Boletín Guadalupano, Febrero de 2016

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BOLETÍN 2016 1

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Publicación Mensual Gratuita de la Basílica de Santa María de Guadalupe

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    SUMARIO

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    BIENVENIDO SANTO PADRE FRANCISCOCango. Dr. Eduardo Chvez Snchez

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    Nmero 179 Ao XVI Febrero 2016.

    ESBOZO DEL PENSAMIENTO PASTORAL DEL PAPA FRANCISCO Cango. Lic. Juan Castillo Hernndez

    SANTA MARA DE GUADALUPEDANZA DE ALEGRACango. Dr. Eduardo Chvez Snchez

    BIOGRAFA DEL PAPA FRANCISCOMara de Guadalupe Gonzlez Pacheco

    Portada:Bienvenido Santo Padre FranciscoVisita a Mxico, febrero, 2016.Derechos reservadoslosservatore romano.

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    EXPLICACIN DEL ESCUDOMISERANDO ATQUE ELIGENDO(Informacin tomada del Sitio Web vatican.va)

    13MORELOS,LOS LTIMOS DAS Y SU PASO POR EL POCITO Dra. Ana Rita Valero

    26BREVES

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    HISTORIA DEL TEMPLO DEL POCITOCango. Dr. Gustavo Watson Marrn

    DIRECTORIOPRESIDENTE DEL BOLETN

    Cango. Mons. Enrique Glennie Graue

    DIRECTORCango. Juan Castillo Hernndez

    COORDINADORA GENERAL

    Lic. Mara Natividad Correa Beltrn

    JEFE DE FORMACIN

    Cango. Dr. Eduardo Chvez Snchez

    EDICIN Y CORRECCIN DE ESTILO

    Cinthia Huelgas Moreno

    FOTOGRAFADepartamento de Comunicacin

    Social Baslica de Guadalupe

    DISEADORPbro. Omar Sotelo Aguilar

    Ricardo Vzquez Hernndez

    COLABORADORES

    Cango. Dr. Eduardo Chvez Snchez Cango. Lic. Juan Castillo HernndezCango. Dr. Gustavo Watson Marrn

    Pbro. Lic. Alberto Medel OrtegaLic. Nydia M. Rodrguez Alatorre Lic. Marcela Vallecillo GmezLic. Carlos Ivn Arcila Berzunza

    Lic. Mercedes Aguilar LaraMara de Guadalupe Gonzlez Pacheco

    Ricardo Galindo Melchor

    FOTGRAFOS

    Lic. Marcela VallecilloCinthia Huelgas MorenoSilvia Paola Torres Lpez

    Luca ngela Aquino Rubio

    Boletn Guadalupano, revista mensual ao XVI nmero 179, Febrero de 2016. Editor Responsable: Mara Natividad Correa Beltrn. Nmero de Certificado de Reserva de De-rechos otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor 04-2004-102812475400-106. ISSN 2007-4603. Nmero de Certificado de Licitud de Ttulo y Nmero de Certificado de Licitud de Contenido otorgado por la Comisin Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretara de Gobernacin: 10545, Impresor: Edith Velzquez Martnez, Rinconada de los Juegos, edif. Matatena. No. 204 Col. Pe-dregal de Carrasco. C.P. 04700. Delegacin Coyoacn M-xico D.F. Domicilio de la Publicacin y Distribuidor: Baslica de Guadalupe A.R., Plaza de las Amricas No. 1 Colonia Villa de Guadalupe, Delegacin Gustavo A. Madero, C.P. 07050 Mxico, D.F. Telfono 5118-0500. www.virgendeguadalupe.mx. Queda estrictamente prohibida la reproduccin total o parcial de los contenidos de imgenes de la publicacin sin previa autorizacin de Boletn Guadalupano.

    LAS MARCAS DE FUEGO BIBLIOGRFICAS: UN SINFN DE MICROHISTORIAS EN CDIGOS CARBONIZADOSLic. Cinthia Huelgas Moreno

    JESS Y LA SAMARITANALic. Carlos Ivn Arcila Berzunza

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    Bienvenido Santo Padre Francisco, gracias por aceptar la invitacin de tantos mexicanos que desde haca mucho ardamos en deseos de que Su Santidad pudiera pisar esta tierra bendita de Dios; sabemos que dentro de todas las invitaciones Su Santidad ha teni-do a bien aceptar especialmente la invitacin de Santa Mara de Gua-dalupe, pues Ella bien sabe de su amor.

    Bienvenido Santo Padre Francis-co al lugar donde Dios eligi para encontrarse con todos los seres humanos, por medio de su madre Santa Mara de Guadalupe, para que escuchramos de sus propios labios maternales lo mucho que nos ama, tanto que Ella ha querido su casita sagrada, precisamente, en este lugar hmedo, salitroso, pe-dregoso y sin vida, para que triunfe el verdadersimo Dios por quien se vive, el Dueo del cielo y de la tie-rra, el Dios del amor y del perdn, el Dios de infinita misericordia.

    Bienvenido Santo Padre Francisco peregrino del amor, del perdn y de la paz; gracias por venir a darnos un testimonio claro y valeroso de

    BIENVENIDOSANTO PADRE FRANCISCO

    Cango. Dr. Eduardo Chvez Snchez

    EDITORIAL

    que Ella es el modelo de evangeli-zacin perfectamente inculturada, y que es verdad, Dios ha tomado la iniciativa para encontrarse con nosotros y espera de nosotros que salgamos de nuestro lugar para pal-pitar con el corazn del hermano, especialmente el ms necesitado, el ms abandonado, el ms despo-jado; para mover este corazn de piedra y hacer que palpite uno de carne que sepa amar al hermano.

    Bienvenido Santo Padre Francis-co al lugar donde se hace patente que Santa Mara de Guadalupe es nuestra Madre y que con Ella no hay nada qu temer, que Ella siempre est pendiente de nosotros para protegernos y cuidarnos; que Ella es la fuente de nuestra alegra y de nuestra felicidad que se hace plena cuando se comparte con el hermano como Su Santidad nos lo ha hecho ver; que Ella nos lleva en el mismo lugar de su Hijo amado, en el hueco de su manto, all, en su corazn, en el cruce de sus brazos.

    Bienvenido Santo Padre Francis-co al lugar en donde Su Santidad afirm y proclam al mundo en-tero, junto con los obispos de este maravilloso Continente America-

    no, que Santa Mara de Guadalu-pe preside, junto al humilde Juan Diego, el Pentecosts en nuestro Continente y que debamos se-guir el modelo de San Juan Die-go, laico humilde y obediente a Mara y a la Iglesia, y quien por medio de su intercesin se logr que el primer obispo de Mxico, fray Juan de Zumrraga, aprobara la edificacin de la casita sagra-da, hogar del Dios Omnipoten-te, que tanto deseaba la Virgen de Guadalupe y en cuyo centro est Jesucristo.

    Bienvenido Santo Padre Francisco, misionero del amor siempre alegre de Dios, sin temores, con una fe inmensa y constante en la miseri-cordia de Dios. Su Santidad que no ha dudado en depositar toda su vida en sus manos divinas de Padre y que nos impulsa a todos a hacer-lo tambin.

    Bienvenido Santo Padre Francisco a este lugar en donde Ella tanto de-seaba que viniera.

    Bienvenido Santo Padre Francisco a esta patria que Santa Mara de Guadalupe forj con el inmenso amor misericordioso de Dios.

    Bienvenido Santo Padre Francisco al lugar donde se hace patente que Santa Mara de Guadalupe es nuestra Madre y que con Ella no hay nada qu temer.

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    El Papa Juan Pablo II lo nombr

    Cardenal en el consistorio del

    21 de febrero de 2001.

    y teologa. Fue tambin prroco de la iglesia de San Jos, en la dicesis de San Miguel.

    Se fue luego a Friburgo, Alemania, a terminar su doctorado, y regres ms tarde a la Universidad del Sal-vador, y posteriormente a la iglesia de la Compaa de Jess, en Cr-doba, en donde fungi como con-fesor y director espiritual.

    Juan Pablo II lo nombr obispo ti-tular de Auca, y auxiliar de Buenos Aires, el 20 de mayo de 1992. Re-cibi la consagracin episcopal el 27 de junio de 1992, de manos del cardenal Antonio Quarracino, del nuncio apostlico, Mons. Ubaldo Calabresi, y del obispo de Merce-des-Lujn, Mons. Emilio Ogno-vich. Eligi como lema episcopal la frase: Miserando atque eligendo,

    De izquierda a derecha: El abuelo Juan, el pequeo Jorge y la abuela Rosa.

    La familia del Santo Padre Francisco de pie de izquierda a derecha: su

    hermano Alberto, el futuro Papa; su hermano Oscar, su hermana Martha.

    Sentados de izquierda a derecha su hermana Mara Helena, su madre

    Regina Svori, su padre Mario.

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    Es el primer Papa proveniente

    del continente americano, el

    primero no europeo y el primer jesuita.

    que conserva hasta la fecha. Par-ticip en la IX Asamblea general ordinaria del Snodo de los obis-pos, en octubre de 1994, que trat sobre la vida consagrada. El 3 de junio de 1997 fue nombrado arzo-bispo coadjutor de la misma di-cesis, y particip en la Asamblea especial para Amrica, del Snodo de los Obispos, que tuvo lugar en noviembre de ese ao. A la muerte del Cardenal Antonio Quarracino, fue nombrado arzobispo de la ca-pital de Argentina, el 28 de febrero de 1998.

    Fue tambin el obispo ordina-rio encargado de los fieles de rito oriental, residentes en Argentina, y canciller de la Universidad Ca-tlica de Argentina desde el 30 de noviembre de 1998.

    Fue relator general adjunto de la X Asamblea General Ordinaria del Snodo de los Obispos cuyo tema fue el episcopado en octu-bre de 2001. Particip tambin en la XI Asamblea general Ordinaria del Snodo de los obispos, en oc-tubre de 2005, que abord el tema de la Eucarista.

    El 9 de noviembre de 2005 fue ele-gido presidente de la Conferencia Episcopal de Argentina, reelegido en 2008, para terminar su man-dato en noviembre de 2011. Fue Presidente de la Comisin Episco-pal de la Universidad Catlica de Argentina.

    El Papa Juan Pablo II lo nombr Cardenal en el consistorio del 21 de febrero de 2001, titular de la iglesia de San Roberto Belarmino.

    A raz de la renuncia del Papa Be-nedicto VI Joseph Ratzinger particip en el cnclave para la eleccin de su sucesor. Y fue elegi-do Papa el 13 de marzo de 2013, a los 76 aos de edad. Inici su pontificado, unos das despus, el 19 de marzo de ese mismo ao, eligiendo ser nombrado Francisco. Es el Papa nmero 266 de la Iglesia Catlica. Es el primer Papa prove-niente del continente americano, el primero no europeo y el primer jesuita.

    Ha sido sacerdote durante 46 aos; obispo, durante 23; cardenal durante 12, y Papa durante 2.

