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    Ai'ARTADO DeLBOLETINDELA ACADEMIACHILENADE LA HISTORIAN9 14

    La revolucion chilena de 1891historiografia (1)

    VJ suPOR

    HAROLD BLAKEMORE

    Instituto de Estudios Latinoamericanos,Universidad de Londres.. ..Las discusiones acerc.ade la revoluci6n chilena de 1891 se handesarrollado por mas de tres cuartos de siglo, y sin embargo, des-pues de este considerable periodo de investigaci6n e interpretaci6n,los origenes, caracter y consecuencias de la revoluci6n y la 'igurade Jose Manuel Balmaceda, protagonista del drama ':revolucionario,aun son objeto de gran disputa entre los historiadores (2). Este

    (1) Este articulo se basa en la tesis doctoral inedita del autor, presentadaen 1955 a la Universidad de Londres bajo el titulo de "The Chilean Revolutionof 1891: A Study in the Domestic and International History of Chile". VeaseBulletin uf the Institute of HiStorioal Research, XXXI (May, 1958), 104-107.EI articulo publicado en The Hispanic American Historical Review, Vol. XLV,N 2, August, 1965, pp. 393-421 con el titulo de "The Chilean Revolution of1891 and its Historiography" fue traducido por C. G. Y. y L. P. E. y revisadopor el autor. Se agradece a Duke University Press la autorizacion otorgadapara su traduccion y publicacion en el Bolefin de la Academia Chilena de laHistoria.

    (2) Cf. por ejemplo, H. Ramirez Necochea, La guerra civil de 1891: An-tecedentes econ6micos (Santiago, 1951), y F. A. Encina, Historia de Chile(20 vols., 2" ed. 1940-1952), XIX-XX.

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    articulo es en parte un estudio de la historiograf1i1 de la revoluci6ny en parte una contribuci6n a la misma, pues supone un conoci-miento de los gran des esquemas de acontecimientos ocurridos du-rante la presidencia de Balmaceda, 1886 - 1891,Y de la historia pos-terior de la republica.

    Los historiadores difieren basicamente sobre el problema de lal'esponsabilidad de la revoluci6n, pero mientras la gran mayoria vela lucha entre Balmaceda y el Congreso como una batalla de prin-cipios politicos en la cual los contendientes actuaron movidos pOl'conviceiones genuinas, otros yen el origen de la acci6n politicabasicamente en circunstancias sociales y econ6micas y consideranque los acontecimientos basicos del conflicto se gestaron en la or-ganizaci6n econ6mica y en el desarrollo de la republica. Por 10 tan-to, es posible. y en verdad conveniente, hablar de una dicotomiaen la historiografia de la revoluci6n, entre historiadores "constitu-cionalistas", por una parte, e historiadores "econ6micos" por otra.Estos h~rminos no son reciprocamente exclusivos, pues mientras loshistoriadores "constitucionalistas" no pueden olvidar por completolos factores sociales. y econ6micos en la genesis de la revoluci6n,aunque los consideran de relativa importancia, el historiador "eco-n6mico" reconoce cierta validez a 10s factores constitucionales, con-siderandolos en granmedida como un simple barniz.Por muchas razones, las fuentes del sector constitucionalistason mucho mas abundantes que las econ6micas y sociales. En pri-mer lugar, los acontecimientos econ6micos y sociales de Chile en1891 no habian provisto el campo para la organizaci6n de partidospoliticos en torno a esas lineas, y no fue hasta el siglo XX, particu-larmente con el crecimiento de una clase obrera industrial, que laforma polltica de Chile realmente empieza a reflejar cambios enla estructura social (3). En segundo lugar, muchas de las interpre-taciones de la revoluci6n son parte de la biografia de la aristocraciachilena, aquel unico cuerpo social que en. gran parte contro16 lavida nacional; 8ra natural, por 10 tanto, que como los antagonistasde 1891 eran miembros de una clase homogenea y orgullosa de suautoconciencia poHtica, las diferencias ideo16gicas fueran acentuadas-----

    (3) J. R. Stevenson The Chilean Popular Front (Philadelphia, 1942), pp.22 - 29.

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    por Ios historiadores, muchos de Ios cuales examinaron Ia misma evi-dencia desde un principio y llegaron a conclusiones individuales.Ademas, la propaganda contemporanea hacia los comienzos de larevolucion fue basicamente de cufioconstitucionalista: Balmacedaapelaba a la Constitucion escrita, los congresistas alas practicasconsuetudinarias, y ambos pensaron obtener respaldo y simpatia de-manda-ndo ser los verdaderos representantes de los deseos de lanacion (4). En verdad, argumentar en tales terminos fue el deberprimordial de los agentes congresistas en el exterior durante 1891, yuna de las bases del extendido interes internacional en el conflictofue precisamente la creencia de que la guerra civil era una lucha ge-nuina por ideas constitucionales (5). Esta creencia fue alentada porla similitud en el planteamiento de ambos lados al justificar su con-ducta, hecho que puede ser ilustrado por dos panfletos contempora-neos, que indican la posicion adoptada por el Congreso y Balma-ceda, los poderes Legislativo y Ejecutivo, respectivamente, en de-fensa de sus prerrogativas declaradas.

    EI punto de vista congresista fue resumido por Pedro Montt enel panfleto que el escribio en los Estados Unidos (6). Montt bas6su argumento en la suposicion que para la adaptacion de las leyesesenciales era necesario el asentimiento del Congreso y que "ninglinMinistro puede continuar en el gobierno 0 ejeFcer sus funciones...sin la confianza del cuerpo legislativo." (7). Este elemento esen-cial del sistema parlamentario, continua Montt, habia sido aceptadoaun por Balmaceda, quien, sin embargo, 10habia rota en la practicapara preparar la eleccion de su sucesor ya escogid,9. Ademas, elCongreso tenia poder para remover al Presidente si estaba "incapa---

    (4) Vease el Manifiesto de Balmaceda de 1Qde enero de 1891 en C. Ro-jas Arancibia, Memorandum de la revolucwn de 1891. Datos para la historia(Santiago, 1892), pp. 7 - 25, y el Acta del Congreso de Deposicion del Presi-dente en el mismo volumen de documentos, pp. 25 -30.(5) Vease A. Matte y A. Ross, Memoria presentada a la ExcelentzsimaJunta de Gobierno (Paris, 1892), pp. 19 - 27. Los autores fueron agentes con-gresistas en Europa en 1891. A. Fagalde, La prensa extranjera y la dictadurachilena (Santiago, 1891), coleccion de articulos de prensa que ilustran ade-cuadamente como esta via la revolucion como una lucha poHtica.(6) Exposition of the illegal acts of ex president Balmaoeda which causedthe Civil War in Chile (Washington, 1891). Montt fue agente congresista en 'los EstadosUnidos.(7) Montt, Exposition,p. 4.

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    citado para cumplir con sus obligaciones por razon de enfermedad,ausencia u otra causa grave.". En el caso de Balmaceda, la "causagrave" fue su actuacion abiertamente inconstitucional al declararcomo leyes los proyectos de contribuciones y fuerzas armadas para

    , 1891, que el Congreso habia declinado aprobar en 1890(8). MonUasegura, de hecho, que debido al crecimiento de un precedente noescrito, un sistema parlamentario se habia desarrollado en Chile, alcual Balmaceda, por razones ulteriores, rehuso reconocer; por 10tanto, el fue' el verdadero revolucionario y el Congreso el defensordel stato quo constitucional (9).Tipico del contrargumento de 10s balmacedistas en llneas cons.titucionales fue el panfleto de Eulogio Allendes, que fue publicadoen ingIes durante la guerra civil (10). Allendes interpreta los acon-recimientos de 1890 y 1891 en terminos de la constitucion escrita deChile, buscando asi justificar el fin de Balmaceda y admitiendo suactuacion inconstitucional. "La Constitucion -dice-, en ninguna desus provisiones da poder a la Camara de Diputados para suspenderla recaudacion de impuestos." ( 11). Entonces, Balmaceda, enfrentan-do a un congreso reealcitrante que Ie impedia realizar sus deberesconstitucionales, fue obligado a arrogarse poderes no estrictamentesuyos .para mantener el gobierno. Ademas, el mismo Congreso habiaactuado inconstituc::ionalmente desde mucho antes que Balmacedaen estas materias; habia convocado a sesiones extraordinarias en1890, con el proposito exclusivo de despachar leyes especificas yesenciales, y se habia excedido en este mandato y aprobado votos decensura contra los Ministros de Balmaceda. Pero la cuestion verda-deramente crucial, dice Allendes, era la sucesion presidencial y el

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    ---(8) Ibid., Pl? 13 - 14.(9) Es interesante notar que en marzo de 1891, en una entrevista entreel Ministro del Interior de Balmaceda, Domingo Ggdoy, y el Ministro Brita-nico en Chile, J. G. Kennedy, este ultimo se refirio a la propuesta de Balma-ceda para una reforma constitucional que robustecieran el Ejecutivo como "re-volucionarios", Godoy replico: "Si, nosotros somos los revolucionarios y losotros los sediciosos". Kennedy a Lord Salisbury, 14 de marzo de 1891, PublicRecord Office, Londres, Foreign Office Archives, Chile (en adelante citadocomo F. O. 16), Vol. 264, NQ24. Diplomatic.(10) The Revolution of 1891 in Chile (Valparaiso, 1891).( 11) Ibid., p. 8.

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    LA REVOLttCIONItILENA DE 1891 ..j sttliiSTORIOCRAFIA 4i

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    control de la maquinaria electoral, y la revoluci6n verdaderamente;, -habfa surgido por el deseo de pader de la oposici6n congresista.

    Historiograficamente, ambos panfletos ex parte son significa-'tivos por el enfasis en materias constitucionales y poHticas, y nin-guno de los dos se extiende sobre factores econ6micos y sociales enla genesis de la revoluci6n (12). Muchos otros materiales contem-ponlneos llevan el mismo sello. Las actas de sesiones del Congresode 1890, el ano de crisis antes de la revoluci6n, testifican la seriedadde las diferencias constitucionales entre el Presidente y el Congreso,y muy poco espacio se da a los acontecimientos econ6micos (13).Finalmente, quizas 10 mas significativo de todo, es que en su Mani-fiesto a la Naci6n del 19 de enero de 1891 y en su Testamento PoHti-co del 18 de septiembre de 1891, escrito poco antes de su suicidio, eJmismo Balmaceda expresamente estableci6 que los acontecimientosenvueltos en la guerra, eran poHticos y constitucionales, y en ningunode estos dos magistrales documentos hizo 61menci6n especial de losfactores econ6micos y sociales (14).

    Por 10 tanto no es sorprendente que muchas de las historias dela revoluci6n esten escritas en terminos de ideas constitucionales ymaniobras poHticas, y cuando Balmaceda, en una desus ultimascartas, confi6 a Julio Banados Espinosa, la tarea {Ie justificar su con-ducta ante la posterldad, el mismo, sin saber~Q, asegur6 que. muchade la historiograHa de la revoluci6n seguirfa primariaqtente las H-neas constitucionales (15).

