para España y Portugal de cadauno de los territorios respectivamente, aportaron en esa diferencia también relacionada con ladinámica interna de cada una de las futuras naciones.

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Durante la época colonial, tanto Argentina en el Virreinato del Río de la Plata y la evolución delas capitanías en Brasil se consolidaron procesos económicos relevantes tanto para el ImperioEspañol como para el Portugués. El Virreinato contaba con una actividad minera hacia el norteimportante y una actividad de comercialización en la región de Buenos Aires, pero más allá deeso existía una abundante tierra fértil en las provincias del litoral que permitían un acceso rápidoy sencillo a la cuenca del Río de la Plata (Salvatore y Newland, 2003, p. 20).

Brasil, a su vez, contaba con estructuras diferentes que fueron parte importante del comerciocolonial en el momento en que el azúcar dejó de ser el producto principal y de mayor importan-cia en el territorio americano para los portugueses, y que se fortalecieron con el hallazgo de oroen la Capitanía de Minas Gerais, cambiando la perspectiva portuguesa en el territorio brasilero,considerado como colonia deficitaria a pesar de la gran cantidad de recursos que generaba laCapitanía de Bahía. De esta manera, Brasil se estableció como el lugar principal para llevar acabo el comercio portugués, desplazando a la ciudad de Goa, en la India, gracias a la consolida-ción de Río de Janeiro como el primer puerto para la comercialización del oro de Minas Gerais.La llegada de los británicos a Brasil se da de la mano con la cercanía que tenía con el ImperioPortugués y la presión que ejerció sobre este, primero, con la ayuda brindada para la defensaportuguesa frente a los ataques franceses y, segundo, con la posterior imposición de la Indepen-dencia del pueblo brasilero.

Para el caso de Argentina, los procesos de inversión y consolidación económica no fueron tanrápidos como sucedió en Brasil, los procesos económicos soportados sobre la inversión extran-jera que permitía obtener importantes recursos de lo que era el Virreinato de La Plata, solo sedieron hasta el momento en que el incremento en las inversiones británicas se tradujo en unincremento de las exportaciones de la región del Río de La Plata (Ferns, 1950, p. 206-207). Unproceso que empezó a mediados de la década de 1870 con lana, cueros y algunos alimentosconservados a través de procesos rudimentarios, para principios del siglo XX la oferta de produc-tos se había ampliado con volúmenes importantes de productos como la lana, el trigo, los cue-ros, el maíz y la linaza, y antes del inicio de la Primera Guerra los alimentos constituían ya lamayor parte de las exportaciones argentinas, que se beneficiaban con los avances tecnológicoscomo la refrigeración para la carne, que pasaría a estar entre los cinco productos más importan-tes: trigo, maíz, lana, carne congelada, cueros y linaza. Para los años previos a la Crisis de 1929,más del 70% de las exportaciones argentinas se concentraba en alimentos (Díaz-Alejandro, 1970,p. 5-18), de esta forma, se convertía en uno de los países con mayor exposición al comercioexterior y una alta capacidad de adaptación a las condiciones de los mercados internacionales.

Cada una de estas naciones contó con un centro económico y urbano que se convertiría en unaciudad con funciones agroadministrativas, en enclaves para la acometida de la tierra y de susrecursos y en vehículos para establecer un orden imperial (Morse, 1984, p. 36), lo que permitióposteriormente la consolidación de los procesos mercantiles hacia las metrópolis en la era colo-nial, en la evolución económica de la independencia y posteriormente en la vinculación de las

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nuevas naciones al comercio global, partiendo de estructuras coloniales como fueron el Consu-lado de Lima, en primera instancia, y posteriormente el consulado de Chile y Buenos Aires; estaúltima se constituiría en un espacio estratégico que le haría competencia a Lima, debido a quepudo consolidarse como el puerto que uniría el comercio interior con el comercio de ultramar,incluyendo el comercio con Brasil, y ser una nueva opción en el Atlántico Sur que compensaríalos altos costos de acceder por Lima cuando se trataba de operaciones mercantiles con Europa.

En ciertas ocasiones las ciudades como Lima, Buenos Aires, Santiago, Río de Janeiro y la evolu-ción de Sao Paulo como nuevo centro industrial, financiero y tecnológico, no lograban en sutotalidad ser el vehículo eficaz para la completa difusión del capitalismo (Morse, 1984, p. 42),sino más bien un lugar que reproducía la metrópoli imperial en menor medida, para posterior-mente convertirse en el lugar que afianzaba el cambio económico, a partir de los procesos dedescentralización que realizaban los poderes imperiales para mantener el control de sus colo-nias y los avances que algunas poblaciones lograron como centros productivos, financieros,comerciales, exportadores y en ocasiones burocráticos.