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    ESBOZO DEL PENSAMIENTO PASTORAL DEL PAPA FRANCISCO

    Cango. Lic. Juan Castillo Hernndez

    FORMACIN Y ESPIRITUALIDAD

    Quo nomine vis vocari?, esta frase en latn significa con qu nombre quiere ser llamado?, dicha pre-gunta fue presentada al Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Arzobispo de Buenos Aires, Argentina, el 13 de marzo de 2013, en el segun-do da del Conclave, concluida la quinta votacin, cuando fue ele-

    gido Papa, sucesor de Benedicto XVI, quien recientemente haba renunciado al Pontificado, el 11 de febrero de ese ao; Vocabor Franciscus. ser llamado Francis-co, fue su respuesta. Por primera vez un romano pontfice elige la denominacin del Pobre de Ass, pues, aunque hubo varias interpre-taciones sobre el nombre que haba

    tomado para conducir a la Iglesia, el mismo Papa aclar que lo hizo en memoria de San Francisco de Ass, aquel sencillo fraile fundador de la Orden de los Franciscanos, en la Edad Media, quien se carac-teriz por su identificacin ntima con Cristo pobre, promotor de la paz, ya que, si por algo se le re-cuerda es por su oracin, pidien-

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    do ser instrumento de paz y por su amor a las creaturas, el Santo de la Ecologa. Dicho nombre ya anunciaba el programa de su pon-tificado, centrado en el anhelo de una Iglesia pobre y para los pobres, promotora de la paz y defensora de la ecologa, del cuidado de nuestro planeta, la casa comn, como l la llama; aunado a una espiritualidad de discernimiento, a la usanza de los Padres Jesuitas de la Compa-a de Jess, Orden de donde por primera vez surgi nuestro actual Papa. De hecho en su escudo pa-pal, que por cierto, es el mismo de su episcopado, aparece el emble-ma de dicha orden, en el centro se observa un sol resplandeciente rodeando al monograma de Cristo y la frase miserando atque eligen-do, lo mir con misericordia y lo eligi. Todos estos signos ya nos

    hablan de una espiritualidad surgi-da de un Pastor cercano a las per-sonas, a su pueblo, con un ardiente deseo de transmitir a Cristo y de ser protagonista en la renovacin de la Iglesia, la cual, debe hablar con la verdad y con el testimonio, sobre todo de pobreza. Un hom-bre de oracin y de profunda vida espiritual, marcado por un intenso deseo de servir a la humanidad, a semejanza de Jess, en la construc-cin de una nueva civilizacin, tan necesitada de signos profticos y de pastores coherentes con los cri-terios del Evangelio. En menos de tres aos de pontifi-cado, hemos experimentado gran-des sorpresas, ante las enseanzas, las actitudes y las exigencias que el Papa Francisco ha realizado y suge-rido. Sus discursos son breves, sen-

    Pastor cercano a las personas, a su

    pueblo, con un ardiente deseo

    de transmitir a Cristo y de ser

    protagonista en la renovacin de

    la Iglesia, la cual, debe hablar con

    la verdad y con el testimonio, sobre todo de pobreza.

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    El Papa propone una nueva etapa de la

    evangelizacin, marcada por el

    gozo de anunciar el Evangelio.

    cillos, muy claros y profundos. Los documentos que ha escrito tienen una marcada esperanza y el anhelo de despertar las conciencias de los fieles, seguidores de Jess, para que sientan la urgencia de vivir la fe con autenticidad, sin miedos y con mucha confianza en la presencia amorosa de Dios, el Padre mise-ricordioso, en medio de nosotros. La fe sabe que Dios se ha hecho muy cercano a nosotros, que Cris-to se nos ha dado como un gran don que nos transforma interior-mente, que habita en nosotros, y as nos da la luz que ilumina el origen y el final de la vida, el arco completo del camino humano (LF. 20). Esta fe debe ser transmi-tida con alegra, como fruto de una experiencia interior de encuentro con el Seor. El fiel que se ha en-contrado con Cristo no puede ser

    una persona triste, frustrada, con cara de funeral sino valiente, de-cidida y con mucho entusiasmo para transmitir su fe. El Papa pro-pone una nueva etapa de la evan-gelizacin, marcada por el gozo de anunciar el Evangelio, con la esperanza de una renovacin de la Iglesia, caracterizada por su visin proftica y abierta al dialogo y al encuentro, buscando nuevos ca-minos de evangelizacin, aportan-do mtodos creativos, capaces de despertar el inters en los oyentes. Los cristianos tienen el deber de anunciar (el Evangelio) sin excluir a nadie, no como quien impone una nueva obligacin, sino como quien comparte una alegra, sea-la un horizonte bello, ofrece un banquete deseable. La Iglesia no crece por proselitismo sino por atraccin (EG. 14). Esta respon-

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    sabilidad involucra a todos los fie-les, incluyendo a los laicos, a los pobres y subraya la urgencia de la presencia femenina en la Iglesia, adems de la intervencin de los jvenes en el anuncio del Evan-gelio, hagan lio les dice, y una renovacin de estructuras que exija la conversin pastoral y promueva una Iglesia en salida. Prefiero una Iglesia accidentada, herida y man-chada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las pro-pias seguridades ha reiterado en diversas ocasiones. El Papa ha usa-do un neologismo para remarcar la idea de una comunidad en salida que toma la iniciativa, que sale de s misma para ir al encuentro del otro, primerear, es decir, que va hacia las periferias existenciales y como Cristo primerea en el amor.

    Sin duda que el Papa Francisco se ha convertido en una voz proftica que defiende los derechos de todos los seres humanos, desde su con-cepcin en el vientre materno hasta su consumacin final en la muerte natural; subrayando que la raz del mal de nuestro tiempo es la pobre-za extrema en que viven muchos seres humanos. Ciertamente cons-tatamos muchos adelantos cient-ficos que contribuyen al bienestar de las personas, en el mbito de la salud, la educacin, la comunica-cin. Sin embargo, no podemos olvidar que la mayora de los hom-bres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el da a da, con consecuencias funestas (EG. 52). El origen de estas situaciones est en una economa de la exclusin y de la inequidad, donde prevalece el

    reinado del dios dinero y la ley del ms fuerte, donde se promueve la mentalidad utilitarista, consumista y la mayor parte de la humanidad se convierte en desecho, sobrante. En Bolivia habl de la urgencia de que todos los seres humanos ten-gan las tres T, trabajo, tierra y te-cho. El acaparamiento de tierras, la desforestacin, la apropiacin del agua, los agrotxicos inadecua-dos, son algunos de los males que arrancan al ser humano de su tierra natal. Una casa para cada fa-

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    l dice que esta paz surge de un

    combate realizado en nuestro interior y de una profunda vida de intimidad

    con Dios, fuente de toda paz,

    que nos lleve a perdonar, a vencer la indiferencia, a

    salir de nosotros mismos y a crear

    fraternidad y solidaridad con los

    ms necesitados.

    milia. Hoy hay tantas familias sin vivienda, o bien porque nunca la han tenido o bien porque la han perdido por diferentes motivos. El desempleo juvenil, la informa-lidad y la falta de derechos labora-les no son inevitables, son resulta-do de una previa opcin social, de un sistema econmico que pone los beneficios por encima del ser humano

    Su ltima encclica, titulada lo-dato si denuncia que entre los pobres y ms abandonados est nuestra oprimida y devastada tie-rra, a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella, las consecuen-cias se estn observando en un pla-neta enfermo, donde la tierra, el aire, el agua estn contaminados. Los seres humanos hemos perdi-do la conciencia de ser parte de esta creacin y corremos el riesgo de destruirla y ser vctimas de esta degradacin. El desafo urgente de proteger nuestra casa comn incluye la preocupacin de unir a toda la familia humana en la bs-queda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las co-sas pueden cambiar ( LS. 13). Un tema que tambin inquieta mucho al Papa es la urgencia de construir la paz en mltiples naciones, mar-cadas por la guerra, la violencia, el atentado a los derechos humanos, la inseguridad y los secuestros. Sin embargo, l dice que esta paz surge de un combate realizado en nues-tro interior y de una profunda vida de intimidad con Dios, fuente de toda paz, que nos lleve a perdonar, a vencer la indiferencia, a salir de nosotros mismos y a crear frater-

    nidad y solidaridad con los ms necesitados. No es posible que ce-rremos los ojos ante tanta injusti-cia, cuando las poblaciones se ven privadas de sus derechos elementa-les, como el alimento, el agua, la asistencia sanitaria o el trabajo, se sienten tentadas a tomrselos por la fuerza (Mensaje para la jornada Mundial de la Paz, 2016).

    Son tantas las enseanzas de nues-tro Papa que es muy difcil hacer una sntesis sin perder algunos datos que bien valdra la pena re-flexionar, conviene y vale la pena leer sus escritos y escuchar, de vez en cuando sus homilas. A todos los bautizados nos previene de caer en la mundanidad espiritual, que se esconde detrs de apariencias de religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, pues, es buscar, en lugar de la gloria del Seor, la gloria huma-na y el bienestar personal. A los sacerdotes nos invita a ser pastores con olor a oveja, a dejar nuestras actitudes hostiles hacia los fieles y a no caer en el funcionalismo. No podemos mantener una Iglesia au-toreferencial, centrada en s mis-ma, con un narcisismo que lleva a la mundanidad espiritual y un excesivo clericalismo. Es muy im-portante meditar lo que Dios nos dice a travs del Papa Francisco y si bien es cierto, estamos contentos de recibirlo, sera ms fructfera su visita si tomramos en cuenta sus exhortaciones y tratramos de vivir como l vive, siendo misericordio-sos como nuestro Padre Dios. Solo as con todo el corazn le podemos decir:BIENVENIDOPAPA FRANCISCO

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    EXPLICACIN DEL ESCUDOmiserando atque eligendo

    (Informacin tomada del Sitio Web vatican.va)

    FORMACIN Y ESPIRITUALIDAD

    EL ESCUDOEn los rasgos, esenciales, el Papa Francisco ha decidido conservar su escudo anterior, elegido desde su consagracin episcopal y caracteri-zado por una sencillez lineal.

    Sobre el escudo, azul, se hallan los smbolos de la dignidad pontificia, iguales a los que dese el predece-sor, Benedicto XVI (mitra entre llaves de oro y plata, entrelazadas por un cordn rojo). En lo alto se refleja el emblema de la Orden de procedencia del Papa, la Compa-a de Jess: un sol radiante y lla-meante con las letras, en rojo, IHS, monograma de Cristo. Encima de la letra h se halla una cruz; en la punta, los tres clavos en negro.

    En la parte inferior se contempla la estrella y la flor de nardo. La estre-lla, segn la antigua tradicin he-rldica, simboliza a la Virgen Ma-ra, Madre de Cristo y de la Iglesia; la flor de nardo indica a san Jos, patrono de la Iglesia universal. En la tradicin iconogrfica hisp-nica, en efecto, san Jos se repre-senta con un ramo de nardo en la mano. Al incluir en su escudo estas imgenes el Papa desea expresar su especial devocin hacia la Virgen Santsima y san Jos.

    EL LEMAEl lema del Santo Padre Francis-co procede de las Homilas de san Beda el Venerable, sacerdote (Hom. 21; CCL 122, 149-151),

    quien, comentando el episodio evanglico de la vocacin de san Mateo, escribe: Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando at-que eligendo vidit, ait illi Sequere me (Vio Jess a un publicano, y como le mir con sentimiento de amor y le eligi, le dijo: Sgueme).