    E1 trabajo de Bafiados Espinosa es el primer estudio importantede Balmaceda, no solamente porque el autor estuvo en posici6nunica para escribirlo (16). A pesar de su condici6n de partidario, es--

    (12) Allendes, sin embargo, dice a los congresistas: "Su fuerza estuvo,esta y estara. en su dase. El pais en general no los conoce ni a ustedesni asu politica'. Op. cit., p. 30. Hasta que punto los balmacedistas provenian dediferentes dases, se discute mas adelante.(13) Vease el Boletn d~ las Sesiones Ordinarias de la Camara de Dipu-tOOosde 1890 (Santiago, 1890), el Boletn... de la Camara de Senadores yeZ boletn. .. de Ia Comision ConservOOora,de la misma fecha, passim.( 14) El Testamento Politico .en J. Bafiados Espinosa, Balmaceda, su go-bierno y la revoluci6n de 1891 (2 vols., Paris, 1894), II, 644,655.(15) Ibid., entre las pp. 642 -643. reproduce la carta en forma facsimilar.(16) Orador, jurista y politico, Bafiados es descrito por un escritor co- .mo "inspiraci6n y alter ego" de Balmaceda. V. Figueroa, Diccionario hist6rico1/biografico de Chile (5 vols. en 49, Santiago, 1926 -1935), II. 100.

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    detallado y erudito, y, como una discusi6n de los acontecimientosconstitucionales de la revoluci6n, aun no ha sido superado (17). Ba-iiados afinna que las causas aparentes de la revoluci6n -el alegatode Balmaceda de negar elecciones libres, derechos parlamentarios ylibertades individuales- fueron simples pretextos para la acci6n delCongreso; las verdaderas causas fueron la "Ambici6n poUtica enunos e Interns en otros", y la historia de la administraci6n de Bal-maceda fue una iucha de hombres y clrculos por llegar al preda-minio en el Gobierno y por obtener la candidatura a la presidenciade la Republica en las elecciones de 1891."(18). BaiiadosEspinosarefuta el argumento congresista basado en la constituci6n escrlta deChile, en la opini6n de eminentes juristas, y en el ejemplo de otrosestados con sistema similar (19). Baiiados, sin embargo, hace unbuen nUmero ~e alegatos sobre la influencia del capital extranjeroen Chile, preguntando ret6ricamente cmHfue la influencia que losconcesionariosdel salitre tuvieron en la revoluci6n(20). Baiiadostambien sugiere obscuramente los lazos de uni6n entre la oposici6na Balmaceda y el principal de los capitalistas del salitre, John Tho-mas N~rth (21) .Per9;. Baiiados no responde alas torturantes pre-guntas que propone, arguyendo la falta de evidencias documentalesexactas que Ie permitirian dar otros detalles comprometedores (22).Es notorio, sin embargo, que estas preguntas e insinuacionesocupanun espacio muy pequeiio en su libro y, en verdad, dedica s610quin-ce de sus mil quinientas paginas a los intereses extranjeros en Chile;el enfasis a traves de todo su trabajo esta puesto en las ambicionespersonales de los politicos chilenos.

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    -----(17) Su propio interes en derecho constitucional se revela en su Gobier-no parlamentario y sistema representativo (Valparaiso, 1888) y en su Letrasy poUtica (Valparaiso 1888).( 18) Bafiados, Balmaceda, II, 72.(19) Ibid., pp. 55 - 72.(20) Ibid., II, 73.(21) Ibid., I, 318. Para North, vease Q. Hardy, "British Nitrates and theBalmaceda Revolution", Pacific Htstorical Review, XVII (1948), 171- 180; Ra:'mirez, Balmaceda y la contrarrevQlucionde 1891 (Santiago, 1958), pp. 41- 65,y mi articulo "John Thomas North, the Nitrate King", Hi.rtory Today, XII

    (1962), 467 -475.(22) Bafiados, Balmaoeda, II, 73.

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    Replicando a Bafiados, el gran brasilero Joaquin Nabuco, pu-blic6 en el Jomal de Comercio, de Rio de Janeiro, una serie de ar-ticulos que posteriormente aparecieron como libro (23). Para Na-buco, Balmaceda fue un ambicioso tirano corrompido por el podery la revoluci6n, "no era un caso de conciencia para el dictador sinopara el Congreso."(24). Balmaceda fue el verdadero revolucionariocon su idea de 10 que llamaba "el sistema popular representativo"como oponente al regimen parlamentario en Chile, en si mismo lamejor forma de gobierno (25). Nabuco acentua el creciente perso-nalismode Balmacedaa traves de 1890,argumentando que su accionde usurpar los poderes exclusivos del Congreso contenia la raiz deIn dictadura, y concluye que la causa fundamental del conflicto fuela querella de Balmaceda contra la oligarquia, a la cual el per-tenecia.

    Pero la mas manifiesta de las interpretaciones coDStitucionalesapareci6 largo tiempo despues que Ins pasiones politicas de la de-cada del 1890habian muerto: el estudio de Ricardo Salas Edwardses notable por su imparcialidad; por medio de el buscO justificar alCongreso y reivindicar a' Balmaceda, cada uno de acuerdo a susposiciones, y via a la revoluci6n como inevitable (26). A su modode ver, ninguno de los dos lados fue directamente culpable, porque"no luch6 por un caudillo aquella oposici6nheterogenea. .. ni' anhe-laba Balmaceda perpetuarse en el poder. Congresales y balmacedis-tas sostenian, con empefio no cejado, ser los unicos y verdaderosdefensores de los mandatos y tradiciones constitucionales."(27). Larevolucionfue un choque entre interpretaciones opuestas de la Cons-tituci6n escrita y de practicas gubernamentales que se habian des-arrollado en el siglo diecinueve. Salas Edwards taIfibien rechaza elargumento de que la revolucion fue sobornada por intereses finan-cieros y niega tambienque fue una simplelucha por el poder porparte de una clase que creia tener un derecho heredado para go-

    (23) Balmaceda (Rio, 1895). En este trabajo las referencias son a la edi-ci6n de Santiago, 1914.(24) Ibid., p. 82.(25) Ibid.. p. 42.(26) Balmaceda y el parlamentarismo en Chile (2 vols., Santiago, 1914y 1925).(27) Ibid., 1.6-7.

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    bernar; pero Salas Edwards no investiga ninguna afirmaci6n ;afondo.Argumentos similares fueron presentados. por Joaquin Rodri-guez Bravo, cuyo libro presenta la revoluci6n como el resultado de]

    fracaso de Balmaceda en apreciar la fuerza y el sentimiento de laopinion del Congreso, buscando genuinamente alterar la naturaIezaautocratica del Gobierno chileno (28). Otras narraciones de la re-volucion siguien Hneas similares y algunas, interesadas mas en elrelato que en el punto de vista historiografico, son memorias deindividuos que tomaron parte en los acontecimientos de 1891. Mu-chos eran jovenes en aquella epoca y para elIos, retrospectivamente,la revoJucion aparecio como una gran aventura, una batalla honora-ble de principios, pero agregaron poco al estudio interpretativo deaquel acont~cimiento (29).

    Poco avance positivo se realizo en la interpretaci6n constitu-cional hasta que el cuidadoso estudio de Yramlzaval sobre Balma-ceda marco una etapa significativa en el argumento precedente so-bre la Constitucion que tan calurosamente habia sido debatido porescritores anteriore.s;,(30). Su argumento basico fue:

    toel fin primordial perseguido por los opositores momenhlneamenteunidos contra el Presidente Bahnaceda -y obedeciendo unos amoviles altos y desinteresados;. otros, tal vez a sugestiones deloportunismo 0 del despecho-, fue el hacer cesar la tradicional in-gerencia de la autoridad en las elecciones (31).

    Con esta tesis como su guia, Yrarrazaval, en articulos posterio-res refuto categoricamente el hecho que los capitalistas e.xtranjer6sdel salitre y los banqueros chilenos habian llegado a estar tan contra~----

    (28) Balmaceda y el conflicto entre el Congreso y el Eiecutivo (2 vols.,Santiago, 1921 y 1926).(29) Por ejemplo, R. Cox Mendez, ;.Recuerdos de 1891 (Santiago, 1944),y V. Eastman, Balmaceda, Presidente de Chile, 1886 -1891 Y e1 conflicto conel Congreso Nacional (Latacunga, 1935).(30) J. M. ,Yram1zaval Larrain, ,El Presidente Balmaceda (2 vols., San-

    tiago, 1940).(31) Ibid., II, 345.

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    riados por la politica economica de Balmaceda que se alzaron enarmas en su contra (32).Cualquiera discusion sobre la revolucion chilena de 1891 debe

    incluir la voluminosa y polemica Historia de Francisco A. Enci-na (33). Para el, los origenes de la revolucion se extienden muyatras en el pasado de Chile, pero la causa inmediata de la crisis resi-de solamente en el canicter de Balmaceda. Encina argumenta que, atraves del siglo XIX, la estructura autocnitica del gobierno se fuedebilitando gradualmente, sefialandose el proceso por una idealiza--cion de la libertad electoral, por una actitud doctrinaria hacia lapolitica y por conflictos sobre acontecimientos religiosos. Reformarla Constitucion de 1833 y finalizar la interferencia en las elecciones.llego a ser un motivo de lucha del Congreso oposicionista, dandoselecaracter ideal de panacea universal, pero. desafortunadamente. estemovimiento de opinion e ideas alcanzo su apogeo bajo Balmaceda.un hombre que nunca quizo darse cuenta de la magnitud 0 alcancede las tuerzas que estaban contra el; fijo sus ojos en la meta de 10-grar la grandeza material de Chile. movido por una utopia no limi-tada por las realidades, un hombre cuyo caracter complejo y gran-dioso en extremo, se puso a la cabeza en el conflicto entre las tenden-cias politicas de la aristocracia y el sistema de gobiemo estaplecido.Los errores de Balmaceda cristalizaron el problema: por una partese levanto la mayoria congresista. buscando la manera de hacerloacatar su voluntad, implantar la libertad electoral y el gobiemo par-lamentario. y por la otra el Presidente y quienes Ie apoyaban. con-vencidos de que la oposicion era movida solamente J?or ambicionessordidas y por sus deseos egoistas. luchando por preservar y per-petuar un sistema de gobiemo largamente sentenciado (34). ParaEncina, tambien. la revolucion no fue inspirada por fuerzas econo-micas; en sus origenes fue "poHtica y sentimental y no de intere-

    (32) "La Administracion Balmaceda y el Salitre de Tarapaca", Boletinde la Academia Chilena de la Historia, NQ47 (1952),47 -74, y "EI Gobiemoylos Bancos durante Ia Administracion Balmaceda" en Ibid. NQ 48 (1953).5 -26.(33) Historia de Chile, XIX -XX, passim. Para un estimulante anaIisis y .reseiia de todo el trabajo vease C. C. Griffin, "Francisco Encina and Revi9io-nism in Chilean History", HAHR, XXXVII (1957), 1-28.

    . (34) Encina,Historia,particularmenteXIX, 462- 489, XX, 38- 47.

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    ses." (35). Cualquier creencia en la influencia del dinero de Northy el antagonismo de los banqueros y propietarios de la tierra haciaBalmaceda, motivando fuerzas para la revoluci6n, es completamenteenganosa y totalmente equivocada (36).

    La interpretacion de 'Encina, debe notarse al pasar, tiene algoen comun con la de Alberto Edwards Vives, quien llev6 adelantela tesis que "Ia historia politica de Chile independiente es la de unafronda aristocratica casi siempre hostil a la autoridad de los Gobier-nos y a veces en abierta rebelion contra ellos." (37). Para Edwards,la revolucion fue puramente aristocnitica, revolucion reaccionaria,con sus origenes en el hecho que la Constitucion de 1833 confia-ba en una clase social cuyas caracteristicas inherentes -independen-cia, amor al poder y un espiritu de orgullo rebelde- eran funda-mentalmente opuestas a la organizacion juridica del gobiemo.

