Bobby Fischer, la leyenda

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Carlos llardo

Fernando Braga, Claudio Minzer

BOBBY FISCHER, LA LEYENDA

Vida y partidas del mayor genio del Ajedrez

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Índice

Prólogo de Osear Pan no 7

Prólogo de Fernando Braga 9

Todo un misterio 11

Selección de partidas 65

Selección de finales 199

Selección de combinaciones 229

Apéndice gráfico 25 1

rndice de jugadores 269

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PRÓLOGO DE ÓSCAR PAN NO

Saludamos la aparición de u n nuevo l ibro, porque como decía Don Jorge Luis Borges, un libro es ante todo un amigo, paciente e insobornable que se nos brinda desde el mismo momento que abrimos sus pági­nas. Y, en este caso en particular la alegría de este lanzamiento es doble, porque se trata de una obra de ajedrez en la que los autores se refieren a los avatares de la vida y al análisis de algunas partidas de uno de los más grandes ajedrecistas de todos los tiempos, el norteamericano Bobby Fis­cher.

A Bobby lo conocí cuando él era un ado­lescente; fue en Portoroz en 1 958 y un año después nos encontramos en la Argentina. Desde entonces nuestras vidas se cruza­ron en varias ocasiones, en la disputa de diferentes torneos.

A d iferencia de lo que d ice y cree mucha gente yo puedo afirmar que Bobby era una persona muy agradable, lo que suce­día era que a él le i nteresaba el ajedrez y nada más. Por eso Bobby era muy educa­do con sus pares y como jugador era ex­q uisito; nunca le conocí va lerse de a lgún arti lugio para ganar u na partida. No hacía absolutamente nada que pudiera moles­tar a su riva l durante el desarrol lo de un juego. En cambio, se enfadaba ante las pe­ticiones de autógrafos o de fotos que le hacían los aficionados. No le gustaba ese otro mundo.

Tenía u na forma muy especial de deci r las cosas, con un pragmatismo muy particular.

''No, no ... para qué voy a ir al colegio; hay que levantarse temprano y se gana muy poca plata con eso" repetía constante­mente.

Recuerdo que cuando le escuché esa

respuesta lo traté como a un niño, como realmente era, y le dije de manera casi pa­ternal: "Pero no, Bobby, tú debes estar in­formado de todo lo que sucede en el mun­do. No puede ser que no sepas quién fue Napoleón': Recuerdo que esa vez se quedó mirándome un rato y me respondió: "Na­poleón, Napoleón ... la verdad que no lo conozco, ¿qué torneo ganó? ... ':

Jugar y anal izar ajedrez con Fischer era realmente un verdadero placer. Recuerdo que en 1 970, cuando estuvo en la Argenti­na, participó en un Magistral y en nuestra partida, en el apuro de tiempo, sacó un as de su manga con una jugada digna de su talento. Efectuó un �e4 magistral . Si toma­ba el alfil perdía y si no lo tomaba ... , tam­bién perdía.

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Prólogo de óscar Pan no

Algunos meses después estuvimos en Pal­ma de Mal lorca y por una incompetencia de la organización --una anécdota que está contada en este l ibro-- no nos en­frentamos en la última rueda. Yo firmé la plani l la y me retiré a mi cuarto. Más tarde vino él a buscarme y me decía. "Óscar, no le hagas caso a los organizadores, el los no saben nada de esto ... Olvídate de todo y vayamos a jugar al ajedrez, si no ¿qué hacemos?, ¿qué hacemos si no jugamos ajedrez?':

Así era Fischer, auténtico. De sus palabras y pensamiento uno podía advertir que todo su mundo giraba -sólo- en torno a l aje­drez.

Creo que Fischer y Kasparov han sido las grandes figuras de la h istoria de este jue­go. Particularmente siento un aprecio muy a lto por las producciones frente al table­ro de Garry Kasparov; lo considero como el jugador de ajedrez más completo, pero por otra parte no puedo negar a Robert Ja­mes Fischer que a través de su trabajo, per­severancia y estudio en soledad alcanzó el grado de genio. No hubo mortal alguno en los más de veinte siglos de historia de este juego que consigu iera igualar los méritos de Fischer en el ajedrez. El se destacó del resto; marcó la diferencia.

No obstante, tanto uno como otro conta­ron con muy distintas posibi l idades en su formación ajedrecística. Mientras Bobby recorría los clubes de Nueva York y recha­zaba a sus maestros con frases ingenuas propias de un niño de 13 años, del esti lo "No, usted no me va a enseñar bien por­que no llegó a campeón mundial '; el otro recibía la asistencia técn ica de uno de los mejores formadores de la Unión Soviética, Mikhail Botvinnik, que además le diseña­ba los planes y horarios de estudios con los avezados grandes maestros rusos, que le desvelaban los secretos para dominar cada apertura o defensa.

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Obviamente Kasparov sacó provecho de todo ese entorno y de hecho se puede res­catar el perfeccionismo en el esti lo de Ga­rry, pero hay que reconocer que a renglón seguido está Bobby Fischer, s in la ayuda de un ejército de anal istas n i de profesores como tuvo Kasparov. Por eso creo que los méritos de Fischer fueron superiores a los de cualquier otro colega. Su consagración l legó en el Match del Siglo, en 1 972.

Por todo esto celebro la aparición de este l ibro y mis fel icitaciones a la editoria l Che­ssy por haber apostado por estos jóvenes autores argentinos; con este trabajo sobre la vida y carrera de Bobby Fischer uno po­drá, tal vez, comprender a lgunas de las ac­titudes del excampeón mundial .

Del otro Fischer, el hombre que actuó fue­ra de los tableros, el que se fabricó su pro­pio ostracismo, el que retornó para jugar el Match de la Nostalgia, prefiero no hablar. Porque más al lá de algunas de sus actitu­des creo que muchos se han comportado de manera muy cruel con él. Todavía me parece una gran locura pensar que una persona termine preso por u n tema de pa­saporte vencido, y encima 9 meses, mien­tras que muchos narcotraficantes salen de las cárceles a l día s iguiente.

Por el lo guardaré en mi memoria las imá­genes de Fischer frente a l tablero, cuando él era feliz y nos hacía fel ices a la mayoría de nosotros; con relatos novelescos que se entremezclan con un mundo de fantasía y su real idad en el dominio de los trebejos.

Quiero recordar a Fischer como héroe, no como vi l lano.

óscarPanno Gran Maestro Internacional

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PRÓLOGO DE FERNANDO BRAGA

Para a lguien que se in icia en el ajedrez de la mano de Bobby Fischer, la Guerra Fría y todo el simbolismo que representaba un joven luchando contra todos fue algo in­olvidable, igual que contemplarse a uno mismo reviviendo partidas vistas con tantas jugadas maestras o extravagantes. Todo era emoción, todo era pasión ...

Esta vez fue distinto al repasar su historia, el camino recorrido, los cambios, las evo­luciones, el arte y la lucha de un personaje fundamental en la Historia del Ajedrez.

Mucho podemos conjeturar y lo hacemos en una biografía novelada: el periodista argentino Carlos l lardo trató de crear u na historia, con muchos espacios en blan­co, i ncomprensibles para la mayoría de la gente; un relato con u na lógica y una rela­ción que pueda aproximarnos a su perso­na, más al lá de la etiqueta fácil de simple "loco'�

Las personas son sus actos y los suyos fue­ron las partidas: a l l í todo era orden, crea­ción, bel leza, trabajo y tesón, y encontraba la d inámica en donde otros ofrecían las ta­blas, mientras el espectador vibraba con el espíritu de lucha que siempre ponía sobre el tablero.

Pero como en el epígrafe de un l ibro de Pau l Auster: "El hombre no tiene una sola y ún ica vida, sino muchas, enlazadas unas con otras, y ésa es la causa de su desgracia" (Chateaubriand).

Este tal vez fue Bobby Fischer . . . un ser con muchas vidas enlazadas que le impedían completarse, y creaba a su a lrededor esas mura l las que impedían a lcanzar al niño o al hombre.

El sí nos l legó a todos en lo más profun­do, porque tal vez fue el primero que supo mostrarnos la diferencia entre la expresión del juego y la comunicación, las partidas las vivíamos con él y él encontraba para nosotros ese camino de la bel leza, la técni­ca, el trabajo; y toda esa energía que surgía a su a lrededor la sentíamos como propia.

Este l ibro está escrito para caminantes pa­

cientes, que quieran saber por qué Bobby Fischer fue tal vez el genio más grande de la historia del ajedrez y que deseen leer estas páginas con una taza de café al iado del tablero, disfrutando de su personali­dad, de su evolución, comprendiendo la bel leza de su creación y valorando en su justa medida cómo aquel niño luchó con­tra un imperio sólido y bien construido como el ruso, y cómo fue víctima ta l vez de su propia soledad.

Hemos escrito para todos, para aficiona­dos, maestros, y hemos primado la didác­tica y la comprensión sobre lo concreto en muchas ocasiones, ayudándonos de programas de anál isis como Fritz, ya que en las situaciones aparentemente sin so­lución, en donde la idea de la lucha era ya un cuerpo a cuerpo brutal y en donde no parecía existir claridad, necesitábamos saber si había respuestas objetivamente

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Prólogo de Fernando Braga

mejores. Veíamos a Fischer encontrando maniobras y jugadas excepcionales, y la ayuda informática que inclu ía d ías y días de anál isis tenía por fin premio: la respues­ta l legaba, y nos conducía, nos acercaba, a su verdad.

Hemos emprendido un viaje a sus apertu­ras, a la evolución de las mismas a través del tiempo, a sus obras de arte, a sus com­binaciones, a su maestría en los finales y a su historia.

En resumen, hemos disfrutado con este trabajo, porque cada día fuimos descu­briendo nuevo aspectos de la enorme humanidad y genialidad de Fischer. Es­peramos que con nuestro aporte puedan disfrutar tanto como lo hicimos nosotros ...

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Fernando Braga Enero de 2009

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TODO UN MISTERIO

Un rumor, ese viejo e invicto enemigo de la fel icidad, se había instalado sigi losamente desde hacía algunos años en los oscuros senderos del mundo del ajedrez. Un secre­to a voces circu laba con los detal les de un p lan maquiavélico, creado bajo las som­bras y complicidad del poder, para acabar con la vida del notable ajedrecista.

Fischer, omnipotente como un rey, actuó con el mismo desenfado con el que ha­bitualmente se movía frente al tablero; se burló del desafío, subestimó las fuerzas y, acaso, también el odio de sus rivales. Con su habitual verborragia lanzó las críticas y buscó abrigo en nuevas amistades, cam­bió de hábitos y creyó que esta vez no lo­grarían detenerlo.

Sin embargo, la maniobra lenta y eficaz fue l levada a cabo con punti l losa prolij idad y extrema precisión profesional; como si aquel jaque morta l h ubiera sido perge­ñado por la s iniestra mente de un astuto gran maestro y asistido con la logística de algún servicio de inteligencia.

Cuando Bobby descubrió el plan, tal vez ya era tarde; abrazado a soledades compren­dió que lo habían traicionado. Acorralado y enfermo ni siquiera atinó a defenderse.

A Bobby Fischer le mataron sin dejar prue­bas n i testigos. El inmediato paso era eli­minar el fantasma de su figura.

Por el lo, cuando esa mañana de enero los avances de la tecnología y las comunica-

dones dispararon como un rayo hacia los cinco Continentes la noticia de la muerte de Robert James Fischer, de 64 años, entre los mi l lones de aficionados al mi lenario juego sobrevoló un temor, esa cruel ins­tancia de la memoria. Es que en cada una de esas mentes reflotó el recuerdo del vie­jo rumor, que ahora descifrado amenaza­ba su cumplimiento con rigor profético o de manera sobrenatura l.

Había muerto el rey. Había muerto el ma­yor icono y tal vez había muerto la men­te más bri l lante de la historia del ajedrez. El hombre que desafió al "establishment" y a los avatares de la Guerra Fría. El que derrotó a los soviéticos. El que atacó a di­rigentes, políticos y gobernantes. El que padeció torturas, persecuciones y cárceles. El que fruto de su ingenio causó una revo­lución en el juego.

Había muerto Robert James Fischer y era la principal noticia en todos los medios de comunicación del mundo. Su imagen, cambiante con las distintas transformacio­nes de su traj inada vida, podía observarse en los principales sitios de Internet y en las portadas de los más importantes periódi­cos y revistas del mundo. Las cadenas de televisión también reproducían diferentes momentos de la carrera de Bobby Fischer. Del joven ajedrecista hasta el hombre vie­jo y obeso que se refugió en Islandia.

Ese hombre que eligió compartir los úl­timos años de su vida junto a su esposa, la japonesa Miyoko Watai. Con f:l la Bobby

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Todo un misterio

aprendió a hablar menos y a perdonar más; descubrió el camino de la espirituali­dad. El arrepentimiento y el perdón de los pecados.

Con la muerte de Robert James Fischer va­rios secretos quedaron sepu ltados bajo su tumba. Y si bien la h istoria oficial se encar­gará de narrar los hechos a su manera, el poder de su leyenda es, aún, capaz de dar luz al nacimiento de alguna historia nove­lesca, para desentrañar el vía crucis de su calvario.

Murió Robert James Fischer, el niño, el joven y el hombre que emprendió u na vida desafiando a ángeles y fantasmas. E l ajedrecista que en 1 992 regresó a l juego después de veinte años de ausencia, ais­lamiento y misterios. Ese día Fischer había decidido saltar otra vez a la escena para iniciar, acaso, su mayor y ú ltimo desafío. Su lucha contra los demonios.

La noticia

En un punto de la Tierra

Viernes, 24 de julio de 1992

Invierno, 14 horas •••

"Ojo, ¿eh? ... parece que vuelve; creo que esta vez va en serio':

Dijo, con tono de advertencia s in ocultar una sonrisa que le cruzó el rostro como un garabato, Alberto Laya, conocido bajo el seudónimo de su firma "Ol ímpico'; uno de los antiguos jefes de la sección depor­tes del diario La Nación, mientras sujetaba con una de sus manos los d istintos cables de las agencias de noticias que l legaban a raudales a la redacción esa tarde de tenue sol y severo frío.

Caminaba lentamente y leía aquella sába­na de papel, angosta y de casi un metro de largo, que le envolvía la mano izquier-

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da mientras que con el dedo anular de la d iestra se masajeaba de manera circu lar la sien sin soltar el enésimo cigarri l lo rubio que l levaba encendido hasta su boca y consumía lentamente; con cada bocana­da, ese humo de aroma rancio se esparcía d ibujando volutas a contraluz sobre u no de los ventanales del edificio desde donde se visual izaba, el turbio y maltrecho, Río de la Plata, el río más ancho del mundo con sus 220 km. en el punto de mayor anchu­ra en el que se separan las márgenes de la costa uruguaya (Punta del Este) de la costa argentina (Cabo San Antonio), tramo de la unión de sus aguas con el Atlántico. El océano que el español Juan Díaz de Solís, hace cinco siglos, l lamó Mar Dulce tras su descubrimiento en 1 5 1 6.

"En estos instantes, nos a lcanzan un cable de ú ltimo momento de la agencia de noti­cias EFE, en el que se informa que uno de los más destacados ajedrecistas . .':,

A las 1 4 en punto, la voz del locutor Fer­nando Núñez, uno de los integrantes de la planti l la del i nformativo de Radio Con­tinenta l, en Argentina, sal ió a l a i re con el anuncio de la primicia deportiva durante uno de los f/ashes de noticias de la tarde. Minutos después, oyentes de distintos puntos del país l lamaban a las d iferentes producciones periodísticas de las radios de Buenos Aires solicitando la confirma­ción y ampl iación de la noticia.

¿¿·�� Algunas fotos e imágenes en blanco y negro del encuentro que el mítico perso­naje disputó en el Teatro General San Mar­tín, en Buenos Aires, en octubre de 1 97 1 , cuando superó d e manera bri l lante a l ar­menio Tigran Petrosian, por 6,5 a 2,5, en el match semifinal del Campeonato Mundial comenzaban a exh ibirse, una y otra vez,

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en los distintos noticieros de la televisión argentina. El period ista Carlos De Sábato, en uno de los informativos de un canal de noticias de Zona Norte, leía un cable de la agencia AP:"Después de 20 años regresa a los tableros el genial ajedrecista ... ':

La imagen del jugador era acompañada por un sobreimpreso con letras blancas que sólo dejaba leer una pa labra: ¡ Vuelve!

¿¿·ó� A comienzo de los años noventa, tiempos en los que el manejo, el uso y la palabra Internet era apenas un sinónimo de uto­pía, los sa lones de las redacciones perio­dísticas estaban atiborrados de cables, metros de angostas sábanas blancas, de las distintas agencias de noticias, naciona­les e internacionales, que minuto a minuto informaban los hechos más destacados desde cualquier lugar del mundo; prime­ro, mediante un escueto cable, a modo de ajustado copete y luego otro, más detal la­do con el tratamiento de una crónica y un relato pormenorizado de la noticia.

No era extraño, por entonces, que perio­distas con escasa experiencia hicieran sus primeros palotes en la profesión en algu­nas redacciones ordenando, encabezando y separando los cables por agencia y por asunto. Acaso yo era uno de el los; por eso sólo recuerdo que ese 24 de ju l io de 1 992, u na noticia conmovió a propios y extra­ños, aficionados y entendidos, el anuncio del regreso de Bobby Fischer sacudió el tablero de la i nformación.

Los incesantes cables de las principa les agencias internacionales que l legaban fechados en Belgrado (Yugoslavia) coin­cidían en la i nformación de que una com­pañía serbia, Yugoskandik, propiedad de Jezdimir Vasiljevic, había acordado la rea li­zación de un match (a 1 O partidas ganadas, s in l ímite de juegos), entre el excampeón

Todo un misterio

mundial de ajedrez, el norteamericano Ro­bert James Fischer y el francés, de origen ruso, Boris Vassil ievich Spassky, con una bolsa en premios de 5 mi l lones de dólares, de los cuales corresponderían, aproxima­damente, 3.350.000 dólares para el gana­dor y 1 .650.000 dólares, para el perdedor. El enfrentamiento se l levaría a cabo a par­tir del 2 de septiembre en la isla Sveti Ste­fan, en la costa montenegrina sobre el mar Adriático.

Mis colegas, mayores en edad y expe­riencia, ensegu ida se conmovieron con la novedad. Se escuchaban comentarios y se festejaban anécdotas; la noticia del regreso de Fischer se esparcía por cada rincón de la redacción, por los pasil los de las radios y los estudios de la TV. Tal vez, la sede del juego encendió las primeras con­jeturas entre los entendidos en política in­ternacional; por eso sigu iendo los conse­jos de mi abuelo paterno Basi l io l lardo, un ital iano que l legó a la Argentina a comien­zos del siglo XX desde Leonforte (Catania), que acostumbraba a decir "La naturaleza

es sabia, 'm 'ijo'; nos dio dos orejas y una sola

boca. Eso quiere decir que es más importan­

te lo que tenemos para escuchar que para

decir". Así que sin más vueltas me dispuse a seguir atentamente los comentarios de los expertos sin efectuar intromisiones. Quería informarme de todo.

"Yugoslavia es una reg ión sometida a un embargo político y económico decretado por la Organización de las Naciones Uni­das (ONU); esta es la excusa perfecta para atrapar la atención de la prensa mundial y l levarla de narices hasta el punto más conflictivo del continente europeo'; le es­cuché decir a uno de los colegas más ve­teranos de esa improvisada reunión. Otro, enseguida se sumó: "¡Esa es la jugada!; sí señor. Esa es la clave de toda esta movida': Señaló con énfasis y convencido del des­cubrimiento.

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Todo un misterio

Hoy, con la visión retrospectiva de los años, creo que todos, acaso, tuvieron algo de razón.

Volviendo a esos días, Robert Fischer l legó a Belgrado la noche del 23 de jul io a bordo de un automóvil proveniente de Budapest, ya que como consecuencia del bloqueo no existían vuelos hasta la capital yugos­lava. En la mañana siguiente el maestro norteamericano se reunió con la alcaldesa de Belgrado Slobodanka Gruden y tras la charla la funcionaria brindó algunos co­mentarios del encuentro al periód ico loca l "Política': Días más tarde, Fischer l legó a Sveti Stefan y se alojó en una residencia denominada La Vil la 1 1 8, cuyo costo diario de atención rondaba los 1 .500 dólares.

Algunos rumores señalaron a Janos Kubat como principa l responsable del regreso de Fischer al ajedrez. La cuestión es que Kubat tuvo un destacadísimo papel como organ izador de la Olimpiada de ajedrez realizada en 1 990 en la ciudad yugoslava de Novi Sad, capital de Vojvodina, situada sobre las márgenes del río Danubio, de la que según señalan los expertos y entendi­dos, se trató de uno de los mejores espec­táculos de ajedrez del siglo XX.

Enterado de estos entretelones, Fischer aceptó con agrado que Kubat se encar­gara de la organización de su match de regreso. Por el lo, tras una charla entre am­bos, el 2 de junio establecieron la firma del contrato para el 1 1 del mes siguiente en la ciudad de Los Ángeles, hasta allí viajaron Kubat y Vasiljevic; esta vez, Fischer no puso rodeos y el 23 de ju l io ya pisaba el suelo de Belgrado.

¿¿·�� La l legada de Bobby Fischer a Yugoslavia ponía fin a los años de presunciones y de conjeturas; Ahora sí regresaba Fischer para sentarse frente a un tablero, como lo había

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señalado "Ol ímpico'; con su particular olfa­to periodístico.

É l lo había resumido con una frase, de sólo cinco palabras .. . "Esta vez va en serio ... ':

El principio del fin ...

El 1 de septiembre de 1 992, el norteame­ricano Robert James Fischer, de 49 años, acaso el más fantástico jugador de la his­toria del juego de ajedrez, tras casi 20 años de soledades, misterios y ocu ltamientos, se decidió a dar el salto. Como un espectro salió a escena y permitió que los ojos del mundo se posaran sobre él .

A las 1 2.20 horas de ese mediodía de l lu­via en el verano europeo, Bobby Fischer, con idéntico ingenio con el que ejecuta­ba sus movimientos sobre el cuadriculado tablero ingresó como un turbión, ante la sorpresa del públ ico e invitados, acompa­ñado por Jezdimir Vasiljevic en la coqueta sala de conferencia del Hotel Maestra l, ubi­cado en la parad isíaca isla de Sveti Stefan, un lugar para el celu loide y descanso caro, en Montenegro

De mirada torva, l levaba un traje de color gris y de corte moderno, planchado como para publicidad "marquetinera; camisa co­lor crema, corbata azul y en su mano de­recha sujetaba un portafol ios de cuero de color marrón . Sin necesidad de mayores presentaciones, el primer campeón mun­dial de ajedrez al que le fue arrebatado el títu lo máximo por desavenencias con la Federación I nternacional de Ajedrez (FIDE), saludó brevemente y se prestó, in­cólume, para las fotos y las distintas lentes de las cámaras de las televisiones que de diversas partes del mundo se esforzaban por congelar aquella imagen.

Bobby Fischer ponía fin a las casi dos dé­cadas de autoexclusión y si lencio; sentado

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frente a los flashes y reflectores elegía la mejor manera de mostrarse ante los mi l lo­nes de aficionados de este juego, para los que aún conservaba la aureola de ídolo y aquel los a los que todavía le juraban fideli­dades, a pesar de los años de ausencia.

Es que ...

Durante los años sesenta y setenta, el nombre Fischer gozaba de gran popula­ridad en cualquier punto del planeta; su paso por las principales ciudades del mun­do despertaba el interés de las gentes que pugnaba por conocer y descubrir la más mínima historia del excéntrico personaje.

El fenómeno Fischer era capaz de asaltar una ciudad como Buenos Aires y en me­nos de una semana arrasar con todos los l ibros, revistas y juegos de ajedrez que es­tuvieran en venta en las más importantes l ibrerías del país; que los fans agotaran las local idades de un teatro para presenciar sus partidas ante Ti gran Petrosian; o que el desordenado ingreso de la multitud pro­vocara cierto caos en el tránsito de la ciu­dad, interrumpiendo el paso de los vehícu­los por una de las principales avenidas; o, incluso, que fuera perseguido 200 metros a la carrera por las ca l les de la ciudad, a la caza de un autógrafo.

A poco más de tres décadas de estas h isto­rias bizarras, el reino del ajedrez encontró en el azerbaiyano Garry Kasparov el único maestro capaz de emular el carisma de su par norteamericano; el ogro de Bakú tomó la posta que dejó el niño de Chicago y dotó al juego de una popularidad sorprenden­te, apoyado en el poder de los medios aud iovisuales, tales como la Televisión e I nternet.

Determinar la cantidad de aficionados al ajedrez que existen en el mundo acaso re­su lte una tarea inescrutable, no todos los amantes del juego son federados y muchí-

Todo un misterio

simas de el los sólo conocen sus reglas por haberlo jugado en los años de infancia, aunque aún conservan en �lgún rincón del hogar un juego completo con tablero, piezas y reloj. Y en el arcón de la memoria una partida ganada o empatada frente a un experto maestro.

Sin embargo una muestra del avance y popularidad de este juego podría deter­minarse en el incremento de sus federa­ciones, a lrededor de 1 66, afi liadas bajo la órbita de la F IDE, que la ubican tercera de un ránking cuantitativo, superada sólo por la F I FA (fútbol) y FAAI (atletismo).

Acaso, otro índice estadístico de popula­ridad resu lten los más de 3 mi l lones de personas que, desde sus ordenadores per­sonales, enviaron sus respuestas al portal de Microsoft, el 21 de junio de 1 999, en la jornada inaugural del match por Internet, entre Kasparov versus El Mundo.

El duelo se extendió 1 23 días o 2952 horas para completar las 62 jugadas con las que Kasparov se impuso a sus virtuales rivales; durante los cuatro meses en la web (zone. msn.com) se registraron más de 300 mi l lo­nes de entradas y a lrededor de 7 mi l lones de internautas de 75 países enviaron sus jugadas por la red.

En idéntico sentido, el 6 de noviembre de 2000, Brain Games Network (BGN), la em­presa que organ izó el match por el título mundial oficioso entre Garry Kasparov y Vladimir Kramnik, anunciaba en Londres que durante el mes en que se disputó el encuentro entre ambos maestros, se regis­traron 1 00 mi l lones de entradas en la pá­gina web de la multinacional, con picos de 250 a 500 mil visitantes, por día.

Por todo el lo, una duda flotará eternamen­te sobre el tablero de los misterios: ¿cuál hubiera sido el grado de popularidad de Robert James Fischer de haber sido con-

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Todo un misterio

temporáneo de la informática e Internet?. Presiento que el acertijo nunca será re­suelto.

Mientras tanto ese hombre de persona­l idad huraña continuaba inmóvi l, mudo, con la mirada perdida sobre un punto del salón de conferencias del hotel Maestral, en la que el público y la prensa aguarda­ban impacientes alguna declaración. Esa imagen descafeinada era un remedo del conocido y omnipotente Robert James Fischer, campeón mundial de ajedrez vein­te años atrás.

Aunque la rebosada barba, prol ijamente recortada, la incipiente calvicie y algo más de 20 ki los distribuidos armónicamente en su extensa talla de casi doscientos cen­tímetros resultaban, acaso, las señales más sobresalientes del cambio de imagen des­de su ú ltima aparición públ ica, en Reikia­vik (en 1 972), el nuevo look no conseguía ocultar ciertos estigmas. A ese hombre la sal del tiempo le oxidó la cara y le guardó arrugas y cicatrices hasta en el a lma.

Como una radiografía, esas luces y deste­llos que partían de las manos de intrépidos reporteros, desnudaron cada centímetro de la piel del personaje; hasta un recóndi­to acné fue captado por la lente más pers­picaz. Su figura se advertía devaluada y su rostro era una sombra de entonces y refle­jaba años de decepciones. Sólo conserva­ba el filo de su mirada de ayer; tiempos de desafíos juveniles.

Bobby Fischer, el que alcanzó la cima en el reino de los escaques y los trebejos y que luego lo perdió todo, o lo que es peor aún, lo dejó ir, arrastraba el cansancio de un hombre incompleto.

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¿En qué pensaba Bobby Fischer mientras permanecía sentado frente al públ ico en la sala de conferencias

sin soltar n ingún mohín, s in dejar es­capar n inguna palabra?

¿Qué estaría por elucidar?

¿Cómo habían transcurridos sus años de ausencia frente a l tablero?

¿Por qué y dónde permaneció ocu lto para que nadie pudiera reconocer su rostro?

¿Cuándo retornaría a las competicio­nes oficiales?

¿Por qué regresaba?

¿Qué quería demostrar o demostrar­se?

Esas y otras preguntas aguardaban una respuesta; s in embargo jamás la h ubo. La prensa fue obligada a presentar el cues­tionario por escrito, hasta con dos horas de anticipación a l comienzo de la confe­rencia; por el lo, tras un riguroso anál is is de cada una de las preguntas por parte del propio Fischer, sólo un puñado de cues­tiones eludieron la censura del maestro americano. Eran más de 20 años los que el excampeón mundial l levaba sin brindar reportajes a medio periodístico alguno y en esta ocasión no sería la excepción.

A su izquierda, s i lencioso y observador, se ubicaba el francés de origen ruso Boris Spassky, de SS años, su riva l y amigo de los tableros, con todo lo que el lo con l leva tratándose de Robert Fischer. La verdadera amistad entre ambos gladiadores del de­porte menta l había nacido justamente con la fi rma del acuerdo del h istórico primer match celebrado en I sland ia; anteriormen­te, se habían tratado con respeto y fueron protagonistas de interesantes duelos aje­d recísticos. Los unía una curiosidad.

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Hasta 1 972, Bobby Fischer había dispu­tado 96 partidas ante ajedrecistas rusos, cosechando 53,5 puntos de esos enfren­tamientos; sin embargo nunca había lo­grado vencer al oso ruso Boris Spassky, con quien mantenía un score desfavorable de 4 a 1 , tras cinco juegos.

El primero en Mar del Plata ( 1 960), luego dos en Santa Mónica y otro en La Habana ( 1 966); y el restante en Siegen ( 1 970), con tres victorias para el ruso y dos empates como parciales previos al conocido Match del Siglo protagonizado en 1 972.

Veinte años después, con la senectud y el inevitable paso de los años se habían re­afirmado aquel los lazos de amistad; y es que Spassky siempre disfrutó y gozó con cada una de las exigencias impuestas por Fischer: los beneficios logrados no eran sólo para él, sino que también alcanzaba a sus riva les y colegas. Desde las mejoras de los cachés, los mín imos deta l les de i luminación de la sala y de los tableros, la elección del tipo de piezas y hasta el color de los escaques se transformaban en una obsesión para el maestro norteamericano; sus pedidos fueron generalmente acepta­dos y compartidos por la cofradía de gran­des maestros.

Es que más al lá de los caprichos juveni les de Bobby, todos los ajedrecistas aproba­ban o expresaban frente a tantos recla­mos, s implemente: "Fischer tiene razón': Tal vez por el lo existe unanimidad entre los maestros del mundo de los trebejos; la sentencia es firme y no deja lugar a dudas: "con Fischer se dignificó la profesión de los ajedrecistas':

Es necesario recordar que en 1 972, antes del denominado Match del Siglo, en Is­land ia, Bobby Fischer se ocupó de discu­tir con los organizadores hasta el ú ltimo centavo de la bolsa de premios, que trepó hasta rozar los doscientos mil dólares; una

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suma jamás pagada hasta ese momento en la historia de este juego, en un match por el título mundial . Fischer apostó a fon­do y puso al l ímite de la cancelación del encuentro si no eran aceptadas sus de­mandas. La aparición de un mecenas, el in­g lés James S later, permitió arribar a buen puerto las negociaciones y las diferencias económicas dejaron de ser un obstáculo para la real ización del duelo.

Por aquel tiempo el tenista rumano l l ie Nastase era el indiscutido no1 del depor­te "blanco': Por adjudicarse el torneo de Maestros organ izado en Barcelona en noviembre de ese año percibía como premio 1 5.000 dólares estadounidenses. La comparación es contundente. Casi 40 años después de aquel los hechos el creci­miento y retroceso de uno y otro deporte resu lta evidente. Sin embargo, una duda persiste: ¿qué hubiera sucedido con la po­pularidad del ajedrez si Bobby Fischer no se hubiera retirado?

Las cosas se cuentan solas, sólo hay que saber mirar.

En el mundo del tenis, en 1 992, el no1 se lo d isputaban el sueco Stefan Edberg y el norteamericano Jim Courier; no obstante el tenista que acumuló mayores ganancias a lo largo de ese año fue el a lemán Michael Stich, con un ingreso de 2.750.000 dólares. Sin embargo, y a pesar del rebosado aco­pio de dólares estadounidenses que hicie­ra el tenista alemán en su cuenta bancaria, el ajedrez volvió a ser noticia, de la mano de Fischer y su promocionado regreso.

E l nuevo acuerdo comercial por ei "Match revancha" en Montenegro, a 20 años de aquél en Is landia, fue pactado con un montante en premios de 5.000.000 dóla­res, y aproximadamente el 66% sería para el vencedor. Sin embargo, previo al co­mienzo del match y a petición de Fischer se acordó un nuevo contrato: la d ivisión

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Todo un misterio

salomónica del premio en partes iguales de 2.500.000 dólares. Simplemente, un gesto o una jugada solidaria, fiel con el es­tilo del maestro norteamericano.

Por eso no fue extraño que en petit comité,

Spassky no dudara en seña lar el agradeci­miento hacia la figura de Fischer,"es la per­sona que más dinero me ha hecho ganar en la vida'; repetía hasta el cansancio. Boris, ese hombre de conducta asceta y movi­mientos austeros dentro y fuera del ta­blero, poseedor de un carisma especial, es muy querido y respetado por los colegas, por el celo y reserva con el que se maneja en sus cuestiones personales, incluidas las desventuras.

NDurante ocho meses no pude salir a jugar ningún torneo internacional tras la pérdi­da del título mundial en 1 972 frente a Bo­bby Fischer. Cuando uno pierde un match de esa naturaleza cree estar en deuda consigo mismo y la afición, por eso aspira a demostrar que lo ocurrido fue sólo un accidente; pero la federación rusa no me dejó demostrar nada. Eso fue frustrante y deprimente'; contó alguna vez ante un selecto grupo de maestros de confianza. Sin embargo, ese relato de Spassky era algo subjetivo; la federación rusa trató de cumplir con gran esfuerzo cada una de las exigencias del entonces campeón del mundo. "Las trompetas de Moscú l lama­ron a la movi l ización general" señaló Ga­rry Kasparov recordando cómo la Unión Soviética puso a un ejército a disposición de Spassky para su duelo con Fischer en 1 972. Pero el ruso actuó con a ltanería y no aceptó intromisiones. Con la derrota a cuestas y ya sin la corona mundial, le pa­saron factura.

Veinte años después la l legada de Boris Spassky al sa lón de actos se produjo con sigi lo, sin estridencias, como si no qu isiera entorpecer la atención que arrastraba el carismático Bobby: la verdadera estrel la

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que bri l laba pese a esa tarde de leve sol y copiosa l luvia en Sveti Stefan y que en­señaba su rostro en públ ico tras dos déca­das de reclusiones. Vestido para la ocasión, Spassky, sobrio y elegante se lucía con una americana gris, pantalón azul, camisa blan­ca y corbata roja. Había l legado al salón de conferencias acompañado de su tercera esposa, Mariva, su hijo Boris Alexander George y los anal istas rusos Yuri Ba lashov y Alexander Nikitin.

Mientras en el salón de conferencias todo quedaba en orden para el anuncio de la reg lamentación y condiciones del match por el Campeonato Mundial de Ajedrez, a sólo 80 kilómetros de ese lugar paradisía­co en la misma Yugoslavia, un infierno de atrocidades, con balas y muertes, enfren­taba a decenas de personas por ideales como la purificación de la raza.

Fischer y Spassky volvían a estar frente a frente en medio de un conflicto, como veinte años atrás; antes, en época de los tiempos álgidos y de espionaje conocidos como los de la Guerra Fría. Ahora, en me­dio del horror y del espanto de una ma­sacre. Un escenario con bombas y balas que lastimaban y mataban a gentes de to­das las edades; ancianos, jóvenes y niños; todos morían por igual frente a la barbarie de una nueva guerra.

El conflicto

Montenegro. Repúbl ica federal del sur de Serbia y Montenegro (ex Yugoslavia), cuya costa se baña en el mar Adriático (SO). Li­mita con Albania (SE), Bosnia-Herzegovina (NO) y Serbia (NE); y tiene 1 381 2 Km2 y 676.600 habitantes. Su capital es Pogdo­rica.

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A poco más de una década de los hechos sucedidos en esa región, a principios de los años noventa, en medio de una at­mósfera bél ica, acaso el paso del tiempo al imentó el barrunto; Sveti Stefan (Mon­tenegro), una isla que supo uti l izar para el descanso el dictador Marisca l Tito, fue elegida y convertida en sede de la disputa simultánea de dos partidas con distintos matices. Mientras una se jugó con candor en el campo deportivo y resu ltó un atra­yente espectáculo publ icitario, la otra, con movimientos subrepticios, se desarrol ló sobre el enigmático y oscuro tablero de la pol ítica. Una vez más Deporte y Política al i­mentaron esa particular relación simbióti­ca que se nutre frente a los actos de poder y popularidad, de uno y otro bando.

"Al traer a Bobby Fischer a Yugoslavia he­mos roto el bloqueo de manera especta­cular. Prácticamente lo escondimos en el aeropuerto de Budapest porque teníamos miedo de que al ver su pasaporte le prohi­bieran sal ir hacia nuestro país'; se jactaba sonriente el banquero Jezdimir Vasiljevic ante incrédu los cronistas. La apuesta mi­l lonaria había comenzado a dar sus frutos.

Fischer aceptó el desafío de patearle el tablero al establishment jugando en Mon­tenegro, lo que sign ificaba violar todas las sanciones impuestas por las Naciones Unidas. Además, durante la conferencia de prensa jugó para la propaganda pol ítica del gobierno de Mi losevic y tomó parte del asunto con amenazas y denuncias; Fischer se inmiscuyó en un conflicto que arrastraba más de dos mi l años de historia y desencuentros.

La raíz del conflicto

En el siglo IV a. C. la región estaba pobla­da por tribus de I l i ria, Tracia y Panonia y a parti r del siglo 11 a.C. comenzó la coloni­zación romana. Tras la ca ída de Roma las tierras fueron invad idas sucesivamente

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por visigodos, hunos, ostrogodos, avaros, búlgaros y eslavos, estableciéndose estos ú ltimos a partir del siglo VI l .

A principios del 1 600 el país estuvo repar­tido entre los imperios turco y austro-hún­garo, y en el siglo XIX, mientras en los te­rritorios dependientes de Austria-Hungría, crecía un sentimiento autonomista, Mon­tenegro y una parte de Serbia conseguían independizarse de Turquía. La revolución democrática entronizó en 1 903 a los líde­res Karadjordjevic en Serbia, y sus victorias en las guerras de los Balcanes ( 1 91 2- 1 91 3) dieron prestigio al reino de Serbia.

Al cabo de las negociaciones realizadas entre ambas partes tras la Primera Guerra Mundial, se creó el reino de los serbios, croatas y eslovenos en 1 91 8. Una década después se denominó reino de Yugosla­via.

Los disturbios entre serbios y croatas fue­ron el pretexto de la monarquía para con­vertirse en una dictadura. El rey Alejandro Karadjordjevic fue asesinado en 1 934 por los croatas y el Consejo de Regencia no pudo evitar el ascenso del fascismo. En 1 939, tras el in icio de la Segunda Guerra Mundial, los patriotas serbios derrocaron la monarquía, buscando el apoyo de la URSS; en respuesta a esos hechos, la Alemania de Hitler invadió Yugoslavia en 1 941 .

Desde ese momento la resistencia se divi­dió en dos movimientos riva les: monárqu i­cos nacionalistas serbios (chetn iks) prona­zis, y partisanos antifascistas, dirigidos por Josip Broz Tito. La l iberación, en 1 944, l levó a Tito al poder y Yugoslavia pasó a estar integrada por seis repúbl icas federadas (Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina, Croada, Eslovenia y Macedonia).

Con la muerte del Mariscal Tito, en los años ochenta estal ló una crisis económica que provocó conflictos socia les y enfrenta-

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mientas étnicos como el de Kosovo, donde los albaneses reclamaban su autonomía. En 1 991 Eslovenia, Bosn ia-Herzegovina, Croada y Macedonia declararon su sepa­ración de Yugoslavia; el gobierno federal intentó evitarlo mi l itarmente, pero tuvo que abandonar Eslovenia y la mayor parte de Croada.

En 1 992 comenzó el conflicto europeo más sangriento desde la Segunda Guerra Mundial, cuando la repúbl ica yugoslava de Serbia, presidida por Slobodan Mi losevic y presionada por los serbios bosnios, in ició una campaña para incorporar zonas de la repúbl ica de Bosn ia-Herzegovina. Yu­goslavia, étnicamente dividida, ya había empezado a desintegrarse: las repúbl icas de Eslovenia y Croada habían declarado su independencia ( la última tras la guerra contra Serbia), y la repúbl ica de Macedo­nia había anunciado su secesión.

Previo al comienzo del match entre Fischer y Spassky, la Comunidad Europea, Estados Unidos y la ONU impusieron sanciones a Serbia y organizaron misiones de socorro (bloqueadas sistemáticamente por lo ser­bias). Sin embargo ni los negociadores n i las fuerzas pacificadoras, que estaban en la zona desde marzo, lograron detener la lucha.

1 de septiembre de 1992,

Sveti Stefan (Montenegro)

10horas

Algunas horas antes de la presentación del match entre el excampeón mundial de ajedrez Bobby Fischer y su desafiador Boris Spassky, el Departamento de Estado Norteamericano envió vía fax --corrían tiempos en los que no se conocía los al­cances del e-mai l-- un documento advir­tiendo al ciudadano americano de las con-

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secuencias por eludir el bloqueo impuesto por la ONU a ese país.

De esta forma Robert James Fischer, el que jugó para la memoria ejecutaría un movi­miento para el olvido ...

Jugadas de la vergüenza

Si bien los gritos del espanto y los olores de la muerte no invad ían la isla de Sveti Stefan (centro turístico por antonomasia, a l sur de la región de Montenegro, sobre el mar Adriático, ubicado a 9 Km por la es­carpada ribera de Budva, atravesando el popular balneario de Mi lócer y separada a 30 Km del aeropuerto de Tivat), ya a estas alturas nadie conseguía dis imular los pri­meros efectos del bloqueo que golpeaban a la vista.

Ya era una real idad que el conflicto bél ico entre Serbia y Bosnia provocaba desabas­tecimientos de com bustible en ciudades como Belgrado y Budva; en la is la, los co­merciantes e industriales fueron los pri­meros en advertir la escasez de a lgunos al imentos y medicamentos. Por primera vez en 30 años no fue publ icada la edición del diario Vecernje Novosti, en Belgrado, la sede programada para la segunda par­te del match entre Fischer y Spassky; la h istórica capital yugoslava estaba, ahora, jaqueada por u na incontrolable ola de asaltos.

Como distraído del entorno de la sala de conferencia del hotel Maestral, minutos previos a la presentación del match, Boris Spassky se exhibía junto al afecto de sus seres más queridos con la imagen de un hombre feliz, desprovisto de ambiciones, acaso deseoso de disfrutar de a lgún lujo que le regalaría la vida a partir del premio obtenido por ese match. Algunas horas más tarde, ante un grupo de periodistas, s implemente d i rá:"Por momentos, no pue-

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do creer que estoy aquí a punto de volver a jugar ajedrez con mi amigo Bobby Fis­cher':

Por eso Spassky está en si lencio y consi­gue evadirse de esa atmósfera de tensión y nervios; seguramente decenas de re­cuerdos giraron en esos instantes sobre su mente. Desde los d ías de aprendizaje del juego en su Leningrado natal hasta el de la consagración como décimo campeón mundial de ajedrez, en 1 969; tal vez su me­moria estará evocando la histórica partida frente a David Bronstein en el Campeona­to Soviético de 1 960, que fuera inmortal i­zada en el cine bajo el título "Desde Rusia con amor" (un film de espionaje de James Bond, protagonizado por Sean Connery, en el que dos personajes ficticios creados por lan Fleming, "Kronstein y Mac Adams" disputan un juego por el título mundial de ajedrez), o el recuerdo del match ante Korchnoi en Belgrado, en 1 978, cuando se sintió que era hipnotizado mediante un dispositivo electromagnético que se ocul­taba cerca de la mesa de juego -lo que le impedía concentrarse- por lo que terminó jugando la partida de pie frente al tablero mural .

Pero no va le la pena retrotraerse a esa amarga experiencia; ahora Spassky se siente como un observador de la escena. A diferencia de Robert Fischer, con el rostro tenso y mirada con desdén, y del mi l lona­rio Vasiljevic, rubicundo y de rictus cons­tante para la foto, se mantendrá con perfil bajo, no encenderá polémicas, n i hará de­claraciones incendiarias. Guardará sus se­cretos que sólo conocen sus más íntimos amigos. No reconocerá en público que el adversario más duro en su carrera fue su compatriota Anatoly Karpov, n i tampoco d irá que según su visión Tolia era el favo­rito para adjudicarse el frustrado match ante Fischer, en 1 975."Para mí fue más po­deroso el Karpov de 1 973 que el Fischer de 1 972'; se le oyó decir al maestro que se

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enfrentó a ambos rivales en la cúspide de sus carreras.

Pero Spassky es fiel a su amigo america­no y más al lá del d inero en danza, está a l l í sentado porque lo respeta y lo admi­ra. "Fischer h izo mucho por el ajedrez, por combatir la corrupción imperante dentro y fuera de la F IDE. Creo que la lucha de Bo­bby no es sólo contra los rusos, sino con­tra todo lo podrido y corrupto del mundo del ajedrez, gran parte de lo cual emanaba de la federación rusa. Fischer no ha sido comprendido por algunos colegas, pero él fue siempre un hombre de principios que luchó por elevar el ajedrez por enci­ma del mundi l lo de corrupción de la FIDE y la federación rusa. Fischer es la antítesis de Kasparov, que sólo ha pensado en sí mismo y ha exacerbado la corrupción en el ajedrez mundial, con su actitud egoísta y carente de principios'; pregonará sin disi­mulos cuando sea interrogado acerca de su afecto y comprensión por la figura de Bobby.

Pero ahora Spassky permanecerá en si len­cio, puesto que entre risas y festejos había comenzado la conferencia de presenta­ción del match y todo se desarrol laba con normalidad hasta que un colega extranje­ro tomó el micrófono y preguntó: "Sr. Fis­cher, ¿considera usted que presentándose a jugar en esa región está violando la san­ción impuesta por la ONU a Yugoslavia?':

Como si hubiera estado aguardando ese instante Robert James Fischer, no trepidó; apenas se soltó un botón de su americana de color gris, y descargó toda la l íbido con una respuesta procaz. Insultó al mayor im­perio del mundo, su país, y a la Organ iza­ción de las Naciones Unidas (ONU). En me­dio de un ambiente de zozobras, Bobby ejecutó, además, un movimiento imprevis­to; abrió su portafol ios de cuero marrón, tomó una hoja de su interior, la exh ibió en lo a lto -se trataba del fax enviado por el

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Departamento de Estado norteamerica­no-y dijo:

"Escupo sobre este documento (pasando a los hechos de manera litera l); ésta es mi respuesta a la orden de no defender mi titu lo aquí. Por el lo, debo admitir que es­toy violando las sanciones. El gobierno de los Estados Unidos apesta, me traicionó; en cambio, por el pueblo norteamericano siento aún una gran simpatía; ahora que la Guerra Fría terminó ya no les soy útil a sus gobernantes':

Cuando todavía, entre los más de 300 pe­riodistas e invitados atiborrados en la sala del hotel, nadie conseguía reponerse y sa­l ir de aquel estupor, Robert James Fischer volvió a la carga transformando aquel la ceremonia en un esperpento. Sin metáfo­ras ni eufemismos, el gran maestro norte­americano lanzó estos improperios:

"No apoyo las sanciones contra Yugosla­via porque, antes que nada, no apoyo las Naciones Unidas, que siempre operan por connivencia. Miren lo que sucede con Is­rael: muchas veces les han pedido que l i­beren Cisjordania y los israel itas han igno­rado siempre las advertencias sin recibir ninguna sanción':

"Las Naciones Un idas, además, son las cul­pables de que el sionismo no sea equipa­rado con el racismo, como en el pasado. El sionismo es una forma de racismo, no ten­go ninguna duda. El Comunismo, también, es básicamente una máscara del bolchevi­quismo, el cual a su vez es una máscara del judaísmo':

"No soy antisemita, los judíos y los árabes son semitas por igual . Y nadie puede pen­sar que soy antiárabe ¿no es cierto?':

"El mundo del ajedrez está manipu lado desde que la Federación I nternacional me

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arrebató el título en 1 975, los rusos han hecho y deshecho a voluntad':

"Kasparov y Karpov han manejado fraudu­lentamente sus matches por el título del mundo. Ninguno de los dos es mejor que yo, por algo no se atrevieron a retarme en todo este tiempo':

Trató a Kasparov de "mentiroso patológi­co" y cerró su discurso con otra frase ines­crutable:

"La gente tiene que comprender m uchas cosas acerca de la situación mundial y so­bre qué grupo controla a los Estados U ni­dos; qu iénes son, qué clase de gente y qué rel ig ión practican . Considero que tengo un buen n ivel para jugar al ajedrez pese a haber estado en la l ista negra del mundo judío en los últ imos veinte años':

Con cierto aire señorial, Boris Spassky parecía alejado de aquel entuerto. Ape­nas soltó un gesto de extrañeza con el comentario real izado por Fischer sobre la resolución de una partida, la no 1 9, que disputaron por el Campeonato del Mun­do Kasparov y Karpov en Lyon (Francia}, en 1 990: el primero, q ue estaba con clara ventaja en el juego, ofreció un inexplicable empate.

Después de semejante verborragia l legó el punto final para este sainete que, acaso, había conseguido su objetivo, la trascen­dencia periodística sobre un match en una región en la que pesaba un embargo polí­tico y económico.

Algunos minutos más tarde, las principa­les cadenas de la televisión del mundo exhibieron aquel las imágenes que habían traspasado los l ímites del tablero deporti­vo. Hasta un portavoz de la canci l lería fran­cesa, Daniel Bernard, insinuó incluso que las sanciones podrían alcanzar a Spassky (ciudadano de ese país)."No se pueden ig-

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norar las leyes internacionales y haremos todo lo necesario para garantizar que las normas sean acatadas'; sostuvo amena­zante.

La historia no terminaría a l l í.

Un jaque y un adiós

2 de septiembre de 1992 Verano en Montenegro

15.25horas

El ajedrez, un juego con trad ición mi lena­ria, arrastra 500 años desde su ú ltima mo­dificación al reg lamento: la ejecución del enroque. En 1 492, el español Lu is Ramírez de Lucen a, dispuso que la jugada uti l izada como parapeto o refugio de los monarcas se efectuara con un solo movimiento de traslación de rey y torre, en lugar de los dos con los que habitualmente se l leva­ba a cabo. El resto del juego conservó sus reg las un iversales recopiladas en el siglo XVI I I por el genial ajedrecista francés Fran­cois Andre Dan ican (Phi l idor), bajo el escri­to de "El anál isis" y que la F IDE oficial izó, 2J

partir de 1 929.

Por el lo, en Sveti Stefan se iba a producir, junto al regreso del personaje más excén­trico del mundo de los trebejos del siglo XX, un movimiento histórico: el desembar­co de la tecnología digital con la invención de un reloj que ad iciona tiempo por cada jugada real izada; la ú ltima creación del ge­nial Bobby Fischer.

A las 1 5.25 estaba todo l isto para el co­mienzo del match revancha por el título mundial de ajedrez entre Robert James Fischer y el retador, ruso-francés, Boris Spassky.

Un fuerte dispositivo de seguridad estaba montado en el i nterior y los a l rededores del hotel Maestra l . Una docena de jóvenes

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musculosos, acompañados de una creden­cia l que sólo deja leer "Security" husmea­ban por la sala del públ ico, con capacidad para 1 00 personas cómodamente senta­das; otros tres miembros de seguridad se dejaban observar en un puesto montado sobre la entrada del hotel, y además, alre­dedor de media docena de efectivos poli­ciales ocupaban puntos estratégicos en la terraza del hotel, provistos de armamento pesado y ametral ladoras.

En un coqueto salón en la planta baja se jugaban las partidas; se podían observar los si l lones, el tablero, las piezas - el modelo olímpico uti l izado en Dubrovnik ( 1 950), la ciudad yugoslava ubicada a 1 50 Km al nor­te de Sveti Stefan, sede del primer Torneo de las Naciones que conquistó Yugoslavia, tras la 11 Guerra Mundial; una mampara de vidrio separaba aquella escenografía de los ojos de las lentes de dos cámaras de TV de circuito cerrado.

En el otro extremo del salón, el público, aficionados, invitados y curiosos seguían cada uno de los movimientos a través de los seis monitores provistos por la organi­zación. Dos se ocupaban de la vista gene­ra l del lugar de juego, otros dos, median­te el programa informático Chessmaster hacían un seguimiento instantáneo de las jugadas, al igual que un grupo de jóvenes montenegrinos que participaban de la re­producción de las partidas a través de un tablero mural gigante. Por ú ltimo, los otros monitores tomaban imágenes más cerca­nas y n ítidas de los rostros de los maestros, e incluso permitían visual izar el desplaza­miento de las piezas y el tiempo remanen­te de juego en cada reloj .. .

Acaso pueda considerarse desde mediados del siglo XIX como fecha cierta de la i ncor­poración del tiempo al juego de ajedrez; si bien en 1 86 1 , en el duelo que disputaron Anderssen y Kol isch se pactó un plazo de dos horas para completar las primeras 24

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jugadas, previamente, en 1 841 , durante el enfrentamiento del inglés Staunton y el francés Saint Amant, se util izó por prime­ra vez un cronómetro para determinar los minutos de reflexión de cada rival .

Igualmente, con ayuda de relojes de are­na, se organizó el torneo Londres 1 862 (al l í triunfó el alemán Adolf Anderssen), y en esa competencia cada jugador dispuso del control de 1 20 minutos para real izar 20 movimientos; en 1 866 hizo su debut el reloj mecánico en un match de ajedrez durante el histórico encuentro entre Adolf Anderssen y Wilhelm Steinitz.

En 1 880, el ing lés Thomas Bright Wilson se convirtió en el creador del primer re­loj "mecánico doble" diseñado exclusiva­mente para jugar ajedrez; la máquina era impulsada bajo un sistema de péndulo. A partir del siglo XX al invento se le ad icionó un dispositivo, que colocado en la parte superior del artefacto, permitía detener el avance de las propias agujas del reloj y ponía en marcha el tiempo de su rival, con lo que se reemplazó al péndu lo. Recién en 1 980 se conocieron los primeros relojes digita les que con titilantes números l lega­ron al mundo del ajedrez para desplazar el uso de las antiguas y endiabladas agujas.

Ahora, en Montenegro, Fischer traía una novedad, cargada con su fuerte sel lo ima­ginativo; la invención de un programa que permitía la acumulación de tiempo en el reloj con cada movimiento ejecutado so­bre el tablero de juego. Es deci r, ante cada jugada rea lizada el reloj le "regalaba" (adi­cionaba) segundos (tiempo) al plazo res­tante que tenía el maestro para cumplir con el control de tiempo. Esto evitaba los clásicos apuros de tiempo que sufren los ajedrecistas a l final de las partidas. E l sis­tema Fischer, así patentado por su creador, tuvo fuerte aceptación entre los jugadores y rápidamente fue bautizado por los aficio­nados y expertos como El reloj del futuro.

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Sin duda que la palabra de "El viejo" Mi­guel Najdorf, fa l lecido en el Hospital Cl ín i­co Universitario (en Málaga), el 4 de ju l io de 1 997, aún guarda peso a la hora del recuerdo sobre este tema. Reflotemos una anécdota.

Ese 2 de septiembre, a miles de kilómetros de la sala de juego -en el hotel Maes­tral-, Don Miguel estaba reun ido junto a un grupo de maestros y jóvenes aficiona­dos en uno de los salones del Club Argen­tino de Ajedrez, la h istórica sede del match por el Campeonato Mundial que disputa­ron en Buenos Aires, en 1 927, el cubano José Raúl Capablanca y el francés, de ori­gen eslavo, Alexander Alekhine. En una de sus salas aún se conservan la mesa, el jue­go modelo Staunton, el reloj, los s i l lones y las plani l las completadas de puño y letra por los propios protagonistas. Esa tarde,"el viejo" estaba visiblemente entusiasmado con la invención del Reloj Fischer. Por eso dijo lo sigu iente:

"La importancia del tiempo en el ajedrez es mucha. Seguramente Fischer no estuvo ajeno a esta preocupación pese a los vein­te años que l leva s in jugar en públ ico y diseñó este reloj especia l que le da al juga­dor mayor tolerancia y evita las frecuentes derrotas por tiempo. Me parece un gran avance, unido a la el iminación de las parti­das suspendidas. Nos encaminamos hacia el Ajedrez del futuro':

Como era habitual en Najdorf, una historia no podía terminar sin una anécdota y con una sonrisa pícara comenzaba a recordar ...

"Antiguamente se jugaba sin reloj y una partida se prolongaba hasta el infin ito ... Más tarde apareció como solución el reloj que conocemos todos, que l levado al n ivel magistra l equ iva le a una maquin ita que permite hacer 40 jugadas en dos horas . . . Pero el ajedrez t iene otras modal idades, como el ping-pong, que se juega a S o 7

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minutos. Al que se le cae la aguja pierde por tiempo ... Como ven, el tiempo es otro de los protagonistas en el juego. Hay mu­chos grandes maestros que pensaban mucho y después perdían partidas que te­nían prácticamente ganadas, como Viktor Korchnoi, Samuel Reshevsky, y entre nues­tros jugadores Osear Pan no. Recuerdo que el excampeón mundial e incomparable docente del ajedrez ruso, Mikai l Botvinnik decía: "Para hacer la jugada 40 hay que disponer no menos de tres minutos en el reloj; es la más importante de la partida'; señaló Najdorf, que con una espontánea sonrisa marcaba el final de la anécdota.

Luego, como para no olvidar de subl imar su ego, mientras caminaba buscando la sa l ida del club, "El Viejo" completaba: "Ju­gadores como Kasparov, Anand, Fischer o yo nos hemos caracterizado por jugar muy rápido ... y s in tener demasiado en cuenta el reloj ... " y otra vez la estridente carcajada retumbaba en los pasi l los tras sus tenues pasos.

En tanto, en Sveti Stefan a las 1 S.34 horas en punto, Robert James Fischer, conduc­tor de las piezas blancas, y Boris Spassky estrechaban sus manos a modo de santo y seña del comienzo del juego. Aquel la escena marcaba el regreso de Fischer al ajedrez, era el fin de una época de miste­rios, tras veinte años de ausencias de es­tar alejado del juego que mejor juega y que más le gusta. El árbitro del match, el a lemán Lothar Schmid, el mismo que di ri­giera aquella final en Reikiavik veinte años atrás, se acercó hasta los riva les y puso en marcha el Reloj Fischer.

Tras la l luvia de flashes, ansiosos por cap­tar el movimiento in icial del juego, el nor­teamericano se incl inó hacia adelante, y sobre el tablero le susurró de manera cómplice al viejo Oso ruso:"Boris, aguarda­ré los tres minutos reglamentarios que tie­nen los fotógrafos y después ejecutaré mi

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jugada': Spassky respondió con una media sonrisa. Apenas un leve movimiento de su labio fue el gesto de conformidad.

A las 1 S.34 horas. Fischer ejecutó "The best move" (la mejor jugada) como él mismo define el movimiento e4 o Peón Cuatro Rey, segú n se trate del sistema a lgebrai­co o descriptivo. Este ú ltimo fuera de uso, pero que algunos nostálgicos uti l izan aún para transcribir los desplazamientos de los trebejos.

Después de SO jugadas y seis horas con 49 minutos de partida, de una Apertura Ruy López, Fischer se imponía a Spassky y des­pertaba admiración entre sus segu idores. Volvían los fantasmas de su leyenda. Fis­cher había resurgido desde el fondo de los misterios. Pero acaso fue sólo una i lusión, un sueño efímero de corto a l iento, porque diez días más tarde, Spassky se adelanta­ría en el score y el juego de Fischer daría muestras de vu lnerabil idad.

Aunque luego el norteamericano tomó las riendas y dio vuelta el marcador pasando cómodamente a l frente, muchos maestros señalaron que sus victorias l legaron como consecuencia de los errores de su rival, más que producto de sus propias virtudes.

Si bien Fischer no pasó sobresaltos con el manejo del tiempo durante el match en Sveti Stefan, no fue menos cierto que ex­hibió un ajedrez inqu ietante; su juego fue un remedo de las ideas util izadas hacía ya veinte años.

En definitiva, Robert James Fischer necesi­tó de 63 días -entre el 2 de septiembre y el S de noviembre de 1 992-, y de 30 partidas, para completar las diez victorias frente a un debil itado rival, y ta l vez enfer­mizo, Boris Spassky, no 1 03 del mundo.

A modo de resumen los primeros once juegos (hasta a lcanzar la quinta victoria)

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se desarrol laron en la isla Sveti Stefan; en tanto, a partir de la duodécima partida el duelo se trasladó al Centro de Sava, en Bel­grado, hasta completar la décima victoria que l legó con el trigésimo juego. El resu lta­do final del match fue de 1 O victorias para Fischer, S para Spassky, con 1 S empates.

El desenlace del encuentro dejó dos sen­tencias: el fin de veinte años de soledades y misterios de Bobby Fischer y la confir­mación de que éste ya no era el mismo de antes.

El sábado 28 de noviembre de 1 992, con más dolor que tinta, Miguel Najdorf es­cribió en su columna semanal del diario Clarín:

"Quizá no debería escribir esta nota. Como en todas las competencias también el aje­drez tiene sus fans y debo hablar sobre lo que significó el match Fischer vs. Spassky. No hay duda de que Fischer, debido a sus rarezas fuera del tablero, despertó enorme entusiasmo y logró una suma de incon­dicionales, probablemente la más grande del mundo del ajedrez. Por razones per­sona les (o desconocidas) Bobby se retiró 20 años de los tableros. No compitió en ningún certamen oficial . La prensa uti l izó su ausencia dando a veces noticias falsas para acrecentar su mito. Veinte años es mucho tiempo. Mis hijas, psiquiatras, me decían:"Papi, un día Bobby volverá a jugar, su vanidad no le permite quedarse en el ostracismo" y tenían razón. Veinte años después, a los 49, volvió. Por cifras fabu­losas y ante qu ien fuera su ú ltimo rival en la cima de sus éxitos: Boris Spassky. Éste también, después de veinte años, mira al ajedrez con cierto escepticismo. Los más al legados a Fischer h icieron de todo en esos 20 años para que regresara. Debo confesar que yo era pesimista con respec­to a su retorno. Pero ... en fin ... volvió ... y no es el mismo de antes. El avance y el em­puje que tuvo el ajedrez en estos 20 años

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lo cambió casi radica lmente. La l legada de las computadoras, del profesionalismo en ajedrez, las exorbitantes cifras que se pa­gan en premios, etc. Al period ismo y a los d i rigentes les interesa mantener el "mito de Bobby Fischer'; eso les da mucho d ine­ro, pero como ajedrecista debo deci r que Bobby fue genial, pero ahora juega como muchos otros maestros.

Le pregunté a Kasparov qué opinaba y me dijo: "No me fijo en su persona sino en sus partidas, y ahora, éstas son muy pobres': Hace un mes Fischer y Spassky jugaron 30 partidas en la ex Yugoslavia y sólo algunas tuvieron destel los. Debo reconocer que a todos nos conviene este tipo de encuen­tros, hay más movimiento y aparecerán nuevos mecenas. Ahora se habla de un match Fischer vs. Kasparov. Garry me dijo: "Por mucho d inero me conviene. No sería un match, s ino un juguete para mí': Opino distinto, creo que ganaría Kasparov, pero no le resu ltaría tan fácil ':

Así opinaba el viejo Miguel Najdorf, con suficiente autoridad para deci r aquel las cosas, aunque le causaran dolor escribi rlas y hacerlas públ icas. Es que Najdorf siem­pre admiró a l excéntrico Bobby Fischer, un joven con el que compartió muchas anéc­dotas ...

Un luminoso día de verano la ciudad bal­nearia de Mar del Plata, en 1 9S9, resplan­decía con todos sus colores. Un joven de 1 6 años, enjuto, delgado, con una camisa con estampados dibujos de palmeras se d irigía a grandes pasos hacia el restauran­te del Hotel Provincial . El maitre le cortó el camino y le indicó que con esa indumen­taria no podía permanecer en el recinto. Se quedó perplejo. Trepidó por unos instan­tes, pero pronto recibió ayuda.

"Tuvimos que sa l i r a comprarle un traje -contó Najdorf una noche durante una cena con maestros y periodistas-, porque

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nos dijo que no tenía otra ropa. Recuerdo que íbamos caminando por la cal le cuan­do de pronto Bobby se detuvo y me pre­guntó cuántos trajes tenía; en ese momen­to le contesté cualquier cosa:"No sé ... u nos setenta'; y seguimos caminando en busca de una tienda para comprarle un pantalón y un "saco':

Habían pasado como seis o siete años de esta historia cuando nos volvimos a ver en Yugoslavia. Vino corriendo a verme y en­seguida me dijo,"Najdorf, usted es el ún ico maestro en el mundo que me gana'; y an­tes de que reaccionara agregó, "ya tengo sesenta trajes" y se fue feliz con u na sonri­sa y tan veloz como había l legado.

Najdorf, mirando a su entorno, preguntó: ¿Saben lo que hacía? ... el si lencio general no interrumpió el final de la anécdota. Cuando jugaba en los países social istas, que por aquel los años no daban premio en dinero, entre sus peticiones Fischer exi­gía a los organ izadores que para participar le debían rega lar a lgunos trajes ... (risas).

¿¿·��

El juego de las escondidas

Tras la final ización del match en el Centro de Sava, en Belgrado, Fischer decidió ex­tender su estancia en esa ciudad pese a la crisis social y económica que avanzaba por los distintos centros del país. Durante varios meses se alojó en el hotel lnterconti­nental y a l l í compartió varias horas con su pareja, la joven húngara Zita Racsanyi, casi 30 años menor que él; acaso, poniéndole toda la l íbido a la planificación de nuevas aventuras; h istorias con final de a dos.

Zita y Bobby soñaron con la formación de una fami l ia y la construcción de una vi­vienda con forma de torre de ajedrez, en algún punto de Hungría. El amor una vez

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más daba muestras de su poder omnipo­tente con el que se baña todo aquel que alguna vez lo haya gozado.

Aunque Bobby se paseaba muy poco ante los ojos de extraños, se supo que estaba algo fastidiado con los organizadores de su ú ltimo match ante Boris Spassky, ya que tras los descuentos, gastos, comisio­nes y honorarios, a sus bolsi l los l legaron mucho menos de dos mi l lones de dólares estadounidenses, de los 2.500.000 dólares originariamente pactados a comienzos del encuentro.

Tal vez Fischer, por entonces, especulaba con recuperar parte de los agravios su­fridos mediante las nuevas ofertas que a diario le hacían. Desde los siete mil lones de dólares para jugar un match ante Judit Polgar, o los casi diez por enfrentarse con Anatoly Karpov y hasta cerca de veinte mi l lones para disputar un match con Ga­rry Kasparov. Fischer desconocía que su entorno mafioso lo embaucaba con fa lsas promesas val iéndose del candor de sus sueños.

A mediados del año siguiente, junio de 1 993, Bobby abandonó el hotel y se fue en busca de un nuevo destino, alejado de los periodistas y de las gafas negras de los agentes del FBI que ya, sigilosamente, lo vig i laban. Su entorno le comunicó que existía una orden de detención expedida por el gobierno norteamericano por haber violado el embargo comercial decretado por la ONU sobre Serbia y Montenegro. El hotel Aguamarin de Kanjazin, en Voivodi­na, fue el nuevo lugar escogido para vivir en la semiclandestin idad. Un semanario alemán "Stern'; fue uno de los pocos me­d ios internacionales que logró fotografiar por ú ltima vez a Fischer en su estancia en tierras yugoslavas.

Entre 1 994 y 1 996, la figura de Robert Ja­mes Fischer, con una calvicie cada día más

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pronunciada, cubierta generalmente con una gorra y un abdomen cada vez más turgente, comenzó a desplazarse como un espectro por las distintas ciudades del mundo. En los cenáculos del ajedrez exis­tían comentarios que había sido visto pa­seándose por Alemania, Hungría, España, Japón, Fi l ipinas, Brasi l y la Argentina .. .

¿¿j·ó� Buenos Aires

Lunes, 17 de junio de 1996

Aeropuerto Internacional Ministro

Pistarini (Ezeiza}

El vuelo 1 1 65 de Aerolíneas Argentinas, con escalas previas en las ciudades de Francfurt y Madrid, fue el elegido por Ro­bert James Fischer para rea l izar su quinta visita a la Argentina; un país que lo sedujo desde su primera estancia, hacía ya más de 35 años.

Fue en 1 959 cuando Bobby hizo su debut ajedrecístico por las tierras del gaucho y el tango; a los 1 5 años participó en el Magistral internacional Ciudad de Mar de Plata, en el que alcanzó una destacadísima actuación (compartió el tercer y cuarto puestos), y, un año más tarde, l legó a la vanguardia, aunque no le favoreció el sis­tema de desempate, junto a un gran maes­tro ruso, l lamado ... Boris Spassky.

Habían transcurrido treinta y seis años del recuerdo, cuando a las 8.48 horas de ese lu­nes de junio, con más de noventa minutos de retraso, la aeronave que traía a Bobby Fischer se posó sobre el Aeropuerto de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, el bastión pol ítico más importante del país. El escenario se completaba con un entor­no de vientos que volvían más cruda la fría mañana de otoño, con 4° C de temperatu­ra y con algunos centígrados por debajo de cero de sensación térmica.

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Por extraño que parezca, muy pocos pe­riodistas montaban guardia en el hall del aeropuerto aguardando la l legada del ex­campeón mundial de ajedrez. ¿Qué estaría ocurriendo?, ¿Sería, acaso, u na maniobra del poder pol ítico de la Argentina para tra­tar de ocultar a Robert James Fischer, de la búsqueda de la lnterpol? Fue infructuosa la tarea de querer l legar hasta Bobby; to­das las puertas de acceso fueron cerradas con una respuesta ún ica: "Area Restringi­da':

Rodeado de protocolo, comitiva y seguri­dad, Bobby Fischer, de 53 años, invitado a este país por el Instituto del Deporte Bo­naerense, fue entubado en un auto con patente oficial y vidrios polarizados, que lo aguardaba en la misma pista de aterrizaje de Ezeiza; la escena causó a lgún escozor.

Esas imágenes, con hombres de negro uniformados y armados, se asemejaban a la historia más oscura vivida en ese país, veinte años atrás, cuando un mal l lamado Proceso de Reorganización Nacional l legó al poder en 1 976 y se fue siete años des­pués, dejando 30.000 desaparecidos, casi 700 muertos en una guerra en el Atlánti­co Sur, en las Islas Malvinas, y un país des­vastado en lo económico, social y cultura l con una deuda externa septupl icada; un s iniestro corolario para resumir el legado de la ú ltima dictadura mi l itar que azotó a la Argentina.

S in cruzarse con n ingún pasajero, s in ver n ingún flash fotográfico, Fischer fue l iteral­mente sacado del aeropuerto; muy pocos fueron los kilómetros que me permitieron seguir de cerca a esa fila de autos, cuyos acompañantes, con amables señas, me in­vitaron a cambiar de ruta; por razones de seguridad que se mezclaban con el miedo vi como poco a poco aquel auto de color oscuro cada vez se alejaba más de mi .

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Bobby eludió todo contacto con el públi­co, la prensa y se marchó. Fue l levado hasta una casa en la local idad de General Pache­co, propiedad de un conocido productor de TV, cuyas in iciales son M. E.

Al l í a lmorzó carne (asado) con ensalada y, sin quitarse el jean, la camisa clara ni el camperón de cuero marrón dio un paseo por el verde pred io. E l excampeón mun­dial aguardaba una señal de la Casa de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires para reunirse con el gobernador Eduardo Duhalde, conocido aficionado al ajedrez. La l lamada l legó esa misma noche y a la mañana sigu iente Fischer posaba para las fotos, jugando una partida en el despacho del Dr. Duhalde.

Al l í nos encontramos todos, la prensa ge­nuina y el aparato de la Gobernación. Po­díamos acceder a uno de los despachos en grupos, pero s in emitir pregunta alguna; sólo los fotógrafos hacían l ibremente su tarea.

Poco pareció importarle al caudi l lo pol íti­co que aquella mañana, en vísperas del co­mienzo del invierno, su figura se mostrara en públ ico ante un prófugo de la justicia norteamericana y que en la principal foto apaisada en la tapa del diario El Día, del 1 9 de junio d e 1 996, se le viera junto a Fischer, sonriente entre torres y corceles grabando el recuerdo para la h istoria.

Al norteamericano se le notaba ansioso por real izar en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el lanza­miento mundial de su ú ltima invención, el Fischerandom. Una nueva manera de jugar ajedrez respetando todos sus elementos, tablero, piezas y reloj, pero modificando desde el comienzo la posición original de los trebejos mediante u n artefacto que sorteaba el escaque seleccionado para cada pieza. De esta manera se evitaba la intromisión de las computadoras en el rei-

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no del ajedrez, eludiendo toda la teoría del juego que acumulaba más de cinco sig los de historia documentada y cuya volumi­nosa información, ahora, puede almace­nar un ínfimo chip. Con un reducido match de exhibición entre los maestros Eugenio Torre, de Fi l ipinas, y Pablo Ricardi, de la Ar­gentina, se descubrirían los primeros se­cretos del inéd ito juego.

Sin embargo, Bobby Fischer, que había sido tentado por un gran maestro argen­tino con una oferta de aproximadamente 1 00.000 dólares por la presentación de su flamante creación, jugaba ahora sobre la mesa de la negociación el juego que más le gustaba; presentaba por escrito sus exi­gencias para formalizar el lanzamiento del Fischerandom.

Acaso muchos d irigentes dudaron que Fischer, sobre qu ien pesaba una orden de captura de la lnterpol, se atreviese a mos­trarse en públ ico. Se equivocaron, Bobby se exh ibía desafiante ante la prensa y sólo esperaba el pago prometido. Por eso con inmediatez hubo que seducir a los auspi­ciantes e interesarlos en apoyar el match del Fischerandom; una vez más la improvi­sación le ganaba una batal la a la desorga­nización e idiosincrasia argentinas.

Para el miércoles 1 9, por la tarde, fue anun­ciada la conferencia de prensa de la pre­sentación del match en el Museo Arturo Jauretche del Banco de la Provincia de Buenos Aires, la entidad financiera condu­cida pol íticamente por Eduardo Duhalde; una especie de "caja chica" para cubrir los gastos del Partido Justicia l ista de la pro­vincia bonaerense.

La convocatoria resultaría una nueva ma­nera de descubrir y medir el carisma de Robert Fischer, tras 25 años de ausencia en el país, desde su ú ltima visita para disputar el match de Candidatos con el armenio Ti­gran Petrosian, en 1 97 1 .

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Sin embargo esta vez, y de manera extra­ña, gran parte de la prensa local e interna­cional faltó a la cita; sólo algunos nostálgi­cos ajedrecistas devenidos en periodistas se acercaron hasta el local ubicado en el centro de la ciudad, a escasos trescientos metros de la Casa de Gobierno. N inguno de los grandes maestros argentinos se mostraron en esa ocasión. ¿Celos?, ¿ Ind i­ferencia? Ta l vez, lo cierto es que la princi­pal sala del museo, con capacidad apenas para 90 personas sentadas, mostraba visi­bles claros y una duda, ¿sobraron butaca� o faltó públ ico?.

Fischer entró en la sa la vestido con un jean negro, camisa clara con rayas muy delgadas azules y blancas, corbata a tono y el camperón de cuero marrón; camina­ba y l levaba un portafolios aferrado con su puño derecho. También lucía sobre su cabeza un chamberro, un sombrero que le había regalado su amigo, el gran maestro Miguel Quinteros.

Justamente Quinteros había sido el en­cargado de organizar el operativo retorno de Fischer a la Argentina. Con una hábi l jugada sobre el tablero de las sutilezas, El

Negro, como lo l laman sus colegas, partió en la búsqueda de Fischer l levándole u n regalo autóctono del país, un sombrero d e cuero por e l q u e pagó 7 0 dólares. Cuando Bobby tuvo en sus manos el presente se emocionó tanto que nunca más mostró su calvicie a la luz del d ía; de pronto, el som­brero se convirtió en un fiel acompañante de todos sus viajes. Fischer lucía el regalo con la fel icidad radiante de un niño y un corazón cargado de agradecimientos.

En Hamburgo, previo a la escala en Ma­drid, y con destino final a Buenos Aires, de forma imprevista Fischer le d ijo a Quinte­ros: "Miguel, espérame, enseguida vuelvo': Cuando la demora se transformaba en pre­ocupación la enorme figura de Fischer se dejó ver con un envoltorio en sus manos.

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"Esto es para ti, qu iero ser yo el que ahora te haga un regalo': Quinteros desenvolvió cu idadosamente el obsequio y descubrió en un pequeño estuche un reloj Rolex Pre­sident, va lorado a lrededor de 1 O mi l dóla­res. Era un tributo al gesto de la compra del sombrero. Una jugada más, típica del sello y el candor de Robert James Fischer.

Este era el lado de sencil lez e ingenuidad de la personalidad de un genio, con cora­zón de ch ico; una actitud que sólo advir­tieron y compartieron los que integraron su círculo de íntimos amigos. Una más, y van .. .

En la noche previa a la conferencia de prensa en el museo Jauretche, un grupo de maestros y d i rigentes invitaron a Fis­cher al restaurante "Pizza banana'; en uno de los barrios más lujosos de la capital de Buenos Aires. Durante la cena Fischer sólo había hablado de temas relacionados con el ajedrez y su mayor preocupación pare­cía ser cómo demostrarle a los aficionados del mi lenario juego que las 1 70 partidas d isputadas por Anatoly Karpov y Garry Kasparov, entre 1 984 y 1 990, habían sido amañadas; indudablemente, el recuerdo lo atormentaba y estaba dispuesto a es­cribir un l ibro, con anál isis minuciosos de cada una de las partidas.

Esa noche, a l final de la cena, una porción de pizza --de jamón y mozzarel la-- se enfriaba a la vista de todos, pero nadie parecía estar dispuesto a dar el zarpazo para cogerla. Después de una larga me­ditación Fischer, que evidentemente aún conservaba el buen apetito, pergeñó un p lan de preguntas y de respuestas con cada uno de los comensales, ofreciéndoles que se sirvieran la ú ltima y ún ica porción de pizza. Nadie dudó; todos rápidamente advirtieron que Bobby quería servi rse esa porción, por eso uno a uno rechazaron la invitación; con el ú ltimo no, en el rostro de Fischer se dibujó una sonrisa igual que la

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de un niño con juguete nuevo. Su boca se abrió hasta lo posible y en dos mordisco­nes trituró aquel la porción.

Qu izás, muchos no lo com prendan o no les parezca algo relevante, pero esa era otra acción que pintaba de cuerpo entero el comportamiento y actuación casi infanti l de Fischer, pese a sus 53 años; exhibiendo sus dudas y sus temores para evitar hacer el ridículo ante los demás. Sin embargo, ese mismo personaje acostumbrado a mostrarnos gestos altruistas, inocentes e infantiles era el mismo, capaz de mostrar su lado más oscuro cuando a lgo conse­guía perturbarlo.

Acaso algo de el lo sucedió cuando desde lo más profundo de sus ojos azules cla­ros partió una mirada intimidante y de aversión dirigida hacia la platea semide­sierta del museo Arturo Jauretche, mien­tras avanzaba hacia el escritorio; el lugar elegido para la conferencia de prensa y anuncio del lanzamiento mundial del Fis­cherandom.

Bobby Fischer captó rápidamente que la convocatoria de su figura había perd ido popularidad desde su última visita a l país, veinticinco años atrás. Por eso, junto con cada paso en su caminata hacia el esce­nario, tal vez fue descubriendo que la falta de interés del públ ico y de la prensa eran un claro síntoma del fracaso de un proyec­to antes de su nacimiento. Incluso en ese mismo momento debió advertir que el pago por la presentación oficial de su in­vención tampoco se haría rea l idad; y él no estaba dispuesto a donar sus derechos de autor por el nuevo juego.

A las 1 9 horas en punto, con algo más de media hora de retraso, Bobby se sentó frente a la sala y dejó que los fotógrafos y aficionados descargaran los flashes de sus cámaras sobre su rostro pál ido y ne­cesitado de sol. Algunos minutos después,

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ya como si se tratara de una nueva manía cada vez que tenía un micrófono frente a su boca, comenzó con una serie de insul­tos, un ataque por viejas historias.

A pesar de su buen manejo del idioma castel lano, Fischer comenzó la charla en ing lés, a l acompañarle una intérprete fe­menina; una mujer que jamás olvidará los momentos de tensión que padecería esa tarde frente a una aud iencia absorta.

Bobby el igió el discurso de la agresión, con ciertos rasgos de paranoia, para la presentación de su show. Porque cuando todos aguardaban los comentarios sobre el Fischerandom, el excampeón mundia l abrió su portafol ios, tomó un l ibro y se despachó hablando de su clásica obra 1/Mis 60 mejores partidas'; editado en 1 969, manifestando que había sido re-editado sin su consentimiento y con intenciones de hacerlo pasar por un tonto.

11Me cambiaron la palabra lldefendersell por ��replegarse': Si uso la palabra defenderse no voy a repetirla en la misma página por­que eso es mal uso del lenguaje. Ni a Hitler, que yo sepa, le cambiaron las palabras de Main Kempf ': Fischer se refería a la obra 11Mi Lucha'; el l ibro capital del genocida nazi, que por un valor de S dólares acababa de convertirse en el l ibro más vendido en las l ibrerías de Turquía y amenazaba con ser un best seller. Fischer también se mostró enojado con una editoria l ing lesa a la que acusaba de haberle cambiado el color de las cubiertas de uno de sus l ibros. ��uste­des lo pueden ver, aquí el los cambiaron el color blanco por el negro; la intención es hacerme aparecer como un personaje oscuro y tenebroso':

Poco a poco las sonrisas se fueron apagan­do y aquel grupo, decenas de personas para los que alguna vez ese personaje ha­bía sido su ídolo deportivo, comenzaron a mirarse de manera patética. Fischer, histé-

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rico e indomable, se convirtió en el actor principal de ese sainete. Continuó queján­dose por no haber cobrado ningún peso en derechos por aquel l ibro en ing lés, ni por un CD con sus partidas, n i por la pelí­cula En busca de Bobby Fischer.

"El gobierno de Estados Unidos no hace nada por proteger mi propiedad intelec­tua l pero tiene hipocresía para criticar a la China comunista por hacer lo mismo. El secretario de comercio norteamericano, Mickey Cantor, no hace nada, todos cono­cemos su origen; debe estar bai lando en una sinagoga':

Evidentemente, a estas alturas, la traduc­tora no podía creer lo que escuchaba y hacia denodados esfuerzos por reproducir las frases bajándole el tono a los dichos de Fischer, pero éste, que domina perfec­tamente el español, cargaba con mayor tensión aquel espectáculo remarcándole las correcciones constantemente para que la traducción fuera exacta, incluso con sus insu ltos.

La conferencia terminó de manera abrup­ta, previo anuncio de que el 1 2 de ju l io, en el Pasaje Dardo Rocha, en la ciudad de La Plata, se realizaría el lanzamiento oficial del Fischerandom, con la d isputa de u n match entre los maestros Eugenio Torre (Fi l ipinas) y Pablo Ricardi (Argentina), los dos ajedrecistas seleccionados para la ex­hibición.

Tras la clausura de la ceremonia, Fischer se levantó apresuradamente y amagó con sal ir corriendo de aquella sala. Tal vez em­pujado por los fantasmas de sus años de juventud, recuerdos de su época de desa­fiante al poder soviético. Pronto advirtió que ya no era necesario. Por unos instantes intenté detenerlo, averig uar o descubrir alguna punta periodística para mi cróni­ca, pero fue imposible. Bobby estaba fatal aquella tarde.

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"iMiguel ! ... iOuinteros!.. .':, a los gritos des­pertó la atención de su colega argentino exigiéndole que le l lamara un automóvil para huir de ese lugar que ya lo hartaba. Intenté calmarlo, lo miré a los ojos y le d ije.

"Bobby, hay un auto con chófer aguardán­dolo afuera': Creo que n i me escuchó. No se detuvo para las fotos ni para los autó­grafos. Esta vez tampoco le rogaron de­masiado, algo se había roto en el romance con su públ ico. Historias de amores y de odios con más de treinta y cinco años de inacabable paciencia.

Fischer comenzaba a perder otra partida, acaso, si lenciosa y dolorosa; la de un juego que nace natura l y espontáneo. La partida de los afectos. Esta vez el públ ico que tan­tas veces lo vitoreó y aclamó se marchó en si lencio. Abrumado, confundido. Fischer cruzó la cal le, s in saludos y s in aplausos. Noté que la gente ya se había cansado de perseguirlo ...

El fugitivo

Finalmente el anunciado match de lanza­miento del Fischerandom jamás se concre­tó. Fue postergado una y otra vez, con ar­gumentos falaces, burlándose de la prensa y la paciencia de los aficionados.

Los rumores de varios frentes de informa­ción coincidían en un punto en común, a lguien había percibido un adelanto del pago (treinta mi l dólares) y ese dinero ja­más l legó a las manos de Fischer; Bobby montó en cólera, rompió alguna amistad de más de 20 años y se marchó insu ltando a los cuatro vientos. El excampeón mundial sólo confió en el gran maestro ítalo-argen­tino Carlos García Palermo, a l que le pidió que lo acompañara hasta el aeropuerto de Ezeiza; Fischer quería hu i r de la Argentina.

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Se sentía estafado y defraudado por sus amigos.

Bobby regresó a Europa, y muy poco se co­noció de él. Rumores, comentarios, nunca más una foto de su rostro volvió a verse en algún medio periodístico; a partir de en­tonces comenzó a vivi r como un fugitivo . . .

Tal vez la semejanza con la exitosa serie televisiva, un thri l ler de los años sesenta, protagonizado por David Janssen, en el rol del Dr. Richard Kimble, q ue era persegui­do por el inspector de policía Barry Mor­se, en el papel del sargento Phi l ip Gerard, y cuya historia con diferente guión fuera l levada al cine treinta años más tarde, con las actuaciones de Harrison Ford (Kimble) yTommy Lee (Gerard), pueda encontrar al­gún punto de coincidencia con las tribu la­ciones que acompañaron a Fischer duran­te casi una década. Es que hasta el d ía de su detención, en el aeropuerto de Narita (Japón), el 1 3 de ju l io de 2004, la figura de Robert James Fischer se desplazó como un espectro por los distintos aeropuertos del mundo.

Parte de la cofradía de grandes maestros de ajedrez decían conocer o saber en qué país o ciudad del mundo se encontraba Bobby Fischer; sin embargo, su cuerpo se tornaba invisible para los ojos de cual­quier extraño que se acercaba a sus ocul­tas guaridas.

Se dijo que durante un tiempo convivió en Hungría, con la fami l ia Polgar; hasta la joven Judit confirmó los hechos y aseguró que todavía a los cincuenta y tantos años, Fischer conservaba algo más que la respe­table fuerza de juego de un gran maestro. Sin embargo se negó a comentar el resul­tado de sus juegos con Fischer. El misterio aún perdura.

Otros, en tanto, a l imentaron la leyenda que nació con el encuentro de Bobby Fis-

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cher con el prodigio húngaro Peter Leko; dicen los más atrevidos que el america­no lo aconsejó y ayudó a perfeccionar el estilo del joven maestro, de sólo 20 años. Casualidad o avatares del destino, poco tiempo después, un Leko firme y seguro comenzó a observarse a cada paso por los principales certámenes del ca lendario de la F I DE. Un lustro después, Peter Leko se ubicó entre los cinco mejores ajedrecistas de la el ite; entre sus logros más destaca­dos figuraron la conquista de los torneos de Linares y Dortmund, y el empate en la fi nal por el Campeonato Mundial oficioso (ante Kramnik, en Suiza); sin duda, una cla­ra señal de los avances del joven magiar.

Leko ha hablado poco desde entonces sobre sus encuentros con Fischer; ape­nas se refirió a sus charlas, a sus ganas de conocerle, pero no dijo absolutamente nada sobre los anál isis compartidos de las partidas. Por el contrario no hubiese sido nada extraño que Fischer le transmitiera algunas enseñanzas, ya que en otro paso por Hungría, Fischer se reunió con el gran maestro argentino Gerardo Barbero y am­bos compartieron largas horas de charlas, estud ios y anál isis. ¿Por qué razón Fischer no habría hecho lo mismo en los hogares de Leko y Polgar?.

El fantasma Fischer revolotea entre los es­caques ...

Fue en los años noventa cuando el avance de Internet se convirtió en un boom para el mundo del ajedrez. Es que ningún otro deporte logró adaptarse tan fantástica­mente a la sofisticada tecnología ciber­nética como sucedió con este juego que, a través de la red le permitía, por ejemplo, a Garry Kasparov disputar en tiempo real u na partida frente a más de siete mil lones de aficionados, que podían rea l izar sus movimientos cómodamente desde un ciber, el escritorio de la oficina o desde el l iving de sus casas.

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I nternet les brindaba a los mi l lones de aje­drecistas la posibi l idad de jugar partidas en vivo ante sus ídolos o seguir a l instante los movimientos de un juego que se dis­putaba en cualquier punto distante del planeta.

¿Se imaginan a un amante del automovi l is­mo disputando una carrera o compartien­do el habitácu lo con el múltiple campeón mundial, el alemán Michael Schumacher o con el español Fernando Alonso?, ¿Cuánto pagaría un aficionado al golf por jugar un hoyo con e l norteamericano Tiger Woods, o disputar un rebote con Tim Duncan o Michael Jordan, o patear/e un penal a Ol í­ver Kahn o l ker Casi l las ?

El ajedrez, como ningún otro deporte, sacó máximo provecho de la gran aldea global,

como la definió Bi l l Gates, a la interco­nexión de ordenadores. Eran tiempos en los que comenzaron a prol iferar los d istin­tos clubes de ajedrez virtual . Hasta el chat, una herramienta de Internet, se adaptó a l reino de los trebejos, para que los maes­tros ofrecieran conferencias o enseñanzas a través de la red.

Pero retornemos a los clubes. Algunos permitían a los aficionados y expertos -con costes gratuitos- disputar partidas con otros pares sin importar en qué punto de la Tierra se ubicaran, con la ún ica con­dición de contar con un PC y un módem para ingresar en la sala vi rtual de juego. Con muy pocos requisitos los ajedrecis­tas conseguían asociarse a las entidades virtuales con una condición insoslayable, la invención de un nick (apodo). Esta cláu­sula que da cierta privacidad al jugador, para que ocu lte su identidad y así evitar el constante flujo de invitaciones para ju­gar partidas ante entusiastas aficionados, también permite que en otros casos al­gún desprevenido aficionado se trenzara en una disputa con un fuerte profesional. Algo que podría ser fácilmente advertido

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si su rival también fuera otro experto. Por el lo, los maestros de la el ite intercambian sus n icks y juegan sólo partidas entre el los, aunque hubo una excepción ...

Un día un desconocido nick l legó hasta lo más a lto del puntaje del I nternet Che­ss C lub ( ICC), uno de los c lubes de ajedrez en Internet; parecía invencible hasta para los más expertos. Tenía una curiosidad, sus partidas con piezas blancas siempre comenzaban con el movimiento 1 f3 se­guido de 2 @f2. ¿Quién sería semejante genio del ajedrez, capaz de desafiar a los mejores jugadores del mundo, con movi­mientos novedosos y con un profundo co­nocimiento de la historia del juego?.

En septiembre de 2001 , el gran maestro britán ico N igel Short, por entonces de 36 años, l legó a la Argentina para participar en el Magistra l Najdorf. Después de com­partir una cena regada de un exquisito vino Malbec, el ing lés comenzó diciéndo­me:

"Creo que l legó el momento de romper el si lencio. Es un secreto a voces en el am­biente de los ajedrecistas que Bobby Fis­cher está en la red jugando partidas rápi­das, y yo puedo asegurarte, con la certeza de un 99% de posibi l idades, que fue mi ri­va l durante casi doce meses'; el ex subcam­peón mundial de ajedrez (PCA) me revela­ba por primera vez la pecu l iar experiencia de haberse enfrentado, monitor mediante, con uno de los más grandes ajedrecistas de la historia, el norteamericano Robert James Fischer. Según Short la posibi l idad del chat ( intercambiar mensajes escritos por la Red) le permitió conocer cada vez más al invisible rival y, así poco a poco fue el iminando las sospechas. ¿En verdad, es­taré jugando ajedrez con Bobby Fischer?, me preguntaba Ni gel mientras me clavaba la mirada de sus ojos claros; y sin pausas, el joven nacido en Lancashire e hincha del Manchester Un ited, se respondía:

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"En primer lugar esa persona que juega con varios seudónimos tiene un conoci­miento enciclopédico de cada acción del pasado de Fischer, tiene un excelente nivel de juego, me gana con faci l idad (risas), he perd ido matches de 8 partidas por scores

escandalosos de 8 a O ':

Sin dar el nombre propio (comprendo que se refiere a otro jugador de la el ite, el es­pañol de origen letón, Alexei Shirov), Ni gel dice que también cayó en las garras del enigmático riva l y que l leva un score des­favorable de 7 a O en partidas a tres minu­tos.

