BOLETÍN INFORMATIVO DEL OBSERVATORIO DE CULTURAS · Anexo 1: Bogotá y la música. Estadísticas...

Nº 252014

ObservaciOnesde ciudad

BOLETÍN INFORMATIVO DEL OBSERVATORIO DE CULTURAS

OrQuesTa FiLarMÓnica de bOGOTÁUn patrimonio vivo de la ciudad

Observatorio de CulturasEl Observatorio de Culturas hace parte del proyecto 786 «Construcción de cono-cimiento para la participación ciudadana» en el marco del Plan de Desarrollo Bogotá Humana 2012-2016 y tiene como objetivos observar, medir, analizar, monitorear, investigar y comunicar acerca de las acciones, prácticas y procesos ciudadanos del ámbito cultural en Bogotá, para generar y gestionar conocimientos que contribuyan al desarrollo y perfeccionamiento de políticas públicas.

Desde su creación en 1995, el Observatorio de Culturas se ha erigido como un proceso constante de consulta y participación ciudadana en democracia que permite la reflexión y aproximación de las personas y el Estado, además de reconocer a las diversas ciudadanías con su mayor o menor incidencia, infor-mación y calificación frente a los asuntos públicos. Ha aportado a las diferentes administraciones, la academia y la ciudadanía en general: conocimiento de los comportamientos, hábitos, valores, percepciones, actitudes, prácticas y preferen-cias de la ciudadanía capitalina; claridad en los conceptos de cultura ciudadana y democrática; exactitud en la generación de modelos de observación para análisis de información; formulación de líneas base, índices e indicadores para el monitoreo de políticas, planes y proyectos y experticia en la formulación y consolidación de otros observatorios de la ciudad y el seriado de seis Encuestas Bienales de Culturas.

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DiagramaciónLeonardo Ochica Salamanca

FotografíasArchivo de la Oficina de Comunicaciones de la SCRDArchivo OFB

Impresión Subdirección Imprenta Distrital DDDI

Impreso y hecho en ColombiaISSN: 978-958-8877-73-0

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ObservaciOnesde ciudad

BOLETÍN INFORMATIVO DEL OBSERVATORIO DE CULTURAS

OrQuesTa FiLarMÓnica de bOGOTÁUn patrimonio vivo de la ciudad

Nº 252014

Contenido

Presentación

1. Historia y perfil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá

1.1. Nace una orquesta de frac y bota pantanera

1.2. La Orquesta Filarmónica se convierte en la Orquesta de la ciudad

1.3. Una orquesta con capacidad de representar a Bogotá en todos los escenarios

1.4. Una orquesta con vocación pedagógica

2. Entrevista del Observatorio de Culturas a David García, actual director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá

3. Anexos

3.1. Anexo 1: Bogotá y la música. Estadísticas del Observatorio de Culturas

3.2. Anexo 2: Glosario

3.3. Anexo 3:Ficha técnica EBC2013

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PresentaciónE n mayo de 2012, Bogotá tuvo el honor de recibir en Montreal

la designación oficial por parte de la UNESCO, como Ciudad Creativa de la Música. Dicha distinción se ganó por la diversidad de artistas, agrupaciones y géneros que se reúnen en la capital, la celebración de conciertos y eventos musicales, como los festivales al parque, son el sello indeleble de nuestra identidad y de las políticas de fomento que se han hecho desde hace más de dos décadas en la ciudad. Quienes hicieron posible esta distinción fueron la Cámara de Comercio, el Instituto Distrital de Turismo, el Instituto Distrital de las Artes e importantes personalidades de la música de nuestra ciudad. Sin embargo, hay que reconocer que esta iniciativa tuvo como primera gestora a la Orquesta Filarmónica de Bogotá.

La Orquesta Filarmónica de Bogotá, en su doble condición de entidad adscrita a la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y de agrupación musical de música sinfónica, es también un referen-te de la identidad bogotana, por su historia, producción, calidad y compromiso con la ciudad.

Actualmente es dirigida por el joven maestro David García, la Orquesta Filarmónica está jugando un importante rol en el desarrollo del proyecto Bogotá, capital creativa de la música, cuyo objetivo es:

Posicionar a Bogotá desde lo concreto del ejercicio y disfrute de la música, como una ciudad cultural, diversa e incluyente, en la cual se privilegia la garantía y el ejercicio de los derechos culturales como un sello identitario...

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Este boletín, es el reconocimiento a la Orquesta Filarmónica de Bogotá, como patrimonio vivo de la ciudad, a sus fundadores y directores, a sus músicos y públicos, a sus maestros y alumnos, a sus compositores e intérpretes. Los datos estadísticos que aquí se publican pierden su frialdad cuando nos muestran la vitalidad de una entidad que pudo nacer y desarrollarse gracias a la pasión, al tesón y al compromiso de esta ciudad con su orquesta y con la in-tención de que la música sinfónica sea accesible a todos, sea vínculo e integración de todos los que habitamos y nos gozamos esta ciudad.

Orquesta Filarmónica de Bogotá, un patrimonio vivo de la ciudad OBSERVACIONES DE CIUDAD

1.1. Nace una orquesta de frac y bota pantanera

La Orquesta Filarmónica de Bogotá nació el 25 de enero de 1966, con la constitución de la Fundación Filarmónica Colombiana …con el espíritu de ser una orquesta para la ciudad, pero también con el espíritu de ser una orquesta de frac y bota pantanera. (Ver entrevista con el maestro David García, actual director de OFB).

Los años sesenta fueron particularmente innovadores en aconteci-mientos sociopolíticos y culturales que sacudieron a todo el mundo. La rebelión hippie frente al neocolonialismo en Vietnam, a través de una infame guerra que laceró el espíritu libertario y democrático del pueblo estadounidense, generó un gran movimiento cultural mar-cado por la ruptura con el belicismo creciente de la llamada Guerra Fría. “Amor y paz” fue el cautivador eslogan de los jóvenes rebeldes. Ya, desde los años cuarenta y cincuenta, hubo algunos precursores de dicho movimiento cultural. La Segunda Guerra Mundial y el pavor al desastre nuclear, hicieron que en EE.UU. brotara la generación beatnik, que se expresó fundamentalmente a través de la literatura. Jack Kerouac y Allen Ginsberg fueron los nombres más reconocidos, posterior fuente de inspiración del nadaísmo colombiano.

Pero en los años sesenta, en EE.UU. fue la música. Bob Dylan, Jim Morrison, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Patti Smith, entre mu-chos otros, fueron los enviados de los dioses para que la palabra de la otra juventud de Estados Unidos —la que no había sido arrojada

1. Historia y perfil de la Orquesta Filarmónica de Bogotá

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al holocausto de la guerra— se escuchara en todo el mundo, cues-tionando los valores morales del ciudadano medio, el legado del macartismo y el destino manifiesto de los EE.UU. como nación hegemónica; y en Liverpool, Inglaterra, un cuarteto de jóvenes mú-sicos revolucionó, no solo el rock inglés sino la música en general. El mundo los conoció como los Beatles.Por esa misma época, en París, jóvenes escritores latinoamericanos, empezaron a recrear el universo literario desde sus experiencias lo-cales. Surgió el Boom latinoamericano que produjo figuras ahora consagradas como García Márquez, Vargas Llosa, Ernesto Sábato, Juan Rulfo, Julio Cortázar y tantos otros... Acontecimientos, como la Revolución Cubana y la gesta del Ché Guevara en Bolivia, marcaron también la imaginería de una juventud latinoamericana, ansiosa de autonomía, de justicia social, de protagonismo, de cambio y de futuro.