    Esta homila es un homenaje a la misericordia divina y se reprodu-ce en la Liturgia de las Horas de la fiesta de san Mateo. Reviste un significado particular en la vida y en el itinerario espiritual del Papa. En efecto, en la fiesta de san Ma-teo del ao 1953, el joven Jorge Bergoglio experiment, a la edad de 17 aos, de un modo del todo particular, la presencia amorosa de Dios en su vida. Despus de una confesin, sinti su corazn tocado y advirti la llegada de la misericordia de Dios, que, con mirada de tierno amor, le llamaba a la vida religiosa a ejemplo de san Ignacio de Loyola.

    Una vez elegido obispo, monse-or Bergoglio, en recuerdo de tal acontecimiento, que marc los inicios de su total consagracin a Dios en Su Iglesia, decidi elegir, como lema y programa de vida, la expresin de san Beda miserando atque eligendo, que tambin ha querido reproducir en su escudo pontificio.

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    FORMACIN Y ESPIRITUALIDAD

    SANTA MARA DE GUADALUPE DANZA DE ALEGRA

    Cango. Dr. Eduardo Chvez Snchez

    En un buen libro del jesuita P. Carlos Ignacio Gonz-lez, cuyo ttulo es Madre del Seor, Madre nuestra, se habla de la danza como expre-sin de alegra. El P. Gonzlez da algunos ejemplos bblicos muy atinados, como cuando Mara, la Madre de Dios, va a servir a su prima Isabel con quien comparte el milagro de la vida, pues, recor-

    demos, que Isabel ya era anciana y, adems, estril, y sin embargo, nada es imposible para Dios, y cuando Isabel le dice apenas lleg tu saludo a mis odos el nio salt de gozo. El padre jesuita dice que la expresin exacta no es saltar solamente, sino que es danzar, as pues, Juan el Bautista danza cuando llega Mara, la mujer de fe, y cuya dicha la envuelve y al

    compartir esta alegra en el servi-cio hace que los dems dancen de gusto, de alegra que se contiene desde el corazn exactamente la misma alegra que se manifiesta danzando en el rey David cuando llega a su tierra el Arca de la alian-za, el rey danza y canta lleno de la alegra de encontrarse con el Se-or, en uno de los signos ms im-portante como es el Arca en donde

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    se encuentra la alianza con el Dios omnipotente.

    Esto me hizo reflexionar sobre el paso de danza que presenta la imagen de Santa Mara de Gua-dalupe, y que el P. Mario Rojas lo describi como el paso de danza que manifiesta la actitud de orar de Santa Mara de Guadalupe, pues los indgenas danzaban para ma-nifestar su contacto y encuentro con la divinidad. Los frailes espa-oles del siglo XVI nos transmiten cmo danzaba toda la comunidad indgena en actitud siempre de oracin, se reunan ms de 10,000 indgenas en un mismo paso e in-cluso el emperador se les una en-vueltos en un gozo espiritual.

    Y si recordamos lo que dice el Papa Benedicto XVI sobre Mara que es

    el Arca Viviente de la Alianza y uniendo todo esto a lo que dice el P. Gonzlez; entendemos que tam-bin es el paso de danza lleno de la alegra de Aquella que nos ma-nifiesta, nos ensalza, nos ofrece su Amor-Persona.

    Ella que trae en su Inmaculado vientre a Dios mismo, al verdade-rsimo Dios por quien se vive, el Creador de las personas, el Dueo de la cercana y de la inmediacin, el Dueo del cielo, el Dueo de la tierra, Ella que es el primer sa-grario del Hijo de Dios, Ella que es el primer santuario de su Hijo amado, Ella que es el Arca vivien-te de la Alianza, danza con alegra, como tambin lo describan los indgenas de Zozocolco, Veracruz, cuando decan en su tradicin oral; centra la atencin en el vientre de

    Nada es imposible para Dios.

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    esta Mujer, que con la alegra de la fiesta, danza, porque nos dar a su Hijo, para que con la armona del ngel que sostiene el cielo y la tie-rra [manto y tnica] se prolongue una vida nueva.

    Y cmo no danzar y saltar de alegra, pues el Seor de la Vida viene a nosotros y quiere vivir en medio de su pueblo, quiere permanecer siempre en nuestro corazn, como l lo prometi:

    Yo estar con ustedes todos los das, hasta el fin del mundo (Mt 28, 29) y esto lo cumple por me-dio de su Madre, Santa Mara de Guadalupe, quien eligi como su mensajero al fiel y humilde san Juan Diego, quien fue canoniza-do por san Juan Pablo II; quien vino a este lugar bendito del Te-peyac para canonizar a san Juan Diego, el Papa no ocultaba su emocin y alegra cuando decla-r en la Baslica de Guadalupe al inicio de la Eucarista en donde canonizara a san Juan Diego, el 31 de Julio de 2002: Doy gracias a Dios por encontrarme de nuevo en Mxico, una nacin que llevo en mi corazn desde mi primer viaje apostlico, unido al recuer-do vivo de la mirada maternal de Santa Mara de Guadalupe. He vuelto en otras ocasiones a este lugar sagrado, especialmente con motivo de la beatificacin de Juan Diego [] Hoy, guiado por la misma Divina Providencia me encuentro de nuevo en esta co-lina del Tepeyac; aqu Jesucristo, Luz de las gentes, quiso manifes-tar su presencia salvadora en los albores de la evangelizacin de Amrica Latina, por medio de la Virgen Mara, su Madre, en la persona del indio Juan Diego, que hoy ante toda la Iglesia quie-ro proclamar santo

    La alegra llena nuestro corazn y saltamos y danzamos de jbilo al encontramos con Dios, por medio de nuestra Madre, Santa Mara de Guadalupe, quien tambin dan-za de gozo, en este lugar sagrado del Tepeyac, en el lugar bendito de nuestro corazn.

    Ella trae en su Inmaculado vientre a Dios

    mismo.

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    El primer testimonio acerca del manantial que brotaba en el actual sitio del Poci-to lo tenemos en la relacin de Miles Philips. El pirata ingls John Hawkins, en una expedicin de 1567, fue a frica por esclavos, a los cuales intent vender un ao des-pus en Sudamrica. De regreso, para evitar la zona de huracanes, entr en el Golfo de Mxico, y en Veracruz se enfrent a la flota espaola. Hawkins decidi abandonar a 100 miembros de su tripulacin en las costas del Pnuco, como nica va de supervi-vencia. Miles Philips fue uno de esos ingleses dejados en tierra, luego cap-turados y enviados a Mxico. En su relacin viene descrito lo que vio en Nueva Espaa, al hablar del Tepeyac -pas por ah hacia 1570-, despus de

    HISTORIA DEL TEMPLO DEL POCITOCango. Dr. Gustavo Watson Marrn

    CULTURA

    hablar de la iglesia, las lmparas que haba en ella, y lo que hacan los es-paoles que iban a la ermita, seala: Hay aqu unos baos fros que bro-tan a borbollones como si hirviera el agua, la cual es algo salobre al gusto, pero muy buena para lavarse los que tienen heridas o llagas, porque segn dicen ha sanado a muchos.1

    El bachiller Luis Lasso de la Vega, vi-cario del Santuario de 1647 a 1657, o sea era el encargado, pues el Santuario de Guadalupe era una Vicara Fija2, y quien fue el primero que public en 1649 el Nican Mopohua (aqu se cuenta) y el Nican Motecpana (aqu se pone en orden) en nhuatl, en un libro que titul Huei Tlamahuizolti-ca (el gran acontecimiento), mand edificar a su costa la Iglesia Antigua

    de Indios entre 1648 y 1652;3 y hacia el ao 1650 hizo un pequeo coberti-zo para el manantial del pocito. Esto lo describe el padre jesuita Mateo de la Cruz en el ao de 1660:

    A la raz del monte, por la parte que mira al Oriente, en el llano del ca-mino real, est un pozo o manantial de agua, por lo natural admirable: sus aguas son algo gruesas y sulfreas, que en olor, color y sabor muestran que pasan por minerales de azufre. Nace con tanta violencia, que se le-vanta de la tierra casi una tercia, formando un plumaje rizado, lleno y esponjado, que segn es el golpe, mpetu y abundancia, parece que ha-ba de inundar el ejido; y se resuelve todo este raudal en un hilo de agua tan sutil y delgado, que apenas se

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    percibe al deslizarse; permaneciendo siempre sin menguar ni agotarse sus aguas, que son conocidamente me-dicinales para diversas enfermedades, en pblicas experiencias y saludables curas, atribuidas a milagro despus del milagro, por la voz comn, y no slo a su virtud natural. El Lic. Luis Lasso de la Vega, vicario que fue del Santuario de Guadalupe, y ahora pre-bendado dignsimo de la Santa Igle-sia Metropolitana de Mxico, dispu-so y cubri este manantial en forma decentsima para baos (que hasta su tiempo haba estado descubierto, y sin algn reparo)4.

    Ya del siglo XVIII existen dos borra-dores de un informe que el Cabildo de Guadalupe hizo en 1780 al virrey Martn de Mayorga, acerca de la Ca-pilla del Pocito que se estaba fabri-cando. En ellos se seala que andan-do Juan Diego con el Sr. Zumrraga y otros, buscando el lugar donde se

    le haba aparecido la Virgen, pues con el asombro no acertaba a sea-larlo, brot de repente delante de sus ojos una fuente o manantial, al que se le dio el nombre de Pocito. Este manantial estuvo descubierto has-ta 1648, cuando el Lic. Luis Lasso de la Vega, lo cubri, colocando en l un altar decente, pintando en sus paredes las apariciones, y poniendo puerta y llave, para que las personas que en sus necesidades ocurran soli-citando el remedio de sus males en las prodigiosas aguas, usasen de ellas con la veneracin correspondiente.

    Las inclemencias del paso del tiempo y del clima de Guadalupe arruinaron el edificio construido por Lasso de la Vega, que era muy deleznable, y se reedific alguno de ms consistencia, el cual ya estaba muy deteriorado en 1775.5 En este ao, un beato que cui-daba el Pocito, llamado Calixto Aben-cerraje, comenz a pedir al Cabildo la

    construccin de un nuevo templo6. Sin embargo, para principios de 1777 no se haba hecho nada, las paredes se sostenan a fuerza de palancas y la puerta estaba tan vieja y descuidada, que en una ocasin a don Calixto, tratando de cerrarla, se le cay sobre l, y el que no lo matase fue uno de los prodigios que la piedad crey haber obrado all la Santsima Virgen. Este hombre volvi a presentar al Cabildo la urgente necesidad de reedificar la capilla.7

    Por fin el 28 de mayo de 1777, el abad Jos Flix Garca Colorado dijo que habiendo reconocido el Pocito dos maestros de arquitectura, stos dije-ron que necesitaba hacerse de nuevo, y el Cabildo resolvi que el cannigo Ignacio Joaqun Roldn se encargara de su hechura, y que los costos le se-ran suministrados por los claveros, que eran los 2 cannigos que lleva-ban la economa del Santuario.8

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    Al mes siguiente comenz la obra en forma.9 Cuando conocieron los fieles que se iba a llevar a cabo la fbrica, se conmovieron tanto que en breves das se vio cercado el lugar de mate-riales, y todos ofrecan sus limosnas y trabajo fsico para ella. Esto se facilit por varias causas: el paraje era desde sus principios frecuentado no slo de indios, sino de toda clase de gentes, por los efectos que se experimentaban en sus aguas, ya bebindolas, ya des-tinndolas a baos; los fieles queran que tuviera mayor extensin, por las dificultades que tenan para entrar en ciertos das que iban grandes concu-rrencias; adems el sitio estaba bien comunicado, a causa de hallarse en el camino real que iba de Mxico a Veracruz.

