Boletín 11-12

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Literatura y Lingüïstica

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R E V I S T A T R I M E S T R A L

Ó R G A N O DEL

D E P A R T A M E N T O DE

C A S T E L L A N O ,

L I T E R A T U R A Y L A T Í N D E L

I N S T I T U T O PEDAGÓGICO

DE C A R A C A S

Director:

Luis QUÍROGA TORREALBA

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INSTITUTO PEDAGÓGICOCARACAS

Manuel Mantener Director

José Facundo Camero. Subdirector

Ramón Pina-Daza . . . . Director de Cultura

Gisela Muskus de Falcan . . . . . Jefe del

Departamento de Biología y Química.

luis Quiroga Torrea Iba Jefe del

Departamento de Castellano, Literatura

y latín.

Pedro Luis Díaz García Jefe del

Departamento de Filosofía y Ciencias

de la Educación.

José Alejandro Rodríguez Jefe del

Departamento de Física y Matemáticas.

Rubén Carpió . Jefe del

Departamento de Geografía e Historia.

Rafael Herrera jefe del

Departamento de idiomas Modernos.

Antonio J. Medina Jefe del

Departamento de Investigación y Exten-

sión Pedagógicas.

Elio Gómez Grillo Jefe del

Departamento de Pedagogía.

Manuel Gallegos Jefe de la

Sección de Educación Física.

mm* PÓRTICO 7

* LUIS QjJIRQGA TORREALBA

La Especialidad de Castellano, Literatura yLatín en el Instituto Pedagógico II

* GUILLERMO FLITNER

Algo sobre el Sentido de la FormaciónBásica en los Liceos

* LUIS B. PRIETO FIGUEROA

Sarmiento, Maestro Americano 25

* EDGARDO CREMA

El Dr. José Gil Fortoul (1861-1943) 53

^ A. G. ORIHUELA

Semblanza de un Maestro: Azorín 67

La Cuentística de Horacio Quiroga

* NOTICIAS 89

J U L I OA 1961

DICIEMBRE

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Consejo de Redacción:

RAMÓN PlffA-DAZA

MARIO TORREALBA LOSSI

MARCO ANTONIO MARTÍNEZ*

OLGA DE LEÓN DE PADRÓN

J. N. SILVA CASTILLO

Portado,r 'í-brancas y

Diagramación :

RAMÓN PIÑA-DAZA

* ESTE BOLETÍNLO EDITA TRIMESTRALMENTE LA

DIRECCIÓN DE CULTURA DELINSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS

PARA EL DEPARTAMENTO DE CASTELLANO,LITERATURA Y LATÍN

DEL MISMO INSTITUTO,A CUYO CARGO ESTALA ADMINISTRACIÓN.

* SE AUTORIZA LA REPRODUCCIÓN DEL MATERIALCONTENIDO EN ESTA PUBLICACIÓN,

SIEMPRE QUE SE MENCIONE SU ORIGEN.

* LAS OPINIONES DENUESTROS COLABORADORES NO SON,

NECESARIAMENTE,LAS DE LA DIRECCIÓN.

* VALOR DE LASUSCRIPCIÓN ANUAL BS. s.oo

CIO

Venezolana1936 1961

r

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I N S T I T U T O PEDAGÓGICODEPARTAMENTO DE CASTELLANO

LITERATURA Y LATÍN

Po'rtico

Jefe del Departamento:

LUIS QUIROGA TORREALBA

Profesores:

JOSÉ CAPOBIANCO

ENCARNACIÓN CASE PUYO

PEDRO DÍAZ SEIJAS

LUISA CORREA DE JENE

JUAN MANUEL GONZÁLEZ

AÍDA DE HERRERA

MARCO ANTONIO MARTÍNEZ

ARMANDO MARTÍNEZ PEÑUELA

MARÍA MERCEDES OJEDA

AUGUSTO GERMÁN OR1HUELA

OLGA DE LEÓN DE PADRÓN

RAMÓN PIÑA-DAZA

FÉLIX JOSÉ POLEO

LUIS QUIROGA TORREALBA

FEDERICA DE RITTER

MARÍA TERESA ROJAS

PANAYOTIS ROUFOGALIS

ÓSCAR SAMBRANO URDANETA

MARÍA DE TENGLER

MARIO TORREALBA LOSSI

HORACIO VANEGAS W.

MARISA VANNINI

LUIS ALFONSO VIVAS/

Oficiales de Secretaría:

YOLANDA ISRAEL DE BECERRA

LILIA OSIO DE GAMEZ

del recueído y el afecto, como' — -mente se preparan en sus aulas.

F.ch.d. dd In.t»«to P.d.«6íico d.«- 7

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Qué lejos se nos presenta ahora aquel 30 de Setiembre de1936, cuando por virtud de un Decreto Ejecutivo nace a la luz de lacultura nacional, el Instituto Pedagógico.

Nació, como cualquier hijo de familia modesta, amparado porla paternidad del Dr. Alberto Smith, Ministro de Educación, para enton-ces, en una vieja casona de Cipreses a Velázquez Ns 2.

Era el momento de las innovaciones en materia educativa enVenezuela, y la edificación propia para el Instituto era asunto secun-dario.

Allí, en ía cuna de su nacimiento comenzó su primera infancia,allí dio sus primeros "pininos" y fue como todos los niños en suprimera edad, dio traspiés, casi se fractura, y luego se levanta, seyergue decidido y continúa sus primeros pasos. También tuvo susquebrantos, y así en el año de 1938, debido a reformas introducidasen 1937 casi se muere. Muchos llegaron a creer que el Instituto Peda-gógico no podría superar esta crisis, pero le sucedió como a los niñoscon sarampión, una vez pasada la fiebre, ya no había nada que temer;y fue así como lo vimos recuperarse y ya para 1939, restablecido,todavía convalesciente, pasa a las manos de un magnífico tutor, elDr. Escobar Lara, quien fuera su director hasta 1941.

Para 1940 ya tiene 4 años, y se perfilan en él sus caracteressobresaliente; la finalidad de su nacimiento está bien definida: laformación del profesorado de Educación Media, ía carrera de profesor.

Fue entonces cuando la Ley de Educación lo viste de etiqueta,al asentar en su artículo 76: "La Educación Superior se suminisuoen las Universidades o Cátedras Universitarias que se establezcanaisladamente y en el Instituto Pedagógico...".

A partir de esa fecha continúa su normal desarrollo y para1943 completa su primera infancia con la primera graduación.Los alum-nos del Instituto Pedagógico por primera vez visten como sus hermanosuniversitarios de toga y birrete; fue un 23 de junio aquel hecho memo-rable.

Desde aquel momento el Pedagógico camina sobre pasos segu-ros y para los años de 1945, 1946, 1947 mejora su profesorado; porsus pasillos pasean su sabiduría, su bondad, su charla grata profeso-res como Eugenio Imaz, Augusto Pi Suñer, José Bergamín, Ángel Ro-senblat, José Luis Sánchez Trincado, y otros tantos, todos insignesmaestros.

Por los años de 1950-52 vive momentos críticos, está ahoraviviendo su adolescencia y tócale, como a tantos adolescentes, unambiente comprensivo que no le permite dar rienda suelta a sus ímpe-tus y aspiraciones juveniles. No obstante eso, continúa su labor, siguesu desarrollo, un poco lento, pero fructífero.8

¡

81Pbro. Dr. Manuel Montaner

Director del Instituto Pedagógico

Para el año de 1956 celebra gozoso su mayoría de edad, estos20 años se ven coronados por un balance de casi un millar de profeso-res graduados, todos dispersos en los cuatro confines de la República.

En 1958 coincide con sus 22 años, el cambio de la vida polí-tica del país, y como en esos momentos todo se renueva, también elPedagógico se revitaliza.

Se abren de nuevo sus puertas a los maestros normalistas y estanta la afluencia de alumnos que sus aulas se hacen insuficientespara contenerlos.

Una nueva vida vibra en sus pasillos y también nuevas espe-ranzas, que se aunan para hacerlo más fuerte y devolverle la solidezque en años anteriores estuvo casi aniquilada.

Hoy, en la plenitud de su juventud, con muchos hijos sembran-do la semilla del saber por todos los rincones de nuestra querida Ve-nezuela, se siente seguro y firme, y con justificado orgullo levantala cabeza para celebrar sus 25 años.

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LUIS QUIROGA TORREALBA

La Especialidad de

Castellano, Literatura y Latín

en el Instituto Pedagógico

En los veinticinco años que acaba de cumplir el Instituto Pedagó-gico de Caracas, los estudios correspondientes a la especialidad deCastellano, Literatura y Latín, con que se menciona a los profesoresegresados del Instituto para ejercer la docencia en las asignaturas decarácter humanístico, han seguido el proceso de desarrollo y adapta-ción con que nuestra Casa de Estudio se ha enfrentado, desde su fun-dación, al propósito de formar, de la manera más eficiente posible, alprofesorado venezolano. Desde los primeros años, el plan de estudiosestuvo siempre organizado con miras a una preparación adecuada, almenos en lo indispensable, del profesor que tendría la responsabilidadde explicar en los cursos de educación secundaria las asignaturasvinculadas con la enseñanza de nuestro idioma, de la historia literariay de la lengua latina. Tomando en cuenta, para entonces, la índole de¿os estudios secundarios, la especialización que en tales materiasproporcionaba el Instituto Pedagógico estaba comprendida en el cono-cimiento de las siguientes asignaturas: Gramática General y Castella-na, Fonética Castellana, Latín y Raices Griegas, Lingüística, Litera-tura General y Comparada, Literatura Española y Americana y Estiloy Composición. Posteriormente, con la diversificación de los estudiosde educación secundaria en los dos ciclos que actualmente la carac-terizan, se fue ampliando gradualmente el pian de estudios de la espe-cialidad (así como la duración de los cursos), a medida que lo reque-rían las condiciones de preparación exigidas por las nuevas necesida-des educativas. De esta manera, los cursos subsiguientes incorporan

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un grupo más de asignaturas, indispensables tanto para la competenciade los egresados como para asegurar en una u otra forma su más com-pleta formación. Se explican entonces nuevas materias: Literatura Ve-nezolana, Historia de la Lengua. Española y Francés (recientementeincluido), y se siguen en cursos independientes el Griego y la Litera-tura Hispanoamericana. De allí la composición actual de nuestro plande estudios (sin aludir a las asignaturas de carácter profesional), queha venido acomodando y ajusfando el provechoso suceder de los últi-mos catorce años.

Pero tras la determinación de cursos y materias, sobre las exigen-cias cada vez más imperiosas de las más variadas necesidades educa-tivas del país, la preocupación de mejoramiento y superación ha cons-tituido el primordial factor de modificaciones y ajustes. La oriertaciónde cada una de las tres asignaturas que distinguen la mención acadé-mica de la especialidad (Castellano, Literatura y Latín) ha respondidoal indeclinable propósito de asegurar en lo sucesivo la más rigurosa

preparación que ha de ostentar el profesor egresado del ¡asrie-o Feda-óeico para el cabal desempeño de su ejercicio profesional. En este

sentido, se aspira a proporcionar al futuro profesor el más amplioconocimiento de las ciencias relacionadas con la lengua española ysus literaturas, y a proveerle de una formación básica, indispensable,en lenguas clásicas. El estudio de nuestro idioma se vincula así conlos aspectos más importantes de su evolución, de su estado actual, desu gramática y de las técnicas de su enseñanza; con las necesariascorrespondencias determinadas por las conexiones del castellano ensu derivación de la lengua latina; y con el desenvolvimiento del sen-tido de análisis y crítica en el examen histórico y literario de lasobras fundamentales de nuestra literatura.

Ese es, pues, el propósito que ha de ser condición básica paralograr de cada promoción de la especialidad un profesor cada vez me-jor capacitado, con dominio de conocimientos, con altas condicionesprofesionales, con iniciativa y deseos de superación y plenamenteencauzado en una disciplina de estudios que exige la más firme yhonda disposición espiritual.

Local que ocupa en la «dualidad el Departamento deCastellano, Literatura y Latió del Instituto Pedagógico

de Caraca*.

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GUILLERMO F L I T N E R

Algo sobre el Sentido

de la Fortnacio'n Básica

en los Liceos

Fragmentos de una conferencia dictadaante la "Asociación de amigos del Gimna-sio Lessing" en Francfort por el Dr. Gui-llermo Flitner, Profesor de Pedagogía enla Universidad de Hamburgo y Director delInstituto Pedagógico de la misma ciudad

(Em).

En un ensayo recientemente publicado por Eduardo Spranger yErich Haag sobre el sentido que tiene en nuestra época el liceo hu-manístico, se considera difícilmente comprensible la idea deforma-ción en que se basa este tipo de liceo. Para moderar esta opinión sedebe agregar que sólo al ver la idea desde fuera se la entiende tandifícilmente; pues aquéllos que cuando jóvenes fueron conducidos poreste camino de formación humanística, suelen afirmarlo más tardedecididamente y le guardan una lealtad semejante, a menudo, a laternura de un amante.

ENLACE CON LOS FUNDAMENTOS

¿Cómo explicar tal discrepancia de opiniones acerca de una escue-la como ésta que existe desde hace más de 400 años y que desde ha-ce por lo menos de 130 a 150 años tiene la forma actual habiendo dis-frutado siempre entre sus alumnos de la más alta autoridad? ¿Quizás

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sea precisamente esta antigüedad y su distancia del presente un argu-mento legítimo contra ella? ¿Quizás no haya podido equilibrar a sutiempo debido el cambio de su función con la transformación de sucontenido? Si es cierto que el liceo humanístico siempre ha mantenidolos estudios antiguos, también es cierto que les ha atribuido en elcurso de los tiempos funciones muy distintas •. •

A ninguno de los actuales pedagogos se le ocurre seriamente hoydía considerar al liceo humanístico como el único tipo de liceo pro-piamente dicho que puede llevar al "examen de madurez" (el examenintegral al finalizar los estudios de Secundaria, (Trad.) ). Tampocoopina nadie que los liceos han de ser estructurados exclusivamentecomo lugares de preparación para la Universidad. Y, por último, lamayoría de los educadores conviene también en que las más esencia-les asignaturas de los nuevos tipos escolares han de ser incluidas allado de las lenguas clásicas en el programa de los liceos humanísti-cos. El huoianísta no quiere prescindir ni de las lenguas modernas nide un conocimiento básico de las ciencias naturales ni de una intro-ducción a la historia y al estudio del mundo social moderno.

BAJO LA PRESIÓN DE LA COMPETENCIA

Hoy día, por lo tanto, el liceo humanístico compite con otras es-cuelas de Secundaria que tienen su propia estructura, cultivan otrosc a m p o s de enseñanza y sin embargo tienen la misma función, es de-cir, ofrecen una formación mental básica que hace posible estudioscientíficos y por ello preparan a sus alumnos para la madurez univer-sitaria. El liceo humanístico se ve obligado a enseñar, al lado de losestudios de la antigüedad, también materias realistas y las llamadasmodernas. Y también ha de competir con escuelas que pueden introdu-cir en la conexión de nuestro mundo con las bases antiguas, aun cuan-do no encauzan el acceso lingüístico a ellas o sólo lo hacen medianteel latín. Pues existe un arte de traducir altamente desarrollado quehace posible leer las obras antiguas traducidas y comentadas de ma-nera perfecta.

SE EXIGE UNIVERSALIDAD

Estos hechos no tienen su fundamento en el cambio de las opinio-nes pedagógicas, sino que tienen sus motivos objetivos en las altera-ciones de la vida espiritual europea y en la nueva posición que lasciencias han tomado frente a la estructura de nuestra sociedad. Conello surgen problemas cuya solución es difícil.

Por un lado, hay la exigencia didáctica de un "estudio general"o sea, de la formación básica común. Ella debe introducir al mundo16

espiritual-moral presentado a nuestro recinto cultural como ua todocoherente y esta introducción debe estar dirigida con la finalidad deque el alumno debe hacerse estudiante capacitado para estudiar sobreesta base universal y en cualquiera de las Universidades alemanaso de países semejantes, cualesquiera estudios científicos.

Y Á L Á V E Z C O N C E N T R A C I Ó N

Pero por otra parte, no debe pasarse por encima de otro conoci-miento pedagógico esencial: sólo una actividad llevada a cabo condisciplinada c o n c e n t r a c i ó n mental forma a la juventud. Esto exi-ge que el trabajo y los intereses se concentren en lo que es producti-vo en cuanto a la forma, y fundamental en cuanto al contenido. Enprimer lugar, son nuestras universidades las que exigen el "estudiogeneral" y cuanto más se especializan nuestras ciencias y cuantomás difícil se hace conocer las conexiones entre ellas y comprendersus relaciones con la vida, con tanto mayor urgencia se pide que elliceo ha de lograr una sólida base por el "estudio general".

Pedagogos comprensivos reclaman cada vez de nuevo la otra exi-gencia, y de este modo la tendencia hacia la universalidad es limitadapor la exigencia de la concentración. Ya desde hace decenios lospedagogos se remiten en este sentido a Pestalozzi, Goethe y Guiller-mo de Humboldt. Humboldt deseaba que el liceo "cultivara armónica-mente todas las capacidades" y opinaba que "el camino hacia allíera sencillo y seguro. La escuela debía ejercitar sólo en el menornúmero posible de asignaturas, desde el mayor número de aspectos, lafuerza del alumno y debía inculcar en el ánimo todos los conocimien-tos de tal modo que la comprensión, el saber y la creación espiritualse hicieran atractivos no por circunstancias exteriores, sino por suprecisión, armonía y belleza interiores". Que nadie se distrajera con

conocimientos particulares" en vez de movilizar todo su ánimo "pa-ra las aspiraciones científicas más elevadas". En el sentido de Hum-boldt escribió también Tycho Mommsen en 1869: "Una legislaciónescolar sabia tendría que dirigir su atención hacia la concentraciónde la fuerza juvenil, en primer lugar, creo, por la disminución de lasasignaturas obligatorias, de modo que se deje más para la libre esco-gencia, para el genio". Estos dos temas antinómicos también hoy díatienen vigor tanto para el liceo humanístico como para el tipo moderno.También la dificultad práctica de encontrar entre los extremos untérmino medio es común a ambas. Pero en nuestra situación, el liceohumanístico parece relativamente bien preparado para la solución delproblema didáctico aún no resuelto.

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LAS FUERZAS FORMATIVAS DE LA LENGUA

¿En qué consistiría esta favorable situación si el liceo humanísti-co pudiera dominar el problema didáctico del presente? Se concentrarelativamente en pocas materias en los puntos de gravedad de su pro-grama y logra con pocas asignaturas muchas cosas decisivas que des-de el punto de vista de la formación espiritual básica y de la conduc-ción hacia el trabajo y el pensamiento científicos son favorables. Aun-que difícilmente puede ser liberado de sus 9 ó 10 asignaturas, sinembargo mantiene entre ellas una jerarquía indiscutida que resultade medidas meramente didácticas. En el centro están las fuerzas for-mativas de la lengua. Lo que se puede adquirir con el estudio de todalengua se ofrece también aquí, pero con un contenido lingüístico queen varios aspectos ofrece algo fundamental para toda la orientaciónespiritual de nuestra vida. No sólo que la gramática, la riqueza enpalabras y el arte estilístico de las lenguas clásicas tienen un altorango, sino que los conceptos con los cuales los antiguos pensaban,sus gestos del lenguaje y los temples de su ánimo están a una distan-cia sumamente significativa del modo europeo moderno de pensar ysentir.Esta distancia le hace más fácil al alumno poner de relievela imagen habitual de nuestra realidad dentro de la cual vivimos inge-nuamente desde la juventud, frente a la imagen verdadera del hombrey del mundo; pues él ve a través de esa otra imagen habitual adquiridaingenuamente cómo el hombre está inhibido por ella, y cómo al mismotiempo sabe elevarse a la esfera de una realidad idealista, originariay verdadera. Esto puede transformarse en una experiencia espiritualbásica de la que más tarde emanarán aspiraciones legítimamentecientíficas.

MODELO DE UNA CULTURA ENTERA

Además, las lenguas abren, aunque hoy día debido al reducidonúmero de clases sólo en ámbito pequeño y de una manera incompletael acceso a las obras literarias de los antiguos. Por cierto que aúnson las obras más grandiosas y de forma más acabada de la literaturamundial, y el Nuevo Testamento está entre ellas. En todo caso, laformación de nuestra juventud debería abrir el acceso a ellas tambiénen los liceos que no enseñan las lenguas clásicas, y sobre todo ahoracuando la enseñanza de estas lenguas ya no llega a la lectura fluidade los autores antiguos. Pues, tenemos como ya antes mencionamos,precisamente de los escritores antiguos traducciones que manifiestanla más alta cultura en el arte de traducir. Pero hay que conceder enque el encuenffo y contacto con estas obras son completamente dis-tintos cuando ellas, aunque en fragmentos, son accesibles en el textooriginal. El tesoro de alma y conceptos de la antigüedad cobra inme-18

d'ata vida cuando se percibe de la misma manera en que ha sido habla-d v escrito. Pero para esto se necesita un dominio seguro del esque-leto gramatical; por ello me parecería más adecuado limitarse a unade las dos lenguas en vez de no alcanzar esta meta en ninguna deellas.

Lo que presta un significado especial a estas obras y a toda laesencia de la humanidad antigua es el juego doble entre lo extraño

lo consanguíneo que nos ofrecen y el hecho de que nos esbozan elcuadro total de una cultura humana con la cual durante toda nuestravida podemos mantener un trato espiritual y formativo. Willamowitzacuñó la frase de que la antigüedad nos ofrecía "el modelo de unacultura entera". Esta parece ai filólogo de las lenguas antiguas uncampo concluido, acabado en sí y por ello clásico. Llegar a conocerloes instructivo y "entusiasmante", como dice Willamowitz, aun cuandoya no se considera ejemplarPara nosostros, los griegos y romanos ya no son más que "casos emi-nentes" de lo humano y -para usar una expresión de Goethe- "exem -pía quae docent", paradeigmata que nos pueden decir lo que no somos.

Pues el tema primordial de todas las escuelas nuestras han deser las verdades, los temples anímicos y constituciones éticas vale-deros para nosotros europeos del siglo XX. También en tanto quequerramos preparar a la juventud para los estudios científicos, laprimera misión del liceo humanístico ha de ser buscar los fundamen-tos vigentes de nuestra existencia, y cuando éstos empiecen a reve-larse, deberían encajarse en el desarrollo de los estudios aquellasexperiencias de contraste liberadoras y productivas.

ORÍGENES DE NUESTRA EXISTENCIA ESPIRITUAL

Por lo tanto, tenemos que preguntarnos cuáles asignaturas seexigen en los liceos para poder basarse de inmediato en la verdad ycomo representa aquella vivencia de contraste provocada por los estu-dios de la antigüedad, un factor favorable para aumentar el efectofoímativo y para proteger contra el falso dogmatismo. De ello resultaun aspecto nuevo para la trascendencia de la antigüedad; entoncesla^formación básica del liceo quiere deck: inducir al alumno en losorígenes de nuestra existencia espiritual personal y política, condu-cirlo a la comprensión de sus fundamentos.

Pues los poetas pensadores e historiadores griegos y romanoscontienen ciertos orígenes comprobables y aun valederos de nuestravida espiritual moderna.

Contiene los comienzos de aquel espíritu ilustrado y crítico qwese ha desenvuelto sobre la base del pensamiento arcaico, mágico ynitológico y con el cual viven todavía los pueblos modernos.

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En los lugares donde este espíritu moderno se originó, se hacepatente tanto su inevitabilidad como su problemática. También elalumno, obligado a hacer en este origen los pasos que ha hecho lahumanidad, es introducido en la moderna situación espiritual sin quese necesiten muchas palabras o reflexiones. Y la mayoría esencialaunque no todos los lugares de origen del espíritu moderno están si-tuados en el paisaje histórico de las lenguas antiguas.

BASE DE TODO PENSAMIENTO MODERNO

Ilustremos esto mediante unos pocos indicios y ejemplos. Al leeren la escuela la Apología de Sócrates y al completarla con otros diá-logos quizás partes de la Politeia y el Simposion, estamos en el um-bral del filosofar europeo. Es el lugar donde se logra el paso desdela forma del pensamiento mítico al pensamiento racional, donde críti-camente se pregunta por la posición del hombre en el Cosmos, dondela moral política despliega sus problemas y donde de pronto se esbozaen un gran modelo sencillo del pensamiento metafísico una contesta-ción a las preguntas nuevas que surgen, una contestación que seráinstructiva aun cuando nos damos cuenta de que ella no puede ser nila única ni la nuestra.

