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bonsái Palo y palo a las empresas recuperadas. Julio 2016 www.revistacitrica.com Foto: Pablo Vitale - Marcha de Pueblos Originarios - Mayo 2010 pág 6 pág 3 ¿Doscientos años de independencia? pág 4 Vox Dei: Willy Quiroga sueña con cantarle al Papa. Foto: Juan Ignacio Calcagno Foto: Federico Imas

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Palo y paloa las empresasrecuperadas.

Julio 2016 www.revistacitrica.com

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¿Doscientos años de independencia?pág 4

Vox Dei:Willy Quiroga sueñacon cantarle al Papa.

Foto: Juan Ignacio Calcagno

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ué cara, qué ex-presión indisimu-lable aparecería en el rostro de un

funcionario neoliberal, por más camisa sin corbata que tenga, si le decimos la palabra autogestión? Y si antes de que le entrena-ran hasta los gestos, porque eso implica la función pública, la vida lo hubiera cruzado con la experiencia de una fábrica sin patrón, ¿cuál habría sido su reacción? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que la “buena voluntad” de un gobierno que se apoya y les facilita los negocios a los megaempresarios y las multinacionales es directamente proporcional al desprecio hacia a los trabajadores y emprendimien-tos de menor escala. Y si encima esos laburantes pretenden asomar la cabeza organizándose en unidades productivas que no siguen al pie de la letra todas las re-cetas del capitalismo, es una barbaridad y hay que hacerles aprender la lección. Esa viene siendo la reacción de un gobierno en un país que, “a partir de diciembre de 2015 transita una etapa de regreso a las po-líticas neoliberales que llevan a la recesión y la pérdida masiva de empleos, pero con el aditamento de un cambio de actitud del Estado hacia las empresas recupera-das, que pasó de la contención social a la agresividad”. Así de clarita es una de las conclusiones del informe presentado por el Centro de Documentación de empresas recuperadas que funciona en el programa Facultad Abierta en el marco de Filoso-fía y Letras. Su director, Andrés Ruggeri, expresó que “hay un ataque específico a las empresas recuperadas, hay órdenes de desalojo y allanamientos injustificados. Hay vetos sistemáticos. En años anteriores se sumaban veinte cooperativas por año, este año casi no hay nuevas. La situación excede el tarifazo. Una salida al cierre de las fábricas y a la pérdida del empleo se está volviendo inviable”.

En el informe publicado por la Univer-sidad de Buenos Aires también se apunta que “además de estos elementos de la polí-tica macroeconómica del gobierno, existen aspectos particulares que afectan a las em-presas recuperadas y a las prácticas de tra-bajo autogestionado en general. Los impac-

¿Q

economía social

tos más evidentes están relacionados con el aumento generalizado de costos de los insumos, el descenso abrupto del consumo, la apertura de importaciones, la devaluación que encareció insumos importados y arrastró a los nacionales y, principalmente, por los enormes aumentos tarifarios, especialmente en electricidad y gas, indispensables para el funcionamiento de cualquier unidad económica”.

Para Juan Ángel Ciolli, de la Central de Entidades de Empresarias Nacionales, “no hay trabajadores sin empresas. En los últimos doce años, tres de cuatro empleos se lograron en las Pymes o en las coope-rativas. Golpeando a estos sectores se con-sigue que el salario sea más bajo y se logra

lo que hacen llamar competividad”.Por su parte Joaquín Fernández

Sancha, presidente de la Red Textil de Cooperativas (RTC), consideró que “el au-mento abrupto de las tarifas de servicios públicos pone en riesgo a la industria nacional, que se encuentra en estado crítico con la apertura de importaciones, la caída de las ventas y el aumento de otros costos por la devaluación”.