    El virrey Antonio Mara de Bucareli y Ursa contribuy desde 1777 hasta su muerte, dos aos ms tarde, con 150 pesos mensuales. El arzobispo de Mxico Haro y Peralta concedi indulgencias a los que contribuyesen con limosnas y trabajasen personal-mente. El vicario general de Mxico

    dispens el que se trabajasen en la f-brica cuatro horas todos los das de fiesta. Tanto el que dirigi las obras, el arquitecto Francisco Guerrero To-rres, como buena parte de los que participaron, lo hicieron gratuita-mente.

    Quien se constituy agente de la obra fue Nicols de Zamorategui, vecino de Mxico. l era un devoto de la Vir-gen de Guadalupe y visitaba con fre-cuencia su Santuario, y advirtiendo la lentitud con que caminaba la fbrica, e informado de que eran cortos los auxilios de las limosnas, supli de su propio peculio algunas cantidades, y empu la azada y carg el huacal, constituyndose pen, y motiv tan-to a los dems con su ejemplo, que todos, y aun los ms distinguidos, y hasta las mujeres, se aplicaron al tra-bajo. La concurrencia se compuso de albailes, peones, canteros y sus pro-pios mandones, llevando todos los cubos, huacales y dems herramientas necesarias. Incluso llevaron piedras, arena y otros materiales las personas ms distinguidas de ambos sexos.

    Hasta los operarios de todas las obras de Mxico venan a trabajar alternati-vamente los das festivos. Salan con msica desde la ciudad en forma de procesin, rezando el rosario, ento-nando la letana, lo que causa ternu-ra, devocin, acompaando el dicho Zamorategui todos estos ejercicios. Este seor, deseando aprovechar los excesos de la devocin de estos fieles, ide como medio de entretener a los muchos que iban a la obra y que no volviesen desconsolados, el fabricar una calzada, que comenzando desde la Capilla del Pocito terminara en la cima del Cerrito, lo que facilit que ste pudiese ser visitado por muchas personas ancianas o enfermas.

    Por otra parte, cuando se emprendi la obra, se descubri muy cerca de ella una piedra muy dura y slida llamada chiluca, que se us en todo el recin-to de la iglesia. Adems, en febrero de 1778 un indio descubri otra cantera que estuvo proveyendo toda la piedra necesaria para la capilla y calzada, lo que se tuvo como auxilio de la Provi-dencia, pues disminuy los costos.10

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    Para agosto de 1786 de la obra de la iglesia el gasto haba sido en ese mo-mento de 29 132 pesos. Aunque el valor real de la obra se calculaba que era de 55 a 60 mil pesos, y esta no-table diferencia con lo que se haba gastado se deba al esmero y caridad con que los pobres operarios de alba-ilera, cantera y carpintera de M-xico, haban acudido los das festivos a trabajar durante el tiempo que en calidad de faena les dio licencia el ar-zobispo.11

    En la reunin del Cabildo de Guada-lupe del 21 de noviembre de 1786, se dijo que estando ya concluida la Iglesia que llaman del Pocito, y en disposicin de estrenarse, los dos capitulares que fuesen a convidar al arzobispo para la fiesta del 12 de di-ciembre se lo hiciesen presente, a fin

    de que designara el da de su bendi-cin; sin embargo eso no pudo rea-lizarse en aquel momento, probable-mente porque el arzobispo consider que no estaba del todo terminada la obra.12

    Quien construy el plpito fue el maestro Marcos Lpez, quien recibi 300 pesos por este trabajo, para abril de 1787 ya estaba concluido y colo-cado. Tambin se hizo un nicho de 5 santos que llamaban los cinco seores (San Joaqun, Santa Ana, San Jos, la Virgen Mara y el Nio Jess), que fabric el maestro Gregorio Antonio Uruea, concluido en mayo de 1787, y que cost 53 pesos.13

    En un informe econmico annimo de 1789 sobre los gastos del Pocito y la calzada que sube al Cerrito, se se-

    1 Miles PHILIPS, Relacin escrita por ... , ingls, uno de los que en 1568 desembarc Sir Hawkings en la costa al Norte de Pnuco, en las Islas Occidentales. Contiene muchas cosas particulares de aquella tierra y del gobierno espaol; pero especialmente de sus crueldades con los ingleses y en particular con el autor, por espacio de quince diez y seis aos continuos, hasta que por medios eficaces y felices se vi libre de sus manos y volvi su patria. Ao de 1582, en J. GARCA ICAZBALCETA, Obras, VII, Imp. de V. Ageros, Mxico 1898, 183-184.2 Iglesia que no era Parroquia, pero estaba en vas de serlo, y que tena derecho a llevar libros sacramentales. Una Vicara Fija dependa cannicamente de una Parroquia. En el caso del Santuario de Guadalupe, dependa de la Parroquia de Santa Catarina, que se encuentra en el Centro Histrico de la Ciudad de Mxico.3 Cfr. Francisco de FLORENCIA, La estrella de el Norte de Mxico, aparecida al rayar el da de la luz Evanglica de este Nuevo-Mundo, en la cumbre de el cerro de Tepeyacac orilla del mar Tezcucana, a un Natural recin convertido; pintada tres das despus milagrosamente en su tilma, o capa de lienzo, delante del Obispo, y de su familia en su Casa Obispal: Para luz en la Fe a los Indios; para rumbo cierta a los Espaoles en la virtud; para serenidad de las tempestuosas inundaciones de la Laguna. En la Historia de la Milagrosa Imagen de N. Seora

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    ala que en total se gastaron 45,731 pesos, de los cuales se haban recibi-do de limosnas 41,947, de la siguien-te manera: dadas por los albailes, canteros, talladores, carpinteros, he-rreros, toneleros y doradores 4,668 pesos; colectadas durante las faenas 5,274 pesos; colectadas en el Poci-to por la Colegiata 10, 574 pesos; las que se dieron fuera de Mxico 2, 380 pesos; las colectadas en Mxico 12,138 pesos; lo que corresponda al trabajo de Francisco Guerrero To-rres, sin cobrarlo, 1,289 pesos; lo que se calculaba del trabajo de los 22, 484 oficiales, peones y faeneros que no cobraron, 5, 621 pesos. Adems hubo las siguientes donaciones: una lmpara con peso de 119 marcos que dieron los plateros; dos altares y tres campanas que regalaron los del mer-cado del baratillo; las cruces veletas que don el herrero Jos Antonio Za-vala; el aguamanil que dio el talabar-tero Bartolom Espinosa; las obras de madera donadas por los carpinteros, particularmente el maestro Marcos Lpez; los ornamentos regalados por el sastre Pablo Milier. Lo colectado haba sido en menudas limosnas, lo que indica que de manera especial los que colaboraron fueron los pobres.14

    Por iniciativa del cientfico Jos Igna-cio Bartolache, se pintaron 2 copias de la imagen de la Virgen de Guada-lupe por Andrs Lpez y Rafael Gu-tirrez, sobre ayate de palma iczotl, sin aparejo, remedando en todo el original, y una se puso en el Pocito. El objetivo era ver cunto duraban sin corromperse, pues el original impreso en ese material no se haba corrompido, incluso estando mucho tiempo sin vidriera. El cotejo con la imagen original se hizo el 24 de ene-ro de 1788 y despus de verificado se dijo claramente que ninguna de las dos imgenes era copia idntica del original.15 El 8 de junio de 1796 la

    imagen se quit del altar del Pocito y se arrincon en su sacrista. En ese momento estaba muy deteriorada.16

    El Cabildo de Guadalupe trat de que el arzobispo hiciera la bendicin en abril de 1793. Luego otra vez en enero de 1796, cuando el doctoral Francisco Beye de Cisneros, comi-sionado para la bendicin, dijo que el arzobispo la haba diferido hasta acabar de conseguir la dotacin de un capelln que cuidara de la iglesia. Para enero de 1798 la causa que se mencion para no hacerla, era que se estaban fabricando los colaterales. Ser hasta el 12 de octubre de 1809 cuando se celebr la bendicin y de-dicacin de ese templo.17

    Qu podemos decir del arquitecto del Pocito? Francisco Guerrero y To-rres, naci en la Ciudad de Mxico en 1727 y muri en 1792, en la mis-ma Ciudad. Proyect y construy las ms suntuosas casas barrocas de la capital de Nueva Espaa. Edific la residencia de los Condes de San Mateo de Valparaso, en la esquina de Venustiano Carranza e Isabel la Catlica, luego sede del Banco Na-cional de Mxico. Hacia 1779 con-cluy la casa del Conde de Santiago de Calimaya (Pino Surez 30), don-de hoy se aloja el Museo de la Ciu-dad de Mxico. La construccin civil ms valiosa de la ciudad, hecha en esa poca, es tambin obra suya, la casa del Marqus de Jaral de Berrio, tambin llamada Palacio de Iturbide (Madero 17), que ahora es del Ban-co Nacional de Mxico. Guerrero y Torres proyect el puente de Tula y la real caja de Zimapn, en el Estado de Hidalgo. Algunos aos antes de la construccin del Pocito recons-truy las bvedas y el cimborrio18 de la Iglesia de San Bernardo. A su muerte fue sepultado en la Iglesia de San Hiplito.19

    de Guadalupe de Mxico, que se apareci en la manta de Juan Diego [...], por Doa Maria de Benavides, viuda de Juan de Rivera, en el Empedradillo, Mxico 1688, 57, fs. 22v.-23r.4 Mateo de la CRUZ, Relacin de la milagrosa aparicin de la Santa Imagen de la Virgen de Guadalupe de Mxico, sacada de la Historia que compuso el Br. Miguel Snchez por el P. ... : a devocin del Dr. Juan Garca de Palacios, Cannigo Doctoral de la Santa Iglesia Catedral de la Ciudad de la Puebla de los ngeles: Impresa en ella ao de 1660 y reimpresa en Madrid por devocin del Sr. D. Pedro Glvez, del Consejo de S. M. en el de Indias, ao de 1662, calle de la Palma, Mxico 31781, 2-3.5 Cfr. Archivo Histrico de la Baslica de Guadalupe [en adelante AHBG], caja 370, exp. 91, f. 1; caja 382, exp. 10, f. 1r.6 Cfr. AHBG, caja 303, libro 1, fs. 91, 110 y 112r.7 Cfr. AHBG, caja 370, exp. 91, f. 1v.-2r.8 Cfr. AHBG, caja 303, libro 1, f. 188.9 Cfr. AHBG, caja 341, exp. 76, f. 1v.10 Cfr. AHBG, caja 370, exp. 91, fs. 2r.-4r.; caja 382, exp. 10, fs. 1-2.11 Cfr. AHBG, caja 341, exp. 76, fs. 1-2.12 Cfr. AHBG, caja 305, libro 1, f. 14r.13 Cfr. Ibidem, fs. 58r. y 72r.; AHBG, caja 342, exp. 30; caja 283, exp. 32, fs. 1v.-2r.14 Cfr. AHBG, caja 284, exp. 59.15 Cfr. Jos Ignacio BARTOLACHE, Manifiesto satisfactorio anunciado en la Gaceta de Mxico (Tom. I. Nm. 53.) Opsculo Guadalupano compuesto por el Doctor D. ... , natural de la Ciudad de Santa Fe, Real y Minas de Guanajuato, Impreso por D. Felipe de Ziga y Ontiveros, calle del Espritu Santo, Mxico 1790, 13 [se utiliza aqu el nmero de pgina de la ltima parte de la obra, la que corresponde a las 4 piezas que vienen al final del opsculo].16 Cfr. AHBG, caja 308, libro 1, fs. 129v.-132r. Una descripcin exhaustiva de esta experiencia de Bartolache viene en: Julin TORNEL Y MENDVIL, La aparicin de Nuestra Seora de Guadalupe de Mxico, comprobada con documentos histricos y defendida de las impugnaciones que se le han hecho, su autor el Lic. .... ex-diputado al Congreso Nacional, antiguo Magistrado y actual profesor pblico de ambos derechos en el Colegio de Orizaba, Impresa por Jos Mara Naredo, Orizaba 1849, I, 116-127.17 Cfr. AHBG, caja 307, libro 1, f. 189r.; caja 308, libro 1, fs. 6v., 13r. y 210v.; caja 347, exp. 29, f. 1r. 18 Construccin en forma de torre, generalmente de planta cuadrada u octogonal que se eleva sobre el crucero de una iglesia. El crucero es la interseccin de la nave principal y la nave transversal, o transepto. 19 Enciclopedia de Mxico, director Jos Rogelio lvarez, tomo VI, Ciudad de Mxico 1977, 560-564.