O cuando Platón o Aristóteles o Polibio seguimos el movimientocircular de las tres buenas y las tres malas constituciones, se hacevisible el modelo con el cual han trabajado todo el derecho naturaly la filosofía del Estado desde Maquiavelo hasta Hegel y Marx. Aun-que este modelo es totalmente anti-histórico y ya no está de acuerdocon nuestro saber de las constituciones y su historia, sin embargo,por una parte ha ejercido la mayor influencia sobre las más modernasconstituciones y por otra parte todo pensamiento moderno acerca dela política y el derecho se basa en este modelo.

PLATÓN ES IRREEMPLAZABLE

O leamos sólo unos trozos de la Poética de Aristóteles y pensemosa la vez en Hornero, Píndaro y Sófocles; se manifiesta entonces elmodelo según el cual por más de dos mil años se ha formado la poesíaeuropea y del cual ella se distingue pero sólo después de que, par-tiendo de él, se ha enriquecido en formas y se ha hecho inventora yproductiva ella misma. Los estudios antiguos pueden así abrir inme-diatamente los accesos hacia las preguntas éticas y con ellas tambiénhacia las preguntas políticas y estéticas, filosóficas y teológicas;en contestación & ellas nació y continúa desarrollándose la temáticade nuestra cultura europea.20

U a escuela que tiene a su disposición sólo el latín puede parti-cipar en esta labor con igual ventaja; Cicerón, Horacio, Virgilio, Ovi-dio y San Agustín pueden reemplazar a los griegos, pero Platón y So-í cíes son insustituibles. Si están a la disposición de la escuela sólolas lenguas modernas, tienen que remontarse hasta los orígenes me-diante las traducciones pues solo-una parte de aquellos contenidos sepuede desarrollar con la espontaneidad deseable mediante textos enidiomas modernos.

Sin embargo, esta apología del Uceo humanístico exige importanteslimitaciones y una escuela que quiera mantener su fuerza vital no pa-sará por encima de ellas, sino que las tomará en cuenta. En primerlugar tienen que ver con un argumento de la psicología juvenil. Lasfinalidades del liceo humanístico se pueden alcanzar sólo cuando unestudio gramatical relativamente largo se inserta en la conducciónde la juventud. El sentido propio de estos estudios se despliega sóloen los años superiores, mientras que en los grados intermedios quecoinciden con los difíciles años de la adolescencia se origina unasobrecarga no favorable a todos. Hay que suponer un mínimo don deaprender lenguas, y este límite inferior ya es bastante alto. La facili-dad de estudiar precisamente las lenguas muertas, no es de por sí unindicio de altas dotes espirituales, sino que es una capacidad espe-cial. Por lo tanto debe haber al lado del liceo humanístico otro tipoque aunque no renuncie al estudio de lenguas, evite la difícil lecturadel griego . . .

La segunda limitación se refiere ai hecho de que los estudiosantiguos ya no bastan para introducirnos en la comprensión de nues-tras bases espirituales hasta, donde lo exige la finalidad de madurez.Ya Humboldt había declarado asignaturas principales del liceo huma-nístico, al lado de las dos lenguas antiguas, las matemáticas y laenseñanza del alemán. Pero entretanto surgieron nuevas asignaturasque no sólo tenían que ser consideradas generalmente en la formaciónde la juventud sino que son indispensables para la introducción alestudio científico: la propedéutica de las ciencias naturales, la histo-ria moderna con su contenido socio-político; y también la educación

rustica, que se introdujo, hace cincuenta años, tienen en el presenteuna función que se extiende hasta la formación científica básica.

EL CONOCIMIENTO

DE LA NATURALEZA FORMA PARTE DE ELLA

No se puede adquirir una comprensión científica de la situacióncultural moderna y de la " condition huraaine" sin que se haya com-

o una vez las bases del conocimiento moderno de la naturaleza,futuro jurista, filólogo o teólogo, durante su estudio, difícilmente

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tendrá tiempo para enterarse de estos principios fundamentales; porlo tanto, forma parte del "estudio general" y con ello de los añossuperiores de todos los liceos, también de los humanísticosNo pertenece a los liceos la abundancia de nuestros conocimientosnaturales; ella se deja a los fuñiros estudios especializados. Peroel principio del conocimiento moderno de la naturaleza es un conteni-do sin el cual ninguna investigación científica de ninguna Facultadpuede colocarse hoy dentro de la totalidad del saber. Más este princi-pio tiene una base completamente distinta a la antigua. Tenemos queremontamos hasta la historia de la investigación de los últimos cuatrosiglos para adquirir los conocimientos indispensables para cada futuro

"civis accademicus!! £1 análisis que hizo Galileo de la caída libre delos cuerpos se presta para hacer de él un modelo didáctico. Medianteél se puede conocer cómo fenómenos naturales pueden ser descritosde tal manera que su ley se comprende mediante experimentos, medi-ción, y con exactitud matemática. Pero se necesita una serie limitadade fenómenos naturales sacados de esferas distintas para comprendereste método exacto y también para señalar los límites del método queconsisten en que los fenómenos naturales bajo un aspecto determina-do son hechos objeto de la contemplación matemática-experimental,procedimiento que tiene límites no sólo en el sujeto investigador sinotambién en la naturaleza misma.

Para la comprensión de la estructura de nuestro mundo histórico-político vale lo mismo; si es cierto que Tucídides y Tácito puedenenseñarnos cómo pasan las cosas en la historia pragmática, tambiénes cierto que el mundo antes del Renacimiento y antes de las revolu-ciones europeas aún no conocía los problemas que nos conmueven yque son fundamentales para todo lo que se hace y se piensa tanto enel presente como en el futuro: el significado de los derechos humanos,del derecho internacional, de la moderna tarea de estructurar la socie-dad y el orden económico del mundo. También estos conocimientosbásicos han de ser adquiridos mediante modelos que se pueden expre-sar en lenguas modernas y sólo se pueden desarrollar mediante lahistoria moderna y contemporánea. Los éticos sociales y los filósofosdel Estado de la joven Europa empezando por Montesquieu, Burke, elBarón de Stein y Tocqueville tienen también ahora el rango de lo fun-damental; también sus obras y problemas necesitan la transformaciónen modelos didácticamente acertados.

Por lo tanto, el sentido de la formación básica del liceo se puederesumir de la siguiente manera: la formación básica del liceo aspira ad e s p e r t a r una comprensión universal de las actividades espiritua-les más elevadas de modo que el liceísta pueda comenzar a estudiarlas materias científicas en cualquier facultad de las universidadesalemanas o semejantes. Para esto se necesita como algo esencial el22

entrenamiento del lenguaje que no debe carecer del conocimientoesmerado de una, o aún mejor, de dos lenguas extranjeras de altodesarrollo literario, y si es posible, de una lengua antigua.

Pero son necesarias también "iniciaciones" que abran el accesoa los origines antiguos y modernos del espíritu europeo y con ellotambién a los comienzos de los problemas científicos. Al lado de losorigines del pensamiento teológico y filosófico, las formas básicasde la creación poétíco-literaria -las cuales están en la antigüedad- senecesita también el principio de la moderna investigación de la natu-raleza y el principio sobre el cual descansan éticamente -al niveldel pensamiento histérico-crítico- nuestras constituciones y nuestrosensayos de estructurar la sociedad.

JUEGOS ESPIRITUALES DE LA VIDA TEMPRANA

Al afirmar esta necesidad de un "estudio general" en los actualesliceos se hace evidente lo urgente y difícil que es la tarea de la con-centración. En nuestro nervioso mundo cultural a menudo casi divididopor la esquizofrenia, la concentración interior de la fuerza juvenil esuna condición ascética también en cuanto a la relación con la verdad.Por ello el gimnasio debe dar honor a su nombre griego siendo unaresidencia para ejercer las fuerzas que se practican en el "agón", pe-ro haciendo honor también al otro nombre griego según el cual esescuela "schole", sede de las musas y de la vida juvenil donde elespíritu se mueve libremente, juega, mantiene el humor y se concen-tra, antes de agotarse en el severo esfuerzo profesional, en rendimien-to y labor. ¡Qué la escuela sea el domicilio de la juventud y que dejeprosperar los juegos espirituales de la vida temprana! Esto significapara los primeros años escolares una "pedagogización" más intensivay para los grados intermedios, también en el estudio, un espíritu de-portivo. Pero ¡qué los años superiores de los liceos se ejerciten seria-mente en la introducción al estudio legítimo que se prepara para lasaspiraciones científicas y que toma algo del carácter de aprendizajedel trabajo mental! ¡Que busquen formas de estudio que en nuestraépoca den un rendimiento semejante al que solía resultar de las famo-sas sedes de la formación humanística! Será menester pasar a otro

dio de trabajo si en el ciclo superior se quiere cumplir con lastareas que hoy se presentan y que no deben sobrecargar ni al maestro

il alumno. Si el liceísta del segundo ciclo no forma parte interior-* de la meta del liceo ¡qué busque otro camino de formación!

I ha de abandonar la pura conducta de alumno de colegio; éla en una posición media entre la escuela juvenil propiamente di-

vuelv ^ UnÍVerSÍdad' Y 1uizás también los profesores de Secundaria_._, ' a acercarse más al cuerpo de profesores de nuestras univer-sidades.

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Dependerá mucho de que los liceos humanísticos formen parteproductiva de la interesante lucha nueva por nuevos modelos délaenseñanza y del estudio que ha sido impuesta a nuestra época. ¡Quéno se limiten a sólo defender su forma antigua! Pueden emprenderlocon las mejores perspectivas, ayudar en resolver según su manera elproblema didáctico que enfrentan hoy todos los liceos. Se trata deelaborar un método artístico que en pocas asignaturas desarrolle conla mayor intensidad el contenido intrínseco de las materias y sin em-bargo corresponda a las necesidades e intereses del joven especial-mente en los años infantiles y de adolescencia sin perder de vistala finalidad del liceo. El liceo humanístico tiene delante de sí unnuevo desarrollo y podrá comprobar su gran tradición con su capaci-dad de entender claramente lo fundamental de estas nuevas tareas yempezará alegremente su elaboración. Por ello deseamos que muchosmaestros acudan al liceo y que en tales tareas trabajen productiva-mente y esperemos también que haya una administración comprensivaque facilite a las escuelas de vanguardia la libertad y el consenti-miento, y a los maestros las condiciones exteriores y el descargonecesarios para tal tarea productiva. Por cierto que habrá también enel futuro jóvenes que con alegría los acompañen en tales caminos.

(Frankfurter Allgemeine Zeitung 3.5.61) .

Traducido por F.R.

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Sarmiento,

Maestro Americano (*)

El Instituto Pedagógico me pidió participar en el homenaje que laInstitución organizó con motivo del sesquicentenario del nacimientodel gran maestro de América, Domingo Faustino Sarmiento. Cuando elSub-Director del Instituto me llamó por teléfono para hacerme la parti-cipación dirigí la vista al frente de mi escritorio. Como sobresaliendodel marco de un gran retrato que conservo al frente de mi mesa detrabajo (1), Sarmiento, con la mano derecha afirmativamente puestasobre un libro y con la siniestra levantada, extendido el dedo indica-dor, parecía ordenarme aceptar la invitación para dialogar con losalumnos de este Centro, futuros educadores de la República. Acepteel compromiso, porque hablar de Sarmiento ante las gentes jóvenes estarea grata, que ofrece, además, oportunidad para exaltar la acciónlevantada, el generoso impulso creador, que en el gran Maestro Ame-ricano son ejemplar postura, y sirven como estímulo a las nuevasgeneraciones del Continente.

Sarmiento, como prototipo del hombre americano, hecho de nues-tro barro, de la informe masa de nuestros defectos y virtudes, desigualen la acción y en la expresión, impulsivo, tiene de nuestras montañasla altura y majestad, y de nuestros ríos la corriente impetuosa quedespeñándose desde las cumbres arrastran piedras y lodo, se arreman-san en el llano, donde depositan, como decía el propio Sarmiento,elementos que fecundan la tierra labrantía. Nosotros somos tierra delabranza nueva y prometedora, y Sarmiento, gran sembrador de ella,dispersa sus ideas, como semillas tiradas al voleo para una gran co-secha, si las generaciones de jóvenes ponen a contribución esfuerzorenovado y fe en los destinos de América.

Este trabajo c «tiene la versión taquigráfica corregida de la Conferencia pronunciadaen el auditorio del Instituto Pedagógico de Caracas, en el homenaje rendido por dichoInstituto ea el sesquicentenario del nacimiento de Domingo F. Sarmiento.

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LECCIÓN ENTRE LOS PRESOS

Tres momentos de mi actividad profesional y política se vinculanemocionalmente al recuerdo de Sarmiento y al evocarlos ahora vienencargados de todo el potencial acumulado en mi espíritu, afirmado enla indeclinable devoción del hombre y de su obra.

Era el mes de agosto de 1938. Los maestros nos reuníamos en laIII Convención Nacional, que tenía su asiento en la ciudad de Cuma-ná. Yo debía estar allí para el acto inaugural, pero se me seguía pro-ceso político y el día 18 de agosto, último de la inmunidad parlamen-taria de que gozaba como Senador de la República, se hacía efectivoel auto de detención decretado contra mí. Entre las pocas cosas quellevé a los inmundos calabozos de la Cárcel del Obispo,se contabauna biografía de Sarmiento, escrita por Sergio Bagú. Pasada la prime-ra noche de encierro, vinieron a saludarme los presos comunes, hom-bres rudos de mi pueblo, algunos con delitos de ratería, los más conmúltiples faltas que comprendían la extensa gama del Código Penal,la mayoría analfabetos, gentes sin cultura. Después del breve saludoles invité a escuchar un poco de lectura y comencé a leer la pequenbiografía. Todos, arrellanados sobre el piso, escuchaban atentos. Al-gunas veces, interrumpía para explicar, pero la ansiedad por conocerel fin había tomado al improvisado auditorio. Sonó la hora del almuer-zo y ni uno sólo de mis oyentes abandonó su puesto. Ese día, granparte de los presos se quedó sin comer. Y yo aprendí que la vida deun gran hombre puede cautivar, aún a las mentes menos receptivas.Una vez más, Sarmiento dictaba con su vida una lección para los des-heredados de la moral, sirviendo de alimento espiritual, acaso dema-siado sustancioso, para hombres acostumbrados a la ración carcelaria,distribuida entre denuestos y palabras soeces de los cabos de presos.Acaso muchos estaban allí porque no habían escuchado antes la lec-ción que emana de la vida de un hombre puesto entero al servicio dela libertad y de la cultura de su pueblo. El gran educador había soste-nido la influencia preventiva de la educación contra la inmoralidad."Los datos estadísticos-sostiene- en cuanto al grado de moralidadadquirida por los que han recibido alguna educación primaria, confir-man aún más aquella idoneidad del espíritu a mejorar la condición delindividuo por el solo hecho de haber estado en ejercicio" (2). Un Es-tado descuidado en la educación del pueblo cosechaba como fruto eseproducto de las cárceles, gentes sencillas, en el fondo, pero que notuvieron oportunidad para seguir la buena senda.

EL TERREMOTO DE SAN JUAN

En diciembre de 1943, concurrí como representante de la Federa-ción Venezolana de Maestros al IV Congreso Americano de Educadores26

que se ce en Santiago de Chile. Allí se me designó para rendir* Director de la Escuela Normal

cTón de'su clase en esta parte del Continenteio se había celebrado el año anterior. Con agrado cumplí

cuyo ^1ecotdando un articulo que había publicado en el cincuen-

Tenario de la muerte del insigne maestro. Evoqué su figura, guía para

Domingo Faustino Sarmiento

el magisterio y señalé el deber de los educadores de seguir su ejem-plar conducta, su capacidad de servicio.

Pocos dias después de terminado el Congreso, el 15 de enero de44, se movió el suelo de Santiago. Pavoridos, hombres y mujeresdieron a las calles, con los ojos fuera de órbita y gritando: !Tem-

• Temblor! Poco después, calmados los ánimos, ya aleccionados27

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por la costumbre, todos regresaban con prevención para seguir en susfaenas cotidianas. Luego se supo que la gran conmoción era recalade-ro de un terremoto que al otro lado de la Cordillera había destruido laciudad de San Juan, donde naciera Sarmiento en 1811.

Acudieron en tropel a mi memoria los Recuerdos de Provincia.Las palmas remecidas por el Zonda, la higuera, bajo cuya sombra aco-gedora, Paula Albarracín de Sarmiento tejía aranosamente, mientrasiban creciendo las paredes de la casa donde se meciera la humildecuna del Ilustre Argentino y cuyos adobes y tapias pudieron computar-se en varas de lienzo tejidas por aquellas manos de madre para pagarla construcción. Las calles empolvadas, la plaza silenciosa, la Es-cuela de la Patria, el Padre Oro, los Godoyes, los Morales, los Jotré,el solar colonial de tierra pobre y de rico espíritu de pueblo, eran aho-ra un montón de escombros. Veía nubes de polvo donde se confundíanlos deshechos adobes de la humilde casa de Paula Albarracín con lasmansiones coloniales de escudo en la puerta, artesanado labrado yescaleras de piedra. Todo era ahora desolación y llanto. Imaginé aSarmiento solitario, levantando a los caídos en sus fornidos brazos,socorriendo a los enfermos, enjugando lágrimas de pesar mientras sebebía las suyas y como un gran doliente presidiendo el duelo de lapatria chica.

En días sucesivos la prensa y la radio detallaban la magnitud delos desastres causados por el terremoto y los gestos de solidaridadde los pueblos de América. La tragedia ocurrida en el solar nativo deSarmiento puso de manifiesto, no sólo la hondura del sentimiento dehermandad que nos liga, sino cómo está vinculado el nombre delGran Sanjuanino a ese espíritu.

LAS IDEAS NO SE DEGÜELLAN

Rendidas mis tareas en Santiago volé a Buenos Aires y aún sintiempo para el descanso fui a visitar la estatua de Sarmiento. Iba aexpresarle mi pesar por la tragedia de San Juan y a testimoniarle miadmiración americana. Me acercaba silencioso y conmovido, pero nopude dar salida libre a mis sentimientos. Sobre el piso de la plaza yen el pedestal de la estatua, con gruesos caracteres, escritos conpetróleo o con pintura negra se leían grandes letreros que decían:íFuera Sarmiento! ¡Abajo los extranjerizantes!, ¡Muera Sarmiento! ,¿Mueran los an ti-nació nales! Sentí como si bajo de mis pies se estre-meciera el piso y pensé que en el subsuelo de la realidad argentinase estaba produciendo un terremoto de mayores alcances y consecuen-cias que el que destruyó a San Juan. Intuía que algo grave estabaaconteciendo debajo de ese piso removido. Soplaba un viento de in-comprensión, húmedo de odios, que no era precisamente el Zonda yque empujaría violento, de nuevo a las fronteras, a Sarmiento, que lo

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o^ia A lo lejos creí oir gritos de venganza, meexpulsaría de su *•«»• de 'asos de multitudes de ,agüerospareció escuchar el a,e«r H unitatíos, Comprendí entonces aque gritaban: ¡Mueran los saiv } ^^ Maestro. Solo

^vitalidad del P'^^que está vivo, únicamente se puede* , ^A.T la muerte 4 ^ ^ ̂ es(á sembrado hondo

r..EÍl destie^y -^ —^¿-sarmiento estaban allí,en la conciencia de un pu ^ barbarie que voivía, calado

vigorosas y ^^^^Taniquilar la civüización. Sólo expul-el poncho, lanZaen

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de tiranía y ̂ «^^ f. "itus pafa la reconquista, doce anosfe de desterrado y prepar J ducción de Fortoul, escrita en el

rdfdSelDdeestieTo,ScUobractualidad y vigor: -.Bárbaros, las ideas

no se degüellan!".

COMPROMISO AMERICANO

El recuerdo de Sarmiento, su obra, tienen significado altísimo para

de e?adicar la barbarie, la de vivir alertas para impedir que los hom-bres que lo expulsaron puedan perpetuarse en nuestro suelo. ETnseño a combatir con todos los recursos. Se preocupaba por ««*«£conciencia del deber y en la obra cotidiana señalaba .1 c a n u n d e Uliberación. Creía en las ideas como instrumentos puestos ****£*de la civilización y se sentía como predestinado a difundirlas. Porello su magisterio cobra altura en este Continente. Sentía también laresponsabilidad de sus ideas, no como instrumentos propios de sció personal, sino como útiles de labranza en una tierra virgen, entre-gada en las manos del pueblp para que fuese capaz de hacerla produ-cir. Por esta voluntad de entrega Martínez Estrada identifica a Sar-miento con la patria misma. Nacidos en una misma época, ei ygentina libre crecieron juntos y sufrieron juntos y donde quiera queasentó su planta trashumante estuvo siempre la Patria Argentina, de-fendida en su bandera y en su libertad, exaltada en sus ̂ valoreamada apasionadamente en sus horas de mayor desamparo. El senti-miento de paternidad en Sarmiento -aürma Martínez Estrada- no esindividual, no se asocia a su persona en relación con sus hijos, sa todo él en relación con su Patria. ¿No se consideró él.nacido a nuevemeses justos de la Revolución, gestado por esos acontecimientos ynacido de la emancipación tanto como de la madre? Sentimiento uní-

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versal, el suyo, que le hace considerase en cierto modo responsablede la educación, la felicidad y el destino de su pueblo. Sentimientotan irracional y hondo que nada puede identificarlo tanto con la abne-gada y heroica misión de la madre, sino la que él padeció y sobrellevópor su país. Las virtudes que celebra en la madre son relativas delas suyas propias en condición de ciudadano" (3). En todo enemigode la libertad veía un enemigo personal y un enemigo de la Argentinay atacaba y se defendía con la furia instintiva de quien intenta supri-mir un obstáculo, vencer a un enemigo, pero en sus defensas no erala integridad de su persona lo que importaba para él, sino la perviven-cía del instrumento que hacía posible el combate, el combate perma-nente entablado en un palenque de ideas. A un amigo le decía: "Cuan-do se me quiere destruir, uso de todas las armas para defenderme".Las usaba también "cuando se trataba de hacer al país y a la Américaun gran bien o destruir un gran abuso", según expresara Aníbal Ponce.Pero todas las armas no incluían ni la maldad ni la calumnia, quesiempre aborreció y en Recuerdos de Provincia expresa esa abso-luta sumisión a un canon de verdad. Argüía entonces, "si aún merezcotener una reputación, la necesito, como una fortuna para mi propiobienestar, y, en seguida ofrecerla a la sociedad, para cimentar y di-fundir la educación a la que he dedicado mis esfuerzos". Y es porquela singular misión del maestro que él encarnaba tiene urgencia, paraque el ejemplo arraigue, de ser reconocida y respetada por todos ydefenderla es una obligación más que un derecho. La conducta delmaestro es un patrimonio colectivo, y la mirada que todos tienen haciala obra que realiza en los pueblos cultos expresa ya la preocupaciónde que la siembra del maestro no dé menguados frutos en la mente delos alumnos. Y Sarmiento, sabiéndose predestinado a ese magisterioquiso conservar el nombre para preservar la obra.

HACER LAS COSAS

Tumultuoso como disparejo, incorrecto a veces en la expresión yen el talante, como dijimos antes, era trasunto de América. Dijo en elprólogo de Facundo (4), refiriéndose a Bolívar, que a éste no se le co-noce porque se le ha querido traducir en términos europeos, olvidándo-se de la realidad donde nació, entre llanos con vida pastoril, con vidabárbara, americana pura, barro del cual hizo su gloria. Y así ha dejuzgarse a Sarmiento, moviéndose entre obstáculos, talando selvavirgen de incomprensión y de prejuicios, abriéndose caminos por entreinéditos vericuetos, poniendo las primeras piedras de edificios queahora son monumentos de la cultura americana. El Dr. Pellegrini nostraza «na biografía del medio donde se movió Sarmiento, que seríanecesario tomar en cuenta para comprenderlo y medir los alcances de30

su obra: "Tocóle por Patria -dice el Dr. Pellegrini- inmensa heredadinculta y aplicó todo el vigor de su alma a abrir en la espesa selvaancha vía a la civilización. Lo hemos visto sudoroso, apasionado,febril empuñar el hacha "pioneer", abrirse paso al través del espesomatorral de la ignorancia, destrozando errores, preocupaciones, y alencontrarse en su camino con el árbol colosal de la tiranía, que cu-bría a su Patria toda con sombra letal, atacar su tronco, herirlo sintreoua y sin reposo hasta verlo caer con estrépito, abriendo en el bos-que inmenso claro, que permitió a un pueblo contemplar el cielo lumi-noso y aspirar las puras brisas de un porvenir libre.