Otra de las conclusiones del trabajo presentado por el equipo que dirige Ruggeri explica que “las acciones desplegadas hasta el momento por el gobierno buscan, principalmente, crear un marco de precariedad laboral y desocupación que permita presionar

los salarios de los trabajadores formales a la baja. Para completar ese círculo, también hay que hacer inviable la alternativa de la recuperación y del tra-bajo autogestionado”. Y agrega que “las empresas recuperadas se encaminan a enfrentar un ciclo económico que parece apuntar a una nueva desindus-trialización de la estructura económica argentina, etapa en la que se pueden identificar los elementos característicos del neoliberalismo de Menem y Cavallo de los años 90 (desregulación, flexibili-zación y precarización extremas, aper-tura de importaciones, endeudamiento externo, etc.) pero a una velocidad inicial mucho mayor”.

objetivo:

hundir a las

recuperadas

Vidal vetó tres proyectos de expropiación, Larreta vetó la expropiación de La Robla. Están haciendo inviable la subsistencia de las empresas recuperadas.

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Violencia in

stitucional

a represión y des-

alojo violento de In-

dustrias RB, hecho

a partir de una denuncia

por usurpación cuando

la fábrica se encontra-

ba amparada por la Ley

de Expropiación y tenía

más de una década de

funcionamiento, es un

hecho gravísimo, que no

hace más que confirmar

que también la justicia y

las fuerzas de seguridad

están alineadas con esta

política.

“Los trabajadores de la

fábrica de tapas de em-

panadas Disco de Oro,

en San Martín, provincia

de Buenos Aires, descu-

brieron en marzo de este

año que sus movimientos

eran vigilados, con poca

discreción, por la policía

provincial. Cuando pre-

guntaron cuál era el moti-

vo, argumentaron que era

porque estaba en proceso

la liquidación judicial de

la quiebra de la fábrica,

lo que a todas luces no

necesitaba de ese tipo de

procedimientos, salvo que

se tratara de hacer inteli-

gencia para un eventual

desalojo”. Así se grafica en

el informe de la UBA uno

de los tantos sucesos que

se van haciendo moneda

corriente en los últimos

meses.

La política que lleva adelante el gobierno de Macri perjudica a los trabajadores autogestionados. Un informe realizado por la Universidad de Buenos Aires aporta datos concretos acerca de la situación actual.

por julio ramírez

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NOTA DE TAPA

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también los que la destrozan– somos un elemento más de ella.

Mientras el Estado argentino con-memora el bicentenario de su indepen-dencia, los pueblos originarios acampan y reclaman; siguen denunciando la apropiación de territorios, el exterminio sistemático y la negación de sus identi-dades culturales. El Estado moderno les priva el derecho a la tierra e intenta ani-quilarlos; pero aún no lo ha conseguido.

Los referentes de pueblos originarios que consultamos coinciden en que aquello que la historia oficial llamó el

la independenciade los nadies

Los pueblos

originarios

no tienen nada

para festejar.

A doscientos

años de romper

las cadenas

con los españoles,

la historia oficial

los sigue

negando y el

Estado los ignora.

os españoles llegaron a estas tierras hace cinco siglos. La independencia de Argentina, hace dos. Los pueblos ori-

ginarios llevan entonces 500 años de sufrimiento, negación y desprecio. Ven cómo les roban las tierras, cómo los mo-nocultivos destrozan sus métodos de producción y alimentación ancestrales, y cómo les quitan hasta el agua. Saben que la tierra, los animales, los vegetales, los árboles, las montañas, el verano y el invierno no son suyos; sino de la naturaleza. Y ellos, nosotros y todos –

Lpor mariana aquino

“Hoy los originarios seguimos ausentes. Somos los convidados de piedra de la historia.”

Foto: Alejandro Kirchuk

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l 9 de julio de 1816 se declaró la independencia de algunos

sectores de la sociedad argentina pero se siguió con un sistema de desprecio a los pueblos originarios y con la apro-piación de sus tierras de la mano de Julio Argentino Roca y compañía. Los argentinos tenemos el deber de reha-cer todo eso dándoles lo que necesitan y merecen.

Los pueblos originarios viven esta fe-cha con una gran decepción, como una esperanza que no se cumplió. Ellos si-guen luchando por sus tierras. Se han hecho notar, es cierto, pero realmente no han conseguido nada.

Los más jóvenes deberían saber que cuando se hizo la patria fue para los hi-jos de los europeos, pero no para toda la población. Tenemos que reconocer sus derechos de una vez por todas. Se-guiremos apoyándolos para que algún día lo logren.