Short, que por entonces tenía 25 años, ca­sado con Rhea, una mujer griega, y padre de Kyvel i ( 1 4 años) y N icholas (6) disfru­taba de las partidas bl itz a 3 minutos en Internet, que le permitían mantener los reflejos vivos e intactos y guardar los sue­ños adolescentes de pel i largo y guitarrista de rock. De aquel lo todavía conservaba el amor por la música y The Beatles. Las sos­pechas de haber sido engañado parecen ser mínimas para el maestro ing lés que cada noche espera a su riva l sentado fren­te a la computadora.

"S i alguien quisiera plagiar a Fischer ya se hubiera dado a conocer, porque esas per­sonas lo que buscan es trascender con sus mañas'; me dice convencido.

Por el lo, Short el igió el diario inglés Sun­day Telegraph, donde es columnista, para anunciar tamaña revelación. Qu izá no haya previsto que en las próximas 48 ho­ras, tras la publ icación de esta noticia en el diario La Nación de la Argentina, el teléfo­no de su habitación del hotel en el barrio Balvanera de la ciudad de Buenos Ai res no cesará de l lamar. Los principales columnis­tas del mundo querrán confirmar la noti­cia. ¿Es cierto que Bobby Fischer volvió a jugar al ajedrez?.

Todo un misterio

Sobre el final de la charla, N igel me rega­ló una ú ltima anécdota. "Yo acostumbro a escribirle (se refiere a su adversario enig­mático y virtual) nombres de rivales que él tuvo en su pasado y de manera instan­tánea me responde el nombre del torneo donde se enfrentaron. Una vez le escribí la palabra Argentina. ¿Sabes lo que me con­testó?, que mantenía buenos recuerdos de ese lugar porque había disputado varios certámenes':

Algunas horas después

1 1 de septiembre de 2001

A media mañana

Las imágenes que l legan a través de la TV desde la ciudad de Nueva York, muestran el impacto, el incendio y desmoronamien­to de una y otra columna de acero y vidrio. Las emblemáticas Torres Gemelas, símbolo del poder norteamericano, se hacen añico y se vuelven polvo a la vista de mil lones de personas ... Asistimos al acto, incrédu los y con horror. Estamos, acaso, frente al mayor espectáculo dantesco de comienzos del siglo XXI.

Si bien algunos años después Michael Moore, con su film Fahrenheit 91 1 nos despertó la duda de lo realmente ocurri­do y de los verdaderos víncu los existentes entre la Casa Blanca y Osama Bin Laden, la sociedad mundial pudo en aquel mo­mento advertir el dolor del pueblo norte­americano y también su sed de venganza. Si hasta su presidente, Georg e W. Bush, se mostró dispuesto a todo, incluso iniciar una guerra en un desierto y matar a ino­centes si fuera necesario ...

Esa noticia de espantos, referida a los pa­decimientos del pueblo norteamericano, logró sepu ltar momentáneamente las declaraciones de Nigel Short referidas al regreso de Fischer a los tableros, con lnter-

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Todo un misterio

net mediante. Sin embargo, en los cenácu­los del mundo de los trebejos y en cada rin<:ón del planeta ajedrez, una pregunta continuaba flotando entre los aficionados y expertos. ¿Será cierto?, ¿Volvió otra vez?

Una emisora fil ipina, Radio Bombo, con­siguió dar con el enigmático ajedrecista. Fischer aceptó un reportaje ante el mismo periodista, Pablo Mercado, con quien ha­bía charlado por última vez el 1 4 de ene­ro de 1 999, trece meses más tarde de los fal lecimientos de su hermana Joana y su mamá Regina. Bobby se val ió del micrófo­no radial para atacar a los judíos y negar el holocausto, entre otros horrores.

En esta ocasión Fischer, que según dio a entender se encontraba en Japón, no esta­ba dispuesto a desentrañar la duda de su regreso a los tableros a través de I nternet; quería hablar de la actual idad mundial y opinar sobre el 1 1 S. Otra vez, Bobby era centro de la escena, y util izando el lado más oscuro de su lenguaje, d ijo:

"Estas son noticias maravil losas ... donde las dan las toman ... alguien debía darles una patada en el culo a los norteamericanos .. �,

la frase sin eufemismos dejó perplejo y sin reflejos al entrevistador. La velocidad de la era tecnológ ica se encargó del resto, y mi­nutos después en todos los PC hogareños podían reproducirse las palabras del vete­rano ajedrecista.

La invasión norteamericana a Afganistán, y más tarde a l rak, a lentó la lucha contra todo lo que se opusiera o quisiera opo­nerse contra el imperio yanqui . Fischer se había sobrepasado del l ímite de las 64 ca­si l las; comenzaba a vivi r una encrucijada. Cada día, sobre escaques cada vez más l imitados. Poco a poco se le fueron cer­cando lo caminos, sus sa l idas fueron más espaciadas y su círculo de movimientos se redujo, con apariciones esporádicas entre Fi l ipinas y Japón.

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Él percibía aquello y por eso no se atrevía a presentarse ni s iquiera a renovar su pa­saporte, que fue actual izado por ú ltima vez en Suiza, en 1 999. Fischer era buscado sigi losamente por la administración Bush; se le habían agotado los plazos de la im­punidad. E l 1 3 de ju l io de 2004 fue arres­tado en el aeropuerto de Narita, Tokio (Japón), cuando intentaba tomar un vuelo con destino a Fi l ipinas para encontrarse con su joven novia, Marilyn Young, de sólo 22 años y madre de una n iña, J inky, que engendraron hacía cuatro años. Bobby nunca reconoció este tema en públ ico, n i tampoco qu iso referi rse a l otro, en el que se asegura que fue padre de u n n iño (va­rón), ocu lto en un país nórdico.

Tras el incidente en el aeropuerto Narita fue trasladado al Centro de Detención de Inmigrantes, en Ush iku, en la afueras de To­kio. Casi nueve meses permaneció privado de la l ibertad y amenazado con ser depor­tado a una cárcel de su país; u n arti lugio legal le permitió eludir la extrad ición.

E l 23 de marzo de 2005, en un vuelo SK 984 de Scandinavian Ai rways, abandonó tierra n ipona con destino a Dinamarca, paso previo a su estancia defin itiva en Is landia. Fischer regresaba al país que lo vio bri l lar 33 años atrás, cuando en 1 972 se consa­gró como el undécimo campeón mundial de ajedrez. Ahora, le daban la bienvenida como nuevo ciudadano islandés.

Fischer lucía un extraño loo k, de barba re­bosada y gorra de béisbol; su rostro era u n remedo d e l enjuto Forrest Gump, personi­ficado en la ficción por Tom Hanks. Cami­naba lentamente, y seguido atentamente por la lente de la TV se le notaba claramen­te excedido de peso, aunque s in conseguir sujetarse el jean que se le aflojaba en la cadera .

Fischer l levaba en su puño derecho el nuevo pasaporte is landés, que lo autori-

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zaba a trasladarse por más de 1 S capita les europeas s in temor a ser arrestado. Dejaba atrás los años de persecuciones y cambios constantes. Dejaba de ser un fugitivo. Su entorno parecía feliz. La euforia lo envol­vía todo ... En un banco suizo permanecían los casi S mi l lones de dólares entre mo­neda norteamericana y monedas de oro, que le permitirían disfrutar de sus ú ltimos sueños. Fischer sonreía, si hasta creyó que había ganado la partida .. .

Un año después ...

En la 37a Ol impiada de Ajedrez, l levada a cabo en Turín ( Ital ia) en mayo de 2006, co­nocí a Ariel, un joven nórdico, fotógrafo de profesión. Cada tarde efectuábamos jun­tos la entrega de nuestros trabajos, él de sus imágenes para diferentes ed itoriales europeas y yo de mis notas para el diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina. Con el correr de los d ías fuimos intercambian­do anécdotas y nuestra amistad maduró y ganó en confianza.

Un día recuerdo que me ganó la curiosi­dad y le pregunté, ya que solía decir que tenía el archivo fotográfico más comple­to de ajedrez, si contaba con imágenes de Bobby Fischer. La sorpresa fue mayor cuando abrió uno sus arch ivos con muchí­simas imágenes, sobre todo de los últimos años del excampeón mundial .

"Me han comentado que l legó muy enfer­mo desde Japón'; me dijo con ese extra­ño acento, mezcla de castel lano e inglés (spangl ish) que unía nuestras conversa­ciones, y enseguida continuó: "Dicen que él no qu iere i r a l hospital porque no confía en la medicina tradicional n i en sus médi­cos; el tema es que durante sus meses en prisión, en Japón, él cree que le han inyec­tado algo en uno de sus brazos. Sus ami­gos quieren convencerlo para que se rea­l ice algunos estudios, pero el sólo confía en su nueva compañera, su esposa Miyoko

Todo un misterio

Watai . Con el la aprendió algunas técnicas y curaciones de Reiki':

-¿Será difícil encontrarlo en Islandia?, le pregunté casi sin i lusión.

--Para nada. A ver ... déjame abrir mi Out­look ... a ver, por aquí. . . sí, acá está. Toma nota, Klappastigur 7, en Reikiavik, esta es la d i rección de su casa, está a dos cuadras del centro comercial .

No era un tema sencil lo emprender un viaje desde la Argentina hasta Islandia. Y mucho menos si el motivo o la razón era ver a Bobby Fischer, que desde hacía más de treinta años no brindaba entrevistas a la prensa. Además, cuando me enteré que e1 9 de marzo de 2007, el día de su 64 cumpleaños, no respondió a la solicitud de entrevista de mi amigo y colega Leontxo García, del diario El País, sentí que mis po­sibi l idades de lograrlo se habían reducido enormemente. Para l legar a Fischer había que eludir un cerco que conformaban: Gardar Sverrisson, Helgi Olafsson, Gud­mundur Thorarinsson, Magnus Skü lason, Saemundur Palsson, Einar Einarsson y Fri­dik Olafsson; los grandes responsables de haber sacado a Fischer de prisión y con­seguirle el pasaporte con la ciudadanía is landesa.

El tema se complicó aún más cuando en septiembre de 2007 me informaron que la insuficiencia renal diagnosticada en el Landspita l is, el hospital de Reikiavik, se había transformado en un osteorsacoma, con metástasis que se había disparado por el h ígado, colon, próstata y riñones.

A Fischer le quedaban sólo S meses de vida.

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Todo un misterio

Jaque mate: el día en que mataron a Bobby Fischer

Existen historias que dan paso a las leyen­das; acaso, ésta sea una de el las, aunque las tribulaciones de su personaje, con in­fancia desangelada, juventud turbu lenta y una vejez sol itaria, despierten miradas que dan pena a la tristeza.

¿¿j·ó� Algunas semanas previas al nueve de

marzo de 1943 • • •

Hace ya casi cuatro años, desde el 1 de sep­tiembre de 1 939, con la invasión alemana a Polonia, que el planeta asiste a la mayor obra de dolor, horror y espanto de toda su historia; la declaración de la Segunda Gue­rra Mundial .

Un conflicto bélico que a fines de 1 945 de­jará un sa ldo de 27 mi l lones de soldados y 25 mi l lones de civi les muertos como con­secuencia de las desgarradoras bata l las que mantendrán los países al iados (URSS, Reino Unido, Francia y más tarde EE.UU), con las potencias del Eje (Alemania, Ital ia y Japón).

Hace diez años que Hitler tomó el poder en Alemania (en 1 933) e instauró el l l l Rei­ch, impulsando el rearme y exacerbando los sentimientos nacional istas; con abe­rrantes persecuciones a judíos, comunis­tas, gitanos y opositores. El tablero político del mundo mostraba claros y evidentes signos de cambios y violencia.

Por entonces, en 1 943, el pétreo ejército nazi dominaba gran parte del viejo con­tinente y el poder del Eje se extendía por Austria, Checoslovaqu ia, Polonia, Dinamar­ca, Holanda, Noruega, Bélg ica, Francia, Gre­cia y Yugoslavia.

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En un secreto a voces, el mundo en si len­cio asistía incólume a l mayor genocidio de lesa humanidad; la matanza de 6.000.000 de judíos en los campos de concentración. Entre tanto, Ital ia (Mussol ini) ocupaba Li­bia y Etiopía y, Japón, con su ataque a la base norteamericana en Pearl Harbor, en diciembre de 1 941 , había despertado a un monstruo dormido; ahora, Estados Un idos tenía motivos para incorporarse a la gue­rra ...

Durante meses Frankl in Roosevelt conser­vó en uno de los cajones de su escritorio, una carta de Albert Einstein, que con cierta dosis de videncia, le envió con el comienzo de la Segunda Guerra; el científico instaba al presidente de los Estados Un idos a apo­yar a un grupo de científicos que investi­gaban la uti l ización de la energía atómica. El ataque a Pearl Harbor, qu izá, a lertó a los l íderes pol íticos y científicos sobre la ne­cesidad y urgencia de la fabricación de la bomba atómica antes de que su fórmula l legara a poder de los alemanes.

Roosevelt autorizó la creación del Proyec­to Manhattan (S- 1 ) y puso al frente del mismo a Arthur H. Compton; pero la juga­da no funcionó, no hubo avances con los primeros ensayos. Mientras tanto, el ejér­cito nazi perdía su condición de imbatible en el campo de batal la, tras varios meses de infructuosa marcha y sitio a Stal ingrado fue derrotado por el Ejército Rojo soviéti­co; los a lemanes capitularon y por primera vez Hitler se mostraba mi l itarmente ende­ble. Acaso, aquel revés se convirtió en el mejor presagio; un síntoma del fin de ta­maña pesadi l la, que comenzaba a desva­necerse tras azotar al planeta durante a lgo más de un oscurecido y triste lustro.

Quizá esto a lentó a la reactivación del Pro­yecto Manhattan, que con la l legada del Coronel Lesl ie Groves, tomó mayor impulso y alcanzó sign ificativos progresos. En 1 942, Groves nombró a Ju l ius R. Oppenheimer,

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un profesor de física de la Universidad de Ca l ifornia en Berkley, a l frente de un grupo de científicos europeos inmigrantes, con dedicación exclusiva a la fabricación de la bomba atómica; el banco de pruebas se trasladó a l desierto de Los Álamos, en el estado de Nuevo México.

Del grupo de eminencias sobresal ían las figuras del alemán Hans Bethe (premio Nobel de Física, en 1 967) y de un físico húngaro, portador de un nombre para recordar . . . Y es que con la desclasificación de algunos archivos secretos por parte del FBI, a comienzos del siglo XXI, su nombre salió a luz junto a una historia de amor, ver­güenza y traición. Los informes fueron pre­cisos y contundentes: Pau l Félix Nemenyi, de nacional idad húngara, judío de rel igión y científico de profesión fue el verdadero padre biológico del mítico personaje: Ro­bert James Fischer; s implemente Bobby.

¿8·ó�

Nace la historia

Hans Gerhardt Fischer, un físico a lemán y agente de la KGB, el servicio de intel igen­cia soviético, casado en Moscú (en 1 933), con una enfermera suiza de rel igión judía, Regina Wender, de 20 años, había viajado a España para luchar contra las tropas fran­quistas durante la Guerra Civi l Española; el sangriento conflicto que entre 1 936 y 1 939 enfrentó a los republ icanos y leales al gobierno de la 1 1 Repúbl ica con los su­blevados o nacionales, bajo las órdenes del genera l Francisco Franco. El mi l itar es­pañol, para a lcanzar la victoria final , contó con el apoyo de los regímenes tota l itarios europeos, Alemania e Ital ia, respectiva­mente.

La guerra civi l dejó un saldo de 500 mi l muertos y la instauración de la dictadura franquista, que se extendió hasta 1 975.

Todo un misterio

Fischer, el espía alemán, eludió caer prisio­nero y huyó como el verde en otoño mucho antes del final de la guerra española; en 1 938 viajó a Moscú, donde lo aguardaba Regina; con el amor del reencuentro se produjo el mi lagro, nació Joana. Cuando el matrimonio comenzó a naufragar, los tres se marcharon hacia Francia, pero el avance de las tropas alemanas los obligó a perge­ñar un plan de escape; buscaron una sa l i­da para l legar a los Estados Un idos. Hans G. Fischer debía continuar con la misión de informar a l cuartel de la KGB de la detec­ción de activistas nazis, Reg ina de subsistir y al imentar a su hija.

El Departamento de Inmigración Norte­americano sólo autorizó el ingreso de la mamá y su pequeña hija Joana; Hans Fis­cher no logró superar el cerco y siguió con rumbo a Sudamérica. Llegó a la Argentina y más tarde, se estableció en Chi le. Tal vez el último contacto entre Hans y Reg ina fue el blanco de un papel, una carta escrita en clave, fechada en 1 941 , en la que según el diario chi leno, La Tercera, el espía le decía a su mujer que se encontraba en el Puerto San

Antonio, en Chile, tomándole fotografías a

pescadores alemanes que trabajaban como

empleados en la zona marítima.

A estas alturas, cada paso de Regina Wen­der de Fischer era celosamente controla­do por los agentes del FBI; las sospechas in crescendo de su colaboracionismo se hicieron más evidentes a partir de 1 942, cuando se vinculó sentimentalmente con uno de los científicos del Proyecto Man­hattan, el húngaro Paul Nemenyi, otro de los padres de las criaturas atómicas, Little

Boy y Fat Man, las bombas arrojadas por or­den del presidente Harry Truman sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, respec­tivamente, el 6 y 9 de agosto de 1 945.

Hacia fines de 1 942, Nemenyi y Regina dejaron de jugar el juego de las escondi­das. E l fue enviado a concluir su trabajo en

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Todo un misterio

Nuevo México, en el laboratorio Los Ála­mos, mientras que el la, con la esperanza

oculta en todos lados, con un vientre cada día más pronunciado, se aferró a las ma­nos de su pequeña hija, Joana de 4 años, para escuchar los pequeños gritos de ayuda

que dan los silencios.

Regina se refugió en Ch icago ( l l l inois), y en el mediodía (a las 1 4.39), del 9 de marzo de 1 943, en el hospita l Michael Reese, a ori l las del lago Michigan, dio a luz a su h ijo varón; lo l lamó Robert James y fue inscrito con apell ido de l inaje alemán, Fischer; aunque Hans Gerhardt nunca participó n i del par­to ni del convite.

Mamá Regina, que comenzaba a exhibir s ignos de hipocondría, debió luchar, ade­más, contra las apariencias y la falta de trabajo; no le resultó senci l lo conseguir empleo con dos h ijos a cargo y sin mari­do. En 1 945, Regina Wender acusó a Hans Gerhardt Fischer de abandono de hogar e in ició el trámite de divorcio. Trabajó de estenógrafa en Oregón y también realizó trabajo de soldaduras en asti l leros. En bus­ca de un título de enfermera ca l ificada en la Universidad de Nueva York, viajó hasta Brooklyn, con escala previa en Arizona, junto a los pequeños, Joana y Bobby. Ya en 1 949 se instaló en la humilde vivienda, en Lincoln, Place 560 Dto. "Q'; de un barrio neoyorquino con tradición ajedrecística; acaso una señal en el futuro del pequeño Bobby.

Al año siguiente • • •

Una mañana, de otoño . . .

Hola, Regina . . . , soy Paul..., un si lencio de voces recorrió la l ínea telefónica que sólo dejó lugar al profundo resuel lo; los ojos de esa mujer, hastiada y ya sin fuerzas, se hu­medecieron en lágrimas abarrotadas de desesperación y dolor; acaso, cansada de

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correr detrás de un porvenir que se aleja­ba.

Hola, Paul... ¿cómo estas?, ¿qué diablos estás

haciendo?, ¡te necesito aquí, a mi lado!, le

dijo casi s in tiempo para la respuesta.

Estoy bien mujer, pero es que creo que no

nos volveremos a ver . . . , el hombre tragó sa­l iva, se mordió levemente el labio inferior y después continuó, .. . por esto te llamo,

es que me han designado para un nuevo

trabajo y debo partir de inmediato hacia

un destino desconocido, tú sabes de esto,

¿me entiendes?. La interrogación flotó te­n uemente y cayó s in convencimiento. E l húngaro Nemenyi comenzaba a dudar si no hubiera sido más senci l lo haberse mar­chado s in despedirse del pasado.

--¡Yo siempre debo entender, Paul !.. . y ense­gu ida esta l ló en l lanto .. .

No, no, por favor, mi amor, no llores, dime

cómo está el niño, háblame de él...

Regina sintió que se desvanecía ... apretó su puño y sólo le respondió .. .

¿Para qué?, ¿qué quieres que te diga?, ven a

verlo y sabrás como es él; pero enseguida reaccionó y no se quiso cargar con más cu lpas y le susurró ... , es como tú Paul, ob­servador e inteligente, se pasa todo el día

jugando ajedrez ....

Oh, Regina .. . qué alegría me das .. . seguro

que será un gran niño ... el mundo hablará

de él. Pero, ¿por qué el ajedrez ?, dijo con sor­presa.

--¡Basta ya!, si quieres saber más de mi y del

niño tendrás que venir a casa ... , soltó con tono amenazante y a l iento esperanzador, en búsqueda de una reacción en Pau l .. .

Sin embargo, la pausa y el s i lencio, otra vez, se interpuso entre ambos como algo

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más que una seña i . .. Sin tiempo de nuevos sa ludos y la voz entrecortada por el l lanto contenido de ambos, el sonido del tono telefónico marcó el adiós definitivo.

Para Regina Wender la decisión no fue senci l la, comprendió que no contaría con ninguna ayuda para la crianza de sus hijos, ni siquiera la mínima de manutención; por eso puso toda la l ibido en su trabajo y de­legó su condición de madre en la pequeña Joana, para que asistiera la casa y la crian­za del pequeño Bobby.

Así, ese niño con fami l ia de uti lería, ma­dre ausente, padre oscurecido y hermana inexistente, comenzó a forjar su persona­l idad. Bobby, con rasgos en absoluto acor­des al de un gregario, basó sus actos, sus decisiones en la vida, de la misma manera con la que escogía la mejor jugada sobre el tablero de juego. Acaso por el lo acuñó de motu propio la famosa frase, "El ajedrez es la vida':

Su pasión por los trebejos provocó que a los 1 O años quisiera abandonar la escue­la; su mente se abstraía constantemente del entorno cotidiano y rutinario mientras resolvía las d iversas ecuaciones de com­plejos finales artísticos, planteados por oblicuos a lfi les y fieles corceles. Los resul­tados de algunos test real izados durante su etapa escolar ya ind icaban que poseía un coeficiente intelectual equ iparable con el del científico Albert Einstein.

"No puedo forzarte a que te interesen los temas de los que hablo, pero a l menos por decencia, durante la clase, no coloques arriba del pupitre ese juego de ajedrez magnético'; le d ijo el maestro del Erasmus Hall, en Brooklyn, una mañana cuando lo sorprendió con el juego en plena clase; sin embargo, la sentencia avivó aún más la l lama del ingenio; el n iño, con un a lto gra-

Todo un misterio

do de ensimismamiento, desarrollaba una nueva facu ltad mental, la de jugar ajedrez a ciegas, s in necesidad de piezas ni table­ros. Ahora, jugaba de memoria. El aforismo de la obra máxima del francés Saint Exu­pery, El Principito, se adaptaba como una defi nición exacta a tamaña circunstancia, Lo esencial es invisible a Jos ojos.

El desinterés manifiesto de Bobby por todo aquel lo que lo rodeaba y que no tuviera víncu los con los escaques y los trebejos obl igó a mamá Regina a sa l ir a la búsqueda de una solución. "Si qu ieres ajedrez, tendrás ajedrez, a lguien se ocupa­rá de el lo'; d ijo en voz a lta, cuando asumió la deserción escolar de su h ijo en el ciclo secundario.

Al día siguiente, Regina partió hacia la re­dacción del periód ico Brooklyn Eagle. Sin rodeos, se presentó y dijo.

--Quiero publ icar este aviso.

--cómo no señora --le respondió el em­pleado administrativo de la editorial, y agregó--: dícteme el texto, por favor.

Regina tomó aire y dijo: "Busco un maes­tro de ajedrez para jugar con mi h ijo. Eso es todo, nada más" expl icó, antes de pre­guntar si debía pagar algo por el lo. Como ninguno de los jefes editores del Brooklyn Eagle supo definir si tal aviso correspon­día ser publ icado en la sección Deportes, Cultura o Información General, la esquela l legó a manos del periodista, además de ajedrecista aficionado, Hermann Helms.

Este se comunicó con un viejo maestro y amigo suyo, John Col l ins, y le preguntó.

-¿Todavía sigues perd iendo tiempo en­trenando jugadores?

Cuando Col l ins le respondió afirmativa­mente, Herman le dijo, "bueno, anota esta

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Todo un misterio

dirección. Parece que a l l í hay un niño que quiere aprender. A lo mejor sacas algo bue­no, esta vez': Le comentó antes de cortar la l lamada. Algunos días después Col l ins fue hasta el hogar de los Fischer y elaboró un método de estudio y entrenamiento para el niño en el Club de Ajedrez de Brooklyn.

Tal vez lo más duro para Bobby fue renun­ciar a jugar partidas rápidas, conocidas habitua lmente como partidas ping-pong o blitz. "No quiero verte jugar rapid-transit

en la Plaza Washington. Eso no te benefi­ciará'; le dijo el consagrado maestro a l bi­Súño discípu lo.

Con edad de adolescencia, Bobby dejó el Club que d i rigía Carmine Nigro a cambio de los famosos sa lones del Chess Man­hattan Club; el templo de ajedrez norte­americano por antonomasia. Al l í, en 1 9SS, a los doce años, Bobby derrotó a l maestro Samuel Reshevsky en una exh ibición a cie­gas que éste brindó con sus ojos venda­dos; algunos años después, Fischer y Res­hevsky mantendrían una dura disputa, por el egocentrismo de ambos.

Mientras tanto, los progresos de Bobby frente al tablero se sucedían con la velo­cidad de un rayo. A los 1 3 años y 4 meses se convirtió en el jugador más joven en conquistar el campeonato juven i l de los Estados Unidos; y, en 1 9S6, en el torneo Rosenwald de Nueva York, logró una de sus más destacadas victorias. Derrotó al gran maestro Donald Byrne y la secuen­cia de las jugadas de esa h istórica partida recorrió el mundo. Aquella demostración sobre el tablero despertó los primeros co­mentarios en la prensa.

"Algo sa ldrá de un niño que hace tales ju­gadas'; fue la profecía de un diario neoyor­quino, que a la mañana siguiente reprodu­jo el desarrollo del juego. Así,"la fiebre por el ajedrez'; que partía del ca lor de la entra­ñas de aquel niño l lamado Bobby Fischer

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fue cada vez mayor. En 1 9S7, a los 1 4 años, vestido de jeans, camisas con l lamativos estampados y zapati l las, conquistó por segunda vez consecutiva el campeonato juveni l de su país, además del abierto de Cleveland y el de New Jersey; logró u n sexto puesto en el abierto de Lag Cabin, un séptimo lugar en el torneo del Oeste y, otra sexta posición en un certamen abier­to del Norte y Centro del país.

Poco a poco, el nombre Robert James Fischer comenzaba a ser fami l iar para la prensa norteamericana encargada de cu­brir los acontecimientos deportivos que se desarrol laban en los nueve mi l lones de kilómetros cuadrados de ese país. Es que en cada competencia de ajedrez siem­pre había un n iño, espigado, con ojos de asombro y ansias de aprender, con ráfagas de enorme talento, sentado frente a un ta­blero.

Acaso 1 9S8 fue el año de la ratificación y del despegue ajedrecístico internacional de aquel adolescente (aunque ya había estado en Cuba, donde a los doce años lo­gró su primera victoria fuera de los EE.U U); en enero, con 1 4 años y 1 O meses, Bobby Fischer conquistó su primer Campeonato Nacional de los Estados Unidos, un éxito que repitió en otras siete ocasiones y que lo señala como el máximo ganador del principal torneo de su país. Ese mismo año, en octubre, fue autor de otra proeza, la de convertirse en el gran maestro más joven de la historia (1 S años y 6 meses) el títu lo de la máxima categoría entre los ajedre­cistas, comparable con el cinturón negro de los yudocas; un récord que se mantu­vo durante 32 años hasta que en 1 990 fue superado por la prodigio húngara Judit Polgar, que logró el título a los 1 S años y cuatro meses.

Pero hay otra hazaña de Fischer que sigue aún, hoy, vigente. Fue en 1 9S8 cuando a los 1 S años participó en el torneo lnterzonal

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en Portoroz (Yugoslavia); una prueba entre 22 maestros, en la que Bobby compartió el so lugar junto a Olafsson, con 1 2 puntos; detrás de Benko y Petrosian, con 1 2,S, Gl i­goric, 1 3 y el l íder, Tal, con 1 3,S. Esa actua­ción le permitió clasificarse para jugar el Torneo de Candidatos de 1 9S9, celebrado en las sedes de Bled, Zagreb y Belgrado. Nunca antes un ajedrecista, con apenas 1 S años, estuvo tan cerca de disputar una final de un Campeonato Mundial . E l cua­dro del certamen y la fuerza de los maes­tros explican la d iferencia con lo real izado por el prodigio noruego Magnus Carlsen, en la Copa del Mundo de 200S, en Rusia. El recuerdo de Fischer todavía despierta asombro.

Sobre el torneo de Portoroz y la actuación de Fischer, el gran maestro danés Bent Lar­sen contó, con su particular humor, u na anécdota al respecto.

"Recuerdo que antes de esa prueba Fis­cher me preguntó si quería ser su segun­do, su ayudante. Después de evaluar la propuesta acepté y quedamos en reunir­nos previamente en la ciudad ita l iana de Venecia. Llevaba muy poco dinero encima, por lo que decidí hospedarme en un hotel muy modesto. La cuestión fue que Bobby Fischer no apareció nunca por aquel lugar y después de cuatro días de a lojamiento me quedé sin plata; no tenía ni para el pa­saje de regreso. Gracias a la intervención de la federación de ajedrez de Dinamarca pude regresar a mi casa': Rememora el ve­terano maestro danés que eligió la Argen­tina como tierra de descanso hace ya a lgo más de una década.

Pero volvamos a 1 9S8, junto al Fischer aje­drecista, tiempos de destel los frente al ta­blero; el mundo de las cas i l las y d iagona les asistía al nacimiento de una nueva estrel la. El enigmático juego tenía un joven, una es­pecie de Leonardo Da Vinci del ajedrez de sólo 1 S años, que amenazaba con descifrar

Todo un misterio

los códigos, los secretos de su resolución ocultos en su tradición milenaria, con más de veinte siglos de historia y misterios.

Los comentarios sobre la aparición de un genio en el mundo de los trebejos no pasó inadvertido en la antigua Unión de Repú­bl icas Social istas Soviéticas (URSS); cuna del ajedrez mundial, con casi 1 SO mil lones de habitantes; de los cuales casi dos mi­l lones lo jugaban de manera federada y el 2So/o conocía sus reg las y hasta era su pa­satiempo favorito. Desde hacía casi un año mamá Regina intercambiaba cartas con autoridades soviéticas, en especial con Ni­kita Krushev, solicitándole una invitación para que su h ijo Robert James pudiera participar en el Festival Mundia l de la Ju­ventud y los Estudiantes, que se celebraría en Moscú. Ta l vez fue el distanciamiento ideológico entre ambos países o la fuerte burocracia rusa, pero lo cierto es que la in­vitación l legó al hogar de los Fischer con casi un año de retraso. Bobby, su madre y su hermana, viajaban rumbo a Moscú.

E l imprevisto viaje alentó las sospechas de los servicios de inteligencia y, con ella, la trama. Con la CIA y la KGB, el espiona­je salió a escena; mamá Regina, acosada y nerviosa, se decidió a romper el silencio, pero juró aguardar hasta el regreso y en­contrar el momento preciso para hablar a solas con Bobby. La jugada descolocaría al joven ajedrecista y lo pondría a l borde del knock-out; aquella declaración lo marcaría a fuego. Desde esa noche Bobby se volve­ría solitario, reservado e individual ista. Su desequi l ibrio emocional incluso afectaría a su juego; sólo consegui ría ganar un cer­tamen en los siguientes doce meses ...

Pero aún no habían regresado de la URSS.

¿¿j·ó� Durante su estancia de dos semanas en Moscú, Fischer eludió las horas entre sole-

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dades y esperas en el trad icional club de ajedrez de la capital rusa; siempre aguardó la l legada de un riva l, un enfrentamiento con algún maestro famoso; un sueño que finalmente sucedería.

A Fischer le l levó algunos días comprender que aquella invitación se trató de un sim­ple formalismo de protocolo, de un inter­cambio cultural; por el lo cada día decenas de estrel las deportivas rusas se acercaban a saludar al enjuto joven de Brooklyn, al que se le iba modificando el humor con el avance de cada minuto. Tantos saludos e interrogaciones por parte de levantadores de pesas, g imnastas, jugadores de voleibol y de ba loncesto, finalmente, lograron abu­rrirlo y fastidiarlo. Aunque a decir verdad Bobby tampoco les agradó a los rusos. Es que para ellos el ajedrez forma parte de una antigua tradición intelectual: los maestros de ajedrez son hombres instru i­dos y la indiferencia de Fischer hacia la cul­tura los molestó e i rritó por partes igua les.

Cada paso de los Fischer en Moscú fueron seguidos minuciosamente por los �jércitos de espías de uno u otro bando; husmean­do cada movimiento. Hoy todo el lo es una certeza. Cuarenta y cuatro años después, con la desclasificación de los archivos del FBI, el periódico The Philadelphia lnquirer

publicó en 2002 que la Oficina Federal de Investigaciones siguió con suma cautela y concreto interés el viaje de Fischer a la URSS, en 1 958. Algunos años más tarde, el director del FBI, John Edgar Hoover y por entonces secundado por Mark Felt, co­nocido en su rol de informante en el caso Watergate, y apodado"Garganta Profunda" por los periodistas del diario The Washing­ton Post, avanzó sobre aquel viaje y opinó, "es posible que los soviéticos se acercaran a Robert Fischer, a lo que el joven (de 1 5 años) no prestó atención': Hoover estaba convencido de que la KGB intentó reclu­tar a Fischer para que trabajara para aquel servicio secreto. Según el diario The Phi-

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/adelphia lnquirer, los agentes del FBI rea­l izaban, desde a lgunos años atrás, un se­guimiento especial de la madre de Bobby, Regina Wender, mediante la lectura de sus correos, la investigación de sus cuentas bancarias y la interrogación a sus vecinos. Sobre el la pesaba la sospecha de ser una espía del comunismo.

Por cierto, aquel viaje de Fischer a Moscú fi nal izó muy mal; Bobby se cansó de las d i laciones protocolares para poder en­frentarse ante un gran maestro de ajedrez. "Son una pandi l la de cerdos, me han tra ído hasta aquí y no encuentro a ningún rival que quiera jugar blitz'; gritó con toda la fu­ria de sus 1 5 años en pleno salón del C lub Centra l de Ajedrez de Moscú. Por enton­ces, la figura de Tigran Petrosian, que aún debía esperar cuatro años para consagrar­se campeón mundial, se asomó para jugar con ese joven con jeans, pullover y zapati­l las. Rodeados por casi medio centenar de curiosos y entendidos, Fischer y Petrosian disputaron 1 O partidas de blitz; apenas le calmó a Bobby el hecho de haber triunfa­do por el ajustado score de 6 a 41 •

La ú ltima fobia de Fischer antes de partir de regreso fue cuando se enteró de que nadie le iba a pagar por haber derrotado a un gran maestro. " ¿Ni siquiera me van a pagar por jugar ajedrez?. Por favor mami, sácame ya de este país" le d ijo a Regina, buscando apoyo cómplice a su enojo.

N.E.: Otras fuentes, como por ejemplo la del mis­

mo Petrosian que indican lo contra ri o "Me l lama­

ron urgentemente del Club Central de Ajedrez

para echar una mano contra un n iño que esta­

ba derrotando a todos los maestros de Moscú

(incluidos Vasiukov y Nikitin)': Eduard Gufeld lo

confirma:"EI unico jugador al que no pudo ganar

fue a Tigran Petrosian, que acudió a l escenario

de la batalla para rescatar el prestigio del ajedrez

soviético. Bobby no pudo disimular sus lágrimas

cuando fue derrotado por Petrosian': Petrosian

era entonces claramente más fuerte que Bobby,

de forma que es posible que las agencias de no­

ticias trataran de vender simplemente una noti­

cia sensacionalista.

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A su regreso a Estados Un idos, el Depar­tamento de Estado Norteamericano tomó nota de los hechos y frente a la d ifíci l si­tuación de la política internacional, a lgu­nos funcionarios sugirieron que no acep­taran nuevas invitaciones para que ese niño volviera a viajar al exterior. En invier­no de 1 959 Bobby conquistó su segundo y consecutivo Campeonato Nacional de ajedrez. El logro ratificó su excelente con­dición frente a l tablero; atisbaba un futuro promisorio de éxitos. Al imentaba nuevos sueños.

Sin embargo ... aquel la conquista se con­vertiría en la única victoria de Fischer en ese año. Es que de pronto la vida decidió darle guerra. Una noche, en el hogar de los Fischer, en Brooklyn, se a lzó una voz, un grito de auxil io contenido durante algo más de una década de frustraciones y si­lencios. Tal vez por el lo retumbó y sacudió los oídos del joven prodigio.

"Oye, Bobby, debo hablar contigo': ..

El tono de voz de mamá Regina se escuchó distinto a l de otras tantas veces. El sonido grave cargaba preocupación y angustia; tenía necesidad de desahogo.

Desde muy ch ico, Bobby siempre la había interrogado sobre a lgunas dudas, entre ellas por el verdadero destino de su padre y tam bién de los motivos del a lejamiento y abandono de hogar; es que el niño, cada vez más joven y más adolescente, no a l­canzaba a comprender la falta de interés de su papá por conocerlo y más aún, des­pués de que la prensa, con titu lares y fotos, exhibía su nombre y apel l ido junto con el contraste de jean, zapati l las y camisas de colores marcado con el estereotipo maes­tro de ajedrez.

¿Dónde está mi padre?, ¿Llamará para mi cumpleaños?, ¿Por qué no desea conocer­me o charlar conmigo?, fueron algunas de

Todo un misterio

las preguntas sin respuestas con las que transcurrió la infancia y la adolescencia de Bobby Fischer. Además, el reciente viaje a la URSS y aquel exhaustivo control y sen­sación de estar constantemente vigi lado por agentes secretos atormentaron aún más las dudas y angustias de aquel la men­te juveni l .

¿Qué está sucediendo a mi alrededor?, se habrá preguntado Bobby mientras cruza­ba la h istórica Plaza Roja, con esa extraña sensación de ser perseguido a d istancia; una sensación que se h izo piel de su cuer­po y que le iba a acompañar posterior­mente con cada paso.

Pero en Brooklyn, esa noche la vida le te­nía reservada una sorpresa. Después de quince años, al fin, una señai.. .Mamá Re­gina y su hijo Bobby tuvieron por fin la charla pendiente después de tantos años de verdades semiocu ltas; esta vez no hubo rodeos, fue franca y dolorosa. Se la debían. Ambos la necesitaban. El la, como madre, se desgarró en dolor y l lanto, mientras le relataba la verdadera historia, la del padre biológico y la otra, la del papá adoptivo; en tanto él, sentado y con el rostro rígido y los ojos humedecidos en lágrimas, ba lancea­ba su cuerpo como un autista y sólo cerra­ba y abría su puño con cada palabra que escuchaba, s in emitir opin ión alguna.

Fue un patético monólogo que util izó mamá Regina para justificar tantos años de si lencio y ta l vez de vergüenza. Con su ú ltimo gemido intentó atrapar la mirada esquiva de Bobby. Es que detrás de esos ojos claros se escondía un niño aturdido, cargado de impotencia e incomprensión.

Fischer, de 1 6 años, acababa de descubrir que su verdadero padre, Pau l Félix Nemen­yi, e l biológ ico, había fal lecido hacía a lgo más de seis años y que su papá adoptivo, Gerhard Fischer, el que le brindó el apell i­do, era u n agente secreto que permanecía

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ocu lto en un punto de Sudamérica. Más concretamente en la ciudad de Santiago de Chile.

Bobby sintió que se ahogaba, quería respi­rar; necesitaba un poco de aire puro. Sólo atinó a coger un l ibro de ajedrez, un juego magnético de viaje, un abrigo, el grueso camperón de color verde, y salió a la cal le dispuesto a caminar sin rumbo fijo. Du­rante dos días y dos noches nadie supo ni escuchó nada de él . Como si la tierra se hu­biera tragado su delgada figura; desapare­ció de todo los lugares que frecuentaba.

Ta l vez durmió en alguna plaza junto a a l­gún vagabundo, o recostado sobre alguna vieja mesa en algún club de Brooklyn. Ja­más Bobby contó lo que h izo esas noches. Cuando creyó sentirse firme retornó a su casa, junto a su mamá y a su hermana.

En si lencio primero besó a Joana, y luego le dirigió la mirada a su madre. Sólo le su­surró ...

"A partir de hoy las cosas serán distintas entre nosotros; tendremos una relación diferente':Y se dio media vuelta sin aguar­dar la respuesta.

Entró en la cocina, comió algo que se con­servaba frío en la nevera y luego se acostó a dormir. Acaso intentando pergeñar un nuevo plan, ideando una nueva jugada, un replanteamiento de cómo sobrevivi r fren­te al nuevo tablero de la vida.

Habían transcurrido los dos primeros me­ses de 1 959 cuando Bobby planeó un mo­vimiento imprevisto; sa l i r en la búsqueda de su padre adoptivo. Pero tenía sólo 1 6 años y pese a la d iferencia que los unía y los separaba, cada vez con mayor dolor, ambos -madre e hijo- decid ieron hacer juntos el viaje para conversar con Hans Gerhardt Fischer.

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Programaron un viaje a Sudamérica con ajedrez incluido; el primer paso fue l legar a la Argentina para jugar el Magistral Inter­nacional Ciudad de Mar del Plata (a l l í Bo­bby compartió el 3er y 4° puesto) y luego se marcharon hacia Santiago de Chi le. La excusa oficial de esa visita fue participar en u n certamen en la capita l chi lena (al l í figuró entre los 7 primeros puestos); aun­que la verdadera misión, confirmada años más tarde, fue la reunión con su padre. Regina preparó el terreno, el la se reu nió primero con su ex marido y le confirmó que algunas horas después Bobby l legaría para conocerle.

Un veterano ajedrecista chi leno, Eugenio Larraín, confirmó parte de esta h istoria y sus anécdotas, en declaraciones que efec­tuó para el periódico chi leno, Las U ltimas Noticias. Larraín recuerda que, "por aquel entonces Fischer ten ía 1 6 años y ya era un monstruo del ajedrez pero su gran preocu­pación e incógnita era descubrir dónde se encontraba su padre, Gerhard Fischer, un biofísico alemán, pareja de su madre Regí­na durante varios años':

Según los archivos del FBI , Gerhard Fischer era un espía comunista que se había ra­dicado en Chi le; a l l í cambió su identidad --pasó a l lamarse Gerardo Fischer Liebs­cher-, contrajo matrimonio --con Rena­ta Sternaux Meyer- y se afincó junto a su fami l ia en la ciudad de Algarrobo, hasta que la muerte lo sorprendió a comienzo de los años noventa.

E l maestro chi leno, Larraín, reflota por ú lti­mo la anécdota de la tarde del encuentro.

"Desde la embajada norteamericana en Chi le partimos en un automóvil que nos l levó hasta una casa ubicada en Gran Ave­nida; cuando l legamos Bobby ni s iqu iera me miró; él se bajó s in deci r palabra al­guna. No hubo tiempo para ensayar n in­guna frase. Se acercó a la entrada, que se

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destacaba por una frondosa arboleda, se detuvo por unos instantes, la observó y fi­nalmente tocó el timbre. Le abrió la puerta un caballero, acaso su padre. Bobby ni se inmutó; no se le dibujó n inguna sonrisa en el rostro. Luego entró en la vivienda y estuvieron media hora reun idos. No se co­nocieron testigos de esa conversación. Eso fue todo':

Larraín agrega, "Nunca más Bobby me ha­bló sobre ese asunto, n i s iquiera me con­tó con quién se había reunido; él era muy reservado y desconfiado. Acostumbraba a caminar acompañado por guardias de la embajada, porque se sentía persegu ido; avanzaba a lgunos pasos e inmediatamen­te se giraba y volvía sobre el los para obser­var si a lguien lo perseguía o se ocu ltaba; creía ver un asesino en cada cara extraña. Recuerdo también que me decía que los rusos lo querían envenenar, así que por ello no se atrevía a beber l íq uidos oscuros; por esa razón no ingería café':

Tras la experiencia en tierra chi lena, Bobby guardó el secreto de aquel encuentro con su padre de ficción en a lgún rincón de su maleta, hasta que emprendió el regreso a Estados Un idos. I ndudablemente, aquella charla actuó como un disparador; produ­jo un cambio en su personal idad. Se le vio diferente, más sol itario, más salvaje y más apasionado de lo habitual, acaso como si Harry, el personaje de la obra Der Step­

penwolf conocida como El Lobo Estepario, se le hubiera enqu istado en la piel. La obra del nobel escritor alemán Hermann Hesse hace referencia a este personaje cuando al borde de la locura deambulaba por las zonas oscuras de la ciudad, buscando an­siosamente un lugar que le diera amparo, aunque fuera incapaz de permanecer en alguna morada. Como u n axioma de el lo, Bobby, a los 1 6 años acuñó una histórica frase vinculada a su niñez: "Los n iños que crecen sin sus padres son como lobos':

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En la segunda mitad del año 1 959 Fischer viajó a Europa. Con vistas a l Torneo de Candidatos de Yugoslavia, participó pre­viamente en un certamen en Zúrich (Sui­za), donde a lcanzó el 3er puesto. El cono­cido periodista yugoslavo Dimitrije Bjel ica, autor de a lgunos l ibros sobre la carrera de Bobby, y por entonces, cercano al entorno del rebelde americano, recreó en a lguna de sus obras parte de las anécdotas que compartió con el excéntrico ajedrecista.

"Por aquel los d ías, en Zúrich, Bobby se pa­seaba por todos lados acompañado de un pequeño l ibro que l levaba en sus manos. Sólo una palabra conseguía asomarse en­tre sus delgados dedos y se dejaba leer: era el títu lo de la obra: "Tarzán': Nos cruza­mos en el lobby del hotel Bel levue y me dijo, "hoy le voy a ganar a Keres, lo voy a aplastar':

"En verdad Bobby jugó muy bien ese día; extrañamente, tras cada jugada realizada sobre el tablero, él dirigía su mirada hacia los espectadores de la sala como si disfru­tara con ello; y si bien en algún momento perdió la calma y parecía que la victoria se le escapaba, finalmente encontró la secuencia correcta y se impuso merecida­mente.

"Esa noche sucedió un hecho curioso, a la salida de la sala de juego. Alguien del pú­bl ico se le acercó y le regaló un l ibro. Bobby sonrió y le agradeció el presente. Cuando l legó a su habitación, que era como un cuarto de colegial previo a un examen de lengua rusa, porque por todos lados se amontonaban revistas de ese idioma (y el l ibro La Escuela Soviética estaba abier­to en el centro de una mesa junto a cua­tro juegos de ajedrez de bolsi l lo), Bobby rompió el envoltorio en mil pedazos y se acercó a una si l la para comenzar a leer ese

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estudio de finales en ajedrez. Sin embargo, enseguida su mirada quedó clavada al pa­sar la primera hoja, sobre uno de los ángu­los superiores, escrito con tinta azu l . Una frase que lo dejaría perplejo y pensativo. A modo de dedicatoria se leía:

"A Bobby Fischer, futuro campeón mun­dial': ..

Con la final ización de la prueba en Suiza, Bobby se marchó en busca de su nuevo destino: Yugoslavia. Su visita a los Balcanes sería para jugar el más fuerte torneo de toda su carrera, aunque sólo contaba con 1 6 años de edad. ¡Todo un récord!

Con apenas ocho jugadores, cuatro de el los rusos, se l levó a cabo el h istórico tor­neo, en el que cada jugador se enfrentaba en cuatro ocasiones con cada riva l. Bobby no logró clasificarse, pero su actuación fue bri l lante; aquel fue el primer gran paso de una carrera que terminaría por consagrar­lo trece años más tarde.

El día de la inauguración del certamen en Yugoslavia, Bobby lucía el cabel lo corto, un pantalón vaquero tipo campana y un pul lover multicolor, con el d ibujo de un es­quiador; su imagen desafiaba a la de sus rivales, sobriamente vestidos con america­na, camisa, y algunos, incluso, con corbata. Como si su mente lograra evadirse de esa atmósfera de sensaciones imprecisas, aca­so de escozor e incertidumbres, que suelen acompañar el ánimo de los maestros en la rueda inaugural de la a lta competencia, aquel niño recorría lentamente el salón de juego evidenciando una fuerte autocon­fianza, no dejando lugar en su cuerpo a los temores n i las dudas.

Sobre esa jornada, Bjel ica atesora otra h is­toria que convi rtió en crónica.

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"El d ía de su juego con Smyslov, en Bled, Bobby fue a l cine a ver Lust for l ife (El loco del pelo rojo en español), basada en la vida del célebre pintor holandés Van Gogh. Después de observar la s imulada escena en la que el actor principal se corta su ore­ja, Bobby me miró a los ojos y seriamente me dijo, "si no le gano a Smyslov, mañana me cortaré una oreja': Afortunadamente algunas horas más tarde, Fischer lograba una de sus mejores victorias, al batir de manera bri l lante a l excampeón mundial ruso. ¡Ah! , y además todavía conserva sus dos orejas':

Con el ánimo templado, Fischer enseguida h i lvanó otra victoria; esta vez ante Pau l Ke­res, y aquello le a lentó enorme y peligro­samente. Y es que a lgunos días después el estonio Keres se tomó desquite y dio una cátedra a l joven americano sobre el tablero. Esa tarde, aquel los ojos claros de Bobby se n ublaron justo en el momento de comenzar a incl inar a su rey. Un sudor frío le recorrió la espa lda y su mano cuan­do la estrechó con la de su adversario en señal de abandono le temblaba igual que el cuerpo todo; su palma derecha estaba helada ...

"Eh, Bobby ... no te pongas así'; le d ijo Keres con cierto aire paternal ista y de gran pre­ocupación al n iño completamente venci­do y a l borde del l lanto, y enseguida agre­gó,"entiéndeme, yo también puedo ganar a veces una partida': Después de su prime­ra derrota Bobby siguió jugando al l ímite de sus posibi l idades y no desentonó, pero su fuerza ajedrecística era por entonces inferior a la de los rusos. Mucho más cuan­do en competencias individua les, el los (los ex soviéticos) amañaban los resultados de sus partidas y actuaban como si fueran un equipo; siempre favorecían a l que iba pri­mero. Le ayudaban a ganar.

Tras algo más de un mes lucha frente a l ta­blero, el mago de Riga, el letón Mikhai l Tal

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(que en su match individual con Fischer se impuso 4 a O) se adjudicó el Torneo de Candidatos con 20 puntos, segu ido por Paul Keres, 1 8,5, Tigran Petrosian 1 5,5, Vas­sily Smyslov, 1 5 y Robert J. Fischer, 1 2,5.

A pesar de perder toda chance de avanzar en su carrera hacia el título mundial, ahora Bobby comprendía que cada vez estaba más cerca de la hazaña, de hacer real idad su sueño de convertirse en el mejor ju­gador del mundo, una especie de rey de reyes en los trebejos; su esti lo de juego ha­bía madurado suficientemente y ganado en experiencia. Además frente al tablero y fuera del tablero se comportaba como un adu lto, y acaso como consecuencia de ello emancipación y mujeres fueron sus si­guientes movimientos.

¿¿·�� Al comenzar 1 960, Fischer conquistó nue­vamente el Campeonato Absoluto de los Estados Unidos; esta vez por tercer año consecutivo. Con el vértigo de sus 1 7 años organizó un nuevo viaje a Sudamérica; rumbo a la Argentina. Lo hizo sin la com­pañía de su madre. Fischer fue en busca de diversión y ajedrez.

El 9 de marzo, el d ía de su 1 7 cumpleaños, Bobby tuvo su debut sexual con una ve­terana mujer en una suite del hotel Pro­vincial en la ciudad de Mar del Plata; la ex­periencia no logró confundirlo y el joven americano compartió el primer puesto en el certamen de la costa atlántica, junto a un maestro con el que escribiría gran par­te de la historia de este juego. Su nombre, Boris Spassky.

Luego Bobby viajó a la ciudad de Buenos Aires para jugar el magistral en homena­je al 1 50° aniversario del primer gobierno patrio; pero el joven norteamericano ha­bía descubierto nuevas variantes además del blanco y negro y el andar de la dama

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sobre el cuadriculado tablero; su mente y su cuerpo disfrutaban con el color de la noche y se zambul l ía en la nocturna diver­sión con un recorrido por los cabarets de moda, en busca de nuevas aventuras. La diversión trajo el desequi l ibrio, y el exceso le quitó las fuerzas; Bobby cumplió una de sus peores actuaciones en una competen­cia i nternacional y final izó en el 1 6° lugar de la tabla. Ojeroso, y con varios kilos me­nos regresó a su casa para ordenar nueva­mente sus ideas. Ya era hora de regresar a la alta competencia.

En octubre de 1 960, Bobby visitó Islandia por primera vez; como un presagio de feli­cidad de lo que ocurriría 1 2 años más tar­de, se adjudicó el certamen de Reikiavik. Todo parecía andar sobre rieles en la vida del juveni l ajedrecista; sin embargo, otra vez surg ió un imprevisto. Su mamá Regina volvió a ridicul izarlo.

La ausencia de Bobby en la Olimpiada de Ajedrez en Múnich, en 1 958, se produ­jo porque no aceptó ocupar el segundo tablero del equipo americano, detrás de Samy Reshevsky, de 47 años. Aquella polé­mica actitud contrarió a muchos de sus an­tiguos s impatizantes; por ello, cuando en 1 960 fue señalado como el mejor ajedre­cista norteamericano y, en consecuencia, a cargo del primer tablero en la Olimpiada de Lei pzig (Alemania), su madre Regina re­dobló la apuesta: fue en búsqueda de más apoyo económico para su h ijo y el equipo norteamericano.

Ante la falta de respuesta l legó incluso a apostarse frente a la Casa Blanca, sujetán­dose con cadenas a la puerta de entrada para despertar la atención de la prensa y la sociedad. Aunque aquello avergonzaba a Fischer. Finalmente la ayuda privada lle­gó y el equipo viajó a Alemania; EE.UU. fi­nal izó segundo, con 29 puntos, a cinco del

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l íder, Rusia, con 34. Fischer estuvo bri l lante: cosechó 1 3 de los 1 8 puntos en disputa.

En ese certamen Fischer se presentó con un look distinto: usaba trajes y l levó seis modelos diferentes. También su juego se fue pul iendo y, ahora su duelo con el ruso Tal terminaba igualado, pese a que Bobby estuvo más cerca de la victoria. El d ía de la Ceremonia de entrega de premios, Fischer, de 1 7 años, decidió gastarle una broma a l entonces Campeón del Mundo, ta l como comenta el periodista Bjelica:

"Bobby estaba muy elegante en Alemania, hasta se paseaba luciendo un sombrero; pero sus ansias de victoria eran al imen­tadas por el deseo de venganza sobre Tal después del 4 a O en Bled. S in embargo, la partida entre ambos fue tablas y tras el jue­go Fischer le dijo:"En verdad, usted no jue­ga mal al ajedrez'; a lo que Tal le respondió: "Es la primera vez que usted admite esto'; y sin respiro remató "Pero estoy convencido de que si hubiera perdido, usted habría di­cho que yo jugaba como un genio'�

La broma no quedó a l l í, y en la Ceremonia de Clausura, nuevamente el norteamerica­no y el ruso se cruzaron.

"Perdón Mikha, . . . s i me permite ver su mano, podré leerle su futuro'�

Ta l, sonriente, accedió a la ocurrencia de Bobby, y éste le dijo,

"su mano me dice que el próximo Cam­peón Mundial de ajedrez será un norte­americano" (risas)

Pero rápido de reflejos, como un movi­miento de blitz, el ruso remató el juego: "Oye, Wil l iams (por el GM norteamericano Lombardy, amigo de Fischer, que contem­plaba la escena), fel icidades, parece que serás campeón mundial" (más risas).

so

A su regreso a los Estados Un idos, Bobby volvió a sufrir otro golpe en el tablero de la vida. Pese a los esfuerzos de mamá Re­gina por recu perar la confianza de su hijo, la relación entre ambos continuaba en un punto muerto; él jamás le perdonaría aquel los años de desencuentros con su verdadero padre y las buenas intenciones de el la nunca cubri rían ese vacío de amor paternal. Tal vez por el lo, s in imaginárselo, madre e h ijo aceleraron los tiempos de u na decisión.

"Bueno Bobby, o k, tú ganas'; le d ijo Regina una noche mientras ambos, junto a Joana, observaban un programa de la TV, aguar­dando el momento de la cena.

Bobby n i se inmutó. Siguió inmóvil frente al televisor, aunque sus oídos percibieron cada una de las palabras pronunciadas por su madre.

"Es evidente que tú no cam biarás y que yo ya no podré hacer nada más para modifi­car tu postura. Por eso, óyeme y recuérdalo bien: ¡fui, soy y seré siempre tu madre!, con errores o aciertos, pero fu i qu ien estuvo a tu lado desde el primer día en que l legaste a este mundo .. '�

Al borde de las lágrimas, mientras se le entrecortaba la voz, Regina dijo la ú ltima frase,"es probable que no vuelvas a verme más, mañana saldrá una marcha por la paz mundia l y l legaremos a Rusia; no creo que regrese más a este mald ito país'�

La rubia Joana, bella, espigada y del icada, s in sa l ir de su asombro, l loró con cada frase de su mamá y la indiferencia de su herma­no. Hastiada de tal situación sólo acotó ...

"Por lo q ue veo ya es hora de que comien­ce a pensar en mi; en verdad no puedo seguir aquí tratando de unir a esta fami l ia'; y acompañado de un largo suspi ro d ijo,"si tú te vas, mami, yo me iré detrás de ti; ten-

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go pareja, Russel Targ es su nombre, y aca­ba de ofrecerme matrimonio; creo que no debo pensarlo. Nos i remos a vivir juntos a California':

Las dos mujeres, madre e h ija, se fundie­ron en un abrazo y un sollozo de felicidad, confundido entre dolor y sonrisas. A sólo un metro de esa famil iar escena Bobby permanecía en si lencio, s in conmoverse; ensimismado segu ramente con alguna variante. Otra vez su mente pergeñaría un nuevo plan para luchar sobre el tablero de la vida; a partir de esa noche Bobby sería dueño de su propio destino. No contaría con ninguna ayuda fami l iar. Viviría solo, en la más profunda soledad.

¿¿·�� La crisis en el hogar de los Fischer qu izá lo impulsó, incluso, a un mayor acercamien­to con el ajedrez; el juego de ingenio re­sultó un refugio, pero que no le permitió desarrol larse como persona. Ta l vez por ello, cuando sus colegas opinaban que "el ajedrez es como la vida'; Fischer los corre­gía de inmediato."Perdón, el ajedrez ... es la vida':

Tras la marcha de su mamá y su hermana, Bobby pareció disfrutar de esa soledad; se volvió ermitaño y se aisló de la gente. Su hogar se convi rtió en un santuario de ajedrez; con juegos por doquier, tableros y piezas en los dormitorios; cocina y baño, siempre en una posición determinada, aguardaban un movimiento novedoso. A cada costado de las tres camas que que­daban en la vivienda, Fischer colocó un ta­blero. Jugaba 1 4 horas a l ajedrez por día.

"Yo le doy al ajedrez el 98% de mi energía mental'; decía con orgu l lo.

En aquel desorden hogareño, un artefacto a pilas se converti ría en su mejor a l iado;

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una rad io se volvió su compañera insepa­rable.

Sujetada con su mano u hombro realiza­ban juntos largas caminatas por las cal les de Nueva York; mientras que con cada paso su mente iba resolviendo las abstrac­tas ecuaciones del juego, sus oídos se en­tregaban a los compases del rock and rol l. Sólo la música, el bowling, el ten is de mesa y la quiromancia eran los pasatiempos que conseguían alejarlo momentáneamente del ajedrez.

Su carácter introvertido y su férrea discipl i­na al trabajo modificaron ciertas actitudes; ya no le seduce acompañar con la mirada el contoneo de una mujer neoyorqu ina: Bobby se ha vuelto misógino ...

"Las mujeres son débiles, pero si se las compara con los hombres son estúpidas'; respondía con fuerte signo machista y discriminatorio cuando algún periodista o ajedrecista le consu ltaba por sus años de soledad y sin pareja. Ta l vez por esa atmós­fera ermitaña con la que se había acos­tumbrado a convivir, una tarde su mente fue atrapada por un mensaje con tinte ce­lestia l que l legaba desde una estación de rad io. La voz de Hebert Amstrong, l íder de una secta fundamental ista, La Iglesia Mun­dia l de Dios, cu ltivó los oídos de ese joven necesitado de afecto y carente de amor.

En tanto, Fischer ajedrecista se había vuel­to un ávido consumidor de l ibros, revistas y recortes sobre el juego y su historia; l le­gó a leer más de 50 revistas por mes, y con cada lectura además perfeccionaba el do­minio de otros idiomas como el castellano, alemán, serbio-croata y ruso.

Bajo estas condiciones de vida y a esta al­tura de la vida pecul iar del personaje me surge una pregunta para la cual no tengo respuesta. ¿Qué hubiera sucedido si aquel Fischer hubiera dispuesto de un ordena-

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dor que lo informase y lo entrenase jugan­do ajedrez a solas?

¿ ¿j * � b,

En 1 961 Bobby Fischer sólo participó en dos competencias de ajedrez: el Campeo­nato Absoluto de los Estados Unidos, dis­putado en Nueva York, que se lo adjud icó por cuarta vez consecutiva, y un torneo magistral en Bled. Al l í terminó 2°, pero se dio un gustazo, derrotó por primera vez a Mikhaii Tal .

"Bobby l legó a la sa la de juego vestido con un traje negro y corbata; estaba muy ele­gante esa tarde que se enfrentó con Tal . La partida fue pareja hasta que Bobby tomó las riendas del juego y terminó imponién­dose tras un error del ruso'; cuenta el pe­riodista yugoslavo Dimitrije Bjelica, sobre una de sus recordadas noches compar­tidas con Fischer en su país natal , "Bobby estaba muy fel iz, constantemente repetía en voz a lta que sabía que él (Ta l) perdería esa partida. Estaba tan alegre que de pron­to entramos en un Night Club, tomó un micrófono y comenzó a cantar la canción "Cuando los santos vienen marchando': La escena nos tomó a todos por sorpresa; el más risueño de los maestros era el viejo Najdorf':

"Después de Bled acompañé a Bobby a dar una serie de simu ltáneas; de improvi­so él empezó a sentirse mal hasta que fue internado en el hospita l de Banja Luka; a l l í le diagnosticaron apendicitis. Bobby le te­nía terror a la anestesia, a la operación, en fin, a todo. Los médicos le hicieron una se­rie de pruebas y pusieron un plazo de tres días para decidirse por la operación o no. Nos pasamos casi 72 horas jugando aje­drez; Bobby paraba a ratos para terminar de leer un l ibro sobre Pau l Keres. Después del tercer día los médicos decidieron no operarlo y Bobby se lo agradeció infinita­mente y hasta les escribió una carta con

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dedicatoria a los profesionales de la cien­cia'; rememora Bjel ica entre sus risueñas anécdotas compartidas junto con el genio norteamericano.

Al año siguiente, 1 962, Bobby, cumplió 1 9 años; esta vez s u actividad internacional se redujo a l l nterzonal de Estocolmo, el Can­d idatos de Curazao y la XV Ol impiada en Varna. En Suecia, Bobby actuó de manera bri l lante, final izó invicto con 1 3 victorias y 9 empates. Su triunfo, la conquista del primer l nterzonal, sólo fue empañado por la ausencia de jugadores rusos en el certa­men. Durante la estancia en la ciudad de Estocolmo, Bobby descubrió un nuevo de­porte; de la mano del maestro internacio­nal colombiano Mig uel Cuéllar, a prendió a jugar al bi l lar. Este se encargó de enseñarle el secreto de los efectos de las bolas sobre el paño verde y las referencias de los dia­mantes dibujados sobre las rectangula res bandas de madera. Bobby estaba muy bien preparado para descol lar en el Can­d idatos que se disputaría en las Anti l las Holandesas; por eso l legó a Curazao con la intención de repetir el éxito de Estocolmo, pero no fue así; enseguida descubrió la ce­lada, se s intió estafado y lo h izo saber.

Aquel fue el ú ltimo Torneo de Candidatos l levado a cabo en la Historia del Ajedrez. Según Bobby, y la cuestión era evidente a los ojos de todo el mundo, los rusos arre­glaban sus partidas. "Entre el los acuerdan tablas, casi s in esforzarse, y conservan sus energías para emplearla con los demás ju­gadores':

Petrosian, 1 7,5 puntos, Geller y Keres, 1 7, Fischer, 1 4, Korchnoi, 1 3,5, Benko, 1 2, Fi l ip y Tal, 7, fueron las posiciones fina les.

Otra vez el iminado de la pelea por el título mundia l, Fischer representó a su país en la Ol impiada, en Bulgaria. Aunque cum­pl ió una labor aceptable, con 8 victorias, 6 empates y 3 caídas, Estados Unidos, con

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2S puntos, quedó rezagada de Rusia, cam­peón con 31 ,S puntos; 2° fue Yugoslavia, con 28 y 3° Argentina, con 26.

Durante su participación en Varna, Bobby pasó mucho tiempo junto a su amigo pe­riodista, Bjelica.

"Bobby estaba muy ofendido con lo su­cedido en Curazao; sabía que los rusos lo habían estafado. Aquel lo era imposible'; me dijo. Recuerdo que en Varna, durante la jornada de descanso de la Ol impiada, nos fuimos juntos hasta Balcik; íbamos ca­minando cuando vio una sil la de piedra, se acercó lentamente, se sentó con cuidado y posó con simpatía. Estábamos sonrien­do cuando me dijo: "bueno, ahora retráta­me sobre esta s i l la, a lo mejor mañana le puede interesar a a lg uien esta foto': Por las noches concurríamos a u n Night Club; fue­ron las ú ltimas salidas que compartí con Bobby. Después de un tiempo sin dar ex­pl icaciones no regresó a Europa. Sólo supe que tenía u n nuevo hobby: coleccionaba estadísticas de cualquier tipo':

En los siguientes tres años Bobby no se movió de los Estados U nidos; en 1 963 jugó y ganó el Campeonato de EEUU (Nueva York), el Campeonato del Oeste (Michigan) y el Campeonato del estado de Nueva York (Poughkeepsie). Al año si­guiente, por sa vez consecutiva, se adjudi­có el Campeonato Nacional . Fue en 1 96S cuando Fischer abrió su caparazón huraño y decidió su regreso a una competencia internacional; el IV memorial Capablanca. Después de estar tres años alejado de las principa les pruebas, el joven norteameri­cano de 22 años volvía al ruedo. Regresa­ba a Cuba, el lugar donde logró su primera victoria internacional, en 1 9S6, a los 1 2 años. El árbitro internacional cubano, José Luis Barrera, relató a la agencia española EFE esta anécdota:

Todo un misterio

"El 29 de enero de 1 9S6, tres años antes del triunfo de la Revolución Cubana l ide­rada por Fidel Castro, se l levó a cabo en La Habana un match entre "Los Cabin Chess Club" de Nueva York, frente al Club Capa­blanca. La prueba disputada a siete table­ros fue ganada por el equipo local, por S a 2. Los norteamericanos triunfaron en las dos primeras mesas, Norman Whitaker venció a Juan González y un niño de 1 2 años, Robert James Fischer, derrotó a l an­ti l lano José Rodríguez Florido. Esa victoria se convirtió en la primera lograda por Bo­bby Fischer fuera de su país. También en esa isla caribeña, a l d ía siguiente, Fischer hacía su debut brindando una exhibición de partidas s imultáneas; viajó a El Veda­do y ante 1 2 rivales mayores cosechó 1 O victorias y dos empates (Ramón Méndez y José Arango)':

¿¿j·�� Aquel recuerdo de la infancia, marcado a fuego en la memoria de Bobby Fischer, acaso al imentó el deseo de repetir la ex­periencia del regreso a Cuba; casi diez años después (en 1 96S), Bobby aceptaba el desafío de participar en el magistral Ca­pablanca, la principal competencia que anualmente se sigue realizando en La Ha­bana. S in embargo, cuando todo estaba l isto para subirse al avión con destino a la isla caribeña, Bobby recibió un mensaje del Departamento de Estado Norteamericano que le prohibía tomar aquel vuelo. Para colmo la prensa de los EE.UU. le atacaba acusándolo de trabajar, como propagan­dista, para el l íder cubano Fidel Castro. A la mañana siguiente, Bobby fue hasta una estación de correo y redactó un telegrama dirigido a Castro con el siguiente texto:

"Protesto contra la noticia publicada hoy en el diario The Nueva York Times, en la que se interpreta mi actitud como una vic­toria propagandista. En conexión con esta circunstancia debo retirarme del memo-

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Todo un misterio

rial Capablanca si no me envía inmedia­tamente un telegrama declarando que ni usted ni su gobierno intentará capita l izar políticamente mi participación en ese cer­tamen.

Fidel Castro, político astuto, recogió el guante y contraatacó:

"Estoy sorprendido por su acusación. No he dicho una sola palabra al respecto. Sólo las agencias norteamericanas dicen que nuestro país necesita victorias propagan­distas. Es asunto suyo si quiere o no jugar el torneo pero sus palabras son injustas. Si tiene miedo o se arrepiente de su decisión sería mejor buscar otra excusa o tener el coraje de mantenerse honrado':

Semejante desafío puso en jaque a Bobby, seguramente molesto porque aquellas palabras lo rid icul izaron y lo trataron de cobarde. Decidió idear un nuevo plan: si Mahoma no va a las montañas ...

Dispuesto a jugar ese torneo como fuera, y en tiempos en los que hablar de Internet hubiera sido sinónimo de utopía, Fischer organ izó todo para poder d isputar las par­tidas a pesar de las 1 350 mi l las de distancia que separan a Nueva York de La Habana. El 25 de agosto de 1 965 se puso en marcha el magistral Capablanca y una noticia en­seguida captada por la prensa recorrió el mundo entero: Fischer jugaría a l ajedrez vía teletipo; nadie podría impedírselo. Un Bobby tan joven como caprichoso había ganado otra batal la .

Desde una habitación del Marshal l Che­ss Club, de Nueva York, Fischer ejecutaba sus movimientos bajo la atención del ár­bitro J. R. Reinhart que los enviaba para su transmisión por télex, en tanto; en la sala de embajadores del hotel Habana Libre (antes Hi lton), José Raú l Capablanca (hijo del recordado campeón mundial y prócer cubano), reproducía la secuencia sobre el

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tablero de juego del alemán Heins Leh­man, e l rival de Fischer en la primera rue­da. Bobby ganó esa partida y su actuación fue bri l lante pese a las d ificultades y ese entorno extraño de juego; final izó en el puesto de escolta a media unidad del ga­nador, el ruso Smyslov.

En 1 966, Bobby cosechó un segundo puesto en la Copa Piatigorsky, Santa Mó­nica, detrás de Spassky. Y en La Habana, en la XVI I Ol impiada (ganada por la URSS, con 39,5 puntos, seguido por los EE.UU, con 34,5), logró 1 5 puntos tras 1 4 victorias, dos empates y una derrota.

Por ú ltimo, en d iciembre de ese año al­canzó su séptimo título como campeón de ajedrez de los Estados Unidos y, un año después, en 1 967, repitió ese éxito, por oc­tava vez consecutiva, que lo seña la como el ajedrecista norteamericano que más ve­ces ganó el campeonato de ese país.

Además, ese año Fischer obtuvo los prime­ros puestos en los torneos de Skopie (Yu­goslavia) y Monte Cario (Mónaco). Larry Evans, ajedrecista y excampeón de los Es­tados Unidos, reflota una anécdota sobre el paso de Bobby en Mónaco:

"En 1 967 el Príncipe Rainiero sol icitó dos grandes maestros norteamericanos para que participaran en un torneo internacio­nal en Mónaco y una condición inelud ible: uno de los dos debía ser Bobby Fischer. Bobby ganó el torneo pero se hizo muy antipopular por actuar como una prima don na. Dos años después, Rainiero repitió la experiencia, un torneo con dos norte­americanos y una condición ineludible: que ninguno de los dos jugadores fuera Bobby Fischer':

Ta l vez uno de los ú ltimos recordados sainetes protagonizados por Bobby haya sido su andar por el lnterzonal de Sousse, en Túnez. Una prueba que Fischer aban-

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donó cuando marchaba a la cabeza de la competencia, con 7 victorias y 3 empates, después de diez ruedas. El danés Bent Lar­sen, participante de ese certamen, recrea la escena.

"El programa del torneo fue preparado de acuerdo a las creencias rel igiosas de Res­hevsky, un judío ortodoxo, y de Fischer, un Adventista de l Séptimo Día, ya que ambos guardan el sabbath entre la puesta del sol del viernes y la puesta del sol del sábado. Por lo tanto, los viernes eran días l ibres, y los sábados las partidas de los dos nor­teamericanos empezaban a las 1 9 horas, mientras que el resto a las 1 6 horas.

El programa completo del torneo fue re­conocido por la F IDE con un mes de an­ticipación. Fischer jugó muy bien en las primeras rondas, venció a Barczay; entabló con Portisch; derrotó a M iagmasuren, Cué­l lar y Sarapú; entabló con Kavalek; y derro­tó a S te in en una bel la partida. Las partidas contra Korchnoi y Gel ler fueron posterga­das, y entonces Fischer encontró que ¡el programa de juego era muy difíci l ! . Tam­bién la luz era mala, los fotógrafos moles­taban, etc, etc, etc. Por lo que h izo una pro­puesta: ¡el calendario debía modificarse y se debía alargar unos días el ya largo tor­neo! El comité de la organ ización no acep­tó, y el joven norteamericano abandonó el torneo dejando una breve carta. Perdió su partida contra Gipsl is, por no presentarse, y se dirigió hacia Túnez. El presidente de la Federación Tunecina, Belkadi, lo persua­dió para que regresara. Cincuenta y cuatro minutos después de haberse iniciado la ronda entró en la sala del torneo y derrotó rápidamente a Reshevsky, quien protestó enérgicamente por el comportamiento de Fischer. Después Fischer venció a Byrne, y cuando advirtió que no se le permitiría jugar su partida contra Gipslis se marchó definitivamente.

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Ante Hort perdió por incomparecencia; amagó jugar conmigo, y hasta un coche de la embajada norteamericana estuvo esperándole en el hotel, pero Fischer no regresó. Más tarde el Comité del Torneo le comunicó que no podía continuar jugan­do; es que todos temían que jugara dos o tres partidas más y volviera a marcharse y, en ese caso, él hubiera completado más de la mitad de sus partidas, y sus resu ltados debían ser contabi l izados, lo que resu ltaba perjudicial para los que habían sido derro­tados': El relato del maestro Bent Larsen, como protagonista de la historia, le otorga mayor credibi l idad al testimonio.

¿¿ * �!::,

A partir de 1 968 Fischer será considerado como un rey Midas del mundo de los esca­ques y los trebejos; como si "todo lo que él tocase se convirtiera en oro': Es que a par­tir de entonces y hasta su victoria final en el Campeonato Mundial ante Spassky, en Reikiavik, en 1 972, Fischer ganará todo lo que juegue.

Tras la conquista de los torneos de Netan­ya ( Israel), Vinkovci y Zagreb (Yugoslavia), Bobby decidió participar en la XVIII Ol im­piada de Lugano (Suiza). Sin embargo, previo al comienzo del certamen el joven norteamericano de 25 años exigió como condición para tomar parte de la prueba un salón reservado para jugar, apartado del resto de los jugadores y el públ ico, y con una i luminación especial. Cuando los organizadores suizos rechazaron su pe­tición Fischer se enfadó y abandonó ese país visiblemente ofuscado.

No sería descabellado pensar a esta altura de los acontecimientos que el mayor per­sonaje de la h istoria del ajedrez del siglo XX, hubiera efectuado con aquel desplan­te otro de sus movimientos sorprendentes. Para Bobby el ajedrez es como el juego de

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la vida y él planeó una venganza por aquel desplante.

"Les voy a enseñar a estos señoritos quién es Robert James Fischer; no se olvidarán jamás de quién estuvo aquí y a quien no supieron comprender'; se le escuchó decir en uno de los pasi l los del aeropuerto de Zúrich. Mientras completaba los trámites para su embarque, aún con destino in­cierto, Bobby creía que era el momento oportuno para mostrarse ante los ojos del mundo como el mejor mortal en el domi­nio de los trebejos. Bobby se preparó para el lo.

Estaba l isto para dar el salto.

Durante su estancia en el aeropuerto de Zúrich, algo extraño sucedió en el com­portamiento de Bobby; previo a su regre­so a Estados Unidos, de manera imprevista tomó un vuelo con destino a Inglaterra. "Creo que puedo darle una sorpresa a mi madre'; pensó antes de subirse al avión que lo l levaría al encuentro con Regina. Hacía siete años que ambos se habían se­parado; ella abandonó a Bobby cuando emprendió una marcha por la Paz Mundial en 1 961 . En esa ocasión Regina conoció al profesor inglés Cyri l Pustan, con quien se casó poco meses después, y decidieron vi­vir juntos en Ing laterra.

Bobby guardó el secreto de lo hablado esa tarde. Tal vez la fría despedida, sin besos ni abrazos, haya sido la única señal visible de una herida de afectos que envolvió por siempre la vida de ambos, que ni siquiera cicatrizó con la muerte de Regina Wender en diciembre de 1 997. El destino, además, le guardaría una jugada sorpresiva a un Fischer ya sexagenario, débi l y enfermo; la muerte de su madre sería coincidente en tiempo con la de Joana, su única herma­na.

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Desde Londres Fischer partió hacia N ueva York y tras su l legada decidió mudarse de vivienda; acaso como otra señal de querer hu ir de su pasado. La nueva morada fue Pasadena, en Cal ifornia. T iempos en los que se dedicó a la lectura más al lá de los l ibros de aperturas y celadas; Bobby leyó con avidez Mi Lucha, de Adolf Hitler y Los Protocolos de los sabios de Sion, dos pi lares teóricos del antisemitismo. Un argumento para los psicólogos, que diagnosticaron que con el lo extrapolaba el odio hacia su madre-judía, como un modo de aversión a todos los judíos.

Durante 1 8 meses Bobby no participó en ningún certamen de ajedrez. N i s iquiera participó en el Campeonato de los EEUU, que este año era Zonal, clasificatorio para el Campeonato Mundial. No recibió visitas ni se mostró en públ ico; sobrevivió apenas con lo necesario, comía poco y mal con los escasos dólares que cobró por la publ ica­ción de su l ibro "Mis 60 mejores partidas': En el mundo de los escaques se propaga­ba lo siguiente:

"Fischer está paranoico"; "Se está prepa­rando para derrotar a los rusos': Realmente muy pocos conocían la verdad.

En 1 970, Bobby volvió a la escena aje­drecística; en Belgrado se presentó, ante la sorpresa de la prensa y de los mismos maestros, para jugar el match Resto del Mundo vs. URSS. Su imagen no era para nada arrogante: hasta aceptó sin repro­ches jugar en el segundo tablero, detrás de Bent Larsen. Fischer había regresado con todas sus fuerzas. En su match indivi­dual a cuatro partidas venció a Petrosian 3 a 1 (dos victorias y dos empates); después continuó haciendo de las suyas frente a l ta­blero y viajó a Herceg Novi, adjudicándose el Campeonato Mundia l blitz (a S minutos la partida), con 1 7 victorias, 4 empates y 1 perd ida (con Korchnoi). Al final del certa­men, y para sorpresa de los maestros y de

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cualqu ier mortal que observó esa escena, Bobby reprodujo las jugadas de los 22 juegos que había disputado de memoria. Algo era evidente, Fischer vivía su mejor momento con el ajedrez; lucía imbatible. Acaso su plan, La Venganza, estaba dando resultado.

Por aquellos d ías, The Nueva York Times lanzó una editorial con un inquietante tí­tulo "Temor a Fischer'� El maestro soviético Yury Averbach le manifestaba a ese pe­riódico que "existía cierta magnética y ex­traña infl uencia en Bobby; sus oponentes quedaban espiritualmente desbordados después de que él real izaba un par de ju­gadas sobre el tablero'�

En agosto de 1 970 Fischer viajó a la Argen­tina, donde guardaba preciosos recuerdos. Llegó y se adjudicó el Magistral de la Ciu­dad de Buenos Aires con tres puntos de ventaja sobre el ruso Vladimir Tu kmakov, y otros GM como Samuel Reshevsky y Florin Gheorghiu. Después se marchó a Siegen (Alemania) para jugar la XIX Ol impiada de ajedrez, sin saber que el destino le tenía reservada una sorpresa. Acaso la jugada más importante de su vida.

¿�·�� A los 42 años, el maestro americano de ori­gen húngaro Pau l Benko renunció a ú ltima hora a participar en el lnterzonal de Palma de Mallorca. En consecuencia, Fischer fue autorizado a ocupar esa plaza. El tren de las oportunidades que ofrece de vez en cuando la vida encontró a Bobby en el an­dén, en el momento preciso y señalado.

Fischer se lució en Palma de Mal lorca, en el VIII lnterzonal; cosechó 1 8,5 puntos (per­dió sólo una partida, ante Larsen), seguido por Geller, Hübner y Larsen, 1 5, Taimanov y Uhlman, 1 4. Hasta aquí los seis clasificados para el Candidatos. En la sigu iente fase, en los Cuartos de Final, en Vancouver (Cana-

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dá), Bobby barrió del tablero al ruso Mark Taimanov (6 a O); en Semifinales, en Den­ver (EE.UU), al danés Bent Larsen (6 a O) y, a l armenio Tigran Petrosian (6,5 a 2,5), en la Final de Candidatos jugada en Buenos Aires (Argentina).

Sumadas las seis ú ltimas partidas del lnter­zonal, con igual número de victorias, más los triunfos frente a Taimanov y Larsen, y hasta su primera derrota, en el segundo juego del duelo con Petrosian, Fischer ha­bía alcanzado 1 9 victorias consecutivas ante grandes maestros de la elite. Un re­cord aún vigente en el ajedrez. Una marca escalofriante. El número de triunfos conse­cutivos también podrían considerarse 20, ya que en la vigesimotercera jornada (en Mal lorca) Fischer ganó la ú ltima partida por incomparecencia ante el argentino Osear Pan no, quien no aceptó lo dispuesto por los organizadores de postergar la par­tida con Bobby, teniendo en cuenta que correspondía a la ú ltima jornada. El motivo de la postergación estaba relacionado con el Sabbath del jugador norteamericano.

"Eso no es ni justo, ni legal . No puede ju­garse una partida de la ú ltima rueda des­pués de que todos los participantes termi­naron sus juegos. Se puede adelantar, pero no atrasar'; dijo Pan no y se marchó a su ha­bitación. Bobby jugó 1 c4, una de las pocas veces que efectuó tal jugada como primer movimiento, y ganó por ausencia, hi lva­nando su séptimo triunfo consecutivo'�

Más al lá del incidente, el juego de Fischer era indomable para sus adversarios. Su vic­toria amplia e indiscutible en Cuartos de Final y en Semifinales del Torneo de Can­d idatos fueron dos golpes muy difíci les de asimi lar por sus rivales. Larsen no se recu­peró más de esa pal iza. En tanto Taimanov alguna vez reconoció en privado el dolor de esa derrota.

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"En mi país no podían concebir que yo, un jugador de primera fila mundial, pudiera perder ante un joven jugador sin ganarle una sola partida. Daban por sentado que me había dejado vencer por dinero. Tras esa derrota me prohibieron los viajes, las conferencias, los programas de televisión y radio, los entrenamientos con jóvenes valores y los artículos en diarios y revistas. Me qu itaron el sueldo básico que tenía­mos los grandes maestros, y lo peor aún fue que me apl icaron el mismo castigo como pianista. De ser una g loria pasé a ser un paria. La victoria de Fischer ante Larsen, también por 6 a O, apenas si modificó el pensamiento del Comité Soviético': contó el gran maestro Mark Taimanov, casi 1 6 años después de los hechos sucedidos.

Pero volvamos a 1 972.Ahora, Robert James Fischer estaba a un peldaño de la hazaña, la conquista del Campeonato Mundial de ajedrez, una competencia de domi­nio exclusivo de los rusos desde hacía 24 años, cuando en 1 948 Mikhai l Botvinnik se impuso en un torneo selectivo tras ser declarado vacante el títu lo máximo como consecuencia de la muerte del entonces campeón mundial, Alexander Alekhine.

Ahora Fischer iba a por los rusos.

¿¿·�� Por fin, el 1 1 de jul io de 1 972, en Reikiavik, Islandia, después de varias postergaciones que amenazaron con la suspensión defini­tiva del encuentro, Spassky, de 35 años, y Fischer, de 29, se sentaron frente al tablero ante 2500 espectadores, en la sala Laugar­dalsholl del complejo de ocio de la capital islandesa y encendieron uno de los duelos más populares y recordados de la historia del ajedrez.

Sucedía que en los tiempos álgidos de la política, para la propaganda capital ista o comunista, la conquista o el dominio

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de un punto cualquiera del Universo era la mejor lectura del avance de su poder. Épocas en las que las historias del mundo del espionaje, con su sofisticado arsenal tecnológ ico, a l imentaban la industria de la ficción en el cine y la televisión.

Quizá fue el marcado contraste ideológico de los rivales lo que avivó la pasión de sus segu idores a tomar partido por un color mucho antes del comienzo del duelo. No en vano la prensa internacional, que cap­tó la fuerte expectación entre mi l lones de entendidos y aficionados de todo el pla­neta -y hasta la de novatos y neófitos-, no dudó en titular aquel encuentro como el Match del Siglo.

Después de la victoria de Boris Spassky en el primer juego, de los 24 pactados, una situación sin antecedentes tuvo lugar en la historia de los campeonatos mun­diales. Bobby Fischer sostuvo que si no eran retiradas las cámaras de TV ubica­das en la sala de juego él no continuaría con el match. La situación fue más tensa aún cuando el empresario norteamerica­no Chester Fox, que había comprado los derechos de televisión, se mostró reacio a la negociación. Sólo cuando la amena­za de Fischer se hizo realidad (pasaban 35 minutos de la puesta en marcha de los relojes de la segunda partida y Bobby segu ía en el hotel), Fox l lamó a la habita­ción del retador para cambiar su postura. Fischer, entonces, también exigió que se retrasase en el reloj los minutos transcurri­dos desde el comienzo de la partida, pero el árbitro, el alemán Lothar Schmid, enten­dió que aquel lo no era reg lamentario y la sentencia final fue la victoria para Spassky -la segunda-, por incomparecencia de su rival . Los organizadores y la prensa espe­cial izada dudaban sobre la continu idad del match, a pesar de que a partir de en­tonces las partidas se jugarían en una pe­q ueña sala, ubicada detrás del escenario,

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fuera de los ojos del públ ico y de la lente de la TV.

En el círculo íntimo del norteamericano sólo se comentaba el mal humor y el alte­rado estado psíquico en el que se encon­traba el aspirante tras el abrupto 0-2. Sin embargo, esa noche en Reikiavik se produ­jo una l lamada insospechada, casi mágica. "Quería manifestarle que el pueblo norte­americano vería con mucho agrado contar con un Campeón Mundial de ajedrez. Se­ñor Robert Fischer, por favor ¡Mueva usted el culo y regrese de inmediato al tablero!':

La frase, reproducida por varios l ibros, sa­lió de los labios del influyente Henry Kis­singer, consejero presidencial de Richard Nixon.

Al día siguiente, Bobby Fischer ingresó como un rayo en la pequeña habitación detrás del escenario. Aunque necesitó cinco minutos hal lar su primera respues­ta, después jugó con soltura, y antes de la quinta hora había derrotado a su rival . En­tonces fueron los rusos los que exigieron que el match volviera al salón principal y Fischer, increíblemente, no puso reparos; sólo impuso la condición de que no h u­biera otras cámaras de televisión más que las de circuito cerrado. Una semana más tarde, tras el sexto juego, Fischer tomaba la delantera, después de sumar dos victo­rias consecutivas. Al l legar a la mitad del match, el aspirante se imponía por 7 a 5.

A pesar de la ventaja en el marcador, Bo­bby Fischer no se detuvo en sus exigen­cias: su mayor malestar era producto del ruido y los susurros del público en la sala. Ante cada petición de Fischer el alemán Schmid respondía tocando un botón con el que se encendía un tablero electrónico pidiendo silencio en la sala.

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"Prohíban la entrada de niños con cara­melos a la sala porque me distraen con el ruido que hacen al desenvolverlos':

"No quiero cámaras en la sala; si quieren usar las cámaras de la TV, que las manejen con control remoto':

"No cambiaré de si l lón durante el match porque la si l la de juego es como la cama propia':

"Quiero un tablero de madera: éste de mármol está mal constru ido; los cuadros claros son más grandes que los oscuros':

Estos y otros eran los reclamos más fir­mes real izados por Fischer. Y más al lá de la efusividad con la que los realizaba, ge­neralmente eran aceptados, no sólo por la certeza de sus argumentos, sino además por su validez. Un día pidió que las dos primeras fi las de la platea permanecieran sin públ ico -solicitud que le fue concedi­da-; luego, que las dos siguientes también estuvieran l ibres de personas, y su reclamo fue escuchado. Pero cuando exigió que las siguientes siete fi las debían estar sin pú­blico, los rusos estallaron de ira.

La delegación soviética creyó que era el momento oportuno de actuar; faltaban sólo siete juegos para el final del match y Fischer dominaba por 1 O a 7. Por medio de una nota d irigida a l árbitro y a l comité or­ganizador, los soviéticos sostenían que el retador recibía ayuda extra-ajedrecística y que su intento de evadir las cámaras era para que no hubiera pruebas documenta­les. En la ayuda de aparatos electrónicos o sustancias químicas debían estar las causas de aquel paso arrollador del nor­teamericano sobre el tablero de juego, ante un campeón que parecía hipnotiza­do frente a la fuerza de su rival, sostenían los soviéticos. Un grupo de científicos y espías anal izaron durante 48 horas toda la sala de juego y, con extremado control,

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los s i l lones util izados por los maestros. Se hicieron pruebas químicas con a lgunas manchas que presentaban los tapizados de cueros y, también fueron desarmados más de 1 00 cristales que i luminaban el escenario de las partidas. El veredicto de esos anál isis arrojó que: "sólo se encontra­ron dos moscas muertas debajo de una de las lámparas de i luminación':

En la partida no 21 , a tres del final, una nueva victoria de Fischer estableció la di­ferencia inalcanzable en el marcador: 1 2,5 a 8,5. Por el lo, el 1 o de septiembre de 1 972, por primera y única vez, un norteamerica­no fue consagrado campeón mundial de ajedrez.

Tras la ceremonia, Fischer se retiró del escenario y se alejó de los flashes y los aplausos. Subió a un taxi, enfiló hacia la habitación del hotel y a l conserje le dijo al pasar: "No estoy para nadie. Sólo para el presidente Nixon': Horas después recibiría un telegrama de fel icitación del primer mandatario yanqui.

Algunos años después se supo que esta anécdota de Bobby y su orden al conserje de no transmitirle l lamada o visita alguna estaba relacionada en verdad con otra h is­toria. Tras el triunfo en la sala de juego, una mujer de cabello rubio (se trataba de una peluca) se acercó para saludarle y fel icitar­le. En el momento que ambas miradas se enfrentaron, Bobby descubrió el bri l lo de esos ojos. Su corazón aún no estaba dis­puesto a perdonar a Regina, su mamá. Por eso huyó para evitar que ella lo a lcanzara y se encerró en el hotel para esquivar un nuevo escándalo.

El 1 de septiembre de ese año, las radios y canales de televisión de los Estados Uni­dos se detuvieron para leer una noticia: Robert James Fischer, ciudadano norte­americano era el nuevo Campeón Mundial de ajedrez.

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Bobby regresó a los Estados Unidos y fue recibido con honores, saludado por el pre­sidente Richard N ixon y el consejero de Seguridad Nacional, Henry Kissinger.