La descripción de la Argentina de Sarmiento corresponde a cual-quiera de nuestros pueblos del siglo XIX y ello explica que donde nohabía nada tratase de construir, justificado al mismo tiempo la imper-fección de la obra que a otras generaciones corresponderá mejorar osuperar cumplida ya la etapa del primer aprendizaje. "Lo que está alprincipio es imperfecto mirado desde más adelante, cuando aquellasideas han pasado al sentido común y nuevos escritores más bien pre-parados han dejado atrás a los que no hicieron más que trazar el cami-

En otra parte dirá: "hacer las cosas, malas, pero hacerlas", connolo cual no expresa un propósito deliberado de cometer errores, sinola voluntad de abrir camino para un tránsito de pueblo. Hacer las co-sas para enseñar que los tres siglos de colonia nos habían acostum-brado a esperarlo todo hecho desde arriba y que no basta tener lalibertad sino saber usarla. En ese uso pueden cometerse errores, in-cluso abusos, sin que el camino se desvíe, si hay conductor que ende-rece el rumbo y a cada obra aplique el correctivo para hacerla cadadía mejor. Sabía Sarmiento que el viejo refranero contiene verdadesque es necesario retener y que quien busca sólo producir obras per-fectas corre el riesgo de no hacer nada útil porque "lo perfecto esenemigo de lo bueno" y la mala obra puede dar ocasión para la buenasi en hacerla hay intención recta y propósito de servicio. Sabía másSarmiento. Había aprendido que todos los que actúan corren el riesgode equivocarse, pero que nadie puede detener su acción pensando en

¡os riesgos. Los que no actúan, los que no realizan, no pueden ha-"er obra mala, pero tampoco la realizarán buena. Esos no corren elíesgo de equivocarse, esos son los "puros y limpios, como el agua,

Pero, como el agua, insípidos" de que hablara Sarmiento en el Con-greso alguna vez.

sarmiento se le critican sus errores, que no fueron escasos, peroe acreditan sus grandes aciertos y sobre todo su clarividencia,

que le permitían intuir una Patria, donde los otros veían patriecitasnutadas en los arcifinios provinciales. Ante la risa de sus contem-

eos, que se burlaban de su angustia por conquistar la pampasnsa en el tránsito de los ferrocarriles, respondía afirmativo, refu-

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gíáadesc sn el futuro y el futuro le ha justificado. El futuro, que esmuestro presente y el presente de nuestros hijos.

COMBATE CONTRA LA BARBARIE

Su combate coima la tiranía se produce en un medio donde labarbarie se tomaba su revancha, donde los hombres eran enemigos deios hombres y las ideas no tenían puesto ni asidero, donde la valíade la acción hazañosa tenía por objeto demostrar una forma de hombríaque hacía "machos" a los hombres, en el sentido que esta palabraticte en el lenguaje popular venezolano. Andrés Eloy Blanco, nuestrogran poeta, muerto en el destierro, en su poema "La Juana Bautista",de su libro postumo La J uambitnbada, nos traza la silueta de unnegro de Barlovento, preso en el Castillo de Puerto Cabello, el negroSebastián González, que se fugó del Castillo y le condenaron a milpalos sobre el torso desnudo, mientras la "Juana Bautista", la dianade las cometas mañaneras para silenciar los gritos,"va llenando elviento". Sebastián González, el negro de Barlovento, era "macho ymedio", exaltación de la virtud aguantadora de un pueblo que en elsufrimiento lo ha padecido todo. Pero el que ordenó asestar mil palossobre el torso desnudo de Sebastián González era bárbaro y medio. Yesa sobremedida de la barbaridad la encontró Sarmiento a lo largo de 'su vida en Rosas, en Facundo Quiroga, en Espinosa, en el Chacho,etc.,y precisó enfrentaría como macho y medio y a "los que no pudien-do alcanzarle en el hombro se le prendían a la cintura para no dejarlecrecer", pudo apartarlos para hacer el camino de redención de su pue-blo. Su obra está inconclusa. Luchó por una educación popular ameri-cana, y aún cuando en todos nuestros países existen leyes sobre laeducación gratuita y obligatoria, más de dieciocho millones de niñosno tienen escuelas y cerca de cincuenta millones de adultos son anal-fabetos. Necesitamos medio millón de maestros nuevos y hacer máscapaces a los actuales, dotar de aulas limpias y alegres, de materialescolar, a más de la mitad de los niños que hoy reciben educación.

MAGISTERIO TRASCENDENTE

La obra de Sarmiento ha de ser continuada por los maestros y porlos políticos e intelectuales de América, con la ardorosa fe que élpuso en propagarla y con la energía voluntariosa que expresaba enrealizarla. Pero no ha de vérsele sólo desde el sitial del maestro deescuela porque ello puede conducirnos a errores graves. Si se le con-sidera como el maestro de la limitada acción en un grupo de alumnosy que no trasciende más allá de las aulas, perdería perspectiva sugran labor civilizadora. El mismo, acaso sin darse cuenta de que

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irPautaba los alcances de su obra, quiso encerrarla siempre dentro de

strecho marco pedagógico. Quiso ser siempre un maestro de escuela.«'No soy otra cosa que un maestro de escuela desde la Presidencia, la República", decía, pero su magisterio estaba más allá de losl'ndes de la escuela y de los lindes de la patria argentina. Su luchaes una lucha con el tiempo. Para hacer el bien tuvo que apelar a todassus energías espirituales, que no eran pocas, y sin hacer concesionesal ecoismo y a las pasiones de sus contemporáneos, se proponía ense-ñar a todo un pueblo, a un continente, a vivir como seres humanos.Por ello, en Tucumán, a una niña sentada en sus rodillas y que lehabía reconocido como el padre de los niños argentinos, le decía amedia voz, entrecortadas las palabras por el correr de sus lágrimas:"He sido mucho más pobre que ustedes y he luchado con dificultadesmás terribles que las que nunca conocerán ustedes. He combatidomucho en muchos años; pero parece que las tempestades se hicieronpara que el piloto avanzara más camino; la resistencia para vencerla;le envidia, la detracción, para dar testimonio de la verdad honrosa; ysin desviarme de la obra de hacer bien a mis semejantes, he llegadoa la cima de la montaña, en la penumbra de esa zona de gloria a quese han encaminado mis pasos. Esto lo comprenderán ustedes mástarde". Y más tarde es ahora, y todavía no se le compende y sus com-patriotas, frente a su estatua le piden que se vaya, quieren expulsarlo,pero él está allí, sembrado en medio de la tormenta, como un añosoroble, hundidas las raíces en el suelo americano y extendidas lasramas protectoras para la sombra generosa, abatido por los vientostempestuosos de barbarie que de cuando en cuando desgajan una queotra hoja del follaje, pero sin desmantelar la arrogante vestidura dela copa.

Ver a Sarmiento desde el ángulo pedagógico, entendido lo pedagó-gico como una parcela de la vida cultural, verlo sólo como el maestro,entendido éste como el hombre con un grupo de alumnos que transito-riamente escuchan las lecciones y la repiten, si el maestro es eficazy la olvidan en la mayoría de los casos, es tener de Sarmiento un limi-tado concepto, pero además es tener del magisterio estrangulada vi-sión. Para mí él magisterio de Sarmiento, más que en sus obras decreación escolar, más que en las enseñanzas impartidas a unos alum-nos transitorios, más que en los textos publicados para que aprendie-ran a leer los niños argentinos y de toda América, más que en todoeso, está en su vida, está en su actitud, en su permanente manera deroceder,y en su inquebrantable propósito de crear un medio cultural

donde fuera posible construir la democracia.Se equivoca Martínez Estrada cuando dice que el error de Sarmien-

haber considerado a la República como a una escuela y al Go-nante como un maestro. Sarmiento no se propuso eso, aun cuando

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lo dijera. Si se interpreta cabalmente la doctrina sarmentina de laeducación, se podrá comprender que ésta considera la educación comoun producto del medio social y que todos los que tienen función dedirección dentro de ese medio, son educadores, gestores en una fun-ción educativa. Por ello el magisterio de Sarmiento llegaba a todaspartes porque su acción rectora era la más destacada. Era el líder odirigente de un pueblo y, entre las funciones de mayor relieve en ellíder está la de formar en la conciencia de los seguidores actitudescónsonas con el propósito perseguido por el grupo y que el líder in-terpreta. Sarmiento cumplía su función rectora con un amplio conoci-miento de los mecanismos y resortes que esa función conlleva. Dije,en otro lugar y con distinto motivo, que todos dentro de la comunidadsomos en alguna manera maestros y alumnos al mismo tiempo, quetodos aprendemos de todos y enseñamos a todos. Que en alguna mane-ra recibimos enseñanza de los otros, que con su contacto nos educanen las normas de la comunidad (5). Como en la talla de diamantes elpolvo de éstos sirve para pulirlos.

CONCEPTO SOCIAL DE LA EDUCACIÓN

Sarmiento, no obstante su exaltado concepto de lo que el hombresignifica como agente de la historia, siendo el mismo resaltante ejem-plar del hombre providencial, creía, y las modernas teorías lo confirmanque lo verdaderamente educativo es el medio donde el hombre crecey se forma, sobre todo el medio social. De allí su preocupación porcambiar ese medio, introduciendo en él los elementos de la civiliza-ción, que en su concepto provenían de la parte norte de Europa, losposeían otras razas y debían ser asimilados por nosotros con la inmi-gración, los libros, el telégrafo, las vías de comunicación y otroselementos de posible transmisión. En Recuerdos de Provincia asen-tó: "La riqueza de los pueblos modernos es hija sólo de la inteligen-cia cultivada. Foméntanlas caminos de hierro, vapores, máquinas,fruto de la ciencia; dan la vida, la libertad de todos, el movimientolibre, los correos, los telégrafos, los diarios, la discusión, la libertaden fin" (6). Se equivocó, acaso porque desconfió de las virtualidadespropias de nuestro medio, ensombrecido de barbarie, al que juzgó in-ferior por la mezcla de razas, pero que requiere hacer su camino, for-marse y reformarse para convertirse al final en polvo de diamante parael pulimento de la preciosa joya de nuestra cultura.

Actualmente prospera y se afirma la idea sociológica de que laescuela es un agente del cambio social, y si sufre las influencias delmedio y lo refleja, actúa sobre éste para modificarlo, modificándose «la vez, en un proceso de interacción permanente. En medio de la bar-barie, en la soledad inhóspita de la pampa, que se describe en Faca»-

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Jo, la convivencia no podía hacer el camino cultural. Sin contacto, loshombres no podan educarse. Por ello creyó Sarmiento en la virtudeducativa de la urbe representante de la civilización, frente ai campo,expresión de la barbarie. "En la ciudad, decía, están las leyes, lasideas de progreso, los medios de instrucción, alguna organizaciónmunicipal- el gobierno regular, etc. (7). En otra parte señala la influen-cia del medio físico sobre el carácter. "El aspecto del suelo, sostiene,me ha mostrado a veces la fisonomía de los hombres, y éstos indicancasi siempre el camino que han debido llevar los acontecimientos" (8).

Cuando Sarmiento decía: "si el pueblo es el soberano hay queeducar al soberano", partía del concepto iluminista de que la cultura,y, limitadamente la alfabetización, la enseñanza, forman el hombre.Pero pensaba algo más. Pensaba que el hombre es el creador de supropio destino y que éste será tanto más provechoso cuanto el hombresea capaz de crearlo a la medida de su aspiraciones. Los iluministassostuvieron que el analfabeto es un hombre incapaz de crear medioadecuado para la convivencia y para el gobierno democrático, para eluso racional de la libertad, por ello proponían difundir los conocimien-tos, llevarlos a todas partes pero la experiencia del pueblo alemán,donde el iluminismo tuvo sus más altos representantes, nos indicaque la alfabetización y la escuela difundida pueden evitar o contenerla caida en la barbarie, pero que no lo son todo, razón por la cual elnazismo fue posible en urt pueblo sin analfabetos. Esa experiencianos alecciona y fomenta dudas sobre las orientaciones del iluminismo,para afirmarnos en el concepto de que tanto como la cultura que sumi-nistramos al pueblo importa su orientación y calidad y para decir quela educación debe estar dirigida a la doma de los instintos primitivosy a la erradicación de los prejuicios y hábitos que conspiran contrala convivencia, pues sólo así puede coadyuvar la escuela a la estabi-lidad de la democracia y a difundir el prestigio de las institucionesdonde se afincan las libertades públicas, pensamiento que no estuvopresente en la obra de las escuelas alemanas, que según el decir deBismarck habían hecho posible el triunfo sobre los ejércitos francesesen 1870. El pueblo alemán quería la revancha y llevó ese pensamientoa los maestros y a las escuelas, que eran parte de ese pueblo y sóloasi interpretado el hecho podría decirse que la derrota de Francia erael triunfo de los maestros de escuela.

Después de la derrota de 1918, Alemania prepara la revancha nuc-iente, organiza sus escuelas para la muerte, según dijera un escri-norteamericano. Sus maestros que eran parte del pueblo, alentaban

t Pasamiento de la comunidad, el nazismo se hizo carne y espírituaquel pueblo, que de nuevo intentó la aventura de la guerra y la

biera sido cómodo, pero altamente destructivo para las ins-educativas, afirmar que la derrota era la obra de los maes-

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"

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tros alemanes, así como antes se les atribuyó la gloria del triunfo.Esto demuestra que los alemanes no se dedicaron a la construc-

ción de un sistema educativo para el uso de la libertad, ni para hacerprosperar la democracia que habían conquistado tardíamente en 1919.

Sarmiento pensaba de diferente manera. Pensó en una escuelaadecuada a las necesidades de nuestros países, que habían recibidocomo herencia una cultura en la que tenían su asiento las institucio-nes esclavistas de la colonia, pero antes había que reformar esasinstituciones para que la escuela pudiese dar los frutos y propagarlas nuevas ideas. Si Sarmiento pensó en la escuela como medio civili-zador, su concepto de la Nación como ambiente educativo y del gober-nante como maestro expresan la importancia que concedía a la in-fluencia del medio social y a la acción rectora de los funcionariospúblicos, que cumpliendo la ley la hacen cumplir a los demás, quesiendo justos estimulan el espíritu de justicia y que viviendo honesta-mente se sitúan como paradigmas que el pueblo desea imitar. La es-cuela educa, porque es un medio acondicionado para ese efecto, perola educación que suministra está dentro de las aspiraciones y finalida-des de la sociedad donde funciona. Hoy no puede decirse que la es-cuela da la medida del pueblo, sino que éste señala lo que la escueladebe ser. Mientras no ascienda en la conciencia popular la importan-cia de la escuela, ésta no puede realizar función civilizadora, porquelo que ella enseña el medio social lo esteriliza.

Martínez Estrada, en relación con este hecho de hondo sentidosociológico, afirma que "una sociedad puede existir por debajo delumbral de la civilización, pero no comienza a constituir una naciónsino cuando ha tomado conciencia de la solidaridad de sus interesesy destino" (9). Sarmiento, para señalar esta falta de toma de concien-cia sobre el valor de la educación, decía: "La mayor dificultad que ala difusión de la instrucción se opone entre nosotros nace de que no sequiere bien lo mismo que se desea; de que no hay convicciones profun-das, y de que no se han sondeado bastante la llaga, ni expresadosuficientemente la extensión del mal" (10).

La escuela, la educación, no pueden ser trasplantadas. Sarmiento,aún cuando se hizo eco de los progresos y características de las ins-tituciones educativas de Francia y de los Estados Unidos, no desco-nocía esa regla de la adaptación, de la adecuación del instrumentoeducativo al medio a que está destinado. La polémica con Bello, noobstante ser de carácter literario, toca de soslayo la influencia delmedio en las formas expresivas y de comunicación; a tribuye al pueblola actividad creadora del lenguaje y dice, en fin, que cada pueblo seexpresa en relación con sus progresos culturales. "En países comolos americanos -afirmaba- sin literatura, sin ciencia, sin arte, sincultura, aprendiendo recien los rudimentos del saber y ya con preten-

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'ones de formarse un estilo castigado y correcto que sólo puede ser1 flor de una civilización desarrollada y completa ." Por ello pedía

a escuela que enseñase al hombre americano a enfrentarse con suedio bija de nuestras necesidades, que educase la mano para elabajo productivo, alejada de la forma de transmisión de conocimien-

tos para ser repetidos de memoria, pero que no producen pan.En 1844, en la inauguración de la clase de Química y Mineralogía enSantiago de Chile decía "dejad el Nebrija, que, si no os dedicáis alforo o a la iglesia, os conduce en línea directa a la nada, al vacío, ala petulancia presuntuosa ... Volveos a la naturaleza que no conocéis,id a buscar las verdaderas fuentes de la riqueza que están en nuestroscerros, en nuestros minerales, en nuestras llanuras: allí encontraréisel secreto de enriqueceros vosotros mismos y de enriquecer a la Na-ción". Este apego a la realidad le inspiró la creación de numerosas"quintas normales", especie de escuelas experimentales para la en-señanza de la agricultura, la apertura de laboratorios y clases deenseñanza práctica, sin que por ello abandonase la difusión de loslibros en la extensa red de bibliotecas escolares y populares quefundara. Tiene razón Roberto Munizaga cuando dice: "Sarmiento debehaber intuido muy vivamente que estos países de América, colocadosfrente a una realidad nueva, necesitaban una formación a través delas cosas antes que de las palabras. Su desconfianza hacia el cultode una erudicción que mata la visión directa de las cosas, su actituddesenfadada frente a los pintorescos doctores que pululan en nuestraAmérica, no tienen, en verdad, otro origen: la formación de los jóvenesha de realizarse con un nuevo sentido. Y esa es la entonación conque aún me suena su persistente llamado: "Pero cambiad de estudios,etc." (11).

POLÍTICA Y EDUCACIÓN

La educación del soberano propugnada por él como aspiración delgobierno democrático, se emparentaba con la expresión polémica queuso para combatir a su compatriota Juan Bautista Alberdi: "Gobernares educar". La pasión argentina de colmar el desierto, de crear eneste los gérmenes de la civilización, trayendo desde Europa los inmi-grantes y con ellos la cultura de los pueblos de donde procedían, llevó3 Alber<ü a su fórmula de "Gobernar es poblar". Ambos contrincantesexpresaban un propósito justo en diferentes términos. Sarmiento sePronunciaba, al igual que Alberdi, contra las instituciones coloniales,

en las ciudades y en el campo argentinos se continuaban en Rosasyjsus secuaces. De los países nórdicos de Europa debía venir un nue-2 „ Pttttu, capaz de ahogar en ola civilizadora el complejo de mesti-

que españoles, indios y negros habían perpetuado en nuestra

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América, por ello inculta y bárbara. Era necesario renovar esa sangre,creando con nuevas mezclas formas de expresión humana en los pue-blos de nuestro continente. Para estos menesteres, "gobernar es po-blar", según Alberdi; "gobernar es educar", según Sarmiento, y iosdos expresaban verdades a medias, porque gobernar democráticamentees poblar, educar, sanear, hacer y rehacer una nación en constantedevenir, forjar espíritu de trabajo y conformar las aspiraciones popula-res a las posibilidades del suelo, poner la economía al servicio detodos, hacer campo propicio para la libre actividad y para la libreconvivencia, en un constante dar y recibir y donde el gobernante esarbitro para resolver las contiendas personales y estímulo para lasobras de beneficio colectivo. Expresaron verdades a medias los doscontrincantes argentinos, porque cada uno veía una parte del granproblema general del país y la realidad vino a negar de un lado y aconfirmar de otro lo que ambos sostuvieron.

La Argentina no se pobló con grandes masas venidas del norte deEuropa. Italianos y españoles forman el gran contingente de pobla-miento de ese país y constituyen su riqueza vital. Erraron al decirque nuestras desgracias provienen del mestizaje de los pobladoresdel continente. Los estudios antropológicos realizados con posteriori-dad indican que no hay razas puras, porque la mezcla constante desangre ha hecho que se borren las fronteras de razas y de pueblos.Las oleadas bárbaras que invadieron a Europa oscurecieron de talmodo los límites de raza que la pureza de sangre ha llegado a ser unmito, y la raza aria de que hablaron los nazis se torna una entelequia.

La expresión de Sarmiento, señala sólo la necesidad de un procesode educación para conducir la transformación de nuestros pueblos. Lafrase de Alberdi indicaría que el desierto no es lugar adecuado parael gobierno, pero los beduinos de los desiertos africanos tienen unaforma de gobierno que se adapta a la escasez del poblamiento y a lainmensidad de la tierra donde se desenvuelven. Es cierto que la demo-cracia y el gobierno civilizado no pueden prosperar sino en la convi-vencia que se crea en el roce constante de la vida urbana y de lascomunidades rurales organizadas. Gobernar democráticamente es unpropósito que no puede cumplirse en el desierto y educar es una tareaque se realiza entre hombres y por los hombres. Donde quiera que seencuentren reunidos dos personas surge un propósito educativo, afir-maba un pedagogo alemán. Gobernar y educar no son actividades sepa-radas y distintas sino partes complementarias de un mismo procesode conducción de pueblos y de naciones. "Esta confrontación de doc-trinas entre Sarmiento y Alherdi, concluye el educador chileno RobertoMunizaga, bien podría dejarnos una lección: Que en los países sub-desarrollados el maestro no puede en verdad ser maestro, si no secapacita para comprender el sentido de su labor pedagógica a la luz

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rna amplia perspectiva política, y a la inversa, el hombre de Esta-

tampoco puede, en rigor, serlo, si sus actividades políticas no se11 n penetradas, en todo sentido, -tal como Horacio Mann lo quería-

de una seria preocupación educacional" (12).Voy a terminar, invocando la majestuosa figura de Sarmiento, supestuoso espíritu, su comportamiento americano, sedimentados yael tiempo y por la acción renovadora de nuestros pueblos, a fin de

que nos ayude a sobrepasar las etapas de barbarie que aún pervivenen América.

Bolívar y Sarmiento tienen mucho que hacer en América, a travésde los estadistas que en realidad lo sean y de los maestros formadosal calor del pensamiento que inspiró la creación de la Escuela Normalen 1842. Sarmiento dijo entonces que sólo puede ser maestro quien escapaz de adquirir una cultura, no sólo de lo que lee sino también delo que observa.

Pensó que los maestros no lo son por el método de trasmisión deconocimientos que poseen, sino por su actitud humana, mediante lacual expresan el sentimiento y el querer de su pueblo, con el que hande mantenerse consustanciados. Sarmiento quería maestros activosy libres, responsables de sus tareas, con voluntad de servicio y entre-gados a la obra de redención espiritual de las comunidades. Sin em-bargo, muchas escuelas normales formaron y forman maestros adocena-dos, librescos, indiferentes a cuanto pasa en su dintorao, en el cualtranscurre desbordada la vida de niños y adultos, sin acceso a lasescuelas. Los maestros a la manera sarmendna han de tener capacidadde entrega para darse todos los días, con la conciencia de que esadádiva no está compensada con un valor igual. No se trata de la fór-mula contractual del derecho civil romano: doy para que des, doy paraque hagas, hago para que hagas, sino de decir al alumno: Doy paraque seas. Doy para que en tí se realice lo que yo mismo no he podidorealizar; para que en tí se cumpla el propósito de una Patria grande,y para que haciéndote tu mismo, y pareciéndote a tí mismo, seas cadavez más el espíritu de tu pueblo, porque para que éste llegue a lasoberanía, ha de ser cada vez más espíritu desenvuelto en cada uno,integrados como una suma total de voluntades para el proceso de in-tegración de una patria de todos.

N O T A S

Fototipia Peuser, de un Oleo de Sarmiento pintado por De laTorre Romero.

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(2) Domingo F. Sarmiento. "Educación Popular," página 36, Edito-

rial Lautaro, Buenos Aires, 1948.

(3) E. Martínez Estrada. "Sarmiente" página 9, Editorial Argos,Buenos Aires,1946,

(4) Domingo F. Sarmiento. "Facundo", "Recuerdos de Provincia"Colección Crisol, N9 301, página 776. Editorial Aguilar,Ma-drid,1950.

(5) Luis B. Prieto F. "En esta Hora". Publiccciones de la Fede.ración Venezolana de Maestros, página 66. Caracas, 1961.

(6) Domingo Faustino Sarmiento, ob. cit.,pag. 625.

(7) Domingo Faustino Sarmiento. Obra Citada, página 65.

(8) Domingo Faustino Sarmiento. Obra citada, página 481.

(9) E. Martínez Estrada. Obra citada, página 67.

(10) Domingo F. Sarmiento. "Educación Popular",página 41. Edito-rial Lautaro, Buenos Aires, 1958.

(11) Roberto Munizaga Aguirre. 'En torno a Sarmiento", Edicionesde la Universidad de Chile, página 25, Santiago, 1958.

(12) Roberto Munizaga Aguirre. Obra citada, página 57.