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    JESS Y LA SAMARITANALic. Carlos Ivn Arcila Berzunza

    CULTURA

    San Juan fue el nico de los evangelistas que narr el dilogo de Jess con una mujer de Samaria, pasaje que ha tenido diversas interpreta-ciones teolgicas a lo largo de los siglos, as como su representacin en el lenguaje pictrico, por parte de algunos artistas, aunque no tan numerosos como los que se inspi-raron en otros aspectos de la vida, pasin y muerte de Cristo. Sin em-

    bargo, destacados maestros como Rembrandt, Guercino, Lippi, Ca-rraci, Perugino, Duccio, el Verons o Cornelius de Vos, se ocuparon del tema con inters y delicadeza.

    Por otro lado, dentro de las colec-ciones del Museo de la Baslica de Guadalupe, en las que predominan piezas provenientes del virreinato de la Nueva Espaa, as como del Mxico independiente, hay pocas

    muestras de las artes plsticas eu-ropeas. No obstante, una de ellas tiene como fuente de inspiracin, precisamente, ese encuentro de Je-ss y la samaritana. Se trata de un annimo italiano, del siglo XVIII.

    El texto bblico (Jn 4, 1-42) seala que Jess y los apstoles, en deter-minado momento, decidieron dejar Judea y trasladarse a Galilea, para lo cual requeran pasar por Samaria, te-

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    rritorio hostil para los judos, ya que diferencias ancestrales los mantenan en constante tensin, a pesar de su origen comn, como pueblos semi-tas. Cierto es que pudieron hacer un rodeo, que les hubiera tomado ms de da y medio, para evadir esa tierra, pero por alguna razn no sealada prefirieron cruzar por ah. Y cuando estaban cerca de un poblado llama-do Sicar, los apstoles fueron por comida, mientras Jess les esperaba junto al pozo de Jacob, de mtica re-miniscencia enraizada en el Antiguo Testamento y junto al cual se dar el encuentro con la mujer de Sama-ria, quien lleg al lugar para acarrear agua a su hogar.

    La conversacin que sostuvo el hijo de Mara y Jos con la mujer de Samaria revela muchas cosas so-bre el mundo de aquella poca y de tal regin, en particular. En primer trmino, el lugar del encuentro, un pozo ligado a Jacob, patriarca del Gnesis, a quien Dios Padre rebau-tiz como Israel, por lo cual es con-siderado como origen de ese pue-blo, ya que sus doce hijos fueron las cabezas de igual nmero de tribus que lo conformaran. Adems, con-tiene diversos simbolismos, uno de ellos consiste en que Jess ser el gnesis de un nuevo pueblo, los cristianos y, con ello, de una nueva era. As mismo, nos remite a la pro-pia historia de Jacob y su hermano gemelo Esa, que terminarn ene-mistndose por siempre, a pesar de proceder del mismo tronco, al igual que los judos y los samaritanos.

    Algunos de los temas antes mencio-nados fueron representados en esta obra annima italiana que ahora analizamos, ya que si nos fijamos

    en la parte inferior del cuadro nos percataremos que tanto en la base del pozo como en el piso, dentro del espacio intermedio entre Jess y la samaritana, aparecen varias pie-dras y guijarros, como seal de las diferencias y la situacin tensa que exista entre los judos y los samari-tanos. El propio Evangelio subraya que los apstoles, al regresar de su bsqueda de alimentos, se asom-braron al verlos platicar, puesto que a una mujer en ese tiempo- no se le poda hablar si no estaba acompa-ada de un varn y mucho menos si se trataba de alguien ajeno a su etnia o religin. Los acompaantes del hijo del carpintero de Nazaret aparecen en la imagen en segundo plano, mientras al fondo se perfilan las edificaciones de una poblacin.

    De igual forma, si centramos nuestra atencin en las dos figuras principa-les del cuadro podramos advertir

    que parecieran plasmadas por pin-celes diferentes, ya que la samaritana posee un mayor nmero de detalles, que revelan experiencia, sensibilidad y un manejo ms diestro de la ana-toma humana, en contraposicin con la imagen de Jess, cuya pos-tura sedente parece forzada y hay cierto descuido en el detalle de los pliegues de su vestimenta. Debido a ello, es posible aventurar la hip-tesis que la obra podra pertenecer a un taller italiano en el que, al igual que en otras factoras, las piezas eran trabajadas por diversos artistas. De ah, los contrastes; por ejemplo, el autor de la imagen de la samarita-na debi inspirarse en las hermosas madonas renacentistas para su ejecu-cin, mientras que la figura de Jess responde ms a los cnones barrocos del momento en que fue creado.

    Al centro de la composicin, se aprecia una estructura que recuer-

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    da, por su forma circular y otros detalles, al castillo de SantAngelo, ubicado muy cerca del Vaticano en Roma, estructura que adems pare-ciera formar parte de un acueducto por su conexin con otra edifica-cin ubicada a la derecha. Recor-demos que el agua es un elemento fundamental para la subsistencia de los pueblos que viven en zonas ri-das, como es el caso de Tierra Santa y en relacin con el pasaje bblico que nos ocupa, resulta fundamen-tal la vinculacin del lquido vital con la sed espiritual que tiene que saciarse de otra forma, de lo que habla precisamente Jess con su in-terlocutora: Todo el que beba de esta agua, volver a tener sed; pero el que beba del agua que yo le d, no ten-dr sed jams, sino que el agua que yo

    le d se convertir en l en fuente de agua que brota para vida eterna (Jn 4, 13-14).

    Igualmente, resulta muy interesante ver la postura de ambos personajes, ya que la mujer permanece firme en su sitio, procediendo con la tarea que fue a realizar al lugar: extraer agua del pozo para llevar a su ho-gar, pero atenta a su interlocutor, en contraste con la actitud misericor-diosa de Jess, quien aparece sen-tado mientras le extiende su mano derecha a manera de acercamiento, para enfatizar la humanidad y ver-dad de sus palabras, sin que ello im-plique superioridad alguna, porque los pies de uno y otro estn ubica-dos al mismo nivel, el derecho sobre el borde inferior que rodea el brocal del pozo, mientras el izquierdo, en ambos casos sobre el piso, la tierra, lo que podra interpretarse como la visin ecumnica del Hijo de Dios, que traspasa lo socialmente acepta-do y lo religiosamente establecido, para abrirse a los dems, al mundo en general.

    Por otra parte, cabe sealar que esta obra estuvo varios meses sometida a un cuidadoso proceso de restau-racin y limpieza, por parte del personal especializado del propio museo, con el propsito de corregir errores de anteriores intervencio-nes, restituir el soporte estructural de su bastidor, y ser estabilizada materialmente para recuperar un buen estado de conservacin, todo con el propsito de que la pintura restablezca sus valores estticos y dignidad artstica y cultural, para ser exhibida y as propiciar el inte-rs y disfrute de sus futuros obser-vadores.

    La actitud misericordiosa de Jess, quien

    aparece sentado mientras le

    extiende su mano derecha a manera de acercamiento,

    para enfatizar la humanidad y verdad de sus

    palabras.

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    Finalmente, resulta pertinente su-gerir la lectura atenta y reflexiva del citado pasaje de Jess y la Samari-tana, contenido en el evangelio de san Juan, ya que en dicho texto po-dremos reconocer la vigencia de su mensaje de fraternidad, esperanza y vida perdurable, enseanzas tan ne-cesarias ante los hechos que vivimos en la actualidad, donde los extre-mismos de todo tipo, polticos y re-ligiosos, parecieran llevarnos a ver-daderos callejones sin salida. Jess nos da una leccin ejemplar: a pesar de los atavismos, de las diferencias sociales, ideolgicas o religiosas, no debe darnos miedo tratar de recon-ciliarnos con quienes consideramos nuestros enemigos. La palabra, el dilogo, la razn, pueden predo-minar si realmente escuchamos y nos damos a entender, pues a pesar de todo, de los calificativos, de las separaciones, de las clasificaciones, todos tenemos un nico origen, somos hermanos y, por tanto, sus-ceptibles de reconciliarnos, por eso pensamos que como aqu, al igual que en muchos casos, el arte pue-de servir como vehculo para stas y mil reflexiones ms.

    All estaba el pozo de Jacob. Jess, como se haba fatigado del camino, estaba sentado

    junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.Llega una mujer de Samaria a sacar agua.

    Jess le dice: Dame de beber.Pues susdiscpulos se haban ido a la ciudad a comprar

    comida. Le dice la mujer samaritana: Cmo t, siendo judo, me pides de beber a m, que soy

    una mujer samaritana?

    Jn 4, 6-9

    En esto llegaron sus discpulos y se sorprendande que hablaba. Pero nadie le dijo: Qu quieres?

    o Qu hablas con ella?. La mujer dejando sucntaro, corri a la ciudad y dijo a la gente: Venid a

    ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.No ser el Cristo? Salieron de la ciudad e iban donde l.

    Jn 4, 27-30

    Muchos samaritanos de aquella ciudadcreyeron en l por las palabras de la mujerque atestiguaba: Me ha dicho todo lo quehe hecho. Cuando llegaron donde l los

    samaritanos, le rogaron que se quedara conellos. Y se qued all dos das. Y fueron muchosms los que creyeron por sus palabras, y decan

    a la mujer: Ya no creemos por tus palabras; quenosotros mismos hemos odo y sabemos que ste

    es verdaderamente el Salvador del mundo.

    Jn 4, 39-42

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    MORELOS, LOS LTIMOS DAS Y SU PASO POR

    EL POCITODra. Ana Rita Valero

    CULTURA

    Era el 22 de noviembre de 1815, cuando por rdenes directas del virrey don F-lix Mara Calleja y tras ha-ber cado frente a las fuerzas realis-tas en Tezmalaca, el Generalsimo don Jos Mara Morelos y Pavn es aprisionado y en calidad de reo peligroso ingresa encadenado a las crceles secretas de la Inquisicin.