La gran cantidad de recursos naturales que durante largos periodos había aportado Brasil a laeconomía mundial, lo convirtió en un importante centro económico, que se iría disminuyendoa partir de la aparición de otros países que podían facilitar recursos naturales de forma máscompetitiva y se ajustaban más a las necesidades y estructuras de consumo de las nacionesdesarrolladas, al punto de fortalecer sustancialmente la capacidad adquisitiva de algunos grupospoblaciones en Brasil, en especial la aristocracia terrateniente, y a la población argentina engeneral. Por otro lado, Argentina en los cincuenta años antes de 1914 fue testigo de una de lasmás altas tasas de crecimiento en el mundo por un periodo prolongado de tiempo (Díaz-Alejan-dro, 1970, p. 3), al punto de tener para 1895 un ingreso per cápita a la par de países comoAlemania, Holanda y Bélgica y más alto que el de Austria, España, Italia, Suiza, Suecia y Noruega(Mulhall, 1896, p. 391). Esto se fue consolidando por la incorporación constante de Brasil yArgentina en el sistema económico internacional y no de forma intermitente, como sucedía conotros países de Latinoamérica. La influencia británica significó un apoyo importante en la conso-lidación económica brasilera y argentina, pero el elemento esencial fue esa incorporación apartir de la optimización de la capacidad productiva y exportadora.

Esta capacidad y el mejoramiento de las condiciones económicas de la población facilitarontambién el fortalecimiento de los procesos migratorios, ya que en una proporción similar elavance económico que se veía en Argentina, y en menor medida en Brasil, eran análogos a losavances que se presentaban en Estados Unidos. Para la década de 1870 la tasa de migraciónen Argentina superaba la de países como Brasil, Canadá y Estados Unidos (Tabla 2.1), al puntode convertirse en el país con mayor flujo de migrantes europeos, en especial italianos, españo-les, franceses, alemanes, entre otros (Díaz-Alejandro, 1970, p. 25), esto le permitió fortalecerla producción y la transferencia de conocimiento y tecnología, dándole la posibilidad de di-versificar sus procesos productivos de una forma tan importante como lo que se presentaba en

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ese momento en Estados Unidos, generando una de las tasas más altas de exportación percápita y en ocasiones superando el rendimiento promedio en el uso del suelo y las toneladasque se generaban por hectárea en los productos agrícolas hasta entrada la Segunda GuerraMundial2.

En Brasil, la economía tuvo un avance importante cuando se inició el proceso de diversificaciónagrícola, ya que se había concentrado en la producción cafetera; y de esta forma, algunas zonasdel país se convirtieron en nuevos centros agrícolas económicos, como los estados de Amazonasy Para, que se vieron fortalecidos por la producción de caucho y el aumento internacional delprecio de este producto, que pasó de £182 por tonelada en 1870 a £512 por tonelada en 1911,además de un aumento en la exportación que pasó de 6.591 toneladas en 1870 a 38.547toneladas en 1911, estableciéndose en Brasil como el segundo producto de exportación poringresos durante el tiempo que la oferta y los precios se mantuvieron altos. El café se manteníacomo el producto más importante en la economía brasilera, pues en ciertos momentos de laépoca en cuestión, Brasil suministraba más de la mitad de todo el café vendido en el mercadointernacional. (Dean, 2000, p. 342).

El ascenso y el descenso repentino también se vivió en otros productos agrícolas como la cañade azúcar, el cacao y el algodón, los cuales se convirtieron en importantes productos para elcomercio brasilero con ultramar; por ejemplo, en los finales de la Colonia, Brasil proveía el 10%del mercado mundial de algodón y los otros productos se podían abastecer a escala mundialfácilmente. Es decir, Brasil contaba con varios productos importantes en el comercio exterior, loque la hacía ser una potencia agrícola regional y en algunos productos una potencia mundial;pero esa ventaja se fue perdiendo por los bajos costos en otros centros de producción mundial

2 Revisar el análisis comparativo gráfico que realiza Mundlak y Regúnaga (2003) p. 240

Tabla 2.1Tasas de Migración por década hacia América

x 1000 media poblacional

País 1851-60 1861-70 1871-80 1881-90 1891-1900 1901-10

Argentina 38.5 99.1 117.0 221.7 163.9 291.8

Brasil - - 20.4 41.1 72.3 33.8

Canadá 99.2 83.2 54.8 78.4 48.8 167.6

Estados Unidos 92.8 64.9 54.6 85.8 53.0 102.0

Fuente: Galiani y Gerchunoff (2003) p. 128.