A los 29 años, vivía el mejor momento de su vida; todo parecía estar en orden. Pero algo subrepticio desequi l ibró la partida; perdió el control del juego y de su men­te. Se encerró en su casa y no se mostró en público. Algunos opinaron que su vida corría peligro; que había sido amenazado de muerte. Que era presa de persecución de algún servicio secreto. Otros sostenían que Bobby había incursionado en la rel i­gión, que desde hacia algo más de una década pertenecía a la comunidad de la Iglesia Universal de Dios; que al l í estaban los responsables de su insania, los que le habían arrebatado su pequeña fortuna.

En uno de los pocos reportajes concedidos por Fischer en su carrera, el periódico The Ambassador Report publ icó su opinión, una vez alejado de los extraños rezos:

"Tuve algunos problemas personales y empecé a escuchar a muchos predicado­res de la radio, hasta que el señor Herbert Amstrong me convenció y me dije: creo que Dios me ha señalado al indicado. A fines de 1 963 estaba en un torneo y me pidieron la décima parte del premio; des­pués me pedían el doble diezmo; franca­mente me l impiaron los bolsi l los: se l leva­ron los 94.3 1 5 dólares que percibí por el match en Islandia, con Spassky .. .

El problema es que uno empieza por des­confiar de su propio criterio y allí estás ter­minado. Es algo terrible. Insensible, uno se encuentra absorbido, hasta que de pronto aparecen algunas mentiras. Te dicen que la naturaleza h umana es malvada. La per­manente duda de tu propio pensam iento le conduce a uno hacia la locura. Cada vez que trataba de tener un pensamiento cuer­do creía que era del demonio. El los insis-

Page 60: Bobby Fischer, la leyenda

tían continuamente acerca de la tremenda lucha que l ibra Dios con el demonio y que se debe confiar en el Armstrongnismo. En verdad son todos unos sinvergüenzas':

¿8·�� Después de 1972 •••

Durante dos años Fischer no dio señales de vida. No atendió a la prensa, no respondió a las invitaciones oficiales, no jugó ajedrez en públ ico y ni siqu iera recibió a sus co­legas. Sólo un íntimo círculo de al legados, no más de cuatro, rompieron el s i lencio y contaron cómo pasaba sus horas el Cam­peón Mundial de ajedrez.

Bert Hochberg, periodista especia l izado en ajedrez, afirmó que Bobby se había muda­do y ahora vivía en el sótano de la casa de uno de los dirigentes de la secta religiosa La Iglesia Mundial de Dios; en medio de un cuarto desordenado, entre tableros, piezas, recortes, naranjas y vitaminas. Que pasaba la mayor parte del día l igado al ajedrez y que sólo por las noches recorría las cal les de Pasadena, para evitar ser reconocido con las luces del día .

Cuentan también que siempre l levaba a mano un portafol ios de cuero negro, en el que según creían, guardaba píldoras de serpientes para contrarrestar un atentado. Es que Bobby temía que la KGB planeara envenenarlo. Que los rusos no le perdona­rían lo sucedido en Islandia. Por eso, otros repiten que aquel temor l levó a Fischer a visitar a un odontólogo para que le extra­jera todas las emplomaduras de su den­tadura; desconfiaba que alguna vez, tras anestesiarle, le ocu ltaran diminutos micró­fonos en su boca.

Por esos días, el Nueva York Post, afirmó que Bobby fue visto por las calles de Pasa­dena repartiendo un volante, que dejaba leer una advertencia, "los Estados Unidos

Todo un misterio

están controlados por la mano ocu lta del satánico gobierno Secreto Mundial':

Acaso Fischer no advirtió que lejos de los tableros, de las principales salas de los más importantes torneos, su vida también co­rría peligro, que languidecía. Un sol itario Bobby había comenzado a mori rse ...

En 1 974, algunos meses después de que Anatoly Karpov venciera a Víctor Korchnoi y fuera declarado el desafiante al título de Bobby Fischer, éste rompió por primera y única vez el si lencio. Sin exhibiciones en públ ico y sólo a través de un grupo de abogados, le remitió a la FIDE una larga y detal lada nómina de exigencias: en total, sesenta cari l las dactilografiadas (por esos años,"word" sólo era sinónimo de palabra y las máquinas de escribir el mayor avance para procesar textos), como condición in­eludible para exponer su corona. Reclamó un "trascendente" premio en dinero, sin especificar el monto, y la garantía de que en la sala de la confrontación no serían ad­mitidos ni el público, ni muchos menos, los fotógrafos y la televisión.

Además, que la famosa poltrona giratoria que había fastidiado a Spassky fuera pues­ta a su disposición junto a un tablero es­pecial con escaques verdes y amaril los; y, además, un imperioso pedido: que el futu­ro match no debería tener un número fijo de partidas, pero sí de victorias; y que el aspirante debía vencer por dos puntos de ventaja para consagrarse campeón.

"¿Qué cosa podemos hacer? ... temo que tendremos que aceptar el 90o/o de lo exigi­do por Fischer'; dijo el entonces titular de la F IDE, Max Euwe, como antesala de una dura negociación, pero con extraña resig­nación.

Sin embargo, de pronto el titular de la FIDE modificó su postura; se volvió inflexible. Algo cambió con el paso de los días.

61

Page 61: Bobby Fischer, la leyenda

Todo un misterio

1975, el año de la traición •••

Herbert Armstrong, fundador de la secta rel igiosa, y Garner Ted Armstrong, conduc­tor del movimiento evangélico, engañaron y traicionaron a sus feligreses, entre el los a Robert James Fischer, con una patética profecía l lamada: " 1 975': Ese movimiento religioso vaticinó que 1 975 era el año del regreso de Jesús a la Tierra, y que el moti­vo de la celestial visita sería como conse­cuencia de un ataque nuclear que sufriría los Estados Unidos.

Indudablemente Bobby confió ciegamen­te en el lo. ¿Cómo no podía hacerlo a lguien que vivía encerrado en esos templos la mayor parte del d ía, desconectado del mundo exterior y sólo preocupado por descubrir novedades y variantes frente a un tablero de ajedrez?.

Acaso por el lo Bobby eligió el camino de la soledad y el ocultamiento, de la negación del otro mundo, y no tomó en cuenta las advertencias de la FIDE y del pel igro de la pérdida del título mundial si no modifica­ba parte de sus exigencias. Fischer creía en la l legada de un nuevo mundo, que el fin de los días estaba próximo y que su match por el título mundial de ajedrez quedaba relegado de cualquier negociación frente al anunciado holocausto.

Entre tanto los rusos, a través de su fede­ración, ideológicamente vinculada con las entrañas de la FIDE, presionó para que la discusión y negociación de la organización del Campeonato Mundial de ajedrez fuera férrea frente a la conducta y exigencias del joven norteamericano, y sobre todo que se fijara un plazo, un l ímite para aguardar la respuesta. El holandés Machgielis (Max) Euwe, excampeón mundial entre 1 935 y 1 937, poco pudo hacer frente a tamaña

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advertencia. Escuchó propuestas, definió estrategias y recibió amenazas. El doctor Euwe debió decidir entre su vida o la de Bobby Fischer.

El 1 de abri l fue el ú ltimo plazo para que Fischer aceptara la propuesta final de la FIDE y se fijara una sede para la d isputa del match con Karpov. Sin embargo, la si­l la del norteamericano, como otras veces, volvió a mostrarse vacía a la hora de la ne­gociación. Fischer no contestó; ni siquiera tartamudeó excusas.

Acorralado por los acontecimientos, con la presión de los rusos y de otras naciones, 48 horas más tarde, por boca de su presi­dente Euwe, la F IDE decidió la coronación del ruso Anatoly Karpov como nuevo cam­peón mundial de ajedrez, destituyendo de esa condición a l norteamericano Bobby Fischer. La frustración por tamaña decisión alcanzó a propios y extraños. Resu ltó el fin de la Era Fischer-Ajedrecista. La casa y "el poder comunista" volvían a estar en orden. Finalmente, el 3 de abril de 1 975, resu ltó ser el día que la FIDE, a poco más de 50 años de su creación (París, 1 924) y por pri­mera vez en la historia del juego con más de cuatro siglos de competencias interna­cionales desde el primer torneo celebrado en España, en 1 575, en época del Rey Feli­pe 11 (entre los españoles Fray Ruy López de Segura y Alfonso Cerón y los ita l ianos Leonardo di Cutro "11 Putino" (El Hermoso) y Pablo Boi "11 Siracusano"), resolvió despo­jar de su cetro al campeón m undial .

Bajo la conducción del holandés Max Euwe, avalado en la investidura que le otorgaba el cargo de presidente de la fe­deración internacional ( 1 970-1 978), partió la aciaga decisión de dejar al m undo del ajedrez sin su mejor pieza. Se realizó una votación oficial pero la determinación ya estaba tomada y los votos comprados; sa­caron a Fischer del juego y volvieron a sen-

Page 62: Bobby Fischer, la leyenda

tar a un exponente del partido comunista al frente del cetro.

Robert James Fischer, a los 32 años, fue alejado de ese microcosmo de homéricas torres, sesgos a lfi les y tenue rey; nunca más participó en certamen alguno, nunca más fue sorprendido jugando una partida. Sólo un par de juegos, a finales de los años setenta, frente a un débil programa infor­mático en Massachussets y casi dos déca­das más tarde, con 50 desgastados años, en su regreso para disputar un match para el escándalo ante el ruso Spassky.

Pero aquello fue otra cosa.

Lo cierto es que desde 1 975 su imagen se refugió en el olvido; la ausencia de su figu­ra en los principales torneos despertó los fantasmas del recuerdo, y la ausencia de sus genialidades frente a l tablero impulsó la idolatría. Revisando sus viejas partidas la afición descubrió que aquel monarca, ya sin corona, sin necesidad de ejecutar jaque alguno, cada d ía jugaba mejor. Día a día, Robert Fischer comenzaba a jugar una partida para la memoria; nacía el mito, Bo­bby Fischer. Ese 3 de abril de 1 975 fue el fin de la vida del ajedrecista; el día que el esta­blishment y la fuerza de su poder político lo patearon y sacaron del centro del table­ro. Indudablemente se recordará como el día en que mataron a Bobby Fischer.

Si bien es cierto que el ruso Anatoly Kar­pov debió cargar con la pesada cruz de ser el primer Campeón Mundia l de la historia que ganó un título en un escritorio y no frente a los l ímites de un tablero de 64 casi­l las, tras su coronación trató de demostrar con conquistas varias que en verdad era el mejor jugador de esos años. Además, gra­cias a una iniciativa del expresidente de la Federación Española Román Torán, Karpov y Fischer mantuvieron sendas reuniones secretas en 1 976, en las ciudades de Cór­doba y Madrid, tratando de establecer las

Todo un misterio

bases de un match entre ambos en el que estuviera en juego el título mundial de ajedrez. La misma fuente confirmó que la falta de acuerdo l legó de boca de Fischer y no de Karpov, cuando el norteamericano exigió que el duelo se denominara Cam­peonato Mundial de Ajedrez Profesional, a sabiendas que el Kremlin jamás lo acep­taría, y así se rompió definitivamente el diá logo.

Aquel lo fue lo ú ltimo que los aficionados conocieron de Bobby Fischer, el ajedrecis­ta, pese a que durante algún tiempo ron­daban sus fantasmas. Como si se tratara de una extraña profecía, Bobby l legó al reino del ajedrez, se elevó hasta lo más alto y luego fue tra icionado, vendido y negado. Pero a d iferencia del otro, éste jamás resu­citó.

Bobby, descansa en Paz (03-04-1 975).

¿¿·�� Treinta y tres años después

E/ 17 de enero de 2008

Ese hombre in extremis acaba de recibir la tercera y letal dosis de ese alcaloide amar­go y venenoso que se extrae del opio y cu­yas sales, en dosis pequeñas, se emplean como medicamento soporífero y anestési­co. En su domici l io de la cal le Klappastigur 7 en la ciudad de Reikiavik, capita l de Is­landia, su cuerpo avejentado y vencido se está muriendo por partes. Lo consume un feroz cáncer; la morfina lo evade y le evita los dolores. También lo mata.

Algunas horas después un médico firmará el certificado de defunción; la historia ofi­cial d irá que la muerte se produjo como consecuencia de un "Paro card io-respira­torio agudo':

63

Page 63: Bobby Fischer, la leyenda

Todo un misterio

También escribirán que después de tres noches de misterios en una ceremonia pri­vada que fue organizada en las primeras horas del día, cuando en Islandia aún es de noche y con sólo cinco testigos, los Sve­rrisson (Gardar, su mujer Krisin y sus dos hijos) y su esposa japonesa Miyoko Watai, el padre Jakob Rolland le dará cristiana sepultura en un terreno de la iglesia Lau­gardalur, en la ciudad de Selfoss, a 60Km. de Reikiavik.

Sin más pruebas que la imagen de un montículo de tierra y un entorno desolado y congelado que recorrerá el mundo de las noticias, se sostendrá que allí fue ente­rrado el cuerpo de Robert James Fischer, el sexagenario ciudadano islandés, un reme­do de aquel jugador norteamericano que maravi l laba a l mundo con su manera de actuar frente a l tablero.

Fal lecía con 64 años, los mismos que el nú­mero de casi l las de un tablero de ajedrez, y el mismo día ( 1 7 de enero de 1 95 1 , 57 años atrás) en que perdió su primera par­tida con un maestro norteamericano2 en una sesión de Simultáneas. Cosas del des­tino.

Aquel genio murió, oscuros intereses polí­ticos disfrazaron su muerte. Este desapare­ció cuando aún tenía muchos motivos por los que vivir.

Bobby Fischer había pasado todo una vida deseando ser el mejor. Toda su energía la depositó en ello; logró lo que deseaba. Acaso ese mismo día, cuando decidió cam­biar deseo por necesidad, otros factores le abrumaron la mente.

Nuevos temores y dudas lo acompañaron desde el mismo instante en el que nece-

2 N. E.: El maestro era Max Pavey, y la sesión

de Simultáneas se desarrolló en la Brookyln

Public Library de Nueva York. Fischer jugaba

su primera partida contra un maestro con sólo

8 años.

64

sitó demostrar y demostrarse que era el mejor. Comenzó a luchar contra los fantas­mas; lo atraparon los demonios.

Nos quedamos con su imagen de hombre d igno y solitario; que, acaso, no soñó nun­ca con ser rey sino que prefirió entregar su v ida a descubrir la mejor manera de ven­cerlo.

Quizás ese haya sido su mayor secreto, el que guarda junto a su tumba o sobre aquellas cenizas que hoy flotan sobre el mar.

Las de Robert James Fischer o simplemen­te Bobby Fischer. De su triste y solitario final .

Page 64: Bobby Fischer, la leyenda

PARTIDAS

SALTO A LA FAMA

Fischer fue un caso interesante de coherencia ajedrecística, desde niño comenzó jugando, con negras, variantes que comportaban el fiancheto del a lfi l de rey, que continuó posteriormente en su etapa adulta, de forma permanente. Petrosian co­mentó varios años después que mientras él había sufrido distintos cambios en su esti lo, pasando de l íneas clásicas con centros ortodoxos a posiciones "modernas'; en cambio Fischer siempre jugaba el mismo esquema, por lo que le era muy fácil encontrar jugadas y soluciones en posiciones complejas, y tenía un sentido mag­nífico en las mismas.

Hay ciertas partidas en la historia del ajedrez que provocan enormes oleadas de reco­nocimiento en todo el mundo ajedrecístico. Son tan espectaculares, que los medios de comunicación de todo el mundo se ponen de acuerdo para hacer público que ha nacido una nueva estrella. Un reconocimiento así acogió esta partida, jugada por el niño de trece años Bobby Fischer.

Partida no 7

Dona Id Byrne- Robert Fischer

Defensa Grunfeld 097

Nueva York, Rosenwald, 1 956

1 tbf3 �f6 2 c4 g6 3 tbc3 §&g7 4 d4 0-0

Anthony Saidy

Este esquema invita a las blancas a jugar con un sólido centro de peones tras la ju­gada S e4; de esta manera las negras en­trarían en los complejos caminos de la De­fensa India de Rey, arma permanente en el repertorio del genial norteamericano. Pero, ¿cuáles son los objetivos del negro en dicha posición? La respuesta es que tras 5 e4 el blanco domina el centro, tiene espa­cio, pero a cambio ha movido tres peones en cinco jugadas, mientras que las negras sólo sólo han necesitado mover un peón y se han dedicado a desarrol lar piezas. El se­gundo paso de las negras será el de dejar estático ese centro blanco con las rupturas ... d7-d6 y ... e7-e5, o eventualmente ... c7-c5. De esta manera se l imita el espacio de las blancas y se le trata de dar actividad al a lfi l fianchetado en g7. Esto se ve lógicamente

65

Page 65: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

de forma más clara con la jugada ... c7-c5. Por otra parte si la jugada es ... e7-e5 y el blanco intenta cerrar e l centro con dS (lo­grando un mayor espacio central) la estra­tegia se traslada a las rupturas existentes: c7-c6 y .. .f7-f5. Aunque las dos pueden pa­recer interesantes, es habitualmente más lógica .. .f7-f5, trasladando la .in iciativa al flanco de rey, mientras las blancas deben actuar sobre el flanco de dama, en donde disponen de un mayor espacio y movi l i­dad. Todo esto permite sin duda un juego muy imaginativo y di recto, muy a la medi­da de Fischer. Debemos siempre recordar la partida como una sucesión de ideas re­lacionadas entre sí.

S �f4

La idea de esta jugada radica en la inten­ción de evitar la reacción ... e7-e5. El alfil se coloca aquí para controlar dicha ruptura y de paso defenderse de ... c7-c5 con la ju­gada e2-e3, creando un sól ido centro que impediría jugar con l ibertad a las piezas negras.

S ... dS

Fischer no se deja engañar por el irregular desarrol lo de las blancas, y busca otro es­quema muy dinámico, entrando por tras­posición en la defensa Grunfeld. La idea es hacer estal lar el centro con la posterior ruptura ... c7-c5.

66

6 �b3

Las blancas presionan sobre dS y buscan que las negras planteen un esquema de­fensivo con ... c7-c6, para anular la d inámi­ca de la posición y evitar el ritmo agresivo y l leno de energía que imprimía Fischer en sus partidas. Con ... c7-c6 el negro estaría renunciando a la ruptura centra l ... c7-c5, su caba l lo de b8 debería buscar una casi l la pasiva de desarrol lo y las blancas podrían buscar l íneas tranqui las para presionar la posición, por ejemplo con e2-e3 y �c 1 .

6 ... dxc4 7 �xc4 c6

La idea del cambio en c4 seguido de ... c7-c6 se basa en que la dama queda en una posición expuesta a las amenazas, con lo que las negras pueden ganar tiempos de desarrol lo.

8 e4 �bd7

La idea estratégica de la posición pasa por la ruptura central . Romper el centro l ibera­ría la posición negra, dándole l ibertad a su alfil de casi l las negras para que tenga pun­tos concretos de ataque sobre el flanco de dama blanco, abri r las columnas cen­trales para las torres y permitir el rápido desplazamiento de las piezas, que se ven l imitadas con el actual centro de peones blancos. Desde el punto de vista estraté­gico, el objetivo es crear un desequi l ibrio

Page 66: Bobby Fischer, la leyenda

en la estructura de peones y una mayor actividad de piezas.

Jugando contra las rupturas centrales de las negras.

9 .•• ttlb6 10 VMcs

El blanco presiona en todas las casi l las centrales para evitar la l iberación de las negras. Aparentemente las negras han fra­casado en su intento de lograr actividad con e7-eS, pero con su próxima jugada la ruptura centra l cobra mayor fuerza.

10 ••• �g4

Lógica. La idea detrás de este movimiento reside en presionar sobre el cabal lo que domina eS, punto clave en donde las ne­gras quieren romper el centro. La jugada de alfi l desarrol la una pieza y permite un rápido contacto entre las torres, además de preparar la maniobra .)tJf6-d7 para finalmente abrir el juego y l iberar la posi­ción de la presión blanca mediante .. . e7-eS.

11 �gS?

Esta jugada es mala y veremos de qué ma­nera el "niño" se encarga de demostrarlo. Su idea es evitar el plan negro de ruptura antes explicado, pero si el blanco hubiera intentado 1 1 .ie2 seguiría 1 1 ... ttJfd7 1 2 '1Wa3 .ixf3 1 3 gxf3 eS (la ruptura de la que hablábamos) 14 dxeS We8 l S .ie3 (para poder así intentar expulsar las piezas con f3-f4) l S ... .ixeS !? (impidiendo de momen­to f3-f4, y preparando una nueva ruptura central con .. .f7-fS) 1 6 .id3 Wb8 Con la idea de l levar la dama a c7 y jugar �e8, para así continuar con .. .f7-fS. Las negras en ese caso lograrían una posición muy di­námica. Tal vez esto es lo que l leva a Byrne

Partidas

a hacer la jugada de la partida, sin pensar siquiera en lo que vendrá después.

11 • • • ttla4!!

Genial .

12YMa3

En caso de 1 2 ttJxa4 ttJxe4, y ahora:

a) 1 3 .ixe7 ttJxcS 14 .ixd8 �e8+ lS .ie2 ttJxa4 1 6 .igs ttJxb2 1 7 �d2 ttJc4 1 8 �d 1 .ixf3 1 9 gxf3 �e6 20 <±>fl ttJ b6, con posición ganadora.

b) 1 3 Wb4 ttJxgS 14 ttJxgS .ixd l 1 S <±>xd l .ixd4 1 6 <±>el Wds 1 7 ttJf3 We4+ 1 8 .ie2?? (78 <±>d7 Wb 7 + 79 <±>e2 �adB, con posición ganadora) 1 8 . . . .ixf2+ perdiendo la dama.

e) 1 3 Wcl WaS+ 1 4 ttJc3 .ixf3 1 S gxf3 ttJxgS También aquí la posición es ganadora.

d) 1 3 Wxe 7 ttJxgS 14 WxgS (7 4 '\WxdB �axdB 15 .ie2 ttJxf3 + 16 gxf3 .icB 17 ttJc3 .ixd4 con una posición desas­trosa para las blancas) 1 4 .. . �e8+ l S <±>d2 .ixf3 1 6 Wxd8 �axd8 1 7 gxf3 �xd4+ 1 8 <±>c2 �xa4 con un final prácticamente perd ido.

12 • • • ttlxc3 13 bxc3 ttlxe4! 14 �xe7 VMb6 15 �c4

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Page 67: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

La alternativa es 1 5 ixf8 ixf8 1 6 �b3 éDxc3 1 7 gd3 étJds 1 8 �xb6 axb6 con un final s in esperanza para las blancas.

15 ••• tbxc3! 16 �c5

En caso de 1 6 �xc3 gfe8 1 7 0-0 (17 lDe5 fuel 18 ixfl+ <JlfB! 19 f3 ixe5 20 dxe5 rufl ganando) 1 7 ... gxe7 también aquí la posi­ción sería ganadora.

16 •.• �Ue8+ 17 <i>f1

17 ••• .ie6!!

Esta es la clave de la combinación. No nos queremos imaginar lo que estaría pasan­do por la cabeza del entonces consagrado maestro Donald Byrne (hermano del Can­didato a l título mundial Robert), frente a un niño de 1 3 años.

Peor era 1 7 .. . 'Ll bS? 1 8 ixf7+! <Jlh8 ( 1 8 .. . <Jlxf7?? 1 9 �b3+ ie6 20 lDgS+ <±>f6 (20 .. . <JlgB 21 lDxe6 lDxd4 única y perdedora. 22 lDxd4+ �xb3 23 lDxb3 b6 24 ie3 Con final ganador) 21 �f3+ ifS 22 lDxh7+ <±>f7 23 ixb6) 19 ixb6 éDxa3 20 ics ganando ca­l idad.

18 �xb6

Si 1 8 �xc3 �xcS 1 9 dxcS ixc3 sólo servi­ría para hacer más lenta la agonía; por otro lado, si 1 8 ixe6? �bS+ 1 9 <±>g 1 lDe2+ 20 <Jlf1 lDg3+ 21 <±>g 1 �f1 + 22 gxf1 lDe2#.

68

18 ••• �xc4+ 19 <i>g1 tbe2+ 20 <i>f1

20 ••• tbxd4+ 21 <i>g1

21 gd3 axb6 22 �c3 lDxf3 y todo terminó.

21 ••• tbe2+ 22 <i>f1 tbc3+ 23 ci>g1 axb6 24 Wb4 ga4! 25 Wxb6 tbxd1

Fischer consigue así mucha ventaja mate­rial. El resto se podría haber evitado.

26 h3

26 �xb7 ids 27 �d7 ge2.

26 ••• gxa2 27 <i>h2 tbxf2 28 gel gxe1 29 Wd8+ �f8 30 tbxe1 �d5 31 tbf3 tbe4 32 Wb8 b5 33 h4 h5 34 tbe5 ci>g7 35 <i>g1 .ic5+ 36 <i>f1 tbg3+ 37 <i>e1 .ib4+ 38 <i>d1 .ib3+ 39 <i>c1 tbe2+ 40 <i>b1 tbc3+ 41 <i>c1 ga# 0-1

Page 68: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

SU RIVAL EN OCCIDENTE

Esta fue la primera partida que enfrentó a Fischer con uno de sus h istóricos riva­les, no tanto por el equi l ibrio de sus enfrentamientos persona les, sino más bien por su lucha encarnizada para convertirse en el mejor jugador no soviético. El resultado entre ellos arroja once victorias para Fischer, dos para Larsen y un solo empate. También es vál ido recordar que el escaso número de empates entre el los se debe más a l optimismo y al exceso de confianza de Larsen, pero también a la excelente técn ica de Fischer.

El ajedrez es ciertamente un arte, pero yo no pensaba en ello. Sólo el juego preciso y fuerte puede ser bonito ... La precisión, en primer lugar. En última instancia, todo se decide por la clase. Luego podemos aspirar a una partida preciosa. Pero para jugar con elegancia y precisión hay que saber mucho y ser capaz de utilizarlo.

Partida no 2

Robert Fischer - Bent Larsen

Defensa Siciliana B77

lnterzonal de Portoroz (8), 1958

1 e4 eS 2 llJ f3 d6 3 d4 cxd4 4 llJ xd4 llJ f6 S llJ c3 g6 6 .ie3 .ig7

Queda planteada la variante del Dragón de la Defensa Sici l iana. Hagamos un repa­so a las ideas y estrategias de ambos ban­dos. Por una parte las blancas intentarán jugar una posición con enroques opues­tos y mantener la in iciativa sobre el flan­co de rey, tratando de debil itarlo para de esta forma conseguir puntos de contacto por donde puedan penetrar sus piezas. En

Bobby Fischer

la variante del Dragón el negro trata de aprovechar la apertura de la columna "e'; que queda semiabierta, permitiendo de esta forma la presión de las piezas pesadas por esta columna, apoyada por el alfil de fiancheto. Las blancas, por su parte, tam­bién tienen argumentos que le permiten encarar las s iguientes jugadas con opti­mismo, ya que las negras han debi l itado su enroque con el avance del peón a g6, permitiendo sin duda puntos de contacto en fS y hS para de esta manera abrir l íneas y conseguir penetrar en la posición. Por otra parte, las negras deben ser candentes de la fuerza e importancia del a lfil de g7 en su aspecto d inámico, por los problemas que puede crear sobre el centro y el flan­co de dama y por ser el principal defensor de todas las casi l las negras de su enroque, por lo que deben intentar evitar su cam­bio, básicamente con la jugada ih6. Con su ú ltimo movimiento, las blancas nos dan a entender que pretenden enrocarse largo para de esta manera empujar sus peones del flanco de rey hacia el contacto en g6. Otra opción aquí era seguir 6 ie2 y enro­que corto, pasando a una partida tranqui la, pero este planteamiento no se adaptaba a lo que Fischer pensaba del tratamien­to de la posición: "Podría ganar docenas

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Page 69: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

de partidas con idénticas condiciones y mi ciencia en estos casos es bien senci l la: abrir la columna "h" a toda costa, sacrifico, sacrifico . .. , ¡y mate! (Bobby Fischer, Mis 60

memorables partidas).

En caso de 6 ... ltJg4? 7 .ib5+ y las negras pierden material .

7 f3

Esta jugada es necesaria, dado que e l plan pasa por el 0-0-0, y la dama deberá ubi­carse en d2, para de esta forma preparar el cambio de alfiles en h6. Pero sin esta jugada de peón -que también refuerza la defensa de e4- las negras dispondrían de la reacción ... ftJf6-g4, tratando de el iminar el poderoso alfil blanco. El peón f3 es ade­más el punto de apoyo para el avance de los peones del flanco de rey.

7 •.• 0-0 8 Y!Y d2 tü c6 9 .ic4 tüxd4 1 O Axd4 Ae6 1 1 .ib3

Lógicamente es posible 1 1 .ixe6 fxe6 1 2 0-0-0 \Wa5 1 3 h4 E:ac8 1 4 <i>b1 E:c4 pero las blancas no parecen tener ninguna ven­taja apreciable.

1 1 ••• Y!Yas 12 o-o-o bS

No parece buena 1 2 ... .ixb3 1 3 cxb3!, y las negras se van quedando sin contrajuego. En la siguiente partida podemos ver cómo el blanco explota todos los temas de rup­tura sobre el flanco de rey negro que ha­bíamos comentado anteriormente. 1 2 ... E:fc8 1 3 <i>b1 b5 1 4 E:he1 .ixb3 1 5 cxb3 (Si 15 axb3 las negras pueden aprovechar la debilidad de la columna "a" con 75 . . . E:c6 seguido de ... E:a6) 1 5 ... E:d8 1 6 g4 E:ac8 1 7 g5 ftJd7 1 8 ixg7 mxg7 1 9 h4 ltJe5 20 '.We3 E:e8 21 f4 ttJc6 22 h5+- Con ataque deci­sivo. 22 ... a6 23 hxg6 hxg6 24 f5 .E:cd8 25 ttJ d5 E:h8 26 f6+ exf6 27 gxf6+ <i>f8 28 E:h 1 E:g8 29 E:c1 ltJb4 30 a3 tt:Jxd5 3 1 exd5 1 -0.

70

V. Anand - l. Werner, Bad Mergentheim, 1 993.

13 <i>b1

Creando la amenaza ltJc3-d5.

11 • • • b4 14 tüds

No hay otra casi l la para el cabal lo; por ejemplo: 1 4 ltJe2? .ixb3 1 5 cxb3 E:fd8. Y a diferencia del comentario que hicimos en la jugada 1 2 sobre el cambio en b3, las blancas aquí no pueden evitar la ruptura central, con lo que las negras consegu irían un fuerte contrajuego.

14 • • • .ixdS

Tras 1 4 ... ttJxd5 1 5 .ixg7 <i>xg7 1 6 exd5 .id7 17 E:de1 ±. La presión sobre la columna "e" sumada al ataque sobre el rey negro con h4-h5 da a las blancas una clara ventaja. A. Suetin - V. Korchnoi, Cto. URSS, 1 953.

1S .ixdS

Esta jugada no es considerada hoy como la mejor continuación, pero en ese mo­mento Fischer resolvía una situación nue­va en el tablero y elige una jugada que no bloquee el alfil y permita mantener laten­te las amenazas sobre el rey negro, pero dando la opción a las negras de igualar. De todas formas es difíci l expl icar la teoría sin ejemplos prácticos que nos permitan ver

Page 70: Bobby Fischer, la leyenda

el estado actual de las l íneas, y debemos ver algunos ejemplos, que creemos signi­ficativos. Larsen repitió esta línea al año siguiente, contra Tal, en Zúrich, quedando con problemas después de: 1 S exdS! Wbs 1 6 El:he1 Con presión sobre la columna "e'� 1 6 ... as 1 7 We2!± (17Wd3?! Wxd3 78 fud3 a4 79 �e4 El:fe8 20 �bS (mejor 20 b3) 20 ... :gas 21 �e6liJxdS 22 hds fudS 23 hg7 fud3 24 exd3 �xg7 2S :gxe7 b3 y las negras están muy bien S. Gangu ly- R. Felgaer, Ere­ván, 2000) 1 7 ... Wxe2 1 8 :gxe2 a4 1 9 �c4 :gfc8 20 b3 El:c7 2 1 c3 bxc3 22 �xc3 !!b8 23 c4fc2 con mejor final para las blancas M. Tal - B. Larsen, Zúrich, 1 9S9.

También se ha jugado 1 S exdS! Wbs 1 6 Wd3 Wxd3 (por lo visto 76 ... Wb7 da a las negras más opciones de consegu i r con­trajuego) 1 7 El:xd3 El:fc8 1 8 El: e 1 El:c7 1 9 c3 aS 20 cxb4 axb4 21 El:dd 1 El:ac8 (2 7 ... �h6 22 g3 �f8 23 f4liJd7 24 El:e7 liJes 2S El:e4 fS 26 �e3 El:aS 27 fub4 liJxb3 28 fub3 fudS 29 a4± y los peones blancos del flanco de dama son más peligrosos que los centra­les negros, A. Motylev - R. Felgaer, Linares, 2001) 22 �b6 El:b7 23 �f2 El:a8 24 El:c 1 �f8 2S :gc6 liJd7 26 El:ec1 liJes 27 f4! Evitando la maniobra del alfil negro (27 hes dxeS 28 :g 7 xeS �eS 29 g3 �d6 y las negras tienen una posición de resistencia) 27 ... �f6 28 �xcS dxcS 29 El: 1 xcS± con clara ventaja en el final, que terminaron imponiendo en F. Jenni - R. Felgaer, Ereván, 2000.

15 ..• gac8?

Partidas

Como hemos dicho al principio de la par­tida. Larsen es un jugador muy optimista, situación que le ha brindado grandes vic­torias y grandes sinsabores, y en este mo­mento rechaza una l ínea que puede l levar a una posición igua lada contra un joven quinceañero. Lamentablemente para él ésta será una lección que tampoco apren­derá para partidas futuras. Después de 1 S ... liJxdS 1 6 �xg7 (16exdSWxdS77Wxb4m) 1 6 ... liJc3+! 1 7 bxc3 (17 he3 bxc3 18 Wxc3 Wxc3 7 9 bxc3 :g(c8=) 1 7 ... :gab8! 1 8 cxb4 Wxb4+ 1 9 Wxb4 :gxb4+ 20 �b2 :gfb8 21 �a 1 :gxb2 22 :gb1 :gxb1 + 23 :gxb1 :gc8 24 �b2 fS con posición igualada.

1 6 .ib3! gc7

1 6 ... Wbs 1 7 �xa7; 1 6 ... liJd7 1 7 �xg7 �xg7 1 8 h4 liJes 1 9 �ds e6 20 Wd4+ f6 2 1 �c4. Y todo parece ser más claro para las blancas.

1 7 h4

1 7 ••• WbS

Una jugada natural; el peón a7 está ahora defendido por la torre de c7. Con su últi­ma jugada las negras buscan movi l izar sus peones del flanco de dama para crear al­gún contrajuego sobre el rey blanco. Si 1 7 ... h S 1 8 g4! hxg4 ( 1 8 ... :gfc8 1 9 WgS! (79 El:dg 7 hxg4 20 hS gxhS 2 7 fxg4liJxe4 22 W f4 eS 23 Wxe4 exd4 24 gxhS c4?h8 2S h6 �f6 26 El:g7!+- hg7 27 hxg7+ c4?xg7 28 Wh4 c4ff8

71

Page 71: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

29 Wff6 y el mate no tarda en l legar) 1 9 ... dS 20 gxhS ltJxhS 21 .ixg7 i>xg7 22 ghg 1 y no hay forma de sostener la posición) 1 9 hS gxhS (79 ... lDxh5 20 hgli>xg721 fxg4 lDf6 22 Wfh6++-) 20 fxg4 y ahora:

a) 20 ... ltJxe4 2 1 Wf d3 dS 22 .ixg7 i>xg7 23 gxhS, con posición indefendible para las negras.

b) 20 ... hxg4 2 1 �dg 1 eS 22 .ie3 �d8 23 .ih6+-.

e) 20 ... ltJxg4 21 .ixg7 (21 gdg 1 .ixd4 22 fug4+ hxg4 23 Wfh6+-) 2 1 ... i>xg7 22 �dg 1 �h8 23 Wlf4 e6 24 �xg4+ ga­nando.

18 h5!

No hay tiempo que perder.

18 •.. gfc8

En caso de 1 8 ... gxhS 1 9 g4! hxg4 20 gdg1 (20 fxg4 tDxe4 21 Wfh2 ltJgS 22 hgl i>xgl 23 �ds �es 24 Wfh6+ i>gB 25 gxg5+ fugs 26 Wfxhl#) 20 ... �es 2 1 .ixf6 exf6 22 Wfh2 h6 23 �xg4 �gS 24 �gg 1 con la idea de jugar f4 y .id S. 24 . . . �xg 1 + 2S �xg 1 fS 26 f4 (evitando . . . WfeS) 26 . . . i>h8 27 Wlg3 .id4 28 �h 1 .ig7 29 Wf gS Wff1 + 30 �xf1 hxgS 3 1 fxgS fxe4 3 2 �h 1 + i>g8 3 3 g 6 con ventaja blanca.

19 hxg6 hxg6 20 g4

72

Cuando queremos destruir un fiancheto los objetivos a seguir son:

a) El iminar las piezas que lo defienden, en este caso el alfil g7 y el cabal lo f6.

b) Abrir columnas con el avance de los peones, genera lmente con el avance del peón torre.

En la partida esta columna ya fue abierta y ahora queda el iminar las piezas que lo defienden. Es malo 20 .ixf6? .ixf6 21 Wfh6 e6!= y el alfil de f6 permanece en el table­ro, d ificultando el ataque del blanco.

20 ••• as

Bobby no dará la mínima posibi l idad de contrajuego. Las piezas negras son sim­ples espectadoras de la l ucha.

21 gS tiJhS

No hay buenas alternativas:

a) 21 ... ltJe8 22 .ixg7 ltJxg7 (22 . .. i>xgl? 23 Wfh2+-) 23 gh6! e6 (23 ... a4 24 Wfh2 ltJhS 25 �xg6++-) 24 Wfh2 ltJ hS 2S .ixe6! fxe6 (25 . . . Wlxg5 26 fug6+! Wlxg6 27 hcB+-) 26 �xg6+ ltJg7 27 �h 1 +-.

b) 21 ... a4? 22 gxf6 axb3 23 fxg7! bxc2+ 24 Wfxc2! eS 2S Wfh2+-.

Page 72: Bobby Fischer, la leyenda

22 gxhS! gxhS

Si 22 ... i.xd4 23 \Wxd4 gxhS 24 g6 'IW eS (24 . . . e6 25 \Wxd6) 2S gxf7+ i>h7 (25 . .. i>f8 26 Wixe5 dxe5 27 �g 1 e6 28 i.xe6 i>e7 29 i.xc8 &c8 30 �g5+-) 26 'IW d3+- con idea de f3-f4, como comenta el propio Fischer. En caso de 22 ... eS 23 i.e3 a4 (23 ... gxh5 24 g6 a4 25 gxfl+ &fl 26 i.xfl+ i>xfl 27 \Wxd6) 24 i.xf7+ �xf7 2S �h3 b3 26 cxb3 axb3 27 a3 y no se ve justificación al peón de menos de las negras: su alfil es un espectador pa­sivo, el rey blanco en al no sufre ninguna amenaza y los peones de b3 y d6 son ob­jetivos de ataque.

23 g6 eS

Tampoco resiste 23 ... e6 24 gxf7+ i>xf7 (24 ... &fl 25 i.xe6) 2S i.xg7 i>xg7 26 �g 1 + i>h7 27 i.xe6!+- [27 \Wg2 \We8! (27 ... \We5? 28 Wig6+ i>h8 29 �g5 �g7 30 &h5+ i>g8 31 Le6+ i>f8 32 �f5+ i>e7 33 �f7+ +- Fis­cherJ 28 Wgs a4 29 i.c4! (29 La4 Wfl 30 i.b3 �es y no se ve cómo continuar el ataque) 29 ... '1Wf7 30 �h 1 �xc4 3 1 �xhS+ WixhS 32 WxhS+ i>g7 y aquí nada es cla­ro]. Por ejemplo: 27 ... !!f8 28 i.dS !!g7 29 !!xg7+ i>xg7 30 WgS+ i>h7 31 \WxhS+ i>g7 32 'IWgS+ i>h7 33 c4 '1Wd7 34 eS! (con idea de 3S i.e4) 34 ... Wg7 3S Wh4+ Wh6 36 !e4+ i>g7 37 Wxh6+ i>xh6 38 exd6 La posición está completamente ganada.

24 gxf7+

Partidas

24 ••• �f8

Es curioso ver el comportamiento ciclo­tímico de Larsen; de la anterior ansiedad en pos de la victoria pasa a no buscar la mejor defensa de la posición. Era mejor 24 ... �xf7 2S !e3 a4 26 ixf7+ i>xf7 27 \Wxd6 if6 o 27 ... \Wc6, invitando a entrar en un fi­nal que debe ganarse, aunque todavía po­drían existi r a lgunas dificultades técnicas.

2S ie3 dS

En caso de 2S ... a4 26 \Wxd6+ !!e7 27 '1Wd8+! !!xd8 28 �xd8+ �e8 29 icS+ +-; o bien 2S ... �d8 26 ih6+-.

26 exdS

26 ixdS �xc2!

26 ••. gxf7

26 ... a4 27 d6! axb3 28 dxc7+-.

21 d6 gf6 28 igs V;Yb7

28 ... Wd7 29 WdS! Wf7 (29 ... �fl 30 ie7+!J 30 ixf6+-.

29 i.xf6 i.xf6 30 d7 gds 31 V;Y d6+

Si bien gana, lo exacto era 3 1 '1Wh6+! i>e7 (3 1 ... ig7 32 Wd6#) 32 Wh7+ i>f8 33 Wf7#.

1-0

73

Page 73: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

AFÁN ANALÍTICO. LA BÚSQUEDA DE LA V ERDAD DE LA POSICIÓN

Esta partida tiene importancia desde distintos puntos de vista. Por un lado es la partida que permitió a Fischer conseguir e l título de gran maestro a la edad de 1 S años, nada menos que contra uno de los mejores jugadores de la época y jugando con las piezas negras, pero la segunda y más importante, porque a partir de aquí se marcan alguna de las características de este genial jugador. Fischer investiga recursos defensivos en una posición que se consideraba refutada: tres años antes, en la decimocuarta jornada del lnterzonal de Gotemburgo de 1 955, tres jugadores rusos, Geller, Spassky y Keres, vencieron a los argentinos Panno, Najdorf y Pi ln ik con una fuerte novedad teórica del laboratorio soviético.

Fischer fue el único, a pesar de su corta edad, que fue capaz de discutir los análisis de los jugadores rusos, poniéndolos en entredicho de forma constante, y además con la dificultad añadida de que Fischer fue un autodidacta y normalmente es­tudiaba solo.

Sonó el teléfono. Era el gran maestro yugoslavo Svetozar Gligoric, llamando desde Venecia. La sonrisa de Fischer resplandeció. Gligoric era uno de sus más calurosos admiradores. "iGiigo! Gracias. ¿Qué? Estaba un poco preocupado tras la segunda partida. Sí, bueno, en la quinta él tenía una buena posición pero no intentó ganar. Es cierto, estos matches son de algún modo fáciles para mí. pero siento que he estado en mi mejor momento desde hace muchos años. ¿Spassky? Es muy sólido pero bueno, ya sabes. ¿Felicitaciones de Spassky? No, nada. Adiós, Gligo':

Colgó el teléfono sonriendo. 'Wo he recibido felicitaciones de Spassky todavía. Creo que le mandaré un telegrama: 'FELICIDADES POR GANARTE EL DERECHO A ENFREN­TARTE A M[ POR EL CAMPEONATO DEL MUNDO'�

Brad Darrach, Revista LIFE (12 de noviembre de 1 971)

Partida no 3 Svetozar Gligoric - Robert Fischer

Defensa Sicilia na 898

lnterzonal de Portoroz (21), 1958

peón "e" de las negras y con esto lograron ubicar a su cabal lo en una importante ca­si l la central, y faci l itar el desarrol lo de los a lfi les.

1 e4 eS 2 tlJf3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJxd4 tlJf6 S tlJc3 a6

La Defensa Sicil iana fue siempre el arma preferida de Fischer por su tremenda complejidad, lo que le permitía mostrar todo su potencial y poner rápidamente en dificu ltades a su riva l. Pero para ver mejor este aspecto trataremos de explicar los conceptos estratég icos de los dos bandos. Las blancas cambiaron su peón "d" por el

74

Page 74: Bobby Fischer, la leyenda

Pero el negro tam bién ha logrado ven­tajas estratégicas, y éstas se basan en el control de la columna "e" y una mayoría de peones centrales que tendrán una gran importancia en la partida. Por ejem­plo, la columna semiabierta permitirá a las negras desarrol lar su contrajuego y la presión será apoyada por la elasticidad de sus peones del flanco de dama; por otra parte su mayoría de peones centra les (d6-e6) l imita la acción de las piezas menores blancas. Esto hará que este bando dirija su ataque sobre el flanco de rey. Pero aquí se encontrarán normalmente con una es­tructura sana de peones neg ros, lo que impl ica que para destru i r esa formación necesitarán del avance de peones. Recor­demos que los peones son capaces de romper una determinada configuración de peones, para que a la postre las piezas puedan entrar por las debil idades crea­das. Sin embargo, el avance de peones comporta varios tiempos, y esos tiempos podrán ser aprovechados por las negras gracias a su rápido juego de piezas en el flanco de dama. Como ven las posibi l ida­des son muy ricas y complejas.

61gS

Esta es una jugada activa y provocativa, pues busca que las negras tengan que uti­lizar ... h7-h6 para expulsar el alfil, y de esta manera, crear un punto de contacto más rápido sobre el flanco de rey. Por otra parte, el blanco intenta jugar f2-f4 y e4-e5, crean­do problemas sobre la diagonal h4-d8, y si las negras intentaran jugar ... e7-e5 enton­ces los peones centrales perderían elastici­dad, creando casil las de ataque o invasión en dS y fS, sumado a que el alfil blanco de gS quedaría muy bien ubicado, presionan­do sobre el caballo que defiende dS.

6 0 0 0 e6 7 f4 1e7 8 %Vf3 h6

En principio, primer objetivo cumplido: aho­ra el blanco intentará la ruptura g2-g4-g5.

Partidas

9 1h4 g5

Esto da pie a la variante Gotemburgo, que hemos comentado en el encabezado de la partida.

10 fxgS tilfd7

El plan es tan simple como bril lante para las negras, en caso de que sea real izable; colocar un cabal lo en eS, defender el pun­to f7, crear una consistente masa de peo­nes centrales y favorecer un desarrollo rá­pido, permitiendo a las negras hacerse con el control de la partida. Pero ...

1 1 ttlxe6!

Debe de ser la jugada correcta. No da tre­gua a las negras, al atacar rápidamente el rey en el centro, y las piezas blancas, en principio torpemente ubicadas, pueden coordinarse en ataque.

75

Page 75: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

1 1 • . • fxe6 12 �hS+ �f8 13 AbS!

Rápidamente el blanco crea complejos problemas, amenazando por la col umna "f" la integridad del rey negro. Se ha in­tentado también 1 3 ic4 pero las negras pueden uti l izar dos ideas defensivas: uno la amenaza sobre el alfil con ttJes, y otro la casi l la ea para su dama.

(!?!). Esta es la novedad preparada por Fis­cher, y veremos el recorrido que tuvo ·en la historia.

Veamos las tres partidas de Gotemburgo:

a) 1 3 ... ttJes 1 4 ig3 ixgS 1 5 0-0+ r:Jle7 1 6 ixe5 'Wb6+ 1 7 r:Jlh 1 dxeS 1 8 'Wf7+ r:Jld6 1 9 !!ad 1 + '1M! d4 20 !!xd4+ exd4 2 1 eS+ r:Jlcs 22 'Wc7+ lüc6 23 ixc6 1 -0 E. Geller - O. Panno, Gotembur­go, 1 955.

b) 13 . . . r:Jlg7 14 o-o ttJes 1 5 ig3 lüg6 1 6 gxh6+ !!xh6 1 7 !!f7 + �xf7 1 8 'Wxh6 axbS 1 9 !!f1 + r:JleB 20 'Wxg6+ �d7 21 !!f7 lüc6 22 ttJds !!xa2 23 h4 (23 h3 'Wh8 24 tbxel tüxel 25 WfgS !!a7+ 26 �h2 Wfd8 27 Wfxb5+ r:Jlcl 28 Wfc5+ r:Jlb8 29 ixd6+ r:Jla8 30 ixel !!aS 3 7 'Wb4 1 -0 B. Spassky - H. Pi l­nik, Gotemburgo, 1 955) 23 ... Wfh8 24 lüxe7 lüxe7 25 WfgS 1 -0 P. Keres - M. Najdorf, Gotemburgo, 1 955.

76

Tenemos pocas partidas posteriores con 1 4 Wfg6 ya que el resu ltado y las posicio­nes resultantes, como veremos más tarde, no ofrecen un buen juego a las blancas, pero en casi todas la respuesta negra ha sido la textual. Veamos un ejemplo bastan­te claro de cómo podrían desarrol larse los acontecimientos si las negras intentaran: 14 . . . !!g7 1 5 0-0+ �g8 1 6 Wfxe6+ r:Jlha 1 7 gxh6 !!h7 1 8 ixd7 y aqu í:

Diagrama de análisis

a) 1 8 ... ttJxd7 1 9 ixe7 !!xe7 [1 9 ... Wfxe7 20 Wfg6 ttJes 21 Wff6+ Wfxf6 22 !!xf6 tbf7 (22 . . . idl 23 !!af7 !!g8 24 fud6 ih3 25 !!f2 !!fl 26 fuf7 fug2+ 27 r:Jlh 7 tbxfl 28 !!d3 fuc2 29 fuh3 fub2 30 !!g3 lüxh6 3 7 r:Jlg 7 tbfl 32 tbdS!± r:Jlhl 33 !!g2 con muy buenas posibilidades de victoria) 23 !!af1 ttJxh6 24 !!f8+ r:Jlg7 25 ttJds Aquí también las blan­cas entrarían en una posición gana­dora] 20 'Wxd6 Wfb6+ 21 Wfxb6 lüxb6 22 ltJdS ltJxdS 23 exdS r:Jlh7 24 d6 !!e2 25 !!a e 1 !!xe 1 26 !!xe 1 Con excelen­tes posibil idades de victoria para las blancas.

b) 1 8 ... ixh4 1 9 ixc8 lüc6 20 ixb7! !!xb7 21 !!ad 1 !!d7 22 ltJdS y la victo­ria no parece escaparse a las blancas.

e) 1 8 ... ixd7 1 9 ixe7 Wfb6+ 20 r:Jlh 1 ixe6 21 !!f8+ igB 2 2 if6+ !!g7 23

Page 76: Bobby Fischer, la leyenda

ltJdS W!cs 24 hxg7+ �h7 25 �xg8 Con posición completamente ganada.

1 S %Vxh6+ �g8

16 %Vg6+

Otra posibi l idad, que en principio parecía útil era 1 6 �c4 �h7! 1 7 W!xe6+ �h8 1 8 �f2 ltJf6! 1 9 W!xe7 W!xe7 20 �d4 ltJ bd7 2 1 gxf6 VMf8 22 f7+ ttJes y no se ve compensación por el material entregado.

16 000 gg7 17 %Vxe6+ �h8 18 .ixd7 �xd7 19 0-0-0

Otra partida siguió 1 9 0-0 ttJes 20 Wfds ixgS 21 �g3 �e3+ 22 �h 1 �xg3 23 hxg3 VMgs 24 �f8+ �h7 25 �f7+ �g6 26 W!xd6+ @xf7 27 �f1 + �g7 28 Wff8+ �h7 29 �f7+ ltJxf7 30 W!xf7+ Wfg7 0-1 R. Szmetan - G. Cativel l i , Buenos Aires, 1 973.

19 0 0 0 �es 20 %Vds .ig4

También es posible jugar 20 ... �xgS+ 2 1 ixgS W!xgS+ 2 2 �b1 �g4 2 3 �df1 Wfe7, como en la partida.

21 gdf1 .ixgS+ 22 .ixgS %VxgS+ 23 �b1 %Ve7 24 Wd2 .ie6 2S g3 gds

En este momento, sin duda, las negras dis­ponen de otras jugadas, pero la idea de las negras es la de coordinar sus piezas en la defensa y reagruparlas para luego intentar

Partidas

crear algún plan activo; su cabal lo eS con­trola todo el centro y las amenazas h ipoté­ticas sobre la diagonal a 1 -h8, su alfil el pe­l igroso sa lto de caba l lo, y la torre protege al peón d6, l iberando a la dama, una pieza mucho mas importante para este pobre cometido.

26 gf4 Wgs 21 Wf2 �gs 2s gd1 gn 29 b3 We7 30 %Vd4 �g6 31 gxt7 Wxf7 32 We3

Ya no existen piezas para crear amenazas al negro, y por otra parte, los tres peones son una compensación suficiente por la pieza. Un empate que, como expl icamos antes, significaba mucho más que medio punto: el título de gran maestro con 1 5 años, y la clasificación para el Torneo de Candidatos.

77

Page 77: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

La Variante Gotemburgo en la Defensa Siciliana/Najdorf 1 3 ••• �h7 !?! Fischer

Después de:

1 e4 eS 2 tlJ f3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJ xd4 tlJ f6 S tlJ c3 a6 6 J,gs e6 7 f4 J.e7 8 �f3 h6 9 !h4 gS 10 fxgS tlJfd7 11 tlJe6

Queda planteada la compleja variante Go­temburgo.

11 ... fxe6 12 �hS i>f8 13 J.bS!

Fischer se atrevió, con apenas quince años, a discutir los anál isis del laboratorio sovié­tico con ...

13 .• .:!��h7

.. . en una partida muy relevante para su fu­turo, en la que se jugaba el título de gran maestro y la clasificación para el torneo de Candidatos. Recién cuarenta años des­pués se ha encontrado un antídoto para las blancas, seguramente gracias a los pro­cesadores informáticos y a las decenas de partidas que se han jugado en este perio­do. La partida D. Kirton - K. Gentes es la pri­mera que permite ver un camino para que las blancas puedan sacar ventaja.

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Partida complementaria no 7 Dale Kirton - Kevin Gentes

Defensa Siciliana B98

Canadá (2), 1999

1 e4 eS 2 tlJ f3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJ xd4 tlJ f6 S tlJ c3 a6 6 ,igs e6 7 f4 1J.e7 8 �f3 h6 9 !h4 gS 10 fxgS tlJfd7 1 1 tlJxe6 fxe6 12 �hS+ i>f8 13 IJ.bs gh7 14 o-o+ i>g8 1s g6 gg7 16 gn !xh4

Lógicamente citamos aquí varias juga­das que pueden parecer interesantes; por ejemplo:

a) 1 6 ... i.gS 1 7 i.xd7 ttJxd7 (7 7 ... i.xd7 78 'il.af1 ltJc6 19 'il.xg7+ rtlxg7 20 i.xg5 Vfffxg5 21 'il.f7+ rtlg8 22 Vfffxg5 hxg5 23 'il.xd7 con posición ganadora) 1 8 'il.af1 rtlh8 ( 78 . . . b5 79 e5 d5 20 rtlh 7 'il.a7 21 ttJxd5 exd5 22 e6 ltJf8 23 i.xg5 hxg5 24 Vfffxg5 'il.e7 25 &f8+ Vfffxf8 26 &f8+ rtlxf8 27 Vffff6+ 1 -0 l. Romanov - A. Gulbrandsen, corr, 1 964. A la con­tinuación normal segui ría 27 ... rtle8 28 h4 i.xe6 29 h5 y las torres son inúti­les ante el avance del peón) 1 9 rtlh 1 'il.xf7 2 0 gxf7 rtlg7 2 1 ixgS hxgS 22 f8Vfff+ ttJxf8 23 Vffff7+ rtlh8 24 Vfffxf8+ Vfffxf8 25 'il.xf8+ rtlg7 26 'il.d8 rtlf7 27 ltJa4 rtle7 28 'il.h8 i.d7 29 'il.h7+ 1 -0 A. Nedeljkovic - D. Vel imirovic, Bel­grado, 1 963.

Page 78: Bobby Fischer, la leyenda

b) 1 6 .. J �xf7 1 l gxf7+ <i>hl (17 ... <i>g718 f8W! + tDxf8 19 !e8! tDc6 20 'iJ,f7 tDe5 21 'EI,f7+ <i>g8 22 'EI,xe7 Wlb6+ 23 <i>h 1 1 -0 G. Georgiev - S. Spassov, corr., 1 99 1 ; 1 7 ... <i> f8 18 W! xh6+ <i> xf7 19 Wfh7+ <i>f8 20 'iJ,f7 + tDf6 21 !xf6 !xf6 22 Wih8+ <i>f7 23 !e8+ W!xe8 24 Wih7+ <i>f8 25 'EI,xf6+ y mate a la s iguiente) 1 8 f8Wi! W!xf8 1 9 'iJ,f1 tDf6 20 !xf6 !xf6 2 1 eS dxeS 22 tDe4 axbS 23 tDxf6+ <i>h8 24 Wfg6 1 -0 A. Van der Tak - F. Hi ldama, corr., 1 996.

17 Y*fxh6 Y*ff6

No fue éste el primer método de defensa empleado por las negras. Se consideraba que la jugada 1 l ... 'EI,xfl l levaba a las ta­blas. Hoy día está refutada, como veremos a continuación:

1l ... 'EI,xf7 1 8 gxf7 + <i>xf7 1 9 'iJ,f1 + !f6 (19 ... <JJe8?? 20 Wif8#) 20 �hl+

Diagrama de análisis

Y ahora:

a) 20 . . . <i>e8 2 1 Wfg6+ <i>f8 22 eS! dxeS 23 tDe4 Wlb6+ 24 <i>h 1 axbS 2S tDxf6 tDxf6 26 W!xf6+ <i>e8 2l Wif8+ <i>dl 28 'iJ,f7 + (28 'EI,d 1 + W! d4 29 'EI,xd4+ exd4 30 h4 con ventaja decisiva blanca) 28 ... <JJc6 29 W!xc8+ �dS 30 h3 f!xa2 3 1 Wlxb8 f!a 1 + 3 2 �h2 Wig 1 + 3 3 �g3 Wfe1 + 34 f!f2 Wfe3+ 3S f!f3 Wfe1 + 36

Partidas

�g4 f!a4+ 3l �hS Con clara ventaja blanca.

b) La a lternativa es 20 . . . �f8

Diagrama de análisis

b.l ) Y ahora 2 1 eS! Esto previene la ma­niobra defensiva a base de ... tDes. 2 1 ... dxeS 2 2 !e2!! [esta maniobra que coloca en graves aprietos a las ne­gras. 22 tDe4 Wib6+ 23 @h 1 (23 f!f2! axb5 24 g4 f!a4 25 g5 'EI,xe4 26 Wfxe4 W!d4 27 W!g6 Wfg4+ 28 @f1 tDc6 29 Wih6+ @f7 30 Wihl+ <JJe8 31 Wfg8+ �el 32 gxf6+ EtJxf6 33 Wfxc8 EtJd5 34 �e1 Wfg5-+ Nunn) 23 ... WfxbS! (úni­ca para seguir jugando. 23 . . . axb5 24 tDxf6 tDxf6 25 ruf6+ <JJe8 26 f!fl con mate imparable) 24 f!f2 W!xb2 2S g4 Wid4 26 gS �e8 2l gxf6 @d8 28 f7 tDf8 29 Wih4+ �el 30 f!d2 Wia 1 + 3 1 �g2 tDc6 con posición ganadora] 22 ... Wib6+ 23 @h 1 �e8 24 Wlg8+ �el 2s 'EI,d 1 tDf8 26 tDe4! (26 !h5 tDbd7 27 tDa4 W!c6 28 Wifl+ �d8 29 !f3 W!xa4 30 W!xf8+ �el 31 Wid6+ �d8 32 Wif8+ =) 26 ... tD bdl 2l tDxf6 �xf6 28 h4 W!e3 [28 ... tDg6 29 hS tDf4 30 h6 Wif2 31 Wfgl+ �fs 32 Wfg4+ <JJf6 (32 ... �e4 33 !f3+ <JJe3 34 hl con po­sición ganadora) 33 'iJ,f1 +-] 29 !hS �el 30 Wff7+ �d8 31 Wfxf8+ @el 32 Wfd6+ �d8 33 f!f1 ! Wfh6 34 g4 bS 3S gS !bl+ 36 �g 1 WfxhS [36 .. . Wfh8 3l f!fl Wfes (3l ... !es 38 g6 Wfh6 39 gl (39 f!f8+ Wfxf8 40 Wfxf8+ tDxf8 41

l9

Page 79: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

g7+-) 39 ... Wc 1 + (39 ... We3 + 40 sfih2) 40 sfif2 Wxc2+ 41 !e2; 37 ... !c6 38 Wxc6 �a7 39 �xd7+ �xd7 40 Wa8+) 38 �g7!+-] 37 �f8+ We8 38 �xe8+ sfixe8 39 g6 !ds 40 hS ganando)

b.2) Otra opción es 2 1 !e2! lüc6 [2 1 ... '.Wb6+ 22 sfih 1 sfie8 23 '.Wg8+ sfie7 24 !g4 lües 2s Wh7+ sfid8 (2S ... lüfl 26 eS dxeS 27 i.hS lüd7 28 Wxfl+ sfidB 29 �d7 sfic7 30 i.g4 Wxb2 37 !xe6 Wxc3 32 !xd7 !gs 33 !xcB+ sfixcB 34 WgB+ sfic7 3S Wg7+ sfibB 36 �b1! Wc7 37WxgS sfia7 38We3 + con clara ventaja blanca) 26 �xf6 lübd7 (26 ... !d7 27 !xe6 Wxb2 28 �f8+ sfic7 29 lüdS+ sfic6 30 h3 Wc1 + 3 1 sfih2 We 1 3 2 Wg7 Con l a idea de tomar en e7, con posición ganadora. 32 ... Wxe4 33 �c8+ sfibs (33 ... !xcB 34 Wc7+ sfibs 3S'.Wb6+ sfia4 36lüc3+) 34 lüc3+)] 22 !hS lDceS [las blancas deberían ga­nar después de 22 ... lDdeS 23 �f4!! La maniobra ganadora puede pa­recer un poco rara, aunque es muy contundente.

Diagrama de análisis

23 ... dS (23 ... i.d7 24 WhB+ sfie7 2S Wxf6#; 23 ... bS 24 �g4 i.gS 2S WhB+ sfie7 26 Wg7+) 24 exdS y no hay res­puesta satisfactoria de las negras] 23 g4 Wb6+ 24 sfih 1 We3 2s Wh8+ sfie7 26 '.We8#

18 gxf6!

80

Esta seguramente es la jugada más fuerte; la recomendada anteriormente era:

a) 1 8 �f1 axbS 1 9 eS [1 9 'DxbS !gs ( 1 9 ... 'Dc6? 20 � 1 xf6 !xf6 2 1 lüc7 �xf7 (27 ... i.d4+ 22 sfih7 &a2 23 &g7+ hg7 24 Wh7+ sfifB 2Slüxe6+ sfie7 26 Wxg7+ sfixe627'.Wg8+) 22 gxf7+ sfixf7 23 Wh7+ !g7 24 'Dxa8 ganando) 20 �xg7+ Wxg7 21 WxgS 'Dc6 22 �f7 Wxb2 23 Wh6 Wa 1 + 24 sfif2 Wh8 2S Wxh8+ sfixh8 26 lüc7 �xa2 27 lüxe6 �xc2+ 28 sfif1 'Df6 29 �f8+ lüg8 30 �f7=] 1 9 ... Wxes [1 9 ... !gs 20 Wh7+ (20 &g7+ Wxg7 27 WxgS lüc6 22 lüe4 Wxes 23 Wh4 Wd4+ 24 �f2 WhB 2S �fB+ lDxfB 26 'Df6+ Wxf6 27 Wxf6 'Des 28 g7 lüh7 29 WdB+ sfixg7 30 Wxd6 lüg6 con una posición en don­de las negras deben imponerse) 20 ... �xh7 21 gxh7+ sfih8 22 exf6 !xf6 23 lDxbS !es 24 �e7 'Dc6 2S �e8+ sfixh7 26 �f7+ sfig6 27 �xd7 !xd7 28 �xa8 lüb4 29 c4 con final complejo, aunque las negras tienen una bue­na coord inación de piezas] 20 Wxh4 �xf7 21 gxf7+ sfif8 22 lüe4 'Dc6 23 g4! (23 lügs Wd4+J 23 . . . Wd4+ 24 �f2 �a4 2S c3 Wes 26 lügs 'Dd8 27 b3 b6 28 '.Wh6+ sfie7 29 f8W+ 'Dxf8 30 Wxf8+ sfid7 3 1 Wxd8+ sfixd8 32 'Df7+ sfie8 33 lDxeS �e4 34 'Df7 y las negras no tienen problemas.

b) Otra opción es 1 8 eS !f2+ 1 9 sfif1 (19 sfih 1 Wxg6 20 &g7+ Wxg7 21 Wxe6+ Wf7 22 Wg4+ sfifB 23 !c4 lüb6 24 WxcB+ lüxcB 2S !xfl sfixf7 26 �f1 dxeS con ventaja negra) 1 9 ... !e3+ 20 exf6 !xh6 21 fxg7 (21 !xd7 &g6!) 2 1 ... axbS con partida compleja, pero la posición negra es preferible.

18 • . . .ixf6 19 eS!!

Importante jugada (muy temática de la variante en cuestión) que permite a las

Page 80: Bobby Fischer, la leyenda

blancas coordinar las piezas sobre el flan­co de rey.

19 ... 1xe5

No sirve tampoco 1 9 ... lt:JxeS 20 lt:Je4 i.e7 (20 ... lt:Jg4? 21 4Jxf6+ 4Jxf6 22 '8f1 axb5 23 &f6 4Jc6 24 '8f8+! dixfB 25 WihB+ '8gB 26 Wlf6+ dieB 27 Wifl+ con posición ganado­ra) 21 i.e8! i.d7 22 Wfh3! i.xe8 [22 ... i.c8 23 �f1 lt:Jxg6 24 4Jf6+ i.xf6 25 '8xf6 tt:Jes (25 ... tiJfB 26 '8h6 lt:Jhl 27 i.g6) 26 '8h6 las ne­gras no tienen defensa] 23 Wfxe6+ dihs 24 Wlh3+ digB 25 Wfc8 lt:Jxg6 26 Wfxe8+ dih7 27 �f1 '8g8 28 '8f7+ dihs 29 4Jf6! i.xf6 30 Wle3 '8g7 31 Wlh3+ @gs 32 '8xf6 4Jc6 33 Wle6+ dih7 34 '8f5 '8e7 35 '8f7+ ganando.

20 1d3 ll'lf8

Y ahora son muchas las opciones de las negras, por ejemplo:

a) 20 ... 4Jf6 2 1 �f1 4Jc6 (21 ... lt:Jbdl 22 Wlg5 �el 23 lt:Je4 digl 24 �f3 d5 25 '8h3 las negras ya no pueden con­tener el ataque) 22 '8f3 lt:Je7 23 WfgS i.d4+ 24 dih 1 i.d7 25 '8xf6 i.xf6 26 Wlxf6 '8f8 27 Wfd4 dS (27 ... 4Jxg6 28 Wlxd6 4Jf4 29 i.e4 4Jh3 30 g3 4Jf2+ 37 dig 7 4Jxe4 32 4Jxe4 '8gfl 33 h4 sin compensación) 28 h4 lt:Jxg6 29 hS '8f4 30 Wa7 Evitando así que el cabal lo pueda ubicarse en eS. 30 ... '8h4+ 31 dig 1 '8xh5 32 i.xg6 '8xg6 33 Wxb7 '8g7 34 Wxa6 '8hg5 35 We2

Partidas

d4 36 lt:Je4 '8xg2+ 37 Wxg2 i.c6 38 Wfxg7+ dixg7 39 tt:Jcs Con ventaja suficiente para ganar.

b) 20 ... tt:Jcs 2 1 '8f1 4Jc6 22 h4 i.d7 23 hS lt:Je7 24 WfgS 4Jxd3 25 cxd3 i.d4+ 26 dih 1 dS 27 tt:Je2 i.cs (27 ... bb2 28 h6 '8xg6 29 hl+ dihB 30 Wfxel i.c6 31 d4 y aquí también la posición es ganadora) 28 '8f6 tt:Jfs 29 h6 i.e3 30 4Jf4 Y ya no hay más defensa.

21 gf1 ll'lbd7?

Tras 21 ... i.d7! seguiría 22 h4. La l lave para quebrar la posición es el avance de los peones del flanco de rey. 22 ... 4Jc6 (22 ... i.eB 23 h5 lt:Jbdl 24 Wfg5 con ventaja) 23 hS Y seguirá una oportuna retirada de dama para proseguir con el avance del peón "h':

22 �h4?!

Mejor sería 22 h4! bS 23 hS i.b7 24 Wgs dih8 25 h6 '8xg6 26 i.xg6 lt:Jxg6 27 '8f7! '8g8 28 h7 '8g7 29 '8xg7 dixg7 30 h8W+ dixh8 3 1 Wfh6+ ganando.

22 ... ll'lxg6?

Era preferible 22 ... dS!? 23 '8f3 lt:Jxg6 24 i.xg6 '8xg6 25 Wd8+ dih7 26 '8h3+ '8h6 27 Wfe7+ i.g7 28 '8xh6+ dixh6 29 Wxe6+ 4Jf6 30 Wfd6 Con posición favorable para las blancas, pero todavía compleja.

81

Page 81: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

23 1xg6 B:xg6 24 V9d8+ �h7 25 llJe4 bS?! 26 B:f3 1g7 27 llJg5+ B:xgS 28 VNxgS llJes 29 VNhS+ �g8 30 VNe8+ �h7 31 B:h3+ .lh6 32 VNhs 1-o

Page 82: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

LA OREJA DE VAN GOGH

Siempre podemos ver la partida como un hecho ais lado o como parte de un todo, como una pieza más del "rompecabezas Fischer': En el desarrol lo de una partida intervenía su carácter, su formación, el medio puntual en el que se mo­vía y muchas de las cosas cotidianas. E l prólogo de la misma se desarrol la en un c ine adonde Fischer acudió junto a l periodista y "biógrafo" yugoslavo Bjelica, un amigo de entonces, tal vez para relajarse un poco de la intensidad y dureza de su primer Torneo de Candidatos y la frustración por los puntos que todavía se le es­capaban: era el "break" necesario para poner las ideas en orden, apartándose un poco de la lucha sin cuartel que significa un torneo. La pel ícula se titu laba "Ansias de vivir" ("el loco del pelo rojo") y en ella se narra la vida de otro genio, el pintor Vincent Van Gogh. Impresionado y sin duda identificado con el excelente per­sonaje de Kirk Doug las, al sal ir del cine Bobby sólo atinó a decir "haré lo mismo, me arrancaré la oreja si no gano mañana a Smyslov':Y lo cierto es que la partida tuvo una intensidad que pareciera que en juego estaba mucho más que el punto. Nunca sabremos, por suerte, qué hubiera pasado si no se hubiese producido esta victoria, porque conociendo a Fischer ....

Es difícil recordar un ejemplo de tan fanática exigencia de victoria en cada partida. Aunque la meta deportiva estuviese asegurada, el juego de Fischer no mostraba la menor tendencia pacífica, como sucede con la mayoría de los grandes maestros, sino que, por el contrario, se volvía aun más belicoso y persistente.

Vassily Smyslov

Partida n°4 Vassily Smyslov - Robert Fischer

Defensa Siciliana 899

Torneo de Candidatos

Bled/Zagreb/Belgrado {28), 1959

Fischer se aparta, lóg icamente, de 8 ... h6 (ver partida con Gl igoric) buscando posi­ciones más tensas y complejas en donde no existiese un aná lisis de laboratorio so­viético.

1 e4 eS 2 tlJ f3 d6 3 d4 cxd4 4 tlJ xd4 tlJ f6 S tlJ c3 a6 6 �gS e6 7 f4 1J.e7 8 Wf3 Wc7

9 0-0-0 tlJ bd7

En la partida plasmaremos comentarios del boletín del torneo, que sin duda servi­rán como dato h istórico para observar el conocimiento que se tenía entonces de las posiciones, junto con pinceladas más actua les, que nos muestran el camino de la evolución de la teoría en este sistema. 9 ... h6 1 O J,h4 ltJ bd7 1 1 J,d3 bS 1 2 eS ! J,b7 1 3 ttJxe6! fxe6 1 4 J,g6+ �f8 1 S exf6 J,xf3 (mejor 7 5 . . . tLlxf6) 1 6 fxe7+ �g8 1 7 gxf3 ltJf6 1 8 J,xf6 gxf6 1 9 e81W+ �xe8 20 J,xe8 dS S. Gi igoric - M. Bobotsov, Hastings, 1 9S9 21 fS !+-.

83

Page 83: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

10 g4 bS 11 .ixf6

Las blancas ceden el alfil para ganar tiem­pos en el avance de los peones del flanco de rey. Si 1 1 i.g2 i.b 7 1 2 �he 1 b4 1 3 ltJdS!? exdS 14 exdS @f8 1 S ltJfS �e8 y las negras se defendieron, logrando la victoria juga­das más tarde, en S. Bernstein - R. Fischer, Cto. EEUU, 1 9S7.

11 . .. �xf6

Aquí veremos la otra alternativa impor­tante; así podemos comprender mejor el porqué de la elección de esta jugada por parte de Fischer.

El lector seguramente prefiere entender senci l lamente la posición en lugar de marearse con variantes y jugadas, pero justamente estas posiciones (en donde existen tantas rupturas centrales y tantos sacrificios) exigen que consideremos un buen árbol de variantes de apertura, para comprender los temas y los problemas de la misma.

1 1 . . . gxf6, por ejemplo:

a) 1 2 a3 �b8!? Aprovechando que las blancas han avanzado el peón se puede pensar en la ruptura ... bS-b4.

b) 1 2 i.g2 i.b7 1 3 �he1 [en caso de 1 3 fS las negras podrían responder con 1 3 ... b4! 1 4 ltJce2 (no 74 fxe6?por 74

84

... ltJe5 ganando pieza) 1 4 ... eS (una vez desalojado el cabal lo blanco de c3 el avance . . . eS t iene una mayor justificación debido a que se evita que éste pueda l legar a dS)] 1 3 ... O­

O-O 1 4 a3 ltJ b6 (una casi l la ideal para el cabal lo, que puede saltar a c4 o co­operar en el dominio de la casi l la dS, ya sea si se está obligado a hacer . . . es o si se avanza directamente ... d6-dS) 1 S �d3 @bs 1 6 �ed 1 dS Con la l ibe­ración centra l el alfil de casi l las ne­gras cobra actividad. 1 7 exdS ltJxdS 1 8 ltJxdS i.xdS 1 9 Wff1 (7 9 Wff2 i.c5=) 1 9 ... i.cs (pero no 7 9 ... hg2? 20 Wlxg2 Wlxf4+? 27 @b7+- y las negras han ganado peón pero tienen serios problemas con el salto del cabal lo a c6) 20 .ixdS �xdS 2 1 ltJe2 �xd3 22 �xd3 hS Buena jugada; con e l avance de este peón las negras se deshacen de una debil idad al tiempo que bus­can actividad para su torre. 23 gxhS (si 23 �h3? �c8 amenazando .. . hxg4 y .. ..ie3 debido a la amenaza de mate en c2, las negras tienen clara ventaja) 23 ... �xhS 24 Wlg2 �h8 2S �c3 (las blancas basan sus posibi l idades en su peón h2) 2S ... Wfd6 26 h3 �d8 27 �d3 Wfc7 28 �xd8+ Wlxd8 29 Wlg3 fS y la posición se sostiene sin grandes problemas.

e) 1 2 i.d3 i.b7 1 3 @b1 ttJcs (ejercien­do presión sobre el peón e4) 1 4 fS b4 1 S ttJce2 dS (parece mejor 7 5 ... eS 76 ltJb3 ttJxd3 seguido de ... aS) 1 6 fxe6 dxe4 1 7 exf7 + <i>f8 1 8 i.xe4 .ixe4 1 9 Wlxe4 ltJxe4 20 ltJe6+ @xf7 2 1 ttJxc7 �a7 22 �d4 ltJf2 23 �f1 ltJxg4 24 ltJdS �d8 y ahora siguiendo con 2S �ff4 1as blancas hubieran ten ido par­tida preferible: N. Padevsky - L. Evans, 01. de La Habana, 1 966.

d) 1 2 fS ttJes [es malo 1 2 ... b4 1 3 fxe6 bxc3 (73 ... ttJes 74 ltJdS!) 1 4 exd7+ i.xd7 1 S eS± y el juego se abre favo-

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rablemente para las blancas, anál isis de V. Smagin] 1 3 Wh3 0-0! [después de 1 3 ... i.dl 1 4 gS! fxgS (74 .. . exf5 75 ctJdS) 1 5 fxe6 fxe6 1 6 ti:Jxe6 con un decisivo ataque blanco]

Diagrama de análisis

Y ahora:

d.l ) 1 4 Wh6 <;t>hs 1 5 gS (!, +- V. Smagin) Esto fue considerado ventaja gana­dora en su momento y así apareció en el boletín, pero la realidad es otra, como veremos. 1 5 ... �g8! 1 6 g6 (7 6 gxf6 ctJg4+) 1 6 ... fxg6 (se puede pro­bar 76 . .. �g7!? 7 7 gxfl ti:Jxfl 78 Wh4 b4! 7 9 ti:Jce2 eS! Y las negras empie­zan a estar muy bien) 1 l ti:Jxe6 (7 7 fxe6 i.b7) 1 l ... i.xe6 1 8 fxe6 �ac8 1 9 Wd2 (no hay tiempo para tomar pre­cauciones con 7 9 a3; el negro pue­de responder 7 9 . .. d5! 20 exd5 i.xa3 con ataque de las negras) 1 9 ... ctJc4 La iniciativa blanca ha sido rechaza­da y ahora es el turno de las negras. 20 i.xc4 (20 Wd4 Wa5) 20 ... Wxc4 2 1 Wds �ge8+ (con idea d e . . .i.f8; ... bs­b4)

d.2) 1 4 gS!? b4 [R. Kholmov recomienda 14 ... fxgS 1 5 fxe6 fxe6 1 6 ti:Jxe6 Wdl 1l ctJdS Wxe6 (también 7 7 ... �f3) 1 8 Wxe6+ i.xe6 1 9 ti:Jxel+ <;t>f] 20 ctJfS con posición equi l ibrada] 1 5 gxf6 i.xf6 1 6 �g 1 + <;t>hs 1 l Wh6 Wel 1 8 ti:Jc6! ! ti:Jxc6 1 9 eS!! Aquí también

Partidas

encontramos una posición consi­derada ganadora según la teoría, pero que no parece serlo, la partida R. Kholmov - D. Bronstein, Cto. de la URSS.1 964 continuó 1 9 ... i.gS+? 20 �xgS f6 21 exd6 Wf7 22 �g3 bxc3 23 i.c4! cxb2+ 24 <;t>b1 ctJd8 donde las blancas debieron haber jugado: 25 dl! i.xdl 26 �dg1 y las negras no tienen defensa. Correcto es 1 9 ... i.xeS!N 20 f6 i.xf6 21 i.d3 i.gS+ 22 �xgS f6! (22 ... fS? 23 �dg 1 �al 24 ctJe2 ctJeS 25 ctJf4 �eS? na mejor de­fensa parece 25 . . . Wfl aunque des­pués de 26 i.e2 todas las piezas blan­cas participan en el ataque a l flanco de rey) 26 ctJ hS ctJg4 2l � 1 xg4 fxg4 28 i.xh l y la posición es ganadora) 23 i.xhl fxgS 24 ie4+ <;t>gs 25 �g 1 �al La única defensa es entregar la dama 26 ctJdS Wgl 2l �xgS WxgS+! 28 WxgS+ �gl 29 ctJf6+ <;t>f7 30 Wh4 ti:Jes 31 ctJ hl �g 1 + 32 <;t>d2 �fg8 Y no se ve ventaja para las blancas.

d.3) Lo más fuerte para las blancas pa­rece l levar su torre del flanco de rey al ataque con 1 4 �g 1 ! <;t>hs 1 5 �g3 �g8 1 6 ti:Jce2 Wbl 1 l i.g2 i.dl 1 8 ctJf4 �ae8 Aquí, l a captura 1 9 fxe6! (en la partida A. Rodríguez Céspedes - R. Martín del Campo, Cienfuegos, 1 989 se jugó 1 9 Wh4 Wc8 20 ctJ hS �gS 21 i.f3 Wc4? (mejor 27 . .. �egB) 22 i.e2! Wc8 23 �c3 Wa8 24 �h3 con ventaja decisiva, sigu iendo con 24 ... <;t>gs 25 fxe6 fxe6 26 ti:Jxf6+ !xf6 2l Wxhl+ <;t>fs 28 �f1 �g6 29 �h6 �xh6 30 Wxh6+ �g8 31 �xf6 �el 32 ctJf3 las negras abandonan) 1 9 ... fxe6 20 ti:Jdxe6 !xe6 21 ti:Jxe6 Wdl 22 ctJd4 �xg4 23 ctJfS �eg8 24 !h 1 da venta­ja clara; las negras no tienen puntos donde atacar mientras las blancas amenazan cambiar la torre de g4 y pasar su dama para jugar sobre las debil idades negras del flanco de

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Partidas

dama, le espera una penosa defensa a las negras.

d.4) 1 4 tt:Jce2 c;t>h8 (se puede probar 74 ... Wibl) 1 5 tt:Jf4 �g8

Diagrama de análisis

Y aquí:

d.4.1 ) 1 6 ie2 S. Gl igoric (hoy día ya casi abandonada en favor de 1 6 �g 1 ) 1 6 . . . Wib7 1 7 fxe6 fxe6.

d.4.2) 1 6 fxe6 fxe6 1 7 tt:Jdxe6 ixe6 (7 7 ... Wia5; 7 7 ... Wibl) 1 8 tt:Jxe6 Wic8 1 9 Wib3 tt:Jc4 20 ltJd4 Wixg4 21 ixc4 bxc4 22 Wib7 Nuevamente con ventaja blan­ca; se ve claro la buena ubicación que puede tener el caba l lo y el l imi­tado alfil de las negras, además de las debi l idades en ambos flancos.

d.4.3) 1 6 �g 1 d5! 1 7 fxe6 (o 7 7 exd5 exf5 78 d6!? ixd6 79 ltJd5 Wid8 20Wih4 con una posición complicada) 1 7 ... dxe4 1 8 tt:Jd5 Wic5, que se separa en:

d.4.3.1 ) 1 9 exf7 tt:Jxf7 20 tt:Jxe7 Wixe7 Aquí las negras parecen defender la posi­ción sin demasiados problemas.

d.4.3.2) 1 9 ltJf5 ixe6 [en caso de acep­tar la torre con 1 9 ... Wixg 1 20 tt:Jfxe7 ixe6 (si 20 ... Wixg4? 27 Wixg4 �xg422 ltJcl �b8 23 �d8+ c;t>gl 24 ltJf5+ c;t>g6 25 el y las blancas ganan) 2 1 tt:Jxg8

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(peor 27 tt:Jxf6 �gl y las negras se de­fienden) 2 1 ... ixg4 22 Wih6 ixd 1 23 tt:Jgxf6 Wig6 24 Wixg6 hxg6 25 c;t>xd 1 y después de las complicaciones las blancas quedan con dos piezas por la torre, siendo su posición preferi­ble] 20 tt:Jfxe7 ixd5 21 tt:Jxd5 Wixg 1 22 ig2 Wif2 23 ixe4 �g7 24 tt:Jxf6 Wixf6 25 ixa8 �xg4 (pero es malo 25 ... ltJc4 26 Wic3! Wixc3 27 �d8+! La ju­gada intermedia. 27 ... �g8 28 &g8+ c;t>xg8 29 bxc3 dejando a las blancas con clara ventaja) 26 Wic3 Con posi­ción compleja.

d.4.3.3) 1 9 tt:Jxe7 Wixe7 20 ltJf5 (o 20 Wie3 ibl 2 7 exfl Wixfl y las negras tienen una posición activa) 20 ... Wixe6 2 1 Wih6 (es malo 2 1 �d6? Wixa2 y aho­ra el rey blanco está en problemas 22 Wih6 Wia 1 + 23 c;t>d2 tt:Jf3+ 24 c;t>e3 (24 c;t>c3?Wia5+ 25 c;t>b3 Wia4+ 26 c;t>c3 b4+ 27 c;t>c4 ie6+ ganando; 24 c;t>e2? Wie7# mate) 24 ... Wixb2! con ventaja decisiva) 21 ... id?!

Diagrama de análisis

22 �d6 tt:Jxg4! 23 �xg4D (si 23 &e6? tt:Jxh6 24 &g8+ tt:Jxg8 y las negras ga­nan material) 23 ... Wixf5 24 �xg8+? (mejor 24 �f4 Wig5 25 Wixf6+ Wixf6 26 �dxf6 e3! 27 'il.xf7 �g 7! después de las simplificaciones el peón e3 cobra protagonismo. 28 &dl e2 29 �d7! exd7Wi+ 30 c;t>xd7 c;t>gl 37 c;t>e7 �f8 32 &f8 c;t>xf8 33 <j{f2 y las blancas

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deberán luchar por la igualdad) 24 ... �xg8? (se debió jugar 24 . . . @xg8! 25 &f6 V!ieS con ventaja decisiva; en caso de 26 fua6? fua6 27Wfxa6 Wff4+ las negras ganan) 25 �xf6 V!idS 26 �d6 V!ifS 27 �f6 V!igS+ (mejor 27 . . . V!ids 28 �d6=) 28 W!xgS �xgS 29 �xf7 i.g4 30 @d2 i.f3 3 1 @e3 �g 1 32 i.h3 (32 @f2? �h 1) 32 ... �e1 + 33 @f4 i.d 1 3 4 @eS! (34 �el he2 3 5 i.fS=) 3 4 ... e3 35 i.fs �g 1 36 �xh7+ @gB 37 �c7 i.g4? (mejor 37 ... e2 38 @f6 @h8 39 �hl+ @g8 40 �el @h8=) 38 i.xg4 �xg4 39 �c3 e2 40 �e3 �g2 (40 . . . �gl? 41 @d4) 41 @d4 e1 Wl! (41 . . . fuh2?42 @d3+-) 42 �xe1 �xc2 43 �b1 @f7! (43 . . . fuh2? 44 @eS+-) 44 a3 @e6 45 b3 (45 h4 @d6=) 45 ... �xh2 46 @es @d7 47 @b6 �a2 48 @xa6 �xa3+ 49 @b7 (49 @xb5 @el=) 49 . . . @d6 (mejor 49 ... b4 50 �d 1 + (50 @b6 @e8 dominando la casi l la de coronación las negras igualan fáci lmente) 50 ... @e6 51 �d3 @es Con la intención de desubicar a la torre blanca el rey negro busca pasar al flanco de dama. 52 @b6 @e4 53 �h3 @d4 54 @bs �a8 55 @xb4 �b8+ 56 @as �a8+ 57 @b6 �b8+ 58 @c6 (58 @a6 @eS=) 58 .. . �b4 59 �g3 �b8= y las blancas no pueden progresar) SO @b6 @d7 5 1 b4 �h3 5 2 �c1 �h8? (era mejor 5 2 ... �hs 53 �es (53 �c7+ @ds 54 �es (54 �al @e8 55 @e6 �h6+ 56 @xb5 @b8 con posición igualada) 54 ... �xcS) 53 ... �xcS S4 @xc5 @c7 55 @xbS @b7=) 53 @xbS? [la oportunidad de Gl igoric pasaba por 53 �c7+! Con idea de evi­tar los molestos jaques verticales una vez que se pueda capturar el peón negro. 53 .. . @d6 (53 ... @d8 54 �es @dl 55 @bl! @d6 56 fub5 ganando) 54 �c6+ @d7 (54 ... @ds 55 @xbS �b8+ 56 �b6 las blancas ganan) 55 @xbS �b8+ (55 . . . �h4 56 �e 1 �h8 57 @a6! tampoco aquí la torre puede defender la posición) 56 �b6 �h8 57 �b7+ @es 58 @a6 �h6+ 59 @a7 y la

Partidas

l ucha por la casi l la de coronación ha sido ganada por las blancas; por tan­to, la ventaja es decisiva] 53 ... �b8+ En comparación con los anál isis ante­riores, la torre negra puede defender la posición con los jaques verticales. 54 @a4 �a8+ 55 @b3 �c8 56 �xc8 @xc8 57 @c4 @b8! Y2-Y2 S. Gl igoric - R. Fischer, Bled/Zagreb/Belgrado, 1 959. ss @es (58 @ds @bl=) ss ... @c7 59 @bs @b7=.

12 gS tiJd7 13 �h3?

¿Novedad o error? El propio Fischer se h izo esta pregunta en los comentarios de la partida; tal vez fueron las dos cosas: una novedad no bien ca librada en un momen­to ya tenso del torneo ¡RONDA 28! y aquí se suman muchas cosas, cansancio y un Smyslov que no quiere seguir discutiendo teoría y trata de l levar la partida a un terre­no neutral . ¿Amenaza el sacrificio en e6?

Vamos a ver las opciones más empleadas en este momento:

a) En caso de 1 3 a3 �b8! 1 4 h4 b4 Las negras pueden aprovechar el avance a2-a3 para rea l izar una ruptura en el flanco de dama que les garantice mayores posibil idades de ataque so­bre el rey contrario. 1 5 axb4 �xb4 1 6 i.h3 0-0 (también d a posibil idades de ataque 76 ... V!ies 17 t'Db3 V!ib6 18 h5 'Des 19 tDxeS dxe5 20 g6 fxg6 21

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hxg6 h6 con ventaja de las negras) 1 7 g6 tt:Jcs 1 8 gxh7+ �h8 Temático en las posiciones de enroques opues­tos, las negras "uti l izan" el peón h7 para proteger su propio rey. 1 9 �hg 1 if6 20 Wfe3 ib7 2 1 hS ixe4! Com­binación decisiva que define la parti­da. 22 lt:Jxe4 ixd4 23 �xd4 lt:Jb3+ 24 �bl lt:Jxd4 2S c3 �xb2+ 0-1 l . Smo­lkov - A. Averjanov, Alushta, 2002 Seguiría 26 �xb2 Wlb6+ 27 �el (27 �a2 Wfb3+ 28 �a 7 lt:Jc2# mate) 27 ... lt:Jb3+ y se pierde la dama.

b) 1 3 fS! tt:Jcs (comer el peón con 1 3 ... ixgS+ es pel igroso: 1 4 �bl lt:Jes 1 S Wfhs WfdB 1 6 h4! Esta es la jugada se­gún nuestra opinión que más daño puede hacer a la posición negra. 1 6 ... if6 1 7 fxe6 0-0 1 8 ih3 lt:Jg6 (si 78 . . . �h8 79 lLJdS fxe6 20 ixe6 y la po­sición de las blancas es preferible T. Luther - N. Vink, Wijk aan Zee, 2001) 1 9 exf7 + �xf7 20 ie6! ixe6 2 1 lt:Jxe6 WfeB 22 lt:JgS ixgS 23 hxgS lt:JfB 24 g6! �f6 2S tt:Jds �xg6 26 lt:Je7+ Wfxe7 27 W!dS+ �e6 28 W!xaB Gracias a l fuerte ataque las blancas se han que­dado con cal idad de ventaja, y ganan la partida jugadas mas tarde, V. Epis­h in - V. Karpman, Minsk, 1 990) 1 4 �g 1 b4 1 S lt:Jce2 e S 1 6 f6 exd4 1 7 fxe7 d3 18 cxd3 b3 1 9 axb3 lt:Jxd3+ 20 @b l tt:Jes 2 1 Wfc3 Wfxe7 Y2-Y2 Boleslavsky - Aronin, Cto. de la URSS, 1 9S7.

e) 1 3 h4 es otra posibil idad con buenos resultados para las blancas, pero que particularmente no nos convence. La siguiente partida, a pesar del resul­tado, puede darnos pautas de cómo las negras pueden tratar la posición: 1 3 .. . b4 14 lt:Jce2 tt:Jcs 1 S lt:Jg3 g6 1 6 hS �f8? (el error d e l a partida. Inte­resante hubiera sido jugar 1 6 ... eS 1 7 hxg6 fxg6 1 8 lt:Jb3 exf4 1 9 lt:JxcS fxg3 20 eS �a7 21 lt:Je4 dxeS con juego complejo, pero las negras pa-

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recen estar bien) 1 7 hxg6 hxg6 1 8 Wf e3 eS 1 9 fxeS dxeS 20 lt:Jf3 ie6 2 1 �b l lt:Ja4 (más posibi l idades daba 21 .. . WfaS) 22 ih3! (el alfil e6 es una pieza importante en el juego de las negras: domina la casi l la dS y ataca el punto a2) 22 ... �cB 23 Wfe2 Wlb6 (se amenaza ... lt:Jc3) 24 �a l WfaS 2S �dS!? (también era posible 2S ixe6 fxe6 26 ttJ h4 con ventaja)

Diagrama de análisis

2S ... ixdS 26 exdS El sacrificio de ca lidad ha servido para abrir el centro, creando un peón pasado y peligro sobre el rey negro. 26 ... �c7 27 lt:JxeS b3 (las amenazas blancas obligan a Vera a sacrificar materia l aunque la posición ya no t iene solución. En caso de 27 ... W!xdS 28 �d7 W!bS 29 Wfe4 lt:Jb6 se amenazaba WfaB 30 ie6!! y el ataque blan­co es concluyente) 28 cxb3 lt:Jc3 29 bxc3 W!xc3+ 30 �bl W!xg3 3 1 lt:Jc4 �h8 32 d6 �xh3 33 �xh3 W!xh3 34 dxc7 @fa 3S lt:J b6 No pueden evitar las pérdidas materiales. 3S ... WffS+ 36 Wfc2 Wffl + 37 @b2 1 -0 J. Be­cerra Rivero - R. Vera, La Habana, 1 998.