    Aparte' del partidismo confesado del trabajo de Bafiados y delas diferencias de enfasis en factores personales y politicos, tOda5las interpretaciones ya mencionadas de la revolucion comparten lacaracteristica comun de ignorar 0 refutar la conviccion de que losintereses economicos, nacionales y extranjeros, jugaron un papel enla genesis de la crisis. El aspecto "economico" de su historiografiaderiva del descontento consciente de algunos historiadores con es-tos puntos de vista, a la luz de 10 que ellos sostienen ser material'inequivoco al sugerir que los factores economicos y sociales no fue-ron solamente prominentes en 1891, sino que aun pueden haber si-do superiores a los demas. Esta reacci6n a la vision "tradicional"comprende algomas que el interes intrlnseco de su surgimiento yesta intimamente relacionada con el desarrollo de Chile en el sigloXX y del mundo exterior. Primero, el cambio del caracter social yeconomico de Chile bajo Alessandri y el Frente Popular arroja nue-vo enfasis sobre la revolucion, porque el sbrprendente contraste entrela historia de Chile de los siglos diecinueve y veinte ha motivado aalgunos historiadores a mirar la revolucion como el punto decisivode cambio, si no, en verdad, la gran tragedia de la republica. Latendencia a especular sobre las posibles consecuencias de la victoria

    (35) Ibid., XIX, 396.(36) Ibid., XX, 47 - 48.(37) La fronda aristocratica en Chile (2

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    bahhacedista ha sido inevitable, y a menudo hoy en dia Balmacedaes mirado couio un gran heroe nacional, quien fue abatido por unacombinaci6n atroz de egoismo e intereses econ6micos de chilenospoco patriotas, y capitales extranjeros, particularmente britanicos,que se sentian traicionados por Balmaceda (38). En un contextomas amplio, pocos historiadores negarian hoy dia el significado de.los factores ecooomicos y sociales en el desarrollo hist6rico, aunqueno compartan necesariamente la tesis historicista de Marx. Peroesto ultimo ha tenido un efecto profundo donde Ie ha sido facil, amenudo en un nivel superficial, ajustar la historia del pais en talmarco ideol6gico, y Chile puede ser hecho para conformarse conesta clase de tratamiento (39). Ademas, para un marxista, puedeaparecer que los individuos sean tan ignorantes sobre las verdaderasmotivaciones de sus acciones, que las influencias que los muevenson enormemente diferentes de las razones que en forma conscienteformulan (40 ). Esta conveniente pero improbable doctrina, si seaplica a la revoluci6n de 1891, nos lleva al punto de vista que sim-plemente porque los intereses sociales y econ6micos en juego en elconflicto son menos manifiestos que el choque entre personalidadese ideas politicas, no son una base suficiente para creer que tuvieronmenos importancia.

    En efecto, algunas facetas de la revoluCi6n chilena de 1891parecen establecer razones a priori para investigar los sucesos socia-le~ y econ6micos. Presentamos aqui algunos ejemplos que nos pa-recen suficientes. En marzo de 1891, Patrick Egan, Ministro norte-americano en Chile, inform6 a su Gobierno que s610..John ThomasNorth habia contribuido con 100.000 libras esterlinas it la causa re-volucionaria (41). Anteriormente el Ministro britanico habia escrito:

    ..

    ------(38) Un ejemplo tipico y reciente es Julio Cesar Jobet, "El NacionalismoCreador de Jose Manuel Balmaceda", Combate (Costa Rica), N 23 (Julio-Agosto, 1962), 57 - 67.(39) Vease, por ejemplo, H. Ramirez Necochea, Historia del imperialis-mo en Chile (Santiago, 1960), passim.(40) Vease M. Dobb, "Historical Materialism and the Economic Factor",History (London), XXXVI (1951), 1-11. Este argumento esta usado por Ra-mirez en su Antecedentes econ6micos dela inde.pendencia de Chile (Santiago,1959).(41) Egan a James G. Blaine, 14 de marzo de 1891, en Papers Relating

    to the Foreign Relation.s of the United States, 1891 (Department of Stare,Washington, 1892),pp. 100 -7. ~

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    Al presente, la politica del gobiemo es atribuir el movimientorevolucionario al deseo de la oposicion de asegurar las riquezas dela provincia de Tarapaca (la region salitrera), y los diarios,de Go-biemo abusan del coronel North y de ricos individuos cpilenos,quienes son acusados de haber corrompido a Chile por haberdesarrollado los recursos de Tarapaca (42).El corresponsal especial de The Times de Londres, Mauricel'Iirrvey,apenas hizo una velada referencia a North cuando escribi6desde Chile:

    Sin citar nombres, algunos de los cuales son bien conocidosen el London Stock Exchaqge, como los puntos cardinales de labrujula. .. los instigadores, los intrigantes, los sostenedores finan-cieros de la asi llamada revolucion, eran y son, los ingleses 0 anglo-chilenos P!opietarios de los vastos depositos de salitre de Tara-paca (43)..Y Harvey repiti6 estas aseveraciones en sus relatos posteriores desus aventuras en Chile en 1891 (44). EI mismo Gobierno de Bal-

    maceda hizo tambien propaganda sobre Hneas similares, argumen-tando que la aristocnicia chilena, los banqueros, y capitanstas ex-tranjeros habian empujado al pais hacia una sangrienta guerra ci-vil (45). Estos puntos de vista fueron reiterados en el Congresobalmacedista: el 28 de ahril de 1891, Bafiados preguntaba:

    'i,; I11

    dQue influencia han tenido los potentados del salitre en nues- .tras disidencias parlamentarias y en la marcha politica del pais enlos liltimos cinco aiios?

    dEs 0 no victima el Presidente de la Republica y su partidode la energia con que han defendido los intereses del Estado enlas provincias mas septentrionales del pais?Entrego la contestacion a la conciencia de mis honorables co-legas y a la conciencia de los hombres sensatos de Chile (46).----(42) Kennedy a Salisbury, Santiago, 23 de febrero de 1891, F. O. 16/264,NQ 17. Diplomatic. Confidential.(43) The Times, 19 de mayo de 1891.(44) Dark Days in Chile (London, 1891-1892), pp. 105 - 109, 208, 250.(45) Vease F. Velasco, "La refJoluci6n de 1891: Me7TWl'ias(Santiago,1914), pp. 162 -163 para un articulo en La Nacwn, 1 de febrero de 1891,sobre las ya sefialadas causas econ6micas de la revoluci6n.(46) BoZetin... de la Camara de Diputados de 1891 (Santiago, 1891),

    p.30.II

    I

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    LA REvOLtfCION citII.ENA DE 1891 Y SU HISTO1lIOGRAFIA 49

    y el 2 de mayo, el diputado Acario Cotapos declaraba:, Aqui se ha visto a un ilustrado;urisconsulto... hacerse el'paudillo de la revuelta y anunciar al pais la revolucion; yo 10 hevisto, con el corazon apenado, asociarse a un hombre funesto yque todos maldicen, a un millonario, Mr. North, cuya ambicion notiene limites y que, para saciarla, no trepido en unirse a otro millo-nario de nuestro pais para labrar nuestra desgracia y nuestra mi-~(ffl. .

    -':-'~"",:i,jiL'~>"h",

    ...

    Estos ejemplos fortuitos de declaraciones contemporaneas queimplican la operaci6n de factores econ6micos en la genesis de la re-voluci6n, pueden ser multiplicados, y han sido utilizados por historia-dores posteriores, quienes no estan satisfechos con la "interpreta-cion constitucional". Pero la historiografia "economica" de la revo-lucion fue verdaderamente puesta en operacion por Joaquin Villa-nno, en su estudio de la Administracion Balmaceda (48). Villarinoasegura que la revoluci6n, ademas de ser un choque de ideas, fuetambien un conflicto de orden economico y social con una parte si-niestra jugada por "los empresarios ingleses del salitre... con susabogados y representantes comprados con altos salarios" (49). Bal-maceda habia ofendido a los terratenientes, afrentado a la clerecia,molestado a los banqueros, e inquietado a los capitalistas salitreros,particulamente a North, quien habia sido impJdido en sus d~seosde hacer de Tarapaca una especie de "India Sudamericana" (50).Aseveraciones similares, especialmente acerca de la influencia co-rruptora del dinero extranjero, fueron hechas por un prominentebalmacedista, Jose Miguel Valdes Carrera, ex Ministro de Hacienda,quien, en un folleto escrito en el exilio, aseguro que North y otroshabian gastado grandes sumas de dinero en Chile para sobornar alos,hombres publicos y defender los intereses extranjeros a costa delos del Estado (51).

    ~

    --(47) Ibid., p. 53.(48) Balmacecla, el ultimo' de los presidentes constitucionales de Chile(2" ed., Barcelona, 1893).(49) Ibid., p. 212.(50) Ibid., pp. 213 - 233.(51) La condenaoi6n del'ministerio Vicuiia. El Minmro de Haclenda y$USdetractores (Paris, 1893).

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    Estas apologias balmacedistas fueron el punta de partida de unainterpretacion "economica" de la revolucion, aunque, de hecho, esteaspecto de la historiografia no tuvo Ia continuidad de la interpre-tacion "constitucionalista". Ello puede ser naturalmente, por la con-~iderable atencion que se Ie ha dado por escritores posteriores, alsostenido papel jugado por los capitalistas extranjeros del salitre en1891, y en conexion con este punto, es interesante hacer notar queel Partido Radical chileno declaro en 1936 "que la esclavitud deChile ante los conquistadores extranjeros solo ha sido posible por latraicion de una oligarquia reaccionaria, vendida al oro de Londresy Nueva York.. .," (52) una declaracion notablemente similar enespiritu, si no exactamente en circunstancias, a la propaganda bal-macedista durante 1891. Pero se carece de evidencias sustantivas, y,en consecuencia. algunos escritores aseguran mucho, pero pruebanpoco. Asi, H. B.' Williams, dice que los politicos chilenos no podfanaceptar la politica de Balmaceda para la industria del salitre, porqueEllos obtenian beneficios de las compafiias salitreras extranjeras,pero no ofrece ninguna comprobacion (53). E. Frei Montalva espe-cifica q~e la propagand,a balmacedista fue tanto sobre bases econ6-micas como constitucionales, pero no discute la validez de ello (54).Con mucho, las mas convincentes tesis sobre estas lineas econo-micas, son las de Osgood Hardy y del historiador chileno HemanRamirez Necochea. Hardy sostiene que hubo suficienfes evidenciaspara mostrar que "el interes britanico por el salitre jugo una partesignificativa en la inspiracion de los rebeldes congresionalistas con-tra los balmacedistas," (55). Despues de un excelente estudio deldesarrollo de la industria britanica del salitre y del papel fundamen-tal de North en ella, prosigue argumentando que Balmaceda tuvouna poHtica hostil a los intereses de North, y concluye que esteultimo y otros ayudaron a financiar la revolucion que reemplazo aBalmaceda por aquellos mas favorables a los capitalistas salitreros.

    Diferente a Hardy, quien uso en su mayor parte fuentes secun-darias, Ramirez aporto nuevos materiales para afirmar su argumen-

    I.~ \,I

    ---(52) Stevenson, Popular Front, p. 68.(53) Jose Manuel Balmaceda (Santiago, 1949), p. 63.(54) En A. Edwards y E. Frei Montalva, Historia de los partidos poli-ticos chilenos (Santiago, 1949), p. 130.(55) Hardy, "British Nitrates", p. 166.