Colombia no estuvo al margen de esa revolución cultural de los años sesenta. En las artes escénicas surgió el llamado Teatro políti-co, en narrativas comprometidas con la problemática social y con los procesos políticos que por aquella época enardecieron las nue-vas generaciones. Nació el Teatro La Candelaria, el Teatro Libre, el Teatro Experimental de Cali —TEC—, el Teatro La Mama y el Teatro Popular de Bogotá.

En el campo de la música académica, solo existía entonces la Orquesta Sinfónica de Colombia. Su escenario natural era el Teatro Colón, con programaciones para públicos de la élite política y cultu-ral de la ciudad y del país. Fue en ese contexto complejo, conflictivo y aventurero donde se creó la Orquesta Filarmónica de Bogotá, con una voluntad más democratizadora y libertaria. Sus primeras presentaciones se hicieron en el Teatro Colombia, hoy Jorge Eliécer Gaitán, escenario mucho más abierto y de mayor acceso al público de la ciudad. Era una extraña orquesta que interpretaba música clásica con “bota pantanera”.


Se vistió por primera vez de frac, el 19 de agosto de 1968, con ocasión de la celebración del Congreso Eucarístico. El alcalde de Bogotá, Virgilio Barco Vargas, hizo la presentación oficial de la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el Teatro Colón con “Las Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi, bajo la dirección del maestro Melvin Strauss y la participación de Frank Preuss como solista, cristalizan-do un sueño de melómanos, intelectuales, empresarios privados y maestros de la música. ...Fue una gran novedad en toda Colombia..., afirma Frank Preuss, violinista fundador de la Orquesta.

1.2. La Orquesta Filarmónica se convierte en la orquesta de la ciudad

El entusiasmo quijotesco de sus fundadores no hubiese podido perdurar sin la gestión realizada por los maestros Raúl García y Mario Posada. La Orquesta Filarmónica fue acogida institucional-mente a través del Acuerdo 71 del Concejo de Bogotá en el año 1967, pieza normativa que le dio carta de ciudadanía a la naciente agrupación. Desde entonces ha tenido el apoyo de empresarios, ar-tistas, dirigentes y músicos sin distingos ideológicos, que han hecho posible el ejercicio de un compromiso de todos con la Orquesta. Caso único en Colombia, una institución que neutraliza las rivalidades, acoge las diferencias y las pone a girar en torno al bien común de la ciudad. En ese aspecto la Orquesta Filarmónica de Bogotá es tam-bién un milagro cultural.

Milagro cultural que se explica por su nacimiento: la Fundación Filarmónica Colombiana, actual Orquesta Filarmónica de Bogotá, desde su aparición en el escenario bogotano, logró que la música

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sinfónica dejase de ser patrimonio de élites sociales para democratizar la cultura musical buscando y captando nuevos públicos, como lo enuncia uno de los principales objetivos que se propuso desde su creación.

En la selección de sus repertorios, como también en los despla-zamientos a las localidades de la ciudad, en la inclusión y variedad de géneros musicales, la Orquesta ha realizado un ejercicio pleno de democracia cultural. La programación de la Orquesta está concebi-da para llegar a todos los públicos. Esta decisión está íntimamente ligada a selección de los repertorios. Va desde la interpretación y programación de la música renacentista y barroca, la música del pe-riodo clásico, los compositores populares colombianos, la integración de ensambles y mixturas entre música folclórica y música popular, que la mayoría de los casos hacen parte de las nuevas propuestas de fusión musical que se dan en las ciudades …Está bien tocar Mozart, Bach, Beethoven, Wagner pero la divulgación e interpretación de lo colom-biano es importante…, afirma el director de la Orquesta. El propósito inmediato es llegar a los diferentes públicos que tiene Bogotá y hacer énfasis en la interpretación de obras de compositores colombianos importantes como Jesús Pinzón, Francisco Zumaqué, Blas Emilio Atheortúa, entre otros.

En el 2013, para el cumpleaños de Bogotá, se presentó la obra “Bolívar y Bogotá: un Bolívar Urbano”, bajo la dirección de su compositor, el maestro Francisco Zumaqué. El montaje interinsti-tucional de esta gran obra, contó con 200 artistas en escena, el coro infantil y el grupo de teatro del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud —IDIPRON—, y la red de Hip Hop de la ciudad PaZur.

Los escenarios en que se ha presentado la Orquesta en Bogotá han sido variados y múltiples; inicialmente, se desplazó a los dife-rentes barrios de la ciudad en precarios tablados, sin luz eléctrica algunas veces, sin condiciones acústicas, es decir en situaciones


difíciles, llevando la música sinfónica a personas que jamás habían soñado asistir a un concierto, mucho menos de música clásica que, ellos, los habitantes de territorios marginales, creían reservada a la gente “viajada, instruida y acomodada”. En la actualidad, los equi-pamientos culturales de muchas zonas de la ciudad se han venido adecuando a las nuevas exigencias de la escena cultural bogotana. El sacrificio ahora es menor pero el entusiasmo y la capacidad de los miembros de la orquesta sinfónica para adaptarse a imprevistos sigue siendo el mismo.

Actualmente, la Orquesta Filarmónica de Bogotá cuenta con escenarios en los que habitualmente se presenta. Desde 1973 lo ha-ce semanalmente en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, con capacidad aproximada para 1.700 espectadores. En el 2011, inició presentaciones en el Auditorio Fabio Lozano Simonelli de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, que cuenta con una capaci-dad para 608 asistentes. Además, varias iglesias han sido recintos para la programación de la temporada sacra que se realiza durante la Semana Santa y la temporada de parques donde la Orquesta sigue ofreciendo conciertos al aire libre.

1.3. Una orquesta con capacidad de representar a Bogotá en todos los escenarios

La Orquesta Filarmónica de Bogotá ha sido dirigida por excelen-tes directores nacionales y extranjeros. Para empezar con el listado, tenemos al búlgaro, Dimitri Manolov, en la dirección de las Nueve sinfonías de Beethoven, las Cuatro sinfonías de Brahms, y para citar solo algunas obras que estuvieron bajo la batuta de Giorgi Notev

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las Seis sinfonías de Tchaikovski; así mismo, resalta la importancia de Carmen Moral, peruana de origen, maestra directora titular en-tre 1988 y 1991, al igual que de otros directores como el chileno Francisco Rettig, el norteamericano Irwin Hoffman, la colombiana Elsa Gutiérrez, y los colombianos Eduardo Carrizoza, Ernesto Díaz Alméciga, Sergio Acevedo, Jaime León y Andrés Orozco Estrada, entre muchos otros.