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y por el alto costo tributario que se vivió en aquella época, además de no contar con el capitalpara ampliar la frontera productiva, por esta razón, el atraer capital extranjero para nuevas acti-vidades productivas se convertiría en algo vital para el crecimiento económico del país. Existe unelemento adicional que redujo los ingresos del exterior y fue la imposición en ocasiones deintereses económicos extranjeros en la política económica, como fue el caso de la devaluaciónforzosa impuesta por parte de la casa bancaria de los Rothschild en 1898 para otorgar un créditoque le permitiría estabilizar sus finanzas (Dean, 2000, p. 346).

Es importante identificar que los elementos políticos internos fueron pieza fundamental en la co-nexión con el sistema económico internacional, aunque en ocasiones se puede ver como unproceso de reacción o de acoplamiento ante los movimientos internacionales, los cuales jugaronun papel relevante en el avance económico de estas dos naciones, sin entrar a establecer si fueronacertados o no. Ejemplo de esto fue la Constitución de 1891 que le dio a la economía brasileraelementos para que los estados organizaran su propia estructura económica y su desarrollo; es asícomo algunos estados como Sao Paulo contrataron deuda por encima de lo que lo hacía el gobier-no nacional e impusieron en muchas ocasiones los presidentes que estarían en el poder los si-guientes cuatro años. Sao Paulo y Minas Gerais eran los estados más importantes, los cuales seríanacompañados posteriormente por Río Grande do Sul; en un segundo nivel estaban Bahía, Río deJaneiro y Pernambuco, que servían como bases de poder para nominaciones presidenciales disi-dentes (Skidmore y Smith, 2001, p. 153). En el caso de Argentina, la reforma monetaria de 1899acercó al país a un estabilidad financiera que se venía estructurando desde 1893, después deldebacle financiero de 1890 y la cesación de pagos que estuvo a punto de llevar a la quiebra delBanco Barings, el mayor prestamista internacional del avance económico argentino. Ese puede serel periodo más complejo para la economía argentina durante la época del auge exportador.

La política exportadora de Brasil no siempre fue exitosa, lo que en ocasiones trastornó sustan-cialmente el avance de un país con vocación exportadora natural, que pudo ser fuerte desde lamisma época en que se instauró la República, pero que por la importante intervención de lasoligarquías en búsqueda de proteccionismos al interior del país y los impuestos a las exportacio-nes, se condujo al estancamiento de la productividad y la competitividad en los mercados mun-diales y en la apertura de nuevos mercados. Sin embargo, al interior del país la clientela seincrementó gracias al aumento de la influencia de la migración de colonos europeos, con nue-vas necesidades y solicitudes en el mercado interno (De Azevedo, 1944, p. 57). Adicionalmente,el sistema mundial de comercio e inversión en el que se basaba la orientación exportadora deBrasil sufrió un tremendo revés con la Primera Guerra Mundial (Dean, 2000, p. 347), ya que nosolamente vio reducido sus ingresos por exportación sino también por un sobrecosto en losbienes importados, lo que generó brotes inflacionarios y adicionalmente una disminución en losingresos del gobierno, que casi lo lleva a su primera declaración de moratoria en octubre de1914, solventada gracias a un crédito de salvamento obtenido en la ciudad de Londres.

Una explicación de esto fue lo que Brasil hizo para mantener los ingresos del café y fue laimposición de un proyecto llamado valorización o Convenio de Taubate (1906), donde los

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estados cafeteros compraban el café, lo almacenaban y esperaban que el precio compensara elcosto; todo esto a través de la contratación de créditos externos con bancos europeos y estado-unidenses, los cuales se verían beneficiados debido a que los créditos eran avalados por elgobierno federal. Este procedimiento tuvo éxito y benefició a todos los que se involucraron eneste proyecto, al punto de que los bancos internacionales ampliaron su presencia en la actividadproductiva brasileña. Algo similar ocurriría en la segunda valorización, sin embargo, la últimaocasionó dificultades porque no se logró sostener el esquema y adicionalmente se tropezó conla depresión económica de 1929.