Cicerón

Es doloroso, pero es cierto, a pesar de Sócrates y de su firmecreencia en que "los que conocen las cosas justas y lo que se hacepor virtud no pueden preferir cosas distintas"; es cierto que la histo-ria de la humanidad prueba lo contrario, eso es, que casi la totalidadde los hombres, a pesar de conocer lo justo, lo bueno, lo moral, cum-plen sin embargo con lo contrario. A pesar de que Sócrates creyeraque "lo que ocupa el primer puesto en la lógica, 1 o g o o, ocupael primero aún en la acción, é r g o o",la mayor parte de los hombresactúa de manera tal que lo que está en el primer puesto en la lógica yla moral está en el último, en la acción. Y la negación de la famosaidentidad socrática, por la cual la sabiduría será también virtud y lavoluntad una filiación inevitable de la lógica, remonta a la mismaépoca de Sócrates. Precisamente a Eurípides, quien en el Hipólitohace que Fedra clara y conscientemente reconozca que está actuandomal y a pesar de ello actúa mal porque en lo que ella desea hay fuer-za de atracción mas grande que la del mismo conocimiento.

Ahora bien, en la encrucijada sangrienta por la cual la humanidadpaso de la civilización pagana a la cristiana, también se pudo asistira esta negación de la identidad socrática, no más en una creaciónpoética, sino en la realidad de todos los días. En las postrimerías dela república romana, a lo largo de las guerras civiles, los romanos, a>esar de conocer las virtudes que habían hecho la grandeza de la pa-

tfia, la justicia y la fe, el pudor y la frugalidad, la sencülez de lascostumbres y el sacrificio de sí mismo en horas del deber, actuaban

«tra todas esas virtudes, deseando sólo cargos y honores, quintassertas, fiestas y queridas. Y la prueba de que ellos conocían esas

virtudes, está aún en la interminable lista de leyes y actividades41

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religiosas con que los legisladores trataban de obligarlos a- cumplircon aquellas virtudes.

Así, en los dos últimos años de su vida, César construyó un tem-plo a Venus Genetrix y creó un nuevo colegio de Sacerdotes, los 'Luperci Julii; y Augusto, en el sólo período de su sexto consulado,reconstruyó 82 templos y otros tantos restauró, dotándolos de magní-ficos dones y reestableció las ceremonias del Augurium Salutis, delos Lupercoli, de los saturnales, renovando el culto de Vesta, ycreando el de Mars Vítor y de Apollo Palatinas. Pero al lado de lapreocupación religiosa, Augusto tenía también la cura morum: y paramejorar aún las costumbres de los romanos, hizo promulgar la Lex demaritandis ordinibus, la Lex adulteriis, la Lex de ambitu, la Lex sum-tuaria. Sabían muy bien, los romanos, lo que debían hacer, sin embar-go, hacían todo lo contrario. Virtus post numoros, decía Horacio, y elpeculado, la concusión, el adulterio, el concubinato, el ateísmo, laprostitución, la lujuria, el lujo desmedido y las orgías, eran las solasactividades que atraían a los romanos. Y la contradicción no existíatan sólo entre las leyes y el modus vivendi de la masa romana, entodas sus categorías sociales, existía aún entre el modus vivendi ylas leyes, de los que elaboraban y promulgaban esas leyes, o clama-ban por la restauración de las grandes virtudes y ceremonias religio-sas del pasado. Y así Augusto promulgaba la Lex adulteriis, en elmismo período en que estaba enamorado de Terencia, la mujer de suamigo y ministro, Mecenas; y a pesar del antiguo código sacerdotalde Roma, que prohibía casarse con una mujer embarazada, se dejabaarrastrar, poseído de un furioso amor por la mujer de Tiberio, a divor-ciarse de Escribonia y a obligar a Tiberio a divorciar de su mujerLivia, para casarse con ella, embarazada de seis meses. La Lexsumptuctria, o mejor, una de las numerosas e inútiles leyes sumptua-riae, había sido elaborada y promulgada a fin de refrenar la sociedaden su carrera hacia el lujo y la corrupción, por un cónsul que era con-siderado como el rey de los sibaritas romanos. La Lex Pappia-Poppea,dirigida a incrementar los matrimonios y a sancionar a los solteros,había sido elaborada y promulgada por dos cónsules, los que le dabanel nombre, que permanecieron solteros por toda su vida. Salustio esta-blecía como fundamento de la concepción histórica la doctrina de quela riqueza, el lujo y los placeres, corrompían las naciones, destruyen-do las fuertes virtudes de la edad antigua, pero durante la guerra civilde César y durante su pro-consulado en la África Nova, Salustio habíaamontonado una riqueza fabulosa, robando descaradamente, para luego42

leear en Roma un lujo desmedido y construir suntuosas villas,, v palacios. ¿Qué más? Hasta Varrón había caído en contradic-

' similares porque en unas partes de su De Re Rústica clamabaC100( * las ciudades considerándolas como escuelas de lujo, de ocio-

UtaA de corrupción, mientras en otra parte-el Libro, ffl-enseñabalos agricultores el modo de sacar provechosas ganancias de los

Muco Tollo Cicerón(106 - 43 a. de J.C.)

Busto que se conserva en elMuseo Capitalino de Roma.

vicios, de las orgías, de las borracheras de las grandes ciudades,criando zorzales y patos, pichones y pollos, corzos y jabalíes, quevenderían a precios escandalosos.

Por supuesto, también hubo romanos que se dieron cuenta de esta43

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contradicción íntima entre el conocimiento de los deberes y de lasvirtudes y el modus vivendi de la mayoría e intuyeron la necesidadde superar aquella contradicción por medio de una adecuada educaciónmoral, que acostumbrara a dominar las pasiones y los instintos quellevaban a pisotear virtudes y deberes. Y así en sus Odas, Horaciocantó las grandes virtudes de la tradición romana, con la plena con-ciencia de que ellas habían hecho la fuerza y la grandeza de Roma;y en la Safica a Crispo Salustio, sobrino del historiador, estoicamenteafirmaba que el verdadero imperio del hombre, el único que importa,no es el que se ejerce sobre las cosas materiales y sobre los demás,sino el que ejerce sobre sus propias pasiones. Pero también Horacio,a pesar de su intuición y como para constituir otro ejemplo sui gene-ris de que entre comprensión y voluntad no hay un vínculo fatal, en elfondo era víctima de la contradicción reinante, porque al lado de lasodas que ensalzan las virtudes de la tradición romana, o afirman quesin» moríbus las leyes son inútiles, él componía poemas en que exal-taba los placeres de la vida, afirmando epicúreamente que el fin dela vida es el placer físico y aconsejando a darse prisa en beber yamar pues son estas las dos verdaderas voluptuosidades de la vida.Con lo cual, en el fondo, Horacio se acercaba, aún cuando sin lasexageraciones similares del uno y la venalidad comercial del otro,más a Salustio y a Varrón, que al otro romano que igualmente se diocuenta de la contradicción y enseñó a superarla con un ejemplo crea-do por su fantasía.

Aludo a Virgilio, de quien he puesto ya de relieve, en un ensayotitulado "El rito y el espíritu de la Eneida", que en su poema él habíaexpresando la contradicción por la cual el mundo antiguo cumplía máscon las fórmulas y los ritos que con los mandatos morales de las leyesy de la religión. Aquí, por lo tanto agregaré sólo que, en la mismaEneida, Virgilio había dado expresión no sólo a la contradicción porla cual la mayoría de los hombres, aún cuando conozcan lo que debenhacer, no lo hacen o lo hacen sólo cuando el deber no está en pugnacon sus deseos, con sus aspiraciones, con sus tendencias, sino tam-bién el tipo humano que dominando sus deseos e instintos personalessería capaz de superar aquella contradicción.

Hay en La Eneida, un mandato divino que todos los personajesconocen, pero que todos, menos Eneas, traicionan por completo o enparte, cuando no está de acuerdo con sus personales aspiraciones.En Dido, por ejemplo, hay un atisbo de obediencia, pero sólo en cuan-44

\ mandato divino le ordena a Eneas, para quien tenía simpatía y° * ía de afflor; pero cuando el mandato no se ajusta a sus deseos,

ordenando a Eneas, de irse, ella se enfurece, niega la justicia deniega la Fe y lleva sus rencores hasta en el Averno. También

Turnó obedece al mandato divino sólo cuando éste secunda sus de-seos y tendencias, como en el asalto a los reales de Eneas, porquetambién él se rebela a lo que da el mandato, no le gusta, llegando ensu rebelión hasta el ultraje y la traición a Venus a quien abandonapara buscar a otras diosas más favorables. Y en cuanto a los demáspersonajes, como el rey Latino, Evandro y Tarcón, hay en ellos comoun comienzo de armonía y acuerdo entre su actuación y el mandato delos dioses, pero con alguna tibieza o lenidad o vacilación: y así elrey Latino cumple con el mandato del oráculo, concediendo sin vacilarsu hija a Eneas, pero cuando Turno Amata y el pueblo se rebelan, nose opone con energía, se desahoga en palabras vanas, no hace nadapara impedir la guerra y se encierra inactivo en su palacio. TambiénEvandro cumple con el mandato divino, ayudando con sus jinetes *su hijo Eneas, pero lo cumple tardíamente y como arrastrado por losacontecimientos. También cumple con el mandato, pero no activamente,yendo en busca del extranjero Eneas, sino positivamente, dejandoque Eneas llegara a él; y lo cumple, no por una prepotente necesidadmoral, sino bajo el aguijón de su odio mortal a Mercurio.

Se trata, en todos los personajes principales de La Eneida, de unevidente contraste entre lo que debían hacer y lo que hacían; y estan sólo Eneas, el que hace lo que debe, aún cuando sus deseos ytendencias intentan llevarlo a hacer lo contrario. Ama la tranquilidad,y envidia a cuantos levantan ya su ciudad, pero a la orden de Diosardet abire. Quiere a Dido y llama dulce su tierra y se apiada de ellay le declara que nunca le pesará acordarse de ella, pero a la ordende dejarla, premet curam sus corde y ardet abire. Y llora amargamenteal abandonar a Dido, quebrantado por su gran amor, pero sus lágrimasvoiumteor inanes porque, si Apolo lo manda a la grande Italia jesallí donde está su amor! y ama la paz, llamando la guerra acelleratainsania, compadeciéndose de los muertos y de los heridos y hasta

de Turno; pero al pensar que los dioses quieren que combata y vengue,ataca heroicamente y heroicamente vence. Es toda su naturaleza, laque contrasta con lo que debe hacer y sin embargo, todo lo cumple, loque debe hacer, serena, y heroicamente.

Y esto era precisamente lo que Roma y la humanidad necesitaban45

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y quizás sigan necesitando: ciudadanos y hombres que, como Eneas,al conocer lo que debían hacer, lo hiciesen, a pesar de que pisotearanasí sus deseos, sus instintos, sus aspiraciones y tendencias máspropias y más vivas. Y esto, por el contrario, era lo que faltaba a

Rema y a la humanidad: Videor meliora preboque, deteriora sequor,cantaba Ovidio y habría podido ser este verso, el tema representativo Ide la época. Ni era posible curar ese mal intta animum suedendum \est, diría más tarde un gran calumniado por la historia, Tiberio; y eltratamiento interior, solo podrá realizarse por medio de una educaciónque enseñara a dominar sus propias pasiones, como las dominabaEneas. Y La Eneida así, al mismo tiempo en que es la expresión deuna época que estaba para morir, víctima exactamente, de esta con-tradicción entre el modas vivendi y el conocimiento de cerno sedebía, por eí contrario, vivir; La Eneida, así es la expresión genial, através de la actuación de Eneas, del nuevo tipo de hombre que nace-ría del primeic Cristianismo y del cual la postrimería de la Repúblicahabía dado un sólo ejemplo viviente, en un hombre que la historiaconoce y exalta por sus aparatosas actuaciones políticas y sus ma-gistrales oraciones, pero que tuvo también una actuación mas humilde,en la cual se puede sentir, el latido dei hombre-Eneas, del hombreque Roma y la humanidad necesitaban.

Se llamaba este hombre, este romano, Cicerón, y sin duda algunaa lo largo de su actuación política y humana tuvo también él vacila-ciones, también él cometió errores, o por la duda acerca de lo quedebía hacer, o por miedo a perder la vida y los bienes. No repetiré

aquí lo que todos saben: que vacilar y errar es humano, que tambiénCésar tuvo miedo, en más de una oportunidad; que sólo los hombres«ñora ¿toe a te anquilosados no saben ser comprensivos y perdonar. Peroun hecho es cierto: que a través de vacilaciones y dudas, Cicerón haactuado, en alguna oportunidad de su vida, ajusfando entre sí el pen-samiento y la acción; y si es verdad que la Iglesia considera comosanto aún a quien realizó un sólo milagro, también debemos reconoceren Cicerón un hombre ejemplar, aún cuando ese ejemplo aparezca enun sólo episodio de su vida.

No. No quiero evocar aquí la actuación de Cicerón contra Catilí-na y Marco Antonio, porque es demasiado conocida y, sobre todo,por-que en esos episodios Cicerón actuaba impulsado más por inconfesa-bles sentimientos personales que por realizar algo que estuviera deacuerdo con un ideal puro. Más digno de ser evocado, por poner de

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este acuerdo entre el conocimiento de lo justo y la actuación,ían los episodios inherentes a la defensa de Sexto Roscio Atnerino

acusación contra Yerre, que Cicerón hizo a pesar de tener con-

si el poderío cruel y despiadado de Sila y la autoridad todopode-a de Hortensio y del Senado. Pero hay, en la vida de Cicerón, un

¡sodio poco o mal conocido, en el cual Cicerón tuvo de una maneramás consciente, el valor y la constancia de actuar según lo que lesu iría ej ideai puro. Se trata del modo como Cicerón, en calidadde pro-cónsul, gobernó a Sicilia, poniendo de acuerdo su actuacióncon las ideas que acerca de la buena administración de una provinciahabía concebido. Esas ideas, e stán contenidas en su expresión direc-

ta en el segundo libro de Cartas al hermano Quinto, procurador deAsia, y en su expresión indirecta en las Oraciones In Verrón, sobretodo en la Actio II in Verrón, que es un documento de primera claseacerca del gobierno de las provincias. En el caso de Yerre, dice unnotable profesor de Historia Romana, Mario Attilio Levi, "se reflejaun método administrativo y político difundido y bien conocido": elpeculado y el robo, la violencia y el exceso de poderes, eran loscuatro instrumentos, casi diría normales, de los gobernadores de lasprovincias; y se comprende como la mayor parte, o la totalidad delos procuradores, questores y procónsules, volvieron de las provin-cias con riquezas a menudo fabulosas. Lo que no era normal, es quefueran, como lo fue Yerre por los sicilianos, demandados y llevadosdelante de las quaestiones de pecuniis repetundis, para ser condena-dos a pagar los daños y perjuicios. Generalmente esos ex-gobernado-

res enriquecidos pasaban el resto de su vida despilfarrando en orgíasy lujos deslumbrantes las riquezas amontonadas, como pudo hacerlo,después de la caída de César, Gaio Crispo Salustio quien, habiendoaprovechado su cargo de pro-cónsul del África Nova, la Numidia,para enriquecerse robando descaradamente, pasó su vida no sólo endesahogar su rencor de político fracasado, sino comprando y constru-yendo villas y palacios en Roma y viviendo con un lujo fantasmagó-rico, en la región, en que el pseudo Cicerón, un literato de la edadimperial, dice que surgieron los Horti Sallustiani. El gobierno de unaprovincia era un magnífico negocio y la prueba de que los romanoslo consideraban como tal, está aún en dos hechos relacionados conCicerón: el hecho pues de que mientras era procónsul en Sicilia,recibía de sus amigos reiteradas solicitudes de préstamos pues todoscreían y se lo decían en sus cartas, que él no debía carecer de dine-ro gobernando una provincia, habiendo exigido un fuerte botín de gue-rra; y el hecho de que, durante su proconsulado, muchos altos perso-

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najes aspiraban a la mano de su hija Tulieta, porque suponían que el 1volvería de Sicilia con la bolsa bien repleta y podrí» dar una grandote...

Los gobernadores de las provincias no eran, en el fondo, sino unos!agentes de la oligarquía política y mercantil de Roma, aspirando tan ¡sólo a enriquecerse a sí mismos y a sus amigos y partidarios. Cada!provincia tenía un Senato o un Consejo, vigilados por el Gobernador iy cuyos miembros se entendían entre sí y con el Gobernador y suspartidarios, para aprovecharse de las rentas de las ciudades, que 'casi siempre consistían en impuestos y bienes muebles y para decre-tar trabajos públicos, fiestas, misiones, toda suerte de gastos inútilespara participar en las ganancias de los contratistas. También se en-tendían los senadores y consejeros provinciales con los publícanosde los financieros y usureros italianos, para que las ciudades concer- jtasen ruinosos empréstitos, y gozaban con ellos los frutos de unadilapidación criminal de los dineros municipales y de un espantoso]aumento de los impuestos. Pero el robo de esos ladrones indígenas jera poco respecto al robo de la plutocracia itálica y Cicerón, el anti- jguo acusador de Verte, pudo ver nuevamente en Sicilia como la expío- <iacióo criminal arrancaba el dinero a los dominios y a los particulares, Icon ayuda de los soldados; pudo ver como los políticos de Roma y elprecedente gobernador y sus amigos habían reducido a la última mise-ria a las ciudades, a los artesanos y a los pequeños mercaderes delas ciudades, a los pequeños propietarios de los campos y a los cam-pesinos libres, obligándolos a vender sus campos, sus casas y hastasus hijos.

Y Cicerón hombre de pluma y no de espada, cuya ambición se ]cifraba, dice un notable historiador, en no ser un grande hombre deEstado sino un gran escritor; Cicerón, pues, que había perdido la ilu-sión de ser un hombre de Estado en los 10 años que siguieron a suconsulado y acababa de terminar su De República y estaba meditan-do otros trabajos: he aquí pues que de repente, recibe la orden de ir,él, que nunca había dirigido guerras ¡a. dirigir la guerra contra el ene-migo que había destruido a uno de los más grandes ejércitos de Roma!Pero Cicerón, en su De República recién terminada, había censuradoseveramente la tendencia a rechazar los cargos públicos difíciles ypeligrosos y sintió que no podía, ahora, rechazar el cargo que le ofre-cían, por pesado y difícil que fuese y que debía por el contrario,actuar según lo que le dictaba su concepción de ciudadano ejemplar.

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ceptó "a /»« d* parece* en su provincia digno de su libro y ofrecer*sus contemporáneos el ejemplo de una administración perfecta",

ó en su afán de cumplir con lo que debía, a transformarse en gue-después de haber oído que Casio había derrotado a los partos,

tó una expedición contra las tribus bárbaras que vivían del raero-¿ o en la cadena del Amares, puso sitio a la ciudad de Pirtdeniso y

no la guerra distribuyendo dinero del botín entre sus soldados. Pero,8^<: oue en sus deberes de soldado, por el cual se mereció el título deU!*»** *J**t *•

Imperator, es un sus deberes de gobernador, donde Cicerón quiso ac-tuar como le dictaban las altas concepciones, que acerca del gobiernode una provincia, él había ya elaborado en sus obras.

Después de algunas vacilaciones, mas que comprensibles en unhombre que iba a instaurar una nueva forma de gobernar provincias,Cicerón empezó a actuar según sus ideas administrativas e hizo anu-lar los decretos con que los bandos municipales querían que el Sena-do de Roma levantase una estatua al precedente gobernador ApioClaudio e hizo reducir los intereses desde el 48 al 10 por ciento,como el Senado había hecho en Roma; revisó todos los impuestos delas ciudades y anuló implacablemente los gastos supetíluos, los con-tratos ruinosos y la exigencia inicua; obligó a numerosos concesiona-rios a restituir a las ciudades lo que les habían quitado ( con unpretexto jurídico rompió el contrato con que un ingeniero y ua generalde su corte habían garantizado a un tal Valerio e ingresó ea el Teso-ro la cantidad que aún había de pagar el contraíante); hizo ahorrar anumerosos deudores las violencias de ios centuriones, negando re-sueltamente que los soldados estuvieran a disposición de los usurerospara arrancar dinero a los deudores; quiso que todos pudieran hablar-le, hasta los más humildes y que los procesos se tramitasen rápida-mente; rechazó las fiestas y los presentes de las ciudades y viviócon sencillez obligando a vivir así a su comitiva; y no quiso tocar unsolo sextercio, ni de las sumas procedentes del botín de su victoriamilitar, ni de las que le habían sido asignadas por el Senado para elgobierno de la provincia.

Por supuesto, a este modo ejemplar de gobernar, no le faltaroncriticas y hasta comentarios burlescos, como los de Drumann, TirrelY Purser, como no faltan nunca quienes califican de tonto a quiencumple con sus deberes. Pero estas críticas y estas burlas no le qui-tan a Cicerón la gloria de haber sido el primero, como dice un moder-00 historiador, "en aportar a la vida ese espíritu de justicia, de soli-

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datidad, de misericordia, que aspira a emanar de la contemplación fi-losófica para transformarse en acción"; eso es, para poner de acuerdoentre sí el pensamiento y la acción, los mandatos de la moral y lajusticia y la vida misma. Y en la actuación de Cicerón es tanto más jsignificativa y valiosa, cuanto más encontraba a cada paso resisten- Icias y a cada paso engendraba reacciones y hostilidades. Y así, Ci-cerón se vio atacado por Volusio, quien se sabía perjudicado por lasentencia que se dictó justamente al ingeniero Lepta;así el recibía cantas insolentes y amenazadoras por haber anulado los decretos vota-dos en honor de Apio Claudio; así fue atacado con sus cartas insolen-tes por Bruto, a quien perjudicaba la reducción de los intereses des- jde el 48 al 10 por ciento íegaL Y poco importa, para la gloria de Ci-cerón, que los gobernadores que lo siguieron en Sicilia borraron todassus reformas, poniéndose al compás con los métodos criminales conque gobernaban todos los demás pro-questores, propretores y procón- !sules; antes bien, su gloria debería aumentar, al considerar que sinsu actuación en Sicilia era ejemplar en sí, para sus conciudadanos, !era ejemplar también y quizás más, por ser una de las primerasmanifestaciones de aquel nuevo tipo humano, que debía formarse pocoa poco, sólo después de Cristo, el tipo, es decir, del hombre que alcomprender y sentir lo bueno y lo malo, actuaría de acuerdo con su]comprensión, a pesar de los riesgos, de las amenazas, del sacrificio ¡mismo de su vida. Y de las nuevas creencias que un siglo después \de su muerte, comenzarían a difundirse y a crear generaciones dehombres decididos a actuar según lo bueno y lo justo hasta el martirio, ide esas nuevas creencias Cicerón había intuido aún la enseñanza másalta y más humana, la del dominio de las pasiones. Y nada puede con-vencemos de que en Cicerón había un alma de excepcional grandeza,como el trozo de su oración Pro-Marcello era la cual él a pesar de serromano y haberse educado por lo tanto en el culto de la violencia yde la fuerza, se atrevía a levantar su voz inspirada en la alabanzade esa virtud casi desconocida en la civilización precristiana. Antesbien no se limitó a alabarla, sino la puso por encima de todas lasvirtudes que habían hecho la grandeza de Roma pues, después dealabar a César por todas sus victorias militares, afirma rotundamente:"Y con todo, yo conozco algo todavía más grande . . . Vencer suspasiones, apaciguar sus resentimientos, moderarse en la victoria yante un adversario eminente por su nobleza, su carácter, su valor,tener,no sólo el ademen que levanta,sino el que le restituye sus digni-

dades y se las aumentan todavía. Al que obra así yo no lo comparocon los más grandes héroes, lo declaro igual a los dioses". En lo50

cual yo veo un sólo error: en aquel igualar al hombre nuevo con losdioses antiguos, que a meando eran vengativos y crueles. Porque elsólo Dios al cual corresponderá la similitud, es el Dios de Cristo,pero Cicerón no podría saberlo y ya es bastante para su gloria, haberintuido la superioridad del homo cbristianus sobre el pagano, conpalabras muy conmovidas: "Un acto de clemencia, de buttanidad, áeequidad, de equilibrio, de inteligencia, cumplido a pesordel odio que ensombreciese la razón, a pesar de la victoria cuya esen-cia era la inteligencia y el orgullo . . .íobl con qué entusiasmo nosinunda". Dice la leyend* que San Pablo, desembarcando en Ñápale*para ir a Roma, quiso que sus acompañantes lo llevaran a PozzueÜpara verter sobre el sepulcro de Virgilio piae rorem lacrymae, j de-sear el poder de resucitar a los muertos para resucitar a Virgilio ybautizarlo, a fin de que entrara en el Paraíso, porque Virgilio, se-gún la leyenda, había encarnado en Eneas el tipo cristiano de quienobedece, más que al rito, a la moral de la religión. Pues, yo creoque, si San Pablo hubiese sabido que Cicerón había exaltado lasvirtudes con que el Cristianismo enseñaba a vencer las pasiones, aapagar sus resentimientos, a perdonar el enemigo, a ser clemente,humano y ecuánime; si hubiera sabido que Cicerón había cumplidocon lo que la moral y la justicia le ordenaban, yo creo que él, SanPablo, también habría deseado llorar sobre los restos mutilados deCicerón y poder resucitarle y bautizarle porque, & pesar de tantasvacilaciones y dudas aún>Cicerón había sentido en sí mismo la atrac-ción de las grandes virtudes que se llamarían cristianas.