También ha sido el espacio de muchos compositores colombia-nos como Luis Antonio Escobar, Jesús Pinzón Urrea, Blas Emilio Atehortúa, Francisco Zumaque, Luis Pulido y Germán Borda. Agrupaciones corales dirigidas por el maestro salvadoreño Luis Díaz Herodier, quien hace 19 años reside en Colombia, y una gran variedad de solistas nacionales e internacionales han sido parte de la programación de la Orquesta y han permitido que el público bogotano conozca el repertorio y disfrute de las composiciones de música sinfónica y coral a lo largo de su existencia.

En su programación ha incluido grandes obras del repertorio universal como el Requiem de Giusseppe Verdi, bajo la dirección del maestro Andrés Orozco, como también expresiones musicales de las culturas urbanas, el concierto en formato sinfónico de la ban-da rockera-metalera Kraken, al igual que en la obra Tango, Rock, Viola, concierto de Benjamín Yusupov. De forma similar, ha hecho montajes como el realizado con la maestra del bullerengue Etelvina Maldonado, la intérprete María Mulata y el maestro Juancho Torres, interpretando porros, fandangos, paseos, pasillos y joropos; sin olvi-dar el trabajo con la Carranga del maestro Jorge Veloza.

En octubre de 2011, con ocasión del centenario de la muerte del compositor y director de orquesta Gustav Mahler, y bajo la batuta del maestro Enrique Diemecke, se le rindió homenaje al maestro fallecido con el estreno de la Octava sinfonía, obra coral orquestada de mayor formato en la literatura sinfónica universal. Esta presentación,


por primera vez en Colombia, fue un reconocido éxito para la Filarmónica y una posibilidad única para el público colombiano.

Este proyecto se llevó a cabo con la colaboración de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia. Entre coros y músicos, en este concierto participaron cerca de 400 personas; se realizó en el Teatro Municipal Jorge Eliécer Gaitán de Bogotá y fue transmitido en directo a través de pantallas gigantes para distintos sitios del país como el Parque El Poblado en Medellín, el Parque Panamericano en Cali, la Plaza de Bolívar en Pereira, el Parque de la Biblioteca el Tintal y Parque de la 93 en Bogotá.

En noviembre de 2013, con ocasión de los cien años del na-cimiento del compositor inglés, maestro Benjamín Britten, se presentó en el Teatro Julio Mario Santodomingo, el Réquiem de Guerra. Composición concebida como una obra pacifista en honor a las víctimas de las guerras y a la reconciliación de las naciones y un rechazo a la confrontación armada. Además de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, bajo la dirección del maestro Enrique Diemecke, contó con la participación del Coro Infantil de Batuta San Rafael, dirigido por la maestra Dora María Osorio, el Coro de la Ópera de Colombia, dirigido por el maestro Luis Díaz Herodier y la participación de célebres solistas mundiales como la soprano Indra Thomas, el tenor Yonathan Boyd y el barítono Rodrigo Steves.

En la década del ochenta la Orquesta estuvo en Venezuela, Puerto Rico y Curazao. En 2008, obtuvo el Premio Grammy Latino, en la categoría Mejor Álbum Instrumental por su trabajo “40 años de la Orquesta Filarmónica de Bogotá”, histórico reconocimiento que premia por primera vez a una orquesta sinfónica colombiana.

Luego en 2009 y 2010, la Orquesta viajó a Italia, Miami y China, interpretando clásicos de música colombiana. En 2010, realizó la producción discográfica “Mestizajes” con artistas y cantantes colombianos.

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En junio de 2012 viajó a Rusia, posteriormente en agosto de ese mismo año viajó a Estados Unidos y ofreció un concierto en la celebración del Bicentenario de nuestro país en el Centro de Artes Escénicas Adrienne Arsht de Miami. Otras ciudades de América visitadas a mediados de 2013 fueron Lima, Guayaquil y Quito.

La Orquesta Grabó el primer disco compacto de la colección “Memorias musicales colombianas”, con temas de grandes com-positores colombianos. El proyecto exploró acercamientos entre la música popular y la música sinfónica; la colección incluyó Cantemos Villancicos con la Filarmónica, Kraken Filarmónico, Misa de Requiem de Giuseppe Verdi y Orquesta Filarmónica de Bogotá es Colombia. Posteriormente a este trabajo se hizo una selección de obras sin-fónicas de compositores como Adolfo Mejía, José Rozo Contreras, Enrique Arturo Diemecke, Inocente Carreño, Alberto Ginastera y Alex Tobar.

Estas producciones han generado encuentros entre la música sinfónica, la música regional y el pop rock; entre las que se mezclan gracias a la creatividad de los arreglistas colombianos, violines con tamboras y zampoñas, al igual que chelos, clarinetes, bajos eléctri-cos, pianos y las maracas.

1.4. Una orquesta con vocación pedagógica

El ejercicio pedagógico fue uno de los principales propósitos que se trazó la Orquesta Filarmónica de Bogotá, con el fin de ofrecer un espacio para la práctica orquestal. Durante los primeros años, se creó la Orquesta Didascálica, conformada por veteranos de la Orquesta y músicos jóvenes. Esta decisión fue retomada recientemente con la conformación de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Bogotá que


desarrolla una amplia actividad en las instituciones educativas dis-tritales, en el proyecto Jornada 40 horas.

Pocos años después la OFB creó el programa Música para Todos, que divulgó la música sinfónica en Colombia y permitió el ingreso de la música clásica a los hogares colombianos con una clara orien-tación pedagógica.

Los Conciertos Didácticos son presentaciones de la Orquesta en colegios de la ciudad. Su objetivo es acercar a la comunidad educa-tiva al conocimiento de las familias de instrumentos de la Orquesta Sinfónica, al reconocimiento de sus timbres, a la ubicación que tienen en el escenario, a los formatos y repertorios, al papel que cumple el director, etcétera. Las estrategias pedagógicas, van desde el diá-logo directo con la comunidad, hasta el montaje de espectáculos, apoyados por las artes escénicas. Esto ha permitido fortalecer la apropiación y el acercamiento de la Orquesta con la población bo-gotana, logrando formación, sensibilización y difusión de la música. Por otra parte, el programa de Maletas Pedagógicas nació gracias al éxito de estos Conciertos Didácticos en los colegios distritales; el interés que despertó la música dio paso a la construcción de esta Maleta, en cuyo diseño participaron psicólogos, neurólogos, comu-nicadores y músicos.

En la puesta en marcha del proyecto Música de la OFB pa-ra la Jornada Única, ha iniciado la formación musical de niñas, niños, adolescentes y jóvenes de colegios distritales con base en prácticas colectivas de coro, ensamble de percusión, orquesta y banda sinfónica, en niveles de iniciación, apropiación, desarrollo creativo musical y atención de talentos especiales. Con un trabajo sostenible, la Orquesta Filarmónica de Bogotá, impulsa la política cultural en el sector educativo, vinculando profesores con forma-ción musical, manteniendo y aumentando la intensidad horaria del programa.