Hoy pido que los pueblos originarios tengan en el Congreso una represen-tación especial para que ellos mismos exijan por sus derechos. No logramos todo lo que soñaron los primeros pa-triotas. Nuestro presente no condice con lo que cantamos en el himno: “ved en trono a la noble igualdad”.

por osvaldo bayer

Edescubrimiento de América no fue más que el inicio de una persecución étnica que no termina. Y el “viva la patria” del Bi-lliken oculta desde las primeras lecturas que la opresión hacia los pueblos cam-bió de dueño y de argumentos pero no de objetivo. “No tenemos nada que feste-jar. Pasaron doscientos años de inde-pendencia relativa. Hoy los originarios seguimos ausentes, seguimos siendo los convidados de piedra de la historia”, afir-ma Valentín Palma Yallanullo, miembro de la organización Punta Querandí, de la provincia de Buenos Aires.

En la idea de Estado-Nación se debe repensar la matriz del surgimiento del propio país, que obtuvo muchas de sus victorias, alabadas en las páginas do-radas de la historia oficial, mediante el sometimiento de los pueblos. Así lo fue la Conquista del Desierto para las comuni-dades del sur del país. “Nuestro pueblo quiere poner en agenda el genocidio que dio origen a la Argentina a través de la matanza, la apropiación de territorios y el borramiento de lo que fue la identidad

de distintos pueblos indígenas”, enfatiza Lorena Cañuqueo, miembro de la comu-nidad Mapuche de Bariloche.

El proceso revisionista –desde lo académico– intenta darle un lugar en la historia al originario como actor social; sin embargo su protagonismo en las primeras rebeliones contra los españoles y la defen-sa de sus territorios ante las invasiones no se registra en datos oficiales, ni existen es-tadísticas que marquen hasta qué punto se destruyeron pueblos en nombre de la patria y la unificación nacional.

Eduardo Galeano los llamó los nadies. La contundencia de la defini-ción hiere a los ojos sensibles de quien lee al escritor uruguayo que se ocupó de denunciar en Las venas abiertas de América Latina a los invasores: “Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no

profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folklore”, sen-tenció Galeano.

Los territorios de la mayoría de las comunidades originarias son presa fácil para la avaricia del sistema capitalista. Los violentos desalojos –impulsados por la Justicia en complicidad con los gobiernos provinciales y ejecutados con saña por las fuerzas de seguridad– se encuentran con valientes resistencias a lo ancho y largo del país. Esas tierras son ideales para los ambiciosos proyectos de

megaminería a cielo abierto, extracción de petróleo, monocultivo y emprendi-mientos inmobiliarios. Para Cañuqueo, “siempre fue difícil que el Estado nos reconozca como colectivo político”. “Y ahora que tenemos un retorno a las políticas neoliberales, nosotros corremos más riesgos que nunca”, agrega.

La defensa del territorio no tiene sólo que ver con una necesidad básica de mantenerse con vida en un lugar, más bien con la reparación histórica de parte del Estado por haber usurpado territorios a los pueblos originarios. “Hasta el trabaja-dor pobre, que es parte de nuestro pueblo, discrimina al indígena. Hace y dice lo que ese Estado quiere por los intereses de la elite parasitaria y racista. Hoy más que nunca el Estado está alineado a los poderes imperiales de Estados Unidos

sin la noble

igualdad

La india que lo parió

y Europa. Hay que apuntar a la cultura y la educación para cambiar la realidad”, destaca Palma Yallanullo.

Argentina cumple 500 años de persecución hacia los pueblos nativos. Y la deuda es del Estado. “Nuestro reclamo es el de toda la clase obrera. Este Estado no le va a dar los territorios a los origi-narios pero tampoco le dará nada a los trabajadores ni a nadie”, asegura Enrique Mamani, presidente de la Organización de Comunidades de Pueblos Originarios (Orcopo) y referente de la comunidad Kolla Quechua Aymara.

“Nosotros somos originarios que nos reconocemos como tales, hay otros que lo son y aún no se reconocen; esos traba-jadores, desocupados, excluidos sociales, en algún momento van a tomar concien-cia de su verdadera identidad”, remarca Mamani. Y coincide Palma Yallanullo: “En Buenos Aires está la mayor población in-dígena del país, solo que no se reconoce como tal, es un gigante dormido.”