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R. P I N A - D A Z A

Et Doctor* M*José Gil fortoul

(1861 - Í943)

Con motivo del Centenario del nacimiento del Dr.José Gil Fortoul, que se cumpliera el 29 de noviembreúltimo, el profesor Ramón Piña-Daza, fundador y ex-Director de este "BOLETÍN", ha accedido extractaresta síntesis bio-bibliográfica - de un ensayo que con-serva inédito - acerca de la apasionante figura del autorde "El Hombre y la Historia**, la que, complacidos,insertamos en las páginas que siguan (N. de la D.),

El Dr. José Gi] Fortoul es quizá la cifra más preclara de cuantos,en nuestro país, se han ocupado de narrar nuestro agitado devenir depueblo. Para quien se decida a investigarlas son muchas, e interesan-tes por demás, las facetas que reserva la contrastante figura - accióny pensamiento - de este polígrafo venezolano, sin duda el más carac-terizado de los epígonos de la que los críticos han bautizado con elnombre de Generación Positivista Venezolana. El 29 de noviembre de1961 se cumplió el primer centenario de su nacimiento. Con ese moti-vo vamos a tratar de delinearlo, en los párrafos siguientes, en sustasgos más destacados.

Cuando se pretende esbozar una semblanza biográfica del Dr. José, Fortoul, el primer problema que se plantea a quien lo intente es elel lugar de su nacimiento. En el Libro de Bautismos de la S. Iglesiae Nuestra Señora de la Concepción de El Tocuyo, correspondiente a

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los años de 1861 a 1864, autorizada con la firma del Pbro. José A.Ponce, Cura Párroco para entonces, corre inserta una partida en laque se puede leer",., a diecinueve de marzo de mil ochocientos sesen-ta y dos... bauticé solemnemente a José, que nació el veintinueve denoviembre último, hijo legítimo de José Gil y Adelaida Fortoul...", |además de los otros datos de estilo, entre los cuales se omitió elnombre de la ciudad natal. Hoy está fuera de duda, sin embargo - comolo demostrara suficientemente hace algunos años el Dr. David Anzola -que el chico a quien se refiere la partida nació en la Ciudad del Tur-bio, en la barquisimetanísima Calle Real, después Calle Libertador yCarrera 19, en la nomenclatura de hoy.

Su padre, cuyo nombre dice tan poco si se expresa con la brevedad icon que aparece en la partida antes aludida, no fue otro que el Doctory General José Espíritu Santo Gil García, Jefe del Conservatismo iregional y a quien se recuerda en todo el Occidente de Venezuela -1metido ya por derecho propio en la leyenda - con el cognomento de I"el pelón Gil", arquetipo del caudillo de nuestras montoneras, dueñode vidas y haciendas, mitad santo y mitad diablo". Las vicisitudes Ide la Guerra Larga llevarán al abogado desdoblado en guerrillero enazaroso éxodo desde Barquisimeto a Quíbor, El Tocuyo, Hato Arriba, 1Barbacoas, los Humocaros y que irá a concluir en la Hacienda "SanAntonio", en las inmediaciones de la trujillana población de Carache, ja raíz del nacimiento de su hijo. Esto explica la natural confusión queha existido acerca del lugar en que viera ¡a luz primera el autor de la |"Historia Constitucional de Venezuela".

La infancia e inquieta adolescencia de José Gil Fortoul discurretoda en El Tocuyo. Es aquí donde recibe las primeras enseñanzas y \luego las de bachillerato de boca del insigne Maestro de La Concordia, {Don Egidio Montesinos, por quien conservó siempre - justo es consig- ]narlo - el más cálido afecto y reconocimiento.

En su patria chica de adopción, El Tocuyo, cuando apenas contaba17 años de edad - en compañía de otro varón que con el correr deltiempo habría de ser no menos ilustre, Lisandro Alvarado, a quien elsonoro alejandrino de Alfredo Arvelo Larriva ha consagrado para laposteridad como el "Sabio no sólo en Ciencia, sino en Sabiduría",un mozalbete a la sazón, que apenas había traspasado los umbrales !de la adolescencia - fue redactor del semanario "El Aura Juvenil"* <órgano de la Sociedad "Club de Amigos", fundada a mediados de

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1878 por iniciativa del progresista comerciante quiboreño Don CarlosLjscano. Pero esta primera incursión por los predios de la prensa va

tener un dramático fin. Había circulado apenas la primera entrega,cuando una turba de energúmenos, borrachos y armados, comandadospor el Coronel Ramón Mariano Colmenares - vale la pena recordar sunombre ... para execrarlo - que obedecían al mandato de algún caciquede aldea herido en su suceptibilidad por la punzante pluma de losimberbes periodistas, irrumpió en la redacción, destruyó cuanto encon-tró a su paso, los tipos y galerines aventados por albañales y alcanta-rillas, y la modesta imprenta, que resistió a la furia desatada de laestulticia, arrojada a un lodazal, de donde fue rescatada, tiempo des-pués, para servir - ¡felizmente! - a una nueva empresa de cultura.

Busto del Dr. José Gil Fortoul que se encuentra & laentrada del Colegio de Abogados del Estado Lera.

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A raíz de este incidente, con su compañero de redacción se refugiaGil Forte u!, en la lectura de ios clásicos griegos y latinos. Semanasmás tarde se separan. Definida ya su vocación por la ciencia, Alvara-do se traslada a Caracas a seguir estudios de Medicina. Gil Fortoulpermanece en El Tocuyo, funda poco después (1880) un nuevo sema-nario, "El Ciudadano", que llena con sus afanes intelectuales. Aun-que la apatía del medio va a determinar una efímera duración al nuevoórgano periodístico, no obstante, en los pocos artículos que escribieraa fiera su preocupación por el dramático panorama que le ofrecía laVenezuela de estos años, sobre la cual se habían desatado los másprimarios instintos de apetencia y violencia que fueron, indudablemen-te, !<*s determinantes más valederas de su vocación de escritor, a lapar que las más lúcidas vivencias de sus posteriores reflexionessociológicas.

Graduado de Bachiller, publica el mismo año su primer volumen deversos, "Infancia de mi Musa", en Barquisimeto (1880) e inmediata-mente viaja a Caracas. Su instalación en la capital le abre a Gil For-toul un campo de inusitados horizontes para sus inquietudes intelec-tuale*- A pocas semanas de su llegada funda, en compañía de AndrésAlfonzo, un nuevo periódico, "Flores del Avila", y se inscribe en laUniversidad Central como cursante de Derecho.

Sus obligaciones de estudiante de leyes no van a ser óbice, sinembargo, para que - fuera de la sistemática de sus cursos - pudieraconcurrir a las lecciones de otros dos sabios maestros que, en aque-llos momentos, estaban imprimiendo un nuevo curso al pensamientocientífico venezolano: Adolfo Ernst, expositor de la filosofía biológi-ca, y Rafael Villavicencio, divulgador de las concepciones positivis-tas de Augusto Comte. De boca de estos dos sabios profesores y delos apasionantes libros de Darwin, Lubbock, Letoumeau, Bagehot,Taine, Dounot y tantos otros que estaban configurando una nueva ma-nera al pensar científico y filosófico, extrajo Gil Fortoul el métodoque habría de aplicar en sus obras históricas y sociológicas.

Egresado de la Universidad Central, en 1885, con el título deDoctor en Ciencias Políticas, ejerce fugazmente, en sus ciudad deorigen, la profesión que había abrazado. Pero no había nacido GilFortoul para la vida metódica y burguesa, para el monótono apoltrona-miento de un bufete o el rutinario ejercicio de un cargo público en que

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.,---5'.-KV>

La cesa donde naciera el Dr. José Gil FoitonL «iBarqoisiiaeto.

deviene, generalmente, en nuestro país, la carrera de Abogado. Esafue la razón que lo asistió - no hay duda - para aceptar el cargo deCónsul General de Venezuela en Burdeos (1886) que le fuera ofrecidopor el Gobierno de Joaquín Crespo; porque, a diferencia de su antiguocondiscípulo y entrañable amigo Lisandro Alvarado, cuyas botas decaminador incansable andaban ya por todos los caminos de la patriaen una como afanosa búsqueda de la ciencia que encierran la natura-leza y el suelo venezolanos, Gil Fortoul era un verdadero weltburgery con aquel viaje a Europa iba a realizar su verdadera vocación desempiterno estudioso, de curioso universal.

Su estada en el Viejo Mundo se va a prolongar por un cuarto deSlglo, durante el cual desempeña diversos cargos consulares y diplo-•naticos en Hamburgo, Londres, París, Berna y La Haya. Es duranteeste período cuando su vida se realiza en plenitud: visita los grandesCentros de la cultura, cultiva la amistad con los más destacados pen-

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sadores de la época, se bate en duelo a espada varias veces, colabo-ra con frecuencia en "El Cojo Ilustrado" y en otras importantes pu.jblicaciones del Continente y, por encima de todo, disfruta del ock>|suficiente para realizar su obra de pensador; al tiempo en que en supatria la bala asesina de La Mata Carmelera segaba la vida de Joa-quín Crespo, el efímero Gobierno de Ignacio Andrade caía ante elempuje de las famélicas mesnadas que con el pomposo nombre deRevolución Restauradora llevara Cipriano Castro hasta Caracas y

La modesta silla que sirviera de cátedra a Don EgidioMontesinos, en el Colegio "La Concordia". Obsérveseen el braxo de 1* silla la palmeta. Se conserva en el

Museo de El Tacuro,

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Juan Vicente Gómez iniciaba, taimadamente, el que más adelantede ser el largo y sombrío período que se ha llamado de la

Rehabilita"00 Nacional.

Precisamente, cuando estaba en sus inicios la reacción contra labufa dictadura de El Cabito y comenzaba cargado de hermosas prome-sas rectificadoras - que a la postre, una vez más, fueron burladas - elférreo despotismo de Gómez, regresa el Dr. Gil Fortoul a Venezuelapara desempeñar la Cartera de Instrucción Pública (1911), de dondepasa a ser, sucesivamente, Presidente de la Cámara del Senado, Pre-sidente del Consejo de Gobierno y Encargado de la Presidencia delos Estados Unidos de Venezuela (1913-1915). De esta etapa de suvida es de destacar su progresista actuación en el Congreso, dondeabogó por la igualdad de los derechos civiles y políticos de la mujervenezolana, propició leyes que regularan equitativamente las relacio-nes obrero-patronales, trabajó por la creación de instituciones depor-tivas que coadyuvaran en la formación intelectual de la juventud yhasta llegó a plantear sus desvelos acerca de la debida alimentaciónde nuestro pueblo, base fundamental - como lo intuyera en sus exposi-ciones en el Senado - para la conservación de lo que hoy se denomina"nuestro capital humano".

En 1916 viajó de nuevo al exterior, en el desempeño áe nuevasmisiones diplomáticas. A partir de ese año, salvo breves paréntesisen que vivió en Venezuela, su ausencia se VA a. prolongar hasta 1933,año en que regresa definitivamente al país. Desde este último añohasta 1935 su única figuración de importancia fue el haber dkigido,por breve lapso, "El Nuevo Diario", órgano oficial de la dictaduragomecista.

De 1936 en adelante, se puede afirmar, se retiró de la vida públi-ca. Se dedicó a las actividades específicas de Miembro de Número delas Academias de la Historia - a la que pertenecía desde 1918 - y a lade Ciencias Políticas y Sociales.

La muerte le sobrevino el 15 de junio de 1943.

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querido pergeñar. Consideramos, sin embargo, que la sintética sem-blanza biográfica que intentamos delinear en los párrafos preceden-tes resultaría incompleta si no nos referimos, aunque sea en apre-tada síntesis, a sus obras. Helas aquí, pues, en sus lúteas más gene-rales, en el orden cronológico de su aparición.

"Infancia de mi Musa" (Imprenta Escovar. Barquisimeto, 1880).Forman el volumen un conjunto de poemas de corte romántico, sobrevariados temas, de carácter amoroso, filosófico, religioso o histó-rico. En la dedicatoria que hiciera de esta primicia de su ingenio asu maestro, Don Egidio Montesinos, dejó sentado el autor que suscomposiciones debían considerarse sólo como "medianas imitado- :nes". No debemos, por tanto, buscar en las mismas mayor origina- .lidad y una acabada estructura, máxime que, en su madurez, Gil For-toul llegó a afumar alguna vez que consideraba estos versos como"lo más mediocre" de toda su producción.

"Recuerdos de París" (Editorial Daniel Cortezo y Cía. Barce-lona, España, 1887). Es un pequeño y delicioso libro de apuntesdiarios que compiló en la odisea que hubo de cumplir en los alboresde su carrera diplomática. Por la evidente preocupación por las formasde expresión, que la caracteriza, se puede afirmar que es una obrade innegable intención literaria.

"Julián, Bosquejo de un Temperamento" (Imprenta de JuliusKlinkhardt. Leipzig, 1888). Obra de "diletanti" califica Angarita Ar- :velo esta novela de ambiente madrileño. Fundamentalmente posee unmérito documental y autobiográfico. "Escrita en primera persona, comolas novelas de todos los críticos y ensayistas que novelan por acci-dente", ha escrito acerca de la misma Mariano Picón-Salas. Al decirdel propio autor, en este ensayo de novela se compendian "el natura-lismo sensual y la observación psicológica de Stendhal". Esta apre-ciación es, a nuestro entender, muy valedera, por cuanto lo que másnos seduce al leerla, aparte de la sobriedad de su estilo, es el com-plicado análisis introspectivo en que perennemente se encuentra su-mido el protagonista - tan del gusto del maestro de "El rojo y el ne-gro" - y el realismo directo que trasciende de sus páginas.60

"Filosofía Constitucional" (Librería de Gamier Hermanos. París,1890) es un estudio de Derecho Público y Constitucional en el que sepropuso determinar "los fundamentos historíeos del gobierno y suscaracteres esenciales", para concluir con la indicación de "las ten-dencias que en una república federal se manifiestan en enluto a la

La pequeña imprenta donde se imprimió "El AuraJuvenil". Pertenece al Museo de El Tocuyo

Ofganización y funcionamiento de tos poderes públicos". Dirigido ha-<-ia "¡a aceptación de un concepto científico de la política y del Ga-

lerno", este tratado está informado de los principios liberales y de-Oráticos que, en el momento de escribirlo, ya eran texto legal enps pueblos de Europa.

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"Filosofía Penal", que trae como subtitulo "Estudios Críticos"(Edit. de Alfredo Vromant y Cía. Bruselas, 1891). Forman esta obra,como reza el subtítulo, un conjunto de estudios de Derecho Penal.Con este tratado dio a conocer, el Dr. Gil Fortoul, a los pueblos dehabla hispánica, los principios más avanzados que sobre la materiasustentaba la escuela positivista italiana.

"El humo de mi pipa" (Librería de Garnier Hermanos. París, 1891).Es un pequeño y deleitoso volumen formado por narraciones, comenta»tios sobre tópicos diversos, descripciones de escenas vividas por elautor y unos cuantos poemas, insertos a manera de epílogo. Las pági-nas que integran la obra son, en conjunto, "el movimiento continuodel pensamiento (que) hace pasar entre los ojos y las columnas dthumo, un extraño conjunto de sensaciones, recuerdos e ideas", atra-padas "como mariposas cogidas al vuelo" y fijadas "sobre el papel amedida que pasan". Lo acabado del estilo - como en "Recuerdos deParís" - evidencia la intención eminentemente literaria del libro.

"¿Idilio?" (Edit. Phillip & Son. Liverpool, 1892). Aunque crono-lógicamente esta segunda novela del Dr. Gil Fortoul fue publicadacuatro años después de "Julián", parece que fue escrita antes queésta. La trama es insegura: se diría del que ensaya sin dominar ca-balmente la técnica de novelar. Aunque el propio autor afirmara algu-na vez, refiriéndose a esta novela "...la forma es floja y monótona..."y algún crítico la calificara de "novelín romántico y aldeano", esti-mamos que "¿Idilio?", con todos los defectos que pueda tener, ofrecealgunos aspectos que merecen ser estudiados con detención, comoson la valoración de una temática venezolana y, sobre todo, que elrelato de la vida del adolescente Enrique Aracil - personaje que tam*bien juega importante papel en las otras dos obras de ficción de GilFortoul - es una clave valiosísima para comprender a cabalidad lacompleja personalidad del autor, de quien el nombrado personaje es,con toda evidencia, su propio "alter ego".

"La Esgrima Moderna" (Edit. Phillip & Son. Liverpool, 1892).Es un curioso manual en el que dejó el Dr. Gil Fortoul las normastécnicas que debe seguir el que practica el deporte de la espada y elflorete. Aparte de poner de manifiesto la desenfadada manera de verla vida del autor, la obra ofrece, por su misma naturaleza, muy esca-so valor literario.

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Pasiones" (Librería de Garnier Hermanos. París, 1895). Es ésta,¿> la novela mejor lograda de Gil Fortoul. De carácter autobio-

gráfico, como todas sus novelas, el argumento de la obra tiene comoescenario la Caracas del ocaso del Guzmancismo. La crítica le haasignado-, por esa razón, un valor fundamentalmente documental e his-tórico. Escrita para dar vida a un propósito de oposición al IlustreAmericano, la novela se resiente, por lo mismo, en su valor literario.Con todo, es un vivo reflejo de los días de estudiante del autor y desus inquietudes filosóficas y literarias juveniles.

Miradas de conjunto las tres novelas de Gil Fortoui ofrecen - senos antoja que aquí radica su mérito fundamental e indiscutible - unanueva concepción para los venezolanos de la literatura de ficción, lade la técnica narrativa realista que, gracias a su esfuerzo, penetróen nuestras letras como fresco mensaje renovador, frente al mundoconceptual ya superado en otras iatitudes que representaban algunosrománticos retrasados.

A mediados de la última década del siglo pasado aparece una delas obras de mayor envergadura del Dr. Gil Fortoui, "El Hombre y laHistorié' (Librería de Garnier Hermanos. París, 1896). Es ésta unade las obras más importantes en materia de investigación e interpre-tación sociológica e histórica que se hayáis escrito en Venezuela.Con un estilo claro y elegante, eí Dr. Gil Forfoul analiza nuestra evo-lución social, desde los primitivos aborígenes pobladores de TierraFirme, hasta fines del siglo pasado. El origen de nuestra raza, nues-tro complejo étnico-social - de ¡a raza americana en general, podría-mos afirmar - eí medio físico venezolano, las causas que originaron elmovimiento de Emancipación, los diferentes movimientos revoluciona-rios habidos en Venezuela después de la disolución de la Gran Co-lombia, la génesis personalista de los partidos tradicionales y sureestructuración después de la Guerra Federal, en una como densasíntesis, constituyen la apasionante materia de este valioso ensayo.De neta extracción spenceriana, la mayoría de los principios que sir-vieron de fundamento a esta obra y, por lo mismo, ya superados en elcampo de la Sociología y Etnografía, por las investigaciones realiza-das en el presente siglo, nadie puede negarle a esta obra, no obstan-

e> el mérito de haber creado una escuela de historiadores y sociólo-gos positivistas venezolanos. La obra de José L. Andará (1868-1923),Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936), Julio C. Salas (1870-1932),Angei César Rivas (1873-1930), Pedro Manuel Arcaya (1874-1958) y

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otros es, en cierta forma, la proyección del método de estudio e in-vestigación del Dr. Gil Fortoul - el Gil Fortoul de "El Hombre y la]Historia", diríamos mejor - sobre otros hechos de nuestro acontecer]histórico y sociológico.

La obra de mayor trascendencia del Dr. José Gil Fortoul, donde ':

radica en gran parte su fama, es la "Historia Constitucional de Vene- izmela", publicada en su primera edición en dos volúmenes (Edit. Cari]Heymann. Berlín: Tomo I, 1907; Tomo II, 1909). Las ediciones poste*]riores - las más divulgadas - están fonnadas por tres tomos: el prime-ro, que comprende la Colonia, la Independencia y la Gran Colombia; jel segundo, la Reconstitución de la República y el período que GilíFortoul llamó la Oligarquía Conservadora; y el tercero, el período que!denominó la Oligarquía Liberal. Esta obra está considerada hoy día, jpor la crítica, unánimemente, como la más importante en su género, dellas que se han escrito en Venezuela. Cabe preguntarse, por tanto, ]¿dónde radica su valor? Sin duda, en la nueva concepción de la narra-tiva histórica que Gil Fortoul inaugurara con la misma en nuestro]país. Haciendo a un lado la idea de considerar la historia como simple 1pretexto para exaltar, en uno como continuo ditirambo, la figura y la Iacción de los adalides que configuraron nuestra nacionalidad, concep- ición que había predominado en varones de tan lúcido pensamiento co- jmo Rafael María Baralt, Juan Vicente González y todos nuestros his-|toriadores románticos, Gil Fortoul, armado con el método científico]positivista se adentra a escudriñar las causas más soterradas de to- jdos y cada uno de los sucesos de nuestro devenir, para explicar lúe- 1go, con un lenguaje y estilo que recuerda al de un Ranke o un Taine, jlas consecuencias de los mismos. "Están muy bien los proceres • jescribe Mariano Picón Salas - pero es indispensable saber también lo :

que se comía y lo que se exportaba, los intereses que expresaban los Icaudillos, las teorías que se debatían en los periódicos". La imagen Ireal y verdadera de nuestra evolución de pueblo y la proyección forma- ]tiva posterior que esa imagen tiene, eso fue lo que nos dejó Gil For-toul en las páginas de su libro. El Prefacio de la primera edición de jla obra contiene dos párrafos, verdaderamente luminosos que, aparte |de resumir el contenido de la misma, dan idea cabal del método seguí- jdo por el autor. No hemos podido evadir la tentación y, a continua- ición, los copiamos:

"Propónese su autor un fin especial y diferente del que han perse-

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basta ahora los historiadores nacionales. Dará lugar muy amplioal examen de las leyes fundamentales, porque resumen en cada perío-do, ora e^ sistema con que una raza conquistadora domina y pretendecivilizar a otra raza relativamente inferior, como sucedió en los tiem-pos de la Colonia, o bien, como en las distintas épocas de la Repú-blica, ora el concepto gubernativo de la oligarquía reinante, en oca-siones la aspiración popular, ora la voluntad soberana de los caudi-llos autocráticos; de suerte que, aun violadas con frecuencia y aunno practicadas en su integridad, tienen siempre esas leyes importan-cia capital, supuesto que reflejan el verdadero estado de un pueblo oel criterio de quienes lo dirigen, mucho más cuando se consideranconjuntamente el estado social y la forma de su constitución, cual sifuesen un organismo en perpetuo movimiento y desarrollo".

" . . .los esfuerzos que el pueblo venezolano ha hecho por civili-zarse; las auroras de paz que han sonreído en su cielo y las guerrasque han desolado sus campos; los ensayos de su industria y la varíasuerte, ora próspera, ya decaída, de la agricultura, de la cría y delcomercio; los proyectos de sus pensadores y los sueños de sus artis-tas; los programas de sus caudillos, las deliberaciones de sus con-gresos, los procedimientos de sus gobiernos, sus conflictos con elextranjero, sus tratados internacionales; el ideal que ha animado susleyes, el espíritu que se encarna en su historia".

Se ha dicho que a su muerte, el Dr. Gil Fortoul dejó inéditos otrosvolúmenes, los cuales contienen el complemento de su famoso libro.Hasta la fecha no se han publicado.

Las últimas obras escritas por el Dr. Gil Fortoul, recogidas envolumen, fueron: "Discursos y Palabras, 1910-1915" (Imprenta Na-cional. Caracas, 1915); "De boy para mañana" (Imprenta Nacional,Caracas, 1916); y "Sinfonía inacabada y otras variaciones" (Edito-rial Sur-América. Caracas, 1931). En ellas recogió el autor discursos,páginas literarias, ensayos cortos, escritos breves de varia ocasióndispersos, en los cuales campea su acabado estilo y la galanura desu frase.

Recientemente, el Ministerio de Educación, a través de su Direc-ción de Cultura y Bellas Artes, editó en ocho volúmenes las Obras

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Completas (C. A. Tipografía Garrido. Caracas, 1954-1957) del distin-guido maestro barquisimetano.

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Estas son, a grandes rasgos, la vida y la obra del Dr. José GilFortoul que, en vida fuera periodista, poeta, abogado, ensayista, lite-rato, sociólogo, historiador, diplomático, académico, congresante,hombre público y, por encir'. de todo, un magnífico ejemplar humano.