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El 17 de octubre de 2013, con ocasión de la reinauguración de la sala Otto de Greiff y bajo la coordinación del maestro Francisco Hoyos, se presentó la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara de Bogotá, semillero de músicos jóvenes que harán presencia en las instituciones educativas distritales, favorecidas con formación ar-tística y musical, en la puesta en marcha del proyecto del Plan de Desarrollo de la Bogotá Humana que busca Reducir las brechas de calidad en la educación a partir de la ampliación de una oferta de educación incluyente y de calidad.


Observatorio de Culturas: ¿Cuándo surge la Orquesta Filarmónica de Bogotá?

David García: Se habla del surgimiento de la Orquesta Filarmónica en agosto de 1967 porque en ese año se firmó el Acuerdo 71 del Concejo de Bogotá de 1967 que le daba razón jurídica, pero la Orquesta Filarmónica de Bogotá nació el 25 de enero de 1966. Fue la reunión de los músicos que, con el apoyo de Jaime Glottman, se constituyó como Fundación Filarmónica Colombiana, de la cual salió la Orquesta. En cuanto al proyecto de Acuerdo, fue presentado por el concejal Carlos Daniel Roca, con ponencia favorable del concejal Antonio Ordoñez Ceballos. La Junta Directiva de la Fundación la presidía el magistrado Carlos Medellín Forero.

OC: Pero, ¿cuándo empezó a presentarse como tal?DG: La Orquesta inició actividades con la realización de un con-

cierto a comienzos de 1966 en el Teatro Colombia, hoy Jorge Eliécer Gaitán y en septiembre ya estaban quebrados. En esa época, el apo-yo para la música sinfónica dependía del Ministerio de Educación, que tenía poca plata y la poca plata que había era para la Orquesta Sinfónica Nacional. Entonces decidieron buscar apoyo con la em-presa privada, algo se consiguió, pero luego se agotó esa fuente, la Fundación se fue endeudando hasta que el presidente de la Junta y representante legal, el magistrado Carlos Medellín, cubrió las deudas

2. Entrevista del Observatorio de Culturas a David García,

actual director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá

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existentes y dijo: “¡hasta aquí llegamos!”. Pese a esta difícil situación de sus fundadores, Raúl García y Mario Posada, no se resignaron a dejar morir este bello proyecto e iniciaron un trabajo de gestión en el Concejo de Bogotá con Carlos Daniel Roca, Carlos Bula, María Eugenia Rojas y otros. El ponente del Acuerdo fue un concejal liberal que había sido músico, Antonio Ordóñez. El Acuerdo simplemente aprobó un presupuesto anual y ese año le hizo la asignación. Eso fue vital. Su origen fue la Fundación Filarmónica Colombiana, agrupa-ción sin ánimo de lucro que entre sus objetivos estaba la formación de una nueva orquesta.

OC: Esto quiere decir que estamos próximos a los cincuenta...DG: Efectivamente. El 25 de enero de 2016 la orquesta cum-

plirá cincuenta años. Si bien la fecha le corresponde a la próxima administración, el presupuesto para la celebración será de la Bogotá Humana. Entonces, vamos a empezar hacer unos festejos desde an-tes, y el 25 de enero se hará la gran fiesta del cincuenta aniversario.

OC: Cuando uno habla de la OFB la mayoría de la gente piensa en la Orquesta, pero la OFB es la entidad. ¿Cómo evitar esa confusión? ¿O no importa?

DG: Lo que ocurre es que la gente cree que la tarea de la OFB se limita únicamente a lo relacionado con la agrupación musical. Como ya expliqué, inicialmente, se creó la Fundación Orquesta Filarmónica Colombiana de la cual salió la Orquesta Filarmónica propiamente dicha. La gallina y el huevo, el huevo y la gallina. La Fundación, la entidad, le da vida a la Orquesta y la Orquesta le da vida a la entidad. Es una relación simbiótica, inseparable. La confu-sión es buena, no hay problema. Hoy en día, la entidad no es solo una orquesta, sino seis agrupaciones creadas en la Bogotá Humana: Orquesta Filarmónica Juvenil, Orquesta Filarmónica de Cámara, Orquesta Filarmónica Juvenil de Vientos, Coro Filarmónica Juvenil y Coro Filarmónica Infantil.


OC: Bueno, entendido... Porque si usted, maestro García, que es actual-mente el director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, de la OFB, pero no el director de la orquesta de músicos, me dice que no hay problema pues no hay problema. ¿Qué pasó después de la renuncia de Carlos Medellín?

DG: Después de Medellín estuvo Belisario Betancur como pre-sidente de la Fundación y fue vital en la junta directiva en esos años de crisis para sacar adelante a la Orquesta. Después la Orquesta fue solamente la Orquesta Filarmónica de Bogotá con una cantidad de proyectos musicales y culturales. Más tarde se le añadieron un poco de actividades a la OFB hasta el punto que se convirtió principalmente en productora de festivales. Eso ocurrió al final de la administración de Lucho Garzón y durante el comienzo de la administración de Samuel Moreno.

OC: Pero ese trabajo de producción de los festivales pasó a IDARTES...DG: Si, pero en el tránsito de Lucho a Samuel desmembraron

la OFB, buena parte de la actividad musical de la OFB pasó a IDARTES, lo cual, desde el punto de vista administrativo pudo te-ner un sentido, pero no desde el punto de vista de política cultural. Con ese divorcio, se separó la música clásica de las músicas popula-res. Hoy en día, ese tipo de separaciones son inconvenientes. En los países de América Latina con mayor desarrollo musical esas dicoto-mías no existen. Le pongo como ejemplo el caso de los cubanos. Un músico popular cubano es formado en conservatorio. Pasa igual con los brasileños, con los venezolanos... Cuando estuve en Viena pude apreciarlo claramente. No había músico venezolano que llegara allí, fuese director, violinista o lo que fuese, que no estuviese compene-trado con la música popular; en esos países con alta cultura musical los músicos se mueven en las dos aguas, lo clásico y lo popular. Eso es vital en la formación de los músicos. Esto es una preocupación nuestra en el sector de cultura. Sigo creyendo que esta separación es un problema para la política musical de esta ciudad, entonces los

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músicos populares no se forman y los clásicos terminan viviendo en una torre de marfil, temen “contaminarse” de la música popular.

OC: Claro, porque parte fundamental de la función de la OFB es la formación musical...

DG: La Orquesta tuvo, hasta 1991, la orquesta didascálica, conformada por los más veteranos, los maestros, y por jóvenes apren-dices. El propósito de la orquesta didascálica era mantener un espacio de tránsito hacia la Orquesta profesional. Como aquí no existe una orquesta que les permitiese a los estudiantes hacer una práctica or-questal de alta intensidad, así como el rural para un médico, entonces se creó la orquesta didascálica. Después, acabaron con ese espacio. La parte pedagógica fue suplida con los conciertos didácticos...