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    LA REVOLtfCION CimEI-tA DE 1891 Y SU HlsifoRIOGRAFiA .51to. EI argumento principal de su primer estudio del problema fueadmirablemente expresado por Guillermo Felili Cruz, quien plan-tea que:

    una coalicion de banqueros y terratenientes, mineros e industriales,frente a la politica economica y financier a de Balmaceda, politicade raigambre nacionallsta, contraria al librecambismo y propugna-dora de una decidida intervencion del Estado en la regulacion eco-nomica de la Republica, se habria propuesto -junto con defenderlos fueros de la Constitucion-, sepultar para siempre las ideas deBalmaceda (56).

    ,

    Sin embargo, el autor estaba menos interesado en el nacionalismochileno y mas en 10 que el llama el "Imperialismo ingles" en Chile,encarnado en John Thomas North, yaqui traza en detalle la redde relaciones person ales y profesionales construidas entre los capita-listas extranjeros y las principales figuras politicas y forenses chi-lenas (57). Ramirez entonces, analiza la politica de Balmaceda yconcluye, con el respaldo de una gran cantidad de comentarioscontemporaneos y posteriores, que "los partidos politicos estabandominados por todos los elementos economicos y sociales contraquienes estaba orientada la gestion gubernativa de Balmaceda." (58).La guerra civil de 1891 no fue mas que una iolenta reaccion deestos elementos contra la politica economica de Balmaceda. Este es-el mas. sostenido y convincente intento de explicar la revolucionesencialmente en tt~rminos sociales y economicos.

    El desarrollo de la moderna interpretacion "econ6,mica" de larevolucion ha sido valioso, porque ha enfocado la atencion sobre

    ..

    ----(56) Ramirez, Guerra civil, pp. 4 - 5. Su libra posterior, Balmaceda...,escrito despues que el autor trabaj6 en fuentes britanicas, postula el mismoargumento. La aseveraci6n (p. 11) que este trabajo es "mas rico en oontenido,mas amplio en perspectiva" que el primer libra, es verdadera, pero general-mente estan incluidos los materiales britanicos que parecen apoyar su argu-

    mento, mientras que aquellos que no 10 respaldan se omiten. Las referenciascruzadas a este ultimo trabajo se hacen aqui solamente donde hay alguna adi-ci6n significativa al trabajo previo.(57) No es fuera de prop6sito, quizas, notar en vista de su tonG con-denatorio que Ramirez dedic6 su Historia del movimiento obrero en Chile(Santiago, 1956) a "la valiente e insobornable vanguardia del proletariadochileno".(58) Ramirez, Guerra civil, p. 215.

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    actores hasta aqui por xnucho tiempo olvidados, y ha lanzado lejosla esteril controversia entre los puntos de vista congresistas y bal-macedistas en terminos constitucionales. El argumento puramente"constitucionalista" nunca fue enteramente convincente, por las ins-tancias de los antagonistas y sus apologias de los principios reales0 imaginarios, pueden bien haber opacado el hecho que tras aque-llas aspiraciones habia, a menu do, motivos menos ideales y mas inte-reses personales que el deseo de un cambio constitucional. Es siem-pre acil para aquellos que no disrutan del poder politico conun-dir una teoria bien undamentada de sus limitaciones con la simpleobjecion de su ejercicio por sus oponentes. Asi el reclamo congre-sionista que ponia obstaculos alas responsabilidades del gabinete,era also, ya que esa practica nunca habia sido establecida. En1892, el Ministro. britanico declaro que antes de Balmaceda el regi-men nunca llaMa sido llamado parlamentario, un termino que im-plica responsabilidades del gabinete ante la legislatura; rue el Con-greso el primero que planteo este problema, no tanto para asegurarlas reormas deseadas, como para obtener control del Gobiemo."La revolucion chile~a", continua el Ministro britanico, "puede sefdescrita como un moVimiento interesado de los partidos PQliticos porobtener poder. La cuestio:i1de principios tuvo poco lugar en la lu-cha. . ." (59). Esta rue, por supuesto, una vision balmacedista, peroignoro igualmente un punto vital, el hecho de que el Congresoobligo a Balmaceda a actuar inconstitucionalmente al dejar de apro-bar las leyes esenciales para 1891. Por ello, si la Constitucion de1833 jamas intento dar al Congreso ningUn control sobre el Ejecu.tivo, asi 10 hizo en el mandato supervisor sobre las contribuciones.De hecho, la simple explicacion puede ser que los undadores de lanacionalidad chilena, no se enrentaron, quizas no pudieron, con laposibilidad de un conflicto serio entre las ramas del Gobiemo,}aque cada una representaba la aristocracia.

    Sin embargo, volviendo a la contribucion de tales escritorescomo Hardy y Ramirez, a la historiografia de la revolucion, es im-

    JIII

    ,I.'~

    ---\.j59) Memorandum sobre la Revoluci6n chilena en 1891, incluido en eldespacho de Kennedy a Sir Thomas Sanderson, Burton, Inglaterra, 24 de sep-tiembre de 1892. F. O. 16/280. Sanderson era Subsecretario Adjunto de Es.

    tado para Asuntos Exteriores.

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    LA RE,VOLUCION CHILENA DE 1891 Y SU HISTORIOGRAFIA 53

    .-

    partante reconocer que, cualquiera que sea su valor, ellos represen-tan una reaccion a los puntos de vista sostenidos anteriormente, yes caracteristico de tales reacciones que a menudo no hacen una dis-tincion clara entre las probabilidades y las posibilidades. Simple-mente porque una interpretacion es nueva, no es critica de superiorvalidez respecto de la antigua. Por 10 tanto, el resto de este articulointentani colocar la interpretacion economica de la revolucion enperspectiva antes de considerar finalmente si alguna sintesis de losdos aspectos de su historiografia es ahora posible.

    En primer lugar, las observaciones de los dos testigos contem-poraneos claves de 1891, Patrick Egan y Maurice Harvey, sobre losintereses bribinicos en el salitre, pueden ser consideradas como algomuy dudoso y de esta misma idea participaron numerosos histo-riadores de su tiempo (60). Las observaciones de Egan deben co-locarse en el contexto de sus antecedentes y SU5propositos en Chile.Sus primeros contactos con los bribinicos diffcilmente pueden serllamados cordiales, porque fue ex Tesorero de la Liga lrlandesa yuno de los defensores de Charles Stuart Parnell en el juicio de 1880.Esta conexion Ie habia llevado al primer pIano nuevamente, pocoantes de su nombramiento para servir en Santiago, cuando en 1888-1889, The Times acuso a Parnell de complicidad en el conocidoasesinato de Phoenix Park en 1882 (61). El Seeretario de Estado, Ja-mes G. Blaine, nombro a Egan para servir en Chile parcialmente paraadular a los votantes irlandeses, y tambien porque Egan parecia aproposito para seguir las ideas de Blaine, de una politica comercialmas dinamica en un area donde predominaban los iutereses brita-nicos (62). Durante 1891 la simpatia de Egan por B-almaceda ue------

    (60) Por ejemplo, Ramirez, Guerra civil, p. 211; J. R. Brown, "The Chi-lean Nitrate Railways Controversy", HAHR, XXXVIII (1958), 474-75; Hardy,"British Nitrates", p. 167; y L. W. Bealer, "Balmaceda, Liberal Dictator ofChile", en A. C. Wilgus (ed.), South American Dictators (Washington, 1937),p.205.(61) Vease The History of The Times, The Twentieth Century Test, 1884-1912 (London, 1947), pp. 43 - 89.(62) Vease Hardy, "Was Patrick Egan a 'Blundering Minister'?" RAHR,VIII (1928), 65 -81; H. C. Evans,Chile and its Relations with the United Sta-tes (Durham, N. C., 1927), p. 136; y sobre Blaine, el importante articulo ylas notas de R. H. Bastert, "A New Approach to the Origins of Blaine's PanAmerican Policy", HARR, XXXIX (1959),375-412.

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    usada por este ultimo para presionar a Gran Bretafia, aunque elMinistro Norteamericano casi se encontraba solo en el cuerpo diplo-matico apoyando al Presidente. La ocasion surgio cuando Balma-ceda decreta cerrados al comercio, en abril de 1891, los puertos delnorte que mantenian loscongresistas, pero los Ministros de Alemaniae Inglaterra rehusaron aceptar este bloqueo de "pape!" que Bal-maceda no podia hacer cumplir (63). Egan, sin embargo, tomo asu cargo la tarea de inducir a su Gobierno a reconocerlo (64). Laactitud de los diplomaticos europeos fue particularmente hirientepara el Gobierno chileno, desde que hizo inefectivo sus intentos deprivara los congresistas de los ingresos del embarque de salitre yprovisiones, y el Ministro britanico a menudo se encontro el mismobajo presion. Asi, en mayo de 1891, Ricardo Cruz at, Ministro deRelaciones E.xteriores, sutilmente Ie dijo que los Estados Unidos"siempre han. mostrado prontitud en ayudar al Gobierno chileno. entoda forma en sus esfuerzos por suprimir. .. la revolucion", y agre-go que Chile bien podia mirar a ese pais "en busca deprotecciony ayuda contra las demandas y pretensiones de los poderes eu-ropeos." (65). Kenn.e:?Ycreyo que Cruzat estaba fanfarroneando, yEgan' ciertamente penso que su pais se beneficiaria con su actitud(66). Hasta que pun to la actitud de Egan fue impulsada por la solaconsideracion del interes nacional es dudoso, pero nos parece razo-nable preguntar, a la luz de ello, de su histori a pasada, y de losprop6sitos para los cuales habia sido nombrado, si en realidad pue-de considerarsele un testigo imparcial, especialmente cuando susdeclaraciones sobre la complicidad declarada de North provenia defuentes balmacedistas.

    Dudas aun mas poderosas son permitidas sobre Harvey. Harveyfue nombrado corresponsal especial de The Times con ordenes de-------

    (63) Baron von Giitschmidt al Conde von Caprivi, Santiago, 26 de ahrilde 1891. Die vorgiinge in Chile (Berlin, 1892), p. 116. Este es el Libro Blan-co aleman de Correspondencia Oficial sobre la Revolucion. Giitschmidt era elMinistro alem~n en Chile y Caprivi jefe de la Cancilleria.(64) Kennedy a Salisbury, Vifia del Mar, 14 de abril de 1891. F. O. 16/264. N 33. Cf. Egan a Blaine, Santiago, 14 de abril de 1891. Foreign Rela-tions, p. 110.(65) Kennedy a Salisbury, Santiago, 21 de mayo de 1891. F. O. 16/265.N 48.(66) Egan a Blaine, 23 de abril de 1891. Foreign Relations, p. 111.

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    LA RE.VOLUClON CHILENA DE 1891 Y SU HISTORlOGRAF1A 55

    "informar fie]mente, y sin injustas inclinaciones, en favor oen contrade ningun inHJr(~sparticular 0 punto de vista." (67). Harvey IIeg6a Chile en marzo y permaneci6 enel pais durante cuatro meses,durante ]os cuales, de acuerdo a los informes de Kennedy:

    Parecio evitar a sus conciudadanos y tambien a todos aquellosque no eran partidarios del Presidente... se identifico asimismomuy de cere a con la causa del Presidente. .. y acept6 como Evan-gelio de verdad algunas declaraciones que ciertamente pueden serdiscutidas (68).

