Bordado arquitectónico / Bordar arquitectura

253H-ART. No. 6. Enero-Junio 2020, 351 pp. ISSN: 2953-2263 e-ISNN 2590-9126. pp. 253-260

Bordado arquitectónico / Bordar arquitectura

Jimena Hogrebe RodríguezProfesora Universitaria, Facultad de Arquitectura,

Universidad Anáhuac México. Arquitecta de la UNAM (2001-2007) y estudió un MA in Architectural History

en The Bartlett School of Architecture en Londres (2009-2010). Forma parte de Colectivo de UNO, ganadores del

concurso público para construir Paseo Parián, el pabellón para la FICA 2017 en el Zócalo de la CDMX. También

forma parte de Obra en Obra, proyecto de intervenciones artísticas en espacios arquitectónicos en construcción.

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Mi estar en la arquitectura no se puede definir a partir de una sola actividad; al contrario, se ha caracterizado por ser múl-tiple y diverso. En varias ocasiones mi práctica se ha enrique-cido por explorar caminos alternativos, como la enseñanza o la escritura, o por crear conexiones con otras disciplinas, como con la literatura o el yoga. Es en esta circunstancia que surge el proyecto Bordado arquitectónico / Bordar arquitectura.

Encuentro

En el verano del 2017, visitando a mi padre en Alemania, decidí ir por un par de días a Kassel a la Documenta 14. En un mar de arte, Historja de Britta Marakatt-Labba me impactó de una manera especial; es un lienzo de veinticua-tro metros de largo que muestra escenas bordadas de la his-toria, la mitología y la vida cotidiana de la cultura Sami. A pesar de haber estado siempre cercana al arte, fue para mí una novedad encontrar una obra expuesta cuyo medio fuera el bordado y que fuera esta la que más llamara mi atención. Por mi formación como arquitecta, tenía una noción de la historia del bordado y los textiles en relación con los obje-tos y la decoración de interiores (en ejemplos como el Arts and Crafts o la Bauhaus), pero esto era algo distinto. La obra me cautivó por la potencia de sus escenas, la precisión de sus puntadas, la sutileza de su crítica a las estructuras dominan-tes y la elegancia femenina.

Cómo citar: Hogrebe Rodríguez, Jimena. “Bordado arquitectónico / Bordar arqui-tectura”. H-ART. Revista de historia, teoría y crítica de arte, nº 6 (2020). 253-260.


254 H-ART. No. 6. Enero-Junio 2020, 351 pp. ISSN: 2953-2263 e-ISNN 2590-9126. pp. 253-260

Encontré en Historja, además, una riqueza desde una perspectiva arqui-tectónica y espacial. Es una obra que por su longitud no sólo se recorre con los ojos, sino con el cuerpo; es necesario caminar de un lado a otro y acercarse para ver sus detalles. Es una pieza que delimita espacio en su interior por los escenarios y la narrativa que contiene, al igual que por los ligeros pliegues de la tela, el volu-men de las puntadas y las texturas que se forman. El entrelazado de los materiales construye un juego de fuerzas y estructura, mientras que comunica abstracción y poética.

Pasé un largo rato observando y recorriendo Historja, sabía que había encontrado en ella una posibilidad para mi práctica arquitectónica.

Reencuentro

Fue casi un año después que empecé a bordar. Por una casualidad fortuita lle-gué al estudio de la artista mexicana Gimena Romero a tomar México bordado, un taller enfocado en enseñar cuatro tipos de bordado tradicional mexicano. Este reencuentro con el bordado me llevó más atrás en mi historia. Mi cuerpo recordó el sentir la aguja en la mano y el movimiento del brazo de cuando bor-daba de niña. Reviví también escenas de cuando mi abuela me enseñó a tejer y los momentos de hacerlo juntas. Al bordar motivos mexicanos, pensé en mi madre y su admiración por la cultura textil de nuestro país, pensé en su colección de huipiles. Entendí que no solo había encontrado un mundo que explorar desde mi práctica arquitectónica, sino también una reconexión con las figuras femeninas de mi familia que están ahora solo en mi memoria.