13 ••• b4! 14 �ce2 .ib7 1S <t!i>bl?

Indudablemente parece u n a pérdida de tiempo. Era necesario plantearse un plan concreto para poder confrontar la iniciati­va de las negras y por ello es mejor 1 S lt:Jg3 tt:Jcs 1 6 ig4 g6 1 7 h4 eS 1 8 fxeS dxeS 1 9 lt:Jb3 0-0a�. En cambio, si 1 S ixe6?! fxe6 1 6 lt:Jxe6 Wfc4 1 7 lt:Jxg7+ �f8!+.

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15 ... �eS 16 �g3 dS! 17 fS!?

1 7 eS g6! 1 8 �e l �b6! 1 9 c3 aS con idea de 0-0«.

17 ... dxe4 18 '9'g4

Un nuevo intento. Tal vez por desconoci­miento, 40 años después se jugó 1 8 �hS g6 1 9 fxg6 fxg6 20 �g4 �dS y las blancas se han quedado sin rupturas mientras que el peón e6 está bien defendido. 2 1 �hel ?! (mejor 2 7 �hf7 intentando jugar por la co­lumna abierta) 2 1 ... 0-0 Se aprovecha el descuido blanco para proteger su rey. 22 Wie2 �f4 23 �g2 �af8 24 �fl �xfl 2S �xfl �xfl + 26 �xfl �eS Ahora cae el peón gS, Ia ventaja negra es decisiva. 27 'Dge2 �xgS 28 Wiel Wixh2 29 �fl aS 0-1 M. Moya Soriano - J. Moreno Carnero, Cala Galdana, 1 999.

18 . . . exfS

Aparentemente el juego se cierra después de 1 8 ... eS?, pero las blancas dispondrían de un temático sacrificio "sici l iano": 1 9 'De6! fxe6 20 �hS+ @fa 2 1 �hfl @gB 22 f6 y el ataque blanco es concluyente: 22 ... ixf6 (22 ... gxf6 23 gxf6 �d6 24 �xd6 �xd6 2S Wlg4+ con posición ganadora) 23 gxf6 g6 24 f7+! @g7 2S �gS ganando.

Otra buena opción es 1 8 ... �eS. En rea li­dad, la idea de la central ización de la dama se basa en crear una sólida posición centra l para evitar as í la coordinación de las pie-

Partidas

zas blancas en el ataque, crear amenazas sobre el cabal lo d4 con la jugada ... �d8 o la defensa del punto e6 con .. ..id S. 1 9 fxe6 fxe6 20 �he 1 �ds 2 1 �g2 0-0 22 'Dxe4 �f4 23 'DxcS �xe 1 (23 ... &g4 24 &es &g2 2S 'Dcxe6 con ventaja blanca)

Diagrama de análisis

24 �xe6+!? La mejor posibi l idad. 24 ... �xe6 (24 ... he6 25 &e 7 hes 26 'Dxe6 �eB 27 �ds @hB con final preferible para las negras) 2S 'Ddxe6 �xg2 (2S ... he6 26 'Dxe6 �afB 27 �d5 �h4 28 'DxfB+ @xfB con final igualado) 26 'Dxf4 �f3 27 �d3 �xcS 28 �xf3 �f8 Y no se ve defensa para la po­sición blanca.

19 �dxfS g6

Está claro que las negras quieren dejar fuera de juego tanto al a lfil como al caba­llo blanco, y desde este punto de vista la jugada de la partida es la mejor. De todas formas también parecía interesante 1 9 ... 0-0!? 20 ttJ hS @hB! (sa l iendo de los peli­gros sobre la columna "g"; es malo 20 ... g6? 27 �g3! �dB 22 �xdB! �xdB 23 'Df6+ y las blancas ganan) 21 'D hxg7 �g8 Gracias a la retirada del rey, la torre negra entra en jue­go posibi l itando la captura del peón gS. 22 'Dxe7 �xe7 23 ttJfS �xgS 24 �e2 �ad8 2S �c4 (25 'Dd6 �dS con clara ventaja de las negras) 2S ... e3 26 �xd8 �xd8 27 �el 'De4 y las negras tienen posición ganadora.

20 �xe7

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No sirve 20 ltJ h6? .tes 21 iWh4 .txh3 22 24 ••• tLld7 iWxh3 .txgS con ventaja de las negras.

El problema es la cantidad de jugadas apa-20 . • • ffxe7 21 fff4 rentemente buenas de las que d isponen

las negras, lo que obliga a desechar otras opciones tentadoras. Fischer seguramente está tratando de buscar la forma más clara, la que no permita ningún tipo de contra­juego, pero aquí también sería interesante: 24 ... iWeS 25 h4 iWxf4 26 B:xf4 B:fdS 27 <j;>c 1 h 6 ! 2 S gxh6 fS 2 9 .te2 ltJe6 3 0 B:ff1 B:es 3 1 hS f4 32 hxg6 fxg3 33 B:f7 .tds Y no s e ve cómo las blancas pueden crear a lgún pro­blema.

25 �f1

Después de 21 B:he1 0-0 22 .tg2 B:adS no Las capturas centrales no eran posibles, se ve cómo las blancas pueden sostener la por ejemplo: posición; si 21 .tg2 0-0 22 B:hf1 iWeS y la amenaza ltJc5-a4 obliga prácticamente a a) 25 ttJxe4? 8:d4 26 .txd7 iWxd7 las una simplificación del todo desfavorable blancas están perd idas. para las blancas.

21 . . . 0-0 22 �d6 �ad8 23 �f6 �d5

Si bien no puede considerarse mala, ya que mantiene la ventaja, parecía mucho más enérgica 23 . . . e3! 24 B:e1 B:feS 25 .tg4 .te4! 26 ttJxe4 ttJxe4 27 B:xa6 b3! (27 . . . '1Wb7 28 El: aS ttJc3+ 29 <j;>a 7 El:a8 30 bxc3 &as ga­nando) 2S axb3 iWb4 29 B:f1 ltJd2+ 30 @a2 iWb7 con posición ganadora.

24�g4

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b) 25 iWxe4 B:d 1 +! 26 B:xd 1 .txe4 27 B:xd7 iWeS 2S ttJxe4 iWxe4 29 h3 aS Y la defensa sería demasiado penosa y sin futuro.

e) 25 iWc7! El mejor intento .

Diagrama de análisis

25 ... .tes 26 B:f4 (26 B:hf7 El:eS!) 26 ... B:cS (26 ... iWcS 27'\WxcS ttJxcS 28 ttJxe4 ttJxe4 29 &e4 B:xg5 30 hc8 &c8 31 &b4 Y si b ien la posición es preferi­ble para las negras, tampoco es cla-

Page 90: Bobby Fischer, la leyenda

ro ver un camino hacia la victoria) 27 Wffa7 �es (con idea de ctJd7-cS) 2a ixd7 ixd7 29 �e 1 ic6 30 W!xe7 �xe7 3 1 <;t>c 1 (3 7 étJxe4 <;t>gl!) 3 1 ... <;t>g7 Manteniendo las posibi l idades de victoria.

25 • • • e3

2S ... étJxf6? 26 gxf6 V!! es 27 Wffh6+-.

26 b3?

Error definitivo en una posición muy de­l icada. Era necesaria: 26 if3 �bS 27 ixb7 �xb7 2a �xa6.

26 ..• gd2 27 .lxd7

Otras jugadas no sirven para crear una po­sición de resistencia, por ejemplo: 27 Wffc7 ig2 2a �e1 Wffes 29 W!xeS ct:JxeS 30 ie2 �ca 31 �c1 (tampoco es buena 3 7 ixa6 �cxc2 32 rue3 �b2+ 33 <;t>c 7 �dc2+ 34 <;t>d 7 étJg4) 3 1 ... aS Y las blancas están completa­mente atadas; un simple plan como ... <;t>g7 y ... h6 defini ría la partida.

28 ••• ges

Es normal que en estas partidas tan den­sas aparezcan continuaciones que pueden mejorar el desarrol lo de la partida, y en ab­soluto desmerecen la labor de un jugador.

Partidas

El jugador que tiene ventaja normalmen­te busca y quiere el camino más senci l lo que le l leve a la victoria, y evita todo tipo de complicación en donde un error en el cálculo pueda provocar que nuestro rival vuelva a la vida. Por otra parte, para eso uno desarrol la la técn ica, para imponerse con las mínimas ventajas sin la necesidad del traicionero cálculo. Pero aquí las negras podrían haber jugado 2a ... WffcS! 29 �xe3 [29 W!xe3?? �d 1 + 30 <;t>b2 Wc3+ ganando inmediatamente; 29 ctJe4 ixe4 30 Wffxe4 �fda El ataque sobre el rey blanco es más fuerte. 31 �xe3 (o 3 7 :i::k6 �d 7 + 32 rud 7 �xd 7 + 33 <;t>b2 W!xg5 con posición gana­dora) 3 1 ... �e7! Desviación sobre la dama blanca.32 W!xe7 �d 1 + 33 <;t>b2 Wffd4+ 34 c3 Wffd2# mate] 29 ... �d2 30 c4 bxc3 31 �e1 �b2+ Seguido de ... WcS-a3, dejando s in defensa a las blancas.

29 h4 VMeS! 30 \We4

Después de 30 hS Wffc3 3 1 �f1 �d2! 32 �xg6+ las negras todavía tenían que en­contrar 32 ... <;t>ha! Notable jugada defen­siva que finalmente deja a las negras con pieza de ventaja. 33 Wf6+ Wxf6 34 �gxf6 e2 3S ct:Jxe2 �dxe2 36 �xf7 ie4 con ven­taja decisiva.

30 ... VMxe4 31 bxe4 gd4 32 eS

No hay respuestas satisfactorias. 32 �b6 if3 33 �xb4 e2 34 <;t>a 1 �g4! 3S ct:Jxe2 �xh4!

32 • . . gxh4 33 e6 .tes 34 gd6

Si 34 �f3 �c4! 3S �exe3 �xe3 36 �xe3 �xc6 y con el intercambio de los peones pasados el trabajo de las negras se hace más sencil lo, al tener ventaja material en el flanco de rey. 37 ct:Je4 ifS 3a ctJf6+ <;t>g7 39 �ea �ca y las negras deberían ganar.

34 ••• ge4

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Ya es hora de abandonar, algo difíci l para un excampeón del mundo, con blancas, y enfrentado a un chaval de 1 6 años, pero es ley de vida ... Lo que sigue es un paseo para que el públ ico disfrute de la técnica de Bobby.

3S ®b2 ®g7 36 ®b3 gg4 37 tlJe2 ge6! 38 ged1

Después del cambio de torres 38 E:xe6 ixe6+ 39 @b2 E:c4 el peón c6 pierde su único defensor.

38 • . • gg2 39 tlJf4 gxd6 40 gxd6 gd2 41 gd3 gf2 42 gd4

El peón negro no se puede controlar des­pués de 42 'Lld5 e2 43 E:e3 E:f3! y la coro­nación es inevitable.

42 . • . e2 43 tlJ d3 .tfs 44 c7 gn

44 ... ixd3 45 cBW el '�!M 46 E:xd3 'Wb1 + 47 @a4 E:xc2-+.

4S c8� .txc8

Lógicamente, era posible 45 ... e l '�!M. Pero cuanto menos bulto ...

46 ge4 �fS 47 gxe2 .txd3 48 cxd3 gxd3+ 49 ®xb4 gds so gg2 h6 51 gxh6+ i>xh6 S2 a4 gS 53 gc2 gd6 54 ®es ge6 0-1

92

Page 92: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

EXCELSO FINALISTA

Desde muy joven Fischer demostró tener un dominio magnífico de los finales. Las piezas se movían con armonía, y es difícil encontrar mejoras de su juego incluso hoy, con los más potentes ordenadores. E l gran Euwe, que ya había sido Campeón del Mundo, batiendo a Alekhine en los años 30 (aunque luego éste recuperó su cetro), no supo en ningún momento cómo solucionar todos los pequeños pro­blemas que el joven genio le fue creando, y entró en la telaraña que urdió Bobby, que a la postre culminó con un final s imple y magnífico. De más está decir que la l ínea cayó en desuso tras esta magistral demostración. Euwe se encontró nueva­mente con Fischer como Presidente de la F IDE, en las negociaciones anteriores al match con Spassky. Difíci l adversario en todos los frentes.

Fischer tiene muchos defectos humanos y es una persona difícil de tratar que a me­nudo cambia sus puntos de vista. Pero Fischer me impresiona por su amor fanático por el ajedrez, porque trabaja increíblemente duro y por su versatilidad en cualquier fase de la partida. Un verdadero luchador que siempre juega a ganar.

Fischer es un caso increíble de temprana madurez creativa. De un joven jugador po­demos esperar una gran fuerza ofensiva y audaces combinaciones. Pero en el caso de Bobby, se trata de un juego serio, que merece las mayores alabanzas.

Max Euwe

Partida no 5 Robert Fischer - Max Euwe

Defensa Caro-Kann B1 3

Olimpiada de Leipzig, 1 960

posiciones de peón aislado, en donde el blanco intenta culminar antes su desarro­l lo, pero la idea es presionar rápidamente sobre el centro.

1 e4 c6 2 d4 dS 3 exdS cxdS 4 c4 �f6 S �c3 ltlc6 6 �f3

La jugada 6 !gS de Botvinnik ya no se considera como lo mejor para el blanco; en principio es una jugada precipitada en las

6 !g5

Diagrama de análisis

a) 6 ... e6! 7 cxdS exdS 8 !xf6 Wxf6 9 ltJxdS 'Wd8 1 0 ltJc3 (10 !c4 !e6 7 7 '\We2? bS! R. Fischer) 1 O . .. '\Wxd4 1 1 Wxd4 ltJxd4 Recuperando el peón.

93

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Partidas

1 2 0-0-0 .ic5 1 3 ctJa4 ctJe6 con una posición igualada.

Veamos otras dos posibi l idades:

b) 6 ... dxc4? 7 d5 ctJe5 8 Wd4±. Este signo puesto por Fischer, sin duda se debe a la fama lograda por la po­sición en la época, gracias a a lgunas claras victorias de Botvinn ik. A conti­nuación veamos una de el las:

94

Diagrama de análisis

8 ... ctJd3+ 9 .ixd3 cxd3 1 O ctJf3! No hay apuro en recuperar el peón; me­jor primero terminar el desarrol lo. 1 O

... g6 [las negras permiten el doblaje de peones a cambio de que las blan­cas entreguen su alfil de casil las ne­gras; tiene el inconveniente adicio­nal de que el peón "d" se convertirá en peón pasado. Después de 1 O ... e6 las blancas ubican rápidamente sus torres en el centro, demostrando que la ruptura . . . e6 1es favorece: 1 1 0-0-0 .ie7 1 2 �hel 0-0 1 3 �xd3 Wa5 (es peor 73 ... exd5 14 �xe7!Wxe7 15 ctJxd5 Con ventaja decisiva. 75 ... We2 76 .ixf6 �e8 1 7 �d2 Wf7 + 1B �d 7 Wb5 7 9 ctJe7+ �xe7 2 0 he7 h 6 2 1 WdB+ 1 -0 S. Furman - B. Nagl is, Moscú, 1 970) 1 4 d6 y e l peón e n sexta da a las blancas una clara ventaja: 14 ... .id8 1 5 ctJ e5! Permitiendo el traslado de la torre por la tercera horizontal . 1 5 ... .id7 1 6 �h3 ctJd5 1 7 .ie7 ttJxc3 1 8 bxc3

.ib5 1 9 �b2 .ixe7 20 dxe7 El peón aislado ha l legado lejos. 20 ... �fe8 2 1 ctJg4 �xe7 2 2 ltJf6+! Golpe decisivo que deja al rey negro sin defensa. 22 ... gxf6 23 Wxf6 �d7 24 Wg5+ �f8 y las negras abandonaron ante la evi­dente 25 �xh7, en P. Keres - R. Lau, corr., 1 934] 1 1 .ixf6 exf6 1 2 0-0 Wb6 (mejor 12 ... .ie7 aunque, obviamente, las blancas tienen ventaja) 1 3 �fel + �d8 1 4 Wh4 Con el rey negro en el centro Botvinnik no cambia damas. 1 4 ... g5 1 5 Wh5 La diferencia en el desarrol lo es notoria. 1 5 ... .id6 (si 15 ... .icS 76 ltJa4! bf2+ 77 �f7 y no se pueden defender las amenazas) 1 6 Wxf7 �f8 1 7 Wxh7 g4 1 8 ltJd2 Wc7 1 9 Wh6 Wf7 20 ltJc4 .ie5 2 1 ltJxe5 fxe5 22 Wg5+ We7 23 Wxe5 Ahora sí, con ventaja materia l la partida desem­boca en un final claramente ganado. 23 ... Wxe5 24 �xe5 .if5 25 �f1 !? �d7 26 f3 b5 27 fxg4 .ixg4 28 h3 b4 29 ltJ e4 �xfl + 30 �xfl �f8+ 31 �e 1 .if5 32 g4 .ig6 33 �e6 y las negras abandonaron. M. Botvinnik - S. Flohr, Leningrado-Moscú, 1 933.

Los tiempos cambian, y gracias a gente que investiga, golpeándose muchas veces contra posiciones aparentemente insal­vables, y a la ayuda de los ordenadores, la teoría avanza, y lo que ayer era malo hoy no lo es, apareciendo nuevas opciones que enriquecen y hacen más complejo nuestro juego. Así l legamos a descubrir nuevas po­sibi l idades de contrajuego, y l íneas hacia donde se dirige la teoría moderna de esta variante.

e) 6 ... dxc4 7 d5 [7 .ixc4 e6 (aquí lógi­camente se podría capturar el peón de d4, por ejemplo 7 ... Wxd4 8 Wxd4 ltJxd4 9 0-0-0 eS y ahora hay dos ju­gadas sumamente molestas para las negras: 1 O f4 y 1 O ctJf3, que hacen incómoda la posición negra) 8 ltJf3 .ie7 9 0-0 0-0 1 O �el (en el duelo

Page 94: Bobby Fischer, la leyenda

Anand-Dreev el indio no logró sacar ventaja en ninguna de las dos par­tidas. Veamos: 7 O 'Wd2 b6 7 7 dS tiJaS 72 j,d3 exdS 73 'iJ,fe7 éiJc6 74 'iJ,ad7 j,g4 7 S j,x(6 hf6 7 6 éiJxdS hf3 V2-V2

V. Anand - A. Dreev, Hyderabad (2), 2002) 1 O ... a6 (también 7 O ... b6 7 7 a3 j,bl 72 'Wd3 h6 73 j,e3 j,d6 74 'iJ,ad7 éiJel 7 S j,c 7 'iJ,cB 7 6 j,a2 éiJedS 7 7 éiJeS éiJxc3 78 bxc3 Wlcl 79 j,d2 hes 20 'iJ,xeS 'f!,fdB 2 7 'iJ,de 7 éiJg4 22 'iJ,hS j,ds 23 j,b 7 fS y las negras tienen una bue­na posición. L. Yudasin - Y. Seirawan, Biel izt, 1 993) 1 1 a4 j,d7 1 2 'Wd2 'iJ,cB 1 3 'iJ,ad 1 éiJ b4 1 4 d5 exd5! El negro sale bien parado de las simplificacio­nes centra les. 1 5 j,xd5 j,c6 1 6 j,b3 j,xf3 1 7 gxf3 'Wxd2 1 8 'iJ,xd2 éiJc6 con juego equi l ibrado; la partida terminó tablas tras 19 @g2 'f!,fd8 20 'iJ,xd8+ 'iJ,xd8 2 1 'iJ,d 1 'iJ,xd 1 22 j,xd 1 éiJd5 23 éiJxd5 j,xg5 24 f4 j,da 25 j,g4 éiJe7 V2-V2 V. Anand - A. Dreev, Hyderabad, 2002] 7 ... éiJ e5 8 'Wd4 h6! Una fuerte novedad.

Diagrama de análisis

c.l ) Aceptar el peón es pel igroso, por ejemplo: 9 'Wxe5 hxg5 Ahora la to­rre h8 se activa por la columna "h': 1 O j,xc4 (si 7 O WlxgS bS! con idea de 7 7 éiJxbS 'iJ,bB 72j,xc4'WaS+ 73 éiJc3 'iJ,xb2 con una buena actividad a cambio del peón) 1 O . . . j,d7!? 1 1 'Wxg5 'Wc7! Las negras se desarrol lan rápida­mente, teniendo compensación por

Partidas

el peón. 1 2 j,b3 (Devolviendo el ma­terial . Si 7 2 j,bs 'iJ,hS 7 3 bdl+ 'Wxdl 74 'Wg3 éiJxdS con leve ventaja negra; o bien 72 j,e2 'iJ,xh2 73 'iJ,xh2 'Wxh2 74 éiJf3 'Wh7+ 7S j,(7 'Wh6 recuperando el peón y quedándose con la pare­ja de alfiles, y las negras no pueden estar mal) 1 2 ... 'iJ,xh2 1 3 'iJ,xh2 'Wxh2 1 4 0-0-0 g6! (De esta manera se re­suelve el problema del desarrollo del alfil de f8. Se amenaza .. ..ih6) 1 5 éiJf3 j,h6 1 6 éiJxh2 j,xg5+ 1 7 @b 1 j,f4 1 8 éiJf3 @fa y aquí se acordaron tablas en S. Kindermann - T. Balogh, Mitro­pa Cup, 1 999, aunque la posición del negro es preferible.

c.2) Entregar la pareja de alfiles no es bueno, después de 9 j,xf6 exf6 1 O j,xc4 éiJxc4 1 1 'Wxc4 j,d6 y las negras tienen una cómoda posición.

c.3) Tampoco puede dar ventaja 9 j,h4 éiJg6 1 O j,xf6 (o 7 O j,g3 éiJhS) 1 O ... exf6 1 1 j,xc4 j,d6 con igualdad.

c.4) 9 j,e3 permite 9 ... éiJd3+ y ahora las blancas están obl igadas a entregar su alfil de casi l las blancas: 1 O j,xd3 cxd3 1 1 éiJf3 e6 Llegando en buenas condiciones para romper en el cen­tro.

c.S) La jugada "nueva" que cambia la evaluación de la l ínea. 9 j,f4 éiJg6 1 O j,xc4 (V.Anand - Y. Sei rawan, Amster­dam, 1 992 prosiguió con 1 O j,g3 e6! 1 1 d6 éiJ e7! Una jugada inesperada; el cabal lo maniobra mejorando no­tablemente su posición. 1 2 'iJ,d 1 (o 7 2 0-0-0 éiJedS!) y ahora Seirawan debió haber continuado 1 2 ... éiJf5! 1 3 'Wxc4 a6! evitando cua lquier invasión blan­ca sobre b5, y las negras tienen una buena posición, presionando el peón d6) 1 O ... éiJxf4 1 1 'Wxf4 a6 (también iguala 7 7 • • • g5 72 'Wd2 j,gl) 1 2 éiJf3 g6

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Partidas

1 3 0-0 con igualdad. R. Vaganian - J. Ehlvest, Riga, 1 995.

d) 6 .. . !e6 Jugada provocadora, que l leva a posiciones sumamente com­plejas y cuya idea estratégica está re­lacionada con la debilidad del centro blanco y la presión que rápidamente las negras ejercen sobre él. El negro puede jugar con enroque largo, pos­tergando el desarrol lo de su flanco de rey. 7 !xf6 (1 eS tiJe4 da buen jue­go a las negras) 7 ... gxf6 8 tiJf3 �d7 9 ie2 �d8 La presión que ejercen las piezas negras sobre el centro obliga al primer jugador a tomar una deci­sión. 1 O cxdS ixdS 1 1 tiJxdS �xdS 1 2 0-0 !h6 1 3 �c2 0-0 1 4 id3 tiJxd4 1 5 tiJxd4 �xd4 1 6 �adl con igual­dad, J. Fedorowicz - A. Mi les, Cto. de EEUU, 1 988.

6 . • . .ig4

a) La variante principal del denomina­do Ataque Panov es 6 ... e6 7 cxdS tiJxdS 8 !d3 !e7 (8 . . . !b4!?) 9 0-0 0-0 1 O a3 tiJf6 (10 ... !f6 seguido de 'IJcel es lo más habitual en el dispo­sitivo negro) 1 1 �el b6 1 2 !c2 ib7 1 3 �d3 Debi l itando el flanco de rey negro. 1 3 .. . g6 1 4 !h6 �e8 1 5 �adl �c7 (15 . .. �cB 76 !b3) 1 6 !b3 �ad8 1 7 h3 �d7 1 8 dS! Las blancas ya han dispuesto sus piezas para la ruptura

96

centra l . 1 8 ... �c8 1 9 �e3! exdS 20 tiJxdS tiJxdS 2 1 ixdS ics 22 �e8+! Quebrando toda resistencia; las ne­gras pierden material después de 22 ... !f8 23 ixf8 �xe8 24 �xe8 �b8 25 �xb8 tiJxb8 26 id6! y las negras abandonaron A. Kharlov - L. Nisipe­anu, Meta lska Trgovina, 2002

b) 6 ... dxc4 7 ixc4 e6 8 0-0 ie7 9 �el 0-0 1 O a3 Movimiento úti l para evi­tar el salto del caballo negro a b4, bloqueando en dS. 1 O ... b6 1 1 id3 ib7 1 2 ic2 �e8 1 3 �d3 Si compa­ramos la posición con la de la partida anterior, las negras han efectuado una jugada extra, la torre e8, que es particu larmente úti l debido a que el plan principal del blanco en esta posición es avanzar el peón "d': Un ejemplo muy úti l sobre este tema lo podemos ver en la partida Yusupov - Lobron que podemos ver a conti­nuación; 1 3 ... g6 1 4 h4 Temático, se busca debil itar el enroque negro. 1 4 ... �d6 1 S igS �ad8 1 6 �ad l �b8 1 7 ib3 a6 1 8 dS! Nuevamente la ruptu­ra central, una vez puestas todas las piezas en juego. 1 8 ... tiJas 1 9 dxe6! La posición del rey negro se derrum­ba, la ventaja del blanco es decisiva. 1 9 ... tiJxb3 20 exf7+ (20 �c4!?) 20 ... @xf7 21 �c4+ @g7 22 'IJes tiJg8 23 �xd8 �xd8 24 �f7+ @h8 25 �xb3 Amenazando tiJf7. 25 ... �d4 26 �e3 �f8 27 !xe7 tiJxe7 28 '1Jf7+ @g7 29 �xe7 1 -0 A.Yusupov - E. Lobron, Aie­mania, 1 996.

7 cxdS llJxdS 8 �b3 .ixf3 9 gxf3 e6

Si 9 ... tiJdb4 1 O ie3 tiJxd4 1 1 !xd4 �xd4 1 2 ibS+ tiJc6 1 3 0-0, L. Evans - N. Henin, Las Vegas Op., 1 965. Aquí no es posible la captura directa en d4 por 9 .. . tiJxd4 1 O ibS+ ganando pieza.

10 �xb7 liJxd4 1 1 .ibS+ llJxbS 12 �c6+

Page 96: Bobby Fischer, la leyenda

Esta intermedia el imina el enroque y en­torpece la sal ida del alfil de las negras.

12 . • • ®e7 13 Wxb5

13 • • • �xc3

Esta jugada ya ha sido abandonada por la teoría moderna. La idea es crear a las blan­cas una debil idad para entretener a las piezas blancas en su defensa. Pero como veremos la rea lidad es muy d iferente, y las blancas conseguirán una poderosa in icia­tiva.

La forma mode�na de tratar la posición pasa por la jugada 1 3 ... W!'d7 1 4 ttJxdS+ �xdS (74 ... exd5 75 W!'b4+ ileB 76 W!'d4 es claramente mejor para el blanco, R. Fis­cher) 1 S igS+ Este jaque es importante, ya que las blancas provocan el avance del peón "f'; que obliga al debil itamiento de la casilla e6 y por donde las blancas intenta­rán penetrar en la posición negra. 1 S ... f6 1 6 W!'xdS exdS 1 7 ie3 ife6 Está claro que las negras necesitan tomar medidas contra la presión que empezará a producirse so­bre el peón dS y, a su vez dar l ibertad a las piezas del flanco de rey. 1 S 0-0-0 ib4 Esta jugada además de comunicar las torres im­pide la rápida ubicación de la torre blanca en e1 , por lo que la siguiente jugada blanca es evidente. 1 9 a3 !!heS+ 20 i?b 1 ics [En la partida S. Dolmatov - L.Christiansen, Lucer­na, 1 993 1as negras jugaron 20 ... ias 2 1 b4 ib6 22 !!he1 i?d6 23 !!d3 (también parece

Partidas

bueno 23 if4+ i?c6 24 !!e6+) 23 ... ixe3 24 fxe3 aS 2S !!ed 1 El avance b2-b4 impide a las negras defender su peón central . 2S ... axb4 26 !!xdS+ me6 27 axb4 !!a4 2S !!Sd4 !!c3 29 !!e4+ Quedándose con el peón de ventaja. 29 ... iff7 30 !!d7+ ilfS?! (mejor 30 ... i?g6) 31 mb2 !!aa3 32 !!a7! De esta ma­nera se evitan los jaques perpetuos sobre el rey blanco. 32 ... !!cb3+ 33 mc2 !!c3+ 34 mb2 !!cb3+ 3S ilc2 !!c3+ 36 mb2 !!cb3+ 37 mc2 !!c3+ 3S md2 !!d3+ 39 me2 fS (39 ... !!xe3+ 40 !!xe3 !!xal 4 7 rud3 !!a2 42 h3 con final que se debe ganar) 40 !!xa3 !!xa3 41 !!eS Con el cambio de un par de torres el final es más fácil de imponer. 41 ... !!a2+ 42 rud3 !!xh2 43 !!xfS+ me7 44 bS rud6 4S !!f7 g6 46 b6 !!b2 47 b7 y las negras aban­donaron] 2 1 !!he1 ixe3 22 !!xe3+ i?d6 23 !!de1 Y aquí se puede ver la idea de la ju­gada 1 S de las blancas, cuando crearon la debilidad en e6 y la posibil idad de util izarla como casi l la de invasión para sus torres. 23 ... !!c4! Las negras buscan contrajuego ata­cando los peones débi les del flanco de rey. 24 !!e 7 !!h4 2S !! 1 e6+ ilcs 26 !!xg7 !!xh2 27 !!xf6 !!xf2 2S !!xh7 !!bS 29 !!c7+ i?d4 30 !!c2 !!xc2 3 1 ilxc2 La activa posición del rey negro compensa el peón de menos. 31 ... aS 32 !!a6 !!eS+ 33 ild2 !!bS 34 ilc2 !!eS+ 3S ild2 tablas, V. Bel ikov - A. Dreev, Alekhine Op., 1 992.

La conclusión que sacamos es que la de­fensa de Dreev parece ser la forma correc­ta de tratar la posición por parte de las ne­gras, gracias a su fuerte jugada 23 ... !!c4!, entrando en un final de torres que no se ve cómo desnivelar.

14 bxc3 Wd7

1 4 ... W!'ds 1 S W!'xdS exdS 1 6 !!b1 � con leve ventaja blanca, R. Fischer.

15 :Sb1

Son importantes los conceptos vertidos por Fischer acerca de la posición: "Unos

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Partidas

meses antes de la partida le mostré esta l ínea a Benko, quien sugirió que le parecía un tanto ingenua. Sin embargo, profun­dizando por mi cuenta en la posición me pareció que por horrible que sea la estruc­tura de peones blancos, lo cierto es que las negras no pueden explotar este factor, pues tienen muchos problemas para de­sarrollar su flanco de rey con normal idad. Pequeños detal les como éste son los que dificultan la eficiencia de una máquina de la teoría" (Mis 60 memorables partidas,

de Bobby Fischer).

Es importante capturar la idea de la posi­ción. Aquí la entrada de las piezas por la séptima, unida a la incómoda posición del rey negro, la posibi l idad de las blancas de poner rápidamente en juego sus piezas (.ie3, �e2 y �d 1 ) y la debil idad del peón a7, hacen muy difíci l la defensa negra.

1s • • • :ads

Si 1 S ... �xbS 1 6 �xbS �d6! 1 7 �b7 f6 1 8 �e2 �c6 1 9 �f7 aS 20 .ie3 con clara ven­taja, anál isis de R. Fischer.

16 Ae3 'll;VxbS 17 :axbS E:d7 18 ®e2 f6 19 E:d1

Las blancas con buen criterio, el iminan las piezas accesorias; la única pieza activa de las negras es la torre d7, así que tras este cambio no hay defensa para el peón "a': 1 9

98

�as �f7 20 .ixa7 (20 'il,xal? 'il,xal 27 hal .id6co) 20 . .. �b7 era menos ventajoso.

19 • • • E:xd1

1 9 ... �c7 tampoco era solución, ya que después de 20 �as �xc3 21 �xa 7 + �e8 22 �b 1 �c8 23 �b6 la posición es ganadora.

20 ®xd1 ®d7 21 E:b8!

Anulando completamente el juego de piezas negro. El peón caerá más adelante, pero de esta forma el negro necesita per­der muchos tiempos para poder sal ir de su encierro. 21 ixa7 id6 22 �b7+ �c6 23 �xg7 .ixh2± R. Fischer.

21 .•• ®c6 22 J.xa7

Lo demás fue un juego de niños en manos de Fischer.

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22 .•• gS 23 a4�g7 24 gb6+ �dS 25 gb7 �f8 26 gb8 �g7 27 gbs+ �c6 28 gb6+ �ds 29 aS fS

En caso de 29 ... El:a8 30 El:b7 !fB 3 1 El:c7 hS 32 c4+ md6 33 !b6 h4 34 mc2 fS 3S md3 con posición ganadora para las blan­cas. Igualmente ganaría la continuación 3S mb3 mes 36 eS mf4 37 c6 mxf3 38 El:d7 g4 39 c7 y el negro no tiene defensa.

30 �b8! gc8

30 ... !xc3? 3 1 a6+-.

Si 32 a7?? El:a3 33 El:d6+ mc4 34 E!:xe6 !d4 y ya no hay ventaja para las blancas.

32 . • • �c4

Después de la partida, Euwe mostró a Fis­cher una curiosa trampa que había prepa-

Partidas

rado, 32 ... mc6 33 E!:aS !d4 34 !eS? (34 al !xal con idea de 35 El:xal El:xf3 36 me2 El:h3 con complicaciones innecesarias para las blancas) 34 ... E!:cS!+ Y casi se desmaya cuando vio que Fischer, tras pensar unos segundos ¡caía en el la! Lo que también es cierto es que Fischer difíci lmente hubiera respondido en unos segundos, pero que­da la anécdota. Al reconsiderar su respues­ta Fischer dio 34 me2!, ganando.

33 gb7 �d4 34 gc7+ �d3 35 gxc3+ �xc3 36 �eS!

Bonito broche final.

1-0

Defensa Caro-Kann Ataque Panov

1 e4 c6 2 d4 dS 3 exdS cxdS 4 c4 tiJf6 S tlJc3 tlJc6 6 tiJf3 �g4 7 cxdS tlJxdS 8 VNb3 �xf3 9 gxf3 e6 1 0 VNxb7 tlJxd4 11 �bS+ tlJxbS

.1. �-- -•'•" �. ,,�,n.'

��$� A ?fl� - � N o � - d H �uu��� ��'""�-� /uuu/ ' "' / � • '

12 VNc6+ �e7 13 VNxbS

Este tipo de posiciones a las que se l lega después de 1 3 'IWxbS, y donde la estruc­tura blanca es tan débil, depende más de la energía del juego táctico y la iniciativa que de conceptos estratégicos generales. Por el lo hemos decidido expl icarlos funda­mentalmente con variantes más o menos

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Partidas

concretas, para que pueda comprenderse mejor.

13 ... lüxc3

No es la l ínea principal, ya que como se verá en esta partida y en las complemen­tarias las blancas logran una permanente y cómoda ventaja gracias a su ventaja de desarrollo y la fácil penetración en la sép­tima fila.

14 bxc3 �d7

En l. Dolgov - J. Simons, puede verse cómo juegan las blancas cuando el negro inten­ta rápidamente escapar con su rey con 1 4 ... f6, sin solucionar los problemas de la séptima l ínea.

1S gb1

Presentamos dos ejemplos distintos pero convincentes. Aquí veremos otras formas de defender la posición neg ra:

Partida complementaria no 1 M. Stean - J. Goormachtigh

Defensa Caro-Ka nn B 1 3 Schilde Op. U 1 8 85), 1 97 1

1 e4 c6 2 d4 dS 3 exdS cxdS 4 c4 llJf6 S lüc3 lüc6 6 lüf3 ig4 7 cxdS lüxdS 8 �b3 ixf3 9 gxf3 e6 10 �xb7 lüxd4 11 ibS+ lüxbS 12

1 00

�c6+ rtle7 13 �xbS lüxc3 14 bxc3 �d7 1S gb1 �xbS

Las negras mantienen su torre en a8 defen­diendo el peón a7, pero las torres blancas penetran rápidamente en campo negro logrando también una ventaja decisiva. Con 1 S ... �c8 las negras intentan jugar de forma activa, amenazando el peón c3, pero las blancas se desarrol lan rápidamente: 1 6 ie3 WfxbS 1 7 �xbS �xc3 1 8 �b7+ @es? (18 .. . @d6 19 0-0!) 1 9 @d2 �a3 20 �el �xa2+ 2 1 <it>d 1 !e7 22 �c8+ !d8 23 !eS! 1 -0 V. Zaltsman - Jakchin, 1 974.

16 gxbS a6 17 AgS+! f6 18 gb7+ rtld6 19 Ae3

19 ... gcs

En la partida ó. de la Riva - N. Bravo, Te­rrassa O p., 1 994 se jugó 1 9 ... eS, buscando refugio en la casi l la e6, pero las blancas pusieron rápidamente su torre del flanco de rey en juego: 20 @e2 @e6 2 1 �hb 1 id6 Entregando un peón para terminar con el desarrol lo. 22 �xg7 �ab8 23 �bb7 �xb7 24 �xb7 �b8 2S �xh7 �b2+ 26 @d3 �xa2 27 h4 Las blancas tienen ventaja decisiva 27 ... fS 28 f4 exf4 29 !d4 f3 30 hS �a l 3 1 �h6+ <it>e7 3 2 �g6 if4 3 3 h 6 y las negras abandonaron.

20 rtld2 ie7 21 rtlc2 ghe8 22 gd1+ rtles 23 gdd7 ita 24 gb6 gas 2S gc7 rtlts 26 gcc6 as 27 a4 eS 28 gbs gec8 29 gxc8 gxc8 30 rtlb3

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gas 31 c4 .ib4 32 :gb7 :gds 33 eS± :gd3+ 34 �c4 :gc3+ 3S �bS �e6 36 :gxg7 fS 37 c6 f4 38 .ib6 1-0

Partida complementaria no 2

l. Dolgov - J. Simons

Defensa Caro-Ka n n B 1 3 Cr. WC, 1997

1 e4 c6 2 d4 dS 3 exdS cxdS 4 c4 �f6 S �c3 �c6 6 �f3 .ig4 7 cxdS �xdS 8 VNb3 .ixf3 9 gxf3 e6 10 VNxb7 �xd4 1 1 .ibS+ �xbS 12 VNc6+ �e7 13 VNxbS �xc3 14 bxc3 f6

1S .ia3+

Otra opción es 1 S �b7+ <i>e8 1 6 �b1 �c8 1 7 0-0 �xb7 1 8 �xb7 �d8 1 9 ie3 �d7 20 :gfb1 id6 21 c4± Carlier - P. Johansson, Gausdal, 1 989.

1s ... �f7 16 VNb7+ �gs

1 6 ... ie7 1 7 �d 1 �b8 1 8 �xa7 :gas 1 9 :gxd8 :gxa7 20 �xh8 Con una gran ventaja en el final .

11 Axts VNxts

En caso de 1 7 .. . <i>xf8 1 8 :gd 1 �c8 1 9 :gd7 �xb7 (79 ... �xc3 + 20 <i>d1 La mejor res­puesta, y ya no hay defensa, por ejemplo: 20 ... �a1+ 21 <i>e2 �eS+ 22 <i>f7) 20 �xb7 aS 21 <i>e2 �c8 22 �d 1 hS 23 �dd7 Con posición ganadora.

Partidas

18 :gg1

18 . . • g6 19 :gd1 :gcs 20 :gd7 :gxc3 21 :gg4! :gcs 22 :ga4

Realmente una partida interesante por el juego directo del blanco en la real ización de la ventaja.

1-0

101

Page 101: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

EL INDOMABLE TAL, UN RIVAL SIEMPRE INCÓMODO

Esta es la primera vez que Fischer pudo vencer a su bestia negra. Había caído derrotado en 4 ocasiones ya contra el genio de Riga, uno de los jugadores más imaginativos del siglo XX. La partida quedó decidida enseguida, pero tal vez por malas experiencias anteriores el joven americano no dejó aire a su rival hasta conseguir por fin la que sería la primera de una importante serie de victorias contra el mismo oponente. Una batal la, sin duda, durísima.

Es difícil jugar contra la teoría de Einstein.

Mikhail Tal, tras ser derrotado en esta partida

Creo que el rasgo más característico de Fischer es su capacidad técnica, que ha alcan­zado el nivel de un autómata. En modo alguno puede permitirse que Fischer alcance una posición en la que tenga una ventaja 'gratis� Fischer juega tales posiciones como ningún otro, con casi un 7 00% de garantía de convertir su ventaja en victoria.

Partida n° 6 Robert Fischer - Mikhail Tal

Defensa S ic i l i ana B47 Bled (2), 1 961

1 e4 eS 2 ltJ f3 ltJ c6 3 d4 cxd4 4 ltJ xd4 e6 S ltJc3

Es curioso ver cómo Ta l cambiaba perma­nentemente su repertorio de aperturas contra Fischer, que ya era conocido por anal izar exhaustivamente a sus riva les. Tal quiere huir de cua lquier preparación.

5 . . . f!c7

La idea de las negras es crear una estructu­ra central elástica que impida a las piezas blancas el ataque di recto sobre el flanco de rey. La dama controla el avance del peón rey a eS, ocupa la columna "e" para presionar sobre ella y defiende las casi l las negras. Por otra parte, prepara el avance de los peones "a" y "b" del flanco de dama, lo que permitirá un desarrol lo activo de su alfil de casi l las blancas por la diagonal a8-

1 02

Mikhai/ Tal

h 1 . Lógicamente las blancas disponen de diferentes estrateg ias para lograr su con­trajuego. Una de el las es el avance de su peón "f" para atacar el centro negro.

6 g3

La idea principal es frenar toda ruptura centra l, tener bien sujeto el peón "e" y anu­lar el avance a6-b5 del negro, sin renunciar a sus intenciones de ataque sobre el flan­co de rey más adelante, una vez obtenido el control central -de la posición.

6 •.. ltJf6?

Page 102: Bobby Fischer, la leyenda

¿El error definitivo de la partida? Por lo visto sí, y aquí haremos mención a la re­comendación actual de la teoría, para que los lectores tengan una idea de los objeti­vos de las blancas en esta variante.

6 ... a6 7 .ig2 ¿¿jf6 (7 ... d6 8 0-0 .idl 9 .ie3 ¿¿jf6 70 Wfe2 .iel 77 'f!.ad7 ¿¿jes 72 h3 CiJc4 73 .ic 7 'f!.cB 7 4 g4 h6 7 S f4 bS 7 6 a3 Wf eS 7 7 @h7 gSJB ¿¿jb3 Wlb679 eSdxeS20 fxes ¿¿jds 21 hds exdS 22 ¿¿jxdS .ic6 23 @h2 hds 24 'f!.xdS Wf e6 2S Wf e4± S. Movsesian - F. Berkes, Panormo, 2002) a 0-0 d6 9 '8e1 Una juga­da habitual en el esquema blanco. 9 .. . .id7 (9 . . . .iel 70 ¿¿jxc6 bxc6 11 eS! destrozando la formación centra l de peones negros) 1 O ¿¿jxc6 bxc6 1 1 ¿¿ja4 'f!.da 1 2 c4 eS 1 3 .if4 .ie7 1 4 eS dxeS 1 S .ixeS Wfas 1 6 CiJc3 0-0 1 7 Wff3 .ica 1 a 'f!.ad 1 'f!.xd 1 1 9 'f!.xd 1 'f!.da 20 h3 '8xd 1 + 21 W/xd 1 ¿¿jd7 22 .if4 W/b4 23 We2 .ifa 24 ¿¿je4 Wfb6 2S Wfd2 ¿¿jf6 26 ¿¿jxf6+ gxf6 27 b3 .ie7 2a Wfd 1 fS 29 g4 eS 30 Wfe2 f6 3 1 .idS+ @ha 32 gS !+- Wfc7 33 Whs .ifa 34 gxf6 1 -0 J. Pelgar - G. Mi los, Sao Paulo, 1 996.

7 tüdbS! �b8

Tampoco sirve 7 ... W/as a .id2 W/da 9 .if4 eS Triste necesidad, ahora la casi l la dS será de las blancas y con el la el control de la partida. 1 O .igS± Jugando una Sici l iana Pel ikan con dos tiempos de ventaja: el al­fil de gS y el peón de g3, jugadas que por otra parte son úti les.

S .if4 tües

Las blancas también lograban una venta­ja clara tras a ... eS 9 .igS a6 1 O .ixf6 (1 O

¿¿ja3 bS 11 hf6 b4!) 1 O . . . axbS (1 O .. . gxf6 11 ltJa3 bS 12 tDdS) 1 1 .igS±, y el negro tiene mala estructura, con algunas casi l las débi­les, además de que sus piezas están mal colocadas.

9.ie2!

Partidas

Puede parecer extraña esta idea después de la jugada g2-g3, pero lo cierto es que Fischer entiende que la reacción central negra no podrá l legar, y el alfil desde e2 puede favorecer la iniciativa en algunas l íneas de ataque, más que si estuviera en g2, detrás de su peón e4.

9 . . • .ics

a) La variante principal es 9 . . . a6 1 O Wf d4 d6 1 1 'f!.d 1 (77 ttJxd6+ hd6 12 0-0-0 @el! con defensa) 1 1 ... axbS 1 2 .ixeS+- y a l estar e l alfil en e2 (y no en g2) no sirve la respuesta 1 2 ... ltJd7 debido a 1 3 .ixbS. Con el a lfil en g2 las negras opondrían alguna resis­tencia en esta l ínea.

b) 9 ... d6 1 O W/d4 ltJc6 1 1 ltJxd6+ @d7 (11 ... hd6 12 W!xd6 eS 73 WlxbB 'f!.xbB 14 .igS con posición prácticamente ganada) 1 2 .ibS .ixd6 1 3 0-0-0 ttJea 1 4 .ixd6 Wfxd6 1 S WfcS+-.

e) 9 ... ¿¿jga 1 0 Wfd4 f6 1 1 0-0-0 a6 1 2 ltJd6+ .ixd6 1 3 W/xd6 Wfxd6 1 4 '8xd6 @el 1 S '8hd 1 ltJf7 1 6 '8b6 Y las ne­gras deberán asistir impotentes a las amenazas de las blancas.

1 O .ixeS! �xeS 11 f4 �b8 12 eS a6

Tampoco la original 1 2 ... ttJga 1 3 ltJe4 .ie7 1 4 ¿¿j bd6+ @fa 1 s fS exfS 1 6 O-O! ttJ h6 1 7 WfdS Wfc7 1 a 'f!.xfS serviría a las negras.

1 03

Page 103: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

1 3 exf6 axbS 14 fxg7

También era fuerte 1 4 ltJe4 i.f8 1 5 Wi'd4 Wfa7 1 6 Wfes g6 1 7 !xbS ( 77liJd6+i.xd6 7BWI'xd6 Wfa5+ 79 c3 WfdB) 1 7 ... Wi'b6 1 8 c3 Y las ne­gras no tienen jugadas. 1 8 ... Wfe3+ 1 9 i>f1 Wff3+ 20 i>g 1 b6 21 i.e2 Wfe3+ 22 i>f1 i.cs 23 liJd6+ <±>fa 24 Wfxe3 i.xe3 25 �d 1 +-.

14 •.• �g8 15 lLle4 il.e7 16 '1Nd4 �a4

Según M. Botvinn ik es mejor 1 6 ... Wc7, pero tras 1 7 !d3 �a6 1 8 �f1 las negras no pueden moverse.

17 lLl f6+ il.xf6

1 7 ... i>d8? 1 8 Wi'b6++.

18 '1Nxf6 YNc7

Si 1 8 . . . Wi'd6 1 9 !d3 Wb4+ 20 i>e2 Wd4 2 1

1 9 0-0-0 �xa2 20 <t>b1 �a6

Las negras no tienen buenas opciones. Si 20 ... �as 21 i.hs dS (2 1 ... d6 22 &d6!) 22 �xdS! exdS 23 �e1 + +-; en caso de 20 ... Wfas 21 b3 b4 22 !hs WfxhS 23 <±>xa2.

21 il.xbS

También es buena 2 1 i.hS d6 (2 7 •.• d5 22 &d5!) 22 �he1 Wfe7 23 Wi'h6 i>d7 24 Wfxh7+-.

21 ••• �b6 22 .id3

22 •.• e5

Fischer no deja n inguna vía de escape. Tampoco servía: 22 ... Wfd8 23 Wfh6 fS 24 Wi'hS+! <±>e 7 25 i.e2 dS (25 ... &g 7? 26 W h4+ i>eB 27 !h5+) 26 Wfxh7 i.d7 27 g4+-.

23 fxe5!+-

El peón g7 es u na espina clavada en el corazón de las negras. 23 WfxeS+ WfxeS 24 fxeS �xg7±.

23 • • • �xf6 24 exf6

Se amenaza !xh7.

24 ••• YNcsD

Wxd4 �xd4 22 c3 �a4 23 i.xh7 �xg7 24 24 ... Wi'b6 25 �hf1 +-. i.d3 Con final ganador.

104

Page 104: Bobby Fischer, la leyenda

25 .lxh7 VMg5 26 .ixgS VMxf6 27 ghf1

27 • • • VMxg7 2S .ixf7 + �dS 29 .ie6 VMh6

Si 29 ... ilc7 30 ifst Con la idea de g3-g4 y h2-h4.

30 .ixd7

Las negras ya podían haber abandonado.

30 ••• .ixd7 31 gt7 VMxh2 32 gdxd7+ �es 33 gde7+ �ds 34 gd7+ �es 35 gc7+ �ds 36 gfd7+ �es 37 gd1 b5 3S gb7 VMh5

38 ... 'Wxg3 39 � h 1 ! 'Wes 40 �h8+.

39 g4VMh3

39 ... 'Wxg4 40 �h 1 'W d4 41 �h8+! 'Wxh8 42 �b8++-.

Partidas

42 ••• �g7 43 gb6 VMg3 44 gd1 VMc7 45 gdd6 VMcs

45 ... 'We7 46 �g6+ ilh7 47 �h6+ ilg7 48 �bg6+ ilf8 49 �h8+ @f7 50 �h7++-; 45 ... 'Wcs 46 �b7+ ilg8 47 �d8++-.

46 b3 �h7 47 ga6

47 �a6 ilg7 48 �a7+ ilg8 49 �dd7+-.

1-0

105

Page 105: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

ENFRENTADO A SU DEFENSA FAVORITA

Fischer jugando contra su defensa favorita. ¿Qué jugará? Esto siempre es incó­modo, porque sabía perfectamente que Najdorf respondería de la mejor forma y tendría, tal vez, que mostrar las mejores armas de las blancas, y eso no es buen negocio. ¿Tanto esfuerzo por una sola partida?

También estaba en juego el "pique" especial que había entre los dos jugadores, que fuera del tablero tenían muy buena relación. Najdorf, s i bien siempre consi­deró a Fischer un genio, no le hada la vida muy fáci l cuando se encontraban en el tablero, pues era muy buen competidor. También es cierto que a estas alturas el"teenager" Fischer ya había "caminado" bastante y sabía controlarse mejor, pero siempre sa l ían chispas del tablero.

Fischer simplemente arroja las piezas y ellas solas caen en las casillas correctas.

Miguel Najdorf

De cara a mantener la iniciativa, Fischer entrega un peón con 7 éiJd5. Najdorf im­prudentemente rechaza la invitación, sólo para aceptarla tres jugadas después en peores circunstancias. Pierde sus opciones en las complicaciones, permitiendo un sacrificio devastador que mantiene a su rey en el centro. Aunque Najdorf se defiende con precisión, resulta demasiado tarde para compensar sus anteriores inexactitudes. Poco después se encuentra atrapado en una red de mate tras veinticuatro jugadas.

Partida no 7

Robert Fischer- Miguel Najdorf

Defensa Sic iliana 890

Olimpiada de Varna (2), 1962

Gligoric

1 e4 eS 2 �f3 d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 S ltJc3 a6 6 h3!?

Una interesante jugada para sal ir de los caminos más comunes. Las negras deben plantearse un esquema y disponen de muchas posibi l idades razonables. La juga­da de la partida no es i lógica, siendo úti l en posiciones con 0-0 o 0-0-0 de las blancas, ya que también pueden uti l izar este movi­miento como apoyo a l avance g2-g4.

106

Así es cómo le gustaba jugar a Fischer en 1 962 (pero realmente su jugada favorita era 6 iic4). Su lógica es que si las negras pueden perder un tiempo en su quinta jugada, ¿por qué las blancas no pueden hacer Jo mismo en su lucha por la iniciativa en e/ lado opues­to? Gligoric.

6 ••• bS!?

Esta parece la répl ica más d irecta y más consecuente con la idea de las negras,

Page 106: Bobby Fischer, la leyenda

dando paso a que el alfil se sitúe en b7, y creando la amenaza de b4, presionando rápidamente el peón central de las blan­cas. De todas formas hay otras opciones:

a) 6 ... g6 7 g4 Esta jugada pasó a ser la l ínea principal hasta nuestros días; es u na forma enérg ica en donde las blancas tratan de aprovechar el cambio de estrategia de las negras, tratando de descoordinar sus piezas y en cierto modo hacer inút i l el tiem­po de ... a7-a6. 7 ... i.g7 8 gS

Diagrama de análisis

Al hacer esta jugada las blancas no podrán intentar cambiar el alfil de casi l las negras en h6; a cambio de eso e l iminarán una de las piezas defensoras y mantendrán ventaja de espacio, pero no les será tan fá­ci l jugar para atacar en el flanco de rey. 8 ... CLJ hS?! (en nuestra opinión esta jugada es la raíz de los males de la posición negra. Es mejor la re­tirada a d7, manten iendo opciones de contrajuego. 8 ... CLJfdl Fischer la criticó en su momento, pero tal vez su apreciación era superficial . En esta partida se ve que con un juego pre­ciso las negras pueden distribuir per­fectamente sus piezas, convi rtiendo la posición en u n interesante h íbrido, Dragón-Najdorf, aprovechando el es­tancamiento producido en el poten­cial ataque blanco tras la jugada g4-

Partidas

g5. 9i.e3 bS 70Wfd2 i.bl 7 7 f3 CLJb6 72 O-O-OCLJ8dl 73 CLJb3 �e8 74i.d4 i.xd4 7S Wfxd4 eS! 76 Wfxd6 WfxgS+ 7 1 �b 7 Wfel 78CLJaS i.a8 7 9 a4 Wfxd6 20 �xd6 �el 2 7 �d2 bxa4 22 ixa6 �es 23 i.bs �b8 24 �a2 CLJf6 2S �a3 CLJe8 26 �b4 �el 21 CLJxa4 CLJd6 28 e4 ?? �xe4+ 29

CLJxe4 �xbS+ 30 �e3 CLJfxe4+ 3 7 fxe4 CLJxe4+ 32 �d3 CLJxd2 33 �e 7 �dS+ 34 �e3 CLJxe4 3S �xe4 �d4+ 0-1 E. Mor­tensen - P. Nielsen, Nyborg, 2001 ) 9 i.e2 eS 1 O CLJ b3 CLJf4 1 1 CLJdS [otra al­ternativa es 1 1 i.g4 CLJc6 1 2 CLJdS 0-0! 1 3 h4?! Ahora las negras podrán apo­derarse de la in iciativa. 1 3 ... i.xg4 1 4 Wfxg4 CLJxdS 1 S exdS CLJe7 Las negras e l iminaron su problema en dS dando n uevamente elasticidad a sus peo­nes centrales. El cabal lo b3 no está bien ubicado, mientras que para las blancas no se ve un plan coherente. 1 6 Wfe4 �c8 1 7 i.e3 bS 1 8 0-0-0 �c4 1 9 Wfd3 (M. Damjanovic - R. Fischer, Skopje, 1 967) 1 9 ... e4 20 Wfd2 Wfc7 21 �bl �c8 22 �el aS! Con idea de ... 23 CLJxaS (23 WfxaS?�xe2-+) 23 ... �a4 24 CLJc6 tt:Jxc6 25 dxc6 �ca8+] 1 1 ... CLJxdS? (7 7 ... CLJxe2 72 Wfxe2 i.e6 = Fis­cher) 1 2 WfxdS CLJc6 1 3 i.g4 i.xg4 1 4 hxg4 Wfc8 1 S Wfd l CLJd4 1 6 c3 CLJxb3 1 7 axb3± Wfe6 1 8 �as f6 1 9 Wfds WfxdS 20 �xdS �d7 21 gxf6 i.xf6 22 gS i.e7 23 �e2 �af8 24 i.e3 �c8 25 b4 bS 26 �dd l �e6 27 �al �c6 28 �h3 i.f8 29 �ah l �c7 30 �h4 dS 3 1 � a 1 �c6 3 2 exdS+ �xdS 3 3 � d 1 + �e6 34 �d8 �fS 35 �a8 �e6 36 �h3 i.g7 37 �xh8 i.xh8 38 �xh7 �e8 39 �f7+ �g4 40 f3+ �g3 41 �d3 e4+ 42 fxe4 �d8+ 43 i.d4 �g4 44 �fl i.eS 45 �e3 i.c7 46 �g l + �h4 47 �f3 �d7 48 eS �f7+ 49 �e4 �fS 50 e6 i.d8 S 1 i.f6! i.xf6 52 gxf6 �xf6 53 �dS �f2 54 �e 1 1 -0 R. Fischer - S. Reshevsky, Cto. de EEUU, 1 962. Un buen modelo con una apertura in­teresante, notable medio juego y un

107

Page 107: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

final con una técnica depurada de las blancas.

b) 6 ... ctJc6 7 g4 ttJxd4 (es necesario el cambio del cabal lo en d4, especial­mente cuando se intenta jugar ... eS, ya que esta pieza podrá hacer mu­cho daño sobre el flanco de rey ante la debil idad creada en fS. Un ejemplo del comentario anterior es 1 ... eS?! 8 ttJde2 h6 9�e3 bS 70�g2 �el 7 7 Wid2 �e6 12 a4 0 -0 73 axbS axbS 14 0-0 Widl 7S ttJds fual 76 fual �b8 7 1 ctJg3 ctJhl 18 �a6 hds 1 9 exdS ctJd4 20 hd4 exd4 2 7 ttJ fS g6 22 ttJxd4 �f6 23 ttJe6 �e8 24 �a1 Wfe8 2S W!f4 �el+ 26 ctfh2 �e2 21 Wfxd6 fuf2 28 Wixf6 1 -0 S. Movsesian - R. Cvek, Zl in, 1 99S; Otra forma de jugar con las negras es: 1 ... e6 8 �g2 �el 9 ttJxe6 bxe6 1 O eS étJdS 1 1 exd6 W!xd6 12 0-0 Wf el 73 ctJe2 0-0 14 e4 étJf6 1S Wie2 �b8 16 �f4 �d6 7 1 hd6 W!xd6 18 �adl W!eS 7 9 ctJd4 �bl 20 Wfe3 Wlb6 2 1 gS ctJhS 22 eS Wiel 23 ttJe2 �fd8 24 Wfe3 eS 25 �fe 7 g6 26 �f3 fud7 21 fud7 ctJgl 28 ctJg3 ctJf5 29 ttJxf5 gxf5 30 �d6 e4 3 1 �d 1 �e8 32 �b3 �d8 33 �f6 �dS 34 hd5 exd5 35 �d6 Wiel 36 h4 h6 31 gxh6 1 -0 l . Smirin - D. Gormal ly, Lon­dres, 1 999) S Wfxd4 eS 9 Wfd3 �e7 (9 ... �e6!? Lo más enérgico. 1 O �g5 �el 7 7 0-0-0 0-0 72 hf6 hf6 73 W!xd6 Wfa5 Las negras a cambio del peón se quedan con excelentes posibi l i­dades dinámicas. 74 a3 �fd8 75 Wlb4 �g5+ 76 ctfb 7 �xdl+ 1l ctJxd7 �d8 78 �e2 Wf xb4 7 9 axb4 �d4 ; 20 ttJ e3 �xb4 2 1 �dl g6 22 f3 �d4 23 ctJd5 �xd 7 + 24 hd7 ctfgl 25 �e2 fS 26 ttJel �dl 21 �e4 fxe4 28 fxe4 �el 29 ctJe6+ %-% M. Saltaev - V. Epishin, Tashkent, 1 9S7) 1 o gS étJd7 1 1 �e3 ttJcs 1 2 Wd2 �e6 1 3 o-o-o o-o 1 4 f3 �es 1 S ctfb 1 ctJd7 1 6 h4 bS 1 7 �h3 �xh3? Mejor es mantener el alfil en e6 para ejer­cer cierto control sobre dS. 1 S �xh3 ctJb6 1 9 �xb6 Wxb6 20 étJdS Aquí ya

108

podemos decir que la posición está perdida: el cabal lo no se puede ex­pulsar de dS, hay planes concretos de ataque sobre el flanco de rey y las negras no disponen de contrajuego. 20 ... WdS 21 f4 exf4 22 Wxf4 Wd7 23 WfS! �cdS 24 �a3 Wa7 2S �c3 g6 26 Wg4 Wd7 27 Wf3 We6 2S �c7 �des 29 tilf4 Wes 30 �ds Whs 31 a3 h6 32 gxh6 Wxh6 33 hS �gS 34 hxg6 fxg6 3S Wb3 �xf4 36 �eS+ ctffS 37 �xeS+ 1 -0 R. Fischer - J. Bolbochán, Estocol­mo izt, 1 962.

e) 6 ... eS?! 7 ctJde2 �e6 [7 ... �el S g4 0-0 9 �e3 (9 ctJg3 g6 10 g5 ctJe8 1 1 h4 f6 ? 12 �e4+ ctfgl 13 h5 fxg5 14 hxg6 hxg6 7S ctJh5+ ctfh8 76 étJf6+ ctfgl 7 1 �hl+ ctfxf6 78 Wfd2! d5 7 9 ctJxd5+ con mate imparable en dos jugadas) 9 ... ctJ bd7 1 O a4 ctJ b6 1 1 �g2 �e6 1 2 0-0 ttJc4 1 3 �c1 �es 1 4 b3 étJ b6 1 S as étJ bd7 1 6 �e3 �es 1 7 ttJds �xdS 1 S exdS étJfS 1 9 étJg3 ctJ6d7 20 Wd2 con leve, pero cómoda ventaja W. Lom­bardy - R. Fischer, Nueva York, 1 9SS] S g4

Diagrama de análisis

S ... bS (8 .. . d5 9 exd5 ttJxd5 1 O �g2 ttJxe3 7 1 Wxd8+ ctfxd8 12 ttJxe3 ctJe6 13 �e3 ctfel 14 0-0-0 �b4 15 ttJa4 bS 16 �b6+ ctfbl 1 1 �e5 �as 78 �d6 �ae8 7 9 b4 �d8 20 ctJe3 �e8 2 1 a4 bxa4 22 ttJxa4 Con clara ventaja para las blan­cas, que termi naron imponiéndose: R.

Page 108: Bobby Fischer, la leyenda

Fontaine - L. Gu idarel l i , Vichy, 2000) 9 �g2 Vflc7 1 O 0-0 �el 1 1 l2Jg3 l2Jc6 1 2 ltJdS �xdS 1 3 exdS ltJas 1 4 ltJfS 0-0 1 S gS l2Je8 1 6 f4 l2Jc4 1 7 b3 l2J b6 1 8 �e3 �b8 1 9 Vfld2 V!ffd7 20 �e4 �d8 2 1 fxeS V!ffc7 22 e6 fxe6 23 dxe6 l2J c8 24lDh6+ 1 -0 M. Saltaev - T. Lehner, Wiesbaden, 2001 .

7 �d5!? .tb7?!

a) Esta jugada tan natura l parece ser el problema de las negras. Era posible 7 ... l2Jxe4!? 8 Vflf3 ltJcs 9 b4! [9 l2Jf6+ gxf6 1 O V!ffxa8 �b7 1 1 V!ffa7 Vflc7 (7 1 ... eS 12 b4 exd4 13 bxcS Vfle7+ 14 �e2 lDc6 1S V!lb6 dxcS 16 �d1!) 1 2 b4 l2J cd7 1 3 �d2 Y ahora habría dos l í­neas principales: 1 3 ... ltJ b6 (13 ... eS 14 lDb3 lDc6 7 S V!le3 lDb6 76 Vflg3 con posición poco clara) 1 4 ltJxbS axbS 1 S �xbS+ l2Jc6 1 6 a4 eS 1 7 aS l2Jd7 18 �xc6 Vflxc6 con juego complejo] 9 ... e6 [9 .. . l2J b7? 1 O V!ffc3!; 9 ... l2Jcd7 1 O

V!ffc3! ( 70 hbs axbS 7 7 lDxbS lDa6 12 Vflc3 lDeS 13 lDbc7+ lDxc7 14 lDxc7+ �d7 1S lDxaB �b7 16 0-0 VflxaB 1 7 �d1 con juego complejo) 1 0 ... �a7 1 1 �xbS!? (7 7 �gS) 1 1 . . . e6 1 2 0-0 axbS 1 3 ltJxbS exdS con clara ventaja de las blancas] 1 O bxcS ( 70 lDf6+ ? Vflxf6 7 1 VflxaB Vflxd4 72 VflxbB V!lc3+! 13 �d2 Vflxa 1+ 14 �e2 c;í;d7 1S bxcS V!leS+ 16 �e3 Vfle4 con posición ganadora para las negras) 1 O ... exdS 1 1 V!ffxdS �a7 1 2 c6 �e7+ 1 3 �e2 Vflb6 14 �e3 �es Sentimos que la posición de las blan­cas es favorable, aunque no es fáci l demostrarlo, por ejemplo: 1 S Vflf3 dS 16 0-0 l2Jxc6 1 7 V!lg3 f6.

b) 7 .. . ltJxdS 8 exdS �b7 9 c4 g6 1 O cxbS �g7 [1 O . . . �xdS 1 1 bxa6 l2Jd7 (1 1 ... �g7 12 lDfS! gxfS 73 VflxdS ltJd7 74 VflxfS y las negras tienen una d ifíc i l posición) 1 2 b4!? la posición blanca es preferible] 1 1 l2Jc6 V!ffd7 1 2 l2Jxb8 �xb8 1 3 bxa6! (7 3 a4 ? Spi riev - Orso,

Partidas

Budapest, 1 987) 1 3 .. . �a8 1 4 �c4 con posición ganadora.

e) Creemos que la mejor alternativa para las negras es 7 ... e6. En su mo­mento Fischer no la consideraba buena ya que tras la captura en f6 se­gu ido de c2-c4, pensaba que la dama quedaba desplazada y lejos del cen­tro de la lucha en el flanco de dama. 8lDxf6+ Vflxf6 9 c4 [9 �e3 �b7 1 O c4 dS! ! 1 1 V!lb3? dxc4! (7 1 . . . eS? W. Haist - M. B irke, Herrenberg, 1 986) 1 2 �xc4 �xe4 y las blancas están mal] Pero ...

9 .. . dS! !

Diagrama de análisis

Realmente ésta es una sorpresa, ya que el sacrificio de peón da activi­dad a las negras creando posicio­nes muy complejas. Después de 1 O

exdS ( 70 a3 ? dxc4 7 7 �e2 �es 72 �e3 0-0 73 lDc2 he3 74 lDxe3 V!lxb2 7S 0-0 lDc6-+ R. Schischke - J . Graf, Bad Lauterberg, 1 981) 1 O ... exdS 1 1 cxdS �b4+ 1 2 �e2 0-0 1 3 �e3 �b7 1 4 V!lb3 �es 1 s � d 1 �e8 1 6 l2Jc2 l2Jd7 1 7 g3 �d6 (7 7 .. . lDb6 18�g2 lDc4 con juego complejo) 1 8 �g2 ltJcS las ne­gras tienen una posición dinámica con excelente compensación por el peón.

N. E.: Damos la palabra a Gligoric:

En realidad las cosas no son tan cla-

109

Page 109: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

ras. Después de la respuesta normal 7 O exd5 exd5, las blancas obviamente no pueden continuar con 7 7 cxb5 o 7 7 cxd5 debido a 7 7 ... !b4+, tirando por tierra el desarrollo normal de las blancas, y deben procurar fortalecer su propio desarrollo, a pesar de una eventual pérdida de material, con 7 7 ie2!, y ahora si 7 7 . . . dxc4 7 2 0-0 id6 73 !f3 �al 74 a4, o 7 7 ... bxc4 72 !g4

y las blancas deben tener suficiente compensación por el peón, ganando un precioso tiempo para conseguir harmonía en el desarrollo.

s ltJ xf6+ gxf6 9 c4

9 ... bxc4

a) Tras 9 ... !xe4 1 O cxbS !g7 1 1 '\Wg4 !g6 1 2 lt:Jfs y con respecto a la eva­luación de esta posición han surg i­do algunas dudas. Según el anuario soviético de 1 962, se consideraba ventajosa para el blanco, pero según Fischer tras 12 ... 0-0 la posición es compleja. Hoy día podemos d isponer de otras ayudas para lograr un anál i­sis más preciso, y la verdad es que las negras tienen a lgunos problemas de no fáci l solución. Por ejemplo: 1 3 '\Wf3 lt:Jd7 (73 .. . lLlc6 74 bxc6'\Wa5+ 15 !d2 Wxf5 76 Wxf5 !xfs 7 7 �c 7 con venta­ja) 1 4 lt:Jxg7 �xg7 1 5 bxa6 lt:Jcs ( 1 5 ... '\WaS+ 1 6 !d2 '\WeS+ 1 7 '\We2 con gran ventaja blanca. 1 7 ... lt:Jcs 1 8

110

WxeS fxeS 1 9 b4 lt:J d3+ (7 9 ... lLlxa6 20 a4 �fbB 2 7 !xa6!±) 20 �e2 �fb8 2 1 a3 dS 22 h4 (22 g4 �xa6 23 !g2 e4) 22 ... hS 23 �h3 e4 24 f3 (24 �e3) 24 ... �xa6 25 fxe4 dxe4 26 a4 lt:Jxb4 (26 .. . �aaB) 27 �b3 lt:Jc6 28 �xb8 lt:Jxb8 29 �e3 �al 30 !c3+ f6 3 1 aS Y si bien nos hemos alejado u n poco en los anál isis, la posición blanca parece prometedora.

b) 9 ... b4 1 O !d3 lt:Jd7 parece la solu­ción más tranqui la.

1 O .i.xc4 .i.xe4

Realmente cuando estamos dentro de la partida perdemos muchas veces el con­trol y nos dejamos l levar por gustos per­sonales, basándonos en largos anál isis que creemos perfectos. Grau decía que no ha­bía que fiarse de estos largos anál is is y era preferible dejarse l levar por el concepto de la posición.

La evaluación es que las blancas tienen un mejor desarrol lo, y las negras deberán per­manecer con su rey en el centro; por ende las posibi l idades tácticas se mu ltipl ican si del otro lado tenemos a una imaginación como la de Fischer.

En caso de 1 O ... '\WaS+ 1 1 !d2 '\Wes 1 2 '1Wb3! '\Wxe4+ 1 3 �dl e6 1 4 �el '\Wxd4 1 5 '\Wxb7 !h6 1 6 �e2 0-0 1 7 '\Wxa8 Con clara ventaja de las blancas.

Page 110: Bobby Fischer, la leyenda

1 1 0-0 d5 12 �el

12 ... es

Aquí realmente las negras tenían un aba­nico de posibi l idades, que trataremos de i r desmenuzando.

a) 1 2 ... �g8 1 3 �xe4! dxe4 1 4 Whs �g7 (14 . . . �g6 1 S Wxh7 �g7 16 Wxe4 �a7 1 7 ib3 ( 11 if4; 71 éi:Jf5) con ventaja clara} 1 S éi:Je6 Con ventaja ganadora.

b) 1 2 .. . e6 1 3 Whs ig6 (13 .. . Wdl 74 �xe4 dxe4 15 ixe6 Wel 16 if4 Y no se ve solución para las negras; 13 . . . Wel 74 éi:Jxe6! Wxe6 75 ixd5 ixd5 76 �xe6+ ixe6 11 Wf3! �al 18 if4 éi:Jdl 1 9 Wc6 con posición ganadora) 1 4 WxdS WxdS 1 S ixdS �a7 1 6 éi:Jc6 �b7 1 7 if4 �bs 1 8 éi:Jxb8 �xds 1 9 éi:Jxa6 Las negras no podrá n sostener por mucho tiempo el final .

e) 1 2 ... hS 1 3 �xe4! dxe4 1 4 Wb3! e6 (14 ... Wxd4 15 ixfl+ �d8 7 6 ie3 ga-nando) 1 S Wb7 éi:Jd7 1 6 éi:Jc6 Wc8 1 7 ixa6 Wxb7 1 8 ixb7 �a4 1 9 b3 éi:J cs 20 bxa4 éi:Jxb7 2 1 ib2 Y las blancas están mejor.

d) 1 2 ... éi:Jd7 1 3 �xe4 dxc4 (13 ... dxe4 14 ixfl+! �xfl 75 Wh5+ �g8 76 Wd5+ e6 1 1 Wxe6+ �gl 78 Wg4+ �fl 7 9 Wh5+ �el 2 0 éi:J c6+ ganando des­pués de u na bon ita combinación de

Partidas

dama y caba l lo) 1 4 éi:Jc6 Wb6 1 S �xc4 �g8 1 6 ie3 Wb7 (16 ... Wxb2 11 �b 1 Wxa2 18 éi:Jb8! ganando) 1 7 �ac1 Con clara ventaja para las blancas.

e) 1 2 ... dxc4 1 3 �xe4 Wds 1 4 Wf3 e6 1 S if4±.

f) La l ínea crítica es, s in duda, 1 2 ... ixg2

Diagrama de análisis

1 3 �xg2 dxc4 1 4 Wf3 éi:Jd7 1 S éi:Jfs �g8+ (15 ... e6 76 fue6+!fxe6 7 1Wh5#) 1 6 �h1 eS ( 1 6 ... e6 1 7 Wc6 (con idea de �xe6} 1 7 ... Wc8 ( 1l .. . e5 18ie3Wc8 19 We4 con idea de �ac 1 ) 1 8 �xe6+ �d8 1 9 Wxc8+ �xc8 (19 ... cj;;xc8 20 �e4 cj;;bl 2 1 fuc4 éi:Je5 22 �c3 �c8;t) 20 �xa6 con ventaja blanca} 1 7 ie3 �b8 1 8 �ac1 ! [la única forma de sacar ventaja. 1 8 �ed 1 Wc7 1 9 �d2 (1 9 �dS Wc6! [1 9 ... �xb2 20 �ad 1 Wc6 21 cj;;h2 �b8 22 ia7! �c8 (22 ... �a8 23 ib6 !) 23 ib6± Wxb6 (23 .. . éi:Jxb6 24 �d8+ rud8 25 rud8+ cj;;xd8 26 Wxc6+-; 23 ... iel 24 éi:Jxel cj;;xel 25 rudl+ Wxdl 26 rudl+ cj;;xdl 21 Wxf6+-; 23 ... c3 24 rudl Wxb6 25 éi:Je3 !) 24 �xd7±l 20 �ad 1 �bS! 21 We4 (2 1 cj;;h2 rud5 22 rud5 cj;;d8) 21 ... �xdS 22 �xdS @d8! 23 �d4 Wxe4+ 24 �xe4 las negras es­tán bien} 1 9 ... Wb7] 1 8 ... Wc7 1 9 �e2 �c8 (19 ... éi:Jb6 20 b3 Wbl 21 Wxbl rubl 22 bxc4 con mejor juego de las piezas, sumado ahora a un pel igroso

111

Page 111: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

peón pasado) 20 E:ec2 Wc6 2 1 Wxc6 17 tlJfS+ ®e8 1 8 .Ae3 E:xc6 22 E:xc4 E:xc4 23 E:xc4±

13 VMa4+!

También era posible: 1 3 E:xe4 dxe4 1 4 Wa4+ Wd7 1 5 �b5 axb5 1 6 Wxa8 exd4 1 7 Wxb8+ @e7 1 8 �d2! @e6 1 9 E:c1 con clara ventaja.

13 ••. tlJd7

En caso de 13 ... VMd7 14ibS! axbS 15 VMxa8 �d6 1 6 E:xe4! dxe4 1 7 Wxe4t con idea de l2Jd4-f5.

La ventaja de desarrol lo, un ida a la posi­ción del rey negro en el centro, hacen que Fischer nos ofrezca un recital de sacrifi­cios.

14 • • . dxe4

1 4 ... dxc4 1 5 l2Jf5±.

15 tlJfS!

Tal recomienda 1 8 �h6 E:a7 1 9 E:d 1 Wb6 pero parece mejor la jugada de la partida.

18 • • • .be3 19 fxe3

Con idea de ttJf5-d6+.

19 • • . VMb6 20 gd1

20 �xf7+ @d8! 2 1 E:d 1 Wb5 y nuevamente las negras parecen tener resistencia.

20 ••• ga7 21 gd6!+-

Otra pieza que se suma al ataque: las ne-Si 1 5 Wb3 Wb6 1 6 �xf7+ @d8 y parece gras no tienen defensa. que las negras tienen alguna resistencia.

15 ••• .tes 16 tlJg7+! ®e7

Si 1 6 ... @f8 1 7 �h6 @g8 1 8 Wb3+- amena­zando en f7 y Wb3-g3.

112

21 ••• VMds

Por ejemplo 21 ... Wc7 22 E:c6 Wd8 (22 .. . WbB 23 Wb4!) 23 Wb4 E:g8 24 E:c8+-; 2 1 .. . Wxb2 22 �xf7+! @d8 (22 ... @xfl 23 E:xdl+

Page 112: Bobby Fischer, la leyenda

&dl 24 'W!xdl+ @g6 25 'W!gl+ riJlxfS 26 'Wg4#) 23 'W!a5+ riJlc8 (23 .. . �el 24 !e6+-) 24 4Je7+ riJlb8 25 4Jc6+ @as 26 4Jxa7+-.

22 Wfb3 Wfc7

22 ... �f8 23 4J g7+ riJle7 24 'W!a3!+-.

23 .ixf7+ <i>d8

23 ... riJlf8 24 !h5 con idea de 'W!b3-f7#.

24 .ie6 1 -0

Y las negras abandonan. A 24 !e6 podría seguir 24 ... �b7 25 'W!a4 'W!c8 26 'W!a5+ riJle8 27 'W!xa6 riJld8 28 !xd7 �xd7 29 �xd7+ 'Wxd7 (29 ... riJlxdl 30 'W!d6+ riJleB 3 7 'W!el#) 30 'W!xf6+ riJlc7 3 1 Wxe5+ riJlb6 32 Wxh8+-.

N. E.: Gligoric nos cuenta una anécdota de esta partida: Yo fui testigo accidental de su "análisis post mortem� Najdorf que­ría sugerir otras posibilidades, ·pero Fischer, como siempre, fue completamente franco, y dijo sólo dos palabras: "¡Estabas asustado!': Yo estaba asombrado (el significado era en realidad: ¿a quién le preocupan las varian­tes?). Najdorf parecía hipnotizado, sabien­do de antemano que le había dicho toda la verdad sobre la situación. Como si estuviera petrificado, no pudo articular siquiera una palabra. Su conversación había terminado.

Partidas

113

Page 113: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

OBRA DE ARTE CONTRA UN EXCELENTE ESTRATEGA

Nunca pudo el gran La jos con Fischer, al menos en partidas serias de torneo. Por­tisch, un coloso del ajedrez, serio, meticuloso, con una gran formación, como en genera l la de todos los ajedrecistas húngaros, en donde el ajedrez tiene gran tra­d ición. Fischer siempre supo encontrar la forma de doblegar, con su gran i ngen io, técnica y capacidad de lucha, a este durísimo rival, y en esta ocasión le brinda una excelente lección, en una Apertura Española (su favorita), Variante del Cam bio, en donde a pesar del rápido cambio de damas, desorgan iza todas las defensas negras, logrando u na hermosa y contundente victoria.

La gente no intenta, la mayor parte de las veces, hacer todo Jo que puede. No tiene un espíritu tenaz, un espíritu de victoria. Y, una vez uno ha conseguido un buen puesto, tiene que conservar su reputación ... empezar cada día como un desconocido para probar su valía. Por eso yo no hago el payaso. No creo que se deba perder el tiempo. Mi objetivo es ganar el Campeonato Mundial de Ajedrez; vencer a los rusos, me Jo tomo muy en serio.

Bobby Fischer

Partida n°8

Robert Fischer- Lajos Portisch

Apertura Española C69

Olimpiada de La Habana (6}, 1966

peones "e': con lo que las blancas no d is­pondrían de una mayoría en el flanco de rey, e l iminando todas las ventajas de la posición y dejando a las negras con una potente pareja de alfiles, s in n inguna com­pensación.

1 e4 eS 2 ttJ f3 ttJ c6 3 J.bs a6 4 J.xc6 dxc6

La Ruy López Variante del Cambio resurgió gracias a Fischer.

S O-O

Lógicamente la captura en eS no es bue­na ni consecuente con la idea estratég ica, porque produci ría la e l iminación de los

114

S ... f6

Además de la jugada de la partida existen otras continuaciones principales, como S ... ig4 6 h3 hS o S ... Wi'd6, en las que no nos detendremos, ya que nos l levaría todo un l ibro debatir el abanico de posibi l idades.

6 d4 exd4 7 tlJxd4 eS 8 tiJb3 Wfxd1 9 gxdl

Page 114: Bobby Fischer, la leyenda

9 ... J.d6

Aqu í d isponemos de varias continuaciones posibles (ver partidas suplementarias).

10 ltJaS!

¡Esta jugada es la clave! El caba l lo hace un nuevo movimiento, y se d irige a la casi l la c4. Anal izando las partidas modelo po­drán observar la cantidad de problemas que ocasiona la ubicación del cabal lo en esta casi l la.

10 ••. bS

Es conocida la trampa 1 O . . . ig4? 1 1 f3 0-0-0?? 1 2 eS!+- Hort - Zheljandinov, La Habana, 1 967

11 c4!

Por supuesto, las blancas todavía no han ganado nada, s implemente aprovechan de la mejor manera las posibi l idades de la posición: esta jugada no define ya la lucha, pero podemos decir que fija el peón eS, el cual podrá ser amenazado rápidamente por las blancas.

11 . . • ltJe7

Las negras se desarrol lan de una forma lógica, tratando de buscar una ruptura central que le permita valorizar el a lfi l d e casi l las blancas, y aflojar a s í l a presión

Partidas

en el centro. Si 1 1 ... b4?! 1 2 ttJd2 <i>f7 1 3 ttJdb3 fS 1 4 exfS ttJf6 1 S ie3 ttJg4 1 6 ixcS ixh2+ 1 7 <i>f1 !es 1 8 f3 ttJf6 1 9 ttJc6 ixb2 20 �ab1 ic3 21 ttJd8+ <i>e8 22 ttJe6 <i>f7 23 ttJ gS++- <i>e8 24 �el +! ixe1 2S �xe1 + <i>d7 26 ttJaS ib7 (26 ... �eB 27 �d7+) 27 �el+ <it>c8 28 ttJe6 ttJe8 29 id4 1 -0 Peshi­na - Romanischin, URSS, 1 968.

1 2 J.e3 fS!?

Lo más razonable. Otras opciones no son mejores:

a) 1 2 ... �b8 1 3 ttJd2 ie6 1 4 �ac1 <i>f7 1 S ttJ db3 �hd8 1 6 cxbS axbS 1 7 ttJxcS con clara ventaja. Lukin - Ka­minski, URSS, 1 970.

b) 1 2 ... <i>f7 1 3 ttJc3 �b8 1 4 eS! ixeS (7 4 . . . fxe5 7 5 ttJe4 y la situación negra es muy delicada) 1 S ixcS ixc3 1 6 bxc3 ttJg6 1 7 ttJc6 guardando cierta simil i­tud con los problemas que las negras tuvieron durante la presente partida. Dvoretsky - lvanov, Moscú, 1 972.

1 3 ltJc3 f4 14 es

14 • . . J.xeS?

Podemos considerarlo el error decisivo de la partida. Era necesario. 1 4 ... fxe3 1 S exd6 exf2+ 1 6 <i>xf2 0-0+ 1 7 <it>g 1 cxd6 1 8 �xd6 !fs (1 8 ... ttJfS 1 9 �c6 bxc4 20 �xcS �b8 21 ttJxc4 ie6 22 �f1 ? Primer error de l padre

11S

Page 115: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

de las talentosas jugadoras húngaras, que pierde la ventaja. Era mejor 22 b3 con ven­taja blanca .. . ) 22 ... i.xc4 23 :gxc4?? Pierde inmediatamente. 23 . . . ttJe3 0-1 l . Polgar - L. Kovacs, Baja, 1 97 1 ) 1 9 :ge 1 Con venta­ja de las blancas por d iversos motivos: sus torres ocupan ya las columnas centrales, los peones negros están débi les y son fá­ci lmente atacables, aunque no es fáci l ma­terial izar esas ventajas.

1 S .ixcS .ixc3 16 bxc3 tü g6 17 tü c6

Existe ta l vez otra jugada que puede pare­cer más lógica: 1 7 :gab1 bxc4 1 8 :gd4 cj;>f7 1 9 tt:Jxc4; pero si miramos deten idamen­te la posición veremos la suti leza de esta idea, que trata de presionar sobre bS.

17 .•. .ie6

Es curioso cómo el negro se aparta de las defensas naturales, buscando d inámica en su posición. La rea l idad es que cuando uno tiene tantas posibi l idades inferiores don­de elegir termina desorientándose, y está claro que Portisch no qu iere quedar con una posición estática, s ino que busca con­tra juego sobre el flanco de dama. Lo natu­ra l hubiera sido 1 7 .. . i.d7 1 8 cxbS axbS 1 9 ttJa7! (con la idea de :gd4) 1 9 .. . :gba 20 :gd4 ie6 21 :gb4 y el peón bS cae.

18 cxbS axbS

19 tüa7

1 16

Las blancas están creando amenazas y las negras no logran hacer participar a sus piezas del juego.

19 • . • gbs 20 gdb1 ®t7

20 ... i.c4 21 a4.

22 a4!? parece la opción más clara para materia l izar la ventaja; por ejemplo: 22 ... i.d7 23 i.a7 :gas 24 i.d4 :gas 2S c4 i.fs (25 .. . .ixb5 26 axb5 :gxa 7 27 ha 7 seguido de c4-cS y bS-b6) 26 :gb4 ttJf8 (26 . . . ttJe7 27 i.e5 eS 28 i.c7 con clara ventaja blanca) 27 eS ttJe6 28 i.c3 También aquí la ventaja blanca es clara.

22 ... .ixa2 23 tüxc7 gbc8

23 ... :gxb4 24 cxb4 :gd2 2S bS tt:Jes 26 h4 ttJd7 27 i.b4 :gb2 28 i.d6 i.c4 29 :ga7 cj;>g6 30 f3 Con fi nal muy favorable.

24 h4! gd2 25 .ib6

25 ••• f3?

No era necesario. El problema está en el peón f4, pero se podía solucionar con la respuesta 2S ... hS!? Y s i bien la posición sigue siendo claramente favorable a las blancas, ofrece más resistencia.

26 .ie3! ge2 27 tü bS

Page 116: Bobby Fischer, la leyenda

Ya no hay escapatoria.

27 • . . �a8 28 hS tlJes 29 �f4+ ®e7 30 �d1 �c8 31 �e4 ®t6 32 �d6+ ®ts 33 �f4+ ®gs 34 �xf3+ 1-0

Apertura Ruy López Variante del Cambio

1 e4 eS 2 tlJ f3 tlJ c6 3 .ibS a6 4 .ixc6 dxc6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 tlJ xd4

En real idad la idea estratég ica de la posi­ción es más bien senci l la . Las blancas con la captura en c6 y el posterior avance del peón "d" consiguen una favorable simpl i­ficación de los peones centrales, dejando una mayoría de peones para las blancas en el centro y flanco de rey, contra u na "mayoría" negra en el flanco de dama, que no pasaría de h ipotética, ya que esos cuatro peones están frenados por los tres blancos, por lo que el fi nal resultante será claramente favorable a las blancas.

7 •.. eS 8 tlJ b3 �xd1 9 �xd1

A principios del siglo XX el Campeón Mun­dial Emanuel Lasker apostó varias veces por esta variante, tomando incluso rápida­mente con la dama en d4 (variante S d4) para comenzar la s impl ificación. Las ne­gras paulatinamente fueron encontrando métodos defensivos aprovechando la acti­vidad de su pareja de alfiles y el control de

Partidas

las columnas centra les, que h icieron que las blancas fueran abandonando la varian­te. A principio de los años 60 un maestro holandés, Johan Teunis Berendregt, en­contró nuevas ideas pero no obtuvo los resu ltados adecuados, lo que sumado a su escaso prestigio hace que los maestros más fuertes no presten la atención ade­cuada, salvo Bobby Fischer, al que la avi­dez por el conocimiento y su percepción hacen que todo tome un nuevo impulso, convi rtiéndola en los años 70 en un arma muy pel igrosa. Como d ij imos antes, Las­ker sol ía jugar el orden 1 e4 eS 2 ltJf3 ltJc6 3 �bS a6 4 �xc6 dxc6 S d4 exd4 6 W!xd4 W!xd4 7 ltJxd4

Haciendo referencia a la partida E. Lasker - J. R. Capablanca, se puede observar un concepto que Watson expl ica en su l ibro "Los secretos de la estrategia moderna

en ajedrez': Dos esti los contrapuestos, Lasker -la lucha y la dinámica-, Capa­blanca -la ortodoxia y la claridad está­tica de las posiciones-. "La oposición entre la estrategia estática y la dinámica. La opin ión moderna es que normalmen­te es mejor quedar con estas debi l idades 'permanentes' lo antes posible, de manera que tengamos todas las oportun idades de transformarlas en algo favorable median­te un juego d inámico. En otras palabras: cuánto más tarde se adquiere una debi l i­dad menor es la probabi l idad de que uno pueda repararla o trabajar en torno a el la':

117

Page 117: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

La teoría moderna considera que las ne­gras deberían jugar 7 ... J.d7. Un plan muy interesante uti l izado años después por Capablanca en la partida W. Bienstock - J . R . Capablanca, que s in embargo no es la jugada más uti l izada por las negras. A dife­rencia de la partida con Lasker, el negro se enroca largo, no intenta frenar los peones centra les y busca un juego más dinámico aprovechando la pareja de alfiles.

Si comparamos la variante de Lasker (S d4) con la favorita de Fischer (S 0-0) veremos que conserva el plan de jugar d2-d4, pero en mejores condiciones, ya que las negras real izan tras el cambio de damas dos ju­gadas que no son de gran uti l idad como ... c6-cS y .. .f7-f6, mientras las blancas ter­minan colocando la torre en d 1 y su rey ya está enrocado.

Veamos algunas partidas modernas de la l ínea de S 0-0 donde destacamos los pla­nes estratégicos de apertura:

En la partida A. Shirov - G. Kamsky, las blancas lograron quebrar la posición con el avance del peón "a'; mientras que en R. Djurhuus - E. Kristiansen, el negro frenó el avance con ... a6-aS, pero su flanco de dama perdió elasticidad y su contrajuego se vio para l izado.

En cambio, en Ribl i - Medina las negras no controlaron el salto 'Llc3-dS dando a las blancas un juego táctico muy poderoso.

Por ú ltimo, la partida Spiridonov - B. Spas­sky derivó en un típico final de Ruy López Variante del Cambio, pero en donde las blancas ced ieron espacio fáci lmente y lo­graron una posición de resistencia temáti­ca (a3-b2-c3) con el handicap de que el se­gundo jugador disponía del a lfil de casi l las negras, con lo que la presión del flanco de dama se hizo notar y pudo haber decidido la partida en favor del negro.