Puede que algún lector exigente objete a esta breve semblanza elhecho de que no se haya puesto de manifiesto algunas posiciones yactitudes - sobre todo de su vida pública - con las cuales no estaríade acuerdo - como tampoco lo está quien suscribe - pero preferimosechar sobre aquellas un piadoso velo de silencio, por cuanto lo quenos interesa destacar es, simplemente, los rasgos fundamentales desu vida para hilvanar sobre ella su aporte a las letras patrias. Puedeque en el futuro algún historiador más diligente se decida a escudriñarpormenorizadamente su vida y quizá arribe a explicaciones - o justifi-caciones de las mismas - cuando escriba la biografía circunstanciadaque a este auténtico pensador venezolano deben las generaciones inte-lectuales de hoy.

Barquisimeto, diciembre de 1961.

A. G. ORÍ HUE LA

Semblanza

de un Maestro: Aiorín

Al Profesor Humberto Parodi Alíster

José Martínez Fuíz, más conocido por Azorín, es el último repre-sentante vivo de la famosa y celebrada Generación del 98 español. Detodos los que la integraron es el que más me agrada y siempre me haatraído. Ejerce sobre mí una especie de fascinación. Dueño de unaexpresión llena de sentido plástico, posee la magia de saber crearverbos y distribuir adjetivos con una tal precisión y elegancia que suprosa encanta, subyuga, penetra por los ojos a la vez que se le oyey se le siente. Paisajes, personajes y tipos de España pasan por suslibros. De los primeros, principalmente el de Castilla y el de Levante;de los segundos, los grandes de la literatura de los Siglos de Oro; losterceros son producto de su agudeza de observación y de su sentidosicológico. Amante del detalle, en numerosísimas páginas suyas seencuentran con facilidad muestras de su exquisita sensibilidad depintor. Miniaturista muchas veces; más todavía, con la maestría quetiene al barajar verbos y adjetivos, crea imágenes que impresionan atodos los sentidos: gusto, olfato y oído, y muchas veces al tacto mis-mo. "Anochece. Se oye el traqueteo persistente de un carro; tintineaa intervalos una esquila. El cielo está pálido; la negrura ha ascendidode los barrancos a las cumbres, los bancales, las viñas, los almendrosse confunden en una mancha informe. Destacan indecisos los bosque-cillos de pinos en las laderas. La laguna desaparece borrosa. Y vibrauna canción lejana que sube, baja, ondula, plañe, ríe, calla...".

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Siendo españolísimo, pues ha sentido y trascendido como pocos elser de su nacionalidad, tiene siempre un estupendo sentido de moder-nidad y de cosmopolitismo en el vivir cotidiano. Un amable cronistade España nos contaba hace pocos años -tres a lo sumo- cómo habien-do traspuesto ya los ochenta, iba cada día al cine aunque ningunapelícula le satisfacía en realidad. Un visitante suyo de hace casicuarenta años -Agustín Basave, 1922- nos dice que "en vez de lamansión solariega, de techo saledizo y desconchadas piedras me en-contré con uno de tantos "apartaments" de que Madrid, como cualquie-ra otra capital se estaba ya llenando".- "Una "maid" de albo mandilde encaje -oh Maritornes! qué lejos estás de tu rubia hermana!- salióa la puerta al conjuro de un timbre". De un timbre. ..de un timbreeléctrico en casa de Azorín: él que tanto amor ha traslucido siemprepor las campanas; él que ha sabido inventar los verbos más apropiadosa los tañidos diferentes de las diferentes campanas, según la calidady función de ellas, desde la de esquila hasta la catedralicia.

A través de los años, cuantas veces nos acerquemos a la obra deAzorín, podremos comprobar la calidad de su prosa, que por más de me-dio siglo mantiene su frescura por el uso de giros y vocablos de sos-tenida vigencia. Con esa prosa suya la narración alcanza tal movili-dad que logra auténtica secuencia de cinematografía: "Allá, por aque-llas lomas redondas que se recortan sobre el cielo azul, en los con-fines del horizonte, ha aparecido una manchita negra; se remueve,avanza, se levanta una nubécula de polvo. Un coche enorme, pesado,ruidoso es; todos los días a esta hora, surge en aquellas colinas,desciende por las suaves laderas, crúzala vega y entra en la ciudad".Eso se llama sentido de la narración, dominio de expresión y mues-tra de movimiento.

Maestro en ensayos de evocación histórica, en los cuales enlazaen no más de tres cuartillas cuatrocientos años de evolución social,como en "Una ciudad y un balcón", teniendo como motivo e instrumen-to un paisaje castellano y la maravilla de su prosa. Azorín nos llevade la mano, amablemente, con un suave tono melancólico, diciéndonoscuál ha sido la transformación del mundo hispánico y cómo a travésde tantas trasmutaciones, se conservará siempre incólume el hombreque piensa y siente en humano más que en máquina y cifras.

Y porque él sabe tanto de lo que es un estilo literario, porque éllo posee, y es dueño de uno muy pulcro, muy rico y muy suyo, hayque oír lo que al respecto tiene escrito: "Hay cada ocho, cada diez,cada veinte años un nuevo tipo de escritor que representa las aspira-ciones y los gustos comunes. No hay más que abrir una colección deperiódicos para verlo claramente. La sintaxis, la adjetivación, laanalogía, hasta la misma puntuación cambian en breve espacio detiempo... Un cronista no puede ser 'brillante' más de diez años ...y68

es mucho. Después queda anticuado, desorientado. Otros jóvenes vie-nen con otros adjetivos, con otras metáforas, con otras paradojas... yel antiguo cronista muere para el presente y para la posteridad...¿Quién era Selgas? ¿Quién era Castro y Serrano?... Yo veo que haydos cosas en literatura: la novedad y la originalidad. La novedad estáen la forma, en la facilidad, en el ardimiento, en la elegancia delestilo. La originalidad es cosa más honda: está en algo indefinible,en un secreto encanto de la idea, en una idealidad sugestiva y miste-riosa... Los escritores nuevos son los más populares; los originalesrara vez alcanzan la popularidad en vida... pero pasan, pasan inde-fectiblemente a la posteridad. Y es que sólo puede ser popular loartificioso, lo ingenioso, y los escritores originales son todos senci-llos, claros, desaliñados casi... porque sienten mucho". He ahí unabreve pero jugosa lección de un gran maestro de la prosa castellanaque se llama Azorín, quien en otra parte añade: "Se ha dicho ya -y seha dicho por un gran filósofo y estilista- el verdadero, definitivo,supremo estilo será aquel que con menos palabras y menos imágenesdiga más clara y precisamente las cosas".

José Martínez Riiíz "Azorín*

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Y estas cosas que dice las pone por obra. Cuando en oportunida-des ha de nombrar a Cervantes le dice Miguel, sin pedantería, confamiliaridad que nace del derecho de su propia calidad.

Siendo un hombre de la Generación del 98, o sea, la que enterróal Romanticismo en España y descubrió al mundo hispanohablante,junto con el Modernismo americano, una forma nueva, un gusto distin-to y unos valores diferentes, a través de las páginas de Azorín emanaun suave perfume romántico -no de escuela, sino de espíritu,el eterno ,porque: "El reino del mundo está en el Espíritu. Por encima de todo,esta profesión de los dos Luises - se refiere a la literatura y a Luisde Luis de León y Luis de Granada- es la suprema enseñanza. Hayalgo más que la materia y el goce bárbaro. Hombres de letras, artistasliterarios, enamorados de nuestro arte, corroboremos nuestros íntimossentimientos en la vida de estos dos grandes laboradores. 'El rincónusado se hace dulce y el poco usado causa fastidio'; se lee en laImitación de Cristo, traducida por Granada. Desde las cuatro paredesde nuestro cuartito de trabajo -oh, Cantaradas!-, desde las cuatro pare-des tan queridas, pensemos que el Porvenir y la Humanidad es denosotros, y no de los locos gozadores del mundo. Tengamos fe ennuestra obra. La idea manda la materia. Y por encima de un conceptobestial de civilización - vertiginosidad, máquinas, fábricas- pongamosla delicadeza, la bondad, el sentido de la Justicia, el amor. Pongamosel Espíritu".

Quizás dentro de las diversas actividades literarias ninguna supe-re al periodismo en lo que se refiere a atracción y por tanto a desgas-te de quienes lo cultivan. Es una labor arduamente exigente, inquie-tante, a ratos esclavizante, interesante por su constante fluir, un pocodeslumbradora por el diario contacto con la opinión pública, pero tam-bién terriblemente fugaz. Acerca de los fulgores y caducidad del pe-riodismo, Azorín apunta: "Decía el maestro que nada hay más desola-dor que una colección de periódicos. Y es cierto. En ella parece comoque quedan momificados los instantes fugitivos de una emoción, comoque cristaliza este breve término de una alegría o de una amargura,este breve término que es toda la vida!... Además se ve en las viejaspáginas cómo son ridiculas muchas cosas que juzgamos sublimes, có-mo muchos de nuestros fervorosos entusiasmos son cómicas gesticula-ciones, cómo han envejecido en diez o doce años escritores, artistas,hombres de multitudes que creíamos fuertes y eternos* .

En realidad nada puede hablarnos con mayor propiedad de loscambios que se operan en la vida de los hombres, de los países, delmundo, de la humanidad que el periodismo. Cómo cambia la sensibili-dad, el gusto por las cosas, la vida misma. Y Azorín al discurrir so-bre la evolución de la sensibilidad nos dice: "Las cosas que hacían70

reír y soureír hace tres, seis o diez siglos no son las mismas queahora provocan la carcajada o suscitan la sonrisa. La marcha de unpueblo está marcada en los libros de los humoristas. Paralelamentea la sonrisa evoluciona la angustia y la congoja ante el dolor. Muchascosas que antes dejaban indiferentes a los hombres nos apenan yangustian ahora; mañana, es decir, dentro de un siglo, de dos sigloscosas y espectáculos ahora corrientes habrán desaparecido y su re-cuerdo llenará de horror a quienes lo evoquen".

De ese modo, con esos conceptos de vigencia perenne habla Azo-rín. Por ello es por lo que aun hoy, pese a todas las modas literarias,a todas las escuelas y formas que hayan podido aparecer después desu Generación -la del 98-, a sus ochenta y ocho años de edad, siguesiendo un escritor al día. Por la calidad de su prosa y la buidez yverdad de su pensamiento. Un gran escritor de habla castellana alque siempre hay que volver los ojos.

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ANTONIO JOSÉ SILVA

La Caentistlca

de Horacio Quiroga

Antonio José Silva

PRESENTACIÓN

Es doloroso presentar un trabajo de un discí-pulo que se nos fue de la vida. Se nos extinguióen un día de vacaciones, casi en silencio. £1sentimiento afligido nos detiene las ideas enlu-tadas. No creemos en la amargura de la ausen-cia de siempre. Parece que hay algo, vivo aún,de lo que ya no existe. Una sombra que se anidaen la mente.

No queremos evocar con tristeza horas declase. Cada mañana, Antonio José Silva estácon nosotros, en las aulas. Sus compañeros, susmaestros, sentimos su presencia en espíritu. El era tuétano de espíri-tu, más luz que carne, inquietud callada. Poca vida para tanta alma.Es increíble. Era promesa, porvenir, horizonte. El mejor amigo. Elmejor discípulo.

Quizás ardía en él una llama viva de todo lo bueno que puede ha-ber en este mundo. La bondad hecha pan, el nuestro de cada día. Nonos resignamos a la oscuridad. ¿Acaso no brillan las estrellas en lasnoches oscuras?

El trabajo que presentamos lo dejamos íntegro al lector indulgente.Nuestro ánimo ensombrecido sólo nos permite decir muy poca cosa.En estas páginas está esa pequeña luz suya que ya empezaba a escu-

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driñar caminos escondidos, luz que hubiera sido llama, en su pensa-miento, si el tiempo le hubiera dado vida, más vida, hecha ceniza tanpronto.

No quisiéramos terminar estas palabras entrecortadas. La memoriadel discípulo nos hace naufragar el pensamiento. Queremos revivir,sí, revivir, vivir dos veces, una vida que ya no es; pero que nos dejóalgo perenne en nosotros mismos, en los que fuimos sus maestros,que nos anima a seguir el sendero que nos dejó inconcluso...

M. A. M

INTRODUCCIÓN

Antes de entrar en el asunto que hoy nos ocupa, debemos pensarpor un momento en los hombres que se han sobrepuesto a las circuns-tancias que los aprisionaban, que se han rebelado contra la atmósferaque los asfixiaba y que han salido por propio esfuerzo del reducidoanillo que los retenía. Cada uno de esos hombres posee un mundo es-pecífico, interno, personal, desde el cual observan y reaccionan con-tra todo lo que se mueve en el exterior. Pero esa fuerza, que perma-nece en estado latente, para que pueda manifestarse, necesita ser en-cauzada por una vía adecuada. Aquí radica precisamente el peligro,porque si estas energías no son desatadas a tiempo, terminarán porminar las paredes del envase que las retiene. Pero cuando el hombrede genio ha encontrado su válvula de escape, podemos estar segurosde que no habrá nada que lo detenga; su fuerza será sobrehumana, casiincreíble. Son muchos los ejemplos que nos da la historia en las dife-rentes ramas del saber humano.

En esa categoría podemos ubicar a Horacio Quiroga, hombre de unapsicología bastante rara y compleja: es brusco y violento, con cienosdestellos de ternura; irónico a veces con una amargura que a ratosesconde tras la máscara del humor. Es, como todo hombre, un enamo-rado de la belleza femenina, pero este aspecto de su personalidad tam-poco se salva de la nota original y excéntrica que distingue su vida.Su amor no conoce edades; es muy intenso pero poco extenso, se con-sume como la llama de un fósforo que se apaga al quemar el combusti-ble. Su espíritu fue siempre inquieto y nervioso; desde muy joven lased de lo nuevo, de todo lo que significara aventura, lo movió a reali-zar empresa arriesgada. Era poco comunicativo y más dado a vagar74

por los castillos que construía en su cabeza.

¿En qué molde podría vaciarse esa sustancia, que hierve en elinterior de Quiroga? Esta pregunta sólo tiene una respuesta: el cuento,único cauce donde pudo soltar la avalancha emocional que presionabasu organismo.

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Horacio Quiroga(1878- 1937)

Como dijimos antes, Quiroga fue un hombre apasionado, inquieto,nervioso; vivió una existencia fragmentaria, razón por la cual, su vidano puede compararse con una película de largo metraje, sino con esoscortos rápidos y disímiles que vemos a cada momento en la televisión.Y sólo el cuento, por su limitada capacidad de expresión, donde pal-pamos únicamente el instante, el lapso, el momento, pudo adaptarse

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a la manera de ser de un Horacio Quiroga. También debemos hacer no-tar, que al intentar la novela no logró los triunfos que obtuvo con suscuentos.

En el cuento se va a destacar extraordinariamente, tanto, que es-tá considerado como uno de los maestros del género; y dentro de laliteratura hispanoamericana no hay ninguno que pueda comparársele.Nació para ser cuentista. Su naturaleza se va a identificar con elcuento, a tal extremo, que al hablar de Horacio Quiroga vienen de in-mediato a nuestra mente los cuentos que escribió.

Son sus cuentos, verdaderas obras maestras, no sólo por el estilosencillo y natural en que están escritos, sino por los temas que plan-tea en cada uno, la mayoría de una originalidad absoluta y sin antece-dentes en nuestra literatura.

Todos sus cuentos tienen el sello inconfundible del autor. En ca-da uno de ellos está siempre presente, y con mayor fuerza en los decarácter fantástico e imaginativo; porque esas narraciones, donde elmisterio y el terror imperan, están más cercanas a la realidad que élvivió.

Para Horacio Quiroga lo verdadero no es lo que entre nosotros escomún. Su mundo está poblado de alimañas que hablan y que poseenuna inteligencia desarrollada, de seres monstruosos arrancados demundos desconocidos; en este extraño medio viven los hombres en unaeterna edad terciaria. Allí lo extraordinario, lo irracional, lo fantásti-co, lo absurdo, son cosas comunes y sin ninguna trascendencia. Poresta razón las narraciones donde todo es increíble y aterrador, retra-tan mejor a Horacio Quiroga, que aquellas otras donde las cosas sonfamiliares y conocidas.

Han sido precisamente esos cuentos, que más bien parecen pesa-dillas, los que más fama han dado a este singular artista. En ellostodo aparece con un realismo y con tanta naturalidad, que llega un mo-mento en que nos vemos como envueltos en esa maraña de sucesos,sintiendo las mismas sensaciones que aquellas víctimas, que se deba-ten en una lucha inútil para escapar del sacrificio. Ahí está una desus grandes cualidades: esa capacidad, tan difícil, de provocar en lamentalidad del lector una especie de inhibición para luego meterlo enen el escenario que ha dispuesto para el desarrollo de la trama. El76

lector se siente uno más entre los personajes, que el artista mueve asu antojo como si fueran dóciles marionetas, llevándolos a situaciónde terror, angustia y muerte. Nos encontramos como atados a ese pe-queño mundo, sin tener escapatoria posible hasta que al fin cat eltelón y regresamos a la realidad.

II

LA TEMÁTICA DE SVS CUENTOS

Si reconocemos que los temas donde logró mayores triunfos y quefueron de su especial preferencia "son -como dice José Sanz y Díaz-el misterio ascentral de las selvas vírgenes, las luchas feroces delos animales salvajes y la angustia de los hombres que han de viviren medio de todos los peligros" (Antología de Cuentistas Hispano-americanos, Colección Crisol, página 821), no podemos menospreciaraquellos cuentos donde ensayó otros temas; en estos podemos apre-ciar otra;, facetas de su disímil personalidad. En algunos de esoscuentos «1 tema y el desarrollo total buscan como único objetivo, ha-cer reír; y lo logra con maestría en su relato "Tres cartas y un pie".En "La Llama", cuento exquisito, trata el tema de la música y elamor pasional. Otro de los temas que introdujo en su cuentística esel del caso psicológico y como ejemplo típico está "Los Persegui-dos", novelín donde se puede apreciar que el autor necesitó documen-tarse en historiales médicos, para poder realizarlo. También escribiócuentos de temas exclusivamente fantásticos, donde se muestra total-mente original, como en su cuento de terror: El Vampiro .

Los cuentos, cuya temática se desarrolla en la selva, forman lamédula espinal de su obra y van a constituir una verdadera enciclope-dia de la naturaleza, donde aparecen referencias sobre el regimentélluvias ("El Salvaje") y la temperatura sofocante ("La Insolación");también nos inicia en el conocimiento del medio selvático, de su florafantástica ("Gloria tropical") y de la psicología de los animales que-lo pueblan ("Anaconda"); en otros cuentos trata sobre las maneras deaprovechar las incalculables riquezas abandonadas en plena selva("Los fabricantes de Carbón" y "Los destiladores de naranjas").Con él nos adentramos en el mundo inteligente de las abejas ("Lareina italiana", "La abeja haragana") donde nos relata la vida indus-trial de estos curiosos insectos.

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Horacio Quiroga también dedicó pane de su obra al tipo de litera-tura infantil. Sintió siempre gran predilección por los niños, quienesinspiraron muchos de sus cuentos, donde se pone en evidencia un pro-fundo conocimiento de la psicología infantil,aunado al sabor genuinodel ambiente. Como ejemplo podemos citar dos libros;"Cuentos dela Selva" y "Suelo Natal". En esas obras, Quiroga persigue por sobre-todo un fin didáctico; pero esto no significa que sacrifique al artistapara dar paso al maestro. Esos cuentos, donde las enseñanzas aflorancomo pequeñas corrientes de conocimiento, no desmerecen en nada laobra restante de Quiroga. De estos cuentos infantiles van a extraerlos niños hermosas moralejas y muchas enseñanzas relacionadas conlos animales, cuentos que se distinguen generalmente por estar sem-brados con la alegría sana de los bosques y por estar presentados conun lenguaje ameno y sencillo, para que llegue más directamente alpúblico para quien fueron escritos; pero hay otro rasgo que ubica aestos cuentos en la órbita de la literatura infantil: la ingenuidad, esainocencia, esa fuerza que el autor sabe poner en cada una de sus pa-labras. Sólo los verdaderos artistas son capaces de comprender elpequeño mundo del niño y de escribir para ellos; porque este tipo deliteratura requiere condiciones especiales y Quiroga nos demuestraque las tiene en grado sumo.

Gustavo Luis Carrera en un magnífico estudio, publicado en laRevista Nacional de Cultura, Nfi 126, pág. 12, hace resaltar la impor-tancia del tema en los cuentos de Quiroga, al afirmar que "a tantollega el predominio del asunto, que por su claro reflejo, se sacrificanotros elementos del cuento, que se encuentran en segundo lugar. Lapotencia, la intensidad de Quiroga parte de lo narrado. Es la trama loque determina la configuración de los otros aspectos de la obra".

Esto es válido para gran parte de sus cuentos, pero no para todos,pues, tiene cuentos donde el tema juega un papel secundario, hallán-dose la fuerza de la obra en la técnica, es decir, en la forma como hasido presentado el tema; como ejemplo está "El perro rabioso". Peroel cuento donde esos dos elementos se presentan perfectamente equi-librados y que constituye, a juicio de muchos críticos, su obra maes-tra, es indudablemente: "El hijo", donde el tema, de una gran fuerzanarrativa, está tratado con un estilo digno del mejor cuento de Maupa-ssant.

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AMBIENTE NATURAL

Por el ambiente los cuentos de Quiroga pueden reunirse en dosgrupos: cuentos de ambiente urbano y cuentos de ambiente selvático.En los cuentos de ambiente urbano el paisaje ocupa o tiene dentro dela obra una importancia secundaria y por lo tanto no ejerce influenciaen el comportamiento de los personajes, ni determina el desarrollo dela acción; sólo sirve de escenario, de telón de fondo sobre el cual semueven los personajes. En estos cuentos la acción está determinadapor la psicología de cada uno de los que actúan en la obra. El ambien-te sólo sirve para ubicar la acción en un lugar determinado.

Pero esa circunstancia sufre un vuelco rotundo cuando nos enfren-tamos a sus cuentos donde la selva domina en forma total. El paisaje,la naturaleza semi-salvaje, se presenta en la escena de los hechoscomo un personaje de primer plano. Nadie va a atreverse a dar un paso,a decir una sola palabra, a mover un músculo, sin antes volver la vis-ta hacia donde se halla ese ser misterioso. El es como un eje alrede-dor del cual todos se mueven, pero no impasiblemente como los rayosde una rueda, todo lo contrario, sintiendo gravitar sobre sus hombrosuna fuerza aterradora, que los mantendrá en constante tensión.

Tiene ese medio selvático, pintado por Quiroga, cierta relacióncon esos dioses primitivos, crueles e inhumanos, sedientos de ven-ganza y sacrificios, sed que sólo pued.e aplacarse con la sangre ca-liente de sus desdichadas víctimas. Así como esos dioses poseensacerdotes escogidos para que mantengan su macabro culto, la selvatambién dispone de fuerzas que obligan a los seres, que se mueven ensus dominios, a sentir su presencia cada vez que desean rebelarse.Al presentir su disgusto todos huyen, porque saben que su furia sedesatará con tremendas sequías aniquiladoras de todo rasgo de vida,con grandes inundaciones que arrastran todo hacia la agitada corrien-te de los ríos, o hará gritar a todos "!la corrección...!", el inconteni-ble ejército de hormigas negras que todo lo devora. Así es la selvatrágica fantasmagórica, vengativa, sangrienta pero..., siempre hay unpero para todas las cosas, es innegable la fuerza subyugante que po-see, es hermosa, atrayente, despide aromas que halagan el olfato, suvestidura presenta los más hermosos contrastes cromáticos, es de unamajestuosidad casi infinita, su belleza atrae a los hombres con la

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fuerza de un imán poderoso! En una ocasión el mismo Quiroga llegaráa exclamar:

"El paisaje es agresivo y reina en él un silencio de muerte. Alatardecer sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majes-tad única". Esta es la otra cara de la moneda, pero sigue siendo peli-grosa, como la fiera que bajo la piel fina y brillante esconde sus fi-losas garras.

Los paisajes selváticos que Quiroga coloca en sus cuentos estánretratados con una técnica casi fotográfica, paisajes donde busca des-tacar la luz, el color y la atmósfera que envuelve el lugar. Con rela-ción a esta habilidad de Quiroga, la de tomar fotos con la cámara os-cura de su cerebro y revelarlas luego en las páginas de cuentos, de-bemos decir o anotar la circunstancia siguiente: Quiroga fue siempreun aficionado a la fotografía, con este hobby llegó a adquirir innumera-bles conocimientos que luego empleará en sus descripciones. Peroeste maravilloso artista no se conformó con mirar el paisaje desde eseúnico ángulo; en algunas descripciones se deleitará admirando su pro-funda hermosura para modelar después, con los elementos que le ofre-ce el paisaje y que él previamente ha seleccionado, un nuevo ambien-te donde se respira delicadeza y poesía; aquí es menos retratista,ahora es el pincel creador el que corre por el blanco de las páginas.