OC: O sea que se desmejoró la formación musical...DG: Vuelvo al principio. Los países donde están surgiendo mú-

sicos con un alto nivel musical —y se puede hablar de generaciones de músicos—, son los países en donde se ha logrado una simbiosis entre la formación de la música clásica, culta, académica, como la quieran llamar, y las músicas populares. Las músicas populares de cada país inciden mucho en la formación del músico, es casi como aprender un idioma: uno puede aprender a cantar en alemán y has-ta articularlo bien, pero es difícil que se pueda compenetrar con el espíritu musical germano. Pero las composiciones populares colom-bianas o latinoamericanas tienen un lenguaje mucho más cercano para los músicos colombianos. Su sola interpretación significa un gran impulso en su formación y en su desarrollo profesional. Eso lo ve uno con mucha nitidez en la OFB, en el colectivo y en cada uno de los músicos. ¿Cómo fue que la OFB se ganó el Grammy? Por haber interpretado a Zumaqué, a Lucho Bermúdez, a la música popular colombiana, no fue por interpretar a Mozart, ni a Beethoven que le dieron el premio, sino por haber grabado ese repertorio popular en un momento que, coincide con un alto nivel de la orquesta.


En Bogotá existe el Conservatorio Nacional de Música que per-tenece a la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, existen también varias escuelas de música en las universidades, pero uno ve a muy pocos músicos moverse en las aguas populares y los que lo hacen es más por iniciativa propia.

OC: ¿Y la Academia Superior de Artes de Bogotá?DG: La ASAB que antes fue del sector Cultura, actualmente

pertenece a la Universidad Distrital, tenía ese espíritu de articular la formación musical en esos dos sentidos, la música popular y la música académica. Quizás por eso nuestra Secretaria de Cultura, que fue directora de la ASAB entiende este problema claramente, pero hace falta que todo esto sea política musical de la ciudad.

OC: La reforma administrativa del 2006 juntó cultura con recreación y deporte. ¿Cómo le ha parecido a usted esta alianza?

DG: Complicada. Partiendo de la base de que la cultura ya abarca muchos campos, nos juntaron con otro sector que comprende temas y actividades que están muy alejados en la vida real. Los artistas y los deportistas —ambos muy respetables— no son muy afines en términos sociales. El campo cultural es de suyo bien complejo, las actividades relacionadas con lo patrimonial son bien distintas a las actividades relacionadas con las artes..., el mismo campo artístico es muy diferente entre sí. La plástica, la literatura, la música, son a veces actividades artísticas que viven separadas.

OC: Pero tienen o pueden tener muchos puntos de contacto. En el uni-verso de las artes audiovisuales, del cine ve uno mucha confluencia de varios campos artísticos...

DG: Si, eso es claro, por ejemplo, en Brasil donde, de manera sistemática, tienen escuelas de formación artísticas que mezclan di-ferentes disciplinas... En México está el reconocido pianista Heberto Castillo dentro del ciclo permanente de Jazz, Tangos y Ritmos Latinoamericanos; lo que le enseña a la gente pasa por la danza, el

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teatro y la música y los músicos que salen de ahí son espectaculares, él mismo es un genio, toca varios instrumentos y los toca muy bien y ha introducido a los jóvenes dentro de un método de formación mucho más vivencial, más ecléctico, acudiendo a varias artes y el resultado es maravilloso... En cambio aquí en Colombia se ha elevado la formación académica a una categoría de intocable y las culturas populares a lo contrario, a lo informal, a lo manoseable, a lo vulgarizable.

OC: ¿Y por qué ese divorcio?DG: Tiene que ver con una concepción colonial de la cultura y

del conocimiento. Vaya a la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia y pregunte por el currículo de la carrera de Filosofía y le pasan a uno un currículo que debería llamar-se Filosofía Europea. Estudio de pensamiento latinoamericano no existe. Quizás solamente en la Santo Tomás que desde hace 10 o 15 años tiene una cátedra de pensamiento filosófico latinoamericano...

OC: Y eso ¿qué tiene que ver con la cultura o con el arte?DG: Mucho. En la vida real no existe la separación entre filo-

sofía y literatura, menos en América Latina. Borges, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Alfonso Reyes, Max Henríquez Ureña, han ejercido en toda su obra literaria una relación estrecha con el pensamiento filosófico y utilizan las categorías filosóficas. Incluso han hecho en-sayos, buenos ensayos filosóficos. Pero en la formación académica, en las estructuras educativas formales, esa simbiosis no existe. A uno le enseñan literatura o filosofía. La figura estelar de los hombres de letras latinoamericanos no se refleja en esa estructura académica que separa, divide el pensamiento, la creación y la expresión. Es una he-rencia europea, por eso los casos de pensadores europeos que tienen una unidad litero-filosófica son bien escasos: Humberto Eco, Italo Calvino, Schopenhauer, Kierkegaard, Sartre, Yourcenar, de Beauvoir, son pocos. En cambio, en América Latina, el conocimiento de la realidad se ha hecho más a través de la literatura que de la filosofía.


OC: ¿Y qué pasa entonces con la música clásica en Bogotá y en Colombia?DG: Insisto. Desde los cultores de la música clásica ha habido

un menosprecio por las culturas populares y eso se refleja en las políticas culturales. En el campo de las artes el mayor desarrollo lo hemos tenido en el teatro, en la literatura, en la pintura y en los últimos años en la música popular que, además, aprendió a hacer mezclas. En Latinoamérica está el grupo boricua de Don Perignon, con músicos que han logrado mezclas interesantes; un caso similar es el de Shakira que acude a otros tipos de elementos y otros mú-sicos de Colombia que han sobresalido; el mismo Carlos Vives que mezcló algunas cosas del Pop, del Rock del Vallenato... pero no es la música clásica la que nos ha dado renombre. Rafael Puyana, Carlos Villa y..., pare de contar. Son esfuerzos individuales, porque Puyana estudió en París, Carlos Villa estudió en New York, no se les puede considerar productos artísticos colombianos.

OC: Pasando a otro tema, ¿qué hace usted, una persona tan comprome-tida con un gobierno y con un programa que pretende superar la segregación socioeconómica en una entidad elitista como la Orquesta Filarmónica?