El estudio de Romero se convirtió así en mi escuela, de un taller he pasado a otro. Ahí he aprendido técnicas, puntadas, nombres, tipos, materiales; he aprendido a hacer bordados. Sin embargo, también he aprendido a bordar, sola y en grupo. Bordar sola es una actividad que lleva a la introspección. Bordar en grupo forma comunidad, se construyen vínculos.

Cuando empecé a bordar, también empecé a leer sobre bordado. El pri-mer texto fue México bordado1 escrito por Romero sobre algunas técnicas tradi-cionales de bordado mexicano. También libros como Threads of Life2 de Clare Hunter o Fray3 de Julia Bryan-Wilson que ampliaron mi visión sobre la historia del bordado, su papel como técnica artística, su complejidad y riqueza y sus infi-nitas posibilidades. Y ensayos como algunos de los presentados en Craft4, editado por Tanya Harrod, también me han llevado a reflexionar teóricamente sobre esta práctica.

Incursionar en este mundo me ha hecho ver que lo que surgió en Documenta 14 como una intuición, es ahora un camino.

1 . Gimena Romero, México bordado. De la tradi-ción al punto contemporáneo (Barcelona: Gustavo Gili, 2017).

2 . Clare Hunter, Threads of Life. A History of the World Trough the Eye of a Needle (Londres: Sceptre, 2019).

3 . Julia Bryan-Wilson, Fray. Art and Textile Politics (Chicago, Londres: The University of Chicago Press, 2017).

4 . Craft, editado por Tanya Harrod (Cambridge: The MIT Press, 2018).


Jimena Hogrebe Rodríguez

Jimena Hogrebe Rodríguez, Vista en planta del Pabellón para la Serpentine Gallery diseñado por SANAA. Punto cadena abierta. Hilo Mouliné de poliéster metalizado sobre lino de poliéster, 28 × 26 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.

Jimena Hogrebe Rodríguez, Vista en alzado de la Filarmónica de Berlín diseñada por Hans Sharoun. Punto pata tenanga. Hilo Mouliné de algodón sobre lino de poliéster, 30 × 27 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.

Jimena Hogrebe Rodríguez, Vista en planta del proyec-to para la Casa de Ladrillo diseñado por Mies van der Rohe. Punto paso atrás. Hilo Perlé de algodón sobre manta de algodón. 38 × 34 centímetros.



Jimena Hogrebe Rodríguez, Perspectiva interior de la Biblioteca Exeter diseñada por Louis I. Kahn. Punto pínandini purépecha. Hilo Mouliné de algodón so-bre lino de poliéster, 33 × 31 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.

Jimena Hogrebe Rodríguez, Perspectiva exterior de la Casa Luis Barragán. Punto: pínandini purépecha. Hilo Mouliné de algodón sobre lino de poliéster, 30 × 32 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.

Jimena Hogrebe Rodríguez, Vista en planta del jarrón Savoy diseñado por Alvar Aalto. Punto paso atrás. Hilo Perlé sobre manta de algodón, 30 × 30 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.



Bordado y arquitectura

Empecé a crear bordados propios desde el primer taller que tomé con Romero; me interesaba practicar lo que iba aprendiendo. Las puntadas que normalmente había visto formar motivos mexicanos, comenzaron a formar motivos arquitec-tónicos. Sospechaba que yo no podía ser la única que estuviera buscando maneras de conectar la arquitectura y los hilos, por lo que estas primeras pruebas se acom-pañaron por un poco de investigación.

Jimena Hogrebe Rodríguez, Vista del plafón Nubes diseñado por Alexander Calder para el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela. Punto pínan-dini purépecha. Hilo Mouliné de algodón sobre lino de poliéster, 53 × 41 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.

Jimena Hogrebe Rodríguez, Vista en alzado del SECS Pompeia diseñado por Lina Bo Bardi. Punto pínandi-ni purépecha. Hilo Mouliné de algodón sobre fieltro de poliéster, 29 × 29 centímetros. Cortesía de Jimena Hogrebe Rodríguez.