La adhesión de Brasil al grupo de los aliados en la Primera Guerra Mundial trajo consigo unacaída de las inversiones de su segundo inversionista y prestamista de la época, Alemania, asícomo una serie de industrias que fueron confiscadas por la imposición de Inglaterra. A cambiorecibiría una flota mercante alemana que se encontraba en puertos brasileños; sin embargo, elbalance negativo lo trae la pérdida de varios recursos depositados en sus bancos y, lo más impor-tante, el debilitamiento de un destino exportador y abastecedor de crédito. Argentina ya empe-zaba a mostrar su limitación a absorber los factores de producción del exterior y su economía ysu política se tornaban cada vez más complejas con la llegada de la Primera Guerra Mundial,pues su economía se sustentaba principalmente sobre un modelo exportador y su mercadointerno no absorbía la totalidad de la producción y, así mismo, no contaba con una industria quesupliera los bienes de consumo importados. Argentina mostraba ya diferentes formas de demo-cracia representativa, de desarrollo político y de reforma institucional que culminarían con undeterioro del sistema político que influiría posteriormente en el avance económico argentino yen la estabilidad social. Esto sumando a que su modelo exportador en tiempo de guerra no eraigual de próspero que en tiempos de paz.

3. EL RELEVO DE MANDO

«Cuando existen varios imperios al mismo tiempo y cada uno pone en práctica su propia políticaimperialista de expansión industrial y territorial, se convierten inevitablemente en enemigos».

Hobson

El avance de Estados Unidos y Gran Bretaña y sus movimientos en Argentina y Brasil no repre-sentaron enfrentamientos, pero sí claramente una competencia por consolidar su presencia eco-nómica y lograr los objetivos de mantenerse o ser una potencia económica internacional. Algoque durante un siglo que culminaba con la Primera Guerra Mundial había consolidado a GranBretaña como la principal fuente de oferta de recursos para los países que buscaba financiaciónexterna, y sus pretensiones como acreedor fueron sustancialmente mayores a las de cualquierotra nación hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial (Jenks, 1944, p. 68).

Estados Unidos, después de avanzar a cualquier precio en sus territorios aledaños, comenzó aconsolidar sus inversiones paulatinamente, primero centrado en los lugares más cercanos a su

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región, después de haber arrebatado el último lugar de dominio del Imperio Español en su esferade influencia: Cuba, la cual para 1930 era en Latinoamérica su lugar más importante de inversión,seguido de México y Chile, países que años antes eran el mayor destino de inversión estadouni-dense, pero que no superaban contundentemente la inversión británica (Tabla 3.1). Así mismo,después de la Gran Guerra, Estados Unidos utilizó su victoria para darle forma a la reconstrucciónfinanciera internacional de acuerdo con sus intereses (Costigliola, 1977, p. 911), que claramentese relacionaban con su estrategia y posicionamiento dentro del sistema económico internacional.

El fortalecimiento estadounidense en los mercados cercanos de México y Cuba, claramente eraparte de una estrategia económica que le permitía obtener recursos importantes, sin un trasladoque implicara fortalecer su capacidad de carga marítima a partir de una alta inversión, que hastaese momento era deficiente en comparación con las actividades navales de Gran Bretaña yAlemania. Sin embargo, el avance hacia el Oeste y el fortalecimiento económico de los territo-rios de California, implicaría la demanda por recursos y materias primas desde territorios concostas en el Pacífico. Una razón importante para el acercamiento y la demanda de recursosminerales de Perú y Chile y la comunicación hacia estas zonas de Latinoamérica, era que podíanabastecer más rápidamente esta región de alto crecimiento económico y poblacional, sumado aun mejoramiento en los niveles de ingreso.

Tabla 3.1Inversiones de Estados Unidos en América Latina, en millones de USD

Ranking País 1897 1914 1930

1 México $205,0 $853,5 $709,8

2 Cuba $50,0 $265,0 $1.066,6

3 América Central (1) $16,0 $95,5 $273,6

4 Colombia $8,2 $21,5 $301,7

5 Caribe (2) $7,0 $27,5 $115,7

6 Perú $6,0 $62,5 $200,1

7 Venezuela $3,8 $8,0 $247,2

8 Chile $2,0 $180,5 $700,99 Otros países de Sur América (3) $8,0 $95,0 $1.586,3

Total $320,0 $1.609,0 $5.201,9

(1) Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador. Panamá para el año de 1914, después de su indepen-dencia de Colombia en 1903.