DG: Hay que ponerle comillas a la palabra elitista. En cualquier grupo humano siempre puede conformarse una élite, una minoría de personas que se desenvuelve en un espacio pequeño y cerrado. Las élites no son simples expresiones de los niveles socioeconómi-cos altos... También se puede conformar una élite con los vecinos del barrio Caracolí de Ciudad Bolívar, con una minoría escogida y en un espacio pequeño de donde no sale nunca. En ese sentido la Orquesta Filarmónica no ha sido ni es una entidad elitista. La Orquesta Filarmónica sale a los territorios, busca el público, no se restringe, interpreta repertorios para complacer a todos los públicos posibles. El carácter elitista está marcado en cómo se lleva a cabo una determinada actividad. Y en el campo de la música lo determina para quién se toca, dónde se toca, qué se toca... La idea de la OFB ha

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sido siempre vincular al gran público. Y frente a la pregunta ¿Qué hago yo aquí?, le respondo: en parte la vida me trajo a la dirección de la Filarmónica, por mi historia personal y por el vínculo con la orquesta. Yo soy testigo excepcional de la Fundación de la Orquesta Filarmónica, de su consolidación como una de las entidades más importantes del país y fue esa relación la que me trajo. También, por supuesto, estamos en una administración que con la que hay empatía en los propósitos que debe tener la Orquesta Filarmónica, para quién tocar y cómo hacerlo.

OC: Eso de que la Orquesta Filarmónica es una orquesta de la ciudad, ¿es un eslogan?, ¿una conveniencia?, ¿o un accidente?

DG: No. La Orquesta Filarmónica es de Bogotá por algo entra-ñable. Desde su origen. Fue el producto de una situación política, cultural y social muy específica, muy de los años sesenta. De búsque-das y también de compromisos. Mientras que la orquesta tradicional de música clásica, la Orquesta Sinfónica de Colombia, tocaba solo en el Colón, surgieron otros músicos que entendieron que había que sacar la música clásica de los ámbitos puramente cortesanos. En esas búsquedas y en esos compromisos con la ciudad y con el país nació, la Orquesta Filarmónica. Su unión con la población y con el territorio es una marca de origen. Ni eslogan, ni conveniencia, ni accidente. Así nació, con ese espíritu de ser una orquesta para la ciudad, una orquesta de frac y bota pantanera. En una época donde salir a los barrios se hacía con tremendas dificultades económicas y logísticas. Si, la Orquesta tuvo desde el inicio un vínculo con la ciudad, su espí-ritu de responsabilidad social explica el apoyo que tuvo la Orquesta de muchos sectores políticos. Fue un milagro, un fenómeno único en Colombia y quizás en América Latina, una agrupación sin dis-tingos de corrientes ideológicas. Por ello, siempre ha habido apoyo a la Orquesta Filarmónica así unos sectores la hayan apoyado más que otros pero, en general, ha habido un vínculo de responsabilidad


política de todos hacia la OFB, caso único de todas las entidades cul-turales en el país, cosa que no ha pasado a nivel nacional, acabaron con la Sinfónica, acabaron con la Banda Nacional...

OC: Y eso que usted menciona, ¿se refleja en el presupuesto?DG: Claro que sí. La OFB, tiene aproximadamente 34.000 mi-

llones de pesos de presupuesto, más o menos, dependiendo de la Administración Distrital y de lo que apruebe el Concejo Distrital. Mientras que la Sinfónica Nacional de hoy, tiene 5.000 millones de pesos de presupuesto y sobrevive con muchas dificultades. La clave es mantener un vínculo real con la población, no solamente para llenar estadísticas de asistencia que justifiquen la asignación presupuestal. Por ello no basta ir a los parques o a las iglesias de los barrios a tocar sin generar un vínculo real, permanente y continuo con las localidades.

OC: Pero se ha dicho que la OFB es una orquesta muy de Teusaquillo…DG: Eso ha sido parcialmente cierto. Más antes que ahora. Claro,

no basta hacer conciertos en los espacios no convencionales, parques e iglesias, que son los únicos escenarios posibles en muchos territorios de la ciudad. No basta ir a los barrios pobres a entretener a la gente con algo que para ellos era inaccesible, si no se tiene una proyección de continuidad, seguir alimentando el apetito artístico que genera el descubrimiento de una orquesta de alta calidad y la interpretación de piezas musicales que al llegarle a la gente, en vivo y en directo, generan nuevas percepciones, nuevos sentidos, nuevas emociones, nuevas aperturas al conocimiento. No basta abrir la puerta, hay que mantenerla abierta. Porque el objetivo de la Orquesta es el gran público bogotano en donde —dicho sea de paso— también están incluidas las personas que habitan los estratos 5 y 6. Como dice el crítico Emilio Sanmiguel “se debe invertir en las clases altas colombianas que bastante falta les hace”. Por ir adonde los pobres no podemos dejar de lado a los ricos. Tampoco hay que segregarlos.

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OC: He oído que ha habido dificultades con los músicos, con su sindicato...DG: Afortunadamente en su historia la Orquesta Filarmónica le

abrió un espacio de diálogo a los músicos para que formaran parte del procesos de toma de decisiones. En la historia de la Filarmónica surgió, a finales de los setenta, el sindicato que hoy se llama ASPROFIBO, cuya existencia ha sido muy importante para la Orquesta. Esos músicos y los líderes del sindicato vivieron el proceso de crecimiento y fundación de la orquesta y, por ello, entienden la dificultad de formar una orquesta y como mantenerla. A lo largo de las distintas administraciones es natural que se hayan presentado conflictos, bien sea porque algunas administraciones no han tenido en cuenta la importancia de la OFB o porque han pretendido ir en contra de los derechos laborales que tienen los músicos. Pero se han superado todos esos conflictos, en buena parte porque el sindicato y la gran mayoría de los músicos quieren y defienden la Orquesta, sin renunciar a sus derechos como trabajadores. Existen muchos modelos de cómo funcionan las orquestas pero entre los más interesantes que he encontrado, señalo el de la Orquesta Filarmónica de Viena cuya Junta Directiva es formada en su gran mayoría por músicos de la propia orquesta, en un estilo de cooperativa. Aquí, el hecho de que los músicos sean parte de la institución es una garantía de continuidad y vida de la orquesta, no importa cuál sea la administración.

OC: El tema internacional es, ha sido y seguirá siendo muy importante para Bogotá, por su responsabilidad como capital y su potencial como metró-poli. Ahí, ¿qué papel juega la OFB?

DG: El año pasado hicimos una gira por Lima, Guayaquil, Quito, allí se hicieron algunas relaciones muy interesantes. En años anterio-res la OFB estuvo en China, en Rusia, en Estados Unidos. A mí me parece de capital importancia que la Orquesta establezca vínculos más continuos con los países que están alrededor de nosotros, esta ve-cindad geográfica hay que convertirla y desarrollarla como vecindad cultural, que ya existe como tal en ancestros, idiomas, costumbres…


OC: Usted habló de la vocación pedagógica de la Orquesta. En la actual administración, la educación pública, la Jornada 40 horas, representan un gran desafío. ¿Cómo está afrontando la Orquesta ese desafío?

