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Jueves 19 de octubre de 2006 Edición impresa | Suplemento Cultura | Nota Zoom Bis Santiago Giordano De nuestra Redacción [email protected] Mientras en la Francia de la segunda mitad del siglo XVIII aún ardían las polémicas sobre cómo debía ser, hacia dónde debía ir y a quién y qué debía representar la ópera, en el resto de Europa la naturalidad y el encanto de la ópera bufa napolitana –que pronto se convertiría en la ópera burguesa–, eran recibidos, adaptados y copiados con generoso y despreocupado entusiasmo. En las grandes ciudades europeas se consolidaba el sistema empresarial de los teatros de ópera – administrados por el Estado o por privados–, que debían pugnar por tener los mejores títulos, los más inspirados libretistas, los más famosos compositores, los más hábiles cantantes, los más creativos escenógrafos y los más intrépidos maquinistas. Para Domenico Cimarosa, como poco antes había sido para Giovanni Paisiello, la Viena imperial representó una etapa fecunda en el largo viaje de retorno desde Rusia a Nápoles. Cimarosa había llegado a San Pietroburgo en 1787 para trabajar en la corte de Catalina II, pero en 1791 y ya sin esperanzas de deslumbrar –condición esencial para permanecer en los favores de la emperadora– abandonó Rusia, dejando en sus teatros solamente tres óperas que enseguida ganarían el olvido. Cuando a fines de ese año llegó a Viena, el compositor obtuvo enseguida un encargo del emperador Leopoldo II –sucesor de su más ilustrado hermano José II–, quien lo invitó a componer una ópera cómica para el Burgtheater. A diferencia de su colega Paisiello, que se demoró sólo unos meses en la capital asbúrgica (el tiempo de componer y representar Teodoro en Venecia), Cimarosa aprovechó la circunstancia para granjearse una estadía que resultó apenas más larga y más productiva, pero mucho más exitosa. El primero de los dos títulos que Cimarosa concibió en aquel período fue El matrimonio secreto, compuesto sobre un libreto de Giovanni Bertati, flamante poeta de los teatros imperiales y sucesor de Lorenzo Da Ponte. No fue esta la única vez que Cimarosa debió vérselas con el tema del matrimonio; en la vida real le tocó dos veces: la primera con Costanza Suffi –que murió en un parto– y la segunda con su hermanastra Gaetana Pallante, de 16 años. Para la escena, en cambio, los títulos relativos a la más imprevisible de las comedias –tema recurrente en la sátira social que representaba el género cómico–, fueron más, entre ellos El matrimonio con trampa (1799), Las dos novias (1789), Esposos por accidente (1780), El marido desesperado (1785) y Las nupcias consumadas (1786). El matrimonio secreto fue estrenada el 7 de febrero de 1792, ante la presencia del emperador y la corte en pleno. Tanto fue el entusiasmo de los nobles ante el ritmo escénico, la sensualidad de las melodías, el refinado lenguaje orquestal, la riqueza expresiva de los recitativos, la gracia de los números en conjunto y la naturalidad de los personajes, que al terminar la función el emperador en persona invitó al compositor, a los cantantes y hasta los músicos de la orquesta a compartir una pantagruélica cena con los miembros de la corte. Terminado el ágape, Leopoldo solicitó a los artistas, con gentileza de soberano, que repitieran la ópera entera. De esta manera, Leopoldo II, emperador del Sacro Imperio Romano, archiduque de Austria, rey de Bohemia y de Hungría, el mismo que no hizo nada para impedir que el viejo y sabio Haydn emigrara a Londres y que negó protección a un Mozart desesperado que daba sus últimos golpes de genio, consagró a un italiano y a su creación con el bis más largo de la historia y 500 doblones de oro. En 1793, tras la muerte de su protector, Cimarosa regresó a Nápoles –donde El matrimonio secreto fue representada 110 veces en cinco meses– y en 1799 adhirió con genuino entusiasmo a la revolución napolitana promovida por los franceses; tanto, que para honrarla compuso el himno patriótico A la República Partenopea. Tras el fracaso del proyecto republicano, de nada le sirvió escribir enseguida la Cantata in occasione del bramato ritorno di Ferdinando, con la que ahora reivindicaba con itálica alegría el regreso al trono del rey Borbón. Después de cuatro meses en las mazmorras borbónicas pudo exiliarse en Venecia, donde murió a inicios de 1801, poco antes de terminar Artemisia, una ópera seria.