La organización Punta Querandí na-ció para proteger el territorio amenazado por los emprendimientos inmobiliarios en el límite entre Tigre y Escobar. Desde hace varios años mantiene el reclamo por un predio de media hectárea que fue un espacio sagrado. Se trata de un sitio arqueológico amenazado actualmente por los avances de la especulación inmo-biliaria en la zona. “Hay un resurgimiento de una oligarquía terrateniente racista que avanza por todos lados. Aunque lo dibujen con diálogo con algunos referen-tes, hasta que el Estado no se descolonice nada va a cambiar. Nuestra agenda es construir poder por nuestros derechos”, afirma el dirigente querandí.

En cambio, para Félix Díaz, referente de la comunidad Qom La Primavera, en Formosa, se han logrado avances en los últimos tiempos: “Tras una lucha de nuestros líderes de todo el país se pudo incorporar la legislación indígena a nivel nacional y también se ven avances en la legislación internacional. El pueblo pudo participar en cuestiones de Esta-do, como la defensa del territorio. Ese respeto lo vemos en este último tiempo”, señala Díaz, quien lideró un acampe en pleno centro porteño durante el gobier-no anterior para que el Estado restituya territorios.

“Fuimos cooptados por el enemigo, por la colonia al principio y por los partidos políticos en este último tiempo. Nos encontramos con originarios del Pro, otros kirchneristas y otros radicales. Todas esas diferencias hacen que nos alejemos de nuestra verdadera manera de construir. Tenemos que apuntar a la reafirmación de nuestra cultura”, refuta Palma Yallanullo.

El genocidio de ayer, la invisibili-zación de hoy y la usurpación de las tierras de siempre son indiferentes a la agenda de la clase dominante, hoy encarnada en los grandes medios de comunicación. Pero acá están ellos, alzando su voz, la de nuestros orígenes, la de nuestros ancestros. Resistiendo.

si por las venas del padre de la patria, el que libró tres naciones y cruzó Los

Andes en un caballo blanco, corriera sangre india? Hasta tal punto se ha nega-do nuestro verdadero ADN en la historia oficial que cuando el historiador Hugo Chumbita publicó el libro El secreto de Yapeyú escandalizó a los conservadores de piel y blancos de alma. San Martín era hijo de una india, afirma la investigación.

Según esta teoría, San Martín sería hijo ilegítimo de Diego de Alvear y de una in-dígena guaraní que trabajaba como do-méstica en la casa de la familia San Mar-tín. Es decir, que José Francisco sería hijo bastardo y con sangre indígena.

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“Hay un resurgimiento de una oligarquía racista que avanza por todos lados.”

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ntes el mundo era diferente y las personas olvidamos, al menos eso piensa él, que es tan sólo

un hombre. Hoy pocos recuerdan cómo era la movida en Argentina, cómo era la música cuando ellos eran jóvenes y cada uno tenía un rostro diferente: Manal, Almendra, Los Gatos, Tanguito, Miguel Abuelo, Vox Dei.

De todas maneras, gracias a la música dice que aprendió grandes cosas y que por eso, no se puede quejar. Se permite asegurar que nadie puede a través de una bola de cristal ver lo que le va a pa-sar en un futuro aunque éste ya cuente con cincuenta años de historia encima. Wilfrido Aníbal Willy Quiroga sigue en “esa movida” de antes, viviendo la vida que “jamás soñó”: continúa siendo el miembro fundador, bajista, cantante y autor de varios de los temas de la banda que fue, es y será su grupo hasta que sea un ídolo vencido.

“Yo era dibujante pero podría haber sido bombero o astronauta”, reflexiona quién acaba de cumplir setenta y seis y perma-nece líder de Vox Dei. Ese Willy que man-tiene las mismas creencias de su juventud, ese mismo que confía en los diferentes ca-minos que nos depara la vida y sigue fiel a las decisiones que lo hicieron llegar hasta acá. Ese mismo autor de la pregunta en fra-se: “¿Qué es lo que espero para empezar a vivir el tiempo que el destino da?”