DG: Sí. La OFB ha tenido una vocación pedagógica desde siem-pre. El programa “Música para Todos”, fue la primera experiencia de educación musical masiva en el país cuyo objetivo era no solo mostrar lo que hacía la Orquesta. Se trataba de educar el público con la música que hacía la Orquesta; ese programa tenía un momento donde el director explicaba la obra, la historia de compositor, la época de su creación, etcétera. Ganó un premio y fue un precursor en ese tipo de programa. La Orquesta ha tenido siempre los con-ciertos didácticos en los colegios para enseñar cómo funciona la orquesta mediante el diálogo con los estudiantes; este programa se ha mantenido en el tiempo. Después la Orquesta creó un instru-mento “La Maleta Pedagógica”. Se trata de un software con un libro que le facilita a cualquier profesor, sea de geografía, matemáticas o historia, a enseñar los rudimentos de la música. Aunque no sea un instrumento para formar músicos, ni para enseñarle a los músicos a dictar clases de música, juega un papel importante. Algo similar a lo que hizo en la China el movimiento de los médicos quienes, ante la imposibilidad de dar una respuesta de enseñanza sanitaria ele-mental de carácter masivo, en un país populoso y extenso, empezó a educar a los campesinos y a los obreros con el Manual del Médico Descalzo, un vademécum popular, que le permitió a mucha gente no profesional hacer un primer diagnóstico y un primer tratamiento. “La Maleta Pedagógica” tiene ese mismo sentido: si no podemos tener profesores de música en todas partes, por lo menos ayudarle a los profesores que están para que le den una orientación básica a los niños. Hoy en día la orquesta está dando clases de música a 8.000 niños de los colegios distritales, es decir, a aquellos que histórica-mente no tenían acceso a la música.

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3. Anexos3.1. Anexo 1: Bogotá y la música.

Estadísticas del Observatorio de CulturasPORCENTAJE DE PERSONAS, POR LOCALIDADES, PARA QUIENES LAS ARTES SON IMPORTANTES EN SUS VIDAS

TABLA 1NOTA: Importancia de las artes=suma de opciones “muy importante”

Arte en general Literatura Cine Música Pintura Danza Teatro

Promedio Bogotá 78,29% 77,33% 74,93% 85,51% 69,97% 72,55% 69,93%

Usaquén 83,95% 81,16% 79,28% 89,21% 79,05% 79,77% 77,51%

Chapinero 74,60% 74,99% 73,26% 78,16% 70,00% 67,85% 68,56%

Santafé 79,13% 75,41% 73,46% 82,84% 66,91% 69,09% 68,55%

San Cristóbal 81,59% 72,56% 72,62% 81,90% 63,90% 74,77% 67,70%

Usme 72,96% 71,22% 70,83% 79,94% 66,19% 68,32% 66,18%

Tunjuelito 72,97% 72,87% 71,17% 77,88% 61,36% 65,14% 61,41%

Bosa 80,99% 74,64% 75,34% 84,97% 70,85% 70,37% 70,75%

Kennedy 75,07% 76,88% 80,82% 86,92% 66,03% 68,62% 64,08%

Fontibón 79,00% 79,61% 78,82% 86,67% 69,11% 71,81% 72,09%

Engativá 76,17% 73,28% 68,58% 85,36% 69,78% 73,39% 69,43%

Suba 77,91% 81,68% 71,25% 86,21% 69,32% 74,89% 70,04%

Barrios Unidos 84,27% 82,95% 80,21% 87,65% 76,92% 73,61% 76,38%

Teusaquillo 83,27% 83,91% 82,14% 86,83% 77,79% 79,10% 80,55%

Los Mártires 76,76% 76,24% 80,48% 82,63% 65,76% 72,66% 66,25%

Antonio Nariño 71,04% 74,52% 73,41% 83,97% 63,59% 69,72% 63,23%

Puente Aranda 81,34% 82,53% 85,39% 91,05% 72,z17% 76,81% 70,70%

La Candelaria 84,23% 84,61% 84,23% 89,84% 74,02% 75,58% 77,52%

Rafael Uribe Uribe 80,04% 79,00% 74,07% 85,28% 72,45% 72,91% 75,08%

Cuidad Bolívar 78,59% 76,28% 71,67% 86,57% 74,13% 71,70% 71,48%

Fuente: SCRD, Observatorio de Culturas, Encuesta Bienal de Culturas 2013, pregunta 53 1eros. % más altos 2os. % más altos


PORCENTAJE DE PERSONAS, POR LOCALIDADES, PARA QUIENES LAS ARTES SON INDISPENSABLES EN SUS VIDAS

TABLA 2NOTA: Indispensable=Opción: “muy importante”

Arte en general Literatura Cine Música Pintura Danza Teatro

Promedio Bogotá 27,01% 24,69% 25,62% 34,13% 21,24% 23,12% 22,05%

Usaquén 35,60% 27,57% 26,90% 40,59% 24,92% 30,35% 29,40%

Chapinero 38,31% 35,90% 37,30% 38,93% 29,56% 28,23% 30,89%

Santafé 27,87% 26,76% 25,24% 37,36% 22,34% 22,07% 24,24%

San Cristóbal 22,51% 21,43% 22,18% 35,48% 19,01% 23,64% 18,99%

Usme 24,19% 19,64% 23,54% 28,93% 17,85% 19,27% 19,73%

Tunjuelito 20,74% 20,14% 18,91% 27,09% 14,76% 17,01% 15,82%

Bosa 28,24% 25,29% 26,22% 32,94% 21,97% 23,61% 21,81%

Kennedy 16,50% 17,64% 21,54% 30,05% 12,26% 16,22% 14,97%

Fontibón 27,32% 27,10% 27,65% 34,06% 21,31% 22,09% 23,02%

Engativá 33,54% 30,78% 33,72% 46,06% 27,91% 31,13% 28,31%

Suba 23,62% 22,65% 20,60% 27,05% 20,80% 20,96% 21,10%

Barrios Unidos 33,31% 28,46% 28,27% 35,97% 27,66% 23,03% 23,86%

Teusaquillo 38,44% 35,47% 34,73% 40,13% 28,42% 28,99% 30,47%

Los Mártires 24,58% 24,37% 26,98% 30,96% 19,02% 20,10% 17,94%

Antonio Nariño 24,17% 24,31% 22,32% 28,66% 17,48% 19,95% 17,50%

Puente Aranda 23,99% 22,62% 26,68% 34,39% 19,90% 22,37% 18,63%

La Candelaria 37,28% 34,64% 31,76% 37,66% 33,51% 29,90% 30,78%

Rafael Uribe Uribe 30,92% 30,67% 28,69% 36,11% 26,67% 26,00% 26,38%

Cuidad Bolívar 30,44% 23,27% 24,37% 33,26% 20,44% 22,14% 20,06%


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PORCENTAJES DE PERSONAS, POR LOCALIDADES, QUE DIJERON ASISTIR EN EL ÚLTIMO AÑO A ACTIVIDADES ARTÍSTICAS O CULTURALES