    Sacerdote de la Dicesis de Valla-dolid hoy Morelia, de donde era originario, Morelos era hijo de un carpintero de nombre Manuel Mo-relos y de Juana Mara Guadalupe Pavn; de nio aprendi a leer y escribir, aunque pronto se dedic a arriero, trabajando en el camino que iba de Mxico a Acapulco.

    Hacia 1790 toma la decisin de re-gresar a Valladolid para empezar su carrera eclesistica en el Colegio de San Nicols, cuyo rector era el pa-dre Miguel Hidalgo; de all, ingre-sa al Seminario Tridentino, donde terminara sus estudios en 1797, recibindose sucesivamente de subdicono, dicono y presbtero; a partir de entonces va a dedicar toda su vida a la Iglesia, trabajando durante quince aos en distintos curatos michoacanos, atendiendo a las comunidades de pueblos muy pobres, como La Huacana, Car-

    cuaro y Nocuptaro; hasta que en 1810 le da un giro a su vida, al abandonar su misin sacerdotal para lanzarse de lleno a la revolu-cin de Independencia.

    Es entonces cuando inicia una me-terica carrera militar, gracias a la cual logra insurreccionar a todo el sur del pas; sus evidentes faculta-des en el arte de la guerra, dieron

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    Al pasar por Guadalupe,

    precisamente frente a la capilla del Pocito, Morelos

    pidi que le permitieran

    bajarse del coche para despedirse de

    la Virgen.

    excelentes resultados en el proceso independentista, a tal punto que, segn se dice, llamara la atencin de Napolon, quien en algn mo-mento habra expresado que si tuviera cinco Morelos, conquista-ra el mundo

    Sobra sealar que un militar de tan extraordinarias capacidades pre-sentaba una amenaza constante al ejrcito realista, tanto que a partir de 1815, el virrey Calleja, gira ins-trucciones precisas para poner en movimiento a lo ms selecto de sus fuerzas armadas con el nico obje-tivo de sitiar a Morelos y tomarlo prisionero, lo que ocurre finalmen-te el 6 de noviembre de dicho ao tras la batalla de Tezmalaca.

    Das despus de su captura, el Ge-neralsimo, es trasladado a otra prisin en el poblado de Tepescoa-cuilco, hoy Estado de Guerrero y para el 22 de noviembre, en la ma-drugada, se le transfiere a la ciudad de Mxico fuertemente custodia-do; estando ya en la capital se le recluye de inmediato en las crce-les secretas de la Inquisicin.

    A las pocas horas de su interna-miento y por rdenes expresas del virrey, se inician con toda celeridad las actuaciones, con la intensin de procesar al reo lo ms prontamente posible; se trataba de fincarle un juicio por haber cometido gravsi-mas faltas -civiles y religiosas- du-rante las campaas de la insurrec-cin. De antemano se haban nombrado los jueces que haban de llevar el juicio, por la parte real al general don Miguel Bataller y por la eclesistica al provisor del

    arzobispado Doctor don Flix Flo-res Alatorre.

    En seguida se le hizo saber al reo que tena derecho a nombrar un defensor, derecho que Morelos de-clin contestando que no conoca a nadie en Mxico, por lo que le asignan como defensor de oficio a Jos Mara Quiles un joven aboga-do que apenas era conocido en el foro, ya que an estaba en el Semi-nario en el proceso de una carrera eclesistica; sin embargo, no obs-tante su juventud e inexperiencia, el defensor present su alegato de

  • 28 BOLETN 2016

    una manera honorable, correcta y de buena fe; cabe sealar que aos ms tarde el licenciado Quiles sera Cannigo de la Colegiata de Gua-dalupe.1

    Entre los principales cargos que le imputaron a Morelos, se contaban el de ser hereje formal negativo, autor de herejes, perseguidor y perturbador de la jerarqua ecle-sistica, profanador de los santos sacramentos y traidor a Dios, al rey y al Papa.2

    Ante tan graves faltas el tribunal lo conden a la privacin de todo be-neficio, oficio y ejercicio de orden, a la degradacin y posteriormente a la pena capital.3 Pero por respeto a su dignidad sacerdotal, se dispu-so que la ejecucin se hiciera fuera de la capital y que se enterrara el

    cuerpo inmediatamente sin ampu-tacin de miembro alguno.4

    El 21 por la maana, se procedi a informar al reo de los resultados del juicio; y siguiendo el protocolo de los tribunales, se pidi a Morelos que se arrodillara para escuchar la sentencia. Diez y ocho aos antes, tambin de rodillas haba recibido la uncin sacerdotal.

    Concluida la causa, se cit para el lunes 27 de noviembre en el saln principal del tribunal al que debe-ran asistir los inquisidores, el fis-cal, los ministros subalternos y el delegado de la mitra michoacana, todos togados, con la solemnidad que exiga el caso. Una vez co-locados en sus respectivos lugares, sacaron a Morelos de la crcel se-creta en la que se encontraba y lo

    presentaron en el saln vestido con una sotanilla corta hasta la rodilla, sin cuello y descubierta la cabeza en seal de penitente.5 All, tras leer la causa y antes de iniciar la Eucarista, Morelos fue azotado con varas, al tiempo que rezaba el Miserere.

    Una vez acabada la misa, se pro-cedi a la degradacin; primero se ley nuevamente la sentencia, tras lo cual se procedi a revestir a Morelos con los ornamentos sacer-dotales y puesto de rodillas frente al obispo, se ejecut la degradacin por todos los rdenes de acuerdo al ceremonial de la Iglesia.

    Tan dramtica ceremonia conmo-vi a todos los asistentes, empezan-do por Morelos quien a pesar de su constante serenidad, por esta sola

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    ocasin, dej que las lgrimas corrie-ran por su afligido rostro, lo que no volvi a ocurrir, ni siquiera estando frente al pelotn de la muerte.6

    Impresiona saber que esta era la primera vez que tan dolorosa con-dena se llevaba a cabo en Mxi-co, desde que se haba iniciado la evangelizacin en el Siglo XVI.7

    Y siguiendo con el procedimiento de la sentencia, el 22 de diciembre alrededor de las seis de la maa-na Morelos, encadenado de pies y manos, fue subido a un coche ce-rrado, escoltado por una brigada de 50 soldados realistas; de esta manera, partieron hacia Ecatepec, donde se llevara a cabo el fusila-miento; cabe recordar que durante el trayecto, Morelos fue constante-mente rezando distintas oraciones en especial el Miserere y el De pro-fundis, que se saba de memoria.8

    Al pasar por Guadalupe, precisa-mente frente a la capilla del Pocito,

    pidi que le permitieran bajarse del coche para despedirse de la Virgen, lo que se le concedi, deteniendo el coche y permitiendo que se ba-jara y se pusiera de rodillas frente a la Seora, lo que hizo con gran esfuerzo a pesar del estorbo de las cadenas, tras lo cual continuaron a San Cristbal Ecatepec, donde se realizara la ejecucin.9

    Una vez habiendo llegado a Ecate-pec, y mientras se dispona todo lo necesario para el acto, encerraron a Morelos en un improvisado cuarto lleno de paja, donde le dieron una taza de caldo; al poco rato lleg el presbtero Miguel Salazar, cura del pueblo para or su confesin y acom-paarlo en sus ltimos momentos rezando los salmos penitenciales.

    Estando en ello, empez a sonar el redoble de los tambores anuncian-do la ejecucin; Morelos tom un santo Cristo diciendo: Seor si he obrado bien, t lo sabes, pero si he obrado mal, yo me acojo a tu

    infinita misericordia Acto se-guido, se cubri el mismo los ojos con un pauelo blanco, tras de lo cual le ataron los brazos en la es-palda e hicieron que se hincara en el suelo de espaldas al pelotn, se dio entonces; la voz de fuego, y el hombre ms extraordinario que haba producido la revolucin de Nueva Espaa, cay atravesa-do por la espalda de cuatro balas; pero movindose todava y quejn-dose, se le dispararon otras cuatro, que acabaron de extinguir lo que le quedaba de vida10

    Eran las tres de la tarde del vier-nes 22 de diciembre de 1815; una hora despus, a las cuatro se le en-terr en la parroquia del pueblo. A doscientos aos de distancia re-cordamos al Generalsimo More-los, Siervo de la Nacin.

    1 Lucas Alamn, Historia de Mjico, Imprenta de J.M. Lara, 1851, Tomo IV, p. 317.2 Idem., p. 325.3 Idem., p. 323 y 331.4 Documentos relativos a la causa y sentencia de Morelos, en Lucas Alamn, op. cit., Apndice, Documento Num . 12, Lib. 7., CAP. 1d Fol. 331, p. 45. 5 Alamn, op. cit., p. 324.6 Idem., p. 326.7 Idem.8 Idem., p. 333.9 Idem., p. 335.10 Idem., p. 334.

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    LAS MARCAS DE FUEGO BIBLIOGRFICAS:

    UN SINFN DE MICROHISTORIAS EN CDIGOS CARBONIZADOS

    Lic. Cinthia Huelgas Moreno

    CULTURA

    La Biblioteca Lorenzo Bo-turini de Baslica de Gua-dalupe resguarda un apro-ximado de 200 ejemplares bibliogrficos con marcas de fuego que datan de los siglos XVI, XVII y XVIII. Estas marcas que se en-cuentran en el canto de los libros, parecen invitar al tacto de nuestras manos a recorrer los pequeos sen-deros de las figuras y las letras que componen. Segn diversos investi-gadores, quienes an no han logra-do afirmar las causas exactas por la que se realizaba esta prctica, encuentran como una de las prin-cipales hiptesis, la necesidad de marcar libros para manifestar un estado de propiedad o pertenencia de dichos objetos.

    Antiguamente, durante el medioe-vo, en las bibliotecas de universi-dades, monasterios y colegios con-ventuales se resguardaban libros que los bibliotecarios encadenaban a los armarios y escritorios para protegerlos de las personas que los consultaban. Estas medidas se apli-caron debido a robos, prstamos sin control, venta o mal uso de los libros, hecho que lleg a ser con-siderado un dao grave, so pena de excomunin. Un sinnmero de

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    censuras fueron solicitadas por las mismas autoridades eclesiales a sus pontfices. Un ejemplo de ello fue cuando el Papa Po V (1504-1572) realiz un decreto de excomunin para la Orden Franciscana el 4 de noviembre de 1568 en Roma, en el que censuraba a cualquier persona que extrajese libros de las bibliote-cas cuya cdula se mostr durante muchos aos en la entrada de la biblioteca de la Universidad de Sa-lamanca.

    Cuando los mtodos de resguardo anteriormente descritos dejaron de ser efectivos, se desarrollaron otras tcnicas para marcar libros y demostrar su pertenencia a ciertos

    lugares especficos o de particula-res, algunos de los principales tipos de marcas son: marcas con tinta, marcas de fuego, sellos de placa, exlibris, ex donos1 y superlibros2. Las marcas a las que nos referiremos en este artculo sern nicamente las originadas por metales incande-centes.