Willy Quiroganos cuentacómo hizo para convertira Vox Dei enla banda argentina de rock que más tiempo ha durado. Anécdotascon B.B Kingy el flaco Spinetta. Ahora quiere cantarle al Papa.

A ¿Esperas vivir algo más luego de 49 años de trayectoria?

Mirá, aparentemente hasta el Papa Fran-cisco conoce La Biblia. Estoy convencido de que no existe banda alguna que tenga mun-dialmente un disco conceptual de ese ca-rácter y creo que por eso nos mereceremos tocar todos los temas frente al Sumo Pontífi-ce y el mundo entero. Sería el mejor premio. Hasta me lo imaginé el recital: pondría dos pantallas en las que se proyecten los sub-títulos de las letras del disco en diferentes idiomas mientras nosotros tocamos en vivo.

¿Existe la fórmula del éxito?Yo creo en la música de Vox Dei y creo que lo que hacemos no está mal. Son 49 años de trayectoria como grupo de rock y todo gracias al trabajo de aquellas personas que también participaron en la banda, sobreto-do los primeros compañeros con quienes compusimos las primeras letras. No es que nosotros seamos Superman. Creo que siempre hace falta una pequeña cuota de suerte pero cumplir casi cincuenta años es todo un mérito. No hay ninguna banda de rock nacional que haya durado tanto.

¿Por qué entonces crees que Vox Dei to-davía perdura en el tiempo?

Hay mucho trabajo detrás y la gente se olvida que pasaron varios por esta banda que nos ayudaron a que Ricardo Soulé y yo siguiéramos con esto. Además de los apor-

tes de todos, desde mi punto de vista con-tribuye el sentido de las letras que compu-simos: son claras, atemporales, algo que fue una locura pero que nos propusimos desde un principio. Las palabras tienen un sentido muy profundo y según cómo se las use pueden significar algo u otra cosa. Nuestro mensaje siempre fue de calma, de aguante, de no bajar nunca los brazos. Todo eso rindió fruto; sumado a que las personas nos siguen desde siempre com-praron discos y entradas a recitales, algo fundamental también. La gente nos es leal y nosotros a ellos.

¿Podría decirse que para un músico el público va primero?

Claro. Es un consejo que me dio B. B. King y que adopté. Yo dejé el alcohol, bueno, a veces me tomo algún que otro whisky pero busco no subir borracho al escenario como hacía de joven. No fumo hace años porque tengo que cantar. La gente espera de mí, de nosotros, el cien por ciento. Por esto tam-bién en su momento, –antes de grabar con Mandioca su primer disco Caliente–, deci-dimos dejar de cantar en inglés para cantar en castellano. Algo que también nos había aconsejado Luis Alberto Spinetta una vez que nos fue a ver al Teatro Payró. No fue equivocado el cambio, comenzamos a utili-zar el propio lenguaje para comunicarnos y así también el público empezó a entender lo que decíamos.

De la Biblia al Vaticanopor florencia martin

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l colectivo de comunicadores que integran la cooperativa de trabajo La Vaca vio en la autogestión el ca-mino a seguir allá por finales de 2001, con el país en llamas y en pleno estallido social. Cuando nadie creía en nada, los fundado-res de La Vaca creyeron en el cooperativis-mo y en que era posible otro periodismo. “Si le parece interesante este proyecto,

suscríbase por los siguientes seis núme-ros. Si conseguimos la cantidad suficiente para financiar el costo de impresión, los recibirá en su casa por correo. Si no, sig-nifica que no pudimos sumar los lectores necesarios para sostener esta revista y le devolveremos el dinero”. Este fue el men-saje que acompañó el primer número de la revista MU en diciembre de 2006. Nece-sitaban financiamiento y se la jugaron; la respuesta de los lectores apareció. Y toda-vía siguen: diez años después ya llegaron a los cien números en la calle. Además de la revista, tienen la web

lavaca.org y sus noticias anticopyright, editaron varios libros y dictan la Cáte-dra Autónoma de Comunicación Social, donde enseñan y aprenden de autoges-tión. La cooperativa también gestiona

El colectivo La Vaca y la revista Nan están de festejo. Los primeros cumplen 100 edicionesde su revista Mú y los segundos llegan a los 10 años y estrenan nuevo sitio web.

a revista NaN tiene más de veinte

ediciones publicadas y decenas de

festivales en los hombros. En junio

presentó la nueva página web: más sec-

ciones, entrevistas, actualidad y, porque

los tiempos que corren así lo piden, más

de política y sociedad. En un recorrido

virtual se puede disfrutar de la misma ca-

lidad y compromiso de siempre.