    Ahora bien, el primer reportaje dramatico de Harvey fue escritoen Santiago el 19 de marzo (69). Tenemos su propio testimonio deque abandon6 Buenos Aires el 5 de marzo, IIeg6 a Mendoza tres diasmas tarde y cruz6 Los Andes entre el 10 y el 11 de marzo, desuerte que, todo 10preciso que sea su itinerario de aqui en adelante,no pudo haber estado en Santiago mucho mas que una semana an-tes de que se convenciera enfaticamente de la verdad sobre la reva-luci6n (70). Su ultimo y mas sensacional informe fue una fuerteprotesta contra las casas comerciales britanicas en Chile (71). So-lamente una, Anthony Gibbs & Sons, tenia intereses salitreros, yesta fue la misma empresa que habia atacado la Nitrate RailwayCompany de North, en representaci6n del FOreign Office en 1890(72). El jefe de otra, Williamson, Ba]four & Co., tambien escribi6a The Times en marzo, sefia]ando la carencia de conocimiento deHarvey sobre Chile y sugiriendo que parecia estar "bajo la influencia

    y---(67) Moberley Bell a Harvey, 29 de enero de 1891. Printing House Squa-re, Londres, Archivos de The Times (en adelante citado como AT), LetterBook 3. N\>10. Copy. Bell era administrador del diario.(68) Kennedy a Sali~bury, 17 de agosto de 1891. F. O. 16/265. NQ,85.(69) The Times, 23 de marzo de 1891.(70) Dark Days in Chil, pp. 21 - 64.(71) Anthony Gibb & Sons, Graham Rowe & Co. y otros a Kennedy, Val-paraiso' 27 de julio de 1891. Gopia incluida en el despacho de Kennedy a Salls-bury, 17 de agosto de 1891. F. O. 16/265. Kennedy agrego: "Mr. Harvey debioactuar mas prudentemente si no hubiera dado por supuesto las declaracionesrespecto de 10s subditos brimnicos, los cuales son simples factores en la politicaseguida por el Presidente en contra de sus oponentes".(72) Brown, "Nitrate Railway", p. 476.

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    del Presidente y sus asociados." (73). Este escritor, Stephen Wi-lliamson, no tenia consideraciones por North, pues en una carta a SUc"administrador en Valparaiso en 1889, describi6 a North como Un ""charlatan ordinario", diciendo que los intereses salitreros habian.abusado en demasia de sus privilegios en Chile y que algnn controldeberla establecerse sobre elIos, y recomend6 la expropiaci6n dela Nitrate Railway (74). Para el autor de este articulo, es significa-tivo el hecho de que los intereses briblnicos en Chile no estuviesendispuestos a respaldar al nuevo rico North, debiendo, sin embargo,defenderlo contra Harvey, quien, incidentalmente, inform6 a sus dia-rios que Williamson habia sido "comprado por los intereses salitre-ros." (75). Harvey fue lIamado de regreso en abril de 1891, porquesus informes estaban en desacuerdo con todas las otras fuentes deinformacion (76). Posteriormente se Ie dio licencia para permaneceren Chile y hacer el viaje con las lanchas torpedo balmacedistas, pe-.ro fue lIamado finalmente el 28 de mayo y obligado a traer laspruebas de sus argumentos contra los capitalistas britanicos (77).Aunque en su libro Harvey cita verbatim muchos de los telegramasque el recibi6 desde The Times en 1891, en el ultimo advierte quefue requerido "para p~ inmediatamente a Londres con ciertaevidencia documental", pero no menciono en absoluto al salitre 0a los capitalistas britanicos en el contexto (78). Depuesto por TheTimes en agosto, poco despues de su regreso, Harvey entonces es-cribi6 el libro que ha ejercido considerable influencia sobre los his-toriadores "econ6micos" de la revoluci6n (79).----

    (73) Stephen Williamson a The Times, Liverpool, 24 de marzo de 189!.Roman House, Londres, Records of Balfour, Williamson & Co., Letter Book 3.Copy.(74) Idem a W. R. Henderson, 21 de febrero de 1889, en Ibid. Copy.(75) Idem a Idem, 28 de mayo de 1891, en Ibid. Copy. En una capiade Velasco, Revolucion, en poder del Dr. V. G. Kiernan, de la Universidad deEdimburgo, en el margen de la pagina 244, hay una nota manuscrita de Hen~derson refiriendose a Harvey: "Bribed by Bahnaceda", "Sobornado por Bal-maceda".(76) Bell a Harvey, 8 de abril de 1891. A. T. Letter Book 3. No. 404.Telegraphic.(77) Idem a Idem, 28 de mayo de 1891, en Ibid. No. 646. Telegraphic.(78) Dark Days, p. 243.(79) Poco se sabe de Harvey en adelante, excepto como escritor de no-velas.

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    LA RE.vOLUCION CHILENA DE 1891 Y SU HISTORIOCRAFIA 5'1

    ~Esta advertencia contra los dos testigos contemporaneos d-tados sobre hechos economicos -en la revolucion, puede aplicarse enparte a los escritores posteriores que los han utilizado, especialmenteHardy y Ramirez. Villarinoy otros balmacedistas contemporaneosqUe~argumentan sobre bases economicas no estan en la misma cate-gorla; sus traoajos son en gran medida una continuacion de las dia-tribas del Gobiemo en la guerra, poIemicos en tono, apologistas enintenci6n, y caracterizados por la falta de pruebas. Sin embargo, esen alguna me

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    Santa Maria cuando la .concesion fue anulada (83). Ademas, Northno estuvo envuelto en la Railway Company hasta 1887 y fue Presi-dente de su Consejo hasta 1889 (84). Y mientras Hardy esta en 10correcto al establecer que la salida fue un muro de contencion entre. Balmaceda y North, eI 10 sobrepersonifica como oposicion al mono-polio de la Railway, ligado tanto a otros intereses britanicos delsalitre como al propio Gobiemo (85). Mas importante ann, la inter-pretacion de Hardy de los discursos de Balmaceda sobre la industriadel salitre sugiere que el Presidente no los considera como un todo.Asf, frente al mas famoso discurso en Iquique, el 9 de marzo de1889, dice que Balmaceda "bosquejo en terminos elaros su actitud.hacia el problema del salitre", el cual resumi6 bajo tres encabeza-mientos: nacionalizacion de la industria, prohibici6n de cualquiermonopolio que pudiera limitar la producci6n para alzar los precios,y expropiaciori. de 10s ferrocarriles de Tarapaca (86). Pero Balma-ceda explfcitamente rechaz6 la nacionalizaci6n, diciendo que "unmonopolio industrial del salitre no es una empresa del Estado, cuyamisi6n fundamental es garantizar los derechos de propiedad y Ii-bertad. . .", aunque ~greg6 que el Estado deberfa conservar parasiemprt~ suficientes campos salitreros para frostrar "una dicta duraindustrial." (87). En 10 tocante a los ferrocarriles, Balmaceda espe-raba que todas las Ifneas de Tarapaca lIegasen a ser propiedad na-cional, con la condici6n que "la cuestion ferroviaria debe ser arre-glada equitativamente sin herir intereses privados legales 0 dafiarla conveniencia y los intereses del Estado." (88). Y, de hecho, elmetodo del Gobiemo para solucionar la cuesti6n de la Nitrate Rail-way fue el de otorgaruna concesi6n de una linea competidora, a----

    (83) Yrarnlzaval, Balnuweda, II, 297 - 305.(84) Nitrate Railway Company Lists of Shareholders, London, P. R. 0.,British Company Records, File N 17229.(85) Brown, Nitrate Railway, p. 481.(86) Hardy, British Nitrates, p. 178.(87) The South Amerioan Journal, Londres, 4 de mayo de 1889. Lafuente utilizada por Hardy fue R. Hernandez Cornejo, El Salitre (Valparaiso,1930), pp. 131 - 133.(88) South American Journal, we. cit. Debe advertirse que Balmacedaincluy6 invariablemente tales calificaciones en sus discursos, y la interpretaci6nde ellas depende del lmfasis dado a esta. La omisi6n en Jas calificaciones 0la cita del resto de ellas en cursiva puede producir una impresi6n falsa.

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    la- Agua Santa Company, en la que el interes contralor fue tenidopor la Hrma britanica Campbell, Outram and Co. (89). Esto obe-decio tanto a objetivos politicos como economicos, por los que variospoliticos chilenos, interesados en la Compania de Agua Santa, dieronsu apoyo a Balmaceda, probablemente en reconocimiento de la con~cesion otorgada, cuando estaba en agudas diHcultades politicas en1890. Uno de ellos, Lauro Barros, llego a ser Ministro de Haciendaen el Ministerio "personal" de Balmaceda, en octubre, Ministerioestructurado cuando las dificultades de Balmaceda con el Congresoalcanzaron su nadir y de las cuales nun.ca se recobraron (90). Ade-mas, el Gobierno ignoro el consejo del diputado Luis MartinianoRodriguez, consejero de la ;Nitrate Railway Company, quien, en eICongreso, habia urgido que la linea competidora debia ser cons-truida por el mismo Estado, mas bien que por una Hrma particu-lar (91).

    Si la interpretacion que Hardy da de este hecho es algo extra-na, una critica similar puede hacerse de su tratamiento de otrasmaterias. Por ejemplo, dice que:

    Balmaceda no cambio un apice sus puntos de vista, expresa-dos en su discurso de Iquique. Cuando North trato de "alcanzar"al Presidente a traves de una tercera persona y privadame~te pro-puso la venta de los yacimientos salitrero; 'de propiedad del Go-bierno, fue informado: "El Estado debe conservar para siempresuficientes yacimientos salitreros para mantener su influencia, pro-duccion y venta. .." (92).En este punto sigue a Salas Edwards, pero omite especificar

    que dicha declaracion fue parte del discurso de Iquique, pronun-ciado en una tribuna publica nueve dias antes que North pusierapie en Chile para comenzar su celebre viaje de 1889 (93).----

    (89) Yrarnizaval, Ba1maceda y e1 salitre, pp. 69 -70. Cf., Brown, NitrateRailway, pp. 472 -473, quien no menciona esto.(90) Yrarnizaval, p. 70.(91) Boletin de las Sesiones Extraordinarias de... Diputados de 1889 -1890 (Santiago, 1890), pp. 740-744. Vease tambien Yrarnizaval, p. 69.(92) Hardy, British Nitrates, p. 178.(93) Salas Edwards, Ba1maoeda y e1 parlamentarismo, I, 153. Cf. W. H. .Russell, A Visit to Chile and the Nitrate Fields of Tarapaca (London, 1890),p.33.

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    60 HAROLD BLAKEMORE

    Sin embargo, una consideracion mas proxima de los discursosy actitud de Balmaceda sobre el salitre, sugiere un cuadro altema-tivo a aquel del nacionalismo economico amenazando intereses ex-tranjeros. Es efectivo que en 1887 habfa dicho que el Gobiemo es-t~diarfa cualquiermedida practicable que pudiera tomarse para"nacionalizar intereses chilenos que al presente son principalmentede beneficio a los extranjeros." (94). Nuevamente, en noviembre de1888, pregunto:

    dPor que el credito y el capital esh1n comprometidos en eljuego. .. en nuestras grandes ciudades, resisten y permiten a 10sextranjeros establecer bancos en Iquique, y abandonan a los extra-nos la explotaci6n de los trabajos salitreros de Tarapaca. . .? 10sextranjeros exploran estas riquezas y toman la ganancia de la n-queza nativa.. ., dan a otros la tierra y a gerite desconocida 108tesoros de r\pestro suelo, nuestra propia experiencia y las riquezasque requerimos (95).