(2) República Dominicana y Haití.(3) Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Ecuador y Bolivia.

Fuente: Rippy (1949) p. 19-23

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La relación permanente con Chile y Perú, dada por la minería y la cercanía con sus centrosde abastecimiento, fue generada por la alta demanda de una importante cantidad de recur-sos del avance californiano, aunque esto no sustenta la caída en las inversiones en México,en especial en la explotación de plata, que pasaría a ser para 1930 su segundo destino deinversiones después de Cuba. De la misma forma, Estados Unidos consolidaría su avancehacia América Central y, posteriormente, hacia el Caribe, en especial República Dominicanay Haití, con una estrategia definida y en compañía de los intereses empresariales en Guatema-la, Honduras, Costa Rica y Colombia, influenciando el valor y las características de los factoresde producción en varios lugares de estos países donde los empresarios tenían sus intereses(Lebergott, 1980, p. 239-245).

Aún en 1930 Argentina y Brasil sumaban 15.1% de la inversión británica en el mundo (Tabla3.2) y permanecían como los destinos más importantes en Suramérica. Gran Bretaña no seresistía a perder su influencia económica en la región, pero sus posesiones de ultramar empe-zaban a ser más rentables para sus actividades productivas, así como el cambio de prioridadescomerciales que se trasladaban hacia los recursos energéticos de Oriente. Sin embargo, Ar-gentina ya se había ganado un puesto importante en el mercado financiero londinense, alpunto que entre 1886 y 1889 los títulos argentinos constituyeron aproximadamente el 20%de los títulos extranjeros tranzados en este mercado (Marichal, 1984, p. 50) y se mantuvohasta entrada la Primera Guerra Mundial.

Tabla 3.2Mayores Receptores de Capital Británico

Participación Porcentual (%)

Fuente: Kindersley (1933) p. 200; Stone (1999) p. 411

1 Estados Unidos 20.5% 8.3% (-)

2 Canadá 10.1% 13.2% (+)

3 Argentina 8.6% 10.6% (+)

4 Australia 8.3% 14.6% (+)

5 India 7.8% 13.5% (+)

6 África del Sur y otras regiones 6.4% 6.6% (+)

7 Brasil 4.2% 4.5% (+)

Total 86.6% 71.3% (-)

Ranking País 1865-1914 1930 Variación

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Mientras las inversiones estadounidenses en Argentina para 1913-1914 no superaban los 40millones de dólares, ya para 1929-1930 superaba los 800 millones de dólares, un crecimientopromedio anual de aproximadamente 133,6%; para el caso brasileño la tasa de crecimientopromedio anual durante el periodo era de aproximadamente el 118%.

La relación de inversión estadounidense y británica en estos países para 1913 era de 2.15% paraArgentina, y Brasil 4.30%, es decir, que por cada dólar de inversión británica, Estados Unidosinvertía 2.15 centavos y 4.30 centavos; para el año 1929 esta relación pasaba a 2,90 paraArgentina y de 33,70 para Brasil, mientras que el promedio para Suramérica, excluyendo a estosdos países, era de la siguiente manera: por cada dólar invertido por los británicos, Estados Uni-dos invertía 1,30. Bajo los parámetros de la inversión extranjera, Gran Bretaña se manteníacomo el mayor inversionista hasta 1930, a pesar del avance de los Estados Unidos en la región yde superar en varios países a los británicos, como es el caso de Colombia, Bolivia, Ecuador, Chiley Perú (Winkler, 1929, p. 95; Cardoso y Helwege, 1992, p. 49).

Fuente: Stone (1977) p. 695; Kindersley (1933) p. 200

Gráfica 3.1Inversiones de Gran Bretaña en Argentina y Brasil, 1875-1930,

en millones de GBP

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Gráfica 3.2Inversiones de Estados Unidos en Argentina y Brasil, 1895-1930,

en millones de USD

La inversión británica hacia Latinoamérica estaba concentrada en aquellos países que podíanfacilitar de una forma sostenida la demanda europea de recursos, pero igualmente para el casoargentino y en menor medida el caso brasilero, porque les permitía fortalecer una capacidadindustrial a través de los procesos de inversión que daban una transferencia de tecnología im-portante. La principal influencia británica en Argentina fue la introducción de una complejacapacidad de gestión, innovaciones tecnológicas e ingeniería (Street, 1982, p. 547-548), quepermitieron ciertos avances relevantes en la producción agrícola y ganadera, así como el fortale-cimiento de los mercados externos para los productos como carne, cereales y café.