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Jueves 19 de octubre de 2006Edicin impresa|Suplemento Cultura| NotaZoomBisSantiago GiordanoDe nuestra [email protected]

Mientras en la Francia de la segunda mitad del siglo XVIII an ardan las polmicas sobre cmo deba ser, hacia dnde deba ir y a quin y qu deba representar la pera, en el resto de Europa la naturalidad y el encanto de la pera bufa napolitana que pronto se convertira en la pera burguesa, eran recibidos, adaptados y copiados con generoso y despreocupado entusiasmo. En las grandes ciudades europeas se consolidaba el sistema empresarial de los teatros de pera administrados por el Estado o por privados, que deban pugnar por tener los mejores ttulos, los ms inspirados libretistas, los ms famosos compositores, los ms hbiles cantantes, los ms creativos escengrafos y los ms intrpidos maquinistas.

Para Domenico Cimarosa, como poco antes haba sido para Giovanni Paisiello, la Viena imperial represent una etapa fecunda en el largo viaje de retorno desde Rusia a Npoles. Cimarosa haba llegado a San Pietroburgo en 1787 para trabajar en la corte de Catalina II, pero en 1791 y ya sin esperanzas de deslumbrar condicin esencial para permanecer en los favores de la emperadora abandon Rusia, dejando en sus teatros solamente tres peras que enseguida ganaran el olvido. Cuando a fines de ese ao lleg a Viena, el compositor obtuvo enseguida un encargo del emperador Leopoldo II sucesor de su ms ilustrado hermano Jos II, quien lo invit a componer una pera cmica para el Burgtheater. A diferencia de su colega Paisiello, que se demor slo unos meses en la capital asbrgica (el tiempo de componer y representar Teodoro en Venecia), Cimarosa aprovech la circunstancia para granjearse una estada que result apenas ms larga y ms productiva, pero mucho ms exitosa.

El primero de los dos ttulos que Cimarosa concibi en aquel perodo fue El matrimonio secreto, compuesto sobre un libreto de Giovanni Bertati, flamante poeta de los teatros imperiales y sucesor de Lorenzo Da Ponte. No fue esta la nica vez que Cimarosa debi vrselas con el tema del matrimonio; en la vida real le toc dos veces: la primera con Costanza Suffi que muri en un parto y la segunda con su hermanastra Gaetana Pallante, de 16 aos. Para la escena, en cambio, los ttulos relativos a la ms imprevisible de las comedias tema recurrente en la stira social que representaba el gnero cmico, fueron ms, entre ellos El matrimonio con trampa (1799), Las dos novias (1789), Esposos por accidente (1780), El marido desesperado (1785) y Las nupcias consumadas (1786).

El matrimonio secreto fue estrenada el 7 de febrero de 1792, ante la presencia del emperador y la corte en pleno. Tanto fue el entusiasmo de los nobles ante el ritmo escnico, la sensualidad de las melodas, el refinado lenguaje orquestal, la riqueza expresiva de los recitativos, la gracia de los nmeros en conjunto y la naturalidad de los personajes, que al terminar la funcin el emperador en persona invit al compositor, a los cantantes y hasta los msicos de la orquesta a compartir una pantagrulica cena con los miembros de la corte. Terminado el gape, Leopoldo solicit a los artistas, con gentileza de soberano, que repitieran la pera entera.

De esta manera, Leopoldo II, emperador del Sacro Imperio Romano, archiduque de Austria, rey de Bohemia y de Hungra, el mismo que no hizo nada para impedir que el viejo y sabio Haydn emigrara a Londres y que neg proteccin a un Mozart desesperado que daba sus ltimos golpes de genio, consagr a un italiano y a su creacin con el bis ms largo de la historia y 500 doblones de oro.

En 1793, tras la muerte de su protector, Cimarosa regres a Npoles donde El matrimonio secreto fue representada 110 veces en cinco meses y en 1799 adhiri con genuino entusiasmo a la revolucin napolitana promovida por los franceses; tanto, que para honrarla compuso el himno patritico A la Repblica Partenopea.

Tras el fracaso del proyecto republicano, de nada le sirvi escribir enseguida la Cantata in occasione del bramato ritorno di Ferdinando, con la que ahora reivindicaba con itlica alegra el regreso al trono del rey Borbn.

Despus de cuatro meses en las mazmorras borbnicas pudo exiliarse en Venecia, donde muri a inicios de 1801, poco antes de terminar Artemisia, una pera seria.