Otras de las cosas que Quiroga hace resaltar en el paisaje es suinevitable monotonía, en uno de sus cuentos expresa: "Esto es bello,y yo sentí hondamente su encanto. Pero yo comencé a empaparme ensu severa hermosura un lunes de tarde; y el martes de mañana, e igualcosa el miércoles, y lo mismo vi el jueves y el viernes" (HoracioQuiroga, "Cuentos Escogidos", Colección Crisol, pág. 313).

La selva de Quiroga es la misma que encontramos en el trópico,sus perfiles están pintados con un realismo excepcional. Este perso-naje es uno de sus preferidos, Quiroga ha tenido la oportunidad detratarlo personalmente: en un principio tuvo que luchar como los per-sonajes de sus cuentos, pero él no desfalleció, se mantuvo firme,ayudado por una voluntad sobrehumana, hasta que al fin la fiera nopudo resistir más el empuje de aquel hombre y decidió alejarse paraesperar el día en que se vengaría del intruso, pero ese día nunca llegó.

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IV

PERSONAJES DE SUS CUENTOS

Uno de los elementos más importantes en las obras de Quiroga esel personaje. Su fama se debe en parte a esa habilidad de aislar lostipos más característicos y pintorescos, de estudiarlos detenidamentede acuerdo a las circunstancias que lo rodean, y de profundizar en supsicología; todo esto con un fin premeditado: darles vida en el mundorealista de sus cuentos, metiéndolos en una atmósfera inundada deemociones intensas y sufrimientos horribles. Son sus cuentos seme-jantes a un laboratorio, donde el experimentador no sólo reproducefenómenos naturales, sino que se introduce en lo desconocido, pro-vocando con los elementos, que tiene a mano, las más complejas reac-ciones. Quiroga hace lo mismo con sus personajes los deja caer enbrillantes líquidos, donde lo real se confunde con lo fantástico, lotrágico con lo cómico, el amor con el odio...

Horacio Quiroga llegó a reunir una extraña galería de personajes.En sus cuentos se mueven seres con trastornos mentales, que sufrenmanías persecutorias, que viven en un mundo lleno de alucinaciones;algunos presentan por contraste, una clara inteligencia que los capa-cita para fingir una maravillosa normalidad; otros en cambio, caen enla completa idiotez, que muestran en sus movimientos torpes y en susojos estúpidos. También podemos tropezar con personajes cuyo des-tino está marcado por la fatalidad, destino que se manifiesta con muer-tes horribles: debilitados por parásitos que chupan sangre, devoradospor hormigas carnívoras, picados por víboras venenosas, ahogados enríos crecidos, y otros, no menos desgraciados, emborrachados conalcohol carburado. Muchos, antes de morir se retuercen en agoníasterribles, otros por el contrario, sin presentir la proximidad de la muer-te, se van desvaneciendo lentamente hasta que dejan de respirar.

En otros cuentos nos encontramos con seres que sólo del mundomisterioso de la selva pueden salir, el más característico es JuanCarien: el tigre que fue adoptado por una madre que había perdido unhijo y que luego toma la forma humana con la ayuda de una sabiaculebra. Quiroga también nos presenta al hombre en su medio de tra-bajo. Estos cuentos tienen una finalidad social, pues, descubren conpatetismo la lucha de esos seres para ganarse el sustento. Entre es-tos personajes, los más típicos son los nidos y miserables "Meusú",

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condenados a trabajar perpetuamente para pagar lo que han derrocha-do en horas de juerga. Nos encontramos además con los fabricantesde carbón y con los destiladores de naranjas, deseosos de explotarlas riquezas de la selva; pero como siempre la falta de recursos y losnumerosos obstáculos sólo los llevarán al fracaso; y por último admi-raremos el valor, la habilidad y la fuerza muscular de los "pescado-res de vigas", hombres que viven de hurtar los troncos que naveganen los ríos crecidos.

Los inmigrantes y los desterrados también tienen su lugar en es-tos cuentos; donde se relatarán sus angustias, sus sacrificios, sustostalgias y el final que les espera en la selva profunda. En su libro"Los desterrados" (1926) Quiroga persigue, como meta, presentar lostipos más pintorescos que viven en la región de Misiones, donde élestuvo radicado por muchos años. En este libro van a destacarse:

Joao Pedro y Tirafago, hombres que habían huido del Brasil y queal cabo de muchos años, inundadas sus almas por el recuerdo de lapatria, deciden volver al terruño querido, pero sólo llegan a verlo delejos..., la selva vengativa no deja escapar a sus víctimas.

El incomparable Van-Houten, dinamitero de profesión, con su es-toicismo ante las desgracias propias; llegó a estar frente a la muerteen varias ocasiones, escapando de ella milagrosamente. Pero lo sor-prendió donde menos la esperaba: lo sacaron del río, hinchado y bo-tando agua por la boca.

Orgaz, el Jefe del Registro Civil, personaje donde Quiroga se re-trata en forma estupenda. Era un hombre excéntrico, terco en sus co-sas, valiente y trabajador como ninguno, cómico e irónico a veces ysiempre retraído.

Juan Brown "que habiendo ido sólo unas horas a mirar las ruinasde Misiones, se quedó 25 años allá".

El doctor Else, a quien la destilación de naranjas lo llevó a ma-tar a su hija, al confundirla, en medio de su borrachera, con una enor.me y asquerosa rata.

El químico Rivet, "que se extinguió como una lámpara, demasiadorepleto de Alcohol carburado".82

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Esta lista podría prolongarse en forma casi indefinida, pero debe-mos detenernos un momento, porque esos tipos humanos no se encuen-tran solos en la selva, están acompañados en sus infortunios, en susmomentos de tristeza, de lucha y terror, por la variada fauna animal.Pero esos animales no van a actuar en forma totalmente irracional, nise presentarán ante nuestra vista como los vemos de ordinario. Hora-cio Quiroga va a penetrar en la psicología de cada uno, para tal efec-to tendrá que valerse, por supuesto, de su vigorosa imaginación ybasarse en las características propias de cada especie. Esta labor depenetración psicológica presenta sus riesgos y obstáculos, pero Qui-roga no se detiene ante lo imposible y como prueba ahí tenemos cuen -tos magistrales donde nos mete de lleno en el mundo prohibido de lasvíboras. Entre esos se destaca "Anaconda", donde describe la her-mosura de los colores y diseños de cada una de las serpientes, la po-tencia de sus venenos, la longitud de sus cuerpos, sus habilidadescaracterísticas, la fuerza muscular de las culebras no venenosas; perolo más maravilloso es que con esos escasos datos logra bosquejar, através de animadísimos diálogos, la psicología de estos reptiles; diá-logos donde la ironía, el orgullo, el odio y la envidia van a traslucirlas pugnas y los rencores existentes entre las culebras y las serpien-tes.

Empleando esa misma técnica de penetración psicológica presen-tará a otros miembros del reino animal. Los perros, por ejemplo, apa-recen con bastante frecuencia; ellos llevarán al principio una existen-cia alegre, mientras viven sus amos, pero cuando son abandonadosa su propia suerte pierden esa alegría inicial, para cargar con unaexistencia miserable, viéndose obligados a robar en los corrales veci-nos protegidos por la obscuridad, hasta que una noche... la bala delhombre da en el blanco. Uno de los cuentos, muy triste, donde se re-lata con verdadero dramatismo la vida de este noble animal es "Ya-guai", el perrito blanco que se entretenía cazando lagartijos y quese conformaba con su ración de yuca y con un pozo de agua dondecalmaba el calor del ambiente. El final es trágico: su dueño, despuésde prestarlo por un tiempo a un amigo, se va a ver acosado por laspillerías de los perros hambrientos, en tal forma que decidió matar atodo aquel que se acercara; una noche oyó ladrar a un perro cerca delcorral, salió y después de matarlo vio con dolor, que era su Yaguai.

Los perros que aparecen en estos cuentos están, al igual que elhombre, perseguidos por la fatalidad; quizás eso se deba a que ambos,

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hombre y perro, al hacer vida en común, deben afrontar los mismospeligros.

En otro cuento nos pone en contacto con la vida nómade de doscaballos ("El alambre de púa"), quienes muestran plena confianza enla obra del hombre, no así las perezosas vacas y el toro escéptico yconfiado quien, al desafiar al hombre con su fuerza brutal, recibiráuna lección que le costará la vida.

Este conocimiento profundo de la vida animal y de sus caracterís-ticas más peculiares, se debe a que Quiroga convivió por mucho tiem-po en medio de ella, tanto...que llegará un instante en que como pro-tagonista de "El Salvaje" exclamará: "Solo se que una noche grité, yno reconocí el grito que salía de mi garganta. Y que no tenía ropa, ysí pelo en todo el cuerpo. En una palabra, había regresado a las eraspasadas por obra y gracia de mi propio destino" (H. Quiroga, ídem,pág, 181). La selva se le había metido dentro: su cuerpo se estreme-ció, de sus puños brotaron las formas salvajes de la animalidad. Erauna bestia más...

No hay seguridad de cuanto tiempo permaneció en aquel mundoirracional, lo que sí se sabe es que un día apareció en Misiones, suaspecto era lamentable, esquivaba la presencia de los humanos y só-lo hablaba para contar las más fantásticas historias que mente huma-na puede concebir.

CARACTERÍSTICAS DE SU ESTILO

Sin duda alguna la gran mayoría de los cuentos quiroguianos estánescritos en estilo sencillo, directo, personal e implacable. Desde elpunto de vista de la forma, en su obra podemos encontrar cuentos bre-ves y de mayor extensión (novelín), donde ensaya las más diversastécnicas y trucos, ideados por él para man'ener al lector en una cons-tante tensión.

La forma de elocución que predomina en sus cuentos es la narra-ción mediante la cual Quiroga logra dar sensación de cosa viva a loque cuenta. La acción es ñauada, con habilidad, ligereza y naturali-dad; esta última característica, la naturalidad, es de fundamental im-portancia en el desarrollo general de la obra. Sobre este aspecto diceQuiroga lo siguiente, en su "Decálogo del perfecto cuentista":84

"Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pe-queño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno.No de otro modo se obtiene vida en el cuento" (Horacio Quiroga, ídem.pág. 603). Saber decir las cosas con la naturalidad con que las hemosvisto o vivido es, como se sabe, una de las condiciones esencialespara la realización de la obra artística; y en Quiroga se dan con ini-gualable perfección.

En sus cuentos breves es la narración la que domina totalmente,las otras formas de elecución se encuentran subordinadas a la ante-rior. El diálogo aparece rara vez, sólo lo utiliza cuando es absoluta-mente necesario. La descripción de los personajes y del ambiente noreviste mayor importancia y tiene como único objetivo hacer que ellector se forme en la mente una imagen de esos personajes y de eseambiente. La descripción física de los personajes no es detallada yapenas aparece a través de ligeros trazos; el ambiente natural se pre-senta en forma esporádica, sirviendo de escenario a la acción y enraras ocasiones influyendo en ella.

En los cuentos de mayor extensión, Horacio Quiroga demuestrauna vez más el dominio que posee sobre la narración, pero esta no vaa predominar en forma absoluta. El diálogo y la descripción aparece-rán con mayor regularidad, adquiriendo gran importancia e influyendode manera determinante sobre el desenvolvimiento de los hechos quese relatan. En estos cuentos esas tres formas de elocución van acomplementarse entre sí lográndose una perfecta armonía en la expre-sión. La descripción de los personajes y del medio natural es másprecisa, deteniéndose, por momentos, en detalles que dan cierta be-lleza y animación a lo que se descubre. Un ejemplo es la hermosadescripción de una noche en Misiones (en el cuento "Un Peón"),descripción que no necesita comentarios:

"Y esa noche, sobre todo, era extraordinaria, bajo una picada demonte muy alto, casi virgen. Todo el suelo a lo largo de ella y hastael límite de la vista, estaba cruzado al sesgo por rayos de blancurahelada, tan viva que en las partes oscuras la tierra parecía faltar ennegro abismo. Arriba, a los costados, sobre la arquitectura sombríadel bosque largos triángulos de luz descendían, tropezaban en un tron-co, corrían hacia abajo en un reguero de plata. El monte altísimo ymisterioso, tenía una profundidad fantástica, calado de luz oblicuacomo catedral gótica. En la profundidad de ese ámbito rompía a ratos

85

Page 45: Boletín 11-12

hombre y perro, al hacer vida en común, deben afrontar los mismospeligros.

En otro cuento nos pone en contacto con la vida nómade de doscaballos ("El alambre de púa"), quienes muestran plena confianza enla obra del hombre, no así las perezosas vacas y el toro escéptico yconfiado quien, al desafiar al hombre con su fuerza brutal, recibiráuna lección que le costará la vida.

Este conocimiento profundo de la vida animal y de sus caracterís-ticas más peculiares, se debe a que Quiroga convivió por mucho tiem-po en medio de ella, tanto...que llegará un instante en que como pro-tagonista de "El Salvaje" exclamará: "Solo se que una noche grité, yno reconocí el grito que salía de mi gargarita. Y que no tenía ropa, ysí pelo en todo el cuerpo. En una palabra, había regresado a las eraspasadas por obra y gracia de mi propio destino" (H. Quiroga, idem,pág. 181). La selva se le había metido dentro: su cuerpo se estreme-ció, de sus puños brotaron las formas salvajes de la animalidad. Erauna bestia más...

No hay seguridad de cuanto tiempo permaneció en aquel mundoirracional, lo que sí se sabe es que un día apareció en Misiones, suaspecto era lamentable, esquivaba la presencia de los humanos y só-lo hablaba para contar las más fantásticas historias que mente huma-na puede concebir.

CARACTERÍSTICAS DE SU ESTILO

Sin duda alguna la gran mayoría de los cuentos quiroguianos estánescritos en estilo sencillo, directo, personal e implacable. Desde elpunto de vista de la forma, en su obra podemos encontrar cuentos bre-ves y de mayor extensión (novelín), donde ensaya las más diversastécnicas y trucos, ideados por él para mantener al lector en una cons-tante tensión.

La forma de elocución que predomina en sus cuentos es la narra-ción mediante la cual Quiroga logra dar sensación de cosa viva a loque cuenta. La acción es narrada con habilidad, ligereza y naturali-dad; esta última característica, la naturalidad, es de fundamental im-portancia en el desarrollo general de la obra. Sobre este aspecto diceQuiroga lo siguiente, en su "Decálogo del perfecto cuentista":84

"Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pe-queño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno.No de otro modo se obtiene vida en el cuento" (Horacio Quiroga, idem.pág. 603). Saber decir las cosas con la naturalidad con que las hemosvisto o vivido es, como se sabe, una de las condiciones esencialespara la realización de la obra artística; y en Quiroga se dan con ini-gualable perfección.

En sus cuentos breves es la narración la que domina totalmente,las otras formas de elecución se encuentran subordinadas a la ante-rior. El diálogo aparece rara vez, sólo lo utiliza cuando es absoluta-mente necesario. La descripción de los personajes y del ambiente noreviste mayor importancia y tiene como único objetivo hacer que ellector se forme en la mente una imagen de esos personajes y de eseambiente. La descripción física de los personajes no es detallada yapenas aparece a través de ligeros trazos; el ambiente natural se pre-senta en forma esporádica, sirviendo de escenario a la acción y enraras ocasiones influyendo en ella.

En los cuentos de mayor extensión, Horacio Quiroga demuestrauna vez más el dominio que posee sobre la narración, pero esta no vaa predominar en forma absoluta. El diálogo y la descripción aparece-rán con mayor regularidad, adquiriendo gran importancia e influyendode manera determinante sobre el desenvolvimiento de los hechos quese relatan. En estos cuentos esas tres formas de elocución van acomplementarse entre sí lográndose una perfecta armonía en la expre-sión. La descripción de los personajes y del medio natural es másprecisa, deteniéndose, por momentos, en detalles que dan cierta be-lleza y animación a lo que se descubre. Un ejemplo es la hermosadescripción de una noche en Misiones (en el cuento "Un Peón"),descripción que no necesita comentarios:

"Y esa noche, sobre todo, era extraordinaria, bajo una picada demonte muy alto, casi virgen. Todo el suelo a lo largo de ella y hastael límite de la vista, estaba cruzado al sesgo por rayos de blancurahelada, tan viva que en las partes oscuras la tierra parecía faltar ennegro abismo. Arriba, a los costados, sobre la arquitectura sombríadel bosque largos triángulos de luz descendían, tropezaban en un tron-co, corrían hacia abajo en un reguero de plata. El monte altísimo ymisterioso, tenía una profundidad fantástica, calado de luz oblicuacomo catedral gótica. En la profundidad de ese ámbito rompía a ratos

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Page 46: Boletín 11-12

como una campanada, el lamento convulsivo del urutaú" (Horacio Qui-roga, ídem, página 427-428).

Con referencia al lenguaje de sus cuentos me siento obligado aceder la palabra a Don Segundo Serrano Poncela: "la prosa de Quiro-ga es áspera, seca, acometeaora, tan violenta en ocasiones como elmundo que descubre...Sin embargo, aparecen de pronto en ella vetasde ternura que descubren un temperamento lírico y contemplativo"("Prosa Moderna en Lengua Española", Editorial Sudamericana, pág.563). Porque precisamente de amargura, de ironía, de humor, en unapalabra, de contrastes se alimenta su savia expresiva.

Ya poco nos queda por decir sobre su estilo, sólo vamos a agre-gar que mediante ese lenguaje directo y sincero, logra traducir confidelidad las sensaciones que desea hacer sentir en sus lectores.

Quiroga sabe además evitar la adjetivación innecesaria y expre-sar lo que siente con las palabras esenciales;en esto sigue el conse-jo del inconfundible maestro de la narrativa breve, Guy de Maupassantr"cualquiera que sea la cosa que se quiere decir, sólo hay una pala-bra para expresarla, un verbo para animarla y un adjetivo para califi-carla" (G. de Maupassant, "Cuentos, novelas cortas y relatos", Co-lección Económica, Tomo I, pág. 25). La prosa quiroguiana es, porconsiguiente, una prosa desnuda de recargos, liviana y muy amena.Utiliza con preferencia la frase corta, la cláusula breve, con la quelogra con mayor agilidad en la expresión. Pero una dé sus mayorescualidades es esa capacidad de síntesis, con la que logra apretujarlas emociones en un reducido puño de palabras; emociones que otrosescritores echan a nadar en sus prosas anchas como el mar, hastaque la fatiga vence su fuerza original para terminar ahogadas en elhelado fondo de las palabras.

VI

ESCRITORES QUE INFLUYERON EN 517 OBRA

Hablar de las influencias que recibió Quiroga es un tema obligadopor que, como es sabido por todos, no existe obra humana que hayasurgido por generación espontánea.

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Sobre la formación cultural de Quiroga; las lecturas que hizo envida, sus autores favoritos, abundan las opiniones y las divergencias.

En "Obra y Vida de Horacio Quiroga", libro fundamental de labibliografía quirogiana, se apunta lo siguiente:

"Toda su extensa obra fue desarrollada con una base de culturabastante frágil. De los clásicos greco-latinos apenas conocía algo deSófocles, Esquilo, Aristófanes y Esopo (el fabulista griego). Ignorabacasi todos los demás. Tampoco trabó relación con los clásicos italia-nos, franceses, ingleses, alemanes y españoles. Su lectura a travésde algunos trozos antológicos, le sirvió para que adelante los esqui-vase discretamente. Le interesaba nada más que los autores, contem-poráneos o lejanos, afines a su temperamento, sobre todo, en lo quese refiere al culto por la verdad y a lo que pudiera llamarse la geome-tría de la expresión" (Delgado, José M. y Brignole, Alberto S., "Viday Obra de Horacio Quiroga" Biblioteca Rodó, Edit. Claudio García,Montevideo, 1939, página 278). El mismo Quiroga en su ya menciona-do "Decálogo del perfecto cuentista" nos aconseja creer "en un maes-tro -Poe, Maupassant, Kipling, Chejov- como en Dios mismo" (Hora-cio Quiroga, ídem, página 601). Y son ellos precisamente los que enforma más determinante influyeron en su obra, aunque algunos críticoshan señalado la presencia del poeta Leopoldo Lugones en los cuentosde Quiroga.

En cuanto a la técnica general de sus cuentos, es indiscutiblela influencia de Maupassant. Quiroga aplica la técnica del cuentistafrancés a la realidad americana, pero debemos aclarar que Quiroga nohace una copia descarada del estilo de Maupassant:lo estudia a fondo,sí, pero sólo para extraer de él su esencia, sus rasgos más fundamen-tales, los cuales modificará paulatinamente, a medida que su obra vaadquiriendo madurez. Porque, como dice Quiroga: "más que ningunaotra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia"

"Su concepto -expresa Serrano Poncela- de lo psicológico irracio-nal, de la magia y el azar determinando al hombre coincide con el dePoe" (ídem, página 562). La presencia del escritor norteamericano sehace más patente en las primeras obras de Quiroga y en aquellas don-de la realidad se confunde con la fantasía y el misterio.

87

Page 47: Boletín 11-12

Con referencia a Kipling, de quien Quiroga fue, desde muy joven,

un apasionado lector, sabemos que ejerció en él una fuerte influencia,

pero ésta no la podemos establecer en forma concreta, porque desem-

bocó en forma íntegra en el inconsciente de Quiroga y allí se consu-

mió hasta integrar su propia sustancia. Por esta razón al hablar de

Kipling y Quiroga sólo es posible plantear un paralelo. Ambos son

hijos del ambiente que aparece en sus cuentos; ese vínculo sentimen-

tal va a hermanarlos espiritualmente, provocando en ellos reacciones

parecidas. Los dos están tan compenetrados en ese medio natural,

tan familiarizados con su ser último, que no pueden resistirse a las

fuerzas que los impulsan a compartir con otros, las experiencias vivi-

das en contacto con ese mundo. Debido a ese parentesco extraordina-

rio se le ha llamado a Horacio Quiroga con justicia "El Kipling Sud-

americano". Además de los escritores ya nombrados podríamos citar

otros que, en mayor o menor grado, también han influido en Quiroga,

pero todas esas influencias van a reducirse a su mínima expresión,

ante el dominio que ejerce en su obra, aquello que se ha sentido en

carne propia: la experiencia vital, que estará reforzada por la fuerza

vigorosa de su capacidad creadora y elevada a un plano superior por

sus condiciones innatas de artista.

Quiroga no se resignó a ser uno más en la fila de los que siguen

ciegamente a los grandes maestros. Nunca soportó esa condición ser-

vil porque su lugar no estaba en medio de los más, para él estaba

reservado el primer lugar, donde marcaría con sus huellas nuevos de-

rroteros en el arte del cuento.

Quiroga se apartó de las rutas pisoteadas por las muchedumbres

para internarse con valentía y decisión en una selva inexplorada y

salvaje, confiando sólo en su filoso machete (la palabra) y en su agu-do sentido de orientación (su genio). De esta arriesgada aventura por

regiones vírgenes traerá, como trofeo, un manojo de aventuras, narra-

das con un arte insuperable y fascinante.

A todo lo dicho y a muchas otras cosas que se escapen a los lími-

tes de este trabajo se deben la inmortalidad de Quiroga, la importan-

cia de su obra y la influencia que ha ejercido en Hispanoamérica.

Hoticias

BODAS DE PLATA DEL

INSTITUTO PEDAGÓGICO

Durante los días comprendidos entre el 26 de noviembre y el 2 de

diciembre de 1961 se llevaron a efecto en el INSTITUTO PEDAGÓGI-

CO diversos actos, con motivo de cumplirse el XXVa Aniversario de la

fundación de nuestra Casa de Estudios. Como se recordará, el INSTI-

TUTO PEDAGÓGICO fue fundado en 1936 y, hasta ahora, han egresa-

do de sus aulas diecinueve promociones de Profesores de Educación

Secundaria y Educación Normal, cuyos nombres recuerdan a valiosísi-

mas personalidades de la cultura y del pensamiento nacionales. Baste

pensar, tan sólo, en los que con sus nombres prestigian a las letras

y demás formas de la cultura patrias en el siglo XIX - Andrés Bello,

Cecilio Acosta, Juan Vicente González - quienes ocupan sitial promi-

nente entre las múltiples figuras que honran la nomenclatura de las

dich?s promociones.

A. Uslar Pietri.

Luis B. Prieto F.Rafael Pizani.

89

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Dr. Rafael Azula Barrera,Rector de la

Universidad Pedagógica y Tecnológicade Tunja (Colombia),

durante su intervención enuno de los Simposios.