La intención de mantenerse como una potencia económica global hacía que las inversionesbritánicas se incrementaran cada vez más, pero serían los aspectos políticos que ya no se podíancontrolar, como en épocas anteriores, los causantes de la reducción de su participación, sumadoal deterioro económico generado por la Segunda Guerra Mundial.

El crecimiento de las exportaciones presentaba un avance más activo en Argentina que en Brasil,por la posibilidad de diversificar constantemente su oferta de productos (Tabla 3.3) y por nego-ciar aquellos teniendo en cuenta las condiciones y necesidades del sistema internacional: paz oguerra; Brasil, por su parte, al tener como primer producto el café, que en tiempos de guerra era

Fuente: Rippy (1949) p. 19-23

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un bien secundario, era relegado por Argentina y su producción de bienes de primera necesidadcomo la carne, el maíz o el trigo.

Sin embargo, el papel británico en las exportaciones argentina y brasilera se redujo rápidamentepor el deterioro del mercado interno causado por las dos guerras mundiales, pero que en ningúnmomento fue un proceso lento como habitualmente sucede en las transiciones económicas.Para 1913 de los 510,3 millones de dólares que exportaba Argentina, el 49.4% se destinaba a lospaíses de Centro, teniendo Gran Bretaña el 24.9%, Alemania el 12.0%, Francia el 7.8% y Esta-dos Unidos el 4.7%; y Brasil, con unas exportaciones de 315,7 millones, el 71.5% se concentra-ba en estos países, siendo Estados Unidos su mayor comprador con un 32.2%, Alemania 14.0%,Gran Bretaña 13,1% y Francia 12.2% (Bulmer-Thomas, 2003, p. 74). La mayor manifestación de laconcentración de las exportaciones brasileras de café es visible cuando Estados Unidos se convier-te en su mercado principal, gracias a sus tasas altas de crecimiento poblacional (Tabla 3.4).

El comercio con Europa, en especial con Gran Bretaña, crecía en menor medida en compara-ción con lo que sucedía con el mercado de los Estados Unidos, el cual había avanzado de formaimportante no solo por el crecimiento de su población, sino por el incremento de su ingreso percápita, que casi igualaba al de Gran Bretaña. Entre 1913 y 1929, previo a la Crisis, las exporta-ciones hacia Estados Unidos crecían 110.6% y las importaciones desde Estados Unidos 161.2%,mientras que para el caso británico era respectivamente de 45.5% y 34.5% (Cardoso y Brignoli,1979, p. 130-133). Sin embargo, para mediados de la década de 1920, en su orden, Argentina,Italia, Holanda, Estados Unidos y Alemania eran los destinos más importantes de las exportacio-nes brasileras y ya el nivel de importaciones se soportaba sobre los Estados Unidos y GranBretaña principalmente (Abreu, 2005, p. 18-20).

A pesar de la diversificación del proceso exportador y el crecimiento rápido hacia los EstadosUnidos, el transporte y el almacenamiento de bienes para los mercados estadounidenses y euro-peos, desde los principales puertos de Suramérica, seguía en manos de los británicos: el Puertode Santos en un 43.9%, Río de Janeiro en un 46.3%, Montevideo en un 53.6% y Buenos Aires

Tabla 3.3Crecimiento de la Exportaciones 1870-1912

Promedio Anual (%)

Argentina 6.7 6.7

País/Región 1870-1890 1890-1912

Brasil 2.5 4.3

América Latina 2.7 4.5

Fuente: Bulmer-Thomas (2003) p. 64

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en un 56.2%, para el año de 1912 (Albion, 1951, p. 373). Es así como para 1918 el volumen deexportaciones de los Estados Unidos era transportado sólo en un 18.9% por buques de banderaestadounidense y las importaciones 35.9%, mientras en 1914 el valor era de 8.4% y 11.9%respectivamente (Bullock, Williams y Tucker, 1919, p. 249). Algo similar ocurría con el negociodel transporte ferroviario, de donde los 31.859 kilómetros en Argentina, y los 24.737 en Brasilpara 1913 (Bulmer-Thomas, 2003, p. 105) estaban en manos británicas en un porcentaje supe-rior al 70%, y quince años después bordearía el 60% para el caso argentino (Wright, 1967, p.63), y en un porcentaje superior al 50% en Brasil. Este último soportado sobre un importanterégimen de subsidios que buscaba consolidar un retorno para los inversionistas, pero tambiénun retorno social importante, que se tradujo en un incremento en el nivel del endeudamientodel gobierno federal (Summerhill, 1998, p. 552-554).