TABLA 3Exposiciones

de arteTeatro o títeres

Actividades culturales

en librerías

Danza en vivo

Cine Lectura de obras literarias

CircoSitios y zonas

históricas

Cuentería en vivo

Conciertos música clásica

Población que dijo asistir en el último año a conciertos de música clásica

Promedio Bogotá

24,0% 30,4% 20,5% 29,2% 56,7% 17,7% 20,7% 45,0% 21,7% 13,0% 779.037

Usaquén 32,2% 39,7% 30,6% 32,8% 61,8% 26,6% 24,3% , 27,4% 21,9% 87.643

Chapinero 36,8% 40,6% 26,8% 33,5% 57,1% 26,8% 24,2% 50,0% 33,1% 32,8% 39.186

Santafé 30,9% 39,1% 21,7% 34,9% 54,2% 19,0% 19,8% 50,5% 25,9% 15,0% 11.758

San Cristóbal 17,1% 21,0% 12,7% 25,7% 43,5% 12,5% 13,9% 34,3% 15,0% 9,5% 29.562

Usme 17,6% 25,9% 16,9% 26,2% 47,0% 15,6% 19,8% 37,8% 20,3% 10,4% 31.523

Tunjuelito 23,0% 25,3% 18,9% 31,8% 47,6% 19,6% 23,4% 36,7% 21,1% 12,8% 20.338

Bosa 16,9% 22,5% 17,5% 21,6% 46,5% 15,6% 23,4% 33,5% 16,9% 7,6% 34.960

Kennedy 22,3% 30,0% 16,7% 25,8% 62,6% 15,1% 18,3% 49,2% 18,7% 9,9% 80.112

Fontibón 24,6% 30,6% 20,8% 27,4% 57,4% 16,8% 19,0% 47,4% 23,5% 11,2% 32.270

Engativá 31,3% 34,8% 24,6% 40,4% 64,8% 20,5% 16,9% 51,7% 25,0% 14,1% 98.120

Suba 20,6% 26,8% 17,0% 21,9% 61,8% 15,1% 26,1% 40,0% 17,1% 10,0% 89.513

Barrios Unidos

31,7% 37,4% 26,1% 34,6% 57,6% 21,4% 19,4% 58,1% 27,4% 18,7% 36.985

Teusaquillo 50,8% 56,0% 37,8% 43,6% 69,9% 30,1% 23,2% 64,5% 36,1% 35,7% 46.962

Los Mártires 23,0% 28,3% 15,8% 26,9% 58,2% 14,7% 17,5% 44,4% 19,4% 12,6% 10.242

Antonio Nariño

22,6% 32,4% 15,7% 26,1% 56,1% 15,9% 19,9% 50,3% 23,0% 14,2% 12.044

Puente Aranda

22,5% 28,8% 13,7% 29,9% 61,2% 8,9% 12,3% 51,5% 22,0% 8,7% 17.703

La Candelaria 33,3% 39,8% 26,5% 33,1% 54,6% 24,6% 19,6% 53,8% 29,4% 19,7% 3.644

Rafael Uribe Uribe

21,1% 30,1% 19,2% 30,7% 45,8% 17,5% 21,5% 39,1% 23,3% 12,4% 35.916

Cuidad Bolívar

18,5% 29,0% 25,7% 32,3% 50,0% 18,6% 22,9% 39,5% 23,7% 12,5% 60.559



TABLA 4

COMPARACIÓN ENTRE 2011 Y 2013 DE LA VALORACIÓN DE LA IMPORTANCIA DE LA MÚSICA POR PARTE DE LOS

RESIDENTES EN LAS LOCALIDADES PARA DETERMINAR EL CRECIMIENTO PORCENTUAL DE ESA VALORACIÓN

EBC 2011 2013 CRECIMIENTO PORCENTUALLOCALIDAD MI+I MI+I

Puente Aranda 76,84% 91,05% 18,49%

La Candelaria 85,93% 89,84% 4,55%

Usaquén 87,57% 89,21% 1,87%

Barrios Unidos 86,11% 87,65% 1,78%

Kennedy 79,79% 86,92% 8,93%

Teusaquillo 87,54% 86,83% -0,81%

Fontibón 86,42% 86,67% 0,29%

Ciudad Bolívar 78,63% 86,57% 10,09%

Suba 79,40% 86,21% 8,58%

Promedio Bogotá 82,46% 85,51% 3,70%

Engativá 85,22% 85,36% 0,16%

Rafael Uribe Uribe 80,98% 85,28% 5,31%

Bosa 84,94% 84,97% 0,03%

Antonio Nariño 89,08% 83,97% -5,74%

Santafé 87,98% 82,84% -5,84%

Los Mártires 89,81% 82,63% -7,99%

San Cristóbal 81,28% 81,90% 0,77%

Usme 81,08% 79,94% -1,40%

Chapinero 92,17% 78,16% -15,20%

Tunjuelito 73,46% 77,88% 6,01%

NOTA: Resultados obtenidos de las sumas de las opciones “muy importante” e “importante” (MI+I) correspondientes a la pregunta 53, opción D, ¿qué tan importante es en su vida la música?

Fuente: Encuesta Bienal de Cultura 2011, Encuesta Bienal de Culturas 2013, pregunta 53 en ambas, SCRD, Observatorio de Culturas

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3.1. Anexo 2: GlosarioEl Observatorio ha considerado pertinente hacer una breve

referencia a distintos apellidos que ha tenido la música. Los más co-munes, clásica, culta, popular y folclórica; con el fin de que el lector haga una reflexión crítica sobre sus significados e implicaciones.

Música clásica: generalmente se define como música clásica a la interpretada por instrumentos sinfónicos. El término aparece por primera vez en 1836, en el Oxford English Dictionary, y hace referencia a las composiciones europeas de mediados del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX. Es la música del llamado periodo clásico (1750-1820).

Música culta: toda música es producto de una cultura, es de-cir, de un conjunto de ideas, creencias y expresiones artísticas que caracterizan un pueblo, grupo humano o grupo étnico; lo que sig-nifica una redundancia al hablar de “música culta”. Sin embargo, hay quienes llaman música culta a la música clásica, lo cual tiene una doble connotación segregadora, en cuanto separa pueblo de cultura y también porque hace de la música clásica una propiedad excluyente y exclusiva de las élites “cultas”.

Música popular: según el experto musicólogo británico Philip Tagg, La música popular, a diferencia de la música culta, es concebida para ser distribuida de forma masiva, y frecuentemente a grupos grandes y socio culturalmente heterogéneos. Es distribuida y almacenada de forma no escrita. Solo es posible en una economía monetaria industrial donde se convierte en una mercancía y, en sociedades capitalistas, sujetas a las leyes del libre mercado, según la cual idealmente debe vender lo más posible, de lo menos posible, al mayor precio posible. Esta interesante definición es también segregadora porque lo popular corresponde a un agrupa-miento de diferentes géneros musicales con el fin de diferenciarlos de la llamada música culta.


30

Música folclórica: existe una diferencia clara entre la música popular y la música folclórica; esta última, consiste en expresiones de culturas campesinas e indígenas de regiones apartadas de las ciudades. Así mismo, en algunos casos se presentan mixturas entre música folclórica y música popular, que en la mayoría de los casos hacen parte de las nuevas propuestas de fusión musical que se dan en las ciudades.

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3.3. Anexo 3: Ficha técnica EBC2013


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