    Tales discursos, incluso el de Iquique, estimularon la atencion, sino la aprehension, en los cfrculos de negocios extranjeros (96). Sinembargo el Gobiemo de~Balmaceda hizo poco 0 nada por llevar acabo sus amenazas impHcitas, y mientras hay ciertamente una pe-quena cantidad de evidencias para mostrar que el tuvo una polfticaconsistente sobre el salitre, hay algo que sugiere que tal polftica,como la tuvo, fue limitada en susobjetivos y obedecio a motivostransitorios.

    El 8 dEJ junio de.. 1888, Balmaceda solicito la aprobacion delCongreso para el remate de alguoos yacimientos salitrEJros del Es-tado. En el debate .que sigui6, los, senadores por Tarapaca y Talca,Luis Aldunate y Luis Pereira, se opusieron al remate publico envista de la poderosa competencia del capital extranjero, y Aldunateargumento elocuentemente por la nacionalizacion de la industria

    I---

    (94) DiscfJrsode SfJExcelencla el Presidente de la RepUblica a 10aperturadel Congreso Nacional de 1887 (Santiago, 1887), p. 9. Cf. sobre esto, Ramirez,Balmaceda, nota en p. 91 eYrarrazaval, Balrnaceda y el salitre, pp. 53 - 54.(.95) Consul General Newman a Salisbury, Valparaiso, 19 de enero de1889. Informe sobre la Industria del Salitre de Chile en 1888. MiscellaneousSeries of Trade Reports Nfl 31. Account and Papers, LXXVII (1889).(96) Russell, Visit to Chile, pp. 42- 43.

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    rLA REVOLUCION CHILENA' DE .1891 Y SU ltISTORIOCIlAFIA

    del salitre (97). Sin embargo, en nombre del Gobiemo, el Ministrode Hacienda, Enrique Sanfuentes, quien iba a jugar posteriormentecon respecto a Balmaceda, la parte de Lord Bute respecto de JorgeIII, puso enfasis sobre las ventajas del laissez faire sobre el controlestatal: "a nosotros -dijo el19 de agosto- nos cabe el honor de de.fender la libertad comercial, con todos sus inestimables beneficios",y agreg6: "estimulemos el interes privado para que imprima unl6gico desenvolvimiento a la industria salitrera." (98).

    Este discurso fue una reminiscencia de aquellos pronunciadosdurante 1882, en defensa de la decisi6n del Gobiemo de restituir laindustria a manos privadas despues de la Guerra del Pacifico, unadecisi6n en la cual Balmaceda, entonces Ministro del Interior, com.parti6 algunas responsabilidades, como Aldunate apunU6 y San-fuentes reconoci6 (99). El proyecto permaneci6 entonces a la expec-tativa hasta que en su Mensaje al Congreso el 19 de junio de 1889,tres meses despues de su visita a Iquique" Balmaceda 10 resucit6;ahora, con algunos cambios, propuso la reserva de algunos yaci-tnientos salitreros solamente para los chilenos y la no transferenciaa los extranjeros (100). Pero, de hecho, el Presidente no someti6 alCongreso proposiciones concretas sobre Jas lineas as! bosquejadas y,aunque puede admitirse que preocupaciones politicas impedian esto,parece ser mas bien que la expresi6n aparente-:de "nacionalismo eco-n6mico" dicha por Balmaceda en 1889, obedeci6a otros objetivos,politicos y econ6micos.

    En primer lugar, la ultima parte de la decada de 1880 via talsaturaci6n . del mercado mundial de salitre, que hubo temor de unc()lapso total, a menos que fueran tomadas medidas reparadoras( 101 ). Esto habfa ocurrido antes, despues de la Guerra del Paci-f~co, y los produ.ctores de salitre acordaron entonces reducir la pro-ducci6n hasta lograr un mejoramiento en el mercado, como ocurri6---

    61

    (97) Boletin de /as sesionesordinarias... de Senadores de 1888 (San-, tiago, 1888), pp. 190. 191, 219 - 226, 241 - 245.(98) Ibid., pp. 239 - 240.(99) Ibid., p.242.(100) Discurso. .. de 1889 (Santiago, 1889), pp. 8 - 10. Vease tambien .The Economist, Lon

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    62 HAR(:>LD Bt.AkE:MOR~

    en 1887 (102). Pero en los dos afios siguientes, la producci6n desalitre aument6 dramaticamente, en gran parte por el resultado dela supervivencia de nuevas compafiias, debido a North y a sus ami-gos; asi, hacia 1889, estuvo a punto de repetirse la condici6n restric-fiva de la producci6n salitrera. Pero los tiempos hablan cambiado.La dependencia de los ingresos del Gobiemo chileno por los em-barques de salitre habian aumentado vastamente bajo Balmaceda,cuyo grande y costoso programa de obras publicas era la clave desu politica intema. Vio con poca ecuanimidad la perspectiva de unaacci6n ~unilateral de los extranjeros, quienes bien podian poner enpeligro aquel programa (103). EI discurso de Iquique y el mensajepresidencial fueron pronunciados bajo estas circunstancias econ6-micas, y puede, por 10 tanto, ser legitim a la sugerencia de que unode sus prop6sitqs fue hacer una advertencia a los intereses salitre-ros,los cuales ya contemp laban una combinaci6n de producci6nrestringida; en aquel caso, una vaguedad estudiada que induce ala vacilaci6n, seria mas util que una condenaci6n explicita. Al mismotiempo, aun cuando Balmaceda indica tener un trato preferencialhacia los chilenos en .q1aterias del salitre, algunos meses despuessolicit6 l~ aprobaci6n del Congreso para invertir ~$ 150.000en hacerpropaganda al fertilizante en el extranjero, un paso que nos demues-tra su reconocimiento de que el problema basico de la industria erael desequilibrio entre la oferta y la demanda mundial (104).

    EI clima politico de 1889 es igualmente instructivo. La visitade Balmaceda a Iquique fue la primera hecha por un Presidente alas areas obtenidas por Chile en una guerra victoriosa, en la cual elmismo habia juga do un papel importante en el frente diplomatico(105). EI acontecimiento aun estaba fresco en la mente de sus con------(102) Vease W. M. F. Castle, Sketch of the City of Iquique, Chile, duringFifty Years (Plymouth, 1887), pp. 48 - 53, para sobre la formaci6n de lacombinaci6n, y E. Semper y E. Michells, La industria del salitre en Chile(traducido al espanol y aumentado por O. Gandarillas y G. Salas, Santiago,1908), pp. 140 - 142, para su desarrollo.(103) Newman~a Salisbury, 19 de enero de 1889. Informe sobre la In-dustria del Salitre. loco cit. Vease tambien The Eco1Wmist, 14 de septiembrede 1889.

    ( 104) Yramizaval, Balmaceda y el salitre, pp. 55 -56.(105) Vease R. N. Burr, The Stillborn Panama Congress (University ofCalifornia Press, Berkeley y Los Angeles, 1962), passim. Balmaceda ha des-crito la oonquista chilena de Tarapaca como parte de la "Misi6n civilizadora"-

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    LA REWOLt1CION ClItLENA :bE 1891 Y SU H1STORIOGRAF1A 63

    ciudadanos, y era natural que el se dirigiera a ellos en un tono na-cionalista, en forma especial, ya que la ciudad todavia tenia una granpoblaci6n no chilena (106). Mas relevante aUn es el hecho que lavisita tuvo lugar tres anos despues de la ascensi6n de Balmaceda ala presidencia, tres anos de desilusi6n personal por el fracaso pro-ducido al querer mantener la coalici6n de los gmpos liberales en elCongreso y en el Gobierno, un perfodo en el cual se vio no menos deseis Ministedos en el poder. En diciembre de 1886, el Ministrobritanico habia tornado el pulso irregular de la vida politica chilena:

    El Presidente, como una consecuencia natural de su elecci6nse ve estorbado por los compromisos personales hacia sus partida-rios, y, en su incapacidad para liberarse de ellos, probablementesera obligado a perpetuar los desatinos y abusos de don DomingoSanta Maria, gobernando personalmente con. .. aquello que puedeser llamado solamente administraci6n mercenaria, y con toda estadesventaja, emprender el mismo conflicto eterno con la opinionpublica que amarg6 los dias de su predecesor (107).Esta profetica declaraci6n sali6 a luz cuando Balmaceda perilla

    progresivamente, por una diversidad de factores, el apoyo de variosgmpos politicos y con elIos, el apoyo mayoritario en el Congreso.Hacia 1889 habia decidido depender enteramt;I!te del Partido Li-beral, un partido fuerte en numero pero debil 'en talento, con mu-chos politicos profesionales, pero pocas figuras publicas. Fue poraquel tiempo que su posici6n en Santiago se debilit6 gravemente yBalmaceda hizo su viaje al norte; se ha sugerido que una raz6nque tuvo -por la clase de discursos que pronunci6- fu~ el objetivopolitico de aumentar su popularidad en el pais, tratando al mismotiempo de distraer la atenci6n de las serias dificultades en que seencontraba.

    Hay otra raz6n por la cual la interpretacion de Hardy no esconvincente, ademas de la alternativa sugerida. Esta vuelve sobre---de su pais. Diaria Oficial, Santiago, 25 de diciembre de 1881, incluido en eldespacho del Ministro Pakenham a Lord Grenville, 27 de diciembre de 1881,F. O. 16 i 213, NQ 91.( 106) Castle, lquique, p. 6, establece la poblaci6n extranjera como untercio de la poblaci6n total en 1887.(107) Ministro Fraser a Salisbury, 10 de diciembre de 1886. F. O. 16/243, NQ 104.