Aunque Estados Unidos ingresaba fuertemente a Latinoamérica en diferentes actividades eco-nómicas, industriales y financieras, en los casos de Brasil y Argentina se mantuvo como mayorsocio capitalista Gran Bretaña y como principal socio comercial Estados Unidos, situación quesolo cambiaría en Argentina con la llegada de la Segunda Guerra Mundial; no obstante, lograhacerse efectivo hasta 1949, cuando la inversión privada de largo plazo de los Estados Unidos esde 447 millones de dólares contra 338 de Gran Bretaña; sin embargo, se debe tener en cuentaque era una situación que se presentaba en el ocaso de la inversión extranjera, en donde la in-versión en capital fijo argentino era soportado por capital extranjero en un porcentaje no mayoral 5%, teniendo presente que para 1913 bordeaba el 48% (Lanciotti y Lluch, 2009, p. 41-42).

Tabla 3.4Comercio Exterior con los Estados Unidos

1913-1929 (%)

Este cambio de mando también se puede sustentar con los ajustes políticos internos y es que elenfoque de libre mercado y de libertad de los factores de producción, que había implementadoGran Bretaña durante más de un siglo, se rompía con la llegada de dos estructuras de poderdiferentes a las acostumbradas y que ya no eran tan asequibles y manejables como había suce-dido en otras épocas. En el caso de Brasil, la llegada de Getulio Vargas al poder en 1930, des-pués de recibirlo por parte de los militares, y en Argentina, con el avance militar ante la dimisión

PaísExportaciones hacia Estados Unidos Importaciones desde Estados Unidos

1913

Argentina 4.7 29.3 8.3 14.7 21.6 23.2

1918 1929 1913 1918 1929

Brasil 32.2 34.0 45.5 15.7 22.7 26.7

América Latina 29.7 45.4 34.0 24.5 41.8 38.6

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de Yrigoyen en septiembre de 1930, permitieron romper un periodo que había consolidado alas economías, pero también el inconformismo por parte de algunos grupos poblaciones que noestaban de acuerdo con el manejo dado por la aristocracia terrateniente en Brasil y la sociedadpro-británica en Argentina.

CONCLUSIONES

Estados Unidos avanzaba en Latinoamérica a la sombra de sus intereses y proclamando cada vezmás el uso de la Doctrina Monroe a finales del siglo XIX (Gilderhus, 2006, p. 10), al punto deinvolucrarse en situaciones como el diferendo limítrofe entre Venezuela y la Guyana Británicaen 1895 y el conflicto cubano-español de 1898. Ese avance se limitaba a países cercanos o apaíses fácilmente influyentes o que no eran una pieza fundamental en el engranaje económicobritánico. Así mismo, fue el avance económico del occidente de los Estados Unidos, el Estado deCalifornia, el que en muchas ocasiones propuso la necesidad de vincular nuevos territorios paraabastecer la alta demanda de recursos y productos finales.

Aunque Gran Bretaña mantenía una importancia económica hasta antes de la Segunda GuerraMundial, ese avance de los Estados Unidos se da por dos razones: primero, por los espacios queGran Bretaña permite y, en segundo lugar, por una política económica internacional definida yestructurada por el presidente Franklin D. Roosevelt hacia Latinoamérica como parte del NewDeal y se desprendería en su política del «Buen Vecino». Este se sustentaba en lograr sortear losproblemas que se presentaban a partir de la deficiencia agrícola y su influencia en la alimenta-ción de la población de Estados Unidos, teniendo en cuenta la sobreproducción que se presen-taba en Argentina y Brasil. Una política más amigable que la de su primo Teodoro Roosevelt,quien manejó una política más agresiva y menos comprometida con la igualdad de los Estados aprincipios del siglo XX, sustentado sobre el llamado Corolario Roosevelt. Sin embargo, para1939, Gran Bretaña mantenía inversiones de 428 millones de libras para Argentina, y de 261millones de libras esterlinas para Brasil (Rippy, 1948, p. 64), es decir, un crecimiento promedioanual desde 1930 de 2,10% y 8,08% respectivamente.