“Publicamos miles de notas, editamos

veintiún números en papel, hicimos bo-

cha de fiestas y festivales con más de

cuarenta artistas en la Ciudad de Buenos

Aires y en zona sur del Conurbano, gana-

mos premios, perdimos premios y, lo más

importante, hicimos un toco de amigos y

lectores. Todo a pulmón y autogestión”.

Con estas palabras cortaron, simbólica-

mente, la cinta de inauguración del nue-

vo sitio el lunes 13 de junio.

Parece que fue ayer, pero ya pasaron

diez años. La NaN como revista nació –

oficialmente– en marzo de 2011, pero la

primera semilla germinó en noviembre

de 2006, con la creación del blog cultural

Agencia NaN. Por entonces todavía eran

un puñado de estudiantes de periodismo

y comunicación de la Universidad Nacio-

nal de Lomas de Zamora (UNLZ) en busca

de un espacio para escribir.

la agencia de noticias; el programa ra-dial, que se emite por más de cien ra-dios comunitarias de AM y FM de todo el país; una red de comercialización de libros independientes y MU Punto de Encuentro, un bar cultural en Hipólito Yrigoyen 1440, en el centro porteño. “Unos años atrás todo lo que hacemos

era impensado. Muchos no entendían cómo pretendíamos vivir de esto. Fue una batalla difícil pero hoy logramos que muchas familias coman de lo que sale de la cooperativa”, sostiene Claudia Acuña, socia fundadora de La Vaca. La revista es una marca registrada para

los lectores que una vez por mes se acer-can a los kioscos de diarios a comprarla. “Que MU haya recorrido tantos kilóme-tros así como que haya publicado tantas ediciones no es nuestro mérito. Es una demostración de la potencia que tiene hoy esa energía social que nos crió, sos-tiene e ilumina. Pero también es mérito de esta energía social que MU no sea la única publicación que pueda disfrutar de estos beneficios. Cada vez somos más y cada vez queremos ser más”, aseguran desde la cooperativa.

“No hay patrones, sino horizontalidad y

debate. No corremos detrás del éxito, no

competimos con nadie ni buscamos gran-

des ganancias. Queremos sumar otras vo-

ces: novedosas, calladas, olvidadas, omi-

tidas, diversas. En fin, pluralidad. Estamos

convencidos de que otro periodismo es po-

sible y que se construye parando la pelota,

caminando tranquilos y atentos a nuestro

entorno”, reflexionan desde la NaN.

La prepotencia del trabajo, al decir de

Roberto Arlt, es lo que mantuvo vivo a

este colectivo de periodistas, fotógrafos,

diseñadores y dibujantes. “Somos una

suma de voluntades, sin la cual nada se-

ría posible. Tenemos entre manos un pro-

ducto basado en el trabajo”, aseguran. Y

llegaron bien lejos y bien alto: se hicieron

un espacio en la escena cultural porte-

ña, organizaron festivales, publicaron

una revista, ganaron premios y sumaron

lectores de diferentes rincones del país;

lugares distantes del living de Banfield,

desde donde definen su propia agenda,

enfocada –sobre todo– en la cultura inde-

pendiente y autogestiva.

“Crecimos junto al proyecto. Ya no so-

mos los mismos, en amplios sentidos. Pa-

samos de ser estudiantes a consolidarnos

como periodistas profesionales.” Desde

Una ficha más a la aUtogestión

las primeras charlas en la cátedra Taller de

Escritura en la UNLZ hasta la participación

en foros, entrevistas radiales, gráficas y

mesas de debate; desde la organización

de una fiesta para juntar plata hasta la mu-

tación en productora de festivales cultura-

les; desde la distinción de TEA y el Premio

Abelardo Castillo de Revistas Culturales

de la Secretaría de Cultura hasta la revis-

ta en la calle, y ahora el relanzamiento del

sitio web. Parecen no tener techo y desde

Revista Cítrica lo celebramos. ¡Adelante,

compañeros de ruta! Por más periodismo

autogestionado.