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Partida complemen taria no 1

Emanuel Lasker- José R. Capa blanca

Apertura Española C68

San Petersburgo, 1914

1 e4 eS 2ll:J f3 lb c6 3 .Abs a6 4 .Axc6 dxc6 S d4 exd4 6 VMxd4 VMxd4

6 ... J.g4 7 'Llc3 Wixd4 8 'Llxd4 0-0-0 9 J.e3 J.b4 1 O 'Llde2 J.xe2 1 1 @xe2 J.xc3 1 2 bxc3 'Llf6 1 3 f3 éLJd7 1 4 �ad 1 liJ es 1 S �d4! b6? (7S .. . bS) 1 6 f4 éLJd7?! ( 76 .. . �xd4 77 cxd4 'Llc4) 1 7 �hd 1 eS 1 8 �4d3 'Llb8 1 9 @f3 �de8 20 fS! f6 (20 .. . 'Llc6 2 1 J.f4 �el 22 g4 �heB 23 �e3 liJeS+) 2 1 g4! �e7 22 J.f4 �he8 23 �e3 'Llc6 24 gS liJaS? (24 ... liJeS+; 24 ... fxgS) 2S h4 'Llc4 26 �e2 �f7 27 �g1 @d7 28 hS ctJ d6 29 h6 fxgS 30 �xgS g6 (30 .. . gxh6 3 1 �hS) 3 1 fxg6 hxg6 32 �xg6 �ef8 33 �g7 �xg7 34 hxg7 �g8 3S �g2 'Lle8 36 J.es @e6 37 �f4 �f7 38 �fs 1 -O E. Lasker - Janowski, París, 1 909.

7 lb xd4 .id6

Actualmente se considera mejor para el negro 7 ... J.d7 8 J.e3 0-0-0 9 'Lld2 (9 'Llc3 �eB 7 O 0-0-0 J.b4 1 1 'Llde2 fS 72 exfS J.xfS= Smyslov- Keres, Cto. de la URSS, 1 940) 9 ... 'Lle7 1 O 0-0-0 f6 1 1 f3 'Llg6 1 2 h4 hS 1 3 éLJc4 es 1 4 'Llfs J.e6 1 S �xd8+ @xd8 1 6 'Lld2 b6 1 7 b3 �c8= Mi les - Karpov, Biel, 1 992.

Sll:Jc3ll:Je7 9 O-O O-O 10 f4 ges

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1 O .. . !eS 1 1 !e3 �d8 1 2 ttJce2 con idea de c2-c3,f4-fS seguido de !e3-f4.

1 1 ltJb3 f6

12 fS

Las blancas voluntariamente quitan elasti­cidad a la cadena de peones a cambio de l imitar las piezas negras, especialmente el cabal lo y el alfil de casi l las blancas, a l igual que hiciera con Janowski.

12 ... b6 1 3 .if4 .ib7?!

Según Capablanca había que jugar 1 3 .. . !xf4 14 �xf4 eS 1 S �d 1 !b 7 1 6 �f2 �ac8! donde opina que "las blancas tendrían grandes d ificultades para hacer tablas, puesto que no hay forma satisfactoria de impedir que las negras jueguen . . . ctJ c6, se­guido de ... ttJes amenazando ... ctJ c4. Si las blancas tratan de oponerse a esta manio­bra retirando el caba l lo de b3 entonces el cabal lo negro se situará en d4, y el peón de e4 será objeto de ataque': Desde un pun­to estático de la posición, el concepto de Capablanca es correcto, pero las blancas impiden esta fuerte idea jugando 1 7 ctJc1 ctJc6 18 ttJ 1 e2 ttJes 19 ctJf4, con lo que e l blanco mantiene su pequeña ventaja.

14 .ixd6 cxd6 1S ltJd4 �ad8 16 ltJe6 �d7 17 gad1 ltJcs 18 �f2 bS 19 �fd2 �de7 20 b4 ®f7 21 a3 .iaS?!

Partidas

"Una vez más cambiando mi plan, y esta vez sin una buena razón. De haber jugado 21 ... El:xe6 22 fxe6+ �xe6 como tenía in­tención cuando l levé el cabal lo a c8, dudo mucho que las blancas sean capaces de ganar la partida. Al menos, les habría resul­tado extremadamente difícil" (Capablan­ca).

22 ®f2 �a7 23 g4 h6 24 �d3 aS 2S h4 axb4 26 axb4 �ae7?! 27 ci>f3 �g8 28 <i>f4 g6 29 gg3 gS+ 30 ci>f3 ltJb6 31 hxgS hxgS 32 �h3+­�d7 33 ci>g3 <i>es 34 �dh1 .ib7 3S eS dxeS 36 ltJe4 ltJdS 37 ltJ6cS .icB 38 ltJxd7 .ixd7 39 �h7 �fs 40 �al <i>ds 41 �aS+ .ics 42 ltJcs 1-0

Partida complemen taria n° 2

W. Bienstock- José R. Capa blanca

Apertura Española C68

París, 1919

12 f3

Una partida más actual entre R. Slobod­jan - A. Jussupov, Altenkirchen, 2001 si­guió con 1 2 !d4 f6 1 3 <tt>b 1 b6 1 4 f3 cS 1 S !f2 !e6 1 6 �xd8+ �xd8 1 7 �d 1 �xd 1 + 1 8 ttJxd 1 <tt>d7 1 9 ctJe3 fS 20 exfS ctJxfS 2 1 ctJxfS !xfS y Jussupov demuestra s u téc­n ica con la posesión de la pareja de alfi les:

119

Page 119: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

22 iel ie6 23 tt::lg3 hS 24 h4 ies 2S tt::lfl bS 26 tt:Je3 :i>d6 27 c3 c4 28 @c2 eS 29 a3 @c6 30 if2 aS 3 1 iel if4 32 tt::lfl ifS+ 33 @dl id3 34 tt:Jd2 @ds 3S if2 b4 36 @el ies 37 tt:Je4 ixe4 38 fxe4+ @xe4 39 @d2 bxa3 40 bxa3 a4 41 iel @f4 42 @e2 @g4 43 @e3 ig3 44 ixg3 @xg3 4S @e4 @xg2 y las negras abandonaron.

12 ..• ghe8 1 3 .if2 b6 14 ghel eS 15 �dS �xdS 16 gxdS .ie6 17 gxd8+ gxd8 18 a3 .ih6+ 19 f4 .ig4 20 g3 Ag7 21 �e3 Axc3 22 bxc3 ®b7

Un final con torres y alfiles de d istinto co­lor donde Capablanca qu iebra la posición entrando con el rey por el flanco de dama contrario.

23 .ie3 ®e6 24 .id2 ®bs 25 ge3 e4 26 gel ®a4 27 h3 .ixh3 28 ghl .ie6 29 gxh7 ®xa3 30 g4 .ixg4 31 gxt7 ®a2 32 gxe7 ghs 33 !el ghl 34 ®d2 ®b2 35 if2 gdl+ 36 ®e3 ®xe2 37 .ig3 gd3+ 38 ®f2 gd2+ 39 ®e3 bS 40 fS gS 41 .Aes ge2+ 42 ®d4 .if3 43 ®es gxe4 44 .id4 g4 45 f6 g3 46 gg7 g2 47 f7 gf4 48 ®b6 b4 49 cxb4 ®d3 so !es c3 51 gxg2 gxf7 0-1

Partida complemen taria no 3

Alexei Shirov- Gata Kamsky

Apertura Española C68

Sochi, 1986

1 e4 eS 2 llJ f3 llJ e6 3 .ibS a6 4 .ixe6 dxe6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 �xd4 eS 8 �b3 �xdl 9 gxdl .id7

En R. Fischer - B. Spassky, Belgrado (9), 1 992 las blancas también avanzaron su peón "a" hasta a4. Veamos: 9 ... ig4 1 O f3 ie6 1 1 tt:Jc3 id6 1 2 ie3 b6 1 3 a4 0-0-0 1 4 aS @b7 1 S eS! ie7 1 6 �xd8 ixd8 1 7 ttJ e4 @c6 1 8 axb6 cxb6 1 9 ttJ bxcS ic8 20 tt::lxa6 fxeS 21 ttJ b4+ 1 -0.

1 o .ie3 b6 11 llJ c3 0-0-0 12 a4 ges 13 aS

120

13 ••• e4 14 axb6!

Un sacrificio justificado ante la d iferencia en desarrol lo en favor de las blancas.

14 • • • cxb3 1S b7+ ®xb7 16 gxd7 ®e8 17 gd3 bxa 1 8 gxa6

Se recupera el material con mejor juego.

18 • . . .id6 19 �bS gxe4 20 �xd6+ cxd6 21 gc3+ ®d7 22 ga7+ ®e6 23 gas±

Hay tiempo de sobra para capturar el peón c2; con su ú ltima jugada las blancas evitan el desarrol lo del flanco de rey contrario.

23 . • • dS 24 gxe2 ge4 25 gxe4 dxe4 26 ®fl hS 27 ®e2 h4 28 ®d2 ®f7 29 ®c3 ghs 30 ®xe4 llJe7 31 b4 �fs 32 !es ®e6 33 gds g6 34 bS gh7 35 b6 �h6 36 ge8+ ®d7 37 b7 �xe8 38 b8�+ ®f7 39 �e7 + 1""'0

Partida complementaria no 4

Rune Djurhuus - Erling Kristiansen

Apertura Española C69

Campeonato de Noruega (4), 1990

1 e4 eS 2 llJ f3 llJ e6 3 .ibS a6 4 .ixe6 dxe6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 �xd4 eS 8 �b3 �xdl 9 gxdl .id7 10 a4 b6 1 1 .ie3 aS 12 .if4 0-0-0 13liJe3 llJe7 14 .ig3 .ie6 1S gxd8+ ®xd8 16 �d2liJg6 17liJe4 hS 18 h3 h4 19 .ih2 ghs 20 gdl+ ®e8 21 �dS liJes 22 .ixeS fxeS 23 gd3 gh6 24 b3 .ixdS 25 gxdS .id6 26liJxeS ge6

Page 120: Bobby Fischer, la leyenda

27 tlJe4 gxe4 28 tlJxd6+ cxd6 29 gxd6 clle7 30 gg6 gel+ 31 cllh2 ge2 32 gxg7+ clle6 33 gg6+ clle7 34 e4 gb2 3S gg4 gxb3 36 gxh4 ga3 37 g4 gxa4 38 gS ga2 39 gf4 ge2 40 g6 ge6 1-0

Partida complemen taria no 5

Nikola Spiridonov- Boris Spassky

Apertura Española C69

Sochi, 1973

1 e4 eS 2 tlJf3 tlJe6 3 .ibS a6 4 .ixe6 dxe6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 tlJxd4 eS 8 tlJb3 �xd1 9 gxd1 .ie6 10 .if4 e4 1 1 tlJd4 0-0-0 1 2 tlJe3 if7 1 3 tlJts ge8 14 gd2 tlJe7 1S tlJxe7+ ixe7 1 6 gad1 gd8 1 7 tlJdS .ixdS 18 gxdS bS 19 gxd8+ gxd8 20 gxd8+ cllxd8 21 .ie3 aS 22 f4 a4 23 cllf2 clld7 24 g4?

Partidas

24 ..• gS! 2S eS gxf4 26 .ixf4 clle6 27 exf6 .ixf6 28 .ie1

Las blancas deben ya i ntentar jugar a ta­blas; en ese caso b3 parecía el camino ade­cuado.

28 ... clldS 29 cllf3 b4 30 gS .ies 31 h4 b3!

32 axb3 cxb3 33 cxb3 axb3 34 hS .ig7 3S g6?

Esto no hace más que faci l itar las cosas. 3S �f4 �d4 36 �fS �d3 37 g6 hxg6+ 38 hxg6 eS 39 if4 ixb2 40 !eS ixeS 41 �xeS b2 42 g7 b 1 W! 43 g8W/ Wb2+ 44 �d6 W/d4+ 45 �c6 c4 con final ganador.

3S .•. h6??

3S ... hxg6 36 hxg6 eS 37 �e2 c4 38 �f3 �d4 39 �e2 �e4 40 �d2 �f3 (o 40 . . . �f5) 41 �el �g4 42 �e2 �fS 43 �e3 ih8 44 �f3 id4 4S �g3 �e4 Con posición gana­dora. Es realmente curioso que a Spassky se le haya escapado u na victoria tan sen­ci l la.

36 clle2 eS 37 .id2 e4 38 .ic3 .ixe3 39 bxc3 clle6 40 clld2

Y se acordó el empate.

Lo correcto es primero la centra l ización Y2-Y2 del rey.

121

Page 121: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Partida complementaria no 6

Jaan Timman - Michael Adams

Apertura Española C69

Belgrado lnvestbank (5), 1995

1 e4 eS 2 ¿¿jf3 ¿¿jc6 3 .ibS a6 4 .ixc6 dxc6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 ¿¿jxd4 eS 8 ¿¿jb3 �xd1 9 �xd1 .ig4

Simi lar a la partida principal fue el curso de la partida Ribl i - Medina, Wijk aan Zee 11, 1 972, sólo que las negras no provocaron antes la jugada f3 1o que es preferible. Aho­ra siguió 9 .. . ..id7 1 O !f4 0-0-0 1 1 lt:Jc3 c4 (en la partida J. Barendregt - B. S l iwa, Ma­rianske Lazne, 1 961 las blancas también lograron ventaja con el salto de su cabal lo a dS, veamos 7 7 . . . �e8 7 2 ltJd5 !c6 7 3 ltJxcl fue4 74 f3 �e2 75 ltJa8! b5 76 ltJb6+ c¡f;;bl 77 ctJdl !xdl 78 fudl+ c¡f;;c6 79 �el+ c¡j;;b6 20 �c8 ltJh6 2 7 �b8+ y las negras abando­naron) 1 2 tt:Jas bS 1 3 tt:Jds !g4 1 4 f3 !eS+ 1 S c¡f;;f1 !hS 1 6 lt:Jc6 (o bien 76 !xcl +-) 1 6 ... �dl

Diagrama de análisis

1 7 lt:Jxc7 lt:Je7 (o 7 7 ... fucl 78 �d8+ c¡j;;bl 7 9 lt:Ja5+ c¡j;;b6 2 0 �b8+ c¡f;;xa5 2 7 !xcl+ c¡f;;a4 22 a3 y las blancas ganan con faci l idad se­gún aná l isis de Florian; la amenaza �aS y la torpe posición de las piezas negras s in ningún t ipo de reacción hacen imparable la amenaza blanca) 1 S lt:Jxa6+- Las blancas se quedan con dos peones de ventaja. 1 S ... !b6 1 9 �xd7 c¡f;;xd7 20 lt:JabS+ c¡f;;e6 21

122

�d 1 lt:JcS 22 �dS gS 23 �xbS !g6 24 !g3 hS 2S a4 h4 26 !f2 !xf2 27 c¡f;;xf2 ctJ d6 2S �b6 fS 29 ctJ d4+ 1 -0.

1 0 f3 .id7 1 1 .if4 0-0-0 12 ¿¿jc3 c4 1 3 lbaS!?

1 3 lt:Jd4 lt:Je7= V. Kotron ias - M. Adams, Chalkidiki, 1 993.

13 ... .icS+ 14 �f1

U n antecedente de la idea de la posterior combinación de Jan Timman podemos encontrarlo en la continuación 1 4 c¡f;;h 1 bS 1 S tt:J ds c6?! (15 ... ltJel!) 1 6 b4 !a7 1 7 lt:Jc7 !bS 1 S lt:Je6 !xf4 1 9 lt:Jxc6 pero el rey está peor situado, en h 1 . 1 9 ... !xe6 20 lt:JxdS !d7 21 tt:Jf7 lt:Je7 22 lt:JxhS !e6 23 a4 !es 24 axbS !xa 1 2S bxa6 !es 26 �dS+ Z. Ribl i - C. Zuidema, Wijk aan Zee, 1 973.

14 ... bS

14 ... !b4 1 S !xc7! c¡f;;xc7 1 6 lt:J dS+ c¡f;;bs 1 7 tt:Jxb4 lt:Je7 1 S �d6 c3 1 9 �b6 !es 20 lt:Jd3 e¡!; al 2 1 �b4 b6 22 �c4 !d7 23 �el+ e¡!; as 24 bxc3 bxaS 2S �b1 lt:Jg6 26 c4 !es 27 tt:Jcs l . Rausis - A. Zude, Bundesliga, 1 99 1 .

1S lbds c6

Posiblemente es superior 1 S ... lt:Je7 1 6 !xc7 lt:JxdS 1 7 �xdS c¡f;;xc7 1 S �xcS+ c¡f;;b6 1 9 b4 (7 9 �d5 !e6! 20 �xd8 �d8 2 7 b4 cxb3 22 ltJxb3 !xb3 23 cxb3 �d2) 1 9 ... cxb3 20 lt:Jxb3 !e6 21 �c3 y las negras tienen

Page 122: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

cierta compensación por el peón, J. Benja- 1 9 ... !xe6 20 ttJxd8 !d7 (20 ... !ds 2 7 'i!,xd5 mín - A. lvanov, Cto. de EEUU, 1 993. ctJel 22 ctJe6 ttJxd5 23 exd5 hh2 24 rtif2

!es 25 'i!,d7±) 2 1 ctJf7±; 1 9 . . . !c7 20 ttJa7+ 16 b4 �a7 rtib8 21 ttJxd8+-.

1 6 ... cxb3? 1 7 cxb3 cxd5 1 8 'i!,ac1 +-. 20 llJa7+ �b8 21 llJxf4 ge7

1 7 llJc7!? El ctJa7 no tiene escapatoria.

No s i rve 22 . . . 'gf7 23 ctJ b6 !e6 24 ctJc6+ rtlc7 25 ttJ d4+- (25 ttJdB+-J; 22 ... 'i!,e6 23 ctJ b6 !e8 24 ctJ bc8! ctJe7 25 'i!,d8+-.

25 ctJf4=.

25 ... �e6 26 llJc6+ �c7

1 7 !e3 !xe3 1 8 ttJxe3 ctJe7= Sei rawan 26 .. . rtlb7 27 'i!,d6 rtlxb6 28 ctJd4+ �c7 29 - Karpov, Mónaco, 1 993. 'i!,xe6+-.

17 ... �b8

1 7 ... !b6 1 8 lt:Jxa6±.

18 llJe6 �xf4

En caso de 1 8 . . . !xe6 1 9 'i!,xd8+ �xd8 20 ttJxc6+±.

19 llJxc6!

19 ... ges

27 llJd4 �xb6

27 . . . !f7 28 ctJ d5+ !xd5 29 exd5±.

Desen lace bri l lante de una espectacu­lar combinación. Las piezas negras están aprisionadas y las blancas tienen mucha compensación por la pieza.

29 ... h5

123

Page 123: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Las negras debieron reaccionar rápida­mente con 29 ... g6! (Korchnoi) 30 !!ad 1 fS 3 1 exfS gxfS 32 !!bS+ cJlc7 33 !!ddS !!g6CD.

30 gad1 fS?

Un error increíble. Más resistencia ofrecía 30 ... gS y si 3 1 !!bS+ cJlc7 32 !!ddS !!d6! 33 !!xgS !!xgS 34 !!xgS !!d2, pero es me­jor 31 !! 1 d7 (con idea de !!g7) 31 . . . aS 32 a3 axb4 33 axb4 cJlc6 34 !!aS!; otra opción es 30 .. . !!e7 31 !!bS+ (3 7 !!fB!) 31 ... !!b7 32 !!aS !!a7 33 !!d6+ cJlc7 34 !!xa7+ cJlxd6 3S !!xa6+ @es 36 c3 (36 !!aB cJld4!) 36 .. . éi:Je7 37 !!b6 !!aSt.

31 exfS geh6 32 gb8+ rtJc7 33 gdd8 gd6 34 gbc8+ rtJb7 35 gxg8 gxg8 36 gxg8 1-0

124

Page 124: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

ESTILO UNIVERSAL

En esta partida a a lgunos les será d ifíc i l reconocer el esti lo de Fischer. No busca la i n iciativa (algo característico del juego de Fischer), s ino que intenta bloquear todo contra juego y aprovecha en un rápido contraataque todas las posibi l idades de su posición, con un remate claro. Las razones de la elección de determinadas l íneas de apertura vienen motivadas a veces por no mostrar las mejores armas con jugadores que pueden ser de segundo orden, y en este caso a pesar de que Kagan era un fuerte maestro, Fischer podía volar a otra a ltura y debatir l íneas secundarias. Tal vez por esto revivió una l ínea que tenía ya aparcada desde algún tiempo a l más a lto n ivel, después de sus duros reveses con Keres y Petrosian en el año 1 959.

Tanto en la apertura como en el medio juego la principal fuerza de Fischer es que resuelve, rápida y magníficamente, cuestiones sencillas. Se diría que 'lo lleva en la sangre: No concibe planes profundos, sino que va pasando de posición a posición. Esto es lo que caracteriza el estilo de Fischer. Su juego es claro y transparente. No es difícil adivinar sus intenciones, pero es más difícil contrarrestarlas puesto que sus decisiones son apropiadas y prácticas.

Efim Geller

Partida n°9

Robert Fischer- Shimon Kagan

Defensa Caro-Kann B 11

Netanya-A (5), 1968

1 e4 c6 2 llJc3 dS 3 llJf3

U na variante que finalmente se puede adaptar a l esti lo de Fischer: esquemas in­d ios y posesión de la pareja de alfi les. Ac­tualmente se considera que esta posición semi-cerrada no ocasiona grandes proble­mas a las negras, pese a haber ced ido la pareja de a lfi les.

Una de las armas preferidas de Fischer para jugar contra la sólida Defensa Caro­Kann. Las blancas suelen plantear esque­mas ind ios en esta variante.

3 • • • Ag4

Intentando cambiar el alfil para luego ubi­car los peones en casi l las blancas con ... e6.

4 h3 Axt3

La opción es 4 ... !hS 5 exdS cxdS 6 !bS+ tt:Jc6 7 g4 !g6 8 ttJes.

S�xf3

5 ••• llJf6 6 d3 e6

7 a3

125

Page 125: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Anteriormente Fischer había permitido la clavada del cabal lo: 7 g3 ib4 8 id2 d4 9 ttJb1 Wlb6 [para no faci l itar un fáci l de­sarrol lo del flanco de dama blanco. 9 .. . ixd2+ 1 O ttJxd2 eS 1 1 ig2 eS 1 2 0-0 ttJc6 1 3 1We2 1We7 1 4 f4 0-0-0 1 S a3 ttJe8 1 6 b4!? (R. Fischer - T. Petrosian, Yugoslavia, 1 9S9) 1 6 ... f6 1 7 bS ttJaS 1 8 b6! a6 (18 ... axb6 7 9 'i3.ab 7 con compensación) 1 9 fxeS fxeS (7 9 . . . WfxeS 20 Wlg4+ 'iÍfbB 2 7 'i3.fS Wfel 22 Wff4+ 'iÍfaB 23 eS! abriendo la diagonal del a lfil contra el rey negro y, por otra parte, evi­tando el bloqueo centra l en eS) 20 'i3.ac1 ;1;] 1 O b3 aS 1 1 a3 ixd2+ 1 2 ttJxd2 ttJ bd7 (12 ... Wfcs 73 Wfd7 gS! 74 ig2 ttJbdl 7S O-O 'iÍfel! con buena partida para las negras) 1 3 ig2 iWcS 1 4 iWd 1 hS (14 . . . gS!?) 1 S h4 ttJg4 1 6 0-0 con juego poco claro: R. Fischer - P.

Benko, Yugoslavia, 1 9S9.

7 ... �bd7

La a lternativa es 7 ... ie7. El problema de 7 ... ttJbd7 es que no deja l ibre la casi l la d7 para el otro cabal lo, ante el avance del peón "g" blanco.

8 g4.id6

Veamos otras posibi l idades:

a) Las negras pueden frenar el avance de los peones blancos con 8 .. . h6 9 1Wg3 (evitando .. . id6 y con idea de f2-f4) 9 .. . Wlb6 1 O ig2 d4 1 1 ttJe2 iWcS 1 2 f4!? (12 c3 dxc3 73 bxc3;1; con la posesión de la pareja de a lfi les y un centro móvil) 1 2 . . . 1Wxc2 1 3 ttJxd4 1Wa4 14 ie3 y las blancas mantienen su ventaja, Hort - Zita, Cto. CSSR, Pra­ga, 1 963.

b) Otra opción es 8 ... g6 9 1Wg3 Wlb6 (9 ... ics 7 O eS d4 7 7 ttJe2 ttJdS 7 2 c4!? des­a lojando el caba l lo dSJ 1 O eS d4 1 1 ttJe2 ttJdS 1 2 c4!?

9 gS �g8 10 h4 �e7 1 1 hS VMb6 12 .ih3

126

Con idea de presionar e6, y poder prose­gu i r con el avance 1 3 gS-g6.

12 ..• 0-0-0

Tres décadas más tarde las negras en­contraron una mejor forma de defender el flanco de rey con 1 2 . . . g6! Frenando el avance blanco. 1 3 0-0 (7 3 h6 0-0! y las ne­gras están bien. Se podía probar 7 3 ttJe2!? Wfcs Jugada temática tocando el peón c2. La idea es provocar c2-c3 para posterior­mente tomar .. . dxe4 y explotar la debil i­dad de la cas i l la d3 principalmente con los saltos del caballo d7. 74 d4 Wfxc2 7 S eS icl 76 ig4 cS 77 Wfc3 Wfxc3+ 7B bxc3y las ne­gras tienen una buena partida) 1 3 . . . gxhS! Ahora la casi l la g6 es para el cabal lo de e7, y las negras tienen una buena posición, V. Ragovski - S. Ata l ik, Alushta, 1 999.

1 3 a4

U na vez que las negras se han enrocado largo, se justifica el avance del peón. Las negras deben decidir ahora si permitir a4-aS o parar dicho avance con su propio peón torre. Un grave error sería 1 3 1Wxf7?? 'i3.hf8 14 1Wxe6 1Wxf2+ 1 S 'iÍfd 1 iWf3+ ganan­do.

13 ... as

Las negras deciden la segunda opción;a corto plazo han para l izado la in iciativa blanca en el flanco de dama, pero a la larga

Page 126: Bobby Fischer, la leyenda

puede faci l itar la creación de una ruptura a base de b2-b4.

14 0-0 ghf8 1 S �h1 fS

Es mejor 1 S ... d4 1 6 ctJe2, con chances para ambos.

16 Wfg2

Sal iendo de la amenaza de la �f8 y a la vez planeando el completo cierre del centro.

16 • . . g6 17 h6 �b8 1 8 f4 gfe8?

U n error, puesto que permite cerrar el cen­tro con e4-eS, y subestima las posibi l ida­des de las blancas en el flanco de dama. Mejor era 1 8 . . . dxe4 y las negras encuen­tran juego en la columna "d'; ten iendo posibi l idades para ubicar sus cabal los en casi l las importantes.

19 eS!

Fischer cierra por completo el centro, man­ten iendo la posibi l idad de romper con b2-b4, m ientras que las negras tienen d ificul­tades para ubicar sus piezas y consegu i r contra juego.

19 ..• .ics 20 Wff3

Partidas

20 ..• ttJcs 21 .ig2 �c7

Las negras piensan escapar con su rey ha­cia el centro del tablero, pero los aconteci­mientos se suceden rápidamente.

22 ttJe2

Fischer crea las condiciones para abrir el flanco de dama con c2-c3 seguido de b2-b4.

22 ... ltlb8 23 c3 ci>d7 24 .id2! ltla6

Un curioso jaque mate podría producirse en caso de 24 ... Wxb2?? 2S �fb 1 Wxd2 26 �xb7#. Seguir con la escapatoria del rey con 24 ... ctJe7 deja en "prise" el !cs. 2S d4 (25 b4 axb4 26 d4+-) 2S ... Wxb2 26 '&d3!+­Ahora al problema del alfil eS se le suma el de la dama debido a la amenaza �fb1 .

Si las negras buscan bloquear la ruptura blanca con 2S ... '&b3 su dama queda en problemas después de 26 't:Jc1 Wc2 27 !e 1 ! Donde el plan !g2-f1 -e2-d 1 ! asegu­ra a las blancas la captura de la dama. 27 ... !a7 28 !f1 ! tt:Jcs 29 !e2 't:Jb3 30 !d 1 tt:Jxa 1 3 1 !xc2 tt:Jxc2 32 !f2! y ahora es el cabal lo la pieza en "prise':

La dama cede la casi l la g2 a l a lfil para que 26 b4! ayude en el ataque sobre el flanco de dama.

127

Page 127: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Ya no hay motivos para postergar este avance.

26 ••• axb4 27 cxb4 �xb4

En caso de 27 ... tL\xb4 28 aS �bS 29 i.xb4 i.xb4 30 tlJd4 �eS 3 1 EJ:a4. Nuevamente el tema del rey en el centro, que sufre un pin­toresco jaque mate en caso de que las ne­gras permitan capturar el peón de b7. 3 1 ... i.xaS (3 7 ... �xd4 32 E!axb4+-) 3 2 EJ:xaS! Desviación. 32 ... �xaS 33 EJ:xb7+ �c7 34 EJ:xc7+ �xc7 3S �f2 ganando. Otra op­ción es 27 ... �el 28 bS tlJ b8 (28 ... cxb5 29 axb5 Amenazando también i.aS.28 .. . tL\cs 29 bxc6�xc6 30 E!c 7 �b6 3 7 E!ab 7 �al 32 &eS!) 29 aS �c7 30 a6 y las defensas ne­gras se rompen.

28 aS \Wcs

Si 28 ... �bs 29 i.xb4 tL\xb4 30 tL\d4! �es 31 EJ:a4! y nuevamente seguirá EJ:xb7++.

29 d4 \Wf8

29 ... �c4 30 i.xb4 tL\xb4 3 1 EJ:a4+-; 29 ... 'Wbs 30 i.xb4'Llxb4 31 'Llc3 �c4 32 EJ:a4+-.

30 �xb4 tlJxb4 31 \Wc3 tlJa6 32 gxb7+

Y la posición negra se derrumba.

32 • • • tlJc7 33 tlJc1

También era fuerte 33 Ei:c1 !? 'Lle7 34 �eS!

33 ••• ge7 34 a6

Las negras abandonan.

1 -0

1 28

Page 128: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

MAESTRO DE LA DINÁMICA

Esta partida es importante porq ue Bobby fue uno de los primeros rea lmente en darse cuenta de que los pi lares mas sólidos escritos por Nimzowich empezaban a quedar obsoletos, ante el avance de la d inámica. Por ejem plo, sus teorías sobre el Peón Aislado, considerado una debi l idad a la que primero había que restri ngir su avance, segundo, ocupar la casi l la delante del peón, tercero, s impl ificar y cuarto, atacar y destru i r, estaban tratadas de forma muy superficial.

Fischer util iza la debi l idad dS como man iobra de distracción, pero también como ganancia de espacio para in iciar primero el ataque; mientras su riva l juega de manera ortodoxa, con energ ía aprovecha el desorden de las defensas, haciendo de su problema el punto de apoyo de su estrateg ia. S in duda cambiará conceptos ajedrecísticos que tardaríamos todavía muchos años en comprender.

Botvinnik dice que el estilo de Fischer le recuerda el estilo del joven Smyslov. La misma claridad, el mismo enfoque clásico al elaborar la posición. Por esta razón, cuando jue­gas contra Fischer no tienes un gran sentido del peligro. Puedes adivinar cada una de sus jugadas, pero otra cosa es que cada jugada suya parece ser más fuerte de lo que parece, como solía suceder con Smyslov.

Partida no 1 O

Mario Bertok- Robert Fischer

Apertura Inglesa A32

Vinkovci (13), 1968

1 d4 �f6 2 �f3 eS 3 c4 cxd4 4 �xd4 e6 5 e3

Saliendo de los caminos conocidos las blancas juegan u na l ínea poco ambiciosa. Se suele jugar S g3 o S lt:J c3. Por lo genera l desemboca en posiciones de Peón centra l Aislado por parte de las negras.

Mark Taimanov

5 ... �c6 6 i.e2 i.b4+!

U n importante jaque para desarticular el normal desarrol lo de las piezas blancas. Un cambio con respecto a una partida an­terior donde Fischer también había salido sin problemas de la apertura: 6 .. . dS 7 lt:Jc3 �eS! Presionando la casi l la de bloqueo del potencial Peón centra l Aislado de las negras. 8 0-0 �xd4 9 exd4 dxc4 (9 . . . 0-0?! 70 eS) 1 O �e3 lt:Jas 1 1 �xc4?! [las blancas podrían compl icar el juego con 7 7 Wla4+!? �dl 72 Wfa3 Sacrificando un peón a cam­bio de evitar el enroque corto del rey ne­g ro. 1 2 ... b6 (72 . .. b5 7 3 �f3 'iibB 74 Wld6 con compensación) 1 3 b4 cxb3 1 4 lt:J bs con una buena in iciativa para las blancas] 1 1 ... lt:Jxc4 1 2 Wla4+ �d7 1 3 Wlxc4 �c6=i= Las ne­gras bloquean correctamente el peón d4 con sus dos piezas menores, mientras que las blancas no tienen suficiente actividad a cambio de esta debil idad, principalmente por lo simplificado del juego, L. Pachman - R. Fischer, La Habana, 1 966.

129

Page 129: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

7 �d2

En caso de 7 'Dc3 'De4=i= y las negras logran estropear la estructura blanca con la cap­tura .. . 'Dxc3.

7 . • . �es

Ahora el !d2 estorba en el control de la casi l la d4 por parte de la dama blanca.

8 tlJb3

Contra 8 !c3 las negras pueden respon­der 8 ... 'De4 (o simplemente 8 ... 0-0 y el 'Db1 no se desarrol lará agresivamente) con buen juego para las negras.

8 ... �b6

El alfil se retira "mirando" hacia el flanco de rey; la retirada natura l 8 ... !e7 es poco ambiciosa. Por otro lado, con 8 ... !b6 las negras luchan por la importante casi l la d4, futura casi l la de bloqueo del Peón Aislado después de . . . d7-d5.

9 tlJ c3 dS 1 O cxdS exdS

La partida entra en los esquemas del Peón central Aislado.

1 1 tlJbS

Buscando el bloqueo del peón, pero faci­l ita al negro la ubicación del caba l lo en la

130

fuerte casi l la e4. Mejor es 1 1 0-0.

1 1 ... 0-0 12 0-0 tlJ e4

El enroque corto de las blancas no posee su natura l defensor, el cabal lo en f3. Las negras ubican su caba l lo en la qu inta ho­rizontal, y al mismo tiempo, permiten el traslado de la dama a l flanco de rey.

1 3 E:c1 Wfgs 14 �c3 E:e8

La torre ocupa su lugar natural . Las piezas negras apuntan hacia e3 amenazando un sacrificio con ... 'Dxf2, segu ido de la captu­ra en e3, destruyendo la posición del rey blanco. Como es típico en estas posiciones el alfil de c8 espera el momento oportuno para desarrol larse en forma activa.

1S �d4

Después de 1 5 CD 3d4 !h3 1 6 !f3 'Des las nPgras tienen una peligrosa in iciativa .

15 ... tlJxd4 16 tlJSxd4?!

Mejor era 1 6 CD 3xd4 !h3 1 7 !f3 �ac8 y la posición negra es preferible.

16 ... aS!

La preferencia de los a lfi les sobre los ca­ballos es permanente en el juego de Fis­cher. En esta partida d icha preferencia se adapta completamente a la posición. Las

Page 130: Bobby Fischer, la leyenda

negras desean desarticular el bloqueo en d4 que ejercen los dos cabal los: y es el mo­mento de desubicar uno de el los.

17 �bS?

El a lfil se aparta de la defensa del flanco de rey. Si las blancas intentan frenar este avance con 1 7 a4 sigue 1 7 ... i.h3 (con idea de desviar al a lfil de e2) 1 8 i.f3 i.d7=i= y el peón a4 es un objetivo de ataque, aunque parece ser el mal menor para las blancas.

Por otro lado, s i 1 7 lLlf3 las negras pueden concretar su idea táctica con el golpe 1 7 ... tt:Jxf2!! 1 8 �xf2 (78 tLlxgS liJxd 7 7 9 �cxd7 �xe3 y la posición blanca se cae; 78 @xf2 ixe3+ 7 9 @e 7 W!xg2 con ataque ganador) 1 8 ... W!xe3 1 9 liJ bd4 �e4! con idea de 20 �c3 �xd4 2 1 liJxd4 Wxd4 22 Wxd4 i.xd4 23 �c7 i.e6 24 @fl (24 �xbl �cB!) 24 .. . i.xf2 25 @xf2 �b8 y las negras tienen dos peones de ventaja.

17 ... �h3+

Ahora Bertok no puede evitar pérdidas materia les.

18 1!'f3

Si 1 8 g3 �e7 1 9 �el a4 20 liJf3 (20 lD a 7 Wff6!+ tocando e n f2 y con idea de 2 1 . . . ltJg5; 20 liJd2? liJxd2 2 7 W!xd2 i.aS) 20 .. . ltJxf2!! Un golpe que se presenta continua­mente en la posición. 21 liJxg5 (2 7 @xf2

Partidas

ixe3+ ganando) 2 1 ... liJxd l 22 liJxh3 (22 tDcs i.g4 23 h3 lDxb2 24 hxg4 �cB 25 �c2 a3! 26 �ec 7 �ecl 27 i.d7liJd3! 2BixcB éi:Jxc7 las negras recuperan la pieza y se quedan con ventaja materia l) 22 .. . axb3 23 �cxd l �xe3 24 �xe3 i.xe3+ 25 @fl bxa2 26 �a 1 i.d4 y las blancas no tienen defensa.

18 • • • �g4 19 h4

Única. Las blancas entregan un peón para evitar pérdidas mayores. Si 1 9 Wlf4 Wlxf4 20 exf4 a4 2 1 i.xe8 axb3 ganando materia l .

19 ..• \Wxh4 20 \Wf4 gS! 21 1!'h2

Única .

21 ••• \Wxh2+ 22 ®xh2 ged8

Después del cambio de damas las blancas quedan con peón de menos. El ataque do­ble 23 f3 es respondido por Fischer con el ataque sobre las piezas menores blancas, empezando con 23 ... a4.

23 f3?!

Era mejor 23 i.a4 liJd6 24 éi:Jd2, con más resistencia.

23 ••• a4!

Adecuado contrajuego, por supuesto ya previsto por Fischer.

1 31

Page 131: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

24 fxe4

En caso de 24 �al �d6 2S fxg4 (25 � ac2 �xb5 26 �xb5 ifS con ventaja) 2S .. . ixd4 26 exd4 �xbS y las blancas no tienen com­pensación por el materia l . O bien 24 ixa4 !!xa4 2S fxe4 !!xa2 con clara ventaja.

24 .•. axb3 25 axb3 �aS?!

Devolviendo el peón para mantener la in i­ciativa. Seguramente es más fuerte 2S .. .

dxe4; por ejemplo: 26 ic4 ixd4 27 exd4 !!xd4 28 ixf7+ @g7 29 !!eS h6 30 !!eS (30 idS !!cB clara ventaja) 30 ... !!d 1 3 1 !!xd 1 ixd 1 32 ic4 (32 ids !!aS ganando) 32 ... ic2 y las negras tienen un fi na l mejor que en la partida.

26 .i.d3

N. E.: Era i nteresante 26 b4 y en caso de 26 . . . !!xbS 27 �xbS ixe3 28 !!c7 dxe4 29 �c3 if4+ 30 !!xf4 gxf4 31 �xe4 ifs con ventaja negra, pero d ifíci l de real izar. Más complicado sería 29 ... fS!? 30 !!xb7 id4.

26 . • . dxe4 27 .i.xe4 .i.xd4 28 exd4 �xd4 29 .i.xb7 ie6 30 ics .i.xb3+

Las negras mantienen el peón de ventaja.

31 �c3 �bS 32 �f2

Si 32 !!fS !!xfS 33 ixfS ie6 con ventaja en el final .

132

32 ... �db4

Con buen concepto Fischer busca la pasi­vidad de las piezas blancas en la defensa del peón b2.

33 .i.a6 �b6 34 !es <i>g7 35 .lfs

Era mejor 3S !!c7.

35 ... �f6 36 ®g1 ie6-+

Con el cambio de piezas la partida se gana fáci lmente.

O bien 37 ixe6 !!xf2 38 @xf2 !!xb2+ ga­nando.

37 ... :¡;xfs 38 :gxts .ixts 39 :¡;xfs <i>g6 40 :¡;f2 hS 41 :gc2

Las blancas no tienen esperanzas de sal­vación.

0-1

Page 132: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

MAESTRO DE LA PSICOLOGÍA EN LAS APERTURAS

Aquí se ve a un Fischer completamente maduro desde el punto de vista ajedrecís­tico, en donde confunde -y l leva a su terreno- a uno de los mejores grandes maes­tros de la época: saca a su riva l de su favorita Defensa Sici l iana Abierta l levándolo a l Ataque Indio de Rey, donde logra posiciones parecidas a las Defensas Indias que él jugaba habitualmente con negras. Fischer va reduciendo el contrajuego negro tras jugar con mucha energía, para pasar luego a destru i r su enroque con una serie de golpes y maniobras magistrales sobre el rey negro, transformando el juego en un modelo de ataque.

No me hable a mí de perder. ¡No resisto pensarlo!

Partida no l l

Robert Fischer - Osear Pan no

Defensa S ic i l iana A04

Buenos Aires (8), 1970

1 e4 eS 2 tüf3 e6 3 d3

El Ataque I ndio, poco habitual en su prác­tica de torneos, pero que se adaptaba a su esti lo.

En pocas ocasiones Fischer planteó el Ata­que Ind io contra la Defensa Caro-Kann, pues él era partidario del Ataque Panov o de la variante 1 e4 c6 2 4Jf3 dS 3 4Jc3 etc. Vea mos una de el las: 1 e4 c6 2 d3 dS 3 4Jd2 g6 4 4Jgf3 �g7 S g3 4Jf6 6 �g2 0-0 7 0-0 �g4 (7 ... dxe4 8 dxe4 4J bd7 9 �el eS 1 O tt.Jc4 Wff.e7 1 1 b3 bS 1 2 �a3 b4 1 3 �b2 �a6?! (7 3 . . . �dB'!) 1 4 tt.JcxeS tt.JxeS l S �xeS± R. Fischer - A. Feuerstein, Nueva York, 1 97 1 ) 8 h3 �xf3 9 Wffxf3 4J bd7 1 O Wffe2 dxe4 1 1 dxe4 Wff.c7 1 2 a4 �ad8 1 3 lt:J b3 b6 1 4 �e3 eS l S aS eS 1 6 4Jd2 4Je8 1 7 axb6 axb6 1 8 tt.J b l !± Con idea de aprovechar las debi l itadas casi l las blancas con ttJ b 1 -c3. R. Fischer - l . lbrah imoglu, Siegen, 1 970.

Veamos otras partidas donde Bobby plan­teó el Ataque Indio contra una Sici l iana: 3

Bobby Fischer

g3 4Jf6 4 d3 dS S tt.J bd2 �e7 6 �g2 0-0 7 0-0 tt.Jc6 8 �el

Diagrama de análisis

[Otra opción es 8 eS 4Jd7 9 �el bS 1 O tt.Jfl b4 1 1 h4 aS 1 2 �f4 a4 1 3 a3 (por entonces una nueva jugada, las blancas intentan no debi l itar sus casi l las negras, a l evitar ... a4-a3. Si 7 3 ttJ 7 h2 a3 74 b3 �a6 o 74 ... tt.Jal, con idea de ... l S ... 4J bS xc3) 1 3 ... bxa3 1 4 bxa3 tt.JaS?! (era mejor 7 4 ... �a6 con idea de ... lt:J d4 y ... �b8) l S tt.Je3 �a6 1 6 �h3 d4 1 7 tt.Jfl 4J b6 1 8 tt.Jgs tt.Jds 1 9 �d2! �xgs 20 �xgS Wff.d7 21 WihS �fc8 22 4Jd2 tt.Jc3 23 �f6! Wff.e8 (23 ... gxf6 24 exf6 c;l;hB Única. 25 lt:Jf3 tt.Jds 26 Wih6 �gB 21 lt:Jes Wicl 28 �g2 con ventaja) 24 tt.Je4 g6 2S Wff.gS tt.Jxe4 26 �xe4 c4 27 hS cxd3 28 �h4 �a7 29 �g2 dxc2 30 Wffh6 Wf8 3 1 Wxh 7 +! 1 -0 R. Fischer - L. Miag marsuren, lnterzonal Sousse, 1 967.

133

Page 133: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Si 3 1 ... �xh 7 32 hxg6+ �xg6 (32 .. . �g8 33 '8.h8#) 33 ie4#] 8 .. . Wfc7 9 eS lt:Jd7 1 O Wfe2 bS 1 1 h4 aS 1 2 lt:Jf1 lt:Jd4 1 3 lt:Jxd4 cxd4 1 4 if4 '8.a6 1 S lt:J h2 '8.c6 1 6 '8.ac1 ia6 1 7 ixdS exdS 1 8 e6 Wid8 1 9 exd7 '8.e6 20 Wig4! Obli­gando a crear debi l idades en la columna "e': 20 .. . fS (por eS) (20 ... Wixd7 2 1 !eS! f6 22 ixd4 con peón de ventaja) 2 1 WihS Wfxd7 22 lt:Jf3 g6 23 Wih6 if6 24 '8.xe6 Wfxe6

Diagrama de análisis

2S !eS! ixeS 26 '8.e 1 f4 27 'B.xeS Wfd7 28 hS Ventaja decisiva. 28 ... fxg3 29 hxg6 gxf2+ (29 ... '8.xf3 30 '8.e8+! Wixe8 3 1 Wixh7+ �f8 32 g7+ ganando) 30 �xf2 hxg6 3 1 Wfxg6+ Wfg7 32 'B.gS '8.f7 33 Wih6 1 -0 R. Fischer - U. Geller, Netanya, 1 968.

3 ... tDc6 4 g3 g6

a) A Fischer también le han jugado sin fianchetar el a lfi l de rey: 4 . . . dS S lt:J bd2 id6 6 ig2 lt:J ge7 7 0-0 0-0 8 lt:J h4!? b6? (mejor 8 .. . dxe4) 9 f4 dxe4 1 O dxe4 ia6 1 1 '8.e1 c4 1 2 c3 lt:Jas 1 3 es icS+ 1 4 � h 1 lt:Jds 1 S lt:Je4 ib7 1 6 WihS! lt:Je7 1 7 g4! con gran in icia­tiva en el Flanco de rey. R. Fischer -B. lvkov, Santa Mónica, 1 966.

b) 4 ... lt:Jf6 S ig2 ie7 6 0-0 0-0 (mejor primero 6 ... d5) 7 lt:J bd2 (7 e5 lt:Jd5 8 lt:Jbd2 f6 9 exf6 lt:Jxf6 10 '8.e 1 con pe­queña ventaja) 7 ... '8.b8 8 '8.e1 d6 9 c3 b6 1 O d4 Wfc7? (10 .. . cxd4 1 1 cxd4 d5 12 e5 lt:Jd7 con contra juego (Fischer)J

134

1 1 eS! lt:Jds (1 1 . . . dxe5 12 dxe5 lt:Jd7 13 Wie2 ib7 14 h4 con clara ventaja para las blancas (Fischer)J 1 2 exd6 ixd6 1 3 lt:Je4! c4 1 4 lt:Jxd6 Wixd6 1 S lt:J gS! y las blancas lograron u n fuerte ata­que sobre el flanco de rey. R. Fischer - J . Sherwin, East Orange, 1 9S7.

S !g2 !g7 6 0-0 tDge7 7 �el

Las negras permitieron el avance blanco e4-eS después de 7 ltJ bd2 0-0 8 'B. e 1 b6 9 eS dS 1 O lt:Jf1 Wfc7 1 1 if4 d4 1 2 Wid2 '8.e8 1 3 ih6 ih8 1 4 h4 ib7 1 S lt:J 1 h2 lt:Jxe5 1 6 lt:JxeS ixg2 1 7 lt:Jxf7 Wfc6 ( 17 .. . �xf7 18 �xg2 lt:Jf5 1 9 lt:Jf3±) 1 8 lt:Jxh8 ih3 19 f3 �xh8 20 g4 y las negras tienen graves pro­blemas con su ih3. R. Fischer - E. Mednis, Open de EEUU, 1 9S7.

También es posible 7 c3, reservándose el movimiento de la torre. Pero hay que te­ner en cuenta que s i se cierra el centro con la secuencia ... d7-dS del negro y e4-eS del blanco, éste podría romper el centro con c2-c4 (seguido de lt:Jc3) con lo que perde­ríamos un tiempo. También debemos con­siderar que una vez las negras han enro­cado corto es bueno cerrar el centro (tras d7-dS), con e4-eS. Si las negras se enrocan largo no es recomendable, porque presio­narían el peón eS y prepararían .. . h6 y ... gS, con lo que la situación no sería muy cómo­da para las blancas.

7 . • . d6 8 c3

Page 134: Bobby Fischer, la leyenda

8 •.• 0-0

Es preferible perder u n tiempo jugando 8 .. . eS, y a cambio las negras evitan la ex­pansión d2-d4. Por ejemplo: 9 a3 Las blan­cas buscan juego por el flanco de dama. 9 ... 0-0 (peor es 9 . . . aS 1 O a4! con idea de ctJ b 1 -a3 y el cabal lo puede l legar a las ca­si l las bS o c4) 1 O b4Q) como veremos en las partidas complementarias.

9 d4

La a lternativa es 9 a3 "tanteando" el flanco de dama.

9 ..• cxd4 10 cxd4 dS

Las blancas son dueñas del centro, y a cam­bio, el segundo jugador no posee grandes debi l idades. Tras 1 1 eS las blancas intenta­rán jugar por el flanco de rey, intentando cambiar el �g7 (a base de �h6), y en ese caso se podría l levar a cabo un pel igroso ataque blanco sobre el flanco de rey.

Por lo tanto, las negras deben anticipar­se a este plan y jugar más agresivamente con 1 O ... Wb6!. Presionando el centro y el peón b2 las negras pueden lograr un aceptable contrajuego: 1 1 dS ctJd4 (1 1 ... hb2 12 hb2 Wxb2 13 dxc6 Wxa 1 14 Wb3 lt:Jxc6 15 ctJc3 ctJd4 16 &a 1 lt:Jxb3 17 axb3� Ljubojevic - Hübner, Buenos Aires, 1 978) 1 2 lt:Jc3 exdS 1 3 exdS lt:Jxf3+ 1 4 �xf3= (14 Wxf3 ctJf5) Chikovan i - Sideif Sade, Cto. de la U RSS, 1 976.

11 eS

Ha quedado conformada una estructura típica de la Defensa Francesa, con la parti­cularidad de que el avance ... g6 ha debili­tado las casi l las negras del flanco de rey. El plan de Fischer es simple: por el flanco de rey buscará la el iminación del �g7, mien­tras que por el flanco de dama realizará movimientos poco comprometedores que

Partidas

no permitan ningún contrajuego por ese sector. El problema de las negras radica en que no poseen rupturas que puedan l ibe­rar su juego de la opresión que les ocasiona el peón eS.

Es necesario rea l izar b2-b3 para reducir la actividad del lt:JaS; para el lo hay que de­fender previamente el lt:Jc3.

14 • • • bS 15 b3 b4 16 �e2 Abs

Las negras se apresuran a activar el "alfil malo':

1 7 Wfd2 �ac6

Después de 1 7 ... �xe2 es cierto que las ne­gras se deshacen de su peor alfil, pero el dominio de la columna abierta "e" y la su­premacía de espacio otorgan a las blancas una posición preferible. 1 8 :gxc8 (peor es

135

Page 135: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

78 �xe2 fuc7 + 7 9 V!1xc 7 V!ib6 20 �c2 éDac6 2 7 �eS f6 con contraj u ego) 1 8 ... V!1xc8 1 9 W/xe2 con ventaja blanca.

18 g4!

Evita ... éiJe7-f5 y permite el traslado del éiJe2 a l flanco de rey vía g3.

18 ••• as

La última oportunidad de cambiar su !bS era ahora: 18 . . . !xe2 1 9 �xe2, si bien la po­sición blanca es preferible.

19 llJ g3 Wfb6 20 h4

Ante la ausencia de amenazas en el flanco de dama, Fischer continúa con su ataque al rey negro.

20 •.• llJbS

Con idea de cubrir el debil itamiento de la casi l la f6 con ... éiJd7.

21 .ih6

21 ... llJd7

Después del cambio de piezas pesadas con 21 . . . �xc 1 22 �xc 1 �c8 23 �xc8+ éiJxc8 24 ixg7 �xg7 25 hS las blancas tienen una pel igrosa iniciativa en el flanco de rey tras 25 .. . W/d8 26 Vlif4.

136

22 Wf gS gxc1 23 gxc1 .ixh6

El cambio de las torres no ha resuelto el problema de las negras. Si el negro jugara a hora 23 ... f6 la estructura negra empeo­raría con la debi l idad del peón e6, pero se el iminaría el molesto peón eS que oprime las piezas menores. Segu i ría 24 exf6 !xh6 25 V!ixh6 éiJxf6 26 !h3 con clara ventaja.

Todavía había tiempo de romper con 24 . . . f6, trasponiendo a 23 ... f6.

25 gxc8+ llJ xc8 26 hS

La ventaja blanca es apreciable. El negro no ha logrado nada en el flanco de dama y el ataque blanco prospera; una vez do­minadas las casi l las negras se procede a la destrucción de los peones que protegen a l rey.

26 0 0 0 Wfd8

Después de 26 ... Vfic7 las negras tampo­co consiguen nada, por ejemplo: 27 éiJgS Vlic1 + (27 . . . éiJf8 28 éDxhl! éDxhl 29 hxg6 fxg6 30 V!1xg6+±) 28 if1 ! (peor es 28 �h2 CDf8 29 éDxfl V!1xh6 30 éDxh6+ �gl 3 7 g5 CDel y el final no es claro) 28 ... éiJf8 29 éiJxf7! Wixh6 30 éiJxh6+ �gi 31 !xbS y las negras tienen un penoso fi na l .

27 tLlgS lLlfB

Page 136: Bobby Fischer, la leyenda

28 �e4!

También se destru ía la estructu ra ne­gra con 28 ltJxh7! ltJxh7 29 hxg6 fxg6 30 'IM!xg6+ @h8 (30 . .. @fB 31 'IM!xhl) 31 'IM!xe6 con tres poderosos peones a cambio de la pieza.

28 • • • '\We7

Mejor defensa era 28 ... �e8 29 ttJxh 7 ttJxh 7 30 hxg6 fxg6 3 1 �xg6 �xg6 32 'IM!xg6+ @h8 33 'IM!xe6 N uevamente con los tres peones un idos por la pieza y la pobre po­sición del rey negro Fischer d ispondría de una c lara ventaja.

29 t!Jxh7!+-

Finalmente el enroque negro se derrumba.

29 ..• ltJxh7 30 hxg6 fxg6 31 �xg6 ltJg5

No hay defensa . Si 3 1 ... 'IM!g7 32 �xh7+ 'IM!xh7 33 'IM!xe6++-; 31 ... ttJf8 32 ttJ h5 (con idea de 33 ttJf6) 32 ... ttJ d7 33 gS+-

32 ltJh5

Con idea de 33 ttJf6.

32 ..• �fl+ 33 �g2 �h4+ 34 �g3 �xg6 35 lDf6+ �f7 36 '\Wh7+

Las negras abandonan ante 36 'IM!h7+ @f8 37 '1M!g8# 1 -0

Partidas

El Ataque Indio de Rey en la Defensa Sicil iana

1 e4 eS 2 ltJf3 e6 3 d3 ltJc6 4 g3 g6 5 �g2 �g7 6 0-0 ltJge7 7 �el d6 8 c3

8 ••• e5

Como d ij imos en los comentarios de la partida Fischer - Panno, es preferible per­der un tiempo a cambio de no ceder el do­min io del centro a las blancas con d3-d4.

9 a3

La jugada más flexible, las blancas buscan expandirse en el flanco de dama. Otras ju­gadas no causan problemas a las negras; ver partida D. Moldovan - A. lstratescu.

9 • • • 0-0

Las negras pueden impedir la expansión en el flanco de dama con 9 ... aS, pero esta jugada está razonablemente considerada como dudosa. Con 1 O a4 las blancas se adueñan de las casi l las bS y c4, que serán aprovechadas por sus cabal los: ttJb1 -a3-b5 y ltJf3-d2-c4. 1 o ... O-O 1 1 ltJa3 h6 1 2 ét:J bs. Ver partida A. Kovalev - Z. Varga.

10 b4

Las blancas cumplen con su objetivo, la expansión del flanco de dama. Es el mo­mento en que las negras deben decidir

137

Page 137: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

cómo reaccionar ante este plan. Por un lado, pueden jugar por el flanco de dama preparando el avance . . . b7-b5, jugando 1 O

... a6 o incluso 1 O . . . axb4. Pero el típico plan de las negras pasa por la ruptura .. .f7-f5, y para el lo lo más común es jugar 1 O . . . h6; sin embargo, hay una opción muy intere­sante:

b) Es erróneo 1 O d4?! exd4 1 1 cxd4 iWb6 con presión en d4 y b2.

e) Si 1 O a4 b6 con idea de ... d6-d5.

10 0 0 0 b6 1 1 d4

a) Contra 1 1 iWd2 lo mejor parece ser 1 1 ... fS (7 7 ••• d5 7 2 exd5 CiJxd5 7 3 �h6 hh6 14 iWxh6 f6 15 'il.ad7 �g4 (K. Hu­lak - J. Ada mski, Lubl in, 1 976) 7 6 h3�) 1 2 �h6 f4 1 3 �xg7 <tt>xg7 1 4 CiJc2 �g4 1 5 'il.f1 iWd7 1 6 d4 'il.ad8= Y. Vis­ser - M. Gurevich, Gent, 1 995.

b) Es pasiva 1 1 CiJc2 dS 1 2 �gS f6 1 3 �d2 d4 1 4 cxd4 cxd4 1 5 ttJ b4 �e6 1 6 iWa4 (S. Schweber - T. Petrosian, Bue-nos Ai res, 1 964) 1 6 ... CiJxb4 1 7 �xb4 (7 7 '!Wxb4 iWdl) 1 7 .. . aS 1 8 �a3 iWe8! 1 9 iWxe8 'il.fxe8 20 'il.ec1 @f7 21 'il.c7

10 o o o ®h8!? bS con idea de 22 ... b4, y las negras tienen gran ventaja.

Ver partida R. Soffer - l. Smirin .

Partida complementaria n° l

Daniel Moldovan- Andrei lstratescu

Defensa S iciliana A04

Cto. de Rumanía por equipos, 1998

1 e4 eS 2 ttJf3 e6 3 d3 ttJe6 4 g3 g6 S .ig2 .ig7 6 0-0 ttJge7 7 E:e1 d6 8 e3 eS 9 .ie3 0-0 10 ttJa3

a) 1 0 iWd2 fS 1 1 CiJa3 f4!? (7 7 ... r4ihB 72 exf5 CiJxf5 13 �g5 '!Wd7 14 g4 l:iJfel 15 h3 CiJd5 76 d4 cxd4 7 7 cxd4 CiJ f4 78 hf4 'il.xf4 19 dxe5 dxe5 Y2-Y2 E. Torre - F. Gheorgh iu, Torremolinos, Má laga, 1 974) 1 2 gxf4 �g4 con compensa­ción, E. Torre - K. Langeweg, Torre­molinos, Málaga, 1 974. Las blancas debieron jugar aquí 1 3 CiJ h4 CiJc8 1 4 h 3 iWxh4 ( 7 4 .. . �h5? 7 5 f5! 1Wxh4?? 7 6 �g5+-) 1 5 hxg4 iWxg4.

138

1 1 0 0 0 exd4 1 2 cxd4 .ig4 13 ttJa

1 3 dxcS dxcS= J . Banas - V. Hort, Luhaco­vice, 1 973.

1 3 0 0 0 Wfd7 14 dS ttJeS 1 S llJxeS .ixeS 16 f3 .ih3 17 E:b1 .ixg2 18 ®xg2 Y2-Y2

Partida complemen taria n° 2

Andrei Kovalev- Zoltan Varga

Defensa Sicili ana A04

Halle (2), 1987

1 e4 eS 2 llJ f3 e6 3 d3 llJ e6 4 g3 g6 S .ig2 .ig7 6 0-0 ttJge7 7 E:e1 d6 8 c3 eS 9 a3 aS 10 a4 0-0

En L. Psakhis - T. Erdelyi, Len k, 1 99 1 las ne­gras intentaron jugar sin el enroque corto. Con 1 O ... h6 in iciaron una estrateg ia du­dosa que fue perfectamente aprovechada por Lev Psajis . Vea mos: 1 1 CiJa3 gS?! No se ve compensación suficiente como para

Page 138: Bobby Fischer, la leyenda

seguir creando debil idades en las casi l las blancas. 1 2 l2J bS l2J g6 (7 2 . . . 0-0 7 3 ltJd2 con idea de l2Jd2-c4) 1 3 l2J d2 �a6 ( 73 . . . ltJa7 74 ltJa3 Evitando las s impl ificaciones; los ca­bal los blancos tienen"un futuro mejor" que los cabal los contrarios. 74 .. . 0-0 75 ltJdc4 con ventaja) 1 4 l2Jc4 éiJce7 1 S b4 (también era fuerte 7 5 d4) 1 S ... axb4 1 6 cxb4 cxb4 1 7 �d2± Ahora el a lfi l d2 también podrá "vis lumbrar" el débil peón d6. 1 7 ... �e6 1 8 �xb4 l2Jc8 1 9 l2Je3 0-0 20 ltJfs l2Jge7 2 1 l2Jxg7! �xg7 2 2 d 4 '1Wb6 2 3 �f1 f6 2 4 iWd2 ttJc6 2S aS '1Wd8 26 �c3 �g4 27 �ec1 iWe7 28 �b2 exd4 29 l2Jxd4+- ltJes 30 �a3 �a8 3 1 f4 l2Jf7 32 fS ltJes 33 ttJe6+ �g8 34 iWds �f7 3S �c7 iWe8 36 �xeS dxeS 37 �bS ttJe7 38 �xe8 1 -0.

11 tlJa3 h6

Una jugada necesaria, ya sea para ubicar el alfil en e6 con idea de ... d6-dS o para .. .f7-fS, siempre evitando el sa lto l2Jf3-gS. Si, por ejemplo 1 1 ... dS 1 2 exdS ltJxdS 1 3 l2Jc4 �e8 las blancas tienen a su d isposición la fuerte réplica 1 4 l2JgS!

12 tiJbS

1 2 l2Jd2 �e6 (7 2 . . . d5 7 3 exd5 ltJxd5 7 4 '1Wb3 ltJde7 7 5 '1Wb5 �e6 (B. Belotti - M. Tirabas­si, Marostica Vim-Reggio, 1 996) 76 ltJdc4 W!xd3 7 7 �e3 y las blancas tienen más que compensación por el peón) 1 3 l2J bS dS 1 4 exdS ltJxdS 1 S l2Jc4 �a6 1 6 iWe2 �e8 1 7 !e3 �f8 1 8 �d2 f6 1 9 f4! �f7 20 iWf2 '1Wd7

Partidas

2 1 �ad 1 l2J b6 22 l2Jxb6 �xb6 23 �e3 �b3 24 �xcS �xd 1 2S �xb6 �xa4 26 l2Jc7 �e7 27 ltJdS+- V. Bologan - N. Firman, Moscú, 2002.

12 0 0 0 fS

Las negras el igen la ruptura lateral por el flanco de rey, pero los caba l los blancos controlan también la casi l la dS.

a) La a lternativa es 1 2 ... �h7. Postergan­do las rupturas, las blancas podrían continuar con el plan ttJf3-d2-c4 o abrir el centro con 1 3 d4 (7 3 ltJd2!?) 1 3 ... cxd4 1 4 cxd4 exd4 (mejor es in­tentar 74 ... f5) 1 S ttJfxd4 dS 16 !e3 dxe4 1 7 �xe4 l2Jxd4 (7 7 ... l2Je5 78 iW e2 l2J gB 7 9 �a e 7 l2J f6 20 �g2 l2J eB 2 7 �f4 ltJd7 22 h4± K. Gudmundsson - R. Winsnes, Reikiavik, 1 990) 1 8 �xd4 �xd4 1 9 iWxd4 iWxd4 20 l2Jxd4± Las negras entraron en un pre-final muy inferior donde tienen problemas en la defensa del peón b 7. G. Sax - l . Ma­nolov, Elen ite, 1 992.

b) Otra opción es 1 2 ... dS. A d iferencia de la partida anterior de Bologan, aquí las blancas todavía tienen el cabal lo en f3 cuando las negras rea­l izan la ruptura central, y esto posi­b i l ita abrir completamente el centro con d2-d4. Sin embargo, las blancas no sacaron ventaja en la apertura : 1 3 exdS ltJxdS 14 d4 (o 74 ltJd2) 1 4 .. . exd4 1 S cxd4 cxd4 1 6 l2Jfxd4 l2Jxd4 1 7 l2Jxd4 l2J b4 1 8 �e3= L. Szabo - K. Langeweg, Beverwijk, 1 967.

13 tiJd2

Malo es 1 3 exfS �xfS 1 4 d4 cxd4 1 S cxd4 e4 y las negras están mejor, J. Hal l - S. lva­nov, Suecia, 2003.

13 o o o �e6

139

Page 139: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Las negras no resuelven los problemas con 1 3 ... CiJa? 14 exfS gxfS 1 S l:iJc4 l:iJxbS 1 6 axbS ie6 (16 ... @ h 7 17 f4!; 16 ... l:iJ g6 17 idS+ @h7 18 WfhS con in iciativa) 1 7 ixb7 :gb8 1 8 ig2 :gxbS 1 9 Wfa4 Wfb8 20 l:iJxd6!+- :gb3 21 l:iJc4 f4 22 ixf4 ids 23 ixdS+ l:iJxdS 24 ixeS ixeS 2S l:iJxeS l:iJf6 26 Wfc4+ @g7 1 -0 J. Littlewood - S. Wil l ia­ms, lng laterra, 1 997.

14 tlJc4 ttJcs 1S tlJe3 tlJSa7 16 exfS gxfS 1 7 tlJdS tlJxbS 18 axbS tlJe7 19 tlJf4!± Af7 20 tlJhS! gbs 21 tlJxg7 ®xg7 22 d4

Primero se el imina el alfil g7 y luego se abre la posición "tocando" las casi l las ne­gras.

22 ••• cxd4 23 cxd4 e4 24 f3 dS 2S Af4 gas 26 VM d2 VMb6 27 g4 fxg4 28 fxe4 ttJ g8 29 exdS .ig6 30 gac1 gac8 31 d6 .ifS 32 gc7+ gxc7 33 dxc7 Ad7 34 .teS+ tlJf6 3S gf1 VMxbS 36 gxf6 gxf6 37 VMf4 1-0

Partida complemen taria no 3

Ram Soffer- l lia Smirin

Defensa Sici l iana A04

Israel (5), 1998

1 e4 eS 2 ttJ f3 e6 3 d3 ttJ c6 4 g3 g6 S .ig2 Ag7 6 0-0 tlJge7 7 gel d6 8 c3 eS 9 a3 0-0 10 b4 ®h8!?

Una idea relativamente nueva; las negras buscan la ruptura . . . f7-fS evitando el avan­ce de su peón "h': La jugada 1 O . .. h6 pue­de tener inconven ientes en la secuencia e4xfS - g6xfS y ahora las blancas pueden molestar en el flanco de rey con la idea l:iJf3-h4. 7 ... eS 8 c3 0-0 9 1:iJ bd2 d6 1 0 a3 h6 1 1 b4 ie6 1 2 ib2 [después de 1 2 :gb 1 las negras pueden proseguir con 1 2 ... cxb4 1 3 axb4 (13 cxb4 bS) 1 3 ... a6 1 4 bS axbS 1 S :gxbS Wfc7 quedando en buena posición en ambas variantes] 1 2 ... b6 [una buena alternativa es 1 2 ... Wfd7 1 3 :gb1 (13 1:iJb3 (R.

140

Polaczek - V. Lazarev, Biel, 1 992) 13 .. . aS!? con buen juego para las negras) 1 3 .. . :gac8 1 4 ia 1 b6 1 S d4 cxd4 1 6 cxd4 (A. Fedorov

- E. Mochalov, M insk, 1 993) 1 6 ... ig4 con posición equ i l ibrada] 1 3 :gb1 Wfd7 1 4 d4 exd4 1 S cxd4 cxd4 1 6 1:iJ b3 1:iJ es 1 7 1:iJ bxd4 ic4?! ( 17 ... ig4) 1 8 1:iJxeS dxeS 1 9 1:iJfs Wfe6 20 l:iJxg7 @xg7 2 1 Wfc1 (2 1 f4�) 2 1 ... f6 22 Wfe3 :gad8 23 :ged 1 l:iJc6 24 :gbc1 :gxd 1 + 2S :gxd 1 :gd8 Y2-Y2 M. Oratovsky - M. Tseit­l in, Israel, 1 992.

Con 1 O ... @h8 se reserva la casi l la g8 para el a lfi l e6 en caso de que las blancas jue­guen l:iJf3-gS.

11 tlJbd2 fS 12 bS

Se podría probar 1 2 Wfe2!? A 1 2 1:iJ b3, sigue 1 2 ... aS!? 1 3 bS (13 bxcS a4 14 cxd6 Wfxd6 7S I:iJbd2 Wfxd3 y las negras están bien) 1 3 ... l:iJ b8 1 4 a4 11Jd7 1 S d4?! exd4 1 6 cxd4 c4 1 7 1:iJ bd2 1:iJ b6 1 8 ib2 fxe4 1 9 1:iJxe4 11JedS 20 l:iJfd2 1:iJ b4 21 ic3 1:iJd3+ 22 1:iJxc4 11Jxe1 23 l:iJxb6 l:iJxg2 24 l:iJxa8 ifs 2S Wff3 ih3 26 Wfe2 dS 27 11Jcs Wfxa8 0-1 M. Piskur - O. Romanishin, Pula, 1 998.

12 • . • ttJ aS 13 Ab2 fxe4 14 dxe4 Ae6 1 S VM e2

1S ••• tlJcS!

Con idea de proseguir 1 6 ... l:iJ b6. Las pie­zas menores "trabajan" sobre la casi l la c4.

1 6 c4 tlJb6 17 gac1 a6!

Page 140: Bobby Fischer, la leyenda

Las negras ya tienen mejor juego.

18 V;Vd3 V;Ve7 19 �al axb5 20 cxb5 c4

También era buena 20 .. . !h6!

21 V;Ve3 l2Ja4 22 �fl l2Jb3 23 E:c2 ltJxal 24 E:xal c3 25 l2Jc4?!

25 ét:J bl d5+.

25 ••• E:ac8

25 ... !=í:fc8 26 ét:J b6 ét:Jxb6 27 iWxb6 !b3-+.

26 l2Ja5 d5-+ 27 exd5 �xd5 28 l2Jg5 V;Vc7 29 E:dl �g8 30 b6 l2Jxb6 31 E:bl l2Jd5 32 V;Va7 E:a8 0-1

Partidas

141

Page 141: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

¡FISCHER JUEGA LA APERTURA LARSEN!

En el transcurso de 1 970 Fischer puso en práctica la jugada 1 b3 en lugar de su preferida jugada 1 e4. El lo ocurrió en cuatro partidas a n ivel magistral, y su puntuación fue inmejorable: cuatro victorias. En estas partidas puede apreciarse cómo Fischer relacionaba las estructuras de la Defensa Sic i l iana y la Defensa N im­zoindia al l legar a estos esquemas con los colores cambiados. Como es sabido, 1 b3 fue experimentada por Bent Larsen en reiteradas ocasiones, así que es lógico sospechar que Bobby investigó en profundidad esta jugada, ya que el gran maes­tro danés era uno de sus principales adversarios.

El Ajedrez es mi vida, pero mi vida no es sólo el Ajedrez.

El Ajedrez es la vida.

Partida no 12

Robert Fischer- Ulf Andersson

Apertura Larsen AO l

01. de Siegen, 1970

1 b3 eS

En Pa lma de Mal lorca, 1 970, Mecking res­pondió con: 1 ... dS 2 !b2 eS 3 ctJf3 ctJc6 4 e3 ctJf6 s ibs !d7 6 O-O e6 7 d3 ie7 8 ixc6 Típico bloqueo de la casi l la eS rela­cionado con la Defensa N imzoi ndia. 8 ... ixc6 9 ttJes �es 1 o ctJd2 O-O 1 1 f4 ctJd7 1 2 Wfg4! La lucha por mantener el juego blo­queado es prioridad para las blancas. Con 1 2 Wfg4 se crean amenazas sobre g7, a la vez que se evita la expansión centra l negra con .. .f6 debido a la ca ída del peón e6. 1 2 .. . ctJxeS 1 3 !xeS if6 14 �f3 Wfe7 l S �afl aS 16 �g3 Amenazando 17 Wfg7. 16 . . . ixeS Las negras se ven obligadas a ceder su pa­reja de alfi les. 1 7 fxeS fS 1 8 exf6 �xf6 1 9 Wfxg7+! Wfxg7 20 �xf6 Wxg3 2 1 hxg3 �eS 22 g4 a4 23 ctJf3 axb3 24 axb3 @g7 2S gS eS 26 ctJ h4± R. Fischer - H. Mecking, Pa lma de Mal lorca, 1 970.

2 �b2 �c6 3 c4 �f6 4 e3 �e7 S a3

142

Anatoly Karpov

Bobby Fischer

El blanco rea l iza jugadas útiles esperando la apertura centra l . . . d7-dS de las negras, que l levaría la l ucha a la Defensa Sici l iana invertida.

S ••• 0-0 6 Wfc2

Parece conven iente mantener la flexibi l i­dad centra l . Otra posibi l idad es 6 d3 dS 7 cxdS WxdS (mejor 7 . . . ctJxdS) 8 ctJc3 Wd6 9 ctJf3 ifs 1 o Wc2 �fd8 1 1 �d l h6 1 2 h3 We6 1 3 ctJd2 ctJd7 1 4 ie2 @ha l S o-o ig6 1 6 b4 a6 1 7 �el �ac8 1 8 �fd l fS 1 9 ctJ a4 ctJ a7 20 ctJ b3 Típico contrajuego sici l iano sobre el flanco de dama. 20 ... b6 2 1 d4 f4 22 e4 ctJ bS? (22 . . . he4) 23 ig4+- Wf6 24 dxeS

Page 142: Bobby Fischer, la leyenda

ltJxeS 2S .ixc8 �xc8 26 �dS 1 -0 R. Fischer - V. Tukmakov, Buenos Ai res, 1 970.

6 • • • �es 7 d3 �fs s ltJf3 as 9 �e2 d5 10 cxdS ltJ xdS 1 1 ltJ bd2 f6 1 2 O-O �e6

Partidas

negras- conjuntamente con el otro plan estándar (�ac8-Wb8-.id8-.ic7).

La maniobra de Fischer pasó a ser un proce­dimiento rutinario dentro de dicha apertura. Yo mismo la he empleado alguna vez. Pero el crear, el inventar, eso ya es otra cosa. ¿Las ideas no tienen valor? El Rey h 7 de Fischer cambió la forma de entender el ajedrez. Ulf

Andersson.

1 3 ••• VMd7 14 �g1 �adS 15 ltJe4 V;\ff7 16 g4 g6 1 7 �g3

Las blancas preparan los acontecimientos en el flanco de rey, a sabiendas que para tener éxito deben l levar la mayor cantidad de piezas hacia ese sector. Con 1 7 �g3 se

1 3 @h1! permite 1 8 �ag 1 .

Las blancas real izan un plan de expansión 17 ••• �g7 1S �ag1 ltJb6 19 ltJcS �eS en el flanco de rey, basado en la original idea �g 1 seguido de g2-g4. Pero curiosa­mente Fischer ya había apl icado esta idea cuatro años antes: 1 e4 eS 2 ltJf3 d6 3 d4 cxd4 4 ltJxd4 ctJf6 S ltJ c3 a6 6 .ic4 e6 7 ib3 bS 8 a3 .ie7 9 ie3 0-0 1 O 0-0 !b7 1 1 f3 ltJ bd7 1 2 Wd2 ttJes 1 3 Wf2 Wc7 1 4 �ac1 ci>h8! 1 S ctJce2 �g8 1 6 ci> h 1 g S 1 7 h3 �g6 1 8 ctJg3 �ag8 1 9 ctJxe6? fxe6 20 !xe6 ét:Jxe4 2 1 ltJxe4 �xe6 0-1 J. García Soruco - R. Fischer, 01. de La Habana, 1 966.

N. E.: Una jugada impresionante. El genial Fischer juega un esquema tipo erizo con colores cambiados (aunque el negro no ha avanzado su peón a eS) y trata la posición de forma muy ambiciosa, consiguiendo desequ i l ibrar la lucha. La clave de ésta y las siguientes jugadas de las blancas es presionar sobre la base f6,eS y dar juego al alfil de fiancheto. U na idea completa­mente nueva y revolucionaria en este tipo de posiciones. Posteriormente esta misma idea fue adoptada en la Sici l iana por algu­nos adeptos del erizo, entre el los el propio Ulf Andersson, que empezaron a aplicar en determinadas posiciones -con las piezas

20 ltJh4!

La l lave para abrir el flanco de rey es a base de ctJ h4-fS, debido a la presión de las pie­zas pesadas blancas sobre el !g7.

20 • • • ltJd7

Después de 20 .. . !f8 segui ría 21 ctJe4 (!:J. g4-gS, x f6) 21 ... !e6 22 gS ctJd7 23 gxf6 !xb3 24 Wc3t y las blancas logran una buena in iciativa en el flanco de rey.

21 ltJe4 ltJfS?

143

Page 143: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Ignorando la amenaza blanca. 2 1 ... a4 brindaba mejores chances de lograr con­trajuego.

22 �fS!

Las negras no sólo no pueden capturar el cabal lo, sino tampoco pueden evitar la eli­minación de su ig7, con el consiguiente debi l itamiento de las casi l las negras, que serán aprovechadas por el ib2 con la ayu­da de la ruptura g4-g5 .

2S ..• �fS

O bien 25 ... fxg5 26 E1:f3 Con ventaja decisi­va. 26 ... id5 (26 ... VfffgB 27 ixe5+; 26 ... liJfs 27 e4) 27 ixe5+ ci>g8 28 liJe4!

26 �f3 b6 21 gxf6+ i>hs

27 ... Vfffxf6 28 liJe4.

28 �xe6 �xe6 29 d4!+-

Abriendo el centro se crea la amenaza 22 ... .Ae6 ic4, complemento del ib2 en las a mena­

zas hacia el rey negro. En caso de 22 ... ixf5 23 gxf5 liJe7 (23 ... g5 24 liJxg5! fxg5 25 fug5 ganando) 24 fxg6 29 •.. exd4 hxg6 25 d4!± (con idea de ic4).

23 �es �e7 24 �xg7 i>xg7 2S gS!

El debi l itamiento de las casi l las negras de­cide la partida.

144

Si 29 . . . e4 30 E1:f4; o bien29 . . . E1:ed6 30 ic4.

30 .ic4 d3 31 .ixd3 �xd3

Ante la impotencia de no encontrar con­trajuego, las negras deciden entregar ca­l idad. De cualquier manera su posición ya no ten ía solución.

32 �xd3 �d6 33 � c4!

Buscando la e l iminación del bloqueo del peón f6.

33 ... �e6 34.Aes �d8 3S h4

La ruptura h4-h5 desmantelará completa­mente la posición del rey negro.

Page 144: Bobby Fischer, la leyenda

35 • • • ltJd6 36 �g4 ltJf8 37 hS ltJes 38 e4 �d2 39 �h3 ®g8 40 hxg6 ltJxg6 41 f4 <i>f842 �gS ltJ d6 43 i.xd6+

Y las negras abandonaron ante 43 !xd6+ �xd6 (43 ... cxd6 44 f5) 44 f5. 1-0

"Es cierto, jugué una partida con el

gran Bobby Fischer"

No tuve la oportunidad de conocerle mu­cho. Él y yo sólo jugamos u na partida después de la Ol impiada de Siegen 1 970. La partida fue jugada uno o dos días des­pués de la Ol impiada (ya no recuerdo), en secreto, en una habitación de un hotel en Siegen. Posteriormente, la partida fue mostrada por el periód ico Expressen (pe­riód ico muy importante en Suecia): una jugada cada día . Kristian Skold, excam­peon de Suecia, de Estocolmo, vino a Siegen especialmente para preparar la organización de este encuentro. Sólo por eso tuve la oportun idad de jugar y hablar un poco con Fischer. Cuando se jugó la partida había sólo cinco personas en la habitación. Estábamos allí el gran Bobby, yo, el señor Skold, el entonces amigo de Bobby, Miguel Quinteros y otro sueco que se l lama Berglund. Bobby me ganó bien la partida y después anal izamos solamente un rato, nada más.

El siempre ha sido uno de mis jugadores favoritos. Tengo otros jugadores favori­tos también, pero no es el momento de mencionarlos ahora mismo. Lo que deseo subrayar especialemente para este l ibro es que el gran Bobby (mi impresión) ¡ ¡siem­pre ha sido u na persona muy correcta!! No hace falta decir nada más. Siempre voy a tener mucha estima por el gran Bobby. Respecto a sus partidas, ¡s implemente hay que verlas! Las partidas hablan por el las mismas. Solamente es necesario d isfru­tar de el las ...

Partidas

No sé exactamente las condiciones que Fischer recibió por jugar esta partida para el periód ico sueco pero me imagino que le pagaron bien. A mí no me pagaron mu­cho, pero para mí fue un gran placer jugar contra él . Yo tenía sólo 1 9 años y acababa de jugar mi primera Olimpiada, a l l í en Si e­gen. Evidentemente era un contrario muy fáci l para Bobby.

Después de esa partida sólo volví a ver a Fischer durante el gran lnterzonal de Pa l­ma de Mal lorca, que ganó cómodamente. Yo estuve a l l í en Mal lorca como turista, una semana, y vi las ú ltimas rondas. Él estaba a l l í junto al coronel Edmonsson, y recuer­do que hablé con Larsen y su esposa. Lar­sen ganó a Bobby al l í en una Sici l iana con negras y después de esa partida Larsen y su mujer sa l ieron de la sala y dieron un paseo conmigo. A la mujer de Larsen le gustaba hablar conmigo. ¡Recuerdo lo feliz que estaba Bent! ¡Tras ganar a Bobby cualquiera podía ser fel iz! No fue posible encontrarme con Bobby nunca más, pero debo decir que fui un admirador más de Fischer y siempre lo seré.

Ulf Andersson

145

Page 145: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

ATAQU E Y DEFENSA

El coloso Viktor, que se ha mantenido entre los mejores durante SO años, batien­do a casi todos los campeones, luchador infatigable, siempre joven y vita l, tal vez mereciera esa corona de Campeón Mundia l, pero guarda una imagen mucho más importante, la de un luchador infatigable y el reconocimiento a su gran la­bor. Aquí lamentablemente se encuentra con un Fischer en su mejor forma, que no perdona la mas mínima pérdida de un tiempo. El plan de las negras a parti r de la jugada 24 . . . étJ hB! muestra todo el potencial del ataque negro y es una prueba más de lo d ifíc i l que era mantener el equi l ibrio con Bobby. Él s iempre encontraba algo dinámico, algo imprevisto, algo terrible. Korchnoi, sin embargo, fue el ún ico que logró vencer a Fischer en este torneo, ¡y con negras!

El punto fuerte de Fischer es su versatilidad. En su estilo se aprecia una constante búsqueda de la iniciativa y 'respeto por el material; armoniosamente combinados. Puede sacrificar material por ataque, pero también puede aceptar un sacrificio y asu­mir una defensa difícil ... Fischer ha dominado el método psicológico de preparación, eligiendo de antemano la modalidad de combate.

Partida no 1 3

Victor Korchnoi - Robert Fischer

Defensa India de Rey E97

Herceg Novi (blitz), 1970

Viktor Korchnoi

negras tienen su peón más avanzado en eS, con lo que buscarán contra juego por el flanco contrario.

8 . . • �e7 9 �d2

1 d4 �f6 2 c4 g6 3 �c3 ig7 4 e4 d6 S Ae2 0-0 6 �f3 eS 7 0-0 �c6 8 dS

Las blancas tienen que eleg i r entre varias opciones, 9 étJ e l , 9 b4 (la más común en nuestros d ías) y 9 étJd2, que son las princi­pa les. S i anal izamos cuidadosamente vere­mos que todas buscan lo mismo, la ruptura con c4-cS, la apertura de la columna "c"y el rápido traslado de las piezas hacia el flan­co de dama. Con 9 étJ d2 el blanco impide la man iobra .. . étJf6-hS, que es importante puesto que el caba l lo negro puede ocupar una vital casi l la de ataque (f4), acelerando la ruptura .. .f7-fS y dándole vida y energía a la posición. Pero también el blanco pre­para b2-b4,c4-cS y ctJd2-c4 apuntando ha­cía el flanco de dama.

Después de este avance queda defin ida la estructura y, por consiguiente, los planes de la posición. Las blancas tienen su peón más avanzado en dS, por lo que normal­mente atacará en el flanco de dama (su intento de ruptura es eS), mientras que las

146

Aparentemente esta jugada es conside­rada la mejor a lternativa por los rusos (Fischer, en el l ibro ''Los encuentros del

Siglo").

Page 146: Bobby Fischer, la leyenda

9 • • • es

Actualmente se ha dejado un poco de lado, ta l vez porque crea una rigidez en la estructura negra que condiciona des­favorablemente los fi na les que se puedan producir con la apertura de la columna "b'� La a lternativa 9 .. . aS ha ganado muchos adeptos ú lt imamente; en defi nitiva, lo que busca es l imitar el avance de los peones blancos en el ala de dama y darle vida a su torre a8 antes de in iciar sus intentos sobre el flanco de rey.

Creo que ésta es una jugada lógica. El ne­gro roba un tiempo de su Flanco de rey para q ue la in iciativa del lado de dama blanco vaya más despacio (Fischer).

10 a3?!

Innecesaria, ya que 1 O !!b 1 amenaza la rup­tura en b4 y sólo en caso de .. . a7-aS se pue­de responder con a2-a3. Este deta l le puede dar un tiempo importante en el desarrol lo del ataque negro. Fischer sólo ha jugado una partida contra 1 O !!b 1 : B. Larsen - R. Fischer, Denver, 1 97 1 . Siguió 1 O !!b1 CLJe8 1 1 b4 b6 1 2 a4?! Esta jugada es el in icio de un plan equivocado, pues las blancas pierden tiempos en abrir la posición sobre el flanco de dama, mientras las negras ini­cian su ataque de forma más concreta. 7 2 bxcS bxcS 7 3 CLJ b3 es la forma más moderna de plantear problemas a las negras, como veremos en las partidas complementarias.

Partidas

1 2 .. . fS 1 3 aS CLJf6 1 4 V9a4 !d7 1 S V9a3 !h6 1 6 !d3 V9c7 1 7 bxcS bxcS 1 8 exfS gxfS 1 9 !c2 a6 20 tt:Jde4 !xc 1 2 1 tt:Jxf6+ !!xf6 22 !!fxc 1 !!af8 23 !!b6 !c8 24 CLJe2 f4 2S !e4 CLJfS 26 !!c6 V9g7 27 !!b1 CLJ h4 28 V9d3 !fS 29 ª-<h 1 f3 30 CLJg3 fxg2+ 3 1 ª-<g 1 !xe4 32 V9xe4 CLJf3+ 33 ª-<xg2 CLJd2 0-1 .

10 ... t!Je8 1 1 b4 b6 12 �b1 fS

Habiendo tomado todas las precauciones necesarias en el lado de dama, el negro está ahora preparado para atacar en el Flanco de rey (Fischer).

1 3 f3

Puede ser mejor 1 3 !d2, como en la par­tida Gl igoric-Tringov, Belgrado 1 969 (Fis­

cher).

13 .•• f4 14 a4

Finalmente las blancas deben reconocer su pérdida de tiempo en la jugada 1 O. Des­pués de 1 4 CLJ b3 lo mejor para el negro es 1 4 ... !d7, en lugar de seguir el plan natu­ral con 1 4 .. . gS 1 S bxcS bxcS, debido a 1 6 tt:Ja4!, con idea de sacrificar en cS. Veamos: 1 6 .. . CLJf6 1 7 tt:JaxcS dxcS 1 8 tt:JxcS V9d6 1 9 tt:J a4 CLJd7 20 !!bS con juego complejo.

14 ... gS 1 S aS �f6! 16 bxcS

Korchnoi considera que éste es un terrible error, pero sin embargo las blancas ya no

147

Page 147: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

tienen un plan claro. Las jugadas a2-a3-a4-a5 son tiempos que no tienen ningún tipo de uti lidad.

16 .•. bxcS 17 lbb3 gg6

Apuntando hacia el avance ... g5-g4.

18 1d2 lbf6

Las negras apuntan sus fuerzas para que apoyen el avance . . . g5-g4 postergando, en lo posible, la jugada . . . h7-h5, porque esa casi l la puede ser util izada más adelante por el cabal lo f6.

19 <i>h1

Con 1 9 g4 hS 20 h3 �h6 1as negras mantie­nen la in iciativa en el flanco de rey a través de la columna "h'; y los temas de sacrificio sobre g4 se suman a la maniobra .. /iJe7-g6-h4.

19 ... g4

Una demostración de que la estrateg ia blanca ha fracasado: las negras han l lega­do con gran anticipación a concretar su plan (abri r el flanco de rey) antes de que las blancas hagan lo propio en el flanco opuesto.

20 fxg4

148

Con 20 g3 fxg3 2 1 hxg3 étJ hS 22 �e1 (22 @g2 gxf3+ 23 �xf3 4J f4+ con fuerte i n icia­tiva) 22 ... gxf3 23 �xf3 Wfd7! 24 �f1 Wfg4 25 �b2 WfgS! 26 Wfc1 �g4 27 �d3 4Jf4 28 gxf4 �f3+! 29 �g2 (29 @h2 Wfg 1 + 30 @h3 �h6+ 3 7 �h4 �g4#) 29 ... �xg2+ 30 @g1 exf4 sin salvación.

Forzado a causa de la amenaza 20 .. . g3 y entonces si 2 1 h3 �xh3, etc. (Fischer)

20 .•• lbxg4 21 gf3?!

Tampoco parece mejor la sugerencia de Fischer 21 �f3 @h8 22 g3 4Jg8 23 4Je2 (23 gxf4 4Jxh2+; 23 �g2 4Jxh2 24 @xh2 fxg3+ 25 @g 1 Wfh4 y el ataque es imparableJ 23 .. . �h6 24 �xg4 �xg4. Como podemos ver, para las blancas es muy d ifíc i l encontrar caminos para la salvación.

21 ... gh6 22 h3 lbg6 23 <i>g1 lbf6 241e1

24 ... lbh8!

Ingeniosa maniobra de ataque cooperan­do con la �h6 y el �c8. Con la maniobra planeada 4Jf7-g5 el �c8 parece tener vida ¡sin haberse desarrol lado todavía!

25 gd3 lbf7 26 1f3 lbgs 27 Wfe2 gg6 28 <i>f1

Mediante 28 @h2 Wfd7 29 Wff1 se evitaría el sacrificio en h3, pero la dama dejaría de proteger el peón e4, con lo que habría

Page 148: Bobby Fischer, la leyenda

más temas tácticos en su contra, atando aún más las piezas blancas. Podría segu i r entonces 29 . . . E:h6 30 E:b2 'Wd8 Para po­der jugar ... E:b8 haciendo participar la ú l­tima pieza en la lucha, y todo quedaría ya maduro para el sacrificio. 3 1 cj{g 1 E:b8 32 E:dd2 E:b4 33 E:f2 'Wes con ataque gana­dor.

28 ... �xh3 29 gxh3 �xh3+ 30 <i>f2 �g4+

Si 30 ... ttJxe4?? 3 1 'Wxe4 (Fischer).

31 �xg4 �xg4

Y las blancas abandonaron. 0-1

Defensa India de Rey El ataque Yugoslavo en la variante 9 �d2

Partidas

1 d4 g6 2 c4�g7 3 �c3 d6 4 e4 �f6 S �f3 0-0 6 �e2 eS 7 0-0 �c6 8 dS �e7 9 �d2 eS

Korchnoi jugó aquí 1 O a3?!, como comen­tamos en la partida principal, una jugada innecesaria si el negro aún no ha jugado ... a7-a5. Lo correcto es:

1o gb1 �es

Ya uti l izada por Fischer en su match con Larsen en Denver 1 97 1 . La principal op­ción para las negras es 1 O . . . aS.

En este caso, sí se justifica 1 1 a3. Ahora el segundo jugador tiene varias opciones:

a) 1 1 ... tlJd7. En E. Akhmilovskaya - Xie Jun las negras continuaron con los planes más normales de la posición,

149

Page 149: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

pero dejaron escapar opciones inte­resantes de lucha.

b) 1 1 ... ih6. Con el cambio de a lfi les en e l las negras no solucionan sus pro­blemas de falta de espacio, e i ncluso las blancas d isponen de la ruptura f2-f4, jugando también por el flanco de rey. Ver partida Dokhoian - Kiste­l la .

e) 1 1 ... ttJ eS 1 2 b4 axb4 1 3 axb4 b6 1 4 bxcS bxcS l S ttJ b3 fS 1 6 f3

Diagrama de análisis

En Gl igoric - Zuckerman (ver complemen­taria) tras 1 6 ... cj{hs las blancas jugaron la provocativa 1 7 icl -gS con la idea de entorpecer el plan negro ... lt:J g8, ... Wh4 , .. .ih6. Las negras cerraron el flanco de rey con .. .fS-f4, con la idea de rea l izar el temáti­co ataque sobre este flanco. La útil conclu­sión que se puede rescatar de esta partida es la rapidez con que las blancas penetran por las columnas abiertas, no dando tiem­po a las negras a concretar nada.