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    su putit() de vista, de que la reuni6n entre Balmaceda y North, en1889, dej6 al ultimo "con el conocimiento de que las bases de suleino no estaban enteramente seguras", pero ello es en gran partesubjetivo, ya que las fuerites originales eSbinestrictamente limita-das. William Howard Russell, quien estaba presente en 1889, infor-m6 que:

    el Presidente declar6 que estaba deseoso de dar todas las' facili-dades para la introducci6n del capital extranjero. .. la claye de laentrevista fue que 61no tenia ni la mas minima intenci6n de ha-eerie la guerra a los intereses creados... el coronel North que'd6muy satisfecho por las seguridades. .. la entrevista fue. .. 10 massatisfactoria para 61 (108).Sin embargo, Hardy duda del valor de esta informaci6n, prefi-liendo acepf!;lrel punta de vista de HernandezComejo, quienno es-taba presente, argumentando que North-"debe haber estado disgusta-

    do ante el rechazo del Presidente Balmaceda, de no aceptar el regalode algunos caballos, hecho por el coronel". Pero Hernandez no citasus fuentes de informaci6n, y respecto a la reuni6n, suspalabrasprecisas son: "Se di~e que Balmaceda recibi6 al Rey del Salitre, confria cortesia." (109). Este no es un punto trivial como 10son aque-llos detalles menores en los cuales Hardy reconstruye el caso; yes,por 10 tanto, justificable criticar minuciosamente tanto las fuentesque el usa y la forma en que las usa, sin restar merito en ningunamanera a los importantes servicios que el habia rendido al ponerde relieve los acontecimientos econ6micos en la revoluci6n de 1891.EI trabajo de Ramirez Necochea es mucho mas detallado y, a

    primera vista, convincente. Su estudio del desarrollo de la indus-tria salitrera esta bien documentado y es veridico, separadamente----(108) Russell, Visit to Chile, p. 82. Russell ha sido deserito a menudoeomo el propagandista de North, implieaei6n digna de eonfianza, Hardy, Brl-tish Nitrate, nota .en p. i76, diee que eI recibi6 15.000 por el viajeJ perono mencioria su fuente' de' informaci6n. The S6uth Americtin JOurnal,9 de fe-brero de 1889, entendi6 que 61 iba a recibir 3.000. Naturalmente, Russellno haee ninguna referencia a la materia, pero su bi6grafo, asegura que s610aeompafi6 a North en el eritendimiento expllcito que no expresaria sus propiasopiniones en elJibro que iba a escribir, a 10 cual North eonvino. Vease J. B.Atkiris, Tne Life of Sir WiUiam Howard Russell (2 vols., London, 1911), II,

    300-~& .(109) Hernandez, EI, salitre, p. 135.\

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    LA REVOLUCION CHILENA DE 1891Y -SU HISTORIOGRAFIA" 65

    de sus matices marxistas; suexamen de la polltica de Balmacedaesta Henode interesantes acontecimientos,y sus materiales sobre lasrelaciones entre los hombres publicos chilenos y los capitalistasextranjeros, muestra en detalle que clase de relaciones existieron.Pero su tesis parece al autor del presente articulo, mas bien forzarlas pruebas para acomodar el caso, e ignorar 0 reducir el valor delmaterial que puede maniestarseembarazoso para eL Algunos ejem-plos ilustraran estos puntos, aunque no es nuestro prop6sito discutirsu tratamiento de- la poHtica sostenida por Balmacedasobre elsalitre, la cual sigue en, su mayor parte a Hardy al darle credito aBalmaceda por una poHtica coherente que no tuvo.Un argumento de primera importancia, adelantado por Rami-rez para sostener el punto de vista de que los intereses econ6micosfueron dominantes en la revoluci6n, se \1lelve hacia los lazos que

    existian entre las figuras publicas chilenas y los capitalistas salitrerosextranjeros, y ha demostrado, sin lugar a dudas, que muchos de losprimeros, algunos de los cuales jugaron un papel significativoen 1891,estaban empleados por los ultimos como asesores legales en Chile(110). "Algunos -dice- fueron seducidos por el oro extranjero; deaM que pusieron su prestigio y su influencia al servicio de los gran-des empresarios del salitre." (111). Sostiene que el capital extran-jero fue amenazado por Balmaceda y argumel'ita que despues de laderrota de este ultimo, la industria del salitre fue desnacionalizada,por 10que hacia 1898, la industria estaba completamente dominadapor extranjeros (112). La consecuencia maniiesta es que las rela-'ciones entre chilenos y extranjerosfue un factor capital en la genesisde la revoluci6n, y que los capitalistas del salitre cosecharon susrecompensas por los serviciosprestados despues de la revoluci6n. Esuna interpretaci6n plausible y limpia~convincentemente argumenta-da, pero, mientras e! autor de este articulo acepta completamente elhecho de las relaciones descritas, duda de la conclusi6n de que---

    010) Ramirez, Guerra civil, pp. 110- 129.( 111) Ibid., p. 108.(112) Ibid" pp. 214 -220. Cf. Balmaceda, p. 21, donde Ramirez haceavanzar la fecha para el dominio extranjero de la industria hasta 1890. Hardy, ."British Nitrate", p. 180, usa el argumentopost hoc ergo propter hoc, paraexplicar el dominio britanico del salitre en los Ultimos alios de la decada de1890.

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    tales lazos fueron necesariamente deplorables, y estima que es puraespeculaci6n considerarlos como un factor primario en la genesisde la revoluci6n.Ramirez examina el caso de corrupci6n de la Nitrate Railway,. de 1896- 1898, que fue informado en la prensa chilena, al que con-sidera como una prueba significativa de su tesis (113). En suma, en1896-1897, los accionistas de la Nitrate Railway Company, obli-

    garon a los directores a entregar un examen detallado de las activi.dadesdela CompaiHa en Chile desde 1882(114). Entre otras co-sas, la investigaci6n revel6 que la Compania habia pagado a aboga-dos y hombres publicos chilenos, algo asi como 93.000 desde1887 a 1895, en defensa de sus intereses (115). Robert Harvey, elsocio mas cercano de North en el salitre, desde los primeros dias,me sorpresiv~mente franco sobre su actitud en esta cuesti6n:. El curso de la justicia no se basa en el alto modelo depurezaque hay en este pais. No digo que el dinero es absolutamente ne-cesario para sobomar a los jueces, pero pienso que muchfsimosmiembros del Senado, faltos de dinero, obtuvieron alglin beneficio

    c;leeste dinero p~a dar sus votos, y mantener al Gobiemo obligadoa rechazar y escuchar a cualquiera de nuestras protestas y llama-dos (116).No cabe duda que Harvey y North, quien domin6 el Directoriode la Compania liasta su muerte en 1896, creyeron que esto era asi,

    pere;>os informes del interrogatorio causaron furor en Chile y "granindignaci6n publica." (117). La Legaci6n chilena en Londres emiti6una declaraci6n refutando las pruebas oidas en el interrogatoIio, yseiial6 que en ellos no se habian mencionado a algunos chile!l()s,sino simples referencias a susiniciales (118). Pero, para cualquieraque estuviera familiarizado con la compania, el senor Z, mencio-

    (113) Ramirez, Guerra civil, p. 110 et seq., y Balmaeeda, p. 73 et seq.(114) Vease The Railway Times, Londres, julio 1897 -marzo 1898, pas-sim. EI editor de tal periodico, Mr. Herbert Allen, accionista de la NitrateRailway Company, fue el principal motor en la investigaci6n.{115) The Railway Times, lOde encro de 1898.( 116) Ibid.(117) Encargado de Negocios Gosling a Salisbury, 20 de febrero de1898. F. O. 16/346. NQ 11.(118) The Railway Times, 15 de enero de 1898.

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    LA REVOLUCION CHILEiNkPE 1891 Y SU HISTORIOGRAFIA 67

    nado mas a menudo, era facilmenteidentificable como Julio Zegers,consejero de. la Compania en Chile durante 10 anos,y prominenteabogado y politico. EI mismo Zegers solicit6 a la Comisi6n Con-servadora del Congreso chileno, una investigaci6n exhaustiva, laque "nunca se realiz6, y vivi6 el resto de su vida en medio de !assombras del escandalo publico (119).A primera vista, este caso podrfa demostrar, en forma dQnclu-yente, que los hombres publicos chilenos estaban corrompidos porel ora extranjero y que actuaban de manera contraria a los interesesde su pais, pero el asuntono es tan simple. En primer lugar, la sumagastada por la Compania en Chile, se hizo en un periodo de ochoanos, durante los cuales la compania estuvo envueIta en el costosoy largo procesopara preservar su monopolioen Tarapaca (120). Lue-go, unaproporci6n considerable del dinero fue gastada despues de1891,cuando los sucesoresde Balmacedademostraronque estabandecididos a liquidar el monopolio,contrariamente alas esperanzas dela Compania, un.hecho que Ramirez singularmente ignora (121). Entercer lugar, los consejeros mas honestos de la compania recomen-daron a los Directores reconocer 10 inevitable, mucho antes de larevolucion. Uno de los directores; el senor E. Manby, dijo, duranteel juicio que Enrique Mac Iver, uno de sus abogados, "declar6 queel Congreso y el pueblo nunca tolerarian ul'ia ley qut'?prolongue 0confirme nuestros monopolios",como en 1889(122). Hubo dos razo-nes basicas de por que se gasto tanto en el supuesto interes de lacompania: la personaIidad dominante de North, su generosidad, yerroneo optimismo, y la insistencia de Zegers, qtie .todo podia sal-varse aun cuando el monopolio fuera claramente 'sentenciado. EIadministrador de la compania en Chile, senor Rowland, advirti6 endiciembre de 1890, que Zegers no era digno de confianza, pero apesar de esto Zegers solicito y recibi6 continuamente, por recomen-daciones de North, grandes sumas de dinero, tan tarde como en1893 y posteriormente. Una lectura de esta prueba, por 10 tanto,lejos.de apoyar el punto de vista de que los abogados chilenos fue-

    (119) Vease Figueroa. Diocionario Hist6rico, IV y V, 1128.(120) Vease Brown, Nitrate RaUway, passim.(121) Ibid., pp. 475 - 481. Vease tambien The RaUway Times, 5 de ene-'ro de 1898.(122) Ibid., 15 de enero de 1898.

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    ron "seducidos por el ora extranjero", mas bien hace surgir la sos-pecha de que los capitalistas britanicos estaban siendo fuertemente"extorsionados"por abogados chilenos, y ciertamente deja abierto elcampo para dudarsobre la idea de que las relaciones entre losintereses britanicos y lasIiguras del foro chileno, fueron importantesfactores en la genesis de la revoluci6n.Qtra informaci6n surge del caso que Ramirez no menciona, pe-ro que es muy a prop6sito (123). Manby, quien habia visto a Bal-maceda..con North en 1889, mencion6 el ferrocarril de Patillos en

    su prueba. Esta era una Hnea que corda desde los mantos salitre-ros de Lagunas al puerto de Patillos, cuarenta millas al sur deIquique, Hnea que el Gobiemo y la firma peruana de Montero, losprimeros duenos..de la Nitrate Railway, habian reclamado. La Ni-trate Railway Company habia comprado la mitad de las accionesde Montero en la Hnea de Patillos para mantenerla cerrada y hacer.inviolable su monopolio del ferrocarril, pero siempre existfa un pe-ligro que el Gobiemo apresurara sus demandas, abriera la Hnea, yamenazara los privilegios de la Compania (124). Manby dijo queen 1889Balmaceda hizQ surgir los reclamos de su Gobiemo, y dijoque ascendlan a 150.0001. (sic) y que estarfa contento de entraren algunos arreglos con la Nitrate Railway Company sobre ello.. .",agregando mas tarde que "algo debe hacerse, ya que era nuestro inte-res adq'Uirirel ferrocarril", y North dijo que el considerarfa el asun-to (125). El testimonio de Robert Harvey sobre este hecho fue que,aunqueel Gobiemo no hizo reclamo sobre la Hnea "las negociacio~nes progresaban cuando Balmaceda fue Presidente a traves de losamigos del. Coronel North, paraver 10 que tomada, y dijo que to-maria 100.000r. en bonos al 5 por .ciento (126). Si, como pareceprobable, Harvey fue no menos franco aqui de 10 que habia sidoanteriormente, Balmaceda estaba tratando de llegara un arreglocon los principales capitalistas salitreros sobre su posici6n de mo-

    (123) Sin embargo, es posible que la prensa chilena reimprimiera el ar-ticulo tornado de The Railway Times, en el cual Ramirez parece tener con-fianza, y que no incluye esta informaci6n. Si asi no es, la omisi6n por si mismaes interesante.( 124) The RailWay Times, 18 de enero de 1898.(125) Ibid.( 126) Ibid.