Primero me encontré con Charles Henry y Elin Petronella, una pareja franco-sueca que bordan principalmente escenas de arquitectura y ciudades. Luciana Teper, de Argentina, desarrolla una investigación personal sobre bor-dar arquitectura en la que re-dibuja con hilo obras de arquitectura. Stephanie K. Clark, de Estados Unidos, pinta con hilo sobre lienzo y, muchas de sus pie-zas, realistas y densas, son viviendas bordadas con mucho detalle. La inglesa Wendy Dolan se especializa en bordado libre a máquina y en algunas de sus obras combina mapas y edificios representativos. En el trabajo de Debbie Smyth, de Inglaterra, se ubican escenas urbanas o arquitectónicas construidas con hilo, pero de manera diferente. Sus obras no son bordados en tela, sino que crea una estruc-tura de clavos alrededor de los cuales va enredando el hilo. También Ruth Clark, británica, tiene una serie de edificios, pero estos son tejidos. Hay artistas, como la estadounidense Sarah K. Benning, cuyo interés no es precisamente la arquitec-tura, sin embargo en muchas de sus piezas construye espacios interiores; espacios de la vida cotidiana habitados.

En este recorrido por las obras de algunos artistas descubrí que hay un interés creciente por vincular ambas prácticas, por construir espacio con bor-dado. También que en general son mujeres las que lo hacen y que la mayoría de las obras son representaciones realistas de habitaciones, edificios y ciudades.


Durante el taller México bordado, Romero mencionaba que en el bordado tradi-cional mexicano “la gente borda lo que ve”5 y fue así como empecé a bordar arqui-tectura; lo que veo cotidianamente, lo que me apasiona desde hace años. Empecé bordando edificios famosos que por sus características específicas me parecen especiales, me interesaba explorar cómo con esta técnica podían comunicarse las rasgos principales de esas obras. Así que hice representaciones abstractas. Lo hice con puntadas tradicionales mexicanas, como la pata tenanga o el pínandini purépecha, por la conexión personal que sentía con ellas. Sin embargo, después empecé a probar con otras, como paso atrás o cadena abierta. Inicié utilizando hilo de algodón sobre manta y poco a poco fui probando con otros lienzos como el paño de lana, el lino o el fieltro de poliéster; hasta ahora rectangulares y no mayores a cincuenta y cinco centímetros.

Además de que los resultados que iba viendo me parecían atractivos noté que, mientras bordaba, sucedían cosas. Pensaba en el edificio, en sus detalles y particularidades, recordaba su historia y su importancia, al igual que la del arqui-tecto que lo había diseñado. Al descubrir lo que me pasaba al bordar edificios creados por otros, empecé a coquetear con la posibilidad de bordar mi propio 5 . Gimena Romero (artista), en discusión con la

autora, 2 de septiembre de 2018.



trabajo arquitectónico, incluso sus procesos. Para tener esas representaciones alternativas y para reflexionarlo de otra manera. También me di cuenta de que al bordar mis pensamientos se iban a analizar el espacio en el que me encontraba: la iluminación, la ventilación natural, lo confortable del lugar, la amplitud, en gene-ral su habitabilidad. Comencé entonces a entender el bordar como una práctica creativa que lleva a un resultado material, pero también como una oportunidad de divagar y de estar presente.

Este proyecto se ha convertido en un contrapunto en mi práctica. Por un lado, porque no corresponde a la estructura preponderante y, por otro, porque no responde a los tiempos de producción de la arquitectura establecidos por el mercado. El bordar tiene su propio ritmo y es por eso que puede abrir un espacio de soltura y de reflexión; un espacio para el pensamiento que poca cabida tiene en el mundo profesional actual.

A pesar de haber iniciado recientemente, como su historia lo muestra, Bordado arquitectónico / Bordar arquitectura es ya para mí un camino alternativo y paralelo. Es ahora una parte de mi ejercicio profesional múltiple y diverso en la que exploro el bordado y el bordar como medios, prácticas, metodologías y pensamientos arquitectónicos.



Bibliografía

Bryan-Wilson, Julia. Fray. Art and Textile Politics. Chicago, Londres: The University of Chicago Press, 2017.

Craft, editado por Tanya Harrod (Cambridge: The MIT Press, 2018).Hunter, Clare. Threads of Life. A History of the World Trough the Eye of a

Needle. Londres: Sceptre, 2019. Gimena Romero (artista), en discusión con la autora, 2 de septiembre de

2018.Romero, Gimena. México bordado. De la tradición al punto contemporáneo.

Barcelona: Gustavo Gili, 2017.

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