Pero la jugada natu ra l es: 1 6 .. . ctJf6 1 7 id2 ctJ hS 1 8 �a 1 �a 1 1 9 Wa 1 ctJf4.

En Lputian - Shirov se ve cómo la captura en e4 con el cabal lo puede dar origen a posiciones de cierta dinámica para las ne­gras, al uti l izar la casi l la fS. Consideramos que es mejor 21 fxe4 (ver complementa­ria).

150

Continuando 1 1 b4 b6 12 bxcS bxcS 13 ti:Jb3

Aquí hay varios planes para las negras, al­gunos s imi la res a los ya vistos con 1 O .. . aS:

a) 1 3 ... aS. Una continuación poco co­mún; las negras qu ieren evitar la ma­n iobra lt:J b3-aS. El problema es que las blancas pueden jugar lt:J c3-bS y desde esta casi l la presionarían la base de la estructura negra, mante­n iendo la posibi l idad de una ruptu­ra en el flanco de rey y la amenaza constante sobre el peón aS con el cabal lo b3 y el alfil d2 (K. Lerner - O. Renet).

b) 1 3 ... cj{hs. Las blancas con 1 4 Wc2 protegen su caba l lo c3 con idea de prosegu i r con f2-f4, buscando una estructura Benoni (V. Baikov - M. Kra­senkov) donde puedan aprovechar las debil idades del peón d6 y la ca­si l la e6 después del cambio de a lfi les de casi l las blancas.

e) 1 3 ... fS. Las negras aceleran el contra­juego en el lado de rey tratando de buscar ubicación para sus piezas. El primer paso es la ruptura, el segundo dar le vida a su caba l lo e7. También podrían estar intentando cerrar el flanco de rey con .. .fS-f4, aprove­chando que las blancas tienen una sola col umna abierta en el flanco de dama y, por lo tanto, menos agi l idad

Page 150: Bobby Fischer, la leyenda

en la entrada sobre este sector. 1 4 �gS

Diagrama de análisis

Con idea de tomar el caballo e7 para se­guir con la maniobra 4J b3-aS-c6 (ver la partida M. Gurevich - A. Kuzmin) .

Partida complemen taria no l

Elena Akhmilovskaya - Xie Jun

Defensa I nd ia de Rey E97

01 de Novi Sad (women), 1990

1 d4 tlJf6 2 e4 g6 3 tlJc3 .ig7 4 e4 d6 S tlJf3 0-0 6 .ie2 eS 7 0-0 tlJe6 S dS tlJe7 9 tlJd2 aS 10 a3 eS 1 1 gb1 tlJd7 12 b4 axb4 13 axb4 b6

No es bueno 1 3 ... cxb4?! porque se crea más contactos en el flanco de dama; la casi l la eS no será un punto fuerte que justifique estas debil idades: 14 !!xb4 tt:Jcs 1 S 4J b3 4Ja6 1 6 !!bS 4Jc7 1 7 !!aS !!xaS 1 8 ttJxaS 4Ja6 1 9 4J b3 b6 20 étJ bS fS 2 1 f3 fxe4

Partidas

22 fxe4 !!xfl + 23 ci>xfl ± Las negras no tie­nen suficiente in iciativa en el flanco de rey. l . l bragimov - S. Krylov, Groningen, 1 994.

14 bxeS bxeS 1 S tlJ b3 fS 16 .igs

Es mejor 1 6 f3.

16 ... .if6?!

Es preferible 6 ... h6.

1 7 .id2 .ig7 1S ga1 gxa1 19 %\fxa1 tlJf6 20 f3 tlJ hs 21 %\fas %\fd7 22 ga1

Las negras no amenazan nada en el flan­co de rey, mientras las blancas progresan de forma muy rápida con Wb6 y !!a7 o a8 según el caso.

22 ... fxe4 23 tlJxe4 tlJts 24 %Yb6 gn 2S gas tlJf6 26 tlJgS ge7 27 �e6 tlJes 2S .igS gxe6 29 dxe6 %\fxe6 30 �xeS dxeS 31 %\fxe6+ .ixe6 32 gxeS+ @f7 33 gas e4 34 fxe4 tlJd6 3S ga7+ @gS 36 .ie3 tlJxe4 37 ge7 .ifS 3S .if3 tlJd6 39 .idS+ 1-0

Partida complementaria n° 2

Y. Dokhoian - Kistella

Defensa I nd ia de Rey E97

Duesseldorf O p., 1992

1 d4 tlJf6 2 e4 g6 3 tlJe3 .ig7 4 e4 d6 S .ie2 0-0 6 tlJf3 eS 7 0-0 tlJe6 S dS tlJe7 9 tlJd2 aS 10 a3 eS 1 1 gb1 !h6 12 b4 axb4 13 axb4 b6 14 bxeS bxeS 1 S tlJb3 !xe1 16 %\fxe1 tlJes

También se ha jugado 1 6 .. . 4Jd7 1 7 4Jbs 4Jf6 ( 1 7 .. . !!a6 1 8 !!al 4J b6 (78 . . . Wb6 79 W c3�) 19 f4! !!xa 1 20 Wxa 1 f6 21 fxeS fxeS 22 !!xf8+ ci>xf8 23 Wa7+- La entrada de la dama es muy fuerte; se amenaza seguir Wb8 atacando el peón d6, partida D. Gar­cía l lundain - S. Cacho, Campeonato de Es­paña Juveni l 1 99 1 ) 1 8 f4! 4Jxe4 1 9 We3 fS 20 fxeS dxeS 2 1 �d3 4Jd6 22 WxcS tt:JxbS 23 cxbS !!f6 24 �c4 !!d6?! (24 . . . Wd6±) 2S

151

Page 151: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

�bel +- y no se pueden evitar pérdidas materia les: 2S . . . �b7 (25 . . . e4 26 éiJd4) 26 �xeS �ca 27 'Wd4 Wd7 2a �el @fa 29 �fl Wda 30 éiJcs 1 -0 R. Hernández - J. Gonzá­lez, México, 1 991 .

1 7 f4

17 ... exf4

1 7 ... f6 l a fxeS fxeS 1 9 �xfa+ @xfa (L. Sveshnikov - S. S lugin, Podolsk, 1 993) 20 Wh6+ @ga 21 �fl +- con idea de éiJd2-f3-gS.

1S Wfxf4 f6 19 ga1

a} 1 9 Wg3 �d7 20 �a l �xa l 21 �xa l Wb6 22 éiJd2 Wb2 23 �a2 Wcl + 24 �fl fS? (24 ... éiJcB 25 éiJe2! Wd7 26 Wc3+- con idea de �a2-a 1 ganando la dama) 2S éiJ b3! Wh6 26 eS± Sirvo - Uh lmann, Estocolmo, 1 9a9.

b) 1 9 eS ! es una buena recomendación de Uh lmann, pero lo curioso es que él mismo volvió a repetir la variante tiempo después. 1 9 ... dxeS 20 Wf2 y las blancas recuperan en cS.

19 ... gxa1

1 9 ... gS 20 Wg3 �xa l 21 �xa l éiJg6 22 ét:JaS;!; /±.

152

20 gxa1 Wfb6 21 �bS i.d7 22 ®h1 gS 23 �d2 �g6 24 �aS! �xaS 2S �xaS fS 26 exfS i.xfS

26 .. . �xfS 27 �g4 �f7 2a �xd7 �xd7 29 éiJc6 éiJf6 30 g3;!; C. Lutz - W. Uh lmann, Bad Neuenahr, 1 991 .

27 �b7!

Con in iciativa por el flanco de dama.

27 ... gf6 2S ®g1 i.d7 29 gas �f4 30 i.f1 ®f7 31 ga7! ®e7 32 �aS+- gn 33 g3 �g6 34 i.h3 �fS 3S i.xd7 �xd7 36 �c6+ ®f6 37 gas gts 3S gds �b6 39 �xd6 �xd6 40 gxfS+ ®g7 41 gds �dxc4 42 d6 ®f6 43 d7 ®e6 44 �bS ®d6 4S gcS 1-0

Partida complemen taria no 3

Svetozar Gligoric - B. Zuckerman

Defensa India de Rey E97

Los Ángeles (6), 1974

1 d4 � f6 2 c4 g6 3 � c3 i.g7 4 e4 d6 S � f3 0-0 6 i.e2 eS 7 0-0 �c6 S dS �e7 9 �d2 eS 10 gb1 as 1 1 a3 �eS 12 b4 axb4 13 axb4 b6 14 bxcS bxcS 1S �b3 fS

También se ha jugado l S ... @ha con idea de reciclar el cabal lo e7 por la casi l la ga, para seguir con ... �g7-h6 o ... éLJga-f6, con idea de reservar el caba l lo ea en la defensa del peón d6. 1 6 �d2 (o bien 7 6 �g5 f6 7 7

�d2 étJgB 7 8 �a 7 �xa 7 7 9 Wxa 7 f5 20 éDa5 Wh4 2 7 éiJc6 fxe4 22 g3 Wh3 23 éDxe4 Wf5 24 f3 h6 25Wa8 �dl (Maksymenko - Brust­man, Varsovia, 1 99a) 26 WbB+-) 1 6 ... fS 1 7 �a l �xa l l a 'Wxa l éLJga 1 9 éiJaS!? 'Wh4 [1 9 ... éLJef6 20 éiJ c6 Wd7 2 1 exfS! gxfS (2 7 ... Wxf5 22 étJb5 con in iciativa) 22 Wa7! �h6 23 �xh6 éLJxh6 (E. Gleizerov - M. Kaminski, Polonia, 1 993) 24 f4! Wxa7 (24 ... e4 25 étJb5) 2S élJxa7 �d7 26 élJ abS élJf7 27 éLJxd6 éLJxd6 2a fxeS éLJfe4 29 éLJxe4 éLJxe4 30 �d3 con ventaja blanca] 20 ét:Jc6 éLJef6 21 f4! exf4 (2 7 . • • éDxe4 22 éDxe4 fxe4 23 fxe5 �xf7 + 24

Page 152: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Wixf1 dxeS 25 ie3+-) 22 �xf4 Wih6 23 Wc1 qu ier in iciativa del negro por el otro flan-(23 exf5 li:Je4!!+) 23 . . . gS 24 �xfS ! (Con clara co. ventaja. 24 �f1 f4o:J) 24 ... ixfS 25 exfS Wih4 26 ixgS ih6 27 ixh4 ixc1 28 li:J b5 li:Je4 29 g4 �a8 30 id3 li:Jgf6 (30 .. . li:Jgs 3 7 hgs hgS 32 li:Jxd6 con posición ganadora) 3 1 li:Jxd6 � a 1 3 2 li:Jxe4 igS+ 3 3 @g2 ixh4 34 li:Jxf6 (No parece ser el camino más rá­pido. 34 li:Jxc5 li:Jxg4 35 d6+-; 34 @h3 li:Jxe4 35 @xh4 li:Jd6 36 li:Je5+-) 34 ... ixf6 35 @f3 �d 1 36 ie2 �d2 37 li:J b8 hS 38 gxhS @g? 39 li:Ja6+- R. Sherbakov - l . Belov, Rostov, 1 993.

1 6 f3

En la partida D. García l lundain - D. Pedzich, Mamaia, 1 99 1 las blancas jugaron la no recomendable 1 6 id2?! fxe4 y se ven los problemas derivados de no rea l izar el avance f2-f3: 1 7 li:Jxe4 li:Jf6 1 8 id3 li:Jxe4 1 9 ixe4 li:JfS Ahora el " inúti l" caballo e? encuentra en fS una forma muy pel igrosa de activarse: 20 �a 1 �xa 1 21 Wffxa 1 Wih4 22 Wb1 id? 23 Wid3 ia4 24 f3 �b8 25 �b1 ih6 26 ixh6 �xb3 27 ixfS gxfS 28 �xb3 Wie 1 + y las blancas abandonaron.

16 ••• <i>h8 1 7 �gS f4

Es sospechosa 1 7 ... if6 1 8 id2 y ahora la dama negra no puede pasar al flanco de rey: 1 8 ... li:Jg8 1 9 �a 1 �xa 1 20 Wixa 1 igS hasta aquí la partida N . losel iani - Zv. Peng, Ti lburg, 1 994. El blanco debió continuar 2 1 ixgS WixgS 2 2 f4 exf4 2 3 lLJ bS+ Wif6 (23 ... li:Jgf6 24 eS) 24 eS dxeS 25 li:JxcS li:Jd6 26 li:Jc7 li:Je4 27 li:JSe6 ixe6 28 li:Jxe6 �c8 29 Wb2 con ventaja para el primer jugador. O bien 1 7 ... h6 1 8 id2 gS 1 9 �a 1 .

18 ga1 gb8 19 �h4 �f6 20 �el gS 21 l2Jbs ggs 22 ga7± gb7 23 gas \Wd7 24 l2Jas gb6 2S ga7 �b7 26 l2Jxb7 gxb7 27 gxb7 \Wxb7 28 \Wa4±

El juego blanco por las columnas abiertas del flanco de dama l lega antes que cual-

28 ••• llJcs 29 �c3 l2Jc7 30 l2Jxc7 \Wxc7 31 gbl �da 32 \Wa6 gg7 33 gbs h6 34 <i>f2 ®h7 3S ®el �f6 36 <i>d2 \W d7 37 gxcS dxcS 38 \Wxt6 l2Jd6 39 �xeS llJes 40 \Wb6 ge7 41 �c3 l2Jd6 42 �d3 ®gs 43 es llJts 44 \Wb8+ ®g7 4S e6+ 1-0

Partida complementaria no 4

Smbat Lputian - Alexei Shirov

Defensa India de Rey E97

Lvov zt, 1990

1 d4 l2Jf6 2 c4 g6 3 l2Jc3 �g7 4 e4 d6 S l2Jf3 0-0 6 �e2 eS 7 0-0 l2Jc6 8 dS l2Je7 9 l2Jd2 as 1 0 a3 eS 1 1 gb1 l2Je8 12 b4 axb4 13 axb4 b6 14 bxcS bxcS 1 S llJ b3 fS 16 �d2 llJ f6 1 7 f3 llJ hS 18 gal gxa1 19 \Wxa1 l2Jf4 20 �dl

La partida l. Farago - A. Sznapik, Varsovia (zt), 1 987 es un claro ejemplo de las venta­jas blancas en el final cuando se cambian las piezas pesadas, y el poco espacio que tienen las negras para defender la posi­ción. Veamos: 20 Wffas WixaS 21 li:JxaS fxe4 22 fxe4 ih6? [mejor 22 ... li:Jxe2+ 23 li:Jxe2 �xf1 + 24 @xf1 ia6 25 li:Jc3 li:Jc8 26 @e2 (26 li:Jbs li:Jb6 27 li:Jxd6 ifB, Nunn) y las ne­gras tienen un triste fina l, por ejemplo: 26 ... if8 27 @d3 li:J b6 28 li:J bs li:Ja4 29 ic1 ie7 30 li:Jc6 @f? 3 1 @c2 li:J b6 32 @b3 ic8 (32 ... li:Jdl? 33 li:Jcl icB 34 li:Jxel @xel 35 igS+ @fl 36 li:Jb5+-) 33 h3 if8 34 igS h6

153

Page 153: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

3S �d8 'Das 36 cj{a4! �d7 37 cj{as cj{es 38 cj{a6! �xc6 39 dxc6 cj{xd8 40 cj{b7+-] 23 �xf4 �xf4 24 'Dbs Y las negras pierden el peón d6. 24 ... �g4?? 2S gxf4! gxf4 26 �xg4 gxg4 27 'Dxd6 gf4 28 'Dc6+-.

20 ... fxe4 21 lLlxe4

Consideramos mejor la captura con peón, 21 fxe4 y las negras no pueden usar la ca­si l la fS para mejorar sus piezas. 21 ... 'Dd3 (2 1 . .. 'Dxg2? 22 fuf8+ Wixf8 23 <j{xg2 Ml3+ 24 <j{g3+-) 22 gf3 con una cómoda ventaja para las blancas.

21 ... ifS?!

21 ... 'Dfs 22 g3 'Dh3+ (22 ... lDd3 23 Wfb 7 'Db4 24 g4± S. Lputian) 23 cj{g2 �h6 A di­ferencia de Lputian, sí creemos que 21 .. . 'Dfs es una buena a lternativa para las ne­gras, eva luando que las blancas no tienen ventaja.

22 �as �d7 23 lLle1 lLlxg2?

23 ... �h6 24 'Dd3�.

24ia4 �es 2S éLlxd6 �bs 26 éLlxts éLlxts 27 @xg2+ - e4 28igs éLld4 29id1 exf3+ 30

ixt3 �es 31 �d2 �fs 32 �e3 h6 33ie7 gt7 34 d6 lLlxf3 3S �xf3 �e2+ 36 �e2 1-0

1 54

Partida complementaria no 5

K. Lerner - O. Renet

Defensa India de Rey E97

Génova, 1 988

1 lLlf3 lLlf6 2 e4 g6 3 éLle3ig7 4 e4 d6 S d4 0-0 6ie2 eS 7 0-0 éLle6 8 dS lLle7 9 éLld2 eS 10 gb1 éLle8 1 1 b4 b6 12 bxeS bxeS 1 3 éLlb3 aS 14 a4

Fijando el peón aS, que siempre puede ser un objetivo de ataque con CDbS, �d2, Wie1 . 1 4 �d2 es la otra opción.

14 ... éLle7?!

1 4 ... fS 1 S exfS (15 f3 'Del 16 'Dxc5 dxc5 17 d6 'De6 18 dxe7Wfxe7 19 'Dd5 Wfd8 20 exf5 gxf5 2 1 �d3�) 1 S ... 'DxfS 1 6 �d3 'Dd4 1 7 'De4 Ahora las blancas pueden combinar el ataque sobre el peón aS con la ruptura f2-f4. 1 7 ... �d7 1 8 'Dxd4 exd4 1 9 CDgS con ventaja blanca.

1S éLlxeS

Parece mejor la recomendación de Lerner 1 S tD bS fS (15 ... 'Da6 16 f4±) 1 6 'DxcS dxcS ( 16 ... 'Dxb5 17 cxb5 dxc5 18 d6±) 1 7 'Dxc7 Wixc7 1 8 d6 Wid8 1 9 dxe7 Wixe7 20 �e3�.

1S ... dxeS 16 d6 éLle6 17 dxe7 VMxe7 18 éLldS VMa7 19ie3 éLld4 20 ixd4 exd4 21 f4ie6 22 @h1 gab8 23 �e2 �d7 24 gbs gxbS 2S axbs ges 26id3 fS 27 es @hs 28 éLlb6 �e7

Page 154: Bobby Fischer, la leyenda

29llJa4 gS 30 g4 fxg4 31 fS J.cs 32 e6 �es 33 J.e4 J.f6 34 J.ds �d8 3SllJb6 g3 36llJxc8 �xc8 37 b6 �b8 38 b7 a4 39 �xa4 �e2 40 J.g2 d3 41 �as �es 42 �a2 �e3 43 �dl J.c3 44 �as J.es 45 e7 J.f4 46 �al+ J.es 47 �el J.xa1 48 �xe3 1-0

Partida complementaria n° 6

V. Baikov- M. Krasenkov

Defensa India de Rey E97

Moscú eh, 1 988

1 d4llJf6 2 c4 g6 3 llJf3 J,g7 4llJc3 0-0 S e4 d6 6 J.e2 eS 7 0-0 llJc6 8 dSllJe7 9llJd2 c5 10 �blllJe8 11 b4 b6 12 bxcS bxc5 13llJb3 ®h8 14 �c2 f5 1 5 f4llJg8

Si 1 S ... exf4 1 6 ixf4 fxe4 1 7 étJxe4 ifs 1 8 g4 ixe4 1 9 \Wxe4 étJc8 20 \We3 Con ventaja para las blancas: G. Flear - C. Bernard, Fran­cia, 1 990.

16 exfS J.xf5 17 J.d3 �b8

18 J.d2

1 8 ixfS!? �xfS 1 9 ltJe4 con idea de étJgS, por la debil idad que ha quedado en e6 tras cambiarse los a lfi les de casi l las blancas.

18 ... exf4 19 J.xf4 �b7 20 J.xts �xfs 21llJe4

Partidas

23 g3 h6 24 h4llJgf6 2SllJxf6 Y;Yxt6 26 Y;Yd3 Y;Y d8 27 J.d2 �xfl + 28 �xfl �xfl + 29 <it>xfl Y;Yt6+ 30 ®g2 ®gs 31 Y;Ye2 Y;Yf7 32 llJas ®h7? 33 llJc6 llJf6 34 Y;Ye6+ - Y;Yb7 35 J.c3 Y;Ybl 36 J.xf6 Y;Yxa2+ 37 ®h3 Y;Yxc4 38 J.xg7 Y;Ytl + 39 ®g4 Y;Ydl+ 40 ®f4 Y;Yfl+ 41 ®e3 Y;Yel+ 42 ®d3 Y;Ydl+ 43 ®c3 Y;Ycl + 44 ®b3 Y;Ydl+ 45 ®a2 Y;Yc2+ 46 J.b2 Y;Ya4+ 47 ®bl Y;Ydl + 48 J.cl Y;Yb3+ 49 ®al Y;Yc3+ 50 J.b2 1-0

Partida complementaria no 7

M. Gurevich -A. Kuzmin

Defensa India de Rey E97

URSS, 1 988

1 d4 llJ f6 2 llJ f3 g6 3 c4 J,g7 4 llJ c3 0-0 S e4 d6 6 J.e2 eS 7 0-0 llJc6 8 dS llJe7 9 llJd2 eS 10 �blllJe8 1 1 b4 b6 12 bxcS bxc5 13llJb3 fS 14 J.gs

14 •.• ®h8

a) 14 .. . étJf6?! Un error táctico que da una rápida ventaja a las blancas aprovechando la casi l la dS. 1 S ltJxcS dxcS 1 6 d6 ie6 1 7 dxe7 \Wxe7 1 8 f3 �ab8 1 9 étJds Wf7 20 ie3 �xb 1 21 Wxb1 �c8 22 \WbS± A. Sirvo - P. Zar-nicki, Timisoara, 1 988.

�bf7 22 �d2 �f8 b) 1 4 ... h6 De esta manera se "obl iga" a cambiar en e7, debido a que 1 S id2

22 ... h6? 23 g4. no hubiera sido una gran mejora. Tras 1 S ixe7 \Wxe7 las blancas a pro-

1 55

Page 155: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

vechan para continuar su iniciativa por el flanco de dama con 1 6 tLlaS seguido de tLlc6; en definitiva, la idea básica de 1 4 �gS. Seguiría ... 1 6 ... tLlf6 [ 76 ... �f6 77 tLlc6 Wc7 (V. Smirnov - A. Fedorov, Minsk, 1 994) 1 8 exfS gxfS 1 9 f4�] 1 7 tLlc6 We8 1 8 exfS [ 1 8 �d3!? �f7 M. Gurevich - M. Hebden, Cl ichy, 2001 (78 ... f4 79 tDbs Wd7 20 f3 gs 2 7 We 7! Y. Dokhoian - M. Wahls, Ale­mania, 1 99 1 ) 1 9 tLl bS Wf8 ( 79 ... �d7 20 exf5 e4 2 7 �e 7 gxf5 22 f3�) 20 f4! con iniciativa] 1 8 . . . gxfS 1 9 tLl bS Wd7 20 �b3 i>h8 21 Wd3 (2 7 f4) 21 ... e4 22 Wh3 tLlh7 23 f3?! (mejor 23 Wg3 f4 24 Wg6 tDf6 25 f3! e3 26 �d3 con idea de 26 ... a6 27 tDc3, seguido de tLle2J 23 .. . a6 24 tLlc3 �d4+ 2S i>h 1 Wg7 26 tLla4 f4 27 Wh4 �g8 28 g4 exf3 29 �xf3 �f6 30 Whs �xg4 3 1 �xg4 Wxg4 3 2 Wxg4 �xg4 3 3 tD b6 �e8 34 tLld7 �d4 3S tLlxd4 cxd4 36 eS dxcS 37 tLlxcS tLlf6 38 d6 �d8+ M. Gurevich - A. Shi rov, Praga, 2002.

e) 14 ... �f6?! Las negras resuelven los problemas de la diagonal h4-d8, pero después de 1 S �d2 las piezas negras quedan descoordinadas de­bido a que la casi l la f6 está destinada para uno de los caba llos negros. 1 S . . . i>h8 1 6 tLl bS tLlg8 (76 ... fxe4 7 7 �aS) 1 7 tLlaS �d7 (7 7 . . . fxe4?! 78 tDc6 Wd7 79 tDc3±) 1 8 �f3 Wc8 1 9 h3 �d8 20 exfS �xfS (20 ... gxf5 2 7 tD c6 e4 22 �h5 hc6 23 dxc6 Wxc6 24 he8 �xe8 25 tDxd6 �f8 26 �c3+ �f6 27 Wd2±) 2 1 �b3 �h4 2 2 tLlc6 a 6 2 3 tLlc3± tLle7 24 �h6 �f7 2S tLle4 �xe4 26 �xe4 ttJf6 27 ttJxe7 �xe7 28 �f3 �b8 29 �d2 tLlg8 30 �g4 We8 31 Wb1 �xb3 32 Wxb3 tLlf6 33 �f3 tLlg8 34 �e3 �f6 3S Wb6+- e4 36 �g4 Wa4 37 Wxd6 Wxc4 38 �e6 Wc3 39 Wb8 �g7 40 �h6 1 -0 S. Kishnev - l. Hausrath, Dortmund open, 1 993.

156

d) 1 4 ... �f7 Con este movimiento las negras estarán obligadas a tomar en fS de a lfil , perdiendo el control de e4, debido a la clavada que ejerce el �gS sobre el tLle7. 1 S exfS �xfS 1 6 �d3 h6 1 7 �xe7 �xe7 1 8 Wc2 �f7 1 9 tLle4 tLlf6 20 tLlg3 �xd3 2 1 Wxd3 i>h7 22 tLld2 �b8 23 �b3 �fb7 24 �a3 aS 2S tLlde4 tLlxe4 26 tLlxe4 �b4 27 g3 a4 28 h4 i>h8 29 i>g2 Wf8 30 �e1 �8b7 31 �e3 �d7 32 �f3± We8 33 Wc2 �d8 34 hS gS 3S tLlf6 �xf6 36 �xf6 WxhS 37 Wfs i>g7 1 -0 A. Chern in - R.

Gunawan, Belgrado, 1 988.

15 exfS gxfS 16 f4 h6

a) 1 6 ... �g8?! 1 7 We1 Wd7 1 8 �hs �a6 1 9 'Wh4 e4 20 tLlxe4! fxe4 2 1 �xe7 �xc4 2 2 fS! �xf1 2 3 �xf1 c4 24 tLlc1 Wb7 2S tLle2 �es 26 f6± L. Polugaevsky - K. Georgiev, Haifa, 1 989.

b) 1 6 . . . Wd7 O. Peker- l. Smirin, Israel, 1 996. 1 7 fxeS �xeS� /±.

17 .ih4 e4

1 7 ... exf4 1 8 'Wd2 (es mejor 78'Wd3) 1 8 ... tLlf6 1 9 �xf6 �xf6 20 �hS �a6 (L. Polugaevsky

- G. Timoshenko, Moscú (GMA), 1 990) 2 1 'Wd3 �b8 2 2 tLle2 f3 2 3 �xf3 Wd7 2 4 tLlf4 Wa4 2S Wd2 i>h7 26 ctJe6 Wxc4 27 �h3 f4 (27 ... Wxd5?? 28 Wxh6+! i>xh6 29�f7+�h4

Page 156: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

30 l/1.xh4#) 28 l/1.e1 Wfb4 29 Wfc2+ con com- 43 ... .ixb5 44 cxb5 (con idea de 'Dc4,l/1.c6+-) pensación. 44 ... c4 45 l/1.c6+- M. Gurevich.

lS Wfc2 44 ®g2 gcs 45 gb7+-1-0

Con idea de lt:Jd 1 -e3, .ie1 -c3.

lS • • • �f6 19 �dl Ad7 20 Ael aS!? 21 Ac3 a4 22 �al !

Con idea de Wfd2,'Dc2-a3.

22 ••• gbs 23 �e3 �g6 24 gxbS WfxbS 25 Wfd2 �es 26 �ac2 Axc3 27 Wfxc3+ �f6 2S g3 �e7

29Wfal!±

Con idea de l/1.b1 , Wfb2 dominando la co­lumna "b':

29 ••. ®g7 30 gbl Wfc7 31 Wfb2 i>f7 32 Wfb6! gcs 33 �f2 ®es 34 Afl i>f7

34 ... �d8 35 Wfb2 lt:Jeg8 36 .ih3+- M. Gu­revich.

35 Ah3 hS 36 �el !

Con idea d e lt:Jg2-h4, atacando e l débil peón f5.

36 ... �g4+ 37 Axg4 hxg4 3S �lg2 �g6 39 �dl ®e7 40 �ge3 Wfxb6 41 gxb6 �hS 42 �c3 �f7 43 �bS! ghs

1 57

Page 157: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

CAMBIO DE REPERTORIO CONTRA SPASSKY

Toda preparación parecía inúti l . Fischer había creado el juego un iversal, ya no era posible jugar siempre lo mismo, y cada día podía plantear una variante nueva, o tal vez la principal, la que siempre había jugado ... ¿ Quién sabe? La incertidumbre en un match descoloca, ¿Qué preparar? Y para colmo nuestro rival innova en l í­neas que normalmente no ha jugado y ... ¡¡¡todo lo que juega es bueno!! ! Enfrente un Spassky que, lejos de los cánones de los campeones rusos anteriores, posee lo que se dice en boxeo "cintura';y es capaz de resolver en la partida estas nuevas compl icaciones; pero nuevamente se encuentra con el Fischer que encuentra en lo aparentemente i rracional la lógica, creando primero una pará l is is en la posi­ción blanca y luego obligando a una defensa triste y condenada a l fracaso.

En este momento, con un score in icial de 2-0 favorable en el encuentro, Spassky empieza a vislumbrar su posible derrota. El único enemigo que puede tener Fis­cher en este match es él mismo, como en toda su vida.

La fuerza de Bobby, entre otras cosas, era que después de la apertura elaboraba mi­nuciosamente un plan. Al mismo tiempo, jugaba como una computadora. Hay una especie de computerización en su juego.

Partida no 14

Boris Spassky - Robert Fischer

Defensa lndobenoni A77

Reikiavik (m/3), 1 972

Boris Spassky

1 d4ltJf6 2 c4 e6 3lLlf3 eS 4 dS exdS S cxdS d6

mayoría en el flanco de dama de tres peo­nes contra dos, generalmente apoyada por la fuerza del .ig7. Mientras tanto las blancas poseen una mayoría central y, por supuesto, ventaja de espacio gracias a su peón avanzado dS. Por lo tanto, en l íneas genera les, las negras intentan jugar por el flanco de dama con ... b7-b5 y las blancas la ruptura central e4-e5.

La Defensa lndobenoni se adapta com­pletamente al esti lo de Fischer, una l ínea con estructuras de peones desequi l ibran­tes donde suelen predominar posiciones de tipo dinámico: las negras poseen una

1 58

El carácter semicerrado de la posición brin­da a ambos bandos recursos para plantear la partida de otra forma, y esta partida es un ejemplo de ello. Fischer logra crear juego en el flanco de rey gracias a su novedosa idea ... 4Jf6-h5!? También hay que tener en cuen­ta que Fischer iba 0-2 en el match después de perder la segunda partida por incompa­recencia y una lndobenoni era un plantea­miento adecuado para agudizar la lucha.

6lLlc3 g6 7lLld2

Comienzan las suti lezas de apertura . Como es sabido, la casi l la c4 es la mejor ubicación

Page 158: Bobby Fischer, la leyenda

para el caba l lo f3. Las blancas quieren evi­tar la clavada .. . .ic8-g4 (en caso de jugar con e2-e4) con el posterior cambio en f3.

7 ••• tlJbd7

La a lternativa es 7 ... .ig7, pero con su úl­tima jugada las negras quieren responder a ctJd2-c4 con ... lt:Jd7-b6, desubicando el molesto caballo blanco.

8 e4 �g7 9 �e2

Entramos así en una variante muy de moda por aquellos tiempos. Hoy en día es una al­ternativa muy respetable, pero la moda se ha incl inado por el desarrollo ctJf3-h3-.id3, la variante con el código ECO A70.

9 . • • o-o 10 o-o ges

A Fischer no le interesa intercalar las juga­das ... a7-a6 y a2-a4, y el motivo lo pode­mos ver en el siguiente comentario.

11 VNc2

Por aquel la época el GM Svetozar Gligoric era un respetado investigador de las aper­turas. Él jugaba 1 1 a4, postergando la ju­gada Wd 1 -c2 y por lo tanto evitando, por el momento, la futura idea de Fischer. 1 1 ... a6 [con la intercalación de los movimien­tos de estos peones las blancas tienen una opción adicional: �a 1 -a3 . Fischer había ju­gado 1 1 ... lt:Jes (ahorrándose ... a6) 1 2 Wc2 gS Temático avance para asegurarse el do­minio de las casi l las negras. 1 3 ctJf3 (o 13 �a3) 1 3 ... lt:Jxf3+ 1 4 .ixf3 h6 1 S .id2 a6 1 6 .ie2 We 7 Con buena partida, S. G ligoric - R. Fischer, Palma de Mal lorca, 1 970] 1 2 Wc2 ctJhS 1 3 .ixhS gxhS 1 4 ctJd 1 Maniobrando con el caballo a casi l las mejores (fS o c4 vía e3) y despejando la tercera horizonta l para la torre blanca del flanco de dama. 1 4 ... lt:Jes 1 S lt:Je3 (15 �a3!?) 1 S ... Wh4 1 6 �a3 .id? 1 7 f4 lt:Jg4 1 8 lt:Jxg4 hxg4 1 9 lt:Jc4 We7 20 eS dxeS 21 fxeS .ixeS 22 lt:JxeS WxeS 23

Partidas

WxcS �ac8 24 Wf2 S. Gligoric - W. Browne, San Antonio, 1 972. Ahora las negras debie­ron haber jugado 24 ... WxdS! y su posición no es inferior.

11 ... tlJhS!?

No sólo una jugada novedosa en esta po­sición, sino una idea que se empleó en dis­tintas variantes de la Defensa lndobenoni. Las negras permiten doblarse los peones en la columna "h'; y a cambio logran lo si­guiente:

1) Permiten el traslado de la dama al flan­co de rey.

2) La ruptura .. .fS-f7 cobra mayor fuerza a l no poseer el primer jugador el a lfi l de ca­si l las blancas.

3) El peón en hS puede servir de apoyo para la maniobra ... lt:JeS-g4 o ser un instru­mento de ataque con su avance.

4) La columna "g" semi-abierta puede ser a provechada para un futuro ... �g8, pero en la práctica son demasiados tiempos.

5) La casi l la g6 puede ser utilizada por el cabal lo, vía ... ctJd7-eS.

La alternativa era 1 1 .. . lt:Jes, seguido del avance ... g6-gS .

12 �xhS gxhS 13 tlJc4?!

1 59

Page 159: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Enfrentado con una idea nueva, la reacción blanca no es buena. Spassky estaba aún a tiempo de preparar el traslado de la torre del flanco de dama (parando también la expansión en el flanco de dama, y por lo tanto permitiendo la maniobra tt:Jc3-d 1 -e3 x c4-fS) con 1 3 a4! (y debe ser e l moti­vo por el cual 7 7 . .. tt:Je5 tiene más adeptos ahora que 7 7 . .. tLlh5) 1 3 ... tt:Jes 1 4 tt:Jd 1 !

Diagrama de análisis

1 4 .. . '1Wh4 1 S Ei:a3! (es inferior la menos flexible 1 S tt:Je3 ttJg4 (15 . . . Jld7) 1 6 tt:Jxg4 hxg4 1 7 tt:Jc4 (Gi igoric - Kavalek, Skopje ol, 1 972) 1 7 ... g3!? 1 8 fxg3 '1Wxe4 1 9 '1Wxe4 Ei:xe4 20 tt:Jxd6 Ei:eS 2 1 tt:Jxf7 Ei:xdS 22 ttJ h6+ @ha y las negras tienen adecuada com­pensación por el peón) 1 S ... Sld7 1 6 h3! Importante jugada dominando la casi l la g4. Se puede apreciar la influencia de la torre a3 en el flanco de rey. 1 6 . . . bS 1 7 axbS !xbS 1 8Ei:e1 fS 1 9tLle3 f4 20tLlfS±'IWf6 2 1 tt:Jxg7 '1Wxg7 2 2 tt:Jf3 Ei:f8 2 3 tt:JxeS 'IWxeS 24 Ei:f3 Ei:f7 2S Sld2 Ei:e8 26 '1Wc 1 Ei:ef8 27 Slc3 '1We7 28 g3 '\Wgs 29 @ h 1 Ei:e8 30 gxf4 '1Wh4 31 fS Ei:xe4 32 Ei:g3+ @f8 33 '1Wh6+ @e? 34 Ei:ge3Sld3 3S @g 1 Ei:xfS 36 '1Wxh7+ @d8 37

%laS+ 1 -0 M. Dlugy - T. Wedberg, Nueva York, 1 988.

Otra posibil idad es 1 3 b3 tt:Jes 1 4Slb2 !d7 (malo es 14 ... '1Wh4 15 tt:Jb5 Ei:dB 16 f4 tLlg4 17 ttJf3 y las blancas rechazan la iniciativa negra) 1 S Ei:ae1 '1Wh4 1 6 tt:Jd1 (16 f4? tLlg4 77tLlf3Sld4+ 1B @h1 ttJf2+ 7 9Ei:xf2'1Wxf2+ L. Polugaevsky- J. Nunn, Skara, 1 980) 1 6 .. .

1 6 0

'1Wf4 1 7 tt:Je3?! (o 17 tt:Jc4) 1 7 ... bS 1 8 a4 a6 1 9 f3 tt:Jd3! 20 '1Wxd3%lxb2 21 tt:Jfs !xfS 22 exfS '1Wd4+ 23 '1Wxd4Slxd4+ 24 @ h 1 Ei:xe1 2S Ei:xe 1 ic3+ /+ Raina - Flesch, Pec, 1 980.

13 ... �e5 14 �el

Si 1 4 tt:JxeS !xeS 1 S tt:Je2 (15 ie3=) 1 S ... '1Wh4 1 6 f4 ig7 1 7 ie3 b6 1 8 tt:Jc3 fst M. N igametzianov - S. Kravtsov, Tomsk, 2003.

14 ... Wh4

Era interesante jugar ahora 1 4 ... tt:Jg4!? an­tes de que las blancas jueguen f2-f3.

15 .td2

a) Era posible, como hemos dicho, 1 S f3 id? 1 6 a4 a6 1 7 aS Ei:ab8 1 8 tt:Ja4 Wf6 1 9 Ei:f2 '1Wg6 20 ttJb6 ibs 2 1 Ei:a3 ttJd7 22 tt:J bc4 id4 las negras están bien, Agzamov - Kaiumov, Tashkent, 1 972.

b) Si 1 S tt:J bs '1We7 1 6 a4 a6 1 7 ttJc3 las negras ganan un tiempo, y planean ahora el avance del flanco de dama con 1 7 . . . b6 seguido de . . . Ei:b8, .. .id7 etc.

e) Otra a lternativa es 1 S tt:Je2 tt:Jg4 1 6 tt:Jxg4 hxg4 1 7 tt:Jg3 ies (17 ... b5) 1 8 id2 fS!? (� . . .f4) 1 9 exfS Ei:f8 2 0 ic3 (20 Ei:fe 7 ixf5 2 7 tt:Jxf5 Wxh2+ 22 @f7 Wh 1+ 23 @e2 Wxg2�; 20 f4? id4+ 21 @h 1 Ei:f6!-+) 20 .. . ixfS�.

Page 160: Bobby Fischer, la leyenda

15 ••• llJg4 16 llJxg4 hxg4

Con este cambio se arreg la la estructura de peones de las negras, y por lo tanto, no tienen ningún problema de apertura .

17 �f4

Con 1 7 ctJe2 i,es 1 8 ctJg3 fS trasponemo5 a la variante 1 5 ctJe2, y que citamos en los comentarios a la jugada 1 5.

17 ••• l!Mf6

La dama negra se dirige a g6, una casi l la ideal: desde al l í defiende el peón d6 y co­opera en la ruptura .. .f7-f5, haciendo va ler el domin io sobre las casi l las blancas.

18 g3?

La posición de las blancas es del icada, y avanzando su peón g2 se crean debil i­dades en las casi l las blancas. Si bien esta ventaja no es fáci lmente aprovechable, las blancas quedan en una posición pasiva debido a la d ificu ltad de abrir el juego. Era preferible 1 8 i,g3 i,d7 (XctJbS, ll ... b7-b5); 1 8 '!Nd2 '!Ng6+ ll 1 9 ... fS.

18 • • • �d7+

No sólo evita el salto ct:Jc3-b5 (Xd6,c7), sino que también planea una posible expan­sión en el Flanco de dama, haciendo va ler su mayoría.

Partidas

19 a4 b6

Otra jugada necesaria; ahora las negras pueden pensar en �a expansión ... bS evi­tando 1 9 . .. a6?! por 20 aS.

20 :gfe1 a6

Fischer domina el tablero, las blancas no tienen ningún juego activo.

Intentando 22 gael y e4-e5, pero es de­masiado tarde para activarse.

21 ••• bS!

El lento pero seguro avance en el flanco de dama prospera antes de que las blancas puedan pensar en el avance e4-e5.

Después de 22 axbS axbS 23 gxa8 �xa8 24 eS mostramos un buen ejemplo de cómo las negras aprovechan las debil idades que ha dejado el avance 1 8 g3: 24 .. . �al+ (24 ... dxeS) 25 <;t>g2 (25 ctJd7 '!Nfs 26 '!Nd2 dxeS 27 i,e3 '!Nf3-+) 25 ... dxeS 26 �xeS (26 beS '!Nf3#) 26 ... b4 27 ctJe4 '!Na6-+.

22 ••• l!Mg6 23 b3 :ge7 24 l!Md3 :gbs 25 axbS axbS

1 61

Page 161: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Ahora las negras amenazan 26 ... b4 segui- 31 ... f5 32 exf5 (32 :§:a 7 !? fxe4 33 :8:a6�) 32 ... do de ... ib5, por lo tanto parece único... :8:xe2 33 :8:xe2 (33 fxg6 &e 7 + 34 �g2 ixc3

35 Wxc3 ifS-+) 33 ... Wxf5 34 :8:xe8+ ixe8 26 b4 c4 35 We3 (3S ixd6 ixc3 36 Wxc3 Wxd5-+) 35

.. . if7+. Con este avance el negro se asegura un peón pasado y, por otro lado, la torre de b8 32 W/xc3 �xe4 33 �xe4 �xe4 34 �xe4 W/xe4 queda l iberada de la defensa del peón b5. Inferior es 26 ... cxb4 por 27 ctJa2 con idea Con ventaja decisiva. 28 ctJb4.

28 ig5?? ixc3-+.

28 ••• hS!

Abriendo la ventana de h7 para el rey. Con razón Fischer toma precauciones antes de capturar en e4, entrando de esta manera en posiciones con alfiles de distinto color donde su rey puede sufrir por las casi l las negras. Después de 28 ... ixc3 29 Wxc3 :8:xe4 30 :8:xe4 :8:xe4 3 1 :8:xe4 Wxe4 32 'Wf6 if5 33 Wg5+ ig6 34 Wxg4 (34 ixd6 f6! ll35Wxf6We 7 + 36 �g2ie4+ 37f3 We2+ 38 �g 7 We3+ 39 �g2 ixf3+-+) 34 ... Wxd5 35 ie3+ las negras también tienen ventaja.

Las blancas sólo pueden esperar.

29 ••• <i>h7 30 �e3 <i>gs 31 �3e2 �xc3

1 62

3S �h6

35 ixd6 Wxd5-+ y las blancas no pueden hacer nada ante 36 ... ic6. Si 35 Wf6 if5 las negras juegan la misma variante q ue en el comentario a 28 ... ic3, pero con la d iferencia de que el rey negro tiene un re­fugio en h7: 36 Wg5+ ig6 37 ixd6 We1 + 38 �g2 �h7!-+ (/l39 ... ie4).

35 ••• W/g6 36 �el Wlb1 37 <i>f1 �fS 38 <i>e2 W/e4+ 39 W/e3 W/c2+

39 ... Wxd5?? 40 Wg5+ =.

Page 162: Bobby Fischer, la leyenda

40 �d2?

Permite a la dama negra insta larse en f3 con pérd idas materiales para el blanco. Más resistencia brindaba 40 �el c3 41 Wie8+ �g7 42 Wie3 .ig6 43 Wid4+ �h7 44 Wie3

44 ... Wib2!! (xb4) 45 Wih6+ (45 bb2 cxb2-+) 45 .. . �g8 46 Wf4 f6! 47 Wh6 (47 �d7 Wb 7) 47 ... .ie4 48 Wf4 Wibl -+ (xd5,b4).

40 ••• �b3 41 �d4

41 �el Wif3 42 Wig5+ .ig6 43 We3 Wihl+ (43 ... Wixd5 44 WeB+ �h7 45 .ib2 We6+!-+ 46 Wxe6 fxe6) 44 �d2 Wxd5+ 45 �c3 Wdl! (6.46 ... Wb3).

41 •.• 1d3+! 0-1

Las blancas abandonan ante nuevas pér­didas materiales. 42 �el (42 �e3 Wdl! 43 .ib2 Wf3+ 44 �d2 We2+ 45 �el Wc2#; 42 �d2 Wc2+ 43 �el Wxc l #) 42 ... Wxb4+.

Partidas

La jugada ... llJf6-hS en la Defensa lndobenoni

.iB-t�.iBtt�B .,.lj).,.,

. . .,. • IÍ88 .lj)

.a m• ¡a .a A 8\ml� � ft A �/�

O�g§�;��O ;;; '" ��uu0��/-.... ··í�uu0 /uuu/ /�/ •• �

Posición después de 7 7 ... etJh5 Spassky,B-Fischer,R Reykjavic (m/3} 1972

La jugada .. . etJf6-h5, dejándose doblar los peones en la columna "h" a cambio de com pensaciones de tipo dinámico, fue toda una novedad por aquellos tiempos. Hoy por hoy la teoría considera que es me­jor 1 1 ... etJe5, principalmente porque las blancas pueden jugar rápidamente a2-a4, seguido de �a 1 -a3 (ver los comentarios de la partida). Es interesante la partida T. Petrosian - N. Rashkovsky, que aporta al­gunas ideas más.

Pero la idea de Fischer no sólo puede apl i­carse a esta posición exacta sino que pasó a ser un recurso para los seguidores de la Defensa lndobenoni.

APOYAR UNA RAPIDA RUPTURA fS

En 1 999 lgor Glek en su partida contra Alexander Chernin apl icaba una idea pa­recida después de:

1 d4 lüf6 2 c4 g6 3 lüc3 1g7 4 e4 d6 S f3 0-0 6 lüge2 eS 7 dS e6 8 lüg3 exdS 9 cxdS

Las blancas no han definido todavía el de­sarrol lo de su alfil de casi l las negras, y pre­fieren terminar la movi l ización de fuerzas del flanco de rey. En caso de 9 . .. h5 seguiría 1 0 .ig5.

163

Page 163: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

9 ... tlJhS!?

En esta posición las negras también per­miten el doblaje de Jos peones del flanco de rey, pero esta vez, a cambio de un caba­l lo y no de un alfil . Estudiemos las partidas A. Chern in - l . Glek, A. Dreev - X. Peng, y Svetushkin - A. Romero.

Partida complementaria no 7

Tigran Petrosian - Nukhim Rashovsky

Defensa lndobenon i A77

Cto. de la URSS, Moscú, 1976

1 d4 tlJf6 2 tlJf3 e6 3 c4 eS 4 dS exdS S cxdS d6 6 tlJc3 g6 7 e4 !g7 8 !e2 0-0 9 0-0 ge8 10 ttld2 ttlbd7 11 a4

En la partida Y. Pel letier - H. Hamdouchi, Erevan, 1 996, las negras supieron aprove­char las ventajas de la columna semiabier­ta "g": 1 1 �e1 a6 1 2 a4 b6 1 3 �c2 ltJe5 1 4 ltJf1 ltJh5 1 5 i.xh5 gxh5 1 6 ltJe2 h4 1 7 �a3 @ha 1 8 ltJf4 �gB 1 9 h3 i.h6 20 ltJh5 !xc1 2 1 �xc1 �g5 22 étJf4 �f6 23 �h1 i.d7 24 ltJ h2 �ag8 25 �g 1 �g7 Sin duda las ne­gras compensan su estropeada estructura con una fuerte presión sobre el peón g2. 26 �b3 c4! 27 �xb6 étJd3 28 étJxd3 �xg2 29 étJg4 �xg 1 + 30 �xg 1 cxd3+ 31 �d 1 �d4 32 �b3 d2 33 �e3 !xg4 34 hxg4 �c8 y las blancas abandonaron.

11 ... tLJes 12 ga3 b6 13 \Wc2 tLJhs 14 !xhS gxhS 15 tlJd1 !a6

1 64

También se ha jugado 1 5 . . . f5 1 6 exf5 i.a6 1 7 ltJe4 Como en la partida principal el blanco sacrifica la cal idad. 1 7 . . . i.xf1 1 8 @xf1 ltJf7 1 9 �g3 @h8 20 f6 i.fB 2 1 i.d2 �d7 22 i.c3 i.h6 23 ltJe3 (era interesan­te 23 �g7 �xe4 Única. 24 �xe4 i.xg7 25 fxg7+ @gB 26 ltJe3 con compensación) 23 ... �g8 24 �g7 �xg7 25 fxg7+ i.xg7 26 ltJf6 i.xf6 27 !xf6+ @g8 28 �e4 �e8 29 �f4&i y las blancas tienen una excelente compen­sación por la cal idad de menos, S. Gligoric - M.Taimanov, Len ingrado, 1 973.

16 gh3!

I nteresante sacrificio de cal idad: ahora Petrosian se apoderará del control de las casi l las blancas aprovechando la mala es­tructura negra.

16 ..• !xf1 17 t2Jxf1 bS

Buscando contrajuego por el flanco de dama.

18 tiJde3

El cabal lo se dirige a f5, siendo una impor­tante pieza en el ataque blanco.

18 ..• bxa4 19 tLJts tlJg6 20 gxhS !es 21 g3 gb8 22 tLJ 1 e3 a3 23 bxa3 \Wb6 24 \W d2!

"Mirando" hacia el flanco de rey, la amena­za es i r con la dama a la casi l la h6 una vez que se mueva el caba l lo de e3.

Page 164: Bobby Fischer, la leyenda

24 ... Wfb3 25 tlJg4 gb7

Única para defender el peón h7.

26 ®g2Wfc4?

Ahora las blancas ganan material . Una me­jor defensa era 26 ... Wb 1 .

27 tlJxeS Wfxe4+

O 27 ... dxeS 28 ttJd6 ganando.

28 f3 Wfxes 29 ttJ h6+ ®f8 30 gxes

Con ventaja decisiva.

Las negras abandonaron.

1-0

Partida complementaria n° 2

Alexander Chernin - lgor Glek

Defensa lndobenoni A65

Bundesliga (4), 1999

1 d4 tiJf6 2 c4 g6 3 tlJc3 .ig7 4 e4 d6 5 f3 0-0 6 tlJge2

Para mantener flexible el desarrollo del al­fil de casi l las negras, que puede dirigirse a gS según el planteo negro.

6 ... eS 7 dS e6 8 tlJg3 exdS 9 cxdS tiJ hS

La jugada lóg ica sería 9 ... hS, pero enton­ces sigue 1 O �gS Wb6 1 1 Wd2 ttJh7 1 2 �h4!? (Dreev). Dos años antes Glek había intercalado 9 ... a6 1 O a4 ttJhS 1 1 ttJxhS gxhS 1 2 �d3 fS 13 exfS �xfS 14 0-0 ttJd7 1 5 i> h 1 We8 1 6 �xf5 �xfS 1 7 �d2 Wg6 1 8 Wb3 �f7 1 9 ttJe4 �b8 20 �c3 ttJeS 2 1 aS �bf8 22 �xeS!? �xeS 23 �ae1 Con una pe­queña ventaja para el blanco, C. Ward - l. Glek, Alemania, 1 997.

Partidas

1 O ttJ xhS gxhS 11 .id3 fS

Jugando rápidamente por el control de las casi l las blancas.

12 0-0 tlJa6

Esta es la idea que tenía reservada Glek cuando postergó el avance 9 ... a6. Desa­rrol lando el cabal lo por a6 se permite la salida del alfil cS.

13 a3 .id7 14 Wfa Wff6 15 ®h1 gac8 16.ie3 c4 17 .ie2 b5 18 .ixa7

Glek ha sacrificado el peón a7 y ahora el alfil blanco quedará fuera de juego.

18 ... tlJc5 19 gad1 ®h8

Era mejor 1 9 . . . f4 con un fuerte control en las cas i l las negras.

20 AxcS gxcS 21 f4 h4 22 .if3 gcc8 23 exfS Axts 24 .ie4 .id7 25 Axh7 Wfh6 26 Ag6 gxf4 27 tlJe2 gff8 28 tlJg1

Las negras tienen compensación por el peón de menos.

28 .•• h3 29 tlJxh3 .ixh3 30 gxh3 gxf1+ 31 gxf1 gf8 32 gxf8+ .ixt8

Entrando en una posición con alfi les de distinto color, la partida finalmente termi­nó en tablas:

165

Page 165: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

33 'i1Yf2 i.g7 34 .Ats Y1Y e1 + 3S cbg2 'l1Yxb2 36 'l1Yxb2 i.xb2 37 .id7 c3 38 .tts cbg7 39 cbf3 cbt6 40 i.a cbes 41 a4 bxa4 42 i.xa4 cbxdS 43 cbe2 cbe4 44 cbd1 cbd3 4S i.bS+ cbe3 46 �a dS 47 h4 �f41f2-Y2

Partida complementaria no 3

Alexei Dreev - Peng Xiaomin

Defensa lndobenoni E81

Pekín, 2000

1 d4 ltlf6 2 e4 g6 3 ltle3 i.g7 4 e4 d6 S f3 0-0 6 ltlge2 eS 7 dS e6 8 ltlg3 exdS 9 cxdS ltlhS 10 ltlxhS gxhS 1 1 i.d3 fS 12 0-0 ltld7

En M. Narciso Du blán - H. Herráiz, España, 2000 se jugó 1 2 .. . f4 13 tt:Je2 ies 1 4 g3 fxg3 15 hxg3 ih3 16 �f2 h4 17 �h2 �c8 1 8 ctJf4 y ahora las negras debieron jugar 1 8 ... hxg3 1 9 �xh3 ixf4 20 �h4 con leve ventaja blanca.

13 .Aa ltles 14 ltle2 'i1Yh4 1S f4! ltle4 16 ltlg3 ltlxb2 17 'l1Ye2 'l1Yg4

Si 1 7 . . . ctJd3 1 8 eS lt:Jxc1 1 9 E!:axc1 y las blancas tienen unos peligrosos peones centrales.

18 gf3

18 ... h4

Según los análisis de Dreev las negras de­bieron jugar 1 8 ... id4+! 1 9 ie3 fxe4 20

166

ixd4 exf3 2 1 W/e7 (a considerar es 2 7 gxf3 Wlxf4 22 ixb2 Wlxf3 23 Wlxf3 fuf3 24 ltJxhS con mejor posición para el blanco) 2 1 ... ifs 22 gxf3 W! g6 23 ixfS E!:xfS 24 ixb2 E!:xf4 25 W/e6+ W/xe6 26 dxe6 con posición compleja.

19 eS dxeS 20 h3 'l1Yg6 21 fxeS ltle4 22 Y1Yxe4 i.xeS 23 gb1 i.xg3 24 if4 b6?

Un descuido que permite a las blancas crear un peligroso ataque. Se debió jugar 24 ... ixf4 25 E!:xf4 �d6 y las blancas tienen compensación por el material .

2S gxg3! hxg3 26 gb3 'i1Yf6 27 gxg3+ �f7 28 �e2 �h4 29 �eS

Las negras abandonan ante la imposibi­l idad de defender su rey; por ejemplo: 29 .. . �f6 (o 29 . . . �gB 30 �xgB �xgB 31 �eB+

�gl 32 ieS+ �h6 33 �fB+ �h5 34 idl+ ganando) 30 �c7+ �e8 3 1 ia4+ termina en mate.

1-0

Partida complementaria no 4

D. Svetushkin - A. Romero Holmes

Defensa lndobenoni A65

01. de Bled { 13), 2002

1 d4 ltlf6 2 e4 g6 3 ltlc3 i.g7 4 e4 d6 S f3 0-0 6 ltl ge2 eS 7 dS e6 8 ltl g3 exdS 9 cxdS ltl hS 1 O tlJxhS gxhS 11 .Ad3 ltld7

Las negras emplean otra idea para reac­cionar contra el centro blanco.

12 f4

Si 1 2 o-o tt:Jes 1 3 ic2 fS!

12 .•• fS! 13 �xhS bS

Si 1 3 ... lt:Jf6 1 4 �f3!

Page 166: Bobby Fischer, la leyenda

14 exfS c4 15 .ic2

En caso de 1 5 ie2 ltJf6 1 6 Wf3 ixf5.

15 ••. ge8+ 16 ®f2

16 •.. 1xc3!

¡Una buena decisión! 1 6 ... ltJf6 1 7 Wf3 �b6+ 1 8 @g3 es complejo.

17 bxc3 Wl'b6+ 18 ®f1

Ahora el rey blanco no puede ir a la colum­na "g" porque tras �xc3 se abre para las ne­gras una autopista por esta columna.

19WI'h4

No es posible 1 9 Wh6 @f7 20 g4 Wf2+!! Con ventaja negra.

Partidas

19 .•• ®f7

ixc3 está justificada estratégicamente: los a lfi les blancos no trabajan bien.

20 g4 VNcS! 21 gg1 VNxdS 22 Wl'h3

La dama blanca debe proteger la casil la f3. Si 22 g5 ixf5!

22 .•. h5!

Desarticulando la masa de peones blanca y logrando ventaja.

23 .ia3

23 g5 ixf5! 24 ixf5 Wd 1 + 25 \t>g2 :ge2+ etc.

23 ... hxg4 24 gxg4 gh8 25 Wfg2 Wfxg2+ 26 gxg2 1b7 27 ge2 gae8 28 gae1 gxe2 29 gxe2 1f3 30 gf2 tlJg4 31 gd2

3 1 !!xf3 ltJxh2+ 32 \t>f2 ltJxf3 33 @xf3 :gh3+ seguido de :gxc3.

31 ••• !ilxh2+ 32 ®f2 dS 33 .icS a6 34 .id1 .ie4 35 .ie2 �g8 36.id4.ixfS 37 .ihS+ ®e6 38.ieS.ie439.ie2 �g2+40 ®e3 .id3! -+41 .ib8 .ixe2 42 �xe2 !ilg4+ 43 ®f3+ gxe2 44 ®xe2 ®ts 45 ®f3 d4! 46 cxd4 !ilf6 47 a4 b4 48 dS !ilxdS 49 J.es b3 so ®e2 Eilxf4+ 0-1

167

Page 167: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

EL AMOR Y LA PASIÓN POR EL AJEDREZ

Detenerse en las partidas de Fischer es apreciar el gen io, lo mejor de la creación humana, sin la ayuda de ordenadores y en la lucha tradicional hombre contra hombre. No son cálcu los y variantes memorizadas, es la comprensión universal, de la dinámica y la estática, la aplicación de los principios; una mente que como el mar es implacable, y va entrando por todos los orificios de la posición, sin con­cesiones, sin respiro, golpeando sistemáticamente, asfixiándolo todo.

¿Quién fue el mejor Campeón del Mundo? La gente tiende a apreciar sólo lo con­temporáneo. Por ejemplo, Capa blanca componía con claridad meridiana, pero el ajedrez era una de tantas cosas que conformaban su vida y tal vez no le dedicaba mucho tiempo. No es criticable, en la vida hay muchas cosas hermosas.

En Fischer era todo armonía, como la buena música; el ajedrez era todo para él, y tal vez dejó de competir porque ya la lucha no era importante para él y la crea­ción ajedrecística significaba mucho más que un simple resu ltado. Kasparov sin duda es uno de los mejores, pero en su época ya había ordenadores, y se ayudó de programas y ana listas que trabajaban invariablemente para él . Sin duda ama­ba el ajedrez, pero nadie puede negar que era más resultadista. Bobby Fischer amaba el ajedrez sobre todas las cosas, por lo que pensamos que am bos no son compara bies.

Fischer siempre me impresionó de manera especial por la integridad de su carácter. Tanto en el ajedrez como en la vida, no aceptaba pactos.

Partida no 15

Robert Fischer - Boris Spassky

Defensa Siciliana 831

S t. Stefan/ Belgrado m { 1 1 ), 1992

Boris Spassky

1 e4 eS 2 tüf3 tüc6 3 AbS

ltJf7 1 3 ltJc4 'Wa6 1 4 i.e3 'Wxa4 1 5 ltJxa4 f5 1 6 exf5 i.xf5 1 7 �acl �feS 1 S ltJa5 i.d7 1 9 b3 �abS 20 lDc3 <i>fs 2 1 a3 ltJ h6 22 b4lDf5 23 �ed l <i>es 24 ltJe4 �b5 25 h3 h5 26 �d2 a6 27 <i>fl �d5 2S �cd l �b5 29 <i>e2 i.e6 30 �el <i>d7 31 ltJc3 �bbS 32 <i>fl h4 33 <i>e2 i.f6 34 ltJe4 i.d5 35 <i>d3 i.g7 36 �dc2 �c7 37 �el �fS 3S f3 �bS 39 ltJc3 i.gS 40 ltJe2 i.f7 41 i.d2 i.f6 42 �ec1 �beS 43 ltJc4 �b7 44 ltJa5 �bc7 45 ltJc4 �b7 Y2-Y2 R. Fischer - B. Spassky, St Stefan/Belgrado (m/1 3).

Esta es la segunda vez que Fischer plantea la variante Rossolimo en su carrera.

3 ••• g6 4 .ixc6 bxc6?!

Es mejor 4 ... dxc6.

S 0-0 �g7 6 gel eS

En la siguiente partida que Spassky jugó con negras prefirió 6 ... f6 7 c3 ltJ h6 Sd4 cxd4 9 cxd4 0-0 1 O ltJc3 d6 1 1 'Wa4 'Wb6 1 2 ltJd2

168

7 b4!?

Las blancas entregan peón a cambio de abrir rápidamente la posición para apro­vechar la falta de desarrol lo de las negras, sumado a las debilidades creadas en la po­sición. 7 c3 la podemos ver en las partidas suplementarias.

Page 168: Bobby Fischer, la leyenda

7 ••• cxb4 8 a3

Una interesante posibilidad es 8 �b2!? buscando el avance d2-d4 y tratando de hacer salta r el punto de coincidencia de las piezas negras (eS) . Abriendo la gran diago­nal se crean posibilidades tácticas por esa diagonal además del avance e4-eS, como veremos en la partida Becerra - Taylor, Los Angeles, 2003.

s . . . cS?!

Esta sospechosa jugada cambia el inútil peón "a" de las blancas por el peón "e" de las negras que podría limitar el juego cen­tral de las piezas blancas. Como veremos más tarde en la partida Klunt - Huebner, Bayern-chl Bank Hofmann, 1 997, la mejor alternativa para las negras es 8 ... bxa3.

9 axb4 cxb4 1 O d4

10 ••• exd4

Partidas

Hay otras alternativas:

a) 1 O ... d6 1 1 c3 bxc3 1 2 lt:Jxc3 lt:Je7 (7 2 ... lt:Jf6 13 dxeS dxeS 14 Wfa4+ �dl 1S Wfa3 con buen juego a cambio del peón) 1 3 dxeS dxeS 1 4 Wffxd8+ <j;lxd8 1 S E:d 1 + con clara ventaja de las blancas.

b) 1 O ... dS propuesta por Ftacnik, nos parece dudosa porque en realidad juega a favor de los planes del blan­co, abriendo la posición y permitien­do el libre juego de piezas blancas. 1 1 exdS lt:Je7 1 2 c4! Y después de esta jugada la posición negra se hace muy delicada.

11 Ab2 d6

Después de 1 1 ... lt:Jf6 las blancas deben jugar 1 2 Wxd4 [ 1 2 eS lt:JdS 1 3 �xd4 0-0 1 4 �es �b7!? 1 S bf8 Wxf8 Y a cambio de la calidad, las negras poseen la pareja de al­files y un juego muy dinámico. 1 6 E:aslt:'Jf4 1 7 Wxd7 Wc8!? ( 17 ... Lf3? 1B gxf3 WfdB 19 WxdB+ &dB 20 &al Les 2 7 E:bl E:d4 22 <j;lf7 f6 23 c3 bxc3 24 lt'Jxc3 Con clara venta­ja. 24 ... E:d3? 2S lt'Je2! &f3 26 lt'Jxf4 &f4 27 E:c 7 y el mate es inevitable) 1 8 Wxc8+ E:xc8 1 9 lt:J bd2 E:xc2 (7 9 ... a6) 20 E:xa 7 �dS las negras tienen compensación] 1 2 ... 0-0 1 3 eS ctJe8 1 4 Wxb4 d6 1 S 'Llbd2 �fS 1 6 c4 con una mejor distribución de piezas.

12lLlxd4

1 2 bd4 lt:Jf6 1 3 c3 (13 eS dxeS 7 4 &eS+ i.e6 7 S lt'JgS 0-0 las negras están bien) 1 3 ... bxc3 1 4 ltJxc3 0-0 1 S E:xa 7 E:xa 7 1 6 i.xa 7 i.e6 1 7 i.d4 Con mínima ventaja blanca.

12 • • • Yld7

Otras opciones son:

a) 1 2 ... lDf6 1 3 lt:Jc6 [ 1 3 eS dxeS 1 4 E:xeS+ i.e6 1 S lDd2 0-0 1 6 E:xe6 fxe6

169

Page 169: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

1 7 tt:Jxe6 '1Wb6 1 8 tt:Jxf8 (18 ltJxg7'1Wc6 ! 1 9 f3 aS la posición parece muy có­moda para las negras) 1 8 ... �xf8 1 9

l2Jf3l2Jg4 20 iWdS+ �f7 2 1 iWa8+ �f8 22 iWdS+ con igualdad] 1 3 ... '1Wd7 1 4

l2Jxb4 O-O 1 S tt:Jds ttJxdS 1 6 ixg7 @xg7 1 7 iWxdS ib7 1 8 iWd4+ f6 1 9 éLJd2 (es peor 7 9 �xal &al 20 '\Wxal �c8 con compensación por el peón) con ventaja blanca.

b) 1 2 ... '1Wb6 1 3 éLJd2! ixd4 (1 3 ... ia6 1 4 �xa6!! (14 c3! bxc3 1 S ixc3 ixd4 16 '\Wa4+ ibs 77'1Wxd4 '\Wxd4 18 ixd4 f6 79 �eb 1 ± Ftacnik) 1 4 ... iWxa6 1 S ltJe6! y las blancas ganan) 14 l2Jc4 ixf2+ 1 S @h 1 iWcs 1 6 l2Jxd6+ @e? 1 7 �f1 iWxd6 1 8 iWf3 AquíTimman considera que las blancas tienen compensación por el material de menos. Tras un ex­haustivo análisis nos muestra que el primer jugador puede obtener una ventaja muy consistente. 1 8 ... '1Wb6 (18 .. .f6 19 eSiWb820iWxf2ie6 2 1 �a6 ! r:Jlfl 22 fue6 @xe6 23 exf6 @fl 24 '\Wcs con ventaja decisiva de las blancas) 1 9 ixh8 iWe3 20 �xf2 iWxf3 21 �xf3 a S 22 �b3! ib7 23 c3 ixe4 24 cxb4 a4 2S �ba3 ic6 26 �el id? 27 �el+ r:Jlf8 28 id4 con clara ventaja en el final .

13 �d2 .ib7

Timman considera que 1 3 ... ib7 es dudo­sa, evaluando que 1 3 ... l2Je7 l levaría a la igualdad. Pero las blancas pueden demos­trar que su posición puede ser ganadora: 1 4l2Jc4 (con idea de lS éLJb6) 1 4 ... ib7 l S tt:Je6!! Y las negras están obl igadas a entre­gar la dama: l S ... ixb2 1 6 tt:Jxd6+ iWxd6 1 7 iWxd6 fxe6 1 8 iWxb4 ixa 1 1 9 iWxb7 ic3 20 iWxa8+ @f7 21 iWxa7 ixe l 22 iWal �c8 23 iWxel �xc2 24 h4 con posición ganadora.

14 �c4 �h6

Si 1 4 ... éLJf6 l S eS! (1S ttJxd6+ '\Wxd6 16 eS iWdS 17 exf6+ @d8 18 éLJb3+-) l S ... dxeS 1 6

170

tt:JxeS iWdS 1 7 tt:Jxg6+ @d? ( 17 ... r:Jld8 7 8 ltJf4 iWdl 1 9lDfS ya no hay defensa) 1 8l2Jf4 '1Wd6 1 9lLJfS ganando.

1S �f5

15 ••• .ixb2

1 S ... lLJxfS? 1 6 exfS+ @fs 1 7 f6 ih6 1 8 tt:Jxd6 sin defensa para las negras.

16 �cxd6+

Es malo 1 6 tt:Jfxd6+ @e? 1 7 tt:Jxb7 iWxd 1 1 8 �axd 1 ic3 y las negras no tienen proble­mas.

16 ... <j;>fs

En caso de 1 6 ... r:JldB 1 7l2Jxh6! ( 17lDxbl+ r:Jlc7 18'1Wxdl+ @xd7 79lDxh6ixa 1 20fua 7 �hc8 y cayendo el peón c2 la posición es de doble filo porque los cabal los no logran coordinarse con facilidad) 1 7 ... ixa 1 1 8 iWxa 1 ± con amenazas imparables.

17 �xh6 f6

Watson dice que es mejor 1 7 ... ixa 1 pero las blancas también sacan ventaja decisiva. Por ejemplo 1 8 iWxa 1 iWxd6 [1 8 ... �g8 1 9 eS ids (1 9 ... iWe7 20 l2Jxg8 r:JlxgB 2 1 iWaS ic6 22 iWxb4 iWgS 23 g3 y las blancas de­ben imponerse; 1 9 ... �g7 20 e6! iWxd6 (20 ... fxe6 2 1 iWf6+) 2 1 e7+ @es 22 iWxg7+-) 20 iWd4 ie6 21 iWxb4 y también aquí no

Page 170: Bobby Fischer, la leyenda

se ve defensa para las negras] 1 9 �xh8+ r:J;;e7 Ahora las blancas tienen dos caminos igual mente buenos:

a) 20 �g7 20 ... :gfs 2 1 tt:Jg8+ (2 1 �a 1 :gd8) 2 1 ... :gxg8 (2 1 ... r:J;;d7 22 éLJf6+ r:J;;c8 23 eS±) 22 �xg8 aS 23 �h8 a4 24 eS �c6 2S f3 �b6+ 26 r:J;;h 1 b3 (26 ... i.ds 2 7 :gd 1 b3 28 cxb3 i.xb3 29 :gc 1 i.e6 30 �f6+ r:J;;e8 3 1 h3 a3 32 :gc8+ r:J;;d7 33 �h8 y el mate no se pue­de evitar) 27 cxb3 axb3 28 �b8! b2 29 �d6+ �xd6 30 exd6+ r:J;;xd6 3 1 :g b 1 +- y las blancas ganan e l final .

b) 20 �xh7 :gfs (20 ... �e6 2 1 �g7 as 22 éLJg8+ r:J;;d7 23 �d4+±) 2 1 �g7 �d2 22 �a 1 (22 :g(7 �c3 23 eS �xc2 24 �f6+ r:J;;e8 2S e6 �e4 26 exfl+ r:J;;d7 27 :gd1 + con posición ganadora) 22 ... �c3 (22 ... �xh6? 23 �xa7+-; 22 ... :gcs 23 éLJfS+ r:J;;e6 (23 ... gxfS 24 exfS+ r:J;;f8 2S �h8#) 24 ctJd4 + r:J;;e7 2S :gd 1 �c3 26 �xa7+-) 23 �xc3 bxc3 24 f3 aS (24 ... :gd8 2S ltJg4 :gd2 26 ltJe3 aS 27 :ga 1 :ge2 28 :gxaS ! y el cabal lo es intocable por 28 ... :gxe3 29 r:J;;f2 y la torre que­da atrapada) 2S :ga 1 :gas 26 tt:Jg4 a4 27 r:J;;f2 a3 28 r:J;;e3 a2 29 r:J;;d4 :ga3 30 tt:Je3+- seguido de tt:Je1 y ttJxc3.

18 ltldf7 Wxd1 19 gaxdl ®e7

Después de 1 9 ... i.c3 lo mejor para las blancas es 20 :ge3 [20 ttJxh8 i.xe1 21 :gxe1 :gcs y las negras pueden encontrar com-

Partidas

pensación por la torpe ubicación de los cabal los; 20 :gd7? i.c6! (20 ... i.xe 1 ?? 21 ftJd6 con idea de :gd7-f7J 2 1 :ged 1 i.xd7 22 :gxd7 :ggs con ventaja negra] 20 ... r:J;;e 7 21 tt:Jxh8 :gxh8 22 ftJfS+ r:J;;e6 (22 ... gxfS 23 exfS+ i.eS 24 f4 :gg8 2S g3 i.c8 26 fxeSia ventaja de las blancas es decisiva) 23 :gd6+ r:J;;es 24 :gd7 gxfS 2S exfS+ r:J;;xfS 26 :gxb7 :gds 27 :gd3 con clara ventaja blanca.

20 lLl xh8 gxh8

21ltlf5+! gxfS 22 exfS+ .aes 23 f4 gcs 24 fxeS

Peor es 24 :gd2 por 24 . . . :gcs .

24 ••• gxa 25 e6 .ic6

Si 2S ... :gxg2+ 26r:J;;f1 i.c6 (26 ... Af327:gd7+ r:J;;e828 :gc7+-J 27 :gd7+ r:J;;es 28 :gc1 ganan­do; 2S ... i.xg2 26 :gd7+ r:J;;es 27 e7+-.

En caso de 26 ... :gxg2+ 27 r:J;;f1 i.f3 28 :gc7+ r:J;;es 29 e7+-; 26 ... b3 27 :gxc2 bxc2 28 r:J;;f2 id S (28 ... ie4 29 g4 as 30 :gc 1!) 29 g4 aS 30 r:J;;e3 a4 31 r:J;;d2 !f3 32 h3 y se acabó la resistencia de las negras.

27 ... Ae4 28 :gc7+ r:J;;es 29 :gc4 i.xfS 30 :gxb4 i.xe6 3 1 :ga4 es decisivo.

17 1

Page 171: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

28 ... @el 29 .E:a 1 b3 (29 ... i.e4 30 .E:xa7+ @es 3 1 .E:as b3 32 .E:bs b2 33 .E:xb2 ixfs 34 .E:f2+-) 30 .E:xa7+ @es 3 1 .E:a3+ -; 28 ... @es 29 e7 !b5 30 g4 h6 3 1 h4 a5 32 g5 hxg5 33 hS ganando fáci lmente.

29 e7 aS

30 gc1

Lógicamente sería malo 30 e8'1W+? i.xe8 3 1 .E: e 1 + @d4 32 .E:xe8 b3 y los peones ne­gros son muy veloces; por ejemplo: 33 .E:b8 @c3 34 g4 h6 35 h4 a4 36 g5 hxg5 37 hxg5 (37 hS?? a3 38 h6 a2 39 h7 b2! 40 hB'IW b 1 'Ml+ 4 1 @h2 'Mlc2+ 42 @g3 'Mld3+ con posición ganadora para las negras) 37 ... a3 38 gxf6 a2 39 f7 a 1 '1W+ 40 @g2 '1Wd 1 ! 41 f8'1W '\Wg4+ y no se pueden evitar las tablas.

30 ••. id7 31 gc5+ ®d4 32 gxa5 b3 33 ga7 !es

33 ... i.c6 34 .E:a6 ie8 35 .E:xf6+-.

34 gb7 ®c3 35 ®f2 b2 36 ®e3 if7

Si 36 ... hS 37 .E:b8 i.d7 (37 ... @c2 38 .E:xeB b 1 '\W 39 .E:cB+ @d 1 40 eB'IW +-) 38 e8'1W ixe8 39 .E:xe8 b 1 '1W 40 .E:c8++-; si 36 ... @c2 37 @d4 b1'1W 38 .E:xb1 @xb1 39 @ds if7+ 40 @d6 @c2 41 @d7 @d3 42 e8'1W ixe8+ 43 @xe8 @e4 44 g4 ganando fácilmente.

37 g4

172

37 .E:b8?! es una pérdida de tiempo que impide la victoria. Por ejemplo: 37 ... @c2 38 @d4 b 1 'M! 39 .E:xb 1 @xb 1 40 g4! (40 @es hS 4 1 @d6 @c2 42 @d7 @d3 43 eB'IW ixeB+ 44 @xeB @e4=) 40 ... @c2 41 gS @d2 (4 1 ... fxgS 42 @eS+-) 42 h4 @e2 43 @e4 ihs 44

@f4 @d3

Diagrama de análisis

45 g6 hxg6 46 fxg6 i.xg6 47 @g4 !f7! (47 ... fS+ 48 @gS i.eB 49 hS f4 50 h6 f3 5 1 h7 f2 52 hB'IW f1 '\W 53 '\WxeB con ventaja decisiva) 48 hS (48 @fs i.eB 49 @xf6 @e4 so @gs @es 5 1 hS @e6=) 48 ... fS+ 49 @h4 (49 @gs f4) 49 ... f4 so h6 f3 5 1 @g3 @e2=.

37 • . • ®a 3s ®d4

38 ••• b1� 39 gxb1 ®xb1 40 ®eS ®a 41 ®d6 1-0

41 @d6 @d3 42 @d7 @e4 43 e8'1W+ !xe8+ 44 @xe8 @f4 45 @f7 @gs 46 @e6+-.

Page 172: Bobby Fischer, la leyenda

La Variante Rossolimo en la Defensa Sicil iana

1 e4 eS 2lLlB lbc6 3 .ibS

Queda planteada la variante Rossol imo, muy de moda en la actual idad como for­ma de evitar las l íneas complejas y tri l ladas de las d istintas sici l ianas abiertas. La idea estratégica detrás de esta aparentemente inofensiva jugada consiste en estropear la estructura de peones de las negras con la captura en c6, después de lo cual las blan­cas cuentan con d istintas opciones en la conformación de su estructura de peones. Pueden jugar con d2-d3 o bien con c2-c3 y d2-d4, dependiendo del planteo del ne­gro.

3 ... g6

Una de las más sólidas a lternativas que poseen las negras. La idea es anticiparse a la posible ruptura d2-d4, sin definir aún la disposición de los peones centrales. Tam­bién son posibles 3 ... e6, 3 ... d6 o 3 ... lLlf6.

4 .ixc6

Esta captura, según Rogozenko, no es peli­grosa, y da como alternativas principales 4 0-0 y 4 c3; estas l íneas son más elásticas de acuerdo a los planteamientos modernos. De todos modos, 4 i.xc6 es perfecta mente jugable desde un punto de vista objetivo, y psicológicamente coloca a las negras en

Partidas

una situación restringida, mientras que las blancas poseen un desarrollo cómodo.

4 •.. bxc6?!

a) Hoy día, ya se considera que ésta no es la mejor captura. Con 4 ... dxc6 las negras quitan fuerza al plan blanco c2-c3 y d2-d4. También minimizan la fuerza del gambito lateral b2-b4 porque las negras postergan el avan­ce ... e7-eS, que debil itaría la diago­nal a3-f8. Las negras tienen todavía varias jugadas útiles antes de real i­zar el avance de su peón rey, como . . ..ig7, ... lLlf6 seguido de ... ltJd7. Por ejemplo: S d3 i.g7 6 h3 lLlf6 7 ltJc3 ltJd7! (en el futuro intentará manio­brar hacia d4, vía f8-e6, incluso pos­tergando el enroque corto) 8 i.e3 eS y ahora las negras prosiguen con 9 .. .

V!ie7 (defendiendo eS) para permitir ... ltJd7-f8-e6 "mi rando" la casi l la d4. Y es por estos caminos que se dirige la actual teoría.

b) Con 4 ... bxc6 las negras aspiran a una estructura basada en ... d6, ... eS, ... ltJe7, .. ..ig7, ... o-o seguido de .. .fs, pero no l legan a tiempo porque el blanco rompe rápidamente en d4 jugando previamente c2-c3 o me­d iante el gambito b2-b4, como en la partida principal.

S 0 -0 .ig7 6 gel eS

173

Page 173: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Como dijimos antes las blancas deben romper en el centro, y los dos caminos son:

a) 7 c3. Objetivamente la opción que consideramos mas precisa y en don­de las blancas pueden conseguir una ventaja más clara. En la partida l . Glek - R. Gouma podremos ver una posi­ción típica de desarrollo blanco.

b) 7 b4. Aunque esta jugada no es tan concreta como 7 c3 tiene la virtud de que las dificultades prácticas que se le plantean a las negras hacen que éstas estén tomando perma­nentemente decisiones delicadas. En H. Hofstetter -V. Dudyev el negro intenta escapar de las complicacio­nes devolviendo el peón con 8 .. . b3, pero cae en una posición pasiva: es interesante ver la distribución de piezas que hace el blanco. La parti­da K. Klundt - R. Huebner demuestra que 8 ... bxa3 es la forma correcta de igualar. Por esto en J. Becerra Rivera - T. Taylor el blanco intentó nuevos caminos con 8 .ib2, postergando a2-a3. Creemos que la partida es intere­sante, mostrando el potencial táctico de la posición blanca.

174

Partida complementaria no 1

lgor Glek - Ronald Gouma

Defensa S ic i l iana B3 1

Haarlem Op. (1 ), 1995

1 e4 eS 2 ltlf3 ltlc6 3 .ibS g6 4 0-0 .ig7 S gel eS 6 .ixc6 bxc6 7 c3 ltl e 7 8 d4 cxd4 9 cxd4 exd4 1 O ltl xd4 0-0 11 ltl c3

11 ••• YNb6

Las negras tienen otras posibil idades, vea­mos:

a) 1 1 ... h6 1 2 .if4 d6 1 3 tt:J b3?! (mejor 73 Wfd2) 1 3 ... d5 1 4 Wfd2 g5 1 5 .ie3 dxe4 1 6 .ic5 Wfxd2 1 7 tt:Jxd2 �d8! y las negras están bien, l. Christiansen - V. Anand, Roquebrune, 1 992.

b) 1 1 ... d6 1 2 .ig5 .ib7 1 3 Wfd2 �e8 1 4 �ad 1 Se puede ver un desarrol lo muy fácil de jugar, conservando una buena ventaja de apertura. 1 4 ... Wfc7 (I . Giek - J.Van der Wiei,Ti lburg, 1 994) 1 5 tt:J b3 �ad8 1 6 Wff4 con ventaja blanca.

e) 1 1 ... �b8 1 2 tt:J b3 d5 1 3 .ig5 d4 (en V. Nevednichy - P. Nikac, Niksic, 2000 se jugó 7 3 .. .f6 74.ie3 dxe4 7 5 tDxe4 f5 76 lLJc3 Wfcl 7 7 .ic5 �dB 78 �xel! �xd 7 + 7 9 �xd7 y las negras abandonaron) 1 4 tt:Ja4! Curiosamente esta jugada no ha sido probada en la práctica

Page 174: Bobby Fischer, la leyenda

magistral, pero nuestra opinión es que las blancas tienen ventaja, a dife­rencia de 1 4 �e2.

12 ttlb3 dS 13 .igs f6 14.ie3 'ilYd8 1S .ies

Con clara ventaja para el blanco.

lS •.. ges 16 ttld4 'ilYd7 17 'ilYb3 i.b7 18 gadl

Era muy fuerte 1 8 �e6!!

18 . • . hS 19 h3 �h7 20 ttle6 gS?

Era mejor defenderse con 20 ... Wxe6 2 1 Wxb7 '1Nc8.

21 .ixe7 gxe7 22 ttles 'ilYe7 23 exdS

Ganando material, las blancas tienen ven­taja decisiva.

23 ••• gxel+ 24 gxel .tes 2S 'ilYc2+ �h6 26 ttle6 'ilYe7 27 ge3 .ixe6 28 gxe6 1-0

Partida complementaria n° 2

Hans J. Hofstetter - Vladimir Dudyev

Defen sa Sicilia na B31

Corr. World Cup VIII FinaiiCCF, 1998

1 e4 eS 2 tLJ f3 tLJ e6 3 .ibS g6 4 .!.xe6 bxe6 S 0-0 .ig7 6 gel eS 7 b4 cxb4 8 a3 b3

9 cxb3

Partidas

Una interesante a lternativa es 9 ib2! d6 1 O d4! Una elección agresiva ante la falta de desarrol lo negro. 1 O ... ig4 1 1 dxeS dxeS (o 7 7 ... ixf3 7 2 Wxf3 bxc2 7 3 e6! con ventaja) 1 2 cxb3 Wxd 1 1 3 El:xd 1 ixf3 1 4 gxf3 con pequeña ventaja blanca.

9 ... tlJ e 7 1 O .ib2 d6 11 d4 f6 12 tlJ bd2

El cabal lo se dirige a c4 presionando en el centro con ayuda de las demás piezas blancas.

12 • . • 0-0 13 'ilYc2 .ie6 14 gadl 'ilYe7 1S b4

Fijando el débil peón c6.

lS ••. �h8 16 ttle4 gad8 17 h3 'ilYb8 18 ttlas 'ilYbS 19 gd3 gd7 20 gc3

Y ante la caída del peón "e" las negras abandonaron.

1-0

Partida complementaria no 3

Klaus Klundt - Robert Huebner

Defensa Sicilia na B31

Bayern-chl Bank Hofmann Bad Wiesse (8), 1997

1 e4 eS 2 ttlf3 ttle6 3 .ibS g6 4 0-0 .ig7 S gel eS 6 Axe6 bxe6 7 b4 cxb4 8 a3 bxa3 9 ttlxa3

En caso de 9 ixa3 d6 (parece peor 9 . . . �el 70 id6 f6 7 7 c3 0-0 72 Wb3+ El:fl 73 �a3 con compensación) 1 O d4 exd4 (en caso de 1 O ... ig4 1 1 h3 ixf3 1 2 Wxf3 �el (no 72 . . . exd4 por 7 3 eS! con ataque) 1 3 �d2 0-0 1 4 �c4 exd4 1 5 ixd6 las blancas también tienen buena compensación por el mate­rial) 1 1 eS dxeS 1 2 �xeS ie6 1 3 Wf3 (si 7 3 �d2�elo 73�xc6 Wd5 y en ambos casos las negras están bien) 1 3 ... Wds las negras resuelven sus problemas defensivos.

9 ••• d6

175

Page 175: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

O 9 ... f1Je7 1 O f1Jc4 d6 1 1 .ia3 eS 1 2 d4 exd4 (7 2 ... .ie6!?) 1 3 eS con in iciativa blanca.

10 d4 exd4 1 1 eS dxeS 12 ttlxeS .ie6 13 \Wf3 ttle7

Las negras se defienden con desarrollo, y ahora las blancas complican la partida con un interesante sacrificio antes de que el contrario se enroque.

14 tilxf7!? !xn1s !gs o-o

Hubner devuelve la pieza -aceptando también perder cal idad- para terminar el desarrollo; a cambio se queda con un peón de ventaja y la pareja de alfi les.

16 .!.xe7 \Wd7?!

Mejor era 1 6 ... '!WdS! 1 7 '!WxdS .ixdS 1 8 .ixf8 .ixf8 y las negras tienen una muy buena compensación por la ca lidad.

17 ixts gxf8 18 \Wd3 idS 19 gabl eS 20 f3 \Wf7 21 ttlbs gd8 22 tild6 \Wf4 23 llJe4 e4 24 \Wa3 \We7?!

Mejor 24 ... d3.

2S gbs if7 26 llJgs d3 27 cxd3 cxd3 28 llJxf7

Y las blancas se han quedado con una pe­queña ventaja (�).

176

Partida complementaria n°4

J. Becerra Rivero - T. Taylor

Defensa S ic il ia na 831

Los Angeles (7), 2003

1 e4 eS 2 llJf3 llJe6 3 .ibs g6 4 o-o .ig7 S gel eS 6 .ixe6 bxe6 7 b4 cxb4 8 !b2 d6 9 d4

9 • • • f6

a) Crítica es 9 ... .ig4, tratando de eli­minar o l imitar a l f1Jf3 en la presión sobre las casi l las centrales. 1 O a3, y ahora:

a.1) 1 0 .. . bxa3 1 1 �xa3 �b8 1 2 .ia 1 Wc7 1 3 f1Jbd2 exd4 1 4 h3 .ixf3 1 S f1Jxf3 eS 1 6 c3 dxc3 1 7 eS dxeS 1 8 CiJxeS .ixeS 1 9 .ixc3 f6 20 f4 f1Je7 2 1 fxeS con ventaja blanca .

a.2) Es inferior 1 O ... '!Wb6. Ahora con la maniobra f1J b 1 -d2-c4 las blancas ganan un tiempo sobre la dama ne­gra. 1 1 dxeS �d8 1 2 f1Jbd2 dxeS 1 3 '!We2 a S 1 4 f1Jc4 '!Wc7 1 S axb4 axb4 1 6 '!We3 .ixf3 1 7 �a7! '!Wb8 1 8 '!WcS! con un fuerte ataque, por ejemplo 1 8 ... .ig4 1 9 .ixeS! .ixeS 20 ltJxeS '!Wd6 2 1 '!Wxd6 �xd6 2 2 f1Jxf7 ganando.

a.3) Pero sí es posible 1 O ... aS 1 1 axb4 axb4 1 2 �xa8 Wxa8 1 3 dxeS '!Wb8 1 4 e6! .ixb2 (o 7 4 ... f6 7 S eS! fxeS 7 6 hes hes 7 7 fue S con in iciativaJ 1 S exf7 +

Page 176: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

ci!ifs 1 6 fxg8Wf+ ci!ixg8 con posición 18 dxeS compleja.

b) En cambio, 9 ... eS no parece lo me­jor; el blanco juega con una cómoda ventaja después de 1 O dxcS dxcS 1 1 Wfxd8+ ci!ixd8 1 2 ixeS lDf6 1 3 liJbd2 con pequeña pero cómoda ventaja.

e) 9 ... Wfc7 tampoco es una línea críti­ca para las blancas, que con un fácil desarrol lo logran una posición de presión suficiente para garantizar­se ventaja. 1 O a3 bxa3 1 1 ltJxa3 ie6 1 2 dxeS dxes 1 3 ltJgs Wfd7 1 4 lDxe6 Wfxe6 1 5 Wfd3 lDe7 1 6 lDc4 0-0 1 7 Wf c3 f6 1 8 E:a6 con posición favora­ble a las blancas.

10 a3 tLle7?!

Taylor no acepta el peón y cae en una po­sición inferior. Mejor es 1 O . . . bxa3 1 1 ltJxa3 ie6 1 2 dS (es posible 7 2 c4!?) 1 2 .. . cxdS 1 3 exdS ig4 (7 3 . . . ifl!?) 1 4 ltJxeS! ixd 1 1 5 t2Jc6+ Wfe7 1 6lDxe7lDxe7 1 7 E:exd1 Reser­vando la torre en la columna "a" para pre­sionar el peón a7. 1 7 ... ci!id7 1 8lDc4 E:hc8 1 9 E:a4 con leve ventaja blanca.

11 axb4 0-0 12 c4 gS 13 eS

13 •.. g4 14 tLlfd2 .ie6 1 S tLla3 dS 16 exdS lüxdS 17 tLlc2 �b8?

Se debió haber jugado 1 7 ... lDf4.

Ahora el juego se abre favorablemente para las piezas blancas, dándoles una clara ventaja.

18 ••• fxeS 19 tLl c4 tLl xb4 20 .ixeS �bS

Si 20 ... ixeS 2 1 E:xeS y en caso de 21 ... ixc4 22 E:gS+ termina en mate.

21 .ixg7 �xc4 22 tLla3 �dS 23 .ixf8

Ganando calidad. Las blancas tienen ven­taja decisiva que, como veremos, supieron concretar.