Compañeros que celebran

Ela Vaca qUe Dice mú

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El día que MESSI nos desnudó Otra final perdida, un penal errado por nuestro ídoloy una renuncia que conmovió al país. Un ídolo quenos cautiva pero no nos representa. Porque en lugarde llevarnos al Obelisco y a la gloria, nos llevapor un camino de interrogantes existenciales.

essi es nuestro oxí-moron. El emblema con cara dócil. El capitán que no nos hace llorar de emo-

ción. El guardián que no nos cobija. Messi nos cautiva a todos por su des-treza, porque no hay manera de dete-nerlo cuando agarra la pelota, porque no hay nadie mejor que él, porque de verdad aprendimos a quererlo, pero a nosotros no nos alcanza. Messi es un ídolo, nuestro ídolo, pero no nos lleva a la gloria ni al Obelisco sino a un ca-mino de preguntas que llegan hasta lo más profundo de nuestras tripas: ¿los argentinos nos merecemos a Messi? ¿Puede nuestra arrogancia caber en su mesura corporal y dialéctica? ¿Merece él nuestros comentarios de futboleros desquiciados, sabelotodos, eruditos del tuiter o wasap, que buscamos en la Selección la pausa a nuestras desgra-cias cotidianas?

La tercera puta final que perdimos no sé si fue la más dolorosa –el umbral de dolor de un Mundial siempre es más bajo que el de una Copa América– pero sí fue, casi con seguridad, la más re-flexiva. Es entendible: perder tres veces seguidas te obliga a hacer un análisis. Y el análisis, además, puede hacerse me-jor porque tenemos más información. Ya no son 90 minutos, sino 360. Ya no es un partido, sino tres. Ya no es casua-lidad, sino constancia.

Perder de vuelta con Chile –un Chile que es un tributo al documenta-lista Patricio Guzmán: un colectivo con forma de perro rapaz que socializa la pelota y la energía, y que nos resulta tan antipático como admirable–, que Leo haya errado su penal (que lo pateó como nunca antes lo había pateado en su carrera: por arriba), ver las caras de

tristeza de sus compañeros y su sole-dad en el banco de suplentes nos lleva-ron, otra vez, al negro fondo de nues-tras conciencias. Esta vez, más que nunca, queríamos ganar por Messi. Si ganábamos, listo. Seguíamos como si nada. Si perdíamos, ésto: una angustia inexplicable. Queríamos, de corazón, ver a Lionel con la Copa levantada por sus manos. Pero no.

No me interesa indagar en por qué perdimos. O en por qué nos acos-tumbramos a perder finales. Sólo me pregunto qué habrá pensado un tipo como Messi en esos minutos en los que estuvo sentado, entre lágrimas, en el banco de suplentes del estadio de Nueva Jersey. Cómo hicimos para que él, nuestro ídolo, el mejor jugador de las últimas dos décadas, llegue a pre-guntarse “¿seré digno de ser?”

Algo de eso hubo, evidentemente, porque un rato después, en la zona mix-ta, Messi hizo que la derrota por penales quedara en un segundo plano: anunció que se retiraría de la Selección, que ya lo intentó bastante, y que él no puede con este karma. La noticia empezó a correr rápido entre los hinchas desvelados, que éramos muchos. Y entonces, el pro-blema ya no era la final con Chile, esa puta final con Chile, sino el Mundial de Rusia. El futuro por el presente. Con sus palabras, Messi nos desnudó. Nos hizo sentir más débiles de lo que ya somos. Más frágiles. Más perdedores.

Porque a pesar de que no nos haga llorar de emoción, a pesar de que no tenga la cara de los líderes que nos gustan, a pesar de que no nos haga in-flar el pecho, el solo hecho de pensar nuestros días sin él nos atemoriza. Nos llena de miedo. Eso, que empezamos a verlo sólo luego de su renuncia, es lo que lo convierte en único.

M

contratapa

por agustín colombo

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: Tel

am