Por vez primera, en sus veinticinco años de vida, las actividadesde nuestro Centro de Formación Docente rebasaron los límites de lonacional para adquirir ámbito continental. En lo concerniente al as-pecto docente, se realizaron tres Simposios, con la participación delos doctores Rafael Azula Barrera, Rector de la Universidad Pedagó-gica y Tecnológica de Colombia; Modesto Rodríguez Montoya, Direc-tor del Instituto Psico-Pedagógico de Lima; y Octavio Palma, Direc-tor de Educación Secundaria del Ministerio de Educación de Chile.También intervinieron con igual finalidad los doctores Luis BeltránPrieto, Arturo Uslar Pietri y Rafael Pizani, ex-Ministros de Educa-ción de Venezuela, quienes hubieron de desarrollar títulos de granimportancia como son la Reforma del INSTITUTO PEDAGÓGICO, laeducación y el humanismo y el INSTITUTO PEDAGÓGICO y sus vin-culaciones con la Universidad. Todas estas actividades fueron com-pletadas, en el mismo campo, con intervenciones de otras destacadasfiguras de la docencia nacional, vinculadas al plantel, entre las quese recuerda a los profesores Humberto Parodi Alíster, ex-Director del90

establecimiento, y Luis Roberto Pérez, Director del Instituto Pedagó-gico Experimental de Barquisimeto. En el mismo sentido, ocuparonlugar prominente: la charla del Dr. Juan José Arévalo, sobre el tema"Amor y Pedagogía" y las conferencias especializadas, entre lasque valen destacarse las organizadas por los Departamentos de Cas-tellano, Literatura y Latín y de Biología y Química, que contaron conel valioso aporte de los profesores Ángel Rosenblat y Alberto Velan-dia, respectivamente.

Otros de los aspectos que deben mencionarse, del programa deactividades cumplido con motivo de la celebración del XXVa Aniver-sario de la fundación del INSTITUTO PEDAGÓGICO, son los relati-vos al periodismo, las exposiciones, la gestión divulgativa y el reco-nocimiento de méritos del profesorado. Hubo concursos para el mejorvocero mural - hecho por liceístas de Caracas - que exaltara la trayec-toria del Instituto. Igualmente para estudiantes de las diversas espe-cialidades que se cursan en el establecimiento, con el mismo objeto.Y para reporteros de los diferentes diarios y revistas de la capital, enidéntico sentido.

Los Doctores Augusto Pi Suñer y Humberto GarcíaArocha y el Profesor Humberto Parodi Alíster, momen-tos después de sel condecorados con la Orden Andrés

Bello.91

1

Page 49: Boletín 11-12

Se organizaron varias exposiciones. Cabe hacer mención especia-lísima a la del Servicio de Preparación de Material Biológico Escolary a la bibliográfica. La primera estuvo encomendada al Profesor Ser-gio Tovar, Director del aludido Servicio. Fue de lo mejor que se pre-sentó al público, pues hubo de sintetizar los empeñosos esfuerzosque ha venido cumpliendo el Instituto, a través de dicha dependencia,para dotar de material biológico de cátedra a los planteles de Educa-ción Media del país, de acuerdo con las exigencias de los programas

oficiales. La segunda fue organizada por la Dirección de Cultura, Pu-blicaciones y Relaciones Estudiantiles del Instituto y congregó en elsalón de la Biblioteca Central la obra de los Profesores del Institutoy de sus egresados, que ha contribuido decididamente a nutrir la bi-bliografía nacional de las artes, las letras y las ciencias.

Entre los demás aspectos que ameritan referencia, resalta el rela-tivo a las condecoraciones. Por disposición del Presidente Constitu-cional de la República, el ciudadano Ministro de Educación impuso laOrden Andrés Bello a varios educadores y científicos que, con su es-fuerzo han contribuido a configurar, en diferentes épocas, al INSTITU-TO PEDAGÓGICO de hoy. Entre los distinguidos con la nombradacondecoración se. recuerda a los doctores Augusto Pi Suñer y Humber-to García Arocha y a los profesores Hugo Rúan, Edoardo Crema, OlgaLarralde de García Arocha, Humberto Parodi Alíster y Octavio Pahua.Tales condecoraciones, según se destacó, habían sido acordadas pa-ra premiar la consecuencia de las nombradas personalidades con lasciencias y con la enseñanza.

Según se expresa al comienzo, la Bodas de Plata del INSTITUTOPEDAGÓGICO constituyeron uno de los acontecimientos más relevan-tes de Venezuela en los últimos tiempos. Tuvo contornos, la celebra-ción, que escapan de la simple jurisdicción local, pues la importanciade la efemérides exigía, de antemano, el mejor esfuerzo. Esto últimofue destacado por el actual Director del Instituto, Pbro. Dr. y Prof.Manuel Montaner, en la ocasión del Acto Académico de Clausura. Ylo que más regocija es que en tan singular evento colaboraron, porigual, profesores y estudiantes. En pocas oportunidades, en la vidade la institución, se ha visto tanta vehemencia por parte del alumna-do.Ello hubo de imprimir a los festejos que comentamos un sello ca-racterístico.

M. T. L.

92

SUBDIRECTOR

DEL INSTITUTO PEDAGÓGICO

El pasado 16 de setiembre,el Profesor JOSÉ FACUNDO CA-MERO se hizo cargo de la Sub-dirección del INSTITUTO PEDA-GÓGICO, nombrado por el Des-pacho de Educación en substi-tución del Profesor José R. Al-mea, quien pasó a otro destino.

El Profesor José FacundoCamero asume responsabilidadesdirectivas en nuestra Casa deEstudios respaldado por una lar-ga hoja de servicios en la Do-cencia Media y Superior de Ve-nezuela. Graduado en la Especialidad de Física y Matemáticas en1945 - Promoción "José María Vargas" - el Profesor Camero ha regen-tado cátedras en la Escuela Técnica Industrial (1944-1945) y en elLiceo "Juan Vicente González" desde su fundación (1944) hasta lafecha. Del Liceo de Aplicación, donde fuera Profesor a Tiempo Com-pleto (1948-1958) fue exaltado a la Dirección del Liceo "Luis Raze-tti" (1958-1961), de la cual pasa ahora a la Subdirección del INSTI-TUTO PEDAGÓGICO, donde profesa cátedras desde 1948.

Despojado en 1950, por la Dictadura, de la cátedra de MatemáticasAplicadas, que venía regentando desde 1946 en la Facultad de Farma-cia de la Universidad Central de Venezuela, fue reincorporado a lamisma a raíz de la deposición del Tirano.

Ha realizado cursos especiales de Geometría Proyectiva en la Uni-versidad Central y de Electrónica (curso de Post-Grado) en el INSTI-TUTO PEDAGÓGICO. También asistió a un curso de Relaciones Hu-manas auspiciado por la Creóle Petroleum Corporation.

Pertenece a las siguientes instituciones gremiales y académicas:Colegio de Profesores de Venezuela, Asociación de Profesores Uni-versitarios y Federación Venezolana de Maestros.

93

Page 50: Boletín 11-12

La disciplina, eficiencia y responsabilidad puesta de manifiestopor el Profesor Camero en el desempeño de las funciones administra-tivas y docentes confiadas a su cuidado, le han valido dos honrosasdistinciones: Botón de Oro de Honor al Mérito del Liceo de Aplica-ción (1958) y Placa de Reconocimiento del Liceo "Luis Razetti"(1961).

Al registrar la noticia de la designación del Profesor José Facun-do Camero para el cargo de Subdirector del INSTITUTO PEDAGÓGICOeste BOLETÍN se complace en augurarle el más franco éxito en sugestión.

R. P-D.

MUERTE DE

ERNEST HEMINGWAY

De una manera inesperada, a prin-cipios de julio último se cerró el últimocapítulo de la vida de uno de los nove-listas más leídos y admirados de estaépoca, el norteamericano ERNEST HE-

: MINGWAY. Su carrera literaria - en la* que habría de cosechar los más altos

galardones con que se premia el traba-jo intelectual - identificada plenamentecon su vida, comenzó hacia 1920 cuan-do, actuando como porta estandarte dela que se ha llamado "generación per-dida", del periodismo que ejercíabyroneacámente en París, se pasa alcampo de la ficción novelesca paralanzar su "Adiós a las armas" que,en pocos meses, dio la vuelta al mundoen muchos idiomas y, con ella, la famadel autor.

Después vinieron muchas otras novelas, la mayoría vividas en supropia persona - "Por quien doblan las campanas", "El viejo y elmar", "El verano sangriento" - para cuya confección estuvo en repe-tidas ocasiones frente a frente con la muerte.94

Porque eso fue la vida de Hemingway, una continua fuga hacia lamuerte por el camino de la aventura. Conductor de ambulancias en laPrimera Guerra Mundial, Corresponsal de Prensa, más tarde, en losfrentes de batalla, luchador de la Resistencia en Francia, cuando laocupación nazi, aviador aficcionado, cazador de fieras salvajes, pes-cador de peces gigantes, torero "espontáneo", en fin, todo lo quepudiera procurarle las fuertes emociones que fueron tema de sus no-velas.

De tantos encuentros que tuvo con la muerte quedaron en su robus-to cuerpo de atleta huellas de innúmeras lesiones y contusiones, casisiempre graves - como la que le obligara a escribir siempre de pie,en los últimos años de su vida - a las que sólo pudo vencer su indo-meñable voluntad y la resistencia física que siempre conservó intactadesde los lejanos días juveniles de París, cuando los cronistas de-portivos le aseguraban un futuro de éxitos como boxeador.

Actor, antes que testigo, de sus narraciones, al morir Hemingwaynos deja un testimonio de invalorable realidad y verismo que muy di-fícilmente podrá ser igualado por otro novelista que no escriba comoél, metido en la realidad del suceso para saber de verdad lo que sesiente en el acaecer del mismo.

"Morir es malo - escribió alguna vez - cuando la muerte tarda yduele tanto que humilla". Su muerte, por esto, no pudo estar más atono con su pensamiento.

En las serranías de Idaho fue cavada su tumba. El techo que lacobija es un cielo soleado, abierto como los horizontes.

R. P-D.

TRIUNFO DE

FEDERICO REYNA

A mediados de julio pasado, entre las innúmeras noticias que adiario trae el cable, hubo una que, a pesar de lo escueta, fue motivode viva complacencia para los que apreciamos en su exacto valor losméritos que aquilatan la personalidad de ese artista venezolano quees FEDERICO REYNA, Freddy Reyna para sus amigos y apreciadores.

La noticia se refería al hecho de habérsele otorgado a este com-patriota, residente en Londres desde hace algunos años, el Primer

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Page 51: Boletín 11-12

Premio en el Concurso Internacional de Música de Llangollen.corres-pondiente a la sección de música popular instrumental.

Freddy Reyna, antiguo Profesor de Educación Artística y de Mú-sica en los Liceos de Aplicación, "Andrés Bello" y "Luis Razetti",de Caracas, ejecutando música popular nuestra, en un venezolanísimocuatro, conquistó el preciado galardón en reñida competencia con otrosejecutantes no menos calificados, entre los cuales es de destacar elConjunto Nikolov, de Yugoeslavia, al que se tuvo hasta última horacomo seguro ganador del certamen.

Fue esta triunfal presentación, la primera participación de FreddyReyna en el concurso anual de Llangollen, al que concurrió como úni-co ejecutante latinoamericano.

Radicado Freddy Reyna en Inglaterra desde mediados de 1959, enla actualidad realiza investigaciones sobre música renacentista degénero popular en el British Museum, las que alterna con el ejerciciodel Profesorado de Música en el Instituto Saint-Marylebone, pertene-ciente al Consejo del Condado de la capital del Reino Unido.96

Este BOLETÍN, atento siempre a todos los eventos que se rela-cionen con la cultura patria, al recoger la noticia del triunfo de Fre-ddy Reyna, se complace en hacer llegar a este destacado artista ve-nezolano su más cálida expresión congratulatoria por el triunfo obte-

nido.

R. P-D.

NOTA BIBLIOGRÁFICA

LUIS QUIROGA TORRE ALBA;

"Guía para el Estudiode Nuestro Idioma".Tipografía Vargas, S. A.Caracas, 1961.

Recientemente, en los inicios delaño escolar que cursa, nos ha llegadoun valioso aporte del Profesor LuisQuiroga Torrealba, de gran utilidadpara los alumnos y para los profesoresque, con la materia a que nos referire-mos, trajinamos los difíciles caminosde la docencia. Se trata de la obra"Guía para el Estudio de Nuestro Idio-ma".

Este libro, producto de unos cuan-tos años de experiencia frente a lacátedra y de dedicación a investigaciones y estudios sobre la materia,viene a constituir claros y precisos terrenos en los nuevos conceptosgramaticales y a unificar el profesorado en la enseñanza de estos cri-

terios para bien de nuestra asignatura y, de hecho, para el alumnadode Educación Media.

Logra el Profesor Quiroga, con gran habilidad en la técnica de laenseñanza, agrupar los temas que forman el Programa de Primer Añoen cinco grandes unidades, usando como valioso recurso la globaliza-ción. Los temas están desglosados a base de la técnica de problemas

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Page 52: Boletín 11-12

y luego indica una serie de actividades para el logro de su solución.Entre otras, las actividades de iniciación de cada problema la cons-tituyen trozos acertadamente seleccionados por la riqueza de la pro-blemática de cada uno y por su profundo contenido patrio. Es pues,esta obra, una verdadera guía didáctica en el proceso enseñanza-aprendizaje, que bastante falta hace al profesorado y, sobre todo, paraaquellos que trabajan en los primeros años.

En lo que respecta a los conocimientos gramaticales, no cabe du-da que con los planteamientos que el Profesor Quiroga nos hace enla obra que comentamos entramos de firme a ese período de renovaciónde esos conocimientos ya que debemos, por todos los caminos, deste-rrar el criterio logicista que todavía priva en la enseñanza de la asig-natura y que muchos textos repiten religiosamente. Estas nuevas ideasy conceptos están encaminados a definir, o por lo menos tratar dedelimitar, atendiendo al verdadero valor estructural y función de lapalabra. De esta manera, al estudiar en cada una de las partes de laoración sus tres elementos primordiales - forma, función y significa-ción - la palabra toma su valor funcional y abandona el carácter está-tico a que la Gramática tradicional la tenía sometida.

Luis Gustavo Chacón.

A 25 AÑOS DE

LA MUERTE DE UNAMUNO

Se ha cumplido un cuarto de siglo dela muerte de DON MIGUEL DE UNAMUNO.Esta figura del pensamiento hispánico- con agonía unamuniana - y universalconstituye uno de los más esclarecidosvalores contemporáneos. Vasco de origen,Don Miguel no significa en la EspañaInvertebrada de que hablara Ortega yGasset, un parcelamiento o una posiciónregional, sino la imagen más acabada deleterno drama español. En vez de buscarel quid de su patria dentro del progreso oel cientificismo, Don Miguel de Unamunose va al pasado para rumiarlo en las an-danzas de Don Quijote y en la febril pa-98

sión de Santa Teresa. No cree que España deba hacer de pariente po-bre en el fragor del tecnicismo, tan desligado de lo humano, sino quepredica, por el contrario, la hispanización de Europa, lo cual equivaleal triunfo de la cultura sobre la civilización. El, que había heredadoy regustado todo el caudal del clasicismo hispánico, no podía entre-garse de brazos de quienes rendían culto a Calibán.

Por espacio de media centuria de continua labor intelectual, elgran vasco dio a luz pública innumerables ensayos, novelas y poemasen donde habría de desarrollar tal sistemática. No fue el filósofo enel sentido rígido y hasta germánico del concepto. Voz genuinamenteespañola, prefería el calificativo de pensador más que el de estudioso.Personalidad atrabiliaria, contradictoria y militante, jamás podía en-casillar su espíritu en una secuencia que no fuera la que es fruto dela propia disparidad y trashumancia. "Vida de Don Quijote y Sancho","Del sentimiento trágico de la vida", "Tres novelas ejemplares","Soliloquios y conversaciones" y "La agonía del Cristianismo"- lo más orgánico de su producción - responde a esa línea discontinuaen la cual él se debate entre el rabiosismo y la melancolía propiosde un país que aún siente nostalgia por su glorioso pasado. En la to-talidad de esas obras Unamuno plantea discretamente la tesis existen-cislista al reaccionar contra las abstrusidades del racionalismo. Noexiste el hombre - dirá - abstracto, ni como entelequia. El hombre de"carne y huesos", el cuotidiano, el hombre pequeño-héroe es el quedefine y nutre la vida. De tan minúsculo y débil ente, Don Miguel ha-brá de dimanar su teoría de la trascendencia corporal y espiritual delos seres humanos. Tenemos derecho - expresó - a trascender más aliade la existencia física, pero con trascendencia de cuerpo y de alma.Porque el conformarnos con ser, después de la muerte, simples espí-ritus huérfanos de materia, sería incongruente. Nuestros cuerpos hande acompañar a nuestra realidad espiritual, ya que éstos integran fa-talmente en el dualismo que implica la existencia. Aferrado a dichoprincipio,Unamuno completará su doctrina con el enunciado de la in-mortalidad que está implícita en el Verbo. Las palabras, el lenguaje,en suma, son lo más vivo y eterno. Son la inmanencia. Por ello - anun-ciaba - quien escribe no hace sino dar muerte a su pensamiento. Contono bíblico recuerda aquello de que el Principio fue el Verbo y elVerbo sólo Dios. Que es decir Eternidad.

Cuando los buitres del gendarmismo extendían sus garras sobre eldolorido cuerpo de España, Unamuno moría como si fuera un apestadoprofeta. En 1936 - año trágico para la Península - el viejo bilbaíno

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y sempiterno Rector de la Universidad de Salamanca exhalaba su últi-mo aliento. Del mismo modo que Antonio Machado y Federico GarcíaLorca, Don Miguel sucumbía bajo el signo trágico de una patria tancontradictoria como la misma personalidad del escritor. Hoy lo recor-damos y nos emocionamos ante su vida y su obra. Lástima da el pen-sar que aún perviven los genios de la maldad y de la anti-inteligenciaen pueblo de tan hermosa historia.

M. T. L.

HA MUERTO

JUAN MANTOYANI

En tierras del Viejo Continente ha deja-do de existir JUAN MANTOVANI. Pedagogopor vocación y por pasión, dedicó su vida alestudio de los problemas de la educación yde la cultura. Fue pedagogo activo, teóricode la educación y humanista. Su obra escritale hizo maestro de más de una generación deeducadores americanos. Desde hace muchosaños es una de las grandes figuras de la edu-cación de América Latina.

En su patria argentina, desde la cátedraprofesoral llegó al Ministerio de InstrucciónPública de Santa Fe, su provincia natal. Fueprofesor honorario, fundador de la Facultad

de Humanidades de la Universidad de San Carlos, en Guatemala, dondedictó el primer curso de Introducción a los Estudios Pedagógicos. Tu-vo a su cargo cursos semejantes en las universidades de La Habana,el Salvador, Costa Rica, Panamá, Lima, Puerto Rico, Uruguay yChile.

En la Universidad de Buenos Aires fue Director del Instituto deCiencias de la Educación, de la Facultad de Filosofía y Letras, yDirector del Departamento del mismo nombre. En representación deesa misma Universidad asistió al Seminario sobre Enseñanza de lasCiencias Sociales de Río Janeiro, en 1956, y el mismo año fue De-100

legado por Argentina a la Conferencia Regional de la Unesco sobreEducación, en Lima. Dos años después, la Unesco le designó Con-sultor del Seminario de Perfeccionamiento Docente reunido en Monte -video. Fue miembro de la Academia de Ciencias de Buenos Aires ymiembro correspondiente de la Academia de Historia de Cuba y de laCasa de la Cultura Ecuatoriana. A su muerte, era Vice-Decano de laFacultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Su obra escrita comprende diversos títulos, entre ellos "Educa-cación y Plenitud Humana", "Bachillerato y Formación Juvenil" ,"La Educación y sus Tres Problemas", "Ciencias y Conciencia dela Educación", "Adolescencia, Formación y Cultura", "Educación yVida", "La Crisis de la Educación", "La Educación Popular en Amé-rica", "Crisis y Renacimiento de la Educación", "La Formación delHombre Libre", ...

Su pensamiento trasciende el campo específicamente pedagógico ypenetra en la disciplina de la educación hasta su profunda raíz filosó-fica. Supera la rigidez biológica y psicológica, tan trajinadas en lasconcepciones educativas más conocidas. Un realismo con aguda pro-yección humanística caracteriza su ideario y su credo pedagógicos."No sólo corresponde practicar la educación -escribió- sino tambiénpensarla, porque el pensamiento puede modificar, afirmar o negar laacción".

Creía, con Leibniz, que " . . . la educación lo puede todo . . .El que es dueño de la educación cambia la faz del mundo . . . Si sereformase la educación, se reformaría el género humano . . . Ser hom-bre significa educarse - añadía - Somos hombres en cuanto nos hace-mos hombres. Quien es hombre es educador de sí mismo".

Su fe pedagógica no tenía carácter dogmático; todo lo contrario."La educación - dejó escrito - es un hecho de validez universal, unproblema eterno, pero sus soluciones pertenecen a cada época. Todaempresa pedagógica está condicionada por características de lugar ytiempo". Trazaba así un esquema de la significación dinámica y fun-cional del hecho educativo.

Pedagogo y filósofo, emparentaba las dos magnas disciplinas. ConDilthey y Dewey consideraba que "La última palabra del filósofo esla pedagogía . . . La filosofía puede, incluso - sostuvo - llegar a de-finirse como la teoría general de la educación".

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Humanísta y sociólogo, hurgó con fino escalpelo las entrañas dela crisis de la educación contemporánea. "Es preciso evitar • asentó -que el especialismo ahogue el humanismo, o que el técnico se sobre-ponga al hombre . . . Hay que formar todo el hombre y no un fragmento,una parte, aunque ésta sea el intelecto". Y ratificó la declaraciónsublime de toda una asamblea de educadores. "Todo ciudadano de unpaís libre • expresa la declaración - tiene el deber de continuar edu-cándose mientras viva. La nación entera se mantendrá Ubre siempreque los ciudadanos que la integran conserven el derecho de aprender"'."La educación - añadió Mantovani - debe ser común, básica, de al-cance extensivo y lo que se llama educación del pueblo, de las ma-sas, de la comunidad".

No concebía el Humanismo como un concepto cerrado. "Humanismo- dijo - debe ser una conciencia: la posición del hombre como ser dela historia y la de su papel en esta época . . . Debe ser el humanismoactual un sistema de valores que surja de la concreta existencia so-cial del hombre".

Así pensaba y escribía el Maestro Juan Mantovani.

En Venezuela estuvo Juan Mantovani con su esposa, la poetisa Fri-da Schultz, desde octubre de 1958 hasta enero de 1959. Lo invitó laUniversidad Central para abrir el curso de "Historia de las IdeasPedagógicas", en la Escuela de Educación. Nuestro INSTITUTOPEDAGÓGICO, por intermedio de su Departamento de Pedagogía, re-quirió su colaboración y organizó un ciclo de tres conferencias, delas cuales - por razones de enfermedad - sólo pudo dictar dos. Noshabló sobre la formación de profesores. En aquella oportunidad dijoque "Buen profesor es aquel que se forma y se prepara para una tareaespecíficamente pedagógica como es la tarea educadora, pero con loscaminos de su espíritu abiertos a la ciencia que debe enseñar y a lacultura en la cual debe estar colocado y desde la cual debe orientara la juventud. La pedagogía - concluía - es la ciencia de la formacióndel hombre de un pueblo dado".

El INSTITUTO PEDAGÓGICO le ofreció un sentido homenaje dedespedida. Ya en su tierra argentina fue anfitrión espléndido y asesorextraordinario de los profesores venezolanos que a Buenos Aires via-jamos en tareas educativas. Personalmente recuerdo con emoción susdesinteresadas y eficaces gestiones ante personeros educativos desu país cuando una delegación de profesores del Instituto viajó a

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Argentina en misión profesional. Evoco las amables invitaciones a suhogar, donde su encantadora esposa Frida y él disputaban en torneode atenciones a los venezolanos, en su acogedor refugio de Palenno.Ya en trance de regreso, nos acompañó a pesar de una lluvia copiosa,hasta la salida de la ciudad. No imaginamos que era la despedidadefinitiva . . .

Porque ahora ha muerto. Fue un educador de ciencia y de fe. Fuehombre noble y generoso. Es uno de los clásicos de la literatura pe-dagógica de América Latina. Su vida biológica ha concluido. Su obraen la cátedra, en la tribuna del conferencista y en el libro, perdurará.Muchos educadores y estudiantes del mundo entero seguirán abrevan-do en sus fuentes. Desde esta tierra venezolana, desde este Institutovenezolano, que él conoció y amó, vayan estas líneas de emocionadorecuerdo a su memoria de Maestro y amigo. Juan Mantovani será unode los hombres que el INSTITUTO PEDAGÓGICO recordará con mássentido orgullo, cuando haga recuento de los grandes nombres de laeducación americana que entraron a formar parte de su historia.! Descanse en paz, Maestro!

Elio Gómez Grillo.

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