    Especficamente, la prctica de rea-lizar marcas de fuego sobre los can-tos de los libros fue una actividad que se llev a cabo, en su mayora, durante el periodo Novohispano; sin embargo, como comentamos anteriormente, no existe ningn registro de dnde inici dicha prctica, a pesar de que algunas

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    Los principales tiposde marcas sobre

    libros son: marcas con tinta,

    marcas de fuego, sellos de placa,

    exlibris, ex donos1 y superlibros.

    teoras apuntan a que las marcas de fuego comenzaron en Espaa. Estas seales carbonizadas se co-locaban mediante un instrumento metlico incandescente sobre los cantos de los libros. Hoy en da se sabe que las diferentes figuras o le-tras que se imprimieron por medio del calor, pueden indicar el lugar al que pertenecan dichos ejemplares, ya que, en su mayora, fueron reali-zadas por distintas rdenes religio-sas que resguardaban estos libros, entre ellas destacan los agustinos,

    franciscanos, jesuitas, carmelitas descalzos, entre muchas otras. Ac-tualmente un equipo de colabora-dores en la Baslica de Guadalupe se encarga de realizar un catlogo para la identificacin y clasifica-cin de los diversos elementos con marcas de fuego que se encuentran en resguardo y as poder conocer su procedencia. Asimismo, conocer la procedencia de cada libro puede indicarnos los diversos fondos por los que est integrada la Biblioteca Lorenzo Boturini.

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    Los tipos de marcas de fuego son muy variados y fueron evolucio-nando en complejidad con el paso del tiempo; existen marcas de tipo figurativo, las cuales se refieren a signos emblemticos de algunas rdenes religiosas y en algunos casos escudos herldicos; y exis-ten los sellos epigrficos los cuales apelan a algn anagrama o resultan de la abreviatura de entidades reli-giosas. Tambin, en muchos casos encontramos marcas de fuego con epgrafes inversos, los cuales nos indican que estamos dentro de un mundo de cdigos internos que an estamos por descubrir.

    Finalmente, las marcas de fuego, adems de ser una caracterstica

    que nos ayudan a datar la proce-dencia de dichos libros, nos per-miten conocer los textos que cir-culaban en la Nueva Espaa; sin embargo han sido poco estudiadas debido a las vicisitudes que sufrie-ron los templos catlicos durante las leyes reformistas. Fue hasta la dcada de los ochentas que Rafael Sala, un bibligrafo cataln, y pos-teriormente algunas instituciones han realizado poco a poco, algunas iniciativas para darle un espacio de investigacin meritorio a estos c-digos carbonizados. Quiz la ma-nera en la que estas marcas proyec-tan la lejana de tiempo entre algo muy lejano y nuestra modernidad sea algo que nos recuerde las mara-villas del tiempo.

    1 Los ex donos es informacin explcita que se encuentra dentro del libro sobre los datos del donante.2 Los superlibros eran libros impresos en cuyas pastas se imprima una impronta que proceda de instrumentos en bronce que contenan escudos, monogramas o siglas.

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    LLAMA EL CARDENALA LA COMUNIN PARA LLEVAR

    LA MISERICORDIA

    BREVES

    Fieles y pastores de la Ar-quidicesis de Mxico participaron de la peregri-nacin anual y la Celebra-cin Eucarstica en la Baslica de Guadalupe, en la que el Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera, entreg las orientaciones pastorales 2016 donde llam a promover la comunin de la Iglesia local, y dio a conocer algunos nombramien-tos, entre ellos ratificando a Mons. Enrique Glennie Graue como Rec-tor del Santuario.

    Alrededor de 20 mil feligreses ora-ron el Rosario en el camino y en la Baslica de Guadalupe, previo a la celebracin de la Eucarista. A su llegada fueron recibidos por el Cabildo de Guadalupe. Poste-riormente se realiz una procesin en la que los pastores cruzaron la Puerta Santa colocada en la puerta principal, por el Ao de la Miseri-cordia.

    Al inicio de la Santa Misa, Mons. Enrique Glennie Graue, dio un mensaje de bienvenida a feligreses y pastores, destacando los acon-tecimientos de este ao 2016: la Visita del Papa Francisco; el Jubi-leo Sacerdotal por los 50 aos de ministerio del Emmo. Sr. Cardenal Norberto Rivera Carrera; la cele-bracin del Congreso Eucarstico Arquidiocesano, y el 40 aniversa-

    rio de la Nueva Baslica. Record tambin a Mons. Alberto Mr-quez, quien fuera miembro del Consejo Episcopal por 21 aos, y fue llamado a la Casa del Padre el pasado 2 de enero. Ms adelante en su homila, el Emmo. Sr. Cardenal Norberto Ri-vera, indic que este ao la pere-grinacin tiene un sentido especial por el Ao Jubilar de la Misericor-dia convocado por el Papa Francis-co que vendr especialmente para poner el Ao de la Misericordia en las manos de Nuestra Madre Mise-ricordiosa, Santa Mara de Guada-lupe, de quien recibimos al que es la Misericordia: Jesucristo nuestro Seor.

    Consider que las exigencias para la vida de nuestra Iglesia local se hacen fuertes y profundas, por lo que anim a dejarse interpelar por Jesucristo presente en su Evange-lio, como lo expres en las Orien-taciones Pastorales de 2016. De-jemos que la esperanza que nos trae el Salvador alimente nuestro espritu apostlico.

    Destac que el Evangelio ha sido y ser siempre el fundamento de la vida en el Espritu, y slo quien permanece en Cristo produce los frutos del Espritu. Por tanto, el fundamento de toda espirituali-

    dad cristiana es Jesucristo que no es un personaje del pasado, pues los evangelios son, por la accin del Espritu Santo, la Palabra viva que el mismo Jess nos dirige en el hoy de la historia. Record que un camino eficaz para que la Pala-bra llegue a nosotros es la Lectio Divina.

    El Cardenal Rivera explic que es importante mirar y aprender de Jess cuyo camino es el de la En-carnacin: se puso a s mismo en movimiento a partir de nuestros sufrimientos y de nuestras angus-tias. Slo teniendo los mismos sentimientos de Jess podemos ser capaces de una actitud pastoral mi-sericordiosa, seal.

    Pero indic tambin que para po-der ser portadores del mensaje de misericordia, se debe afrontar con conviccin el desafo de promover la comunin y hacer realidad que la Iglesia funcione como verdadero Cuerpo de Cristo, reflexin que se tuvo en la pasada Asamblea Dioce-sana. La nueva etapa de la Misin Permanente, aadi, est llamada a conjuntar el espritu misionero para llegar a todos, y llevar la fuer-za de la compasin a los alejados.Por ello llam a la humildad a Obispos, presbteros, Diconos; a los hermanos de la Vida Consagra-da les exhort a compartir sus do-

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    nes para la evangelizacin, y a los laicos, les dijo que su maduracin como discpulos misioneros debe tomar nuevo impulso en la misin permanente con el cuidado de la vida interior y su formacin apos-tlica.

    El Sr. Cardenal invit a todos a vi-vir la prxima visita del Papa Fran-cisco como un acontecimiento de Gracia. Destac la devocin de S.S. a Santa Mara de Guadalupe y su admiracin a San Juan Diego porque lo considera un modelo de laico evangelizador.

    Al trmino del mensaje del Sr. Cardenal, se dieron a conocer tres nombramientos. Se renov

    por cinco aos el nombramiento como Rector y Vicario Episcopal de Guadalupe, a Mons. Enrique Glennie Graue; se nombr cape-lln del Templo Expiatorio a Cris-to Rey al Pbro. Adrin Huerta, y al Pbro. Arturo Barranco, como Vi-cario de Pastoral. El Sr. Cardenal pidi a la asamblea orar por ellos, unos por otros, para que podamos construir esta Iglesia que el Seor ha puesto en nuestras manos.

    En la Oracin Universal se en-comend a esta Iglesia Particular y para finalizar la Santa Misa los presentes realizaron la oracin por el don de la persona del Cardenal y su ministerio sacerdotal que ha ejercido durante 50 aos.

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    JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ EN EL DA DE SANTA MARA MADRE DE DIOS

    BREVES

    En la Solemnidad de San-ta Mara Madre de Dios y durante la XLIX Jornada Mundial de la Paz, Mons. Christophe Pierre, Nuncio Apostli-co en Mxico, presidi la Eucarista donde exhort a no perder la espe-ranza en 2016 y a comprometerse a trabajar por la paz.Mons. Dr. Enrique Glennie Graue, Vicario General y Episcopal de Gua-dalupe y Rector del Santuario, le dio la bienvenida y explic que el Sr. Nuncio es el representante de S.S. el Papa Francisco y le dese que en este ao el Seor lo llene de bendiciones y Santa Mara lo proteja.

    Mons. Pierre expres los mismos deseos de su corazn para el Rector de la Baslica, para el Cabildo y sa-cerdotes, as como para las familias y todos los mexicanos. Invit a no perder la esperanza en este 2016 y a comprometerse a trabajar por la paz en los diversos mbitos bajo el regazo de la Madre de Dios, de cuya humildad y sabidura quere-mos aprender para saber acoger en nuestras vidas a Jess.

    En su mensaje, resalt el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de la Paz de este ao titulado Vence la in-diferencia y conquista la paz. Seal que nuestros corazones deben estar llenos de alegra por lo que dijo el ngel a los pastores en Beln y que tambin ahora nos lo dice a nosotros: Hoy nos ha nacido un Salvador. Manifest que en nuestro corazn no debe haber sitio para el temor ni para la indiferencia, sino que debe

    estar lleno de gozo y de vivo amor al Dios con nosotros.

    Coment que es una gran leccin que nos dan los humildes pastores al acoger la invitacin de ir en busca de Jess que cambia la vida, llena de gozo y mueve a proclamar a el evan-gelio todas las gentes embargndolas de verdadera alegra.

    Explic que con el nacimiento del Hijo de Dios todo cambia en el mundo y en nuestra historia; que no estamos solos, que l es la Luz que ilumina la existencia recluida frecuentemente en la oscuridad del individualismo, el egosmo, la am-bicin y la soberbia, y que esta Luz muestra claramente el camino a se-guir para alcanzar la meta, acogiendo sin cesar la misericordia del Padre, siendo misericordiosos como l.

    Urgi a vencer la indiferencia y con-quistar la paz, a mirar a nuestro al-

    rededor con los ojos misericordiosos de Jess y convertirnos en puerta de misericordia para que muchos que sufren a causa de la indiferencia en-cuentren en nosotros un verdadero puente del amor de Dios.

    Exhort a que los creyentes y los no creyentes, el pueblo, las autorida-des, los padres de familia, los maes-tros, las instituciones, los medios de comunicacin, etc., se abran a cuan-tos viven en las periferias existencia-les que el mundo moderno crea, sin caer en la indiferencia que humilla y en el cinismo que destruye. Anim a no ser indiferentes al dolor, a la suerte y al sufrimiento de los dems para que, ante la cultura de la indi-ferencia que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida cambie y se llene de la empa-ta, compasin y misericordia que es posible adquirir por medio de la oracin y los sacramentos.

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    BREVES

    SANTA LUCA XANTEPEC Y SAN MATEO TLALTENANGO PEREGRINAN UNIDOS

    JUGUETN LLENA DE ALEGRAA NIOS EN LA BASLICA

    En su dcima octava pere-grinacin llegaron a pie peregrinos de Santa Luca Xantepec y San Mateo Tlaltenango, a las plantas de Santa Mara para pedirle que les aumen-te la fe y vivir segn la voluntad del Padre Celestial.