23 ..• :Sxf8 24 �xdS .ixdS 2S :Sed1 aS 26 tLl b1 :Ses 27 lüc3 .if7 28 gxas lüd3 29 h4 Ag6 30 :Sa6 ge6 31 hS .ifs 32 :Sa7 :Sf6 33 :Sd2 lüxcS 34 :Sd&+ gfs 3S :Sxf8+ <bxts 36 :Sas 1-0

177

Page 177: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

MAESTRÍA CON LA RUY LÓPEZ ••• 20 AÑOS DESPUÉS

Es difícil eludir el estudio de una de sus variantes de apertura favoritas. Después del match que le dio fama mundial a pie de cal le, Spassky siempre fue el jugador más próximo a él, el único que como rival supo dar un paso atrás con su si l la y en pleno Match por el Campeonato del mundo, en esa memorable undécima partida de Reikiavik, aplaudir abiertamente su genialidad, aunque esto le costara el ataque de su propia federación. Un rival amigo con todas las letras, sin duda un cabal lero del tablero, un campeón que sabía reconocer la genialidad.

En lo referente a la siguiente partida, las negras pueden mejorar claramente la defensa, pero el juego pasivo de las negras nos permitirá ver a lgunos de los pla­nes de la posición. Fischer explota magistra lmente la apertura de la columna "a'; que permite la invasión por la séptima l ínea.

A través de esta selección de partidas no solamente hemos intentado mostrar el Fischer contundente, de variantes y remates bri l lantes, sino también su evolución como ajedrecista y la creación de ideas, que lamentablemente han finalizado. Nos deja un legado a todos, y ahora sólo nos queda saborear su pasado. Ha muer­to un genio, tal vez el mejor ajedrecista de todos los tiempos y éste es el tributo de los autores, que vibraron desde pequeños con su maravil loso ajedrez. Que descanses en paz, Bobby.

Por carácter, Fischer es espontáneo y orgulloso. Dice lo que piensa. Pero a este tipo de personas les resulta muy difícil vivir en una sociedad moderna, y me parece que Fischer se encuentra muy solo. tsta es una de sus tragedias.

Partida no 16

Robert Fischer - Boris Spassky

Apertu ra Española C95

S t. Stefan/Belgrado m (1 ), 1992

Boris Spassky

1 e4 eS 2 tlJf3 tlJc6 3 !bs a6 4 ia4

las que Fischer l levó las blancas (sólo se ju­garía otra vez en la vigésimo novena par­tida), Bobby se inclinó en la séptima parti­da del match por 9 d3 lt:Jas 1 O i.c2 eS 1 1 lt:J bd2 53e8 1 2 h3 i.f8 1 3 lt:Jf1 i.b7 1 4 lt:Jg3 g6 1 5 i.gS h6 1 6 i.d2, y aunque las blancas no lograron ventaja Fischer se impuso en cuarenta y cuatro movimientos. En la no­vena partida se planteó una Variante del Cambio donde Fischer salió victorioso, y en adelante Spassky utilizó mayormente la Defensa Sici liana.

Fischer a lternaba la variante principal de la Ruy López con la Variante del Cambio (ver partida R. Fischer - L. Portisch, La Habana ol, 1 966, página 1 1 4.

4 •.. tLlf6 S 0-0 !e7 6 1!e1 bS 7 !b3 d6 8 c3 0-0 9 h3

Después de discutir la variante Breyer (9 ... lt:J b8) durante las tres primeras partidas en

178

9 ••• tLlb8

De las tantas a lternativas que posee aquí el negro, la variante Breyer (reciclando el cabal lo a d7) siempre fue la preferida de Boris Spassky.

Page 178: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

gras tienen buen juego, por ejemplo: 1 9 . . . Wb6 20 �f1 !a6t (con idea de 21 ... b4)] 1 7 lLJbd2 �d8 (el negro tiene a su disposición aprovechar la columna semiabierta "g" con 7 7 ... c:Jih8!? 78 lLJh4 �g8 (K. Robatsch - Y. Averbach, Palma de Mal lorca, 1 972) 79 We3 con juego poco claro, según RomanishinJ 1 8 We3 lLJd3! (con idea de 1 9 ... !eS) 1 9 Wh6! !f4 20 Wxf6 �d6 2 1 Wc3 lLJxe1 con posición com­pleja, aunque parece preferible para

1 O d4lLl bd7 1 1lLl bd2 el negro. R. Fischer - L. Portisch, Santa Mónica, 1 966.

En el match de 1 972 Fischer había utiliza-do solamente 1 1 lLJ bd2. Sus jugadas prefe- La otra jugada preferida de Fisher era: ridas anteriormente eran 1 1 c4 o 1 1 lLJ h4. Veamos:

a) 1 1 c4 c6, y ahora:

a.1) 12 cxbS axbS 1 3 lLJc3 !b7 14 !gS b4 1 S lLJb1 h6!? Una mejora de Spassky, anteriormente se jugaba 1 S ... lLJe8 o 1 S . . . cS. 1 6 !h4 eS 1 7 dxeS lLJxe4 1 8 !xe7 Wxe7 1 9 exd6?! [ 1 9 !dS!? i.xdS 20 WxdS lLJgS 21 lLJbd2 (2 7 lLJxgS W xgS 22 W xd6 �ad8i) 2 1 . . . lLJxf3+ 22 lLJxf3 dxeS 23 lLJxeS lLJxeS 24 �xeS Wf6 2S Wxcs �fc8 26 Wds �d8= Balashov] 1 9 . . . Wf6! 20 lLJbd2 lLJxd6 21 lLJc4 (2 7 We2!? con idea de Wd3 SpasskyJ 21 . . . lLJxc4 22 !xc4 lLJb6; R. Fischer - B. Spassky, S . Stefan/Bel­grado (m/29), 1 992.

a.2) Fischer tuvo problemas con 1 2 eS Wc7 1 3 cxd6 !xd6 1 4 !gs exd4 Las negras aceptan estropear su estruc­tura del flanco de rey a cambio de lograr un buen juego de piezas, es­pecialmente por las casi l las negras. 1 S !xf6 gxf6 1 6 Wxd4 ( 76 lLJxd4 lLJcS con contrajuego) 1 6 . . . lLJes [intere­sante es probar ahora 1 6 ... !es 1 7 Wc3 aS 1 8 lLJbd2 (78 a3 !b4!) 1 8 ... a4 1 9 !d 1 (peor es 7 9 !c2 b4 20'Wd3 !a6 con leve ventaja negra). Las ne-

b) 1 1 lLJh4lLJb6 [ 1 1 . . . exd4 1 2 cxd4lLJb6 1 3 lLJd2 (peor es 1 3 lLJf3 eS (7 3 ... dS?! 74 eS lLJe4 7S lLJbd2 lLJxd2 76 ixd2 !fs 7 7 !c2 ixc2 78 Wxc2 �c8 7 9 b3± R. Fischer - L. Barczay, Sousse, 1 967) 1 4 !f4 !b7 1 S dxcS dxcS 1 6 Wxd8 !xd8 1 7 !d6 �e8 1 8 !xcS lLJbd7= R. Fischer - K. Robatsch, Vinkovci, 1 968) 1 3 ... lLJfdS 1 4 lLJhf3 lLJb4 1 S dS (hoy se prefiere 7 S lLJ f7) 1 S ... eS 1 6 dxc6 lLJxc6 1 7 lLJf1 !f6?! (7 7 .. . lLJaS!? Ro-

manishin, Byhovsky) 1 8 !e3 lLJas 1 9 !d4 !b7 20 lLJg3 lLJbc4 21 !xc4 lLJxc4 22lLJhS;t R. Fischer - G. Forintos, Montecarlo, 1 967] 1 2lLJd2 eS 1 3 dxcS dxcS Esta estructura era muy común en las partidas de Fischer, y sol ía ma­niobrar con lLJd2-f1 -e3 x dS,fS (ver partidas complementarias). 1 4 lLJfs !xfS ( 1 4 ... c4 1 S !c2 !xfS 1 6 exfS Wc7 1 7 Wf3 �ad8 1 8 lLJe4 lLJxe4 1 9 �xe4 lLJds 20 We2 lLJf6 2 1 �xeS (2 7 �e3 Romanishin, Byhovsky 2 7 • • • e4! 1122 ixe4? !eS) 2 1 ... !d6i Gufeld) 1 S exfS Wc7?! (7S ... lLJbd7 76 Wf3;t) 1 6 g4 h 6 1 7 h4 c4 1 8 !c2lLJh7 1 9lLJf3 f6 20 lLJd2 �ad8 2 1 Wf3± R. Fischer - P. Benko, Nueva York, 1 96S.

Como conclusión, 1 1 lLJh4 y 1 1 c4 pasaron a un segundo plano para la teoría, siendo

179

Page 179: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

actualmente 1 1 0 bcl2 la variante pr inci­pal .

11 ••• .ib7 12 .*.a ges

13 ttlf1

En la décima partida del match de 1 972 Fischer había preferido una subvarian­te: 1 3 b4 i.f8 1 4 a4 ltJb6 1 S aS ltJbd7 1 6 ib2 'l&b8 (con idea de proseguir ... c7-cS; seguramente es mejor 1 6 ... :!3b8, y preci­samente Spassky la uti l izaría un año más tarde: 1 7 :!3bl ia8 1 8 ia 1 g6 1 9 c4 exd4 20 cxbS axbS 2 1 ltJxd4 dS 22 ltJ4f3 (mejor es 22 i.d3) 22 ... dxe4 23 ltJgS e3! (Pianinc - Spassky, Amsterdam, 1 973) 1 7 :!3b 1 eS 1 8 bxcS dxcS 1 9 dxeS ltJxeS 20 ltJxeS WxeS 2 1 c4 '1&f4 2 2 i.xf6 '1&xf6 2 3 cxbS :!3ed8 2 4 '�&e l 'l&c3 2S ltJf3 'l&xaS?! ngualmente las blan­cas tienen ventaja después de 2S ... axbS 26 :!3xbS i.a6) 26 i.b3± R. Fischer - B. Spassky, Reikiavik {m/1 O) 1 972.

13 • . • .it8 14 ttlg3 g6 1S .*.gs h6

Es peligroso para las negras no resolver la clavada del i.gS, por ejemplo: l S ... i.g7 1 6 'l&d2 ( 16 We 7 ?! eS 7 7 dS ltJb6 7 8 i.h6 ltJfd7 7 9 b3 aS 20 a4 bxa4 2 7 bxa4 i.a6= Y. Balas­hov - B. Spassky, Tal l in, 1 973) 1 6 ... c6 ( 16 . . . eS 7 7 dxeS dxeS 78 :13ed7'!) 1 7 :!3ad1 '1&e7 1 8 ltJh2!'! (fl ltJg4) Temática maniobra para presionar el ltJf6 clavado. 1 8 ... 'l&f8 1 9 dxeS dxeS 20 ltJg4 hS 2 1 ltJ h6+!? (2 7 ltJxf6+ ltJxf6 22 i.b3 eS 23 J.xf6 i.xf6 24 i.dS±) 2 1 ... c;t>h 7

180

22 ltJ hfS gxfS 23 ltJxfS eS 24 :!3e3 :!3e6 25 'l&e2 ic6? 26 :!3g3 i.h8?? 27 :!3xd7 1 -0 Veli­mirovic - Thipsay, Yugoslavia-Asia, 1 984.

16 .id2

16 ..• ,*.g7

En la tercera y quinta partlda Spassky pre­firió jugar con el centro semiabierto (sa­cando un punto y medio de dos) dándole a la partida un carácter más dinámico. 1 6 ... exd4!? 1 7 cxd4 eS 1 8 dS (18 i.f4?! exd4 7 9 'Dxd4 ltJeS 20 b3 dS! 2 7 'Mfd2 dxe4 22 ltJxe4 ltJd5 23 i.g3 :13e8 con leve ventaja de las negras, R. Fischer - B. Spassky, S.Stefan/Bel­grado (m/3), 1 992) 1 8 ... ltJ b6 1 9 iaS ltJfd7 20 b3 i.g7 21 :!3c1 'l&f6 22 :!3bl [es intere­sante la recomendación de Chandler 22 h4!? con idea de 22 ... hS 23 eS! Un sacri­ficio de peón que da a las blancas gran juego de piezas. 23 ... dxeS 24 ltJe4 Con compensación. 24 ... 'l&e7 2S d6 'l&d8 26 b4! c4 (26 ... exb4 27 i.b3) 27 ltJcS±] 22 ... b4! (con idea de ltJc8-a7-bS-c3) con juego poco claro. R. Fischer - B. Spassky, S.Stefan/ Belgrado {m/5), 1 992.

17 a4 eS 18 dS c4 19 b4 ttlh7?

Permitiendo una disposición de peones que deja muy pasivas a las negras. Es me­jor abrir con 1 9 ... cxb3 20 ixb3 :!3c8 nas negras logran algún contrajuego en el flanco de dama tras 20 ... ltJes 27 e4!? bxe4 22 i.xe4 :13f8 23 :13b 7 ltJfd7 24 'Mfe2'! M. Chan-

Page 180: Bobby Fischer, la leyenda

dler) 2 1 axb5 axb5 22 Wie2 ét:Jc5 23 .ic2 ia6 24 �a3!;t (con idea de �ea 1 ).

20 .ie3 h5 21 VN d2 gfs 22 ga3±

Las blancas preparan el despliegue de sus piezas por la columna "a'; para abrir la posi­ción en el momento adecuado. La torre se ubica en la tercera horizontal pensando en una tripl icación de las piezas pesadas.

22 ••. !üdf6

Si las negras intentan la ruptura .. .f5 con 22 ... h4? 23 l2Jf1 f5 24 exf5 gxf5 25 l2Jg5! (x e6) las blancas pueden aprovechar rá­pidamente las debil idades de este avance. 25 ... l2Jxg5 26 ixg5 if6 27 ih6 ig7 28 ixg7 �xg7 29 axb5 axb5 30 �xa8 ixa8 3 1 l2Je3±.

23 geal VNd7 24 �1a2 �Uc8 25 Wcl .Ats 26 Wal

Partidas

Las blancas terminan su reagrupación en el flanco de dama. E l posible contrajuego negro con .. .f7-f5 está bien controlado. Las negras sólo tienen un recurso para jugar en forma activa: el sacrificio de pieza a cambio de los peones centrales.

26 ... VNe8

Hay que defender la �a8.

27 lüf1 .Ae7 28 lüld2

Interesante es la recomendación de Mu­rray Chandler 28 l2J3d2!? �g7 29 f3± evi­tando el sacrificio que se avecina.

28 . • • �g7 29 lüb1 !?

Con idea de cambiar las piezas pesadas y finalmente jugar l2Jb1 -a3 xb5.

29 • • . !üxe4!?

La única posibil idad práctica para sal i r de la opresión a la que estaban sometidas. De otro modo las blancas hubiesen tomado en a4xb5 para finalmente jugar l2Jb1 -a3, y el peón b5 caería.

30 .Axe4 f5 31 .Aa .Axd5 32 axb5 axb5 33 ga7 �f6 34 lübd2 �xa7 35 �xa7 gas 36 g4!?

Socavando la masa central .

36 ••• hxg4 37 hxg4 gxa7

181

Page 181: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Si 37 ... f4 38 lt:Je4+! ixe4 (38 . .. <i>e6 39 ib6+-) 39 ixe4 �xa7 40 ixa7±; 37 ... fxg4 38 ltJ h2±.

38 �xa7 f4

En caso de 38 ... fxg4 39 ltJ h2 Wc8 (39 . . . ie6 40 ltJe4+ <i>gl 4 1 ltJxd6+-) 40 ltJe4+ <i>e6 41 4Jxd6! ixd6 (4 1 . . . <i>xd6 42 icS+) 42 Wxh7 con ventaja decisiva, según M. Chandler.

41 ... <i>g5 42 Wg7!+-.

42 !ilfS!

Las negras están indefensas.

42 ... if8

42 ... <i>d7 43 Wa7+ <i>d8 44 Wb8+ <i>d7 45 Wxb5+ <i>d8 (45 ... <i>cB 46 WxeB+ .ixeB 47 ttJxel+) 46 Wb8+ <i>d7 47 ia4++-; 42 ...

39 ixf4 exf4 40 l'ilh4! gxf5 43 ixf5#.

Fischer devuelve la pieza a cambio de 43 �xf4 �d7 aprovechar la desorganización de las pie-zas negras. Las negras siguen sin poder tomar el

4Jf5. Veamos: 43 ... gxf5 44 Wxf5+ <i>e7 45 40 ... if7?! Wxh7+-.

Era mejor 40 ... 4Jf8 41 Wd4+ <i>e6 42 4Jxg6! 44 !ild4 �el + 45 �g2 idS+ 46 ie4 ixe4+ 4Jxg6 43 ifS+±. 47 !ilxe4 ie7 48 !ilxbS !ilf8 49 l'ilbxd6 !ile6

50 �e5 1-0

41 �d4+ + - �e6

182

Page 182: Bobby Fischer, la leyenda

La columna "d" abierta

Como veremos, el cambio en el centro por parte de las blancas se presentó en mu­chas ocasiones en las partidas de Fischer. Si prestamos atención a la disposición de peones que se presenta, veremos que los temas son muy parecidos a los que se producen en la Variante del Cambio de la Defensa India de Rey, claro está, con los colores cambiados. Y no es casua lidad que la India de Rey sea la Defensa preferida de Fischer contra 1 d4.

Podemos observar constantemente típicas maniobras como: lt:J b 1 -d2-f1 -e3 x f5,d5 o bien lt:Jf3-h2-g4 x f6,h6 seguido de '!Nd 1 -f3 (ver por ejemplo R. Fischer - W. Unzicker), donde es de destacar la importancia del

Partidas

avance del peón doblado g4 a g5 tras re­tomar con h3xg4. En la partida R. Fischer - P. Keres podemos apreciar el aprovecha­miento de la débil casi l la d5. Finalmente, las blancas no deben descartar a lguna ac­tividad por el flanco de dama, como en la partida R. Fischer - A. O'Kelly de Galway.

Partida complementaria no 1

Robert Fischer - Wolfgang Unzicker

Apertura Española C97

Zúrich, 1959

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 .lbS a6 4 .ia4 �f6 S 0-0 .ie7 6 ge1 bS 7 .ib3 d6 8 c3 o-o 9 h3 �as 10 .ia eS 11 d4 V!lc7 12 �bd2 1d7 13 �f1 �Ue8 14 �e3 g6 1S dxeS dxeS 16 �h2 gad8 17 V!!f3 .ie6 18 �hg4 �xg4

19 hxg4

No es bueno 1 9 lt:Jxg4 .ixg4 20 hxg4 c4 2 1 g3 lt:J b7 2 2 �g2 lt:Jc5 2 3 �h1 f6 y las negras han igualado el juego, Fischer - Matanovic, Portoroz izt, 1 958.

19 ••• V!lc6?

Más tarde las negras encontraron una me­jora: 1 9 ... lt:Jc4! 20 lt:Jd5 .ixd5 21 exd5 lLl b6 22 �d 1 �d6 23 a4 �ed8 24 axb5 axb5 25 .ie4 c4 con posición equi l ibrada, Keres -Matanovic, Bled, 1 961 .

20 gS!?

183

Page 183: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Sacrificio de peón con idea de aprovechar las debilitadas casi l las negras del flanco de rey. En caso de 20 '!Wg3 .if6 y el alfil de casi­l las negras defiende mejor el flanco de rey.

20 .•. �c4

Veamos qué pasaría si las negras aceptan el peón: 20 ... .ixgS 2 1 lt:JdS .ixc1 [Es malo 2 1 . . . .ie7? 22 lt:Jxe7+ �xe7 23 '1Wf6 con ven­taja decisiva. Pero a tener en cuenta es el sacrificio de calidad 2 1 . . . �xdS!? 22 exdS (malo es 22 ixgS? �d6 y las negras se de­fienden) 22 ... .ixdS 23 '!Wg3 .ixc1 24 �axc1 f6 y con dos peones por la calidad, las ne­gras están bien] 22 lt:Jf6+ \!ih8 23 �exc1 con compensación por el peón.

21 �g4Axg4 22 YNxg4 f6

La partida R. Fischer - G. Shocron, Mar del Plata, 1 959 continuó 22 ... lt:J b6 23 g3 c4 24 �g2 lt:Jd7 no correcto era 24 ... �f8! 2S �h 7 fS 26 '!Wh4 �fl 27 f3 fxe4 28 ixe4 liJdS ! 29 .id2 '!Wb6 con igualdad) 25 �h1 lt:Jf8 (o 2S ... fS 26'!Wh3 con ataque por la columna "h"J 26 b4 '!We6 (en caso de jugar 26 ... cxb3 27 ixb3 '\Wxc3 28 .ie3 ia3 ! 29 '!Wf3 �dl 30 �ad1 '!Wc6 el negro tiene una sólida posición ante la activa ubicación de las piezas blancas, que compensa el peón de desventaja) 27 '!We2 aS 28 bxaS '!Wa6? na última oportunidad para las negras era 28 ... �a8 29 �d7 �as 30 �ds �ea8 3 7 a4 lt:Jdl 32 .ie3 bxa4 33 �as �aS 34 �a4 �a4 3S ixa4 lt:Jb6 ! con igual­dad) 29 .ie3 '!WxaS 30 a4 �a8 31 axbS '!WxbS 32 �hb1 El juego en el flanco de dama se abre favorablemente para las blancas, dán­doles una clara ventaja. La partida siguió: 32 ... '!Wc6 33 �b6 '!Wc7 34 �ba6 �xa6 35 �xa6 �ca 36 '!Wg4 lt:Je6 37 ia4 �b8 38 �c6 '!Wd8 39 �xe6 '!Wc8 40 .id7! 1 -0.

23 gxf6 Axf6 24 a4!

Se abre otro frente, en este caso la colum-

24 • • • � b6 25 axb5 axb5 26 .ie3

Pareja de alfiles, domin io de la columna "a': debil idad de los peones negros del flanco de dama y, sobre todo, la expuesta ubica­ción del rey negro, dan a las blancas una clara ventaja en la posición.

26 .•• gas 27 ged1 c;t>hs 28 b3 Ag7 29 YNh4 .if6 30 .ig5! .ixg5 31 YNxg5 gxa1 32 gxa1 �d7 33 .id1 ! �f6

Si 33 ... '!Wxe4 34 .if3 '1Wf4 (34 ... '!Wc2 3S �al ganando) 35 '!Wxf4 exf4 36 .ic6 �e7 37 �a8+! \!ig7 38 �a7 y el blanco gana pieza.

34 ga7 YNd6

34 ... lt:Jxe4 35 '!Wh6+-.

35 .ie2!

na "a'; que se puede utilizar para aprove- 35 ••• ge7? char la debi litada posición del rey negro.

1 84

Page 184: Bobby Fischer, la leyenda

Un error que finalmente cuesta la partida. Era mejor 35 ... !!fS! 36 Wh6 !!gS 37 .ixbS Wb6 3S !!f7 WxbS 39 !!xf6 Wxb3 y las ne­gras todavía sobreviven.

36 E:xe7 W/xe7 37 .ixbS

Con un peón de más en el final, la ventaja de Fischer es clara.

37 ... �g7 38 .ie2 Wfc7 39 W/e3 W/as 40 g3 W/a3 41 �g2 W/as 42 Wfd3 Wlb6 43 W/c4 Wc6 44 .id3 Wlb6 45 b4 cxb4 46 cxb4

El blanco concreta el peón pasado en el flanco de dama.

46 ••• ltlg4 47 Wcs Wxcs 48 bxcs

El final no ofrece esperanzas a Unzicker.

48 ••• �f7 49f4 ®e7 so ®f3 ltlf6S1 .ibs ®e6 52 .ic4+ ®e7 53 c6 ltle8 54 fxeS h6 SS ®e3 lLl c7 56 ®d4 hS 57 �e3 gS 58 .ie2 h4 59 gxh4 gxh4 60 .ic4 ltles 61 i>f4 ®da 62 ®g4 ®c7 63 .if7 ltlg7 64 ®xh4 ®xc6 65 ®gs 1-0

Las negras abandonan. Podría seguir 65 ... <t!fd7 66 mf6 ltJeS+ 67 .ixeS+ <t!fxeS 6S e6 <t!ffS 69 e7+ <t!feS 70 eS y el blanco termina coronando.

Partida complementaria no 2

Robert Fischer - Paul Keres

Apertu ra Espa ñola C96

Curazao, 1 962

En posiciones complicadas, Bobby Fis­cher pocas veces tuvo que temer nada de nadie.

Pau/Keres

1 e4 eS 2 ltlf3 ltlc6 3 .ibS a6 4.ia4 ltlf6 S 0-0 .ie7 6 E:e1 bS 7 .ib3 d6 8 c3 0-0 9 h3 ltlas 10 .Ac2 eS 1 1 d4 ltld7

Partidas

Otra partida donde Fischer aprovechó la casi l la dS prosiguió: 1 1 ... Wc7 1 2 l2Jbd2

l2Jc6 1 3 dxcS dxc5 1 4l2Jf1 !!dS 1 5 We2l2Jh5 1 6 g3 g6 1 7 h4 .ie6 1S ttJe3 f6 1 9 ltJdS! Wb 7 (o 1 9 ... .ixdS 20 exdS !!xdS 2 1 c4 ! con compensación debido al gran dominio por las casi l las blancas) 20 l2Jxe7+ Wxe7 Con clara ventaja para las blancas, que po­seen la pareja de alfiles. 21 l2Jh2 l2Jg7 22

l2Jg4 c4 23 Wf3! .ixg4 24 Wxg4l2Je6 25 hS! <t!fhS 26 <t!fg2 gS 27 .ie3l2Jf4+ 2S <t!fh2l2Jd3 29 .ixd3 cxd3? (mejor 29 ... &d3) 30 !!ed 1 !!d7 3 1 !!d2l2Jas 32 b3 Wd6 33 !!ad 1 !!eS 34 !!xd3 Wxd3 35 Wxd7! El negro abando­na ante el final inferior que se le avecina, R. Fischer - A. Bisguier, Cto. de la EEUU, 1 963. Podía seguir 35 ... Wxd7 36 !!xd7 !!e6 37 <t!fh3+-, y las blancas ganan continuando con <t!fh3-g4-f5.

12 dxcS dxcS 13 lLl bd2

13 . . • Wc7?!

Tres años después lvkov mejoró el juego de las negras con 1 3 ... f6 1 4 ltJ h4 ltJ b6 1 5 ltJfs !!f7 1 6 l2Jxe7+?! (Obsesión por ganar la pareja de alfiles. Fischer menciona como mejor 76 Wg4 <t!fhB 77 h4 g6 7B ltJh6 !!gl 79 Wf3 con pequeña ventaja para el blan­co) 1 6 ... !!xe7 1 7 Wf3 .ie6 1 S l2Jf1 !!d7 1 9

l2Je3 c4 20 ltJfS l2Ja4 2 1 .ixa4 Finalmente el blanco debe entregar un alfil, cayendo en una posición desventajosa. 21 ... bxa4 22 .ie3 !!d3 23 Wg4 Wd7 24 .ics !!es; con posición preferible para el negro, R. Fischer

1 85

Page 185: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

- B. lvkov, La Habana, 1 965; otra opción es 1 3 ... ib7.

14 lüf1 lüb6 15 lüe3 �d8 16 We2 .ie6

17 lüd5!

Saltando con el cabal lo a dS el blanco abre la diagonal b 1 -h7 para el alfi l de casi l las blancas y la columna "e'; atacando el peón negro de eS.

17 . . . lüxd5

O 1 7 ... ixdS 1 8 exdS f6 19 �fS! con idea de responder a 1 9 . .. lt:JxdS 20 'We4, amena­zando 21 �e6+ y el peón de h7.

18 exd5 .ixd5 19 lüxe5

Con su jugada decimoséptima Fischer ha logrado abrir el juego, favoreciendo a sus piezas mejor ubicadas.

19 • • . ga7 20 .if4 Wb6 21 gadl

El blanco tiene clara ventaja.

21 •.. g6

Se evita el ataque sobre el peón h 7 pero ahora las casil las negras quedan débi les.

22 lü g4 lü c4 23 .ih6 .ie6 24 .ib3 Wb8 25 gxd8+ .ixd8 26 .ixc4 bxc4 27 Wxc4!

186

La debil idad de la octava horizontal da a Fischer la oportunidad de ganar material y, por lo tanto, ventaja decisiva.

21 • • • Wd6 28 Wa4 We7 29 lüf6+ �h8 30 lüds Wd7 31 We4 Wd6 32 lüf4

También es bueno 32 c4.

32 ••• ge7 33 .igS

Más fácil era 33 if8, ganando calidad.

33 • . • ge8 34 .ixd8 �bd8 35 lüxe6 Wxe6 36 Wxe6 fxe6 37 gxe6 �dl+ 38 �h2 �d2 39 �b6 gxf2 40 �b7! �f6 41 �g3

Con peón de menos y una posición pasiva Keres prefiere abandonar.

1-0

Partida complementaria n° 3

Robert Fischer - A. O'Kel ly de Galway

Apertura Espa ñola C98

Buenos Aires, 1 970

1 e4 eS 2 lüf3 lüc6 3 �bS a6 4 �a4 lüf6 5 0-0 .ie7 6 gel bS 7 .ib3 0-0 8 c3 d6 9 h3 lüa5 10 .ia c5 1 1 d4 Wc7 12 lübd2 lüc6 13 dxc5 dxc5 14 lü fl .ie6

Veamos otra continuación donde Fischer también buscó actividad por el flanco de dama: 1 4 .. . �d8 1 5 Wie2 ltJh5 1 6 a4! �b8 1 7 axb5 axb5 1 8 g3 g6 (o 18 . . . ixh3 1 9 ltJgS con iniciativa por e l peón) 1 9 h 4 ie6 20 ltJe3 c4 2 1 lt:Jg5 ixg5 22 hxg5 lt:Ja5 23 ltJg4 �xg4 24 'Wxg4 ltJ b3 25 .ixb3 cxb3 26 .ie3 con clara ventaja para el blanco. La estructura de peones negra está muy estropeada y su caba llo fuera de juego, R. Fischer - E. El iskases, Mar del Plata, 1 960.

15 lüe3 gad8 16 We2 c4

Page 186: Bobby Fischer, la leyenda

En R. Fischer - C. Kalme, Nueva York, 1 958 el negro jugó 1 6 ... g6 1 7 ltJg5 i.c8 1 8 a4 c4 1 9 axb5 axb5 20 b3 b4?? (un grave error que deja a las negras en posición perde­dora. Es mejor 20 ... cxb3 2 7 ixb3 ttJas 22 ttJds ttJxdS 23 ixdS) 21 �xc4 h6 22 ltJd5! ltJxd5 23 exd5 hxg5 24 �xc6 �xc6 25 dxc6 bxc3 26 �xe5 y las blancas ganan.

17 �f5

Cinco años atrás Bobby había equivocado el camino después de 1 7 ltJg5 h6 1 8 t2Jxe6 fxe6 1 9 b4? (mejor es 7 9 b3) 1 9 ... ltJd4! 20 cxd4 exd4 21 a3 d3 con clara ventaja para el segundo jugador, R. Fischer - R. Khol­mov, Capa blanca me m, 1 965 .

17 ••• �Ue8 18 .tgs �d7 19 .txe7 �xe7 20 �gS h6 21 �xe6 fxe6

El cabal lo de f5 es rechazado pero la es­tructura negra ha quedado debilitada, con sus peones doblados en la columna "e'�

22 �e3 �g6 23 g3 �f6 24 ged1

Las blancas tienen una ligera pero durade­ra ventaja.

24 ••• gxdl + 25 gxd1 gd8 26 gxd8+ %Vxd8 27 b3!

Abriendo un segundo frente.

27 ••• ab3 28 .txb3

Partidas

Ahora el alfil gana en actividad. Es cierto que la estructura del blanco en el flanco de dama ha quedado estropeada pero esto será rápidamente corregido por Fis­cher con la ruptura c3-c4.

28 ••• �f8 29 c4 %Vd7 30 %Va 'iMb7 31 abS axbS 32 � g4 � 6d7?

Más resistencia daba 32 ... ltJxg4.

33 W d3 %V c6 34 %V e3 ®f7?

Un error que permite ganar materia l .

35 �xe5+! �xeS 36 'iMf4+ 1-0

Recuperando la pieza y quedándose con peón de ventaja. Las negras abandonan.

Estructuras cerradas

Una estructura típica de la Apertura Ruy López que en la práctica de Bobby Fischer se le ha presentado en dos ocasiones, con­tra Svetozar Gligoric y con Boris Spassky en la primera partida del match de 1 992, que es el motivo de este estudio. Las blancas tienen un gran dominio del tablero gracias a su ventaja de espacio; mientras tanto las negras -reducidas en las tres ú ltimas ho­rizontales- deben intentar la ruptura .. .f5 (en pocas ocasiones les funciona ... a6-a5) o esperar los acontecimientos basando su juego en recursos tácticos.

1 87

Page 187: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

Trataremos de profundizar esta disposi­ción de peones según los temas estraté­gicos que se han producido en la práctica magistral .

a) Las blancas juegan por la columna de

"a" con a4xb5

Posición después de 23 ... Wfc7-d8. Karpov - Unzicker, Niza o/, 7 974

Una de las ventajas del blanco es la de poder decidir el momento oportuno para abrir la columna "a': En la mayoría de ma­nuales donde se trata el aprovechamiento de una columna abierta figura la partida A. Karpov - W. Unzicker, con su famosa ju­gada 24 ia7! "cerrando" la columna "a': La amenaza de jugar por el flanco de dama siempre fue un problema para las negras. Mientras tanto, Karpov fue preparando su juego por el otro flanco, que finalmente le dio el punto. Sin duda la partida modelo sobre nuestro tema.

Cuando las negras abren en malas condi­ciones el flanco de rey con la ruptura .. .f5, el primer jugador suele aprovechar fuerte­mente las debil itadas casi l las blancas; esto sucedió en la partida E. Geller - V. Smyslov, donde Gel ler j l•gó con muy �uena técn ica el final de torres.

Por último, en L. Shamkovich - D. Bronstein podemos ver el dominio de las blancas, aun con el cambio de damas.

188

Partida complementaria no 4

Anatoly Karpov - Wolfgang Unzicker

Apertura Espa ñola C98

Niza ol {3), 1974

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 AbS a6 4Aa4 �f6 5 0-0 Ae7 6 ge1 bS 7 Ab3 d6 8 c3 0-0 9 h3 �a5 10 Aa o 1 1 d4 Yf!c7 12 �bd2 �c6 13 dS

Veamos otra partida donde el primer ju­gador aprovechó las ventajas de la colum­na "a" abierta: 1 3 a3 �d8?! (considerada inferior debido a que evita la retirada del caballo negro a d8 tras el avance d4-d5 blanco. Es mejor 1 3 ... id7) 1 4 d5 ltJ bB Ahora las negras tendrán problemas para coordinar el desarrollo de sus piezas. 1 5 a4 Wffb7 1 6 b4 c4 1 7 ltJf1 ltJ bd7 1 8 ie3 ltJfB 1 9 ltJ3d2 ltJg6 20 ltJg3 @hs 2 1 ltJf3 ltJgs 22 Wid2 if6 23 �a2 i.d7 24 �ea 1 �db8 Las negras no tienen contrajuego, debiendo esperar el momento en que el blanco abra la columna "a': 25 axb5 axb5 26 �a7! W/c8 27 lLlf5 ixf5 28 exf5 lLlfB 29 g4 Con un do­minio com pleto de la posición; las blancas tienen clara ventaja. 29 .. . ile7 30 Wfd 1 ! La dama también coopera en el dominio de la columna "a': 3o .. . ltJd7 31 g5 �xa7 32 �xa7 �a8 33 W/a 1 �xa7 34 W/xa7 ildB 35 f6! El deta l le: la entrada en campo enemigo del alfil de casil las blancas aprovechando la mala ubicación de las piezas negras com­pensan sobradamente el sacrificio de un peón. 35 ... gxf6 36 ilf5 ilc7 37 lLl h2 fxg5 (o 37 ... ltJe7 38 hd7 Wfxd7 39 gxf6 ltJcB 40 Wlb7 con ventaja) 38 ixd7 W!xd7 39 ib6 y las blancas ganaron pieza y finalmente la partida L. Stein - T. lym, Parnu, 1 97 1 .

13 ••• �d8 14 a4 gba

En M. Euwe - A. Van den Hoek, La Haya, 1 942 se jugó: 1 4 ... Wffb7 1 5 lLl b3! ltJe8 1 6 tt:Ja5 Wffc7 1 7 b4 c4 1 8 ie3 id7 1 9 Wid2 f6 20 �a3 �b8 2 1 axb5 axb5 22 �ea 1 tt:Jf7 23 @h2?! (me­jor 23 lLlh2 con clara ventaja) 23 ... id8 24 lLlg1 g6 25 lLle2 ltJg7 26 f4 W/c8?! (el negro debió buscar contrajuego por el flanco de

Page 188: Bobby Fischer, la leyenda

rey con 26 ... f5 27 exf5 tiJxf5 28 hf5 gxf5 29 tiJg3 ih4 con una pequeña ventaja para el primer jugador) 27 B:f1 B:a8 28 B:fa 1 B:b8 29 fS! Una buena entrega de peón para evitar la ruptura .. .f6-fS; su aceptación permite la entrada del cabal lo aS en c6. 29 ... gxfS 30 exfS �S 31 tiJc6 B:b7 32 B:a7 B:xa7 33 B:xa7 .id7 34 tiJxd8 Wxd8 3S .ih6 tiJh8? (había que jugar 35 ... f5) 36 .ixg7 @xg7 37 tiJg3 ganando 37 . . . B:f7 38 tiJ hS+ @g8 39 Wh6 tiJg6 40 .ifS! tiJf8 41 .ie6 1 -0.

15 axb5 axb5 16 b4 �b7 17 �f1 .id7 1 8 .ie3 ga8 19 Wfd2 gfca 20 .id3 g6 21 �g3 .ifs 22 ga2 c4 23 .Ab1 VM d8 24 .ia7!

El blanco posee ventaja de espacio, lo que obl iga a las negras a tener una posición restringida. Con su ú ltima jugada Karpov no solamente evita las s implificaciones, sino que también el alfil en a7 "tapona" la columna abierta, dando tiempo a la dama y a la B:e1 para mejorar tranquilamente su ubicación.

24 . • . �es 25 �c2 �c7 26 gea1

Partidas

29 • • . _ig7 30 f4 f6 31 f5

Más espacio; ahora las negras ya no pue­den preparar la ruptura .. .f6-fS. Karpov no permite ningún tipo de contrajuego.

31 ••• g5 32 .ic2

El alfil de casi l las blancas toma otro rumbo; anteriormente su situación en la diagonal b1 -h7 evitaba la ruptura .. .f6-fS del negro.

32 ••. .if7 33 �g3 �b7 34 .id1 h6 35 .ih5!

Con el cambio de a lfiles de casi l las blancas Se cumple el primer objetivo, la torre se ha los cabal los de Karpov entran fuertemente ubicado en la columna "a': en el flanco de rey negro.

26 ... Wfe7 27 .ib1 .ie8 28 �e2 �d8 35 ... Wfes 36 Wfd1 �da 37 ga3 ®f8 38 g1a2

29 �h2!

Karpov busca más ventajas, en este caso por el flanco de rey, con el avance f2-f4.

Ahora Wd 1 -a 1 puede ser una posibil idad.

38 ... ®gs 39 �g4! ®ts 40 �e3 ®gs 41 Axf7+ �xf7 42 Wfh5 �da 43 Wfg6 ®ha 44 �h5

Las negras abandonan. Las amenazas so­bre el flanco de rey producen pérdidas materia les. El alfil en a7 ha evitado las simplificaciones de las piezas pesadas, lo que hubiera podido al iviar el juego del negro. Después de 44 tiJ hS podría seguir 44 . .. Wf8 (contra 44 . . . Wel se puede jugar 45 .ic5! con idea de responder a 45 .. . dxc5 46 d6, con ventaja decisiva) 4S .ib6! ¡En el momento oportuno! 4S ... B:ab8 (o 45 ...

1 89

Page 189: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

éiJbl 46 ruaB éiJxaB 47 '8a7! y el ataque por la séptima es mortal) 46 ixc7 '8xc7 47 '8a8 '8cc8 48 '82a7 ganando.

1-0

Partida complementaria no 5

Efim Geller - Vassily Smyslov

Apertura Española C98

lntz. Palma de Mallorca (16), 1970

1 e4 e5 2 �f3 �c6 3 .ib5 a6 4.ia4 �f6 5 0-0 /ie7 6 gel bS 7 .ib3 0-0 8 c3 d6 9 h3 �a5 10 Aa c5 1 1 d4 V!lc7 12 �bd2 �c6 13 dS �da 14a4 gb8 15 b4 c4 16 �fl �e8 17 axbS axbS 18 �3h2

18 ••. fS?

El negro se impacienta y rompe en el flan­co de rey; debieron jugar 1 8 . . . f6 con l igera ventaja para las blancas.

19 exfS Axts 20 Axts gxfs 21 1e3 gfs 22 �f3

Con el intento de activarse las negras han cambiado su alfil de casi l las blancas, aumentando la debilidad del peón bS y, al mismo tiempo, la casi l la e4 y eventual­mente fS pueden ser uti l izadas por los ca­bal los blancos.

22 .•. �f6 23 �g3 �f7

1 90

Jugada intermedia; Geller evita que el ne­gro pueda luchar fáci lmente por la colum­na "a" con ... '8b8-a8.

24 • • • gb7 25 gas V!id7 26 V!id2 gfbs 27 geal

Ahora hay un com pleto dominio de la co­lumna.

21 • • . .ida 28 ga6

El peón d6 también es una debi l idad.

28 ••. h6 29 �h2

Sin duda este cabal lo necesita buscar una mejor ubicación.

29 ••. .ib6 30 �hfl 1c7 31 V!idl �h8 32 �hS!

El cabal lo f6 es una buena pieza, que ataca el peón dS.

32 .•• �xhS 33 V!lxhS V!lf7 34 Vllxf7+ ®xf7

Aunque el juego se simplifique los pro­blemas negros no se resuelven; el blanco tiene suficiente ventaja como para impo­nerse.

35 �g3 �g6 36 �fS �e7

Page 190: Bobby Fischer, la leyenda

O 36 ... �da 37 �a7 �db8 38 � 1 a6 ganan­do.

37 �xd6+ .ixd6 38 13xd6

Ganando peón; el blanco tiene ventaja de­cisiva.

38 • • • �fS 39 13e6 13e7 40 13aa6 13d8 41 .ieS! 13ed7 42 ®h2 �e7

Si 42 .. . �xdS 43 g4! y el blanco gana.

43 13xe7+ 13xe7 44i.xe7 c!>xe7 45 13e6+ ®d7 46 ®g3!

En lugar de ganar un segundo peón Geller primero activa su rey.

46 • • . gas 47 c!>f3 ga3 48 ®e4 gxc3 49 gg6 ga so gxg7+ ®d6 51 gg6+ ®d7 52 gg7+ ®d6 53 gg6+ ®d7 54 c!>xeS

La maniobra que empezó con 46 mg3 da sus frutos. El rey negro fue obligado a re­troceder, quedándose en situación pasiva.

54 ... 13e2+ SS c!>d4 13xf2 56 13g7+ ®d6 57 13g6+ ®d7 58 g4! 13d2+ 59 ®es 13e2+ 60 ®d4 13d2+ 61 ®es c3 62 13d6+ ®e7 63 13e6+ ®d7 64 13e3 c2 65 13c3 l3h2 66 h4 13xh4 67 13xc2 13xg4 68 l3h2 13g6 69 ®xbS ®d6 70 l3h5

Después de unas cuantas repeticiones Ge­l ler logra quebrar la resistencia contraria.

70 ... ®e7

o bien 70 ... �f6 71 mb6 seguido de b4-b5.

71 ®es 13f6 72 l3h1 ®b7 73 bS 13g6 74 13hs ®e7 75 13fs 13g1 76 b6+ ®b7 11 13f1+ ®bs 78 d6 13e1+ 79 c!>ds

No se puede evitar la coronación, y Smys-

Partidas

81 mf6 �f1 + (si 8 7 . • • r:ifc8 82 �f8+ r:Jidl 83 bl gana) 82 mg7 ganando.

1-0

Partida complementaria no 6

Leonid Shamkovich - David Bronstein

Apertura Española C93

Moscú, 1 962

1 e4 e5 2 �f3 �e6 3 .ibS a6 4.Aa4 �f6 5 0-0 .ie7 6 gel bS 7 .ib3 0-0 8 h3 d6 9 c3 h6 10 d4 13e8 1 1 �bd2 .if8 12 �f1 Ab7 13 �g3 �as 14 .Ac2 eS 15 dS .ie8 16 b3 ®h8

Otra partida de Shamkovich siguió 1 6 ... g6 1 7 ie3 ig7 1 8 �d2 mh7 1 9 �f1 id7 20 ét:J h2 con leve ventaja para el blanco: Shamkovich - Liberzon, U RSS, 1 964.

11 .id2 �g8 18 gfl g6 19 �h2 !g7 20 �g4 Wh4 21 �e3 �b7 22 b4 e4 23 a4 !d7 24 Wf3

Notable control de la ruptura ... f7-f5.

24 .•• �e7 25 �g4 !xg4 26 Wxg4 Wxg4 27 hxg4

El cambio de las damas no resuelve los problemas de las negras.

27 ••. ®h7 28 �e2 .if6

lov abandona. Si 79 ... . �d 1 + 80 mes �el + Con idea de seguir 29 ... igS.

191

Page 191: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

29 g3 ®g7

Si 29 ... igS 30 f4.

31 ga3! gab8 32 axbS axbS 33 ga6 .ida 34 !e3 �f6 35 f3 �d7 36 gfa1

Con ventaja decisiva; las negras están completamente pasivas.

39 ••• ®es 40 �f3 gS

Impide el plan blanco pero deja a las ne­gras con más desventaja de espacio.

41 fS �f8 42 ga7 gh7 43 �d2!

Nuevamente la pieza que puede mejorar es el cabal lo; ahora intentan tl:Jd2-b 1 -a3 atacando el peón bS. ¡Ay, esta vez las ne­gras no lo pueden impedir!

43 .•• �d7 44 �b1 .ie7

En caso de 44 ... tLlfB 45 tt:Ja3 también gana.

Las negras abandonan ante las pérdidas materiales. Una excelente demostración de Shamkovich.

1-0

b) Las blancas basan su juego en la rup-

0 37 ... hS 38 gxhS �xhS 39 �a7 con fuerte tura f2-f4

dominio.

38 f4 f6

39 �g1 !

El cabal lo es la pieza a mejorar, por el lo Shamkovich planea la maniobra tl:Jg 1 -f3-h4 atacando el débil peón g6.

1 92

Posición después de 2 7 f4. A. Sokolov - A. Karpov, Bugojno, 1 986

Es sabido que una ventaja no suele ser su­ficiente para tener ur.a ventaja concreta; por lo general hace falta "buscar la segun­da debi l :dad" para desorganizar la defen­sa enemiga. En nuestro caso esta función la realiza la ruptura f2-f4. En la partida A.

Page 192: Bobby Fischer, la leyenda

Sokolov - A. Karpov el ruso Andrei Soko­lov mantiene la tensión en el flanco de dama, postergando en lo posible la captu­ra a4xbS e imponiéndose finalmente por ataque en el flanco de rey.

Partida complementaria no 7

Andrei Sokolov - Anatoly Karpov

Apertura Española C95

Bugojno, 1986

1 e4 eS 2 �B �c6 3 .ibS a6 4 .ia4 �f6 5 0-0 .ie7 6 �el b5 7 .ib3 d6 8 c3 0-0 9 h3

9 ••• .ib7

Veamos otras partidas donde se rea l izó la ruptura f2-f4:

a) 9 ... lt:Jas 1 0 ic2 eS 1 1 d4 Wc7 1 2 lt:J bd2 lt:Jc6 1 3 dS lt:Jd8 1 4 a4 E!b8 1 S b4 c4 1 6 lLlf1 lt:Je8 1 7 g4 (también 7 7 axb5) 1 7 ... g 6 1 8 lt:Jg3 lt:Jg7 1 9 lLl h2 f6 20 f4 exf4 2 1 ixf4 lt:Jf7 22 lLlf3 Apro­vechando la casi l la d4. 22 ... id7 23 lt:Jd4 lt:Je5 24 ie3 Wc8 25 We2 id8 26 <j;>h1 ib6?! (mejor 26 ... aS! con cotrajuegoJ 27 aS ixd4? (se debió jugar 27 . . . id8) 28 cxd4 La mejor pie­za negra, el lt:J es, debe retirarse del centro. 28 ... lt:Jd3 (o 28 ... lL\fl 29 E!f7 y las blancas tienen clara ventaja) 29 ixd3 cxd3 30 Wxd3 Con posición ga­nadora, V. Tukmakov - R. Hernández, Leipzig, 1 97S.

Partidas

b) 9 ... h6 1 O d4 E!e8 1 1 lLlbd2 if8 1 2 lLlf1 id7 1 3 lt:Jg3 lt:Jas 1 4 ic2 eS 1 5 b3 lt:J c6 1 6 dS lt:Je7 1 7 ie3 lt:Jg6 1 8 Wd2 lt:J h7 (mejor 78 ... Wc7) 1 9 a4 lt:Jh4 20 lt:Jxh4 Wxh4 21 We2 'Wfd8 22 b4 Wc7 23 E!ec1 c4 24 E!a3 E!ec8 25 E!ca 1 'Wfd8 26 f4 (Karpov sugiere apl icar su idea con 26 axb5 axb5 27 ia7!) 26 .. . lt:Jf6 27 fxeS dxeS tras lograr un peón pasado en la columna "d" las blancas tienen ventaja, que impusieron en cuarenta y cinco movimientos, Deep Blue - G. Kasparov, Nueva York, 1 997 .

10 d4 ge8 11 �g5 gf8 12 �B ge8 13 �bd2 .if8 14.ia �b8 15 a4 eS?!

Es mejor 1 5 ... lt:J bd7.

16 d5 �bd7 17 b4 c4 18 �fl �hS 19 �3h2 g6 20 .Ae3 .ie7 21 �d2 gfs 22 .ih6 �g7 23 �g3

El único contra juego negro posible, la rup­tura .. .f7-fS, está controlada.

23 . • • ®ha

Con idea de seguir ... lt:Jd7-f6-g8 expu lsan­do el molesto alfi l blanco.

24 �g4 �f6 25 �xf6 .ixf6 26 �fl tfd7 27 f4! a5

O bien 27 ... exf4 28 ixf4, y se podría seguir con lt:Jg3-e2-d4.

193

Page 193: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

28 f5 axb4 29 cxb4 bxa4 30 gn

Las blancas tienen compensación por el peón que han sacrificado. Ahora restrin­gen el flanco de rey con el avance f4-f5.

30 ..• ®ga 31 �f2

31 ..• i.h4 32 i.xg7 i.xg3

No se puede 32 .. . �xg7 por 33 tt:J hS+!

33 gxg3 ®xg7 34 f6+ ®h8 35 gga3!

Una vez aseguradas las debil idades del flanco de rey Sokolov vuelve a "mirar" ha­cia el flanco de dama, recuperando el peón sacrificado.

35 . • • �bs 36 �e3 ggs 37 h4 gS?!

Si 3 7 ... '!Wxb4 38 E:b 1 ! Karpov quiere salir de su posición pasiva con alguna actividad en el flanco de rey, pero esto repercute desfa­vorablemente en la defensa de su rey.

38 hxgS gg6 39 ®f2!

Ahora el ataque blanco tiene lugar en la columna "h':

39 .•• h6

Si 39 ... E:ag8 40 E:h 1 E:xgS 41 '!Wh3 ganan­do.

1 94

40 gh1 <tth7 41 Ad1 ! gaga 42 �h3 ghs 43 .ihs

La posición negra no tiene defensa y Kar­pov abandona.

1-0

e) Las blancas cierran la columna "a" con

a4-a5

Posición antes de 2 7 aS: D. Bronstein - Winiwarter, Krems, 7 967

Cerrar el flanco de dama con a4-a5 no es muy frecuente. Por parte de las blancas es una decisión un tanto difíci l porque deben confiar en sacar alguna ventaja en el sec­tor opuesto.

En la partida Bronstein - Winiwarter, las blancas también cerraron ¡el flanco de rey! La idea clave fue sacrificar en c4 una pieza por dos peones, logrando quebrar la resis­tencia negra en el flanco de dama.

Como mencionamos antes, a Fischer ya se le había presentado esta estructura, y en aquella ocasión la apertura de la columna "h"fue el detonante de los problemas de la posición negra (ver Fischer - Gl igoric).

Page 194: Bobby Fischer, la leyenda

Partida complementaria no 8

David Bronstein - Felix Winiwarter

Apertura Española C93

Krems, 1967

21 aS g6 22 h4 mg7 23 mg2 h6 24 �h1 �h8 2S hS gS 26 tllfS+ �f8

La torre h8 queda descolocada.

27 �e3 gh7 28 tlld2 �g8 29 f3 �d8 30 �f2 �e7 31 ghc1 .1d8

Las negras no se percatan de las intencio­nes de Bronstein.

32 �f1 ! �f7 33 �d1 .Ae8 34.Ae2 gc8 3S tlle3 tLl b8 36 tLl dxc4!

Con ventaja decisiva.

Partidas

36 ••• bxc4 37 tllxc4 .ibS 38 tllb6 .ixe2 39 �xe2 ie7 40 tllxc8 �xc8 41 ia7 tlld7 42 �xa6 1-0

Partida complementaria n° 9

Robert Fischer - Svetozar Gligoric

Apertura Española C93

Rovinj/Zagreb (1 O), 1970

1 e4 eS 2 tllf3 tllc6 3 .ibS a6 4ia4 lllf6 S 0-0 !e7 6 ge1 bS 7 !b3 d6 8 c3 0-0 9 h3 h6

En W. Browne - S. Gl igoric, Wijk aan Zee, 1 97S las blancas también cerraron el flanco de dama con a4-aS: 9 ... ltJb8 1 O d4 ltJ bd7 1 1 ltJ bd2 ib7 1 2 ic2 eS 1 3 b3 �e8 1 4 dS g6 1 S a4 ltJ hS 1 6 b4 c4 1 7 ltJf1 if6 1 8 �a3 ltJ b6

Diagrama de análisis

1 9 aS Ahora el juego se dirige al flanco de rey. 1 9 ... ltJd7 20 ie3 �f8 21 Wd2 We7 22 ltJg3 ltJf4 (sacrificio de peón para lograr actividad por las casi l las negras. Es pasivo 22 . . . ltJgl y el blanco segui ría mejorando la ubicación de las piezas para buscar el momento oportuno para romper con f2-f4) 23 ixf4 exf4 24 Wxf4 liJeS 2S ltJxeS ixeS 26 Wd2 ixg3 27 fxg3 Wes 28 g4 Con ventaja para el primer jugador, pues las negras carecen de contra juego. 28 ... f6 29 �a a 1 �ae8 30 �f1 �g7 31 �f3 �e 7 32 �af1 �ef7 33 Wf2! La entrada de la dama por la diagonal g 1 -a7 quiebra la defensa negra. 33 ... ic8 34 '1Wb6 �g8 3S gS! WxgS (si 35

195

Page 195: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

... fxgS? 36 ll.xfl &f7 37 &fl �xf7 38 Wfc7+ ganando el alfil) 36 Wlxd6 Wfes 37 Wfcs �g7 38 � h 1 hs 39 �g1 �da 40 �e3 ib7 41 �ef3 �d6 42 Wff2 ica 43 Wlh4 �fa 44

Wlf4 Wlxf4 45 �xf4 �ea 46 h4 Con ventaja de un peón las blancas terminaron ganan­do un largo final. 46 ... �es 47 �d 1 �f7 48 c;t>f2 c;t>e7 49 �g3 gS 50 hxgS fxgS 51 �f2 h4+ 52 c;t>f3 ib7 53 �df1 ica 54 g3 �h6 ss c;t>e3 hxg3 56 �f7+ c;t>da 57 �g 1 �h3 sa c;t>d4 �ea 59 eS �h2 60 ie4 �d2+ 61 c;t>e3 �h2 62 �d4 �d2+ 63 c;t>e3 �h2 64 e6 ixe6 65 dxe6 �xe6 66 �d 1 + c;t>ea 67 �fd7 g2 68 �d8+ c;t>f7 69 � 1 d7+ �e7 70 �xe7+ c;t>xe7 71 �d 1 c;t>f6 72 �g 1 �h3+ 73 c;t>d4 1 -0.

10 d4 ge8 11 tilbd2 if8 12 tilf1 ib7 13 tllgl tLl as 14 ia tLl e4 1S bl tLl b6 16 a4 es

Mejor 1 6 ... bxa4.

17 dS e4 18 b4ie8 19 .!.el .id7

20 aS

Las blancas cierran el flanco de dama a cambio de empeorar la ubicación de las piezas menores del segundo jugador.

20 •.. tile8 21 fYd2 tilh7 22 ®h2 11.e7 21 tilfs .igS 24 tllxgS hxgS 2S g4

Asegurándose la ruptura h3-h4.

196

2S ••• g6 26 tllgl f6 27 gh1 gf8 28 ®g2 gf7 29 f3 tilf8 lO h4 gxh4 11 gxh4 gh7 12 gah1 gxh4 ll gxh4 gS 14 gh6 ®g7?

En posición perdida Gl igoric omite un gol­pe decis ivo.

lS gxf6!

Y las negras abandonan. A 35 �xf6! se­gui ría 35 ... Wfxf6 (35 ... c;t>xf6 36 ixgS+) 36 � hS+ ganando.

1-0

d) Los recursos de las negras

Posición después de 23 ie3. R. Mainka - J.

Smejkal, Polanica Zdroj, 7 99 7

E n una posición tan restring ida, n o e s fácil para las negras resolver su pasividad. Sin duda, la forma más drástica es el sacrificio de una pieza a cambio de los molestos peones centrales blancos {23 . . . � bxdS). El lo ocurrió en nuestra partida principal y

en Mainka - Smejkal, donde las negras sa­l ieron victoriosas.

Partida complementaria n° 1 O

R. Mainka - J. Smejkal

Apert u ra Española C93

Polanica Zdroj, 1991

1 e4 eS 2 tilf3 tlle6 l ll.bs a6 4ia4 tilf6 S 0-0 IJ.e7 6 ge1 bS 7 .ibl d6 8 el 0-0 9 hl ib7

Page 196: Bobby Fischer, la leyenda

En V. Akopian - O. Romanishin, Erevan, 1 988 se jugó 9 ... ttJas 1 0 ic2 eS 1 1 d4 ltJc6 1 2 ds ttJas 1 3 b3 g6 1 4 ltJ bd2 ltJ hS!? Controlando la casi l la f4 con el cabal lo las negras previenen una posible ruptura f2-f4. Gracias al peón g6 el cabal lo negro está bien defendido. 1 S b4 ltJ b7 1 6 a4 .id7 1 7 ltJf1 W!c7 1 8 ie3 E:fc8 1 9 ib3 if6 20 E:e2 c4 21 ic2 ltJf4 22 E:e1 bxa4 23 ixa4 aS Reaccionando bien en el flanco de dama las negras tienen buen juego, y la partida finalmente terminó en tablas: 24 .ixd7 W!xd7 2S W!a4 W!xa4 26 E:xa4 axb4 27 E:xb4 ttJcs 28 E:xc4 ttJcd3 29 E:xc8+ E:xc8 30 E:b1 ltJe2+ 3 1 c;t>h2 ttJxc3 32 E:b3 ltJf4 V2-V2.

1 o d4 ge8 1 1 ltl bd2 .if8 12 a3 h6 13 .Aa lLl b8 14 b4 ltlbd7 15 .Ab2

15 ••• g6

También podemos ver cómo la jugada ... ltJf6-hS dio resultado en la sigu iente par­tida: 1 S ... eS 1 6 dS c4 1 7 a4 ttJ hS 1 8 ltJf1 fS!? Ahora el peón dS blanco quedará dé­bil, siendo atacado por tres piezas meno­res contrarias. 1 9 exfS ltJf4 20 ltJe3 ltJf6 El peón dS no se puede defender, y con su caída el negro gana en actividad. 21 ltJ h4 ltJ4xdS 22 ltJxdS ixdS 23 ltJg6 W!c7 24 Wd2 .if7 2S ltJxf8 c;t>xf8 Con juego aproximada­mente igualado, J . Ehlvest - A. Beliavsky, Minsk, 1 987.

16 Wb1 gb8 17 ltlb3 .Aa8 18 ltla5?!

Partidas

Timman recomienda como mejora 1 8 a4 ltJ b6 1 9 axbS axbS 20 .id3 ltJc4 21 dS c6 22 dxc6 .ixc6 23 ttJas con igualdad.

18 • • • eS 19 dS c4 20 a4 .Ag7 21 axbS axbS 22 .Ac1

Seguramente Mainka no esperaba el "gol­pe" que se le avecina, de lo contrario hu­biera jugado 22 Wid 1 para luego manio­brar con ib2-c1 -e3.

22 • • • ltlb6 23 .ie3 �bxdS!?

Las negras sacrifican pieza por dos peo­nes, consiguiendo una fuerte "masa" de peones centrales.

24 exdS ltlxdS 25 Wcl?!

Mejor 2S .id2.

25 • • . ltlxe3 26 fxe3 .ixf3 27 gxf3 e4! 28 f4 .Axc3

Ahora las negras tienen tres peones por la pieza mientras que el juego del blanco está completamente descoordinado.

29 ge2?

Otro error; el blanco debió jugar 29 ltJc6 Wih4 30 ltJxb8 Wg3+ 3 1 cj{f1 W!xh3+ 32 c;t>g 1 Wg3+ 33 cj{f1 ixa 1 34 W!xa 1 (es peor 34 he4 &e4 35 W!xa 7 W!f3+ 36 c;t>g 7 &e3 y las negras deberían ganar) 34 ... Wif3+ 3S

197

Page 197: Bobby Fischer, la leyenda

Partidas

c;!{g1 �xb8 con pieza a cambio de cuatro peone� y un rey desprotegido. La posición negra es preferible, pero era el mal menor.

29 .•• f;Yb6

Por supuesto, también era posible 29 ... i.xa 1 .

30 gb1 dS 31 gg2 ®h7 32 ®h1 fS 33 .id1 .if6 34 .ie2 gbd8 35 f;Yd2 ge7 36 gbg1 gg7 37 f;Yc1

37 • . . d4

El asalto final. Las negras ya están prepa­radas para abrir el juego mientras que el cabal lo en aS es un mero espectador; la ventaja es decisiva.

38 exd4 .ixd4 39 gf1 .ie3 40 f;Yb1 gd2 41 e e1 ga 42 ixc4 gc1 0-1

198

Page 198: Bobby Fischer, la leyenda

D I ECISÉIS F I NALES DE BOBBY FISCHER

Hay que jugar la apertura como el li­bro, el medio juego como un genio y el final como una móquina.

Bobby Fischer

Sin duda la etapa del final es una fase so­bresal iente en el juego de Bobby Fischer, al hacer gala de un completo conocimiento teórico de el los, y de a lgo más importante todavía: el cambio acertado de las piezas. La importancia que daba a la coordina­ción de piezas, la creación de nuevas debi­lidades, la técnica en los finales de torre, el conocimiento magistra l de cuándo man­tener un buen alfil o un buen caballo, la notoria diferencia que puede observarse en la actividad de su rey en comparación con la de sus rivales nos hace pensar que Bobby ha sido uno de los mejores final is­tas, sino el mejor de la h istoria.

1 Clasificación por el material existente

a) El caballo prevalece sobre el alfil

Las partidas Damjanovic - Fischer y Sai­dy - Fischer son las típicas posiciones de estructuras cerradas donde el caba l lo maniobra ante la pasividad del a lfil ma lo. En cam bio, en Fischer - Taimanov Bobby busca una posición semi-bloqueada (con lt:Jd4-b3 y c3-c4} en donde coordina mejor el equipo torre-cabal lo contra la torre-alfil de Taima nov. Fischer - Unzicker es una po­sición particular donde el caballo de Bo-

bby juega "en campo abierto" influyendo sobre ambos flancos.

b) El alfil prevalece sobre el caballo

El alfil es la pieza preferida de Bobby. Él suele demostrar su supremacía con la creación de peones pasados donde, a dife­rencia del cabal lo, su alfil puede "trabajar" en ataque y en defensa en forma más rápi­da. Un buen ejemplo de esto es la partida Uh lmann - Fischer. En la partida Fischer - Cardoso, las blancas poseen un peón aS pasado que "distrae" acertadamente las piezas negras.

e) Finales de alfiles

Un rey mejor central izado y un amenazan­te peón h6 son la l lave para el triunfo en el final de partida de Fischer - Finegold. La partida Fischer - Cardoso es una típica estructura de la Defensa Sici l iana con un dominante rey en dS y un peón "b" alejado, donde el zugzwang fue el arma uti l izada por Fischer para quebrar la resistencia ne­gra.

2 Clasificación por temas

Creemos que ésta es una clasificación tan importante como la primera debido a que podemos abarcar los temas de mayor im­portancia que se presentan en la partida. Veamos a lgunos de ellos:

199

Page 199: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis fina les de Bobby Fischer

1) Con la iniciativa en sus manos Fischer va restringiendo el juego de su rival sumi­do en la defensa a l tiempo que sus piezas adquieren mayor actividad. Esto puede verse en las partidas Fischer - Reshevsky y Fischer - Bolbochán.

2) La partida Gl igoric - Fischer muestra cómo la mejor coordinación y actividad de piezas justifican el sacrificio de cal idad que realiza Bobby.

3) La importancia del rey en los finales es de gran relevancia. En Fischer - Tal las blancas sacrifican un peón a cambio de llevar su monarca a l flanco de rey contra­rio, siendo una pieza más en el ataque: es notoria la diferencia entre la actividad de los dos reyes. También la supremacía del alfil sobre el cabal lo tuvo su influencia en el resultado. En Fischer - Byrne la marcha del rey decide la partida gracias a un gran dominio de la dama y un peligroso peón en séptima.

4) La partida Fischer - Portisch muestra la técnica en los finales de torre de Bobby.

5) En Bisguier - Fischer las negras poseen peón de ventaja pero el carácter cerrado de la posición hace que Bisguier pue­da crear una "forta leza" que Bobby logra quebrar con un plan multiescalonado ( 1 o

Creación de un peón pasado y apoyado 2° Marcha del rey al flanco de dama 3° Sacri­ficio de pieza para imponerse con la entra­da del rey por a4).

6) Por último, Fischer - Taimanov es una demost'6ión magistral de Bobby. Abarca importantes elementos de la estrateg ia como creación de la segunda debil idad, alfil superior a l cabal lo, la entrada del rey y el zugzwang, hacen de esta partida un modelo para el conocimiento en los secre­tos del final .

200

Final no 7 .

Mato Damjanovic - Robert Fischer Defensa S ic i l i ana 836

Buenos Aires (2), 1970

1 d4 tLl f6 2 c4 eS 3 tLl f3 cxd4 4 tLl xd4 tLl c6 5 tLlc3 g6 6 e4 d6 7 .le2 tLlxd4 8 Wxd4 .lg7 9 .le3 0-0 10 Wd2 .le6 11 f3 gc8 12 tLldS tLld7 13 0-0 tLlcS 14 gacl aS 15 b3 bdS 16 cxdS Wb6 17 gc4 Wa7 18 ga .lh6 19 f4 gc7 20 g3 b6 21 gfc1 .lg7 22 .lbs Wa8 23 We2 eS 24 dxe6 fxe6 25 gdl gd8 26 .ld4 bd4+ 27 gxd4 eS 28 fxeS dxeS 29 gxd8+ Wxd8 30 .lc4+ �g7 31 .lds tLld7 32 Wf2 gxa 33 Wxc2 bS 34 �g2 b4 35 Wc6 tLlf6 36 �f3 Wd7 37 Wxd7+ tLlxd7 38 �e3 �f6 39 �d3 tiJb6 40 .ic6 �e7 41 h4 h6 42 �e3 tLlc8 43 �d3 tiJ d6 44 �e3 <i>ds 45 �d3 <i>c7 46 .ia4 <i>b6 47 �e3 �es 48 .id7 �b6 49 .ia4 �c7 so <i>d3 <i>ds 51 .ic6 <i>e7 52 <i>e3 <i>e6 53 <i>f3 <i>f6 54 g4 gS 55 hS <i>e7 56 �e3 <i>ds 57 <i>d3 <i>c7 58 �a4 <i>b6 59 �d7 <i>cs 60 �a4 tücs 61 �es tüe7 62 <i>e3 tiJgS 63 i.d7 tiJf6 64 i.f5

Una posición bloqueada donde el caballo es muy superior al a lfi l de casil las blancas, que no tiene ningún objetivo de ataque. ¿Cuál es el primer paso que deben dar las negras?

64 • • • �b5

El rey apoya el avance del peón aS con idea de crear una entrada para el rey o ubicar

Page 200: Bobby Fischer, la leyenda

el peón en a3, donde la amenaza sobre el peón a2 o un posible sacrificio de caballo en b3 puede distraer a las blancas.

65 c;t>d3 a4 66 bxa4+?

Las blancas no deberían haber tomado, sino continuar con 66 i>e3 a3 67 i>d3 i>cs El rey en "eS" esclaviza a l rey contrario en la defensa de la casi l la de entrada d4. Ahora es preciso mejorar el cabal lo. 68 i>e3 ltJe8 69 .id7 ltJd6 70 .ia4! (única forma de evi­tar el salto ... ltJc4 y de salvar la partida. 70 i>d3 ltJc4! y el cabal lo penetra finalmente, al amenazar ltJ b2 seguido de ltJ d 1 -c3J 70 ... i>b6 (70 . . . ltJfl 77 i>d3 ltJdB 72 .id7!) 7 1 i>d3 i>c7 7 2 i>e3 ltJ b7 7 3 .ibS (73 i>d3 ltJcS+ 74 i>c4 ttJxe4 75 i>xb4 ltJf2) 73 ... ttJas 74 .ia4= y no se ve cómo pueden progre­sar las negras.

66 ••• c;t>xa4 67 c;t>c4

Si las blancas no van en busca de la captu­ra del peón b4 el rey negro mejora su po­sición. 67 .ie6 i>a3 68 i>e3 i>b2 69 md3 mb1 ! 70 i>e3 mc2 71 me2 mc3 Ahora es el momento de maniobrar con el cabal lo. 72 i>e3 ltJe8 Dirigiéndose al flanco de dama; la ventaja negra es decisiva.

La mejor posición del rey negro decide la partida.

Dieciséis finales de Bobby Fischer

70 c;t>cS c;t>c3 71 c;t>d6 c;t>d4 72 ®e6 ttlxe4 73 c;t>n ttlf2 74 ®g6 e4 75 c;t>xh6 e3 76 c;t>g7 e2 77 h6 ele 78 h7 ee7+ 79 c;t>g8 ttle4!

Ahora es forzada 80 .ixe4 (80 hBWf+ ltJf6+) 80 ... i>xe4 8 1 h8Wf Wfe8+ 82 i>g7 Wfxh8+ 83 i>xh8 i>f4 etc.

0-1

Final no 2

Anthony Saidy - Robert Fischer

Apertu ra I ng lesa A33

Cto. de EEUU, Nueva York, 1963

1 c4 eS 2 ttl f3 ttl c6 3 d4 cxd4 4 ttl xd4 ttl f6 5 ttlc3 e6 6 ttldb5 .Ab4 7 a3 .Axc3+ 8 ttlxc3 d5 9 e3 0-0 1 O cxd5 exd5 11 .Ae2 .Af5 12 ttl b5 eb6 13 0-0 a6 14 ttld4 ttlxd4 15 exd4 exd4 16 exd4 gac8 17 .Adl .la 18 .Ae3 .Axd1 19 gfxdl ga 20 gd2 gfc8 21 gxa gxa 22 gel gxcl + 23 .ixcl

Una típica posición donde el cabal lo es su­perior a l a lfi l :

1) Hay peones en ambos flancos pero la simetría impide la concreción de un peón pasado.

2) El peón d4 fijado en casi l la negra es una permanente debil idad.

3) La debil idad de las casi l las blancas pue­den ser aprovechadas por las piezas ne-

201

Page 201: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

gras gracias, especialmente, al peón dS. La estrategia negra no es necesariamente ganar el peón d4 o entrar por las casil las centrales blancas, sino que estas ventajas pueden ser uti lizadas como distracción para concretar la ventaja por otro sector del tablero.

23 ••• �d7

El caballo se dirige a e6 vía f8 para esclavi­zar a las negras en la defensa del peón d4 ...

24 g¡,f1 ?

Parece mejor la recomendación de Daniel King 24 g4, anticipándose a dominar las casil las blancas. La concreción de la venta­ja es más difíci l : 24 ... ltJf8 25 f3 ltJe6 26 ie3 g6 27 cj;>g2 fS 28 cj;>g3 cj;>f7 29 gxfS gxfS 30 cj;>h4 (de otro modo podría seguir . . . f4 ganando el peón d4 y buscando hacerse fuerte en fS) 30 ... f4 31 if2 cj;>g6 32 cj;>g4 hS+ 33 cj;>h3 cj;>fs Análisis de Daniel King.

Las negras tienen problemas en conseguir una segunda debil idad.

24 . • • �f8 25 g¡,e2 �e6 26 g¡,d3 h5!

Ahora las negras pueden evitar el plan de las blancas mencionado por el GM Daniel King con g2-g4 y, al mismo tiempo, se des­cubre un camino para el rey negro por h7-g6-f5 ...

27 Ae3 g¡,h7 28 f3 ®g6 29 a4

202

Controlando casillas blancas para evitar una posible entrada del caba!lo. Las negras tie­nen ventaja después de 29 g4 fS 30 gxhS+ (o 30 gxf5+ ®xfS) 30 ... ®xhS 31 i.f2 f4 etc.

29 ••• ®t5 30 ®e2 g5 31 ®f2 �d8 32 .id2 ®g6 33 ®e3 �e6 34 ®d3 ®t5

O bien 34 ... fS.

35 Ae3 f6 36 ®e2 ®g6 37 ®d3

Es malo 37 g4? y las blancas se crearían una segunda debil idad después de 37 ... fS! 38 h3 ltJf8 seguido de ltJd7-f6; las blan­cas estarán obl igadas a tomar en hS o fS estropeando su estructura y mejorando la situación del rey negro.

37 .•• f5 38 g¡,e2

38 • • . f4 39 Af2 �g7 40 h3 �f5

Es mejor preparar el avance g4 con el rey, y tras 40 ... lt:Je6 41 ig 1 ®fs 42 if2 g4 43 hxg4+ hxg4 44 fxg4+ (44 ®d3 �gS segui­do de ... lt:Jg7-f5-h4) 44 ... �xg4 1as negras siguen progresando con el rey.

41 ®d3 g4?

Era mejor seguir maniobrando con el ca­bal lo y volver a la posición del comentario a la jugada 40 ... lt:JfS ..

42 hxg4 hxg4 43 fxg4 � h6 44 Ae1?

Page 202: Bobby Fischer, la leyenda

Ahora el rey negro podrá l legar a g4. Saidy pierde su oportunidad de igualar el juego con 44 ®e2 �xg4 45 .ig 1 ®fs 46 ®f3 �f6 (de otro modo las blancas también igua­lan con g2-g3). 47 i.h2 � hS 48 aS ®gs 49 g4 fxg3 50 i.xg3 con igualdad.

44 0 0 0 tü xg4 45 Ad2

Es tarde para 45 ®e2? ®fs y no se puede 46 ®f3 por 46 ... � h2+ ganando.

45 0 0 0 ®ts 46 Ae1 tüt6 47 .ih4 tühs 48 .ie1 ®g4 49 ®e2 tüg3+

Una vez que el rey ha penetrado, el caba l lo l lega a fS.

SO �d3

Si 50 ®f2 étJfS 5 1 �c3 �e3! 52 aS �d 1 + y las negras ganan el final de peones: 53 ®e2 ct:Jxc3+ 54 bxc3 ®g3 55 ®f1 (55 c4 ®xg2-+) 55 .. . f3 56 gxf3 (56 c4 fxg2+ 57 ®g 7 dxc4-+) 56 ... ®xf3 57 c4 ®e4 etc.

so 000 tüts 51 �f2 tüh4 52 as

También se gana el final de peones des­pués de 52 �xh4 ®xh4 53 ®e2 �g3 54 ®f1 f3 55 gxf3 ®xf3-+ y la situación de los reyes es determinante.

52 0 0 0 tüxg2 53 �c3 �f3 54 Ag1 ®e2 SS Ah2 f3 56 Ag3 tüe3 57 b4 0-1

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Las blancas abandonan; podría seguir 57 ... �fS. Es interesante la conclusión que hace Daniel King sobre esta clase de posi­ciones:"La decisión de entrar en el final del caballo contra el alfil es correcta (la defen­sa siempre es d ifíci l) . Impidiendo al negro ganar espacio en el flanco de rey, y por lo tanto bloqueando al monarca contrario, el blanco habría sostenido la partida':

Final no 3

Robert Fischer - Mark Taimanov

Defensa Sici l iana 844

Vancouver (m/6), 1 971

1 e4 c5 2 tüf3 tüc6 3 d4 cxd4 4 tüxd4 e6 S tübs d6 6 Af4 es 7 Ae3 tüf6 8 .igs Ae6 9 tü1c3 a6 10 Axf6 gxf6 11 tüa3 tüd4 12 tüc4 fS 13 exfS tü xfS 14 Ad3 gca 1 S AxfS gxc4 16 .ixe6 fxe6 17 We2 gd4 18 o-o Wgs 19 gad1 Wts 20 gxd4 exd4 21 tüe4 Ae7 22 gd1 Wes 23 Wd3 �U8 24 Wxd4 Wxd4 25 gxd4 dS 26 tüc3 .icS 27 gd2 gf4 28 g3 gc4 29 tüe2 ga4 30 a3 �d7 31 �g2 bS 32 c3 aS

33 tüd4!

El cabal lo encontrará en b3 una buena casi l la, mientras que también se está pri­vando de casi l las a la torre negra. También se podía jugar 33 f4 pero Fischer prefiere mejorar la situación de su caballo.

33 ooo b4

203

Page 203: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

En caso de cambiar el caballo las blancas logran ventaja con mayor claridad: 33 ... hd4 34 �xd4 b4 35 cxb4 axb4 La torre negra queda esclavizada en a4. 36 f4 i>c6 37 i>f3 i>cs 38 �xb4 (Matanovic mencio­na equivocadamente 38 i>e3?? y las blan­cas terminan perdiendo después de 38 ... bxa3! 39 �a4 axb2-+) 38 ... �xb4 39 axb4+ i>xb4 40 i>e3+- ganando el final.

34 ltlb3 .ib6

Si 34 ... c;t>c6? 35 cxb4 con idea de 35 ... axb4 36 �c2+- Matanovic; 34 ... .id6 35 axb4 axb4 36 c4+- ya que no se puede tomar 36 ... dxc4? por 37 ltJc5+; Si 34 ... c;t>d6 35 axb4 axb4 36 c4 y las blancas mantienen su ventaja.

35 axb4 axb4 36 c4

Presiona el centro pero también se produ­ce una posición de bloqueo donde el ca­ballo es una buena pieza.

36 ... ®c6

38 ... �d7

El final de torres es ganador en caso de 38 ... i>xcS 39 ltJxe6+ i>d6 40 tlJxc7 i>xc7 41 gxdS+-.

39f4 eS

Es mejor la recomendación de Balashov 39 ... b3 buscando activar la torre después de 40 ltJxb3 �c4 A cambio de los dos peones las negras han logrado actividad para su torre, que no debería poder equilibrar la posición. Podría seguir 41 cj;>f3 continuan­do con f4-f5 o �d4, por ejemplo.

40 c6+! ®c8

40 ... c;t>d6 41 fxe5+ c;t>xe5 42ltJb5+-.

41 ltlbS ga2

Si 41 ... exf4 42 �xdS las negras tienen pro­blemas con su alfil y con las amenazas por la octava horizontal. 42 ... �a2 (42 . . . fxg3 43 �dl+-) 43 �d7 �xb2+ (43 .. . .ia5 44ltJd6+ c;t>bB 45 �bl+ c;t>aB 46 ltJc4) 44 cj;>f3 �b3+ (44 ... .ia5 45 �al ganando) 45 @g4 .ib8 46 �xh7 Con idea de �h8 y las blancas ga­nan.

42 fS

Otro peón pasado a cambio de los débiles peones centrales del negro.

42 ••• .*-da

42 ... d4 43 f6 .id8 44 �f2+- seguido de f7-37 eS! Ac7 f8 ..

Contra 37 ... .ia7 las blancas podrían se- 43 gxdS gxb2+ 1-0 guir con 38 f4 seguido de �c2 y ltJd4 ...

Taimanov prefirió no continuar. Después 38 ltld4+ de 44 c;t>h3 �e2 (44 . . . �c2 45ltJa7+ c;t>cl 46

�dl+ @b6 47 &dB c;t>xal 48 f6 &c6 49 fl) 38 f4!? eS con contrajuego. 4SltJa7+ @b8 46 �xd8+ c;t>xa7 47 c7+- las

blancas ganan.

204

Page 204: Bobby Fischer, la leyenda

Final n°4

Robert Fischer- Wolfgang Unzicker

Apertura Española C69 01. de Siegen, 1 970

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 .lbS a6 4 .ixc6 dxc6 S 0-0 f6 6 d4 exd4 7 �xd4 �e7 8 .ie3 �g6 9 �d2 .id6 10 �c4 0-0 11 Wd3 �eS 12 �xeS .ixeS 13 f4 .id6 14 fS We7 1S .if4 .ixf4 16 gxf4.id7 17 gel WcS 18 c3 gae8 19 g4 Wd6 20 Wg3 ge7 21 �f3 c5 22 eS fxeS 23 gfe4 .ic6 24 gxeS gfe8 2S �xe7 gxe7 26 �es h6 27 h4 .id7 28 Wf4 Wf6 29 ge2 .les 30 Wc4+ mh7 31 �g6 gxe2 32 Wxe2 .id7 33 We7 Wxe7 34 �xe7

Después de un medio juego superior las

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Si 36 ... c;t{g7 37 c;t(f2! (parece peor 37 ttJxcl c;t(f6 38 @f2 c;t;>es 39 @e3 c;t{d6 40 &iJaB y las blancas tienen algunos problemas con su caballo) 37 ... c6 38 &iJb6 .ie8 39 &iJa4 c4 40 ttJcs ganando peón.

37 �xc7 .if3 38 �eS!

Cuando Bobby tiene un caballo, ¡logra que juegue en ambos flancos!

3s ... mh6

No se puede 38 ... ixg4?? por 39 &iJf6+ ga­nando.

39 ltlf6 ®g7 40 ®f2

blancas han llegado al final con una mejor Las piezas blancas juegan con un rendi-estructura y mayores posibilidades de me- miento máximo. jorar la posición del rey.

34 ... gS

Las negras quieren la casilla g7 para cen­tralizar el rey; de otro modo las blancas avanzan con su rey y pueden seguir even­tualmente g4-g5, atrapando al monarca negro en la columna "h':1

3S hxgS hxgS 36 &iJdS

¡El caballo será " indomable"!

36 ••• Ac6

1 N. E.: 34 ... g6 35 lLlxg6 hS 37 gS! .txfs 38lLlf4+-.

40 ... i.dl 41 ltld7 c4

Nuevamente es imposible capturar el peón: 41 ... .ixg4 42 f6+ @g8 43 f7+! ga­nando.

Las negras abandonan ante nuevas pérdi­das materiales. Podría haber seguido 42 ... bS 43 ttJcs aS 44 &iJb7 (o 44 &iJe4 c;t{h6 45 &iJd6) 44 ... a4 45 &iJd6 (también se podía 45 a3) ganando material en ambos casos.

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Page 205: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Final no 5

Wolfgang Uhlmann - Robert Fischer

Defensa India de Rey E79 01. de Leipzig, 1 960

1 d4 tl)f6 2 c4 g6 3 tl)c3 Ag7 4 e4 0-0 5 Ae2 d6 6 f4 c5 7 tl)f3 ad4 8 tl) xd4 tl) c6 9 Ae3 tl) g4 10 hg4 bd4 1 1 bd4 bg4 12 Wd2 �xd4 13 �xd4 e5 14 fxe5 �h4+ 15 �f2 �xf2+ 16 i>xf2 dxe5 17 gac1 gad8 18 � d5 Ae6 19 ghd1 f5 20 exf5 gxf5 21 gd2 i>f7 22 gcd1 gd7 23 tl)c3 gfd8 24 gxd7+ gxd7 25 gxd7+ .ixd7 26 b4 b6 27 a4 .ie6 28 c5 bxc5 29 bxc5 <it>e7 30 <it>g3 <it>d7 31 i>h4 <it>c6 32 <it>gs e4 33 g4 fxg4 34 tLlxe4

La presencia de peones pasados en ambos bandos favorece al alfil.

34 ••• a5!

Fijando el débil peón a4.

35 i>f4

En caso de ir a por el peón "h" con 35 �h6 j,ds las negras capturan rápidamente los peones del flanco de dama con el rey, mientras que el alfil defiende el peón g4, haciendo muy lento el progreso del blan­co en el flanco de rey: 36 lLlf6 if3 Aquí puede verse la gran diferencia del alfil so­bre el caballo en esta clase de posiciones: el alfil puede pasar de la defensa {el peón g4) a atacar {el peón a4) con mucha más

206

rapidez que el caballo. 37 �xh7 �xcS 38 �g6 �b4 El peón aS gana. 39 �gS �xa4 40 ltJxg4 Lg4-+ Ganando el final de peo­nes.

35 ... Ab3 36 <it>e3

36 �xg4Axa4 37 �gS ic2-+.

36 ••• .ixa4

El peón aS es la carta ganadora de las ne­gras .

37 i>d2 h6 38 tl)f6 <it>xcS 39 tl)xg4 hS 40 tl)e3

Después de 40 'Df6 h4 41 'De4+ �d4! 42 'Dd6 (42lLlg5 ic6) 42 ... id?!-+ el caballo no puede participar en el flanco de dama.

40 ... <it> d4 41 tLl fl ?

Si 41 'DfS+ �es 42 'De3 (42 'Del idl) 42 ... ibS seguido de ... �f4 las negras ganan. La única defensa era 41 h4 intentando el sacrificio del caballo por el peón hS, segui­do de �c2/c1 -b2 con un final de tablas. 41 ... id7 42 lLlf1 ! ifS 43 'Dg3 ih7 (43 ... ig6 44 lLlxh5 ixhS 45 �c2 con igualdad) 44 'DxhS a4 45 lLlf4 a3 46 'De2+ �c4 47 lLlcl j,g6, y ahora:

Diagrama de anólisis

a) Si 48 hS ixhS 49 lLla2 (49 �c2 ig6+ 50 �d2 ib7) 49 ... ig6 50 'Del ibl !

Page 206: Bobby Fischer, la leyenda

5 1 �d l �c3 52 lLle2+ �b2 53 lLlcl ic2+ 54 �d2 ig6 55 �d 1 ihS+ 56 �d2

Diagrama de análisis

56 ... ie2! y las negras ganan. Zugzwang.

b) 48 lLla2! Nuevamente la única po­sibilidad de resistencia; las blancas deben mantener el peón h4 evi­tando las posiciones de zugzwang. 48 ... �b3 49 ltJc3 if7 50 �el! ig6 51 �d2 �b4 52 lLla2+ �c4 53 ltJc3 �b3 54 lLle2 �b2 55 ltJc3 y no se ve forma de forzar la posición.

e) O 48 �d l �c3 49 lLla2+ �b2 50 lLlcl ihS+ 51 �d2 ie2! nuevamente. 52 hS ixhS 53 ltJd3+ �b3 54 lLlcl + �c4 55 lLla2 ig6 56 ltJc3 (56 ltJc7 ib7) 56 ... �b3 57 lLle2 ihs ss ltJc3 (5BlLlc7+ �b2 59 ltJd3+ �b7 60 ltJc7 ifl ganando) 58 .. . ig6 59 lLle2 �b2 60 ltJc3 ic2 61 lLla2 igual que en la variante anterior.

41 ••• <i>es 42 <i>e3 .ib3 43 ttlg3 0-1

Uhlmann abandonó sin esperar la res­puesta. Podría haber seguido 43 ... a4 44

�dJ (44 ltJxhS a3) 44 ... a3 45 �c3 a2 46 �b2 h4 47 lLle2 �e4-+ y las blancas pier­den ya que no sirve la captura del peón a2, por ejemplo: 48 lLlcl ic4 49 ltJxa2 ixa2 50 �xa2 �f3 5 1 �b2 �g2 52 �c2 �xh2 53 �d2 �g2 ganando.

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Final n° 6

Robert Fischer - Radolfo Cardoso

Defensa Caro-Kann B 1 O

lnterzonal de Portoroz, 1 958

1 e4 c6 2 ttlc3 dS 3 �f3 dxe4 4 �xe4 .ig4 S h3 .ixf3 6 YlYxf3 ttld7 1 ttlgs �gf6 8 YlYb3 e6 9 YlYxb7 �dS 10 �e4 �b4 11 <i>d1 fS 12 c3 :Sb8 13 YlYxa7 fxe4 14 cxb4 .ixb4 1S YlYd4 0-0 16 .ic4 tLl eS 17 YlYxd8 :abxd8 18 :an :ad4 19 b3 .ixd2 20 <i>e2 bc1 21 :aaxc1 :atd8 22 :atd1 <i>f8 23 :axd4 gxd4 24 :Sd1 :axd1 2S <i>xd1 <i>e7 26 <i>d2 <i>d6 27 <i>c3 ttld7 28 <i>d4 �f6 29 a4 eS+ 30 <i>e3 gS 31 .ie2 <i>c6 32 .ic4 eS 33 aS h6 34 <i>d2 hS 3S <i>e3 h4 36 .ie2 <i>b7 37 .ic4 <i>c6 38 <i>e2 <i>b7 39 <i>d2 <i>c6 40 <i>e3 <i>b7 41 <i>d2 <i>c7

El peón aS es una gran ventaja para las blan­cas, pero ahora Fischer debe buscar la forma de progresar con su hasta ahora pasivo rey.

42 g4!+-

Una fuerte jugada. El rey blanco no puede activarse sin antes controlar la amenaza ... lLl h5-f4 atacando los peones del flanco de rey, o incluso el avance ... g5-g4.

42 ••• <i>c6

En caso de tomar al paso con 42 ... hxg3 43 fxg3 lLl h5 44 h4 Las blancas crean otro pe­ligroso peón pasado, esta vez en el flanco de rey. 45 ... g4 4 ie6+-

207

Page 207: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

43 �c3

El rey blanco puede buscar tranquilamen­te otros horizontes. Las negras nunca ame­nazan ... lüxg4 debido a que el peón h4 de las negras se controla con ifl.

43 ••• tlea 44 b4 tld6 45 .lf1!

El alfil puede "trabajar" desde lejos, ya sea en esta diagonal o en la gran diagonal h 1 -a8.

45 ... cxb4+ 46 ®xb4

Las piezas blancas se complementan co­rrectamente. Ahora el alfil puede ir a g2 debido a que el rey defiende el peón aS.

46 ••• �ca 47 .ig2 ®ds

Si 47 ... lüd6 48 .ih 1 ! y las negras se en­cuentran en zugzwang.

48a6

No sólo se crea la amenaza de coronación, sino también se l ibera la casilla aS para la entrada del rey.

48 ••• tüa7 49 �as �eS

Obligado; las negras deben entregar el peón e4 debido a la amenaza ®a5-b6. Si 49 . .. liJeS 50 ®bs y otra vez en proble­mas.

208

so Axe4 tlbs 51 Ag2 �a7

Pese al peón de menos las negras han crea­do una especie de fortaleza que las blancas deben quebrar. La amenaza de entrar con el rey ha dado como fruto la caída del peón e4 de las negras, y ahora el peón a6 actuará de distracción para esclavizar a una de las dos piezas negras, mientras las blancas se dedicarán al otro sector del tablero.

52 ®a4 �bS 53 ®b3

El rey simplemente se dirige hacia los peo­nes negros.

53 ••• ®b6 54 �c4 �xa6

Pese a su captura el peón a6 "ganó" la par­tida.

55 �dS ®b6 56 ®xeS �c7 57 �f6 �c3 58 �xgS tld1 59 f4 �d6 60 �xh4 ®e6 61 �gS ®f7 62 f5 1-0

Page 208: Bobby Fischer, la leyenda

Final no 7

Robert Fischer- Ronald Finegold

Defensa Francesa ClS Western Open Ch. Bay City, 1 963

1 e4 e6 2 d4 dS 3 ti) c3 i.b4 4 a3 i.xc3+ S bxc3 dxe4 6 Wg4 ti:)f6 7 Wxg7 gg8 8 Wh6 gg6 9 We3 b6 10 i.b2 i.b7 11 0-0-0 ti:)bd7 12 h3 We7 13 ti:)e2 0-0-0 14 c4 eS 15 dxeS ti:)xeS 16 gxd8+ ®xd8 17 ti:)f4 gg8 18 i.e2 ®c8 19 gd1 gd8 20 gxd8+ ®xd8 21 Wg3 ti:)g6 22 h4 ti:)xf4 23 Wxf4 ti:)e8 24 hS Ac8 25 h6 Wd6 26 WgS+ We7 27 WdS+ Wd6 28 WgS+ We7 29 Wg3 Ats 30 Wt4 We6 31 g4 Ag6 32 WgS+ We7 33 WdS+ Wd6 34 .i.es WxdS 35 cxdS f6 36 Ag3 ®e7 37 ®d2 ti:)d6 38 ®e3 bS 39 1xd6+ ®xd6 40 ®d4 a6 41 c4 bxc4 42 1xc4 aS 43 b2 fS 44 gxfS ixfS

4S ib3

Obviamente sería un grave error 45 .tbl ?? por 45 ... e3!-+. En este final de alfiles que corren por casillas de igual color, las blan­cas poseen algunas ventajas considera­bles: un rey bien centralizado, la debilidad de los peones e4 y h 7 y, sobre todo, la deci­siva ubicación del peón h6.