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    nopolio del transporte en Tarapaca, 0 deliberadamente seducir aNorth para que se deshiciesede una gran s~a de dinero con ningunresultado. Cualquiera de los dos cuadros contrasta singularmentecon aquel del nacionalista economico luchando con una nefasta com-binacion de politicos y abogados nativos corrompidos e inescrupu-losos capitalistas britanicos, y tambien concede mas credito al pun-to de vista de que cuando el monopolio de North fue roto con laconcesion de Agua Santa' en 1890, razones politicas jugaron enton';'ces una parte imp01tante (127). Este aspecto del caso de NitrateRailway ilustra el peligro de confiar COn demasiada fuerza sobreuna sola interpretacion economica de la presidencia de Balmaceda.

    Otros dos ejemplos muestran cuan engafiosa puede ser estainterpretacion. Como se ha hecho notar, Ramirez argumenta quea la politica de Balmaceda se oponia un Congreso que represen-taba intereses economicos y sociales amenazados por e1. Debe ad-vertirse que Balmaceda conto con poco apoyo por parte de losmiembros del Congreso en 1891 y en 1890, 86 de los 126 congre$a-les firmaron el documento que 10 deponia (128).

    Aunque al. autor del presente articulo Ie falta material parauna detallada investigacion de.los 'intereses economicos de sus sos-tenedores, una rapida mirada sobre los miembros del Congreso de1891 nos demuestra que este incluia propi'etarios de tierra comoRicardo Cruzat, Alejandro Maturana, Alfredo y Ruperto Ovalle,tambien a duefios de ricas minas de plata como Santiago Perez East-man e Ignacio Silva Ureta. A todos ellos se les podria calificar deInillonarios como tambien a Victor Echaurren, Manuel Carcia devla Huerta, Juan Mackenna y otros (129). EI problema es en cmln-to diferian los intereses ecoi:1omicosy sociales de estos balmacedis-tas de los intereses de los congresistas contra quienes trono el Co~bierno durante 1891. Se necesita una investigacion muchomas de-tallada sobre este punto antes de que se pueda llegar a la con-clusion de que 10s intereses de la aristocracia fueron amenazadospor Balmaceda 0 que la revolncion dividi6 a los politicos chilenos.en filas sociales y economicas. EI autor de este articulo cr~e que---- , ,

    (127) Vease arriba.( 128) Vease Rojas Arancibia, Memorandum de la revoluci6n,' pp. 25 - 30.(129) Los detalles tornados en Figueroa, Diccionario Historico.

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    '6 llARQLD BLAKEMORElos factoresecon6micos meron mucho menos significativos de losque Ramirez sugiere y que la lealtad personal y poHtica dentro dela elase gobemante fueron las principales determinantes de con-ducta (130).Finalmente, aunque es 16gicamentenecesario para Ramirez ase-verar que los resultados de la revoluci6n meron favorables a los in-tereses que Ie mantenian y sostenian, no menos para los capitalis-tas del salitre, en ninguno de sus libros sobre la revoluci6ntrata condetalle el periodo posterior a 1891. Si hubiese procedido asi, ha-bria encontrado una evidencia convincente de que, bajo el Gobier-no de Jorge Montt, 1891-1896,el Gobiemo chileno mantuvo una po-Utica del salitre que, siguiendo a Ramirez, s610se puede concebircomo balmacedista. Aparte del caso de la Nitrate Railway ya men..cionado, la mi~ma industria del salitre provee elocuentes testimo-nios de que los' sucesores de Balmaceda estuvieron tan conscientescomo 61mismo 10 habia estado/ de la importancia de la industria.Durante 1891los productores del salitre se aprovecharon de las preo-cupaciones chilenas para formar una combinaci6n con el fin.de res-tringir l~ produccion (PI). Esto fue un golpe para los ingresos deChile, declarando el Ministro de Finanzas en el Congreso que:

    '1a influencia que. . . los productores de salitre pueden ejercer s9brelos ingresos publicos, sera absolutamente nula si el Gobiemo as!10 quiere. Dependera de la ley y no de las acciones de personaSdentro 0 de fuera del pais" (132).En 1893la critica sobre la combinaci6n del salitre creci6 en vo-

    lumen e intensidad; fuertes ataques se hicieron en el Congreso yen la prensa contra ella y contra la Compafii.a Nitrate Railwayque trataba aUn de conservar su monopolio. EI Ministro bribinicoen Santiago inform6 que:

    "el Gobierno chileno esta exasperado y decidido a liquidar lasitua.ci6n realizando una reducci6n en las tasas del transporte, incremen-I(130) La fuerza de tales factores esbl indicada en P. S. Reinsch, "Par-liamentary Government in Chile", American Political Science lUroiew, III

    (1908'0.1909), 507 - 538.(131) Semper y ~ichells, Industria del salitre, p. 142.( 132) The Eoonomist, 3 de septiembre de 1892.

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    tando la producci6n de salitre por compafiias chilenas, y haciendozozobrar la combinaci6n0 . 0" (133) 0

    Mas tarde sefialaba que:'1a Comunidad Comercial BribUrlcade Valparaiso ha condenado,generalmente, los procedimientos del grupo del nitrato.. oy loschilenos de posici6n Dan aseverado que la conciencia nacional hadespertado y que la dignidad nacional ha requerido que deberiatener lugar un control sobre el sistema0 o. debido al cual los inte-reses de Chile en. .. Tarapaca han sido reducidos a la recaudaci6nde los derechos de exportaci6n, y el futuro de la principal fuentede ingresos de Chile ha sido puesto en peligro" (134).En 1894, cuando la combinaci6n del salitre se vino a tierra,

    un nUmero de yacimientos del Estado fueron puestos en subasta;los inversionistas chilenos gastaron un tercio del capital compro-metido. Este hecho agrad6 al Ministro britanico, quien pens6 queesto proporcionarla "una garantfa satisfactoria en contra de lasinterferencias vejatorias del Estado" y tambien mitigarfa la crlticaa prop6sito del grado del control britanico sobre la industria (135) 0Los chilenos estaban contentos con este giro de los acontecimien-tos y tambien 10 estaba su Gobiemo (136). Por consiguiente, du-rante el perfodo postrevolucionario, la evidencia indica que .loscon-gresistas,victoriosos de 1891 no hicieron c;so de los intereses ex-tranjeros del salitre, sino mas bien 10 contrario, y finalmente a esteprop6sito, aunque Ramirez tiene raz6n al sefialar que hacia 1898existia una hegemonfa extranjera sobre el salitre, esto no fue unaconsecuencia de la revoluci6n. En 1884, el capital '!>ritanicoinver---

    (133) Kennedy a Mr. Manby, 12 de junio de 1893. Copia. 4Qdocumentoincluido en Kennedy a Lord Rosebery, 15 de juDio de 1893. F. O. 16/288. NQ38. En una carta previa a Mr. Manby, fechada el 6 de junio, Kennedy inform6que la hostilidad hacia la Nitrate Railway era "mas general e intensa comoDunca antes", en su recolecci6n, palabras significativaspara quien debia urgirel caso de la campania ante el Gobiemo de Balmaceda. 3.er documento in-cluido en Ibid.(134) Kennedy a Rosebery, 15 de septiembre de 1893. F. O. 16/288.N 63.

    (135) Informe sobre la situaci6n financiera de Chile al presente. Docu-mento incluido en el despacho de Kennedy al Conde de Kimberley, 8 de no- 'viembre de 1894, F. O. 16/289. N 53.(136) Ibid., vease tambien The Economist, 11 de agosto de 1894.

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    tido en el nitrato represent6 el 34%del total, habiendo sido el 13%en 1878; (137) en 1895 su.bi6casi al 60%,y en 1902represent6 entreel 40 y el 50%(138). Para apbyar a Ramirez, el crecftniento del 34 al60%entre 1884y 1~85debi6 haber tenido lugar mucho tiempodespuesde 1891,pero de hecho fue entre 1884y 1889que tuvo lugar el enol!-me aumento de capitales britanicos en el salitre, gran parte de 6Jafectado por el exceso de ~apitalizaci6n (139). La hegemoma ex-tranjera data de las presidencias de Santa Maria y Balmaceda (140).

    Un espacio mayorpermitiria tratar otros aspectos de la tesisUevada adelante por Ramirez, tesis que muestra rasgos similaresde suggestio falsi, por ejemplo su tratamiento de Balmaceda y losintereses bancarios (141). Pero tal vez 10anteriormente mencionadoes suficiente para arrojar algunas.dudas sobre la aceptaci6n total desu interpret~ci6n econ6mica. Parece al autor de este articulo que elunico veredicto razonable y posible en cuestiones tales como la co-lusi6n de intereses britanicossobre el salitre y el antagonismo en-tre Balmaceda y su congreso en materias econ6micas.como fuerzasmotivadoras de la revoluci6n, es algo "no probado". Aunque pue-dan. habernueva~ Jineas de visi6n, la interpretaci6n hist6rica re-quiere una rigurosacatenci6n en los detalles y una buena voluntadpara modificar a priori suposicionesdondelaevidencia esta en con-flicto con ellas.

    Por ultimo, des posible hacerahora una sintesis de las inter-pretaciones "constitucionales"y "econ6micas" de la revoluci6n?Lar~puesta debe ser un no calificado, pues faltan aun una cantidadde prerrequisitos. Se necesita una serie de estudios sobre asuntostales como la estructura social chilena en el siglo XIX; es algo im-

    (137) Semper y Michells, Industria del salitre, p. 139.( 138) Hernandez, El salitre, p. 146.(139) Vease J. F. Rippy, "Economic Enterprises of the Nitrate King andhis Associates in Chile", Pacific Historical Review, XVII (1948), 457 -460.(140) EI argumento de Ramirez, Balmaceda, p. 89 et seq. que la "po-litica"de Balmaceda sobre el salitre se desarro1l6 precisamente a medida queel "peligro del dominio britanico sobre la industria crecia en la Ultima partede la decada del 1880, no altera este hecho, y en ning6.n.caso, 10 que se dis-cute aqui, es su tratamiento de 105 acontecimientos postrevolucionarios.(141) Ramirez, Guerra civil, pp. 163 -176, 212 -213, 219, y, ct. F. W;Fetter, Monetary Inflation in Chile (Princeton,N. J., 1931),passim,e Yi'a-'m:azaval,El Gobierno y los B~flCOS,pp. 5 - 26.

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    LA RENOLUCION CHILENA DE 1891 Y SU HISTORIOGRAFlA 73

    perativo tambit3n una investigaci6n detallada en Hneas biogrMicasde la aristocracia y de sus intereses econ6micos incluyendo tierras,asuntos bancarios y mineros; una investigaci6n sobre el papel delos profesionales -abogados, periodistas y comerciantes-, como tam-bien sobre sus puntos de vista politicos y filiaciones; es interesan-te tambien investigar el papel preciso jugad,o por el capital extran-jero en el desarrollo de Chile y ellugar de Chile dentro de la econo-mia mundial; y no menos interesante es un estudio profundo sobreasuntos regionales que podrian dar mucha luz sobre asuntos extra-regionales. La raison a:etre de tales estudios no se limitaria a au-men tar nuestros conocimientos sobre la revoluci6n de 1891, sino quecontribuiria. manifiestamente a nuestra interpretaci6n de ella, y es-te suceso tiene base como para ser considerado como un hecho cri-tico en la historia moderna de la Republica, en la que muchas ten-dencias y sucesos del siglo XIX alcanzaron su culminaci6n y delcual luyen consecuencias aun sentidas en la vida nacional. Por es-tas razones se espera que continuani a