    El Pbro. Frederick Hansen, de la Dicesis de Oslo en Noruega,

    al norte de Europa, dio la bien-venida a los peregrinos y celebr la Santa Misa. En su homila co-ment que la Virgen quiso unirse al pueblo mexicano y a todos los pueblos del mundo mediante la revelacin a San Juan Diego y en Ella podemos ver el ejemplo del verdadero cristiano, el verdadero discpulo que quiere solo unirse con el Seor.

    Indic que a travs de su ejemplo en la sencillez, la pobreza, la aper-tura de su s a Dios, buscamos el Hgase en m segn tu volun-tad. Por ello, el P. Hansen clam a Santa Mara de Guadalupe su ayuda y gracia para ser esclavos de la voluntad de su Hijo Jess, y pi-di a la asamblea rezar por l que tambin es un peregrino.

    Decenas de nios se con-gregaron en el atrio de la Baslica de Guadalu-pe el Da de los Reyes Magos, para recibir un juguete a manos de directivos de la Basli-ca de Guadalupe encabezados por Mons. Enrique Glennie Graue, Vicario General y Episcopal de Guadalupe y Rector del Santua-rio, quienes participaron con el conductor de televisin Ricardo Oubert.

    En el marco del Juguetn que cada ao se realiza en diferentes partes de la Repblica Mexicana, se repartieron cientos de mue-cas, pelotas, bicicletas, juegos de th, carritos, y otros juguetes que llenaron de alegra a los pequeos de todas las edades reunidos en el Santuario.

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    PEREGRINAN LAS HIJAS DE MARA INMACULADA DE GUADALUPE

    BREVES

    La Congregacin de las Hi-jas de Mara Inmaculada de Santa Mara de Guadalupe se reuni en la Baslica para honrar a la Santsima Virgen siguien-do las huellas de su fundador, el Sier-vo de Dios Jos Antonio Plancarte y Labastida. En el inicio del Jubileo extraordinario del Ao de la Mise-ricordia pidieron para que el rostro amable de Jess Misericordia sea su gua en la misin que les ha confiado.

    Ofrecieron la Sagrada Eucarista en accin gracias por el 175 aniversario de su natalicio, motivo de inmensa gratitud al Seor, pues de la fecun-didad del don de su vida y viviendo el Evangelio emergieron preciosas obras que la congregacin realiz en su caminar para mayor gloria de Dios y en bien de la Iglesia.

    Mons. Emilio Carlos Berlie, Arzobis-po Emrito de Yucatn, presidi la Santa Misa. Dio la bienvenida a las religiosas, en particular a la Madre

    Superiora General, Elba Guadalupe Ruiz Bueno, a su consejo y a las ma-dres provinciales.

    En su reflexin Mons. Berlie medit sobre el Siervo de Dios Jos Antonio Plancarte y Labastida para recordar el 175 aniversario de su nacimiento y sus 150 aos de vida sacerdotal. Explic que es un hermoso modelo y ejemplo de lo que significa la res-puesta afirmativa a Dios Nuestro Se-or en la generosa fidelidad, de un s como el que la Santsima Virgen dio al ngel y que se mantiene a lo largo de toda la vida.

    Resalt que el Padre Plancarte se vio probado por mltiples sufrimientos: fsicos, morales y eclesiales, lo que lo llev a consolidar su fe, a experimen-tar la misericordia de Dios, a crecer en unin con l, a sensibilizarse ante los retos que proponen los desafos humanos en las vicisitudes que se presentan y enfrentar un proceso de maduracin espiritual que le permi-

    ti acercarse a los peregrinos de la vida que padecen mayor fragilidad para ofrecer su ayuda, devocin ma-riana, consejo, consuelo y servicio.

    Indic que estas actitudes las concre-tiz en obras de misericordia, como lo fue la fundacin del Instituto de Religiosas Hijas de Mara Inmacula-da de Santa Mara de Guadalupe el 2 de febrero de 1878. Enfatiz que este siervo de Dios se encarg de la cons-truccin de la Colegiata de Guadalu-pe y que fue el principal promotor de la coronacin pontificia de Nuestra Seora de Guadalupe el 12 de oc-tubre de 1895, ao en que tambin fue nombrado abad de la Baslica de Guadalupe.

    Su ltima obra fue la construccin del Templo Expiatorio Nacional dedica-do a San Felipe de Jess, consagrado el 5 de febrero de 1897. Mencion que es considerado el fundador y pro-motor de la expiacin nacional de la Adoracin Nocturna Mexicana.

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    PEREGRINACIN ANUAL DE LAS MISIONERAS DE SAN JUAN BAUTISTA

    BREVES

    En su peregrinacin anual las Misioneras de San Juan Bautista pusieron en las manos del Seor todas las intenciones y necesidades de la Congregacin y acudieron a la in-tercesin de Santa Mara de Gua-dalupe para que siga cuidando a esta Familia Misionera.

    El Pbro. Carlos Rodrguez en su reflexin coment que en la Car-ta Apostlica que el Papa Francis-co dirigi a todos los institutos de Vida Consagrada los invitaba a vi-vir tres cosas: a ser siempre agrade-cidos, a vivir con pasin el presente y a mirar el futuro de la congrega-cin con esperanza.

    Expres que ser siempre agradeci-dos no se trata de un ejercicio de arqueologa o de nostalgia, ni de

    pensar que los tiempos pasados fueron los mejores, sino sobre todo de mirar el camino de cada congre-gacin y descubrir cmo el Seor ha sido grande, bueno y misericor-dioso con toda la comunidad.

    Indic que cuando el Papa Fran-cisco habla de vivir el presente con pasin sobre todo nos pide que tengamos en cuenta dos aspectos: el primero es que jams nuestra vida se desprenda de la escucha, de la meditacin y de la puesta en prctica del Evangelio, puesto que esto ltimo es la norma y re-gla de oro para la vida, tanto per-sonal como comunitaria en toda congregacin. Y el segundo es que seamos discpulos constructores de Comunin con Cristo, que es el rostro de la Misericordia del Pa-dre, y que jams le demos el dere-

    cho de habitar en medio de nues-tra comunidad a todo aquello que pueda dividirnos.

    Seal que mirar el futuro de la congregacin con esperanza con-duce a nunca dejar de ser profeca para los dems, es decir mostrar que Dios es fiel y siempre cumple su promesa, an en aquellas tareas que pudiesen parecer las ms pe-queas e insignificantes.

    Pidi al Seor que por intercesin de Santa Mara de Guadalupe las colme de gracias y bendiciones, las ayude a seguir fieles a la enco-mienda que l les ha hecho y que todos los das a travs de los votos por los cuales se han consagrado sean una expresin de la alegra de vivir cada una el Evangelio.

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    AMAR Y PERDONAR, SIGNOS DE LA FE: MISIONEROS DE LA CARIDAD

    BREVES

    En su peregrinacin al Te-peyac los Misioneros y Misioneras de la Caridad dieron gracias por todos los beneficios recibidos en este ao y consagraron el que empieza a Santa Mara de Guadalupe, ade-ms de congratularse por el recin anuncio de la prxima canoniza-cin de su fundadora, la Beata Te-resa de Calcuta por su Santidad el Papa Francisco.

    El Padre Cyril DSilva superior de los Misioneros de la Caridad record que el 18 de diciembre en el Jubileo de la Misericordia el Papa Francisco aprob el mila-gro atribuido a la intercesin de la Beata Madre Teresa de Calcuta conocida como La Santa de las alcantarillas.

    Record que el Papa Francisco durante la audiencia del 16 de di-ciembre explic que la misericordia y el perdn no deben quedarse en palabras bellas, sino realizarse en la vida cotidiana. Indic que amar y perdonar son el signo concreto visible de la fe que transforma el corazn y permite expresar en no-sotros la vida misma de Dios.

    Resalt que estamos llamados a ser mensajeros de la misericordia de Dios y que es un privilegio estar en la Baslica de Santa de Guadalupe y entrar por la Puerta Santa, la cual abri nuestro Pastor y Padre el Cardenal Norberto Ri-vera el pasado 12 de diciembre, y que no es una actividad mecnica, sino el encuentro con la Miseri-cordia de Dios.

    El Padre Cirilo asimismo expres que la Beata Teresa de Calcuta se convirti en smbolo del amor mise-ricordioso de Dios a los ms pobres de los pobres, no por su fuerza de vo-luntad, sino por su encuentro diario con la sed misericordiosa del Seor.

    Cit las palabras de San Juan Pablo II, gran admirador de Madre Teresa, que dijo durante su beatificacin: El grito de Jess en la cruz: tengo sed, expresa que la profundidad del anhe-lo de Dios por el hombre penetr en el alma de Madre Teresa y encontr un terreno frtil en su corazn.

    Finaliz acudiendo a la intercesin de la Beata Teresa para ser instrumentos de la misericordia de Dios para todos aquellos con los que nos encontremos a lo largo de nuestra vida.

  • BOLETN 2016 41

    ORATORIOS DE SAN FELIPE NERIEN EL TEPEYAC

    BREVES

    Los fieles de los Oratorios de San Felipe Neri arribaron a la Casita Sagrada de Santa Mara de Guadalupe con el gozo de celebrar el gran misterio de la fe a imitacin de San Felipe Neri y para pedirle a Santa Mara de Gua-dalupe seguir la luz de Cristo Jess.

    La Eucarista fue presidida por Mons. Jos Benjamn Castillo Plascencia, obispo de la Dicesis de San Miguel Allende, quien dio la bienvenida a todos los oratorios del pas y a sus comunidades. Ex-

    pres que Santa Mara es la Madre de los ojos misericordiosos e invi-t a saber encontrar en Ella a su Hijo, que es expresin amorosa del Padre Celestial. Anim a ser verda-deros hermanos llamados a vivir la misericordia que Dios quiere para todos.

    El Pbro. Roberto Albarn salud al obispo, a los superiores, presb-teros, laicos y fieles en general de las diferentes congregaciones de la Federacin Mexicana. Explic que en el ambiente de la Navidad han

    venido atrados por la luz que es Jesucristo, motivo de contempla-cin que ilumina la vida de todo hombre, que da sentido y conteni-do a todos y que se ha manifesta-do en carne mortal. Seal que el Hijo de Dios se ha hecho visible a nosotros, y como dice San Juan hemos de vivir en la luz de Cris-to cumpliendo los mandamientos como l lo hizo.

    Indic que en la vida oratoriana se vive la luz de Jesucristo cuando se comparten responsabilidades, se tiene inters por los dems y se da a Cristo a otros. Expuso que cuan-do un sacerdote es capaz de ilumi-narse y dejarse tocar por la luz y alimentarse de Cristo en la Euca-rista, entonces l alimentar a sus fieles y ver la presencia de Cristo en ellos a travs de su cercana, de su confianza, de frecuentar los sa-cramentos, de escuchar la predica-cin, de ir a pedir una orientacin para la vida, por lo que la luz de Cristo se ve manifiesta en la vida diaria de las personas.

    Mencion que San Felipe Neri era devoto de la Santa Misa, que la celebraba con dignidad y mu-cho amor, y que esto lo hizo capaz de animar a muchas personas a la vida buena y a las acciones propias de los Oratorios, que son las obras de misericordia que ahora el Papa Francisco ha insistido a vivir en este Jubileo de la Misericordia.

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