45 • • . 1g6 46 1a4 1fS

Si 46 ... rlfe7 el rey blanco entra de forma decisiva. 47 rlies rlff7 48 .td7! rlfe7 (48 .. .

.ths 49 .tfs) 49 .te6 rlifB 50 rlff6+-; o 46 .. .

Dieciséis finales de Bobby Fischer

.tf7 47 .tc6 .tg6 48 a4+- similar a la par­tida.

47 1e8 !

Ahora el alfil fS está l imitado en sus accio­nes.

47 ..• ®e7 48 ®es

Justo a tiempo. Si 48 .th5? rlff6 y el rey ne­gro cumple mejor sus funciones defensi­vas.

48 ... 1g4

Este alfil negro debe retirarse de esta dia­gonal y ahora vemos la segunda idea de la jugada 47 .teS!

El final de peones es indefendible después de 48 ... rlixeB 49 rlfxf5 rlff7 50 a4! (para que el rey negro deba alejarse del peón h6). 50 ... rlfe7 51 rlixe4 rlff6 52 rlfd4+-.

49 i.g6! i.d7 SO i.xh7 c6 51 dxc6 ixc6 52 1xe4 1xe4 53 ®xe4 ®f6 54 f4 1-0

Final n°8

Robert Fischer - Radolfo Cardoso

Defensa Siciliana B86

Nueva York (m/4}, 1 957

1 e4 eS 2 ti) f3 d6 3 d4 cxd4 4 ti) xd4 ti) f6 S ti) c3 a6 6 i.c4 e6 7 0-0 1d7 8 .Ab3 ti) c6 9 i.e3 .Ae7

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Page 209: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

10 f4 YNc7 11 fS �xd4 12 bd4 bS 13 a3 eS 14 .Ae3 .Ac6 1S �dS .Axds 16 .AxdS �xdS 17 YNxdS gca 1s c3 YNc4 19 Wb7 Wc6 20 Wxc6+ �bc6 21 a4 ®d7 22 axbS axbS 23 �a7+ gc7 24 gfa1 �b8 2S ®f2 �bb7 26 gxb7 �xb7 27 ®e2 .Ada 28 ®d3 h6 29 gas hS 30 b4 .Ae7 31 ggs .Af6 32 �f8 ®c6 33 c4 gd7 34 �as bxc4+ 3S ®xc4 gc7 36 �a7 �xa7 37 .Axa7 .Ada 38 .Ae3 f6 39 bS+ ®d7 40 ®ds .las

En esta ocasión Fischer posee un claro do­minio de la posición. Su rey está ubicado inmejorablemente, mientras que los peo­nes del segundo jugador ubicados en ca­sillas negras son un gran objetivo para el alfil de las blancas.

41 .Aa7!

Creando una doble amenaza: por un lado el avance del peón b6 y por otro i.a7-b8 apuntando al peón d6. La natural 41 b6 también debe ganar, y si 41 ... ic3 42 <j;>c4 seguido de 43 <j;>b5.

41 ... ib4 42ib8!

Un error sería ahora 42 b6? debido a 42 ... ic5 y es imposible el avance del peón b6.

42 ••• .leS

Ahora las negras tienen todo en orden, controlan el avance del peligroso peón b6 y defienden su débil peón d6 (después de éste caería también el de g7 con un opor-

21 0

tuno id6-f8), pero si les tocara jugar esta­rían en problemas. Por lo tanto:

43 g3 !

Zugzwang, las negras no tienen buenas jugadas.

43 ... ®e7

Mover el alfil tampoco salva a las negras: 43 ... ig 1 44 ixd6 ixh2 45 b6+-; 43 ... ib4 44 b6 ia3 45 b7 ic5 46 h3+- Nuevamente zugzwang.

44 ®c6 g6 4S fxg6 fS

Las negras quieren crear contrajuego des­esperadamente , pero un golpe definitivo de Fischer termina drásticamente con sus aspiraciones.

46 .ixd6+ ! 1-0

Los peones blancos son decisivos. Veamos: 46 ixd6+! ixd6 47 g7 <j;>f7 48 <j;>xd6 fxe4 49 b6 e3 50 b7 e2 5 1 gB'IW+! la sutileza final.

Final no 9

Robert Fischer- Samuel Reshevsky

Defensa Siciliana B90

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 962

1 e4 eS 2 �f3 d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 S �c3 a6 6 h3 g6 7 g4 .ig7 8 gS �hS 9 .ie2 eS 10

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�b3 �f4 11 �dS �xdS 12 \WxdS �c6 13 .ig4 .ixg4 14 hxg4 \Wc8 15 Wfd1 �d4 16 c3 �xb3 17 axb3 \We6 18 gas f6 19 WfdS WxdS 20 gxdS ®d7 21 gxf6 .ixf6 22 gS .ie7 23 ®e2 gafa 24 .ie3 gcs

La posición pertenece a una partida con­tra su "eterno" rival Samuel Reshevsky. Sin duda las blancas tiene una notoria ventaja debido a los débiles peones d6 y hl y por sobre todo, a la falta de contrajuego por parte del segundo jugador.

25 b4

Se podía 25 f4 exf4 (25 . . . �e6 26 f5+! gxf5 27 'il,h6+ y exf5) 26 .ixf4 aumentando la presión sobre el peón d6.

25 ... bS

La amenaza b4-b5 era molesta.

Nuevamente 26 f4 era una buena opción.

Dieciséis finales de Bobby Fischer

'il,ah 1 el peón hl cae; podría seguir 30 ... �c4 31 'il,xhl 'il,xhl 32 'il,xhl 'il,e6 33 'il,h8! con idea de 33 ... �b3 34 'il,eB con la ame­naza .ics.

El blanco siempre debe estar atento a la ruptura central, única forma en que las negras puedan lograr contrajuego. Si lo intentan ahora no encuentran compensa­ción por el peón hl, por ejemplo 29 ... dS 30 exdS+ �xdS 31 'il,xhl 'il,xhl 32 'il,xhl <±>c4 33 'if,f7! El alfil es un problema para las negras. 33 ... 'il,cB 34 'if,f6 ganando.

30 gh4!

Fuerte jugada. Desde h4 la torre s�antici­pa a un posible ... 'il,c4, pero lo mas impor­tante es saber cual será el próximo movi­miento negro debido aque cada uno de ellos tiene su inconveniente.

30 ..• d5

Reshevsky se decide por el avance central. 26 ..• ®e6 27 ga1 La torre el tiene el problema de que debe

defender el peón h l y reservarse además Fischer se dedica a las debilidades del flan- ... 'il,c6 en caso de 'il,a 1 de las blancas. Si 30 co de dama. . .. �c4 31 f3 �el 32 i>f2 es parecido a la

partida; o 30 ... 'if,f7 31 'il,a 1 y cae el peón 27 ••• gc6 28 gh3 .lts· a6.

Si las negras se desprenden de su débil 31 ga1 ! peón d6 con 28 ... dS 29 exdS+ <±>xdS 30

21 1

Page 211: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Malo es 3 1 exdS+ @xdS 32 !!d 1 + @e6 33 �d8 ig7! 34 �xh8 ixh8 y las negras tie­nen menos debilidades. Las blancas de­ben desviar primero la torre c7.

31 • • • �c6 32 exdS+ mxdS 33 �d1+ me6 34 �da

La entrada de la torre en la octava horizon­tal permite la ganancia de material.

34 ••. mts

Si 34 ... !!c7 35 !!aS !!c6 36 �es ganando; o 34 ... �g7 35 !!xh8 �xh8 36 !!xh 7 y con la torre negra en c6 cae el peón h7.

35 gas

Bobby mejora constantemente la ubica­ción de las piezas.

35 ... ge6

36 gh3

Amenazando !!f3.

36 ••. .Ag7

Después de 36 ... @g4 37 !!g3+ @hs 38 !!f3 �g7 39 !!xh8 ixh8 40 !!f8! ig7 41 !!f7 el alfil se pierde. Tampoco sirve 36 ... @e4 37 ics o 37 !!f3 ganando en ambos casos.

2 1 2

Ganando un peón y dejando al alfil h 8 sin casillas, las blancas mantienen la in iciativa.

38 ••• �ea 39 �f7+ mg4

Si el rey se dirige al centro la precaria ubi­cación del alfil h8 priva a las negras de cualquier actividad: 39 ... i>e4 40 f3+ i>ds 41 i>d3! �d8 (si 41 ... �aB (con idea de ... a6-a5) 42 !!hl! esclavizando a la torre negra) 42 !!a7 ganando.

40 f3+ mg3

41 md3?!

Fischer pierde la oportunidad de finalizar la partida "cazando" al rey de Reshevsky con 41 @f1 ! dominando g2 y amenazando �f2 seguido de !!h7. Las negras podrían abandonar tranquilamente.

41 ••. e4+

De otro modo seguiría @d3-e4.

42 txe4 gds+ 43 .Ad4 mg4 44 gfl .Aes

Si 44 ... i>xgS 45 !!g 1 + y las negras deben entregar el peón g6.

45 me3 .Ac7 46 gg1+ mh4 47 mf3 gd7 48 eS

Page 212: Bobby Fischer, la leyenda

Ahora el rey negro es la pieza fuera de jue­go. Con dos peones menos Reshevsky ya podría haber abandonado.

48 ... :8:f7+ 49 g¡,e4 �us 50 e6 ida 51 if6! ixf6 52 gxf6 gxf6 53 g¡,dS gf2 54 gel

Una demostración de la técnica de Bobby.

1-0

Final no 10

Robert Fischer- Jacobo Bolbochán

Defensa Siciliana B45

Mar del Plata (1 4), 1 959

1 e4 eS 2 �f3 �e6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 �c3 e6 6 �dbS ib4 7 a3 !xc3+ 8 �xc3 dS 9 id3 dxe4 10 �xe4 �xe4 11 ixe4 Wxdl+ 12 g¡,xdl id7 13 !e3 fS 14 if3 eS 15 b4 0-0-0 16 g¡,el �d4 17 ixd4 exd4 18 :8:e1 ghe8 19 g¡,d2 .lbS 20 gxeB gxeB 21 a4 ie4 22 gel �b8 23 c3 dxc3+ 24 gxc3 .if7 25 aS ge7 26 ge3 gd7+ 27 gd3 ge7

La posición tiene como característica la presencia de alfiles que corren por casillas de igual color y la simetría en la estructura de peones. Fischer saca diferencias en la actividad que cobrará la torre y en el cons­tante progreso de su rey.

Dieciséis finales de Bobby Fischer

El rey comienza a mejorar mientras que el alfil f3 defiende el flanco de rey.

30 ••• a6

El avance b4-b5 puede ser molesto, por ejemplo: 30 ... :gd7 31 b5 <it>d6 (31 ... :gdB? 32 b6+) 32 :gas b6 33 ic6 :ge7 34 axb6 axb6 35 <it>d4 con una posición dominante.

31 g¡,d4 !es 32 gf8 id7 33 h4!

33 ... !es

Si las negras avanzan su flanco de rey con 33 ... g5 también caen en inferior idad debi­do a la mayor actividad de las piezas blan­cas. 34 �f6 g4 35 id5 :ge2 (35 ... h5 36 :gf7 �e2 37<it>d3con idea de.bb7 o ie6 según el caso) 36 �xh6 :gxf2 37 �h7 con ventaja.

Si 33 ... ie6 34 <it>c5 con ventaja.

34 ids id7 35 f4

Algunos comentaristas otorgan a esta ju­gada un signo de admiración; sin embargo creemos que el peón f4 le quita al rey una importante casilla en el caso que las ne­gras jueguen ... �e1 y empiecen a jaquear por la primera horizontal. Mejor era 35 h5 y en caso de 35 ... :ge 1 (35 ... b6 36 axb6+ <it>xb6 37 �bB+ etc; 35 ... �e2 36 :gf7; 35 ... icB 36 ic4! con idea de id3) 36 �f7 :gd 1 + 37 <it>e5 :ge1 + 38 <it>f4 <it>d6 39 ixb7 :gb1 40 ixa6 �xb4+ 41 <it>e3 ganando.

2 1 3

Page 213: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

3S 000 g6?

Un grave error; no sólo ubica otro peón en casillas blancas, sino también permite al rey blanco tener una posibilidad de entrar en el flanco de rey.

En caso de 35 ... ics 36 �f7! y el final de alfiles es definitivo. 36 ... �xf7 (36 ... r:iJd6 37 �xe7r:iJxe7 38 r:JJes ganando) 37 .ixf7 ·@d6 38 .idS y las negras no tienen jugadas. La mejor defensa era activarse con 35 .. . �e l ! 36 �f7 (36 @c3 �d1 ! 37 .if3 �c 7 + 38 @d3 �b7 39 �fl �xb4 40 &gl &f4 4 7 hb7 @xbl 42 �xd7+ @c6=) 36 ... �d l + 37 @c4 Las blancas deben entrar en el sacrificio de la calidad si quieren forzar la posición. 37 ... @d6 (37 ... �c 7 + 38 @b3) 38 �xd7+ @xd7 39 .ixb7 y si bien la posición blanca es pre­ferible, el triunfo es más complicado.

36 gf6 �es 3 7 �e6

A Bobby le gusta "achicar" las piezas riva­les. Se podía jugar 37 h5 pero Bobby se "guarda" los peones negros para su rey.

37 000 .ic6 38 g3 gg7 39 ci>es .ieB 40 .idS hS 41 gb6

Ahora el rey podrá entrar por f6.

41 000 ci>cs 42 .ie6+ ci>c7

Si 42 ... @bs 43 @f6 �c7 44 �d6 como en la partida.

2 1 4

43 ci>f6 gh7 44 .ids ci>cs 4S ge6

O bien 45 i.gS.

45 0 0 0 ci>ds 46 gd6+ rt/c7 47 gb6 ci>ca 48 .lg8!

El golpe final.

48ooo gc7

048 ... �h8 49 .ie6+ .id7 (49 . . . @c750@gl! y la torre está cazada) 50 .ixd7+ @xd7 5 1 �xb7+ ganando.

49 �e6+ ci>bs so gd6!

La amenaza �d6-d8 da a las blancas ven­taja materia le. Bolbochán abandonó. 1-0

Final no 7 7

Svetozar Gligoric - Robert Fischer Defensa India de Rey E94

Olo de Siegen, 1 970

1 d4 tl)f6 2 c4 g6 3 tl)c3 .lg7 4 e4 d6 S tl)f3 0-0 6 Ae2 es 7 d5 tl)bd7 8 0-0 tl)cs 9 VMc2 aS 10 .igS h6 1 1 .ie3 tl) g4 12 .ixc5 dxcS 13 h3 tl) f6 14 tl)xeS tl)xdS lS cxd5 .ixeS 16 f4 .id4+ 17 <i>hl fMh4 18 YMd3 c6 19 VMf3 hS 20 fS .id7 21 .ic4 g5 22 gadl gae8 23 dxc6 .ixc6 24 .ids ges 2S .ixc6 bxc6 26 gd3 gfe8 27 YM g3 YMxg3 28 gxg3 f6 29 gd3 h4 30 b3 gbs 31 g3 hxg3 32 <i>g2 gb4 33 gel <i>f7 34 <i>xg3 ci>e7 3S gel �d6 36 ghl ge7 37 h4 gh7 38 h5 gh6

Page 214: Bobby Fischer, la leyenda

39 �f3 �es 40 �e2 a4 41 �g3 c4 42 bxc4 gb2 43 �n

En esta ocasión Fischer posee un buen rey centralizado que apoya al alfil d4 y una torre en séptima dominante. Mientras tan­to las blancas tienen un peón hS pasado apoyado por la torre h 1 que obligan a la pasividad de la torre h6 negra. La última jugada blanca, 43 ltJg3-f1, prepara la inge­niosa idea ltJ h2!

43 ... gxh5!

Bobby elige el camino más drástico para hacerse con la ventaja, sacrifica la calidad a cambio del peligroso peón blanco y, al mis­mo tiempo, se deshace de una pieza pasiva como su torre h6. Otros caminos no son tan claros como el sacrificio de calidad.

Las blancas logran contrajuego después de 43 ... E:xa2 44 ltJ h2! E:f2+ 45 cttg3 E:xh2 única 46 E:xh2 (46 cttxh2 &h5+ 47 cttg2 &h 7 48 cttxh 7 �b2! seguido de ... a4-a3J 46 ... cttxe4 se amenaza la torre d3 y la torre h2 con ... �es. 47 E:hd2 �e3 48 cttg4! (peor 48 E:d 7 &h5) 48 ... �xd2 49 E:xd2 a3 50 E:a2 cttd4 5 1 E:xa3 cttxc4 y las negras no pue­den ganar con su torre h6 esclavizada.

Pero sí era una alternativa seria 43 . . . E:f2+ para que el peón e4 quede indefenso: 44

cttg3 E:xa2 45 ltJd2 (peor es 45 ltJh2 cttxe4) 45 ... ie3 (no hay tiempo para 45 ... eS? por 46 E:e 7 con idea de liJd2-f3J 46 gxe3 gxd2

Dieciséis finales de Bobby Fischer

47 E:a3 eS 48 E:xa4 E:d3+ 49 cttg2 E:d4 50 gel ! gxhS 51 E:as .J?xe4 52 E:xcS gd2+ 53 cttg3 E:d3+ 54 cttg2 (54 cttg4?? gh4#) 54 ... ghh3 con gran ventaja.

44 gxh5 gf2+ 45 �g3 gxn

A cambio de la calidad Fischer posee un peón gS pasado y tres piezas ubicadas en forma agresiva, y sobre todo, bien coordi­nadas entre sí, un aspecto al que Fischer da gran importancia como puede apre­ciarse en sus partidas.

Tampoco servía 46 gh6 cttxe4 47 ga3 (47 &d4+ cttxd4 48 'Sxf6 eS 49 ga6 cttxe4 50 &a4+ cttbS-+ MatanovicJ 47 ... gg l + Es importante llevar el rey al rincón. 48 ctth2 �k l 49 gxa4 cttf3! Las piezas blancas están completamente descoordinadas. 50 E:a3+ cttf2 con idea de ... !eS, las negras ganan.

46 ... �xe4 47 ga3 ggl +

Como en el análisis anterior es importante llevar el rey blanco al rincón.

48 �h2 gb1

49 gxa4 gb2+ 50 �hl

En caso de 50 ctth3? ieS 51 cttg4 (5 7 eS+ cttxfS-+ seguido de ... gh2J 51 ... E:g2+ y las blancas pierden la torre h8.

21 5

Page 215: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

SO ••. eS Las blancas abandonan. Una gran demos­tración de Fischer sobre la coordinación

Hay tiempo para comer el peón f5. Fischer de piezas. afirma la defensa del alfil.

51 ga3 ®xts

Ahora los peones negros del flanco de rey son decisivos.

No hay que cambiar esta torre activa. Malo es 52 ... �xh2+? 53 <tt>xh2 <tt>e4 54 �b3 y las blancas tienen la posibilidad de lograr contrajuego con el avance del peón a2.

53 �g2 g4 54 �hl �b2+ SS �fl

Si 55 <tt>g3 <tt>g5 y el rey blanco está en pro­blemas.

SS ••• ®gS 56 �h8 fS 57 �g8+ i>h4 58 i>el

58 �a6 f4 59 �ag6 (59 �h6+ <tt>g3 60 �hg6 <tt>f 3-+ Matanovic) 59 ... <tt>g3 60 �xg4+ <tt>f3 ganando.

58 ••• f4 59 ci>dl �g2

60 �a6 f3 61 �h6+ ci>g3 62 �hg6 i>f4 63 a4

63 �f8+ <tt>e3 y las negras pueden seguir con . . . <tt>d3.

63 ••• �gl + 64 ci>d2 f2 65 �U8+ ci>g3

2 1 6

0-1

Final n° 72

Robert Fischer - Mikhail Tal

Defensa Siciliana B32

Candidatos, Curazao (1 1 ), 1 962

1 e4 eS 2 ttlf3 ttle6 3 d4 cxd4 4 ttlxd4 eS S ttlbS a6 6 tLl d6+ .ixd6 7 Wfxd6 Wff6 8 Wf dl Wf g6 9 ttlc3 ttlge7 10 h4 hS 1 1 i.gS dS 12.Axe7 d4 13 ,Ags dxc3 14 bxc3 Wfxe4+ 15 .ie2 f6 16 .ie3 .ig4 1 7 Wfd3 Wfxd3 18 cxd3 i.xe2 19 i>xe2 0-0-0 20 �adl ttle7 21 d4 ttldS 22 �el �heS 23 �hdl fS 24 .igS �d7 25 dxeS �xeS+ 26 ci>f3 �e4 27 �d3 �e4

En esta posición con igualdad material las blancas están en problemas: su peón c3 es muy débil y obliga a las torres a quedarse en posición pasiva. Con gran concepto Fis­cher realiza la siguiente jugada l iberadora.

28 gedl !

Entregando el peón c3 a cambio de ganar en actividad. Se descubre una ventaja para las blancas, su rey es una pieza más en el ataque.

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Dieciséis finales de Bobby Fischer

Permite mejorar la u bicación del alfil y, a la 37 g3! vez, dejar l ibre el camino para el rey blanco por la casilla gS (coordinación de piezas}. Fischer confía en el flanco de rey y en su Las negras debieron jugar 30 ... !!d3+ 3 1 alfil. i>f4 'tt>d7 32 i>xfS Teniendo alfil contra ca-ballo el blanco debe buscar desequilibrios 37 ••. ge2 en los flancos. No hay tiempo para jugadas pasivas como 32 !!c2? <t!ie6 y la ventaja ne- 37 ... !!xa2 38 <t!igS seguido de <t!lxg6. gra es ganadora) 32 ... lüxa2 33 !!el y las blancas tienen suficiente contrajuego a 38 �gS ge6 cambio del peón de menos.

31 .if4 gc6 32 .les �ds

Si 32 ... lüxa2 las blancas cambian torres y concretan un peón pasado en el flanco de rey: 33 !!xc6+ bxc6 34 i.xg7 eS 3S i>f4 c4 36 i>xfs c3 37 g4! ganando.

Es necesario desubicar el caballo para en­trar con el rey por f4.

33 ... �f6

33 ... !!eS 34 i.xg7.

34 �f4 g6 35 f3

35 ••• �d7 36 .id6 ga

Segu ramente era mejor 36 ... bS 37 <t!igS lüb6 38 i.eS con idea de !!d 1 -d6, y las blancas tienen buen contrajuego.

Ahora la torre está pasiva.

También era buena 40 i>h6 (con idea de <t!lg7} 40 ... !!e 7 (40 ... b5 4 7 i>gl) 41 i.d6 !!f7 42 f4 seguido de !!d3,i.xf8 y <t!lxg6.

40 ... a5 41 �h6

Con idea de <t!lg7. Era también posible 41 a4!?

Nuevamente era interesante 42 a4!? pero con su última jugada Fischer quiere jugar id6.

42 ••• ge7 43 .id6 gh7+ 44 �gs gn 45 gb2

Las blancas tenían otra vez a su disposi­ción el plan 4S f4 b6 (45 ... b5 46 !!d5) 46 !!d3 seguido de i.xf8 y <t!lxg6.

21 7

Page 217: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

45 ••• f4

La única forma de sal ir de la pasividad es devolver el peón; sin embargo, la mejor coordinación de las piezas blancas decide la partida a su favor.

46 .bf4 gts+ 47 mh6 bs 48 Ad6! b4

Si 48 ... :B:xf3 49 :B:xbS �d7 50 if4 ganan­do.

49 g4!

49 ... gxt3 50 gS �e6 51 mxg6

Ahora el peón gS es determinante.

s1 •.. �d3 s2 Aes �e3 53 mts tilta 54 �g2

Con idea de g5-g6.

54 .•. �B+ ss Af4 ®d7

2 1 8

El rey negro entra e n juego cuando l a par­tida ya está definida.

56 g6! tile6 57 g7 gxf4+ 58 mes gf8 59 gxf8W tilxf8

Con calidad de ventaja los peones negros caen fácilmente.

60 mds a4 61 gg7+ mea 62 md6

Triste final para un triste caballo.

62 ... b3 63 a3!

La última sutileza; a las blancas les interesa mantener el peón "a" en el tablero. Ahora las negras no pueden evitar más pérdidas materiales y por ello abandonaron. 1-0

Final no 13

Robert Fischer- Dona Id Byrne

Defensa Siciliana 877 Western Open Bay City, 1 963

1 e4 eS 2 tLl B d6 3 d4 cxd4 4 tLl xd4 tLl f6 5 tLl c3 g6 6.ie3 .ig7 7 B tLl c6 811 d2 0-0 9 Ac4 a5 1 O h4 lll eS 1 1 .ie2 dS 12 .if4 lll c4 13 Axc4 dxc4 14 0-0-0 e5 15 .ixe5 lllxe4 16 Wf4 lllxc3 17 .ixg7 mxg7 18 bxc3 Wf6 19 11 c7 gea 20 hS Wes 21 Wxc4 Ae6 22 h6+ mga 23 lllxe6 �xe6 24 �he1 Wxe1 25 �xe1 gxe1+ 26 ®b2 gh1 27 Wf4 gf8 28 c4 f6 29 eS ghs 30 Wc7 gxh6 31 Wxb7 ghs 32 c6 ges 33 c7 �ee8

Page 218: Bobby Fischer, la leyenda

Fischer posee la dama a cambio de las dos torres, pero el peligroso peón en séptima da a las blancas la victoria. Es interesante ver cómo la marcha del rey blanco des­equilibra la posición.

34 �b3 g5 35 �a4 gas 36 c4 h5 37 es

Es importante avanzar otro peón.

37 •.• h4

Las negras no tienen oportunidad de crear un peón pasado en el flanco de rey debido a la actividad que puede ejercer la dama blanca tras el avance de éstos.

38 �b5 �h8 39 a4 �g8 40 �b6

40 ••• f5

Con la entrada del rey las blancas ya están en condiciones de sacrificar la dama para apu rar el avance de sus propios peones.40

Dieciséis finales de Bobby Fischer

... @ha 41 '\Wxa8! gxa8 42 @b7 gfa 43 c8%Y gxc8 44 @xc8+- y el peón eS corona antes, por ejemplo: 44 ... fS 45 c6 g4 46 fxg4 fxg4 47 c7 h3 48 gxh3 gxh3 49 @b7.

41 YlYdS+

Ahora las negras entrarían en mejores condiciones en la "carrera" tras 41 '\Wxa8? gxa8 42 @b7 gfa 43 cBW gxc8 44 @xc8 g4 45 fxg4 fxg4 46 c6 h3 47 gxh3 gxh3 48 c7 h2 49 @ba h 1 '\W so cBWI+ =.

41 .•• �g7 42 �b7!

El rey en séptima decide.

42 • • • ®g6 43 YlYe6+ ®g7 44 YlYe7+ ®g6 45 f4!

Y ahora las negras ni siquiera pueden crear un peón pasado.

46 ••• gxf4 47 YlYxh4 1-0

Final no 14

Robert Fischer- Lajos Portisch Defensa Caro-Kann B 1 O

lnterzonal de Estocolmo, 1 962

Fischer derrota a Portisch en una 'par­tida de libro; exhibiendo una envidia­ble técnica en un final de torres.

Garri Kasparov

1 e4 c6 2 ¿¿jc3 d5 3 ¿¿jf3 dxe4 4 ¿¿jxe4 ¿¿jd7 5 .ic4 ¿¿j gf6 6 ¿¿j eg5 ¿¿j d5 7 d4 h6 8 ¿¿j e4 ¿¿j 7b6 9 .ib3 .tts 10 ¿¿jg3 .ih7 1 1 o-o e6 12 ¿¿jes ¿¿jd7 13 c4 ¿¿j sf6 14 .tf4 ¿¿jxe5 15 .txe5 .td6 16 We2 0-0 17 gad1 We7 18 .ixd6 Bxd6 19 f4cS 20YlYe5Wxe5 21 dxeS ¿¿je422 gd7 ¿¿jxg3 23 hxg3 .te4 24 b4 gad8 25 gfd1 gxd7 26 �bd7 gS 27 .td1.tc6 28 gd6 gca 29 �f2 �f8 30 .tf3 .ixf3 31 gxf3 gxf4 32 gxf4 �e7

2 1 9

Page 219: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

La activa ubicación de la torre blanca es la característica más importante para darle ventaja a las blancas.

33 fS!

Una jugada de gran importancia. La ame­naza f5-f6 puede restr ingir, aún mas, al rey negro, mientras que ahora el rey blanco tiene un camino para progresar.

33 ... exfS

Portisch decide evitar los inconvenientes del avance blanco f5-f6, pero ahora cae el peón h6 y son las blancas la que poseen mejor estructura de peones. Si 33 ... �g8 34 f6+ Después de este avance la torre y el rey de las negras quedan descoordinados. 34 ... @es 35 �d3 los peones del flanco de dama están indefensos. 35 ... �gS [35 ... hS 36 �b3 (peor es 36 �a3 @d7 37 fua7 @c6) 36 ... b6 37 �a3 aS (37 .. . �g5 38 f4 �g4 39 @f3) 38 �b3 @da (38 .. . h4 39 rub6 �gs 40 f4 �g4 4 7 @f3 �g3+ 42 @e4 el peón f7 cae con �b8-f8 seguido de �f7-h7 deteniendo el peón h4) 39 �xb6 @c7 40 �a6 @b7 41 �xaS h4 La única posibilidad de conseguir contra­juego. 42 f4 h3 43 �a3+- logrando detener el peón negro] 36 �a3 (36 f4) 36 ... a6 (con 36 .. . fue5 37 &a7 1a caída de los peones negros crean unos peligrosos peones blan­cos en el flanco de dama) 37 f4 �fS 38 @f3 con clara ventaja. Las blancas podrían se­guir �b3 o también @g4 y la torre negra está completamente inactiva. Después de

220

33 ... �d8? las blancas ganan fácilmente el final de peones: 34 f6+ @es 35 �xd8+ @xd8 36 @g3+- y el peón h6 cae.

34 gxh6

Las blancas, a cambio de ceder la columna central "d'; han mejorado su estructura de peones y empeorado la del rival.

34 ••• gda 35 �e2

El rey blanco controla la entrada de la torre.

35 .•. gga 36 �f2 gda 37 �e3

Por supuesto Fischer evita la repetición planeando la entrada del rey por f4.

37 ... gd1

Las negras podrían desviar el rey para entrar con su torre, sacrificando un peón mediante 37 ... f4+ 38 @xf4 pero la ame­naza @fs, �h7 seguido de e5-e6 hace que las negras sólo puedan capturar un peón. Veamos: 38 ... �d4+ (38 ... �d2 39 @fs fub2 40 �h7 �e2 4 1 f4 y las negras no pueden crear un peón pasado sin perder material) 39 @fs �xc4 40 �h7 �d4 41 e6! Con ven­taja decisiva. 41 ... �dS+ 42 @e4 @xe6 43 �h6+ f6 44 �xf6+ @xf6 45 @xd5+- ganan­do el final.

Las negras pueden intentar disminuir la actividad del rey blanco con 37 ... �d4 pero

Page 220: Bobby Fischer, la leyenda

las blancas mantienen la ventaja con 38 b3 f4+ 39 @e2 �da 40 a4 Anticipándose a la maniobra ... �g8-g2, pues la base b3 es ahora más fácil de defender. 40 ... �g8 (si las negras pasan con 40 ... �dl 41 �f6 �d4 42 aS las blancas mantienen la iniciativa) 41 @d3 seguido de @e4, lo que asegu ra a las blancas ventaja.

38 b3!

De esta forma se deja una sola debilidad en los peones del flanco de dama.

38 • • • ge1+

Si 38 ... �a 1 39 �h2 Seguido de @f4, y el rey negro en e6 sería fácilmente desalojable.

39 c¡bf4 ge2 40 c¡bxf5 gxa2 41 f4

La amenaza �h7 seguido de e5-e6 hace

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Necesario para que la torre blanca no pue­da activarse.

44 ge3!

Apurando los acontecimientos en el sec­tor donde se posee una mayoría. Fischer intenta e5-e6.

44 ••. gb2 45 e6 a6 46 exf7+ c¡bxf7

Ahora el camino del peón f4 sólo puede detenerlo el rey o la torre; por lo tanto, el rey blanco tiene el camino libre en el ala de dama.

Nuevamente una pieza pasiva.

que la torre negra deba actuar en forma 48 gc3! pasiva.

Una nueva sutileza. Fischer evita la ruptura 41 ••• ge2 42 gh3 .. . b5 hasta realizar el avance f4-f5 tras lo

cual la idea �c3-h3 tendrá mayor fuerza. Desde la columna "d" la torre podrá ac-tivarse con mayor fuerza, a la vez que se 48 ••• b6 49 f5 gdl 50 gh3 b5 defiende el peón b3.

42 ... ge1

Si 42 ... �d2 43 �e3 es parecido a la par­tida.

50 ... @g7 51 @e6.

51 gh7+ c¡bgs

El rey negro en la octava horizontal queda completamente fuera de juego.

221

Page 221: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

52 gb7 bxc4 53 bxc4 gd4 54 q¡e6

S4 ••. �e4+

O 54 ... !!xc4 55 !!bB+ @h7 56 f6 y el peón "f" no se puede parar.

SS q¡dS

Las blancas renuncian al peón "f" a cambio de tener un peligroso peón "e" que el rey negro tenga problemas en frenar. Es peor 55 @f6 !!xc4.

SS ••• gf4 56 q¡xcS gxfS+ 57 q¡d6 gf6+ 58 q¡es gn 59 gb6 �c7 60 q¡ds ®f7

La lejanía del rey negro es decisiva en la concreción de la ventaja blanca.

222

Después de 63 ... @ca 64 !!c6! las blancas ganan el final de peones: 64 ... @ba 65 !!xc7 @xc7 66 @eS+-; o 63 ... !!d7 64 @c6 !!xd6+ 65 @xd6+-

64 cS gcs

Si 64 ... !!a 7 65 @c6 con idea de 65 ... !!a6+ 66 @c7 !!a7+ 67 @b6 !!a l 68 !!d3 y las blancas dominan la casilla eS de corona­ción.

Zugzwang, si el rey negro mueve, @dS-d6 levanta el bloqueo del peón blanco.

1-0

Final no 15

Arthur Bisguier- Robert Fischer

Defensa Siciliana BSO

Cto. de EEUU, 1 966

1 e4 eS 2 �f3 d6 3 c3 �f6 4 .id3 �c6 S .ic2 .ig4 6 d3 g6 7 � bd2 .ig7 8 h3 .id7 9 0-0 0-0 10 �h2 bS 11 f4 b4 12 �c4 dS 13 �es bxc3 14 bxc3 dxe4 1S dxe4 �xeS 16 fxeS �e8 17 �f3 �c7 18 gf2 .ibS 19 .igS fixd1+ 20 gxd1 gfe8 21 i.b3 c4 22 �c2 �e6 23 .ie3 geb8 24 gb1 a6 25 gff1 .ie8 26 ®f2 �d8 27 gxbB gxb8 28 gb1 gbs 29 gxbS axbS 30 ®e2 h6 31 ®d2 gS 32 h4 g4 33 �d4 e6 34 .if4 hS 35 .igS �b7 36 .if6 ih6+ 37 !gS !xgS+ 38 hxgS ®g7 39 ®e3 ®g6 40 q¡f4 �es 41 g3

Page 222: Bobby Fischer, la leyenda

.id7 42 a3 .les 43 .ib1 ll:) a4 44 ll:) e2 ll:) b2 45 ll:) d4ll:) d1 46ll:) e2 ll:) f2 47 �e3 ll:) h3 48 ll:) f4+ �xgS 49ll:) g2 f6 SO exf6 �xf6 S1ll:) h4 eS 52 ,la .id7 53 .ib1ll:) gS 54 ,la lt)f1 SS .ib1 ll:) hs 56 .la ll:) g6 57 ll:) xg6 �xg6 ss �f2 � gS 59 � g2 h4 60 � h2

Las negras poseen un peón de ventaja, pero el carácter cerrado de la posición complica la tarea de concretar dicha ven­taja.

60 ••• h3!-+

Creando un peón pasado y apoyado que l imita las acciones del rey blanco. Ahora es necesario crear un segundo frente donde las negras exploten la "pieza de ventaja': Un grave error sería 60 ... hxg3+? 61 <J;txg3= y las negras deben quedarse esclavizadas en la defensa del peón g4 ante el fuerte bloqueo del rey blanco.

61 �g1 �f6

El rey se dirige a aS, único sector del table­ro donde se puede crear una entrada.

62 � h2 �e7 63 �g1 �d6 64 �f2 �es 65

Dieciséis finales de Bobby Fischer

69 ..• .lxe4!

El alfil blanco está sobrecargado en la de­fensa del peón e4 y en impedir la entrada del rey contrario por a4. Desviando el alfil de la casilla de penetración la entrada del rey negro será decisiva. Es importante ha­cer notar cómo el rey blanco permanece esclavizado en el flanco de rey sin poder activarse.

70 .ixe4 �a4 71 .ifS

Capturar el peón bS tampoco alcanza para salvar la partida, por ejemplo: 71 ic6 c;t>xa3 72 ixbS c;t>b3 73 id7 c;t>xc3 74 ixg4 e4 75 ie2 <J;td4-+ y las piezas blancas no pue­den detener a los tres peones negros.

71 ... �b3!

Es importante capturar el peón que faci­litará el peón pasado, por eso la prioridad es el peón c3.

72 .ixg4 e4

O bien 72 ... c;t>xc3 73 ifs c;t>d4-+.

�g1 �b6 66 �h1 �as 67 �g1 .lc6 68 73 .ixh3 �xc3 74 g4 �d2 � h1

La coronación del peón "e" es inevitable. 68 id 1 ixe4 69 ixg4 <J;ta4-+.

0-1 68 ••• .ib7 69 � g1

223

Page 223: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

Final no 16

Robert Fischer- Mark Taimanov

Defensa Siciliana B47

Vancouver (4), 1 97 1

En mis partidas con él, experimenté en mis propias carnes esa característi­ca especial de Fischer de la que había oído hablar a mis colegas. Tan pronto como Bobby percibe hasta el más lige­ro descenso en la energía de su opo­nente, o incertidumbre en su juego, al instante concentra todas sus fuerzas y comienza a jugar con una redoblada voluntad de victoria.

Mark Taimanov

1 e4 c5 2 tilf3 ttlc6 3 d4 cxd4 4 ttlxd4 Y!lc7 S ttlc3 e6 6 g3 a6 7 .Ag2 tilf6 8 0-0 ttlxd4 9 Y!lxd4 .ic5 10 .Af4 d6 11 Y!ld2 h6 12 gad1 eS 13 1e3 ,Ag4 14 .AxcS dxcS 1S f3 1e6 16 f4 gd8 17 tildS .AxdS 18 exdS e4 19 gfe1 gxdS 20 gxe4+ 'it>d8 21 Y!le2 gxd1 + 22 Y!lxd1+ Y!ld7 23 Y!lxd7+ 'it>xd7 24 ges

Si bien el alfil es superior al caballo debi­do a que se encuentran peones en ambos flancos y a que el caballo negro no tiene puntos fuertes de importancia donde ubi­carse, las blancas tienen dificultades en crear un peón pasado debido a la simetría existente.

224

24 ••• b6 2s .ln!

Fuerte jugada que busca acumular venta­jas estratégicas. Se ataca el peón a6 pero también se posibilita el ataque al peón f7 con �f1 -c4, con lo que se aseguraría la pa­sividad de la torre negra.

2S ••• as

¿Habrá pensado Fischer que este obligado avance le permite tener un camino de en­trada del rey blanco a través de la casilla bS?

26 .Ac4 gf8 27 'it>g2

La pieza que falta mejorar.

27 ••• 'it>d6 28 'it>f3 tild7 29 ge3 ttlb8

No hay buenas casillas para el caballo.

Asegurando las casillas blancas el rey blanco siempre tendrá la oportunidad de llegar a bS.

33 • • • ttle7 34 h3 ttlc6 3S h4

Buscando más debilidades ante la pasivi­dad de las negras.

3S ••• hS

Page 224: Bobby Fischer, la leyenda

No permite el avance h4-h5, pero fijar un peón en una casilla blanca asegu ra ser un objetivo para el alfil en cualquier momen­to.

36 gd3+ q;;c7 37 �d5

Obligando a ubicar más peones en casillas blancas.

37 ••• f5 38 �d2

Con idea de E:e2-e6.

38 ••• �f6 39 �e2

Ahora se amenaza E:e8.

39 • • • q;;d7 40 ge3 g6

Las blancas ya tienen aseguradas las debi­lidades del flanco de rey; ahora hace falta ver de qué forma pasa el rey blanco al flan­co de dama.

Con el cambio de torres el rey blanco po­drá llegar a b5, demostrando su superiori­dad sobre el rey contrario.

Dieciséis finales de Bobby Fischer

El caballo debe defender el peón g6. Des­pués de 45 ... <;t>d7 46 ixc6+! <;t>xc6 47 <;t>c4 las blancas ganan el final de peones con la entrada del rey: 47 ... <;t>c7 48 cj{b5 cj{b7 49 c4 cj{c7 50 cj{a6 cj{c6 51 cj{a7 cj{c7 52 b3 cj{c6 53 cj{b8+- y las negras pierden mate­rial.

Impidiendo la entrada del rey blanco, pero sólo por una jugada.

47 .if7+ q;;d6 48 q;;c4 q;;c6 49 .leS+ q;;b7 50 q¡;b5 �eS

51 .ic6+

Desubicando el rey negro se evita la opo­sición. Un gravísimo error sería 51 ixg6?? por 51 ... ltJd6 jaque mate.

51 ••• q;;c7 52 .id5

Ahora el rey blanco puede entrar por a6.

52 ••. �e7

Tampoco era fácil para las blancas des­pués de 52 ... ltJd6+ 53 cj{a6 c4 (53 . . . ltJe4 54 if7ltJxg3 55 ixg6 ltJe2 56 ixh5ltJxf4 57 if3 con ventaja decisiva) 54 igB! (con idea de ih7) 54 ... <;t>c6 (no sirve 54 . . . ltJe4 55 ixc4ltJxg3 56 b4 y las blancas crean un peón pasado en el flanco de dama, por ejemplo 56 . . . ltJe4 57 bxa5 bxa5 58 cj{xa5

225

Page 225: Bobby Fischer, la leyenda

Dieciséis finales de Bobby Fischer

lL!xc3 59 r:;t¡b4 y el caballo no puede "to­car" los peones blancos del flanco de rey) 55 ih7lt:Je4 56 ixg6lt:Jxg3 57 ie8+ r:;t¡c5 58 if7 Zugzwang. Ahora las negras están obligadas a entrar en los desequilibrios de peones pasados donde el alfil demuestra la supremacía sobre el caballo. 58 ... lt:Je2 59 ixh5 lt:Jxf4 60 if3 El peón h4 es deci­sivo. 60 ... lt:Je6 61 h5 lt:Jg5 62 h6 f4 63 ih 1 (63 ie4) 63 ... lt:Jf7 (63 . . . lL!hl 64 ie4 lt:Jg5 65 hllL!xhl 66 ixhl f3 67 ie4 f2 68 ig 2+-) 64 h7lt:Jh8 65 r:;t¡b7+- forzando la posición con la marcha del rey al otro flanco.

53 j.f7 �b7 54 i.b3

Las blancas buscan el momento adecuado para pasar a la gran diagonal, donde des­ubicarían al rey negro de la oposición que está ejerciendo en este momento.

54 .•• �a7

Si 54 ... lt:Jc8 55 i.d5+ r:;t¡c7 56 r:;t¡a6lt:Jd6 57 b3 lt:Je4 (57 . . . lL!c8 58 ifl) 58 if7lt:Jxg3 59 ixg6 con ventaja.

55 i.dl �b7 56 j.f3+

Después de esto las negras caerán en un continuo zugszwang.

56 . • . �c7

56 ... r:;t¡a7 57 c4! Zugzwang 57 ... lt:Jg8 (57 .. . lL!c8 58 r:;t¡c6lL!e7+ 59 r:;t¡d7lL!g8 60 r:;t¡e6) 58 r:;t¡c6lt:Jf6 59 r:;t¡d6lt:Je4+ 60 r:;t¡e5 lt:Jxg3 61 r:;J;¡f6+- ganando.

57 �a6lLlg8

El final de peones se gana después de 57 . . . lt:Jc6 58 ixc6! r:;t¡xc6 59 c4+-; 57 . . . lt:Jc8 58 id5lt:Jd6 59 ig8 con idea de ih7.

5Sj.d5lLle7

226

O 58 ... lt:Jf6 59/if7lt:Je4 60 ixg6lt:Jxg3 61 c4 r:;t¡c6 (6 1 ... lDe2 62 ixh5lL!xf4 63/if3) 62 ie8+ r:;t¡c7 63 r:;1;¡a7 r:;t¡d8 64 ic6! r:;t¡c7 65 if3 Zugzwang nuevamente.

59 j.c4lLl c6

59 ... r:;t¡c6 60 ib5+ r:;t¡c7 61 ie8 es igual a la partida.

60j.f7lLle7 61 j.es �d8

Las negras parecen tener todo controlado, pero ...

62 Axg6!!

A cambio del alfil caen las dos bases de las cadenas negras de peones, y el caballo parece inútil ante la presencia de tantos peones negros débiles.

62 ..• lLlxg6 63 �xb6 �d7

Si 63 ... lt:Jf8 64 r:;t¡xc5 lt:Jd7+ 65 r:;!¡d6 y las negras no pueden defender el flanco de rey. O bien 63 ... c4 64 r:;t¡xa5lt:Je7 65 r:;t¡b5.

64 �xc5lLle7 65 b4 axb4 66 cxb4

Ahora las negras deben estar pendientes de los dos peones blancos del flanco de dama, que actuarán de "distracción" para las piezas negras.

Page 226: Bobby Fischer, la leyenda

66 ••• ttlc8 67 as ttld6 68 bS ttle4+ 69 'i!;>b6 'i!;>c8

69 ... ltJd6 70 a6 ltJc8+ 71 c;t>cs c;t>c7 72 c;t>ds y nuevamente cae el flanco de rey.

70'i!;>c6

También se podía jugar 70 a6 c;t>b8 7 1 c;t>c6 con idea de responder a 71 ... c;t>a7 con 72 b6+! c;t>xa6 73 b7 @a7 74 @c7.

70 ••• 'i!;>b8

Dieciséis finales de Bobby Fischer

ti da. El rey blanco no puede progresar, y el Gran Maestro inglés aplica el mismo pro­cedimiento que Fischer:

37 .ixe6!

Sacrificio de pieza aprovechando que el caballo está limitado y no podrá hacer nada contra la entrada del rey blanco.

37 ••• fxe6 38 'i!;>xe6 'i!;>d8 39 'i!;>d6 ttle7 40 e3 'i!;>e8 41 'i!;>c7 c;!;>n 42 'i!;>d7 'i!;>t8 43 f3!

Las blancas van a crear un peón pasado 70 ... lDf6 71 a6 ltJd7 (71 ... @bB 72 b6) 72 para abortar la defensa pasiva de las ne-a7. g ras.

71 b6 1-0

Las negras prefieren abandonar ante el avance de los peones blancos. Taimanov se ha quedado con un caballo que ha deambulado torpemente durante toda la partida.

Por último veamos una part ida donde las blancas aplicaron los mismos conceptos:

Final complementario

A. Miles - G. Gonda

Ell 01. de Buenos Aires, 1 978

Las negras presentan debilidades en am­bos flancos al igual que en la última par-

43 ••• ttlfS

Si 43 ... @f7 44 e4 dxe4 45 fxe4 c;t>t8 46 h3 @f7 47 eS cj;>f8 48 e6 (Zugzwang) ltJdS 49 @xc6 ltJxb4+ 50 c;t>xbS+-. Variante indica­da por Miles.

44 'i!;>xc6 ttlxe3 45 'i!;>d7 ttlc4 46 c6 ttlb6+ 47 'i!;>d8

Si 47 ... cj;>f7 48 c7 c;t>e6 49 c8\W+ ltJxc8 50 c;t>xc8 c;t>ts S 1 c;t>d7 y se gana el final de peones.

1-0

227

Page 227: Bobby Fischer, la leyenda

TREINTA Y DOS COMBINACIONES DE BOBBY FISCHER

En el ajedrez hay dos tipos de jugado­res: los buenos y los duros. Yo soy de los duros.

Bobby Fischer

A través de sus partidas Bobby Fischer ha dejado innumerables obras de arte, grandes combinaciones que han pasado a formar parte de la Historia del Ajedrez. Aquí queremos hacer un aporte comple­mentando el trabajo que hemos realizado cuando hemos desarrollado sus partidas:

1 Combinaciones básicas 2 Ataques al rey enrocado 3 Demolición 4 Sacrificio de pieza 5 Sacrificio de calidad 6 Sacrificio de dama 7 A la caza de la dama 8 La Octava línea 9 Ataque doble 1 O Ataques al rey en el centro 1 1 Ataques de mate 1 2 Extracción 1 3 Desviación

1 Combinaciones básicas

Combinación no 7

Robert Fischer- Pal Benko

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 965

1 e4 es 2 lilB lilc6 3 .tbs a6 4.ta4 lilf6 S o-o .te7 6 gel bS 7 .tb3 d6 8 c3 0-0 9 h3 lilb8 1 O d4 lil bd7 1 1 lLl h4 lil b6 12 lLl d2 eS 13 dxcS dxcS 14 lil fS .txts 1 s exfS V!J c7 16 g4 h6 17 h4 c4 18 .ta lilh7 19 lilB f6 20 lild2 gad8 21 V!JB hS 22 gxhS lildS 23 lile4 lilf4 24 .txf4 exf4 2S mhl <tt>h8 26 ggl gf7 27 gg6 .td6 28 gagl .tf8 29 h6 V!J eS 30 V!J g4 gdd7 31 B .teS 32 lilxcS V!JxcS 33 gxg7 gxg7 34 hxg7+ ®g8 3S V!Jg6 gd8 36 .Ae4 V!Jc8

Juegan las blancas. Bonita jugada de desviación que define rdpidamente la

partida.

229

Page 228: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 2

Robert Fischer- Joaquim Durao

01. de La Habana (3), 1 966

1 e4 e6 2 d3 eS 3 lüf3 lüc6 4 g3 g6 S Ag2 Ag7 6 0-0 lüge7 7 c3 0-0 8 d4 d6 9 dxcS dxcS 10 �e2 b6 11 eS aS 12 gel Aa6 13 �e4 ga7 14 lübd2 Ad3 lS �h4 lüdS 16 �xd8 gxd8 17 a4 gad7 18Af1 Axf1 19 <i>xfl lüde7 20 lüc4 llJ eS 21 i.gSllJ 6e 7 22 lü fd2 h6 23 i.xe 7 gxe 7 24 ga3 gc7 25 gb3 ge6 26 étJ e4 i.fS 27 ®e2 i.e7 2s f4 ®ts 29 g4 ®es 30 E:fl E:d5 31 E: O E:dS 32 E:h3 i.fS 33 étJxa5 E:e7 34 étJe4 E:a7 35 étJxb6 étJxb6 36 E:xb6 E:daS 37llJf6+ ®ds 3S E:e6 E:e7 39 E:d3+ ®es 40 E:xe7+ ®xe7 41 E:d7+ ®e6 42 E:xf7 e4 43 étJd7 i.e5 44 étJxe5 ®xe5 45 E:e7+ ®ds

Juegan las blancas. Excelente jugada que quita todas las posibilidades de

contra juego de las negras.

230

Combinación no 3

Robert Fischer - Borislav lvkov

Santa Mónica ( 1 2), 1 966

1 e4c5 2lüf3 e6 3 d3lüc64g3 dS Slübd2Ad6 6 Ag2lü ge7 1 o-o o-o slü h4 b6 9 f4 dxe4 1 o dxe4 Aa6 1 1 gel c4 12 c3 lüas 13 eS Ac5+ 14 <i>hl lüds 1S lüe4 .ib7 16 �hs lüe7 17 g4 .ixe4 18 Axe4 g6 19�h6 étJds 20 fS ges 21 fxg6 fxg6 22 étJxg6 �d7 23 étJf4 �adS 24 étJh5 ®hS 25 lüf6 étJxf6 26 exf6 E:gS 27 i.f4 E:xg4 2S E:adl E:dgS

Juegan las blancas. ¿Cómo coordinar el ataque de mate sobre el rey negro?

Page 229: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 4

Robert Fischer- García Bachiller

Madrid, simultáneas, 1 970

1 e4 eS 2 �f3 e6 3 d4 cxd4 4 �xd4 a6 S �c3 V!le7 6 .ld3 �f6 7 0-0 bS 8 gel .lb7 9 eS �dS 10 �xdS .lxdS 11 a4 b4 12 .le4 .lxe4 13 gxe4 �e6 14 .lf4 gc8 1S gel V!la7 16 c3 bxc3 17 gxe3 .les 18 .le3 0-0 19 gxcS V!JxeS 20 �xe6 V!Jas 21 b4 �xb4 22 �xf8 �dS 23 �xd7 �e3 24 V!lg4 ge6 2S �f6+ � h8

Juegan las blancas. Secuencia forzada de jaque mate

Combinación no 5

Robert Fischer- William Hook

01. de Siegen (S), 1 970

1 e4 e6 2 d4 dS 3 �c3 .lb4 4 eS eS S a3 .lxc3+ 6 bxc3 V!Jas 7 .ld2 V!la4 8 V!lg4 �f8 9 V!ldl b6 10 h4 �e7 11 hS h6 12 gh4 .la6 13 .lxa6 �xa6 14 gf4 V!ld7 1S V!Jf3 �e6 16 �h3 gca 1 7 g4 V!le8 18 jS �e7 19 gxh6 gxh6 20 gf6 �fS 21 �f4 q;e7 22 �xdS+ �d8 23 �e3 �xe3 24 .lxe3 ge7 2S dxeS �xeS 26 gdl+ �e7

Juegan las blancas. Eliminación de la defensa y aprovechamiento del rey

contrario en el centro.

23 1

Page 230: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 6

Robert Fischer- Pal Benko

Candidatos, Curazao (22), 1 962

1 e4 e62 d4 dS 3 �c3 �f6 4 eS �fd7 S f4 c5 6 dxcS .ixcS 7 � g4 0-0 8 .id3 fS 9 �h3 ixg1 10 gxg1 �es 1 1 i.d2 �c6 12 �bs �b6 13 0-0-0 id7 14 �d6 �a4 1 S .ibS �d4 16 ie3 liJe2+ 17 ixe2 �xb2+ 18 <it>d2 �b4+ 19 <i>c1 �c3 20 gde1 �xa2+ 21 <it>d1 �c3+ 22 <i>c1 d4 23 .Af2 gfc8 24 .id3 �a2+ 2S <it>d1 �c3+ 26 <it>c1 gcs 27 �h4 gas 28 <it>d2 h6 29 g4 fxg4 30 gxg4 <i>h8

Juegan las blancas. Ataque directo sobre el rey.

232

2 Ataques al rey enrocado

Combinación no 7 Robert Fischer- Pal Benko

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 963

Sólo veintiún movimientos necesitó Fischer para pulverizar a Benko, un Gran Maestro que había derrotado al genio americano en el Internacional de Portoroz, 1 958. La jugada diecinue­ve es como una bomba que estalla con toda su fuerza sobre el tablero.

Pablo Morán

1 e4 g6 2 d4.ig7 3 �c3 d6 4 f4 �f6 S �f3 0-0 6 id3 .ig4 7 h3 ixf3 8 �xf3 �c6 9 .ie3 eS 10 dxeS dxeS 1 1 fS gxfS 12 �xfS �d4 13 �f2 �e8 14 0-0 �d6 1S �g3 <it>h8 16 �g4 c6 17 �hS�e8

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Juegan las blancas. Excelente maniobra de obstrucción con ataque directo.

Page 231: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 8

Robert Fischer- Svetozar Gligoric

Candidatos, Bled (4), 1 959

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 � c3 d6 6 .ic4 .id7 7 .ib3 g6 8 f3 �as 9 .igs .ig7 10ftd2 h6 1 1 Ae3 gc8 12 0-0-0 �c4 13 We2 �xe3 14 Wxe3 0-0 15 g4 Wa5 16 h4 e6 17 �de2 gc6 18 gS hxg5 19 hxgS �hS 20 f4 gfc8 21 � b1 Wb6 22 ftf3 gc5 23 ftd3 .ixc3 24 �xc3 �xf4 25 ftf3 �hS 26 gxhS gxhS 27 Wxh5 .ie8

Juegan las blancas. Sutil maniobra para eliminar las defensas aprovechando la

debilitada posición del rey negro.

Combinación no 9

Robert Fischer- Josef Kupper

Zúrich, 1 959

1 e4 eS 2 �f3 �c6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 5 �c3 d6 6 .ic4 e6 7 .ib3 .ie7 8 0-0 �xd4 9 Wxd4 0-0 10 �h1 b6 11 f4 .ib7 12 fS e5 13 ftd3 h6 14 gt3 gc8 15 gh3 �h7 16.ie3 ftd7 17 �d5 .ixd5 18hd5 �xd5 19 exd5 .if6

Juegan las blancas. Destrucción de la defensa con un ataque práctico sobre el rey.

233

Page 232: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

3 Demolición

Combinación no 7 O

Robert Byrne - Robert Fischer

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 963

La combinación culminante es de tal

profundidad que, incluso en el mo­mento mismo en que me rendí, los dos grandes maestros que estaban co­mentando la partida para los espec­tadores en otra sala ;creían que yo la tenía ganada!

Robert Byrne

1 d4 ttJ f6 2 c4 g6 3 g3 c6 4 .ig2 dS S cxdS cxdS 6 tlJc3 J.g7 7 e3 0-0 S tlJge2 tlJc6 9 0-0 b6 10 b3 ia6 1 1 1a3 :ges 12 VH d2 eS 13 dxeS ttJ xeS 14 gfd1 tlJd3 1S VHc2

234

Juegan las negras. Demolición de la defensa.

Combinación no 7 7

Armando Acevedo- Robert Fischer

01. de Siegen (4), 1 970

1 d4 tilf6 2 lilB eS 3 c3 g6 4 g3 b6 S Ag2 Ab7 6 o-o Ag7 7 tilbd2 o-o S gel dS 9 tiles tilc6 10 tlJdB gcS 1 1 tlJxc6 .ixc6 12 .ih3 .id7 13 i.f1 .ic6 14 ttJes i.b7 1S a4 tlJe4 16 f3 tlJd6 17 e3 VHc7 1S aS f6 19 axb6 axb6 20 tlJd3 eS 21 tlJf2 e4 22 f4 gas 23 1d2 gxa1 24 VHxa1 gas 2S VHb1 VHc6 26 b3 i.a6 27 VHb2 1xf1 2S gxf1 c4 29 b4 VHa4 30 :gb1 .ifS 31 �f1 tlJbS 32 �e2 fS 33 tlJd1 �f7 34 tlJf2 VHa2 3S tild1 �e6 36 VHxa2 gxa2 37 :gb2 ga1 3S ie1 �d7 39 id2 �c6 40 1e1 tlJa3 41 �d2 �bS 42 1f2 �a4 43 i.e1 ie7 44 .if2 tlJbS 4S �c2 �a3 46 :gb1 :ga2+ 47 gb2

Juegan las negras. Jugada instructiva para destruir la fortaleza blanca.

Page 233: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

4 Sacrificio de pieza

Combinación no 7 2

Robert Fischer - Jovan Sofrevski

Skopje ( 1 7), 1 967

1 e4 eS 2 tü f3 d6 3 d4 cxd4 4 tü xd4 tü f6 S tü el tüe6 6 .ie4 e6 7 .ib3 /ie7 8 .ie3 0-0 9 We2 Was 10 o-o-o tüxd4 1 1 .ixd4 Ad7 12 �b1 gad8 13 We3 b6 14 ixf6 gxf6

Juegan las blancas. Temática jugada dentro de la Defensa Siciliana que permite a las

blancas ganar material.

Combinación no 7 3

Robert Fischer- Jorge Rubinetti

Palma de Mallorca ( 1 7), 1 970

1 e4 eS 2 tü f3 d6 3 d4 cxd4 4 tü xd4 tü f6 S tü c3 e6 6 !e4 a6 7 /ib3 bS 8 0-0 ib7 9 ge1 tübd7 10 .igs h6 11 ih4 tües

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-�� . . 808� 080 u ���a y�<{ u� / , , : JI / , , : �

Juegan las blancas. Brillante jugada para aprovechar la ventaja en el desarrollo.

235

Page 234: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

5 Sacrificio de calidad

Combinación n° 74

Robert Fischer- Dragoljub Minie

Vinkovci (6), 1 968

1 e4 eS 2 f4 exf4 3 .ic4lLle7 4lLlc3 c6 S lLlf3 dS 6 .ib3 dxe4 7lLl xe4lLl dS 8 We2 .le 7 9 c4lLl c7 1 O d4 0-0 1 1 1xf4lLl e6 12 1e3 .ib4+ 13 ®f2 lLld7 14 eS lLlf6 1S lLlxf6+ Wxf6 16 ghfllLlf4 11 .ixf4 Wxf4 18 g3 Wh6 19 ®gl .ih3

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Juegan las blancas. Sacrificio posicional aprovechando la mejor coordinación de sus

piezas.

236

6 Sacrificio de dama

Combinación no 7 5

Robert Fischer - Samuel Schweber

Buenos Aires (4), 1 970

1 e4 e6 2 d4 dS 3lLlc3 .ib4 4 eS eS S a3 .ixc3+ 6 bxc3 Wc7 7 lLlf3 lLlc6 8 1e2 .id7 9 0-0 lLlge7 10 a4lLlas 1 1 gel cxd4 12 cxd4lLlc4 13 .Ad3 h6 14lLl d2 lLl xd2 1 S .ixd2 lLl c6 16 W g4 g6 17 ge3 o-o-o 18 gg3 ®b8 19 ga ts 20 exf6 eS 21 Wg3lLlxd4 22 ge3 e4

Juegan las blancas. Notable jugada que deja sin defensa a las negras.

Page 235: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 16

Rene Letelier - Robert Fischer

01. de Leipzig, 1 960

1 d4 ltlf6 2 c4 g6 3 ltlc3 .ig7 4 e4 0-0 S eS ltle8 6 f4 d6 7 Ae3 eS 8 dxcS ltlc6 9 cxd6 exd6 10 ltle4 .ifs 11 ltlg3 Ae6 12 ltlf3 f!c7 13 f!b1 dxeS 14 fS e4 1S fxe6 exf3 16 gxf3 fS 17 f4 ltlf6 18 Ae2 gfe8 19 <i>f2 gxe6 20 ge1 gae8 21 .if3

Juegan las negras. Atracción sobre el rey blanco.

Combinación no 1 7

Robert Fischer- Mikhail Tal

Bled, 1 961

1 e4 eS 2 ltl f3 l[} c6 3 d4 cxd4 4ltl xd4 e6 S lLl c3 V!! c7 6 g3 ltl f6 7 ltl dbS f!b8 8 .if4 ltl eS 9 Ae2 Acs 10 Axes V!Jxes 1 1 f4 flb8 12 eS a6 13 exf6 axbS 14 fxg7 gg8 1S ltle4 Ae7 16 V!Jd4 ga4 17 ltlf6+ .ixf6 18 f!xf6 f!c7 19 0-0-0 gxa2 20 <i>b1 ga6 21 .ixbS gb6 22 .id3 eS

Juegan las blancas. En plena descoordina­ción negra las blancas realizan su ventaja

de forma contundente.

237

Page 236: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

7 A la caza de la dama

Combinación no 7 8

Robert Fischer- R. Steinmeyer

Cto. de EEUU, Nueva York, 1 963

1 e4 c6 2 d4 dS 3 ltl c3 dxe4 4 ltl xe4 AfS s ltl g3 .ig6 6 ltlf3 lllf6 7 h4 h6 8 .id3 .ixd3 9 Wxd3 e6 10 Ad2 ltlbd7 1 1 0-0-0 Wc7 12 c4 0-0-0 13 Ac3 Wf4+ 14 mb1 ltlc5 1S Wa ltlce4

Juegan las blancas. Simple pero efectiva maniobra que gana material.

238

Combinación no 7 9

Robert Fischer - Victor Ciocaltea

01. de Varna (6), 1 962

1 e4 eS 2 lllf3 ltlc6 3 .lbS a6 4 Aa4 d6 S c3 .id7 6 d4 ltlge7 7 .ib3 h6 8 We2 ltlg6 9 Wc4 Wf6 10 ds bS 1 1 We2 ltlaS 12 .ld1 Ae7 13 g3 o-o 14 h4 gtca

Juegan las blancas. Dura sorpresa para las negras.

Page 237: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 20

Robert Fischer- Vladimir Panov

Skopje (6), 1 967

1 e4 c6 2 �el dS 3 �f3 dxe4 4 �xe4 �f6 S �xf6+ exf6 6 .ic4 .id6 7 0-0 0-0 8 d4 .ie6 9 .ixe6 fxe6 10 gel ge8 11 c4 �a6 12 .id2 �d7 13 .iel .ib4 14 �b3 .ixel 1S bxel �c7 16 a4 b6 17 h3 gab8 18 ge4 a6 19 �c2 bS 20 axbS axbS 21 cxbS cxbS 22 �d2 gas 23 gae1 �dS 24 gh4 �fS 2S �e4 eS 26 ge3 h6

Juegan las blancas. Todas las piezas se dirigen al ataque.

8 La Octava línea

Combinación no 2 7

Samuel Reshevsky- Robert Fischer

Palma de Mallorca (6), 1970

1 d4 tüf6 2 c4 eS 3 �f3 cxd4 4 �xd4 e6 S �el .ib4 6 e3 �e4 7 �c2 �xel 8 bxel .ie7 9 .ie2 0-0 10 0-0 a6 11 f4 d6 12 fS exfS 13 �xfS .ixfS 14 �xfS �d7 1S .if3 �c7 16 gb1 gab8 17 .idS �f6 18 .ia3 gfe8 19 �d3 �xdS 20 cxdS bS 21 e4 .if8 22 gb4 ges 23 c4 gbe8 24 cxbS axbS 2S ®h1 �e7 26 �xbS gxe4 27 gxe4 �xe4 28 �d7 �f4 29 ®g1

Juegan las negras. Cuando sólo hay piezas pesadas en el tablero la ventaja está del

lado del que tiene mejor protegido su rey.

239

Page 238: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

9 Ataque doble

Combinación no 22

D. Rivera - Robert Fischer

01. de Varna (7}, 1 962

1 d4 �f6 2 c4 e6 3 �c3 .lb4 4 e3 dS S a3 bc3+ 6 bxc3 eS 7 .ld3 dxc4 8 .lxc4 V!J c7 9 .lb3 b6 10 �e2 0-0 1 1 Ab2 �c6 12 0-0 �as 13 �g3 .lb7 14 gc1

240

Combinación no 23

Robert Fischer - Norbert Leopoldi

Western Open Bay City (3}, 1 963

1 e4 eS 2 �B �c6 3 d4 cxd4 4 �xd4 g6 S �c3 .lg7 6 .le3 �f6 7 .lc4 �as 8 .lb3 �xb3 9 axb3 d6 10 B .ld7 1 1 g4 a6 12 h4 h6 13 'fld2 gc8 14 hS e5 1S �de2 gxhS 16 gxhS .le6 17 0-0-0 gc6 18 �b1 bS 19 �dS aS 20 ghg1 �xhS 21 �ec3 b4 22 �bS .lf8

Juegan las blancas. Maniobra de des coordinación que permite al blanco

ganar material.

Page 239: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

1 O Ataques al rey en el centro

Combinación no 24

Robert Fischer - O. Celle

Davis, simultáneas, 1 964

1 e4 eS 2 ltlf3 ltlc6 3 Ac4 J.cs 4 b4 J.xb4 S c3 J. e 7 6 d4 d6 7 dxes ltl xes s ltl xes dxes 9 Whs g6 10 WxeS ltlf6 11 Aa3 �U8 12 0-0 ltlg4 13 W/g3 J.xa3 14 ltlxa3 We7 1S .ibS+ c6

Juegan las blancas. Excelente maniobra para destruir las defensas del rey en el

centro.

Combinación no 25

Robert Fischer - Peter Dely

Skopje (4), 1 967

1 e4 eS 2 ltlf3 d6 3 d4 cxd4 4 ltlxd4 ltlf6 S ltlc3 lLl c6 6 .ic4 e6 7 .ib3 a6 8 f4 Was 9 0-0 lLl xd4 10 Wfxd4dS 1 1 Ae3 ltlxe4 12 ltlxe4 dxe4 13 fS Wb4 14 fxe6 .ixe6

Juegan las blancas. Ventaja en el desarrollo y rey en el centro = ataque directo.

241

Page 240: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 26

Robert Fischer - Michalopoulos

Houston, simultáneas, 1 964

1 e4 eS 2 f4 fS 3 exfS d6 4 'l'hS+ �d7 S fxeS dxeS 6 ltlf3 'l'f6 7 lllc3 llle7 8 llle4 'i'xfS 9 lllxeS+ �e6

Juegan las blancas. Como en los viejos tiempos.

242

Combinación no 2 7

Robert Fischer - Helder Camara

01. de Siegen (3), 1 970

1 e4 c5 2 l!l f3 d6 3 d4 lilf6 4 lll d cxd4 s lll xd4 g6 6 .ie3 .ig7 7 f3 lllc6 8 'l'd2 .id7 9 .ic4 gca 10 .ib3 'l'as 1 1 o-o-o llles 12 h4 lllc4 1 3 .ixc4 gxc4 14 ltl b3 '1' c7 1S .id4 .ic6 16 eS dxeS 1 7 .ixeS W c8 18 We2 .id7

Juegan las blancas. Piezas sobrecargadas.

Page 241: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación no 28

Robert Fischer- Efim Geller

Bled (6), 1 961

1 e4 eS 2 �B �c6 3 .ibS a6 4 .ia4 d6 S 0-0 ig4 6 h3 ihs 7 c3 �f6 8 g4 .ig6 9 d4 Axe4 1 O � bd2 ig6 1 1 Axc6+ bxc6 12 dxeS dxeS 13 �xes id6 14 �xg6 �xg6 1S gel+ <it>f8 16 �c4 hS 17 �xd6 cxd6 18 .if4 dS 19 �b3 hxg4

Juegan las blancas. Precisa maniobra de ataque.

Combinación no 29

Robert Fischer- F. Middendorf

Munster, simultáneas, 1 970

1 e4 c5 2 �B d6 3 d4 cxd4 4 �xd4 �f6 S �c3 a6 6 ic4 e6 7 ib3 bS 8 0-0 .ib7 9 gel �bd7 10 .!,gs �as 11 .ixf6 �xf6 12 es dxes 13 �xe6 b4

243

Page 242: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

1 1 Ataques de mate

Combinación no 30

Robert Fischer - Boris Spassky

S. Stefan/Belgrado (25), 1 992

1 e4 eS 2 lild tllc6 3 tllge2 d6 4 d4 ad4 S tllxd4 e6 6 .le3 lilf6 7 Wd2 .le7 8 f3 a6 9 O­O-O 0-0 10 g4 tilxd4 11 bd4 bS 12 gS lild7 13 h4 b4 14 tlla4 .lb7 1S tllb6 gb8 16 tllxd7 Wxd7 17 mb1 Wc7 18 .id3 .lc& 19 hS eS 20 .le3 Ae6 21 gdg1 aS 22 g6 .if6 23 gxh7+ ®ha 24.Ags fle7 2S gg3 .ixgS 26 gxgS flf6 27 ghg1 flxf3 28 gxg7 flf6 29 h6 a4 30 b3 axb3 31 axb3 gfd8 32 flg2 gf8

Juegan las blancas. Secuencia imparable.

244

1 2 Extracción

Combinación n° 3 7

Robert Fischer - Samuel Reshevsky

Cto. de EEUU, 1 958

1 e4 eS 2 tilf3 tllc6 3 d4 ad4 4 tllxd4 g6 S .le3 .lg7 6 tild tilf6 7 .lc4 o-o 8 .lb3 tilas 9 es lile&

Juegan las blancas. Maniobra histórica.

Page 243: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

1 3 Desviación

Combinación no 32

Robert Fischer- R. Beach

Nueva York O p., 1 963

1 e4 g6 2 d4 .ig7 3 ttlc3 d6 4 f4 c6 S ttlf3 Ag4 6 !e3 ttld7 7 h3 !xf3 8 %Yxf3 e6 9 0-0-0 ttle7 10 g4 %Vas 11 <!>b1 gb8 12 eS dxeS 13 dxeS tildS 14 ttle4 .Af8 1S !c1 bS 16 fS b4 17 fxe6 fxe6 18 !c4 tLl xeS 19 %Y g3 !g7 20 AxdS cxdS

Juegan las blancas. Rápida destrucción de las defensas.

SOLUCIONES

Combinación 1

37 %Ye8+ [37 .. J !xe8 38 idS+] 1-0

Combinación 2

4S b4! [4S ... cxb3 (45 . . . g5 46 rJlf3 fl EkS; 45 . . . rJle4 46 &c4+ rJld5 47 rJld3 fl �eS) 46 rJld3 (fl c4)] 1-0

Combinación 3

29 f7! [29 ... Wixf7 30 ieS+ �4g7 3 1 Wixh 7#] 1-0

Combinación 4

26 %Yxg7+ <!>xg7 27 gg4+ <!>f8 28 gg8+ <!>e7 29 ge8# 1-0

Combinación 5

27 .AxcS++- bxcS 28 gxe6+! [28 ... fxe6 (28 . . . rJlxe6 29 Wif6#) 29 Wff6#] 1-0

Combinación 6

31 %Yxh6+ 1-0

Combinación 7

18 .ixd4 exd4 19 gf6! [Obstrucción. 1 9 eS fS!] 19 ... <!>g8D [ 1 9 ... dxc3 20 eS+-; 1 9 ... ixf6 20 eS+-] 20 eS h6 21 ttle2! [2 1 �xd6 %YxeS; 21 ttJe2! (fl �xd6) 21 ... ttJ bS (2 7 .. .

ixf6 22 Wfxh6+-) 22 WifS+-] 1-0

Combinación 8

28 %Yh6!+- l:bc3 29 bxc3 �bc3 [29 .. . Wfe3 30 �h 1 (30 �d3 Wif4 3 7 he6) 30 ... Wfxc3 31 g6 Wlg7 32 Wih2!+-l 30 g6! fxg6 31 gh1 Wd4 32 %Yh7+ [32 ixe6+ if7 33 Wih7+ rJlf8 34 Wixf7#; 32 Wih7+ rJlf8 33 �f1 +l 1-o

245

Page 244: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación 9

20 .ixh6!+- gxh6 21 We3 .lg7 22 f6! gha [22 ... VM94 23 g931 23 gf1 Wb5 [23 . . . its 24 %Ve4+ �gS 2S gg3+] 24 WB gc4 [24 ... %Vd7 2S fxg7 ghgS (25 ... �xgl 26 VMf6+ �gB 27 gg3+) 26 VMhS] 25 1Yf5+ c;t>ga 26 fxg7 [26 fxg7 �xg7 27 %Vxf7#] 1-0

Combinación 1 O

15 ... ¿¿jxf2! 16 c;t>xn ¿¿jg4+ 17 c;t>g1 ¿¿jxe3 18 Wd2D ¿¿jxg2! 19 c;t>xg2 d4 20 ¿¿jxd4 .ib7+ 21 �f1 [2 1 �g 1 .1xd4+ 22 Wxd4 ge 1 +! 23 Wf2 Wxd4+ 24 gxd4 gxa 1 ; 21 Wf2 Wd7! 22 gac1 Wh3 23 ttJf3 .ih6 24 Wd3 .ie3+ 25 Wxe3 (25 We 7 bf3) 25 .. . gxe3 26 Wxe3 ge8+ 27 Wf2 WfS-+l

21 ..• Wd7! [2 1 ... %Vd7! 22 %Vf2 (22 ttJdbS Wh3+ 23 Wg 7 .ih6-+; 22 Wg 7 gadBJ 22 ... Wh3+ 23 Wg1 gel +!! 24 gxe1 ixd4-+] 0-1

Combinación 1 1

47 •.. ¿¿jxc3! 48 �xc3 ga1 ! [49 Wc2 (49 gd2 gel+ 50 gel bb4#) 49 ... gxd 1 ] 0-1

Combinación 1 2

15 ¿¿jd5!+- gfe8 [1 S ... exdS 1 6 gxdS VMa6 1 7 ghs ( 77 VMh6?! YMe2! f). JB gh5? VMxe4) 1 7 ... ig4 1 8 %Vg3+-; 1 S ... gdeS 1 6 Wh6!] 16 ¿¿jxe7+ gxe7 17 gxd6 gc8 181Yd4.le8 [1 8 ... es 1 9 %Vd 1 +- ( 19 %Vd3+-Jl 19Wxf6 1-0

246

Combinación 1 3

1 2 .ld5! exd5 [ 1 2 ... .ixdS 1 3 exdS eS ( 7 3 .. . b4 74 dxe6 bxe3 75 el! hel 76 hf6 gxf6 7 7 ttJe6+-J 1 4 ttJc6+-; 1 2 . .. %VeS±] 13 exd5+ c;t>d7 [ 1 3 ... .ie7 1 4 .ixf6 gxf6 1 S ttJfS+-] 14 b4 ¿¿ja4 15 ¿¿jxa4 bxa4 16 c4 c;t>ca 17 Wxa4i Wd7 18 Wb3 g5 19 .lg3 ¿¿j h5 20 eS dxc5 21 bxcS Wxd5? [21 ... .txdS 22 geS+ ! (22 c6 hb3 23 cxdl+ �xdl 24 axb3=) 22 ... VMxeS 23 VMxdS ga7 24 VMfS+ %Vd7 2S VMes ltJxg3! 26 VMxh8 %Vxd4 27 Wxf8+ Wd8 28 Wxd8+ Wxd8 29 hxg3�] 22 ge8+ c;t>d7 23 Wa4+ .ic6 24 ¿¿jxc6 [24 ... gxe8 25 ttJ b4+ +-] 1 -0

Combinación 1 4

20 lüe5! .ixf1 2 1 gxf1 .id2 [2 1 ... Wd2 22 We4! gae8 23 ttJxf7! f).gxe4 24 ttJ h6+ Wh8 2s gxf8#] 22 go! gad8? [22 ... Wh8 23 ttJxf7+ 8:xf7 24 .1xf7±] 23 ¿¿jxf7 gxn 24 We7!+- 1-0

Combinación 1 5

23 �be4! Wxg3 [23 ... dxe4 24 if4+-] 24 gxd4 (f). if4 X%Vg3) 24 ••• Wg4 [24 ... VMc7 25 if4 gdfS 26 ixc7+ �xc7 27 gxdS±] 25 gxg4.lxg4 26.ixg6 (�f6) 26 .•• ghg8 27 .ih7 ghs [S27 ... B:gf8 28 ixh6 B:h8 (28 ... 8:xf6 29 ig5) 29 if4+ +-] 28 .id3 gde8

29 f7! ge7 [29 ... gefS 30 ig6 (f). ic3 X ghs) (30 ie3 ih5 3 7 ixhB ruhB 32 B:e 7 +-) 30 ... d4 31 if4+ @es 32 ieS+-l 30 f81Y+ gxfs 31 .lb4+- gm 32 .lxe7 gxe7 33 B .ld7 34

Page 245: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

aS ®c7 3S ®f2 g17 36 ®e3 ®d6 37 g3 ®eS 3S f4 Ag4 39 gb1 ge7+ 40 ®d2 b6 41 axb6 axb642 h3! Ad7 [42 ... .ixh3 43 gh1 (X �h6)] 43 g4 d444fS ge3 4S f6 gf3 [45 ... gxh3 46 f7 gf3 47 .ifS!l 46 gf1 gxf1 47 Axf1 Ae6 [47 ... .ie6 48 .id3 .if7 49 h4 (b. g5,g6); 47 ... .ie8 48 h4 �dS 49 gS hxgS 50 hxgS .if7 (50 ... �es 57 .ic4) 51 .id3 �es 52 g6] 1-0

Combinación 1 6

21 ..• gxe3!-+ 22 gxe3 gxe3 23 ®xe3 Wxf4+! [Atracción. 24 �f2 (24 �xf4 .ih6# jaque mate!) 24 ... ltJg4+ 25 �g2 ltJe3+ 26 �f2 ltJd4 27 '1Wh 1 ltJg4+ 28 �f1 ltJxf3-+] 0-1

Combinación 1 7

23 fxeS gxf6 24 exf6 (b. .i.xh 7) 24 ... W eS 2S .i.xh7 Wgs 26 .i.xgS Wxf6 27 ghf1 Wxg7 2S Axf7+ ®ds 29 .i.e6

Wh6 30 .i.xd7 .i.xd7 31 gf7+- Wxh2 32 gdxd7+ ®es 33 gde7+ ®ds 34 gd7+ ®eS 3S gc7+ ®ds 36 gfd7+ ®es 37 gd1 bS 3S gb7 Whs [38 ... '\Wxg3 39 gxbS+-] 39 g4 Wh3 [39 ... '\Wxg4 40 gh 1 '\W d4 41 gh8+! '\Wxh8 42 gb8++-l 40 gS Wf3 41 ge1 + ®f8 42 gxbS ®g7 43 gb6 Wg3 44 gd1 Wc7 4S gdd6 Wc8 [45 ... '\We7 46 gg6+ �h7 47 gh6+ �g7 48 gbg6+ �f8 49 gh8+ �f7 50 gh7++-; 45 ... '\Wcs 46 gb7+ �g8 47 gd8++-l 46 b3 ®h7 47 ga6 [47 ga6 �g7 48 ga7+ �g8 49 gdd7+-] 1-0

Combinación 1 8

1S �eS! �xf2 [1 5 ... ltJxg3 1 6 fxg3 '\Wxg3 (76 ... '\Wfs 7 7 '\Wxf5 exf5 78 ltJxfl) 1 7 gd3 (7 l lDxfl) 1 7 ... '1Wf4 1 8 gf3 '\We4 1 9 ltJxf7+­; 1 5 ... ltJxc3+ 1 6 bxc3! gg8 (7 6 ... ltJg4 7 7 ltJhS! '\Wfs 78 '\Wxf5 exf5 79 ltJxfl) 1 7 ltJxf7] 16 gdf1 ! [ 1 6 ... '\Wxg3 1 7 gxf2 (b. gf3) 1 7 ... '\We3 1 8 ge2 '1Wf4 1 9 ltJxf7+-] 1-0

Combinación 1 9

1S .igs hxgS 1 6 hxgS+- WxgS 1 7 �xgS .i.xgS 1S �a3 c6 19 dxc6 .ie6 20 Whs .ih6 21 Ag4 .i.xg4 22 Wxg4 �xc6 23 gd1 b4 24 �c4 bxc3 2S bxc3 �d4 26 �b6 1-0

Combinación 20

27 gf3!+- Wh7 [27 ... '1Wd7 28 ltJxf6+ (28 &h6) 28 ... gxf6 29 gxh6+-] 2S �xf6+ gxf6 29 gg3+ ®hs 30 gg6 1-0

Combinación 21

29 . . . Wd4+ -+ 30 ®h1 [30 gf2 ge1 # ] 30 •..

Wf2! [3 1 gg 1 (3 7 '1Wbs ge 7) 3 1 ... ge1 ] 0-1

Combinación 22

13 ••. Wc6-+ 14f3 Wbs 1S .i.a4 Wxb2 0-1

Combinación 23

23 �a7!+- ga6 [23 ... .ixdS 24 '\WxdS gc7 (23 ... ga6 24 '\Wb5+) 24 .ib6] 24 Wd3 .leS 2S �xcS WxcS 26 Wxa6! Wxa6 27 �c7+ ®d7 2S �xa6 ®c6 29 gds 1-0

Combinación 24

16 �c4!+- We6! [1 6 ... cxbS 1 7 ltJd6+ �d8 (7 7 . . . �dl 78 g(d 7 �c6 79 ltJxc8 gaxc8 20 '\Wxg4) 1 8 gfd 1 .id7 1 9 ltJxb7+ �c8 20 ltJd6+ �d8 21 gd4! ltJes 22 gad 1 �c7 (22 . . . g5 23 lDf5 We8 24 Wxe5! Wxe5 25 &dl+ �e8 26 gel+ '\Wxel 27 ltJgl#) 23 f4 ltJg4 24 fS ltJes 25 ltJxf7 gxf7 26 gxd7+ '\Wxd7

247

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Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

27 VMxeS+ c;t>c6 28 �xd7 �xd7 29 f6+-] 17 �adl abS [1 7 ... id7 1 8 lLld6+ c;t>e7 1 9 ic4 %Ves 20 f4 %VeS+ 2 1 �d4+-1 18 Wc7 .id7 19 !ild6+ ®e7

20 l'ilfS+! gxfS [20 ... c;t>e8 21 lLlg7++-; 20 ... cj;lf6 21 �d6 gxfS 22 '\Wxd7+-] 21 exfS �ac8 [2 1 ... '\Wxfs 22 '\Wd6+ c;t>d8 (22 . . . c;t>eB 23 �fe 7 +) 23 '\Wxf8+ c;t>c7 24 '\Wxa8+-] 22 �xd7+! Wxd7 23 f6+! !ilxf6 [23 ... c;t>e8 24 �el + '\We6 2S '\Wxc8#; 23 ... cj;lxf6 24 '\Wxd7] 24 �el+ !ile40 25 gxe4+ ®t6 26 Wxd7 �fd8 27 Wg4 1-0

Combinación 25

15 .ixe6+- fxe6 [1 S ... '\Wxd4? 1 6 ixf7+]

16 gxf8+! fixf8 17 %Va4+ [ 1 7 Wa4+ bS ( 1 7 . . . c;t>d8 1 8 �d 1 + (7B ib6+ r;k;e7 1 9 ic5+) 1 8 . . . r;k;cs 1 9 Wc4+ c;t>bs 20 �d7 (6. Wc7) 20 .. . �a7 (20 . .. WcB 21 if4+ ®al 22 %Vd4+) 2 1 %Vd4 r;k;cs 2 2 �xg7) 1 8 %Vxe4 �d8 1 9 Wc6+

248

�d7 20 �d 1 %V e 7 2 1 ib6+- (2 7 �d3 (6. ics, igS); 2 7 igS? 0-0!; 2 7 ic5? '\Wxc5+!)] 1-0

Combinación 26

10 .ic4+! (1 O tt'JgS+ c;t>xeS 1 1 id3! es otra buena solución, aunque menos directa) 10 ••• ®xeS [ 1 0 ... tt'JdS] 11 d4+ ®xd4 [1 1 ... c;t>xe4 1 2 '\Wd 1 ! !] 12 .ie3+

12 ••• ®es [1 2 ... c;t>xe4 1 3 id3+; 1 2 ... c;t>xc4 1 3 '\We2+ c;t>ds 1 4 0-0-0+ c;t>e6 (74 ... c;t>es 75 '\Wb5+ c;t>e6 76 '\Wc4+ - 1 4 ... c;t>e6) 1S '\Wc4+ c;t>es os ... !ilds 76 lLlg5+) 1 6 id4+ c;t>f4 (76 ... c;t>xe4 7 7�he7+ cj;lf4 7Bif6+!) 1 7 �hf1 + c;t>g4 ( 77 ... c;t>xe4 78 �de l#) 1 8 '\We2++-] 13 .if4+! ®d4 [1 3 ... c;t>xe4 1 4 Wlf3+ c;t>d4 1 S Wlc3+ c;t>cs 1 6 id3+ c;t>b6 (76 ... c;t>ds 7 7 '\Wc4#) 1 7 ixc7#; 1 3 ... cj;lxf4 1 4 0-0+ c;t>es 1 s �xfS++-1 14 0-0-0+ ®xe4 [1 4 ... c;t>xc4 1 S Wle2+ c;t>b4 1 6 id2+ r;k;a4 1 7 Wlc4#] 15 flf3# 1-0

Combinación 27

19 gxd7!+- ®xd7 [1 9 ... �xc3 20 �xe7+! r;k;xe7 21 ixc3+] 20 llJbS! %Vc6 [20 ... �c6 21 tt:Jxa7; 20 ... a6 21 �d 1 + r;k;es 22 ixf6 6. tt'Jd6] 21 gdl + ®es [2 1 . . . tt:Jds 22 ixg7 �g8 23 tt:Jxa7] 22llJc7+ %Vxc7 23 .ixc7 gxc7 24 Wb5+ 1-0

Combinación 28

20 %Vb7! [20 %Vb4+ tt:Je7 2 1 Wxe7+ r;k;gs 22 h4+-1 20 ... gxh3+ 21 .ig3 gds 22 %Vb4+ [22 ... tt:Je7 23 Wxe7+ c;t>gs 24 Wlxd8++-] 1-0

Page 247: Bobby Fischer, la leyenda

Treinta y dos combinaciones de Bobby Fischer

Combinación 29

14 ltJxg7+ +- �xg7 1S %Vd6 liJd7 16 �xf7+! <t!/xf7 [1 6 .. . �d8 1 7 �ad 1 V!ic7 1 8 V!ixb4+-] 1 7 '%Vxd7+ <t!/f6 [ 1 7 . . . �f8 1 8 VIixb7] 18 �ad1 �hg8 19 �d6+ <t!/gs 20 h4+ [20 �e3!] 20 .•. �xh4 21 %VfS [2 1 �e4+ ixe4 22 Vfih3+ �gS 23 ct:Jxe4+ �f4 24 V!if3#] 21 ... �xg2 22 <t!/xg2 �h6+ 23 <t!/t3 1-0

Combinación 30

33 �g8+! <t!/xh7 34 �g7+ <t!/h8 3S h7 11 �g8 3S ... �fd8 36 �g8+ <t!/xh7 37 �hl + 1-0

Combinación 3 1

10 �xf7+! <t!/xf7 1 1 ltJe6! dxe6 [ 1 1 . . . �xe6 1 2 V!idS+ �fS 1 3 g4+ �xg4 1 4 �g 1 + �h4 1 s V!ie4++-] 12 Wxd8 liJe6 13 Wd2+- AxeS 14 0-0 �d6 1S .if4 �e4 16 We2 .ixf4 17 Wxe4 <t!/g7 18 �e4 Ae7 19 �es :Sf6 20 c3 eS 21 �ad1 �d8 22 �d7 �e6 23 Wh4 :Se6 24 �es :Sf6 2S �e4 :Sf4 26 Wxe7+ :Sf7 27 Wa3 liJe6 28 �d6 Axd6 29 :Sxd6 AfS 30 b4 �ff8 31 bS �d8 32 :Sds �f7 33 �es a6 34 b6 Ae4 3S �el Ae6 36 :Sxe6 bxe6 37 b7 :Sab8 38 Wxa6 �d8 39 :Sbl :Sf7 40 h3 :Sfxb7 41 :Sxb7+ �xb7 42 Wa8 1-0

Combinación 32

21 Ah6!+- We7 [2 1 . . . i.xh6 22 ct:Jf6++-] 22 �d6+! <t!/d8 [22 ... V!ixd6 23 i.xg7] 23 Axg7 %Vxg7 24 WxeS! [24 ... V!ixeS 25 ctJf7+] 1-0

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ÍNDICE DE LAS PARTIDAS (los números corresponden a las páginas)

Armando Acevedo U lf Andersson R Beach Pa i Benko Mario Bertok Arthur Bisgu ier Jacob Bolbochan Donald Byrne Robert Byrne Helder Ca mara Radolfo Cardoso O Cel le Victor Ciocaltea

234 1 42 245 229, 232, 232 1 29 222 2 1 3 65, 2 1 8 234 242 207, 209 241 238

Mato Damjanovic 200 Peter Dely 241 Joaquim Durao 230 Max Euwe 93 Ronald Finegold 209 Garcia Bach i l ler 23 1 Efim Geller 243 Svetozar Gi igoric 74, 2 1 4, 233 Wil l iam Hook 23 1 Borislav lvkov 230 Shimon Kagan 1 24 Víktor Korchnoi 1 46 Josef Kupper 233 Bent Larsen 69 Noroert Leopoldi 240 Rene Letel ier 237 Michalopoulos 242 Ferd inand Middendorf 243 Dragoljub Min ie 236 Miguel Najdorf 1 06 Vlad imir Panov 239 Osear Panno Lajos Portisch Samuel Reshevsky Daniel Rivera

1 33 1 1 4, 2 1 9 21 o, 239, 244 240

Jorge Rubinetti Anthony Saidy Samuel Schweber Vassi ly Smyslov Jovan Sofrevski Boris Spassky Robert Stein meyer Mikhai i Tal Mark Ta imanov Wolfgang Uh lmann Wolfgang Unzicker

235 201 236 83 235 1 58, 1 68, 1 78, 244 238 1 02, 2 1 6, 237 203, 224 206 205

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