La transición en la inversión extranjera se consolidó por el deterioro británico generado por laSegunda Guerra Mundial, a pesar de la dificultades que vivió Gran Bretaña durante la PrimeraGuerra Mundial, donde pasó a ser deudor en los mercados internacionales, así como en susmercados nacionales de deuda por un monto superior a los 7.000 millones de libras esterlinas(Balderston, 1989, p. 227), reduciendo ostensiblemente sus capacidades excedentarias que lepermitían mantenerse como el mayor inversionista en los mercados argentino y brasilero. Sinembargo, esta situación no condujo a ser superado por Estados Unidos, sino hasta entrada laSegunda Guerra Mundial y a pesar de que fuera su mayor prestamista durante la Primera GuerraMundial, con un monto superior a los 4.000 millones de dólares (Bullock, Williams y Tucker,1919, p. 248). Ya Brasil y Argentina tenían una nueva opción de endeudamiento a través de la

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emisión de deuda (bonos) en el mercado estadounidense y la asesoría de los banqueros que seconsolidaban en diferentes lugares de Latinoamérica, pero sería realmente la entrada de 1939 laque separaría la capacidad bancaria de Gran Bretaña y su interacción en Argentina y Brasil.

Estados Unidos avanzaba de forma importante en los mercados internacionales y superaba endiferentes actividades y países a los británicos, pero su capacidad de ingresar y reemplazarlos enArgentina y Brasil tomó mucho más tiempo, debido a que la importancia económica y la inte-gración de los británicos en los procesos productivos habían generado lazos importantes con laestructura política, la aristocracia y la clase terrateniente. Así mismo, el abandono por parte deGran Bretaña de su ideología liberal en las políticas comerciales y su concentración en la prefe-rencia imperial afectaría considerablemente a Brasil, pero no tanto a Argentina, pues contabacon productos que no eran fácilmente reemplazables en sus dominios imperiales y que eranimportantes en su mercado interno.

Un elemento adicional a tener en cuenta en esta transición fue el cambio político en Argentinay Brasil en 1930, el cual transformaría la forma de hacer economía, posiblemente por agota-miento del modelo exportador de los años anteriores o por una decisión política que restringíael avance económico a partir de los modelos liberales de comercio, en particular con el controlde cambios impuesto por Brasil a principios de la década de 1930 y posteriormente por GranBretaña en 1939. Sin descartar que esto pudo ser el resultado de una acumulación dedesequilibrios financieros que vivieron Argentina y Brasil entre 1890 y 1914 y, en especial, ladevaluación de sus monedas en 1895, situación que detonaría el descontento de la población yde algunos grupos políticos años después. Sin embargo, hasta ese momento Argentina, con unpróspero futuro, se veía con un importante rol en los asuntos políticos americanos eintercontinentales, al punto de poderse convertir en un contrapeso al avance de la influencia delos Estados Unidos (Díaz-Alejandro, 1970, p. 59). Pero los nuevos esquemas políticos internoslos empezaron a alejar del reconocimiento económico en el sistema internacional y mucho másdel reconocimiento político.

Finalmente, a pesar de ser tan importante para los mercados externos, la interacción entre Ar-gentina y Brasil no fue lo suficientemente importante, a pesar de contar con mercados comple-mentarios. Para el final del periodo de análisis, eran el 4.4% de las importaciones argentinas y el3.8% de las importaciones brasileras unas tasas muy distantes de sus principales socios comer-ciales como Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia y Bélgica1. Sin embargo,aunque tenían diferencias en su procesos exportadores y, en definitiva, en su estructura econó-mica, en los asuntos financieros contaron cada uno con el apoyo de una importante casa bancara:Baring, en Argentina, y Rothschild, en Brasil, y fueron las finanzas las que se convirtieron en elespacio más importante de la relación entre los dos países, no por una interacción directa, sino

3 Para un análisis más profundo, ver Díaz-Alejandro (1970) p. 20-21

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por la percepción del riesgo que se tenía de cada uno y la posibilidad de verse contagiado poralguna inestabilidad de cualquiera de los dos. Ejemplo de esto es la crisis de Baring, en Argenti-na, en 1890, y la implicación que tuvo para el precio de la deuda brasilera y la estabilidad de susmercados financieros, no solamente por su cercanía sino por su inestabilidad financiera que segeneraba por su alta exposición a los precios internacionales de los bienes básicos que exporta-ban y por ende en su estructura económica (Triner, 2001, p. 8). Esta situación pudo ser el ele-mento que permitiera avanzar hacia una consolidación económica regional, sin importar quiéntuviera la hegemonía económica en la región.

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